During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
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KFragantCherry
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Lo dije en una respuesta anterior, pero lo vuelvo a repetir: Si quereis que suba los capis otro día, decidlo, escogí el domingo por subirlo un día
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Pues como ya te dije en otro sitio, creo que sería mejor que los subieras el viernes o el sábado, para dar tiempo a que la gente lo pueda leer durante el fin de semana, ya que a partir del lunes la cosa se complica para muchos.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Hmmmm pues si me lo habías dicho no lo había leido!! La verdad es que tienes parte de razón! Creo que voy a subirlo los jueves, porque los viernes yo muchas veces ni toco el ordenador...A si que... ahora mismo subo la parte 3!!
KFragantCherry- Ayudante de policia
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During the storm ( Cap 3)
[El último capítulo terminó así:
"Su pregunta me conmovió y me hizo sonreír a la vez. Me tenía a punto de caer, y lo único que le preocupaba era si estaba segura de hacerlo. Tan donjuán, pero en el fondo era más tierno que un osito de peluche. Bueno, para ser sincera, también me produjo una ráfaga de excitación por la forma en que me susurró la pregunta. Solo él es capaz de conmoverme y excitarme a la vez. Pura esencia de Rick Castle."]
Cap 3
Me separé de él un instante para mirarle a los ojos, y dedicarle una amplia sonrisa mientras le desabrochaba muy despacio la camisa, y acercándome a su oreja muy lentamente, le mordí el lóbulo con picardía y le susurré con aún más erotismo que él:
-No he estado más segura de algo en mi vida…cielo –esto último lo dije con retintín, con el ánimo de provocarle un poco.
Sin previo aviso, me cogió en brazos y me llevó hasta la cama, casualmente deshecha, y me depositó sobre las sábanas mientras se tumbaba a mi lado. Sin dejar de mirarme a los ojos, acabó de desabrocharme la camisa y me quitó el sujetador mientras yo desabrochaba la suya con impaciencia. Le necesitaba ya. Pero él…
Él parecía estar disfrutando de verme en esa situación, tendida en su cama medio desnuda mientras me mordía el labio y respiraba rápidamente. Se detuvo un momento a contemplar mi piel bajo la luz tenue de su mesilla de noche, y empezó nuevamente a besarme el cuello, y continuó besándome bajando lentamente hasta mi pecho. Sus labios acariciaron mis pezones con suavidad y precisión, haciéndome arquear la espalda y morderme aún más insistentemente el labio. Tras éste deleite, continuó bajando besando mi vientre, alrededor del piercing de mi ombligo, y desabrochó mis vaqueros y me los quitó con una soltura que ni yo tengo a la hora de desnudarme. Volvió a subir a besar mi vientre, y con los dientes, empezó a quitarme el culotte de encaje, a juego con el sujetador. Las soltó a los pies de la cama, y se volvió a tumbar a mi lado. En ése instante, decidí que no podía más. Cogí las esposas de la cinturilla de mi vaquero disimuladamente, mientras él desabrochaba su cinturón, y en un rápido movimiento, me senté sobre su vientre mientras le esposaba al cabecero de la cama.
Su cara de sorpresa fue seguida por una pequeña carcajada mientras me miraba a los ojos con su picardía habitual y un punto de desafío
-Te vas a enterar- dijo con una sonrisa mientras agitaba las manos con intención de liberarse.
-No…te vas a enterar tú, no tienes ni idea de la que te espera. Tantos años deseándote en mi cama, y por fin tengo la oportunidad de hacer mis sueños realidad- Susurré con suavidad a su oído- te has hecho de rogar, y ahora me toca a mi torturarte un ratito.
Le quité los pantalones y los bóxer que llevaba puestos, y le empecé a morder el cuello con suavidad, dejando que mi aliento le excitase aún más de lo que ya estaba. Empecé a besarle el pecho todo lo lento que me permitía mi impaciencia por tenerle. Él gimoteó varias veces mi nombre, hasta que yo me cansé de darle una de cal y otra de arena.
-Beckett, te quiero ya. No puedo soport… -Su discurso casi suplicante fue interrumpido por mi boca sobre la suya, dándole un largo y lento beso francés.
-No voy a seguir provocándote, esto también es una tortura para mí – susurré mientras le quitaba las esposas y él comenzaba a acariciarme con nerviosismo ansioso.
Hicimos el amor juntos por primera vez, pero parecía que llevásemos 4 años haciéndolo: Igual que en la comisaría somos expertos en leernos el pensamiento, decir cosas a la vez y opinar igual en ciertas situaciones, nuestros cuerpos se movían con la sincronía de dos bailarines de tango en mitad de una de las piezas más apasionadas. Él parecía saber todo lo que deseaba, y por su reacción, parecía que yo no estaba fallando del todo con cada cosa que hacía. La pasión y el romanticismo se respiraban en ésa habitación, donde se hubiese empañado un espejo si no hubiese sido por la amplitud de la alcoba. Definitivamente nos entendíamos tan bien como si nuestros cuerpos y nuestras almas realmente fuesen una, sin el sentido metafórico. La gravedad dejó de ser ley inamovible para nosotros, y el tiempo pareció detenerse a nuestro alrededor, envueltos en un mundo con unas leyes naturales diferentes a las acostumbradas, solo para él y para mí.
