Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
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Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Hola a todos! Quisiera compartir con vosotros esta primera historieta, de otras tantas que iré escribiendo y si os gustan seguiré publicando. Un salu2. He añadido al final de cada fic las canciones que escuchaba mientras escribía o por lo menos las que más me han "ayudado"
Gracias a Kate&Rick por la portada.
Capítulo 1. Futuro próximo.
Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo.- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Se despertaron, en la capital del estado. Habían pasado la mejor noche de su vida. Sintió que una mano recorría su espalda hacia abajo. Le miró y sonrió. Las sabanas estaban enredadas entre las piernas de ambos y ellos entre sí también. Se incorporó un poco y le besó suavemente. Él le devolvió el beso tiernamente. No quería que el tiempo pasase. No quería que el ruido invadiese ese remanso de paz. Alguien diría que habrían cometido una estupidez, pero simplemente se dejaron llevar. Tampoco querían que nadie hubiese estado salvo ellos mismos, ya llegaría el momento de hacer una fiesta, de atender a sus amigos y familiares. Pero estaban recién casados y por el momento no querían a nadie más.
Al cabo de un rato bajaron a desayunar al comedor del hotel. Castle había ido a abonar la noche. Normas, pero estaría en un momento con ella. Se confirmaron sus sospechas cuando unas manos empezaron a hacerle cosquillas por el costado y le besaban el cuello.
- No podrías ponerte malita, sólo por una vez. Así podríamos ver la capital de la nación y de paso ver que se esconde en la cama de la habitación.- le susurró Castle
- Esto es el FBI, ¿sabes que esto requiere una seriedad no?.- dijo mientras se giraba y entrelazaba sus brazos en su cuello y le besaba.
- Vaya por Dios, ya me estoy arrepintiendo de haberte pedido que te cases conmigo. ¿De qué sirve esto si no?- la mirada de niño que puso le hizo sonreír
- Pues anoche no tenías queja ninguna…- antes de que pudiera acabar la frase una tos a su derecha indicó que estaban entorpeciendo la cola para el bufet. Terminaron el desayuno entre risas y las impertinencias de Castle que tanto le gustaban. Se sentía feliz. Del modo que no lo era desde hacía tiempo. Lo peor, era que sólo le quedaba unos pocos días antes incorporarse al trabajo. Pero alejó esos malos pensamientos de su cabeza y se dedicó a disfrutar. Los días fueron sacados de un pasaje de pintura bucólica, llenos de luz, alegría y placidez. El último día cuando estaban cenando le pregunto
- ¿Que vas a hacer mañana?.- Castle tomó un bocado y se ayudó de un trago de vino para pasarlo. – Tenía pensado ir a Nueva York. Quisiera ver a Alexis y mi madre. Después de una semana creo que tienen que aguantarme aunque sea un poco. Pero te prometo que haré lo posible para que me manden pronto a paseo.- hubo un silencio, y Castle prosiguió – He pensado todos estos días sobre el futuro. Alexis es ya una mujer y a demostrado ser mil veces más madura que yo a su edad. Mi madre prácticamente no me necesita y seguramente bendiga mi decisión. Voy a venirme aquí a Washington. Sé que estarás recorriendo el país de aquí a allá resolviendo casos. Pero quiero estar contigo, si alguna vez resuelves un caso, podremos estar juntos. Los echaré de menos, aunque ahora sabes que tu porcentaje de resolverlos disminuirá sin mí.- Kate sonrió y un beso le cogió por sorpresa. Acabaron la cena lanzándose puyas y subieron a la habitación.
Cuando se despertó, Castle estaba aun dormido, se fue al baño y se dio una ducha. Cuando salió Castle se acababa de despertar. Su cara reflejaba sueño pero sonrió. Bajaron a desayunar. Pero se instaló un silencio incomodo. Ambos sabían que sucedería en unas horas. Cuando llegaron al edificio federal se miraron. Le acarició la mejilla.
- En unos días estaré otra vez aquí esperándote. Compraré una casa para los dos. Sólo quiero que el tiempo pase rápido, para volver a verte.- Kate le cogió de las manos y le miró a los ojos asintiendo. Fue uno de los besos más amargos de su vida. Puso rumbo a la fachada blanca del edificio. Tuvo que recomponerse para entrar. Miró atrás y aún estaba allí, empujó la puerta fue la última vez que lo vio. Le resultaba extraño todo. Se identificó ante el guarda de seguridad y prosiguió adelante. Todo parecía más frío de lo normal. Cogió el ascensor y se sentía una extraña. Rodeada de caras desconocidas. Cuando llegó a su planta. Por fin reconoció a alguien. Esbozó una sonrisa, pero la seriedad del agente Stack se la borró de inmediato. - Tenemos que ir a la oficina de nuestro jefe. Es un hombre que no se anda con medias tintas así que mira y escucha.- Llamó a la puerta y un seco “pasen” les recibió. No hubo tiempo de presentaciones ni de cortesías.
- Estamos ante un caso que requiere de nuestra mayor discreción. Parece ser que un senador estuvo implicado en unos asesinatos hace algún tiempo y en algunos asuntos más. Ni que decir tiene que es altamente secreto. Así que no quiero que cometan un solo desliz. Si esto sale a la luz ese hombre podría demandarnos y nuestros puestos de trabajo se verían seriamente comprometidos.- No podía ser. El destino parecía tener ganas de ser amable con Kate. Abrió el dosier que le entregaron. Era Bracken. Cerró los ojos. Al final podría cerrar ese episodio de su pasado. Al final sería libre.
– Señor, este hombre es culpable.- el jefe se quedó dudando un momento. –Señor investigué a Bracken y es culpable, mi madre fue una de sus víctimas. No por sus propias manos. Pero fue el responsable.-
- Stack, salga un momento de mi despacho.- se quedó en silencio hasta que la puerta del despacho se cerró.- Señorita Bekett, ha venido aquí recomendada muy favorablemente. Esto no es la comisaría de policía de donde viene. Así que si por algún momento atisbo la duda en usted o no puede hacerse cargo de este caso sepa que será despedida sin más explicaciones. Ahora cuénteme todo lo que averiguó de ese individuo.- Cuando salió del despacho, el agente Stack le abordó – Los tienes bien puestos. Demuéstralo ahora, vamos a encerrar a ese Bracken-. Le contó de carrerilla la investigación que hizo. Antes de salir del edificio su nuevo compañero le entregó un móvil nuevo, la pistola reglamentaria y la identificación. Le avisó que el móvil era seguro e inviolable. Fueron al aeropuerto de la ciudad, pues debían coger la investigación que Kate tenía en su casa y desarrollarían parte de su investigación pues al parecer Bracken estaba recaudando fondos en la ciudad.
-¿Vamos a coger un vuelo comercial?- preguntó Kate pues llevaban un rato sin hablar. Su compañero sonrió. – Somos los federales. Aquí tenemos prioridad sobre otros.- Avanzaron por el aeropuerto. Pero no fueron a ninguna recepción ni tuvieron que dar explicaciones a nadie. Llegaron a un hangar. Un señor con un abrigo del FBI gafas de aviador y gorra les estaba esperando. Montaron en un avión privado. -¿Ves lo que te decía? Y todo sin que nadie sepa que este avión ha salido. Sin que quede registro, salvo el que demos cuando acabemos este caso.- Kate estaba muy sorprendida. Siempre supo que los federales tenían poder y medios, pero no imaginó que tuviesen tanto. Llevaban un rato en el cielo cuando le preguntó si quería comer algo. Se negó. Nunca habría imaginado nada igual todos los medios que tendría a su alcance para resolver casos. Estaba contenta pues cogería al que le hizo eso a su madre pero alguien se coló en sus pensamientos. Castle. Iba a Nueva York, pero no podría verle. Se acababan de separar hace un par de horas quien sabe si no estaría esperando para coger un vuelo y ella había simplemente había llegado y se había montado. Sin colas, sin esperas. Recordó, la vez que Castle usó sus influencias, para que le diesen unos informes antes que otros que estaban esperando antes que ella. De repente Stack le sacó de sus pensamientos. –¿Así que habéis dado el paso?.- preguntó mirándole el anillo.- Me alegro. Yo también estuve casado hace tiempo.- se quedó un momento cavilando en silencio. – Llegará un momento en el que tendrás que decidir entre tu trabajo o él. Yo elegí lo primero. No me arrepiento de hacerlo salvo cuando voy rumbo a mi casa y se que estaré sólo. Pero llega un momento en el que aprendes a hacerte de piedra ante las emociones.- Kate torció el gesto para indicarle a su compañero que le apoyaba. Pero por dentro estaba sonriendo. Sabía sobradamente lo que era luchar contra los sentimientos. Pero también sabía que lo que tenía con Castle no era convencional. Y por eso sabía que él siempre estaría. Que él sería su caballero. Que hizo lo imposible para trepar por el torreón. Y rescatar a su princesa.
(nota las dos primeras líneas son un salto temporal a delante)
Capítulo 2. Contigo hasta el final.
Bueno al final en un descanso de estudio me he animado. Aquí os dejo el segundo capítulo. (La primera parte en cursiva es una parte del 3º capítulo que todavía no está hecho. Un salu2
El muro empezó a derrumbarse. Lenta pero inevitablemente. Seguía lloviendo torrencial mente. Tras el muro estaban su madre y su hija. Ambas con la mirada le mostraron una puerta. La abrió y allí estaba. Era Kate Bekett.
Tenía un sabor agridulce aquella despedida. Sentía que los días más felices de su vida se habían esfumado. Pero también sentía que volvería a verla en poco tiempo. O por lo menos eso anhelaba. Richard Castle avanzó por la terminal del aeropuerto. Compró un billete de avión y se sentó a esperar que el vuelo saliera, todo estaba en movimiento. La gente iba y venía, con mil historias que contar seguramente. Miró un momento por uno de los cristales que daban a la pista de aterrizaje y vio que un avión despegaba. ¿Qué tendría ese aparato para que llamase su atención?. Apartó aquel enorme pájaro de su cabeza y pensó en Alexis. Tenía una vaga idea de que le diría. ¿Pero y si había presupuesto que su hija se lo tomaría bien?. No, no era posible. Ella era más madura que él a su edad. Iría a verla. Eso por descontado. Más incluso de lo que ella podría imaginar. A fin de cuentas era su pequeña y eso no podría sustituirlo nadie.
Cuando terminó la carrera el taxista agradeció la propina. Estaba nervioso. Había hablado miles de veces con su hija. Pero nunca un tema tan delicado. Cuando abrió la puerta de su apartamento un abrazo muy fuerte le apretó aún más el nudo que tenía en el estómago. Se descolgaron las manos de Alexis, recorriendo sus brazos. Pero pararon súbitamente cuando ella notó que un anillo adornaba su dedo. No hubo palabras. Ella lo comprendió y sonrió, lo abrazó otra vez más fuerte. – Me alegro por ti papá- hubo un pequeño silencio. – Lo que no te perdonaré, es que no tuvieras la decencia de llamarme para ir a la boda.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja. – Ya habrá tiempo para celebraciones.- y besó a su hija en la frente. Fue al salón y su madre le abrazó felicitándole. – Ahora cuando se vaya a la universidad me cuentas que te atormenta.- le susurró al oído. Rick no sabía si notaba cuando una actuación estaba mal hecha o seguramente, era su hijo y no podría disimularle esas cosas a su madre. Alexis se despidió de su padre maldiciendo los exámenes y deseando volver para que le contase algo más. Se lo prometió, solamente si lo hacía con una cena especial.
Martha le miró serenamente. - ¿Y bien?- preguntó sin más preámbulos.
-Veras- dudó un momento.- Voy a irme a vivir con Bekett a Washington.- volvió a callarse un instante. – Y temo que Alexis no pueda aceptarlo. Obviamente vendría a verla. Seguramente se hartaría de verme. Pero tengo miedo de que no lo acepte.-
- Decida lo que decida ella será tu hija. Y tú has sido un gran padre. Puede que no lo admita en un primer momento. Si es así, dale tiempo. Pero ella es más inteligente y madura que nosotros a su edad. –hizo una breve pausa en la que bebió un sorbo de vino de su copa. –Y acabará aceptando. No aseguraría que lo haga en el acto.- su madre posó su mano sobre la suya. – Eres un buen hombre, hijo mío. Ten eso en mente. Durante años te has volcado con tu hija. Pero nunca habías tenido a la gran mujer que es Kate a tu lado. Es hora de que disfrutes de lo que tienes con ella. Obviamente por aquí te echaremos de menos, pero ahora te toca a ti.- una lágrima se derramó por la mejilla de su madre. Y la abrazó con ternura. Dando gracias con ese gesto, puesto que no podía decir palabra alguna. Pasaron dos días. Odiaba no poder hablar con Kate. Pero era un pacto al que habían llegado. No hablarían mientras ella estuviese de servicio. Tampoco no podía escribir, pues no conseguía quitarse cómo se tomaría Alexis la noticia. A media tarde recibió una llamada. En número no aparecía registrado y no tenía la numeración de los convencionales.
- Richard Castle, si te debo dinero creo que llamas al hombre equivocado. Si es por la casa en…- una risa que conocía bastante bien le iluminó el día.
- Veo que no has podido resistirte. Que mis encantos son tan imponentes que no has podido más.- comentó Rick con sorna
- ¿Ah sí? Seguro que te he pillado marcando mi número. ¿Por cierto que es eso de la casa?.
- Si te lo contase dejaría de ser una sorpresa. Sólo espero que te gusten las vistas al parque Glover Archbold. Vaya por Dios. Creo que ha dejado de ser una sorpresa. ¿A qué motivo debo tu llamada?
- Necesito que cojas unas cosas de mi casa. Preferiría no ir muy cargada el día que tengamos que hacer la mudanza.-
- ¿No tendrías más cositas de esas que te pusiste la primera noche? Obviamente no me gustaría hacer un viaje en vano.-
- No. Las mejores las tengo guardadas en la maleta para el día que nos veamos.- dijo Kate con voz sensual.
- Le acabas de dar una alegría a este viejo corazón.- dijo con sorna. Justo después hubo un momento de silencio. –Te echo de menos Kate-.
Cuando colgó, Kate sonrió. Castle había picado. Sólo faltaba algo para que Stack no sospechara. Pero tenía la excusa perfecta. Había subido a la azotea del edificio donde estaban llevando el caso para hacer la llamada. Llevaban dos días en Nueva York investigando posibles socios de Bracken, sólo descansado por la noche. Tenía la cabeza embotada. Cuando abrió la puerta Stack miró desconfiadamente. – Voy a ir un momento a mi casa. Voy a coger el informe que tengo de Bracken.- mintió. – Tienes una hora y media para estar con ese escritor tuyo. No tengas el valor de llegar ni un minuto más tarde-. Se quedó atónita. Salió del edificio con una sonrisa en los labios. Era más de lo que habría imaginado.
Castle cogió la llave de la puerta. Pero esta ya estaba abierta. Entró en el apartamento desconfiadamente. Estaba todo revuelto. Ladrones pensó. Pero se le heló la sangre a ver que en el sofá el ladrón vestía traje elegante y bien cortado. El ladrón era el Bracken, estaba bien jodido.
- ¿Que es lo que quiere?- preguntó Castle en tono seco.
- Bonito apartamento. Tiene una buena iluminación. – repuso calmadamente Bracken.
- Eso no responde a mi pregunta. Pensé que era usted un hombre de palabra. ¿Qué quiere ahora? Bekett le salvó la vida, después de lo que le hizo.
- Si, sería un hombre de palabra si no estuviese metiendo esta vez la nariz en el pasado. Parece que no aprendió de aquel balazo. Y aunque me salvó la vida me mantuve en la sombra. Cumplí mi parte del trato. Pero este no decía nada sobre volver a hurgar en la herida. Veo que se lo está pasando en grande con sus amiguitos los federales. Especialmente con ese agente Stack.- Braken se pausó un momento. -¡Ah! Estoy perdiendo mis modales. Enhorabuena por su reciente matrimonio con la agente Bekett.- una sonrisa malévola se curvó en su cara.
- ¿Qué es lo que quiere?-
-Verá. Tengo un trato que proponerle señor Castle. Entrégueme el informe que escondió aquí la señorita Bekett y yo me iré por esa puerta. Todo parecerá un robo y no le haré nada a su esposa.-
- Parece que no aprendiste nada. No juegues con fuego. Sabes que no podrás pararla.-
- Castle, su esposa está en la ciudad ¿no se lo ha dicho? Ahora mismo está viniendo a esta casa. Se supone que viene para darle una sorpresa a usted. No deje que ella se lleve la sorpresa al ver un cadáver. Sería una pena que la señorita Bekett enviudase a los pocos días de estar casada-. Mentía o eso pensó Rick. Estaba jugando con él y no le dejaría a Bracken que anotase un solo tanto.
-Púdrase.- dijo con resentimiento Castle. – No me deja otra alternativa.- dijo Bracken.
De repente de entre las sombras surgió un hombre que le abordó por la espalda y empezó a estrangularle con una cuerda. Era fuerte, pues Rick tenía los pies elevados unos centímetros del suelo. Tranquilamente Bracken empezó a mover una silla. No sabía cuánto podría aguantar. Estaba empezando a perder la cabeza. Con parsimonia arrastró unos centímetros más la silla. Cuando se detuvo le soltaron violentamente sobre ella. Tosió repetidamente, tanto que no se dio cuenta que le habían rajado la chaqueta y estaba hecha jirones en el suelo. Las lágrimas se le habían saltado y su ritmo cardiaco acelerado, procesaba rápidamente el aire que no pudo tener mientras le ahogaban.
