CUANDO MENOS TE LO ESPERAS (CAPÍTULO 14- ACTUALIZADO 04/03/14)

Una señorita se acerca con una mesa auxiliar donde trae una cubitera llena y algunas bolsas, y tras darle las gracias, se retira. Introduzco un par de hielos en una bolsa y tras hacerle un nudo, me acerco al centro del salón.

Estamos en nuestra anterior habitación del hotel, otra vez de vuelta, la suite está llena de policías buscando huellas por todos lados y no era buen sitio para quedarse. Parece que la suite se nos resiste y no vamos a poder disfrutar de ella. Me siento en la mesa baja que hay frente al sofá, en el que se encuentra Kate sentada. No ha querido tumbarse, ni si quiera antes me ha dejado subirla a la habitación. Cuando recuperó la consciencia y se dio cuenta de que la llevaba en brazos en seguida me hizo bajarla para subir con su propio pie mientras decía que se encontraba perfectamente bien, que no necesitaba ayuda. Tampoco ha querido que un médico la examine, pero eso no me ha sorprendido en absoluto. Terca y testaruda donde las haya, Katherine Beckett es completamente indomable en ese sentido.

Me mira e intenta sonreír pero su labio hinchado se lo impide provocándole una mueca de dolor. No sé cómo alguien se ha atrevido a ponerle la mano encima, aprieto la mandíbula al pensarlo y ella extiende su mano para que le de la bolsa con los hielos pero me niego inmediatamente.

- Al menos déjame curarte –me acerco un poco a ella fijando mi vista en sus labios y poso con todo el cuidado posible los hielos sobre la zona hinchada de estos. Se estremece levemente, supongo que por la mezcla del frío y dolor, y cierra los ojos durante unos segundos, como intentado acostumbrarse.

- Castle, puedo yo sola –dice poniendo su mano sobre la mía para intentar que desista de esta nueva faceta de “enfermero” que he adoptado.- No hace falta.

- Por supuesto que hace falta –digo serio mientras cojo su mano con la que a mí me queda libre y la aparto sosteniéndola-. Te han hecho esto por mi culpa –bajo un poco la cabeza al decirlo- necesito compensarte de alguna forma, aunque en comparación esto sea una miseria…

- Deja de decir tonterías que aún me quedan fuerzas para golpearte a ti también –me amenaza pero con un tono divertido en su voz y acaricia mi mano que aún mantengo unida a la suya-. Mi vida es así, es mi trabajo y ya estoy acostumbrada, pero es normal que alguien acostumbrado a la acción imaginaria se sorprenda por esto –dice atacándome divertida mientras señala su rostro.

- Noto cierta ironía en sus palabras detective… -poso los hielos sobre su moflete donde también ha recibido un buen golpe, lo que provoca que emita un sonido quejándose-. Lo siento –me disculpo evitando hacerle el menor daño posible- y sí, es cierto, no estoy acostumbrado a ver mujeres con vestido de fiesta y tacones de casi un metro, persiguiendo delincuentes –me defiendo y noto cómo que se le escapa una leve sonrisa a pesar del dolor de su labio- pero he de decir, con completa sinceridad, que me pone –y sonrío contagiado por ella, que me golpea en el hombro ligeramente.

- Bueno, creo que después de ver cómo ha quedado mi cara, no debo ponerte tanto… -dice un poco ruborizada escapando de mi mirada.

- En realidad, no te lo quería decir… pero la herida en el labio te queda terriblemente sexy –muerdo mi labio inferior fijando la mirada en su boca.

Me acerco a ella, que se ha quedado callada mirándome, para cerrar la distancia entre nosotros, no han cesado mis ganas de besarla, es una droga. Pero cuando estoy a punto de poner suavemente mis labios sobre los suyos, una voz nos hace separarnos rápidamente, interrumpiéndonos.

- Los técnicos siguen revisando la sui… -empieza a decir Espósito acercándose a nosotros junto con Ryan y se calla al vernos-. ¿Llegamos en mal momento? Podemos regresar más tarde…

- ¡No! Castle solo me estaba ayudando con esto –se apresura a decir Kate refiriéndose a sus golpes y se levanta del sofá sosteniendo ella misma la bolsa con hielos sobre su cara- ¿Qué tenéis? –se acerca a ellos esperando la respuesta.

Yo me levanto de la mesa y me acerco a ellos también.

- Por el momento nada –dice Ryan mirándonos con una sonrisa-. Estamos intentando averiguar cómo supo que os habíais cambiado a la suite, y también hemos pedido que nos envíen los vídeos de las cámaras de seguridad.

- Bien, también quiero que mandéis a analizar la nueva carta que ha dejado el acosador en la suite, a ver si pueden sacar alguna huella –tanto Ryan como Espósito asienten ante la orden de su jefa y Kate se acerca al mini bar para coger una botella de agua.

- Tío, ¿qué tienes ahí? –pregunta de repente Espósito dirigiéndose a mí y mirándome achicando sus ojos-. Tienes esto –se señala la mandíbula- pintado de rosa…

Kate, que en ese momento estaba bebiendo agua, se atraganta con esta al escuchar lo que el detective dice y empieza a toser descontroladamente llamando la atención de todos los presentes. Aprovecho esto para evadirme de la pregunta de Espósito y frotarme en la mandíbula con mi mano intentando borrar el supuesto color rosa del que estoy pintado.

- Sabía yo que… que el agua de… –intento buscar algo para cambiar de tema mientras le doy unas suaves palmaditas en la espalda a Kate, que no deja de toser- este hotel no era del todo buena –esbozo una falsa sonrisa aportándole toda la credibilidad posible a mis palabras.

Kate asiente a lo que digo mientras su tos va cesando y los detectives nos miran completamente incrédulos.

- Bueno, nosotros nos vamos que ya es tarde, te mantendremos informada –dice Ryan mirando a Kate, y ella vuelve a asentir.

Ambos compañeros se dirigen a la puerta de salida de la habitación y entonces Espósito se gira para volver a mirarnos.

- Lo que aún no me explico, si estabais en el salón, cómo consiguió salir de la habitación sin que os dierais cuenta antes de que estaba ahí –alza su rostro un poco con cara de pensativo para terminar mirando a Ryan que se encoge de hombros.

Y sin darnos tiempo a responder ni a Kate ni a mí, que nos hemos quedado bloqueados ante eso, salen por la puerta cerrándola tras ellos.

