TE APRENDÍ A AMAR
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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casckett_life- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 31/05/2015
Edad : 26
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 12
POV RICK
Mis principales deseos estaban escritos en el papel, muchos de ellos, sabía que eran imposibles de conseguir, pero igual si me lo proponía, nada era imposible en esta vida… o lo que quedara de ella, pero si alguno de ellos se realizara, sería como estar en un sueño.
- En serio Rick, ¿Quién es esta Kate?
- ¿Qué? - dije sorprendido mientras me estaban cambiando las bolsas que colgaban del hierro de la cama. Ahí iba mi "supuesta" cura a todas las molestias que me causaba la otra cura… la del cáncer.
- Esta Kate que aparece en casi todos tus deseos - dijo mi enfermera con el papel en la mano. Se lo quite de inmediato y me miro con una sonrisa pícara - tiene que ser muy especial para pedir eso que pides.
- Eso no te interesa – dije de mal humor guardando el papel dentro de un libro dentro de mi mesita – Bueno, es igual, esta es la lista de los imposibles.
- No creo que haya nada imposible en la vida solo…
- Solo evitar la muerte, sí. Y eso es lo que más cerca tengo yo.
- No digas eso. Vas a vivir mucho tiempo, y si esa Kate sabe lo que hace, cumplirá cada uno de esos deseos qué pides porque si no, sería una auténtica tonta. ¿Es tonta Rick?
- ¿Qué dices?, es la mujer más lista e inteligente que he conocido nunca - dije con una sonrisa de orgullo.
- ¿Más que yo? - pregunto con una sonrisa en la cara.
- Se acabó… por hoy no vas a meterte más en mi vida, no vamos a hablar más de ella– exclame enfadado mientras se abría la puerta.
- ¿Hablar de quién? - dijo Kate mientras entraba y cerraba tras de sí. Mi corazón se aceleró al verla, allí de pie, con esa sonrisa que tenía últimamente cuando me miraba. Dios no me acostumbraba a mirarla, a tenerla cerca.
- De… - iba a contestar la enfermera, pero gracias a Dios fui lo suficientemente rápido, sin contar el monitor que llevaba el ritmo de mi corazón, que empezó a sonar, todos lo miramos y de repente paro.
- Rick… cuidado con esas emociones… - dijo riendo la enfermera mientras paraba la máquina.
- Kate, ella es mi enfermera, la loca, enfermera loca, ella es "Kate"- dije pronunciando con más énfasis su nombre para que comprendiera y callara.
- ¡Oh! ¿Tú eres la famosa Kate? - dijo mirándome y riéndose.
- ¿Famosa? Rick… ¿qué le has contado a esta pobre mujer para que diga eso?
- Si, por lo visto eres más inteligente que yo. Tendremos que echar un trivial o algo parecido -dijo riéndose mientras veía mi cara de espanto - bueno será mejor que me vaya, antes de que alguna mirada me atraviese o me fulmine y caiga muerta -dijo sonriendo a Kate y esta le devolvió la sonrisa, no sin antes mirarme y levantar los hombros cuestionándome.
- Vaya… veo que no te aburres, parece divertida - dijo señalando la puerta por donde acababa de salir – otra que ya cayo rendida a tus pies.
- Sí, es divertida… - dije nervioso - ¿Rendida? Anda calla… no digas tonterías, me tiene frito, es una chafardera, quiere saberlo todo. Por cierto… ¿Qué haces aquí?
- Te dije que iba a venir… no sé porque te sorprendes.
- Pues me alegro de que puedas hacerlo - dije sonriéndole para que se relajara y de paso olvidara lo sucedido en los últimos minutos.
- ¿Me has traído algo para comer?
- Lo siento, no tuve tiempo, vengo directa de comisaria.
- Genial, me toca la magnífica comida de hospital ¿Hoy tendrás el honor de probarla tu también?
- Tampoco debe estar tan mala.
- Trato hecho, hoy te la comes tu – dije riéndole la gracia.
- Mejor no.
- ¡Viva la solidaridad! – Esa sonrisa era la más bonita del mundo, tendría que ser patrimonio de la humanidad.
- Me gustaría preguntarte como estas, pero como no quieres, no lo haré - dijo mordiéndose el labio y no sabía lo que me ponía que hiciera aquello, era tan inocente y tan sexy a la vez.
- Por una vez y sin que sirva de precedente, te voy a responder sin que me preguntes.
- ¿A sí? – Exclamo abriendo mucho los ojos - ¡Que privilegio!
- Sí, estoy bien porque has venido a verme – le dije, lo que causo que sus mejillas te tiñeran de un color sonrosado - aunque no me hayas traído nada para comer.
- Ella no, pero yo si – dijo la enfermera, volviendo a aparecer con mi cena.
- ¿De verdad me tengo que comer esto? Teóricamente intentáis evitarme los vómitos, no provocármelos.
- Pues te lo vas a comer todo y Kate va a ayudarme, ¿verdad? – y esta asintió arremangándose para ponerse a la tarea de obligarme a comer.
- La verdad, es que no tengo hambre – les dije a las dos, que se miraron torciendo el labio.
- Ya, pero tienes que comer. Tengo más pacientes ¿te importas quedarte hasta que se coma todo? - pregunto a Kate que me miro sin saber muy bien que responder – ¡Ah! E intenta que no se vuelva a disparar el monitor que vas a tener que soportar el pitido un rato, no podré venir a pararlo enseguida – y salió disparada a seguir dando cenas a sus otros pacientes.
- No hace falta… Kate…
- Deja de decir eso, estoy aquí porque quiero.
- Bien, pues ya que está aquí podrías ayudarme con esta porquería.
- Si, seguro… anda.
- Ten tu compañera para esto.
- Anda cállate y empieza a comer.
Mientras comía estuve en silencio, pensaba en el monitor cardiaco, no fuera a saltar la alarma si miraba fijamente a Kate durante todo el rato, quería alargar la compañía, el estar solo me parecía tan patético, tan triste.
- Bueno, ya basta, creo que ya…
- ¡Ah no! Queda poco.
- ¡Ey! Que no soy un bebe – dije poco convencido, a pesar de empezar a notar los calmantes que me habían inyectado antes de que llegara Kate.
- Castle apenas puedes mantener los ojos abiertos, termina y te dejo tranquilo.
- Estoy tan cansado – me retiro la bandeja de comida, donde aun había la mitad de lo que habían traído.
- ¿Te puedo pedir un favor?
- Dime, estoy aquí para ayudar.
- Por favor, podrías quédate un rato conmigo - dije serio poniéndole ojitos de cordero degollado.
- Solo un rato. Si no te duermes en poco tiempo te quedas solo – me amenazo. Lo que no sabía ella, era que con solo su presencia ya me sentía más tranquilo y relajado.
- Bien, prometo portarme bien - dije tumbándome. Kate me arropo un poco y se sentó en la butaca junto a mí y apago la luz.
- Duérmete - dijo al ver que no cerraba los ojos.
POV KATE
Lo vi cómo poco a poco se dormía. Me gustaba verlo tranquilo, por lo menos los vómitos y esos mareos parecían haber pasado un poco. No me podía ni imaginar por lo que tenía que estar pasando, debía que ser un auténtico infierno y aun así mantenía la compostura como un auténtico campeón. Estaba orgullosa de tenerlo como compañero, era un ejemplo para los que estaban en su misma situación. No lo había visto en ningún momento derrumbado, solo había tenido un momento de debilidad, pero parecía haber finalizado.
Estaba tan dormido que parecía inocente y pequeño. Le toque suavemente el cabello despeinándolo pero intentando no despertarlo. Cuando fui a retirar la mano, esta se fue con algunos mechones de su pelo. Era algo de lo que no me había dado cuenta hasta ahora pero sin duda debería estar pasándole desde hacía algunos días. Con lo coqueto que era… lo iba a pasar mal en ese sentido.
De repente sonó mi teléfono y lo cogí rápidamente para que no se despertara. Eran de la comisaria sobre un caso que teníamos abierto. Debía tomar nota pero no tenía nada a mano. Busque en los cajones para ver si encontraba un papel y un boli para escribir cuando vi un papel que sobresalía a modo de punto de un libro.
- Ryan, te llamo luego, mándame los datos por mensaje, ahora no tengo nada para apuntar.
- Ok jefa.
Ese papel había llamado poderosamente mi atención… sobresalía y en el pude ver la letra de Castle, "lista de mis últimos deseos".
Cuando comprendí lo que era, quise dejarla en su lugar rápidamente como si no la hubiera visto nunca, pero al ir a guardarla en su lugar de procedencia, vi mi nombre escrito en ella, me quede paralizada, pero mi curiosidad gano a mi sentido común.
"Lista de últimos deseos"
Besar a Kate.
Casarme con ella.
Tener un hijo también con ella.
Viajar.
Ser capitán de policía.
Bañarme desnudo en la playa.
Escribir un libro.
Plantar un árbol.
Conocer a mi padre.
Tener un Ferrari.
Tuve que leerlo varias veces para racionalizarlo. ¿De verdad quería todo aquello? ¡Dios mío! si eso era cierto estaba en su lista en tres ocasiones y eran las primeras. No podía ser, ¿Cómo podía yo cumplir eso? ¿Cómo iba a…?
Tenía que irme, desaparecer de ese lugar. Salir, y esconderme para que nadie supiera todo lo que estaba pasando por mi mente… Deje la lista dentro de la mesita de nuevo, justo donde la había encontrado, entre las hojas de ese libro. Lentamente cerré el cajón, cogí mi móvil, mi bolso, mi abrigo y salí corriendo, dejando atrás todo aquello que acababa de ver.
Tenía tanto miedo a todo aquello, aunque, ¿a qué tenía miedo exactamente?
¿Que él quisiera besarme? Ese no era un deseo difícil de cumplir… si mal no recuerdo ya había sucedido aunque yo estuviera ebria y recordara poco lo sucedido. Supongo que debe referirse a acostarse conmigo, pensé. Todo estaba tan nublado en mis pensamientos, que ya no sabía ni yo misma a que debía referirse, o que era exactamente aquello que había leído, quizá solo fuera una broma.
¿A que quisiera casarse conmigo? ¡Dios! Estaba prometida a otro hombre… estábamos buscando fecha de boda a pesar de que de cada día yo tuviera más claro que él no era el hombre de mi vida. Todos mis pensamientos no tenían ni pies, ni cabeza… era peor que un laberinto que te robaba la respiración.
Todo aquello no tenía significado alguno, no podía hacer nada para ayudarle.
Y para más inri… un hijo… ¿pero en qué demonios pensaba Castle? Estaba loco si imaginaba que alguno de esos deseos se podía cumplir… sobre todo los tres primeros…
Me senté en mi coche y empecé a llorar… ese hombre había puesto todas sus esperanzas de vida en mi persona y yo justamente en esos instantes estaba en la disyuntiva de si dar o no carpetazo a la relación que tenía con un hombre que estaba loco por mí, al cual, de cada día, me causaba más animadversión.
Mi cabeza hervía como olla exprés y no sabía si pensar que Castle había perdido el poco seso que le quedaba o si era yo quien estaba loca pensando en cómo podría concederle esos deseos.
Eso sin olvidar que el había dicho ya varias veces que quería abandonar el tratamiento… eso no podía estar sucediéndome a mi… eso era la peor pesadilla que me había pasado nunca, después de lo de mi madre…
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
POV RICK
Mis principales deseos estaban escritos en el papel, muchos de ellos, sabía que eran imposibles de conseguir, pero igual si me lo proponía, nada era imposible en esta vida… o lo que quedara de ella, pero si alguno de ellos se realizara, sería como estar en un sueño.
- En serio Rick, ¿Quién es esta Kate?
- ¿Qué? - dije sorprendido mientras me estaban cambiando las bolsas que colgaban del hierro de la cama. Ahí iba mi "supuesta" cura a todas las molestias que me causaba la otra cura… la del cáncer.
- Esta Kate que aparece en casi todos tus deseos - dijo mi enfermera con el papel en la mano. Se lo quite de inmediato y me miro con una sonrisa pícara - tiene que ser muy especial para pedir eso que pides.
- Eso no te interesa – dije de mal humor guardando el papel dentro de un libro dentro de mi mesita – Bueno, es igual, esta es la lista de los imposibles.
- No creo que haya nada imposible en la vida solo…
- Solo evitar la muerte, sí. Y eso es lo que más cerca tengo yo.
- No digas eso. Vas a vivir mucho tiempo, y si esa Kate sabe lo que hace, cumplirá cada uno de esos deseos qué pides porque si no, sería una auténtica tonta. ¿Es tonta Rick?
- ¿Qué dices?, es la mujer más lista e inteligente que he conocido nunca - dije con una sonrisa de orgullo.
- ¿Más que yo? - pregunto con una sonrisa en la cara.
- Se acabó… por hoy no vas a meterte más en mi vida, no vamos a hablar más de ella– exclame enfadado mientras se abría la puerta.
- ¿Hablar de quién? - dijo Kate mientras entraba y cerraba tras de sí. Mi corazón se aceleró al verla, allí de pie, con esa sonrisa que tenía últimamente cuando me miraba. Dios no me acostumbraba a mirarla, a tenerla cerca.
- De… - iba a contestar la enfermera, pero gracias a Dios fui lo suficientemente rápido, sin contar el monitor que llevaba el ritmo de mi corazón, que empezó a sonar, todos lo miramos y de repente paro.
- Rick… cuidado con esas emociones… - dijo riendo la enfermera mientras paraba la máquina.
- Kate, ella es mi enfermera, la loca, enfermera loca, ella es "Kate"- dije pronunciando con más énfasis su nombre para que comprendiera y callara.
- ¡Oh! ¿Tú eres la famosa Kate? - dijo mirándome y riéndose.
- ¿Famosa? Rick… ¿qué le has contado a esta pobre mujer para que diga eso?
- Si, por lo visto eres más inteligente que yo. Tendremos que echar un trivial o algo parecido -dijo riéndose mientras veía mi cara de espanto - bueno será mejor que me vaya, antes de que alguna mirada me atraviese o me fulmine y caiga muerta -dijo sonriendo a Kate y esta le devolvió la sonrisa, no sin antes mirarme y levantar los hombros cuestionándome.
- Vaya… veo que no te aburres, parece divertida - dijo señalando la puerta por donde acababa de salir – otra que ya cayo rendida a tus pies.
- Sí, es divertida… - dije nervioso - ¿Rendida? Anda calla… no digas tonterías, me tiene frito, es una chafardera, quiere saberlo todo. Por cierto… ¿Qué haces aquí?
- Te dije que iba a venir… no sé porque te sorprendes.
- Pues me alegro de que puedas hacerlo - dije sonriéndole para que se relajara y de paso olvidara lo sucedido en los últimos minutos.
- ¿Me has traído algo para comer?
- Lo siento, no tuve tiempo, vengo directa de comisaria.
- Genial, me toca la magnífica comida de hospital ¿Hoy tendrás el honor de probarla tu también?
- Tampoco debe estar tan mala.
- Trato hecho, hoy te la comes tu – dije riéndole la gracia.
- Mejor no.
- ¡Viva la solidaridad! – Esa sonrisa era la más bonita del mundo, tendría que ser patrimonio de la humanidad.
- Me gustaría preguntarte como estas, pero como no quieres, no lo haré - dijo mordiéndose el labio y no sabía lo que me ponía que hiciera aquello, era tan inocente y tan sexy a la vez.
- Por una vez y sin que sirva de precedente, te voy a responder sin que me preguntes.
- ¿A sí? – Exclamo abriendo mucho los ojos - ¡Que privilegio!
- Sí, estoy bien porque has venido a verme – le dije, lo que causo que sus mejillas te tiñeran de un color sonrosado - aunque no me hayas traído nada para comer.
- Ella no, pero yo si – dijo la enfermera, volviendo a aparecer con mi cena.
- ¿De verdad me tengo que comer esto? Teóricamente intentáis evitarme los vómitos, no provocármelos.
- Pues te lo vas a comer todo y Kate va a ayudarme, ¿verdad? – y esta asintió arremangándose para ponerse a la tarea de obligarme a comer.
- La verdad, es que no tengo hambre – les dije a las dos, que se miraron torciendo el labio.
- Ya, pero tienes que comer. Tengo más pacientes ¿te importas quedarte hasta que se coma todo? - pregunto a Kate que me miro sin saber muy bien que responder – ¡Ah! E intenta que no se vuelva a disparar el monitor que vas a tener que soportar el pitido un rato, no podré venir a pararlo enseguida – y salió disparada a seguir dando cenas a sus otros pacientes.
- No hace falta… Kate…
- Deja de decir eso, estoy aquí porque quiero.
- Bien, pues ya que está aquí podrías ayudarme con esta porquería.
- Si, seguro… anda.
- Ten tu compañera para esto.
- Anda cállate y empieza a comer.
Mientras comía estuve en silencio, pensaba en el monitor cardiaco, no fuera a saltar la alarma si miraba fijamente a Kate durante todo el rato, quería alargar la compañía, el estar solo me parecía tan patético, tan triste.
- Bueno, ya basta, creo que ya…
- ¡Ah no! Queda poco.
- ¡Ey! Que no soy un bebe – dije poco convencido, a pesar de empezar a notar los calmantes que me habían inyectado antes de que llegara Kate.
- Castle apenas puedes mantener los ojos abiertos, termina y te dejo tranquilo.
- Estoy tan cansado – me retiro la bandeja de comida, donde aun había la mitad de lo que habían traído.
- ¿Te puedo pedir un favor?
- Dime, estoy aquí para ayudar.
- Por favor, podrías quédate un rato conmigo - dije serio poniéndole ojitos de cordero degollado.
- Solo un rato. Si no te duermes en poco tiempo te quedas solo – me amenazo. Lo que no sabía ella, era que con solo su presencia ya me sentía más tranquilo y relajado.
- Bien, prometo portarme bien - dije tumbándome. Kate me arropo un poco y se sentó en la butaca junto a mí y apago la luz.
- Duérmete - dijo al ver que no cerraba los ojos.
POV KATE
Lo vi cómo poco a poco se dormía. Me gustaba verlo tranquilo, por lo menos los vómitos y esos mareos parecían haber pasado un poco. No me podía ni imaginar por lo que tenía que estar pasando, debía que ser un auténtico infierno y aun así mantenía la compostura como un auténtico campeón. Estaba orgullosa de tenerlo como compañero, era un ejemplo para los que estaban en su misma situación. No lo había visto en ningún momento derrumbado, solo había tenido un momento de debilidad, pero parecía haber finalizado.
Estaba tan dormido que parecía inocente y pequeño. Le toque suavemente el cabello despeinándolo pero intentando no despertarlo. Cuando fui a retirar la mano, esta se fue con algunos mechones de su pelo. Era algo de lo que no me había dado cuenta hasta ahora pero sin duda debería estar pasándole desde hacía algunos días. Con lo coqueto que era… lo iba a pasar mal en ese sentido.
De repente sonó mi teléfono y lo cogí rápidamente para que no se despertara. Eran de la comisaria sobre un caso que teníamos abierto. Debía tomar nota pero no tenía nada a mano. Busque en los cajones para ver si encontraba un papel y un boli para escribir cuando vi un papel que sobresalía a modo de punto de un libro.
- Ryan, te llamo luego, mándame los datos por mensaje, ahora no tengo nada para apuntar.
- Ok jefa.
Ese papel había llamado poderosamente mi atención… sobresalía y en el pude ver la letra de Castle, "lista de mis últimos deseos".
Cuando comprendí lo que era, quise dejarla en su lugar rápidamente como si no la hubiera visto nunca, pero al ir a guardarla en su lugar de procedencia, vi mi nombre escrito en ella, me quede paralizada, pero mi curiosidad gano a mi sentido común.
"Lista de últimos deseos"
Besar a Kate.
Casarme con ella.
Tener un hijo también con ella.
Viajar.
Ser capitán de policía.
Bañarme desnudo en la playa.
Escribir un libro.
Plantar un árbol.
Conocer a mi padre.
Tener un Ferrari.
Tuve que leerlo varias veces para racionalizarlo. ¿De verdad quería todo aquello? ¡Dios mío! si eso era cierto estaba en su lista en tres ocasiones y eran las primeras. No podía ser, ¿Cómo podía yo cumplir eso? ¿Cómo iba a…?
Tenía que irme, desaparecer de ese lugar. Salir, y esconderme para que nadie supiera todo lo que estaba pasando por mi mente… Deje la lista dentro de la mesita de nuevo, justo donde la había encontrado, entre las hojas de ese libro. Lentamente cerré el cajón, cogí mi móvil, mi bolso, mi abrigo y salí corriendo, dejando atrás todo aquello que acababa de ver.
Tenía tanto miedo a todo aquello, aunque, ¿a qué tenía miedo exactamente?
¿Que él quisiera besarme? Ese no era un deseo difícil de cumplir… si mal no recuerdo ya había sucedido aunque yo estuviera ebria y recordara poco lo sucedido. Supongo que debe referirse a acostarse conmigo, pensé. Todo estaba tan nublado en mis pensamientos, que ya no sabía ni yo misma a que debía referirse, o que era exactamente aquello que había leído, quizá solo fuera una broma.
¿A que quisiera casarse conmigo? ¡Dios! Estaba prometida a otro hombre… estábamos buscando fecha de boda a pesar de que de cada día yo tuviera más claro que él no era el hombre de mi vida. Todos mis pensamientos no tenían ni pies, ni cabeza… era peor que un laberinto que te robaba la respiración.
Todo aquello no tenía significado alguno, no podía hacer nada para ayudarle.
Y para más inri… un hijo… ¿pero en qué demonios pensaba Castle? Estaba loco si imaginaba que alguno de esos deseos se podía cumplir… sobre todo los tres primeros…
Me senté en mi coche y empecé a llorar… ese hombre había puesto todas sus esperanzas de vida en mi persona y yo justamente en esos instantes estaba en la disyuntiva de si dar o no carpetazo a la relación que tenía con un hombre que estaba loco por mí, al cual, de cada día, me causaba más animadversión.
Mi cabeza hervía como olla exprés y no sabía si pensar que Castle había perdido el poco seso que le quedaba o si era yo quien estaba loca pensando en cómo podría concederle esos deseos.
Eso sin olvidar que el había dicho ya varias veces que quería abandonar el tratamiento… eso no podía estar sucediéndome a mi… eso era la peor pesadilla que me había pasado nunca, después de lo de mi madre…
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
Cecifillion<3- As del póker
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Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 13
POV KATE
Llegue a casa alterada por la maldita lista. Sabía que no tenía por qué hacer nada pero ¿por qué me sentía culpable? como si por mi culpa alguien no pudiera cumplir sus sueños. ¿Qué podía hacer al respeto? Desde luego, no forzar mis sentimientos, había cierto aprecio, eran muchos años juntos, siendo compañeros, le había cogido un gran cariño pero de ahí a sentir lo que él parecía que sentía, había un abismo.
Entré en casa y me encontré con Josh de pie, esperándome con una sonrisa de oreja a oreja. Me olvide por completo de él, que era de verdad mi pareja, quien merecía mis pensamientos y últimamente no le dedique muchos, más bien pocos, y los pocos que había tenido habían sido para mal.
- Buenas noches princesa. Llegas tarde, debes estar cansada, mira… tengo la cena preparada – dijo emocionado enseñándome la mesa que preparo con todo lujo de detalles.
- ¡Oh gracias! pero no tengo mucha hambre.
- Entonces podemos pasar al postre - dijo besándome el cuello. No podía ser que ese hombre esperara tener sexo conmigo, cuando yo solo tenía en la cabeza en la situación del pobre Castle… "No Kate, no quiere que le tengan pena" pensé enfadándome conmigo misma, mientras me besaba el cuello… "Olvida a Castle ahora… tu prometido se está insinuando de una forma muy evidente… presta atención" me regañe interiormente…
Respeto a Josh, a pesar de no tener cuerpo para ello, se le notaba que estaba mejorando para que esta relación llegara a buen puerto, estaba poniendo más de su parte que yo y me tocaba a mí poner un poco de mi parte, si no esto no llegaría a ningún lado.
Me deje llevar para poder olvidar, para poder volver a la tranquilidad que me daba la monotonía, el día a día de mi casa, de nuestra relación, pero no hubo forma… mi cabeza, y porque negarlo, mi corazón, no estaban ahí. Él puso todo su empeño, pero a pesar de querer disfrutar, solo notaba dolor en la fricción de su penetración, así que cuando acabo, me hice un poco la loca y me dispuse a dormir. Igual el sueño reparaba mi distraída mente y mi dañado corazón aburrido por alguien que no me brindaba ya nada.
Me levanté temprano, Josh ya se había ido a trabajar. Me dejo una nota junto al café, como cuando empezábamos a salir y todo iba tan bien… ahora, todo había cambiado, yo había cambiado.
No dejaba de pensar en las situaciones vividas el día anterior, tenía que ir a trabajar, concentrarme en ello, pero antes… tenía que hablar con alguien sobre todo aquello. Sacarlo de mi mente y hablarlo me vendría bien para pensar sobre eso. Y como siempre ¿Quién mejor que Lanie?
Quede con ella en una cafetería cercana a mi casa, para poder desayunar tranquilas y hablar, aunque sin dar pistas sobre quien se trataba.
- Hola - dijo cuando llegue, nos saludamos con un abrazo antes de sentarnos - ¿Qué te ha pasado? Parecía algo grave.
- Bueno… es sobre lo que estuvimos hablando el otro día.
- ¿Sobre ese amigo tuyo enfermo? – mío y de ella… pensé, pero no podía contárselo.
- Sí, está confirmado.
- ¡Oh! Dios cariño lo siento. ¿Puedo ayudar? – exclamo tapándose la boca con las manos en señal de miedo.
- Esta fuerte, más de lo que estaría yo en mi vida.
- Eso es bueno, pero necesita el apoyo de los que tiene cerca.
- Creo que solo me lo ha contado a mí. Mejor dicho, se lo saque, yo lo averigüe, después fue apretar un poco las tuercas y canto.
- ¿No se lo ha contado a nadie?
- No, solo tiene a su madre, pero ha preferido no contárselo.
- ¡Dios, tiene que estar…!
- Parece que está muy entero.
- Si pero por dentro… además, el tratamiento es casi peor que la enfermedad. Te destroza poco a poco, es tremendo, los efectos secundarios te dejan destrozado y sin fuerza para nada.
- Si, lo pude comprobar el otro día, y por si fuera poco, no parece que funcione…
- Bueno… puede ser que no hayan dado con la tecla, tiene que seguir luchando. Lo mejor sería un trasplante.
- ¿Un trasplante? Perdona, soy inexperta en este tema.
- Si, de médula.
- ¿Yo puedo donar?
- Claro,, pero es complicado encontrar alguien compatible – dijo parando a considerar lo próximo que iba a decirme – a no ser que tuviera padres vivos o quizá hermanos o primos, aunque lo más viable sería un hermano de padre y madre.
- No tiene.
- Mala suerte – y añadió - Pero puedes hacerte las pruebas, nunca se sabe.
- Lo haré, por probar no se pierde nada. Pero no era de eso de lo que te quería hablar – pare a meditar como le podía explicar lo de sus deseos - Ha hecho una lista con sus últimos deseos.
- Venga… no debe ser catastrofista… se puede curar… pero bueno, ¿Qué tal esa lista? ¿Muy difícil?
- Es que soy su principal protagonista – le conté.
- ¿Cómo?
- Si, en tres ocasiones. Quiere besarme, casarse conmigo y que tengamos un hijo, esto es de locos - dije sonrojándome.
- ¡Oh! Qué bonito Kate… es un romántico y esta coladito por ti.
- Es que Lanie, no puedo darle lo que quiere, y me duele en el alma….
- No te preocupes Kate, puede superarlo. No penséis en últimas voluntades aun, pero podías al menos cumplir uno de sus deseos… como si fueras un hada madrina, el primero no es muy complicado ¿no? - dijo sonriéndome y haciéndome un guiño.
- Ya nos hemos besado.
- ¿Qué? Eso no me lo habías contado… ¿Cómo?
- Bueno fue una vez, pero estaba borracha, apenas recuerdo nada.
- Pues no cuenta. Debes estar en plenas facultades para que él pueda disfrutarlo, y tú también ya que estas – mi amiga se lo estaba pasando bomba con esa conversación, a ella le encantaba dar este tipo de consejos, se sentía en su salsa - Mira… No es difícil, eres una mujer y nosotras sabemos cómo besar a un hombre, aunque no tengamos muchos sentimientos en medio. Plántale un buen beso, déjale sin aliento, hazle soñar y sentir que solo por repetir, vale la pena vivir. Seguro que le darás fuerzas para luchar todo lo necesario – dijo después tan pancha.
- Lanie… estoy con Josh. ¿Estás loca?
- ¡Ah sí! Josh, el médico, imagina si me gusta que hasta le olvide… que le zurzan a ese aburrido. ¿Por cierto como te va con él? – pregunto por educación. A ella nunca le había caído bien y eso que compartían profesión, pero desde el minuto 0, habían sentido los dos un mutuo sentimiento de animadversión… se odiaban. Él, sentía celos de que compartiera todos mis pensamientos con mi amiga y ella que me robara tiempo para dedicárselo.
- Bien, lo está dando todo, al menos lo intenta. De verdad desde que empezamos no estaba así conmigo.
- Quien lo diría – dijo Lanie arrugando el labio en señal de desagrado.
- No puedo más… La que ahora está mal soy yo. Porque por mucho que él da, y yo quisiera, no puedo… ayer noche por primera vez en mi vida fingí para quitármelo de encima, me estaba haciendo daño incluso.
- Creo que tendrías que…
- Calla… No lo digas, ya se lo qué opinas. Pero creo que tengo que seguir intentándolo.
- ¿Hasta cuándo?
- Hasta que sienta que no tiene sentido.
- Es que no tiene sentido desde hace mucho tiempo amiga mía, antes te veía ilusionada, hace tiempo que te veo aburrida y eso no es bueno, ni para ti, ni para -él – dijo del tirón. La mire de forma desafiante - vale lo siento, solo quiero que seas feliz, lo hago por ti, te digo lo que tú no te atreves a expresar.
POV RICK
Estaba muy aburrido, todo el día en el hospital encerrado entre aquellas cuatro paredes no es que me hiciera mucha ilusión. No me gusta estar solo, aunque sabía que si lo estaba, era por mi culpa. Podía tener a mi excéntrica madre por aquí, a mi alrededor. A los chicos, con sus bromas, pero había elegido la soledad.
¡Dios! esto era un infierno, solo quería dejarlo todo, irme a la playa y disfrutar lo mucho o poco que me quedara de vida, eso era lo que quería. Dejar este maldito tratamiento que me destrozaba por dentro y por fuera con esos síntomas insoportables que me mataban. Casi prefería sentir que la enfermedad seguía su curso, disfrutar de lo poco que tenia de vida con achaques, pero sin vómitos, sin diarreas, sin dolor… sin tener que estar o dormido o sufriendo, porque lo único que habían hecho los medicamentos para aliviar la quimio, era dormirme.
Mi casa en la playa… esa que había comprado hacía muchos años con el dinero de mi padre, y que decore yo con pequeños detalles que traje de algún viaje, fotos de actores que conocí gracias a mi madre, o de paisajes hechas por mí desde la ventana que daba a una playa con unas puestas de sol maravillosas. Incluso ese feísimo sofá que tanto quería, porque era el más cómodo del mundo, a pesar de ser feo como el mismo.
Después de pensarlo, me apetecía mucho irme y seria inolvidable hacerlo con Kate, aunque, pensándolo bien, Kate era la que me mantenía aquí. Si ella viniera el resto daría igual, e incluso que mi vida se acortara en apenas unos meses.
Ella, la que iluminaba mis noches, la dueña de mis pensamientos y sueños. Estaba enamorado de ella y cada día que pasaba, más. Solo podía pensar en ella, en estar a su lado, en tenerla lo más cerca posible. Ella aligeraba las malas noches, los malos momentos. Estaba fuerte, y todo, por ella, por tenerla cerca, a mi lado.
De repente, se abrió la puerta y mi enfermera entró, enseguida enredo con mi gotero, mis venas, mi pulso, el monitor de mi corazón… en fin… toqueteándome.
- Buenos días por lo menos, ¿no?
- Buenos días – perdona, tenía otras cosas en la cabeza – Por cierto, he visto a Kate con unos chicos, hace unos diez minutos, iban a laboratorio, me preguntaron por dónde ir.
- ¿Qué? ¿Quién?
- Kate. Esa "amiga" tuya, con otros dos chicos.
- ¿Cómo? - pregunte asustado ¿si estaban en el hospital con ella…? lo sabían ¿Se lo habría dicho? ¡Dios! espero que no… estaba empezando a enfadarme, confiaba en ella y parecía que me había traicionado. Empecé a sudar y a sofocarme…
- Por favor, ¿me podrías traer un vaso de agua fría? Muy fría, por favor…
- Rick, ¿Qué te pasa? – me dijo poniendo su mano sobre mi frente para comprobar si tenía fiebre.
- Es que… ellos son mis compañeros, mis amigos. Ellos no saben nada y si están aquí es porque ella se lo ha dicho. Yo no quiero que lo sepan, no quiero… - dije casi gritando mostrándole mi evidente enfado.
-Rick relájate. No sabes que ha pasado, no te precipites.
- Me ha fallado… no puede ser que ella me haya fallado.
- No lo sabes a ciencia cierta aun… no la juzgues. Relájate.
- No quiero que me vean, no quiero… - dije con las lágrimas en los ojos por la impotencia que sentía.
- Rick, ¿Por qué no quieres que lo sepan?
- No quiero que me vean débil, yo no soy débil. No quiero que la gente sienta lástima por mí.
- ¡Ey! Rick - dijo acercándose - si son tus amigos no sentirán lástima, esa no es la palabra, estarán mal, tristes por lo que estás pasando, pero no es lástima. Y no creo que nadie pueda verte como una persona débil, estás enfermo, sí, pero aun así, pareces la persona más fuerte del mundo – paro de hablar de una forma apreciativa, para dar énfasis a sus palabras y darme a entender que mi decisión de mantener silencio, era equivocada - Eres fuerte Rick, eso lo demuestras cada día enfrentándote a esta enfermedad. Llorar, tener miedo, eso no nos hace débiles… luchar como tu luchas cada día te hace fuerte - dijo agarrándome la cara con sus manos.
- Gracias - dije sorbiendo por la nariz - gracias de verdad.
- Bien, ahora demuestra tu fuerza. Yo voy a por alguna bebida fría que te baje el sofoco que has pillado. Y recuerda, aquí el único fuerte eres tú.
Me sentí más tranquilo, aunque con miedo aun por ver sus reacciones. Me hubiera gustado contárselo yo, pero en fin, las circunstancias habían sido esas, aunque no fueran las mejores. Cerré los ojos para recomponer mi compostura. Serenarme e intentar aparentar tranquilidad. Sabía que ella no tenía derecho… bueno, quizás sí, pero no quería enfadarme con ella, que era la única que me daba fuerzas para seguir. La puerta de repente se abrió y cerré los ojos imaginando como me mirarían los chicos. Pero al abrir los ojos no me encontré lo que esperaba. Me encontré solo con una mirada, una mirada limpia, pura, una mirada que me derretía por dentro, que dejaba mi corazón fuera de cobertura.
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
POV KATE
Llegue a casa alterada por la maldita lista. Sabía que no tenía por qué hacer nada pero ¿por qué me sentía culpable? como si por mi culpa alguien no pudiera cumplir sus sueños. ¿Qué podía hacer al respeto? Desde luego, no forzar mis sentimientos, había cierto aprecio, eran muchos años juntos, siendo compañeros, le había cogido un gran cariño pero de ahí a sentir lo que él parecía que sentía, había un abismo.
Entré en casa y me encontré con Josh de pie, esperándome con una sonrisa de oreja a oreja. Me olvide por completo de él, que era de verdad mi pareja, quien merecía mis pensamientos y últimamente no le dedique muchos, más bien pocos, y los pocos que había tenido habían sido para mal.
- Buenas noches princesa. Llegas tarde, debes estar cansada, mira… tengo la cena preparada – dijo emocionado enseñándome la mesa que preparo con todo lujo de detalles.
- ¡Oh gracias! pero no tengo mucha hambre.
- Entonces podemos pasar al postre - dijo besándome el cuello. No podía ser que ese hombre esperara tener sexo conmigo, cuando yo solo tenía en la cabeza en la situación del pobre Castle… "No Kate, no quiere que le tengan pena" pensé enfadándome conmigo misma, mientras me besaba el cuello… "Olvida a Castle ahora… tu prometido se está insinuando de una forma muy evidente… presta atención" me regañe interiormente…
Respeto a Josh, a pesar de no tener cuerpo para ello, se le notaba que estaba mejorando para que esta relación llegara a buen puerto, estaba poniendo más de su parte que yo y me tocaba a mí poner un poco de mi parte, si no esto no llegaría a ningún lado.
Me deje llevar para poder olvidar, para poder volver a la tranquilidad que me daba la monotonía, el día a día de mi casa, de nuestra relación, pero no hubo forma… mi cabeza, y porque negarlo, mi corazón, no estaban ahí. Él puso todo su empeño, pero a pesar de querer disfrutar, solo notaba dolor en la fricción de su penetración, así que cuando acabo, me hice un poco la loca y me dispuse a dormir. Igual el sueño reparaba mi distraída mente y mi dañado corazón aburrido por alguien que no me brindaba ya nada.
Me levanté temprano, Josh ya se había ido a trabajar. Me dejo una nota junto al café, como cuando empezábamos a salir y todo iba tan bien… ahora, todo había cambiado, yo había cambiado.
No dejaba de pensar en las situaciones vividas el día anterior, tenía que ir a trabajar, concentrarme en ello, pero antes… tenía que hablar con alguien sobre todo aquello. Sacarlo de mi mente y hablarlo me vendría bien para pensar sobre eso. Y como siempre ¿Quién mejor que Lanie?
Quede con ella en una cafetería cercana a mi casa, para poder desayunar tranquilas y hablar, aunque sin dar pistas sobre quien se trataba.
- Hola - dijo cuando llegue, nos saludamos con un abrazo antes de sentarnos - ¿Qué te ha pasado? Parecía algo grave.
- Bueno… es sobre lo que estuvimos hablando el otro día.
- ¿Sobre ese amigo tuyo enfermo? – mío y de ella… pensé, pero no podía contárselo.
- Sí, está confirmado.
- ¡Oh! Dios cariño lo siento. ¿Puedo ayudar? – exclamo tapándose la boca con las manos en señal de miedo.
- Esta fuerte, más de lo que estaría yo en mi vida.
- Eso es bueno, pero necesita el apoyo de los que tiene cerca.
- Creo que solo me lo ha contado a mí. Mejor dicho, se lo saque, yo lo averigüe, después fue apretar un poco las tuercas y canto.
- ¿No se lo ha contado a nadie?
- No, solo tiene a su madre, pero ha preferido no contárselo.
- ¡Dios, tiene que estar…!
- Parece que está muy entero.
- Si pero por dentro… además, el tratamiento es casi peor que la enfermedad. Te destroza poco a poco, es tremendo, los efectos secundarios te dejan destrozado y sin fuerza para nada.
- Si, lo pude comprobar el otro día, y por si fuera poco, no parece que funcione…
- Bueno… puede ser que no hayan dado con la tecla, tiene que seguir luchando. Lo mejor sería un trasplante.
- ¿Un trasplante? Perdona, soy inexperta en este tema.
- Si, de médula.
- ¿Yo puedo donar?
- Claro,, pero es complicado encontrar alguien compatible – dijo parando a considerar lo próximo que iba a decirme – a no ser que tuviera padres vivos o quizá hermanos o primos, aunque lo más viable sería un hermano de padre y madre.
- No tiene.
- Mala suerte – y añadió - Pero puedes hacerte las pruebas, nunca se sabe.
- Lo haré, por probar no se pierde nada. Pero no era de eso de lo que te quería hablar – pare a meditar como le podía explicar lo de sus deseos - Ha hecho una lista con sus últimos deseos.
- Venga… no debe ser catastrofista… se puede curar… pero bueno, ¿Qué tal esa lista? ¿Muy difícil?
- Es que soy su principal protagonista – le conté.
- ¿Cómo?
- Si, en tres ocasiones. Quiere besarme, casarse conmigo y que tengamos un hijo, esto es de locos - dije sonrojándome.
- ¡Oh! Qué bonito Kate… es un romántico y esta coladito por ti.
- Es que Lanie, no puedo darle lo que quiere, y me duele en el alma….
- No te preocupes Kate, puede superarlo. No penséis en últimas voluntades aun, pero podías al menos cumplir uno de sus deseos… como si fueras un hada madrina, el primero no es muy complicado ¿no? - dijo sonriéndome y haciéndome un guiño.
- Ya nos hemos besado.
- ¿Qué? Eso no me lo habías contado… ¿Cómo?
- Bueno fue una vez, pero estaba borracha, apenas recuerdo nada.
- Pues no cuenta. Debes estar en plenas facultades para que él pueda disfrutarlo, y tú también ya que estas – mi amiga se lo estaba pasando bomba con esa conversación, a ella le encantaba dar este tipo de consejos, se sentía en su salsa - Mira… No es difícil, eres una mujer y nosotras sabemos cómo besar a un hombre, aunque no tengamos muchos sentimientos en medio. Plántale un buen beso, déjale sin aliento, hazle soñar y sentir que solo por repetir, vale la pena vivir. Seguro que le darás fuerzas para luchar todo lo necesario – dijo después tan pancha.
- Lanie… estoy con Josh. ¿Estás loca?
- ¡Ah sí! Josh, el médico, imagina si me gusta que hasta le olvide… que le zurzan a ese aburrido. ¿Por cierto como te va con él? – pregunto por educación. A ella nunca le había caído bien y eso que compartían profesión, pero desde el minuto 0, habían sentido los dos un mutuo sentimiento de animadversión… se odiaban. Él, sentía celos de que compartiera todos mis pensamientos con mi amiga y ella que me robara tiempo para dedicárselo.
- Bien, lo está dando todo, al menos lo intenta. De verdad desde que empezamos no estaba así conmigo.
- Quien lo diría – dijo Lanie arrugando el labio en señal de desagrado.
- No puedo más… La que ahora está mal soy yo. Porque por mucho que él da, y yo quisiera, no puedo… ayer noche por primera vez en mi vida fingí para quitármelo de encima, me estaba haciendo daño incluso.
- Creo que tendrías que…
- Calla… No lo digas, ya se lo qué opinas. Pero creo que tengo que seguir intentándolo.
- ¿Hasta cuándo?
- Hasta que sienta que no tiene sentido.
- Es que no tiene sentido desde hace mucho tiempo amiga mía, antes te veía ilusionada, hace tiempo que te veo aburrida y eso no es bueno, ni para ti, ni para -él – dijo del tirón. La mire de forma desafiante - vale lo siento, solo quiero que seas feliz, lo hago por ti, te digo lo que tú no te atreves a expresar.
POV RICK
Estaba muy aburrido, todo el día en el hospital encerrado entre aquellas cuatro paredes no es que me hiciera mucha ilusión. No me gusta estar solo, aunque sabía que si lo estaba, era por mi culpa. Podía tener a mi excéntrica madre por aquí, a mi alrededor. A los chicos, con sus bromas, pero había elegido la soledad.
¡Dios! esto era un infierno, solo quería dejarlo todo, irme a la playa y disfrutar lo mucho o poco que me quedara de vida, eso era lo que quería. Dejar este maldito tratamiento que me destrozaba por dentro y por fuera con esos síntomas insoportables que me mataban. Casi prefería sentir que la enfermedad seguía su curso, disfrutar de lo poco que tenia de vida con achaques, pero sin vómitos, sin diarreas, sin dolor… sin tener que estar o dormido o sufriendo, porque lo único que habían hecho los medicamentos para aliviar la quimio, era dormirme.
Mi casa en la playa… esa que había comprado hacía muchos años con el dinero de mi padre, y que decore yo con pequeños detalles que traje de algún viaje, fotos de actores que conocí gracias a mi madre, o de paisajes hechas por mí desde la ventana que daba a una playa con unas puestas de sol maravillosas. Incluso ese feísimo sofá que tanto quería, porque era el más cómodo del mundo, a pesar de ser feo como el mismo.
Después de pensarlo, me apetecía mucho irme y seria inolvidable hacerlo con Kate, aunque, pensándolo bien, Kate era la que me mantenía aquí. Si ella viniera el resto daría igual, e incluso que mi vida se acortara en apenas unos meses.
Ella, la que iluminaba mis noches, la dueña de mis pensamientos y sueños. Estaba enamorado de ella y cada día que pasaba, más. Solo podía pensar en ella, en estar a su lado, en tenerla lo más cerca posible. Ella aligeraba las malas noches, los malos momentos. Estaba fuerte, y todo, por ella, por tenerla cerca, a mi lado.
De repente, se abrió la puerta y mi enfermera entró, enseguida enredo con mi gotero, mis venas, mi pulso, el monitor de mi corazón… en fin… toqueteándome.
- Buenos días por lo menos, ¿no?
- Buenos días – perdona, tenía otras cosas en la cabeza – Por cierto, he visto a Kate con unos chicos, hace unos diez minutos, iban a laboratorio, me preguntaron por dónde ir.
- ¿Qué? ¿Quién?
- Kate. Esa "amiga" tuya, con otros dos chicos.
- ¿Cómo? - pregunte asustado ¿si estaban en el hospital con ella…? lo sabían ¿Se lo habría dicho? ¡Dios! espero que no… estaba empezando a enfadarme, confiaba en ella y parecía que me había traicionado. Empecé a sudar y a sofocarme…
- Por favor, ¿me podrías traer un vaso de agua fría? Muy fría, por favor…
- Rick, ¿Qué te pasa? – me dijo poniendo su mano sobre mi frente para comprobar si tenía fiebre.
- Es que… ellos son mis compañeros, mis amigos. Ellos no saben nada y si están aquí es porque ella se lo ha dicho. Yo no quiero que lo sepan, no quiero… - dije casi gritando mostrándole mi evidente enfado.
-Rick relájate. No sabes que ha pasado, no te precipites.
- Me ha fallado… no puede ser que ella me haya fallado.
- No lo sabes a ciencia cierta aun… no la juzgues. Relájate.
- No quiero que me vean, no quiero… - dije con las lágrimas en los ojos por la impotencia que sentía.
- Rick, ¿Por qué no quieres que lo sepan?
- No quiero que me vean débil, yo no soy débil. No quiero que la gente sienta lástima por mí.
- ¡Ey! Rick - dijo acercándose - si son tus amigos no sentirán lástima, esa no es la palabra, estarán mal, tristes por lo que estás pasando, pero no es lástima. Y no creo que nadie pueda verte como una persona débil, estás enfermo, sí, pero aun así, pareces la persona más fuerte del mundo – paro de hablar de una forma apreciativa, para dar énfasis a sus palabras y darme a entender que mi decisión de mantener silencio, era equivocada - Eres fuerte Rick, eso lo demuestras cada día enfrentándote a esta enfermedad. Llorar, tener miedo, eso no nos hace débiles… luchar como tu luchas cada día te hace fuerte - dijo agarrándome la cara con sus manos.
- Gracias - dije sorbiendo por la nariz - gracias de verdad.
- Bien, ahora demuestra tu fuerza. Yo voy a por alguna bebida fría que te baje el sofoco que has pillado. Y recuerda, aquí el único fuerte eres tú.
Me sentí más tranquilo, aunque con miedo aun por ver sus reacciones. Me hubiera gustado contárselo yo, pero en fin, las circunstancias habían sido esas, aunque no fueran las mejores. Cerré los ojos para recomponer mi compostura. Serenarme e intentar aparentar tranquilidad. Sabía que ella no tenía derecho… bueno, quizás sí, pero no quería enfadarme con ella, que era la única que me daba fuerzas para seguir. La puerta de repente se abrió y cerré los ojos imaginando como me mirarían los chicos. Pero al abrir los ojos no me encontré lo que esperaba. Me encontré solo con una mirada, una mirada limpia, pura, una mirada que me derretía por dentro, que dejaba mi corazón fuera de cobertura.
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
Cecifillion<3- As del póker
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Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Como puede ser que Kate este con un hombre al que no quiere?? ese no es cu comportamiento normal. No creo que haya ido de chismosa, rick se esta adelantanto a las cosas, pero como el lo menciona no podría enfadarse con ella.
En estos momentos necesita tranquilidad para poder tomar la decision mas acertada con respecto a su tratamiento, se me hace que efectivamente lo va a dejar de lado por un tiempo el cual espero no sea demasiado largo.
Como me gusta esta historia!!
En estos momentos necesita tranquilidad para poder tomar la decision mas acertada con respecto a su tratamiento, se me hace que efectivamente lo va a dejar de lado por un tiempo el cual espero no sea demasiado largo.
Como me gusta esta historia!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 14
POV RICK
- Hola - dije abriendo los ojos, sonriendo al verla. No podía estar mal si estaba a mi lado.
- Hola - dijo devolviéndome la sonrisa y el saludo algo tímido.
- ¿Dónde están los chicos? - pregunte serio.
- Ya se han ido. Venimos de hacernos las pruebas para…
- Se lo has dicho, ¿verdad?
- ¿Decir?
- Si están aquí, es porque se lo has dicho, que ya saben lo mío – le dije serio mirándola a los ojos.
- Acaso piensas que…
- ¿Y no es así?
- No, ¿por quién me tomas? - dijo levantando la voz – Sí, quiero gritarlo a los cuatro vientos para que todo el mundo los sepa y poder así para quitarme este peso del alma -dijo apretándose su pecho justo sobre su corazón - quiero apoyarte Rick… quiero ayudarte y me encantaría no ser la única que lo sabe, porque… por difícil que parezca, me llegas al corazón y me pides cosas imposibles, y yo no puedo más que decirte que sí, aunque estés equivocado, aunque sea un error, aunque me muera de miedo y no sepa que hacer, pero no, no he dicho nada a nadie, me lo sigo guardando y ese secreto frente a mis seres queridos me destroza por dentro y pienso que está mal… pero no, no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
- Yo…
-No, déjame acabar. Me gustaría no ser la única persona que estuviera aquí para ayudarte, pero es tu vida y ni se me ocurriría por nada del mundo contarlo, eres el que tienes derecho a guardarlo, o soltarlo, no yo – exclamo llorando y soltando el dolor que le oprimía el pecho.
Yo también lloraba y cuando la sentí junto a mí, la abrace y me correspondió. Sentí sus lágrimas calientes sobre mi pecho mojándome la camiseta que llevaba y comprendí que tenía razón, que no podía obligarla a cargar con todo ese peso, necesitaba liberarla de eso y darle paz interior.
- Kate no tienes porque… - imagine que sentía pena e intente separarla de mi abrazo.
- No - dijo volviendo a callar - no me alejes, prefiero al menos intentar hacer algo que quedarme de brazos cruzados sin hacer nada, necesito ayudarte.
- Si quieres ayudarme regálame una de tus sonrisas Kate - dije y vi un atisbo de sonrisa en su cara. Se sonrojo, seguramente, por cómo la estaba mirando, pero es que la quería tanto que me dolía tenerla cerca y no poder… abrazarla, sentirla, notarla así, siempre entre mis brazos, ser su consuelo cuando sus lágrimas inundaban sus ojos, sus maravillosos ojos.
- Rick porque… ¿cómo consigues ser tan fuerte?
- Porque te tengo a mi lado - le dije sonriéndole y sabía que quizás ella no se lo tomara como algo serio sino como una de mis bromas pero era la mayor verdad que había salido nunca de mi boca, era fuerte por ella y para ella.
- Sabes que puedes contar conmigo si alguna vez estas mal.
- Lo sé - dije apartando su pelo de la cara - lo sé - dije casi en un susurro.
- Bien, y no desconfíes de mí nunca más, por favor.
- Nunca Kate, prometido – le dije emocionado.
- ¿Vas a hacerlo? ¿Se lo dirás a los chicos y dejaras que te ayudemos?
- Voy a contárselo a los chicos, pero creo que antes debería hablar con mi madre, la he apartado y ella es la que más se merece saber. Entre otras cosas, porque quizá su medula me valga. Quien sabe, igual me parezca a ella y no a mi padre.
- Bien, gracias – respondió respirando hondo por primera vez en mucho tiempo. Se sentía más tranquila ahora que sabía que podría conversar con Lanie o con sus compañeros.
- Kate, ¿crees que te sería muy difícil estar a mi lado cuando lo haga? - dije tragando saliva. Me aterraba imaginar a la mujer que me trajo al mundo cuando le dijera lo que tenía una enfermedad prácticamente incurable, que iba a abandonar la quimioterapia, que posiblemente me quedaran unos meses de vida. Cuando le dijera que quizás su único hijo, ese que ella sola había sacado adelante, podía irse para siempre.
- Siempre - dijo esbozando una tímida sonrisa a la vez que apretaba con fuerza mi mano con la suya.
Estuvimos el resto de la tarde juntos, hablando de banalidades. Yo no quería recordar la lista, pero habría sido una conversación muy interesante. Estaba agradecido por cómo estaba reaccionando a todo, me sentía "querido" a su estilo, a la manera "Kate", que pena que no iba a tener vida suficiente para agradecérselo. Eso me hizo borrar la sonrisa de mi cara y ella lo noto.
- Rick ¿estás bien? - dijo mirándome muy seria y con cara de preocupación.
- No sirve de nada que te lo oculte… Tengo miedo - por fin pude decirlo en alto - yo…tengo miedo a que me mate la quimio en lugar de la enfermedad.
- ¡Ey! es normal tener miedo, pero vas a luchar, no, vamos a luchar para salir de esto. Quizás encontremos algún donante compatible y todo se solucione.
- Ojala - dije dedicándole una mirada y una sonrisa triste.
- Háblame de tu madre Rick - dijo de repente y le miré sorprendido. Tome aire y sin más me salió todo.
- Es complicado hablar sobre la gran Martha Rodgers, es un personaje muy peculiar. Una diva del escenario, y sin duda, hasta ahora, la mujer de mi vida - dije sonriendo - ella a pesar de todo, de sus locuras, sus desvaríos y sus extrañezas, ha sido la persona que me ha sacado adelante, sola. Es tan fuerte, muy fuerte… y claro, como toda actriz, excéntrica, algo egocéntrica y también complicada.
- Ya sabemos a quién has salido pues - dijo riéndose.
- Sí, también es cabezota y muy coqueta, si, sin duda creo que he salido a ella - dije riéndome recordando las idas de olla de Martha Rodgers - ¿y tú? Kate, ¿a quién te pareces?
- Yo… - la vi dudar, sonrió y hablo de forma tranquila - tengo cosas de los dos, aunque mi padre dice que soy como mi madre, testaruda, lista y mandona.
- Es cierto, tiene razón, lo eres – arrugue los hombros y recibí un suave puñetazo en el brazo.