Kate maldijo su suerte. Llevaba media hora en un atasco apenas le quedaban unos Veinte minutos si el tráfico fuese fluido para llegar a su casa. Por fin avanzaron unos metros y el tiempo también lo hacía. Apenas le quedaban cincuenta minutos. De repente le vino a la cabeza la solución. Había un parking unos cientos de metros más adelante podría dejar allí el coche. El resto lo haría corriendo. Aunque sólo fuese media hora, vería a Rick, se hizo esa promesa. Los coches parecieron apreciar el deseo de Kate pues empezaron a moverse perezosamente. Cinco minutos después corría por las calles de Nueva York rumbo a su casa. Parecía que iba a cumplir su promesa.
Notaba la sangre fluir desde su ceja hasta su barbilla. En este caudal, desembocaba el que nacía en labio que le habían partido. El cuerpo le dolía por los golpes. Pero seguía vivo y mientras tuviese un aliento que espirar no le diría nada a ese bastardo.
- Bravo señor Castle. He de admitir que me sorprende usted gratamente. Pensaba que me lo pondría más fácil. Siempre me han gustado los retos. Pero mi tiempo es limitado y me estoy cansando de jugar con usted.- dijo esto y empezó a ponerse unos guantes de cuero marrón.
- ¿Cómo puede decir que le gustan los retos si siempre manda a otros que se los hagan? Nunca se ha ensuciado las manos por su trabajo. Siempre han sido otros.-
- Mi destino es trabajar desde atrás. Tengo una visión que muchos otros no tienen. Lo que me ha permitido jugar esta última carta. Tráela.- Era Alexis. Sólo podía ganar tiempo por si venía Bekett. ¿Pero y si era mentira y condenaba a su hija? Braken la cogió por el cuello y apoyó una pistola con silenciador en su sien.
-¿Cómo se que no le harás nada si te digo donde está?
-Considere cómo benefactora de la deuda que tengo con la agente Bekett a su pequeña-
-Déjela marchar y se lo diré-. Miró a su hija a los ojos. Reflejaban miedo. Estaban regados por las lágrimas. No quería llevarse una última imagen de su hija aterrada a la tumba. Bracken soltó a su hija.
– Corre, corre y no mires atrás. Cierra los ojos para salir de esta habitación. Ahora nos veremos.- dijo Castle a Alexis.
– Te quiero papá.- dijo entrecortadamente Alexis.
- Eso ya lo sé hija mía-. Alexis hizo lo que su padre le había ordenado. Castle miró a los ojos a Bracken.
- No le diré nada si ese hombre que está con usted se le ocurre mover un musculo.-
- Muy listo. Hace bien por su hija. ¿Y bien?
- Es ese mueble blanco debajo de él hay una tabla suelta.- Un movimiento con la cabeza fue suficiente para que el secuaz de Bracken fuese a comprobar si había dicho la verdad.
- Señor aquí lo tiene.-
- Bien. Muy bien. Señor Castle ha sido un placer.-
Ya estaba al lado. Ya vería a Castle. Pero una melena roja le hizo detenerse. Miró a Alexis que corría con todas sus fuerzas. Se fue hacia ella y la paró en seco. Forcejeaba. Le empezó a hablar pero ella seguía luchando por liberarse de las ataduras. Vio como un coche se ponía a la altura de la entrada al bloque de apartamentos. Un hombre que salió del edificio tiraba una carpeta a una papelera que había cerca. También tiró un mechero encendido. Empezó a arder. Entonces comprendió lo que había pasado. Vio como el coche avanzó hasta perderse. Llamó a los sanitarios. Se quedó con Alexis que lloraba en silencio. De repente llegó Stack. Kate le miró a los ojos y este se quedó con Alexis. Subió hasta el piso donde vivía. Vio la puerta abierta. Había un hombre en el suelo aun respiraba. Corrió hacia él y se arrodilló a su lado.
- Espero no haberte dado una mala sorpresa.- dijo con una sonrisa. Kate sonrió también.
- Los sanitarios están de camino. Verás cómo te curan. Rick.-
- Lo único que lamento es que no hemos disfrutado de esto lo suficiente. Sólo te pido una cosa. No vuelvas a hacer cómo hiciste con tu madre. Disfruta de la vida.- se produjo una pausa. – Kate…- La cabeza perdió la fuerza que la mantenía erguida. Llegaron los sanitarios seguidos por Stack. Kate seguía al lado del cuerpo, esperando que solamente estuviese bromeando. Le acarició el pelo.
- Rick… Rick no me abandones, tú no puedes hacerlo-. Pero su mirada había captado el infinito. Los sanitarios estaban reanimándolo. - Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo. Lo único que podemos hacer es honrar a su memoria y su familia capturando al que le hiciese esto- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Cayó al suelo, el golpe le había dejado sin aire. Tenía los ojos cerrados. Los abrió lentamente estaba iluminado. Pero solamente la parte en la que él estaba. Se incorporó examinó sus alrededores todo estaba oscuro excepto el círculo de luz donde estaba. Miró hacia arriba y la luz le cegó. Bajó la vista parpadeando y distinguió una puerta. Se fue hacia ella. Avanzó por el pasillo durante un largo rato. “Un momento” pensó, “¿Qué es eso? Sintió miedo y empezó a correr. Tenía el aliento entrecortado. No sabía cuánto llevaba corriendo por aquel pasillo en total oscuridad. Pero nada perecía que pudiera detenerle. Súbitamente se vio en una sala con una gran pantalla de cine. Richard Castle no sabía dónde estaba.
Capítulo 3. Viaje por la mente.
Miró a ambos lados. No había nadie en esa sala. Tomó asiento en una de las butacas. En la pantalla empezó una cuenta atrás. Dudó. No sabía que podía significar eso. Estaba viendo la escena en la que Kate recibía el disparo. Él miraba al frente descubriendo al tirador. Acto seguido estaba tumbado con Kate en el suelo. “Te quiero”, dijo el mismo en la pantalla. La escena se cortó. Volvió la vista atrás buscando a alguien en la sala de proyección. La vio a través del cristal, era una sala blanca y no había nadie, solamente un viejo aparato para emitir las películas. Salió hacia el pasillo central del cine, para ver si podía distinguir algún detalle. Pero sólo estaba el viejo proyector. Lo que sucedió en aquel instante fue muy extraño. La luz del pequeño recinto se fue y volvió en un instante, pero en el cristal estaba escrito “Te quiero”. Lo leyó en un susurro prácticamente, justamente cuando acabó, la luz de la sala se apagó otra vez. Pero esta vez en el pasillo central se encendieron unas pequeñas luces que le indicaban el camino hacia una puerta que hizo un ruido indicando que se había abierto. Avanzó hacia ella y la abrió lentamente. Dio a otra sala de cine. Conforme cerró empezó a proyectarse una conversación que tuvo una vez con Kate “Porque te quiero, pero ya lo sabías. Lo sabías desde hace un año” y se cortó la escena. Al igual que en la sala anterior miró otra vez a la sala de proyecciones. Otra vez se fue y vino la luz. “Si vas a tirar tu vida a la basura no dejes que ella se quede a mirar”, leyó. Y otra vez se iluminó el pasillo central del cine y una puerta al fondo se abrió. Salió. Pero esta vez no dio a otra sala, sino a una calle. La calle era muy larga se extendía a ambos lados más allá de donde le alcanzaba la vista. No podía ver el final. Llovía, de manera torrencial. Todo estaba gris. Había tiendas en ambas aceras. Se acercó a la que tenía a la izquierda. Estaba cerrada, se fijó en el escaparate. Eso le cogió por sorpresa, estaba lleno de fotos de su vida. Momentos que había vivido. Miró la tienda que había delante y también estaba llena de recuerdos suyos. Sonrió, pues se vio con su hija paseando de la mano por el parque. Alexis había sido la niña más hermosa del mundo pensó. Miró a la acera de enfrente y se fue a buscar más fotos. Su madre dándole un regalo de navidad, él mismo leyendo en la biblioteca, jugando con Alexis. Pero hubo una que le llamó la atención, se acercó hasta tener la nariz casi pegada al cristal. Eran Bekett y él, estaban frente al árbol de navidad besándose. Aquella foto era de las últimas fiestas. Se sintió vacio, desinflado. Giró la cabeza y vio a un niño sentado en la acera, tenía la espalda apoyada en la pared y la cabeza hundida entre las rodillas. Se acercó hacia él y se sentó a su lado.
- ¿Puedo ayudarte?- preguntó Castle al niño.
- ¿Podrías quedarte conmigo? – respondió
- Si, no veo inconveniente. Dime, ¿saben tus padres que estás aquí?-
- Si, vivo al final de la calle, pero mi padre me ha castigado.- Castle se había quitado la chaqueta y se la ofreció al niño, que se la puso. Seguía lloviendo. Empezaba a oscurecer. La calle comenzó a hacerlo al final.
- ¿Qué hiciste para que te mandasen a este sitio?-
- No decir la verdad.- Castle se quedó en silencio. Sabía demasiado sobre la sinceridad.
-¿Dime dónde estamos?-
- En tu cabeza, si no, ¿Por qué están todas las tiendas llenas de recuerdos de tu vida?
-¿Qué está pasando?-
- No lo sé, pero parece que esto es el final- miró a la izquierda de la calle. La oscuridad había avanzado bastante. Una niebla empezó a cubrir la calle. Castle se incorporó. Miró a la derecha también estaba oscuro. Miró a la pared donde estaba apoyado el niño. No era de un escaparate, era de ladrillo, parecía que llevaba allí mucho tiempo, las piedras eran antiguas. Había palabras escritas en ellas. “Sinceridad”, “Amor”, entre otras y una frase le llamó especialmente la atención, tanto que la leyó en voz alta sin querer “Hazlo por ella”. ¿Era el final?. Si así era él no se merecía eso pensó. Quería ver a su madre a su hija por última vez. Pero sobre todo quería ver a Kate. No quería perderlas. No ahora que todo estaba tan bien. Empezó a llorar y a golpear el muro. La niebla ya le estaba rodeando y la oscuridad ya estaba a unos metros de él.
Miró al niño. Aquello era el final, y pensando en Kate le dijo. - Que sepas que te mereces estar aquí – sus palabras estaban cargadas de resentimiento y odio – Por tu culpa casi pierdo a una de las personas más importantes de mi vida-. Un crujido hizo que la calle se estremeciese. El muro empezó a derrumbarse. Lenta pero inevitablemente. Seguía lloviendo torrencialmente. Tras el muro estaban su madre y su hija. Ambas con la mirada le mostraron una puerta. La abrió y allí estaba. Era Kate Bekett. Se encontraban en una habitación. Era pequeña, había una cama en ella, estaba iluminada suavemente por unas lámparas. El suelo estaba cubierto de alfombras y estanterías. Estaba mirando las estanterías y se dio que había una puerta. Kate avanzó lentamente hacia él y se lanzó a sus brazos. Le besó, cuando cesaron sus manos empezaron a acariciarle la nuca. Castle pensó que si era aquello el fin iba a estar muy bien. Pero un sentimiento le carcomía.
- Siento haberte defrau…- un dedo de Kate se posó en sus labios impidiéndole terminar la frase. Tomó a Castle de la mano y le llevó delante de la puerta.
-¿Serás capaz de seguirme?- preguntó Kate.
- Siempre-.
Abrió la puerta y salió lentamente. Castle emergió después de ella, pero la luz lo cegó. Se puso las manos delante de los ojos. Cuando su visión se adaptó, observó que estaba en un campo de trigo. Kate había avanzado hasta el principio de las espigas. Sonriendo, le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera y se adentró corriendo en la plantación. Corrió. La voz de Bekett le iba guiando a través de las plantas. Llevaba un rato corriendo y de repente se paró en seco. Había un precipicio. Justo debajo de él se extendía un bosque. Kate ya estaba abajo.
-¿Vas a venir conmigo o no?- preguntó.
-No sé cómo hacerlo-
-Simplemente salta.- Castle, miró hacia atrás y luego otra vez donde estaba Kate.
-Tengo miedo-.
-Ya hiciste lo peor. Te enfrentarte a ti mismo y a tus miedos- respondió Kate. Cerró los ojos y saltó. Pero no se hizo daño. La hierba estaba increíblemente mullida.
-¡Vamos!- le urgió Kate. Ya le sacaba unos metros de distancia, cuando Rick se incorporó. Prosiguió tras ella corriendo. Recorrieron todo tipo de paisajes en los que nunca había estado. Desiertos de dunas doradas e infinitas, Valles donde pacían los animales tranquilamente y no habían sido contaminados por la mano del hombre, montañas nevadas más blancas que las perlas más hermosas, saltaron ríos llenos de vida, corrieron por playas de arena blanca y aguas cristalinas y atravesaron carreteras rectas infinitas.
- Vamos Castle ya nos queda poco- súbitamente en el horizonte había aparecido la ciudad de Nueva York. Parecía deshabitada, cómo si no llevasen viviendo en ella las personas desde hace años. Hacía una mañana esplendida, pareciese que el día se estuviese volviendo cada vez más luminoso. La urbe estaba extrañamente desierta, pasaron por delante la comisaria, de la biblioteca, el residencial de Castle. Se detuvieron delante del apartamento de Kate. Le esperaba en la entrada del edificio.
-Este es el final.- Le cogió de la mano y subieron a su apartamento. Cuando llegaron a la puerta de Kate, esta le puso una mano en la mejilla, le acercó sus labios a al oído lentamente.
-Adiós amor mío. Nos veremos en un momento.- dijo esto y empezó a retroceder unos pasos. Castle alzó el brazo y con las yemas de los dedos le rozo a Kate la cara, pero se la manchó de sangre. Se miró las manos, estaban teñidas de rojo. Se miró el cuerpo tenía un agujero de bala en el pecho su ropa había cambiado. Miró a Bekett tenía lágrimas en los ojos. Sus piernas se aflojaron y Rick cayó arrodillado.
-Perdóname, pero esto te va a doler- le dijo. Castle cayó de espaldas, acto seguido notó como una descarga eléctrica le recorría el cuerpo entero, el dolor era insoportable. Se sucedían los espasmos, cada vez dolían más y más, todo se estaba aclarando, era el fin. Otra sacudida más, todo se volvió blanco. No pudo soportarlo más, su cabeza se cayó hacia un lado. Durante el proceso había perdido los sentidos poco a poco. Pero, ¿Por qué tenía consciencia?. Todo estaba en blanco pero tenía pensamientos. Súbitamente notó que su mano izquierda entraba en contacto con algo. Era suave y blando. Era moqueta. Su otra mano estaba también sobre moqueta pero esta estaba empapada con algún líquido denso y pegajoso. Recuperó el olfato, el olor era algo desagradable. Recuperó el oído y todo era confuso, se escuchaban voces por doquier. Entonces notó que la boca le sabía a sangre. Y de repente el blanco se iba desvaneciendo se iban formando siluetas, estas dejaron paso a cosas. Reconoció unos zapatos y un pantalón. “Esos tacones un día le iban a costar un disgusto” pensó. Todo pasaba a cámara lenta. Movió la cabeza hacia arriba en busca de la propietaria de aquello. Su movimiento coincidió con el que hacía una mujer muy hermosa, y conocida para él. Sus miradas coincidieron. ¡Tiene pulso! ¡Tiene pulso! Repetían una y otra vez.
En el próximo fic:
-¿Sabes?, He tenido un viaje bastante raro- dijo Castle.
- Lo raro sería que no estuvieses aquí conmigo- dijo Kate mientras le acariciaba con el pulgar la mano que le tenía cogida.
Capítulo 4. Decisiones y reflexiones.
Acabó el día. Estaba muy cansada. Las dudas se amontonaban en su cabeza, su caso no avanzaba y casi pierde a alguien muy especial para ella. Respiró profundamente. ¿Qué debía hacer?. Su trabajo o su amor. Casi pierde a Castle por su pasado. Quería hablar con él, pero le habían inducido un coma.
Cogió el coche y se fue al hospital. Subió a la quinta planta, la de cuidados intensivos y en la habitación cuatrocientos veintitrés llamó a la puerta. Martha abrió la puerta y le abrazó.
- ¿Qué tal querida?- Kate no supo que contestar- Te entiendo. Dame un segundo.- Se fue hacia Alexis, que dormía con la cabeza posada en la cama donde Castle se encontraba. Tenía ojeras y estaba aún más pálida que de costumbre. Martha también estaba afectada parecía que fuese infinitamente más mayor de lo que era. Las tres estaban en la puerta cuando se quedaron mirando a su Rick una vez más, se despidieron de Kate y cerraron tras de sí la puerta. Le besó en la mejilla y le acarició el pelo. Se sentó en el sillón que había junto a la cama y le tomó la mano. Estaban solamente ellos dos y los demonios que llevaba por dentro. Cerró los ojos y las lágrimas empezaron a brotar.
- Lo siento, siento, que mi pasado casi mate- No hubo respuesta y sabía que así sería. Pero deseaba oír su voz. Lo volvió a mirar. Aquel no era el hombre que fue, tenía los ojos cerrados, un respirador le atravesaba la boca y la garganta. En el dorso de su mano derecha tenía una vía que conectaba con el suero. Un medico entró en la sala.
