Oportunidades perdidas...
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Oportunidades perdidas...
sigueeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Oportunidades perdidas...
Ups Perdón, fallo técnico jajaja le dí a la tecla que no era y como yo sabía lo que quería poner pues al revisarlo ya leía automáticamente "Puertas". Gracias por el avisoDelta5 escribió:Precioso, te ha quedado genial, y sin una solo fallo ortográfico como dios manda, jejeje. Bueno, uno solo pero es pequeño, al final , (se escribe Puertas no Puestas) jajaja.
Espero el siguiente a ver que pasa entre ellos!.
Re: Oportunidades perdidas...
De eso se trata, de que se entereKateC_17 escribió:¡dios seguro que despues Castle se entera o algo!
wuuuaaaaa ¿por que se lo ocultaste Kate? pliissss no hagas sufrir a Castle
en fin me gusta muchooo asi que sube la conti pliisss
estaré esperando el siguiente capi asi que ¡hasta la proximaaa!
Tranquila, le adoro demasiado como para hacerle sufrir mucho... Gracias por leer & comentar
Re: Oportunidades perdidas...
Grasias Pues a ver si este finde estoy inspirada y sigo escribiendoN.VLC escribió:M gusta como lo as continuado, cuando vas a seguir?
Re: Oportunidades perdidas...
Espero que sea verdad y este finde puedas subir algo.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Oportunidades perdidas...
No pude subir nada, pero estuve dándole muchas vueltas a la cuestión de cómo continuar... Tengo dos ideas: un momento Caskett de perder el control y un momento de fragilidad de Beckett . No sé cual poner antes así que recurro a petición popular jajaja
¿Cuál preferís leer antes?
Contestad lo más rápido que podáis para leer el nuevo capi lo más pronto
Un besazo y gracias por la ayuda
¿Cuál preferís leer antes?
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Un besazo y gracias por la ayuda
Re: Oportunidades perdidas...
un momento Caskett de perder el control siiii
dary- Escritor novato
- Mensajes : 21
Fecha de inscripción : 15/12/2012
Re: Oportunidades perdidas...
La verdad es q me da igual.....cualquiera de los dos pinta fenomenal
susente- Escritor novato
- Mensajes : 48
Fecha de inscripción : 03/01/2013
Edad : 51
Re: Oportunidades perdidas...
La verdad es que me da igual, los dos tienen buena pinta, pero puestos a elegir prefiero primero el momento Caskett de perder el control(;
Continua lo antes posible, me encanta como escribes*-*
Continua lo antes posible, me encanta como escribes*-*
Invitado- Invitado
Re: Oportunidades perdidas...
Me encantan, sobretodo el primero me ha enamorao*-*
Continua please!
Continua please!
Aliciaa- Ayudante de policia
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 22/10/2012
Re: Oportunidades perdidas...
Y... aquí está, recién sacado del horno El pueblo ha hablado y han preferido la escena de perder el control así que... A ver que os parece
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Ya volvía a recurrir a la peonza para escribir. Cuando estaba con esa falta de inspiración se estresaba tanto que no podía parar quieto… Suspiró, sintiéndose impotente y desconcertado por esa repentina falta de inspiración. Ni que decir que le preocupaba que Beckett ya no le sirviera de musa, pero desechó esa idea de su mente rápidamente. "IMPOSIBLE" pensó, sacudiendo la cabeza.
Se puso una americana, y colocándose el pelo antes de salir, se dirigió a la comisaria en busca de una buena dosis de realidad y de café. Sonrió ante la idea de darle su café a Beckett, que lo recibiría con una amable sonrisa y un gracias dicho de todo corazón. Eso le dio que pensar, recordando los sucesos de ese extraño fin de semana. El arrepentimiento se mezclaba con la afirmación de que había hecho lo correcto al no acostarse con Beckett, pero la idea de haber tenido una oportunidad tan clara y haberla desaprovechado también le machacaba…
- ¡Hey, Castle! ¿Me escuchas? – Beckett chascó los dedos delante de la cara del escritor, que estaba perdido en sus pensamientos - Porque si preguntas y luego pasas de mí, pues no te pongo al día – comentó la detective, mirándole inquisitivamente.
- Perdona – dijo Castle, sacudiendo la cabeza – No sé qué me pasa últimamente… - Frunció el ceño, intentado recordar lo último a lo que había prestado atención de lo que Beckett le dijo – La victima es Martin Fox, ninguna relación con la cadena de televisión – añadió, cortando a Beckett, que ya se disponía a aclararlo. Ella sonrió y le hizo un gesto de que continuase – Encontrado en su casa, una suite del Upper East Side, con tres disparos en el pecho. La casa estaba revuelta pero no faltaba nada, según la limpiadora que fue quien le encontró… - el escritor miró a la detective para que continuara. Beckett se acercó a la pizarra y siguió, frunciendo el ceño al discurrir…
- Según Lanie la hora aproximada de la muerte fueron a las 2 a.m., nadie oyó nada así que probablemente entre en juego un silenciador. Viudo a los 34 años, cáncer – dijo al ver que Castle iba a preguntar. Él asintió y volvió a mirar la pizarra – sin pareja actual conocida ni sospechas de una. Cuando los de científica terminen con huellas podremos volver al apartamento a echar un vistazo.
Castle se sentó en su silla, y observó a Beckett en silencio, mientras ella hacía papeleo:
- Está bien, Castle. ¿Qué te pasa? – preguntó entre divertida y preocupada la detective. Castle enarcó las cejas, preguntándole con la mirada que a que venía eso – Una hora haciendo papeleo y no te has quejado, ni puesto a jugar con el móvil. ¿Te encuentras bien? ¿Estás enfermo? – inquirió la detective, tocándole la frente de broma.
Castle sonrió y negó con la cabeza:
- Supongo que son muchas cosas juntas. Me preocupa mi falta de inspiración…
- Ah, ¿sigues con ese problema? Bueno… - dijo Beckett mientras se acercaba a Castle sensualmente – Yo te puedo ayudar, ya sabes… - Al escritor casi se le caía la baba al verla tan cerca. Ella se empezó a reír y comentó:
- Esperaba que este fin de semana con tu musa te hubiera ayudado – Castle se encogió de hombros.
- Quizá necesite más tiempo. – sonrió pícaramente.
- ¡Ja! ¿Y volver a inundar mi piso por un cacho de carne en un horno? Ni de broma… - contestó Beckett. Castle hizo como un gesto de dolor por el comentario pero luego volvió a abstraerse en sus pensamientos. Su musa no dijo nada, pero estaba en verdad preocupada, algo le pasaba que no le contaba. Iba a preguntárselo más seriamente pero su móvil sonó:
- Beckett. - … – Aja, vale. Ahora mismo vamos a echarle un vistazo, estamos algo estancados. – Colgó y se giró hacia la mesa de Espo:
- La científica ya terminó chicos, Castle y yo vamos al piso. Vosotros ir a ver a Lanie – vio como a Esposito se le iluminaba la vista y sonrió.
Bajaron al garaje en silencio pero cuando iban por la mitad del camino, Beckett paró el ascensor. Castle puso cara de pánico y ella casi se ríe, pero se controló y, acorralándolo contra la pared, le pregunto:
- Ahora en serio, Castle. Me tienes preocupada. Algo te pasa pero no me lo quieres contar, ¿sabes que puedes confiar en mí, no? – dijo, con el dedo índice en su pecho, manteniéndolo quieto. Al escritor se le oscureció la mirada, con deseo y un poco de lascivia al fijarse en la situación.
- Detective, soy un hombre, ¿vale? Y con esta situación mi mente desvaría demasiado. Dos personas en un ascensor, un terriblemente atractivo hombre acorralado por una realmente sexy detective… Pod-Podemos hablarlo en el coche – se humedeció los labios y notó la mirada de Beckett fija en ellos. – En serio, Kate. Alguien está despertando… Y no te va a gustar.
Esas palabras se filtraron por la bruma que la tensión sexual había provocado en la detective y entonces se separó bruscamente, enrojeciendo visiblemente. Le dio un golpe al botón de renaudar y no dijeron nada hasta que salieron del ascensor.
- Siento haberte hecho sentir violenta, pero no reaccionabas – dijo Castle, cogiéndola del brazo. Beckett hizo un gesto de cabeza y le miró, esperando su respuesta todavía. El escritor levantó los brazos en señal de sumisión:
- Vale… Pero no te enfades. – La detective le miró, entre temerosa e impaciente – Es que… Es lo que te he dicho antes, que no escribo nada. Y recordar una y otra vez lo que pasó el viernes.
