Decisiones, obstáculos, cambios [Capitulo 12: La última decisión] {12/12} ¡Último capitulo!

CAPITULO 9: Un nuevo hogar
Llegamos a Washington a primera hora de la mañana, apenas había una hora de vuelo desde Nueva York, cuando desembarcamos fuimos a coger un taxi y al subir, me di cuenta, no habíamos mirado ninguna casa allí, miré a Rick disculpándome con los ojos

-Tendremos que ir a un hotel hasta que encontremos piso – su sonrisa me descolocó una vez más -¿Por qué sonríes así? – pregunté sin entender

-A New Hampshire con la 20 – indico Rick sin responder a mi mirada, me tomo por los hombros en todo el trayecto, el taxi paró en la dirección que Rick le había dado, mire por la ventanilla y no parecía que fuera una zona de hoteles, era una zona residencial en toda regla, bajamos las maletas

-¿Dónde estamos? Rick tenemos que ir a un hotel – no me contestó, miraba alrededor en busca de algo, un coche de color rojo aparcó en la acera de enfrente y bajo una chica rubia, con falda corta y una blusa excesivamente escotada, vi como Rick se quedaba mirándola aún más sonriente, fruncí el ceño

-Richard Castle, ¡Que alegría verte de nuevo! – abrazó a Rick y él le devolvió el abrazo, me quedé estupefacta ante aquella situación y me giré cogiendo mi maleta para irme

-Kate ¿Dónde vas? – pregunto Rick agarrando mi mano, yo lo fulminé con la mirada e intenté que me soltara, vi como la chica me sonreía

-Esta debe ser tu mujer ¿no? – dejé de intentarlo y Rick me volvió a sonreír

-Sí, esta es Kate Beckett, mi mujer, mi musa, mi compañera, la persona que más amo en el mundo – me ruboricé y la chica se rió suavemente y me tendió la mano

-Un placer – dije tendiéndole mi mano intentando que lo que acababa de ocurrir quedara en el olvido 

-Lo mismo digo, soy Jessica Smith – ella volvió a sonreír –Debe ser muy especial, es la mejor que tengo, ya lo sabes y como hablamos está totalmente amueblada – le tendió unas llaves – ¿Qué tal si os la enseño? Además tenéis que firmar el contrato – comenzó a caminar y Rick me miró

-Kate ¿Vienes? – yo asentí y seguimos a la chica hasta un entrador a pocos metros de dónde estábamos parados

Una enorme extensión de césped con un par de árboles que nos guiaba hasta una casa enorme, mi mandíbula se descolgó un instante y la mano de Rick me estiró para que continuara, entramos a un espacioso recibidor con un armario empotrado a un lado y dos puertas, una al frente que conectaba con una estancia abierta enorme con una mesa y unos muebles de caoba hermosos, el comedor, la cocina era amplia y abierta, daba a un enorme salón con un aseo de dos piezas, una ventana panorámica daba una vista perfecta del jardín delantero, unas escaleras que se veían antiguas pero bien restauradas, nos llevaron al piso de arriba, había 6 habitaciones amplias, dos baños con acceso desde el pasillo y uno más  en la habitación principal con Jacuzzi, el sótano estaba preparado con dos alturas, una de las salas estaba acondicionada como estudio, muchas estanterías y un amplio escritorio y la otra tenía algunas máquinas de ejercicio, y un gran armario para guardar cosas, subimos de nuevo y fuimos al jardín, nada más salir había una plataforma de maderas con una mesa y unos asientos, nos sentamos allí mientras yo seguía en shock, detrás había un gran jardín vallado con una enorme piscina que en la zona de entrada había unas rocas que le daban un aspecto precioso, la chica saco de su bolso una carpeta y un bolígrafo.

