"It's compliKATEd" Capítulo 3 (31/08/13)

Me gusta muchísimo este fic!! Espero que no tardes mucho en seguirlo porque es increíble!! Escribes genial!!
Continúalo pronto

Es increible!! Por favor dividió pronto!! No puedo esperar massss!

Me gusta la historia sigue pronto por favor

Empecé a leer esta historia ayer por la noche con el movil y me quede como "Woow... que pasada" Ademas que el capitulo del que te basas es uno de mis preferidos
Veo mucho drama por delante y espero impaciente la continuación

madre del amor hermoso. menos mal que has decidido compartir este tesoro
hubiera sido una verdadera pena, una PUTADA, tiene la pinta de ser
brillante

manos a la obra y sube otro que estoy ansiosa de ver el desenlace

Sé que tendréis que volver a leeros esto desde el principio. Mirándolo por el lado bueno, sólo son dos capítulos los que llevaba publicados. Sé que no queréis saber nada de mí, pero tengo una excusa. Con la mudanza, la universidad y esas cosas, perdí mi pendrive por un tiempo, y de paso todo lo que tenía escrito, y digo por un tiempo, porque lo he encontrado. He visto lo que tenía escrito, y aunque tengo exámenes para la próxima semana, se me ha dado por terminar este capítulo que tenía a la mitad y publicarlo. Cosas de la musa, que aparece cuando quiere.

Capítulo 3


¿Alguna vez has sentido esas ganas incontrolables de llorar sin ningún motivo aparente? Aunque en realidad ese motivo inexistente sean millones de cosas. Esos pequeños detalles que se te van clavando como espinas y que hacen que al final termines derrumbándote ante la tontería más insignificante. Mientras empiezas a llorar te preguntas por qué lo estás haciendo, y todas las razones comienzan a amontonarse en tu cabeza, haciéndote perder la poca razón que te queda en ese momento y ser sustituida por miles de sentimientos a la vez que distan mucho de ser objetivos.

¿Alguna vez te has sentido así? Tan vacío y perdido por dentro. Tan hecho polvo que no paras de repetirte una y otra vez que será la última vez que te permitas estar de esa manera. ¿Alguna vez has sentido que tu vida se ha convertido en toda esa mierda que nunca quisiste para ti? Y piensas en todas esas personas de las que te has reído diciendo: ‘nunca terminaré como él’. Terminas por darte cuenta de que la vida es muy puta, que has acabado convirtiéndote en todo aquello que odiabas, y que te cagas en el momento en que decidiste reírte de la persona en la que acabarías convirtiéndote, ¿dónde quedan las risitas tontas ahora, eh?

¿Alguna vez has sentido la necesidad de terminar con todo? En esos momentos más críticos, cuando te estás ahogando en tus propias lágrimas y te vuelves la persona más pesimista de este mundo que cree que su vida es la mayor mierda que se haya visto jamás. ¿Al menos eres capaz de imaginártelo? ¿O eres esa persona que solía ser yo que en realidad se está riendo por dentro pensando: ‘nunca terminaré como tú’? A veces te preguntas por qué sigues en pie, y te respondes a ti mismo, como Mulder le respondió a Scully. Sigues en pie, porque tal vez haya esperanza. O al menos, quieres creer en ella.


***


¿Qué cómo se sentía? ¿De verdad su madre tenía que preguntárselo? Se sentía como el mayor imbécil del mundo. Podía empezar enumerando todas las gilipolleces que se le estaban pasando por la cabeza, pero en realidad, sólo había una cosa que se le estaba clavando en el pecho y que le impedía respirar con normalidad. Y era saber que para ella, él no era nada. No, no contaba el ‘ser amigos’, porque ‘ser su amigo’ en una situación como esa era la mayor tontería que se había visto nunca. Le importaba una mierda ser su amigo. La mierda era saber que cuando la besó como lo hizo ella no sintió nada, no ese cosquilleo en el estómago, no ese temblor de piernas y de manos, no esa inquietud, ese nudo en la garganta que no te permite tragar. ¿Lo que más jodía? Era que probablemente lo había hecho por pena. Y en este mundo no se puede estar con alguien por pena.

