Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
- Tienes la cadena y el anillo en el mismo sitio. Sobre la mesita. ¿Me das ahora tu anillo? - Castle señalaba la puerta hacia las tiendas – Ahora tengo que… desaparecer.
Beckett le dejó caer el anillo en su mano no sin antes atravesarlo con la mirada hasta que salió por la puerta.
- Ja – Nació una pequeña carcajada de la agente Shaw.
- ¿Te hace gracia?
- Sí, un poco. Es entretenido.
- ¿Entretenido?
- Como ver una película. Es cosa vuestra, y no quiero meterme porque no me importa en absoluto. Pero es entretenido ver cómo actuáis.
- Yo no le veo la gracia a que ande rebuscando entre mis cosas. Yo le ordené que comprara unos anillos, sólo eso.
- Bueno, no sólo es por los anillos.
- ¿Qué quieres decir?
- Antes, cuando se te declaró. Es curioso que mientras estáis en un estado de negación le dijeses que querías ser su mujer.
- Para que la boda sucediese, le tenía que decir ‘Sí’.
- Ya. Pero le dijiste ‘Sí’ cuando te preguntó si querías ser su mujer. No cuando te preguntó si querías casarte con él.
- ¿Qué quieres decir? No hay ninguna diferencia.
- Se podría decir que empezásteis con el “¿quieres casarte conmigo?” para hacer el papel que estáis interpretando. Pero tras dos veces más, Castle cambió a “¿quieres ser mi mujer?”. Seguro que era para seguir el plan que habéis tramado pero uno siempre acaba diciendo las cosas que son más naturales en ese momento. Tú ya sabes que en los interrogatorios tienes que preguntar lo mismo de distintas maneras para que el asesino acabe diciendo lo que piensa y se delate diciendo la verdad. Es todo un esfuerzo mantener una mentira. En ese momento, para Castle era más natural pedirte que fueras su mujer, su pareja sentimental que proponerte el matrimonio.
- Alucinas.
- Y tú no le dijiste ‘Sí’ o… “Quiero casarme contigo”, que sería la contestación si estuvieses interpretando el papel en que os habéis metido. En lugar de hacer el papel le confirmaste en alto “Quiero ser tu mujer”. Tú tampoco estás por la labor de casarte con él por lo que no se lo dijiste, pero sí respondiste y confismaste la pregunta de ser su… mujer. Tú tampoco estabas interpretando completamente el papel, te salió parte de lo que es innato en ti.
- NO. Estás completamente equivocada. TODO ha sido teatro.
- Si tú lo dices. Como te he dicho: no me importa nada. Pero es entretenido.
- Exacto, no es asunto tuyo
Tras una breve pausa Beckett continuó.
- Lo que sí es asunto tuyo es si vas a dar el visto bueno al operativo.
- ¿Qué operativo?
- A mi oper… A tu operativo.
- Ah. Pensé que se te había olvidado. ¿Vais a darme alguna otra sorpresa?
- No. Lo único que hemos hecho ha sido poner en marcha tu plan mientras confirmabas lo de las flores en todas las víctimas. Quizás un poco antes de lo que habrías mandado.
- ¿Mi plan era que TÚ y CASTLE entrarais en el operativo como señuelo?
- Ehh… Supongo que querías hacerlo con Peter y Carry.
- Supones bien. ¿Qué tenías pensado para ahora?
- Prácticamente ya te lo he dicho todo. Ir a la capilla y encargar un ramo de rosas como flor del estado de N.York para hacer venir al secuaz. Para eso tienes que liberar al sospechoso de abajo, el que trabaja en la capilla.
- Ya lo he hecho.
- Ponerle vigilancia por si alguien le sigue.
- Ya lo he hecho.
- En cuanto te vea en la capilla te reconocerá. Como lo has interrogado sobre el asesino, le diría que intente actuar como una noche normal. Yo no le diría que hay agentes de incógnito que van a ir a la capilla pero sí le diría que intentase disimular, le diría que estará protegido y que cuenta con l aprotección de la policía pues puede tener contacto de alguna manera con el asesino de Las Vegas.
- Ya lo he hecho.
- ¿Le has advertido aunque no ibas a subir?
- Sí. Por si reconocía a alguien.
- ¿Te ha hecho un retrato del tal Sam?
- Rupert es el encargado del papeleo, recuerda que su otro trabajo es en el registro civil. Él es el que habla con los novios, su compañero es el encargado de compras y arreglos de la capilla. Tienen una base de datos completa de los teléfonos de sus suministradores. Así atraparíamos al secuaz.
- Lo que había pensado es que cuando venga el de la floristería será cuando empiece lo más importante. Intentaremos caer como las víctimas. Como no sabemos cómo actúa realmente el secuaz seguiremos sus instrucciones pero me imagino que al menos uno de los novios tendrá que oler el ramo y el secuaz tendrá que avisar al asesino de quién ha sido o como mínimo cómo es la pareja. Ese punto está dejado al azar, dependiendo de la reacción del secuaz pero puede que sea la mejor manera de atrapar al asesino.
- Lo sé.
- En ese caso toda la vigilancia y las unidades tendrán que apoyar a la pareja, a… nosotros porque lo más seguro es que al menos uno de nosotros estará narcotizado.
- La vigilancia empezará desde el principio.
- Sí claro. Lo que quería decir es que en ese momento es cuando más vulnerables seremos. No llevamos ni armas, ni nada. Y uno de nosotros esté probablemente fuera de servicio y el asesino intentará atentar contra él.
- No quiero poner en peligro la vida de nadie.
- Por eso, te he pedido que estés en la capilla. Si interrogas al secuaz y eres capaz de sacarle algo del asesino, el operativo acabará mucho antes. Igual no hace falta ni empezar la boda.
- Excepto lo de querer narcotizaros a propósito, el resto es más o menos lo que había pensado. ¿Quién de los dos va a ser la víctima?
- Yo. Aunque también he advertido a Castle que si el cómplice o el asesino va a por él no haga una inspiración muy fuerte. Para que no sufra unos efectos fuertes.
- Esta parte es la que no me convence.
- En este caso… ahí es cuando tu ayuda es más importante. Si me quedo bajo los efectos de la droga no podré pensar tan bien. No podré hablar con la misma lucidez ni anticiparme en caso que intenten hacerme algo. Es por eso que… te pido que vayas tú.
En escasos minutos volvió a aparecer Castle por la puerta. Regresaba de la joyería. Se sentó con ellas, así que empujó a Beckett al centro del sillón.
- Ahora, sí. Por mi parte todo listo. ¿Habéis decidido algo? – Beckett niega con la cabeza - ¿Qué falta para decidirse? ¿Acaso no es parecido a lo que habías planeado?
- No. Sabiendo lo que me habéis averiguado vosotros y hablando con la capilla podríamos coger al seguidor y romperlo para sacarle información del asesino. Lo que vosotros preponéis es ser la diana para que los dos, asesino y cómplice vayan a por vosotros.
- Ah. Ya veo. Y… si coges al cómplice ¿si se entera el asesino, huiría? ¿sería capaz de encontrar a otro ayudante dejando tirado a éste?
- Sí.
- Entonces, tanto si hacemos lo que Beckett ha dicho como tu plan tendrías al cómplice. Pero en el plan de Beckett hay más posibilidades de atrapar al asesino ¿no?
- Sí.
- Entonces no le dejes oportunidad de escapar.
- Siempre intento no arriesgar la vida de nadie.
- Tienes un montón de gente movilizada. Tenemos todo el apoyo del FBI y de la policía de Las Vegas. Ya que has organizado todo esto, aprovéchalo hasta el final.
- Je, ¿Tantas ganas tienes de ser el blanco de un asesino?
- No. Pero ella sí. Yo no quiero estar bajo la amenaza que me maten, pero si esta vez toca ponerse delante del asesino, pues nos ponemos delante del asesino.
- Muy bien. Vosotros lo habéis querido – Levantándose del sillón.
- ¿A la capilla?
- Sí.
- Agente Shaw – preguntó Beckett - ¿Vienes tú o vas a mandar a alguien?
- Iré yo. Adelantaros.
- Jordan – La agente Shaw se extrañó de la familiaridad de Castle – Ya que va a ser nuestro testigo y se supone que nos hemos presentado después de ganar tanto dinero será mejor que la llamemos por el nombre de pila ¿no?
- Qué quieres ahora.
- Ya que vas a ser la testigo ¿quieres un vestido para la ocasión? Puedo comprarte uno. Ya que ese traje chaqueta que llevas es tan – Castle estaba viendo que el asombro de la agente Shaw se estaba convirtiendo en disgusto – tan, tan, tan, tan bien conjuntado como cualquier otro.
Beckett agarró del codo a Castle para llevárselo al recinto de la capilla.
- Castle – le murmuraba Beckett mientras tiraba de él – Después de convencerla ¿cómo se te ocurre decirle eso? Como nos tire del operativo por tu culpa te la cargas.
- No es eso, Kate.
- Que no está acostumbrada a tus sandeces.
- No es eso, Kate.
- Ya, con tal de ver dos piernas y dos tetas, lo que sea ¿no?
- No es eso, Kate.
- A partir de ahora ándate con cuidado con lo que dices. Piensa que vas a hablar con policías o con asesinos, y todos tienen armas.