-Hola, soy el doctor Martins. Vengo a ver la evolución del paciente y a echarle un vistazo antes de que comience la guardia de noche.- Cogió la tabla que había a los pies de la cama y la examinó. – Bien. Parece que mañana podremos despertarle del coma. La evolución es favorable y la gravedad ha remitido ligeramente. Pero aún le queda tiempo para que esté en plenas condiciones.-
- Gracias doctor-
- De nada, pero es un hombre fuerte y eso en parte nos quita un poco de mérito. Los paramédicos habían perdido casi toda esperanza cuando lo trataban de reanimar. Eso nos demuestra que quería seguir viviendo-. Kate sonrió forzadamente. El médico observó un par de cosas más y despidió diciendo que tratase de descansar que Rick estaba en buenas manos. Se fue hacia la cama y se tumbó de costado en el lateral y se pasó el brazo izquierdo por su cuello. Le limpió un poco de saliva seca que tenía en la comisura y le dio un beso.
- Gracias por luchar.- su dedo índice recorría la barbilla. En ese momento se sentía protegida y segura. Aunque Castle no estuviese consciente, estaba vivo y daba gracias por ello. Apartó el brazo lentamente y lo dejó con mimo en la cama. Cogió el móvil mandó un mensaje a Alexis y buscó en la agenda a Stack:
- Hola, soy Kate. Verás quisiera preguntarte si mañana podría tomarme el día libre. Van a despertar a Castle del coma y quisiera estar junto a él-. Si, podría estar con él. Y eso era bueno aunque no sabría por dónde empezar. Miró un momento a Castle y se volvió a tumbar. No supo cuanto tardó en dormirse.
A la mañana siguiente bajó a recepción y fue a la máquina de café. Vio a doctor Martins vestido de calle en dirección a las puertas de salida. Dudó un momento y fue corriendo hacia él.
- ¡Doctor!, ¡Doctor!- Martins paró y se giró buscando la voz que le llamaba. –Perdone doctor, pero quisiera hacerle una pregunta. No sé si se acordará de mí soy la esposa de…-
- Richard Castle. ¿Desea algo?-
- Sí, verá quisiera preguntarle si podría tomar café- el doctor sonrió.
- Usted sí, no veo motivos aparentes para que no pueda hacerlo. En cuanto a su marido tendrá que compartir un vaso de agua con usted. Lo único que puede tomar por el momento será agua-
- Gracias-
- De nada, por cierto, si no se da prisa va a perderse como despierta y creo que eso es más valioso que un mal café de esa máquina-. En ese momento aparecieron Martha y Alexis por la puerta. Subieron juntas a la habitación. Se encontraban las tres solas en el es ascensor y avanzaron con paso rápido por los pasillos. Cuando estaban frente a la puerta de la habitación de Castle Kate paró en seco. -Entrad vosotras primero por favor.- Alexis parecía extrañada pero su abuela se la llevó dentro.
Todo le daba vueltas. Parecía que se hubiese tenido un mal sueño que hubiera durado más de la cuenta. Amagó con levantarse pero se sentía que el peso del mundo no le dejaba. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Cómo podía haber llegado a esa situación? Abrió los ojos y Kate estaba en el baño, sentía ahogarse en un mar de lágrimas. Tenía miedo, miedo a que Castle le rechazase. ¿Pero porqué?. Se sentía más insegura que nunca. Cuando incorporó y fue al lavamanos, el agua le refrescó la cara y le limpió las lágrimas. Miró al espejo. Sabía que tenía que hacerlo, debía enfrentarse a sus demonios. Así que fue a la habitación cuatrocientos veintitrés y esperó. La angustia iba creciendo en su interior, era un parasito que se alimentaba de sus malos pensamientos y en ese momento parecía que su festín no tuviese un final a la vista. La puerta se abrió abuela y nieta salieron con una sonrisa. Kate compuso una a medias y sin demasiada gana. Entró, allí estaba Rick.
- Hola – dijo Kate tímidamente. Se acercó y Castle le cogió de la mano y sonrió.
- Gracias por venir.- dijo Castle. Su voz sonaba calmada. Parecía que hubiera salido de un plácido sueño.
- Castle tengo que decirte una cosa- la voz se le entrecortó. – No creo que podamos seguir con esto.- hizo una pequeña pausa para tomar fuerzas. Le iba a ofrecer su corazón y quizá no le gustase la respuesta –No, hasta que cierre esta página de mi vida y mi pasado. Si cuando acabe me has esperado estaré contigo hasta el final y sin reservas. Ya perdí a mi madre. No quisiera tener que perder a otra persona que es importante para mí, no lo soportaría.- se sentía mal con ella misma. Castle acababa de despertarse de un coma y lo único que querría sería hablar de aquellos términos.
- Gracias otra vez.- Kate se sentó en el sillón, eso le había dejado más dudosa que antes. Miró la mano que Castle le tenía cogida, se quitó el anillo y lo dejó en el pecho de Castle. – Gracias pero no puedo aceptarlo. No si dices que lo haces por mí. Durante años he estado con mujeres que no son ni la mitad de lo que tú eres. Me podría esperar esa proposición de ellas. Durante mucho tiempo he tratado de llenar mi vida con chicas de una noche, he tenido dos matrimonios de los cuales conservo buenos recuerdos y una hija que es la mejor del mundo. Pero nunca me han llenado tanto cómo lo que tenemos. Nadie me hizo dudar tanto. Nadie me ha enamorado del modo que tu lo haces. Si por ti tuviera que renunciar a la fama y el dinero lo haría. Si tuviese que trabajar en una zanja día y tarde para poder verte sólo un rato a la noche lo haré, y si tengo que hacer cualquier cosa por ti la haré no te quepa duda alguna. Lo único que te pido es que si vas a dar ese paso déjame ser tu apoyo. Déjame estar a tu lado el día que acabes con tus demonios. Quiero estar a tu lado el día que caiga el muro por completo. Y si he de morir, que sea a tu lado, pues no tendría sentido mi existencia sin ti-.
- Tengo miedo.- dijo Kate
- Yo también lo tuve, pensé que no te volvería a ver.- tomo aire un momento y prosiguió.- Pero lo que más miedo me daba eras tú, si hubiese muerto volverías a levantar el muro. Pero esta vez más alto, de hecho ya lo has hecho. Y no podrías disfrutar de una vida completa. Has de asumir que las personas que queremos se van incluso cuando menos lo esperas. Será doloroso, pero el dolor ha de compartirse o al menos eso pienso. No puedes ni debes encerrarte en ti misma. La muerte es el broche de final a una obra maestra que es la vida. Le pasó a tu madre y podría haberme pasado a mí. Pero la cuestión no es que dejen de vivir, la cuestión es si el tiempo que has vivido con esas personas ha sido pleno. Sé que hay riesgos en esto y que para que podamos vivir el cuento de hadas que nos merecemos debemos de pasar un campo de espinas. Pero si lo hacemos juntos estaremos el uno y el otro para curarnos las heridas que nos hagan esas espinas. - Castle cogió el anillo y se lo ofreció – ¿Qué me dices? – Kate apretó la mano que le había ofrecido Castle. No lo cogió en ese momento. Pues eso no le interesaba en ese momento. Lo besó, no sólo no le había quitado sus dudas había hecho algo más. No supo cuanto tiempo duró aquel beso pero no quería que pasase el momento. Cuando al fin sus labios se separaron no pudo evitar sonreír. Cogió el anillo y se lo puso. Castle se apartó, no sin esfuerzo, haciéndole un hueco en la cama para que se tumbase con él. Le desabrochó un par de botones de la blusa y le tocó la cicatriz. Luego cogió su mano y la puso en su pecho.
- Parece que ahora tenemos algo más en común.- dijo Kate con una sonrisa y lo volvió a besar. – He tenido miedo. He dudado, tal vez no quisieses seguir conmigo después de esto- y le tocó con suavidad el pecho.
- He tenido miedo y lo seguiré teniendo. Habría miles de cosas que quisiera hacer que se quedarán en el tintero. Pero prefiero mil veces tener una vida plena a tener una vida larga. De que me serviría vivir cien años si no tendría a nadie con quien compartir mi soledad. De que serviría morir plácidamente en una cama rodeado de personas tristes si mi vida estaba vacía. Quiero estar contigo y lo demás casi nada me importa.- Kate lo beso y se dejó llevar. Tanto que le hizo daño en el pecho.
- Perdón-
- Ya aceptaré las disculpas con un poco menos de ropa.- dijo con una sonrisa Castle.
A Kate le molestó un poco que viniesen Martha y Alexis al cabo de una hora. Pero eran su madre e hija, también tenían derecho, así que bajó a la entrada a por un café. Estaba retirando el vaso de cartón cuando vio a alguien en la acera que daba a la calle. Era el senador Braken. Cogió el café y se fue hacia él.
- Tengo entendido que el señor Castle ha sobrevivido por poco, sería una lástima que dejase este mundo a una madre una hija y su tercera esposa.- la malicia se reflejaba en sus ojos y sus palabras. Pero a Kate no le importó, así que con una sonrisa le dijo
- Si, la verdad es que sería una pena que un buen hombre dejase el mundo- se acercó al senador. El miedo se reflejó un instante en sus ojos.
- Por quien tengo lástima es por su esposa. Será una pena ver cómo alguien que ha vivido engañada por la imagen de que usted ha sido un buen hombre se derrumba. Ver la decepción en la cara de sus familiares me reconfortará. Pues ahora nada podrá pararme, has querido jugar con la persona equivocada- le susurró al oído. Le pasó un dedo por la cicatriz que le dejó tiempo atrás. – Esa marca será poco comparado con la que dejará usted a sus familiares. Pero no será visible a los ojos. La vergüenza y la decepción que sufrirán de ti será tu castigo, aparte de la cárcel, por matar a mi madre y quien sabe a cuantas personas-. Y con paso tranquilo se dirigió al hospital. Francamente el café es asqueroso pensó cuando entraba con una sonrisa en los labios.
Martha estaba en la puerta de la habitación que estaba entreabierta, cansada visiblemente pero eso no le impedía ocultar su felicidad.
- ¿Katherine tienes un momento?- Kate se acercó, pero salieron al pasillo – Quisiera pedirte una cosa. A lo largo de mi vida he tenido muchos amores. Pero aun me estremezco cuando pienso en el padre de Richard. No puedo obligar a mi hijo que se aparte de todo esto. Él ha tomado su decisión y la entiendo. Cuídale, no dejes que haga demasiadas estupideces -. Bekett dejó el café y abrazó a Martha.
- El momento en que estuvo muerto en el suelo de mi casa creí morir. Pero sólo podremos estar juntos y sin riesgo si metemos a ese hombre en la cárcel.-
- Haz lo que tengas que hacer querida.- se quedaron un rato mirando cómo hacía reír a Alexis – Es y será un gran padre- Kate que estaba dándole un sorbo al café no pudo evitar atragantarse. – Voy a decirle a la pequeña que se despida. Tiene que ir a la universidad y su padre parece que ha encontrado una excusa para obligar a su abuela a ejercer de niñera- ambas rieron y tras una breve pausa Martha entró en la habitación y Kate fue a buscar a una enfermera. Entró en la habitación con un pequeño vaso de agua en la mano y el café.
- Lamento decírtelo pero el médico no te deja tomar café. Así que lo tendremos que sustituir por sucedáneo de agua. No es lo mismo… pero.-
- Descuida el detalle es lo que cuenta.- Kate se acurrucó un poco en el sillón y le tomó la mano a Castle. – ¿Sabes…? bueno déjalo-
- Dime- dijo Bekett con curiosidad.
-¿Sabes?, He tenido un viaje bastante raro- dijo Castle.
- Lo raro sería que no estuvieses aquí conmigo- dijo Kate mientras le acariciaba con el pulgar la mano que le tenía cogida.
En el próximo fic.
- Lo más difícil de asumir es que no tenemos pruebas y seguramente van a cerrar el caso. Braken quemó las que tenía en mi casa. Te he fallado.-
Gracias a Kate&Rick por la portada.
Capítulo 1. Futuro próximo.
Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo.- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Se despertaron, en la capital del estado. Habían pasado la mejor noche de su vida. Sintió que una mano recorría su espalda hacia abajo. Le miró y sonrió. Las sabanas estaban enredadas entre las piernas de ambos y ellos entre sí también. Se incorporó un poco y le besó suavemente. Él le devolvió el beso tiernamente. No quería que el tiempo pasase. No quería que el ruido invadiese ese remanso de paz. Alguien diría que habrían cometido una estupidez, pero simplemente se dejaron llevar. Tampoco querían que nadie hubiese estado salvo ellos mismos, ya llegaría el momento de hacer una fiesta, de atender a sus amigos y familiares. Pero estaban recién casados y por el momento no querían a nadie más.
Al cabo de un rato bajaron a desayunar al comedor del hotel. Castle había ido a abonar la noche. Normas, pero estaría en un momento con ella. Se confirmaron sus sospechas cuando unas manos empezaron a hacerle cosquillas por el costado y le besaban el cuello.
- No podrías ponerte malita, sólo por una vez. Así podríamos ver la capital de la nación y de paso ver que se esconde en la cama de la habitación.- le susurró Castle
- Esto es el FBI, ¿sabes que esto requiere una seriedad no?.- dijo mientras se giraba y entrelazaba sus brazos en su cuello y le besaba.
- Vaya por Dios, ya me estoy arrepintiendo de haberte pedido que te cases conmigo. ¿De qué sirve esto si no?- la mirada de niño que puso le hizo sonreír
- Pues anoche no tenías queja ninguna…- antes de que pudiera acabar la frase una tos a su derecha indicó que estaban entorpeciendo la cola para el bufet. Terminaron el desayuno entre risas y las impertinencias de Castle que tanto le gustaban. Se sentía feliz. Del modo que no lo era desde hacía tiempo. Lo peor, era que sólo le quedaba unos pocos días antes incorporarse al trabajo. Pero alejó esos malos pensamientos de su cabeza y se dedicó a disfrutar. Los días fueron sacados de un pasaje de pintura bucólica, llenos de luz, alegría y placidez. El último día cuando estaban cenando le pregunto
- ¿Que vas a hacer mañana?.- Castle tomó un bocado y se ayudó de un trago de vino para pasarlo. – Tenía pensado ir a Nueva York. Quisiera ver a Alexis y mi madre. Después de una semana creo que tienen que aguantarme aunque sea un poco. Pero te prometo que haré lo posible para que me manden pronto a paseo.- hubo un silencio, y Castle prosiguió – He pensado todos estos días sobre el futuro. Alexis es ya una mujer y a demostrado ser mil veces más madura que yo a su edad. Mi madre prácticamente no me necesita y seguramente bendiga mi decisión. Voy a venirme aquí a Washington. Sé que estarás recorriendo el país de aquí a allá resolviendo casos. Pero quiero estar contigo, si alguna vez resuelves un caso, podremos estar juntos. Los echaré de menos, aunque ahora sabes que tu porcentaje de resolverlos disminuirá sin mí.- Kate sonrió y un beso le cogió por sorpresa. Acabaron la cena lanzándose puyas y subieron a la habitación.
Cuando se despertó, Castle estaba aun dormido, se fue al baño y se dio una ducha. Cuando salió Castle se acababa de despertar. Su cara reflejaba sueño pero sonrió. Bajaron a desayunar. Pero se instaló un silencio incomodo. Ambos sabían que sucedería en unas horas. Cuando llegaron al edificio federal se miraron. Le acarició la mejilla.
- En unos días estaré otra vez aquí esperándote. Compraré una casa para los dos. Sólo quiero que el tiempo pase rápido, para volver a verte.- Kate le cogió de las manos y le miró a los ojos asintiendo. Fue uno de los besos más amargos de su vida. Puso rumbo a la fachada blanca del edificio. Tuvo que recomponerse para entrar. Miró atrás y aún estaba allí, empujó la puerta fue la última vez que lo vio. Le resultaba extraño todo. Se identificó ante el guarda de seguridad y prosiguió adelante. Todo parecía más frío de lo normal. Cogió el ascensor y se sentía una extraña. Rodeada de caras desconocidas. Cuando llegó a su planta. Por fin reconoció a alguien. Esbozó una sonrisa, pero la seriedad del agente Stack se la borró de inmediato. - Tenemos que ir a la oficina de nuestro jefe. Es un hombre que no se anda con medias tintas así que mira y escucha.- Llamó a la puerta y un seco “pasen” les recibió. No hubo tiempo de presentaciones ni de cortesías.
- Estamos ante un caso que requiere de nuestra mayor discreción. Parece ser que un senador estuvo implicado en unos asesinatos hace algún tiempo y en algunos asuntos más. Ni que decir tiene que es altamente secreto. Así que no quiero que cometan un solo desliz. Si esto sale a la luz ese hombre podría demandarnos y nuestros puestos de trabajo se verían seriamente comprometidos.- No podía ser. El destino parecía tener ganas de ser amable con Kate. Abrió el dosier que le entregaron. Era Bracken. Cerró los ojos. Al final podría cerrar ese episodio de su pasado. Al final sería libre.
– Señor, este hombre es culpable.- el jefe se quedó dudando un momento. –Señor investigué a Bracken y es culpable, mi madre fue una de sus víctimas. No por sus propias manos. Pero fue el responsable.-
- Stack, salga un momento de mi despacho.- se quedó en silencio hasta que la puerta del despacho se cerró.- Señorita Bekett, ha venido aquí recomendada muy favorablemente. Esto no es la comisaría de policía de donde viene. Así que si por algún momento atisbo la duda en usted o no puede hacerse cargo de este caso sepa que será despedida sin más explicaciones. Ahora cuénteme todo lo que averiguó de ese individuo.- Cuando salió del despacho, el agente Stack le abordó – Los tienes bien puestos. Demuéstralo ahora, vamos a encerrar a ese Bracken-. Le contó de carrerilla la investigación que hizo. Antes de salir del edificio su nuevo compañero le entregó un móvil nuevo, la pistola reglamentaria y la identificación. Le avisó que el móvil era seguro e inviolable. Fueron al aeropuerto de la ciudad, pues debían coger la investigación que Kate tenía en su casa y desarrollarían parte de su investigación pues al parecer Bracken estaba recaudando fondos en la ciudad.