Ella deja la bolsa, que ha empezado a gotear porque los hielos se han derretido, en la mesa y sacude la cabeza soltando un suspiro de alivio por su boca.

- La próxima vez, recuerda pintarte los labios de un color más discreto –sonrío mirándola y me acerco lentamente a ella- se lo hemos puesto demasiado evidente de averiguar.

Tiene la cabeza agachada, mirando la mesa fijamente, lo que me hace mirar la mesa a mi también para descubrir que  no hay nada interesante en ella, así que vuelvo a dirigir mi mirada hacia Kate. Acaricio su cabello y pongo unos mechones de pelo detrás de su oreja, consiguiendo que alce la cabeza y me mire.

- No va a haber próxima vez, y es mejor que lo olvidemos –me dice con un hilo de voz pero completamente seria-. No sé qué me ha pasado antes, pero no puede volver a pasar –a pesar de lo duras que suenan sus palabras para mí, ella me habla con tono bajo y relajante- yo… ya te lo he dicho, tengo novio, y… -huye de mi mirada y se gira dándome la espalda mientras busca las palabras- y estoy bien con él.

- ¿Le quieres? –es lo único que atino a decir, y en realidad es lo que realmente me interesa saber.

- Me gusta de verdad –sigue dándome la espalda mientras coge más hielo para ponérselo en su cara- y me hace sentir bien.

Se me ocurren mil cosas que decirle, en mi opinión con que una persona te guste no es suficiente. Si le quisiera hubiese respondido un “Sí” rotundo, sin pensarlo, pero aún así, eso no significa que esté interesada en mí. Estaba ilusionado de poder intentar algo con ella, y ahora que he probado el sabor de sus labios me va a resultar incluso más difícil olvidarme.

- Tienes razón –logro decir finalmente y se gira para mirarme- ha sido un momento tonto –sonrío amargamente y trago saliva-. Queda olvidado, tranquila.

- Bien –asiente ante mis palabras y nos quedamos unos segundos en silencio hasta que lo rompe-. Hoy puedo dormir yo en el sofá…

- No –le interrumpo- por supuesto que no, y no hay posibilidad de discutirlo, así que ve a la cama, y no te preocupes que el sofá es bastante cómodo –digo mientras meto las manos en los bolsillos de mi pantalón.

- Bueno, entonces no te lo discuto, hoy ha sido un día largo –se encoge de hombros y se dirige hacia la puerta de la habitación-. Buenas noches Castle –dice girándose para mirarme.

- Buenas noches Beckett –contesto con seriedad y se pierde en la habitación, cerrando la puerta tras ella.

Me tiro de golpe en el sofá y cierro los ojos. No estoy cansado pero emocionalmente me he quedado un poco deprimido. Ha pasado todo de golpe. Hace un rato estábamos besándonos como locos, olvidándonos de todo, incluso del famoso doctor que se supone que es su novio y que ahora mismo me encantaría que no existiera. Y de repente, ahora estoy con el nivel de esperanzas a menos cero, definitivamente tengo que olvidarme de todo esto. Este nuevo capricho de Richard Castle me ha pegado duro, pero no hay nada que unas copas y otra mujer no puedan solucionar. Miro la hora en mi móvil, solo son las tres de la mañana, aún puedo disfrutar de la noche.

Me levanto del sofá dispuesto a escaparme, la niñera no debe enterarse porque seguramente no me dejaría irme, y menos solo. Cojo mi chaqueta y camino como si fuera un ninja, haciendo el menor ruido posible, saliendo de la habitación y cerrando la puerta con cuidado.

Salgo del hotel y camino durante unos minutos disfrutando de la noche. Hace frío pero no demasiado, estoy a gusto. Miro el cielo que apenas deja ver las estrellas esta noche y hago una mueca de desagrado ante esto. Me acerco a un pub que veo en una esquina y en el que hay gente en la puerta esperando. Consigo entrar y me dirijo directamente a la barra donde pido una copa. Presiento que esta noche el alcohol va a ser mi fiel compañero.

Cuando llevo unas cuantas copas y no sé exactamente cuánto tiempo llevo ahí en la barra sentado, bebiendo, una mujer un poco más joven que yo se sitúa a mi lado para pedir una copa. Me incorporo un poco y es cuando noto realmente la cantidad de alcohol que he ingerido, estoy bastante afectado pero no me importa. Me acerco a la mujer morena y sonrío de la forma más seductora que puedo en este momento.

- Si tengo la suerte de que no estás acompañada, me encantaría invitarte a esa copa –digo lo suficientemente alto para que me escuche por encima de la música pero sin gritar.

Se gira hacia a mí y me sonríe. Es guapa, o al menos me lo parece, espero que mi estado de embriaguez no me esté jugando una mala pasada.

- Soy Alice –se acerca a mí para darme un beso en la mejilla y susurra en mi oído-. Encantada Ricky.

Me sorprendo al escuchar que dice mi nombre y en seguida lo nota.

- Te he reconocido, últimamente sales mucho en la prensa rosa… -me guiña un ojo sonriendo.

Normalmente no me interesa nadie que se acerca a mí por interés, no me trasmite confianza pero en este momento cualquier cosa me parece válida. Además parece lanzada y poco difícil, así que puedo aprovechar los beneficios que me da la fama en este sentido.






Estamos en el hotel, he invitado a Alice la cual, después de unas cuantas copas más, algún que otro baile y bastantes besos y tocamientos, ha aceptado venir. Intento abrir la puerta con la tarjeta de la habitación, sin éxito, no consigo atinar a introducirla en la ranura de lo borracho que voy, y esto nos provoca una risa incontrolable. Ella también va bastante borracha, cosa que no ayuda a disminuir el escándalo que estamos montando en medio del pasillo.

Desisto por un momento de intentar abrir la puerta, al notar los labios de Alice en mi cuello, que me muerde con ansia y empieza a desabrochar mi camisa rápidamente. La beso sin esperar más tiempo mientras acaricio sus piernas subiéndole ligeramente el vestido.

Y es entonces cuando la puerta de la habitación se abre por sí sola, por arte de magia, pero desisto en seguida de este pensamiento al escuchar la voz de Kate.

- ¡Ey! –alza la voz al vernos, frunciendo el ceño.

