Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]

este fic es genial!!!!!!!!
ni te imaginas las ganas que tengo de que sigas, me tienes enganchadisima

En apenas cinco tiradas Castle, ayudado por el espontáneo jaleó a la mesa al completo y empezó a hacer las apuestas más fuertes. Hasta ese momento había ganado unos 10.000. Pero al igual que hizo subir la euforia a su alrededor subió la cantidad de dinero en las apuestas que hacía.

- ¡No, no, no, no, no! ¡¿Qué están haciendo esos infelices?! – Se oyó gritar unos pisos más abajo.

Castle bajo las indicaciones de Beckett apostaba y ganaba dinero rápidamente. En un par de ocasiones perdió las apuestas seguidas, con lo que se giró acusadoramente hacia ella de que se estaba equivocando. Beckett ni se inmutó, es más, se rió y le dio un pequeño empujón con el hombro para que se tranquilizase, tampoco había que ganar siempre, se tenía que perder de vez en cuando mientras que en general seguía ganando. La expectación de la gente seguía centrada en Castle ya que era el que estaba apostando con las cantidades más grandes de todos los compañeros de mesa.

El cúmulo desordenado de todos los colores de fichas disponibles en el casino ante las manos de Castle, el intercambio de las mismas con el croupier y su esfuerzo en ordenarlas sobre las casillas de apuestas y devolverlas al caballero de traje marrón chocolate y camisa amarilla y el ver cómo ese jugador mantenía y aumentaba sus montones a pesar que sus manos tropezaban desmoronando las columnas frente a él, hacía que la gente se agolpase, se inclinase y los más alejados se aupasen sobre las puntas de los pies para ver cómo aumentaba esos montones.

En el turno de Castle él consiguió unos 60.000 más. En total tendría unos doscientos y pico mil cuando le pasó el turno a Beckett. Ella esperaba sacar cualquier número que no fuera craps para tener la oportunidad de ser ella la que lanzara los dados y tener un juego más largo. Su espíritu de controladora no le permitía que otros hicieran lanzaran los dados por ella, ya que por los sucesos que iban a llegar quería ser ella la que manejara la situación y no quería ser un sujeto pasivo. Si las jugadas salían bien, el culmen de esta primera parte del plan acabaría en esas tiradas.

El croupier le acercó los dados, extendió la mano e hizo el amago de cogerlos, estaba acordándose de los planes. Quedaba poco para alcanzar la cifra de los 275.000 dólares y en cuanto lograse esa cifra y saliese el cinco doble había que apostar a Craps, eso le daría las ganancias de casi dos millones de dólares. Ese dinero no era demasiado en comparación con lo que podrían ganar en una noche entera, pero para los escasos minutos que llevaban en la mesa, esa cifra sí era más que considerable.

Alargó la mano, cogió los dados y respiró profundo. Repasaba la conversación de arriba. Cuando le explicó el plan a Castle le parecía que era lo mejor que podían hacer para atrapar al asesino, se lo narró como si estuviera viendo una película. Pero ahora que ella era la protagonista, se sentía como la actriz que interpreta el papel sobre el escenario y ya no le parecía que era tan buena idea.

El conseguir público y atraer la atención ya lo tenían hecho, había visto a gente de la otra punta de la sala con gesto incómodo porque la escandalera de la mesa impidedía que se concentrase en el giro de los tambores de las máquinas tragaperras. Si el cómplice estaba en el casino ya tendría que estar rondando.

Pero si el cómplice no estaba por la sala tendrían que reunir todas las características de las anteriores víctimas: jugarían para conseguir un motivo de celebración. Así que… ¿qué mejor celebración que conseguir los deseos de cualquier pareja que desea suerte en Las Vegas? Ganarían un montón de dinero delante de todos y luego realizarían la típica pero más esperada celebración que se puede hacer allí. Castle tendría que pedirle matrimonio en la mesa, delante de todo el mundo, y ella tendría que decir sí. Ellos, al igual que el resto de víctimas que llegaron a ciudad de Las Vegas, tendrían el motivo perfecto para buscar unas rosas especiales, frescas, ideales para conmemorar su compromiso. Tendrían la escusa para rechazar cualquier flor expuesta y hacer que buscasen las que ellos quisieran.

