Un cuento de Navidad... al estilo Castle
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Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Me ha encantado estos dos últimos capítulos!! Al final Gates se portó
Tengo muchas ganas de ver qué le regaló Lanie a Kate! Yo también voto por el erotismo jajaja
Cada día mejor!!!
Tengo muchas ganas de ver qué le regaló Lanie a Kate! Yo también voto por el erotismo jajaja
Cada día mejor!!!
cris_beckett- Autor de best-seller
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Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
21 DE DICIEMBRE
-Recuerda, a las ocho. –Me dijo y me dio un beso antes de irse. Se despidió del resto, deseándoles Feliz Navidad y se fue. Lanie se acercó a mí.
-Al final parece que vas a tener una Navidad feliz. Tu escritor se queda y por fin tendrás una Navidad decente.
-Eso parece… solo espero no estropearla… -Dije, con cierta preocupación.
-No digas tonterías. Vas, cenas con su familia y luego os quedáis solos y probáis mi regalo, ¿qué podría salir mal?
-No sé Lanie… la Navidad para mí no es… una fiesta feliz… -Dije con una triste sonrisa.
-Haz que lo sea a partir de ahora. –Asentí, sonriéndole.
-Por cierto, ¿se puede saber qué diablos hay en esta caja? –Pregunté, señalando mi regalo.
-Digamos… que es un set para el disfrute… -Sonrió. –Tengo que irme, disfruta de la noche cielo y Feliz Navidad.
-Feliz Navidad Lanie.
Me despedí del resto y fui a mi apartamento. Me quité los tacones y los dejé en la puerta. A ver… prioridades, pensé. Tenía que buscar algo apropiado para la cena… conociendo a Martha ella iría muy elegante y Alexis también. Busqué en mi armario y saqué un vestido burdeos, sencillo y de palabra de honor. Me lo pondría con unos tacones dorados y un bolso a juego. Una cosa menos… ahora veamos qué clase de mente pervertida tiene Lanie.
Volví al salón y desenvolví la caja, tirando el papel de regalo al suelo. Miré la caja, en la tapa había una nota.
“ESPERO QUE DISFRUTES CON TU CHICO ESCRITOR.”
-¿Qué diablos has metido aquí, Lanie? –Dije mientras que abría la caja. Me quedé mirándola fijamente, con una sonrisa. Cogí el teléfono, divertida.
-¿Hola?
-Soy yo.
-Hola, ¿has abierto la caja?
-Sí, me parece que alguien ha estado leyendo Cincuenta Sombras de Grey.
-No, eso juguetes existían antes de que se publicase la versión porno de Crepúsculo. Además no te veo a ti de sumisa.
-Ya, oye, ¿no los había más… pequeños?
-Bueno… pensé que así podrías intimidar a Castle. –Dijo con una risita.
-Eres mala. –Dije.
-Se intenta. –Sonrió.
-Bueno te tengo que dejar chica.
-Vale, ya me contarás la cara que se le queda a Castle.
Colgué el teléfono y sonreí, mordiéndome el labio. Esta noche nos lo vamos a pasar bien, escritor, me dije a mí misma.
Con rapidez me duché, me vestí y me maquillé. Miré el reloj, en media hora tenía que estar en casa de Castle. Saqué del armario los regalos, los metí en una bolsa grande y metí la caja de Lanie dentro, negando con la cabeza, pensando en la cara que se le iba a quedar a mi escritor.
Llamé a la puerta, tras respirar hondo, estaba asustada. Me reprendí mentalmente, era una cena con la gente que más me importaba en el mundo, no tenía motivos para estar nerviosa. Castle me abrió, con una sonrisa en el rostro.
-Hola.
-Hola. –Me quedé quieta en la puerta, esperando a que me dejara pasar, pero parecía no decidirse. Empecé a preocuparme, ¿qué le pasaba? Al fondo oí la voz de Martha.
-Dios Richard deja pasar a la chica. –Castle pareció despertar de golpe y me dejó pasar.
-Perdona, pasa. –Sonrió.
-¿Estás bien? –Le pregunté preocupada.
-Sí, es solo que… aún no me creo que estés aquí.
-Ya… yo tampoco. –Sonreí con timidez.
-Hola querida. –Martha se acercó a mí y me dio un abrazo. -Feliz Navidad.
-Feliz Navidad Martha. –Fui con ellos hasta la mesa, donde Alexis ya estaba sentada; la pelirroja me sonrió a modo de saludo. Yo le devolví la sonrisa, mientras que dejaba a Castle quitarme el abrigo. Cogió la bolsa de los regalos y la llevó hasta su habitación. Luego se sentó a mi lado; Martha tomó asiento junto a Alexis.
-Bueno, cenemos. –Dijo, haciéndonos reír a todos. Castle cortó la carne y nos sirvió. La cena estaba deliciosa y el vino era magnifico, pero yo no terminaba de sentirme cómoda. Era extraño, como una familia con la que había cenado tantas veces ahora me resultaba… no sabía que decir.
-Kate, ¿estás bien? –Castle me miraba preocupado. Asentí, intentando sonreír. No pude más y me levanté de golpe.
-¿Me disculpáis un momento? –Fui al baño y cerré la puerta, me apoyé en el lavabo, me miré en el espejo. ¿Qué diablos me pasaba?
-Kate, Kate déjame entrar. –Castle estaba al otro lado de la puerta, parecía muy preocupado. Le abrí, intentando sonreír.
-Lo siento… me sentía… mareada. –Intenté disculparme, pero no se lo creyó.
-Ya… ven aquí. –Me atrajo hacia su pecho y me abrazó. –Kate si te sientes mal no tienes porque quedarte, les puedo decir que no te sientes bien, lo entenderán.
-No. –Negué. –Estoy bien, solo… dame cinco minutos, ¿vale? –Le pedí. Él asintió y me besó en la frente.
-Te espero en el comedor. –Asentí y volví a mirarme al espejo, respiré lento varias veces, me mojé un poco la cara, esperando que no se me estropeara el maquillaje. Luego tomé aire y abrí la puerta de nuevo. Me senté, nadie hizo ningún comentario, hablaban animadamente. Castle me tomó la mano por debajo de la mesa y la apretó con suavidad. Le miré y le sonreí, tranquilizándolo.
-¿Tú qué piensas? –Me preguntó Martha. La miré sin entender, Castle me explicó.
-Alexis tiene nuevo “amigo” y le he dicho que me lo presente, pero dice que aún es pronto.
-Ah… ¿cuántos lleváis juntos? –Le pregunté.
-Lo conocí en Acción de Gracias.
-Es pronto. –Dije mirando a Castle, me miró como un niño pequeño.
-¿Nadie me va a apoyar? –Las tres negamos con la cabeza. –No es justo, sois tres contra uno. –Refunfuñó, haciéndonos reír.
-Bueno, será mejor que vaya a por el postre antes de que papá se ponga a llorar. –Alexis se levantó de la mesa y Martha la siguió. Castle me miró.
-¿Estás mejor?
-Sí. Lo siento, no sé que me ha pasado antes.
-Tranquila, lo entiendo. –Me besó durante unos segundos, sonriéndome. Alexis y Martha se sentaron, tosiendo. Nos separamos rápidamente, me puse colorada.
-Ahora ya sabes que se siente cuando te interrumpen. –dijo Alexis mirándolo.
-Solo fue una vez y no sabía que él estaba aquí. –Se defendió.
-Creo que es mejor que comamos el postre. –Comentó Martha guiñándome el ojo.
-Sí, será mejor. –Nos tomamos el postre y después Castle fue a por una botella de champán. Sirvió cuatro copas.
-Querría hacer un brindis. –Dijo Alexis. Asentimos, esperando. –Por esta Nochebuena, porque se repitan mucha más y tú estés en ellas Kate.
-Salud. –Castle golpeó su copa contra la de su hija y yo hice lo mismo, dirigiéndole a Alexis una mirada de agradecimiento.
Tras la cena Alexis y Martha fueron a por sus abrigos y luego se acercaron a nosotros.
-Feliz Navidad papá, Kate. –Alexis abrazó a su padre y luego hizo lo mismo conmigo. –Me alegro de que pases la Navidad aquí Kate. –Susurró.
-Yo también Alexis.
Martha también nos deseó Feliz Navidad, Castle suspiró.
-Tranquilo papá, vendré sobre las cuatro, te lo prometo.
-¿Las cuatro? –Repitió. -¿Qué ha sido de la niña que estaba en casa a las doce?
-Se ha hecho mayor. –Contestó. –Te quiero.
Las dos se fueron, dejándonos solos.
-Ay… mi niña se ha hecho mayor. –Dijo con tristeza. Me giré, sonriéndole.
-Alégrate Castle, tenemos unas horas para estar solos. –Él sonrió, acercándome hasta él, tomándome por la cintura.
-Ummm… ¿se te ocurre algo qué podamos hacer?
-Sí… algo se me ocurre, pero tengo que prepararme. Espérame aquí.
-Puedo mirar mientras te preparas. –Negué con la cabeza.
-Créame señor Castle, le gustará más si espera.
-De acuerdo inspectora Beckett, pero no tarde.
-No lo haré. –Me mordí el labio y me dirigí a su habitación, abrí la caja de Lanie.
