Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Me ha encantado...espero otro capi, este fic es una droga
Sara Castle- Ayudante de policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
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Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
que enganchada me tienes....
lucia- As del póker
- Mensajes : 338
Fecha de inscripción : 23/10/2010
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
que bueno, perfecto estupendo
IMPRESIONANTE!!!!!
el fic mejora con cada capitulo, ains me he reido mucho con la explicacion de Castle y las "caras" de kate, jjajjaaja
porfavor no tarde sen subir el proximo que me encanta!!!!!!
IMPRESIONANTE!!!!!
el fic mejora con cada capitulo, ains me he reido mucho con la explicacion de Castle y las "caras" de kate, jjajjaaja
porfavor no tarde sen subir el proximo que me encanta!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
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Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Increible!!!Te está quedando increible y encima más enganchada estoy
Aiii que cortica está Beckett,espero que Castle se lo cuente a la vuelta a Ryan y a Exposito aunque eso haga peligrar su integridad y su "masculinidad".Me imagino la situación y me estoy partiendo de risa
Aiii que cortica está Beckett,espero que Castle se lo cuente a la vuelta a Ryan y a Exposito aunque eso haga peligrar su integridad y su "masculinidad".Me imagino la situación y me estoy partiendo de risa
mdm- Policia de homicidios
- Mensajes : 656
Fecha de inscripción : 04/05/2011
Edad : 45
Localización : Granada
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
como me e reido ...increiblee!!!
vicky_heat- Moderador
- Mensajes : 1485
Fecha de inscripción : 23/07/2010
Edad : 30
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
- Hemos venido un par de días, y el domingo nos tendremos que ir pronto por el retraso de hora en la vuelta, así que hay que aprovechar. Recuerda 4:30. Hay que sacarle partido a la mañana. Son las 11:30 y han de ser suficientes 5 horas de descanso, igual por el camino puedas dormir un poco más.
TOC-TOC-TOC-TOC.
Castle estaba frente a la habitación de Beckett y no oía nada.
TOC-TOC-TOC-TOC Unos segundos más y TOC-TOC-TOC-TOC.
- ¡Voy!, ¡Pesao! – Beckett abrió unos centímetros la puerta, miró hacia fuera con un ojo ya que el otro todavía no lo había abierto desde que se acostó unas horas antes.
- Jo, jo, jo. Que mala cara tienes.
- ¿Qué? – Llevándose una mano a la cara para apartarse unas greñas desaliñadas.
- Que si por las mañanas siempre tienes esa mala cara. Estás horrible.
- ¡Olvídame! – Estaba cerrando la puerta.
- ¡Ei! No tan rápido – puso un pie en el hueco de la puerta - Tienes que vestirte.
- Castle. Todavía no ha sonado el despertador. ¿Puedes dejarme dormir?
- Para mi reloj ya son las 4:30. ¿Te vistes?
- No. Quiero dormir – ya ni se preocupó en cerrar la puerta. Se dirigía a la cama cuando la alarma del móvil sonó en la mesita.
- ¿Ves? Para tu móvil también son las 4:30. Ahora vístete. Tenemos que irnos.
- Quiero dormir. ¿Por qué tanta prisa? – Metiéndose en la cama.
- Porque donde vamos está un poco lejos y hay que aprovechar la mañana. Decías que querías llamar a N.Y. Hazlo y así te despejarás. Luego vístete.
- Es muy temprano.
- Piensa que allí son las 7:30. Todo el mundo está trabajando o se dirige al trabajo.
- Olvídame - Tapándose la cara con la sábana.
- No. Y no seas perezosa. Ya veo que te has preparado la ropa – Señalando un diván con ropa informal – Sólo tienes que ponértela y salir. No es necesario ni que te maquilles. Aunque estaría bien que te peinases un poco – La oyó resoplar y murmurar algo imposible de entender bajo la sábana.
- No voy a irme hasta que te levantes.
- ¿Y el desayuno? Vete a por él y déjame un rato más.
- Ya lo traigo.
- ¿Qué? – Se destapó y vio que Castle entraba por la puerta con un vaso de usar y tirar en una mano y en la otra una bolsa de papel.
- Como sería una molestia el hacerte madrugar sin saber a dónde te llevo, te he traído algo que conoces muy bien y te sienta genial: café cargado al estilo de N.Y. a tu gusto, y esto son unos croissants de mantequilla con mermelada de fresa y membrillo. No encontré los bollos que te comes, pero esto esta muy bueno. Ahora vístete.
- Tu… ¿Castle, a qué hora te has levantado? – Hincando los codos en el colchón para incorporarse ligeramente en la cama.
- Un poco antes que tú… y ya parece que te estés despejando. Recuerda, llámame Rick.
- ¿A dónde vamos? – Sentándose ya sobre la cama cruzando las piernas.
- Déjate llevar sin preguntar. Haz esas llamadas, vístete y puedes terminar de desayunar por el camino. Te espero fuera – Castle dejó el desayuno en la mesita de lo que sería la sala de estar de la suite y se marchó.
Al cabo de unos minutos Beckett salió de la habitación con el café en la mano. En el pasillo no vio a Castle por lo que llamó en la puerta de enfrente.
- ¡Kate! – Se giró y vio que Castle salía del ascensor.
- ¿Qué haces? ¿Dónde estabas?
- Estaba comprobando si ya había venido nuestro transporte. ¿Vamos? – Beckett entró con Castle en el ascensor y vio como pulsaba el botón del ático.
- ¿Arriba?
- Sí. Al último piso. Ahora ya pareces tú, no ese fantasma de hace unos minutos. Y buenos días – La obsequió con una de sus mejores sonrisas - ¿Has llamado a N.Y?
- Si. A mi padre y como siempre Lanie me quería hacer el interrogatorio en tercer grado pero ya me lo hará en el tanatorio, ella se encargará de hablar con los chicos. ¿Acaso quieres ver la salida del sol desde la terraza?
- Hum… No es mala idea. Pero no. Sígueme, nos esperan.
- ¿Quién?
- El transporte, ya te lo he dicho – Castle abre la puerta de acceso a una de las terrazas.
- Un… helicóptero. ¿A dónde me llevas? ¿Es por esto que no querías que bebiese nada de alcohol?
- Relájate. Yyyyyy, no quería que bebieses por esto y por lo que viene a continuación – Dirigiéndose ahora al piloto – Buenos días. Cuando quiera despegamos.
- Súbanse y abróchense los cinturones. Pónganse los cascos e intenten acomodarse, tenemos algo más de una hora de camino.
- Gracias. ¿Kate? ¿Te ayudo? Te noto un poco seria esta mañana.
