EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
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KFragantCherry
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Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
choleck escribió:Ya te he encontrado! escribes de maravilla, me ha encantado y me alegra que te hayas decidido a seguirlo, me gustaría ver esa fiesta y que no tarden mucho en darse un par de picos
Intentaré ponerme al día con tus otros fic.
Oyoyoyoyoyoyoy me vas a sacar los colores Me alegro mucho de que te guste, la verdad es que es el fic que más me gusta escribir jajaja. Con el próximo capi vais a morir demasiado con el principio jajajajaja
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Yo calculo que tendreis el nuevo capi en unas cuantas semanas... no me atrevo a decir exactamente pero en 2 o 3 puede ser que tengais uno!!!
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
MADRE MIAA, ME EN-CAN-TA, CONTINUA PRONTO QUE ME HAS DEJADO KO CON EL FINAL DEL CAP.
xCaskett- Escritor - Policia
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Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
xCaskett escribió:MADRE MIAA, ME EN-CAN-TA, CONTINUA PRONTO QUE ME HAS DEJADO KO CON EL FINAL DEL CAP.
Jajajaja me alegro mucho de que te guste!! En cuanto pueda subo el siguiente, lo juro por los tacones de Beckett !! jajaja
KFragantCherry- Ayudante de policia
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EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Bueno, lo prometido es deuda! He escrito un capítulo en un tiempo record, la verdad es que me encanta escribir ésta historia, y espero que a vosotros/as os guste tanto leerlo como a mí crearlo!! Bueno, como sabeis,subo capítulo cuando puedo, como veis son muy largos y me cuestan varios días terminarlos. ¡¡No os acostumbreis a ésta frecuencia!! jajaja
Por favor, dadme vuestras opiniones, me gusta mucho saber lo que pensais
CAPÍTULO 2
Los números rojos del reloj del DVD del salón de Kate marcan las 2:47 cuando Kate abre los ojos adormecida. El brazo de Rick la abraza por la espalda, mientras el otro cuelga por encima del reposabrazos. Kate se levanta despacio, y se detiene un momento a mirarle con ternura.
-Rick – susurra Kate en cuclillas frente al sofá para hablar en el oído de Castle en la oscuridad de la noche- Eh, Rick, nos hemos quedado dormidos en el sofá. Vámonos a la cama.
Kate solo recibe un gruñido como respuesta. Vuelve a insistir, ésta vez un poco más fuerte.
-Richard, que vamos a acabar descoyuntados. Vámonos a la cama – Dice ésta vez, acercándose un poco más a él, no sin antes pararse a disfrutar del aroma que desprende su cuello.
-Kate…- Balbucea Rick, soñando.
Ella lo interpreta como una señal de que está despierto.
-Rick, venga, vámonos a la cama.
-Kate, mi amor, vuelve aquí conmigo- Dice balbuceando Rick, soñando con su mundo idílico con ella . Su brazo se lanza hacia Kate y la coge de la barbilla y la besa lentamente en los labios.
El corazón de Kate da un vuelco, como si una corriente eléctrica le recorriese cada centímetro de su cuerpo, pero antes de que ella pueda tomar una decisión sobre qué hacer en ese momento, siente como la boca de Rick se queda quieta. Y un segundo más tarde, suelta un profundo ronquido mientras se da la vuelta en el sofá. Kate se levanta y va al cuarto de baño y se mira al espejo. Sus mejillas están encendidas como dos farolillos por la emoción, y una sonrisa idiota se ha dibujado en su cara.
“Pero-qué-cojones-acaba-de-pasar” piensa Kate casi gritando en su cabeza. “Me ha besado. Mi primer beso real. Y ha sido con él. Pero él estaba durmiendo” .Pero en ese instante, la última frase le cae como un jarro de agua fría en la espalda “Estaba durmiendo. No ha sido real. Él está enamorado de otra” Y de pronto, necesita huir, poner distancia física durante un rato. Si ahora mismo estuviesen en casa de Rick, huiría a la suya y se refugiaría. Pero al estar en su propia casa, no puede hacer nada.
Abre la puerta que da al jardín y a la puerta trasera y sale a la playa. El frío de final del invierno y la humedad del ambiente de la madrugada se le cala hasta los huesos. No es suficiente para calmar su espíritu. Entra rápidamente a la casa y coge una toalla enorme, y comienza a caminar hacia la orilla del agua. Cuando está a unos 10 metros del agua, se desnuda completamente, incluida la ropa interior, y camina lentamente hacia el agua, dejando que el agua congelada del mar la haga tiritar y tornar su piel a un tono blanco azulado. Cuando está sumergida en el mar hasta la altura de las costillas, se zambulle en el mar y comienza a nadar lentamente. El mar está muy tranquilo, y la luna llena ilumina su camino. A la media hora de estar dentro, su instinto de supervivencia ha hecho que olvide el por qué se había metido allí. Sale despacio, sintiendo el dolor de la brisa marina sobre su piel congelada, se tapa con la toalla y vuelve a casa. Tras darse una ducha con agua caliente y secarse bien y ponerse el pijama, va a la habitación y encuentra a Rick ya en su cama, que duerme tranquilo con una sonrisa ligera.
Rick, por otro lado, se despierta en el sofá y ve que Kate no está con él. Vuelve a cerrar los ojos para recrearse en el sueño tan vívido que acababa de tener. Kate y él estaban juntos, durmiendo en el sofá de una casa desconocida, que suponía que era la de ambos, y ella le pedía que se fuese a la cama, y él la besaba sin miedo. Aún recuerda el sabor a cerezas de su bálsamo de labios. Se relame, y siente el sabor aún ahí. Sin pensar demasiado, se sienta en el sofá y va hacia la habitación, pero la cama está hecha.
Y justo cuando empieza a preocuparse, ve por la ventana una silueta moverse en la playa, que reconoce como la de Kate.
Su silueta se ve a contraluz por la enorme luna llena que ilumina la noche. No se ve más que la figura negra de ella andando hacia el agua, pero no hace falta más para que él se dé cuenta de que está completamente desnuda. La sensación que inunda a Castle no tiene nada que ver con el deseo sexual. Simplemente se sienta en la silla del escritorio a oscuras a observar la belleza y la sensualidad que desprende la mujer que se contonea despacio hacia el agua pausada y cristalina. Su pelo movido ligeramente por la brisa, como si fuesen hojas movidas por el viento. Sus caderas, redondeadas y su cintura estrecha, que mueve con su caminar lento y femenino como si hubiese sido grabado a cámara lenta. Las piernas largas y musculosas de ella, avanzando paso a paso hacia el agua de puntillas, como si fuese a echar a volar de un momento a otro. Cuando se sumerge en el agua, puede ver la silueta de sus senos pequeños y firmes contra la línea del horizonte, emergiendo en el agua salada. Sus piernas patean con fuerza el agua, y desaparece y aparece segundos más tarde, brazada tras brazada. Cuando Kate empieza a salir del agua, él decide ponerse el pijama que guarda Kate debajo de su almohada y meterse en la cama para fingir estar dormido. Y al cerrar los ojos, solo es capaz de ver a la mujer de sus sueños en una escena cargada del erotismo fino y delicado que solo Kate Beckett, su Kate, podría conseguir.
Escucha a Kate entrar en casa y ducharse. El cansancio y las imágenes acontecidos minutos antes hacen que Rick sea atrapado por los suaves brazos de Morfeo, y para cuando Kate se mete en la cama, él está en su mundo de ensueño viendo una y otra vez pasar la escena del baño de Kate en el mar como si fuese una película en bucle proyectada en la parte interna de sus párpados.
A la mañana siguiente, Rick abre los ojos y mira la hora, son más de las 10 de la mañana. Kate aún duerme, con el muslo sobre la cadera de él, así que se levanta con cuidado para no despertarla. Ella gruñe y se da la vuelta en la cama, continuando su sueño. Conoce mejor la cocina de ella que la de su propia casa, así que saca la tostadora y pone en su interior un par de rebanadas de pan. Mientras éstas se preparan, Rick prepara un zumo de naranja y pone la cafetera en marcha. Cuando las tostadas están listas, las unta de mermelada y pone el zumo y las tostadas en una bandeja. Al café aún le falta un rato.
Se dirige a la habitación y ve a Kate abriendo poco a poco los ojos.
-Hola – Dice ella gruñendo ligeramente.
-Buenos días. Te traigo el desayuno. – Responde Rick, dejando la bandeja sobre sus rodillas.
-Te estás ganando el cielo, Ricky... oye, anoche…
-Sí, me desperté y no te vi, y supuse que estarías en el baño o durmiendo en la cama de Jenn, y me metí en tu cama- Dice él, sonrojándose ligeramente. Reconocer que la vio la incomodaría y le haría ver como un pervertido. A ambos les conviene hacerse los locos.
-Sí, estaba en el baño y cuando salí no estabas. Bueno, ¿Qué planes tenemos hoy?
-Pues teniendo en cuenta que mi madre estará durmiendo la mona, tu hermana está ingresada y tu padre pasará allí la mayor parte del tiempo, nuestro margen de posibilidades no es muy grande que digamos.
-Mi padre dijo que hoy se pasaría un momento a cambiarse de ropa y ducharse en condiciones, y por la tarde me gustaría pasar a ver al terremoto rubio de mi hermana.
-Me parece fantástico. Y ahora deberíamos estudiar un rato, que tú no sé, pero yo tengo examen el lunes de historia.
Kate acaba de desayunar y deja todo en la cocina. Rick se prepara un par de tostadas mientras Kate despeja la mesa de comedor para que quepan ambos en ella, y saca sus libros de texto. Cuando él acaba de desayunar se pasa por su casa para coger sus cosas, y cuando vuelve, Kate ya ha servido los cafés.
La mañana transcurre rápidamente entre cafés y apuntes. Kate de vez en cuanto levanta la vista disimuladamente para mirarle. Está tan guapo con el ceño ligeramente fruncido, concentrado en los apuntes que apenas puede resistir la tentación de acariciarle la mano, tocarle el pelo, besarle, tenerle. De pronto, Rick levanta la vista del libro de historia y la mira con cara de no entender nada.
-¿Qué pasa, Kate?
-Emmm… nada, nada. Que si quieres café te iba a preguntar. –Dice Kate levantándose de la mesa.
-Pero si te queda la mitad.
-Ya, pero…. ¡Se ha quedado frío! ¿Quieres o no?
-Si, si… sírveme uno. – Rick sabe que ella miente, pero no entiende lo que pasa. Decide ignorarlo.
Sin que apenas se den cuenta, llega la hora de la comida, y no tienen nada preparado. Mientras Rick recoge todo, Kate va a la cocina a preparar algo. Finalmente, decide decantarse por unos filetes con patatas fritas. Rick entra en la cocina tras haber recogido todo y la abraza por la espalda, dándole un beso detrás de la oreja. A Kate se le ponen los pelos de punta y siente una ráfaga de electricidad recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Pero no se mueve, se queda quieta, muy quieta, esperando que se repita.
Rick necesita sentir el olor a cerezas y el calor de Kate, para memorizarlo, triste al pensar que nunca podría ir más allá de eso. Kate, simplemente, piensa que Rick no la ha excitado de esa manera aposta. “Kate, recuerda, él ama a otra, te lo dijo ayer, no te quiere. Solo eres su amiga”
En ese momento Rick se separa y coge un par de limones para hacer limonada para la comida. En la cocina se respira la tensión, Kate por el momento de debilidad que ha sufrido, pensando que no significa nada para él, y Rick por la tristeza que le invade al pensar que están tan cerca el uno del otro, pero tan lejos de lo que él desea. Pero Rick piensa que su seriedad se debe a que se ha sentido incómoda, así que decide acabar con ello al estilo Richard Castle. Abre el congelador para coger unos hielos para la jarra de limonada, y coge uno con sigilo, tirándoselo por la espalda a Kate.
-¡¡ AAHHHHHHHHH !! –Grita Kate mientras se agita la ceñida camiseta de pijama mientras que con la otra mano pega manotazos a Rick, que se parte de risa.
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Los días van pasando, y las vidas de Kate y Rick transcurren sin grandes novedades en sus vidas, salvo la creciente tensión que crece entre ellos. Jim pasa más tiempo en casa, puesto que Jenny ya no está tan grave, aunque sigue ingresada, lo que significa que eso le da excusa a Kate para no dormir con Rick más de lo imprescindible, intentando olvidar sus sentimientos hacia él, dándolo como un caso perdido. Rick por su parte tampoco insiste en ello, dormir con ella es un enorme placer para él, pero también una inmensa tortura, pues se pasa más tiempo evitando que ella perciba su deseo hacia ella que en dormir.
Sin embargo, no pueden vivir el uno sin el otro, cosa que ambos saben muy bien, por lo que aunque sus noches se ven restringidas, durante el día siguen estando juntos constantemente, lo que no ayuda a Kate a olvidarse de Rick, ni permite a Rick olvidarla a ella.
-¡Kate! ¡Kate! – Grita Rick entrando en la casa de Kate por la mañana. Kate aún está en la cama remoloneando, así que Rick entra en su cuarto y se tumba con ella en la cama, metiéndose bajo las mantas con ella - ¿Qué día es hoy?
-1 de abril – Gruñe Kate, mientras se da la vuelta en la cama y le pega una patada en la rodilla a Rick aposta.
-¿Y sabes qué significa eso? –Rick la coge de los hombros y la agita.
-Que hoy cumples 18 años – Dice Kate, sentándose en la cama, dándose cuenta de pronto. Kate se sienta sobre la tripa de Rick de un movimiento y comienza a tirarle de las orejas.
-Noooo Kate…que ya son muchos años… -Dice Rick, poniendo voz de abuelo.
