Coitus Interruptus [12/12] -Acabado-

Luces: Bien. Flores: Increíbles. Música: A tope. Velas: Agitó el mechero intentando prenderlas. Suspiró. Las apagó de un soplido… demasiado cursi.

Se movió rápido, al ritmo de la música, en ese momento Johnny B Good de Chuck Berry, y fue hacia la cocina para reparar en la cena. Horno: Aún caliente. Vino: reposando. Todo limpio.

Volvió a la mesa dónde los platos y cubiertos estaban perfectamente colocados. Encendió de nuevo las velas. Miró todo. Volvió a apagarlas, esta vez quemándose en la palma.

Miró el reloj de la cocina, Beckett era puntual, debía estar llegando.

Corrió a su habitación y se plantó frente al espejo: Camisa negra: Marcando Bíceps. Corbata estrecha y de un color gris que combinaba a la perfección: Súper bien. No por nada había gastado 500 dólares sólo en esa camisa y otros tantos en esa corbata. Pantalones: D&G regalo de Alexis. Perfectamente planchados. Miró abajo: Zapatos negros, bien lustrados. Estaba hecho un caballero, perfecto para su cita.

Su mirada se clavó al otro lado del espejo, en sus ojos, ni rastro de ojeras después de haber pasado la noche escribiendo, bien afeitado. Se palmeó su rostro y se guiñó un ojo a si mismo.

Pasó una mano por su cabello perfectamente peinado, cómo a él le gustaba y comprobó su perfume: Emporio Armani Man. Perfume que las volvía locas.

Miró la caja de 12 condones sobre la mesita y rápidamente la guardó en el primer cajón.

Regresó al salón y miró su iPhone en busca de alguna llamada. Nada. Lo apagó al ver que quedaban segundos para que la detective tocara la puerta al otro lado… estaba deseando recibirla.

Suspiró recordando como había acabado en esa situación… esa situación dónde ambos sabían cómo iba a terminar la noche.

Flash Back

Beckett bajó a la morgue después de recibir la llamada de Lanie.

Ni rastro de Castle por ningún lado. Empujó la puerta doble y se encontró a su amiga con la cabeza casi metida en el cuerpo de su victima.

-¿Lan?

La forense levantó la vista y sonrió maliciosamente. Se sacó las gafas y los guantes y se acercó a su amiga.

-¿Qué ocurre?

-Escucha… lo que hablamos…

-No.

-Pero Kate…

-No.

-¿Y Castle?

-Ya viene… debía pasar por el baño a lavarse la cara-ambas miraron a la puerta y en ese instante apareció Castle algo despistado. Beckett se encogió de hombros mientras su amiga preguntaba con la mirada.

Lanie empezó a explicarles la autopsia, Castle interrumpió bostezando sonoramente.

-Te dije que si tenías sueño…

-No, Beckett no pasa nada.

-Pero de verdad que no me importa…yo luego te pongo al día… y…

-No-El escritor sonrió amablemente y la detective le acarició la mano.

Lanie soltó sus utensilios de forense sobre la mesa haciendo un sonoro ruido para interrumpir la ínter actuación y caricias de ambos.

-¿Hola? Estoy aquí.

-Lo siento Lanie-Beckett se sonrojó, medio turbada.

Castle asintió.

-No…no nada de lo siento Lanie-bufó la forense- Vosotros necesitáis un buen polvo.

-¡Lanie!

Castle no pudo más que reír ante el comentario de su amiga y la cara de Beckett.

-No te rías-le reprendió.

-Es que él sabe que tengo razón…lleváis 4 días insoportables desde…que…desde que eso…

-¡¿Se lo contaste?!-Castle miró a la detective.

-¡Es mi amiga!-se excusó Beckett-

-¿A caso tu no se lo has dicho a los chicos?

-Los hombres no hablamos de esas cosas…

Lanie y Beckett alzaron la ceja mirando a Castle a la vez.

-Me intimidáis.

-Eso intentábamos.