Beckett agitó los dados en el interior de su mano y los lanzó contra la pared opuesta de la mesa. Mirando fijamente el resultado respiró aliviada al sacar un ocho y tener la oportunidad de seguir el punto. Al levantar la vista del tapete verde hacia el público vio en el otro extremo de la mesa, justo encima de los dados, a la única persona que no celebró la tirada conseguida: la agente Shaw.

Castle consiguió otros 15.000 en esa tirada. Le acercaron los dados. Se acordó de las víctimas, cuatro de los diez estados cumplían lo de las flores de los estados ¿y las otras víctimas? Se lo tenía que preguntar a la agente Shaw. Si esa premisa no era cierta en el resto de las víctimas entonces no era necesario seguir con la idea. Y la idea de pensar que Castle le iba pedir delante de todos que se casase con él no era tan buena como le había parecido hacía un rato, y mucho menos porque se tendría que enterar toda la sala.

Le acercaron de nuevo los dados. Beckett no sabía cómo tenía planteado decírselo, eso se lo había dejado a su criterio. Pero conociéndolo y habiéndole dicho que se tenía que enterar todo el mundo sería capaz de decírselo subido a la mesa a voz en grito, o habría contratado a una ranchera para irrumpir en la sala o unos chimpancés se descolgarían del techo dándole el mensaje mientras bailaban encima de la mesa, o… cualquier cosa. Si cuando resolvían los casos le sorprendía algunas de sus teorías, si los antecedentes penales de él eran de lo más variopintos, en especial las detenciones por escándalo público. Ahora, que no iba a ser una situación privada, tenía que esperar lo inesperable. Tenía que saber sobre el resto de las víctimas, antes que fuese demasiado tarde.

- Apuesta al cuerno de cuatro lados.
- ¿Estás segura? ¿Saldrá?
- No sé. Hay alguien que tiene que venir. Pon 40.000.

Castle levantó la vista y le pareció ver que el perfil de la agente Shaw se alejaba de la mesa. Puso los 40.000 y Beckett cogió los dados. Sacó un seis.

- ¿Otra vez?
- Sí. Igual.

El croupier quitó las fichas y Castle estaba contando más despacio para colocar otros 40.000 y hacer un poco más de tiempo, con esas cantidades no tardaría mucho en quedarse a cero. Volvieron los dados a su lado. Estiró el brazo y justo antes de coger los dados notó que le aferraban el otro brazo, por el codo.

- Están teniendo mucha suerte - Oyeron a su izquierda – Quisiera que me diesen un poco a mí.

La agente Shaw había aparecido a su lado. Les estaba sonriendo, pero sus ojos no decían lo mismo. Después de las llamadas a Beckett y ver que empezaban a apostar mucho más fuerte, veía que no iban a parar. Decidió aceptar la invitación de Beckett y subir arriba. ¿No le había dicho “subes y hablamos”? Pues ya estaba arriba y con cuatro hombres en otras mesas dispuestos a bandonarlas a su primera orden.

- Sí, estamos teniendo mucha suerte – Contestó Beckett - ¿usted no?
- No mucha.
- ¿Cuánta suerte ha tenido? Entre el uno y el diez… - Beckett deseaba que entendiese que hablaba de los 10 estados y sus víctimas – espero que tenga más de un cuatro.
- Yo diría… - ante la expresión interrogativa de Beckett se lo dijo – que un nueve.
- Pues eso es mucha suerte – Esta vez, Beckett no fingió su alegría ante la confirmación se sus sospechas y cogió los dados – quizás debería ser usted quien me dé suerte a mí. ¿Puedo seguir?

- Pues eso es mucha suerte – Esta vez, Beckett no fingió su alegría ante la confirmación se sus sospechas y cogió los dados – quizás debería ser usted quien me dé suerte a mí. ¿Puedo seguir?

Plantada y mostrando los dados a la agente Shaw le estaba pidiendo permiso para seguir con el juego y con el plan. Dentro de lo que cabía Beckett no la había dejado al margen, la había informado antes de todos los detalles y ahora estaba pidiendo permiso, ella seguía estando al mando. Pero habría preferido que le hablase del plan que tenía en mente y no encontrárselo de sorpresa.

- ¡Claro! ¿Cómo puedo interrumpir una racha tan buena?
- Bien – “Permiso concedido” Pensó.

