Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Hay que ganas , hoy hay capi ?
roy-rogers- Ayudante de policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
si hay si... pero se retrasan por lo que veo (uhmmmmm esta me la pagais! que lo sepais! ya sabeis a lo que me refiero)
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Eso eso , si hay retrasos por lo menos un sneak peak ,
caray que ansias , muchas gracias por esto hace los lunes entretenidos
caray que ansias , muchas gracias por esto hace los lunes entretenidos
roy-rogers- Ayudante de policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
U_U le voy a trollear el post! MUAHAHAHAHAHAHA SERÁ MI PEQUEÑA VENGANZA ESTRELLA!!! MUAHAHAHAHHAHAHHAHAHHAHAHAHAH *atoj atoj, coño que me ahogo con la risa esta!**
pues eso
pues eso
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
KateC_17 escribió: ¿hoy no hay capítulo?
sí! pero un poco más tarde U_U
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Eso eso , hoy no tenemos capi ?
pues vaya , joooo
pues vaya , joooo
roy-rogers- Ayudante de policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Kynu escribió:Estrella pon el capi!! que a mi no me leen !! T_T
perdon no lo habia visto , alguna pista algun spoiler , anda que hay muchas ganas ,
MUCHAS GRACIAS POR EL ESFUERZO
un entregado lector
roy-rogers- Ayudante de policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Eso eso. Donde esta el capi nuevo? Qué es lunes!!
Anver- Policia de homicidios
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Anver escribió:Eso eso. Donde esta el capi nuevo? Qué es lunes!!
me cago en la lecheeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee ¡¡HABLÓ!!!!!
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Que poca vergüenza Kynu, la gente aquí esperando y la tía de cena... Ya le vale
Anver- Policia de homicidios
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
T_________________T que sepais que ahora no os pienso comentar hasta mañana!
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Ya ya, si ya cuando suba Estrella será mañana que tardona
Anver- Policia de homicidios
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Anver escribió:Ya ya, si ya cuando suba Estrella será mañana que tardona
que os ********************************* a las dos
me voy a dormir!
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Buenas noches. Prometo colgar capítulo antes de irme a dormir.
Siento el retraso.
Está siendo por causas ajenas a esta humilde semiescritora.
Siento el retraso.
Está siendo por causas ajenas a esta humilde semiescritora.
meln- As del póker
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Menuda espera mas larga , jo ,
yo si fuera tu , pondria un sneak peak , o algo , asi como quien no quiere la cosa
jejej
yo si fuera tu , pondria un sneak peak , o algo , asi como quien no quiere la cosa
jejej
roy-rogers- Ayudante de policia
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choleck- Escritor - Policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
meln escribió:Buenas noches. Prometo colgar capítulo antes de irme a dormir.
Siento el retraso.
Está siendo por causas ajenas a esta humilde semiescritora.
no lo sientes nada!!!!!!
lo leeré mañana por la noche ale! me voy a dormir
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Sneak peak: por lo que me esta contando va a ser un capi muy interesante, yo de vosotros esperaba un rato
Anver- Policia de homicidios
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Localización : Madrid
Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Anver escribió:Sneak peak: por lo que me esta contando va a ser un capi muy interesante, yo de vosotros esperaba un rato
Que mal acostumbrado nos teneis , yo espero , con muchas ganas , y tu capi que tal miss Anver , nos puedes adelantar algo , cuando puedes etc .
GRACIAS
roy-rogers- Ayudante de policia
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
Buenas noches, siento el retraso. Claro que aún así cuelgo antes que Anver, jajajaja
Gracias por leer y más aún por comentar.
Peque te quiero, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Al lio...
CAPITULO 7 Laskmi
De nuevo amanecía y ella había vuelto a pasar la noche en blanco. Y con esa eran ya cuatro las noches que no podía conciliar el sueño. Su cerebro se negaba a descansar, repasaba una y otra vez lo poco que había logrado descubrir acerca de dónde estaba Richard. Aquel sería su último día en NY. Debería aprovecharlo. En menos de dos horas tenía una reunión con la capitán Gates, después había quedado para comer con Martha y cenaría con su padre.
Por fin había cedido y había llamado a Martha, la conversación al principio fue tensa, más su parte que por parte de la actriz.
Decidió levantarse y salir a correr un rato antes de desayunar, necesitaba aclarar definitivamente sus ideas para la reunión con Gates. Había tomado una decisión y quería estar segura de no estar cometiendo un nuevo error.
Tras el deporte regresó a casa de la forense, desde que descubrió el engaño nada había vuelto a ser lo mismo entre ellas. Sabía que Lanie había tenido sus razones para guardar silencio, pero aún así ella no dejaba de sentirse traicionada por la que había sido su mejor amiga.
Tras la reconfortante ducha se vistió de forma informal, unos vaqueros, camiseta y cazadora de cuero, el pelo decidió recogérselo en una coleta baja.
Pese al ofrecimiento hecho por la forense Katherine había decidido ir sola a la 12th. Cuando las puertas del ascensor se abrieron en la que había sido durante años su planta pudo notar las miradas inquisidoras sobre ella.
Con paso firme se dirigió al despacho de la que hasta seis meses antes era su capitán. Tras llamar a la puerta esperó a recibir el permiso para entrar, mientras fijó su mirada en la que había sido su mesa. Le sorprendió ver aún junto a aquella mesa la silla que durante cinco años había ocupado el escritor, sintió una punzada en el pecho.
Por fin llegó el ansiado permiso desde dentro del despacho.
-Entre Katherine y siéntese.
-Gracias señor.
-Nada de señor, eso queda reservado para mis hombres y desde hace seis meses usted no forma parte de ellos – Katherine sintió aquello como un golpe- Puede llamarme Victoria o Gates como prefiera.
-Cómo usted diga Victoria.
-Y bien, ¿a qué se debe su visita?
-Verá, realmente es por dos razones. La primera es para intentar obtener información sobre el paradero de Richard Castle – vio la cara de sorpresa se dibujada en el rostro de la capitana- y la segunda es para saber si habría alguna posibilidad de recuperar mi antiguo puesto.
-Vaya, no me esperaba ninguna de las cosas que me está preguntando. Pensé que usted no tenía ningún interés en saber acerca de Richard. Creía que le había alejado definitivamente de su vida al marcharse como lo hizo.
-Señor, no sé qué le habrán contado sobre la manera en la que me marché, pero no ha pasado ni un solo día en estos seis meses en que no haya pesado en él.
-Pues por lo que sé, lo ha estado disimulando muy bien. ¿Cuántas veces has hablado con Alexis o con Martha en estos meses? Yo he hablado cada semana con ellas, igual que mis hombres.
-Siento decirle que no es lo mismo.
-¿Por qué? Usted era su novia, se suponía que le amaba, que era el hombre de su vida. Con más motivo debería haberse interesado por él. Martha la adoraba, entonces ¿por qué razón no la ha llamado? ¿Por qué ha preferido ser una cobarde?
-No he sido cobarde.
-¿Está segura de esa afirmación? Creo que ha sido una cobarde no solo en estos seis meses, lo ha estado siendo desde antes. Su miedo comenzó al poco de salir de aquella casa bomba – Katherine abría los ojos de par en par- sí no me mire así. En aquella casa, usted por fin le dijo cuanto le amaba, pero no solo eso fue consciente de algo más. Richard le puso por delante de su propia hija. Y descubrir aquello le provocó un ataque de pánico. Sintió miedo, pensó que volvería a caer si al final ustedes terminaban. El fantasma del dolor por la pérdida de su madre volvió a instalarse en su cerebro. Y ese miedo destrozó su futuro.
Katherine bajó su cabeza, y se quedó en silencio pensando en todo lo que Gates terminaba de decir. Por fin tras unos segundos Katherine levantó su cabeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Puede ser –calló un segundo y decidió continuar- sé que todo lo que ha dicho es cierto. Saber lo importante que él era para mí y al revés me hizo sentir demasiado vulnerable. Cierto que pensé en lo mal que lo pasaría si un día Richard decidía que yo no era suficiente. Por mi mente comenzó a pasar una y otra vez la posibilidad de que Richard me dejase y no podría con eso.