Beckett siguió concentrada, conduciendo, sin dejar ver como eso la alteraba en una forma que no sabría decir si agradable o desagradable.
- Estaba borracha, Castle. No tengas en cuenta lo del… - y se señaló el cuello cuando vio que no le salía la palabra. Castle tragó saliva al ver su cuello, descubierto por la trenza a un lado que se había hecho para el papeleo. Carraspeó y se centró en lo que decía:
- Lo sé… Pero… - suspiró, rindiéndose – Déjalo… Prometo centrarme en el caso – dijo mientras levantaba una mano y la otra la colocaba en su corazón. Eso arrancó una sonrisa a la detective pero se fue enseguida, dejándola a ella perdida en sus pensamientos, mordiéndose el labio.
- Siento lo del ascensor… No pensé en el significado que le sacarías – se disculpó Beckett, mirando fugazmente a Castle con una sonrisa pícara. Él se río y dijo:
- ¡Cualquier hombre en su sano juicio habría pensado eso! En serio, Beckett, te voy a obligar a venir en mono de esquiar porque provocas incendios a tu paso… - ella soltó una carcajada y trató de no sonrojarse.
Aparcó justo en la entrada, tiró el identificador en el salpicadero, para que no se llevara el coche la grúa, y entraron. Siguieron gastándose bromas y riéndose, como llevaban todo el fin de semana haciendo. Castle se negó a entrar en el ascensor y Beckett prometió portarse bien por lo que al final subieron juntos al 5º piso. Iban por el pasillo cuando Beckett vio la puerta que les interesaba entreabierta y las cintas policiales rotas. Se apartó la americana para tener mejor acceso a la pistola, dejando ver más de lo que debería con ese gesto a Castle. Apartó la vista rápidamente y alcanzó a ver la sombra de alguien esperando tras la puerta con una pistola. Como no le podía decir nada a Beckett porque se notaría, pensó que hacer; y entre el incidente de Beckett borracha, el ascensor, y ahora, no se le ocurrió nada mejor.
Giró a la detective y empujándola con su cuerpo hasta la pared del pasillo, atrapó sus labios en un beso intenso. Kate se sorprendió al principio, pero, al contrario de lo que pensaba Castle, le correspondió. Se olvidó de la pistola, cerró los ojos y perdió sus manos en el pelo del escritor, tirando de él para pegarle más y metiendo en juego a las lenguas. Castle no se hizo de rogar y respondió rápidamente, deshizo como pudo la trenza de Beckett y enredó sus manos en sus rizos. La besó apasionadamente, presionándola contra la pared. El deseo y la pasión les hizo perder el control y olvidarse de donde estaban. Castle puso una mano en el muslo de Beckett, levantándole la pierna hasta ponerla a la altura de su cintura, la acarició de vuelta y al llegar a la espalda de la detective, se apretó contra su cuerpo, perdidos sus labios en el cuello de Beckett. La detective gimió cuando el escritor besó y mordisqueó cada parte de su cuello, girando la cabeza para dejarle más piel al descubierto. La mano de su musa se coló entre la camisa de Castle, arañando su espalda, y la otra tiraba del cinturón para sentirle más y más cerca, quería sentirle tan cerca que no se supiese donde acababa uno y donde empezaba el otro. Sus respiraciones agitadas se mezclaban con los gemidos ahogados por los besos de ambos. El calor aumentó en ese pasillo, en ese momento ellos dos eran puro fuego. Donde sus pieles se rozaban se expandía una ola de calor, que le llegaba al otro y hacía que solo aumentase más su necesidad de sentirse y de arder juntos. No fueron conscientes de la sombra que se deslizaba, pistola en mano, hacia las escaleras; mirándoles divertido y huyendo rápidamente cuando las ansiosas manos de Castle encontraron el borde de la blusa de Beckett, dejando a la vista la placa. Se colaron por debajo, pasando a acariciar cada trozo de piel que encontraban por el camino. Beckett se estremeció por las suaves pero a la vez bruscas caricias de Castle, suspiró de placer al notarlas en su cintura, haciendo que toda la piel que tocaba quemara y la vez cosquilleara... La puerta de las escaleras de incendios hizo ruido al cerrarse tras el sospechoso, y ambos se sobresaltaron. Beckett empujó a Castle, separándose de él, y mirándole sorprendida y con los ojos oscurecidos de deseo.
- ¿¡Qué haces?! – medio gritó la detective. Eran una estampa curiosa: ambos con el pelo revuelto; las camisas mal colocadas, la de Beckett dejando ver su sujetador negro de encaje, la de Castle con algunos botones rotos; los labios rojos e hinchados por los besos y mordiscos; respirando agitadamente…
- ¿¡No le vistes?! – Respondió Castle en el mismo tono – Había un hombre detrás de la puerta con una pistola, esperándote. Esperándonos. No te podía decir nada – hacía gestos con las manos, como cuando se ponía nervioso.
- ¿¡Y no se te ocurre nada mejor que besarme?! – Beckett se colocó la blusa y se peinó el pelo. Pero seguía estando tremendamente sexy…
- ¡Lo siento! No sabía qué hacer, y aún tenía el calentón del ascensor… - vio la mirada furiosa de la detective, pero no podía quitarse de la mente los gemidos que la había oído soltar, ni esa marca que tenía en el cuello… - Vamos, no me niegues que no te ha gustado. Si no le habías visto pues bien dispuesta que estabas…
"Si las miradas matasen" pensó el escritor "Estaría más que muerto". Ella simplemente se giró, dándole la espalda y llamó a Esposito y Ryan:
- ¿Dónde estáis? – Ni hola ni nada, uf… Como le ponía cuando estaba enfadada… - Olvidaros de ir a ver a Lanie, tengo que ir yo. Nada de protestas Espo, lo siento. Échale la bronca a Castle. – Él escritor se quedó boquiabierto. Ella sonrió, sabiendo que le había descolocado. Tras decirles que fueran al piso del Sr. Fox y colgar, miró hacia Castle y mientras iba hacia la escalera de incendios le dijo:
- Castle, coge un taxi y vete a casa. No. – Le atajó cuando el escritor fue a protestar. Como vio que no funcionaba, puso cara de cachorrito enfadado. – ¿No pretenderás que te deje venir conmigo después de esto? Si sigues con el calentón puede que vuelvas a intentarlo.
- Como si te fueras a negar… - murmuró Castle. Beckett abrió la boca para replicar, pero se dijo que era mejor no hacerlo, no tenía nada que decir, era cierto. No se negaría, es más, llegaría a la siguiente base… Castle sonrió triunfal, al darse cuenta de ese detalle, y girando sobre sus talones, se metió en el ascensor.
Nada más llegar a su loft, se tiró en el sofá, cerrando los ojos para recordar todas y cada una de las sensaciones: las manos de Beckett en su espalda, sus besos, su juguetona lengua, sus mordiscos, los gemidos ahogados con más besos. Fue al baño y al quitarse la camisa vio unas ligeras marcas de los arañazos de Beckett, lo mejor es que ella sabía cómo hacerlos para que no dolieran sino te excitaran. Y de qué manera… Que forma de perder el control. Si no hubiera sido por el ruido de la puerta, a saber que habrían hecho.
Encendió su portátil, y mientras cargaba se sirvió un vaso de coñac. Se chascó los dedos, moviéndolos como si los calentara para escribir, y buscando el archivo que ponía "Deadly Heat" comenzó a escribir, como si todas las horas que se había pasado mirando el cursor parpadear, no hubieran existido. Escribió y escribió, y cuando levanto la vista del ordenador para hacer algo que no fuera servirse otro vaso o ir al baño, miró el reloj y vio que eran las once de la noche. Suspiró, satisfecho por fin, y desbloqueó el móvil. Ninguna noticia. Abrió el whatsapp y le envió un mensaje a Kate, que probablemente estaría con Lanie:
"Gracias por lo de esta tarde. Me has inspirado de muchas maneras, detective." Sonrió y soltó una carcajada cuando vio la respuesta:
"Pillamos al asesino. Gracias por lo de esta tarde. Iba tan flipado por nuestra imagen que lo atropelló un coche en la esquina. PD: No me hagas ir hasta allí y dispararte"
"¿Hubo acción en el arresto? PD: Tengo espacio en mi cama, ¿te unes?" preguntó Castle.
