Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Cata Castillo escribió:Muchas gracias por otro capítulo sorprendente y espectacular. Lo mejor los celos de los dos.
Gracias también por recordarme a Dempsey y Makepeace, me encantaba esa serie, creo recordar que en España la llamaron "Como el perro y el gato" (como siempre tan originales en las traducciones). Me encantaría volver a verla.
Estoy con el siguiente... espero tenerlo antes de las 21:45 (hora española)
Si no me diese tiempo, lo siento, pero creo que el país se parará durante las siguientes dos horas... Y YO CON EL
En cuanto a "como el perro y el gato" creo que las bajé por internet hace un par de años cuando FDF la emitió de nuevo.
GRACIAS por comentar...
Anver- Policia de homicidios
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Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Busque en Youtube los videos de esta serie. Parecia muy buena!!! y tienes varias temporadas. Que tenga recuerdo en Argentina no se emitio. Lastima
Gracias!!!
Gracias!!!
silvanalino- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
He estado leyendo este fin de semana los 17 capítulos de tu fic y waaaau es genial. Tienes mucho talento para esto ( me has super enganchado a él ). Sigue así
Un saludo!
Un saludo!
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Como lo prometido es deuda... Creo que me he pasado un poco con la extensión... no sabía si quitar una parte... pero no he podido hacerlo...
CAPITULO 18
En Nueva York, Paula, la representante de Castle recibía una llamada desde la editorial inglesa que tenía los derechos en Londres. El share de la entrevista de Castle que acababa de terminar en la televisión era muy bueno, querían aprovechar el tirón. Le proponían participar en una cena con las veinte primeras personas que habían reservado su último libro en internet. Seria una excelente publicidad, todas eran mujeres, y todas estaban locas por los huesos del escritor y él estaba soltero, cosa que atraía aún más a sus fans. Grabarían durante el sábado y lo emitirían unas semanas después, para dar tiempo a la TV a hacer la publicidad necesaria.
- Mañana veremos las cifras de ventas después de la entrevista, créeme Paula, conozco como funciona esto aumentarán un 25% mínimo durante los próximos días, si explotamos ese feeling, y hacemos esto, verás como en un mes se doblan. No creo que sea una oportunidad que quieras dejar escapar. Piénsalo. Es una buena cifra.
- Tengo que hablar con el Sr. Castle. Esta de viaje privado y no sé si estará dispuesto a hacerlo. Y me temo que en esta ocasión él tiene compañía femenina.
- Eso realmente no importa, tan sólo tendremos que asegurarnos que no se les ve juntos hasta la emisión del programa. Nos jugamos mucho dinero si sale bien. Paula piénsalo y convéncele.
- Veremos. Te llamo cuando tenga una respuesta, sea cual sea.
- Espero impaciente.
Paula miró la hora, las siete y media de la tarde. Sumo cinco horas y le pareció algo tarde para molestarle. Estaría con su inspectora, y mejor no ser ella quien rompiese el momento, necesitaba que Richard siguiese escribiendo y estaba claro que esa mujer era justo lo que él necesitaba para seguir haciéndolo. Ella no solía leer los libros de sus representados, ese no era su trabajo, a ella le importaba como escribía si eso le reportaba beneficios, pero por curiosidad, en los dos últimos años se había puesto al día y había leído todos los libros de Castle. Había notado un cambio en la forma de escribir desde la primera novela basada en Nikki Heat, y entendía que gran parte de su público asiduo fuesen mujeres ¿Qué mujer no se querría identificar con la personalidad e inteligencia de la protagonista? Configuró la alarma de su móvil, para llamarle a las nueve de la mañana hora de Londres, recogió sus cosas y se marchó a su casa.
- ¿Sarah?
- Hola Anthony – dijo ella sonriendo a la pantalla de su ordenador
- Es jueves por la tarde, empieza el fin de semana ¿no? ¿te apetece tomar algo conmigo?
- Claro… ¿me das diez minutos?
- Voy para allí.
Unos minutos más tarde, ambos entraban por la puerta de la cervecería más cercana a comisaría. Se sentaron en unos taburetes en la barra y pidieron dos cervezas y vieron por la televisión un partido de baloncesto, ambos empezaron a hablar efusivamente sobre los Knicks. Pasaron un par de horas y distintos temas de conversación, y en un momento, ambos en el más completo silencio, tornaron su mirada más intensa en los ojos contrarios… Sarah se dejó llevar por esos ojos azules, con los que tanto había soñado últimamente, en esas alas de mariposa y en ese recibo de correos… Anthony fue acercándose a ella, quería besarla… Sarah tembló y recobró su mirada habitual…
- Anthony, yo… - le dijo nerviosa – tengo que irme… lo siento.
Anthony se sintió un estúpido. No había entendido que sólo estaba siendo simpática con él. Y él pensando que le gustaba. Se alegró de haberse quedado a centímetros de sus labios, si la hubiese besado quizá todo sería peor.
- Bien. Te acompaño a casa –dijo poniéndose en pie y sacando un billete para dejarlo sobre la barra
- No.
- ¿Cómo?
- Perdona, de verdad, tengo que irme, gracias por todo – le dijo saliendo de la cervecería y dejando a Anthony totalmente hundido.
Odiaba haber tenido que dejarle así. Pero necesitaba urgentemente ir a ver a su abuelo. “Si para Gates era importante, para ella era urgente” se recordó. Anthony la vio correr hacía su coche y se revolvió en la calle dando un puñetazo en la pared.
Kate estaba totalmente tumbada sobre Richard, este la abrazaba sin dejar que se moviese, ella lo había intentado, pero él le dijo que quería que se quedase así, quería acariciarla, su pelo, su espalda…
- ¿Qué es lo que te ha pasado Kate? ¿Me lo vas a contar?
- Oh, nada, no ha pasado nada – dijo esquiva
- ¿Tú has visto como has dado las buenas noches y me has arrastrado hasta aquí? Han debido de alucinar.
- O simplemente habrán pensado que tenía ganas de estar contigo ¿no?
- No es propio de Beckett dejarse llevar así por sus propios deseos…
- Te dije esta mañana que jugaría con mi ratón cuando yo quisiese…
- Me ocultas algo
- Ya estas dejando tu imaginación volar de nuevo.
- ¿Viste la entrevista? – dijo cambiando de tema, se había cerrado en banda y no conseguiría más por el momento.
- Claro.
- ¿Y?
- Todo previsible. Según te preguntaban, yo respondía por ti.
- ¿Algún día te cansaras de saberlo todo y llevar la razón siempre?
- Alguno, pero hoy no.
- Es curioso, pero luego cuando hay que criticar en voz alta, se critica sólo mi ego…
- Lo tuyo es ego, pero yo lo sé todo, al menos sobre ti Rick – dijo girando su cuerpo poniéndose de espaldas en la cama y arrastrándole con ella obligándole a quedar encima apresado por el abrazo de sus largas piernas – y sé que ahora tú quieres esto.
No pudo llevarle la contraria. Se limitó a sujetar sus manos sobre la almohada y empezar a cubrir de besos su cuello…
Sarah conducía a toda velocidad. Cuando llegó a la residencia, pasó por delante de la recepcionista soltando un apenas audible “buenas noches” a la carrera. La recepcionista movió la cabeza negativamente. Los residentes no tenían problema de horario para recibir visitas, pero los familiares y amigos de Ben Carter tenían la extraña manía de ir siempre a verle en horarios disparatados. Sarah entró en la habitación de su abuelo, pero no estaba allí. Fue hasta la sala común, quizá estaba jugando a las cartas con alguien… tampoco estaba allí. Sarah se asustó. Salió al jardín, dirigiéndose hasta el banco más alejado y según se acercaba, le divisó allí sentado, pensativo. Su corazón se agitó de alegría. Tenía algo importante que contarle, por fin.
Ben cogió la mano de su nieta.
- Has dado con ello querida. Seguro. Ve a recuperarlo y no digas nada a John, si se enterase que vuelves a la casa de Smith inventa cualquier escusa. Tengo que hablar con Victoria y que lo compruebe. Esa capacidad tuya… es un don. Y ahora deberías de irte. Descansa y espera que te llame.
- Si abuelo
A los cinco minutos de marcharse Sarah, Ben observaba la carretera de acceso a la residencia. Ni un alma detrás de su nieta. Todo bien. Como debía ser si querían triunfar en esto. Marcó el número de Victoria en el móvil desechable y espero respuesta.
- Gates
- ¿Dónde estas?
- En el coche, camino de casa
- Vuela hasta aquí, hay noticias.
- Dame quince minutos.
Victoria colgó nerviosa. Esperaba recibir una llamada así. Algo que les sacase del estancamiento. Pero ahora la cuestión era si las noticias eran buenas o malas. Se alegró por tener a Sarah en esto. Cuanto necesitaba tener aliados. Ojalá y todo se arreglase cuanto antes y pudiese tener también al equipo de Beckett como aliados. No había otra cosa que apreciase más en esta profesión que la lealtad. Dio varias vueltas con el coche por las calles, dibujando un ocho y cerciorándose que no tenía compañía. Tras estar segura que no era así, voló hasta la residencia, provocando de nuevo la desaprobación de la recepcionista, a la que saludo escuetamente y se dirigió directa al jardín, buscando a Ben sentado en su banco de siempre.
- Creo que tenemos una buena pista Victoria – ella suspiró, eran buenas noticias
- ¿Qué ha encontrado Sarah?
- Un recibo de correos, tendrás que comprobarlo, pero puede que Smith fuese hábil y sacase la documentación de su casa temiendo lo que podía pasarle.
- ¿Y bien? ¿Sabemos a quien ha podido enviársela?
- Te sorprenderá
- Ben por Dios, no me hagas sufrir más…
- Se la ha enviado a Ted Grady.
- ¿A quien?
- Ted Grady… por tu cara intuyo que no le conoces
- ¿Debería hacerlo?
- Confieso que yo tampoco se quién era, hasta que Sarah lo ha unido todo.
- ¿Lo vas a compartir viejo zorro o me vas a tener aquí hasta que me jubile como tu? – Ben río.
- Es un periodista del New York Times. Escribe sobre arte, en concreto sobre pintura.
- ¿Crees que se lo habrá enviado a él?... - maldito Smith, pensó, a saber que podía haber hecho un periodista bohemio con esa información, quizá la hubiese destruido.
- Ted Grady es nieto de Joyce Loods – Victoria abrió la boca - Sarah lo sabe porque una compañera suya lo había conocido en una exposición de pintura, no ha querido utilizar a su abuela y le tienen relegado a escribir pequeños artículos apenas sin trascendencia. El recibo le había pasado inadvertido, pero llevaba varios días con una imagen grabada, hasta que se acordó que le había gustado uno de los artículos de Ted sobre un pintor que solo pinta mariposas y lo comprendió todo.
- ¿Y ese recibo está en casa de Smith?
- Si, Sarah irá a recuperarlo.
- Ben… esto es importante, Joyce siempre colaboró con nosotros y se llevaba información de primera mano gracias a eso. Quizá Smith le envió los datos a él confiando que los utilizaría cuando fuese necesario.
- Tienes que averiguar si los tiene, y que tiene pensado hacer con ellos ahora que Smith ha muerto.
Victoria salió de la residencia con la moral renovada. No podía perder tiempo, pero no quería dar pasos en falso que pusiesen sobre aviso al enemigo. Actuaría con cautela. Era importante recuperar esos documentos.
Sarah subió en el ascensor del edificio de Smith. Abrió la puerta de la casa de Smith evitando hábilmente el precinto con el que sus compañeros habían sellado la puerta. Entró en el despacho de Smith y cogió el recibo de correos sonriendo. Lo dobló y guardo en el bolsillo trasero de sus ajustados jeans y salió por donde había entrado, cerciorándose que el precinto estaba como si ella no hubiese entrado nunca. Estaba satisfecha, salvo por haber dejado a Anthony con sus labios casi pegados a los suyos… ya le compensaría…
El francotirador observó desde su escondite a Sarah mientras guardaba el recibo. ¿Qué demonios era eso? ¿Quién era y que hacía allí? Sería mejor seguirla, quizás no fuese nada, pero él tenía tiempo y una orden que cumplir. Esperó a que saliese de la casa para seguirla y averiguar quien era y que era lo que había cogido de allí.
A las siete de la mañana, en Europa, Richard se despertaba con el cosquilleo de unos besos sobre su espalda y el olor a desayuno inglés subiendo desde la cocina.
- Deberíamos bajar – le dijo Kate cuando le vio despierto – anoche creo que no fui muy cortés secuestrándote y dejándoles allí.
- Ajajá!!! Reconoces tu culpabilidad ¿eh? – le dijo Richard volviéndose hacía ella – Quiero hacer constar que me sentí un hombre objeto – le dijo con tono serio y señalándola con el dedo índice.
- ¡Seguro! me lo dejaste claro desde el momento que me cogiste en brazos
- Te aprovechaste de mi -aseguró
- ¿Perdona? Más bien fue al contrario. Creo que probar cuatro tipos diferentes de cerveza no me sentó muy bien.
- Intenté contenerte… pero tu lado felino…. ¿lo pasaste bien?