-Recuerda, a las ocho. –Me dijo y me dio un beso antes de irse. Se despidió del resto, deseándoles Feliz Navidad y se fue. Lanie se acercó a mí.
-Al final parece que vas a tener una Navidad feliz. Tu escritor se queda y por fin tendrás una Navidad decente.
-Eso parece… solo espero no estropearla… -Dije, con cierta preocupación.
-No digas tonterías. Vas, cenas con su familia y luego os quedáis solos y probáis mi regalo, ¿qué podría salir mal?
-No sé Lanie… la Navidad para mí no es… una fiesta feliz… -Dije con una triste sonrisa.
-Haz que lo sea a partir de ahora. –Asentí, sonriéndole.
-Por cierto, ¿se puede saber qué diablos hay en esta caja? –Pregunté, señalando mi regalo.
-Digamos… que es un set para el disfrute… -Sonrió. –Tengo que irme, disfruta de la noche cielo y Feliz Navidad.
-Feliz Navidad Lanie.
Me despedí del resto y fui a mi apartamento. Me quité los tacones y los dejé en la puerta. A ver… prioridades, pensé. Tenía que buscar algo apropiado para la cena… conociendo a Martha ella iría muy elegante y Alexis también. Busqué en mi armario y saqué un vestido burdeos, sencillo y de palabra de honor. Me lo pondría con unos tacones dorados y un bolso a juego. Una cosa menos… ahora veamos qué clase de mente pervertida tiene Lanie.
Volví al salón y desenvolví la caja, tirando el papel de regalo al suelo. Miré la caja, en la tapa había una nota.
“ESPERO QUE DISFRUTES CON TU CHICO ESCRITOR.”
-¿Qué diablos has metido aquí, Lanie? –Dije mientras que abría la caja. Me quedé mirándola fijamente, con una sonrisa. Cogí el teléfono, divertida.
-¿Hola?
-Soy yo.
-Hola, ¿has abierto la caja?
-Sí, me parece que alguien ha estado leyendo Cincuenta Sombras de Grey.
-No, eso juguetes existían antes de que se publicase la versión porno de Crepúsculo. Además no te veo a ti de sumisa.
-Ya, oye, ¿no los había más… pequeños?
-Bueno… pensé que así podrías intimidar a Castle. –Dijo con una risita.
-Eres mala. –Dije.
-Se intenta. –Sonrió.
-Bueno te tengo que dejar chica.
-Vale, ya me contarás la cara que se le queda a Castle.
Colgué el teléfono y sonreí, mordiéndome el labio. Esta noche nos lo vamos a pasar bien, escritor, me dije a mí misma.
Con rapidez me duché, me vestí y me maquillé. Miré el reloj, en media hora tenía que estar en casa de Castle. Saqué del armario los regalos, los metí en una bolsa grande y metí la caja de Lanie dentro, negando con la cabeza, pensando en la cara que se le iba a quedar a mi escritor.
Llamé a la puerta, tras respirar hondo, estaba asustada. Me reprendí mentalmente, era una cena con la gente que más me importaba en el mundo, no tenía motivos para estar nerviosa. Castle me abrió, con una sonrisa en el rostro.
-Hola.
-Hola. –Me quedé quieta en la puerta, esperando a que me dejara pasar, pero parecía no decidirse. Empecé a preocuparme, ¿qué le pasaba? Al fondo oí la voz de Martha.
-Dios Richard deja pasar a la chica. –Castle pareció despertar de golpe y me dejó pasar.
-Perdona, pasa. –Sonrió.
-¿Estás bien? –Le pregunté preocupada.
-Sí, es solo que… aún no me creo que estés aquí.
-Ya… yo tampoco. –Sonreí con timidez.
-Hola querida. –Martha se acercó a mí y me dio un abrazo. -Feliz Navidad.
-Feliz Navidad Martha. –Fui con ellos hasta la mesa, donde Alexis ya estaba sentada; la pelirroja me sonrió a modo de saludo. Yo le devolví la sonrisa, mientras que dejaba a Castle quitarme el abrigo. Cogió la bolsa de los regalos y la llevó hasta su habitación. Luego se sentó a mi lado; Martha tomó asiento junto a Alexis.
-Bueno, cenemos. –Dijo, haciéndonos reír a todos. Castle cortó la carne y nos sirvió. La cena estaba deliciosa y el vino era magnifico, pero yo no terminaba de sentirme cómoda. Era extraño, como una familia con la que había cenado tantas veces ahora me resultaba… no sabía que decir.
-Kate, ¿estás bien? –Castle me miraba preocupado. Asentí, intentando sonreír. No pude más y me levanté de golpe.
-¿Me disculpáis un momento? –Fui al baño y cerré la puerta, me apoyé en el lavabo, me miré en el espejo. ¿Qué diablos me pasaba?
-Kate, Kate déjame entrar. –Castle estaba al otro lado de la puerta, parecía muy preocupado. Le abrí, intentando sonreír.
-Lo siento… me sentía… mareada. –Intenté disculparme, pero no se lo creyó.
-Ya… ven aquí. –Me atrajo hacia su pecho y me abrazó. –Kate si te sientes mal no tienes porque quedarte, les puedo decir que no te sientes bien, lo entenderán.
-No. –Negué. –Estoy bien, solo… dame cinco minutos, ¿vale? –Le pedí. Él asintió y me besó en la frente.
-Te espero en el comedor. –Asentí y volví a mirarme al espejo, respiré lento varias veces, me mojé un poco la cara, esperando que no se me estropeara el maquillaje. Luego tomé aire y abrí la puerta de nuevo. Me senté, nadie hizo ningún comentario, hablaban animadamente. Castle me tomó la mano por debajo de la mesa y la apretó con suavidad. Le miré y le sonreí, tranquilizándolo.
-¿Tú qué piensas? –Me preguntó Martha. La miré sin entender, Castle me explicó.
-Alexis tiene nuevo “amigo” y le he dicho que me lo presente, pero dice que aún es pronto.
-Ah… ¿cuántos lleváis juntos? –Le pregunté.
-Lo conocí en Acción de Gracias.
-Es pronto. –Dije mirando a Castle, me miró como un niño pequeño.
-¿Nadie me va a apoyar? –Las tres negamos con la cabeza. –No es justo, sois tres contra uno. –Refunfuñó, haciéndonos reír.
-Bueno, será mejor que vaya a por el postre antes de que papá se ponga a llorar. –Alexis se levantó de la mesa y Martha la siguió. Castle me miró.
-¿Estás mejor?
-Sí. Lo siento, no sé que me ha pasado antes.
-Tranquila, lo entiendo. –Me besó durante unos segundos, sonriéndome. Alexis y Martha se sentaron, tosiendo. Nos separamos rápidamente, me puse colorada.
-Ahora ya sabes que se siente cuando te interrumpen. –dijo Alexis mirándolo.
-Solo fue una vez y no sabía que él estaba aquí. –Se defendió.
-Creo que es mejor que comamos el postre. –Comentó Martha guiñándome el ojo.
-Sí, será mejor. –Nos tomamos el postre y después Castle fue a por una botella de champán. Sirvió cuatro copas.
-Querría hacer un brindis. –Dijo Alexis. Asentimos, esperando. –Por esta Nochebuena, porque se repitan mucha más y tú estés en ellas Kate.
-Salud. –Castle golpeó su copa contra la de su hija y yo hice lo mismo, dirigiéndole a Alexis una mirada de agradecimiento.
Tras la cena Alexis y Martha fueron a por sus abrigos y luego se acercaron a nosotros.
-Feliz Navidad papá, Kate. –Alexis abrazó a su padre y luego hizo lo mismo conmigo. –Me alegro de que pases la Navidad aquí Kate. –Susurró.
-Yo también Alexis.
Martha también nos deseó Feliz Navidad, Castle suspiró.
-Tranquilo papá, vendré sobre las cuatro, te lo prometo.
-¿Las cuatro? –Repitió. -¿Qué ha sido de la niña que estaba en casa a las doce?
-Se ha hecho mayor. –Contestó. –Te quiero.
Las dos se fueron, dejándonos solos.
-Ay… mi niña se ha hecho mayor. –Dijo con tristeza. Me giré, sonriéndole.
-Alégrate Castle, tenemos unas horas para estar solos. –Él sonrió, acercándome hasta él, tomándome por la cintura.
-Ummm… ¿se te ocurre algo qué podamos hacer?
-Sí… algo se me ocurre, pero tengo que prepararme. Espérame aquí.
-Puedo mirar mientras te preparas. –Negué con la cabeza.
-Créame señor Castle, le gustará más si espera.
-De acuerdo inspectora Beckett, pero no tarde.
-No lo haré. –Me mordí el labio y me dirigí a su habitación, abrí la caja de Lanie.
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Jajajaj Lanie siempre sabe q regalar... A USAR EL REGALOS SE AH DICHO jajaja ya quiero ver q cara pone Castle al ver la sorpresa q le tiene preparada Kate... jejeje
Sigue!!!
Sigue!!!
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Preparate Rick... es muy probable que el calor aumente en esa estancia querido...
