Qué bonita la vida. (Capítulo 32) 07/05 TERMINADO

Ruth Maria escribió:Que bueno que estas recuperada!! Eso indica que pronto tendremos continuación!!

Sí, ahora mismo jeje

Dos días después

-Ya está dormida. –Le informó, saliendo de la habitación de su amiga. Kate asintió y lo acompañó hasta la sala.

-Toma –le ofreció un sobre igual que el de hacía dos noches. –Es el dinero que faltaba. Si es más, dímelo y te lo devolveré.

Castle aceptó el sobre enfadado. Miró, por encima, cuánto dinero había. –Con esto está todo.

-Bien.

-Si piensas que con esto te voy a perdonar, estás muy equivocada. –Espetó.

-No lo hago por eso. Solo no quiero deberte nada.

-Ya… -ironizó. –Seguro. ¿De dónde has sacado el dinero? ¿Se lo has pedido a otro?

-¿Qué? ¡Claro que no!

-Seguro…

-¡Yo nunca estuve contigo por dinero! –Rick rio. –No sé cómo puedes pensar eso de mí.

-¿Y qué quieres que piense? Pero si tú piensas que porque me hayas devuelto el dinero y utilices a Sophie para que me diga que lloras y todo eso… ¡No me vas a dar pena!

-¿Qué? ¡Yo no utilizó a mi hija ni quiero darte pena!

-Ya…

-Si vas a seguir por ahí, ¡vete! –lo empujó. -¡Qué te vayas! –El escritor se dio la vuelta y se fue, mordiéndose la lengua.


Miércoles 10 de diciembre

-No te preocupes, mamá. Tú tan solo preocúpate de seguir pasándolo bien con papá. Sí, estoy bien. Claro. Adiós. Te quiero. –Kate colgó el teléfono y lo dejó encima de mueble del baño, antes de meterse en la ducha.

Estaba a punto de entrar a bañarse cuando el sonido del teléfono, la había interrumpido.

Se sentía mareada. El cansancio que había ido acumulando, hacía que se sintiera pesada. Le dolía la cabeza por no dormir lo suficiente. El calor del agua junto al vapor concentrado en el baño, estaba provocando que cada vez se sintiese peor. Como pudo, salió de la placa de ducha y se secó sin demasiado esmero, colocándose la ropa interior luego.

El pantalón de pijama se le cayó de las manos al cogerlo y al agacharse, sintió que todo le daba vueltas y un dolor agudo en su sien. Se llevó la mano a la frente, justo donde el dolor era más intenso. Se ayudó de los azulejos para ponerse en pie, pero al estar mojados por el vapor, resbaló. Con tan mala suerte, que su cabeza se golpeó contra el bidet fuertemente.

Sophie, caminada por el pasillo de su casa, hablando por el walkie, que Rick le había regalado, con éste. Castle, que acababa de salir de una reunión con el grupo de teatro de su madre, iba de camino hasta su coche mientras bromeaba con su amiga para intentar olvidar todas las emociones que había sentido minutos atrás.

La niña, que iba en busca de su mamá para que la llevase al parque, entraba por la puerta del cuarto de su madre, cuando escuchó el golpe.

Sus pies se movieron más deprisa hasta el baño y lo que vio al abrir la puerta, hizo que gritara, asustando así a su amigo.

-¿Qué ha pasado, Sophie? ¿Sophie? –la llamaba Castle al no tener respuesta.

Con el aparato en la mano, la pequeña, salió corriendo hacia el cuerpo tirado en el suelo de Kate.

-Mami, mami –Sophie empujaba el hombro de su madre para hacer más intenso su llamada. Pero Beckett no contestaba. -¡Ah! -gritó asustada cuando sus dedos se mancharon con el líquido rojo que brotaba de la frente de su madre.


-¡Sophie! ¡Sophie, dime algo! –le pedía Castle al otro lado del aparato, abriendo la puerta de su coche. -¿Qué ha pasado?

-Mami, mami, mami –solo lograba decir la niña entre sollozos.

-¿Qué le ha pasado a mami? –inquirió alarmado.

-Mami tiene sangre y no me contesta. –gimoteó Sophie entre lágrimas.

Castle sintió cómo se quedaba sin respiración.

-Ya voy para ya, Sophie. –El escritor dejó el walkie en el asiento de al lado y puso en marcha el coche, saliendo a toda prisa del estacionamiento.

Varios minutos después, Castle, le pedía a su amiga que le abriese la puerta de su casa.

-¿Dónde está? –preguntó angustiado.

-En el baño. –contestó señalando el pasillo.

El escritor corrió hacia allí y se tapó la boca con la mano cuando vio el cuerpo de su exnovia tirado en el suelo con un charco de sangre al lado de su cabeza. Se agachó, poniéndose de rodillas al lado de ella y la tomó en sus brazos, dándole la vuelta para poder mirarla a la cara.

Fue entonces cuando vio el corte de su frente y cogió una de las toallas que estaban cerca para presionar la herida y cortar la hemorragia.