-…17 y …¡18! –Acaba de contar Kate, mientras empieza a hacerle cosquillas a Rick. Él la tumba en la cama y se queda tumbado boca abajo, mirándola desde muy cerca.
Kate siente como su corazón se acelera, siente como Rick la mira a los ojos como si pudiese leer su mente a través de ellos, e incluso le parece que Rick cada vez está más cerca. Pero cuando Kate empieza a levantar la cabeza de la almohada para unir sus labios a los de Rick, el despertador de Kate comienza a sonar, haciendo que ambos peguen un brinco.
-Rick, me tengo que vestir, espérame fuera. 5 minutos – Dice ella, mientras le empuja hacia la puerta.
Cuando cierra la puerta tras de sí, se deja caer sobre la cama. “Kate, ¿Te has vuelto loca? ¡Has estado a punto de besarle!”, piensa, mientras se levanta de la cama y se pone la ropa que había elegido la noche anterior. Una camiseta del tejido de una blusa de color salmón, una chaqueta de falso cuero, unos pitillos negros y unas botas altas con tachuelas. Sale de la habitación corriendo y se mete en el baño para colocarse los rizos y pintarse la raya de los ojos, pero más marcadamente que normalmente, y un pintalabios ligeramente más oscuro que el de la camiseta.
Cuando vuelve al salón, Rick se pone de pie para coger sus cosas y salir hacia el instituto. Cuando mira a Kate, se queda congelado durante un momento. Su espléndida sonrisa, su look de rockera desenfadada y su pelo suelto, con aspecto salvaje , le dejan bloqueado durante unos segundos. Tanto, que no se da cuenta de que ella está igual que él. Kate no se había fijado con las prisas de echarle de su habitación, pero lleva un polo de color azul, con rayas verdes, unos pantalones vaqueros sencillos, y en lugar de las botas de cuero, en sus pies se ven un par de deportivas informales. Sobre el polo lleva su inseparable chupa de cuero, pero eso no hace que reste puntos su indumentaria.
-Guau, Kate, estás…preciosa. ¿Y esa chaqueta? No te la conocía. Y las botas molan mucho- Dice Rick sin moverse del sitio, mientras Kate baja la mirada tímidamente. Por la mente de Rick, se pasea la verdad. “Estoy dispuesto a convertirme en un hombre para ti. Estaría dispuesto a darlo todo por ti”
-Tu tampoco estás nada mal – Dice ella, sin moverse tampoco. Pero en su cabeza solo se oye “Estoy vestida así por ti, Rick. Y me gusta que te guste” – Bueno, Rick…. ¿Quieres tu regalo?
Kate le tiende un pequeño sobre a Rick. Él lo abre con sumo cuidado, para no romper lo que contenga.
-Kate…-Dice Rick, emocionado – ¡¡Son dos entradas para ver a Adele en junio!!
-Sí… sé que te encanta, y bueno… así puedes llevar a esa chica tan especial que te gusta. – Sugiere Kate, forzándose a sonreír para que no se le note lo mucho que le cuesta pronunciar esa frase
-Claro… - A Rick se le ensombrece el rostro – Algún día de esos se lo diré. Pero ahora no podría.
-Y ya de paso, pídele una cita para el baile. Por cierto, sé que es tu intimidad y eso pero…¿Puedo saber quién es?
-No- Dice Rick rápidamente, dándose la vuelta para coger sus cosas y salir por la puerta.
-Vale, vale, Rick…pero no te pongas así de borde. No quiero que te enfades. Lo siento.
-No, no… perdóname a mí por ponerme así. Pero… bueno, no lo entenderías.
-Ya…-Susurra Kate, herida – Ojalá algún día te animes y te declares a ella. Seguro que a ella también le gustas.
-¡¡DÉJALO YA!! – Grita Rick, con lágrimas en los ojos. Ese interrogatorio le hace sentir acorralado, sin poder decir la verdad por miedo a perderla.
El silencio se apodera del salón. Kate coge su mochila y su bolso y sale por la puerta. Rick sale, mirándola a los ojos a modo de disculpa. Pero no es suficiente, puesto que el secretismo y el grito han hecho demasiado daño a Kate. Mientras dos lágrimas nacen en sus ojos y arruinan parte del maquillaje, ella le mira a los ojos.
-Tanto que dices que me quieres, y que nunca me dejarías irme de tu vida, y tú me estás alejando cada vez más de ti. –Dice Kate en un susurro, tras lo cual se pone a andar hacia la parada del autobús para ir al instituto.
-Kate, lo siento –Dice Rick, cogiéndola del brazo unos metros tras la valla.
-No, Rick- Susurra ella con los ojos llenos de lágrimas, zafándose del agarre de él – Está claro que ya eres un adulto, y Kate Beckett no está entre tus planes de futuro. Espero que esa chica tan especial te corresponda y seáis muy felices juntos. Está claro que tú ya no me necesitas como yo a ti.
Kate echa a andar otra vez hacia la parada, y Rick no la detiene. En lugar de eso, se queda parado, sintiendo como su corazón se rompe en mil pedazos. Se da la vuelta y vuelve a casa a por su moto. Y distraído, se pone el casco y emprende su camino hacia el instituto. Pero cuando llega al semáforo previo a una intersección, su cabeza está tan embotada por las palabras de Kate, que no ve la luz en rojo. Y sin poder frenar, un coche le embiste por el lateral, y Rick cae rodando en la carretera, y su casco se parte en dos por el impacto, dejando a Rick inconsciente y herido.
A la mitad del día, Kate va entre clase y clase a la sala de profesores, en busca del profesor de matemáticas para hablar como delegada de los problemas de sus compañeros de clase. Cuando va a llamar a la puerta, el profesor Montgomery, un profesor de filosofía, salen en ese momento.
-Kate, ¿Estaba hoy malo Rick? Estaban todos en mi clase muy extrañados porque no haya venido. Hoy es su cumpleaños ¿No? - En ese momento, un escalofrío recorre la espalda de Beckett, pero cuando va a responder, su móvil empieza a vibrar en su bolsillo.
Kate saca el teléfono del bolsillo de su abrigo, dubitativa ante el miedo de que el profesor se lo confisque. En la pantalla, se ve escrito “Martha Rodgers”
-Cógelo- Dice Montgomery, viendo la máscara de terror que se ha dibujado en el rostro de ella – Es importante. Entra conmigo a la sala de profesores, estarás más tranquila.
Kate se deja caer con la cara pálida en uno de los sofás que hay junto a la puerta, y con gran temor, descuelga el móvil.
-¿Ma…Martha? – Tartamudea Kate al teléfono. Al otro lado, oye a su padre, Jim.
-Kate, no te asustes pero… Rick ha tenido un accidente con la moto. Martha me ha pedido que te avise, y estoy de acuerdo en que éste es tu lugar ahora. Pero ella ahora mismo… bueno, no puede hablar
A lo lejos, oye sollozar a Martha. Kate se queda muda por unos instantes, congelada como si un enorme jarro de agua fría hubiese sido vertido por su cabeza. Por su mente solo pasan como si de un tifón se tratase, las palabras que acaba de escuchar de boca de su padre, el llanto de Martha, y sobre todo, que lo último que ha dirigido a Castle han sido palabras amargas.
-¿Kate? ¿ Estás ahí? – Se oye a Jim al otro lado del teléfono.
-Sí, sí, papá. Sigo aquí – Susurra ella, y se queda en silencio. Luego recuerda que debería seguir hablando - ¿Qué es eso de “Cuando Rick despierte”? ¿Está inconsciente por el accidente?
En ese momento, todas las cabezas de los profesores que están corrigiendo exámenes o tomándose un café se giran hacia ella, con cara de impresión. Rick siempre ha sido el típico graciosillo de clase, un gamberro, pero también es muy querido por su dulzura y su ausencia de maldad. A pesar de ser un verdadero incordio dentro de las clases, fuera de ellas es muy querido por todo el profesorado.
Montgomery se levanta del sofá, y pone a Kate de pie de un tirón. Le arrebata el móvil de las manos y se pone al teléfono.
-Jim, ahora mismo la llevo yo para allá – Se oye a Jim hablar al otro lado – No, no te preocupes, tengo clase… pero estoy seguro de que mis compañeros me podrán cubrir.
Todas las cabezas asienten, mientras le dan un café a Kate y un par de galletas para el camino. Un profesor sale corriendo de la sala de profesores, para buscar sus cosas. Su tutora, la señora Gates, se acerca a ella y le da un abrazo, lo que hace que Kate rompa a llorar. Montgomery y Jim permanecen un rato hablando, supongo que sobre el estado de Rick y sobre cómo localizarles en el hospital.
-No me des las gracias – Dice Montgomery, como respuesta a su padre, antes de colgar – Es lo menos que puedo hacer.
En ese momento, el profesor desaparecido aparece con su mochila en una mano con todas las cosas metidas de malas maneras en su interior. Entra corriendo y se la da a Kate, que se la cuelga al instante. Montgomery la coge de un brazo, observando lo inestable físicamente que la ha dejado la noticia, y casi sin que Kate se dé cuenta, está sentada en el asiento del copiloto del coche de Roy Montgomery.
-Muchas gracias, profesor – susurra Beckett cuando el motor del coche ruge.
-No me des las gracias, Kate. Tu madre, tu padre y yo éramos muy amigos. Pero desde la muerte de tu madre, nos distanciamos mucho. Al mirarnos el uno al otro, solo podemos notar la persona que falta entre nosotros.
-No lo sabía.
-Es que eras muy pequeña cuando ocurrió. Aún recuerdo tu vestido negro y tus rizos recogidos en una coleta con un lazo a juego, empapada por la lluvia el día de su funeral, con los ojos enrojecidos y a punto de llorar, pero resistiendo y siendo fuerte por tu hermana. Luchaste como una adulta hubiese hecho, y solo tenías 10 años. Pero fue después, cuando te pusiste de pie y diste aquel discurso improvisado, prometiéndole a tu madre llegar tan lejos como pudieses, para que estuviese orgullosa estuviese donde estuviese…en ese momento, supe que nadie podría detenerte en lo que quisieses. Y Richard Castle te importa, y antes de que te escapes del instituto y llegues de cualquier forma, prefiero llevarte yo.
-Muchísimas gracias, Montgomery. Estoy en deuda con usted.
-Por favor, llámame Roy. Y no me llames de usted. Considérame de tu familia. Aunque sea como un tío lejano para ti, quiero que sepas que puedes contar conmigo. Confío en lo que hagas desde aquel día.
-Gracias – Susurra Kate.
Pasan un par de minutos de un silencio confortable antes de que el coche se detenga en la puerta del hospital.
-Es la habitación 847.
Kate se baja del coche y no espera a ver el coche de Roy arrancando para volver al instituto. Sale corriendo por ése hospital que tan bien conoce por los ingresos recurrentes de su hermana, y coge un ascensor para subir a la octava planta, pero el ascensor va demasiado lento para el gusto de Kate. Cuando por fin se detiene en la planta correcta, sale corriendo disparada hacia la habitación 847. Cuando entra en la habitación, solo se oyen los pitidos de la monitorización de Rick, y el lento remover de una cucharilla dentro de una taza cerámica. Por el ritmo, reconoce que es Martha quien remueve el contenido.
-¡¡Kate!! – Exclama Jim mientras se acerca a abrazar a su hija. Martha levanta la vista de la cara de su hijo, y le dedica una sonrisa cansada. Jenn está sentada en la cama vacía junto a Rick, mirándole absorta como si quisiese recordar cada uno de los poros de su piel.
-¿QUÉ COÑO HA PASADO? – Grita Kate, acercándose corriendo al cuerpo de Rick. Le abraza por encima de la sábana del hospital. No está intubado, pero por la nariz asoma una sonda, que Kate reconoce como nutrición asistida por todas las veces que Jenn ha llevado una de esas puestas, y una vía en el brazo.
-Se ha saltado un semáforo y se lo han llevado por delante – susurra Jenn, que parece ser la única capaz de hablar.
-Dicen los médicos que ha sido menos grave de lo que parece. No tiene lesiones internas graves. Los médicos le han inducido un coma por seguridad, pero dicen que su cerebro está bien. Suponen que en una semana podrán retirarle la sedación y todos esos tubos. Pero que ahora, su cerebro debe descansar, y por el momento está mejor así – Una voz conocida susurra a su espalda. Es Kevin, el compañero de habitación de Jenn. A lo largo de ese último mes había ido mejorando de su enfermedad, y actualmente ofrecía una imagen más saludable – Siento interrumpir pero… me ha parecido que estabais todos muy afectados para explicar nada.
-No pidas perdón, querido – Dice Martha mientras le hace un gesto al niño para que se acerque – somos una familia algo rara, pero tú eres bienvenido. Si eres el amigo de Jenny, también eres el nuestro.
-Sí, Kevin. Muchas gracias por cuidar tanto de Jenny y por cuidar de nosotros desinteresadamente- Dice Jim, dándole una palmada en la espalda.
Kevin se sienta al lado de Jenn, y la coge de la mano disimuladamente. Jenn responde apoyando su cabeza en el delgado hombro de él. Empiezan a hablar entre susurros, pero desde la posición de Beckett, en ese momento sentada a los pies de la cama, escucha perfectamente la conversación.
-Jenny, tienes que subir a comer.
-Pero no tengo hambre, Kevin.
-Me da igual. Tienes que subir a comer. Por favor. Quiero que te den el alta pronto y poder hacer realidad todos los planes que hemos hablado.
-Te voy a echar mucho de menos mañana, cuando te den el alta.
-Ni te vas a dar cuenta, voy a venir todas las tardes a verte. Además, ahora tienes que cuidar de Rick y de tu hermana. Te necesitan, y te necesitan sana.
Jenn se levanta y Kevin sonríe tímidamente con un aire triunfal.
-Es la hora de comer, y no debería saltármela.