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
siguee me encantaaa..vaya mente perversa tiene lanie jajaja
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
1º: Estoy de acuerdo con Lanie, esos juguetes ya existían, 50 sombras no nos ha dicho la fórmula de la coca-cola.
2º: La cena... me faltó en el episodio y tú me la has dado y
3º: Cuando Kate le dice a Rick que espere que le gustará más, es una indirecta a nosotros tus fans?
EXCELENTE
2º: La cena... me faltó en el episodio y tú me la has dado y
3º: Cuando Kate le dice a Rick que espere que le gustará más, es una indirecta a nosotros tus fans?
EXCELENTE
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Un capítulo muy bonito!! Me ha gustado mucho la cena y que Kate rogara sentirse feliz allí
Ahora a ver el regalo de Lanie, cómo se prepara a Kate y la cara que se le queda a Castle jajajaja
Qué ganas!!!!!
Genial María!!!!
Ahora a ver el regalo de Lanie, cómo se prepara a Kate y la cara que se le queda a Castle jajajaja
Qué ganas!!!!!
Genial María!!!!
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 34
Localización : Madrid
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
precioso...estoy deseando ver la cara de Castle...SIGUE
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 08/10/2012
Edad : 26
Localización : Ceuta (España)
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
¡IMPRESIONANTE! Realista hasta la última palabra, me encanta la reacción que tuvo Kate, nunca es fácil una primera comida familiar cuando es una fecha, tan señalada como esa.
Creo que el regalo de Lanie va a ser genial y más cuando has dicho que es parecido a "50 sombras de Grey", :motherofgod: Deseando que llegue está tarde/noche. ¡Gracias creo que es el mejor calendario de adviento de mi vida! (Y eso que el de chocolate, es ¡CHOCOLATE!)
Creo que el regalo de Lanie va a ser genial y más cuando has dicho que es parecido a "50 sombras de Grey", :motherofgod: Deseando que llegue está tarde/noche. ¡Gracias creo que es el mejor calendario de adviento de mi vida! (Y eso que el de chocolate, es ¡CHOCOLATE!)
Invitado- Invitado
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Que bonita cena, aunque estaba nerviosa, al final Kate logró pasarselo bien con la que ahora es su familia.
Lanie como siempre, preocupándose por su amiga Creo que la noche después de la cena va a ser de lo más entretenida jaja
Lanie como siempre, preocupándose por su amiga Creo que la noche después de la cena va a ser de lo más entretenida jaja
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
ADVERTENCIAS:
ESTO NO ES PARA NIÑOS REPITO: NO ES PARA NIÑOS, ASÍ QUE SI TIENES MENOS DE QUINCE AÑOS HAZ EL FAVOR DE VOLVER A TU INFANCIA, POR FAVOR. GRACIAS
AQUÍ HAY SEXO ANAL, ASÍ QUE SI NO TE HACE MUCHA GRACIA, NO LEAS
ES SOLO SEXO, SEXO Y NADA MÁS QUE SEXO, ASÍ QUE, SI NO ES LO TUYO, ESPERA AL DÍA DE MAÑANA.
UN SALUDO Y ESPERO QUE OS GUSTE. NO VOLVERÉ A ESCRIBIR UNA ESCENA DE ESTE ESTILO, (CON JUGUETES) ASÍ QUE DISFRUTADLA.
22 DE DICIEMBRE
-¿Ricky? –Le llamé, con un suave ronroneo. –Ya puedes pasar. –No me dejó terminar la frase; en tres segundos lo tenía junto a mí, se quedó parado, mirándome fijamente, con la boca abierta, de arriba a abajo.
-¿Te gusta? –Le pregunté. Asintió rápidamente con la cabeza. Bien, el vestido de Miss Claus de cuero rojo conseguía el efecto deseado. –Tengo un regalito… bueno, es de parte de Lanie, pero es para los dos.
-Enséñamelo. –Exigió. Sonriendo sensualmente señalé el centro de la cama, donde estaba la caja, cerrada. Castle se sentó y me miró, asentí. Abrió la caja, se quedó callado. Durante unos segundos temí haberlo asustado, pensando que quizás él no tenía ninguna experiencia con esos juguetes. Sacó uno y lo observó, en silencio.
-Castle… no tenemos que usarlos si no…
-¿Quieres qué usemos esto? –Me preguntó. Me encogí de hombros.
-Solo si tú quieres.
-Esto es… demasiado… Kate es enorme. –Dijo.
-Bueno, Lanie se ha pasado eligiendo el tamaño, eso no te lo voy a negar…
-¿Has usado estas cosas, antes?
-Sí. –Contesté.
-¿A menudo?
-No, de vez en cuando, para salir de la rutina, ya sabes… Castle no tenemos que usarlos, ¿vale? Dame la caja, la guardaré. –Dije, extendiendo los brazos. Él negó.
-Ni hablar. Si quieres usarlos, los usamos.
-Castle. –Suspiré. –No tenemos que usarlos.
-Quiero usarlos, solo que… ¿exactamente qué papel tengo yo en todo esto? Porque obviamente esto es para ti. –Dijo, enseñándome el vibrador.
-Se supone que se trata de jugar… excitándonos el uno al otro, hasta que no podamos más…
-La mecánica la sé, pero repito, ¿cómo lo hacemos?, ¿quieres qué te espose?, ¿qué te ate? no te veo como una sumisa…
-No se trata de someter a nadie. –Repliqué. –Ya hemos jugado con esposas antes, sería igual, pero con juguetes que aumenten el placer.
-La última vez me esposaste tú a mí, si me esposas, no podría darte placer con esto.
-Podríamos usarlo contigo. –Dije, divertida. Me miró horrorizado.
-Kate, si no quieres traumatizar a este de aquí. –Señaló su entrepierna.-No vuelvas a sugerir eso, nunca.
-Vamos Castle, dejemos de hablar y simplemente pasémoslo bien… olvidemos la caja si quieres.
-¿Olvidarla? Créeme, tras imaginar todo lo que podría hacer contigo con esos cacharros, no quiero olvidarla.
-¿A sí? -Me senté a horcajadas sobre él, el vestido de cuero se subió, dejando al descubierto la lencería roja que Castle me había regalado. –Exactamente, ¿qué me harías? –Pregunté, mordiendo suavemente su lóbulo.
-¿De verdad quieres qué te lo diga? -Susurró.
-Prefiero que me lo enseñes. –Contesté.
De repente Castle se levantó conmigo a horcajadas y me arrojó sobre la cama, junto a la caja, dejando el vibrador a un lado. Desabrochó la cremallera de mi vestido y lentamente me lo quitó, me observó, con lujuria.
-Daría lo que fuera por tener tus esposas. –Dijo, con voz ronca.
-En la caja hay pañuelos de seda. –Contesté. Sus ojos se oscurecieron y sacó dos pañuelos, de color negro.
-Voy a atarla inspectora, esta noche voy a cumplir todas las fantasías que tengo con usted. –Murmuró; jadeé, ver a Castle en ese plan me excitaba muchísimo. Estaba bien cambiar los papeles de vez en cuando, me gustaba dominar en la cama, pero estar así, a su merced, saber que era yo la que iba a recibir todo el placer… dejé de pensar cuando me cogió las muñecas y las ató; su cama no tenía barrotes pero se las ingenió para atarme los brazos con otro pañuelo, impidiéndome cualquier movimiento.
-Vaya… esto se te da bien. –Murmuré. Él se rio.
-Yo también he tenido mis experiencias, inspectora. Ahora veamos… hay dos pañuelos más… ¿qué hago con ellos, Kate? –Preguntó en voz baja.
-Tú sabrás. –Le reté.
-No debería retarme, inspectora, no está bien. –Me regañó. –Creo que… sí esto estaría bien. –Cogió uno de los pañuelos y lo acercó a mi cabeza, me apartó el cabello, sonrió.
-Castle… -Le advertí, pero me ignoró. Me ató el pañuelo, dejándome completamente cegada. Aquello lo hacía aún más excitante. Lo escuché revolver en la caja, canturreando. Intenté mover los brazos, impaciente, protesté. -Castle, me aburro. –Se quedó quieto; sentí como se acercaba a mí, llevaba algo en la mano, me acarició el cuerpo con ello, hacía cosquillas, era la pluma.
-A partir de ahora no puedes hablar, una sola palabra y se acaba el juego. –Me dijo con tono autoritario.
-No finjas Castle, no te pega nada hacer de Christian Grey. –Me burlé. Aquello debió enfadarle porque se levantó y se alejó de la cama. –Castle… era broma.
De repente escuché el sonido de unas tijeras; cortó el sujetador, arrojándolo. Intenté decir algo, pero puso dos dedos en mi boca.
-Te compraré otro, ahora cállate. –Me ordenó. Definitivamente tendríamos que hacer aquello más a menudo. –No me gusta nada que te burles de mí cuando estamos en la cama, Kate, no soy Christian Grey, pero no lo necesito para llevarte al límite. –Dijo, acariciando mis pechos con la pluma. –Pienso usar cada uno de esos juguetes, vas a suplicarme para que te posea y terminemos con esto, pero no acabaremos hasta que yo quiera.
Empieza de una vez Castle, pensé, sintiendo como cada parte erógena de mi cuerpo reaccionaba a esas palabras.