-Y entonces decidió comenzar a alejarse de él. Dejó que su miedo destrozase su futuro.
-Lo sé, todos me decís que yo fui la culpable de todo lo que pasó. Y es cierto. Hace mucho que sé que yo tuve la culpa. Hace mucho que sé que aún hoy en día Richard es el hombre de mi vida. Por eso he venido, porque quería saber si ha logrado averiguar algo de su paradero.
-Bien, me alegra ver que sabes perfectamente lo que quieres. Pero siento decir que no puedo ayudar. Esposito y yo hemos estado intentando averiguar dónde estaba, pero no hemos logrado mucho.
-Sé que ha estado viviendo en España, pero poco más. La mayoría de su dinero fue traspasado a una cuenta suiza, pero no he logrado obtener nada más dado el secreto bancario suizo.
-Eso mismo hemos logrado Esposito y yo. Siento no poder ayudarle más.
-Sea como sea, lograré encontrarle y le traeré de vuelta a esta ciudad y a esta comisaría.
-Esa es la actitud que debe de tener – Gates, observó verdadera determinación en su antigua detective.
-Respecto a lo de volver a su comisaría…
-Katherine, ésta siempre será su casa. Pero antes de regresar debe dejar pasar tres meses. Es imposible que comience inmediatamente, es necesario que pase por así decirlo un periodo de cuarentena.
- ¿Tres meses? Pero eso es mucho tiempo. ¿Qué se supone que haré durante ese tiempo? – aquella noticia le había dejado en shock.
-Siento decir esto, pero creo que debería haber pensado mucho más la decisión de aceptar el trabajo del FBI. Creo que nunca se paró a pensar en todas las consecuencias que podría traer consigo aceptar. Tan solo quiso huir. Ahora ya no es huir lo que desea pero el retroceder para intentar recuperar aquello que perdió tiene un precio, un peaje y éste son tres meses sin trabajo.
-Ya, pero ¿qué se supone que haré durante esos tres meses? ¿No hay posibilidad de evitar ese periodo de castigo?
-No, lo siento Katherine pero ese tiempo es el menor que he logrado tras negociar con su jefe – Katherine se sorprendió al escuchar aquello- Seguro que logra encontrar algo que hacer si finalmente decide dejar el FBI y regresar a la que siempre ha sido su casa.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Richard estaba tirado en el sofá de su vivienda. Uma no había aparecido en clase así que al finalizar las mismas fue en busca de la hermana pequeña, pero Laskmi tampoco había acudido a la escuela. No lo pensó mucho más y decidió salir a buscar a las niñas.
Tras caminar cerca de hora y media llegó a la infravivienda de Uma y su familia, una vez en ella descubrió la razón de la ausencia de ambas niñas.
Laskmi estaba enferma, Uma le dijo que tenía mucha fiebre, no había comenzado a delirar hace poco más de media hora. Además había estado muy adormilada casi todo el día. Uma estaba realmente asustada pero no se había atrevido a dejarla sola.
Richard no lo pensó ni un segundo llamó inmediatamente a Kenya y solicitó inmediatamente la llegada de un médico.
Pocos minutos después llegó uno de los vehículos de la Fundación, del vehículo bajo Kenya acompañada de Gaby que terminaba de regresar de su viaje.
Tras una breve exploración Gaby comunicó que Laskmi debía ir inmediatamente al hospital, durante el trayecto Gaby suministró a la pequeña oxigeno y suero.
-Gaby, cuéntame cómo está la niña – Richard empleó el castellano evitando así que Uma se asustase aún más.
-Rick, no te voy a mentir no tiene buena pinta. Pero esperaré para hacer un diagnostico a tener las pruebas que necesito hechas.
-Gaby, soy yo – insistía Richard- No hace falta que vayas con pies de plomo.
-Richard, deja que Gaby haga las pruebas – intervenía Kenya, sabia lo unido que estaba él a aquellas dos niñas.
-A ver sólo estoy pidiendo que me dé su primera impresión – decía elevando su voz.
-Rick, puede que Uma no entienda el castellano, pero se va a asustar aún más si te oye gritar – decía Gaby bajando la voz y sonriendo levemente.
-Vale, ya me callo.
-Castle, ¿Laskmi se va a poner bien?
-Claro que sí Uma, ya verás como logramos que se cure – sonreía y abrazaba con ternura a la joven.
Una vez la ambulancia llegó al centro hospitalario Gaby salió corriendo con la pequeña en sus brazos, perdiéndose por uno de los pasillos.
Los dos adultos y Uma se sentaron e unas sillas libres que encontraron en una de las salas.
-Lisa, necesito que me ayudes – decía a una de las enfermeras- Niña de cerca de cuatro años. Fiebre muy alta, disnea, ha vomitado unas cuantas veces, necesito hacer una punción lumbar.
-Gaby, ¿estás pensando en meningitis? – preguntaba la enfermera.
-Me temo que sí. He tonado cierta rigidez nucal.
-Espero que estés equivocada.
-Yo también lo espero Lisa. Quiero que además le hagas un hemocultivo. Y ¿sabes qué médico estaría libre para ayudarme?
- El doctor Davidson. Si quieres le voy a buscar – Gaby asentía.
-Lisa –decía al instante haciendo que la enfermera se frenase- ¿quién es el doctor Davidson?
- Su nombre es Josh, es un médico de USA. Llegó hace unos días, trabaja para médicos mundi. Es su primera vez en la India, pero ha trabajado mucho en Iberoamérica. Voy a buscarlo.
Gaby, mientras suministraba suero a la pequeña intentando evitar una deshidratación mayor también intentaba bajar la fiebre aplicando compresas frías. Era consciente de tener que bajar la temperatura para evitar las convulsiones, si no lo lograba los daños podían ser muy elevados.
Lisa regresaba junto a Gaby trayendo con ella al doctor Davidson.
-Gaby, él es el doctor Davidson.
-Hola mi nombre es Josh, encantado – decía tendiendo su mano hacia la doctor- Lisa me comentaba que crees que la niña que atiendes tiene meningitis.
-Hola Josh, así es. Te comento, fiebre elevada, somnolencia, vómitos y cierta rigidez nucal – Josh asentía- le he suministrado oxigeno ya que también presentaba disnea y suero para la deshidratación.
-Bien, hagamos la punción lumbar. Si estás en lo cierto, cuanto antes comencemos con el tratamiento mejor – tras decir esto comenzaba a realizar la punción.
-Mierda –exclamaba Gaby nada más ver el color del líquido- Lisa, necesitamos los resultados del hemocultivo ya. Tenemos que saber si es vírica o bacteriana.
-Voy, meteré toda la prisa posible – la enfermera salí a la carrera.
-Mientras deberíamos comenzar con los medicamentos para las convulsiones, un antitérmico, sigamos con el suero y el oxigeno –comentaba Gaby a Josh.
-Siento que tuvieras razón. ¿Cuántos años tiene la niña?
-En unos días cumplirá los cuatro. Josh te quedas con ella mientras yo voy a buscar los medicamentos.
Al cabo de pocos minutos Gaby regresaba a la sala, encontrándose a Josh acariciando la mejilla de la pequeña.
-Creo que lo tengo todo – decía Gaby nada más entrar- será mejor que comencemos.
-Necesitamos una habitación para la pequeña. Gaby ¿cómo se llama? – comentaba Josh una vez que ponía la última botella en el porta.
- Sí, Laskmi necesita tranquilidad. Deberíamos ir a comunicárselo a la familia. Va a ser duro.
-¿Conoces a la familia?
-Sí. Trabajo con la Fundación Vicente Ferrer y Laskmi es una de nuestras estudiantes. Además su hermana mayor también estudia con nosotros. Así que esto va a ser difícil de hacer.
-Si quieres te acompaño – Gaby agradeció el gesto con una sonrisa- esperemos a Lisa y cuando regrese iremos. Tengo que decir que Lisa me ha hablado mucho acerca de ti, bueno de la fundación, me gustaría conocer la instalación.