Dejo de besar a Alice y veo a Kate en el marco de la puerta mirándonos con la boca abierta. A pesar de lo borracho que voy consigo ver la expresión de enfado de su rostro, aunque siendo sincero lo veo todo un poco borroso. Y no sé por qué la situación me parece divertida y comienzo a reírme sin poder evitarlo, contagiando a Alice que me da un beso en la mandíbula ignorando completamente a Kate, la cual reacciona en seguida.

- Castle, ¿qué se supone que estás haciendo? –se cruza de brazos mirándome fijamente y es entonces cuando observo lo sexy que está incluso en pijama.

Tiene el pelo recogido en un moño alto, dejando libre acceso a su apetecible cuello, de repente me siento como un vampiro con este pensamiento. Y lleva una camiseta ancha que le tapa por los muslos y un pantalón corto, muy corto, que me deja disfrutar de sus largas piernas. Sonrío perdiéndome en ellas sin intención de responder a su pregunta, demasiado complicado contestar en mi estado, pero parece que Alice se atreve en mi lugar.

- ¿Hace falta que te lo expliquemos guapa? –dice Alice con una ironía fácilmente perceptible y se lanza a mis labios besándome sin importar que Kate nos observe.

Yo me dejo hacer respondiendo a sus besos hasta que noto la mano de Kate que me agarra del antebrazo y tira de mí, haciéndome tambalear ligeramente y separándome de Alice, que dice algo quejándose.

- ¿Qué pasa detective? ¿Quieres formar parte de la fiesta? - me acerco a ella sonriendo, con los ojos entreabiertos.

- Puf, Castle –pone cara de desagrado y sacude su mano en el aire como intentando apartarlo de ella- con ese aliento has debido arrasar con todo el alcohol de la ciudad.

- ¡Uoooh, vamos a seguir con la fiesta! –suelta de repente una Alice eufórica acercándose a nosotros.

- Tú te largas de aquí o la fiesta va a continuar para ti… -dice mientras coge su placa de policía y se la muestra- pero en el calabozo.

Alice mira la placa y se le borra inmediatamente la sonrisa de la cara.

- Podrías haberme dicho que tenías novia Ricky –me dice Alice mirándome con una expresión de disgusto- y más si era poli, me hubiese ahorrado el paseo –esto último lo dice desde el pasillo alzando la voz mientras se va.

Kate cierra la puerta en cuanto la mujer se va y me mira furiosa. Si no estuviera borracho seguramente ahora mismo sentiría miedo ante su expresión, pero en vez de eso esbozo una sonrisa y me dejo llevar por la embriaguez.

- Me gusta que te pongas celosa –aseguro mientras rodeo su cintura con mis brazos y le doy un lento beso en la mejilla.

- ¿Qué dices? No estoy celosa –afirma mientras aparta su cara e intenta zafarse de mi agarre- pero no sé si recuerdas que hay alguien obsesionado contigo que quiere matarte y vas tú y ¿te traes a la primera pelandusca que conoces? –me mira realmente enfadada pero no soy capaz de tomarme la situación con seriedad y me limito a mantenerla sujeta entre mis brazos, disfrutando de su cercanía.- Se supone que estoy aquí para protegerte, tú lo pediste –dice mientras me da unos toquecitos con su dedo índice en mi pecho- y a lo que te dedicas es a escaparte sin que me entere, como si fueras un niño.

No puedo evitar que se me escape una risilla y esto es lo que termina por indignarla del todo.

- ¡Y encima vienes borracho! Así no se puede hablar contigo –aprieta la mandíbula furiosa y me agarra de los brazos intentando que la suelte pero lo único que consigue es que haga mi agarre más fuerte- Castle, suéltame, ya vale –pide mientras se revuelve intentando escapar.

- No… -la pego a mi cuerpo y vuelvo a besar su mejilla lentamente.- Quiero jugar a los policías contigo –susurro en su oído para después morder suavemente el lóbulo de su oreja.

Noto cómo se estremece ante esto pero suelta una carcajada irónica y en seguida aleja su cara de la mía mirándome a los ojos.

- Me parece que ya has tenido suficiente por hoy, y creo que en tus condiciones no darías la talla –sonríe y vuelve a intentar soltarse de mis brazos sin éxito.- Vamos Castle, no seas pesado…

- Siempre doy la talla –aseguro y escondo mi cara en su cuello para besárselo mientras acaricio su cintura.

- ¡Para! –se separa y agarra mi cara entre sus manos manteniéndome alejado.

- Venga Kate, no te hagas la difícil que eres como todas… -digo mientras bajo una mano y la pongo en su culo palpándolo y agarrándolo –te mueres por pasar una noche loca conmigo.

Sin dura eso es la gota que colma el vaso y vuelve a enfurecerse a su nivel máximo.

- ¡Suéltame! –grita mientras descarga su fuerza contra mí y me empuja violentamente apartándome de ella.- ¡Deja de comportarte como un capullo!

Debido a la borrachera que llevo encima, pierdo el equilibrio con su empujón y caigo al suelo. Me quejo levemente al chocar contra este y me quedo sentado con la espalda apoyada en la pared, mirando a Kate con toda la atención que me es posible.

- Y la próxima vez, no te olvides de que tengo un arma porque juro que soy capaz de usarla –me dice amenazante señalándome con su dedo y se da la vuelta completamente enfadada para terminar encerrándose en la habitación, no sin antes dar un buen portazo.

No me muevo, sigo sentado en el suelo y apoyo la cabeza en la pared cerrando los ojos. Aún no soy consciente de mi comportamiento, ni de lo que acabo de hacer, simplemente dejo que el sueño me invada, quedándome dormido en esa incómoda posición.

Me despierto de golpe al notar cómo mi cabeza se caía hacia un lado, un poco sobresaltado e intento situarme. Tardo unos segundos en darme cuenta de que estoy tirado en el suelo y empiezo a hacer memoria de cómo he llegado hasta allí. Cuando más o menos termino de organizar los hechos en mi mente, me levanto torpemente del suelo, el alcohol aún sigue mostrando su efecto. Esto me hace comprender que no he dormido demasiado tiempo, aunque no tengo ni idea de qué hora será. Intento ajustar mi vista a la oscuridad del salón, abriéndome paso entre los distintos muebles y sosteniéndome en algunos de ellos para no perder el equilibrio. Me dirijo a beber un poco de agua pero antes de llegar a mi objetivo, me entran unas terribles ganas de vomitar que provocan que salga corriendo hacia el baño haciendo más ruido del que me habría gustado al esquivar los muebles en medio de la oscuridad. Entro al cuarto de baño rápidamente, como si de un cohete se tratara, poniéndome de rodillas frente al váter y vomitando todo el alcohol que he ingerido esta noche. En este momento me arrepiento de haber bebido tanto, definitivamente no ha sido buena idea. Cuando cesan las arcadas y termino, me levanto para enjuagarme la boca y apoyo los codos en el lavabo dejando caer mi peso sobre este y sosteniendo la cabeza entre mis manos. Cierro los ojos intentando calmar el mareo que siento y entonces noto una mano que se posa en mi hombro.
- Castle… ¿Estás bien? –susurra dudosa mientras acaricia mi hombro.