- No es eso Kate.
Beckett le dejó caer el anillo en su mano no sin antes atravesarlo con la mirada hasta que salió por la puerta.
- Ja – Nació una pequeña carcajada de la agente Shaw.
- ¿Te hace gracia?
- Sí, un poco. Es entretenido.
- ¿Entretenido?
- Como ver una película. Es cosa vuestra, y no quiero meterme porque no me importa en absoluto. Pero es entretenido ver cómo actuáis.
- Yo no le veo la gracia a que ande rebuscando entre mis cosas. Yo le ordené que comprara unos anillos, sólo eso.
- Bueno, no sólo es por los anillos.
- ¿Qué quieres decir?
- Antes, cuando se te declaró. Es curioso que mientras estáis en un estado de negación le dijeses que querías ser su mujer.
- Para que la boda sucediese, le tenía que decir ‘Sí’.
- Ya. Pero le dijiste ‘Sí’ cuando te preguntó si querías ser su mujer. No cuando te preguntó si querías casarte con él.
- ¿Qué quieres decir? No hay ninguna diferencia.
- Se podría decir que empezásteis con el “¿quieres casarte conmigo?” para hacer el papel que estáis interpretando. Pero tras dos veces más, Castle cambió a “¿quieres ser mi mujer?”. Seguro que era para seguir el plan que habéis tramado pero uno siempre acaba diciendo las cosas que son más naturales en ese momento. Tú ya sabes que en los interrogatorios tienes que preguntar lo mismo de distintas maneras para que el asesino acabe diciendo lo que piensa y se delate diciendo la verdad. Es todo un esfuerzo mantener una mentira. En ese momento, para Castle era más natural pedirte que fueras su mujer, su pareja sentimental que proponerte el matrimonio.
- Alucinas.
- Y tú no le dijiste ‘Sí’ o… “Quiero casarme contigo”, que sería la contestación si estuvieses interpretando el papel en que os habéis metido. En lugar de hacer el papel le confirmaste en alto “Quiero ser tu mujer”. Tú tampoco estás por la labor de casarte con él por lo que no se lo dijiste, pero sí respondiste y confismaste la pregunta de ser su… mujer. Tú tampoco estabas interpretando completamente el papel, te salió parte de lo que es innato en ti.
- NO. Estás completamente equivocada. TODO ha sido teatro.
- Si tú lo dices. Como te he dicho: no me importa nada. Pero es entretenido.
- Exacto, no es asunto tuyo
Tras una breve pausa Beckett continuó.
- Lo que sí es asunto tuyo es si vas a dar el visto bueno al operativo.
- ¿Qué operativo?
- A mi oper… A tu operativo.
- Ah. Pensé que se te había olvidado. ¿Vais a darme alguna otra sorpresa?
- No. Lo único que hemos hecho ha sido poner en marcha tu plan mientras confirmabas lo de las flores en todas las víctimas. Quizás un poco antes de lo que habrías mandado.
- ¿Mi plan era que TÚ y CASTLE entrarais en el operativo como señuelo?
- Ehh… Supongo que querías hacerlo con Peter y Carry.
- Supones bien. ¿Qué tenías pensado para ahora?
- Prácticamente ya te lo he dicho todo. Ir a la capilla y encargar un ramo de rosas como flor del estado de N.York para hacer venir al secuaz. Para eso tienes que liberar al sospechoso de abajo, el que trabaja en la capilla.
- Ya lo he hecho.
- Ponerle vigilancia por si alguien le sigue.
- Ya lo he hecho.
- En cuanto te vea en la capilla te reconocerá. Como lo has interrogado sobre el asesino, le diría que intente actuar como una noche normal. Yo no le diría que hay agentes de incógnito que van a ir a la capilla pero sí le diría que intentase disimular, le diría que estará protegido y que cuenta con l aprotección de la policía pues puede tener contacto de alguna manera con el asesino de Las Vegas.
- Ya lo he hecho.
- ¿Le has advertido aunque no ibas a subir?
- Sí. Por si reconocía a alguien.
- ¿Te ha hecho un retrato del tal Sam?
- Rupert es el encargado del papeleo, recuerda que su otro trabajo es en el registro civil. Él es el que habla con los novios, su compañero es el encargado de compras y arreglos de la capilla. Tienen una base de datos completa de los teléfonos de sus suministradores. Así atraparíamos al secuaz.
- Lo que había pensado es que cuando venga el de la floristería será cuando empiece lo más importante. Intentaremos caer como las víctimas. Como no sabemos cómo actúa realmente el secuaz seguiremos sus instrucciones pero me imagino que al menos uno de los novios tendrá que oler el ramo y el secuaz tendrá que avisar al asesino de quién ha sido o como mínimo cómo es la pareja. Ese punto está dejado al azar, dependiendo de la reacción del secuaz pero puede que sea la mejor manera de atrapar al asesino.
- Lo sé.
- En ese caso toda la vigilancia y las unidades tendrán que apoyar a la pareja, a… nosotros porque lo más seguro es que al menos uno de nosotros estará narcotizado.
- La vigilancia empezará desde el principio.
- Sí claro. Lo que quería decir es que en ese momento es cuando más vulnerables seremos. No llevamos ni armas, ni nada. Y uno de nosotros esté probablemente fuera de servicio y el asesino intentará atentar contra él.
- No quiero poner en peligro la vida de nadie.
- Por eso, te he pedido que estés en la capilla. Si interrogas al secuaz y eres capaz de sacarle algo del asesino, el operativo acabará mucho antes. Igual no hace falta ni empezar la boda.
- Excepto lo de querer narcotizaros a propósito, el resto es más o menos lo que había pensado. ¿Quién de los dos va a ser la víctima?
- Yo. Aunque también he advertido a Castle que si el cómplice o el asesino va a por él no haga una inspiración muy fuerte. Para que no sufra unos efectos fuertes.
- Esta parte es la que no me convence.
- En este caso… ahí es cuando tu ayuda es más importante. Si me quedo bajo los efectos de la droga no podré pensar tan bien. No podré hablar con la misma lucidez ni anticiparme en caso que intenten hacerme algo. Es por eso que… te pido que vayas tú.
En escasos minutos volvió a aparecer Castle por la puerta. Regresaba de la joyería. Se sentó con ellas, así que empujó a Beckett al centro del sillón.
- Ahora, sí. Por mi parte todo listo. ¿Habéis decidido algo? – Beckett niega con la cabeza - ¿Qué falta para decidirse? ¿Acaso no es parecido a lo que habías planeado?
- No. Sabiendo lo que me habéis averiguado vosotros y hablando con la capilla podríamos coger al seguidor y romperlo para sacarle información del asesino. Lo que vosotros preponéis es ser la diana para que los dos, asesino y cómplice vayan a por vosotros.
- Ah. Ya veo. Y… si coges al cómplice ¿si se entera el asesino, huiría? ¿sería capaz de encontrar a otro ayudante dejando tirado a éste?
- Sí.
- Entonces, tanto si hacemos lo que Beckett ha dicho como tu plan tendrías al cómplice. Pero en el plan de Beckett hay más posibilidades de atrapar al asesino ¿no?
- Sí.
- Entonces no le dejes oportunidad de escapar.
- Siempre intento no arriesgar la vida de nadie.
- Tienes un montón de gente movilizada. Tenemos todo el apoyo del FBI y de la policía de Las Vegas. Ya que has organizado todo esto, aprovéchalo hasta el final.
- Je, ¿Tantas ganas tienes de ser el blanco de un asesino?
- No. Pero ella sí. Yo no quiero estar bajo la amenaza que me maten, pero si esta vez toca ponerse delante del asesino, pues nos ponemos delante del asesino.
- Muy bien. Vosotros lo habéis querido – Levantándose del sillón.
- ¿A la capilla?
- Sí.
- Agente Shaw – preguntó Beckett - ¿Vienes tú o vas a mandar a alguien?
- Iré yo. Adelantaros.
- Jordan – La agente Shaw se extrañó de la familiaridad de Castle – Ya que va a ser nuestro testigo y se supone que nos hemos presentado después de ganar tanto dinero será mejor que la llamemos por el nombre de pila ¿no?
- Qué quieres ahora.
- Ya que vas a ser la testigo ¿quieres un vestido para la ocasión? Puedo comprarte uno. Ya que ese traje chaqueta que llevas es tan – Castle estaba viendo que el asombro de la agente Shaw se estaba convirtiendo en disgusto – tan, tan, tan, tan bien conjuntado como cualquier otro.
Beckett agarró del codo a Castle para llevárselo al recinto de la capilla.
- Castle – le murmuraba Beckett mientras tiraba de él – Después de convencerla ¿cómo se te ocurre decirle eso? Como nos tire del operativo por tu culpa te la cargas.
- No es eso, Kate.
- Que no está acostumbrada a tus sandeces.
- No es eso, Kate.
- Ya, con tal de ver dos piernas y dos tetas, lo que sea ¿no?
- No es eso, Kate.
- A partir de ahora ándate con cuidado con lo que dices. Piensa que vas a hablar con policías o con asesinos, y todos tienen armas.
- No es eso Kate.
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
fabuloso me ha encantado
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CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
me encanta siguelooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
por favor este fic es genial!!!!!!!!!!!!!!!!