- Tengo una dura competencia contigo - dijo mirándome.
- Kate, ¿me dejas que te haga una pregunta? – lance al aire. No quería aventurarme a preguntar y que ella me respondiera que no me importaba.
- Tú hazla, ya veré si te contesto luego –dijo con un guiño.
- ¿Alguna vez has pensado en ser madre?
- Creo que aún no he sentido la llamada de la maternidad – no había dudado en responder, seguro que había tocado ese tema en alguna ocasión.
- Yo sé que me gustaría ser padre alguna vez, me gustaría poder crear y formar parte de una familia, no solo, sino encontrar a alguien especial y tener un pequeño Rick y una pequeña… - dije con cara de ilusión, estuve a punto de decir su nombre, menos mal que pude parar - me encantaría poder ser padre para poder ser mejor que el mío, aunque creo que eso es fácil.
- Seguro que lo serás algún día… ya verás.
- No sé… de momento es complicado hablar de eso.
- ¡Ey! Rick… no te permito…
- No, no, no lo digo por lo que piensas, puede pasar pero no pienso en ello. Pero la medicación la radiación todo eso puede hacerme estéril, o eso dicen… ¿no?
- ¡Oh! – la verdad que se notó mucho que ella no había caído en ese motivo.
- Me gustaría guardar mi esperma, por si algún día encuentro a esa mujer especial, y resulta que quiero y no puedo.
- Es buena idea… - respondió algo pensativo.
- Me gustaría pedirte algo.
- ¿Qué? - pregunto asustada.
- No te voy a pedir que tengamos un hijo - dije riéndome, aunque era lo que quería en realidad.
- Muy gracioso.
- Solo que… si algún día pasa algo… ya sabes - dije sin poder pronunciarlo la palabra que los dos teníamos en mente - quiero que se pueda utilizar mi esperma para alguien que no pueda… no sé, sentirme útil, quisiera que sirviera para algo, investigación, dárselo a alguien lo pueda usar… ni idea, ¿comprendes a lo que me refiero? – vi como ella asentía con la cabeza en señal de entendía a lo que me estaba refiriendo - Prométeme que te encargaras de ello.
- Lo haré - dijo con lágrimas en los ojos - ¿Dónde te has metido todo este tiempo Rick? Yo no te había visto nunca como te veo ahora realmente, cariñoso, sensible, educado, detallista… Eres un auténtico encanto - dijo riéndose pero secándose las lágrimas.
- ¡Ejem! Si soy un encanto, ¿no lo habías notado? Podrías casarte conmigo – dije en broma, pero a la vez, tan serio, con tanto deseo e intención, porque eso pudiera suceder algún día. Vi como Kate sonreía ante la broma, pero algo había en sus ojos que no llegaba a descifrar.
Entonces nos interrumpieron, esa dichosa enfermera, tenía el don de incordiar siempre con su visita.
- Hola chicos – dijo, pero sin esa sonrisa suya que llevaba siempre por bandera.
-Hola ¿pasa algo? - pregunté asustado por su aspecto.
- Tengo los resultados de las pruebas de compatibilidad y me temo que no son compatibles ninguno de ellos, lo siento - dijo triste.
- Tranquila, era de esperar, no pasa nada - dije tragando saliva, aunque cada día que pasaba menos esperanzas veía en todo esto.
- Sigues en la lista de urgencias en cuanto a trasplantes, así que en cuanto demos con alguien, tú serás en primero, no te preocupes, ni te desanimes ¿vale?
- No estoy preocupado - respondí ocultando la tristeza que me invadía
- ¡Ey! Hemos dicho que vamos a ser fuertes, en pie, luchando - dijo una Kate segura a mi lado sin soltar mi mano, como queriendo trasmitirme su fuerza.
- Eso quiere decir que tendré que ponerme manos a la obra con mi lista.
- ¿Lista? ¿Qué lista Rick? - pregunto Kate tragando saliva.
- Nada, es solo una tontería - dije intentando quitarle hierro al asunto.
- Una lista de últimos deseos – dijo mi enfermera inocentemente, si las miradas matasen, ella estaría muerta, sin duda alguna.
Mire a Kate, iba a excusarme e inventar alguna mentira, pero había cambiado su cara, algo la reconcomía por dentro. Estaba pálida, bajo sus ojos, como si con ello desapareciera de ese lugar y apareciera muy lejos. Me soltó la mano, que había empezado a sudar repentinamente.
- ¿Puedo verla? – pronuncio con voz baja, casi inaudible y seria.
Mis ojos se abrieron como platos, como iba a enseñársela si toda la lista o casi toda era ella, no podría volver a mirarla nunca más a los ojos. Vaya tontería hice el día que escribí en un papel todos mis sueños… eso debía quedar para uno mismo, en la mente, en el corazón, escondido del mundo, nadie debía tener acceso a algo tan íntimo como los sueños de otro ser y ahora esa mujer, esa enfermera lo menciono y Kate pedía verlo… Si le decía que no, se enfadaría, y con motivo, yo también lo haría, y si le decía que si… también iba a perderla, porque en pocas palabras no solo le declaraba mi amor, sino que le pedía matrimonio y que tuviéramos un hijo… ¡Dios mío!
- Kate… creo que mejor no…
- Rick, esa lista, dámela. – Dijo muy decidida - Quiero ayudar.
- No puedes.
- ¡Como que no! yo creo que si puede – exclamo en voz alta la enfermera… porque no se callaría de una vez.
- Si puedo, quiero verla Rick, lo exijo.
No podía moverme de la posición que tenía, estaba aterrado porque ella pudiera leerlo. Preferí que viera lo que sentía por ella, mantener mi fachada de amigo, de compañero era una mentira, quizás me quedaba poco y a la única persona que me importaba no podía mentirle.
Sin salir de la cama, gire mi cuerpo y abrí el cajón de mi mesita, donde estaban algunos libros que había estado ojeando. Allí, entre sus hojas, estaba la dichosa lista. La cogí y mirando fijamente a Kate, se la entregue sin mediar palabra alguna.
- ¿Esto es lo más importante para ti Rick? ¿Estás seguro que estos son tus deseos?
- Si, son mis diez últimos deseos - dije mirándola a los ojos sin poder apartarlos de los suyos, como queriéndole decir lo importante que era para mí estar en ese momento con ella.
- Bien - dijo bajando la mirada hacia el papel. Pero en ningún momento note extrañeza en su mirada, estaba seria, leyendo atentamente, pero no parecía ni asustada, ni ofendida, ni enfadada. Si mirada era observadora y fin… nada de rabia, ira, enfado… nada.
- Kate, sé que alguien está ya a tu lado – le cogí la mano y se la apreté mientras ella volvía a mirarme - yo solo ocupare el lugar unos meses, tres, cuatro a lo sumo, durante esos meses que me quedan, querrías casarte conmigo y dar a este moribundo la muerte más dulce del mundo -le dije mirándola fijamente, aun no podía creerme como me había atrevido a pedírselo.
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
POV RICK
- Hola - dije abriendo los ojos, sonriendo al verla. No podía estar mal si estaba a mi lado.
- Hola - dijo devolviéndome la sonrisa y el saludo algo tímido.
- ¿Dónde están los chicos? - pregunte serio.
- Ya se han ido. Venimos de hacernos las pruebas para…
- Se lo has dicho, ¿verdad?
- ¿Decir?
- Si están aquí, es porque se lo has dicho, que ya saben lo mío – le dije serio mirándola a los ojos.
- Acaso piensas que…
- ¿Y no es así?
- No, ¿por quién me tomas? - dijo levantando la voz – Sí, quiero gritarlo a los cuatro vientos para que todo el mundo los sepa y poder así para quitarme este peso del alma -dijo apretándose su pecho justo sobre su corazón - quiero apoyarte Rick… quiero ayudarte y me encantaría no ser la única que lo sabe, porque… por difícil que parezca, me llegas al corazón y me pides cosas imposibles, y yo no puedo más que decirte que sí, aunque estés equivocado, aunque sea un error, aunque me muera de miedo y no sepa que hacer, pero no, no he dicho nada a nadie, me lo sigo guardando y ese secreto frente a mis seres queridos me destroza por dentro y pienso que está mal… pero no, no te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo.
- Yo…
-No, déjame acabar. Me gustaría no ser la única persona que estuviera aquí para ayudarte, pero es tu vida y ni se me ocurriría por nada del mundo contarlo, eres el que tienes derecho a guardarlo, o soltarlo, no yo – exclamo llorando y soltando el dolor que le oprimía el pecho.
Yo también lloraba y cuando la sentí junto a mí, la abrace y me correspondió. Sentí sus lágrimas calientes sobre mi pecho mojándome la camiseta que llevaba y comprendí que tenía razón, que no podía obligarla a cargar con todo ese peso, necesitaba liberarla de eso y darle paz interior.
- Kate no tienes porque… - imagine que sentía pena e intente separarla de mi abrazo.
- No - dijo volviendo a callar - no me alejes, prefiero al menos intentar hacer algo que quedarme de brazos cruzados sin hacer nada, necesito ayudarte.
- Si quieres ayudarme regálame una de tus sonrisas Kate - dije y vi un atisbo de sonrisa en su cara. Se sonrojo, seguramente, por cómo la estaba mirando, pero es que la quería tanto que me dolía tenerla cerca y no poder… abrazarla, sentirla, notarla así, siempre entre mis brazos, ser su consuelo cuando sus lágrimas inundaban sus ojos, sus maravillosos ojos.
- Rick porque… ¿cómo consigues ser tan fuerte?
- Porque te tengo a mi lado - le dije sonriéndole y sabía que quizás ella no se lo tomara como algo serio sino como una de mis bromas pero era la mayor verdad que había salido nunca de mi boca, era fuerte por ella y para ella.
- Sabes que puedes contar conmigo si alguna vez estas mal.
- Lo sé - dije apartando su pelo de la cara - lo sé - dije casi en un susurro.
- Bien, y no desconfíes de mí nunca más, por favor.
- Nunca Kate, prometido – le dije emocionado.
- ¿Vas a hacerlo? ¿Se lo dirás a los chicos y dejaras que te ayudemos?
- Voy a contárselo a los chicos, pero creo que antes debería hablar con mi madre, la he apartado y ella es la que más se merece saber. Entre otras cosas, porque quizá su medula me valga. Quien sabe, igual me parezca a ella y no a mi padre.
- Bien, gracias – respondió respirando hondo por primera vez en mucho tiempo. Se sentía más tranquila ahora que sabía que podría conversar con Lanie o con sus compañeros.
- Kate, ¿crees que te sería muy difícil estar a mi lado cuando lo haga? - dije tragando saliva. Me aterraba imaginar a la mujer que me trajo al mundo cuando le dijera lo que tenía una enfermedad prácticamente incurable, que iba a abandonar la quimioterapia, que posiblemente me quedaran unos meses de vida. Cuando le dijera que quizás su único hijo, ese que ella sola había sacado adelante, podía irse para siempre.
- Siempre - dijo esbozando una tímida sonrisa a la vez que apretaba con fuerza mi mano con la suya.
Estuvimos el resto de la tarde juntos, hablando de banalidades. Yo no quería recordar la lista, pero habría sido una conversación muy interesante. Estaba agradecido por cómo estaba reaccionando a todo, me sentía "querido" a su estilo, a la manera "Kate", que pena que no iba a tener vida suficiente para agradecérselo. Eso me hizo borrar la sonrisa de mi cara y ella lo noto.
- Rick ¿estás bien? - dijo mirándome muy seria y con cara de preocupación.
- No sirve de nada que te lo oculte… Tengo miedo - por fin pude decirlo en alto - yo…tengo miedo a que me mate la quimio en lugar de la enfermedad.
- ¡Ey! es normal tener miedo, pero vas a luchar, no, vamos a luchar para salir de esto. Quizás encontremos algún donante compatible y todo se solucione.
- Ojala - dije dedicándole una mirada y una sonrisa triste.
- Háblame de tu madre Rick - dijo de repente y le miré sorprendido. Tome aire y sin más me salió todo.
- Es complicado hablar sobre la gran Martha Rodgers, es un personaje muy peculiar. Una diva del escenario, y sin duda, hasta ahora, la mujer de mi vida - dije sonriendo - ella a pesar de todo, de sus locuras, sus desvaríos y sus extrañezas, ha sido la persona que me ha sacado adelante, sola. Es tan fuerte, muy fuerte… y claro, como toda actriz, excéntrica, algo egocéntrica y también complicada.
- Ya sabemos a quién has salido pues - dijo riéndose.
- Sí, también es cabezota y muy coqueta, si, sin duda creo que he salido a ella - dije riéndome recordando las idas de olla de Martha Rodgers - ¿y tú? Kate, ¿a quién te pareces?
- Yo… - la vi dudar, sonrió y hablo de forma tranquila - tengo cosas de los dos, aunque mi padre dice que soy como mi madre, testaruda, lista y mandona.
- Es cierto, tiene razón, lo eres – arrugue los hombros y recibí un suave puñetazo en el brazo.
- Tengo una dura competencia contigo - dijo mirándome.
- Kate, ¿me dejas que te haga una pregunta? – lance al aire. No quería aventurarme a preguntar y que ella me respondiera que no me importaba.
- Tú hazla, ya veré si te contesto luego –dijo con un guiño.
- ¿Alguna vez has pensado en ser madre?
- Creo que aún no he sentido la llamada de la maternidad – no había dudado en responder, seguro que había tocado ese tema en alguna ocasión.
- Yo sé que me gustaría ser padre alguna vez, me gustaría poder crear y formar parte de una familia, no solo, sino encontrar a alguien especial y tener un pequeño Rick y una pequeña… - dije con cara de ilusión, estuve a punto de decir su nombre, menos mal que pude parar - me encantaría poder ser padre para poder ser mejor que el mío, aunque creo que eso es fácil.
- Seguro que lo serás algún día… ya verás.
- No sé… de momento es complicado hablar de eso.
- ¡Ey! Rick… no te permito…
- No, no, no lo digo por lo que piensas, puede pasar pero no pienso en ello. Pero la medicación la radiación todo eso puede hacerme estéril, o eso dicen… ¿no?
- ¡Oh! – la verdad que se notó mucho que ella no había caído en ese motivo.
- Me gustaría guardar mi esperma, por si algún día encuentro a esa mujer especial, y resulta que quiero y no puedo.
- Es buena idea… - respondió algo pensativo.
- Me gustaría pedirte algo.
- ¿Qué? - pregunto asustada.
- No te voy a pedir que tengamos un hijo - dije riéndome, aunque era lo que quería en realidad.
- Muy gracioso.
- Solo que… si algún día pasa algo… ya sabes - dije sin poder pronunciarlo la palabra que los dos teníamos en mente - quiero que se pueda utilizar mi esperma para alguien que no pueda… no sé, sentirme útil, quisiera que sirviera para algo, investigación, dárselo a alguien lo pueda usar… ni idea, ¿comprendes a lo que me refiero? – vi como ella asentía con la cabeza en señal de entendía a lo que me estaba refiriendo - Prométeme que te encargaras de ello.
- Lo haré - dijo con lágrimas en los ojos - ¿Dónde te has metido todo este tiempo Rick? Yo no te había visto nunca como te veo ahora realmente, cariñoso, sensible, educado, detallista… Eres un auténtico encanto - dijo riéndose pero secándose las lágrimas.
- ¡Ejem! Si soy un encanto, ¿no lo habías notado? Podrías casarte conmigo – dije en broma, pero a la vez, tan serio, con tanto deseo e intención, porque eso pudiera suceder algún día. Vi como Kate sonreía ante la broma, pero algo había en sus ojos que no llegaba a descifrar.
Entonces nos interrumpieron, esa dichosa enfermera, tenía el don de incordiar siempre con su visita.
- Hola chicos – dijo, pero sin esa sonrisa suya que llevaba siempre por bandera.
-Hola ¿pasa algo? - pregunté asustado por su aspecto.
- Tengo los resultados de las pruebas de compatibilidad y me temo que no son compatibles ninguno de ellos, lo siento - dijo triste.
- Tranquila, era de esperar, no pasa nada - dije tragando saliva, aunque cada día que pasaba menos esperanzas veía en todo esto.
- Sigues en la lista de urgencias en cuanto a trasplantes, así que en cuanto demos con alguien, tú serás en primero, no te preocupes, ni te desanimes ¿vale?
- No estoy preocupado - respondí ocultando la tristeza que me invadía
- ¡Ey! Hemos dicho que vamos a ser fuertes, en pie, luchando - dijo una Kate segura a mi lado sin soltar mi mano, como queriendo trasmitirme su fuerza.
- Eso quiere decir que tendré que ponerme manos a la obra con mi lista.
- ¿Lista? ¿Qué lista Rick? - pregunto Kate tragando saliva.
- Nada, es solo una tontería - dije intentando quitarle hierro al asunto.
- Una lista de últimos deseos – dijo mi enfermera inocentemente, si las miradas matasen, ella estaría muerta, sin duda alguna.
Mire a Kate, iba a excusarme e inventar alguna mentira, pero había cambiado su cara, algo la reconcomía por dentro. Estaba pálida, bajo sus ojos, como si con ello desapareciera de ese lugar y apareciera muy lejos. Me soltó la mano, que había empezado a sudar repentinamente.
- ¿Puedo verla? – pronuncio con voz baja, casi inaudible y seria.
Mis ojos se abrieron como platos, como iba a enseñársela si toda la lista o casi toda era ella, no podría volver a mirarla nunca más a los ojos. Vaya tontería hice el día que escribí en un papel todos mis sueños… eso debía quedar para uno mismo, en la mente, en el corazón, escondido del mundo, nadie debía tener acceso a algo tan íntimo como los sueños de otro ser y ahora esa mujer, esa enfermera lo menciono y Kate pedía verlo… Si le decía que no, se enfadaría, y con motivo, yo también lo haría, y si le decía que si… también iba a perderla, porque en pocas palabras no solo le declaraba mi amor, sino que le pedía matrimonio y que tuviéramos un hijo… ¡Dios mío!
- Kate… creo que mejor no…
- Rick, esa lista, dámela. – Dijo muy decidida - Quiero ayudar.
- No puedes.
- ¡Como que no! yo creo que si puede – exclamo en voz alta la enfermera… porque no se callaría de una vez.
- Si puedo, quiero verla Rick, lo exijo.
No podía moverme de la posición que tenía, estaba aterrado porque ella pudiera leerlo. Preferí que viera lo que sentía por ella, mantener mi fachada de amigo, de compañero era una mentira, quizás me quedaba poco y a la única persona que me importaba no podía mentirle.
Sin salir de la cama, gire mi cuerpo y abrí el cajón de mi mesita, donde estaban algunos libros que había estado ojeando. Allí, entre sus hojas, estaba la dichosa lista. La cogí y mirando fijamente a Kate, se la entregue sin mediar palabra alguna.
- ¿Esto es lo más importante para ti Rick? ¿Estás seguro que estos son tus deseos?
- Si, son mis diez últimos deseos - dije mirándola a los ojos sin poder apartarlos de los suyos, como queriéndole decir lo importante que era para mí estar en ese momento con ella.
- Bien - dijo bajando la mirada hacia el papel. Pero en ningún momento note extrañeza en su mirada, estaba seria, leyendo atentamente, pero no parecía ni asustada, ni ofendida, ni enfadada. Si mirada era observadora y fin… nada de rabia, ira, enfado… nada.
- Kate, sé que alguien está ya a tu lado – le cogí la mano y se la apreté mientras ella volvía a mirarme - yo solo ocupare el lugar unos meses, tres, cuatro a lo sumo, durante esos meses que me quedan, querrías casarte conmigo y dar a este moribundo la muerte más dulce del mundo -le dije mirándola fijamente, aun no podía creerme como me había atrevido a pedírselo.
CONTINUARÁ…
Gracias tammyalways y ladydkl
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Ahí pero sigue , no me dejes así!! Espero que lo sigas por que si no me entristeceria y sería culpa tuya.
love.C.and.B.Marbele- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 15
POV RICK
Me miraba, tras ver el papel y escuchar mi discurso con cara de asombro, pero ni de cerca se parecía a una persona sorprendida. Cualquiera diría que sabía lo que decía ese papel antes. Trago saliva sin apartar la mirada de mí durante varios segundos, volvió a bajarla hacia el papel de nuevo y me dijo.
- Mira, yo quiero ayudarte para que seas feliz - dijo levantando de nuevo la vista - pero no sé si puedo…
- Kate, olvídalo, mira, acháqueselo a la medicación… ya haces suficiente - dije sonriéndole nervioso. Me tire a la piscina con semejante petición y la puse entre la espada y la pared haciéndolo. Estábamos mejor en nuestra relación de compañeros, pero no para que se casara conmigo.
- Rick quisiera poder hacer más… pero…
- Tranquila, da igual… puedes ayudarme a plantar un árbol - dije haciéndola reír intentando que olvidara todo aquello - podemos empezar con eso, o con el baño - dije moviendo mis cejas de arriba abajo.
- No puedo creer que no lo hayas echo ya, te suponía más osado.
- Pues no, me he desnudado en la calle. Pero, ¿bañarme? Eso no, supongo que era demasiado fácil para mí - dije sonriéndole y haciendo que ella también lo hiciera.
- Lo del niño…
- De eso ya hemos hablado.
- Sí, y te ayudaré en la medida de lo posible - dijo sonriéndome – Después de todo el tiempo que ha pasado, sigues aun con la idea… ¿conocer a tu padre? Pensé que…
- Yo también pensé que lo tenía controlado, pero… es que siento como si me faltara algo… como si necesitara cerrar esa puerta ¿comprendes?
- Si, te entiendo -dijo con la mirada triste.
- Bueno lo del viaje será muy complicado - dije mirando al suelo - y lo de capitán solo si tu aflojas si no…
- Rick tu eres mejor que yo.
- Jefa no te menosprecies, nunca lo seré. Y no me importa, de verdad, no me importa en absoluto quedar en la sombra.
- Creo que trabajamos mejor el uno al lado del otro - dijo acariciándome tiernamente de la mano. -No conocía tu vena culta… ¿te gusta escribir? Pero si cuando tenemos que redactar los informes siempre te escaqueas, la mayoría de las veces tengo que hacerlos yo.
- Eso es aburrido, a mi lo que me gusta es montar el caso y especular, ya lo sabes, me lo paso como un enano jugando con los sospechosos. No sé cómo eso te sorprende… pensé que me conocías más.
- Rick, escribir no es fácil... – me dijo arrugando las cejas.
- Bueno, pues voy a sorprenderte más, ya lo he empezado y no tiene mala pinta.
- Quiero leerlo ya… me encantara jugar a los detectives contigo – y se puso a reír – ¡Ah! Si consigues el Ferrari, me pido primera para probarlo cuando lo lleves a la comisaria… como se lo prestes antes a los chicos no vuelvo a hablarte – ese tema le gustaba, porque cogió aire para seguir con el tema – Además, ¿sabías que esos coches están pensados para que los conduzca una mujer?
- ¿Pero qué dices? – le pregunte intrigado…
- Pues sí, porque hay poco espacio para los pedales, el freno y el gas están muy juntos y una mujer, al tener los pies más pequeños, menos yo que calzo un 39, pueden manejarlos mejor.
Me dejo flipado con su conocimiento de esa marca de autos deportivos… y me hizo mucha gracia el detalle de su número de pie, yo los veía perfectos, las veces que tuve la suerte de verlos al descubierto en el tatami de la comisaria, cuando practicábamos defensa personal.
Aquello estaba llegando a su fin porque llegaba el momento crucial. Nos quedamos en silencio durante un tiempo prudencial, ninguno queríamos seguir, pero para nada me esperaba que fuera Kate la que continuase - en cuanto al resto… yo…
- Lo entiendo, no puedes, olvida que lo pedí.
- Pero… es que… me gustaría hacerlo, me gustaría poder hacerlo pero no puedo hacerlo si no…si no siento eso que tiene que sentir uno para hacerlo.
- Lo sé, lo entiendo - después de todo, estaba prometida con otro hombre, por lo tanto amaba a otro.
- Pero lo del beso… ya nos hemos besado ¿Por qué lo has puesto? – me pregunto arrugando las cejas, como si no comprendiese esa petición.
- Bueno, eso no fue un beso en condiciones, ni siquiera te acuerdas – quería romper la seriedad del momento, y la mejor forma era bromeando, así que… iba a intentar romper el hielo que había en ese momento entre nosotros en esa conversación - Y te aseguro que si te diera un beso de verdad te acordarías, te lo aseguro.
Pero la sonrisa desapareció de mi cara cuando vi como Kate cambiaba su sonrisa, ponía su mano sobre mi brazo y se acercaba despacio a mi cara. Nuestros labios estaban tan cerca que podía sentir su aliento sobre el mío, sentía su calor, su olor. Sus labios estaban sobre los míos, y sentí que moría, y que estaba en el cielo. No sabía si aprovechar la situación y tomar la iniciativa, pero deje de pensar, cuando note como movía sus labios y aparecía en el beso su lengua que dibujaba la silueta de mi boca, que se abrió para poder disfrutar plenamente de ese maravilloso beso en el que se mezclaron muchos sentimientos, aprecio, cariño, complicidad, dulzura, emoción… nuestras lenguas se inspeccionaron, se presentaron y conocieron en ese instante haciéndose amigas íntimas. Cuando ellas desaparecieron de la escena, nuestros labios quedaron unidos. Si esto era el cielo, no me importaba para nada morirme, que me muera ahora mismo, pensé. Sus labios estaban sobre los míos con una ligera presión, pero los notaba, los sentía cálidos y suaves sobre los míos y el corazón parecía querer salir de mi pecho para disfrutar de la fiesta que había en ese instante en mi persona. Quería ponerse a bailar para celebrar ese momento único.
Hizo ademan de alejarse y no pude evitar agarrarla del brazo acercándola un poco más y presione mis labios con más insistencia sobre los suyos. Sabía que no podía apretarla más, atrape su labio superior entre los míos dejando un último beso tierno y cálido allí.
Cuando nos separamos, estábamos aún muy juntos, casi se tocaban nuestra frentes y cuando abrí los ojos tras varios segundos. Estábamos cerca, ella todavía con los ojos puestos sobre los míos y su cara estaba sonrojada. ¡Qué guapa estaba! pero sabía que esto le estaba costando un mundo, que esta situación no tenía que estar gustándole así que decidí aligerar un poco el ambiente.
- Si llego a saber cómo besas… no me habría conformado con uno - dije y vi como ella sonreía. Vi cómo se sonrojaba aún más si era posible y bajaba la vista. No mentía, vivir solo con un solo beso de ella era un auténtico infierno, ahora cada vez que estuviera cerca iba a querer tocarla, besarla. Porque era lo que el corazón me pedía, amarla sobre todas las cosas y hacerla feliz, hacerla sentir la mujer más amada del mundo.
- Tengo que irme Rick - dijo mordiéndose ese labio que acababa de besar. Si supiera lo loco que me volvía cuando hacia ese simple gesto.
- Claro, claro… si, tranquila. ¿Nos vemos otro día?
- Claro, mañana - dijo sonriéndome. Dio la vuelta y tras despedirse con la mano, salió por la puerta de mi habitación dejándome con una sonrisa tonta en la cara. Me deje caer sobre la cama y cerré los ojos intentando recordar cada sensación, cada roce, cada movimiento en ese beso.
Abrí los ojos, todavía sonriendo, me di la vuelta tapándome la cara con la almohada intentado impedir que todo el hospital escuchara mis gritos por la euforia que sentía en esos momentos. Todo me daba absolutamente igual, ya nada más me importaba. Cuando me levante vi como los pelos sobre mi cama habían aumentado, sabía que tarde o temprano, eso era una situación que tendría que afrontar y me decidí, que mejor momento que este en el que no sentía que nada podría hacerme daño.
Llame a la enfermera, cuando entro en la habitación y me vio tan sonrojado y sonriendo, pensó que me había subido la fiebre.
- Chiquillo, pero que ha pasado, hace un momento estabas bien, ¿qué has hecho? – me pregunto mientras ponía su mano sobre mi frente para verificar su teoría. Cuando comprendió que estaba bien, pregunto intrigada – Algo no cuadra… ¿pensé que había liado la tercera guerra mundial y ahora estas más sonrojado que un adolescente?
- Todo bien, por favor, me podrías prestar una maquinilla… voy a dar un paso y quitarme todo lo que me sobra.
Enseguida volvió con lo que le había pedido y me trajo la maquinilla, jabón y una toalla para poder acabar cuanto antes con todo esto.
- ¿Te ayudo? – me pregunto.
- Si por favor – le respondí.
Me quito el suero, me ayudo a ponerme las zapatillas y la bata, me llevo en la silla de ruedas hasta el baño y me puso delante un taburete. Cambie mi lugar y después de mirarla, moví la cabeza en señal afirmativo, dándole orden de que empezara.
Me enjabono bien la cabeza después de peinarme para quitar todo el pelo muerto. Y lentamente, para no hacerme daño, ni cortarme, fui pasando el utensilio de lado a lado.
Cuando termino, me sentí más ligero, fresco, aseado y limpio. Me gusto la sensación, aunque imagine que cuando me viera en el espejo seguramente lloraría.
- Bueno el pelo crece ¿no?-dije dedicándole una sonrisa.
- Estás tú muy feliz desde que se fue tu "amiga".
- La verdad, no puedo quejarme.
- Cualquiera en tu situación lo haría y sería aceptable.
- Siempre hay alguien peor, sabes. Además creo que si salgo de esta, todo esto me habrá ayudado para darme cuenta de quién soy de verdad y lo que quiero hacer en la vida.
- Eres increíble, ¿lo sabes?
- ¿Acaso lo dudabas? - dije haciéndola reír.
-Eres un paciente especial, eres un amigo Rick - dijo besándome suavemente la mejilla antes de que desapareciera.
Me dejo en el baño y me dispuse a mirarme… debía aprovechar ahora que estaba animado. Mis ojos estaban rojos, casi apagados, tenía grandes bolsas negras debajo de ellos, mi pelo, ya no estaba, en su lugar había una brillante calva blanca. Me quite la camiseta y pude observar como también había perdido peso y musculatura, además no sabía exactamente cuándo, pero ahora tenía unas manchas extrañas en la piel.
Me deje caer contra el suelo del baño atrayendo mis piernas sobre mi cuerpo, y así acurrucado me deje llevar por el dolor, por el conocimiento de que todo esto era real de que todo lo demás era un sueño, pero la realidad estaba ahí, estaba enfermo y podía morirme, acabar mi vida justo antes de poder empezar a vivirla.
Estaban golpeando la puerta y no me apetecía en absoluto moverme, solo podía sollozar y estremecerme por el dolor que sentía en ese momento mi alma, no podía moverme, no quería hacerlo. Y así, mi fuerza sucumbió, no podía aguantar más todo el dolor que tenía dentro, quería ser fuerte por ella, por todos pero no podía, necesitaba sacar todo esto porque me estaba matando, me estaba quemando poco a poco, día a día, sesión a sesión. Sabía que la necesidad de estar fuerte no era lo mismo que serlo, yo lo necesitaba pero no lo era, o por lo menos no podía serlo siempre. Tenía miedo, tener miedo es algo tan normal, tan humano….que no se puede evitar por muy fuerte que sea o que quieras ser.
CONTINUARÁ…
Gracid tammyalways y ladyfkl
POV RICK
Me miraba, tras ver el papel y escuchar mi discurso con cara de asombro, pero ni de cerca se parecía a una persona sorprendida. Cualquiera diría que sabía lo que decía ese papel antes. Trago saliva sin apartar la mirada de mí durante varios segundos, volvió a bajarla hacia el papel de nuevo y me dijo.
- Mira, yo quiero ayudarte para que seas feliz - dijo levantando de nuevo la vista - pero no sé si puedo…
- Kate, olvídalo, mira, acháqueselo a la medicación… ya haces suficiente - dije sonriéndole nervioso. Me tire a la piscina con semejante petición y la puse entre la espada y la pared haciéndolo. Estábamos mejor en nuestra relación de compañeros, pero no para que se casara conmigo.
- Rick quisiera poder hacer más… pero…
- Tranquila, da igual… puedes ayudarme a plantar un árbol - dije haciéndola reír intentando que olvidara todo aquello - podemos empezar con eso, o con el baño - dije moviendo mis cejas de arriba abajo.
- No puedo creer que no lo hayas echo ya, te suponía más osado.
- Pues no, me he desnudado en la calle. Pero, ¿bañarme? Eso no, supongo que era demasiado fácil para mí - dije sonriéndole y haciendo que ella también lo hiciera.
- Lo del niño…
- De eso ya hemos hablado.
- Sí, y te ayudaré en la medida de lo posible - dijo sonriéndome – Después de todo el tiempo que ha pasado, sigues aun con la idea… ¿conocer a tu padre? Pensé que…
- Yo también pensé que lo tenía controlado, pero… es que siento como si me faltara algo… como si necesitara cerrar esa puerta ¿comprendes?
- Si, te entiendo -dijo con la mirada triste.
- Bueno lo del viaje será muy complicado - dije mirando al suelo - y lo de capitán solo si tu aflojas si no…
- Rick tu eres mejor que yo.
- Jefa no te menosprecies, nunca lo seré. Y no me importa, de verdad, no me importa en absoluto quedar en la sombra.
- Creo que trabajamos mejor el uno al lado del otro - dijo acariciándome tiernamente de la mano. -No conocía tu vena culta… ¿te gusta escribir? Pero si cuando tenemos que redactar los informes siempre te escaqueas, la mayoría de las veces tengo que hacerlos yo.
- Eso es aburrido, a mi lo que me gusta es montar el caso y especular, ya lo sabes, me lo paso como un enano jugando con los sospechosos. No sé cómo eso te sorprende… pensé que me conocías más.
- Rick, escribir no es fácil... – me dijo arrugando las cejas.
- Bueno, pues voy a sorprenderte más, ya lo he empezado y no tiene mala pinta.
- Quiero leerlo ya… me encantara jugar a los detectives contigo – y se puso a reír – ¡Ah! Si consigues el Ferrari, me pido primera para probarlo cuando lo lleves a la comisaria… como se lo prestes antes a los chicos no vuelvo a hablarte – ese tema le gustaba, porque cogió aire para seguir con el tema – Además, ¿sabías que esos coches están pensados para que los conduzca una mujer?
- ¿Pero qué dices? – le pregunte intrigado…
- Pues sí, porque hay poco espacio para los pedales, el freno y el gas están muy juntos y una mujer, al tener los pies más pequeños, menos yo que calzo un 39, pueden manejarlos mejor.
Me dejo flipado con su conocimiento de esa marca de autos deportivos… y me hizo mucha gracia el detalle de su número de pie, yo los veía perfectos, las veces que tuve la suerte de verlos al descubierto en el tatami de la comisaria, cuando practicábamos defensa personal.
Aquello estaba llegando a su fin porque llegaba el momento crucial. Nos quedamos en silencio durante un tiempo prudencial, ninguno queríamos seguir, pero para nada me esperaba que fuera Kate la que continuase - en cuanto al resto… yo…
- Lo entiendo, no puedes, olvida que lo pedí.
- Pero… es que… me gustaría hacerlo, me gustaría poder hacerlo pero no puedo hacerlo si no…si no siento eso que tiene que sentir uno para hacerlo.
- Lo sé, lo entiendo - después de todo, estaba prometida con otro hombre, por lo tanto amaba a otro.
- Pero lo del beso… ya nos hemos besado ¿Por qué lo has puesto? – me pregunto arrugando las cejas, como si no comprendiese esa petición.
- Bueno, eso no fue un beso en condiciones, ni siquiera te acuerdas – quería romper la seriedad del momento, y la mejor forma era bromeando, así que… iba a intentar romper el hielo que había en ese momento entre nosotros en esa conversación - Y te aseguro que si te diera un beso de verdad te acordarías, te lo aseguro.
Pero la sonrisa desapareció de mi cara cuando vi como Kate cambiaba su sonrisa, ponía su mano sobre mi brazo y se acercaba despacio a mi cara. Nuestros labios estaban tan cerca que podía sentir su aliento sobre el mío, sentía su calor, su olor. Sus labios estaban sobre los míos, y sentí que moría, y que estaba en el cielo. No sabía si aprovechar la situación y tomar la iniciativa, pero deje de pensar, cuando note como movía sus labios y aparecía en el beso su lengua que dibujaba la silueta de mi boca, que se abrió para poder disfrutar plenamente de ese maravilloso beso en el que se mezclaron muchos sentimientos, aprecio, cariño, complicidad, dulzura, emoción… nuestras lenguas se inspeccionaron, se presentaron y conocieron en ese instante haciéndose amigas íntimas. Cuando ellas desaparecieron de la escena, nuestros labios quedaron unidos. Si esto era el cielo, no me importaba para nada morirme, que me muera ahora mismo, pensé. Sus labios estaban sobre los míos con una ligera presión, pero los notaba, los sentía cálidos y suaves sobre los míos y el corazón parecía querer salir de mi pecho para disfrutar de la fiesta que había en ese instante en mi persona. Quería ponerse a bailar para celebrar ese momento único.
Hizo ademan de alejarse y no pude evitar agarrarla del brazo acercándola un poco más y presione mis labios con más insistencia sobre los suyos. Sabía que no podía apretarla más, atrape su labio superior entre los míos dejando un último beso tierno y cálido allí.
Cuando nos separamos, estábamos aún muy juntos, casi se tocaban nuestra frentes y cuando abrí los ojos tras varios segundos. Estábamos cerca, ella todavía con los ojos puestos sobre los míos y su cara estaba sonrojada. ¡Qué guapa estaba! pero sabía que esto le estaba costando un mundo, que esta situación no tenía que estar gustándole así que decidí aligerar un poco el ambiente.
- Si llego a saber cómo besas… no me habría conformado con uno - dije y vi como ella sonreía. Vi cómo se sonrojaba aún más si era posible y bajaba la vista. No mentía, vivir solo con un solo beso de ella era un auténtico infierno, ahora cada vez que estuviera cerca iba a querer tocarla, besarla. Porque era lo que el corazón me pedía, amarla sobre todas las cosas y hacerla feliz, hacerla sentir la mujer más amada del mundo.
- Tengo que irme Rick - dijo mordiéndose ese labio que acababa de besar. Si supiera lo loco que me volvía cuando hacia ese simple gesto.
- Claro, claro… si, tranquila. ¿Nos vemos otro día?
- Claro, mañana - dijo sonriéndome. Dio la vuelta y tras despedirse con la mano, salió por la puerta de mi habitación dejándome con una sonrisa tonta en la cara. Me deje caer sobre la cama y cerré los ojos intentando recordar cada sensación, cada roce, cada movimiento en ese beso.
Abrí los ojos, todavía sonriendo, me di la vuelta tapándome la cara con la almohada intentado impedir que todo el hospital escuchara mis gritos por la euforia que sentía en esos momentos. Todo me daba absolutamente igual, ya nada más me importaba. Cuando me levante vi como los pelos sobre mi cama habían aumentado, sabía que tarde o temprano, eso era una situación que tendría que afrontar y me decidí, que mejor momento que este en el que no sentía que nada podría hacerme daño.
Llame a la enfermera, cuando entro en la habitación y me vio tan sonrojado y sonriendo, pensó que me había subido la fiebre.
- Chiquillo, pero que ha pasado, hace un momento estabas bien, ¿qué has hecho? – me pregunto mientras ponía su mano sobre mi frente para verificar su teoría. Cuando comprendió que estaba bien, pregunto intrigada – Algo no cuadra… ¿pensé que había liado la tercera guerra mundial y ahora estas más sonrojado que un adolescente?
- Todo bien, por favor, me podrías prestar una maquinilla… voy a dar un paso y quitarme todo lo que me sobra.
Enseguida volvió con lo que le había pedido y me trajo la maquinilla, jabón y una toalla para poder acabar cuanto antes con todo esto.
- ¿Te ayudo? – me pregunto.
- Si por favor – le respondí.
Me quito el suero, me ayudo a ponerme las zapatillas y la bata, me llevo en la silla de ruedas hasta el baño y me puso delante un taburete. Cambie mi lugar y después de mirarla, moví la cabeza en señal afirmativo, dándole orden de que empezara.
Me enjabono bien la cabeza después de peinarme para quitar todo el pelo muerto. Y lentamente, para no hacerme daño, ni cortarme, fui pasando el utensilio de lado a lado.
Cuando termino, me sentí más ligero, fresco, aseado y limpio. Me gusto la sensación, aunque imagine que cuando me viera en el espejo seguramente lloraría.
- Bueno el pelo crece ¿no?-dije dedicándole una sonrisa.
- Estás tú muy feliz desde que se fue tu "amiga".
- La verdad, no puedo quejarme.
- Cualquiera en tu situación lo haría y sería aceptable.
- Siempre hay alguien peor, sabes. Además creo que si salgo de esta, todo esto me habrá ayudado para darme cuenta de quién soy de verdad y lo que quiero hacer en la vida.
- Eres increíble, ¿lo sabes?
- ¿Acaso lo dudabas? - dije haciéndola reír.
-Eres un paciente especial, eres un amigo Rick - dijo besándome suavemente la mejilla antes de que desapareciera.
Me dejo en el baño y me dispuse a mirarme… debía aprovechar ahora que estaba animado. Mis ojos estaban rojos, casi apagados, tenía grandes bolsas negras debajo de ellos, mi pelo, ya no estaba, en su lugar había una brillante calva blanca. Me quite la camiseta y pude observar como también había perdido peso y musculatura, además no sabía exactamente cuándo, pero ahora tenía unas manchas extrañas en la piel.
Me deje caer contra el suelo del baño atrayendo mis piernas sobre mi cuerpo, y así acurrucado me deje llevar por el dolor, por el conocimiento de que todo esto era real de que todo lo demás era un sueño, pero la realidad estaba ahí, estaba enfermo y podía morirme, acabar mi vida justo antes de poder empezar a vivirla.
Estaban golpeando la puerta y no me apetecía en absoluto moverme, solo podía sollozar y estremecerme por el dolor que sentía en ese momento mi alma, no podía moverme, no quería hacerlo. Y así, mi fuerza sucumbió, no podía aguantar más todo el dolor que tenía dentro, quería ser fuerte por ella, por todos pero no podía, necesitaba sacar todo esto porque me estaba matando, me estaba quemando poco a poco, día a día, sesión a sesión. Sabía que la necesidad de estar fuerte no era lo mismo que serlo, yo lo necesitaba pero no lo era, o por lo menos no podía serlo siempre. Tenía miedo, tener miedo es algo tan normal, tan humano….que no se puede evitar por muy fuerte que sea o que quieras ser.
CONTINUARÁ…
Gracid tammyalways y ladyfkl
Cecifillion<3- As del póker
- Mensajes : 331
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
07:36:2607.07.2015
Esta increible...es uno de los mejores y eso que he leido mas fic tuyos... continualo pronto, quiero saber que piensa kate despues del beso.....ahhhhh que emocion...
despues de leer tantos fic y tan buenos (como este) no me creo capaz de escribir uno...
pdt:
feliz cumpleaños y que DIOS y el universo sigan conspirando a tu favor..ALWAYS
Esta increible...es uno de los mejores y eso que he leido mas fic tuyos... continualo pronto, quiero saber que piensa kate despues del beso.....ahhhhh que emocion...
despues de leer tantos fic y tan buenos (como este) no me creo capaz de escribir uno...
pdt:
feliz cumpleaños y que DIOS y el universo sigan conspirando a tu favor..ALWAYS
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: TE APRENDÍ A AMAR
HOLA!!!! Soy nueva en el foro. Hace más o menos un año descubrí Castle,y desde entonces me tiene enganchadisima. Me he visto la mayoría de los capítulos, excepto uno o dos de las temporadas primera y segunda. La serie es una maravilla!!!! Quisiera animarte a que continuases este maravillo fics. Me lo he leído enterito esta tarde! Escribes maravillosamente bien y tu historia es muy emotiva y original. ENHORABUENA Y MUCHOS ANIMOS!!!!!
ememem- Escritor novato
- Mensajes : 1
Fecha de inscripción : 08/07/2015
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 16
POV KATE
Me desperté sola en la cama de mi casa, casi mejor, porque estaba muy nerviosa, pensé mucho en la petición de Castle, en su significado, en mi forma de verlo, en mis sentimientos, en Josh…
Ya no le odiaba. Realmente no le odie nunca, solo me sacaba de quicio para ocultar sus verdaderos sentimientos, en el fondo era un romántico buscando en otros lugares lo que ya encontró en mí, y quería ocultar. Pero no… no podía casarme con él ¿pero cómo quitármelo de la cabeza? Esa era una buena pregunta.
Después de trastear un rato por casa para sentirme ocupada y no pensar, comprendí que aunque huyera de ello, no podía y que el único lugar donde encontraría paz mi mente, seria en el hospital. Tenía el día libre, así que lo mejor era ir a ver a Castle. Ayer me fui temprano antes de que lo medicaran y quería saber había pasado la noche.
Cuando llegue allí, me encontré con Alex, la enfermera que se encargaba de mi compañero, ajetreada sin parar de a un lado a otro, pero en cuanto me vio se acercó a mí rápidamente.
- Hola Kate – me saludo muy seria.
- ¿Cómo está hoy el paciente? - dije con una sonrisa.
- Bueno, me gustaría hablar contigo.
- Claro, dime ¿Qué sucede? – su tono de voz me asusto, no pintaba muy bien la cosa.
- Verás… él nos ha prohibido hablar con nadie que no sea él, sobre el caso, pero sé que eres la única que le visita, la única que lo sabe y también sé que él está enamorado de ti – Eso me dejo algo descolocada, esa mujer estaba al corriente de todo. O Castle no tenía amigos, o le pillo de bajón para soltarle todo a esa enfermera. De todos modos, no pintaba bien la conversación – Creo que te va a necesitar, y repito, como eres la única persona en la que ha confiado, mereces estar al corriente.
- Dispara Alex – le dije después de estar cansada de tantos rodeos.
- Rick… está bastante mal desde ayer noche – dijo sin más preámbulos. Note que mi cuerpo me pedía correr hasta su lado, pero no lo hice, cogí aire y lo solté lentamente - la medicación para paliar los efectos secundarios de la quimio de ayer y la "L.L.A." le han dañado gravemente las defensas.
- ¿Qué? ¿Qué es eso del "L.L.A."?
- ¡Ays! Disculpa, es la costumbre, a veces olvido que estoy hablando con alguien ajeno a este mundo, perdona. La "L.L.A." es la enfermedad que tiene Rick, Leucemia Linfocítica Aguda. Quédate con ese nombre, porque la vas a escuchar nombrar bastantes veces y así comprenderás mejor a los médicos cuando te hablen. Y si alguna vez alguno de nosotros habla raro, pregunta cuanto quieras, a quien sea, seguro que estarán encantados de ayudarte, sea yo o cualquiera de mis compañeros.
- Gracias Alex… todo un detalle. ¿O sea, que Rick está mal hoy?
- El doctor piensa que si no sigue con la quimio, no se puede hacer nada.
- ¿Qué no sigue con la quimio? ¿Cómo? No puede…
- No quiere, la quimio no funciona si no se completa el tratamiento y él se ha negado a recibir ni una sola dosis más. Así que poco podremos hacer. Seguramente recibirá el alta en dos o tres días y a soportar los síntomas de "L.L.A." A no ser que consigamos un donante compatible…
- Alex, ¿no podéis obligarlo? tiene que haber alguna forma.
- Él es el único dueño de su cuerpo, nosotros no podemos obligarlo si se niega. Está en plena posesión de sus facultades y eso nos desarma por completo, no solo a mí, sino al hospital.
- ¿Cuánto le quedara si no sigue el tratamiento? – Ni se porque lo preguntaba… total, se había dado por vencido.
- 3, quizá 4 meses a lo sumo. Y el trasplante solo es viable en los próximos 2 meses, después será tarde para intentarlo, ya no será viable. Al principio continuara con algunos síntomas de la quimio, poco a poco se irá sintiendo mejor pero solo serán unos días hasta que vuelvan a aparecer los síntomas de la enfermedad, no va a durar bien mucho tiempo espero que los aproveche.
- No puede morir… él no, es tan injusto - dije sin poder evitar que las lágrimas que llevaba conteniendo casi desde mi llegada al hospital.
- Kate ojala pudiéramos hacer algo – dijo la enfermera cogiendo mi mano y apretándola.
- ¿Lo sabe?
- Queríamos esperar a que tú pudieras convencerlo de que siga con el tratamiento.
- Es muy cabezota, dudo que me haga caso. – Sorbí por la nariz intentando parar el torrente que brotaba de mis ojos - Dijiste que está mal…
- Sí, desde ayer no para de devolver, no retiene la comida y está sudando por la fiebre que está subiendo más de lo recomendable. Los ánimos tampoco los tiene muy bien. Ayer estaba tan feliz cuando te fuiste, decidió dar un paso, se rapo… parecía estar seguro y tranquilo con ello, pero supongo que verse así… hizo que se diera cuenta de que estaba enfermo. Le pasa a mucha gente, no se da cuenta de lo mal que esta hasta que ve las secuelas que va dejando está en su cuerpo. Ayer se derrumbó, fue la primera vez desde que todo esto empezó.
- Entonces… se va a morir - dije mirando al infinito sin poder creer que eso pudiera pasar.
- Solo recemos porque eso no ocurra Kate. Mientras hay vida, hay esperanza, pero tiene que hacerse a la idea, tienes que hacerte a la idea de que como máximo cuatro meses de vida es lo que tienes para disfrutar de él. Y por muy duro que parezca, se merece que esos últimos meses sea feliz. ¿No crees? - y yo solo asentí sin poder ocultar las lágrimas. El mundo se me estaba cayendo encima casi sin darme cuenta de ello.
Llore y llore hasta que me quede sin ninguna lágrima más. Sabía que se tenía que acabar mi momento de debilidad, que ahora tenía que ser yo la fuerte. Me despedí de Alex con un abrazo y me dirigí hacia la habitación de Castle. Respiré hondo llenando mi cuerpo de aire además de fuerza para poder aguantar todo lo que me quedaba. Entré y me encontré a Castle intentando levantarse pero muy débil para conseguirlo de forma segura. Al mirar hacia la puerta trastabillo cayendo, pero fui lo suficientemente rápida para poder pararlo.
- Maldita sea - maldijo haciendo un gesto de dolor.
- Tómatelo con calma.
- No quiero tomármelo con calma - me grito enfadado, pero en seguida su cara cambio - lo siento Kate, no quería pagarlo contigo - dijo bajando la mirada. Me separe un poco de él para darle algo de espacio y entonces me fije. Desde que todo esto empezó no lo había visto así. Siempre llevaba ropa de calle, ahora llevaba una simple bata de hospital y una gorra, estaba muy blanco y brillaba debido al sudor que le provocaba la fiebre.
- Kate siento haberte hablado así… solo… - dijo levantando por un momento la cabeza y centrando su mirada en la mía, y sentí como me rompía por dentro. Mordí con fuerza en el interior de mi boca para aguantar algunas lágrimas que aún me quedaban.
- Castle, está bien. Es normal…
- No quiero sentirme así, no quiero hacer daño a la gente que este a mi lado.
- Bueno un mal día lo tiene cualquiera, tú has visto bastantes míos ¿no? ahora es justo que aguante yo alguno de los tuyos - dije y no pude evitar sonreír al ver que él sonreía.
- ¿Qué haces aquí? – me pregunto muy serio.
- Yo… - no sé cómo, ni porque, supongo que por lo que había hablado con Alex, pero me salió casi sin pensar - he pensado en lo que me pediste ayer.
-¿Ah sí? no pasa nada Kate si… - pero le interrumpí, antes de que cambiara de idea.
- Acepto – esa palabra salió de mi boca y cuando lo hizo sentí una especie de peso en mi corazón y en mi mente. ¿Qué acababa de decirle a Rick? Le había dicho que me casaría con el… estaba loca.
- ¿Aceptas?
- Sí, acepto casarme contigo Rick - vi cómo me miraba sorprendido pero de repente sonrió con sus ojos, con toda su cara y sentí que a pesar de todo estaba haciendo algo bueno.
- ¿Qué? ¿Y Josh? ¿Estás segura? – Ni él podía creerse lo que estaba oyendo – Gracias, pero es igual, yo lo comprendo, olvídalo.
- Voy a casarme contigo Richard Castle, ¿me has entendido? – Solté muy seria, sin sonreír, sin pensar... él estaba serio también, su sonrisa se había apagado y tuve que preguntarle - ¿Estás bien?
- Feliz - dijo sonriendo de nuevo.
- Quiero decir físicamente… - explique.
- No mucho, no tengo mi mejor día.
- ¿Te han dicho algo?
- No, pero lo siento. Por mucho que quiero, no puedo estar como antes, no me siento como antes - dijo triste
- ¡Ey! Pase lo que pase, lucharemos, estamos acostumbrados, ¿no? voy a estar a tu lado, juntos… así que no me vale que te rindas, tú no eres así. ¿Quién era que me decía que mañana seria otro día lleno de oportunidades cuando yo me rendía? Bien, pues no voy a dejar que te rindas tu ahora, te necesito a mi lado, luchando. Soy egoísta, no lo hago por ti, lo hago por mí, porque me haces falta, ¿me has oído?
- Ya no hay nada aquí Kate - dijo señalándose - del viejo Rick Castle, si hasta te caigo bien.
- Me caías bien antes.
- No mientas.
- Bueno, eras un culo de mal asiento, pero no tú, sino la persona en la que tú te escudabas. Rick este eres tú, esté es tu verdadero tú.
- No, no me conoces para…
- ¡Dios Rick…! ¡Te odiaba…! y aun así, no podía odiarte del todo y era porque sabía que había algo hay, escondido - dije señalándole el corazón - tenía que haber algo cuando eras tan bueno ayudando a la gente, luchando por no darte por vencido nunca, ahí junto a mí, codo con codo.
- Lo hacía por mí, por orgullo.
- Eso no te lo crees ni tú, veía como no podías hablar con las familias, y no podías, porque te dolía, porque si lo hacías, dejabas de ser objetivo y la rabia te consumía. Rick somos policías para proteger a los demás. Ahora debes luchar para protegerte a ti, porque si lo haces, estarás luchando por las personas que puedas ayudar en el futuro, cuando todo esto acabe.
- Nunca pensé que fueras tan optimista – dijo esbozando una tímida sonrisa en esos labios agrietados debido al vomito acido que había salido de su cuerpo esa noche.
- Bueno, las cosas se pegan por lo que se ve - dije sonriéndole.
- Y si no… y si no sirve de nada… y si simplemente, me he cansado de luchar.
- Todavía quedan opciones Rick.
- Sí, que no dependen de mí. Soy un controlador porque me dan miedo las cosas que no puedo controlar y esas opciones no puedo controlarlas. No puedo quedarme sentando esperando que llegue un trasplante, no puedo quedarme aquí sentado, esperando… no puedo quedarme aquí mientras mi cuerpo se va muriendo poco a poco.