-Eso está hecho – en aquel instante regresaba la enfermera- Lisa, qué bien que estés ya aquí. Necesitamos que te quedes con Laskmi mientras vamos a informar a la familia.
-Está bien. En un par de horas estarán los resultados. Siento no haber podido que sea antes, pero ya sabes cómo estamos en el hospital – se notaba el malestar en su voz.
Gaby y Josh se encaminaron hacia la sala donde se encontraban Kenya, Uma y Richard esperando noticias.
Uma salía corriendo al ver aparecer a Gaby.
-Gaby –decía al llegar a su altura- ¿cómo está mi hermana?
-Está descansando. En un rato haré lo posible para que vayas a verla. Ahora voy a hablar con los adultos.
Kenya y Richard se acercaban hasta la doctora.
-¿Cómo está Laskmi? – preguntaba Richard.
-Bueno, tras las pruebas que le hemos realizado siento decir que tiene meningitis. Estamos esperando los resultados del hemocultivo para comenzar con el tratamiento específico – Richard tomaba la mano de Uma, la cual le miraba esperando una noticia sobre el estado de su hermana.
Uma y Richard se sentaban mientras él le explicaba lo que le sucedía a la pequeña.
-Castle, ¿eso es muy peligroso?- decía rompiendo a llorar la joven.
-Cariño, la hemos traído pronto así que seguro que se pone bien pronto. No te preocupes, verás como en unos días se empieza a recuperar.
Josh se acercó al grupo, al principio había preferido quedarse un poco alejado.
-Os quiero presentar al doctor Davidson, me está ayudando con Laskmi.
Richard levantó la vista al escuchar aquél nombre.
-Buenas tardes, todos me llaman Josh. Espero que la pequeña se recupere del todo, sólo necesitamos saber si es vírica o bacteriana para comenzar el tratamiento específico. De momento hemos puesto medicación para evitar las convulsiones, bajar la fiebre.
-Encantada Josh – decía Kenya- Richard ¿podéis venir Uma y tú?
Uma y Richard se acercaron hasta los médicos. La cara de ambos hombres, reflejó la sorpresa.
-Tú debes ser la hermana de Laskmi, eres tan guapa como ella – sonreía Josh a la joven- Vaya sorpresa Castle, nunca hubiera imaginado encontrarte aquí.
-Námaste doctor Josh – decía Uma.
-Námaste doctor Davidson – decía Richard tendiendo la mano.
-Námaste señor Castle.
Un silencio incómodo se instaló en el grupo. Kenya y Gaby miraron a ambos hombres, preguntándose qué pasaría entre aquellos dos.
-Nunca hubiera pensado encontrarte en la India, Castle.
-Ya, hace unos días que he llegado. Colaboro con la Fundación Vicente Ferrer. Si no te importa prefiero que me llames Richard.
-Como prefieras, pero tú también deberías llamarme Josh en lugar de doctor Davidson.
Una vez tuvieron los resultados del hemocultivo Josh y Gaby comenzaron el tratamiento con Cefotasime en vena y también comenzaron con Corticosteroides.
Esperaban que con el antibiótico, los esteroides, el suero y el oxigeno, no quedasen ningún tipo de secuelas.
Gaby decidió que todos deberían marcharse a casa, ahora sólo quedaba esperar y prefería que sobre todo Uma saliera del centro sanitario.
-En serio que preferiría quedarme con ella – Decía Uma.
-Cariño, es mejor que descanses llevas desde ayer sin dormir y necesitas descansar – Contestaba Richard- mañana a primera hora te prometo que vendremos pero ahora te voy a llevar a mi casa a descansar.
-Pero debería ir a casa, igual mis padres ya han llegado.
-Mira haremos una cosa –intervenía Kenya- Tú te vas a casa de Richard y Gaby y te quedas esta noche a dormir allí y mientras yo voy a ver si tus padres ya han regresado, ¿te parece bien?
-De acuerdo – contestaba aún no muy convencida- pero mañana quiero venir pronto a ver a Laskmi.
-Josh, me alegro ver que todo te va bien – decía Richard al despedirse del médico- contigo y con Gaby sé que Laskmi está en buenas manos.
-Gracias Richard, yo también me alegro de haberte visto. Por cierto, me gustaría que algún día nos tomásemos una cerveza o un café, y ponernos al día.
-Me parece bien, ¿te parece que lo hagamos una vez que la pequeña salga del hospital?
-Me parece perfecto. Entonces nos vemos mañana aquí y os comentamos como ha pasado la noche Laskmi – decía dirigiéndose a Kenya, Richard y Uma.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Katherine llegaba al restaurante en el que había quedado con Martha, estaba muy nerviosa era la primera vez en seis meses que volvía a ver aquella mujer que siempre la había tratado como si fuera un miembro más de su familia.
Tras entrar miraba a todos lados intentando localizar a la mujer, al fondo del restaurante vio a una mujer que le hacía señales, respiró hondo al descubrir que era Martha.
-Oh querida, cuanto me alegro de verte –decía Martha poniéndose en pie para saludar con un abrazo a Katherine.
-Yo también me alegro de verte. No sabes cuánto me alegró que aceptases mi invitación para comer – contestaba ella mientras ambas mujeres se sentaban.
-Querida, ¿por qué no iba a aceptarla?
-Supongo que creía que no querrías saber nada de mí tras como terminamos Richard y yo.
-Ya, me sorprendió mucho. Siempre creí que lo lograríais. Nunca había visto a mi hijo tan enamorado, bueno realmente nunca había visto a mi hijo enamorado. Y cada vez que os veía juntos no tenía ninguna duda de que tus sentimientos hacia mi hijo eran los mismos. Por eso cuando me dijo que habíais terminado me sorprendí tanto.
-Ya, te puedo asegurar que nunca en mi vida he querido a ningún hombre como he querido a tu hijo. Me dio miedo, cuando descubrí todo lo que sentía por él me aterró.
-Cariño, pidamos algo de comer y mientras hablaremos de todo aquello y de cómo te va tu nueva vida en DC. Me han dicho que la langosta aquí es muy buena –decía Martha mirando la carta- creo que voy a pedir eso.
-Yo creo que pediré lo mismo que tú – decía Katherine dejando la carta a un lado- ¿Qué tal va la escuela?
-Genial, algunos de mis alumnos han sido ya contratados en obras de teatro. Me siento realmente orgullosa de ellos. ¿Qué tal es tu vida en DC?
-Voy a regresar a NY. Fue un gran error dejar esta ciudad y marchame a DC. Nunca debí dejar mi casa. NY es mi ciudad, la 12th es mi casa, tu hijo es mi vida. Todo lo que necesito para ser feliz está aquí, ahora lo sé.
-Katherine siento que no te haya ido bien en DC. ¿Qué ha pasado?
- En resumen me he dado cuenta del error que cometí. Martha, dejé que mi miedo destruyera mi vida. Sentí tanto miedo cuando fui consciente de todo lo que sentía por tu hijo que decidí huir. Desde que murió mi madre no había vuelto a ser tan vulnerable, no había sentido amor por nadie. Comencé a pensar que si un día tu hijo me dejaba no podría superarlo, y me bloquee.
-Querida, para mi hijo eras todo. Él también sentía miedo. Eres la única mujer con la que se ah cohibido. Le daba pánico proponerte que vivierais juntos, o proponerte matrimonio. Pero desde el principio de vuestra relación él quería comprometerse.
-¿Miedo?
- Le aterraba dar un paso más por si eso hacía que salieras huyendo. No quería que sintieras ningún tipo de presión. Quería pasar el resto de su vida junto a ti. Había días, que me contaba sus sueños, y en ellos siempre estabas tú a su lado, casados, con niños.
-Le entiendo, Richard es la persona que mejor me conoce, incluso a veces creo que me conoce mejor que yo misma. Y eso da miedo.
