Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
+2
Ruth Maria
Emily Claire
6 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 2 de 6.
Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
11.09.2015 10:55:14
con esa imagen no puedo que se pueda dormir ...y yo creo que tampoco podre dormir si tengo que esperar hasta el miercoles por un nuevo capitulo...aguantara las ganas rick...que va a pasar cuando se vaya a la academia...quiero saber mas...ya quiero que llegue el miercoles...sigueee
despues de 15 dias sin CASTLE bienvenido el lunes...
con esa imagen no puedo que se pueda dormir ...y yo creo que tampoco podre dormir si tengo que esperar hasta el miercoles por un nuevo capitulo...aguantara las ganas rick...que va a pasar cuando se vaya a la academia...quiero saber mas...ya quiero que llegue el miercoles...sigueee
despues de 15 dias sin CASTLE bienvenido el lunes...
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Capítulo 8
Buenos días a todos y hoy solo quiero decir GRACIAS y GRACIAS.
Los personajes no me pertenecen…
(Cuidado capítulo calificado para +18)
Capítulo 8
POV RICK
Le deje unos boxes a Kate, con una camiseta que le gusto, era ancha, por lo que imagine que estaría cómoda. El que no iba a estar cómodo, era yo. Después de mi lesión, no tuve tiempo de pensar en mujeres, es más, era lo último que acudía a mi mente desde hacía más de un año, o quizá dos. Estaba enfadado con el mundo, nadie entendía mi rabia, mi frustración, y mucho menos mi dolor. Por lo que después de unos meses, tener a una mujer tan espectacular como Kate a mi lado en la cama, durante toda la noche, no sería un trámite fácil. Pille el pijama más ancho, para que no dejara ver mucho mi alegría por la compañía y entre al baño para cambiarme.
Además, tenía una conversación pendiente con ella. Tendría mi apoyo en todo, pero también entendía a su padre. Comprensible que después de la perdida que tuvieron en la familia, ahora pensar que una hija se jugaría la vida a diario en el cuerpo de Policía, no debía ser plato de buen gusto. Sin olvidar que Kate podría obsesionarse investigando el caso de su madre, y si lo hacía, acabaría mal, muy mal.
Cuando salí y la encontré con mi ropa, tumbada en la cama, esperándome, creí que me daría un infarto. Decir que estaba guapa era no decir nada, era tan perfecta… tenía unas piernas de impacto, largas y delgadas y que con mi ropa quedaban a la vista. Se soltó el pelo y estaba graciosamente disperso sobre la almohada y sin olvidar sus ojos, esos espejos castaños que me llamaban y me dejaban sin aliento. Iba a ser una noche muy larga… mucho.
Me acerque despacio y me senté primero dándole la espala y luego me tumbe. Enseguida Kate se acercó a mí, poniéndose cómoda, sin un ápice de incomodidad, colocando su mano sobre mi pecho, sacándome con ello un hondo suspiro. Movía la mano por mi pecho, acariciándome levemente, jugueteando con la camiseta y levantándola, mi respiración dejaba claro mi estado, apenas me contenía. Si no la paraba, seria yo quien no lo haría.
- Kate, me encanta lo que haces, pero… si sigues así… yo… no se… - Se lo podía decir más alto, pero no mas claro.
- ¿Qué? – respondió mirándome pícaramente.
- Kate, solo hemos subido aquí, con la idea de dormir, recuerda que querías descansar.
- ¿Y qué pasaría si hubiera cambiado de opinión? - dijo levantándose apoyando su pecho sobre el mío, solo nos separaban las camisetas. Esos ojos descarados, centrados en mis labios, iban a perseguirme durante toda la vida… hasta que lentamente, se acercó y empezó a mordisquearme el lóbulo de la oreja, yo no dejaba de suspirar, soltando algún que otro gemido de placer porque sus juegos eran algo difícil de aguantar sin tocarla.
- Kate… - le dije rebuscando en mi interior toda mi fuerza de voluntad, como siguiera así, no podría parar.
- Rick, no me estas forzando, quiero hacerlo… ¿tú no? – me susurro al oído sin moverse.
- Claro... pero no me gustaría que mañana amanecieras arrepentida por haberlo hecho – le recrimine, para que razonara un poco lo que estaba sucediendo.
- No me arrepentiré – me dijo aun al oído. Después dejo el lóbulo y volviendo a mirarme a los ojos, dijo - te lo prometo.
Sus labios atacaron los míos y ya perdí todo atisbo de razón, me deje llevar. Sentía su cuerpo cubriendo el mío y mis manos fueron directas a sus nalgas, que apreté contra mí para sentirla más cerca. Sus manos tiraban de mi camiseta, atrapada entre nuestros cuerpos y no salía.
Se separó frustrada, y yo aproveche para mirarla, se la veía tan decidida, que la empuje hasta que apoyo su espalda sobre el colchón, en ese momento aproveche para deshacerme del estorbo y volví a besarla. Su piel se erizaba al notar mis manos frías invadiendo el terreno virgen, bajo su camiseta. En ese momento fue ella quien me atrajo con sus manos, arañándome la espalda, presionando mis nalgas para notar más contacto.
Mis labios la devoraban, como si no tuviera tiempo suficiente en el mundo para besarla, mientras ella creaba nuevos caminos con sus uñas en mi espalda, hasta que notó mi lengua en su cuello, entonces sus piernas me abrazaron y comprendí que ya no había marcha atrás. Me deshice del estorbo de su camiseta haciendo malabares, cuando vi su blanca piel, en contraste con mis manos, todo el vello de mi cuerpo se erizo por la sublime visión.
Cubrí sus pechos con mis manos y mis labios, degustando infinitamente de ese precioso sabor a juventud. Ese sería mi manjar favorito a partir de ese día. Terso, dulce y predispuesto a mis caricias. Al momento, los dos estábamos listos para llevar más lejos ese momento. Nos deshicimos del resto de la ropa entre tirones hasta que conseguimos desnudarnos por completo y poder disfrutar del roce completo de nuestros cuerpos
- Rick… te necesito... ahora – suplico entre jadeos.
- Lo sé, yo también… - dije intentando llenar de aire mis pulmones sin conseguirlo – pero olvide tomar medidas… Kate yo no pensaba en que esto iría tan rápido.
- ¿En serio? - dijo entre jadeos y risas.
Nos separamos e intentamos recobrar el aliento, pero estaba demasiado excitado, mis manos no podían estar quietas… seguía tocándole la mano, el brazo, acariciándola levemente…
- Es que yo… - me explique suspirando… el aire se negaba a entrar en mis pulmones - cuando llegue, no imagine que te encontraría - dije nervioso y vi como ella se apoyaba en su codo y me miraba, eso hizo que me avergonzara un poco, hasta que su mano me acaricio el estómago y casi di un respingo. En ese momento, acerco su mano a mi mejilla y me obligo a mirarla.
-Tranquilo, no estamos aquí para juzgarnos, ¿me oyes? – me dijo bajando la voz, comprendiendo mi vergüenza - Además, yo tampoco pensé que todo fuera tan rápido.
En ese instante se levando de un salto y fue hasta su bolso, donde después de rebuscar unos segundos, saco un pequeño paquetito, que me hizo suspirar fuertemente, soltando todo el aire acumulado.
- ¡Sorpresa! - dijo volviendo a la cama mientras movía el envoltorio victoriosa.
Al llegar a mi lado, iba a quitárselo, para facilitarle el trabajo, pero no quiso, me empujo hasta que me tuvo totalmente tumbado a su merced, después lentamente quito el envoltorio y la sentí acariciarme, desde la cintura bajaba lentamente, mirándome con esa sonrisa tan sensual, como tímida, provocando un escalofrió en todo mi cuerpo.
Cuando su mano llego a mi erección, creí que todo acabaría ahí mismo, sin remisión, sin poder saborearla, sin conocer su interior, sin poder complacerla. Hacía tanto que no estaba en esa situación, que mi cuerpo estaba deseoso de conseguir el momento más deseado, eso sin olvidar de que esa mujer me tenía loco, no recordaba haberme sentido así jamás.
Me colocó muy despacio la protección, notaba algún que otro roce de sus suaves dedos y mi corazón se desbocaba con ellos. Era como si no me quedara sangre en ningún lugar del cuerpo, solo allí, bajo sus dedos, que me torturaban de forma divina. Incapaz de alargar el momento, tiré de ella y la bese con todas mis ganas. Sus labios cálidos sobre los míos, su piel tan caliente como la mía… ambos estábamos a punto de explosionar. Fue sentándose lentamente, sobre mí, mientras con su mano se ayudaba en la acción. Grite al sentirme parte suya, esa sensación fue tan espectacular que me invadió un temblor por todo mi cuerpo. Poco a poco fui subiendo mis manos hasta llegar a su pecho y los cubrí con ellas. Estaba haciendo un gran esfuerzo, pero no quería moverme, quería que fuera ella quien empezara cuando se sintiera cómoda, aunque me estuviera matando esa espera. Jugaba con sus pezones que respondían irguiéndose ante mis caricias.
Y empezó el movimiento, poco a poco, despacio para ir incrementando su velocidad paulatinamente y todo ello sin dejar de mirarla en todo su esplendor, desnuda encima de mí, con la cabeza echada atrás, sus labios entreabiertos respirando rápidamente mientras se movía en un vaivén febril, era superior a cualquier experiencia vivida en mi vida. Estaba en la gloria. Entre el roce de nuestros sexos y mi visión de su cuerpo, dude de mi control, así que cerré los ojos, pero no dure mucho, mi imaginación la dibujaba en mi mente y fue peor el remedio que la enfermedad, además, el espectáculo era impresionante como para perder detalle.
Seguía moviéndose y yo intentando controlarme, permanecía quieto, hasta que no pude más y empecé a moverme al unísono. Su piel brillaba, perlada por gotas de sudor, al tiempo que su color blanco iba cambiando a sonrosado. Estaba empezando a perder esta batalla no iba a poder aguantar mucho cuando escuche su voz suplicarme.
- No pares, por favor…no pares - dijo bajando hasta mi oído consiguiendo que me estremeciera. Al inclinarse, nuestros pezones se rozaron y eso desencadeno el momento final.
Seguí el movimiento para alargar el momento todo lo que fuera posible hasta que cayó agotada sobre mí y los dos exhaustos paramos en busca de aire que compartieron nuestros pulmones. Cuando conseguimos acompasar nuestra respiración me dedico unas palabras, alabando mi buen hacer.
- Ha estado muy bien - dijo soltando una risita.
- ¡Oh! ¿Solo muy bien? – pregunte desilusionado.
- Bueno, se podría calificar de excepcionalmente bien - dijo besándome suavemente en los labios haciéndome sonreír.
Me libro de su peso y después de abandonar mi lugar, fui hasta el baño donde me asee y volví a mi lugar de origen rápidamente. Enseguida volvió a mis brazos, colocando su mano sobre mi pecho, lugar que empezó a acariciar de forma tímida.
- Y a ti, ¿te gusto? – pregunto tímida.
- No lo dudes Kate… ha sido increíble, fantástico, majestuoso, épico…
- Vale señor filólogo, ya veo tu vena escritora - dijo haciéndome reír.
- Lo cierto es que me gustaba – le dije recordando esos tiempos en que mi distracción era escribir todo aquello que no me atrevía a vivir. En mi adolescencia siempre fui una persona tímida para hablar, en cambio, me resultaba fácil plasmar las cosas en un papel.
- ¿Por qué no lo intentas de nuevo? – pregunto directa.
- ¿Escribir? – la cuestione.
- Si.
- No sé, no va conmigo – respondí sin pensar mucho mi respuesta.
- Pues yo creo que sí, tienes facilidad de palabra.
- No siempre - dije haciéndonos reír a ambos.
- Pues yo creo que serías un buen escritor. Yo leería tus libros.
- ¡Ah, bien! ya tengo una fan… no está mal - dije riendo de mi ocurrencia.
- Gracias Rick.
- ¿Por algo en especial? – pregunte de forma picara.
- Por ayudarme a olvidar… lo necesitaba – respondió sinceramente.
- Deberíamos hablar, lo sabes ¿no?
- Sí, pero eso puede esperar a mañana. Ahora solo quiero dormir.
- ¿Otra vez? – Le pregunte, lo que la hizo incorporarse arrugando las cejas a modo de duda - Antes dijiste que solo querías dormir y aquí ha pasado mucho más que eso - dije pícaro, moviendo las cejas hasta que Kate empezó a reír.
Volvió a tomar su posición apoyando su cabeza en mi hombro y colocando su mano sobre mi pecho y su pierna sobre la mía.
- Buenas noches Rick…
- Buenas noches Kate – le dije besando su cabeza y la abracé atrayéndola hacia mi cuerpo sintiendo su suave piel sobre la mía.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer, espero que os haya gustado
Nos vemos el viernes con un nuevo capítulo.
Como siempre los mensajes son bienvenidos.
XXOO
Twitter: tamyalways
Los personajes no me pertenecen…
(Cuidado capítulo calificado para +18)
Capítulo 8
POV RICK
Le deje unos boxes a Kate, con una camiseta que le gusto, era ancha, por lo que imagine que estaría cómoda. El que no iba a estar cómodo, era yo. Después de mi lesión, no tuve tiempo de pensar en mujeres, es más, era lo último que acudía a mi mente desde hacía más de un año, o quizá dos. Estaba enfadado con el mundo, nadie entendía mi rabia, mi frustración, y mucho menos mi dolor. Por lo que después de unos meses, tener a una mujer tan espectacular como Kate a mi lado en la cama, durante toda la noche, no sería un trámite fácil. Pille el pijama más ancho, para que no dejara ver mucho mi alegría por la compañía y entre al baño para cambiarme.
Además, tenía una conversación pendiente con ella. Tendría mi apoyo en todo, pero también entendía a su padre. Comprensible que después de la perdida que tuvieron en la familia, ahora pensar que una hija se jugaría la vida a diario en el cuerpo de Policía, no debía ser plato de buen gusto. Sin olvidar que Kate podría obsesionarse investigando el caso de su madre, y si lo hacía, acabaría mal, muy mal.
Cuando salí y la encontré con mi ropa, tumbada en la cama, esperándome, creí que me daría un infarto. Decir que estaba guapa era no decir nada, era tan perfecta… tenía unas piernas de impacto, largas y delgadas y que con mi ropa quedaban a la vista. Se soltó el pelo y estaba graciosamente disperso sobre la almohada y sin olvidar sus ojos, esos espejos castaños que me llamaban y me dejaban sin aliento. Iba a ser una noche muy larga… mucho.
Me acerque despacio y me senté primero dándole la espala y luego me tumbe. Enseguida Kate se acercó a mí, poniéndose cómoda, sin un ápice de incomodidad, colocando su mano sobre mi pecho, sacándome con ello un hondo suspiro. Movía la mano por mi pecho, acariciándome levemente, jugueteando con la camiseta y levantándola, mi respiración dejaba claro mi estado, apenas me contenía. Si no la paraba, seria yo quien no lo haría.
- Kate, me encanta lo que haces, pero… si sigues así… yo… no se… - Se lo podía decir más alto, pero no mas claro.
- ¿Qué? – respondió mirándome pícaramente.
- Kate, solo hemos subido aquí, con la idea de dormir, recuerda que querías descansar.
- ¿Y qué pasaría si hubiera cambiado de opinión? - dijo levantándose apoyando su pecho sobre el mío, solo nos separaban las camisetas. Esos ojos descarados, centrados en mis labios, iban a perseguirme durante toda la vida… hasta que lentamente, se acercó y empezó a mordisquearme el lóbulo de la oreja, yo no dejaba de suspirar, soltando algún que otro gemido de placer porque sus juegos eran algo difícil de aguantar sin tocarla.
- Kate… - le dije rebuscando en mi interior toda mi fuerza de voluntad, como siguiera así, no podría parar.
- Rick, no me estas forzando, quiero hacerlo… ¿tú no? – me susurro al oído sin moverse.
- Claro... pero no me gustaría que mañana amanecieras arrepentida por haberlo hecho – le recrimine, para que razonara un poco lo que estaba sucediendo.
- No me arrepentiré – me dijo aun al oído. Después dejo el lóbulo y volviendo a mirarme a los ojos, dijo - te lo prometo.
Sus labios atacaron los míos y ya perdí todo atisbo de razón, me deje llevar. Sentía su cuerpo cubriendo el mío y mis manos fueron directas a sus nalgas, que apreté contra mí para sentirla más cerca. Sus manos tiraban de mi camiseta, atrapada entre nuestros cuerpos y no salía.
Se separó frustrada, y yo aproveche para mirarla, se la veía tan decidida, que la empuje hasta que apoyo su espalda sobre el colchón, en ese momento aproveche para deshacerme del estorbo y volví a besarla. Su piel se erizaba al notar mis manos frías invadiendo el terreno virgen, bajo su camiseta. En ese momento fue ella quien me atrajo con sus manos, arañándome la espalda, presionando mis nalgas para notar más contacto.
Mis labios la devoraban, como si no tuviera tiempo suficiente en el mundo para besarla, mientras ella creaba nuevos caminos con sus uñas en mi espalda, hasta que notó mi lengua en su cuello, entonces sus piernas me abrazaron y comprendí que ya no había marcha atrás. Me deshice del estorbo de su camiseta haciendo malabares, cuando vi su blanca piel, en contraste con mis manos, todo el vello de mi cuerpo se erizo por la sublime visión.
Cubrí sus pechos con mis manos y mis labios, degustando infinitamente de ese precioso sabor a juventud. Ese sería mi manjar favorito a partir de ese día. Terso, dulce y predispuesto a mis caricias. Al momento, los dos estábamos listos para llevar más lejos ese momento. Nos deshicimos del resto de la ropa entre tirones hasta que conseguimos desnudarnos por completo y poder disfrutar del roce completo de nuestros cuerpos
- Rick… te necesito... ahora – suplico entre jadeos.
- Lo sé, yo también… - dije intentando llenar de aire mis pulmones sin conseguirlo – pero olvide tomar medidas… Kate yo no pensaba en que esto iría tan rápido.
- ¿En serio? - dijo entre jadeos y risas.
Nos separamos e intentamos recobrar el aliento, pero estaba demasiado excitado, mis manos no podían estar quietas… seguía tocándole la mano, el brazo, acariciándola levemente…
- Es que yo… - me explique suspirando… el aire se negaba a entrar en mis pulmones - cuando llegue, no imagine que te encontraría - dije nervioso y vi como ella se apoyaba en su codo y me miraba, eso hizo que me avergonzara un poco, hasta que su mano me acaricio el estómago y casi di un respingo. En ese momento, acerco su mano a mi mejilla y me obligo a mirarla.
-Tranquilo, no estamos aquí para juzgarnos, ¿me oyes? – me dijo bajando la voz, comprendiendo mi vergüenza - Además, yo tampoco pensé que todo fuera tan rápido.
En ese instante se levando de un salto y fue hasta su bolso, donde después de rebuscar unos segundos, saco un pequeño paquetito, que me hizo suspirar fuertemente, soltando todo el aire acumulado.
- ¡Sorpresa! - dijo volviendo a la cama mientras movía el envoltorio victoriosa.
Al llegar a mi lado, iba a quitárselo, para facilitarle el trabajo, pero no quiso, me empujo hasta que me tuvo totalmente tumbado a su merced, después lentamente quito el envoltorio y la sentí acariciarme, desde la cintura bajaba lentamente, mirándome con esa sonrisa tan sensual, como tímida, provocando un escalofrió en todo mi cuerpo.
Cuando su mano llego a mi erección, creí que todo acabaría ahí mismo, sin remisión, sin poder saborearla, sin conocer su interior, sin poder complacerla. Hacía tanto que no estaba en esa situación, que mi cuerpo estaba deseoso de conseguir el momento más deseado, eso sin olvidar de que esa mujer me tenía loco, no recordaba haberme sentido así jamás.
Me colocó muy despacio la protección, notaba algún que otro roce de sus suaves dedos y mi corazón se desbocaba con ellos. Era como si no me quedara sangre en ningún lugar del cuerpo, solo allí, bajo sus dedos, que me torturaban de forma divina. Incapaz de alargar el momento, tiré de ella y la bese con todas mis ganas. Sus labios cálidos sobre los míos, su piel tan caliente como la mía… ambos estábamos a punto de explosionar. Fue sentándose lentamente, sobre mí, mientras con su mano se ayudaba en la acción. Grite al sentirme parte suya, esa sensación fue tan espectacular que me invadió un temblor por todo mi cuerpo. Poco a poco fui subiendo mis manos hasta llegar a su pecho y los cubrí con ellas. Estaba haciendo un gran esfuerzo, pero no quería moverme, quería que fuera ella quien empezara cuando se sintiera cómoda, aunque me estuviera matando esa espera. Jugaba con sus pezones que respondían irguiéndose ante mis caricias.
Y empezó el movimiento, poco a poco, despacio para ir incrementando su velocidad paulatinamente y todo ello sin dejar de mirarla en todo su esplendor, desnuda encima de mí, con la cabeza echada atrás, sus labios entreabiertos respirando rápidamente mientras se movía en un vaivén febril, era superior a cualquier experiencia vivida en mi vida. Estaba en la gloria. Entre el roce de nuestros sexos y mi visión de su cuerpo, dude de mi control, así que cerré los ojos, pero no dure mucho, mi imaginación la dibujaba en mi mente y fue peor el remedio que la enfermedad, además, el espectáculo era impresionante como para perder detalle.
Seguía moviéndose y yo intentando controlarme, permanecía quieto, hasta que no pude más y empecé a moverme al unísono. Su piel brillaba, perlada por gotas de sudor, al tiempo que su color blanco iba cambiando a sonrosado. Estaba empezando a perder esta batalla no iba a poder aguantar mucho cuando escuche su voz suplicarme.
- No pares, por favor…no pares - dijo bajando hasta mi oído consiguiendo que me estremeciera. Al inclinarse, nuestros pezones se rozaron y eso desencadeno el momento final.
Seguí el movimiento para alargar el momento todo lo que fuera posible hasta que cayó agotada sobre mí y los dos exhaustos paramos en busca de aire que compartieron nuestros pulmones. Cuando conseguimos acompasar nuestra respiración me dedico unas palabras, alabando mi buen hacer.
- Ha estado muy bien - dijo soltando una risita.
- ¡Oh! ¿Solo muy bien? – pregunte desilusionado.
- Bueno, se podría calificar de excepcionalmente bien - dijo besándome suavemente en los labios haciéndome sonreír.
Me libro de su peso y después de abandonar mi lugar, fui hasta el baño donde me asee y volví a mi lugar de origen rápidamente. Enseguida volvió a mis brazos, colocando su mano sobre mi pecho, lugar que empezó a acariciar de forma tímida.
- Y a ti, ¿te gusto? – pregunto tímida.
- No lo dudes Kate… ha sido increíble, fantástico, majestuoso, épico…
- Vale señor filólogo, ya veo tu vena escritora - dijo haciéndome reír.