-Kate –dijo dándole un suave golpe en la mejilla.

-No contesta –gimoteó Sophie, que se había puesto a su lado y no dejaba de llorar.

-Kate –repitió tocando su rostro con dedos temblorosos.

-Mami –lloriqueó Sophie cogiendo una de sus manos.

Rick llevó dos de sus dedos hasta el cuello de Kate para tomarle el pulso, suspiró aliviado cuando lo notó.

-Tenemos que llevarla al médico, Sophie. Ya verás que se pone bien. –Se levantó con ella en brazos y, ahí, fue cuando se percató que Beckett solo vestía su ropa interior. La llevó hasta la cama y volvió corriendo al baño por el pijama para vestirla lo más deprisa posible.


Paró en la puerta del hospital pidiendo ayuda mientras tomaba el cuerpo inconsciente de Kate de los asientos traseros. Con Sophie corriendo a su lado, atravesó la puerta.

-Colóquela aquí –le pidió una doctora, acompañada de dos auxiliares que se habían acercado con una camilla. Rápidamente Richard le hizo caso. -¿Qué ha pasado? –preguntó mientras le tomaba el pulso.

-No sé –dijo llevándose las manos a la cabeza frustrado. –Cuando llegué, la encontré en el suelo del baño. No ha recobrado el conocimiento desde entonces.

La doctora asintió. –Llévenla al Box 3 –ordenó a los dos auxiliares que empujaban la camilla.

Castle corría detrás de ellos, había tomado a la niña en brazos para que no se quedase detrás.

-Aquí no puede pasar –lo frenó un enfermero poniéndole una mano en el pecho. Rick lo miró con ojos suplicante. –Ellos se ocuparán, estará bien. Mientras pueden esperar en la sala de espera que está en frente.

-Mami –gritó Sophie, estirando sus bracitos hacia delante. –Quiero ir con mami. –Castle la abrazó contra su pecho y besó su cabeza.

Hizo caso al enfermero y se dirigió hasta la sala de espera. Se sentó, con la niña en sus rodillas, justo en una de las sillas que quedaban en frente de la puerta, por la que antes se habían llevado a Kate.  Se tapó la mano con la cara y suspiró. Cuando se destapó los ojos, se fijó en que su amiga lloraba mientras observaba sus manitas manchadas de sangre de su madre. Él también se había llenado la camisa al cargarla en brazos.

Llevó sus labios hasta la frente de la niña y le dio un tierno beso, dejando sus labios posados allí unos segundos.

-Mami se va a poner bien –forzó una sonrisa para sonar más convincente. –Los médicos ya la están atendiendo.

-¿Dónde está? Quiero ir con ella –pidió entre sollozos.

-Ahora no podemos estar con ella porque los doctores tienes que curarla, pero ya verás que dentro de un ratito nos llaman para que vayamos a verla.

-¿Cuándo?

Rick suspiró. –Pronto. ¿Quieres que vayamos mientras a limpiar esas manitas? –le preguntó cogiendo las manos de la niña. La niña asintió sin dejar de llorar.

El escritor ayudó a la pequeña al lavarse las manos.  También intentó quitarse la sangre de su camisa sin éxito, lo único que había logrado, había sido mojársela.

Cuando volvían a la sala de espera, la doctora que había entrado con Kate, salía de la zona privada.

-¿Cómo está, doctora? –preguntó preocupado.

-Tranquilícese. ¿Es usted su pareja?-Castle asintió, sabía que si lo negaba no le dirían nada. -Está bien. Ha recuperado la conciencia.  –Richard respiró aliviado. –Le hemos cosido la herida de la frente y le hemos sacado sangre para hacerle una analítica. Además, le están haciendo una resonancia magnética ahora mismo. Ha sufrido una conmoción cerebral. No es algo grave –añadió al ver la cara de susto del escritor. -Esperaremos los resultados para que asegurarnos que todo está en orden, pero no hay nada por lo que tengamos que preocuparnos.

-¿Podemos verla?

-Cuando terminen de hacerle la resonancia, la llevarán a observación. Les avisarán para que vayan a verla. –Rick asintió.

-Gracias.

-No hay de qué, es mi trabajo. –Se despidió con una sonrisa.

-¿Ves, pequeña, tu mami está bien? –le sonrió. La niña asintió más feliz pero su rostro aún denotaba demasiada tristeza.


Castle caminaba por los pasillos del hospital siguiendo al enfermero que iba a llevarlos a donde se encontraba Kate. Cada paso que daba se sentía más nervioso. Sin saber muy bien porqué… o sí.

-Es aquí –señaló la puerta que estaba a su derecha.

-Vale. Gracias.

-¡Mami! –gritó Sophie cuando la vio en una de las camas del fondo. Movió sus pies para que su amigo la soltara y corrió hacia ella nada más estos rozaron el suelo. -¡Mami! ¡Mami! –exclamaba por el camino contenta de ver a su madre despierta.