- Nunca había visto a Richard tan feliz como cuando por fin comenzasteis vuestra relación. Bueno sí ha habido otra vez en la que le vi así de feliz, fue cuando nació Alexis. Pero lo que sí es cierto es que nunca le había visto así de mal. Recuerdo su cara, el silencio. Sólo llegó a casa dijo que habías dicho que no y se encerró en su despacho. Odiaba la que hasta entonces fue su habitación, porque le recordaba a ti. Aun estaban tus cosas allí y no podía soportarlo.
Katherine intentaba imaginarse el dolor de Richard. Para ella aquello había ido más fácil. Ella no tuvo que enfrentarse a los recuerdos de su casa. Ella se marchó de aquella ciudad, dejando todo tras de ella. En su nueva casa nunca tuvo que enfrentarse a ningún tipo de recuerdo.
-Debió ser duro para él – terminó por decir al final Katherine.
-Lo fue, vi como mi hijo se consumía con el solo paso de las horas. Un día tomó una decisión, se iba. Necesitaba alejarse de todo lo que le recordaba a ti. Aunque supongo que para ti tampoco ha debido ser fácil.
-No. No ha habido un solo día en el que no haya pensado en él. A medida que ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de la estupidez que había hecho. Por fin un día me armé de valor y le llamé, pero lo único que logré fue descubrir que había cambiado de número. Después de aquello llegó el día en el que vi a Alexis.
-Oh, querida. Alexis me contó vuestro encuentro. Siento lo dura que fue contigo, espero que no se lo tengas en cuenta. Ella estaba muy dolida, apostó por ti, y al ver que habíais terminado se sintió traicionada. Para ella eras un ídolo. Alexis adora a su padre, le quiere con locura, siempre ha querido que encontrase a la mujer que le hiciera feliz. Cuando tú apareciste vio como su padre dejaba de ser el mujeriego que siempre había conocido, le veía feliz por el mero hecho de estar cerca de ti. Durante esos años ella aprendió a quererte, aprendió a valorarte como persona, como mujer y como policía. Para ella eras alguien en la que mirarse.
-Y la decepcioné. Descubrió de golpe que yo no era perfecta, que era un ser humano como cualquier otro. Y su ídolo se cayó del pedestal en el que lo había subido. Y en la caída arrastré al fango al ser que más quería, su padre.
Por fin Katherine comenzaba a entender mejor el dolor de la joven. No solo sentía el dolor de su padre, estaba decepcionada con ella. El odio es desastroso pero la decepción es peor. Lograr ganarse nuevamente a alguien a quien has decepcionado es prácticamente imposible, porque siempre queda un poso de aquella decepción por mucho que tú te pases el resto de la vida demostrando que aquello ya pasó.
-Sólo necesita tiempo para volver a sentirse cómoda contigo. Sé que está muy arrepentida de todo lo que te dijo, cuando me lo contó no podía parar de llorar. Pero nunca ha encontrado el valor para llamarte y disculparse.
-Martha ella no tiene que disculparse por nada. En toda esta historia sólo hay una persona que debe pedir perdón y esa soy yo. Debo disculparme con ella, contigo, con Lanie, Espo, Ryan, mi padre, Jenny, Gates. Pero sobre todo debo disculparme con dos personas, conmigo misma y con tu hijo.
-Mira Katherine por lo que conozco a tus amigos, simplemente con que regreses a la ciudad y puedan verte cada día y estar a tu lado estará todo olvidado. Respecto a mi nieta, es sólo cuestión de tiempo que vuelva a confiar en ti. Por mí no debes preocuparte, y por lo que he hablado con tu padre durante este tiempo, sé que sólo quiere verte feliz. Gates es sólo fachada, en el fondo es una romántica.
-Gracias Martha, espero que no estés equivocada…
-Respecto a mi hijo, esa será otra historia. Está muy dolido, demasiado como para volver a un punto próximo a donde estabais antes de tu marcha.
-Martha, sé que está fuera del país. Por lo que he podido averiguar ha estado viviendo en España, pero desde que dejó el hotel en el que se hospedaba no he podido encontrar su rastro. Si pudieras ayudarme, sólo quiero, la verdad es que yo sólo quiero – no era capaz de explicar con palabras lo que ella sentía.
-Querida, ¿estás enamorada de mi hijo aún? – Preguntaba Martha, y veía como Katherine asentía- ¿Quieres volver con él?
-Martha, sé que Richard es el hombre de mi vida. Él es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, quiero que sea el padre de mis hijos. Quiero envejecer a su lado. Quiero darle todo mi amor, quiero hacerle feliz y ser feliz a su lado. Ambos nos lo merecemos.
-Siempre creí que tú eras la adecuada, y eso no ha cambiado. Lo único es que ahora será un poco más difícil de logar – sonreía al decir aquello- espero que tengas suerte y ambos logréis ser felices.
-Martha pero para eso necesito encontrarlo.
-Querida, me encantaría ayudarte pero me temo que si lo hiciera mi hijo sería capaz de matarme. Tendrás que encontrarlo tú sola.
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Kenya, Richard y Uma llegaban hasta la Fundación, era tarde, estaban cansados y aún no habían tomado alimentos.
-Lo primero que haremos será darnos una ducha y después cenaremos algo para irnos a dormir –Decía Richard.
-Rick, esta noche será mejor que me vaya a dormir a mi casa –contestaba Kenya- está Uma aquí y no me parece adecuado quedarme.
-Pero aún así espero que cenes con nosotros – decía un sonriente Richard.
-Sí Kenya, por favor cena con nosotros – intervenía Uma, imitando la sonrisa de Richard.
-Vaya, con esas sonrisas nadie se podría negar. Claro que me quedaré. Mientras tú preparas algo de cena – decía mirando a Richard- y Uma se da una ducha yo iré a hablar con CJ para que intente localizar a tus padres – decía mirando a la niña.
-Perfecto, Uma a la ducha venga.
-Voy, pero no tengo nada limpio que ponerme – decía mirando sus manchadas ropas.
-Veamos, te puedo traer un uniforme nuevo del almacén para mañana y para hoy te dejaré una camiseta y un pantalón, lo tendrás todo aquí cuando salgas del baño – le decía Kenya a la joven.
-Gracias – contestaba Uma bajando la cabeza un tanto avergonzada.
Richard le indicaba a Uma dónde estaba el baño, y le entregaba unas toallas limpias.
Una vez que la joven se encerró en el baño Kenya se acercó hasta Richard.
-¿En serio no te parece mal que esta noche la pase en mi casa? – preguntaba la mujer tomando entre sus manos la cara de Richard.
-No, en serio. Me parece bien. Pero te esperamos para la cena – contestaba Richard besando los labios de Kenya.
-Además tengo que traer la ropa para Uma. Volveré en diez minutos como mucho – se despedía besando a Richard.
En los últimos cuatro días Kenya y Richard habían pasado cada noche juntos bien en casa de él bien en casa de ella.
Ambos tenían muy claro que no querían una relación seria, sólo querían sentirse a gusto, pasarlo bien, sin miedos, sin traumas, sin complicaciones. Sólo disfrutando de lo que ambos se ofrecían.
Richard preparaba una ensalada, tomarían eso y algo de fruta. Tampoco eran horas para llenar el estómago con algo más sólido.
Estaba realmente preocupado por la salud de Laskmi, además le parecía extraño que sus padres no hubieran aparecido por su infravivienda por casi 48 horas.
Uma le había contado que pese a todos los problemas que surgieran al menos uno de sus padres regresaba a casa cada día. Y ahora llevaban casi 48 horas sin aparecer por su vivienda, aquello no era normal.
Sólo esperaba que no hubiera sucedido nada, y que su ausencia se debiese al trabajo.
Tenía que reconocer que aquellas dos niñas le habían robado el corazón. Ambas eran unas niñas alegres, sensibles, dulces. Uma era sumamente inteligente, sentía curiosidad por todo aquello que no conocía, preguntaba todo lo que no terminaba de entender. Le encantaba hablar con ella, lo hacían cada día al terminar las clases. Hablaban de todo, literatura, filosofía, historia. En cuanto a Laskmi, aquella pequeña se lo ganó el primer día.