Mientras observaba la luna en silencio, que se veía llena al otro lado de la ventana, una sonrisa se dibujó en mi cara al recordar la expresión esa de “Después de la tormenta, siempre llega la calma”, mientras mi cabeza reposaba sobre el pecho de Castle mientras él me abrazaba, un rato después. En la calle había dejado de llover y en la en la habitación, después de nuestro arrebato de pasión, después de hacer el amor, ¡Ahí estábamos! Descansando el uno junto al otro.
Tumbados con las cabezas en los pies de la cama, sin saber muy bien como habíamos llegado a estar así. Sus manos sobre mi vientre. Mi pelo alborotado y sin arreglar debido a que al secarse había perdido su forma. El rimmel y el lápiz de ojos, que ya estaba echado a perder al principio de la noche, había sucumbido al poder de la madrugada, y había terminado por darme un aspecto descuidado pero sexy. Nuestros cuerpos entrelazados.
Me puse boca abajo en la cama para mirarle a los ojos, que a la luz de la luna y vidriosos, parecían dos zafiros, y él me devolvió una mirada larga e intensa, muy serio.
-¿Quééé? – Dije riéndome casi incomodada por esa seriedad.
-Eres maravillosa, Beckett. Más de lo que creía.
-Pelota…-sonreí avergonzada- pero solo lo dices porque estoy desnuda en tu cama.
-Fíjate si eres maravillosa que mientras estoy hablando contigo, no te he mirado las tetas ni una sola vez- Bajó la mirada durante un instante- Ups. Es que ellas también son fantásticas- puso ésa cara de pillo que siempre me ha vuelto loca, para bien o para mal.
-Qué propio de ti, Rick- dije haciéndome la ofendida mientras me reía- pero fíjate que yo tampoco puedo evitar hacer lo que no debo.
Le empecé a besar mientras enredaba su pelo entre mis dedos, a lo que él correspondió con gran entusiasmo, abrazándome sobre las lumbares. Le miré burlona guiñándole un ojo:
-¿Qué te pasa? ¿A Richard Castle, el experto firmando escotes, le da vergüenza tocarme el culo?
-Voy a ser sincero, aun tengo miedo de que me abofetees si lo hago- Dijo medio sonriendo, pero hablando muy en serio.
- Te he esposado a la cama, me has desnudado con los dientes, me has hecho el amor y…¿Aun tienes vergüenza? – Dije entre carcajadas, notablemente sorprendida a la vez que conmovida por esa confesión tan tierna, mientras le ponía su mano sobre mi culo.
-Uy, de repente se me ha pasado todo el pesar – Dijo apretándolo y haciéndome girar sobre la cama, y dejándome sin movimientos.
En ese instante nuestro juego fue interrumpido por nuestras miradas quedando en vilo durante lo que a mí me parecieron unos segundos en nuestro mundo particular, pero que fue en el reloj mucho más, hablando sin palabras, diciendo en silencio lo que las palabras no eran capaces de expresar. Nuestro cruce de miradas derivó en besos de ternura y de pasión, que terminó conmigo sobre él gozando una vez más de nuestros cuerpos jugando un pulso y nuestras almas cogidas de la mano.
"Su pregunta me conmovió y me hizo sonreír a la vez. Me tenía a punto de caer, y lo único que le preocupaba era si estaba segura de hacerlo. Tan donjuán, pero en el fondo era más tierno que un osito de peluche. Bueno, para ser sincera, también me produjo una ráfaga de excitación por la forma en que me susurró la pregunta. Solo él es capaz de conmoverme y excitarme a la vez. Pura esencia de Rick Castle."]
Cap 3
Me separé de él un instante para mirarle a los ojos, y dedicarle una amplia sonrisa mientras le desabrochaba muy despacio la camisa, y acercándome a su oreja muy lentamente, le mordí el lóbulo con picardía y le susurré con aún más erotismo que él:
-No he estado más segura de algo en mi vida…cielo –esto último lo dije con retintín, con el ánimo de provocarle un poco.
Sin previo aviso, me cogió en brazos y me llevó hasta la cama, casualmente deshecha, y me depositó sobre las sábanas mientras se tumbaba a mi lado. Sin dejar de mirarme a los ojos, acabó de desabrocharme la camisa y me quitó el sujetador mientras yo desabrochaba la suya con impaciencia. Le necesitaba ya. Pero él…
Él parecía estar disfrutando de verme en esa situación, tendida en su cama medio desnuda mientras me mordía el labio y respiraba rápidamente. Se detuvo un momento a contemplar mi piel bajo la luz tenue de su mesilla de noche, y empezó nuevamente a besarme el cuello, y continuó besándome bajando lentamente hasta mi pecho. Sus labios acariciaron mis pezones con suavidad y precisión, haciéndome arquear la espalda y morderme aún más insistentemente el labio. Tras éste deleite, continuó bajando besando mi vientre, alrededor del piercing de mi ombligo, y desabrochó mis vaqueros y me los quitó con una soltura que ni yo tengo a la hora de desnudarme. Volvió a subir a besar mi vientre, y con los dientes, empezó a quitarme el culotte de encaje, a juego con el sujetador. Las soltó a los pies de la cama, y se volvió a tumbar a mi lado. En ése instante, decidí que no podía más. Cogí las esposas de la cinturilla de mi vaquero disimuladamente, mientras él desabrochaba su cinturón, y en un rápido movimiento, me senté sobre su vientre mientras le esposaba al cabecero de la cama.
Su cara de sorpresa fue seguida por una pequeña carcajada mientras me miraba a los ojos con su picardía habitual y un punto de desafío
-Te vas a enterar- dijo con una sonrisa mientras agitaba las manos con intención de liberarse.