-Cariño, -Kate se inclinó para recibir a su hija con los brazos abiertos.

-Estás despierta, mami. No me contestabas.

Beckett dejó un beso en la cabeza de su hija. –Siento haberte asustado, Sophie, pero mami está bien, cariño.

El escritor que se había quedado en un segundo plano, ayudó a su amiga cuando vio que ésta quería subirse a la cama con su madre. Sophie se abrazó a su madre con toda la fuerza que sus pequeños bracitos le permitían, apoyando su rostro en el pecho de Kate.

La abogada besó varias veces la espalda de su hija, acariciándole la espalda.

-¿Cómo estás? –le preguntó Rick cuando sus miradas se encontraron. Sus ojos ya no mostraban esa frialdad de días antes.

-Bien, gracias. Y gracias también por ayudarme, porque, supongo que has sido tú el que… -Richard hizo un gesto con la mano, restándole importancia. Y Kate, volvió a centrar su atención en su hija.

Castle las observó interactuar y deseó poder unirse. Y no hacerlo solo como el amigo de Sophie. Se había asustado tanto que le estaba costando horrores  reprimirse el deseo de abrazar a Kate y sentir que estaba bien, que todo era un mal recuerdo. Un susto que se había quedado ahí, pero no podía.

Vio una silla al pie de la cama y se sentó allí, a mirarlas.

Kate sonreía, seguro para que Sophie se despreocupara y volviese a ser la niña feliz de siempre, pero su rostro… su rostro hablaba por sí solo. Tenía ojeras marcadas, estaba pálida. Se veía realmente mal. Su aspecto era cansado. Y ahora, que se fijaba, había perdido bastante peso.

Se dio cuenta de que, Beckett, no se atrevía a ni siquiera a mirarlo. No la culpaba después de todo lo que había pasado. Ahora que había dejado su dolor y su rabia a un lado, se daba cuenta que él no era el único que sufría y, Kate, había sido la diana donde todas sus flechas cargadas de ira, habían ido a parar.  

-Ya tengo el resultado de las pruebas. –Informó la doctora que había atendido a Kate cuando llegó. Kate se sentó bien en la cama y dejó los juegos con su hija para escuchar a la médica atenta.

-¿Todo bien? –preguntó ante la seriedad de ésta.

-¿Desde cuándo no comes regularmente? –inquirió con tono serio. Beckett tragó saliva. –Los análisis que te hemos realizado muestran que sufres desnutrición. Por suerte, es una desnutrición leve. Nada grave. Si se trata, es decir, mantienes una dieta equilibrada, no tendrá consecuencias irreparables, pero si, por el contrario, decides seguir por este camino, puedes tener graves complicaciones.

-No… yo no…

-Te he realizado esta prueba, no por el golpe, sino porque me dijiste que antes de perder el conocimiento, te encontrabas mal. Seguramente, te desmayaras y, por eso, te golpeaste. –Kate asintió, sintiéndose una niña otra vez a la que sus padres la estaban regañando. Pero la mujer mayor que tenía en frente no era su madre. –Nuestra alimentación no es algo con lo que podemos jugar. Es peligroso. –Kate intentó decir algo. –Ya sé que todo el mundo tenemos problemas, pero no comer no resuelve nada. –Beckett asintió y la médica suspiró. –Bueno, -dijo suavizando el tono –por la resonancia no tienes que preocuparte. Todo está bien.

-¿Entonces me puedo ir o…?

-Te dejaremos un par de horas más en observación. Si todo va bien, te daremos el alta pero solo si alguien se hace cargo de ti, sino tendrás que pasar la noche aquí. –Kate la miró confusa. –Te has dado un fuerte golpe que te ha dejado bastante tiempo inconsciente. Necesitas que alguien te observe y si ve algo raro te vuelva a traer al hospital. Además, no creo que hoy puedas hacer vida normal. Si no me equivocó debes sentirte cansada, mareada, aún con los calmantes que te hemos dado, debe dolerte la cabeza. Entre otras cosas. Y–señaló a Sophie –una niña necesita demasiadas atenciones. –Beckett asintió. –Además, tampoco es que tengas ese problema –ahora miró a Rick –no creo que a su pareja le importe cuidarte por un día.

-No es mi pareja. –Informó Beckett. –Y… mis padres no están en la ciudad. Me siento bien, estoy bien para cuidar de mí y de mi hija.

-Doctora, -intervino por primera vez Richard –yo puedo cuidarla –se ofreció Castle.

-No –se negó Kate. –Si no hay más remedio, pasaré la noche aquí.

La doctora los miró a ambos. –Tienen dos horas para ponerse de acuerdo. Piénsalo –se dirigió esta vez solo a Kate. –Y cuando vuelva, me dice su decisión. –Tras decir eso, la médica salió de la habitación.

-Kate… -intentó Rick.

-No, no vas a cuidar de mí. –Sentenció. –No tienes porqué hacerlo.

-¡Pero quiero hacerlo!