Lanzó los dados y sacó un 11.

- ¡Un 11!, ¡Un 11!, ¡Un 11! – Gritó Castle – Eso son… 75.000 más.
- ¡Rick! ¡Desde luego esta señora nos ha dado suerte!
- ¿Tú crees?
- Sí.
- Entonces no debería marcharse – Viendo que hacía el amago de irse - ¿No le gustaría quedarse? Aún no ha visto lo mejor de la noche.

Ante la indirecta tan directa que hizo Castle, no pudo por lo menos que quedarse parada y girarse, ¿tenían preparado algo más? En menos de tres segundos se imaginó el papelón que iban a interpretar. Esperaría un poco más para comprobar que es verdad y en ese caso ya tenía la siguiente orden para dar a los de abajo.

Mientras, Beckett cogió de nuevo los dados y lanzó, sacó un cinco: 1+4, de nuevo, después del cinco había vuelto a salir un uno.

- ¡Ooooo! – Gritó la gente.
- No ha salido el ocho.
- Tiro de nuevo, Rick! – Beckett ya había contado que tenían aproximadamente los 270.000 dólares, así que esperaba que saliese el 5 doble.
- Venga, cariño, saca el ocho y haznos ricos – Apretándola su cintura.
- ¡Daditos, daditos, daditos! – Lanza – Y un… ¡diez!
- Diez, cinco doble – se oye al croupier.
- No pasa nada, a la siguiente.
- Rick, creo que esta señora es la que nos ha dado suerte antes – Dirigiéndose a Shaw mientras pellizcaba más fuerte que ninguna de las veces la mano de Castle.
- ¿Tú crees?
- Sí.

La agente Shaw no tenía ganas de entrar en su juego.

- Yo siempre pierdo. No doy suerte.
- ¿Siempre pierdes?
- Nena, ¿qué piensas?
- Que ha sido ella la que nos ha dado suerte antes.
- ¿Seguro? – Beckett afirmó recostándose sobre el pecho de Castle – Pues entonces creo que deberíamos hacer lo que ella nos diga.
- Ahh, no. Yo no quiero ese tipo de compromiso. Siempre pierdo.
- ¿Siempre pierdes? – ahora fue Castle el que preguntó – ¿Entonces apostamos a Craps?
- Lo que tú quieras – aún seguía recostada sobre él y los de alrededor bajaron el volumen de voz para escucharlos – estoy segura que nos ha dado suerte.
- Bien, entonces apuesto a Craps.
- ¿Cuánto caballero?
- Yo… - Castle miró a la que supuestamente era su pareja – TODO.

El murmullo se elevó a un clamor al escuchar la apuesta.

- Caballero… ¿está seguro? Tengo que llamar para que me confirmen si puedo aceptar esta apuesta
- Sí, esto seguro. ¿Sí? – Confirmando con Beckett.
- Sí.
- Llame a quien sea para aceptar esta apuesta.

El croupier cuenta las fichas de delante de Castle y llama por teléfono a un número interior. En pocos segundos cuelga para anunciar a un público expectante la decisión.

- Entonces, el caballero realiza una apuesta de 284.220 dólares.

Beckett alargó la mano para realizar la tirada definitiva cuando Castle la paró.

- Espera.
- ¿Qué ocurre? ¿Quieres retirar la apuesta?
- No. Me queda una ficha. No cojas todavía los dados. También quiero ponerla, quiero apostarlo todo.

Castle introduce la mano en el bolsillo de su pantalón y saca la ficha de 100.000. Los que estaban más cerca de la mesa miraban esa ficha tan rara porque todas son de un único color, mientras que esa tenía un aspecto completamente diferente y brillante.

- Añade esta al montón – Algunas personas pudieron ver la cantidad que mostraba y no reprimieron el indicar a las personas de alrededor “Es una de 100 de los grandes”…
- El caballero apuesta 384.220 dólares a craps para la siguiente jugada – Dijo el croupier en voz alta.

Ahora, las personas que los rodeaban estaban exclamando unos y pidiendo silencio otros. Esa ficha elevaba la apuesta mucho más.

- Cuando quieras, cariño. Confío en ti.

