One Short "Despedidas y Soledad".

El lobo miró a la luna, con el transcurso de los años había aprendido a valorar su soledad. Cómo cada noche se acercó a aquel desfiladero, y en su piedra más alta, se sentó a contemplar la luna. Siempre estaba allí, impertérrita. Amaba a la luna y todas las noches le cantaba, dedicándole palabras de amor y soledad. Esa noche algo cambió, una gata maullaba. Miró la procedencia de aquel canto melancólico como el suyo. Para el lobo aullar a la luna era su medicina casera. Su remedio contra la tristeza. En aquel mismo instante, sus miradas se cruzaron. El lobo se acercó con curiosidad a la gata. Esta ronroneaba, comenzaron a caminar por el bosque. Se fueron conociendo poco a poco. Cada vez, al lobo le gustaba más estar con su nueva amiga. Pararon en un claro del bosque y comenzaron a jugar. Un rato después tumbados sobre la hierba comenzaron a charlar. Hablaron de todo, pues todo era fascinante con ella. Los días pasaron uno tras otro, el lobo estaba huyendo de su pasado de soledad, con su nueva amiga. Juntos pasaron días muy felices, pero un día su amiga le dijo que se debía marchar. Al principio al lobo no le gustó y se alejó de ella. Volvió a su risco, a cantarle de nuevo a la luna por su soledad. Pero su amiga fue a buscarle, “no estés sólo, pues yo siempre estaré contigo de algún modo u otro.”, el lobo miró a su amiga y comprendió que nunca le abandonarían las vivencias que habían tenido. Acompañó a su amiga al límite del bosque y se despidieron. La noche volvió a caer y el lobo volvió para cantarle a la luna, pero esta vez, le decía que ya no estaba sólo, que tenía una compañera inseparable.