Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchísima suerte......
Allan Poe- Ayudante de policia
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchas gracias Allan Poe y lio_scaloni. Ya he hecho uno, veremos como se nos dan los dos que nos quedan la semana que viene
lastral- Policia de homicidios
- Mensajes : 747
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Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchas gracias por las traducciones!! sos una genialidad!!! aguante!!
Isana- As del póker
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Gracias. Es todo un halago.Isana escribió:Muchas gracias por las traducciones!! sos una genialidad!!! aguante!!
Prometo que esta semana tendreis la proxima parte del siguiente capitulo.
lastral- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
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Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Bueno ya acabados los examenes de vuelta a las traducciones.
Aqui teneis la primera parte del capitulo ocho. Disfrutarla y comentarla. Muchas gracias como siempre por seguir la historia.
CAPITULO 8-PRIMERA PARTE
Los Investigadores Especiales le debían a esa ciudad bloquear y controlar tanto como a ellos les gustase. Rook, a quien le gustaba Montrose y sabía cuanto el capitán significaba para Nikki, había querido venir para apoyar, pero ella dijo que no.
Ella sabía como sería. Solo de forma inmediata. Y ella tenía razón. Incluso Heat y los Roach tuvieron que aparcar fuera de la banda amarilla y caminar; así era como de apretada estaba la escena del crimen.
La prensa nombró el nombre de Nikki mientras ella pasaba, pero mantuvo sus ojos al frente, ignorándoles –especialmente a Tam Svedja, quien saltaba a los lados de la línea de no pasar, dando codazos entre los reporteros y haciendo desesperadas súplicas por un comentario.
Hubo una tregua en las precipitaciones, pero el cielo de mediodía colgaba bajo y taciturno. Los tres detectives andaban a grandes zancadas silenciosamente, haciendo crujir las bolitas de sal de la acera a lo largo de la mitad de la 85, donde luces estroboscópicas estaban brillando enfrente de la rectoría de Nuestra Señora de los Inocentes.
Nikki reconoció a los trajeados del tiroteo del castillo. La pareja la registro mientras se aproximaba, asintieron, y después volvieron a sus asuntos. Heat no les había visto nunca en su vida, y ahora aquí estaban otra vez, cruzándose sus caminos por segunda vez en el mismo día.
El Crown Victoria de Montrose estaba aparcado enfrente de una boca de incendios y estaba rodeado por barreras individuales portátiles de tramos de plástico laminado con estructura de aluminio. Nikki se paró en la acera a un tramo lejos del coche, sin saber si ella podría proceder. Las cámaras dentro de la barrera relucían como relámpagos taladrando en la oscuridad. “Nosotros podemos hacerlo, si lo prefieres,” dijo Ochoa.
Ella se giro y vio la tristeza detrás de la máscara de policía. Detrás de él, la piel alrededor de los labios de su compañero estaban blanca de apretarlos tan fuerte.
Nikki hizo lo que ella había hecho tan a menudo en su trabajo. Ella se puso su armadura. Había un interruptor dentro de ella, aquel que apagaba su vulnerabilidad, como desencadenando una salida de incendios en el Met. Por el espacio de una larga respiración, que era todo lo que llevaba, ella hizo el reconocido silencio que siempre hacia para honrar a la víctima que ella estaba por conocer, apago el interruptor, y ella estaba lista. La Det. Heat, dijo, “vamos,” y entraron en la escena del crimen.
La primera cosa que ella abarcó fue el cacho de placa de hielo y agua nieve helada cubriendo toda la parte de arriba del coche, notable porque había un claro hueco circular sobre el tamaño de un DVD en el tejado de la parte de arriba del asiento del conductor. Alzándose sobre sus pies, vio el agujero del punto de salida de una bala.
Ella se inclinó hacia delante para mirar a través de la ventana de atrás, pero era como intentar ver a través de una puerta de ducha. Después el tirado de los Forenses hizo otra foto de dentro del coche, y el hundido cuerpo formo una silueta de película de terror.
“Único disparo en la cabeza,” dijo la voz. Nikki se levantó y se giró de la ventana trasera, y uno de los trajeados, Neihaus, estaba en el bordillo con su cuaderno.
“¿Tienes una identificación positiva de que este es el Capitán Charles Montrose?” fue lo primera cosa que ella dijo. Cuando él asintió, ella le preguntó a Neihaus para que lo dijera. “¿Estas absolutamente seguro de que Charles Montrose es la víctima?”
“Sí, yo tengo una coincidencia de él con su DNI. Pero hablando de eso, tú le conocías, ¿verdad?” Él inclino la cabeza hacia la puerta abierta del pasajero, y ella sintió su estómago nadar. “Vamos a necesitar confirmación, sabes eso.”
“Es él.” El Det. Ochoa se levantó de su inclinación en la puerta abierta del coche y ando de vuelta hacia ellos. Él mostró su palma a Nikki y sacudió su cabeza, trasmitiendo un ‘no’. Y por las cientos de víctimas que ella había visto en los cientos de horribles maneras en que la gente puede morir y lo que hacían a sus cuerpos, y por el traumático día que ella ya había tenido, Nikki decidió que no había utilidad para comprobar su armadura.
“Gracias, Det.,” ella dijo en su tono formal.
“Sin problemas.” Su cara no decía nada.
Nikki se movió hacia el equipo, preguntando a Neihaus, “¿Quién le encontró?”
“Un tio de un equipo de limpieza buscando conseguir aparcamiento en la Graestove.” En una cerca sintonía, Heat y Roach levantaron la mirada al edificio. Una furgoneta comercial de Oh Call, una compañía de recuperación por daños de humo y agua, estaba aparcada en doble fila en la puerta trasera de servicio del prestigioso Graestone Condominius.
El Det. Feller y Van Meter estaban entrevistando a un hombre debajo de un tejado. “Dice que él estaba molesto porque no podía encontrar hueco mientras algún idiota había aparcado en la boca, y le iba a dar alguna mierda. Sorpresa.”
“¿Sobre testigos?” Ella tenía que preguntar, incluso sabiendo que si alguien hubiese visto u oído algo, una llamada al 911 habría precedido al accidente descubierto por el conductor de la furgoneta.
“Ninguno de lejos. Nosotros lo solicitamos, pero ya sabes,…”
“¿Preguntaste al ama de llaves si tenía alguna razón para estar aquí en la rectoría?” Nikki preguntó. “Su nombre es Mrs. Borelli. ¿Has hablado con ella?”
“No todavía.”
“¿Quieres alguna ayuda extra?” dijo Heat.
“Se que es tu capitán y tu comisaría, Det., pero esto es nuestro.” Neihaus les dio su más segura mirada. “Y no te preocupes, esto es familia. Los jefes de policías nos darán los recursos que necesitemos.”
“¿Aún revisáis el coche?” dijo Raley.
“Nada que apuntar, si es a lo que te refieres. Los Forenses están con las huellas dactilares, eso llevará su tiempo. Su arma esta debajo de la alfombrilla delantera. Nada inusual en un vehículo de primera revisión. El baúl tiene el kit estándar de cosas, chaleco y otras cosas más. Oh, y dos bolsas de comestibles de comida en lata para perros. Debe de haber tenido un Poach.”
“Penny,” dijo Heat, su voz se agrieto mientras ella continuó. “Un Dachshund.”
En su camino de vuelta al Roach Coach. Feller y Van Meller les saludaron y ellos se pararon. “Lo siento por el capitán,” dijo Feller.
“Es jodido,” fue como lo tomo Van Meter.
“¿Conseguiste algo del conductor del On Call?” preguntó Nikki.
Feller negó. “Solo los detalles del descubrimiento. Ninguna actividad inusual.”
Nikki dijo, “¿Sabes que? De ninguna manera esto está desolado. Lo que esta pasando aquí, no se que es excepto que es más grande de lo que sospechamos,”
“He oído eso,” dijo Ochoa.
“Un grupo de tipos paramilitares vino detrás de mí en el parque, intentando matarme,…” ella dijo. “Tios sin historia o conexión conmigo, al menos no del que yo derribe. Ahora, un par de horas después, Montrose esta muerto…”
“¿Enfrente de la rectoría de Graf? Aseguro que yo no lo compraría como coincidencias.” añadió Raley. “Algo esta pasando.”
El Det. Feller dijo. “Mira, se como te sentías hacia él, es una gran perdida, lo siento por ti. Por todos vosotros. Era un buen hombre. Pero…”
“¿Pero qué…?” ella dijo.
“Vamos, seamos objetivos. Con todo respeto, estáis muy próximos.” Dijo Van Meter. “Vuestro capitán estaba bajo una gran presión. La 1PP tenía sus cojones en un tornillo, su mujer murió…”
Feller recogió el punto de su compañero. “No era un secreto como de infeliz era el hombre. Nikki, tú sabes que esto iba a terminar como un suicidio.”
“Porque lo es,” de Van Meter. “Vais a ir al Área 51. Él se lo busco.”
El impulso de gritarles abrumo a Nikki, pero en su lugar ella busco su imparcialidad de policía, y cuando lo hubo reclamado, ella se permitió examinar que estaban diciendo. ¿Era posible que con todas las presiones –además de todo el extraño comportamiento que ella había presenciado- eso hubiese hecho al Cap. Montrose llevarse su propia vida? Su jefe, que había registrado furtivamente la rectoría y había obviamente trabajado para cortar su propia investigación, ¿Se hubiese desplomado en su propio coche con una bala en la cabeza? ¿Y la gente estaba segura de que era un suicidio?
¿Era un suicidio?
¿O estaba involucrado en algo? ¿Podría el capitán haberse pasado y metido en algo sucio? No, Nikki rechazo esos pensamientos. Ella no podía imaginar al Charles Montrose que ella conocía haciendo algo como eso.
La Det. Heat se estremeció. No sabía que estaba pasando, pero sabía una cosa. De pie allí en la nieve, hundidos en el invierno más frío del siglo, ella se veía a si misma en la cima de un iceberg. Y todo lo que había en el agua a su alrededor eran tiburones.
Las banderas moradas ya estaban colgadas sobre la entrada principal de la comisaría cuando ellos volvieron. Por supuesto, los negocios en la casa estaban todavía siendo llevados a cabo, pero el aire era sombrío. En el viaje por el vestíbulo a Homicidios, Heat noto que los oficiales llevaban bandas de luto en sus escudos. Las conversaciones por todos los sitios por donde pasaba se silenciaban y tuvo el efecto extraño de hacer sonar los teléfonos mas bajo. La oficina del Cap. Montrose se mantuvo vacía y oscura. Había también un precinto en su puerta.
El Det. Rhymer la dio un tiempo para organizar su escritorio antes de acercarse. Después de compartir unas breves condolencias, él la entrego un informe. “Acaba de llegar. Una identificación de tu hombre del parque.”
La Det. Heat abrió la cubierta y la foto de la cara del fusilero que ella había apuñalado en el castillo Belvedere la devolvía la mirada. Sergio Torres, fecha de nacimiento el 26 de febrero de 1979, era un ratero de las tiendas que se volvió ladrón de radios de coches y que paso el suficiente tiempo en la cárcel para liarse con bandas latinas dentro de esta. Esa amistad le gano unos cuantos nuevos estiramientos en el tiempo acumulados por robos de autos y asaltos. Ella cerró el informe en su regazo y miro fijamente a algo cercano.
“Lo siento,” dijo Rhymer. “Debería haber esperado.”
“No, no, no es eso,” ella dijo. “Es solo… Esto no concuerda. Quiero decir, Torres no tenía entrenamiento militar. Yo le vi en acción. Tenía experiencia. ¿Cómo un pandillero de bandas consigue un entrenamiento como este?” Su teléfono sonó.
Era Rook intentándolo otra vez. Esta debe ser su décima llamada. Y por décima vez, Nikki no lo cogió, porque si lo hacía, tendría que hablar sobre esto. Y una vez que lo hiciera, se volvería real. Y una vez que se volviera real, todo esto se acabaría. Y Heat no se podía permitir que todo esto saliese ahora mismo.
No enfrente de alguien más. No mientras ella fuese para teniente.
“¿Ey?” dijo Ochoa. “Las coincidencias apestan, pero antes de que todo esto se fuese abajo yo fije una reunión con ‘Justicia a Garda’ y ellos están aquí. ¿Quieres que intente aplazarlo hasta mañana?”
Heat le dio un serio pensamiento. Ella tenía que poder seguir. Sigamos remando o nos arriesgamos a hundirnos. “No, no lo canceles. Estaré allí… ¿Y Miguel? Gracias por intervenir así, en la identificación del capitán.”
“Antes de agradecérmelo deberías saber algo antes,” él dijo. “¿La verdad de Dios? No pude mirar.”
“Gracias por venir,” dijo Nikki mientras ella entraba en la sala de espera. Ella se reunió con el silencio. Un hombre y una mujer, ambos en los treinta, sentados enfrente del Det. Ochoa, brazos cruzados, sin nada más que una mirada en su camino. Heat no pudo evitar notar que ellos todavía llevaban puesto sus abrigos, otra señal no verbal.
Tan pronto como Nikki se sentó, la mujer, Milena Silva, habló.
“El Mr. Guzman y yo estamos aquí como hostiles participantes. También, aunque no soy la única de los directores de ‘Justicia a Garda’, tengo una título de abogada, por lo que tienes un justo aviso antes de que empieces.”
“Bien, primero de todo,” empezó Heat, “esto es solo una reunión informal…”
“En una comisaría,” dijo Pascual Guzman. Él miro alrededor de la sala, yemas de los dedos arañando su barba de Che.
“¿Están grabando esto?”
“No,” ella dijo. Esto la molestó porque ellos estaban intentando guiar su reunión, por lo que ella presiono. “Les hemos invitado aquí para ayudar dándonos algunos antecedentes del Padre Graf, para ayudarnos a encontrar a su asesino o asesinos.”
“¿Por qué sabríamos algo sobre sus asesinos?” dijo Guzman. Su co-líder puso su mano en la manga de su abrigo verde-olivo, y esto pareció calmarle.
Milena dijo, “el Padre Graf fue un apoyo de los trabajos de los derechos humanos durante muchos años. Él marcho con nosotros, lo organizaba con nosotros, él incluso viajo a Colombia para ver de primera mano los abusos de nuestra gente en las manos del opresivo régimen que vuestro gobierno apoya allí. Su muerte es una pérdida para nosotros, por lo que si vosotros estáis pensando que estamos involucrados en su asesinato, estáis equivocados.”
“Quizás deberíais mirar en vuestra CIA.” Guzman recalcó su disparo con un marcado asentamiento de cabeza y se sentó de vuelta a su silla.
Heat sabía que lo mejor para igualar el campo de juego era no involucrarse en polémicas con ellos. Ella estaba más interesada en las últimas horas del Padre Graf y, especialmente, si había alguna mala sangre en el movimiento, a si que Nikki mantuvo su agenda. “El Padre Graf fue visto por ultima vez vivo en el comité de sus oficinas la otra mañana. ¿Por qué estaba allí?”
“Nosotros no compartimos nuestras las estrategias confidenciales de nuestro grupo con la policía.” Dijo la mujer con el título de abogada. “Es un derecho de la Primera Enmienda.”
“Por lo que él estaba allí por una sesión de estrategia,” dijo Nikki. “¿Él parecía molesto, agitado, actuando fuera de lo ordinario?”
La mujer evito también esa. “Él estaba borracho. Nosotros ya se lo dijimos a tu ‘cobista’ aquí.”
“¿Qué tipo de borrachera? ¿Caídas? ¿Desorientación? ¿Feliz? ¿Obsceno?”
Guzman aflojo la bufanda de punto alrededor de su cuello y dijo, “él llego a ser agresivo y le pedimos que se fuera. Es todo lo que hay que saber.”
La experiencia previa le decía a Nikki que cuando alguien declara que es todo lo que hay que saber, lo contrario es la verdad. Ella profundizo. “¿Cómo mostró su agresividad? ¿Discutiendo?”
Pascual Guzman dijo, “si, pero-.”
“¿Sobre que?”
“De nuevo,” dijo Milena Silva, “eso es confidencial bajo nuestros derechos.”
“¿Fue física? ¿Peleasteis con él? ¿O le contuvisteis?” Cuando ninguno respondió pero se miraron entre ellos, Heat dijo, “lo voy a averiguar, a si que ¿Por qué no me lo dicen?”
“Nosotros teníamos un asunto-,” empezó Guzman.
Silva intervino, “un privado, interno asunto.”
“--y él estaba irracional. Borracho.” Él miro a su compañera y ella asintió para que continuara. “Nosotros estábamos pasionales en nuestro desacuerdo. Los gritos se convirtieron en empujones, y los empujones se convirtieron en puñetazos, por lo que le hicimos que se fuera.”
“¿Cómo?” ella espero. “¿Cómo?”
“Yo le tire fuera de la puerta.”
Nikki dijo, “¿a si que fuiste tú el que se peleo con él, Mr. Guzman?”
“No tienes que contestar a eso,” dijo Milena Silva.
“¿Dónde fue?” Heat preguntó. “¿Él tomo una carrera? ¿Se metió en un taxi?”
Guzman se encogió de hombros. “Todo lo que se es que se fue lejos.”
“Eso fue sobre las…” Heat miro a sus notas. “Diez y media de la mañana. Temprano para estar borracho. ¿Era común en él?”
Esta vez ambos se encogieron de hombros.
“Vuestra organización se esta armando bien en Colombia,” dijo Heat.
“Nosotros tenemos el espíritu de lucha. No tenemos miedo a morir, si es necesario.” Esto era lo más vivo que había visto a Pascual Guzman.
“Entiendo que algunos de vuestros miembros incluso atacaran una prisión y ayudaran a Faustino Velez Arango a escapar.” La pareja intercambio miradas otra vez. “Si, sabemos de Faustino Velez Arango.”
“Militantes y estrellas de Hollywood fingen conocer a nuestros famosos escritores disidentes, ¿pero quien ha leído sus libros?”
Nikki dijo, “yo leí ‘El corazón de la Violencia en la universidad.” Ochoa la miro con una ceja levantada. Ella continuo, “¿Cuánto de ese… espíritu de pelea… trajisteis aquí?”
“Nosotros somos activistas pacíficos,” dijo la mujer. “¿Qué uso para gente como nosotros tendrían las armas o rifles aquí en Estados Unidos?”
Heat se preguntaba lo mismo, solo que no retóricamente.
Ella colocó la foto de la cara de Sergio Torres en la mesa entre ellos. “¿Conocen a este hombre?”
“¿Por qué?” Preguntó la abogada.
“Porque es una persona en la que estoy interesada en conocer más sobre él.”
“Ya veo. Y porque es latino y criminal, ¿Nos preguntas?” Guzman la miro y arrojó la foto. Esta revoloteo a mitad de camino de la mesa de café y aterrizó boca abajo. “Esto es racista. Esta es la marginación por la que nos levantamos a luchar cada día.”
Milena Silva también se levantó. “A no ser que tengas una orden para arrestarnos, nos vamos.”
Nikki había terminado con sus preguntas y sujetaba la puerta para ellos. Cuando se estaban yendo. Ochoa dijo, “¿Leíste ‘El Corazón de la Violencia?”
Nikki asintió. “Mucho bien que me acaba de hacer.”
Aqui teneis la primera parte del capitulo ocho. Disfrutarla y comentarla. Muchas gracias como siempre por seguir la historia.
CAPITULO 8-PRIMERA PARTE
Los Investigadores Especiales le debían a esa ciudad bloquear y controlar tanto como a ellos les gustase. Rook, a quien le gustaba Montrose y sabía cuanto el capitán significaba para Nikki, había querido venir para apoyar, pero ella dijo que no.
Ella sabía como sería. Solo de forma inmediata. Y ella tenía razón. Incluso Heat y los Roach tuvieron que aparcar fuera de la banda amarilla y caminar; así era como de apretada estaba la escena del crimen.
La prensa nombró el nombre de Nikki mientras ella pasaba, pero mantuvo sus ojos al frente, ignorándoles –especialmente a Tam Svedja, quien saltaba a los lados de la línea de no pasar, dando codazos entre los reporteros y haciendo desesperadas súplicas por un comentario.
Hubo una tregua en las precipitaciones, pero el cielo de mediodía colgaba bajo y taciturno. Los tres detectives andaban a grandes zancadas silenciosamente, haciendo crujir las bolitas de sal de la acera a lo largo de la mitad de la 85, donde luces estroboscópicas estaban brillando enfrente de la rectoría de Nuestra Señora de los Inocentes.
Nikki reconoció a los trajeados del tiroteo del castillo. La pareja la registro mientras se aproximaba, asintieron, y después volvieron a sus asuntos. Heat no les había visto nunca en su vida, y ahora aquí estaban otra vez, cruzándose sus caminos por segunda vez en el mismo día.
El Crown Victoria de Montrose estaba aparcado enfrente de una boca de incendios y estaba rodeado por barreras individuales portátiles de tramos de plástico laminado con estructura de aluminio. Nikki se paró en la acera a un tramo lejos del coche, sin saber si ella podría proceder. Las cámaras dentro de la barrera relucían como relámpagos taladrando en la oscuridad. “Nosotros podemos hacerlo, si lo prefieres,” dijo Ochoa.
Ella se giro y vio la tristeza detrás de la máscara de policía. Detrás de él, la piel alrededor de los labios de su compañero estaban blanca de apretarlos tan fuerte.
Nikki hizo lo que ella había hecho tan a menudo en su trabajo. Ella se puso su armadura. Había un interruptor dentro de ella, aquel que apagaba su vulnerabilidad, como desencadenando una salida de incendios en el Met. Por el espacio de una larga respiración, que era todo lo que llevaba, ella hizo el reconocido silencio que siempre hacia para honrar a la víctima que ella estaba por conocer, apago el interruptor, y ella estaba lista. La Det. Heat, dijo, “vamos,” y entraron en la escena del crimen.
La primera cosa que ella abarcó fue el cacho de placa de hielo y agua nieve helada cubriendo toda la parte de arriba del coche, notable porque había un claro hueco circular sobre el tamaño de un DVD en el tejado de la parte de arriba del asiento del conductor. Alzándose sobre sus pies, vio el agujero del punto de salida de una bala.