-No…te vas a enterar tú, no tienes ni idea de la que te espera. Tantos años deseándote en mi cama, y por fin tengo la oportunidad de hacer mis sueños realidad- Susurré con suavidad a su oído- te has hecho de rogar, y ahora me toca a mi torturarte un ratito.
Le quité los pantalones y los bóxer que llevaba puestos, y le empecé a morder el cuello con suavidad, dejando que mi aliento le excitase aún más de lo que ya estaba. Empecé a besarle el pecho todo lo lento que me permitía mi impaciencia por tenerle. Él gimoteó varias veces mi nombre, hasta que yo me cansé de darle una de cal y otra de arena.
-Beckett, te quiero ya. No puedo soport… -Su discurso casi suplicante fue interrumpido por mi boca sobre la suya, dándole un largo y lento beso francés.
-No voy a seguir provocándote, esto también es una tortura para mí – susurré mientras le quitaba las esposas y él comenzaba a acariciarme con nerviosismo ansioso.
Hicimos el amor juntos por primera vez, pero parecía que llevásemos 4 años haciéndolo: Igual que en la comisaría somos expertos en leernos el pensamiento, decir cosas a la vez y opinar igual en ciertas situaciones, nuestros cuerpos se movían con la sincronía de dos bailarines de tango en mitad de una de las piezas más apasionadas. Él parecía saber todo lo que deseaba, y por su reacción, parecía que yo no estaba fallando del todo con cada cosa que hacía. La pasión y el romanticismo se respiraban en ésa habitación, donde se hubiese empañado un espejo si no hubiese sido por la amplitud de la alcoba. Definitivamente nos entendíamos tan bien como si nuestros cuerpos y nuestras almas realmente fuesen una, sin el sentido metafórico. La gravedad dejó de ser ley inamovible para nosotros, y el tiempo pareció detenerse a nuestro alrededor, envueltos en un mundo con unas leyes naturales diferentes a las acostumbradas, solo para él y para mí.
Mientras observaba la luna en silencio, que se veía llena al otro lado de la ventana, una sonrisa se dibujó en mi cara al recordar la expresión esa de “Después de la tormenta, siempre llega la calma”, mientras mi cabeza reposaba sobre el pecho de Castle mientras él me abrazaba, un rato después. En la calle había dejado de llover y en la en la habitación, después de nuestro arrebato de pasión, después de hacer el amor, ¡Ahí estábamos! Descansando el uno junto al otro.
Tumbados con las cabezas en los pies de la cama, sin saber muy bien como habíamos llegado a estar así. Sus manos sobre mi vientre. Mi pelo alborotado y sin arreglar debido a que al secarse había perdido su forma. El rimmel y el lápiz de ojos, que ya estaba echado a perder al principio de la noche, había sucumbido al poder de la madrugada, y había terminado por darme un aspecto descuidado pero sexy. Nuestros cuerpos entrelazados.
Me puse boca abajo en la cama para mirarle a los ojos, que a la luz de la luna y vidriosos, parecían dos zafiros, y él me devolvió una mirada larga e intensa, muy serio.
-¿Quééé? – Dije riéndome casi incomodada por esa seriedad.
-Eres maravillosa, Beckett. Más de lo que creía.
-Pelota…-sonreí avergonzada- pero solo lo dices porque estoy desnuda en tu cama.
-Fíjate si eres maravillosa que mientras estoy hablando contigo, no te he mirado las tetas ni una sola vez- Bajó la mirada durante un instante- Ups. Es que ellas también son fantásticas- puso ésa cara de pillo que siempre me ha vuelto loca, para bien o para mal.
-Qué propio de ti, Rick- dije haciéndome la ofendida mientras me reía- pero fíjate que yo tampoco puedo evitar hacer lo que no debo.
Le empecé a besar mientras enredaba su pelo entre mis dedos, a lo que él correspondió con gran entusiasmo, abrazándome sobre las lumbares. Le miré burlona guiñándole un ojo:
-¿Qué te pasa? ¿A Richard Castle, el experto firmando escotes, le da vergüenza tocarme el culo?
-Voy a ser sincero, aun tengo miedo de que me abofetees si lo hago- Dijo medio sonriendo, pero hablando muy en serio.
- Te he esposado a la cama, me has desnudado con los dientes, me has hecho el amor y…¿Aun tienes vergüenza? – Dije entre carcajadas, notablemente sorprendida a la vez que conmovida por esa confesión tan tierna, mientras le ponía su mano sobre mi culo.
-Uy, de repente se me ha pasado todo el pesar – Dijo apretándolo y haciéndome girar sobre la cama, y dejándome sin movimientos.
En ese instante nuestro juego fue interrumpido por nuestras miradas quedando en vilo durante lo que a mí me parecieron unos segundos en nuestro mundo particular, pero que fue en el reloj mucho más, hablando sin palabras, diciendo en silencio lo que las palabras no eran capaces de expresar. Nuestro cruce de miradas derivó en besos de ternura y de pasión, que terminó conmigo sobre él gozando una vez más de nuestros cuerpos jugando un pulso y nuestras almas cogidas de la mano.
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Wow, un capítulo de lo más hoc, pero te ha quedado genial. Sigueee.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Solo quiero recordar a los lectores que...SON 3 ASALTOS. Así que aun nos queda para rato!!