-Chicos de verdad-Lanie miró a ambos- necesitáis desahogaros. Es muy bonito como flirteáis, pero lleváis ¡4 AÑOS ASÍ! ¡VAMOOOS! Tú-señaló a Beckett-estuviste apunto de morir y le confesaste tus sentimientos, le besaste y saliste corriendo… y tú-señaló a Castle-no fuiste capaz de seguirla, te bloqueaste de la emoción, lo entiendo, y ahora le das su espacio, y sois súper monos, súper tiernos, pero necesitáis hacerlo ya.

Tanto Castle como Beckett se miraron e hicieron una mueca. En cuanto se miraban, o se tocaban saltaban chispas y estaba a la vista de todos. Desde luego si querían volver a la normalidad en el trabajo…que nadie se enterara de lo que tenían salvo sus amigos más cercanos y su familia, si no querían actuar extraños delante de Gates, tenían que formalizar su relación en ese sentido, necesitaban encerrarse y no salir hasta quedar saciados…

-¿Entonces?-Lanie se cruzó de brazos-¿La vas a invitar a cenar o no, señor Escritor?

Castle sonrió. Miró a Beckett nervioso.

-¿Cena esta noche en mi casa?

Beckett hizo ver que se lo pensaba y Castle se asustó.

-Claro, ponte guapo.

-Siempre lo estoy.

Beckett rodó los ojos y Lanie sonrió al ver que por fin, iba a ganar la apuesta de cuando se acostarían sus amigos.

Fin del Flash Back

Beckett cogió aire al otro lado de la puerta. Se miró en el reflejo de su pequeño espejo y sonrió. Lo guardo en su clutch, dónde sólo llevaba su móvil, su monedero, y cosas esenciales para una mujer. Necesitaba estar perfecta a pesar de sentir un insistente picor en los ojos y en su nariz enrojecida que disimulaba con el maquillaje lo disimulaba.

Llevaba un vestido negro, ajustado con bastante escote, quería provocarle y llevarle hasta el límite. Ambos sabían como iba a acabar aquella cita, lo estaba deseando y estaba nerviosa por partes iguales.

Tocó la puerta nerviosa y apoyó su frente en la puerta, intentando relajarse, esperando.

Castle cambió la música con su mando distancia, dejando un jazz suave y se dirigió a abrir la puerta con tranquilidad, se echó el aliento en la mano comprobando que olía a menta y dándose el visto bueno, abrió la puerta.

No esperaba aquello, pero fue lo suficientemente rápido como para apartarse. Aunque… ¿Lo correcto no hubiera sido evitarlo?

La detective; que estaba apoyada en la puerta, perdió el equilibrio cuando ésta se abrió de repente y estuvo apunto de caer de cabeza, agarrándose con fuerza al brazo de Castle y clavándole las uñas.

-¡Auuu, Auu Au!-Castle se quejó lastimeramente.

Beckett se acomodó nuevamente mirándole con los ojos entrecerrados.

-¿Por qué te apartas? Es la segunda vez que me haces esto-dijo recordando cómo días atrás, al confesarle que sólo le quería a él y entrar a su piso con intenciones de besarle, él se había echado atrás y ella le había agarrado del rostro, posando sus labios en los de él, sin escapatoria.

-¿Estás bien? -ella asintió, colocándose bien la ropa y entregándole su mini bolso. Castle aguantó un silbido mientras lo agarraba y cerraba la puerta detrás de ella. Con descaro miró sus piernas y su espalda, sin perder detalle de su trasero, por supuesto

Olvidando la casi caída, estaba preciosa con aquel vestido. Aunque Beckett siempre estaba preciosa.

-¿Quieres algo de beber? ¿Vino, quizás?-sabía que debería negarse, que el efecto del alcohol sobre las pastillas no sería bueno, pero por una copita no pasaría nada.

-Claro -respondió, regalándole una sonrisa.

-Ponte cómoda, Mi casa tú casa. -Kate se sentó en el reposa brazos del sofá sensualmente, cruzando las piernas, hasta que lo vio perderse en la mini bodega con la que contaba en su cocina y se relajó bastante en el sillón de piel.

Sintió un mareo recorrer todo su cuerpo y se fijó en los granitos que poco a poco surgían en su piel. Sus tobillos estaban algo más hinchados sobre esos zapatos de tacón, tan altos como los que llevaba al trabajo.