- Ya he subido antes a un helicóptero. No me ayudes, gracias… ¿Me dices seria? Aún no me he quitado las legañas y me estás metiendo a un helicóptero. ¿Qué quieres que piense?
- Que vas a hacer una bonita excursión por el aire. Y para disfrutarla no tienes que estar tan seria. Si aún tienes sueño puedes intentar dormir un poco.
El rotor comenzó a girar cada vez más deprisa hasta que alcanzó la velocidad de elevación. Con un pequeño alabeo de las aspas, el helicóptero dio un suave tirón y despegó del suelo.
Mientras ascendían y empezaban a moverse en horizontal el piloto les avisó que harían una pequeña vuelta por los aires de Las Vegas. Pudieron ver parte de la ciudad de noche. Todo el strip se elevaba de una manera artificial en la llanura del desierto. Estaban los hoteles y todas las fachadas de las calles revestidas con todos esos motivos luminosos imaginables, ya fuesen paneles publicitarios o adornos adaptados a las formas de las fachadas o los decorados de las entradas de los hoteles con las animaciones a pleno funcionamiento y en medio de todo ese enjambre estaba ese gran cañón de luz de la pirámide del Luxor, parecía un faro hacia las estrellas indicando cómo llegar a la tierra.
Las Vegas con todas esas lámparas parpadeantes aparentaba una gran luciérnaga titilante en medio de la noche, en medio del negro desierto. Tras unos minutos el piloto viró el helicóptero dirección al este, dejaron atrás las destellantes luces de la ciudad, luego las tenues luces de las urbanizaciones y luego se abrió paso la penumbra.
El ruido del helicóptero seguía siendo atronador a pesar que estaba atenuado por los cascos. Pero al igual que el efecto de una mecedora, el movimiento del helicóptero y el bienestar del café caliente como si no llevara cafeína había hecho caer a Beckett en un sueño ligero cuando la cabina se oscureció.
La oscuridad de la noche pasó poco a poco a la claridad del alba. Los primeros rayos de sol despertaron a Beckett, se dio cuenta que se había quedado ligeramente dormida cuando volvió a ser completamente de noche en la cabina, cuando se adentraron en el desierto.
Cuando se despertó vio al sol que emergía justo enfrente de ellos. Miró a su alrededor y comprobó que todo era desierto. Se extendía una llanura con atalayas de piedra y alguna que otra montaña al fondo. Todo era piedra, arena y pequeños matojos que intentaban sobrevivir en esa llanura reseca. Miró a su izquierda y allí estaba Castle distrayéndose con un juego de su móvil. Cuando él se dio cuenta que estaba de nuevo despierta la sonrió gentilmente dándole los buenos días. Ella le devolvió el saludo.
10 minutos más tarde el piloto les habló por el intercomunicador.
- Estamos a punto de llegar. Vamos a realizar la operación de aterrizaje.
TOC-TOC-TOC-TOC.
Castle estaba frente a la habitación de Beckett y no oía nada.
TOC-TOC-TOC-TOC Unos segundos más y TOC-TOC-TOC-TOC.
- ¡Voy!, ¡Pesao! – Beckett abrió unos centímetros la puerta, miró hacia fuera con un ojo ya que el otro todavía no lo había abierto desde que se acostó unas horas antes.
- Jo, jo, jo. Que mala cara tienes.
- ¿Qué? – Llevándose una mano a la cara para apartarse unas greñas desaliñadas.
- Que si por las mañanas siempre tienes esa mala cara. Estás horrible.
- ¡Olvídame! – Estaba cerrando la puerta.
- ¡Ei! No tan rápido – puso un pie en el hueco de la puerta - Tienes que vestirte.
- Castle. Todavía no ha sonado el despertador. ¿Puedes dejarme dormir?
- Para mi reloj ya son las 4:30. ¿Te vistes?
- No. Quiero dormir – ya ni se preocupó en cerrar la puerta. Se dirigía a la cama cuando la alarma del móvil sonó en la mesita.
- ¿Ves? Para tu móvil también son las 4:30. Ahora vístete. Tenemos que irnos.
- Quiero dormir. ¿Por qué tanta prisa? – Metiéndose en la cama.
- Porque donde vamos está un poco lejos y hay que aprovechar la mañana. Decías que querías llamar a N.Y. Hazlo y así te despejarás. Luego vístete.
- Es muy temprano.
- Piensa que allí son las 7:30. Todo el mundo está trabajando o se dirige al trabajo.
- Olvídame - Tapándose la cara con la sábana.
- No. Y no seas perezosa. Ya veo que te has preparado la ropa – Señalando un diván con ropa informal – Sólo tienes que ponértela y salir. No es necesario ni que te maquilles. Aunque estaría bien que te peinases un poco – La oyó resoplar y murmurar algo imposible de entender bajo la sábana.
- No voy a irme hasta que te levantes.
- ¿Y el desayuno? Vete a por él y déjame un rato más.
- Ya lo traigo.
- ¿Qué? – Se destapó y vio que Castle entraba por la puerta con un vaso de usar y tirar en una mano y en la otra una bolsa de papel.
- Como sería una molestia el hacerte madrugar sin saber a dónde te llevo, te he traído algo que conoces muy bien y te sienta genial: café cargado al estilo de N.Y. a tu gusto, y esto son unos croissants de mantequilla con mermelada de fresa y membrillo. No encontré los bollos que te comes, pero esto esta muy bueno. Ahora vístete.
- Tu… ¿Castle, a qué hora te has levantado? – Hincando los codos en el colchón para incorporarse ligeramente en la cama.
- Un poco antes que tú… y ya parece que te estés despejando. Recuerda, llámame Rick.
- ¿A dónde vamos? – Sentándose ya sobre la cama cruzando las piernas.
- Déjate llevar sin preguntar. Haz esas llamadas, vístete y puedes terminar de desayunar por el camino. Te espero fuera – Castle dejó el desayuno en la mesita de lo que sería la sala de estar de la suite y se marchó.
Al cabo de unos minutos Beckett salió de la habitación con el café en la mano. En el pasillo no vio a Castle por lo que llamó en la puerta de enfrente.
- ¡Kate! – Se giró y vio que Castle salía del ascensor.
- ¿Qué haces? ¿Dónde estabas?
- Estaba comprobando si ya había venido nuestro transporte. ¿Vamos? – Beckett entró con Castle en el ascensor y vio como pulsaba el botón del ático.
- ¿Arriba?
- Sí. Al último piso. Ahora ya pareces tú, no ese fantasma de hace unos minutos. Y buenos días – La obsequió con una de sus mejores sonrisas - ¿Has llamado a N.Y?
- Si. A mi padre y como siempre Lanie me quería hacer el interrogatorio en tercer grado pero ya me lo hará en el tanatorio, ella se encargará de hablar con los chicos. ¿Acaso quieres ver la salida del sol desde la terraza?