-¿Vamos a coger un vuelo comercial?- preguntó Kate pues llevaban un rato sin hablar. Su compañero sonrió. – Somos los federales. Aquí tenemos prioridad sobre otros.- Avanzaron por el aeropuerto. Pero no fueron a ninguna recepción ni tuvieron que dar explicaciones a nadie. Llegaron a un hangar. Un señor con un abrigo del FBI gafas de aviador y gorra les estaba esperando. Montaron en un avión privado. -¿Ves lo que te decía? Y todo sin que nadie sepa que este avión ha salido. Sin que quede registro, salvo el que demos cuando acabemos este caso.- Kate estaba muy sorprendida. Siempre supo que los federales tenían poder y medios, pero no imaginó que tuviesen tanto. Llevaban un rato en el cielo cuando le preguntó si quería comer algo. Se negó. Nunca habría imaginado nada igual todos los medios que tendría a su alcance para resolver casos. Estaba contenta pues cogería al que le hizo eso a su madre pero alguien se coló en sus pensamientos. Castle. Iba a Nueva York, pero no podría verle. Se acababan de separar hace un par de horas quien sabe si no estaría esperando para coger un vuelo y ella había simplemente había llegado y se había montado. Sin colas, sin esperas. Recordó, la vez que Castle usó sus influencias, para que le diesen unos informes antes que otros que estaban esperando antes que ella. De repente Stack le sacó de sus pensamientos. –¿Así que habéis dado el paso?.- preguntó mirándole el anillo.- Me alegro. Yo también estuve casado hace tiempo.- se quedó un momento cavilando en silencio. – Llegará un momento en el que tendrás que decidir entre tu trabajo o él. Yo elegí lo primero. No me arrepiento de hacerlo salvo cuando voy rumbo a mi casa y se que estaré sólo. Pero llega un momento en el que aprendes a hacerte de piedra ante las emociones.- Kate torció el gesto para indicarle a su compañero que le apoyaba. Pero por dentro estaba sonriendo. Sabía sobradamente lo que era luchar contra los sentimientos. Pero también sabía que lo que tenía con Castle no era convencional. Y por eso sabía que él siempre estaría. Que él sería su caballero. Que hizo lo imposible para trepar por el torreón. Y rescatar a su princesa.
(nota las dos primeras líneas son un salto temporal a delante)
Capítulo 2. Contigo hasta el final.
Bueno al final en un descanso de estudio me he animado. Aquí os dejo el segundo capítulo. (La primera parte en cursiva es una parte del 3º capítulo que todavía no está hecho. Un salu2
El muro empezó a derrumbarse. Lenta pero inevitablemente. Seguía lloviendo torrencial mente. Tras el muro estaban su madre y su hija. Ambas con la mirada le mostraron una puerta. La abrió y allí estaba. Era Kate Bekett.
Tenía un sabor agridulce aquella despedida. Sentía que los días más felices de su vida se habían esfumado. Pero también sentía que volvería a verla en poco tiempo. O por lo menos eso anhelaba. Richard Castle avanzó por la terminal del aeropuerto. Compró un billete de avión y se sentó a esperar que el vuelo saliera, todo estaba en movimiento. La gente iba y venía, con mil historias que contar seguramente. Miró un momento por uno de los cristales que daban a la pista de aterrizaje y vio que un avión despegaba. ¿Qué tendría ese aparato para que llamase su atención?. Apartó aquel enorme pájaro de su cabeza y pensó en Alexis. Tenía una vaga idea de que le diría. ¿Pero y si había presupuesto que su hija se lo tomaría bien?. No, no era posible. Ella era más madura que él a su edad. Iría a verla. Eso por descontado. Más incluso de lo que ella podría imaginar. A fin de cuentas era su pequeña y eso no podría sustituirlo nadie.
Cuando terminó la carrera el taxista agradeció la propina. Estaba nervioso. Había hablado miles de veces con su hija. Pero nunca un tema tan delicado. Cuando abrió la puerta de su apartamento un abrazo muy fuerte le apretó aún más el nudo que tenía en el estómago. Se descolgaron las manos de Alexis, recorriendo sus brazos. Pero pararon súbitamente cuando ella notó que un anillo adornaba su dedo. No hubo palabras. Ella lo comprendió y sonrió, lo abrazó otra vez más fuerte. – Me alegro por ti papá- hubo un pequeño silencio. – Lo que no te perdonaré, es que no tuvieras la decencia de llamarme para ir a la boda.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja. – Ya habrá tiempo para celebraciones.- y besó a su hija en la frente. Fue al salón y su madre le abrazó felicitándole. – Ahora cuando se vaya a la universidad me cuentas que te atormenta.- le susurró al oído. Rick no sabía si notaba cuando una actuación estaba mal hecha o seguramente, era su hijo y no podría disimularle esas cosas a su madre. Alexis se despidió de su padre maldiciendo los exámenes y deseando volver para que le contase algo más. Se lo prometió, solamente si lo hacía con una cena especial.
Martha le miró serenamente. - ¿Y bien?- preguntó sin más preámbulos.
-Veras- dudó un momento.- Voy a irme a vivir con Bekett a Washington.- volvió a callarse un instante. – Y temo que Alexis no pueda aceptarlo. Obviamente vendría a verla. Seguramente se hartaría de verme. Pero tengo miedo de que no lo acepte.-
- Decida lo que decida ella será tu hija. Y tú has sido un gran padre. Puede que no lo admita en un primer momento. Si es así, dale tiempo. Pero ella es más inteligente y madura que nosotros a su edad. –hizo una breve pausa en la que bebió un sorbo de vino de su copa. –Y acabará aceptando. No aseguraría que lo haga en el acto.- su madre posó su mano sobre la suya. – Eres un buen hombre, hijo mío. Ten eso en mente. Durante años te has volcado con tu hija. Pero nunca habías tenido a la gran mujer que es Kate a tu lado. Es hora de que disfrutes de lo que tienes con ella. Obviamente por aquí te echaremos de menos, pero ahora te toca a ti.- una lágrima se derramó por la mejilla de su madre. Y la abrazó con ternura. Dando gracias con ese gesto, puesto que no podía decir palabra alguna. Pasaron dos días. Odiaba no poder hablar con Kate. Pero era un pacto al que habían llegado. No hablarían mientras ella estuviese de servicio. Tampoco no podía escribir, pues no conseguía quitarse cómo se tomaría Alexis la noticia. A media tarde recibió una llamada. En número no aparecía registrado y no tenía la numeración de los convencionales.
- Richard Castle, si te debo dinero creo que llamas al hombre equivocado. Si es por la casa en…- una risa que conocía bastante bien le iluminó el día.
- Veo que no has podido resistirte. Que mis encantos son tan imponentes que no has podido más.- comentó Rick con sorna
- ¿Ah sí? Seguro que te he pillado marcando mi número. ¿Por cierto que es eso de la casa?.
- Si te lo contase dejaría de ser una sorpresa. Sólo espero que te gusten las vistas al parque Glover Archbold. Vaya por Dios. Creo que ha dejado de ser una sorpresa. ¿A qué motivo debo tu llamada?
- Necesito que cojas unas cosas de mi casa. Preferiría no ir muy cargada el día que tengamos que hacer la mudanza.-
- ¿No tendrías más cositas de esas que te pusiste la primera noche? Obviamente no me gustaría hacer un viaje en vano.-
- No. Las mejores las tengo guardadas en la maleta para el día que nos veamos.- dijo Kate con voz sensual.
- Le acabas de dar una alegría a este viejo corazón.- dijo con sorna. Justo después hubo un momento de silencio. –Te echo de menos Kate-.
Cuando colgó, Kate sonrió. Castle había picado. Sólo faltaba algo para que Stack no sospechara. Pero tenía la excusa perfecta. Había subido a la azotea del edificio donde estaban llevando el caso para hacer la llamada. Llevaban dos días en Nueva York investigando posibles socios de Bracken, sólo descansado por la noche. Tenía la cabeza embotada. Cuando abrió la puerta Stack miró desconfiadamente. – Voy a ir un momento a mi casa. Voy a coger el informe que tengo de Bracken.- mintió. – Tienes una hora y media para estar con ese escritor tuyo. No tengas el valor de llegar ni un minuto más tarde-. Se quedó atónita. Salió del edificio con una sonrisa en los labios. Era más de lo que habría imaginado.
Castle cogió la llave de la puerta. Pero esta ya estaba abierta. Entró en el apartamento desconfiadamente. Estaba todo revuelto. Ladrones pensó. Pero se le heló la sangre a ver que en el sofá el ladrón vestía traje elegante y bien cortado. El ladrón era el Bracken, estaba bien jodido.
- ¿Que es lo que quiere?- preguntó Castle en tono seco.
- Bonito apartamento. Tiene una buena iluminación. – repuso calmadamente Bracken.
- Eso no responde a mi pregunta. Pensé que era usted un hombre de palabra. ¿Qué quiere ahora? Bekett le salvó la vida, después de lo que le hizo.
- Si, sería un hombre de palabra si no estuviese metiendo esta vez la nariz en el pasado. Parece que no aprendió de aquel balazo. Y aunque me salvó la vida me mantuve en la sombra. Cumplí mi parte del trato. Pero este no decía nada sobre volver a hurgar en la herida. Veo que se lo está pasando en grande con sus amiguitos los federales. Especialmente con ese agente Stack.- Braken se pausó un momento. -¡Ah! Estoy perdiendo mis modales. Enhorabuena por su reciente matrimonio con la agente Bekett.- una sonrisa malévola se curvó en su cara.
- ¿Qué es lo que quiere?-
-Verá. Tengo un trato que proponerle señor Castle. Entrégueme el informe que escondió aquí la señorita Bekett y yo me iré por esa puerta. Todo parecerá un robo y no le haré nada a su esposa.-
- Parece que no aprendiste nada. No juegues con fuego. Sabes que no podrás pararla.-
- Castle, su esposa está en la ciudad ¿no se lo ha dicho? Ahora mismo está viniendo a esta casa. Se supone que viene para darle una sorpresa a usted. No deje que ella se lleve la sorpresa al ver un cadáver. Sería una pena que la señorita Bekett enviudase a los pocos días de estar casada-. Mentía o eso pensó Rick. Estaba jugando con él y no le dejaría a Bracken que anotase un solo tanto.
-Púdrase.- dijo con resentimiento Castle. – No me deja otra alternativa.- dijo Bracken.
De repente de entre las sombras surgió un hombre que le abordó por la espalda y empezó a estrangularle con una cuerda. Era fuerte, pues Rick tenía los pies elevados unos centímetros del suelo. Tranquilamente Bracken empezó a mover una silla. No sabía cuánto podría aguantar. Estaba empezando a perder la cabeza. Con parsimonia arrastró unos centímetros más la silla. Cuando se detuvo le soltaron violentamente sobre ella. Tosió repetidamente, tanto que no se dio cuenta que le habían rajado la chaqueta y estaba hecha jirones en el suelo. Las lágrimas se le habían saltado y su ritmo cardiaco acelerado, procesaba rápidamente el aire que no pudo tener mientras le ahogaban.
Kate maldijo su suerte. Llevaba media hora en un atasco apenas le quedaban unos Veinte minutos si el tráfico fuese fluido para llegar a su casa. Por fin avanzaron unos metros y el tiempo también lo hacía. Apenas le quedaban cincuenta minutos. De repente le vino a la cabeza la solución. Había un parking unos cientos de metros más adelante podría dejar allí el coche. El resto lo haría corriendo. Aunque sólo fuese media hora, vería a Rick, se hizo esa promesa. Los coches parecieron apreciar el deseo de Kate pues empezaron a moverse perezosamente. Cinco minutos después corría por las calles de Nueva York rumbo a su casa. Parecía que iba a cumplir su promesa.
Notaba la sangre fluir desde su ceja hasta su barbilla. En este caudal, desembocaba el que nacía en labio que le habían partido. El cuerpo le dolía por los golpes. Pero seguía vivo y mientras tuviese un aliento que espirar no le diría nada a ese bastardo.
- Bravo señor Castle. He de admitir que me sorprende usted gratamente. Pensaba que me lo pondría más fácil. Siempre me han gustado los retos. Pero mi tiempo es limitado y me estoy cansando de jugar con usted.- dijo esto y empezó a ponerse unos guantes de cuero marrón.
- ¿Cómo puede decir que le gustan los retos si siempre manda a otros que se los hagan? Nunca se ha ensuciado las manos por su trabajo. Siempre han sido otros.-
- Mi destino es trabajar desde atrás. Tengo una visión que muchos otros no tienen. Lo que me ha permitido jugar esta última carta. Tráela.- Era Alexis. Sólo podía ganar tiempo por si venía Bekett. ¿Pero y si era mentira y condenaba a su hija? Braken la cogió por el cuello y apoyó una pistola con silenciador en su sien.
-¿Cómo se que no le harás nada si te digo donde está?
-Considere cómo benefactora de la deuda que tengo con la agente Bekett a su pequeña-
-Déjela marchar y se lo diré-. Miró a su hija a los ojos. Reflejaban miedo. Estaban regados por las lágrimas. No quería llevarse una última imagen de su hija aterrada a la tumba. Bracken soltó a su hija.
– Corre, corre y no mires atrás. Cierra los ojos para salir de esta habitación. Ahora nos veremos.- dijo Castle a Alexis.
– Te quiero papá.- dijo entrecortadamente Alexis.
- Eso ya lo sé hija mía-. Alexis hizo lo que su padre le había ordenado. Castle miró a los ojos a Bracken.
- No le diré nada si ese hombre que está con usted se le ocurre mover un musculo.-
- Muy listo. Hace bien por su hija. ¿Y bien?
- Es ese mueble blanco debajo de él hay una tabla suelta.- Un movimiento con la cabeza fue suficiente para que el secuaz de Bracken fuese a comprobar si había dicho la verdad.
- Señor aquí lo tiene.-
- Bien. Muy bien. Señor Castle ha sido un placer.-
Ya estaba al lado. Ya vería a Castle. Pero una melena roja le hizo detenerse. Miró a Alexis que corría con todas sus fuerzas. Se fue hacia ella y la paró en seco. Forcejeaba. Le empezó a hablar pero ella seguía luchando por liberarse de las ataduras. Vio como un coche se ponía a la altura de la entrada al bloque de apartamentos. Un hombre que salió del edificio tiraba una carpeta a una papelera que había cerca. También tiró un mechero encendido. Empezó a arder. Entonces comprendió lo que había pasado. Vio como el coche avanzó hasta perderse. Llamó a los sanitarios. Se quedó con Alexis que lloraba en silencio. De repente llegó Stack. Kate le miró a los ojos y este se quedó con Alexis. Subió hasta el piso donde vivía. Vio la puerta abierta. Había un hombre en el suelo aun respiraba. Corrió hacia él y se arrodilló a su lado.
- Espero no haberte dado una mala sorpresa.- dijo con una sonrisa. Kate sonrió también.
- Los sanitarios están de camino. Verás cómo te curan. Rick.-
- Lo único que lamento es que no hemos disfrutado de esto lo suficiente. Sólo te pido una cosa. No vuelvas a hacer cómo hiciste con tu madre. Disfruta de la vida.- se produjo una pausa. – Kate…- La cabeza perdió la fuerza que la mantenía erguida. Llegaron los sanitarios seguidos por Stack. Kate seguía al lado del cuerpo, esperando que solamente estuviese bromeando. Le acarició el pelo.
- Rick… Rick no me abandones, tú no puedes hacerlo-. Pero su mirada había captado el infinito. Los sanitarios estaban reanimándolo. - Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo. Lo único que podemos hacer es honrar a su memoria y su familia capturando al que le hiciese esto- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Cayó al suelo, el golpe le había dejado sin aire. Tenía los ojos cerrados. Los abrió lentamente estaba iluminado. Pero solamente la parte en la que él estaba. Se incorporó examinó sus alrededores todo estaba oscuro excepto el círculo de luz donde estaba. Miró hacia arriba y la luz le cegó. Bajó la vista parpadeando y distinguió una puerta. Se fue hacia ella. Avanzó por el pasillo durante un largo rato. “Un momento” pensó, “¿Qué es eso? Sintió miedo y empezó a correr. Tenía el aliento entrecortado. No sabía cuánto llevaba corriendo por aquel pasillo en total oscuridad. Pero nada perecía que pudiera detenerle. Súbitamente se vio en una sala con una gran pantalla de cine. Richard Castle no sabía dónde estaba.
Capítulo 3. Viaje por la mente.