-Espero que os haya gustado, he trabajado con lo que hablamos por teléfono Rick – yo aún estaba impactada por la mansión que acababa de contemplar

-Es perfecta – susurró Rick junto a mí -¿A ti te gusta Kate? – moví los labios sin lograr que ningún sonido saliera de ella

-Es… ¡Guau! – solo pude decir eso, Rick beso mi cuello y sentí como sonreía con los labios pegados a mi piel

-No hay más que hablar, ¿dónde está el contrato? – la chica  le tendió unos papeles y el comprobó las cosas, en ese momento me centré en los papeles que Rick llevaba en la mano, en la última página reconocí dos nombres “Katherine Houghton Beckett” y “Richard Alexander Rogers” agarré su brazo cuando iba a firmar

-Rick ¿Esto…?- me miró a los ojos antes de que terminara

-Es nuestra casa Kate – dijo soltando su brazo y firmando, me dejo delante los papeles y el bolígrafo –Va a nombre de los dos, así que firma – fui a protestar pero de nuevo no me dejo –Quiero vivir contigo y este lugar es perfecto Kate, es espacioso por si vienen nuestros amigos o… - se quedó en silencio –Firma por favor – su mirada, de nuevo ese poder sobre mi

-Está bien – firmé los papeles y la sonrisa de Jessica aún se extendió más en su rostro, se levantó y nos dio la mano a ambos
-Gracias Jess – Rick le dio un abrazo y ella se esfumó dejándonos solos

-Esto es una locura Richard, jamás podremos pagar el dinero que cuesta esta casa – él se sonrió –No sé porque sonríes, es una locura – repetí, él tomó mis manos

-Está pagada, es nuestra Kate – señaló con su mano lo que nos rodeaba –La he comprado para nosotros – todo mi cuerpo tembló ante aquella declaración

-Pero el contrato, ponía el nombre de los dos – atiné a decir 

-Kate, tengo mucho dinero, demasiado y siempre malgastaba millones en cosas que no me eran necesarias, ahora, al fin tengo algo en mi vida por lo que daría todo o más de lo que tengo – vio que iba a interrumpir y me silencio con un dedo sobre mis labios –Me puedo permitir esta casa, pero deseaba que fuera de los dos, nuestro hogar, nuestra nueva vida, eres mi familia ahora y todo lo que tengo es para ti ahora – cuando terminó de hablar mis ojos brillaban por las lágrimas contenidas

-Rick yo… no puedo creerlo, esto, es precioso – no me salían las palabras, me sentía sobrecogida por la situación –Este es nuestro hogar, solo tengo una pregunta más – susurré, el me miró extrañado -¿A qué te referías cuando te has quedado callado cuando hablabas de la cantidad de habitaciones? – el miró al suelo y tomo mi mano, la beso suavemente

-Kate mi vida… - se quedó en silencio mirando mis ojos, luego suspiró – Solo me refería a las visitas – sabía que me ocultaba algo, y no entendía por que

-Rick… no entiendo nada, ¿Qué ocurre? – susurré algo inquieta

-No es nada – no me miraba a los ojos, sabía que había algo que no me había dicho, solté su mano, no me gustaba notar que me ocultaba cosas

-Está bien… si no quieres decírmelo… - me di la vuelta y sentí como me cogía una vez más –Quiero ir a pasear – el me abrazó mirando mis ojos

-Deja que te acompañe, no quiero que te pase nada – veía la ansiedad en sus ojos, pero me estaba ocultando algo y no me gustaba, apoye una mano en su pecho para apartarlo de mí

-No me pasara nada – la angustia en su mirada aumento –Rick… necesito estar sola – se me encogía el pecho al ver aquella mirada y a pesar de mi enfado no pude seguir evitándolo, acaricie su rostro –No tardaré más de una hora, y llevo el móvil, de verdad… no me va a ocurrir nada – no di tiempo a que volviera a pararme, una nueva mirada de Rick y me habría quedado, pero necesitaba un poco de aire, pensar porque me ocultaba algo y que podía ser… suspiré

***

Kate se marchó y me dejé caer en el sofá… había sido un estúpido, con lo fácil que habría sido decirle  a Kate lo que pensaba, era tan simple, que me odiaba por no ser capar de habérselo dicho. No quería que se sintiera presionada, solo deseaba que estuviera tranquila para que su mente dejara atrás el secuestro, él tampoco lo olvidaba, fue al salón y se quedó pegado a la ventana que daba vistas a todo el jardín delantero y a la calle principal ansioso por verla regresar, si solo le hubiera dicho, era fácil Kate me refería a los niños que deseo tener a tu lado, suspiré y me quedé ahí de pie, esperando su aparición.