Continuacion pronto please!!!!!!!!!
Continuacion pronto please!!!!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
"No es eso Kate" jeje, a ver qué pasa en el próximo.
Sigue pronto! me encanta este fic!!
Sigue pronto! me encanta este fic!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
- Ya, con tal de ver dos piernas y dos tetas, lo que sea ¿no?
- No es eso, Kate.
- A partir de ahora ándate con cuidado con lo que dices. Piensa que vas a hablar con policías o con asesinos, y todos están armados.
- No es eso, Kate.
La agente Shaw bajó a la sala de operaciones para organizar a la gente. Ordenó que unas patrullas del sheriff Cornwell se apostaran en los alrededores del hotel. Los hombres que tenía dentro del hotel, se quedaron en sus posiciones. Peter y Carrie fueron avisados para que a la orden prevista se acercaran a la capilla a dar apoyo en cuanto apareciese el cómplice.
Los técnicos de las salas de vigilancia hicieron un rápido test para comprobar el correcto funcionamiento del programa de seguimiento y reconocimiento facial.
El centro de control lo dejó al mado del sheriff Cornwell ayudado por Avery. Por último, dando un último repaso a todas las pantallas mientras se quitaba la chaqueta del traje para dar un aspecto más informal, revisó si había dejado algún cabo suelto.
Al llegar a la puerta de la capilla, podía oír desde fuera una voz femenina bastante histérica. Podía reconocerla, era la de la detective Beckett. En cuanto traspasase esa puerta tedría que convertirse en Kate y ella en Jordan.
Kate parecía una mujer bastante alterada, desesperada y con un tono de mando que era difícil ocultar. Entreabrió la puerta y efectivamente su voz se oía bastante y eso que no se encontraban aún en la misma estancia. Las pocas parejas que quedaban en la sala de espera estaban escuchando el escándalo y estaban comentando entre ellos la escena que se estaba desarrollando al otro lado del tabique.
Dos parejas se compadecían del novio ya que si se ponía la chica como un basilisco excitado el día de la boda, no querían imaginarse cómo sería el día a día con esa persona y mucho menos tener que complacer sus caprichos. La otra pareja que quedaba, callaba en sus asientos. El hombre miraba de reojo a su novia sin ningún tipo de convencimiento en lo que iba a hacer ya que ésta asentía cada cosa de lo que estaba reclamando esa mujer al otro lado de la pared. Desde luego, Beckett estaba haciendo pasar un mal rato al responsable de los complementos y decoración de la capilla.
Kate se había puesto en plan de novia exigente, vanidosa, quisquillosa petulante y sobretodo impaciente. Así que el auxiliar de capilla tenía que lidiar a una novia de las que desea que aparezcan en el turno del compañero.
- Entiéndame son las 2 de la mañana, no es tan fácil encontrarlas.
- Entiéndame usted a mí, Sólo me voy a casar una vez así que consígalas. Me da igual si tiene que revolver cielo y tierra pero no me caso si intenta venderme esto. ¿Pero esto que es? ¿Te parecen rosas? Están tan abiertas que parecen coles.
- ¿Y estas otras?
- ¿Por quien me tomas? La mitad ni siquiera están abiertas.
- ¿Estas otras?
- Ni huelen.
- Espere un momento – se va a una cámara frigorífica y sale con cuatro ramilletes más de rosas - ¿Qué le parecen estas?
- ¿Cuándo las han cortado?
- No sabría decirle ciertamente.
- ¿No sabe si las han cortado hoy? Porque yo quiero flores frescas, del día y éstas – inspeccionando el primer ramillete – a saber cuando las han cortado, tiene los tallos resecos.
- Yo no veo nada de lo que usted me dice.
- ¿Me está llamando mentirosa?
- Eh. No. Sólo que…
- Este de aquí… las hojas están mustias. Este… mira, con sólo cogerlas – sacudiendo el ramo entre sus manos - ya se han caido unos pétalos y …
- Señorita, le aseguro que éste último ramo lo hemos recibido hoy, huele bien, no está mustio, y tienen una apertura floral idónea ¿Las quiere ver detenidamente?
- Las ha traido junto con las otras así que seguro que algo malo tiene. Yo las quiero perfectas. PER-FEC-TAS. ¿Me ha entendido?
- Las he sacado juntas pero se encontraban en un recipiente diferente. Le aseguro que éstas son perfectas, como usted desea. Son especiales para un acontecimiento especial.
- ¿Especiales? – Se le cruzó por la mente que podrían ser las que buscaba.
- ¿Quiere verlas de más de cerca? – Le da el pequeño ramo y hace que se acerque a un espejo – Como ve le quedan ideal. Las han cortado a primera hora de la mañana, con el rocío.
- ¿A primera hora? ¿Cómo lo sabes?
- Porque las teníamos antes de las 9. – “Entonces no son las que buscamos. El narcótico no dura tanto” Pensó Beckett.
- ¡Ahhh!
- ¿Qué pasa cariño? – Fue uno de los pocos momentos que podía intervenir Castle
- Me he pinchado – llevándose un dedo a la boca.
- ¿Cómo?
- Con las rosas. Cariño… sujétame – Agarrándose a la chaqueta de Castle.
- Kate. ¿Qué pasa? No me asuste por favor.
- Me he hecho sangre – seguía chupándose el dedo – Me mareo con la sangre.
- Tranquila. ¿Te mareas con la sangre?
- ¿Tú ves sangre? – Enseñándole el dedo.
- No. No tienes.
- ¿Seguro? – Acercándoselo tanto que Castle tuvo que tirar la cabeza hacia atrás para que no le sacara un ojo – Virgen del amor hermoso… sólo de pensar en… eso. Me mareo, me estoy mareando. Rick por favor – agarrándose más fuerte y tirando hacia abajo.
- Kate, para. No hagas eso – Tirando de ella hacia arriba – Es sólo un pinchacito. Seguro que sólo es un arañazo.
- ¿Un arañazo?
- Sí.
- ¿Me lo juras?
- Sí.
- ¿Me lo prometes?
- Sí.
- Si me lo dices, me lo creeré. Ya sabes que yo me creo todo lo que me cuentas.
- Ya. Pues me encantaría escuchártelo decir más veces – terminó de incorporarla y la ayudó para que se apoyara en el mostrador.
- Señorita, ¿se encuentra bien?
- Aiis – Suspirando y abanicándose con la palma de la mano - un poco mareada. No puedo ver ni una gota de sangre.
- ¿Quiere que busque un vaso de agua?
- Yo sólo bebo champagne.
- Eh. Como diga. Este ramo es bonito ¿verdad? Lo revisaré para encontrar la espina.
- Seguro que tiene alguna porque me he pinchado – El dependiente las coge para revisar los tallos. En cuanto se concentra para buscar la pincha perdida Beckett le grita en la cara - ¡No las quiero!
El sobresalto activó sus reflejos y estrujó un par de capullos en sus manos.
- Ahora ¿por qué? – Preguntó pacientemente el dependiente.
- ¿Por qué? Porque me he pinchado. ¡Traiga otras! Es una señal de mala suerte y cariño – mirando a Castle mimosa – Tú ya sabes que creo en la energía del universo y las señales que nos envía. Me he hecho sangre y esto es una señal de mala suerte, no podemos empezar nuestra vida juntos con una señal de mala suerte ¿verdad? Todo tiene que estar en equilibrio y la energía de estas flores dan malas vibraciones. Tú también crees eso ¿verdad?
- Sí. ¿Cuantas veces te lo he oído decir? Por favor – dirigiéndose al dependiente - ¿No tendrá otras con karma positivo? Es que ella es muy… espiritual.
- Creo que me quedan unas que no le he enseñado y que creo que serán ideales para ustedes.
El dependiente los deja solos unos instantes, tiempo suficiente para que Beckett tome una bocanada de aire y retome sus ideas. Castle repitió una de sus frases por lo bajo.
- ¿Creo en la energía del universo y las señales que nos envía?
- Ya te dije antes de entrar que si hacía todo lo contrario a lo que soy le descartaría rápidamente todas las rosas del establecimiento y conseguiríamos las que buscamos.
- Yo pensé que hablabas de pedírselo amablemente en lugar de con órdenes.
- Ya les traigo las que seguro serán sus flores – oyeron que venía esa voz por lo que Beckett no pudo rechistar - y cuando hayan pasado muchos años de casados las recordará como las mejores que ha tenido en su vida.
- ¡Oh sí!… por fin entiende lo que le estoy pidiendo.
- ¿Qué le parece? – Mostrándoselas como si fuera ya el ramo preparado con su cinta incluída, en esos casos ver el “producto acabado” solía convencer a las damas y ahora daba muestras de aprobación, por fin se los iba a quitar de en medio - ¿Qué opina?
- Son preciosas - Dijo ilusionada.
- A que sí. ¿Preparo el ramo?
- No – Respondió con la misma ilusión.
- ¿No? Pero… me ha dicho que son…
- Preciosas. Ahora sólo tiene que sacarme las del color que yo quiero –Señalando hacia el interior al igual que hacía con Expósito y Ryan cuando los mandaba fuera.
- Color – Fué la primera vez que apareció la indignación en el dependiente.
- ¿Usted no opina que es un ramo precioso? – Dirigiéndose al futuro marido. En otras ocasiones eran ellos los que ponían cordura al asunto.