Ella se inclinó hacia delante para mirar a través de la ventana de atrás, pero era como intentar ver a través de una puerta de ducha. Después el tirado de los Forenses hizo otra foto de dentro del coche, y el hundido cuerpo formo una silueta de película de terror.
“Único disparo en la cabeza,” dijo la voz. Nikki se levantó y se giró de la ventana trasera, y uno de los trajeados, Neihaus, estaba en el bordillo con su cuaderno.
“¿Tienes una identificación positiva de que este es el Capitán Charles Montrose?” fue lo primera cosa que ella dijo. Cuando él asintió, ella le preguntó a Neihaus para que lo dijera. “¿Estas absolutamente seguro de que Charles Montrose es la víctima?”
“Sí, yo tengo una coincidencia de él con su DNI. Pero hablando de eso, tú le conocías, ¿verdad?” Él inclino la cabeza hacia la puerta abierta del pasajero, y ella sintió su estómago nadar. “Vamos a necesitar confirmación, sabes eso.”
“Es él.” El Det. Ochoa se levantó de su inclinación en la puerta abierta del coche y ando de vuelta hacia ellos. Él mostró su palma a Nikki y sacudió su cabeza, trasmitiendo un ‘no’. Y por las cientos de víctimas que ella había visto en los cientos de horribles maneras en que la gente puede morir y lo que hacían a sus cuerpos, y por el traumático día que ella ya había tenido, Nikki decidió que no había utilidad para comprobar su armadura.
“Gracias, Det.,” ella dijo en su tono formal.
“Sin problemas.” Su cara no decía nada.
Nikki se movió hacia el equipo, preguntando a Neihaus, “¿Quién le encontró?”
“Un tio de un equipo de limpieza buscando conseguir aparcamiento en la Graestove.” En una cerca sintonía, Heat y Roach levantaron la mirada al edificio. Una furgoneta comercial de Oh Call, una compañía de recuperación por daños de humo y agua, estaba aparcada en doble fila en la puerta trasera de servicio del prestigioso Graestone Condominius.
El Det. Feller y Van Meter estaban entrevistando a un hombre debajo de un tejado. “Dice que él estaba molesto porque no podía encontrar hueco mientras algún idiota había aparcado en la boca, y le iba a dar alguna mierda. Sorpresa.”
“¿Sobre testigos?” Ella tenía que preguntar, incluso sabiendo que si alguien hubiese visto u oído algo, una llamada al 911 habría precedido al accidente descubierto por el conductor de la furgoneta.
“Ninguno de lejos. Nosotros lo solicitamos, pero ya sabes,…”
“¿Preguntaste al ama de llaves si tenía alguna razón para estar aquí en la rectoría?” Nikki preguntó. “Su nombre es Mrs. Borelli. ¿Has hablado con ella?”
“No todavía.”
“¿Quieres alguna ayuda extra?” dijo Heat.
“Se que es tu capitán y tu comisaría, Det., pero esto es nuestro.” Neihaus les dio su más segura mirada. “Y no te preocupes, esto es familia. Los jefes de policías nos darán los recursos que necesitemos.”
“¿Aún revisáis el coche?” dijo Raley.
“Nada que apuntar, si es a lo que te refieres. Los Forenses están con las huellas dactilares, eso llevará su tiempo. Su arma esta debajo de la alfombrilla delantera. Nada inusual en un vehículo de primera revisión. El baúl tiene el kit estándar de cosas, chaleco y otras cosas más. Oh, y dos bolsas de comestibles de comida en lata para perros. Debe de haber tenido un Poach.”
“Penny,” dijo Heat, su voz se agrieto mientras ella continuó. “Un Dachshund.”
En su camino de vuelta al Roach Coach. Feller y Van Meller les saludaron y ellos se pararon. “Lo siento por el capitán,” dijo Feller.
“Es jodido,” fue como lo tomo Van Meter.
“¿Conseguiste algo del conductor del On Call?” preguntó Nikki.
Feller negó. “Solo los detalles del descubrimiento. Ninguna actividad inusual.”
Nikki dijo, “¿Sabes que? De ninguna manera esto está desolado. Lo que esta pasando aquí, no se que es excepto que es más grande de lo que sospechamos,”
“He oído eso,” dijo Ochoa.
“Un grupo de tipos paramilitares vino detrás de mí en el parque, intentando matarme,…” ella dijo. “Tios sin historia o conexión conmigo, al menos no del que yo derribe. Ahora, un par de horas después, Montrose esta muerto…”
“¿Enfrente de la rectoría de Graf? Aseguro que yo no lo compraría como coincidencias.” añadió Raley. “Algo esta pasando.”
El Det. Feller dijo. “Mira, se como te sentías hacia él, es una gran perdida, lo siento por ti. Por todos vosotros. Era un buen hombre. Pero…”
“¿Pero qué…?” ella dijo.
“Vamos, seamos objetivos. Con todo respeto, estáis muy próximos.” Dijo Van Meter. “Vuestro capitán estaba bajo una gran presión. La 1PP tenía sus cojones en un tornillo, su mujer murió…”
Feller recogió el punto de su compañero. “No era un secreto como de infeliz era el hombre. Nikki, tú sabes que esto iba a terminar como un suicidio.”
“Porque lo es,” de Van Meter. “Vais a ir al Área 51. Él se lo busco.”
El impulso de gritarles abrumo a Nikki, pero en su lugar ella busco su imparcialidad de policía, y cuando lo hubo reclamado, ella se permitió examinar que estaban diciendo. ¿Era posible que con todas las presiones –además de todo el extraño comportamiento que ella había presenciado- eso hubiese hecho al Cap. Montrose llevarse su propia vida? Su jefe, que había registrado furtivamente la rectoría y había obviamente trabajado para cortar su propia investigación, ¿Se hubiese desplomado en su propio coche con una bala en la cabeza? ¿Y la gente estaba segura de que era un suicidio?
¿Era un suicidio?
¿O estaba involucrado en algo? ¿Podría el capitán haberse pasado y metido en algo sucio? No, Nikki rechazo esos pensamientos. Ella no podía imaginar al Charles Montrose que ella conocía haciendo algo como eso.
La Det. Heat se estremeció. No sabía que estaba pasando, pero sabía una cosa. De pie allí en la nieve, hundidos en el invierno más frío del siglo, ella se veía a si misma en la cima de un iceberg. Y todo lo que había en el agua a su alrededor eran tiburones.
Las banderas moradas ya estaban colgadas sobre la entrada principal de la comisaría cuando ellos volvieron. Por supuesto, los negocios en la casa estaban todavía siendo llevados a cabo, pero el aire era sombrío. En el viaje por el vestíbulo a Homicidios, Heat noto que los oficiales llevaban bandas de luto en sus escudos. Las conversaciones por todos los sitios por donde pasaba se silenciaban y tuvo el efecto extraño de hacer sonar los teléfonos mas bajo. La oficina del Cap. Montrose se mantuvo vacía y oscura. Había también un precinto en su puerta.
El Det. Rhymer la dio un tiempo para organizar su escritorio antes de acercarse. Después de compartir unas breves condolencias, él la entrego un informe. “Acaba de llegar. Una identificación de tu hombre del parque.”
La Det. Heat abrió la cubierta y la foto de la cara del fusilero que ella había apuñalado en el castillo Belvedere la devolvía la mirada. Sergio Torres, fecha de nacimiento el 26 de febrero de 1979, era un ratero de las tiendas que se volvió ladrón de radios de coches y que paso el suficiente tiempo en la cárcel para liarse con bandas latinas dentro de esta. Esa amistad le gano unos cuantos nuevos estiramientos en el tiempo acumulados por robos de autos y asaltos. Ella cerró el informe en su regazo y miro fijamente a algo cercano.
“Lo siento,” dijo Rhymer. “Debería haber esperado.”
“No, no, no es eso,” ella dijo. “Es solo… Esto no concuerda. Quiero decir, Torres no tenía entrenamiento militar. Yo le vi en acción. Tenía experiencia. ¿Cómo un pandillero de bandas consigue un entrenamiento como este?” Su teléfono sonó.
Era Rook intentándolo otra vez. Esta debe ser su décima llamada. Y por décima vez, Nikki no lo cogió, porque si lo hacía, tendría que hablar sobre esto. Y una vez que lo hiciera, se volvería real. Y una vez que se volviera real, todo esto se acabaría. Y Heat no se podía permitir que todo esto saliese ahora mismo.
No enfrente de alguien más. No mientras ella fuese para teniente.
“¿Ey?” dijo Ochoa. “Las coincidencias apestan, pero antes de que todo esto se fuese abajo yo fije una reunión con ‘Justicia a Garda’ y ellos están aquí. ¿Quieres que intente aplazarlo hasta mañana?”
Heat le dio un serio pensamiento. Ella tenía que poder seguir. Sigamos remando o nos arriesgamos a hundirnos. “No, no lo canceles. Estaré allí… ¿Y Miguel? Gracias por intervenir así, en la identificación del capitán.”
“Antes de agradecérmelo deberías saber algo antes,” él dijo. “¿La verdad de Dios? No pude mirar.”
“Gracias por venir,” dijo Nikki mientras ella entraba en la sala de espera. Ella se reunió con el silencio. Un hombre y una mujer, ambos en los treinta, sentados enfrente del Det. Ochoa, brazos cruzados, sin nada más que una mirada en su camino. Heat no pudo evitar notar que ellos todavía llevaban puesto sus abrigos, otra señal no verbal.
Tan pronto como Nikki se sentó, la mujer, Milena Silva, habló.
“El Mr. Guzman y yo estamos aquí como hostiles participantes. También, aunque no soy la única de los directores de ‘Justicia a Garda’, tengo una título de abogada, por lo que tienes un justo aviso antes de que empieces.”
“Bien, primero de todo,” empezó Heat, “esto es solo una reunión informal…”
“En una comisaría,” dijo Pascual Guzman. Él miro alrededor de la sala, yemas de los dedos arañando su barba de Che.
“¿Están grabando esto?”
“No,” ella dijo. Esto la molestó porque ellos estaban intentando guiar su reunión, por lo que ella presiono. “Les hemos invitado aquí para ayudar dándonos algunos antecedentes del Padre Graf, para ayudarnos a encontrar a su asesino o asesinos.”
“¿Por qué sabríamos algo sobre sus asesinos?” dijo Guzman. Su co-líder puso su mano en la manga de su abrigo verde-olivo, y esto pareció calmarle.
Milena dijo, “el Padre Graf fue un apoyo de los trabajos de los derechos humanos durante muchos años. Él marcho con nosotros, lo organizaba con nosotros, él incluso viajo a Colombia para ver de primera mano los abusos de nuestra gente en las manos del opresivo régimen que vuestro gobierno apoya allí. Su muerte es una pérdida para nosotros, por lo que si vosotros estáis pensando que estamos involucrados en su asesinato, estáis equivocados.”
“Quizás deberíais mirar en vuestra CIA.” Guzman recalcó su disparo con un marcado asentamiento de cabeza y se sentó de vuelta a su silla.
Heat sabía que lo mejor para igualar el campo de juego era no involucrarse en polémicas con ellos. Ella estaba más interesada en las últimas horas del Padre Graf y, especialmente, si había alguna mala sangre en el movimiento, a si que Nikki mantuvo su agenda. “El Padre Graf fue visto por ultima vez vivo en el comité de sus oficinas la otra mañana. ¿Por qué estaba allí?”
“Nosotros no compartimos nuestras las estrategias confidenciales de nuestro grupo con la policía.” Dijo la mujer con el título de abogada. “Es un derecho de la Primera Enmienda.”
“Por lo que él estaba allí por una sesión de estrategia,” dijo Nikki. “¿Él parecía molesto, agitado, actuando fuera de lo ordinario?”
La mujer evito también esa. “Él estaba borracho. Nosotros ya se lo dijimos a tu ‘cobista’ aquí.”
“¿Qué tipo de borrachera? ¿Caídas? ¿Desorientación? ¿Feliz? ¿Obsceno?”
Guzman aflojo la bufanda de punto alrededor de su cuello y dijo, “él llego a ser agresivo y le pedimos que se fuera. Es todo lo que hay que saber.”
La experiencia previa le decía a Nikki que cuando alguien declara que es todo lo que hay que saber, lo contrario es la verdad. Ella profundizo. “¿Cómo mostró su agresividad? ¿Discutiendo?”
Pascual Guzman dijo, “si, pero-.”
“¿Sobre que?”
“De nuevo,” dijo Milena Silva, “eso es confidencial bajo nuestros derechos.”
“¿Fue física? ¿Peleasteis con él? ¿O le contuvisteis?” Cuando ninguno respondió pero se miraron entre ellos, Heat dijo, “lo voy a averiguar, a si que ¿Por qué no me lo dicen?”
“Nosotros teníamos un asunto-,” empezó Guzman.
Silva intervino, “un privado, interno asunto.”
“--y él estaba irracional. Borracho.” Él miro a su compañera y ella asintió para que continuara. “Nosotros estábamos pasionales en nuestro desacuerdo. Los gritos se convirtieron en empujones, y los empujones se convirtieron en puñetazos, por lo que le hicimos que se fuera.”
“¿Cómo?” ella espero. “¿Cómo?”
“Yo le tire fuera de la puerta.”
Nikki dijo, “¿a si que fuiste tú el que se peleo con él, Mr. Guzman?”
“No tienes que contestar a eso,” dijo Milena Silva.
“¿Dónde fue?” Heat preguntó. “¿Él tomo una carrera? ¿Se metió en un taxi?”
Guzman se encogió de hombros. “Todo lo que se es que se fue lejos.”
“Eso fue sobre las…” Heat miro a sus notas. “Diez y media de la mañana. Temprano para estar borracho. ¿Era común en él?”
Esta vez ambos se encogieron de hombros.
“Vuestra organización se esta armando bien en Colombia,” dijo Heat.
“Nosotros tenemos el espíritu de lucha. No tenemos miedo a morir, si es necesario.” Esto era lo más vivo que había visto a Pascual Guzman.
“Entiendo que algunos de vuestros miembros incluso atacaran una prisión y ayudaran a Faustino Velez Arango a escapar.” La pareja intercambio miradas otra vez. “Si, sabemos de Faustino Velez Arango.”
“Militantes y estrellas de Hollywood fingen conocer a nuestros famosos escritores disidentes, ¿pero quien ha leído sus libros?”
Nikki dijo, “yo leí ‘El corazón de la Violencia en la universidad.” Ochoa la miro con una ceja levantada. Ella continuo, “¿Cuánto de ese… espíritu de pelea… trajisteis aquí?”
“Nosotros somos activistas pacíficos,” dijo la mujer. “¿Qué uso para gente como nosotros tendrían las armas o rifles aquí en Estados Unidos?”
Heat se preguntaba lo mismo, solo que no retóricamente.
Ella colocó la foto de la cara de Sergio Torres en la mesa entre ellos. “¿Conocen a este hombre?”
“¿Por qué?” Preguntó la abogada.
“Porque es una persona en la que estoy interesada en conocer más sobre él.”
“Ya veo. Y porque es latino y criminal, ¿Nos preguntas?” Guzman la miro y arrojó la foto. Esta revoloteo a mitad de camino de la mesa de café y aterrizó boca abajo. “Esto es racista. Esta es la marginación por la que nos levantamos a luchar cada día.”
Milena Silva también se levantó. “A no ser que tengas una orden para arrestarnos, nos vamos.”
Nikki había terminado con sus preguntas y sujetaba la puerta para ellos. Cuando se estaban yendo. Ochoa dijo, “¿Leíste ‘El Corazón de la Violencia?”
Nikki asintió. “Mucho bien que me acaba de hacer.”
lastral- Policia de homicidios
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Gracias!!!! Realmente es un super gesto traducir todo un libro, asi que gracias otra vez!!!!
Isana- As del póker
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Os dejo la segunda parte del capitulo ocho. Aprovechando el tiempo perdido Gracias por seguirlo, leerlo y comentarlo.
CAPITULO OCHO-SEGUNDA PARTE
El resto de la tarde ella lo dedico en centrarse en el trabajo para repeler el malestar que se había establecido como nube tóxica por los pasillos de la comisaría de la doce. En cualquier otro campo, después de la repentina muerte del líder, los negocios se habrían cerrado para el día. Pero esto el Departamento de Policía de New York. Tú no cierras por tristeza.
Para bien o para mal, Nikki Heat sabía como compartimentar. Ella tenía que saber. Si ella no ponía un seguro en sus puertas emocionales, la bestia golpearía en las placas de acero para salir comiéndola viva. La conmoción y la tristeza, eran de esperar. Pero los aullidos furiosos que ella trabajaba duramente por silenciar procedían de la culpa. Su último día con su mentor había sido contencioso y lleno de sospechas; algunas expresadas, otras meramente consideradas –sus propios horribles secretos. Nikki no sabía a donde conducía, pero ella se había aferrado a una tacita creencia de que habría una resolución que haría que ambos se juntarán de nuevo. Nunca imagino que esta tragedia cortaría la historia que pensaba que estaba contando. John Lennon dijo que la vida era lo que ocurría mientras haces otros planes.
A si que estaba muerto.
Confusos mientras ellos volvían de la escena del crimen, Nikki cogió el consejo de Feller y Van Meter y se sentó para desempacar los archivos de la muerte de Montrose sin prejuicios.
La Det. Heat salía de una página y escribía a lápiz los detalles. Haciendo su propia Pizarra del Asesinato en su propia página, ella principalmente se centró en los extraños nuevos comportamientos que crecían en los días anteriores hasta el oscuro día, apuntándolos todos: las ausencias, la agitación, el secretismo, su obstrucción en su caso, su enfado cuando ella insistió en hacer el tipo de trabajo de investigación por el que él había sido entrenado para hacer.
Heat miró fijamente a la página.
Las preguntas no se desvanecían de detrás de su mente adelantándose y creciendo en sus manos. Claro o sucio, ¿el Cap. Montrose conocía el juego? ¿Estaba intentando protegerla? ¿Era eso por lo que no quería que ella investigara en el asesinato de Graf tan profundamente? ¿Porque si ella lo hacia, un grupo de tios armados iban a intentar apilarla en la basura en el parque? ¿Eran contratistas de la CIA? ¿Soldados de infantería de carteles de la droga? ¿Un golpe de un grupo colombiano? ¿o alguien que ella no había incluso conseguido tan lejos?
¿Y estos tios fueron a por él después?
Heat dobló su hoja de papel para ponerla en su bolsillo.
Después ella pensó un momento, lo sacó otra vez, y cruzo hacia el pelotón que estaba en la Pizarra del Asesinato para escribir algo allí. No, ella no se creía el suicidio. No todavía.
“Esto es una llamada oficial,…” dijo Zach Hamner, haciendo preguntarse a Nikki sobre que habría sido su otra conversación. “Acabo de recibir una queja formal de una organización llamada…” Ella podía oír los papeles crujiendo en un extremo y le ayudando a sacarlo.
“‘Justicia a Guarda’.”
“Si. Buena pronunciación. De todas formas, ellos están alegando acoso y declarando racismo basado en una reunión que has tenido con ellos hoy temprano.”
“No puedes tomarte esto en serio,” ella dijo.
“Detective, ¿Sabe cuanto la ciudad de New York pago las últimas décadas en reclamaciones contra este departamento?” Él no espero a una réplica. “Novecientos sesenta y cuatro millones. Eso es un corto cambio de bolsillo de un millón con M. ¿Qué si me tomo las reclamaciones en serio? Apuesta por ello. Y tú también deberías. No necesitas algo como esto saliendo ahora mismo. No con tu ascenso pendiente. Ahora, dime que paso.”
Ella le dio una corta recapitulación de la reunión y la razón de esta. Cuando hubo terminado. El Hamner dijo, “¿Tuviste que mostrar la foto del pandillero de bandas? Esa es la parte exagerada.”
“Sergio Torres intento matarme esta mañana. Yo voy a mostrar su maldita cara a todo mundo conectado con este caso.”
Cuando Hamner dijo que lo pillaba, ella continuo, “y una cosa más. Llevar una investigación es lo suficientemente duro sin segundos externos especulando sobre mi caso.”
“Voy achacar eso a tu obvio día de estrés que has tenido. De todas maneras, nuestras condolencias por la pérdida de tu comandante.” Nikki no podría olvidar el recuerdo de El Hamner mirando fijamente hacia el exterior de la ambulancia esa mañana quejándose, ‘¿Dónde demonios está Montrose?’
Ella comprendió que una palmada en la espalda era suficiente por este llamamiento, por lo que lo dejo pasar. “Gracias.”
“¿Dónde vas a partir de aquí?” él preguntó.
“De vuelta a lo que estaba haciendo. Descubriendo quién mato al Padre Graf. Y quizás a mi jefe.”
La silla de Zach chirrió. Él debe de haberse sentado. “Espera, ¿no fue un suicidio?”
“Lo veremos,” ella dijo.
Rook la recibió con un cocktail cuando abrió la puerta de su apartamento. “Espero que estés animada para un mojito. Esta receta la recogí de una inmersión cerca de una pista de aterrizaje en Puerto Rico.”
Ella cambió su abrigo por la bebida, y justo ahí en la entrada, ellos levantaron sus copas en un brindis. Pero Heat y Rook no las chocaron de inmediato. En vez de eso ellos mantuvieron la mirada hacia el otro durante un largo momento, dejando a la intimidad de su tranquilidad hablar. Entonces, Nikki dejo su vaso en la mesa del vestíbulo, diciendo, “lo primero es lo primero,” mientras ella doblaba sus brazos alrededor de él y ambos se abrazaban.
“Entiendo que después de tu día no estés de humor para algo de carne roja,” él dijo cuando se movían a la cocina.
“Huele increíble.”
“Asado de lomo de res –simple, simple- solo sal, pimienta y romero, además de los aspectos, puré de patatas, coles de bruselas.”
“Comida cómoda. Rook, no sabes lo que esto significa ahora mismo… Oh, sí, lo sabes.” Y después ella tomo otro sorbo. “No tienes tiempo para hacer esto, y con traerme ropa e intentar escribir tu artículo.”
“Hecho. Lo envíe hace dos horas y vine aquí para cuidar de ti. Iba a hacer brochetas, pero después de tu mañana en el parque, comprendí que brochetas sería demasiado humor negro, incluso para mí.”
“Y todavía los mencionas.”
“¿Qué puedo decir? Soy un enigma dentro de una adivinanza de dentro de un preservativo.” Nikki empezó a reír pero se contuvo.