"Bastante. Casi me dispara. PD: Te lo estás buscando… (Carita enfadada)" La sonrisa se borró de la cara de Castle de golpe, y dejó paso a la preocupación.
"¿Estas bien? (carita preocupada) PD: ¿El qué? ¿Qué te unas? Las puertas de mi casa están abiertas." Respondió Castle, bromeando para no dejarse vencer por la preocupación.
"Yo sí. Por desgracia, un peatón no. Le dieron en el pecho, ahora mismo salgo de la UCI. Sobrevivirá." Aunque no la veía percibió la frustración que sentía Beckett.
"Lo siento por él, pero soy muy egoísta. No me gusta que le pase nada a la gente que me importa… Estará bien, Kate, no te preocupes. Dale un par de puñetazos al saco de boxeo con mi cara si quieres (guiño)"
"Lo sé, pero sabes que me hace sentir fracasada en mi labor… Gracias por la idea, lo pondré en práctica ahora mismo (guiño)" Notó la obvia omisión de la detective a la parte inicial de su respuesta, pero ya estaba acostumbrado así que lo dejó pasar.
"Dulces sueños detective. Pégale más por lo que te voy a decir, pero soñaré con lo que pasó esta tarde (corazón)"
"(Dibujo de pistola) Soy demasiado vaga para ir a tu casa, además, probablemente me ataques como esta tarde" Castle se empezó a reír por lo del emoticono de la pistola.
"Te encantó. Admítelo. Esos suspiros lo demostraban"
"¿Si lo admito me dejas en paz? Tu ganas, pues. Me gustó, no te niego que besas realmente bien. Ya está. No volverá a pasar así que guarda este mensaje." El escritor que quedó mirando por 10 minutos el móvil, totalmente sorprendido de que lo admitiera. El estar de nuevo en la UCI realmente la había afectado… Sacudió la cabeza, sonriendo, y tras capturar la pantalla para guardar esa conversación, se dio una ducha y se fue a la cama. Estaba a punto de dormirse cuando recibió un mensaje de Beckett. Desbloqueó el móvil y descargó la imagen: un saco de boxeo con una foto suya pegada, la foto algo machacada por los golpes y al lado una sudorosa pero sonriente Beckett, con el dedo pulgar levantado. Se estuvo riendo por largo rato hasta que el cansancio venció a la risa.
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No te niego que beses realmente bien…
Ya volvía a recurrir a la peonza para escribir. Cuando estaba con esa falta de inspiración se estresaba tanto que no podía parar quieto… Suspiró, sintiéndose impotente y desconcertado por esa repentina falta de inspiración. Ni que decir que le preocupaba que Beckett ya no le sirviera de musa, pero desechó esa idea de su mente rápidamente. "IMPOSIBLE" pensó, sacudiendo la cabeza.
Se puso una americana, y colocándose el pelo antes de salir, se dirigió a la comisaria en busca de una buena dosis de realidad y de café. Sonrió ante la idea de darle su café a Beckett, que lo recibiría con una amable sonrisa y un gracias dicho de todo corazón. Eso le dio que pensar, recordando los sucesos de ese extraño fin de semana. El arrepentimiento se mezclaba con la afirmación de que había hecho lo correcto al no acostarse con Beckett, pero la idea de haber tenido una oportunidad tan clara y haberla desaprovechado también le machacaba…
- ¡Hey, Castle! ¿Me escuchas? – Beckett chascó los dedos delante de la cara del escritor, que estaba perdido en sus pensamientos - Porque si preguntas y luego pasas de mí, pues no te pongo al día – comentó la detective, mirándole inquisitivamente.
- Perdona – dijo Castle, sacudiendo la cabeza – No sé qué me pasa últimamente… - Frunció el ceño, intentado recordar lo último a lo que había prestado atención de lo que Beckett le dijo – La victima es Martin Fox, ninguna relación con la cadena de televisión – añadió, cortando a Beckett, que ya se disponía a aclararlo. Ella sonrió y le hizo un gesto de que continuase – Encontrado en su casa, una suite del Upper East Side, con tres disparos en el pecho. La casa estaba revuelta pero no faltaba nada, según la limpiadora que fue quien le encontró… - el escritor miró a la detective para que continuara. Beckett se acercó a la pizarra y siguió, frunciendo el ceño al discurrir…
- Según Lanie la hora aproximada de la muerte fueron a las 2 a.m., nadie oyó nada así que probablemente entre en juego un silenciador. Viudo a los 34 años, cáncer – dijo al ver que Castle iba a preguntar. Él asintió y volvió a mirar la pizarra – sin pareja actual conocida ni sospechas de una. Cuando los de científica terminen con huellas podremos volver al apartamento a echar un vistazo.
Castle se sentó en su silla, y observó a Beckett en silencio, mientras ella hacía papeleo:
- Está bien, Castle. ¿Qué te pasa? – preguntó entre divertida y preocupada la detective. Castle enarcó las cejas, preguntándole con la mirada que a que venía eso – Una hora haciendo papeleo y no te has quejado, ni puesto a jugar con el móvil. ¿Te encuentras bien? ¿Estás enfermo? – inquirió la detective, tocándole la frente de broma.
Castle sonrió y negó con la cabeza:
- Supongo que son muchas cosas juntas. Me preocupa mi falta de inspiración…
- Ah, ¿sigues con ese problema? Bueno… - dijo Beckett mientras se acercaba a Castle sensualmente – Yo te puedo ayudar, ya sabes… - Al escritor casi se le caía la baba al verla tan cerca. Ella se empezó a reír y comentó:
- Esperaba que este fin de semana con tu musa te hubiera ayudado – Castle se encogió de hombros.
- Quizá necesite más tiempo. – sonrió pícaramente.
- ¡Ja! ¿Y volver a inundar mi piso por un cacho de carne en un horno? Ni de broma… - contestó Beckett. Castle hizo como un gesto de dolor por el comentario pero luego volvió a abstraerse en sus pensamientos. Su musa no dijo nada, pero estaba en verdad preocupada, algo le pasaba que no le contaba. Iba a preguntárselo más seriamente pero su móvil sonó:
- Beckett. - … – Aja, vale. Ahora mismo vamos a echarle un vistazo, estamos algo estancados. – Colgó y se giró hacia la mesa de Espo:
- La científica ya terminó chicos, Castle y yo vamos al piso. Vosotros ir a ver a Lanie – vio como a Esposito se le iluminaba la vista y sonrió.
Bajaron al garaje en silencio pero cuando iban por la mitad del camino, Beckett paró el ascensor. Castle puso cara de pánico y ella casi se ríe, pero se controló y, acorralándolo contra la pared, le pregunto:
- Ahora en serio, Castle. Me tienes preocupada. Algo te pasa pero no me lo quieres contar, ¿sabes que puedes confiar en mí, no? – dijo, con el dedo índice en su pecho, manteniéndolo quieto. Al escritor se le oscureció la mirada, con deseo y un poco de lascivia al fijarse en la situación.
- Detective, soy un hombre, ¿vale? Y con esta situación mi mente desvaría demasiado. Dos personas en un ascensor, un terriblemente atractivo hombre acorralado por una realmente sexy detective… Pod-Podemos hablarlo en el coche – se humedeció los labios y notó la mirada de Beckett fija en ellos. – En serio, Kate. Alguien está despertando… Y no te va a gustar.
Esas palabras se filtraron por la bruma que la tensión sexual había provocado en la detective y entonces se separó bruscamente, enrojeciendo visiblemente. Le dio un golpe al botón de renaudar y no dijeron nada hasta que salieron del ascensor.
- Siento haberte hecho sentir violenta, pero no reaccionabas – dijo Castle, cogiéndola del brazo. Beckett hizo un gesto de cabeza y le miró, esperando su respuesta todavía. El escritor levantó los brazos en señal de sumisión:
- Vale… Pero no te enfades. – La detective le miró, entre temerosa e impaciente – Es que… Es lo que te he dicho antes, que no escribo nada. Y recordar una y otra vez lo que pasó el viernes.
Beckett siguió concentrada, conduciendo, sin dejar ver como eso la alteraba en una forma que no sabría decir si agradable o desagradable.