Castle se acercó con dos copas y ella adoptó de nuevo la postura femme fatale que había ensayado en su casa para hacerle perder toda la cordura.

Tomó su copa y vio la mirada hambrienta del escritor. Un calor inundó su cuerpo, no supo si por excitación por si era otro de los síntomas. No, ella iba a terminar con esa tensión sexual ese día si o si, aunque tuviera que morir por ello.

Se sentaron tan cerca que sus piernas se rozaban con descaro.

Ambos respiraban con agitación, Castle por excitación al no perder detalle de cada movimiento de ella, Beckett tal vez por exceso de ácaros que le provocaban la alergia y cerraban un poquito más sus fosas nasales o su garganta.

Alzó su copa, chocándola ligeramente con la de su compañera y se relamió los labios.

-Por nosotros y esta noche… ¡Por fin!-exclamó como un niño el día de Navidad.

Ella sonrió y se bebió el líquido rojizo de un solo trago.

-Beckett…se te va a subir a la cabeza…

-Estaba sedienta-Kate relamió sus labios impidiendo que una gota resbalara por su comisura. La cabeza le daba vueltas… Si no hacían algo pronto…

Beckett dejó su copa vacía sobre la mesa y posó suavemente su mano sobre la rodilla de él, acercándose.

Jugueteó con sus dedos, trazando un camino en dirección al norte, subiendo por su muslo. Castle soltó un jadeó demostrándole a Beckett que iba por buen camino.

Su otra mano acarició detrás de la oreja del escritor encontrando uno de los puntos sensibles de él, sonriendo victoriosa viendo como entreabría su boca, agradecido por el gesto.

Le miró fijamente y rodeó su cuello con ambos brazos, se acercó y rozó sutilmente su boca. Lo había pillado por sorpresa, no esperaba que ella diera el primer paso, pero tampoco le costó mucho imaginarla llevando las riendas pues en el trabajo mandaba ella y lo hacía de una forma que hacía que él se dejara llevar por completo, excitándose cada vez que pensaba en ello.

Castle se lanzó a besarla enterrando sus manos en el cabello de ella, tan suave como siempre. La buscó ansiosamente con su lengua.

Beckett se levantó del sofá intentando impedir que corriera el aire entre sus cuerpos, tal como si sus labios se hubieran pegado con cola de contacto y se sentó a horcajadas sobre él.

Sonrió con malicia, rozándose sobre su erección y creando una fricción tan insoportable que creyó que los pantalones que también planchados llevaba el escritor, estallarían en cualquier momento.

Un gemido ronco nació de su garganta y murió en los labios de ella que había bajado sus manos por la nuca de él.

Quería llorar, sentía un sudor frío recorrer su cuerpo y un insignificante picor recorrer su cuerpo que añadido a un leve mareo, amenazaba con hacerla desfallecer.

-Dios…-Castle se separó apenas intentando mantener el control de sus manos que segundos atrás habían tomado vida propia. Intentó recuperar la respiración- Estas…ardiendo-comentó Castle creyendo que se trataba de la pasión del momento y para nada de una reacción alérgica.

Beckett no dijo nada. Castle alzó su ceja mirándola seriamente.

-Y tienes los labios hinchados…

-¿De tanto beso?

Castle negó lentamente medio confundido.

La detective asintió.

-¿Entonces…cenamos algo o vamos a mi habitación?

-Ha decir verdad…si tengo algo de hambre.

Castle se levantó y miró hacia abajo. Por lo menos el bulto en su entrepierna había disminuido considerablemente. Le tendió la mano y la ayudó a levantarse, mientras portaba sus dos copas.

Como un perfecto caballero separó su silla y la acomodó. Dejó las copas en la mesa y se dirigió a la cocina a buscar la comida, aun caliente dentro del horno.

Beckett se sirvió otra copa de vino intentando aplacar sus nervios.

No todos los días una se acostaba por primera vez con su escritor favorito y con el que seguramente fuera el amor de su vida.

Castle acomodó su plato frente a ella y se sentó a su lado. Puso su servilleta sobre su regazo y la miró embelesado. Beckett algo sonrojada por el vino se sintió más relajada en cuanto al picor, pero algo más adormecida.