No sé por qué pero me alegro de que esté aquí, a pesar de que la situación sea un poco embarazosa, su voz y toda ella en sí, me tranquilizan. Me incorporo para girarme y mirarla mientras me limito a asentir con la cabeza respondiendo a su pregunta. Cojo el cepillo de dientes y comienzo a lavármelos bajo su atenta mirada con la que interactúo a través del espejo. Cuando termino me giro acercándome a ella, que se ha quedado callada pero no deja de mirarme.

- Todavía tengo ganas de fiesta contigo –pronuncio las palabras atropelladamente mientras intento mantenerme en pie con normalidad, ignorando mi mareo.

Ella esboza una sonrisa mientras me coloca el cuello de la camisa provocando una tímida sonrisa en mi rostro.

- Voy a ignorar lo que acabas de decir –dice mientras se sitúa a mi lado y pasa mi brazo sobre sus hombros, cosa que agradezco como apoyo para mantenerme- y voy a ayudarte a ir a la cama, vamos –concluye dándome unas palmaditas suaves en el pecho y comienza a caminar tirando de mí.

- Mmm, a la cama –sonrío mientras acerco mi nariz a su pelo, aspirando su aroma–. Me gusta-dejo caer parte de mi peso sobre ella caminando pesadamente.

- ¡Ay, Castle! –exclama quejándose mientras intenta mantenerme en pie-. Vamos, ayúdame un poco, ¿quieres?

Ella continúa tirando de mí y soportando gran parte de mi peso hasta que logramos llegar a la habitación.

- Vale, siéntate –ordena mientras me siento con su ayuda en el borde de la cama y suspira colocando algunos mechones de su pelo tras su oreja- ahora quítate la ropa y a dormir.

Hago caso a lo que me dice y busco con los ojos entreabiertos los pocos botones de la camisa que aún me quedan abrochados. Me dispongo a desabrochar el primero y tras pelearme con él, desisto.

- Parece que hoy necesitas ayuda en todo –suelta un suspiro de resignación cogiendo mis manos para apartarlas y comienza a desabrocharme la camisa, para terminar quitándomela.

Sonrío como un tonto sin dejar de mirarla y cuando termina señalo mi pantalón con picardía en mi rostro. Ella baja la mirada con el ceño fruncido y en seguida reacciona.

- Ah, no, eso sí que no –dice sobresaltada mientras tira mi camisa al suelo-. Estoy segura de que puedes hacer un esfuerzo y quitártelo tú solito- sentencia mientras asiente con su cabeza y dirige por un momento su mirada a mi pantalón.

- Bueno… -me pongo de pie con dificultad y desabrocho mi pantalón haciendo que caiga hasta mis tobillos.

- ¡Castle! –se queja apartando la mirada-. Espera al menos a que me haya ido.

- ¿Por qué? –digo rodeando su cintura con mis brazos mientras aparto mi pantalón con los pies.- Si vamos a dormir… -y tras decir esto me dejo caer hacia atrás en la cama tirando de ella para hacerle caer conmigo.

- ¡No! ¡Castle! –ríe mientras intenta soltarse para levantarse pero no la dejo.

- A dormir, a dormir –susurro sonriendo mientras me abrazo a ella como si fuera un niño con su peluche preferido para dormir, y apoyo la cabeza en su pecho.

- En mi mundo, casi es la hora de levantarme para trabajar, así que deja de ser una lapa y quítate de encima –dice divertida mientras se revuelve entre mis brazos y me empuja suavemente intentado apartarme.

- Mmm… -es lo único parecido a una queja que emiten mis labios mientras continuo en la misma posición sin soltarla y cierro los ojos oyendo cómo suelta un suspiro.

- Está bien, duérmete –se rinde colocándose bien sobre la almohada.

Comienza a acariciar lentamente mi pelo con su mano, intercalando con suaves caricias por mi nuca. Esto me mantiene realmente relajado y esbozo una sonrisa de placer. Sí, siento placer con unas caricias tan simples como estas, aunque en realidad me ocurre con cualquier gesto que ella me regala. Siento como su pecho sube y baja respirando tranquilamente y me encanta esta sensación.

- Espero que al menos no ronques demasiado alto… -suelta de repente junto con una pequeña carcajada, dejando el comentario en el aire pero sin dejar de acariciarme.

Es lo último que escucho que dice antes de quedarme plácidamente dormido abrazando a mi peluche preferido desde ahora en adelante, de eso estoy seguro.





Una suave caricia en mi mejilla me despierta, y unos labios… Espera, ¿son unos labios? Me besan la mejilla, la nariz y cuando noto el cálido aliento en mis labios abro los ojos desconcertado. Es ella. ¡Dios! Me mira y me sonríe tímidamente y yo, que me encuentro completamente en shock ante su actitud, no sé hacer otra cosa que devolverle la sonrisa. Estamos en la cama y ella está ligeramente apoyada sobre mí. Barajo la posibilidad de decir algo para averiguar qué bicho le ha picado pero decido que no es buena idea. Entonces me atrevo y acaricio cariñosamente su mejilla, ante lo que ella me responde besando la palma de mi mano para inmediatamente después mirarme a los ojos fijamente. Trago saliva, nervioso, al notar que acerca su rostro al mío y cuando apenas quedan unos centímetros separándonos, cierro los ojos para disfrutar con mayor intensidad de lo que preveo que se avecina.