Su cara se empezó a estirar y se sentó en la encimera. Ella se quedo allí, colgada de un taburete, con su mojito y un vaso de un sorprendentemente rojo perfecto de la Baja California, mientras Rook trinchaba y servia. Él paso el plato puesto en la mesa del comedor a la encimera y comieron allí, la informalidad de esto la relajo. Ella tenía hambre pero solo lo manejo en una pequeña porción, prefiriendo a su vez ocuparle con las cosas que no le había dicho sobre sus dificultades con el Cap. Montrose. Le dijo que ella no tenía que hablar sobre eso si era doloroso, pero no lo era, ella dijo, era terapéutico, una oportunidad para sacar la carga que ella llevaba.
Nikki ya le había contado que justo antes del strip Proust ya había tensión con el Cap. Montrose, pero esta vez ella le contó los detalles. Ella compartió la inquietante sospecha que surgió en ella además de que el capitán curiosamente apareciese la noche antes de que Graf fuese asesinado: como obstruyo su caso en cada camino, además de la sangre en el collar que coincide con la banda en su dedo. Y entonces estaba la desconcertante reaparición quemaduras TENS… en Graf, en bailarín, y en la víctima de un viejo caso de asesinato en el que Montrose había trabajado cuando él era un Detective-1.
Rook escucho atentamente sin interrupciones, interesado en su historia pero más ansioso en dejarla descargar y aliviar el dolor que a ella la taladraba. Cuando Nikki terminó, él preguntó, “las sospechas que tu tienes, ¿las has compartido con alguien? ¿Asuntos Internos? ¿Tus nuevos amigos del centro?”
“No, porque son solo, ya sabes, circunstanciales. Él ya estaba en un mundo de dolor. Tú abres esa tapa, esa es la Caja de Pandora.” Su labio inferior se estremeció y ella se lo mordió. “Yo abrí en la puerta una grieta sobre eso con él esta mañana. Él dejo que me metiera, y déjame decirte, le dolió. Eso realmente le dolió.” Ella inclinó su cabeza hacia atrás y entrecerró los ojos, negándose el permitirse llorar, después continuó, “me avergüenza admitirlo ahora, pero había una parte de mi, en el parque…”
Él sabía que ella iba a continuar. “¿Te preguntaras si él pudo haber sido parte de eso?”
“Solo por un segundo, un segundo que me odie a mi misma por ello, pero él me dio ese aviso al final de nuestra reunión. Se cruzo por mi mente.”
“Nikki, no hay nada malo en pensar esas cosas. Especialmente en tu trabajo, vamos, eso es lo que haces.”
Su cabeza se balanceó en aceptación y ella forzó una pequeña sonrisa.
“¿Conseguiste una identificación de tu atacante, el Hombre Paleta?”
“Eres un hombre morboso, Jameson Rook.”
Él se inclino teatralmente. “Gracias, gracias.”
Entonces Heat le dijo sobre Sergio Torres. Como su hoja de acusaciones fue legado de un pandillero de bandas pero fue entrenado como un soldado.”
“No lo pillo,” dijo Rook. “¿Como un mundano metropolitano se convierte en un maestro amenazador con métodos militares y maniobras? Desconcertante.”
“…Si…” Nikki le guiñó un ojo. “Estaba pensando lo mismo…”
“¿Has buscado si estaba conectado con la banda de Mara Salvatrucha? El MS 13s dio un golpe a todos los policías de New York hace un año,” él dijo. “Y, noticias de última hora de mi reciente viaje de armas, los carteles están dando entrenamiento paramilitar a los gángsteres del MS 13 para pelear sobre su guerra de drogas en México.”
“Lo comprobare mañana.” Ella se levantó del taburete y se disculpo. Unos segundos después de desaparecer por la entrada, ella grito, “¿Rook?, Rook, ven aquí.”
Cuando él llego al baño, ella estaba observando cerca de la ventana. “¿Has entrado aquí desde que llegaste?”
“Creo que la respuesta es evidente por la tapa bajada. No”
“Mira esto.” Ella se hizo a un lado, indicando gotas de agua del hielo derretido salpicando sobre el alfeizar. Ella señalo el pestillo. Estaba abierto. “Yo siempre lo cierro.” Cogió una linterna del armario debajo del lavabo e ilumino el pestillo. Una abrasión en la lengüeta de bronce brillaba donde se había hecho palanca. Nikki no lo habría notado si no hubiese sido por las gotitas.
Juntos hicieron un reconocimiento del apartamento. Nadie estaba escondido y nada estaba perdido o fuera de su sitio. Consciente del cuidadoso fisgón que había estado en la rectoría, Heat puso mucho cuidado para notar las cosas pequeñas.
Nada estaba alborotado. “Le debes de haber asustado cuando entraste aquí, Rook.”
“Ya sabes, mis días de dejarme caer sin anunciar probablemente estén acabados.”
Ellos cerraron y bajaron las escaleras para decirselo a La Oposición, que estaba aparcado cruzando la calle. “¿Quieres que lo reporte?”
“Gracias, Harvey, pero lo haré yo mañana.” La última cosa que ella quería era una tarde de luces brillando y forenses desempolvando. Esto no mataría a Rook y ella podría utilizar el otro baño por una noche. “Solo quería darte el aviso.”
Rook dijo, “Ey, Harvey, ¿Alguna vez duermes?”
El veterano policía miro a Heat. “Después de hoy, no.”
Nikki tomo lo que ella insistió fue un buen merecido baño de burbujas en la bañera de invitados mientras Rook hacia los platos. La espero en la sala de estar, navegando por los deportes de ESPN, perdido en la temporada de fútbol, contento de que MLB fuesen días lejanos de Pitchers y Catchers. A las once, apago la televisión. “No tienes que hacer eso por mí,” ella dijo.
Nikki estaba en bata, su pelo mojado, y sintiéndose placidamente aturdida por el baño caliente. Ella se doblo con él en el sofá, oliendo ligeramente a lavanda.
“Creo que ya sabemos el papel principal,” él dijo.
“Sip. El capitán de la comisaría muere un aparente suicidio.” Ella se giro hacia él, solo unas pulgadas de lejos. La relajación dejo su cara. “Ellos estarán equivocados. Nunca haría eso.”
“¿Cómo puedes estar segura?”
“Por la misma razón que se que él no mato a Graf.”
“¿Qué es?”
“Él era el Capitán Montrose.”
En el momento en que lo dijo, las puertas de todos los compartimentos que Nikki había tan cuidadosamente cerrado se abrieron.
Los sellos se rompieron, y un día emotivo –desde la pelea de su vida en Central Park hasta la traumática muerte del Cap. Montrose- se apresuraron a apoderarse de ella. Rook miro la oleada que la cogió. Ella tembló y sus ojos gotearon lágrimas. Después rompió a llorar, echando su cabeza atrás en una liberación que la sorprendió incluso a ella. Él abrió sus brazos, y Nikki le agarro desesperadamente, aferrándose a él, estremeciéndose, sollozando y sollozando, como no lo había hecho en diez años.
CAPITULO OCHO-SEGUNDA PARTE
El resto de la tarde ella lo dedico en centrarse en el trabajo para repeler el malestar que se había establecido como nube tóxica por los pasillos de la comisaría de la doce. En cualquier otro campo, después de la repentina muerte del líder, los negocios se habrían cerrado para el día. Pero esto el Departamento de Policía de New York. Tú no cierras por tristeza.
Para bien o para mal, Nikki Heat sabía como compartimentar. Ella tenía que saber. Si ella no ponía un seguro en sus puertas emocionales, la bestia golpearía en las placas de acero para salir comiéndola viva. La conmoción y la tristeza, eran de esperar. Pero los aullidos furiosos que ella trabajaba duramente por silenciar procedían de la culpa. Su último día con su mentor había sido contencioso y lleno de sospechas; algunas expresadas, otras meramente consideradas –sus propios horribles secretos. Nikki no sabía a donde conducía, pero ella se había aferrado a una tacita creencia de que habría una resolución que haría que ambos se juntarán de nuevo. Nunca imagino que esta tragedia cortaría la historia que pensaba que estaba contando. John Lennon dijo que la vida era lo que ocurría mientras haces otros planes.
A si que estaba muerto.
Confusos mientras ellos volvían de la escena del crimen, Nikki cogió el consejo de Feller y Van Meter y se sentó para desempacar los archivos de la muerte de Montrose sin prejuicios.
La Det. Heat salía de una página y escribía a lápiz los detalles. Haciendo su propia Pizarra del Asesinato en su propia página, ella principalmente se centró en los extraños nuevos comportamientos que crecían en los días anteriores hasta el oscuro día, apuntándolos todos: las ausencias, la agitación, el secretismo, su obstrucción en su caso, su enfado cuando ella insistió en hacer el tipo de trabajo de investigación por el que él había sido entrenado para hacer.
Heat miró fijamente a la página.
Las preguntas no se desvanecían de detrás de su mente adelantándose y creciendo en sus manos. Claro o sucio, ¿el Cap. Montrose conocía el juego? ¿Estaba intentando protegerla? ¿Era eso por lo que no quería que ella investigara en el asesinato de Graf tan profundamente? ¿Porque si ella lo hacia, un grupo de tios armados iban a intentar apilarla en la basura en el parque? ¿Eran contratistas de la CIA? ¿Soldados de infantería de carteles de la droga? ¿Un golpe de un grupo colombiano? ¿o alguien que ella no había incluso conseguido tan lejos?
¿Y estos tios fueron a por él después?
Heat dobló su hoja de papel para ponerla en su bolsillo.
Después ella pensó un momento, lo sacó otra vez, y cruzo hacia el pelotón que estaba en la Pizarra del Asesinato para escribir algo allí. No, ella no se creía el suicidio. No todavía.
“Esto es una llamada oficial,…” dijo Zach Hamner, haciendo preguntarse a Nikki sobre que habría sido su otra conversación. “Acabo de recibir una queja formal de una organización llamada…” Ella podía oír los papeles crujiendo en un extremo y le ayudando a sacarlo.
“‘Justicia a Guarda’.”
“Si. Buena pronunciación. De todas formas, ellos están alegando acoso y declarando racismo basado en una reunión que has tenido con ellos hoy temprano.”
“No puedes tomarte esto en serio,” ella dijo.
“Detective, ¿Sabe cuanto la ciudad de New York pago las últimas décadas en reclamaciones contra este departamento?” Él no espero a una réplica. “Novecientos sesenta y cuatro millones. Eso es un corto cambio de bolsillo de un millón con M. ¿Qué si me tomo las reclamaciones en serio? Apuesta por ello. Y tú también deberías. No necesitas algo como esto saliendo ahora mismo. No con tu ascenso pendiente. Ahora, dime que paso.”
Ella le dio una corta recapitulación de la reunión y la razón de esta. Cuando hubo terminado. El Hamner dijo, “¿Tuviste que mostrar la foto del pandillero de bandas? Esa es la parte exagerada.”
“Sergio Torres intento matarme esta mañana. Yo voy a mostrar su maldita cara a todo mundo conectado con este caso.”
Cuando Hamner dijo que lo pillaba, ella continuo, “y una cosa más. Llevar una investigación es lo suficientemente duro sin segundos externos especulando sobre mi caso.”
“Voy achacar eso a tu obvio día de estrés que has tenido. De todas maneras, nuestras condolencias por la pérdida de tu comandante.” Nikki no podría olvidar el recuerdo de El Hamner mirando fijamente hacia el exterior de la ambulancia esa mañana quejándose, ‘¿Dónde demonios está Montrose?’
Ella comprendió que una palmada en la espalda era suficiente por este llamamiento, por lo que lo dejo pasar. “Gracias.”
“¿Dónde vas a partir de aquí?” él preguntó.
“De vuelta a lo que estaba haciendo. Descubriendo quién mato al Padre Graf. Y quizás a mi jefe.”
La silla de Zach chirrió. Él debe de haberse sentado. “Espera, ¿no fue un suicidio?”
“Lo veremos,” ella dijo.
Rook la recibió con un cocktail cuando abrió la puerta de su apartamento. “Espero que estés animada para un mojito. Esta receta la recogí de una inmersión cerca de una pista de aterrizaje en Puerto Rico.”
Ella cambió su abrigo por la bebida, y justo ahí en la entrada, ellos levantaron sus copas en un brindis. Pero Heat y Rook no las chocaron de inmediato. En vez de eso ellos mantuvieron la mirada hacia el otro durante un largo momento, dejando a la intimidad de su tranquilidad hablar. Entonces, Nikki dejo su vaso en la mesa del vestíbulo, diciendo, “lo primero es lo primero,” mientras ella doblaba sus brazos alrededor de él y ambos se abrazaban.
“Entiendo que después de tu día no estés de humor para algo de carne roja,” él dijo cuando se movían a la cocina.
“Huele increíble.”
“Asado de lomo de res –simple, simple- solo sal, pimienta y romero, además de los aspectos, puré de patatas, coles de bruselas.”
“Comida cómoda. Rook, no sabes lo que esto significa ahora mismo… Oh, sí, lo sabes.” Y después ella tomo otro sorbo. “No tienes tiempo para hacer esto, y con traerme ropa e intentar escribir tu artículo.”
“Hecho. Lo envíe hace dos horas y vine aquí para cuidar de ti. Iba a hacer brochetas, pero después de tu mañana en el parque, comprendí que brochetas sería demasiado humor negro, incluso para mí.”
“Y todavía los mencionas.”
“¿Qué puedo decir? Soy un enigma dentro de una adivinanza de dentro de un preservativo.” Nikki empezó a reír pero se contuvo.
Su cara se empezó a estirar y se sentó en la encimera. Ella se quedo allí, colgada de un taburete, con su mojito y un vaso de un sorprendentemente rojo perfecto de la Baja California, mientras Rook trinchaba y servia. Él paso el plato puesto en la mesa del comedor a la encimera y comieron allí, la informalidad de esto la relajo. Ella tenía hambre pero solo lo manejo en una pequeña porción, prefiriendo a su vez ocuparle con las cosas que no le había dicho sobre sus dificultades con el Cap. Montrose. Le dijo que ella no tenía que hablar sobre eso si era doloroso, pero no lo era, ella dijo, era terapéutico, una oportunidad para sacar la carga que ella llevaba.
Nikki ya le había contado que justo antes del strip Proust ya había tensión con el Cap. Montrose, pero esta vez ella le contó los detalles. Ella compartió la inquietante sospecha que surgió en ella además de que el capitán curiosamente apareciese la noche antes de que Graf fuese asesinado: como obstruyo su caso en cada camino, además de la sangre en el collar que coincide con la banda en su dedo. Y entonces estaba la desconcertante reaparición quemaduras TENS… en Graf, en bailarín, y en la víctima de un viejo caso de asesinato en el que Montrose había trabajado cuando él era un Detective-1.
Rook escucho atentamente sin interrupciones, interesado en su historia pero más ansioso en dejarla descargar y aliviar el dolor que a ella la taladraba. Cuando Nikki terminó, él preguntó, “las sospechas que tu tienes, ¿las has compartido con alguien? ¿Asuntos Internos? ¿Tus nuevos amigos del centro?”
“No, porque son solo, ya sabes, circunstanciales. Él ya estaba en un mundo de dolor. Tú abres esa tapa, esa es la Caja de Pandora.” Su labio inferior se estremeció y ella se lo mordió. “Yo abrí en la puerta una grieta sobre eso con él esta mañana. Él dejo que me metiera, y déjame decirte, le dolió. Eso realmente le dolió.” Ella inclinó su cabeza hacia atrás y entrecerró los ojos, negándose el permitirse llorar, después continuó, “me avergüenza admitirlo ahora, pero había una parte de mi, en el parque…”
Él sabía que ella iba a continuar. “¿Te preguntaras si él pudo haber sido parte de eso?”
“Solo por un segundo, un segundo que me odie a mi misma por ello, pero él me dio ese aviso al final de nuestra reunión. Se cruzo por mi mente.”
“Nikki, no hay nada malo en pensar esas cosas. Especialmente en tu trabajo, vamos, eso es lo que haces.”
Su cabeza se balanceó en aceptación y ella forzó una pequeña sonrisa.
“¿Conseguiste una identificación de tu atacante, el Hombre Paleta?”
“Eres un hombre morboso, Jameson Rook.”
Él se inclino teatralmente. “Gracias, gracias.”
Entonces Heat le dijo sobre Sergio Torres. Como su hoja de acusaciones fue legado de un pandillero de bandas pero fue entrenado como un soldado.”
“No lo pillo,” dijo Rook. “¿Como un mundano metropolitano se convierte en un maestro amenazador con métodos militares y maniobras? Desconcertante.”
“…Si…” Nikki le guiñó un ojo. “Estaba pensando lo mismo…”
“¿Has buscado si estaba conectado con la banda de Mara Salvatrucha? El MS 13s dio un golpe a todos los policías de New York hace un año,” él dijo. “Y, noticias de última hora de mi reciente viaje de armas, los carteles están dando entrenamiento paramilitar a los gángsteres del MS 13 para pelear sobre su guerra de drogas en México.”
“Lo comprobare mañana.” Ella se levantó del taburete y se disculpo. Unos segundos después de desaparecer por la entrada, ella grito, “¿Rook?, Rook, ven aquí.”
Cuando él llego al baño, ella estaba observando cerca de la ventana. “¿Has entrado aquí desde que llegaste?”
“Creo que la respuesta es evidente por la tapa bajada. No”
“Mira esto.” Ella se hizo a un lado, indicando gotas de agua del hielo derretido salpicando sobre el alfeizar. Ella señalo el pestillo. Estaba abierto. “Yo siempre lo cierro.” Cogió una linterna del armario debajo del lavabo e ilumino el pestillo. Una abrasión en la lengüeta de bronce brillaba donde se había hecho palanca. Nikki no lo habría notado si no hubiese sido por las gotitas.
Juntos hicieron un reconocimiento del apartamento. Nadie estaba escondido y nada estaba perdido o fuera de su sitio. Consciente del cuidadoso fisgón que había estado en la rectoría, Heat puso mucho cuidado para notar las cosas pequeñas.
Nada estaba alborotado. “Le debes de haber asustado cuando entraste aquí, Rook.”
“Ya sabes, mis días de dejarme caer sin anunciar probablemente estén acabados.”
Ellos cerraron y bajaron las escaleras para decirselo a La Oposición, que estaba aparcado cruzando la calle. “¿Quieres que lo reporte?”
“Gracias, Harvey, pero lo haré yo mañana.” La última cosa que ella quería era una tarde de luces brillando y forenses desempolvando. Esto no mataría a Rook y ella podría utilizar el otro baño por una noche. “Solo quería darte el aviso.”
Rook dijo, “Ey, Harvey, ¿Alguna vez duermes?”
El veterano policía miro a Heat. “Después de hoy, no.”
Nikki tomo lo que ella insistió fue un buen merecido baño de burbujas en la bañera de invitados mientras Rook hacia los platos. La espero en la sala de estar, navegando por los deportes de ESPN, perdido en la temporada de fútbol, contento de que MLB fuesen días lejanos de Pitchers y Catchers. A las once, apago la televisión. “No tienes que hacer eso por mí,” ella dijo.
Nikki estaba en bata, su pelo mojado, y sintiéndose placidamente aturdida por el baño caliente. Ella se doblo con él en el sofá, oliendo ligeramente a lavanda.
“Creo que ya sabemos el papel principal,” él dijo.
“Sip. El capitán de la comisaría muere un aparente suicidio.” Ella se giro hacia él, solo unas pulgadas de lejos. La relajación dejo su cara. “Ellos estarán equivocados. Nunca haría eso.”
“¿Cómo puedes estar segura?”
“Por la misma razón que se que él no mato a Graf.”
“¿Qué es?”
“Él era el Capitán Montrose.”
En el momento en que lo dijo, las puertas de todos los compartimentos que Nikki había tan cuidadosamente cerrado se abrieron.
Los sellos se rompieron, y un día emotivo –desde la pelea de su vida en Central Park hasta la traumática muerte del Cap. Montrose- se apresuraron a apoderarse de ella. Rook miro la oleada que la cogió. Ella tembló y sus ojos gotearon lágrimas. Después rompió a llorar, echando su cabeza atrás en una liberación que la sorprendió incluso a ella. Él abrió sus brazos, y Nikki le agarro desesperadamente, aferrándose a él, estremeciéndose, sollozando y sollozando, como no lo había hecho en diez años.
lastral- Policia de homicidios
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Lastral, si quieres puedo copiar todo el libro y una vez acabes ponerlo en un formato epub (libro electrónico) para que la gente lo pueda leer más cómodamente.
No sabéis lo genial que es leer fics en un ebook en vez de la pantalla de ordenador.
No sabéis lo genial que es leer fics en un ebook en vez de la pantalla de ordenador.
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Beckett escribió:Lastral, si quieres puedo copiar todo el libro y una vez acabes ponerlo en un formato epub (libro electrónico) para que la gente lo pueda leer más cómodamente.
No sabéis lo genial que es leer fics en un ebook en vez de la pantalla de ordenador.
Me parece perfecto una idea genial Yo tambien con el libro electronico leo los fics en epub y es mucho mas comodo, donde quieras y cuando quieras los lees. Si quieres, cuando termine de traducir el libro, te lo mando en Word que es donde los voy escribiendo originalmente para luego simplemente copiar y pegar aqui.
Muchas gracias de antemano (cuando sea el ultimo capitulo recuerdamelo porque mi memoria es la de un pez )
lastral- Policia de homicidios
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchas gracias por la traduccion........ahora estoy enganchada a tu traduccion esperando a que salga ya el libro.....y eso ayuda.....gracias.....
luzcastle- As del póker
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Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Aqui os traigo la primera parte del noveno capitulo. Es algo mas corto pero me parecio mejor cortar aqui que en otro punto. Cada vez se pone más interesante.
Comos siempre, disfrutadlo y comentad Muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO NUEVE-PRIMERA PARTE
Cuando Nikki salió de su ducha a la mañana siguiente y encontró a Rook en el ordenador de él en su mesa del comedor, ella llegó por detrás de su silla y puso una mano en cada hombro. “Hay algo injusto sobre un mundo donde consigues que te paguen todo ese dinero por hacer un trabajo en ropa interior.” Al tocar Nikki sintió la tensión abandonando sus músculos. Él quito sus manos del teclado, atrayéndolos alrededor de ella, gentilmente agarrando la parte de atrás de sus muslos. Después él sacudió sus cabeza hacia atrás, descansándola entre su pecho, y la miró.
