Oportunidades perdidas...
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Oportunidades perdidas...
Me encanta, un capi estupendo, continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
Sigueeeeee que quiero saber que pasa ya!
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Aliciaa- Ayudante de policia
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Re: Oportunidades perdidas...
¿Qué haces aquí?
La cabeza de Castle emergió desde detrás de la barra americana que componía su cocina, cerró el armario de abajo y se encogió de hombros, depositando en la encimera un limón, sal y tequila:
- Vas a tener que conformarte con margaritas caseros, mi madre se terminó el otro día la botella de ron haciendo cócteles. – Ante la mirada divertida y extrañada de Beckett, Castle repuso – No preguntes. Es mejor vivir en la ignorancia.
La detective soltó una carcajada y se sentó dando un saltito en uno de los taburetes de la cocina, mirando como Castle preparaba todo sobre una bandeja. Sus ojos se encontraban y en esos momentos saltaban chispas, iluminando ese pequeño espacio entre ellos dos. Ambos tenían en la mente dos preguntas: ¿Qué va a pasar esta noche? ¿Hasta dónde vamos a llegar? Beckett sacudió la cabeza, no quería pensar, no ahora. Giró en el taburete y fue a sentarse en un sillón, colocando los vasos boca arriba, cogiendo un trozo de limón del plato y abriendo la botella de tequila. Arrugó la nariz al morder el limón, y se estremeció por la acidez. Castle la miró fijamente, pensando que no podía haber gesto más adorable, y una tonta sonrisa se extendió por su cara.
- ¿Soy la única que encuentra todo esto demasiado parecido a Ola de Calor? – preguntó Beckett cuando el escritor hubo tomado asiento enfrente de ella, apoyando su espalda en el reposabrazos. Castle se encogió de hombros:
- Ya sabes, los escritores sacamos la inspiración de hechos reales.
La detective le miró intensamente, intentando ver que había querido decir exactamente:
- Síí… - Arrastró la sílaba mientras pensaba como había sido esa escena en el libro – Pero no te he pateado la mandíbula, ni estamos de apagón, ni eres periodista.
- Veo que alguien ha hecho los deberes – comentó Castle, bromeando. Kate se río y le dio un suave golpe en el brazo. Como la atracción empezaba a ser demasiado fuerte, se retorció para no perder esa cómoda postura y sirviendo las bebidas, le pasó el salero y un limón al escritor. Éste lo aceptó con una sonrisa, y bebió de un trago, haciendo una mueca al morder el limón. Una gota le resbaló por el labio y Beckett, sin pensarlo, por puro instinto, la cogió con su dedo y luego se lo chupo, limpiándose. Castle se quedó paralizado por un momento, pero se repuso y le dio el salero a Beckett, rozando sus dedos ligeramente y enviando descargas eléctricas.
Unos cuantos vasos de tequila después ambos estaban prácticamente llorando de la risa, rememorando anécdotas de los casos o de salidas del grupo…
- ¿Te acuerdas de esa noche que salimos todos y nos colamos en una piscina para hacer el tonto? – Castle empezó a reírse y no pudo seguir.
- ¡Síí! Que Espo tropezó y fue de cabeza al agua y tuvimos que irnos corriendo porque saltaron las alarmas… - Kate se apoyó en Castle sujetándose la barriga, sin poder parar.
- Y cuando nos fuimos de fin de semana a la cabaña de mi padre, y por la noche Lanie se puso a cantar y dar palmas, dormida… - Se echaron a reír una vez más.
- Y Ryan que se levantó con un vaso de agua para los dientes del perro – Más carcajadas… - Y tú que no te querías quitar los calcetines y los agarraste con los dedos de los pies y no había manera – Castle paró ya de recordar ese matador fin de semana en las montañas.
- Aih – se quejó Beckett tras secarse una lágrima, - ¿Y recuerdas…? ¿Recuerdas cuando te trucamos la máquina de café y la silla con lo de la maldición? – Otra tanda de carcajadas llenaron el salón cuando lo recordaron.
- Pues no me hizo ninguna gracia en su momento – comentó Castle, parando un poco de reírse. Dio un trago a su vaso y continuó – Pensé que moriría por culpa de la maldita maldición inexistente… ¡Y eráis vosotros! Yo mato a los chicos…
- No les eches la culpa a ellos que la idea fue mía.
Castle la miró con los ojos entrecerrados, preparando su venganza. Le quitó a la detective el vaso de la mano, lo dejó en la mesa sintiendo la inquisitiva mirada de ella siguiendo sus movimientos, y sin previo aviso se lanzó a por Beckett, haciéndola cosquillas. Ella gritó y se retorció como loca por el sillón. Cuando el escritor vio que su musa ya no podía más con la risa, paró:
- Esa es mi venganza, detective. Y podría haber sido peor… – sonrió traviesamente. Entonces, se fijó en cómo estaban y la sonrisa fue desapareciendo. Su mirada se deslizó por el cuerpo de Beckett, que había acabado tumbada en el sillón, y paró cuando llegó de nuevo a sus ojos. El deseo estaba claramente reflejado en ellos, igual que en sus húmedos labios ligeramente entreabiertos. Castle apoyó mejor la mano en el sillón, al lado de la cabeza de Beckett, y se acercó a ella un poco más, siguiendo el batir de sus pestañas, su lengua al humedecerse los labios, sus dientes atrapando su labio inferior como siempre hacía, tentándole, provocándole. Castle fijó sus ojos en los de Beckett, oscurecidos, pidiendo a gritos que lo hiciera ya. Y no resistió más esa atracción que había llenado la habitación de repente… Se acercó a ella, primero lentamente pero cuando sus labios se tocaron el beso se volvió apasionado. Sus alientos se entremezclaban, los dedos de Beckett se enredaron en el pelo de Castle, sus largas piernas rodearon la cintura del escritor. Le quitó el jersey, lanzándolo por detrás del respaldo, pasando a recorrer con sus manos todo el torso y la ancha espalda del escritor. Le mordió el labio a Castle, sensualmente, y le volvió loca oír su gemido. La camisa de Beckett también salió volando, junto con su falda. Castle se separó y admiró por segunda vez en poco tiempo el cuerpo de su musa, sus ojos recorriéndolo entero, depositando un suave beso encima de la cicatriz. La detective le necesitaba, y le necesitaba ya. Le acercó y buscó sus labios con ansiedad, sintiendo como se quemaba con ese fuego que se extendía por su piel tras cada caricia de Castle, viendo que solo el contacto con el cuerpo del escritor podía apagar esas llamas, calmarlas. La temperatura del salón aumentó en segundos gracias al calor que desprendían esos cuerpos semi desnudos que se exploraban y conocían en el sillón, sin ganas de separarse lo suficiente como para ir a la cama.
El tequila, los vasos, el limón y el salero eran los testigos de cómo Castle y Beckett, que horas antes había afirmado que no acabarían igual que Nikki y Rook, habían sucumbido a la atracción mutua que tanto les caracterizaba, ese magnetismo, esa tensión sexual que les empujaba y que les hacía tener momentos incómodos pero que ahora hacían que no pudieran separarse el uno del otro, buscando una compensación por esos 4 años de abstinencia, al igual que los protagonistas de la novela de Castle.