Miró a ambos lados. No había nadie en esa sala. Tomó asiento en una de las butacas. En la pantalla empezó una cuenta atrás. Dudó. No sabía que podía significar eso. Estaba viendo la escena en la que Kate recibía el disparo. Él miraba al frente descubriendo al tirador. Acto seguido estaba tumbado con Kate en el suelo. “Te quiero”, dijo el mismo en la pantalla. La escena se cortó. Volvió la vista atrás buscando a alguien en la sala de proyección. La vio a través del cristal, era una sala blanca y no había nadie, solamente un viejo aparato para emitir las películas. Salió hacia el pasillo central del cine, para ver si podía distinguir algún detalle. Pero sólo estaba el viejo proyector. Lo que sucedió en aquel instante fue muy extraño. La luz del pequeño recinto se fue y volvió en un instante, pero en el cristal estaba escrito “Te quiero”. Lo leyó en un susurro prácticamente, justamente cuando acabó, la luz de la sala se apagó otra vez. Pero esta vez en el pasillo central se encendieron unas pequeñas luces que le indicaban el camino hacia una puerta que hizo un ruido indicando que se había abierto. Avanzó hacia ella y la abrió lentamente. Dio a otra sala de cine. Conforme cerró empezó a proyectarse una conversación que tuvo una vez con Kate “Porque te quiero, pero ya lo sabías. Lo sabías desde hace un año” y se cortó la escena. Al igual que en la sala anterior miró otra vez a la sala de proyecciones. Otra vez se fue y vino la luz. “Si vas a tirar tu vida a la basura no dejes que ella se quede a mirar”, leyó. Y otra vez se iluminó el pasillo central del cine y una puerta al fondo se abrió. Salió. Pero esta vez no dio a otra sala, sino a una calle. La calle era muy larga se extendía a ambos lados más allá de donde le alcanzaba la vista. No podía ver el final. Llovía, de manera torrencial. Todo estaba gris. Había tiendas en ambas aceras. Se acercó a la que tenía a la izquierda. Estaba cerrada, se fijó en el escaparate. Eso le cogió por sorpresa, estaba lleno de fotos de su vida. Momentos que había vivido. Miró la tienda que había delante y también estaba llena de recuerdos suyos. Sonrió, pues se vio con su hija paseando de la mano por el parque. Alexis había sido la niña más hermosa del mundo pensó. Miró a la acera de enfrente y se fue a buscar más fotos. Su madre dándole un regalo de navidad, él mismo leyendo en la biblioteca, jugando con Alexis. Pero hubo una que le llamó la atención, se acercó hasta tener la nariz casi pegada al cristal. Eran Bekett y él, estaban frente al árbol de navidad besándose. Aquella foto era de las últimas fiestas. Se sintió vacio, desinflado. Giró la cabeza y vio a un niño sentado en la acera, tenía la espalda apoyada en la pared y la cabeza hundida entre las rodillas. Se acercó hacia él y se sentó a su lado.
- ¿Puedo ayudarte?- preguntó Castle al niño.
- ¿Podrías quedarte conmigo? – respondió
- Si, no veo inconveniente. Dime, ¿saben tus padres que estás aquí?-
- Si, vivo al final de la calle, pero mi padre me ha castigado.- Castle se había quitado la chaqueta y se la ofreció al niño, que se la puso. Seguía lloviendo. Empezaba a oscurecer. La calle comenzó a hacerlo al final.
- ¿Qué hiciste para que te mandasen a este sitio?-
- No decir la verdad.- Castle se quedó en silencio. Sabía demasiado sobre la sinceridad.
-¿Dime dónde estamos?-
- En tu cabeza, si no, ¿Por qué están todas las tiendas llenas de recuerdos de tu vida?
-¿Qué está pasando?-
- No lo sé, pero parece que esto es el final- miró a la izquierda de la calle. La oscuridad había avanzado bastante. Una niebla empezó a cubrir la calle. Castle se incorporó. Miró a la derecha también estaba oscuro. Miró a la pared donde estaba apoyado el niño. No era de un escaparate, era de ladrillo, parecía que llevaba allí mucho tiempo, las piedras eran antiguas. Había palabras escritas en ellas. “Sinceridad”, “Amor”, entre otras y una frase le llamó especialmente la atención, tanto que la leyó en voz alta sin querer “Hazlo por ella”. ¿Era el final?. Si así era él no se merecía eso pensó. Quería ver a su madre a su hija por última vez. Pero sobre todo quería ver a Kate. No quería perderlas. No ahora que todo estaba tan bien. Empezó a llorar y a golpear el muro. La niebla ya le estaba rodeando y la oscuridad ya estaba a unos metros de él.
Miró al niño. Aquello era el final, y pensando en Kate le dijo. - Que sepas que te mereces estar aquí – sus palabras estaban cargadas de resentimiento y odio – Por tu culpa casi pierdo a una de las personas más importantes de mi vida-. Un crujido hizo que la calle se estremeciese. El muro empezó a derrumbarse. Lenta pero inevitablemente. Seguía lloviendo torrencialmente. Tras el muro estaban su madre y su hija. Ambas con la mirada le mostraron una puerta. La abrió y allí estaba. Era Kate Bekett. Se encontraban en una habitación. Era pequeña, había una cama en ella, estaba iluminada suavemente por unas lámparas. El suelo estaba cubierto de alfombras y estanterías. Estaba mirando las estanterías y se dio que había una puerta. Kate avanzó lentamente hacia él y se lanzó a sus brazos. Le besó, cuando cesaron sus manos empezaron a acariciarle la nuca. Castle pensó que si era aquello el fin iba a estar muy bien. Pero un sentimiento le carcomía.
- Siento haberte defrau…- un dedo de Kate se posó en sus labios impidiéndole terminar la frase. Tomó a Castle de la mano y le llevó delante de la puerta.
-¿Serás capaz de seguirme?- preguntó Kate.
- Siempre-.
Abrió la puerta y salió lentamente. Castle emergió después de ella, pero la luz lo cegó. Se puso las manos delante de los ojos. Cuando su visión se adaptó, observó que estaba en un campo de trigo. Kate había avanzado hasta el principio de las espigas. Sonriendo, le hizo un gesto con la cabeza para que lo siguiera y se adentró corriendo en la plantación. Corrió. La voz de Bekett le iba guiando a través de las plantas. Llevaba un rato corriendo y de repente se paró en seco. Había un precipicio. Justo debajo de él se extendía un bosque. Kate ya estaba abajo.
-¿Vas a venir conmigo o no?- preguntó.
-No sé cómo hacerlo-
-Simplemente salta.- Castle, miró hacia atrás y luego otra vez donde estaba Kate.
-Tengo miedo-.
-Ya hiciste lo peor. Te enfrentarte a ti mismo y a tus miedos- respondió Kate. Cerró los ojos y saltó. Pero no se hizo daño. La hierba estaba increíblemente mullida.
-¡Vamos!- le urgió Kate. Ya le sacaba unos metros de distancia, cuando Rick se incorporó. Prosiguió tras ella corriendo. Recorrieron todo tipo de paisajes en los que nunca había estado. Desiertos de dunas doradas e infinitas, Valles donde pacían los animales tranquilamente y no habían sido contaminados por la mano del hombre, montañas nevadas más blancas que las perlas más hermosas, saltaron ríos llenos de vida, corrieron por playas de arena blanca y aguas cristalinas y atravesaron carreteras rectas infinitas.
- Vamos Castle ya nos queda poco- súbitamente en el horizonte había aparecido la ciudad de Nueva York. Parecía deshabitada, cómo si no llevasen viviendo en ella las personas desde hace años. Hacía una mañana esplendida, pareciese que el día se estuviese volviendo cada vez más luminoso. La urbe estaba extrañamente desierta, pasaron por delante la comisaria, de la biblioteca, el residencial de Castle. Se detuvieron delante del apartamento de Kate. Le esperaba en la entrada del edificio.
-Este es el final.- Le cogió de la mano y subieron a su apartamento. Cuando llegaron a la puerta de Kate, esta le puso una mano en la mejilla, le acercó sus labios a al oído lentamente.
-Adiós amor mío. Nos veremos en un momento.- dijo esto y empezó a retroceder unos pasos. Castle alzó el brazo y con las yemas de los dedos le rozo a Kate la cara, pero se la manchó de sangre. Se miró las manos, estaban teñidas de rojo. Se miró el cuerpo tenía un agujero de bala en el pecho su ropa había cambiado. Miró a Bekett tenía lágrimas en los ojos. Sus piernas se aflojaron y Rick cayó arrodillado.
-Perdóname, pero esto te va a doler- le dijo. Castle cayó de espaldas, acto seguido notó como una descarga eléctrica le recorría el cuerpo entero, el dolor era insoportable. Se sucedían los espasmos, cada vez dolían más y más, todo se estaba aclarando, era el fin. Otra sacudida más, todo se volvió blanco. No pudo soportarlo más, su cabeza se cayó hacia un lado. Durante el proceso había perdido los sentidos poco a poco. Pero, ¿Por qué tenía consciencia?. Todo estaba en blanco pero tenía pensamientos. Súbitamente notó que su mano izquierda entraba en contacto con algo. Era suave y blando. Era moqueta. Su otra mano estaba también sobre moqueta pero esta estaba empapada con algún líquido denso y pegajoso. Recuperó el olfato, el olor era algo desagradable. Recuperó el oído y todo era confuso, se escuchaban voces por doquier. Entonces notó que la boca le sabía a sangre. Y de repente el blanco se iba desvaneciendo se iban formando siluetas, estas dejaron paso a cosas. Reconoció unos zapatos y un pantalón. “Esos tacones un día le iban a costar un disgusto” pensó. Todo pasaba a cámara lenta. Movió la cabeza hacia arriba en busca de la propietaria de aquello. Su movimiento coincidió con el que hacía una mujer muy hermosa, y conocida para él. Sus miradas coincidieron. ¡Tiene pulso! ¡Tiene pulso! Repetían una y otra vez.
En el próximo fic:
-¿Sabes?, He tenido un viaje bastante raro- dijo Castle.
- Lo raro sería que no estuvieses aquí conmigo- dijo Kate mientras le acariciaba con el pulgar la mano que le tenía cogida.
Capítulo 4. Decisiones y reflexiones.
Acabó el día. Estaba muy cansada. Las dudas se amontonaban en su cabeza, su caso no avanzaba y casi pierde a alguien muy especial para ella. Respiró profundamente. ¿Qué debía hacer?. Su trabajo o su amor. Casi pierde a Castle por su pasado. Quería hablar con él, pero le habían inducido un coma.
Cogió el coche y se fue al hospital. Subió a la quinta planta, la de cuidados intensivos y en la habitación cuatrocientos veintitrés llamó a la puerta. Martha abrió la puerta y le abrazó.
- ¿Qué tal querida?- Kate no supo que contestar- Te entiendo. Dame un segundo.- Se fue hacia Alexis, que dormía con la cabeza posada en la cama donde Castle se encontraba. Tenía ojeras y estaba aún más pálida que de costumbre. Martha también estaba afectada parecía que fuese infinitamente más mayor de lo que era. Las tres estaban en la puerta cuando se quedaron mirando a su Rick una vez más, se despidieron de Kate y cerraron tras de sí la puerta. Le besó en la mejilla y le acarició el pelo. Se sentó en el sillón que había junto a la cama y le tomó la mano. Estaban solamente ellos dos y los demonios que llevaba por dentro. Cerró los ojos y las lágrimas empezaron a brotar.
- Lo siento, siento, que mi pasado casi mate- No hubo respuesta y sabía que así sería. Pero deseaba oír su voz. Lo volvió a mirar. Aquel no era el hombre que fue, tenía los ojos cerrados, un respirador le atravesaba la boca y la garganta. En el dorso de su mano derecha tenía una vía que conectaba con el suero. Un medico entró en la sala.
-Hola, soy el doctor Martins. Vengo a ver la evolución del paciente y a echarle un vistazo antes de que comience la guardia de noche.- Cogió la tabla que había a los pies de la cama y la examinó. – Bien. Parece que mañana podremos despertarle del coma. La evolución es favorable y la gravedad ha remitido ligeramente. Pero aún le queda tiempo para que esté en plenas condiciones.-
- Gracias doctor-
- De nada, pero es un hombre fuerte y eso en parte nos quita un poco de mérito. Los paramédicos habían perdido casi toda esperanza cuando lo trataban de reanimar. Eso nos demuestra que quería seguir viviendo-. Kate sonrió forzadamente. El médico observó un par de cosas más y despidió diciendo que tratase de descansar que Rick estaba en buenas manos. Se fue hacia la cama y se tumbó de costado en el lateral y se pasó el brazo izquierdo por su cuello. Le limpió un poco de saliva seca que tenía en la comisura y le dio un beso.
- Gracias por luchar.- su dedo índice recorría la barbilla. En ese momento se sentía protegida y segura. Aunque Castle no estuviese consciente, estaba vivo y daba gracias por ello. Apartó el brazo lentamente y lo dejó con mimo en la cama. Cogió el móvil mandó un mensaje a Alexis y buscó en la agenda a Stack:
- Hola, soy Kate. Verás quisiera preguntarte si mañana podría tomarme el día libre. Van a despertar a Castle del coma y quisiera estar junto a él-. Si, podría estar con él. Y eso era bueno aunque no sabría por dónde empezar. Miró un momento a Castle y se volvió a tumbar. No supo cuanto tardó en dormirse.
A la mañana siguiente bajó a recepción y fue a la máquina de café. Vio a doctor Martins vestido de calle en dirección a las puertas de salida. Dudó un momento y fue corriendo hacia él.
- ¡Doctor!, ¡Doctor!- Martins paró y se giró buscando la voz que le llamaba. –Perdone doctor, pero quisiera hacerle una pregunta. No sé si se acordará de mí soy la esposa de…-
- Richard Castle. ¿Desea algo?-
- Sí, verá quisiera preguntarle si podría tomar café- el doctor sonrió.
- Usted sí, no veo motivos aparentes para que no pueda hacerlo. En cuanto a su marido tendrá que compartir un vaso de agua con usted. Lo único que puede tomar por el momento será agua-
- Gracias-
- De nada, por cierto, si no se da prisa va a perderse como despierta y creo que eso es más valioso que un mal café de esa máquina-. En ese momento aparecieron Martha y Alexis por la puerta. Subieron juntas a la habitación. Se encontraban las tres solas en el es ascensor y avanzaron con paso rápido por los pasillos. Cuando estaban frente a la puerta de la habitación de Castle Kate paró en seco. -Entrad vosotras primero por favor.- Alexis parecía extrañada pero su abuela se la llevó dentro.
Todo le daba vueltas. Parecía que se hubiese tenido un mal sueño que hubiera durado más de la cuenta. Amagó con levantarse pero se sentía que el peso del mundo no le dejaba. ¿Qué era lo que había pasado? ¿Cómo podía haber llegado a esa situación? Abrió los ojos y Kate estaba en el baño, sentía ahogarse en un mar de lágrimas. Tenía miedo, miedo a que Castle le rechazase. ¿Pero porqué?. Se sentía más insegura que nunca. Cuando incorporó y fue al lavamanos, el agua le refrescó la cara y le limpió las lágrimas. Miró al espejo. Sabía que tenía que hacerlo, debía enfrentarse a sus demonios. Así que fue a la habitación cuatrocientos veintitrés y esperó. La angustia iba creciendo en su interior, era un parasito que se alimentaba de sus malos pensamientos y en ese momento parecía que su festín no tuviese un final a la vista. La puerta se abrió abuela y nieta salieron con una sonrisa. Kate compuso una a medias y sin demasiada gana. Entró, allí estaba Rick.
- Hola – dijo Kate tímidamente. Se acercó y Castle le cogió de la mano y sonrió.
- Gracias por venir.- dijo Castle. Su voz sonaba calmada. Parecía que hubiera salido de un plácido sueño.
- Castle tengo que decirte una cosa- la voz se le entrecortó. – No creo que podamos seguir con esto.- hizo una pequeña pausa para tomar fuerzas. Le iba a ofrecer su corazón y quizá no le gustase la respuesta –No, hasta que cierre esta página de mi vida y mi pasado. Si cuando acabe me has esperado estaré contigo hasta el final y sin reservas. Ya perdí a mi madre. No quisiera tener que perder a otra persona que es importante para mí, no lo soportaría.- se sentía mal con ella misma. Castle acababa de despertarse de un coma y lo único que querría sería hablar de aquellos términos.
- Gracias otra vez.- Kate se sentó en el sillón, eso le había dejado más dudosa que antes. Miró la mano que Castle le tenía cogida, se quitó el anillo y lo dejó en el pecho de Castle. – Gracias pero no puedo aceptarlo. No si dices que lo haces por mí. Durante años he estado con mujeres que no son ni la mitad de lo que tú eres. Me podría esperar esa proposición de ellas. Durante mucho tiempo he tratado de llenar mi vida con chicas de una noche, he tenido dos matrimonios de los cuales conservo buenos recuerdos y una hija que es la mejor del mundo. Pero nunca me han llenado tanto cómo lo que tenemos. Nadie me hizo dudar tanto. Nadie me ha enamorado del modo que tu lo haces. Si por ti tuviera que renunciar a la fama y el dinero lo haría. Si tuviese que trabajar en una zanja día y tarde para poder verte sólo un rato a la noche lo haré, y si tengo que hacer cualquier cosa por ti la haré no te quepa duda alguna. Lo único que te pido es que si vas a dar ese paso déjame ser tu apoyo. Déjame estar a tu lado el día que acabes con tus demonios. Quiero estar a tu lado el día que caiga el muro por completo. Y si he de morir, que sea a tu lado, pues no tendría sentido mi existencia sin ti-.