- Hum… No es mala idea. Pero no. Sígueme, nos esperan.
- ¿Quién?
- El transporte, ya te lo he dicho – Castle abre la puerta de acceso a una de las terrazas.
- Un… helicóptero. ¿A dónde me llevas? ¿Es por esto que no querías que bebiese nada de alcohol?
- Relájate. Yyyyyy, no quería que bebieses por esto y por lo que viene a continuación – Dirigiéndose ahora al piloto – Buenos días. Cuando quiera despegamos.
- Súbanse y abróchense los cinturones. Pónganse los cascos e intenten acomodarse, tenemos algo más de una hora de camino.
- Gracias. ¿Kate? ¿Te ayudo? Te noto un poco seria esta mañana.
- Ya he subido antes a un helicóptero. No me ayudes, gracias… ¿Me dices seria? Aún no me he quitado las legañas y me estás metiendo a un helicóptero. ¿Qué quieres que piense?
- Que vas a hacer una bonita excursión por el aire. Y para disfrutarla no tienes que estar tan seria. Si aún tienes sueño puedes intentar dormir un poco.
El rotor comenzó a girar cada vez más deprisa hasta que alcanzó la velocidad de elevación. Con un pequeño alabeo de las aspas, el helicóptero dio un suave tirón y despegó del suelo.
Mientras ascendían y empezaban a moverse en horizontal el piloto les avisó que harían una pequeña vuelta por los aires de Las Vegas. Pudieron ver parte de la ciudad de noche. Todo el strip se elevaba de una manera artificial en la llanura del desierto. Estaban los hoteles y todas las fachadas de las calles revestidas con todos esos motivos luminosos imaginables, ya fuesen paneles publicitarios o adornos adaptados a las formas de las fachadas o los decorados de las entradas de los hoteles con las animaciones a pleno funcionamiento y en medio de todo ese enjambre estaba ese gran cañón de luz de la pirámide del Luxor, parecía un faro hacia las estrellas indicando cómo llegar a la tierra.
Las Vegas con todas esas lámparas parpadeantes aparentaba una gran luciérnaga titilante en medio de la noche, en medio del negro desierto. Tras unos minutos el piloto viró el helicóptero dirección al este, dejaron atrás las destellantes luces de la ciudad, luego las tenues luces de las urbanizaciones y luego se abrió paso la penumbra.
El ruido del helicóptero seguía siendo atronador a pesar que estaba atenuado por los cascos. Pero al igual que el efecto de una mecedora, el movimiento del helicóptero y el bienestar del café caliente como si no llevara cafeína había hecho caer a Beckett en un sueño ligero cuando la cabina se oscureció.
La oscuridad de la noche pasó poco a poco a la claridad del alba. Los primeros rayos de sol despertaron a Beckett, se dio cuenta que se había quedado ligeramente dormida cuando volvió a ser completamente de noche en la cabina, cuando se adentraron en el desierto.
Cuando se despertó vio al sol que emergía justo enfrente de ellos. Miró a su alrededor y comprobó que todo era desierto. Se extendía una llanura con atalayas de piedra y alguna que otra montaña al fondo. Todo era piedra, arena y pequeños matojos que intentaban sobrevivir en esa llanura reseca. Miró a su izquierda y allí estaba Castle distrayéndose con un juego de su móvil. Cuando él se dio cuenta que estaba de nuevo despierta la sonrió gentilmente dándole los buenos días. Ella le devolvió el saludo.
10 minutos más tarde el piloto les habló por el intercomunicador.
- Estamos a punto de llegar. Vamos a realizar la operación de aterrizaje.
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
madre del cordero, a donde nos llevara nuestro apuesto caballero....
jajaj esta genial me encanta la Becket perezosa que no quiere levantarse xDD
esta super graciosa, y Castle un solete, como siempre
Continualo pronto me tienes enganchada
jajaj esta genial me encanta la Becket perezosa que no quiere levantarse xDD
esta super graciosa, y Castle un solete, como siempre
Continualo pronto me tienes enganchada
IsaVera- Autor de best-seller
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Fecha de inscripción : 10/01/2011
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Localización : Cartagena, Murcia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Gran capitulo,que sorpresa le tendra preparado Castle,para tener que haber hecho un viaje en helicoptero. Que buen despertar tiene Beckett,menos mal que ya esta Castle para animar jeje.
Continua pronto
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Raúl- Moderador
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
increíble capi
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
pobrecilla dos dias de vacaciones y la levanta a las 4:30 eso es pecado capital
excelente cap!
excelente cap!
vicky_heat- Moderador
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Miró a su izquierda y allí estaba Castle distrayéndose con un juego de su móvil. Cuando él se dio cuenta que estaba de nuevo despierta la sonrió gentilmente dándole los buenos días. Ella le devolvió el saludo.
10 minutos más tarde el piloto les habló por el intercomunicador.
- Estamos a punto de llegar. Vamos a realizar la operación de aterrizaje.
Beckett no veía nada a su alrededor más que las montañas al fondo, unas grandes torres de piedra caliza en la distancia y los mismos matojos de antes. Se preguntaba qué había allí para que Castle la hubiese hecho levantar tan temprano, para impedirle beber alcohol el día de antes. Pero… ¿su regalo no era el pasar un fin de semana de lujo, de fiesta y apostando? ¿Qué más podía tener preparado? También, el día de antes Castle le permitió preguntar sobre cualquier cosa de su vida y eso era un regalo encantador. Pero… allí, en el desierto… ¿qué podían esconder esos matojos?
Se habían dirigido al este y por el tiempo que habían tardado en llegar sospechaba que estarían cerca del parque nacional del Gran Cañón, pero había visto fotos del parque y el panorama que se divisaba desde donde ella estaba no aparecía ningún complejo turístico, ni un rancho. No había ninguna carretera asfaltada que llevase a algún restaurante o casa de lujo.
Sí se dio cuenta que había una pequeña vía marcada sobre la superficie reseca del desierto que no contenía matorrales ni hierbas, siguió ese camino con la vista y distinguió una construcción que se camuflaba con el entorno. Esa construcción tenía tanto polvo que no se distinguía fácilmente del suelo.
Conforme se acercaron vio que había otro helicóptero como el que estaban montados y lo que parecía tres avionetas más asomaban por la puerta de la nave. Cerca de la construcción había un tanque cilíndrico y una especie de colchoneta circular de color rojo y nada más… Nada más.
