Cuando te veo (FIN)
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Castle y Beckett
josemg95
25 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Cuando te veo (FIN)
¡Buenas a todos!
Llevo algún tiempo entrando al foro y leyendo vuestros fanfincs y hoy, por fin, me he decidido a registrarme, saludaros y compartir con vosotros esta nueva historia que estoy creando. Espero que os guste. Ya me iréis contando.
Se titula: "Cuando te veo".
Ahí va:
Abrió los ojos e inmediatamente sintió una fuerte punzada en la sien. Apenas recordaba lo que había hecho esa noche, y menos cómo había llegado hasta casa. Lo que sí recordaba perfectamente era el motivo por el que había acabado de esa manera: amor. Agarró las sábanas y tiró de ellas hasta taparse por completo la cabeza tratando de evitar la incesante y cegadora luz que entraba por la ventana.
“Joder” gruñó cuando el teléfono de su mesita de noche comenzó a vibrar. Se alargó para alcanzarlo y al leer el nombre de la pantalla suspiró profundamente.
“¿Qué quieres?”. contestó la llamada de mal humor.
“Amiga, al fin das señales de vida. Llevo tres horas llamándote. No sé nada de ti desde que anoche te fuiste del bar como alma que se lleva el diablo. ¿Dónde demonios te fuiste?”. La voz del otro de la línea lado sonaba preocupada y ansiosa por saber qué le pasaba a su amiga y compañera.
“Uuhhmmm Lanie… ¡No me grites, que me va a estallar la cabeza! Si te digo la verdad, no me acuerdo de casi nada de anoche”. Su voz sonaba ronca y cansada.
“Bueno bonita, pues empieza a recordar porque no me voy a quedar sin saber ni un detalle de anoche. Y ahora, date una buena ducha y tómate algo porque tenemos un nuevo caso. Te espero en una hora en comisaría”. Cortó la llamada.
Tras una buena ducha fría, un buen café y un ibuprofeno, Kate salió de su apartamento caminando con pesadez. Cogió el coche y tras veinte minutos llegó a comisaría arrastrando los pies, con mala cara, el pelo recogido y de mala leche.
“Buenos días Inspectora” saludaron Ryan y Espósito desde sus mesas mientras ella se acercaba a la suya con cara de pocos amigos.
“¿Qué tenemos?”. Ese fue su particular saludo. Ambos detectives se miraron sorprendidos por el tono de Beckett pero decidieron no preguntar y centrarse en informarla.
Y hasta aquí de momento..
Saludos a todos y gracias de antemano por animaros a leerme.
Llevo algún tiempo entrando al foro y leyendo vuestros fanfincs y hoy, por fin, me he decidido a registrarme, saludaros y compartir con vosotros esta nueva historia que estoy creando. Espero que os guste. Ya me iréis contando.
Se titula: "Cuando te veo".
Ahí va:
Abrió los ojos e inmediatamente sintió una fuerte punzada en la sien. Apenas recordaba lo que había hecho esa noche, y menos cómo había llegado hasta casa. Lo que sí recordaba perfectamente era el motivo por el que había acabado de esa manera: amor. Agarró las sábanas y tiró de ellas hasta taparse por completo la cabeza tratando de evitar la incesante y cegadora luz que entraba por la ventana.
“Joder” gruñó cuando el teléfono de su mesita de noche comenzó a vibrar. Se alargó para alcanzarlo y al leer el nombre de la pantalla suspiró profundamente.
“¿Qué quieres?”. contestó la llamada de mal humor.
“Amiga, al fin das señales de vida. Llevo tres horas llamándote. No sé nada de ti desde que anoche te fuiste del bar como alma que se lleva el diablo. ¿Dónde demonios te fuiste?”. La voz del otro de la línea lado sonaba preocupada y ansiosa por saber qué le pasaba a su amiga y compañera.
“Uuhhmmm Lanie… ¡No me grites, que me va a estallar la cabeza! Si te digo la verdad, no me acuerdo de casi nada de anoche”. Su voz sonaba ronca y cansada.
“Bueno bonita, pues empieza a recordar porque no me voy a quedar sin saber ni un detalle de anoche. Y ahora, date una buena ducha y tómate algo porque tenemos un nuevo caso. Te espero en una hora en comisaría”. Cortó la llamada.
Tras una buena ducha fría, un buen café y un ibuprofeno, Kate salió de su apartamento caminando con pesadez. Cogió el coche y tras veinte minutos llegó a comisaría arrastrando los pies, con mala cara, el pelo recogido y de mala leche.
“Buenos días Inspectora” saludaron Ryan y Espósito desde sus mesas mientras ella se acercaba a la suya con cara de pocos amigos.
“¿Qué tenemos?”. Ese fue su particular saludo. Ambos detectives se miraron sorprendidos por el tono de Beckett pero decidieron no preguntar y centrarse en informarla.
Y hasta aquí de momento..
Saludos a todos y gracias de antemano por animaros a leerme.
Última edición por livingmylife el Jue Ago 13, 2015 9:00 am, editado 1 vez
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas!
Veo que ya tengo al menos dos lectores... jejeje.
Os traigo el segundo capítulo a ver qué os va pareciendo la historia. ¡Id contándome por favor!
Se había pasado toda la mañana en la cama, con un dolor de cabeza terrible que no le dejaba ni abrir los ojos, a pesar de que las cortinas de su habitación estaban completamente cerradas. Debía de ser ya mediodía por el olor a comida recién hecha, pero seguía sin ganas de levantarse. De repente, la puerta de su cuarto se abrió bruscamente y un rayo de luz le cegó.
“¡Buenos días Papá! Buena juerga te debiste de pegar anoche… No sé a qué hora habrás llegado, pero ya son más de las dos y media, así que ve levantándote que la abuela ya ha preparado la comida”. La adolescente pelirroja besó la cabeza de su padre y salió dejando la puerta entornada.
El escritor fue directo a la ducha y salió al salón con el ceño fruncido por la resaca. Sin mediar palabra se dirigió a la nevera y se sirvió una copa de vino.
“¡Pero hijo! ¿Vas a seguir bebiendo?” protestó su madre mientras colocaba tres platos sobre la mesa.
“Madre, ¿a ti nunca te han dicho que lo mejor para las resacas es seguir bebiendo? Igual que para quitar las agujetas, hay que seguir haciendo ejercicio…”. Se bebió la copa de un trago y se sentó al lado de su hija dispuesto a comer. “Por cierto, no quiero ni una pregunta con respecto a mi fiesta de anoche. No me acuerdo de nada”. Mintió a la perfección; aunque a su cabeza vinieron flashes de los momentos vividos aquella noche.
Comieron los tres en silencio por imposición del hombre de la casa mientras abuela y nieta se dirigían alguna que otra mirada rápida, con preocupación por su hijo y padre respectivamente. Desde hacía unos meses sus salidas nocturnas se habían intensificado, pero al día siguiente, él volvía a ser el de siempre. En cambio, aquel día ambas supieron que algo le había pasado por la noche.
Y... ¡hasta aquí por hoy! Voy a continuar escribiendo poco a poco a ver por dónde me sorprende mi imaginación.
¿Qué creéis que les pasa a nuestros protagonistas?
Veo que ya tengo al menos dos lectores... jejeje.
Os traigo el segundo capítulo a ver qué os va pareciendo la historia. ¡Id contándome por favor!
Se había pasado toda la mañana en la cama, con un dolor de cabeza terrible que no le dejaba ni abrir los ojos, a pesar de que las cortinas de su habitación estaban completamente cerradas. Debía de ser ya mediodía por el olor a comida recién hecha, pero seguía sin ganas de levantarse. De repente, la puerta de su cuarto se abrió bruscamente y un rayo de luz le cegó.
“¡Buenos días Papá! Buena juerga te debiste de pegar anoche… No sé a qué hora habrás llegado, pero ya son más de las dos y media, así que ve levantándote que la abuela ya ha preparado la comida”. La adolescente pelirroja besó la cabeza de su padre y salió dejando la puerta entornada.
El escritor fue directo a la ducha y salió al salón con el ceño fruncido por la resaca. Sin mediar palabra se dirigió a la nevera y se sirvió una copa de vino.
“¡Pero hijo! ¿Vas a seguir bebiendo?” protestó su madre mientras colocaba tres platos sobre la mesa.
“Madre, ¿a ti nunca te han dicho que lo mejor para las resacas es seguir bebiendo? Igual que para quitar las agujetas, hay que seguir haciendo ejercicio…”. Se bebió la copa de un trago y se sentó al lado de su hija dispuesto a comer. “Por cierto, no quiero ni una pregunta con respecto a mi fiesta de anoche. No me acuerdo de nada”. Mintió a la perfección; aunque a su cabeza vinieron flashes de los momentos vividos aquella noche.
Comieron los tres en silencio por imposición del hombre de la casa mientras abuela y nieta se dirigían alguna que otra mirada rápida, con preocupación por su hijo y padre respectivamente. Desde hacía unos meses sus salidas nocturnas se habían intensificado, pero al día siguiente, él volvía a ser el de siempre. En cambio, aquel día ambas supieron que algo le había pasado por la noche.
Y... ¡hasta aquí por hoy! Voy a continuar escribiendo poco a poco a ver por dónde me sorprende mi imaginación.
¿Qué creéis que les pasa a nuestros protagonistas?
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
jajaja me ha gustado el capi pero se me ha hecho muy corto. Estoy de acuerdo con Ruth Maria algo tiene que haber pasado entre Castle y Beckett para que ninguno quiera contar lo que pasó. Siguee
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas tardes!
Os traigo otro cachito de Nochevieja.. jajaja
Tenéis razón, me están quedando capítulos cortitos, intentaré que los próximos empiecen a ser más largos!
Muchas gracias por vuestros comentarios y ánimos.
¿Seguimos?
Durante los tres días que duró aquel caso, la Inspectora Beckett estuvo borde, ausente y distraída; aunque su inteligencia y su instinto permanecieron casi intactos hasta lograr atrapar al asesino de una joven de 25 años que había vuelto a su casa para pasar las Navidades con su familia.
A pesar de que algunos de sus compañeros le preguntaron en repetidas ocasiones por ese cambio de humor al que no los tenía acostumbrados, ella se mantuvo firme en afirmar que no pasaba nada y que únicamente estaba cansada. Por supuesto, ninguno la creyó, y mucho menos la forense.
“Vamos a ver Kate… ¿A quién pretendes engañar? Está claro que algo te pasa, algo gordo que ocurrió en el bar”. Insistía una vez más Lanie en la sala de autopsias mientras continuaba con otro caso.
“¡Que no me pasa nada!”. Esta vez la Inspectora alzó un poco más la voz, hastiada de repetir tantas veces lo mismo. Se sentó sobre una de las camillas vacías. Sentía una extraña sensación: no quería por nada del mundo comentar lo que le había ocurrido, pero a la vez, necesitaba sentirse apoyada y comprendida. Se encontraba frente a un gran dilema entre su cabeza y su corazón, su orgullo y su inseguridad…
“Por mucho que me grites no voy a dejar de insistir, ni de preocuparme. Te llevé a aquel bar porque desde lo de… bueno, desde lo de tu accidente y… y desde que Castle desapareció de la comisaría como por arte de magia, te veíamos demasiado metida en el trabajo, sin salir ni distraerte”. Llevaba un par de días dudando si comentarle aquello o mejor callarse, pero decidió que tal vez decir eso ayudaría a su amiga.
“Estuviste bien e incluso te reías conmigo hasta que me fui al baño y te dejé sola 5 minutos. ¿Qué fue lo que pasó en ese rato Katie?”. Se atrevió a preguntar Lanie.
Beckett bajó la cabeza dubitativa. No sabía si contestar o no; o mejor dicho, no tenía ni idea de cómo contar aquello, de cómo abrir su corazón allí mismo. ¿Aceptar lo que llevaba años tratando de disimular y de no aceptar? O, ¿coger el toro por los cuernos y escuchar a sus sentimientos?
Levantó la cabeza para mirar a su amiga. Sus ojos empezaban a estar húmedos por las inminentes lágrimas. Tragó saliva y buscó dentro de su jersey el colgante con el anillo de su madre. Empezó a juguetear nerviosa con él hasta que decidió despegar los labios para soltar todo aquello que la estaba matando. Fijó la vista en el anillo que se quitaba y ponía constantemente y tras un hondo suspiro, comenzó a hablar.
¿Qué le estará pasando a Kate? Se admiten apuestas!
¡Hasta aquí de momento! A ver si saco un rato y puedo escribir para colgar otro capítulo antes de las campanadas jejeje.
¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!
Os traigo otro cachito de Nochevieja.. jajaja
Tenéis razón, me están quedando capítulos cortitos, intentaré que los próximos empiecen a ser más largos!
Muchas gracias por vuestros comentarios y ánimos.
¿Seguimos?
Durante los tres días que duró aquel caso, la Inspectora Beckett estuvo borde, ausente y distraída; aunque su inteligencia y su instinto permanecieron casi intactos hasta lograr atrapar al asesino de una joven de 25 años que había vuelto a su casa para pasar las Navidades con su familia.