Noto sus labios posarse sobre los míos y aunque aún sigo sin creerme la situación que estoy viviendo, respondo a su beso para hacerlo más intenso. Acaricio su cintura con ambas manos y termino por colocarla completamente encima de mí, mientras continuamos besándonos despacio, no tenemos prisa, de momento. Siento su lengua en mi boca, la cual me produce una especie de descarga eléctrica por todo el cuerpo al chocar contra la mía para iniciar una hermosa pelea. Nos separamos para coger aire y noto su respiración un poco acelerada, pero sin darle demasiada tregua muerdo su labio inferior y vuelvo a besarla provocándole un leve gemido. Meto mis manos por dentro de su ancha camiseta de pijama y las subo por su espalda lentamente, disfrutando de la suavidad de su piel. Ella se estremece al sentir mis manos y bajo hacia su cuello para llenarlo de besos. Mientras mis manos van terminando el recorrido por su espalda, me doy cuenta de que no lleva puesto sujetador y sonrío perverso mordiendo delicadamente su cuello. Decido acercar mi mano más rebelde a uno de sus pechos y paso mi pulgar por su pezón, que está completamente erecto. Lo pellizco con suavidad consiguiendo un jadeo por parte de ella y no me aguanto más, hago que levante los brazos y le quito la camiseta con desesperación, dejando ante mi vista sus pechos. Me paso inconscientemente la lengua por mis labios observándolos, no son ni muy grandes, ni muy pequeños, son perfectos. Ella se ha quedado sentada sobre mí apoyando sus manos en mi pecho desnudo y me mira sonriendo como esperando a que reaccione.

- Me encantas Kate –digo completamente sincero haciendo que ella sonría más y tras esto, giro sobre la cama para quedarme encima de ella.

Pego mi erección a su entrepierna, provocando un gemido en ambos al sentir el contacto por encima de la ropa de nuestros sexos. Comienzo a besarla por la zona de sus clavículas y su cuello, y voy bajando hasta toparme con sus pechos. Paso mi lengua por el pezón de uno de ellos, mientras masajeo con mi mano el otro, estimulándolo. Kate gime sintiendo mis caricias y no puedo sentirme más feliz al escucharla. Prosigo con sus pechos, cambiando de dinámica para acariciar con mi mano el otro pecho y pasar mi lengua por el contrario. Muerdo ligeramente su pezón haciendo que Kate gima un poco más fuerte y decido continuar hacia abajo con mis besos. Beso su vientre, alrededor de su ombligo, disfrutando de cada parte de su cuerpo, mientras bajo los pantalones cortos de su pijama para descubrir un tanga de color negro que me excita incluso más, si es que eso es posible. Doy besos por la zona de su pelvis y entonces ella pone una mano en mi cabeza tirando un poco de mi pelo. Acepto su petición sonriendo y subo volviendo a ponerme a su altura ante lo que ella no tarda en atrapar mis labios con los suyos para besarme, esta vez con desesperación, pasional, mientras revuelve mi pelo con sus manos. Respondo a sus besos con la misma intensidad e introduzco una de mis manos por dentro de su tanga para sentir su humedad entre mis dedos, está completamente preparada, pero me apetece jugar más con ella. Acaricio su clítoris y suelta un gemido contra mis labios, excitándome de manera sobrenatural, mientras pone sus manos en mi trasero pegándome más a ella. Me libro de su tanga, dejándola completamente desnuda ante mí y me siento el hombre más afortunado del mundo al poder disfrutarla así. Continúo acariciando su sexo con mis dedos y disfrutando de sus gemidos hasta que no puede más.

- Rick… hazlo ya… -ruega jadeante y mirándome mientras muerde su labio.

Y la verdad es que yo tampoco puedo esperar más, la necesito. Así que me quito el bóxer, que no hacía otra cosa más que molestar en este momento y…

“Ring, ring”. ¿Qué es eso? No, mmm… Kate… “Ring, ring”. Otra vez, el mismo ruido, igual de molesto. Abro los ojos mirando a mi alrededor y sintiendo el dolor de cabeza, pero entonces veo a Kate durmiendo apoyada sobre mi pecho y entre mis brazos. Sonrío, no ha sido un sueño. Pero… está vestida y… ¿Ha sido un sueño!? Sacudo la cabeza intentando ordenar mis pensamientos pero de nuevo ese ruido, “Ring, ring”. Es el móvil de Kate, está en la mesilla que hay en mi lado de la cama, así que estiro el brazo y lo cojo para mirar la pantalla. “Josh”, es el nombre que aparece en la pantalla, lo que me hace fruncir el ceño y cancelar la llamada inmediatamente antes de que el sonido despierte a Kate. Me excuso a mí mismo ante lo que acabo de hacer, alegando que Kate parece demasiado cómoda como para despertarla. Pero lo más importante es que no quiero romper el momento, y menos por ese… Kate se revuelve un poco sacándome de mis pensamientos y no puedo evitar sonreír como un idiota mirándola dormir, me parece lo más bonito que he visto en mucho tiempo y a pesar de la oscuridad de la habitación puedo distinguirla perfectamente. La tapo con la sábana y acaricio su pelo, pero entonces de nuevo regresa el pensamiento anterior, ese momento, ella y yo… ¿Todo había sido un sueño? Parecía tan real… Poco a poco recuerdo todo lo sucedido por la noche, mi borrachera y mi comportamiento, preferiría no acordarme porque realmente me comporte como un imbécil. Y aún así ahora estoy en la cama junto a ella. Sonrío de nuevo, con esa sonrisa tonta que ella me provoca. Y cada vez mis recuerdos se acercan más a que, muy a mi pesar, todo ha sido un sueño. Aunque la única forma de estar completamente seguro es… Miro por debajo de la sábana y veo el bulto en mi bóxer que hace presión contra la pierna de Kate que está por encima de mi cuerpo. Me muerdo el labio ante esto e intento controlarme, ya no hay duda de que todo ha sido un sueño, pero tengo que solucionar esto con una ducha fría. Y entonces, antes de que me de tiempo a hacer nada, de nuevo vuelve a sonar el móvil, “Ring, ring”, pero esta vez Kate se despierta antes de que me de tiempo a cancelar la llamada y al abrir los ojos y verme, me mira abriendo los ojos como platos.

- ¡Dios Castle! ¡Me he quedado dormida! –exclama incorporándose rápidamente para romper el contacto entre nuestros cuerpos y quedarse sentada en la cama.

Entonces reacciona ante el sonido del móvil y me pide que se lo pase, a lo que yo obedezco al instante sin moverme demasiado debido a la vergüenza que siento de solo pensar que pueda descubrir el problema que tengo ahora mismo con mi entrepierna. Decido tumbarme boca abajo para evitar contratiempos.