-No.

-Hazlo por Sophie. Ella estará mejor en su casa y en su cama, ¿o vas a hacer que pase la noche aquí? Se ha asustado mucho, necesita volver a la normalidad.

-No quiero que me lo eches luego en cara –confesó, desviando la mirada.

Castle suspiró. -Te prometo que no te lo echaré.

Beckett se lo pensó mientras acariciaba la mejilla de su hija que se había quedado dormida cuando llegó la doctora. Seguro que todas las emociones que había vivido esa tarde, la habían dejado muy cansada.

-Está bien, pero solo lo hago por ella.

-Okay –respondió, levantando las manos en señal de que estaba de acuerdo con ella.



Cuando salieron del hospital la tarde casi estaba acabando para dar paso a la noche. Richard caminaba por los pasillos del hospital con su amiga entre sus brazos, aún dormida. Había intentado ayudar a Kate, que aunque lo negaba, estaba mareada, pero no se lo había permitido.

Antes de meter a la niña en el coche le había abierto la puerta del copiloto a Beckett, pero ésta había rodeado el coche y se había sentado en los asientos traseros. Rick no dijo nada y se puso delante del volante.

-Yo no cogí las llaves, salí tan deprisa que no pensé. –Recordó. - Podemos ir a mi hotel.

-Prefiero que vayamos a mi casa. La vecina de al lado tiene una llave. –Rick asintió.

Al llegar, Richard, obligó a Kate a que se acostara y él se encargó de bañar a Sophie y de limpiar la sangre del baño de la habitación de Beckett. Luego, dejó a la niña cuidando de su madre y fue a preparar la cena.

-Aquí os traigo la cena, chicas. –Le informó Castle, entrando a la habitación con una bandeja repleta de comida. Se sentó en la cama y puso la bandeja en las piernas de Kate. Sentó a la niña en su regazo para ayudarla a comer mejor. –Todo esto, es para ti –le indicó mirando fijamente a Kate. -Y no protestes, ya escuchaste a la doctora –le recordó en tono de regañina.

-¡Pero no tengo que comerlo todo hoy! ¡Es demasiado!

-Hoy vas a empezar, así que venga –la animó. La abogada fue a protestar. –Te recuerdo que te estoy cuidando, me tienes que hacer caso.

A regañadientes, Beckett, comenzó a comer.


Castle, que dormía en el sofá, se levantó para ir a darle una vuelta a Kate que dormía junto a su hija. Sonrió a ver a las dos abrazadas. Quiso meterse a la cama y dormir con ellas, y, esta vez, no se reprimió. Se acostó e hizo lo que había querido hacer durante toda la tarde, abrazar a Kate. Sabía que no podía quedarse allí a dormir pero, al menos, disfrutaría de poder hacerlo durante unos minutos. Cerró los ojos y respiró el aroma a cereza que desprendía Beckett. Ese aroma que había echado tanto de menos.


Richard abrió los ojos desorientado. Sentía cómo unos dedos se hundían en su cabello y lo acariciaban. Estaba recostado sobre el pecho de Kate, que subía y bajaba agitado. El cuerpo de Kate temblaba por el llanto.

Separó la cabeza del cuerpo de Beckett para mirarla y lo que vio, lo entristeció. Sus ojos estaban inundados en lágrimas y sus mejillas humedecidas por éstas. Sus miradas chocaron y, Rick, sintió cómo se le partía el corazón ante esos ojos tan tristes.

-Ven, vamos a hablar. –Richard se levantó y la cogió en brazos. Beckett rodeó el cuello del escritor con sus brazos fuertemente y escondió ahí su rostro, mojándole la piel por culpa de las lágrimas.

Fue con ella hasta la sala y se sentó con Kate encima de sus piernas, de lado. Ella seguía abraza a él, llorando sobre su cuello.

-Kate… -susurró acariciándole la espalda despacio. –Kate… -repitió al ver que no le hacía caso.

-Por favor, Rick, hoy solo necesito abrazarte. Sentirte así, por favor. –Dijo entre sollozos apretándose más contra él. –Mañana dime lo que quieras. Insúltame si quieres, pero ahora, por favor, no. –Terminó de decir con la voz entrecortada por el llanto.

Richard cerró los ojos y sintió cómo, esas palabras de Kate, se le clavaban en el centro del pecho. Rodeó el cuerpo de ella con sus fuertes brazos y la dejó llorar, la dejó que se desahogara en su hombro.

Cuando los sollozos se fueron haciendo más escasos, Rick, la separó de él con suavidad, rodeándole los hombros con su brazo derecho. Le pasó la mano izquierda por ambas mejillas, limpiándole el rastro que habían dejado las lágrimas al deslizarse de sus ojos. Acercó, despacio, sus labios a la frente de Beckett y la besó tiernamente, provocando que ella cerrase los ojos ante el contacto.

