Una broma del destino- Capítulo final y Epílogo...01/11

Hola de nuevo! Como prometí, aquí está el siguiente capítulo. Como siempre, lo primero es agradecerles a todos los que leen este fic, a los que comentan y a los que no, y mientras les siga gustando, yo seguiré escribiendo!
El capítulo dos se quedó en el abrazo de Castle y Beckett en la puerta del apartamento de esta. En este tercer capítulo quise variar un poco la forma de narrarlo, ya que como va a ser un poco romántico, quise que fueran los propios protagonistas los que hicieran de narrador… Aviso que es empalagoso y un poco subido de tono, pero lo vi necesario para poner a cada personaje donde quiero que esté. Casi que en el próximo capítulo es donde empieza realmente la trama que tengo pensada para el fic.
No los aburro más….
Ya me cuentan que tal y espero que les guste!

Capítulo 3: Siempre

POV Beckett

No puedo creer que lo tenga de nuevo aquí conmigo, que me esté abrazando. Sé que fue esta mañana cuando discutimos y que sólo habían pasado unas 8 horas pero, nos dijimos tantas cosas en esa última charla que, de verdad pensé que todo se había quedado ahí. Pensé que después de eso, él no volvería a buscarme y que yo no iba a tener la fuerza para hacerlo. No hubiese sido capaz de aguantar otro rechazo por su parte, seguramente hubiese intentado tragarme el dolor y dejarme llevar por la vida.

La mitad de mi corazón se había quedado en la sala de aquel loft esta mañana. Estaba rota de dolor, dudaba si sería capaz de seguir adelante sin él, si todo tendría sentido si él no estuviera. Siempre fui una mujer segura y autosuficiente en ese sentido, nunca pude llegar a imaginar que querría tanto a un hombre como le quiero a él, hasta el punto de no concebir mi existencia si él no está. Yo había tenido otras relaciones, que evidentemente no salieron muy bien, pero cuando se acaba, se acababa y ya está.

Sin embargo, sólo un día lejos de él había sido un infierno terrible. ¿Qué has hecho conmigo Richard Castle? No sólo has derribado mi muro sino que has puesto mi mundo patas arriba y lo has fundido con el tuyo, tanto así que ya no es mi mundo, es nuestro mundo. Y de nuevo aquí estas, devolviéndome la mitad de corazón que dejé en tu casa, haciéndome entender una vez más el significado de la palabra amor y el significado de la palabra siempre. Estamos en la puerta de mi casa fundidos en un abrazo eterno, un abrazo con el que nos decimos todo sin soltar una palabra.

Lentamente me voy soltando de sus brazos, le miro y le sonrío. Esta es mi forma de decirle que lo perdono, que le agradezco que estés ahí, que le quiero, que me vuelve loca… todo ello implícito en una sonrisa. Entonces tomo la cesta con una mano y, con la otra, tomo la suya. Entramos en mi apartamento y sólo puedo besarlo, abrazarlo, tocarlo. Por su cabeza debe haber pasado algo parecido a lo que ha pasado por la mía porque él solo hace lo mismo.

Nos encontramos en la inmensidad del salón, le miro, me mira y sonreímos. Volvemos a enredarnos en un beso lleno de pasión, nos separamos para coger aire y susurro en sus labios- te quiero- a lo que me responde, sin separarse un solo centímetro de mí- yo también te quiero-. Era lo único que necesitábamos oír.

Seguimos besándonos sin movernos de allí. Siento que sus manos recorren todo mi cuerpo, descubro como sus caricias pueden estar en cada rincón de mí al mismo tiempo. El momento va tomando otro color y los dos somos conscientes de ello, pues en este tiempo que llevamos juntos nos hemos dado cuenta de que cuando estamos juntos la pasión es desbordante y que la excitación se abre paso en segundos. En ese momento, me coge en brazos y yo enredo las piernas en su cintura para sentirlo más cerca aún.