- Hola –saluda sonriente a la persona del otro lado del teléfono mientras pasa la mano por su pelo peinándolo hacia atrás.

No me ha dado tiempo a mirar quién llamaba cuando le he pasado el móvil, pero basándome en las probabilidades, me hago una idea bastante real de quién puede ser. Cierro los ojos, fingiendo que ignoro su conversación para que no se sienta cohibida.

- No, no te preocupes, ya me iba a levantar…

- Sí, claro –suelto sin pensar, irónicamente, delatándome a mí mismo de que estoy prestando atención a su conversación. Abro los ojos y veo que me mira con el ceño fruncido.

- Muy bien –dice mordiéndose el labio sonriendo mientras juega con un mechón de su pelo enrollándolo en su dedo y se levanta de la cama dejándome disfrutar visualmente de su figura.- ¿Tú has dormido bien?

Siento como si me echarán un jarrón de agua fría encima, al ver cómo muerde su labio y coquetea así con otro. Aunque precisamente agua fría es lo que no me vendría nada mal ahora mismo.

Alcanzo a escuchar su risa antes de que cierre la puerta de la habitación para conseguir esa intimidad con su llamada que yo no le estaba facilitando. Pero la curiosidad me mata y me levanto con agilidad de la cama para pegar la oreja a la puerta e intentar escuchar algo.

- Lo sé, yo también te echo de menos pero no puedo… Te prometo que cuando resuelva este caso, me tomaré unos días, pero de verdad que ahora no puedo moverme de aquí…

Me siento un poco mal al escuchar eso, ya que soy yo el culpable de su falta de libertad pero por otra parte así evito que quede con ese tal Josh, al que ya no soporto sin conocer. Sacudo la cabeza ante esta tontería que acabo de pensar, no puedo hacerle cambiar su vida. Suspiro resignado y decido aceptar la derrota.

Abro la puerta y me dirijo al baño a la velocidad de la luz, aprovechando que Kate está ocupada y para evitar que se fije en mi erección y termine disparándome. Me meto en la ducha para solucionar mi problema pero de nuevo ella regresa a mi cabeza. Ese sueño, sus besos, su cuerpo, sus gemidos… Noto el agua correr por mi cuerpo y comienzo a acariciar mi miembro para saciar mi deseo aunque sea de esta triste forma, fantaseando con la hermosa detective que va a terminar por volverme loco.

Salgo del baño con apenas una toalla alrededor de mi cintura, con las prisas se me ha olvidado coger la ropa antes de entrar a la ducha. Aún noto cómo las gotas bajan por mi pecho perdiéndose en mi cintura. Miro hacia los lados buscándola, todo está en silencio, ya ha debido terminar su conversación por teléfono. Me acerco a mi maleta y me doy cuenta de que está toda la ropa desordenada, soy un completo desastre. Tras unos segundos revolviendo la ropa, me decido por un jersey azul oscuro y unos pantalones vaqueros. Me dispongo a regresar al baño pero entonces me doy cuenta de que la puerta de la entrada está entreabierta. Frunzo el ceño poniéndome en alerta.

- ¿Kate? –digo sin dejar de mirar hacia la puerta y al no obtener respuesta, lo intento de nuevo un poco más alto-. ¿Kate?

Nada. No sé si es el valor o la curiosidad la que me gana, pero voy hacia la puerta y la abro de golpe encontrándome en el pasillo con la escena que menos hubiese deseado.

Kate se separa de los labios del hombre que la abraza por la cintura al escuchar abrirse la puerta y ambos me miran con el ceño fruncido. Sobre todo él, que se fija en mi atuendo con una expresión de desaprobación fácilmente notable en su rostro.

- Perdón, pensaba que… -consigo decir al fin mientras agacho la cabeza-. Lo siento –sentencio para regresar al interior de la habitación pero la voz de Kate me frena en seco.

- Castle… Él es Josh –dice separándose un poco de él, cosa que me alivia pero él en seguida pasa su brazo por la cintura de Kate mostrando posesión- ¿te acuerdas que te conté…?

- Oh, sí Josh, claro –carraspeo y extiendo mi mano, la cual él estrecha con la suya mientras pronuncia un “Encantado” demasiado forzado-. Bueno, será mejor que vaya a cambiarme –digo mientras sujeto el nudo de la toalla que la mantiene anudada- nos vemos –esbozo una sonrisa forzada con la que Josh hace un movimiento en la cabeza a modo de despedida y entro de nuevo a la habitación.

Regreso al cuarto de baño y me visto rápidamente, intentando no pensar en nada de lo que acabo de presenciar. Estoy enfadado, pero conmigo mismo. Enfadado porque me afecte tanto ver a Kate con su novio y sacudo la cabeza al recodarlo. Tengo que grabármelo en la mente, tiene novio, novio, novio, novio, suyo, de ella, novio, novio, novio. Vamos Rick, no es tan complicado de entender. Novio. Suspiro mientras miro mi reflejo en el espejo y peino mi pelo mojado con las manos. Necesito volver a casa, que todo esto termine y regrese la normalidad. Sin acosadores, policías, asesinatos, persecuciones, detectives con piernas de infarto, y besos… Dios, besos que quitan el sentido. De nuevo sacudo la cabeza intentando alejar ese último recuerdo de mi mente. Novio, Rick, novio. Salgo al salón intentando grabarme esa palabra en la mente y la veo sentada en el sillón mirándome. Ignoro su presencia y me siento en el suelo para colocar la ropa de mi maleta, es lo único que se me ocurre hacer para parecer normal.

- Perdona si te ha molestado que viniera, se presentó de sorpresa –escucho su voz sin levantar la vista de mi ropa- y sé que estoy trabajando y no tengo porque…

- No pasa nada Kate –interrumpo su frase mientras finjo indiferencia-. Que estés trabajando no quiere decir que no puedas continuar con tu vida y tener tiempo de descanso, no me molesta.

- Vale –dice levantándose del sillón para acercarse a donde estoy-. De todas formas ya le he dicho que no vuelva a venir, no me gusta mezclar esas cosas con el trabajo, pero es que hacia semanas que no nos veíamos –hace una mueca mirándome.

- ¿Y eso? ¿Va todo bien con él? –la miro a los ojos durante unos segundos y cuando regreso mi mirada a la maleta decido que ya está lo suficientemente ordenada para poder levantarme del suelo.