Nada más conocerla, la pequeña le regaló un dibujo donde se podía ver al escritor sonriendo hablando con Uma. Es cierto que había que tener una gran imaginación para poder reconocer a ambos, pero el gesto era lo que contaba.
Desde ese día Richard buscaba a la pequeña cada día para jugar un rato con ella, o para contarle una de sus historias sobre príncipes, princesas y castillos. Aquellos cuentos le habían convertido en una persona muy buscada por todos los niños.
Kenya regresó justo cuando Uma estaba a punto de salir del baño, nada más entrar en la casa se dirigió a la puerta del servicio.
-Uma, soy Kenya. ¿Puedo pasar para darte la ropa para dormir? – preguntaba antes de abrir la puerta.
-Sí, claro. Gracias –contestaba la joven al otro lado de la puerta.
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Tras la comida Martha se despedía de Katherine en la puerta del restaurante.
-Querida me ha encantado hablar contigo. De verdad espero que logres recuperar a mi hijo.
-Gracias Martha, no sabes lo importante que es para mí todo lo que me has dicho. Espero lograr su perdón y que por fin ambos seamos felices juntos.
Ambas mujeres se fundían en un abrazo.
-Espero que no tardemos otros seis meses en vernos – decía Martha a la joven.
-Te llamaré en cuanto esté instalada nuevamente en la ciudad.
- Te quiero, Katherine. Y mi hijo también, sólo debes hacer que lo recuerde. Buena suerte querida, buena suerte – decía Martha al despedirse de Katherine.
-Yo también te quiero. Y amo a tu hijo.
Gracias por leer y más aún por comentar.
Peque te quiero, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.
Al lio...
CAPITULO 7 Laskmi
De nuevo amanecía y ella había vuelto a pasar la noche en blanco. Y con esa eran ya cuatro las noches que no podía conciliar el sueño. Su cerebro se negaba a descansar, repasaba una y otra vez lo poco que había logrado descubrir acerca de dónde estaba Richard. Aquel sería su último día en NY. Debería aprovecharlo. En menos de dos horas tenía una reunión con la capitán Gates, después había quedado para comer con Martha y cenaría con su padre.
Por fin había cedido y había llamado a Martha, la conversación al principio fue tensa, más su parte que por parte de la actriz.
Decidió levantarse y salir a correr un rato antes de desayunar, necesitaba aclarar definitivamente sus ideas para la reunión con Gates. Había tomado una decisión y quería estar segura de no estar cometiendo un nuevo error.
Tras el deporte regresó a casa de la forense, desde que descubrió el engaño nada había vuelto a ser lo mismo entre ellas. Sabía que Lanie había tenido sus razones para guardar silencio, pero aún así ella no dejaba de sentirse traicionada por la que había sido su mejor amiga.
Tras la reconfortante ducha se vistió de forma informal, unos vaqueros, camiseta y cazadora de cuero, el pelo decidió recogérselo en una coleta baja.
Pese al ofrecimiento hecho por la forense Katherine había decidido ir sola a la 12th. Cuando las puertas del ascensor se abrieron en la que había sido durante años su planta pudo notar las miradas inquisidoras sobre ella.
Con paso firme se dirigió al despacho de la que hasta seis meses antes era su capitán. Tras llamar a la puerta esperó a recibir el permiso para entrar, mientras fijó su mirada en la que había sido su mesa. Le sorprendió ver aún junto a aquella mesa la silla que durante cinco años había ocupado el escritor, sintió una punzada en el pecho.
Por fin llegó el ansiado permiso desde dentro del despacho.
-Entre Katherine y siéntese.
-Gracias señor.
-Nada de señor, eso queda reservado para mis hombres y desde hace seis meses usted no forma parte de ellos – Katherine sintió aquello como un golpe- Puede llamarme Victoria o Gates como prefiera.
-Cómo usted diga Victoria.
-Y bien, ¿a qué se debe su visita?
-Verá, realmente es por dos razones. La primera es para intentar obtener información sobre el paradero de Richard Castle – vio la cara de sorpresa se dibujada en el rostro de la capitana- y la segunda es para saber si habría alguna posibilidad de recuperar mi antiguo puesto.
-Vaya, no me esperaba ninguna de las cosas que me está preguntando. Pensé que usted no tenía ningún interés en saber acerca de Richard. Creía que le había alejado definitivamente de su vida al marcharse como lo hizo.
-Señor, no sé qué le habrán contado sobre la manera en la que me marché, pero no ha pasado ni un solo día en estos seis meses en que no haya pesado en él.
-Pues por lo que sé, lo ha estado disimulando muy bien. ¿Cuántas veces has hablado con Alexis o con Martha en estos meses? Yo he hablado cada semana con ellas, igual que mis hombres.
-Siento decirle que no es lo mismo.
-¿Por qué? Usted era su novia, se suponía que le amaba, que era el hombre de su vida. Con más motivo debería haberse interesado por él. Martha la adoraba, entonces ¿por qué razón no la ha llamado? ¿Por qué ha preferido ser una cobarde?
-No he sido cobarde.
-¿Está segura de esa afirmación? Creo que ha sido una cobarde no solo en estos seis meses, lo ha estado siendo desde antes. Su miedo comenzó al poco de salir de aquella casa bomba – Katherine abría los ojos de par en par- sí no me mire así. En aquella casa, usted por fin le dijo cuanto le amaba, pero no solo eso fue consciente de algo más. Richard le puso por delante de su propia hija. Y descubrir aquello le provocó un ataque de pánico. Sintió miedo, pensó que volvería a caer si al final ustedes terminaban. El fantasma del dolor por la pérdida de su madre volvió a instalarse en su cerebro. Y ese miedo destrozó su futuro.
Katherine bajó su cabeza, y se quedó en silencio pensando en todo lo que Gates terminaba de decir. Por fin tras unos segundos Katherine levantó su cabeza, sus ojos estaban llenos de lágrimas.
-Puede ser –calló un segundo y decidió continuar- sé que todo lo que ha dicho es cierto. Saber lo importante que él era para mí y al revés me hizo sentir demasiado vulnerable. Cierto que pensé en lo mal que lo pasaría si un día Richard decidía que yo no era suficiente. Por mi mente comenzó a pasar una y otra vez la posibilidad de que Richard me dejase y no podría con eso.
-Y entonces decidió comenzar a alejarse de él. Dejó que su miedo destrozase su futuro.
-Lo sé, todos me decís que yo fui la culpable de todo lo que pasó. Y es cierto. Hace mucho que sé que yo tuve la culpa. Hace mucho que sé que aún hoy en día Richard es el hombre de mi vida. Por eso he venido, porque quería saber si ha logrado averiguar algo de su paradero.
-Bien, me alegra ver que sabes perfectamente lo que quieres. Pero siento decir que no puedo ayudar. Esposito y yo hemos estado intentando averiguar dónde estaba, pero no hemos logrado mucho.
-Sé que ha estado viviendo en España, pero poco más. La mayoría de su dinero fue traspasado a una cuenta suiza, pero no he logrado obtener nada más dado el secreto bancario suizo.
-Eso mismo hemos logrado Esposito y yo. Siento no poder ayudarle más.
-Sea como sea, lograré encontrarle y le traeré de vuelta a esta ciudad y a esta comisaría.
-Esa es la actitud que debe de tener – Gates, observó verdadera determinación en su antigua detective.
-Respecto a lo de volver a su comisaría…
-Katherine, ésta siempre será su casa. Pero antes de regresar debe dejar pasar tres meses. Es imposible que comience inmediatamente, es necesario que pase por así decirlo un periodo de cuarentena.
- ¿Tres meses? Pero eso es mucho tiempo. ¿Qué se supone que haré durante ese tiempo? – aquella noticia le había dejado en shock.
-Siento decir esto, pero creo que debería haber pensado mucho más la decisión de aceptar el trabajo del FBI. Creo que nunca se paró a pensar en todas las consecuencias que podría traer consigo aceptar. Tan solo quiso huir. Ahora ya no es huir lo que desea pero el retroceder para intentar recuperar aquello que perdió tiene un precio, un peaje y éste son tres meses sin trabajo.