-Y te lo aviso, una sola palabra y te dejaré ahí atada, aunque mañana me pegues un tiro. –Añadió, con cierto humor. Sonreí, esto se te da bien Castle, pensé.
-Ahora… por donde iba… -Susurró. Volvió a hacer dibujos en mi piel con la pluma, lentamente, sobre mis pechos, sobre mi vientre, sobre la tela del tanga. Bajó con delicadeza por mis piernas, haciéndome cosquillas en la planta de los pies, me retorcí. Volvió a subir, acariciando con la pluma cada centímetro de piel, se acercó a mis pechos, hizo círculos, los excitaba poco a poco, dios era increíble como un toque tan sutil me volvía loca. Sentí como se tumbaba a mi lado y acercaba su rostro a mis pechos. Sentí su cálido aliento sobre ellos.
-Estoy deseando probarlos… -Susurró. Pues hazlo, maldita sea, pensé con frustración. –Pero… sigo enfadado contigo… quizás debería torturarte un poco más con la pluma… -A pesar del pañuelo podía imaginarme perfectamente su cara, arrogante y deseé matarlo. –¿Qué debería hacer, preciosa? –Preguntó.
Te odio, fue lo único que dije, pero me lo dije a mí misma porque sabía que si hablaba se acabaría. –Así me gusta… veo que lo has entendido. –Dijo y se lanzó a mis pechos, ya excitados. Me retorcí cuando mordió uno mientras que jugaba con el otro, con la pluma. Intercambió mordiscos con suaves pasadas de su lengua, succionó y tiró de mis pezones con los dientes, gemí, los pellizcó y torturó hasta que los dejó completamente endurecidos, doloridos. –No te haces una idea de lo bien que sabes… -Murmuró.
Se incorporó, mi cuerpo protestó ante la falta de calor, lo escuché buscar de nuevo en la caja. Se levantó. ¿A dónde diablos vas ahora?, pregunté furiosa en voz baja.
-Ni una palabra. –Dijo, con voz de advertencia. Escuché como salía de la habitación y volvía, se arrodilló en la cama, junto a mí, sintiendo de nuevo su peso. Grité de repente, algo frío se posó en mi pezón. ¡Hielo! Jadeé, ya los tenía bastante excitados, aquello era una tortura, una deliciosa y exquisita tortura.
-Castle… -Gemí, sin poder contenerme. Se rio.
-Voy a tener que amordazarte, Kate… -Dijo, con crueldad, mientras que paseaba lentamente el cubito de hielo por mi vientre. Me retorcí, se derretía lentamente, dejándome húmeda. Castle empezó a lamer mi cuerpo, bebiendo el agua que el hielo había dejado, calentando la piel de nuevo, dejándola en llamas. Llegó hasta el tanga y me acarició suavemente, lo bajó, lento, demasiado lento; moví las piernas, que no tenía atadas, dándole una idea de mi impaciencia. Se rio y terminó de quitarme la prenda.
-¿Jugamos en serio, Kate? –Preguntó, mientras que me acariciaba entre las piernas; me retorcí, ansiosa. Volvió a rebuscar en la caja y me acarició de nuevo, pero esta vez con un objeto frío y suave. Hizo círculos alrededor de mi clítoris, gemí. Se echó a mi lado, sin dejar de acariciarme y me besó en los labios; su lengua se hizo paso en mi boca de forma agresiva, jugó con la mía y entonces presionó el vibrador con fuerza sobre el clítoris y lo encendió. Grité, me moví, desesperada, el clímax me golpeó en cuestión de segundos, mientras que Castle seguía besándome, presionando el vibrador sin piedad. Sentí como mi interior se contraía, empapando mis piernas, me dejó jadeando. Castle bajó lentamente por mi abdomen y empezó a besar mi clítoris, introdujo el vibrador poco a poco, hasta el fondo y lo encendió de nuevo. Sollocé, me retorcí, pero me sujetó con la otra mano. –¿Te gusta esto? –Preguntó sobre mis pliegues, antes de volver a jugar con ellos.
–Castle por favor.-Pero me ignoró y siguió con su tortura.
–Vamos a por más, ¿vale?-Dejó el vibrador a un lado y volvió a acercarse a la caja. Ya solo quedaba un juguete…
-Despacio Castle. –Le dije, aunque sabía que no debía hablar. Esta vez no me ordenó que me callase, se limitó a arrodillarse a mi lado, acariciándome de nuevo, con la pluma.
-¿Has hecho esto antes? –Me preguntó. Asentí, con la cabeza. –Bien…
Sentí como me lubricaba, introdujo lentamente un dedo. Solté un jadeo.
-¿Estás…
-Estoy bien, Castle, sigue. –Le ordené. Retiró el dedo y volvió a introducirlo, esta vez acompañado de otro. –Mmm… -De nuevo apartó los dedos y esta vez me acarició suavemente con el juguete. Despacio introdujo las cuentas, una a una, cada una de un tamaño mayor, llenándome, lentamente. Cada vez que introducía una soltaba un gemido.
-Dejémoslo así. –Murmuró, tirando un poco de las cuentas anales, sin meterlas todas. Castle se levantó y se desnudó, se echó de nuevo sobre mí, besándome.
-Déjame ver. –Le supliqué. Me desató el pañuelo, abrí los ojos lentamente, encontrándome con su rostro, completamente excitado, a pocos centímetros. Vi como llevaba una mano hasta mis piernas y tiró de nuevo de las cuentas, pero sin sacarlas, solo moviéndolas.
-Dios… -Gemí.
-No puedo más Kate, este juego me está matando. –Me penetró de golpe, llenándome, grité; las cuentas se movieron dentro de mí, aumentando las sensaciones. Castle empezó a moverse con rapidez; tiró de golpe de las cuentas, alcancé el clímax entre gritos, él soltó un gruñido al sentir como mi vagina lo apretaba con fuerza, pero se contuvo. Cuando los espasmos desaparecieron, volvió a moverse, sin darme un respiro, estaba agotada, pero mi cuerpo aún respondía, excitado, deseando más. Cuando se trataba de él, parecía que nunca iba a tener suficiente.
-Una vez más Kate. –Dijo, con la voz ronca por el esfuerzo y la excitación. Volvió a meter las cuentas, que entraron con rapidez; nunca antes me había sentido tan llena. Castle me miró y cogió el vibrador que estaba sobre el colchón, lo encendió y lo presionó sobre el clítoris, moviéndose con violencia, colmándome una y otra vez. La fuerza de sus embestidas, unida a las cuentas y las vibraciones hizo que me fuera de nuevo, hasta el punto de perder el conocimiento. Esta vez él vino conmigo; grité su nombre como nunca antes lo había hecho, mi cuerpo tembló, hasta dejarme completamente exhausta, se dejó caer sobre mí, apagando el vibrador y sacando las cuentas despacio. Durante minutos ninguno de los dos se pudo mover, Castle sonrió, besándome con ternura, dejando atrás la pasión. Me soltó las muñecas y las frotó con suavidad.
-El mejor regalo de Navidad de mi vida. –Dijo. Me reí sin fuerzas, sentía que no iba a poder moverme en una semana.
-Espera al de mañana. –Le dije cuando pude hablar.
ESTO NO ES PARA NIÑOS REPITO: NO ES PARA NIÑOS, ASÍ QUE SI TIENES MENOS DE QUINCE AÑOS HAZ EL FAVOR DE VOLVER A TU INFANCIA, POR FAVOR. GRACIAS
AQUÍ HAY SEXO ANAL, ASÍ QUE SI NO TE HACE MUCHA GRACIA, NO LEAS
ES SOLO SEXO, SEXO Y NADA MÁS QUE SEXO, ASÍ QUE, SI NO ES LO TUYO, ESPERA AL DÍA DE MAÑANA.
UN SALUDO Y ESPERO QUE OS GUSTE. NO VOLVERÉ A ESCRIBIR UNA ESCENA DE ESTE ESTILO, (CON JUGUETES) ASÍ QUE DISFRUTADLA.
22 DE DICIEMBRE
-¿Ricky? –Le llamé, con un suave ronroneo. –Ya puedes pasar. –No me dejó terminar la frase; en tres segundos lo tenía junto a mí, se quedó parado, mirándome fijamente, con la boca abierta, de arriba a abajo.
-¿Te gusta? –Le pregunté. Asintió rápidamente con la cabeza. Bien, el vestido de Miss Claus de cuero rojo conseguía el efecto deseado. –Tengo un regalito… bueno, es de parte de Lanie, pero es para los dos.
-Enséñamelo. –Exigió. Sonriendo sensualmente señalé el centro de la cama, donde estaba la caja, cerrada. Castle se sentó y me miró, asentí. Abrió la caja, se quedó callado. Durante unos segundos temí haberlo asustado, pensando que quizás él no tenía ninguna experiencia con esos juguetes. Sacó uno y lo observó, en silencio.
-Castle… no tenemos que usarlos si no…
-¿Quieres qué usemos esto? –Me preguntó. Me encogí de hombros.
-Solo si tú quieres.
-Esto es… demasiado… Kate es enorme. –Dijo.
-Bueno, Lanie se ha pasado eligiendo el tamaño, eso no te lo voy a negar…
-¿Has usado estas cosas, antes?