- Lo cierto es que me gustaba – le dije recordando esos tiempos en que mi distracción era escribir todo aquello que no me atrevía a vivir. En mi adolescencia siempre fui una persona tímida para hablar, en cambio, me resultaba fácil plasmar las cosas en un papel.
- ¿Por qué no lo intentas de nuevo? – pregunto directa.
- ¿Escribir? – la cuestione.
- Si.
- No sé, no va conmigo – respondí sin pensar mucho mi respuesta.
- Pues yo creo que sí, tienes facilidad de palabra.
- No siempre - dije haciéndonos reír a ambos.
- Pues yo creo que serías un buen escritor. Yo leería tus libros.
- ¡Ah, bien! ya tengo una fan… no está mal - dije riendo de mi ocurrencia.
- Gracias Rick.
- ¿Por algo en especial? – pregunte de forma picara.
- Por ayudarme a olvidar… lo necesitaba – respondió sinceramente.
- Deberíamos hablar, lo sabes ¿no?
- Sí, pero eso puede esperar a mañana. Ahora solo quiero dormir.
- ¿Otra vez? – Le pregunte, lo que la hizo incorporarse arrugando las cejas a modo de duda - Antes dijiste que solo querías dormir y aquí ha pasado mucho más que eso - dije pícaro, moviendo las cejas hasta que Kate empezó a reír.
Volvió a tomar su posición apoyando su cabeza en mi hombro y colocando su mano sobre mi pecho y su pierna sobre la mía.
- Buenas noches Rick…
- Buenas noches Kate – le dije besando su cabeza y la abracé atrayéndola hacia mi cuerpo sintiendo su suave piel sobre la mía.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer, espero que os haya gustado
Nos vemos el viernes con un nuevo capítulo.
Como siempre los mensajes son bienvenidos.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
06:18:26 11.11.2015
que primera cita...y que forma de ir a dormir...que pasara entre ellos ahora que kate se va...acaso fue eso una despedida..quiero maaaassssssssssssssssssss..
que primera cita...y que forma de ir a dormir...que pasara entre ellos ahora que kate se va...acaso fue eso una despedida..quiero maaaassssssssssssssssssss..
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
Maravillosooo siguee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Capítulo 9
Buenos días, os dejo un nuevo capítulo. Espero que lo disfrutéis y gracias por leer.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 9
POV RICK
Me desperté al sentir como me acariciaban el pelo, la sensación era tan relajante que casi ronroneaba como un gatito mimoso. Me encontraba tan bien, que no quería que esa sensación acabara nunca, pero me moría por verla, esa carita recién despertada debía ser una visión celestial, además tenía tantas ganas de besarla. Me relaje unos minutos más con sus roces en mi cabeza, cuando un pinchazo de mi rodilla me recordó que debía hacer horas que me tocaba mi calmante matutino, aunque no sabía la hora en la que me encontraba, ese dolor correspondía a la falta de medicación.
Eso me recordó la maravillosa noche que tuve junto a esa preciosa mujer, no estuvimos precisamente quietos y algunos de los movimientos, no fueron tampoco, exactamente suaves. De ahí venia el dolor y esos pinchazos que amenazaban con fastidiarme el día. Sería complicado que no notara mi cojera al ir al baño.
Ya no podía esperar, más giré despacio y abrí los ojos despacio encontrándome con su sonrisa, y tuve la sensación de que si pudiera despertarme todos los días con esa imagen, sería el hombre más feliz del mundo.
- Buenos días – le dije después de besarla. Y algo le debió parecer gracioso porque se mordió el labio evitando carcajearse - Oye ¿qué es tan gracioso? – le pregunte arrugando el entrecejo como si estuviera malhumorado.
- Nada… solo tu pelo… es muy gracioso.
- ¿Ah si? Ves… eso nunca me lo habían dicho… - poso un tierno beso en mis labios y mirándola seguí hablándole - Tu riéndote de mi y yo… solo puedo decir lo guapa y sexy que estas. Deberías vender tu secreto de belleza, te harías millonaria.
- ¿Que dices chaval? Debo llevar unos pelos y una cara – respondió tapándose la cara con las dos manos.
- Estas preciosa créeme, preciosa y muy apetecible – le dije atrayéndola sobre mí, besándola de nuevo. Se movió un poco y comprobó que yo estaba dispuesto a volver al ataque, a pesar del dolor de mi rodilla, el verla desnuda junto a mí, había despertado mis instintos más básicos.
- ¡Creo que alguien más despertó! – me susurro al oído, para después morder mi lóbulo, a sabiendas de lo que provoco la noche anterior haciendo exactamente lo mismo.
Empezamos a besarnos de forma descontrolada, llevados por una pasión que no sabíamos muy bien de donde había salido, pero que nos estaba consumiendo a los dos. No podía dejar de tocarla, de besarla, mientras ella se dejaba llevar, consiguiendo sacarle algún que otro gemido de su boca que me sacaba una sonrisa, conseguía que me sintiera tan especial, tan vivo… a pesar del dolor que seguía sintiendo a pesar de todo, solo quería estar de nuevo dentro de ella.
En ese momento escuche dos golpes en la puerta y lo que jamás pensé es que abrieran sin esperar respuesta.
- Richard cariño, tienes el desayuno listo – la cara de mi madre dejo muy claro lo que sintió, a la pobre se le subieron los colores en todo lo alto - ¡Oh disculpad! no sabía…
- Madre… - dije esperando que volviera a cerrar la puerta.
- Hola… - dijo tan tranquila… como si esa situación se diera todos los días en casa.
- Madre… podrías…
- Si, perdona, claro. Voy a preparar el desayuno para otra persona - dijo mi madre saliendo como si nada hubiera pasado.
Miré hacia Kate que estaba sonrojada, muerta de vergüenza, yo no sabía que decirle, pero volvió a sorprenderme, rompió a reír y yo, al comprender el ridículo que hicimos, con ella, la verdad es que la situación era bastante vergonzosa a la vez que graciosa.
- Cuántos años tienes ¿cinco? – Me preguntó riéndose – Castle… ¿Qué haces? ¿Viene tu madre cada mañana para avisarte de que tienes el desayuno preparado?
- Bueno, tu padre a ti también te lo prepara – intente defenderme.
- Lo hace para Sophie, no para mí.
- Si, seguro… claro.
- Bueno da igual. Todavía me quedan unos años para llegar a donde tu te encuentras.
- Genial, ahora me llamas viejo – le dije haciéndome el enfadado.
Lo que provoco que me abrazara y depositara un beso en la punta de mi nariz.
- Eres perfecto – me dijo sin perder esa preciosa sonrisa que adornaba su cara.
- Tú sí que lo eres.
- ¡Dios mío! que vergüenza, ¿cómo salimos ahora? Pregunto mientras se peinaba un poco con sus dedos.
- Pues saliendo. Mi madre nos hará avergonzarnos un poco y luego actuara como si no hubiera pasado nada. Créeme… es muy especial para este tipo de situaciones – la tranquilice
- Bien, pero tu primero.
- ¡Anda! será mejor que salgamos los dos a la vez. Vamos - dije tirando de ella y besándola antes de bajar, a ver qué era lo que nos esperaba con mi madre, porque la verdad es que no sabía por dónde podría salirnos.
El dolor se iba intensificando por momentos y temía que fuera uno de esos días insoportables. Llegue al baño sin dificultades, allí cerré los ojos y di un fuerte golpe con el puño en la pared… aquel dolor fastidiaría esa preciosa noche que acababa de pasar con Kate. Pero claro, en ese momento me deje llevar y no pensé en nada más que disfrutarla. Me tome un calmante suplique al cielo que bastara…
Cuando salí del aseo, ella entro en el baño y mientras me vestía ella se aseo y se peinó, cuando abrió la puerta volvía a ser la chica del día anterior, esa mujercita tímida que tanto me gustaba. Le di la mano, al comprobar que se sentía insegura y algo nerviosa. Al llegar a la cocina la atraje más cerca, quería trasmitirle mi apoyo y que no me arrepentía de lo sucedido.
- Hola Darling – saludo alegremente mi madre - Me llamo Martha, encantada de conocerte.
- Madre, déjame que os presente como es debido… - pero antes de terminar de hablar, Kate ya estaba perdida entre sus brazos dándole uno de esos abrazos tan característicos.
- Me llamo Kate, encantada señora Castle – respondió Kate sonriendo.
- ¿Castle? No Darling, soy Rodgers, pero el idiota ese que tienes al lado decidió que no era buen nombre para triunfar en el mundo del futbol.
- Madre.
- ¿Acaso miento? - dijo sonriendo y vi como Kate aguantaba la risa, estaba claro que se habían caído bien. Eso me hizo respirar tranquilo.
- Y llámame Martha, señora me hace sentir vieja y como verás, aun soy muy joven.
- Si… me tuviste con ¿cuánto? ¿Cinco años? - dije mientras recibía un golpe cariñoso de mi madre - cada vez se quita más y más años, ya pronto somos hermanos – exclame mirando a Kate que seguía esa conversación de forma hilarante.
- ¡Anda! cállate que aquí eres tú quien debe avergonzarse - dijo haciéndonos reír.
Nos sentamos uno al lado del otro mientras mi madre seguía parloteando al tiempo que servía tortitas a Kate y yo me servía un zumo de naranja… esa mañana, al encontrarse con las visitas, se había lucido y la mesa estaba llena de cosas deliciosas.
- ¿Sabes? Llegue a pensar que mi hijo era gay - dijo haciendo reír a Kate y dejándome a mí con la boca abierta - no me mires así. ¿Que querías que pensara? Nunca me presentaste a ninguna chica. Pensé que eras gay o muy “rarito” porque solo se relacionaba con una… pelota
- ¿Puedo ir al baño tranquilo madre?
- Claro… sabes donde esta… - dijo alegremente.
- Lo digo por lo que vas a contarle a Kate en mi ausencia… a ser posible que no deje de hablarme.
- Tranquilo, las más vergonzosas las dejare para más adelante, de momento no quiero asustarla, teniendo en cuenta que es la primera mujer que traes… - dijo riéndose y girándose para ir a por más café.
Aproveche ese momento para acercarme a Kate y darle un tierno beso en sus labios. Ella se sonrojo al ver mi tranquilidad frente a mi madre, era comprensible, pero sabía que se llevarían bien. Pero debía ir a por mí medicación urgentemente. Bajo el pantalón, ya me había puesto un vendaje compresivo para poder andar sin mucha dificultad, pero la intensidad del dolor seguía subiendo y no podía postergar más las pastillas de la mañana.
- Pórtate bien – le susurre al oído.
- Portarse bien es aburrido – me dijo con un guiño travieso - además estoy disfrutando mucho del desayuno.
- ¿Ah sí? Mujeres… si os juntáis… tenéis un peligro.
En la tranquilidad del baño, me puse un crema criogénica (efecto frio) que ayudaba a que no sintiera tanto el dolor. La esparcí con cuidado y después de volver a poner la venda compresora, me tome un antinflamatorio para ayudar al calmante que me tome antes.
No quería estar mal teniéndola a mi lado, porque dolor significaba estar enfadado, serio y de mal humor y ella no se merecía nada de eso. Cuando me dolía tanto, no era buena compañía para nadie, huía de la gente e intentaba pasar solo esos momentos.
Antes de salir me moje un poco la cara y la cabeza para refrescarme poner buena cara. Cambie mi mueca por una sonrisa y volví a la cocina, allí estaba mi madre con Kate como si se conocieran de toda la vida, las dos charlando amigablemente.
- Espero que no estéis hablando de mí – dije volviendo a sentarme a la mesa.
- De quien sino - dijo mi madre intentando hacerme rabiar.
- Será mejor que te lleve a casa. Quizás tú padre o Sophie estés preocupados.
- ¡Oh! Me encontraba tan a gusto que lo olvide… si claro - dijo Kate sorprendida.
Mientras Kate se despedía de mi madre, llame a un taxi para que nos llevara, no podía conducir de esa forma y mucho menos ir andando, precisaría de mis muletas y no quería sacarlas estando con ella. Sentí un sudor frio por todo el cuerpo solo del esfuerzo de mantenerme de pie, el dolor era insoportable. Pero la sonrisa no debía desaparecer de mi cara, Kate no merecía verme mal después de esa noche tan perfecta.
Se extrañó al ver el taxi frente a mi casa, cuando por fin pude “salvarla” de las garras de mi madre, pero no dijo nada. Durante el viaje en el taxi, estuvimos en silencio pero agarrados de la mano, hasta que sentí que empezaba a sudarme y me separe un poco de ella. Cuando llegamos le dije al taxi que me esperara y me baje solo para despedirme de Kate.
- ¿Nos vemos luego? - preguntó agarrándome de las manos.
- Prefiero que no.
- ¿No? – me dijo extrañada… pero lo hacía por ella, no quería que soportara mi mal humor.
- Es que, creo que… deberías pasar tiempo con Sophie y con tu padre. ¿No crees que sería mejor que hablarais?
- Sí, es cierto – me miró fijamente e insistió - ¿Está todo bien?
- Claro. ¿Nos vemos mañana y damos un paseo? – le dije besándola en los labios, beso que intensifico, pero yo no aguantaba más de pie y me separe de ella en cuanto pude.
- Hasta mañana preciosa.
- Estás muy raro Rick… - me miro extrañada y se fue hacia su puerta donde se giró y se despidió con la mano.
Espere a que entrara y cuando lo hizo solté todo el aire que llevaba aguantando hacia un rato, con algo de dificultad, entre en el taxi y me deje caer en el asiento trasero. Allí deje que las lágrimas contenidas por el dolor, rodaran tranquilamente por mi rostro. Estaba tan dolorido que iba a tener que tomar otro calmante. Aunque sabía que poco podía hacer para calmarme este dolor cuando se ponía así.
Pague el taxi y entre en casa cojeando y envuelto en sudor. Me apoye con fuerza en la pared para mantenerme de pie hasta que escuché unos pasos que se acercaban.
- Hola Richard ya has… ¡Dios mío! hijo ¿qué te pasa? – me pregunto al verme el rostro desfigurado por el dolor.
- La rodilla – dije rechinando los dientes.
- Ven… siéntate – y me acompaño al sofá de la entrada, donde me ayudo a sentarme.
Después fue a la cocina, cogió mi caja de medicamentos y me la dio, yo escogí los calmantes y le devolví la caja. Me ofreció un vaso con agua y de un trago me tome dos comprimidos. Sentí como el agua calmaba algo este sudor frio que me recorría la espalda.
- Cariño… deberíamos ir al médico.
- No, está bien, se me pasara. Necesito una bolsa de hielo y mejorara.
- ¿Se lo has dicho a Kate? – pregunto camino de la cocina donde en el congelador tenía una bolsa de gelatina para esa situación. La envolvió en una toalla que trajo del baño y me la ofreció.
- No… no quería… sabes cómo… - ella sabía que me ponía insufrible cuando estaba así. Kate no debía pasar ese trago junto a mí.
- ¿Tu humor? Es normal cariño. Además si te gusta y quieres seguir con ella, más pronto que tarde tendrá que saberlo.
- Lo sé – y en ese instante recordé lo que había dicho al despedirse
- ¿Por?
- La deje en su casa y me dijo que estaba raro y también le dije que no íbamos a vernos hoy.
- Chico, a mi después de acostarte conmigo, me dices eso, y vamos… creo que me has utilizado para ya sabes. ¿Eso ha sido así?
- No, claro que no madre. Solo no quería que me viera así. Tiene sus propios problemas.
- Tú la conoces más que yo, pero creo que deberías llamarla y explicarte. No hagas el idiota si te gusta esa chica.
- He metido la pata ¿no?
- Sí, hasta arriba, pero aun puedes arreglarlo. Túmbate, deja que te hagan efecto las pastillas y luego… creo que ya sabes lo que tienes que hacer, llámala y explícaselo.
- Tienes razón, gracias madre.
CONTINUARÁ….
Mañana nuevo capítulo, nos vemos buen fin de semana a todos.
XXOO
Twitter: tamyalways
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 9
POV RICK
Me desperté al sentir como me acariciaban el pelo, la sensación era tan relajante que casi ronroneaba como un gatito mimoso. Me encontraba tan bien, que no quería que esa sensación acabara nunca, pero me moría por verla, esa carita recién despertada debía ser una visión celestial, además tenía tantas ganas de besarla. Me relaje unos minutos más con sus roces en mi cabeza, cuando un pinchazo de mi rodilla me recordó que debía hacer horas que me tocaba mi calmante matutino, aunque no sabía la hora en la que me encontraba, ese dolor correspondía a la falta de medicación.
Eso me recordó la maravillosa noche que tuve junto a esa preciosa mujer, no estuvimos precisamente quietos y algunos de los movimientos, no fueron tampoco, exactamente suaves. De ahí venia el dolor y esos pinchazos que amenazaban con fastidiarme el día. Sería complicado que no notara mi cojera al ir al baño.
Ya no podía esperar, más giré despacio y abrí los ojos despacio encontrándome con su sonrisa, y tuve la sensación de que si pudiera despertarme todos los días con esa imagen, sería el hombre más feliz del mundo.
- Buenos días – le dije después de besarla. Y algo le debió parecer gracioso porque se mordió el labio evitando carcajearse - Oye ¿qué es tan gracioso? – le pregunte arrugando el entrecejo como si estuviera malhumorado.
- Nada… solo tu pelo… es muy gracioso.
- ¿Ah si? Ves… eso nunca me lo habían dicho… - poso un tierno beso en mis labios y mirándola seguí hablándole - Tu riéndote de mi y yo… solo puedo decir lo guapa y sexy que estas. Deberías vender tu secreto de belleza, te harías millonaria.
- ¿Que dices chaval? Debo llevar unos pelos y una cara – respondió tapándose la cara con las dos manos.
- Estas preciosa créeme, preciosa y muy apetecible – le dije atrayéndola sobre mí, besándola de nuevo. Se movió un poco y comprobó que yo estaba dispuesto a volver al ataque, a pesar del dolor de mi rodilla, el verla desnuda junto a mí, había despertado mis instintos más básicos.
- ¡Creo que alguien más despertó! – me susurro al oído, para después morder mi lóbulo, a sabiendas de lo que provoco la noche anterior haciendo exactamente lo mismo.
Empezamos a besarnos de forma descontrolada, llevados por una pasión que no sabíamos muy bien de donde había salido, pero que nos estaba consumiendo a los dos. No podía dejar de tocarla, de besarla, mientras ella se dejaba llevar, consiguiendo sacarle algún que otro gemido de su boca que me sacaba una sonrisa, conseguía que me sintiera tan especial, tan vivo… a pesar del dolor que seguía sintiendo a pesar de todo, solo quería estar de nuevo dentro de ella.
En ese momento escuche dos golpes en la puerta y lo que jamás pensé es que abrieran sin esperar respuesta.
- Richard cariño, tienes el desayuno listo – la cara de mi madre dejo muy claro lo que sintió, a la pobre se le subieron los colores en todo lo alto - ¡Oh disculpad! no sabía…
- Madre… - dije esperando que volviera a cerrar la puerta.
- Hola… - dijo tan tranquila… como si esa situación se diera todos los días en casa.
- Madre… podrías…
- Si, perdona, claro. Voy a preparar el desayuno para otra persona - dijo mi madre saliendo como si nada hubiera pasado.
Miré hacia Kate que estaba sonrojada, muerta de vergüenza, yo no sabía que decirle, pero volvió a sorprenderme, rompió a reír y yo, al comprender el ridículo que hicimos, con ella, la verdad es que la situación era bastante vergonzosa a la vez que graciosa.
- Cuántos años tienes ¿cinco? – Me preguntó riéndose – Castle… ¿Qué haces? ¿Viene tu madre cada mañana para avisarte de que tienes el desayuno preparado?
- Bueno, tu padre a ti también te lo prepara – intente defenderme.
- Lo hace para Sophie, no para mí.
- Si, seguro… claro.
- Bueno da igual. Todavía me quedan unos años para llegar a donde tu te encuentras.
- Genial, ahora me llamas viejo – le dije haciéndome el enfadado.
Lo que provoco que me abrazara y depositara un beso en la punta de mi nariz.
- Eres perfecto – me dijo sin perder esa preciosa sonrisa que adornaba su cara.
- Tú sí que lo eres.
- ¡Dios mío! que vergüenza, ¿cómo salimos ahora? Pregunto mientras se peinaba un poco con sus dedos.
- Pues saliendo. Mi madre nos hará avergonzarnos un poco y luego actuara como si no hubiera pasado nada. Créeme… es muy especial para este tipo de situaciones – la tranquilice
- Bien, pero tu primero.
- ¡Anda! será mejor que salgamos los dos a la vez. Vamos - dije tirando de ella y besándola antes de bajar, a ver qué era lo que nos esperaba con mi madre, porque la verdad es que no sabía por dónde podría salirnos.
El dolor se iba intensificando por momentos y temía que fuera uno de esos días insoportables. Llegue al baño sin dificultades, allí cerré los ojos y di un fuerte golpe con el puño en la pared… aquel dolor fastidiaría esa preciosa noche que acababa de pasar con Kate. Pero claro, en ese momento me deje llevar y no pensé en nada más que disfrutarla. Me tome un calmante suplique al cielo que bastara…
Cuando salí del aseo, ella entro en el baño y mientras me vestía ella se aseo y se peinó, cuando abrió la puerta volvía a ser la chica del día anterior, esa mujercita tímida que tanto me gustaba. Le di la mano, al comprobar que se sentía insegura y algo nerviosa. Al llegar a la cocina la atraje más cerca, quería trasmitirle mi apoyo y que no me arrepentía de lo sucedido.
- Hola Darling – saludo alegremente mi madre - Me llamo Martha, encantada de conocerte.
- Madre, déjame que os presente como es debido… - pero antes de terminar de hablar, Kate ya estaba perdida entre sus brazos dándole uno de esos abrazos tan característicos.
- Me llamo Kate, encantada señora Castle – respondió Kate sonriendo.
- ¿Castle? No Darling, soy Rodgers, pero el idiota ese que tienes al lado decidió que no era buen nombre para triunfar en el mundo del futbol.
- Madre.
- ¿Acaso miento? - dijo sonriendo y vi como Kate aguantaba la risa, estaba claro que se habían caído bien. Eso me hizo respirar tranquilo.
- Y llámame Martha, señora me hace sentir vieja y como verás, aun soy muy joven.
- Si… me tuviste con ¿cuánto? ¿Cinco años? - dije mientras recibía un golpe cariñoso de mi madre - cada vez se quita más y más años, ya pronto somos hermanos – exclame mirando a Kate que seguía esa conversación de forma hilarante.
- ¡Anda! cállate que aquí eres tú quien debe avergonzarse - dijo haciéndonos reír.
Nos sentamos uno al lado del otro mientras mi madre seguía parloteando al tiempo que servía tortitas a Kate y yo me servía un zumo de naranja… esa mañana, al encontrarse con las visitas, se había lucido y la mesa estaba llena de cosas deliciosas.