-Claro que sí, hija. Luego subo a verte. Kevin, ¿La controlas tú?
-Por supuesto que sí, gracias por confiar en mí – Dice Kevin, saliendo detrás de Jenny.
La habitación se queda en completo silencio, y así pasan varias horas hasta que cae la noche al otro lado de la ventana.
-Jim, vete a casa. Jenny te va a necesitar cuando Kevin se vaya mañana. Descansa – Dice Martha – Y tú, Kate, vete también. Las cosas no van a cambiar mucho por aquí. Yo me quedo. Mañana nos vemos.
-Pero yo… - Comienza Kate a decir, pero la voz estricta de Martha se impone.
-No, Kate. Ya tengo bastante con mi hijo y con una de mis casi- hijas enfermos en el hospital. No necesito que tú acabes enferma también. Mañana ven cuando quieras.
-Vale- Susurra Kate.
-Katie, bajo a buscar el coche, en cinco minutos baja. Y tú, Martha, ahora te traigo algo de las máquinas expendedoras. Deberías comer algo, tampoco necesitamos que tú te pongas enferma.
-Déjalo, ya voy yo – Dice Martha, levantándose y saliendo de la habitación tras Jim.
Kate se queda sola con Rick, inconsciente. Se inclina sobre él, y comienza a hablar:
-Rick…siento lo que te he dicho ésta mañana. Estaba enfadada por el secretismo con esa chica. Me siento apartada de tu vida, y yo te necesito – Kate comienza a llorar, pero sigue hablando entre sollozos y susurros – Te necesito más que a nada. Parte de mi enfado también es porque estoy celosa de esa chica, porque yo… yo te quiero de verdad. Te amo con todo mi corazón, pero sé que tú nunca sentirás lo mismo. Tú eres Richard Castle, el guapísimo hombre que puede tener a quien quiera. Y yo solo soy Kate Beckett, la chica a la que nadie quiere.
Kate se inclina sobre la cama de Rick, y agarrando suavemente su cara, besa lentamente los labios de Rick, dejando tras de sí el sabor dulce de las cerezas y el sabor salado de sus lágrimas.
Y cuando oye los pasos de Martha por el pasillo, se incorpora y sale de la habitación para esperar a Martha y despedirse de ella. Cuando Martha llega a su nivel, se abrazan brevemente.
-Kate, recuerda siempre que en mi casa te queremos con locura – Susurra Martha en su oído. – Nunca lo olvides.
Y sin esperar respuesta alguna, Martha entra en la habitación y Kate corre a coger el ascensor para bajar al aparcamiento y volver a casa. Cuando se sienta en el asiento del copiloto, el cansancio por el estrés y el llanto cae sobre ella como una pesada manta, y antes de salir a la calle ya se ha quedado profundamente dormida. Al llegar, Jim abre la puerta y la coge en brazos como cuando era una niña , y la deposita sobre la cama deshecha, le quita los zapatos y la tapa con cuidado.
A las pocas horas, un grito desesperado de Kate despierta a Jim. Corriendo, entra en la habitación de su hija, que está sudorosa, sentada en la cama.
-¿Qué pasa, hija?
-Perdón papá. Vuelve a la cama, solo ha sido una pesadilla.
-Hacía años que no tenías pesadillas así, Katy. Desde…
-Sí, desde que murió mamá. He soñado que Rick tenía un accidente de moto y estaba en el hospital herido de gravedad – Dice Kate, tapándose la cara con las manos y llorando.
-Kate…eso ha pasado. Hemos estado en el hospital todo el día.
-¡¡NO!! ¡¡NO!! –Grita Kate desesperada, pellizcándose los brazos con desesperación, deseando salir de aquella pesadilla tan vívida.
-¡Kate, relájate! – Exclama Jim, abrazando a su hija con fuerza, como intentando canalizar su tristeza – Recuerda lo que te dijo el psicólogo cuando murió Johanna.
-Que es natural tener pesadillas con la gente a la que….quieres – Dice Kate, tumbándose en la cama. En realidad la frase era “tener pesadillas con la gente a la que amas”, pero si Kate no quería confesarle su amor a Rick, mucho menos quería decírselo a su padre.
-Mañana te dejaré en el hospital y me iré a trabajar. Llamaré desde la oficina al profesor Montgomery para justificar tu falta.
-Hasta hoy no era consciente de que erais tan amigos. Me lo ha contado él mientras me llevaba en coche hasta el hospital. Incluso estuvo en el funeral de mamá, y eso que no recuerdo que hubiese mucha gente.
-Sí, tu madre, Roy y yo éramos amigos de la juventud, crecimos juntos, nos graduamos en el instituto juntos, e incluso cogimos universidades cercanas para poder vivir juntos. Cuando nos licenciamos en la universidad, Roy entró a trabajar a tu instituto, y Jo y yo nos vinimos con él. Pero cuando Johanna murió era demasiado doloroso para mi seguir tratándole igual. Ambos sabemos que nos tenemos el uno al otro, pero no disfrutamos de estar con la compañía del otro.
-Pero entonces, ¿Por qué me metiste en ese instituto?
-Porque sabía que Roy iba a ser tu ángel de la guarda. Que cuidaría de ti. Y lo ha hecho normalmente desde la sombra desde que entraste. Nunca ha sido tu profesor, ¿Verdad?
Y entonces es cuando Kate cae en la cuenta. Su instituto es uno de los más grandes de la ciudad, y el profesorado consta de muchísimas personas, y Kate nunca le había tenido de profesor. Pero curiosamente, le conocía mucho desde que entró en el instituto. En todos los momentos difíciles que había tenido que pasar, Roy Montgomery siempre había estado presente: Cuando le rompió la nariz al matón de la clase en su primer año por llamarla “hija de puta” sabiendo que era huérfana. Cuando Jenn empezó con la anorexia antes de entrar en el instituto, Roy la consoló cuando la pilló llorando en el baño.
-Papá, es hora de olvidar el pasado. Mamá murió hace 6 años, y Roy se ha preocupado de mí , como tú has dicho. Ha sido mi ángel de la guarda, pero quiero que también sea el tuyo. Por favor. Mañana llámale e id a llorar por última vez a Johanna Beckett. Y tomaos unas cervezas. No recordéis a mamá como una espina clavada en vuestros corazones, sino como la rosa que perfuma vuestros recuerdos.
-Pero tu hermana…
-Jenn está mejorando, ese tal Kevin Ryan ha sido terapéutico para ella. Y sabes tan bien como yo que se gustan. Ella también está superando que mamá no esté.
-Vale, Kate – Dice Jim, abrazándola con lágrimas en los ojos- ¿Cuándo te convertiste en ésta mujer que me está hablando?
-¿Puede ésta mujer dormir hoy contigo?
-Claro que sí, princesita.
Y juntos, se fueron a la cama de Jim, y Kate se quedó dormida otra vez, mientras su padre le acariciaba la cabeza. En su sueño, Rick la acariciaba el pelo mientras le susurraba cosas bonitas. Al abrir los ojos por la mañana, una sonrisa se dibuja en el rostro de Kate, sabiendo que tiene la energía suficiente para librar la batalla que le supone que Rick esté herido de gravedad. “Lo superaré. No. Lo superaremos. Los dos”
Kate se levanta con cuidado para no despertar a su padre, y mira el reloj: Las 7 am. Se viste con una camiseta de Rick, unos vaqueros ceñidos y los botines, y sale a preparar el desayuno. Cuando Jim se despierta, el café está recién hecho y las tostadas han saltado del tostador segundos antes.
-Rápido papá, quiero llegar pronto al hospital.
-Katherine, ¿Estás segura?
-Si yo fuese la que estuviese en esa cama, querría que Rick estuviese conmigo. No puedo fallarle. Somos un equipo.
-Está bien.
Jim se viste a toda velocidad, se bebe el café de un sorbo y se pone el abrigo, tiempo que Kate emplea para servirse un café en su termo-vaso con leche desnatada y sirope de vainilla. Como Rick se lo lleva preparando desde hace tantos años que ni lo recuerda. Cuando van a salir de casa, Kate se detiene unos segundos en la puerta y retrocede corriendo a por algo de su habitación. Después, ambos salen por la puerta. Llegan al hospital muy rápido debido a que el atasco de la hora punta no ha comenzado todavía. Cuando Kate se va a bajar del coche, Jim coge a Kate del brazo.
-Hija, somos iguales. Por favor, no te des cuenta de lo que tienes cuando lo hayas perdido.
-¿Vale?-Dice Kate, extrañada por el repentino consejo de su padre, sin entender nada.
Kate sube por el ascensor hasta el piso de Rick y corre hacia la habitación. Una enfermera está poniéndole el alimento en la sonda, y cambiándole la camisa del pijama. Su pecho desnudo, cuidadosamente depilado por Rick como parte de su rutina de cuidado personal, le hace ver que Rick ha perdido mucho peso en el último mes. Martha está sentada en el sillón, con los ojos abiertos mirando al infinito. Cuando ve a Kate, una pequeña llama de ilusión se enciende en sus ojos.
-Buenos días, querida… no esperaba que vinieses tan pronto.
-Martha, es Rick. –Dice Kate como única respuesta. – Necesitas descansar, nunca te había visto tan cansada. Vete a casa a dormir unas horas. Yo me quedo aquí.
-Kate, no puedo, es mi hijo.
-Pero él es mi mejor amigo, mi familia…. Vete a dormir. Si pasa cualquier cosa o hay cualquier novedad, te llamo volando. Aprovecha que aún no hay atasco.
Martha cierra los ojos para meditar unos instantes la propuesta. Los vuelve a abrir con dificultad.
-Vale, Katy. Pero si pasa cualquier cosa, por insignificante que sea, avísame. – Martha se acerca a Kate y la señala con el dedo – Promételo.
Kate asiente con la cabeza, y Martha se levanta para recoger sus cosas. Mientras, le cuenta a Kate las novedades; que le han bajado la medicación y que parece que le van a poder quitar definitivamente los sedantes en una semana, y que el daño cerebral ha sido prácticamente nulo gracias al casco.
Cuando finalmente Martha se va, Kate se tumba junto a Rick, con los pies colgando de la cama, abrazándole, y se queda medio dormida bajo la respiración de Rick y el olor de él. El pitido de su móvil la devuelve a la realidad. Es un mensaje de Lanie.
“Ayer desapareciste de clase y hoy no vienes, y Rick tampoco. ¿Es verdad lo que dicen?”
Kate se sienta a los pies de Castle y responde “Si lo que dicen es que Rick tuvo ayer por la mañana un accidente de moto y que está en coma inducido en el hospital, entonces sí”
Lanie tarda segundos escasos en responder “NO. Cuando salga de clase voy directamente para allá con Javi. Y voy a ir, así que ni se te ocurra decirme que no”
Javi y Lanie habían empezado a salir hacía un par de semanas, y Javi y Kate se habían hecho muy amigos desde entonces, sin olvidar que Javi es amigo de Rick, así que la visita estaba más que justificada.
Kate se vuelve a tumbar con Rick, y como si le hubiesen dado una píldora de la verdad, comienza a hablar:
-Rick, doy gracias por que no fuese hoy contigo en la moto… porque si tu casco lo hubiese llevado yo, tú ahora mismo no estarías conmigo. Y no puedo estar sin ti. He aprendido a vivir sin mi madre, pero es que tú eres directamente parte de mí. – Kate le aprieta la mano, mira hacia la puerta, y al no haber nadie, le da un pequeño beso en los labios. – Tengo que aprovechar para robarte todos los besos mientras duermes que no me darías jamás despierto.
Kate comienza a acariciarle el pelo a Rick, recordando días en la playa quitándole arena del pelo con ternura o todas las veces que él la había llevado en brazos hasta casa.
Y sumergida en esos recuerdos, hablando con Rick inconsciente y aprovechando cada instante a solas para besarle, pasa la semana antes de que los médicos le devuelvan la consciencia a Rick.
-¡¡Hoy es el día!! – Dice Kate entrando en la habitación del hospital. Martha y ella habían estado toda la semana haciendo turnos para no dejar a Rick solo. Hoy, estaba más animada que otros días.
-Hola, Katherine – Dice Martha, también considerablemente más feliz que otros días-Acaba de pasar el médico a quitarle el sedante, dice que a lo largo del día de hoy debería despertarse.
-Lo hará – Responde Kate, cogiendo a Martha con cariño de la mano.
Jenn entra en la habitación riendo. También ella parece más animada.
-Hoy le van a despertar, ¿no? ¿Y sabes qué? El médico acaba de decirme que dentro de poco me dará el alta, y podré irme a casa, aunque tenga que venir una vez a la semana a que me controlen.
-Ahora subo a hablar con él para que me lo diga también a mí. Ya sabes…
-Ya, que no puedes confiar en la palabra de una anoréxica – Dice Jenn, con una sonrisa forzosa, entendiendo la postura de su hermana- Esto se acabó, Kate. Se tiene que acabar. Me tengo que curar ya.
Martha y Kate miran fijamente a Jenn durante unos segundos, con la boca abierta. Es la primera vez que dice que quiere curarse. Kate se acerca despacio hacia ella y la abraza, sin poder evitar empezar a sollozar.
-¿Qué? – Susurra Jenn al oído de su hermana- ¿Qué he dicho?
-Que te quieres curar. Gracias, Jenny. –Responde entre pucheros Kate, que se sienta en una butaca y sienta a Jenny sobre ella.
Pasan un par de horas Kate y Jenny así, Kate sentada en la butaca y Jenny sentada sobre ella, con los pies colgando sobre uno de los reposabrazos del sillón, casi tumbada, adormecida por los dedos de su hermana acariciando su pelo rubio. Kate también se queda adormecida con ella, hasta que Martha las despierta a la hora de la comida.