-Richard, en estos momentos no verías una luz en la oscuridad ni aunque ahora mismo te apuntase con una linterna en la cara.
-Madre…
-¿Te das cuenta de las tonterías  que estás diciendo? Y mira que te he escuchado decir tonterías a lo largo de tu vida.
-Ella no…
-Esa mujer te quiere, hijo. Yo misma he sido testigo de cómo te mira. ¡Por Dios! Yo no miro así a mis amigos.
-Alguien que te quiere no se arrepiente de estar contigo al día siguiente.
-Richard, ¿has pensado que tal vez todavía no esté preparada? ¿No te había hablado de ese muro que tenía que derribar?
-O tal vez se haya dado cuenta de que no soy yo quien lo tiene que tirar abajo, ¿no te parece?
-Ay hijo, ¿qué voy a hacer contigo y con tu cabezonería?

Se limitó a seguir bebiendo el resto de whisky que quedaban en su copa, mientras su madre, al no obtener respuesta, se retiraba escaleras arriba.


***  


Siempre había odiado a los psicólogos, pues creían que lo sabían todo cuando en realidad no tenían ni idea. Y lo peor es que odiaba necesitarlos en momentos como ese. Deseó poder llamar al Doctor Burke a la una de la madrugada y desahogarse,  quizás le dijera cualquier cosa absurda que siempre parecía tener sentido. Deseó poder cerrar los ojos y que su vida fuese completamente diferente cuando los abriese. Deseó dejar de ser ella en ese mismo momento.

Una parte de ella se negaba a creer lo que había pasado. Se mantenía sentada en el sofá viendo la tele como si al día siguiente no tuviera que enfrentarse a la silla vacía al lado de su escritorio.  Y otra parte sabía que no sólo estaba jodida, sino que también, lo había jodido todo.

Tenía ganas de llamarle, de escuchar su voz, de sentir sólo su presencia reconfortante, como cuando hacía papeleo y él no dejaba de mirarle de esa forma tan espeluznante que en el fondo le encantaba, deseaba darle la mano, y sentir sus dedos entrelazándose. Dios, deseaba tanto disfrutar de su olor. Deseaba que su olor volviese a quedarse impregnado en ella.  

Pero ya era demasiado tarde.


***


Había necesitado dos semanas para mirarla a la cara y poder bromear como si nada, y aunque seguía teniendo esa espina clavada en el pecho que le impedía respirar en ocasiones, intentaba aparentar que todo estaba bien.

-Hola- le sonrió cuando lo vio llegar con dos cafés. Como antes. Como siempre.
-Hola.
-¿Qué tal la despedida de soltero  de Ryan?
-No preguntes. Han pasado dos días y creo que todavía me dura la resaca.
-Vamos, que os lo pasasteis bien.

Le dedicó esa sonrisilla suya de pervertido que adoraba y quiso borrársela con los labios. Y luego quiso borrarse la imaginación por los pensamientos que estaba teniendo.

-Lo mejor es que Alexis ha dado una fiesta mientras estaba fuera y se cree que no me he dado cuenta.
-¿Ah sí? ¿No pensarás castigarla?
-¿Castigarla? ¡Le daría la enhorabuena! Esa es mi niña,-casi se limpia la lagrimilla de orgullo que se reflejaba en su rostro- empezaba a pensar que me la habían cambiado al nacer.  Pero si la felicito admitiría que me he dado cuenta, y un buen padre no felicita a su hija por dar una fiesta sin permiso.

Rió ante su comentario mientras no dejaba de pensar en que quería besarle. ¿Qué demonios estaba mal con ella?

***

-¡Eh, chicos!- Espósito les gritaba desde su mesa mientras él y Ryan recogían sus abrigos- Nos vamos al ‘Old Haunt’ a tomarnos algo con las chicas, ¿os venís?

Beckett miró a Castle pidiendo su aprobación, como si no estuviese segura de lo que tuviese que decir. Después del tiempo que les había costado volver a estar casi como antes no quería volver hacia atrás.

-Por mí está bien.

Estaba bien porque tal vez, con un poco de paciencia, tacto y muchísima insistencia, y tal vez unas cuantas copas de whisky que le quitasen el gusto amargo a los días especialmente malos a su lado, podría conseguir enamorarla. Para otros podría parecer una tontería, o podrían considerarle el mayor idiota que se haya visto por no resignarse cuando se ha dado cien mil veces contra la misma pared de ladrillos, podría ser tonto sí, pero tenía que admitir que a estas alturas era un tonto enamorado. Y que la caída, ahora, o doscientos pisos más arriba, sería igual de dolorosa. ¿Tenía ya algo que perder?