- Tengo miedo.- dijo Kate
- Yo también lo tuve, pensé que no te volvería a ver.- tomo aire un momento y prosiguió.- Pero lo que más miedo me daba eras tú, si hubiese muerto volverías a levantar el muro. Pero esta vez más alto, de hecho ya lo has hecho. Y no podrías disfrutar de una vida completa. Has de asumir que las personas que queremos se van incluso cuando menos lo esperas. Será doloroso, pero el dolor ha de compartirse o al menos eso pienso. No puedes ni debes encerrarte en ti misma. La muerte es el broche de final a una obra maestra que es la vida. Le pasó a tu madre y podría haberme pasado a mí. Pero la cuestión no es que dejen de vivir, la cuestión es si el tiempo que has vivido con esas personas ha sido pleno. Sé que hay riesgos en esto y que para que podamos vivir el cuento de hadas que nos merecemos debemos de pasar un campo de espinas. Pero si lo hacemos juntos estaremos el uno y el otro para curarnos las heridas que nos hagan esas espinas. - Castle cogió el anillo y se lo ofreció – ¿Qué me dices? – Kate apretó la mano que le había ofrecido Castle. No lo cogió en ese momento. Pues eso no le interesaba en ese momento. Lo besó, no sólo no le había quitado sus dudas había hecho algo más. No supo cuanto tiempo duró aquel beso pero no quería que pasase el momento. Cuando al fin sus labios se separaron no pudo evitar sonreír. Cogió el anillo y se lo puso. Castle se apartó, no sin esfuerzo, haciéndole un hueco en la cama para que se tumbase con él. Le desabrochó un par de botones de la blusa y le tocó la cicatriz. Luego cogió su mano y la puso en su pecho.
- Parece que ahora tenemos algo más en común.- dijo Kate con una sonrisa y lo volvió a besar. – He tenido miedo. He dudado, tal vez no quisieses seguir conmigo después de esto- y le tocó con suavidad el pecho.
- He tenido miedo y lo seguiré teniendo. Habría miles de cosas que quisiera hacer que se quedarán en el tintero. Pero prefiero mil veces tener una vida plena a tener una vida larga. De que me serviría vivir cien años si no tendría a nadie con quien compartir mi soledad. De que serviría morir plácidamente en una cama rodeado de personas tristes si mi vida estaba vacía. Quiero estar contigo y lo demás casi nada me importa.- Kate lo beso y se dejó llevar. Tanto que le hizo daño en el pecho.
- Perdón-
- Ya aceptaré las disculpas con un poco menos de ropa.- dijo con una sonrisa Castle.
A Kate le molestó un poco que viniesen Martha y Alexis al cabo de una hora. Pero eran su madre e hija, también tenían derecho, así que bajó a la entrada a por un café. Estaba retirando el vaso de cartón cuando vio a alguien en la acera que daba a la calle. Era el senador Braken. Cogió el café y se fue hacia él.
- Tengo entendido que el señor Castle ha sobrevivido por poco, sería una lástima que dejase este mundo a una madre una hija y su tercera esposa.- la malicia se reflejaba en sus ojos y sus palabras. Pero a Kate no le importó, así que con una sonrisa le dijo
- Si, la verdad es que sería una pena que un buen hombre dejase el mundo- se acercó al senador. El miedo se reflejó un instante en sus ojos.
- Por quien tengo lástima es por su esposa. Será una pena ver cómo alguien que ha vivido engañada por la imagen de que usted ha sido un buen hombre se derrumba. Ver la decepción en la cara de sus familiares me reconfortará. Pues ahora nada podrá pararme, has querido jugar con la persona equivocada- le susurró al oído. Le pasó un dedo por la cicatriz que le dejó tiempo atrás. – Esa marca será poco comparado con la que dejará usted a sus familiares. Pero no será visible a los ojos. La vergüenza y la decepción que sufrirán de ti será tu castigo, aparte de la cárcel, por matar a mi madre y quien sabe a cuantas personas-. Y con paso tranquilo se dirigió al hospital. Francamente el café es asqueroso pensó cuando entraba con una sonrisa en los labios.
Martha estaba en la puerta de la habitación que estaba entreabierta, cansada visiblemente pero eso no le impedía ocultar su felicidad.
- ¿Katherine tienes un momento?- Kate se acercó, pero salieron al pasillo – Quisiera pedirte una cosa. A lo largo de mi vida he tenido muchos amores. Pero aun me estremezco cuando pienso en el padre de Richard. No puedo obligar a mi hijo que se aparte de todo esto. Él ha tomado su decisión y la entiendo. Cuídale, no dejes que haga demasiadas estupideces -. Bekett dejó el café y abrazó a Martha.
- El momento en que estuvo muerto en el suelo de mi casa creí morir. Pero sólo podremos estar juntos y sin riesgo si metemos a ese hombre en la cárcel.-
- Haz lo que tengas que hacer querida.- se quedaron un rato mirando cómo hacía reír a Alexis – Es y será un gran padre- Kate que estaba dándole un sorbo al café no pudo evitar atragantarse. – Voy a decirle a la pequeña que se despida. Tiene que ir a la universidad y su padre parece que ha encontrado una excusa para obligar a su abuela a ejercer de niñera- ambas rieron y tras una breve pausa Martha entró en la habitación y Kate fue a buscar a una enfermera. Entró en la habitación con un pequeño vaso de agua en la mano y el café.
- Lamento decírtelo pero el médico no te deja tomar café. Así que lo tendremos que sustituir por sucedáneo de agua. No es lo mismo… pero.-
- Descuida el detalle es lo que cuenta.- Kate se acurrucó un poco en el sillón y le tomó la mano a Castle. – ¿Sabes…? bueno déjalo-
- Dime- dijo Bekett con curiosidad.
-¿Sabes?, He tenido un viaje bastante raro- dijo Castle.
- Lo raro sería que no estuvieses aquí conmigo- dijo Kate mientras le acariciaba con el pulgar la mano que le tenía cogida.
En el próximo fic.
- Lo más difícil de asumir es que no tenemos pruebas y seguramente van a cerrar el caso. Braken quemó las que tenía en mi casa. Te he fallado.-
Capítulo 5 El pasado
- Nada, no tenemos nada.- al diablo, le dio empujón a la mesa que se volcó. Kate estaba furiosa. No iban a poder cerrar aquel caso.
- No puede ser tiene que haber algo, siempre lo hay.- respondió Bekett.
- Este hombre se ha esmerado en blanquear sus cuentas y hacerlas parecer limpias. Sus benefactores parecen tan interesados cómo él en hacerlo parecer. No podemos hacer nada. Si al menos conservásemos ese informe, esto cambiaría.- repuso Stack. Su voz sonaba con ecos de rabia. – Por hoy hemos acabado. Mañana informaré a los superiores, lo más probable es que cierren la investigación. ¿Te apetece tomar algo?-
- No, gracias, voy a ver a Castle. Esta noche es la última que pasa en el hospital.-
- Mejor para ti, parece que no duermes bien desde que está en el hospital.- Idiota, pensó Kate, que sabía ese tipo. Disimuló una sonrisa para parecer educada y cogió su chaqueta.
Abrió la puerta de la habitación y Castle estaba con el portátil escribiendo. No había nadie salvo él.
- ¿Estas sólo?- preguntó Kate
- Si, mi madre ha ido a ver la representación de sus alumnos. Decía que llegaba tarde.-
- ¿Puedes parar un momento?- Castle tecleó algo más y cerró la tapa del ordenador. Su mirada se había vuelto inquieta. – Stack y yo no hemos avanzado nada en la investigación. Ese hombre…- hizo una pausa y tomo aire -Hemos perdido- dijo mientras le cogía la mano. - Lo más difícil de asumir es que no tenemos pruebas y seguramente van a cerrar el caso. Braken quemó las que tenía en mi casa. Te he fallado.-
- Primero, no me has fallado. Seguidamente he de decir que si no tenéis pruebas es porque no las habréis buscado bien. Siempre hay algo- dijo Castle
- Llevamos días trabajando en esto ¿no crees que seríamos capaces de haber encontrado algo?- Kate no daba crédito a lo que Castle acababa de decir – Buenas noches- corrió la cortina se sentó en el sillón. “Me has fallado, a mí y a tu marido que tanto te ha dado”. Llovía torrencialmente. Kate estaba de rodillas, lloraba sin consuelo “Perdón” musitó. Ambos la miraban severamente. Castle tenía en la mano el anillo de Kate, lo dejó caer al suelo y cuando impactó sonó como un disparo. Estaba tumbada en aquel cementerio. El pecho le sangraba. Caslte y su segunda esposa la miraban. Él tenía el brazo pasado por el hombro de ella, parecían tan felices. “Ayúdame” “Ayúdame por favor” cada vez sangraba más y más. “Rick por favor me muero”. La feliz pareja empezó a reír. Cada vez era más desagradable el sonido de sus risas se volvía metálico y chirriante. Cayó al suelo, miró a un lado y a otro, estaba a salvo. Suspiró aliviada. Kate se pasó las manos por la cara, había llorado. Se introdujo la mano por la blusa. La cicatriz seguía en su sitio y no sangraba. Estaba de rodillas y se incorporó ¿habría despertado a Castle?. Aún no había amanecido la habitación seguía en penumbra. Corrió la cortina pero Rick no estaba, había una nota en la almohada. “Kate nos vemos en tu apartamento, quisiera hablar sobre lo nuestro. Firma Richard Edgar Castle”. Dudó. ¿Se habría hecho realidad parte de su pesadilla? Su madre no podría venir a juzgarla porque estaba muerta. Pero Rick sí. No había resuelto el caso y eso le carcomía por dentro. Cogió la chaqueta y notó que no estaban las llaves de su apartamento, Castle las ha cogido pensó.
Llamó a la puerta y abrieron, pero aquello le sorprendió aún más. Era Ryan.
-¿¡Qué demonios…!?- Exclamó Kate al verle.
- Sh… Están durmiendo. – y apuntó con un dedo al sofá. Esposito dormía en la mitad del sofá con las piernas sobre un sillón. Castle por el contrario estaba sentado en otro sillón con las piernas extendidas en el sofá. Tenía la chaqueta echada sobre el cuerpo.
- Maldito niño, déjame en paz- dijo Castle entre sueños.
- ¿Porqué no le dices que se marche?- Preguntó Kate
- Si eso haré.- respondió Rick y siguió durmiendo.
- ¿Eso es normal? - preguntó Ryan.
- Si, ¿le ha dado el payaso ya su globo?- Ryan se quedó desconcertado.- Déjalo, es igual. No es por ser descortés, pero ¿Qué haces en mi casa?- Ryan empezó a farfullar.
- Bueno tenemos unos días libres Javi y yo. Y bueno Castle nos llamó anoche pidiéndonos información sobre cierto senador. Ellos se quedaron hasta tarde y yo he llegado hace poco, quería pasar la noche con…-
- Te entiendo. ¿Pero sabes que estás metiendo las narices en un asunto federal?- dijo Kate con cierta malicia y una sonrisa.-
- Bueno si quieres nos vamos y disfrutamos de los días que tenemos Espo y yo.-
- No, os necesito.-
- Estúpido payaso, dame de una vez el globo- gritó Rick.
- La próxima vez espérale detrás de una esquina y se lo quitas.- comentó Ryan.
- Esa idea es estúpida, el payaso es un mago- Castle masculló algo más y siguió durmiendo.
- Eh, Kevin. Gracias.- dijo Kate con una amplia sonrisa. -¿Quieres café?- Ryan asintió. Charlaron sobre los acontecimientos que habían pasado a lo largo del tiempo que no se habían visto. Los primeros rayos de luz empezaban a asomar. Y uno iluminó la cara de Castle, que parpadeó y respiró hondo, se acababa de despertar.
- ¿Buenos días, y las tortitas?-
- Coge algo del frigorífico tenemos trabajo por delante, Castle- dijo Kate. Pero no le escuchó porque empezó a remover en los cajones. El ruido despertó a Esposito.
- Buenos días- el “días” se alargó en un bostezo, se frotó los ojos y suspiró. – Dice Castle que nos echabas de menos-
- A ti especialmente no, si soy sincera.-
- Sabes que soy el número uno ¿cómo no ibas a echarme de menos?- Kate rió, aquello le infundió ánimo. Tras días de trabajar con Stack más de una vez había pensado en los chicos. No era lo mismo. Un olor delicioso impregnó el ambiente, Rick había preparado tortitas finalmente.
- ¿Cómo vosotros, salvajes e incivilizados simios podéis empezar el día sin un buen desayuno?- dijo Rick mientras traía una bandeja repleta. Comieron entre risas, todo volvía a ser como antes. Todo no, Kate miró a Rick, que le devolvió la mirada. Ella le daba las gracias por todo, él respondía siempre. No, no todo era como antes.
- Pero bueno que tenemos aquí. ¿Acaso sólo nos quieres sólo por el interés? y no nos dices lo más importante.- dijo Javi mientras le cogía la mano a Kate para enseñarle a Ryan la alianza. – Tío, Castle este anillo es caro. Podías estirarte un poco con nosotros.-
- Ya os voy a dejar el Ferrari una semana, a cada uno ¿qué más queréis?
- Teniendo en cuenta que vamos a trabajar con vosotros en nuestro tiempo libre. ¿Qué tal dos semanas?- puntualizó Kevin.
- Está bien- cedió Rick
- Enhorabuena a los dos, os lo merecéis. Pero no nos habéis invitado al enlace y eso aumenta la deuda, ¿no Kevin?
- Yo diría que…-
- Ya está bien, tenemos trabajo por delante- Finalizó Bekett.
- Bueno en teoría ya no tienes poder sobre nosotros…- la mirada que echó Kate a Rick hizo que se callase- Si, parece que todavía estamos a tus órdenes-.
- Está bien voy a llamar a Stack- cogió el móvil y marcó. Se salió del salón y se fue a su habitación. Volvió con el gesto serio.
- ¿Bien habéis descubierto algo?- preguntó Kate.
- Examinamos las empresas que van a financiar a Braken, según los informes que tenías aquí. Todas están limpias, por lo cual sólo pueden ser una tapadera.- dijo Ryan.
- Pensamos que tendrían algún elemento en común pero tampoco hicimos nada. Siempre nos llevabais un paso por delante.- prosiguió Esposito.
- Hasta, que mi intelecto entró en juego. Verás cuando Braken me retuvo no fue sólo. Llevaba a alguien con él. Y resulta que ese alguien ha estado en todos los consejos de administración de las empresas. Bien de asesor, bien de director de alguna sección sin importancia de la empresa.- paró un instante y se tocó el pecho casi inconscientemente. – Braken me comentó que le gustaba actuar desde las sombras, ósea que no sería descabellado afirmar que este hombre fue quien ejerció la presión nuestro querido senador.-
- Eso no es intelecto, reconociste a aquel tipo.- comentó Kate.
- Bueno sin quitarme meritos he de añadir que cambió de identidad para cada una de las empresas que van a invertir en Braken.-
- Tratamos de seguirle la pista a sus identidades pero no obtuvimos nada.- dijo Ryan.
- O sea que nos planteamos la siguiente pregunta. Si ha estado en todos consejos de administración de las empresas algún rastro ha tenido que dejar.- Esposito y Castle chocaron las manos.
- Pero eran intempestivas cuando hicimos ese descubrimiento, así que decidimos descansar un rato y no importunar.- concluyó Castle.
- Bien Espo y Ryan empezad con las dos primeras empresas Castle y yo iremos a la tercera y con respecto a Stack va a ser hora de que me haga caso.-
- No sabes los sexy que te pones que cuando mandas.- dijo Castle. Ryan y Espo se fueron cuando recogieron sus pertenencias. Kate y Rick se quedaron a solas.
- Bueno es algo más que nada.- dijo Castle – Verás cómo todo esto se soluciona.-
- Sabes que has venido a mi apartamento, has cogido pruebas de un caso clasificado y las has compartido con gente que se supone no debería saber que estoy en esta ciudad. Sabes que lo más posible es que me despidan por esto.- Castle abrió la boca para decir algo pero no salió ninguna palabra - Gracias.- Se acercó y le besó. Le puso una mano en el pecho y prosiguió – Ahora entiendo lo que me querías decir el otro día en el hospital- le acarició la mejilla y empezó a tocarle el pelo – No lo que vives, sino del modo en que lo vives, y también lo son las personas con quién lo haces.- Se besaron otra vez.
- Sabes que debo informar a los superiores. ¿Cómo demonios se te ocurre compartir una investigación clasificada con esta gente?-
- Porque son mi gente y voy a resolver esto con ellos, te guste o no. Si quieres llama ahora mismo a los jefes y cuéntales lo que hice. Pero sabes que eso no me detendrá. Sabes que no voy a parar hasta cerrar este caso y me da igual si lo hago para los federales, para la policía o para mí misma.- Kate apretó los labios.
- No me dejas alternativa entonces- sentenció Stack. Salió de la habitación. Cuando cerró la puerta tras de sí Rick miró a Kate y acto seguido agachó la cabeza. Empezó a avanzar hacia la puerta pero Kate le cogió la mano pero Castle se soltó y se fue. Kate suspiró, él necesitaba tiempo y lo entendía perfectamente, ella misma lo había necesitado antes. Stack llegó poco después.
- Mañana tienes una reunión con nuestros superiores. Llama a esos dos agentes que has enviado a las empresas y diles que paren. Toda la investigación está en punto muerto hasta mañana.-
- Bien-. Era ya de noche y Rick no había dado señales de vida así que fue a su casa, pero no estaba, fue a los columpios del parque pero tampoco estaba. Entonces una idea le vino a la cabeza, se montó en el coche y se fue. Las lápidas blancas se extendían a lo largo del césped. Esa imagen era bastante macabra. Pero era la última bala y no la iba a fallar. Allí estaba él, justo donde ella había recibido el disparo dos años atrás. Avanzó hacia Rick, que levantó la cabeza.