- Sí. Es precioso.
- Su marido también dice que es precioso, ¿no le gustaría …
- Si ella dice que no son del color que quiere – interrumpió Castle – entonces serán del color que ella escoja.
- Entonces mañan…
- ¿MAÑANA? ¿Cree que puedo esperar a mañana? Las quiero ¡YA!
- Señorita, son las dos de la mañana. Nuestros proveedores están cerrados. Están durmiendo.
- Y a mí qué me importa. ¡Traiga lo que quiero!
- Le aseguro que si las encuentra le daré una sustanciosa propina – añadió Castle - Si tiene que despertar a toda Las Vegas hágalo. Le diré que acabamos de ganar cerca de tres millones de dólares y después de la boda quiero volver a jugar y dejarlos en el casino. Consígalas para que haya boda porque si no nos casamos el casino se queda sin dinero.
- Caballero…
- Aunque te parezca una boda apresurada no lo es, llevamos mucho tiempo juntos. Búsquelas. ¿No tiene algún proveedor de emergencia? ¿Alguno que le saque de apuros a las dos de la mañana?
* * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Y yo acabé de escribir esto a las 4 de la mañana. Espero que tenga sentido lo que he escrito. Hoy no lo he repasado.
- No es eso, Kate.
- A partir de ahora ándate con cuidado con lo que dices. Piensa que vas a hablar con policías o con asesinos, y todos están armados.
- No es eso, Kate.
La agente Shaw bajó a la sala de operaciones para organizar a la gente. Ordenó que unas patrullas del sheriff Cornwell se apostaran en los alrededores del hotel. Los hombres que tenía dentro del hotel, se quedaron en sus posiciones. Peter y Carrie fueron avisados para que a la orden prevista se acercaran a la capilla a dar apoyo en cuanto apareciese el cómplice.
Los técnicos de las salas de vigilancia hicieron un rápido test para comprobar el correcto funcionamiento del programa de seguimiento y reconocimiento facial.
El centro de control lo dejó al mado del sheriff Cornwell ayudado por Avery. Por último, dando un último repaso a todas las pantallas mientras se quitaba la chaqueta del traje para dar un aspecto más informal, revisó si había dejado algún cabo suelto.
Al llegar a la puerta de la capilla, podía oír desde fuera una voz femenina bastante histérica. Podía reconocerla, era la de la detective Beckett. En cuanto traspasase esa puerta tedría que convertirse en Kate y ella en Jordan.
Kate parecía una mujer bastante alterada, desesperada y con un tono de mando que era difícil ocultar. Entreabrió la puerta y efectivamente su voz se oía bastante y eso que no se encontraban aún en la misma estancia. Las pocas parejas que quedaban en la sala de espera estaban escuchando el escándalo y estaban comentando entre ellos la escena que se estaba desarrollando al otro lado del tabique.
Dos parejas se compadecían del novio ya que si se ponía la chica como un basilisco excitado el día de la boda, no querían imaginarse cómo sería el día a día con esa persona y mucho menos tener que complacer sus caprichos. La otra pareja que quedaba, callaba en sus asientos. El hombre miraba de reojo a su novia sin ningún tipo de convencimiento en lo que iba a hacer ya que ésta asentía cada cosa de lo que estaba reclamando esa mujer al otro lado de la pared. Desde luego, Beckett estaba haciendo pasar un mal rato al responsable de los complementos y decoración de la capilla.
Kate se había puesto en plan de novia exigente, vanidosa, quisquillosa petulante y sobretodo impaciente. Así que el auxiliar de capilla tenía que lidiar a una novia de las que desea que aparezcan en el turno del compañero.
- Entiéndame son las 2 de la mañana, no es tan fácil encontrarlas.
- Entiéndame usted a mí, Sólo me voy a casar una vez así que consígalas. Me da igual si tiene que revolver cielo y tierra pero no me caso si intenta venderme esto. ¿Pero esto que es? ¿Te parecen rosas? Están tan abiertas que parecen coles.
- ¿Y estas otras?
- ¿Por quien me tomas? La mitad ni siquiera están abiertas.
- ¿Estas otras?
- Ni huelen.
- Espere un momento – se va a una cámara frigorífica y sale con cuatro ramilletes más de rosas - ¿Qué le parecen estas?
- ¿Cuándo las han cortado?
- No sabría decirle ciertamente.
- ¿No sabe si las han cortado hoy? Porque yo quiero flores frescas, del día y éstas – inspeccionando el primer ramillete – a saber cuando las han cortado, tiene los tallos resecos.
- Yo no veo nada de lo que usted me dice.
- ¿Me está llamando mentirosa?
- Eh. No. Sólo que…
- Este de aquí… las hojas están mustias. Este… mira, con sólo cogerlas – sacudiendo el ramo entre sus manos - ya se han caido unos pétalos y …
- Señorita, le aseguro que éste último ramo lo hemos recibido hoy, huele bien, no está mustio, y tienen una apertura floral idónea ¿Las quiere ver detenidamente?
- Las ha traido junto con las otras así que seguro que algo malo tiene. Yo las quiero perfectas. PER-FEC-TAS. ¿Me ha entendido?
- Las he sacado juntas pero se encontraban en un recipiente diferente. Le aseguro que éstas son perfectas, como usted desea. Son especiales para un acontecimiento especial.
- ¿Especiales? – Se le cruzó por la mente que podrían ser las que buscaba.
- ¿Quiere verlas de más de cerca? – Le da el pequeño ramo y hace que se acerque a un espejo – Como ve le quedan ideal. Las han cortado a primera hora de la mañana, con el rocío.
- ¿A primera hora? ¿Cómo lo sabes?
- Porque las teníamos antes de las 9. – “Entonces no son las que buscamos. El narcótico no dura tanto” Pensó Beckett.
- ¡Ahhh!
- ¿Qué pasa cariño? – Fue uno de los pocos momentos que podía intervenir Castle
- Me he pinchado – llevándose un dedo a la boca.
- ¿Cómo?
- Con las rosas. Cariño… sujétame – Agarrándose a la chaqueta de Castle.
- Kate. ¿Qué pasa? No me asuste por favor.
- Me he hecho sangre – seguía chupándose el dedo – Me mareo con la sangre.
- Tranquila. ¿Te mareas con la sangre?
- ¿Tú ves sangre? – Enseñándole el dedo.
- No. No tienes.
- ¿Seguro? – Acercándoselo tanto que Castle tuvo que tirar la cabeza hacia atrás para que no le sacara un ojo – Virgen del amor hermoso… sólo de pensar en… eso. Me mareo, me estoy mareando. Rick por favor – agarrándose más fuerte y tirando hacia abajo.
- Kate, para. No hagas eso – Tirando de ella hacia arriba – Es sólo un pinchacito. Seguro que sólo es un arañazo.
- ¿Un arañazo?
- Sí.
- ¿Me lo juras?
- Sí.
- ¿Me lo prometes?
- Sí.
- Si me lo dices, me lo creeré. Ya sabes que yo me creo todo lo que me cuentas.
- Ya. Pues me encantaría escuchártelo decir más veces – terminó de incorporarla y la ayudó para que se apoyara en el mostrador.
- Señorita, ¿se encuentra bien?
- Aiis – Suspirando y abanicándose con la palma de la mano - un poco mareada. No puedo ver ni una gota de sangre.
- ¿Quiere que busque un vaso de agua?
- Yo sólo bebo champagne.
- Eh. Como diga. Este ramo es bonito ¿verdad? Lo revisaré para encontrar la espina.
- Seguro que tiene alguna porque me he pinchado – El dependiente las coge para revisar los tallos. En cuanto se concentra para buscar la pincha perdida Beckett le grita en la cara - ¡No las quiero!
El sobresalto activó sus reflejos y estrujó un par de capullos en sus manos.
- Ahora ¿por qué? – Preguntó pacientemente el dependiente.
- ¿Por qué? Porque me he pinchado. ¡Traiga otras! Es una señal de mala suerte y cariño – mirando a Castle mimosa – Tú ya sabes que creo en la energía del universo y las señales que nos envía. Me he hecho sangre y esto es una señal de mala suerte, no podemos empezar nuestra vida juntos con una señal de mala suerte ¿verdad? Todo tiene que estar en equilibrio y la energía de estas flores dan malas vibraciones. Tú también crees eso ¿verdad?
- Sí. ¿Cuantas veces te lo he oído decir? Por favor – dirigiéndose al dependiente - ¿No tendrá otras con karma positivo? Es que ella es muy… espiritual.
- Creo que me quedan unas que no le he enseñado y que creo que serán ideales para ustedes.
El dependiente los deja solos unos instantes, tiempo suficiente para que Beckett tome una bocanada de aire y retome sus ideas. Castle repitió una de sus frases por lo bajo.
- ¿Creo en la energía del universo y las señales que nos envía?
- Ya te dije antes de entrar que si hacía todo lo contrario a lo que soy le descartaría rápidamente todas las rosas del establecimiento y conseguiríamos las que buscamos.
- Yo pensé que hablabas de pedírselo amablemente en lugar de con órdenes.
- Ya les traigo las que seguro serán sus flores – oyeron que venía esa voz por lo que Beckett no pudo rechistar - y cuando hayan pasado muchos años de casados las recordará como las mejores que ha tenido en su vida.