Finalmente Beckett alargó la mano cogió los dados, el público se arremolinó sobre la mesa para ver la tirada. Lanzó los dados y ambos cerraron los ojos. No querían ver la tirada a pesar que sabían que iba a salir el uno doble. Esperaron que la algarabía del público les confirmase el resultado.

- El caballero… el caballero – el croupier tuvo que repetirlo para que se le escuchase – ha ganado 2.689.540 dólares.

Conforme el croupier decía la noticia Beckett se giró colgándose del cuello de Castle, abrazándolo y riéndose por la supuesta cantidad que habían ganado. Él que la tenía abrazada de la cintura también se reía y buscó su oreja para hablarle al oído.

Ella lo escuchó, se separó, lo miró, seguía riéndose. Él volvió a buscar su oído, y le habló. Ella lo escuchó, se separó, lo miró, ya no se reía tanto. Por tercera vez, él buscó su oído y le habló, ahora Beckett dejó de reir y él se separó. Lo miraba estupefacta, casi aterrorizada. Los que tenían detrás de ellos vieron el cambio de la chica, no tenía motivos para quedarse tan seria, él seguía abrazándola y sonriéndole, ella debería estar feliz por haber conseguido casi tres millones de dólares. Se callaron y aguzaron el oído intrigados. Él volvió a inclinarse sobre ella, los más cercanos pudieron oír cómo decía:

- Cásate conmigo.

Creo que dejé bastante previsible que el plan de Beckett era irse de boda. ¿Antes o después de pillar al asesino?

Por lo menos Castle no le ha hecho ningún numerito de feria.



¡Los casé antes antes que en la serie! Que al paso que voy yo y los protagonistas cómo van en la serie, el fan-fic se está quedando desfasado.
Esta semana también va ración doble porque en medio de ella ando liá.
Saludos

DIOS mioooooo me encanta tu historias son increíbles quiero mas

Ahh!! se podía intuir o no, pero esto es muuuuucho mejor!! perfecto! me encanta. Sí, Castle no la ha liado mucho, pero ese cásate conmigo es tannn bua! Enhorabuena!

¡Se casa!

¿cuántas veces habré imaginado esa frase en los labios de Castle hacia Beckett?

Creo que muchas.

Me encanta en fic, felicidades!!

ahh genial capitulosssssss
me han encantado me tienes totalmente enganchada!!!!!!
están tremendos!!!!!!!!!

DOS CAPITULOSSSSSSSS Y LE PIDE CASAMIENTO???
SIIIIIIIIIIIIIIIIII
ME ENCANTAAAAAA


SOY TU FAN PERO ESO YA LO SABES

NOOOO!! Genial capitulo =) Síguelo pronto me encanta tu fic

Nota para los que son además frikis de las mates.

La primera cantidad que apuesta Castle 284.220 se puede ver como el número 284 y 220. Estos dos números son la primera pareja de Números amigo.

Este tipo de parejas no son fáciles de encontrar y tampoco hay muchas.
¿Qué es un número amigo?

Spoiler:

Permitidme este rollete que de la misma forma que me gusta aprender cosas cuando leo, quería poner una pequeña nota útil en el fan-fic.

Saludos.

Después de la curiosidad de los números vuelvo al estado normal. Sig Cap.
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Él que la tenía abrazada por la cintura también se reía y buscó su oreja para hablarle al oído.

Ella lo escuchó, se separó, lo miró, seguía riéndose. Él volvió a buscar su oído, y le habló. Ella lo escuchó, se separó, lo miró, ya no se reía tanto. Por tercera vez, él buscó su oído y le habló, ahora Beckett dejó de reir y él se separó. Lo miraba estupefacta, casi aterrorizada. Los que tenían detrás de ellos vieron el cambio de la chica, no tenía motivos para quedarse tan seria, él seguía abrazándola y sonriéndole, ella debería estar feliz por haber conseguido casi tres millones de dólares. Se callaron y aguzaron el oído intrigados. Él volvió a inclinarse sobre ella, los más cercanos pudieron oír cómo decía:

- Cásate conmigo.

Cuando Beckett consiguió El Punto ya estaba preparada para abalanzarse contra Castle. Así que después de oír en un único clamor a la gente que les rodeaba y sin llegar a abrir los ojos se giró para rodearle por su cuello. Tampoco le hacía falta fingir demasiado ya que en su interior siempre aparecía esa puntilla de excitación cuando un plan sale como tenía previsto. Lo único que en este caso, en lugar de reprimirse y disimular, tenía que exagerar ese sentimiento de triunfo.