- ¿Adónde irías? – le pregunte expectante.
- Me iría a un lugar tranquilo, donde pudiera estar solo. Me iría a Los Hamptons, allí tengo una casita cerca de la playa que compre hace unos años con el dinero de mi padre, intentaría cumplir mis sueños y viviría al máximo lo que me quedara.
-Bien, pues ahora que vamos a casarnos, lo haremos juntos. Pero no te precipites - dije intentando mantener las lágrimas a raya.
- Kate – dijo abrazándome fuerte por la cintura sin levantarse de la cama donde permanecía sentado. Deje caer mi cabeza sobre su hombro - gracias por darme esto, se lo que te está costando hacerlo.
- Pues no me decepciones – le dije recordando de repente a Josh – Bueno, antes tengo que solucionar algunas cosas - dije pensando en la dura tarea que me esperaba.
- Claro… además hasta el último momento puedes cambiar de idea.
- Calla, no me des ideas – dije con una sonrisa pícara. Le miraba y ya no veía ni rastro de mi compañero, se había ido, desaparecido. No era él.
- Y si me recupero, no te preocupes, te daré el divorcio y serás libre… no te voy a obligar a permanecer a mi lado, no voy a ser egoísta. Si consigo ese dichoso donante, y mi cuerpo lo acepta, no te sientas atada, podrás volar, no habrá reproches.
-Bien, porque voy a divorciarme de ti, que lo sepas. Vamos a ganar esta batalla Richard Castle, ¿me oyes? - le dije a sabiendas de lo difícil que se estaba poniendo la cosa. Una rendición era una palabras que él jamás acepto, no iba a empezar ahora.
Ya no Ya no lo odiaba, no era para nada como antes pero amarle, no lo amaba, siempre pensé que me casaría una vez y con el hombre de mi vida, pero esta excepción me parecía correcta. Hacer feliz a alguien solo por casarme con él, poder cumplir uno de sus últimos sueños era mucho mejor que hacerlo con el hombre de mi vida. Además se podían llegar a dar las dos cosas, podía llegar a encontrar al amor de mi vida y poder volver a casarme, o puede que nunca lo encuentre pero siempre podré llevarme la sensación de hacer lo correcto, el haber podido ayudar a Rick a cumplir su ultimo sueño.
CONTINUARÁ…
Quisiera decir dos cositas...
1) No es mi cumpleaños..Jejej el mio es en enero.. Pero gracias...
2) el crédito del fic es de Tammyalways y ladydkl.
Gracias por leer..
POV KATE
Me desperté sola en la cama de mi casa, casi mejor, porque estaba muy nerviosa, pensé mucho en la petición de Castle, en su significado, en mi forma de verlo, en mis sentimientos, en Josh…
Ya no le odiaba. Realmente no le odie nunca, solo me sacaba de quicio para ocultar sus verdaderos sentimientos, en el fondo era un romántico buscando en otros lugares lo que ya encontró en mí, y quería ocultar. Pero no… no podía casarme con él ¿pero cómo quitármelo de la cabeza? Esa era una buena pregunta.
Después de trastear un rato por casa para sentirme ocupada y no pensar, comprendí que aunque huyera de ello, no podía y que el único lugar donde encontraría paz mi mente, seria en el hospital. Tenía el día libre, así que lo mejor era ir a ver a Castle. Ayer me fui temprano antes de que lo medicaran y quería saber había pasado la noche.
Cuando llegue allí, me encontré con Alex, la enfermera que se encargaba de mi compañero, ajetreada sin parar de a un lado a otro, pero en cuanto me vio se acercó a mí rápidamente.
- Hola Kate – me saludo muy seria.
- ¿Cómo está hoy el paciente? - dije con una sonrisa.
- Bueno, me gustaría hablar contigo.
- Claro, dime ¿Qué sucede? – su tono de voz me asusto, no pintaba muy bien la cosa.
- Verás… él nos ha prohibido hablar con nadie que no sea él, sobre el caso, pero sé que eres la única que le visita, la única que lo sabe y también sé que él está enamorado de ti – Eso me dejo algo descolocada, esa mujer estaba al corriente de todo. O Castle no tenía amigos, o le pillo de bajón para soltarle todo a esa enfermera. De todos modos, no pintaba bien la conversación – Creo que te va a necesitar, y repito, como eres la única persona en la que ha confiado, mereces estar al corriente.
- Dispara Alex – le dije después de estar cansada de tantos rodeos.
- Rick… está bastante mal desde ayer noche – dijo sin más preámbulos. Note que mi cuerpo me pedía correr hasta su lado, pero no lo hice, cogí aire y lo solté lentamente - la medicación para paliar los efectos secundarios de la quimio de ayer y la "L.L.A." le han dañado gravemente las defensas.
- ¿Qué? ¿Qué es eso del "L.L.A."?
- ¡Ays! Disculpa, es la costumbre, a veces olvido que estoy hablando con alguien ajeno a este mundo, perdona. La "L.L.A." es la enfermedad que tiene Rick, Leucemia Linfocítica Aguda. Quédate con ese nombre, porque la vas a escuchar nombrar bastantes veces y así comprenderás mejor a los médicos cuando te hablen. Y si alguna vez alguno de nosotros habla raro, pregunta cuanto quieras, a quien sea, seguro que estarán encantados de ayudarte, sea yo o cualquiera de mis compañeros.
- Gracias Alex… todo un detalle. ¿O sea, que Rick está mal hoy?
- El doctor piensa que si no sigue con la quimio, no se puede hacer nada.
- ¿Qué no sigue con la quimio? ¿Cómo? No puede…
- No quiere, la quimio no funciona si no se completa el tratamiento y él se ha negado a recibir ni una sola dosis más. Así que poco podremos hacer. Seguramente recibirá el alta en dos o tres días y a soportar los síntomas de "L.L.A." A no ser que consigamos un donante compatible…
- Alex, ¿no podéis obligarlo? tiene que haber alguna forma.
- Él es el único dueño de su cuerpo, nosotros no podemos obligarlo si se niega. Está en plena posesión de sus facultades y eso nos desarma por completo, no solo a mí, sino al hospital.
- ¿Cuánto le quedara si no sigue el tratamiento? – Ni se porque lo preguntaba… total, se había dado por vencido.
- 3, quizá 4 meses a lo sumo. Y el trasplante solo es viable en los próximos 2 meses, después será tarde para intentarlo, ya no será viable. Al principio continuara con algunos síntomas de la quimio, poco a poco se irá sintiendo mejor pero solo serán unos días hasta que vuelvan a aparecer los síntomas de la enfermedad, no va a durar bien mucho tiempo espero que los aproveche.
- No puede morir… él no, es tan injusto - dije sin poder evitar que las lágrimas que llevaba conteniendo casi desde mi llegada al hospital.
- Kate ojala pudiéramos hacer algo – dijo la enfermera cogiendo mi mano y apretándola.
- ¿Lo sabe?
- Queríamos esperar a que tú pudieras convencerlo de que siga con el tratamiento.
- Es muy cabezota, dudo que me haga caso. – Sorbí por la nariz intentando parar el torrente que brotaba de mis ojos - Dijiste que está mal…
- Sí, desde ayer no para de devolver, no retiene la comida y está sudando por la fiebre que está subiendo más de lo recomendable. Los ánimos tampoco los tiene muy bien. Ayer estaba tan feliz cuando te fuiste, decidió dar un paso, se rapo… parecía estar seguro y tranquilo con ello, pero supongo que verse así… hizo que se diera cuenta de que estaba enfermo. Le pasa a mucha gente, no se da cuenta de lo mal que esta hasta que ve las secuelas que va dejando está en su cuerpo. Ayer se derrumbó, fue la primera vez desde que todo esto empezó.
- Entonces… se va a morir - dije mirando al infinito sin poder creer que eso pudiera pasar.
- Solo recemos porque eso no ocurra Kate. Mientras hay vida, hay esperanza, pero tiene que hacerse a la idea, tienes que hacerte a la idea de que como máximo cuatro meses de vida es lo que tienes para disfrutar de él. Y por muy duro que parezca, se merece que esos últimos meses sea feliz. ¿No crees? - y yo solo asentí sin poder ocultar las lágrimas. El mundo se me estaba cayendo encima casi sin darme cuenta de ello.
Llore y llore hasta que me quede sin ninguna lágrima más. Sabía que se tenía que acabar mi momento de debilidad, que ahora tenía que ser yo la fuerte. Me despedí de Alex con un abrazo y me dirigí hacia la habitación de Castle. Respiré hondo llenando mi cuerpo de aire además de fuerza para poder aguantar todo lo que me quedaba. Entré y me encontré a Castle intentando levantarse pero muy débil para conseguirlo de forma segura. Al mirar hacia la puerta trastabillo cayendo, pero fui lo suficientemente rápida para poder pararlo.
- Maldita sea - maldijo haciendo un gesto de dolor.
- Tómatelo con calma.
- No quiero tomármelo con calma - me grito enfadado, pero en seguida su cara cambio - lo siento Kate, no quería pagarlo contigo - dijo bajando la mirada. Me separe un poco de él para darle algo de espacio y entonces me fije. Desde que todo esto empezó no lo había visto así. Siempre llevaba ropa de calle, ahora llevaba una simple bata de hospital y una gorra, estaba muy blanco y brillaba debido al sudor que le provocaba la fiebre.
- Kate siento haberte hablado así… solo… - dijo levantando por un momento la cabeza y centrando su mirada en la mía, y sentí como me rompía por dentro. Mordí con fuerza en el interior de mi boca para aguantar algunas lágrimas que aún me quedaban.
- Castle, está bien. Es normal…
- No quiero sentirme así, no quiero hacer daño a la gente que este a mi lado.
- Bueno un mal día lo tiene cualquiera, tú has visto bastantes míos ¿no? ahora es justo que aguante yo alguno de los tuyos - dije y no pude evitar sonreír al ver que él sonreía.
- ¿Qué haces aquí? – me pregunto muy serio.
- Yo… - no sé cómo, ni porque, supongo que por lo que había hablado con Alex, pero me salió casi sin pensar - he pensado en lo que me pediste ayer.
-¿Ah sí? no pasa nada Kate si… - pero le interrumpí, antes de que cambiara de idea.
- Acepto – esa palabra salió de mi boca y cuando lo hizo sentí una especie de peso en mi corazón y en mi mente. ¿Qué acababa de decirle a Rick? Le había dicho que me casaría con el… estaba loca.
- ¿Aceptas?
- Sí, acepto casarme contigo Rick - vi cómo me miraba sorprendido pero de repente sonrió con sus ojos, con toda su cara y sentí que a pesar de todo estaba haciendo algo bueno.
- ¿Qué? ¿Y Josh? ¿Estás segura? – Ni él podía creerse lo que estaba oyendo – Gracias, pero es igual, yo lo comprendo, olvídalo.
- Voy a casarme contigo Richard Castle, ¿me has entendido? – Solté muy seria, sin sonreír, sin pensar... él estaba serio también, su sonrisa se había apagado y tuve que preguntarle - ¿Estás bien?
- Feliz - dijo sonriendo de nuevo.
- Quiero decir físicamente… - explique.
- No mucho, no tengo mi mejor día.
- ¿Te han dicho algo?
- No, pero lo siento. Por mucho que quiero, no puedo estar como antes, no me siento como antes - dijo triste
- ¡Ey! Pase lo que pase, lucharemos, estamos acostumbrados, ¿no? voy a estar a tu lado, juntos… así que no me vale que te rindas, tú no eres así. ¿Quién era que me decía que mañana seria otro día lleno de oportunidades cuando yo me rendía? Bien, pues no voy a dejar que te rindas tu ahora, te necesito a mi lado, luchando. Soy egoísta, no lo hago por ti, lo hago por mí, porque me haces falta, ¿me has oído?
- Ya no hay nada aquí Kate - dijo señalándose - del viejo Rick Castle, si hasta te caigo bien.
- Me caías bien antes.
- No mientas.
- Bueno, eras un culo de mal asiento, pero no tú, sino la persona en la que tú te escudabas. Rick este eres tú, esté es tu verdadero tú.
- No, no me conoces para…
- ¡Dios Rick…! ¡Te odiaba…! y aun así, no podía odiarte del todo y era porque sabía que había algo hay, escondido - dije señalándole el corazón - tenía que haber algo cuando eras tan bueno ayudando a la gente, luchando por no darte por vencido nunca, ahí junto a mí, codo con codo.
- Lo hacía por mí, por orgullo.
- Eso no te lo crees ni tú, veía como no podías hablar con las familias, y no podías, porque te dolía, porque si lo hacías, dejabas de ser objetivo y la rabia te consumía. Rick somos policías para proteger a los demás. Ahora debes luchar para protegerte a ti, porque si lo haces, estarás luchando por las personas que puedas ayudar en el futuro, cuando todo esto acabe.
- Nunca pensé que fueras tan optimista – dijo esbozando una tímida sonrisa en esos labios agrietados debido al vomito acido que había salido de su cuerpo esa noche.
- Bueno, las cosas se pegan por lo que se ve - dije sonriéndole.
- Y si no… y si no sirve de nada… y si simplemente, me he cansado de luchar.
- Todavía quedan opciones Rick.
- Sí, que no dependen de mí. Soy un controlador porque me dan miedo las cosas que no puedo controlar y esas opciones no puedo controlarlas. No puedo quedarme sentando esperando que llegue un trasplante, no puedo quedarme aquí sentado, esperando… no puedo quedarme aquí mientras mi cuerpo se va muriendo poco a poco.
- ¿Adónde irías? – le pregunte expectante.
- Me iría a un lugar tranquilo, donde pudiera estar solo. Me iría a Los Hamptons, allí tengo una casita cerca de la playa que compre hace unos años con el dinero de mi padre, intentaría cumplir mis sueños y viviría al máximo lo que me quedara.
-Bien, pues ahora que vamos a casarnos, lo haremos juntos. Pero no te precipites - dije intentando mantener las lágrimas a raya.
- Kate – dijo abrazándome fuerte por la cintura sin levantarse de la cama donde permanecía sentado. Deje caer mi cabeza sobre su hombro - gracias por darme esto, se lo que te está costando hacerlo.
- Pues no me decepciones – le dije recordando de repente a Josh – Bueno, antes tengo que solucionar algunas cosas - dije pensando en la dura tarea que me esperaba.
- Claro… además hasta el último momento puedes cambiar de idea.
- Calla, no me des ideas – dije con una sonrisa pícara. Le miraba y ya no veía ni rastro de mi compañero, se había ido, desaparecido. No era él.
- Y si me recupero, no te preocupes, te daré el divorcio y serás libre… no te voy a obligar a permanecer a mi lado, no voy a ser egoísta. Si consigo ese dichoso donante, y mi cuerpo lo acepta, no te sientas atada, podrás volar, no habrá reproches.
-Bien, porque voy a divorciarme de ti, que lo sepas. Vamos a ganar esta batalla Richard Castle, ¿me oyes? - le dije a sabiendas de lo difícil que se estaba poniendo la cosa. Una rendición era una palabras que él jamás acepto, no iba a empezar ahora.
Ya no Ya no lo odiaba, no era para nada como antes pero amarle, no lo amaba, siempre pensé que me casaría una vez y con el hombre de mi vida, pero esta excepción me parecía correcta. Hacer feliz a alguien solo por casarme con él, poder cumplir uno de sus últimos sueños era mucho mejor que hacerlo con el hombre de mi vida. Además se podían llegar a dar las dos cosas, podía llegar a encontrar al amor de mi vida y poder volver a casarme, o puede que nunca lo encuentre pero siempre podré llevarme la sensación de hacer lo correcto, el haber podido ayudar a Rick a cumplir su ultimo sueño.
CONTINUARÁ…
Quisiera decir dos cositas...
1) No es mi cumpleaños..Jejej el mio es en enero.. Pero gracias...
2) el crédito del fic es de Tammyalways y ladydkl.
Gracias por leer..
Cecifillion<3- As del póker
- Mensajes : 331
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 17
POV KATE
Después de unas horas, volví a casa, destrozada por dentro, triste, pero no por mi decisión, sino por la impotencia de no haber conseguido mucho con mi hazaña. No sabía porque, pero sentía una presión en mi pecho que no tenía nada que ver con mi decisión, sino con su salud. Estaba mucho más apagado, perdido masa muscular, estaba pálido y sus ojeras oscuras demostraban que su cuerpo no quería luchar. Cuando me mire en el espejo me di cuenta de que mi cuerpo también había cambiado en esos días. Tenía ojeras por tanto llanto, y había adelgazado algunos kilos. Abrí el grifo dejando caer el agua entre mis dedos, hasta que me agache metiendo la cara dentro del agua retenida en mis manos, intentando limpiar mis penas.
Cuando iba a salir del baño, ya con la manivela en mi mano escuche una voz conocida.
- Nena… ¿estás en casa?
Volví cerrar la puerta recostándome sobre ella. Era Josh… le había exigido cambiar, y yo… no había hecho nada para que lo nuestro funcionará… todo lo contrario, había matado nuestra relación. Le pedí que cambiara y él lucho con uñas y dientes mientras yo simplemente le había ignorado
¿Por qué no puedo hacer lo mismo yo? Pensé. Es cierto, ya no siento lo mismo, pero… aun así lo quiero… lo quiero y voy a casarme con otro. Tenía que hablar con él, tenía que dejarle pero no podía hacerlo en este momento, me era imposible. Hacia unos días hicimos el amor por última vez y lo hice por probar si quedaba algo en esa relación. Y comprendí después que ya no había nada, estaba vacía.
Desde que Castle me propuso matrimonio, le di mil vueltas al asunto, pero en ningún momento pensé en él, en el daño que le iba a hacer. Pero aunque no me lo hubiera propuesto Castle… ¿me casaría con él? No, no lo creo. Creo que nuestra relación estaba rota aunque ambos no quisiéramos dejarla atrás.
Después de una noche vacía, donde los dos prácticamente nos ignoramos, volvió a amanecer. Él se fue a trabajar, como siempre y yo… yo a pesar de ser fin de semana, volví a mi rutina de ir a ver a mi compañero. Era el único lugar donde encontraba paz interior, allí, a su lado, luchando contra ese enemigo cruel.
Cuando llegué a la puerta de la habitación de Castle vi como salía el médico de ella con el semblante bajo. Cuando me acerque y me miró, vi tristeza en sus ojos.
- Se lo ha contado ¿verdad?
- Sí, se lo acabo de decir. Los resultados son claros. Lo siento. La quimio no funciona como esperábamos, ojala hubiera podido darle otros resultados que le hubieran ayudado a querer seguir luchando pero…lo deja, no hay marcha atrás…lo siento mucho.
- ¿Cómo…como esta? - dije intentando mantener las lágrimas bajo control.
- Parece como si lo supiera antes de decírselo, como si ya lo tuviera asimilado. Pero por dentro no se ahora mismo como estará. Es un chico fuerte pero… todo el mundo en casos como estos…por mucho que él quisiera dejarlo el saber que la cosa va a peor pues le tiene que haber afectado…
- Lo sé.
- Está preparándose para irse, me ha pedido el alta voluntaria. Quería dejarle aquí ingresado para vigilarlo pero… comprendo que quiera irse. Cualquiera en esta situación, lo único que querría sería vivir… aunque sea el poco tiempo que pueda hacerlo de la forma más digna posible. Le dejare un memorándum en recepción con todas las instrucciones que debe seguir, la medicación prescrita que debe tomar con sus horarios y rutinas, así como algunas medidas a tener en cuenta sobre la "L.L.A." – ahí estaban otra vez las malditas siglas – si va a ser usted quien este a su lado, debería pedirse una excedencia en su trabajo, no debe estar solo y no creo que contratar una enfermera sea lo correcto, le iba a amargar la existencia que le queda. Si tiene algún problema, sabe que puede llamarme las 24 horas del día y dentro de lo que cabe, intentare que la medicación sea la adecuada para paliar los síntomas de la enfermedad.
- Gracias doctor - dije despidiéndome dándole la mano en señal de agradecimiento. Otra vez estaba delante de la puerta de su habitación y otra vez sentía miedo.
Entré y lo vi tranquilo, guardando las pocas cosas que había traído. Ya estaba vestido con ropa de calle y seguía llevando esa gorra sobre su cabeza. Cuando me vio entrar siguió con su tarea, metiendo las cosas como si nadie estuviera allí, estaría enfadado y tenía razón para estarlo.
- Castle, ¿Qué haces?
- Recoger mis cosas, no quiero esperar ni un minuto más.
- ¿Para qué? No tienes que irte ahora, puedes dormir aquí y mañana…
- Kate ya lo sé - dijo mirándome derrotado - sé que me muero, ellos ya no pueden hacer nada.
- ¡Ey! todavía quedan opciones – le dije intentando animarle.
- Si, ya, claro.
- ¿Qué?
- Un posible trasplante. Que tampoco es seguro que funcione debido a que no tengo consanguineidad con el posible donante. Además, como si fuera fácil conseguir a alguien compatible conmigo.
- Rick no puedes rendirte ahora.
- Kate solo quiero… que esto se acabe de una forma u otra.
- No… no hables así, ¿vale? - dije casi llorando.
- Kate ven - dijo atrayéndome a sus brazos - estoy bien, al menos me mantengo en pie. Voy a seguir luchando, pero… no puedo parar mi vida esperando. Necesito vivir. Vamos a casarnos, y quiero disfrutar de eso…quiero que si me quedan tres meses o cuatro pues que los pueda vivir feliz sin estar encerrado en estas cuatro paredes.
Y tenía razón, es más, lo entendía. Nadie en su sano juicio, querría pasar los últimos meses de su vida en un hospital. Pero… quería ser egoísta y que se quedara aquí para que los médicos lo protegieran de todo lo malo que iba a venir.
- Kate si te arrepientes de algo, yo lo comprenderé.
- No… estoy segura. Hoy solucionaré los problemas que tengo y mañana iré a tu casa. Antes de irnos a Los Hamptons pero, dame un par de días. Quiero comprarme un vestido de novia, hablar con mi padre y decirle a mi dama de honor que me caso.
- Bien. Dos días puedo esperar.
- Solo una condición… prométeme que se lo contarás a los chicos y a tu madre.
- Kate… - lo miré seria como dándole entender que no podía hacerme de cambiar de opinión – es una exigencia ¿verdad? – Asentí con la cabeza - vale, quedaré con ellos, en algún sitio que no sea mi casa, algo que me dé un respiro, ya sabes.
- Bien.
- Y a mi madre… la invitaré a Los Hamptons. Tengo miedo de su reacción.
- Yo estaré contigo, no te preocupes, a partir de ahora, no volverás a estar solo. Voy a pedir una excedencia para acompañarte. Tengo algunos ahorros que nos servirán para estos meses, hasta que salga un donante.
- Kate, no debes preocuparte por eso, mi padre me dejo bien protegido y mi madre con lo orgullosa que es, supo invertirlo bien. Tengo una buena almohada financiera… la casa fue financiada por los intereses, así como las modificaciones que le hice. Y como estaremos casados, después ese dinero será tuyo, no debes preocuparte… incluso podrías dejar de trabajar si quisieras.
Me quede a cuadros después de escuchar ese sermón… el muy bandido era rico y seguía viviendo como cualquier policía, trabajando todos los días, con un utilitario lamentable, con un apartamento normalito y encima sin decir ni palabra a su única compañera… Verdaderamente, el que iba a ser mi marido era una caja de sorpresas.
-Gracias Rick, pero ese dinero lo vas a usar tu cuando te recuperes, mientras te dejare que me mantengas como pago por "mis servicios" – le dije bromeando.
- Por supuesto Srta. Beckett, a usted no le faltara de nada mientras este "a mi servicio".
Estábamos locos, aun nos atrevíamos a bromear con semejante drama… pero ¿quién dijo que no podíamos divertirnos durante ese tiempo?
-Te ayudo, te llevo a tu casa y me voy, tengo cosas que hacer…
-Kate si tienes dudas… - volvió a ponerse serio, triste, como negándose a creer que íbamos a casarnos.
- Ya te he dicho que no. Tengo mucho que hacer, así que venga, date prisa.
Recogimos lo poco que tenía allí y después de despedirnos de Alex, con quien intercambiamos teléfonos para compartir dudas y por si precisábamos cualquier cosa, recoger el memorándum del doctor en recepción y pararnos en una farmacia a por todo el cargamento de medicación que Rick debía tomar, le deje en su casa.
Tenía que hablar con Josh pero antes… antes necesitaba cargar mis pilas para soportar todo el peso de esos días guardando secretos. Precisaba una charla de chicas… sacar todo esto que tenía dentro y solo podía hacerlo con ella, con mi amiga y confidente.
Quedamos en mi casa, ambas con una copa de vino en las manos, sentadas en mi sofá. Estaba cansada pero tenía que arreglar todo esto antes…antes de que fuera demasiado tarde.
- Lanie me caso, tenemos mucho que hacer, así que cuento contigo.
- Bueno eso ya lo sé, aunque tenía esperanzas de que no lo hicieras.
- No, no con Josh.
- ¿Qué? - dijo casi saltando del asiento.
- Me caso… me caso con Rick… - dije mirando hacia el suelo.
- ¿Rick?
- Si, Castle.
- ¿Castle? - preguntó súper sorprendida parecía que le iba a dar un ataque – ¿Quién eres y que has hecho con mi amiga Kate?
- Lanie, estoy hablando en serio, no bromeo.
- Pero ¿qué te has tomado? ¿Qué me he perdido?
- Yo… veras.
- Calla, me tienes flipada, pero, ¿sabes qué? me encanta, hacéis una pareja increíble pero pensé que le odiabas.
-No era odio, más bien era… bueno es igual, ya no lo odio. No es que este enamorada de él pero tampoco lo odio.
- ¿Cómo que no estas enamorada de él? A ver, amiga mía… explícate, porque está claro que yo aquí me he perdido algo muy gordo.
- Veras… Rick… es ese amigo, el que estaba enfermo.
- ¿Qué?
- La verdad es que debería ser él el que te lo contara pero… necesito hablar claro sobre el tema contigo… no puedo llevar más ese peso sola
- Pero, a ver… ¿me estás diciendo que Castle tiene "L.L.A."? ¿Cómo… como esta?
Otra vez esas malditas siglas, les estaba cogiendo una manía… pensé internamente. Olvide que Lanie antes de ser forense, hizo la carrera de medicina, así que… era del gremio de la enfermera, siempre decían esas palabras extrañas que me costaba entender.
- Mal, han probado con quimio, pero… han tenido que dejarlo por no sé por qué motivo, parece ser que no funcionaba como esperaban. Pero a pesar de eso él ya tenía pensado dejarlo, y deja ya de decir palabras extrañas. Solo queda la oportunidad del trasplante, siempre y cuando este llegue a tiempo.
- ¡Oh…! me gustaría probar, quizá seamos compatibles.
- Te lo agradecerá - dijo limpiándome las lágrimas que se me habían escapado.
- Y como… ¿cómo habéis llegado a lo de la boda?
- Me lo pidió. Pero bueno, es que tiene una lista de últimos deseos y… no pude negarme.
- Fue difícil ¿verdad amiga? – me dijo acariciando mis mejillas que estaban bañadas por lágrimas.
- Sí, pero ahora ya no tengo dudas. Solo que… tengo que hablar con Josh… he de dejarlo.
- ¡Oh! Vaya marrón…
- Sí, estoy mal. Yo sé que lo nuestro estaba ya muerto pero… ha dado tanto últimamente. Lo intento porque yo se lo pedí y ahora… sin más.
- Vas a hacer algo muy noble Kate.
- Lo sé.
- Entonces, ¿cuándo os casáis?
- Lanie no tengo ni idea - dije riéndome entre lágrimas.
- No me lo puedo creer… todo esto…
- ¿Tu? Imagínate yo que lo he vivido sola durante todo este tiempo. He pasado tanto miedo… ha sido tan fuerte todo, pero… ayer y hoy le he visto tan mal. Creo que ya ha perdido la esperanza, solo quiere vivir lo que le quede de la mejor forma posible. Pero Lanie, yo necesito que viva… necesito que se recupere.
- Amiga ven - dijo abrazándome mientras yo me volvía a derrumbar una vez más. No podía ni imaginarme como podría vivir después de pasar todos estos meses juntos. No podría imaginarme el dolor que me esperaba en los próximos meses, solo quería que fuera feliz, solo quería hacerlo feliz, pero después yo tendría que rehacerme de todo el trance sola… iba a ser tan difícil.
Nos mantuvimos durante bastante tiempo así, abrazadas, hablando, bebiendo, intentando aligerar un poco lo que estábamos viviendo, pero no podíamos dejar de pensar en ello. De repente se abrió la puerta y entro Josh por la puerta.
- Hola chicas. ¿Qué tal? - dijo sonriendo.
- Yo, veras… ya me iba - dijo Lanie levantándose y dándome un fuerte abrazo - nos vemos mañana, suerte y las armas… - dijo susurrándome en el oído - Adiós Josh.
- Adiós Lanie - contesto este sorprendido. Lanie nunca le dirigía la palabra directamente a el, creo que era una auténtica despedida, creo que hasta ella sintió lástima por él.
Cuando se cerró la puerta tras la salida de Lanie, Josh se acercó a mí e intento besarme pero me aparte justo para que sus labios rozaran mi mejilla.
- Kate ¿estás bien? ¿Qué sucede?
- Josh, tenemos que hablar - dije mirándole a los ojos, pensando en las consecuencias que tendría mi decisión.
CONTINUARÁ…
POV KATE
Después de unas horas, volví a casa, destrozada por dentro, triste, pero no por mi decisión, sino por la impotencia de no haber conseguido mucho con mi hazaña. No sabía porque, pero sentía una presión en mi pecho que no tenía nada que ver con mi decisión, sino con su salud. Estaba mucho más apagado, perdido masa muscular, estaba pálido y sus ojeras oscuras demostraban que su cuerpo no quería luchar. Cuando me mire en el espejo me di cuenta de que mi cuerpo también había cambiado en esos días. Tenía ojeras por tanto llanto, y había adelgazado algunos kilos. Abrí el grifo dejando caer el agua entre mis dedos, hasta que me agache metiendo la cara dentro del agua retenida en mis manos, intentando limpiar mis penas.
Cuando iba a salir del baño, ya con la manivela en mi mano escuche una voz conocida.
- Nena… ¿estás en casa?
Volví cerrar la puerta recostándome sobre ella. Era Josh… le había exigido cambiar, y yo… no había hecho nada para que lo nuestro funcionará… todo lo contrario, había matado nuestra relación. Le pedí que cambiara y él lucho con uñas y dientes mientras yo simplemente le había ignorado
¿Por qué no puedo hacer lo mismo yo? Pensé. Es cierto, ya no siento lo mismo, pero… aun así lo quiero… lo quiero y voy a casarme con otro. Tenía que hablar con él, tenía que dejarle pero no podía hacerlo en este momento, me era imposible. Hacia unos días hicimos el amor por última vez y lo hice por probar si quedaba algo en esa relación. Y comprendí después que ya no había nada, estaba vacía.
Desde que Castle me propuso matrimonio, le di mil vueltas al asunto, pero en ningún momento pensé en él, en el daño que le iba a hacer. Pero aunque no me lo hubiera propuesto Castle… ¿me casaría con él? No, no lo creo. Creo que nuestra relación estaba rota aunque ambos no quisiéramos dejarla atrás.
Después de una noche vacía, donde los dos prácticamente nos ignoramos, volvió a amanecer. Él se fue a trabajar, como siempre y yo… yo a pesar de ser fin de semana, volví a mi rutina de ir a ver a mi compañero. Era el único lugar donde encontraba paz interior, allí, a su lado, luchando contra ese enemigo cruel.
Cuando llegué a la puerta de la habitación de Castle vi como salía el médico de ella con el semblante bajo. Cuando me acerque y me miró, vi tristeza en sus ojos.
- Se lo ha contado ¿verdad?
- Sí, se lo acabo de decir. Los resultados son claros. Lo siento. La quimio no funciona como esperábamos, ojala hubiera podido darle otros resultados que le hubieran ayudado a querer seguir luchando pero…lo deja, no hay marcha atrás…lo siento mucho.
- ¿Cómo…como esta? - dije intentando mantener las lágrimas bajo control.
- Parece como si lo supiera antes de decírselo, como si ya lo tuviera asimilado. Pero por dentro no se ahora mismo como estará. Es un chico fuerte pero… todo el mundo en casos como estos…por mucho que él quisiera dejarlo el saber que la cosa va a peor pues le tiene que haber afectado…
- Lo sé.
- Está preparándose para irse, me ha pedido el alta voluntaria. Quería dejarle aquí ingresado para vigilarlo pero… comprendo que quiera irse. Cualquiera en esta situación, lo único que querría sería vivir… aunque sea el poco tiempo que pueda hacerlo de la forma más digna posible. Le dejare un memorándum en recepción con todas las instrucciones que debe seguir, la medicación prescrita que debe tomar con sus horarios y rutinas, así como algunas medidas a tener en cuenta sobre la "L.L.A." – ahí estaban otra vez las malditas siglas – si va a ser usted quien este a su lado, debería pedirse una excedencia en su trabajo, no debe estar solo y no creo que contratar una enfermera sea lo correcto, le iba a amargar la existencia que le queda. Si tiene algún problema, sabe que puede llamarme las 24 horas del día y dentro de lo que cabe, intentare que la medicación sea la adecuada para paliar los síntomas de la enfermedad.
- Gracias doctor - dije despidiéndome dándole la mano en señal de agradecimiento. Otra vez estaba delante de la puerta de su habitación y otra vez sentía miedo.
Entré y lo vi tranquilo, guardando las pocas cosas que había traído. Ya estaba vestido con ropa de calle y seguía llevando esa gorra sobre su cabeza. Cuando me vio entrar siguió con su tarea, metiendo las cosas como si nadie estuviera allí, estaría enfadado y tenía razón para estarlo.
- Castle, ¿Qué haces?
- Recoger mis cosas, no quiero esperar ni un minuto más.
- ¿Para qué? No tienes que irte ahora, puedes dormir aquí y mañana…
- Kate ya lo sé - dijo mirándome derrotado - sé que me muero, ellos ya no pueden hacer nada.
- ¡Ey! todavía quedan opciones – le dije intentando animarle.
- Si, ya, claro.
- ¿Qué?
- Un posible trasplante. Que tampoco es seguro que funcione debido a que no tengo consanguineidad con el posible donante. Además, como si fuera fácil conseguir a alguien compatible conmigo.
- Rick no puedes rendirte ahora.
- Kate solo quiero… que esto se acabe de una forma u otra.
- No… no hables así, ¿vale? - dije casi llorando.
- Kate ven - dijo atrayéndome a sus brazos - estoy bien, al menos me mantengo en pie. Voy a seguir luchando, pero… no puedo parar mi vida esperando. Necesito vivir. Vamos a casarnos, y quiero disfrutar de eso…quiero que si me quedan tres meses o cuatro pues que los pueda vivir feliz sin estar encerrado en estas cuatro paredes.
Y tenía razón, es más, lo entendía. Nadie en su sano juicio, querría pasar los últimos meses de su vida en un hospital. Pero… quería ser egoísta y que se quedara aquí para que los médicos lo protegieran de todo lo malo que iba a venir.
- Kate si te arrepientes de algo, yo lo comprenderé.
- No… estoy segura. Hoy solucionaré los problemas que tengo y mañana iré a tu casa. Antes de irnos a Los Hamptons pero, dame un par de días. Quiero comprarme un vestido de novia, hablar con mi padre y decirle a mi dama de honor que me caso.
- Bien. Dos días puedo esperar.
- Solo una condición… prométeme que se lo contarás a los chicos y a tu madre.
- Kate… - lo miré seria como dándole entender que no podía hacerme de cambiar de opinión – es una exigencia ¿verdad? – Asentí con la cabeza - vale, quedaré con ellos, en algún sitio que no sea mi casa, algo que me dé un respiro, ya sabes.
- Bien.
- Y a mi madre… la invitaré a Los Hamptons. Tengo miedo de su reacción.
- Yo estaré contigo, no te preocupes, a partir de ahora, no volverás a estar solo. Voy a pedir una excedencia para acompañarte. Tengo algunos ahorros que nos servirán para estos meses, hasta que salga un donante.
- Kate, no debes preocuparte por eso, mi padre me dejo bien protegido y mi madre con lo orgullosa que es, supo invertirlo bien. Tengo una buena almohada financiera… la casa fue financiada por los intereses, así como las modificaciones que le hice. Y como estaremos casados, después ese dinero será tuyo, no debes preocuparte… incluso podrías dejar de trabajar si quisieras.
Me quede a cuadros después de escuchar ese sermón… el muy bandido era rico y seguía viviendo como cualquier policía, trabajando todos los días, con un utilitario lamentable, con un apartamento normalito y encima sin decir ni palabra a su única compañera… Verdaderamente, el que iba a ser mi marido era una caja de sorpresas.
-Gracias Rick, pero ese dinero lo vas a usar tu cuando te recuperes, mientras te dejare que me mantengas como pago por "mis servicios" – le dije bromeando.
- Por supuesto Srta. Beckett, a usted no le faltara de nada mientras este "a mi servicio".
Estábamos locos, aun nos atrevíamos a bromear con semejante drama… pero ¿quién dijo que no podíamos divertirnos durante ese tiempo?
-Te ayudo, te llevo a tu casa y me voy, tengo cosas que hacer…
-Kate si tienes dudas… - volvió a ponerse serio, triste, como negándose a creer que íbamos a casarnos.
- Ya te he dicho que no. Tengo mucho que hacer, así que venga, date prisa.
Recogimos lo poco que tenía allí y después de despedirnos de Alex, con quien intercambiamos teléfonos para compartir dudas y por si precisábamos cualquier cosa, recoger el memorándum del doctor en recepción y pararnos en una farmacia a por todo el cargamento de medicación que Rick debía tomar, le deje en su casa.
Tenía que hablar con Josh pero antes… antes necesitaba cargar mis pilas para soportar todo el peso de esos días guardando secretos. Precisaba una charla de chicas… sacar todo esto que tenía dentro y solo podía hacerlo con ella, con mi amiga y confidente.
Quedamos en mi casa, ambas con una copa de vino en las manos, sentadas en mi sofá. Estaba cansada pero tenía que arreglar todo esto antes…antes de que fuera demasiado tarde.
- Lanie me caso, tenemos mucho que hacer, así que cuento contigo.
- Bueno eso ya lo sé, aunque tenía esperanzas de que no lo hicieras.
- No, no con Josh.
- ¿Qué? - dijo casi saltando del asiento.
- Me caso… me caso con Rick… - dije mirando hacia el suelo.
- ¿Rick?
- Si, Castle.
- ¿Castle? - preguntó súper sorprendida parecía que le iba a dar un ataque – ¿Quién eres y que has hecho con mi amiga Kate?
- Lanie, estoy hablando en serio, no bromeo.
- Pero ¿qué te has tomado? ¿Qué me he perdido?
- Yo… veras.
- Calla, me tienes flipada, pero, ¿sabes qué? me encanta, hacéis una pareja increíble pero pensé que le odiabas.
-No era odio, más bien era… bueno es igual, ya no lo odio. No es que este enamorada de él pero tampoco lo odio.
- ¿Cómo que no estas enamorada de él? A ver, amiga mía… explícate, porque está claro que yo aquí me he perdido algo muy gordo.
- Veras… Rick… es ese amigo, el que estaba enfermo.
- ¿Qué?
- La verdad es que debería ser él el que te lo contara pero… necesito hablar claro sobre el tema contigo… no puedo llevar más ese peso sola
- Pero, a ver… ¿me estás diciendo que Castle tiene "L.L.A."? ¿Cómo… como esta?
Otra vez esas malditas siglas, les estaba cogiendo una manía… pensé internamente. Olvide que Lanie antes de ser forense, hizo la carrera de medicina, así que… era del gremio de la enfermera, siempre decían esas palabras extrañas que me costaba entender.
- Mal, han probado con quimio, pero… han tenido que dejarlo por no sé por qué motivo, parece ser que no funcionaba como esperaban. Pero a pesar de eso él ya tenía pensado dejarlo, y deja ya de decir palabras extrañas. Solo queda la oportunidad del trasplante, siempre y cuando este llegue a tiempo.
- ¡Oh…! me gustaría probar, quizá seamos compatibles.
- Te lo agradecerá - dijo limpiándome las lágrimas que se me habían escapado.
- Y como… ¿cómo habéis llegado a lo de la boda?
- Me lo pidió. Pero bueno, es que tiene una lista de últimos deseos y… no pude negarme.
- Fue difícil ¿verdad amiga? – me dijo acariciando mis mejillas que estaban bañadas por lágrimas.
- Sí, pero ahora ya no tengo dudas. Solo que… tengo que hablar con Josh… he de dejarlo.
- ¡Oh! Vaya marrón…
- Sí, estoy mal. Yo sé que lo nuestro estaba ya muerto pero… ha dado tanto últimamente. Lo intento porque yo se lo pedí y ahora… sin más.
- Vas a hacer algo muy noble Kate.
- Lo sé.
- Entonces, ¿cuándo os casáis?
- Lanie no tengo ni idea - dije riéndome entre lágrimas.
- No me lo puedo creer… todo esto…
- ¿Tu? Imagínate yo que lo he vivido sola durante todo este tiempo. He pasado tanto miedo… ha sido tan fuerte todo, pero… ayer y hoy le he visto tan mal. Creo que ya ha perdido la esperanza, solo quiere vivir lo que le quede de la mejor forma posible. Pero Lanie, yo necesito que viva… necesito que se recupere.
- Amiga ven - dijo abrazándome mientras yo me volvía a derrumbar una vez más. No podía ni imaginarme como podría vivir después de pasar todos estos meses juntos. No podría imaginarme el dolor que me esperaba en los próximos meses, solo quería que fuera feliz, solo quería hacerlo feliz, pero después yo tendría que rehacerme de todo el trance sola… iba a ser tan difícil.
Nos mantuvimos durante bastante tiempo así, abrazadas, hablando, bebiendo, intentando aligerar un poco lo que estábamos viviendo, pero no podíamos dejar de pensar en ello. De repente se abrió la puerta y entro Josh por la puerta.
- Hola chicas. ¿Qué tal? - dijo sonriendo.
- Yo, veras… ya me iba - dijo Lanie levantándose y dándome un fuerte abrazo - nos vemos mañana, suerte y las armas… - dijo susurrándome en el oído - Adiós Josh.
- Adiós Lanie - contesto este sorprendido. Lanie nunca le dirigía la palabra directamente a el, creo que era una auténtica despedida, creo que hasta ella sintió lástima por él.
Cuando se cerró la puerta tras la salida de Lanie, Josh se acercó a mí e intento besarme pero me aparte justo para que sus labios rozaran mi mejilla.
- Kate ¿estás bien? ¿Qué sucede?
- Josh, tenemos que hablar - dije mirándole a los ojos, pensando en las consecuencias que tendría mi decisión.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
- Mensajes : 331
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
07.14.201523:03:11
wow wow wow increible asi que por favor sigueleeeeee
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BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 18
POV KATE
Después de mucho pensar, e incluso de hacer cosas sin pensar, llego el momento de hablar con Josh… Le tenía cierto miedo a conversación, pero como siempre dijo mi padre: "Mal camino, pasarlo rápido".
- ¿Qué pasa Kate?
- Veras… no puedo casarme contigo.
- ¿Qué? – exclamo abriendo mucho los ojos.
- No puedo hacerlo. Mis sentimientos no son los mismos de antes… y siento que estamos perdiendo el tiempo en algo que no va a funcionar.
- Kate, ¿no comprendes que lo he dejado todo, para que esto funcionara? – Dijo alzando el tono de voz - y ahora, vas y me dices que ha sido una pérdida de tiempo - dijo ya gritando.
- Lo siento - dije sin poder evitar que algunas lágrimas cayeran por mi rostro. No quería hacerle daño… después de todo lo había querido, había sido un hombre importante en mi vida, solo que no podía ya hacer nada. Los sentimientos, así como llegan se van y desgraciadamente, los que tenía por Josh se fueron borrando así como fueron pasando los días. No sabría nunca si había sido fruto de sus ausencias, de su trabajo, de su forma de ser o de la mía, quien sabe. Pero ahí estaba, aquello se había terminado sin remedio. Y no porque fuera a casarme con Rick, sino porque ya no sentía nada por él.
- ¿Por qué ahora? -dijo aún enojado pero más tranquilo, supongo que por verme en ese estado.
- Quería hacerlo hace tiempo… pero por el amor que sentimos una vez, pensé que merecíamos intentarlo un poco más, por todo lo que habíamos vivido. Yo quería Josh pero… - le explique tocándome el corazón – aquí ya no queda nada de que hubo antaño.
- Tenías que habérmelo dicho hace unas semanas, cuando tuvimos esa conversación, Kate si ya no me querías no me ibas a volver a querer así como así. De la noche a la mañana.
- Lo siento.
- Bien, recogeré mis cosas y me iré.
- Veras, tengo algo que contarte, y quisiera que lo supieras por mí - dije a media voz, mirando el suelo.
Tenía que contárselo yo antes de que se enterara por otra persona de que me iba a casar con otro. Sabía que esto iba a hacerle daño pero quizás, si me odiaba, sería más fácil para mí, me merecía su odio.
- ¿Qué pasa Kate? - dijo acercándose a mí, lo tenía delante e incapaz de aguantarle la mirada - ¿Hay otro?
- Voy a casarme con Rick – solté de golpe. Y aunque el tono de mi voz fuera bastante inaudible, él lo entendió a la primera.
- ¿Rick?
- Castle.
- ¿Qué? - volvió a gritar – no, esto es una broma… no puede ser, me dejas por ese imbécil. Kate tu misma lo decías era un imbécil y ahora te casas con él.
- Lo siento… no deberías enterarte de este modo… yo comprendo que me odies.
- Kate, tú no estás bien, ¿te diste un golpe en la cabeza? ¿Tuviste un accidente? ¿Te has vuelto loca? Mira… ¿sabes? me alegro de que me dejes antes de que me metas a en algún lio - dijo enfadado metiéndose en la habitación que ambos compartíamos. Tras recoger lo principal se largó pegando un fuerte golpe en la puerta.
Me tiré en el suelo y rompí a llorar, sabía que le había hecho mucho daño, no quería, le podía haber dado mis motivos para casarme con Rick, pero… necesitaba que me odiara necesitaba sentirme mal por lo que había hecho. Tenía un fuerte dolor en el pecho que me consumía por dentro. Y me quede allí tirada en el suelo llorando hasta que sin saber cómo, por agotamiento, me quede dormida.
Me desperté y me dirigí hacia la casa de Rick para ver cómo se encontraba. Me lo encontré sorprendentemente bien, sonriendo y de pie ya vestido.
- ¡Ey! - dijo a modo de saludo.
- Hola - dije tragando saliva, muy seria y aun con dolor de cabeza por el llanto que había derramado.
- ¿Estás bien?
- Sí, pero… ¿no debería yo preguntarte eso?
- Ahora mismo creo que estas tu peor que yo - dijo y le miré como preguntándole "¿en serio?" – venga, desembucha… sabes que te conozco demasiado bien y esos ojos tuyos me están gritando problemas…
- Nada, de verdad. Por cierto, le conté a Lanie ayer…
- ¡Oh! no pasa nada. De todas formas se iba a enterar esta noche.
- Gracias por entenderlo – le dije sentándome a su lado en el sofá de la casa. Él estaba estirado en él, con un batido en las manos.
- Está bien. Tengo que ir a por unos papeles al hospital si quieres podemos vernos luego en la fiesta…
- No, prefiero ir contigo - dije sonriéndole.
- Vale, cojo unas cosas y nos vamos
Se levantó, me dio su batido y entro en su habitación, salido al rato, cuando me había terminado su batido, que por cierto estaba buenísimo, y después de coger una carpeta que había sobre la mesa, me tendió la mano… Me levante, pero no se le tendí la mía, estaba aún dolida por lo de Josh. Sin más, salimos de allí, en dirección al hospital.
Cuando llegamos, él seguía sonriendo, no podía imaginarme en su situación y estar tan tranquila, como estaba él en ese momento. Aunque imagine que mucha parte de esa felicidad que mostraba era simple fachada. Tras hablar con el médico, pasamos a despedirnos de Alex, para agradecerle todo lo que nos había ayudado.
- ¡Dios Rick! - dijo abrazándole - eres un hombre increíble, que pena que ya tuvieras a otra en mente - dijo mirándome y guiñándome un ojo con una sonrisa. Le devolví la sonrisa, aunque no tuviera humor en esos momentos para nada.
- Bueno, no me importaría ser bígamo - dijo Rick riendo - gracias por todo Alex, sin duda me ha encantado conocerte y saber el gran trato que se da en este hospital, eres increíble.
- Espero que me invitéis a la boda.
- Bueno, tú, en parte eres culpable de ella, así que… - seguían bromeando y yo intentaba mantener el tipo porque no me sentía aún del todo bien con la idea de casarme así de esta forma.
- Creo que deberíamos irnos Rick, hemos quedado - dije abrazando a Alex mientras nos despedíamos.
- Nos vamos de copas con unos amigos, si te apetece, estas invitada Alex – dijo Rick amistosamente.
- Gracias chicos. Tengo guardia pero gracias. Chicos… no dejéis de luchar. Os tendré informados si hay novedades.
- Gracias – dije saliendo del lugar donde nos encontrábamos.
Nos íbamos a ir cuando de repente escuché a alguien gritar y cuando me giré vi a Josh golpear fuerte a Rick en la cara haciéndole caer. Tan fuerte fue el golpe que Rick no paraba de sangrar por la nariz.
Alex se acercó a toda prisa y le presto los primeros auxilios a Castle, tapono su nariz y después de ayudar a incorporarse a Castle procedió a sentarlo en una silla.
Miré a Josh con cara de odio, empujándole para separarlo
- ¿Estás loco? – No podía creerme lo que acababa de hacer y lo peor es que Rick seguía sangrando – tiene leucemia ¿Quieres matarlo antes de hora?
- Dios Kate, lo siento… yo no sabía… perdona…- dijo casi llorando.
- Josh, será mejor que te vayas – dije dándole un empujón bastante fuerte, no quería que volviera a pegar a Castle, que seguía sentado en una silla siendo atendido por Alex…
- Lo siento, comprendo… - dijo acercándose a Castle para disculpare - lo siento, intenta hacerla feliz - dijo y desapareció sin mirar atrás.
Ayudé a Alex a levantar a Castle y lo llevamos a la enfermería para que le pararan la hemorragia. Me sentía fatal y ni siquiera me atrevía a mirarle a los ojos.
- Kate… - me llamaba Rick intentando hacer que le mirara pero no podía - Kate mírame.
- Rick yo lo siento - dije intentando limpiarme las lágrimas.
- Kate - dijo Alex - aprieta así para cortar la hemorragia-dijo dándome una gasa limpia - ahora vengo - dijo pero sabía que lo hacía para darnos algo de espacio para que pudiéramos hablar.
- Eso es lo que te pasaba hoy ¿verdad? ¿Has cortado con Josh? – me pregunto muy serio.
- Si.
- Kate no tenemos que casarnos, ha sido un error pedírtelo. Perdona, pero es que… no pensé en ti, sino en mí. Estás enamorada de otro, ibas a casarte con otro y yo… no puedo ser egoísta, no contigo. Te mereces ser feliz Kate.
- Te equivocas en todo Rick.
- No… yo… te comprendo.
- Ya no estoy enamorada de él, aunque tú no me lo hubieras pedido, no me hubiera casado con él. Pero esto si es culpa mía - dije señalándole su cara con un gran hematoma en la nariz por el puñetazo de Josh.
- Le contaste que te ibas a casar conmigo ¿verdad? – me pregunto sin dejar de mirarme.
- Sí, no quería que se entera por otros.
- Y no le dijiste que me pasaba… ¿Lo hiciste por qué yo te pedí que no se lo contaras a nadie? Kate tenías todo el derecho a decirlo.
- No, lo hice todo por motivos egoístas. Necesitaba… que me odiara… me merecía su odio – dije entre lágrimas que ya no podía contener más.
- Kate – dijo levantándome el rostro y secándome con otra gasa las lágrimas que vertían mis ojos sin parar - nadie se merece el odio de nadie - dijo agarrándome la barbilla para que le mirara - y mucho menos tú. Hicieras lo que hicieras, nunca te podría odiar. Fíjate como empezamos y así y todo me tenías loco, iba como un perrito faldero detrás de ti - dijo haciéndonos reír a ambos - eres una mujer increíble y no mereces sufrir por ello.
- ¿No merezco? Rick… le he hecho mucho daño, tenía que haberlo dejado antes. Hace poco… incluso antes de saber nada de tus sentimientos, o de tu enfermedad – enfatice para que comprendiera - me di cuenta de lo nuestro no era reciproco, tenía que haberle dejado en ese instante, pero no lo hice… y le deje que diera todo para que funcionara. Él se ha dejado la piel para que funcionara nuestra relación y yo… le he hecho daño.
- Kate, todo el mundo comete errores. Pero tú eres una gran mujer y no tienes que sentirte mal. Tienes que valorarte más, eres una mujer increíble que das todo, dejando incluso tus ideales a un lado para hacerme feliz. Eso demuestra lo grande que eres.
- Perdona, siento interrumpir - dijo Alex entrando. Ejerció presión en la nariz taponándola con una bolsa de hielo, hasta que dejo de sangrar.
- Será mejor que nos vayamos cuanto antes de que este hospital acabe conmigo - dijo intentando suavizar las cosas pero yo no estaba de ánimos para ello - te esperamos en la boda Alex, te avisaré con tiempo.
- Gracias chicos, y a ser felices. Os lo merecéis.
- ¿Estás bien? - me pregunto cuando salíamos del hospital.
- Si.
- Si no estás de ánimos para la quedada con los chicos…
- No vas a librarte de contárselo, ha llegado el momento y no lo vas a retrasar más. ¿Has llamado ya a tu madre?
- Sí, mañana nos encontraremos con ella para la cena.
- Bien, ahora vamos a casa a prepararnos ¿Has pensado como…?
- No tengo ni idea, pero supongo que me saldrá en el momento. No quiero que la noche se llene tristeza y compasión. Quiero celebrar la vida, nuestra boda.
- Sí, lo entiendo. Pero al principio…
- Sé que será difícil entenderlo para ellos pero…tienen que asimilarlo. Porque no puedo perder ni un minuto más de mi vida con esta maldita mierda… quiero empezar a vivir, quiero ser feliz.
No pude evitarlo y lo abracé con fuerza atrayéndole con fuerza sobre mi pecho, quería hacerlo feliz, pero yo no quería olvidarme de que estaba enfermo… lo que quería era que no existiera yo lo que quería es que estuviera bien. Mientras esa enfermedad estuviera matándolo poco a poco no iba a poder quitármela de la cabeza, sabía que había muchas posibilidades de perderlo y eso…eso me mataba a mí también.