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Que bueno te esta quedando y atascon que se estan dando ese par! ya quiero que llegues al punto de "incluso... la parte en... sobre todo esa ´parte" continua vas excelente!
Verispu- As del póker
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Acabo de ver que 2 de los 3 asaltos están en el último capítulo... pero bueno, aun así las siguientes partes tienen momentos " mágicos" para mi
KFragantCherry- Ayudante de policia
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treinta y uno- As del póker
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
No se quien tiene más ganas : Si yo de publicar otra parte más o vosotras de leerla....
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
No seas mala publica ya!
Verispu- As del póker
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Jajajaja hoy por la noche teneis la próxima parte, I promise!
KFragantCherry- Ayudante de policia
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During the storm ( Cap 4)
[En el anterior capítulo: " Nuestro cruce de miradas derivó en besos de ternura y de pasión, que terminó conmigo sobre él gozando una vez más de nuestros cuerpos jugando un pulso y nuestras almas cogidas de la mano."]
-Somos buenísimos- Suspiré aun fatigada al tumbarme a su lado tras hacer el amor. Él levantó la cabeza de la almohada levantando una ceja por la sorpresa, lo que rápidamente cambió por una fingida cara de ofensa mientras se sentaba en la cama.
-Katherine Beckett, ¡Como dice usted esas cosas! ¡Es usted una señorita! – Me dio un ataque de risa al verle de esa guisa, poniendo la voz aguda y fingiendo levantar una taza de té con el meñique levantado, como una dama inglesa, mientras tapaba con un cojín la erección residual de nuestro segundo arrebato de pasión de la noche.
- Te aseguro que una señorita no te habría hecho lo que yo. Creo que yo soy mucho más divertida. Bueno, y mi lencería no es del siglo XV- dije sonriéndole mientras con un pie cogía el culotte de los pies de la cama y lo lanzaba con habilidad hasta su regazo. Las cogió y las estiró delante de su cara.
-Cierto, tienes un gusto para la lencería exquisito. Nada de bragas de abuela. ¿La escogiste para mi, verdad pillina? – Rick me miró una vez más con su mejor cara de gamberro de colegio.
-Pues no, toda mi lencería es así de estilosa. Además, listillo, me he venido directamente desde la comisaría después de dimitir.
Al decir esto, me di cuenta de que él no sabía ése último dato, pues se puso serio de pronto y me miró con cara de susto. Me senté en la cama mirando hacia él para poder explicarle lo ocurrido, mientras él abría y cerraba la boca, en blanco. Tras un par de segundos de shock, me cogió rápidamente de las manos.
-¿¡Que has hecho qué!? ¿Qué coño ha pasado, Beckett?
Yo me quedé en silencio, respirando hondo. Él me abrazó con fuerza, y yo cerré los ojos por un instante, para recomponerme tras recordar lo ocurrido, y para empezar a contar la historia. Él me soltó, se puso el bóxer y una camiseta interior, y se levantó.
-¿Dónde vas?
-Coge de mi armario un jersey o algo y vente a la terraza. Voy a por una botella de vino.
Abrí su armario con vergüenza mientras pensaba en cómo empezar toda la historia. Elegí el jersey más grande que encontré, uno de color granate con cremallera, y sin ponerme la ropa interior ,me puse el jersey, me recogí el pelo en un moño desenfadado y salí a la terraza.
La noche era fresca pero no fría. La lluvia había suavizado la temperatura, y aun estando descalza y sin nada que protegiese mis piernas, no necesitaba nada de abrigo. Nunca había visto la terraza de Castle, y me dolió no haberlo hecho antes: La pared exterior estaba llena de macetas con jazmines, cuyo olor inundaba el aire. El suelo era de baldosa, excepto la parte más cercana a la casa, que era de madera.
Tapado con una tela azul impermeable, estaba lo que parecía un jacuzzi. El ambiente estaba iluminado tenuemente por unas lámparas de exterior imitando a unas farolas antiguas. Castle estaba sentado junto a una mesa de hierro forjado, y sobre ella, una botella de vino que seguramente costara más de la mitad de mi sueldo, y dos copas medio llenas.
-Hacía tiempo que no veía ese jersey- dijo Castle con una sonrisa mientras me veía caminar lentamente hacia él.
-Era el único que me tapaba entera. Soy demasiado alta.
-Eres demasiado hermosa- dijo con una media sonrisa- por favor, siéntate y cuéntame qué ha pasado desde que me fui de tu casa. Con todo lujo de detalles, por favor.
Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo lentamente, para ordenar mis ideas y abrir las puertas de mis muros. No quería los muros allí. No aquella noche.
Empecé a hablar con atropello, y empecé a contarle todo lo ocurrido, incluso lo que sentía, incluso lo que no era ni relevante ni importante, incluso mis momentos de debilidad y mis pensamientos. Estuve hablando durante lo que a mí me pareció poco tiempo, pero que resultó ser más de una hora.
Él, por su parte, se mantuvo en silencio durante todo mi monólogo, mostrando lo que pasaba por su mente solo a través de los gestos de su cara. Unas lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas al contarle con más detalles de los que esperaba de Beckett-cubo-de-hielo cómo me puse a llorar cuando salió de mi casa diciendo que lo nuestro, fuese lo que fuese, había acabado; y cómo salí corriendo para la escalera pocos minutos después de que su portazo rompiese el muro de cristal que cubría mi corazón, pero que él ya no estaba allí. Su cara se contrajo de tensión, al relatarle cómo había estado durante largo rato pendiendo solo de mis manos a punto de morir, pero dejó entrever una sonrisa tímida al confesar que llegué a oír su voz y que su recuerdo fue lo único que hizo que no me rindiese. Se rió de mí con expresión de ternura cuando le confesé que creí haberle perdido para siempre, y que estuve a punto de no entrar aquella noche por miedo al rechazo.