Abrazada a él abrió los ojos y vió que efectivamente ya tenían a toda la sala de detrás de ellos pendiente de la mesa, ahora sólo faltaba que se centrasen en ellos. A pesar de la jarana, oyó en su oído la suave voz de Castle. Al estar tan pegados no le hizo falta gritar para advertirle lo que iba a hacer.

- Primer acto finalizado. Ahora pasamos al segundo. Me habías dicho que todo el mundo tenía que estar atento a esto ¿Verdad?… Allá vamos… – y tras una breve pausa - Kate, ¿quieres casarte conmigo?

Beckett se separó para averiguar si lo que decía iba en serio. Habían quedado arriba que tendría que ser una petición en público ante todos pero que también se tenían que enterar todos. Si se lo preguntaba al oído, tan sólo ella sería la que lo oyese. ¿Realmente estaba haciendo lo que habían planeado?

Castle veía que Beckett iba a rechistarle pero antes que dijese nada volvió a hablarle al oído.

- Para lo que te estoy preguntando… no hables, no digas nada, ni te muevas, sólo has de fingir la sorpresa en tu cara. No hagas nada ni me digas el “sí” hasta que su atención esté en nosotros y se olviden incluso de los tres millones de dólares. Al final, incluso respirarán cuando nosotros se lo digamos ¿de acuerdo? Finge un poco de sorpresa porque te estoy pidiendo que te cases conmigo.

En esa segunda vez, Beckett empezó a entender la idea de Castle. No trataba de subirse encima de la mesa y pedírselo a voz en grito como Tarzán en la selva. Se lo estaba pidiendo en un susurro para que lo oyesen los que tenían más cerca y de ahí, sus vecinos de mesa se encargarían de difundir la petición.

Beckett no mostraba ese aspecto de una mujer que acaba de recibir la proposición más importante de su vida, así que por tercera vez Castle se acercó a su oído para decirle algo que la ayudaría a dar algo más de realismo.

- Kate, falta un poco más. Imagínate por un momento que lo que te estoy preguntando es real – esperó un poco a continuar - ¿Qué pasaría si esto es algo más que un trabajo y te estoy proponiendo que pasemos el resto de nuestras vidas juntos? No me respondas aún, pero… ¿Te quedarías a mi lado?

Al separarse Castle para ver si sus palabras habían surgido efecto, vio a una Beckett horrorizada. Castle la tenía cogida de la cintura y no iba a dejar que se separara porque notaba que tiraba hacia atrás para huir.

Beckett no tenía la típica expresión de una novia que espera “el momento” de su pedida de mano, pero tenía la expresión perfecta de una novia que no se espera la petición ni un compromiso similar. Ahora, viendo además que sus vecinos habían notado el cambio de Beckett y estaban interesados en las acciones de ellos, se acercó de nuevo a su oreja y le susurró un poco más alto.

- Cásate conmigo.

La reacción de sus vecinos no se hizo esperar. Entre un ¡Oh! y un ¡Ah! ahogado se escapó de sus gargantas. Eso hizo que los de alrededor los mirasen intrigados y una de las mujeres que lo habían oído les aclaró esas atenuadas interjecciones. “Él le ha pedido que se case”.

Pronto, un sordo rumor fue apaciguando la algarabía. Y un tipo de frases parecidas a “¿Qué pasa?”, “¿Shhh, a ver qué contesta?”, “¿Qué han apostado ahora?”, “¿Le ha dado un anillo?”, “¿Qué contesta a qué?”, “Se van a casar”, “¿Qué pasa ahí delante?”.

Castle veía que el rumor aún tenía que hacerse menor. En realidad, buscaba que toda la sala estuviese en silencio donde se pudiera oír el aleteo de un mosquito. Entonces volvió a hablarle a Beckett, esta vez sin acercarse a su oído pero sí lo suficientemente cerca como para oir la respiración del otro

- ¿Qué me dices Kate? ¿Querrías casarte conmigo?