Cuando se separó y la vio con los ojos cerrados, sonrió sin poder evitarlo. Kate los abrió lentamente, encontrándose con la sonrisa de él, que por primera vez desde que se separaron aquella tarde de domingo, iba dirigida a ella.

Con algo de miedo, alzó el brazo y acarició la mejilla de él con dos de sus dedos. Ahora fue el turno de él de cerrar los ojos y disfrutar de la pequeña caricia. Y el de ella el de sonreír.  Al abrir los ojos y ver sus labios curvados hacia arriba, Castle, le sonrió devuelta.

La voz de Kate rompió el cómodo silencio que se había instalado entre ellos: -perdóname, Rick, por favor. –le suplicó mientras sus ojos se volvían a aguar.

-Shh… -Siseó Castle para que no siguiera. –No me pidas más perdón, Kate. No hace falta, de verdad. Además, yo también debo de disculparme por cómo te he tratado y las cosas que te he dicho. Yo no…

-No la sentías, lo sé. –Acabó la frase Kate, rozando con sus dedos de nuevo su mejilla. –Solo estabas enfadado. –El escritor asintió devolviéndole la caricia.

-Aún así, no debería haber…

-Shh… -lo silenció Kate, poniendo un dedo sobre sus labios para acallarlo. –Ya está, Rick.

Castle agarró la mano de Kate y dejó un beso en el dorso de la mano sin romper el contacto visual. Sonrieron. La volvió atraer hacia él, acabando con la poca distancia que había entre sus cuerpos. Abrazándola fuertemente. Beckett rodeó también el cuerpo del escritor con sus brazos. Estuvieron varios minutos así, sin separarse el uno del otro. Sin querer hacerlo. Reconfortándose.

Cuando lo hicieron y sus miradas quedaron suspendidas, se dieron cuenta de que ambos tenían los ojos brillantes. Sonrieron sin retirar sus ojos del otro. Rick bajó su mirada hasta los labios de la abogada y cuando la subió se dio cuenta de que ella miraba los suyos y no pudo resistirse más. Se acercó a ella, eliminando los pocos centímetros que separaban sus labios. Suspiraron cuando sus bocas se rozaron. Demasiado tiempo separados. Los dos rieron y Rick aprovechó para profundizar el beso.

Con un brazo rodeaba el fino cuerpo de Beckett, mientras que con la otra mano, la sujetaba de la nuca para atraerla hacia él. Ella envolvía el cuello del escritor con ambos brazos.  Fue un beso lento y tierno. Un beso en el que se dijeron todo lo que su voz no decía. Demostrándose el uno al otro cuánto se habían echado de menos. Y cuánto habían necesitado sus caricias.

Con sus frentes pegadas, después del beso, los dos se miraban y sonreían felices. Castle rozó con su pulgar el labio inferior de Kate y sus sonrisas se agrandaron. Estuvieron así hasta que Kate, se abalanzó sobre él y lo abrazó.

-Te quiero, Rick –le confesó sin pensar. Notó cómo el cuerpo de Castle se tensaba alrededor del suyo y se maldijo por haberlo soltado así. A lo mejor no era el momento. Aguantó la respiración hasta que segundos después, él se relajó y besó tiernamente su hombro.

-Yo también te quiero, Kate.

Cuando se separaron los dos sonrieron, felices. -¿Te duele? –preguntó acariciando su frente, justo al lado de la gasa que llevaba puesta.

-Un poquito –le confesó. –Pero ahora no me importa –se encogió de hombros y buscó de nuevo sus labios.

Castle le dio una pastilla de las que le habían dado en el hospital para el dolor. –Si me la tomó me dormiré. Me dan mucho sueño.

-Pues duerme –le respondió, sonriendo. –Cuidaré de tu sueño. La besó.  

-¿Mañana? –preguntó con voz adormilada varios minutos después

-Mañana te despertarás abrazadita a mí, te lo prometo.

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No he quedado NADA convencida con este capítulo, pero no salía otra cosa...  

Oh¡¡¡¡ q bonito... Me encanto (bueno, lo del golpe no, pero bueno, de alguna manea había que forzar el acercamiento).
Precioso el capi, hoy sí q fuiste buena... El capi te quedo precioso, y ahora con impaciencia esperando el siguiente. Muchas gracias...

Me ha gustado la reconciliacion. Sigue

Preciosiiiisiiiimooo porfin juntos otra veeez

Al fin juntos!!! Ya era hora después de tanto sufrimiento

Ains, cuando empecé a leer pensé "te estas vilviendo a pasar, Ricky, cómo puedes ser así??
Luego, después de lo pasado, su preocupación y su interés por cuidarla me gustó mucho. Me dio pena cuando Kate le decia que no porque no quería que luego se lo echara en cara, ahí creo que se dió cuenta también del daño que le estaba haciendo.
Bonita reconciliación, esperemos que no se arrepienta el cuando despierte