¿A qué sitio la había traído Castle? No estaba incómoda pero… porque estaba él… si no… habría estado más agitada. En ese lugar… pensó que podían matarla en aquel mismo sitio y los animales y el polvo consumirían completamente su cadáver, tanto su carne como sus huesos y en menos de 15 días no quedaría ningún rastro y nadie podría encontrarla. ¿Qué tenía preparado para ella? En comparación con la cantidad de gente que había en el casino, las luces de la ciudad… este lugar parecía que estaba en un universo distinto, era desolador.
Un par de minutos más tarde aterrizaron al lado de la construcción, el piloto les indicó:
- Pueden desatarse y bajar. Hemos llegado.
Castle se dirigió con Beckett al interior de la nave, ya empezaba a calentar los rayos del sol.
- Rick ¿a dónde me has traído? ¿Qué hacemos aquí? – Veía que era una nave diáfana con unas estanterías al fondo. Todas ellas llenas de artilugios.
- Este es tu regalo.
- ¿Mi regalo? – También vio una mesita con papeles cerca de lo que sería un despacho.
- Sí.
- ¿Me has traído a un hangar en medio del desierto? – A la otra parte del despacho habían unos sacos como mochilas negras con bandas a colores.
- Sí.
- Castle… ¿Qué clase de regalo es este? – colgado de una de las paredes habían tubos metálicos y unas bolsas alargadas de colores como petates pero de unos dos metros y medio de largo y muy finas.
- Uno que espero que disfrutes.
- ¿En un hangar? – Comenzó a alterársele la voz.
- Sí… ¿Qué pasa?
- ¿No se te ocurre otra idea que traerme a la NADA, precisamente a un hangar?
- Ei, ¿Qué pasa? Aún no has visto todo esto… no sabes de lo que va y… te estás alterando.
- No… - Beckett reprimió el gritarle para que el piloto no la oyese – Tu… no te das cuenta qué sitio es éste. Castle, ¿no te das cuenta de lo que has hecho?… ¿De lo que me has hecho…? – se le deformaba la voz de manera irregular.
- Yo… ehhh… - Castle no entendía el enfado de Beckett, aunque percibía también angustia en su tono de voz.
Alarmado, no entendía la reacción de ella. Sabía que traerla a un desierto en medio de la nada sin decirle lo que iba a hacer podía extrañarla un poco, pero de eso a que se lo recriminase de esa forma, con ese coraje y con esa tensión en todo su cuerpo… no caía. Parecía que incluso podía empezar a llorar… o a golpearle… o… ambas cosas. De pronto… cayó.
- ¡OH! ¡JODER! ¡OSTIAS!... ¡Me cag’ en mi puta calavera!, ¡Kate, Lo siento! ¡No me di cuenta! Yo… ¡IMBÉCIL! – Le dio las espaldas a Beckett y empezó a lanzarse mentalmente todos los insultos que conocía.
Beckett nunca había visto a Castle insultar de aquella manera. Lo había visto alterado y enfadado pero nunca… nunca lo había visto insultar o perder los modales. Y eso que lo había visto en situaciones complicadas. Definitivamente no lo había hecho a conciencia. Se serenó un poco y volvió a preguntarle.
- ¿Por qué me has traído aquí?
- Yo… Lo siento – volvió a girarse hacia ella - Cuando pensé en traerte aquí no me di cuenta que las instalaciones de donde se sale es un hangar. No quería hacerte revivir lo del capitán. Yo… ¡MIERDA!... Lo siento. Vámonos ¿vale?, no pasa nada, es mi culpa por no haberlo visto – estaba implorando perdón – Yo… cuando pensé en este sitio lo hice pensando en lo que se hace aquí, no pensé en la instalación de origen, no pensé en el hangar. Perdóname, yo… mira la he cagado. Sabía que al preparar el viaje en dos días, se me podría pasar algún detalle, pero éste ha sido garrafal. Si me hubiese dado cuenta no te habría traído aquí, habría pedido salir desde otro punto o habríamos hecho otra excursión. Yo… perdón. Soy un completo idiota.
- Bien, tranquilízate… Ya me he dado cuenta que no lo has hecho a propósito. Dime al menos lo que tenías preparado para decirte si nos vamos.
- Yo… cuando salgas… si sales a hacer la actividad no es necesario volver al hangar. Esto sólo es el punto de partida y llegada.
- ¿Qué habías pensado?
- ¿Quién de ustedes es el que va a atreverse a realizar el gran salto? – Interrumpió un hombre joven, más bien alto y delgado.
- ¿Gran salto? – Preguntó Beckett.
- Si. Gran salto – afirmó Castle - Había pensado que te gustaría tirarte en paracaídas, mejor dicho: en parapente. Yo… quería que te divirtieras… Me pareció que tirarse en parapente, ver las vistas del cañón desde el aire, la sensación de vértigo… te habría gustado más que cualquier fiesta o espectáculo de los hoteles. Yo pensé…
- ¡Parapente! – Soltó Beckett.
- ¿Y bien? ¿Entonces es usted – dirigiéndose el instructor a Beckett – la valiente de hoy?
- Un momento, por favor – le indicó Castle - No lo va a hacer si no quiere – Se giró de nuevo hacia ella pero ahora cogiéndola de sus hombros - Kate, sé que lo he hecho mal. Creo que si te hubiese avisado antes de salir o si me doy cuenta y lo preparo de de otra forma te habrías animado pero… así… entiendo que no quieras hacerlo, no lo he hecho bien y podemos hacer otras cosas en Las Vegas. ¿Nos vamos? – Tiró ligeramente de ella para acercarse al helicóptero y reemprender la vuelta.
- Espera – Lo detuvo en su intento.
10 minutos más tarde el piloto les habló por el intercomunicador.
- Estamos a punto de llegar. Vamos a realizar la operación de aterrizaje.
Beckett no veía nada a su alrededor más que las montañas al fondo, unas grandes torres de piedra caliza en la distancia y los mismos matojos de antes. Se preguntaba qué había allí para que Castle la hubiese hecho levantar tan temprano, para impedirle beber alcohol el día de antes. Pero… ¿su regalo no era el pasar un fin de semana de lujo, de fiesta y apostando? ¿Qué más podía tener preparado? También, el día de antes Castle le permitió preguntar sobre cualquier cosa de su vida y eso era un regalo encantador. Pero… allí, en el desierto… ¿qué podían esconder esos matojos?
Se habían dirigido al este y por el tiempo que habían tardado en llegar sospechaba que estarían cerca del parque nacional del Gran Cañón, pero había visto fotos del parque y el panorama que se divisaba desde donde ella estaba no aparecía ningún complejo turístico, ni un rancho. No había ninguna carretera asfaltada que llevase a algún restaurante o casa de lujo.