A pesar de que algunos de sus compañeros le preguntaron en repetidas ocasiones por ese cambio de humor al que no los tenía acostumbrados, ella se mantuvo firme en afirmar que no pasaba nada y que únicamente estaba cansada. Por supuesto, ninguno la creyó, y mucho menos la forense.
“Vamos a ver Kate… ¿A quién pretendes engañar? Está claro que algo te pasa, algo gordo que ocurrió en el bar”. Insistía una vez más Lanie en la sala de autopsias mientras continuaba con otro caso.
“¡Que no me pasa nada!”. Esta vez la Inspectora alzó un poco más la voz, hastiada de repetir tantas veces lo mismo. Se sentó sobre una de las camillas vacías. Sentía una extraña sensación: no quería por nada del mundo comentar lo que le había ocurrido, pero a la vez, necesitaba sentirse apoyada y comprendida. Se encontraba frente a un gran dilema entre su cabeza y su corazón, su orgullo y su inseguridad…
“Por mucho que me grites no voy a dejar de insistir, ni de preocuparme. Te llevé a aquel bar porque desde lo de… bueno, desde lo de tu accidente y… y desde que Castle desapareció de la comisaría como por arte de magia, te veíamos demasiado metida en el trabajo, sin salir ni distraerte”. Llevaba un par de días dudando si comentarle aquello o mejor callarse, pero decidió que tal vez decir eso ayudaría a su amiga.
“Estuviste bien e incluso te reías conmigo hasta que me fui al baño y te dejé sola 5 minutos. ¿Qué fue lo que pasó en ese rato Katie?”. Se atrevió a preguntar Lanie.
Beckett bajó la cabeza dubitativa. No sabía si contestar o no; o mejor dicho, no tenía ni idea de cómo contar aquello, de cómo abrir su corazón allí mismo. ¿Aceptar lo que llevaba años tratando de disimular y de no aceptar? O, ¿coger el toro por los cuernos y escuchar a sus sentimientos?
Levantó la cabeza para mirar a su amiga. Sus ojos empezaban a estar húmedos por las inminentes lágrimas. Tragó saliva y buscó dentro de su jersey el colgante con el anillo de su madre. Empezó a juguetear nerviosa con él hasta que decidió despegar los labios para soltar todo aquello que la estaba matando. Fijó la vista en el anillo que se quitaba y ponía constantemente y tras un hondo suspiro, comenzó a hablar.
¿Qué le estará pasando a Kate? Se admiten apuestas!
¡Hasta aquí de momento! A ver si saco un rato y puedo escribir para colgar otro capítulo antes de las campanadas jejeje.
¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡FELIZ AÑO 2015!
Os traigo un nuevo capítulo de esta pequeña historia.
Espero que os esté gustando. Poco a poco iré escribiendo más.
Ahí va:
“Yo… no sé cómo empezar todo esto, pero la realidad es que… bueno, que estoy muy confusa con respecto a mis sentimientos…”. Hizo un parón para coger aire y poder continuar su pequeño monólogo.
Justo en el momento en que ella volvía a empezar a hablar apareció Espósito en la sala forense con una inmensa sonrisa, bien vestido y perfumado.
“¡Hola belleza! ¿Te apetece una copita cuando acabes de trabajar? Yo invito”. Se acercó a Lanie con una sonrisa sexy agarrándola de las caderas sin percatarse de la presencia de Kate, quien se calló de inmediato cuando el detective entró.
“Ejem…”. Carraspeó Lanie intentando hacer que su compañero se diese cuenta de que Beckett estaba justo a unos metros de ellos.
Pero Espo siguió agarrado a sus caderas mirándola con una sonrisa seductora y una pose un tanto chulesca. “¿Qué pasa? ¿No te apetece venir a tomar algo? ¿O te da miedo lo que pueda pasar?”. Se lanzó a besar sus labios pero ella se lo impidió apartándose y alejándolo de ella.
“¡Hola detective!”. Alzó la voz Beckett empezando a divertirse un poco con aquella escena. “¿No querrás que la doctora Parish te ponga una orden de alejamiento por acoso laboral no?”. Soltó una pequeña carcajada al ver el bote que pegó él a escucharla y darse cuenta de su presencia.
“¡¡Beckett!! ¿Qué haces aquí? Qui…quiero decir, ¿no te habías ido a casa?. No llevas de muy buen humor estos días..”. Se atrevió a añadir con tal de desviar la conversación hacia otro tema.
Lanie le dio un codazo a Javier por su pregunta y le insinuó con la mirada que aquella pregunta no había sido para nada acertada.
“Es que, aunque tu jefa se cree muy dura, lleva unos días un poco enferma y no ha querido ni contarlo”. Trató Lanie de mentir lo mejor que pudo para no descubrir a su amiga.
“Sí, así es. Llevo unos días con dolores de… de cabeza y eso”. Añadió Kate para intentar corroborar la versión de la forense. “Pero vamos, que ya me encuentro mejor”. Se bajó de la camilla en la que se había sentado con intención de irse.
“¡Perfecto!” Continuó Espósito. “Así os venís las dos conmigo a “La Guarida” a tomar algo, que hoy invita el dueño del bar”. Pasó sus musculosos brazos por encima de los hombros de ambas.
“¿Acaso conoces tú al dueño de ese bar o qué? Anda Javier, no quieras parecer más interesante, porque no lo vas a conseguir en tu vida”. Rió Lanie.
Javi miró a Lanie soltando los hombros de las dos y ladeó ligeramente la cabeza. “No sólo lo conozco yo, sino que lo conocéis vosotras también. ¡Es Castle! Lo compró hace un mes y nos llamó a Ryan y a mí para la inauguración”. Contó Espo sonriente mirándolas a ambas.
Kate, tras oír eso, se quedó sin habla y completamente pálida...
Chan, chan, chaaaan... ¿Qué pasará? Jajajaa
Os traigo un nuevo capítulo de esta pequeña historia.
Espero que os esté gustando. Poco a poco iré escribiendo más.
Ahí va:
“Yo… no sé cómo empezar todo esto, pero la realidad es que… bueno, que estoy muy confusa con respecto a mis sentimientos…”. Hizo un parón para coger aire y poder continuar su pequeño monólogo.
Justo en el momento en que ella volvía a empezar a hablar apareció Espósito en la sala forense con una inmensa sonrisa, bien vestido y perfumado.
“¡Hola belleza! ¿Te apetece una copita cuando acabes de trabajar? Yo invito”. Se acercó a Lanie con una sonrisa sexy agarrándola de las caderas sin percatarse de la presencia de Kate, quien se calló de inmediato cuando el detective entró.
“Ejem…”. Carraspeó Lanie intentando hacer que su compañero se diese cuenta de que Beckett estaba justo a unos metros de ellos.
Pero Espo siguió agarrado a sus caderas mirándola con una sonrisa seductora y una pose un tanto chulesca. “¿Qué pasa? ¿No te apetece venir a tomar algo? ¿O te da miedo lo que pueda pasar?”. Se lanzó a besar sus labios pero ella se lo impidió apartándose y alejándolo de ella.
“¡Hola detective!”. Alzó la voz Beckett empezando a divertirse un poco con aquella escena. “¿No querrás que la doctora Parish te ponga una orden de alejamiento por acoso laboral no?”. Soltó una pequeña carcajada al ver el bote que pegó él a escucharla y darse cuenta de su presencia.
“¡¡Beckett!! ¿Qué haces aquí? Qui…quiero decir, ¿no te habías ido a casa?. No llevas de muy buen humor estos días..”. Se atrevió a añadir con tal de desviar la conversación hacia otro tema.
Lanie le dio un codazo a Javier por su pregunta y le insinuó con la mirada que aquella pregunta no había sido para nada acertada.
“Es que, aunque tu jefa se cree muy dura, lleva unos días un poco enferma y no ha querido ni contarlo”. Trató Lanie de mentir lo mejor que pudo para no descubrir a su amiga.
“Sí, así es. Llevo unos días con dolores de… de cabeza y eso”. Añadió Kate para intentar corroborar la versión de la forense. “Pero vamos, que ya me encuentro mejor”. Se bajó de la camilla en la que se había sentado con intención de irse.
“¡Perfecto!” Continuó Espósito. “Así os venís las dos conmigo a “La Guarida” a tomar algo, que hoy invita el dueño del bar”. Pasó sus musculosos brazos por encima de los hombros de ambas.
“¿Acaso conoces tú al dueño de ese bar o qué? Anda Javier, no quieras parecer más interesante, porque no lo vas a conseguir en tu vida”. Rió Lanie.
Javi miró a Lanie soltando los hombros de las dos y ladeó ligeramente la cabeza. “No sólo lo conozco yo, sino que lo conocéis vosotras también. ¡Es Castle! Lo compró hace un mes y nos llamó a Ryan y a mí para la inauguración”. Contó Espo sonriente mirándolas a ambas.
Kate, tras oír eso, se quedó sin habla y completamente pálida...
Chan, chan, chaaaan... ¿Qué pasará? Jajajaa
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Por favor sigueeee no nos puedes dejar asi!!!
Feliz año a ti también
Feliz año a ti también
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Disculpad la tardanza en volver a escribir. He andado un poco liada. Ya sabéis, las Navidades es lo que tienen!
Me alegra un montón saber que la historia os está gustando. Aquí vengo con otro capítulo. Tal vez es un poco corto. Aún no estoy acostumbrada a escribir estas historias, pero prometo que poco a poco los iré alargando! Espero poder contar con vosotros aún.
Sigamos..
Kate se quedó sin habla y totalmente pálida nada más escuchar aquel nombre. El nombre del hombre que le sacaba de quicio y a la vez la traía loca, aunque le costase asumirlo.
Sin mirar a sus compañeros, cogió su bolso y salió del depósito lo más rápido que pudo.
“Pero… ¿qué he dicho?”. Preguntó Espo atónito ante la huída de Beckett.
Lanie suspiró mirando por dónde se había ido su amiga. “No has dicho nada Javi, no te preocupes”. Cubrió el cuerpo en el que había estado trabajando ese día y se quitó la bata. “Ve tú al bar si quieres, yo tengo planes”. Se puso la chaqueta y se marchó de allí dejándole a él con la palabra en la boca.
“Cojonudo…”. Gruñó Espo yéndose también de allí dispuesto a tomarse unas cervezas con Castle.
Beckett corrió todo lo que pudo, dejando salir sus lágrimas sin cesar, hasta llegar a un parque y una vez allí, se sentó en uno de los columpios. Se sentía furiosa, nerviosa y triste a la vez. Comenzó a balancearse suavemente agarrada a las cadenas del columpio. De repente, su móvil empezó a sonar. Lo sacó del bolso y al ver que se trataba de Lanie, lo silenció y volvió a guardar.
En el depósito pensaba que estaba preparada para hablar de ella, de sus sentimientos, de él, de ellos… Pero al escuchar su nombre se había bloqueado.
Ahora comprendía por qué aquella noche con Lanie, cuando ella fue al baño le vio en el bar, coqueteando con una rubia despampanante. Fue ese el motivo por el que salió huyendo de “La Guarida” y acabó con una buena borrachera.
No lo veía desde hacía un par de meses, cuando en el hospital, tras haber sido operada del balazo que le metieron en el pecho, le había dicho a él que necesitaba tiempo, que no quería que de momento volviese a trabajar con ella a la comisaría cuando se reincorporase.
No sabía muy bien por qué había hecho aquello… ¿Acaso tenía miedo de aceptar sus sentimientos? Cuando la dispararon y aún estaba tendida en el suelo, él le había dicho por primera vez que la quería. Él no sabía que ella recordaba todo perfectamente, incluso aquella pequeña y grande confesión. De hecho, la inspectora había hecho todo lo posible por olvidarse de sus palabras, por tratar de borrar aquel momento para no tener que hacer frente a lo que sentía.
Todos sus intentos fueron en vano. No había día que no pensase en él, en qué estaría haciendo, en ella que se sentía tan sola sin él a su lado… Pero aún así, no era capaz de poner su cabeza y su corazón en orden. La paralizaba el miedo al fracaso. Sabía que estaba perdidamente enamorada de él, pero, ¿y si para él ella simplemente era otro de sus ligues y a la primera de cambio la dejaba tirada? Ella no podría soportarlo…
Y... hasta aquí de momento.
¿Qué os parece? ¿Logrará Kate aceptar sus sentimientos y enfrentarse a sus miedos?
Saludos y hasta la próxima (Que no tardará en llegar jejeje).
Me alegra un montón saber que la historia os está gustando. Aquí vengo con otro capítulo. Tal vez es un poco corto. Aún no estoy acostumbrada a escribir estas historias, pero prometo que poco a poco los iré alargando! Espero poder contar con vosotros aún.
Sigamos..
Kate se quedó sin habla y totalmente pálida nada más escuchar aquel nombre. El nombre del hombre que le sacaba de quicio y a la vez la traía loca, aunque le costase asumirlo.
Sin mirar a sus compañeros, cogió su bolso y salió del depósito lo más rápido que pudo.
“Pero… ¿qué he dicho?”. Preguntó Espo atónito ante la huída de Beckett.
Lanie suspiró mirando por dónde se había ido su amiga. “No has dicho nada Javi, no te preocupes”. Cubrió el cuerpo en el que había estado trabajando ese día y se quitó la bata. “Ve tú al bar si quieres, yo tengo planes”. Se puso la chaqueta y se marchó de allí dejándole a él con la palabra en la boca.
