EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
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EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO (1ª parte)
Escrito por Marypaz
Debo advertir, que todo está sacado de la ficción. Aunque en muchas ocasiones las máquinas pueden tener fallos, he aprovechado esta circunstancia para dar vida a este fic. Casi nada es real.
Richard Castle siempre había sido un hombre con las ideas muy claras en todo lo referente a sus personajes, por lo que nunca había dudado en meterse entre delincuentes, si se trataba de hacer un relato lo más cercano posible a este tipos de personas.
Su musa en la novela más exitosa, era un buen ejemplo de su manera de escribir, si tenía a alguien cercano que le sirviera de referencia, estaba seguro que su personaje sería mucho más creíble.
Ahora quería escribir algo muy diferente. Uno de sus personajes principales sería un enfermo. Un ser atormentado ante una enfermedad, que desde el comienzo no pronosticaba nada bueno. Castle necesitaba poder describir todas las sensaciones de este individuo angustiado por el miedo de sufrir algo incurable.
Recurrió a su amigo el Doctor Max Harrison. Trató de convencerle de una manera,- casi chantaje pensó intentando ocultar ese pensamiento – Donando una fuerte cantidad de dinero para las reformas ya empezadas de la parte Este del hospital.
Mientras extendía el cheque con una cantidad seguida de bastantes ceros, le hizo prometer que bajo ninguna circunstancia nadie, debería saber que él, no padecía ninguna. Para que su descripción fuera del todo creíble, necesitaba mantener conversaciones con los internados en el Centro, esperando tener los resultados de análisis y otras pruebas.
Y por supuesto la donación tenía que quedar en el anonimato más absoluto.
Max Harrison le escuchaba con mucha atención. Conocía a Castle desde muchos años atrás, había leído todos sus libros, y entendía perfectamente que quisiera comprobar en primera persona, los sentimientos de las personas temerosas de sufrir una dolencia de las catalogadas de diagnóstico desfavorable. El médico escuchaba atento las explicaciones del escritor. Era poco ortodoxo lo que Castle pretendía. Por unos largos momentos se quedó dudando.
Pero si tuvo algún recelo, ante aquella petición, se le disipó al ver la cantidad de ceros que seguía a la cifra escrita en el cheque.
Asumió desde aquel momento que se había dejado convencer pensando únicamente en aquellas obras paralizadas por falta de dinero. Max pensaba en la decisión tomada, que no tenía nada que ver con el juramento Hipocrático. Simplemente se autosugestionó pensando que en pocos días, se sabrían los resultados que indudablemente serian óptimos, y lo mandaría a su casa, terminando allí todo el complot. Pero se dio cuenta que el dinero no siempre enmudecía a la conciencia.
Cuando se encaró con él, su voz no delataba ninguna de las emociones contradictorias que batallaban en su interior. Y atacó la parte emocional que usaba en estos momentos cuando estaba ante un paciente.
.- ¿Cómo lo vas a plantear a la familia? – le peguntó – porque desde luego tendrás que permanecer ingresado durante los días que duren las pruebas, que para no despertar sospechas serán verdaderas. Hazte a la idea de que te van a marear mucho. Al juntarte con los demás enfermos sabrás enseguida lo que se siente estando pendientes de unos resultados que pueden no ser buenos Todo ha de ser auténtico. Piénsalo calmadamente, porque te anticipo que no será nada divertido. Busca una manera que sea creíble para decirlo a la familia.
.- Tenia pensado ir preparándoles, quejándome de un constante dolor de cabeza. ¿Te parece acertado?
.- Si, es una manera bastante habitual de empezar según que tipo de tumores. Para saber lo que sienten y piensan los demás pacientes deberás acudir a las sesiones que se imponen como terapia a todos los afectados. Pero he de darte un consejo.
Castle le miró interrogando con los ojos
.- Los pacientes nunca deben sospechar que estás haciendo un estudio para una de tus novelas. Les podría doler sentirse como conejillos de indias.
.- Es cierto, ya lo había pensado. No temas, acudiré al hospital como si verdaderamente fuera un paciente más, incluso para la familia y los que me rodean, pensarán que me encuentro verdaderamente mal. De algo me ha de servir ser hijo de una buena actriz, ya sabes…esos genes deben andar sueltos por ahí
Max Harrison asintió con la cabeza. La idea no acababa de gustarle, pero tenía confianza en Castle, y sobre todo pesaba en la balanza el dinero aportado para las obras.
Sellaron el pacto con un apretón de manos. Max Harrison acalló su conciencia, con la idea que aquel dinero sería providencial para continuar las obras empezadas.
Cuando Castle salió de allí, pensaba detenidamente, en cómo enfocaría su comportamiento ante su familia y sobre todo con Kate. Antes de subir al coche se paseó por el Parque buscando la manera más idónea de planificar su entrada en el Centro hospitalario. Por lo que aquel mismo día ya pondría en marcha su plan. En cuanto llegara a su casa, ante su madre y su hija si es que se hallaban en el loft, simularía que se tomaba unas pastillas para el dolor de cabeza, actuando exageradamente, y sobre todo, llamaría a Kate para decirle que se acostaba, con la esperanza de encontrarse mejor mañana.
Le sabía mal tener que engañarla de esa manera, máxime cuando esto suponía un alejamiento entre ellos, aunque solo fuera por unos días si lo tenían que internar. Le dolía hacerlo pero la decisión ya estaba tomada.
= = = === == ==== === = ===
Cuando entró en el Hospital acompañado de Kate, Iban cogidos de la mano, y fueron directos al despacho del Dr. Max Harrison. Castle hizo las presentaciones, de la manera más natural posible, no desveló por completo ante el médico si estaban unidos sentimentalmente, aunque ya imaginó que para Max, esto no era importante. Fue Kate quien habló.
.- Doctor creo que Castle necesita una reconocimiento a fondo, desde hace días parece que ese dolor de cabeza persistente no le abandona. Y los analgésicos que ha tomado no le han sido de mucha ayuda. Cuando me habló de su amistad, creí oportuno traerlo para que le hagan un chequeo completo. Él dice que soy muy exagerada.
Max Harrison les miró a los dos. Y sonriendo a Kate le dijo que había tomado mejor decisión.
Kate le explicó al médico que en los últimos siete días, no había hecho otra cosa que lamentarse del pertinaz dolor de cabeza. Que parecía encontrar alivio sólo en el silencio y en la oscuridad de su habitación.
El doctor se acercó a Castle haciéndole algunas preguntas rutinarias. Cuando acabó con su interrogatorio llamó a su enfermera para que lo acompañara hasta la habitación que le habían destinado, mientras esperaban la visita del neurólogo. A partir de este momento los dos médicos ya se pondrían en contacto para intercambiar sus opiniones. Harrison les aseguró a los dos que lo dejaba en buenas manos.
Kate por unos momentos se quedó sin hablar. Quedaba claro que no esperaba la posibilidad de un largo internamiento. Y de pronto sintió un miedo visceral. Comprendió que no había dado demasiada importancia a aquellos dolores de cabeza. Ella los había sufrido en más de una ocasión, debido al estrés, o simplemente a sus hormonas revolucionadas ante el ciclo menstrual. Cuando Harrison habló de internarlo, sintió como si algo se rompiera en mil pedazos. Y se abrió en su mente una brecha por donde entraron todos los miedos que hasta ahora ni los había imaginado.
Castle al ver la reacción de ella, sintió que sus proyectos se tambaleaban, ver en aquellos ojos el miedo y la preocupación reflejadas, le hizo sentir vil y despreciable. Pero haciendo un esfuerzo, trató de sonreírle mientras le decía.
.- Ya verás como no será nada importante, antes que nos demos cuenta ya estaré de vuelta a casa – dijo mientras la pasaba un brazo por los hombros y la besaba desapasionadamente en la mejilla-
Max Harrison era testigo mudo de la escena. Le impresionó ver en los ojos de Kate, ese miedo que atrapaba por completo a los familiares.
Castle y la enfermera desaparecieron de su vista, Harrison y ella se quedaron rellenando el formulario de ingreso. Volvió a fijarse en los ojos de Kate que habían cambiado de expresión. Conocía de sobras aquel miedo reflejado en ellos, la angustia y el dolor, todo esto no le venía de nuevo, lo había vivido infinidad de veces con los familiares de los pacientes ante la posibilidad de que aquel dolor de cabeza fuera algo más serio de lo que en principio podría parecer. Sabía que los familiares de los pacientes a veces necesitaban ayuda para superar los diagnósticos adversos. A Max Harrison, la mujer que tenia ante él, no le parecía una persona de las que se amilanaban ante nada, aunque en su mirada existiera toda la tristeza acumulada. Tendría que hablar con Castle, necesitaba saber hasta qué punto estaban unidos, y hasta donde pensaba el escritor mantenerla al margen del engaño. Comprendía la postura del escritor, pero se preguntaba si podía dañar a aquella mujer, con la pantomima que iban a representar. Él como médico sabía que no estaba actuando honestamente, y sin embargo para acallar su conciencia, se dijo que tan sólo serían unos días.
Después estaba seguro que entre la pareja todo se aclararía. Ese detalle fue el que apaciguó todos sus temores.
Kate se despidió del médico asegurándole que mañana volvería para saber cómo iban desarrollándose las pruebas. Max Harrison se quedó plantado en el centro del despacho, para asegurarse que Kate Becket, salía del hospital. Necesitaba urgentemente hablar con el escritor, por lo que encaminó sus pasos hasta el lugar donde le habían dejado en espera de las primeras pruebas. Allí esperaría al neurólogo para hacer un intercambio de opiniones médicas.
Castle estaba sentado en una de las butacas, y al ver a Harrison se acercó a él.
.- Veo por tu cara que algo no va como debería.
.- Supongo que no ignoras que lo que vamos a llevar a cabo está fuera de toda normalidad. Si solo interviniéramos tú y yo, no ocurriría nada irreparable, pero piensa que estarán metidos de lleno en este asunto, otros médicos y enfermeras.
.- En realidad yo pensaba que podríamos hacer un simulacro, entre nosotros dos. Que tenga que reconocerme un neurólogo, no entraba en mis cálculos. Ya sabes que lo único que pretendo es, entablar un contacto directo con otros pacientes.
.- Lo sé, pero para llegar a este punto antes deberás pasar por unos cuantos reconocimientos básicos, mientras podrás mezclarte con los demás pacientes y averiguar sus verdaderos pensamientos, es lo único que te interesa, ¿no es cierto? – No espero respuesta, por lo que añadió- . La verdad es que no he podido evitar pensar en la novela de Ken Kessley, y el trágico final. Espero que tú no corras este riesgo.
.- No te preocupes. Estaré siempre con la guardia bien alta, estudiando a fondo a los que me rodean. Confío que serán pocos días los que permanezca por aquí, y no dudes que me afanaré en mis observaciones para poder salir lo antes posible.
.- Hazlo porque te aseguro que tu compañera en estos días pasará por una dura prueba. Esa mirada de temor, ese miedo ante un diagnóstico desfavorable, para los que rodean a los pacientes suele ser algo que los marca para siempre, y supongo que tú no le deseas esto a ella.
.- Por supuesto que no. Ella es la mujer de mi vida, es la mujer por la que haría cualquier cosa para hacerla feliz. Sólo serán unos pocos días de incertidumbre, y luego todo quedará aclarado entre nosotros. Será la primera en saber el verdadero motivo de mi internamiento.