Ya en el coche, Rick seguía tranquilo, conducía él y a pesar de verme de mal humor, no pregunto, simplemente se calló y dejo que purgara mis males yo sola. Daba gusto estar con alguien que te conoce tan bien y sabe que hacer a cada momento para no incomodarte.
CONTINUARÁ….
POV KATE
Después de mucho pensar, e incluso de hacer cosas sin pensar, llego el momento de hablar con Josh… Le tenía cierto miedo a conversación, pero como siempre dijo mi padre: "Mal camino, pasarlo rápido".
- ¿Qué pasa Kate?
- Veras… no puedo casarme contigo.
- ¿Qué? – exclamo abriendo mucho los ojos.
- No puedo hacerlo. Mis sentimientos no son los mismos de antes… y siento que estamos perdiendo el tiempo en algo que no va a funcionar.
- Kate, ¿no comprendes que lo he dejado todo, para que esto funcionara? – Dijo alzando el tono de voz - y ahora, vas y me dices que ha sido una pérdida de tiempo - dijo ya gritando.
- Lo siento - dije sin poder evitar que algunas lágrimas cayeran por mi rostro. No quería hacerle daño… después de todo lo había querido, había sido un hombre importante en mi vida, solo que no podía ya hacer nada. Los sentimientos, así como llegan se van y desgraciadamente, los que tenía por Josh se fueron borrando así como fueron pasando los días. No sabría nunca si había sido fruto de sus ausencias, de su trabajo, de su forma de ser o de la mía, quien sabe. Pero ahí estaba, aquello se había terminado sin remedio. Y no porque fuera a casarme con Rick, sino porque ya no sentía nada por él.
- ¿Por qué ahora? -dijo aún enojado pero más tranquilo, supongo que por verme en ese estado.
- Quería hacerlo hace tiempo… pero por el amor que sentimos una vez, pensé que merecíamos intentarlo un poco más, por todo lo que habíamos vivido. Yo quería Josh pero… - le explique tocándome el corazón – aquí ya no queda nada de que hubo antaño.
- Tenías que habérmelo dicho hace unas semanas, cuando tuvimos esa conversación, Kate si ya no me querías no me ibas a volver a querer así como así. De la noche a la mañana.
- Lo siento.
- Bien, recogeré mis cosas y me iré.
- Veras, tengo algo que contarte, y quisiera que lo supieras por mí - dije a media voz, mirando el suelo.
Tenía que contárselo yo antes de que se enterara por otra persona de que me iba a casar con otro. Sabía que esto iba a hacerle daño pero quizás, si me odiaba, sería más fácil para mí, me merecía su odio.
- ¿Qué pasa Kate? - dijo acercándose a mí, lo tenía delante e incapaz de aguantarle la mirada - ¿Hay otro?
- Voy a casarme con Rick – solté de golpe. Y aunque el tono de mi voz fuera bastante inaudible, él lo entendió a la primera.
- ¿Rick?
- Castle.
- ¿Qué? - volvió a gritar – no, esto es una broma… no puede ser, me dejas por ese imbécil. Kate tu misma lo decías era un imbécil y ahora te casas con él.
- Lo siento… no deberías enterarte de este modo… yo comprendo que me odies.
- Kate, tú no estás bien, ¿te diste un golpe en la cabeza? ¿Tuviste un accidente? ¿Te has vuelto loca? Mira… ¿sabes? me alegro de que me dejes antes de que me metas a en algún lio - dijo enfadado metiéndose en la habitación que ambos compartíamos. Tras recoger lo principal se largó pegando un fuerte golpe en la puerta.
Me tiré en el suelo y rompí a llorar, sabía que le había hecho mucho daño, no quería, le podía haber dado mis motivos para casarme con Rick, pero… necesitaba que me odiara necesitaba sentirme mal por lo que había hecho. Tenía un fuerte dolor en el pecho que me consumía por dentro. Y me quede allí tirada en el suelo llorando hasta que sin saber cómo, por agotamiento, me quede dormida.
Me desperté y me dirigí hacia la casa de Rick para ver cómo se encontraba. Me lo encontré sorprendentemente bien, sonriendo y de pie ya vestido.
- ¡Ey! - dijo a modo de saludo.
- Hola - dije tragando saliva, muy seria y aun con dolor de cabeza por el llanto que había derramado.
- ¿Estás bien?
- Sí, pero… ¿no debería yo preguntarte eso?
- Ahora mismo creo que estas tu peor que yo - dijo y le miré como preguntándole "¿en serio?" – venga, desembucha… sabes que te conozco demasiado bien y esos ojos tuyos me están gritando problemas…
- Nada, de verdad. Por cierto, le conté a Lanie ayer…
- ¡Oh! no pasa nada. De todas formas se iba a enterar esta noche.
- Gracias por entenderlo – le dije sentándome a su lado en el sofá de la casa. Él estaba estirado en él, con un batido en las manos.
- Está bien. Tengo que ir a por unos papeles al hospital si quieres podemos vernos luego en la fiesta…
- No, prefiero ir contigo - dije sonriéndole.
- Vale, cojo unas cosas y nos vamos
Se levantó, me dio su batido y entro en su habitación, salido al rato, cuando me había terminado su batido, que por cierto estaba buenísimo, y después de coger una carpeta que había sobre la mesa, me tendió la mano… Me levante, pero no se le tendí la mía, estaba aún dolida por lo de Josh. Sin más, salimos de allí, en dirección al hospital.
Cuando llegamos, él seguía sonriendo, no podía imaginarme en su situación y estar tan tranquila, como estaba él en ese momento. Aunque imagine que mucha parte de esa felicidad que mostraba era simple fachada. Tras hablar con el médico, pasamos a despedirnos de Alex, para agradecerle todo lo que nos había ayudado.
- ¡Dios Rick! - dijo abrazándole - eres un hombre increíble, que pena que ya tuvieras a otra en mente - dijo mirándome y guiñándome un ojo con una sonrisa. Le devolví la sonrisa, aunque no tuviera humor en esos momentos para nada.
- Bueno, no me importaría ser bígamo - dijo Rick riendo - gracias por todo Alex, sin duda me ha encantado conocerte y saber el gran trato que se da en este hospital, eres increíble.
- Espero que me invitéis a la boda.
- Bueno, tú, en parte eres culpable de ella, así que… - seguían bromeando y yo intentaba mantener el tipo porque no me sentía aún del todo bien con la idea de casarme así de esta forma.
- Creo que deberíamos irnos Rick, hemos quedado - dije abrazando a Alex mientras nos despedíamos.
- Nos vamos de copas con unos amigos, si te apetece, estas invitada Alex – dijo Rick amistosamente.
- Gracias chicos. Tengo guardia pero gracias. Chicos… no dejéis de luchar. Os tendré informados si hay novedades.
- Gracias – dije saliendo del lugar donde nos encontrábamos.
Nos íbamos a ir cuando de repente escuché a alguien gritar y cuando me giré vi a Josh golpear fuerte a Rick en la cara haciéndole caer. Tan fuerte fue el golpe que Rick no paraba de sangrar por la nariz.
Alex se acercó a toda prisa y le presto los primeros auxilios a Castle, tapono su nariz y después de ayudar a incorporarse a Castle procedió a sentarlo en una silla.
Miré a Josh con cara de odio, empujándole para separarlo
- ¿Estás loco? – No podía creerme lo que acababa de hacer y lo peor es que Rick seguía sangrando – tiene leucemia ¿Quieres matarlo antes de hora?
- Dios Kate, lo siento… yo no sabía… perdona…- dijo casi llorando.
- Josh, será mejor que te vayas – dije dándole un empujón bastante fuerte, no quería que volviera a pegar a Castle, que seguía sentado en una silla siendo atendido por Alex…
- Lo siento, comprendo… - dijo acercándose a Castle para disculpare - lo siento, intenta hacerla feliz - dijo y desapareció sin mirar atrás.
Ayudé a Alex a levantar a Castle y lo llevamos a la enfermería para que le pararan la hemorragia. Me sentía fatal y ni siquiera me atrevía a mirarle a los ojos.
- Kate… - me llamaba Rick intentando hacer que le mirara pero no podía - Kate mírame.
- Rick yo lo siento - dije intentando limpiarme las lágrimas.
- Kate - dijo Alex - aprieta así para cortar la hemorragia-dijo dándome una gasa limpia - ahora vengo - dijo pero sabía que lo hacía para darnos algo de espacio para que pudiéramos hablar.
- Eso es lo que te pasaba hoy ¿verdad? ¿Has cortado con Josh? – me pregunto muy serio.
- Si.
- Kate no tenemos que casarnos, ha sido un error pedírtelo. Perdona, pero es que… no pensé en ti, sino en mí. Estás enamorada de otro, ibas a casarte con otro y yo… no puedo ser egoísta, no contigo. Te mereces ser feliz Kate.
- Te equivocas en todo Rick.
- No… yo… te comprendo.
- Ya no estoy enamorada de él, aunque tú no me lo hubieras pedido, no me hubiera casado con él. Pero esto si es culpa mía - dije señalándole su cara con un gran hematoma en la nariz por el puñetazo de Josh.
- Le contaste que te ibas a casar conmigo ¿verdad? – me pregunto sin dejar de mirarme.
- Sí, no quería que se entera por otros.
- Y no le dijiste que me pasaba… ¿Lo hiciste por qué yo te pedí que no se lo contaras a nadie? Kate tenías todo el derecho a decirlo.
- No, lo hice todo por motivos egoístas. Necesitaba… que me odiara… me merecía su odio – dije entre lágrimas que ya no podía contener más.
- Kate – dijo levantándome el rostro y secándome con otra gasa las lágrimas que vertían mis ojos sin parar - nadie se merece el odio de nadie - dijo agarrándome la barbilla para que le mirara - y mucho menos tú. Hicieras lo que hicieras, nunca te podría odiar. Fíjate como empezamos y así y todo me tenías loco, iba como un perrito faldero detrás de ti - dijo haciéndonos reír a ambos - eres una mujer increíble y no mereces sufrir por ello.
- ¿No merezco? Rick… le he hecho mucho daño, tenía que haberlo dejado antes. Hace poco… incluso antes de saber nada de tus sentimientos, o de tu enfermedad – enfatice para que comprendiera - me di cuenta de lo nuestro no era reciproco, tenía que haberle dejado en ese instante, pero no lo hice… y le deje que diera todo para que funcionara. Él se ha dejado la piel para que funcionara nuestra relación y yo… le he hecho daño.
- Kate, todo el mundo comete errores. Pero tú eres una gran mujer y no tienes que sentirte mal. Tienes que valorarte más, eres una mujer increíble que das todo, dejando incluso tus ideales a un lado para hacerme feliz. Eso demuestra lo grande que eres.
- Perdona, siento interrumpir - dijo Alex entrando. Ejerció presión en la nariz taponándola con una bolsa de hielo, hasta que dejo de sangrar.
- Será mejor que nos vayamos cuanto antes de que este hospital acabe conmigo - dijo intentando suavizar las cosas pero yo no estaba de ánimos para ello - te esperamos en la boda Alex, te avisaré con tiempo.
- Gracias chicos, y a ser felices. Os lo merecéis.
- ¿Estás bien? - me pregunto cuando salíamos del hospital.
- Si.
- Si no estás de ánimos para la quedada con los chicos…
- No vas a librarte de contárselo, ha llegado el momento y no lo vas a retrasar más. ¿Has llamado ya a tu madre?
- Sí, mañana nos encontraremos con ella para la cena.
- Bien, ahora vamos a casa a prepararnos ¿Has pensado como…?
- No tengo ni idea, pero supongo que me saldrá en el momento. No quiero que la noche se llene tristeza y compasión. Quiero celebrar la vida, nuestra boda.
- Sí, lo entiendo. Pero al principio…
- Sé que será difícil entenderlo para ellos pero…tienen que asimilarlo. Porque no puedo perder ni un minuto más de mi vida con esta maldita mierda… quiero empezar a vivir, quiero ser feliz.
No pude evitarlo y lo abracé con fuerza atrayéndole con fuerza sobre mi pecho, quería hacerlo feliz, pero yo no quería olvidarme de que estaba enfermo… lo que quería era que no existiera yo lo que quería es que estuviera bien. Mientras esa enfermedad estuviera matándolo poco a poco no iba a poder quitármela de la cabeza, sabía que había muchas posibilidades de perderlo y eso…eso me mataba a mí también.
Ya en el coche, Rick seguía tranquilo, conducía él y a pesar de verme de mal humor, no pregunto, simplemente se calló y dejo que purgara mis males yo sola. Daba gusto estar con alguien que te conoce tan bien y sabe que hacer a cada momento para no incomodarte.
CONTINUARÁ….
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 19
POV KATE
Quedé con Rick en "La Guarida". El había querido juntarnos a todos para contar todo lo sucedido y no tener que ir uno por uno dejando mala impresión y mal sabor de boca frente a los hechos. Yo, antes de ir allí, fui a buscar a Lanie necesitaba tenerla cerca, sentir su apoyo y saber que en cualquier momento si me derrumbaba, ella estaría cerca para recoger los cachos de Kate que quedaran.
Fui al laboratorio y ella ya estaba fuera, esperándome. Subió a mi coche y nos dirigimos al lugar acordado.
- Invite a la Capitán Gates... estaba preocupada por ti y pensé que sería lo mejor. ¿Crees que Rick se molestara?
- Para nada… has hecho bien. Yo la olvide. Estoy preocupada por tantas cosas… pero sobre todo por Rick. Al igual que ella, que desde el primer día que supo de lo sucedido, nos ha dejado bastante a nuestro aire. Sin mirar horarios, sin pensar en horas o días de permiso… nos ha dado, a los dos, carta blanca y eso es de alabar en un jefe.
Llegamos al bar y después de aparcar y entramos juntas. Yo no dejaba de buscar a Rick con la vista. No sabía cómo se encontraría contando todo a los chicos y quería ser su apoyo en este momento tan delicado. Pero, no pasaría eso… ahí estaría yo, a su lado, para ayudar, para que se mantuviera fuerte y no se derrumbara.
Había sido muy valiente y duro hasta ahora, pero eso me sirvió de mucho a mí. Me dio la oportunidad de conocerlo y de que el también, me conociera a mí. Aunque ahora, esperaba tenerle el tiempo suficiente para conocerle más y mejor a ese hombre que día a día hacia que sintiera admiración por él. Me enseño algo muy importante con sus hechos, a luchar por todo lo que quería y a saber a darme cuenta de lo importante en la vida.
Más que nunca, sabía que no estábamos en este mundo para siempre, solo veníamos a visitarlo por un momento y nosotros decidíamos si ese instante era mágico y único o si solo pasábamos por el sin pena o gloria… siendo un numero entre millones. Nuestro tiempo es limitado y hay que disfrutarlo a cada segundo, no podemos dejar pasar los días sin luchar por nuestros sueños.
Puede sucedernos cualquier cosa, o también, lo que le había sucedido a Rick, que esperando el momento apropiado, se encontró con poco o nada para realizar todo lo que deseaba, o incluso para encontrar algo tan importante como un padre o quizá para casarse o tener hijos… Debíamos vivir al día, aprovechar cada latido de nuestro corazón para saber que estamos vivos y que el aquí y ahora es lo importante, no el mañana.
A lo lejos lo vi, iba como siempre, arreglado pero informal, con sus pantalones vaqueros, su camisa y una americana, debía estar destemplado aun. Aunque cuando lo deje hacia un rato, se sentía más o menos bien. También comprobé que desde su salida del hospital tenía un compañero inseparable, la gorra, que iba cambiando según el color de su indumentaria, al fin y al cabo, hay cosas que no cambian y el siempre había sido presumido. No se la quitaba nunca, odiaba mostrar la calva que habían dejado esas dos sesiones de quimio. Por eso decidió raparse, lo prefirió a que se le vieran esos mechones débiles y mortecinos que quedaban aun en su cabeza.
Cuando Lanie lo vio, se lanzó a sus brazos, asustándolo por el empujón que le propino. Pero reacciono y la abrazo con fuerza como cuando lo hacía conmigo. Mientras, el también me busco con la vista me guiño un ojo… necesitaba ayuda, así que me acerque para quitarle de encima a mi amiga que empezaba a derramar alguna lagrima.
- Lo siento Rick – dijo Lanie soltándole, cuando le di un suave toque en el hombro.
- ¡Ey! estoy bien, soy el mismo de siempre - dijo Castle aunque sus ojos no decían lo mismo, estaba triste.
- Mira Castle, no me parece bien lo que has hecho – le dijo en tono de regaño - No tenías que haberlo ocultado, somos tus amigos y estaremos ahí para ti.
- Lo sé y lo siento, es cierto. Lo sé – entonces note su brazo por mi cintura, necesitaba apoyarse para seguir y le deje - ya tenía un pepito grillo que no ha dejado de repetírmelo a diario - dijo mirándome y dedicándome una sonrisa - acabemos de una vez por todas con esto por favor. Hoy no quiero pena, me oyes - dijo a Lanie, pero me miraba a mí - hoy quiero celebrar la amistad y la vida. Sigo vivo, así que os invito a tomar lo que queráis y brindaremos por habernos conocido.
Nos acercamos a los chicos y Lanie se nos adelantó, dejándonos un poco atrás, le di la mano y el me la apretó. Antes de llegar, le pare y le comente que se encontraba allí la Capitán Gates.
- He invitado a Gates. La vi preocupada y pensé… - instantáneamente me interrumpió para darme la razón.
- Has hecho bien, no lo pensé pero… ella ha estado ahí, es más, fue la primera en saber algo sobre mi enfermedad y por eso me facilito el trámite de pedir permisos para pruebas y tal. Gracias Kate, y no solo por esto, por todo. Sin ti no hubiera podido llegar así de fuerte hasta este momento.
- Creo que las gracias te las tengo que dar yo a ti, por enseñarme lo que es luchar y por dejarme conocerte mejor, hemos pasado multitud de horas juntos y nunca vi el Rick que tengo el placer de ver ahora - dije sonriéndole colocándole un poco la gorra. El me devolvió la sonrisa y me estiro donde estaban todos. Sentados en la barra.
- Acabemos con esto cuanto antes. Ven…
- Estoy cerca, no lo olvides.
- Nunca lo hago… - dijo mirándome con tanta sinceridad que me recorrió un escalofrió por la espalda.
Los chicos, ajenos a todo, bebían y disfrutaban de unas risas hablando sobre Dios sabe que, y cuando nos vieron, nos saludaron.
- Hola Rick - dijeron ambos a la vez después, ambos se quedaron callados mirándonos. Supongo que les extrañaría vernos cogidos de la mano.
- Hola chicos, señor… - saludo Rick - Bueno… - dijo tomando aire - os he reunido para deciros – le sudaban las manos, pude comprobar, y casi notaba un cierto temblor, lo estaba pasando mal - que… esto no es fácil - dijo y le apreté la mano, entrelazando mis dedos con los suyos intentando infundirle fuerza y ánimos, él me miro y tras un asentimiento volvió a centrarse en lo que quería decir - sé que he estado lejos un tiempo, tendría que habéroslo dicho antes, pero… bueno, vale más tarde, que nunca, la vida es así. En las últimas pruebas que nos hicieron en la comisaria… me detectaron leucemia… - la cara de todos cambio al momento, a pesar de su silencio se podía ver la impresión causada por la confesión – Intente luchar contra ella, pero creo que es inútil, entre otras cosas porque lo que quede prefiero vivirlo bien y no con los efectos secundarios de la quimio que son insoportables. Así que...
- No estarás hablando en serio ¿verdad? - dijo Ryan con los ojos abiertos y algo vidriosos - ¿Le ganaste la partida a dichosa cosa esa? ¿Por eso estamos aquí? ¿No?
- No chicos, estoy aquí porque… la enfermedad ha ganado la batalla, hay pocas posibilidades. Acaso un trasplante de un familiar, porque de momento hay pocas personas que puedan ser compatibles, solo un trasplante de médula podría… - en ese momento los chicos me miraron y entendieron todo - por cierto, un pajarito me dijo que os habíais hecho las pruebas, gracias. – Todos estaban callados, excepto la Capitán Gates, Lanie y yo que a pesar de estar serias, por saber lo que estaba sucediendo, sabíamos que debíamos aguantar el tipo para no hacer el discurso más difícil a Rick – Veréis chicos, no os enfadéis, pero no quiero esperar a que llegue o no, no puedo, o mejor dicho, no quiero vivir así. Por lo que, esto de hoy es casi una despedida, me voy a Los Hamptons porque quiero disfrutar de esa casa que me costó tanto comprar, aunque sea solo unos meses. Y por supuesto también quiero llevar a cabo algunos planes que tengo y que me gustaría cumplir antes de que llegue el momento. Prometerme que vais a seguir ahí, dando el callo y sacando de la calle a todos los tipos que intenten impedir que en nuestra ciudad se puede vivir tranquilo. Os dejo en las mejores manos, la capitán os vigilara de cerca y me contara si os portáis bien y como no lo hagáis, vendré a pegaros una colleja… ¿entendéis? – dijo sonriendo mientras las caras de los demás eran de impresión, de miedo, de dolor y de cariño hacia ese hombre que había pronunciado un discurso de despedida que los había dejado con los pelos como escarpias.
Todos tuvieron que disimular, bebiendo o simplemente secándose las lágrimas que habían derramado sin temor al que dirán, y sin mediar palabras los tres se juntaron en un fuerte abrazo.
Me separé un poco de ellos, intentando evitar yo misma las lágrimas que pugnaban por salir, yo lo sabía, pero eso no lo hacía más fácil. Los brazos de Lanie sobre mí me sacaron de mi ensimismamiento y aproveche para dejarme llevar de nuevo.
Él quería celebrar la amistad, me parecía muy notable por su parte, pero debía entender que antes debíamos purgar la pena que nos embargaba a todos, debíamos llorar por nuestro amigo, por lo que había vivido y lo que le quedaba por vivir. Sentirnos comprendidos y apoyados por el grupo y que Rick supiera que nos tenía allí a todos para ayudarle a sobrellevar la situación, aunque fuera en la lejanía.
Cuando la realidad nos sacudió con su crueldad, todo volvió a la normalidad. Cada uno disimulando el dolor a su modo. Rick, por su parte, me agarro por la mano entrelazando nuestros dedos de nuevo, quería darme fuerzas y recibirlas, pero nuestro acercamiento no pasó desapercibido a los demás.
- Pero no todo deben ser malas noticias… Tengo que comunicaros… bueno, mejor dicho, tenemos que contaros algo - dijo mirándome.
¿No le basto Sr. Castle con lo que soltó hasta ahora? - Dijo la Capitán Gates interviniendo por primera vez en la reunión.
Ya termino Sr. – dijo sonriendo ya de forma más distendida - que le he pedido a Kate que se case conmigo, y aunque siga sin creérmelo – dijo mirándome con una sonrisa que iluminaba el oscuro lugar – pues, que ha aceptado, por lo que… si no tenéis nada que hacer este fin de semana, nos gustaría invitaros a nuestra boda.
- ¿Esto es en serio? – El que hablo fue Espo que hasta ese momento había permanecido mudo – porque si es una broma, os habéis pasado los dos…
- Te lo prometo - dijo Rick exagerando y levantando la mano derecha en señal de juramento -yo a veces todavía creo que es un sueño - dijo haciéndonos reír a todos.
- Bueno pues entonces los tenemos que felicitar - dijo la Capitán sonriendo por primera vez.
- Así que ahora - dijo Rick después de aceptar las felicitaciones de todos, al igual que yo - toca celebrar, yo invito - dijo sonriendo, parecía feliz, pero yo sabía… que por dentro todo esto tenía que haberle afectado tanto que… seguramente pagaría ese esfuerzo de algún modo.
POV RICK
Despues del momento vivido, estaba agotado, pero no podía dejar a mis únicos amigos allí y que me vieran desaparecer como si no pasara nada, así que permanecía sentado, escuchando y diciendo alguna que otra frase para que no me tuvieran pena. Las chicas hablaban, algo apartadas, me disculpe e intente acercarme sin ser visto. Quería saber que pasaba, no parecían tener una charla muy amigable, Lanie se expresaba normalmente con las manos, pero en ese momento, ambas sujetaban una copa de la que daba grandes sorbos. Eso me preocupo…
- Kate ¿Cómo está? - dijo Gates.
- Yo no soy la que está pasando por esto Señor – le respondió Kate.
- Victoria, por favor… estamos fuera de la comisaria. Le contesto amistosamente.
- Gracias… Victoria.
- Veras, yo desgraciadamente también he estado en tu situación Kate. La persona que lo sufre por supuesto que es la víctima, aquí es el quien más sufre. Pero la gente que está a su alrededor también lo hace, y puesto que tú vas a estar ahí para él…
- Estoy bien, bueno - solté un resoplido - me gustaría poder hacer mucho más de lo que hago.
- Kate has hecho mucho más de lo que cualquiera en tu lugar hubiera hecho - dijo Lanie abrazándola.
- Ya… entonces porque me siento una inútil ahora mismo, quiero ayudarlo, necesito ayudarlo pero no sé cómo.
Me dolía verla así, estaba sufriendo, se sentía apesadumbrada por la situación, la estaba haciendo pasar por un drama sin que ella tuviera necesidad de ello, por eso a pesar de haberle pedido que se casara conmigo, a pesar de soñar cada día con eso… Me sentía mezquino.
Me hubiera gustado tanto huir solo de todo y de todos. Quisiera mantenerla alejada de todo para que no sufriera, pero había sido egoísta, prefería ser yo feliz, que buscar su bienestar, sabía que sufriría viéndome en mis últimos días… pero si ella no estaba conmigo, yo prefería terminar con mi vida, con todo esto que me mataba. Quizá debería hablarle y decirle que la liberaba del peso de la boda, que la dejaba en libertad para que hiciera su vida.
Me acerque a ella, cortando los pocos pasos que me alejaban de su lado y coloque una copa delante de ella. Podía sentir el calor de su espalda sobre mi pecho y eso me hacía sentir vivo.
- Dejad de hablar de lo que estéis hablando y a disfrutar chicas - dije sonriendo abiertamente.
- Rick, es de mala educación escuchar una conversación de mujeres… no puedes…
- ¡Eh!… no quiero lamentos. Ven – le dije agarrándola de la mano – me apetece bailar contigo ¿quieres? - dije sonriéndole mirándola a los ojos, esos ojos que nunca llegaría a descifrar a pesar de llevar intentándolo desde hacía cinco años.
Kate se levantó dejando a las chicas y la lleve hasta una parte apartada donde tuviéramos algo de intimidad. Allí la cogí de la cintura atrayéndola hacia mí. Ella puso una mano en mi hombro y con la otra se asió fuertemente a mi mano izquierda, y deposite ambas sobre mi corazón. Ella colocó su cabeza sobre mi pecho y empezamos a movernos al son de una música tranquila y pausada que sonaba de forma ambiental, como hacía apenas un mes, justo cuando mi vida empezó a cambiar.
- ¿Sabes? – le dije intentando aligerar la conversación que pretendía tener con ella.
- Um… - rumoreo… parecía disfrutar del momento… y eso me hacía dudar… y si ella, a pesar de todo, ¿empezaba a sentir algo por mí?
- La última vez que bailamos - dije soltando una risita sobre su oído y sentí como se removía sobre mí – no estábamos así precisamente.
- No recuerdo eso y lo sabes - dijo sonriendo pícara.
- Pues yo creo que recuerdas más de lo que dices
- Si tú lo dices… - dijo apretándose aún más a mí.
Y ahí deje mis buenas intenciones de volverme atrás en lo de la boda, seria mezquino o idiota, o quizá egoísta, pero estaba enamorado de esa mujer y cuando yo muriera, ella podría seguir su vida y tendría dinero para poder vivir sin trabajar, una bonita casa en Los Hamptons y seria joven aun para poder rehacer su vida con quien quisiera. Así que yo intentaría ser feliz lo que me quedaba de vida e intentaría que ella también lo fuera todo el tiempo que permaneciera a mi lado. Porque no podía vivir sin ella, la necesitaba y si eso era mezquino o egoísta, lo era…
CONTINUARÁ…
POV KATE
Quedé con Rick en "La Guarida". El había querido juntarnos a todos para contar todo lo sucedido y no tener que ir uno por uno dejando mala impresión y mal sabor de boca frente a los hechos. Yo, antes de ir allí, fui a buscar a Lanie necesitaba tenerla cerca, sentir su apoyo y saber que en cualquier momento si me derrumbaba, ella estaría cerca para recoger los cachos de Kate que quedaran.
Fui al laboratorio y ella ya estaba fuera, esperándome. Subió a mi coche y nos dirigimos al lugar acordado.
- Invite a la Capitán Gates... estaba preocupada por ti y pensé que sería lo mejor. ¿Crees que Rick se molestara?
- Para nada… has hecho bien. Yo la olvide. Estoy preocupada por tantas cosas… pero sobre todo por Rick. Al igual que ella, que desde el primer día que supo de lo sucedido, nos ha dejado bastante a nuestro aire. Sin mirar horarios, sin pensar en horas o días de permiso… nos ha dado, a los dos, carta blanca y eso es de alabar en un jefe.
Llegamos al bar y después de aparcar y entramos juntas. Yo no dejaba de buscar a Rick con la vista. No sabía cómo se encontraría contando todo a los chicos y quería ser su apoyo en este momento tan delicado. Pero, no pasaría eso… ahí estaría yo, a su lado, para ayudar, para que se mantuviera fuerte y no se derrumbara.
Había sido muy valiente y duro hasta ahora, pero eso me sirvió de mucho a mí. Me dio la oportunidad de conocerlo y de que el también, me conociera a mí. Aunque ahora, esperaba tenerle el tiempo suficiente para conocerle más y mejor a ese hombre que día a día hacia que sintiera admiración por él. Me enseño algo muy importante con sus hechos, a luchar por todo lo que quería y a saber a darme cuenta de lo importante en la vida.
Más que nunca, sabía que no estábamos en este mundo para siempre, solo veníamos a visitarlo por un momento y nosotros decidíamos si ese instante era mágico y único o si solo pasábamos por el sin pena o gloria… siendo un numero entre millones. Nuestro tiempo es limitado y hay que disfrutarlo a cada segundo, no podemos dejar pasar los días sin luchar por nuestros sueños.
Puede sucedernos cualquier cosa, o también, lo que le había sucedido a Rick, que esperando el momento apropiado, se encontró con poco o nada para realizar todo lo que deseaba, o incluso para encontrar algo tan importante como un padre o quizá para casarse o tener hijos… Debíamos vivir al día, aprovechar cada latido de nuestro corazón para saber que estamos vivos y que el aquí y ahora es lo importante, no el mañana.
A lo lejos lo vi, iba como siempre, arreglado pero informal, con sus pantalones vaqueros, su camisa y una americana, debía estar destemplado aun. Aunque cuando lo deje hacia un rato, se sentía más o menos bien. También comprobé que desde su salida del hospital tenía un compañero inseparable, la gorra, que iba cambiando según el color de su indumentaria, al fin y al cabo, hay cosas que no cambian y el siempre había sido presumido. No se la quitaba nunca, odiaba mostrar la calva que habían dejado esas dos sesiones de quimio. Por eso decidió raparse, lo prefirió a que se le vieran esos mechones débiles y mortecinos que quedaban aun en su cabeza.
Cuando Lanie lo vio, se lanzó a sus brazos, asustándolo por el empujón que le propino. Pero reacciono y la abrazo con fuerza como cuando lo hacía conmigo. Mientras, el también me busco con la vista me guiño un ojo… necesitaba ayuda, así que me acerque para quitarle de encima a mi amiga que empezaba a derramar alguna lagrima.
- Lo siento Rick – dijo Lanie soltándole, cuando le di un suave toque en el hombro.
- ¡Ey! estoy bien, soy el mismo de siempre - dijo Castle aunque sus ojos no decían lo mismo, estaba triste.
- Mira Castle, no me parece bien lo que has hecho – le dijo en tono de regaño - No tenías que haberlo ocultado, somos tus amigos y estaremos ahí para ti.
- Lo sé y lo siento, es cierto. Lo sé – entonces note su brazo por mi cintura, necesitaba apoyarse para seguir y le deje - ya tenía un pepito grillo que no ha dejado de repetírmelo a diario - dijo mirándome y dedicándome una sonrisa - acabemos de una vez por todas con esto por favor. Hoy no quiero pena, me oyes - dijo a Lanie, pero me miraba a mí - hoy quiero celebrar la amistad y la vida. Sigo vivo, así que os invito a tomar lo que queráis y brindaremos por habernos conocido.
Nos acercamos a los chicos y Lanie se nos adelantó, dejándonos un poco atrás, le di la mano y el me la apretó. Antes de llegar, le pare y le comente que se encontraba allí la Capitán Gates.
- He invitado a Gates. La vi preocupada y pensé… - instantáneamente me interrumpió para darme la razón.
- Has hecho bien, no lo pensé pero… ella ha estado ahí, es más, fue la primera en saber algo sobre mi enfermedad y por eso me facilito el trámite de pedir permisos para pruebas y tal. Gracias Kate, y no solo por esto, por todo. Sin ti no hubiera podido llegar así de fuerte hasta este momento.
- Creo que las gracias te las tengo que dar yo a ti, por enseñarme lo que es luchar y por dejarme conocerte mejor, hemos pasado multitud de horas juntos y nunca vi el Rick que tengo el placer de ver ahora - dije sonriéndole colocándole un poco la gorra. El me devolvió la sonrisa y me estiro donde estaban todos. Sentados en la barra.
- Acabemos con esto cuanto antes. Ven…
- Estoy cerca, no lo olvides.
- Nunca lo hago… - dijo mirándome con tanta sinceridad que me recorrió un escalofrió por la espalda.
Los chicos, ajenos a todo, bebían y disfrutaban de unas risas hablando sobre Dios sabe que, y cuando nos vieron, nos saludaron.
- Hola Rick - dijeron ambos a la vez después, ambos se quedaron callados mirándonos. Supongo que les extrañaría vernos cogidos de la mano.
- Hola chicos, señor… - saludo Rick - Bueno… - dijo tomando aire - os he reunido para deciros – le sudaban las manos, pude comprobar, y casi notaba un cierto temblor, lo estaba pasando mal - que… esto no es fácil - dijo y le apreté la mano, entrelazando mis dedos con los suyos intentando infundirle fuerza y ánimos, él me miro y tras un asentimiento volvió a centrarse en lo que quería decir - sé que he estado lejos un tiempo, tendría que habéroslo dicho antes, pero… bueno, vale más tarde, que nunca, la vida es así. En las últimas pruebas que nos hicieron en la comisaria… me detectaron leucemia… - la cara de todos cambio al momento, a pesar de su silencio se podía ver la impresión causada por la confesión – Intente luchar contra ella, pero creo que es inútil, entre otras cosas porque lo que quede prefiero vivirlo bien y no con los efectos secundarios de la quimio que son insoportables. Así que...
- No estarás hablando en serio ¿verdad? - dijo Ryan con los ojos abiertos y algo vidriosos - ¿Le ganaste la partida a dichosa cosa esa? ¿Por eso estamos aquí? ¿No?
- No chicos, estoy aquí porque… la enfermedad ha ganado la batalla, hay pocas posibilidades. Acaso un trasplante de un familiar, porque de momento hay pocas personas que puedan ser compatibles, solo un trasplante de médula podría… - en ese momento los chicos me miraron y entendieron todo - por cierto, un pajarito me dijo que os habíais hecho las pruebas, gracias. – Todos estaban callados, excepto la Capitán Gates, Lanie y yo que a pesar de estar serias, por saber lo que estaba sucediendo, sabíamos que debíamos aguantar el tipo para no hacer el discurso más difícil a Rick – Veréis chicos, no os enfadéis, pero no quiero esperar a que llegue o no, no puedo, o mejor dicho, no quiero vivir así. Por lo que, esto de hoy es casi una despedida, me voy a Los Hamptons porque quiero disfrutar de esa casa que me costó tanto comprar, aunque sea solo unos meses. Y por supuesto también quiero llevar a cabo algunos planes que tengo y que me gustaría cumplir antes de que llegue el momento. Prometerme que vais a seguir ahí, dando el callo y sacando de la calle a todos los tipos que intenten impedir que en nuestra ciudad se puede vivir tranquilo. Os dejo en las mejores manos, la capitán os vigilara de cerca y me contara si os portáis bien y como no lo hagáis, vendré a pegaros una colleja… ¿entendéis? – dijo sonriendo mientras las caras de los demás eran de impresión, de miedo, de dolor y de cariño hacia ese hombre que había pronunciado un discurso de despedida que los había dejado con los pelos como escarpias.
Todos tuvieron que disimular, bebiendo o simplemente secándose las lágrimas que habían derramado sin temor al que dirán, y sin mediar palabras los tres se juntaron en un fuerte abrazo.
Me separé un poco de ellos, intentando evitar yo misma las lágrimas que pugnaban por salir, yo lo sabía, pero eso no lo hacía más fácil. Los brazos de Lanie sobre mí me sacaron de mi ensimismamiento y aproveche para dejarme llevar de nuevo.
Él quería celebrar la amistad, me parecía muy notable por su parte, pero debía entender que antes debíamos purgar la pena que nos embargaba a todos, debíamos llorar por nuestro amigo, por lo que había vivido y lo que le quedaba por vivir. Sentirnos comprendidos y apoyados por el grupo y que Rick supiera que nos tenía allí a todos para ayudarle a sobrellevar la situación, aunque fuera en la lejanía.
Cuando la realidad nos sacudió con su crueldad, todo volvió a la normalidad. Cada uno disimulando el dolor a su modo. Rick, por su parte, me agarro por la mano entrelazando nuestros dedos de nuevo, quería darme fuerzas y recibirlas, pero nuestro acercamiento no pasó desapercibido a los demás.
- Pero no todo deben ser malas noticias… Tengo que comunicaros… bueno, mejor dicho, tenemos que contaros algo - dijo mirándome.
¿No le basto Sr. Castle con lo que soltó hasta ahora? - Dijo la Capitán Gates interviniendo por primera vez en la reunión.
Ya termino Sr. – dijo sonriendo ya de forma más distendida - que le he pedido a Kate que se case conmigo, y aunque siga sin creérmelo – dijo mirándome con una sonrisa que iluminaba el oscuro lugar – pues, que ha aceptado, por lo que… si no tenéis nada que hacer este fin de semana, nos gustaría invitaros a nuestra boda.
- ¿Esto es en serio? – El que hablo fue Espo que hasta ese momento había permanecido mudo – porque si es una broma, os habéis pasado los dos…
- Te lo prometo - dijo Rick exagerando y levantando la mano derecha en señal de juramento -yo a veces todavía creo que es un sueño - dijo haciéndonos reír a todos.
- Bueno pues entonces los tenemos que felicitar - dijo la Capitán sonriendo por primera vez.
- Así que ahora - dijo Rick después de aceptar las felicitaciones de todos, al igual que yo - toca celebrar, yo invito - dijo sonriendo, parecía feliz, pero yo sabía… que por dentro todo esto tenía que haberle afectado tanto que… seguramente pagaría ese esfuerzo de algún modo.
POV RICK
Despues del momento vivido, estaba agotado, pero no podía dejar a mis únicos amigos allí y que me vieran desaparecer como si no pasara nada, así que permanecía sentado, escuchando y diciendo alguna que otra frase para que no me tuvieran pena. Las chicas hablaban, algo apartadas, me disculpe e intente acercarme sin ser visto. Quería saber que pasaba, no parecían tener una charla muy amigable, Lanie se expresaba normalmente con las manos, pero en ese momento, ambas sujetaban una copa de la que daba grandes sorbos. Eso me preocupo…
- Kate ¿Cómo está? - dijo Gates.
- Yo no soy la que está pasando por esto Señor – le respondió Kate.
- Victoria, por favor… estamos fuera de la comisaria. Le contesto amistosamente.
- Gracias… Victoria.
- Veras, yo desgraciadamente también he estado en tu situación Kate. La persona que lo sufre por supuesto que es la víctima, aquí es el quien más sufre. Pero la gente que está a su alrededor también lo hace, y puesto que tú vas a estar ahí para él…
- Estoy bien, bueno - solté un resoplido - me gustaría poder hacer mucho más de lo que hago.
- Kate has hecho mucho más de lo que cualquiera en tu lugar hubiera hecho - dijo Lanie abrazándola.
- Ya… entonces porque me siento una inútil ahora mismo, quiero ayudarlo, necesito ayudarlo pero no sé cómo.
Me dolía verla así, estaba sufriendo, se sentía apesadumbrada por la situación, la estaba haciendo pasar por un drama sin que ella tuviera necesidad de ello, por eso a pesar de haberle pedido que se casara conmigo, a pesar de soñar cada día con eso… Me sentía mezquino.
Me hubiera gustado tanto huir solo de todo y de todos. Quisiera mantenerla alejada de todo para que no sufriera, pero había sido egoísta, prefería ser yo feliz, que buscar su bienestar, sabía que sufriría viéndome en mis últimos días… pero si ella no estaba conmigo, yo prefería terminar con mi vida, con todo esto que me mataba. Quizá debería hablarle y decirle que la liberaba del peso de la boda, que la dejaba en libertad para que hiciera su vida.
Me acerque a ella, cortando los pocos pasos que me alejaban de su lado y coloque una copa delante de ella. Podía sentir el calor de su espalda sobre mi pecho y eso me hacía sentir vivo.
- Dejad de hablar de lo que estéis hablando y a disfrutar chicas - dije sonriendo abiertamente.
- Rick, es de mala educación escuchar una conversación de mujeres… no puedes…
- ¡Eh!… no quiero lamentos. Ven – le dije agarrándola de la mano – me apetece bailar contigo ¿quieres? - dije sonriéndole mirándola a los ojos, esos ojos que nunca llegaría a descifrar a pesar de llevar intentándolo desde hacía cinco años.
Kate se levantó dejando a las chicas y la lleve hasta una parte apartada donde tuviéramos algo de intimidad. Allí la cogí de la cintura atrayéndola hacia mí. Ella puso una mano en mi hombro y con la otra se asió fuertemente a mi mano izquierda, y deposite ambas sobre mi corazón. Ella colocó su cabeza sobre mi pecho y empezamos a movernos al son de una música tranquila y pausada que sonaba de forma ambiental, como hacía apenas un mes, justo cuando mi vida empezó a cambiar.
- ¿Sabes? – le dije intentando aligerar la conversación que pretendía tener con ella.
- Um… - rumoreo… parecía disfrutar del momento… y eso me hacía dudar… y si ella, a pesar de todo, ¿empezaba a sentir algo por mí?
- La última vez que bailamos - dije soltando una risita sobre su oído y sentí como se removía sobre mí – no estábamos así precisamente.
- No recuerdo eso y lo sabes - dijo sonriendo pícara.
- Pues yo creo que recuerdas más de lo que dices
- Si tú lo dices… - dijo apretándose aún más a mí.
Y ahí deje mis buenas intenciones de volverme atrás en lo de la boda, seria mezquino o idiota, o quizá egoísta, pero estaba enamorado de esa mujer y cuando yo muriera, ella podría seguir su vida y tendría dinero para poder vivir sin trabajar, una bonita casa en Los Hamptons y seria joven aun para poder rehacer su vida con quien quisiera. Así que yo intentaría ser feliz lo que me quedaba de vida e intentaría que ella también lo fuera todo el tiempo que permaneciera a mi lado. Porque no podía vivir sin ella, la necesitaba y si eso era mezquino o egoísta, lo era…
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 20
POV Rick
Fue una noche muy larga y difícil, apenas había dormido. No debería haber bebido, eso me hizo tener alguna que otra nausea y tuve que hacer algún que otro viaje al baño.
Me levante cansado, todo mi cuerpo pesaba como si fuera de bronce y mis huesos se sentían débiles parecían cristal para llevar tanto peso. Tenía que levantarme, Kate aparecería en cualquier momento y no me apetecía que me viera así. Después de ese baile que compartimos, sabía que ella era la persona que yo siempre imagine. Estuvo muy cariñosa conmigo, después de bailar, me llevo a casa y me beso tímidamente en los labios. Me sorprendió tanto, que no sé si se lo devolví.
Seguía en la cama, pensando de donde sacar la voluntad suficiente para el trago que me esperaba. Hablar con mi madre y contarle todo lo sucedido en esas últimas semanas. Ella era la que más merecía saber y la única, ahora después de haber hablado con los chicos, que aún no sabía nada. Sería un momento duro, ella me conocía muy bien y no estaría de acuerdo en que yo dejara mi tratamiento. Intentaría convencerme, llevarme al huerto y comulgar con sus ideas, pero no… estaba decidido y no seguiría con la quimio.
Escuche como alguien abría la puerta… ahí estaba mi ángel de la guarda… Kate acababa de llegar. Hacia unos días, cuando me dijo que se casaría conmigo, le había dado una llave, por si me sucedía algo y le dije que desde ese momento la usara. Hoy era la primera oportunidad para ello y comprobé que ejecutaba mis órdenes.
- Rick… ¿Dónde andas? – Dijo levantando un poco la voz – Levántate dormilón… - añadió entrando en la habitación y mirando mi aspecto, que debía ser lamentable – No fue la mejor noche de tu vida por lo que veo, esas ojeras me dicen que no has dormido. ¿Qué pasa? ¿Vamos al hospital?
- Vaya con mi prometida, vino mandona hoy… - le dije mientras ponía todo mi empeño en sentarme en la cama para convencerla de que me encontraba bien.
- No te hagas el valiente conmigo, te conozco demasiado. ¿Te ayudo con la ducha? – me pregunto intentando ayudarme a levantarme.
- Si, seguro… y de paso me rascas la espalda – quise bromear.
- Voy a prepararte el desayuno, así que haz el favor de llamarme si no te encuentras bien – dijo saliendo de la habitación no muy convencida de que fuera a estar bien.
Seria duro para ella, pero para mí sería humillante, ver como la mujer a quien quisiera dar todo, haciéndome de niñera… mi hombría se vería seriamente pisoteada. Solo esperaba estar a la altura, antes de irme de este mundo, para consumar mi matrimonio. No pedía tener un hijo, eso sería pedir demasiado a Kate, pero si me gustaría poder tener una relación plena con ella, algún día, si ella me lo permitía y no le suponía un trauma. Aunque el pequeño Rick no parecía estar por la labor, desde la primera quimio había dejado de dar síntomas de vida al acercarme a cualquier mujer, eso me deprimía bastante también.
Pensando en eso, conseguí levantarme e ir a ducharme. No podía consentir que ella me duchara o que me viera en ese estado. Después de asearme, me lave los dientes, me vestí de forma informal, me "calce" mi gorra y fui a la sala donde olía a café, ese líquido elemento que tanto me gustaba y que ahora me daba bastante asco, aunque no dijera nada y me tomara una taza para que ella no se enfadara o sintiera ofendida.
- Anda siéntate, que el desayuno está hecho. Tenemos que salir pronto para poder llegar al encuentro con tu madre - cuando dijo eso, no pude evitar bajar la mirada para que no viera la ansiedad que esa conversación me causaba - Estás nervioso, lo sé - dijo y levanté los ojos para mirarla - no puedes engañarme.
- Si. Tienes razón, estoy cagado. No sé cómo va a reaccionar.
- Estará triste Rick, es normal. Pero no le importara nada más que tu bienestar.
- Lo se… pero se lo he ocultado durante bastante tiempo y… he dejado de luchar.
- No lo has hecho, simplemente lo haces a tu manera, o por lo menos eso creo, no me casaría contigo si no supiera que en el fondo estas deseando vivir. Sé que no te estas rindiendo. Si estás feliz serás mucho más fuerte para poder luchar contra esto. Sé que final, venceremos, estoy convencida.
- Ojala. Me encanta que te hayas vuelto tan positiva – le dije cambiando mi cara asustada con una sonrisa.
- Lo aprendí de alguien muy especial. ¿No recuerdas? Tú antes lo eras.
- Bueno, no me ha ido tan mal… te tengo a mi lado, eso no habría pasado en ninguno de mis mejores sueños - dije haciéndola reír.
- Anda, soñador, vamos ayúdame a recoger esto y vayámonos.
POV KATE
Conducía yo el coche, le veía cansado y de ese modo, podría descansar un rato si quería por el camino, y así lo hizo. Ya quedaba poco para llegar cuando despertó.
- ¿Queda mucho?
- No, ya estamos llegando.
- Bien - dijo mirándose en el espejo del coche nervioso - me encanta esta gorra, nadie diría que ya no tengo mi fantástico pelo ¿verdad? - dijo intentando bromear.
- Pronto volverá, crece rápido, ya verás cómo antes de que te des cuenta estará ahí de nuevo, pidiendo de tus cuidados… - le mire de soslayo y rio – como si no supiera que te pasabas horas intentando colocar tu flequillo…
- Ese que me hacía irresistible.
- Si claro lo que tú digas - dije riéndome.
Seguí sus indicaciones hasta que pare delante de una casa increíble, grande, dos pisos por lo menos eran visibles, el exterior blanco la hacía resaltar en medio de un césped muy bien cuidado en una pequeña colina. Olía a mar, así que pensé que estaría cerca - Esto es increíble – le dije sin dejar de mirar hacia todos lados curiosa.
- Quería darle buen uso al dinero de mi padre, o al menos, parte de el - dijo sonriéndome.
Lo ayude a bajar las cosas del coche, ropa y demás utensilios para la boda y lo entramos dentro. El interior era aún más impresionante. Una hermosa escalera llevaba al piso superior, con una decoración en tonos blancos y claros que la hacía parecer más enorme. Debió ver mi sorpresa porque enseguida me miro diciendo.
- Espera a ver la parte del fuera.
- ¿Dónde dejo mis cosas?
- Puedes elegir tu habitación. Hay tres arriba y dos abajo.
- ¿Cuál es la tuya?
- La primera de abajo, el piso de arriba apenas lo uso. Antes me daba pereza subir escaleras, ahora comprendo que es inútil teniendo lo mismo aquí, dijo señalando la preciosa y amplia cocina.
- Pues me pido la de al lado.
- Kate… - dijo serio.
Necesitaba estar cerca de él, quería cuidarlo. Sabía que no le gustaba que estuviera muy pendiente de él, pero no podía evitarlo, quería hacer lo que pudiera para que se sintiera a gusto y se encontrara bien.
- ¿Qué? – le respondí muy seria, dispuesta a atacarle ante cualquier queja.
- Nada – comprendió que no tenía escapatoria, por lo que se conformó - Está bien - dijo sonriéndome.
- Pues eso… Bien.
Coloque mis cosas en la habitación y cuando acabe, Rick aún no había salido. Por lo que me puse a investigar por cuenta propia. Cuando salí al exterior, me quede con la boca abierta, efectivamente su dueño tenía razón, era impresionante. Había una piscina fantástica con un césped natural a su alrededor. Pero lo más maravilloso y que me dejo prendada de ese lugar fue que mirara donde mirara, se podía ver el mar. Uno azul y tranquilo, con el sol reflejado en él. Arena blanca y limpia que empezaba justo donde la valla de la casa terminaba. No hubiera podido un lugar mejor para casarme, era idílico. Estaba asombrada, con la boca abierta disfrutando de toda esa luz y ese mar cuando me sobresalte al escuchar la voz de Rick.
- ¿Te gusta? - preguntó justo detrás de mí, tan cerca, que sentía el calor que su pecho desprendía.
- ¡Esto es increíble! - vi como colocaba sus manos al lado de las mías sobre la barandilla que separaba el interior del exterior, juntando su cuerpo aún más al mío.
- Imagínate cuando lo preparemos para nuestra boda - dijo y me giré quedando cara a cara con él.
- Creo que va a ser fantástico - dije nerviosa por su cercanía. No sabía que era exactamente lo que me hacía sentir, pero si me ponía muy nerviosa su cercanía. Le mire, me sonreía y eso hizo que me pusiera aún más nerviosa, pero de repente escuchamos como se cerraba la puerta principal y note como se tensaba de repente, había llegado el momento temido desde que lo supo - Tranquilo, estoy aquí vale, no voy a dejarte, ni soltarte un instante. No estás solo, puedes y lo sabes - dije mientras acariciaba su brazo intentando calmarlo. Cerró los ojos ante mi contacto, como cogiendo fuerzas a través de su piel para lo que venía a continuación.
- Cariño, hijo… - se escuchaba una voz risueña acercarse donde estábamos.
Rick se separó de mí y se dio la vuelta para encarar a su madre. En cuanto se vieron, se abrazaron con fuerza. Por comentarios hechos por el mismo, hacía tiempo que no se veían. Ella estaba triunfando en Broadway con una obra de teatro, era actriz y bastante conocida.
- Cariño, no me dijiste que venias acompañado por esta hermosa mujer - dijo sonriéndome, mientras se acercaba a mí. Me dio un fuerte abrazo sorprendiéndome ante su confianza -encantada de conocerte Darling, yo soy la madre de este granuja - no pude evitar sonreír ante su comentario.
- Hola, yo soy Beckett… Kate - dije sonriéndole.
-Bueno chico, me alegro de que me llamaras, pero esa urgencia…
- Madre tendría… tengo que contarte algo - dijo el nervioso tragando saliva.
- Yo creo que os voy… - iba a decir que los dejaba solos, pero no pude acabar la frase.
- No - dijo Rick suplicante agarrándome con fuerza por la mano, asentí con la cabeza pero intente mantenerme en un segundo plano, eso era algo muy íntimo y allí estaba yo, mediando ante una madre y un hijo. Realmente debía ser muy importante para él si no quería ni conversar con su madre sin tenerme cerca.
- Richard, ¿qué pasa? estas asustándome.
- Mama, veras, yo… estoy enfermo… yo…
- ¿Qué te sucede? – estaba callado, mirando al suelo, sin poder ver la cara de angustia que tenía esa mujer en su mirada – Cariño, mírame ¿qué pasa?
- Tengo L.L.A.
- ¿Qué?
Vi lo que le estaba costando a Rick todo esto, estaba blanco, y temí se desmayara, así que decidí ayudarlo un poco para aliviar ese mal momento que ahora llevaba sobre su espalda.
- Martha, si me permite tutearla, su hijo intenta decirle que tiene… leucemia - escupí la palabra como si me quemara el pronunciarla.
- ¿Qué? - dijo mirándolo con lágrimas en los ojos. Rick empezó también a llorar, era la primera vez que lo veía tan roto desde que todo esto empezó. Se mantuvieron abrazados durante bastante tiempo, llorando en brazos del otro.
- Mama yo…
- Tranquilo cariño, vamos a luchar, no nos vamos a rendir, ¿me oyes?
- Mama, yo… no puedo… no puedo con esto.
- Cariño, no digas eso, si puedes ¿vale?
- Es que… He dejado el tratamiento.