- Estaba borracha, Castle. No tengas en cuenta lo del… - y se señaló el cuello cuando vio que no le salía la palabra. Castle tragó saliva al ver su cuello, descubierto por la trenza a un lado que se había hecho para el papeleo. Carraspeó y se centró en lo que decía:
- Lo sé… Pero… - suspiró, rindiéndose – Déjalo… Prometo centrarme en el caso – dijo mientras levantaba una mano y la otra la colocaba en su corazón. Eso arrancó una sonrisa a la detective pero se fue enseguida, dejándola a ella perdida en sus pensamientos, mordiéndose el labio.
- Siento lo del ascensor… No pensé en el significado que le sacarías – se disculpó Beckett, mirando fugazmente a Castle con una sonrisa pícara. Él se río y dijo:
- ¡Cualquier hombre en su sano juicio habría pensado eso! En serio, Beckett, te voy a obligar a venir en mono de esquiar porque provocas incendios a tu paso… - ella soltó una carcajada y trató de no sonrojarse.
Aparcó justo en la entrada, tiró el identificador en el salpicadero, para que no se llevara el coche la grúa, y entraron. Siguieron gastándose bromas y riéndose, como llevaban todo el fin de semana haciendo. Castle se negó a entrar en el ascensor y Beckett prometió portarse bien por lo que al final subieron juntos al 5º piso. Iban por el pasillo cuando Beckett vio la puerta que les interesaba entreabierta y las cintas policiales rotas. Se apartó la americana para tener mejor acceso a la pistola, dejando ver más de lo que debería con ese gesto a Castle. Apartó la vista rápidamente y alcanzó a ver la sombra de alguien esperando tras la puerta con una pistola. Como no le podía decir nada a Beckett porque se notaría, pensó que hacer; y entre el incidente de Beckett borracha, el ascensor, y ahora, no se le ocurrió nada mejor.
Giró a la detective y empujándola con su cuerpo hasta la pared del pasillo, atrapó sus labios en un beso intenso. Kate se sorprendió al principio, pero, al contrario de lo que pensaba Castle, le correspondió. Se olvidó de la pistola, cerró los ojos y perdió sus manos en el pelo del escritor, tirando de él para pegarle más y metiendo en juego a las lenguas. Castle no se hizo de rogar y respondió rápidamente, deshizo como pudo la trenza de Beckett y enredó sus manos en sus rizos. La besó apasionadamente, presionándola contra la pared. El deseo y la pasión les hizo perder el control y olvidarse de donde estaban. Castle puso una mano en el muslo de Beckett, levantándole la pierna hasta ponerla a la altura de su cintura, la acarició de vuelta y al llegar a la espalda de la detective, se apretó contra su cuerpo, perdidos sus labios en el cuello de Beckett. La detective gimió cuando el escritor besó y mordisqueó cada parte de su cuello, girando la cabeza para dejarle más piel al descubierto. La mano de su musa se coló entre la camisa de Castle, arañando su espalda, y la otra tiraba del cinturón para sentirle más y más cerca, quería sentirle tan cerca que no se supiese donde acababa uno y donde empezaba el otro. Sus respiraciones agitadas se mezclaban con los gemidos ahogados por los besos de ambos. El calor aumentó en ese pasillo, en ese momento ellos dos eran puro fuego. Donde sus pieles se rozaban se expandía una ola de calor, que le llegaba al otro y hacía que solo aumentase más su necesidad de sentirse y de arder juntos. No fueron conscientes de la sombra que se deslizaba, pistola en mano, hacia las escaleras; mirándoles divertido y huyendo rápidamente cuando las ansiosas manos de Castle encontraron el borde de la blusa de Beckett, dejando a la vista la placa. Se colaron por debajo, pasando a acariciar cada trozo de piel que encontraban por el camino. Beckett se estremeció por las suaves pero a la vez bruscas caricias de Castle, suspiró de placer al notarlas en su cintura, haciendo que toda la piel que tocaba quemara y la vez cosquilleara... La puerta de las escaleras de incendios hizo ruido al cerrarse tras el sospechoso, y ambos se sobresaltaron. Beckett empujó a Castle, separándose de él, y mirándole sorprendida y con los ojos oscurecidos de deseo.
- ¿¡Qué haces?! – medio gritó la detective. Eran una estampa curiosa: ambos con el pelo revuelto; las camisas mal colocadas, la de Beckett dejando ver su sujetador negro de encaje, la de Castle con algunos botones rotos; los labios rojos e hinchados por los besos y mordiscos; respirando agitadamente…
- ¿¡No le vistes?! – Respondió Castle en el mismo tono – Había un hombre detrás de la puerta con una pistola, esperándote. Esperándonos. No te podía decir nada – hacía gestos con las manos, como cuando se ponía nervioso.
- ¿¡Y no se te ocurre nada mejor que besarme?! – Beckett se colocó la blusa y se peinó el pelo. Pero seguía estando tremendamente sexy…
- ¡Lo siento! No sabía qué hacer, y aún tenía el calentón del ascensor… - vio la mirada furiosa de la detective, pero no podía quitarse de la mente los gemidos que la había oído soltar, ni esa marca que tenía en el cuello… - Vamos, no me niegues que no te ha gustado. Si no le habías visto pues bien dispuesta que estabas…
"Si las miradas matasen" pensó el escritor "Estaría más que muerto". Ella simplemente se giró, dándole la espalda y llamó a Esposito y Ryan:
- ¿Dónde estáis? – Ni hola ni nada, uf… Como le ponía cuando estaba enfadada… - Olvidaros de ir a ver a Lanie, tengo que ir yo. Nada de protestas Espo, lo siento. Échale la bronca a Castle. – Él escritor se quedó boquiabierto. Ella sonrió, sabiendo que le había descolocado. Tras decirles que fueran al piso del Sr. Fox y colgar, miró hacia Castle y mientras iba hacia la escalera de incendios le dijo:
- Castle, coge un taxi y vete a casa. No. – Le atajó cuando el escritor fue a protestar. Como vio que no funcionaba, puso cara de cachorrito enfadado. – ¿No pretenderás que te deje venir conmigo después de esto? Si sigues con el calentón puede que vuelvas a intentarlo.
- Como si te fueras a negar… - murmuró Castle. Beckett abrió la boca para replicar, pero se dijo que era mejor no hacerlo, no tenía nada que decir, era cierto. No se negaría, es más, llegaría a la siguiente base… Castle sonrió triunfal, al darse cuenta de ese detalle, y girando sobre sus talones, se metió en el ascensor.
Nada más llegar a su loft, se tiró en el sofá, cerrando los ojos para recordar todas y cada una de las sensaciones: las manos de Beckett en su espalda, sus besos, su juguetona lengua, sus mordiscos, los gemidos ahogados con más besos. Fue al baño y al quitarse la camisa vio unas ligeras marcas de los arañazos de Beckett, lo mejor es que ella sabía cómo hacerlos para que no dolieran sino te excitaran. Y de qué manera… Que forma de perder el control. Si no hubiera sido por el ruido de la puerta, a saber que habrían hecho.
Encendió su portátil, y mientras cargaba se sirvió un vaso de coñac. Se chascó los dedos, moviéndolos como si los calentara para escribir, y buscando el archivo que ponía "Deadly Heat" comenzó a escribir, como si todas las horas que se había pasado mirando el cursor parpadear, no hubieran existido. Escribió y escribió, y cuando levanto la vista del ordenador para hacer algo que no fuera servirse otro vaso o ir al baño, miró el reloj y vio que eran las once de la noche. Suspiró, satisfecho por fin, y desbloqueó el móvil. Ninguna noticia. Abrió el whatsapp y le envió un mensaje a Kate, que probablemente estaría con Lanie:
"Gracias por lo de esta tarde. Me has inspirado de muchas maneras, detective." Sonrió y soltó una carcajada cuando vio la respuesta:
"Pillamos al asesino. Gracias por lo de esta tarde. Iba tan flipado por nuestra imagen que lo atropelló un coche en la esquina. PD: No me hagas ir hasta allí y dispararte"
"¿Hubo acción en el arresto? PD: Tengo espacio en mi cama, ¿te unes?" preguntó Castle.
"Bastante. Casi me dispara. PD: Te lo estás buscando… (Carita enfadada)" La sonrisa se borró de la cara de Castle de golpe, y dejó paso a la preocupación.
"¿Estas bien? (carita preocupada) PD: ¿El qué? ¿Qué te unas? Las puertas de mi casa están abiertas." Respondió Castle, bromeando para no dejarse vencer por la preocupación.