“Podría perder la ropa interior si eso te hace feliz,” él dijo.
“Eso me haría muy feliz, pero acabo de recibir un mensaje de que tengo un traficante de droga llegando para ser entrevistado,” ella se agacho para besar su frente. “Además tengo mi junta oral hoy. Último obstáculo antes del ascenso a teniente.”
“Yo podría ayudarte con eso. Los orales.” Ella simplemente le miro fijamente, y él se giro hacia ella con una inocente cara. “¿Qué?”
“Dime, Rook, ¿Hay alguna palabra en el diccionario de un tio que no pueda transformar en algo lascivo?”
“Cuarteto. Grandes puntos en el Scrabble. Que asciende cuando se convierte en un doble sentido, y yo lo he intentado. Oh, como lo he intentado.” Después él dijo, “Con todo lo que ha pasado, ¿No podrías conseguir un aplazamiento?”
“Podría,” Estaba todo escrito en su cara. Nikki no iba a dejarlo. “Pero no lo haré.” Ella señalo a su MacBook. “Yo pensé que terminaste con el contrabandista de piezas de armas ¿Es este tu siguiente corpiño rasgado, Mss. St. Clair?”
“Nada tan sublime.”
“¿Qué es?”
“Prefiero no decírtelo por el momento.” Él cerro la tapa y se levanto para mirarla. “Mala suerte.” Después Rook la atrajo hacia él y se besaron. Él era tierno y gentil, confortable. “¿Estarás bien esta mañana?”
“No, pero lo conseguiré.”
“Hay un asado francés puesto.” Rook hizo un movimiento hacia la cocina, pero ella se aferro a él y lo mantuvo en el sitio.
“Gracias por la otra noche. Fuiste…un amigo.”
“En cualquier momento, en cualquier lugar, Nikki Heat.” Y ellos se volvieron a besar otra vez.
Ella se vistió mientras él servia su café y exprimía para ambos algo de zumo. Nikki reapareció mostrándose sorprendida y sosteniendo su teléfono. “¿Quieres oír algo extraño? Acabo de comprobar mi buzón de voz. Uno de los mensajes era del agente de viajes al que yo me referí al Capitán Montrose. Dice que no puede creerse las noticias, especialmente porque acababa de hablar ayer con él. Reservo un crucero por las islas.”
“¿Ayer?” Cuando ella lo afirmo, él aplaudió una vez y dijo.”¡John le Carré!” leyó el desconcierto de ella y añadió, “Conoces a John le Carré, ¿no? ‘El espía que surgió del frío’, ‘Constant Gardener’… Oh, y ‘Un espía perfecto’-transcendente, el mejor de la historia… Pero la primera novela de John le Carré fue ‘Llamado para morir’. Este agente secreto encontrado. Suicidio, ellos dicen. Pero esa teoría se desenreda porque él dejo una llamada de atención la noche antes. ¿Ves la lógica? ¿Quién deja una llamada de atención si planea suicidarse?”
“Cierto,” ella dijo. “¿Y quien reserva un crucero? Especialmente Montrose.” Ella frunció el ceño. “¿Ahora? ¿Y solo?” Ella empezó a reflexionar la singularidad de eso cuando él la interrumpió.
“Me visto en dos segundos.”
“¿Para qué?”
“Para ir contigo,” dijo Rook. “Tenemos que ir al trabajo. Esta teoría del suicidio esta llena de agujeros. Oo, lo siento. Pobre elección de palabras, perdóname. Me estoy embalando.”
“Bueno, toma aire. Iremos sobre esto. Tus días de carreras están acabados. No puedo tenerte pisándome los talones ahora. Están pasando muchas cosas.”
“No estaré en medio,” ella le miro para forzarle a admitir, “mucho.”
“No esta pasando. Además, es demasiado complicado ahora. Estoy bajo mucha atención y esto puede parecer no profesional.”
“¿Por qué? Los tenientes también tienen novios.”
“Quizás, pero no trabajando en casos con ellos.” Ella miro la mandíbula abierta de él. ¿Por qué esto es tan importante para ti?”
“Por lo de ayer. Quiero mantener un ojo en ti.”
Ella se acerco y lo agarro. “Rook, eso es muy…”
“… ¿Dulce?”
“Yo iba a decir estúpido.”
El precinto estaba quitado de la puerta de cristal de la oficina, y dos Hombres de Negro de Asuntos Internos estaban esperando a Heat cuando ella entro. “Puedes cerrarla,” dijo Lovel, el anguloso con la fuerte y pterodáctilo característica, que estaba sentado detrás del escritorio. Su compañero, DeLongpre, que estaba encaramado en la estantería, estratégicamente en la línea de visión de Lovel y ligeramente detrás de la silla de invitados por lo que ellos podrían intercambiar señales. Nikki notó que el fuerte había cuidadosamente empujado las fotos de la mujer de Montrose para hacer sitio en la balda para su culo.
“Tenemos algunas preguntas para ti sobre su comandante,” empezó Lovel cuando ella tomo asiento.
“¿Quiere decir que hay algo que no sepáis? Pasabais el suficiente tiempo trabajando sobre él.”
Lovel sonrió pacientemente. “Solo porque somos de AI no nos hace el enemigo, Det. Heat, usted debería saber eso.”
Después DeLongpre dijo, “Por lo que déjenos lidiar con el factor difícil,” haciendo el mismo sonar como el enemigo. O el poli malo para hacer a Lovel el bueno.
“¿Cómo puedo ayudarles?” ella dijo.
Ella respondió algunas preguntas generales al principio: cuanto tiempo hacia que se conocían, su opinión del trabajo de él, como ella caracterizaba su liderazgo durante estos años. Heat fue sincera pero cauta. Estos tios estaban en el negocio de buscar arañas en el sótano, y Nikki no quería añadir más manchas a los representantes del capitán. De hecho, ella estaba contenta de sacar que Montrose había sido un jefe bastante ejemplar, no insignificante, un buen ser humano.
Pero toda esa buena voluntad que Nikki pensaba que ella estaba construyendo acabo influenciando contra ella.
Lovel dijo, “suena como si hubieseis tenido una genial relación.”
“La teníamos.”
“¿Entonces que paso?” Él inclino su cabeza hacia atrás y la escudriño por encima del gancho de su nariz del Periodo Triásico.
Cuando ella no contestó, él dijo, “vamos, él la perdió. ¿Sobre que fue? Y ¿Cuándo?”
Nikki había conducido suficientes interrogatorios por su cuenta para saber que estaba siendo guiada. “No se si me siento cómoda con esas palabras.”
“Entonces elige las tuyas propias,” dijo Lovel.
DeLongpre añadió, “porque Dios sabe que nosotros queremos que te sientas cómoda.”
“No se si yo diría que él la perdió,” ella dijo. “Fue más como un cambio lento. Un poco más tensa, eso es todo. Yo la descuide un poco porque su mujer fue asesinada.” Ella no sabía que era más fuerte, su instinto por proteger su memoria o su desconfianza en estos dos.
Lovel dijo, “¿Es eso por lo que dijiste a tu pelotón ayer…” él leyó de su cuaderno, “ ‘el capitán ha estado fuera del cuadro últimamente, pero esto me esta perturbando mi cabeza’?”
¿Quién les dio esto? Heat se preguntó. Aunque tenía una idea. “Eso esta fuera de contexto. Pienso que lo dije cuando él estaba en MIA.”
Lovel sujeto el cuaderno y repitió, “‘el capitán ha estado fuera del cuadro últimamente…’ Suena como lleno de contexto para mí. Oí que vosotros realmente discutisteis ayer por la mañana en esta oficina. Gritos, escritorio golpeado… ¿Bien?”
“Él estaba sintiendo presión. El CompStat presionaba, ya sabes. Números en blanco.”
“Si, él también nos dijo sobre eso. Pero, ¿Por qué estaba levantando tu falda?” Dijo DeLongpre. Heat sabía que estaba calculando para presionar un botón, por lo que lo ignoro. Pero tenía que contestar. A si que les lanzo un hueso.
“Nosotros teníamos algunas discrepancias sobre el caso en el que estoy trabajando.” Ella estaba preparada para decir poco y dejarlo en lo general. Pero ellos tenían otras ideas.
“El cura, ¿Verdad? Y tú pensabas que estaba involucrado de alguna manera en su asesinato. ¿Y eso es por lo que estallo?”
Heat estaba pasmada. Mientras ella buscaba una contestación, DeLongpre saltó. “Él condujo solo una búsqueda en la rectoría ¿verdad? Lo encontraste sospechoso.”
Después Lovel la golpeó con “y él te estaba jodiendo en tu caso, bloqueando vías viables de tu investigación.”
“Especialmente en estos días, desde que los registros telefónicos establecieron que Montrose estaba relacionado con la víctima,” dijo su compañero.
Estos tios eran minuciosos. “Si sabéis todas estas cosas, ¿Qué queréis de mí?”
“Más.” Lovel se levantó de la silla y rodeo el escritorio para sentarse enfrente de este. Él aliso su delgada corbata negra y bajo su mirada hacia ella desde su pose. “Queremos saber que más estás escondiendo.”
“¿Esperas que eche porquería de mi viejo capitán?”
“Esperamos que ayudes al departamento en esta investigación, Detective.”
DeLongpre dijo, “él estaba metido en algo, oigamos lo que tienes.”
Ella miro de un Hombre de Negro a otro. Ellos se habían colocado para que el seguir su conversación se sintiera como ver un partido de tenis. “No tengo nada. No más de lo que ya mencionasteis.” Lo que era mayormente verdad. El resto era infundado y circunstancial, como el corte del dedo del capitán.
En un canto monótono, DeLongpre dijo, “Bul… shit…”
Ella no siguió por su camino pero habló de sus observaciones calmadamente a Lovel. “Yo lidio con hechos. Lo que queréis es una bola de papel mascado, llama a la Det. Hinesburg otra vez. Voy a emplearme en descubrir quien mato a mi comandante.”
“¿Descubrir quien le mato?” Cuando Lovel levantó una ceja, las líneas en su enorme frente formaron una ‘V’ invertida. “Nadie le mato excepto él.”
“No tenéis pruebas de eso.”
“Las acabas de tener,” él dijo. El hombre de AI salió del escritorio y ando por la sala, marcando cada punto con un dedo. “Tiro directo, duro pero justo la mujer del capitán muere hace un año y él va alrededor de nudo. Empezando a tropezar. No podía manejar la presión del mandato, y el grupo de lobos de la Sede Central desdencieron sobre él, haciéndole incluso más errático. Quizás era tentación, quizás era furia en el sistema, él consiguió involucrarse en algo –no sabemos en qué todavía, pero por el infierno que lo descubriremos- y cuando tú… su protegida… le llamó y le dio en su culo ayer, él sintió el muro cerrarse.” Lovel golpeó sus dedos una vez más. “Dejo vuestra reunión y se comió su arma.”
Nikki se puso de pie. “Espera, ¿Lo estas poniendo esto sobre mí?”
Lovel sonrió y profundas arrugas verticales aparecieron en sus mejillas. “Dame algo que diga que no lo es.”
“Hasta entonces,” dijo DeLongpre, “vive con ello.”
Comos siempre, disfrutadlo y comentad Muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO NUEVE-PRIMERA PARTE
Cuando Nikki salió de su ducha a la mañana siguiente y encontró a Rook en el ordenador de él en su mesa del comedor, ella llegó por detrás de su silla y puso una mano en cada hombro. “Hay algo injusto sobre un mundo donde consigues que te paguen todo ese dinero por hacer un trabajo en ropa interior.” Al tocar Nikki sintió la tensión abandonando sus músculos. Él quito sus manos del teclado, atrayéndolos alrededor de ella, gentilmente agarrando la parte de atrás de sus muslos. Después él sacudió sus cabeza hacia atrás, descansándola entre su pecho, y la miró.
“Podría perder la ropa interior si eso te hace feliz,” él dijo.
“Eso me haría muy feliz, pero acabo de recibir un mensaje de que tengo un traficante de droga llegando para ser entrevistado,” ella se agacho para besar su frente. “Además tengo mi junta oral hoy. Último obstáculo antes del ascenso a teniente.”
“Yo podría ayudarte con eso. Los orales.” Ella simplemente le miro fijamente, y él se giro hacia ella con una inocente cara. “¿Qué?”
“Dime, Rook, ¿Hay alguna palabra en el diccionario de un tio que no pueda transformar en algo lascivo?”
“Cuarteto. Grandes puntos en el Scrabble. Que asciende cuando se convierte en un doble sentido, y yo lo he intentado. Oh, como lo he intentado.” Después él dijo, “Con todo lo que ha pasado, ¿No podrías conseguir un aplazamiento?”
“Podría,” Estaba todo escrito en su cara. Nikki no iba a dejarlo. “Pero no lo haré.” Ella señalo a su MacBook. “Yo pensé que terminaste con el contrabandista de piezas de armas ¿Es este tu siguiente corpiño rasgado, Mss. St. Clair?”
“Nada tan sublime.”
“¿Qué es?”
“Prefiero no decírtelo por el momento.” Él cerro la tapa y se levanto para mirarla. “Mala suerte.” Después Rook la atrajo hacia él y se besaron. Él era tierno y gentil, confortable. “¿Estarás bien esta mañana?”
“No, pero lo conseguiré.”
“Hay un asado francés puesto.” Rook hizo un movimiento hacia la cocina, pero ella se aferro a él y lo mantuvo en el sitio.
“Gracias por la otra noche. Fuiste…un amigo.”
“En cualquier momento, en cualquier lugar, Nikki Heat.” Y ellos se volvieron a besar otra vez.
Ella se vistió mientras él servia su café y exprimía para ambos algo de zumo. Nikki reapareció mostrándose sorprendida y sosteniendo su teléfono. “¿Quieres oír algo extraño? Acabo de comprobar mi buzón de voz. Uno de los mensajes era del agente de viajes al que yo me referí al Capitán Montrose. Dice que no puede creerse las noticias, especialmente porque acababa de hablar ayer con él. Reservo un crucero por las islas.”
“¿Ayer?” Cuando ella lo afirmo, él aplaudió una vez y dijo.”¡John le Carré!” leyó el desconcierto de ella y añadió, “Conoces a John le Carré, ¿no? ‘El espía que surgió del frío’, ‘Constant Gardener’… Oh, y ‘Un espía perfecto’-transcendente, el mejor de la historia… Pero la primera novela de John le Carré fue ‘Llamado para morir’. Este agente secreto encontrado. Suicidio, ellos dicen. Pero esa teoría se desenreda porque él dejo una llamada de atención la noche antes. ¿Ves la lógica? ¿Quién deja una llamada de atención si planea suicidarse?”
“Cierto,” ella dijo. “¿Y quien reserva un crucero? Especialmente Montrose.” Ella frunció el ceño. “¿Ahora? ¿Y solo?” Ella empezó a reflexionar la singularidad de eso cuando él la interrumpió.
“Me visto en dos segundos.”
“¿Para qué?”
“Para ir contigo,” dijo Rook. “Tenemos que ir al trabajo. Esta teoría del suicidio esta llena de agujeros. Oo, lo siento. Pobre elección de palabras, perdóname. Me estoy embalando.”
“Bueno, toma aire. Iremos sobre esto. Tus días de carreras están acabados. No puedo tenerte pisándome los talones ahora. Están pasando muchas cosas.”
“No estaré en medio,” ella le miro para forzarle a admitir, “mucho.”
“No esta pasando. Además, es demasiado complicado ahora. Estoy bajo mucha atención y esto puede parecer no profesional.”
“¿Por qué? Los tenientes también tienen novios.”
“Quizás, pero no trabajando en casos con ellos.” Ella miro la mandíbula abierta de él. ¿Por qué esto es tan importante para ti?”
“Por lo de ayer. Quiero mantener un ojo en ti.”
Ella se acerco y lo agarro. “Rook, eso es muy…”
“… ¿Dulce?”
“Yo iba a decir estúpido.”
El precinto estaba quitado de la puerta de cristal de la oficina, y dos Hombres de Negro de Asuntos Internos estaban esperando a Heat cuando ella entro. “Puedes cerrarla,” dijo Lovel, el anguloso con la fuerte y pterodáctilo característica, que estaba sentado detrás del escritorio. Su compañero, DeLongpre, que estaba encaramado en la estantería, estratégicamente en la línea de visión de Lovel y ligeramente detrás de la silla de invitados por lo que ellos podrían intercambiar señales. Nikki notó que el fuerte había cuidadosamente empujado las fotos de la mujer de Montrose para hacer sitio en la balda para su culo.
“Tenemos algunas preguntas para ti sobre su comandante,” empezó Lovel cuando ella tomo asiento.
“¿Quiere decir que hay algo que no sepáis? Pasabais el suficiente tiempo trabajando sobre él.”
Lovel sonrió pacientemente. “Solo porque somos de AI no nos hace el enemigo, Det. Heat, usted debería saber eso.”
Después DeLongpre dijo, “Por lo que déjenos lidiar con el factor difícil,” haciendo el mismo sonar como el enemigo. O el poli malo para hacer a Lovel el bueno.
“¿Cómo puedo ayudarles?” ella dijo.
Ella respondió algunas preguntas generales al principio: cuanto tiempo hacia que se conocían, su opinión del trabajo de él, como ella caracterizaba su liderazgo durante estos años. Heat fue sincera pero cauta. Estos tios estaban en el negocio de buscar arañas en el sótano, y Nikki no quería añadir más manchas a los representantes del capitán. De hecho, ella estaba contenta de sacar que Montrose había sido un jefe bastante ejemplar, no insignificante, un buen ser humano.
Pero toda esa buena voluntad que Nikki pensaba que ella estaba construyendo acabo influenciando contra ella.
Lovel dijo, “suena como si hubieseis tenido una genial relación.”
“La teníamos.”
“¿Entonces que paso?” Él inclino su cabeza hacia atrás y la escudriño por encima del gancho de su nariz del Periodo Triásico.
Cuando ella no contestó, él dijo, “vamos, él la perdió. ¿Sobre que fue? Y ¿Cuándo?”
Nikki había conducido suficientes interrogatorios por su cuenta para saber que estaba siendo guiada. “No se si me siento cómoda con esas palabras.”
“Entonces elige las tuyas propias,” dijo Lovel.
DeLongpre añadió, “porque Dios sabe que nosotros queremos que te sientas cómoda.”
“No se si yo diría que él la perdió,” ella dijo. “Fue más como un cambio lento. Un poco más tensa, eso es todo. Yo la descuide un poco porque su mujer fue asesinada.” Ella no sabía que era más fuerte, su instinto por proteger su memoria o su desconfianza en estos dos.
Lovel dijo, “¿Es eso por lo que dijiste a tu pelotón ayer…” él leyó de su cuaderno, “ ‘el capitán ha estado fuera del cuadro últimamente, pero esto me esta perturbando mi cabeza’?”
¿Quién les dio esto? Heat se preguntó. Aunque tenía una idea. “Eso esta fuera de contexto. Pienso que lo dije cuando él estaba en MIA.”
Lovel sujeto el cuaderno y repitió, “‘el capitán ha estado fuera del cuadro últimamente…’ Suena como lleno de contexto para mí. Oí que vosotros realmente discutisteis ayer por la mañana en esta oficina. Gritos, escritorio golpeado… ¿Bien?”
“Él estaba sintiendo presión. El CompStat presionaba, ya sabes. Números en blanco.”
“Si, él también nos dijo sobre eso. Pero, ¿Por qué estaba levantando tu falda?” Dijo DeLongpre. Heat sabía que estaba calculando para presionar un botón, por lo que lo ignoro. Pero tenía que contestar. A si que les lanzo un hueso.
“Nosotros teníamos algunas discrepancias sobre el caso en el que estoy trabajando.” Ella estaba preparada para decir poco y dejarlo en lo general. Pero ellos tenían otras ideas.
“El cura, ¿Verdad? Y tú pensabas que estaba involucrado de alguna manera en su asesinato. ¿Y eso es por lo que estallo?”
Heat estaba pasmada. Mientras ella buscaba una contestación, DeLongpre saltó. “Él condujo solo una búsqueda en la rectoría ¿verdad? Lo encontraste sospechoso.”
Después Lovel la golpeó con “y él te estaba jodiendo en tu caso, bloqueando vías viables de tu investigación.”
“Especialmente en estos días, desde que los registros telefónicos establecieron que Montrose estaba relacionado con la víctima,” dijo su compañero.
Estos tios eran minuciosos. “Si sabéis todas estas cosas, ¿Qué queréis de mí?”
“Más.” Lovel se levantó de la silla y rodeo el escritorio para sentarse enfrente de este. Él aliso su delgada corbata negra y bajo su mirada hacia ella desde su pose. “Queremos saber que más estás escondiendo.”
“¿Esperas que eche porquería de mi viejo capitán?”
“Esperamos que ayudes al departamento en esta investigación, Detective.”
DeLongpre dijo, “él estaba metido en algo, oigamos lo que tienes.”
Ella miro de un Hombre de Negro a otro. Ellos se habían colocado para que el seguir su conversación se sintiera como ver un partido de tenis. “No tengo nada. No más de lo que ya mencionasteis.” Lo que era mayormente verdad. El resto era infundado y circunstancial, como el corte del dedo del capitán.
En un canto monótono, DeLongpre dijo, “Bul… shit…”
Ella no siguió por su camino pero habló de sus observaciones calmadamente a Lovel. “Yo lidio con hechos. Lo que queréis es una bola de papel mascado, llama a la Det. Hinesburg otra vez. Voy a emplearme en descubrir quien mato a mi comandante.”
“¿Descubrir quien le mato?” Cuando Lovel levantó una ceja, las líneas en su enorme frente formaron una ‘V’ invertida. “Nadie le mato excepto él.”
“No tenéis pruebas de eso.”