Caminamos torpemente hasta llegar a mi habitación. Una vez allí, la ropa solo es un estorbo, así que llegamos a la conclusión de que lo mejor es que desaparezca. Rápidamente desabrocho los botones de su camisa dejando al descubierto su musculoso pecho, lo acaricio y deslizo las manos hacia los hombros, haciendo que la camisa caiga a través de sus brazos. De un tirón la lanza al suelo y empieza él con su labor. En ese momento agradezco tener puesta una camiseta, que me quita en cuestión de dos segundos. Lo abrazo, besando su cuello, dejando un rastro que sigue el camino hasta su hombro. El hace lo mismo conmigo y me estremezco al sentir en contacto de sus labios en mi piel. Definitivamente, no hubiese podido vivir sin tenerlo a mi lado.

Sin darme cuenta ya nos habíamos quitado los pantalones y él estaba tumbado sobre mí en la cama, los dos en ropa interior. Ya había perdido la noción del tiempo y no sabía cuánto hacía que estábamos así. Era tan agradable sentirlo, que era como si el tiempo se hubiese detenido y estuviésemos en una realidad paralela en la que solo existíamos nosotros. Sus labios estaban sobre los míos, besándolos con dedicación- “¿cómo es posible que lo haga todo tan bien?”- Entonces como para darme más motivos para pensar eso, sus labios descienden por mi cuello, mi pecho, mi abdomen, pasan a mis muslos, mis piernas, y vuelven a hacer el mismo recorrido a la inversa. Cuando vuelve a mi boca pongo mi mano en su nuca atrayéndolo más a mí, como si quisiera que fuésemos solo uno.

Puedo notar su excitación, como si quisiese reventar su ropa interior y salir al exterior, y yo estoy igual o peor que él. En un movimiento rápido nos hago girar, quedando a horcajadas sobre él, me mira y dice- ¡cómo te gusta llevar el control!- su voz está entrecortada y ronca, lo que hace que yo me revolucione totalmente. Me muerdo el labio y lo miro de forma seductora, a lo que él responde- ¿Son cosas mías o ahora mismo llevamos mucha ropa encima?- me dejo caer sobre él despacio, me humedezco los labios a un centímetro de los suyos y voy directa a su oído en el que le susurro casi en un gemido –demasiada.

Entonces ya no hay vuelta atrás. Nos quitamos enérgicamente la ropa interior y volvemos a unirnos. Seguimos en la misma posición que antes, y puedo sentir como pide permiso para entrar en mí, y a estas alturas no puedo negárselo porque me muero de ganas de que lo haga. Nos miramos a nos ojos y en un movimiento que podría calificar como rápido y profundo, así como suave y delicado, al mismo tiempo; empezamos una danza, rítmica, de la que los dos sabemos llevar el compás al mismo tiempo, un compás perfecto y al unísono. Me agacho un poco para cogerlos por sus hombros con mis manos y obligarlo a incorporarse, quedando su pecho pegado al mío y latiendo como uno solo. Sin variar la danza nos besamos, paso mis manos por su espalda acariciándolo suavemente, pero entonces estamos a punto de llegar.

Este acto final de nuestra danza tenemos que hacerlo lo mejor posible, dándole al otro todo lo bueno de lo que sabemos. Mis caricias, antes suaves, se tornan fuertes, y entierro las yemas de mis dedos en su espalda. De este modo trato de aferrarme a él, porque siento vértigo, como si estuviera en el borde de un precipicio y a punto de caer al vacío. Las manos de Castle antes se movían a lo largo de mi espalda como si con ellas estuviese escribiendo la mejor de sus obras. Pero ahora se posan en mis caderas y, al igual que yo, se aferra con fuerza. Yo creo que también ha llegado al borde del precipicio en el que lo estaba esperando.

Sus manos me ayudan a dar lo mejor de mí, me acompañan en la subida y bajada de mi cuerpo, cada vez más rápido y cada vez más fuerte y profundo. Los dos estamos a punto de llegar al clímax y nuestros labios abandonan por un momento el cuerpo del otro para poder mirarnos a los ojos y compartir este momento. Y lo compartimos. Y ahora sí que somos uno solo, y dejo caer mi cuerpo sobre el suyo, abrazándolo y con la respiración agitada. Lentamente se deja caer sobre la cama y me acuesto sobre él, aún somos incapaces de articular palabra, nuestra respiración no nos lo permite. Permanecemos así unos minutos, entonces siento como se mueve, levanta su cabeza y pega su frente a la mía.

C- Podría morirme ahora mismo y aún así sería el hombre más feliz del mundo.