"Yo sí. Por desgracia, un peatón no. Le dieron en el pecho, ahora mismo salgo de la UCI. Sobrevivirá." Aunque no la veía percibió la frustración que sentía Beckett.
"Lo siento por él, pero soy muy egoísta. No me gusta que le pase nada a la gente que me importa… Estará bien, Kate, no te preocupes. Dale un par de puñetazos al saco de boxeo con mi cara si quieres (guiño)"
"Lo sé, pero sabes que me hace sentir fracasada en mi labor… Gracias por la idea, lo pondré en práctica ahora mismo (guiño)" Notó la obvia omisión de la detective a la parte inicial de su respuesta, pero ya estaba acostumbrado así que lo dejó pasar.
"Dulces sueños detective. Pégale más por lo que te voy a decir, pero soñaré con lo que pasó esta tarde (corazón)"
"(Dibujo de pistola) Soy demasiado vaga para ir a tu casa, además, probablemente me ataques como esta tarde" Castle se empezó a reír por lo del emoticono de la pistola.
"Te encantó. Admítelo. Esos suspiros lo demostraban"
"¿Si lo admito me dejas en paz? Tu ganas, pues. Me gustó, no te niego que besas realmente bien. Ya está. No volverá a pasar así que guarda este mensaje." El escritor que quedó mirando por 10 minutos el móvil, totalmente sorprendido de que lo admitiera. El estar de nuevo en la UCI realmente la había afectado… Sacudió la cabeza, sonriendo, y tras capturar la pantalla para guardar esa conversación, se dio una ducha y se fue a la cama. Estaba a punto de dormirse cuando recibió un mensaje de Beckett. Desbloqueó el móvil y descargó la imagen: un saco de boxeo con una foto suya pegada, la foto algo machacada por los golpes y al lado una sudorosa pero sonriente Beckett, con el dedo pulgar levantado. Se estuvo riendo por largo rato hasta que el cansancio venció a la risa.
Re: Oportunidades perdidas...
muy bueno
me gusto
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chelcas- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
Pues me parece que no esta nada mal. Sigueeee.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
geniql !! sigue pronto
RcKb- As del póker
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Re: Oportunidades perdidas...
Sé que dije que después vendría el momento de fragilidad de Beckett, pero ese cerraría el fanfic y es bastante divertido escribirlo. Así que lo explotaré un poco más, buscando más situaciones donde pongan a prueba los límites de esa tensión sexual tan suya ¡Decirme que os parece!
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Beckett entró en el ascensor con la caja del caso cerrado del Sr. Fox en las manos, camino del sótano donde estaban los archivos. La apoyó en una de sus rodillas mientras se apartaba el pelo de la cara y suspiraba. El día se le estaba haciendo eterno sin caso por delante y sin la agradable, aunque a veces irritante, compañía de Castle. “Tú le mandaste a casa…” sonó una vocecita repelente en su cabeza. Frunció el ceño, estableciendo una disputa mental… “¿Y qué iba a hacer sino? Perdí totalmente el control” “Por un momento que te dejaste llevar y disfrutaste como una condenada, ¿Por qué te torturas?” “Ya lo hablé con él anoche. Después de lo que dije me dará la brasa para siempre” “Mira que eres tonta. ADORAS que te dé la tabarra… ¿Debo recordarte como suspirabas?” “¡Calla! Pareces Castle ya.” “Demasiadas horas juntos…” “¡Ves! Me acabas de dar la razón.” Se abrieron las puertas con un “plin” y se dio cuenta de que automáticamente había guardado el archivo y había vuelto al piso de homicidios. Se sentó en el borde de su mesa, suspirando mientras miraba la pizarra vacía.
- Yo, Beckett… - se interrumpió al fijarse mejor en la detective - ¿Estás bien? – preguntó Esposito preocupado.
- Si, si… Solo cansada, demasiadas cosas juntas ayer. – Hizo un gesto despreocupado con la mano. Espo asintió y le dijo que había habido un asesinato.
- Vale. Ir Ryan y tú de momento, yo iré un poco más tarde. Tengo que terminar unas cosas.
Les vio dirigirse al ascensor, comentando por lo bajo. Kate sonrió y se iba a sentar cuando notó una mano en su brazo. Se giró, sobresaltada:
- Hey, te veo algo nerviosa – sonrió Castle, tendiéndole su café.
- Gracias – murmuró Beckett, sentándose en su silla, dando un largo trago. – No dormí bien anoche – explicó ante la atenta mirada de Castle. El escritor sonrió de esa manera que en solo él podía hacerlo.
- Me echabas de menos… Después del calentón del pasillo necesitabas algo más de acción. Los sacos de boxeo ya no son un buen sustituto mío.
Beckett miró a su alrededor, alarmada. Sin decir nada, medio arrastró a Castle hacia la sala de la máquina de café, haciendo caso omiso a sus protestas de que el traje era de marca. Cerró la puerta quizá demasiado bruscamente, y empujó a Castle contra la barra, haciendo que se clavara los mangos de la cafetera en la espalda.
- No vuelvas a decir ni una sola palabra de nuestro… incidente aquí. ¿Queda claro? Gates pensaría lo que no es y tendríamos serios problemas. – Fue dando golpecitos en el pecho de Castle con un dedo mientras hablaba, remarcando las palabras clave. Volvían a estar en una situación incómoda y excitante a la vez. La detective se había acercado mucho a Castle al remarcar cada palabra con un golpecito por lo que sus cuerpos estaban totalmente pegados. El escritor levantó las manos, en señal de renuncia, mientras tragaba saliva notablemente. Beckett asintió, apartó la vista de los ojos de Castle, para caer en sus labios y al final apartarse de él rápidamente, apoyándose en el respaldo de una silla, ya más calmada. Carraspeó y cambió de tema.
- Ha habido un asesinato, todo parece problemas de bandas. Simple y sencillo. ¿Vas a venir conmigo en busca de más inspiración… -hizo caso omiso a la ceja levantada de Castle y a su cara sugerente – o te vuelves a escribir como loco?
- Me voy contigo, ¡a saber qué clase de inspiración me proporcionas esta vez!… Estoy algo atascado con una escena subida de tono entre Nikki y Rook, no sé si poner… - paró de hablar cuando chocó contra la detective, que le estaba mirando con cara asesina.
- Te recuerdo que voy armada, chico escritor. – Castle dejó de sonreír y vocalizó un silencioso “lo siento”. En cuanto Beckett se dio la vuelta, puso cara de “como estamos hoy...” y la siguió.
Habían hablado con Ryan y Esposito y les habían confirmado que la escena del crimen estaba cubierta por los de científica y que no iban a sacar nada en claro de allí, así que hicieron un leve cambio de dirección y se dirigieron al piso de la víctima. Beckett dejó conducir a Castle, señal de que algo iba realmente mal con la detective. El escritor se mantuvo callado todo el camino, sin hablar más que para responder a sus preguntas. Kate lo agradeció mentalmente, estaba agotada. La verdad es que la noche anterior había vuelto a tener pesadillas con su disparo, así que el sueño se había reducido a 2 horas escasas…
Entraron en el pequeño ascensor comentando detalles del caso, de la muerte de la víctima, cosas simples. En cuanto Beckett dio al botón del piso 3, Castle se giró hacia ella, y seriamente preguntó:
- ¿Estás bien, Kate? No tienes buena cara, quizá estés pillando algo… - entrelazó las manos para luchar con las ganas de tocarla. Ella le sonrío, cansada y le quitó importancia al asunto:
- Ya te dije que no dormí bien… La visita a la UCI trajo recuerdos indeseados.
- ¿Empiezas a recordar lo que pasó el día del cementerio? – Beckett se estremeció ligeramente, y eso que hacía bastante calor. Lo que dijo a continuación se le clavó profundamente, enviando punzadas de dolor a su corazón, al ver en los ojos de Castle extinguirse poco a poco la esperanza de que algún día recordase lo que la había confesado:
- No. Sigue todo… - carraspeó y evitó la mirada del escritor – Sigue todo negro. – Afirmó con la cabeza, auto convenciéndose que era lo mejor en esos momentos. Aunque doliera muchísimo mentirle de esa manera. Castle la miró con detenimiento, analizando las palabras. Terminó por asentir, pero sin dejar de mirarla intensamente.