- ¿Sabes? Llegue a pensar que mi hijo era gay - dijo haciendo reír a Kate y dejándome a mí con la boca abierta - no me mires así. ¿Que querías que pensara? Nunca me presentaste a ninguna chica. Pensé que eras gay o muy “rarito” porque solo se relacionaba con una… pelota
- ¿Puedo ir al baño tranquilo madre?
- Claro… sabes donde esta… - dijo alegremente.
- Lo digo por lo que vas a contarle a Kate en mi ausencia… a ser posible que no deje de hablarme.
- Tranquilo, las más vergonzosas las dejare para más adelante, de momento no quiero asustarla, teniendo en cuenta que es la primera mujer que traes… - dijo riéndose y girándose para ir a por más café.
Aproveche ese momento para acercarme a Kate y darle un tierno beso en sus labios. Ella se sonrojo al ver mi tranquilidad frente a mi madre, era comprensible, pero sabía que se llevarían bien. Pero debía ir a por mí medicación urgentemente. Bajo el pantalón, ya me había puesto un vendaje compresivo para poder andar sin mucha dificultad, pero la intensidad del dolor seguía subiendo y no podía postergar más las pastillas de la mañana.
- Pórtate bien – le susurre al oído.
- Portarse bien es aburrido – me dijo con un guiño travieso - además estoy disfrutando mucho del desayuno.
- ¿Ah sí? Mujeres… si os juntáis… tenéis un peligro.
En la tranquilidad del baño, me puse un crema criogénica (efecto frio) que ayudaba a que no sintiera tanto el dolor. La esparcí con cuidado y después de volver a poner la venda compresora, me tome un antinflamatorio para ayudar al calmante que me tome antes.
No quería estar mal teniéndola a mi lado, porque dolor significaba estar enfadado, serio y de mal humor y ella no se merecía nada de eso. Cuando me dolía tanto, no era buena compañía para nadie, huía de la gente e intentaba pasar solo esos momentos.
Antes de salir me moje un poco la cara y la cabeza para refrescarme poner buena cara. Cambie mi mueca por una sonrisa y volví a la cocina, allí estaba mi madre con Kate como si se conocieran de toda la vida, las dos charlando amigablemente.
- Espero que no estéis hablando de mí – dije volviendo a sentarme a la mesa.
- De quien sino - dijo mi madre intentando hacerme rabiar.
- Será mejor que te lleve a casa. Quizás tú padre o Sophie estés preocupados.
- ¡Oh! Me encontraba tan a gusto que lo olvide… si claro - dijo Kate sorprendida.
Mientras Kate se despedía de mi madre, llame a un taxi para que nos llevara, no podía conducir de esa forma y mucho menos ir andando, precisaría de mis muletas y no quería sacarlas estando con ella. Sentí un sudor frio por todo el cuerpo solo del esfuerzo de mantenerme de pie, el dolor era insoportable. Pero la sonrisa no debía desaparecer de mi cara, Kate no merecía verme mal después de esa noche tan perfecta.
Se extrañó al ver el taxi frente a mi casa, cuando por fin pude “salvarla” de las garras de mi madre, pero no dijo nada. Durante el viaje en el taxi, estuvimos en silencio pero agarrados de la mano, hasta que sentí que empezaba a sudarme y me separe un poco de ella. Cuando llegamos le dije al taxi que me esperara y me baje solo para despedirme de Kate.
- ¿Nos vemos luego? - preguntó agarrándome de las manos.
- Prefiero que no.
- ¿No? – me dijo extrañada… pero lo hacía por ella, no quería que soportara mi mal humor.
- Es que, creo que… deberías pasar tiempo con Sophie y con tu padre. ¿No crees que sería mejor que hablarais?
- Sí, es cierto – me miró fijamente e insistió - ¿Está todo bien?
- Claro. ¿Nos vemos mañana y damos un paseo? – le dije besándola en los labios, beso que intensifico, pero yo no aguantaba más de pie y me separe de ella en cuanto pude.
- Hasta mañana preciosa.
- Estás muy raro Rick… - me miro extrañada y se fue hacia su puerta donde se giró y se despidió con la mano.
Espere a que entrara y cuando lo hizo solté todo el aire que llevaba aguantando hacia un rato, con algo de dificultad, entre en el taxi y me deje caer en el asiento trasero. Allí deje que las lágrimas contenidas por el dolor, rodaran tranquilamente por mi rostro. Estaba tan dolorido que iba a tener que tomar otro calmante. Aunque sabía que poco podía hacer para calmarme este dolor cuando se ponía así.
Pague el taxi y entre en casa cojeando y envuelto en sudor. Me apoye con fuerza en la pared para mantenerme de pie hasta que escuché unos pasos que se acercaban.
- Hola Richard ya has… ¡Dios mío! hijo ¿qué te pasa? – me pregunto al verme el rostro desfigurado por el dolor.
- La rodilla – dije rechinando los dientes.
- Ven… siéntate – y me acompaño al sofá de la entrada, donde me ayudo a sentarme.
Después fue a la cocina, cogió mi caja de medicamentos y me la dio, yo escogí los calmantes y le devolví la caja. Me ofreció un vaso con agua y de un trago me tome dos comprimidos. Sentí como el agua calmaba algo este sudor frio que me recorría la espalda.
- Cariño… deberíamos ir al médico.
- No, está bien, se me pasara. Necesito una bolsa de hielo y mejorara.
- ¿Se lo has dicho a Kate? – pregunto camino de la cocina donde en el congelador tenía una bolsa de gelatina para esa situación. La envolvió en una toalla que trajo del baño y me la ofreció.
- No… no quería… sabes cómo… - ella sabía que me ponía insufrible cuando estaba así. Kate no debía pasar ese trago junto a mí.
- ¿Tu humor? Es normal cariño. Además si te gusta y quieres seguir con ella, más pronto que tarde tendrá que saberlo.
- Lo sé – y en ese instante recordé lo que había dicho al despedirse
- ¿Por?
- La deje en su casa y me dijo que estaba raro y también le dije que no íbamos a vernos hoy.
- Chico, a mi después de acostarte conmigo, me dices eso, y vamos… creo que me has utilizado para ya sabes. ¿Eso ha sido así?
- No, claro que no madre. Solo no quería que me viera así. Tiene sus propios problemas.
- Tú la conoces más que yo, pero creo que deberías llamarla y explicarte. No hagas el idiota si te gusta esa chica.
- He metido la pata ¿no?
- Sí, hasta arriba, pero aun puedes arreglarlo. Túmbate, deja que te hagan efecto las pastillas y luego… creo que ya sabes lo que tienes que hacer, llámala y explícaselo.
- Tienes razón, gracias madre.
CONTINUARÁ….
Mañana nuevo capítulo, nos vemos buen fin de semana a todos.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
07:01:36 11.13.2015
maravilloso...que buena aparicion la de martha ...y rick deberia contarle a kate lo que pasa...espero con ansias el de mañana...feliz fin de semana
maravilloso...que buena aparicion la de martha ...y rick deberia contarle a kate lo que pasa...espero con ansias el de mañana...feliz fin de semana
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
capítulo 10
Buenos días aquí estamos con un nuevo capítulo. Espero que os guste y mil gracias por leer y dejar vuestros comentarios.
Gracias a mi compañera por seguir ahí
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo10
POV KATE
Cuando entre en casa, tras la despedida tan rara de Rick estaba algo… no sabría cómo describirlo… confundida, quizá podría ser la palabra precisa. Habíamos estado bien y de repente… me deja en casa como si fuera un mueble que no quieres usar más y se marcha, casi huyendo, de mí. Mientras dejaba mi bolso en el colgador, intentaba quitarme cosas extrañas que pasaban por mi mente. Durante el trayecto en taxi, que por cierto también me resulto extraño, venía dándole vueltas a lo que decirle exactamente a mi pequeña, no quería esperar hasta el último minuto, sino darle tiempo a que fuera digiriendo la noticia. A lo lejos, veía a mi padre sentado leyendo el periódico, mientras Sophie estaba a su lado, dibujando y dándole explicaciones del dibujo que tenía entre manos. Pero, le piste y al girarse y verme, enseguida vino a saludarme corriendo.
- Hola - dijo mientras la levantaba en mis brazos.
- Hola cariño, hola papa - dije recibiendo un asentimiento de cabeza de su parte - ¿podemos hablar?
- Claro - dijo Sophie muy seria.
Fui con ella en brazos hasta la cocina, donde la acomode en su silla y antes de sentarme a su lado, le prepare un chocolate. En parte porque me sentía algo culpable por lo que tenía que contarle… sería complicado que lo aceptara sin mucho drama… iba a ser duro, casi tanto como para mí el tener que separarme de ella… pero tenía que hacerlo.
- Verás cariño… - le explique ya a su lado, removiendo el chocolate que también había preparado para mí - dentro de unos días me voy fuera…
- ¿De vacaciones? – Preguntó feliz - ¿Puedo ir contigo?
- No cariño, voy a… una Academia a estudiar – le explique usando palabras que ella pudiera razonar.
- ¿Cómo cuando te fuiste a la Uní? - dijo triste.
- Si cariño, algo así… pero vendré a verte más a menudo que cuando estaba en la Uní. Cada vez que me den permiso, vendré a verte.
- Pero… yo no quiero que te vayas – soltó mientras bajaba la mirada triste… eso era lo que no soportaba, verla triste.
- Lo se cariño, vas a echarme de menos, igual que yo a ti, pero… ¿te acuerdas cuando llorabas porque querías jugar y no te dejaban hacerlo? ¿Te acuerdas lo mal que lo pasaste antes de que llegara Rick?
- Si – respondió mirándome seria pero sin esa tristeza inmediata.
- Pues yo deseo esto tanto como tú deseabas jugar… y si no lo hago... – me interrumpió y la deje hablar, aquello sino sería una explicación sin sentido, ella debía comprender el motivo de mi ida.
- Estarás triste.
-Si cariño, eso mismo.
- Entonces hazlo… pero vuelve pronto, no me gusta estar lejos de ti… te voy a echar mucho de menos.
- Y yo a ti princesita - dije abrazándola con todas mis fuerzas - recuerda siempre que eres lo que más quiero en el mundo y lo más importante en mi vida.
- Yo también te quiero Katie – dijo en mi oído mientras me abrazaba. Cuando la solté, sus ojitos ya no estabas tristes, ahora veía luz de nuevo en ellos, alguna idea se le estaba ocurriendo a esa pequeña - ¿Vendrás a verme jugar?
- Lo intentaré cariño… no los dudes que lo intentaré con todas mis fuerzas.
- Bien - dijo ya más tranquila.
Le limpie las lágrimas con la mano y la deje ir. La quería tanto… que creo que si me hubiera pedido que no me fuera… hubiera cambiado de opinión por ella… porque por esa criatura, haría cualquier cosa.
Me quede sola frente a mi tazón de chocolate, Sophie se lo tomo mientras hablábamos, pero yo, solo lo removí… ya estaba frio, pero me daba igual, necesitaba endulzar ese momento que acababa de vivir. De repente escuché carraspear a mi padre, y al levantar la vista, lo vi a mi lado, sonriente. Me sorprendió mucho, pero le devolví la sonrisa.
- Kate, ahora me toca a mí, ¿podemos hablar? – me pregunto sentándose a mi lado.
- Claro ¿quieres chocolate también tú? – le pregunte con una sonrisa.
- No, gracias cariño – respondió sin dejar esa sonrisa que tanto me intrigaba - he cambiado de opinión… veras, sigo teniendo miedo y es normal, eres mi hija y junto con Sophie… eres lo más importante que tengo en mi vida… preferiría que no te fueras, que no lo hicieras y menos por los motivos por los que lo haces, pero… te apoyo – dijo evitando dos lagrimones que asomaban en sus ojos.
Ese hecho tan sobrecogedor, consiguió ponerme la piel de gallina. Estaba muerto de miedo, pero aún así y todo me daba su bendición. Tenía un padre maravilloso… ese gesto suyo lo olvidaría nunca. Le abracé con fuerza, como cuando era niña, porque la verdad es que necesitaba esas palabras, necesitaba su apoyo y tenerlo de mi lado en esos momentos tan trascendentales de mi vida.
- Gracias Papa, no sabes lo que esto significa para mi… de verdad, muchas gracias.
- Solo prométeme que no te obsesionaras con el caso de tu madre… que esto es por algo más.
- Créeme Papa, es por algo más… no le deseo a nadie que le suceda lo que nos sucedió a nosotros, y por eso quiero ayudar, quiero ser capaz de consolar y dar paz a quien no la tiene.
- Entonces tienes mi apoyo… y por favor… ¡cuídate!
- Lo haré papa, prometido - dije abrazándole de nuevo con todas mis fuerzas y sin poder parar de llorar, pero esta vez de alivio, de felicidad.
Me limpie las lágrimas y tras darle un beso fui a mi habitación, aun olía a Rick, así que me duche rápidamente. Me estaba envolviendo en una toalla cuando escuche sonar mi móvil. Al ver su nombre en la pantalla no supe qué hacer, estaba dolida por la forma tan fría de despedirse, pero también me apetecía contarle mi conversación con Papa y Sophie, seguro que se alegraría por mí, aun dudando, descolgué.
- Kate… - dijo casi susurrando.
- Hola – respondí de forma seca, quería que notara mi malestar.
- Estas enfadada ¿verdad? – afirmó convencido al escucharme.
- No…bueno, quizá si… no sé.
- Lo siento… sé que tienes derecho a enfadarte, pero… veras… puedo explicártelo si quieres… si me dejas.
- Rick… no estoy enfadada, o por lo menos no tanto como para no querer escucharte. Solo me confundió tu despedida de hoy, esperaba… algo más efusivo, por llamarlo de algún modo, después de lo que sucedió anoche.
- Solo... – estaba tartamudeando y yo no ayudaba… pero es que no quería darle a entender que aquello era algo tan importante.
- Rick, veras… si no estás preparado para una relación, puedes decírmelo, iremos más despacio o incluso podemos dejarlo aquí, quedar como amigos, pero no quiero ilusionarme para luego…
- Kate… por favor, estoy preparado… o por lo menos eso creo. Pero no es debido a eso la frialdad de mi despedida, ni mucho menos porque tenga dudas, tengo claro que me gusta estar a tu lado y que aquí hay algo.
- ¿Entonces…? – pregunte casi feliz por esa respuesta.
- Veras, no tengo mi mejor día, no me encontraba bien. ¿Recuerdas que hablamos de mi lesión?
- Sí, claro, de tu rodilla – por supuesto que lo recordaba, es más, apareció esa cicatriz en la rodilla en mi mente, la noche anterior lo había visto pero no quise decir nada para no incomodarlo.
- Pues… hay días, que no puedo soportar el dolor… es tan insoportable, que me cambia el carácter, me vuelvo irascible…malhumorado, estoy triste y puedo decir cualquier tontería. Y precisamente hoy, es uno de esos días. Pero soy un hombre… no soportaba la idea de que me vieras débil, mal, en una palabra… cojo.
- Rick… - me dolieron esas palabras, yo dudando de sus sentimientos y el pobre estaba sufriendo por el dolor, no fui justa al malpensarme.
- Sé que he sido un idiota, no quería meter la pata y es lo primero que he hecho después de lo que sucedió anoche. Imagina, no quiero liarla y es lo primero que hago, soy un desastre…
- Rick, quieres parar… te he dicho que no estaba enfadada… solo confundida por tu actitud. Ahora que te has explicado, lo entiendo. Pero por favor… la próxima vez, habla conmigo.
- Lo haré. Prometido – respondió aun dudando, pero con la voz algo mas alta.
- Bien – él no lo sabría nunca, pero acababa de quitarme un peso horrible de encima.
- ¿Todo bien entonces?
- Que si… pesado - dije riéndome - todo genial. Y ¿sabes? Te hice caso, ya hable con mi padre y con Sophie.
- ¿Con los dos?
- Si… y lo más genial es que me apoyan. Tienen miedo y me echaran de menos pero me apoyan, ¿no es maravilloso? – le dije feliz.
-Me alegro mucho Kate, sabes que también tienes mi apoyo, a pesar de que también me preocupas y me harás mucha falta.
- Lo sé… y yo también te echaré de menos.
- Vamos a tener una relación un poco extraña. Pero iremos poco a poco ¿verdad? Dime que todo irá bien Kate… dime que no vas a olvidarte de este cojo.
- Quieres callarte y no decir más tonterías… Aunque… Aun estas a tiempo de echarte atrás.
- Ni por todo el oro del mundo. No me voy a permitir perderte Kate – y con esas palabras consiguió ponerme otra vez la piel de gallina… ese hombre sabia escoger muy bien las palabras.
- Me alegro.
- Yo también y no sabes cuánto. ¿Nos vemos mañana?
- Nos vemos mañana - dije justo antes de colgar, con una sonrisa en la cara.
Ahora sí que era totalmente feliz… bueno casi del todo, seguía con esa espina clavada en mi corazón, pero esperaba sacarla pronto… y pronto empezaría el camino. Por un lado quería que la semana avanzara rápido porque quería entrar en la Academia, pero… ahora, que estaba tan bien con mi familia y que Rick había aparecido en mi vida… iba a ser difícil dejarlos.
Me tumbe en la cama solo con la toalla puesta aun, sin dejar de sonreír… estaba feliz… muy feliz. Cuando mi teléfono me sobresalto, lo cogí y volví a sonreír… al ver un mensaje suyo.
- “Te echo de menos ya “
Tonto… me dije en voz alta, pero me encantaba que fuera tan romántico, tan dulce.
- “Eres un exagerado”
- “Me tienes loco… desde lo de anoche, no sales de mi mente”
Eso me hizo arrugar el entrecejo… o sea, ¿que solo me quería en su cama?
- “¿Solo me quieres por el sexo?”
- “Claro que no, aunque eso me ayuda a conocerte “a fondo”
Me sonroje ante el recuerdo de nuestra noche de pasión desmedida, de él dentro de mí, besándome, acariciándome con sus fuertes manos… ¡Dios! estaba loca, rememorando nuestra noche, pero entonces una idea apareció en mi pecaminosa mente... iba a darle motivo para que siguiera recordando esos momentos entre nosotros. Mientras escribía, no dejaba de sonreír ante mi travesura… yo también sabia jugar a ser picara.
- “Te dejo que me has pillado en la ducha y tengo vestirme, porque con una toalla solamente, puedo pillar frio”
Cuando le di a enviar sentí algo de vergüenza, y casi me arrepiento de haberlo mandado pero cuando llegó su respuesta, comprendí que hice bien.
- “¿Estás desnuda? Eres mala, muy mala… Voy a pasarme la noche sin dormir, solo imaginando”
- “Pues no imagines, ven a verlo en vivo y en directo” - dije provocándolo.
- “Ojala pudiera, pero hoy no puedo andar, dame un respiro y mañana prometo ser todo tuyo.
Nunca imagine colarme de esta forma por un chico como el, pero me gustaba mucho, me hacía reír, es más, no recordaba a nadie que tuviera un sentido del humor tan especial como el suyo. El sexo con él era… solo podía calificarlo de “impresionante”. Las apariencias engañan, me dije a mi misma, la primera vez que lo vi, no podía imaginar nada de lo que sucedería a continuación… pero cuanto más lo conocía, mejor estaba con él… más disfrutaba de él, de su compañía…
- “Nos vemos mañana”
- “ Hablamos preciosa”
- “Por supuesto…”
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer y nos vemos el lunes con un nuevo capítulo. Parece que esto va viento en popa veremos cómo va cuando ella entre en la Academia.
Buen fin de semana a todos.
XXOO
Twitter: tamyalways
Gracias a mi compañera por seguir ahí
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo10
POV KATE
Cuando entre en casa, tras la despedida tan rara de Rick estaba algo… no sabría cómo describirlo… confundida, quizá podría ser la palabra precisa. Habíamos estado bien y de repente… me deja en casa como si fuera un mueble que no quieres usar más y se marcha, casi huyendo, de mí. Mientras dejaba mi bolso en el colgador, intentaba quitarme cosas extrañas que pasaban por mi mente. Durante el trayecto en taxi, que por cierto también me resulto extraño, venía dándole vueltas a lo que decirle exactamente a mi pequeña, no quería esperar hasta el último minuto, sino darle tiempo a que fuera digiriendo la noticia. A lo lejos, veía a mi padre sentado leyendo el periódico, mientras Sophie estaba a su lado, dibujando y dándole explicaciones del dibujo que tenía entre manos. Pero, le piste y al girarse y verme, enseguida vino a saludarme corriendo.
- Hola - dijo mientras la levantaba en mis brazos.
- Hola cariño, hola papa - dije recibiendo un asentimiento de cabeza de su parte - ¿podemos hablar?
- Claro - dijo Sophie muy seria.
Fui con ella en brazos hasta la cocina, donde la acomode en su silla y antes de sentarme a su lado, le prepare un chocolate. En parte porque me sentía algo culpable por lo que tenía que contarle… sería complicado que lo aceptara sin mucho drama… iba a ser duro, casi tanto como para mí el tener que separarme de ella… pero tenía que hacerlo.
- Verás cariño… - le explique ya a su lado, removiendo el chocolate que también había preparado para mí - dentro de unos días me voy fuera…
- ¿De vacaciones? – Preguntó feliz - ¿Puedo ir contigo?
- No cariño, voy a… una Academia a estudiar – le explique usando palabras que ella pudiera razonar.
- ¿Cómo cuando te fuiste a la Uní? - dijo triste.
- Si cariño, algo así… pero vendré a verte más a menudo que cuando estaba en la Uní. Cada vez que me den permiso, vendré a verte.
- Pero… yo no quiero que te vayas – soltó mientras bajaba la mirada triste… eso era lo que no soportaba, verla triste.
- Lo se cariño, vas a echarme de menos, igual que yo a ti, pero… ¿te acuerdas cuando llorabas porque querías jugar y no te dejaban hacerlo? ¿Te acuerdas lo mal que lo pasaste antes de que llegara Rick?
- Si – respondió mirándome seria pero sin esa tristeza inmediata.
- Pues yo deseo esto tanto como tú deseabas jugar… y si no lo hago... – me interrumpió y la deje hablar, aquello sino sería una explicación sin sentido, ella debía comprender el motivo de mi ida.
- Estarás triste.
-Si cariño, eso mismo.
- Entonces hazlo… pero vuelve pronto, no me gusta estar lejos de ti… te voy a echar mucho de menos.
- Y yo a ti princesita - dije abrazándola con todas mis fuerzas - recuerda siempre que eres lo que más quiero en el mundo y lo más importante en mi vida.
- Yo también te quiero Katie – dijo en mi oído mientras me abrazaba. Cuando la solté, sus ojitos ya no estabas tristes, ahora veía luz de nuevo en ellos, alguna idea se le estaba ocurriendo a esa pequeña - ¿Vendrás a verme jugar?
- Lo intentaré cariño… no los dudes que lo intentaré con todas mis fuerzas.
- Bien - dijo ya más tranquila.