Cenaron recordando anécdotas de algunos casos, anécdotas de firmas de libros de él y charlaron durante toda la cena, disfrutando de su compañía y dejando a un lado los nervios.

Brindaron varias veces. Beckett intentaba concentrarse en él, pero apenas ya lograba entender lo que decía, tan sólo le apetecía meterse en la cama y desaparecer.

-Vaya…nos hemos acabado la botella.

Kate abrió los ojos por completo, no supo en que momento había continuado bebiendo vino, por que la botella no se había vaciado sola ni únicamente gracias a Castle. Bueno, en realidad si lo sabía, era tan sencillo como dejar al escritor rellenar su copa y que ella la tomara en sus manos, la llevara a sus labios y bebiera todo su contenido disfrutando de cómo llenaba su boca. Seguía pensando en el vino…

-¿Te parece bien que vayas a mi habitación mientras yo recojo esto un poco?

Ella quería negarse pero la cara de Castle… desde luego era imposible negarle algo a ese hombre, siempre acababa consiguiendo lo que quería… y aunque hubieran tardado cuatro años en llegar a ese punto… ahí estaban, apunto de hacerlo… de terminar con esa tensión sexual que día a día les perseguía a ambos.

Sonrió y asintió.

-Te espero allí, no tardes -"o hallarás un cadáver en tu cama" quiso añadir, pero decidió que sonaba demasiado dramático.

Camino hasta la habitación de Castle. Se sentó en el borde del mullido y cómodo colchón, que parecía decirle a gritos "Túmbate y duerme".

Se estiró en la cama tras quitarse los zapatos que la estaban matando. Cómo un perro sarnoso se rascó rápido los tobillos, enrojecidos por un pequeño sarpullido que poco a poco, gracias a sus uñas y a los anti alérgicos que había tomado se le estaba quitando.

"No te duermas, sólo te has tumbado para estar más cómoda" pensó la detective.

No podía dormirse. No cuando ella y Castle estaban a punto de… intimar.

Suspiró y miró el techo. La luz estaba bastante baja. Se acomodó haciéndose un ovillo y el resto lo hizo el vino y las pastillas.

Un plato resbaló de sus manos y se hizo añicos. El ansia viva por terminar. Con un recogedor terminó de recoger rápido los minúsculos trocitos que se habían desperdigado por el suelo de la cocina y lo tiró a la basura.

Miró la cocina y miró la puerta de su habitación. Bajó el volumen del jazz que sonaba por todo el loft y tiró el trapo tras secarse las manos.

El resto lo recogería al día siguiente, ya no podía aguantar más no podía negarse más las ganas que tenía de pasar un rato con ella… había esperado exactamente 1460 días, 7 horas, 36 minutos y 8 segundos para poder estar con ella. Eso era suficiente. Unos estúpidos platos sucios no iban a impedírselo más.

-Ya estoy aquí…-anunció y su rostro de felicidad mutó a una sonrisilla triste.

Al entrar en la habitación se le cayó el alma a los pies. No, unos estúpidos platos succiones no iban a impedir que sucediera, pero tal vez… el sueño de Beckett si.

Kate estaba dormida, en su cama, y al parecer muy dormida. Y él…tenía una erección tan dolorosa, que estaba seguro que si se tumbaba boca abajo en la cama, le haría un agujero al colchón.

Se acercó a la cama, se aflojó el nudo de la corbata y desabrochó los primeros botones de la camisa. Se sentó en le borde y se quitó los zapatos. Se giró para mirarla susurrando varias veces su nombre pero no obtuvo respuesta. Suspiró. Se acercó a ella apartándole el pelo de la cara y descubrió su piel no tan suave como siempre, algo rasposilla por un eccema y bastante caliente.

Tenía unas décimas de fiebre. Entonces todo cuadró. El pequeño sarpullido, la nariz roja… los labios hinchados… Estaba sufriendo la alergia de cada año. Y aun así había querido estar con él…

Acarició su brazo. Se tumbó a su lado con cuidado de no tocarla, pero Dios, Alá, Buda o el Karma tenían otros planes, quería hacerlo sufrir aun más. Kate se removió soltando un quejido lastimero y se aferró a Rick con fuerza, subiendo una de sus piernas sobre las de él, pegándole los pechos en el costado.