Tras terminarse mi relato y la botella de vino, me quedé en silencio, esperando que dijese algo, un comentario sarcástico inoportuno, un comentario para desviar el tema. Pero eso nunca llegó. Mientras había ido hablando, había brotado mi alma: Lloré, reí, sentí como la emoción cortaba mi voz en ocasiones. Pero tras terminar él no dijo nada, y dejó que el silencio afianzase en su mente todo lo que le había contado. Se levantó de la silla y se metió hacia el salón. Yo no quería levantarme, y me sentí un poco ofendida por su silencio. ¿Para aquello había abierto mi corazón? ¿Para que él no le diese ni la más mínima importancia?
-Somos buenísimos- Suspiré aun fatigada al tumbarme a su lado tras hacer el amor. Él levantó la cabeza de la almohada levantando una ceja por la sorpresa, lo que rápidamente cambió por una fingida cara de ofensa mientras se sentaba en la cama.
-Katherine Beckett, ¡Como dice usted esas cosas! ¡Es usted una señorita! – Me dio un ataque de risa al verle de esa guisa, poniendo la voz aguda y fingiendo levantar una taza de té con el meñique levantado, como una dama inglesa, mientras tapaba con un cojín la erección residual de nuestro segundo arrebato de pasión de la noche.
- Te aseguro que una señorita no te habría hecho lo que yo. Creo que yo soy mucho más divertida. Bueno, y mi lencería no es del siglo XV- dije sonriéndole mientras con un pie cogía el culotte de los pies de la cama y lo lanzaba con habilidad hasta su regazo. Las cogió y las estiró delante de su cara.
-Cierto, tienes un gusto para la lencería exquisito. Nada de bragas de abuela. ¿La escogiste para mi, verdad pillina? – Rick me miró una vez más con su mejor cara de gamberro de colegio.
-Pues no, toda mi lencería es así de estilosa. Además, listillo, me he venido directamente desde la comisaría después de dimitir.
Al decir esto, me di cuenta de que él no sabía ése último dato, pues se puso serio de pronto y me miró con cara de susto. Me senté en la cama mirando hacia él para poder explicarle lo ocurrido, mientras él abría y cerraba la boca, en blanco. Tras un par de segundos de shock, me cogió rápidamente de las manos.
-¿¡Que has hecho qué!? ¿Qué coño ha pasado, Beckett?
Yo me quedé en silencio, respirando hondo. Él me abrazó con fuerza, y yo cerré los ojos por un instante, para recomponerme tras recordar lo ocurrido, y para empezar a contar la historia. Él me soltó, se puso el bóxer y una camiseta interior, y se levantó.
-¿Dónde vas?
-Coge de mi armario un jersey o algo y vente a la terraza. Voy a por una botella de vino.
Abrí su armario con vergüenza mientras pensaba en cómo empezar toda la historia. Elegí el jersey más grande que encontré, uno de color granate con cremallera, y sin ponerme la ropa interior ,me puse el jersey, me recogí el pelo en un moño desenfadado y salí a la terraza.
La noche era fresca pero no fría. La lluvia había suavizado la temperatura, y aun estando descalza y sin nada que protegiese mis piernas, no necesitaba nada de abrigo. Nunca había visto la terraza de Castle, y me dolió no haberlo hecho antes: La pared exterior estaba llena de macetas con jazmines, cuyo olor inundaba el aire. El suelo era de baldosa, excepto la parte más cercana a la casa, que era de madera.
Tapado con una tela azul impermeable, estaba lo que parecía un jacuzzi. El ambiente estaba iluminado tenuemente por unas lámparas de exterior imitando a unas farolas antiguas. Castle estaba sentado junto a una mesa de hierro forjado, y sobre ella, una botella de vino que seguramente costara más de la mitad de mi sueldo, y dos copas medio llenas.
-Hacía tiempo que no veía ese jersey- dijo Castle con una sonrisa mientras me veía caminar lentamente hacia él.
-Era el único que me tapaba entera. Soy demasiado alta.
-Eres demasiado hermosa- dijo con una media sonrisa- por favor, siéntate y cuéntame qué ha pasado desde que me fui de tu casa. Con todo lujo de detalles, por favor.
Cerré los ojos con fuerza y respiré hondo lentamente, para ordenar mis ideas y abrir las puertas de mis muros. No quería los muros allí. No aquella noche.
Empecé a hablar con atropello, y empecé a contarle todo lo ocurrido, incluso lo que sentía, incluso lo que no era ni relevante ni importante, incluso mis momentos de debilidad y mis pensamientos. Estuve hablando durante lo que a mí me pareció poco tiempo, pero que resultó ser más de una hora.