- No cariño, no, tú nunca te rindes, no vas a hacerlo ahora. Jamás… siempre te enseñe que cuando alguien quiere algo debe luchar. Y hasta el día de hoy lo has hecho muy bien, no será ahora que dejes de hacerlo, ¿entendido?
- Mama me está matando, no puedo… no. – Cogió aire, porque entre las lágrimas y la emoción, se estaba quedando sin resuello – No quiero vivir así. Mira como me está dejando - dijo quitándose la gorra para que pudiera ver la falta de pelo - y no sirve para nada, no hay avances. Yo necesito ser feliz… necesito ser feliz.
- ¡Oh mi amor! - dijo abrazándole con fuerza – eso es lo de menos, algo se podrá hacer ¿verdad? - dijo mirándonos a ambos.
- Un trasplante.
- ¿Yo puedo donar?
- Sí, pero no sabemos si será compatible, tendrías que hacerte las pruebas.
- Bien lo haré… y sino, buscaremos a tu padre.
- No.
- ¿Como?
- No quiero saber nada de él.
- Rick… tu dijiste… pensé que querías…-dije entrometiéndome.
- No quiero vivir pensado que lo ha hecho por pena, me hubiera gustado conocerlo porque él quisiera hacerlo, porque me quisiera… no porque voy a morir.
- Eso no va a pasar cariño.
- Puede pasar y no quiero quedarme con esa duda, no lo necesito…
- Bueno, ya lo hablaremos con más tranquilidad cariño.
- Mama.
- ¿Si? No más malas noticias por favor… no sé si podría soportarlas.
- No, pero tengo que contarte otra cosa.
- ¿Qué pasa? - dijo preocupada. Rick se colocó a mi lado pasando un brazo por mi cintura acercándome así a él.
- No te he presentado a Kate como es debido, ella es mi prometida, nos casamos este fin de semana - dijo con esa sonrisa que siempre me dedicaba y que me hacía sentir tan especial.
CONTINUARÁ…
POV Rick
Fue una noche muy larga y difícil, apenas había dormido. No debería haber bebido, eso me hizo tener alguna que otra nausea y tuve que hacer algún que otro viaje al baño.
Me levante cansado, todo mi cuerpo pesaba como si fuera de bronce y mis huesos se sentían débiles parecían cristal para llevar tanto peso. Tenía que levantarme, Kate aparecería en cualquier momento y no me apetecía que me viera así. Después de ese baile que compartimos, sabía que ella era la persona que yo siempre imagine. Estuvo muy cariñosa conmigo, después de bailar, me llevo a casa y me beso tímidamente en los labios. Me sorprendió tanto, que no sé si se lo devolví.
Seguía en la cama, pensando de donde sacar la voluntad suficiente para el trago que me esperaba. Hablar con mi madre y contarle todo lo sucedido en esas últimas semanas. Ella era la que más merecía saber y la única, ahora después de haber hablado con los chicos, que aún no sabía nada. Sería un momento duro, ella me conocía muy bien y no estaría de acuerdo en que yo dejara mi tratamiento. Intentaría convencerme, llevarme al huerto y comulgar con sus ideas, pero no… estaba decidido y no seguiría con la quimio.
Escuche como alguien abría la puerta… ahí estaba mi ángel de la guarda… Kate acababa de llegar. Hacia unos días, cuando me dijo que se casaría conmigo, le había dado una llave, por si me sucedía algo y le dije que desde ese momento la usara. Hoy era la primera oportunidad para ello y comprobé que ejecutaba mis órdenes.
- Rick… ¿Dónde andas? – Dijo levantando un poco la voz – Levántate dormilón… - añadió entrando en la habitación y mirando mi aspecto, que debía ser lamentable – No fue la mejor noche de tu vida por lo que veo, esas ojeras me dicen que no has dormido. ¿Qué pasa? ¿Vamos al hospital?
- Vaya con mi prometida, vino mandona hoy… - le dije mientras ponía todo mi empeño en sentarme en la cama para convencerla de que me encontraba bien.
- No te hagas el valiente conmigo, te conozco demasiado. ¿Te ayudo con la ducha? – me pregunto intentando ayudarme a levantarme.
- Si, seguro… y de paso me rascas la espalda – quise bromear.
- Voy a prepararte el desayuno, así que haz el favor de llamarme si no te encuentras bien – dijo saliendo de la habitación no muy convencida de que fuera a estar bien.
Seria duro para ella, pero para mí sería humillante, ver como la mujer a quien quisiera dar todo, haciéndome de niñera… mi hombría se vería seriamente pisoteada. Solo esperaba estar a la altura, antes de irme de este mundo, para consumar mi matrimonio. No pedía tener un hijo, eso sería pedir demasiado a Kate, pero si me gustaría poder tener una relación plena con ella, algún día, si ella me lo permitía y no le suponía un trauma. Aunque el pequeño Rick no parecía estar por la labor, desde la primera quimio había dejado de dar síntomas de vida al acercarme a cualquier mujer, eso me deprimía bastante también.
Pensando en eso, conseguí levantarme e ir a ducharme. No podía consentir que ella me duchara o que me viera en ese estado. Después de asearme, me lave los dientes, me vestí de forma informal, me "calce" mi gorra y fui a la sala donde olía a café, ese líquido elemento que tanto me gustaba y que ahora me daba bastante asco, aunque no dijera nada y me tomara una taza para que ella no se enfadara o sintiera ofendida.
- Anda siéntate, que el desayuno está hecho. Tenemos que salir pronto para poder llegar al encuentro con tu madre - cuando dijo eso, no pude evitar bajar la mirada para que no viera la ansiedad que esa conversación me causaba - Estás nervioso, lo sé - dijo y levanté los ojos para mirarla - no puedes engañarme.
- Si. Tienes razón, estoy cagado. No sé cómo va a reaccionar.
- Estará triste Rick, es normal. Pero no le importara nada más que tu bienestar.
- Lo se… pero se lo he ocultado durante bastante tiempo y… he dejado de luchar.
- No lo has hecho, simplemente lo haces a tu manera, o por lo menos eso creo, no me casaría contigo si no supiera que en el fondo estas deseando vivir. Sé que no te estas rindiendo. Si estás feliz serás mucho más fuerte para poder luchar contra esto. Sé que final, venceremos, estoy convencida.
- Ojala. Me encanta que te hayas vuelto tan positiva – le dije cambiando mi cara asustada con una sonrisa.
- Lo aprendí de alguien muy especial. ¿No recuerdas? Tú antes lo eras.
- Bueno, no me ha ido tan mal… te tengo a mi lado, eso no habría pasado en ninguno de mis mejores sueños - dije haciéndola reír.
- Anda, soñador, vamos ayúdame a recoger esto y vayámonos.
POV KATE
Conducía yo el coche, le veía cansado y de ese modo, podría descansar un rato si quería por el camino, y así lo hizo. Ya quedaba poco para llegar cuando despertó.
- ¿Queda mucho?
- No, ya estamos llegando.
- Bien - dijo mirándose en el espejo del coche nervioso - me encanta esta gorra, nadie diría que ya no tengo mi fantástico pelo ¿verdad? - dijo intentando bromear.
- Pronto volverá, crece rápido, ya verás cómo antes de que te des cuenta estará ahí de nuevo, pidiendo de tus cuidados… - le mire de soslayo y rio – como si no supiera que te pasabas horas intentando colocar tu flequillo…
- Ese que me hacía irresistible.
- Si claro lo que tú digas - dije riéndome.
Seguí sus indicaciones hasta que pare delante de una casa increíble, grande, dos pisos por lo menos eran visibles, el exterior blanco la hacía resaltar en medio de un césped muy bien cuidado en una pequeña colina. Olía a mar, así que pensé que estaría cerca - Esto es increíble – le dije sin dejar de mirar hacia todos lados curiosa.
- Quería darle buen uso al dinero de mi padre, o al menos, parte de el - dijo sonriéndome.
Lo ayude a bajar las cosas del coche, ropa y demás utensilios para la boda y lo entramos dentro. El interior era aún más impresionante. Una hermosa escalera llevaba al piso superior, con una decoración en tonos blancos y claros que la hacía parecer más enorme. Debió ver mi sorpresa porque enseguida me miro diciendo.
- Espera a ver la parte del fuera.
- ¿Dónde dejo mis cosas?
- Puedes elegir tu habitación. Hay tres arriba y dos abajo.
- ¿Cuál es la tuya?
- La primera de abajo, el piso de arriba apenas lo uso. Antes me daba pereza subir escaleras, ahora comprendo que es inútil teniendo lo mismo aquí, dijo señalando la preciosa y amplia cocina.
- Pues me pido la de al lado.
- Kate… - dijo serio.
Necesitaba estar cerca de él, quería cuidarlo. Sabía que no le gustaba que estuviera muy pendiente de él, pero no podía evitarlo, quería hacer lo que pudiera para que se sintiera a gusto y se encontrara bien.
- ¿Qué? – le respondí muy seria, dispuesta a atacarle ante cualquier queja.
- Nada – comprendió que no tenía escapatoria, por lo que se conformó - Está bien - dijo sonriéndome.
- Pues eso… Bien.
Coloque mis cosas en la habitación y cuando acabe, Rick aún no había salido. Por lo que me puse a investigar por cuenta propia. Cuando salí al exterior, me quede con la boca abierta, efectivamente su dueño tenía razón, era impresionante. Había una piscina fantástica con un césped natural a su alrededor. Pero lo más maravilloso y que me dejo prendada de ese lugar fue que mirara donde mirara, se podía ver el mar. Uno azul y tranquilo, con el sol reflejado en él. Arena blanca y limpia que empezaba justo donde la valla de la casa terminaba. No hubiera podido un lugar mejor para casarme, era idílico. Estaba asombrada, con la boca abierta disfrutando de toda esa luz y ese mar cuando me sobresalte al escuchar la voz de Rick.
- ¿Te gusta? - preguntó justo detrás de mí, tan cerca, que sentía el calor que su pecho desprendía.
- ¡Esto es increíble! - vi como colocaba sus manos al lado de las mías sobre la barandilla que separaba el interior del exterior, juntando su cuerpo aún más al mío.
- Imagínate cuando lo preparemos para nuestra boda - dijo y me giré quedando cara a cara con él.
- Creo que va a ser fantástico - dije nerviosa por su cercanía. No sabía que era exactamente lo que me hacía sentir, pero si me ponía muy nerviosa su cercanía. Le mire, me sonreía y eso hizo que me pusiera aún más nerviosa, pero de repente escuchamos como se cerraba la puerta principal y note como se tensaba de repente, había llegado el momento temido desde que lo supo - Tranquilo, estoy aquí vale, no voy a dejarte, ni soltarte un instante. No estás solo, puedes y lo sabes - dije mientras acariciaba su brazo intentando calmarlo. Cerró los ojos ante mi contacto, como cogiendo fuerzas a través de su piel para lo que venía a continuación.
- Cariño, hijo… - se escuchaba una voz risueña acercarse donde estábamos.
Rick se separó de mí y se dio la vuelta para encarar a su madre. En cuanto se vieron, se abrazaron con fuerza. Por comentarios hechos por el mismo, hacía tiempo que no se veían. Ella estaba triunfando en Broadway con una obra de teatro, era actriz y bastante conocida.
- Cariño, no me dijiste que venias acompañado por esta hermosa mujer - dijo sonriéndome, mientras se acercaba a mí. Me dio un fuerte abrazo sorprendiéndome ante su confianza -encantada de conocerte Darling, yo soy la madre de este granuja - no pude evitar sonreír ante su comentario.
- Hola, yo soy Beckett… Kate - dije sonriéndole.
-Bueno chico, me alegro de que me llamaras, pero esa urgencia…
- Madre tendría… tengo que contarte algo - dijo el nervioso tragando saliva.
- Yo creo que os voy… - iba a decir que los dejaba solos, pero no pude acabar la frase.
- No - dijo Rick suplicante agarrándome con fuerza por la mano, asentí con la cabeza pero intente mantenerme en un segundo plano, eso era algo muy íntimo y allí estaba yo, mediando ante una madre y un hijo. Realmente debía ser muy importante para él si no quería ni conversar con su madre sin tenerme cerca.
- Richard, ¿qué pasa? estas asustándome.
- Mama, veras, yo… estoy enfermo… yo…
- ¿Qué te sucede? – estaba callado, mirando al suelo, sin poder ver la cara de angustia que tenía esa mujer en su mirada – Cariño, mírame ¿qué pasa?
- Tengo L.L.A.
- ¿Qué?
Vi lo que le estaba costando a Rick todo esto, estaba blanco, y temí se desmayara, así que decidí ayudarlo un poco para aliviar ese mal momento que ahora llevaba sobre su espalda.
- Martha, si me permite tutearla, su hijo intenta decirle que tiene… leucemia - escupí la palabra como si me quemara el pronunciarla.
- ¿Qué? - dijo mirándolo con lágrimas en los ojos. Rick empezó también a llorar, era la primera vez que lo veía tan roto desde que todo esto empezó. Se mantuvieron abrazados durante bastante tiempo, llorando en brazos del otro.
- Mama yo…
- Tranquilo cariño, vamos a luchar, no nos vamos a rendir, ¿me oyes?
- Mama, yo… no puedo… no puedo con esto.
- Cariño, no digas eso, si puedes ¿vale?
- Es que… He dejado el tratamiento.
- No cariño, no, tú nunca te rindes, no vas a hacerlo ahora. Jamás… siempre te enseñe que cuando alguien quiere algo debe luchar. Y hasta el día de hoy lo has hecho muy bien, no será ahora que dejes de hacerlo, ¿entendido?
- Mama me está matando, no puedo… no. – Cogió aire, porque entre las lágrimas y la emoción, se estaba quedando sin resuello – No quiero vivir así. Mira como me está dejando - dijo quitándose la gorra para que pudiera ver la falta de pelo - y no sirve para nada, no hay avances. Yo necesito ser feliz… necesito ser feliz.
- ¡Oh mi amor! - dijo abrazándole con fuerza – eso es lo de menos, algo se podrá hacer ¿verdad? - dijo mirándonos a ambos.
- Un trasplante.
- ¿Yo puedo donar?
- Sí, pero no sabemos si será compatible, tendrías que hacerte las pruebas.
- Bien lo haré… y sino, buscaremos a tu padre.
- No.
- ¿Como?
- No quiero saber nada de él.
- Rick… tu dijiste… pensé que querías…-dije entrometiéndome.
- No quiero vivir pensado que lo ha hecho por pena, me hubiera gustado conocerlo porque él quisiera hacerlo, porque me quisiera… no porque voy a morir.
- Eso no va a pasar cariño.
- Puede pasar y no quiero quedarme con esa duda, no lo necesito…
- Bueno, ya lo hablaremos con más tranquilidad cariño.
- Mama.
- ¿Si? No más malas noticias por favor… no sé si podría soportarlas.
- No, pero tengo que contarte otra cosa.
- ¿Qué pasa? - dijo preocupada. Rick se colocó a mi lado pasando un brazo por mi cintura acercándome así a él.
- No te he presentado a Kate como es debido, ella es mi prometida, nos casamos este fin de semana - dijo con esa sonrisa que siempre me dedicaba y que me hacía sentir tan especial.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 21
POV RICK
Estaba nervioso a la par que feliz. Había llegado el día, el más feliz de mi vida. Me encontraba mal físicamente tras salir del hospital, pero poco a poco los efectos de la quimio iban quedando atrás. Pero a la vez sentía como el cáncer se manifestaba sin tregua en mi cuerpo, dándome molestias, que con el tiempo, se llevarían mi vida. De mi dependía si quería que ese final fuera o no feliz. Por eso hoy estaba a punto de casarme con la mujer de mi vida, aunque ella no sintiera lo mismo por mí, por eso estaba decidido a dejar ese tratamiento que solo me estaba matando lentamente…
Estaban todos nuestros amigos, mi madre, feliz por verme feliz, aunque podía ver esa tristeza en su mirada tras saber la noticia, esa tristeza de saber que su hijo se iba. Entendía estuviera así, solo imaginar lo que sería perder a un hijo estaría matándola por dentro.
Kate y ella enseguida habían hecho buenas migas. Al menos se tendrían la una a la otra cuando esto acabara. Las mire durante estos días alguna vez de escondidas, hablando sobre la boda, haciendo planes, cambiando impresiones. No las escuchaba, pero las veía gesticular y conversar. Incluso un día, sentadas frente a un té, en la terraza. Kate le había dibujado cuatro rayas para explicar cómo era su vestido. Eso me dio la tranquilidad suficiente de saber que todos mis sentimientos hacia Kate eran hacia la persona correcta. Las dos mujeres de mi vida se comprendían, aceptaban y empezaban a quererse. No había felicidad más grande.
Por último estaba un muy confundido Jim Beckett, el que de un día para otro se había enterado de que su hija se casaba, pero no con el hombre que él imaginaba. Su cara cuando Kate se lo dijo, debió ser un poema. Le debía una disculpa por todo eso y le debía también dar las gracias por haber traído al mundo a la mejor mujer de este mundo. Estaba muy nervioso por esa conversación. Pero antes, tenía que hablar con otra persona.
- Hola sheriff.
- Anda, el hombre del día - dijo dándome un fuerte abrazo.
El alcalde era un gran amigo desde que le estuve haciendo de escolta durante unos meses en los que estuvo amenazado por un grupo extremista, desde entonces nos hicimos íntimos amigos. Le convencí para que nos casara, aunque no costó mucho conseguirlo. Ahora antes del gran momento necesitaba pedirle otro favor, antes de…
- Tengo que pedirte otro favor.
- Di, claro, lo que quieras.
- Necesito que hagas algo para que esto no sea legal.
- ¿Esto?
- La boda… sé que ella lo hace por pena, y a mí me vale con vivir el día de hoy, con vivir el resto de mi vida a su lado… pero sé que esto… tiene fecha de caducidad. También se lo importante que es para ella el matrimonio y cuando esto pase… cuando todo acabe quiero que empiece de nuevo, que sea feliz y pueda casarse para toda la vida con la persona a la que quiera de verdad.
- Rick… eres increíble, pero no creo que eso que tú pretendes sea legal. Va mi cargo en ello… ¿lo comprendes?
- Solo quiero que sea feliz, es lo menos que puedo hacer después de lo que está haciendo ella por mí.
- Y lo entiendo, pero no te preocupes, yo hablare con ella cuando sea la hora.
- Bien, gracias por todo sheriff.
- Gracias a ti Rick, para mi eres como un hermano, ese que nunca tuve. Por eso, se también que eres un luchador y que esto no termina así.
- Para mí sí. Se acabó luchar, voy a dedicar este tiempo a ser feliz… quiero disfrutar de cada minuto, de hoy, y de cada día que me quede.
- Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer eso.
- Pues mira, la gente cree que es la decisión fácil, pero está muy equivocada. No ha sido nada fácil, solo busco mi felicidad por una vez… quiero ser egoísta…
- No lo estás siendo, lo que acabas de pedirme lo demuestra.
- Pues manos a la obra – le dije guiñándole un ojo - ¿empezamos?
- Claro, vamos al ataque. La novia tiene que estar al llegar.
POV KATE
No era como me esperaba, pero aun así estaba nerviosa como toda novia. Era el día de mi boda y nunca soñé que pasara de este modo. Pero… también sentía, que estaba haciendo lo correcto y eso me hacía sentir bien, relajada, en paz conmigo misma, contenta. Quería verlo feliz y desde que le dije que sí, no había dejado de sonreír, ese era el mejor premio, su sonrisa.
- Kate estás preciosa - dijo Lanie al entrar en la habitación donde me encontraba frente a un espejo dándome los últimos retoques.
- Gracias – le dije sonrojándome.
- Lanie tiene razón, estas divina querida - dijo Martha entrando tras Lanie y abrazándome.
- Gracias a las dos.
- No, gracias a ti cariño. Hoy haces feliz a mi hijo y eso para mí…
- Él a su manera, me hace feliz a mí.
- Puede, pero he hablado con Rick y sé lo que te ha costado hacer esto, por eso te lo agradezco.
- Creo que no me hubiera perdonado nunca hacer lo contrario, el tener la oportunidad de hacer a alguien feliz solo por estar con él…
- Doy gracias a Dios de que mi hijo al menos te tuviera a ti cuando las cosas iban tan mal. Aun soy incapaz de comprender porque esa manía de guardarse para si todo lo referente a su salud.
- Martha él lo hizo para que no sufrieras… así que fuera lágrimas. Hoy… al menos, tenemos que dejar todo atrás y sonreír… por él. Y ahora, si avisáis a mi padre, yo ya estoy lista para salir.
- Espera hija, porque ahora serás mi hija. Quiero que a pesar de todo, esto sea una boda en condiciones para ti. Llevas algo nuevo, que es tu vestido, algo azul en los pendientes de tu madre, algo prestado, que es el tocado de tu amiga Mandy y te falta algo viejo – y saco un estuche de terciopelo azul con la gargantilla más bonita que vi jamás. Era un cordón de oro macizo trenzado con una fina cadenita con diamantes en talle lágrima que colgaban en la parte delantera, toda una oda al buen gusto y la sencillez. Me lo coloco con mucho cuidado y después me lo ajusto a mi medida – Perteneció a mi abuela, después a mi madre que me lo paso a mí. Ahora es tu turno Kate, ojala algún día puedas pasarlo a tu hija, aunque no sea descendiente directo de mi hijo. Cuéntale que una abuela lejana, le deseo todo lo mejor en el día de su boda.
- ¡Dios mío! Que preciosidad… nunca he visto algo tan bonito en mi vida – dijo Lanie que estaba a mi lado y pudo verlo.
- Martha… no puedo aceptar esto, después te lo devolveré… - le dije casi llorando.
- No, Rick te ha escogido, así que eres la dueña legal de esto – exclamo levantando las manos en señal de negativa. Lanie me miro y asintió con la vista… era el mejor regalo que me habían hecho nunca, era algo familiar… eso me decía que estaba creando una familia… ¿quién sabía lo que pasaría en el futuro?
Cuando me agarré del brazo de mi padre para ir hacia el pequeño altar que habían montado para la ocasión en el jardín de la casa de Rick en los Hamptons, mi madre estaba presente en mi pensamiento, se encontraba a mi lado, diciéndome que estaba haciendo lo correcto y que no me arrepentiría nunca por haberlo hecho, eso me daba serenidad y tranquilidad. Cualquier mujer lo que quiere es tener a su madre al lado siempre pero en momentos como estos, el día de tu boda es normal. Sentía como las lágrimas estaban lista para correr por mi cara, me mordí fuerte el labio intentado retenerlas. Hoy tenía que ser un día feliz para el hombre que me esperaba allí arriba plantado, con una sonrisa en la cara esperando mi llegada.
Cuando solo quedaban unos pasos, me centré en su mirada, en su sonrisa constante. Y si aún tenía alguna duda… todas se borraron de un plumazo, porque sin duda el objetivo de hacerle feliz ya estaba conseguido.
- Estás preciosa Kate - dijo cogiéndome de la mano mientras me sonreía con la mirada.
Me coloque a su lado después de besar a mi padre. Estaba muy nerviosa, pero segura por lo que iba a hacer.
La ceremonia empezó con el alcalde hablando sobre el amor y las diferentes formas de amar. El amor de padres, de hermanos, de amigos y finalmente del amor de pareja. Que empezaba siendo un amor de amistad y que después de algún que otro tramite, acababa convirtiéndose en algo tan bonito como "lo nuestro"… todo el mundo le rio la gracia… menos nosotros dos que nos miramos sabiendo la realidad de todo aquello.
- ¿Bueno queréis decir algunas palabras? – nos preguntó el alcalde.
- Yo si - dijo Rick centrando su mirada en mí, trague saliva nerviosa y le intente ahorrar el mal trago.
- Rick no tienes… - pero con un gesto de su mano sobre mis labios, apago mis palabras.
- Déjame por favor… - dijo mirándome suplicante – Aun no nos hemos casado y ya no me deja hablar – dijo riendo mientras miraba a todos nuestros amigos y familiares que se congregaban y que también rieron ante el hecho y el comentario. Me cogió la mano y siguió hablando - Quería daros antes de nada, las gracias a todos vosotros por venir hasta aquí, es un viaje algo largo, pero no me digáis que no merece la pena – explico señalando las vistas con una de las manos, mientras la otra no me soltaba - Ahora, te toca a ti -dijo mirándome fijamente - quiero darte las gracias por estar ahí siempre, por permitir esto… haciéndome el ser más feliz de la tierra con ello - dijo empezando a emocionarse - Kate eres la mujer más increíble del mundo, lo supe desde el primer instante en que nos presentaron y me hicieron saber que serias mi compañera y jefa más directa. Bueno, lo supe mejor después de tu primera bronca – comento entre risas del público - te quiero por muchos motivos, pero sobre todo por tu carácter, que me enamora cada día más - dijo y sentí como las lágrimas empezaban a caer por mi rostro - me encanta verte enfadada conmigo - dijo haciéndonos reír – no dejándome hablar, o dando órdenes a diestro y siniestro, ¿verdad chicos? – enfatizo dirigiendo la mirada donde se encontraban nuestros amigos Espo y Ryan que asintieron riendo - Pero tu sonrisa hace que salga el sol en cualquier tormenta, desde que la vi por vez primera, me he vuelto adicto a ella y ahora no la cambio por nada en este mundo, ni siquiera por un minuto más de vida. Gracias por todo, por estar aquí, por hacerme ser quien soy, por ayudarme a conocerme, por enseñarme con tu sabiduría en la vida, por hacerme saber qué es lo que quiero y por ayudarme a luchar por ello. Kate aun estas a tiempo de cambiar de idea, si no quieres hacerlo, me vale solo el saber que lo hubieras intentado por mí - dijo limpiándome las lágrimas furtivas que habían aparecido en mis mejillas.
- Quiero hacerlo - dije segura y sonriendo – ahora me toca a mí, no te vas a librar – y cogí aire mientras la gente murmuraba entre sonrisas – Hace unos años, cuando me hablaron de capitanear un grupo de hombres, me asuste, pero mi padre, por cierto, gracias papa por ello, me dijo que yo podría manejarlos fácilmente y a pesar de que no ha sido tan fácil, he podido hacerlo. Os vais a librar de mí una temporadita, pero cuidado que amenazo con volver – dije mirando a los chicos que quisieron que la tierra se los tragara – Entre esos hombres, estabas tú, que al principio me sacabas de quicio constantemente, tus idas de olla, tus "genialidades" y tus excentricidades me mataban y hacían que acudiera a Lanie para encontrar algo de consuelo. Fue ella la que me dijo una vez que mirara detrás de todo eso que tanta rabia me daba y al hacerlo vi a la mejor persona que he conocido nunca. Eres bueno, cariñoso, humilde y sobre todo tierno. Solo quiero pedirte algo, no cambies Richard Castle, por favor, no lo hagas.
- Bien, pues si todos lo tenemos claro. Richard Castle, quieres como esposa a Katherine Beckett.
- Sería un tonto si dijera que no.
- Rick limítate a contestar si o no - dijo el alcalde haciéndonos reír a todos.
-Sí, sí quiero - dijo mirándome a los ojos, y vi amor, ese amor que siempre espere ver en la otra persona el día de mi boda. Solo me encantaría poder sentir lo mismo por él algún día. Lo quería, pero de una forma distinta a lo que él hacía, lo había conocido bien durante los últimos días… era una persona distinta a la que imagine siempre. Era un hombre increíble y estoy segura que si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, si quizás tuviéramos más tiempo… podría sentir lo mismo que él siente por mí.
- Katherine Beckett, ¿quieres como esposo a Richard Castle?
- Yo… - trague saliva, me temblaban las manos pero al levantar la cabeza y mirarle me salió con decisión - si quiero.
- Bien pues, por el poder que me otorgo la ciudad de Nueva York en su día, yo os declaro marido y mujer. Ahora… no sé, podéis hacer lo que queráis.
Vi como Rick se ponía nervioso, como se acercaba despacio a mí, con nuestras manos aún unidas. Pero a pesar de cerrar los ojos para aceptar su beso, note como sus labios se posaban sobre mi mejilla, para dejarme allí un beso. Iba a distanciarse, pero abrí los ojos y en el último momento, acerque mi cara a la suya, juntando sus labios a los míos. Fue un beso especial, suave… sus labios estaban calientes pero quietos, indecisos sobre lo que hacer. Por lo que tome la iniciativa y con mis labios atrape tiernamente su labio inferior. Era solo un beso, pero algo dentro de mí se agitó.
Antes de poder asimilarlo, Rick se había separado y todos nuestros amigos nos rodeaban para felicitarnos, abrazarnos y ser los primeros en escuchar nuestras primeras palabras de casados.
CONTINUARÁ…
POV RICK
Estaba nervioso a la par que feliz. Había llegado el día, el más feliz de mi vida. Me encontraba mal físicamente tras salir del hospital, pero poco a poco los efectos de la quimio iban quedando atrás. Pero a la vez sentía como el cáncer se manifestaba sin tregua en mi cuerpo, dándome molestias, que con el tiempo, se llevarían mi vida. De mi dependía si quería que ese final fuera o no feliz. Por eso hoy estaba a punto de casarme con la mujer de mi vida, aunque ella no sintiera lo mismo por mí, por eso estaba decidido a dejar ese tratamiento que solo me estaba matando lentamente…
Estaban todos nuestros amigos, mi madre, feliz por verme feliz, aunque podía ver esa tristeza en su mirada tras saber la noticia, esa tristeza de saber que su hijo se iba. Entendía estuviera así, solo imaginar lo que sería perder a un hijo estaría matándola por dentro.
Kate y ella enseguida habían hecho buenas migas. Al menos se tendrían la una a la otra cuando esto acabara. Las mire durante estos días alguna vez de escondidas, hablando sobre la boda, haciendo planes, cambiando impresiones. No las escuchaba, pero las veía gesticular y conversar. Incluso un día, sentadas frente a un té, en la terraza. Kate le había dibujado cuatro rayas para explicar cómo era su vestido. Eso me dio la tranquilidad suficiente de saber que todos mis sentimientos hacia Kate eran hacia la persona correcta. Las dos mujeres de mi vida se comprendían, aceptaban y empezaban a quererse. No había felicidad más grande.
Por último estaba un muy confundido Jim Beckett, el que de un día para otro se había enterado de que su hija se casaba, pero no con el hombre que él imaginaba. Su cara cuando Kate se lo dijo, debió ser un poema. Le debía una disculpa por todo eso y le debía también dar las gracias por haber traído al mundo a la mejor mujer de este mundo. Estaba muy nervioso por esa conversación. Pero antes, tenía que hablar con otra persona.
- Hola sheriff.
- Anda, el hombre del día - dijo dándome un fuerte abrazo.
El alcalde era un gran amigo desde que le estuve haciendo de escolta durante unos meses en los que estuvo amenazado por un grupo extremista, desde entonces nos hicimos íntimos amigos. Le convencí para que nos casara, aunque no costó mucho conseguirlo. Ahora antes del gran momento necesitaba pedirle otro favor, antes de…
- Tengo que pedirte otro favor.
- Di, claro, lo que quieras.
- Necesito que hagas algo para que esto no sea legal.
- ¿Esto?
- La boda… sé que ella lo hace por pena, y a mí me vale con vivir el día de hoy, con vivir el resto de mi vida a su lado… pero sé que esto… tiene fecha de caducidad. También se lo importante que es para ella el matrimonio y cuando esto pase… cuando todo acabe quiero que empiece de nuevo, que sea feliz y pueda casarse para toda la vida con la persona a la que quiera de verdad.
- Rick… eres increíble, pero no creo que eso que tú pretendes sea legal. Va mi cargo en ello… ¿lo comprendes?
- Solo quiero que sea feliz, es lo menos que puedo hacer después de lo que está haciendo ella por mí.
- Y lo entiendo, pero no te preocupes, yo hablare con ella cuando sea la hora.
- Bien, gracias por todo sheriff.
- Gracias a ti Rick, para mi eres como un hermano, ese que nunca tuve. Por eso, se también que eres un luchador y que esto no termina así.
- Para mí sí. Se acabó luchar, voy a dedicar este tiempo a ser feliz… quiero disfrutar de cada minuto, de hoy, y de cada día que me quede.
- Hay que tenerlos muy bien puestos para hacer eso.
- Pues mira, la gente cree que es la decisión fácil, pero está muy equivocada. No ha sido nada fácil, solo busco mi felicidad por una vez… quiero ser egoísta…
- No lo estás siendo, lo que acabas de pedirme lo demuestra.
- Pues manos a la obra – le dije guiñándole un ojo - ¿empezamos?
- Claro, vamos al ataque. La novia tiene que estar al llegar.
POV KATE
No era como me esperaba, pero aun así estaba nerviosa como toda novia. Era el día de mi boda y nunca soñé que pasara de este modo. Pero… también sentía, que estaba haciendo lo correcto y eso me hacía sentir bien, relajada, en paz conmigo misma, contenta. Quería verlo feliz y desde que le dije que sí, no había dejado de sonreír, ese era el mejor premio, su sonrisa.
- Kate estás preciosa - dijo Lanie al entrar en la habitación donde me encontraba frente a un espejo dándome los últimos retoques.
- Gracias – le dije sonrojándome.
- Lanie tiene razón, estas divina querida - dijo Martha entrando tras Lanie y abrazándome.
- Gracias a las dos.
- No, gracias a ti cariño. Hoy haces feliz a mi hijo y eso para mí…
- Él a su manera, me hace feliz a mí.
- Puede, pero he hablado con Rick y sé lo que te ha costado hacer esto, por eso te lo agradezco.
- Creo que no me hubiera perdonado nunca hacer lo contrario, el tener la oportunidad de hacer a alguien feliz solo por estar con él…
- Doy gracias a Dios de que mi hijo al menos te tuviera a ti cuando las cosas iban tan mal. Aun soy incapaz de comprender porque esa manía de guardarse para si todo lo referente a su salud.
- Martha él lo hizo para que no sufrieras… así que fuera lágrimas. Hoy… al menos, tenemos que dejar todo atrás y sonreír… por él. Y ahora, si avisáis a mi padre, yo ya estoy lista para salir.
- Espera hija, porque ahora serás mi hija. Quiero que a pesar de todo, esto sea una boda en condiciones para ti. Llevas algo nuevo, que es tu vestido, algo azul en los pendientes de tu madre, algo prestado, que es el tocado de tu amiga Mandy y te falta algo viejo – y saco un estuche de terciopelo azul con la gargantilla más bonita que vi jamás. Era un cordón de oro macizo trenzado con una fina cadenita con diamantes en talle lágrima que colgaban en la parte delantera, toda una oda al buen gusto y la sencillez. Me lo coloco con mucho cuidado y después me lo ajusto a mi medida – Perteneció a mi abuela, después a mi madre que me lo paso a mí. Ahora es tu turno Kate, ojala algún día puedas pasarlo a tu hija, aunque no sea descendiente directo de mi hijo. Cuéntale que una abuela lejana, le deseo todo lo mejor en el día de su boda.
- ¡Dios mío! Que preciosidad… nunca he visto algo tan bonito en mi vida – dijo Lanie que estaba a mi lado y pudo verlo.
- Martha… no puedo aceptar esto, después te lo devolveré… - le dije casi llorando.
- No, Rick te ha escogido, así que eres la dueña legal de esto – exclamo levantando las manos en señal de negativa. Lanie me miro y asintió con la vista… era el mejor regalo que me habían hecho nunca, era algo familiar… eso me decía que estaba creando una familia… ¿quién sabía lo que pasaría en el futuro?
Cuando me agarré del brazo de mi padre para ir hacia el pequeño altar que habían montado para la ocasión en el jardín de la casa de Rick en los Hamptons, mi madre estaba presente en mi pensamiento, se encontraba a mi lado, diciéndome que estaba haciendo lo correcto y que no me arrepentiría nunca por haberlo hecho, eso me daba serenidad y tranquilidad. Cualquier mujer lo que quiere es tener a su madre al lado siempre pero en momentos como estos, el día de tu boda es normal. Sentía como las lágrimas estaban lista para correr por mi cara, me mordí fuerte el labio intentado retenerlas. Hoy tenía que ser un día feliz para el hombre que me esperaba allí arriba plantado, con una sonrisa en la cara esperando mi llegada.
Cuando solo quedaban unos pasos, me centré en su mirada, en su sonrisa constante. Y si aún tenía alguna duda… todas se borraron de un plumazo, porque sin duda el objetivo de hacerle feliz ya estaba conseguido.
- Estás preciosa Kate - dijo cogiéndome de la mano mientras me sonreía con la mirada.
Me coloque a su lado después de besar a mi padre. Estaba muy nerviosa, pero segura por lo que iba a hacer.
La ceremonia empezó con el alcalde hablando sobre el amor y las diferentes formas de amar. El amor de padres, de hermanos, de amigos y finalmente del amor de pareja. Que empezaba siendo un amor de amistad y que después de algún que otro tramite, acababa convirtiéndose en algo tan bonito como "lo nuestro"… todo el mundo le rio la gracia… menos nosotros dos que nos miramos sabiendo la realidad de todo aquello.
- ¿Bueno queréis decir algunas palabras? – nos preguntó el alcalde.
- Yo si - dijo Rick centrando su mirada en mí, trague saliva nerviosa y le intente ahorrar el mal trago.
- Rick no tienes… - pero con un gesto de su mano sobre mis labios, apago mis palabras.
- Déjame por favor… - dijo mirándome suplicante – Aun no nos hemos casado y ya no me deja hablar – dijo riendo mientras miraba a todos nuestros amigos y familiares que se congregaban y que también rieron ante el hecho y el comentario. Me cogió la mano y siguió hablando - Quería daros antes de nada, las gracias a todos vosotros por venir hasta aquí, es un viaje algo largo, pero no me digáis que no merece la pena – explico señalando las vistas con una de las manos, mientras la otra no me soltaba - Ahora, te toca a ti -dijo mirándome fijamente - quiero darte las gracias por estar ahí siempre, por permitir esto… haciéndome el ser más feliz de la tierra con ello - dijo empezando a emocionarse - Kate eres la mujer más increíble del mundo, lo supe desde el primer instante en que nos presentaron y me hicieron saber que serias mi compañera y jefa más directa. Bueno, lo supe mejor después de tu primera bronca – comento entre risas del público - te quiero por muchos motivos, pero sobre todo por tu carácter, que me enamora cada día más - dijo y sentí como las lágrimas empezaban a caer por mi rostro - me encanta verte enfadada conmigo - dijo haciéndonos reír – no dejándome hablar, o dando órdenes a diestro y siniestro, ¿verdad chicos? – enfatizo dirigiendo la mirada donde se encontraban nuestros amigos Espo y Ryan que asintieron riendo - Pero tu sonrisa hace que salga el sol en cualquier tormenta, desde que la vi por vez primera, me he vuelto adicto a ella y ahora no la cambio por nada en este mundo, ni siquiera por un minuto más de vida. Gracias por todo, por estar aquí, por hacerme ser quien soy, por ayudarme a conocerme, por enseñarme con tu sabiduría en la vida, por hacerme saber qué es lo que quiero y por ayudarme a luchar por ello. Kate aun estas a tiempo de cambiar de idea, si no quieres hacerlo, me vale solo el saber que lo hubieras intentado por mí - dijo limpiándome las lágrimas furtivas que habían aparecido en mis mejillas.
- Quiero hacerlo - dije segura y sonriendo – ahora me toca a mí, no te vas a librar – y cogí aire mientras la gente murmuraba entre sonrisas – Hace unos años, cuando me hablaron de capitanear un grupo de hombres, me asuste, pero mi padre, por cierto, gracias papa por ello, me dijo que yo podría manejarlos fácilmente y a pesar de que no ha sido tan fácil, he podido hacerlo. Os vais a librar de mí una temporadita, pero cuidado que amenazo con volver – dije mirando a los chicos que quisieron que la tierra se los tragara – Entre esos hombres, estabas tú, que al principio me sacabas de quicio constantemente, tus idas de olla, tus "genialidades" y tus excentricidades me mataban y hacían que acudiera a Lanie para encontrar algo de consuelo. Fue ella la que me dijo una vez que mirara detrás de todo eso que tanta rabia me daba y al hacerlo vi a la mejor persona que he conocido nunca. Eres bueno, cariñoso, humilde y sobre todo tierno. Solo quiero pedirte algo, no cambies Richard Castle, por favor, no lo hagas.
- Bien, pues si todos lo tenemos claro. Richard Castle, quieres como esposa a Katherine Beckett.
- Sería un tonto si dijera que no.
- Rick limítate a contestar si o no - dijo el alcalde haciéndonos reír a todos.
-Sí, sí quiero - dijo mirándome a los ojos, y vi amor, ese amor que siempre espere ver en la otra persona el día de mi boda. Solo me encantaría poder sentir lo mismo por él algún día. Lo quería, pero de una forma distinta a lo que él hacía, lo había conocido bien durante los últimos días… era una persona distinta a la que imagine siempre. Era un hombre increíble y estoy segura que si nos hubiéramos conocido en otras circunstancias, si quizás tuviéramos más tiempo… podría sentir lo mismo que él siente por mí.
- Katherine Beckett, ¿quieres como esposo a Richard Castle?
- Yo… - trague saliva, me temblaban las manos pero al levantar la cabeza y mirarle me salió con decisión - si quiero.
- Bien pues, por el poder que me otorgo la ciudad de Nueva York en su día, yo os declaro marido y mujer. Ahora… no sé, podéis hacer lo que queráis.
Vi como Rick se ponía nervioso, como se acercaba despacio a mí, con nuestras manos aún unidas. Pero a pesar de cerrar los ojos para aceptar su beso, note como sus labios se posaban sobre mi mejilla, para dejarme allí un beso. Iba a distanciarse, pero abrí los ojos y en el último momento, acerque mi cara a la suya, juntando sus labios a los míos. Fue un beso especial, suave… sus labios estaban calientes pero quietos, indecisos sobre lo que hacer. Por lo que tome la iniciativa y con mis labios atrape tiernamente su labio inferior. Era solo un beso, pero algo dentro de mí se agitó.
Antes de poder asimilarlo, Rick se había separado y todos nuestros amigos nos rodeaban para felicitarnos, abrazarnos y ser los primeros en escuchar nuestras primeras palabras de casados.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 22
POV RICK
Era, sin duda, el día más feliz de mi vida. Ver a todos mis allegados y familiares, dejando por un día todo atrás, salir de la urbe y verlos disfrutar, bailar, cantar, sonreír…eso me hacía estar feliz, muy feliz. Me estuve paseando alrededor de todos, parándome a charlar, sonriendo a cada uno de ellos, disfrutando el momento de estar junto a los que quiero.
- ¡Ey! – me dijo la enfermera que estuvo a mi lado durante mi estancia hospitalaria.
- Hola Alex.
- ¡Estás guapísimo!
- Tu tampoco estas nada mal - dije sonriéndole mientras la abrazaba con fuerza.
- ¡Cuidado! tu mujer se puede poner celosa.
- Las mujeres para mí son iglesias, bonitas y dignas de admirar todas ellas - dije algo triste – Kate es la catedral… la que todas y cada una de esas iglesias quieren ser. Bonita, grande, especial, única, pero inaccesible.
- Rick, eres un romántico… ¿Dónde estabas tú cuando yo era joven?
- Alex quiero hablar un poco contigo.
- Claro… dime.
Había decidido despedirme de todos y cada uno de ellos, porque cuando se marcharan me quedaría solo con Kate y no sabía si podría tener la oportunidad de agradecerles a todos lo que habían hecho por mí.
- Yo… solo quería darte las gracias por todo Alex, de verdad eres un mujer increíble. Tengo mucho que agradecerte, en parte eres culpable de esto - dije extendiendo mis brazos - tú me distes las fuerzas para luchar por lo que quiero.
- Si, bueno, la pena es que no te haya conseguido convencer para seguir luchando…
- Soy feliz así, creo que ahora mismo, dada mi situación, no puedo aspirar a más -de repente se lanzó a mis brazos apretándome fuertemente.
- Rick… gracias a ti… gracias porque al conocerte me he dado cuenta de que los problemas que tenemos cotidianos son una tontería, después de verte, fuerte ante tu enfermedad, con tus ganas de ser feliz… creo que eres un ejemplo para el mundo. Doy gracias al mundo por haberme dejado conocerte. Aunque quizá me hubiera gustado más hacerlo en otras condiciones.
- No me arrepiento de conocerte… nunca Alex. De verdad, de esto he sacado muchas cosas buenas y una de ella eres tú. Gracias por todo, gracias a personas como tú… mucha gente sale adelante. Tú sí que eres un ejemplo de cómo tienen que ser las enfermeras del mundo.
- Nos estamos poniendo muy cursis, ¿no te parece? - dijo dándome un último abrazo.
- Algo, pero el día lo merece -dije despidiéndome de ella.
Estaba ya algo cansado pero me quedaban otras conversaciones y por su puesto me quedaba el baile con mi esposa que por nada del mundo pensaba perderme. Él siguiente iba a ser una conversación que había dejado aparcada demasiado tiempo.
Me acerque a donde estaba Kate junto a su padre charlando amigablemente, se la veía bien, sonriente y eso me ayudaba a mí. Al verlos juntos, pensaba en cómo podía haber sido mi relación con mi padre, pero ahora mismo ya ni pensaba en conocerlo, la verdad es que no me importaba no hacerlo.
- Hola, siento interrumpir - dije cogiendo a Kate por la cintura y casi mirándola tímidamente por si se molestaba. Pero no lo hizo… lo todo lo contrario, se apoyó en mí, se acercó y beso mi mejilla contenta.
- Hola Rick, ¿estás bien? - dijo Kate enseguida con preocupación en su mirada, a veces desearía que no me mirara así, que todo fuera "normal" por decirlo de algún modo.
- Sí, solo quería hablar con tu padre, si me permites - dije tragando saliva nervioso. Era una tontería, pero estaba asustado, como un crio delante del director del colegio. El padre de Kate era abogado y su figura impactaba, unido a eso estaba la situación, que suponía que él conocía.
- Claro - dijo Kate mirándome de forma extraña.
- No te alejes, luego me gustaría bailar con mi esposa, si no te molesta - dije sonriendo y vi como Kate me correspondía con esa sonrisa que me enamoro y un guiño cómplice.
- Hola - dijo Jim ofreciéndome la mano - me hubiera gustado hablar contigo antes.
- Sí, a mi también, lo siento. Tendría que haberlo hecho antes, pero todo ha sido muy rápido por la situación, que supongo que conoce.
- Si, comprendo – dijo aún muy serio, cosa que no consiguió aplacar mi miedo.
- Solo quería pedirle perdón por hacerle esto a su hija… sé que no le habrá gustado. Solo quiero decirle que el tiempo que tengo voy a intentar hacerla feliz, y que prometo cuidarla a ella por encima de todo. Solo quiero hacerle saber que la quiero y que nunca le haría daño.
- Lo he visto. Y no estoy enfadado… estoy orgulloso, muy orgulloso de mi hija.
- Sí, tiene motivos para estarlo, se lo aseguro. Es una mujer increíble - dije sonriendo como un tonto.
-Bien. Ahora que estamos solos, quiero pedirte algunas cosas – dijo muy serio aun.
- Claro, faltaría más, dígame.
- En primer lugar, vas a ser mi hijo político, así que tutéame. Soy Jim, o papa, como prefieras. Y tranquilo, a pesar de tener cierta reputación, aun no me he comido a nadie – dijo dándome una palmada en el hombro – relájate hombre… estamos en familia.
- Gracias… señor, perdón, Jim si me permites – a partir de ese instante, cuando vi que ese caballero no me tenía ningún tipo de animadversión hacia mi persona, me relaje. Ya me tenía ganado y apenas había hablado un par de palabras con él. Ahora ya comprendía a quien se parecía Kate en su carácter.
- Te permito hijo… - hizo una pausa mirando a su alrededor y siguió con sus peticiones - He visto a mi hija, y…te quiere, no sé cuánto ni de qué forma, pero te quiere, sino, no haría esto. No le hagas daño, quiero decir… no te rindas hijo, creo que perderte a ti, después de lo de su madre… la va a destrozar y no quiero verla hundida como aquella vez de nuevo.
- Me encantaría poder vivir cien años para estar a su lado, pero eso no depende de mí Jim
- Sí, puedes seguir luchando.
- Lo entiendo… pero yo… siento, que voy a morir, ¿sabes? y si puedo elegir, prefiero hacerlo sin el malestar de la quimio.
- Casi te puedo decir que lo entiendo, no debería…
- No, lo comprendo, entiendo que quieres lo mejor para tu hija, ojala pudiera darle algo más pero… solo puedo intentar hacerla feliz, como ella me hace a mí.
- De acuerdo, cuidaros mutuamente Rick. Y encantado de conocerte hijo, de verdad - dijo ofreciéndome de nuevo la mano, y sin pensarlo mucho lo atraje para darle un fuerte abrazo.
- Gracias, y ahora creo que me merezco ese baile con mi mujer, voy a buscarla - dije sonriendo y buscando a Kate por todos los lados.
- Aprovecha, porque después voy a quitártela al menos para un baile.
- Por supuestos Jim… serias al único que permitiría interrumpirnos – dije bromeando.
Sabía que me quería, Jim me lo había confirmado, una parte de mi lo sabía, sabía que no lo hacía por lástima, ni por compasión… Pero hace apenas un mes no me hubiera podido imaginar que me tuviera algo de aprecio. La divise a lo lejos junto a Lanie y los chicos hablando animadamente, así que me acerque a ella sonriente.
- ¿Me concedería la mujer más guapa del lugar, un baile? – Le dije al oído.
- Claro - dijo dedicándome una sonrisa tímida - no se me da muy bien, pero puedo intentarlo.
- Solo déjate llevar ¿sí? - y asintió como respuesta.
La atraje hacia mi cuerpo y juntos nos unimos en un movimiento al ritmo de la música, una melodía lenta y cadenciosa que nos acunaba en sus notas.
POV KATE
Me abrace a su cuerpo mientras nos dejábamos llevar al compás de la canción. Me encantaba refugiarme en su olor, ese olor que me relajaba, que sin saber cómo me hacía sentirme protegida. Su cuerpo… había sufrido bastante durante este tiempo, estaba mucho más delgado. Lo sentía tan pequeño, a pesar de ser tan grande…
Su aliento caliente sobre mi cuello y sus brazos fuertes apretando mi cintura, como aferrándose a este momento, para recordarlo siempre.
Me separe lo justo para que pudiéramos mirarnos, unimos nuestras frentes, a pesar de que él era más alto que yo, estuvimos moviéndonos al compás sin dejar de mirarnos intentando leer lo que el otro estaba pensado.
Para ese día yo había escogido un tacón altísimo que me dejaba casi a su altura. Mi vestido era muy sencillo, blanco roto, con un escote barco muy cómodo, que me permitía moverme con soltura. Era largo, pero sin cola, algo poco pretencioso. Me sentía bien con él, y eso fue lo que me decidió a quedármelo.
- Esta preciosa Kate.
- Tu tampoco estas nada mal.
- Lo dudabas - dijo haciéndome sonreír, vi como cerraba los ojos, sin duda, se sentía ya cansado. El día había sido muy largo y ajetreado, debía estar rendido.
- Rick, creo que debes ir a tumbarte un rato, se te ve agotado.
- No, estoy bien. Antes tengo que hablar con…
- Eso puede esperar.
- Los novios no pueden desaparecer.
- Los novios se van cuando quieren, así que nosotros nos vamos ya.
- Tu puedes quedarte si quieres, han venido todas tus amigas, deberías al menos pasar un rato con ellas.
- No, nos vamos juntos. Ahora somos un matrimonio ¿no?
- Si - dijo sonriendo, se le veía feliz – gracias.
- Bien. Quédate aquí un momento y ahora vengo a por ti.
- Si jefa – me dijo guiñándome un ojo.
- Cuidado… si me haces enfadar, puedo arrestarte… - bromee.
Me despedí de todos rápidamente, diciéndoles que siguieran disfrutando de la boda todo lo que pudieran. Cuando volví a donde Rick estaba, se le veía pálido, se le notaba cansado, estaba sentado en un sofá en el interior de la casa.
- Vamos - dije agarrándole de la cintura para ayudarlo a llegar a la habitación.
Empezó a desvestirse con algún problema y decidí ayudarlo. Con cuidado empecé a desabrochar cada botón de su camisa, no quería mirarle a los ojos pero sin querer, hicieron contacto y vi como su azul ya no lo era tanto. Le ayude con el resto de ropa intentando tocar lo menos posible, para no incomodarlo. Le ayude a ponerse una camiseta, que tenía bajo la almohada, era ancha y con eso y los slips, estaría cómodo. Destape la cama y se sentó, para luego acostarse. Cuando apoyo la cabeza le vi hacer un gesto de dolor, como agradeciendo el poder meterse ahí por fin y reposar.
- ¿Quieres algo más? – pregunte dándome cuenta del error de mi pregunta.
- Me gustaría, pero no creo poder… - respondió devolviéndome la broma - No, tranquila, estoy bien.
- Voy a cambiarme, ahora vengo - me miro extrañado - ¿Qué sucede?
- No hace falta que duermas aquí… yo lo comprendo.
- Estamos casados, es nuestra noche de bodas, no pienso dejarte solo.
- ¡Ah sí! - dijo sonriendo – ya te dije que no sé si podre estar a la altura - dijo riéndose.
- Si me preguntas, te diré lo que pienso – dije haciendo una pausa. Había cambiado de idea, no iría al baño a cambiarme, lo haría allí, por mucha vergüenza que sintiera, debía darle confianza.- Creo que ninguna pareja está en condiciones esa noche - dije haciéndole reír - pero podemos dormir juntos, si te parece bien.
- ¿Cómo no va a parecerme bien? – me respondió sin dejar de mirarme. Estaba embelesado por mis movimientos, mientras bajaba por mis hombros mi vestido de novia y quedaba al descubierto mi sujetador blanco, mis medias con liga y mi tanga. Sus ojos hacían chiribitas por lo que estaba contemplando.
Sin girarme, me deshice de las medias poco a poco, una a una. Apoyando el pie en la cama, para darle más tiempo a recrearse en la mirada que tenía fija en mí. Después llegó el turno del sujetador, que cayó cuando me deshice de los corchetes. Tan solo llevaba un tanga minúsculo y le veía casi babear…
- Kate… ¡Dios! No soy de hielo… Por favor, ven… ven…
- Relájate… -le dije mientras me ponía un pequeño camisón también de color blanco roto a conjunto con mi vestido de novia, al igual que toda mi ropa interior.
Después de levantar del suelo mi vestido de novia y ponerlo sobre una butaca que había en la habitación, me metí en la cama con él. Gatee sobre la colcha hasta llegar a su lado.
Cuando me acerque, note como a pesar de estar muy excitado su respiración, no había señal de nada en su entrepierna… lo había imaginado, pero quise probar. Me acerque tímidamente, a pesar de habernos visto casi desnudos.