- ¡Oh sí!… por fin entiende lo que le estoy pidiendo.
- ¿Qué le parece? – Mostrándoselas como si fuera ya el ramo preparado con su cinta incluída, en esos casos ver el “producto acabado” solía convencer a las damas y ahora daba muestras de aprobación, por fin se los iba a quitar de en medio - ¿Qué opina?
- Son preciosas - Dijo ilusionada.
- A que sí. ¿Preparo el ramo?
- No – Respondió con la misma ilusión.
- ¿No? Pero… me ha dicho que son…
- Preciosas. Ahora sólo tiene que sacarme las del color que yo quiero –Señalando hacia el interior al igual que hacía con Expósito y Ryan cuando los mandaba fuera.
- Color – Fué la primera vez que apareció la indignación en el dependiente.
- ¿Usted no opina que es un ramo precioso? – Dirigiéndose al futuro marido. En otras ocasiones eran ellos los que ponían cordura al asunto.
- Sí. Es precioso.
- Su marido también dice que es precioso, ¿no le gustaría …
- Si ella dice que no son del color que quiere – interrumpió Castle – entonces serán del color que ella escoja.
- Entonces mañan…
- ¿MAÑANA? ¿Cree que puedo esperar a mañana? Las quiero ¡YA!
- Señorita, son las dos de la mañana. Nuestros proveedores están cerrados. Están durmiendo.
- Y a mí qué me importa. ¡Traiga lo que quiero!
- Le aseguro que si las encuentra le daré una sustanciosa propina – añadió Castle - Si tiene que despertar a toda Las Vegas hágalo. Le diré que acabamos de ganar cerca de tres millones de dólares y después de la boda quiero volver a jugar y dejarlos en el casino. Consígalas para que haya boda porque si no nos casamos el casino se queda sin dinero.
- Caballero…
- Aunque te parezca una boda apresurada no lo es, llevamos mucho tiempo juntos. Búsquelas. ¿No tiene algún proveedor de emergencia? ¿Alguno que le saque de apuros a las dos de la mañana?
* * * * * * * * * * * * * * * * * * *
Y yo acabé de escribir esto a las 4 de la mañana. Espero que tenga sentido lo que he escrito. Hoy no lo he repasado.
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
increíble como siempre gracias por el capi
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CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
jajaajajaj ke buenooo
siguee
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Perfecto!! me encanta el capi!!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
BrujaAle escribió:Perfecto!! me encanta el capi!!
A mi tb!!!!! Ya tengo gana de mas
:)- Ayudante de policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Genial cuando no Beckett exigente jajajjaa
GENIAL, MARAVILLOSO, MAGNIFICO
Continua pronto
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Maku_Stanathan- Policia de homicidios
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
perfecto, te ha quedado perfecta....que grande Beckett
lucia- As del póker
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
- Caballero…
- Aunque te parezca una boda apresurada no lo es, llevamos mucho tiempo juntos. Búsquelas. ¿No tiene algún proveedor de emergencia? ¿Alguno que le saque de apuros a las dos de la mañana?
- Caballero, es realmaente tarde, o… temprano. Si bajan al casino en unas pocas horas amanecerá y todos los proveedores de la ciudad podrán traerles todas las rosas que quieran. Se les pasará el tiempo muy rápido, hasta que llegue el momento les invitamos al espectáculo…
- ¡No quiero esperar! ¡Quiero casarme ya! – Beckett había visto que el dependiente se tranquilizaba así que siguió dándole presión, no quería dejarlo pensar –
- Sí cariño, yo también quiero casarme.
- Gatito… – Deslizándole un dedo por su mandíbula – Mi pollito… He oido que en el Caesars te atienden muy bien… También es un hotel inspirado en Italia… ¿Y si vamos a gastarnos los tres millones allí?
- Estaría bien – Castle ofrece el brazo a Beckett para que se apoye para irse.
- Esperen… - El empleado tenía tres millones de razones para que se quedasen o para que no lo despidieran en caso de enterarse sus jefes.
- ¿Si? – Dijeron al unísono.
- Quizás… pueda ofrecerles lo que buscan. Tengo más opciones.
- ¿Y bien? ¿Cuáles son?
- Usted… Le ha gustado este último ramo que he sacado ¿verdad?
- Sí.
- Pero de otro color.
- Exacto.
- ¿Qué color deseaba?
- El naranja mamey.
- Naranja… ¿Mamey?
- Eso he dicho. No quiero que sean amarillas coronadas de rojo sanguina, ni de color coral, ni ocre, ni salmón. Quiero naranja mamey.
- ¿Por alguna razón especial tiene que ser… mamey? ¿No puede ser sólo naranja?
- Porque es el mejor tono que expresa la pasión. Es el color como el la fruta de ese mismo nombre. Las rosas rojas expresan amor, pero… ahora mismo es pasión lo que siento… Además, combinan con mi vestido.
Castle, mirándola, se estaba acordando de su madre y los ensayos que realizaba en casa… Beckett daba la entonación y el énfasis en la letra idónea, la primera parte como si el deseo la comiera por dentro cambiando instantáneamente a una voz inocente buscando el complemento ideal para combinar. La había visto actuar y mentir en otras ocasiones pero no durante tanto tiempo como para hacer un acto completo. Desde luego, si se quedaba sin trabajo, podría probar encima de un escenario ya que al hombre lo estaba desquiciando.
- De acuerdo… Naranja… mamey. Quisiera… preguntar antes a mi compañero… él podría ayudarme a ofrecerles las rosas que buscan – Se asomó por la otra puerta de la trastienda – Rup, Rupert… por favor… ¿Puedes ayudarme a atender a esta pareja?
- Sí, claro – se oyó de fondo.
- Rup, ves a la tienda de planta baja y mira si tenemos allí rosas naranjas. Tráelas todas.
- Enseguida.
Cuando se cruzó Rup en el mostrador con la pareja, los saludó cortésmente con la cabeza mientras se dirigía hacia el exterior. Los dos advirtieron que se trataba de Rupert Warne, el sospechoso inocente que había sido detenido hacía un par de horas. Como había sido advertido por la agente Shaw, quizás cooperase y no pondría tantas objeciones como su compañero. De momento él no se había dado cuenta que ellos eran el gancho.
Rupert salió al vestíbulo y enseguida reconoció a la agente Shaw. Al pasar junto a su lado desvió la mirada al suelo y aceleró el paso. No podía creerse que lo que le estaba pasando esa noche era real. ¿El asesino que tenía aterrorizada a todas Las Vegas entraría a la capilla? Le habían dicho que lo protegerían pero… ¿dónde estaban los agentes? A parte de ella no había nadie más, ¿la policía era ese de paisano que estaba jugando a las máquinas y que lo había mirado de reojo? O… peor aún, ¿ese hombre era el asesino? Aceleró el paso, traería las flores que su compañero había pedido e intentaría no salir del despacho en toda la noche.
Mientras tanto, en el mostrador de la capilla Beckett daba mil y una excusas para rechazar las pocas flores que les quedaban. Unas porque eran moteadas, otras porque eran muy pálidas, otras porque comenzaban a marchitarse, otras porque eran de color naranja fuego…
Beckett hacía memoria del caso en que mataron a un decorador haciéndole tragar unos botes de pintura de muestra. En aquel caso, la clave para resolver el caso estuvo en el detalle del matiz de color que usaron. Un amigo interiorista de la víctima les dio la clave, y de paso unas sesiones intensas sobre los nombres de colores y de las distintas tonalidades de color.
Castle ayudaba dentro de lo que podía, no es que lo dejara hablar mucho debido al papel que había tomado pero le resultó de gran ayuda cuando el dependiente sacó unas variedades típicas de asia y europa. Debido a sus novelas y a la documentación que estudió, distinguió las variedades extranjeras, y como ellos querían las rosas como homenaje al estado de N.York pudo descartarlas con otras excusas nuevas.
En cuanto descartaron todas las rosas naranjas de allí entró Rupert con un cubo con dos ramilletes. Habían tenido suerte y sería fácil rehusarlas. Unas porque según Beckett eran de un naranja tostado y se marcaba mucho la tonalidad ocre y el último tenía los pétalos ajados.
- ¿Ya tenéis los preparativos realizados? – Preguntó una voz a su espalda.
- ¡Jordan! Te estábamos esperando. Miren – dirigiéndose a los dependientes - quiero presentarles a nuestra madrina. Es la que nos ha dado suerte y gracias a ella hemos conseguido los tres millones.
- Mucho gusto.
- El gusto es mío. – Rup tan sólo pudo saludar con la cabeza, le sudaban las manos y ahora empezó a notar pinchazos en el estómago.
- Jordan ¿Te puedes imaginar que no tienen las flores que yo quiero? Con lo sencillo que es pedir unas rosas, de color naranja mamey, cortadas de hoy mismo ¿Tú te crees? Tampoco pido mucho ¿verdad?
- Verdad. Si no las tienen ¿No pueden encargarlas?
- ¡Eso les he dicho y me dicen que la gente está durmiendo! Esto no es dar calidad de servicio a sus clientes… Estoy pensando seriamente en poner una reclamación.
- Es que hoy en día no es como antes… La gente se vuelve más cómoda y no quiere trabajar tanto.