-Voy a bajar a la cafetería a por algo de comer. Jenny, ¿Me acompañas y cogemos algo para tomarnos aquí?
-Vale – Sonríe Jenny, cogiéndose del brazo de Martha y saliendo de la habitación, dejando a Kate sola.
Martha y Jenny caminan hacia el ascensor, y esperan frente a las puertas en silencio. Jenny abre y cierra la boca, queriendo decir algo pero sin atreverse a que las palabras salgan de sus labios. Finalmente, reúne el valor suficiente y dice:
-Martha…
-Dime, querida.
-¿Me perdonas? – Jenny mira a los ojos de Martha, sintiendo como un nudo se forma en su estómago, vaticinando el comienzo del llanto
-¿Pero qué te tengo que perdonar? ¿Has hecho algo malo?
-Si lo he hecho. Durante todos éstos años tú me has estado cuidándonos a mi hermana y a mí como si fuésemos tus hijas, y nunca te había dejado entrar del todo en mi vida. Te decía que no eras mi madre cuando estaba enfadada, no te dejaba venir a verme al hospital a pesar de lo preocupada que estabas…
-Bueno, yo lo entiendo Jenny. No soy tu madre, y nunca seré ella, tienes todo el derecho a poner límites.
-No, Martha. Basta ya. Parte de mis ganas de curación nacen de la necesidad de pasar página y superar definitivamente la muerte de mi madre. Y nunca serás mi mamá, pero quiero que seas mi madre. Igual que lo eres para Kate.
-Ahora me vas a hacer llorar a mí, Jenny – Susurra Martha, mirando hacia el techo y abanicándose con la mano los ojos para secar las lágrimas de sus ojos. Jenny la abraza y le da un beso en la cara.
En ese momento, el ascensor pita frente a ellas y se abren las puertas para bajar a la primera planta. Ya esperando en la cafetería a que les den lo que han pedido, Martha coge a Jenn de la mano y le pregunta:
-Jenny, ¿Qué te ha hecho darte cuenta de que quieres curarte y que quieras superar lo de tu madre? ¿Qué ha sido el detonante?
-Kevin. Me ha dado una visión de las cosas que nunca había contemplado. Ha sido un gran amigo y me ha cuidado incluso sin conocerme.
-Por favor, no seas tan Kate Beckett – Dice Martha, riéndose – Ese chico te gusta, y tú a él también. No seáis tan tontos como mi hijo y tu hermana.
-Veo que no soy la única que piensa que Rick y Kate no sé a qué esperan. Kevin y yo lo hemos bautizado como “Caskett”. Como Brangelina. – Jenny y Martha se ríen.
-Yo sé que a mi hijo le gusta ella, no me lo ha dicho directamente, pero indirectamente sí. Y a tu hermana durante éstos días me he ocupado de dejarla a solas con Rick, y he oído las cosas que le dice, e incluso creo que le ha besado.
-¿En serio? ¿Tú crees que cuando despierte se animará a mover ficha?
-No. Pero lo harán. Pueden esperar lo que quieran, pero esos dos llevan destinados a estar juntos desde que se vieron por primera vez. Llevan toda la vida buscando qué son. Ahora solo hace falta que se encuentren.
Cuando suben, ambas se detienen a la puerta de la habitación. Dentro, escuchan a Kate hablando muy bajito, pero afinando el oído se entiende lo que dice.
-…porque Rick, siempre te voy a querer. Y un día te animarás a contarle a esa chica misteriosa lo que sientes por ella, la llevarás al concierto, y a la graduación… y se enamorará de ti porque ¿Quién no va a quererte, si eres lo que cualquier mujer puede querer? Y yo me quedaré sola para siempre, soy demasiado horrible para gustarle a nadie. Soy insignificante. Nunca te llegaría ni a la suela de los zapatos.
Martha y Jenny se miran y sonríen con complicidad.
-Lo que ella no sabe es que Rick lleva amenazando a cada chico que le gusta tu hermana desde hace años. En realidad tu hermana le gusta a muchos chicos, pero nadie le dice nada por miedo a Rick. –Susurra Martha
-¿Pero por qué? – Dice Jenny, riéndose pero a la vez sintiéndose mal por Kate.
-La realidad es evidente. Lo que él usa como excusa es que “Es para cuidarla, que esos chicos la van a hacer daño, que no la merecen”. Pero luego en lugar de hacer algo, le dice a tu hermana que “Esta enamorado de una chica y que la quiere invitar al baile de graduación” cuando todos sabemos que esa chica misteriosa es Kate. Bueno, lo sabemos todos menos ella. Hay que ver, que ciegos son los enamorados.
-¿Pero y si lo sabes, por qué no has hecho nada?
-Tu hermana y Rick son como dos tifones tan cerca que está a punto de chocar. Es mala idea meterse. Y yo en temas de amor prefiero no meterme.
-Amen – susurra Jenny, retrocediendo unos pasos y volviendo a andar a un ritmo normal para fingir que viene del ascensor. Kate da un respingo y se sienta rápidamente en el sofá.
-Hola, Jenny, ¿Qué me has traído de comer? – Dice Kate, aun sobresaltada, para fingir estar normal.
-Sandwich de salmón y un refresco. – Se ríe Jenny mientras le lanza la bolsa de plástico que contiene la comida.
-¿Y tú de que te ríes? – Dice Kate alargándole un sándwich a su hermana.
-Nada, nada – Dice Martha apresuradamente, salvando a Jenny.- Que venía contando a tu hermana una historia de cuando era joven.
Las tres abren sus sándwiches y sus refrescos y comienzan a comer. Kate y Martha van comiéndose su sándwich mientras miran de reojo a Jenny, que lo mira fijamente durante un rato hasta convencerse a sí misma que debe hacerlo. Poco a poco, el sándwich va desapareciendo y el refresco también. De pronto, aparece el médico de Jenny por la puerta.
-Jennifer Beckett, te estaba buscado toda la planta. No te va a valer de nada escaparte, tienes que comer.
-Doctor, no se preocupe por la comida. Acaba de comerse un sándwich y un refresco delante de nosotras hace un momento – Dice Martha, abrazando por la espalda a Jenny.
-¿Seguro? ¿No se habrá escondido la comida por ahí?
-No, no. Se lo ha comido. Yo al menos la estaba vigilando – Responde Kate, mirando a Jenny con orgullo.
-Vale… pero además de eso tiene que comerse un pudding de fruta y unas galletas.
-Puaj – Susurra Jenny por lo bajo. Kate la mira de reojo y recuerda cuan repulsiva puede llegar a ser la comida de hospital.
-¿Y si se toma algún bollo, galletas o algo similar de la máquina expendedora? ¿Valdría? – Pregunta Kate, dirigiendo los ojos hacia Jenny, que la responde con gratitud con la mirada.
-Supongo que sí – Dice el doctor- Pero que no se deje nada.
-Lo prometo – Casi grita Jenny, sonriendo al doctor mientras se pone de pie y pone su mano derecha en el corazón y la otra en alto en señal de promesa.
En cuanto el doctor desaparece por la puerta, Jenny sonríe y abraza a Kate y a Martha.
-Gracias, gracias, gracias. Prometo no fallaros. Pero por favor, ayudadme a no caer en la tentación de dejar de comer.
-Por supuesto, hermanita. –Responde Kate, abrazándola- Y ahora vamos, un brownie de chocolate te espera.
-Quiero dejar claro que no me apetece nada de nada. Pero… si la alternativa es ese potito recocido de pera y esas galletas de arena desértica… -Dice Jenny, bajando la mirada.
Kate y Jenny salen cogidas de la mano hacia el pasillo, al final del cual están las máquinas expendedoras. Kate saca su monedero y empieza a contar las monedas mientras Jenny decide qué quiere tomarse. Se decide por unas cookies bañadas en chocolate de aspecto empalagoso. Cuando Kate ha pagado y van de camino de vuelta a la habitación, Jenny para a Kate en el pasillo.
-Kate, ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, peque. ¿Qué pasa?
-¿Cómo se sabe si estás enamorado de alguien?
-Todas las canciones cobran sentido con esa persona.
-Guau…que definición… ¿Algo más?
-Bueno…estar enamorado es no poder dejar de pensar en alguien, intentar estar el mayor tiempo posible con esa persona, apoyarle en los momentos duros…
-Ah- Responde Jenny, recibiendo la respuesta que quiere – Me suena de algo esa última definición.
-¿Kevin y tú? – Dice Kate, mirándola con complicidad.
-Sí… pero no solo nosotros dos. – Responde la hermana, devolviéndole la mirada a Kate.
-No es lo mismo, Jenny- Dice Kate, entendiendo a qué se refiere su hermana – Rick y yo solo somos amigos.
-No sois solo amigos. Y lo sabes. Reconoce que estás enamorado de Rick. Todos lo sabemos.
-Vale… pero no se lo digas a nadie. Y menos a Martha o a Rick.
-Martha lo sabe. Y Rick…debería saberlo. Pero no le diré nada a él. Me gusta que me confíes tu secreto. Pero a Martha es absurdo ocultárselo.
Cuando entran en la habitación, Kate se tumba en la cama junto a Rick mientras Jenny le cuenta los avances. Martha le dice a Kate que no se preocupe, que su secreto está a salvo, y que nunca le dirá nada a Rick bajo ningún concepto.
-Si yo sé que no le gusto, Martha. Está enamorado de otra chica, de la cual no sé nada. Rick quiere alejarse de mí y tener una novia estable sin que yo esté de por medio.
-Discrepo, querida- Dice Martha. Pero no dice más, y el silencio se apodera de la habitación, y Kate se queda dormida medio abrazada a Rick.
Un par de horas más tarde, Kate se despierta y se sienta en el sillón. Martha y Jenny no están, supone que porque, ahora que sabían la verdad, querían darla intimidad. Pero Kate ha vaciado sus sentimientos hacia Rick durante todos ésos días, y actualmente no le queda nada más que decir que no haya dicho antes, así que le mira en silencio, como si quisiese aprenderse sus rasgos centímetro a centímetro. Su rostro, sereno, no ha sido afeitado en varios días, por lo que la barba incipiente es la protagonista. Su pelo, siempre alborotado, tiene un aspecto aún más descuidado, dejando ver su verdadero aspecto y no el estudiado peinado que tanto les gusta a las nenas. Sin embargo, está más guapo que nunca, aun sin su sonrisa irónica.
Y de pronto, los párpados de Rick se abren ante la mirada atenta de Kate, y los ojos de Rick se mueven por la habitación con el ceño fruncido, buscando algo. Kate se levanta del sillón para ponerse frente a él, y cuando los ojos de él la encuentran, su ceño se relaja, y en su rostro aturdido se dibuja una leve sonrisa mientras intenta articular una palabra en su boca seca y resentida por una semana de silencio. La voz ronca de Rick resuena como música en los oídos de ella.
-Kate. Eres tú.
Por favor, dadme vuestras opiniones, me gusta mucho saber lo que pensais
CAPÍTULO 2
Los números rojos del reloj del DVD del salón de Kate marcan las 2:47 cuando Kate abre los ojos adormecida. El brazo de Rick la abraza por la espalda, mientras el otro cuelga por encima del reposabrazos. Kate se levanta despacio, y se detiene un momento a mirarle con ternura.
-Rick – susurra Kate en cuclillas frente al sofá para hablar en el oído de Castle en la oscuridad de la noche- Eh, Rick, nos hemos quedado dormidos en el sofá. Vámonos a la cama.
Kate solo recibe un gruñido como respuesta. Vuelve a insistir, ésta vez un poco más fuerte.
-Richard, que vamos a acabar descoyuntados. Vámonos a la cama – Dice ésta vez, acercándose un poco más a él, no sin antes pararse a disfrutar del aroma que desprende su cuello.
-Kate…- Balbucea Rick, soñando.
Ella lo interpreta como una señal de que está despierto.
-Rick, venga, vámonos a la cama.
-Kate, mi amor, vuelve aquí conmigo- Dice balbuceando Rick, soñando con su mundo idílico con ella . Su brazo se lanza hacia Kate y la coge de la barbilla y la besa lentamente en los labios.
El corazón de Kate da un vuelco, como si una corriente eléctrica le recorriese cada centímetro de su cuerpo, pero antes de que ella pueda tomar una decisión sobre qué hacer en ese momento, siente como la boca de Rick se queda quieta. Y un segundo más tarde, suelta un profundo ronquido mientras se da la vuelta en el sofá. Kate se levanta y va al cuarto de baño y se mira al espejo. Sus mejillas están encendidas como dos farolillos por la emoción, y una sonrisa idiota se ha dibujado en su cara.
“Pero-qué-cojones-acaba-de-pasar” piensa Kate casi gritando en su cabeza. “Me ha besado. Mi primer beso real. Y ha sido con él. Pero él estaba durmiendo” .Pero en ese instante, la última frase le cae como un jarro de agua fría en la espalda “Estaba durmiendo. No ha sido real. Él está enamorado de otra” Y de pronto, necesita huir, poner distancia física durante un rato. Si ahora mismo estuviesen en casa de Rick, huiría a la suya y se refugiaría. Pero al estar en su propia casa, no puede hacer nada.
Abre la puerta que da al jardín y a la puerta trasera y sale a la playa. El frío de final del invierno y la humedad del ambiente de la madrugada se le cala hasta los huesos. No es suficiente para calmar su espíritu. Entra rápidamente a la casa y coge una toalla enorme, y comienza a caminar hacia la orilla del agua. Cuando está a unos 10 metros del agua, se desnuda completamente, incluida la ropa interior, y camina lentamente hacia el agua, dejando que el agua congelada del mar la haga tiritar y tornar su piel a un tono blanco azulado. Cuando está sumergida en el mar hasta la altura de las costillas, se zambulle en el mar y comienza a nadar lentamente. El mar está muy tranquilo, y la luna llena ilumina su camino. A la media hora de estar dentro, su instinto de supervivencia ha hecho que olvide el por qué se había metido allí. Sale despacio, sintiendo el dolor de la brisa marina sobre su piel congelada, se tapa con la toalla y vuelve a casa. Tras darse una ducha con agua caliente y secarse bien y ponerse el pijama, va a la habitación y encuentra a Rick ya en su cama, que duerme tranquilo con una sonrisa ligera.