.- Me gustaría despedirme de ella, de una manera más…cálida – dijo Castle con cierto remordimiento –
.- Lo siento, yo mismo la he visto por la ventana como salía del hospital. Mañana ella acudirá a verte, y tendréis unos momentos para vosotros.
Continúa
Escrito por Marypaz
Debo advertir, que todo está sacado de la ficción. Aunque en muchas ocasiones las máquinas pueden tener fallos, he aprovechado esta circunstancia para dar vida a este fic. Casi nada es real.
Richard Castle siempre había sido un hombre con las ideas muy claras en todo lo referente a sus personajes, por lo que nunca había dudado en meterse entre delincuentes, si se trataba de hacer un relato lo más cercano posible a este tipos de personas.
Su musa en la novela más exitosa, era un buen ejemplo de su manera de escribir, si tenía a alguien cercano que le sirviera de referencia, estaba seguro que su personaje sería mucho más creíble.
Ahora quería escribir algo muy diferente. Uno de sus personajes principales sería un enfermo. Un ser atormentado ante una enfermedad, que desde el comienzo no pronosticaba nada bueno. Castle necesitaba poder describir todas las sensaciones de este individuo angustiado por el miedo de sufrir algo incurable.
Recurrió a su amigo el Doctor Max Harrison. Trató de convencerle de una manera,- casi chantaje pensó intentando ocultar ese pensamiento – Donando una fuerte cantidad de dinero para las reformas ya empezadas de la parte Este del hospital.
Mientras extendía el cheque con una cantidad seguida de bastantes ceros, le hizo prometer que bajo ninguna circunstancia nadie, debería saber que él, no padecía ninguna. Para que su descripción fuera del todo creíble, necesitaba mantener conversaciones con los internados en el Centro, esperando tener los resultados de análisis y otras pruebas.
Y por supuesto la donación tenía que quedar en el anonimato más absoluto.
Max Harrison le escuchaba con mucha atención. Conocía a Castle desde muchos años atrás, había leído todos sus libros, y entendía perfectamente que quisiera comprobar en primera persona, los sentimientos de las personas temerosas de sufrir una dolencia de las catalogadas de diagnóstico desfavorable. El médico escuchaba atento las explicaciones del escritor. Era poco ortodoxo lo que Castle pretendía. Por unos largos momentos se quedó dudando.
Pero si tuvo algún recelo, ante aquella petición, se le disipó al ver la cantidad de ceros que seguía a la cifra escrita en el cheque.
Asumió desde aquel momento que se había dejado convencer pensando únicamente en aquellas obras paralizadas por falta de dinero. Max pensaba en la decisión tomada, que no tenía nada que ver con el juramento Hipocrático. Simplemente se autosugestionó pensando que en pocos días, se sabrían los resultados que indudablemente serian óptimos, y lo mandaría a su casa, terminando allí todo el complot. Pero se dio cuenta que el dinero no siempre enmudecía a la conciencia.
Cuando se encaró con él, su voz no delataba ninguna de las emociones contradictorias que batallaban en su interior. Y atacó la parte emocional que usaba en estos momentos cuando estaba ante un paciente.
.- ¿Cómo lo vas a plantear a la familia? – le peguntó – porque desde luego tendrás que permanecer ingresado durante los días que duren las pruebas, que para no despertar sospechas serán verdaderas. Hazte a la idea de que te van a marear mucho. Al juntarte con los demás enfermos sabrás enseguida lo que se siente estando pendientes de unos resultados que pueden no ser buenos Todo ha de ser auténtico. Piénsalo calmadamente, porque te anticipo que no será nada divertido. Busca una manera que sea creíble para decirlo a la familia.
.- Tenia pensado ir preparándoles, quejándome de un constante dolor de cabeza. ¿Te parece acertado?
.- Si, es una manera bastante habitual de empezar según que tipo de tumores. Para saber lo que sienten y piensan los demás pacientes deberás acudir a las sesiones que se imponen como terapia a todos los afectados. Pero he de darte un consejo.
Castle le miró interrogando con los ojos
.- Los pacientes nunca deben sospechar que estás haciendo un estudio para una de tus novelas. Les podría doler sentirse como conejillos de indias.
.- Es cierto, ya lo había pensado. No temas, acudiré al hospital como si verdaderamente fuera un paciente más, incluso para la familia y los que me rodean, pensarán que me encuentro verdaderamente mal. De algo me ha de servir ser hijo de una buena actriz, ya sabes…esos genes deben andar sueltos por ahí
Max Harrison asintió con la cabeza. La idea no acababa de gustarle, pero tenía confianza en Castle, y sobre todo pesaba en la balanza el dinero aportado para las obras.
Sellaron el pacto con un apretón de manos. Max Harrison acalló su conciencia, con la idea que aquel dinero sería providencial para continuar las obras empezadas.
Cuando Castle salió de allí, pensaba detenidamente, en cómo enfocaría su comportamiento ante su familia y sobre todo con Kate. Antes de subir al coche se paseó por el Parque buscando la manera más idónea de planificar su entrada en el Centro hospitalario. Por lo que aquel mismo día ya pondría en marcha su plan. En cuanto llegara a su casa, ante su madre y su hija si es que se hallaban en el loft, simularía que se tomaba unas pastillas para el dolor de cabeza, actuando exageradamente, y sobre todo, llamaría a Kate para decirle que se acostaba, con la esperanza de encontrarse mejor mañana.
Le sabía mal tener que engañarla de esa manera, máxime cuando esto suponía un alejamiento entre ellos, aunque solo fuera por unos días si lo tenían que internar. Le dolía hacerlo pero la decisión ya estaba tomada.
= = = === == ==== === = ===
Cuando entró en el Hospital acompañado de Kate, Iban cogidos de la mano, y fueron directos al despacho del Dr. Max Harrison. Castle hizo las presentaciones, de la manera más natural posible, no desveló por completo ante el médico si estaban unidos sentimentalmente, aunque ya imaginó que para Max, esto no era importante. Fue Kate quien habló.
.- Doctor creo que Castle necesita una reconocimiento a fondo, desde hace días parece que ese dolor de cabeza persistente no le abandona. Y los analgésicos que ha tomado no le han sido de mucha ayuda. Cuando me habló de su amistad, creí oportuno traerlo para que le hagan un chequeo completo. Él dice que soy muy exagerada.
Max Harrison les miró a los dos. Y sonriendo a Kate le dijo que había tomado mejor decisión.
Kate le explicó al médico que en los últimos siete días, no había hecho otra cosa que lamentarse del pertinaz dolor de cabeza. Que parecía encontrar alivio sólo en el silencio y en la oscuridad de su habitación.
El doctor se acercó a Castle haciéndole algunas preguntas rutinarias. Cuando acabó con su interrogatorio llamó a su enfermera para que lo acompañara hasta la habitación que le habían destinado, mientras esperaban la visita del neurólogo. A partir de este momento los dos médicos ya se pondrían en contacto para intercambiar sus opiniones. Harrison les aseguró a los dos que lo dejaba en buenas manos.
Kate por unos momentos se quedó sin hablar. Quedaba claro que no esperaba la posibilidad de un largo internamiento. Y de pronto sintió un miedo visceral. Comprendió que no había dado demasiada importancia a aquellos dolores de cabeza. Ella los había sufrido en más de una ocasión, debido al estrés, o simplemente a sus hormonas revolucionadas ante el ciclo menstrual. Cuando Harrison habló de internarlo, sintió como si algo se rompiera en mil pedazos. Y se abrió en su mente una brecha por donde entraron todos los miedos que hasta ahora ni los había imaginado.
Castle al ver la reacción de ella, sintió que sus proyectos se tambaleaban, ver en aquellos ojos el miedo y la preocupación reflejadas, le hizo sentir vil y despreciable. Pero haciendo un esfuerzo, trató de sonreírle mientras le decía.
.- Ya verás como no será nada importante, antes que nos demos cuenta ya estaré de vuelta a casa – dijo mientras la pasaba un brazo por los hombros y la besaba desapasionadamente en la mejilla-
Max Harrison era testigo mudo de la escena. Le impresionó ver en los ojos de Kate, ese miedo que atrapaba por completo a los familiares.
Castle y la enfermera desaparecieron de su vista, Harrison y ella se quedaron rellenando el formulario de ingreso. Volvió a fijarse en los ojos de Kate que habían cambiado de expresión. Conocía de sobras aquel miedo reflejado en ellos, la angustia y el dolor, todo esto no le venía de nuevo, lo había vivido infinidad de veces con los familiares de los pacientes ante la posibilidad de que aquel dolor de cabeza fuera algo más serio de lo que en principio podría parecer. Sabía que los familiares de los pacientes a veces necesitaban ayuda para superar los diagnósticos adversos. A Max Harrison, la mujer que tenia ante él, no le parecía una persona de las que se amilanaban ante nada, aunque en su mirada existiera toda la tristeza acumulada. Tendría que hablar con Castle, necesitaba saber hasta qué punto estaban unidos, y hasta donde pensaba el escritor mantenerla al margen del engaño. Comprendía la postura del escritor, pero se preguntaba si podía dañar a aquella mujer, con la pantomima que iban a representar. Él como médico sabía que no estaba actuando honestamente, y sin embargo para acallar su conciencia, se dijo que tan sólo serían unos días.
Después estaba seguro que entre la pareja todo se aclararía. Ese detalle fue el que apaciguó todos sus temores.
Kate se despidió del médico asegurándole que mañana volvería para saber cómo iban desarrollándose las pruebas. Max Harrison se quedó plantado en el centro del despacho, para asegurarse que Kate Becket, salía del hospital. Necesitaba urgentemente hablar con el escritor, por lo que encaminó sus pasos hasta el lugar donde le habían dejado en espera de las primeras pruebas. Allí esperaría al neurólogo para hacer un intercambio de opiniones médicas.
Castle estaba sentado en una de las butacas, y al ver a Harrison se acercó a él.
.- Veo por tu cara que algo no va como debería.
.- Supongo que no ignoras que lo que vamos a llevar a cabo está fuera de toda normalidad. Si solo interviniéramos tú y yo, no ocurriría nada irreparable, pero piensa que estarán metidos de lleno en este asunto, otros médicos y enfermeras.
.- En realidad yo pensaba que podríamos hacer un simulacro, entre nosotros dos. Que tenga que reconocerme un neurólogo, no entraba en mis cálculos. Ya sabes que lo único que pretendo es, entablar un contacto directo con otros pacientes.
.- Lo sé, pero para llegar a este punto antes deberás pasar por unos cuantos reconocimientos básicos, mientras podrás mezclarte con los demás pacientes y averiguar sus verdaderos pensamientos, es lo único que te interesa, ¿no es cierto? – No espero respuesta, por lo que añadió- . La verdad es que no he podido evitar pensar en la novela de Ken Kessley, y el trágico final. Espero que tú no corras este riesgo.
.- No te preocupes. Estaré siempre con la guardia bien alta, estudiando a fondo a los que me rodean. Confío que serán pocos días los que permanezca por aquí, y no dudes que me afanaré en mis observaciones para poder salir lo antes posible.