“Cojonudo…”. Gruñó Espo yéndose también de allí dispuesto a tomarse unas cervezas con Castle.
Beckett corrió todo lo que pudo, dejando salir sus lágrimas sin cesar, hasta llegar a un parque y una vez allí, se sentó en uno de los columpios. Se sentía furiosa, nerviosa y triste a la vez. Comenzó a balancearse suavemente agarrada a las cadenas del columpio. De repente, su móvil empezó a sonar. Lo sacó del bolso y al ver que se trataba de Lanie, lo silenció y volvió a guardar.
En el depósito pensaba que estaba preparada para hablar de ella, de sus sentimientos, de él, de ellos… Pero al escuchar su nombre se había bloqueado.
Ahora comprendía por qué aquella noche con Lanie, cuando ella fue al baño le vio en el bar, coqueteando con una rubia despampanante. Fue ese el motivo por el que salió huyendo de “La Guarida” y acabó con una buena borrachera.
No lo veía desde hacía un par de meses, cuando en el hospital, tras haber sido operada del balazo que le metieron en el pecho, le había dicho a él que necesitaba tiempo, que no quería que de momento volviese a trabajar con ella a la comisaría cuando se reincorporase.
No sabía muy bien por qué había hecho aquello… ¿Acaso tenía miedo de aceptar sus sentimientos? Cuando la dispararon y aún estaba tendida en el suelo, él le había dicho por primera vez que la quería. Él no sabía que ella recordaba todo perfectamente, incluso aquella pequeña y grande confesión. De hecho, la inspectora había hecho todo lo posible por olvidarse de sus palabras, por tratar de borrar aquel momento para no tener que hacer frente a lo que sentía.
Todos sus intentos fueron en vano. No había día que no pensase en él, en qué estaría haciendo, en ella que se sentía tan sola sin él a su lado… Pero aún así, no era capaz de poner su cabeza y su corazón en orden. La paralizaba el miedo al fracaso. Sabía que estaba perdidamente enamorada de él, pero, ¿y si para él ella simplemente era otro de sus ligues y a la primera de cambio la dejaba tirada? Ella no podría soportarlo…
Y... hasta aquí de momento.
¿Qué os parece? ¿Logrará Kate aceptar sus sentimientos y enfrentarse a sus miedos?
Saludos y hasta la próxima (Que no tardará en llegar jejeje).
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Buenass!
Vengo con otro trocito. Parece que voy avanzando e intentando hacerlos cada vez más largos. Espero que seáis pacientes con eso, me cuesta un poquito.. jajaja
¿Seguimos?
Metida en sus pensamientos no se dio ni cuenta de que anochecía, ni si quiera de que comenzaba a llover. No le importaba estar mojándose. Ella sólo sentía el dolor que tenía en el corazón, en lo más hondo de su ser. Permaneció en aquel mismo lugar durante un buen rato, con una mano metida en su bolso, tocando el lomo del último libro de Castle. Lo había comprado hacía una semana, el día que salía a la venta, al igual que había hecho con el resto de ejemplares que el escritor había ido publicando.
Lanie había ido a todos los sitios que se lo ocurrieron en su busca, pero no había conseguido dar con ella. Cuando la lluvia se hizo más intensa, decidió irse a casa. Ya hablaría con ella al día siguiente.
Espósito, por su parte, había ido directo a la taberna y se encontraba charlando y tomando unas cervezas con Castle. A él le extrañaba que el escritor jamás hubiese preguntado por Kate, pero no le dio mucha importancia y decidió no comentarle nada.
“Bueno, a ver Castle, entonces, ¿quien es la rubia pechugona con la que has salido en las revistas?”. Rió Espo mientras recordaba la fotografía. “Se rumorea que es tu novia”. Inquirió sin dejar de mirar a Castle.
“No pienso decir nada Espo, que luego, todo se sabe”. Bebió un trago largo mientras de su mente no podía sacar se la imagen de Beckett huyendo de aquel bar al verlo con Mariah. Ella simplemente era un juego para él así que se veían cada vez que tenían un hueco libre.
“¡Venga ya! Que soy tu amigo y hemos sido compañeros. ¡A mí no me engañas!. ¿Es tu novia o sólo una amiga con derechos?. Preguntó el detective levantando las cejas.
“¡Espo, no pienso contestarte!”. Levantó el tono de voz sin darse cuenta y todo el bar se giró para mirarlos. “Perdón, creo que he bebido más de la cuenta. Lo mejor será que me vaya a casa”. Pagó aquella ronda y dejando su cerveza por la mitad se levantó del taburete irse. “Nos vemos otro día”.
Javier intentó detenerlo sin éxito. No entendía su reacción. Hasta aquel día habían hablado abiertamente de los ligues del escritor. ¿Por qué aquel día había sido diferente? Suspiró fuertemente y se fue a su casa.
Beckett, completamente empapada empezó a caminar en dirección a su casa, pero de pronto, vio salir corriendo a alguien de aquel bar del que ella también había huido, tan sólo unos días atrás. Se paró en seco contemplando al hombre que corría sin rumbo. Su cuerpo y su forma de moverse le resultaban demasiado familiares. El hombre, sintiéndose observado, giró la cabeza para ver quién le miraba y cuando reconoció a la mujer que no dejaba de mirarle, sus piernas fallaron y calló al suelo golpeándose fuertemente la cabeza.
Kate seguía observándole sin poder moverse. No se apreciaba, y él no se había dado cuenta, pero estaba llorando sin parar. Sus lágrimas se mezclaban con las gotas de agua que caían por su cara.
“¡Auuu…! Joder…”. Gritó aquel corpulento hombre tras el impacto. Se tocó donde se había golpeado y notó que tenía una brecha muy fea en la cabeza. Se había dado tal golpe que se encontraba mareado y tenía todo el cuerpo entumecido.
La mujer lo miraba paralizada, temblando, por el frío de la lluvia y por estar a tan sólo unos metros de él.
Y... Hasta mañana! jajajaja
Vengo con otro trocito. Parece que voy avanzando e intentando hacerlos cada vez más largos. Espero que seáis pacientes con eso, me cuesta un poquito.. jajaja
¿Seguimos?
Metida en sus pensamientos no se dio ni cuenta de que anochecía, ni si quiera de que comenzaba a llover. No le importaba estar mojándose. Ella sólo sentía el dolor que tenía en el corazón, en lo más hondo de su ser. Permaneció en aquel mismo lugar durante un buen rato, con una mano metida en su bolso, tocando el lomo del último libro de Castle. Lo había comprado hacía una semana, el día que salía a la venta, al igual que había hecho con el resto de ejemplares que el escritor había ido publicando.
Lanie había ido a todos los sitios que se lo ocurrieron en su busca, pero no había conseguido dar con ella. Cuando la lluvia se hizo más intensa, decidió irse a casa. Ya hablaría con ella al día siguiente.
Espósito, por su parte, había ido directo a la taberna y se encontraba charlando y tomando unas cervezas con Castle. A él le extrañaba que el escritor jamás hubiese preguntado por Kate, pero no le dio mucha importancia y decidió no comentarle nada.
“Bueno, a ver Castle, entonces, ¿quien es la rubia pechugona con la que has salido en las revistas?”. Rió Espo mientras recordaba la fotografía. “Se rumorea que es tu novia”. Inquirió sin dejar de mirar a Castle.
“No pienso decir nada Espo, que luego, todo se sabe”. Bebió un trago largo mientras de su mente no podía sacar se la imagen de Beckett huyendo de aquel bar al verlo con Mariah. Ella simplemente era un juego para él así que se veían cada vez que tenían un hueco libre.
“¡Venga ya! Que soy tu amigo y hemos sido compañeros. ¡A mí no me engañas!. ¿Es tu novia o sólo una amiga con derechos?. Preguntó el detective levantando las cejas.
“¡Espo, no pienso contestarte!”. Levantó el tono de voz sin darse cuenta y todo el bar se giró para mirarlos. “Perdón, creo que he bebido más de la cuenta. Lo mejor será que me vaya a casa”. Pagó aquella ronda y dejando su cerveza por la mitad se levantó del taburete irse. “Nos vemos otro día”.
Javier intentó detenerlo sin éxito. No entendía su reacción. Hasta aquel día habían hablado abiertamente de los ligues del escritor. ¿Por qué aquel día había sido diferente? Suspiró fuertemente y se fue a su casa.
Beckett, completamente empapada empezó a caminar en dirección a su casa, pero de pronto, vio salir corriendo a alguien de aquel bar del que ella también había huido, tan sólo unos días atrás. Se paró en seco contemplando al hombre que corría sin rumbo. Su cuerpo y su forma de moverse le resultaban demasiado familiares. El hombre, sintiéndose observado, giró la cabeza para ver quién le miraba y cuando reconoció a la mujer que no dejaba de mirarle, sus piernas fallaron y calló al suelo golpeándose fuertemente la cabeza.
Kate seguía observándole sin poder moverse. No se apreciaba, y él no se había dado cuenta, pero estaba llorando sin parar. Sus lágrimas se mezclaban con las gotas de agua que caían por su cara.
“¡Auuu…! Joder…”. Gritó aquel corpulento hombre tras el impacto. Se tocó donde se había golpeado y notó que tenía una brecha muy fea en la cabeza. Se había dado tal golpe que se encontraba mareado y tenía todo el cuerpo entumecido.
La mujer lo miraba paralizada, temblando, por el frío de la lluvia y por estar a tan sólo unos metros de él.
Y... Hasta mañana! jajajaja
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
es primer fan fic que leo y nose si todos son asi pero este me parece muy bueno
josemg95- Escritor novato
- Mensajes : 29
Fecha de inscripción : 01/12/2014
Edad : 29
Localización : cadiz
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días de Reyes!
Wowww!! Estoy sorprendida y encantada por tantas respuestas y ánimos para que continúe!
¡GRACIAS POR LEERME Y COMENTAR!
¿Seguimos?
Sólo en el momento en que le oyó gritar de dolor fue capaz de reaccionar. Corrió hacia el cuerpo tendido en el suelo y se arrodilló rápidamente frente a él tratando de averiguar hasta que punto le había afectado el golpe.
“¡Castle! ¿Estás bien? ¿Dónde te has golpeado?”. Empezó a buscarle alguna herida o contusión y cuando vio la de la cabeza, se quedó blanca. “Mierda, ¡joder!”. Sacó su móvil para llamar a una ambulancia. Su mano temblaba de manera tan incontrolable que se le calló al suelo. Cerró los ojos rezando porque no se hubiera roto y pudiera pedir ayuda. Lo cogió rápida pero temerosamente y descubrió que el móvil no tenía más que un pequeño rayón en la pantalla. Suspiró aliviada. Dio el aviso a la ambulancia y colgó la llamada. Se quitó el bolso y se colocó mejor para tumbar bien al escritor en el suelo. “Richard, soy Kate, ¿me oyes? ¿dónde te duele?”. Trataba de mantenerlo despierto hasta que llegara la ambulancia.
“Ka… Kate…”. Su voz sonaba débil y se le cerraban los ojos. “¿E… Estoy soñando…?”. A pesar del golpe y del sueño que se estaba apoderando de su cuerpo, consiguió levantar lentamente su mano para acariciarle la mejilla a ella. Creía que estaba delirando por el golpe, no podía ser ella.
“No estás soñando tonto”. Sonrió mínimamente ella, con un tono de tristeza. Hasta en los momentos duros él siempre tenía ganas para el humor. Posó su mano sobre la de él que acariciaba su mejilla y se la apretó cariñosamente. “Intenta no dormirte, ¿vale?. Enseguida llegará una ambulancia…” Susurró sin poder dejar de mirarle a los ojos. Su corazón se había encogido al verlo tan sumamente vulnerable e indefenso y se maldijo cien veces a sí misma por haber sido tan estúpida y haber querido alejarlo de su vida. Estaba claro que lo necesitaba con ella, aunque tuviese pánico de ello.
La ambulancia llegó lo más rápido que pudo, atendieron a Castle y lo montaron en la ambulancia para llevarlo al hospital. El escritor no soltaba la mano de ella y aunque en un principio ésta había pensado que era mejor seguirles con su coche, no pudo negarse a la mirada de súplica de aquel hombre cuando le pidió que no le soltase y le acompañase.
Una vez llegaron al hospital, no le dejaron pasar con él. Tenían que hacerle todas las pruebas necesarias para asegurarse de que el golpe en la cabeza no había sido demasiado grave.
Tomo asiento en el pasillo frente a la sala en la que le estaban tratando. Apoyó sus codos sobre las rodillas y echó el peso de su cuerpo hacia delante, agachando la cabeza ligeramente. Sus manos temblaban de sobremanera y estaba empapada, aunque eso no le importaba. En ese momento su única preocupación era él, Castle, el hombre del que había estado tratando de huir desde que la dispararon y oyó su confesión, aquel "te quiero"; la persona a la que había tratado de olvidar, en vano. Sólo entonces, con esos pensamientos en la cabeza se dio cuenta de que estaba llorando. Sí, lloraba y lo hacía por él, porque estaba preocupada, porque lo quería, porque estaba locamente enamorada de él.