A lo que por el fondo se oía, “Ves, ya te estaba cidiendo que le estaba pidiendo matrimonio”, “Ohh, que tierno”, “Calla, a ver que contesta”, “la chica no parece que le guste la idea”.

Beckett ya se había recuperado un poco del susto que le había dado Castle con su comentario anterior. Para ser broma había sido de mal gusto y para ser realidad, era inconcebible. Si se lo había dicho para que se metiese en el papel, desde luego lo había logrado. Oía que la sala se tranquilizaba, la idea de Castle estaba funcionando. Así que, si le había dicho que no hiciera nada, pues… obedecería. De este modo, manteniendo el lazo de sus manos en torno su cuello y mirándole como si no hubiera nadie más alrededor esperó otra intervención.

Castle notó que se relajaba, pasó a dibujársele una nueva sonrisa que Beckett no había visto aún y soltó una mano de su cintura para ir a acariciarle la cara. Desde su mejilla hasta la barbilla.

Con los dedos sobre ella revivió por un momento en su cabeza los otros dos momentos que había vivido con las mismas preguntas que estaba haciendo en ese momento. Sacudió la cabeza como si con el mismo movimiento descartara esos pensamientos y se acercó más y volvió a preguntar.

- ¿Me dices, “sí”? – Castle hacía el movimiento afirmativo para inducir a decir sí a su supuesta novia.

Beckett intentó decir algo pero parecía que tenía la garganta pegada porque lo único sonoro que salía de su garganta eran unos ruidos incomprensibles mezcla de balbuceos y jadeos.

Castle bajó la mano y cuando la volvió a subir entre los dos tenía entre sus dedos una cajita pequeña. La abrió y mostró un anillo, una fina alianza de oro sin ningún dibujo ni adorno. La gente de alrededor calló y se oía un “shhhh” pidiendo silencio a los de atrás

- Algunos hombres piden un anillo caro, con una gran piedra para demostrar que su pareja vale el precio de ese anillo y más, para demostrar que no les importa gastarse el dinero o demostrar que harán cualquier esfuerzo con tal de que su pareja lleve uno de los anillos más ostentosos de la casa. Yo podía haber comprado el anillo más caro de la tienda, podía haberte regalado el más caro de la ciudad… - paró unos segundos – pero eso ni habría sido un esfuerzo, ni tampoco demostraría que lo que siento por ti es comparable con lo que cuesta uno de esos anillos. Este anillo es sencillo porque la pregunta es sencilla – tomó aire de nuevo - ¿Quieres ser mi mujer?

Ahora, la sala tenía un silencio sepulcral. Beckett seguía mirándolo, ese discurso parecía haberla hechizado. Parpadeó para volver a reaccionar y bajó la mirada a la alianza. Ella no oía ya ningún rumor, todos estaban esperando su respuesta. Así que levantó la vista de nuevo a él, inspiró profundo y seria pero tranquila balbuceó en la exhalación “Sí”

- ¿Qué has dicho?
- Sí – ahora lo dijo más alto y apareciendo una gran sonrisa concluyó – Quiero ser tu mujer.

dios....me encanta tu castle....

Que monada por favor me has enamorado,.. bueno ya me tenias enamorada, pero ains cada vez me gusta mas!!!!!!! xDD

quierocada dia mas a castle, lastima que ella se lo tomo como una mision porque todo lo que el dijo fue real
nadie nos impide soñar no??
gracias por escribir tan lindo

Ah! perfecto! a ver si al final Kate no va a querer quitarse en anillo!!! jajaja Sigue pronto

¡Oooooois!

Precioso, espectacular, maravilloso.

¡Seguro que por estar en las Vegas la boda es reaaal!
^^

fabuloso fic oh lindo xD GRACIAS por otro magnifico capitulo

Oh por Dios!!! Es perfectoooo aaaaaaaahhhh.. me eh enamorado del capitulo jajaja

Después de unos cuantos días/semanas...
Traigo más. espero que los próximos capítulos no cuesten tanto en salir.
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Ahora, la sala tenía un silencio sepulcral. Beckett seguía mirándolo, ese discurso parecía haberla hechizado. Parpadeó para volver a reaccionar y bajó la mirada a la alianza. Ella no oía ya ningún rumor, todos estaban esperando su respuesta. Así que levantó la vista de nuevo a él, inspiró profundo y seria pero tranquila balbuceó en la exhalación “Sí”

- ¿Qué has dicho?
- Sí – ahora lo dijo más alto y apareciendo una gran sonrisa concluyó – Quiero ser tu mujer.
- ¡WWHHAAAAA! – Exclamaron todos a una.