Sí se dio cuenta que había una pequeña vía marcada sobre la superficie reseca del desierto que no contenía matorrales ni hierbas, siguió ese camino con la vista y distinguió una construcción que se camuflaba con el entorno. Esa construcción tenía tanto polvo que no se distinguía fácilmente del suelo.
Conforme se acercaron vio que había otro helicóptero como el que estaban montados y lo que parecía tres avionetas más asomaban por la puerta de la nave. Cerca de la construcción había un tanque cilíndrico y una especie de colchoneta circular de color rojo y nada más… Nada más.
¿A qué sitio la había traído Castle? No estaba incómoda pero… porque estaba él… si no… habría estado más agitada. En ese lugar… pensó que podían matarla en aquel mismo sitio y los animales y el polvo consumirían completamente su cadáver, tanto su carne como sus huesos y en menos de 15 días no quedaría ningún rastro y nadie podría encontrarla. ¿Qué tenía preparado para ella? En comparación con la cantidad de gente que había en el casino, las luces de la ciudad… este lugar parecía que estaba en un universo distinto, era desolador.
Un par de minutos más tarde aterrizaron al lado de la construcción, el piloto les indicó:
- Pueden desatarse y bajar. Hemos llegado.
Castle se dirigió con Beckett al interior de la nave, ya empezaba a calentar los rayos del sol.
- Rick ¿a dónde me has traído? ¿Qué hacemos aquí? – Veía que era una nave diáfana con unas estanterías al fondo. Todas ellas llenas de artilugios.
- Este es tu regalo.
- ¿Mi regalo? – También vio una mesita con papeles cerca de lo que sería un despacho.
- Sí.
- ¿Me has traído a un hangar en medio del desierto? – A la otra parte del despacho habían unos sacos como mochilas negras con bandas a colores.
- Sí.
- Castle… ¿Qué clase de regalo es este? – colgado de una de las paredes habían tubos metálicos y unas bolsas alargadas de colores como petates pero de unos dos metros y medio de largo y muy finas.
- Uno que espero que disfrutes.
- ¿En un hangar? – Comenzó a alterársele la voz.
- Sí… ¿Qué pasa?
- ¿No se te ocurre otra idea que traerme a la NADA, precisamente a un hangar?
- Ei, ¿Qué pasa? Aún no has visto todo esto… no sabes de lo que va y… te estás alterando.
- No… - Beckett reprimió el gritarle para que el piloto no la oyese – Tu… no te das cuenta qué sitio es éste. Castle, ¿no te das cuenta de lo que has hecho?… ¿De lo que me has hecho…? – se le deformaba la voz de manera irregular.
- Yo… ehhh… - Castle no entendía el enfado de Beckett, aunque percibía también angustia en su tono de voz.
Alarmado, no entendía la reacción de ella. Sabía que traerla a un desierto en medio de la nada sin decirle lo que iba a hacer podía extrañarla un poco, pero de eso a que se lo recriminase de esa forma, con ese coraje y con esa tensión en todo su cuerpo… no caía. Parecía que incluso podía empezar a llorar… o a golpearle… o… ambas cosas. De pronto… cayó.
- ¡OH! ¡JODER! ¡OSTIAS!... ¡Me cag’ en mi puta calavera!, ¡Kate, Lo siento! ¡No me di cuenta! Yo… ¡IMBÉCIL! – Le dio las espaldas a Beckett y empezó a lanzarse mentalmente todos los insultos que conocía.
Beckett nunca había visto a Castle insultar de aquella manera. Lo había visto alterado y enfadado pero nunca… nunca lo había visto insultar o perder los modales. Y eso que lo había visto en situaciones complicadas. Definitivamente no lo había hecho a conciencia. Se serenó un poco y volvió a preguntarle.
- ¿Por qué me has traído aquí?
- Yo… Lo siento – volvió a girarse hacia ella - Cuando pensé en traerte aquí no me di cuenta que las instalaciones de donde se sale es un hangar. No quería hacerte revivir lo del capitán. Yo… ¡MIERDA!... Lo siento. Vámonos ¿vale?, no pasa nada, es mi culpa por no haberlo visto – estaba implorando perdón – Yo… cuando pensé en este sitio lo hice pensando en lo que se hace aquí, no pensé en la instalación de origen, no pensé en el hangar. Perdóname, yo… mira la he cagado. Sabía que al preparar el viaje en dos días, se me podría pasar algún detalle, pero éste ha sido garrafal. Si me hubiese dado cuenta no te habría traído aquí, habría pedido salir desde otro punto o habríamos hecho otra excursión. Yo… perdón. Soy un completo idiota.
- Bien, tranquilízate… Ya me he dado cuenta que no lo has hecho a propósito. Dime al menos lo que tenías preparado para decirte si nos vamos.
- Yo… cuando salgas… si sales a hacer la actividad no es necesario volver al hangar. Esto sólo es el punto de partida y llegada.
- ¿Qué habías pensado?
- ¿Quién de ustedes es el que va a atreverse a realizar el gran salto? – Interrumpió un hombre joven, más bien alto y delgado.
- ¿Gran salto? – Preguntó Beckett.
- Si. Gran salto – afirmó Castle - Había pensado que te gustaría tirarte en paracaídas, mejor dicho: en parapente. Yo… quería que te divirtieras… Me pareció que tirarse en parapente, ver las vistas del cañón desde el aire, la sensación de vértigo… te habría gustado más que cualquier fiesta o espectáculo de los hoteles. Yo pensé…
- ¡Parapente! – Soltó Beckett.
- ¿Y bien? ¿Entonces es usted – dirigiéndose el instructor a Beckett – la valiente de hoy?
- Un momento, por favor – le indicó Castle - No lo va a hacer si no quiere – Se giró de nuevo hacia ella pero ahora cogiéndola de sus hombros - Kate, sé que lo he hecho mal. Creo que si te hubiese avisado antes de salir o si me doy cuenta y lo preparo de de otra forma te habrías animado pero… así… entiendo que no quieras hacerlo, no lo he hecho bien y podemos hacer otras cosas en Las Vegas. ¿Nos vamos? – Tiró ligeramente de ella para acercarse al helicóptero y reemprender la vuelta.
- Espera – Lo detuvo en su intento.
______________________
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qwerty- Escritor - Policia
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Localización : En la luna de Valencia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Que metedura de pata...pero Castle es tan tierno.
Me encanta el fic, estoy deseando saber que decisión toma Beckett aunque espero que sea la de quedarse más que nada por el esfuerzo hecho por Castle y por el madrugón.
Te está quedando genial, felicidades!
Me encanta el fic, estoy deseando saber que decisión toma Beckett aunque espero que sea la de quedarse más que nada por el esfuerzo hecho por Castle y por el madrugón.
Te está quedando genial, felicidades!