Cerró los ojos tomando aire lenta y profundamente para soltarlo despacio, por la boca. Necesitaba tranquilizarse y llamar a su familia para que acudieran al hospital. Repitió el mismo proceso varias veces hasta notarse más calmada. Sacó el móvil del bolso y tras un hondo suspiro, llamó a Martha. Le contó la caída de su hijo y que se encontraban en el hospital. Su madre, nerviosa y preocupada le dijo que recogería a Alexis de casa e irían inmediatamente al hospital.
Esto se está poniendo interesante!! Jajajaa
Perdonad que sigan siendo cortos los capítulos, prometo que estoy intentando que cada vez sean más largos!
Hasta el próximo!
De nuevo, GRACIAS por leer y comentar!
Wowww!! Estoy sorprendida y encantada por tantas respuestas y ánimos para que continúe!
¡GRACIAS POR LEERME Y COMENTAR!
¿Seguimos?
Sólo en el momento en que le oyó gritar de dolor fue capaz de reaccionar. Corrió hacia el cuerpo tendido en el suelo y se arrodilló rápidamente frente a él tratando de averiguar hasta que punto le había afectado el golpe.
“¡Castle! ¿Estás bien? ¿Dónde te has golpeado?”. Empezó a buscarle alguna herida o contusión y cuando vio la de la cabeza, se quedó blanca. “Mierda, ¡joder!”. Sacó su móvil para llamar a una ambulancia. Su mano temblaba de manera tan incontrolable que se le calló al suelo. Cerró los ojos rezando porque no se hubiera roto y pudiera pedir ayuda. Lo cogió rápida pero temerosamente y descubrió que el móvil no tenía más que un pequeño rayón en la pantalla. Suspiró aliviada. Dio el aviso a la ambulancia y colgó la llamada. Se quitó el bolso y se colocó mejor para tumbar bien al escritor en el suelo. “Richard, soy Kate, ¿me oyes? ¿dónde te duele?”. Trataba de mantenerlo despierto hasta que llegara la ambulancia.
“Ka… Kate…”. Su voz sonaba débil y se le cerraban los ojos. “¿E… Estoy soñando…?”. A pesar del golpe y del sueño que se estaba apoderando de su cuerpo, consiguió levantar lentamente su mano para acariciarle la mejilla a ella. Creía que estaba delirando por el golpe, no podía ser ella.
“No estás soñando tonto”. Sonrió mínimamente ella, con un tono de tristeza. Hasta en los momentos duros él siempre tenía ganas para el humor. Posó su mano sobre la de él que acariciaba su mejilla y se la apretó cariñosamente. “Intenta no dormirte, ¿vale?. Enseguida llegará una ambulancia…” Susurró sin poder dejar de mirarle a los ojos. Su corazón se había encogido al verlo tan sumamente vulnerable e indefenso y se maldijo cien veces a sí misma por haber sido tan estúpida y haber querido alejarlo de su vida. Estaba claro que lo necesitaba con ella, aunque tuviese pánico de ello.
La ambulancia llegó lo más rápido que pudo, atendieron a Castle y lo montaron en la ambulancia para llevarlo al hospital. El escritor no soltaba la mano de ella y aunque en un principio ésta había pensado que era mejor seguirles con su coche, no pudo negarse a la mirada de súplica de aquel hombre cuando le pidió que no le soltase y le acompañase.
Una vez llegaron al hospital, no le dejaron pasar con él. Tenían que hacerle todas las pruebas necesarias para asegurarse de que el golpe en la cabeza no había sido demasiado grave.
Tomo asiento en el pasillo frente a la sala en la que le estaban tratando. Apoyó sus codos sobre las rodillas y echó el peso de su cuerpo hacia delante, agachando la cabeza ligeramente. Sus manos temblaban de sobremanera y estaba empapada, aunque eso no le importaba. En ese momento su única preocupación era él, Castle, el hombre del que había estado tratando de huir desde que la dispararon y oyó su confesión, aquel "te quiero"; la persona a la que había tratado de olvidar, en vano. Sólo entonces, con esos pensamientos en la cabeza se dio cuenta de que estaba llorando. Sí, lloraba y lo hacía por él, porque estaba preocupada, porque lo quería, porque estaba locamente enamorada de él.
Cerró los ojos tomando aire lenta y profundamente para soltarlo despacio, por la boca. Necesitaba tranquilizarse y llamar a su familia para que acudieran al hospital. Repitió el mismo proceso varias veces hasta notarse más calmada. Sacó el móvil del bolso y tras un hondo suspiro, llamó a Martha. Le contó la caída de su hijo y que se encontraban en el hospital. Su madre, nerviosa y preocupada le dijo que recogería a Alexis de casa e irían inmediatamente al hospital.
Esto se está poniendo interesante!! Jajajaa
Perdonad que sigan siendo cortos los capítulos, prometo que estoy intentando que cada vez sean más largos!
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livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Me encantaaaa!!!!! se te da muuy bieen!!!!!!!! siguee pronto porfaa!!!!gracias por compartiir tu historia!!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Qué alegría leer que os sigue gustando la historia!
No sé cuánto más la alargaré, pero de momento me está encantando escribirla.
¿Seguimos?
Castle ya había sido atendido y se encontraba en una habitación descansando. Le habían sedado para que pudiera dormir tranquilamente. Su madre y su hija se encontraban con él, la primera de pie al lado de la camilla, sujetando su mano; la segunda, sentada en el sillón de aquella habitación, contemplando a su padre y tratando de tranquilizarse. Se había llevado un buen susto cuando su abuela la había llamado para contarle lo sucedido.
Fuera, en el pasillo, una nerviosa y confusa Beckett estaba apoyada en la pared, con la cabeza mirando ligeramente hacia arriba. Permanecía con los ojos cerrados intentando reunir fuerzas para entrar en la habitación. Sabía que Castle dormía, pero no quería tener que dar explicaciones a Martha ni a Alexis sobre ella, sobre él, sobre ellos. Suspiró. No podía irse sin decir nada, así que decidió no alargarlo más y entró con pasos firmes en la habitación.
“Hola querida”. Saludó Martha cuando la vio entrar. “Pasa, está dormido. El doctor dice que no parece nada grave”. Le acarició suavemente la mano al escritor.
“Sí, lo sé. Estuve hablando antes con el médico”. Sus ojos no podían dejar de mirar al escritor. “Seguro que se recupera pronto. Fue una caída tonta”. Se obligó a mirar a la madre de él y le sonrió sincera. “Yo… me tengo que ir, pero llamaré para ver cómo evoluciona”. Miro entonces a Alexis que había permanecido callada, observando a la inspectora y a su abuela.
“Te avisaremos cuando le den el alta”. La joven la miró sin apenas sonreír. En su mirada se adivinaba preocupación, pero también cierto enfado o tristeza. No veía en ella a la mujer fuerte y segura que había conocido hasta entonces. Pero no dijo nada. Sabía que el dolor que su padre llevaba sintiendo desde hacía unos meses estaba causado por ella y no podía evitar sentirse enfadada con ella por eso. Al fin y al cabo, aunque fuese cosa de ellos dos, él era su padre y lo quería más que a nada. No soportaba verlo sufrir.
“Gracias. Espero que se recupere pronto”. Las miró por última vez, se dio la vuelta y dirigió sus pasos hacia la puerta, suspirando.
“Kate…” La voz de Martha la detuvo. Se giró para mirarla tratando de disimular sus lágrimas. “¿Por qué no te pasas un día por casa? Yo sé que él te echa de menos. Y en tu mirada puedo ver lo mismo”. La miró con cariño. A pesar de ser consciente de todo lo que su hijo estaba sufriendo por aquella mujer, ella sentía que estaban hechos el uno para el otro.
La inspectora tragó saliva y apretó los labios. “Lo intentaré”. Su voz tembló, de miedo, de inseguridad, de tristeza; pero sobre todo de rabia y frustración consigo misma por sentirse así. Volvió a darse la vuelta y salió de aquella habitación. Cogió aire con fuerza. Sentía que se ahogaba.
Corrió hacia la salida del hospital y una vez fuera se sentó en un banco. Había dejado de llover, pero se empezaba a levantar un fuerte viento. Se frotó las manos dejando descansar su espalda sobre el respaldo del banco. Inspiró y expiró el aire lentamente empezando a sentirse mejor. Miró el reloj. Eran las once de la noche. Pensó en llamar a Lanie y desahogarse con ella, pero tal vez era tarde y se había acostado. Sacó su móvil y entonces vio las llamadas que su amiga le había hecho horas antes. También comprobó que tenía varios mensajes suyos. El último era de las diez y media. Lo pensó un momento y finalmente la llamó, rezando porque no estuviera dormida.
Hasta aquí por hoy! GRACIAS por pasaros a leer y por dejar algún comentario!
No sé cuánto más la alargaré, pero de momento me está encantando escribirla.
¿Seguimos?
Castle ya había sido atendido y se encontraba en una habitación descansando. Le habían sedado para que pudiera dormir tranquilamente. Su madre y su hija se encontraban con él, la primera de pie al lado de la camilla, sujetando su mano; la segunda, sentada en el sillón de aquella habitación, contemplando a su padre y tratando de tranquilizarse. Se había llevado un buen susto cuando su abuela la había llamado para contarle lo sucedido.
Fuera, en el pasillo, una nerviosa y confusa Beckett estaba apoyada en la pared, con la cabeza mirando ligeramente hacia arriba. Permanecía con los ojos cerrados intentando reunir fuerzas para entrar en la habitación. Sabía que Castle dormía, pero no quería tener que dar explicaciones a Martha ni a Alexis sobre ella, sobre él, sobre ellos. Suspiró. No podía irse sin decir nada, así que decidió no alargarlo más y entró con pasos firmes en la habitación.
“Hola querida”. Saludó Martha cuando la vio entrar. “Pasa, está dormido. El doctor dice que no parece nada grave”. Le acarició suavemente la mano al escritor.
“Sí, lo sé. Estuve hablando antes con el médico”. Sus ojos no podían dejar de mirar al escritor. “Seguro que se recupera pronto. Fue una caída tonta”. Se obligó a mirar a la madre de él y le sonrió sincera. “Yo… me tengo que ir, pero llamaré para ver cómo evoluciona”. Miro entonces a Alexis que había permanecido callada, observando a la inspectora y a su abuela.
“Te avisaremos cuando le den el alta”. La joven la miró sin apenas sonreír. En su mirada se adivinaba preocupación, pero también cierto enfado o tristeza. No veía en ella a la mujer fuerte y segura que había conocido hasta entonces. Pero no dijo nada. Sabía que el dolor que su padre llevaba sintiendo desde hacía unos meses estaba causado por ella y no podía evitar sentirse enfadada con ella por eso. Al fin y al cabo, aunque fuese cosa de ellos dos, él era su padre y lo quería más que a nada. No soportaba verlo sufrir.
“Gracias. Espero que se recupere pronto”. Las miró por última vez, se dio la vuelta y dirigió sus pasos hacia la puerta, suspirando.
“Kate…” La voz de Martha la detuvo. Se giró para mirarla tratando de disimular sus lágrimas. “¿Por qué no te pasas un día por casa? Yo sé que él te echa de menos. Y en tu mirada puedo ver lo mismo”. La miró con cariño. A pesar de ser consciente de todo lo que su hijo estaba sufriendo por aquella mujer, ella sentía que estaban hechos el uno para el otro.
La inspectora tragó saliva y apretó los labios. “Lo intentaré”. Su voz tembló, de miedo, de inseguridad, de tristeza; pero sobre todo de rabia y frustración consigo misma por sentirse así. Volvió a darse la vuelta y salió de aquella habitación. Cogió aire con fuerza. Sentía que se ahogaba.
Corrió hacia la salida del hospital y una vez fuera se sentó en un banco. Había dejado de llover, pero se empezaba a levantar un fuerte viento. Se frotó las manos dejando descansar su espalda sobre el respaldo del banco. Inspiró y expiró el aire lentamente empezando a sentirse mejor. Miró el reloj. Eran las once de la noche. Pensó en llamar a Lanie y desahogarse con ella, pero tal vez era tarde y se había acostado. Sacó su móvil y entonces vio las llamadas que su amiga le había hecho horas antes. También comprobó que tenía varios mensajes suyos. El último era de las diez y media. Lo pensó un momento y finalmente la llamó, rezando porque no estuviera dormida.
Hasta aquí por hoy! GRACIAS por pasaros a leer y por dejar algún comentario!
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días!
Me encanta que os esté gustando la historia! Por mi parte, creo que estoy aprendiendo a soltarme y a plasmar mis sentimientos en ella.
Espero que sigáis disfrutándola.
Media hora después, las dos chicas se encontraba en el apartamento de Beckett. Ella se estaba dando una ducha caliente para templar su cuerpo. Lanie estaba sentada en el sofá, con una copa de vino entre las manos, esperando a su compañera. Sabía que esa noche sería larga y que tendría que tener paciencia con ella, dejándola que se abriera y sacase todos sus sentimientos. Beckett salió poco después con un pijama puesto. Se acomodó al lado de su amiga, cogió su copa de vino y dio un trago corto. Después, suspiró y dobló sus piernas en el sofá.