***


Allí estaban, él, ella y la botella de tequila casi vacía en medio de la mesa.

-Bueno, sólo quedamos tú y yo.

El bar estaba vacío. Hacía quince minutos que se había cerrado al público, y cinco que sus amigos los habían abandonado en medio del juego.

-¿Crees que podrás soportarlo, Castle?
-No sabes con quién estás hablando.

Dos rondas más tarde, la botella estaba completamente vacía.

-No creo que pueda levantarme a por otra sin tirar nada.
-No creo ni siquiera que puedas levantarte, Castle.

Ambos se rieron sin motivo alguno. Sentados en la mesa más alejada de la puerta y con tan sólo una pequeña lámpara sobre sus cabezas iluminándolos, jugaban a un juego con vasos de chupitos y una moneda.

-¿Sabes? Es absurdo que juguemos a esto. Sólo somos dos y estamos demasiado borrachos como para meterla.
-Dios mío, Castle, qué mal acaba de sonar eso.

Volvieron a reírse hasta que las lágrimas resbalaron por sus mejillas.

-Bueno, siempre nos quedará el Strip Póker-señaló la baraja de cartas que descansaba junto a la botella.
-¿Para qué quieres que nos desnudemos si no vas a poder meterla?-sonrió.

Se hizo el ofendido mientras le levantaba una ceja.

-Si tan segura estás de que no seré capaz siempre podemos comprobarlo.

Unos cuantos chupitos y ya estaban flirteando de nuevo. Había sido consciente de  que aquello estaba mal desde el momento en el que se quedaron solos, pero no podía evitarlo. Estaba borracha, y esta vez puede que pudiese culpar al alcohol de sus actos, y aunque en ese momento se muriese de ganas de levantarse de la silla y besarle, sabía que al día siguiente se iba a arrepentir.

-Sí, deberíamos…-susurró mientras acercaban sus caras hasta tal punto que sus narices se estaban tocando.

Se levantó justo cuando él ya estaba rozando sus labios contra los suyos.

-¿A dónde vas?-preguntó confundido.
-A por otra botella-contestó sin girarse mientras se tambaleaba.
-¿Otra botella?-se levantó para ir detrás de ella. Aunque estaba tan ebrio que lo único que pudo hacer fue intentar no caerse.
-Ajá, para que metas la moneda en el vaso y me lo demuestres- sonrió de medio lado al ver que intentaba alcanzarla mientras hacía varias ‘S’ entre las mesas.
-Dios, eres mala.

Se detuvo junto al piano esperándole.

-¿Sabes tocar?-preguntó curiosa.
-No, siempre he querido aprender, pero lo único que sé tocar es ‘cumpleaños feliz’ y sólo con la mano derecha.

Ella se rió a carcajada limpia.

-¿Y por qué tienes uno en medio del salón?
-Mi diseñadora dijo que quedaría bien, además, siempre he querido montármelo en un piano, como Richard Gere y Julia Roberts en Pretty Woman.

Volvió a reírse.

-Hablas como una chica.
-Di lo que quieras,- llegó hasta ella y se sentó en el banco mirándola desde abajo - pero te da morbo y lo sabes.
-Mmm.

Pasó una mano por la tapa del piano, acariciándola, y en un acto de valentía se dio la vuelta, quedando frente a él, y se sentó sobre ella, teniendo que abrir las piernas, para dejarle sentado justo en el medio.

-¿Qué haces?-tragó saliva con dificultad y se levantó pegándose a ella.
-Montármelo contigo en un piano-le susurró en los labios.

Le besó antes de que cualquier vestigio de razón volviera de repente a su cabeza y se deshizo de su chaqueta y de la mitad de los botones de su camisa en menos de treinta segundos. No dejaba de besarle el cuello cuando agarró su trasero con las dos manos, y la subió hasta la tabla superior, dejando sus pies apoyados en la tapa que cubría las teclas.

-Kate- murmuró su nombre y le quitó la blusa.
-Qué-gimió cuando enterró la cabeza en sus pechos.
-¿Todavía crees que no voy a poder meterla?

Agarró su cintura con determinación y la acercó a él para que notase su evidente erección.

-Dios…

Enterró las manos en su pelo y se perdió en el él, en el alcohol y en el deseo. Se olvidó de las consecuencias que llevaban atormentándole las dos últimas semanas.

-Dios no, Richard Castle.