Beckett se separó de golpe del escritor, con las pupilas dilatadas, recuperando poco a poco sus ojos su color, dejando la oscuridad del deseo atrás. El horror se abrió paso en su cara, y se levantó de golpe del sillón, empujando a Castle lejos de ella, mientras el escritor la miraba desde el sillón entre confuso y con miedo. ¿Se había pasado? Pero ella parecía dispuesta… ¿Entonces…? Su cabeza era un lío y el alcohol que llevaba encima, no lo suficiente para estar borracho pero sí para estar confuso, no ayudaba a que se aclarara:
- ¿Beckett? ¿Qué…? – preguntó al ver que ella recorría el salón a paso rápido, recogiendo su ropa y poniéndosela mientras las lágrimas y la confusión llenaban su cara.
- Lo siento… No… - Negó con la cabeza, sin voz ni palabras para explicar lo que le pasaba. "¡Es que ni yo misma lo sé!" pensó para sus adentros.
- Siento dejarte así, Castle… Soy una gilipollas… Pero…
- ¿Qué? – aún estaba procesando todo. La sangre no la tenía precisamente en la cabeza y estaba lento - Espera… No te puedes ir así, Beckett. Déjame que te explique, deja que me disculpe…
- ¿Tú? ¿Por qué? – le cortó la detective, llorando. – Nada es culpa tuya, Castle. ¡Soy yo! ¿¡No lo ves?!
Y antes de que el escritor pudiera replicar, antes de que consiguiera articular las palabras su ahora dormida lengua, Beckett dio media vuelta y con los tacones en la mano, salió corriendo del loft, dando un portazo tras de ella. Castle reaccionó entonces, y mascullando, cogió sus pantalones y se puso un calcetín sí y el otro no, zapato en mano, salió por la puerta, llamándola a gritos. Llegó al portal, se acordó de la familia entera del tipo que había puesto un pivotito para sujetar la puerta del portal porque casi se rompe un dedo. Se cogió el dolorido pie con la mano, mientras saltaba y seguía llamando a Beckett, de la que solo llegó a ver su larga y alborotada melena moviéndose mientras corría descalza por la calle.
Contuvo las ganas de darle un puñetazo a la pared solo porque ya tenía una mano fastidiada y no quería fastidiársela más. Se estremeció cuando el frío aire de la calle le dio en el pecho desnudo, y sintiéndose el hombre más estúpido del planeta, cerró la puerta del portal, auto convenciéndose de que ella no iba a volver. Quizá era lo mejor, quizá debía olvidarse de ese amor imposible e irse a por lo fácil. Solo pensarlo le dolió el pecho. Se llevó una mano a él. "Ahora lo que faltaba, un ataque al corazón" pero solo pudo reírse amargamente de la estupidez de su pensamiento, y se encaminó penosamente de vuelta a su loft, cerrando la puerta tras él, apoyándose en ella y dejándose caer hasta el suelo. Allí quedó, en el suelo medio tirado, pensando en todo lo que había pasado, y con el corazón en un puño por la incertidumbre de no saber dónde estaba Beckett.
-0o0o0o-
Tras salir corriendo del edificio de Castle, descalza y en tirantes, había seguido corriendo hasta que se hubo alejado lo suficiente de allí, no fuera a ser que a Castle se le ocurriera seguirla. Se apoyó en una pared, aparentemente sin notar el frío aire de la madrugada sobre su desnuda piel. Cerró los ojos, calmando su respiración, dejando su mente en blanco. No quería pensar, no quería recordar, todo era demasiado doloroso. Doloroso. Sí, lo era, pero solo porque ella era una estúpida, sumamente estúpida. ¿Qué había hecho? Era obvio que la noche iba a acabar así, y ella lo había buscado por una parte, pero si sabía que no estaba preparada ¿porque lo había hecho? Se pasó las manos por la cara, alborotándose aún más el pelo. Le dolía la cabeza y tenía la garganta seca por el alcohol. No estaba borracha pero sí tenía el cerebro aletargado, espeso; sin embargo, para hacerla sentirla mal estaba muy despierto. Movió el cuello, y entonces se estremeció notablemente, sintiendo por primera vez el frío. Se pasó las manos por los brazos y piernas, intentando entrar en calor, pero era misión imposible. Estaba cansada, tenía frío, le dolían los pies y la cabeza, ah, ¿se había olvidado de mencionar que su casa estaba invadida por unos amantes? Soltó un suspiró de frustración, y entonces entre la niebla de su mente apareció un rayo de luz. Ya sabía adónde ir. Un sitio que conocía muy bien. Un sitio al que había ido siempre cuando estaba falta de cariño. Paró delante de la puerta y solo entonces se le ocurrió adecentarse un poco. Se colocó bien la camisa y la falda, que se había subido de ir corriendo como una loca, y se peinó con los dedos. A pesar de su dolor de pies se puso los tacones, no podía dejar que la viera así o la atosigaría a preguntas, preguntas que no quería responder. Miró el móvil, mordiéndose el labio al ver la hora que era: 5.30 de la madrugada. ¿Y si no estaba despierto? ¿Y si tenía algún tipo de visita o acompañante? "¿Qué pregunta es esa Kate? Solo buscas un poco de consuelo y una cama donde dormir ya que en la tuya están Lanie y Esposito…". Se permitió cerrar los ojos unos segundos, preparándose mentalmente. Respiró hondo y llamó con los nudillos. 1, 2, 3 veces.
Al cabo de un rato, cuando ya estaba a punto de irse, oyó su grave y adormilada voz: "¿Quién es a estas horas? Que mañana madrugo, por dios." Se le escapó una sonrisa al imaginárselo en pijama, adormilado, con el culo de gallina de su nuca. Las lágrimas que se le habían congelado con el frío de la calle, volvieron a brotar con fuerza, sacudiendo su cuerpo con los sollozos. Necesitaba verle ya. Necesitaba sentir sus brazos alrededor de su cuerpo, enterrar la cara en su pecho y sentirse segura como solo él y otra persona, en la que ahora no quería pensar, solo podía hacerle sentir. Volvió a llamar, con urgencia. "¡Ya voy!" se oyó, amortiguado. La puerta se abrió de golpe, arrojando un poco de luz al oscuro pasillo:
- ¿Se puede saber que necesita que no pued…? – dejó de hablar de golpe, entornando los ojos para ver mejor. - ¿Kate? ¿Qué haces aquí?
Sin responder, ni hablar, solo llorando más fuerte por verle, se lanzó a sus brazos. Enterró la cara en su cuello, respirando su aroma, haciendo que su mente volara a años atrás en los que ella hacía lo mismo: abrazarle, a veces sin motivo aparente, pero antes sonreía. Él tardó en reaccionar pero la abrazó con fuerza, transmitiéndole esa seguridad que antes Beckett tanto deseaba.
- Kate, cariño… ¿Qué te ha pasado? – Cerró la puerta, haciendo pasar dentro a la detective, todavía abrazada a él. Ella se separó poco a poco, tomando asiento en ese sillón en el que se habían tirado tantas tardes viendo películas ella y él dando cabezadas… Se secó las lágrimas inútilmente porque al recordarlo todo volvieron a caerle más, y cuando pudo controlar los sollozos, relató algunas partes de la historia. Hablaron durante largo rato hasta que ella, después de tanto llorar, se quedó dormida en el sillón, y él dejó un suave beso en su frente, tapándola con una manta:
- ¿Hace cuánto que no hablábamos tanto? Siento que todo hubiera terminado así entre nosotros… - Susurró a una dormida Beckett. Acarició la mejilla de la detective, y tras suspirar, el dueño de la casa se fue a su cama a soñar con todos los momentos que había vivido con Kate.
Re: Oportunidades perdidas...
Muy bueno,
Sigue
Sigue
chelcas- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
me encanta, continua pronto
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
Sigueeeeeeeee.