-Ya, pero ¿qué se supone que haré durante esos tres meses? ¿No hay posibilidad de evitar ese periodo de castigo?
-No, lo siento Katherine pero ese tiempo es el menor que he logrado tras negociar con su jefe – Katherine se sorprendió al escuchar aquello- Seguro que logra encontrar algo que hacer si finalmente decide dejar el FBI y regresar a la que siempre ha sido su casa.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Richard estaba tirado en el sofá de su vivienda. Uma no había aparecido en clase así que al finalizar las mismas fue en busca de la hermana pequeña, pero Laskmi tampoco había acudido a la escuela. No lo pensó mucho más y decidió salir a buscar a las niñas.
Tras caminar cerca de hora y media llegó a la infravivienda de Uma y su familia, una vez en ella descubrió la razón de la ausencia de ambas niñas.
Laskmi estaba enferma, Uma le dijo que tenía mucha fiebre, no había comenzado a delirar hace poco más de media hora. Además había estado muy adormilada casi todo el día. Uma estaba realmente asustada pero no se había atrevido a dejarla sola.
Richard no lo pensó ni un segundo llamó inmediatamente a Kenya y solicitó inmediatamente la llegada de un médico.
Pocos minutos después llegó uno de los vehículos de la Fundación, del vehículo bajo Kenya acompañada de Gaby que terminaba de regresar de su viaje.
Tras una breve exploración Gaby comunicó que Laskmi debía ir inmediatamente al hospital, durante el trayecto Gaby suministró a la pequeña oxigeno y suero.
-Gaby, cuéntame cómo está la niña – Richard empleó el castellano evitando así que Uma se asustase aún más.
-Rick, no te voy a mentir no tiene buena pinta. Pero esperaré para hacer un diagnostico a tener las pruebas que necesito hechas.
-Gaby, soy yo – insistía Richard- No hace falta que vayas con pies de plomo.
-Richard, deja que Gaby haga las pruebas – intervenía Kenya, sabia lo unido que estaba él a aquellas dos niñas.
-A ver sólo estoy pidiendo que me dé su primera impresión – decía elevando su voz.
-Rick, puede que Uma no entienda el castellano, pero se va a asustar aún más si te oye gritar – decía Gaby bajando la voz y sonriendo levemente.
-Vale, ya me callo.
-Castle, ¿Laskmi se va a poner bien?
-Claro que sí Uma, ya verás como logramos que se cure – sonreía y abrazaba con ternura a la joven.
Una vez la ambulancia llegó al centro hospitalario Gaby salió corriendo con la pequeña en sus brazos, perdiéndose por uno de los pasillos.
Los dos adultos y Uma se sentaron e unas sillas libres que encontraron en una de las salas.
-Lisa, necesito que me ayudes – decía a una de las enfermeras- Niña de cerca de cuatro años. Fiebre muy alta, disnea, ha vomitado unas cuantas veces, necesito hacer una punción lumbar.
-Gaby, ¿estás pensando en meningitis? – preguntaba la enfermera.
-Me temo que sí. He tonado cierta rigidez nucal.
-Espero que estés equivocada.
-Yo también lo espero Lisa. Quiero que además le hagas un hemocultivo. Y ¿sabes qué médico estaría libre para ayudarme?
- El doctor Davidson. Si quieres le voy a buscar – Gaby asentía.
-Lisa –decía al instante haciendo que la enfermera se frenase- ¿quién es el doctor Davidson?
- Su nombre es Josh, es un médico de USA. Llegó hace unos días, trabaja para médicos mundi. Es su primera vez en la India, pero ha trabajado mucho en Iberoamérica. Voy a buscarlo.
Gaby, mientras suministraba suero a la pequeña intentando evitar una deshidratación mayor también intentaba bajar la fiebre aplicando compresas frías. Era consciente de tener que bajar la temperatura para evitar las convulsiones, si no lo lograba los daños podían ser muy elevados.
Lisa regresaba junto a Gaby trayendo con ella al doctor Davidson.
-Gaby, él es el doctor Davidson.
-Hola mi nombre es Josh, encantado – decía tendiendo su mano hacia la doctor- Lisa me comentaba que crees que la niña que atiendes tiene meningitis.
-Hola Josh, así es. Te comento, fiebre elevada, somnolencia, vómitos y cierta rigidez nucal – Josh asentía- le he suministrado oxigeno ya que también presentaba disnea y suero para la deshidratación.
-Bien, hagamos la punción lumbar. Si estás en lo cierto, cuanto antes comencemos con el tratamiento mejor – tras decir esto comenzaba a realizar la punción.
-Mierda –exclamaba Gaby nada más ver el color del líquido- Lisa, necesitamos los resultados del hemocultivo ya. Tenemos que saber si es vírica o bacteriana.
-Voy, meteré toda la prisa posible – la enfermera salí a la carrera.
-Mientras deberíamos comenzar con los medicamentos para las convulsiones, un antitérmico, sigamos con el suero y el oxigeno –comentaba Gaby a Josh.
-Siento que tuvieras razón. ¿Cuántos años tiene la niña?
-En unos días cumplirá los cuatro. Josh te quedas con ella mientras yo voy a buscar los medicamentos.
Al cabo de pocos minutos Gaby regresaba a la sala, encontrándose a Josh acariciando la mejilla de la pequeña.
-Creo que lo tengo todo – decía Gaby nada más entrar- será mejor que comencemos.
-Necesitamos una habitación para la pequeña. Gaby ¿cómo se llama? – comentaba Josh una vez que ponía la última botella en el porta.
- Sí, Laskmi necesita tranquilidad. Deberíamos ir a comunicárselo a la familia. Va a ser duro.
-¿Conoces a la familia?
-Sí. Trabajo con la Fundación Vicente Ferrer y Laskmi es una de nuestras estudiantes. Además su hermana mayor también estudia con nosotros. Así que esto va a ser difícil de hacer.
-Si quieres te acompaño – Gaby agradeció el gesto con una sonrisa- esperemos a Lisa y cuando regrese iremos. Tengo que decir que Lisa me ha hablado mucho acerca de ti, bueno de la fundación, me gustaría conocer la instalación.
-Eso está hecho – en aquel instante regresaba la enfermera- Lisa, qué bien que estés ya aquí. Necesitamos que te quedes con Laskmi mientras vamos a informar a la familia.
-Está bien. En un par de horas estarán los resultados. Siento no haber podido que sea antes, pero ya sabes cómo estamos en el hospital – se notaba el malestar en su voz.
Gaby y Josh se encaminaron hacia la sala donde se encontraban Kenya, Uma y Richard esperando noticias.
Uma salía corriendo al ver aparecer a Gaby.
-Gaby –decía al llegar a su altura- ¿cómo está mi hermana?
-Está descansando. En un rato haré lo posible para que vayas a verla. Ahora voy a hablar con los adultos.
Kenya y Richard se acercaban hasta la doctora.
-¿Cómo está Laskmi? – preguntaba Richard.
-Bueno, tras las pruebas que le hemos realizado siento decir que tiene meningitis. Estamos esperando los resultados del hemocultivo para comenzar con el tratamiento específico – Richard tomaba la mano de Uma, la cual le miraba esperando una noticia sobre el estado de su hermana.
Uma y Richard se sentaban mientras él le explicaba lo que le sucedía a la pequeña.
-Castle, ¿eso es muy peligroso?- decía rompiendo a llorar la joven.
-Cariño, la hemos traído pronto así que seguro que se pone bien pronto. No te preocupes, verás como en unos días se empieza a recuperar.
Josh se acercó al grupo, al principio había preferido quedarse un poco alejado.
-Os quiero presentar al doctor Davidson, me está ayudando con Laskmi.
Richard levantó la vista al escuchar aquél nombre.
-Buenas tardes, todos me llaman Josh. Espero que la pequeña se recupere del todo, sólo necesitamos saber si es vírica o bacteriana para comenzar el tratamiento específico. De momento hemos puesto medicación para evitar las convulsiones, bajar la fiebre.
-Encantada Josh – decía Kenya- Richard ¿podéis venir Uma y tú?