- Señoras, por favor, no digan lo que no es…
- ¡Y… ¿Por qué están tardando tanto en conseguirlas?, Ya debería estar diciendo el “Sí, quiero” ahí adentro!... ¿tiene las que yo quiero?
- Con éstas hemos acabado con todas.
- Pues pídalas. Vamos a pagar sus servicios ¿Qué le cuesta?
- Eh… no sé, quizás… Tengo dos o tres proveedores pero no quiero molestarlos si no tienen las flores que…
- ¿Y cual de esos tres es el que menos problemas le da? ¿El que más variedad tiene? o… ¿el que mejor flores tiene? Llama a ese y no nos hagas perder tanto el tiempo.
- Sr… – Castle se dirigió al dependiente para intentarlo de convencer
- Jenks, Larry Jenks.
- Sr. Jenks. No sé exactamente el apuro que tiene por tener que llamar. Yo de usted consultaría con su compañero si vale la pena perder la cantidad de dinero que estamos dispuestos a ofrecerle por contratar sus servicios.
Larry echó una mirada a su compañero en señal de aprobación y viendo que éste parecía estar de acuerdo finalmente preguntó.
- ¿Quién crees que puede tenerlas? ¿Lydia la de Florales?
- No – Rupert no podía quitar la vista de la agente Shaw, así que en cuanto ella hizo una leve negación con la cabeza él dio la misma contestación.
- ¿Nelson de Lindas?
- No.
- Pues… ¿Sam? Aunque él no tiene mucha cantidad.
- El sí – En este caso la agente Shaw le hacía un SÍ - Tú siempre me has dicho que es el que mejor calidad tiene ¿no? Podrías probar con él.
Rupert le alargó el teléfono inalámbrico para que lo llamase. Larry buscó en su agenda un número, lo tecleó y comenzó a hablar.
- Sí sería para ahora… Rosas naranja mamey… de hoy… ¿Cuándo las podríamos tener?... De acuerdo.
- ¿Y bien? – Preguntó Beckett con auténtica impaciencia.
- Las tendrá aquí en 10 minutos.
- Aunque te parezca una boda apresurada no lo es, llevamos mucho tiempo juntos. Búsquelas. ¿No tiene algún proveedor de emergencia? ¿Alguno que le saque de apuros a las dos de la mañana?
- Caballero, es realmaente tarde, o… temprano. Si bajan al casino en unas pocas horas amanecerá y todos los proveedores de la ciudad podrán traerles todas las rosas que quieran. Se les pasará el tiempo muy rápido, hasta que llegue el momento les invitamos al espectáculo…
- ¡No quiero esperar! ¡Quiero casarme ya! – Beckett había visto que el dependiente se tranquilizaba así que siguió dándole presión, no quería dejarlo pensar –
- Sí cariño, yo también quiero casarme.
- Gatito… – Deslizándole un dedo por su mandíbula – Mi pollito… He oido que en el Caesars te atienden muy bien… También es un hotel inspirado en Italia… ¿Y si vamos a gastarnos los tres millones allí?
- Estaría bien – Castle ofrece el brazo a Beckett para que se apoye para irse.
- Esperen… - El empleado tenía tres millones de razones para que se quedasen o para que no lo despidieran en caso de enterarse sus jefes.
- ¿Si? – Dijeron al unísono.
- Quizás… pueda ofrecerles lo que buscan. Tengo más opciones.
- ¿Y bien? ¿Cuáles son?
- Usted… Le ha gustado este último ramo que he sacado ¿verdad?
- Sí.
- Pero de otro color.
- Exacto.
- ¿Qué color deseaba?
- El naranja mamey.
- Naranja… ¿Mamey?
- Eso he dicho. No quiero que sean amarillas coronadas de rojo sanguina, ni de color coral, ni ocre, ni salmón. Quiero naranja mamey.
- ¿Por alguna razón especial tiene que ser… mamey? ¿No puede ser sólo naranja?
- Porque es el mejor tono que expresa la pasión. Es el color como el la fruta de ese mismo nombre. Las rosas rojas expresan amor, pero… ahora mismo es pasión lo que siento… Además, combinan con mi vestido.
Castle, mirándola, se estaba acordando de su madre y los ensayos que realizaba en casa… Beckett daba la entonación y el énfasis en la letra idónea, la primera parte como si el deseo la comiera por dentro cambiando instantáneamente a una voz inocente buscando el complemento ideal para combinar. La había visto actuar y mentir en otras ocasiones pero no durante tanto tiempo como para hacer un acto completo. Desde luego, si se quedaba sin trabajo, podría probar encima de un escenario ya que al hombre lo estaba desquiciando.
- De acuerdo… Naranja… mamey. Quisiera… preguntar antes a mi compañero… él podría ayudarme a ofrecerles las rosas que buscan – Se asomó por la otra puerta de la trastienda – Rup, Rupert… por favor… ¿Puedes ayudarme a atender a esta pareja?
- Sí, claro – se oyó de fondo.
- Rup, ves a la tienda de planta baja y mira si tenemos allí rosas naranjas. Tráelas todas.
- Enseguida.
Cuando se cruzó Rup en el mostrador con la pareja, los saludó cortésmente con la cabeza mientras se dirigía hacia el exterior. Los dos advirtieron que se trataba de Rupert Warne, el sospechoso inocente que había sido detenido hacía un par de horas. Como había sido advertido por la agente Shaw, quizás cooperase y no pondría tantas objeciones como su compañero. De momento él no se había dado cuenta que ellos eran el gancho.
Rupert salió al vestíbulo y enseguida reconoció a la agente Shaw. Al pasar junto a su lado desvió la mirada al suelo y aceleró el paso. No podía creerse que lo que le estaba pasando esa noche era real. ¿El asesino que tenía aterrorizada a todas Las Vegas entraría a la capilla? Le habían dicho que lo protegerían pero… ¿dónde estaban los agentes? A parte de ella no había nadie más, ¿la policía era ese de paisano que estaba jugando a las máquinas y que lo había mirado de reojo? O… peor aún, ¿ese hombre era el asesino? Aceleró el paso, traería las flores que su compañero había pedido e intentaría no salir del despacho en toda la noche.
Mientras tanto, en el mostrador de la capilla Beckett daba mil y una excusas para rechazar las pocas flores que les quedaban. Unas porque eran moteadas, otras porque eran muy pálidas, otras porque comenzaban a marchitarse, otras porque eran de color naranja fuego…
Beckett hacía memoria del caso en que mataron a un decorador haciéndole tragar unos botes de pintura de muestra. En aquel caso, la clave para resolver el caso estuvo en el detalle del matiz de color que usaron. Un amigo interiorista de la víctima les dio la clave, y de paso unas sesiones intensas sobre los nombres de colores y de las distintas tonalidades de color.
Castle ayudaba dentro de lo que podía, no es que lo dejara hablar mucho debido al papel que había tomado pero le resultó de gran ayuda cuando el dependiente sacó unas variedades típicas de asia y europa. Debido a sus novelas y a la documentación que estudió, distinguió las variedades extranjeras, y como ellos querían las rosas como homenaje al estado de N.York pudo descartarlas con otras excusas nuevas.
En cuanto descartaron todas las rosas naranjas de allí entró Rupert con un cubo con dos ramilletes. Habían tenido suerte y sería fácil rehusarlas. Unas porque según Beckett eran de un naranja tostado y se marcaba mucho la tonalidad ocre y el último tenía los pétalos ajados.
- ¿Ya tenéis los preparativos realizados? – Preguntó una voz a su espalda.
- ¡Jordan! Te estábamos esperando. Miren – dirigiéndose a los dependientes - quiero presentarles a nuestra madrina. Es la que nos ha dado suerte y gracias a ella hemos conseguido los tres millones.
- Mucho gusto.
- El gusto es mío. – Rup tan sólo pudo saludar con la cabeza, le sudaban las manos y ahora empezó a notar pinchazos en el estómago.
- Jordan ¿Te puedes imaginar que no tienen las flores que yo quiero? Con lo sencillo que es pedir unas rosas, de color naranja mamey, cortadas de hoy mismo ¿Tú te crees? Tampoco pido mucho ¿verdad?
- Verdad. Si no las tienen ¿No pueden encargarlas?
- ¡Eso les he dicho y me dicen que la gente está durmiendo! Esto no es dar calidad de servicio a sus clientes… Estoy pensando seriamente en poner una reclamación.
- Es que hoy en día no es como antes… La gente se vuelve más cómoda y no quiere trabajar tanto.
- Señoras, por favor, no digan lo que no es…
- ¡Y… ¿Por qué están tardando tanto en conseguirlas?, Ya debería estar diciendo el “Sí, quiero” ahí adentro!... ¿tiene las que yo quiero?
- Con éstas hemos acabado con todas.
- Pues pídalas. Vamos a pagar sus servicios ¿Qué le cuesta?
- Eh… no sé, quizás… Tengo dos o tres proveedores pero no quiero molestarlos si no tienen las flores que…
- ¿Y cual de esos tres es el que menos problemas le da? ¿El que más variedad tiene? o… ¿el que mejor flores tiene? Llama a ese y no nos hagas perder tanto el tiempo.
- Sr… – Castle se dirigió al dependiente para intentarlo de convencer
- Jenks, Larry Jenks.