Dices que no quedas muy convencida con el capítulo,pues a mi me encantó.La actitud de él al comienzo del capítulo es para darle con el palo de la escoba en la cabeza,¿qué más quiere que haga ella?Pobrecita mi pequerrechiña Sophie,menudo susto se lleva con el golpe de su mami,menos mal que no fue nada grave.Me encató la actitud de Kate en el hospital cuando le dijo que prefería pasar la noche allí antes de que él la cuidara y por fin llegó la RECONCILIACIÓN!!!!me pareció un momento muy bonito sobre todo cuando le pide perdón por como la trato y todo lo que le dijo y ella muy bien le dice que no tiene nada que perdonar y que sabe que no realmente no sentía nada de lo que le decía y simplemente hablaba y actuaba por él su enfado ,bravo por Kate por dejar el tema por zanjado de una vez,no más reproches.Por último ,ese ¿mañana? al final de capítulo te quedo genial!!!!!

Precioso!! Debo decir que se me ha escapado alguna lagrimita!!

Dios Hermoso, medio tragico pero bello!solo espero k no alla sido un sueño!
espero k continues pronto porfis!

Fin de semana!!

         

Yes!!!!!
Esperando el siguiente...Gracias!!!!

Me encanta por fin juntitos ya es fin de

Te estamos esperando con la continuación !!

Te estamos esperando, sigue no nos dejes con la duda

Siento si hay muchos fallos...

Siento, también, haber tardado más, pero cada vez que iba a escribir, terminaba viendo una peli o [inserte aquí hacer cualquier cosa, menos escribir] y al final na' de na'. Estoy muy vaga... Se supone que este capítulo iba a ser larguísimo peeero como he recibido algunos mensajes preguntando por el capi, (no es ninguna queja, al revés. Gracias.) aquí está.

Mañana intentaré contestar los comentarios. Es muy tarde ya... Sorry

Lo he escrito deprisa y corriendo, así que, no esperéis mucho.   

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Sophie se removió en la cama, buscando el cobijo de su madre, pero por más que se movía hacia el lado donde, supuestamente, debería estar dormida, no encontraba su cuerpo. Entreabrió los ojos para, así, buscarla pero no la veía. Se levantó deprisa y encendió la luz de la mesita de noche. Su madre no estaba.

-¡Mami! –susurró, asustada. -¿Mami, dónde estás? ¡Mami! –gritó al no tener respuesta.

Salió de la cama corriendo, tropezando al tener los pies enredados en la sábana. Las lágrimas en sus ojos le impedían ver con claridad.

-¡Rick! –exclamó cuando vio a su amigo sentado en el sofá. Pero no le contestó. Corrió hacia él todo lo deprisa que pudo y respiró más tranquila, su madre dormía en los brazos del escritor. -¡Rick! ¡Rick! –susurraba, zarandeando el brazo de Castle para despertarlo.

-Sophie… -dijo Richard cuando abrió los ojos, llevándose una mano hacia estos. La luz le molestaba.

-Me he despertado y estaba sola- gimoteó. –Y… –miró a su madre…

-¿Te has asustado, no? –La niña asintió. Castle rodeó el pequeño cuerpo de su amiga, que estaba de rodillas en el sofá, con uno de sus brazos. Besó su pelo para tranquilizarla. –Mami está bien, pequeña. Solo nos quedamos dormidos aquí.  Ven, vamos a la cama –Dijo levantándose con la abogada entre sus brazos.

La acostó con cuidado en la cama, no quería despertarla. Tenía que descansar. Sophie se acostó a su lado y con besó a su madre en la mejilla con tanta delicadeza que enterneció al escritor.

-Mami está bien, Sophie. –Se sentó al lado de su amiga.

La niña movió la cabeza de arriba a abajo afirmando. –Pero mami… -titubeó.

-Mami, ¿qué? –la animó a seguir Castle.

-Mami siempre está triste y llora, como antes, cuando tú te fuiste a dormir. Mami llora porque tú no la quieres –soltó deprisa, agachando la cabeza.

-Sophie, pequeña, -Richard la tomó de la barbilla para que lo mirara –yo sí quiero a mami.

-Pero mami dice que…

Castle negó. –Mami estaba equivocada. Yo la quiero mucho. –Sonrió.

-¿Y se lo dirás a mami para que ya no esté triste? –inquirió más animada.

-Mmm hmm. –Asintió.- Se lo diré a mami muchas, muchas veces para que ya no esté triste. –La niña sonrió, enseñando sus pequeños dientes. Se abrazó al escritor sin dejar de sonreír. –Y ahora, venga, a dormir que es muy tarde. –Tapó a su amiga y tras dejarle un beso en la frente, se levantó. –Te prometo que mami ya no va a estar más triste. –Sophie sonrió y cerró los ojos dispuesta a volverse a dormir, abrazada a su madre.

El escritor rodeó la cama y se acostó en el lado opuesto de Sophie.  Pasó uno de sus brazos alrededor de la cintura de Kate y abrazó a las dos Beckett. Quedando su pecho pegado completamente a la espalda de la abogada.