.- Hazlo porque te aseguro que tu compañera en estos días pasará por una dura prueba. Esa mirada de temor, ese miedo ante un diagnóstico desfavorable, para los que rodean a los pacientes suele ser algo que los marca para siempre, y supongo que tú no le deseas esto a ella.
.- Por supuesto que no. Ella es la mujer de mi vida, es la mujer por la que haría cualquier cosa para hacerla feliz. Sólo serán unos pocos días de incertidumbre, y luego todo quedará aclarado entre nosotros. Será la primera en saber el verdadero motivo de mi internamiento.
.- Me gustaría despedirme de ella, de una manera más…cálida – dijo Castle con cierto remordimiento –
.- Lo siento, yo mismo la he visto por la ventana como salía del hospital. Mañana ella acudirá a verte, y tendréis unos momentos para vosotros.
Continúa
Última edición por marypaz el Dom Ago 19, 2012 6:49 am, editado 3 veces
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Ay Castle!! Qué el que juega con fuego se quema!!! Me gusta muchísimo!!
Zeny_Mackenzie- Moderador
- Mensajes : 1226
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 41
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Buf, me gusta mucho esta historia, me encanta como escribes. Espero que continúes pronto. Un saludo.
okusak- Policia de homicidios
- Mensajes : 749
Fecha de inscripción : 03/05/2012
Edad : 34
Localización : Entre la nebulosa Nervitana y el país de nunca jamás.
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Eres una crack escribiendo, me encanta tu forma de describir los momentos.
Continualo pronto...
Continualo pronto...
Invitado- Invitado
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Me gusta mucho la historia que estas relatando, diferente, fresca...
Y por supuesto la forma de escribir...
Y por supuesto la forma de escribir...
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Y si por casualidad Castle sí tiene algo en la cabeza???
Me gusta!!
Me gusta!!
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
¡¡¡¡Está muy bien la historia!!!! , es muy original y espero que la continues pronto.
(Seguro que a Castle acaba pasandole algo, si es que se mete el solito en unos embolaos que pá que )
(Seguro que a Castle acaba pasandole algo, si es que se mete el solito en unos embolaos que pá que )
patri_81- Ayudante de policia
- Mensajes : 148
Fecha de inscripción : 24/03/2012
Edad : 43
Localización : Alicante
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Kate lo va a matar a Castle donde se entere la verdad... Claro, siempre y cuando los exámenes le salgan bien...
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Oh Castle...
Fantastico, quiero que sigaaaaaaaas saludos!
Fantastico, quiero que sigaaaaaaaas saludos!
Stana Beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 963
Fecha de inscripción : 04/01/2012
Edad : 27
Localización : Nueva York, trabajando con Richard Castle. Y pegando tiros con Kate. Ausente!
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Como siempre creas adicción...para cuándo la continuación?
Sara Castle- Ayudante de policia
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 11/06/2011
Localización : Delante del PC
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Os respondo a todas de una sola tacada.... porque aún estoy oxidada por las vacaciones.....
Ya os aviso que este fic no es de los que crean demasiada adicción. Igual no os acaba de gustar.
Como he dicho antes, aún no me he recuperado de la vagancia vacacional.
Gracias como siempre por la paciencia de leer y sobre todo de comentar.
Y las dos partes que faltan llegaran pronto, no os apureis
Sois estupendas!!!!!!
Ya os aviso que este fic no es de los que crean demasiada adicción. Igual no os acaba de gustar.
Como he dicho antes, aún no me he recuperado de la vagancia vacacional.
Gracias como siempre por la paciencia de leer y sobre todo de comentar.
Y las dos partes que faltan llegaran pronto, no os apureis
Sois estupendas!!!!!!
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Quizás no enganche como tú dices pero a mi me encanta, me gusta mucho como escribes y me gusta lo original de la historia. No sé si Kate llegará a perdonar a Castle lo que está haciendo, es algo demasiado duro como para jugar con ello ...
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Beckett_Castle_Alba escribió:Quizás no enganche como tú dices pero a mi me encanta, me gusta mucho como escribes y me gusta lo original de la historia. No sé si Kate llegará a perdonar a Castle lo que está haciendo, es algo demasiado duro como para jugar con ello ...
Me alegra que te haya gustado. Intentaré mañana subir la segunda parte, deseando que te siga gustando.
Muchas gracias por tus palabras.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
EL JURAMENTO HIPOCRATICO (2ª parte)
Escrito por Marypaz
Lanie y Kate se habían citado en la cafetería cerca de la comisaría. La llamó por teléfono asegurándole que necesitaba desahogarse con alguien. Desde que había dejado su trabajo, se veían y hablaban mucho menos que antes. A la forense le preocupó oír su voz, porque de inmediato se dio cuenta que algo fuera de lo normal le estaba ocurriendo a su amiga. Lo primero que le pasó por la cabeza, fue que la relación con el escritor se había deteriorado, y sin saber detalles sintió que empezaba a detestarle. Su amiga se merecía ser feliz, después de todo lo que le había sucedido. Y en este estado de animadversión hacia Castle, se fue enseguida que pudo a la cafetería.
La vio sentada en un rincón, el más aislado y oscuro del lugar. En cuanto la tuvo cerca, comprendió que había llorado. Mentalmente llamó a Castle hijo de la gran perra, por hacerla sufrir.
Después, cuando oyó el relato de Kate comprendió que toda su rabia se había convertido en otro sentimiento. Mezcla de pena, y del mismo temor que invadía a su amiga. Que estuviera en manos de un neurólogo, y habiendo padecido fuertes dolores de cabeza, comprendió que no auguraba nada bueno. Pero trató de animarla.
.- Oye, estás dando por sentado, que padece algo incurable. Piensa que está allí internado, para poder descartar algo verdaderamente irreparable. Y poniéndonos en el peor de los casos, este tipo de enfermedades cogidas a tiempo, tienen solución. – Fue lo único que se le ocurrió argumentar, y aunque lo dijo completamente convencida, se dio cuenta que Kate le había trasmitido sus temores –
Pasó la mano por encima de la mesa, para darle ánimos. Y añadió enseguida
.- Ya verás como todo se quedará en un susto. Esta noche la pasas en mi casa, no quiero que estés sola en tu apartamento con esos pensamientos tan negativos Y desde luego a la familia del escritor, de momento es mejor mantenerla al margen. Cuando llegue el momento de la verdad, que sea él, quien hable con su madre y con su hija. Lanie pensó que si Kate aceptaba la sugerencia, debería llamar a Expósito para indicarle que no fuera a pasar allí la noche.
.- Si, tienes razón, esta es otra papeleta a solucionar. Mañana a primera hora iré al hospital a verle, y saber si ya han empezado con las pruebas.
.- De acuerdo, y sólo te pido que me tengas al corriente de todo lo que te digan los médicos. Y ya te anticipo, que de momento no vas a saber nada en concreto, los resultados tardan unos días en desarrollarse. Prométeme que me tendrás informada.
Kate la miró con cariño pensando que era bueno tener una amiga cerca en momentos como aquel. Pero necesitaba estar sola con sus pensamientos y declinó amablemente la invitación de su amiga para pasar la noche con ella. Le dijo que no, sonriéndole sin demasiada convicción, pensando si sería lo más adecuado quedarse sola dando vueltas y más vueltas a lo mismo.
= == = = = = = = = = = = ==
Castle se reunió en una sala donde estaban varios de los pacientes, que estaban en espera de saber algunos resultados a sus pruebas médicas. Muchos ya estaban en tratamiento. Como escritor le interesaba más estar al lado de aquellas personas que ya habían pasado por varias pruebas y análisis, pudo observar que la mayoría de ellos, su estado anímico era de lo más dispar, allí se mostraba abiertamente el carácter de cada individuo. Existían dos tipos, como en todos los aspectos de la vida. Los que sabían remontar las adversidades, y los que se hundían, como si estuvieran en arenas movedizas. Sintió una gran pena al comprobar que éstos últimos, sufrían más por sus familias directas, que por ellos mismos. No pudo evitar pensar en Kate y por supuesto en su familia.
Se dio cuenta que esta vez mezclarse con enfermos para documentarse para su novela, le iba a resultar mucho más difícil de lo que esperaba en un principio. Se sentía muy mal desempeñando aquel falso papel de enfermo.
Al día siguiente empezaron por la mañana temprano con las primeras pruebas. Castle no era supersticioso, pero la tormenta que se estaba desarrollando sobre la ciudad, le hizo arrugar la nariz, la verdad es que hubiera preferido una jornada tranquila y soleada. Siempre estuvo presente el doctor Max Harrison, dando órdenes y pendiente de todo a lo que le sometían. Por suerte para Castle ninguna de ellas era dolorosa. Pero hubo un momento especial. Esto era algo que al escritor le pilló por sorpresa.
.- Te harán varias pruebas y en una de ellas tendrán que inyectarte un contraste. Es algo que no puedo pasar por alto, todos los pacientes pasan por esta experiencia. Despertaría sospechas entre el equipo médico si no la hiciéramos.
.- ¿Tiene algo de particular? – Preguntó Castle un poco alarmado al notar en voz del amigo un tono especial.
.- No es nada importante, sólo que estarás unas horas un poco mareado.
Luego podrás informarte entre los demás pacientes, si a ellos también les ha producido algún tipo de mal estar. En el mejor de los casos piensa que estás intentando averiguar las sensaciones de todos los enfermos que pasan por este trance. Te conozco y sé de tu manera de escribir, y sabrás expresar todos los miedos que se pasan en estos momentos.
Cuando Kate llegó fue directamente al despacho del doctor Harrison, aunque ya imaginaba que no tendrían ningún resultado, quería hablar con él, sentía la necesidad de oír de sus labios, que todo podía ser una falsa alarma. Necesitaba escucharlas para poder aplacar un poco los nervios que desde que le dejó ingresado, se habían acumulado en su cuerpo, provocándole dolor en toda su anatomía. Había dormido mal, y con pesadillas recurrentes. Y ahora sólo quería hablar con el médico antes de entrar en la habitación. Además necesitaba saber si la estancia sería prolongada, para avisar a su familia, que de momento estaba completamente al margen.
Harrison contestó a todas sus preguntas. La pareja de Castle no era original, puesto que quería saber lo mismo que todos los familiares de los allí ingresados. Le sonrió amablemente mientras respondía, haciéndole saber que en aquellos momentos, el escritor estaba en manos de los expertos, y que entre los análisis y aquella prueba crucial, ya tendrían algún indicio, del motivo de aquellos fuertes dolores de cabeza.
.- Puedo acompañarte a la habitación, y así en cuanto lo suban, lo podrás ver enseguida. Pero he de advertirte, que no estará en sus mejores momentos, hasta que no se le pase el efecto de lo que le han inyectado por vía intravenosa estará un poco fuera de combate.
.- Me hago cargo, pero me gustaría estar con él en la habitación. ¿Tardareis mucho en saber algún resultado?
.- Normalmente, son de 3 a 4 días, pero ya daré prisa en los laboratorios, para que los hagan enseguida. Quizás mañana ya sabremos algo en qué basarnos. Piensa que son varias las pruebas que le han de hacer.