- Sr. Jenks. No sé exactamente el apuro que tiene por tener que llamar. Yo de usted consultaría con su compañero si vale la pena perder la cantidad de dinero que estamos dispuestos a ofrecerle por contratar sus servicios.
Larry echó una mirada a su compañero en señal de aprobación y viendo que éste parecía estar de acuerdo finalmente preguntó.
- ¿Quién crees que puede tenerlas? ¿Lydia la de Florales?
- No – Rupert no podía quitar la vista de la agente Shaw, así que en cuanto ella hizo una leve negación con la cabeza él dio la misma contestación.
- ¿Nelson de Lindas?
- No.
- Pues… ¿Sam? Aunque él no tiene mucha cantidad.
- El sí – En este caso la agente Shaw le hacía un SÍ - Tú siempre me has dicho que es el que mejor calidad tiene ¿no? Podrías probar con él.
Rupert le alargó el teléfono inalámbrico para que lo llamase. Larry buscó en su agenda un número, lo tecleó y comenzó a hablar.
- Sí sería para ahora… Rosas naranja mamey… de hoy… ¿Cuándo las podríamos tener?... De acuerdo.
- ¿Y bien? – Preguntó Beckett con auténtica impaciencia.
- Las tendrá aquí en 10 minutos.
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Bueno, bueno, parece que se acerca el momento!!!
Buen capi! sigue pronto
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BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
¡Qué interesante estááááá!
Sigue pronto porfaaaaaaaaaaaaaaaaa
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GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
genial capitulo
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CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Hay que admitir que Beckett sabe como actuar y ser insistente en lo que quiere
JAJAJAJA
Continua lo prontooo...
JAJAJAJA
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Maku_Stanathan- Policia de homicidios
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
me he leido el fic entero en 3 dias
y me encanta esta genial
ui beckett que caracter saca cuando actua
siguelo pronto lo as dejado interesantisimooo!!
quiero saber ya quien es el asesino
y me encanta esta genial
ui beckett que caracter saca cuando actua
siguelo pronto lo as dejado interesantisimooo!!
quiero saber ya quien es el asesino
castlefan :)- Escritor novato
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
castlefan escribió:me he leido el fic entero en 3 dias
y me encanta esta genial
ui beckett que caracter saca cuando actua
siguelo pronto lo as dejado interesantisimooo!!
quiero saber ya quien es el asesino
¿3 días? Dios... Te tengo que hacer un monumento.
Ando un poco atascá (por tiempo y por ideas), estoy reescribiendo varias veces porque no me gusta cómo queda. En cuanto tenga algo aceptable lo subo.
GRACIAS A TODOS POR CONTESTAR!!
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
- Sí sería para ahora… Rosas naranja mamey… de hoy… ¿Cuándo las podríamos tener?... De acuerdo.
- ¿Y bien? – Preguntó Beckett con auténtica impaciencia.
- Las tendrá aquí en 10 minutos.
Se retiraron a la sala de espera. En 10 minutos entraría el primero de los que pretendían capturar esa noche.
Beckett se sentó en una silla entrelazando las piernas mientras se arreglaba y estiraba por enésima vez la minúscula falda de su vestido. Shaw se sentó también a su lado entrelazando las piernas y mirándose el escote por si se había despasado algún botón de más. Por su parte Castle se sentó al lado de Kate, primero en una posición habitual, cambió recostándose sobre el asiento… se pasó la pierna derecha por encima de la izquierda ayudándose con las manos… luego al revés…
Castle estaba nervioso, finalmente se levantó y empezó a pasear por la habitación a derechas y a izquierdas. No entendía cómo Beckett y Shaw podían mostrarse tan tranquilas ¿ni siquiera estaban inquietas? No hablaban mucho entre sí, tan sólo unas pocas palabras pero cuando lo hacían parecía que estaban en una cafetería hablando de sus cosas. Se reclinaban en la silla pasando un brazo por detrás del respaldo y se juntaban para susurrarse unas palabras… casi siempre acababa saliendo una sonrisa de alguna de ellas.
Volvió a sentarse y comenzó a tamborilear el suelo con el tacón del zapato mientras miraba hacia la puerta que daba acceso al mostrador.
Escudriñando si veía a alguien nuevo en el interior sintió un calor tibio sobre el dorso de la mano que tenía apoyada en su rodilla. Se miró la mano para saber la causa de esa tibieza y vió que otra mano entrelazaba los dedos con los de él. Levantó la vista y Beckett le estaba mirando fijamente. Estaba tranquila y con una mirada interrogativa hacia él, pero serena. Le pareció vislumbrar una leve sonrisa en su comisura.
Con ese suave lazo de sus dedos le estaba transmitiendo todo el sosiego y confianza de ella, su mirada prácticamente lo tenía hipnotizado y poco a poco consiguió apaciguar sus nervios. Cuando ella notó que dejaba de repiquetear el suelo con los pies apretó su mano en señal de complicidad y agrandó su sonrisa. Castle correspondió a su apretón mientras gesticulaba un “gracias” inaudible.
- ¿Pueden volver a pasar de nuevo? – Interrumpió Larry frente a ellos.
- ¡Claro! – Beckett se levantó tirando de Castle para que la siguiera. Tomados de la mano y seguidos de la agente Shaw entraron en la sala de exposición.
- Aquí… pemítanme que les presente a Sam, él les mostrará las flores.
Un hombre joven con vaqueros y camisa a cuadros les saludó cortésmente. Levantó del suelo un búcaro repleto de rosas naranjas. Aunque Castle y Beckett no eran profesionales del oficio sí pudieron notar que tenían un algo que sólo podían compararse con las mejores flores que les habían sacado en la tienda. Si no fuera por la oscura verdad que escondían, realmente podían presentarse como las mejores que hubieran tenido en sus manos.
- ¡Sí! ¡Esas son las que quiero! – Exclamó Beckett palmoteando con la emoción de la novia de haber encontrado lo que buscaba.
- ¿Podría preparar el ramo para que lo viésemos terminado? – Preguntó Castle.
- Sí claro. Faltaría más. Larry me ha dicho por teléfono que esta boda para ustedes es más que especial y querían un ramo igual de perfecto ¿es así?
- No se equivoca, somos de N.York y queríamos esas rosas en honor a nuestra ciudad. – Castle repitió su procedencia. Le había parecido que Larry lo había mencionado antes cuando hablaba por teléfono pero así se aseguraba que Sam tendría claro que ellos eran el objetivo.
- Sí. Larry me lo ha comentado. Le aseguro que estas flores son únicas. Podría decirle que están preparadas exclusivamente para ustedes.
- Eso suena genial.
Sam cogió unas tijeras y cinta de rafia de la estantería y se fue a la parte trasera, al taller donde no podían verlo. Estaba preparando el ramo. Beckett se giró dando las espaldas a Larry, apoyándose en el mostrador y de una mirada señaló a Castle el interior de la tienda. Ahora sí se le notaba la preocupación, estaba pensando que estaba preparando el ramo al completo, incluyendo el narcótico.
Cinco minutos más tarde, Sam salió con el ramo de rosas naranjas en el que se entremezclaba pequeñas briznas de papabel amarillo envueltas delicadamente en tela sinamay. Sam ofreció el ramo para que lo inspeccionase la novia y diese su aprobación final. Beckett lo agarró con sumo cuidado y lo enseñó a sus acompañantes.
Ella, siguiendo el plan trazado iba a olerlo para corroborar la intoxicación y poder presentar cargos contra Sam. Soltó el aire, se acercó el ramo a la cara y cuando estuvo a punto de inspirar Castle la detuvo.
- Cariño ¿puedo ver el ramo un momento? – impidiendo que Beckett subiera el ramo.
- ¡Nooo! ¿Qué…? Esto… ¿pasa algo?
- Me ha parecido ver un alambre, déjamelo un momento, no quiero que te hagas daño amor.
Castle le arrebata el ramo a Beckett y empieza a inspeccionarlo por debajo. Separa cuidadosamente la tela del arreglo floral y mira el interior. Separa un poco las flores y tanto Larry como Sam no les agradaba ver el manoseo al que está sometiendo a las flores. Después de repasar todo el ramo concluye con una sonrisa de satisfacción.
- El ramo es perfecto, no tiene ningún alambre, han hecho un trabajo estupendo – Dijo dirigiéndose a los dependientes - y es más Kate… huele de maravilla.
Al decir esto último Castle se acerca al ramo y da una bocanada grande de aire, inspirando sonoramente el aroma del ramo. Beckett no reaccionó a tiempo para quitárselo teniendo que ahogar el “No” que salía de su garganta.
- Toma cariño – ofreciéndoselas a Beckett – son exactamente como nos las imaginábamos. Te va a encantar olerlas.
- Yo… yo… - Beckett no sabía cómo conestarle, estaba claro que por la insinuación y los parpadeos continuos que le había provocado a Castle esas flores venían con el lote completo – Quería estrenarlas yo. Ahora ya no será lo mismo.
- Lo siento, ya está hecho. No he podido evitarlo… Te prometo que te lo compensaré.
Ante la indicación de Larry se dispusieron a entrar en la capilla. Castle cuando pasó al sado de Sam éste lo paró. Shaw que andaba detrás de ellos viéndolo todo se paró también a escuchar
- Amigo… ¿Quiere compensárselo a su novia? – Viendo la desorientación de Castle – Lo del ramo de flores
- Eh… sí.