- Bueno, es complicado, tenemos trabajos con pocos espacios libres y es difícil coordinarnos. Cuando no es él, soy yo, y así sucesivamente.

- Entiendo –asiento con mi cabeza y me alejo de ella intentando buscar algo en lo que ocupar mi tiempo.

- Además… -esboza una sonrisa- no le hace demasiada gracia que esté sola en una habitación con un hombre… -dice divertida- y mucha menos gracia le ha hecho cuando ese hombre se ha presentado casi desnudo ante él –suelta una pequeña risa que no logra romper mi expresión seria.

- Perdona, vine a buscar algo de ropa, vi la puerta abierta y pensé que había pasado algo… como anoche… -me encojo de hombros agachando ligeramente la mirada, avergonzado.

- Castle no te preocupes –continúa con su tono divertido en la voz-. La cara que Josh ha puesto al verte ha sido memorable –sonríe ampliamente- solo por eso ha merecido la pena que salieras.

- Yo en su lugar me hubiese muerto de celos si me pasa eso, no eres fácil de encontrar… -digo con sinceridad y me arrepiento al segundo de haber pronunciado esas palabras, así que antes de que le de tiempo a contestar, me adelanto-. Voy a pedir que suban la comida, no me apetece salir –y dicho esto me acerco al teléfono para pedirla.

Kate me mira frunciendo el ceño con los labios entreabiertos como si la hubiese dejado con la palabra en la boca, pero no me importa, no me apetece escuchar ninguna respuesta a la tontería que le he soltado hace unos segundos.

- He pedido que la suban para dentro de media hora, ¿te parece bien? –digo tras colgar el teléfono.

Ella se encoge de hombros y asiente mientras se sienta en el sofá y enciende su ordenador. Entonces es cuando realmente me fijo en el moratón que tiene en la cara y su herida en el labio. Regreso a la realidad de lo que ocurrió anoche.

- ¿Te sigue doliendo? Parece que lo tienes mejor.

- Está mucho mejor, no me duele, parece más de lo que es, y ya puedo sonreír sin que el labio me tire –me regala una sonrisa mirándome a los ojos que tengo que sentarme porque creo que iba a perder el equilibrio.

- Me alegro –pronuncio de forma seca, sinceramente no estoy de humor y no me apetece fingir.

- Ah y creo que aún tengo que echarte la bronca por lo de anoche –me mira achinando los ojos-. Mientras esté a tu cargo, no quiero que entren desconocidos aquí, y mucho menos si son de las que se ahogan con sus propias tetas… -hace una mueca de horror.

- Bueno, Josh ha venido y… -intento defenderme pero me interrumpe.

- No ha entrado, ¿verdad? –me mira poniéndose a la defensiva-. Y él no es un desconocido, pero ya te he dicho que no va a volver y menos ahora que veo que en contra de lo que has dicho, sí que te molesta.

- No me molesta –digo con indignación- puedes traer a los ligues que te de la gana. A lo mejor a la que le molesta es a ti, porque anoche iría borracho pero me acuerdo perfectamente de cómo te pusiste con… con la pobre… -me quedo unos segundos en silencio intentando recordar, sin éxito- con la chica –digo por fin intentando salir del paso- hasta diría que estabas celosa.

- ¡Ja! Por favor Castle, deja de decir cosas sin sentido. A mi no me molesta, en absoluto, puedes estar con quien quieras, cuantas más mejor, ¿no? –dice elevando una ceja.

- ¿Lo ves? Ese comentario es de alguien que está celosa –sonrío de lado provocándola.

- ¿De verdad crees eso? –dice bajando el tono de voz y acercándose a mí.- ¿Crees que tengo algo que envidiarle a alguno de tus ligues? –esto último lo dice casi en un susurro, sensualmente y acercando sus labios peligrosamente a los míos.

Apenas puedo respirar, trago saliva pesadamente mientras la miro atónito, sin pestañear y me limito a negar con un movimiento de cabeza. Ella sonríe triunfal y se separa de golpe, lo que hace que recuerde que tengo que volver a respirar.

- Pero lo que sí me molesta es que me compliques el trabajo, así que lo dicho, aguanta unos días, no te pido nada complicado –me mira aún con la sonrisa en su rostro- y la próxima vez que te escapes, lo vas a lamentar, tengo una pistola… -levanta el dedo amenazante.

No puedo evitar sonreír ante ese último comentario, pero en seguida me pongo serio y aclaro mi garganta para lograr que mi voz consiga salir.

- No vas a tener que preocuparte más por eso, ayer hablaba en serio, quiero que te vayas Beckett –miro por un momento sus ojos pero aparto la mirada rápidamente evitándola.

- Bien, yo también hablaba en serio cuando te dije que no me pensaba ir –dice con seguridad- y no lo pienso hacer.

- Es que no se trata de lo que… -me callo, dándome unos segundos para encontrar las palabras adecuadas.- No es lo que quieras o no hacer –digo levantándome para darle la espalda- no quiero que sigas aquí y no puedes quedarte si yo no quiero –intento sonar lo más riguroso posible.

- Pero… -siento la duda en su voz y se levanta poniéndose frente a mí.- Castle, ¿va todo bien? –pregunta mientras estudia la expresión de mi rosto, como intentando buscar la respuesta en él.

No soy capaz de mirarla, sé que sus ojos al final terminarían ganando y convenciéndome, y no me lo puedo permitir. Así que me limito a asentir pero ella no se da por vencida.

- ¿Y por qué no te creo? –se agacha un poco intentando ponerse a la altura de mi vista, buscando mis ojos-. Dime qué pasa, ¿es algo que he hecho?

Suspiro exasperado y armándome de valor, la miro a los ojos mostrando toda la dureza posible en mi expresión.

- ¿Qué pasa? –digo con ironía.- Pues nada Beckett, ¿qué iba a pasar? Todo está perfectamente, y nada de lo que hagas me afecta, así que no es eso –aseguro con convicción.- Simplemente es que ya no me haces falta –inevitablemente aparto la mirada al decir esto- Pedí protección libremente y te mandaron sin problema, pero al igual que pedí que vinieras, ahora pido que te vayas.

- ¿Hablas en serio? –pronuncia en un susurro mientras me mira incrédula.