Rick, por otro lado, se despierta en el sofá y ve que Kate no está con él. Vuelve a cerrar los ojos para recrearse en el sueño tan vívido que acababa de tener. Kate y él estaban juntos, durmiendo en el sofá de una casa desconocida, que suponía que era la de ambos, y ella le pedía que se fuese a la cama, y él la besaba sin miedo. Aún recuerda el sabor a cerezas de su bálsamo de labios. Se relame, y siente el sabor aún ahí. Sin pensar demasiado, se sienta en el sofá y va hacia la habitación, pero la cama está hecha.
Y justo cuando empieza a preocuparse, ve por la ventana una silueta moverse en la playa, que reconoce como la de Kate.
Su silueta se ve a contraluz por la enorme luna llena que ilumina la noche. No se ve más que la figura negra de ella andando hacia el agua, pero no hace falta más para que él se dé cuenta de que está completamente desnuda. La sensación que inunda a Castle no tiene nada que ver con el deseo sexual. Simplemente se sienta en la silla del escritorio a oscuras a observar la belleza y la sensualidad que desprende la mujer que se contonea despacio hacia el agua pausada y cristalina. Su pelo movido ligeramente por la brisa, como si fuesen hojas movidas por el viento. Sus caderas, redondeadas y su cintura estrecha, que mueve con su caminar lento y femenino como si hubiese sido grabado a cámara lenta. Las piernas largas y musculosas de ella, avanzando paso a paso hacia el agua de puntillas, como si fuese a echar a volar de un momento a otro. Cuando se sumerge en el agua, puede ver la silueta de sus senos pequeños y firmes contra la línea del horizonte, emergiendo en el agua salada. Sus piernas patean con fuerza el agua, y desaparece y aparece segundos más tarde, brazada tras brazada. Cuando Kate empieza a salir del agua, él decide ponerse el pijama que guarda Kate debajo de su almohada y meterse en la cama para fingir estar dormido. Y al cerrar los ojos, solo es capaz de ver a la mujer de sus sueños en una escena cargada del erotismo fino y delicado que solo Kate Beckett, su Kate, podría conseguir.
Escucha a Kate entrar en casa y ducharse. El cansancio y las imágenes acontecidos minutos antes hacen que Rick sea atrapado por los suaves brazos de Morfeo, y para cuando Kate se mete en la cama, él está en su mundo de ensueño viendo una y otra vez pasar la escena del baño de Kate en el mar como si fuese una película en bucle proyectada en la parte interna de sus párpados.
A la mañana siguiente, Rick abre los ojos y mira la hora, son más de las 10 de la mañana. Kate aún duerme, con el muslo sobre la cadera de él, así que se levanta con cuidado para no despertarla. Ella gruñe y se da la vuelta en la cama, continuando su sueño. Conoce mejor la cocina de ella que la de su propia casa, así que saca la tostadora y pone en su interior un par de rebanadas de pan. Mientras éstas se preparan, Rick prepara un zumo de naranja y pone la cafetera en marcha. Cuando las tostadas están listas, las unta de mermelada y pone el zumo y las tostadas en una bandeja. Al café aún le falta un rato.
Se dirige a la habitación y ve a Kate abriendo poco a poco los ojos.
-Hola – Dice ella gruñendo ligeramente.
-Buenos días. Te traigo el desayuno. – Responde Rick, dejando la bandeja sobre sus rodillas.
-Te estás ganando el cielo, Ricky... oye, anoche…
-Sí, me desperté y no te vi, y supuse que estarías en el baño o durmiendo en la cama de Jenn, y me metí en tu cama- Dice él, sonrojándose ligeramente. Reconocer que la vio la incomodaría y le haría ver como un pervertido. A ambos les conviene hacerse los locos.
-Sí, estaba en el baño y cuando salí no estabas. Bueno, ¿Qué planes tenemos hoy?
-Pues teniendo en cuenta que mi madre estará durmiendo la mona, tu hermana está ingresada y tu padre pasará allí la mayor parte del tiempo, nuestro margen de posibilidades no es muy grande que digamos.
-Mi padre dijo que hoy se pasaría un momento a cambiarse de ropa y ducharse en condiciones, y por la tarde me gustaría pasar a ver al terremoto rubio de mi hermana.
-Me parece fantástico. Y ahora deberíamos estudiar un rato, que tú no sé, pero yo tengo examen el lunes de historia.
Kate acaba de desayunar y deja todo en la cocina. Rick se prepara un par de tostadas mientras Kate despeja la mesa de comedor para que quepan ambos en ella, y saca sus libros de texto. Cuando él acaba de desayunar se pasa por su casa para coger sus cosas, y cuando vuelve, Kate ya ha servido los cafés.
La mañana transcurre rápidamente entre cafés y apuntes. Kate de vez en cuanto levanta la vista disimuladamente para mirarle. Está tan guapo con el ceño ligeramente fruncido, concentrado en los apuntes que apenas puede resistir la tentación de acariciarle la mano, tocarle el pelo, besarle, tenerle. De pronto, Rick levanta la vista del libro de historia y la mira con cara de no entender nada.
-¿Qué pasa, Kate?
-Emmm… nada, nada. Que si quieres café te iba a preguntar. –Dice Kate levantándose de la mesa.
-Pero si te queda la mitad.
-Ya, pero…. ¡Se ha quedado frío! ¿Quieres o no?
-Si, si… sírveme uno. – Rick sabe que ella miente, pero no entiende lo que pasa. Decide ignorarlo.
Sin que apenas se den cuenta, llega la hora de la comida, y no tienen nada preparado. Mientras Rick recoge todo, Kate va a la cocina a preparar algo. Finalmente, decide decantarse por unos filetes con patatas fritas. Rick entra en la cocina tras haber recogido todo y la abraza por la espalda, dándole un beso detrás de la oreja. A Kate se le ponen los pelos de punta y siente una ráfaga de electricidad recorriendo cada centímetro de su cuerpo. Pero no se mueve, se queda quieta, muy quieta, esperando que se repita.
Rick necesita sentir el olor a cerezas y el calor de Kate, para memorizarlo, triste al pensar que nunca podría ir más allá de eso. Kate, simplemente, piensa que Rick no la ha excitado de esa manera aposta. “Kate, recuerda, él ama a otra, te lo dijo ayer, no te quiere. Solo eres su amiga”
En ese momento Rick se separa y coge un par de limones para hacer limonada para la comida. En la cocina se respira la tensión, Kate por el momento de debilidad que ha sufrido, pensando que no significa nada para él, y Rick por la tristeza que le invade al pensar que están tan cerca el uno del otro, pero tan lejos de lo que él desea. Pero Rick piensa que su seriedad se debe a que se ha sentido incómoda, así que decide acabar con ello al estilo Richard Castle. Abre el congelador para coger unos hielos para la jarra de limonada, y coge uno con sigilo, tirándoselo por la espalda a Kate.
-¡¡ AAHHHHHHHHH !! –Grita Kate mientras se agita la ceñida camiseta de pijama mientras que con la otra mano pega manotazos a Rick, que se parte de risa.
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Los días van pasando, y las vidas de Kate y Rick transcurren sin grandes novedades en sus vidas, salvo la creciente tensión que crece entre ellos. Jim pasa más tiempo en casa, puesto que Jenny ya no está tan grave, aunque sigue ingresada, lo que significa que eso le da excusa a Kate para no dormir con Rick más de lo imprescindible, intentando olvidar sus sentimientos hacia él, dándolo como un caso perdido. Rick por su parte tampoco insiste en ello, dormir con ella es un enorme placer para él, pero también una inmensa tortura, pues se pasa más tiempo evitando que ella perciba su deseo hacia ella que en dormir.
Sin embargo, no pueden vivir el uno sin el otro, cosa que ambos saben muy bien, por lo que aunque sus noches se ven restringidas, durante el día siguen estando juntos constantemente, lo que no ayuda a Kate a olvidarse de Rick, ni permite a Rick olvidarla a ella.
-¡Kate! ¡Kate! – Grita Rick entrando en la casa de Kate por la mañana. Kate aún está en la cama remoloneando, así que Rick entra en su cuarto y se tumba con ella en la cama, metiéndose bajo las mantas con ella - ¿Qué día es hoy?
-1 de abril – Gruñe Kate, mientras se da la vuelta en la cama y le pega una patada en la rodilla a Rick aposta.
-¿Y sabes qué significa eso? –Rick la coge de los hombros y la agita.
-Que hoy cumples 18 años – Dice Kate, sentándose en la cama, dándose cuenta de pronto. Kate se sienta sobre la tripa de Rick de un movimiento y comienza a tirarle de las orejas.
-Noooo Kate…que ya son muchos años… -Dice Rick, poniendo voz de abuelo.
-…17 y …¡18! –Acaba de contar Kate, mientras empieza a hacerle cosquillas a Rick. Él la tumba en la cama y se queda tumbado boca abajo, mirándola desde muy cerca.
Kate siente como su corazón se acelera, siente como Rick la mira a los ojos como si pudiese leer su mente a través de ellos, e incluso le parece que Rick cada vez está más cerca. Pero cuando Kate empieza a levantar la cabeza de la almohada para unir sus labios a los de Rick, el despertador de Kate comienza a sonar, haciendo que ambos peguen un brinco.
-Rick, me tengo que vestir, espérame fuera. 5 minutos – Dice ella, mientras le empuja hacia la puerta.
Cuando cierra la puerta tras de sí, se deja caer sobre la cama. “Kate, ¿Te has vuelto loca? ¡Has estado a punto de besarle!”, piensa, mientras se levanta de la cama y se pone la ropa que había elegido la noche anterior. Una camiseta del tejido de una blusa de color salmón, una chaqueta de falso cuero, unos pitillos negros y unas botas altas con tachuelas. Sale de la habitación corriendo y se mete en el baño para colocarse los rizos y pintarse la raya de los ojos, pero más marcadamente que normalmente, y un pintalabios ligeramente más oscuro que el de la camiseta.
Cuando vuelve al salón, Rick se pone de pie para coger sus cosas y salir hacia el instituto. Cuando mira a Kate, se queda congelado durante un momento. Su espléndida sonrisa, su look de rockera desenfadada y su pelo suelto, con aspecto salvaje , le dejan bloqueado durante unos segundos. Tanto, que no se da cuenta de que ella está igual que él. Kate no se había fijado con las prisas de echarle de su habitación, pero lleva un polo de color azul, con rayas verdes, unos pantalones vaqueros sencillos, y en lugar de las botas de cuero, en sus pies se ven un par de deportivas informales. Sobre el polo lleva su inseparable chupa de cuero, pero eso no hace que reste puntos su indumentaria.
-Guau, Kate, estás…preciosa. ¿Y esa chaqueta? No te la conocía. Y las botas molan mucho- Dice Rick sin moverse del sitio, mientras Kate baja la mirada tímidamente. Por la mente de Rick, se pasea la verdad. “Estoy dispuesto a convertirme en un hombre para ti. Estaría dispuesto a darlo todo por ti”
-Tu tampoco estás nada mal – Dice ella, sin moverse tampoco. Pero en su cabeza solo se oye “Estoy vestida así por ti, Rick. Y me gusta que te guste” – Bueno, Rick…. ¿Quieres tu regalo?
Kate le tiende un pequeño sobre a Rick. Él lo abre con sumo cuidado, para no romper lo que contenga.
-Kate…-Dice Rick, emocionado – ¡¡Son dos entradas para ver a Adele en junio!!
-Sí… sé que te encanta, y bueno… así puedes llevar a esa chica tan especial que te gusta. – Sugiere Kate, forzándose a sonreír para que no se le note lo mucho que le cuesta pronunciar esa frase
-Claro… - A Rick se le ensombrece el rostro – Algún día de esos se lo diré. Pero ahora no podría.
-Y ya de paso, pídele una cita para el baile. Por cierto, sé que es tu intimidad y eso pero…¿Puedo saber quién es?
-No- Dice Rick rápidamente, dándose la vuelta para coger sus cosas y salir por la puerta.
-Vale, vale, Rick…pero no te pongas así de borde. No quiero que te enfades. Lo siento.
-No, no… perdóname a mí por ponerme así. Pero… bueno, no lo entenderías.
-Ya…-Susurra Kate, herida – Ojalá algún día te animes y te declares a ella. Seguro que a ella también le gustas.
-¡¡DÉJALO YA!! – Grita Rick, con lágrimas en los ojos. Ese interrogatorio le hace sentir acorralado, sin poder decir la verdad por miedo a perderla.
El silencio se apodera del salón. Kate coge su mochila y su bolso y sale por la puerta. Rick sale, mirándola a los ojos a modo de disculpa. Pero no es suficiente, puesto que el secretismo y el grito han hecho demasiado daño a Kate. Mientras dos lágrimas nacen en sus ojos y arruinan parte del maquillaje, ella le mira a los ojos.
-Tanto que dices que me quieres, y que nunca me dejarías irme de tu vida, y tú me estás alejando cada vez más de ti. –Dice Kate en un susurro, tras lo cual se pone a andar hacia la parada del autobús para ir al instituto.
-Kate, lo siento –Dice Rick, cogiéndola del brazo unos metros tras la valla.