Harrison trataba de mantener a Kate distraída, hablándole de los libros del escritor, y haciéndole preguntas sobre ella misma. Se enteró en media hora de casi toda su vida. Tuvo muy claro que aquella mujer que parecía tan segura de si misma, por lo menos esta fue la impresión que tuvo al conocerla, en aquellos momentos estaba como perdida en un laberinto. Era como todos los familiares de sus pacientes. En su voz se notaba un miedo latente a lo que pudieran descubrir. No pudo por menos, que recriminar al escritor por hacer pasar por aquella tortura a una mujer, que según le dijo era toda su vida. Estuvo tentado de ser honesto y explicarle la verdad. Ver aquellos ojos cuajados de lágrimas contenidas, le dolía como algo personal.
Dudó, y por suerte la llamada del teléfono desbarató por completo sus intenciones. Mantuvo su boca cerrada. Era algo que tendrían que solucionar la pareja cuando llegara el momento.
.- Están subiendo a Castle a la habitación.
.- ¿Podré hablar con él?
.- Si desde luego, seguro que agradecerá ver una cara amiga cerca, aunque no tenga muchas ganas de hablar. El efecto, de lo que le han inyectado, varía según la persona.
Caminaron juntos por el largo pasillo, y vieron en la parte opuesta acercarse una camilla. Una vez dentro de la habitación, Harrison repasaba la gráfica que le ofrecía la enfermera. Allí por supuesto no estaba todo a lo que lo habían sometido. Le faltaban datos.
.- Os dejo solos, ya sabes cualquier cosa, pulsas el botón rojo, y enseguida tendrás a una enfermera.
Kate se inclinó para estar mas cerca de Castle, mientras tomaba una de sus manos y la retenía entre las suyas. Le pasó delicadamente el dedo índice por el rostro, y luego le besó mientras murmuraba palabras de esas que suelen llegar al corazón de quien las escucha, ella sólo quería que él, supiera que estaba a su lado, que sería su apoyo en todo momento.
En la calle la tormenta que se había desatado a primeras horas de la mañana parecía que bajaba de intensidad. Y esta tontería le levantó el ánimo.
Rick Castle abrió los ojos, y lo primero que vio fue el rostro de Kate muy cerca del suyo. Distinguió sin esforzarse todo el dolor que le estaba causando y se sintió realmente mal. Aquello debía acabar en aquel mismo instante. Intentó incorporarse para poder hablar mejor, pero enseguida notó la mano de Kate, encima de su hombro.
.- No debes hacer esfuerzos. Tenemos tiempo para hablar, ahora descansa, me ha dicho Harrison, que es lo único que necesitas. No temas yo me quedo a tu lado velando tu sueño.
A Castle la voz susurrante de Kate le parecía un regalo inmerecido, se daba cuenta que le costaba coordinar las ideas. Y con el murmullo de aquella querida voz, emprendió un viaje al fondo de sus pensamientos. Era cierto, necesitaba descansar y sabiendo que ella estaba cerca, parecía que se sentía protegido. Pero mil ideas le bullían atropelladamente en su cabeza. Ideas que debería aclarar cuanto antes.
Podía sentir en su cuerpo las vibraciones del deseo contenido durante días, que se desparramaban sin tregua. La tenía entre sus brazos, la besaba y sin embargo le parecía completamente distinta. Era como si su cuerpo fuera una cosa inanimada, algo que pesaba, no notaba las caricias de sus manos en su rostro a pesar de verlas mientras ella le repasaba su perfil. En un intento vano, por segunda vez quiso incorporarse para besarla, pero enseguida sintió sobre sus hombros las manos de Kate, mientras le decía con voz cortante, que se mantuviera quieto, y lo empujó sin contemplaciones, hasta que notó que su cabeza volvía a reposar sobre la almohada. Castle se sintió abatido por aquel rechazo. Esperaba sus caricias, esas que ella le prodigaba cuando estaban juntos. En su mente danzaban escenas apasionadas vividas en otros momentos, cuando formaban un solo cuerpo, un solo ser completamente unido por el amor y la pasión. Y de golpe apareció toda su culpabilidad. Él la estaba engañando. No era un engaño por infidelidad amorosa, era algo más profundo que a él, le parecía en aquellos momentos mucho peor, y más serio. Tenía que hablar con ella y explicarle lo que realmente estaba sucediendo. Pero las palabras no le salían. Volvió a tener aquel sueño, donde ellos dos se amaban, esta vez Castle dudaba de si era un sueño, o era real, todo sucedía en la habitación del hospital. Y en aquel caos de imágenes, sudoroso y extenuado empezó a llamarla a gritos.
.- Estoy aquí – le dijo mientras intentaba taparle la boca para ahogar un poco las palabras del escritor
Llamó al timbre y enseguida apareció la enfermera de turno. Le explicó que Castle estaba teniendo pesadillas, si podrían suministrarle algún calmante. La enfermera llamó enseguida al doctor Harrison.
.- No te alarmes, a veces suele suceder que no toleran algunos de los medicamentos, todo es cuestión de dejar pasar unas horas, y volverá a ser el de siempre. Pero le pondremos un calmante.
Kate se sintió mucho más aliviada después de la visita de Harrison. Y más todavía cuando vio que Castle parecía que dormitaba esta vez completamente calmado. Se acercó a él, y le besó en la mejilla. Hubiera querido que esta caricia, como en los cuentos de hadas, lo despertara volviendo a ser el de antes. El de siempre, el amigo, el compañero, y finalmente el amante perfecto. Como una nube se le pasó por la cabeza, si de las pruebas recién hechas alguna sería negativa. Supersticiosamente cruzó los dedos.
Se recostó en el respaldo de la butaca, mientras observaba aquel duerme-vela de Castle. Dio rienda suelta a sus pensamientos, esos que hasta entonces no había tenido tiempo de recomponer. Se trataba del futuro de su vida. Si Castle realmente estaba enfermo de consideración, su vida cambiaría por completo. Ella seria su sostén en todo momento. Movió la cabeza, se daba cuenta que avanzaba acontecimientos. Debería esperar con calma a saber los resultados.
Recordó momentos vividos en la Comisaría. Los añoró todos y cada uno de ellos. Su trabajo. A sus amigos y cómplices en más de una ocasión. Añoró sobre todo aquellos momentos en que por la mañana él, se le acercaba con los cafés en la mano, con la mejor de sus sonrisas. Comprendió que allí dentro habían transcurrido muchos momentos importantes de su vida, hasta que decidió abandonar aquel trabajo. Fue una decisión dura de tomar. Y ahora ante lo que estaba viviendo, aquello le parecía una cosa sin importancia.
Continua
Escrito por Marypaz
Lanie y Kate se habían citado en la cafetería cerca de la comisaría. La llamó por teléfono asegurándole que necesitaba desahogarse con alguien. Desde que había dejado su trabajo, se veían y hablaban mucho menos que antes. A la forense le preocupó oír su voz, porque de inmediato se dio cuenta que algo fuera de lo normal le estaba ocurriendo a su amiga. Lo primero que le pasó por la cabeza, fue que la relación con el escritor se había deteriorado, y sin saber detalles sintió que empezaba a detestarle. Su amiga se merecía ser feliz, después de todo lo que le había sucedido. Y en este estado de animadversión hacia Castle, se fue enseguida que pudo a la cafetería.
La vio sentada en un rincón, el más aislado y oscuro del lugar. En cuanto la tuvo cerca, comprendió que había llorado. Mentalmente llamó a Castle hijo de la gran perra, por hacerla sufrir.
Después, cuando oyó el relato de Kate comprendió que toda su rabia se había convertido en otro sentimiento. Mezcla de pena, y del mismo temor que invadía a su amiga. Que estuviera en manos de un neurólogo, y habiendo padecido fuertes dolores de cabeza, comprendió que no auguraba nada bueno. Pero trató de animarla.
.- Oye, estás dando por sentado, que padece algo incurable. Piensa que está allí internado, para poder descartar algo verdaderamente irreparable. Y poniéndonos en el peor de los casos, este tipo de enfermedades cogidas a tiempo, tienen solución. – Fue lo único que se le ocurrió argumentar, y aunque lo dijo completamente convencida, se dio cuenta que Kate le había trasmitido sus temores –
Pasó la mano por encima de la mesa, para darle ánimos. Y añadió enseguida
.- Ya verás como todo se quedará en un susto. Esta noche la pasas en mi casa, no quiero que estés sola en tu apartamento con esos pensamientos tan negativos Y desde luego a la familia del escritor, de momento es mejor mantenerla al margen. Cuando llegue el momento de la verdad, que sea él, quien hable con su madre y con su hija. Lanie pensó que si Kate aceptaba la sugerencia, debería llamar a Expósito para indicarle que no fuera a pasar allí la noche.
.- Si, tienes razón, esta es otra papeleta a solucionar. Mañana a primera hora iré al hospital a verle, y saber si ya han empezado con las pruebas.
.- De acuerdo, y sólo te pido que me tengas al corriente de todo lo que te digan los médicos. Y ya te anticipo, que de momento no vas a saber nada en concreto, los resultados tardan unos días en desarrollarse. Prométeme que me tendrás informada.
Kate la miró con cariño pensando que era bueno tener una amiga cerca en momentos como aquel. Pero necesitaba estar sola con sus pensamientos y declinó amablemente la invitación de su amiga para pasar la noche con ella. Le dijo que no, sonriéndole sin demasiada convicción, pensando si sería lo más adecuado quedarse sola dando vueltas y más vueltas a lo mismo.
= == = = = = = = = = = = ==
Castle se reunió en una sala donde estaban varios de los pacientes, que estaban en espera de saber algunos resultados a sus pruebas médicas. Muchos ya estaban en tratamiento. Como escritor le interesaba más estar al lado de aquellas personas que ya habían pasado por varias pruebas y análisis, pudo observar que la mayoría de ellos, su estado anímico era de lo más dispar, allí se mostraba abiertamente el carácter de cada individuo. Existían dos tipos, como en todos los aspectos de la vida. Los que sabían remontar las adversidades, y los que se hundían, como si estuvieran en arenas movedizas. Sintió una gran pena al comprobar que éstos últimos, sufrían más por sus familias directas, que por ellos mismos. No pudo evitar pensar en Kate y por supuesto en su familia.
Se dio cuenta que esta vez mezclarse con enfermos para documentarse para su novela, le iba a resultar mucho más difícil de lo que esperaba en un principio. Se sentía muy mal desempeñando aquel falso papel de enfermo.
Al día siguiente empezaron por la mañana temprano con las primeras pruebas. Castle no era supersticioso, pero la tormenta que se estaba desarrollando sobre la ciudad, le hizo arrugar la nariz, la verdad es que hubiera preferido una jornada tranquila y soleada. Siempre estuvo presente el doctor Max Harrison, dando órdenes y pendiente de todo a lo que le sometían. Por suerte para Castle ninguna de ellas era dolorosa. Pero hubo un momento especial. Esto era algo que al escritor le pilló por sorpresa.
.- Te harán varias pruebas y en una de ellas tendrán que inyectarte un contraste. Es algo que no puedo pasar por alto, todos los pacientes pasan por esta experiencia. Despertaría sospechas entre el equipo médico si no la hiciéramos.
.- ¿Tiene algo de particular? – Preguntó Castle un poco alarmado al notar en voz del amigo un tono especial.
.- No es nada importante, sólo que estarás unas horas un poco mareado.
Luego podrás informarte entre los demás pacientes, si a ellos también les ha producido algún tipo de mal estar. En el mejor de los casos piensa que estás intentando averiguar las sensaciones de todos los enfermos que pasan por este trance. Te conozco y sé de tu manera de escribir, y sabrás expresar todos los miedos que se pasan en estos momentos.