“Las acabas de tener,” él dijo. El hombre de AI salió del escritorio y ando por la sala, marcando cada punto con un dedo. “Tiro directo, duro pero justo la mujer del capitán muere hace un año y él va alrededor de nudo. Empezando a tropezar. No podía manejar la presión del mandato, y el grupo de lobos de la Sede Central desdencieron sobre él, haciéndole incluso más errático. Quizás era tentación, quizás era furia en el sistema, él consiguió involucrarse en algo –no sabemos en qué todavía, pero por el infierno que lo descubriremos- y cuando tú… su protegida… le llamó y le dio en su culo ayer, él sintió el muro cerrarse.” Lovel golpeó sus dedos una vez más. “Dejo vuestra reunión y se comió su arma.”
Nikki se puso de pie. “Espera, ¿Lo estas poniendo esto sobre mí?”
Lovel sonrió y profundas arrugas verticales aparecieron en sus mejillas. “Dame algo que diga que no lo es.”
“Hasta entonces,” dijo DeLongpre, “vive con ello.”
lastral- Policia de homicidios
- Mensajes : 747
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Edad : 35
Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
muchas gracias por traducir
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
gracias por tomarte la molestia y dedicarnos parte de tu tiempo a los que somos negados con el ingles y no tenemos N.P.I. gracias a ti vamos a enterarnos gracias muchas gracias
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchas gracias a todos vosotros por leerlo (a los que comentais como a los que no), es un placer hacerlo.
Ademas me sirve para el ingles, que ahora en verano sin series se te queda medio olvidado
Ademas me sirve para el ingles, que ahora en verano sin series se te queda medio olvidado
lastral- Policia de homicidios
- Mensajes : 747
Fecha de inscripción : 10/04/2011
Edad : 35
Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
¡Ya llevas la mitad del libro! ¡Ánimo que esto en verano te lo ventilas en un pis pas!
Muchas gracias por la traduccion!!
Hola, te quiero agradecer por la traducción, ya que en mi país no puedo conseguir ninguno de estos libros. Leí los dos primeros online, y me gustaron, pero Heat Rises es mucho mejor, más atrapante, y es muy lindo ver como la relación de Niky y Rook fue creciendo a través de los libros. Ojalá pudieran plasmar algo de los libros en la próxima temporada. Una vez más, gracias, espero ansiosa cada capítulo.
SILVYS- Escritor novato
- Mensajes : 2
Fecha de inscripción : 13/04/2012
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Me olvide de decir que soy de Buenos Aires, Argentina.
SILVYS- Escritor novato
- Mensajes : 2
Fecha de inscripción : 13/04/2012
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Aquí os traigo la segunda parte del noveno capitulo. Es mas largo que el anterior como vereis y tiene mas 'chicha'.
Como siempre, disfrutadlo y comentad. De nuevo muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO 9-SEGUNDA PARTE
Heat era consciente de que alguien estaba de pie junto a ella y quitó su mirada siguiendo el reflejo de su protector de pantalla. Era Ochoa. “He llevado la comprobación del doctor que escribió la extraña prescripción para el Padre Graf. El hombre es un fraude. La dirección es una correspondencia abandonada. Nadie ha oído hablar de él.”
Nikki se sacudió el pesado residuo de su reunión con AI. “¿Tenía licencia para ejercer en New York?”
“La tenía,” dijo el detective. “Un poco espinoso, sin embargo. Viendo como murió en una residencia para mayores en Florida hace diez años.”
Su teléfono sonó. Hinesburg la estaba llamando desde fuera de la sala de Interrogatorios para decirla que el traficante de drogas había llegado.
“No he visto a este hombre antes en mi vida,” dijo Alejando Martínez. Él deslizo la ficha policial de Sergio Torres a través de la mesa hacia Heat. Ella se dio cuenta de la delicadeza de sus manos. Manicura inmaculada también.
“¿Estás seguro?” ella preguntó. “Su hoja de antecedentes incluye fracasos de drogas hasta Washington Heights y el Bronx. ¿Dónde ha estado en el tiempo que has estado fuera de la ciudad?”
“Se lo aseguro, Detective, desde que deje la penitenciaria no he estado comprometido en ninguna venta de narcóticos o asociado con ningún criminal. Eso sería una violación de mi condicional.” Él rió entre dientes. “Ossining tiene muchas buenas cualidades, pero no estoy planeando volver.” Nikki tomo a este apuesto hombre, sonando tan refinado, seguramente Continental –y preguntándose cuanta sangre había conseguido debajo de esas uñas lacadas antes de que finalmente lo dejara. Mirándole sentado allí, mirando todo el patrón de telenovela de la 62, con sus distinguidas canas y su completo traje de Dries Van Noten con bolsillo cuadrado, quien se atrevería a sospechar las decenas de vidas que había arruinado y cuerpos que había depositado en bidones de aceite vacíos y pozos de cal.
“La vida se ha portado bien contigo, al parecer,” ella dijo. “Ropa cara, joyas… Me gusta la pulsera.”
Martínez retiro la monógama esposa de su mano derecha y extendió su brazo a lo largo de la división de la mesa por lo que Nikki podía apreciar la sonora pulsera de plata tachonada con piedras preciosas. “Bonita,” ella dijo. “¿Qué es esto? ¿Esmeraldas?”
“Si, ¿Le gusta? Es de Colombia. Lo ví en un viaje de negocios y no pude resistirme.”
“¿La compraste recientemente?” Heat no era compradora de joyas. Ella estaba sentando las bases.
“No, como seguramente sabe, los términos de mi condicional no me permiten viajes internacionales.”
“Pero seguro que puede permitirse una o dos piezas de esta. Mr. Martínez, parece tener un montón de dinero.”
“Mi trabajo en Sing Sing me llevo a reflexionar humildemente sobre el dinero y su uso. En mi individual manera, intento usar cualquier riqueza que he logrado ahorrar como una herramienta para el bien.”
“¿Eso incluye tu droga de dinero? Estoy pensando especialmente sobre unos pocos de miles de cientos que anotaste de nuevo en 2003 en Atlantic City.”
Este hombre estaba sereno. “Le aseguro que no soy consciente de lo que esta hablando.”
Nikki alcanzó a la silla que estaba detrás de ella y abrió las latas de galletas de dinero encima de la mesa. “¿Esto refresca tu memoria?” Por primera desde que entró en la sala, Nikki vio la capa romperse. No mucho, pero sus ojos se movieron de un lado a otro. “¿No? Déjame ayudarte. Este dinero ha sido rastreado de vuelta a un acuerdo negociado en tu habitación de hotel en uno de tus casinos. El comprador era un DEA encubierto. Él se metió con un micro y este dinero y se supone que iba a salir con un paquete de cocaína. En vez de eso, se convirtió en un relleno sanitario tres semanas después.”
El brillo de su encanto canalla dejo sus ojos mientras ellos se endurecían. Pero todavía seguía sin decir nada. “Intentemos con algo más de mostrar-y-contar.” Nikki entrego una foto del Padre Graf.
“Tampoco conozco a este…” Estaba mintiendo. Frío mientras lo estaba, Alejando Martínez mostraba el clásico estrés que dice…los parpadeos, la boca seca.
“Mírelo otra vez, yo creo que sí.”
Él dio la más superficial mirada y la apartó de nuevo. “Me temo que no.”
“¿Tiene alguna idea de cómo este dinero acabo en su posesión?”
“Yo me referiré a mi primera respuesta. No lo conozco.”
Nikki le contó al ex-convicto sobre el asesinato del Padre Graf y le preguntó donde estaba esa noche. Él ponderó, fijando sus ojos en el techo y limpiando una lengua de tiza por sus laminados labios.
“Como recuerdo, estaba cenando fuera. Si, en La Grenouille y después volví a mi apartamento para el resto de la noche. Yo alquile ‘Quantum of Solance’ en Blu-ray. Usted podría ser una Chica Bond, Detective.”
Heat ignoro el comentario pero apuntó su coartada.
Ella recogió las latas de dinero para irse. Después las volvió a dejar y abrió su libreta otra vez. “¿Y donde estaba ayer entre las once de la mañana y las dos de la tarde?”
“¿Planea condenarme por cada homicidio de New York?”
“No, Mr. Martínez. Me conformo con estos dos.”
Después de que Nikki devolviera el dinero del DEA a Bienes, ella volvió a la oficina para comprobar los mensajes antes de irse para su oral. En la entrada, ella se paro y miro fijamente de forma incrédula. Asuntos Internos había empaquetado y limpiado todo de la oficina del Cap. Montrose. Estaba completamente vacía.
Última hora de la tarde en el One Police Plaza, ellos nombraron el nombre de Heat. Ella bajo el magazine en el que no se podía concentrar y avanzo entrando en la sala de examinación.
Era como Nikki lo había imaginado cuando había visualizado los orales en su preparación mental. Heat había aprendido de otros que habían cogido las pizarras de lo que esperaban, y tenían la escena antes que ella. Ella avanzó hacia la luz fluorescente, una sala sin ventanas, donde cinco examinadores –una mezcla de capitanes en activo y administradores- sentados en una larga mesa de cara a una solitaria silla.
Suyo. Cuando Nikki dijo hola y tomo asiento, la dinámica de repente le recordó a la escena de jueces de la escuela de ballet de ‘Flashdance’. Si ella solo pudiera conseguir esto a través de un movimiento rompedor.
“Buenas tardes, Detective,” empezó el administrador de Personal que estaba moderando. Ondas de ansiedad ante los exámenes agitaron a Nikki. “Cada miembro aquí te estará haciendo preguntas abiertas relevantes para el servicio de teniente en NYPD. Las podrás contestar de la manera que elijas. Cada uno de nosotros puntuara tus respuestas, después combinaremos los resultados para determinar la disposición de tu candidatura. ¿Entiende el procedimiento de hoy?”
“Si, señor, lo entiendo.”
Y después esto empezó.
“¿Qué ves como tu debilidad?” Pregunto la mujer de Relaciones Comunitarias. Una trampa si alguna vez hubo una. Si dices que no tienes ninguna, puntos de menos por ser un gallito. Nombrar una flaqueza que inhibe tu habilidad para hacer el trabajo, probablemente puedas también levantarte y abandonar la sala después.
“Mi debilidad,” empezó Nikki, “es que me implico tanto por el trabajo que invierto en ello a costa de mi vida personal. Eso es en gran parte porque yo no veo esto tanto como un trabajo sino como una carrera –o de hecho, una misión. Ser un miembro de este departamento es mi vida. Servir a las víctimas, además de a mis compañeros y detectives…” El simple proceso de bucear y hablar desde su corazón calmo la organizada pelea dentro de ella. La satisfacción procedente del panel la decía que estaba en el pie correcto, y eso no daño su habilidad para mantener su cabeza.
Concentrada y relajada mientras que ella ya había empezado, las preguntas que la hicieron durante la siguiente media hora sintieron más como una conversación honesta que un examen.
Nikki hábilmente envió las preguntas sobre todo, desde como ella expresamente llevaba las evaluaciones que tenía hasta sus sentimientos sobre la diversidad en el lugar de trabajo, lo que significa lidiar con el acoso sexual, los juicios de mandato como cuando, y cuando no, hasta desplegar las actividades en los vehículos.
Cuando la sesión estaba cercana a finalizar, uno de los jueces, un comandante de Staten Island que por su lenguaje corporal que ella leyó era el único que dudaba allí, dijo, “veo que mató a alguien el otro día.”
“Creo que dos sospechosos, señor. Solo uno ha sido confirmado.”
“¿Y como se siente sobre eso?”
Nikki se paro antes de contestar, sabiendo que esta era otro truco. “Arrepentida. Valoro la vida, y eso fue…y siempre será…un último recurso. Pero si el juego es mortal, tengo que responder.”
“¿Sentiste que era una pelea justa?”
“¿Respetuosamente, Capitán? Si alguien esta buscando una pelea justa, él será mejor que no se meta conmigo.”
Los miembros asintieron y parecieron satisfechos y pasaron sus tablas de puntuaciones al moderador. Él las miro y dijo, “Nosotros, por supuesto, tenemos que calcularlas, pero me siento seguro en decir que lo has hecho excepcionalmente bien, Det. Heat. Combinando esto con su puntuación de sobresaliente en la parte escrita, tengo un sentimiento de buenas noticias que llegarán, y pronto.”
“Gracias.”
El Administrador de Personal dijo, “si no voy adelantando al caballo aquí, ¿te ha dado algún pensamiento de estar al mando de tu propia comisaría?”
“Realmente no.”
Él sonrió. “Yo lo tendría.”
Puntualmente a las nueve de la mañana siguiente, la Det. Heat se anuncio a la recepcionista del vestíbulo en el edificio de Terence Cardinal Cooke en Sutton Place. Para Nikki, la sede de la archidiócesis era un extraño lugar para estar mientras disminuía una leve resaca y sentirse felizmente dolorida después de su noche con Rook. Una bolsa de calor creció dentro de ella mientras reflexionaba en como de afortunada era al tener a un hombre como él en su vida, que siempre buscaba maneras para escapar a la claridad en medio de la oscuridad.
Su cara se ensancho en una tonta sonrisa, recordando como ella había hecho reír a Rook gritando “¡Cuarteto!” en un crítico momento en la cama.
Un ayudante del administrador en un traje de tres piezas, que se presento a si mismo como Roland Jackson, estaba esperando en el décimo-noveno piso cuando el ascensor se abrió en unas oficinas de cancillería. “El monseñor la esta esperando.” Llevaba una brazada en un gran bolsillo de Manila en un brazo y señalo con la otra a ella para precederle a través de la puerta más cercana. “La Det. Heat esta aquí,” él dijo mientras ella entraba.
Ellos pillaron al monseñor apresurándose por ponerse su negra chaqueta para la reunión. Él estaba todavía doblando su codo para ajustarse una manga mientras se acercaba para estrechar una mano, lo cual hizo con ambas. “Hola, Pete Lynch.”
“Gracias por hacerme un hueco, Monseñor.” Nikki le devolvió su cálida sonrisa. Por tercera vez, Heat declino el café o té que ofrecían, y los tres tomaron asiento en un modesto conjunto para conversar al lado del escritorio de monseñor.
“Entiendo que esto es por el Padre Graf,” Monseñor Lynch dijo. Su rostro se oscureció. “Es una asombrosa pérdida. Cuando algo como esto pasa en cualquier lugar, es un profundo sentimiento, pero más en nuestra fraternidad. Debe saber eso. He oído también sobre su propia pérdida. Él esta en nuestras plegarías también.”
Ella se lo agradeció y después dirigió la conversación de vuelta al Padre Graf. “Como hombre que administra los asuntos del día a día en la archidiócesis, quisiera conseguir una opinión suya sobre él como pastor. ¿Era consciente de algún problema con él?”
“¿Cómo cuál?”
“Bueno, por ejemplo, ¿algunas irregularidades financiales en las cuentas de la parroquia? ¿Conflictos con feligreses o alguien aquí? ¿Conducta inapropiada o de ese tipo?”
“Lo puede decir detective, ¿Quiere decir sexual?”
“Si.” Nikki se encontró a si misma estudiando al monseñor, después le miro.
“Nada de lo que yo sea consciente.” Él rompió el contacto visual y removió sus gafas de alambre para frotarse el puente de su nariz entre su dedo gordo y dedo índice. “Roland tiene el libro de la parroquia aquí, ¿Algún inconveniente?”
“No, nada de ese tipo.” Mr. Jackson le dio unas palmaditas a los informes en sus muslos. “Sus libros siempre equilibrados, estaba enamorado de la parroquia, y no estaba involucrado en ningún escándalo personal.”
“¿Y sobre la situación con el cura que trasladasteis, aquel del que dicen que molesto a esos niños en la excursión?”
La frente del monseñor adquirió un suave brillo, y una rápida mirada se dio entre los dos hombres. “Padre Shea,” solicitó Roland Jackson sin necesidad.
“Esos comportamientos son el castigo de nuestra sagrada iglesia ahora. Como mencionó, trasladamos a aquel cura inmediatamente, y él esta en un programa de asesoramiento asilado de cualquier parroquia, especialmente de niños.” Después el Monseñor Lynch añadió, “probablemente se enfrentará a cargos criminales –y debería.”
Nikki dijo, “he oído que uno de los padres amenazó al Padre Graf, acusándole de complicidad.”
“Quiere decir Mr. Hays.” Él puso en su lugar sus gafas. “¿Puede siquiera imaginar el dolor que un padre soporta cuando su inocente hijo es molestado?”
“Inimaginable,” ella dijo. “Quisiera averiguar si estaban al tanto de alguna amenaza específica contra el Padre Graf hecha por Mr. Hays.”
Jackson revolvió su paquete de archivos y encontró un impreso de un e-mail. “Hace un mes y medio más o menos, el Padre Gerry recibió esto.” Él tendió la página a Nikki. Era una página completa, de un solo espacio con un lenguaje cargado de improperios y acusaciones. La última línea decía, ‘¿Has oído alguna vez hablar del Trikit Tune-up? Yo sí, padre. Sufrirás hasta que reces por morir y después sufrirás algo más. Mucho más. La mejor parte es cuando tú llamarás a Dios por clemencia y él te mirará hacía abajo y escupirá sobre tu seca bolsa del cuerpo de un alma’.
“Monseñor Lynch,” dijo Heat. “Esto no es solo directo y específico, pero además es muy parecido a la manera en que fue asesinado. ¿No lo tomo esto en serio?”
“Por supuesto, Detective, ninguna amenaza será descartada de mano. Sin embargo, Mr. Hays estaba comprensiblemente agitado. También el Padre Graf no fue el único al que envió notas como esta, por lo que no tuvimos motivos en centrarnos únicamente en él.”
Roland Jackson lo apoyo. “El Padre Shea recibió uno, por supuesto, muy similar.”
“Incluso yo recibí uno,” dijo monseñor.
“¿Por qué no informo de esto a la policía?” ella preguntó.
“Estábamos esperando manejar esto como un asunto interno.”
Heat dijo, “¿Y como esto se ha estado resolviendo para tus chicos?”
Monseñor Lynch registró un sentido cansado de la derrota. “Tu cuestión ha sido hecha muchas veces, Det. Heat, créame. Y, dando el beneficio de la retrospectiva, bueno…” Él bajos sus ojos y después los llevo de vuelta a ella. “¿Tiene alguna idea de lo que es amar una organización tanto que es como tu familia? Pero como cualquier familia, tiene defectos que te hacen daño, pero que tú soportas sin embargo porque confías en su grandeza.”
“Creo que tengo una idea,” ella dijo.
La fría ráfaga cuando ella salió de la puerta giratoria hacia First Avenue entumeció la cara de Nikki, y el viento era tan fuerte que Heat tuvo que resguardarse contra el muro de mármol gris oscuro del vestíbulo para distinguir a la Administrativa Yarborough por encima de la picazón de su teléfono. “¿Es un mal momento, Nikki?”
“No, solo estoy aquí fuera golpeando el pavimento.”
“Bueno, si lo que he oído es verdad, no lo vas a estar haciendo mucho más tiempo. Eres la comidilla en el edificio esta mañana después de tu junta oral. Tengo un sentimiento de que vas a tener grandes responsabilidades que desgastarán tus Nine West contra el frío.”
Un camión de bomberos se movió por completo con las sirenas y bocinas. Nikki se tapono un oído y se giró hacia el muro. Cuando esto pasó, ella dijo, “eso es increíble. Lo tengo que admitir, se siente como que fue bien.”
Phyllis Yaborough rió. “Amo la subestimación. Déjame decirte como yo lo leí. Pienso que no solo vas a conseguir tu barra de oro, sino que con el repentino hueco de mando, se habla que ellos probablemente cojan la vía rápida contigo para la capitanía por lo que puedas asumir el trabajo de Montrose. Nada esta firmado, pero esta es tu fecha clave para apuntarlo en tu calendario. Probablemente tengas la llamada en cualquier momento, ¿Piensas que lo puedes hacer?” En la corta pausa cuando el corazón de Nikki revoloteó, la Administrativa dijo, “no te preocupes, Nikki. Ambas sabemos que estas preparada para la tarea.”
La Waterfront Ale House, el lugar más cercano para comer cerca del OCME, fue el empiece de la rápida comida para que Nikki Heat y Lauren Parry cogieran uno de los más valorados en la barra mejor que esperar en una mesa. Para ser un bar la comida era sorprendentemente buena y siempre una aventura. Ambas pidieron de la pizarra de tiza. Nikki tomo sopa de cebolla, su amiga cambió y dijo que iba a intentar la hamburguesa de ante.
Después de que Heat le contará sus resultados del examen y la reciente llamada de Phyllis Yaborough, Lauren la felicitó, pero parecía apagada. Ella dijo que a pesar de sus nuevas noticias, estaba preocupada por Nikki después de la penosa experiencia en Central Park. La detective miró por la ventana a la Second Avenue y a La Oposición aparcado en su azul y blanco y tranquilizó a Lauren porque ella se sentía lo suficientemente segura. “Y después de la comida estaré en un lugar seguro de Manhattan. Los Montrose no dejaron ningún familiar, por lo que voy a ir a la 1PP para ver que puedo hacer para ayudar con los servicios conmemorativos.”
Su comida llegó. La ME partió en dos su hamburguesa de ante y preguntó, “¿Ningún familiar? ¿Ningún hijo?”
“El perro era su hijo.”
“¿Qué tipo de perro?”
“Un mini Dachshund de pelo largo, justo como el tuyo.” Heat apartó una tira de queso fundido de su cuchara y pudo ver el cambio en su amiga. “Dr. Parry, antes de que tengas alguna idea sobre que Lola tenga una hermana mayor, el vecino del capitán tiene a Penny y quiere quedársela.”
“Penny….,” dijo Lauren. “Dime que no es dulce.”
“Un paquete envuelto de monería.” Heat se volvió pensativa.
“Una cosa más que debilita la teoría del suicidio. El capitán adoraba a Penny. No importa que más estaba pasando, de ninguna manera él simplemente la abandonaría.”
“Buena suerte intentando hacer descarrilar hacia donde este tren esta yendo,” dijo la ME.
“Este tiene ímpetu. Una tipo de suicidio es de todo excepto firmado y sellado.”
Nikki estudió a su amiga. “¿Soy yo, u oí reservas?”
“Soy escéptica por profesión. Eso es ciencia.”
“Pero…”
Lauren Parry dejó la mitad de su hamburguesa sobrante y limpió su boca. “A mí no me gusta la trayectoria de la bala. Esta en la esfera, pero para mi gusto esta demasiado adelantada y a la izquierda. Además de que fue un disparo de barbilla.”