- Lo siento.- sus ojos brillaban más que las estrellas. Kate avanzó hacía él y le cogió la mano. – Sígueme – dijo. Avanzaron hasta la tumba de Roy Montgomery. Bekett le soltó la mano a Castle y con la manga de la chaqueta empezó a limpiarla, las flores estaban marchitas así que las quitó.
- Hace dos años, en este lugar cambió mi vida. Pero hay algo que no cambió, algo que me enseñó Roy. Somos más que nuestros errores. Para nosotros no hay victorias, sólo batallas y que al final lo mejor que puedes esperar es encontrar un sitio donde pelear y si tienes suerte encontrarás a alguien dispuesto para pelear contigo.- hizo una pequeña pausa.- Llevo pocos días en el FBI pero una cosa he aprendido, ese no era mi bando, intenté cambiar el mío pero ya lo tenía, y lo más importante es que también tenía a alguien dispuesto a luchar conmigo.- Kate acabó estas palabras y le cogió la mano a Castle.
Sudaba, las gotas se iban acumulando en su pecho hasta que por el peso caían. Le cogió por la espalda y él, giró, poniéndose encima, empezó a besarle el cuello y a balancearse, ella le clavó las uñas en la espalda, empujó una última vez y todo se acabó. Ambos tenían el aliento entrecortado, ella se tumbó a su lado y empezó a dibujar círculos con su dedo, su pecho era un lienzo en el que sus pinceladas se escurrían, hizo lo propio en su espalda. La besó y volvió colocarse sobre ella, a lo que sonrió agradecida. Las velas hacían sombras sobre sus cuerpos, una de ellas calentaba un recipiente metálico, en el que había un aceite que inundaba la habitación con olor a jazmín. Kate se levantó un momento y fue a la cubitera dónde cogió el champán y bebió directamente de la botella, dejándola después en el suelo y llevándose el recipiente a la cama. No supo como saco de dentro las esposas, pero ella le amarró al cabecero, cogió un hielo y lo mordió, un hilo de agua corría por su comisura, empezó a pasarle el mismo hielo por el pecho. No pudo reprimir ese jadeo, él se sentía un conejillo de indias, pero en sus manos sólo podía ser bueno. El mismo trozo de hielo patinaba en sus pechos, guiado por sus dedos, se fijó cómo se deslizaba y como agua iba cayendo hacia su ombligo, intentó incorporarse chuparla pero las esposas se lo impedían, ella puso un pícara sonrisa.
El sol le dio en la cara. Lo de anoche fue una gloriosa locura pensó. Ella estaba de espaldas a la luz, aún dormía, se preguntó como la pantera que había anoche en su cama podría parecer en ese momento una niña pequeña e inocente que simplemente duerme. Richard Castle se sintió el hombre más afortunado del mundo.
En el próximo fic:
- Sabe que esto le va a costar el puesto. –
- Lo sé, no hay excusa posible para mi comportamiento – dijo Kate serenamente.
- Sabía de sobra que si se veía incapacitada para este caso le podríamos relevar perfectamente. Pero usted no sólo no ha desoído mis consejos si no que ha violado la norma más importante ¿Por qué?-
Última edición por javato el Miér Jul 17, 2013 6:01 am, editado 12 veces
javato- Ayudante de policia
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Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Preciosisisiisisisimo. Escribes genial. Con una fluidez increible. Sigue pronto!
RcKb- As del póker
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Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
bienvenidaaa un fic preciosoo sigue prontoooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Me ha gustado y MUCHO, bienvenido a la comunidad ^__^
EMpiezas con un tremendo empujón, a mi al menos me has enganchado al fic. =)
¿para cuando la continuacion?
EMpiezas con un tremendo empujón, a mi al menos me has enganchado al fic. =)
¿para cuando la continuacion?
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Genial continua pronto
yamicastkett- Actor en Broadway
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Localización : alicante
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Me a gustado mucho , continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Está muuuuuuuuuy bien! Continúa pronto
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Muy bueno, continúa pronto....
anfrig- Ayudante de policia
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Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
me ha gustado mucho, pero hay algo que creo que no me va a gustar (referente a las dos pirmeras lineas) continualo pronto
BESOS
BESOS
ZOMAtitos&Oreos- Autor de best-seller
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Edad : 25
Localización : Con los ZOMAtes parlantes XD
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Primeramente, gracias. Seguidamente para el jueves que viene aproximadamente tendré listo el segundo capítulo (viernes o sábado inclusive). Ahora estoy liado con exámenes y tengo que estudiar osea que no tendré demasiado tiempo para escribir.
javato- Ayudante de policia
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Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
javato escribió:Primeramente, gracias. Seguidamente para el jueves que viene aproximadamente tendré listo el segundo capítulo (viernes o sábado inclusive). Ahora estoy liado con exámenes y tengo que estudiar osea que no tendré demasiado tiempo para escribir.
lo primero es lo primero! Cuando apruebes esos examenes nos deleitas con más capis y entonces si que no te libraras de todos nosotros jejeje ¡¡suerte!!
Mi primer Fanfic. Cap 2.
Bueno al final en un descanso de estudio me he animado. Aquí os dejo el segundo capítulo. (La primera parte en cursiva es una parte del 3º capítulo que todavía no está hecho. Un salu2
El muro empezó a derrumbarse. Lenta pero inevitablemente. Seguía lloviendo torrencial mente. Tras el muro estaban su madre y su hija. Ambas con la mirada le mostraron una puerta. La abrió y allí estaba. Era Kate Bekett.
Tenía un sabor agridulce aquella despedida. Sentía que los días más felices de su vida se habían esfumado. Pero también sentía que volvería a verla en poco tiempo. O por lo menos eso anhelaba. Richard Castle avanzó por la terminal del aeropuerto. Compró un billete de avión y se sentó a esperar que el vuelo saliera, todo estaba en movimiento. La gente iba y venía, con mil historias que contar seguramente. Miró un momento por uno de los cristales que daban a la pista de aterrizaje y vio que un avión despegaba. ¿Qué tendría ese aparato para que llamase su atención?. Apartó aquel enorme pájaro de su cabeza y pensó en Alexis. Tenía una vaga idea de que le diría. ¿Pero y si había presupuesto que su hija se lo tomaría bien?. No, no era posible. Ella era más madura que él a su edad. Iría a verla. Eso por descontado. Más incluso de lo que ella podría imaginar. A fin de cuentas era su pequeña y eso no podría sustituirlo nadie.
Cuando terminó la carrera el taxista agradeció la propina. Estaba nervioso. Había hablado miles de veces con su hija. Pero nunca un tema tan delicado. Cuando abrió la puerta de su apartamento un abrazo muy fuerte le apretó aún más el nudo que tenía en el estómago. Se descolgaron las manos de Alexis, recorriendo sus brazos. Pero pararon súbitamente cuando ella notó que un anillo adornaba su dedo. No hubo palabras. Ella lo comprendió y sonrió, lo abrazó otra vez más fuerte. – Me alegro por ti papá- hubo un pequeño silencio. – Lo que no te perdonaré, es que no tuvieras la decencia de llamarme para ir a la boda.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja. – Ya habrá tiempo para celebraciones.- y besó a su hija en la frente. Fue al salón y su madre le abrazó felicitándole. – Ahora cuando se vaya a la universidad me cuentas que te atormenta.- le susurró al oído. Rick no sabía si notaba cuando una actuación estaba mal hecha o seguramente, era su hijo y no podría disimularle esas cosas a su madre. Alexis se despidió de su padre maldiciendo los exámenes y deseando volver para que le contase algo más. Se lo prometió, solamente si lo hacía con una cena especial.
Martha le miró serenamente. - ¿Y bien?- preguntó sin más preámbulos.
-Veras- dudó un momento.- Voy a irme a vivir con Bekett a Washington.- volvió a callarse un instante. – Y temo que Alexis no pueda aceptarlo. Obviamente vendría a verla. Seguramente se hartaría de verme. Pero tengo miedo de que no lo acepte.-
- Decida lo que decida ella será tu hija. Y tú has sido un gran padre. Puede que no lo admita en un primer momento. Si es así, dale tiempo. Pero ella es más inteligente y madura que nosotros a su edad. –hizo una breve pausa en la que bebió un sorbo de vino de su copa. –Y acabará aceptando. No aseguraría que lo haga en el acto.- su madre posó su mano sobre la suya. – Eres un buen hombre, hijo mío. Ten eso en mente. Durante años te has volcado con tu hija. Pero nunca habías tenido a la gran mujer que es Kate a tu lado. Es hora de que disfrutes de lo que tienes con ella. Obviamente por aquí te echaremos de menos, pero ahora te toca a ti.- una lágrima se derramó por la mejilla de su madre. Y la abrazó con ternura. Dando gracias con ese gesto, puesto que no podía decir palabra alguna. Pasaron dos días. Odiaba no poder hablar con Kate. Pero era un pacto al que habían llegado. No hablarían mientras ella estuviese de servicio. Tampoco no podía escribir, pues no conseguía quitarse cómo se tomaría Alexis la noticia. A media tarde recibió una llamada. En número no aparecía registrado y no tenía la numeración de los convencionales.
- Richard Castle, si te debo dinero creo que llamas al hombre equivocado. Si es por la casa en…- una risa que conocía bastante bien le iluminó el día.
- Veo que no has podido resistirte. Que mis encantos son tan imponentes que no has podido más.- comentó Rick con sorna
- ¿Ah sí? Seguro que te he pillado marcando mi número. ¿Por cierto que es eso de la casa?.
- Si te lo contase dejaría de ser una sorpresa. Sólo espero que te gusten las vistas al parque Glover Archbold. Vaya por Dios. Creo que ha dejado de ser una sorpresa. ¿A qué motivo debo tu llamada?
- Necesito que cojas unas cosas de mi casa. Preferiría no ir muy cargada el día que tengamos que hacer la mudanza.-
- ¿No tendrías más cositas de esas que te pusiste la primera noche? Obviamente no me gustaría hacer un viaje en vano.-
- No. Las mejores las tengo guardadas en la maleta para el día que nos veamos.- dijo Kate con voz sensual.
- Le acabas de dar una alegría a este viejo corazón.- dijo con sorna. Justo después hubo un momento de silencio. –Te echo de menos Kate-.
Cuando colgó, Kate sonrió. Castle había picado. Sólo faltaba algo para que Stack no sospechara. Pero tenía la excusa perfecta. Había subido a la azotea del edificio donde estaban llevando el caso para hacer la llamada. Llevaban dos días en Nueva York investigando posibles socios de Bracken, sólo descansado por la noche. Tenía la cabeza embotada. Cuando abrió la puerta Stack miró desconfiadamente. – Voy a ir un momento a mi casa. Voy a coger el informe que tengo de Bracken.- mintió. – Tienes una hora y media para estar con ese escritor tuyo. No tengas el valor de llegar ni un minuto más tarde-. Se quedó atónita. Salió del edificio con una sonrisa en los labios. Era más de lo que habría imaginado.
Castle cogió la llave de la puerta. Pero esta ya estaba abierta. Entró en el apartamento desconfiadamente. Estaba todo revuelto. Ladrones pensó. Pero se le heló la sangre a ver que en el sofá el ladrón vestía traje elegante y bien cortado. El ladrón era el Bracken, estaba bien jodido.
- ¿Que es lo que quiere?- preguntó Castle en tono seco.
- Bonito apartamento. Tiene una buena iluminación. – repuso calmadamente Bracken.
- Eso no responde a mi pregunta. Pensé que era usted un hombre de palabra. ¿Qué quiere ahora? Bekett le salvó la vida, después de lo que le hizo.
- Si, sería un hombre de palabra si no estuviese metiendo esta vez la nariz en el pasado. Parece que no aprendió de aquel balazo. Y aunque me salvó la vida me mantuve en la sombra. Cumplí mi parte del trato. Pero este no decía nada sobre volver a hurgar en la herida. Veo que se lo está pasando en grande con sus amiguitos los federales. Especialmente con ese agente Stack.- Braken se pausó un momento. -¡Ah! Estoy perdiendo mis modales. Enhorabuena por su reciente matrimonio con la agente Bekett.- una sonrisa malévola se curvó en su cara.
- ¿Qué es lo que quiere?-
-Verá. Tengo un trato que proponerle señor Castle. Entrégueme el informe que escondió aquí la señorita Bekett y yo me iré por esa puerta. Todo parecerá un robo y no le haré nada a su esposa.-
- Parece que no aprendiste nada. No juegues con fuego. Sabes que no podrás pararla.-
- Castle, su esposa está en la ciudad ¿no se lo ha dicho? Ahora mismo está viniendo a esta casa. Se supone que viene para darle una sorpresa a usted. No deje que ella se lleve la sorpresa al ver un cadáver. Sería una pena que la señorita Bekett enviudase a los pocos días de estar casada-. Mentía o eso pensó Rick. Estaba jugando con él y no le dejaría a Bracken que anotase un solo tanto.
-Púdrase.- dijo con resentimiento Castle. – No me deja otra alternativa.- dijo Bracken.
De repente de entre las sombras surgió un hombre que le abordó por la espalda y empezó a estrangularle con una cuerda. Era fuerte, pues Rick tenía los pies elevados unos centímetros del suelo. Tranquilamente Bracken empezó a mover una silla. No sabía cuánto podría aguantar. Estaba empezando a perder la cabeza. Con parsimonia arrastró unos centímetros más la silla. Cuando se detuvo le soltaron violentamente sobre ella. Tosió repetidamente, tanto que no se dio cuenta que le habían rajado la chaqueta y estaba hecha jirones en el suelo. Las lágrimas se le habían saltado y su ritmo cardiaco acelerado, procesaba rápidamente el aire que no pudo tener mientras le ahogaban.
Kate maldijo su suerte. Llevaba media hora en un atasco apenas le quedaban unos Veinte minutos si el tráfico fuese fluido para llegar a su casa. Por fin avanzaron unos metros y el tiempo también lo hacía. Apenas le quedaban cincuenta minutos. De repente le vino a la cabeza la solución. Había un parking unos cientos de metros más adelante podría dejar allí el coche. El resto lo haría corriendo. Aunque sólo fuese media hora, vería a Rick, se hizo esa promesa. Los coches parecieron apreciar el deseo de Kate pues empezaron a moverse perezosamente. Cinco minutos después corría por las calles de Nueva York rumbo a su casa. Parecía que iba a cumplir su promesa.
Notaba la sangre fluir desde su ceja hasta su barbilla. En este caudal, desembocaba el que nacía en labio que le habían partido. El cuerpo le dolía por los golpes. Pero seguía vivo y mientras tuviese un aliento que espirar no le diría nada a ese bastardo.
- Bravo señor Castle. He de admitir que me sorprende usted gratamente. Pensaba que me lo pondría más fácil. Siempre me han gustado los retos. Pero mi tiempo es limitado y me estoy cansando de jugar con usted.- dijo esto y empezó a ponerse unos guantes de cuero marrón.
- ¿Cómo puede decir que le gustan los retos si siempre manda a otros que se los hagan? Nunca se ha ensuciado las manos por su trabajo. Siempre han sido otros.-
- Mi destino es trabajar desde atrás. Tengo una visión que muchos otros no tienen. Lo que me ha permitido jugar esta última carta. Tráela.- Era Alexis. Sólo podía ganar tiempo por si venía Bekett. ¿Pero y si era mentira y condenaba a su hija? Braken la cogió por el cuello y apoyó una pistola con silenciador en su sien.
-¿Cómo se que no le harás nada si te digo donde está?
-Considere cómo benefactora de la deuda que tengo con la agente Bekett a su pequeña-
-Déjela marchar y se lo diré-. Miró a su hija a los ojos. Reflejaban miedo. Estaban regados por las lágrimas. No quería llevarse una última imagen de su hija aterrada a la tumba. Bracken soltó a su hija.
– Corre, corre y no mires atrás. Cierra los ojos para salir de esta habitación. Ahora nos veremos.- dijo Castle a Alexis.
– Te quiero papá.- dijo entrecortadamente Alexis.
- Eso ya lo sé hija mía-. Alexis hizo lo que su padre le había ordenado. Castle miró a los ojos a Bracken.
- No le diré nada si ese hombre que está con usted se le ocurre mover un musculo.-
- Muy listo. Hace bien por su hija. ¿Y bien?
- Es ese mueble blanco debajo de él hay una tabla suelta.- Un movimiento con la cabeza fue suficiente para que el secuaz de Bracken fuese a comprobar si había dicho la verdad.
- Señor aquí lo tiene.-
- Bien. Muy bien. Señor Castle ha sido un placer.-
Ya estaba al lado. Ya vería a Castle. Pero una melena roja le hizo detenerse. Miró a Alexis que corría con todas sus fuerzas. Se fue hacia ella y la paró en seco. Forcejeaba. Le empezó a hablar pero ella seguía luchando por liberarse de las ataduras. Vio como un coche se ponía a la altura de la entrada al bloque de apartamentos. Un hombre que salió del edificio tiraba una carpeta a una papelera que había cerca. También tiró un mechero encendido. Empezó a arder. Entonces comprendió lo que había pasado. Vio como el coche avanzó hasta perderse. Llamó a los sanitarios. Se quedó con Alexis que lloraba en silencio. De repente llegó Stack. Kate le miró a los ojos y este se quedó con Alexis. Subió hasta el piso donde vivía. Vio la puerta abierta. Había un hombre en el suelo aun respiraba. Corrió hacia él y se arrodilló a su lado.
- Espero no haberte dado una mala sorpresa.- dijo con una sonrisa. Kate sonrió también.