Cuando Kate llegó fue directamente al despacho del doctor Harrison, aunque ya imaginaba que no tendrían ningún resultado, quería hablar con él, sentía la necesidad de oír de sus labios, que todo podía ser una falsa alarma. Necesitaba escucharlas para poder aplacar un poco los nervios que desde que le dejó ingresado, se habían acumulado en su cuerpo, provocándole dolor en toda su anatomía. Había dormido mal, y con pesadillas recurrentes. Y ahora sólo quería hablar con el médico antes de entrar en la habitación. Además necesitaba saber si la estancia sería prolongada, para avisar a su familia, que de momento estaba completamente al margen.
Harrison contestó a todas sus preguntas. La pareja de Castle no era original, puesto que quería saber lo mismo que todos los familiares de los allí ingresados. Le sonrió amablemente mientras respondía, haciéndole saber que en aquellos momentos, el escritor estaba en manos de los expertos, y que entre los análisis y aquella prueba crucial, ya tendrían algún indicio, del motivo de aquellos fuertes dolores de cabeza.
.- Puedo acompañarte a la habitación, y así en cuanto lo suban, lo podrás ver enseguida. Pero he de advertirte, que no estará en sus mejores momentos, hasta que no se le pase el efecto de lo que le han inyectado por vía intravenosa estará un poco fuera de combate.
.- Me hago cargo, pero me gustaría estar con él en la habitación. ¿Tardareis mucho en saber algún resultado?
.- Normalmente, son de 3 a 4 días, pero ya daré prisa en los laboratorios, para que los hagan enseguida. Quizás mañana ya sabremos algo en qué basarnos. Piensa que son varias las pruebas que le han de hacer.
Harrison trataba de mantener a Kate distraída, hablándole de los libros del escritor, y haciéndole preguntas sobre ella misma. Se enteró en media hora de casi toda su vida. Tuvo muy claro que aquella mujer que parecía tan segura de si misma, por lo menos esta fue la impresión que tuvo al conocerla, en aquellos momentos estaba como perdida en un laberinto. Era como todos los familiares de sus pacientes. En su voz se notaba un miedo latente a lo que pudieran descubrir. No pudo por menos, que recriminar al escritor por hacer pasar por aquella tortura a una mujer, que según le dijo era toda su vida. Estuvo tentado de ser honesto y explicarle la verdad. Ver aquellos ojos cuajados de lágrimas contenidas, le dolía como algo personal.
Dudó, y por suerte la llamada del teléfono desbarató por completo sus intenciones. Mantuvo su boca cerrada. Era algo que tendrían que solucionar la pareja cuando llegara el momento.
.- Están subiendo a Castle a la habitación.
.- ¿Podré hablar con él?
.- Si desde luego, seguro que agradecerá ver una cara amiga cerca, aunque no tenga muchas ganas de hablar. El efecto, de lo que le han inyectado, varía según la persona.
Caminaron juntos por el largo pasillo, y vieron en la parte opuesta acercarse una camilla. Una vez dentro de la habitación, Harrison repasaba la gráfica que le ofrecía la enfermera. Allí por supuesto no estaba todo a lo que lo habían sometido. Le faltaban datos.
.- Os dejo solos, ya sabes cualquier cosa, pulsas el botón rojo, y enseguida tendrás a una enfermera.
Kate se inclinó para estar mas cerca de Castle, mientras tomaba una de sus manos y la retenía entre las suyas. Le pasó delicadamente el dedo índice por el rostro, y luego le besó mientras murmuraba palabras de esas que suelen llegar al corazón de quien las escucha, ella sólo quería que él, supiera que estaba a su lado, que sería su apoyo en todo momento.
En la calle la tormenta que se había desatado a primeras horas de la mañana parecía que bajaba de intensidad. Y esta tontería le levantó el ánimo.
Rick Castle abrió los ojos, y lo primero que vio fue el rostro de Kate muy cerca del suyo. Distinguió sin esforzarse todo el dolor que le estaba causando y se sintió realmente mal. Aquello debía acabar en aquel mismo instante. Intentó incorporarse para poder hablar mejor, pero enseguida notó la mano de Kate, encima de su hombro.
.- No debes hacer esfuerzos. Tenemos tiempo para hablar, ahora descansa, me ha dicho Harrison, que es lo único que necesitas. No temas yo me quedo a tu lado velando tu sueño.
A Castle la voz susurrante de Kate le parecía un regalo inmerecido, se daba cuenta que le costaba coordinar las ideas. Y con el murmullo de aquella querida voz, emprendió un viaje al fondo de sus pensamientos. Era cierto, necesitaba descansar y sabiendo que ella estaba cerca, parecía que se sentía protegido. Pero mil ideas le bullían atropelladamente en su cabeza. Ideas que debería aclarar cuanto antes.
Podía sentir en su cuerpo las vibraciones del deseo contenido durante días, que se desparramaban sin tregua. La tenía entre sus brazos, la besaba y sin embargo le parecía completamente distinta. Era como si su cuerpo fuera una cosa inanimada, algo que pesaba, no notaba las caricias de sus manos en su rostro a pesar de verlas mientras ella le repasaba su perfil. En un intento vano, por segunda vez quiso incorporarse para besarla, pero enseguida sintió sobre sus hombros las manos de Kate, mientras le decía con voz cortante, que se mantuviera quieto, y lo empujó sin contemplaciones, hasta que notó que su cabeza volvía a reposar sobre la almohada. Castle se sintió abatido por aquel rechazo. Esperaba sus caricias, esas que ella le prodigaba cuando estaban juntos. En su mente danzaban escenas apasionadas vividas en otros momentos, cuando formaban un solo cuerpo, un solo ser completamente unido por el amor y la pasión. Y de golpe apareció toda su culpabilidad. Él la estaba engañando. No era un engaño por infidelidad amorosa, era algo más profundo que a él, le parecía en aquellos momentos mucho peor, y más serio. Tenía que hablar con ella y explicarle lo que realmente estaba sucediendo. Pero las palabras no le salían. Volvió a tener aquel sueño, donde ellos dos se amaban, esta vez Castle dudaba de si era un sueño, o era real, todo sucedía en la habitación del hospital. Y en aquel caos de imágenes, sudoroso y extenuado empezó a llamarla a gritos.
.- Estoy aquí – le dijo mientras intentaba taparle la boca para ahogar un poco las palabras del escritor
Llamó al timbre y enseguida apareció la enfermera de turno. Le explicó que Castle estaba teniendo pesadillas, si podrían suministrarle algún calmante. La enfermera llamó enseguida al doctor Harrison.
.- No te alarmes, a veces suele suceder que no toleran algunos de los medicamentos, todo es cuestión de dejar pasar unas horas, y volverá a ser el de siempre. Pero le pondremos un calmante.
Kate se sintió mucho más aliviada después de la visita de Harrison. Y más todavía cuando vio que Castle parecía que dormitaba esta vez completamente calmado. Se acercó a él, y le besó en la mejilla. Hubiera querido que esta caricia, como en los cuentos de hadas, lo despertara volviendo a ser el de antes. El de siempre, el amigo, el compañero, y finalmente el amante perfecto. Como una nube se le pasó por la cabeza, si de las pruebas recién hechas alguna sería negativa. Supersticiosamente cruzó los dedos.
Se recostó en el respaldo de la butaca, mientras observaba aquel duerme-vela de Castle. Dio rienda suelta a sus pensamientos, esos que hasta entonces no había tenido tiempo de recomponer. Se trataba del futuro de su vida. Si Castle realmente estaba enfermo de consideración, su vida cambiaría por completo. Ella seria su sostén en todo momento. Movió la cabeza, se daba cuenta que avanzaba acontecimientos. Debería esperar con calma a saber los resultados.
Recordó momentos vividos en la Comisaría. Los añoró todos y cada uno de ellos. Su trabajo. A sus amigos y cómplices en más de una ocasión. Añoró sobre todo aquellos momentos en que por la mañana él, se le acercaba con los cafés en la mano, con la mejor de sus sonrisas. Comprendió que allí dentro habían transcurrido muchos momentos importantes de su vida, hasta que decidió abandonar aquel trabajo. Fue una decisión dura de tomar. Y ahora ante lo que estaba viviendo, aquello le parecía una cosa sin importancia.
Continua
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Me encanta tu fic, es duro y triste pero me gusta mucho. La forma en la que cuentas cada parece muy real y me hace meterme en la escena. Tengo ganas por saber como se tomará Beckett la noticia de que todo es una mentira, por otroa parte tengo la intuición de que puede que esa pruebas den positivo ...
Continualo pronto!
Continualo pronto!
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Ante todo gracias por leer y tomarte un momento para comentar. Es algo que las que escribimos suele levantarnos la moral.
Me satisface que te vaya gustando el tema, que es ciertamente triste sobre todo para Kate.
Pronto sabreis cómo acaba la historia
Me satisface que te vaya gustando el tema, que es ciertamente triste sobre todo para Kate.
Pronto sabreis cómo acaba la historia
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Espero que al menos le encuentren algo a Castle, porque si la estña haciendo sufrir así a Kate por una simple investigación, no merece su cariño jajaja (y fui suave)
Me gusta como va quedando la historia!
Me gusta como va quedando la historia!
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Jorja escribió:Espero que al menos le encuentren algo a Castle, porque si la estña haciendo sufrir así a Kate por una simple investigación, no merece su cariño jajaja (y fui suave)
Me gusta como va quedando la historia!
Espero que te guste el desenlace que le he puesto porque... como tu misma yo pensaba que si no le encuentran algo a Castle, Kate se lo come vivo. por hacerla sufrir.
Gracias por comentar!!!!
marypaz- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Muy bueno, esperando más... y si, como no le saques algún mal de fácil curación.. lo mismo le encuentran una bala....
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Anver escribió:Muy bueno, esperando más... y si, como no le saques algún mal de fácil curación.. lo mismo le encuentran una bala....
Uff, lo que estoy rumiando para darle un final UN POCO creible.
Estoy haciendo algo que nunca he hecho, y es retocar varias veces el ùltimo capitulo. (veremos que churro sale finalmente, para que sea un poco creíble)
Gracias por los comentarios.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
EL JURAMENTO HIPOCRÁTICO (parte 3ª)
Escrito por Marypaz
El neurólogo se personó en el despacho de Max Harrison para advertirle que la última prueba efectuada al paciente, no había salido con nitidez. Por lo visto una bajada en la tensión eléctrica, había dejado sin funcionamiento a la máquina. Max frunció el ceño. Este percance requería una repetición de aquella prueba. Eso era lo que menos se esperaba, tenia cierta necesidad que todo terminaba cuanto antes. Una demora era algo que no esperaba, necesitaba acabar cuanto antes todo aquel embuste.
La solicitud era indispensable, no podían dar como bueno algo que el resultado no se podía apreciar en toda su extensión. La máquina había fallado y se desconectó dejando sin efecto la petición. Era algo que ocurría en contadas ocasiones.
Ante el neurólogo no hizo ningún comentario, sabía que estaban de sobra. Aquella prueba se tenía que repetir y punto.