-Sí. –Contesté.
-¿A menudo?
-No, de vez en cuando, para salir de la rutina, ya sabes… Castle no tenemos que usarlos, ¿vale? Dame la caja, la guardaré. –Dije, extendiendo los brazos. Él negó.
-Ni hablar. Si quieres usarlos, los usamos.
-Castle. –Suspiré. –No tenemos que usarlos.
-Quiero usarlos, solo que… ¿exactamente qué papel tengo yo en todo esto? Porque obviamente esto es para ti. –Dijo, enseñándome el vibrador.
-Se supone que se trata de jugar… excitándonos el uno al otro, hasta que no podamos más…
-La mecánica la sé, pero repito, ¿cómo lo hacemos?, ¿quieres qué te espose?, ¿qué te ate? no te veo como una sumisa…
-No se trata de someter a nadie. –Repliqué. –Ya hemos jugado con esposas antes, sería igual, pero con juguetes que aumenten el placer.
-La última vez me esposaste tú a mí, si me esposas, no podría darte placer con esto.
-Podríamos usarlo contigo. –Dije, divertida. Me miró horrorizado.
-Kate, si no quieres traumatizar a este de aquí. –Señaló su entrepierna.-No vuelvas a sugerir eso, nunca.
-Vamos Castle, dejemos de hablar y simplemente pasémoslo bien… olvidemos la caja si quieres.
-¿Olvidarla? Créeme, tras imaginar todo lo que podría hacer contigo con esos cacharros, no quiero olvidarla.
-¿A sí? -Me senté a horcajadas sobre él, el vestido de cuero se subió, dejando al descubierto la lencería roja que Castle me había regalado. –Exactamente, ¿qué me harías? –Pregunté, mordiendo suavemente su lóbulo.
-¿De verdad quieres qué te lo diga? -Susurró.
-Prefiero que me lo enseñes. –Contesté.
De repente Castle se levantó conmigo a horcajadas y me arrojó sobre la cama, junto a la caja, dejando el vibrador a un lado. Desabrochó la cremallera de mi vestido y lentamente me lo quitó, me observó, con lujuria.
-Daría lo que fuera por tener tus esposas. –Dijo, con voz ronca.
-En la caja hay pañuelos de seda. –Contesté. Sus ojos se oscurecieron y sacó dos pañuelos, de color negro.
-Voy a atarla inspectora, esta noche voy a cumplir todas las fantasías que tengo con usted. –Murmuró; jadeé, ver a Castle en ese plan me excitaba muchísimo. Estaba bien cambiar los papeles de vez en cuando, me gustaba dominar en la cama, pero estar así, a su merced, saber que era yo la que iba a recibir todo el placer… dejé de pensar cuando me cogió las muñecas y las ató; su cama no tenía barrotes pero se las ingenió para atarme los brazos con otro pañuelo, impidiéndome cualquier movimiento.
-Vaya… esto se te da bien. –Murmuré. Él se rio.
-Yo también he tenido mis experiencias, inspectora. Ahora veamos… hay dos pañuelos más… ¿qué hago con ellos, Kate? –Preguntó en voz baja.
-Tú sabrás. –Le reté.
-No debería retarme, inspectora, no está bien. –Me regañó. –Creo que… sí esto estaría bien. –Cogió uno de los pañuelos y lo acercó a mi cabeza, me apartó el cabello, sonrió.
-Castle… -Le advertí, pero me ignoró. Me ató el pañuelo, dejándome completamente cegada. Aquello lo hacía aún más excitante. Lo escuché revolver en la caja, canturreando. Intenté mover los brazos, impaciente, protesté. -Castle, me aburro. –Se quedó quieto; sentí como se acercaba a mí, llevaba algo en la mano, me acarició el cuerpo con ello, hacía cosquillas, era la pluma.
-A partir de ahora no puedes hablar, una sola palabra y se acaba el juego. –Me dijo con tono autoritario.
-No finjas Castle, no te pega nada hacer de Christian Grey. –Me burlé. Aquello debió enfadarle porque se levantó y se alejó de la cama. –Castle… era broma.
De repente escuché el sonido de unas tijeras; cortó el sujetador, arrojándolo. Intenté decir algo, pero puso dos dedos en mi boca.
-Te compraré otro, ahora cállate. –Me ordenó. Definitivamente tendríamos que hacer aquello más a menudo. –No me gusta nada que te burles de mí cuando estamos en la cama, Kate, no soy Christian Grey, pero no lo necesito para llevarte al límite. –Dijo, acariciando mis pechos con la pluma. –Pienso usar cada uno de esos juguetes, vas a suplicarme para que te posea y terminemos con esto, pero no acabaremos hasta que yo quiera.
Empieza de una vez Castle, pensé, sintiendo como cada parte erógena de mi cuerpo reaccionaba a esas palabras.
-Y te lo aviso, una sola palabra y te dejaré ahí atada, aunque mañana me pegues un tiro. –Añadió, con cierto humor. Sonreí, esto se te da bien Castle, pensé.
-Ahora… por donde iba… -Susurró. Volvió a hacer dibujos en mi piel con la pluma, lentamente, sobre mis pechos, sobre mi vientre, sobre la tela del tanga. Bajó con delicadeza por mis piernas, haciéndome cosquillas en la planta de los pies, me retorcí. Volvió a subir, acariciando con la pluma cada centímetro de piel, se acercó a mis pechos, hizo círculos, los excitaba poco a poco, dios era increíble como un toque tan sutil me volvía loca. Sentí como se tumbaba a mi lado y acercaba su rostro a mis pechos. Sentí su cálido aliento sobre ellos.
-Estoy deseando probarlos… -Susurró. Pues hazlo, maldita sea, pensé con frustración. –Pero… sigo enfadado contigo… quizás debería torturarte un poco más con la pluma… -A pesar del pañuelo podía imaginarme perfectamente su cara, arrogante y deseé matarlo. –¿Qué debería hacer, preciosa? –Preguntó.
Te odio, fue lo único que dije, pero me lo dije a mí misma porque sabía que si hablaba se acabaría. –Así me gusta… veo que lo has entendido. –Dijo y se lanzó a mis pechos, ya excitados. Me retorcí cuando mordió uno mientras que jugaba con el otro, con la pluma. Intercambió mordiscos con suaves pasadas de su lengua, succionó y tiró de mis pezones con los dientes, gemí, los pellizcó y torturó hasta que los dejó completamente endurecidos, doloridos. –No te haces una idea de lo bien que sabes… -Murmuró.
Se incorporó, mi cuerpo protestó ante la falta de calor, lo escuché buscar de nuevo en la caja. Se levantó. ¿A dónde diablos vas ahora?, pregunté furiosa en voz baja.
-Ni una palabra. –Dijo, con voz de advertencia. Escuché como salía de la habitación y volvía, se arrodilló en la cama, junto a mí, sintiendo de nuevo su peso. Grité de repente, algo frío se posó en mi pezón. ¡Hielo! Jadeé, ya los tenía bastante excitados, aquello era una tortura, una deliciosa y exquisita tortura.
-Castle… -Gemí, sin poder contenerme. Se rio.
-Voy a tener que amordazarte, Kate… -Dijo, con crueldad, mientras que paseaba lentamente el cubito de hielo por mi vientre. Me retorcí, se derretía lentamente, dejándome húmeda. Castle empezó a lamer mi cuerpo, bebiendo el agua que el hielo había dejado, calentando la piel de nuevo, dejándola en llamas. Llegó hasta el tanga y me acarició suavemente, lo bajó, lento, demasiado lento; moví las piernas, que no tenía atadas, dándole una idea de mi impaciencia. Se rio y terminó de quitarme la prenda.
-¿Jugamos en serio, Kate? –Preguntó, mientras que me acariciaba entre las piernas; me retorcí, ansiosa. Volvió a rebuscar en la caja y me acarició de nuevo, pero esta vez con un objeto frío y suave. Hizo círculos alrededor de mi clítoris, gemí. Se echó a mi lado, sin dejar de acariciarme y me besó en los labios; su lengua se hizo paso en mi boca de forma agresiva, jugó con la mía y entonces presionó el vibrador con fuerza sobre el clítoris y lo encendió. Grité, me moví, desesperada, el clímax me golpeó en cuestión de segundos, mientras que Castle seguía besándome, presionando el vibrador sin piedad. Sentí como mi interior se contraía, empapando mis piernas, me dejó jadeando. Castle bajó lentamente por mi abdomen y empezó a besar mi clítoris, introdujo el vibrador poco a poco, hasta el fondo y lo encendió de nuevo. Sollocé, me retorcí, pero me sujetó con la otra mano. –¿Te gusta esto? –Preguntó sobre mis pliegues, antes de volver a jugar con ellos.
–Castle por favor.-Pero me ignoró y siguió con su tortura.
–Vamos a por más, ¿vale?-Dejó el vibrador a un lado y volvió a acercarse a la caja. Ya solo quedaba un juguete…
-Despacio Castle. –Le dije, aunque sabía que no debía hablar. Esta vez no me ordenó que me callase, se limitó a arrodillarse a mi lado, acariciándome de nuevo, con la pluma.