Sara Castle- Ayudante de policia
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 11/06/2011
Localización : Delante del PC
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
excelente capitulo
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Gracias por otro capítulo, es genial!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Ohh que pasada de capitulo
Genial
Continualo pronto!
Genial
Continualo pronto!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Que cuajón Castle, mira que no caer... pero no importa, es tan adorable que lo compensa todo. A ver si Kate se decide a dar el gran salto.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Localización : Al sur del sur
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Esperando el gran salto de ella,si si siiiiiiiiiiiiiiiii.A ver si con el subidón de tirarse ya son felices para siempre y comieron perdices,jejejejejeje
mdm- Policia de homicidios
- Mensajes : 656
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Edad : 45
Localización : Granada
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
tengo mono de un capi
vicky_heat- Moderador
- Mensajes : 1485
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Edad : 30
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
me as dejado a mediaaas ya te valeee...jajaaj en parapente????????????? ke wenooooo
tienes que hacer que pase algo entre esos doos.....el fic te queda geniaaal felicidadees
tienes que hacer que pase algo entre esos doos.....el fic te queda geniaaal felicidadees
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
VUELTA AL TRABAJO [XXII]
No sé lo que me pasa en el verano, pero siempre acabo trabajando más de la cuenta... deseo que se acaben las vacaciones pra tenr vacaciones.
Os dejo otro capi, esta semana hay menos publicación.... pero espero retomar pronto el ritmo que llevo dos semanas escribiendo sólo dos renglones.
Es un capítulo más intrapersonal que de diálogos.
- - - - - - - - - - - - - - - -
Creo que si te hubiese avisado antes de salir o si me doy cuenta y lo preparo de de otra forma te habrías animado pero… así… entiendo que no quieras hacerlo, no lo he hecho bien y podemos hacer otras cosas en Las Vegas. ¿Nos vamos? – Tiró ligeramente de ella para acercarse al helicóptero y reemprender la vuelta.
- Espera – Lo detuvo en su intento.
Beckett se soltó de las manos de Castle y dio una vuelta completa sobre sus talones para estudiar detenidamente el lugar. Sí, era un hangar. Tenía dos helicópteros, tres avionetas y tres jeeps. Hacía unos minutos, al meter un pie en ese sitio, se acordó del otro. Eran parecidos pero no iguales. Éste tenía mucho más polvo y los aparatos parecían más viejos, por lo menos estaban más sucios.
Venía a su memoria los recuerdos de aquel día. Todavía resonaban en su cabeza los disparos que oyó desde fuera del hangar, el ruido de sus tacones sobre el suelo al correr hacia Roy. El ruido de los tacones de esas mismas botas que calzaba en ese momento.
En ese instante, en el hangar, todo lo tenía muy presente de nuevo. Pero también le había venido a la cabeza todo lo sucedido en otras tantas ocasiones desde que se despertó conectada a los goteros en el hospital.
Cuando veía a Castle y cuando en ocasiones él le cogía la mano dulcemente para animarla en su recuperación, podía sentir aún su fuerza alrededor suyo inmovilizándola, alzándola y sacándola en volandas. Y por eso no había dejado de verle ni tampoco le rechazaba la mano.
Cuando Ryan o Expósito iban a su casa, muchas veces hacía la asociación: Ryan/Expósito implica compañero implica comisaría implica Roy. Y ellos seguían siendo sus amigos.
Sabía que el lunes, cuando saliese del ascensor directa hacia su mesa iba a mirar el despacho del capitán pero ya no estaría el capitán… y tendría que ir a la comisaría todos los días y tendría que mirar ese despacho todos los días y tendría que entrar en el despacho todos los días. Pero no iba a dejar de ir allí, no iba a dejar de ir a la 12ª.
Ahora estaba en un lugar que le recordaba lo que pasó, pero eso volvería a pasar en cualquier momento, si no en un hangar, sería al coger el coche o al ir al tribunal o al tomar una cerveza. Eso volvería a pasar y sin avisar.
Castle le había preparado esa sorpresa, ese regalo: tirarse de una avioneta en parapente. Realmente siempre había querido hacerlo y ahora tenía esa oportunidad. Si le pedía a Castle irse, sabía que lo haría a la primera, de la misma forma que si le pedía que lo preparase para otro momento lo haría. Pero si le pedía eso sería volver otro día a otro hangar y posiblemente a recordar los hechos de nuevo.
Cualquier acción o lugar o persona, en cualquier momento, iba a recordarle la tragedia de aquella noche. Poco a poco había sido capaz de hablar con sus compañeros sin que esos recuerdos vinieran constantemente a su mente. Y cuando venían los recuerdos cada vez se iban más rápido. Cuando veía a Castle, también poco a poco lo veía más como al Castle risueño de todos los días con dos cafés en las manos y cada vez el periodo en aparecer los acontecimientos era mayor. Cuando eso sucedía lo único que podía hacer era seguir, llevarlo encima, pero seguir. Hasta que desaparecían.
Esta vez le vino de sorpresa, de ahí que reaccionara de manera tan súbita. Castle no lo había hecho a propósito y estaba segura que él nunca la haría daño, al menos de esa manera. Así, lo único que podía hacer era lo mismo que las otras veces, aguantarlo encima y seguir. Entonces, si lo que Castle había propuesto era tirarse en parapente lo que podía hacer era seguir con el plan que le había propuesto. Los pensamientos amargos se irían tarde o temprano, de la misma manera que se fueron las otras veces.
- Castle…
- ¿Sí?
- Podemos probarlo, luego ya nos podremos ir.
- Por mí me parece bien. Pero… ¿Estás segura? No es un compromiso, podemos irnos en cualquier momento.
- Pero también podemos quedarnos ¿no?
- Por supuesto.
- Pues vamos a hacerlo, acepto tu regalo, nos tiramos, y luego nos vamos.
- Está bien – Castle miró al instructor para indicarle que podía empezar a hacer su trabajo.
- Muy bien, señorita. Cuando hablamos por teléfono con su amigo no nos supo decir si se había lanzado en alguna otra ocasión. ¿Ha hecho esto antes?
- No, no lo he hecho. Por favor tutéame.
- Bien entonces tengo que darle unas indicaciones antes. Un pequeño curso de iniciación.
- Oye. Perdona, antes una cosa. ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro. Cualquier duda.
- Yo… hace unas semanas… más bien unos meses… yo… me operaron. ¿Hay algún riesgo por tirarme de la avioneta?
- ¡Ah, eso! Cuando su amigo nos llamó también nos lo preguntó. Nos dijo que por un accidente la habían tenido que operar de un pulmón. Le dijimos y puedo confirmárselo ahora a usted que no hay problema si la herida está bien cerrada.