Casa:

A pesar del cansancio aquella noche no fui capaz de dormir bien, la discusión con Rick, la cabeza llena de lo que él estaba pensando y que no me decía, estuve inquieta hasta que el despertador marco las 5:30h, aquella mañana tenía que llegar a las 7:00 para conocer a los que serían mis compañeros de equipo y mi nuevo jefe, me levante sin hacer ruido, Rick seguía durmiendo, lo miré y su rostro tampoco parecía estar en calma, suspiré y me metí en la ducha, dejé que el agua resbalara por mi cuerpo, mis músculos se relajaban conforme el agua caliente los tocaba, cuando terminé fui a la habitación envuelta en la toalla, Rick no estaba en la cama.

-¿Richard? – No obtuve respuesta -¿Rick? – camine descalza llamándolo por toda la casa, preocupada, cuando bajaba las escaleras apareció por el salón y corrí hasta el para abrazarlo –Me has asustado – susurré contra su cuerpo, el miedo aun corría por mis venas sin llegar a comprender por que

-Lo siento Kate, me desperté y escuche la ducha, supuse que tenías que marcharte y bajé para prepararte el desayuno – respondió acariciándome, luego se percató de cómo iba vestida y se mordió el labio inferior, puso una mano en el centro de mi espalda y otra en mi nuca, me beso con intensidad mientras me apretaba contra su cuerpo, yo le correspondí agarrando su cuello, lo que consiguió que volviera el beso más profundo, me separé suavemente

-Rick, tengo que ir a trabajar – susurré, aunque después de aquello no tenía demasiadas ganas de apartarme, debía hacerlo, el me acarició suavemente y suspiré –Por favor Rick… no me lo pongas más difícil – susurré entrecortadamente, sus manos obedecieron mi petición con ciertas reticencias

-Pues sube a vestirte antes de desayunar, si no… no podré resistir la tentación – sonreí y le bese suavemente antes de subir a cambiarme, baje enseguida vestida con un pantalón negro y una camisa blanca, el último botón estaba sobre el pecho, deje la chaqueta sobre una de las sillas y cogí la taza de café que me había preparado, le di un sorbo antes de comerme una de las tostadas, el me miraba como hipnotizado

-¿Qué ocurre Rick? – Miré mi aspecto -¿No voy bien? – él sonrió sacudiendo la cabeza

-Me preguntaba si serán capaces de soportar trabajar con la mujer más hermosa y sexy del mundo sin intentar seducirla – me ruboricé 

-Rick… aunque lo intenten – lo agarré por detrás del cuello –Alguien me ha seducido ya y me ha robado el corazón – susurré antes de besar su mejilla, el intentó retenerme, pero la hora no me permitía seguir adelante, bese sus labios y sonreí –Tengo que marcharme – el suspiró y me beso una vez más antes de soltarme, me terminé el café y salí de casa, ahora empezaba todo, mi nuevo trabajo estaba a punto de comenzar…

***

-Buenos días señor – dije tendiendo mi mano al hombre alto y trajeado que había detrás del escritorio
-Bienvenida Beckett – me índico que me sentara –Esta aquí porque tiene usted un gran expediente, es la mejor, y nosotros queremos lo mejor – su voz intimidaba un poco pero mantuve mi serenidad –Espero no haberme equivocado con usted – dijo tendiendo su mano en mi dirección una vez más, me levante de la silla

-No le defraudare – dije con convicción estrechando su mano, el asintió

-Ahora le presentaré a su equipo – camine por el pasillo siguiendo los pasos de Eliot, mi nuevo jefe, llegamos a una sala enorme colapsada por una enorme mesa, alrededor había tres personas –Le presento a los agentes Brent Peterson, Juliette Strasser, nuestra forense Alia Hurley y su ayudante el señor Andy Cooper – alcé mi mano a forma de saludo –Ponga a Katherine Beckett al corriente del caso – me miró .-Mucha suerte – se giró y se marchó mientras los demás me ponían al tanto de la investigación que teníamos entre manos.