El escritor maldijo su mala suerte por lo bajo, y la abrazó.

Esa noche iba a ser larga…y no precisamente por todo el sexo que habían esperado tener.

-¿Separada y temprano? ¿No fue bien?-Preguntó Lanie al ver aparecer a Beckett en la morgue, tras encontrar un cadáver.

Lanie tuvo suficiente con la fría mirada de la detective. Se calló durante dos minutos los cuales los dedicó a reordenar las pruebas encontradas en el cadáver. Uno bastante peculiar.

Beckett miró con desagrado el cuerpo y se mantuvo en silencio. La forense le echó una mirada y tuvo tiempo suficiente para pensar en las posibles formas en las que terminó la cita.

-¿Nada?

-Nada- Beckett dejó caer sus hombros, cansada.

Mientras tanto, Castle salió del ascensor, echó un leve vistazo al escritorio de Beckett y se paró delante de la pizarra. Ausente, se quedó mirando durante un buen rato hasta que un carraspeó, algo molesto, interrumpió sus pensamientos.

Se giró y observó a sus dos compañeros. Ambos de brazos cruzados y escudriñándole con la mirada.

-Dejad de mirarme así.

-Queremos detalles.

Castle rodó los ojos, se dio la vuelta y se metió en la sala de descanso.

-Algo tuvo que salir mal si estas aquí y no en la morgue. ¿Demasiada mujer, Castle?

Castle miró a Espo entrecerrando los ojos y negó.

-¿Entonces?

-¿Entonces?-preguntó Lanie, en la morgue. Esperando detalles.- ¿Dónde está Castle? ¿Por qué no ha venido contigo?

-¿y Beckett?-preguntó al mismo tiempo Ryan.-Vamos relájate.

-Se durmió-contestó Castle.

-Me quedé dormida-le dijo Beckett a la forense.

-¿Qué? ¿Tan aburrido eres?-Espo recibió la mirada asesina del escritor mientras que Lanie obtuvo una risita al preguntar si Castle era aburrido.

-Me medique por la alergia-aclaró Beckett.

-Estaba medicada-contestó Castle a sus dos compañeros. Sentándose en el sofá de la sala de descanso.-Seguro que tenía fiebre, y bebió vino…

-Excusas, que la aburriste y ya esta…

-¿Quieres que te parta la cara?

-Te recuerdo que soy policía.

-Chicos, chicos-medió Ryan-ya está ok, saldrá bien la próxima vez.

Castle asintió y sonrió.

-Dormir con ella es genial además. Es decir, sufrí al principio por que tenía la…-cerró la boca antes de soltar una burrada-me quede dormido olfateando su aroma a cerezas.

-Eres más cursi que Ryan. Yo me la hubiera…-Espo decidió no echar más leña al fuego tras la mirada de Castle.

Los tres se quedaron en silencio, bebiendo cada uno de su taza.

En la morgue, Lanie escuchaba como a pesar de ser su culpa, Beckett se quejaba de la noche.

-Joder, podría haberme despertado… ¿Sabes las ganas que tenía de estar con él?

Lanie asintió.

-Llevo mucho tiempo sin…-Beckett se sonrojó-¡Que me lo hubiera hecho dormida!

Lanie no pudo evitar reír.

-¿Quién eres y que has hecho con mi amiga?

-Dios, Lan, no en serio, esta muy bien compartir ratitos con él, dormir, no sabes como abraza…como besa… ¡pero necesito tirármelo!

Lanie se mordió el labio.

-¿Y si es aburrido? ¿Si no cumple tus expectativas?

-No he visto ninguna queja de las zorras que hablaban en revistas del corazón…

-Claro, si a mi me deja su Ferrari y me invita a cenar a un restaurante que la botella de vino vale 1000 dólares, tampoco me quejo si la tiene un poco pequeña.

-¡Rick no la tiene pequeña, es…normal…y juguetona!

-Y que sabrás!

-No se, creo que es así…

Lanie rodó los ojos.

-Chica, necesitáis acostaros ahora más que nunca.

Beckett asintió.

-Podéis decir lo que queráis-Castle se levantó tras terminar el café. Salió de la sala de descanso mientras recibía un mensaje de Beckett-pero estaba con la alergia, medicada, y aun así no quiso perder la oportunidad de estar conmigo.