Se dirigió hasta la habitación de su paciente. Estaba sentado en la cama en espera que llegara Kate, se dio cuenta que ya se había aseado, pues nada más entrar olió la loción del afeitado. El médico iba con los informes en la mano. Se sentó con solemnidad en la silla, al lado de la cama.
.- Bueno chico, la verdad es que no se por donde empezar. Tú llegaste hasta mí, para poder ingresar en el hospital y contactar con enfermos. ¿No es eso? – Le miró interrogante -
.- Exacto, ya he tomado conciencia de lo que se siente al ser portador de este tipo de enfermedades. He oído los comentarios de los pacientes y de algún familiar. Y si he de ser sincero, lo que más me ha impresionado ha sido la actitud de Kate, es ella quien me ha dado más información de la que buscaba.
Harrison le escuchaba si interrumpirle. En realidad lo que iba a decirle, seguro que le impactaría.
.- Amigo mio, lo siento, pero de momento tendrás que quedarte por aquí algunos días más. En la última prueba que te hicieron, no ha salido absolutamente nada. Está en blanco. Por lo visto hubo un fallo eléctrico, y tendremos que volver a repetirla.
Castle enarcó las cejas. Aquello era lo último que esperaba oír.
.- Creía que pronto ya podría volver a casa. De momento ni mi madre ni mi hija se han enterado de todo este complot urdido entre tú y yo. Kate me dijo que si salía hoy o mañana, no era necesario alarmarlas, pidiéndoles que regresaran.
.- Lo lamento, pero tendrás que estar por lo menos dos días más ingresado.
Al ver la cara preocupada de su amigo, continuó, aunque no estuviera nada convencido de lo que le iba a decir.
.- Prefiero este percance a descubrir algo irreparable en tu cerebro. Me dijiste que algunas veces habías tenido dolor de cabeza. En esta prueba descartaremos cualquier anomalía. Quien sabe a veces ocurren cosas extrañas.
-. ¿Y si sucediera esto de qué me estarías hablando? Me refiero a que los dolores de cabeza tuvieran en realidad un fundamento desfavorable.
.- Buen, a veces se descubre un pequeño tumor. Algo sin importancia, y por supuesto ya te avanzo que no necesariamente tiene que ser maligno. Podría tratarse de un simple quiste, que se puede reducir a base de tratamiento farmacológico.
Se lo quedó mirando en espera de sus palabras.
.- Es verdad que últimamente he tenido algún día dolor de cabeza, pero estaba seguro que eran debidos a que necesitaba usar gafas, cosa a la que me he resistido siempre. Imagino que tantas horas ante la pantalla del ordenador, influían en las cefaleas. No le di importancia. Hasta ahora que he convivido con gente enferma de verdad, no he pensado que pudiera ser nada serio. Ahora lo cierto es que lo veo todo distinto. Supongo que el verdadero miedo ha hecho acto de presencia. Cuando recurrí a ti, estaba convencido de estar completamente sano. Ahora veo que se puede complicar.
Los dos necesitaban un tiempo para asimilar la nueva situación.
-. Bueno no adelantemos acontecimientos. Demos tiempo al tiempo.- Dijo Harrison evasivo- En cuanto esté todo dispuesto se repetirá la prueba que nos sacará de dudas.
Harrison se despidió del escritor para ir a su despacho, quería estar allí para cuando llegara Kate ser el primero en verla antes que fuera a la habitación del paciente. Dejó el recado a su enfermera, para que la retuviera, tenía que hablarle de algo que seguro la iba a poner más nerviosa. La estuvo observando durante la semana que Castle permaneció ingresado en el centro. Pudo constatar que su reacción fue idéntica a la de todos los familiares de los pacientes que se enfrentaban a un posible tumor maligno. Él, se había documentado sobre ella, y conocía bastante toda su vida relacionada con su trabajo en la policía, aunque el escritor nunca lo hubiera mencionado. Por lo tanto sabía que era una mujer fuerte, de las que no se asustan. Cuando otras en su lugar, en según que situaciones, simplemente se volvían histéricas. Este no era el caso de Kate Beckett. Sin embargo ante el miedo a lo desconocido, y temiendo siempre lo peor, la vio simplemente como a una mujer enamorada. No se le escapó la mirada, ni la sonrisa con la que solía entrar en la habitación de Castle. Aunque siempre los dejaba solos, ya imaginaba cuales habrían sido sus palabras, sus actitudes. Recreó sin esfuerzo los besos y caricias que se habrían prodigado en cuanto él, se iba de la habitación. Pensó que el escritor era un hombre con suerte. Recordó que su matrimonio fue un verdadero fracaso desde el principio abocado a una separación. Seguro que esto no les ocurriría a ellos dos. Desde que lo conocía, lo había visto rodeado de hermosas mujeres. Intuyendo que esta vez, la relación de aquella pareja era mucho más importante, de lo que el escritor había vivido hasta el momento presente.
Aquel día Kate llegaba tan puntual como siempre, y cuando Harrison la vio aparecer por el dintel de la puerta se sintió culpable, ella acudía al hospital con la esperanza de que a Castle le dieran la alta médica. Y a él le tocaba romper esas esperanzas. Tener que decirle que había surgido un pequeño contratiempo, sabía que por muy fuerte que ella fuera, se iba a derrumbar. Se preparó para hablarle. Al fin y al cabo ella estaba convencida que a Castle le ocurría algo que podría ser grave.
La conversación se desarrolló de la manera más amigable posible, sin embargo Harrison captó el miedo en aquellos ojos. Trató como hacía siempre en estos casos, que sus palabras sonaran completamente optimistas.
Le anticipó que deberían retener unos días más al escritor, y le explicó con detalle el motivo. Pero su conciencia se removía inquieta ante aquel engaño.
No obstante le sonrió y trató de animarla para que cuando entrara en la habitación, se comportara de una manera completamente normal.
.- Piensa que la actitud de quienes rodean a los pacientes, tiene que ser muy positiva, los pensamientos negativos se tienen que dejar en la puerta. ¿Me comprendes verdad? Cuando entres en su habitación, no le comentes que hemos tenido esta conversación. Que sea él, quien te lo explique.
Kate asintió con la cabeza mientras le decía “Desde luego” Mientras trataba de ocultar unas lágrimas rebeldes que pugnaban por salir, no podía quitarse de la cabeza el pensamiento, de que Castle podía estar ante algo grave. Por suerte para ella el pasillo era largo, y tuvo tiempo de concienciarse para entrar y saludarle como lo había hecho durante los siete días que permaneció internado.
Se acercó para besarle. Se moría de ganas de apoyarse en sus hombros y llorar desconsoladamente, para recibir aquellas caricias que Castle sabía prodigar con tanto amor. Pero se contuvo. Debía aparentar una normalidad que estaba muy lejos de sentir, de ninguna manera Rick, debía imaginar ese dolor que la corroía pensando en la repetición de la prueba, ya que era añadir más horas de incertidumbre, y hoy había ido con la esperanza de poder llevarlo a casa. Tenía puestas todas las esperanzas en ello. Se separó de él, para sentarse en la cama, sin dejar de sostener las manos entre las suyas. En el rostro su mejor sonrisa, como pintada por un hábil pintor, las palabras banales para esconder las que de verdad la estaban atosigando interiormente.
.- Kate…he de hablar contigo y no sé por dónde empezar.
Castle sabía que había llegado el momento de sincerarse con Kate, y estaba dispuesto a hacerlo en aquellos momentos, comentarle que entró en el hospital, para documentarse. Y que sin saber ni el cómo ni el porqué, todo se había convertido en una pesadilla. Quería decirle que se sentía culpable, por causarle unos días llenos de angustia, que necesitaba su perdón, y que le era imposible vivir con aquel sentido de culpa, que lo atosigaba desde el primer día que entró en el hospital.
Kate vio la angustia en aquella mirada, pensando que estaba tan asustado como ella misma, por el alargamiento de su ingreso en el Centro Médico.
Lo abrazó mientras retenía su cuerpo pegado al suyo. Era un alivio sentirlo tan cerca, y sobre todo saber que le estaba ofreciendo su apoyo. Era la única felicidad que se podían proporcionar mutuamente. Las palabras se quedaron silenciadas, porque Kate selló con sus labios, aquella boca que parecía dispuesta a hablar.
.- No quiero que pienses en nada. -Dijo separándose un poco- Ya verás como todo saldrá bien, y dentro de un par de días ya estaremos en casa.
Castle aún se hundió más con aquellas palabras. Necesitaba hablarle urgentemente.
Quizás si la puerta no se hubiera abierto en aquel preciso momento, Castle se hubiera desahogado contándole la verdad. Con la intrusión de los camilleros para llevarlo a las dependencias del sótano, para repetir las pruebas, sabía que este momento había quedado relegado para más adelante.
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Tras la prueba recién hecha en su afán por volver al lado de Kate, el escritor se olvidó por completo de que sus reacciones eran más lentas y menos coordinadas que las usuales. Tenía prisa para hablar con ella, necesitaba decirle toda la verdad, porque aquella mentira le dolía como si fuera un hierro candente en sus carnes. Este fue su último pensamiento antes de entrar a que le practicaran por segunda vez aquel intento, por consiguiente fue lo primero que pensó cuando lo pusieron en la camilla de vuelta a su habitación, Veía pasar las luces del pasillo, su mente estaba aún confusa, pero tenia muy claro que lo primero que tenía que hacer, era sincerarse de una vez con Kate. Este era su único pensamiento. En cuanto estuviera a su lado descargaría su conciencia.
Los fluorescentes del pasillo pasaban raudos, ¿o no?, se preguntó Castle, todo estaba envuelto como en una neblina. No podía discernir cual era la realidad, solo veía luces, oía el chirriar de las ruedas de la camilla, y su cuerpo entumecido encima, tapado con ropa blanca. Se le mezclaban las imágenes en su cabeza. Todas excepto una. Tenía que hablar con Kate enseguida.
Cuando la vio allí sentada, no tuvo tiempo de pensarlo detenidamente, quiso bajarse de la camilla, quería arrodillarse ante ella y explicarle los motivos que le impulsaron a entrar como paciente al hospital. Castle no contó con su falta de coordinación, sólo supo que necesitaba bajarse de allí para ir a su encuentro. Simplemente se dejó llevar por el primer impulso y aquellos sentimientos de culpabilidad.
Los camilleros, el doctor Harrison y Kate no tuvieron tiempo de reaccionar ante aquella explosión tan espontánea del escritor. Solo pudieron ver como al intentar bajar, sus piernas se le doblaron por completo, y cayó al suelo. Sus lamentos y quejidos dejaban en evidencia, que se había hecho daño de verdad.
La misma camilla y el mismo pasillo eran testigos de que algo raro estaba ocurriendo. Esta vez fue introducido a una sala de Rayos X, donde se le diagnosticó, lo que en un principio ya parecía evidente. Rotura de tibia y peroné. Al caerse, todo su peso se precipitó en una de sus piernas, dobladas en una mala posición como si fueran las de una marioneta.
El doctor Harrison y Kate permanecían fuera, en espera que los traumatólogos terminaran con su trabajo. Cuando apareció Castle, el yeso cubría una pierna casi hasta la ingle. Dijeron que era la clásica rotura de los esquiadores. Esta vez, fue depositado en la misma cama de antes, donde añadieron todos los aparatos necesarios, para que se pudiera incorporar un poco, agarrándose al triángulo metálico, donde poder depositar las manos. La pierna puesta de manera que no rozaba la cama, estaba suspendida por otro aparato metálico.