***

Ya llevaba una semana con aquel caso, había una red de trata de blancas, obligaban a las mujeres a prostituirse, pero no eran ilegales, las obligaban mediante secuestro o presión a sus familias, la primera prueba fue la aparición de un niño de cinco años asesinado y la desaparición de su padre, la mujer se había venido abajo y había acudido al FBI, pero no conocía a nadie, por ahora se estaba trabajando en la estrategia para localizar a los culpables, la mujer iba a continuar, pero esta vez habría vigilancia y su teléfono estaría pinchado para rastrear las llamadas que recibiera.

Abrí la puerta de casa, estaba tan cansada que nada más cruzar el umbral me descalcé, suspiré al sentir el frio suelo bajo mis pies y me masajeé los hombros cuando colgué mi chaqueta en el armario de la entrada, todo estaba demasiado oscuro, era extraño, ya que no eran más de las 9 y Rick me había asegurado que estaría para cuando llegara, vi un reflejo en el comedor y entré, sobre la mesa unas velas, iluminaban los platos y las copas, sonreí justo cuando sentí las manos de Rick rodeando mi cintura con suavidad beso mi mejilla.

-La cena esta lista – susurró mientras cambiaba la posición y tomaba mi mano, me acompañó a la mesa y separó mi silla para que me sentara –Dame un segundo – desapareció del comedor y regresó cargando el botellero lleno de hielo y con la botella de vino, sirvió en las dos copas grandes que había sobre la mesa y alzó la suya y lo imité chocando las copas –Por ti mi amor – sonrió y se sentó a mi lado en la mesa tomando mi mano tiernamente, como cada noche el me esperaba despierto, incluso si llegaba a las 4 de la mañana Rick esperaba leyendo algún libro o escribiendo hasta que me veía entrar por la puerta, le devolví la sonrisa –¿Cómo va el caso mi amor? – beso el dorso de mi mano y yo me eche hacía atrás en la silla cerrando los ojos

-No tengo nada, es un callejón sin salida… y esas mujeres – giré la cara para que no me viera, últimamente estaba muy sensible y el caso me estaba afectando a nivel emocional, mi visión se volvió borrosa por las lágrimas contenidas, Rick me tomo del mentón e hizo que lo mirara mientras acariciaba mi mejilla, ante ese gesto las lágrimas resbalaron por mis mejillas

-¡Kate! – se levantó de la silla y me ayudo a levantarme pegándome a su pecho, las lágrimas seguían cayendo humedeciendo la camisa de Rick, pero no le importaba, el acariciaba mi espalda –Esto no es culpa tuya, es duro, pero nos enfrentamos a cosas peores en Nueva York, ¿recuerdas? – acarició mi mejilla y yo asentí en silencio sin separar mi mejilla de su pecho aun llorando, realmente no comprendía porque estaba así últimamente, pero durante este caso en al menos dos ocasiones había tenido que ir al baño de la agencia por no poder mantener a raya mis lágrimas, y parecía que iba de mal en peor, cuando me calmé me aparté de él suavemente y sequé las lágrimas que quedaban en mis ojos, lo miré

-Rick… lo siento, tú has – su dedo índice voló hasta mis labios

-No pasa nada – me beso suavemente –Es un caso duro y…

-Y tú ya no estas para ayudarme con tus teorías ni para apoyarme – suspiré abrazándolo de nuevo

-Eh Kate... – Sus dedos acariciaron mi rostro suavemente –No me necesitas para ser la mejor agente del FBI, como no me necesitabas para ser la mejor detective de Nueva York – me sonrió abiertamente

-Echo en falta tenerte a mi lado, durante cinco años hemos trabajado juntos y ahora, me falta algo – dije mordiéndome el labio inferior
-Bueno… te acostumbraras Kate, y… siempre te puedo ayudar en casa – nos sonreímos 

La noche fue perfecta después de aquel momento de debilidad, cenamos, hablamos y nos pusimos una película, yo me dormí en el transcurso de esta y abrí los ojos cuando Rick me subía en brazos escaleras arriba, abrí los ojos lentamente y me sonrió, me dejo sobre la cama con suavidad y mis manos se enredaron en su cuello haciendo que cayera sobre mí, nos besamos y nuestras manos se deshicieron hábilmente de la ropa del otro, Rick se tumbó a mi lado y me acarició lentamente una y otra vez, con el único fin de relajar mi cuerpo con sus manos, pronto caí en un profundo sueño entre sus brazos.