- Ven anda – dijo al ver mi rubor – Gracias Kate… gracias – susurro en mi oído dándome un suave beso en la cabeza.
Me tumbe boca arriba, no osaba moverme, yo estaba nerviosa, pero no soy de piedra, y recordaba perfectamente ese beso suyo, su lengua jugando con la mía, la excitación que sentí y tuve miedo de que si le tocaba, pudiéramos arder.
- Kate lo que has hecho ha sido precioso, pero no tienes nada que temer… soy incapaz de nada desde que me pusieron la primera quimio. Nada… no funciona, ni siquiera por la mañana. Aunque te juro que quisiera, porque no he visto mujer más bonita y sexy que tú.
- Rick… - dije sin moverme.
- Puedo… pedirte algo.
- Claro - dije mirándole al ver la urgencia en su voz, aunque asustada por lo que pudiera proponerme.
- Puedo… solo por hoy… pedirte que me abraces, quiero sentirte cerca, saber que eres real.
- Claro, por supuesto - dije moviéndome hasta colocarme a su lado, pasando mi brazo por su pecho desnudo y cálido. Era curioso, que así como su pelo había caído en su cabeza, en su pecho seguía allí, firme y fuerte, pero suave y terso a la vez.
Rick coloco su brazo sobre mi cintura atrayéndome más hacia él si eso era posible, hasta que apoye mi cabeza sobre su pecho, escuchando su latido agitado… y nervioso. Era algo tan hermoso saber que estaba latiendo con fuerza y que era por mí. Saber que puedes hacer feliz a alguien solo por estar ahí… ese amor es el que siempre quise sentir, o que alguien sintiera por mí.
- Jamás pude imaginar que el día de mi boda, no tendría sexo con mi esposa. Pero tampoco imagine nunca que me casaría con la mujer de mis sueños y que sería tan feliz como soy ahora.
- Todo llegara Rick… a su tiempo… ya verás…
Un amor puro. Ese era el nuestro… de momento. Porque yo sentía que día a día, algo estaba creciendo en mí y que algún día, lo sacaría y lo disfrutaríamos los dos.
CONTINUARÁ…
POV RICK
Era, sin duda, el día más feliz de mi vida. Ver a todos mis allegados y familiares, dejando por un día todo atrás, salir de la urbe y verlos disfrutar, bailar, cantar, sonreír…eso me hacía estar feliz, muy feliz. Me estuve paseando alrededor de todos, parándome a charlar, sonriendo a cada uno de ellos, disfrutando el momento de estar junto a los que quiero.
- ¡Ey! – me dijo la enfermera que estuvo a mi lado durante mi estancia hospitalaria.
- Hola Alex.
- ¡Estás guapísimo!
- Tu tampoco estas nada mal - dije sonriéndole mientras la abrazaba con fuerza.
- ¡Cuidado! tu mujer se puede poner celosa.
- Las mujeres para mí son iglesias, bonitas y dignas de admirar todas ellas - dije algo triste – Kate es la catedral… la que todas y cada una de esas iglesias quieren ser. Bonita, grande, especial, única, pero inaccesible.
- Rick, eres un romántico… ¿Dónde estabas tú cuando yo era joven?
- Alex quiero hablar un poco contigo.
- Claro… dime.
Había decidido despedirme de todos y cada uno de ellos, porque cuando se marcharan me quedaría solo con Kate y no sabía si podría tener la oportunidad de agradecerles a todos lo que habían hecho por mí.
- Yo… solo quería darte las gracias por todo Alex, de verdad eres un mujer increíble. Tengo mucho que agradecerte, en parte eres culpable de esto - dije extendiendo mis brazos - tú me distes las fuerzas para luchar por lo que quiero.
- Si, bueno, la pena es que no te haya conseguido convencer para seguir luchando…
- Soy feliz así, creo que ahora mismo, dada mi situación, no puedo aspirar a más -de repente se lanzó a mis brazos apretándome fuertemente.
- Rick… gracias a ti… gracias porque al conocerte me he dado cuenta de que los problemas que tenemos cotidianos son una tontería, después de verte, fuerte ante tu enfermedad, con tus ganas de ser feliz… creo que eres un ejemplo para el mundo. Doy gracias al mundo por haberme dejado conocerte. Aunque quizá me hubiera gustado más hacerlo en otras condiciones.
- No me arrepiento de conocerte… nunca Alex. De verdad, de esto he sacado muchas cosas buenas y una de ella eres tú. Gracias por todo, gracias a personas como tú… mucha gente sale adelante. Tú sí que eres un ejemplo de cómo tienen que ser las enfermeras del mundo.
- Nos estamos poniendo muy cursis, ¿no te parece? - dijo dándome un último abrazo.
- Algo, pero el día lo merece -dije despidiéndome de ella.
Estaba ya algo cansado pero me quedaban otras conversaciones y por su puesto me quedaba el baile con mi esposa que por nada del mundo pensaba perderme. Él siguiente iba a ser una conversación que había dejado aparcada demasiado tiempo.
Me acerque a donde estaba Kate junto a su padre charlando amigablemente, se la veía bien, sonriente y eso me ayudaba a mí. Al verlos juntos, pensaba en cómo podía haber sido mi relación con mi padre, pero ahora mismo ya ni pensaba en conocerlo, la verdad es que no me importaba no hacerlo.
- Hola, siento interrumpir - dije cogiendo a Kate por la cintura y casi mirándola tímidamente por si se molestaba. Pero no lo hizo… lo todo lo contrario, se apoyó en mí, se acercó y beso mi mejilla contenta.
- Hola Rick, ¿estás bien? - dijo Kate enseguida con preocupación en su mirada, a veces desearía que no me mirara así, que todo fuera "normal" por decirlo de algún modo.
- Sí, solo quería hablar con tu padre, si me permites - dije tragando saliva nervioso. Era una tontería, pero estaba asustado, como un crio delante del director del colegio. El padre de Kate era abogado y su figura impactaba, unido a eso estaba la situación, que suponía que él conocía.
- Claro - dijo Kate mirándome de forma extraña.
- No te alejes, luego me gustaría bailar con mi esposa, si no te molesta - dije sonriendo y vi como Kate me correspondía con esa sonrisa que me enamoro y un guiño cómplice.
- Hola - dijo Jim ofreciéndome la mano - me hubiera gustado hablar contigo antes.
- Sí, a mi también, lo siento. Tendría que haberlo hecho antes, pero todo ha sido muy rápido por la situación, que supongo que conoce.
- Si, comprendo – dijo aún muy serio, cosa que no consiguió aplacar mi miedo.
- Solo quería pedirle perdón por hacerle esto a su hija… sé que no le habrá gustado. Solo quiero decirle que el tiempo que tengo voy a intentar hacerla feliz, y que prometo cuidarla a ella por encima de todo. Solo quiero hacerle saber que la quiero y que nunca le haría daño.
- Lo he visto. Y no estoy enfadado… estoy orgulloso, muy orgulloso de mi hija.
- Sí, tiene motivos para estarlo, se lo aseguro. Es una mujer increíble - dije sonriendo como un tonto.
-Bien. Ahora que estamos solos, quiero pedirte algunas cosas – dijo muy serio aun.
- Claro, faltaría más, dígame.
- En primer lugar, vas a ser mi hijo político, así que tutéame. Soy Jim, o papa, como prefieras. Y tranquilo, a pesar de tener cierta reputación, aun no me he comido a nadie – dijo dándome una palmada en el hombro – relájate hombre… estamos en familia.
- Gracias… señor, perdón, Jim si me permites – a partir de ese instante, cuando vi que ese caballero no me tenía ningún tipo de animadversión hacia mi persona, me relaje. Ya me tenía ganado y apenas había hablado un par de palabras con él. Ahora ya comprendía a quien se parecía Kate en su carácter.
- Te permito hijo… - hizo una pausa mirando a su alrededor y siguió con sus peticiones - He visto a mi hija, y…te quiere, no sé cuánto ni de qué forma, pero te quiere, sino, no haría esto. No le hagas daño, quiero decir… no te rindas hijo, creo que perderte a ti, después de lo de su madre… la va a destrozar y no quiero verla hundida como aquella vez de nuevo.
- Me encantaría poder vivir cien años para estar a su lado, pero eso no depende de mí Jim
- Sí, puedes seguir luchando.
- Lo entiendo… pero yo… siento, que voy a morir, ¿sabes? y si puedo elegir, prefiero hacerlo sin el malestar de la quimio.
- Casi te puedo decir que lo entiendo, no debería…
- No, lo comprendo, entiendo que quieres lo mejor para tu hija, ojala pudiera darle algo más pero… solo puedo intentar hacerla feliz, como ella me hace a mí.
- De acuerdo, cuidaros mutuamente Rick. Y encantado de conocerte hijo, de verdad - dijo ofreciéndome de nuevo la mano, y sin pensarlo mucho lo atraje para darle un fuerte abrazo.
- Gracias, y ahora creo que me merezco ese baile con mi mujer, voy a buscarla - dije sonriendo y buscando a Kate por todos los lados.
- Aprovecha, porque después voy a quitártela al menos para un baile.
- Por supuestos Jim… serias al único que permitiría interrumpirnos – dije bromeando.
Sabía que me quería, Jim me lo había confirmado, una parte de mi lo sabía, sabía que no lo hacía por lástima, ni por compasión… Pero hace apenas un mes no me hubiera podido imaginar que me tuviera algo de aprecio. La divise a lo lejos junto a Lanie y los chicos hablando animadamente, así que me acerque a ella sonriente.
- ¿Me concedería la mujer más guapa del lugar, un baile? – Le dije al oído.
- Claro - dijo dedicándome una sonrisa tímida - no se me da muy bien, pero puedo intentarlo.
- Solo déjate llevar ¿sí? - y asintió como respuesta.
La atraje hacia mi cuerpo y juntos nos unimos en un movimiento al ritmo de la música, una melodía lenta y cadenciosa que nos acunaba en sus notas.
POV KATE
Me abrace a su cuerpo mientras nos dejábamos llevar al compás de la canción. Me encantaba refugiarme en su olor, ese olor que me relajaba, que sin saber cómo me hacía sentirme protegida. Su cuerpo… había sufrido bastante durante este tiempo, estaba mucho más delgado. Lo sentía tan pequeño, a pesar de ser tan grande…
Su aliento caliente sobre mi cuello y sus brazos fuertes apretando mi cintura, como aferrándose a este momento, para recordarlo siempre.
Me separe lo justo para que pudiéramos mirarnos, unimos nuestras frentes, a pesar de que él era más alto que yo, estuvimos moviéndonos al compás sin dejar de mirarnos intentando leer lo que el otro estaba pensado.
Para ese día yo había escogido un tacón altísimo que me dejaba casi a su altura. Mi vestido era muy sencillo, blanco roto, con un escote barco muy cómodo, que me permitía moverme con soltura. Era largo, pero sin cola, algo poco pretencioso. Me sentía bien con él, y eso fue lo que me decidió a quedármelo.
- Esta preciosa Kate.
- Tu tampoco estas nada mal.
- Lo dudabas - dijo haciéndome sonreír, vi como cerraba los ojos, sin duda, se sentía ya cansado. El día había sido muy largo y ajetreado, debía estar rendido.
- Rick, creo que debes ir a tumbarte un rato, se te ve agotado.
- No, estoy bien. Antes tengo que hablar con…
- Eso puede esperar.
- Los novios no pueden desaparecer.
- Los novios se van cuando quieren, así que nosotros nos vamos ya.
- Tu puedes quedarte si quieres, han venido todas tus amigas, deberías al menos pasar un rato con ellas.
- No, nos vamos juntos. Ahora somos un matrimonio ¿no?
- Si - dijo sonriendo, se le veía feliz – gracias.
- Bien. Quédate aquí un momento y ahora vengo a por ti.
- Si jefa – me dijo guiñándome un ojo.
- Cuidado… si me haces enfadar, puedo arrestarte… - bromee.
Me despedí de todos rápidamente, diciéndoles que siguieran disfrutando de la boda todo lo que pudieran. Cuando volví a donde Rick estaba, se le veía pálido, se le notaba cansado, estaba sentado en un sofá en el interior de la casa.
- Vamos - dije agarrándole de la cintura para ayudarlo a llegar a la habitación.
Empezó a desvestirse con algún problema y decidí ayudarlo. Con cuidado empecé a desabrochar cada botón de su camisa, no quería mirarle a los ojos pero sin querer, hicieron contacto y vi como su azul ya no lo era tanto. Le ayude con el resto de ropa intentando tocar lo menos posible, para no incomodarlo. Le ayude a ponerse una camiseta, que tenía bajo la almohada, era ancha y con eso y los slips, estaría cómodo. Destape la cama y se sentó, para luego acostarse. Cuando apoyo la cabeza le vi hacer un gesto de dolor, como agradeciendo el poder meterse ahí por fin y reposar.
- ¿Quieres algo más? – pregunte dándome cuenta del error de mi pregunta.
- Me gustaría, pero no creo poder… - respondió devolviéndome la broma - No, tranquila, estoy bien.
- Voy a cambiarme, ahora vengo - me miro extrañado - ¿Qué sucede?
- No hace falta que duermas aquí… yo lo comprendo.
- Estamos casados, es nuestra noche de bodas, no pienso dejarte solo.
- ¡Ah sí! - dijo sonriendo – ya te dije que no sé si podre estar a la altura - dijo riéndose.
- Si me preguntas, te diré lo que pienso – dije haciendo una pausa. Había cambiado de idea, no iría al baño a cambiarme, lo haría allí, por mucha vergüenza que sintiera, debía darle confianza.- Creo que ninguna pareja está en condiciones esa noche - dije haciéndole reír - pero podemos dormir juntos, si te parece bien.
- ¿Cómo no va a parecerme bien? – me respondió sin dejar de mirarme. Estaba embelesado por mis movimientos, mientras bajaba por mis hombros mi vestido de novia y quedaba al descubierto mi sujetador blanco, mis medias con liga y mi tanga. Sus ojos hacían chiribitas por lo que estaba contemplando.
Sin girarme, me deshice de las medias poco a poco, una a una. Apoyando el pie en la cama, para darle más tiempo a recrearse en la mirada que tenía fija en mí. Después llegó el turno del sujetador, que cayó cuando me deshice de los corchetes. Tan solo llevaba un tanga minúsculo y le veía casi babear…
- Kate… ¡Dios! No soy de hielo… Por favor, ven… ven…
- Relájate… -le dije mientras me ponía un pequeño camisón también de color blanco roto a conjunto con mi vestido de novia, al igual que toda mi ropa interior.
Después de levantar del suelo mi vestido de novia y ponerlo sobre una butaca que había en la habitación, me metí en la cama con él. Gatee sobre la colcha hasta llegar a su lado.
Cuando me acerque, note como a pesar de estar muy excitado su respiración, no había señal de nada en su entrepierna… lo había imaginado, pero quise probar. Me acerque tímidamente, a pesar de habernos visto casi desnudos.
- Ven anda – dijo al ver mi rubor – Gracias Kate… gracias – susurro en mi oído dándome un suave beso en la cabeza.
Me tumbe boca arriba, no osaba moverme, yo estaba nerviosa, pero no soy de piedra, y recordaba perfectamente ese beso suyo, su lengua jugando con la mía, la excitación que sentí y tuve miedo de que si le tocaba, pudiéramos arder.
- Kate lo que has hecho ha sido precioso, pero no tienes nada que temer… soy incapaz de nada desde que me pusieron la primera quimio. Nada… no funciona, ni siquiera por la mañana. Aunque te juro que quisiera, porque no he visto mujer más bonita y sexy que tú.
- Rick… - dije sin moverme.
- Puedo… pedirte algo.
- Claro - dije mirándole al ver la urgencia en su voz, aunque asustada por lo que pudiera proponerme.
- Puedo… solo por hoy… pedirte que me abraces, quiero sentirte cerca, saber que eres real.
- Claro, por supuesto - dije moviéndome hasta colocarme a su lado, pasando mi brazo por su pecho desnudo y cálido. Era curioso, que así como su pelo había caído en su cabeza, en su pecho seguía allí, firme y fuerte, pero suave y terso a la vez.
Rick coloco su brazo sobre mi cintura atrayéndome más hacia él si eso era posible, hasta que apoye mi cabeza sobre su pecho, escuchando su latido agitado… y nervioso. Era algo tan hermoso saber que estaba latiendo con fuerza y que era por mí. Saber que puedes hacer feliz a alguien solo por estar ahí… ese amor es el que siempre quise sentir, o que alguien sintiera por mí.
- Jamás pude imaginar que el día de mi boda, no tendría sexo con mi esposa. Pero tampoco imagine nunca que me casaría con la mujer de mis sueños y que sería tan feliz como soy ahora.
- Todo llegara Rick… a su tiempo… ya verás…
Un amor puro. Ese era el nuestro… de momento. Porque yo sentía que día a día, algo estaba creciendo en mí y que algún día, lo sacaría y lo disfrutaríamos los dos.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 22
POV RICK
Era, sin duda, el día más feliz de mi vida. Ver a todos mis allegados y familiares, dejando por un día todo atrás, salir de la urbe y verlos disfrutar, bailar, cantar, sonreír…eso me hacía estar feliz, muy feliz. Me estuve paseando alrededor de todos, parándome a charlar, sonriendo a cada uno de ellos, disfrutando el momento de estar junto a los que quiero.
- ¡Ey! – me dijo la enfermera que estuvo a mi lado durante mi estancia hospitalaria.
- Hola Alex.
- ¡Estás guapísimo!
- Tu tampoco estas nada mal - dije sonriéndole mientras la abrazaba con fuerza.
- ¡Cuidado! tu mujer se puede poner celosa.
- Las mujeres para mí son iglesias, bonitas y dignas de admirar todas ellas - dije algo triste – Kate es la catedral… la que todas y cada una de esas iglesias quieren ser. Bonita, grande, especial, única, pero inaccesible.
- Rick, eres un romántico… ¿Dónde estabas tú cuando yo era joven?
- Alex quiero hablar un poco contigo.
- Claro… dime.
Había decidido despedirme de todos y cada uno de ellos, porque cuando se marcharan me quedaría solo con Kate y no sabía si podría tener la oportunidad de agradecerles a todos lo que habían hecho por mí.
- Yo… solo quería darte las gracias por todo Alex, de verdad eres un mujer increíble. Tengo mucho que agradecerte, en parte eres culpable de esto - dije extendiendo mis brazos - tú me distes las fuerzas para luchar por lo que quiero.
- Si, bueno, la pena es que no te haya conseguido convencer para seguir luchando…
- Soy feliz así, creo que ahora mismo, dada mi situación, no puedo aspirar a más -de repente se lanzó a mis brazos apretándome fuertemente.
- Rick… gracias a ti… gracias porque al conocerte me he dado cuenta de que los problemas que tenemos cotidianos son una tontería, después de verte, fuerte ante tu enfermedad, con tus ganas de ser feliz… creo que eres un ejemplo para el mundo. Doy gracias al mundo por haberme dejado conocerte. Aunque quizá me hubiera gustado más hacerlo en otras condiciones.
- No me arrepiento de conocerte… nunca Alex. De verdad, de esto he sacado muchas cosas buenas y una de ella eres tú. Gracias por todo, gracias a personas como tú… mucha gente sale adelante. Tú sí que eres un ejemplo de cómo tienen que ser las enfermeras del mundo.
- Nos estamos poniendo muy cursis, ¿no te parece? - dijo dándome un último abrazo.
- Algo, pero el día lo merece -dije despidiéndome de ella.
Estaba ya algo cansado pero me quedaban otras conversaciones y por su puesto me quedaba el baile con mi esposa que por nada del mundo pensaba perderme. Él siguiente iba a ser una conversación que había dejado aparcada demasiado tiempo.
Me acerque a donde estaba Kate junto a su padre charlando amigablemente, se la veía bien, sonriente y eso me ayudaba a mí. Al verlos juntos, pensaba en cómo podía haber sido mi relación con mi padre, pero ahora mismo ya ni pensaba en conocerlo, la verdad es que no me importaba no hacerlo.
- Hola, siento interrumpir - dije cogiendo a Kate por la cintura y casi mirándola tímidamente por si se molestaba. Pero no lo hizo… lo todo lo contrario, se apoyó en mí, se acercó y beso mi mejilla contenta.
- Hola Rick, ¿estás bien? - dijo Kate enseguida con preocupación en su mirada, a veces desearía que no me mirara así, que todo fuera "normal" por decirlo de algún modo.
- Sí, solo quería hablar con tu padre, si me permites - dije tragando saliva nervioso. Era una tontería, pero estaba asustado, como un crio delante del director del colegio. El padre de Kate era abogado y su figura impactaba, unido a eso estaba la situación, que suponía que él conocía.
- Claro - dijo Kate mirándome de forma extraña.
- No te alejes, luego me gustaría bailar con mi esposa, si no te molesta - dije sonriendo y vi como Kate me correspondía con esa sonrisa que me enamoro y un guiño cómplice.
- Hola - dijo Jim ofreciéndome la mano - me hubiera gustado hablar contigo antes.
- Sí, a mi también, lo siento. Tendría que haberlo hecho antes, pero todo ha sido muy rápido por la situación, que supongo que conoce.
- Si, comprendo – dijo aún muy serio, cosa que no consiguió aplacar mi miedo.
- Solo quería pedirle perdón por hacerle esto a su hija… sé que no le habrá gustado. Solo quiero decirle que el tiempo que tengo voy a intentar hacerla feliz, y que prometo cuidarla a ella por encima de todo. Solo quiero hacerle saber que la quiero y que nunca le haría daño.
- Lo he visto. Y no estoy enfadado… estoy orgulloso, muy orgulloso de mi hija.
- Sí, tiene motivos para estarlo, se lo aseguro. Es una mujer increíble - dije sonriendo como un tonto.
-Bien. Ahora que estamos solos, quiero pedirte algunas cosas – dijo muy serio aun.
- Claro, faltaría más, dígame.
- En primer lugar, vas a ser mi hijo político, así que tutéame. Soy Jim, o papa, como prefieras. Y tranquilo, a pesar de tener cierta reputación, aun no me he comido a nadie – dijo dándome una palmada en el hombro – relájate hombre… estamos en familia.
- Gracias… señor, perdón, Jim si me permites – a partir de ese instante, cuando vi que ese caballero no me tenía ningún tipo de animadversión hacia mi persona, me relaje. Ya me tenía ganado y apenas había hablado un par de palabras con él. Ahora ya comprendía a quien se parecía Kate en su carácter.
- Te permito hijo… - hizo una pausa mirando a su alrededor y siguió con sus peticiones - He visto a mi hija, y…te quiere, no sé cuánto ni de qué forma, pero te quiere, sino, no haría esto. No le hagas daño, quiero decir… no te rindas hijo, creo que perderte a ti, después de lo de su madre… la va a destrozar y no quiero verla hundida como aquella vez de nuevo.
- Me encantaría poder vivir cien años para estar a su lado, pero eso no depende de mí Jim
- Sí, puedes seguir luchando.
- Lo entiendo… pero yo… siento, que voy a morir, ¿sabes? y si puedo elegir, prefiero hacerlo sin el malestar de la quimio.
- Casi te puedo decir que lo entiendo, no debería…
- No, lo comprendo, entiendo que quieres lo mejor para tu hija, ojala pudiera darle algo más pero… solo puedo intentar hacerla feliz, como ella me hace a mí.
- De acuerdo, cuidaros mutuamente Rick. Y encantado de conocerte hijo, de verdad - dijo ofreciéndome de nuevo la mano, y sin pensarlo mucho lo atraje para darle un fuerte abrazo.
- Gracias, y ahora creo que me merezco ese baile con mi mujer, voy a buscarla - dije sonriendo y buscando a Kate por todos los lados.
- Aprovecha, porque después voy a quitártela al menos para un baile.
- Por supuestos Jim… serias al único que permitiría interrumpirnos – dije bromeando.
Sabía que me quería, Jim me lo había confirmado, una parte de mi lo sabía, sabía que no lo hacía por lástima, ni por compasión… Pero hace apenas un mes no me hubiera podido imaginar que me tuviera algo de aprecio. La divise a lo lejos junto a Lanie y los chicos hablando animadamente, así que me acerque a ella sonriente.
- ¿Me concedería la mujer más guapa del lugar, un baile? – Le dije al oído.
- Claro - dijo dedicándome una sonrisa tímida - no se me da muy bien, pero puedo intentarlo.
- Solo déjate llevar ¿sí? - y asintió como respuesta.
La atraje hacia mi cuerpo y juntos nos unimos en un movimiento al ritmo de la música, una melodía lenta y cadenciosa que nos acunaba en sus notas.
POV KATE
Me abrace a su cuerpo mientras nos dejábamos llevar al compás de la canción. Me encantaba refugiarme en su olor, ese olor que me relajaba, que sin saber cómo me hacía sentirme protegida. Su cuerpo… había sufrido bastante durante este tiempo, estaba mucho más delgado. Lo sentía tan pequeño, a pesar de ser tan grande…
Su aliento caliente sobre mi cuello y sus brazos fuertes apretando mi cintura, como aferrándose a este momento, para recordarlo siempre.
Me separe lo justo para que pudiéramos mirarnos, unimos nuestras frentes, a pesar de que él era más alto que yo, estuvimos moviéndonos al compás sin dejar de mirarnos intentando leer lo que el otro estaba pensado.
Para ese día yo había escogido un tacón altísimo que me dejaba casi a su altura. Mi vestido era muy sencillo, blanco roto, con un escote barco muy cómodo, que me permitía moverme con soltura. Era largo, pero sin cola, algo poco pretencioso. Me sentía bien con él, y eso fue lo que me decidió a quedármelo.
- Esta preciosa Kate.
- Tu tampoco estas nada mal.
- Lo dudabas - dijo haciéndome sonreír, vi como cerraba los ojos, sin duda, se sentía ya cansado. El día había sido muy largo y ajetreado, debía estar rendido.
- Rick, creo que debes ir a tumbarte un rato, se te ve agotado.
- No, estoy bien. Antes tengo que hablar con…
- Eso puede esperar.
- Los novios no pueden desaparecer.
- Los novios se van cuando quieren, así que nosotros nos vamos ya.
- Tu puedes quedarte si quieres, han venido todas tus amigas, deberías al menos pasar un rato con ellas.
- No, nos vamos juntos. Ahora somos un matrimonio ¿no?
- Si - dijo sonriendo, se le veía feliz – gracias.
- Bien. Quédate aquí un momento y ahora vengo a por ti.
- Si jefa – me dijo guiñándome un ojo.
- Cuidado… si me haces enfadar, puedo arrestarte… - bromee.
Me despedí de todos rápidamente, diciéndoles que siguieran disfrutando de la boda todo lo que pudieran. Cuando volví a donde Rick estaba, se le veía pálido, se le notaba cansado, estaba sentado en un sofá en el interior de la casa.
- Vamos - dije agarrándole de la cintura para ayudarlo a llegar a la habitación.
Empezó a desvestirse con algún problema y decidí ayudarlo. Con cuidado empecé a desabrochar cada botón de su camisa, no quería mirarle a los ojos pero sin querer, hicieron contacto y vi como su azul ya no lo era tanto. Le ayude con el resto de ropa intentando tocar lo menos posible, para no incomodarlo. Le ayude a ponerse una camiseta, que tenía bajo la almohada, era ancha y con eso y los slips, estaría cómodo. Destape la cama y se sentó, para luego acostarse. Cuando apoyo la cabeza le vi hacer un gesto de dolor, como agradeciendo el poder meterse ahí por fin y reposar.
- ¿Quieres algo más? – pregunte dándome cuenta del error de mi pregunta.
- Me gustaría, pero no creo poder… - respondió devolviéndome la broma - No, tranquila, estoy bien.
- Voy a cambiarme, ahora vengo - me miro extrañado - ¿Qué sucede?
- No hace falta que duermas aquí… yo lo comprendo.
- Estamos casados, es nuestra noche de bodas, no pienso dejarte solo.
- ¡Ah sí! - dijo sonriendo – ya te dije que no sé si podre estar a la altura - dijo riéndose.
- Si me preguntas, te diré lo que pienso – dije haciendo una pausa. Había cambiado de idea, no iría al baño a cambiarme, lo haría allí, por mucha vergüenza que sintiera, debía darle confianza.- Creo que ninguna pareja está en condiciones esa noche - dije haciéndole reír - pero podemos dormir juntos, si te parece bien.
- ¿Cómo no va a parecerme bien? – me respondió sin dejar de mirarme. Estaba embelesado por mis movimientos, mientras bajaba por mis hombros mi vestido de novia y quedaba al descubierto mi sujetador blanco, mis medias con liga y mi tanga. Sus ojos hacían chiribitas por lo que estaba contemplando.
Sin girarme, me deshice de las medias poco a poco, una a una. Apoyando el pie en la cama, para darle más tiempo a recrearse en la mirada que tenía fija en mí. Después llegó el turno del sujetador, que cayó cuando me deshice de los corchetes. Tan solo llevaba un tanga minúsculo y le veía casi babear…
- Kate… ¡Dios! No soy de hielo… Por favor, ven… ven…
- Relájate… -le dije mientras me ponía un pequeño camisón también de color blanco roto a conjunto con mi vestido de novia, al igual que toda mi ropa interior.
Después de levantar del suelo mi vestido de novia y ponerlo sobre una butaca que había en la habitación, me metí en la cama con él. Gatee sobre la colcha hasta llegar a su lado.
Cuando me acerque, note como a pesar de estar muy excitado su respiración, no había señal de nada en su entrepierna… lo había imaginado, pero quise probar. Me acerque tímidamente, a pesar de habernos visto casi desnudos.
- Ven anda – dijo al ver mi rubor – Gracias Kate… gracias – susurro en mi oído dándome un suave beso en la cabeza.
Me tumbe boca arriba, no osaba moverme, yo estaba nerviosa, pero no soy de piedra, y recordaba perfectamente ese beso suyo, su lengua jugando con la mía, la excitación que sentí y tuve miedo de que si le tocaba, pudiéramos arder.
- Kate lo que has hecho ha sido precioso, pero no tienes nada que temer… soy incapaz de nada desde que me pusieron la primera quimio. Nada… no funciona, ni siquiera por la mañana. Aunque te juro que quisiera, porque no he visto mujer más bonita y sexy que tú.
- Rick… - dije sin moverme.
- Puedo… pedirte algo.
- Claro - dije mirándole al ver la urgencia en su voz, aunque asustada por lo que pudiera proponerme.
- Puedo… solo por hoy… pedirte que me abraces, quiero sentirte cerca, saber que eres real.
- Claro, por supuesto - dije moviéndome hasta colocarme a su lado, pasando mi brazo por su pecho desnudo y cálido. Era curioso, que así como su pelo había caído en su cabeza, en su pecho seguía allí, firme y fuerte, pero suave y terso a la vez.
Rick coloco su brazo sobre mi cintura atrayéndome más hacia él si eso era posible, hasta que apoye mi cabeza sobre su pecho, escuchando su latido agitado… y nervioso. Era algo tan hermoso saber que estaba latiendo con fuerza y que era por mí. Saber que puedes hacer feliz a alguien solo por estar ahí… ese amor es el que siempre quise sentir, o que alguien sintiera por mí.
- Jamás pude imaginar que el día de mi boda, no tendría sexo con mi esposa. Pero tampoco imagine nunca que me casaría con la mujer de mis sueños y que sería tan feliz como soy ahora.
- Todo llegara Rick… a su tiempo… ya verás…
Un amor puro. Ese era el nuestro… de momento. Porque yo sentía que día a día, algo estaba creciendo en mí y que algún día, lo sacaría y lo disfrutaríamos los dos.
CONTINUARÁ…
POV RICK
Era, sin duda, el día más feliz de mi vida. Ver a todos mis allegados y familiares, dejando por un día todo atrás, salir de la urbe y verlos disfrutar, bailar, cantar, sonreír…eso me hacía estar feliz, muy feliz. Me estuve paseando alrededor de todos, parándome a charlar, sonriendo a cada uno de ellos, disfrutando el momento de estar junto a los que quiero.
- ¡Ey! – me dijo la enfermera que estuvo a mi lado durante mi estancia hospitalaria.
- Hola Alex.
- ¡Estás guapísimo!
- Tu tampoco estas nada mal - dije sonriéndole mientras la abrazaba con fuerza.
- ¡Cuidado! tu mujer se puede poner celosa.
- Las mujeres para mí son iglesias, bonitas y dignas de admirar todas ellas - dije algo triste – Kate es la catedral… la que todas y cada una de esas iglesias quieren ser. Bonita, grande, especial, única, pero inaccesible.
- Rick, eres un romántico… ¿Dónde estabas tú cuando yo era joven?
- Alex quiero hablar un poco contigo.
- Claro… dime.
Había decidido despedirme de todos y cada uno de ellos, porque cuando se marcharan me quedaría solo con Kate y no sabía si podría tener la oportunidad de agradecerles a todos lo que habían hecho por mí.
- Yo… solo quería darte las gracias por todo Alex, de verdad eres un mujer increíble. Tengo mucho que agradecerte, en parte eres culpable de esto - dije extendiendo mis brazos - tú me distes las fuerzas para luchar por lo que quiero.
- Si, bueno, la pena es que no te haya conseguido convencer para seguir luchando…
- Soy feliz así, creo que ahora mismo, dada mi situación, no puedo aspirar a más -de repente se lanzó a mis brazos apretándome fuertemente.
- Rick… gracias a ti… gracias porque al conocerte me he dado cuenta de que los problemas que tenemos cotidianos son una tontería, después de verte, fuerte ante tu enfermedad, con tus ganas de ser feliz… creo que eres un ejemplo para el mundo. Doy gracias al mundo por haberme dejado conocerte. Aunque quizá me hubiera gustado más hacerlo en otras condiciones.
- No me arrepiento de conocerte… nunca Alex. De verdad, de esto he sacado muchas cosas buenas y una de ella eres tú. Gracias por todo, gracias a personas como tú… mucha gente sale adelante. Tú sí que eres un ejemplo de cómo tienen que ser las enfermeras del mundo.
- Nos estamos poniendo muy cursis, ¿no te parece? - dijo dándome un último abrazo.
- Algo, pero el día lo merece -dije despidiéndome de ella.
Estaba ya algo cansado pero me quedaban otras conversaciones y por su puesto me quedaba el baile con mi esposa que por nada del mundo pensaba perderme. Él siguiente iba a ser una conversación que había dejado aparcada demasiado tiempo.
Me acerque a donde estaba Kate junto a su padre charlando amigablemente, se la veía bien, sonriente y eso me ayudaba a mí. Al verlos juntos, pensaba en cómo podía haber sido mi relación con mi padre, pero ahora mismo ya ni pensaba en conocerlo, la verdad es que no me importaba no hacerlo.
- Hola, siento interrumpir - dije cogiendo a Kate por la cintura y casi mirándola tímidamente por si se molestaba. Pero no lo hizo… lo todo lo contrario, se apoyó en mí, se acercó y beso mi mejilla contenta.
- Hola Rick, ¿estás bien? - dijo Kate enseguida con preocupación en su mirada, a veces desearía que no me mirara así, que todo fuera "normal" por decirlo de algún modo.
- Sí, solo quería hablar con tu padre, si me permites - dije tragando saliva nervioso. Era una tontería, pero estaba asustado, como un crio delante del director del colegio. El padre de Kate era abogado y su figura impactaba, unido a eso estaba la situación, que suponía que él conocía.
- Claro - dijo Kate mirándome de forma extraña.
- No te alejes, luego me gustaría bailar con mi esposa, si no te molesta - dije sonriendo y vi como Kate me correspondía con esa sonrisa que me enamoro y un guiño cómplice.
- Hola - dijo Jim ofreciéndome la mano - me hubiera gustado hablar contigo antes.
- Sí, a mi también, lo siento. Tendría que haberlo hecho antes, pero todo ha sido muy rápido por la situación, que supongo que conoce.
- Si, comprendo – dijo aún muy serio, cosa que no consiguió aplacar mi miedo.
- Solo quería pedirle perdón por hacerle esto a su hija… sé que no le habrá gustado. Solo quiero decirle que el tiempo que tengo voy a intentar hacerla feliz, y que prometo cuidarla a ella por encima de todo. Solo quiero hacerle saber que la quiero y que nunca le haría daño.
- Lo he visto. Y no estoy enfadado… estoy orgulloso, muy orgulloso de mi hija.
- Sí, tiene motivos para estarlo, se lo aseguro. Es una mujer increíble - dije sonriendo como un tonto.
-Bien. Ahora que estamos solos, quiero pedirte algunas cosas – dijo muy serio aun.
- Claro, faltaría más, dígame.
- En primer lugar, vas a ser mi hijo político, así que tutéame. Soy Jim, o papa, como prefieras. Y tranquilo, a pesar de tener cierta reputación, aun no me he comido a nadie – dijo dándome una palmada en el hombro – relájate hombre… estamos en familia.
- Gracias… señor, perdón, Jim si me permites – a partir de ese instante, cuando vi que ese caballero no me tenía ningún tipo de animadversión hacia mi persona, me relaje. Ya me tenía ganado y apenas había hablado un par de palabras con él. Ahora ya comprendía a quien se parecía Kate en su carácter.
- Te permito hijo… - hizo una pausa mirando a su alrededor y siguió con sus peticiones - He visto a mi hija, y…te quiere, no sé cuánto ni de qué forma, pero te quiere, sino, no haría esto. No le hagas daño, quiero decir… no te rindas hijo, creo que perderte a ti, después de lo de su madre… la va a destrozar y no quiero verla hundida como aquella vez de nuevo.
- Me encantaría poder vivir cien años para estar a su lado, pero eso no depende de mí Jim
- Sí, puedes seguir luchando.
- Lo entiendo… pero yo… siento, que voy a morir, ¿sabes? y si puedo elegir, prefiero hacerlo sin el malestar de la quimio.
- Casi te puedo decir que lo entiendo, no debería…
- No, lo comprendo, entiendo que quieres lo mejor para tu hija, ojala pudiera darle algo más pero… solo puedo intentar hacerla feliz, como ella me hace a mí.
- De acuerdo, cuidaros mutuamente Rick. Y encantado de conocerte hijo, de verdad - dijo ofreciéndome de nuevo la mano, y sin pensarlo mucho lo atraje para darle un fuerte abrazo.
- Gracias, y ahora creo que me merezco ese baile con mi mujer, voy a buscarla - dije sonriendo y buscando a Kate por todos los lados.
- Aprovecha, porque después voy a quitártela al menos para un baile.
- Por supuestos Jim… serias al único que permitiría interrumpirnos – dije bromeando.
Sabía que me quería, Jim me lo había confirmado, una parte de mi lo sabía, sabía que no lo hacía por lástima, ni por compasión… Pero hace apenas un mes no me hubiera podido imaginar que me tuviera algo de aprecio. La divise a lo lejos junto a Lanie y los chicos hablando animadamente, así que me acerque a ella sonriente.
- ¿Me concedería la mujer más guapa del lugar, un baile? – Le dije al oído.
- Claro - dijo dedicándome una sonrisa tímida - no se me da muy bien, pero puedo intentarlo.
- Solo déjate llevar ¿sí? - y asintió como respuesta.
La atraje hacia mi cuerpo y juntos nos unimos en un movimiento al ritmo de la música, una melodía lenta y cadenciosa que nos acunaba en sus notas.
POV KATE
Me abrace a su cuerpo mientras nos dejábamos llevar al compás de la canción. Me encantaba refugiarme en su olor, ese olor que me relajaba, que sin saber cómo me hacía sentirme protegida. Su cuerpo… había sufrido bastante durante este tiempo, estaba mucho más delgado. Lo sentía tan pequeño, a pesar de ser tan grande…
Su aliento caliente sobre mi cuello y sus brazos fuertes apretando mi cintura, como aferrándose a este momento, para recordarlo siempre.
Me separe lo justo para que pudiéramos mirarnos, unimos nuestras frentes, a pesar de que él era más alto que yo, estuvimos moviéndonos al compás sin dejar de mirarnos intentando leer lo que el otro estaba pensado.
Para ese día yo había escogido un tacón altísimo que me dejaba casi a su altura. Mi vestido era muy sencillo, blanco roto, con un escote barco muy cómodo, que me permitía moverme con soltura. Era largo, pero sin cola, algo poco pretencioso. Me sentía bien con él, y eso fue lo que me decidió a quedármelo.
- Esta preciosa Kate.
- Tu tampoco estas nada mal.
- Lo dudabas - dijo haciéndome sonreír, vi como cerraba los ojos, sin duda, se sentía ya cansado. El día había sido muy largo y ajetreado, debía estar rendido.
- Rick, creo que debes ir a tumbarte un rato, se te ve agotado.
- No, estoy bien. Antes tengo que hablar con…
- Eso puede esperar.
- Los novios no pueden desaparecer.
- Los novios se van cuando quieren, así que nosotros nos vamos ya.
- Tu puedes quedarte si quieres, han venido todas tus amigas, deberías al menos pasar un rato con ellas.
- No, nos vamos juntos. Ahora somos un matrimonio ¿no?
- Si - dijo sonriendo, se le veía feliz – gracias.
- Bien. Quédate aquí un momento y ahora vengo a por ti.
- Si jefa – me dijo guiñándome un ojo.
- Cuidado… si me haces enfadar, puedo arrestarte… - bromee.
Me despedí de todos rápidamente, diciéndoles que siguieran disfrutando de la boda todo lo que pudieran. Cuando volví a donde Rick estaba, se le veía pálido, se le notaba cansado, estaba sentado en un sofá en el interior de la casa.
- Vamos - dije agarrándole de la cintura para ayudarlo a llegar a la habitación.
Empezó a desvestirse con algún problema y decidí ayudarlo. Con cuidado empecé a desabrochar cada botón de su camisa, no quería mirarle a los ojos pero sin querer, hicieron contacto y vi como su azul ya no lo era tanto. Le ayude con el resto de ropa intentando tocar lo menos posible, para no incomodarlo. Le ayude a ponerse una camiseta, que tenía bajo la almohada, era ancha y con eso y los slips, estaría cómodo. Destape la cama y se sentó, para luego acostarse. Cuando apoyo la cabeza le vi hacer un gesto de dolor, como agradeciendo el poder meterse ahí por fin y reposar.
- ¿Quieres algo más? – pregunte dándome cuenta del error de mi pregunta.
- Me gustaría, pero no creo poder… - respondió devolviéndome la broma - No, tranquila, estoy bien.
- Voy a cambiarme, ahora vengo - me miro extrañado - ¿Qué sucede?
- No hace falta que duermas aquí… yo lo comprendo.
- Estamos casados, es nuestra noche de bodas, no pienso dejarte solo.
- ¡Ah sí! - dijo sonriendo – ya te dije que no sé si podre estar a la altura - dijo riéndose.
- Si me preguntas, te diré lo que pienso – dije haciendo una pausa. Había cambiado de idea, no iría al baño a cambiarme, lo haría allí, por mucha vergüenza que sintiera, debía darle confianza.- Creo que ninguna pareja está en condiciones esa noche - dije haciéndole reír - pero podemos dormir juntos, si te parece bien.
- ¿Cómo no va a parecerme bien? – me respondió sin dejar de mirarme. Estaba embelesado por mis movimientos, mientras bajaba por mis hombros mi vestido de novia y quedaba al descubierto mi sujetador blanco, mis medias con liga y mi tanga. Sus ojos hacían chiribitas por lo que estaba contemplando.
Sin girarme, me deshice de las medias poco a poco, una a una. Apoyando el pie en la cama, para darle más tiempo a recrearse en la mirada que tenía fija en mí. Después llegó el turno del sujetador, que cayó cuando me deshice de los corchetes. Tan solo llevaba un tanga minúsculo y le veía casi babear…
- Kate… ¡Dios! No soy de hielo… Por favor, ven… ven…
- Relájate… -le dije mientras me ponía un pequeño camisón también de color blanco roto a conjunto con mi vestido de novia, al igual que toda mi ropa interior.
Después de levantar del suelo mi vestido de novia y ponerlo sobre una butaca que había en la habitación, me metí en la cama con él. Gatee sobre la colcha hasta llegar a su lado.
Cuando me acerque, note como a pesar de estar muy excitado su respiración, no había señal de nada en su entrepierna… lo había imaginado, pero quise probar. Me acerque tímidamente, a pesar de habernos visto casi desnudos.
- Ven anda – dijo al ver mi rubor – Gracias Kate… gracias – susurro en mi oído dándome un suave beso en la cabeza.
Me tumbe boca arriba, no osaba moverme, yo estaba nerviosa, pero no soy de piedra, y recordaba perfectamente ese beso suyo, su lengua jugando con la mía, la excitación que sentí y tuve miedo de que si le tocaba, pudiéramos arder.
- Kate lo que has hecho ha sido precioso, pero no tienes nada que temer… soy incapaz de nada desde que me pusieron la primera quimio. Nada… no funciona, ni siquiera por la mañana. Aunque te juro que quisiera, porque no he visto mujer más bonita y sexy que tú.
- Rick… - dije sin moverme.
- Puedo… pedirte algo.
- Claro - dije mirándole al ver la urgencia en su voz, aunque asustada por lo que pudiera proponerme.
- Puedo… solo por hoy… pedirte que me abraces, quiero sentirte cerca, saber que eres real.
- Claro, por supuesto - dije moviéndome hasta colocarme a su lado, pasando mi brazo por su pecho desnudo y cálido. Era curioso, que así como su pelo había caído en su cabeza, en su pecho seguía allí, firme y fuerte, pero suave y terso a la vez.
Rick coloco su brazo sobre mi cintura atrayéndome más hacia él si eso era posible, hasta que apoye mi cabeza sobre su pecho, escuchando su latido agitado… y nervioso. Era algo tan hermoso saber que estaba latiendo con fuerza y que era por mí. Saber que puedes hacer feliz a alguien solo por estar ahí… ese amor es el que siempre quise sentir, o que alguien sintiera por mí.
- Jamás pude imaginar que el día de mi boda, no tendría sexo con mi esposa. Pero tampoco imagine nunca que me casaría con la mujer de mis sueños y que sería tan feliz como soy ahora.
- Todo llegara Rick… a su tiempo… ya verás…
Un amor puro. Ese era el nuestro… de momento. Porque yo sentía que día a día, algo estaba creciendo en mí y que algún día, lo sacaría y lo disfrutaríamos los dos.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
22:44:3907.19.2015
SIMPLEMENTE SIN PALABRAS....FANTASTICO... SIGUE Y PRONTO...
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BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 23
POV KATE
Me desperté aun abrazada a él. Estaba tranquilo, dormido. Me quede mirándole fijamente durante un buen rato, mirando cada marca, cada rasgo de su cara. No pude evitar sonreír al verlo con una sonrisa aun así, dormido.
Me levante despacio para no despertarlo y salí de la habitación. El resto de los invitados que se habían quedado, entre otros, los chicos, Lanie, mi padre y Martha estaban ya allí desayunando todos juntos.
- Hola, buenos días a todos.
- ¡Ey!, aquí viene la novia, ¿Qué tal tu noche de bodas Sra. Castle? - dijo Lanie intentado picarme.
- Nunca te callas ¿verdad Lanie? me recuerdas a alguien.
- Si a mí también - dijo Martha riéndose - ¿Cómo está? – pregunto preocupada.
- Bien, está dormido, ha descansado toda la noche, pero no quería despertarlo.
- Bueno, lo dejo en las mejores manos. He decidido irme hoy en busca de su padre. Si mi pequeño tira la toalla, yo no pienso hacer lo mismo.
- Estoy de acuerdo. Tenemos que buscar una solución hasta el último instante Martha – dije decidida a ayudarla en lo que fuera posible.
- Sí, no sé por dónde buscar exactamente, pero lo hare por donde haga falta, tiene que ayudar a Richard, aunque solo sea una vez en su vida.
- Nosotros te ayudaremos en lo que haga falta Martha - dijo Ryan mirando a Espo que asintió enseguida.
- Gracias chicos, me cuesta dejar a mi pequeño, pero aquí no ayudo, así que manos a la obra.
- Yo cuidaré de él – le dije a Martha muy seria.
- Lo sé hija. No sabes cuánto agradezco todo lo que estás haciendo por él.
- Lo hago porque… es lo que me pide mi corazón - dije nerviosa - voy a llevarle un poco de café para que se despierte y así se pueda despedir de vosotros antes de iros.
- Vale, gracias Kate – exclamo mi padre contento al verme decidido.
Cuando entré en la habitación seguía dormido plácidamente. Me costaba mucho despertarlo pero sabía que querría despedirse de sus invitados.
- Rick - susurré cerca de su oído para no asustarle, le acaricié suavemente su brazo hasta que sentí como abría sus ojos despacio, muy despacio.
- ¡Dios! sin duda esto tiene que ser un sueño… y no quiero despertar - dijo sonriéndome, al tiempo que se desperezaba.
- Anda, no seas tonto, despierta que todos están esperando fuera para despedirse.
- Bien… dame un minuto.
- ¿Te pasa algo? - pregunté preocupada.
- No - contesto rápidamente - pero olvide que es la primera vez que te despiertas conmigo - dijo sonriéndome - no me gustan nada las mañanas, me cuesta mucho despertarme – dijo con su típico mohín de desagrado.
- Mira… una cosa en la que no nos parecemos.
- Pero porque tú no sabes disfrutar de lo bueno de la vida – me dijo reprendiéndome.
-O quizás no me gusta perder el tiempo haciendo el remolón - dije en tono de broma pero vi como algo cambio en su mirada - lo siento, no te enfades...
- No, tienes razón. No estoy para perder el tiempo - dijo incorporándose rápidamente haciendo que la sabanas se bajaran por completo dejando al descubierto su cuerpo casi desnudo - creo que necesito un rato a solas - dijo viendo su desnudez, tardé en reaccionar ya que mis ojos se perdieron entre sus piernas y abdomen, la verdad es que no estaba para nada mal. Anoche ya le había visto pero supongo que la luz del día me estaba dando otro punto de vista, sus músculos en las piernas seguían ahí, alguna que otra marca, y bueno, su calzoncillo dejaba poco a la imaginación - Kate…
- ¡Oh sí! claro, lo siento, disculpa - dije levantándome avergonzada por haber sido tan descarada mirándole y salí disparada por la puerta, sin mirar atrás. ¡Dios mío! Como podía haber sido tan atrevida para mirar sin ningún descaro su entrepierna…
POV RICK
Me encantaba verla algo nerviosa, ante mi semi desnudez. La verdad es que no estaba nada mal, me gustaba el deporte y lo practicaba asiduamente, además, debía entrenar para no perder la forma en mi trabajo. Y si se había quedado mirando, seria porque al menos, le atraía sexualmente. Aunque eso no me valía, eso solamente no.
Me levanté, me metí en la ducha y cuando salí del baño, era otra persona. Me vestí de forma cómoda y como todavía tenía unas cuantas conversaciones pendientes, antes de poder dejar todo atrás, debía ponerme manos a la obra para después poder estar feliz junto a Kate, solo con Kate.
Cuando salí de la habitación todos estaban reunidos alrededor de la cocina hablando, cuando me vieron todos quedaron en silencio. Odiaba eso, dejaba tan claro que la conversación era sobre mí.
- ¿En serio? No os han dicho nunca que es de mala educación hablar de alguien que no está presente - dije sonriendo y los demás se relajaron y siguieron hablando entre ellos. Ryan decía a su fiel compañero que antes de irse debían darse un baño en la piscina, mi madre estaba hablando con Jim sobre algo de un contrato de trabajo y Kate estaba con Lanie, taza en mano, discutiendo sobre el vestido de alguna de las amigas de mi esposa.
Me acerque a ellos y nos pusimos a desayunar entre risas. Luego los chicos llevaron a cabo su plan de chapotear un rato, mientras Kate se quedaba con Lanie y mi madre en la cocina.
POV KATE
- Chicas y chico - dijo mirándome mi amiga - yo voy a recoger mis cosas - soltando su taza sobre la mesa.
- Yo te ayudo – le dije siguiéndola.
- ¡Ay! me gusta amiga, no le dejes escapar - dijo sonriendo mientras subíamos las escaleras – siempre he dicho que esta como un queso.
- Te lo confirmo, es más, acaba de sacarme los colores cuando se levantó de la cama y vi lo que había bajo las mantas.
- No me digas que no… - intento preguntar, pero con un movimiento negativo de mi cabeza comprendió que esa noche no había pasado nada.
- Un desperdicio de noche, de cama, de hombre… - seguía diciendo cuando la paré.
- Desde la quimio… - intente decir.
-¡Ah! Claro, es cierto, es uno de los síntomas, bueno, pero prométeme que cuando pase me lo contaras con pelos y señales… porque este hombre no puede desaprovecharse, créeme amiga.
La acompañe hacia la habitación que había ocupado durante la noche, sin duda había habido mucho más marcha en esa habitación que en la mía.
- ¿Y tú? ¿Todo bien con Espo?
- ¿Qué? Te lo ha contado ¿verdad?
- ¿Quién? Nunca me contaría nada, pero de verdad crees que alguien tendría que decírmelo ayer no dejabais de haceros carantoñas.
- Bueno igual que tú, podrás decir lo que quieras, enamorada o no, pero Rick y tú no paráis de sonreír y de poneros ojitos tiernos.
-Bueno, yo lo reconozco, la verdad es que había mucho más de lo que imagine tras él, es la mejor persona que he conocido en mi vida, en serio Lanie… es tan dulce y no para de decirme que soy la mujer de sus sueños .
POV RICK
Después de ayudar a mi madre a recoger la cocina, iba al jardín pero encontré a Lanie que bajaba las maletas, así que me acerque para ayudarla.
- Deja, te ayudo – le dije cogiendo una de las maletas que llevaba.
- Gracias… y gracias también por invitarme, la fiesta y la boda fueron divinas.
- La verdad que fue una fiesta preciosa, no podría haber pedido nada mejor.
- Sí, lo de ayer… fue precioso. Los dos dejasteis claro que hay algo muy especial.
- Lo sentía de corazón. No lo había preparado – le dije poniéndome serio, cuando llegamos a su coche que estaba en la entrada - Y en parte… es por ti. Quiero darte las gracias por ayudarme a ser feliz. Tú me diste el mejor consejo que nadie me ha dado en la vida.
- Bueno, y tu tuviste la fuerza de voluntad para hacerme caso.
- No sabes lo que me costó - dije haciéndola reír.
- Eres increíble Rick… un hombre fantástico.
- Bueno, se hace lo que se puede. Lanie de verdad yo… gracias por todo, gracias por los grandes momentos. Gracias por sacarme una sonrisa siempre…
- ¡Dios! Rick, ven, anda - dijo abrazándome con fuerza. Sentía como los ojos me escocían, esto era una mierda, no quería despedirme de la gente que quería con lágrimas en los ojos.
- Bueno si no necesitas más mi ayuda yo…
- Espera… - me dijo después de subir al coche cogiéndome de la mano con lahabía cerrado la puerta.