-¿Has hecho esto antes? –Me preguntó. Asentí, con la cabeza. –Bien…
Sentí como me lubricaba, introdujo lentamente un dedo. Solté un jadeo.
-¿Estás…
-Estoy bien, Castle, sigue. –Le ordené. Retiró el dedo y volvió a introducirlo, esta vez acompañado de otro. –Mmm… -De nuevo apartó los dedos y esta vez me acarició suavemente con el juguete. Despacio introdujo las cuentas, una a una, cada una de un tamaño mayor, llenándome, lentamente. Cada vez que introducía una soltaba un gemido.
-Dejémoslo así. –Murmuró, tirando un poco de las cuentas anales, sin meterlas todas. Castle se levantó y se desnudó, se echó de nuevo sobre mí, besándome.
-Déjame ver. –Le supliqué. Me desató el pañuelo, abrí los ojos lentamente, encontrándome con su rostro, completamente excitado, a pocos centímetros. Vi como llevaba una mano hasta mis piernas y tiró de nuevo de las cuentas, pero sin sacarlas, solo moviéndolas.
-Dios… -Gemí.
-No puedo más Kate, este juego me está matando. –Me penetró de golpe, llenándome, grité; las cuentas se movieron dentro de mí, aumentando las sensaciones. Castle empezó a moverse con rapidez; tiró de golpe de las cuentas, alcancé el clímax entre gritos, él soltó un gruñido al sentir como mi vagina lo apretaba con fuerza, pero se contuvo. Cuando los espasmos desaparecieron, volvió a moverse, sin darme un respiro, estaba agotada, pero mi cuerpo aún respondía, excitado, deseando más. Cuando se trataba de él, parecía que nunca iba a tener suficiente.
-Una vez más Kate. –Dijo, con la voz ronca por el esfuerzo y la excitación. Volvió a meter las cuentas, que entraron con rapidez; nunca antes me había sentido tan llena. Castle me miró y cogió el vibrador que estaba sobre el colchón, lo encendió y lo presionó sobre el clítoris, moviéndose con violencia, colmándome una y otra vez. La fuerza de sus embestidas, unida a las cuentas y las vibraciones hizo que me fuera de nuevo, hasta el punto de perder el conocimiento. Esta vez él vino conmigo; grité su nombre como nunca antes lo había hecho, mi cuerpo tembló, hasta dejarme completamente exhausta, se dejó caer sobre mí, apagando el vibrador y sacando las cuentas despacio. Durante minutos ninguno de los dos se pudo mover, Castle sonrió, besándome con ternura, dejando atrás la pasión. Me soltó las muñecas y las frotó con suavidad.
-El mejor regalo de Navidad de mi vida. –Dijo. Me reí sin fuerzas, sentía que no iba a poder moverme en una semana.
-Espera al de mañana. –Le dije cuando pude hablar.
Última edición por maria_cs el Sáb Dic 22, 2012 11:48 am, editado 4 veces
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Me he quedado sin palabras, me encanta el libro 50 sombras de Grey pero después de esto creo que E.L.James se queda corta a tu lado, a diferencia de ella, tu escribes escenas eróticas junto con cualquiera otra clase de escena y te queda de maravilla.
Este capítulo ha sido increible, a Lanie hay que hacerle la ola por sus regalos, la noche no hubiera sido la misma si no llega a ser por ella jajaja
Este capítulo ha sido increible, a Lanie hay que hacerle la ola por sus regalos, la noche no hubiera sido la misma si no llega a ser por ella jajaja
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Aquí donde vivo no hace precisamente frío, y ahora leo esto Lo has dexcrito todo muy bien.
Para mi 50 sombras de Grey como novela ni fu, ni fa, mucho marketing es lo que tiene.
Me ha salido la vena práctica y hay dos cosas que me pregunto siempre, como juegan con las esposas en la cama de Castle con ese cabecero horrorso y cuantas lavadoras de sábanas tienen que poner al día.
Para mi 50 sombras de Grey como novela ni fu, ni fa, mucho marketing es lo que tiene.
Me ha salido la vena práctica y hay dos cosas que me pregunto siempre, como juegan con las esposas en la cama de Castle con ese cabecero horrorso y cuantas lavadoras de sábanas tienen que poner al día.
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Localización : Al sur del sur
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
has despertado mi libido, voy adelantar un regalo de navidad
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
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Localización : en la parra
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Lanie se merese una alabanza... ...
Sigue!!!
Sigue!!!
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Jod***, perdón, Wow ...jejeje.
Sí, sé que tengo 14 años y que tú has avisado y que no tendría que haber leido esto, pero cumplo los 15 en febrero y sólo faltan 2 meses...
además, nunca hago caso a tus avisos...jejeje...soy malota .
Vale...mmm...pues...DIOS...no sé que decir...bueno sí...
¡¡CONTINÚA!!.
Aunque me va a entristezer que se vaya acabando...
Sí, sé que tengo 14 años y que tú has avisado y que no tendría que haber leido esto, pero cumplo los 15 en febrero y sólo faltan 2 meses...
además, nunca hago caso a tus avisos...jejeje...soy malota .
Vale...mmm...pues...DIOS...no sé que decir...bueno sí...
¡¡CONTINÚA!!.
Aunque me va a entristezer que se vaya acabando...
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
- Mensajes : 502
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Edad : 26
Localización : Ceuta (España)
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Ufff, que calor me acaba de entrar . Vaya con el regalito me parece que tendre que cambiar mi carta a los Reyes.
Nunca me gusto meterte prisa para que continues una historia pero esta vez todo cambia. Por favor continua con la siguiente noche, quiero ver el cambio de papeles y a una Kate dominate.
Nunca me gusto meterte prisa para que continues una historia pero esta vez todo cambia. Por favor continua con la siguiente noche, quiero ver el cambio de papeles y a una Kate dominate.
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
jajajajaja me encanto , pero me parece que castle si ha debido saber sobre esos temas , es un mujeriego y un buen mujeriego ... sabé
castle4ever- Actor en Broadway
- Mensajes : 174
Fecha de inscripción : 14/04/2012
Edad : 25
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
A sido precioso siguee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Fabuloso, despues de tantos capitulos a la espera ha sido impresionante. Aunque principalmente los juegos eroticos con jueguetes, no es algo que me llame la atencuo te habquedado genial. Gracias por cada calor que nos hace tenereres una crack Maria. Deseando leer el siguiente. Aparte despues de leerlo, me he quedado con dudas las bolas se las metio por el culo no?? Porque cuando lo leí dijistes sexo anal esa es mi duda.
Invitado- Invitado
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Fabuloso, despues de tantos capitulos a la espera ha sido impresionante. Aunque principalmente los juegos eroticos con jueguetes, no es algo que me llame la atencuo te habquedado genial. Gracias por cada calor que nos hace tenereres una crack Maria. Deseando leer el siguiente. Aparte despues de leerlo, me he quedado con dudas las bolas se las metio por el culo no?? Porque cuando lo leí dijistes sexo anal esa es mi duda.
Invitado- Invitado
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Esto me ha matado jajajajaES SOLO SEXO, SEXO Y NADA MÁS QUE SEXO
Lo que más me gusta de todos tus fics es que no te cortas un pelo al escribir estas escenas de sexo y que las haces originales y diferentes a las que los demás se atreven a hacer.
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Pues aquí tenéis el penúltimo capítulo de este FIC. Mañana será el último Espero que os guste y que os haya gustado la historia. Por cierto, Sky, con respecto a tu pregunta/duda, la respuesta es sí
23 DE DICIEMBRE
-Despierta… -Abrí los ojos lentamente, le sonreí, estaba sentado a mi lado, en pijama, despeinado. Bostecé, estaba agotada; me incorporé despacio, quedando sentada.
-¿Qué hora es? –Pregunté, somnolienta.
-Las siete… Alexis y mi madre están haciendo el desayuno, Alexis está impaciente, quiere abrir los regalos, te estamos esperando.
-Ya voy… -Me levanté despacio, cada músculo de mi cuerpo se quejó, Castle no pudo evitar reírse.
-Me parece que alguien tuvo demasiado sexo ayer.
-No te rías. –Refunfuñé, él sonrió y me dio un beso. -¿Podría darme una ducha antes?
-Claro, te esperamos.
El agua caliente me alivió, relajándome. Lo de anoche había estado increíble, pensé. Tendría que hacerle un regalo a Lanie de agradecimiento. Cerré el grifo y cogí una toalla; Castle entró, con ropa en la mano.
-Te traigo un pijama de Alexis; supuse que estarás más cómoda que con el vestido que trajiste. –Asentí, agradecida. Me puse el pijama y me peiné con rapidez. Lo seguí hasta el comedor, despacio.
-No volveremos a hacer lo de ayer en una buena temporada. –Le susurré.
-No sabía que tuvieras tan poca resistencia. –Se burló. Entrecerré los ojos.
-Lo que dije ayer de usar el vibrador contigo iba en serio, Castle, no me provoques. –Me miró con horror, nos acercamos a la mesa, donde Alexis y Martha colocaban un plato con tortitas, siropes de distintos sabores, una jarra de zumo y tazas de café.
-¿Regalos o desayuno? –Preguntó Alexis.