- ¡Pues claro! –exclamo mirándola- tú solamente eres una simple policía que ya no me resulta útil, y por eso quiero que te vayas. ¿Qué te esperabas? Pero has tenido el honor de pasar unos días con Richard Castle, quédate con eso, la mayoría te envidiarían, te lo aseguro –y dicho esto intento esbozar una sonrisa que termina siendo una mueca demasiado forzada.

Veo cómo su rostro se torna más serio de lo que nunca lo había visto en ella. Realmente no sé identificar su expresión. ¿Decepción? ¿Dolor? ¿Enfado? Puede que una mezcla de los tres sentimientos… Y entonces agacha la cabeza y asiente lentamente para inmediatamente después dirigirse a la habitación sin pronunciar palabra alguna.

Al cabo de unos minutos, que se me hacen eternos, sale tirando de su pequeña maleta con ruedas y recoge todo lo que tenía por la mesa. Cuando termina, me aparto un poco para dejarle paso y ni si quiera me mira al pasar por mi lado, camina decidida hacia la puerta y cuando escucho el sonoro portazo, admito realmente que se ha ido. En realidad, que la he echado de la peor forma. Suspiro ante el comportamiento de completo capullo que acabo de tener, pero era necesario. Kate es demasiado cabezota y nunca se hubiese ido sino. Y seguir conviviendo con ella bajo el mismo techo, al final no me iba a hacer ningún bien. Aún así no puedo evitar sentir un vacío en mi interior y sí, sin duda es ella la que crea ese vacío. Ella, la que dicen que es la última en irse, y la última que se pierde. La esperanza. Mi esperanza se ha esfumado junto con Kate por esa puerta y aunque no me guste, no puedo evitar lamentarme por esto.

De repente, el sonido de la puerta me saca de mis pensamientos y tras escuchar que es el servicio de habitaciones, abro. Es la comida, la observo dándome cuenta de que hay demasiada y no tengo ni pizca de apetito. Otra cosa más que se ha esfumado. Revuelvo el pelo de mi cabeza a la vez que suspiro, intentando relajarme y decido salir a la calle a tomar aire fresco.

Las calles de Nueva York hoy no cuentan con la compañía de los rayos del sol, a pesar de que no hace mala temperatura. Pero no me gustan los días nublados, dan incluso menos alegría de la que no dispongo ahora mismo. Camino sin rumbo durante no sé cuánto tiempo, intentando descubrir nuevos lugares que me inspiren, cosa realmente complicada ya que conozco la ciudad como la palma de mi mano.

Cuando empiezo a sentir el cansancio en mis piernas decido volver al hotel y al entrar en la habitación, me siento en el sofá para comer algo de toda esa comida que he abandonado antes. Enciendo la televisión para distraerme y me doy cuenta de que no la he encendido ni una sola vez desde que estaba con Kate. Sin duda, con ella era más que suficiente. Además la vida que tiene y las situaciones que la rodean son mucho mejor que la televisión. ¿Quién quiere ficción teniendo la realidad a su alcance? Que me lo digan a mí, que me dedico a inventar historias.

Suena mi móvil y sonrío al ver la foto y el nombre en la pantalla.

- ¡Hola Madre! –saludo con energía.

- ¡Hola querido! –responde con notable alegría en su voz- ¿Cómo has estado estos días?

- Pues echándoos de menos, me siento completamente abandonado.

- Entiendo que no puedas sobrevivir sin mis dotes de chef –dice divertida.

- Sin duda eso es lo que más echo de menos –respondo asintiendo a pesar de que sé que no me ve-. ¿Y cómo va la gira con tus alumnos?

- ¡Sublime! –exclama orgullosa-. Está siendo todo un éxito y no paro de recibir felicitaciones por mi excelente labor como profesora, debes estar muy orgulloso de tu madre Richard.

- Por supuesto que lo estoy –digo con sinceridad sonriendo ante su exageración, cosa que es habitual en ella.

- Bueno querido, tengo que colgar, hablamos pronto – se despide y cuelga sin darme tiempo a responder.

Sonrío durante unos segundos más por la llamada. Me encanta la vitalidad de mi madre, a pesar de que las cosas estén complicadas ella siempre parece feliz, es una mujer fuerte y lo ha demostrado en muchas ocasiones. Sin duda ahora las echo mucho de menos, tanto a ella como a Alexis, son las mujeres de mi vida. Pero me alegro de que no estén aquí, así no tienen que soportar esta situación. Y espero que no se enteren, porque como se den cuenta de que les he ocultado algo así, soy hombre muerto.

Continúo mirando la televisión sin prestar atención, permitiendo a mis pensamientos asentarse en mi mente sin tregua. Poco a poco me voy acomodando en el sillón para intentar dormir, y al final, sorprendentemente, lo consigo.




Me despierto de golpe, un poco aturdido y me incorporo lo suficientemente rápido como para alcanzar a ver a alguien salir por la puerta. Reacciono en seguida, levantándome como una bala, y me sorprendo a mí mismo al notar que voy mejorando en reflejos ante situaciones así. Echo a correr y le veo por el pasillo dirección a las escaleras. Sigo corriendo lo más rápido posible. Bajo las escaleras como si me persiguiera una manada de elefantes. Los escalones casi de dos en dos pero manteniéndome en pie, una caída aumentaría demasiado mi desventaja con respecto al individuo que, como siempre, lleva la cara tapada. Y de repente, parece que la suerte me sonríe, y me abraza, dándome un abrazo de esos que te dejan sin respiración. El individuo al que persigo ha tropezado cayendo al suelo, lo que me ha venido genial para acortar la distancia que nos separaba. Me lanzo sobre él con todo el peso de mi cuerpo sin dejar que se escape. Él se revuelve y me da un puñetazo en el estómago que me hace toser pero que no evita que yo le responda con otro golpe. Pasamos un tiempo golpeándonos, él intentando escapar, yo intentando reducirle y apresarle. Hasta que finalmente, sin apenas darme cuenta, recibo un golpe en la cabeza con algo demasiado duro. Sin poder evitarlo me mareo cayendo al suelo mientras me llevo una mano a la cabeza por el dolor que siento justo ahí. Lo último que veo antes de que mis ojos se cierren por completo es al maldito acosador esfumarse escaleras abajo. Se ha escapado, otra vez, se me ha vuelto a escapar. Y con este último pensamiento, me quedo tirado en el suelo perdiendo el conocimiento.