Le limpie las lágrimas con la mano y la deje ir. La quería tanto… que creo que si me hubiera pedido que no me fuera… hubiera cambiado de opinión por ella… porque por esa criatura, haría cualquier cosa.
Me quede sola frente a mi tazón de chocolate, Sophie se lo tomo mientras hablábamos, pero yo, solo lo removí… ya estaba frio, pero me daba igual, necesitaba endulzar ese momento que acababa de vivir. De repente escuché carraspear a mi padre, y al levantar la vista, lo vi a mi lado, sonriente. Me sorprendió mucho, pero le devolví la sonrisa.
- Kate, ahora me toca a mí, ¿podemos hablar? – me pregunto sentándose a mi lado.
- Claro ¿quieres chocolate también tú? – le pregunte con una sonrisa.
- No, gracias cariño – respondió sin dejar esa sonrisa que tanto me intrigaba - he cambiado de opinión… veras, sigo teniendo miedo y es normal, eres mi hija y junto con Sophie… eres lo más importante que tengo en mi vida… preferiría que no te fueras, que no lo hicieras y menos por los motivos por los que lo haces, pero… te apoyo – dijo evitando dos lagrimones que asomaban en sus ojos.
Ese hecho tan sobrecogedor, consiguió ponerme la piel de gallina. Estaba muerto de miedo, pero aún así y todo me daba su bendición. Tenía un padre maravilloso… ese gesto suyo lo olvidaría nunca. Le abracé con fuerza, como cuando era niña, porque la verdad es que necesitaba esas palabras, necesitaba su apoyo y tenerlo de mi lado en esos momentos tan trascendentales de mi vida.
- Gracias Papa, no sabes lo que esto significa para mi… de verdad, muchas gracias.
- Solo prométeme que no te obsesionaras con el caso de tu madre… que esto es por algo más.
- Créeme Papa, es por algo más… no le deseo a nadie que le suceda lo que nos sucedió a nosotros, y por eso quiero ayudar, quiero ser capaz de consolar y dar paz a quien no la tiene.
- Entonces tienes mi apoyo… y por favor… ¡cuídate!
- Lo haré papa, prometido - dije abrazándole de nuevo con todas mis fuerzas y sin poder parar de llorar, pero esta vez de alivio, de felicidad.
Me limpie las lágrimas y tras darle un beso fui a mi habitación, aun olía a Rick, así que me duche rápidamente. Me estaba envolviendo en una toalla cuando escuche sonar mi móvil. Al ver su nombre en la pantalla no supe qué hacer, estaba dolida por la forma tan fría de despedirse, pero también me apetecía contarle mi conversación con Papa y Sophie, seguro que se alegraría por mí, aun dudando, descolgué.
- Kate… - dijo casi susurrando.
- Hola – respondí de forma seca, quería que notara mi malestar.
- Estas enfadada ¿verdad? – afirmó convencido al escucharme.
- No…bueno, quizá si… no sé.
- Lo siento… sé que tienes derecho a enfadarte, pero… veras… puedo explicártelo si quieres… si me dejas.
- Rick… no estoy enfadada, o por lo menos no tanto como para no querer escucharte. Solo me confundió tu despedida de hoy, esperaba… algo más efusivo, por llamarlo de algún modo, después de lo que sucedió anoche.
- Solo... – estaba tartamudeando y yo no ayudaba… pero es que no quería darle a entender que aquello era algo tan importante.
- Rick, veras… si no estás preparado para una relación, puedes decírmelo, iremos más despacio o incluso podemos dejarlo aquí, quedar como amigos, pero no quiero ilusionarme para luego…
- Kate… por favor, estoy preparado… o por lo menos eso creo. Pero no es debido a eso la frialdad de mi despedida, ni mucho menos porque tenga dudas, tengo claro que me gusta estar a tu lado y que aquí hay algo.
- ¿Entonces…? – pregunte casi feliz por esa respuesta.
- Veras, no tengo mi mejor día, no me encontraba bien. ¿Recuerdas que hablamos de mi lesión?
- Sí, claro, de tu rodilla – por supuesto que lo recordaba, es más, apareció esa cicatriz en la rodilla en mi mente, la noche anterior lo había visto pero no quise decir nada para no incomodarlo.
- Pues… hay días, que no puedo soportar el dolor… es tan insoportable, que me cambia el carácter, me vuelvo irascible…malhumorado, estoy triste y puedo decir cualquier tontería. Y precisamente hoy, es uno de esos días. Pero soy un hombre… no soportaba la idea de que me vieras débil, mal, en una palabra… cojo.
- Rick… - me dolieron esas palabras, yo dudando de sus sentimientos y el pobre estaba sufriendo por el dolor, no fui justa al malpensarme.
- Sé que he sido un idiota, no quería meter la pata y es lo primero que he hecho después de lo que sucedió anoche. Imagina, no quiero liarla y es lo primero que hago, soy un desastre…
- Rick, quieres parar… te he dicho que no estaba enfadada… solo confundida por tu actitud. Ahora que te has explicado, lo entiendo. Pero por favor… la próxima vez, habla conmigo.
- Lo haré. Prometido – respondió aun dudando, pero con la voz algo mas alta.
- Bien – él no lo sabría nunca, pero acababa de quitarme un peso horrible de encima.
- ¿Todo bien entonces?
- Que si… pesado - dije riéndome - todo genial. Y ¿sabes? Te hice caso, ya hable con mi padre y con Sophie.
- ¿Con los dos?
- Si… y lo más genial es que me apoyan. Tienen miedo y me echaran de menos pero me apoyan, ¿no es maravilloso? – le dije feliz.
-Me alegro mucho Kate, sabes que también tienes mi apoyo, a pesar de que también me preocupas y me harás mucha falta.
- Lo sé… y yo también te echaré de menos.
- Vamos a tener una relación un poco extraña. Pero iremos poco a poco ¿verdad? Dime que todo irá bien Kate… dime que no vas a olvidarte de este cojo.
- Quieres callarte y no decir más tonterías… Aunque… Aun estas a tiempo de echarte atrás.
- Ni por todo el oro del mundo. No me voy a permitir perderte Kate – y con esas palabras consiguió ponerme otra vez la piel de gallina… ese hombre sabia escoger muy bien las palabras.
- Me alegro.
- Yo también y no sabes cuánto. ¿Nos vemos mañana?
- Nos vemos mañana - dije justo antes de colgar, con una sonrisa en la cara.
Ahora sí que era totalmente feliz… bueno casi del todo, seguía con esa espina clavada en mi corazón, pero esperaba sacarla pronto… y pronto empezaría el camino. Por un lado quería que la semana avanzara rápido porque quería entrar en la Academia, pero… ahora, que estaba tan bien con mi familia y que Rick había aparecido en mi vida… iba a ser difícil dejarlos.
Me tumbe en la cama solo con la toalla puesta aun, sin dejar de sonreír… estaba feliz… muy feliz. Cuando mi teléfono me sobresalto, lo cogí y volví a sonreír… al ver un mensaje suyo.
- “Te echo de menos ya “
Tonto… me dije en voz alta, pero me encantaba que fuera tan romántico, tan dulce.
- “Eres un exagerado”
- “Me tienes loco… desde lo de anoche, no sales de mi mente”
Eso me hizo arrugar el entrecejo… o sea, ¿que solo me quería en su cama?
- “¿Solo me quieres por el sexo?”
- “Claro que no, aunque eso me ayuda a conocerte “a fondo”
Me sonroje ante el recuerdo de nuestra noche de pasión desmedida, de él dentro de mí, besándome, acariciándome con sus fuertes manos… ¡Dios! estaba loca, rememorando nuestra noche, pero entonces una idea apareció en mi pecaminosa mente... iba a darle motivo para que siguiera recordando esos momentos entre nosotros. Mientras escribía, no dejaba de sonreír ante mi travesura… yo también sabia jugar a ser picara.
- “Te dejo que me has pillado en la ducha y tengo vestirme, porque con una toalla solamente, puedo pillar frio”
Cuando le di a enviar sentí algo de vergüenza, y casi me arrepiento de haberlo mandado pero cuando llegó su respuesta, comprendí que hice bien.
- “¿Estás desnuda? Eres mala, muy mala… Voy a pasarme la noche sin dormir, solo imaginando”
- “Pues no imagines, ven a verlo en vivo y en directo” - dije provocándolo.
- “Ojala pudiera, pero hoy no puedo andar, dame un respiro y mañana prometo ser todo tuyo.
Nunca imagine colarme de esta forma por un chico como el, pero me gustaba mucho, me hacía reír, es más, no recordaba a nadie que tuviera un sentido del humor tan especial como el suyo. El sexo con él era… solo podía calificarlo de “impresionante”. Las apariencias engañan, me dije a mi misma, la primera vez que lo vi, no podía imaginar nada de lo que sucedería a continuación… pero cuanto más lo conocía, mejor estaba con él… más disfrutaba de él, de su compañía…
- “Nos vemos mañana”
- “ Hablamos preciosa”
- “Por supuesto…”
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer y nos vemos el lunes con un nuevo capítulo. Parece que esto va viento en popa veremos cómo va cuando ella entre en la Academia.
Buen fin de semana a todos.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
11.14.2015 06:57:48
buenisisisisisimoooo.... vamos a ver como... sigueeeeee
hasta el lunessss...
buenisisisisisimoooo.... vamos a ver como... sigueeeeee
hasta el lunessss...
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
Sophi es un amor... como entendió a su hermana y me encanta que Jim recapacitara... y la llamada de Rick diciéndole lo que le pasaba... maravilloso
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Capítulo 11
Hola a todos. Hoy solo quiero daros las gracias a todos por estar ahí.
Gracias por supuesto a ti compañera por trabajar codo con codo conmigo siempre.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 11
POV RICK
El domingo seguía fatal de mi rodilla, por lo que excepto dos llamadas de Kate, el día fue bastante aburrido. Preferí, muy a mi pesar que no viniera, porque sabía lo que pasaría y mi rodilla debía descansar al menos otras 24 horas.
El lunes amaneció como siempre, cuando sonó el despertador, me levante rápido, me duche y baje a desayunar. Sabía que vería a mi chica en el cole, cuando acompañara a Sophie, por eso quería llegar pronto y a ser posible esperarla.
Me pareció extraño por la hora, pero ahí estaba mi madre, trasteando en la cocina, pensé en bromear y decirle que Kate estaba arriba pero desistí… era muy pronto para andar tomando el pelo a la gente.
- ¿Desde cuándo madrugas madre?
- ¿Madrugar? Acabo de llegar hijo - dijo haciéndome reír.
- Eres un caso sin remedio.
- Veo que ya estas mejor.
- Si, por cierto, te hice caso y llamé a Kate.
- ¿Y qué tal?
- Pues que como siempre, tenías razón, estaba confundida, por mi forma de despedirla, pero lo arreglamos, todo bien – le explique con una sonrisa de oreja a oreja mientras me servía un café bien cargado. Mi madre siempre me dio buenos consejos y ahora no iba a ser menos. Menos mal que la tenía a ella a mi lado.
- Me alegro cariño. Pero, te veo un poco pensativo ¿Qué pasa por esa cabecita?
- Kate va a entrar en la Academia.
- ¿Academia? – dijo mirándome extrañada.
- De policía madre.
- ¡Oh!… comprendo. Os acabáis de conocer y se va.
- No… si… no sé qué pensar. No es que dude, pero me preocupa que le pueda suceder algo.
- También le puede pasar siendo abogada, o puede cruzar la calle y le atropelle un coche… cariño, la vida está escrita.
- Ya… si lo sé, pero… es distinto madre – la política de mi madre era que la vida era una bonita música que debía bailarse mientras tuviéramos pies para ello, ya pararíamos cuando la música acabara… pero yo no dejaba de pensar en el peligro que correría Kate si se obsesionaba con el caso de su madre.
- ¡Uy hijo! Creo que esa chiquilla ya te pillo, ¿te estas enamorando hijo?
- No digas tonterías madre. Me gusta mucho pero no estoy enamorado, solo la conozco desde hace solo una semana.
- ¿Y no crees en el amor a primera vista? Mírame… yo tampoco creía en el hasta que me sucedió lo que sucedió con tu padre y mírame… aquí sigo, pero al menos tengo un maravilloso recuerdo de cuando eso sucedió – dio un largo sorbo a su café y después de suspirar de modo dramático, siguió hablando – eso porque nunca te ha sucedido, pero te digo que ya has caído. Aunque bueno déjame a mí con mi romanticismo y tú sigue haciéndote el duro que ya me dirás.
- Ahora tengo que irme madre. Tengo clases y después entrenamiento – le dije mientras me acercaba a darle un beso en la mejilla…
- ¿Te espero para cenar? – pregunto discreta, para conocer mis planes.
- No creo… quiero pasar tiempo con Kate, el viernes ya se va y quiero aprovechar esta semana para conocernos mejor.
- La distancia puede ayudar o separar una relación. Dependerá de si os queréis de verdad o no.
- Creo que necesitas dormir, estas tu muy filosófica esta mañana, que descanses madre - dije riéndome mientras salía disparado al colegio.
Cuando llegue, mi cara se trasformó al verla. Tan sonriente, hablando con Sophie. No podía dejar de mirarla, era tan bonita, tan especial que me quede allí en medio, embobado, mirando cómo se despedía de su hermanita tras sonar el timbre de entrada al colegio. Llegaba tarde a mi primera clase, pero necesitaba al menos un minuto con ella.
Me acerque con grandes pasos y me detuve justo detrás. Tape sus ojos con las manos, sorprendiéndola, pero enseguida se relajó cuando le susurré:
- ¿Sabes que estas preciosa esta mañana?
- ¿Solo esta mañana? – dijo dándose la vuelta y dejando un rápido beso en mis labios.
- Hoy… especialmente – dije pasando mis brazos por su cintura para atraerla hacia mí y devolverle el beso, pero el mío fue lento, porque ella tenía sabor a café y a “Kate”… ese sabor tan especial que me volvía loco.
- ¿No deberías estar ya en clase? – me susurro mientras yo besaba su cuello.
- Mmm.
- Vas a llegar tarde Sr. Profesor - dijo riéndose.
- Créeme, prefiero estar aquí mil veces más, que allí dentro.
- Y yo, pero la obligación, es la obligación Sr. Profesor.
- ¿Nos veremos luego?
- Claro, cuando traiga a Sophie al entrenamiento.
- No, digo después.
- No sé… ¿quiero cenar con mi padre y Sophie?, ¿Quieres venir? – me pregunto mirándome directamente a los ojos para ver mi reacción.
- ¿A tu casa?
- Aja…
- ¿Estas segura? – no sé si eso estaba bien o no. Si mi madre tenía razón o no. Si corríamos mucho o no. Pero era un paso, que más pronto o más tarde debía darse.
- Claro. Si quiero pasar tiempo con los tres y no tengo, pues habrá que pasarlo juntos.
- De acuerdo, aunque me gustaría pasarlo a solas contigo… ejem… ya me entiendes… - le dije al oído con una sonrisa pícara.
-Anda, vete a trabajar que hay niños solos y es un peligro para ellos y para ti - dijo riéndose -pero quizás después de la cena… si te portas bien… ¿entiendes?
- Creo que sí. ¿Pero sabes? Creo que lo entendería mejor si me lo demostraras - dije mordiéndole el lóbulo de la oreja.
- Basta… vete a trabajar - dijo empujándome dentro del gimnasio.
Pero como seguí mirándola a ella, cuando me gire para entrar, choque con la puerta y por lo visto debió ser muy gracioso, porque se fue riendo a carcajadas…
Había estado esperando que llegara este momento durante toda la mañana. La buscaba con la mirada por todos lados y no la veía. Hasta que di con Sophie.
- Hola Sophie.
- Hola Rick.
- ¿Dónde está tu hermana? – pregunte bajando la voz para que los otros niños no pudieran oírnos.
- Vendrá mas tarde – me susurro al oído, se sentía importante frente a los otros niños, hablando conmigo - Tenía que hacer algo con mi padre – dijo, para después salir corriendo con el resto, mientras yo me quedaba desilusionado.
Sabía que era lo que estaba haciendo, lo que hizo que nos conociéramos, intentar arreglar las normativas para que su hermana pudiera jugar en el equipo. Pero eso no me animaba, yo la quería a mi lado… la echaba de menos…
Debía seguir mi rutina… no estaba allí para ligar con una chica guapa, estaba ahí para trabajar. Me regañe a mí mismo y desde ese instante, procure centrarme en el entrenamiento y les mande una serie de ejercicios para que aprendieran a hacer las cosas en equipo, juntos, colaborando. De paso, mejoraban el pase. Pero mi mente no estaba allí, me tenía enloquecido, embrujado, obsesionado… yo nunca jamás me sentí así con una mujer, aquello no podía ser bueno.
- ¡Ay! - me queje cuando recibí un fuerte balonazo en la cabeza, todos los chicos empezaron a reír - muy graciosos, venga a correr un poco enanos… - dije intentando ocultar una sonrisa.
- En que estarías tu pensado - dijo una voz a mi espalda y cuando me giré allí estaba ella.
- En que no… - dije sonriéndole - en quien.
- Entonces no soy buena para ti… porque algún día vas a perder la cabeza por lo menos – dijo mientras me despeinaba.
- ¿Quien ha dicho que esa persona eras tú? – dije conteniendo la risa.
- Listo - dijo golpeándome en el hombro – que eres un listo.
- ¿Qué tal te ha ido? – le pregunte interesada en los tramites sobre el ingreso de su hermana en el equipo.
- Creo que no tendremos problemas. Ni si quiera se había planteado que eso fuera un problema, nunca se dio el caso, pero por si acaso, cambiaran los estatutos y listo.
- O sea, ¿qué puedo contar con ella?
- Más te vale.
- Bien… ¿y lo de esta noche…?
- Sigue en pie. Ya he quedado con mi padre. Pero no nos dio tiempo a cocinar, así que tendrás que conformarte con algo rápido.
- Por mi… no creo comer mucho.
- ¿Por? – pregunto intrigada.
- Por tu padre – le respondí trasmitiéndole el respeto que me suponía el ir a su casa y conocerlo.
- Tranquilo, no muerde, de momento no se ha cargado ningún chico que haya llevado a casa -dijo riéndose.
- Eres más graciosa más de lo que pensaba ¿sabes? - dije sacándole la lengua.
- Eres tonto, peor fue lo mío con tu madre y he aguante el tipo. Así que tú sobrevivirás a una cena con mi padre.
- No estoy tan seguro de eso. Desde que me lo has dicho esta mañana, creo que cierta parte de mi anatomía se me ha subido a la garganta – dije mirando hacia mis genitales.
- Qué pena… tenía algo pensado para ellos esta noche - dijo riéndose pícaramente.
- Eres mala… no puedes decirme estas cosas aquí, rodeados de niños – le susurre al oído – Esta te la voy a devolver…
- ¿Por qué? Donde está la gracia sino - dijo golpeándome el culo con una sonrisa sacando un gruñido al verse mi masculinidad en entre dicho.
- Chicos vamos a dejarlo por hoy - dije cuando comprendí que no les estaba prestando la menor atención – Por favor, recoger los balones y traerlos a la cesta, después podéis iros al vestuario. Gracias a todos.
Una vez estuvieron los balones dentro del cesto, nos juntamos en un círculo, unimos las manos y dimos nuestro grito de guerra… les encantaba sentirse parte de algo, en este caso, de un equipo.
Después, recogí todo con la ayuda de Kate y Sophie y finalmente me despedí de ellas hasta dentro de unas horas. Cuando llegue a casa me duche rápidamente y me senté en la cama, mirando mi armario con las puertas abiertas. Mentalmente unía pantalones con camisas, pero nada me parecía apropiado. Después de media hora, seguía allí, sentado, sin saber que ponerme.
- ¿Pero qué ha pasado aquí? - preguntó mi madre al pasar por el pasillo y ver el estropicio cometido al intentar probarme diferentes conjuntos.
- Es que… no sé qué ponerme.
- ¡Dios! hijo, tienes todo el armario en la cama.
- Madre… - le llame la atención, porque se avecinaba un sermón y no tenía cuerpo para aguantar según qué.
- ¿Qué pasa?
- Tengo cena en casa de Kate… con su padre.
- ¡Ah vale! Ahora comprendo, pero cariño da igual como vayas… si eres tú, con eso basta.
- Si claro. Entonces iré en chándal… Madre, no estoy de humor.
- Tienes que ir cómodo, pero bien vestido. Pero no necesitas ir con traje chaqueta. Ven, déjame a mí – se acercó a la cama y empezó a rebuscar, la deje, y diez minutos después estaba vestido, con unos vaqueros y una camisa color burdeos, con una chaqueta sport encima.
Me sentía a gusto, cómodo y no se veía mal. Me peine de nuevo, mirándome en el espejo de la entrada, hasta que me di por vencido… ya no podía hacer más. Miré el reloj y vi que si no me ponía las pilas, llegaría tarde y daría muy mala impresión al Sr. Beckett.
- ¿Voy bien? – volví a preguntarle a mi madre que se reía de mi en la cocina.
- Si. Vas perfecto. Toma, lleva una botella de vino, y unas flores para las chicas.
- ¿Seguro? – insistí. Estaba demasiado nervioso para fiarme de mi mismo.
- Rick… vete ¡Ya!
Besé a mi madre en la mejilla y salí corriendo. Esperaba causar una buena impresión porque sabía lo importante que era para Kate, y como ella decía, si quería estar a su lado esos días, seria compartiéndola con su familia.
CONTINUARÁ…
Veremos cómo les va la cena familiar
Nos vemos el miércoles con un nuevo capítulo. Gracias por todo y como siempre vuestros comentarios siempre son bienvenidos.
XXOO
Twitter: tamyalways
Gracias por supuesto a ti compañera por trabajar codo con codo conmigo siempre.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 11
POV RICK
El domingo seguía fatal de mi rodilla, por lo que excepto dos llamadas de Kate, el día fue bastante aburrido. Preferí, muy a mi pesar que no viniera, porque sabía lo que pasaría y mi rodilla debía descansar al menos otras 24 horas.
El lunes amaneció como siempre, cuando sonó el despertador, me levante rápido, me duche y baje a desayunar. Sabía que vería a mi chica en el cole, cuando acompañara a Sophie, por eso quería llegar pronto y a ser posible esperarla.
Me pareció extraño por la hora, pero ahí estaba mi madre, trasteando en la cocina, pensé en bromear y decirle que Kate estaba arriba pero desistí… era muy pronto para andar tomando el pelo a la gente.
- ¿Desde cuándo madrugas madre?
- ¿Madrugar? Acabo de llegar hijo - dijo haciéndome reír.
- Eres un caso sin remedio.
- Veo que ya estas mejor.
- Si, por cierto, te hice caso y llamé a Kate.
- ¿Y qué tal?