-Desayunemos antes. –Dijo Martha, sentándose. Desayunamos escuchando a Alexis y a Martha; Alexis había ido a patinar con su “amigo” y Martha había conocido a un actor de teatro muy interesante.
-¿Y este tiene tu edad? –Preguntó Castle, con humor.
-Pues la verdad es que se acerca más a la de Kate…
-¡Madre! –Castle hizo un gesto de desagrado, yo no pude evitar reírme.
-Hijo, no seas hipócrita, tú también has estado con jovencitas.
-¿A sí?-Lo miré.
-Yo nunca he estado con una jovencita…
-Le sacabas veinte años a esa azafata…
Puse mala cara.
-Madre… no saques ese tema. –Masculló.
-¿Abrimos los regalos? –Alexis se levantó, relajando el ambiente. Me levanté y la seguí, Castle se quedó atrás discutiendo con Martha.
Me arrodillé junto a Alexis, bajo el árbol, mirando todos los regalos. Castle se agachó a mi lado, me miraba asustado.
-Kate…
-Castle, no quiero hablar de ese tema.
-Pero…
-No estábamos juntos, ¿vale? Olvidémoslo. –Le sonreí, aún tensa.
-No significó nada… -Murmuró.
-Lo sé, ahora por favor volvamos al presente, es Navidad, no lo estropeemos.
-¿Puedo abrirlos ya? –Alexis miró con impaciencia a su padre, éste asintió.
Alexis cogió un paquete cuadrado, pequeño, envuelto en papel de plata.
-Es el mío. –Dijo Martha. La pelirroja lo abrió y sonrió alegremente.
-¡Mi perfume favorito! Gracias abuela, necesitaba un frasco nuevo. –Le sonrió alegremente y luego cogió otro; era el mío.
-Ese es de Kate. –Comentó Castle. Alexis abrió el regalo y luego me miró agradecida.
-Muchas gracias Kate, es preciosa, me encanta.
-Me alegro. –Sonreí.
-Déjame ver. –Pidió Martha, cogiendo la pulsera. De ella colgaban un libro, un violín, una “A”, un florete y un monito, todos en miniatura, de plata. –Muy bonita.
-¿Cómo lo has sabido? –Me preguntó la chica, con curiosidad.
-Bueno… durante todos estos años he ido conociéndote gracias a tu padre, sé que te gusta el esgrima, tocas el violín, adoras los libros… y que tenías un peluche con forma de mono de pequeña.
-Muchas gracias. Mi madre nunca me ha regalado algo así… -Murmuró. Castle se agachó a su lado, le dio un tierno beso en la frente y sus regalos.
-Toma cielo, estos son los míos. –Alexis sonrió, olvidando a su madre. Por un instante odié a Meredith, esa mujer no se merecía una hija como Alexis.
-Esto es… ¡papá es Monito!, ¿cómo los has… -Alexis miraba el mono de peluche que yo había mencionado.
-¿Recuerdas en la mudanza, qué estabas desesperada por qué no lo encontrabas? –Ella asintió.
-Lo llevé a un especialista en juguetes, para que lo arreglara, el pobre estaba ya destrozado.
-Ahora está como nuevo, ¡gracias papá!
-Y ahora viene el regalo material. –Dijo, divertido. Alexis abrió su último regalo y soltó un grito de alegría.
-Es… es la…
-Sí, la que tú querías, ahora que vives en la residencia la necesitas. Así no tendrás excusa para no venir a verme. –Sonrió a su hija, que le dio un abrazo, agitando en el aire las llaves de su nueva moto.
-¿Dónde está?
-En el garaje, luego la pruebas, ahora abramos el resto de los regalos. –Alexis asintió; mientras que Martha abría sus regalos la pelirroja se puso la pulsera y abrazó al peluche, pero sin soltar las llaves. Sonreí, daba gusto verla como una niña y no tan adulta, como siempre. Martha agradeció profundamente el collar que le había regalado su nieta, el set de bombas de baños, geles y perfumes mío y la colección especial de las mejores obras de teatro de la historia.
-Mis alumnos estarán encantados, representaremos todas y cada una de ellas. Este set huele genial, gracias querida. Y el collar es precioso cielo, queda muy bien con mis nuevos pendientes.
-Es tu turno Kate. –Castle sonrió y me señaló tres regalos que había a mi derecha. Abrí el de Alexis, era un libro de suspense, Castle puso mala cara.
-Eso es competencia desleal. –Protestó.
-Castle tus libros no son los único que leo. Muchas gracias Alexis, me encanta. –La chica sonrió.
El de Martha eran unos pendientes y una gargantilla, de oro blanco. –Martha… esto es… demasiado.
-No digas tonterías, Kate, no me ha costado nada, eran míos. Quiero que los lleves tú.
-Pero…
-Querida, eran de mi madre, tenían una pulsera a juego. La pulsera es para Alexis, pero quiero que estos los lleves tú, siempre te he considerado como una hija y ahora podría decir que incluso lo eres. Acéptalos por favor. –Asentí, mirándola agradecida, con lágrimas en los ojos. Martha me abrazó, dándome un beso en la mejilla.
Cogí el último regalo, Castle sonrió. Lo abrí, dentro de una caja había un sobre y una caja más pequeña. Abrí el sobre.
-Castle… -Lo miré, asombrada.
-Sé que odias que gaste dinero en ti… pero… esto es para los dos… -Dijo nervioso.
-Estoy deseando ir contigo. –Le dije, dándole un beso en los labios. Dejé los dos billetes de avión con destino a París, sonriéndole y luego cogí la cajita. Dentro había un álbum de fotos, de terciopelo, con mi nombre en letritas de plata. Lo abrí, encontrando dentro fotos mías de pequeña, algunas con mi madre, otras con mi padre, la foto de mi graduación, la del día en que me pusieron la placa y después fotos mías de los últimos años, en comisaría, en casa de Castle, en mi casa… la última era una foto nuestra, besándonos, que él había hecho con su móvil.
-¿Te gusta? –Preguntó; por toda respuesta me tiré a sus brazos, besándolo con ímpetu, olvidando que Martha y Alexis estaban allí; nos separamos cuando ya no podíamos respirar. Alexis soltó una risita.
-Creo que sí le ha gustado. –Comentó.
-¿Cómo conseguiste estas fotos?
-Se las pedí a tu padre. –Sonrió, dándome otro beso, pero más corto.
-Solo quedan los tuyos papá.
Castle sonrió alegremente, como un niño, me enterneció. Cogió el regalo de Alexis y sonrió, también era un regalo sentimental, un marco en la que salían dos fotos, en ambas estaban los dos, una cuando Alexis tendría unos tres años y otra en la que ella lucía su toga de graduación. En el marco Alexis había una inscripción “Tu niña, siempre.”
-Gracias cielo. –Besó a su hija y la abrazó, Alexis le sonrió.
-Te quiero mucho papá.
El siguiente regalo era de Martha.
-¡Un barco teledirigido! Justo el que me faltaba para la colección. Gracias mamá. –Dijo como un niño emocionado. Me di cuenta de que nunca antes le había oído llamarle mamá. Martha se rio.
-Y ahora… -Castle me sonrió, sacando una cajita diminuta, decorada con un lazo. La abrió, me miró extrañado.
-Está vacía… -Dijo, desconcertado.
-Lo sé.
-No lo entiendo.
-Mi regalo no se puede envolver en una caja… -Expliqué. –Yo… hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo… y... estos meses han sido… increíbles Castle, los mejores desde que… bueno desde que perdí a mi madre… me has devuelto… no sé como explicarlo… -Dije nerviosa. Castle me sonrió y me cogió la mano. -…antes de conocerte… yo no tenía vida, trabajaba, volvía a casa, trabajaba otra vez… pero desde que apareciste… pusiste mi vida patas arriba, empecé a divertirme y aunque me costó admitir lo que… siento por ti… ahora soy feliz Castle, gracias a ti, a todo lo que me das… cada día… yo… quería decírtelo delante de la gente que más te importa… -Respiré hondo. - Te quiero Rick, te quiero.
-Yo también te quiero, Kate. –Susurró.
23 DE DICIEMBRE
-Despierta… -Abrí los ojos lentamente, le sonreí, estaba sentado a mi lado, en pijama, despeinado. Bostecé, estaba agotada; me incorporé despacio, quedando sentada.
-¿Qué hora es? –Pregunté, somnolienta.
-Las siete… Alexis y mi madre están haciendo el desayuno, Alexis está impaciente, quiere abrir los regalos, te estamos esperando.
-Ya voy… -Me levanté despacio, cada músculo de mi cuerpo se quejó, Castle no pudo evitar reírse.
-Me parece que alguien tuvo demasiado sexo ayer.
-No te rías. –Refunfuñé, él sonrió y me dio un beso. -¿Podría darme una ducha antes?
-Claro, te esperamos.
El agua caliente me alivió, relajándome. Lo de anoche había estado increíble, pensé. Tendría que hacerle un regalo a Lanie de agradecimiento. Cerré el grifo y cogí una toalla; Castle entró, con ropa en la mano.
-Te traigo un pijama de Alexis; supuse que estarás más cómoda que con el vestido que trajiste. –Asentí, agradecida. Me puse el pijama y me peiné con rapidez. Lo seguí hasta el comedor, despacio.