Él, por su parte, se mantuvo en silencio durante todo mi monólogo, mostrando lo que pasaba por su mente solo a través de los gestos de su cara. Unas lágrimas de emoción rodaron por sus mejillas al contarle con más detalles de los que esperaba de Beckett-cubo-de-hielo cómo me puse a llorar cuando salió de mi casa diciendo que lo nuestro, fuese lo que fuese, había acabado; y cómo salí corriendo para la escalera pocos minutos después de que su portazo rompiese el muro de cristal que cubría mi corazón, pero que él ya no estaba allí. Su cara se contrajo de tensión, al relatarle cómo había estado durante largo rato pendiendo solo de mis manos a punto de morir, pero dejó entrever una sonrisa tímida al confesar que llegué a oír su voz y que su recuerdo fue lo único que hizo que no me rindiese. Se rió de mí con expresión de ternura cuando le confesé que creí haberle perdido para siempre, y que estuve a punto de no entrar aquella noche por miedo al rechazo.
Tras terminarse mi relato y la botella de vino, me quedé en silencio, esperando que dijese algo, un comentario sarcástico inoportuno, un comentario para desviar el tema. Pero eso nunca llegó. Mientras había ido hablando, había brotado mi alma: Lloré, reí, sentí como la emoción cortaba mi voz en ocasiones. Pero tras terminar él no dijo nada, y dejó que el silencio afianzase en su mente todo lo que le había contado. Se levantó de la silla y se metió hacia el salón. Yo no quería levantarme, y me sentí un poco ofendida por su silencio. ¿Para aquello había abierto mi corazón? ¿Para que él no le diese ni la más mínima importancia?
Última edición por caskett_adicta el Dom Nov 10, 2013 1:16 pm, editado 1 vez
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Por que se va y no le dice nada??? Pobre en lo quw se habrá quedado pensando cuando lo ve desaparecer. Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
La siguiente parte os va a ENCANTAR, hubo MAGIA en mi cabeza, y mientras escribía me vino a la cabeza una frase solo apta para FANS DE CASTLE que vamos....jajajaja
Pero ya la leereis el jueves que viene!!
Ya he acabado de escribir todo el fanfic,¡pero no os preocupeis! ...Ya estoy empezando otro que os va a gustar mucho, y no va a ser tan corto como éste
Pero ya la leereis el jueves que viene!!
Ya he acabado de escribir todo el fanfic,¡pero no os preocupeis! ...Ya estoy empezando otro que os va a gustar mucho, y no va a ser tan corto como éste
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Dioooooooos, continuaaaaaa de una veeeeeez
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Va muy bien, sigueeee.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
El jueves subo la siguiente parte Y ademas, se va a publicar en 12thprecinct a si que ya os informaré cuando esté
KFragantCherry- Ayudante de policia
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During the storm ( Cap 5) 16/11/13
Antes de nada, perdonadme, tendría que haber subido el capi el jueves, pero se me olvidó completamente y me acabo de acordar :S
["Se levantó de la silla y se metió hacia el salón. Yo no quería levantarme, y me sentí un poco ofendida por su silencio. ¿Para aquello había abierto mi corazón? ¿Para que él no le diese ni la más mínima importancia?"]
Pero entonces, un vals sonó dentro del loft. Y él salió y me levantó de la silla cogiéndome de la cintura con infinita ternura. Mis pies descalzos tocaron el suelo de madera, mojado por la lluvia, y, llevada por él ,fui caminando hasta el frío suelo de baldosa, y guiándome como todo un caballero, empezamos a bailar, sin mediar una sola palabra. Ninguno de los dos queríamos ensuciar el aire con palabras innecesarias. Era suficiente con lo que decíamos sin hablar. Nuestra postura era correcta, pero distante. Pero a medida que la música iba sonando, nuestros movimientos se hicieron más cercanos, más íntimos.
El vals siguió con otro, y con otro, y con otro. La leve llovizna que empezó a caer no hizo más que hacer aún más hermoso ese instante. Mi pelo, ya seco del aguacero de horas antes, recogido en el moño de emergencia que me había hecho, empezó a llenarse de diminutas perlas brillantes de agua. Los músculos de sus brazos se marcaron aún más por la luz reflejada en la película de agua formada sobre su piel. Mi jersey gigante y mis pies desnudos ya no eran eso. Eran un hermoso vestido y unos zapatos de salón. Mi pelo no estaba arruinado por la lluvia, sino decorado de brillantes. Nuestros pies no chapoteaban en el agua de la tormenta, eran nuestros zapatos sobre una pista de baile.
-Kate, “you may the dance never end and the music never stop”
-¿Qué significa?
-Que haces que el baile nunca acabe, y la música nunca pare
Miré a mí alrededor. No estaba en un salón de baile. No llevaba un vestido, ni un hermoso peinado, ni unos zapatos de salón…pero la escena no podía ser más bella. Yo, con su jersey. Él con su camiseta empapada. Nuestros pies desnudos sobre las baldosas, y yo de puntillas abrazándole, dejándome llevar por sus brazos. Mi pelo, adornado con gotas de agua, como si fuese la más elegante de las coronas. Nuestros rostros cerca, muy cerca, respirando el aire exhalado por el otro. La música había dejado de sonar hacía largo rato, pero ninguno de los dos nos habíamos percatado de ello. Solo nos hacíamos falta el uno al otro.
-Gracias- Susurramos al compás. Nos reímos tímidamente con una mirada de complicidad, por ese momento especial que se creaba cada vez que nuestras mentes se sincronizaban, aun siendo algo habitual en nosotros.
-Empieza tú, Becks
-Gracias por no decir nada. Por darle la importancia que merecía a lo que te he contado. Cuando te has ido para dentro a poner la música, he creído que te ibas porque no le estabas dando importancia. Luego lo he entendido todo, y me he sentido como una idiota.