Harrison pidió a Kate que se dirigiera hasta su despacho, alegando que enseguida acudiría él.
Cuando se quedaron solos médico y paciente, Max habló.
.- Castle no sé en qué pensabas al tirarte de la camilla como lo has hecho.
.- Necesitaba hablar con Kate, quería explicarle toda la verdad.
.- Mira, no soy psicólogo, pero sí que te puedo dar un buen consejo. Tu acción puede quedar como un secreto entre tú y yo. Trata de olvidar que acudiste a mí, en busca de una ayuda muy personal, porque yo también intentaré hacerlo, ya que no me siento nada orgulloso de secundar tus planes. Además…si tenías algo que pagar lo estás haciendo con creces. Tu estancia en el hospital ahora está más que justificada. Deja a Kate en la ignorancia de tu interés al querer averiguar qué piensan los enfermos y sobe todo los familiares. Imagino que tu necesidad de hablar urgentemente con ella, es porque te has dado cuenta de su sufrimiento. Dale la alegría de poder saborear, que no tienes nada incurable.
Creo que se la merece después de todo lo que ha pasado. Tú que la conoces, sabrás si más adelante le puedes hablar de todo esto con normalidad. Si yo estuviera en tu lugar, no te quepa duda que lo haría así. Ha sufrido demasiado pensando en lo peor, para que tú ahora le digas que todo formaba parte de tus ansias por conocer la reacción de enfermos y familiares. Sería demasiado para ella. A veces una mentira piadosa es mejor que una cruel verdad.
Ahora si las pruebas que te han hecho han salido correctas - y creo que lo serán- todo habrá quedado para ti, en una experiencia. Exprime hasta el fondo esta nueva sensación en tu novela. Seguro que con unas gafas solucionas esos dolores de cabeza de los que me hablaste En cuanto al yeso, en dos días te mando a casa, deberás aprender a caminar con las muletas, y necesitaras ayuda para muchas cosas. Creo que Kate puede ser una buena enfermera, entre otras cosas.- Dijo con cierta sorna-
.- Si, entre otras cosas – murmuró Castle mientras pensaba a que esas otras cosas, seguro que iban a quedar relegadas por algún tiempo-
Castle se quedó completamente aturdido por las palabras de Harrison. Silenciar aquel episodio, le costaría mucho, pero por unos momentos pensó con lucidez. Si hablaba podía reabrir una herida, y si mantenía silencio, le proporcionaba paz. No tuvo dudas. El silencio sería su aliado.
.- Te dejo, voy a darle instrucciones a Kate de cómo debe ayudarte, en las cosas más sencillas.
Harrison había insistido mucho, para tener de inmediato el resultado de la prueba. Sabía que en casos extremos lo podían hacer. Y este era uno de ellos. Suspiró aliviado al ver los informes. Eran completamente normales, si no fuera debido a la fractura de la pierna, hoy podría irse a su casa. Este descubrimiento y la posterior hospitalización de Castle, esta vez por motivos evidentes y verdaderos, le devolvieron la tranquilidad. Se dio cuenta que la cantidad ofrecida por Castle en aquel cheque, que aún no había ingresado en las arcas del hospital, se le hacía mucho más llevadera. Y tal como tenía previsto ahora lo más urgente era poner al corriente a Kate, de los últimos resultados. Por supuesto que le hubiera gustado verlos juntos en la habitación, pero se tuvo que conformar con imaginar, lo que podía pasar entre ellos. Seguro que sus palabras y sus acciones, deberían ser emotivas y llenas de ese amor que se traslucía en sus miradas.
Apartó de su cabeza la escena que estaba imaginando entre ellos, cuando le dijera a Kate que todo había salido normal.
La fractura de la pierna de Castle fue para Max Harrison, como si alguien le hubiera absuelto de un gran pecado. Esta vez ni el mismísimo Hipócrates tendría nada que recriminarle.
Mientras iba hacia su despacho recordaba el apretón de manos con el escritor, sabía que con aquel gesto habían sellado un pacto muy especial entre ellos. Su amistad quedaba afianzada por completo.
FIN
Escrito por Marypaz
El neurólogo se personó en el despacho de Max Harrison para advertirle que la última prueba efectuada al paciente, no había salido con nitidez. Por lo visto una bajada en la tensión eléctrica, había dejado sin funcionamiento a la máquina. Max frunció el ceño. Este percance requería una repetición de aquella prueba. Eso era lo que menos se esperaba, tenia cierta necesidad que todo terminaba cuanto antes. Una demora era algo que no esperaba, necesitaba acabar cuanto antes todo aquel embuste.
La solicitud era indispensable, no podían dar como bueno algo que el resultado no se podía apreciar en toda su extensión. La máquina había fallado y se desconectó dejando sin efecto la petición. Era algo que ocurría en contadas ocasiones.
Ante el neurólogo no hizo ningún comentario, sabía que estaban de sobra. Aquella prueba se tenía que repetir y punto.
Se dirigió hasta la habitación de su paciente. Estaba sentado en la cama en espera que llegara Kate, se dio cuenta que ya se había aseado, pues nada más entrar olió la loción del afeitado. El médico iba con los informes en la mano. Se sentó con solemnidad en la silla, al lado de la cama.
.- Bueno chico, la verdad es que no se por donde empezar. Tú llegaste hasta mí, para poder ingresar en el hospital y contactar con enfermos. ¿No es eso? – Le miró interrogante -
.- Exacto, ya he tomado conciencia de lo que se siente al ser portador de este tipo de enfermedades. He oído los comentarios de los pacientes y de algún familiar. Y si he de ser sincero, lo que más me ha impresionado ha sido la actitud de Kate, es ella quien me ha dado más información de la que buscaba.
Harrison le escuchaba si interrumpirle. En realidad lo que iba a decirle, seguro que le impactaría.
.- Amigo mio, lo siento, pero de momento tendrás que quedarte por aquí algunos días más. En la última prueba que te hicieron, no ha salido absolutamente nada. Está en blanco. Por lo visto hubo un fallo eléctrico, y tendremos que volver a repetirla.
Castle enarcó las cejas. Aquello era lo último que esperaba oír.
.- Creía que pronto ya podría volver a casa. De momento ni mi madre ni mi hija se han enterado de todo este complot urdido entre tú y yo. Kate me dijo que si salía hoy o mañana, no era necesario alarmarlas, pidiéndoles que regresaran.
.- Lo lamento, pero tendrás que estar por lo menos dos días más ingresado.
Al ver la cara preocupada de su amigo, continuó, aunque no estuviera nada convencido de lo que le iba a decir.
.- Prefiero este percance a descubrir algo irreparable en tu cerebro. Me dijiste que algunas veces habías tenido dolor de cabeza. En esta prueba descartaremos cualquier anomalía. Quien sabe a veces ocurren cosas extrañas.
-. ¿Y si sucediera esto de qué me estarías hablando? Me refiero a que los dolores de cabeza tuvieran en realidad un fundamento desfavorable.
.- Buen, a veces se descubre un pequeño tumor. Algo sin importancia, y por supuesto ya te avanzo que no necesariamente tiene que ser maligno. Podría tratarse de un simple quiste, que se puede reducir a base de tratamiento farmacológico.
Se lo quedó mirando en espera de sus palabras.
.- Es verdad que últimamente he tenido algún día dolor de cabeza, pero estaba seguro que eran debidos a que necesitaba usar gafas, cosa a la que me he resistido siempre. Imagino que tantas horas ante la pantalla del ordenador, influían en las cefaleas. No le di importancia. Hasta ahora que he convivido con gente enferma de verdad, no he pensado que pudiera ser nada serio. Ahora lo cierto es que lo veo todo distinto. Supongo que el verdadero miedo ha hecho acto de presencia. Cuando recurrí a ti, estaba convencido de estar completamente sano. Ahora veo que se puede complicar.
Los dos necesitaban un tiempo para asimilar la nueva situación.
-. Bueno no adelantemos acontecimientos. Demos tiempo al tiempo.- Dijo Harrison evasivo- En cuanto esté todo dispuesto se repetirá la prueba que nos sacará de dudas.
Harrison se despidió del escritor para ir a su despacho, quería estar allí para cuando llegara Kate ser el primero en verla antes que fuera a la habitación del paciente. Dejó el recado a su enfermera, para que la retuviera, tenía que hablarle de algo que seguro la iba a poner más nerviosa. La estuvo observando durante la semana que Castle permaneció ingresado en el centro. Pudo constatar que su reacción fue idéntica a la de todos los familiares de los pacientes que se enfrentaban a un posible tumor maligno. Él, se había documentado sobre ella, y conocía bastante toda su vida relacionada con su trabajo en la policía, aunque el escritor nunca lo hubiera mencionado. Por lo tanto sabía que era una mujer fuerte, de las que no se asustan. Cuando otras en su lugar, en según que situaciones, simplemente se volvían histéricas. Este no era el caso de Kate Beckett. Sin embargo ante el miedo a lo desconocido, y temiendo siempre lo peor, la vio simplemente como a una mujer enamorada. No se le escapó la mirada, ni la sonrisa con la que solía entrar en la habitación de Castle. Aunque siempre los dejaba solos, ya imaginaba cuales habrían sido sus palabras, sus actitudes. Recreó sin esfuerzo los besos y caricias que se habrían prodigado en cuanto él, se iba de la habitación. Pensó que el escritor era un hombre con suerte. Recordó que su matrimonio fue un verdadero fracaso desde el principio abocado a una separación. Seguro que esto no les ocurriría a ellos dos. Desde que lo conocía, lo había visto rodeado de hermosas mujeres. Intuyendo que esta vez, la relación de aquella pareja era mucho más importante, de lo que el escritor había vivido hasta el momento presente.
Aquel día Kate llegaba tan puntual como siempre, y cuando Harrison la vio aparecer por el dintel de la puerta se sintió culpable, ella acudía al hospital con la esperanza de que a Castle le dieran la alta médica. Y a él le tocaba romper esas esperanzas. Tener que decirle que había surgido un pequeño contratiempo, sabía que por muy fuerte que ella fuera, se iba a derrumbar. Se preparó para hablarle. Al fin y al cabo ella estaba convencida que a Castle le ocurría algo que podría ser grave.
La conversación se desarrolló de la manera más amigable posible, sin embargo Harrison captó el miedo en aquellos ojos. Trató como hacía siempre en estos casos, que sus palabras sonaran completamente optimistas.
Le anticipó que deberían retener unos días más al escritor, y le explicó con detalle el motivo. Pero su conciencia se removía inquieta ante aquel engaño.
No obstante le sonrió y trató de animarla para que cuando entrara en la habitación, se comportara de una manera completamente normal.
.- Piensa que la actitud de quienes rodean a los pacientes, tiene que ser muy positiva, los pensamientos negativos se tienen que dejar en la puerta. ¿Me comprendes verdad? Cuando entres en su habitación, no le comentes que hemos tenido esta conversación. Que sea él, quien te lo explique.
Kate asintió con la cabeza mientras le decía “Desde luego” Mientras trataba de ocultar unas lágrimas rebeldes que pugnaban por salir, no podía quitarse de la cabeza el pensamiento, de que Castle podía estar ante algo grave. Por suerte para ella el pasillo era largo, y tuvo tiempo de concienciarse para entrar y saludarle como lo había hecho durante los siete días que permaneció internado.