- Digamos que me gustó el ambiente, tuve una buena conversación, pero... –él la miró interrogante – te eché de menos.
- No esperaba menos –y la besó en los labios –No sé como no notabas mi presencia, me aburrí como una ostra en esa entrevista y no dejé de pensar donde estarías. ¿Bajamos?
Cuando les vieron aparecer por la puerta de la cocina, Harry intentó contener una sonrisa mientras les daba los buenos días, pero Jimmy, como siempre, fue más directo
- ¿Qué tal esa cabeza inspectora? – le dijo recibiendo un codazo de Harry
Kate se sonrojó
- Disculparme por haberos dejado así anoche. Ni siquiera te pregunté si Richard te había dado problemas.
- No te disculpes, no es culpa tuya. No te advertí que tuvieses cuidado de no seguir los consejos de Jimmy. Seguro que intentó que probases todas las cervezas de Londres en dos horas.
- Venga Harry, al final la culpa de todo siempre acaba siendo mía – se defendió Jimmy guiñando un ojo a Kate cuando creía que Richard no le miraba y provocando la sonrisa de ella, que captó en seguida que Jimmy lo había hecho por la conversación que habían mantenido anoche sobre los sentimientos de Castle.
- Y debo decir que Richard se portó como todo un caballero ¿tienes ascendencia inglesa? – le preguntó directamente para provocar a Jimmy y su exagerado patriotismo americano.
- Pues… la verdad… es que no lo sé… sería divertido, dijo sonriendo con sus ojos… y ¿si fuese el único heredero de algún noble rico? – río - ¿te imaginas? – le dijo a Kate
- Siempre igual – dijo para los demás – todo el día dejando volar su mente. Ya eres rico Castle ¿no es suficiente y ahora también quieres un título?
- Puede que eso aumentase más mis ventas…
- Creo que lo que aumentaría sería más aún los aires de importancia que te das… - él iba a protestar pero en ese momento su móvil comenzó a sonar
- Hablando de ventas, es Paula. Disculparme –dijo saliendo de la cocina para hablar con tranquilidad.
- Es su representante – aclaró Kate - ¿De verdad no hizo de las suyas ayer?
- Bueno, no sé a que te refieres exactamente con hacer de las suyas, estuvo muy callado y atento a todo lo que le decían, discutieron un poco sobre un par de preguntas de su vida personal que él dijo que no le hiciesen porque no iba a contestarlas y cuando acabo la entrevista se mantuvo igual de callado. Debo decir que se encargó que me dejasen moverme y me facilitasen todo lo que yo quisiera, me sorprendió que nadie le puso pegas. Debían de estar deseando hacerle esa entrevista.
Kate se sorprendió al oír que no quería contestar a preguntas sobre su vida personal. ¿Qué clase de preguntas le habían propuesto? Ya se lo sonsacaría en otro momento. Cambiaron de tema y hablaron sobre lo que les apetecía hacer hoy, aunque Harry dejó muy claro que no hiciesen planes para la noche, pues había reservado mesa en un restaurante al que quería llevarles. Instantes después Richard regresó a la cocina.
- Me temo que mañana tengo que volver a la televisión. Le han propuesto a Paula que grabemos un encuentro con los primeros veinte lectores que reservaron mi último libro por internet y dice que no debo negarme, le han dado a primera hora los resultados de ventas de esta noche por internet y la verdad es que el aumento me ha sorprendido – miró a Kate, tendría que decirle todo, pero mejor cuando subiesen a la habitación.
- ¿Te apetece hacerlo? – le preguntó ella sabiendo que él podía negarse si quería y egoístamente pensando que no quería volver a estar sin el.
- ¿Te apetece a ti perseguir asesinos por Nueva York? Es trabajo. A veces lo hago… no solo consiste en imaginar y escribir…
- Bien – dijo Jimmy – tendrás que facilitarnos la agenda para que nos planifiquemos.
- Ha quedado en enviármela por correo, después la vemos.
Cuando volvieron a la habitación, Richard no sabía muy bien como contarle en que consistía ese encuentro con sus fans.
- ¿Qué te ocurre? Te has quedado muy serio.
- Ven aquí – le dijo abrazándola – es sobre lo de mañana. Tengo que explicarte todo y no quiero que te enfades – ella le miró frunciendo el ceño y haciendo que esa línea tan marcada sobre la parte izquierda se notase a la legua.
- Si tienes esa cara, bueno no es.
- Los primeros veinte lectores son mujeres.
- Bueno, creo que podré superarlo.
- Se supone que yo estoy soltero y sin ningún tipo de compromiso – según lo decía, a ella le iba gustando menos
- Vale – le dijo controlando que no se le notase la rabia que se estaba poco a poco apoderando de ella.
- El “encuentro” será la grabación de una cena con las veinte fans – ella ya no tenía ganas de contestar, se limitó a asentir en silencio – y después una de ellas, por sorteo, me llevará a tomar algo por la noche Londinense, pero eso no se grabará.
Kate se separó de él.
- ¿Y que opinas tú de no tener ningún compromiso?
- Paula ha admitido a la editorial que yo estaba acompañado en este viaje, pero en la editorial han prometido no hacer comentarios al respecto, ni asegurar ni desmentir, jugar con esa ambigüedad. Este programa no es en directo, quieren tener unos días para darle publicidad. Anoche la venta por internet se disparó un 10%, es una cifra importante Kate. Todo esto forma parte de la parafernalia, no debes preocuparte. Creen que pueden aumentarse las ventas en un 50%.
- No has contestado a mi pregunta.
- Kate todo esto ha sido muy rápido, no estaba planeado, y no se lo que esta pasando por tu cabeza en este momento, pero sólo quiero estar a tu lado. Pero también quiero que entiendas que hasta hace unos días tú y yo, no éramos… ¡y te daba igual que tipo de promociones hacía para vender más libros!
- No éramos ¿Qué? ¿Aún no hay una palabra? ¿Aún no sabes que somos? –le interrogó sarcásticamente
- Pareja, soy tu pareja… Tu compañero, tu amigo, tu amante, tu enamorado, soy la persona que quiere pasar el resto de su vida contigo…
- Pero sin la que la prensa se entere, claro… ¿es por si bajan las ventas y luego descubres que te aburres en unos días de tu nueva conquista? – le contestó gritando y gesticulando exageradamente
- ¿Quieres que se enteren? ¿Quieres que llame a Paula? Le puedo decir que he cambiado de opinión que voy a salir contigo en la TV, haremos un especial contando nuestros planes de boda, y le mandamos una copia de la grabación a Powell por si te esta buscando que sepa donde te encuentras – le dijo elevando la voz y mostrando su enfado.
Kate se mantuvo en silencio, apretando los labios y mirando a un punto sin determinar.
- Por Dios Kate, sólo es publicidad – le dijo bajando la voz -No me interesan esas mujeres, seré educado, haré el papel que me conviene y correré a tu lado en cuanto acabe, y en ese momento verás que todo queda en una anécdota más. Llevas viéndolo durante cuatro años, hay quien se vuelve loco al verme y hay quien me odia. Es la fama, y lo siento, pero es parte de mi trabajo, vivo de esto – ella le miró calmada.
- Quiero que llames a Paula – le dijo tajante y él la miró enfadándose de nuevo – le dirás que serán veintiuna las fans, y que la que ganará ese sorteo será Harry, a no ser que prefieras perder ventas y que me salte todos los reglamentos de este país y te pegue un tiro para que no puedas ir a promocionar nada.
Se acercó a ella y volvió a abrazarla.
- Se te podía haber ocurrido un poco antes – le dijo tomando su barbilla y besándola.
- ¿Pegarte un tiro? Llevo cuatro años con esa idea, al final un día…
Cuando volvieron a reunirse los cuatro, Richard les entregó la agenda del día siguiente. Tendrían grabación desde las cuatro de la tarde hasta la noche. Kate les contó la parte que Richard había omitido del sorteo de una cita con él, e hizo participes a ambos que habían amañado el sorteo para que fuese Harry quien lo ganase.
- Inspectora… ha metido la pata – le dijo Jimmy- iba a acompañarle yo a esa grabación… - Kate se quedó callada, no lo esperaba – son muchas mujeres para ti solito, amigo, tendrás que compartir – dijo mirando a Richard y riendo al ver la cara que se le había quedado a Kate.
- Argh – soltó Kate y miró a Harry - ¿No tenía bastante con uno?
- Pues ya tienes dos – contestó Harry – no te preocupes, ya se las devolveremos.
Ese día lo invirtieron en conocer la zona de Westmisnter. Richard se había puesto una gorra de beisbol y unas grandes gafas de sol para evitar que le reconociesen. El ir acompañados de dos estupendos guías, evitaba que llamasen la atención y se mezclasen entre los británicos, comieron en un pequeño café que conocía Harry y tras aprovechar parte de la tarde para pasear cerca del Thamesis, volvieron a casa para prepararse para la cena.
Cuando llegaron, Jimmy y Richard se habían retrasado y hablaban sobre el Jaguar de Harry. Hablaron un rato sin entrar en la casa.
- Será mejor que entremos – dijo Richard – no quiero enfadarla más.
- ¿Problemas en el paraiso eh? ¿Es por lo de mañana?
- Si, mi fama de mujeriego me acompaña, aunque ya no sea así – Jimmy río
- ¿Has visto el jacuzzi que tenéis en el baño? – preguntó a Richard y este asintió – si yo fuese tú, esta noche lo aprovecharía para ablandarla un poco. En el armario del pasillo, en uno de los cajones tiene que haber todo lo necesario, ya sabes, bolas de aromas, velas y eso. ¿Lo miras? Si no están ahí dímelo y busco en nuestro baño.
- No sé, quizá se enfade más si intento meterme con ella en el agua.
- Pues prepáraselo y la esperas fuera. Entremos por detrás y eliges una botella de vino de la vinoteca especial de Lord Winfield – dijo riendo – esta noche cuando lleguemos la llevas a la habitación.
- Vaya, eres todo un celestino
- La experiencia… tres años detrás de Harry
- Te gano por uno – le dijo triunfante – Kate es más cabezota.
Un par de horas después salieron de la casa vestidos elegantemente tal y como Harry les había pedido y se dirigieron al restaurante. Al entrar, el Metre saludo efusivamente a “Lady Harriet y señor Brandon” y ella le pidió que acompañasen a sus amigos a la mesa mientras ellos hablaban un momento.
Les acompañaron hasta una mesa en un reservado, oculta del resto del restaurante, Kate le dijo al ayudante del metre que se habían equivocado, eran cuatro y allí había una mesa para dos.
- Lady Harriet me ha pedido que les entregue esto – y le tendió un sobre
Kate lo abrió. Las llaves del Jaguar, las de la casa y una nota que leyó en voz alta a Richard:
- Olvidaros de nosotros, seremos invisibles. Volved a casa después de cenar o cuando queráis… Feliz aniversario… ¡Vaya Rick!
- ¿Cómo? –dijo Richard
- Rick hoy es viernes… hace una semana que tu y yo –Kate se calló
- Dilo… ¿no te atreves?
- Hace una semana que tu y yo… somos pareja – le dijo cogiendo su mano por encima de la mesa y él la sonrió con la boca y con los ojos.
Se olvidaron por completo de sus “escoltas” y tras la cena regresaron con algún que otro problema hasta la casa. En parte por la conducción por el sentido contrario al que estaban acostumbrados y en parte porque sólo llevaban cuarenta y ocho horas allí y no sabían bien como volver. Aunque intuían que si se perdían, por algún sitio aparecerían para guiarles. Aunque Kate pudo comprobar, que efectivamente, si estaban allí, eran invisibles.
Subieron a la habitación y Richard le dijo a Kate que quería darse una ducha. Ella puso la TV y le dijo que le esperaría en la cama.
Aprovechó para hacer caso a lo que le había dicho Jimmy y preparó el jacuzzi con las bolas de aromas y velas que había preparado antes de ir a cenar. Cuando el agua estaba lista, accionó el mecanismo del Jacuzzi y salió del baño para buscarla. Ella estaba sentada dentro de la cama, con su camiseta de tirantes y en braguitas, y le miró preguntándose como se podía tomar una ducha y salir con el mismo aspecto de antes de entrar. Se acercó a ella, sin mediar palabra, separó la sábana y la cogió en brazos llevándola hasta el baño. Ella, en contra de lo que él pensaba, no protestó. La dejó en el suelo y llevó su mano al tirante de la camiseta, arrastrándolo por su hombro mientras no dejaba de mirarla.
- Te esperaré fuera – le susurró al oído – relájate.
Richard salió del baño cerrando la puerta tras de sí y dejando a Kate sorprendida y con esa sensación de confusión que tenía cada vez que él jugaba así con ella. Se metió al jacuzzi y comenzó a disfrutar del relajante burbujeo en el baño alumbrado únicamente por velas. Pensó que lo único que la faltaba era una copa de vino… y Rick, por supuesto, y como si leyesen su mente, él había entrado en silencio al baño y sentándose al lado del jacuzzi le tendía una copa de vino.