Qué es lo que le ha pasado da que se vaya de esa forma??? A casa de quien se ha ido??? Continúa pronto, no nos dejes mucho tiempo con las dudas.
Qué es lo que le ha pasado da que se vaya de esa forma??? A casa de quien se ha ido??? Continúa pronto, no nos dejes mucho tiempo con las dudas.
Yaye- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
Muy bueno, sigueee.
Delta5- Escritor - Policia
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Re: Oportunidades perdidas...
¿Cuál es tu peor pesadilla?
Despertó sacudida por violentos temblores. Se sentía enferma, con dolor de cabeza y totalmente desorientada. Miró a su alrededor, intentando ubicarse, mientras los recuerdos de la noche anterior llegaban a su cabeza, haciendo que se volviera a tirar en el sillón y enterrase la cabeza debajo de los cojines. No quería sacarla de allí nunca más… Algo encima de la mesa le llamó la atención. Había una taza de café y al lado una nota que decía "Me tuve que ir pronto a un juicio, vuelvo para la comida. No escapes, me gustaría pasar tiempo contigo. Besos". Sonrió tristemente, lamentaba haberse comportado así con él… Se bebió el café, agradeciendo el calor en su cuerpo. Fue dejando de tiritar poco a poco y luego rebuscó en el armario, en busca de un chándal calentito que pudiera usar. Intentó hacer la comida pero el olor del pollo frito le revolvió el estómago y se tuvo que ir corriendo a vomitar al baño, volviendo a tiritar. Se tocó la frente, estaba muy caliente. "Anoche me debió de coger el frío" pensó mientras intentaba recordar donde estaba el termómetro en esa casa que ahora le parecía tan desconocida.
"Pipi". Miró el termómetro: 39 grados. Suspiró, cansada y mareada. Dejó el pollo a medio freír, pensando que ya lo haría él, y se tiró en el sillón encendiendo la televisión pero sin pararse a mirar lo que echaban, ya que el sueño la venció.
Al despertarse ya se encontraba algo mejor y cuando el termómetro pitó lo confirmó, ya no tenía fiebre. Alguien había apagado la tele por lo que supuso que ya había vuelto del juicio, aparte de que tras una rápida mirada a las ventanas vio que ya era por la tarde. El reloj del microondas marcaba las 19.30 del sábado. Se levantó silenciosamente y se asomó a la puerta de la habitación de su padre, y se quedó mirándole dormir por un rato. Hacía mucho tiempo que no le veía, más concretamente desde que discutieron tras su disparo… Le dolía que tras la muerte de su madre su relación se hubiera enfriado tanto como para que pasaran meses sin hablar, aunque todo fuera por una estúpida discusión y su orgullo. "Maldito orgullo" pensó mientras sacudía la cabeza y cerraba, silenciosamente, la puerta de la habitación, dejando dormir tranquilo a su padre. Tenían mucho que contarse, aparte de que debían hablar sobre todo lo que Beckett le contó la noche anterior en medio de ese ataque de miedo.
Pasó una mano por delante de las estanterías repletas de libros, saltando donde estaba toda la colección de Richard Castle ya que traían recuerdos dolorosos a los que todavía no estaba preparada para hacer frente. Moviendo los dedos con expectación paró ante un libro de poesía, pero pasó de largo cuando el recuerdo de Castle muy cerca de ella leyéndole ese poema de Luis Cernuda llenó su mente. Sacudió la cabeza pensando que como siguiera así no podría hacer nada ya que todo le recordaba a él: su sonrisa; sus risueños ojos, de un azul increíble; sus besos… Dejó caer la mano a un lado de su cadera, y dando media vuelta, volvió al sillón. Se tumbó y, con un antebrazo en su frente, se quedó mirando al techo por mucho tiempo, hasta que los parpados se hicieron demasiado pesados para sujetarlos y se dejó llevar por el sueño. Su mente, antes bulliciosa recordando el caso de su madre y cuando la dispararon, se quedó en blanco mientras rebuscaba y mezclaba cosas que compusieran un sueño…
"Estaba en la comisaria, sola. Miró hacia su mesa y vio una nota de Esposito que decía: "Vamos a por el asesino, VEN CUANTO ANTES." No sabía de qué le hablaba su compañero hasta que miró la pizarra y la vio llena de datos de un caso, con anotaciones por todos lados y una línea del tiempo llena de acontecimientos. De repente, todos los detalles aparecieron en su mente, y supo con exactitud a quien debían coger. El escenario cambió y pasó de estar en su coche a estar en un oscuro almacén, con bombillas cada 5 metros que iluminaban lo que se encontraba justo debajo de ellas. El suelo estaba cubierto de polvo, y el ruido de sus tacones resonaba. Echó mano de la pistola pero no la tenía, no tenía ni la placa ni el móvil ni nada. Se sintió desprotegida pero se obligó a centrarse. Giró sobre sí misma y vio en un rincón un trozo de tubería medio oxidada. La cogió, cerrando las manos a su alrededor con fuerza, afinando el oído y la vista, preparada para cualquier ataque momentáneo. Entró en una habitación llena de maniquís desnudos, todos con las cabezas y hombros gachos, con marcas por todo el cuerpo y cosas escritas por la pared. Pasó una mano por encima de la pintura, leyendo lo que ponía, y reconoció el poema: "¿Tiene esta oscuridad un nombre? Esta crueldad… Este odio… ¿Cómo nos encontró? ¿Se coló en nuestras vidas o la buscamos y abrazamos? Que pasó entonces que ahora enviamos a los niños al mundo como enviamos a los jóvenes a la guerra, con la esperanza de que regresen, pero sabiendo que algunos se perderán por el camino… ¿Cuándo perdimos nuestro camino? Consumidos por las sombras, tragados por la oscuridad… ¿Tiene esta oscuridad un nombre? Es tu nombre…" Un estremecimiento recorrió el cuerpo de la detective, haciendo que apretara tanto la tubería que sus dedos se quedaron blancos. El poema se repetía por todas las paredes, el techo, el suelo… Estaba en el refugio de un loco. Y sin embargo se sentía algo identificada con ese poema, con ese asesino. Ambos estaban sumidos en una oscuridad infinita y buscaban a ciegas el interruptor de la luz. Siguió su camino, saliendo de esa habitación para entrar en una especie de cámara. Al exhalar, vio el vaho que salía de su boca, y se estremeció, hacía bastante frío allí. No oyó nada, ni vio nada. El atacante salió de la nada, como si se hubiera tele transportado. La golpeó en la nuca con algo y ella cayó al suelo, aturdida y mareada. Se giró justo a tiempo de ver como alguien se tiraba encima de ella y como resonaba por todo la cámara el sonido de un disparo. Beckett quedó atrapada bajo ese cuerpo, ahora un peso inerte.
- ¿Quién eres? – preguntó a su protector, temiéndose lo peor. ¿Y si era Ryan? ¿O Espo? ¿Y si era Castle? El miedo se apoderó de ella, paralizándola antes de que la hiciera reaccionar y sacudirse el peso de encima, buscando una cara o algún signo de vida. Y cuando encontró ambos, se quedó sin respiración…
- ¡NO! Castle, venga, abre los ojos… - empezó a llorar sin control, olvidándose del asesino, solo pudiendo concentrarse en la cara del escritor, mortalmente pálida en sus brazos. – Por favor… No me puedes dejar, no ahora… Castle, Rick, lo recuerdo todo, y yo también te quiero, pero no me dejes… Por favor…
Castle abrió los ojos lentamente, mostrando en ellos un enorme dolor. Beckett le dejó suavemente en el suelo y buscó desesperada la herida, quitándose el abrigo aunque hacía mucho frío, para taponar la herida, como queriendo evitar que por ahí escapara la vida del escritor.