- Pues que como siempre, tenías razón, estaba confundida, por mi forma de despedirla, pero lo arreglamos, todo bien – le explique con una sonrisa de oreja a oreja mientras me servía un café bien cargado. Mi madre siempre me dio buenos consejos y ahora no iba a ser menos. Menos mal que la tenía a ella a mi lado.
- Me alegro cariño. Pero, te veo un poco pensativo ¿Qué pasa por esa cabecita?
- Kate va a entrar en la Academia.
- ¿Academia? – dijo mirándome extrañada.
- De policía madre.
- ¡Oh!… comprendo. Os acabáis de conocer y se va.
- No… si… no sé qué pensar. No es que dude, pero me preocupa que le pueda suceder algo.
- También le puede pasar siendo abogada, o puede cruzar la calle y le atropelle un coche… cariño, la vida está escrita.
- Ya… si lo sé, pero… es distinto madre – la política de mi madre era que la vida era una bonita música que debía bailarse mientras tuviéramos pies para ello, ya pararíamos cuando la música acabara… pero yo no dejaba de pensar en el peligro que correría Kate si se obsesionaba con el caso de su madre.
- ¡Uy hijo! Creo que esa chiquilla ya te pillo, ¿te estas enamorando hijo?
- No digas tonterías madre. Me gusta mucho pero no estoy enamorado, solo la conozco desde hace solo una semana.
- ¿Y no crees en el amor a primera vista? Mírame… yo tampoco creía en el hasta que me sucedió lo que sucedió con tu padre y mírame… aquí sigo, pero al menos tengo un maravilloso recuerdo de cuando eso sucedió – dio un largo sorbo a su café y después de suspirar de modo dramático, siguió hablando – eso porque nunca te ha sucedido, pero te digo que ya has caído. Aunque bueno déjame a mí con mi romanticismo y tú sigue haciéndote el duro que ya me dirás.
- Ahora tengo que irme madre. Tengo clases y después entrenamiento – le dije mientras me acercaba a darle un beso en la mejilla…
- ¿Te espero para cenar? – pregunto discreta, para conocer mis planes.
- No creo… quiero pasar tiempo con Kate, el viernes ya se va y quiero aprovechar esta semana para conocernos mejor.
- La distancia puede ayudar o separar una relación. Dependerá de si os queréis de verdad o no.
- Creo que necesitas dormir, estas tu muy filosófica esta mañana, que descanses madre - dije riéndome mientras salía disparado al colegio.
Cuando llegue, mi cara se trasformó al verla. Tan sonriente, hablando con Sophie. No podía dejar de mirarla, era tan bonita, tan especial que me quede allí en medio, embobado, mirando cómo se despedía de su hermanita tras sonar el timbre de entrada al colegio. Llegaba tarde a mi primera clase, pero necesitaba al menos un minuto con ella.
Me acerque con grandes pasos y me detuve justo detrás. Tape sus ojos con las manos, sorprendiéndola, pero enseguida se relajó cuando le susurré:
- ¿Sabes que estas preciosa esta mañana?
- ¿Solo esta mañana? – dijo dándose la vuelta y dejando un rápido beso en mis labios.
- Hoy… especialmente – dije pasando mis brazos por su cintura para atraerla hacia mí y devolverle el beso, pero el mío fue lento, porque ella tenía sabor a café y a “Kate”… ese sabor tan especial que me volvía loco.
- ¿No deberías estar ya en clase? – me susurro mientras yo besaba su cuello.
- Mmm.
- Vas a llegar tarde Sr. Profesor - dijo riéndose.
- Créeme, prefiero estar aquí mil veces más, que allí dentro.
- Y yo, pero la obligación, es la obligación Sr. Profesor.
- ¿Nos veremos luego?
- Claro, cuando traiga a Sophie al entrenamiento.
- No, digo después.
- No sé… ¿quiero cenar con mi padre y Sophie?, ¿Quieres venir? – me pregunto mirándome directamente a los ojos para ver mi reacción.
- ¿A tu casa?
- Aja…
- ¿Estas segura? – no sé si eso estaba bien o no. Si mi madre tenía razón o no. Si corríamos mucho o no. Pero era un paso, que más pronto o más tarde debía darse.
- Claro. Si quiero pasar tiempo con los tres y no tengo, pues habrá que pasarlo juntos.
- De acuerdo, aunque me gustaría pasarlo a solas contigo… ejem… ya me entiendes… - le dije al oído con una sonrisa pícara.
-Anda, vete a trabajar que hay niños solos y es un peligro para ellos y para ti - dijo riéndose -pero quizás después de la cena… si te portas bien… ¿entiendes?
- Creo que sí. ¿Pero sabes? Creo que lo entendería mejor si me lo demostraras - dije mordiéndole el lóbulo de la oreja.
- Basta… vete a trabajar - dijo empujándome dentro del gimnasio.
Pero como seguí mirándola a ella, cuando me gire para entrar, choque con la puerta y por lo visto debió ser muy gracioso, porque se fue riendo a carcajadas…
Había estado esperando que llegara este momento durante toda la mañana. La buscaba con la mirada por todos lados y no la veía. Hasta que di con Sophie.
- Hola Sophie.
- Hola Rick.
- ¿Dónde está tu hermana? – pregunte bajando la voz para que los otros niños no pudieran oírnos.
- Vendrá mas tarde – me susurro al oído, se sentía importante frente a los otros niños, hablando conmigo - Tenía que hacer algo con mi padre – dijo, para después salir corriendo con el resto, mientras yo me quedaba desilusionado.
Sabía que era lo que estaba haciendo, lo que hizo que nos conociéramos, intentar arreglar las normativas para que su hermana pudiera jugar en el equipo. Pero eso no me animaba, yo la quería a mi lado… la echaba de menos…
Debía seguir mi rutina… no estaba allí para ligar con una chica guapa, estaba ahí para trabajar. Me regañe a mí mismo y desde ese instante, procure centrarme en el entrenamiento y les mande una serie de ejercicios para que aprendieran a hacer las cosas en equipo, juntos, colaborando. De paso, mejoraban el pase. Pero mi mente no estaba allí, me tenía enloquecido, embrujado, obsesionado… yo nunca jamás me sentí así con una mujer, aquello no podía ser bueno.
- ¡Ay! - me queje cuando recibí un fuerte balonazo en la cabeza, todos los chicos empezaron a reír - muy graciosos, venga a correr un poco enanos… - dije intentando ocultar una sonrisa.
- En que estarías tu pensado - dijo una voz a mi espalda y cuando me giré allí estaba ella.
- En que no… - dije sonriéndole - en quien.
- Entonces no soy buena para ti… porque algún día vas a perder la cabeza por lo menos – dijo mientras me despeinaba.
- ¿Quien ha dicho que esa persona eras tú? – dije conteniendo la risa.
- Listo - dijo golpeándome en el hombro – que eres un listo.
- ¿Qué tal te ha ido? – le pregunte interesada en los tramites sobre el ingreso de su hermana en el equipo.
- Creo que no tendremos problemas. Ni si quiera se había planteado que eso fuera un problema, nunca se dio el caso, pero por si acaso, cambiaran los estatutos y listo.
- O sea, ¿qué puedo contar con ella?
- Más te vale.
- Bien… ¿y lo de esta noche…?
- Sigue en pie. Ya he quedado con mi padre. Pero no nos dio tiempo a cocinar, así que tendrás que conformarte con algo rápido.
- Por mi… no creo comer mucho.
- ¿Por? – pregunto intrigada.
- Por tu padre – le respondí trasmitiéndole el respeto que me suponía el ir a su casa y conocerlo.
- Tranquilo, no muerde, de momento no se ha cargado ningún chico que haya llevado a casa -dijo riéndose.
- Eres más graciosa más de lo que pensaba ¿sabes? - dije sacándole la lengua.
- Eres tonto, peor fue lo mío con tu madre y he aguante el tipo. Así que tú sobrevivirás a una cena con mi padre.
- No estoy tan seguro de eso. Desde que me lo has dicho esta mañana, creo que cierta parte de mi anatomía se me ha subido a la garganta – dije mirando hacia mis genitales.
- Qué pena… tenía algo pensado para ellos esta noche - dijo riéndose pícaramente.
- Eres mala… no puedes decirme estas cosas aquí, rodeados de niños – le susurre al oído – Esta te la voy a devolver…
- ¿Por qué? Donde está la gracia sino - dijo golpeándome el culo con una sonrisa sacando un gruñido al verse mi masculinidad en entre dicho.
- Chicos vamos a dejarlo por hoy - dije cuando comprendí que no les estaba prestando la menor atención – Por favor, recoger los balones y traerlos a la cesta, después podéis iros al vestuario. Gracias a todos.
Una vez estuvieron los balones dentro del cesto, nos juntamos en un círculo, unimos las manos y dimos nuestro grito de guerra… les encantaba sentirse parte de algo, en este caso, de un equipo.
Después, recogí todo con la ayuda de Kate y Sophie y finalmente me despedí de ellas hasta dentro de unas horas. Cuando llegue a casa me duche rápidamente y me senté en la cama, mirando mi armario con las puertas abiertas. Mentalmente unía pantalones con camisas, pero nada me parecía apropiado. Después de media hora, seguía allí, sentado, sin saber que ponerme.
- ¿Pero qué ha pasado aquí? - preguntó mi madre al pasar por el pasillo y ver el estropicio cometido al intentar probarme diferentes conjuntos.
- Es que… no sé qué ponerme.
- ¡Dios! hijo, tienes todo el armario en la cama.
- Madre… - le llame la atención, porque se avecinaba un sermón y no tenía cuerpo para aguantar según qué.
- ¿Qué pasa?
- Tengo cena en casa de Kate… con su padre.
- ¡Ah vale! Ahora comprendo, pero cariño da igual como vayas… si eres tú, con eso basta.
- Si claro. Entonces iré en chándal… Madre, no estoy de humor.
- Tienes que ir cómodo, pero bien vestido. Pero no necesitas ir con traje chaqueta. Ven, déjame a mí – se acercó a la cama y empezó a rebuscar, la deje, y diez minutos después estaba vestido, con unos vaqueros y una camisa color burdeos, con una chaqueta sport encima.
Me sentía a gusto, cómodo y no se veía mal. Me peine de nuevo, mirándome en el espejo de la entrada, hasta que me di por vencido… ya no podía hacer más. Miré el reloj y vi que si no me ponía las pilas, llegaría tarde y daría muy mala impresión al Sr. Beckett.
- ¿Voy bien? – volví a preguntarle a mi madre que se reía de mi en la cocina.
- Si. Vas perfecto. Toma, lleva una botella de vino, y unas flores para las chicas.
- ¿Seguro? – insistí. Estaba demasiado nervioso para fiarme de mi mismo.
- Rick… vete ¡Ya!
Besé a mi madre en la mejilla y salí corriendo. Esperaba causar una buena impresión porque sabía lo importante que era para Kate, y como ella decía, si quería estar a su lado esos días, seria compartiéndola con su familia.
CONTINUARÁ…
Veremos cómo les va la cena familiar
Nos vemos el miércoles con un nuevo capítulo. Gracias por todo y como siempre vuestros comentarios siempre son bienvenidos.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
Jajajajajajaja... Rick sin saber que ponerse para la cena... Me gusta mucho... Sigue....
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Capítulo 12
Buenos días. Os dejo con la cena familiar pero no antes sin decir que me ha sorprendido que ninguno hayas mencionado en vuestros comentarios un detalle. Hoy os daréis cuenta del detalle al que me refiero. Gracias a todos por vuestros comentarios estoy muy feliz por ellos.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo12
POV RICK
Estaba muerto de miedo, me sudaban las manos y no podía secármelas porque gracias a la fantástica idea de mi madre las tenía todas ocupadas. Cuando llegue a casa de Kate con algunos malabares conseguí llamar al timbre. En un momento, vino Kate abrir.
- Hola – dijo tímidamente. No sabía cómo reaccionar, si darle un beso o pasar. Estaba tan nervioso que temblaba y al intentar moverme, casi tiro las flores y el vino, ella lo noto y me quito la botella – cuidado.
- Disculpa, estoy algo histérico - dije entregándole el ramo de flores. Siete rosas por cada día que nos habíamos conocido… una semana, ¡cómo pasa el tiempo! y ya iba a conocer a su padre… una locura - también traigo vino para… - pero me callé al ver su cara, entonces apareció su padre.
- ¿Vais a quedaros ahí toda la noche? – pregunto sonriendo.
- Papa… - intento decir Kate
- Hola, disculpe, soy Rick… - dije a modo de saludo ofreciéndole la mano, antes me seque la mano con la chaqueta, porque entre nervios y flores, la llevaba algo pringosa.
- Encantado - dijo.
- He traído… - vino iba a decir pero Kate nos interrumpió.
- Será mejor que entremos ¿no? – dijo rápidamente… pensé que me interrumpió porque había metido la pata, pero me calle.
- Tranquilo Rick, todo está bien… solo es que he tenido problemas con la bebida y piensa que si veo esto - dijo señalando la botella – puedo volver a caer.
En ese instante pensé que quería que la tierra me tragara, era horrible. Aquel hombre era alcohólico y yo le traía como presente una botella de vino, si es que nos conocíamos poco y ya estábamos corriendo una maratón en cuanto a pasos establecidos para una relación. Menos mal que ese hombre no se lo tomo tan a pecho.
- ¡Dios! lo siento, no lo sabía, disculpe, yo… la verdad, es que no bebo, pero mi madre pensó que era una buena idea, y…
- ¡Ey! Tranquilo chico, tú no lo sabías. Anda… pasa que la cena se va a enfriar.
Trague saliva, porque sin entrar ya estaba cubierto de gloria… esa cena iba a ser un trance difícil de superar. No empezó bien la cosa, esperaba que no empeorara.
- Hola Rick – dijo Sophie bajando por las escaleras.
- Hola preciosa, te he traído flores - dije entregándole un ramillete de rosas de pitiminí.
- ¡Oh! gracias son muy bonitas ¿a qué si Katie? - dijo mientras se las mostraba y Kate sonrió antes de responder.
- Son preciosas cariño… ves a ponerlas en agua… venga te acompaño.
Las dos entraron en la cocina, mientras yo, seguí tras el padre de Kate, al comedor. Nos sentamos a la mesa, pues la cena ya estaba servida. Cuando vinieron las chicas, se acomodaron y Kate sirvió los platos. Todavía no había tenido tiempo de recrearme en ella y en lo guapa que estaba. Llevaba una camisa azul intenso con vaqueros, el pelo recogido y apenas llevaba maquillaje, esa mujer era hermosa, solo siendo ella, no precisaba de adornos o potingues.
- ¿Qué quieres tomar? – me pregunto, aun de pie sirviendo los platos.
- Agua está bien.
- Si os apetece podéis abrir el vino. Por mí no hay problema – dijo el Sr. Beckett.
- No, que va, si yo no bebo. Lo traje por mi madre según ella es lo que se debe llevar cuando se va a cenar a una casa particular. Pero yo no bebo, no nos lo permitían.
- ¿Ah no? – Pregunto curioso - ¿Por?
- Por mi trabajo – le aclare, pero sin dar muchos datos.
- Eres maestro me dijo Sophie, pero no sabía que os prohibieran en el colegio consumir alcohol.
- Sí, soy profesor, pero antes… era futbolista profesional – me costó decir eso de “antes”, aun dolía decir que eso era pasado. Mi vida anterior se murió, muy a mi pesar.
- ¿De los buenos? – pregunto sin notar como mi rostro se iba oscureciendo, aquello no era un tema que me gustara hablar, pero era el padre de Kate, debía ser correcto y educado.
- Me quede sin saberlo Sr. una lesión, interrumpió mi carrera cuando despegaba.
- Lo siento hijo… ¿Y no puedes volver? – Rick, relájate… me decía interiormente… para no contestar de forma abrupta a aquel pobre hombre que no tenía ninguna culpa de lo mío y el pobre tampoco sabía lo complicado que era para mí, hablar de aquel tema.
- No Sr. esta rodilla la tengo inservible – le respondí después de contar hasta diez interiormente… Otra pregunta y no sabía si conseguiría aguantar el tipo.
- Y si pudieras… ¿volverías? – yo estaba lejos de ahí en ese instante, a miles de kilómetros, en otro continente, en el momento en que me lesione y destroce mi vida. Ante mi silencio, insistió – ¿Y si tuviera solución? ¿Volverías?
- Claro… es mi sueño – dije todo lo sereno que pude, pero estaba a punto de explotar así que implore ayuda mirando a Kate, que comía sin decir una palabra. Aunque sabía porque me había interrogado su padre, quería saber mis intenciones. Kate era muy importante para mí, pero ser futbolista siempre fue mi sueño… ella mejor que nadie lo entendería, pues se encontraba en la misma tesitura que yo.
- ¿Entonces si te llamaran, volverías a Europa? – Preferí no contestar a eso, lo sentía mucho y no quería ser descortés frente a su invitación a cenar, pero aquello era un interrogatorio en toda regla… solo llevábamos juntos una semana.
- Papa… déjalo ya ¿vale? – dijo Kate intentando ayudarme.
- Solo quería saber cuál era su estabilidad… no es un niño… debe saber lo que quiere o no.
- Vera Sr. Ahora mismo no dispongo de mucha. Y usted está hablando de hipótesis imposible. Ahora soy maestro en un colegio, el colegio de su hija, y de momento, eso es todo.
- Pero no eres feliz.
- No siempre puede ser uno totalmente feliz. – si quería una explicación, se la iba a dar, de forma educada, pero se la daría – Porque cuando estaba cumpliendo mi sueño, cuando estaba en Europa, haciendo lo que más me gustaba, tampoco era totalmente feliz. Me faltaba mi gente, mi familia… allí solo entrenaba y jugaba, no salía, no vivía lo que un chico de mi edad tiene que vivir. Eso me enseño que uno no siempre tiene todo lo que quiere.
- En eso tienes razón… no se puede tener todo.
Kate estaba empezando a ponerse nerviosa, vio que yo había dejado de comer, que estaba estrujando la servilleta y que esta conversación me dolía, por lo que decidió intervenir.
- Papa, si has acabado el interrogatorio ¿podemos cambiar de tema por favor?
- ¡Ah! Si, por supuesto, no pretendía interrogar a Richard, lo siento. Que por cierto, quería agradecerte que hayas metido a mi hija en el equipo.
- ¡Oh! No hice nada Sr, solo pensé que era justo.
- Sinceramente, no comprendo por qué le gusta tanto ese deporte, ni donde lo ha aprendido, pero si a ella le gusta y le hace ilusión…
- En cierto modo, me recuerda a mí. No es un deporte que prolifere mucho en Estados Unidos.
- A Kate le gustaba el béisbol como a mí. No entiendo de fútbol.
- Imagínese la contradicción Sr., yo soy de aquí y nunca he ido a ver un partido de béisbol.
- ¡Dios mío! ¿Cómo puede ser eso posible chiquillo? no eres americano si no has visto o jugado nunca al béisbol.
- Puede ser – dije algo tocado en mi amor propio… pero entre gustos.
- Si quieres puedes acompañarnos al campo algún día.
- Me encantaría Sr. - dije intentando sonreír. Kate me interrogo con la mirada, quería que me sintiera bien y la verdad, que prefería ese tipo de conversación a la que habíamos tenido con anterioridad.
Aproveche para apretar su rodilla bajo la mesa para trasmitirle cierta tranquilidad y ella me devolvió una sonrisa en señal de disculpa por el comportamiento de su padre.
Después de ese intervalo de conversación “deportiva” durante la cena, que fue algo incómodo, el resto de velada fue amena. Cuando acabamos les ayude a recoger la mesa y cuando terminamos, Kate y yo fuimos a despedirnos.
- Sr., gracias por la cena, ha sido un verdadero placer el conocerlo – le dije tendiéndole la mano que él me agarro rápidamente para devolverme el saludo.
- Llámame Jim, creo que el placer ha sido mutuo muchacho…
- Papa, vamos a dar una vuelta, acuéstate, no sé a qué hora vendré, me llevo el teléfono, si necesitas algo.
- Perfecto cariño, pasadlo bien y cuidaros.
- Papa… - dijo Kate sonrojándose.
- Tenemos pendiente un partido– le dije para evitar el mal rollo del principio.
- Por supuesto… siempre serás bienvenido – dijo guiñándome un ojo.
- Gracias - dije y nos fuimos agarrados de la mano. Estaba feliz porque a pesar de cómo había empezado la cosa había acabado bien.
- ¿Todo bien? – me pregunto mirándome de reojo.
- Sí, aunque podías haber avisado antes… metí la pata nada más entrar.
- Tienes razón. Me asuste… no sabía cómo reaccionaría mi padre. Pero ya se sabe, un alcohólico lo es toda la vida, a pesar de no volver a beber – me explico Kate.
- Fue una buena forma de romper el hielo – bromee…
- Por cierto… siento el interrogatorio.
- No pasa nada… quiere lo mejor para ti, es normal, es tu padre. Aunque no creo haber dado la respuesta correcta, yo también me ofusque un poco, disculpa – dije parándome para mirarla a los ojos.
- No tienes que darme explicaciones. Te comprendo, acabamos de conocernos y yo no dejaría la Academia, así que ni me pidas perdón, ni te expliques, porque lo entiendo - dijo sonriéndome justo antes de besarme - vamos despacio, estamos empezando… Y por cierto ¿no has buscado una segunda opinión respeto a tu rodilla?
- En Europa me vieron muy bueno profesionales, el club quería lo mejor, les costó mucho quedarse sin mí.
- Si pero aquí… hay grandes profesionales también y muchos avances… quizá…
- No quiero estar rodeado de médicos otra vez – dije de forma contundente.
- ¿Aunque haya posibilidades de curación?
La solté y empecé a andar, aquel tema esa noche estaba acabando con mi templanza y sacando mi mal humor y no quería que me viera con un arranque de rabia y mucho menos, perder los papeles. Ella corriendo detrás de mí y cuando me cogió la mano de nuevo, le suplique que cambiáramos el tema.
- Kate… mejor vamos a dejarlo, por favor.
- Vale. Pero piénsalo… - insistió, pero preferí no responder a eso… como si no hubiera probado ya mil cosas en Europa, me costó mucho cerrar esa puerta de mi vida, como para ahora volver a las andadas y llevarme otra desilusión. Ya fue suficiente pasar por eso una vez, no precisa martirizarme de nuevo. El resto del camino fuimos en silencio, yo estaba triste y ella comprendió mi silencio.
Llegamos a mi casa y mientras ella tomo dirección al sofá, yo hice escala en la cocina para beber algo. Cuando me reuní con ella, me envolvió en sus brazos y sin pensarlo yo hice lo mismo.
- ¿Sabes? no dejo de pensar en el viernes. A veces pienso que mi padre tiene razón y no estoy preparada.
- ¡Ey! Decidas lo que decidas, tendrás mi apoyo, porque si de algo estoy seguro es que conseguirás cualquier cosa que te propongas, no seas negativa ahora, vas a ser la mejor.
- Gracias… por tu apoyo… pero no exageres - dijo riéndose.