Se despertó con una agradable sensación. Hacía tiempo que no dormía tan bien y, eso, que solo había dormido unas cuantas horas. Sonrió al abrir los ojos. La cara de Kate estaba tan solo separada, de la de él, escasos centímetros.

Ella aún seguía dormida, y él pensó que se veía adorable así. Apartó un mechón de cabello de la cara de Kate, poniéndolo detrás de su oreja. Acercó despacio sus labios a la frente de Beckett y dejó un tierno beso ahí, con cuidado de no despertarla.

Los dos estaban abrazados por la cintura y sus piernas estaban entrelazadas entre sí.

Castle quiso levantarse y preparar el desayuno para llevárselo a la cama, pero recordó su promesa y acercó más sus cuerpos. Él le había prometido que cuando ella se despertara, estarían abrazados y, así, sería.

Subió la mano que tenía colocada en la cadera de Kate y acarició con delicadeza su mejilla. No quería despertarla pero tampoco podía aguantarse las ganas de acariciarla. Rompió la poca distancia que había entre sus bocas y rozó sus labios con los de ella, en una pequeña caricia. Atrapó su labio inferior entre los suyos. Luego, hizo lo mismo con el superior.

Kate se movió cuando la mano de Rick le acarició la espalda, colando la mano dentro de la camiseta de pijama. Sonrió cuando Beckett hizo un mohín con la boca. Besó su mejilla y fue bajando, rozando la piel que se encontraba por el camino con sus labios, hasta el cuello. Dejó otro beso ahí. Era incapaz de dejar de acariciarla.

Cuando se separó y volvió a colocar su cabeza al lado de la de ella, vio que Kate abría los ojos lentamente, acostumbrándose a la luz que se colaba a través de la cortina. Se sintió un poco mal por haberla despertado.

-Hey… -la saludó él. –Buenos días.

-Buenos días –dijo, mirándolo con una gran sonrisa en su rostro. –No ha sido un sueño.

-No, no lo ha sido –Respondió sonriendo.

-Estamos abrazados.

-Estamos abrazados, como te prometí. –Acercó sus labios y la beso suavemente. –Siento haberte despertado –se disculpó, acariciándole la mejilla. –Pero no podía dejar de acariciarte.

La sonrisa de Kate se agrandó más si se podía. –Me puedes despertar así, siempre que quieras. Y no tienes porqué dejar de acariciarme. –Ahora fue su turno de acariciarle la mejilla y de besarlo en los labios.

-Te quiero, Rick –dijo sobre sus labios.

Castle sonrió sobre los labios de ella e hizo que apoyara su espalda en el colchón. Se separó unos centímetros, los suficientes para poder mirarla a los ojos. –Yo también te quiero, Kate. –Ella acarició su nuca y rodeó su cuello con sus brazos para atraerlo hacia ella y, así, volver a capturar sus labios. Dejó pequeños besos en su boca, provocando la risa del escritor.

-¡Aah! –el gritó de la pequeña hizo que se separaran. Sophie, de rodillas en la cama, se tapaba la boca con sus manitas. Sus ojos brillaban de felicidad. -¡Sois novios! ¡Sois novio de nuevo! –gritaba mientras saltaba en la cama.

Los dos adultos la miraron divertidos. La niña se abalanzó hacia ellos, abriendo sus bracitos para abrazarlos.

-Cuidado, pequeña. Mami está herida. –Sophie miró a su madre preocupada.

-Estoy bien, cariño. –Besó su mejilla y la ayudó a acostarse en medio de ellos dos.

-¿Estás contenta? –preguntó Rick a su amiga, retirándole el pelo de la frente.

-¡Mucho! ¡Muchísimo! –exclamó feliz. Miró a Kate. -¿Ves como si te quería, mami?

Beckett retiró su atención de su hija para mirar a Richard y sonrió tímidamente.

-¿A qué la quieres? –inquirió la pequeña, observando a su amigo.

-Claro que la quiero. –Acercó sus labios a Kate y la besó brevemente, por encima de la niña.

-¿Y a que a mí también me quieres? ¿A que sí? –cuestionó sin dejar de sonreír.

-Por supuesto que sí, pequeña. Te quiero mucho, os quiero mucho. –Confesó antes de abrazarlas.

Cuando se separaron de ese abrazo de tres, la niña los miraba con un brillo especial en los ojos.

-Ahora que sois novios, otra vez –rio –también serás mi papi, ¿no? –preguntó esperanzada. –Cuando Will era el novio de mamá, él me dijo que también era mi papi y ahora tú eres el novio de mami…

-Sophie… -la interrumpió su madre –es más complicado que eso… -Suspiró –A mí también me encantaría que Rick fuera tu papi pero no por ser mi novio tiene que ser tu papá.  

La niña curvó sus labios hacia abajo, en una mueca triste. –Pero Will me dijo que…

-Lo sé, cariño -volvió a cortarla Kate. Besó su frente. –Pero no siempre es así.

Castle, que había permanecido callado con la mandíbula apretada desde que había escuchado “Will”, intervino.