“¿Te encuentras mejor?”. Sonrió la forense mirando a Beckett.
“¡Infinitamente mejor! Estaba totalmente helada. Ni me había dado cuenta de ello hasta que entré en casa”. Le dedicó una pequeña sonrisa. “Lanie… gracias por venir. No tenía a nadie más para llamar y como ví tu mensaje de hacía tan sólo media hora…”. La miro apretando los labios.
“Ey, no te preocupes”. Acercó su mano a la de ella y se la apretó con cariño. “Estoy aquí y tengo todo el tiempo del mundo para escuchar todo lo que quieras contarme”. Le sonrió con cariño, siendo consciente de lo que le iba a costar a su amiga soltar todo aquello.
“Gracias…” Susurró bajando la mirada, mordiéndose el labio y jugando nerviosa con el cordón de su pantalón de pijama. “Lanie.. yo.. te juro que he hecho todo lo posible por aclararme, por aclarar mis sentimientos. Cuando… cuando mi accidente, cuando me dispararon…él… me dijo que me quería y yo…” Cogió aire para continuar, tenía los ojos empapados de lágrimas. “Yo… cuando aquello, estaba tan asustada y tan confundida que mi cabeza y mi corazón me pedían alejarme de él, darme tiempo, centrarme en mi recuperación y después… después ya tendría tiempo de pensar en lo que sentía. En el fondo tenía la pequeña esperanza de poder olvidarme de él, de borrar los sentimientos que llevaba tiempo tratando de ignorar. Pero no he podido Lanie, he sido incapaz de olvidarlo. Cada día que he pasado recuperándome, cada instante en el que he vuelto a pisar la comisaría, me he acordado de él y de lo que lo echaba de menos. Pero a pesar de todos esos sentimientos, el miedo seguía ganando. El miedo al fracaso, a equivocarme, a ser una más de sus ligues.” Para aquel entonces, las lágrimas no paraban y tenía las mejillas empapadas.
La forense había permanecido en silencio todo ese tiempo, dándole espacio. Tenía agarrada su mano para darle fuerzas para continuar. “Sigue…” La sonrió con cariño para que siguiera.
“Cuando… salimos tú y yo… y fuimos a aquel bar… Yo… Me lo estaba pasando de maravilla! Tenía hasta ganas de bailar, cosa que no sucedía desde que él se había marchado cuando se lo pedí en el hospital. Sin embargo, cuando te fuiste al baño… Lo vi…” Se paró cerrando los ojos. Aquellas imágenes le hacían daño. “Lo vi en la barra, con una rubia despampanante, de melena larga y cuerpo increíble. Se estaban besando…” Pronunció con cierta rabia aquellas palabras. “Aquello… me hizo tanto daño que no pude hacer otra cosa que salir corriendo. Sé que él me vio, pero no paró de besarla… ¿Eso qué significa Lanie? ¿Que le he hecho demasiado daño y ya no me quiere? ¿Que nunca me quiso tanto como él pensaba?”. Hipaba entre pregunta y pregunta, secándose las lágrimas con las manos, empezando a respirar entrecortadamente, por el llanto.
“Ey… Kate…” Le dolía profundamente verla así. Se acercó a ella y la abrazó. No solían hacerlo muy a menudo, pero sabía que la inspectora lo necesitaba. Permanecieron un buen rato así, calladas y abrazadas. Beckett solamente quería calmarse. No le gustaba sentirse débil y vulnerable, y mucho menos delante de gente.
Lanie siguió abrazándola. “Kate, aquello que viste en el bar no tiene por qué significar nada de eso; y lo sabes. ¿Por qué te crees que Castle ha estado cooperando con nosotros desde hace cerca de cuatro años? Con todos los casos que ha visto, tiene para escribir, al menos, 200 libros. Pero él nunca ha querido irse. Y no es precisamente porque le guste trabajar con Ryan o con Espo”. Hizo una pequeña parada para observar cómo estaban afectando aquellas palabras a su amiga. “Es por ti querida.”. La mira a los ojos mientras le va diciendo todo eso. “Probablemente, para él, el hecho de que lo alejases de la comisaría y de tu vida, fue un palo muy grande. Él te quiere, te lo dijo y todos lo hemos notado siempre. De hecho, pensábamos que en cualquier momento, tú ibas a caer en sus brazos”. Sonrió soltando suavemente el abrazo. “Kate, habla con él. Dale opción a explicarse, y aprovecha para hacerlo tú. Se lo merece, te lo mereces, os lo merecéis”. Besó la mejilla de su amiga y se levantó a servirse más vino mientras esperaba pacientemente su reacción.
¿Creéis que Lanie va a conseguir hacer entrar en razón a Kate?
Se admiten apuestas... jajaja
GRACIAS por seguir leyéndome, y aún más por animaros a comentar!
Me encanta que os esté gustando la historia! Por mi parte, creo que estoy aprendiendo a soltarme y a plasmar mis sentimientos en ella.
Espero que sigáis disfrutándola.
Media hora después, las dos chicas se encontraba en el apartamento de Beckett. Ella se estaba dando una ducha caliente para templar su cuerpo. Lanie estaba sentada en el sofá, con una copa de vino entre las manos, esperando a su compañera. Sabía que esa noche sería larga y que tendría que tener paciencia con ella, dejándola que se abriera y sacase todos sus sentimientos. Beckett salió poco después con un pijama puesto. Se acomodó al lado de su amiga, cogió su copa de vino y dio un trago corto. Después, suspiró y dobló sus piernas en el sofá.
“¿Te encuentras mejor?”. Sonrió la forense mirando a Beckett.
“¡Infinitamente mejor! Estaba totalmente helada. Ni me había dado cuenta de ello hasta que entré en casa”. Le dedicó una pequeña sonrisa. “Lanie… gracias por venir. No tenía a nadie más para llamar y como ví tu mensaje de hacía tan sólo media hora…”. La miro apretando los labios.
“Ey, no te preocupes”. Acercó su mano a la de ella y se la apretó con cariño. “Estoy aquí y tengo todo el tiempo del mundo para escuchar todo lo que quieras contarme”. Le sonrió con cariño, siendo consciente de lo que le iba a costar a su amiga soltar todo aquello.
“Gracias…” Susurró bajando la mirada, mordiéndose el labio y jugando nerviosa con el cordón de su pantalón de pijama. “Lanie.. yo.. te juro que he hecho todo lo posible por aclararme, por aclarar mis sentimientos. Cuando… cuando mi accidente, cuando me dispararon…él… me dijo que me quería y yo…” Cogió aire para continuar, tenía los ojos empapados de lágrimas. “Yo… cuando aquello, estaba tan asustada y tan confundida que mi cabeza y mi corazón me pedían alejarme de él, darme tiempo, centrarme en mi recuperación y después… después ya tendría tiempo de pensar en lo que sentía. En el fondo tenía la pequeña esperanza de poder olvidarme de él, de borrar los sentimientos que llevaba tiempo tratando de ignorar. Pero no he podido Lanie, he sido incapaz de olvidarlo. Cada día que he pasado recuperándome, cada instante en el que he vuelto a pisar la comisaría, me he acordado de él y de lo que lo echaba de menos. Pero a pesar de todos esos sentimientos, el miedo seguía ganando. El miedo al fracaso, a equivocarme, a ser una más de sus ligues.” Para aquel entonces, las lágrimas no paraban y tenía las mejillas empapadas.
La forense había permanecido en silencio todo ese tiempo, dándole espacio. Tenía agarrada su mano para darle fuerzas para continuar. “Sigue…” La sonrió con cariño para que siguiera.
“Cuando… salimos tú y yo… y fuimos a aquel bar… Yo… Me lo estaba pasando de maravilla! Tenía hasta ganas de bailar, cosa que no sucedía desde que él se había marchado cuando se lo pedí en el hospital. Sin embargo, cuando te fuiste al baño… Lo vi…” Se paró cerrando los ojos. Aquellas imágenes le hacían daño. “Lo vi en la barra, con una rubia despampanante, de melena larga y cuerpo increíble. Se estaban besando…” Pronunció con cierta rabia aquellas palabras. “Aquello… me hizo tanto daño que no pude hacer otra cosa que salir corriendo. Sé que él me vio, pero no paró de besarla… ¿Eso qué significa Lanie? ¿Que le he hecho demasiado daño y ya no me quiere? ¿Que nunca me quiso tanto como él pensaba?”. Hipaba entre pregunta y pregunta, secándose las lágrimas con las manos, empezando a respirar entrecortadamente, por el llanto.
“Ey… Kate…” Le dolía profundamente verla así. Se acercó a ella y la abrazó. No solían hacerlo muy a menudo, pero sabía que la inspectora lo necesitaba. Permanecieron un buen rato así, calladas y abrazadas. Beckett solamente quería calmarse. No le gustaba sentirse débil y vulnerable, y mucho menos delante de gente.
Lanie siguió abrazándola. “Kate, aquello que viste en el bar no tiene por qué significar nada de eso; y lo sabes. ¿Por qué te crees que Castle ha estado cooperando con nosotros desde hace cerca de cuatro años? Con todos los casos que ha visto, tiene para escribir, al menos, 200 libros. Pero él nunca ha querido irse. Y no es precisamente porque le guste trabajar con Ryan o con Espo”. Hizo una pequeña parada para observar cómo estaban afectando aquellas palabras a su amiga. “Es por ti querida.”. La mira a los ojos mientras le va diciendo todo eso. “Probablemente, para él, el hecho de que lo alejases de la comisaría y de tu vida, fue un palo muy grande. Él te quiere, te lo dijo y todos lo hemos notado siempre. De hecho, pensábamos que en cualquier momento, tú ibas a caer en sus brazos”. Sonrió soltando suavemente el abrazo. “Kate, habla con él. Dale opción a explicarse, y aprovecha para hacerlo tú. Se lo merece, te lo mereces, os lo merecéis”. Besó la mejilla de su amiga y se levantó a servirse más vino mientras esperaba pacientemente su reacción.
¿Creéis que Lanie va a conseguir hacer entrar en razón a Kate?
Se admiten apuestas... jajaja
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livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
jajaja seguro que la convence sigue pronto porfaaa!!!!!!! está geniaal!!!!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Si que la convencerá aunque le cueste por que Beckett es un poco cabezona XD. estoy deseando leer el siguiente capi
onewritergirl- Ayudante de policia
- Mensajes : 72
Fecha de inscripción : 04/01/2015
Re: Cuando te veo (FIN)
sigueee. yo tambien creo que la convencerá
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenos días!
Sigo encantada de teneros leyendo y comentando este fic! Espero de corazón que os siga gustando y sigáis formando parte de esta pequeña historia.
Sigamos!
Beckett llevaba más de diez minutos con la mirada perdida en algún punto de su apartamento. Seguía sentada en el sofá, con las piernas encogidas. Ya no lloraba, pero su mirada era triste y mantenía los labios apretados. Su amiga había vuelto a sentarse a su lado, sin decir nada. La conocía muy bien y de sobra sabía que necesitaba tiempo para asimilar lo que habían estado hablando y tomar una decisión.
“Creo que tienes razón”. La voz de la inspectora sonó como un susurro. “Necesito hablar con él, pedirle perdón y contarle mis dudas y mis miedos. No sé si él ya ha renunciado a mí, pero aún así, se lo debo, le debo esta explicación”. Cogió su copa de vino y bebió, de un trago, lo que quedaba. “En cuanto se recupere de la caída le pediré que me deje hablar con él, quiero hacerlo. Y también que vuelva a la comisaría”. Miró a Lanie y le sonrió ligeramente. Su mirada había cambiado y se empezaba a ver a la mujer segura y decidida que era.
“¡Al fin! Pensaba que me iba a tener que quedar aquí tres noches más para convencerte de que hables con él”. Rió tratando de animarla. “Pero… ¿qué es eso de que Rick se ha caído? Y, ¿cómo sabes tú eso?”.
Beckett le contó lo que había ocurrido hacía tan sólo unas horas antes, y cómo había hablado un poco con Martha y Alexis.
“¿Lo ves?” Sonreía eufórica Lanie. “¡Se tropezó al verte, porque no te esperaba, porque lo sigues descolocando, lo sigues volviendo loco! No pierdas la oportunidad Kate. En cuanto esté mejor, lo traes aquí, le invitas a una copa de vino y habláis, os abrís el uno al otro”. Animó a su compañera con la mirada. “Y ahora, permíteme que me vaya a casa a dormir, que son más de las dos de la madrugada y mañana tenemos que ir a trabajar”. Se levantó poniéndose el abrigo. “Mañana te veo. Descansa guapa”. Besó la mejilla de Kate y salió de aquel apartamento dejando a la inspectora con una pequeña sonrisa en la cara.
La charla con la forense la había animado. Era increíble cómo en apenas un rato conseguía siempre hacerla sentirse mejor. Tenía razón. Debía hablar con Castle, y lo haría; pero cuando hubiese salido del hospital.
Con aquella idea en la cabeza se acostó en la cama y pronto cayó rendida en los brazos de Morfeo. Estaba agotada, de todo el día trabajando, del paseo bajo la lluvia, de darle vueltas a la cabeza, de la caída de Castle, pero sobre todo se sentía cansada de mantener sus sentimientos siempre encerrados, de no dejarlos volar, de no compartirlos. Se prometió a sí misma empezar a cambiar aquello, aunque de sobra sabía que no iba a ser nada fácil.