- No exagero Kate, eres una mujer excepcional. Cada día descubro algo nuevo sobre ti y comprendo lo afortunado que soy porque formes parte de mi vida - intentó hablar, pero se lo impedí colocando un dedo sobre sus labios - estaba perdido cuando llegue aquí… no sabía qué hacer con mi vida. Y aun no lo he solucionado del todo, pero… pensé que estaría encerrado en mi habitación recordando día tras día aquella maldita tarde. Pero gracias a ti – me estaba emocionando y tuve que parar para tragar saliva y poder continuar - tú me has ayudado a dejar atrás todo eso… así que no exagero cuando dijo que serás la mejor.
- Rick, tú también me has ayudado mucho - dijo juntando sus labios sobre los míos - llegaste en el mejor momento… me hiciste creer en mi fuerza interior… me has dado el último empujón que necesitaba para cumplir mis sueños.
- Tú ya tenías todo eso Kate, yo solo te abrí los ojos para que lo vieras.
- Si pero… no sé si hubiera atrevido a hablar de nuevo con mi padre después de la discusión, tú me animaste y sé que seguramente, lo habría postergado de nuevo, como llevo haciendo años.
- Ha sido increíble lo que has hecho por ellos, pero ahora… ahora pequeña, te toca vivir a ti… te toca ser feliz… hacer lo que siempre has soñado hacer.
- ¿Y sabes lo que quiero ahora mismo?
- No – dije a pesar de hacerme una idea al ver el brillo de sus ojos.
- Quiero que me hagas el amor - dijo juntando de nuevo nuestros labios.
- Pues tus palabras son órdenes para mí, y a pesar de mi leve cojera ya a esas horas, la levante en brazos y entre sus risas, la lleve a mi habitación para amarla tal como ella me pedía.
CONTINUARÁ…
Bueno la cena no ha sido perfecta pero al final la han arreglado un poco. Bueno daros de nuevo las gracias a todos por leer y nos vemos el viernes con nuevo capítulo.
XXOO
Twitter: tamyalways
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo12
POV RICK
Estaba muerto de miedo, me sudaban las manos y no podía secármelas porque gracias a la fantástica idea de mi madre las tenía todas ocupadas. Cuando llegue a casa de Kate con algunos malabares conseguí llamar al timbre. En un momento, vino Kate abrir.
- Hola – dijo tímidamente. No sabía cómo reaccionar, si darle un beso o pasar. Estaba tan nervioso que temblaba y al intentar moverme, casi tiro las flores y el vino, ella lo noto y me quito la botella – cuidado.
- Disculpa, estoy algo histérico - dije entregándole el ramo de flores. Siete rosas por cada día que nos habíamos conocido… una semana, ¡cómo pasa el tiempo! y ya iba a conocer a su padre… una locura - también traigo vino para… - pero me callé al ver su cara, entonces apareció su padre.
- ¿Vais a quedaros ahí toda la noche? – pregunto sonriendo.
- Papa… - intento decir Kate
- Hola, disculpe, soy Rick… - dije a modo de saludo ofreciéndole la mano, antes me seque la mano con la chaqueta, porque entre nervios y flores, la llevaba algo pringosa.
- Encantado - dijo.
- He traído… - vino iba a decir pero Kate nos interrumpió.
- Será mejor que entremos ¿no? – dijo rápidamente… pensé que me interrumpió porque había metido la pata, pero me calle.
- Tranquilo Rick, todo está bien… solo es que he tenido problemas con la bebida y piensa que si veo esto - dijo señalando la botella – puedo volver a caer.
En ese instante pensé que quería que la tierra me tragara, era horrible. Aquel hombre era alcohólico y yo le traía como presente una botella de vino, si es que nos conocíamos poco y ya estábamos corriendo una maratón en cuanto a pasos establecidos para una relación. Menos mal que ese hombre no se lo tomo tan a pecho.
- ¡Dios! lo siento, no lo sabía, disculpe, yo… la verdad, es que no bebo, pero mi madre pensó que era una buena idea, y…
- ¡Ey! Tranquilo chico, tú no lo sabías. Anda… pasa que la cena se va a enfriar.
Trague saliva, porque sin entrar ya estaba cubierto de gloria… esa cena iba a ser un trance difícil de superar. No empezó bien la cosa, esperaba que no empeorara.
- Hola Rick – dijo Sophie bajando por las escaleras.
- Hola preciosa, te he traído flores - dije entregándole un ramillete de rosas de pitiminí.
- ¡Oh! gracias son muy bonitas ¿a qué si Katie? - dijo mientras se las mostraba y Kate sonrió antes de responder.
- Son preciosas cariño… ves a ponerlas en agua… venga te acompaño.
Las dos entraron en la cocina, mientras yo, seguí tras el padre de Kate, al comedor. Nos sentamos a la mesa, pues la cena ya estaba servida. Cuando vinieron las chicas, se acomodaron y Kate sirvió los platos. Todavía no había tenido tiempo de recrearme en ella y en lo guapa que estaba. Llevaba una camisa azul intenso con vaqueros, el pelo recogido y apenas llevaba maquillaje, esa mujer era hermosa, solo siendo ella, no precisaba de adornos o potingues.
- ¿Qué quieres tomar? – me pregunto, aun de pie sirviendo los platos.
- Agua está bien.
- Si os apetece podéis abrir el vino. Por mí no hay problema – dijo el Sr. Beckett.
- No, que va, si yo no bebo. Lo traje por mi madre según ella es lo que se debe llevar cuando se va a cenar a una casa particular. Pero yo no bebo, no nos lo permitían.
- ¿Ah no? – Pregunto curioso - ¿Por?
- Por mi trabajo – le aclare, pero sin dar muchos datos.
- Eres maestro me dijo Sophie, pero no sabía que os prohibieran en el colegio consumir alcohol.
- Sí, soy profesor, pero antes… era futbolista profesional – me costó decir eso de “antes”, aun dolía decir que eso era pasado. Mi vida anterior se murió, muy a mi pesar.
- ¿De los buenos? – pregunto sin notar como mi rostro se iba oscureciendo, aquello no era un tema que me gustara hablar, pero era el padre de Kate, debía ser correcto y educado.
- Me quede sin saberlo Sr. una lesión, interrumpió mi carrera cuando despegaba.
- Lo siento hijo… ¿Y no puedes volver? – Rick, relájate… me decía interiormente… para no contestar de forma abrupta a aquel pobre hombre que no tenía ninguna culpa de lo mío y el pobre tampoco sabía lo complicado que era para mí, hablar de aquel tema.
- No Sr. esta rodilla la tengo inservible – le respondí después de contar hasta diez interiormente… Otra pregunta y no sabía si conseguiría aguantar el tipo.
- Y si pudieras… ¿volverías? – yo estaba lejos de ahí en ese instante, a miles de kilómetros, en otro continente, en el momento en que me lesione y destroce mi vida. Ante mi silencio, insistió – ¿Y si tuviera solución? ¿Volverías?
- Claro… es mi sueño – dije todo lo sereno que pude, pero estaba a punto de explotar así que implore ayuda mirando a Kate, que comía sin decir una palabra. Aunque sabía porque me había interrogado su padre, quería saber mis intenciones. Kate era muy importante para mí, pero ser futbolista siempre fue mi sueño… ella mejor que nadie lo entendería, pues se encontraba en la misma tesitura que yo.
- ¿Entonces si te llamaran, volverías a Europa? – Preferí no contestar a eso, lo sentía mucho y no quería ser descortés frente a su invitación a cenar, pero aquello era un interrogatorio en toda regla… solo llevábamos juntos una semana.
- Papa… déjalo ya ¿vale? – dijo Kate intentando ayudarme.
- Solo quería saber cuál era su estabilidad… no es un niño… debe saber lo que quiere o no.
- Vera Sr. Ahora mismo no dispongo de mucha. Y usted está hablando de hipótesis imposible. Ahora soy maestro en un colegio, el colegio de su hija, y de momento, eso es todo.
- Pero no eres feliz.
- No siempre puede ser uno totalmente feliz. – si quería una explicación, se la iba a dar, de forma educada, pero se la daría – Porque cuando estaba cumpliendo mi sueño, cuando estaba en Europa, haciendo lo que más me gustaba, tampoco era totalmente feliz. Me faltaba mi gente, mi familia… allí solo entrenaba y jugaba, no salía, no vivía lo que un chico de mi edad tiene que vivir. Eso me enseño que uno no siempre tiene todo lo que quiere.
- En eso tienes razón… no se puede tener todo.
Kate estaba empezando a ponerse nerviosa, vio que yo había dejado de comer, que estaba estrujando la servilleta y que esta conversación me dolía, por lo que decidió intervenir.
- Papa, si has acabado el interrogatorio ¿podemos cambiar de tema por favor?
- ¡Ah! Si, por supuesto, no pretendía interrogar a Richard, lo siento. Que por cierto, quería agradecerte que hayas metido a mi hija en el equipo.
- ¡Oh! No hice nada Sr, solo pensé que era justo.
- Sinceramente, no comprendo por qué le gusta tanto ese deporte, ni donde lo ha aprendido, pero si a ella le gusta y le hace ilusión…
- En cierto modo, me recuerda a mí. No es un deporte que prolifere mucho en Estados Unidos.
- A Kate le gustaba el béisbol como a mí. No entiendo de fútbol.
- Imagínese la contradicción Sr., yo soy de aquí y nunca he ido a ver un partido de béisbol.
- ¡Dios mío! ¿Cómo puede ser eso posible chiquillo? no eres americano si no has visto o jugado nunca al béisbol.
- Puede ser – dije algo tocado en mi amor propio… pero entre gustos.
- Si quieres puedes acompañarnos al campo algún día.
- Me encantaría Sr. - dije intentando sonreír. Kate me interrogo con la mirada, quería que me sintiera bien y la verdad, que prefería ese tipo de conversación a la que habíamos tenido con anterioridad.
Aproveche para apretar su rodilla bajo la mesa para trasmitirle cierta tranquilidad y ella me devolvió una sonrisa en señal de disculpa por el comportamiento de su padre.
Después de ese intervalo de conversación “deportiva” durante la cena, que fue algo incómodo, el resto de velada fue amena. Cuando acabamos les ayude a recoger la mesa y cuando terminamos, Kate y yo fuimos a despedirnos.
- Sr., gracias por la cena, ha sido un verdadero placer el conocerlo – le dije tendiéndole la mano que él me agarro rápidamente para devolverme el saludo.
- Llámame Jim, creo que el placer ha sido mutuo muchacho…
- Papa, vamos a dar una vuelta, acuéstate, no sé a qué hora vendré, me llevo el teléfono, si necesitas algo.
- Perfecto cariño, pasadlo bien y cuidaros.
- Papa… - dijo Kate sonrojándose.
- Tenemos pendiente un partido– le dije para evitar el mal rollo del principio.
- Por supuesto… siempre serás bienvenido – dijo guiñándome un ojo.
- Gracias - dije y nos fuimos agarrados de la mano. Estaba feliz porque a pesar de cómo había empezado la cosa había acabado bien.
- ¿Todo bien? – me pregunto mirándome de reojo.
- Sí, aunque podías haber avisado antes… metí la pata nada más entrar.
- Tienes razón. Me asuste… no sabía cómo reaccionaría mi padre. Pero ya se sabe, un alcohólico lo es toda la vida, a pesar de no volver a beber – me explico Kate.
- Fue una buena forma de romper el hielo – bromee…
- Por cierto… siento el interrogatorio.
- No pasa nada… quiere lo mejor para ti, es normal, es tu padre. Aunque no creo haber dado la respuesta correcta, yo también me ofusque un poco, disculpa – dije parándome para mirarla a los ojos.
- No tienes que darme explicaciones. Te comprendo, acabamos de conocernos y yo no dejaría la Academia, así que ni me pidas perdón, ni te expliques, porque lo entiendo - dijo sonriéndome justo antes de besarme - vamos despacio, estamos empezando… Y por cierto ¿no has buscado una segunda opinión respeto a tu rodilla?
- En Europa me vieron muy bueno profesionales, el club quería lo mejor, les costó mucho quedarse sin mí.
- Si pero aquí… hay grandes profesionales también y muchos avances… quizá…
- No quiero estar rodeado de médicos otra vez – dije de forma contundente.
- ¿Aunque haya posibilidades de curación?
La solté y empecé a andar, aquel tema esa noche estaba acabando con mi templanza y sacando mi mal humor y no quería que me viera con un arranque de rabia y mucho menos, perder los papeles. Ella corriendo detrás de mí y cuando me cogió la mano de nuevo, le suplique que cambiáramos el tema.
- Kate… mejor vamos a dejarlo, por favor.
- Vale. Pero piénsalo… - insistió, pero preferí no responder a eso… como si no hubiera probado ya mil cosas en Europa, me costó mucho cerrar esa puerta de mi vida, como para ahora volver a las andadas y llevarme otra desilusión. Ya fue suficiente pasar por eso una vez, no precisa martirizarme de nuevo. El resto del camino fuimos en silencio, yo estaba triste y ella comprendió mi silencio.
Llegamos a mi casa y mientras ella tomo dirección al sofá, yo hice escala en la cocina para beber algo. Cuando me reuní con ella, me envolvió en sus brazos y sin pensarlo yo hice lo mismo.
- ¿Sabes? no dejo de pensar en el viernes. A veces pienso que mi padre tiene razón y no estoy preparada.
- ¡Ey! Decidas lo que decidas, tendrás mi apoyo, porque si de algo estoy seguro es que conseguirás cualquier cosa que te propongas, no seas negativa ahora, vas a ser la mejor.
- Gracias… por tu apoyo… pero no exageres - dijo riéndose.
- No exagero Kate, eres una mujer excepcional. Cada día descubro algo nuevo sobre ti y comprendo lo afortunado que soy porque formes parte de mi vida - intentó hablar, pero se lo impedí colocando un dedo sobre sus labios - estaba perdido cuando llegue aquí… no sabía qué hacer con mi vida. Y aun no lo he solucionado del todo, pero… pensé que estaría encerrado en mi habitación recordando día tras día aquella maldita tarde. Pero gracias a ti – me estaba emocionando y tuve que parar para tragar saliva y poder continuar - tú me has ayudado a dejar atrás todo eso… así que no exagero cuando dijo que serás la mejor.
- Rick, tú también me has ayudado mucho - dijo juntando sus labios sobre los míos - llegaste en el mejor momento… me hiciste creer en mi fuerza interior… me has dado el último empujón que necesitaba para cumplir mis sueños.
- Tú ya tenías todo eso Kate, yo solo te abrí los ojos para que lo vieras.
- Si pero… no sé si hubiera atrevido a hablar de nuevo con mi padre después de la discusión, tú me animaste y sé que seguramente, lo habría postergado de nuevo, como llevo haciendo años.
- Ha sido increíble lo que has hecho por ellos, pero ahora… ahora pequeña, te toca vivir a ti… te toca ser feliz… hacer lo que siempre has soñado hacer.
- ¿Y sabes lo que quiero ahora mismo?
- No – dije a pesar de hacerme una idea al ver el brillo de sus ojos.
- Quiero que me hagas el amor - dijo juntando de nuevo nuestros labios.
- Pues tus palabras son órdenes para mí, y a pesar de mi leve cojera ya a esas horas, la levante en brazos y entre sus risas, la lleve a mi habitación para amarla tal como ella me pedía.
CONTINUARÁ…
Bueno la cena no ha sido perfecta pero al final la han arreglado un poco. Bueno daros de nuevo las gracias a todos por leer y nos vemos el viernes con nuevo capítulo.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
11.18.2015 06:34:10
que cena ufff, menos mal no paso a mayores...porfis continua ...
que cena ufff, menos mal no paso a mayores...porfis continua ...
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
la cena poco mas y sale muuuuuuuuuuuy mal, gracias al autocontrol de Rick...
y respecto al detalle, tengo ahí una opción pero tampoco es segura, voy a tener que volver a leerme el fic para ver si lo veo...
me gusta muuuucho
y respecto al detalle, tengo ahí una opción pero tampoco es segura, voy a tener que volver a leerme el fic para ver si lo veo...
me gusta muuuucho
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Capítulo 13
Buenos días, os dejo un nuevo capítulo. Aviso de capítulo para adultos
También quería deciros que estoy planeando hacer un fic sobre la octava temporada empezando a partir del capítulo 7. ¿Qué opináis?
Gracias a todos por vuestros mensajes y a mi compi por supuesto gracias a ella.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 13
POV KATE
Me agarré con fuerzas a su cuello y con mis piernas, me envolví a su cintura mientras nos levantaba a ambos del sofá para llevarnos a la cama. En el camino, mordisqueaba el lóbulo de su oreja, sin saber el motivo exacto, pero me encantaba hacerlo, lo encontraba tan suave… lo curioso, y que no sabía, era que a él eso le ponía tanto, porque no paraba de decirme que parara. Recibimos algunos golpes por la urgencia del momento, pero eso solo nos hacia reír, más que molestarnos.
Cuando llegamos a nuestro destino, me dejo caer suavemente sobre la cama y su mirada era como la de un felino a punto de atacar a su presa… y me gustó tanto que me mirara así… me hizo sentir tan deseada en esos ojos azules, oscurecidos por el momento.
Se quitó la camisa con parsimonia y sin dejar de mirarme, queriendo seducirme, sin saber que ese territorio estaba conquistado. Mi cuerpo era como un imán atraído por el suyo, precisaba de su tacto, devorarlo con mis labios para conquistarlo definitivamente. Nunca sentí esa atracción en mí.
Cuando acabo con los botones, se la dejó abierta la prenda, dejándome ver su torso desnudo donde se hallaba la almohada más cómoda que nunca tuve. Se acercó a mí, despacio, provocador, tumbándose sobre mí, mientras yo me dejaba caer. Sus labios me devoraban haciéndome caer hacia atrás, mientras mi respiración se interrumpía con sus arrebatos de pasión incontenible. Nos separamos despacio, para conseguir un poco de ese bien tan preciado, el oxígeno, pero sonriendo, pletóricos y ansiosos por el momento que se acercaba. Nos divertíamos y eso era mejor que el sexo en sí, estábamos tan implicados en el momento que nuestra mente racional se alejó de nosotros para dejar paso al niño interior, ese que investiga, toca y huele sin pensar en mañana.
- ¿Dime que deseas cariño? Hoy soy tu esclavo - pregunta sin dejar de mirarme intensamente.
- Pensé que era yo la que te iba a seducir.
- Hoy tu eres mi diosa, pide por tu preciosa boquita que serás recompensada, quiero que grites mi nombre mientras te hago disfrutar como nunca nadie lo ha hecho, quiero oírte suspirar y gemir por mis caricias, que me ruegues que te haga mía. Así que dime, ¿qué es lo que quiere señorita? – me dijo al oído mientras mis manos se perdían en los lugares más escondidos de su ser.
- A ti Rick… te quiero a ti – le respondí, lo que él no conocía era la interpretación más pura y dura de mis palabras. Lo quería a él, si, le quería, no lo busque, ni tampoco me dedique a enamorarlo, pero él consiguió hacerse con mi corazón, con mi vida, se adueñó de todo mí ser sin pedir permiso, sin quererlo. Lo nuestro no era solo sexo, no era solo diversión o pasión, era amor. Ese sentimiento tan puro que puede destrozarte o envolverte en sus brazos para los restos, ese amor del que no puedes escapar, porque te ha poseído y no te deja rastro de quien eras antes, pues todo lo cubre y protege. Pero ese amor del que estoy hablando, también puede destrozarte, porque no te queda ni un ápice de amor propio, solo puedes pensar por y para el otro.
Ante mi respuesta, Rick aprisiono mis labios con fuerza y dejo allí todo su ser, consiguiendo que el mío se entregara. Ningún otro hombre consiguió hacerme suya con esa imperiosa necesidad, esa que solo hace que te sientas entero si el otro está contigo.
Su boca fue dejando un reguero de pequeños mordiscos, que el mismo cubría con su lengua al instante, y mi cuerpo reaccionaba con una agitación que me superaba. Mi corazón se aceleraba, mi piel se enrojecía y mi interior empezaba a segregar esa humedad tan especial que lo recibía cuando los dos éramos uno. Se levantó lo justo quitar los últimos obstáculos que nos impedían sentir nuestras pieles, la camisa y el sujetador salieron volando, dejando mis pechos preparados para recibir sus caricias. Pero antes, sus ojos volvieron a trasmitirme su veneración. Disfrutaba de verme, se notaba que nunca tenía suficiente de mí y eso precisamente me hacía sentir querida, especial, única para sus ojos.
Su boca se adueñó de uno de mis pechos colmándolo de cariño, de atención hasta que reacciono a sus juegos, mientras su mano intentaba lo mismo con el otro. Yo me retorcía de placer, suspirando y gimiendo. Estaba a punto de acabar y aquello no había hecho más que empezar, quería sentirlo parte de mí, necesitaba de sus caricias, de su ser para sentirme entera. Le empuje para deshacerme de los vaqueros, pero no lo conseguí, pero él comprendió mi necesidad y poco a poco bajo por mi vientre, dejando mordiscos, lamiendo, soplando y todo mi ser es anticipación por el momento que se acerca.
Y deshace el cierre de mis pantalones, liberándome de ellos, pero dejando el tanga que llevo puesto. Ese queda en su lugar tapando un pequeño espacio de piel, pero dejando al aire el resto de mi anatomía. Me mira y se sonríe pícaro, sabiendo lo que va a divertirse con esa prenda.
Baja su cara a mis muslos, los muerde haciéndome gemir fuertemente. Colocó mi mano sobre su pelo tirando hacia donde lo necesito y lo veo sonreír con autosuficiencia pero me da igual, este es el momento, lo necesito ya y si tuviera que suplicar por su contacto, lo haría, porque me hace falta sentirlo, notarlo...
Con un soplido hizo que todo mi ser temblara y algo latiera muy dentro de mí, subiendo y subiendo como si quisiera explotar. Con un roce, aparto el minúsculo trozo de tela y miro su conquista, para después enfocar su visión en mis ojos, mientras su lengua se deleitaba de mi humedad, recorrió todos y cada uno de mis pliegues mientras mi respiración se hacía más y más rápida, resoplando y suplicando que no parara con aquella maravillosa tortura. Me agarre con fuerza a las sábanas de la cama para soportar el momento. Sintiendo su sonrisa, me veía tan débil ante su contacto…
Chupo y mordió todo cuando hallaba a su paso. Podía notar su aliento, sus labios, su lengua y quedaba muy poquito, estaba cada vez más y más cerca del final de aquella guerra sin perdedores. Y de repente, uno de sus dedos me invadió, fue tan superior a mí la sensación, que me retorcí mientras su boca seguía mortificándome.
Cuando note que otro de sus dedos intentaba entrar. Me retorcí ante su insistencia y su boca siguió y siguió, atacando mi punto más sensible que se rindió a sus caricias, y grite al comprobar que mi cuerpo se había sometido definitivamente. Atrape sus dedos con las convulsiones que me avasallaron y sentí ese cosquilleo, esa tensión que me recorría todo mi ser, hasta explosionar y sacudirme en un temblor desgarrador que relajo finalmente todas mis terminaciones nerviosas.