***

-¿Crees que es higiénico estar desnudos en el suelo de un bar?-fue el primero en hablar dos horas después.

Ella apartó la vista del techo para mirarle.

-Cállate.

Se levantó con dificultad, mareada. Recogió su ropa interior del suelo y se la puso. Luego se giró hacia él.

-¿Piensas quedarte ahí toda la noche?
-Creo que ya debe ser por la mañana. Además he cambiado de idea, desde aquí la vista es mucho  mejor- sonrió de medio lado.

Como respuesta sus pantalones aterrizaron sobre su cara.


***


-Creo que será mejor que pidamos un taxi-sugirió-no sé tú, pero entre el alcohol y el sex…
-Vale- le cortó.
-¿Ya está?

Le miró confusa y arqueó una ceja.

-¿Vas a darme la razón sin discutir primero?

Puso los ojos en blanco y luego le golpeó el hombro.

-¿Quieres que discuta? Bien, pues, no sé qué voy a hacer con mi coche mañana por la mañana cuando tenga que levantarme para ir a trabajar…¡Taxi!

El camino fue silencioso y por alguna extraña razón se sentía bien. Seguía siendo incómodo y seguía siendo raro, pero por lo menos todavía eran capaces de mirarse a los ojos. Se preguntó por un momento si podrían salir de esa sin hablar de ello. Entre ellos las cosas siempre habían funcionado así, valía cualquier cosa, menos hablar sobre lo que pasaba entre los dos. El taxista se detuvo frente a su portal. Ella intentó sacar la cartera de su bolso pero él se lo impidió.

-No te preocupes, pago yo.

Asintió sin saber qué decir.

-Castle, yo…-empezaba a arrepentirse. No por lo que habían hecho. Si no por tener que volver a hacerle daño diciéndole que necesitaba tiempo y espacio.

-Te diría hasta mañana, pero teniendo en cuenta de que ya son las cinco…

Esa sonrisa traviesa volvió a formarse en su cara y supo que todo estaba bien. Supo que no iban a hablarlo y quiso agradecérselo con la mirada.

-Entonces hasta luego, Castle.
-Hasta luego.

Se mordió el labio para reprimir las ganas de besarle y salió del coche sin mirar atrás.



***


Él siguió apareciendo por las mañanas con dos cafés en la mano y ella siguió sonriéndole y llevándole la contraria. Todo parecía más fácil y sencillo. No parecían incómodos y nunca hablaban del tema. Algunas noches, cuando a ambos les apetecía, se iban a casa de ella. Juntos. Y revueltos, o eso diría Castle.

Fue tonto por su parte pensar que por fin las cosas parecían ir bien. Fue tonto por su parte pensar que estaba empezando a recuperarse. Fue tonto por su parte pensar que todo eso que estaban haciendo, de la manera en que lo estaban haciendo, estaba bien. Fue tonto por su parte pensar en todo aquello, porque una mañana cualquiera un francotirador disparó a Sara Vásquez  y entonces todo volvió a teñirse de negro. Como antes.

Sigueeee

Sigueeeeee

Oh!!! Por dios... Espero q sigas pronto, lo dejas en lo mejor
Q bonito, y q bien esta escrito.... Te expresas súper bien y la verdad es q es fácil imaginar mientras lees...

Me ha gustado muchisimo. Continua

Me he devorado los tres capitulos y me he quedado con las ganas... sigue... es impresionante... haces como si hubiese pasado de verdad... y aún no me puedo recuperar de las emociones

Sigueee

Diooooooooooooooooos sigue *____*
No tardes tanto porfa CONTINUA PRONTO

Bueno, bueno, me la he leído de una y esta buena, interesante esta niña tan complicada, aunque yo le veo sencillo jajajajajajaja, esperando el siguiente...

Espero que se dejen de juegecitos y Kate se decida, aunque es muy divertido, ver como se comportan despues de haberlo echo. Parecen un par de idiotas.
Muy bueno, continua pronto.

Jajajaja, muy bueno estos tres capítulos, me han gustado mucho. Espero que puedas continuar pronto.

Leí los tres capis del tiron y tengo una pregunta ¿POR QUE NO ESTA EL CUARTO???

Escribes muy bien, consigues que me meta en la mente de ambos y que sienta justo lo que ellos. Enhorabuena y.... 

SIGUE PRONTOOOO

otra vez todo mal? :c oh no d:
ME HA ENCANTADO POR CIERTO