A la mañana siguiente, la inspectora y los detectives se encontraban sumergidos en un caso que les traía de cabeza. No tenían apenas pistas y se les empezaban a acabar las ideas. Un hombre y una mujer, ambos de Nueva York, habían sido asesinados, con dos días de diferencia, en lugares opuestos de la ciudad, por el mismo francotirador. No encontraban coincidencias entre ellos, salvo por el hecho de que estaban completamente seguros de que el asesino era el mismo.
Beckett empezaba a desesperarse. La falta de pruebas para seguir investigando le hacía estar nerviosa y ligeramente insegura a cerca de cuál era el siguiente paso que tenían que dar. Pocas veces le ocurría eso, y no le gustaba nada sentirse así. Pero no solamente la complejidad del caso la mantenía irritada; el tener que enfrentarse a un francotirador como el que la había disparado a ella hacía tan poco tiempo la hacía temblar. Aunque intentaba que no se le notase. Además, esa misma mañana, tras prepararse para ir a trabajar, había mandado un mensaje a Martha preguntando por el estado de Castle, y aún seguía esperando una respuesta. Eso también le hacía estar nerviosa.
Por su parte, el escritor había pasado una buena noche y tras un par de pruebas más, le dieron el alta con la condición de que debía guardar reposo al menos un par de días. Se fueron a casa los tres juntos y según entró por la puerta, Rick se metió en su cuarto y cerró la puerta. No quería ver ni hablar con su madre, y tampoco con su hija. No se sentía con fuerzas, y no precisamente por el golpe. La pregunta que le había formulado Espósito en el bar le había molestado. Pero no era culpa de él. El detective preguntaba por la chica rubia con la que se le empezaba a ver al escritor en las revistas. La misma chica con la que le había visto la inspectora besarse. Estaba seguro de que aquello era lo que la había hecho salir corriendo.
Y él se había sentido una mierda. Por seguir locamente enamorado de Beckett, por haberse dejado llevar por Mariah, por utilizarla para intentar olvidarse de su inspectora.
Pero, ¿quién puede olvidarse de su musa?. Eso es imposible. Así que cuando vio a Beckett, se quedó helado. No esperaba verla en su bar; y menos estando él con Mariah. Nada más cruzarse sus miradas, el escritor dejó de besar a la rubia aunque ella se pegó más a él intentando que continuase, hecho que no pasó desapercibido por Kate. Lo que ella ya no vio por haber salido huyendo, fue que Castle obligó a Mariah a separarse de él para ir donde ella. Pero cuando Rick consiguió librarse de ella, y enfadarla logrando que se fuera, la inspectora ya no estaba en el bar; y aunque el salió corriendo tratando de encontrarla, fue incapaz de hacerlo, no había ni rastro de ella.
¿Cómo lo vais viendo?
Sigo encantada de teneros leyendo y comentando este fic! Espero de corazón que os siga gustando y sigáis formando parte de esta pequeña historia.
Sigamos!
Beckett llevaba más de diez minutos con la mirada perdida en algún punto de su apartamento. Seguía sentada en el sofá, con las piernas encogidas. Ya no lloraba, pero su mirada era triste y mantenía los labios apretados. Su amiga había vuelto a sentarse a su lado, sin decir nada. La conocía muy bien y de sobra sabía que necesitaba tiempo para asimilar lo que habían estado hablando y tomar una decisión.
“Creo que tienes razón”. La voz de la inspectora sonó como un susurro. “Necesito hablar con él, pedirle perdón y contarle mis dudas y mis miedos. No sé si él ya ha renunciado a mí, pero aún así, se lo debo, le debo esta explicación”. Cogió su copa de vino y bebió, de un trago, lo que quedaba. “En cuanto se recupere de la caída le pediré que me deje hablar con él, quiero hacerlo. Y también que vuelva a la comisaría”. Miró a Lanie y le sonrió ligeramente. Su mirada había cambiado y se empezaba a ver a la mujer segura y decidida que era.
“¡Al fin! Pensaba que me iba a tener que quedar aquí tres noches más para convencerte de que hables con él”. Rió tratando de animarla. “Pero… ¿qué es eso de que Rick se ha caído? Y, ¿cómo sabes tú eso?”.
Beckett le contó lo que había ocurrido hacía tan sólo unas horas antes, y cómo había hablado un poco con Martha y Alexis.
“¿Lo ves?” Sonreía eufórica Lanie. “¡Se tropezó al verte, porque no te esperaba, porque lo sigues descolocando, lo sigues volviendo loco! No pierdas la oportunidad Kate. En cuanto esté mejor, lo traes aquí, le invitas a una copa de vino y habláis, os abrís el uno al otro”. Animó a su compañera con la mirada. “Y ahora, permíteme que me vaya a casa a dormir, que son más de las dos de la madrugada y mañana tenemos que ir a trabajar”. Se levantó poniéndose el abrigo. “Mañana te veo. Descansa guapa”. Besó la mejilla de Kate y salió de aquel apartamento dejando a la inspectora con una pequeña sonrisa en la cara.
La charla con la forense la había animado. Era increíble cómo en apenas un rato conseguía siempre hacerla sentirse mejor. Tenía razón. Debía hablar con Castle, y lo haría; pero cuando hubiese salido del hospital.
Con aquella idea en la cabeza se acostó en la cama y pronto cayó rendida en los brazos de Morfeo. Estaba agotada, de todo el día trabajando, del paseo bajo la lluvia, de darle vueltas a la cabeza, de la caída de Castle, pero sobre todo se sentía cansada de mantener sus sentimientos siempre encerrados, de no dejarlos volar, de no compartirlos. Se prometió a sí misma empezar a cambiar aquello, aunque de sobra sabía que no iba a ser nada fácil.
A la mañana siguiente, la inspectora y los detectives se encontraban sumergidos en un caso que les traía de cabeza. No tenían apenas pistas y se les empezaban a acabar las ideas. Un hombre y una mujer, ambos de Nueva York, habían sido asesinados, con dos días de diferencia, en lugares opuestos de la ciudad, por el mismo francotirador. No encontraban coincidencias entre ellos, salvo por el hecho de que estaban completamente seguros de que el asesino era el mismo.
Beckett empezaba a desesperarse. La falta de pruebas para seguir investigando le hacía estar nerviosa y ligeramente insegura a cerca de cuál era el siguiente paso que tenían que dar. Pocas veces le ocurría eso, y no le gustaba nada sentirse así. Pero no solamente la complejidad del caso la mantenía irritada; el tener que enfrentarse a un francotirador como el que la había disparado a ella hacía tan poco tiempo la hacía temblar. Aunque intentaba que no se le notase. Además, esa misma mañana, tras prepararse para ir a trabajar, había mandado un mensaje a Martha preguntando por el estado de Castle, y aún seguía esperando una respuesta. Eso también le hacía estar nerviosa.
Por su parte, el escritor había pasado una buena noche y tras un par de pruebas más, le dieron el alta con la condición de que debía guardar reposo al menos un par de días. Se fueron a casa los tres juntos y según entró por la puerta, Rick se metió en su cuarto y cerró la puerta. No quería ver ni hablar con su madre, y tampoco con su hija. No se sentía con fuerzas, y no precisamente por el golpe. La pregunta que le había formulado Espósito en el bar le había molestado. Pero no era culpa de él. El detective preguntaba por la chica rubia con la que se le empezaba a ver al escritor en las revistas. La misma chica con la que le había visto la inspectora besarse. Estaba seguro de que aquello era lo que la había hecho salir corriendo.
Y él se había sentido una mierda. Por seguir locamente enamorado de Beckett, por haberse dejado llevar por Mariah, por utilizarla para intentar olvidarse de su inspectora.
Pero, ¿quién puede olvidarse de su musa?. Eso es imposible. Así que cuando vio a Beckett, se quedó helado. No esperaba verla en su bar; y menos estando él con Mariah. Nada más cruzarse sus miradas, el escritor dejó de besar a la rubia aunque ella se pegó más a él intentando que continuase, hecho que no pasó desapercibido por Kate. Lo que ella ya no vio por haber salido huyendo, fue que Castle obligó a Mariah a separarse de él para ir donde ella. Pero cuando Rick consiguió librarse de ella, y enfadarla logrando que se fuera, la inspectora ya no estaba en el bar; y aunque el salió corriendo tratando de encontrarla, fue incapaz de hacerlo, no había ni rastro de ella.
¿Cómo lo vais viendo?
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Me encanta, sigue pronto plis.
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Aquí vuelvo de nuevo!
Muchísimas gracias por seguir leyendo y más aún por comentar. Espero que a aquellos que leéis en la sombra, la historia acabe haciendo que os animéis a saludar!
Sigamos!!
Habían pasado tres días desde que Castle recibiera el alta. Beckett había hablado en un par de ocasiones con Martha. Dos conversaciones cortas en las que la madre del escritor había contado a la inspectora que su hijo se encontraba bien y que apenas le dolía la cabeza a causa del golpe. Aquello tranquilizó bastante a Kate. Sin embargo, cuando Martha le contó que Richard apenas salía de su dormitorio y que lo veía muy deprimido, algo se encogió dentro de la inspectora. Tras sopesarlo mucho y comentarlo con Lanie, aquella mañana decidió escribir un mensaje al escritor:
Hola Castle. Sólo quería saber qué tal te encuentras y cómo va el golpe. Seguro que terminas pronto de recuperarte. Espero tu respuesta, me quedé preocupada.
Bueno, debo volver al trabajo.
Hablamos.
Un beso.
Kate.
“¡Inspectora!” La voz de la capitana Gates resonó en toda la comisaría. Su voz siempre era autoritaria, incluso fría. “¡Venga a mi despacho!”. Miraba a Beckett que estaba sentada sobre su mesa, dejando el móvil sobre la mesa y mirando la pizarra con las fotografías de las víctimas y las notas que habían ido tomando.
La inspectora trataba de encontrar algo que hubiesen pasado por alto, pero tras casi una hora, no había conseguido dar con nada. Suspiró cuando vio a su superiora meterse en su despacho. Echó una mirada rápida a sus compañeros indicándoles que siguiesen investigando mientras ella hablaba con Gates. Entró en el despacho y se mantuvo de pie frente a la mesa, mirándola intrigada por lo que tuviera que decirle. Miró a su lado como había hecho siempre para encontrarse con la mirada de Castle mientras esperaba que la capitana hablase, pero suspiró apretando el puño cuando una vez más la realidad la sacudió. Él no estaba allí por su culpa, porque ella había querido distanciarse de él. Lo echaba de menos, y más en aquel caso. La voz de Gates la sacó de sus pensamientos.
“Cierre la puerta y siéntese inspectora”. Beckett la miró confundida y empezando a ponerse nerviosa. Fue a la puerta, la cerró con suavidad y volvió hacia la mesa, tomando asiento frente a ella. “Bien, dado que este caso se nos está complicando en exceso, creo que su equipo necesita una ayuda para continuar con la investigación”. Inmediatamente la inspectora pensó en el FBI y en lo poco que le gustaba que se metieran en sus casos. Su cara cambió por completo, mostrando enfado y frustración, pero optó por callar y seguir escuchando a Gates. “Aún es pronto para pedir la ayuda del FBI, y por tanto he pensado que, aunque no me guste en absoluto, volver a tener la ayuda de Richard Castle podría venirnos de maravilla. Así que llámelo y dígale que si desea reincorporarse, puede hacerlo, y de ser así, que lo haga cuanto antes”. Se levantó dando por finalizada aquella conversación.
Beckett, por su parte, se había quedado muda. Permanecía sentada en la silla, boquiabierta. Miró a la capitana y apretó los labios. “Pero… Señor, ahora mismo estamos tras otra pista, no es la primera vez que se nos atasca un caso. Y siempre acabamos por resolverlos”. Se puso en pie mirándola tratando de calmarse. Oír aquello había revuelto todo su cuerpo.
“Inspectora, desde arriba me están presionando para que acabemos con todo esto cuanto antes. Se está empezando a crear el pánico entre la gente de Nueva York. Un asesino anda suelto; un asesino que no sabemos cómo ni por qué elige a sus víctimas. Tenemos que dar con él cuanto antes y parar todo esto. Necesitamos la ayuda del señor Castle”. Salió de su despacho dejando a Kate con la palabra en la boca.
Un cúmulo de sentimientos se apoderaron de ella mientras caminaba con rapidez y fuerza hacia el gimnasio de la comisaría. Necesitaba soltar la rabia y la inseguridad que empezaba a sentir. Rabia por tener que solicitar ayuda. E inseguridad por tener que volver a enfrentarse a él después de lo que había ocurrido hacía 4 días. Llegó al gimnasio, se cambió rápidamente de ropa y se puso a golpear aquel saco de boxeo colocado en el medio de la habitación. Aquello le sirvió para calmarse un poco, para soltar todo. Y entonces fue cuando la rabia y la inseguridad dieron paso a la tristeza y a la decepción consigo misma. Notó como un par de lágrimas resbalaban por su mejilla, se apresuró a secarlas y fue directa a los vestuarios para que nadie la viese de aquella manera. Se desnudó y fue directa a la ducha, dejando salir todas las lágrimas bajo el agua. Es cierto que había decidido hablar con él, explicarse y pedirle perdón, pero no esperaba que fuese a tener que hacerlo tan pronto.