- ¿Lo…? ¿Lo recuerdas? – preguntó Castle, con voz quebrada, y entre dientes.
- Sí… - las lágrimas de Kate se mezclaban con las del escritor – Siento no habértelo dicho antes, no estaba lista…
- Da… No pasa nada, Kate. – intentó levantar una mano pero no tenía suficiente fuerza y cayó al suelo, inerte. Beckett la cogió entre las suyas, sintiendo un suave apretón. – Hace mucho frío, Kate. Abrázame, por favor.
La detective hizo lo que le pedía, abrazándole mientras enterraba su cara en el cuello de Castle, llorando.
- Prométeme que seguirás con tu vida, Kate. Promételo. No te hundas de nuevo… Enamórate de alguien extraordinario, olvídame…
- No… No podré… Castle, te amo. No me pidas que te olvide… No hables como si ya estuvieras muerto…
- Lo… - un ataque de tos interrumpió al escritor, que se manchó la comisura del labio con sangre. – Lo estoy, Kate… Mírame.
Beckett le limpió la sangre, mirándole con ternura, entre las lágrimas y el miedo:
- Te quiero, Richard Alexander Rodgers, desde el principio de toda nuestra historia… - Le dio un suave beso y al separarse del escritor, vio sus, antaño azules y chisposos ojos, ahora vidriosos, sin vida… Lanzó un grito desgarrador, que resonó por toda la cámara. Unas manos se posaron en sus hombros, intentando que se separaran del cuerpo sin vida de Castle pero ella se las sacudió de encima, abrazándole con fuerza, y susurrando a su oído que le quería, aunque él ya estaba lejos, muy lejos…"
Beckett despertó de golpe en el sillón, sudando y respirando agitadamente. Miró el cojín y lo vio mojado con todas las lágrimas que había derramado y que aún seguían cayendo de sus ojos. El corazón le latía tan fuerte que parecía que se saldría de su pecho. Se levantó rápidamente, girando por el salón. El sueño había sido tan real, tan vívido… Aún sentía la angustia apretando su garganta, impidiendo que respirara, el miedo, la tristeza, la impotencia al ver que Castle moría lentamente. Se llevó la mano a los labios, notando aun los fríos labios del escritor, muerto ya… Un sollozo la sacudió y se tapó la boca, intentando ahogarlo para no despertar a su padre. Miró el reloj del microondas: 3.30 de la madrugada. Daba igual la hora, necesitaba comprobar que a Castle no le hubiera pasado nada, daba igual como habían terminado las cosas el viernes… Se puso unas deportivas que su padre aun guardaba de cuando iba a pasar los fines de semana, se recogió el revuelto pelo en una coleta y sin querer perder más tiempo, salió corriendo por la puerta de la casa, solo pensando en Castle, en verle y abrazarle, sentirle vivo y a salvo en sus brazos…
-0o0o0o-
Unos fuertes golpes en la puerta le despertaron de un inquieto sueño, si no le hubieran interrumpido habría acabado en una pesadilla. Se sintió ligeramente desorientado, hasta que vio que se había quedado dormido en el sillón, con una mala a postura a juzgar por el dolor de su cuello. No recordaba porque se había despertado, así que volvió a buscar postura, dispuesto a seguir durmiendo cuando vio la hora en su iPhone. Pero entonces, volvieron a llamar con fuerza a la puerta, nerviosamente. Se levantó lentamente, mascullando que qué horas eran esas de hacer una visita, se puso las zapatillas y cogió la sudadera que reposaba en un brazo del sillón, no era plan de abrir la puerta sin camiseta, aparte de que tenía un poco de frío. Estiró el cuello, masajeándose y moviéndolo en círculos. Los golpes en la puerta volvieron a repetirse.
- ¡Ya voy, por dios! Un poco de paciencia… - Castle sacudió la cabeza, indignado. Fue sin ninguna prisa a abrir la puerta, el que le molestara ahora que se aguantara. Sabía que no eran ni su madre ni Alexis, ya que ambas le habrían llamado al móvil, así que no estaba preocupado más que por una personita que intentaba mantener alejada de su mente. Puso la mano en el pomo de la puerta, y antes de abrir respiró hondo, para aclararse la mente y no parecer tan dormido.
Abrió y se quedó paralizado cuando solo pudo notar unos brazos y un cuerpo muy familiar lanzarse a sus brazos. Beckett le abrazó, con fuerza, y Castle notó por la humedad de su camisa que estaba llorando. La detective pegó su cuerpo totalmente al del escritor, y al no llevar tacones su cabeza quedó a la altura de su corazón. Castle podía notar el de Beckett latir desbocado contra sus costillas. Tardó en responder al abrazo, extrañado y en shock. Entonces, tan repentinamente como le había abrazado, Beckett se separó de él, confirmando sus sospechas: estaba llorando. Y parecía bastante asustada.
- ¿Te ha pasado algo? ¿Te han hecho algo? ¿Dónde has estado? – Castle la atosigó a preguntas pero ella se limitó a negar con la cabeza a todo. El moño se le había deshecho y seguía respirando agitadamente, tenía las mejillas coloradas y los ojos brillantes. El escritor conocía esos síntomas muy bien, tocó con su mano la frente de Beckett, y asintió.
- Kate, tienes fiebre… Ven aquí – y cogiéndola del codo suavemente, la guio hasta el sillón, donde la hizo sentar ya que no se quería tumbar. Fue a la cocina y cogiendo un paño, lo mojó con agua fría, para refrescarle la cara a Beckett. La hizo quitarse la sudadera, quedando en su camiseta de tirantes, y le dijo que se pasara el paño por el pecho y la frente.
La detective obedeció, haciendo lo que Castle le decía, pero cuando él iba a levantarse a por algo más, ella le cogió de la mano, parándole. El escritor la miró fijamente, confuso, y Beckett soltó su mano lentamente:
- Tuve una pesadilla – explicó en voz baja. Castle se sentó, y aguardó. – Íbamos a pillar a un asesino, y yo estaba sola e indefensa en un almacén, entré en una habitación llena de maniquís con aspecto derrotado y llenos de marcas y cosas. Las paredes, el techo y el suelo estaban escritos con el mismo poema, ese que dice "¿Tiene nombre esta oscuridad?"…
Castle asintió, reconocía el poema aunque solo fuera porque lo había escuchado en One Tree Hill. Kate se quedó mirando un rato un punto fijo, con la mente en otro sitio, mientras algunas lágrimas se escapan de sus ojos al recordarlo todo otra vez. El escritor se estuvo callado, esperando a que ella estuviera lista para seguir. Beckett cogió aire y continuó:
- Entonces salí de esa habitación y entré en una cámara donde hacía mucho frío. No le vi venir, simplemente apareció detrás de mí y me golpeó, tirándome al suelo y dejándome mareada… Y… - se le quebró la voz y no pudo más, los sollozos volvieron y Castle se acercó a ella rápidamente, abrazándola.
- Ssshh… Tranquila, fue solo un sueño… No lo cuentes si no estás lista. – Ella negó y se tragó las lágrimas.
- El asesino me disparó pero alguien se me tiró encima, haciendo de escudo humano. Yo no sabía quién era pero sabía que le habían dado. Pregunté "¿Quién eres?" asustada de que fueran Ryan o Espo o… O tu… Y cuando me lo sacudí de encima mi peor pesadilla se hizo realidad… - Beckett sacudió la cabeza, tapándose la boca con una mano. Castle acarició su mejilla, y le levantó la cabeza.