Ryan sonrió reconociendo la parte más egocéntrica del escritor en ese momento.

-¿A dónde vas?

-Morgue.

-Uh…será incomodo.

-Estoy acostumbrado a ver cadáveres.

-Mientras el cadáver no sea tu miembro…

Castle le miró sin comprender y salió de allí. Al entrar a la morgue, Beckett le miró y se calló.

El evitó mirarla directamente a los ojos. Ambos estaban nerviosos.

-¿Qué…que pasa?

Entonces comprendió las palabras de sus compañeros. Incomodo y miembro.

-Ouch…eso ha tenido que doler.

Ambas mujeres asintieron mientras el escritor llevaba sus manos a sus partes nobles.

Lanie echó una mirada de picardía y aguantó una risita.

-¿Quién demonios le hace eso?

-No lo sé, pero no fue la causa de la muerte.

-De su amiguito si… y si el tipo hubiera quedado vivo…se habría suicidado.

-A lo mejor era una mujer despechada e insatisfecha-comentó Beckett.

Castle miró en dirección de la detective y frunció el ceño. No supo reconocer el tono en que hizo ese comentario. Sintió un nudo en el estomago pensando que era culpa de él, y que ese comentario solo era un dardo venenoso y en su dirección.

Suspiró. Beckett siguió hablando con Lanie sobre el cadáver, y algún que otro análisis, no habían huellas, ni sabían la identidad.

Castle no dejaba de pensar en ese pobre hombre desmembrado, y en como había acabado su cita… e intentaba pensar en otra cita, original y divertida que acabara en sexo desenfrenado y mucho amor.

-¿Castle?

-¿Mmm?-dijo volviendo al mundo real.

-¿Vamos?

Éste asintió y ambos salieron de la morgue. Estuvieron parte del día persiguiendo pistas hasta bloquearse frente la pizarra a última hora.

-Ya esta…no damos más. Estamos solos… estos no encontraran nada…-dijo refiriéndose a Espo y Ryan que hacía rato habían salido.

Castle estaba sentado en la silla, mirando el trasero de Beckett con la cabeza ladeada.

Ésta lo sabía. Se sentía observada y eso le gustaba, y le calentaba.

Sonrió maliciosamente.

-¿Qué hacemos?

-Es tarde…deberíamos irnos…y mañana seguimos.

Castle se levantó dispuesto a irse y a terminar lo que empezaron el día anterior.

Acarició la mano de Beckett y la llevó a sus labios, besando su dorso suavemente.

-Ey…aquí no…-Miraron hacia donde estaba Gates en su despacho. La capitana aun seguía allí, perdida en un millón de papeles amontonados.

Castle asintió desilusionado, pero sin esperarlo sintió el tirón en su mano, y no supo como ni cuando, pero ahí estaba, cerrando la puerta de la sala contigua a la sala de interrogatorios.

Ambos se miraron, Beckett le devoraba con la mirada después de cerrar la puerta con pestillo. Desabotonaba lentamente el cuello de su camisa, relamiendo sus labios.

Castle sintió la presión en sus pantalones. Un enorme bulto se marcaba en su entrepierna, y Beckett no quitaba la vista de allí, intercalándola con su boca.

Castle la atrajo hacia él, y ambos ignoraron por completo, la vibración de sus móviles recibiendo llamadas, estaban demasiado ocupados follándose el uno al otro con la mirada. No tardaron mucho en querer hacerlo con las manos, acariciándose por completo.

No se sabía donde empezaba el uno, y donde acababa el otro, entre caricias y besos, su cuerpo era un manojo de brazos, piernas, de mordiscos y de jadeos.

Beckett llevó su mano a los vaqueros de Castle y desabotonó uno a uno los botones, acariciando su erección suavemente mientras bajaba la cinturilla del pantalón y del bóxer.

Dejó sus vaqueros casi en sus rodillas y se pegó a él.

Las imágenes del casi miembro castrado del cadáver, los recuerdos de la noche anterior y miles de dudas aparecieron en la mente del escritor en el momento más inoportuno.

Beckett mordió su cuello y sintió como su ahora menos potente erección rozaba su sexo, aun vestida.