Beckett comenzó a sentirse inquieta, cada vez que le miraba los recuerdos de ese tórrido beso llenaban su mente, impidiéndola pensar con claridad. La tensión sexual que normalmente tenía a raya, hoy parecía que estaba revolucionada… De repente el ascensor dio un brinco y se paró de golpe:
- ¿Qué problema tienes con los ascensores, Beckett? ¿Es algún instinto morboso que te supera en espacios pequeños? Porque no tiene gracia… - dejó de hablar cuando vio la cara de confusión de la detective. – No. No, no, no, no. Tiene que ser una broma. Déjalo ya. Te aviso que soy algo claustrofóbico con los ascensores…
- Yo no he hecho nada, Castle. Es un ascensor viejo, se habrá parado. Tranquilízate que llamo a emergencias y nos sacan en seguida, ser policía tiene ventajas – dijo mientras guiñaba un ojo y hacia malabares para sacar de su apretado pantalón el móvil. Masculló algo al hacerse daño en un dedo, y cuando lo sacó al fin, vio que no había cobertura.
- Prueba tú. No tengo cobertura – volvió a meterse el móvil en el bolsillo. Castle se palpó los bolsillos, tuvo un momento de pánico al no encontrarlo pero se le pasó. Lo sacó y le mostró a Kate la pantalla en negro.
- ¡No lo entiendo! ¡Lo cargué esta mañana! ¿¡Cómo puede ser?!
- ¿Jugaste al Angry Birds? – la cara de Castle cambió de enfado y confusión, a comprensión y al final rabia.
- Mierda. En el taxi… - se dio un golpe en la frente, maldiciéndose por ser tan estúpido.
- Vale, tranquilo, debería haber algún botón para llamar a los téc… - Se calló. Lo había encontrado, y estaba roto. Cambió de estrategia, lo último que necesitaba ahora era un ataque de ansiedad – Eso no nos sirve. Quizá si gritamos algún vecino nos oiga.
Gritaron y golpearon las puertas durante 5 minutos. El calor no paraba de aumentar en ese reducido espacio. Castle sudaba notablemente, las americanas había rato que estaban tiradas en el suelo. El escritor se escurrió por la pared hasta que se quedó sentado en el suelo y apoyó la cabeza en las manos, desesperado:
- Déjalo, Beckett. Es inútil. Te vas a quedar afónica y no habrás conseguido nada… Que patético, ya imagino los titulares… - hizo un gesto como de señalar algo en el aire mientras decía: “El famoso escritor Richard Castle y su musa, la detective Beckett, muertos en un ascensor por falta de oxígeno”.
- Castle. Tienen rejillas de ventilación, aire no nos falta. – apuntó Beckett, señalando al techo. El escritor suspiró, aliviado, pero en seguida encontró otra muerte.
- Pues se descuelga el ascensor y mueren aplastados. – sacudió la cabeza. Se abanicó con las manos y se desabrochó algunos botones. Al sentir la mirada de Beckett fija en él, preguntó:
- ¿Te molesta? Me estoy asando. – Kate hizo un gesto negativo con la cabeza y él siguió desabrochándose la camisa, dejando ver su pecho. La detective apartó la mirada al sentir otra vez ese magnetismo tirando de ella hacia él. Se puso en la esquina más alejada y se desabrochó también algunos botones de su blusa.
- Si te la quieres quitar, por mí no hay ningún problema – comentó el escritor, con la vista clavada en el trozo de piel al descubierto. Sonrió de lado, inocentemente.
- ¿Tú te crees que nací ayer? Quizá me violes o algo así… No, gracias. – bromeó la detective. Castle se río:
- Perdone, detective, pero cito textualmente… “No te niego que beses realmente bien.” Yo eso lo veo como una disposición a ser otra vez deleitada con este hombre tan atractivo.
Beckett soltó una carcajada, y mientras se abanicaba en busca de aire fresco, replicó:
- Yo eso lo veo como una forma de que me dejaras en paz para poder machacarme en el gimnasio. – Como no encontraba aire, se desabrochó más la blusa, dejando ver un poco de su sujetador. Esta vez de encaje rojo. Llamativo… Notó la mirada de Castle fija en lo que estaba haciendo pero pasó de él. Se recogió el pelo en un moño bien alto, donde no la estorbara, y se separó un poco de la esquina.
Presionó varias veces el botón del piso 3, pero no ocurrió nada. Castle se había tumbado en el suelo, buscando algo fresco, y ahora ocupaba todo el ascensor. Beckett le sorteó para situarse debajo de las rejillas del techo, calculando si cabría o no por ellas. Desechó la idea, estaba delgada pero no tanto… Se giró para decirle a Castle que se moviera y la ayudara con las puertas, pero tropezó con una de las piernas del escritor, que estaba espatarrado en el suelo. Perdió el equilibrio y cayó encima de él. Se oyó el quejido de Castle, seguido de un gruñido de Beckett.
- ¿No puedes estar como las personas normales, Castle? ¿Te gusta besar el suelo de los ascensores o qué? – colocó ambas manos a los lados del cuerpo de escritor, que respondió con voz ahogada por el golpe:
- No te disculpes, guapa. Estoy bien. No me he roto 4 costillas y el esternón, nooooo…
- Oye, que no estoy tan gorda. – consiguió incorporarse sobre sus manos, separando así su cara del pecho descubierto de Castle, una gran tentación. Pero se encontró con otra peor: sus labios muy cerca…
En ese momento fue realmente consciente de cómo estaban. Castle debajo de ella, con sus manos en su cintura; Beckett con una pierna de Castle entre las suyas; sus caras muy cerca; los brazos de Beckett extendidos, levantándola… En la caída la camisa de Castle se había abierto, dejando su pecho al descubierto; y la blusa de Beckett se había subido, dejando un trozo de su cintura al aire. Y el magnetismo, el calor, y su característica tensión sexual estaban muy presentes en ese momento…
Sus labios se sintieron atraídos, y sus dueños se dejaron llevar por el momento. Acortaron distancias lentamente y cuando estaban a punto de besarse se oyó un grito:
- ¿¡Hay alguien ahí?! ¡Somos los bomberos!
Se oyeron sendos suspiros de frustración y Beckett gritó, todavía sin moverse:
- ¡SÍ! ¡Soy la detective de homicidios Kate Beckett, mi compañero y yo nos hemos quedado atrapados!
- ¡Ahora mismo les sacamos! – dijo la voz amortiguada. Beckett frunció el ceño y se mordió el labio. Entonces, lentamente, se levantó de encima de Castle y se colocó la ropa. Castle tardó un poco más y mascullando algo que sonó como a “…a buenas horas” y “…que oportunos”, imitó a la detective, abrochándose la camisa.
Beckett contuvo una sonrisa cuando vio que el escritor salía corriendo del ascensor y se arrodillaba, dándole las gracias a los bomberos. Uno de ellos, un joven bastante mono, le dio un codazo y guiñándole un ojo susurró:
- Con esa pedazo compañía yo no estaría tan contento de haber salido de ahí, hombre… ¿Tú te has fijado bien en ella? – Beckett pasó de largo y sacando el móvil con las mismas dificultades que antes, llamó a Esposito y Ryan. Aun así pudo oír la respuesta de Castle:
- Llevo 4 años fijándome, chaval… Pero las cosas no son como parecen. – El joven bombero lo interpretó como que tenía vía libre y acercándose un poco más a Castle preguntó:
- Entonces… ¿Me das su número de móvil? Yo sí que aprovechare cualquier momento a solas con ese cuerpo de dinamita. – La detective, curiosa, miró por el rabillo de ojo.
Castle tenía cara de enfado y antipatía. El joven bombero ya no le caía bien…
- ¿No tienes que salvar a algún gatito de un árbol? – respondió, todo borde. El bombero pilló la indirecta y se marchó de allí rápidamente. Intentando no reírse y viendo que no contestaban, colgó y le preguntó a Castle, haciéndose la ignorante:
- ¿Qué le pasa a tu amiguito el bombero? – dijo, mientras le señalaba con la cabeza. Castle puso cara de desagrado y se limitó a decir:
- Digamos que tiene una emergencia y que es un indecente… - Kate sacudió la cabeza, fingiendo decepción:
- Vaya… Y yo que le había echado el ojo… - y riéndose de la expresión de Castle fue hacia el coche, olvidando la visita al apartamento de la víctima.
- ¡Podría ser tu hijo! – dijo Castle, horrorizado.
- ¡Alaaaa! ¿Y qué más? ¡Ya de paso mi nieto! – El escritor se río - ¿Vienes o no?