Pasados unos minutos que a ella le parecieron eternos, decidió dejar de jugar con el ratón y le dijo:
- ¿Piensas quedarte ahí sentado en el suelo mirándome? O…
Él la sonrió, levantándose e inclinándose para darle un beso.
- No mi amor. Te espero en la cama – y salió sonriendo sin que ella le viese, se apuntaba otro tanto.
Kate no esperaba aquella reacción. El ratón estaba jugando con ella, sonrió y reclinó su cabeza hacía atrás. Luego compensaría la batalla, y tenía varias ideas en mente…
Después de llegar a su casa, Sarah se relajó tomando una ducha. Al salir del baño con una toalla alrededor del cuerpo y otra en la cabeza, le vio allí, buscando en sus jeans y apoderándose del recibo, corrió hacia su arma, pero el francotirador fue más rápido y abandonó su casa sin que ella pudiese salir detrás…
Cogió el móvil y marcó
- Gates
- Victoria es muy urgente ¿puedo hablar?
*******
FIN DEL CAPITULO 18
G R A C I A S por leer hasta aqui y por vuestros incansables ánimos.
Espero no perder la cabeza hoy y con ella las ideas que poco a poco aparecen....
CAPITULO 18
En Nueva York, Paula, la representante de Castle recibía una llamada desde la editorial inglesa que tenía los derechos en Londres. El share de la entrevista de Castle que acababa de terminar en la televisión era muy bueno, querían aprovechar el tirón. Le proponían participar en una cena con las veinte primeras personas que habían reservado su último libro en internet. Seria una excelente publicidad, todas eran mujeres, y todas estaban locas por los huesos del escritor y él estaba soltero, cosa que atraía aún más a sus fans. Grabarían durante el sábado y lo emitirían unas semanas después, para dar tiempo a la TV a hacer la publicidad necesaria.
- Mañana veremos las cifras de ventas después de la entrevista, créeme Paula, conozco como funciona esto aumentarán un 25% mínimo durante los próximos días, si explotamos ese feeling, y hacemos esto, verás como en un mes se doblan. No creo que sea una oportunidad que quieras dejar escapar. Piénsalo. Es una buena cifra.
- Tengo que hablar con el Sr. Castle. Esta de viaje privado y no sé si estará dispuesto a hacerlo. Y me temo que en esta ocasión él tiene compañía femenina.
- Eso realmente no importa, tan sólo tendremos que asegurarnos que no se les ve juntos hasta la emisión del programa. Nos jugamos mucho dinero si sale bien. Paula piénsalo y convéncele.
- Veremos. Te llamo cuando tenga una respuesta, sea cual sea.
- Espero impaciente.
Paula miró la hora, las siete y media de la tarde. Sumo cinco horas y le pareció algo tarde para molestarle. Estaría con su inspectora, y mejor no ser ella quien rompiese el momento, necesitaba que Richard siguiese escribiendo y estaba claro que esa mujer era justo lo que él necesitaba para seguir haciéndolo. Ella no solía leer los libros de sus representados, ese no era su trabajo, a ella le importaba como escribía si eso le reportaba beneficios, pero por curiosidad, en los dos últimos años se había puesto al día y había leído todos los libros de Castle. Había notado un cambio en la forma de escribir desde la primera novela basada en Nikki Heat, y entendía que gran parte de su público asiduo fuesen mujeres ¿Qué mujer no se querría identificar con la personalidad e inteligencia de la protagonista? Configuró la alarma de su móvil, para llamarle a las nueve de la mañana hora de Londres, recogió sus cosas y se marchó a su casa.
- ¿Sarah?
- Hola Anthony – dijo ella sonriendo a la pantalla de su ordenador
- Es jueves por la tarde, empieza el fin de semana ¿no? ¿te apetece tomar algo conmigo?
- Claro… ¿me das diez minutos?
- Voy para allí.
Unos minutos más tarde, ambos entraban por la puerta de la cervecería más cercana a comisaría. Se sentaron en unos taburetes en la barra y pidieron dos cervezas y vieron por la televisión un partido de baloncesto, ambos empezaron a hablar efusivamente sobre los Knicks. Pasaron un par de horas y distintos temas de conversación, y en un momento, ambos en el más completo silencio, tornaron su mirada más intensa en los ojos contrarios… Sarah se dejó llevar por esos ojos azules, con los que tanto había soñado últimamente, en esas alas de mariposa y en ese recibo de correos… Anthony fue acercándose a ella, quería besarla… Sarah tembló y recobró su mirada habitual…
- Anthony, yo… - le dijo nerviosa – tengo que irme… lo siento.
Anthony se sintió un estúpido. No había entendido que sólo estaba siendo simpática con él. Y él pensando que le gustaba. Se alegró de haberse quedado a centímetros de sus labios, si la hubiese besado quizá todo sería peor.
- Bien. Te acompaño a casa –dijo poniéndose en pie y sacando un billete para dejarlo sobre la barra
- No.
- ¿Cómo?
- Perdona, de verdad, tengo que irme, gracias por todo – le dijo saliendo de la cervecería y dejando a Anthony totalmente hundido.
Odiaba haber tenido que dejarle así. Pero necesitaba urgentemente ir a ver a su abuelo. “Si para Gates era importante, para ella era urgente” se recordó. Anthony la vio correr hacía su coche y se revolvió en la calle dando un puñetazo en la pared.
Kate estaba totalmente tumbada sobre Richard, este la abrazaba sin dejar que se moviese, ella lo había intentado, pero él le dijo que quería que se quedase así, quería acariciarla, su pelo, su espalda…
- ¿Qué es lo que te ha pasado Kate? ¿Me lo vas a contar?
- Oh, nada, no ha pasado nada – dijo esquiva
- ¿Tú has visto como has dado las buenas noches y me has arrastrado hasta aquí? Han debido de alucinar.
- O simplemente habrán pensado que tenía ganas de estar contigo ¿no?
- No es propio de Beckett dejarse llevar así por sus propios deseos…
- Te dije esta mañana que jugaría con mi ratón cuando yo quisiese…
- Me ocultas algo
- Ya estas dejando tu imaginación volar de nuevo.
- ¿Viste la entrevista? – dijo cambiando de tema, se había cerrado en banda y no conseguiría más por el momento.
- Claro.
- ¿Y?
- Todo previsible. Según te preguntaban, yo respondía por ti.
- ¿Algún día te cansaras de saberlo todo y llevar la razón siempre?
- Alguno, pero hoy no.
- Es curioso, pero luego cuando hay que criticar en voz alta, se critica sólo mi ego…
- Lo tuyo es ego, pero yo lo sé todo, al menos sobre ti Rick – dijo girando su cuerpo poniéndose de espaldas en la cama y arrastrándole con ella obligándole a quedar encima apresado por el abrazo de sus largas piernas – y sé que ahora tú quieres esto.
No pudo llevarle la contraria. Se limitó a sujetar sus manos sobre la almohada y empezar a cubrir de besos su cuello…
Sarah conducía a toda velocidad. Cuando llegó a la residencia, pasó por delante de la recepcionista soltando un apenas audible “buenas noches” a la carrera. La recepcionista movió la cabeza negativamente. Los residentes no tenían problema de horario para recibir visitas, pero los familiares y amigos de Ben Carter tenían la extraña manía de ir siempre a verle en horarios disparatados. Sarah entró en la habitación de su abuelo, pero no estaba allí. Fue hasta la sala común, quizá estaba jugando a las cartas con alguien… tampoco estaba allí. Sarah se asustó. Salió al jardín, dirigiéndose hasta el banco más alejado y según se acercaba, le divisó allí sentado, pensativo. Su corazón se agitó de alegría. Tenía algo importante que contarle, por fin.
Ben cogió la mano de su nieta.
- Has dado con ello querida. Seguro. Ve a recuperarlo y no digas nada a John, si se enterase que vuelves a la casa de Smith inventa cualquier escusa. Tengo que hablar con Victoria y que lo compruebe. Esa capacidad tuya… es un don. Y ahora deberías de irte. Descansa y espera que te llame.
- Si abuelo
A los cinco minutos de marcharse Sarah, Ben observaba la carretera de acceso a la residencia. Ni un alma detrás de su nieta. Todo bien. Como debía ser si querían triunfar en esto. Marcó el número de Victoria en el móvil desechable y espero respuesta.
- Gates
- ¿Dónde estas?
- En el coche, camino de casa
- Vuela hasta aquí, hay noticias.
- Dame quince minutos.
Victoria colgó nerviosa. Esperaba recibir una llamada así. Algo que les sacase del estancamiento. Pero ahora la cuestión era si las noticias eran buenas o malas. Se alegró por tener a Sarah en esto. Cuanto necesitaba tener aliados. Ojalá y todo se arreglase cuanto antes y pudiese tener también al equipo de Beckett como aliados. No había otra cosa que apreciase más en esta profesión que la lealtad. Dio varias vueltas con el coche por las calles, dibujando un ocho y cerciorándose que no tenía compañía. Tras estar segura que no era así, voló hasta la residencia, provocando de nuevo la desaprobación de la recepcionista, a la que saludo escuetamente y se dirigió directa al jardín, buscando a Ben sentado en su banco de siempre.
- Creo que tenemos una buena pista Victoria – ella suspiró, eran buenas noticias
- ¿Qué ha encontrado Sarah?
- Un recibo de correos, tendrás que comprobarlo, pero puede que Smith fuese hábil y sacase la documentación de su casa temiendo lo que podía pasarle.
- ¿Y bien? ¿Sabemos a quien ha podido enviársela?
- Te sorprenderá
- Ben por Dios, no me hagas sufrir más…
- Se la ha enviado a Ted Grady.
- ¿A quien?
- Ted Grady… por tu cara intuyo que no le conoces
- ¿Debería hacerlo?
- Confieso que yo tampoco se quién era, hasta que Sarah lo ha unido todo.
- ¿Lo vas a compartir viejo zorro o me vas a tener aquí hasta que me jubile como tu? – Ben río.
- Es un periodista del New York Times. Escribe sobre arte, en concreto sobre pintura.
- ¿Crees que se lo habrá enviado a él?... - maldito Smith, pensó, a saber que podía haber hecho un periodista bohemio con esa información, quizá la hubiese destruido.
- Ted Grady es nieto de Joyce Loods – Victoria abrió la boca - Sarah lo sabe porque una compañera suya lo había conocido en una exposición de pintura, no ha querido utilizar a su abuela y le tienen relegado a escribir pequeños artículos apenas sin trascendencia. El recibo le había pasado inadvertido, pero llevaba varios días con una imagen grabada, hasta que se acordó que le había gustado uno de los artículos de Ted sobre un pintor que solo pinta mariposas y lo comprendió todo.
- ¿Y ese recibo está en casa de Smith?
- Si, Sarah irá a recuperarlo.
- Ben… esto es importante, Joyce siempre colaboró con nosotros y se llevaba información de primera mano gracias a eso. Quizá Smith le envió los datos a él confiando que los utilizaría cuando fuese necesario.
- Tienes que averiguar si los tiene, y que tiene pensado hacer con ellos ahora que Smith ha muerto.
Victoria salió de la residencia con la moral renovada. No podía perder tiempo, pero no quería dar pasos en falso que pusiesen sobre aviso al enemigo. Actuaría con cautela. Era importante recuperar esos documentos.
Sarah subió en el ascensor del edificio de Smith. Abrió la puerta de la casa de Smith evitando hábilmente el precinto con el que sus compañeros habían sellado la puerta. Entró en el despacho de Smith y cogió el recibo de correos sonriendo. Lo dobló y guardo en el bolsillo trasero de sus ajustados jeans y salió por donde había entrado, cerciorándose que el precinto estaba como si ella no hubiese entrado nunca. Estaba satisfecha, salvo por haber dejado a Anthony con sus labios casi pegados a los suyos… ya le compensaría…
El francotirador observó desde su escondite a Sarah mientras guardaba el recibo. ¿Qué demonios era eso? ¿Quién era y que hacía allí? Sería mejor seguirla, quizás no fuese nada, pero él tenía tiempo y una orden que cumplir. Esperó a que saliese de la casa para seguirla y averiguar quien era y que era lo que había cogido de allí.
A las siete de la mañana, en Europa, Richard se despertaba con el cosquilleo de unos besos sobre su espalda y el olor a desayuno inglés subiendo desde la cocina.
- Deberíamos bajar – le dijo Kate cuando le vio despierto – anoche creo que no fui muy cortés secuestrándote y dejándoles allí.
- Ajajá!!! Reconoces tu culpabilidad ¿eh? – le dijo Richard volviéndose hacía ella – Quiero hacer constar que me sentí un hombre objeto – le dijo con tono serio y señalándola con el dedo índice.
- ¡Seguro! me lo dejaste claro desde el momento que me cogiste en brazos
- Te aprovechaste de mi -aseguró
- ¿Perdona? Más bien fue al contrario. Creo que probar cuatro tipos diferentes de cerveza no me sentó muy bien.
- Intenté contenerte… pero tu lado felino…. ¿lo pasaste bien?
- Digamos que me gustó el ambiente, tuve una buena conversación, pero... –él la miró interrogante – te eché de menos.