Se apresuró a deshacerse de sus pantalones, mientras Castle estaba apoyado contra el cristal opaco que daba a la sala de interrogatorio.

La puerta de la sala de interrogatorios se abrió dejando pasar al otro lado a Espo, Ryan y un sospechoso.

Y todo ocurrió rapido. Beckett semi desnuda. Castle con los pantalones por las rodillas. Y tan rápido como el ambiente se había caldeado, se enfrió… y a la misma velocidad, todo lo que había subido, empezaba a bajar considerablemente.

-No…no…vamos, Rick!

Castle miró a Beckett y no supo si reir o llorar. Cuando más necesitaba a su pequeño gran amigo, más le fallaba.

-Vamos…-Castle frunció el ceño. ¿Con quien demonios hablaba? ¿Con él? ¿O con su pene?

De todos es sabido que cada hombre tiene en consideración sus genitales hasta tal punto que le pone nombre y habla con él…o lo que sea. Pero una mujer. Y para más exactitud. ¿Beckett?

Beckett miró a los ojos a Castle, demandando explicaciones o esperando animos.

-No…nose…dios…nunca me ha pasado…lo prometo.

Beckett asintió. Castle no supo si decepcionada o insatisfecha. No supo reconocer su mirada.

-Te lo prometo.

-No pasa nada…

-Kate…-Castle la besó con ansia mientras que su mano acariciaba su seno pellizcando sobre la tela del sujetador su pezón, endureciéndolo, demostrándole lo mucho que la deseaba- Kate, escucha-siguió al separarse, acariciando con su otra mano su mentón para que le mirara-es… el estrés…el lugar…no puedo concentrarme con esos dos gritando…

Beckett asintió.

-Y no puedo dejar de pensar en 'Il castrati'.

Beckett sonrió y le dio un tierno beso.

-¿Y si… le insuflo vida?

Castle sintió como sus piernas flojeaban y como la sangre de todo su cuerpo se concentraba en otro punto. Sólo de decirle eso y de ver como Beckett se acercaba a él le habían animado y excitado con rapidez.

Sonrió y asintió despacio, viendo como Beckett rodeaba con sus largos dedos su miembro lánguidamente y apretaba haciéndole soltar un jadeo.

Cerró los ojos concentrándose sólo en sus caricias, en como la detective movía su mano de arriba abajo con pericia. Poco a poco, guiado por las manos de Beckett y las caricias de sus labios detrás de su oreja mientras le besaba despacio le estaban llevando a otro mundo. Apretó sus labios sintiéndose como una piedra. Iba a explotar. Sintió como Beckett se separó y abrió los ojos. La tenía ahí mismo, arrodillada frente a él, como tantas otras veces la había imaginado en alguna noche de soledad, besando su glande. Sintió como si su estomago fuera una montaña rusa, subía y bajaba respirando agitado al sentir la lengua de la detective lamer por todo lo largo hasta introducirse la punta de su pene en su boca, y cerró haciendo presión.

Apretó su mano con fuerza, dejando sus nudillos blancos y abrió los ojos, separó a Beckett algo bruscamente y la apretó entre sus brazos. Estaba listo. La besó con ansia y su mano se perdió entre sus piernas, para separarlas, mientras los dedos de Beckett seguían tentando a su amiguito.

Al otro lado, Espo, dio un golpe sonoro. Castle se tensó y soltó un gemido ronco, apretando sus labios.

-Mierda- gruñó, sintiendo como descargaba. No había podido soportarlo, dos caricias de Beckett, 15 segundos había aguantado y… nada más.

Beckett entreabrió su boca mientras su mente intentaba razonar y reaccionar. Buscó las palabras que decir, pero no sabía que decir… sintió sus dedos empapados en el semen caliente de él.

Cabizbajo y con sus manos entre la cara, completamente rojo de vergüenza.

Ambos suspiraron.

Castle nervioso se vistió rápido, sin mirar a su chica, e intentó abrir la puerta, aun con el pestillo. Masculló una palabrota, quitó el pestillo y abrió la puerta. Salió y cerró de un portazo sin importarle como Beckett le llamaba.

Beckett suspiró y se vistió en silencio.