- Los sanitarios están de camino. Verás cómo te curan. Rick.-
- Lo único que lamento es que no hemos disfrutado de esto lo suficiente. Sólo te pido una cosa. No vuelvas a hacer cómo hiciste con tu madre. Disfruta de la vida.- se produjo una pausa. – Kate…- La cabeza perdió la fuerza que la mantenía erguida. Llegaron los sanitarios seguidos por Stack. Kate seguía al lado del cuerpo, esperando que solamente estuviese bromeando. Le acarició el pelo.
- Rick… Rick no me abandones, tú no puedes hacerlo-. Pero su mirada había captado el infinito. Los sanitarios estaban reanimándolo. - Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo. Lo único que podemos hacer es honrar a su memoria y su familia capturando al que le hiciese esto- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Cayó al suelo, el golpe le había dejado sin aire. Tenía los ojos cerrados. Los abrió lentamente estaba iluminado. Pero solamente la parte en la que él estaba. Se incorporó examinó sus alrededores todo estaba oscuro excepto el círculo de luz donde estaba. Miró hacia arriba y la luz le cegó. Bajó la vista parpadeando y distinguió una puerta. Se fue hacia ella. Avanzó por el pasillo durante un largo rato. “Un momento” pensó, “¿Qué es eso? Sintió miedo y empezó a correr. Tenía el aliento entrecortado. No sabía cuánto llevaba corriendo por aquel pasillo en total oscuridad. Pero nada perecía que pudiera detenerle. Súbitamente se vio en una sala con una gran pantalla de cine. Richard Castle no sabía dónde estaba.
Tenía un sabor agridulce aquella despedida. Sentía que los días más felices de su vida se habían esfumado. Pero también sentía que volvería a verla en poco tiempo. O por lo menos eso anhelaba. Richard Castle avanzó por la terminal del aeropuerto. Compró un billete de avión y se sentó a esperar que el vuelo saliera, todo estaba en movimiento. La gente iba y venía, con mil historias que contar seguramente. Miró un momento por uno de los cristales que daban a la pista de aterrizaje y vio que un avión despegaba. ¿Qué tendría ese aparato para que llamase su atención?. Apartó aquel enorme pájaro de su cabeza y pensó en Alexis. Tenía una vaga idea de que le diría. ¿Pero y si había presupuesto que su hija se lo tomaría bien?. No, no era posible. Ella era más madura que él a su edad. Iría a verla. Eso por descontado. Más incluso de lo que ella podría imaginar. A fin de cuentas era su pequeña y eso no podría sustituirlo nadie.
Cuando terminó la carrera el taxista agradeció la propina. Estaba nervioso. Había hablado miles de veces con su hija. Pero nunca un tema tan delicado. Cuando abrió la puerta de su apartamento un abrazo muy fuerte le apretó aún más el nudo que tenía en el estómago. Se descolgaron las manos de Alexis, recorriendo sus brazos. Pero pararon súbitamente cuando ella notó que un anillo adornaba su dedo. No hubo palabras. Ella lo comprendió y sonrió, lo abrazó otra vez más fuerte. – Me alegro por ti papá- hubo un pequeño silencio. – Lo que no te perdonaré, es que no tuvieras la decencia de llamarme para ir a la boda.- dijo con una sonrisa de oreja a oreja. – Ya habrá tiempo para celebraciones.- y besó a su hija en la frente. Fue al salón y su madre le abrazó felicitándole. – Ahora cuando se vaya a la universidad me cuentas que te atormenta.- le susurró al oído. Rick no sabía si notaba cuando una actuación estaba mal hecha o seguramente, era su hijo y no podría disimularle esas cosas a su madre. Alexis se despidió de su padre maldiciendo los exámenes y deseando volver para que le contase algo más. Se lo prometió, solamente si lo hacía con una cena especial.
Martha le miró serenamente. - ¿Y bien?- preguntó sin más preámbulos.
-Veras- dudó un momento.- Voy a irme a vivir con Bekett a Washington.- volvió a callarse un instante. – Y temo que Alexis no pueda aceptarlo. Obviamente vendría a verla. Seguramente se hartaría de verme. Pero tengo miedo de que no lo acepte.-
- Decida lo que decida ella será tu hija. Y tú has sido un gran padre. Puede que no lo admita en un primer momento. Si es así, dale tiempo. Pero ella es más inteligente y madura que nosotros a su edad. –hizo una breve pausa en la que bebió un sorbo de vino de su copa. –Y acabará aceptando. No aseguraría que lo haga en el acto.- su madre posó su mano sobre la suya. – Eres un buen hombre, hijo mío. Ten eso en mente. Durante años te has volcado con tu hija. Pero nunca habías tenido a la gran mujer que es Kate a tu lado. Es hora de que disfrutes de lo que tienes con ella. Obviamente por aquí te echaremos de menos, pero ahora te toca a ti.- una lágrima se derramó por la mejilla de su madre. Y la abrazó con ternura. Dando gracias con ese gesto, puesto que no podía decir palabra alguna. Pasaron dos días. Odiaba no poder hablar con Kate. Pero era un pacto al que habían llegado. No hablarían mientras ella estuviese de servicio. Tampoco no podía escribir, pues no conseguía quitarse cómo se tomaría Alexis la noticia. A media tarde recibió una llamada. En número no aparecía registrado y no tenía la numeración de los convencionales.
- Richard Castle, si te debo dinero creo que llamas al hombre equivocado. Si es por la casa en…- una risa que conocía bastante bien le iluminó el día.
- Veo que no has podido resistirte. Que mis encantos son tan imponentes que no has podido más.- comentó Rick con sorna
- ¿Ah sí? Seguro que te he pillado marcando mi número. ¿Por cierto que es eso de la casa?.
- Si te lo contase dejaría de ser una sorpresa. Sólo espero que te gusten las vistas al parque Glover Archbold. Vaya por Dios. Creo que ha dejado de ser una sorpresa. ¿A qué motivo debo tu llamada?
- Necesito que cojas unas cosas de mi casa. Preferiría no ir muy cargada el día que tengamos que hacer la mudanza.-
- ¿No tendrías más cositas de esas que te pusiste la primera noche? Obviamente no me gustaría hacer un viaje en vano.-
- No. Las mejores las tengo guardadas en la maleta para el día que nos veamos.- dijo Kate con voz sensual.
- Le acabas de dar una alegría a este viejo corazón.- dijo con sorna. Justo después hubo un momento de silencio. –Te echo de menos Kate-.
Cuando colgó, Kate sonrió. Castle había picado. Sólo faltaba algo para que Stack no sospechara. Pero tenía la excusa perfecta. Había subido a la azotea del edificio donde estaban llevando el caso para hacer la llamada. Llevaban dos días en Nueva York investigando posibles socios de Bracken, sólo descansado por la noche. Tenía la cabeza embotada. Cuando abrió la puerta Stack miró desconfiadamente. – Voy a ir un momento a mi casa. Voy a coger el informe que tengo de Bracken.- mintió. – Tienes una hora y media para estar con ese escritor tuyo. No tengas el valor de llegar ni un minuto más tarde-. Se quedó atónita. Salió del edificio con una sonrisa en los labios. Era más de lo que habría imaginado.
Castle cogió la llave de la puerta. Pero esta ya estaba abierta. Entró en el apartamento desconfiadamente. Estaba todo revuelto. Ladrones pensó. Pero se le heló la sangre a ver que en el sofá el ladrón vestía traje elegante y bien cortado. El ladrón era el Bracken, estaba bien jodido.
- ¿Que es lo que quiere?- preguntó Castle en tono seco.
- Bonito apartamento. Tiene una buena iluminación. – repuso calmadamente Bracken.
- Eso no responde a mi pregunta. Pensé que era usted un hombre de palabra. ¿Qué quiere ahora? Bekett le salvó la vida, después de lo que le hizo.
- Si, sería un hombre de palabra si no estuviese metiendo esta vez la nariz en el pasado. Parece que no aprendió de aquel balazo. Y aunque me salvó la vida me mantuve en la sombra. Cumplí mi parte del trato. Pero este no decía nada sobre volver a hurgar en la herida. Veo que se lo está pasando en grande con sus amiguitos los federales. Especialmente con ese agente Stack.- Braken se pausó un momento. -¡Ah! Estoy perdiendo mis modales. Enhorabuena por su reciente matrimonio con la agente Bekett.- una sonrisa malévola se curvó en su cara.
- ¿Qué es lo que quiere?-
-Verá. Tengo un trato que proponerle señor Castle. Entrégueme el informe que escondió aquí la señorita Bekett y yo me iré por esa puerta. Todo parecerá un robo y no le haré nada a su esposa.-
- Parece que no aprendiste nada. No juegues con fuego. Sabes que no podrás pararla.-
- Castle, su esposa está en la ciudad ¿no se lo ha dicho? Ahora mismo está viniendo a esta casa. Se supone que viene para darle una sorpresa a usted. No deje que ella se lleve la sorpresa al ver un cadáver. Sería una pena que la señorita Bekett enviudase a los pocos días de estar casada-. Mentía o eso pensó Rick. Estaba jugando con él y no le dejaría a Bracken que anotase un solo tanto.
-Púdrase.- dijo con resentimiento Castle. – No me deja otra alternativa.- dijo Bracken.
De repente de entre las sombras surgió un hombre que le abordó por la espalda y empezó a estrangularle con una cuerda. Era fuerte, pues Rick tenía los pies elevados unos centímetros del suelo. Tranquilamente Bracken empezó a mover una silla. No sabía cuánto podría aguantar. Estaba empezando a perder la cabeza. Con parsimonia arrastró unos centímetros más la silla. Cuando se detuvo le soltaron violentamente sobre ella. Tosió repetidamente, tanto que no se dio cuenta que le habían rajado la chaqueta y estaba hecha jirones en el suelo. Las lágrimas se le habían saltado y su ritmo cardiaco acelerado, procesaba rápidamente el aire que no pudo tener mientras le ahogaban.
Kate maldijo su suerte. Llevaba media hora en un atasco apenas le quedaban unos Veinte minutos si el tráfico fuese fluido para llegar a su casa. Por fin avanzaron unos metros y el tiempo también lo hacía. Apenas le quedaban cincuenta minutos. De repente le vino a la cabeza la solución. Había un parking unos cientos de metros más adelante podría dejar allí el coche. El resto lo haría corriendo. Aunque sólo fuese media hora, vería a Rick, se hizo esa promesa. Los coches parecieron apreciar el deseo de Kate pues empezaron a moverse perezosamente. Cinco minutos después corría por las calles de Nueva York rumbo a su casa. Parecía que iba a cumplir su promesa.
Notaba la sangre fluir desde su ceja hasta su barbilla. En este caudal, desembocaba el que nacía en labio que le habían partido. El cuerpo le dolía por los golpes. Pero seguía vivo y mientras tuviese un aliento que espirar no le diría nada a ese bastardo.
- Bravo señor Castle. He de admitir que me sorprende usted gratamente. Pensaba que me lo pondría más fácil. Siempre me han gustado los retos. Pero mi tiempo es limitado y me estoy cansando de jugar con usted.- dijo esto y empezó a ponerse unos guantes de cuero marrón.
- ¿Cómo puede decir que le gustan los retos si siempre manda a otros que se los hagan? Nunca se ha ensuciado las manos por su trabajo. Siempre han sido otros.-
- Mi destino es trabajar desde atrás. Tengo una visión que muchos otros no tienen. Lo que me ha permitido jugar esta última carta. Tráela.- Era Alexis. Sólo podía ganar tiempo por si venía Bekett. ¿Pero y si era mentira y condenaba a su hija? Braken la cogió por el cuello y apoyó una pistola con silenciador en su sien.
-¿Cómo se que no le harás nada si te digo donde está?
-Considere cómo benefactora de la deuda que tengo con la agente Bekett a su pequeña-
-Déjela marchar y se lo diré-. Miró a su hija a los ojos. Reflejaban miedo. Estaban regados por las lágrimas. No quería llevarse una última imagen de su hija aterrada a la tumba. Bracken soltó a su hija.
– Corre, corre y no mires atrás. Cierra los ojos para salir de esta habitación. Ahora nos veremos.- dijo Castle a Alexis.
– Te quiero papá.- dijo entrecortadamente Alexis.
- Eso ya lo sé hija mía-. Alexis hizo lo que su padre le había ordenado. Castle miró a los ojos a Bracken.
- No le diré nada si ese hombre que está con usted se le ocurre mover un musculo.-
- Muy listo. Hace bien por su hija. ¿Y bien?
- Es ese mueble blanco debajo de él hay una tabla suelta.- Un movimiento con la cabeza fue suficiente para que el secuaz de Bracken fuese a comprobar si había dicho la verdad.
- Señor aquí lo tiene.-
- Bien. Muy bien. Señor Castle ha sido un placer.-
Ya estaba al lado. Ya vería a Castle. Pero una melena roja le hizo detenerse. Miró a Alexis que corría con todas sus fuerzas. Se fue hacia ella y la paró en seco. Forcejeaba. Le empezó a hablar pero ella seguía luchando por liberarse de las ataduras. Vio como un coche se ponía a la altura de la entrada al bloque de apartamentos. Un hombre que salió del edificio tiraba una carpeta a una papelera que había cerca. También tiró un mechero encendido. Empezó a arder. Entonces comprendió lo que había pasado. Vio como el coche avanzó hasta perderse. Llamó a los sanitarios. Se quedó con Alexis que lloraba en silencio. De repente llegó Stack. Kate le miró a los ojos y este se quedó con Alexis. Subió hasta el piso donde vivía. Vio la puerta abierta. Había un hombre en el suelo aun respiraba. Corrió hacia él y se arrodilló a su lado.
- Espero no haberte dado una mala sorpresa.- dijo con una sonrisa. Kate sonrió también.
- Los sanitarios están de camino. Verás cómo te curan. Rick.-
- Lo único que lamento es que no hemos disfrutado de esto lo suficiente. Sólo te pido una cosa. No vuelvas a hacer cómo hiciste con tu madre. Disfruta de la vida.- se produjo una pausa. – Kate…- La cabeza perdió la fuerza que la mantenía erguida. Llegaron los sanitarios seguidos por Stack. Kate seguía al lado del cuerpo, esperando que solamente estuviese bromeando. Le acarició el pelo.
- Rick… Rick no me abandones, tú no puedes hacerlo-. Pero su mirada había captado el infinito. Los sanitarios estaban reanimándolo. - Lo sabes. Sabes, que nunca volverás a verlo. Lo único que podemos hacer es honrar a su memoria y su familia capturando al que le hiciese esto- Kate se quedó sin palabras. Era evidente. Lo único que pudo hacer fue llorar, llorar amargamente.
Cayó al suelo, el golpe le había dejado sin aire. Tenía los ojos cerrados. Los abrió lentamente estaba iluminado. Pero solamente la parte en la que él estaba. Se incorporó examinó sus alrededores todo estaba oscuro excepto el círculo de luz donde estaba. Miró hacia arriba y la luz le cegó. Bajó la vista parpadeando y distinguió una puerta. Se fue hacia ella. Avanzó por el pasillo durante un largo rato. “Un momento” pensó, “¿Qué es eso? Sintió miedo y empezó a correr. Tenía el aliento entrecortado. No sabía cuánto llevaba corriendo por aquel pasillo en total oscuridad. Pero nada perecía que pudiera detenerle. Súbitamente se vio en una sala con una gran pantalla de cine. Richard Castle no sabía dónde estaba.
javato- Ayudante de policia
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Localización : La red
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Bueno pues a esperar el siguiente, venga animo!! no nos dejes asi...
MDSea- Escritor - Policia
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Edad : 44
Localización : Granada
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
creo que no tengo otra manera para definirlo ->
en cuanto acabes los exámenes sigue!!!
en cuanto acabes los exámenes sigue!!!
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
wooooo esto se esta poniendo muuuuuuuy interesanteeee!!! asi que plissss sigueee prontoooo que ya quiero saber que pasara!!! jeje me gusta como va esto y estaré esperando e capi con ansias ¡nos vemos!
besotessss
besotessss
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Me encanta, continuaaaa que esta super bien.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Localización : en un mundo feliz
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Para el domingo (sábado quizás) subiré el capítulo cuatro. Un salu2
javato- Ayudante de policia
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Sigueee por favoor!
L-beckett41319- As del póker
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Edad : 28
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Me ha gustado mucho ese capítulo 4
sigue así, me tienes en ascuas.. seguro que Kate ha sido precavida y tiene algo por ahí guardado como con lo de su madre jijiij
esperaré con ganas a ver el desenlace
sigue así, me tienes en ascuas.. seguro que Kate ha sido precavida y tiene algo por ahí guardado como con lo de su madre jijiij
esperaré con ganas a ver el desenlace
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Gracias por las mil visitas, ha sido poco lo que llevo escribiendo esto, una semana. Gracias de verdad!
javato- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 21/05/2013
Edad : 110
Localización : La red
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
En todo caso a ti por escribir!javato escribió:Gracias por las mil visitas, ha sido poco lo que llevo escribiendo esto, una semana. Gracias de verdad!
Sigue asi
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
super felicidades
Casbeck.mongar- Ayudante de policia
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Edad : 47
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
muy bueno el capitulo 5
_Caskett_- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: Mi primer Fanfic. "After the end". (Terminado) últimos capítulos en comentarios
Me ha encantado y sobretodo el final cuando van a la tumba de roy
Sigue prontito lo estare esperando
BESOS
Sigue prontito lo estare esperando
BESOS
ZOMAtitos&Oreos- Autor de best-seller
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