Uma y Richard se acercaron hasta los médicos. La cara de ambos hombres, reflejó la sorpresa.
-Tú debes ser la hermana de Laskmi, eres tan guapa como ella – sonreía Josh a la joven- Vaya sorpresa Castle, nunca hubiera imaginado encontrarte aquí.
-Námaste doctor Josh – decía Uma.
-Námaste doctor Davidson – decía Richard tendiendo la mano.
-Námaste señor Castle.
Un silencio incómodo se instaló en el grupo. Kenya y Gaby miraron a ambos hombres, preguntándose qué pasaría entre aquellos dos.
-Nunca hubiera pensado encontrarte en la India, Castle.
-Ya, hace unos días que he llegado. Colaboro con la Fundación Vicente Ferrer. Si no te importa prefiero que me llames Richard.
-Como prefieras, pero tú también deberías llamarme Josh en lugar de doctor Davidson.
Una vez tuvieron los resultados del hemocultivo Josh y Gaby comenzaron el tratamiento con Cefotasime en vena y también comenzaron con Corticosteroides.
Esperaban que con el antibiótico, los esteroides, el suero y el oxigeno, no quedasen ningún tipo de secuelas.
Gaby decidió que todos deberían marcharse a casa, ahora sólo quedaba esperar y prefería que sobre todo Uma saliera del centro sanitario.
-En serio que preferiría quedarme con ella – Decía Uma.
-Cariño, es mejor que descanses llevas desde ayer sin dormir y necesitas descansar – Contestaba Richard- mañana a primera hora te prometo que vendremos pero ahora te voy a llevar a mi casa a descansar.
-Pero debería ir a casa, igual mis padres ya han llegado.
-Mira haremos una cosa –intervenía Kenya- Tú te vas a casa de Richard y Gaby y te quedas esta noche a dormir allí y mientras yo voy a ver si tus padres ya han regresado, ¿te parece bien?
-De acuerdo – contestaba aún no muy convencida- pero mañana quiero venir pronto a ver a Laskmi.
-Josh, me alegro ver que todo te va bien – decía Richard al despedirse del médico- contigo y con Gaby sé que Laskmi está en buenas manos.
-Gracias Richard, yo también me alegro de haberte visto. Por cierto, me gustaría que algún día nos tomásemos una cerveza o un café, y ponernos al día.
-Me parece bien, ¿te parece que lo hagamos una vez que la pequeña salga del hospital?
-Me parece perfecto. Entonces nos vemos mañana aquí y os comentamos como ha pasado la noche Laskmi – decía dirigiéndose a Kenya, Richard y Uma.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Katherine llegaba al restaurante en el que había quedado con Martha, estaba muy nerviosa era la primera vez en seis meses que volvía a ver aquella mujer que siempre la había tratado como si fuera un miembro más de su familia.
Tras entrar miraba a todos lados intentando localizar a la mujer, al fondo del restaurante vio a una mujer que le hacía señales, respiró hondo al descubrir que era Martha.
-Oh querida, cuanto me alegro de verte –decía Martha poniéndose en pie para saludar con un abrazo a Katherine.
-Yo también me alegro de verte. No sabes cuánto me alegró que aceptases mi invitación para comer – contestaba ella mientras ambas mujeres se sentaban.
-Querida, ¿por qué no iba a aceptarla?
-Supongo que creía que no querrías saber nada de mí tras como terminamos Richard y yo.
-Ya, me sorprendió mucho. Siempre creí que lo lograríais. Nunca había visto a mi hijo tan enamorado, bueno realmente nunca había visto a mi hijo enamorado. Y cada vez que os veía juntos no tenía ninguna duda de que tus sentimientos hacia mi hijo eran los mismos. Por eso cuando me dijo que habíais terminado me sorprendí tanto.
-Ya, te puedo asegurar que nunca en mi vida he querido a ningún hombre como he querido a tu hijo. Me dio miedo, cuando descubrí todo lo que sentía por él me aterró.
-Cariño, pidamos algo de comer y mientras hablaremos de todo aquello y de cómo te va tu nueva vida en DC. Me han dicho que la langosta aquí es muy buena –decía Martha mirando la carta- creo que voy a pedir eso.
-Yo creo que pediré lo mismo que tú – decía Katherine dejando la carta a un lado- ¿Qué tal va la escuela?
-Genial, algunos de mis alumnos han sido ya contratados en obras de teatro. Me siento realmente orgullosa de ellos. ¿Qué tal es tu vida en DC?
-Voy a regresar a NY. Fue un gran error dejar esta ciudad y marchame a DC. Nunca debí dejar mi casa. NY es mi ciudad, la 12th es mi casa, tu hijo es mi vida. Todo lo que necesito para ser feliz está aquí, ahora lo sé.
-Katherine siento que no te haya ido bien en DC. ¿Qué ha pasado?
- En resumen me he dado cuenta del error que cometí. Martha, dejé que mi miedo destruyera mi vida. Sentí tanto miedo cuando fui consciente de todo lo que sentía por tu hijo que decidí huir. Desde que murió mi madre no había vuelto a ser tan vulnerable, no había sentido amor por nadie. Comencé a pensar que si un día tu hijo me dejaba no podría superarlo, y me bloquee.
-Querida, para mi hijo eras todo. Él también sentía miedo. Eres la única mujer con la que se ah cohibido. Le daba pánico proponerte que vivierais juntos, o proponerte matrimonio. Pero desde el principio de vuestra relación él quería comprometerse.
-¿Miedo?
- Le aterraba dar un paso más por si eso hacía que salieras huyendo. No quería que sintieras ningún tipo de presión. Quería pasar el resto de su vida junto a ti. Había días, que me contaba sus sueños, y en ellos siempre estabas tú a su lado, casados, con niños.
-Le entiendo, Richard es la persona que mejor me conoce, incluso a veces creo que me conoce mejor que yo misma. Y eso da miedo.
- Nunca había visto a Richard tan feliz como cuando por fin comenzasteis vuestra relación. Bueno sí ha habido otra vez en la que le vi así de feliz, fue cuando nació Alexis. Pero lo que sí es cierto es que nunca le había visto así de mal. Recuerdo su cara, el silencio. Sólo llegó a casa dijo que habías dicho que no y se encerró en su despacho. Odiaba la que hasta entonces fue su habitación, porque le recordaba a ti. Aun estaban tus cosas allí y no podía soportarlo.
Katherine intentaba imaginarse el dolor de Richard. Para ella aquello había ido más fácil. Ella no tuvo que enfrentarse a los recuerdos de su casa. Ella se marchó de aquella ciudad, dejando todo tras de ella. En su nueva casa nunca tuvo que enfrentarse a ningún tipo de recuerdo.
-Debió ser duro para él – terminó por decir al final Katherine.
-Lo fue, vi como mi hijo se consumía con el solo paso de las horas. Un día tomó una decisión, se iba. Necesitaba alejarse de todo lo que le recordaba a ti. Aunque supongo que para ti tampoco ha debido ser fácil.
-No. No ha habido un solo día en el que no haya pensado en él. A medida que ha ido pasando el tiempo me he dado cuenta de la estupidez que había hecho. Por fin un día me armé de valor y le llamé, pero lo único que logré fue descubrir que había cambiado de número. Después de aquello llegó el día en el que vi a Alexis.
-Oh, querida. Alexis me contó vuestro encuentro. Siento lo dura que fue contigo, espero que no se lo tengas en cuenta. Ella estaba muy dolida, apostó por ti, y al ver que habíais terminado se sintió traicionada. Para ella eras un ídolo. Alexis adora a su padre, le quiere con locura, siempre ha querido que encontrase a la mujer que le hiciera feliz. Cuando tú apareciste vio como su padre dejaba de ser el mujeriego que siempre había conocido, le veía feliz por el mero hecho de estar cerca de ti. Durante esos años ella aprendió a quererte, aprendió a valorarte como persona, como mujer y como policía. Para ella eras alguien en la que mirarse.
-Y la decepcioné. Descubrió de golpe que yo no era perfecta, que era un ser humano como cualquier otro. Y su ídolo se cayó del pedestal en el que lo había subido. Y en la caída arrastré al fango al ser que más quería, su padre.