Castle sacó el anillo de la caja y deslizó el anillo en el dedo de Beckett. Volvieron a abrazarse fuertemente como si fueran un único ser celebrando su compromiso. Para todos, la pareja de N. York acabaría su noche de suerte ante el altar del hotel.

Tras la celebración inicial, y manteniendo ligeramente la unión, Castle contemplaba a Beckett radiante. Habían dejado las carcajadas y habían pasado a un estado donde los gestos y las miradas eran el único lenguaje entre los dos. El impulso que sentía Castle en ese momento era el de besarla. Sin ser consciente de sus movimientos, se acercaba a los labios de ella. Tenía la sensación que era uno de esos momentos de cuando dos personas quieren besarse y lo único que existe en ese momento es la otra persona con la que te hayas, sin pensar en lo que te rodea ni cómo ha llegado la situación o lo que pasará después. Estaba a punto de llegar a su meta y Beckett a la suya.

Mirando los tiernos y perfilados labios de Beckett, Castle salió de su ensimismamiento y recordó que se encontraba en una farsa. Si Beckett seguía adelante era porque estaba en su papel de celebrar el compromiso con su pareja… ¿o no era así?... Tenía la sensación que el sentimiento de buscar la boca del otro lo compartían los dos, pero… a la vez, la situación había sido premeditada… Esa incertidumbre lo desquiciaba y no podía seguir adelante. Con ella tendría que suceder en una situación natural, no en una forzada. Otra vez no.

- ¡Diez cajas de champagne y repártala entre todo el mundo! – Gritó Castle revolviéndose al tendido, interrumpiendo la situación y el lazo que los mantenía juntos.
- ¡WWHHAAAAA! – Volvieron a exclamar todos.
- Caballero – dirigiéndose al croupier – ¿puede cargarnos las fichas en la cuenta? Tenemos algo importante que hacer… Y más urgente – Levantando sugestivamente su ceja izquierda hacia Beckett.
- Claro, como desee.
- ¿Nos vamos? – Preguntó a Beckett.
- Sí – Le respondió con una tímida sonrisa.

Dos empleados aparecieron y empezaron a recoger las ganancias de Castle de encima de la mesa. Castle agarró de la mano a Beckett y tiró de ella para alejarse de la mesa. Mientras intentaba pasar entre los asistentes, éstos le daban unas fuertes palmadas en los hombros y espalda para felicitarlo por la declaración y por la invitación de la bebida.

Detrás de él, Beckett recibía un trato similar. Las mujeres la felicitaban porque había dicho el “Sí”, incluso llegó a recibir un par de abrazos de unas entusiasmadas mujeres que por pocas la estrangulan. Castle, sintiendo que una fuerza mayor retenía a Beckett y no podía tirar de ella, tuvo que acercársele a la mujer para liberarla.

- Señora. ¿Me la devuelve antes que se arrepienta? Me gustaría que llegase de una pieza al altar.
- Sí, sí, sí, hijo. Perdona… sois tan lindos… ¡y que guapa eres! – Beckett intentaba ser agradable ante la efusividad de la desconocida dándole las gracias mediante una mueca - ¡Y se os ve tan enamorad-!
- Adiós señora – Cortó Castle dando un tirón y arrebatando a Beckett de la señora – espero que disfrute del champagne y muchas gracias.

Estaban empezando a ver la zona despejada de la sala cuando vieron a la agente Shaw junto a otra mesa.

- ¡Kate, mira quién está en esa mesa!
- Por lo menos no se ha ido – Se acercaban a la posición de la agente.
- ¡Felicidades! ¡Ya lo habéis conseguido! – Les dijo Shaw.
- Esto… - preguntó Castle más bajo - ¿Sabe que esto no es real?
- No hablaba de la boda. Me refiero a que ya habéis conseguido estar en medio del operativo.

Hizo el ademán de irse pero Beckett la paró.