-Precisamente porque le he dado la importancia que merece no he dicho nada. No había nada que pudiese decir que fuese más bello que el hecho de que hayas abierto tu corazón a mí. Salvo bailar. Y eso he hecho- Le sonreí y le di un besito casual- Yo te doy las gracias por haber abierto tu corazón a mi por primera vez. Me ha gustado ver lo que hay más allá de tus muros. Espero algún día poder ver la imagen entera, derribar los muros, y poder ver una preciosa panorámica de quién eres. Por hoy…me conformo con la ventanita que me ha dejado ver esa pequeña parte de ti.
Me puse de puntillas para darle otro tímido beso, pero él me abrazó por la cintura para impedirme volver a bajar al suelo, y me dio un largo beso, al cual yo le correspondí de buena gana. Él cogió uno de mis muslos y lo levantó para dejarlo a la altura de su cadera, a lo que yo respondí levantando el otro pie del suelo para agarrarme con las piernas a su cadera, y que me llevase donde quisiese. “Ésta noche, quiero ser tuya, dejarme llevar por tu pasión y tu ternura”, pensé, pero sin atreverme a decirlo en voz alta. Era una afirmación demasiado contundente.
-Desde hoy, quiero que seas la princesa de mi corazón y la reina de mi cama.- Dijo él, como si hubiese leído mi pensamiento. Le miré unos segundos a los ojos, respiré profundamente y le empecé a besar con aún más pasión que antes. “Quiero ser eso y mucho más”
Me solté de su cintura para volver a tocar la tierra, y que él pudiese quitar el plástico protector del jacuzzi. Eran ya las 2 de la madrugada, pero nuestra pasión no nos dejaba sentir el frío nocturno, sino todo lo contrario, no veíamos el momento de quitarnos una vez más la ropa. Él se desnudó rápidamente para meterse en el jacuzzi y entró de un salto. Yo, sin embargo, quise subir la temperatura de la situación un poco más.
Empecé a mirarle con ojos de descaro, mientras muy lentamente deslizaba mi culotte por mis piernas, dejándolas caer sobre el suelo. El jersey aún me tapaba todo, por lo que el hecho de no verme, pero saber que no había nada debajo casi hizo aullar a Castle. Quité el coletero de mi pelo, y agité con sensualidad el pelo para soltarlo y que cayese sobre mis hombros. Con esa habilidad que tenemos las mujeres por la práctica, me quité el sujetador por una manga del jersey, todo ello sin dejar de lanzarle miradas intensas, mientras él, con los ojos como platos, estaba deseando que me quitase precisamente lo que tapaba mi ahora cuerpo desnudo.
Me di la vuelta, para darle la espalda, y di un par de pasos lentos alejándome de él, para hacerle creer que me iba. Desabroché media cremallera del jersey, y lo deslicé por mis brazos para dejar entrever mis hombros, y la mariposa tatuada en mi homóplato y le miré por encima de mi hombro con sensualidad.
-Dios mío Beckett, me estas poniendo muchísimo, ven aquí ahora mismo. – Me reí de su debilidad, mientras aún más lentamente, me di la vuelta, y seguí bajando la cremallera del jersey, para dejar entrever mis pechos, a medida que sus ojos se veían aún más deseosos de verlos por completo. De pronto, de un tirón, terminé de bajar la cremallera y me quité de un golpe el jersey. Creí estar más lejos del jacuzzi, pero estaba lo suficientemente cerca para que, en ese momento, Castle me cogiera de un brazo y me tirase dentro del jacuzzi al grito de “Te tengo”
En ese momento me empecé a reír, con las piernas en alto y con el culo dentro del agua. Me senté dentro del jacuzzi en frente de él, mirándole con deseo, pero sin mover ficha. Pero él no tardó en abalanzarse sobre mí para besarme, tenerme, complacerme. Y por supuesto, yo no fui menos.
["Se levantó de la silla y se metió hacia el salón. Yo no quería levantarme, y me sentí un poco ofendida por su silencio. ¿Para aquello había abierto mi corazón? ¿Para que él no le diese ni la más mínima importancia?"]
Pero entonces, un vals sonó dentro del loft. Y él salió y me levantó de la silla cogiéndome de la cintura con infinita ternura. Mis pies descalzos tocaron el suelo de madera, mojado por la lluvia, y, llevada por él ,fui caminando hasta el frío suelo de baldosa, y guiándome como todo un caballero, empezamos a bailar, sin mediar una sola palabra. Ninguno de los dos queríamos ensuciar el aire con palabras innecesarias. Era suficiente con lo que decíamos sin hablar. Nuestra postura era correcta, pero distante. Pero a medida que la música iba sonando, nuestros movimientos se hicieron más cercanos, más íntimos.
El vals siguió con otro, y con otro, y con otro. La leve llovizna que empezó a caer no hizo más que hacer aún más hermoso ese instante. Mi pelo, ya seco del aguacero de horas antes, recogido en el moño de emergencia que me había hecho, empezó a llenarse de diminutas perlas brillantes de agua. Los músculos de sus brazos se marcaron aún más por la luz reflejada en la película de agua formada sobre su piel. Mi jersey gigante y mis pies desnudos ya no eran eso. Eran un hermoso vestido y unos zapatos de salón. Mi pelo no estaba arruinado por la lluvia, sino decorado de brillantes. Nuestros pies no chapoteaban en el agua de la tormenta, eran nuestros zapatos sobre una pista de baile.
-Kate, “you may the dance never end and the music never stop”
-¿Qué significa?