Intente recuperarme… recobrar el aliento. Que mis dedos enrojecidos volvieran a disfrutar de su circulación después de apresar la sabana entre ellos. Que mis piernas, dejaran el temblor que las sacudió durante unos segundos y al abrir los ojos, lo vi allí, entre mis piernas con una sonrisa triunfal que llenaba todo su rostro.
Y me sentí preparada para él, para recibirlo en mi interior. Y con las pocas fuerzas que conseguí recuperar en esos segundos tire de él, haciéndolo caer sobre mi pecho besando ese rostro precioso que acaba de regalarme uno de los orgasmos más pletóricos de mi vida.
Me saboree en su boca y eso me excito de nuevo. Lo bese sin dejar de acariciar su espalda, y todo cuanto tenia a mi alcance, mientras mis manos iban deshaciéndose de todo cuando encontraba a mi paso y me estorbaba.
- Rick te necesito ya dentro de mí - le dije casi suplicante.
Se levantó y poco a poco fue quitándose los pantalones y calzoncillos e intente hacer lo mismo deshaciéndome de mi tanga.
- No, por favor… déjatelo puesto… me encanta – dijo con la voz trémula por el deseo. Lo que me saco una sonrisa mientras le contemplaba apoyada sobre mis codos.
Se acercó, ya sin barreras y le bese de nuevo, pasando mis manos por su piel hasta agarrarle las nalgas. Le empuje contra mí y pude notar su erección sobre mi estómago, fuerte, latiente, esperando su momento.
Me apetecía llevar las riendas a mí y le di la vuelta, hasta tenerlo a mi merced con su espalda apoyada en la cama, me monte sobre él y divise unos preservativos encima de la mesita. Rompí el envoltorio de uno de ellos y se lo coloque con sumo cuidado. Me sentía observada, pero cuando mire sus ojos, lo que encontré, fue veneración por mis movimientos.
Estaba juguetón y cuando inicie el descenso sobre él, acabe con mi espalda de nuevo sobre el colchón. En un rápido movimiento, estaba dentro de mí y sus ojos no dejaban lugar a dudas, se sentía feliz, disfrutando, a gusto. No quise perder ni un solo detalle de su rostro mientras disfrutaba, mientras me hacía suya de nuevo. Pero en ese instante paro sus movimientos, intente moverme yo, pero no me lo permitió. Con mis largas piernas le envolví la cintura para acercarme, lo conseguí y volví a relajarme consiguiendo así la fricción que necesitaba. Lo estaba haciendo adrede, para que no pasara todo tan rápido, pero yo estaba ya de nuevo en la recta final.
Con un último impulso suyo y mío note la montaña rusa de mis sensaciones ascendiendo hasta lo más alto, pero quería que los dos experimentáramos el estallido final juntos por lo que le bese, mordí, el cuello y su oreja, para luego apretar más y más fuerte las piernas alrededor de su cintura, consiguiendo más profundidad en el movimiento.
Su rostro se contrajo y cerrando los ojos grito mi nombre, tensándose y finalmente relajándose sobre mí y suspirando al tiempo que me besaba. Nunca conseguí una compenetración tal con una pareja, pero escucharle gritar mi nombre, ha sido tan espectacular que suplique al cielo no olvidar nunca ese momento.
Y ambos quedamos desnudos, tumbados uno al lado de los otros exhaustos por lo que acabamos de vivir, de sentir, de experimentar. Al rato se levantó y se deshizo del preservativo mientras yo aún intentaba recuperar mi acelerado aliento. Cuando volvió a mi lado, me beso despacio y en esa placidez del después llega el rumor de su voz en mi oído.
- ¿Te ha gustado? – pregunta, aun dudando del maravilloso momento que acabábamos de compartir.
- Me ha encantado. Ha sido increíble. Pero otra noche me toca a mí.
- No importa, me gusta dar, y si eres tú quien recibe… todo es poco.
- Pero quiero… yo también disfruto viéndote disfrutar a ti – intente explicarle.
- Somos muy buenos los dos juntos en esto – dijo sonriéndome con picardía y no pude evitar reírme.
- No… no estamos nada mal – le confirme
- Cuando te vayas será muy dura la espera… ahora que me acostumbre a tenerte, me harás mucha falta.
- Espero que no te vayas con otra – le dije bromeando. Sabía que él no era ese tipo de personas… o por lo menos no me lo parecía.
- Eso nunca… solo que cuando vengas no sé si te dejaré salir de la cama.
- No tengo ninguna objeción a eso - le contestó sonriendo mientras lo vuelvo a besar.
Y nos acomodamos, ambos desnudos y abrazados sintiéndonos piel con piel. Y ahora en ese instante supe que merecerá la pena intentarlo. No sabía si saldría bien o no pero sí que merecería la pena cada minuto que le dedicara a esta relación… sabía que me dejaría cosas que nunca querría olvidar.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por llegar hasta aquí. Aún queda mucha historia pero parece que los tortolitos van muy bien.
Bueno espero vuestros comentarios y nos vemos mañana con un nuevo capítulo.
XXOO
Twitter: tamyalways
También quería deciros que estoy planeando hacer un fic sobre la octava temporada empezando a partir del capítulo 7. ¿Qué opináis?
Gracias a todos por vuestros mensajes y a mi compi por supuesto gracias a ella.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 13
POV KATE
Me agarré con fuerzas a su cuello y con mis piernas, me envolví a su cintura mientras nos levantaba a ambos del sofá para llevarnos a la cama. En el camino, mordisqueaba el lóbulo de su oreja, sin saber el motivo exacto, pero me encantaba hacerlo, lo encontraba tan suave… lo curioso, y que no sabía, era que a él eso le ponía tanto, porque no paraba de decirme que parara. Recibimos algunos golpes por la urgencia del momento, pero eso solo nos hacia reír, más que molestarnos.
Cuando llegamos a nuestro destino, me dejo caer suavemente sobre la cama y su mirada era como la de un felino a punto de atacar a su presa… y me gustó tanto que me mirara así… me hizo sentir tan deseada en esos ojos azules, oscurecidos por el momento.
Se quitó la camisa con parsimonia y sin dejar de mirarme, queriendo seducirme, sin saber que ese territorio estaba conquistado. Mi cuerpo era como un imán atraído por el suyo, precisaba de su tacto, devorarlo con mis labios para conquistarlo definitivamente. Nunca sentí esa atracción en mí.
Cuando acabo con los botones, se la dejó abierta la prenda, dejándome ver su torso desnudo donde se hallaba la almohada más cómoda que nunca tuve. Se acercó a mí, despacio, provocador, tumbándose sobre mí, mientras yo me dejaba caer. Sus labios me devoraban haciéndome caer hacia atrás, mientras mi respiración se interrumpía con sus arrebatos de pasión incontenible. Nos separamos despacio, para conseguir un poco de ese bien tan preciado, el oxígeno, pero sonriendo, pletóricos y ansiosos por el momento que se acercaba. Nos divertíamos y eso era mejor que el sexo en sí, estábamos tan implicados en el momento que nuestra mente racional se alejó de nosotros para dejar paso al niño interior, ese que investiga, toca y huele sin pensar en mañana.
- ¿Dime que deseas cariño? Hoy soy tu esclavo - pregunta sin dejar de mirarme intensamente.
- Pensé que era yo la que te iba a seducir.
- Hoy tu eres mi diosa, pide por tu preciosa boquita que serás recompensada, quiero que grites mi nombre mientras te hago disfrutar como nunca nadie lo ha hecho, quiero oírte suspirar y gemir por mis caricias, que me ruegues que te haga mía. Así que dime, ¿qué es lo que quiere señorita? – me dijo al oído mientras mis manos se perdían en los lugares más escondidos de su ser.
- A ti Rick… te quiero a ti – le respondí, lo que él no conocía era la interpretación más pura y dura de mis palabras. Lo quería a él, si, le quería, no lo busque, ni tampoco me dedique a enamorarlo, pero él consiguió hacerse con mi corazón, con mi vida, se adueñó de todo mí ser sin pedir permiso, sin quererlo. Lo nuestro no era solo sexo, no era solo diversión o pasión, era amor. Ese sentimiento tan puro que puede destrozarte o envolverte en sus brazos para los restos, ese amor del que no puedes escapar, porque te ha poseído y no te deja rastro de quien eras antes, pues todo lo cubre y protege. Pero ese amor del que estoy hablando, también puede destrozarte, porque no te queda ni un ápice de amor propio, solo puedes pensar por y para el otro.
Ante mi respuesta, Rick aprisiono mis labios con fuerza y dejo allí todo su ser, consiguiendo que el mío se entregara. Ningún otro hombre consiguió hacerme suya con esa imperiosa necesidad, esa que solo hace que te sientas entero si el otro está contigo.
Su boca fue dejando un reguero de pequeños mordiscos, que el mismo cubría con su lengua al instante, y mi cuerpo reaccionaba con una agitación que me superaba. Mi corazón se aceleraba, mi piel se enrojecía y mi interior empezaba a segregar esa humedad tan especial que lo recibía cuando los dos éramos uno. Se levantó lo justo quitar los últimos obstáculos que nos impedían sentir nuestras pieles, la camisa y el sujetador salieron volando, dejando mis pechos preparados para recibir sus caricias. Pero antes, sus ojos volvieron a trasmitirme su veneración. Disfrutaba de verme, se notaba que nunca tenía suficiente de mí y eso precisamente me hacía sentir querida, especial, única para sus ojos.
Su boca se adueñó de uno de mis pechos colmándolo de cariño, de atención hasta que reacciono a sus juegos, mientras su mano intentaba lo mismo con el otro. Yo me retorcía de placer, suspirando y gimiendo. Estaba a punto de acabar y aquello no había hecho más que empezar, quería sentirlo parte de mí, necesitaba de sus caricias, de su ser para sentirme entera. Le empuje para deshacerme de los vaqueros, pero no lo conseguí, pero él comprendió mi necesidad y poco a poco bajo por mi vientre, dejando mordiscos, lamiendo, soplando y todo mi ser es anticipación por el momento que se acerca.
Y deshace el cierre de mis pantalones, liberándome de ellos, pero dejando el tanga que llevo puesto. Ese queda en su lugar tapando un pequeño espacio de piel, pero dejando al aire el resto de mi anatomía. Me mira y se sonríe pícaro, sabiendo lo que va a divertirse con esa prenda.
Baja su cara a mis muslos, los muerde haciéndome gemir fuertemente. Colocó mi mano sobre su pelo tirando hacia donde lo necesito y lo veo sonreír con autosuficiencia pero me da igual, este es el momento, lo necesito ya y si tuviera que suplicar por su contacto, lo haría, porque me hace falta sentirlo, notarlo...
Con un soplido hizo que todo mi ser temblara y algo latiera muy dentro de mí, subiendo y subiendo como si quisiera explotar. Con un roce, aparto el minúsculo trozo de tela y miro su conquista, para después enfocar su visión en mis ojos, mientras su lengua se deleitaba de mi humedad, recorrió todos y cada uno de mis pliegues mientras mi respiración se hacía más y más rápida, resoplando y suplicando que no parara con aquella maravillosa tortura. Me agarre con fuerza a las sábanas de la cama para soportar el momento. Sintiendo su sonrisa, me veía tan débil ante su contacto…
Chupo y mordió todo cuando hallaba a su paso. Podía notar su aliento, sus labios, su lengua y quedaba muy poquito, estaba cada vez más y más cerca del final de aquella guerra sin perdedores. Y de repente, uno de sus dedos me invadió, fue tan superior a mí la sensación, que me retorcí mientras su boca seguía mortificándome.
Cuando note que otro de sus dedos intentaba entrar. Me retorcí ante su insistencia y su boca siguió y siguió, atacando mi punto más sensible que se rindió a sus caricias, y grite al comprobar que mi cuerpo se había sometido definitivamente. Atrape sus dedos con las convulsiones que me avasallaron y sentí ese cosquilleo, esa tensión que me recorría todo mi ser, hasta explosionar y sacudirme en un temblor desgarrador que relajo finalmente todas mis terminaciones nerviosas.
Intente recuperarme… recobrar el aliento. Que mis dedos enrojecidos volvieran a disfrutar de su circulación después de apresar la sabana entre ellos. Que mis piernas, dejaran el temblor que las sacudió durante unos segundos y al abrir los ojos, lo vi allí, entre mis piernas con una sonrisa triunfal que llenaba todo su rostro.
Y me sentí preparada para él, para recibirlo en mi interior. Y con las pocas fuerzas que conseguí recuperar en esos segundos tire de él, haciéndolo caer sobre mi pecho besando ese rostro precioso que acaba de regalarme uno de los orgasmos más pletóricos de mi vida.
Me saboree en su boca y eso me excito de nuevo. Lo bese sin dejar de acariciar su espalda, y todo cuanto tenia a mi alcance, mientras mis manos iban deshaciéndose de todo cuando encontraba a mi paso y me estorbaba.
- Rick te necesito ya dentro de mí - le dije casi suplicante.
Se levantó y poco a poco fue quitándose los pantalones y calzoncillos e intente hacer lo mismo deshaciéndome de mi tanga.
- No, por favor… déjatelo puesto… me encanta – dijo con la voz trémula por el deseo. Lo que me saco una sonrisa mientras le contemplaba apoyada sobre mis codos.
Se acercó, ya sin barreras y le bese de nuevo, pasando mis manos por su piel hasta agarrarle las nalgas. Le empuje contra mí y pude notar su erección sobre mi estómago, fuerte, latiente, esperando su momento.
Me apetecía llevar las riendas a mí y le di la vuelta, hasta tenerlo a mi merced con su espalda apoyada en la cama, me monte sobre él y divise unos preservativos encima de la mesita. Rompí el envoltorio de uno de ellos y se lo coloque con sumo cuidado. Me sentía observada, pero cuando mire sus ojos, lo que encontré, fue veneración por mis movimientos.
Estaba juguetón y cuando inicie el descenso sobre él, acabe con mi espalda de nuevo sobre el colchón. En un rápido movimiento, estaba dentro de mí y sus ojos no dejaban lugar a dudas, se sentía feliz, disfrutando, a gusto. No quise perder ni un solo detalle de su rostro mientras disfrutaba, mientras me hacía suya de nuevo. Pero en ese instante paro sus movimientos, intente moverme yo, pero no me lo permitió. Con mis largas piernas le envolví la cintura para acercarme, lo conseguí y volví a relajarme consiguiendo así la fricción que necesitaba. Lo estaba haciendo adrede, para que no pasara todo tan rápido, pero yo estaba ya de nuevo en la recta final.
Con un último impulso suyo y mío note la montaña rusa de mis sensaciones ascendiendo hasta lo más alto, pero quería que los dos experimentáramos el estallido final juntos por lo que le bese, mordí, el cuello y su oreja, para luego apretar más y más fuerte las piernas alrededor de su cintura, consiguiendo más profundidad en el movimiento.
Su rostro se contrajo y cerrando los ojos grito mi nombre, tensándose y finalmente relajándose sobre mí y suspirando al tiempo que me besaba. Nunca conseguí una compenetración tal con una pareja, pero escucharle gritar mi nombre, ha sido tan espectacular que suplique al cielo no olvidar nunca ese momento.
Y ambos quedamos desnudos, tumbados uno al lado de los otros exhaustos por lo que acabamos de vivir, de sentir, de experimentar. Al rato se levantó y se deshizo del preservativo mientras yo aún intentaba recuperar mi acelerado aliento. Cuando volvió a mi lado, me beso despacio y en esa placidez del después llega el rumor de su voz en mi oído.
- ¿Te ha gustado? – pregunta, aun dudando del maravilloso momento que acabábamos de compartir.
- Me ha encantado. Ha sido increíble. Pero otra noche me toca a mí.
- No importa, me gusta dar, y si eres tú quien recibe… todo es poco.
- Pero quiero… yo también disfruto viéndote disfrutar a ti – intente explicarle.
- Somos muy buenos los dos juntos en esto – dijo sonriéndome con picardía y no pude evitar reírme.
- No… no estamos nada mal – le confirme
- Cuando te vayas será muy dura la espera… ahora que me acostumbre a tenerte, me harás mucha falta.
- Espero que no te vayas con otra – le dije bromeando. Sabía que él no era ese tipo de personas… o por lo menos no me lo parecía.
- Eso nunca… solo que cuando vengas no sé si te dejaré salir de la cama.
- No tengo ninguna objeción a eso - le contestó sonriendo mientras lo vuelvo a besar.
Y nos acomodamos, ambos desnudos y abrazados sintiéndonos piel con piel. Y ahora en ese instante supe que merecerá la pena intentarlo. No sabía si saldría bien o no pero sí que merecería la pena cada minuto que le dedicara a esta relación… sabía que me dejaría cosas que nunca querría olvidar.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por llegar hasta aquí. Aún queda mucha historia pero parece que los tortolitos van muy bien.
Bueno espero vuestros comentarios y nos vemos mañana con un nuevo capítulo.
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
Yo soy fan de todo lo que escribes asi que adelante....
El capi maravilloso... Que mal lo van a pasar cuando entre en la academia...
El capi maravilloso... Que mal lo van a pasar cuando entre en la academia...
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: Lo que hay detrás de los sueños-Tamyalways (Final subido)
11.20.2015 06:38:14
que capitulazo...definitivamente no entido como van hacer cuando kate se vaya...que mejor forma de terminar una cena...eso es amor genuino...continua super pronto ..claro que me encantaria leer una historia tuyo de la octava temporada...asi que aqui ya tienes una seguidora sin empezar a publicarla todavia...pero ya me sembraste el bichito de desear leerla ojala la publiques pronto....y ya te sigo en twitter
que capitulazo...definitivamente no entido como van hacer cuando kate se vaya...que mejor forma de terminar una cena...eso es amor genuino...continua super pronto ..claro que me encantaria leer una historia tuyo de la octava temporada...asi que aqui ya tienes una seguidora sin empezar a publicarla todavia...pero ya me sembraste el bichito de desear leerla ojala la publiques pronto....y ya te sigo en twitter
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Capítulo 14
Buenos días, llegó el día de la despedida veremos cómo lo afrontan y como pasan el tiempo esperando para reencontrarse. Gracias a todos por vuestros mensajes sois increíbles.
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 14
El día de la entrada de Kate en la Academia.
POV RICK
Estaba en el entrenamiento y Sophie no vino, obviamente quería despedir a su hermana. Y si, le tenía envidia a esa pequeña, ella no perdía nada dejando el entreno. Yo podía perder mi trabajo. Me hubiera encantado estar ahí junto a ellas antes de que se fuera. Llegaría a tiempo para despedirnos, aunque no de la forma que hubiera querido, algo más privado, más para nosotros. Quizás invitarla a comer juntos para decirle que la esperaría, estaría ahí, no se libraría de mí tan fácilmente.
Mire el reloj mil veces, pero se empeñó en quedarse quieto, no se movía y yo empezaba a inquietarme, a ponerme nervioso. Y cuando parecía que el tiempo reglamentario llego a su fin, alguien me llamó.
- Rick, hola... soy yo, Rick - cuando me giré me encontré con Gina corriendo hacia mí de forma presumida, con sus tacones clavándose en el césped, pero, en este momento, yo no estaba para ella. Ni para ella, ni para nadie que no fuera Kate, no estaba de humor para consentir que me comiera la oreja con cosas “urgentes” según ella, del colegio, del equipo, ni de nada. Por muy jefa de estudios del colegio que fuera.
- Hola Gina – dije intentando sonreír, a pesar de mis ganas de salir volando, era mi jefa.
- ¿Podemos hablar un momento? – pregunto seria, eso me hizo parar mi huida y escucharla, ante todo educación Rick, me dije a mi mismo intentando infundirme serenidad.
- Claro - dije maldiciendo interiormente – dime, soy todo oídos.
- No hace falta hablar aquí de pie, donde todo el mundo puede vernos – dijo sonriendo de forma picara y riéndose como si esa conversación fuera lo más natural del mundo - Había pensado que podíamos tomar un café mientras…
- Lo siento Gina, pero es que… he quedado. Aunque si es importante, podemos hablar de ello más tarde.
- No solo quería charlar un rato, saber cómo te va, como está siendo tu adaptación con los chicos y eso – dijo sin dejar de tocarse el pelo de forma coqueta mientras sonreía enseñándome sus blancos dientes.
- Bien, bastante bien, la verdad – era cierto, me encontraba a gusto con los chicos y creía poder hacer grandes cosas con ellos y para ellos - Mejor de lo que pensaba.
- ¡Oh! Me alegro mucho, es una suerte que pienses eso. Imagino que estarás listo para el partido el domingo ¿Verdad?
- Claro, ellos van a divertirse, eso es lo importante aquí – No quería que esos niños estuvieran sometidos a un estrés inútil, no pensaba infundirles miedo, pasara lo que pasara, esas criaturas se lo pasarían genial, conseguiría que se divirtieran y con eso me conformaba, los resultados, ahora mismo, no tenían importancia. Con el tiempo, se hablaría de ellos, por ahora, no quería ni pensarlo siquiera.
- Bien… entonces estaré allí. Podríamos quedar después del partido para celebrar el estreno del equipo.
- No sé si podre, pero ya te aviso - dije volviendo a mirar el reloj. Si no me daba prisa acabaría sin poder despedirme - ahora lo siento, pero tengo que irme, ya llego tarde - dije dejándola allí en medio del campo sola.
Quería correr, pero mi rodilla se negó, por lo que ande todo lo deprisa que me dejo. Cogí el coche y salí rumbo… ¿A casa de Kate? Ya se habrían ido a la Academia suplicaba pillarlos a tiempo… que me permitieran despedirme, por lo menos. Estuvimos retrasando el momento, alargándolo, suplicando para que no llegara el temido instante.
Aceleré mi vehículo todo lo posible, estaba ofuscado por el maldito tráfico. Parecía que todo el mundo había decidido salir en ese momento. Estaba llegando, estaba muy cerca, y entonces la vi. Allí estaba en la puerta, abrazada a Sophie con su padre cerca mirando la escena a punto de ceder a las lágrimas. Deje el coche en doble fila junto delante de la puerta para darme más prisa, me arriesgaba, sobre todo por estar donde estaba, frente a la internado donde se formaba la policía, pero era una situación extrema, tenía que llegar a costa de lo que fuera.
Baje e intente llegar a ellos corriendo pero después de todo el día trabajando, mi rodilla no me permitía ningún exceso. Vi como soltaba a Sophie, se daba la vuelta y se dirigía al interior. La rodilla empezó a fallar y a soltar una especie de descargas eléctricas que me sacudían por completo, pero me daba igual… si entraba y no conseguía despedirme no me lo perdonaría nunca, debía conseguirlo.
- Kate - grité casi sin aliento y justo a tiempo se dio la vuelta. Cuando me vio, sus labios se curvaron en una sonrisa preciosa, que decidí guardar en mi memoria para usar durante ese periodo de separación, me haría falta.