- Si.
- No le hagas daño a mi amiga.
- Nunca lo haría.
-Nunca se lo harías intencionadamente, pero se lo vas a hacer. Vas a dejar de luchar y sabes que eso… eso terminara haciéndole daño.
- Aunque luchara nadie podría decirme o asegurarme que no le haría daño ¿verdad?
- No.
- Pues entonces, prefiero hacerla feliz el tiempo que pueda, y así poder serlo yo.
- Lo siento Rick, sé que todo el mundo estará diciéndote lo que tienes que hacer, pero… es porque te queremos, no queremos perderte.
- Lo entiendo y lo agradezco - dije dándole una última sonrisa antes de desaparecer. Todavía quedaban los chicos y lo que es peor mi madre, no sé cómo iba a poder ser capaz de hacerlo.
Encontré a los chicos al lado de la piscina cada uno con una copa en sus manos, estaban charlando entre risas y cuando en vieron entrar…no dejaron de sonreír y eso me gusto.
Estaba cansado de que todo el mundo tuviera que estar mal cuando me vieran, cansado de que la gente cuando me viera solo vieran la enfermedad, y no al hombre con el que bromeaban y reían.
- Hola chicos.
- Hola Rick – dijeron ambos a la vez.
- Yo… venia…
- No digas nada, ¿vale? - dijo Espo - dejémoslo en que te vamos a echar de menos.
- Sí, sobre todo cuando Kate descargue su frustración contra nosotros - dijo Ryan riéndose.
- Muy graciosos chicos, pero recordad que sin mí no vais a tener ese gran índice de casos cerrados - dije haciéndoles reír, los chicos sabían sacarme siempre una buena sonrisa, era la jerga policial, la manera de llevar el drama la que me gustaba - Os voy a echar de menos - dije abrazándole a los dos – Y cuidarme a mi chica cuando yo no este… os lo suplico, cuidarla y no dejéis que se olvide de vivir y disfrutar la vida.
- Eso está hecho compañero. – contestaron uno tras otro.
- Bueno, nosotros ya nos vamos, nos queda un largo viaje.
- Pues que os sea leve… - y se fueron los dos, echando a suertes a ver quién conducía.
Me quede allí un rato llenando del aire fresco del mar mis pulmones. Quería acabar con todo esto, pero me costaba tanto tener que hacer esta última charla, tener que decirle adiós a mi madre… pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo para poder dejarlo todo atrás y vivir mis últimos días sin pensar, solo siendo feliz, junto a ella.
Entre al interior y me encontré a mi madre y a Kate charlando, parecía que se conocían de toda la vida. Creo que a mi madre le hubiera encantado tener como nuera a Kate, es más, podría llegar a quererla como una hija.
Cuando Kate me vio entrar, centro su mirada en la mía y no pude evitar responderle con una sonrisa. Enseguida se dio cuenta y se despidió de mi madre para para dejarnos solos, pero antes de eso dejo una leve caricia en mi brazo justo al pasar por mi lado llenándome de esa fuerza que necesitaba.
- Mama yo… - dije intentando explicarme, pero al levantar la mirada, no pude seguir. Las lágrimas empezaron a salir rodando por mi cara. Sentí como me abrazaba contra su pecho como cuando era un niño.
- ¡Ey!… cariño… está bien, todo está bien.
- Sé que no te lo digo mucho, pero te quiero madre.
- Lo se cariño, yo también te quiero.
- Se… que quieres que luche… sé que… no quiero decepcionarte, pero… no puedo…no más mama.
- Cariño, estoy muy orgullosa de ti, mucho, ¿me oyes? y yo voy a luchar por ti. No voy a parar hasta encontrar un trasplante para ti cariño.
Me encerré en sus brazos mientras no paraba de llorar, quería a mi madre por encima de todo, una madre es la persona más importante de la vida de cualquiera, esa que siempre está ahí para ti. Y yo sabía lo importante que era para ella, sabía lo que me quería y que todo lo que hizo en esta vida fue por mí y para mí.
CONTINUARÁ…
POV KATE
Me desperté aun abrazada a él. Estaba tranquilo, dormido. Me quede mirándole fijamente durante un buen rato, mirando cada marca, cada rasgo de su cara. No pude evitar sonreír al verlo con una sonrisa aun así, dormido.
Me levante despacio para no despertarlo y salí de la habitación. El resto de los invitados que se habían quedado, entre otros, los chicos, Lanie, mi padre y Martha estaban ya allí desayunando todos juntos.
- Hola, buenos días a todos.
- ¡Ey!, aquí viene la novia, ¿Qué tal tu noche de bodas Sra. Castle? - dijo Lanie intentado picarme.
- Nunca te callas ¿verdad Lanie? me recuerdas a alguien.
- Si a mí también - dijo Martha riéndose - ¿Cómo está? – pregunto preocupada.
- Bien, está dormido, ha descansado toda la noche, pero no quería despertarlo.
- Bueno, lo dejo en las mejores manos. He decidido irme hoy en busca de su padre. Si mi pequeño tira la toalla, yo no pienso hacer lo mismo.
- Estoy de acuerdo. Tenemos que buscar una solución hasta el último instante Martha – dije decidida a ayudarla en lo que fuera posible.
- Sí, no sé por dónde buscar exactamente, pero lo hare por donde haga falta, tiene que ayudar a Richard, aunque solo sea una vez en su vida.
- Nosotros te ayudaremos en lo que haga falta Martha - dijo Ryan mirando a Espo que asintió enseguida.
- Gracias chicos, me cuesta dejar a mi pequeño, pero aquí no ayudo, así que manos a la obra.
- Yo cuidaré de él – le dije a Martha muy seria.
- Lo sé hija. No sabes cuánto agradezco todo lo que estás haciendo por él.
- Lo hago porque… es lo que me pide mi corazón - dije nerviosa - voy a llevarle un poco de café para que se despierte y así se pueda despedir de vosotros antes de iros.
- Vale, gracias Kate – exclamo mi padre contento al verme decidido.
Cuando entré en la habitación seguía dormido plácidamente. Me costaba mucho despertarlo pero sabía que querría despedirse de sus invitados.
- Rick - susurré cerca de su oído para no asustarle, le acaricié suavemente su brazo hasta que sentí como abría sus ojos despacio, muy despacio.
- ¡Dios! sin duda esto tiene que ser un sueño… y no quiero despertar - dijo sonriéndome, al tiempo que se desperezaba.
- Anda, no seas tonto, despierta que todos están esperando fuera para despedirse.
- Bien… dame un minuto.
- ¿Te pasa algo? - pregunté preocupada.
- No - contesto rápidamente - pero olvide que es la primera vez que te despiertas conmigo - dijo sonriéndome - no me gustan nada las mañanas, me cuesta mucho despertarme – dijo con su típico mohín de desagrado.
- Mira… una cosa en la que no nos parecemos.
- Pero porque tú no sabes disfrutar de lo bueno de la vida – me dijo reprendiéndome.
-O quizás no me gusta perder el tiempo haciendo el remolón - dije en tono de broma pero vi como algo cambio en su mirada - lo siento, no te enfades...
- No, tienes razón. No estoy para perder el tiempo - dijo incorporándose rápidamente haciendo que la sabanas se bajaran por completo dejando al descubierto su cuerpo casi desnudo - creo que necesito un rato a solas - dijo viendo su desnudez, tardé en reaccionar ya que mis ojos se perdieron entre sus piernas y abdomen, la verdad es que no estaba para nada mal. Anoche ya le había visto pero supongo que la luz del día me estaba dando otro punto de vista, sus músculos en las piernas seguían ahí, alguna que otra marca, y bueno, su calzoncillo dejaba poco a la imaginación - Kate…
- ¡Oh sí! claro, lo siento, disculpa - dije levantándome avergonzada por haber sido tan descarada mirándole y salí disparada por la puerta, sin mirar atrás. ¡Dios mío! Como podía haber sido tan atrevida para mirar sin ningún descaro su entrepierna…
POV RICK
Me encantaba verla algo nerviosa, ante mi semi desnudez. La verdad es que no estaba nada mal, me gustaba el deporte y lo practicaba asiduamente, además, debía entrenar para no perder la forma en mi trabajo. Y si se había quedado mirando, seria porque al menos, le atraía sexualmente. Aunque eso no me valía, eso solamente no.
Me levanté, me metí en la ducha y cuando salí del baño, era otra persona. Me vestí de forma cómoda y como todavía tenía unas cuantas conversaciones pendientes, antes de poder dejar todo atrás, debía ponerme manos a la obra para después poder estar feliz junto a Kate, solo con Kate.
Cuando salí de la habitación todos estaban reunidos alrededor de la cocina hablando, cuando me vieron todos quedaron en silencio. Odiaba eso, dejaba tan claro que la conversación era sobre mí.
- ¿En serio? No os han dicho nunca que es de mala educación hablar de alguien que no está presente - dije sonriendo y los demás se relajaron y siguieron hablando entre ellos. Ryan decía a su fiel compañero que antes de irse debían darse un baño en la piscina, mi madre estaba hablando con Jim sobre algo de un contrato de trabajo y Kate estaba con Lanie, taza en mano, discutiendo sobre el vestido de alguna de las amigas de mi esposa.
Me acerque a ellos y nos pusimos a desayunar entre risas. Luego los chicos llevaron a cabo su plan de chapotear un rato, mientras Kate se quedaba con Lanie y mi madre en la cocina.
POV KATE
- Chicas y chico - dijo mirándome mi amiga - yo voy a recoger mis cosas - soltando su taza sobre la mesa.
- Yo te ayudo – le dije siguiéndola.
- ¡Ay! me gusta amiga, no le dejes escapar - dijo sonriendo mientras subíamos las escaleras – siempre he dicho que esta como un queso.
- Te lo confirmo, es más, acaba de sacarme los colores cuando se levantó de la cama y vi lo que había bajo las mantas.
- No me digas que no… - intento preguntar, pero con un movimiento negativo de mi cabeza comprendió que esa noche no había pasado nada.
- Un desperdicio de noche, de cama, de hombre… - seguía diciendo cuando la paré.
- Desde la quimio… - intente decir.
-¡Ah! Claro, es cierto, es uno de los síntomas, bueno, pero prométeme que cuando pase me lo contaras con pelos y señales… porque este hombre no puede desaprovecharse, créeme amiga.
La acompañe hacia la habitación que había ocupado durante la noche, sin duda había habido mucho más marcha en esa habitación que en la mía.
- ¿Y tú? ¿Todo bien con Espo?
- ¿Qué? Te lo ha contado ¿verdad?
- ¿Quién? Nunca me contaría nada, pero de verdad crees que alguien tendría que decírmelo ayer no dejabais de haceros carantoñas.
- Bueno igual que tú, podrás decir lo que quieras, enamorada o no, pero Rick y tú no paráis de sonreír y de poneros ojitos tiernos.
-Bueno, yo lo reconozco, la verdad es que había mucho más de lo que imagine tras él, es la mejor persona que he conocido en mi vida, en serio Lanie… es tan dulce y no para de decirme que soy la mujer de sus sueños .
POV RICK
Después de ayudar a mi madre a recoger la cocina, iba al jardín pero encontré a Lanie que bajaba las maletas, así que me acerque para ayudarla.
- Deja, te ayudo – le dije cogiendo una de las maletas que llevaba.
- Gracias… y gracias también por invitarme, la fiesta y la boda fueron divinas.
- La verdad que fue una fiesta preciosa, no podría haber pedido nada mejor.
- Sí, lo de ayer… fue precioso. Los dos dejasteis claro que hay algo muy especial.
- Lo sentía de corazón. No lo había preparado – le dije poniéndome serio, cuando llegamos a su coche que estaba en la entrada - Y en parte… es por ti. Quiero darte las gracias por ayudarme a ser feliz. Tú me diste el mejor consejo que nadie me ha dado en la vida.
- Bueno, y tu tuviste la fuerza de voluntad para hacerme caso.
- No sabes lo que me costó - dije haciéndola reír.
- Eres increíble Rick… un hombre fantástico.
- Bueno, se hace lo que se puede. Lanie de verdad yo… gracias por todo, gracias por los grandes momentos. Gracias por sacarme una sonrisa siempre…
- ¡Dios! Rick, ven, anda - dijo abrazándome con fuerza. Sentía como los ojos me escocían, esto era una mierda, no quería despedirme de la gente que quería con lágrimas en los ojos.
- Bueno si no necesitas más mi ayuda yo…
- Espera… - me dijo después de subir al coche cogiéndome de la mano con lahabía cerrado la puerta.
- Si.
- No le hagas daño a mi amiga.
- Nunca lo haría.
-Nunca se lo harías intencionadamente, pero se lo vas a hacer. Vas a dejar de luchar y sabes que eso… eso terminara haciéndole daño.
- Aunque luchara nadie podría decirme o asegurarme que no le haría daño ¿verdad?
- No.
- Pues entonces, prefiero hacerla feliz el tiempo que pueda, y así poder serlo yo.
- Lo siento Rick, sé que todo el mundo estará diciéndote lo que tienes que hacer, pero… es porque te queremos, no queremos perderte.
- Lo entiendo y lo agradezco - dije dándole una última sonrisa antes de desaparecer. Todavía quedaban los chicos y lo que es peor mi madre, no sé cómo iba a poder ser capaz de hacerlo.
Encontré a los chicos al lado de la piscina cada uno con una copa en sus manos, estaban charlando entre risas y cuando en vieron entrar…no dejaron de sonreír y eso me gusto.
Estaba cansado de que todo el mundo tuviera que estar mal cuando me vieran, cansado de que la gente cuando me viera solo vieran la enfermedad, y no al hombre con el que bromeaban y reían.
- Hola chicos.
- Hola Rick – dijeron ambos a la vez.
- Yo… venia…
- No digas nada, ¿vale? - dijo Espo - dejémoslo en que te vamos a echar de menos.
- Sí, sobre todo cuando Kate descargue su frustración contra nosotros - dijo Ryan riéndose.
- Muy graciosos chicos, pero recordad que sin mí no vais a tener ese gran índice de casos cerrados - dije haciéndoles reír, los chicos sabían sacarme siempre una buena sonrisa, era la jerga policial, la manera de llevar el drama la que me gustaba - Os voy a echar de menos - dije abrazándole a los dos – Y cuidarme a mi chica cuando yo no este… os lo suplico, cuidarla y no dejéis que se olvide de vivir y disfrutar la vida.
- Eso está hecho compañero. – contestaron uno tras otro.
- Bueno, nosotros ya nos vamos, nos queda un largo viaje.
- Pues que os sea leve… - y se fueron los dos, echando a suertes a ver quién conducía.
Me quede allí un rato llenando del aire fresco del mar mis pulmones. Quería acabar con todo esto, pero me costaba tanto tener que hacer esta última charla, tener que decirle adiós a mi madre… pero tenía que hacerlo, tenía que hacerlo para poder dejarlo todo atrás y vivir mis últimos días sin pensar, solo siendo feliz, junto a ella.
Entre al interior y me encontré a mi madre y a Kate charlando, parecía que se conocían de toda la vida. Creo que a mi madre le hubiera encantado tener como nuera a Kate, es más, podría llegar a quererla como una hija.
Cuando Kate me vio entrar, centro su mirada en la mía y no pude evitar responderle con una sonrisa. Enseguida se dio cuenta y se despidió de mi madre para para dejarnos solos, pero antes de eso dejo una leve caricia en mi brazo justo al pasar por mi lado llenándome de esa fuerza que necesitaba.
- Mama yo… - dije intentando explicarme, pero al levantar la mirada, no pude seguir. Las lágrimas empezaron a salir rodando por mi cara. Sentí como me abrazaba contra su pecho como cuando era un niño.
- ¡Ey!… cariño… está bien, todo está bien.
- Sé que no te lo digo mucho, pero te quiero madre.
- Lo se cariño, yo también te quiero.
- Se… que quieres que luche… sé que… no quiero decepcionarte, pero… no puedo…no más mama.
- Cariño, estoy muy orgullosa de ti, mucho, ¿me oyes? y yo voy a luchar por ti. No voy a parar hasta encontrar un trasplante para ti cariño.
Me encerré en sus brazos mientras no paraba de llorar, quería a mi madre por encima de todo, una madre es la persona más importante de la vida de cualquiera, esa que siempre está ahí para ti. Y yo sabía lo importante que era para ella, sabía lo que me quería y que todo lo que hizo en esta vida fue por mí y para mí.
CONTINUARÁ…
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
POV RICK
Nos despedimos de ellos y ver como se iban todos, hizo que mi estómago se retorciera de tal manera que acabe tirado al lado de la taza del W.C.
- Castle ¿Qué sucede? ¿Estás bien? – dijo Kate apareciendo tras de mí, cuando estaba ya sentado en el suelo intentando recuperar el aliento.
-Sí, ahora salgo - dije levantándome. Me lave los dientes para quitarme aquel mal sabor de boca y salí a la habitación, donde Kate, sentada en la cama, me esperaba preocupada.
- Todo bien - dije dedicándole una sonrisa apoyado en el marco de la puerta.
- ¿Qué te gustaría hacer?
- No lo sé. He pensado que podíamos ir un rato al centro de la ciudad, hacer algunas compras y luego, si acaso, comer fuera… si te apetece.
- Por mi bien - dijo intentando sonreír
- Kate, si algo alguna vez no te apetece, quiero que me lo digas, no siempre tenemos que hacer lo que yo quiera.
- Rick, me conoces. Ya sabes que si algo no quiero hacerlo, no lo haré, y si te pones cabezón…
- ¡Oh! ¿Qué me vas a hacer detective? - dije sonriéndole pícaramente.
- Será mejor que nos vayamos payaso - dijo agarrándome del brazo y tirando de mí hacia ella.
Cuando llegamos al centro estuvimos andando, dando vueltas y vueltas entre bromas y risas. Parecía que todo era como siempre, ella y yo, por la ciudad, buscando sospechosos. Miraba alrededor y veía a parejas de enamorados besándose, abrazándose, todos agarrados de la mano y sentí una patada en el corazón, a veces olvidaba que a pesar de ser recién casados, Kate no estaba enamorada de mí.
La miré y vi cómo me dedicaba una sonrisa, y me entraron unas ganas terribles de llorar, porque si tuviera un poco más de tiempo, solo un poquito más, sabía que podía conseguir enamorarla, hacerle comprender que yo podía ser el hombre de su vida. Pero el tiempo corría en mi contra.
- Rick… tierra llamando a Castle – escuche que decía mientras me llamaba.
- Disculpa… ¿dime? - le respondí cuando salí de mi ensimismamiento.
- ¿En que estabas pensando? - dijo agarrándome la mano y note la electricidad que me recorría el cuerpo.
- Yo… no… nada…
Y seguimos andando, quería decirle todo lo que sentía, pero tampoco iba a amargarle la existencia y hacerla dueña de mis temores… demasiado había hecho ya la pobre.
-No me lo puedo creer pero si es Richard Castle - dijo una voz a nuestra espalda. Cuando me giré vi a mi vecino con su mujer. Era la primera persona que me había dado la bienvenida cuando llegue a este sitio.
- Hola Steve - dije dándole un fuerte abrazo.
- ¿Qué te trae por aquí? - dijo mirando a Kate mientras yo abrazaba a su mujer.
- ¡Oh…! Steve… Gabrielle… ella es… -no sabía muy bien como presentarla, como mi amiga, como mi compañera, como mi mujer...
- Hola, soy Kate, su mujer - dijo ella tranquilamente a verme dudar, dejándome de piedra.
- En serio Ricky ¿te has casado y no nos has dicho nada?
- Lo siento - dije nervioso aun - me case ayer, aquí en casa, si hubiera sabido que estabais pues os hubiera invitado.
- Con lo que me gusta a mí una boda - dijo Gabrielle sonriendo a Kate - cuídalo Kate, te llevas una joya.
- Yo sí que me llevo un joya - dije mirando a Kate y entrelazando mis dedos con los suyos.
- ¡Dios! no me lo puedo creer, me cuesta imaginarte casado colega - dijo Steve riéndose - nos encantaría cenar una noche con vosotros, si podéis hacer una pausa en vuestra luna de miel.
Miré a Kate, no sabía si se iba a sentir bien con la idea. No quería ponerla en un aprieto, bastante tenía con casarse conmigo…
- Perfecto - dijo ella sonriendo.
- Pero, de todos modos, esta noche no podéis faltar a la fiesta que damos en la playa. Nunca puedes venir Rick, este año no te nos escapas. Habrá comida, bebida, música…
- Bien, si tenemos un rato nos pasamos… - dije sonriendo a Gabrielle.
- Gabrielle están recién casados, no querrán precisamente estar rodeados de gente – dijo Steve riéndose dándome un golpecito.
- Bueno… creo que a veces es bueno salir un poco, pero ya veremos, igual nos pasamos. Y la cena queda pendiente – le dije intentando escurrir el bulto… la verdad es que no me apetecía, pero Kate disfrutaría de estar con mas gente.
Nos despedimos de ellos quedando otra vez solos, estaba haciéndose tarde y decidimos ir a un sitio pequeño que me gustaba ir a comer cuando estaba por aquí. Nos sentamos en un lugar apartado para estar más tranquilos.
- Kate si no quieres ir a la fiesta o a la cena yo…
- No, está bien. Me apetece ir - y vi que lo decía en serio, incluso parecía estas ilusionada con la idea. Quizás era para pasar menos tiempo a solas conmigo, supuse que para ella no era tan cómodo. Baje la cabeza intentando mantener mis sentimientos aún lado.
- Está bien. Luego si quieres podemos ir a comprar algo de ropa para la fiesta – le comente para animarla.
- No, no voy a comprarme algo para… - pero la corte para explicarle.
- Kate por favor… ¿tienes ropa blanca aquí a parte del vestido de boda? porque hay que ir de blanco.
- ¡Oh!, no lo sabía.
- Además yo tampoco tengo nada, es la primera vez que voy a esa fiesta.
- Bien, pues vámonos de compras – dijo dando el ultimo bocado al postre que había pedido.
- Vale – respondí levantándome y ayudándola con la silla para que hiciera lo mismo.
- ¿Desde cuándo los conoces? – pregunto intrigada.
- ¿A ellos?
- Si.
- Fueron los que me dieron la bienvenida cuando llegue. Son muy amables y simpáticos. Tienen la suerte de poder disfrutar de esto todo el año. La gente se compra las casas aquí para las vacaciones y ellos se gastaron todos sus ahorros para poder venirse a vivir aquí, cuando se jubilaron, era su sueño.
- Yo como vacaciones, está bien, pero creo que no podría vivir aquí todo el año.
- No - dije sonriendo - tú eres de ciudad, a mí también me gusta esto, me gusta la paz que me da… disfruto del sol, de la playa… de la calma. Pero también me gusta el bullicio de la ciudad, la gente, el olor…
- Si te entiendo - dijo sonriendo.
- Venga, vamos a ver ese traje.
- Rick no has comido nada.
- No tengo mucho apetito.
- Pero…
- Venga, esta noche te prometo que como algo.
Pague y nos fuimos de compras. Estuve dando vueltas alrededor de la tienda cuando encontré un simple pantalón blanco y una camiseta del mismo color, al probármelas vi que me sobraba por todos lados, había perdido bastante peso, pero no me había dado cuenta de cuánto. Me probé una talla menos y fui a pagar. Kate, se fue a la sección de moda femenina y encontró varios vestidos que estuvo probando uno a uno. Me hubiera gustado disfrutar de un pase privado, que hiciera un desfile para mí, verla vestida de blanco de nuevo una y otra vez para mí, pero comprendí que ella quería que fuera una sorpresa.
- Ya…
- Ya has acabado, ya era hora. Como tardáis tanto las chicas en elegir.
- Oye - dijo golpeándome suave en el brazo - no me digas eso, cuantas veces he tenido yo que esperar por ti.
- Bueno, pero te prometo que no era por vestirme. Es que cuando me llamabas por segunda vez era cuando me levantaba - dije riéndome.
- Serás… - pero no pudo evitar ponerse a reír conmigo.
Llegamos a casa a una buena hora, y pensé en darme un baño en la piscina mientras Kate colocaba sus cosas para esa noche. El agua estaba perfecta, sentía como enfriaba cada parte de mi cuerpo, después de calor que habíamos aguantado todo el día, mis músculos se relajaban y cerré los ojos para sentir el olor del mar que estaba a pocos metros… el viento soplaba un poco… estaba en la gloria.
- ¡Ey! No te duermas.
Cuando abrí los ojos, miré de dónde provenía la voz y casi me da un infarto. Allí estaba Kate con un minúsculo biquini negro que le quedaba… perfecto, sobre todo para que a mí me diera un ataque.
- ¿Hay un hueco para mí?- preguntó con una sonrisa burlona al ver mi nerviosismo y en cómo me había afectado su presencia
- He… si… claro… que si - respondí tartamudeando. Maldije por la bajo por ser tan idiota.
Kate se tiró de cabeza, nado un par de largos, mientras yo me aferraba al borde de la piscina para no marearme. La noche anterior, el pequeño Ricky no dio señales de vida, pero en este instante me hacía saber que no había muerto, seguía muy, pero que muy vivo, por lo que me estaba haciendo sentir. Cuando paró, justo al otro extremo de la piscina donde yo estaba, con el pelo mojado, una sonrisa traviesa en la cara…
- Cálmate. Calma Richard - me decía por lo bajo para intentar que aquello no se notara demasiado, sino iba a tener un problema, gran problema si nos guiábamos por el tamaño del que creía muerto. No iba a poder volver a mirarla a los ojos el tiempo que pasáramos juntos.
Se empezó a acercar a mí, nadando de forma profesional y empecé a tragar saliva una y otro vez sin descanso, de repente sentí como la boca estaba completamente seca y abierta. La cerré de inmediato, justo cuando salió a la superficie con todo el pelo mojado y sonriéndome justo delante de mí, solo podía pensar en que no se arrimara, en que no mirara abajo para que no se diera cuenta de lo que me estaba haciendo.
- Todo bien Ricky - dijo en tono burlón al verme en apuros.
- Vas a matarme Kate - dije soltando un resoplido y vi cómo se reía a carcajadas mientras salía de la piscina, por las escaleras que tenía a mi lado. Poder ver su cuerpo tonificado, su culo perfecto, esas piernas largas… infinitas, desnudas… esa sensualidad suya única para moverse. Iba a explotar de un momento a otro solo mirándola. Me estaba matando, pero esta manera de morir para nada me importaba. La vi coger una toalla y secarse con ella.
- Castle te veo en un rato, voy a ir preparándome. - dijo con una sonrisa y yo solo pude asentir con cara de pasmado.
En cuanto vi que había desaparecido salí corriendo de la piscina, de repente me parecía que el agua estaba cociendo y necesitaba una ducha de agua bien fría.
Llegue a mi baño, ella se había ido a la otra habitación, donde tenia su ropa. Así que me instale bajo el chorro de agua fría. Aquello debía bajar, sino yo estaría en un problema… la noche anterior, la noche de bodas, viendo como Kate se desnudaba, no había conseguido ni un pequeño movimiento, en cambio, hoy, al verla con ese bikini minúsculo, había despertado una parte de mí que hubiera jurado que estaba dormida para los restos.
No dejaba de imaginarla y verla en mi imaginación, recordar algunas cosas de la noche, y a pesar del agua estar congelada, aquello no bajaba de intensidad. En ese instante, entro Kate en el baño y a pesar de tener un cristal entre nosotros, pudo ver perfectamente porque motivo estaba ahí quieto.
- Dis… disculpa… no sabía… - tartamudeaba… perdona… - y salió volando de allí.
Ahora si estaba en un lio… ¿Por qué ahora y no ayer Ricky? No hacía más que repetir a mi miembro que seguía con vida propia…
Me seque y cuando termine de vestirme, ya había vuelto a su estado normal… así que ya me sentir capaz de salir y afrontar lo que fuera a pasar.
CONTINUARÁ…
Feliz cumpleaños TAMMYALWAYS!!!!!! Y GRACIAS
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 25
POV RICK
Me arregle colocándome el pantalón blanco y la camisa que me había comprado esa mañana. Después cogí una gorra blanca para ir a juego y que ocultaba bastante bien mi enfermedad, o al menos, la parte desprovista de pelo de mi cabeza.
Estaba un pelín cansado por el largo día y también estaba impaciente por ver el vestido que había elegido Kate para la fiesta de esta noche. Estaba sirviéndome un vaso de agua, cuando vi como Kate salía de su habitación. Me atraganté al verla. El momento anterior en el baño había sido crítico, pero este no dejaba nada que desear al otro… Vaya noche me esperaba.
- Castle ¿Estas bien? – dijo ignorando lo sucedido en el baño unos momentos antes.
- Si, si, solo entro por donde no debía - dije tosiendo.
- ¿Qué? ¿Sigues nervioso? - preguntó con una sonrisa pícara.
- Yo… no, aunque, claro… eres muy mala Beckett - dije acercándome a ella - Estas impresionantemente sexy Kate.
- Tu solo piensas con… ya sabes - dijo riéndose. Pero tenía razón, mi compañero había vuelto a dar signos de su presencia. Menos mal que el pantalón era ancho y no podía verse lo de abajo.
- Tu, no ayudas mucho - dije agarrándola de la cintura y saliendo ambos abrazados. Quería disfrutar de esta noche, de esta y de todas las que la vida me permitiera junto a ella. Me hubiera gustado pasar esa noche a solas con ella, pero entendía que necesitaba un poco despejarse y no estar las 24 horas de día solo conmigo, tenía que ser un poco agotador para ella, para mí era estar en el cielo.
Cuando llegamos, la fiesta estaba en todo su auge, enseguida Steve y Gabrielle vinieron a saludarnos con su sonrisa perenne en su rostro, no podía entender como para ellos todo era felicidad, tenían que estar drogados o algo parecido.
- Hola colega, Kate. Tío ¿qué te pasa ahora con las gorras? no te sientan nada bien - dijo intentando quitarla.
- ¡Ey! déjala. Es que me han hecho un mal corte de pelo y prefiero esto que… ya sabes.
- Tú siempre tan coqueteo Rick. Vamos a por unas copas, disfrutad de la fiesta y no le hagas caso a mi marido Rick estas guapo con lo que sea - dijo sonriéndome tirando de su marido hacia la barra.
- ¿Por qué no se lo has dicho? – me pregunto Kate susurrándome al oído.
- Estoy cansado de ver como cambian sus miradas una vez se enteran.
- Es normal, es porque les importas.
- Ya pero no me gusta ver cómo me miran… prefiero no hacerlo.
- ¿Quieres que nos vayamos? – me pregunto preocupada por mí.
- No, solo… necesito una copa -vi cómo me miraba - sin alcohol, solo necesito refrescarme tengo mucho calor - dije dejándola allí mientras conseguía algo que me refrescara tanto por dentro como por fuera.
Estuve dando vueltas alrededor de la gente buscando a Kate pero no la encontraba por ningún lado. Estaba empezando a considerar irme a casa para ver si había decidido irse pero entonces la vi sentada junto a la playa alejada por completo del resto de la gente.
- Nunca te han gustado las multitudes - dije sentándome a su lado y entregándole una copa de zumo de diversas frutas tropicales.
- Solo… necesitaba estar sola – respondió seria.
- ¡Ah! Me voy, si quieres… - le dije haciendo gesto de irme.
- No, está bien - dijo sonriéndome y cogiéndome de la mano para impedir que me fuera.
- Si no querías venir porque…
- Yo… solo, supongo que la presión de que seas feliz, que recaiga solo en mi persona es demasiado para mí.
- Kate soy feliz por el solo hecho de que estés a mi lado. Pero entiendo que necesites tu espacio, no tienes que estar las 24 horas conmigo, me conformo con 23 - dije en tono de broma haciéndola reír - en serio Kate, no quiero que hagas algo que no quieras. Si quieres puedes volver a Nueva York…
- No digas tonterías, ¿vale? Solo que últimamente, me había acostumbrado a pasar demasiado tiempo sola. He querido huir de ello durante meses, así que el estar sola, no es una opción solo…
-No quiero que tengas tanta presión… quiero que esto sirva para que ambos disfrutemos. No quiero que estés tensa todo el tiempo porque no sabes si soy feliz o no, lo soy Kate, no quiero que lo dudes ni por un segundo. Pero necesito que te relajes y que disfrutes del sol, del mar, de nuestra mutua compañía.
- Gracias, de verdad. Tú tienes problemas reales y yo me quejo… - dijo mirándome con esa sonrisa suya que me hacía olvidar cualquier cosa.
- Anda vámonos a casa - dije levantándome y tirando de su mano para ayudarla. Caminamos hasta la casa con nuestros dedos entrelazados, agarrados de la mano y descalzos justo por la orilla de la playa, dejando que el mar acariciara nuestros pies. Cualquiera que nos viera podía ver una auténtica pareja de luna de miel.
Cuando llegamos a la casa me senté en la arena mirando hacia el agua tranquila. Kate se sentó a mi lado apoyando su cabeza sobre mi hombro. Estuvimos en silencio durante varios minutos hasta que ella se separó.
- Puedo… ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro.
- ¿Por qué no quieres conocer ya a tu padre?
- Porque siempre he soñado con ello, y para nada se parecía a esto. Si apareciera ahora, siempre tendría dudas de si lo hacía porque me quiere o solo por lástima.
- Has… has pensado eso de mí.
- Sí, mucho. Es normal que tenga mis dudas. Antes me odiabas y de repente haces todo esto. No lo hubieras hecho si estuviera bien - dije mirando al infinito.
- Quizás tengas razón, pero no lo hago por lástima. Lo hago… por… lo hago por amor - dijo y de repente mi mirada busco la suya - hay muchas clases de amor Rick, como dijo el alcalde cuando nos casó, y yo siento que te quiero, y que te hubiera querido antes si me hubieras dejado conocerte. Creo que si lo hubieras hecho a lo mejor…
- ¿A lo mejor que Kate?
- A lo mejor podría quererte de otra forma - dijo bajando la mirada hacia el suelo.
- ¿Qué estas queriendo decir?
- Que de este Rick… de este verdadero Rick, que tenías tan oculto, podría haberme enamorado.
- Es una pena no haberlo sacado antes - dije sonriéndole, después de sus palabras no pude evitar mirarla fijamente y acercarme a ella hasta que sentí sus húmedos y cálidos labios sobre los míos. Una leve caricia, y tuve necesidad de más. Coloque mi mano en su cara acercándola aún más a mí, profundizando el beso juntando nuestras lenguas en un baile perfecto. Nos separamos despacio con nuestras frentes juntas. Mirándonos…
Y no sé si fue la locura que me provocaron sus palabras o ese magnífico beso tan lleno de dulzura y cariño. Pero me levanté y empecé a quitarme la ropa poco a poco.
- Rick, ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? - dijo mirando hacia todos lados.
- No, solo quiero cumplir otro de mis deseos - dije sonriendo mientras me quitaba la última pieza de ropa que me quedaba. Kate enseguida se tapó la cara con las manos y se sonrojo a más no poder.
- Rick tapate por favor, no quiero…
- Venga yo ya te he visto a ti casi desnuda, ahora puedes hacerlo tú, sin tener que sorprenderme en el baño intentando tranquilizarme - dije sonriéndole y girándome para salir corriendo metiéndome en las frías agua del mar.
POV KATE
No pude evitar mirar un poquito entre mis dedos, tenía un magnifico culo eso no podía negarlo. ¡Dios! solo pensarlo hacía que me subiera el calor corporal. La verdad es que ahora mismo no me vendría nada mal una buena ducha fría, parecida a la que se daba él esta tarde antes de la fiesta… no era normal, estábamos casados, los dos lo deseábamos y así y todo estábamos haciendo el tonto…
- Vamos Kate, está buena - dijo Rick gritando mientras nadaba.
- Si, por tu tono de voz tiene que estar calentita - dije riéndome.
- Venga, tienes que ayudarme a cumplir mis deseos.
- Ya los estas cumpliendo, no te hago falta yo.
- Pero sin ti, no es lo mismo - dijo poniendo ese mohín de niño enfadado.
- No pienso desnudarme – le grite.
- Bueno, pues metete vestida si quieres, me da igual. Pero ven aquí, anda.
Dude mucho, pero vi como Rick estaba disfrutando del agua y me pareció una manera de poder disfrutar los dos. Mordí con fuerza mi labio inferior intentando decidirme.
- Date la vuelta, Rick.
- ¿Qué? – pregunto sorprendido.
- Que te des la vuelta.
- Kate, pero si ya te he visto…
- Que te des la vuelta o me voy para casa – le amenace.
- Bien, bien - dijo girándose - no veo lo prometo – dijo. Pero sabía que en esos momentos, había una sonrisa en su cara.
Me desvestí lo más rápido que pude sin dejar de mirarle, por si hacía trampa y se giraba. Tenía razón había visto ya bastante parte de mi cuerpo desnuda, pero era distinto, esta vez era distinto, los dos íbamos a estar desnudos de cuerpo entero y esta vez, estaba el pequeño Ricky presente… ya no había impedimentos.
Me metí corriendo dentro del agua que estaba completamente congelada, haciendo que mi piel se pusiera de gallina y mis pezones duros.
- Está congelada - dije dándole un golpe en el brazo para que se girara.
- Sí, un poquito sí que esta - dijo sonriendo y abriendo los brazos para abrazarme.
De repente se me ocurrió una manera de vengarme por hacerme entrar en el agua, por el frío que estaba pasando.
- Podías ayudarme a entrar en calor – le dije mirándolo, picara.
- ¿Qué? - dijo tragando saliva.
- Sí, ya sabes - dije acercándome a él colocando mis manos sobre su cuello juntando nuestros cuerpos. Sentí como mi cuerpo de verdad entraba en calor junto al suyo. No sabía muy bien que era lo que me hacía sentir pero si estaba segura de que me ponía muchísimo. La erección de esa tarde me había abierto la veda, ya podíamos consumar nuestro matrimonio…
Lo vi cómo me miraba embobado y por un momento pensé que perdería el control pero conseguí centrarme de nuevo en lo que quería hacer.
- Podíamos…
- ¿Qué? - dijo tragando saliva sin terminar de creerse el estar los dos desnudos y tan cerca.
Mantuve la compostura como pude y acerque mis labios a los suyos rozándolos un poquito, cuando Rick intento besarme me aleje de él. Seguí jugando hasta que vi que estaba completamente despistado y entonces cumplí mi venganza cogiendo su cabeza y metiéndola debajo del agua.
Cuando volvió a la superficie, tosiendo toda el agua que había tragado, yo no podía parar de reír. Rick nado detrás de mí intentando atraparme. Estuvimos un buen rato allí entre juegos y leves caricias que no pasaron desapercibidas para ninguno de los dos.
- Voy a ir a por un par de toallas - dijo saliendo del agua, y no pude evitar mirarle en todo su esplendor, tenía razón Lanie, estaba como un queso - ¿te gusta lo que ves? - dijo riendo, mientras recogía la ropa de la arena. Creí morirme de vergüenza, me había pillado in fraganti.
Tardo poco en volver. Llevaba una toalla atada a su cintura y otra abierta para mí.
- Vamos que no miro - dijo cerrando con fuerza los ojos y girando su cabeza hacia otro lado.
Salí rápido del agua hasta llegar a donde estaba esperando para envolverme en la toalla. Nos quedamos ambos mirándonos mientras nuestros ojos se decían cosas bonitas...
- Gracias por ayudarme a cumplir un sueño más - dijo sonriendo.
- A sido un placer - dije devolviéndole la sonrisa.
Cogimos la ropa y nos metimos dentro de la casa dando por terminado el día. La verdad es que no tenía para nada queja de todo lo que había hecho y mucho menos tenía queja de la compañía.
CONTINUARÁ…
POV RICK
Me arregle colocándome el pantalón blanco y la camisa que me había comprado esa mañana. Después cogí una gorra blanca para ir a juego y que ocultaba bastante bien mi enfermedad, o al menos, la parte desprovista de pelo de mi cabeza.
Estaba un pelín cansado por el largo día y también estaba impaciente por ver el vestido que había elegido Kate para la fiesta de esta noche. Estaba sirviéndome un vaso de agua, cuando vi como Kate salía de su habitación. Me atraganté al verla. El momento anterior en el baño había sido crítico, pero este no dejaba nada que desear al otro… Vaya noche me esperaba.
- Castle ¿Estas bien? – dijo ignorando lo sucedido en el baño unos momentos antes.
- Si, si, solo entro por donde no debía - dije tosiendo.
- ¿Qué? ¿Sigues nervioso? - preguntó con una sonrisa pícara.
- Yo… no, aunque, claro… eres muy mala Beckett - dije acercándome a ella - Estas impresionantemente sexy Kate.
- Tu solo piensas con… ya sabes - dijo riéndose. Pero tenía razón, mi compañero había vuelto a dar signos de su presencia. Menos mal que el pantalón era ancho y no podía verse lo de abajo.
- Tu, no ayudas mucho - dije agarrándola de la cintura y saliendo ambos abrazados. Quería disfrutar de esta noche, de esta y de todas las que la vida me permitiera junto a ella. Me hubiera gustado pasar esa noche a solas con ella, pero entendía que necesitaba un poco despejarse y no estar las 24 horas de día solo conmigo, tenía que ser un poco agotador para ella, para mí era estar en el cielo.
Cuando llegamos, la fiesta estaba en todo su auge, enseguida Steve y Gabrielle vinieron a saludarnos con su sonrisa perenne en su rostro, no podía entender como para ellos todo era felicidad, tenían que estar drogados o algo parecido.
- Hola colega, Kate. Tío ¿qué te pasa ahora con las gorras? no te sientan nada bien - dijo intentando quitarla.
- ¡Ey! déjala. Es que me han hecho un mal corte de pelo y prefiero esto que… ya sabes.
- Tú siempre tan coqueteo Rick. Vamos a por unas copas, disfrutad de la fiesta y no le hagas caso a mi marido Rick estas guapo con lo que sea - dijo sonriéndome tirando de su marido hacia la barra.
- ¿Por qué no se lo has dicho? – me pregunto Kate susurrándome al oído.
- Estoy cansado de ver como cambian sus miradas una vez se enteran.
- Es normal, es porque les importas.
- Ya pero no me gusta ver cómo me miran… prefiero no hacerlo.
- ¿Quieres que nos vayamos? – me pregunto preocupada por mí.
- No, solo… necesito una copa -vi cómo me miraba - sin alcohol, solo necesito refrescarme tengo mucho calor - dije dejándola allí mientras conseguía algo que me refrescara tanto por dentro como por fuera.
Estuve dando vueltas alrededor de la gente buscando a Kate pero no la encontraba por ningún lado. Estaba empezando a considerar irme a casa para ver si había decidido irse pero entonces la vi sentada junto a la playa alejada por completo del resto de la gente.
- Nunca te han gustado las multitudes - dije sentándome a su lado y entregándole una copa de zumo de diversas frutas tropicales.
- Solo… necesitaba estar sola – respondió seria.
- ¡Ah! Me voy, si quieres… - le dije haciendo gesto de irme.
- No, está bien - dijo sonriéndome y cogiéndome de la mano para impedir que me fuera.
- Si no querías venir porque…
- Yo… solo, supongo que la presión de que seas feliz, que recaiga solo en mi persona es demasiado para mí.
- Kate soy feliz por el solo hecho de que estés a mi lado. Pero entiendo que necesites tu espacio, no tienes que estar las 24 horas conmigo, me conformo con 23 - dije en tono de broma haciéndola reír - en serio Kate, no quiero que hagas algo que no quieras. Si quieres puedes volver a Nueva York…
- No digas tonterías, ¿vale? Solo que últimamente, me había acostumbrado a pasar demasiado tiempo sola. He querido huir de ello durante meses, así que el estar sola, no es una opción solo…
-No quiero que tengas tanta presión… quiero que esto sirva para que ambos disfrutemos. No quiero que estés tensa todo el tiempo porque no sabes si soy feliz o no, lo soy Kate, no quiero que lo dudes ni por un segundo. Pero necesito que te relajes y que disfrutes del sol, del mar, de nuestra mutua compañía.
- Gracias, de verdad. Tú tienes problemas reales y yo me quejo… - dijo mirándome con esa sonrisa suya que me hacía olvidar cualquier cosa.
- Anda vámonos a casa - dije levantándome y tirando de su mano para ayudarla. Caminamos hasta la casa con nuestros dedos entrelazados, agarrados de la mano y descalzos justo por la orilla de la playa, dejando que el mar acariciara nuestros pies. Cualquiera que nos viera podía ver una auténtica pareja de luna de miel.
Cuando llegamos a la casa me senté en la arena mirando hacia el agua tranquila. Kate se sentó a mi lado apoyando su cabeza sobre mi hombro. Estuvimos en silencio durante varios minutos hasta que ella se separó.
- Puedo… ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro.
- ¿Por qué no quieres conocer ya a tu padre?
- Porque siempre he soñado con ello, y para nada se parecía a esto. Si apareciera ahora, siempre tendría dudas de si lo hacía porque me quiere o solo por lástima.
- Has… has pensado eso de mí.
- Sí, mucho. Es normal que tenga mis dudas. Antes me odiabas y de repente haces todo esto. No lo hubieras hecho si estuviera bien - dije mirando al infinito.
- Quizás tengas razón, pero no lo hago por lástima. Lo hago… por… lo hago por amor - dijo y de repente mi mirada busco la suya - hay muchas clases de amor Rick, como dijo el alcalde cuando nos casó, y yo siento que te quiero, y que te hubiera querido antes si me hubieras dejado conocerte. Creo que si lo hubieras hecho a lo mejor…
- ¿A lo mejor que Kate?
- A lo mejor podría quererte de otra forma - dijo bajando la mirada hacia el suelo.
- ¿Qué estas queriendo decir?
- Que de este Rick… de este verdadero Rick, que tenías tan oculto, podría haberme enamorado.
- Es una pena no haberlo sacado antes - dije sonriéndole, después de sus palabras no pude evitar mirarla fijamente y acercarme a ella hasta que sentí sus húmedos y cálidos labios sobre los míos. Una leve caricia, y tuve necesidad de más. Coloque mi mano en su cara acercándola aún más a mí, profundizando el beso juntando nuestras lenguas en un baile perfecto. Nos separamos despacio con nuestras frentes juntas. Mirándonos…
Y no sé si fue la locura que me provocaron sus palabras o ese magnífico beso tan lleno de dulzura y cariño. Pero me levanté y empecé a quitarme la ropa poco a poco.
- Rick, ¿Qué haces? ¿Te has vuelto loco? - dijo mirando hacia todos lados.
- No, solo quiero cumplir otro de mis deseos - dije sonriendo mientras me quitaba la última pieza de ropa que me quedaba. Kate enseguida se tapó la cara con las manos y se sonrojo a más no poder.
- Rick tapate por favor, no quiero…
- Venga yo ya te he visto a ti casi desnuda, ahora puedes hacerlo tú, sin tener que sorprenderme en el baño intentando tranquilizarme - dije sonriéndole y girándome para salir corriendo metiéndome en las frías agua del mar.
POV KATE
No pude evitar mirar un poquito entre mis dedos, tenía un magnifico culo eso no podía negarlo. ¡Dios! solo pensarlo hacía que me subiera el calor corporal. La verdad es que ahora mismo no me vendría nada mal una buena ducha fría, parecida a la que se daba él esta tarde antes de la fiesta… no era normal, estábamos casados, los dos lo deseábamos y así y todo estábamos haciendo el tonto…
- Vamos Kate, está buena - dijo Rick gritando mientras nadaba.
- Si, por tu tono de voz tiene que estar calentita - dije riéndome.
- Venga, tienes que ayudarme a cumplir mis deseos.
- Ya los estas cumpliendo, no te hago falta yo.
- Pero sin ti, no es lo mismo - dijo poniendo ese mohín de niño enfadado.
- No pienso desnudarme – le grite.
- Bueno, pues metete vestida si quieres, me da igual. Pero ven aquí, anda.
Dude mucho, pero vi como Rick estaba disfrutando del agua y me pareció una manera de poder disfrutar los dos. Mordí con fuerza mi labio inferior intentando decidirme.
- Date la vuelta, Rick.
- ¿Qué? – pregunto sorprendido.
- Que te des la vuelta.
- Kate, pero si ya te he visto…
- Que te des la vuelta o me voy para casa – le amenace.
- Bien, bien - dijo girándose - no veo lo prometo – dijo. Pero sabía que en esos momentos, había una sonrisa en su cara.
Me desvestí lo más rápido que pude sin dejar de mirarle, por si hacía trampa y se giraba. Tenía razón había visto ya bastante parte de mi cuerpo desnuda, pero era distinto, esta vez era distinto, los dos íbamos a estar desnudos de cuerpo entero y esta vez, estaba el pequeño Ricky presente… ya no había impedimentos.
Me metí corriendo dentro del agua que estaba completamente congelada, haciendo que mi piel se pusiera de gallina y mis pezones duros.
- Está congelada - dije dándole un golpe en el brazo para que se girara.
- Sí, un poquito sí que esta - dijo sonriendo y abriendo los brazos para abrazarme.
De repente se me ocurrió una manera de vengarme por hacerme entrar en el agua, por el frío que estaba pasando.
- Podías ayudarme a entrar en calor – le dije mirándolo, picara.
- ¿Qué? - dijo tragando saliva.
- Sí, ya sabes - dije acercándome a él colocando mis manos sobre su cuello juntando nuestros cuerpos. Sentí como mi cuerpo de verdad entraba en calor junto al suyo. No sabía muy bien que era lo que me hacía sentir pero si estaba segura de que me ponía muchísimo. La erección de esa tarde me había abierto la veda, ya podíamos consumar nuestro matrimonio…
Lo vi cómo me miraba embobado y por un momento pensé que perdería el control pero conseguí centrarme de nuevo en lo que quería hacer.
- Podíamos…
- ¿Qué? - dijo tragando saliva sin terminar de creerse el estar los dos desnudos y tan cerca.
Mantuve la compostura como pude y acerque mis labios a los suyos rozándolos un poquito, cuando Rick intento besarme me aleje de él. Seguí jugando hasta que vi que estaba completamente despistado y entonces cumplí mi venganza cogiendo su cabeza y metiéndola debajo del agua.
Cuando volvió a la superficie, tosiendo toda el agua que había tragado, yo no podía parar de reír. Rick nado detrás de mí intentando atraparme. Estuvimos un buen rato allí entre juegos y leves caricias que no pasaron desapercibidas para ninguno de los dos.
- Voy a ir a por un par de toallas - dijo saliendo del agua, y no pude evitar mirarle en todo su esplendor, tenía razón Lanie, estaba como un queso - ¿te gusta lo que ves? - dijo riendo, mientras recogía la ropa de la arena. Creí morirme de vergüenza, me había pillado in fraganti.
Tardo poco en volver. Llevaba una toalla atada a su cintura y otra abierta para mí.
- Vamos que no miro - dijo cerrando con fuerza los ojos y girando su cabeza hacia otro lado.
Salí rápido del agua hasta llegar a donde estaba esperando para envolverme en la toalla. Nos quedamos ambos mirándonos mientras nuestros ojos se decían cosas bonitas...
- Gracias por ayudarme a cumplir un sueño más - dijo sonriendo.
- A sido un placer - dije devolviéndole la sonrisa.
Cogimos la ropa y nos metimos dentro de la casa dando por terminado el día. La verdad es que no tenía para nada queja de todo lo que había hecho y mucho menos tenía queja de la compañía.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
- Mensajes : 331
Fecha de inscripción : 22/12/2014
Edad : 27
Localización : Paraguay
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Hola me he liado tu historia en un día y me encanta, me da un poco de pena Rick pero bueno...espero que sigas cuando antes .
love.C.and.B.Marbele- As del póker
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Edad : 23
Localización : barcelona
Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 26
POV RICK
Al despertar, me encontré solo en la cama, y no solo eso Kate llevaba bastante tiempo despierta porque podía sentir frías las sábanas en su lado de la cama. Su lado de la cama, no me imagine nunca diciendo eso. Desde nuestra boda, cada uno de esos dos días, durmió a mi lado, junto a mí, que era su marido. La verdad es que pensé que iba a ir peor, que al final Kate se asustaría o algo así, que se iría. Pero está aquí conmigo, mejor que nunca. Cada vez, estamos menos forzados, nuestros momentos de pareja los provocaba ella y nuestros acercamientos eran constantes, cada vez la veía más relajada estando conmigo. Esa noche estuvo soñando, y me acaricio repetidas veces, hablándome en sueños, al principio dude, imagine que soñaría con Josh, pero no, dijo mi nombre, "Rick" repitió mientras me tocaba el pecho e incluso se atrevió a bajar algo más. Eso me lleno de alegría, cuando escuche mi nombre hasta me emocione. Era yo el fruto de sus sueños.
Cuando salí de la habitación me encontré un montón de bolsas en el suelo y a Kate moviéndose como pez en el agua en mi cocina. Me rasque los ojos, aun debía estar soñando…
- Hola - dije a su espalda mientras me estiraba.
- Hola dormilón.
- ¿Qué es todo esto? - pregunté señalando las bolsas del suelo.
- ¡Oh! eso, solo son unas cosas que he ido a comprar. Pero ven, el desayuno está casi listo - me acerque hasta donde estaba, su cuerpo era un imán para mí y la abrace por la espalda. Le di un beso en el cuello y de inmediato note su duda al tensarse un instante, pero… enseguida se relajó dejándose caer sobre mi pecho y dándome su cuello para dejarse besar.
- Buenos días preciosa - dije besándole suavemente la mejilla.
- Buenos días - dijo girándose y enfrentándose a mí con una sonrisa tímida.
- Los mejores - dije devolviéndole la sonrisa. Me miro y no supe como descifrar esa mirada, lo único que sé, es que acto seguido sentí sus labios sobre los míos en un rápido beso de buenos días que me dejo con ganas de mucho más.
- Anda siéntate que esto ya está listo.
Me senté, y Kate coloco una taza de café y un plato con tortitas delante de mí. Enseguida se sentó a mi lado.
- ¿Tortitas? Crees que puedes hacerlas mejor que yo ¿no?
- Bueno, tu pruébalas - dijo sin borrar esa preciosa sonrisa de su rostro.
Me metí un cacho en la boca quemándome la lengua.
- Porras - maldije.
- ¿Qué? – dijo ante mi maldición.
- Me he quemado - dije haciendo que Kate se riera a carcajadas - oye que duele - dije sacándole mi lengua.
- Anda que… - se levantó y me acerco un vaso de agua con hielo.
- Hombre… acabo de hacerlas, espera.
- Solo quería saber si estaban buenas. Ahora creo que no notaré el sabor - dije con mi mohín de niño enfadado y allí estaba, otra vez, su risa.
- Anda come y calla.
- ¿Me vas a decir que tienes preparado para hoy? – le comente después de probar el suculento desayuno que me había preparado.