Ambas sabían que la mayoría de tiradores minimizaban el factor de un fallo no fatal pegando el cañón a sus bocas, lo que es en jerga policial ‘comiéndote tu arma’. Ella debió haber sentido los pensamientos de Nikki y añadió, “si, había residuos en su mano.”
Heat echo su sopa a un lado y miró por la ventana, pérdida en sus pensamientos.
Debería haber sabido que algo estaba mal por la mirada en la cara del teniente cuando le mostró su lista. “Ya veo… Bien. Espere un momento, por favor.” El director del departamento funeral fue a su escritorio en la parte de atrás de una pequeña habitación de oficina y marcó un número en su teléfono sin sentarse. Mientras Nikki esperaba, ella estudio la lista de Honor de los Caídos –héroes recordados para siempre en altas placas de latón que alineaban el muro del área de recepción. Fotos enmarcadas trazaban la historia de ceremonias conmemorativas de Los Mejores de New York que iban del sepia al blanco-y-negro, al Kodachrome y al digital. Ella revisó su lista, que incluía oradores voluntarios, la Sociedad Esmeralda de gaitas, y una solicitud para sobrevolar helicópteros, desde que fue una de las primeras unidades del Cap. Montrose antes de hacerse inspector.
El teniente Prescott volvió. “¿Le gustaría tomar asiento?”
“¿Hay algún problema?”
La cara de Prescott se volvió solemne. “Det. Heat, aprecio tu voluntariado para ayudarnos con los servicios para el Cap. Montrose, pero nuestros planes no van hacia algo tan, bueno… elaborado… en este particular caso.”
“¿Es por el helicóptero? Lo he visto hacer, pero era solo una idea.”
“Francamente,” él dijo con simpatía en sus ojos, “nada de esto se arregla a nuestros planes.” Cuando ella frunció el ceño, él añadió, “bueno, quizás un orador. Usted, si quiere.”
Alguien entró, y cuando ella se giro, Zach Hamner estaba allí en mangas de camisa y corbata. “Debería haberme llamado, Heat, podrías haberte ahorrado un viaje.”
“¿Por qué es parte de esto?” Ella preguntó pero la dirigió a Prescott.
“Yo le llame,” explicó el teniente. “En interpretativos casos como este, nosotros consultamos con el comandante de asuntos legales.”
“No entiendo ‘interpretativos’,” dijo Nikki.
“Simple como esto,” dijo El Hamner. “Un gobernante necesita estar seguro de si un servicio con Todos los Honores es apropiado para una muerte que no esta en la línea del deber. El organismo de control del presupuesto le gusta demandar si la ciudad gasta frívolamente.”
“¡¿Frívolamente?!”
Hamner agitó ambas manos frente a él. “Tranquilízate, no en mis términos, ¿OK? Pero sí de la gente que demanda usarlo, y peores. Sin embargo, los hechos permanecen, ¿Una celebración con Todos los Honores para un suicidio? ¿Sin mencionar a un policía cuya actividad sospechosa quizás le implique en un asesinato…?” Él sacudió su cabeza.
“No puedo creer lo que estoy oyendo,” ella dijo. “Estamos hablando de un veterano, condecorado comandante de comisaría. Ellos no lo han decidido suicidio todavía. Y ¿De donde sacas este negocio de actividad sospechosa implicándole en un asesinato?”
“¿Por? De ti. Si, conseguí un preliminar de tu reunión con Asuntos Internos esta mañana.”
Heat estaba alucinando. Sus propias palabras estaban siendo maltratadas. “Esto es inaceptable. ¿Sin Todos los Honores? ¿Qué estás planeando, Zach? ¿Una caja de cartón y un carrito de la compra?”
Prescott se acercó para calmar la tormenta. “Tenemos un agradable nivel de servicios que incluye un suburbano depósito de cadáveres cerca de su casa y un camino escoltado con algunos motoristas hasta el terreno cerca de su última mujer.”
“¿Y está es la última palabra?”
Zach dijo, “es a menos que alguien más pague la factura.”
“Esto es una ofensa.”
“Esto es lo que pasa cuando coges el camino de los cobardes.”
“Mr. Hamner…,” advirtió el teniente, pero Nikki no sería parada.
“Eso es,” dijo Heat. “Sé como lidiar con esto. Lo voy a hacer público.”
“No harás tal cosa,” dijo Hamner. “Si vas a la prensa, ¿Te darás cuenta del daño que harás?”
“Yo solo puedo esperarlo,” ella dijo y después se fue.
De vuelta a la oficina, Nikki todavía echaba humo. Ella no había colgado el teléfono a Rook de camino a la comisaría y aunque se había calmado, pero anunciando la bofetada contra Montrose al pelotón solo reencendió su ira. Las palabras del monseñor esa mañana sobre tener fe a pesar de sus defectos hicieron un poco calmar su malestar.
Por lo que Nikki Heat hizo lo que siempre hacia bajo esas circunstancias: sumergirse en el trabajo. “Quiero a Laurence Hays al minuto que vuelva de New York,” ella dijo al Det. Raley. “Hizo una específica amenaza contra Graf por escrito y le quiero, ahora.” Ella le dio las copias de la amenaza por e-mail para distribuirlas al pelotón.
Raley leyó el e-mail. “Whoa… Estoy en ello.”
El Det. Ochoa dijo, “yo probablemente tenga algo para hacerte sentir algo mejor. No podía dejar pasar el porqué el ama de llaves del Padre Graf, Mrs. Borelli, estaba siendo tan cautelosa sobre nuestro invitado.” Él señaló al hombre sin identificar en la vigilancia de ‘El Límite del Placer’. “Por lo que yo pase su último nombre por los parroquias.”
“Gran idea,” dijo Sharon Hinesburg, cuya responsabilidad era identificarle, y quien no había pensado en ello.
“De todas manera,” dijo Ochoa como si Hinesburg nunca hubiese hablado. “Tuve un acierto en Paul Borelli en Bensorthurst. Nada grande. Algunos fracasos de tabaco y alteración del orden público.”
Él la tendió la foto de la cara. Había una coincidencia en el hombre de la pizarra.
“¿Su hijo?”
“Sobrino.”
“Suficiente para avergonzar a su tía. Hacedle una visita.”
Nikki pegó la foto de la cara en la Pizarra del Asesinato al lado de la foto de vigilancia. “Oh, agradable.”
“Si,” dijo la Det. Hinesburg. “Agradable.”
Cuando Nikki llegó a su apartamento y abrió su puerta, esta chocó contra algo después de unas cuantas pulgadas y paró. “Oof,” dijo Rook al otro lado. “Espera un segundo.” Después él la abrió completamente. Estaba sujetando un destornillador y estaba de pie junto a un taburete.
“¿Qué estas haciendo?” ella preguntó.
“Tengo una sorpresa para ti,” él señaló por encima de la puerta, donde había montado una cámara inalámbrica de tubo. “¿Ah? ¿Qué piensas?”
“¿Rook? ¿Una NannyCam?”
“Corrijo: NikkiCam. Después de que el equipo de huellas se fuera, pensé que necesitabas alguna seguridad extra, por lo que fui a la tienda de espías en la calle Christopher. Podría pasarme horas allí. Principalmente porque puedo verme a mi mismo en cada monitor.” Él golpeó una pose en el espejo de la entrada. “La verdad es que estoy muy bueno.”
Ella se alejó de él y miró a la cámara. “No es una mala instalación.”
“Oo, esto esta empezando a sonar como uno de esos vídeos porno donde yo soy el obrero casual.” Rook sonrió. “Como tú sabes, nada casual sobre como trabajo.”
“No, bastante diligente. Estas en mi lista de empleados del mes.” Ella le beso y fueron al mostrador para dejar la pila de correo que ella había traído con el periódico de la tarde.
“¿Qué prefieres para cenar? ¿Llevar o salir?” Cuando ella no contestó, él se giró. La cara de Nikki se había quedado pálida.
“¿Qué?” Rook se levantó y se puso al lado de ella en la encimera donde ella había desdoblado la portada del New York Ledger. Cuando vio el titular, miró a Nikki pero no se atrevía a interrumpirla. Heat estaba demasiado absorta, aturdida por lo que ella estaba leyendo.
Como siempre, disfrutadlo y comentad. De nuevo muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO 9-SEGUNDA PARTE
Heat era consciente de que alguien estaba de pie junto a ella y quitó su mirada siguiendo el reflejo de su protector de pantalla. Era Ochoa. “He llevado la comprobación del doctor que escribió la extraña prescripción para el Padre Graf. El hombre es un fraude. La dirección es una correspondencia abandonada. Nadie ha oído hablar de él.”
Nikki se sacudió el pesado residuo de su reunión con AI. “¿Tenía licencia para ejercer en New York?”
“La tenía,” dijo el detective. “Un poco espinoso, sin embargo. Viendo como murió en una residencia para mayores en Florida hace diez años.”
Su teléfono sonó. Hinesburg la estaba llamando desde fuera de la sala de Interrogatorios para decirla que el traficante de drogas había llegado.
“No he visto a este hombre antes en mi vida,” dijo Alejando Martínez. Él deslizo la ficha policial de Sergio Torres a través de la mesa hacia Heat. Ella se dio cuenta de la delicadeza de sus manos. Manicura inmaculada también.
“¿Estás seguro?” ella preguntó. “Su hoja de antecedentes incluye fracasos de drogas hasta Washington Heights y el Bronx. ¿Dónde ha estado en el tiempo que has estado fuera de la ciudad?”
“Se lo aseguro, Detective, desde que deje la penitenciaria no he estado comprometido en ninguna venta de narcóticos o asociado con ningún criminal. Eso sería una violación de mi condicional.” Él rió entre dientes. “Ossining tiene muchas buenas cualidades, pero no estoy planeando volver.” Nikki tomo a este apuesto hombre, sonando tan refinado, seguramente Continental –y preguntándose cuanta sangre había conseguido debajo de esas uñas lacadas antes de que finalmente lo dejara. Mirándole sentado allí, mirando todo el patrón de telenovela de la 62, con sus distinguidas canas y su completo traje de Dries Van Noten con bolsillo cuadrado, quien se atrevería a sospechar las decenas de vidas que había arruinado y cuerpos que había depositado en bidones de aceite vacíos y pozos de cal.
“La vida se ha portado bien contigo, al parecer,” ella dijo. “Ropa cara, joyas… Me gusta la pulsera.”
Martínez retiro la monógama esposa de su mano derecha y extendió su brazo a lo largo de la división de la mesa por lo que Nikki podía apreciar la sonora pulsera de plata tachonada con piedras preciosas. “Bonita,” ella dijo. “¿Qué es esto? ¿Esmeraldas?”
“Si, ¿Le gusta? Es de Colombia. Lo ví en un viaje de negocios y no pude resistirme.”
“¿La compraste recientemente?” Heat no era compradora de joyas. Ella estaba sentando las bases.
“No, como seguramente sabe, los términos de mi condicional no me permiten viajes internacionales.”
“Pero seguro que puede permitirse una o dos piezas de esta. Mr. Martínez, parece tener un montón de dinero.”
“Mi trabajo en Sing Sing me llevo a reflexionar humildemente sobre el dinero y su uso. En mi individual manera, intento usar cualquier riqueza que he logrado ahorrar como una herramienta para el bien.”
“¿Eso incluye tu droga de dinero? Estoy pensando especialmente sobre unos pocos de miles de cientos que anotaste de nuevo en 2003 en Atlantic City.”
Este hombre estaba sereno. “Le aseguro que no soy consciente de lo que esta hablando.”
Nikki alcanzó a la silla que estaba detrás de ella y abrió las latas de galletas de dinero encima de la mesa. “¿Esto refresca tu memoria?” Por primera desde que entró en la sala, Nikki vio la capa romperse. No mucho, pero sus ojos se movieron de un lado a otro. “¿No? Déjame ayudarte. Este dinero ha sido rastreado de vuelta a un acuerdo negociado en tu habitación de hotel en uno de tus casinos. El comprador era un DEA encubierto. Él se metió con un micro y este dinero y se supone que iba a salir con un paquete de cocaína. En vez de eso, se convirtió en un relleno sanitario tres semanas después.”
El brillo de su encanto canalla dejo sus ojos mientras ellos se endurecían. Pero todavía seguía sin decir nada. “Intentemos con algo más de mostrar-y-contar.” Nikki entrego una foto del Padre Graf.
“Tampoco conozco a este…” Estaba mintiendo. Frío mientras lo estaba, Alejando Martínez mostraba el clásico estrés que dice…los parpadeos, la boca seca.
“Mírelo otra vez, yo creo que sí.”
Él dio la más superficial mirada y la apartó de nuevo. “Me temo que no.”
“¿Tiene alguna idea de cómo este dinero acabo en su posesión?”
“Yo me referiré a mi primera respuesta. No lo conozco.”
Nikki le contó al ex-convicto sobre el asesinato del Padre Graf y le preguntó donde estaba esa noche. Él ponderó, fijando sus ojos en el techo y limpiando una lengua de tiza por sus laminados labios.
“Como recuerdo, estaba cenando fuera. Si, en La Grenouille y después volví a mi apartamento para el resto de la noche. Yo alquile ‘Quantum of Solance’ en Blu-ray. Usted podría ser una Chica Bond, Detective.”
Heat ignoro el comentario pero apuntó su coartada.
Ella recogió las latas de dinero para irse. Después las volvió a dejar y abrió su libreta otra vez. “¿Y donde estaba ayer entre las once de la mañana y las dos de la tarde?”
“¿Planea condenarme por cada homicidio de New York?”
“No, Mr. Martínez. Me conformo con estos dos.”
Después de que Nikki devolviera el dinero del DEA a Bienes, ella volvió a la oficina para comprobar los mensajes antes de irse para su oral. En la entrada, ella se paro y miro fijamente de forma incrédula. Asuntos Internos había empaquetado y limpiado todo de la oficina del Cap. Montrose. Estaba completamente vacía.
Última hora de la tarde en el One Police Plaza, ellos nombraron el nombre de Heat. Ella bajo el magazine en el que no se podía concentrar y avanzo entrando en la sala de examinación.
Era como Nikki lo había imaginado cuando había visualizado los orales en su preparación mental. Heat había aprendido de otros que habían cogido las pizarras de lo que esperaban, y tenían la escena antes que ella. Ella avanzó hacia la luz fluorescente, una sala sin ventanas, donde cinco examinadores –una mezcla de capitanes en activo y administradores- sentados en una larga mesa de cara a una solitaria silla.
Suyo. Cuando Nikki dijo hola y tomo asiento, la dinámica de repente le recordó a la escena de jueces de la escuela de ballet de ‘Flashdance’. Si ella solo pudiera conseguir esto a través de un movimiento rompedor.
“Buenas tardes, Detective,” empezó el administrador de Personal que estaba moderando. Ondas de ansiedad ante los exámenes agitaron a Nikki. “Cada miembro aquí te estará haciendo preguntas abiertas relevantes para el servicio de teniente en NYPD. Las podrás contestar de la manera que elijas. Cada uno de nosotros puntuara tus respuestas, después combinaremos los resultados para determinar la disposición de tu candidatura. ¿Entiende el procedimiento de hoy?”
“Si, señor, lo entiendo.”
Y después esto empezó.
“¿Qué ves como tu debilidad?” Pregunto la mujer de Relaciones Comunitarias. Una trampa si alguna vez hubo una. Si dices que no tienes ninguna, puntos de menos por ser un gallito. Nombrar una flaqueza que inhibe tu habilidad para hacer el trabajo, probablemente puedas también levantarte y abandonar la sala después.
“Mi debilidad,” empezó Nikki, “es que me implico tanto por el trabajo que invierto en ello a costa de mi vida personal. Eso es en gran parte porque yo no veo esto tanto como un trabajo sino como una carrera –o de hecho, una misión. Ser un miembro de este departamento es mi vida. Servir a las víctimas, además de a mis compañeros y detectives…” El simple proceso de bucear y hablar desde su corazón calmo la organizada pelea dentro de ella. La satisfacción procedente del panel la decía que estaba en el pie correcto, y eso no daño su habilidad para mantener su cabeza.
Concentrada y relajada mientras que ella ya había empezado, las preguntas que la hicieron durante la siguiente media hora sintieron más como una conversación honesta que un examen.
Nikki hábilmente envió las preguntas sobre todo, desde como ella expresamente llevaba las evaluaciones que tenía hasta sus sentimientos sobre la diversidad en el lugar de trabajo, lo que significa lidiar con el acoso sexual, los juicios de mandato como cuando, y cuando no, hasta desplegar las actividades en los vehículos.
Cuando la sesión estaba cercana a finalizar, uno de los jueces, un comandante de Staten Island que por su lenguaje corporal que ella leyó era el único que dudaba allí, dijo, “veo que mató a alguien el otro día.”
“Creo que dos sospechosos, señor. Solo uno ha sido confirmado.”
“¿Y como se siente sobre eso?”
Nikki se paro antes de contestar, sabiendo que esta era otro truco. “Arrepentida. Valoro la vida, y eso fue…y siempre será…un último recurso. Pero si el juego es mortal, tengo que responder.”
“¿Sentiste que era una pelea justa?”
“¿Respetuosamente, Capitán? Si alguien esta buscando una pelea justa, él será mejor que no se meta conmigo.”
Los miembros asintieron y parecieron satisfechos y pasaron sus tablas de puntuaciones al moderador. Él las miro y dijo, “Nosotros, por supuesto, tenemos que calcularlas, pero me siento seguro en decir que lo has hecho excepcionalmente bien, Det. Heat. Combinando esto con su puntuación de sobresaliente en la parte escrita, tengo un sentimiento de buenas noticias que llegarán, y pronto.”
“Gracias.”
El Administrador de Personal dijo, “si no voy adelantando al caballo aquí, ¿te ha dado algún pensamiento de estar al mando de tu propia comisaría?”
“Realmente no.”
Él sonrió. “Yo lo tendría.”
Puntualmente a las nueve de la mañana siguiente, la Det. Heat se anuncio a la recepcionista del vestíbulo en el edificio de Terence Cardinal Cooke en Sutton Place. Para Nikki, la sede de la archidiócesis era un extraño lugar para estar mientras disminuía una leve resaca y sentirse felizmente dolorida después de su noche con Rook. Una bolsa de calor creció dentro de ella mientras reflexionaba en como de afortunada era al tener a un hombre como él en su vida, que siempre buscaba maneras para escapar a la claridad en medio de la oscuridad.
Su cara se ensancho en una tonta sonrisa, recordando como ella había hecho reír a Rook gritando “¡Cuarteto!” en un crítico momento en la cama.
Un ayudante del administrador en un traje de tres piezas, que se presento a si mismo como Roland Jackson, estaba esperando en el décimo-noveno piso cuando el ascensor se abrió en unas oficinas de cancillería. “El monseñor la esta esperando.” Llevaba una brazada en un gran bolsillo de Manila en un brazo y señalo con la otra a ella para precederle a través de la puerta más cercana. “La Det. Heat esta aquí,” él dijo mientras ella entraba.
Ellos pillaron al monseñor apresurándose por ponerse su negra chaqueta para la reunión. Él estaba todavía doblando su codo para ajustarse una manga mientras se acercaba para estrechar una mano, lo cual hizo con ambas. “Hola, Pete Lynch.”
“Gracias por hacerme un hueco, Monseñor.” Nikki le devolvió su cálida sonrisa. Por tercera vez, Heat declino el café o té que ofrecían, y los tres tomaron asiento en un modesto conjunto para conversar al lado del escritorio de monseñor.
“Entiendo que esto es por el Padre Graf,” Monseñor Lynch dijo. Su rostro se oscureció. “Es una asombrosa pérdida. Cuando algo como esto pasa en cualquier lugar, es un profundo sentimiento, pero más en nuestra fraternidad. Debe saber eso. He oído también sobre su propia pérdida. Él esta en nuestras plegarías también.”
Ella se lo agradeció y después dirigió la conversación de vuelta al Padre Graf. “Como hombre que administra los asuntos del día a día en la archidiócesis, quisiera conseguir una opinión suya sobre él como pastor. ¿Era consciente de algún problema con él?”
“¿Cómo cuál?”
“Bueno, por ejemplo, ¿algunas irregularidades financiales en las cuentas de la parroquia? ¿Conflictos con feligreses o alguien aquí? ¿Conducta inapropiada o de ese tipo?”
“Lo puede decir detective, ¿Quiere decir sexual?”
“Si.” Nikki se encontró a si misma estudiando al monseñor, después le miro.
“Nada de lo que yo sea consciente.” Él rompió el contacto visual y removió sus gafas de alambre para frotarse el puente de su nariz entre su dedo gordo y dedo índice. “Roland tiene el libro de la parroquia aquí, ¿Algún inconveniente?”
“No, nada de ese tipo.” Mr. Jackson le dio unas palmaditas a los informes en sus muslos. “Sus libros siempre equilibrados, estaba enamorado de la parroquia, y no estaba involucrado en ningún escándalo personal.”
“¿Y sobre la situación con el cura que trasladasteis, aquel del que dicen que molesto a esos niños en la excursión?”
La frente del monseñor adquirió un suave brillo, y una rápida mirada se dio entre los dos hombres. “Padre Shea,” solicitó Roland Jackson sin necesidad.
“Esos comportamientos son el castigo de nuestra sagrada iglesia ahora. Como mencionó, trasladamos a aquel cura inmediatamente, y él esta en un programa de asesoramiento asilado de cualquier parroquia, especialmente de niños.” Después el Monseñor Lynch añadió, “probablemente se enfrentará a cargos criminales –y debería.”
Nikki dijo, “he oído que uno de los padres amenazó al Padre Graf, acusándole de complicidad.”
“Quiere decir Mr. Hays.” Él puso en su lugar sus gafas. “¿Puede siquiera imaginar el dolor que un padre soporta cuando su inocente hijo es molestado?”
“Inimaginable,” ella dijo. “Quisiera averiguar si estaban al tanto de alguna amenaza específica contra el Padre Graf hecha por Mr. Hays.”