Castle fue corriendo hacia ella, y se puso a su lado, recibiendo un ligero empujón en el hombro por parte de Beckett. Se metieron en el coche bromeando y riéndose, bajo la atenta y envidiosa mirada del joven bombero.
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¿Es algún instinto morboso que te supera en espacios pequeños?
Beckett entró en el ascensor con la caja del caso cerrado del Sr. Fox en las manos, camino del sótano donde estaban los archivos. La apoyó en una de sus rodillas mientras se apartaba el pelo de la cara y suspiraba. El día se le estaba haciendo eterno sin caso por delante y sin la agradable, aunque a veces irritante, compañía de Castle. “Tú le mandaste a casa…” sonó una vocecita repelente en su cabeza. Frunció el ceño, estableciendo una disputa mental… “¿Y qué iba a hacer sino? Perdí totalmente el control” “Por un momento que te dejaste llevar y disfrutaste como una condenada, ¿Por qué te torturas?” “Ya lo hablé con él anoche. Después de lo que dije me dará la brasa para siempre” “Mira que eres tonta. ADORAS que te dé la tabarra… ¿Debo recordarte como suspirabas?” “¡Calla! Pareces Castle ya.” “Demasiadas horas juntos…” “¡Ves! Me acabas de dar la razón.” Se abrieron las puertas con un “plin” y se dio cuenta de que automáticamente había guardado el archivo y había vuelto al piso de homicidios. Se sentó en el borde de su mesa, suspirando mientras miraba la pizarra vacía.
- Yo, Beckett… - se interrumpió al fijarse mejor en la detective - ¿Estás bien? – preguntó Esposito preocupado.
- Si, si… Solo cansada, demasiadas cosas juntas ayer. – Hizo un gesto despreocupado con la mano. Espo asintió y le dijo que había habido un asesinato.
- Vale. Ir Ryan y tú de momento, yo iré un poco más tarde. Tengo que terminar unas cosas.
Les vio dirigirse al ascensor, comentando por lo bajo. Kate sonrió y se iba a sentar cuando notó una mano en su brazo. Se giró, sobresaltada:
- Hey, te veo algo nerviosa – sonrió Castle, tendiéndole su café.
- Gracias – murmuró Beckett, sentándose en su silla, dando un largo trago. – No dormí bien anoche – explicó ante la atenta mirada de Castle. El escritor sonrió de esa manera que en solo él podía hacerlo.
- Me echabas de menos… Después del calentón del pasillo necesitabas algo más de acción. Los sacos de boxeo ya no son un buen sustituto mío.
Beckett miró a su alrededor, alarmada. Sin decir nada, medio arrastró a Castle hacia la sala de la máquina de café, haciendo caso omiso a sus protestas de que el traje era de marca. Cerró la puerta quizá demasiado bruscamente, y empujó a Castle contra la barra, haciendo que se clavara los mangos de la cafetera en la espalda.
- No vuelvas a decir ni una sola palabra de nuestro… incidente aquí. ¿Queda claro? Gates pensaría lo que no es y tendríamos serios problemas. – Fue dando golpecitos en el pecho de Castle con un dedo mientras hablaba, remarcando las palabras clave. Volvían a estar en una situación incómoda y excitante a la vez. La detective se había acercado mucho a Castle al remarcar cada palabra con un golpecito por lo que sus cuerpos estaban totalmente pegados. El escritor levantó las manos, en señal de renuncia, mientras tragaba saliva notablemente. Beckett asintió, apartó la vista de los ojos de Castle, para caer en sus labios y al final apartarse de él rápidamente, apoyándose en el respaldo de una silla, ya más calmada. Carraspeó y cambió de tema.
- Ha habido un asesinato, todo parece problemas de bandas. Simple y sencillo. ¿Vas a venir conmigo en busca de más inspiración… -hizo caso omiso a la ceja levantada de Castle y a su cara sugerente – o te vuelves a escribir como loco?
- Me voy contigo, ¡a saber qué clase de inspiración me proporcionas esta vez!… Estoy algo atascado con una escena subida de tono entre Nikki y Rook, no sé si poner… - paró de hablar cuando chocó contra la detective, que le estaba mirando con cara asesina.
- Te recuerdo que voy armada, chico escritor. – Castle dejó de sonreír y vocalizó un silencioso “lo siento”. En cuanto Beckett se dio la vuelta, puso cara de “como estamos hoy...” y la siguió.
Habían hablado con Ryan y Esposito y les habían confirmado que la escena del crimen estaba cubierta por los de científica y que no iban a sacar nada en claro de allí, así que hicieron un leve cambio de dirección y se dirigieron al piso de la víctima. Beckett dejó conducir a Castle, señal de que algo iba realmente mal con la detective. El escritor se mantuvo callado todo el camino, sin hablar más que para responder a sus preguntas. Kate lo agradeció mentalmente, estaba agotada. La verdad es que la noche anterior había vuelto a tener pesadillas con su disparo, así que el sueño se había reducido a 2 horas escasas…
Entraron en el pequeño ascensor comentando detalles del caso, de la muerte de la víctima, cosas simples. En cuanto Beckett dio al botón del piso 3, Castle se giró hacia ella, y seriamente preguntó:
- ¿Estás bien, Kate? No tienes buena cara, quizá estés pillando algo… - entrelazó las manos para luchar con las ganas de tocarla. Ella le sonrío, cansada y le quitó importancia al asunto:
- Ya te dije que no dormí bien… La visita a la UCI trajo recuerdos indeseados.
- ¿Empiezas a recordar lo que pasó el día del cementerio? – Beckett se estremeció ligeramente, y eso que hacía bastante calor. Lo que dijo a continuación se le clavó profundamente, enviando punzadas de dolor a su corazón, al ver en los ojos de Castle extinguirse poco a poco la esperanza de que algún día recordase lo que la había confesado:
- No. Sigue todo… - carraspeó y evitó la mirada del escritor – Sigue todo negro. – Afirmó con la cabeza, auto convenciéndose que era lo mejor en esos momentos. Aunque doliera muchísimo mentirle de esa manera. Castle la miró con detenimiento, analizando las palabras. Terminó por asentir, pero sin dejar de mirarla intensamente.
Beckett comenzó a sentirse inquieta, cada vez que le miraba los recuerdos de ese tórrido beso llenaban su mente, impidiéndola pensar con claridad. La tensión sexual que normalmente tenía a raya, hoy parecía que estaba revolucionada… De repente el ascensor dio un brinco y se paró de golpe:
- ¿Qué problema tienes con los ascensores, Beckett? ¿Es algún instinto morboso que te supera en espacios pequeños? Porque no tiene gracia… - dejó de hablar cuando vio la cara de confusión de la detective. – No. No, no, no, no. Tiene que ser una broma. Déjalo ya. Te aviso que soy algo claustrofóbico con los ascensores…
- Yo no he hecho nada, Castle. Es un ascensor viejo, se habrá parado. Tranquilízate que llamo a emergencias y nos sacan en seguida, ser policía tiene ventajas – dijo mientras guiñaba un ojo y hacia malabares para sacar de su apretado pantalón el móvil. Masculló algo al hacerse daño en un dedo, y cuando lo sacó al fin, vio que no había cobertura.
- Prueba tú. No tengo cobertura – volvió a meterse el móvil en el bolsillo. Castle se palpó los bolsillos, tuvo un momento de pánico al no encontrarlo pero se le pasó. Lo sacó y le mostró a Kate la pantalla en negro.
- ¡No lo entiendo! ¡Lo cargué esta mañana! ¿¡Cómo puede ser?!
- ¿Jugaste al Angry Birds? – la cara de Castle cambió de enfado y confusión, a comprensión y al final rabia.
- Mierda. En el taxi… - se dio un golpe en la frente, maldiciéndose por ser tan estúpido.
- Vale, tranquilo, debería haber algún botón para llamar a los téc… - Se calló. Lo había encontrado, y estaba roto. Cambió de estrategia, lo último que necesitaba ahora era un ataque de ansiedad – Eso no nos sirve. Quizá si gritamos algún vecino nos oiga.