- Vamos a cumplir otro de tus deseos de la lista.
- ¿A si cuál? No me importaría repetir alguno de ellos - dije con un movimiento de cejas.
- Para que repetir si se puede hacer otro distinto – dijo untando mantequilla en una de sus tostadas.
- Si tú lo dices… a ver, sorpréndeme ¿Cuál?
Cuando acabamos de desayunar ambos recogimos la cocina, y fuimos a la habitación, saco ropa vieja del armario, nos vestimos y aquí estábamos bajo el sol abrasador intentando plantar un árbol.
- ¿En serio? no se para que apunte esto.
- Tu sabrás… es tu lista- dijo riendo.
- Es un rollo.
- Estamos ayudando al medio ambiente, además, todo el mundo debe hacer tres cosas en la vida, escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo… - y callo de repente… al darse cuenta de lo que acababa de decir.
- Si lo sé – seguí con la conversación, para quitarle hierro al asunto, estaba tan contenta que no quería cortarle el rollo - Lo único que me gusta es verte así. Estas muy sexy.
- Rick… no bromees… hablo en serio - dijo riéndose y haciéndonos reír a ambos.
Seguimos en la tarea, plantando el dichoso árbol, que pesaba una barbaridad, pero empecé a aburrirme demasiado, por lo que decidí hacer algo para solucionarlo. Kate estaba tumbada en el césped, tomando el sol. Me levanté con disimulo y coloque la manguera boca arriba, lo que hizo se salpicara a Kate y la mojara por completo.
- Castle ¿qué haces? - dijo sintiendo el agua fría empapándola de arriba a abajo.
- Parecía que tenías calor, además estabas sucia y pensé en - pero no pude acabar la frase porque Kate se lanzó a correr tras de mí, intentaba frenarla apuntando el agua hacia ella pero eso hizo que aún se enfadara más. Cuando me alcanzo me creía hombre muerto. Forcejeamos con la goma calándonos los dos. Hasta que por mala suerte o no…Kate tropezó con la manguera, cayendo al suelo y yo fui detrás de ella al intentar impedir que cayera. Ambos estábamos sucios, empapados y riendo a carcajadas tirados en el césped.
- ¡Rick! tienes unas ideas.
- Bueno creo que te ha gustado - dije riéndome de nuevo.
Ambos nos quedamos tirados en el suelo, al sol, al instante se creó una tensión que se podía palpar, nos quedamos serios, mirándonos a los ojos. Y note como el deseo se apoderaba de mí. Tenía unas ganas terribles de atacar esos labios que me volvían loco. La camiseta mojada trasparentaba sus pechos, y me deje llevar, la bese, con tantas ganas que parecía que quisiera comérmela entera, abandone sus labios y fui hasta su oreja que lamí degustándola, y ahí estaba ese lóbulo suave y blandito con el que jugué como si fuera su lengua. Me pareció escuchar un suspiro y al momento un gemido… estaba gimiendo… le gustaba… Pero eso me saco de mi atrevimiento y pare. Antes de que pudiera darme cuenta, Kate se había levantado. Fue un momento mágico, que no se si soñé o si paso realmente.
- Tú limpias el desastre que has hecho y acabas de plantar el árbol – dijo de pie mirándome - Voy a ducharme.
- ¡Oh sí! muy bien y me dejas solo… - dije reaccionando algo tarde.
Sabía que eso sería ir ya demasiado lejos, pero cada vez que la tenía cerca en situaciones así… mi cuerpo estallaba de deseo por hacerla mía y todas las veces me costaba más reprimirme, parar aquel fuego que me consumía. El pequeño Ricky había despertado un día tarde, pero ahora no había quien lo parara. Me quede tumbado un rato, intentando volver a la normalidad.
Cuando acabe de recoger todo y de plantar el árbol me fui directo a la ducha, estaba todo embarrado. Cuando salí, empecé a sentir todo el cansancio acumulado. Me pesaban otra vez los huesos y me dolía horriblemente la cabeza.
- Hola – dije a Kate al ir a la habitación para recostarme un momento. Ella estaba colocando alguna ropa en el armario.
- Hola – dijo mirándome - ¿Estás bien?
- Solo algo cansado.
- Entonces será mejor que duermas un rato.
- No, estoy bien. Solo… pensé… que hoy podíamos quedarnos en casa, ver una peli o algo así.
- Por mí, perfecto - dijo sonriendo - podemos hacer algo para comer, ver una peli a la tarde.
- Bien, pero hoy no tengo ganas de cocinar. Mañana si quieres, te preparo algo especial.
- Estoy deseando ver si es verdad lo que dices.
- Vas a flipar - dije haciéndola reír.
- Hasta entonces, deberías descansar un poco, es temprano aún.
- Si, me tumbaré fuera un rato en la hamaca junto a la piscina.
- Vale, yo te acompaño – me contesto.
- Kate – la llame – ¿me perdonas por lo de antes?
- No hay nada que perdonar… me gusto – e hizo ademan de salir al exterior.
- Kate – insistí.
- ¿Si? – respondió girándose hacia mí.
- ¿Puedes hacer algo por mí?
- Dime.
- ¿Te acuerdas que te dije que estaba empezando a escribir algo?
- Claro.
- Me gustaría que lo vieras, saber tu opinión.
- Claro. Si me lo pasas me pongo a ello.
- Bien - dije saliendo a por el libro. Estaba nervioso de que lo leyera por si encontraba algunas similitudes entre nosotros en él, pero deseaba su crítica por encima de todo, su opinión para mí era muy importante.
Lo rebusque por el despacho y ahí estaba. Salí a la terraza con él y ahí la encontré tumbada en la tumbona con su biquini puesto y unas gafas de sol que ocultaban sus maravillosos y enigmáticos ojos.
- Trae – me dijo al verme - tengo ganas de ponerme a ello.
- Vale, pero no seas muy mala – le dije con mi mohín de penita.
- No vas a conseguir nada de mí que no sea la verdad, así que vete a descansar.
Me senté en una tumbona al lado de ella y cerré los ojos dejándome llevar por el cansancio que tenía en el cuerpo. Estaba dolorido y antes de darme cuenta estaba completamente dormido.
POV KATE
Empecé a leer nerviosa, sabía que para él era algo importante y que confiaba en mí, me demostraba y mucho lo importante que era y a la vez me daba mucho miedo.
Me enfrasque en la lectura durante tanto tiempo que apenas me di cuenta que empezaba a anochecer. La historia, sin duda, enganchaba, se notaba en cuanto a lo que se trataba al caso que sabía de ello, para eso era uno de los mejores detectives que conocía y luego… estaba la parte de los personajes. Sin duda estaba basado en nosotros y eso me daba algo de vergüenza. Podía ver a través de la protagonista, lo que él veía en mí. No podía creer que me tuviera en un escalón tal alto, solo esperaba no decepcionarle.
Ninguno de los dos había comido, me enfrasque en la lectura y sin darme cuenta, era de noche. Me levanté y vi que seguía completamente dormido, tranquilo, sin duda el esfuerzo de plantar el árbol había sido demasiado, pero por no parecer débil había aguantado como un campeón. Me acerque y tiernamente pase mi mano por su mejilla suavemente. No sé qué me pasaba en los últimos días pero… sentía algo, fuerte, dentro de mí cada vez que le tocaba. Lo achacaba al cariño que le iba cogiendo, pero esa atracción, no era la que yo reconocía como enamoramiento, era incluso más fuerte, momentos junto a él que era tan feliz que los disfrutaba tanto que me olvidaba todo. Era un hombre increíble y me hacía sentir cosas que… nunca creía haber sentido antes, y para nada era pena como él pensaba a veces… era admiración, lo admiraba por ser como era.
Después pensaba en el motivo de mi estancia en esa casa y no podía concebir que él que tuviera que morir.
- Hola - dijo abriendo los ojos sorprendiéndome mirándolo, acariciando su rostro y me sonroje al ser pillada en esa situación.
- Hola. Es ya tarde, será mejor que vayamos dentro, no vayas a coger frio, además, no hemos comido – quise disimular.
- Aja… pero… ¿Qué te ha parecido?
- Me gusta, aunque no apruebo el nombre de la protagonista, ¿Nikki Heat? Vamos Castle… - dije sonriéndole.
- Sabía que lo notarías – dijo sentándose en la hamaca.
- Bueno no era muy complicado - dije riéndome. Me levanté y le ayude a levantarse.
Castle llamo a una pizzería y enseguida nos trajeron nuestra cena. Comimos entre risas y comentarios sobre el libro y acabamos hablando muy seriamente sobre él, intentando ayudarle en algunas cosas que no veía muy creíbles.
- Bueno vamos a dejar esto un poco aparcado, toca sesión de cine me dijo levantándose y dándome la mano para que la acompañara.
-Bien, yo elijo – le dije siguiéndole a un lugar que no había visto aun. Era una sala con tres sofás colocados en U. Una mesa central y una pantalla gigante colgada en la pared.
- Bienvenida a mi cine. – dijo mostrándome donde estaba la estantería de los DVD – No, ¡Dios mío! – dije cuando fue corriendo donde estaban las películas - que vas a elegir… seguro que alguna ñoñería.
- Que poco me conoces - dije sonriéndole.
Al final decidimos ver algo movidito, "Speed". No sé cómo, pero acabamos abrazados en el sofá central. Podía sentir a Castle acariciándome suavemente el brazo, donde apoyaba su mano, poco a poco haciéndome sentir electricidad entre nosotros.
- Creo… creo que deberíamos irnos a dormir - dije a media voz cuando salieron los créditos, estaba empezando a sentirme algo incomoda, mi cuerpo pedía más y quizá no era correcto, o no convenía, no se… mi cabeza era un cumulo de sentimientos encontrados que ni yo misma entendía. No quería poner nombre a esa electricidad ¿Sexo? ¿Amor? De momento, me sentía intranquila, extraña y antes de dar un paso en falso, quería tener mis ideas claras. Yo había ido allí a cuidarlo, a cumplir su sueño. Yo aquí no importaba, solo él lo hacía. Pero significaba eso que yo no podía ¿disfrutarlo? ¿Quería decir eso que empezaba a gustarme la idea de estar con él?
- Bien - dijo Castle levantándose y ayudándome a recoger todo.
Cuando nos acostamos quedamos ambos cara a cara, estaba nerviosa, mis pensamientos me pedían explicaciones que no podía dar, y me sentí incomoda ante su mirada. Me di la vuelta y a los pocos segundos, sentí como me atraía hasta su pecho, me deje hacer y al momento, sabiendo que estaba tras de mí, que notaba su calor y su presencia me relaje, hasta quedar completamente dormida.
CONTINUARÁ…
POV RICK
Al despertar, me encontré solo en la cama, y no solo eso Kate llevaba bastante tiempo despierta porque podía sentir frías las sábanas en su lado de la cama. Su lado de la cama, no me imagine nunca diciendo eso. Desde nuestra boda, cada uno de esos dos días, durmió a mi lado, junto a mí, que era su marido. La verdad es que pensé que iba a ir peor, que al final Kate se asustaría o algo así, que se iría. Pero está aquí conmigo, mejor que nunca. Cada vez, estamos menos forzados, nuestros momentos de pareja los provocaba ella y nuestros acercamientos eran constantes, cada vez la veía más relajada estando conmigo. Esa noche estuvo soñando, y me acaricio repetidas veces, hablándome en sueños, al principio dude, imagine que soñaría con Josh, pero no, dijo mi nombre, "Rick" repitió mientras me tocaba el pecho e incluso se atrevió a bajar algo más. Eso me lleno de alegría, cuando escuche mi nombre hasta me emocione. Era yo el fruto de sus sueños.
Cuando salí de la habitación me encontré un montón de bolsas en el suelo y a Kate moviéndose como pez en el agua en mi cocina. Me rasque los ojos, aun debía estar soñando…
- Hola - dije a su espalda mientras me estiraba.
- Hola dormilón.
- ¿Qué es todo esto? - pregunté señalando las bolsas del suelo.
- ¡Oh! eso, solo son unas cosas que he ido a comprar. Pero ven, el desayuno está casi listo - me acerque hasta donde estaba, su cuerpo era un imán para mí y la abrace por la espalda. Le di un beso en el cuello y de inmediato note su duda al tensarse un instante, pero… enseguida se relajó dejándose caer sobre mi pecho y dándome su cuello para dejarse besar.
- Buenos días preciosa - dije besándole suavemente la mejilla.
- Buenos días - dijo girándose y enfrentándose a mí con una sonrisa tímida.
- Los mejores - dije devolviéndole la sonrisa. Me miro y no supe como descifrar esa mirada, lo único que sé, es que acto seguido sentí sus labios sobre los míos en un rápido beso de buenos días que me dejo con ganas de mucho más.
- Anda siéntate que esto ya está listo.
Me senté, y Kate coloco una taza de café y un plato con tortitas delante de mí. Enseguida se sentó a mi lado.
- ¿Tortitas? Crees que puedes hacerlas mejor que yo ¿no?
- Bueno, tu pruébalas - dijo sin borrar esa preciosa sonrisa de su rostro.
Me metí un cacho en la boca quemándome la lengua.
- Porras - maldije.
- ¿Qué? – dijo ante mi maldición.
- Me he quemado - dije haciendo que Kate se riera a carcajadas - oye que duele - dije sacándole mi lengua.
- Anda que… - se levantó y me acerco un vaso de agua con hielo.
- Hombre… acabo de hacerlas, espera.
- Solo quería saber si estaban buenas. Ahora creo que no notaré el sabor - dije con mi mohín de niño enfadado y allí estaba, otra vez, su risa.
- Anda come y calla.
- ¿Me vas a decir que tienes preparado para hoy? – le comente después de probar el suculento desayuno que me había preparado.
- Vamos a cumplir otro de tus deseos de la lista.
- ¿A si cuál? No me importaría repetir alguno de ellos - dije con un movimiento de cejas.
- Para que repetir si se puede hacer otro distinto – dijo untando mantequilla en una de sus tostadas.
- Si tú lo dices… a ver, sorpréndeme ¿Cuál?
Cuando acabamos de desayunar ambos recogimos la cocina, y fuimos a la habitación, saco ropa vieja del armario, nos vestimos y aquí estábamos bajo el sol abrasador intentando plantar un árbol.
- ¿En serio? no se para que apunte esto.
- Tu sabrás… es tu lista- dijo riendo.
- Es un rollo.
- Estamos ayudando al medio ambiente, además, todo el mundo debe hacer tres cosas en la vida, escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo… - y callo de repente… al darse cuenta de lo que acababa de decir.
- Si lo sé – seguí con la conversación, para quitarle hierro al asunto, estaba tan contenta que no quería cortarle el rollo - Lo único que me gusta es verte así. Estas muy sexy.
- Rick… no bromees… hablo en serio - dijo riéndose y haciéndonos reír a ambos.
Seguimos en la tarea, plantando el dichoso árbol, que pesaba una barbaridad, pero empecé a aburrirme demasiado, por lo que decidí hacer algo para solucionarlo. Kate estaba tumbada en el césped, tomando el sol. Me levanté con disimulo y coloque la manguera boca arriba, lo que hizo se salpicara a Kate y la mojara por completo.
- Castle ¿qué haces? - dijo sintiendo el agua fría empapándola de arriba a abajo.
- Parecía que tenías calor, además estabas sucia y pensé en - pero no pude acabar la frase porque Kate se lanzó a correr tras de mí, intentaba frenarla apuntando el agua hacia ella pero eso hizo que aún se enfadara más. Cuando me alcanzo me creía hombre muerto. Forcejeamos con la goma calándonos los dos. Hasta que por mala suerte o no…Kate tropezó con la manguera, cayendo al suelo y yo fui detrás de ella al intentar impedir que cayera. Ambos estábamos sucios, empapados y riendo a carcajadas tirados en el césped.
- ¡Rick! tienes unas ideas.
- Bueno creo que te ha gustado - dije riéndome de nuevo.
Ambos nos quedamos tirados en el suelo, al sol, al instante se creó una tensión que se podía palpar, nos quedamos serios, mirándonos a los ojos. Y note como el deseo se apoderaba de mí. Tenía unas ganas terribles de atacar esos labios que me volvían loco. La camiseta mojada trasparentaba sus pechos, y me deje llevar, la bese, con tantas ganas que parecía que quisiera comérmela entera, abandone sus labios y fui hasta su oreja que lamí degustándola, y ahí estaba ese lóbulo suave y blandito con el que jugué como si fuera su lengua. Me pareció escuchar un suspiro y al momento un gemido… estaba gimiendo… le gustaba… Pero eso me saco de mi atrevimiento y pare. Antes de que pudiera darme cuenta, Kate se había levantado. Fue un momento mágico, que no se si soñé o si paso realmente.
- Tú limpias el desastre que has hecho y acabas de plantar el árbol – dijo de pie mirándome - Voy a ducharme.
- ¡Oh sí! muy bien y me dejas solo… - dije reaccionando algo tarde.
Sabía que eso sería ir ya demasiado lejos, pero cada vez que la tenía cerca en situaciones así… mi cuerpo estallaba de deseo por hacerla mía y todas las veces me costaba más reprimirme, parar aquel fuego que me consumía. El pequeño Ricky había despertado un día tarde, pero ahora no había quien lo parara. Me quede tumbado un rato, intentando volver a la normalidad.
Cuando acabe de recoger todo y de plantar el árbol me fui directo a la ducha, estaba todo embarrado. Cuando salí, empecé a sentir todo el cansancio acumulado. Me pesaban otra vez los huesos y me dolía horriblemente la cabeza.
- Hola – dije a Kate al ir a la habitación para recostarme un momento. Ella estaba colocando alguna ropa en el armario.
- Hola – dijo mirándome - ¿Estás bien?
- Solo algo cansado.
- Entonces será mejor que duermas un rato.
- No, estoy bien. Solo… pensé… que hoy podíamos quedarnos en casa, ver una peli o algo así.
- Por mí, perfecto - dijo sonriendo - podemos hacer algo para comer, ver una peli a la tarde.
- Bien, pero hoy no tengo ganas de cocinar. Mañana si quieres, te preparo algo especial.
- Estoy deseando ver si es verdad lo que dices.
- Vas a flipar - dije haciéndola reír.
- Hasta entonces, deberías descansar un poco, es temprano aún.
- Si, me tumbaré fuera un rato en la hamaca junto a la piscina.
- Vale, yo te acompaño – me contesto.
- Kate – la llame – ¿me perdonas por lo de antes?
- No hay nada que perdonar… me gusto – e hizo ademan de salir al exterior.
- Kate – insistí.
- ¿Si? – respondió girándose hacia mí.
- ¿Puedes hacer algo por mí?
- Dime.
- ¿Te acuerdas que te dije que estaba empezando a escribir algo?
- Claro.
- Me gustaría que lo vieras, saber tu opinión.
- Claro. Si me lo pasas me pongo a ello.
- Bien - dije saliendo a por el libro. Estaba nervioso de que lo leyera por si encontraba algunas similitudes entre nosotros en él, pero deseaba su crítica por encima de todo, su opinión para mí era muy importante.
Lo rebusque por el despacho y ahí estaba. Salí a la terraza con él y ahí la encontré tumbada en la tumbona con su biquini puesto y unas gafas de sol que ocultaban sus maravillosos y enigmáticos ojos.
- Trae – me dijo al verme - tengo ganas de ponerme a ello.
- Vale, pero no seas muy mala – le dije con mi mohín de penita.
- No vas a conseguir nada de mí que no sea la verdad, así que vete a descansar.
Me senté en una tumbona al lado de ella y cerré los ojos dejándome llevar por el cansancio que tenía en el cuerpo. Estaba dolorido y antes de darme cuenta estaba completamente dormido.
POV KATE
Empecé a leer nerviosa, sabía que para él era algo importante y que confiaba en mí, me demostraba y mucho lo importante que era y a la vez me daba mucho miedo.
Me enfrasque en la lectura durante tanto tiempo que apenas me di cuenta que empezaba a anochecer. La historia, sin duda, enganchaba, se notaba en cuanto a lo que se trataba al caso que sabía de ello, para eso era uno de los mejores detectives que conocía y luego… estaba la parte de los personajes. Sin duda estaba basado en nosotros y eso me daba algo de vergüenza. Podía ver a través de la protagonista, lo que él veía en mí. No podía creer que me tuviera en un escalón tal alto, solo esperaba no decepcionarle.
Ninguno de los dos había comido, me enfrasque en la lectura y sin darme cuenta, era de noche. Me levanté y vi que seguía completamente dormido, tranquilo, sin duda el esfuerzo de plantar el árbol había sido demasiado, pero por no parecer débil había aguantado como un campeón. Me acerque y tiernamente pase mi mano por su mejilla suavemente. No sé qué me pasaba en los últimos días pero… sentía algo, fuerte, dentro de mí cada vez que le tocaba. Lo achacaba al cariño que le iba cogiendo, pero esa atracción, no era la que yo reconocía como enamoramiento, era incluso más fuerte, momentos junto a él que era tan feliz que los disfrutaba tanto que me olvidaba todo. Era un hombre increíble y me hacía sentir cosas que… nunca creía haber sentido antes, y para nada era pena como él pensaba a veces… era admiración, lo admiraba por ser como era.
Después pensaba en el motivo de mi estancia en esa casa y no podía concebir que él que tuviera que morir.
- Hola - dijo abriendo los ojos sorprendiéndome mirándolo, acariciando su rostro y me sonroje al ser pillada en esa situación.
- Hola. Es ya tarde, será mejor que vayamos dentro, no vayas a coger frio, además, no hemos comido – quise disimular.
- Aja… pero… ¿Qué te ha parecido?
- Me gusta, aunque no apruebo el nombre de la protagonista, ¿Nikki Heat? Vamos Castle… - dije sonriéndole.
- Sabía que lo notarías – dijo sentándose en la hamaca.
- Bueno no era muy complicado - dije riéndome. Me levanté y le ayude a levantarse.
Castle llamo a una pizzería y enseguida nos trajeron nuestra cena. Comimos entre risas y comentarios sobre el libro y acabamos hablando muy seriamente sobre él, intentando ayudarle en algunas cosas que no veía muy creíbles.
- Bueno vamos a dejar esto un poco aparcado, toca sesión de cine me dijo levantándose y dándome la mano para que la acompañara.
-Bien, yo elijo – le dije siguiéndole a un lugar que no había visto aun. Era una sala con tres sofás colocados en U. Una mesa central y una pantalla gigante colgada en la pared.
- Bienvenida a mi cine. – dijo mostrándome donde estaba la estantería de los DVD – No, ¡Dios mío! – dije cuando fue corriendo donde estaban las películas - que vas a elegir… seguro que alguna ñoñería.
- Que poco me conoces - dije sonriéndole.
Al final decidimos ver algo movidito, "Speed". No sé cómo, pero acabamos abrazados en el sofá central. Podía sentir a Castle acariciándome suavemente el brazo, donde apoyaba su mano, poco a poco haciéndome sentir electricidad entre nosotros.
- Creo… creo que deberíamos irnos a dormir - dije a media voz cuando salieron los créditos, estaba empezando a sentirme algo incomoda, mi cuerpo pedía más y quizá no era correcto, o no convenía, no se… mi cabeza era un cumulo de sentimientos encontrados que ni yo misma entendía. No quería poner nombre a esa electricidad ¿Sexo? ¿Amor? De momento, me sentía intranquila, extraña y antes de dar un paso en falso, quería tener mis ideas claras. Yo había ido allí a cuidarlo, a cumplir su sueño. Yo aquí no importaba, solo él lo hacía. Pero significaba eso que yo no podía ¿disfrutarlo? ¿Quería decir eso que empezaba a gustarme la idea de estar con él?
- Bien - dijo Castle levantándose y ayudándome a recoger todo.
Cuando nos acostamos quedamos ambos cara a cara, estaba nerviosa, mis pensamientos me pedían explicaciones que no podía dar, y me sentí incomoda ante su mirada. Me di la vuelta y a los pocos segundos, sentí como me atraía hasta su pecho, me deje hacer y al momento, sabiendo que estaba tras de mí, que notaba su calor y su presencia me relaje, hasta quedar completamente dormida.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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Re: TE APRENDÍ A AMAR
Capítulo 27
POV KATE
Cuando desperté estirándome, esperaba encontrar a mi lado otro cuerpo, pero no, ahí no había nadie. Abrí los ojos buscando por todos los lados, pero ni rastro de Castle por ningún lado. Me asuste… igual no se encontraba bien, yo allí estaba para cuidarlo y estaba desaparecido… Lo busque por toda la casa pero nada. Empecé a sentir una presión en el pecho, cuando escuche como entraba un coche en el garaje adjunto a la casa, después oí un pitido bastante estridente y salí a ver que sucedía.
Abrí la puerta aun con el susto en el cuerpo, hasta que me encontré con su sonrisa de oreja a oreja, entonces, solté todo el aire que tenía contenido por la preocupación, entonces, es cuando me permití relajarme. ¡Vaya susto me dio!
- ¿Te gusta? - dije señalando el Ferrari que conducía. Era de un rojo brillante, con los bajos blancos. Un Ferrari con todas las letras… una magia de la mecánica y la electrónica, ahí aparcado frente a mí. No sabía qué hacer, si reír, si llorar, si gritar…
- ¿En serio? ¿Te lo has comprado? – le pregunte temiendo su respuesta.
- No, hubiera sido tirar el dinero. Pero lo he alquilado para que podamos disfrutar de él hoy. ¿Qué te parece?
- Me encanta la idea – le respondí sin creérmelo del todo… iba a disponer de esa preciosa maquina durante todo el día… vaya sueño.
- Bien, pues vamos a desayunar, preparamos algo para llevar y nos vamos de picnic - dijo entrando en casa sonriendo.
Cuando acabamos el desayuno y la preparación de la comida, vi como Castle y cogía una manta.
- ¿Lista Srta.?
- Si – le respondí casi gritando… soñaba con subirme en ese coche desde pequeña.
- ¿Quieres llevarlo? – vaya preguntas…
- ¿Lo dudas acaso?
- Todo tuyo - dijo lanzándome las llaves que cogí al vuelo con toda la ilusión del mundo.
- ¿Adónde vamos?
- A un lugar tranquilo, donde me gusta ir cuando vengo aquí.
- Bien, tú me diriges…
Tardamos apenas media hora en llegar a un desvió, apure la curva y Rick pareció asustarse.
- ¡Ey! Me gustaría salir vivo de la experiencia…
- Tranquilo, ¿sabías que es el coche más seguro del mundo?
- No, no vayas tan deprisa.
- ¿Y que está hecho básicamente para mujeres porque tienen los pies más pequeños y pueden moverlos mejor en estos pedales tan juntos?
- No, cuidado… ese coche… - dijo mientras esquivaba un coche que venía en sentido contrario.
- ¿Y que el pie mide lo mismo que la distancia entre el codo y la muñeca?
- Kate, me estas asustando… - me dijo muy serio.
- Venga Rick… ¿no me digas que no has reconocido este dialogo?
- Ahora mismo me conformo con seguir vivo… - dijo y frene a fondo.
El coche quedó clavado después de algunos metros y cuando le mire, estaba blanco como la pared. Siempre conducía yo cuando íbamos de patrulla, pero claro, no me permitía esos derrapes, adelantamientos y frenazos. Había disfrutado ese trayecto como una niña… ese coche estaba hecho para mi… tan bonito, con esas fantásticas prestaciones… si no hubiera hecho todo eso, hubiera desperdiciado una oportunidad única.
- Lo siento - dije riéndome.
- Si consigues llegar al próximo cruce, tuerce a la derecha, ya estamos llegando.
Ya a una velocidad crucero normal, nos adentramos en una especie de bosque, aparque el coche en un lugar idílico, pero pensé que igual podía pasarle algo a esa maravilla.
- ¿Es seguro dejarlo aquí? – le dije mientras el cogía la cesta con la comida y yo la manta que estaba enrollada. No respondió, por lo que insistí - ¿Vamos a alejarnos mucho?
- No… tranquila el coche estará bien - dijo riéndose.
Tras pasar por varios trozos demasiados poblados de árboles llegamos a un pequeño claro donde se divisaba un pequeño lago con una cascada, la verdad es que era precioso. Me sorprendió aquel paraíso a tan poca distancia de la civilización.
- Esto es increíble.
- Sabía que te gustaría – dijo orgulloso.
- ¿Cómo no está atiborrado de gente? – pregunte curiosa.
- La gente viene por la playas, no investigan las cosas buenas que hay – dijo y comprendiendo, asentí.
Colocamos la manta cerca del agua y nos tumbamos uno al lado del otro.
- Me encanta esta tranquilidad que se respira aquí, el aire fresco… - dijo cerrando los ojos.
- No está mal – dije disfrutando el momento.
- Ya, la chica de ciudad es la que habla.
- Tú también eres un chico de ciudad.
- Si, lo soy, pero se disfrutar de las demás cosas también.
- ¡Ah! ¿Y yo no? – le pregunte mirándolo curiosa.
- Hasta ahora no te habías cogido vacaciones. La verdad es que pensé que enfermarías cuando te traje aquí. Ya sabes, sin el aire "fresco de Nueva York" - dijo riéndose.
- Muy gracioso – le recrimine golpeándole suavemente en el brazo.
- ¿Sabes estas muy guapa cuando te enfadas? Pero así, tranquila, sonriendo… estas increíble Kate - dijo mirando con tanta adoración que… no pude evitar las ganas, me acerque a él y vi cómo se sorprendía ante mi cercanía, pero no me contuve. Deposite mis labios sobre los suyos y deje que mi lengua los humedeciera pidiendo permiso para entrar. Cuando el abrió sus labios, entonces me separe lentamente.
- Gracias por el piropo, pero no tienes por qué decirme estas cosas… - dije sonriéndole.
- Si lo sé, te lo dijo antes. Cada vez que lo diga, ¿me vas a besar? – dijo muy serio.
- No presiones Rick, que a lo mejor recibes otra cosa - me levanté y sin mirarle me quite la ropa quedándome solo con la interior. Notaba su mirada sobre mí, como me seguía con los ojos, pero… precisamente era lo que quería.
Me metí en el agua y empecé a nadar hasta quedar justo debajo de la catarata y entonces lo miré. Estaba allí de pie, con la mirada fija en mí y con la boca abierta.
-¿Vienes o qué? – le grite incitándole.
Vi como corriendo se quitó toda la ropa, lo hizo con tanta prisa, que patino y casi se cae. Me reí a carcajada limpia ante su torpeza y nerviosismo. No sabía que era lo que me sucedía, estaba jugando con fuego, eso estaba claro, pero… esta vez, quería quemarme, es más, lo deseaba.
Poco a poco, intentando no caerse, se metió en el agua y se acercó nadando rápidamente adonde me encontraba.
- Me encanta esta Kate - dijo acercándose a donde estaba y colocando sus manos en mi cintura.
- ¿Qué Kate? – le pregunte directamente.
- La Kate divertida, atrevida, osada - dijo acercándose aún más a mí, colocándome tan cerca que note el movimiento del pequeño Ricky… haciendo de las suyas. Pero era lo que pretendía.
- A mí también me gusta - dije acortando la poquísima distancia que había entre nosotros para besarle seductoramente.
Empezamos despacio solo nuestros labios reconociéndose, luego poco a poco abrí mi boca dejando paso a su lengua que estaba deseando entrar en busca de su igual. Mantuvimos el beso pasional con nuestro cuerpo pegados y abrazados, no había ningún espacio entre los dos. Cuando notamos la falta de aire, nos separamos por la necesidad, pero no sin antes dejar un pequeño beso sobre su labio inferior y atraparlo después entre mis dientes despacio hasta que conseguí sacar lo que me pareció un gemido de su boca.
- ¡Dios! vas a matarme, aunque esta muerte no me importe en absoluto - dijo intentando una broma pero lo que hizo fue recordarme de nuevo todo y no pude evitar separarme de golpe de él - lo siento, no tenía que haber hecho ese comentario, soy un bocazas – dijo bajando la vista avergonzado, ante su metedura de pata.
- Si lo eres - dije volviendo a besarlo de forma arrebatadora. Quería intentar mantener eso lejos de mi cabeza. Sobre todo ahora que empezaba a arder de deseo, que comenzaba a tener unas ganas locas de que me poseyera ahí mismo, en ese lugar.
Empecé a bajar mis brazos desde su cuello poco a poco por su espalda atrayéndolo más hacia mí, clavándole poco a poco mis uñas.
- Kate - dijo respirando de forma entrecortada, separándose - tenemos que parar, por favor, no soy de piedra, Kate… - dijo intentando separarse de mí.
- Y si no quiero parar - dije intentando alcanzar sus labios de nuevo. Pero en ese instante se separó de mí. Me miro a los ojos directamente y puso las manos a ambos lados de mi rostro.
- ¿Lo estás diciendo en serio?
- Totalmente en serio. ¿Pasa algo? – respondí sorprendiéndole.
- No, bueno… quiero decir… no… es que… quisiera que fuera así – dijo aun con la respiración acelerada sin saber muy bien cómo explicarse por el sofoco del momento.
- ¿Así como? – pregunte arrugando el entrecejo. No podía moverme, seguía teniéndome sujeta la cabeza con sus enormes manos en mis mejillas. Como si temiera que al moverme pudiera cambiar de idea.
- Así, aquí, en la nada, sin tener por menos una cita, algo que te haga recordar que valió la pena.
- ¿Una cita? – me extraño tanto lo que decía que no sabía cómo responder.
- Sí – dijo cogiendo aire, como si aquello le costara la vida - déjame invitarte a cenar y llevarte a algún lugar especial, pasar una velada juntos, demostrarte todo lo que siento y nunca te he dicho, y después, si aún quieres… - dijo soltándome y atrayéndome de nuevo a él para hacer más íntimo el momento.
- ¿Te estas arriesgando a que cambie de opinión? – le pregunte anonadada por la proposición. Me estaba proponiendo seducirme, cuando era lo que yo intentaba hacer en ese momento… desde luego ese si era un ser especial. Jamás imagine que un hombre se negara, o mejor dicho, pospusiera, hacer el amor conmigo solo para mejorar el entorno. Realmente, eso sí era amor…
- Si cambias de opinión, es que no estas segura de mí, o de mis sentimientos, o de ti misma. Así que prefiero esperar Kate.
- ¿De verdad? – le pregunte creyendo que toda esa conversación era de chiste, mi marido fue el primer hombre que se me resistió a un intento de seducción, increíble, pero cierto. Pero decidí seguirle el juego, a ver dónde nos llevaría - Bien, una cita.
- Perfecto. No te vas a arrepentir, va a ser la mejor cita de tu vida. Te lo prometo – dijo besándome suavemente, lo que me hizo suspirar por la frustración que sentía.
- Entonces ¿nos vamos? – Quería salir de allí lo antes posible, sentía vergüenza de mi misma… me había insinuado, es más, había intentado seducirle y el me proponía una cita. ¡Vaya ridículo! Mi autoestima de mujer quedo a la altura del betún.
- No, queda mucho tiempo aun - dijo volviendo a atraerme hacia su cuerpo - podemos disfrutar de todo esto un poquito más.
- Bien, pero vamos fuera anda - dije mientras nadaba hasta la orilla, me sentía frustrada y acomplejada. Allí salí y me volví a tumbar en nuestra manta disfrutando un poco del sol.
Me coloque mis gafas y cerré los ojos. Rick aún seguía en el agua, pero no tardó mucho en salir.
Enseguida sentí como caían gotas de agua encima de mí. Abrí los ojos y me quite las gafas.
- Rick… - le regañe.
- ¿Qué? - dijo con esa sonrisa petulante que me volvía loca. Se tumbó a mi lado apoyándose en su brazo mirándome con adoración.
- Eres… un payaso - dije.
- Sí, y te gusta. No puedes negarlo – me respondió osado, acercando su cara a la mía para darme un beso.
Deje mi mano sobre su mejilla acariciándosela mientras le sonreía, no me podía creer que estuviera así con él.
- No me creo lo que nos esté pasando… que estemos así… tan a gusto - dije tímidamente mirándole a los ojos, al vez que mordía con fuerza mi labio inferior.
- Pues imagínate a mí. Creo que estoy soñando – dijo sin dejar de observar mis ojos fijamente - eres el mejor sueño que existe - dijo mientras me besaba y acariciaba despacio mi cintura con pequeños círculos.
Le empuje suavemente para que quedara boca arriba y me tumbe a su lado colocando mi cabeza sobre su pecho, justo donde su corazón latía con fuerza.
- Podría quedarme así toda la vida – dijo mirando el cielo mientras apoyaba su mejilla sobre mi pelo y cerré los ojos para disfrutar mejor el momento…-Ojala todo esto… hubiera sido de otra forma – su voz sonó triste y eso me hizo levantar la vista hacia él. - Bueno, da igual cómo ha sido. Me conformo con quedarme con esto… con haberlo vivido y disfrutado junto a ti.
- Me alegro tanto de haberte conocido, a ti, a Rick, a conocerte de verdad… Porque sabía lo bueno que eras como detective, lo payaso con tus bromas que me sacaban de quicio - dije riéndome - pero no sabía que podías ser tierno, dulce, un buen hombre, de los que pensaba que ya no existían. De los de verdad.
- Se te olvida decir que soy terriblemente guapo – agrego alzando las cejas.
- Eso ya lo sabía – le respondí dejándolo casi, casi callado, pero reacciono al instante.
- Claro, es verdad, era algo que no podías evitar - dijo riéndose.
- La verdad es que no. Te odiaba pero… - calle de golpe… estaba a punto de desvelarle mi secreto.
- Pero… ¿Qué? - dijo moviéndose interesado por saber.
- Bueno… supongo que había algo que me atraía de ti.
- ¿Si? – pregunto intrigado ante mi revelación.
- La verdad… - calle dudando de si decirle o no la verdad - me ponías.
- No… - dijo riéndose sin poder creérselo.
- Una vez… soñé contigo – le confesé sonrojándome por ello. No le miraba, sino que mis ojos se dirigían al cielo. Si hubiera estado mirándole a los ojos, esos preciosos ojos azules, hubiera sido incapaz de confesarle mi secreto.
- ¡Oh! no me digas… ¿seguro? ¿Qué pasaba en ese sueño? – siguió preguntando intrigado.
- Bueno… - ¿debía o no contarle eso? me pregunte.
- ¿Qué? – dijo levantando el tono de voz, estaba tan intrigado que no podía esperar a mi narración.
- Es que era un sueño erótico… ya sabes.
- No me lo puedo creer - dijo riéndose a carcajadas tumbándose de nuevo en la manta.
- No te rías – le regañe dándole un golpe en la pierna que tenía cerca de mi mano.
- ¿Qué? - dijo – Kate, no tienes por qué sonrojarte, yo habré tenido cien sueños contigo sobre eso, ya sabes… - dijo riéndose.
- ¿Solo? - dije haciéndonos reír a ambos.
- Y en el sueño… - dijo subiendo las cejas - ¿Qué sucedía?
- No te lo voy a contar… que va… para que luego se lo vayas diciendo a los chicos… No.
- ¡Oh! Vamos. ¿Dónde está la diversión si no?
- Voy a proponerte algo… - le dije incorporándome y mirándolo a los ojos muy seria - ¿Que prefieres saber? ¿Lo que paso en su sueño? O… quizá…
- Sin duda me gustaría más la realidad - dijo sonriéndome. Volvió a colocarse tumbado boca arriba y tiro de mí para volver a la posición de antes.
Estuvimos un buen rato así, ambos relajados, abrazados… soñando con lo que para nosotros era real.
CONTINUARÁ…
POV KATE
Cuando desperté estirándome, esperaba encontrar a mi lado otro cuerpo, pero no, ahí no había nadie. Abrí los ojos buscando por todos los lados, pero ni rastro de Castle por ningún lado. Me asuste… igual no se encontraba bien, yo allí estaba para cuidarlo y estaba desaparecido… Lo busque por toda la casa pero nada. Empecé a sentir una presión en el pecho, cuando escuche como entraba un coche en el garaje adjunto a la casa, después oí un pitido bastante estridente y salí a ver que sucedía.
Abrí la puerta aun con el susto en el cuerpo, hasta que me encontré con su sonrisa de oreja a oreja, entonces, solté todo el aire que tenía contenido por la preocupación, entonces, es cuando me permití relajarme. ¡Vaya susto me dio!
- ¿Te gusta? - dije señalando el Ferrari que conducía. Era de un rojo brillante, con los bajos blancos. Un Ferrari con todas las letras… una magia de la mecánica y la electrónica, ahí aparcado frente a mí. No sabía qué hacer, si reír, si llorar, si gritar…
- ¿En serio? ¿Te lo has comprado? – le pregunte temiendo su respuesta.
- No, hubiera sido tirar el dinero. Pero lo he alquilado para que podamos disfrutar de él hoy. ¿Qué te parece?
- Me encanta la idea – le respondí sin creérmelo del todo… iba a disponer de esa preciosa maquina durante todo el día… vaya sueño.
- Bien, pues vamos a desayunar, preparamos algo para llevar y nos vamos de picnic - dijo entrando en casa sonriendo.
Cuando acabamos el desayuno y la preparación de la comida, vi como Castle y cogía una manta.
- ¿Lista Srta.?
- Si – le respondí casi gritando… soñaba con subirme en ese coche desde pequeña.
- ¿Quieres llevarlo? – vaya preguntas…
- ¿Lo dudas acaso?
- Todo tuyo - dijo lanzándome las llaves que cogí al vuelo con toda la ilusión del mundo.
- ¿Adónde vamos?
- A un lugar tranquilo, donde me gusta ir cuando vengo aquí.
- Bien, tú me diriges…
Tardamos apenas media hora en llegar a un desvió, apure la curva y Rick pareció asustarse.
- ¡Ey! Me gustaría salir vivo de la experiencia…
- Tranquilo, ¿sabías que es el coche más seguro del mundo?
- No, no vayas tan deprisa.
- ¿Y que está hecho básicamente para mujeres porque tienen los pies más pequeños y pueden moverlos mejor en estos pedales tan juntos?
- No, cuidado… ese coche… - dijo mientras esquivaba un coche que venía en sentido contrario.
- ¿Y que el pie mide lo mismo que la distancia entre el codo y la muñeca?
- Kate, me estas asustando… - me dijo muy serio.
- Venga Rick… ¿no me digas que no has reconocido este dialogo?
- Ahora mismo me conformo con seguir vivo… - dijo y frene a fondo.
El coche quedó clavado después de algunos metros y cuando le mire, estaba blanco como la pared. Siempre conducía yo cuando íbamos de patrulla, pero claro, no me permitía esos derrapes, adelantamientos y frenazos. Había disfrutado ese trayecto como una niña… ese coche estaba hecho para mi… tan bonito, con esas fantásticas prestaciones… si no hubiera hecho todo eso, hubiera desperdiciado una oportunidad única.
- Lo siento - dije riéndome.
- Si consigues llegar al próximo cruce, tuerce a la derecha, ya estamos llegando.
Ya a una velocidad crucero normal, nos adentramos en una especie de bosque, aparque el coche en un lugar idílico, pero pensé que igual podía pasarle algo a esa maravilla.
- ¿Es seguro dejarlo aquí? – le dije mientras el cogía la cesta con la comida y yo la manta que estaba enrollada. No respondió, por lo que insistí - ¿Vamos a alejarnos mucho?
- No… tranquila el coche estará bien - dijo riéndose.
Tras pasar por varios trozos demasiados poblados de árboles llegamos a un pequeño claro donde se divisaba un pequeño lago con una cascada, la verdad es que era precioso. Me sorprendió aquel paraíso a tan poca distancia de la civilización.
- Esto es increíble.
- Sabía que te gustaría – dijo orgulloso.
- ¿Cómo no está atiborrado de gente? – pregunte curiosa.
- La gente viene por la playas, no investigan las cosas buenas que hay – dijo y comprendiendo, asentí.
Colocamos la manta cerca del agua y nos tumbamos uno al lado del otro.
- Me encanta esta tranquilidad que se respira aquí, el aire fresco… - dijo cerrando los ojos.
- No está mal – dije disfrutando el momento.
- Ya, la chica de ciudad es la que habla.
- Tú también eres un chico de ciudad.
- Si, lo soy, pero se disfrutar de las demás cosas también.
- ¡Ah! ¿Y yo no? – le pregunte mirándolo curiosa.
- Hasta ahora no te habías cogido vacaciones. La verdad es que pensé que enfermarías cuando te traje aquí. Ya sabes, sin el aire "fresco de Nueva York" - dijo riéndose.
- Muy gracioso – le recrimine golpeándole suavemente en el brazo.
- ¿Sabes estas muy guapa cuando te enfadas? Pero así, tranquila, sonriendo… estas increíble Kate - dijo mirando con tanta adoración que… no pude evitar las ganas, me acerque a él y vi cómo se sorprendía ante mi cercanía, pero no me contuve. Deposite mis labios sobre los suyos y deje que mi lengua los humedeciera pidiendo permiso para entrar. Cuando el abrió sus labios, entonces me separe lentamente.
- Gracias por el piropo, pero no tienes por qué decirme estas cosas… - dije sonriéndole.
- Si lo sé, te lo dijo antes. Cada vez que lo diga, ¿me vas a besar? – dijo muy serio.
- No presiones Rick, que a lo mejor recibes otra cosa - me levanté y sin mirarle me quite la ropa quedándome solo con la interior. Notaba su mirada sobre mí, como me seguía con los ojos, pero… precisamente era lo que quería.
Me metí en el agua y empecé a nadar hasta quedar justo debajo de la catarata y entonces lo miré. Estaba allí de pie, con la mirada fija en mí y con la boca abierta.
-¿Vienes o qué? – le grite incitándole.
Vi como corriendo se quitó toda la ropa, lo hizo con tanta prisa, que patino y casi se cae. Me reí a carcajada limpia ante su torpeza y nerviosismo. No sabía que era lo que me sucedía, estaba jugando con fuego, eso estaba claro, pero… esta vez, quería quemarme, es más, lo deseaba.
Poco a poco, intentando no caerse, se metió en el agua y se acercó nadando rápidamente adonde me encontraba.
- Me encanta esta Kate - dijo acercándose a donde estaba y colocando sus manos en mi cintura.
- ¿Qué Kate? – le pregunte directamente.
- La Kate divertida, atrevida, osada - dijo acercándose aún más a mí, colocándome tan cerca que note el movimiento del pequeño Ricky… haciendo de las suyas. Pero era lo que pretendía.
- A mí también me gusta - dije acortando la poquísima distancia que había entre nosotros para besarle seductoramente.
Empezamos despacio solo nuestros labios reconociéndose, luego poco a poco abrí mi boca dejando paso a su lengua que estaba deseando entrar en busca de su igual. Mantuvimos el beso pasional con nuestro cuerpo pegados y abrazados, no había ningún espacio entre los dos. Cuando notamos la falta de aire, nos separamos por la necesidad, pero no sin antes dejar un pequeño beso sobre su labio inferior y atraparlo después entre mis dientes despacio hasta que conseguí sacar lo que me pareció un gemido de su boca.
- ¡Dios! vas a matarme, aunque esta muerte no me importe en absoluto - dijo intentando una broma pero lo que hizo fue recordarme de nuevo todo y no pude evitar separarme de golpe de él - lo siento, no tenía que haber hecho ese comentario, soy un bocazas – dijo bajando la vista avergonzado, ante su metedura de pata.
- Si lo eres - dije volviendo a besarlo de forma arrebatadora. Quería intentar mantener eso lejos de mi cabeza. Sobre todo ahora que empezaba a arder de deseo, que comenzaba a tener unas ganas locas de que me poseyera ahí mismo, en ese lugar.
Empecé a bajar mis brazos desde su cuello poco a poco por su espalda atrayéndolo más hacia mí, clavándole poco a poco mis uñas.
- Kate - dijo respirando de forma entrecortada, separándose - tenemos que parar, por favor, no soy de piedra, Kate… - dijo intentando separarse de mí.
- Y si no quiero parar - dije intentando alcanzar sus labios de nuevo. Pero en ese instante se separó de mí. Me miro a los ojos directamente y puso las manos a ambos lados de mi rostro.
- ¿Lo estás diciendo en serio?
- Totalmente en serio. ¿Pasa algo? – respondí sorprendiéndole.
- No, bueno… quiero decir… no… es que… quisiera que fuera así – dijo aun con la respiración acelerada sin saber muy bien cómo explicarse por el sofoco del momento.
- ¿Así como? – pregunte arrugando el entrecejo. No podía moverme, seguía teniéndome sujeta la cabeza con sus enormes manos en mis mejillas. Como si temiera que al moverme pudiera cambiar de idea.
- Así, aquí, en la nada, sin tener por menos una cita, algo que te haga recordar que valió la pena.
- ¿Una cita? – me extraño tanto lo que decía que no sabía cómo responder.
- Sí – dijo cogiendo aire, como si aquello le costara la vida - déjame invitarte a cenar y llevarte a algún lugar especial, pasar una velada juntos, demostrarte todo lo que siento y nunca te he dicho, y después, si aún quieres… - dijo soltándome y atrayéndome de nuevo a él para hacer más íntimo el momento.
- ¿Te estas arriesgando a que cambie de opinión? – le pregunte anonadada por la proposición. Me estaba proponiendo seducirme, cuando era lo que yo intentaba hacer en ese momento… desde luego ese si era un ser especial. Jamás imagine que un hombre se negara, o mejor dicho, pospusiera, hacer el amor conmigo solo para mejorar el entorno. Realmente, eso sí era amor…
- Si cambias de opinión, es que no estas segura de mí, o de mis sentimientos, o de ti misma. Así que prefiero esperar Kate.
- ¿De verdad? – le pregunte creyendo que toda esa conversación era de chiste, mi marido fue el primer hombre que se me resistió a un intento de seducción, increíble, pero cierto. Pero decidí seguirle el juego, a ver dónde nos llevaría - Bien, una cita.
- Perfecto. No te vas a arrepentir, va a ser la mejor cita de tu vida. Te lo prometo – dijo besándome suavemente, lo que me hizo suspirar por la frustración que sentía.
- Entonces ¿nos vamos? – Quería salir de allí lo antes posible, sentía vergüenza de mi misma… me había insinuado, es más, había intentado seducirle y el me proponía una cita. ¡Vaya ridículo! Mi autoestima de mujer quedo a la altura del betún.
- No, queda mucho tiempo aun - dijo volviendo a atraerme hacia su cuerpo - podemos disfrutar de todo esto un poquito más.
- Bien, pero vamos fuera anda - dije mientras nadaba hasta la orilla, me sentía frustrada y acomplejada. Allí salí y me volví a tumbar en nuestra manta disfrutando un poco del sol.
Me coloque mis gafas y cerré los ojos. Rick aún seguía en el agua, pero no tardó mucho en salir.
Enseguida sentí como caían gotas de agua encima de mí. Abrí los ojos y me quite las gafas.
- Rick… - le regañe.
- ¿Qué? - dijo con esa sonrisa petulante que me volvía loca. Se tumbó a mi lado apoyándose en su brazo mirándome con adoración.
- Eres… un payaso - dije.
- Sí, y te gusta. No puedes negarlo – me respondió osado, acercando su cara a la mía para darme un beso.
Deje mi mano sobre su mejilla acariciándosela mientras le sonreía, no me podía creer que estuviera así con él.
- No me creo lo que nos esté pasando… que estemos así… tan a gusto - dije tímidamente mirándole a los ojos, al vez que mordía con fuerza mi labio inferior.
- Pues imagínate a mí. Creo que estoy soñando – dijo sin dejar de observar mis ojos fijamente - eres el mejor sueño que existe - dijo mientras me besaba y acariciaba despacio mi cintura con pequeños círculos.
Le empuje suavemente para que quedara boca arriba y me tumbe a su lado colocando mi cabeza sobre su pecho, justo donde su corazón latía con fuerza.
- Podría quedarme así toda la vida – dijo mirando el cielo mientras apoyaba su mejilla sobre mi pelo y cerré los ojos para disfrutar mejor el momento…-Ojala todo esto… hubiera sido de otra forma – su voz sonó triste y eso me hizo levantar la vista hacia él. - Bueno, da igual cómo ha sido. Me conformo con quedarme con esto… con haberlo vivido y disfrutado junto a ti.
- Me alegro tanto de haberte conocido, a ti, a Rick, a conocerte de verdad… Porque sabía lo bueno que eras como detective, lo payaso con tus bromas que me sacaban de quicio - dije riéndome - pero no sabía que podías ser tierno, dulce, un buen hombre, de los que pensaba que ya no existían. De los de verdad.
- Se te olvida decir que soy terriblemente guapo – agrego alzando las cejas.
- Eso ya lo sabía – le respondí dejándolo casi, casi callado, pero reacciono al instante.
- Claro, es verdad, era algo que no podías evitar - dijo riéndose.
- La verdad es que no. Te odiaba pero… - calle de golpe… estaba a punto de desvelarle mi secreto.
- Pero… ¿Qué? - dijo moviéndose interesado por saber.
- Bueno… supongo que había algo que me atraía de ti.
- ¿Si? – pregunto intrigado ante mi revelación.
- La verdad… - calle dudando de si decirle o no la verdad - me ponías.
- No… - dijo riéndose sin poder creérselo.
- Una vez… soñé contigo – le confesé sonrojándome por ello. No le miraba, sino que mis ojos se dirigían al cielo. Si hubiera estado mirándole a los ojos, esos preciosos ojos azules, hubiera sido incapaz de confesarle mi secreto.
- ¡Oh! no me digas… ¿seguro? ¿Qué pasaba en ese sueño? – siguió preguntando intrigado.
- Bueno… - ¿debía o no contarle eso? me pregunte.
- ¿Qué? – dijo levantando el tono de voz, estaba tan intrigado que no podía esperar a mi narración.
- Es que era un sueño erótico… ya sabes.
- No me lo puedo creer - dijo riéndose a carcajadas tumbándose de nuevo en la manta.
- No te rías – le regañe dándole un golpe en la pierna que tenía cerca de mi mano.
- ¿Qué? - dijo – Kate, no tienes por qué sonrojarte, yo habré tenido cien sueños contigo sobre eso, ya sabes… - dijo riéndose.
- ¿Solo? - dije haciéndonos reír a ambos.
- Y en el sueño… - dijo subiendo las cejas - ¿Qué sucedía?
- No te lo voy a contar… que va… para que luego se lo vayas diciendo a los chicos… No.
- ¡Oh! Vamos. ¿Dónde está la diversión si no?
- Voy a proponerte algo… - le dije incorporándome y mirándolo a los ojos muy seria - ¿Que prefieres saber? ¿Lo que paso en su sueño? O… quizá…
- Sin duda me gustaría más la realidad - dijo sonriéndome. Volvió a colocarse tumbado boca arriba y tiro de mí para volver a la posición de antes.
Estuvimos un buen rato así, ambos relajados, abrazados… soñando con lo que para nosotros era real.
CONTINUARÁ…
Cecifillion<3- As del póker
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