- ¿Cuál es tu peor pesadilla?
- Tú – respondió Beckett. Él se separó de ella bruscamente, dolido. Entonces vio como ella se daba cuenta de lo que había dicho, y una expresión de horror se extendió por su cara mientras se acercaba de nuevo al escritor, cogiéndole de la mano. - ¡No! Quiero decir… Eras tú. Te habían disparado a ti. Eras tú el que se moría en mis brazos mientras yo no podía hacer nada más que abrazarte y decirte que no podría hacer lo que me pedías… Mi peor pesadilla es perderte, Castle. Por eso nunca dije nada… - se calló de repente.
- ¿Nunca dijiste nada de que, Beckett? – él la miraba inquisitivamente, con sospecha en sus ojos.
- De… - suspiró, derrotada. – Nunca te dije que me acuerdo de todo lo que pasó cuando me dispararon. Recuerdo lo que me dijiste como si fuera ayer… "Quédate conmigo… Te quiero, Kate. Te quiero…" – repitió la detective, con los ojos cerrados, sin querer mirar hacia Castle para no ver lo que probablemente sería su cara de odio, de dolor, de traición…
Re: Oportunidades perdidas...
Al fiiiiiiiiiin le ha dicho la verdad, por otra parte espero que Rick no se enoje mucho. Me ha encantado el capi, continua pronto, que esta muy bien.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: Oportunidades perdidas...
Muy bueno
Sigue
Sigue
chelcas- Escritor - Policia
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Edad : 31
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Re: Oportunidades perdidas...
Esta muy bien, me gusta, continúa.
Delta5- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 30/07/2012
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Re: Oportunidades perdidas...
Muy, muy bueno, me he quedado más encogida que ellos. Por Dios que susto más grande, menos mal que sólo era un sueño, por que siendo así, casi me da a mí el infarto que pensaba Castle, que le iba a dar a él.
SIGUE PRONTO, que esto lo tienes que arreglar rápidamente, no podemos seguir así. BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
SIGUE PRONTO, que esto lo tienes que arreglar rápidamente, no podemos seguir así. BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Oportunidades perdidas...
Bueeeeno, aquí esta el último capítulo. El final. MUCHAS GRACIAS POR LEER & COMENTAR, sinceramente. MUCHAS GRACIAS RAQUELLIONS, por ser mis fans. A vuestros pies chicas
Nota - En esta historia Castle nunca recibió la llamada del Sr. Smith, nunca le ocultó a Beckett eso. Solo investigó el disparo, pero eso Kate ya lo sabe desde el principio
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Beckett levantó al cabo de un rato la cabeza, obligada por la gentil pero firme mano del escritor en su barbilla. Le miró a esos azules ojos por un momento, pero no pudo aguantar y terminó desviando la mirada.
- Beckett… - al ver que no respondía, Castle suavizó más aún su voz – Kate, mírame, por favor. Déjame verte los ojos.
La detective le miró, reticente, con las lágrimas mojando sus mejillas enrojecidas todavía por la fiebre. El paño que le había dado el escritor estaba olvidado encima de una rodilla de Beckett, traspasando el agua a su pantalón, pero ella no se daba cuenta. Tenía miedo. Al mirar a Castle esperaba ver enfado. Enfado y traición. Pero se quedó sin respiración al ver que él la miraba con ojos… ¿Divertidos? Sí, divertidos y cariñosos. ¿Por qué…? Beckett sacudió la cabeza, confusa:
- ¿No estás enfadado? ¿No me odias? – preguntó en un susurro.
- ¿Por qué iba a hacerlo? – preguntó a su vez Castle.
- Por haberte mentido, por haberte engañado, por haber estado todo este tiempo reteniendo esa valiosa información… ¡Por muchas cosas, Castle! Lo he hecho todo mal…
- No, no, no… Beckett – el escritor se rio por lo bajo – Ya lo sabía.
- ¿QUÉ? – los ojos de la detective se abrieron de par en par, mirando incrédulos hacia Castle, que asintió sin dejar de sonreír.
- Lo sospeché desde el principio. Aquel día me había quedado dormido encima de tu mesa de la comisaria, investigando. En cuanto recibí la llamada salí corriendo a arreglarme, estaba muy nervioso, pero al abrir la puerta y verte con Josh – masculló el nombre, poniendo cara de desagrado. – Sentí que algo iba mal, y cuando me dijiste que estaba todo negro algo en tu mirada me gritaba lo contrario. Me decía que insistiera, y cuando lo iba a hacer vi también tu miedo y me callé. Lo fui dejando pasar pero en el caso del 3XA mis sospechas volvieron…
Beckett frunció el ceño y lo recordó. Él la había preguntado si empezaba a recordar y al responder le había fallado la voz, teniendo que repetirlo. Asintió, ella misma habría sospechado también.
- ¿Cuándo lo descubriste entonces? – hasta entonces el escritor solo había hablado de sospechas.
- El día que nos quedamos encerrados en el ascensor. Me contaste que tenías malos sueños con el día del disparo, y cuando te pregunté te volvió a fallar la voz y asentiste para ti misma, como convenciéndote de que era lo mejor.
- Pero… - Beckett iba a comentar algo pero Castle puso su dedo índice en los labios de la detective, callándola.
- Espera. No fue tanto descubrirlo como hacer que mis sospechas aumentasen mucho. Me diste razones para dudarlo y tuve mucho tiempo para reflexionar… Llegué a la conclusión de que algo me ocultabas, algo gordo. – se encogió de hombros, como si fuera obvio.
Beckett sonrió levente, mordiéndose el labio inferior, todavía insegura:
- Vaya, Castle… Empiezas a pensar como un policía.
- Hombre, son cuatro años ya. – respondió el escritor con una sonrisita de autosuficiencia.
Entonces la sonrisa desapareció, y Beckett se encogió, esperando el enfado que tenía que venir. Pero no pasó nada, Castle solo se quedó pensativo, mirando al espacio que había entre ellos dos, con el ceño fruncido.