Gritaron y golpearon las puertas durante 5 minutos. El calor no paraba de aumentar en ese reducido espacio. Castle sudaba notablemente, las americanas había rato que estaban tiradas en el suelo. El escritor se escurrió por la pared hasta que se quedó sentado en el suelo y apoyó la cabeza en las manos, desesperado:
- Déjalo, Beckett. Es inútil. Te vas a quedar afónica y no habrás conseguido nada… Que patético, ya imagino los titulares… - hizo un gesto como de señalar algo en el aire mientras decía: “El famoso escritor Richard Castle y su musa, la detective Beckett, muertos en un ascensor por falta de oxígeno”.
- Castle. Tienen rejillas de ventilación, aire no nos falta. – apuntó Beckett, señalando al techo. El escritor suspiró, aliviado, pero en seguida encontró otra muerte.
- Pues se descuelga el ascensor y mueren aplastados. – sacudió la cabeza. Se abanicó con las manos y se desabrochó algunos botones. Al sentir la mirada de Beckett fija en él, preguntó:
- ¿Te molesta? Me estoy asando. – Kate hizo un gesto negativo con la cabeza y él siguió desabrochándose la camisa, dejando ver su pecho. La detective apartó la mirada al sentir otra vez ese magnetismo tirando de ella hacia él. Se puso en la esquina más alejada y se desabrochó también algunos botones de su blusa.
- Si te la quieres quitar, por mí no hay ningún problema – comentó el escritor, con la vista clavada en el trozo de piel al descubierto. Sonrió de lado, inocentemente.
- ¿Tú te crees que nací ayer? Quizá me violes o algo así… No, gracias. – bromeó la detective. Castle se río:
- Perdone, detective, pero cito textualmente… “No te niego que beses realmente bien.” Yo eso lo veo como una disposición a ser otra vez deleitada con este hombre tan atractivo.
Beckett soltó una carcajada, y mientras se abanicaba en busca de aire fresco, replicó:
- Yo eso lo veo como una forma de que me dejaras en paz para poder machacarme en el gimnasio. – Como no encontraba aire, se desabrochó más la blusa, dejando ver un poco de su sujetador. Esta vez de encaje rojo. Llamativo… Notó la mirada de Castle fija en lo que estaba haciendo pero pasó de él. Se recogió el pelo en un moño bien alto, donde no la estorbara, y se separó un poco de la esquina.
Presionó varias veces el botón del piso 3, pero no ocurrió nada. Castle se había tumbado en el suelo, buscando algo fresco, y ahora ocupaba todo el ascensor. Beckett le sorteó para situarse debajo de las rejillas del techo, calculando si cabría o no por ellas. Desechó la idea, estaba delgada pero no tanto… Se giró para decirle a Castle que se moviera y la ayudara con las puertas, pero tropezó con una de las piernas del escritor, que estaba espatarrado en el suelo. Perdió el equilibrio y cayó encima de él. Se oyó el quejido de Castle, seguido de un gruñido de Beckett.
- ¿No puedes estar como las personas normales, Castle? ¿Te gusta besar el suelo de los ascensores o qué? – colocó ambas manos a los lados del cuerpo de escritor, que respondió con voz ahogada por el golpe:
- No te disculpes, guapa. Estoy bien. No me he roto 4 costillas y el esternón, nooooo…
- Oye, que no estoy tan gorda. – consiguió incorporarse sobre sus manos, separando así su cara del pecho descubierto de Castle, una gran tentación. Pero se encontró con otra peor: sus labios muy cerca…
En ese momento fue realmente consciente de cómo estaban. Castle debajo de ella, con sus manos en su cintura; Beckett con una pierna de Castle entre las suyas; sus caras muy cerca; los brazos de Beckett extendidos, levantándola… En la caída la camisa de Castle se había abierto, dejando su pecho al descubierto; y la blusa de Beckett se había subido, dejando un trozo de su cintura al aire. Y el magnetismo, el calor, y su característica tensión sexual estaban muy presentes en ese momento…
Sus labios se sintieron atraídos, y sus dueños se dejaron llevar por el momento. Acortaron distancias lentamente y cuando estaban a punto de besarse se oyó un grito:
- ¿¡Hay alguien ahí?! ¡Somos los bomberos!
Se oyeron sendos suspiros de frustración y Beckett gritó, todavía sin moverse:
- ¡SÍ! ¡Soy la detective de homicidios Kate Beckett, mi compañero y yo nos hemos quedado atrapados!
- ¡Ahora mismo les sacamos! – dijo la voz amortiguada. Beckett frunció el ceño y se mordió el labio. Entonces, lentamente, se levantó de encima de Castle y se colocó la ropa. Castle tardó un poco más y mascullando algo que sonó como a “…a buenas horas” y “…que oportunos”, imitó a la detective, abrochándose la camisa.
Beckett contuvo una sonrisa cuando vio que el escritor salía corriendo del ascensor y se arrodillaba, dándole las gracias a los bomberos. Uno de ellos, un joven bastante mono, le dio un codazo y guiñándole un ojo susurró:
- Con esa pedazo compañía yo no estaría tan contento de haber salido de ahí, hombre… ¿Tú te has fijado bien en ella? – Beckett pasó de largo y sacando el móvil con las mismas dificultades que antes, llamó a Esposito y Ryan. Aun así pudo oír la respuesta de Castle:
- Llevo 4 años fijándome, chaval… Pero las cosas no son como parecen. – El joven bombero lo interpretó como que tenía vía libre y acercándose un poco más a Castle preguntó:
- Entonces… ¿Me das su número de móvil? Yo sí que aprovechare cualquier momento a solas con ese cuerpo de dinamita. – La detective, curiosa, miró por el rabillo de ojo.
Castle tenía cara de enfado y antipatía. El joven bombero ya no le caía bien…
- ¿No tienes que salvar a algún gatito de un árbol? – respondió, todo borde. El bombero pilló la indirecta y se marchó de allí rápidamente. Intentando no reírse y viendo que no contestaban, colgó y le preguntó a Castle, haciéndose la ignorante:
- ¿Qué le pasa a tu amiguito el bombero? – dijo, mientras le señalaba con la cabeza. Castle puso cara de desagrado y se limitó a decir:
- Digamos que tiene una emergencia y que es un indecente… - Kate sacudió la cabeza, fingiendo decepción:
- Vaya… Y yo que le había echado el ojo… - y riéndose de la expresión de Castle fue hacia el coche, olvidando la visita al apartamento de la víctima.
- ¡Podría ser tu hijo! – dijo Castle, horrorizado.
- ¡Alaaaa! ¿Y qué más? ¡Ya de paso mi nieto! – El escritor se río - ¿Vienes o no?
Castle fue corriendo hacia ella, y se puso a su lado, recibiendo un ligero empujón en el hombro por parte de Beckett. Se metieron en el coche bromeando y riéndose, bajo la atenta y envidiosa mirada del joven bombero.
Re: Oportunidades perdidas...
Lo de ascensor muy gracioso, y lo del bombero genial. Continúa.
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Re: Oportunidades perdidas...
Muy bueno,
Continua
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Re: Oportunidades perdidas...
jajajjaajajaj sigueeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Oportunidades perdidas...
Jejeje yo tambien quiero un bombero como ese...
CONTINUAA
CONTINUAA
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Oportunidades perdidas...
Magnifico espectacular, maravilloso, me ha encantado, soy tu fan numero 1 a partir de hoy sigue escribiendo que lo llevas de maravilla
xCaskett- Escritor - Policia
- Mensajes : 1693
Fecha de inscripción : 23/02/2013
Edad : 27
Localización : En Málaga, Al lado del el chale en la playa de Castle
Re: Oportunidades perdidas...
MUYYYYY, MUYYYYYY, BUENOS LOS DOS CAPÍTULOS, voy a tener que espaciar mis visitas, más a menudo, no sólo tengo dos capitulazos, sino que están cargaditos los dos a tope. Fantásticos, a cada cuál mejor, menudos detalles, en el primero la conversación sobre la escenita del crimen no tiene desperdicio y en el segundo el pobre bombero se queda a dos velas, pero lo que ya no tiene parangón son los dos ascensores, hay que ver qué desaprovechados están estos artilugios, me encantan¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ SIGUE Y QUE NO FALTEN ESTAS ESCENITAS, QUE YA QUISIÉRAMOS TODOS QUE SE PRODIGASEN EN LA SERIE. JAJAJAJAJAJAJA DISPARARÍAN LAS AUDIENCIAS, EN FIN ELLO SE LO PIERDEN,!!! NOSOTROS TENEMOS A NUESTRAS MAGAS DE LA PLUMA¡¡¡¡¡. BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Oportunidades perdidas...
Me encanta continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
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