***

Un mes, todo un mes viviendo en Washington cuando por fin resolvimos el caso, había estado toda la noche con llamadas pidiendo a las familias que vinieran a la agencia a recuperar a sus esposas, hijas, el arduo trabajo fue recompensado cuando la sala se llenó de muestras de cariño, abrazos, besos...

-Beckett – la voz de mi jefe me saco del mundo en el que me había inmerso al ver aquello y lo seguí hasta la sala donde estaba todo el equipo, me senté en la silla libre –Quiero felicitarles, han hecho un trabajo perfecto, gracias a ustedes esas familias….

Sentí como mis sentidos se nublaban y un insoportable pitido se apoderó de mis oídos, me desplomé en la sala de reuniones ante las miradas de todos mis compañeros de trabajo y perdí por completo la consciencia durante unos minutos, abrí los ojos y centré la vista en Juliette que estaba llamándome intentando que volviera en mí.

-¡Kate! – Suspiro al ver que abría los ojos -¿Qué te ha pasado? – todos en la sala me miraban esperando la respuesta, sacudí la cabeza

-No lo sé, llevo días descansando poco y con muy poca hambre – respondí con la boca pequeña

-Beckett, hemos llamado a una ambulancia, cuando salga del hospital vaya a casa y no vuelva hasta que esté recuperada – como si de un presagio se tratara los sanitarios irrumpieron en la sala

Me tomaron la tensión y la glucosa antes de decir que me iban a llevar al hospital, me negué 

-No, no es necesario, de verdad, solo necesito descansar – miré a Juliette, que en aquel mes se había convertido en una buena amiga 

-Yo puedo llevarla a casa, señor – dijo mirando a nuestro jefe, el miró a los sanitarios

-Está bien, pero si se encuentra mal, vaya al hospital – yo asentí cohibida ante su mirada –No quiero perder a uno de mis mejores agentes – recogió todos los documentos y se marchó, yo salí de la agencia acompañada por Juliette antes de que alguien cambiara de opinión.

***

Aparcó el coche delante de mi casa y la invité a entrar, abrí la puerta y escuche la música que salía del despacho de Rick, debía estar escribiendo, la guíe hasta la cocina y preparé la cafetera, luego caminé hasta la escalera

-¡Rick! Baja, he venido con una compañera de trabajo – la música paro al instante y escuche sus pasos, regresé a la cocina y me senté junto a Juliette sonriendo mientras esperábamos que el café saliera –Muchas gracias por traerme, la verdad es que lo último…

-¡Richard Castle! – Mi amiga dio un salto y se puso de pie al verlo aparecer por la puerta, me miro -¿Este es…? Digo – yo asentí a sus trastabilladas palabras y me levanté de la mesa 

-Juliette este es mi marido, Richard Castle – sonreí y mire a Rick –Ella es Juliette una buena amiga de la agencia – el beso la comisura de mis labios y luego miró a mi compañera tendiéndole la mano

-Es un placer – puso aquella sonrisa tan suya y mi amiga igual que todas las mujeres a las que les sonreía se aceleró

-El placer es todo mío, soy fan de su obra, es excelente – Rick agarró mi cintura mientras escuchaba las alabanzas de Juliette –Si algún día pudiera firmar mis libros 

-Haremos un trato, si me tratas de tu, puedes venir a cenar esta misma noche y firmo los ejemplares – contestó Rick sonriendo, ella asintió

-Me encantaría – Juliette cruzó una mirada cómplice conmigo, me esperaba un interrogatorio como los que hacía a los sospechosos, y no me iba a librar, sonreí

-Bueno Kate, por qué no vais al porche, yo sacaré el café – me beso en los labios y las dos salimos y nos sentamos en los asientos que rodeaban la mesa.

No tardó mucho en aparecer con tres tazas llenas con café sobre una bandeja, acompañadas con un plato con algunas galletas, me sonrió y se sentó a mi lado.