- Debes… - empezó a decir Kate – Debes saber que yo estoy muy dañada, Castle. Mi muralla interior a veces se echa sobre mí, ahogándome y sumiéndome en la más absoluta oscuridad, de manera que no logro saber que está bien o que está mal, ni me deja tener relaciones por culpa de mis miedos. Ya lo sabes… Yo… – suspiró- Te debo una explicación por todo lo que pasó el viernes. Me comporté como una gilipollas, como una adolescente asustada ante una primera vez. No puedo explicar ni excusar mi comportamiento porque no tiene perdón, así que no estaría sorprendida si te negaras a…
No pudo seguir hablando porque el escritor, se acercó de golpe a ella, juntando sus labios en busca de un beso. La empujó con su cuerpo, acabando ambos tumbados en el sillón, pero sin separar sus labios. Kate tardó en reaccionar, tomada por sorpresa ya que no se esperaba eso por parte de Castle. Éste se separó de ella, y cuando vio que pretendía volver a hablar, volvió a juntar sus labios, esta vez abriendo su boca y obligando a la detective a abrir la suya. La besó suavemente al principio, notando como el cuerpo de Beckett se relajaba bajo el suyo, perdiéndose en ese beso y buscando más. Las manos de la detective se enredaron en su pelo, empujando su cabeza en busca de más profundidad en ese beso. La indecisa lengua de Beckett casi parecía pedir permiso para entrar en el juego, cosa que Castle dejó muy claro que quería. Perdió sus manos en los largos cabellos de Kate, quitando esa goma de pelo que le molestaba y enredando los dedos en sus suaves rizos. La detective se estremeció al notar las expertas manos de Castle rozando su cintura y espalda por encima de la camiseta, y ella misma empujó al escritor a explorar por debajo de la camiseta, ansiando sentir ese calor, ese fuego que había protagonizado sus anteriores encuentros. Castle no se hizo de rogar y pronto la camiseta de tirantes de la detective dejó de ser un estorbo ya que salió volando. Beckett sonrió cuando oyó algunos botones de la camisa del escritor rebotar contra el suelo al abrirla de golpe, y Castle se la quitó con una sacudida de hombros. Se separó de los adictivos labios de la detective, y mirando seriamente a esos ojos verde avellana ahora oscurecidos por el deseo, dijo:
- No me importa que estés dañada… Yo elegí quererte con todas las consecuencias, elegí que tu fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que me comieses a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono. Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí que no quería otros abrazos, ni otras manos jugando con mi pelo. Elegí que tú fueses mi locura y mi cordura. Elegí las idas y venidas, las despedidas, la impotencia y la incertidumbre, pero a tu lado. Elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí darte el poder de sacar lo mejor y lo peor de mí, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicto a ti, a tus manías y a tu manera de vivir el día junto a mí. Elegí conservar intacto cada momento y dejar huella. Elegí no callarme nada, elegí dártelo todo, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de mí, elegí ser fuerte y luchar por un solo motivo, elegí darte todas mis oportunidades, elegí que tú fueses mi vida, para siempre. Elegí no poner límites. Elegí arriesgarme y jugármela por ti. ¿Y sabes lo mejor de todo?
Beckett negó, haciendo que las lágrimas que contenía en los ojos, se derramaran. Castle se las secó con las yemas de los dedos, acariciando la cara de la detective mientras la miraba con infinito amor. Se acercó a su oído, y tras rozar con sus labios el lóbulo de la oreja de Kate, susurró sensualmente:
- Lo mejor es que lo volvería a elegir un millón de veces si hiciera falta…
La detective sonrió, dándole besos mezclados con lágrimas al escritor.
- Siempre… - contestó contra los labios de Castle, hundiendo luego la nariz en su cuello, respirando su aroma mientras mordisqueaba y besaba la piel del escritor. Cuando los dientes de Beckett se cerraron con suavidad alrededor del lóbulo de la oreja de Castle, éste soltó un gemido y volvió a buscar los labios de la detective, buscando fundirse con ellos, pegando sus cuerpos a más no poder. Bajó por el cuello de Kate, haciendo un camino de besos, continuando por el pecho y su vientre, jugando con la lengua en su ombligo mientras los gemidos y suspiros de la detective se convertían en música celestial para sus oídos. Beckett arañaba con cuidado su espalda, excitando al escritor, que se esmeraba más con sus besos y sus caricias.
La ropa fue dejando de ser un impedimento para ellos dos, que solo buscaban sentir la piel del otro, fundirse con ella hasta que no se reconociera quien era uno y quien era el otro. Ser un solo ser cada noche que pasaran juntos, recorriéndose y conociéndose, experimentando y grabando en la mente el cuerpo del otro, el roce de sus pieles, su aroma, sus puntos débiles, sus besos, sus gemidos y suspiros. Querían subir tanto la temperatura de la habitación que explotara al mismo tiempo que ellos. Querían consumirse, fundirse de placer en los brazos del otro, dormir plácidamente sabiendo que a la mañana siguiente lo primero que verían sería la cara del otro, su pelo revuelto, sus brillantes y felices ojos, su cuerpo pegado al suyo por una fina película de sudor, testigo de esa noche de pasión, desenfreno, deseo… Pero sobre todo, amor. Infinito amor. Palabra susurradas en el oído, gritos en el momento máximo, caricias especiadas con cariño. Promesas hechas en los labios del otro, sin necesidad de expresarlas, solo con una mirada o un beso ya se entendían… Todas esas muestras de amor, a lo largo de la noche, su primera noche, pero que ya la sentían como si llevaran toda la vida haciendo eso. Sabían exactamente dónde buscar para volver al otro loco, donde tenían ese punto débil, donde besar, donde y como acariciar, que hacer… Una noche infinita para dos jóvenes amantes.
-0o0o0o-
Sábanas revueltas, una rayo de luz en la cara, cuerpos desnudos, calor en la espalda, pelo enredado. Una ambulancia en la calle, pájaros piando, algún vecino con la música a tope, cláxones, gritos de un vendedor… New York al otro lado de la ventana. Cosquillas en la espalda, causadas por un perezoso dedo que dibujaba en ella; mariposas revoloteando por el estómago, labios hinchados y ligeramente doloridos por los mordiscos, el corazón rebosando felicidad, una sonrisa tonta en la cara. Dedos entrelazados, piernas enredadas, cálidos brazos a su alrededor, un cuerpo con el que encajaba perfectamente. Sentirse cómoda y segura, satisfecha por primera vez en mucho tiempo. Completa como nunca se había sentido… Se giró en la cama, buscando… Azul. Brillante, radiante, chispeante, SU azul:
- La perfección a mi lado – susurró una grave voz, que conocía muy bien, en su oído.
A Kate se le escapó una carcajada, y unos suaves labios recorrieron el contorno de su mandíbula y boca, hasta juntarse en un perezoso y lento beso. Se separaron cuando el oxígeno se hizo necesario, sonriendo ambos:
- ¿Le han dicho alguna vez, Sr. Castle, que está muy sexy recién despertado? – comentó Beckett hundiendo su nariz en el hueco del cuello del escritor. Su pecho vibró al reírse:
- Bueno, sí me han comentado que soy terriblemente atractivo. Y un genio en la cama…
- Wow, baja Modesto que sube Castle – bromeó Beckett, riéndose. Depositó un beso en el cuello del escritor, seguido de varios más. Sus manos acariciaron el torso de Castle.
- Mmmm… Como sigas así, me dormiré de nuevo – murmuró el escritor contra el pelo de Kate.
- Te doy permiso tras la noche de ayer – sonrió al recordarlo todo. Castle no contestó, y ella vio que se había dormido. Apoyó el codo en la cama y descansó la cabeza en la mano, mirándole. Sus largas pestañas, su pelo revuelto, la sombra de una barba incipiente, su tranquila respiración, sus lentos latidos…
¿Y de eso huyó? ¿De esa paz, esa tranquilidad, esa satisfacción, esa sensación de plenitud? ¿Esa ternura que parecía que no le cabía en el pecho? ¿Esa mezcla de aromas? ¿Era eso lo que tanto la asustaba? Porque ahora no lo cambiaría por nada del mundo…
Sonrió, dándose cuenta de cuanto le quería. Le besó suavemente en el hombro, sin despertarle, apoyó la cabeza en el pecho de Castle y se quedó dormida mientras oía como el corazón del escritor latía tranquilamente, sabiendo que cuando se despertara su musa estaría a su lado.
Siempre.
Nota - En esta historia Castle nunca recibió la llamada del Sr. Smith, nunca le ocultó a Beckett eso. Solo investigó el disparo, pero eso Kate ya lo sabe desde el principio
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New York al otro lado de la ventana
Beckett levantó al cabo de un rato la cabeza, obligada por la gentil pero firme mano del escritor en su barbilla. Le miró a esos azules ojos por un momento, pero no pudo aguantar y terminó desviando la mirada.
- Beckett… - al ver que no respondía, Castle suavizó más aún su voz – Kate, mírame, por favor. Déjame verte los ojos.