Se acercó para besarle. Se moría de ganas de apoyarse en sus hombros y llorar desconsoladamente, para recibir aquellas caricias que Castle sabía prodigar con tanto amor. Pero se contuvo. Debía aparentar una normalidad que estaba muy lejos de sentir, de ninguna manera Rick, debía imaginar ese dolor que la corroía pensando en la repetición de la prueba, ya que era añadir más horas de incertidumbre, y hoy había ido con la esperanza de poder llevarlo a casa. Tenía puestas todas las esperanzas en ello. Se separó de él, para sentarse en la cama, sin dejar de sostener las manos entre las suyas. En el rostro su mejor sonrisa, como pintada por un hábil pintor, las palabras banales para esconder las que de verdad la estaban atosigando interiormente.
.- Kate…he de hablar contigo y no sé por dónde empezar.
Castle sabía que había llegado el momento de sincerarse con Kate, y estaba dispuesto a hacerlo en aquellos momentos, comentarle que entró en el hospital, para documentarse. Y que sin saber ni el cómo ni el porqué, todo se había convertido en una pesadilla. Quería decirle que se sentía culpable, por causarle unos días llenos de angustia, que necesitaba su perdón, y que le era imposible vivir con aquel sentido de culpa, que lo atosigaba desde el primer día que entró en el hospital.
Kate vio la angustia en aquella mirada, pensando que estaba tan asustado como ella misma, por el alargamiento de su ingreso en el Centro Médico.
Lo abrazó mientras retenía su cuerpo pegado al suyo. Era un alivio sentirlo tan cerca, y sobre todo saber que le estaba ofreciendo su apoyo. Era la única felicidad que se podían proporcionar mutuamente. Las palabras se quedaron silenciadas, porque Kate selló con sus labios, aquella boca que parecía dispuesta a hablar.
.- No quiero que pienses en nada. -Dijo separándose un poco- Ya verás como todo saldrá bien, y dentro de un par de días ya estaremos en casa.
Castle aún se hundió más con aquellas palabras. Necesitaba hablarle urgentemente.
Quizás si la puerta no se hubiera abierto en aquel preciso momento, Castle se hubiera desahogado contándole la verdad. Con la intrusión de los camilleros para llevarlo a las dependencias del sótano, para repetir las pruebas, sabía que este momento había quedado relegado para más adelante.
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Tras la prueba recién hecha en su afán por volver al lado de Kate, el escritor se olvidó por completo de que sus reacciones eran más lentas y menos coordinadas que las usuales. Tenía prisa para hablar con ella, necesitaba decirle toda la verdad, porque aquella mentira le dolía como si fuera un hierro candente en sus carnes. Este fue su último pensamiento antes de entrar a que le practicaran por segunda vez aquel intento, por consiguiente fue lo primero que pensó cuando lo pusieron en la camilla de vuelta a su habitación, Veía pasar las luces del pasillo, su mente estaba aún confusa, pero tenia muy claro que lo primero que tenía que hacer, era sincerarse de una vez con Kate. Este era su único pensamiento. En cuanto estuviera a su lado descargaría su conciencia.
Los fluorescentes del pasillo pasaban raudos, ¿o no?, se preguntó Castle, todo estaba envuelto como en una neblina. No podía discernir cual era la realidad, solo veía luces, oía el chirriar de las ruedas de la camilla, y su cuerpo entumecido encima, tapado con ropa blanca. Se le mezclaban las imágenes en su cabeza. Todas excepto una. Tenía que hablar con Kate enseguida.
Cuando la vio allí sentada, no tuvo tiempo de pensarlo detenidamente, quiso bajarse de la camilla, quería arrodillarse ante ella y explicarle los motivos que le impulsaron a entrar como paciente al hospital. Castle no contó con su falta de coordinación, sólo supo que necesitaba bajarse de allí para ir a su encuentro. Simplemente se dejó llevar por el primer impulso y aquellos sentimientos de culpabilidad.
Los camilleros, el doctor Harrison y Kate no tuvieron tiempo de reaccionar ante aquella explosión tan espontánea del escritor. Solo pudieron ver como al intentar bajar, sus piernas se le doblaron por completo, y cayó al suelo. Sus lamentos y quejidos dejaban en evidencia, que se había hecho daño de verdad.
La misma camilla y el mismo pasillo eran testigos de que algo raro estaba ocurriendo. Esta vez fue introducido a una sala de Rayos X, donde se le diagnosticó, lo que en un principio ya parecía evidente. Rotura de tibia y peroné. Al caerse, todo su peso se precipitó en una de sus piernas, dobladas en una mala posición como si fueran las de una marioneta.
El doctor Harrison y Kate permanecían fuera, en espera que los traumatólogos terminaran con su trabajo. Cuando apareció Castle, el yeso cubría una pierna casi hasta la ingle. Dijeron que era la clásica rotura de los esquiadores. Esta vez, fue depositado en la misma cama de antes, donde añadieron todos los aparatos necesarios, para que se pudiera incorporar un poco, agarrándose al triángulo metálico, donde poder depositar las manos. La pierna puesta de manera que no rozaba la cama, estaba suspendida por otro aparato metálico.
Harrison pidió a Kate que se dirigiera hasta su despacho, alegando que enseguida acudiría él.
Cuando se quedaron solos médico y paciente, Max habló.
.- Castle no sé en qué pensabas al tirarte de la camilla como lo has hecho.
.- Necesitaba hablar con Kate, quería explicarle toda la verdad.
.- Mira, no soy psicólogo, pero sí que te puedo dar un buen consejo. Tu acción puede quedar como un secreto entre tú y yo. Trata de olvidar que acudiste a mí, en busca de una ayuda muy personal, porque yo también intentaré hacerlo, ya que no me siento nada orgulloso de secundar tus planes. Además…si tenías algo que pagar lo estás haciendo con creces. Tu estancia en el hospital ahora está más que justificada. Deja a Kate en la ignorancia de tu interés al querer averiguar qué piensan los enfermos y sobe todo los familiares. Imagino que tu necesidad de hablar urgentemente con ella, es porque te has dado cuenta de su sufrimiento. Dale la alegría de poder saborear, que no tienes nada incurable.
Creo que se la merece después de todo lo que ha pasado. Tú que la conoces, sabrás si más adelante le puedes hablar de todo esto con normalidad. Si yo estuviera en tu lugar, no te quepa duda que lo haría así. Ha sufrido demasiado pensando en lo peor, para que tú ahora le digas que todo formaba parte de tus ansias por conocer la reacción de enfermos y familiares. Sería demasiado para ella. A veces una mentira piadosa es mejor que una cruel verdad.
Ahora si las pruebas que te han hecho han salido correctas - y creo que lo serán- todo habrá quedado para ti, en una experiencia. Exprime hasta el fondo esta nueva sensación en tu novela. Seguro que con unas gafas solucionas esos dolores de cabeza de los que me hablaste En cuanto al yeso, en dos días te mando a casa, deberás aprender a caminar con las muletas, y necesitaras ayuda para muchas cosas. Creo que Kate puede ser una buena enfermera, entre otras cosas.- Dijo con cierta sorna-
.- Si, entre otras cosas – murmuró Castle mientras pensaba a que esas otras cosas, seguro que iban a quedar relegadas por algún tiempo-
Castle se quedó completamente aturdido por las palabras de Harrison. Silenciar aquel episodio, le costaría mucho, pero por unos momentos pensó con lucidez. Si hablaba podía reabrir una herida, y si mantenía silencio, le proporcionaba paz. No tuvo dudas. El silencio sería su aliado.
.- Te dejo, voy a darle instrucciones a Kate de cómo debe ayudarte, en las cosas más sencillas.
Harrison había insistido mucho, para tener de inmediato el resultado de la prueba. Sabía que en casos extremos lo podían hacer. Y este era uno de ellos. Suspiró aliviado al ver los informes. Eran completamente normales, si no fuera debido a la fractura de la pierna, hoy podría irse a su casa. Este descubrimiento y la posterior hospitalización de Castle, esta vez por motivos evidentes y verdaderos, le devolvieron la tranquilidad. Se dio cuenta que la cantidad ofrecida por Castle en aquel cheque, que aún no había ingresado en las arcas del hospital, se le hacía mucho más llevadera. Y tal como tenía previsto ahora lo más urgente era poner al corriente a Kate, de los últimos resultados. Por supuesto que le hubiera gustado verlos juntos en la habitación, pero se tuvo que conformar con imaginar, lo que podía pasar entre ellos. Seguro que sus palabras y sus acciones, deberían ser emotivas y llenas de ese amor que se traslucía en sus miradas.
Apartó de su cabeza la escena que estaba imaginando entre ellos, cuando le dijera a Kate que todo había salido normal.
La fractura de la pierna de Castle fue para Max Harrison, como si alguien le hubiera absuelto de un gran pecado. Esta vez ni el mismísimo Hipócrates tendría nada que recriminarle.
Mientras iba hacia su despacho recordaba el apretón de manos con el escritor, sabía que con aquel gesto habían sellado un pacto muy especial entre ellos. Su amistad quedaba afianzada por completo.
FIN
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Maravilloso
Me ha encantado ese final, esperaba que Castle le contase la verdad a Beckett pero hizo bien en callarse, no sé si Beckett le hubiese perdonado que le mintiese con semejante tema. En algunos momento he tenido la sensación de que el doctor siente ciertos celos de Castle por tener a alguien como Beckett a su lado
Precioso!!
Me ha encantado ese final, esperaba que Castle le contase la verdad a Beckett pero hizo bien en callarse, no sé si Beckett le hubiese perdonado que le mintiese con semejante tema. En algunos momento he tenido la sensación de que el doctor siente ciertos celos de Castle por tener a alguien como Beckett a su lado
Precioso!!
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Me ha gustado mucho, en serio, me encanta este final. Muchas gracias por compartir este fic, escribes muy bien. Un saludo!
okusak- Policia de homicidios
- Mensajes : 749
Fecha de inscripción : 03/05/2012
Edad : 34
Localización : Entre la nebulosa Nervitana y el país de nunca jamás.
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Muchas gracias por vuestros comentarios.
Os puedo asegurar que este fic es de los que más me ha costado darle un final, que fuera coherente.
Me parece que lo cambié tres veces. Un agobio de verdad. Finalmente ya veis que me decidí por guardar el secreto entre el médico y el escritor.
Porque si Kate se llega a enterar que la está engañando.... uy pobre Castle!!!
Me alegra que os haya gustado.
Os puedo asegurar que este fic es de los que más me ha costado darle un final, que fuera coherente.
Me parece que lo cambié tres veces. Un agobio de verdad. Finalmente ya veis que me decidí por guardar el secreto entre el médico y el escritor.
Porque si Kate se llega a enterar que la está engañando.... uy pobre Castle!!!
Me alegra que os haya gustado.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: EL JURAMENTO HIPOCRATICO 1ª, 2ª y 3ª parte final
Bueno... chicas/os ya os advertí que venía medio oxidada de las vacaciones, y ha quedado demostrado que este relato no ha sido de vuestro agrado, la falta de comentarios lo demuestra.
Tomo nota. Ya pensaré en algo para el próximo fic.
Tomo nota. Ya pensaré en algo para el próximo fic.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
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