-No, Rick- Susurra ella con los ojos llenos de lágrimas, zafándose del agarre de él – Está claro que ya eres un adulto, y Kate Beckett no está entre tus planes de futuro. Espero que esa chica tan especial te corresponda y seáis muy felices juntos. Está claro que tú ya no me necesitas como yo a ti.
Kate echa a andar otra vez hacia la parada, y Rick no la detiene. En lugar de eso, se queda parado, sintiendo como su corazón se rompe en mil pedazos. Se da la vuelta y vuelve a casa a por su moto. Y distraído, se pone el casco y emprende su camino hacia el instituto. Pero cuando llega al semáforo previo a una intersección, su cabeza está tan embotada por las palabras de Kate, que no ve la luz en rojo. Y sin poder frenar, un coche le embiste por el lateral, y Rick cae rodando en la carretera, y su casco se parte en dos por el impacto, dejando a Rick inconsciente y herido.
A la mitad del día, Kate va entre clase y clase a la sala de profesores, en busca del profesor de matemáticas para hablar como delegada de los problemas de sus compañeros de clase. Cuando va a llamar a la puerta, el profesor Montgomery, un profesor de filosofía, salen en ese momento.
-Kate, ¿Estaba hoy malo Rick? Estaban todos en mi clase muy extrañados porque no haya venido. Hoy es su cumpleaños ¿No? - En ese momento, un escalofrío recorre la espalda de Beckett, pero cuando va a responder, su móvil empieza a vibrar en su bolsillo.
Kate saca el teléfono del bolsillo de su abrigo, dubitativa ante el miedo de que el profesor se lo confisque. En la pantalla, se ve escrito “Martha Rodgers”
-Cógelo- Dice Montgomery, viendo la máscara de terror que se ha dibujado en el rostro de ella – Es importante. Entra conmigo a la sala de profesores, estarás más tranquila.
Kate se deja caer con la cara pálida en uno de los sofás que hay junto a la puerta, y con gran temor, descuelga el móvil.
-¿Ma…Martha? – Tartamudea Kate al teléfono. Al otro lado, oye a su padre, Jim.
-Kate, no te asustes pero… Rick ha tenido un accidente con la moto. Martha me ha pedido que te avise, y estoy de acuerdo en que éste es tu lugar ahora. Pero ella ahora mismo… bueno, no puede hablar
A lo lejos, oye sollozar a Martha. Kate se queda muda por unos instantes, congelada como si un enorme jarro de agua fría hubiese sido vertido por su cabeza. Por su mente solo pasan como si de un tifón se tratase, las palabras que acaba de escuchar de boca de su padre, el llanto de Martha, y sobre todo, que lo último que ha dirigido a Castle han sido palabras amargas.
-¿Kate? ¿ Estás ahí? – Se oye a Jim al otro lado del teléfono.
-Sí, sí, papá. Sigo aquí – Susurra ella, y se queda en silencio. Luego recuerda que debería seguir hablando - ¿Qué es eso de “Cuando Rick despierte”? ¿Está inconsciente por el accidente?
En ese momento, todas las cabezas de los profesores que están corrigiendo exámenes o tomándose un café se giran hacia ella, con cara de impresión. Rick siempre ha sido el típico graciosillo de clase, un gamberro, pero también es muy querido por su dulzura y su ausencia de maldad. A pesar de ser un verdadero incordio dentro de las clases, fuera de ellas es muy querido por todo el profesorado.
Montgomery se levanta del sofá, y pone a Kate de pie de un tirón. Le arrebata el móvil de las manos y se pone al teléfono.
-Jim, ahora mismo la llevo yo para allá – Se oye a Jim hablar al otro lado – No, no te preocupes, tengo clase… pero estoy seguro de que mis compañeros me podrán cubrir.
Todas las cabezas asienten, mientras le dan un café a Kate y un par de galletas para el camino. Un profesor sale corriendo de la sala de profesores, para buscar sus cosas. Su tutora, la señora Gates, se acerca a ella y le da un abrazo, lo que hace que Kate rompa a llorar. Montgomery y Jim permanecen un rato hablando, supongo que sobre el estado de Rick y sobre cómo localizarles en el hospital.
-No me des las gracias – Dice Montgomery, como respuesta a su padre, antes de colgar – Es lo menos que puedo hacer.
En ese momento, el profesor desaparecido aparece con su mochila en una mano con todas las cosas metidas de malas maneras en su interior. Entra corriendo y se la da a Kate, que se la cuelga al instante. Montgomery la coge de un brazo, observando lo inestable físicamente que la ha dejado la noticia, y casi sin que Kate se dé cuenta, está sentada en el asiento del copiloto del coche de Roy Montgomery.
-Muchas gracias, profesor – susurra Beckett cuando el motor del coche ruge.
-No me des las gracias, Kate. Tu madre, tu padre y yo éramos muy amigos. Pero desde la muerte de tu madre, nos distanciamos mucho. Al mirarnos el uno al otro, solo podemos notar la persona que falta entre nosotros.
-No lo sabía.
-Es que eras muy pequeña cuando ocurrió. Aún recuerdo tu vestido negro y tus rizos recogidos en una coleta con un lazo a juego, empapada por la lluvia el día de su funeral, con los ojos enrojecidos y a punto de llorar, pero resistiendo y siendo fuerte por tu hermana. Luchaste como una adulta hubiese hecho, y solo tenías 10 años. Pero fue después, cuando te pusiste de pie y diste aquel discurso improvisado, prometiéndole a tu madre llegar tan lejos como pudieses, para que estuviese orgullosa estuviese donde estuviese…en ese momento, supe que nadie podría detenerte en lo que quisieses. Y Richard Castle te importa, y antes de que te escapes del instituto y llegues de cualquier forma, prefiero llevarte yo.
-Muchísimas gracias, Montgomery. Estoy en deuda con usted.
-Por favor, llámame Roy. Y no me llames de usted. Considérame de tu familia. Aunque sea como un tío lejano para ti, quiero que sepas que puedes contar conmigo. Confío en lo que hagas desde aquel día.
-Gracias – Susurra Kate.
Pasan un par de minutos de un silencio confortable antes de que el coche se detenga en la puerta del hospital.
-Es la habitación 847.
Kate se baja del coche y no espera a ver el coche de Roy arrancando para volver al instituto. Sale corriendo por ése hospital que tan bien conoce por los ingresos recurrentes de su hermana, y coge un ascensor para subir a la octava planta, pero el ascensor va demasiado lento para el gusto de Kate. Cuando por fin se detiene en la planta correcta, sale corriendo disparada hacia la habitación 847. Cuando entra en la habitación, solo se oyen los pitidos de la monitorización de Rick, y el lento remover de una cucharilla dentro de una taza cerámica. Por el ritmo, reconoce que es Martha quien remueve el contenido.
-¡¡Kate!! – Exclama Jim mientras se acerca a abrazar a su hija. Martha levanta la vista de la cara de su hijo, y le dedica una sonrisa cansada. Jenn está sentada en la cama vacía junto a Rick, mirándole absorta como si quisiese recordar cada uno de los poros de su piel.
-¿QUÉ COÑO HA PASADO? – Grita Kate, acercándose corriendo al cuerpo de Rick. Le abraza por encima de la sábana del hospital. No está intubado, pero por la nariz asoma una sonda, que Kate reconoce como nutrición asistida por todas las veces que Jenn ha llevado una de esas puestas, y una vía en el brazo.
-Se ha saltado un semáforo y se lo han llevado por delante – susurra Jenn, que parece ser la única capaz de hablar.
-Dicen los médicos que ha sido menos grave de lo que parece. No tiene lesiones internas graves. Los médicos le han inducido un coma por seguridad, pero dicen que su cerebro está bien. Suponen que en una semana podrán retirarle la sedación y todos esos tubos. Pero que ahora, su cerebro debe descansar, y por el momento está mejor así – Una voz conocida susurra a su espalda. Es Kevin, el compañero de habitación de Jenn. A lo largo de ese último mes había ido mejorando de su enfermedad, y actualmente ofrecía una imagen más saludable – Siento interrumpir pero… me ha parecido que estabais todos muy afectados para explicar nada.
-No pidas perdón, querido – Dice Martha mientras le hace un gesto al niño para que se acerque – somos una familia algo rara, pero tú eres bienvenido. Si eres el amigo de Jenny, también eres el nuestro.
-Sí, Kevin. Muchas gracias por cuidar tanto de Jenny y por cuidar de nosotros desinteresadamente- Dice Jim, dándole una palmada en la espalda.
Kevin se sienta al lado de Jenn, y la coge de la mano disimuladamente. Jenn responde apoyando su cabeza en el delgado hombro de él. Empiezan a hablar entre susurros, pero desde la posición de Beckett, en ese momento sentada a los pies de la cama, escucha perfectamente la conversación.
-Jenny, tienes que subir a comer.
-Pero no tengo hambre, Kevin.
-Me da igual. Tienes que subir a comer. Por favor. Quiero que te den el alta pronto y poder hacer realidad todos los planes que hemos hablado.
-Te voy a echar mucho de menos mañana, cuando te den el alta.
-Ni te vas a dar cuenta, voy a venir todas las tardes a verte. Además, ahora tienes que cuidar de Rick y de tu hermana. Te necesitan, y te necesitan sana.
Jenn se levanta y Kevin sonríe tímidamente con un aire triunfal.
-Es la hora de comer, y no debería saltármela.
-Claro que sí, hija. Luego subo a verte. Kevin, ¿La controlas tú?
-Por supuesto que sí, gracias por confiar en mí – Dice Kevin, saliendo detrás de Jenny.
La habitación se queda en completo silencio, y así pasan varias horas hasta que cae la noche al otro lado de la ventana.
-Jim, vete a casa. Jenny te va a necesitar cuando Kevin se vaya mañana. Descansa – Dice Martha – Y tú, Kate, vete también. Las cosas no van a cambiar mucho por aquí. Yo me quedo. Mañana nos vemos.
-Pero yo… - Comienza Kate a decir, pero la voz estricta de Martha se impone.
-No, Kate. Ya tengo bastante con mi hijo y con una de mis casi- hijas enfermos en el hospital. No necesito que tú acabes enferma también. Mañana ven cuando quieras.
-Vale- Susurra Kate.
-Katie, bajo a buscar el coche, en cinco minutos baja. Y tú, Martha, ahora te traigo algo de las máquinas expendedoras. Deberías comer algo, tampoco necesitamos que tú te pongas enferma.
-Déjalo, ya voy yo – Dice Martha, levantándose y saliendo de la habitación tras Jim.
Kate se queda sola con Rick, inconsciente. Se inclina sobre él, y comienza a hablar:
-Rick…siento lo que te he dicho ésta mañana. Estaba enfadada por el secretismo con esa chica. Me siento apartada de tu vida, y yo te necesito – Kate comienza a llorar, pero sigue hablando entre sollozos y susurros – Te necesito más que a nada. Parte de mi enfado también es porque estoy celosa de esa chica, porque yo… yo te quiero de verdad. Te amo con todo mi corazón, pero sé que tú nunca sentirás lo mismo. Tú eres Richard Castle, el guapísimo hombre que puede tener a quien quiera. Y yo solo soy Kate Beckett, la chica a la que nadie quiere.
Kate se inclina sobre la cama de Rick, y agarrando suavemente su cara, besa lentamente los labios de Rick, dejando tras de sí el sabor dulce de las cerezas y el sabor salado de sus lágrimas.
Y cuando oye los pasos de Martha por el pasillo, se incorpora y sale de la habitación para esperar a Martha y despedirse de ella. Cuando Martha llega a su nivel, se abrazan brevemente.
-Kate, recuerda siempre que en mi casa te queremos con locura – Susurra Martha en su oído. – Nunca lo olvides.
Y sin esperar respuesta alguna, Martha entra en la habitación y Kate corre a coger el ascensor para bajar al aparcamiento y volver a casa. Cuando se sienta en el asiento del copiloto, el cansancio por el estrés y el llanto cae sobre ella como una pesada manta, y antes de salir a la calle ya se ha quedado profundamente dormida. Al llegar, Jim abre la puerta y la coge en brazos como cuando era una niña , y la deposita sobre la cama deshecha, le quita los zapatos y la tapa con cuidado.
A las pocas horas, un grito desesperado de Kate despierta a Jim. Corriendo, entra en la habitación de su hija, que está sudorosa, sentada en la cama.
-¿Qué pasa, hija?
-Perdón papá. Vuelve a la cama, solo ha sido una pesadilla.
-Hacía años que no tenías pesadillas así, Katy. Desde…
-Sí, desde que murió mamá. He soñado que Rick tenía un accidente de moto y estaba en el hospital herido de gravedad – Dice Kate, tapándose la cara con las manos y llorando.
-Kate…eso ha pasado. Hemos estado en el hospital todo el día.
-¡¡NO!! ¡¡NO!! –Grita Kate desesperada, pellizcándose los brazos con desesperación, deseando salir de aquella pesadilla tan vívida.
-¡Kate, relájate! – Exclama Jim, abrazando a su hija con fuerza, como intentando canalizar su tristeza – Recuerda lo que te dijo el psicólogo cuando murió Johanna.
-Que es natural tener pesadillas con la gente a la que….quieres – Dice Kate, tumbándose en la cama. En realidad la frase era “tener pesadillas con la gente a la que amas”, pero si Kate no quería confesarle su amor a Rick, mucho menos quería decírselo a su padre.
-Mañana te dejaré en el hospital y me iré a trabajar. Llamaré desde la oficina al profesor Montgomery para justificar tu falta.
-Hasta hoy no era consciente de que erais tan amigos. Me lo ha contado él mientras me llevaba en coche hasta el hospital. Incluso estuvo en el funeral de mamá, y eso que no recuerdo que hubiese mucha gente.