-Desayunar un poco, últimamente estáis muy ajetreadas con el caso, Kate apenas come – reprochó Rick

-Por suerte el caso ha acabado – me miró –Y hoy deberías descansar, ya escuchaste al jefe, no quiere a su mejor agente enferma 

-Lo sé, y no voy a caer enferma – la miré esperando que entendiera, no quería que Rick se preocupara

Tras el desayuno improvisado que Rick nos había preparado, Juliette se despidió, a la noche volvería tal como él le había ofrecido, cenaría con nosotros y se llevaría los libros firmados, cuando la puerta se cerró, mire a Rick con cara interrogante y rodeé su cuello con mis brazos.

-Espero que te haya caído bien, pero no demasiado – me respondió con un beso que robó mi aliento y sonrió

-Entonces hoy… ¿tienes el día libre? – asentí, no iba a decirle el motivo si no era totalmente necesario

-El caso está resuelto y Eliot pensó que nos merecíamos un descanso – el asintió y fuimos a sentarnos en el sofá

***

El timbré sonó mientras terminaba de arreglarme, la voz de Rick sonó por la casa “Voy yo”, mientras terminaba escuchaba las risas, pero había más de dos personas en el piso de abajo. Entré al comedor y la mirada de Rick me abrasó por la intensidad, no fue el único, Brent estaba sentado al lado de Juliette y también se quedó en silencio, ella se giró para ver qué era lo que había dejado callado a sus acompañantes, se levantó y vino a abrazarme

-Espero que no te importe, había quedado con Brent, después de cada caso quedamos a cenar, hablé con Rick y me dijo que no pasaba nada – mire a Richard esperando que me dijera cuando y como habían hablado y enseguida lo entendió

-Llamó a tu móvil cuando tu descansabas, creo que cuantos más mejor ¿no? – asentí y salude a Brent

La charla se reanudó y Rick me trajo una copa de vino, cada vez que me daba cuenta él estaba rodeando mi cintura o besando mi cuello, y era extraño, normalmente cuando estábamos acompañados no lo hacía, se fue a la cocina dejándonos solos de nuevo

-¡La cena esta lista! – avisó desde la cocina y yo me disculpé para ir a ayudarlo, cuando me vio me agarró de la cintura – ¿Te lo estás pasando bien? – de nuevo beso mi cuello, cada vez que lo hacía mi pulso se aceleraba, lo separé de mi suavemente

-¿Se puede saber qué te pasa? – pregunté mostrando que era evidente que no era normal su comportamiento, él sonrió bajando la mirada

-¿No te das cuenta verdad? – Rió suavemente y mi mirada pidió que se explicara –Kate, tu compañero Brent está babeando desde que has aparecido con ese vestido – me miró mordiéndose el labio

-Y tú crees, que la mejor manera de que no babeé es esta, ¿no? – Sonreí y acaricié su rostro –Puede babear cuanto quiera, pero nunca me va a tener – lo bese suavemente –Ahora, vamos a servir la cena y luego te demostraré de quien es este cuerpo – le guiñé un ojo y vi cómo se tensaba

La cena fue relajada, las conversaciones se encadenaban como si todo el rato fuera la misma, aunque cambiamos de tema unas veinte veces, luego nos sentamos en el sofá y Rick nos sacó una bandeja de dulces de la pastelería que había cerca de casa, todos comieron y yo cogí uno de ellos, le di un bocado, solo uno antes de salir corriendo al baño, Rick me siguió preocupado, intenté empujar la puerta pero entró de todos modos y acarició mi espalda hasta que terminé de vomitar, mojó una toalla y la paso por mi cuello.

-Voy a despedirlos, quiero que descanses, y mañana te llevaré al médico – sentenció, me levanté agarrando su mano

-Estoy bien… creo que… me sentó mal la cena – dije suavemente

-Bueno, ya lo hablaremos, voy a despedir a tus compañeros, tu refréscate un poco – asentí

***

Apenas unos minutos más tarde Rick me había disculpado y Brent y Juliette se marchaban de casa diciéndole que esperaban que pronto estuviera recuperada, él volvió a mi lado y fuimos a dormir, ese día estaba siendo muy raro, pero ya iría al médico al día siguiente…