- ¡Espere! Necesitamos un testigo para la boda.
- ¿Qué dices?
- Que para que la boda ocurra, los novios necesitan a un testigo que esté presente… Seguro que en la capilla hay alguien disponible pero preferiríamos que fueses tú ¿Querrías ser nuestro testigo?
- ¿Qué dices? ¿Cómo…? ¿Por qué debería ser… vuestro testigo?
- ¿Qué mejor que la mujer que nos ha dado suerte en los dados? Ya te han visto con nosotros, sería normal que te lo pidiésemos.
- Si queréis testigos os mando a Peter y Carry. También habéis hablado con ellos en la mesa. Yo tengo que desenmarañar y organizar el enredo que habéis armado para atrapar al secuaz.
- Si estás presente y hacemos que el secuaz venga podrás interrogarlo antes incluso que des la orden de arrestarlo. Podrás hablarle como si fueses el testigo de una boda que pregunta al profesional de la floristería. Quizás puedas sacarle algo del asesino antes que se encierre en banda cuando lo arrestes.
- Yo soy quien organiza todo el operativo, no puedo estar de agente de calle.
- Pero tú tienes el caso estudiado, eres la mejor en sacar el perfil de las personas. Seguro que sabes interrogarlo sin que se dé cuenta y percibir cuando hable de algo cercano al asesino. Si estás abajo, tardarías más. Le averiguas sobre el asesino y podrás cazarlo antes que se entere que has detenido a su secuaz y huya.
- ¿Queréis ser el señuelo? ¿Queréis atrapar al asesino además del secuaz?
- Sí. Aunque nos hemos puesto al día, tú eres la que domina el caso. A ti te resultará más fácil. Ahí afuera hay unas mesas ¿nos sentamos un minuto y lo piensas?

Los tres se dirigieron a las mesas que Beckett había indicado. Sentían la preocupación y la tensión de la agente Shaw. Se podía decir que hasta ese momento habían tenido suerte, no los habían sacado del caso a pesar que no habían seguido estrictamente sus directrices. Esperaban, principalmente Beckett, poderle explicar lo que quedaba de su plan y que ella diese el visto bueno y los dejase participar hasta el final.

Una vez se acomodó Beckett en el sillón semicircular y la agente Shaw en otro extremo, Castle rompió ese incómodo silencio.

- Kate, falta un pequeño detalle con los anillos. ¿Os dejo a solas y termino esa parte?
- De acuerdo, ¿Qué falta?
- Tengo que recoger mi anillo, lo tengo encargado y… Por cierto ¿éste te viene bien? ¿es de tu talla o tengo que cambiarlo?
- No, es perfecto ¿ha sido casualidad? – Aunque Castle asintió, el gesto delataba que no había sido casualidad - ¿cómo has sabido la talla?
- Eh, no importa, simplemente acerté. Dámelo un momento, los de la joyería me han dicho que los prepararían en una caja ideal para la – a Castle también le costaba pronunciar esa palabra – ‘boda’.

Beckett se lo quitó ofreciéndoselo. Antes de dejarlo en su mano volvió a preguntar. No se lo iba a dar sin que le respondiese.

- ¿Cómo has sabido la talla?
- Yo… subí a tu habitación – Castle encontró el tono de voz para amansar a las fieras - Encontré la cadena con el anillo de tu madre.
- ¿Qué?
- Pensé que la genética me ayudaría. Pedí la misma talla.
- ¿Cómo te has atrevido a rebuscar entre mis cosas?
- Lo he dejado todo como estaba. Tienes la cadena y el anillo en el mismo sitio. Sobre la mesita. ¿Me das ahora tu anillo? - Castle señalaba la puerta hacia las tiendas – Ahora tengo que… desaparecer.

Beckett le dejó caer el anillo en su mano no sin antes atravesarlo con la mirada hasta que salió por la puerta.

Echaba de menos este fic! gracias por seguirlo y enhorabuena! quiero ver esa "boda" pronto! jaja

como mola que bien capitulo nuevo fabuloso capitulo

Nooo genial yo también espero que no tardes en subir el otro capitulo...
Me encanta esta historia ya estaba extrañándola jajajaja
Sigue prontooo me encanta

NO se por que no me llego el mail en el cual me confirmaba que habia un nuevo capitulo. Se casannnnnnnnnnnnnnn
Muy buen capitulo como siempre, felicitaciones