- No esperaba menos –y la besó en los labios –No sé como no notabas mi presencia, me aburrí como una ostra en esa entrevista y no dejé de pensar donde estarías. ¿Bajamos?
Cuando les vieron aparecer por la puerta de la cocina, Harry intentó contener una sonrisa mientras les daba los buenos días, pero Jimmy, como siempre, fue más directo
- ¿Qué tal esa cabeza inspectora? – le dijo recibiendo un codazo de Harry
Kate se sonrojó
- Disculparme por haberos dejado así anoche. Ni siquiera te pregunté si Richard te había dado problemas.
- No te disculpes, no es culpa tuya. No te advertí que tuvieses cuidado de no seguir los consejos de Jimmy. Seguro que intentó que probases todas las cervezas de Londres en dos horas.
- Venga Harry, al final la culpa de todo siempre acaba siendo mía – se defendió Jimmy guiñando un ojo a Kate cuando creía que Richard no le miraba y provocando la sonrisa de ella, que captó en seguida que Jimmy lo había hecho por la conversación que habían mantenido anoche sobre los sentimientos de Castle.
- Y debo decir que Richard se portó como todo un caballero ¿tienes ascendencia inglesa? – le preguntó directamente para provocar a Jimmy y su exagerado patriotismo americano.
- Pues… la verdad… es que no lo sé… sería divertido, dijo sonriendo con sus ojos… y ¿si fuese el único heredero de algún noble rico? – río - ¿te imaginas? – le dijo a Kate
- Siempre igual – dijo para los demás – todo el día dejando volar su mente. Ya eres rico Castle ¿no es suficiente y ahora también quieres un título?
- Puede que eso aumentase más mis ventas…
- Creo que lo que aumentaría sería más aún los aires de importancia que te das… - él iba a protestar pero en ese momento su móvil comenzó a sonar
- Hablando de ventas, es Paula. Disculparme –dijo saliendo de la cocina para hablar con tranquilidad.
- Es su representante – aclaró Kate - ¿De verdad no hizo de las suyas ayer?
- Bueno, no sé a que te refieres exactamente con hacer de las suyas, estuvo muy callado y atento a todo lo que le decían, discutieron un poco sobre un par de preguntas de su vida personal que él dijo que no le hiciesen porque no iba a contestarlas y cuando acabo la entrevista se mantuvo igual de callado. Debo decir que se encargó que me dejasen moverme y me facilitasen todo lo que yo quisiera, me sorprendió que nadie le puso pegas. Debían de estar deseando hacerle esa entrevista.
Kate se sorprendió al oír que no quería contestar a preguntas sobre su vida personal. ¿Qué clase de preguntas le habían propuesto? Ya se lo sonsacaría en otro momento. Cambiaron de tema y hablaron sobre lo que les apetecía hacer hoy, aunque Harry dejó muy claro que no hiciesen planes para la noche, pues había reservado mesa en un restaurante al que quería llevarles. Instantes después Richard regresó a la cocina.
- Me temo que mañana tengo que volver a la televisión. Le han propuesto a Paula que grabemos un encuentro con los primeros veinte lectores que reservaron mi último libro por internet y dice que no debo negarme, le han dado a primera hora los resultados de ventas de esta noche por internet y la verdad es que el aumento me ha sorprendido – miró a Kate, tendría que decirle todo, pero mejor cuando subiesen a la habitación.
- ¿Te apetece hacerlo? – le preguntó ella sabiendo que él podía negarse si quería y egoístamente pensando que no quería volver a estar sin el.
- ¿Te apetece a ti perseguir asesinos por Nueva York? Es trabajo. A veces lo hago… no solo consiste en imaginar y escribir…
- Bien – dijo Jimmy – tendrás que facilitarnos la agenda para que nos planifiquemos.
- Ha quedado en enviármela por correo, después la vemos.
Cuando volvieron a la habitación, Richard no sabía muy bien como contarle en que consistía ese encuentro con sus fans.
- ¿Qué te ocurre? Te has quedado muy serio.
- Ven aquí – le dijo abrazándola – es sobre lo de mañana. Tengo que explicarte todo y no quiero que te enfades – ella le miró frunciendo el ceño y haciendo que esa línea tan marcada sobre la parte izquierda se notase a la legua.
- Si tienes esa cara, bueno no es.
- Los primeros veinte lectores son mujeres.
- Bueno, creo que podré superarlo.
- Se supone que yo estoy soltero y sin ningún tipo de compromiso – según lo decía, a ella le iba gustando menos
- Vale – le dijo controlando que no se le notase la rabia que se estaba poco a poco apoderando de ella.
- El “encuentro” será la grabación de una cena con las veinte fans – ella ya no tenía ganas de contestar, se limitó a asentir en silencio – y después una de ellas, por sorteo, me llevará a tomar algo por la noche Londinense, pero eso no se grabará.
Kate se separó de él.
- ¿Y que opinas tú de no tener ningún compromiso?
- Paula ha admitido a la editorial que yo estaba acompañado en este viaje, pero en la editorial han prometido no hacer comentarios al respecto, ni asegurar ni desmentir, jugar con esa ambigüedad. Este programa no es en directo, quieren tener unos días para darle publicidad. Anoche la venta por internet se disparó un 10%, es una cifra importante Kate. Todo esto forma parte de la parafernalia, no debes preocuparte. Creen que pueden aumentarse las ventas en un 50%.
- No has contestado a mi pregunta.
- Kate todo esto ha sido muy rápido, no estaba planeado, y no se lo que esta pasando por tu cabeza en este momento, pero sólo quiero estar a tu lado. Pero también quiero que entiendas que hasta hace unos días tú y yo, no éramos… ¡y te daba igual que tipo de promociones hacía para vender más libros!
- No éramos ¿Qué? ¿Aún no hay una palabra? ¿Aún no sabes que somos? –le interrogó sarcásticamente
- Pareja, soy tu pareja… Tu compañero, tu amigo, tu amante, tu enamorado, soy la persona que quiere pasar el resto de su vida contigo…
- Pero sin la que la prensa se entere, claro… ¿es por si bajan las ventas y luego descubres que te aburres en unos días de tu nueva conquista? – le contestó gritando y gesticulando exageradamente
- ¿Quieres que se enteren? ¿Quieres que llame a Paula? Le puedo decir que he cambiado de opinión que voy a salir contigo en la TV, haremos un especial contando nuestros planes de boda, y le mandamos una copia de la grabación a Powell por si te esta buscando que sepa donde te encuentras – le dijo elevando la voz y mostrando su enfado.
Kate se mantuvo en silencio, apretando los labios y mirando a un punto sin determinar.
- Por Dios Kate, sólo es publicidad – le dijo bajando la voz -No me interesan esas mujeres, seré educado, haré el papel que me conviene y correré a tu lado en cuanto acabe, y en ese momento verás que todo queda en una anécdota más. Llevas viéndolo durante cuatro años, hay quien se vuelve loco al verme y hay quien me odia. Es la fama, y lo siento, pero es parte de mi trabajo, vivo de esto – ella le miró calmada.
- Quiero que llames a Paula – le dijo tajante y él la miró enfadándose de nuevo – le dirás que serán veintiuna las fans, y que la que ganará ese sorteo será Harry, a no ser que prefieras perder ventas y que me salte todos los reglamentos de este país y te pegue un tiro para que no puedas ir a promocionar nada.
Se acercó a ella y volvió a abrazarla.
- Se te podía haber ocurrido un poco antes – le dijo tomando su barbilla y besándola.
- ¿Pegarte un tiro? Llevo cuatro años con esa idea, al final un día…
Cuando volvieron a reunirse los cuatro, Richard les entregó la agenda del día siguiente. Tendrían grabación desde las cuatro de la tarde hasta la noche. Kate les contó la parte que Richard había omitido del sorteo de una cita con él, e hizo participes a ambos que habían amañado el sorteo para que fuese Harry quien lo ganase.
- Inspectora… ha metido la pata – le dijo Jimmy- iba a acompañarle yo a esa grabación… - Kate se quedó callada, no lo esperaba – son muchas mujeres para ti solito, amigo, tendrás que compartir – dijo mirando a Richard y riendo al ver la cara que se le había quedado a Kate.
- Argh – soltó Kate y miró a Harry - ¿No tenía bastante con uno?
- Pues ya tienes dos – contestó Harry – no te preocupes, ya se las devolveremos.
Ese día lo invirtieron en conocer la zona de Westmisnter. Richard se había puesto una gorra de beisbol y unas grandes gafas de sol para evitar que le reconociesen. El ir acompañados de dos estupendos guías, evitaba que llamasen la atención y se mezclasen entre los británicos, comieron en un pequeño café que conocía Harry y tras aprovechar parte de la tarde para pasear cerca del Thamesis, volvieron a casa para prepararse para la cena.
Cuando llegaron, Jimmy y Richard se habían retrasado y hablaban sobre el Jaguar de Harry. Hablaron un rato sin entrar en la casa.
- Será mejor que entremos – dijo Richard – no quiero enfadarla más.
- ¿Problemas en el paraiso eh? ¿Es por lo de mañana?
- Si, mi fama de mujeriego me acompaña, aunque ya no sea así – Jimmy río
- ¿Has visto el jacuzzi que tenéis en el baño? – preguntó a Richard y este asintió – si yo fuese tú, esta noche lo aprovecharía para ablandarla un poco. En el armario del pasillo, en uno de los cajones tiene que haber todo lo necesario, ya sabes, bolas de aromas, velas y eso. ¿Lo miras? Si no están ahí dímelo y busco en nuestro baño.
- No sé, quizá se enfade más si intento meterme con ella en el agua.
- Pues prepáraselo y la esperas fuera. Entremos por detrás y eliges una botella de vino de la vinoteca especial de Lord Winfield – dijo riendo – esta noche cuando lleguemos la llevas a la habitación.
- Vaya, eres todo un celestino
- La experiencia… tres años detrás de Harry
- Te gano por uno – le dijo triunfante – Kate es más cabezota.
Un par de horas después salieron de la casa vestidos elegantemente tal y como Harry les había pedido y se dirigieron al restaurante. Al entrar, el Metre saludo efusivamente a “Lady Harriet y señor Brandon” y ella le pidió que acompañasen a sus amigos a la mesa mientras ellos hablaban un momento.
Les acompañaron hasta una mesa en un reservado, oculta del resto del restaurante, Kate le dijo al ayudante del metre que se habían equivocado, eran cuatro y allí había una mesa para dos.
- Lady Harriet me ha pedido que les entregue esto – y le tendió un sobre
Kate lo abrió. Las llaves del Jaguar, las de la casa y una nota que leyó en voz alta a Richard:
- Olvidaros de nosotros, seremos invisibles. Volved a casa después de cenar o cuando queráis… Feliz aniversario… ¡Vaya Rick!
- ¿Cómo? –dijo Richard
- Rick hoy es viernes… hace una semana que tu y yo –Kate se calló
- Dilo… ¿no te atreves?
- Hace una semana que tu y yo… somos pareja – le dijo cogiendo su mano por encima de la mesa y él la sonrió con la boca y con los ojos.
Se olvidaron por completo de sus “escoltas” y tras la cena regresaron con algún que otro problema hasta la casa. En parte por la conducción por el sentido contrario al que estaban acostumbrados y en parte porque sólo llevaban cuarenta y ocho horas allí y no sabían bien como volver. Aunque intuían que si se perdían, por algún sitio aparecerían para guiarles. Aunque Kate pudo comprobar, que efectivamente, si estaban allí, eran invisibles.
Subieron a la habitación y Richard le dijo a Kate que quería darse una ducha. Ella puso la TV y le dijo que le esperaría en la cama.
Aprovechó para hacer caso a lo que le había dicho Jimmy y preparó el jacuzzi con las bolas de aromas y velas que había preparado antes de ir a cenar. Cuando el agua estaba lista, accionó el mecanismo del Jacuzzi y salió del baño para buscarla. Ella estaba sentada dentro de la cama, con su camiseta de tirantes y en braguitas, y le miró preguntándose como se podía tomar una ducha y salir con el mismo aspecto de antes de entrar. Se acercó a ella, sin mediar palabra, separó la sábana y la cogió en brazos llevándola hasta el baño. Ella, en contra de lo que él pensaba, no protestó. La dejó en el suelo y llevó su mano al tirante de la camiseta, arrastrándolo por su hombro mientras no dejaba de mirarla.
- Te esperaré fuera – le susurró al oído – relájate.
Richard salió del baño cerrando la puerta tras de sí y dejando a Kate sorprendida y con esa sensación de confusión que tenía cada vez que él jugaba así con ella. Se metió al jacuzzi y comenzó a disfrutar del relajante burbujeo en el baño alumbrado únicamente por velas. Pensó que lo único que la faltaba era una copa de vino… y Rick, por supuesto, y como si leyesen su mente, él había entrado en silencio al baño y sentándose al lado del jacuzzi le tendía una copa de vino.
Pasados unos minutos que a ella le parecieron eternos, decidió dejar de jugar con el ratón y le dijo:
- ¿Piensas quedarte ahí sentado en el suelo mirándome? O…
Él la sonrió, levantándose e inclinándose para darle un beso.