Volveré pronto!
Muchísimas gracias por seguir leyendo y más aún por comentar. Espero que a aquellos que leéis en la sombra, la historia acabe haciendo que os animéis a saludar!
Sigamos!!
Habían pasado tres días desde que Castle recibiera el alta. Beckett había hablado en un par de ocasiones con Martha. Dos conversaciones cortas en las que la madre del escritor había contado a la inspectora que su hijo se encontraba bien y que apenas le dolía la cabeza a causa del golpe. Aquello tranquilizó bastante a Kate. Sin embargo, cuando Martha le contó que Richard apenas salía de su dormitorio y que lo veía muy deprimido, algo se encogió dentro de la inspectora. Tras sopesarlo mucho y comentarlo con Lanie, aquella mañana decidió escribir un mensaje al escritor:
Hola Castle. Sólo quería saber qué tal te encuentras y cómo va el golpe. Seguro que terminas pronto de recuperarte. Espero tu respuesta, me quedé preocupada.
Bueno, debo volver al trabajo.
Hablamos.
Un beso.
Kate.
“¡Inspectora!” La voz de la capitana Gates resonó en toda la comisaría. Su voz siempre era autoritaria, incluso fría. “¡Venga a mi despacho!”. Miraba a Beckett que estaba sentada sobre su mesa, dejando el móvil sobre la mesa y mirando la pizarra con las fotografías de las víctimas y las notas que habían ido tomando.
La inspectora trataba de encontrar algo que hubiesen pasado por alto, pero tras casi una hora, no había conseguido dar con nada. Suspiró cuando vio a su superiora meterse en su despacho. Echó una mirada rápida a sus compañeros indicándoles que siguiesen investigando mientras ella hablaba con Gates. Entró en el despacho y se mantuvo de pie frente a la mesa, mirándola intrigada por lo que tuviera que decirle. Miró a su lado como había hecho siempre para encontrarse con la mirada de Castle mientras esperaba que la capitana hablase, pero suspiró apretando el puño cuando una vez más la realidad la sacudió. Él no estaba allí por su culpa, porque ella había querido distanciarse de él. Lo echaba de menos, y más en aquel caso. La voz de Gates la sacó de sus pensamientos.
“Cierre la puerta y siéntese inspectora”. Beckett la miró confundida y empezando a ponerse nerviosa. Fue a la puerta, la cerró con suavidad y volvió hacia la mesa, tomando asiento frente a ella. “Bien, dado que este caso se nos está complicando en exceso, creo que su equipo necesita una ayuda para continuar con la investigación”. Inmediatamente la inspectora pensó en el FBI y en lo poco que le gustaba que se metieran en sus casos. Su cara cambió por completo, mostrando enfado y frustración, pero optó por callar y seguir escuchando a Gates. “Aún es pronto para pedir la ayuda del FBI, y por tanto he pensado que, aunque no me guste en absoluto, volver a tener la ayuda de Richard Castle podría venirnos de maravilla. Así que llámelo y dígale que si desea reincorporarse, puede hacerlo, y de ser así, que lo haga cuanto antes”. Se levantó dando por finalizada aquella conversación.
Beckett, por su parte, se había quedado muda. Permanecía sentada en la silla, boquiabierta. Miró a la capitana y apretó los labios. “Pero… Señor, ahora mismo estamos tras otra pista, no es la primera vez que se nos atasca un caso. Y siempre acabamos por resolverlos”. Se puso en pie mirándola tratando de calmarse. Oír aquello había revuelto todo su cuerpo.
“Inspectora, desde arriba me están presionando para que acabemos con todo esto cuanto antes. Se está empezando a crear el pánico entre la gente de Nueva York. Un asesino anda suelto; un asesino que no sabemos cómo ni por qué elige a sus víctimas. Tenemos que dar con él cuanto antes y parar todo esto. Necesitamos la ayuda del señor Castle”. Salió de su despacho dejando a Kate con la palabra en la boca.
Un cúmulo de sentimientos se apoderaron de ella mientras caminaba con rapidez y fuerza hacia el gimnasio de la comisaría. Necesitaba soltar la rabia y la inseguridad que empezaba a sentir. Rabia por tener que solicitar ayuda. E inseguridad por tener que volver a enfrentarse a él después de lo que había ocurrido hacía 4 días. Llegó al gimnasio, se cambió rápidamente de ropa y se puso a golpear aquel saco de boxeo colocado en el medio de la habitación. Aquello le sirvió para calmarse un poco, para soltar todo. Y entonces fue cuando la rabia y la inseguridad dieron paso a la tristeza y a la decepción consigo misma. Notó como un par de lágrimas resbalaban por su mejilla, se apresuró a secarlas y fue directa a los vestuarios para que nadie la viese de aquella manera. Se desnudó y fue directa a la ducha, dejando salir todas las lágrimas bajo el agua. Es cierto que había decidido hablar con él, explicarse y pedirle perdón, pero no esperaba que fuese a tener que hacerlo tan pronto.
Volveré pronto!
livingmylife- As del póker
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Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Buenas noches!
Os traigo otro capítulo y os aviso: este y los siguientes que tengo a medio escribir, VIENEN CARGADITOS! Jijijiji.
Espero que os siga gustando la historia! Si alguno quiere hacerme alguna sugerencia, adelante!!
Y a los que leéis y comentáis, GRACIAS!
Mientras tanto, el escritor permanecía en su cama, con el móvil entre las manos, leyendo y releyendo una y mil veces aquel mensaje que su inspectora le había enviado. Le decía que estaba preocupada por él, pero sus palabras sonaban frías. Había escrito, y a continuación borrado, cientos de respuestas distintas. Ninguna le convencía. ¡Maldita sea! Era escritor y no sabía que responderle. Suspiró dejando el teléfono sobre la cama, cerró los ojos y se recostó frotándose la frente con los pulgares. Le dolía la cabeza, mucho. Desde el golpe no había un solo día que no le doliera. De repente, una conocida melodía comenzó a sonar cerca de él. Era Mariah que le llamaba por enésima vez desde lo que había ocurrido en el bar unos días atrás. Lo silenció y una vez más dejó que se cortara la llamada. No quería saber nada de ella. Bueno, la verdad es que no quería saber nada de nadie.
Se levantó al baño y cuando entró, no pudo evitar mirarse en el espejo. Tenía un aspecto horroroso. Se desnudó y se preparó un baño con agua caliente. Se metió en la bañera tratando de relajarse, de distraer sus pensamientos, de que se le pasase el dolor de cabeza. Tras un rato con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, se enjabonó rápidamente, aclarándose después. Salió de la ducha y pensó en afeitarse y peinarse, pero todo le daba igual, nada le importaba; así que optó por seguir como estaba: con una fea barba y el pelo totalmente despeinado y sin arreglar. Nada usual en él. Se encaminó a la cocina aún con la toalla en la cintura. Abrió la nevera pero estaba vacía. Su madre se había ido ese mismo día de gira con una obra de teatro, y Alexis llevaba un día con Meredith, que quería aprovechar para estar un poco con su hija antes de irse, de nuevo, de viaje. A Alexis no le había hecho mucha gracia irse y dejar a su padre solo, pero a la vez, sentía que tenía que pasar algo de tiempo con ella, al fin y al cabo, era su madre.
De repente, sonó el timbre del loft. Castle cerró la puerta de la nevera y frunció el ceño. No esperaba a nadie. Se encaminó a la puerta y con sigilo observó por la mirilla para ver de quién se trataba. Se quedó perplejo cuando, al otro lado de la puerta, vio a la inspectora Beckett, con la cabeza agachada, esperando a que le abriera. Pero él, no podía reaccionar. No podía creer que la tuviera allí, después de tanto tiempo, en la puerta de su casa. Tres golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.
“¡Castle, ábreme, por favor! Sé que estás ahí, te oigo respirar...”. La voz de Beckett sonaba distinta. Parecía preocupada y miedosa.
Castle se miró la toalla y corrió al cuarto a cambiarse. “¡Voy, dame un minuto por favor!” Se puso una camisa y un pantalón vaquero y abrió la puerta lentamente. La miró a los ojos con una sonrisa, pequeña, pero muy característica suya. “Lo siento, estaba saliendo de la ducha”. Lo cierto era que estaba enfadado con ella, mucho, y también se sentía defraudado, pero al tenerla frente a él, no podía evitar sonreírle.
Cuando le abrió la puerta, Beckett reparó en el estado del escritor. Estaba sin afeitar, con el pelo de cualquier manera y no olía a la colonia que él solía usar. Posó su mirada en la de él y pudo ver el dolor y la decepción que ella le había causado. Rápidamente se apoderó de ella un sentimiento de culpabilidad mucho más grande del que ya llevaba.
Dudó una vez más. No sabía si debería estar allí. No quería hacerle más daño y aunque ahora sus sentimientos estaban más claros, tenía miedo de volver a equivocarse y hacerle sufrir. “Si te pillo en mal momento… puedo volver otro rato o… no sé”. Le miraba con tristeza.
“Kate, no te vayas, por favor. Pasa y hablemos”. Su voz sonó tranquila. Después de haber visto sus ojos apagados, algo en su interior, algo muy fuerte le decía que tenía que protegerla, hacerla sonreír, que volviera a ser la Beckett de siempre. “Creo que ambos nos merecemos una charla”. Se hizo a un lado dejándole paso a la inspectora, que entró en la estancia tras coger aire fuerte.
“¿Estás solo?” Miró el loft percatándose del silencio que reinaba en él.
“Sí, mi madre está de gira y Alexis con su madre”. Cerró la puerta y se encaminó a la cocina. “¿Una copa de vino?”. Antes de que ella contestase ya tenía dos copas sobre la mesa y empezaba a servir el vino.
“Sí, por favor”. Se acercó al sofá y se quitó la chaqueta que llevaba. La dejó junto al bolso en el respaldo y se sentó en una esquina del sofá, a esperarlo.
Castle se acercó a ella tendiéndole una de las copas. Ella se la cogió dedicándole una pequeña y triste sonrisa. “Gracias…” La voz de Kate sonó como un susurro mientras cogía la copa y olía el vino. “Ummm… huele de maravilla”. Llevó sus labios a la copa y lo cató suavemente. “Esto está delicioso Castle, gracias”. Le observó mientras él se sentaba también en el sofá, pero dejando una separación entre ambos.
La tensión se palpaba en el ambiente. Beckett tenía la copa entre sus manos y miraba el líquido en silencio. Castle, por su parte, no podía quitar su mirada de ella. Estaba nervioso, mucho y también enfadado. Pero a la vez, tenerla en su casa, cerca de él después de esos meses, le hacía sentirse reconfortado.
“Kate… ¿qué es lo que quieres? ¿A qué has venido?”. No había enfado en su voz, pero sí cierta impaciencia.
Beckett cogió aire lentamente y lo miró durante un momento. Después sus ojos se posaron de nuevo en la copa.
Tatatachán!!!!! ¿Hablarán al final? ¿Cómo les irá?
Os traigo otro capítulo y os aviso: este y los siguientes que tengo a medio escribir, VIENEN CARGADITOS! Jijijiji.
Espero que os siga gustando la historia! Si alguno quiere hacerme alguna sugerencia, adelante!!
Y a los que leéis y comentáis, GRACIAS!
Mientras tanto, el escritor permanecía en su cama, con el móvil entre las manos, leyendo y releyendo una y mil veces aquel mensaje que su inspectora le había enviado. Le decía que estaba preocupada por él, pero sus palabras sonaban frías. Había escrito, y a continuación borrado, cientos de respuestas distintas. Ninguna le convencía. ¡Maldita sea! Era escritor y no sabía que responderle. Suspiró dejando el teléfono sobre la cama, cerró los ojos y se recostó frotándose la frente con los pulgares. Le dolía la cabeza, mucho. Desde el golpe no había un solo día que no le doliera. De repente, una conocida melodía comenzó a sonar cerca de él. Era Mariah que le llamaba por enésima vez desde lo que había ocurrido en el bar unos días atrás. Lo silenció y una vez más dejó que se cortara la llamada. No quería saber nada de ella. Bueno, la verdad es que no quería saber nada de nadie.
Se levantó al baño y cuando entró, no pudo evitar mirarse en el espejo. Tenía un aspecto horroroso. Se desnudó y se preparó un baño con agua caliente. Se metió en la bañera tratando de relajarse, de distraer sus pensamientos, de que se le pasase el dolor de cabeza. Tras un rato con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, se enjabonó rápidamente, aclarándose después. Salió de la ducha y pensó en afeitarse y peinarse, pero todo le daba igual, nada le importaba; así que optó por seguir como estaba: con una fea barba y el pelo totalmente despeinado y sin arreglar. Nada usual en él. Se encaminó a la cocina aún con la toalla en la cintura. Abrió la nevera pero estaba vacía. Su madre se había ido ese mismo día de gira con una obra de teatro, y Alexis llevaba un día con Meredith, que quería aprovechar para estar un poco con su hija antes de irse, de nuevo, de viaje. A Alexis no le había hecho mucha gracia irse y dejar a su padre solo, pero a la vez, sentía que tenía que pasar algo de tiempo con ella, al fin y al cabo, era su madre.