- Sí que lo está… Pero…
- Mire, si ha subido a un avión desde N.Y. hasta aquí no hay ningún problema. Los problemas para hacer paracaidismo son si ha hecho buceo con bombonas en menos de 24 horas, por el tema de la descompresión y si tiene riesgo de infarto, por lo demás… nada. Tirarse en parapente es más suave que montarse en una montaña rusa.
- ¿Seguro que no hay riesgo?
- ¿Tiene bien curadas las heridas de esa operación?
- Si.
- Pues entonces no se preocupe. Hay gente que con un pequeño soplo al corazón se ha lanzado sin problemas. Es más la adrenalina que sueltas por el salto y el vértigo que el esfuerzo real que supone para el cuerpo. Una vez estás en el aire disfrutas por completo.
- Está bien, vamos. Pero tutéame, por favor. Me llamo Kate.
- OK. Kate. Yo Nicolas, llámame Nick.
- OK Nick.
- Pasa por aquí, antes de subir a la avioneta te daré unas instrucciones. Como éste será tu primer salto lo haremos en tandem y otro compañero nos acompañará. Conforme bajemos te terminaré de dar las instrucciones para moverte por el aire y manejar los hilos – Se llevaba a Beckett a una parte de la nave, cerca de las mochilas.
Nick la acompañó a la avioneta y le explicó cómo se iban a sentar, cómo se tenía que preparar para cuando saltasen juntos. La hizo tumbarse boca abajo en una especie de patinete con ruedas y le enseñó los movimientos básicos para cuando estuvieran en el aire. Después de un rato el instructor dio por finalizada la sesión de aprendizaje y la mandó a que se pusiera encima la ropa de paracaidista, incluyendo los elementos de seguridad: gafas, casco y guantes. Cuando volvió pasó a enseñarle lo que es una mochila de parapente y los elementos que la componen.
- Ya estás lista Kate. ¿Nos subimos a la avioneta?
- Un mometo, ¿Y Cast..? ¿Y Rick? ¿Ahora no le toca a él? – Lo dijo con la voz suficientemente alta para que Castle la oyese.
- ¿Yo?, Yo no subo – Se adelantó Castle.
- ¿Por qué no? Creía que íbamos a subir los dos.
- Eso lo creíste tú, yo nunca he dicho que iba a subir.
- Pero subir yo sola… ¿Por qué me dejas ir sola ahora?
- Porque el regalo es para ti, yo te espero aquí abajo. ¿Recuerdas?: Yo voy en el paquete pero el regalo es para ti.
- ¿Y me vas a dejar sola ahí arriba?
- Sola no, vas con un par de instructores profesionales que te van a vigilar en todo momento.
- Eiii. Pero creí que te venías conmigo.
- Pues no. Yo me quedo en tierra bien tranquilito.
- Ahora no puedes hacerme esto. Después del madrugón, quiero que saltes conmigo.
- Pues esta mañana querías que te dejase en paz y que te “olvidase”.
- Hum… Dime los verdaderos motivos de no subir aunque me imagino cuales son. ¿Recuerdas?: Me prometiste no mentirme y contestarme a todo.
- Huh – No tenía ganas de decírselos – Si los sabes no me los preguntes.
- Pero quiero oírte tu confesión. Dime la verdad.
- Huh – Pensó unos instantes hasta que se decidió a hablar - Yo… tengo vértigo, ni siquiera me gustan las montañas rusas y pensar que tengo que tirarme y que sólo unos hilos finos me van a sujetar… me da miedo. Yo sólo quiero volar dentro de un aparato sirviéndome una copa de champagne, no ver cómo me estrello contra el suelo.
- Lo imaginaba.
- ¿Vamos Kate? - Interrumpió el instructor.
- Quisiera convencer a Rick para saltar.
Os dejo otro capi, esta semana hay menos publicación.... pero espero retomar pronto el ritmo que llevo dos semanas escribiendo sólo dos renglones.
Es un capítulo más intrapersonal que de diálogos.
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Creo que si te hubiese avisado antes de salir o si me doy cuenta y lo preparo de de otra forma te habrías animado pero… así… entiendo que no quieras hacerlo, no lo he hecho bien y podemos hacer otras cosas en Las Vegas. ¿Nos vamos? – Tiró ligeramente de ella para acercarse al helicóptero y reemprender la vuelta.
- Espera – Lo detuvo en su intento.
Beckett se soltó de las manos de Castle y dio una vuelta completa sobre sus talones para estudiar detenidamente el lugar. Sí, era un hangar. Tenía dos helicópteros, tres avionetas y tres jeeps. Hacía unos minutos, al meter un pie en ese sitio, se acordó del otro. Eran parecidos pero no iguales. Éste tenía mucho más polvo y los aparatos parecían más viejos, por lo menos estaban más sucios.
Venía a su memoria los recuerdos de aquel día. Todavía resonaban en su cabeza los disparos que oyó desde fuera del hangar, el ruido de sus tacones sobre el suelo al correr hacia Roy. El ruido de los tacones de esas mismas botas que calzaba en ese momento.
En ese instante, en el hangar, todo lo tenía muy presente de nuevo. Pero también le había venido a la cabeza todo lo sucedido en otras tantas ocasiones desde que se despertó conectada a los goteros en el hospital.
Cuando veía a Castle y cuando en ocasiones él le cogía la mano dulcemente para animarla en su recuperación, podía sentir aún su fuerza alrededor suyo inmovilizándola, alzándola y sacándola en volandas. Y por eso no había dejado de verle ni tampoco le rechazaba la mano.
Cuando Ryan o Expósito iban a su casa, muchas veces hacía la asociación: Ryan/Expósito implica compañero implica comisaría implica Roy. Y ellos seguían siendo sus amigos.
Sabía que el lunes, cuando saliese del ascensor directa hacia su mesa iba a mirar el despacho del capitán pero ya no estaría el capitán… y tendría que ir a la comisaría todos los días y tendría que mirar ese despacho todos los días y tendría que entrar en el despacho todos los días. Pero no iba a dejar de ir allí, no iba a dejar de ir a la 12ª.
Ahora estaba en un lugar que le recordaba lo que pasó, pero eso volvería a pasar en cualquier momento, si no en un hangar, sería al coger el coche o al ir al tribunal o al tomar una cerveza. Eso volvería a pasar y sin avisar.
Castle le había preparado esa sorpresa, ese regalo: tirarse de una avioneta en parapente. Realmente siempre había querido hacerlo y ahora tenía esa oportunidad. Si le pedía a Castle irse, sabía que lo haría a la primera, de la misma forma que si le pedía que lo preparase para otro momento lo haría. Pero si le pedía eso sería volver otro día a otro hangar y posiblemente a recordar los hechos de nuevo.