Jackson revolvió su paquete de archivos y encontró un impreso de un e-mail. “Hace un mes y medio más o menos, el Padre Gerry recibió esto.” Él tendió la página a Nikki. Era una página completa, de un solo espacio con un lenguaje cargado de improperios y acusaciones. La última línea decía, ‘¿Has oído alguna vez hablar del Trikit Tune-up? Yo sí, padre. Sufrirás hasta que reces por morir y después sufrirás algo más. Mucho más. La mejor parte es cuando tú llamarás a Dios por clemencia y él te mirará hacía abajo y escupirá sobre tu seca bolsa del cuerpo de un alma’.
“Monseñor Lynch,” dijo Heat. “Esto no es solo directo y específico, pero además es muy parecido a la manera en que fue asesinado. ¿No lo tomo esto en serio?”
“Por supuesto, Detective, ninguna amenaza será descartada de mano. Sin embargo, Mr. Hays estaba comprensiblemente agitado. También el Padre Graf no fue el único al que envió notas como esta, por lo que no tuvimos motivos en centrarnos únicamente en él.”
Roland Jackson lo apoyo. “El Padre Shea recibió uno, por supuesto, muy similar.”
“Incluso yo recibí uno,” dijo monseñor.
“¿Por qué no informo de esto a la policía?” ella preguntó.
“Estábamos esperando manejar esto como un asunto interno.”
Heat dijo, “¿Y como esto se ha estado resolviendo para tus chicos?”
Monseñor Lynch registró un sentido cansado de la derrota. “Tu cuestión ha sido hecha muchas veces, Det. Heat, créame. Y, dando el beneficio de la retrospectiva, bueno…” Él bajos sus ojos y después los llevo de vuelta a ella. “¿Tiene alguna idea de lo que es amar una organización tanto que es como tu familia? Pero como cualquier familia, tiene defectos que te hacen daño, pero que tú soportas sin embargo porque confías en su grandeza.”
“Creo que tengo una idea,” ella dijo.
La fría ráfaga cuando ella salió de la puerta giratoria hacia First Avenue entumeció la cara de Nikki, y el viento era tan fuerte que Heat tuvo que resguardarse contra el muro de mármol gris oscuro del vestíbulo para distinguir a la Administrativa Yarborough por encima de la picazón de su teléfono. “¿Es un mal momento, Nikki?”
“No, solo estoy aquí fuera golpeando el pavimento.”
“Bueno, si lo que he oído es verdad, no lo vas a estar haciendo mucho más tiempo. Eres la comidilla en el edificio esta mañana después de tu junta oral. Tengo un sentimiento de que vas a tener grandes responsabilidades que desgastarán tus Nine West contra el frío.”
Un camión de bomberos se movió por completo con las sirenas y bocinas. Nikki se tapono un oído y se giró hacia el muro. Cuando esto pasó, ella dijo, “eso es increíble. Lo tengo que admitir, se siente como que fue bien.”
Phyllis Yaborough rió. “Amo la subestimación. Déjame decirte como yo lo leí. Pienso que no solo vas a conseguir tu barra de oro, sino que con el repentino hueco de mando, se habla que ellos probablemente cojan la vía rápida contigo para la capitanía por lo que puedas asumir el trabajo de Montrose. Nada esta firmado, pero esta es tu fecha clave para apuntarlo en tu calendario. Probablemente tengas la llamada en cualquier momento, ¿Piensas que lo puedes hacer?” En la corta pausa cuando el corazón de Nikki revoloteó, la Administrativa dijo, “no te preocupes, Nikki. Ambas sabemos que estas preparada para la tarea.”
La Waterfront Ale House, el lugar más cercano para comer cerca del OCME, fue el empiece de la rápida comida para que Nikki Heat y Lauren Parry cogieran uno de los más valorados en la barra mejor que esperar en una mesa. Para ser un bar la comida era sorprendentemente buena y siempre una aventura. Ambas pidieron de la pizarra de tiza. Nikki tomo sopa de cebolla, su amiga cambió y dijo que iba a intentar la hamburguesa de ante.
Después de que Heat le contará sus resultados del examen y la reciente llamada de Phyllis Yaborough, Lauren la felicitó, pero parecía apagada. Ella dijo que a pesar de sus nuevas noticias, estaba preocupada por Nikki después de la penosa experiencia en Central Park. La detective miró por la ventana a la Second Avenue y a La Oposición aparcado en su azul y blanco y tranquilizó a Lauren porque ella se sentía lo suficientemente segura. “Y después de la comida estaré en un lugar seguro de Manhattan. Los Montrose no dejaron ningún familiar, por lo que voy a ir a la 1PP para ver que puedo hacer para ayudar con los servicios conmemorativos.”
Su comida llegó. La ME partió en dos su hamburguesa de ante y preguntó, “¿Ningún familiar? ¿Ningún hijo?”
“El perro era su hijo.”
“¿Qué tipo de perro?”
“Un mini Dachshund de pelo largo, justo como el tuyo.” Heat apartó una tira de queso fundido de su cuchara y pudo ver el cambio en su amiga. “Dr. Parry, antes de que tengas alguna idea sobre que Lola tenga una hermana mayor, el vecino del capitán tiene a Penny y quiere quedársela.”
“Penny….,” dijo Lauren. “Dime que no es dulce.”
“Un paquete envuelto de monería.” Heat se volvió pensativa.
“Una cosa más que debilita la teoría del suicidio. El capitán adoraba a Penny. No importa que más estaba pasando, de ninguna manera él simplemente la abandonaría.”
“Buena suerte intentando hacer descarrilar hacia donde este tren esta yendo,” dijo la ME.
“Este tiene ímpetu. Una tipo de suicidio es de todo excepto firmado y sellado.”
Nikki estudió a su amiga. “¿Soy yo, u oí reservas?”
“Soy escéptica por profesión. Eso es ciencia.”
“Pero…”
Lauren Parry dejó la mitad de su hamburguesa sobrante y limpió su boca. “A mí no me gusta la trayectoria de la bala. Esta en la esfera, pero para mi gusto esta demasiado adelantada y a la izquierda. Además de que fue un disparo de barbilla.”
Ambas sabían que la mayoría de tiradores minimizaban el factor de un fallo no fatal pegando el cañón a sus bocas, lo que es en jerga policial ‘comiéndote tu arma’. Ella debió haber sentido los pensamientos de Nikki y añadió, “si, había residuos en su mano.”
Heat echo su sopa a un lado y miró por la ventana, pérdida en sus pensamientos.
Debería haber sabido que algo estaba mal por la mirada en la cara del teniente cuando le mostró su lista. “Ya veo… Bien. Espere un momento, por favor.” El director del departamento funeral fue a su escritorio en la parte de atrás de una pequeña habitación de oficina y marcó un número en su teléfono sin sentarse. Mientras Nikki esperaba, ella estudio la lista de Honor de los Caídos –héroes recordados para siempre en altas placas de latón que alineaban el muro del área de recepción. Fotos enmarcadas trazaban la historia de ceremonias conmemorativas de Los Mejores de New York que iban del sepia al blanco-y-negro, al Kodachrome y al digital. Ella revisó su lista, que incluía oradores voluntarios, la Sociedad Esmeralda de gaitas, y una solicitud para sobrevolar helicópteros, desde que fue una de las primeras unidades del Cap. Montrose antes de hacerse inspector.
El teniente Prescott volvió. “¿Le gustaría tomar asiento?”
“¿Hay algún problema?”
La cara de Prescott se volvió solemne. “Det. Heat, aprecio tu voluntariado para ayudarnos con los servicios para el Cap. Montrose, pero nuestros planes no van hacia algo tan, bueno… elaborado… en este particular caso.”
“¿Es por el helicóptero? Lo he visto hacer, pero era solo una idea.”
“Francamente,” él dijo con simpatía en sus ojos, “nada de esto se arregla a nuestros planes.” Cuando ella frunció el ceño, él añadió, “bueno, quizás un orador. Usted, si quiere.”
Alguien entró, y cuando ella se giro, Zach Hamner estaba allí en mangas de camisa y corbata. “Debería haberme llamado, Heat, podrías haberte ahorrado un viaje.”
“¿Por qué es parte de esto?” Ella preguntó pero la dirigió a Prescott.
“Yo le llame,” explicó el teniente. “En interpretativos casos como este, nosotros consultamos con el comandante de asuntos legales.”
“No entiendo ‘interpretativos’,” dijo Nikki.
“Simple como esto,” dijo El Hamner. “Un gobernante necesita estar seguro de si un servicio con Todos los Honores es apropiado para una muerte que no esta en la línea del deber. El organismo de control del presupuesto le gusta demandar si la ciudad gasta frívolamente.”
“¡¿Frívolamente?!”
Hamner agitó ambas manos frente a él. “Tranquilízate, no en mis términos, ¿OK? Pero sí de la gente que demanda usarlo, y peores. Sin embargo, los hechos permanecen, ¿Una celebración con Todos los Honores para un suicidio? ¿Sin mencionar a un policía cuya actividad sospechosa quizás le implique en un asesinato…?” Él sacudió su cabeza.
“No puedo creer lo que estoy oyendo,” ella dijo. “Estamos hablando de un veterano, condecorado comandante de comisaría. Ellos no lo han decidido suicidio todavía. Y ¿De donde sacas este negocio de actividad sospechosa implicándole en un asesinato?”
“¿Por? De ti. Si, conseguí un preliminar de tu reunión con Asuntos Internos esta mañana.”
Heat estaba alucinando. Sus propias palabras estaban siendo maltratadas. “Esto es inaceptable. ¿Sin Todos los Honores? ¿Qué estás planeando, Zach? ¿Una caja de cartón y un carrito de la compra?”
Prescott se acercó para calmar la tormenta. “Tenemos un agradable nivel de servicios que incluye un suburbano depósito de cadáveres cerca de su casa y un camino escoltado con algunos motoristas hasta el terreno cerca de su última mujer.”
“¿Y está es la última palabra?”
Zach dijo, “es a menos que alguien más pague la factura.”
“Esto es una ofensa.”
“Esto es lo que pasa cuando coges el camino de los cobardes.”
“Mr. Hamner…,” advirtió el teniente, pero Nikki no sería parada.
“Eso es,” dijo Heat. “Sé como lidiar con esto. Lo voy a hacer público.”
“No harás tal cosa,” dijo Hamner. “Si vas a la prensa, ¿Te darás cuenta del daño que harás?”
“Yo solo puedo esperarlo,” ella dijo y después se fue.
De vuelta a la oficina, Nikki todavía echaba humo. Ella no había colgado el teléfono a Rook de camino a la comisaría y aunque se había calmado, pero anunciando la bofetada contra Montrose al pelotón solo reencendió su ira. Las palabras del monseñor esa mañana sobre tener fe a pesar de sus defectos hicieron un poco calmar su malestar.
Por lo que Nikki Heat hizo lo que siempre hacia bajo esas circunstancias: sumergirse en el trabajo. “Quiero a Laurence Hays al minuto que vuelva de New York,” ella dijo al Det. Raley. “Hizo una específica amenaza contra Graf por escrito y le quiero, ahora.” Ella le dio las copias de la amenaza por e-mail para distribuirlas al pelotón.
Raley leyó el e-mail. “Whoa… Estoy en ello.”
El Det. Ochoa dijo, “yo probablemente tenga algo para hacerte sentir algo mejor. No podía dejar pasar el porqué el ama de llaves del Padre Graf, Mrs. Borelli, estaba siendo tan cautelosa sobre nuestro invitado.” Él señaló al hombre sin identificar en la vigilancia de ‘El Límite del Placer’. “Por lo que yo pase su último nombre por los parroquias.”
“Gran idea,” dijo Sharon Hinesburg, cuya responsabilidad era identificarle, y quien no había pensado en ello.
“De todas manera,” dijo Ochoa como si Hinesburg nunca hubiese hablado. “Tuve un acierto en Paul Borelli en Bensorthurst. Nada grande. Algunos fracasos de tabaco y alteración del orden público.”
Él la tendió la foto de la cara. Había una coincidencia en el hombre de la pizarra.
“¿Su hijo?”
“Sobrino.”
“Suficiente para avergonzar a su tía. Hacedle una visita.”
Nikki pegó la foto de la cara en la Pizarra del Asesinato al lado de la foto de vigilancia. “Oh, agradable.”
“Si,” dijo la Det. Hinesburg. “Agradable.”
Cuando Nikki llegó a su apartamento y abrió su puerta, esta chocó contra algo después de unas cuantas pulgadas y paró. “Oof,” dijo Rook al otro lado. “Espera un segundo.” Después él la abrió completamente. Estaba sujetando un destornillador y estaba de pie junto a un taburete.
“¿Qué estas haciendo?” ella preguntó.
“Tengo una sorpresa para ti,” él señaló por encima de la puerta, donde había montado una cámara inalámbrica de tubo. “¿Ah? ¿Qué piensas?”
“¿Rook? ¿Una NannyCam?”
“Corrijo: NikkiCam. Después de que el equipo de huellas se fuera, pensé que necesitabas alguna seguridad extra, por lo que fui a la tienda de espías en la calle Christopher. Podría pasarme horas allí. Principalmente porque puedo verme a mi mismo en cada monitor.” Él golpeó una pose en el espejo de la entrada. “La verdad es que estoy muy bueno.”
Ella se alejó de él y miró a la cámara. “No es una mala instalación.”
“Oo, esto esta empezando a sonar como uno de esos vídeos porno donde yo soy el obrero casual.” Rook sonrió. “Como tú sabes, nada casual sobre como trabajo.”
“No, bastante diligente. Estas en mi lista de empleados del mes.” Ella le beso y fueron al mostrador para dejar la pila de correo que ella había traído con el periódico de la tarde.
“¿Qué prefieres para cenar? ¿Llevar o salir?” Cuando ella no contestó, él se giró. La cara de Nikki se había quedado pálida.
“¿Qué?” Rook se levantó y se puso al lado de ella en la encimera donde ella había desdoblado la portada del New York Ledger. Cuando vio el titular, miró a Nikki pero no se atrevía a interrumpirla. Heat estaba demasiado absorta, aturdida por lo que ella estaba leyendo.
lastral- Policia de homicidios
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Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
ahhyyy el final me deja de los nervios que habrá leído bueno mas o menos me imagino algo pero me ha dejado con las ganas.
muchas gracias por traducir estos maravillosos capítulos GRACIASS!!
muchas gracias por traducir estos maravillosos capítulos GRACIASS!!
paulaoli- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 27/03/2012
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
muchas graciasssssssssssssssssss por subir mas
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CASKETT ALWAYS
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
lastral muchas gracias por traducirlo!!
En mi país no he podido conseguir ninguno en físico por lo que he recurrido a leerlos online,
Por favor cuando termines también me apunto para que por favor me lo envíes en formato word para releerlo
De nuevo muchísimas gracias y continua pronto!
En mi país no he podido conseguir ninguno en físico por lo que he recurrido a leerlos online,
Por favor cuando termines también me apunto para que por favor me lo envíes en formato word para releerlo
De nuevo muchísimas gracias y continua pronto!
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
mary530 escribió:lastral muchas gracias por traducirlo!!
En mi país no he podido conseguir ninguno en físico por lo que he recurrido a leerlos online,
Por favor cuando termines también me apunto para que por favor me lo envíes en formato word para releerlo
De nuevo muchísimas gracias y continua pronto!
Cuando yo lo acabe y Beckett lo termine de revisar lo pondremos en formato epub para que lo podais leer en los libros electronicos, si te viene mejor en formato word, recuerdamelo para que te lo mande cuando termine de traducir todo. Como ya he dicho anteriormente, tengo memoria pez.
Gracias por seguirlo
lastral- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 10/04/2011
Edad : 35
Localización : Madrid
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Muchas gracias por ir traduciendo el libro, te lo agradezco mucho!!!
NathanFan2011- As del póker
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 11/09/2011
Localización : Soy de Barcelona, Cataluña y en los foros suelo utilizar el nombre de Dana aunque me llamo Maria Victòria.
Re: Traducción 3º Nikki Heat - HEAT RISES - Completo
Y en compensación a todo el apoyo que estoy recibiendo, y los agradecimientos. Un nuevo capitulo (bueno la primera parte ).
Esta vez toca la primera parte del décimo capitulo. Espero que os guste y como siempre, disfrutradlo y comentad.
Muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO DIEZ-PRIMERA PARTE
ASUNTOS INTERNOS
Suicidio de un policía, las luchas internas empañan la 20
Exclusiva Interna, por Tam Svedja, Reportera Mayor
¿Simplemente como de mal esto puede venir a la comisaría de la 20?
Ayer este periódico informó de discusiones y desorden dentro de la Brigada de Homicidios de la comisaría por lo que ha sido caracterizado como explorar ‘sin timón, una rueda de hilar’ dentro de la espantosa estrangulación en el calabozo sexual de un cura local. Primero fue el buen padre, ahora parece que su investigación se esta asfixiando.
Frustrados detectives se están abiertamente cuestionando el liderazgo del largamente comandante de comisaría, Capitán Charles Montrose. De acuerdo con los que estaban familiarizados con la situación, el capitán se había recientemente convertido más en un visitante a tiempo parcial que en un comandante a tiempo completo en su tienda de policía del Upper West Side, pasando cada vez más horas fuera de su oficina, y dando la espalda al personal en las pocas horas que estaba presente.
Tirantez… y Calor.
Fuentes que están de acuerdo a hablar en condición de anónimos confirman que las abstinencias del capitán eran solo un elemento que fracasó para conseguir sacar la investigación del asesinato del Padre Gerry Graf de la parrilla de salida. Las disputadas elecciones de Montrose obstaculizaban a los detectives (liderados por la detective-portada de magazine Nikki Heat, cuyo deslumbrante número de casos claramente la hace una estrella creciente entre héroes hambrientos del centro). Por ejemplo, él prohibió a la Det. Heat y su pelotón estrella de seguir prometedoras pistas, en vez de ordenarles hacer un gran tour por Dungeon Alley, incluso aunque fuese una carretera que continuamente demostraba mucho colorido pero sin frutos.
Miembros de la 20 recientemente también han presenciado una casa derribarse entre Heat y el Cap. Montrose por la situación del caso, completado con puñetazo de escritorio y dedos acusadores. “Fue un NYPD negro y azul,” dijo alguien de dentro quién pide no ser identificado.
De mal a peor
El último episodio en este melodrama fue escrito con sangre. Ayer la policía respondió a una víctima por disparo en un parking. El hombre no era otro que el Capitán Charles Montrose.
Declarado muerto en el escenario, fue asesinado por una única herida de bala en el cerebro con su propia arma. El incidente ocurrió en el bordillo de Nuestra Señora de los Inocentes –poéticamente, irónicamente, pero no tan casualmente- la parroquia del cura asesinado.
Furia enterrada
La controversia en torno a un comandante bajo el fuego, y ahora un probable suicidio, se ha derramado fuera del envase y concretamente refugiado en la W. 82 de las casas de la 20 y golpeando en algunas ventanas a unos pocos metros al sur, en el One Police Plaza. Personas excedentes del NYPD han rechazado según se dice un servicio conmemorativo con Todos los Honores por el capitán muerto, dejando un poco en las filas de Los Mejores algo enojados por la falta de conocimiento –y compasión- en la decisión de deshonrar una larga carrera empañada en su final, pero precedida por décadas de valentía, servicio perfectamente limpio y sacrificio.
Furiosos policías reconocen lo obvio. El clima de conmoción no esta resolviendo ningún caso. Una fuente lo resumió de esta manera. “Quien quiera que mató al Padre Graf está todavía fuera. En un año electoral aseguro que no quisiéramos explicar a los ciudadanos de New York porque asesinos vagan libremente mientras los altos mandos recogen las peleas sobre el tamaño del funeral de un veterano caído.”
Las evidencias apuntan a que una cosa es cierta. NYPD tiene un problema que no puede ser enterrado.
Nikki empezó a caminar. “Esto no es bueno, esto no va a ayudar.”
Rook dijo, “la última vez que comprobé el ‘Ledger’ no se dedicaba a ayudar mas que para vender periódicos. Me parece bien. OK, su escritura tira un poco por el lado sensacionalista, pero no es más que un defecto como una política editorial.”
Ella reflexionó sobre el tono que Rook había usado para ‘su escritura’.
La antena de Nikki ya estaba levantada sobre Tam Svedja, pero se había negado a jugar el papel de novia celosa de una ex. Por lo que entonces, Heat se preguntó, ¿Por qué estaba obsesionada?
“No veo el problema,” continuó Rook. “Dejando la prosa a un lado, esto golpea la marca, ¿verdad?”
“Ese es el problema. Ella nunca nombra sus fuentes pero claramente alguien en la comisaría la esta alimentando” Y después ella paró de andar y se mordió su labio inferior. “Ellos van a pensar que he sido yo, ya sabes.”
“¿Quiénes?”
“Los de la 1PP. El momento de esto no podría ser peor después de que yo perdiera los nervios con Zach Hamner y amenazara con hacerlo público.”
“¿Lo hiciste?”
“No, por supuesto que no.”
“Entonces no te preocupes.”
“Supongo,” ella dijo. Y después leyó el artículo otra vez.
El dinero de Heat estaba en Sharon Hinesburg como la filtradora. Cuando Nikki llegó la mañana siguiente para empezar el turno, el parloteo en la oficina era todo sobre el artículo del ‘Ledger’, y cuando ella escaneó las caras de todo su pelotón, la única que podía murmurar a los medios de comunicación era la única detective que no estaba en la conversación… porque ella estaba encima de su escritorio con una llamada personal.
Una cosa estaba clara bajo la nube volcánica llena de negatividad. Nadie en ese edificio tenía sentimientos encontrados sobre el funeral de Montrose. Los Roach ya habían abierto una cuenta en un banco local para donaciones, y todo el mundo decía que ellos habían apoquinado. “Que les jodan,” dijo Ochoa. “Si en el centro no darán un pase de despedida, nosotros lo haremos,”
Nikki llamó al pelotón a la Pizarra del Asesinato para cambiar del canal de cotilleos al del trabajo. “Det. Ochoa, ¿Dónde estamos con el sobrino del Mrs. Borelli?”
“Le hice una visita a Paulie Borelli ayer en Bensonhurst. Donde es un chef a media jornada en Pizzas del Legendario Luigi.”
“¿Luigi el Original?”
“No. Legendario. Las del Luigi el Original son de hecho una copia de este.”
“¿Y que hay sobre Paulie?”