- No mi amor. Te espero en la cama – y salió sonriendo sin que ella le viese, se apuntaba otro tanto.
Kate no esperaba aquella reacción. El ratón estaba jugando con ella, sonrió y reclinó su cabeza hacía atrás. Luego compensaría la batalla, y tenía varias ideas en mente…
Después de llegar a su casa, Sarah se relajó tomando una ducha. Al salir del baño con una toalla alrededor del cuerpo y otra en la cabeza, le vio allí, buscando en sus jeans y apoderándose del recibo, corrió hacia su arma, pero el francotirador fue más rápido y abandonó su casa sin que ella pudiese salir detrás…
Cogió el móvil y marcó
- Gates
- Victoria es muy urgente ¿puedo hablar?
*******
FIN DEL CAPITULO 18
G R A C I A S por leer hasta aqui y por vuestros incansables ánimos.
Espero no perder la cabeza hoy y con ella las ideas que poco a poco aparecen....
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Como siempre un capítulo espectacular. Cada vez se pone más interesante.
Ahora solo queda que ganemos.
Ahora solo queda que ganemos.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
muy interesante y emocionanteeeeeeeeeeeeee
como siempre otro capitulo fantástico
como siempre otro capitulo fantástico
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Os he dicho ya que es todo in placer escribir para vosotras?
Pues dicho queda
Mil gracias
Pues dicho queda
Mil gracias
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
maravilloso, para ti es un placer escribir y para nosotras leerte!! sigue!!
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Que maravilla de capítulo, cada vez me gusta más ver esa parte celosa de Kate, se ve que se ha enamorado de Richard y no soporta la idea de que este con nadie más.
El detallde Harry y Jimmy de dejar a Beckett y Richard solos para que celebran su primera semana como pareja solos me pareció preciosa.
Que gusto da leer tus capítulos, me encanta la forma en la que los desarrollas y la relación entre los personajes que has introducido en tu historia.
El detallde Harry y Jimmy de dejar a Beckett y Richard solos para que celebran su primera semana como pareja solos me pareció preciosa.
Que gusto da leer tus capítulos, me encanta la forma en la que los desarrollas y la relación entre los personajes que has introducido en tu historia.
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
PRIMERO Y MAS IMPORTE: FELICITACIONES ESPAÑA CAMPEON EUROCOPA 2012!!!!!
Ahora lo segundo mas importante para mi, QUE CAPITULO, tiene todos los ingrdientes que me gustan, dedde romance hasta misterio, todo
Felicitarte ya es poco, porlo tanto dire: QUIERO MASSSSSS
Ahora lo segundo mas importante para mi, QUE CAPITULO, tiene todos los ingrdientes que me gustan, dedde romance hasta misterio, todo
Felicitarte ya es poco, porlo tanto dire: QUIERO MASSSSSS
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa excelente
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
silvanalino escribió:PRIMERO Y MAS IMPORTE: FELICITACIONES ESPAÑA CAMPEON EUROCOPA 2012!!!!!
Ahora lo segundo mas importante para mi, QUE CAPITULO, tiene todos los ingrdientes que me gustan, dedde romance hasta misterio, todo
Felicitarte ya es poco, porlo tanto dire: QUIERO MASSSSSS
Arggggggggghhhhh!!!! eres insaciable!!!!!! mas mas mas mas... jajaja.
Gracias!! el país entero está en la calle, bocinas, gritos, canciones... es un mar amarillo y rojo, más rojo que amarillo... muy emocionante. Haciendo historia. Épico. Y eso que mañana madrugamos.
Me alegro que te haya gustado el capítulo, tendrá continuación mañana. Hoy ya, después de tanta emoción, toca descansar.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Me encanta ,me encanta, adoro mucho tu fic ¿lo sabes?
PD: Que viva España!
PD2: Te pondría un comentario más estenso pero la emoción no me deja
PD: Que viva España!
PD2: Te pondría un comentario más estenso pero la emoción no me deja
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Estamos fuera de casa y el pc es compartido, en cuanto pueda se lo "robo" y l me pongo al dia con el relato
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
De vuelta del empacho de color rojo, he invertido mi tiempo libre en este nuevo capitulo.
Me ha costado mucho escribirlo... espero que os guste
CAPITULO 19
De las peores cosas que podía temer, esta era una de ellas. Volaba por las calles en dirección a la casa de Ted Grady. Esperaba que él estuviese allí y que nadie se le adelantase. Y lo peor era no tener en quien confiar para que la apoyase, había llamado a Stevens y este no podía ayudarla, estaba justo en ese momento de camino a Washington, y las personas que podía enviarle, ya estaban a sus órdenes en Londres.
- Tendrás que hacerlo sola Victoria, o confiar en alguno de los tuyos. A veces hay que jugársela.
Maldita sea. Si Sarah tuviese más preparación… era la mejor para observar y encontrar pistas, pero como agente de campo le faltaba mucha experiencia. No le quedaba otra. Tenía que jugársela y confiar en él. Marcó su número.
- Vamos, vamos, responde…
- Espósito…
- Necesito su ayuda detective, y con urgencia – le dijo autoritariamente.
- ¿De que se trata? – Contestó el pensando en darle un buen corte a la primera de cambio.
- Tiene que confiar en mi, no tengo tiempo de explicaciones ahora
- Pero ¿Qué quiere de mí? – le insistió
- Necesito que me apoye ahora mismo, tengo a alguien con datos sobre el caso de la madre de Beckett, y necesito llegar antes de que lo hagan otros. Es un caso muy delicado, no puedo confiar en nadie más.
- Pues estoy suspendido, señor – le dijo esperando hacer daño
- Deje esa estupidez y vuele ¿tiene algún arma que pueda utilizar? No tengo tiempo para que pase por comisaría a por la reglamentaria.
- Si, tengo un arma.
Le dio la dirección y el nombre del periodista. Sabía que la palabra “Beckett” sería suficiente para hacerle reaccionar. Le insistió que esperase a que ella llegase.
Espósito llegaría en quince minutos a la dirección que le había dado Gates. ¿Por qué le llamaba a él y no a Ryan? Según le había dicho Ryan le tenía poniendo orden en el archivo. Cogió su arma y salió pitando. No podía perder más, ya estaba suspendido…
Sarah daba vueltas por su casa. Victoria le había dicho que esperase su llamada. No podía ayudarle más. Se sentía inútil, seguro que podría hacer algo más… ¿la llamaba de nuevo?
El francotirador había localizado la casa de Ted Grady, y revisaba con detalle la habitación que dedicaba al trabajo. Libros de pintura, de periodismo, recortes de prensa sobre exposiciones, guías de museos…. ¿Qué demonios tenía que ver este tío con Smith? Quizá estaba siguiendo una pista falta. Allí no había nada. Si esa chica, que resultó ser policía, había cogido ese recibo, tendría alguna razón ¿o no? Allí no veía nada. Mejor volver a por la chica y apretarla.
Gates llegó antes que Espósito, no iba a subir a la casa de Grady hasta que no estuviese allí. Pero podía indagar en los buzones para saber cual era el piso. Entró al portal y comenzó a examinarlos. Un joven de ventimuchos años entró un minuto después y la saludó. Gates se sintió incómoda y decidió que sería mejor esperar a Espósito en la calle… El chico se dirigió a un buzón y lo abrió para comprobar la correspondencia
- ¿Es usted Ted Grady?
- Si ¿quiere algo?
- NYPD- le dijo y le mostró su placa para que pudiese verla – puede que usted esté en peligro
- ¿Cómo? – dijo incrédulo
- Creemos que usted tiene en su poder cierta información relevante para la solución de un caso y creemos que la persona a quien perjudica esa información puede intentar arrebatársela por cualquier medio – Gates sacó su móvil, tenía que llamar a Espósito para ver donde estaba.
- Será mejor que deje ese teléfono en el suelo y pongan las manos sobre sus cabezas, donde yo pueda verlas – dijo el francotirador desde la escalera apuntándoles con un arma.
El francotirador busco el arma de Gates bajo su ropa, se la arrebató y se la guardó bajo el cinturón, en la espalda. Ella dejó el móvil en el suelo.
- Vamos a dar un bonito paseo los tres, dijo agarrando al periodista y clavándole la pistola en los riñones. Va a salir de este portal delante de nosotros y girará a la derecha, verá una monovolumen verde aparcada, esta abierta, se sentará en el asiento del conductor, yo le diré donde iremos. Si hace cualquier cosa que no me guste, el guapito muere, y acto seguido usted muere. ¿Lo entiende?
- Si
- Las damas primero.
Dos minutos después que la monovolumen se pusiese en marcha, Espósito llegó al portal de Grady. Gates no estaba allí. Decidió entrar para mirar en los buzones a que piso tendrían que ir. Al entrar vio en el suelo un móvil. Era el de Gates, llevaba colgado un pequeño adorno con forma de placa de policía. Miró en el buzón el piso de Grady y subió hasta la casa. La puerta estaba abierta, entró, con su arma en la mano. Vacío.
De repente el móvil de Gates empezó a sonar con gran estruendo. Casi se le sale el corazón por la boca. La llamada no se identificaba… no tenía nada que perder
- ¿Si?
- Quiero hablar con Victoria Gates
- Por desgracia ahora mismo no puede ponerse
- ¿Quién es usted?
- Detective Espósito, de la 12, trabajo con Victoria Gates.
- Por favor, dígale a Victoria que soy la agente Sarah Carter, necesito hablar con ella urgentemente sobre Ted Grady.
- ¿Ha dicho agente?
- Si de la 68.
- ¿Sobre Ted Grady?
- Si, el mismo.
- Me temo que algo ha ocurrido con la capitana. ¿Podríamos vernos?
Una hora más tarde Espósito y Sarah se conocían. Él le contó como había recibido la llamada y como había acudido encontrando el móvil. Pidió explicaciones a Sarah. A ella su mirada le pareció de fiar y comenzó a hablar.
- Está trabajando en un caso muy importante, no sé de que se trata. Con eso no puedo ayudar. En la 68 nos mandaron a investigar un asesinato y dos personas de la 12 estaban en el punto de mira
- ¿Beckett? – preguntó
- Si y Richard Castle
- ¿El también?
- Si
- El asesinato que investigamos es de un capitán de NYPD, Smith ¿le suena?
- Si, la semana pasada descubrimos que era amigo de mi antiguo capitán, y que le buscaban.
- Pues quien le buscase, le ha encontrado. Le mataron con la misma pistola con la que mataron la semana pasada a un hombre en su coche y cuyo caso investigáis en la 12 -Esposito unió cabos – advertí a Gates, y parece que todo tiene que ver con el caso tan importante que lleva. Ayer descubrí que Smith había enviado un paquete hace unos meses a Grady, y fui al escenario para coger el resguardo, para que no cayese en otras manos. Esta tarde he vuelto a casa y mientras me duchaba alguien se coló en mi casa. Me dio tiempo a ver como se llevaba el resguardo, avisé a Gates, me dijo que me mantuviese al margen y por lo que me dices, se ve que ella fue hasta su casa. ¿Qué le habrá pasado?
- En su coche desde luego no se ha ido, esta aparcado a cien metros del portal de Grady. ¿Cómo era el tipo que entró en tu casa? ¿metro noventa, caucásico, complexión fuerte?
- Si ¿Por qué?
- Beckett y yo le seguimos la semana pasada, es el asesino.
- ¿Qué hacemos?
- La verdad es que poco podemos hacer, yo estoy suspendido, y si Gates no me devuelve mi placa y mi arma no puedo hacer nada. Mi compañero esta asignado a archivos y Gates le ha puesto vigilancia para que ni Beckett ni yo podamos pedirle datos, si Gates no da la orden no puede zafarse de esa vigilancia, y Beckett esta en Europa. ¿Con este panorama se te ocurre que hacer?
- No pero hay que buscar… ¿Qué crees que pudo pasar?
- No lo sé
- Yo creo que ese tío robó el resguardo de tu casa y fue a la casa de Grady y salió de allí con el y en el portal se encontraría con Gates, que te esperaba, de alguna manera la reconocería y se la llevo con él.
- Ya… ¿y en que te basas para tenerlo tan claro?
- Me has dicho que la puerta del apartamento estaba abierta, por tanto Grady abriría la puerta y le sacarían de allí. Si el móvil estaba en el suelo, es porque Gates lo dejaría allí por algo o se le pudo caer… No creo que Victoria subiese sola a casa de Grady, no es su estilo.
- Vamos a tu casa – le dijo Espósito tomando una determinación y poniéndose en marcha.
- ¿Por qué?
- Cogerás algo de ropa y te llevaré a un lugar seguro. Si ese tío se coló en tu casa y tiene a Gates, querrá quitarte de en medio, créeme, ha atentado dos veces contra Beckett, no le va a parar nada ni nadie. Es más, ni siquiera sabemos si Gates y Grady están vivos.
Mientras Sarah cogía una bolsa con algo de ropa, Espósito llamó a Lanie. Tenía que esconder a la chica en alguna parte y su casa no era el mejor sitio…
Cuando se dirigían a la casa de Lanie, Sarah le pidió a Espósito que le llevase a la residencia de su abuelo. Tenía que decírselo.