Por fin Katherine comenzaba a entender mejor el dolor de la joven. No solo sentía el dolor de su padre, estaba decepcionada con ella. El odio es desastroso pero la decepción es peor. Lograr ganarse nuevamente a alguien a quien has decepcionado es prácticamente imposible, porque siempre queda un poso de aquella decepción por mucho que tú te pases el resto de la vida demostrando que aquello ya pasó.
-Sólo necesita tiempo para volver a sentirse cómoda contigo. Sé que está muy arrepentida de todo lo que te dijo, cuando me lo contó no podía parar de llorar. Pero nunca ha encontrado el valor para llamarte y disculparse.
-Martha ella no tiene que disculparse por nada. En toda esta historia sólo hay una persona que debe pedir perdón y esa soy yo. Debo disculparme con ella, contigo, con Lanie, Espo, Ryan, mi padre, Jenny, Gates. Pero sobre todo debo disculparme con dos personas, conmigo misma y con tu hijo.
-Mira Katherine por lo que conozco a tus amigos, simplemente con que regreses a la ciudad y puedan verte cada día y estar a tu lado estará todo olvidado. Respecto a mi nieta, es sólo cuestión de tiempo que vuelva a confiar en ti. Por mí no debes preocuparte, y por lo que he hablado con tu padre durante este tiempo, sé que sólo quiere verte feliz. Gates es sólo fachada, en el fondo es una romántica.
-Gracias Martha, espero que no estés equivocada…
-Respecto a mi hijo, esa será otra historia. Está muy dolido, demasiado como para volver a un punto próximo a donde estabais antes de tu marcha.
-Martha, sé que está fuera del país. Por lo que he podido averiguar ha estado viviendo en España, pero desde que dejó el hotel en el que se hospedaba no he podido encontrar su rastro. Si pudieras ayudarme, sólo quiero, la verdad es que yo sólo quiero – no era capaz de explicar con palabras lo que ella sentía.
-Querida, ¿estás enamorada de mi hijo aún? – Preguntaba Martha, y veía como Katherine asentía- ¿Quieres volver con él?
-Martha, sé que Richard es el hombre de mi vida. Él es la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, quiero que sea el padre de mis hijos. Quiero envejecer a su lado. Quiero darle todo mi amor, quiero hacerle feliz y ser feliz a su lado. Ambos nos lo merecemos.
-Siempre creí que tú eras la adecuada, y eso no ha cambiado. Lo único es que ahora será un poco más difícil de logar – sonreía al decir aquello- espero que tengas suerte y ambos logréis ser felices.
-Martha pero para eso necesito encontrarlo.
-Querida, me encantaría ayudarte pero me temo que si lo hiciera mi hijo sería capaz de matarme. Tendrás que encontrarlo tú sola.
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Kenya, Richard y Uma llegaban hasta la Fundación, era tarde, estaban cansados y aún no habían tomado alimentos.
-Lo primero que haremos será darnos una ducha y después cenaremos algo para irnos a dormir –Decía Richard.
-Rick, esta noche será mejor que me vaya a dormir a mi casa –contestaba Kenya- está Uma aquí y no me parece adecuado quedarme.
-Pero aún así espero que cenes con nosotros – decía un sonriente Richard.
-Sí Kenya, por favor cena con nosotros – intervenía Uma, imitando la sonrisa de Richard.
-Vaya, con esas sonrisas nadie se podría negar. Claro que me quedaré. Mientras tú preparas algo de cena – decía mirando a Richard- y Uma se da una ducha yo iré a hablar con CJ para que intente localizar a tus padres – decía mirando a la niña.
-Perfecto, Uma a la ducha venga.
-Voy, pero no tengo nada limpio que ponerme – decía mirando sus manchadas ropas.
-Veamos, te puedo traer un uniforme nuevo del almacén para mañana y para hoy te dejaré una camiseta y un pantalón, lo tendrás todo aquí cuando salgas del baño – le decía Kenya a la joven.
-Gracias – contestaba Uma bajando la cabeza un tanto avergonzada.
Richard le indicaba a Uma dónde estaba el baño, y le entregaba unas toallas limpias.
Una vez que la joven se encerró en el baño Kenya se acercó hasta Richard.
-¿En serio no te parece mal que esta noche la pase en mi casa? – preguntaba la mujer tomando entre sus manos la cara de Richard.
-No, en serio. Me parece bien. Pero te esperamos para la cena – contestaba Richard besando los labios de Kenya.
-Además tengo que traer la ropa para Uma. Volveré en diez minutos como mucho – se despedía besando a Richard.
En los últimos cuatro días Kenya y Richard habían pasado cada noche juntos bien en casa de él bien en casa de ella.
Ambos tenían muy claro que no querían una relación seria, sólo querían sentirse a gusto, pasarlo bien, sin miedos, sin traumas, sin complicaciones. Sólo disfrutando de lo que ambos se ofrecían.
Richard preparaba una ensalada, tomarían eso y algo de fruta. Tampoco eran horas para llenar el estómago con algo más sólido.
Estaba realmente preocupado por la salud de Laskmi, además le parecía extraño que sus padres no hubieran aparecido por su infravivienda por casi 48 horas.
Uma le había contado que pese a todos los problemas que surgieran al menos uno de sus padres regresaba a casa cada día. Y ahora llevaban casi 48 horas sin aparecer por su vivienda, aquello no era normal.
Sólo esperaba que no hubiera sucedido nada, y que su ausencia se debiese al trabajo.
Tenía que reconocer que aquellas dos niñas le habían robado el corazón. Ambas eran unas niñas alegres, sensibles, dulces. Uma era sumamente inteligente, sentía curiosidad por todo aquello que no conocía, preguntaba todo lo que no terminaba de entender. Le encantaba hablar con ella, lo hacían cada día al terminar las clases. Hablaban de todo, literatura, filosofía, historia. En cuanto a Laskmi, aquella pequeña se lo ganó el primer día.
Nada más conocerla, la pequeña le regaló un dibujo donde se podía ver al escritor sonriendo hablando con Uma. Es cierto que había que tener una gran imaginación para poder reconocer a ambos, pero el gesto era lo que contaba.
Desde ese día Richard buscaba a la pequeña cada día para jugar un rato con ella, o para contarle una de sus historias sobre príncipes, princesas y castillos. Aquellos cuentos le habían convertido en una persona muy buscada por todos los niños.
Kenya regresó justo cuando Uma estaba a punto de salir del baño, nada más entrar en la casa se dirigió a la puerta del servicio.
-Uma, soy Kenya. ¿Puedo pasar para darte la ropa para dormir? – preguntaba antes de abrir la puerta.
-Sí, claro. Gracias –contestaba la joven al otro lado de la puerta.
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Tras la comida Martha se despedía de Katherine en la puerta del restaurante.
-Querida me ha encantado hablar contigo. De verdad espero que logres recuperar a mi hijo.
-Gracias Martha, no sabes lo importante que es para mí todo lo que me has dicho. Espero lograr su perdón y que por fin ambos seamos felices juntos.
Ambas mujeres se fundían en un abrazo.
-Espero que no tardemos otros seis meses en vernos – decía Martha a la joven.
-Te llamaré en cuanto esté instalada nuevamente en la ciudad.
- Te quiero, Katherine. Y mi hijo también, sólo debes hacer que lo recuerde. Buena suerte querida, buena suerte – decía Martha al despedirse de Katherine.
-Yo también te quiero. Y amo a tu hijo.
Próximo capítulo lunes 8 de julio.
meln- As del póker
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Re: Nuevos Tiempos EPILOGO (26/9/2013)
GUAU ,
Muy buen capitulo , incluso lo de josh , muy interesante.
Gracias por el trabajo y aqui te espero y perdona las ansias pero es que me tienes enganchado
Muy buen capitulo , incluso lo de josh , muy interesante.
Gracias por el trabajo y aqui te espero y perdona las ansias pero es que me tienes enganchado
roy-rogers- Ayudante de policia
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