- Hola - dijo cuando llegue a su lado. Intente recuperar el aliento, pero el dolor era casi insoportable.
- Respira - dijo riendo.
- Pensé que no llegaba… - no quería asustarla… pero esa carrera iba a valerme dos días bien malos a base de calmantes.
- Pues casi, pero me alegro de que hayas logrado.
- Ha sido una odisea - le dije intentando reír y sin dejarme hablar más, me abrazo y yo me permití envolverla en mis brazos, eso me hizo poner mi cara cerca de su cuello y olerla, impregnarme de ese olor tan particular, ese olor a Kate, a paraíso, a gloria, que me seria arrebatada durante bastante tiempo. Cerré los ojos y disfrute el momento, grabándolo en mi mente para acudir a ese recuerdo cuando tuviera mis momentos de flaqueza, que llegarían al ingresar en la academia.
- Te voy a echar de menos – me dijo mientras escondía su cara en mi pecho.
- Yo también cariño, no sabes cuánto. Pero quiero que sepas que voy a pensar en ti todos los días y voy a esperarte.
- No me voy por un año – me respondió riendo, pero con lágrimas en los ojos.
- Estaré aquí cada vez que salgas. Y espero que tengas el móvil siempre con batería porque no voy a dejar de mandarte mensajes cada vez que me acuerde de ti.
- Haré lo mismo… o al menos cuando pueda o me dejen.
- Tranquila… - dije casi susurrando, la volví a besar con fuerza y sentí como las lágrimas también caían de mis ojos, no podía evitarlo… necesitaba besarla y tocarla.
- Tengo que irme – susurro en mi oído.
- Lo sé… nos vemos pronto.
- Nos vemos pronto – repitió antes de marcharse hacia la puerta.
- A por ellos Kate, demuéstrales lo que vales – le grite.
Se giró y después de levantarme el pulgar, beso el aire, para finalmente entrar en el edificio.
Intenté mantener la calma, ella tenía razón podíamos vernos pronto, hablar con suerte todos los días… había que aguantar porque merecía la pena hacerlo.
POV KATE
Cuando entré en el interior del que iba a ser mi nuevo hogar durante un tiempo, tuve sentimientos encontrados, algo parecido a nervios, emoción, tristeza, un total desasosiego que me inundaba.
Nervios por como llevaría el entrenamiento, algo que me tenía un poco asustada, pues hacia deporte, pero no al nivel que debían tener allí.
Emoción por hacer lo que siempre soñé, quería eso más que a nada en el mundo y empezaba mi camino para conseguirlo.
Tristeza por separarme de mi gente, de mi hermana, que hasta ese día había sido mi sombra, mi padre, siempre presente dando ánimos y sobre todo cariño después de lo sucedido con Mama y finalmente Rick, esa persona que entro en mi vida hacia solo dos semanas pero que fue uno de los responsables de que me replanteara mi entrada en ese lugar. Había entrado pisando fuerte en mi vida, esperaba que al salir de allí, siguiera estando junto a mí, eso también sería un reto para nuestra relación.
Estaba tan intranquila por todo que con tal barullo de sentimientos, miedos y dudas, que todo mi ser hervía como si de una pastilla efervescente se tratara.
Me hallaba flotando en mis sentimientos cuando escuche una voz que me hablaba.
- Hola, ¿eres nueva?
- Si - dije tímidamente.
- Nosotros también. Él es Kevin y yo Javier. Pero creo que deberíamos a empezar a llamarnos por los apellidos… como los polis.
- Yo soy Kate… Beckett.
- Yo soy Esposito - dijo ofreciéndome la mano y después se presentó el otro.
- Kevin Ryan.
- ¿Que creéis que nos esperara hoy? – les pregunte.
- Bueno, creo que vamos a averiguarlo pronto - dijo señalando justo detrás de mí, donde había un policía uniformado con una lista en la mano, dispuesto a pasar lista.
Nos reunieron y nos dieron un montón de reglas, el incumplimiento de ellas, era salida inmediata del centro. Se nos avisó de la importancia de las clases físicas, su falta o suspenso, eran igual a salida de la academia. Sentía miedo de no aguantar pero debía hacerlo por mi madre, por mí y por los que fuera estaban luchando por mí.
- ¿Habéis visto el horario de mañana? - dijo Ryan algo asustado – Nada más empezar, clase de tres horas en el gimnasio.
- Eso no es nada - dijo Espo seguro.
- ¡Claro! tú has estado en el ejército, no te digo.
- ¡Ey! A la cama, mañana será otro día - nos dijo el sargento pasando por allí, nos habíamos quedado rezagados y aun permanecíamos en la entrada mirando todos los papeles que nos entregaron en ese recibimiento. Horarios, normas, reglas, libros, multitud de cosas importantes que no tendría tiempo de revisar esa noche.
- Hasta mañana chicos - dije antes de irnos a nuestros dormitorios.
No estaba mal físicamente pero no sabía si podría aguantar el trabajo físico tan excesivo que nos iban a impartir. Comprendí que sería un fin de semana intenso, ya podía ir olvidándome de ir a ver a mi pequeña jugar su primer partido.
Me tumbe en la cama preocupada por lo que me esperaba al día siguiente. Dormiría poco y para colmo, mi primera clase, en el gimnasio. Me estaba compadeciendo de mi cuando sentí la vibración de mi teléfono. Cuando lo abrí tenia un mensaje suyo… justo lo que necesitaba para relajarme, pero quizás no para no pensar en él y en lo que le echaba de menos.
No quiero molestarte… solo quería decirte que estoy pensando en ti.
¡Oh! era tan tierno, tan cariñoso y bueno conmigo. Ojala se hubieran dado en otras circunstancias y no tuviera que estar ahora lejos de él, pero quizás era la forma en que teníamos que hacerlo para que funcionara.
No tienes que preocuparte, quizás no pueda contestarte siempre al instante, pero me gusta recibir tus mensajes y saber qué piensas en mí.
Me respondió rápido, al instante note la vibración y se encendió de nuevo la pantalla de mi móvil.
¿Estás sola? ¿Puedes hablar?
Antes de responderle mire a mi alrededor, estaba sola, podía permitirme hablar con él un momento. Así que le llame yo, con una sonrisa en la cara… busque en la agenda y marque.
- ¡Dios! necesitaba oír tu voz – dijo nada más responder a mi llamada.
- Hola – le respondí emocionada por su recibimiento.
- Habla más… necesito oírte
- Te echo de menos.
- No sabes cómo me he puesto al darme cuenta de que hoy no ibas a venir a verme… te echo de menos… mi cama esta fría sin ti.
- ¡Ah! Bien, solo me quieres para eso - dije en tono de broma – estupendo.
- Claro, pensé que ya lo sabias – respondió riendo - Sabes que me gustaría estar ahí, a tu lado, ¿verdad?
- A mí también – le respondí notando como se me ponía la piel de gallina al escuchar ese suspiro por su necesidad.
- Esto va a ser peor de lo que pensaba… - no podía verlo derrumbado, me rompía el corazón, quizá debería soltarlo, dejar que siguiera su vida para encontrar al alguien que si pudiera estar ahí para él.
- Rick si ves que esto es demasiado duro, puedes…
- No… - me interrumpió - no quiero que pienses eso, solo es para que sepas que se me hace difícil estar sin ti, sin poder verte.
- ¿Crees que a mí no? – le pregunte ansiosa… como no cambiara de conversación, saldría de allí por patas e iría volando a su lado.
- Lo es preciosa… perdona – dijo intentando calmarse - ¿Qué tal todo por allí?
- Bien… aunque quizás podamos vernos pronto. Mañana van a darnos una paliza en el gimnasio y no sé si aguantare.
- ¡Ey! Tú puedes con eso y con más. Tengo muchas ganas de verte, pero no creo que el primer día te tumben, eres muy fuerte Kate, más de lo que tú misma imaginas.
- No creo que pueda ir al partido.
- Es una pena… tenía ya planes para nosotros.
- Déjalos para cuando pueda salir de aquí… no voy a dejar que salgas de la cama en toda la noche.
- Eso suena muy bien - dijo tan entusiasmado que no pude evitar reír – ahora descansa, que mañana tienes que arrasar.
- Esperemos.
- No, si tú no confías no lo conseguirás, debes confiar en ti misma… quieres y puedes. Descansa, nos vemos cuando podamos, estamos en contacto.
- Lo estamos - dije justo antes de colgar.
Me coloque, y cerré los ojos, casi le había dicho que le quería, pero no me atreví ¿y si el sentimiento no era reciproco?
Note la vibración del móvil y al mirar, era el de nuevo.
Buenas noches preciosa – me decía con una foto de él en su cama.
Buenas noches amor – le respondí con una idéntica mía en la litera.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer estoy deseando de saber que piensan.
Buen fin de semana nos vemos el lunes
XXOO
Twitter: tamyalways
Los personajes no me pertenecen…
Capítulo 14
El día de la entrada de Kate en la Academia.
POV RICK
Estaba en el entrenamiento y Sophie no vino, obviamente quería despedir a su hermana. Y si, le tenía envidia a esa pequeña, ella no perdía nada dejando el entreno. Yo podía perder mi trabajo. Me hubiera encantado estar ahí junto a ellas antes de que se fuera. Llegaría a tiempo para despedirnos, aunque no de la forma que hubiera querido, algo más privado, más para nosotros. Quizás invitarla a comer juntos para decirle que la esperaría, estaría ahí, no se libraría de mí tan fácilmente.
Mire el reloj mil veces, pero se empeñó en quedarse quieto, no se movía y yo empezaba a inquietarme, a ponerme nervioso. Y cuando parecía que el tiempo reglamentario llego a su fin, alguien me llamó.
- Rick, hola... soy yo, Rick - cuando me giré me encontré con Gina corriendo hacia mí de forma presumida, con sus tacones clavándose en el césped, pero, en este momento, yo no estaba para ella. Ni para ella, ni para nadie que no fuera Kate, no estaba de humor para consentir que me comiera la oreja con cosas “urgentes” según ella, del colegio, del equipo, ni de nada. Por muy jefa de estudios del colegio que fuera.
- Hola Gina – dije intentando sonreír, a pesar de mis ganas de salir volando, era mi jefa.
- ¿Podemos hablar un momento? – pregunto seria, eso me hizo parar mi huida y escucharla, ante todo educación Rick, me dije a mi mismo intentando infundirme serenidad.
- Claro - dije maldiciendo interiormente – dime, soy todo oídos.
- No hace falta hablar aquí de pie, donde todo el mundo puede vernos – dijo sonriendo de forma picara y riéndose como si esa conversación fuera lo más natural del mundo - Había pensado que podíamos tomar un café mientras…
- Lo siento Gina, pero es que… he quedado. Aunque si es importante, podemos hablar de ello más tarde.
- No solo quería charlar un rato, saber cómo te va, como está siendo tu adaptación con los chicos y eso – dijo sin dejar de tocarse el pelo de forma coqueta mientras sonreía enseñándome sus blancos dientes.
- Bien, bastante bien, la verdad – era cierto, me encontraba a gusto con los chicos y creía poder hacer grandes cosas con ellos y para ellos - Mejor de lo que pensaba.
- ¡Oh! Me alegro mucho, es una suerte que pienses eso. Imagino que estarás listo para el partido el domingo ¿Verdad?
- Claro, ellos van a divertirse, eso es lo importante aquí – No quería que esos niños estuvieran sometidos a un estrés inútil, no pensaba infundirles miedo, pasara lo que pasara, esas criaturas se lo pasarían genial, conseguiría que se divirtieran y con eso me conformaba, los resultados, ahora mismo, no tenían importancia. Con el tiempo, se hablaría de ellos, por ahora, no quería ni pensarlo siquiera.
- Bien… entonces estaré allí. Podríamos quedar después del partido para celebrar el estreno del equipo.
- No sé si podre, pero ya te aviso - dije volviendo a mirar el reloj. Si no me daba prisa acabaría sin poder despedirme - ahora lo siento, pero tengo que irme, ya llego tarde - dije dejándola allí en medio del campo sola.
Quería correr, pero mi rodilla se negó, por lo que ande todo lo deprisa que me dejo. Cogí el coche y salí rumbo… ¿A casa de Kate? Ya se habrían ido a la Academia suplicaba pillarlos a tiempo… que me permitieran despedirme, por lo menos. Estuvimos retrasando el momento, alargándolo, suplicando para que no llegara el temido instante.
Aceleré mi vehículo todo lo posible, estaba ofuscado por el maldito tráfico. Parecía que todo el mundo había decidido salir en ese momento. Estaba llegando, estaba muy cerca, y entonces la vi. Allí estaba en la puerta, abrazada a Sophie con su padre cerca mirando la escena a punto de ceder a las lágrimas. Deje el coche en doble fila junto delante de la puerta para darme más prisa, me arriesgaba, sobre todo por estar donde estaba, frente a la internado donde se formaba la policía, pero era una situación extrema, tenía que llegar a costa de lo que fuera.
Baje e intente llegar a ellos corriendo pero después de todo el día trabajando, mi rodilla no me permitía ningún exceso. Vi como soltaba a Sophie, se daba la vuelta y se dirigía al interior. La rodilla empezó a fallar y a soltar una especie de descargas eléctricas que me sacudían por completo, pero me daba igual… si entraba y no conseguía despedirme no me lo perdonaría nunca, debía conseguirlo.
- Kate - grité casi sin aliento y justo a tiempo se dio la vuelta. Cuando me vio, sus labios se curvaron en una sonrisa preciosa, que decidí guardar en mi memoria para usar durante ese periodo de separación, me haría falta.
- Hola - dijo cuando llegue a su lado. Intente recuperar el aliento, pero el dolor era casi insoportable.
- Respira - dijo riendo.
- Pensé que no llegaba… - no quería asustarla… pero esa carrera iba a valerme dos días bien malos a base de calmantes.
- Pues casi, pero me alegro de que hayas logrado.
- Ha sido una odisea - le dije intentando reír y sin dejarme hablar más, me abrazo y yo me permití envolverla en mis brazos, eso me hizo poner mi cara cerca de su cuello y olerla, impregnarme de ese olor tan particular, ese olor a Kate, a paraíso, a gloria, que me seria arrebatada durante bastante tiempo. Cerré los ojos y disfrute el momento, grabándolo en mi mente para acudir a ese recuerdo cuando tuviera mis momentos de flaqueza, que llegarían al ingresar en la academia.
- Te voy a echar de menos – me dijo mientras escondía su cara en mi pecho.
- Yo también cariño, no sabes cuánto. Pero quiero que sepas que voy a pensar en ti todos los días y voy a esperarte.
- No me voy por un año – me respondió riendo, pero con lágrimas en los ojos.
- Estaré aquí cada vez que salgas. Y espero que tengas el móvil siempre con batería porque no voy a dejar de mandarte mensajes cada vez que me acuerde de ti.
- Haré lo mismo… o al menos cuando pueda o me dejen.
- Tranquila… - dije casi susurrando, la volví a besar con fuerza y sentí como las lágrimas también caían de mis ojos, no podía evitarlo… necesitaba besarla y tocarla.
- Tengo que irme – susurro en mi oído.
- Lo sé… nos vemos pronto.
- Nos vemos pronto – repitió antes de marcharse hacia la puerta.
- A por ellos Kate, demuéstrales lo que vales – le grite.
Se giró y después de levantarme el pulgar, beso el aire, para finalmente entrar en el edificio.
Intenté mantener la calma, ella tenía razón podíamos vernos pronto, hablar con suerte todos los días… había que aguantar porque merecía la pena hacerlo.
POV KATE
Cuando entré en el interior del que iba a ser mi nuevo hogar durante un tiempo, tuve sentimientos encontrados, algo parecido a nervios, emoción, tristeza, un total desasosiego que me inundaba.
Nervios por como llevaría el entrenamiento, algo que me tenía un poco asustada, pues hacia deporte, pero no al nivel que debían tener allí.
Emoción por hacer lo que siempre soñé, quería eso más que a nada en el mundo y empezaba mi camino para conseguirlo.
Tristeza por separarme de mi gente, de mi hermana, que hasta ese día había sido mi sombra, mi padre, siempre presente dando ánimos y sobre todo cariño después de lo sucedido con Mama y finalmente Rick, esa persona que entro en mi vida hacia solo dos semanas pero que fue uno de los responsables de que me replanteara mi entrada en ese lugar. Había entrado pisando fuerte en mi vida, esperaba que al salir de allí, siguiera estando junto a mí, eso también sería un reto para nuestra relación.
Estaba tan intranquila por todo que con tal barullo de sentimientos, miedos y dudas, que todo mi ser hervía como si de una pastilla efervescente se tratara.
Me hallaba flotando en mis sentimientos cuando escuche una voz que me hablaba.
- Hola, ¿eres nueva?
- Si - dije tímidamente.
- Nosotros también. Él es Kevin y yo Javier. Pero creo que deberíamos a empezar a llamarnos por los apellidos… como los polis.
- Yo soy Kate… Beckett.
- Yo soy Esposito - dijo ofreciéndome la mano y después se presentó el otro.
- Kevin Ryan.
- ¿Que creéis que nos esperara hoy? – les pregunte.
- Bueno, creo que vamos a averiguarlo pronto - dijo señalando justo detrás de mí, donde había un policía uniformado con una lista en la mano, dispuesto a pasar lista.
Nos reunieron y nos dieron un montón de reglas, el incumplimiento de ellas, era salida inmediata del centro. Se nos avisó de la importancia de las clases físicas, su falta o suspenso, eran igual a salida de la academia. Sentía miedo de no aguantar pero debía hacerlo por mi madre, por mí y por los que fuera estaban luchando por mí.
- ¿Habéis visto el horario de mañana? - dijo Ryan algo asustado – Nada más empezar, clase de tres horas en el gimnasio.
- Eso no es nada - dijo Espo seguro.
- ¡Claro! tú has estado en el ejército, no te digo.
- ¡Ey! A la cama, mañana será otro día - nos dijo el sargento pasando por allí, nos habíamos quedado rezagados y aun permanecíamos en la entrada mirando todos los papeles que nos entregaron en ese recibimiento. Horarios, normas, reglas, libros, multitud de cosas importantes que no tendría tiempo de revisar esa noche.
- Hasta mañana chicos - dije antes de irnos a nuestros dormitorios.
No estaba mal físicamente pero no sabía si podría aguantar el trabajo físico tan excesivo que nos iban a impartir. Comprendí que sería un fin de semana intenso, ya podía ir olvidándome de ir a ver a mi pequeña jugar su primer partido.
Me tumbe en la cama preocupada por lo que me esperaba al día siguiente. Dormiría poco y para colmo, mi primera clase, en el gimnasio. Me estaba compadeciendo de mi cuando sentí la vibración de mi teléfono. Cuando lo abrí tenia un mensaje suyo… justo lo que necesitaba para relajarme, pero quizás no para no pensar en él y en lo que le echaba de menos.
No quiero molestarte… solo quería decirte que estoy pensando en ti.
¡Oh! era tan tierno, tan cariñoso y bueno conmigo. Ojala se hubieran dado en otras circunstancias y no tuviera que estar ahora lejos de él, pero quizás era la forma en que teníamos que hacerlo para que funcionara.
No tienes que preocuparte, quizás no pueda contestarte siempre al instante, pero me gusta recibir tus mensajes y saber qué piensas en mí.
Me respondió rápido, al instante note la vibración y se encendió de nuevo la pantalla de mi móvil.
¿Estás sola? ¿Puedes hablar?
Antes de responderle mire a mi alrededor, estaba sola, podía permitirme hablar con él un momento. Así que le llame yo, con una sonrisa en la cara… busque en la agenda y marque.
- ¡Dios! necesitaba oír tu voz – dijo nada más responder a mi llamada.
- Hola – le respondí emocionada por su recibimiento.
- Habla más… necesito oírte
- Te echo de menos.
- No sabes cómo me he puesto al darme cuenta de que hoy no ibas a venir a verme… te echo de menos… mi cama esta fría sin ti.
- ¡Ah! Bien, solo me quieres para eso - dije en tono de broma – estupendo.
- Claro, pensé que ya lo sabias – respondió riendo - Sabes que me gustaría estar ahí, a tu lado, ¿verdad?
- A mí también – le respondí notando como se me ponía la piel de gallina al escuchar ese suspiro por su necesidad.
- Esto va a ser peor de lo que pensaba… - no podía verlo derrumbado, me rompía el corazón, quizá debería soltarlo, dejar que siguiera su vida para encontrar al alguien que si pudiera estar ahí para él.
- Rick si ves que esto es demasiado duro, puedes…
- No… - me interrumpió - no quiero que pienses eso, solo es para que sepas que se me hace difícil estar sin ti, sin poder verte.
- ¿Crees que a mí no? – le pregunte ansiosa… como no cambiara de conversación, saldría de allí por patas e iría volando a su lado.
- Lo es preciosa… perdona – dijo intentando calmarse - ¿Qué tal todo por allí?
- Bien… aunque quizás podamos vernos pronto. Mañana van a darnos una paliza en el gimnasio y no sé si aguantare.
- ¡Ey! Tú puedes con eso y con más. Tengo muchas ganas de verte, pero no creo que el primer día te tumben, eres muy fuerte Kate, más de lo que tú misma imaginas.
- No creo que pueda ir al partido.
- Es una pena… tenía ya planes para nosotros.
- Déjalos para cuando pueda salir de aquí… no voy a dejar que salgas de la cama en toda la noche.
- Eso suena muy bien - dijo tan entusiasmado que no pude evitar reír – ahora descansa, que mañana tienes que arrasar.
- Esperemos.
- No, si tú no confías no lo conseguirás, debes confiar en ti misma… quieres y puedes. Descansa, nos vemos cuando podamos, estamos en contacto.
- Lo estamos - dije justo antes de colgar.
Me coloque, y cerré los ojos, casi le había dicho que le quería, pero no me atreví ¿y si el sentimiento no era reciproco?
Note la vibración del móvil y al mirar, era el de nuevo.
Buenas noches preciosa – me decía con una foto de él en su cama.
Buenas noches amor – le respondí con una idéntica mía en la litera.
CONTINUARÁ…
Gracias a todos por leer estoy deseando de saber que piensan.
Buen fin de semana nos vemos el lunes
XXOO
Twitter: tamyalways
tamyalways- Autor de best-seller
- Mensajes : 780
Fecha de inscripción : 04/09/2015
Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Temas similares
» A salvo-Tamyalways Final Subido
» Presunto inocente-Tamyalways-Final Subido
» Vacaciones en Roma-Tamyalways-Final subido
» Quiero una familia-Tamyalways-Final Subido
» La última copa-Tamyalways-Final Subido
» Presunto inocente-Tamyalways-Final Subido
» Vacaciones en Roma-Tamyalways-Final subido
» Quiero una familia-Tamyalways-Final Subido
» La última copa-Tamyalways-Final Subido
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 2 de 6.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.