-Pequeña, -la llamó su amigo –como…

-¡Yo quiero que tú seas mi papá! –gritó al borde de las lágrimas.

-Cariño,… -Rick miró a Kate angustiado. Él quería decirle que sí a la niña pero no estaba seguro si eso es lo que Beckett quería… Nada le gustaría más que ser el papá de Sophie, después de todo él ya la quería como a su hija.

Castle suspiró. –Sophie, pequeña, -Richard limpió las lágrimas de la cara de su amiga. –Tú sabes que yo te quiero como si fueses mi hija, ¿verdad? –la niña asintió.

-Pero no quieres ser mi papá…

-No es eso. –Besó su mejilla. –Claro que quiero pero no es una decisión que podemos tomarla solo yo y tú. También tú mami y no sé si ella quiere…

-Mami, -dijo la niña ahora más calmada, -¿tú quieres que Rick sea mi papi?

-Sí –respondió, emocionada. Sin ser capaz de decir nada más. Los tres sonrieron a la vez y se abrazaron.

-Gracias -susurró Kate en el oído de Richard. Castle se fijó que su novia, sonrió ante ese pensamiento, tenía los ojos lagrimosos.

-Cariño… -la llamó Rick y Kate lo miró sonriendo. Le limpió las lágrimas que había escapado de sus ojos con el pulgar. –Ya no llores más –le pidió.

-Es que… -tragó saliva para disipar el nudo de su garganta- llevo mucho tiempo soñando con esto. –contestó acariciando la mejilla de su novio.

-Pues ya no tienes que soñar más.

Sophie sonreía, mirando a uno y a otro. Rodeó con sus bracitos el cuello de sus padres y los atrajo hacia ella.  –Mi mami –le dio un beso –y mi papi –dejó otro beso en la mejilla de Rick.

Los dos adultos sonrieron y la besaron a la vez, provocando la risa de la niña.



-Papi –lo llamó sentada en sus piernas. Richard, a su vez, estaba sentado en la cama con la espalda apoyada en el cabecero. Kate lo abrazaba por el lado izquierda con la cara apoyada en su pecho. –puedo decirte papi, ¿no? –preguntó Sophie esperanzada.

-Solo si yo puedo llamarte hija –la niña asintió. –Entonces, sí. –Los tres sonrieron.

-Y también, puedo decirles a tooodo el mundo que tú eres mi papá, ¿no? –inquirió.

-¿Puedo decirle yo a tooodo el mundo que tú eres mi hija? –alzó las cejas esperando la respuesta, que no tardó mucho en llegar.

-Sí –afirmó, rotundamente.

-Entonces, tú también puedes hacerlo. –La pequeña se abrazó a Rick sonriente. Castle la envolvió con el brazo con el que no abrazaba a Kate. Cuando la vio mirándolo, depositó un beso en sus labios. “Te quiero” susurró. “Os quiero confesó” apretándolas contra su pecho. Las Beckett rieron, dejándose abrazar.

Ooooohhhh mas bello el capitulo   me encanto muy tierno!
porfi continua pronto porfa!

Que bellos!! al fin se estan entendiendo y Sophie, siendo tan niña, ha logrado emocionarnos con sus palabras tan simples y sencillas. Por dicha se ve luz en el horizonte. Gracias por este capitulo, ya cuando es viernes empieza la presion por el capi!! jaja

Que bonitooooooooo. Me ha gustado todo, el no querer levantarse para cumplir la promesa y seguir abrazado a ella; la alegría de la niña cuando los ha visto besarse gritando que eran novios otra vez, el preguntarle si sería su papa y podía llamarlo así, el como le confirmaba que Rick si las quería, jejejejeje, esta niña es adorable
A la espera de la continuación.

bonito despertar!!!!!que monos ya son una familia!!!

Preciosoooo sigiee

awwww SUPER CUTE!!! jajajajajaja
Me encanta el rumbo en el que va... vaya pobre Kate, no sabia que todas las noches lloraba por Rick Crying or Very sad
Menos mal que ya hay reconciliación... aunque aun no confio del Todo en Kate, sigo dolida por su actitud... a eso súmale la actitud que tiene en otros fics, en la serie y por que beso a Eric en "el pichon y la codorniz", mis mil dudas con respecto a Colin Hunt, el que haya besado a Demming en comisaria y en la quinta temporada decirle a Castle que NADIE PODIA SABER (Dios porque Demming SI Y Castle NO. Vamos que Demming SI era su compañero de trabajo), que se haya ido de chillona con Joshua, uff y sus mil muros... sigo con mi trauma jajajaja Pero bueno, al menos TU Kate es mas linda jajajajaja Me encanta esta historia, actualiza pronto... jajajajaja

Saludos
Jess

PD: Se que no es relevante, pero quizá todos estos sentimientos embotellados hacia Kate, provoquen un fic muaja muaja xD

super lindisimo!!!

Y estamos fin de semana!! Queremos capítulo!!