“Dice que nunca conoció al Padre Graf. Para tu información, Paulie B. no me parece mucho un feligrés. Él hizo de guardia en ‘Los Límites del Placer’, pero no la noche del asesinato del cura. Su coartada está en un establecimiento en el Alley conocido como…” Ochoa dio la vuelta a una página en su libreta y recitó, “‘La excitable y el inquieto’.”
Hubo una risa –la primera que Nikki había oído en ese pelotón en mucho tiempo. Ella lo dejo acabar y después dijo, “en referencia a Mrs. Borelli, nosotros lo dejaremos aquí.”
Descartada la compasión. Nikki no podía ver incrementar la mortificación de aquella vieja mujer.
Hubo una agitación en el fondo de la sala. Las cabezas se giraron mientras que un hombre guapo y musculoso de camisa blanca con dos galones de oro entraba en la oficina. “Oh,” él dijo, “veo que he interrumpido.”
Heat dio medio paso hacia él. “Sin problemas, Capitán, ¿puedo ayudarle?”
Él se adelantó para unirse a Nikki en la Pizarra del Asesinato y dirigirse al pelotón. “Probablemente mejor que estéis todos en el mismo lugar para esto. Soy el Capitán Irons. He sido asignado como comandante provisional de esta comisaría. Mi mandato es equilibrar las cosas aquí mientras que la decisión se toma de quien debería ser el replazo permanente del Cap. Montrose.” Él paró, y Nikki vio numerosos ojos dirigirse hacia ella, pero se mantuvo estoicamente y dio al hombre temporal su atención. “Ahora, aunque incluso venga de Administración, han pasado unos pocos de años desde que estuve fuera en el campo, y se que no puedo reemplazar a su viejo capitán. Haré lo mejor para hacer esto factible para todo el mundo. ¿Suficientemente justo?” La sala le devolvió un ‘suficientemente justo’ a coro.
A pesar de que estaba mustio, él dijo, “gracias por eso.” Él se giró hacia Nikki. “¿Det. Heat? ¿Un momento?”
Ellos se reunieron en la oficina de cristal de Montrose y se quedo de pie porque todavía estaba vacía siguiendo la purga inmediata de Asuntos Internos. “Supongo que tengo que conseguir algunos muebles. ¿Verdad?” Él se sentó contra el pico del mostrador que albergaba el registro de la prueba clasificatoria, y Nikki se dio cuenta de cómo su suave vientre forzaba su camisa para extenderse entre los botones. “Conozco su reputación. Tu eres un diablo de detective.”
“Gracias,” ella dijo, “lo hago lo mejor que puedo.”
“Aquí esta el trato. Tengo una oportunidad aquí para cambiar las cosas, en la dirección correcta.” Irons la dio una mirada llena de significado mientras se preguntaba como alguien más cambiaria las cosas por allí exceptuando por la dirección correcta. “Ahora, sé que está involucrada en algunos religiosos casos.”
Heat le dió un giro ligeramente correctivo a ello. “En realidad, tengo un caso activo. De hecho, la reunión en la que se… ah, unió… era sobre el caso en el que estoy trabajando. ¿El cura muerto?”
“Eso esta bien, pero se vuelve quemador. Precisamente ahora. He establecido un objetivo personal para mostrar que puedo hacer aquí. Y, para mí, eso significa cambiar a una página fresca y llevar duramente casos que empiezan en mi reloj. Día uno. Hoy. “
“Perdone, Cap. Irons, pero yo fui atacada en Central Park por cinco hombres armados, tres de ellos están todavía ahí fuera, y creo que esta relacionado con el Padre Graf.”
“¿Cree? ¿Quiere decir como una suposición? ¿Una teoría?”
“Sí, sé que no es lo mismo que una prueba,” ella dijo, ya sintiéndose en arenas movedizas. “Estoy trabajando muy duro en esto, señor. Y desde que tuvimos un comienzo lento, no creo que sea el momento de ponerlo en un segundo plano.”
“Entiendo su interés personal.” Eso sonaba desdeñoso porque lo era. Él se cruzó de brazos y estudió el lustre de sus zapatos, después dijo, “el hombre que mataste, tenía conexión con bandas en su informe, ¿Verdad?”
“Sí, pero…”
“He estado leyendo todos los boletines de los departamentos sobre iniciaciones en bandas, algunos de estos tienen como objetivo oficiales de policías. Creo que podemos resolver esto entre nosotros dejándoselo al grupo de trabajo de pandillas. Si eres el objetivo, podrás hacerte a un lado para este caso, manténgase a salvo, y yo conseguiré mis prioridades de investigación.” Él no esperó a su respuesta. “Ahora. Avanza. He oído que algún oficial de la patrulla descubrió un cuerpo en uno de los túneles peatonales en Riverside Park hace media hora más o menos. Un hombre sin hogar. Pero si hay juego sucio, quiero enterarme de todo. Máxima prioridad.”
La Det. Heat meditó un momento y sonrió. “Entonces querrás a mi mejor investigadora en esto. Sharon Hinesburg.”
“¿Puedes pasar sin ella?”
“Lo haré, señor.”
Él parecía feliz. Nikki será feliz cuando le reemplace.
El Det. Rhymer se acercó al escritorio de Heat. “Acabo de volver de una reunión con el agente del bailarín alemán. El tio es un chiste. Un sistema de apoyo para un trabajador con peluquín en una oficina de mala muerte en Chelsea.”
“¿Alguna queja entre agente y cliente?” ella preguntó.
“Nada pero el representante me dijo que Meuller era un cliente habitual que trabajaba duro, no se metía en problemas, le dio mucho dinero. En único bache en la carretera fue que el novio de Meuller murió recientemente,” dijo Rhymer. “El agente dijo después de eso, su máximo pagador cambió de dirección y básicamente se arrastró a un agujero. No contestaba a las llamadas, cosas como esas.”
“¿Cómo murió el novio?” preguntó Heat.
“Me adelante a ti. Lo comprobé. Causas naturales. Tenía una afección cardiaca congénita y paro de funcionar.”
En su escritorio, el Det. Raley colgaba su teléfono tan rápidamente que lo descoloco. Él lo volvió a colocarlo mientras que agarraba su abrigo y se apresuraba. “El jet privado de Lawrence Hays acaba de aterrizar en Teterboro.”
La sede central de Lancer Standard en New York comprendía los dos últimos pisos de las oficinas de cristal negro de un rascacielos en Vanderbilt, a media manzana de Grand Central. Era el tipo de edificio de viajeros que cruzaban cada día para darse prisa desde y hacia el metro sin darle mayor importancia, a no ser que fueran clientes de la usanza costurera en la planta baja o del gym gourmet en su sótano.
“¿Está Mr. Hays esperándola?” preguntó la mujer detrás del mostrador en el vestíbulo de recepción.
La Det. Heat reflexionó sobre la naturaleza del trabajo hecho de estos soldados-espías-de-la-compañía-de-alquiler, y después en el operativo que Rook vio envolviendo el apartamento de ella, y dijo, “apuesto a que Mr. Hays ya sabe que estoy aquí.” La recepcionista les invitó a tomar asiento, pero los tres policías se alejaron del mostrador de mármol rosado y se quedaron de pie.
Los Roach habían insistido en que ellos iban a acompañar a Heat a la reunión.
La Oposición, de cuclillas en su Unidad de Radio Móvil azul y blanca, probablemente la estaría cubriendo la espalda, pero Raley y Ochoa no querían que se metiera en unas oficinas de un contratista de la CIA sola.
Fueron solo unos segundos antes de que oyeran un zumbido y dos hombres en forma sujetaran las puertas abiertas del vestíbulo de seguridad. Mientras que ella pasaba a la pareja, pudo ver que sus trajes eran a medida para dar cabida a las hombreras, que la hicieron preguntarse si la costurera de veintiséis pisos por debajo era beneficiaria de las exigencias de equipamiento de su vecino. Antes de que pudieran proceder, las puertas del vestíbulo se cerraron detrás de ellos. Cuando paró, uno de los guardaespaldas presionó la impresión de su pulgar en un scanner y la puerta en frente de ellos se abrió.
Esta vez toca la primera parte del décimo capitulo. Espero que os guste y como siempre, disfrutradlo y comentad.
Muchas gracias por seguirlo.
CAPITULO DIEZ-PRIMERA PARTE
ASUNTOS INTERNOS
Suicidio de un policía, las luchas internas empañan la 20
Exclusiva Interna, por Tam Svedja, Reportera Mayor
¿Simplemente como de mal esto puede venir a la comisaría de la 20?
Ayer este periódico informó de discusiones y desorden dentro de la Brigada de Homicidios de la comisaría por lo que ha sido caracterizado como explorar ‘sin timón, una rueda de hilar’ dentro de la espantosa estrangulación en el calabozo sexual de un cura local. Primero fue el buen padre, ahora parece que su investigación se esta asfixiando.
Frustrados detectives se están abiertamente cuestionando el liderazgo del largamente comandante de comisaría, Capitán Charles Montrose. De acuerdo con los que estaban familiarizados con la situación, el capitán se había recientemente convertido más en un visitante a tiempo parcial que en un comandante a tiempo completo en su tienda de policía del Upper West Side, pasando cada vez más horas fuera de su oficina, y dando la espalda al personal en las pocas horas que estaba presente.
Tirantez… y Calor.
Fuentes que están de acuerdo a hablar en condición de anónimos confirman que las abstinencias del capitán eran solo un elemento que fracasó para conseguir sacar la investigación del asesinato del Padre Gerry Graf de la parrilla de salida. Las disputadas elecciones de Montrose obstaculizaban a los detectives (liderados por la detective-portada de magazine Nikki Heat, cuyo deslumbrante número de casos claramente la hace una estrella creciente entre héroes hambrientos del centro). Por ejemplo, él prohibió a la Det. Heat y su pelotón estrella de seguir prometedoras pistas, en vez de ordenarles hacer un gran tour por Dungeon Alley, incluso aunque fuese una carretera que continuamente demostraba mucho colorido pero sin frutos.
Miembros de la 20 recientemente también han presenciado una casa derribarse entre Heat y el Cap. Montrose por la situación del caso, completado con puñetazo de escritorio y dedos acusadores. “Fue un NYPD negro y azul,” dijo alguien de dentro quién pide no ser identificado.
De mal a peor
El último episodio en este melodrama fue escrito con sangre. Ayer la policía respondió a una víctima por disparo en un parking. El hombre no era otro que el Capitán Charles Montrose.
Declarado muerto en el escenario, fue asesinado por una única herida de bala en el cerebro con su propia arma. El incidente ocurrió en el bordillo de Nuestra Señora de los Inocentes –poéticamente, irónicamente, pero no tan casualmente- la parroquia del cura asesinado.
Furia enterrada
La controversia en torno a un comandante bajo el fuego, y ahora un probable suicidio, se ha derramado fuera del envase y concretamente refugiado en la W. 82 de las casas de la 20 y golpeando en algunas ventanas a unos pocos metros al sur, en el One Police Plaza. Personas excedentes del NYPD han rechazado según se dice un servicio conmemorativo con Todos los Honores por el capitán muerto, dejando un poco en las filas de Los Mejores algo enojados por la falta de conocimiento –y compasión- en la decisión de deshonrar una larga carrera empañada en su final, pero precedida por décadas de valentía, servicio perfectamente limpio y sacrificio.
Furiosos policías reconocen lo obvio. El clima de conmoción no esta resolviendo ningún caso. Una fuente lo resumió de esta manera. “Quien quiera que mató al Padre Graf está todavía fuera. En un año electoral aseguro que no quisiéramos explicar a los ciudadanos de New York porque asesinos vagan libremente mientras los altos mandos recogen las peleas sobre el tamaño del funeral de un veterano caído.”
Las evidencias apuntan a que una cosa es cierta. NYPD tiene un problema que no puede ser enterrado.
Nikki empezó a caminar. “Esto no es bueno, esto no va a ayudar.”
Rook dijo, “la última vez que comprobé el ‘Ledger’ no se dedicaba a ayudar mas que para vender periódicos. Me parece bien. OK, su escritura tira un poco por el lado sensacionalista, pero no es más que un defecto como una política editorial.”
Ella reflexionó sobre el tono que Rook había usado para ‘su escritura’.
La antena de Nikki ya estaba levantada sobre Tam Svedja, pero se había negado a jugar el papel de novia celosa de una ex. Por lo que entonces, Heat se preguntó, ¿Por qué estaba obsesionada?
“No veo el problema,” continuó Rook. “Dejando la prosa a un lado, esto golpea la marca, ¿verdad?”
“Ese es el problema. Ella nunca nombra sus fuentes pero claramente alguien en la comisaría la esta alimentando” Y después ella paró de andar y se mordió su labio inferior. “Ellos van a pensar que he sido yo, ya sabes.”
“¿Quiénes?”
“Los de la 1PP. El momento de esto no podría ser peor después de que yo perdiera los nervios con Zach Hamner y amenazara con hacerlo público.”
“¿Lo hiciste?”
“No, por supuesto que no.”
“Entonces no te preocupes.”
“Supongo,” ella dijo. Y después leyó el artículo otra vez.
El dinero de Heat estaba en Sharon Hinesburg como la filtradora. Cuando Nikki llegó la mañana siguiente para empezar el turno, el parloteo en la oficina era todo sobre el artículo del ‘Ledger’, y cuando ella escaneó las caras de todo su pelotón, la única que podía murmurar a los medios de comunicación era la única detective que no estaba en la conversación… porque ella estaba encima de su escritorio con una llamada personal.
Una cosa estaba clara bajo la nube volcánica llena de negatividad. Nadie en ese edificio tenía sentimientos encontrados sobre el funeral de Montrose. Los Roach ya habían abierto una cuenta en un banco local para donaciones, y todo el mundo decía que ellos habían apoquinado. “Que les jodan,” dijo Ochoa. “Si en el centro no darán un pase de despedida, nosotros lo haremos,”
Nikki llamó al pelotón a la Pizarra del Asesinato para cambiar del canal de cotilleos al del trabajo. “Det. Ochoa, ¿Dónde estamos con el sobrino del Mrs. Borelli?”
“Le hice una visita a Paulie Borelli ayer en Bensonhurst. Donde es un chef a media jornada en Pizzas del Legendario Luigi.”
“¿Luigi el Original?”
“No. Legendario. Las del Luigi el Original son de hecho una copia de este.”
“¿Y que hay sobre Paulie?”
“Dice que nunca conoció al Padre Graf. Para tu información, Paulie B. no me parece mucho un feligrés. Él hizo de guardia en ‘Los Límites del Placer’, pero no la noche del asesinato del cura. Su coartada está en un establecimiento en el Alley conocido como…” Ochoa dio la vuelta a una página en su libreta y recitó, “‘La excitable y el inquieto’.”
Hubo una risa –la primera que Nikki había oído en ese pelotón en mucho tiempo. Ella lo dejo acabar y después dijo, “en referencia a Mrs. Borelli, nosotros lo dejaremos aquí.”
Descartada la compasión. Nikki no podía ver incrementar la mortificación de aquella vieja mujer.
Hubo una agitación en el fondo de la sala. Las cabezas se giraron mientras que un hombre guapo y musculoso de camisa blanca con dos galones de oro entraba en la oficina. “Oh,” él dijo, “veo que he interrumpido.”
Heat dio medio paso hacia él. “Sin problemas, Capitán, ¿puedo ayudarle?”
Él se adelantó para unirse a Nikki en la Pizarra del Asesinato y dirigirse al pelotón. “Probablemente mejor que estéis todos en el mismo lugar para esto. Soy el Capitán Irons. He sido asignado como comandante provisional de esta comisaría. Mi mandato es equilibrar las cosas aquí mientras que la decisión se toma de quien debería ser el replazo permanente del Cap. Montrose.” Él paró, y Nikki vio numerosos ojos dirigirse hacia ella, pero se mantuvo estoicamente y dio al hombre temporal su atención. “Ahora, aunque incluso venga de Administración, han pasado unos pocos de años desde que estuve fuera en el campo, y se que no puedo reemplazar a su viejo capitán. Haré lo mejor para hacer esto factible para todo el mundo. ¿Suficientemente justo?” La sala le devolvió un ‘suficientemente justo’ a coro.
A pesar de que estaba mustio, él dijo, “gracias por eso.” Él se giró hacia Nikki. “¿Det. Heat? ¿Un momento?”
Ellos se reunieron en la oficina de cristal de Montrose y se quedo de pie porque todavía estaba vacía siguiendo la purga inmediata de Asuntos Internos. “Supongo que tengo que conseguir algunos muebles. ¿Verdad?” Él se sentó contra el pico del mostrador que albergaba el registro de la prueba clasificatoria, y Nikki se dio cuenta de cómo su suave vientre forzaba su camisa para extenderse entre los botones. “Conozco su reputación. Tu eres un diablo de detective.”
“Gracias,” ella dijo, “lo hago lo mejor que puedo.”
“Aquí esta el trato. Tengo una oportunidad aquí para cambiar las cosas, en la dirección correcta.” Irons la dio una mirada llena de significado mientras se preguntaba como alguien más cambiaria las cosas por allí exceptuando por la dirección correcta. “Ahora, sé que está involucrada en algunos religiosos casos.”
Heat le dió un giro ligeramente correctivo a ello. “En realidad, tengo un caso activo. De hecho, la reunión en la que se… ah, unió… era sobre el caso en el que estoy trabajando. ¿El cura muerto?”
“Eso esta bien, pero se vuelve quemador. Precisamente ahora. He establecido un objetivo personal para mostrar que puedo hacer aquí. Y, para mí, eso significa cambiar a una página fresca y llevar duramente casos que empiezan en mi reloj. Día uno. Hoy. “
“Perdone, Cap. Irons, pero yo fui atacada en Central Park por cinco hombres armados, tres de ellos están todavía ahí fuera, y creo que esta relacionado con el Padre Graf.”
“¿Cree? ¿Quiere decir como una suposición? ¿Una teoría?”
“Sí, sé que no es lo mismo que una prueba,” ella dijo, ya sintiéndose en arenas movedizas. “Estoy trabajando muy duro en esto, señor. Y desde que tuvimos un comienzo lento, no creo que sea el momento de ponerlo en un segundo plano.”
“Entiendo su interés personal.” Eso sonaba desdeñoso porque lo era. Él se cruzó de brazos y estudió el lustre de sus zapatos, después dijo, “el hombre que mataste, tenía conexión con bandas en su informe, ¿Verdad?”
“Sí, pero…”
“He estado leyendo todos los boletines de los departamentos sobre iniciaciones en bandas, algunos de estos tienen como objetivo oficiales de policías. Creo que podemos resolver esto entre nosotros dejándoselo al grupo de trabajo de pandillas. Si eres el objetivo, podrás hacerte a un lado para este caso, manténgase a salvo, y yo conseguiré mis prioridades de investigación.” Él no esperó a su respuesta. “Ahora. Avanza. He oído que algún oficial de la patrulla descubrió un cuerpo en uno de los túneles peatonales en Riverside Park hace media hora más o menos. Un hombre sin hogar. Pero si hay juego sucio, quiero enterarme de todo. Máxima prioridad.”
La Det. Heat meditó un momento y sonrió. “Entonces querrás a mi mejor investigadora en esto. Sharon Hinesburg.”
“¿Puedes pasar sin ella?”
“Lo haré, señor.”
Él parecía feliz. Nikki será feliz cuando le reemplace.
El Det. Rhymer se acercó al escritorio de Heat. “Acabo de volver de una reunión con el agente del bailarín alemán. El tio es un chiste. Un sistema de apoyo para un trabajador con peluquín en una oficina de mala muerte en Chelsea.”
“¿Alguna queja entre agente y cliente?” ella preguntó.
“Nada pero el representante me dijo que Meuller era un cliente habitual que trabajaba duro, no se metía en problemas, le dio mucho dinero. En único bache en la carretera fue que el novio de Meuller murió recientemente,” dijo Rhymer. “El agente dijo después de eso, su máximo pagador cambió de dirección y básicamente se arrastró a un agujero. No contestaba a las llamadas, cosas como esas.”
“¿Cómo murió el novio?” preguntó Heat.
“Me adelante a ti. Lo comprobé. Causas naturales. Tenía una afección cardiaca congénita y paro de funcionar.”
En su escritorio, el Det. Raley colgaba su teléfono tan rápidamente que lo descoloco. Él lo volvió a colocarlo mientras que agarraba su abrigo y se apresuraba. “El jet privado de Lawrence Hays acaba de aterrizar en Teterboro.”
La sede central de Lancer Standard en New York comprendía los dos últimos pisos de las oficinas de cristal negro de un rascacielos en Vanderbilt, a media manzana de Grand Central. Era el tipo de edificio de viajeros que cruzaban cada día para darse prisa desde y hacia el metro sin darle mayor importancia, a no ser que fueran clientes de la usanza costurera en la planta baja o del gym gourmet en su sótano.
“¿Está Mr. Hays esperándola?” preguntó la mujer detrás del mostrador en el vestíbulo de recepción.
La Det. Heat reflexionó sobre la naturaleza del trabajo hecho de estos soldados-espías-de-la-compañía-de-alquiler, y después en el operativo que Rook vio envolviendo el apartamento de ella, y dijo, “apuesto a que Mr. Hays ya sabe que estoy aquí.” La recepcionista les invitó a tomar asiento, pero los tres policías se alejaron del mostrador de mármol rosado y se quedaron de pie.
Los Roach habían insistido en que ellos iban a acompañar a Heat a la reunión.
La Oposición, de cuclillas en su Unidad de Radio Móvil azul y blanca, probablemente la estaría cubriendo la espalda, pero Raley y Ochoa no querían que se metiera en unas oficinas de un contratista de la CIA sola.
Fueron solo unos segundos antes de que oyeran un zumbido y dos hombres en forma sujetaran las puertas abiertas del vestíbulo de seguridad. Mientras que ella pasaba a la pareja, pudo ver que sus trajes eran a medida para dar cabida a las hombreras, que la hicieron preguntarse si la costurera de veintiséis pisos por debajo era beneficiaria de las exigencias de equipamiento de su vecino. Antes de que pudieran proceder, las puertas del vestíbulo se cerraron detrás de ellos. Cuando paró, uno de los guardaespaldas presionó la impresión de su pulgar en un scanner y la puerta en frente de ellos se abrió.
lastral- Policia de homicidios
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