De repente, sonó el timbre del loft. Castle cerró la puerta de la nevera y frunció el ceño. No esperaba a nadie. Se encaminó a la puerta y con sigilo observó por la mirilla para ver de quién se trataba. Se quedó perplejo cuando, al otro lado de la puerta, vio a la inspectora Beckett, con la cabeza agachada, esperando a que le abriera. Pero él, no podía reaccionar. No podía creer que la tuviera allí, después de tanto tiempo, en la puerta de su casa. Tres golpes en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.
“¡Castle, ábreme, por favor! Sé que estás ahí, te oigo respirar...”. La voz de Beckett sonaba distinta. Parecía preocupada y miedosa.
Castle se miró la toalla y corrió al cuarto a cambiarse. “¡Voy, dame un minuto por favor!” Se puso una camisa y un pantalón vaquero y abrió la puerta lentamente. La miró a los ojos con una sonrisa, pequeña, pero muy característica suya. “Lo siento, estaba saliendo de la ducha”. Lo cierto era que estaba enfadado con ella, mucho, y también se sentía defraudado, pero al tenerla frente a él, no podía evitar sonreírle.
Cuando le abrió la puerta, Beckett reparó en el estado del escritor. Estaba sin afeitar, con el pelo de cualquier manera y no olía a la colonia que él solía usar. Posó su mirada en la de él y pudo ver el dolor y la decepción que ella le había causado. Rápidamente se apoderó de ella un sentimiento de culpabilidad mucho más grande del que ya llevaba.
Dudó una vez más. No sabía si debería estar allí. No quería hacerle más daño y aunque ahora sus sentimientos estaban más claros, tenía miedo de volver a equivocarse y hacerle sufrir. “Si te pillo en mal momento… puedo volver otro rato o… no sé”. Le miraba con tristeza.
“Kate, no te vayas, por favor. Pasa y hablemos”. Su voz sonó tranquila. Después de haber visto sus ojos apagados, algo en su interior, algo muy fuerte le decía que tenía que protegerla, hacerla sonreír, que volviera a ser la Beckett de siempre. “Creo que ambos nos merecemos una charla”. Se hizo a un lado dejándole paso a la inspectora, que entró en la estancia tras coger aire fuerte.
“¿Estás solo?” Miró el loft percatándose del silencio que reinaba en él.
“Sí, mi madre está de gira y Alexis con su madre”. Cerró la puerta y se encaminó a la cocina. “¿Una copa de vino?”. Antes de que ella contestase ya tenía dos copas sobre la mesa y empezaba a servir el vino.
“Sí, por favor”. Se acercó al sofá y se quitó la chaqueta que llevaba. La dejó junto al bolso en el respaldo y se sentó en una esquina del sofá, a esperarlo.
Castle se acercó a ella tendiéndole una de las copas. Ella se la cogió dedicándole una pequeña y triste sonrisa. “Gracias…” La voz de Kate sonó como un susurro mientras cogía la copa y olía el vino. “Ummm… huele de maravilla”. Llevó sus labios a la copa y lo cató suavemente. “Esto está delicioso Castle, gracias”. Le observó mientras él se sentaba también en el sofá, pero dejando una separación entre ambos.
La tensión se palpaba en el ambiente. Beckett tenía la copa entre sus manos y miraba el líquido en silencio. Castle, por su parte, no podía quitar su mirada de ella. Estaba nervioso, mucho y también enfadado. Pero a la vez, tenerla en su casa, cerca de él después de esos meses, le hacía sentirse reconfortado.
“Kate… ¿qué es lo que quieres? ¿A qué has venido?”. No había enfado en su voz, pero sí cierta impaciencia.
Beckett cogió aire lentamente y lo miró durante un momento. Después sus ojos se posaron de nuevo en la copa.
Tatatachán!!!!! ¿Hablarán al final? ¿Cómo les irá?
livingmylife- As del póker
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Re: Cuando te veo (FIN)
sigueee!!!!!!Me encantaa!!!!! tienen que hablaar yaaa!!!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
¡Vuelvo a estar aquí!
Gracias a todos por seguir leyendo y en especial a 28Caskett, Castle y Beckett, onewritergirl, writerdetective47 por vuestros comentarios para que continúe!
¿Seguimos? Que esto se está poniendo interesante... jajajaja
“Richard yo… Lo siento, no te imaginas cuánto”. Permaneció con la mirada en el vaso. No podía mirarle a él, era incapaz. Se sentía tan culpable por el daño que le había hecho, que era superior a ella. Y Castle, simplemente escuchaba, sin dejar de mirarla. “Sé que te he hecho mucho daño y jamás me lo perdonaré. Sabes perfectamente todo lo que… el caso de mi madre significaba y significa para mí… La muerte de Montgomery y descubrir todo lo que descubrimos sobre él me dejó muy tocada… Lo del disparo… eso fue la gota que colmó el vaso… Recuerdo con total exactitud cada instante desde que aquella… bala me atravesó el pecho… Cada segundo hasta que perdí el conocimiento…”. Entonces levantó la mirada hacia él, fijándola en sus azules ojos. Sabía lo que aquellas palabras harían en él. Jamás le había dicho que se acordaba de la confesión de amor por parte del escritor. Pudo ver la confusión en su mirada, y también, una vez más, la tristeza y la decepción. Se acercó a él agarrándole suavemente las manos, sin dejar de mirarle a los ojos. “¿Recuerdas las lágrimas que cayeron por mi mejilla en aquel momento mientras… mientras estaba tendida en el suelo contigo a mi lado?”. Rick asintió sin poder dejar de mirarla a los ojos, de perderse en su mirada. “No lloraba por el disparo…” Susurró ella. “Lo hice por ti, por tus palabras… Porque en ese momento, mi muro de mujer segura y decidida que no muestra sus sentimientos, se vino abajo. Llevaba años con una lucha interior. Una lucha que me mataba y a la vez me estaba dando vida. Me gustabas Rick, a pesar de que al principio llegué a odiarte, después me enamoraste. Mi corazón me gritaba una y otra vez que me lanzase a tus brazos, pero mi cabeza no me dejaba. Antes de conocerte me había prometido a mí misma que jamás dejaría que nadie me volviese a hacer daño. Había sufrido muchísimo con la muerte de mi madre y también con un par de relaciones en las que traté de refugiarme… No quería volver a sufrir de aquella manera. Odiaba que alguien me hiriese sin que yo pudiese hacer nada. Por eso tenía aquel muro levantado siempre para todo, incluso para ti”.
Iba dejando caricias leves en sus manos, mirándole a los ojos mientras varias lágrimas caían por sus mejillas al recordar todo aquello. Le estaba costando muchísimo abrirse, pero sentía que tenía que hacerlo, y no sólo por él; por ella también. Castle soltó una de sus manos de las de la inspectora y la acercó lentamente a su cara secándole las lágrimas con ternura y suavidad. Los ojos de él también estaban humedecidos. Beckett sonrió ante la caricia de Castle y cogió aire fuerte para poder continuar.
“Cuando… entraste a verme después de la operación y te dije que necesitaba… tiempo, era verdad. Lo necesitaba, primero para recuperarme de la operación y… de todo aquello; y segundo, para intentar pensar con claridad a cerca de ti, de mi, de nosotros. Jamás quise hacerte daño Rick… En aquel momento sólo me salió alejarte de mí, porque sabía que en cuanto me recuperase, volvería a construir aquel muro. Fui una egoísta… Te había visto siempre como un mujeriego, casado y divorciado dos veces y yo no quería ser sólo una de tus conquistas. Me juré mil veces que… que si dejaba que el muro cayese, sería para vivir siempre al lado de la persona que lo mereciera. Temía horrores dejar caer el muro, enamorarme aún más de ti y que después, todo se estropease; temía volver a sufrir… Fui muy egoísta, sólo pensé en mí y no en el dolor que podría estar causándote a ti. Sólo pensaba en volver a construir mi muro, volver a encontrarme segura… Lo siento Castle, lo siento en el alma, de verdad…”.
¿Reaccionará Castle a toda esta confesión? Jejejeje
Gracias a todos por seguir leyendo y en especial a 28Caskett, Castle y Beckett, onewritergirl, writerdetective47 por vuestros comentarios para que continúe!
¿Seguimos? Que esto se está poniendo interesante... jajajaja
“Richard yo… Lo siento, no te imaginas cuánto”. Permaneció con la mirada en el vaso. No podía mirarle a él, era incapaz. Se sentía tan culpable por el daño que le había hecho, que era superior a ella. Y Castle, simplemente escuchaba, sin dejar de mirarla. “Sé que te he hecho mucho daño y jamás me lo perdonaré. Sabes perfectamente todo lo que… el caso de mi madre significaba y significa para mí… La muerte de Montgomery y descubrir todo lo que descubrimos sobre él me dejó muy tocada… Lo del disparo… eso fue la gota que colmó el vaso… Recuerdo con total exactitud cada instante desde que aquella… bala me atravesó el pecho… Cada segundo hasta que perdí el conocimiento…”. Entonces levantó la mirada hacia él, fijándola en sus azules ojos. Sabía lo que aquellas palabras harían en él. Jamás le había dicho que se acordaba de la confesión de amor por parte del escritor. Pudo ver la confusión en su mirada, y también, una vez más, la tristeza y la decepción. Se acercó a él agarrándole suavemente las manos, sin dejar de mirarle a los ojos. “¿Recuerdas las lágrimas que cayeron por mi mejilla en aquel momento mientras… mientras estaba tendida en el suelo contigo a mi lado?”. Rick asintió sin poder dejar de mirarla a los ojos, de perderse en su mirada. “No lloraba por el disparo…” Susurró ella. “Lo hice por ti, por tus palabras… Porque en ese momento, mi muro de mujer segura y decidida que no muestra sus sentimientos, se vino abajo. Llevaba años con una lucha interior. Una lucha que me mataba y a la vez me estaba dando vida. Me gustabas Rick, a pesar de que al principio llegué a odiarte, después me enamoraste. Mi corazón me gritaba una y otra vez que me lanzase a tus brazos, pero mi cabeza no me dejaba. Antes de conocerte me había prometido a mí misma que jamás dejaría que nadie me volviese a hacer daño. Había sufrido muchísimo con la muerte de mi madre y también con un par de relaciones en las que traté de refugiarme… No quería volver a sufrir de aquella manera. Odiaba que alguien me hiriese sin que yo pudiese hacer nada. Por eso tenía aquel muro levantado siempre para todo, incluso para ti”.
Iba dejando caricias leves en sus manos, mirándole a los ojos mientras varias lágrimas caían por sus mejillas al recordar todo aquello. Le estaba costando muchísimo abrirse, pero sentía que tenía que hacerlo, y no sólo por él; por ella también. Castle soltó una de sus manos de las de la inspectora y la acercó lentamente a su cara secándole las lágrimas con ternura y suavidad. Los ojos de él también estaban humedecidos. Beckett sonrió ante la caricia de Castle y cogió aire fuerte para poder continuar.
“Cuando… entraste a verme después de la operación y te dije que necesitaba… tiempo, era verdad. Lo necesitaba, primero para recuperarme de la operación y… de todo aquello; y segundo, para intentar pensar con claridad a cerca de ti, de mi, de nosotros. Jamás quise hacerte daño Rick… En aquel momento sólo me salió alejarte de mí, porque sabía que en cuanto me recuperase, volvería a construir aquel muro. Fui una egoísta… Te había visto siempre como un mujeriego, casado y divorciado dos veces y yo no quería ser sólo una de tus conquistas. Me juré mil veces que… que si dejaba que el muro cayese, sería para vivir siempre al lado de la persona que lo mereciera. Temía horrores dejar caer el muro, enamorarme aún más de ti y que después, todo se estropease; temía volver a sufrir… Fui muy egoísta, sólo pensé en mí y no en el dolor que podría estar causándote a ti. Sólo pensaba en volver a construir mi muro, volver a encontrarme segura… Lo siento Castle, lo siento en el alma, de verdad…”.
¿Reaccionará Castle a toda esta confesión? Jejejeje
livingmylife- As del póker
- Mensajes : 303
Fecha de inscripción : 30/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
como lo puedes dejar aqui, que cruel XD
sigue pronto necesito saber que dice Castle o como reacciona.
PD: amo tu historia
sigue pronto necesito saber que dice Castle o como reacciona.
PD: amo tu historia
writerdetective47- Actor en Broadway
- Mensajes : 205
Fecha de inscripción : 26/12/2014
Re: Cuando te veo (FIN)
Madre mia que bonitooo!!!!!!!!! a ver como reacciona castle... Siguee prontoo por favoor no nos dejes asiii!!!!
Castle y Beckett- As del póker
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 28/10/2014
Edad : 24
Re: Cuando te veo (FIN)
Joooo...; siempre lo dejas en el peor momento es como dejarme en plan !!!!!!!
Sigue pls
Sigue pls
gara_katic- Ayudante de policia
- Mensajes : 61
Fecha de inscripción : 14/10/2014
Edad : 24
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