A Ben Carter no le pareció nada bien que Sarah hubiese accedido a encontrarse con ese policía sin tomar primero precauciones. Tendría que hablar seriamente con ella. Por otro lado, si Victoria le había llamado para acompañarla a ver a Grady, era porque confiaba en él y por tanto, tendría que fiarse. El hecho de sacar a su nieta de su casa, ya era algo en lo que confiar.
- Espósito, no puedo decirle que debe hacer. Victoria no compartía toda la información, sabe que es peligroso y no ha querido nunca implicar a nadie. Al estar suspendido, no debería dejarse ver por comisaria. Nadie debería saber que es lo que esta haciendo. No sabe nada, no diga nada.
- Pero yo soy el único que sabe que Gates ha desaparecido… y donde estaba.
- Por eso mismo. Manténgase callado. Deje que lo descubran otros.
- ¿Qué hago con el móvil?
- Deshágase de él, manténgalo encendido para que se pueda rastrear el GPS, así les esta alejando de la casa de Grady y tírelo al Hudson.
- Pero de esta forma lo situarán aquí.
- Victoria viene mucho a verme, a nadie le extrañará.
- Y en la casa de Sarah.
- Se conocen… Sarah, si alguien te preguntase, esta tarde viste a Victoria en tu casa.
- Si abuelo.
- Ahora marcharos y deshaceros del móvil. Sarah, tienes que buscar la solución en esa privilegiada mente tuya. Algo tiene que haber. Hazlo rápido. No sabemos cuanto tiempo tendrán….
Salieron de allí para deshacerse del móvil. Espósito no podía creer aún el lío en el que estaban metidos. ¿Gates detrás del caso de Beckett y a las espaldas de todos? Ese aspecto de frío metal indestructible de Gates escondía otra persona diferente. Entonces entendió que no les había suspendido para castigarles, si no para protegerles.
- Sarah.
- ¿Si?
- ¿Qué es eso de tu mente privilegiada?
- Pasión de abuelo.
- Puede ser, pero si Gates también confiaba en ti…
- Tengo memoria fotográfica. Me basta con examinar un escenario y recuerdo absolutamente todo lo que hay en él.
- Guau… tendré que empezar a llamarte cuando me dejen volver – le dijo divertido – vamos a tirar ese móvil, espero que Gates me perdone cuando se entere. Después iremos a un lugar seguro.
- Gracias.
Lanie les esperaba, era la una de la mañana y no habían llegado. Estaba impaciente. Cuando por fin entraron por la puerta, y Javi le contó la historia, lo que sabía, no sabía que pensar todo era extraño, pero parecía que Javi lo tenía bajo control. La chica le pareció demasiado joven, inexperta y asustada. Despertó en ella un sentimiento de ternura. La dirigió a la habitación que había preparado para la chica y allí Javi le preguntó:
- Sarah ¿Qué necesitas para poner en marcha tu máquina de pensar?
- Dormir
- Pues hazlo. Llámanos si necesitas algo.
A la misma hora, Gates y Grady estaban sentados y atados en el sótano de una vivienda unifamiliar en las afueras de Nueva York. El asesino tenía claro que aquellos dos no saldrían de allí con vida. El guapito decía no saber de que le hablaban. La poli le cabreaba. Tan sólo una semana antes llegó a tiempo con su gente para salvar a Beckett. Claro que pensándolo mejor y después de las fantasías que tenía últimamente con la inspectora, casi le tenía que dar las gracias por el detalle de mantener a Beckett con vida hasta que él la encontrase y las cumpliese… Ahora iba a dormir. No tenía prisa, si no querían hablar era cosa de ellos, ya se vería cuanto aguantaban.
Una hora después y a seis mil kilómetros de distancia, el sábado comenzaba en Londres. Eran las siete de la mañana. Kate fue la primera en despertar. Aquella última semana había sido muy larga. Los primeros días le costaba despertar, como si tuviese que dormir por todas las horas que no lo había hecho en los últimos meses. Pero ahora su cuerpo ya volvía a su habitual necesidad de dormir como mucho siete horas seguidas. Se paró a escuchar, en la casa no se oía nada. Quizá los sábados Londres amanecía más tarde que los días laborables. Notaba la respiración acompasada de Richard a su espalda. Se giró despacio sobre si misma para ponerse frente a él intentando no despertarle. Sintió un escalofrío por su espalda como resultado de alejarse del calor que despedía Richard. No se había despertado. Le miro la cara. No había cambio de expresión, Richard siempre estaba relajado, bueno, casi siempre. La única diferencia eran los profundos ojos azules que tanto le gustaban. Ahora no podía verlos. Bajó la mirada y la paseo por su torso y los brazos. Vestido siempre con camisas de manga larga, ella no imaginaba que mantuviese una marcada musculación. ¿Cómo lo haría? Jamás le había oído hablar sobre hacer deporte… en algún caso en el que les había tocado dar una carrera, él siempre había llegado el último y sin respiración… pero esa musculación no podía mantenerse sin ejercicio. Quizá era otra faceta secreta, como su excelente puntería con un arma. Recordó el día en la sala de prácticas, cuando la tomó el pelo y dejó que ella le corrigiese posturas pegándose tanto a él que hasta se puso nerviosa. Había fallado desastrosamente todos los tiros, pero cuando ella le prometió que si hacia una sola diana le dejaría prestadas aquellas pruebas, el hizo tres certeros disparos completamente seguidos y al centro del objetivo. Se sintió estúpida por no haberse dado cuenta que él intentaba sacarla de sus casillas y ella se prestó a aquel juego sin enterarse. Sonrío al recordarlo. Había sido insistente con ella, pero jamás se pasó de la raya, siempre fue totalmente educado y respetuoso. La encantaba, la sorprendía y la llenaba por completo, esa inocencia y alegría con la que intentaba afrontar cada día y que le hacía parecer tan infantil, y esa disfrazada madurez y sensatez que poco a poco ella había ido descubriendo se transformaban en él día a día como si fuese el doctor Jekyll por unas horas y Mrs Hyde por otras, de momento seguía ganando el juguetón niño.
Ella no sabía donde había quedado su niñez y sus ganas de jugar, aunque se sorprendía recordando que en los últimos cuatro años, él había conseguido que se permitiese alguna licencia sobre eso. Y ahora ella tenía ganas de jugar con él. Tenía que averiguar que se traía él entre manos y porqué la dejaba tan confusa alejándose de ella después de haberla tentado. Ahora iba a provocarle ella dándole un golpe maestro cuando menos lo esperase. Se acercó a sus labios y le beso despacio, cogiendo entre sus dientes con suavidad el labio inferior de él y paseando la lengua con extremada lentitud sobre el mismo. No tuvo que esperar mucho para que Richard correspondiese a su beso, al principio con la torpeza de recién salido del sueño, pasando en unos instantes a intentar expertamente tomar el control de la boca de Kate. Y ella le dejó creer que tenía el control.
Le volvía loco esa boca, había soñado tantas veces con besarla que ahora, cada vez que lo hacía su estómago daba un vuelco que le estremecía todo el cuerpo. Y le encantaba esa sensación. Le gustaba que ella tomase la iniciativa, se deshacía cuando pasaba y perdía el control sobre él mismo, dejando que el deseo lo dominase. Llevo su mano a la cara de Kate, intentando pegarla más contra él. Sus respiraciones se estaban entrecortando y eso aún le perdía más. Empezó a arrimarse mucho más a ella, girándose y tratando de inmovilizarla con su el peso de su cuerpo… ufs… sentía sus pupilas dilatadas y fijas en un único deseo… ella.
La estaba costando recuperar el control, Dios, había despertado al león y ahora se debatía entre dejarse llevar o sucumbir en la dulce lucha, el parecía descontrolado y con un único objetivo, y eso a ella le estaba gustando, y mucho, hasta ese momento el Rick contra el que había batallado en la cama era un tierno Rick demasiado preocupado por ella y por satisfacerla, ahora parecía un Rick egoísta, con un punto de ferocidad que la estaba volviendo loca. No, decididamente no pensaba pararle, no ahora… ya habría otra batalla para jugar con él. En esta, se había rendido. Aunque si rendirse significaba obtener esto… iba a tener que dar su brazo a torcer más a menudo….
Al otro lado del Thamesis, en la trastienda de una joyería, el dueño terminaba de engarzar un diamante en el colgante con forma delfín que le habían encargado el día anterior y que entregaría en un par de horas. Había estado trabajando toda la noche, pero merecía la pena el resultado, y más cuando el cliente no puso ninguna pega al escandaloso precio que le había puesto al colgante y le entregó la cuarta parte del dinero pedido. Miró el reloj. Aún podía ir a casa, dormir un par de horas, ducharse y volver a las doce en punto para entregarlo. Se quitó las gafas de aumento, masajeó el puente de su nariz, observó la pieza a simple vista y se felicitó por el trabajo. Cogió su chaqueta y tras conectar el sistema de seguridad y cerrar las puertas se encaminó a su coche para ir a casa.
La batalla había finalizado.
- Te quiero Kate – le dijo intentando controlar su respiración – prométeme que vas a despertarme así el resto de mis días - Kate le miró apuntando mentalmente el detonante de aquella explosión
- ¿Te he despertado de una pesadilla? – dijo tontamente para que él no notase que acababa de dar con un punto débil, Dios, había sido increíble.
- Todo lo que no sea estar en tu boca es una pesadilla – le dijo besándola y atrayéndola con sus brazos– ven aquí, no te muevas.
- Deberíamos levantarnos…
- Shsssshhhh, calla
Volvieron a quedarse dormidos hasta que unos golpes tras la puerta les despertaron.
- Chicos en pie – gritó Jimmy - Ha llamado Gordon. Nos necesita.
- ¿Nos das media hora? – preguntó Kate y saltando de la cama para ir a la ducha tiró de la almohada para que Richard reaccionase.
- No – dijo bajando por las escaleras Jimmy – veinte minutos
Dieciocho minutos después, los cuatro subían al Jaguar y se dirigían a las oficinas del SI10.
- No os hemos dado las gracias por lo de anoche – dijo Richard
- Es cierto, muchas gracias, fue… sorprendente.
Jimmy y Harry cruzaron su mirada y asintieron sonriendo.
Gordon les hizo pasar a su despacho.
- Les pido su colaboración porque Scotland Yard esta desbordado con la preparación de las olimpiadas, y hoy es sábado, tengo a mi gente descansando. He pensado en ustedes para que desengrasen un poco.
- Que amable jefe – contestó Jimmy ganándose una mirada no muy amistosa de Gordon – Se va a tener que conformar con la mitad del equipo, la parte pija –dijo señalando a con la cabeza a Harry y Richard – tienen que ejercer de famosillos en la televisión toda la tarde y parte de la noche.
- No es que me haga mucha gracia que Harry no le vigile – le dijo- pero me conformaré sabiendo que el inspector de Scotland Yard asignado al caso velará porque no dispare a nadie. Esta a punto de llegar y nos pondrá al día, pero mientras, les hago un resumen.
Les explicó lo que había ocurrido unas horas antes. Un joyero había recibido un encargo la tarde anterior, un colgante que debería hacer en menos de doce horas. Accedió y se quedó en su taller, trabajando. Por la mañana, se marcho a su casa a ducharse y al llegar su mujer y su hija adolescente estaban muertas, parecía un robo, la casa estaba revuelta. Después de llamar a Scotland Yard y tras un buen rato en su casa, recibe una llamada de su ayudante, la joyería había sido robada, los sistemas de seguridad no habían funcionado.
El teléfono del despacho de Gordon sonó:
-¿Qué? – contestó de mala gana - ¿y a que espera para dejarle pasar? Estamos esperándole.
El inspector de Scotland Yard dio con los nudillos en la puerta del despacho y sin esperar confirmación abrió la puerta y entró al despacho
- Buenos días. Soy el inspector Hunt
- ¿Hunt? ¿Colin Hunt? – dijo Kate entusiasmada acercándose al inspector que le había ayudado unos meses antes en Nueva York – ¡Colin que alegría verte!
- Vaya… ¿Kate? – dijo totalmente sorprendido – y acercándose también a ella le dio un beso en la mejilla provocando la ira silenciosa de Richard y las miradas cruzadas de Harry y Jimmy preguntándose que pasaba allí.
- Bien, bien – cortó Gordon – me entusiasma que se conozcan, ya nos lo contarán en otro momento, ahora necesito resolver este caso
Kate sonrío a Colin que la miraba divertido. Le alegraba volver a verle. No se había acordado de él cuando llegó a Londres.
Gordon pidió a Colin que les informase. Richard no atendía. Solo miraba a Kate sonreír al inglés y su mente voló a los días en los que él apareció en Nueva York. ¿Habría ocurrido algo entre ellos? Recordó que ella quiso hablarle y él la esquivó excusándose porque su amiga estaba abajo esperándole con el Ferrari en doble fila…
Le vio mirándola mientras hablaba, y vio la sonrisa que le devolvía Kate….
- Maldita sea – pensó, y encima él estaría en la televisión…..
**********
FIN DEL CAPITULO 19
G R A C I A S por leer hasta aqui.