-No volveremos a hacer lo de ayer en una buena temporada. –Le susurré.
-No sabía que tuvieras tan poca resistencia. –Se burló. Entrecerré los ojos.
-Lo que dije ayer de usar el vibrador contigo iba en serio, Castle, no me provoques. –Me miró con horror, nos acercamos a la mesa, donde Alexis y Martha colocaban un plato con tortitas, siropes de distintos sabores, una jarra de zumo y tazas de café.
-¿Regalos o desayuno? –Preguntó Alexis.
-Desayunemos antes. –Dijo Martha, sentándose. Desayunamos escuchando a Alexis y a Martha; Alexis había ido a patinar con su “amigo” y Martha había conocido a un actor de teatro muy interesante.
-¿Y este tiene tu edad? –Preguntó Castle, con humor.
-Pues la verdad es que se acerca más a la de Kate…
-¡Madre! –Castle hizo un gesto de desagrado, yo no pude evitar reírme.
-Hijo, no seas hipócrita, tú también has estado con jovencitas.
-¿A sí?-Lo miré.
-Yo nunca he estado con una jovencita…
-Le sacabas veinte años a esa azafata…
Puse mala cara.
-Madre… no saques ese tema. –Masculló.
-¿Abrimos los regalos? –Alexis se levantó, relajando el ambiente. Me levanté y la seguí, Castle se quedó atrás discutiendo con Martha.
Me arrodillé junto a Alexis, bajo el árbol, mirando todos los regalos. Castle se agachó a mi lado, me miraba asustado.
-Kate…
-Castle, no quiero hablar de ese tema.
-Pero…
-No estábamos juntos, ¿vale? Olvidémoslo. –Le sonreí, aún tensa.
-No significó nada… -Murmuró.
-Lo sé, ahora por favor volvamos al presente, es Navidad, no lo estropeemos.
-¿Puedo abrirlos ya? –Alexis miró con impaciencia a su padre, éste asintió.
Alexis cogió un paquete cuadrado, pequeño, envuelto en papel de plata.
-Es el mío. –Dijo Martha. La pelirroja lo abrió y sonrió alegremente.
-¡Mi perfume favorito! Gracias abuela, necesitaba un frasco nuevo. –Le sonrió alegremente y luego cogió otro; era el mío.
-Ese es de Kate. –Comentó Castle. Alexis abrió el regalo y luego me miró agradecida.
-Muchas gracias Kate, es preciosa, me encanta.
-Me alegro. –Sonreí.
-Déjame ver. –Pidió Martha, cogiendo la pulsera. De ella colgaban un libro, un violín, una “A”, un florete y un monito, todos en miniatura, de plata. –Muy bonita.
-¿Cómo lo has sabido? –Me preguntó la chica, con curiosidad.
-Bueno… durante todos estos años he ido conociéndote gracias a tu padre, sé que te gusta el esgrima, tocas el violín, adoras los libros… y que tenías un peluche con forma de mono de pequeña.
-Muchas gracias. Mi madre nunca me ha regalado algo así… -Murmuró. Castle se agachó a su lado, le dio un tierno beso en la frente y sus regalos.
-Toma cielo, estos son los míos. –Alexis sonrió, olvidando a su madre. Por un instante odié a Meredith, esa mujer no se merecía una hija como Alexis.
-Esto es… ¡papá es Monito!, ¿cómo los has… -Alexis miraba el mono de peluche que yo había mencionado.
-¿Recuerdas en la mudanza, qué estabas desesperada por qué no lo encontrabas? –Ella asintió.
-Lo llevé a un especialista en juguetes, para que lo arreglara, el pobre estaba ya destrozado.
-Ahora está como nuevo, ¡gracias papá!
-Y ahora viene el regalo material. –Dijo, divertido. Alexis abrió su último regalo y soltó un grito de alegría.
-Es… es la…
-Sí, la que tú querías, ahora que vives en la residencia la necesitas. Así no tendrás excusa para no venir a verme. –Sonrió a su hija, que le dio un abrazo, agitando en el aire las llaves de su nueva moto.
-¿Dónde está?
-En el garaje, luego la pruebas, ahora abramos el resto de los regalos. –Alexis asintió; mientras que Martha abría sus regalos la pelirroja se puso la pulsera y abrazó al peluche, pero sin soltar las llaves. Sonreí, daba gusto verla como una niña y no tan adulta, como siempre. Martha agradeció profundamente el collar que le había regalado su nieta, el set de bombas de baños, geles y perfumes mío y la colección especial de las mejores obras de teatro de la historia.
-Mis alumnos estarán encantados, representaremos todas y cada una de ellas. Este set huele genial, gracias querida. Y el collar es precioso cielo, queda muy bien con mis nuevos pendientes.
-Es tu turno Kate. –Castle sonrió y me señaló tres regalos que había a mi derecha. Abrí el de Alexis, era un libro de suspense, Castle puso mala cara.
-Eso es competencia desleal. –Protestó.
-Castle tus libros no son los único que leo. Muchas gracias Alexis, me encanta. –La chica sonrió.
El de Martha eran unos pendientes y una gargantilla, de oro blanco. –Martha… esto es… demasiado.
-No digas tonterías, Kate, no me ha costado nada, eran míos. Quiero que los lleves tú.
-Pero…
-Querida, eran de mi madre, tenían una pulsera a juego. La pulsera es para Alexis, pero quiero que estos los lleves tú, siempre te he considerado como una hija y ahora podría decir que incluso lo eres. Acéptalos por favor. –Asentí, mirándola agradecida, con lágrimas en los ojos. Martha me abrazó, dándome un beso en la mejilla.
Cogí el último regalo, Castle sonrió. Lo abrí, dentro de una caja había un sobre y una caja más pequeña. Abrí el sobre.
-Castle… -Lo miré, asombrada.
-Sé que odias que gaste dinero en ti… pero… esto es para los dos… -Dijo nervioso.
-Estoy deseando ir contigo. –Le dije, dándole un beso en los labios. Dejé los dos billetes de avión con destino a París, sonriéndole y luego cogí la cajita. Dentro había un álbum de fotos, de terciopelo, con mi nombre en letritas de plata. Lo abrí, encontrando dentro fotos mías de pequeña, algunas con mi madre, otras con mi padre, la foto de mi graduación, la del día en que me pusieron la placa y después fotos mías de los últimos años, en comisaría, en casa de Castle, en mi casa… la última era una foto nuestra, besándonos, que él había hecho con su móvil.
-¿Te gusta? –Preguntó; por toda respuesta me tiré a sus brazos, besándolo con ímpetu, olvidando que Martha y Alexis estaban allí; nos separamos cuando ya no podíamos respirar. Alexis soltó una risita.
-Creo que sí le ha gustado. –Comentó.
-¿Cómo conseguiste estas fotos?
-Se las pedí a tu padre. –Sonrió, dándome otro beso, pero más corto.
-Solo quedan los tuyos papá.
Castle sonrió alegremente, como un niño, me enterneció. Cogió el regalo de Alexis y sonrió, también era un regalo sentimental, un marco en la que salían dos fotos, en ambas estaban los dos, una cuando Alexis tendría unos tres años y otra en la que ella lucía su toga de graduación. En el marco Alexis había una inscripción “Tu niña, siempre.”
-Gracias cielo. –Besó a su hija y la abrazó, Alexis le sonrió.
-Te quiero mucho papá.
El siguiente regalo era de Martha.
-¡Un barco teledirigido! Justo el que me faltaba para la colección. Gracias mamá. –Dijo como un niño emocionado. Me di cuenta de que nunca antes le había oído llamarle mamá. Martha se rio.
-Y ahora… -Castle me sonrió, sacando una cajita diminuta, decorada con un lazo. La abrió, me miró extrañado.
-Está vacía… -Dijo, desconcertado.
-Lo sé.
-No lo entiendo.
-Mi regalo no se puede envolver en una caja… -Expliqué. –Yo… hay algo que quiero decirte desde hace mucho tiempo… y... estos meses han sido… increíbles Castle, los mejores desde que… bueno desde que perdí a mi madre… me has devuelto… no sé como explicarlo… -Dije nerviosa. Castle me sonrió y me cogió la mano. -…antes de conocerte… yo no tenía vida, trabajaba, volvía a casa, trabajaba otra vez… pero desde que apareciste… pusiste mi vida patas arriba, empecé a divertirme y aunque me costó admitir lo que… siento por ti… ahora soy feliz Castle, gracias a ti, a todo lo que me das… cada día… yo… quería decírtelo delante de la gente que más te importa… -Respiré hondo. - Te quiero Rick, te quiero.
-Yo también te quiero, Kate. –Susurró.
Última edición por maria_cs el Dom Dic 23, 2012 5:41 am, editado 1 vez
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Me encanta, precioso...
Ese te quiero... no me esperaba ese regalo por parte de Kate.
Me da mucha penita que se acabe ya...
Ese te quiero... no me esperaba ese regalo por parte de Kate.
Me da mucha penita que se acabe ya...
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
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Localización : Ceuta (España)
Re: Un cuento de Navidad... al estilo Castle
Ains que se me saltan las lagrimas de lo bonico q es todo
nita85- As del póker
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