- Ya que su novia quería estrenar ramo… ¿por qué no le regalas otra flor? Mi socio te puede traer una que le va a encantar y tardaría lo que dura la ceremonia.
- ¿Socio? – Interumpió Shaw – Larry nos dijo que usted era un floricultor particular.
- Sí, bueno… El negocio lo llevamos entre dos. Podría traer una y se la regalas a tu novia de sorpresa. ¿Qué te parece? Dirigiéndose de nuevo a Castle.
- Me parece bien, ehh… lo único es que… Kate se daría cuenta.
- Tu tranquilo, después de la boda le pones una excusa para irte un momento y te la doy. Ya lo hemos hecho otras veces.
- ¿Dices que tu socio la trae? – Preguntó Shaw - ¿está por aquí cerca?
- Bueno el… no tardaría mucho, tan sólo la ceremonia.
- Por curiosidad… ¿dónde criáis las flores? Porque son peciosas y Las Vegas es todo un desierto.
- Ja, ja, ja, ja. Eso es… secreto profesional – guiñándole un ojo a Shaw.
- ¿Y bien? – Preguntó Beckett con auténtica impaciencia.
- Las tendrá aquí en 10 minutos.
Se retiraron a la sala de espera. En 10 minutos entraría el primero de los que pretendían capturar esa noche.
Beckett se sentó en una silla entrelazando las piernas mientras se arreglaba y estiraba por enésima vez la minúscula falda de su vestido. Shaw se sentó también a su lado entrelazando las piernas y mirándose el escote por si se había despasado algún botón de más. Por su parte Castle se sentó al lado de Kate, primero en una posición habitual, cambió recostándose sobre el asiento… se pasó la pierna derecha por encima de la izquierda ayudándose con las manos… luego al revés…
Castle estaba nervioso, finalmente se levantó y empezó a pasear por la habitación a derechas y a izquierdas. No entendía cómo Beckett y Shaw podían mostrarse tan tranquilas ¿ni siquiera estaban inquietas? No hablaban mucho entre sí, tan sólo unas pocas palabras pero cuando lo hacían parecía que estaban en una cafetería hablando de sus cosas. Se reclinaban en la silla pasando un brazo por detrás del respaldo y se juntaban para susurrarse unas palabras… casi siempre acababa saliendo una sonrisa de alguna de ellas.
Volvió a sentarse y comenzó a tamborilear el suelo con el tacón del zapato mientras miraba hacia la puerta que daba acceso al mostrador.
Escudriñando si veía a alguien nuevo en el interior sintió un calor tibio sobre el dorso de la mano que tenía apoyada en su rodilla. Se miró la mano para saber la causa de esa tibieza y vió que otra mano entrelazaba los dedos con los de él. Levantó la vista y Beckett le estaba mirando fijamente. Estaba tranquila y con una mirada interrogativa hacia él, pero serena. Le pareció vislumbrar una leve sonrisa en su comisura.
Con ese suave lazo de sus dedos le estaba transmitiendo todo el sosiego y confianza de ella, su mirada prácticamente lo tenía hipnotizado y poco a poco consiguió apaciguar sus nervios. Cuando ella notó que dejaba de repiquetear el suelo con los pies apretó su mano en señal de complicidad y agrandó su sonrisa. Castle correspondió a su apretón mientras gesticulaba un “gracias” inaudible.
- ¿Pueden volver a pasar de nuevo? – Interrumpió Larry frente a ellos.
- ¡Claro! – Beckett se levantó tirando de Castle para que la siguiera. Tomados de la mano y seguidos de la agente Shaw entraron en la sala de exposición.
- Aquí… pemítanme que les presente a Sam, él les mostrará las flores.
Un hombre joven con vaqueros y camisa a cuadros les saludó cortésmente. Levantó del suelo un búcaro repleto de rosas naranjas. Aunque Castle y Beckett no eran profesionales del oficio sí pudieron notar que tenían un algo que sólo podían compararse con las mejores flores que les habían sacado en la tienda. Si no fuera por la oscura verdad que escondían, realmente podían presentarse como las mejores que hubieran tenido en sus manos.
- ¡Sí! ¡Esas son las que quiero! – Exclamó Beckett palmoteando con la emoción de la novia de haber encontrado lo que buscaba.
- ¿Podría preparar el ramo para que lo viésemos terminado? – Preguntó Castle.
- Sí claro. Faltaría más. Larry me ha dicho por teléfono que esta boda para ustedes es más que especial y querían un ramo igual de perfecto ¿es así?
- No se equivoca, somos de N.York y queríamos esas rosas en honor a nuestra ciudad. – Castle repitió su procedencia. Le había parecido que Larry lo había mencionado antes cuando hablaba por teléfono pero así se aseguraba que Sam tendría claro que ellos eran el objetivo.
- Sí. Larry me lo ha comentado. Le aseguro que estas flores son únicas. Podría decirle que están preparadas exclusivamente para ustedes.
- Eso suena genial.
Sam cogió unas tijeras y cinta de rafia de la estantería y se fue a la parte trasera, al taller donde no podían verlo. Estaba preparando el ramo. Beckett se giró dando las espaldas a Larry, apoyándose en el mostrador y de una mirada señaló a Castle el interior de la tienda. Ahora sí se le notaba la preocupación, estaba pensando que estaba preparando el ramo al completo, incluyendo el narcótico.
Cinco minutos más tarde, Sam salió con el ramo de rosas naranjas en el que se entremezclaba pequeñas briznas de papabel amarillo envueltas delicadamente en tela sinamay. Sam ofreció el ramo para que lo inspeccionase la novia y diese su aprobación final. Beckett lo agarró con sumo cuidado y lo enseñó a sus acompañantes.
Ella, siguiendo el plan trazado iba a olerlo para corroborar la intoxicación y poder presentar cargos contra Sam. Soltó el aire, se acercó el ramo a la cara y cuando estuvo a punto de inspirar Castle la detuvo.
- Cariño ¿puedo ver el ramo un momento? – impidiendo que Beckett subiera el ramo.
- ¡Nooo! ¿Qué…? Esto… ¿pasa algo?
- Me ha parecido ver un alambre, déjamelo un momento, no quiero que te hagas daño amor.
Castle le arrebata el ramo a Beckett y empieza a inspeccionarlo por debajo. Separa cuidadosamente la tela del arreglo floral y mira el interior. Separa un poco las flores y tanto Larry como Sam no les agradaba ver el manoseo al que está sometiendo a las flores. Después de repasar todo el ramo concluye con una sonrisa de satisfacción.
- El ramo es perfecto, no tiene ningún alambre, han hecho un trabajo estupendo – Dijo dirigiéndose a los dependientes - y es más Kate… huele de maravilla.
Al decir esto último Castle se acerca al ramo y da una bocanada grande de aire, inspirando sonoramente el aroma del ramo. Beckett no reaccionó a tiempo para quitárselo teniendo que ahogar el “No” que salía de su garganta.
- Toma cariño – ofreciéndoselas a Beckett – son exactamente como nos las imaginábamos. Te va a encantar olerlas.
- Yo… yo… - Beckett no sabía cómo conestarle, estaba claro que por la insinuación y los parpadeos continuos que le había provocado a Castle esas flores venían con el lote completo – Quería estrenarlas yo. Ahora ya no será lo mismo.
- Lo siento, ya está hecho. No he podido evitarlo… Te prometo que te lo compensaré.
Ante la indicación de Larry se dispusieron a entrar en la capilla. Castle cuando pasó al sado de Sam éste lo paró. Shaw que andaba detrás de ellos viéndolo todo se paró también a escuchar
- Amigo… ¿Quiere compensárselo a su novia? – Viendo la desorientación de Castle – Lo del ramo de flores
- Eh… sí.
- Ya que su novia quería estrenar ramo… ¿por qué no le regalas otra flor? Mi socio te puede traer una que le va a encantar y tardaría lo que dura la ceremonia.
- ¿Socio? – Interumpió Shaw – Larry nos dijo que usted era un floricultor particular.
- Sí, bueno… El negocio lo llevamos entre dos. Podría traer una y se la regalas a tu novia de sorpresa. ¿Qué te parece? Dirigiéndose de nuevo a Castle.
- Me parece bien, ehh… lo único es que… Kate se daría cuenta.
- Tu tranquilo, después de la boda le pones una excusa para irte un momento y te la doy. Ya lo hemos hecho otras veces.
- ¿Dices que tu socio la trae? – Preguntó Shaw - ¿está por aquí cerca?
- Bueno el… no tardaría mucho, tan sólo la ceremonia.
- Por curiosidad… ¿dónde criáis las flores? Porque son peciosas y Las Vegas es todo un desierto.
- Ja, ja, ja, ja. Eso es… secreto profesional – guiñándole un ojo a Shaw.
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qwerty- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
me ha encantado todo el capitulo
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CASKETT ALWAYS
Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
wwooowww!! Quiero mas
continua lo pronto
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Maku_Stanathan- Policia de homicidios
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Sigue pronto!! está genial!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: Vuelta al Trabajo - [Actualizado 18-04-2012]
Fantástico el fic... para cuándo más
Sara Castle- Ayudante de policia
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