-Sí, tu madre, Roy y yo éramos amigos de la juventud, crecimos juntos, nos graduamos en el instituto juntos, e incluso cogimos universidades cercanas para poder vivir juntos. Cuando nos licenciamos en la universidad, Roy entró a trabajar a tu instituto, y Jo y yo nos vinimos con él. Pero cuando Johanna murió era demasiado doloroso para mi seguir tratándole igual. Ambos sabemos que nos tenemos el uno al otro, pero no disfrutamos de estar con la compañía del otro.
-Pero entonces, ¿Por qué me metiste en ese instituto?
-Porque sabía que Roy iba a ser tu ángel de la guarda. Que cuidaría de ti. Y lo ha hecho normalmente desde la sombra desde que entraste. Nunca ha sido tu profesor, ¿Verdad?
Y entonces es cuando Kate cae en la cuenta. Su instituto es uno de los más grandes de la ciudad, y el profesorado consta de muchísimas personas, y Kate nunca le había tenido de profesor. Pero curiosamente, le conocía mucho desde que entró en el instituto. En todos los momentos difíciles que había tenido que pasar, Roy Montgomery siempre había estado presente: Cuando le rompió la nariz al matón de la clase en su primer año por llamarla “hija de puta” sabiendo que era huérfana. Cuando Jenn empezó con la anorexia antes de entrar en el instituto, Roy la consoló cuando la pilló llorando en el baño.
-Papá, es hora de olvidar el pasado. Mamá murió hace 6 años, y Roy se ha preocupado de mí , como tú has dicho. Ha sido mi ángel de la guarda, pero quiero que también sea el tuyo. Por favor. Mañana llámale e id a llorar por última vez a Johanna Beckett. Y tomaos unas cervezas. No recordéis a mamá como una espina clavada en vuestros corazones, sino como la rosa que perfuma vuestros recuerdos.
-Pero tu hermana…
-Jenn está mejorando, ese tal Kevin Ryan ha sido terapéutico para ella. Y sabes tan bien como yo que se gustan. Ella también está superando que mamá no esté.
-Vale, Kate – Dice Jim, abrazándola con lágrimas en los ojos- ¿Cuándo te convertiste en ésta mujer que me está hablando?
-¿Puede ésta mujer dormir hoy contigo?
-Claro que sí, princesita.
Y juntos, se fueron a la cama de Jim, y Kate se quedó dormida otra vez, mientras su padre le acariciaba la cabeza. En su sueño, Rick la acariciaba el pelo mientras le susurraba cosas bonitas. Al abrir los ojos por la mañana, una sonrisa se dibuja en el rostro de Kate, sabiendo que tiene la energía suficiente para librar la batalla que le supone que Rick esté herido de gravedad. “Lo superaré. No. Lo superaremos. Los dos”
Kate se levanta con cuidado para no despertar a su padre, y mira el reloj: Las 7 am. Se viste con una camiseta de Rick, unos vaqueros ceñidos y los botines, y sale a preparar el desayuno. Cuando Jim se despierta, el café está recién hecho y las tostadas han saltado del tostador segundos antes.
-Rápido papá, quiero llegar pronto al hospital.
-Katherine, ¿Estás segura?
-Si yo fuese la que estuviese en esa cama, querría que Rick estuviese conmigo. No puedo fallarle. Somos un equipo.
-Está bien.
Jim se viste a toda velocidad, se bebe el café de un sorbo y se pone el abrigo, tiempo que Kate emplea para servirse un café en su termo-vaso con leche desnatada y sirope de vainilla. Como Rick se lo lleva preparando desde hace tantos años que ni lo recuerda. Cuando van a salir de casa, Kate se detiene unos segundos en la puerta y retrocede corriendo a por algo de su habitación. Después, ambos salen por la puerta. Llegan al hospital muy rápido debido a que el atasco de la hora punta no ha comenzado todavía. Cuando Kate se va a bajar del coche, Jim coge a Kate del brazo.
-Hija, somos iguales. Por favor, no te des cuenta de lo que tienes cuando lo hayas perdido.
-¿Vale?-Dice Kate, extrañada por el repentino consejo de su padre, sin entender nada.
Kate sube por el ascensor hasta el piso de Rick y corre hacia la habitación. Una enfermera está poniéndole el alimento en la sonda, y cambiándole la camisa del pijama. Su pecho desnudo, cuidadosamente depilado por Rick como parte de su rutina de cuidado personal, le hace ver que Rick ha perdido mucho peso en el último mes. Martha está sentada en el sillón, con los ojos abiertos mirando al infinito. Cuando ve a Kate, una pequeña llama de ilusión se enciende en sus ojos.
-Buenos días, querida… no esperaba que vinieses tan pronto.
-Martha, es Rick. –Dice Kate como única respuesta. – Necesitas descansar, nunca te había visto tan cansada. Vete a casa a dormir unas horas. Yo me quedo aquí.
-Kate, no puedo, es mi hijo.
-Pero él es mi mejor amigo, mi familia…. Vete a dormir. Si pasa cualquier cosa o hay cualquier novedad, te llamo volando. Aprovecha que aún no hay atasco.
Martha cierra los ojos para meditar unos instantes la propuesta. Los vuelve a abrir con dificultad.
-Vale, Katy. Pero si pasa cualquier cosa, por insignificante que sea, avísame. – Martha se acerca a Kate y la señala con el dedo – Promételo.
Kate asiente con la cabeza, y Martha se levanta para recoger sus cosas. Mientras, le cuenta a Kate las novedades; que le han bajado la medicación y que parece que le van a poder quitar definitivamente los sedantes en una semana, y que el daño cerebral ha sido prácticamente nulo gracias al casco.
Cuando finalmente Martha se va, Kate se tumba junto a Rick, con los pies colgando de la cama, abrazándole, y se queda medio dormida bajo la respiración de Rick y el olor de él. El pitido de su móvil la devuelve a la realidad. Es un mensaje de Lanie.
“Ayer desapareciste de clase y hoy no vienes, y Rick tampoco. ¿Es verdad lo que dicen?”
Kate se sienta a los pies de Castle y responde “Si lo que dicen es que Rick tuvo ayer por la mañana un accidente de moto y que está en coma inducido en el hospital, entonces sí”
Lanie tarda segundos escasos en responder “NO. Cuando salga de clase voy directamente para allá con Javi. Y voy a ir, así que ni se te ocurra decirme que no”
Javi y Lanie habían empezado a salir hacía un par de semanas, y Javi y Kate se habían hecho muy amigos desde entonces, sin olvidar que Javi es amigo de Rick, así que la visita estaba más que justificada.
Kate se vuelve a tumbar con Rick, y como si le hubiesen dado una píldora de la verdad, comienza a hablar:
-Rick, doy gracias por que no fuese hoy contigo en la moto… porque si tu casco lo hubiese llevado yo, tú ahora mismo no estarías conmigo. Y no puedo estar sin ti. He aprendido a vivir sin mi madre, pero es que tú eres directamente parte de mí. – Kate le aprieta la mano, mira hacia la puerta, y al no haber nadie, le da un pequeño beso en los labios. – Tengo que aprovechar para robarte todos los besos mientras duermes que no me darías jamás despierto.
Kate comienza a acariciarle el pelo a Rick, recordando días en la playa quitándole arena del pelo con ternura o todas las veces que él la había llevado en brazos hasta casa.
Y sumergida en esos recuerdos, hablando con Rick inconsciente y aprovechando cada instante a solas para besarle, pasa la semana antes de que los médicos le devuelvan la consciencia a Rick.
-¡¡Hoy es el día!! – Dice Kate entrando en la habitación del hospital. Martha y ella habían estado toda la semana haciendo turnos para no dejar a Rick solo. Hoy, estaba más animada que otros días.
-Hola, Katherine – Dice Martha, también considerablemente más feliz que otros días-Acaba de pasar el médico a quitarle el sedante, dice que a lo largo del día de hoy debería despertarse.
-Lo hará – Responde Kate, cogiendo a Martha con cariño de la mano.
Jenn entra en la habitación riendo. También ella parece más animada.
-Hoy le van a despertar, ¿no? ¿Y sabes qué? El médico acaba de decirme que dentro de poco me dará el alta, y podré irme a casa, aunque tenga que venir una vez a la semana a que me controlen.
-Ahora subo a hablar con él para que me lo diga también a mí. Ya sabes…
-Ya, que no puedes confiar en la palabra de una anoréxica – Dice Jenn, con una sonrisa forzosa, entendiendo la postura de su hermana- Esto se acabó, Kate. Se tiene que acabar. Me tengo que curar ya.
Martha y Kate miran fijamente a Jenn durante unos segundos, con la boca abierta. Es la primera vez que dice que quiere curarse. Kate se acerca despacio hacia ella y la abraza, sin poder evitar empezar a sollozar.
-¿Qué? – Susurra Jenn al oído de su hermana- ¿Qué he dicho?
-Que te quieres curar. Gracias, Jenny. –Responde entre pucheros Kate, que se sienta en una butaca y sienta a Jenny sobre ella.
Pasan un par de horas Kate y Jenny así, Kate sentada en la butaca y Jenny sentada sobre ella, con los pies colgando sobre uno de los reposabrazos del sillón, casi tumbada, adormecida por los dedos de su hermana acariciando su pelo rubio. Kate también se queda adormecida con ella, hasta que Martha las despierta a la hora de la comida.
-Voy a bajar a la cafetería a por algo de comer. Jenny, ¿Me acompañas y cogemos algo para tomarnos aquí?
-Vale – Sonríe Jenny, cogiéndose del brazo de Martha y saliendo de la habitación, dejando a Kate sola.
Martha y Jenny caminan hacia el ascensor, y esperan frente a las puertas en silencio. Jenny abre y cierra la boca, queriendo decir algo pero sin atreverse a que las palabras salgan de sus labios. Finalmente, reúne el valor suficiente y dice:
-Martha…
-Dime, querida.
-¿Me perdonas? – Jenny mira a los ojos de Martha, sintiendo como un nudo se forma en su estómago, vaticinando el comienzo del llanto
-¿Pero qué te tengo que perdonar? ¿Has hecho algo malo?
-Si lo he hecho. Durante todos éstos años tú me has estado cuidándonos a mi hermana y a mí como si fuésemos tus hijas, y nunca te había dejado entrar del todo en mi vida. Te decía que no eras mi madre cuando estaba enfadada, no te dejaba venir a verme al hospital a pesar de lo preocupada que estabas…
-Bueno, yo lo entiendo Jenny. No soy tu madre, y nunca seré ella, tienes todo el derecho a poner límites.
-No, Martha. Basta ya. Parte de mis ganas de curación nacen de la necesidad de pasar página y superar definitivamente la muerte de mi madre. Y nunca serás mi mamá, pero quiero que seas mi madre. Igual que lo eres para Kate.
-Ahora me vas a hacer llorar a mí, Jenny – Susurra Martha, mirando hacia el techo y abanicándose con la mano los ojos para secar las lágrimas de sus ojos. Jenny la abraza y le da un beso en la cara.
En ese momento, el ascensor pita frente a ellas y se abren las puertas para bajar a la primera planta. Ya esperando en la cafetería a que les den lo que han pedido, Martha coge a Jenn de la mano y le pregunta:
-Jenny, ¿Qué te ha hecho darte cuenta de que quieres curarte y que quieras superar lo de tu madre? ¿Qué ha sido el detonante?
-Kevin. Me ha dado una visión de las cosas que nunca había contemplado. Ha sido un gran amigo y me ha cuidado incluso sin conocerme.
-Por favor, no seas tan Kate Beckett – Dice Martha, riéndose – Ese chico te gusta, y tú a él también. No seáis tan tontos como mi hijo y tu hermana.
-Veo que no soy la única que piensa que Rick y Kate no sé a qué esperan. Kevin y yo lo hemos bautizado como “Caskett”. Como Brangelina. – Jenny y Martha se ríen.
-Yo sé que a mi hijo le gusta ella, no me lo ha dicho directamente, pero indirectamente sí. Y a tu hermana durante éstos días me he ocupado de dejarla a solas con Rick, y he oído las cosas que le dice, e incluso creo que le ha besado.
-¿En serio? ¿Tú crees que cuando despierte se animará a mover ficha?
-No. Pero lo harán. Pueden esperar lo que quieran, pero esos dos llevan destinados a estar juntos desde que se vieron por primera vez. Llevan toda la vida buscando qué son. Ahora solo hace falta que se encuentren.
Cuando suben, ambas se detienen a la puerta de la habitación. Dentro, escuchan a Kate hablando muy bajito, pero afinando el oído se entiende lo que dice.
-…porque Rick, siempre te voy a querer. Y un día te animarás a contarle a esa chica misteriosa lo que sientes por ella, la llevarás al concierto, y a la graduación… y se enamorará de ti porque ¿Quién no va a quererte, si eres lo que cualquier mujer puede querer? Y yo me quedaré sola para siempre, soy demasiado horrible para gustarle a nadie. Soy insignificante. Nunca te llegaría ni a la suela de los zapatos.
Martha y Jenny se miran y sonríen con complicidad.
-Lo que ella no sabe es que Rick lleva amenazando a cada chico que le gusta tu hermana desde hace años. En realidad tu hermana le gusta a muchos chicos, pero nadie le dice nada por miedo a Rick. –Susurra Martha
-¿Pero por qué? – Dice Jenny, riéndose pero a la vez sintiéndose mal por Kate.
-La realidad es evidente. Lo que él usa como excusa es que “Es para cuidarla, que esos chicos la van a hacer daño, que no la merecen”. Pero luego en lugar de hacer algo, le dice a tu hermana que “Esta enamorado de una chica y que la quiere invitar al baile de graduación” cuando todos sabemos que esa chica misteriosa es Kate. Bueno, lo sabemos todos menos ella. Hay que ver, que ciegos son los enamorados.