Os pido perdón si con tanto personaje meto la pata y mezclo datos.
Una vez más, espero estar a la altura de vuestras expertas mentes lectoras y que lleguéis hasta aqui...GRACIAS
Me ha costado mucho escribirlo... espero que os guste
CAPITULO 19
De las peores cosas que podía temer, esta era una de ellas. Volaba por las calles en dirección a la casa de Ted Grady. Esperaba que él estuviese allí y que nadie se le adelantase. Y lo peor era no tener en quien confiar para que la apoyase, había llamado a Stevens y este no podía ayudarla, estaba justo en ese momento de camino a Washington, y las personas que podía enviarle, ya estaban a sus órdenes en Londres.
- Tendrás que hacerlo sola Victoria, o confiar en alguno de los tuyos. A veces hay que jugársela.
Maldita sea. Si Sarah tuviese más preparación… era la mejor para observar y encontrar pistas, pero como agente de campo le faltaba mucha experiencia. No le quedaba otra. Tenía que jugársela y confiar en él. Marcó su número.
- Vamos, vamos, responde…
- Espósito…
- Necesito su ayuda detective, y con urgencia – le dijo autoritariamente.
- ¿De que se trata? – Contestó el pensando en darle un buen corte a la primera de cambio.
- Tiene que confiar en mi, no tengo tiempo de explicaciones ahora
- Pero ¿Qué quiere de mí? – le insistió
- Necesito que me apoye ahora mismo, tengo a alguien con datos sobre el caso de la madre de Beckett, y necesito llegar antes de que lo hagan otros. Es un caso muy delicado, no puedo confiar en nadie más.
- Pues estoy suspendido, señor – le dijo esperando hacer daño
- Deje esa estupidez y vuele ¿tiene algún arma que pueda utilizar? No tengo tiempo para que pase por comisaría a por la reglamentaria.
- Si, tengo un arma.
Le dio la dirección y el nombre del periodista. Sabía que la palabra “Beckett” sería suficiente para hacerle reaccionar. Le insistió que esperase a que ella llegase.
Espósito llegaría en quince minutos a la dirección que le había dado Gates. ¿Por qué le llamaba a él y no a Ryan? Según le había dicho Ryan le tenía poniendo orden en el archivo. Cogió su arma y salió pitando. No podía perder más, ya estaba suspendido…
Sarah daba vueltas por su casa. Victoria le había dicho que esperase su llamada. No podía ayudarle más. Se sentía inútil, seguro que podría hacer algo más… ¿la llamaba de nuevo?
El francotirador había localizado la casa de Ted Grady, y revisaba con detalle la habitación que dedicaba al trabajo. Libros de pintura, de periodismo, recortes de prensa sobre exposiciones, guías de museos…. ¿Qué demonios tenía que ver este tío con Smith? Quizá estaba siguiendo una pista falta. Allí no había nada. Si esa chica, que resultó ser policía, había cogido ese recibo, tendría alguna razón ¿o no? Allí no veía nada. Mejor volver a por la chica y apretarla.
Gates llegó antes que Espósito, no iba a subir a la casa de Grady hasta que no estuviese allí. Pero podía indagar en los buzones para saber cual era el piso. Entró al portal y comenzó a examinarlos. Un joven de ventimuchos años entró un minuto después y la saludó. Gates se sintió incómoda y decidió que sería mejor esperar a Espósito en la calle… El chico se dirigió a un buzón y lo abrió para comprobar la correspondencia
- ¿Es usted Ted Grady?
- Si ¿quiere algo?
- NYPD- le dijo y le mostró su placa para que pudiese verla – puede que usted esté en peligro
- ¿Cómo? – dijo incrédulo
- Creemos que usted tiene en su poder cierta información relevante para la solución de un caso y creemos que la persona a quien perjudica esa información puede intentar arrebatársela por cualquier medio – Gates sacó su móvil, tenía que llamar a Espósito para ver donde estaba.
- Será mejor que deje ese teléfono en el suelo y pongan las manos sobre sus cabezas, donde yo pueda verlas – dijo el francotirador desde la escalera apuntándoles con un arma.
El francotirador busco el arma de Gates bajo su ropa, se la arrebató y se la guardó bajo el cinturón, en la espalda. Ella dejó el móvil en el suelo.
- Vamos a dar un bonito paseo los tres, dijo agarrando al periodista y clavándole la pistola en los riñones. Va a salir de este portal delante de nosotros y girará a la derecha, verá una monovolumen verde aparcada, esta abierta, se sentará en el asiento del conductor, yo le diré donde iremos. Si hace cualquier cosa que no me guste, el guapito muere, y acto seguido usted muere. ¿Lo entiende?
- Si
- Las damas primero.
Dos minutos después que la monovolumen se pusiese en marcha, Espósito llegó al portal de Grady. Gates no estaba allí. Decidió entrar para mirar en los buzones a que piso tendrían que ir. Al entrar vio en el suelo un móvil. Era el de Gates, llevaba colgado un pequeño adorno con forma de placa de policía. Miró en el buzón el piso de Grady y subió hasta la casa. La puerta estaba abierta, entró, con su arma en la mano. Vacío.
De repente el móvil de Gates empezó a sonar con gran estruendo. Casi se le sale el corazón por la boca. La llamada no se identificaba… no tenía nada que perder
- ¿Si?
- Quiero hablar con Victoria Gates
- Por desgracia ahora mismo no puede ponerse
- ¿Quién es usted?
- Detective Espósito, de la 12, trabajo con Victoria Gates.
- Por favor, dígale a Victoria que soy la agente Sarah Carter, necesito hablar con ella urgentemente sobre Ted Grady.
- ¿Ha dicho agente?
- Si de la 68.
- ¿Sobre Ted Grady?
- Si, el mismo.
- Me temo que algo ha ocurrido con la capitana. ¿Podríamos vernos?
Una hora más tarde Espósito y Sarah se conocían. Él le contó como había recibido la llamada y como había acudido encontrando el móvil. Pidió explicaciones a Sarah. A ella su mirada le pareció de fiar y comenzó a hablar.
- Está trabajando en un caso muy importante, no sé de que se trata. Con eso no puedo ayudar. En la 68 nos mandaron a investigar un asesinato y dos personas de la 12 estaban en el punto de mira
- ¿Beckett? – preguntó
- Si y Richard Castle
- ¿El también?
- Si
- El asesinato que investigamos es de un capitán de NYPD, Smith ¿le suena?
- Si, la semana pasada descubrimos que era amigo de mi antiguo capitán, y que le buscaban.
- Pues quien le buscase, le ha encontrado. Le mataron con la misma pistola con la que mataron la semana pasada a un hombre en su coche y cuyo caso investigáis en la 12 -Esposito unió cabos – advertí a Gates, y parece que todo tiene que ver con el caso tan importante que lleva. Ayer descubrí que Smith había enviado un paquete hace unos meses a Grady, y fui al escenario para coger el resguardo, para que no cayese en otras manos. Esta tarde he vuelto a casa y mientras me duchaba alguien se coló en mi casa. Me dio tiempo a ver como se llevaba el resguardo, avisé a Gates, me dijo que me mantuviese al margen y por lo que me dices, se ve que ella fue hasta su casa. ¿Qué le habrá pasado?
- En su coche desde luego no se ha ido, esta aparcado a cien metros del portal de Grady. ¿Cómo era el tipo que entró en tu casa? ¿metro noventa, caucásico, complexión fuerte?
- Si ¿Por qué?
- Beckett y yo le seguimos la semana pasada, es el asesino.
- ¿Qué hacemos?
- La verdad es que poco podemos hacer, yo estoy suspendido, y si Gates no me devuelve mi placa y mi arma no puedo hacer nada. Mi compañero esta asignado a archivos y Gates le ha puesto vigilancia para que ni Beckett ni yo podamos pedirle datos, si Gates no da la orden no puede zafarse de esa vigilancia, y Beckett esta en Europa. ¿Con este panorama se te ocurre que hacer?
- No pero hay que buscar… ¿Qué crees que pudo pasar?
- No lo sé
- Yo creo que ese tío robó el resguardo de tu casa y fue a la casa de Grady y salió de allí con el y en el portal se encontraría con Gates, que te esperaba, de alguna manera la reconocería y se la llevo con él.
- Ya… ¿y en que te basas para tenerlo tan claro?
- Me has dicho que la puerta del apartamento estaba abierta, por tanto Grady abriría la puerta y le sacarían de allí. Si el móvil estaba en el suelo, es porque Gates lo dejaría allí por algo o se le pudo caer… No creo que Victoria subiese sola a casa de Grady, no es su estilo.
- Vamos a tu casa – le dijo Espósito tomando una determinación y poniéndose en marcha.
- ¿Por qué?
- Cogerás algo de ropa y te llevaré a un lugar seguro. Si ese tío se coló en tu casa y tiene a Gates, querrá quitarte de en medio, créeme, ha atentado dos veces contra Beckett, no le va a parar nada ni nadie. Es más, ni siquiera sabemos si Gates y Grady están vivos.
Mientras Sarah cogía una bolsa con algo de ropa, Espósito llamó a Lanie. Tenía que esconder a la chica en alguna parte y su casa no era el mejor sitio…
Cuando se dirigían a la casa de Lanie, Sarah le pidió a Espósito que le llevase a la residencia de su abuelo. Tenía que decírselo.
A Ben Carter no le pareció nada bien que Sarah hubiese accedido a encontrarse con ese policía sin tomar primero precauciones. Tendría que hablar seriamente con ella. Por otro lado, si Victoria le había llamado para acompañarla a ver a Grady, era porque confiaba en él y por tanto, tendría que fiarse. El hecho de sacar a su nieta de su casa, ya era algo en lo que confiar.
- Espósito, no puedo decirle que debe hacer. Victoria no compartía toda la información, sabe que es peligroso y no ha querido nunca implicar a nadie. Al estar suspendido, no debería dejarse ver por comisaria. Nadie debería saber que es lo que esta haciendo. No sabe nada, no diga nada.
- Pero yo soy el único que sabe que Gates ha desaparecido… y donde estaba.
- Por eso mismo. Manténgase callado. Deje que lo descubran otros.
- ¿Qué hago con el móvil?
- Deshágase de él, manténgalo encendido para que se pueda rastrear el GPS, así les esta alejando de la casa de Grady y tírelo al Hudson.
- Pero de esta forma lo situarán aquí.
- Victoria viene mucho a verme, a nadie le extrañará.
- Y en la casa de Sarah.
- Se conocen… Sarah, si alguien te preguntase, esta tarde viste a Victoria en tu casa.
- Si abuelo.
- Ahora marcharos y deshaceros del móvil. Sarah, tienes que buscar la solución en esa privilegiada mente tuya. Algo tiene que haber. Hazlo rápido. No sabemos cuanto tiempo tendrán….
Salieron de allí para deshacerse del móvil. Espósito no podía creer aún el lío en el que estaban metidos. ¿Gates detrás del caso de Beckett y a las espaldas de todos? Ese aspecto de frío metal indestructible de Gates escondía otra persona diferente. Entonces entendió que no les había suspendido para castigarles, si no para protegerles.
- Sarah.
- ¿Si?
- ¿Qué es eso de tu mente privilegiada?
- Pasión de abuelo.
- Puede ser, pero si Gates también confiaba en ti…
- Tengo memoria fotográfica. Me basta con examinar un escenario y recuerdo absolutamente todo lo que hay en él.
- Guau… tendré que empezar a llamarte cuando me dejen volver – le dijo divertido – vamos a tirar ese móvil, espero que Gates me perdone cuando se entere. Después iremos a un lugar seguro.
- Gracias.
Lanie les esperaba, era la una de la mañana y no habían llegado. Estaba impaciente. Cuando por fin entraron por la puerta, y Javi le contó la historia, lo que sabía, no sabía que pensar todo era extraño, pero parecía que Javi lo tenía bajo control. La chica le pareció demasiado joven, inexperta y asustada. Despertó en ella un sentimiento de ternura. La dirigió a la habitación que había preparado para la chica y allí Javi le preguntó:
- Sarah ¿Qué necesitas para poner en marcha tu máquina de pensar?
- Dormir
- Pues hazlo. Llámanos si necesitas algo.
A la misma hora, Gates y Grady estaban sentados y atados en el sótano de una vivienda unifamiliar en las afueras de Nueva York. El asesino tenía claro que aquellos dos no saldrían de allí con vida. El guapito decía no saber de que le hablaban. La poli le cabreaba. Tan sólo una semana antes llegó a tiempo con su gente para salvar a Beckett. Claro que pensándolo mejor y después de las fantasías que tenía últimamente con la inspectora, casi le tenía que dar las gracias por el detalle de mantener a Beckett con vida hasta que él la encontrase y las cumpliese… Ahora iba a dormir. No tenía prisa, si no querían hablar era cosa de ellos, ya se vería cuanto aguantaban.