La detective le miró, reticente, con las lágrimas mojando sus mejillas enrojecidas todavía por la fiebre. El paño que le había dado el escritor estaba olvidado encima de una rodilla de Beckett, traspasando el agua a su pantalón, pero ella no se daba cuenta. Tenía miedo. Al mirar a Castle esperaba ver enfado. Enfado y traición. Pero se quedó sin respiración al ver que él la miraba con ojos… ¿Divertidos? Sí, divertidos y cariñosos. ¿Por qué…? Beckett sacudió la cabeza, confusa:
- ¿No estás enfadado? ¿No me odias? – preguntó en un susurro.
- ¿Por qué iba a hacerlo? – preguntó a su vez Castle.
- Por haberte mentido, por haberte engañado, por haber estado todo este tiempo reteniendo esa valiosa información… ¡Por muchas cosas, Castle! Lo he hecho todo mal…
- No, no, no… Beckett – el escritor se rio por lo bajo – Ya lo sabía.
- ¿QUÉ? – los ojos de la detective se abrieron de par en par, mirando incrédulos hacia Castle, que asintió sin dejar de sonreír.
- Lo sospeché desde el principio. Aquel día me había quedado dormido encima de tu mesa de la comisaria, investigando. En cuanto recibí la llamada salí corriendo a arreglarme, estaba muy nervioso, pero al abrir la puerta y verte con Josh – masculló el nombre, poniendo cara de desagrado. – Sentí que algo iba mal, y cuando me dijiste que estaba todo negro algo en tu mirada me gritaba lo contrario. Me decía que insistiera, y cuando lo iba a hacer vi también tu miedo y me callé. Lo fui dejando pasar pero en el caso del 3XA mis sospechas volvieron…
Beckett frunció el ceño y lo recordó. Él la había preguntado si empezaba a recordar y al responder le había fallado la voz, teniendo que repetirlo. Asintió, ella misma habría sospechado también.
- ¿Cuándo lo descubriste entonces? – hasta entonces el escritor solo había hablado de sospechas.
- El día que nos quedamos encerrados en el ascensor. Me contaste que tenías malos sueños con el día del disparo, y cuando te pregunté te volvió a fallar la voz y asentiste para ti misma, como convenciéndote de que era lo mejor.
- Pero… - Beckett iba a comentar algo pero Castle puso su dedo índice en los labios de la detective, callándola.
- Espera. No fue tanto descubrirlo como hacer que mis sospechas aumentasen mucho. Me diste razones para dudarlo y tuve mucho tiempo para reflexionar… Llegué a la conclusión de que algo me ocultabas, algo gordo. – se encogió de hombros, como si fuera obvio.
Beckett sonrió levente, mordiéndose el labio inferior, todavía insegura:
- Vaya, Castle… Empiezas a pensar como un policía.
- Hombre, son cuatro años ya. – respondió el escritor con una sonrisita de autosuficiencia.
Entonces la sonrisa desapareció, y Beckett se encogió, esperando el enfado que tenía que venir. Pero no pasó nada, Castle solo se quedó pensativo, mirando al espacio que había entre ellos dos, con el ceño fruncido.
- Debes… - empezó a decir Kate – Debes saber que yo estoy muy dañada, Castle. Mi muralla interior a veces se echa sobre mí, ahogándome y sumiéndome en la más absoluta oscuridad, de manera que no logro saber que está bien o que está mal, ni me deja tener relaciones por culpa de mis miedos. Ya lo sabes… Yo… – suspiró- Te debo una explicación por todo lo que pasó el viernes. Me comporté como una gilipollas, como una adolescente asustada ante una primera vez. No puedo explicar ni excusar mi comportamiento porque no tiene perdón, así que no estaría sorprendida si te negaras a…
No pudo seguir hablando porque el escritor, se acercó de golpe a ella, juntando sus labios en busca de un beso. La empujó con su cuerpo, acabando ambos tumbados en el sillón, pero sin separar sus labios. Kate tardó en reaccionar, tomada por sorpresa ya que no se esperaba eso por parte de Castle. Éste se separó de ella, y cuando vio que pretendía volver a hablar, volvió a juntar sus labios, esta vez abriendo su boca y obligando a la detective a abrir la suya. La besó suavemente al principio, notando como el cuerpo de Beckett se relajaba bajo el suyo, perdiéndose en ese beso y buscando más. Las manos de la detective se enredaron en su pelo, empujando su cabeza en busca de más profundidad en ese beso. La indecisa lengua de Beckett casi parecía pedir permiso para entrar en el juego, cosa que Castle dejó muy claro que quería. Perdió sus manos en los largos cabellos de Kate, quitando esa goma de pelo que le molestaba y enredando los dedos en sus suaves rizos. La detective se estremeció al notar las expertas manos de Castle rozando su cintura y espalda por encima de la camiseta, y ella misma empujó al escritor a explorar por debajo de la camiseta, ansiando sentir ese calor, ese fuego que había protagonizado sus anteriores encuentros. Castle no se hizo de rogar y pronto la camiseta de tirantes de la detective dejó de ser un estorbo ya que salió volando. Beckett sonrió cuando oyó algunos botones de la camisa del escritor rebotar contra el suelo al abrirla de golpe, y Castle se la quitó con una sacudida de hombros. Se separó de los adictivos labios de la detective, y mirando seriamente a esos ojos verde avellana ahora oscurecidos por el deseo, dijo:
- No me importa que estés dañada… Yo elegí quererte con todas las consecuencias, elegí que tu fueses la persona que llenase mis días de sonrisas, elegí que me comieses a besos, elegí también tu voz al otro lado del teléfono. Elegí llorar por ti de vez en cuando, elegí que no quería otros abrazos, ni otras manos jugando con mi pelo. Elegí que tú fueses mi locura y mi cordura. Elegí las idas y venidas, las despedidas, la impotencia y la incertidumbre, pero a tu lado. Elegí el miedo a fallar y los impulsos, elegí darte el poder de sacar lo mejor y lo peor de mí, elegí las miradas, elegí temblar, elegí hacerme adicto a ti, a tus manías y a tu manera de vivir el día junto a mí. Elegí conservar intacto cada momento y dejar huella. Elegí no callarme nada, elegí dártelo todo, elegí hablar de nosotros cuando hablaba de mí, elegí ser fuerte y luchar por un solo motivo, elegí darte todas mis oportunidades, elegí que tú fueses mi vida, para siempre. Elegí no poner límites. Elegí arriesgarme y jugármela por ti. ¿Y sabes lo mejor de todo?
Beckett negó, haciendo que las lágrimas que contenía en los ojos, se derramaran. Castle se las secó con las yemas de los dedos, acariciando la cara de la detective mientras la miraba con infinito amor. Se acercó a su oído, y tras rozar con sus labios el lóbulo de la oreja de Kate, susurró sensualmente:
- Lo mejor es que lo volvería a elegir un millón de veces si hiciera falta…
La detective sonrió, dándole besos mezclados con lágrimas al escritor.
- Siempre… - contestó contra los labios de Castle, hundiendo luego la nariz en su cuello, respirando su aroma mientras mordisqueaba y besaba la piel del escritor. Cuando los dientes de Beckett se cerraron con suavidad alrededor del lóbulo de la oreja de Castle, éste soltó un gemido y volvió a buscar los labios de la detective, buscando fundirse con ellos, pegando sus cuerpos a más no poder. Bajó por el cuello de Kate, haciendo un camino de besos, continuando por el pecho y su vientre, jugando con la lengua en su ombligo mientras los gemidos y suspiros de la detective se convertían en música celestial para sus oídos. Beckett arañaba con cuidado su espalda, excitando al escritor, que se esmeraba más con sus besos y sus caricias.