-Que haces que el baile nunca acabe, y la música nunca pare
Miré a mí alrededor. No estaba en un salón de baile. No llevaba un vestido, ni un hermoso peinado, ni unos zapatos de salón…pero la escena no podía ser más bella. Yo, con su jersey. Él con su camiseta empapada. Nuestros pies desnudos sobre las baldosas, y yo de puntillas abrazándole, dejándome llevar por sus brazos. Mi pelo, adornado con gotas de agua, como si fuese la más elegante de las coronas. Nuestros rostros cerca, muy cerca, respirando el aire exhalado por el otro. La música había dejado de sonar hacía largo rato, pero ninguno de los dos nos habíamos percatado de ello. Solo nos hacíamos falta el uno al otro.
-Gracias- Susurramos al compás. Nos reímos tímidamente con una mirada de complicidad, por ese momento especial que se creaba cada vez que nuestras mentes se sincronizaban, aun siendo algo habitual en nosotros.
-Empieza tú, Becks
-Gracias por no decir nada. Por darle la importancia que merecía a lo que te he contado. Cuando te has ido para dentro a poner la música, he creído que te ibas porque no le estabas dando importancia. Luego lo he entendido todo, y me he sentido como una idiota.
-Precisamente porque le he dado la importancia que merece no he dicho nada. No había nada que pudiese decir que fuese más bello que el hecho de que hayas abierto tu corazón a mí. Salvo bailar. Y eso he hecho- Le sonreí y le di un besito casual- Yo te doy las gracias por haber abierto tu corazón a mi por primera vez. Me ha gustado ver lo que hay más allá de tus muros. Espero algún día poder ver la imagen entera, derribar los muros, y poder ver una preciosa panorámica de quién eres. Por hoy…me conformo con la ventanita que me ha dejado ver esa pequeña parte de ti.
Me puse de puntillas para darle otro tímido beso, pero él me abrazó por la cintura para impedirme volver a bajar al suelo, y me dio un largo beso, al cual yo le correspondí de buena gana. Él cogió uno de mis muslos y lo levantó para dejarlo a la altura de su cadera, a lo que yo respondí levantando el otro pie del suelo para agarrarme con las piernas a su cadera, y que me llevase donde quisiese. “Ésta noche, quiero ser tuya, dejarme llevar por tu pasión y tu ternura”, pensé, pero sin atreverme a decirlo en voz alta. Era una afirmación demasiado contundente.
-Desde hoy, quiero que seas la princesa de mi corazón y la reina de mi cama.- Dijo él, como si hubiese leído mi pensamiento. Le miré unos segundos a los ojos, respiré profundamente y le empecé a besar con aún más pasión que antes. “Quiero ser eso y mucho más”
Me solté de su cintura para volver a tocar la tierra, y que él pudiese quitar el plástico protector del jacuzzi. Eran ya las 2 de la madrugada, pero nuestra pasión no nos dejaba sentir el frío nocturno, sino todo lo contrario, no veíamos el momento de quitarnos una vez más la ropa. Él se desnudó rápidamente para meterse en el jacuzzi y entró de un salto. Yo, sin embargo, quise subir la temperatura de la situación un poco más.
Empecé a mirarle con ojos de descaro, mientras muy lentamente deslizaba mi culotte por mis piernas, dejándolas caer sobre el suelo. El jersey aún me tapaba todo, por lo que el hecho de no verme, pero saber que no había nada debajo casi hizo aullar a Castle. Quité el coletero de mi pelo, y agité con sensualidad el pelo para soltarlo y que cayese sobre mis hombros. Con esa habilidad que tenemos las mujeres por la práctica, me quité el sujetador por una manga del jersey, todo ello sin dejar de lanzarle miradas intensas, mientras él, con los ojos como platos, estaba deseando que me quitase precisamente lo que tapaba mi ahora cuerpo desnudo.
Me di la vuelta, para darle la espalda, y di un par de pasos lentos alejándome de él, para hacerle creer que me iba. Desabroché media cremallera del jersey, y lo deslicé por mis brazos para dejar entrever mis hombros, y la mariposa tatuada en mi homóplato y le miré por encima de mi hombro con sensualidad.
-Dios mío Beckett, me estas poniendo muchísimo, ven aquí ahora mismo. – Me reí de su debilidad, mientras aún más lentamente, me di la vuelta, y seguí bajando la cremallera del jersey, para dejar entrever mis pechos, a medida que sus ojos se veían aún más deseosos de verlos por completo. De pronto, de un tirón, terminé de bajar la cremallera y me quité de un golpe el jersey. Creí estar más lejos del jacuzzi, pero estaba lo suficientemente cerca para que, en ese momento, Castle me cogiera de un brazo y me tirase dentro del jacuzzi al grito de “Te tengo”
En ese momento me empecé a reír, con las piernas en alto y con el culo dentro del agua. Me senté dentro del jacuzzi en frente de él, mirándole con deseo, pero sin mover ficha. Pero él no tardó en abalanzarse sobre mí para besarme, tenerme, complacerme. Y por supuesto, yo no fui menos.
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 20/10/2013
Edad : 31
Localización : Dreamworld
Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Que bonito. Muchas veces valen más los gestos que las palabras. Espero que puedas continuar pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Me alegro de que os guste : D
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 20/10/2013
Edad : 31
Localización : Dreamworld
Re: During the storm ( FINAL: CAP 9) 12/12/2013
Muy bueno, me encanta. Continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 22/01/2013
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