Una hora después y a seis mil kilómetros de distancia, el sábado comenzaba en Londres. Eran las siete de la mañana. Kate fue la primera en despertar. Aquella última semana había sido muy larga. Los primeros días le costaba despertar, como si tuviese que dormir por todas las horas que no lo había hecho en los últimos meses. Pero ahora su cuerpo ya volvía a su habitual necesidad de dormir como mucho siete horas seguidas. Se paró a escuchar, en la casa no se oía nada. Quizá los sábados Londres amanecía más tarde que los días laborables. Notaba la respiración acompasada de Richard a su espalda. Se giró despacio sobre si misma para ponerse frente a él intentando no despertarle. Sintió un escalofrío por su espalda como resultado de alejarse del calor que despedía Richard. No se había despertado. Le miro la cara. No había cambio de expresión, Richard siempre estaba relajado, bueno, casi siempre. La única diferencia eran los profundos ojos azules que tanto le gustaban. Ahora no podía verlos. Bajó la mirada y la paseo por su torso y los brazos. Vestido siempre con camisas de manga larga, ella no imaginaba que mantuviese una marcada musculación. ¿Cómo lo haría? Jamás le había oído hablar sobre hacer deporte… en algún caso en el que les había tocado dar una carrera, él siempre había llegado el último y sin respiración… pero esa musculación no podía mantenerse sin ejercicio. Quizá era otra faceta secreta, como su excelente puntería con un arma. Recordó el día en la sala de prácticas, cuando la tomó el pelo y dejó que ella le corrigiese posturas pegándose tanto a él que hasta se puso nerviosa. Había fallado desastrosamente todos los tiros, pero cuando ella le prometió que si hacia una sola diana le dejaría prestadas aquellas pruebas, el hizo tres certeros disparos completamente seguidos y al centro del objetivo. Se sintió estúpida por no haberse dado cuenta que él intentaba sacarla de sus casillas y ella se prestó a aquel juego sin enterarse. Sonrío al recordarlo. Había sido insistente con ella, pero jamás se pasó de la raya, siempre fue totalmente educado y respetuoso. La encantaba, la sorprendía y la llenaba por completo, esa inocencia y alegría con la que intentaba afrontar cada día y que le hacía parecer tan infantil, y esa disfrazada madurez y sensatez que poco a poco ella había ido descubriendo se transformaban en él día a día como si fuese el doctor Jekyll por unas horas y Mrs Hyde por otras, de momento seguía ganando el juguetón niño.
Ella no sabía donde había quedado su niñez y sus ganas de jugar, aunque se sorprendía recordando que en los últimos cuatro años, él había conseguido que se permitiese alguna licencia sobre eso. Y ahora ella tenía ganas de jugar con él. Tenía que averiguar que se traía él entre manos y porqué la dejaba tan confusa alejándose de ella después de haberla tentado. Ahora iba a provocarle ella dándole un golpe maestro cuando menos lo esperase. Se acercó a sus labios y le beso despacio, cogiendo entre sus dientes con suavidad el labio inferior de él y paseando la lengua con extremada lentitud sobre el mismo. No tuvo que esperar mucho para que Richard correspondiese a su beso, al principio con la torpeza de recién salido del sueño, pasando en unos instantes a intentar expertamente tomar el control de la boca de Kate. Y ella le dejó creer que tenía el control.
Le volvía loco esa boca, había soñado tantas veces con besarla que ahora, cada vez que lo hacía su estómago daba un vuelco que le estremecía todo el cuerpo. Y le encantaba esa sensación. Le gustaba que ella tomase la iniciativa, se deshacía cuando pasaba y perdía el control sobre él mismo, dejando que el deseo lo dominase. Llevo su mano a la cara de Kate, intentando pegarla más contra él. Sus respiraciones se estaban entrecortando y eso aún le perdía más. Empezó a arrimarse mucho más a ella, girándose y tratando de inmovilizarla con su el peso de su cuerpo… ufs… sentía sus pupilas dilatadas y fijas en un único deseo… ella.
La estaba costando recuperar el control, Dios, había despertado al león y ahora se debatía entre dejarse llevar o sucumbir en la dulce lucha, el parecía descontrolado y con un único objetivo, y eso a ella le estaba gustando, y mucho, hasta ese momento el Rick contra el que había batallado en la cama era un tierno Rick demasiado preocupado por ella y por satisfacerla, ahora parecía un Rick egoísta, con un punto de ferocidad que la estaba volviendo loca. No, decididamente no pensaba pararle, no ahora… ya habría otra batalla para jugar con él. En esta, se había rendido. Aunque si rendirse significaba obtener esto… iba a tener que dar su brazo a torcer más a menudo….
Al otro lado del Thamesis, en la trastienda de una joyería, el dueño terminaba de engarzar un diamante en el colgante con forma delfín que le habían encargado el día anterior y que entregaría en un par de horas. Había estado trabajando toda la noche, pero merecía la pena el resultado, y más cuando el cliente no puso ninguna pega al escandaloso precio que le había puesto al colgante y le entregó la cuarta parte del dinero pedido. Miró el reloj. Aún podía ir a casa, dormir un par de horas, ducharse y volver a las doce en punto para entregarlo. Se quitó las gafas de aumento, masajeó el puente de su nariz, observó la pieza a simple vista y se felicitó por el trabajo. Cogió su chaqueta y tras conectar el sistema de seguridad y cerrar las puertas se encaminó a su coche para ir a casa.
La batalla había finalizado.
- Te quiero Kate – le dijo intentando controlar su respiración – prométeme que vas a despertarme así el resto de mis días - Kate le miró apuntando mentalmente el detonante de aquella explosión
- ¿Te he despertado de una pesadilla? – dijo tontamente para que él no notase que acababa de dar con un punto débil, Dios, había sido increíble.
- Todo lo que no sea estar en tu boca es una pesadilla – le dijo besándola y atrayéndola con sus brazos– ven aquí, no te muevas.
- Deberíamos levantarnos…
- Shsssshhhh, calla
Volvieron a quedarse dormidos hasta que unos golpes tras la puerta les despertaron.
- Chicos en pie – gritó Jimmy - Ha llamado Gordon. Nos necesita.
- ¿Nos das media hora? – preguntó Kate y saltando de la cama para ir a la ducha tiró de la almohada para que Richard reaccionase.
- No – dijo bajando por las escaleras Jimmy – veinte minutos
Dieciocho minutos después, los cuatro subían al Jaguar y se dirigían a las oficinas del SI10.
- No os hemos dado las gracias por lo de anoche – dijo Richard
- Es cierto, muchas gracias, fue… sorprendente.
Jimmy y Harry cruzaron su mirada y asintieron sonriendo.
Gordon les hizo pasar a su despacho.
- Les pido su colaboración porque Scotland Yard esta desbordado con la preparación de las olimpiadas, y hoy es sábado, tengo a mi gente descansando. He pensado en ustedes para que desengrasen un poco.
- Que amable jefe – contestó Jimmy ganándose una mirada no muy amistosa de Gordon – Se va a tener que conformar con la mitad del equipo, la parte pija –dijo señalando a con la cabeza a Harry y Richard – tienen que ejercer de famosillos en la televisión toda la tarde y parte de la noche.
- No es que me haga mucha gracia que Harry no le vigile – le dijo- pero me conformaré sabiendo que el inspector de Scotland Yard asignado al caso velará porque no dispare a nadie. Esta a punto de llegar y nos pondrá al día, pero mientras, les hago un resumen.
Les explicó lo que había ocurrido unas horas antes. Un joyero había recibido un encargo la tarde anterior, un colgante que debería hacer en menos de doce horas. Accedió y se quedó en su taller, trabajando. Por la mañana, se marcho a su casa a ducharse y al llegar su mujer y su hija adolescente estaban muertas, parecía un robo, la casa estaba revuelta. Después de llamar a Scotland Yard y tras un buen rato en su casa, recibe una llamada de su ayudante, la joyería había sido robada, los sistemas de seguridad no habían funcionado.
El teléfono del despacho de Gordon sonó:
-¿Qué? – contestó de mala gana - ¿y a que espera para dejarle pasar? Estamos esperándole.
El inspector de Scotland Yard dio con los nudillos en la puerta del despacho y sin esperar confirmación abrió la puerta y entró al despacho
- Buenos días. Soy el inspector Hunt
- ¿Hunt? ¿Colin Hunt? – dijo Kate entusiasmada acercándose al inspector que le había ayudado unos meses antes en Nueva York – ¡Colin que alegría verte!
- Vaya… ¿Kate? – dijo totalmente sorprendido – y acercándose también a ella le dio un beso en la mejilla provocando la ira silenciosa de Richard y las miradas cruzadas de Harry y Jimmy preguntándose que pasaba allí.
- Bien, bien – cortó Gordon – me entusiasma que se conozcan, ya nos lo contarán en otro momento, ahora necesito resolver este caso
Kate sonrío a Colin que la miraba divertido. Le alegraba volver a verle. No se había acordado de él cuando llegó a Londres.
Gordon pidió a Colin que les informase. Richard no atendía. Solo miraba a Kate sonreír al inglés y su mente voló a los días en los que él apareció en Nueva York. ¿Habría ocurrido algo entre ellos? Recordó que ella quiso hablarle y él la esquivó excusándose porque su amiga estaba abajo esperándole con el Ferrari en doble fila…
Le vio mirándola mientras hablaba, y vio la sonrisa que le devolvía Kate….
- Maldita sea – pensó, y encima él estaría en la televisión…..
**********
FIN DEL CAPITULO 19
G R A C I A S por leer hasta aqui.
Os pido perdón si con tanto personaje meto la pata y mezclo datos.
Una vez más, espero estar a la altura de vuestras expertas mentes lectoras y que lleguéis hasta aqui...GRACIAS
Última edición por Anver el Lun Jul 02, 2012 11:39 am, editado 1 vez
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Yo estaba disfrutando del capitulo pero cuando esta leyendo el nombre de Colin
en serio Colin nooooooooooooooo
celoso castle
me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa muchooooooooooooooooo
cada capitulo que escribe se pone aún más emocionante gracias por escribir maravilloso continua pronto tengo muchas ganas de saber que va pasar
en serio Colin nooooooooooooooo
celoso castle
me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa muchooooooooooooooooo
cada capitulo que escribe se pone aún más emocionante gracias por escribir maravilloso continua pronto tengo muchas ganas de saber que va pasar
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Teresita_yocastle$$NYPD escribió: Yo estaba disfrutando del capitulo pero cuando esta leyendo el nombre de Colin
en serio Colin nooooooooooooooo
celoso castle
me gustaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa muchooooooooooooooooo
cada capitulo que escribe se pone aún más emocionante gracias por escribir maravilloso continua pronto tengo muchas ganas de saber que va pasar
Tranquilaaaaa prometo portarme bien (Angel o diablo Angel o diablo Angel o diablo)
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
pobre castle, ssi es verdad que kate tubo algo con collin, , lo siento pero me veo obligada a llamarla p... un dia con ese inspector y ya se acuesta? ufff me cabrearia mucho!! muerte al rubiales
castlelover- As del póker
- Mensajes : 307
Fecha de inscripción : 26/02/2012
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Esto en cada capitulo se pone mas interesante e intrigante
Me apasiona tu historia, la adoroooooo
Sigue pero que gates no muera, ahora me cae bien
Y los celos de ellll!!! Mori de amorrrrr
Me apasiona tu historia, la adoroooooo
Sigue pero que gates no muera, ahora me cae bien
Y los celos de ellll!!! Mori de amorrrrr
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
castlelover escribió:pobre castle, ssi es verdad que kate tubo algo con collin, , lo siento pero me veo obligada a llamarla p... un dia con ese inspector y ya se acuesta? ufff me cabrearia mucho!! muerte al rubiales
Entonces, a ver que yo lo entienda... Si Castle le presta el Ferrari y se lleva a la cama a la azafata la cosa esta bien pero si Beckett se larga con el inglesito para darse un gustazo después q Castle le ha dejado claro q pasa de ella esta mal?
Pregunto eh? No termino yo de entender...
Que hago? Angel o demonio Angel o demonio Angel o demonio
Anver- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
A mi me encanta, no me es para nada dificil, la cantidad de personajes que hay en esta historia, esta buenisima, una de las 3 que leo y espero ansiosa el capitulo, ahora estoy intrigada con lo de la joyeria!!! muy bien debo reconocer que soy tu fan!!!
Isana- As del póker
- Mensajes : 389
Fecha de inscripción : 18/11/2011
Localización : Argentina
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
claro que llena nuestras expectativas o por lo menos las mías y me gusta eso de los celos hacia castle sin quererrrrr jajajajajajajaj aunque debes en cuando hay que darle mas pique a kate ella celosaaaa se pone como loca espero que sigas ya jajajajajajajajajajajajjajajajajjajajja me encanta tu fic esta excelente
moni valdes- As del póker
- Mensajes : 298
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 34
Localización : colombia
Re: Y ahora... ¿que? (EPILOGO) 21/09
Isana escribió:A mi me encanta, no me es para nada dificil, la cantidad de personajes que hay en esta historia, esta buenisima, una de las 3 que leo y espero ansiosa el capitulo, ahora estoy intrigada con lo de la joyeria!!! muy bien debo reconocer que soy tu fan!!!
Mil gracias, intentare subir algo mañana pero creo q será algo corto.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
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