La ropa fue dejando de ser un impedimento para ellos dos, que solo buscaban sentir la piel del otro, fundirse con ella hasta que no se reconociera quien era uno y quien era el otro. Ser un solo ser cada noche que pasaran juntos, recorriéndose y conociéndose, experimentando y grabando en la mente el cuerpo del otro, el roce de sus pieles, su aroma, sus puntos débiles, sus besos, sus gemidos y suspiros. Querían subir tanto la temperatura de la habitación que explotara al mismo tiempo que ellos. Querían consumirse, fundirse de placer en los brazos del otro, dormir plácidamente sabiendo que a la mañana siguiente lo primero que verían sería la cara del otro, su pelo revuelto, sus brillantes y felices ojos, su cuerpo pegado al suyo por una fina película de sudor, testigo de esa noche de pasión, desenfreno, deseo… Pero sobre todo, amor. Infinito amor. Palabra susurradas en el oído, gritos en el momento máximo, caricias especiadas con cariño. Promesas hechas en los labios del otro, sin necesidad de expresarlas, solo con una mirada o un beso ya se entendían… Todas esas muestras de amor, a lo largo de la noche, su primera noche, pero que ya la sentían como si llevaran toda la vida haciendo eso. Sabían exactamente dónde buscar para volver al otro loco, donde tenían ese punto débil, donde besar, donde y como acariciar, que hacer… Una noche infinita para dos jóvenes amantes.
-0o0o0o-
Sábanas revueltas, una rayo de luz en la cara, cuerpos desnudos, calor en la espalda, pelo enredado. Una ambulancia en la calle, pájaros piando, algún vecino con la música a tope, cláxones, gritos de un vendedor… New York al otro lado de la ventana. Cosquillas en la espalda, causadas por un perezoso dedo que dibujaba en ella; mariposas revoloteando por el estómago, labios hinchados y ligeramente doloridos por los mordiscos, el corazón rebosando felicidad, una sonrisa tonta en la cara. Dedos entrelazados, piernas enredadas, cálidos brazos a su alrededor, un cuerpo con el que encajaba perfectamente. Sentirse cómoda y segura, satisfecha por primera vez en mucho tiempo. Completa como nunca se había sentido… Se giró en la cama, buscando… Azul. Brillante, radiante, chispeante, SU azul:
- La perfección a mi lado – susurró una grave voz, que conocía muy bien, en su oído.
A Kate se le escapó una carcajada, y unos suaves labios recorrieron el contorno de su mandíbula y boca, hasta juntarse en un perezoso y lento beso. Se separaron cuando el oxígeno se hizo necesario, sonriendo ambos:
- ¿Le han dicho alguna vez, Sr. Castle, que está muy sexy recién despertado? – comentó Beckett hundiendo su nariz en el hueco del cuello del escritor. Su pecho vibró al reírse:
- Bueno, sí me han comentado que soy terriblemente atractivo. Y un genio en la cama…
- Wow, baja Modesto que sube Castle – bromeó Beckett, riéndose. Depositó un beso en el cuello del escritor, seguido de varios más. Sus manos acariciaron el torso de Castle.
- Mmmm… Como sigas así, me dormiré de nuevo – murmuró el escritor contra el pelo de Kate.
- Te doy permiso tras la noche de ayer – sonrió al recordarlo todo. Castle no contestó, y ella vio que se había dormido. Apoyó el codo en la cama y descansó la cabeza en la mano, mirándole. Sus largas pestañas, su pelo revuelto, la sombra de una barba incipiente, su tranquila respiración, sus lentos latidos…
¿Y de eso huyó? ¿De esa paz, esa tranquilidad, esa satisfacción, esa sensación de plenitud? ¿Esa ternura que parecía que no le cabía en el pecho? ¿Esa mezcla de aromas? ¿Era eso lo que tanto la asustaba? Porque ahora no lo cambiaría por nada del mundo…
Sonrió, dándose cuenta de cuanto le quería. Le besó suavemente en el hombro, sin despertarle, apoyó la cabeza en el pecho de Castle y se quedó dormida mientras oía como el corazón del escritor latía tranquilamente, sabiendo que cuando se despertara su musa estaría a su lado.
Siempre.
Re: Oportunidades perdidas...
GUAUUUUUU ¡¡¡¡¡¡ bonito, tiene de todo no le falta nada. Casi que me meto a dormir con ellos, que paz después de la batalla. Me encantó el capítulo, no se si es que además tengo el día como tonto y me ha venido como anillo al dedo. Preciosooooo, quiero más, ..... cuánto falta para el siguiente????? no mucho espero.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSS
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Oportunidades perdidas...
me encanta, un capi genial. Continua pronto.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: Oportunidades perdidas...
Un final precioso, para un magnífico fic. Me ha gustado mucho.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Oportunidades perdidas...
Que final tan hermoso Y POÉTICO, estuvo genial
FELICITACIONES!!!!!!!!!
FELICITACIONES!!!!!!!!!
danivos- Escritor novato
- Mensajes : 27
Fecha de inscripción : 09/10/2012
Re: Oportunidades perdidas...
Muy lindo el ultimo
Capítulo, me gusto
Toda la historia
Capítulo, me gusto
Toda la historia
chelcas- Escritor - Policia
- Mensajes : 1437
Fecha de inscripción : 27/01/2012
Edad : 31
Localización : México
Re: Oportunidades perdidas...
Muchas graciasagecastbet escribió:GUAUUUUUU ¡¡¡¡¡¡ bonito, tiene de todo no le falta nada. Casi que me meto a dormir con ellos, que paz después de la batalla. Me encantó el capítulo, no se si es que además tengo el día como tonto y me ha venido como anillo al dedo. Preciosooooo, quiero más, ..... cuánto falta para el siguiente????? no mucho espero.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSS
Este fanfic está terminado ya pero tengo otra historia abierta, se llama "Todas las canciones tienen sentido"
Échale un vistazo y espero tus comentarios
Re: Oportunidades perdidas...
lovecastlebeckett escribió:Muchas graciasagecastbet escribió:GUAUUUUUU ¡¡¡¡¡¡ bonito, tiene de todo no le falta nada. Casi que me meto a dormir con ellos, que paz después de la batalla. Me encantó el capítulo, no se si es que además tengo el día como tonto y me ha venido como anillo al dedo. Preciosooooo, quiero más, ..... cuánto falta para el siguiente????? no mucho espero.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSS
Este fanfic está terminado ya pero tengo otra historia abierta, se llama "Todas las canciones tienen sentido"
Échale un vistazo y espero tus comentarios
Como terminado, yo quiero un capítulo especial de remate, éste era el que esperaba todo el tiempo, pero luego hay que conseguir que la historia demuestre que va a tener continuidad y no se va a terminar al rato. Tienes que amarrarla, después ya me quedaré tranquila del todo, LO PROMENTO, y no te insistiré, eso sí el siguiente me lo leeré completo, COMO SIEMPRE.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Oportunidades perdidas...
que magnifico capitulo te quedó genial sigueeeeeee plissss que quiero leer la contiii
Re: Oportunidades perdidas...
sigueeeeeee porfin juntooosss
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Oportunidades perdidas...
Que gran final de esta historia.
Gracias por compartirla.
Gracias por compartirla.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Oportunidades perdidas...
Oh que hermoso capítulo!!!
Ange- Ayudante de policia
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 14/09/2011
Página 4 de 5. • 1, 2, 3, 4, 5
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