Cualquier acción o lugar o persona, en cualquier momento, iba a recordarle la tragedia de aquella noche. Poco a poco había sido capaz de hablar con sus compañeros sin que esos recuerdos vinieran constantemente a su mente. Y cuando venían los recuerdos cada vez se iban más rápido. Cuando veía a Castle, también poco a poco lo veía más como al Castle risueño de todos los días con dos cafés en las manos y cada vez el periodo en aparecer los acontecimientos era mayor. Cuando eso sucedía lo único que podía hacer era seguir, llevarlo encima, pero seguir. Hasta que desaparecían.
Esta vez le vino de sorpresa, de ahí que reaccionara de manera tan súbita. Castle no lo había hecho a propósito y estaba segura que él nunca la haría daño, al menos de esa manera. Así, lo único que podía hacer era lo mismo que las otras veces, aguantarlo encima y seguir. Entonces, si lo que Castle había propuesto era tirarse en parapente lo que podía hacer era seguir con el plan que le había propuesto. Los pensamientos amargos se irían tarde o temprano, de la misma manera que se fueron las otras veces.
- Castle…
- ¿Sí?
- Podemos probarlo, luego ya nos podremos ir.
- Por mí me parece bien. Pero… ¿Estás segura? No es un compromiso, podemos irnos en cualquier momento.
- Pero también podemos quedarnos ¿no?
- Por supuesto.
- Pues vamos a hacerlo, acepto tu regalo, nos tiramos, y luego nos vamos.
- Está bien – Castle miró al instructor para indicarle que podía empezar a hacer su trabajo.
- Muy bien, señorita. Cuando hablamos por teléfono con su amigo no nos supo decir si se había lanzado en alguna otra ocasión. ¿Ha hecho esto antes?
- No, no lo he hecho. Por favor tutéame.
- Bien entonces tengo que darle unas indicaciones antes. Un pequeño curso de iniciación.
- Oye. Perdona, antes una cosa. ¿Puedo preguntarte algo?
- Claro. Cualquier duda.
- Yo… hace unas semanas… más bien unos meses… yo… me operaron. ¿Hay algún riesgo por tirarme de la avioneta?
- ¡Ah, eso! Cuando su amigo nos llamó también nos lo preguntó. Nos dijo que por un accidente la habían tenido que operar de un pulmón. Le dijimos y puedo confirmárselo ahora a usted que no hay problema si la herida está bien cerrada.
- Sí que lo está… Pero…
- Mire, si ha subido a un avión desde N.Y. hasta aquí no hay ningún problema. Los problemas para hacer paracaidismo son si ha hecho buceo con bombonas en menos de 24 horas, por el tema de la descompresión y si tiene riesgo de infarto, por lo demás… nada. Tirarse en parapente es más suave que montarse en una montaña rusa.
- ¿Seguro que no hay riesgo?
- ¿Tiene bien curadas las heridas de esa operación?
- Si.
- Pues entonces no se preocupe. Hay gente que con un pequeño soplo al corazón se ha lanzado sin problemas. Es más la adrenalina que sueltas por el salto y el vértigo que el esfuerzo real que supone para el cuerpo. Una vez estás en el aire disfrutas por completo.
- Está bien, vamos. Pero tutéame, por favor. Me llamo Kate.
- OK. Kate. Yo Nicolas, llámame Nick.
- OK Nick.
- Pasa por aquí, antes de subir a la avioneta te daré unas instrucciones. Como éste será tu primer salto lo haremos en tandem y otro compañero nos acompañará. Conforme bajemos te terminaré de dar las instrucciones para moverte por el aire y manejar los hilos – Se llevaba a Beckett a una parte de la nave, cerca de las mochilas.
Nick la acompañó a la avioneta y le explicó cómo se iban a sentar, cómo se tenía que preparar para cuando saltasen juntos. La hizo tumbarse boca abajo en una especie de patinete con ruedas y le enseñó los movimientos básicos para cuando estuvieran en el aire. Después de un rato el instructor dio por finalizada la sesión de aprendizaje y la mandó a que se pusiera encima la ropa de paracaidista, incluyendo los elementos de seguridad: gafas, casco y guantes. Cuando volvió pasó a enseñarle lo que es una mochila de parapente y los elementos que la componen.
- Ya estás lista Kate. ¿Nos subimos a la avioneta?
- Un mometo, ¿Y Cast..? ¿Y Rick? ¿Ahora no le toca a él? – Lo dijo con la voz suficientemente alta para que Castle la oyese.
- ¿Yo?, Yo no subo – Se adelantó Castle.
- ¿Por qué no? Creía que íbamos a subir los dos.
- Eso lo creíste tú, yo nunca he dicho que iba a subir.
- Pero subir yo sola… ¿Por qué me dejas ir sola ahora?
- Porque el regalo es para ti, yo te espero aquí abajo. ¿Recuerdas?: Yo voy en el paquete pero el regalo es para ti.
- ¿Y me vas a dejar sola ahí arriba?
- Sola no, vas con un par de instructores profesionales que te van a vigilar en todo momento.
- Eiii. Pero creí que te venías conmigo.
- Pues no. Yo me quedo en tierra bien tranquilito.
- Ahora no puedes hacerme esto. Después del madrugón, quiero que saltes conmigo.
- Pues esta mañana querías que te dejase en paz y que te “olvidase”.
- Hum… Dime los verdaderos motivos de no subir aunque me imagino cuales son. ¿Recuerdas?: Me prometiste no mentirme y contestarme a todo.
- Huh – No tenía ganas de decírselos – Si los sabes no me los preguntes.
- Pero quiero oírte tu confesión. Dime la verdad.
- Huh – Pensó unos instantes hasta que se decidió a hablar - Yo… tengo vértigo, ni siquiera me gustan las montañas rusas y pensar que tengo que tirarme y que sólo unos hilos finos me van a sujetar… me da miedo. Yo sólo quiero volar dentro de un aparato sirviéndome una copa de champagne, no ver cómo me estrello contra el suelo.
- Lo imaginaba.
- ¿Vamos Kate? - Interrumpió el instructor.
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qwerty- Escritor - Policia
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Localización : En la luna de Valencia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
¡Que chasco! creía que Rick estaría ya todo preparado para saltar con ella, porque él como millonario caprichoso ya había hecho parapente a menudo.
Me ha encantado el capítulo.
Me ha encantado el capítulo.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Me habia acostumbrado a tener capitulos todo el tiempo y ya te extrañaba. Este fics es genial!!
Gracias por continuarlo!!!!!!!
Gracias por continuarlo!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
:O :P
me encanta
me encanta
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CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
pobre castle .... QUE SE TIRE xD!
cap perfecto!
cap perfecto!
vicky_heat- Moderador
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