-¿Pero y si lo sabes, por qué no has hecho nada?
-Tu hermana y Rick son como dos tifones tan cerca que está a punto de chocar. Es mala idea meterse. Y yo en temas de amor prefiero no meterme.
-Amen – susurra Jenny, retrocediendo unos pasos y volviendo a andar a un ritmo normal para fingir que viene del ascensor. Kate da un respingo y se sienta rápidamente en el sofá.
-Hola, Jenny, ¿Qué me has traído de comer? – Dice Kate, aun sobresaltada, para fingir estar normal.
-Sandwich de salmón y un refresco. – Se ríe Jenny mientras le lanza la bolsa de plástico que contiene la comida.
-¿Y tú de que te ríes? – Dice Kate alargándole un sándwich a su hermana.
-Nada, nada – Dice Martha apresuradamente, salvando a Jenny.- Que venía contando a tu hermana una historia de cuando era joven.
Las tres abren sus sándwiches y sus refrescos y comienzan a comer. Kate y Martha van comiéndose su sándwich mientras miran de reojo a Jenny, que lo mira fijamente durante un rato hasta convencerse a sí misma que debe hacerlo. Poco a poco, el sándwich va desapareciendo y el refresco también. De pronto, aparece el médico de Jenny por la puerta.
-Jennifer Beckett, te estaba buscado toda la planta. No te va a valer de nada escaparte, tienes que comer.
-Doctor, no se preocupe por la comida. Acaba de comerse un sándwich y un refresco delante de nosotras hace un momento – Dice Martha, abrazando por la espalda a Jenny.
-¿Seguro? ¿No se habrá escondido la comida por ahí?
-No, no. Se lo ha comido. Yo al menos la estaba vigilando – Responde Kate, mirando a Jenny con orgullo.
-Vale… pero además de eso tiene que comerse un pudding de fruta y unas galletas.
-Puaj – Susurra Jenny por lo bajo. Kate la mira de reojo y recuerda cuan repulsiva puede llegar a ser la comida de hospital.
-¿Y si se toma algún bollo, galletas o algo similar de la máquina expendedora? ¿Valdría? – Pregunta Kate, dirigiendo los ojos hacia Jenny, que la responde con gratitud con la mirada.
-Supongo que sí – Dice el doctor- Pero que no se deje nada.
-Lo prometo – Casi grita Jenny, sonriendo al doctor mientras se pone de pie y pone su mano derecha en el corazón y la otra en alto en señal de promesa.
En cuanto el doctor desaparece por la puerta, Jenny sonríe y abraza a Kate y a Martha.
-Gracias, gracias, gracias. Prometo no fallaros. Pero por favor, ayudadme a no caer en la tentación de dejar de comer.
-Por supuesto, hermanita. –Responde Kate, abrazándola- Y ahora vamos, un brownie de chocolate te espera.
-Quiero dejar claro que no me apetece nada de nada. Pero… si la alternativa es ese potito recocido de pera y esas galletas de arena desértica… -Dice Jenny, bajando la mirada.
Kate y Jenny salen cogidas de la mano hacia el pasillo, al final del cual están las máquinas expendedoras. Kate saca su monedero y empieza a contar las monedas mientras Jenny decide qué quiere tomarse. Se decide por unas cookies bañadas en chocolate de aspecto empalagoso. Cuando Kate ha pagado y van de camino de vuelta a la habitación, Jenny para a Kate en el pasillo.
-Kate, ¿Puedo preguntarte algo?
-Claro, peque. ¿Qué pasa?
-¿Cómo se sabe si estás enamorado de alguien?
-Todas las canciones cobran sentido con esa persona.
-Guau…que definición… ¿Algo más?
-Bueno…estar enamorado es no poder dejar de pensar en alguien, intentar estar el mayor tiempo posible con esa persona, apoyarle en los momentos duros…
-Ah- Responde Jenny, recibiendo la respuesta que quiere – Me suena de algo esa última definición.
-¿Kevin y tú? – Dice Kate, mirándola con complicidad.
-Sí… pero no solo nosotros dos. – Responde la hermana, devolviéndole la mirada a Kate.
-No es lo mismo, Jenny- Dice Kate, entendiendo a qué se refiere su hermana – Rick y yo solo somos amigos.
-No sois solo amigos. Y lo sabes. Reconoce que estás enamorado de Rick. Todos lo sabemos.
-Vale… pero no se lo digas a nadie. Y menos a Martha o a Rick.
-Martha lo sabe. Y Rick…debería saberlo. Pero no le diré nada a él. Me gusta que me confíes tu secreto. Pero a Martha es absurdo ocultárselo.
Cuando entran en la habitación, Kate se tumba en la cama junto a Rick mientras Jenny le cuenta los avances. Martha le dice a Kate que no se preocupe, que su secreto está a salvo, y que nunca le dirá nada a Rick bajo ningún concepto.
-Si yo sé que no le gusto, Martha. Está enamorado de otra chica, de la cual no sé nada. Rick quiere alejarse de mí y tener una novia estable sin que yo esté de por medio.
-Discrepo, querida- Dice Martha. Pero no dice más, y el silencio se apodera de la habitación, y Kate se queda dormida medio abrazada a Rick.
Un par de horas más tarde, Kate se despierta y se sienta en el sillón. Martha y Jenny no están, supone que porque, ahora que sabían la verdad, querían darla intimidad. Pero Kate ha vaciado sus sentimientos hacia Rick durante todos ésos días, y actualmente no le queda nada más que decir que no haya dicho antes, así que le mira en silencio, como si quisiese aprenderse sus rasgos centímetro a centímetro. Su rostro, sereno, no ha sido afeitado en varios días, por lo que la barba incipiente es la protagonista. Su pelo, siempre alborotado, tiene un aspecto aún más descuidado, dejando ver su verdadero aspecto y no el estudiado peinado que tanto les gusta a las nenas. Sin embargo, está más guapo que nunca, aun sin su sonrisa irónica.
Y de pronto, los párpados de Rick se abren ante la mirada atenta de Kate, y los ojos de Rick se mueven por la habitación con el ceño fruncido, buscando algo. Kate se levanta del sillón para ponerse frente a él, y cuando los ojos de él la encuentran, su ceño se relaja, y en su rostro aturdido se dibuja una leve sonrisa mientras intenta articular una palabra en su boca seca y resentida por una semana de silencio. La voz ronca de Rick resuena como música en los oídos de ella.
-Kate. Eres tú.
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Me ha encantado, es estupendo
choleck- Escritor - Policia
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Localización : en la parra
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Me encantan los capitulos maratonicos! Bien dicen que nadie sabe lo que tiene... haber si se dejan de niñadas y de una vez admiten sus sentimientos que los quiero ver juntos! Continua pf
Verispu- As del póker
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Edad : 46
Localización : Mexico, Oaxaca
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
choleck escribió:Me ha encantado, es estupendo
Me alegro de que te guste
KFragantCherry- Ayudante de policia
- Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 20/10/2013
Edad : 31
Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Verispu escribió:Me encantan los capitulos maratonicos! Bien dicen que nadie sabe lo que tiene... haber si se dejan de niñadas y de una vez admiten sus sentimientos que los quiero ver juntos! Continua pf
Tranquila, que yo no tardaré 4 temporadas...jajajaja
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Genial el capitulo!!! Adoro los capitulos largos porque se me ha en más q cortos!!! Deseando leer más!!!!
DidiBcn- Ayudante de policia
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Localización : Barcelona
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
DidiBcn escribió:Genial el capitulo!!! Adoro los capitulos largos porque se me ha en más q cortos!!! Deseando leer más!!!!
Me alegro muuuucho de que te guste
KFragantCherry- Ayudante de policia
- Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 20/10/2013
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Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
KFragantCherry escribió:Bueno, lo prometido es deuda! He escrito un capítulo en un tiempo record, la verdad es que me encanta escribir ésta historia, y espero que a vosotros/as os guste tanto leerlo como a mí crearlo!! Bueno, como sabeis,subo capítulo cuando puedo, como veis son muy largos y me cuestan varios días terminarlos. ¡¡No os acostumbreis a ésta frecuencia!! jajaja
Por favor, dadme vuestras opiniones, me gusta mucho saber lo que pensais Very Happy
No he comentado antes por falta de tiempo, pero en este ratito que tengo voy a hacerlo.
Mi opinión es que has traído una historia con un tema que ya ha sido tratado por otras escritoras, pero al que tú has aportado un aire fresco muy innovador. Te felicito por eso.
¡¡¡¡¡ Me gusta y mucho !!!!!
Lo que no me gusta tanto es que nos digas que no nos acostumbremos a ésta frecuencia, puesto que has sido tú la que lo has hecho y además reconoces que te gusta y disfrutas escribiendo. ¡Después de enseñarnos el caramelo, ahora no puedes volverlo a esconder! Así que ahora tendrás que seguir, al menos con una frecuencia llevadera, pues nos creas tantas expectativas, que ahora ya que estamos enganchadas al relato, no nos puedes dejar a medias, jajajajajajaja
No solo te felicito por la frescura de tu relato, también por la extensión de tus capítulos, me encanta leer y cuanto más largos sean mejor. Entiendo la falta de tiempo, pero se que también representa para ti un disfrute, así que espero que los subas más seguidos.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
agecastbet escribió:KFragantCherry escribió:Bueno, lo prometido es deuda! He escrito un capítulo en un tiempo record, la verdad es que me encanta escribir ésta historia, y espero que a vosotros/as os guste tanto leerlo como a mí crearlo!! Bueno, como sabeis,subo capítulo cuando puedo, como veis son muy largos y me cuestan varios días terminarlos. ¡¡No os acostumbreis a ésta frecuencia!! jajaja
Por favor, dadme vuestras opiniones, me gusta mucho saber lo que pensais Very Happy
No he comentado antes por falta de tiempo, pero en este ratito que tengo voy a hacerlo.
Mi opinión es que has traído una historia con un tema que ya ha sido tratado por otras escritoras, pero al que tú has aportado un aire fresco muy innovador. Te felicito por eso.
¡¡¡¡¡ Me gusta y mucho !!!!!
Lo que no me gusta tanto es que nos digas que no nos acostumbremos a ésta frecuencia, puesto que has sido tú la que lo has hecho y además reconoces que te gusta y disfrutas escribiendo. ¡Después de enseñarnos el caramelo, ahora no puedes volverlo a esconder! Así que ahora tendrás que seguir, al menos con una frecuencia llevadera, pues nos creas tantas expectativas, que ahora ya que estamos enganchadas al relato, no nos puedes dejar a medias, jajajajajajaja
No solo te felicito por la frescura de tu relato, también por la extensión de tus capítulos, me encanta leer y cuanto más largos sean mejor. Entiendo la falta de tiempo, pero se que también representa para ti un disfrute, así que espero que los subas más seguidos.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Guauuu qué largo el comentario, me encanta!!!!!
Y sobre todo, un comentario muy positivo, que bien
Yo escribo siempre que puedo y tengo tiempo, y la verdad es que ésta historia me motiva mucho, aunque escribo otra de capitulos cortos semanales, al final a la que más tiempo le dedico por placer es a ésta jajaja.
Cuando digo que " no os acostumbreis" me refiero más bien a " no espereis capitulo largo cada 15 días, porque no podré cumplir tan a menudo con ese plazo" Pero por supuesto, publico lo más frecuentemente que puedo, y como me gusta tanto escribirlo, no suele costarme
Vamos, que no pienso abandonar la historia!!
Muchas gracias por tú comentario, me anima mucho saber que no solo me gusta escribir, sino que tambien os gusta a vosotros/as leerlo!
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 20/10/2013
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Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Jope... me gusta mucho este fic, pero es que quiero un nuevo capi yaaa!! aish yo no se como has conseguido engancharme tantisimo!! que fuerte...
Continua pronto por favor
Continua pronto por favor
Marialovescastle- As del póker
- Mensajes : 350
Fecha de inscripción : 09/02/2014
Edad : 25
Localización : A caballo entre Asturias y Noruega
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Marialovecastle escribió:Jope... me gusta mucho este fic, pero es que quiero un nuevo capi yaaa!! aish yo no se como has conseguido engancharme tantisimo!! que fuerte...
Continua pronto por favor
Me subís la moral una barbaridad...bueno, y los colores tambien
KFragantCherry- Ayudante de policia
- Mensajes : 127
Fecha de inscripción : 20/10/2013
Edad : 31
Localización : Dreamworld
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
Dios como tan volada de no comentarte antes!
vamos k me a encantado el capitulo de verdad muy triston la primera parte pero luego del accidente kate saco todo su repertorio aunk el se supone k no la escuchaba esperesmos k eso no sea tan asi! mira k estos dos son cada vez mas frustrantes! espero k puedas continuar muy pronto porfis!
vamos k me a encantado el capitulo de verdad muy triston la primera parte pero luego del accidente kate saco todo su repertorio aunk el se supone k no la escuchaba esperesmos k eso no sea tan asi! mira k estos dos son cada vez mas frustrantes! espero k puedas continuar muy pronto porfis!
cururi- As del póker
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Fecha de inscripción : 15/03/2013
Edad : 36
Localización : World Citizen
Re: EXTRA EXTRA- Frente al mar. Cap 2 (24/02/14)
cururi escribió:Dios como tan volada de no comentarte antes!
vamos k me a encantado el capitulo de verdad muy triston la primera parte pero luego del accidente kate saco todo su repertorio aunk el se supone k no la escuchaba esperesmos k eso no sea tan asi! mira k estos dos son cada vez mas frustrantes! espero k puedas continuar muy pronto porfis!
Gracias por tu comentario!! Y gracias por la buena crítica...
PD: Tengo que confesar que la escena de Kate nadando desnuda en el mar... me encanta jajajajaja..
KFragantCherry- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 20/10/2013
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