B- Prométeme que vas a estar conmigo siempre.

C- Siempre.

Le doy un dulce beso y vuelvo a tumbarme sobre él. Sus brazos rodean mi cuerpo y me aprietan contra él. Suspira a través de mi pelo, mientras me acaricia la espalda y me da pequeños besos en el hombro. Después de un rato me quedo dormida embriagada por su olor y envuelta en el sonido de su respiración y los latidos de su corazón.


POV Castle

Los primeros rayos de sol entran por la ventana y hacen que empiece a abrir los ojos. Estoy un poco abrumado y desorientado. Después de lo que pasó ayer por la mañana, tengo miedo de que lo último que recuerdo sea un sueño, pero el cuerpo que tengo sobre el mío despeja cualquier duda. La observo por un momento, lo que mi posición me permite –“es tan hermosa”- No entiendo como ayer fui capaz tan sólo de considerar la idea de apartarla de mi lado. Sólo pensar en despertar por las mañanas y que su piel nos sea lo primero que toque, que su olor no sea lo primero que huela y que en sus ojos no sean los primero en los que me pierda, me pongo mal.

Así, dormida sobre mí, parece una diosa. Una diosa que ha venido a mí esta noche para cumplir todos mis deseos, hasta el punto que no me imagine algo más que poder desear. Noto que se revuelve un poco –“se está despertando”- Su cabeza se gira levemente y ahí está esa mirada. Cada vez que mis ojos se encuentran con los suyos es como si estuviesen hechos para mirarlos. Puedo perderme en su mirada todo el tiempo del mundo, sus ojos deben tener algún poder sobrenatural que aún no he logrado descubrir –“tal vez si sea una diosa”-

B- Buenos días- y me besa, y yo espero que ese beso no acabe, pero acaba.

C- Buenos días- y vuelvo a besarla, porque en buscar la ocasión de darle un beso no hay quien me gane.

B- Vamos a desayunar, me muero de hambre- Me toma de la mano y sonríe, yo solo puedo mirarla y devolverle la sonrisa, y vuelvo a pensar –“es tan hermosa, ¿cómo puede estar tan hermosa desde tan temprano? Debería de estar penado por la ley. Si ella es policía podría detenerse ella misma por tener una exc…”

B- Castle, ¿me estás oyendo?

C- ¿Eh?- he vuelto a quedarme atontado mirándola, deber de haber pasado un rato porque tiene mi camisa puesta y su ropa interior, antes no llevaba ropa interior. Mmm sólo tiene mi camisa y su ropa interior, se ve tan sex…

B- ¡Castle! ¿Estás durmiendo todavía o me estás tomando el pelo?- Me mira frunciendo el ceño y luego sonríe- Voy preparando el desayuno, te espero en la cocina.- me da un beso fugaz y desaparece por la puerta de la habitación.
-“Esta mujer va a volverme loco”- me pongo el pantalón y voy a la cocina tras ella.


C- ¿Vas a ir a la comisaría?

B- Sí, desayunamos, después me visto y voy. Ayer hablé con Gates y no puso ninguna pega, de hecho, también va a readmitir a Javi.- Se acerca a mí y pasa sus manos alrededor de mi cuello, pegando sus labios a los míos.- Castle, sé que nos estás muy de acuerdo en que…

No la dejo acabar, pego mis labios contra los suyos para que se calle, y la aferro a mí pasando mis brazos por su cintura. Me separo lo justo para volver a hablar – Estamos juntos en esto Kate, así que voy a mi casa, me cambio de ropa y nos vemos allí, ok?- Beso

B- Ok – beso. Beso. Beso apasionado y mis manos vuelven a la carga.

C- mmm… creo que será mejor que empecemos a desayunar, no creo que esté bien que llegues tarde en tu primer día.- Beso

B- Tienes razón- se separa de mí y empezamos a desayunar, entre risas y miradas cómplices.

Una vez está lista, la acompaño a su coche, nos despedimos con un beso y la veo irse mientras le dijo adiós con la mano. Tomo un taxi para ir a mi casa y entonces pienso que volvemos a las andadas. A pesar del peligro que esta vez nos persigue no puedo evitar sonreír al pensar que vuelvo a ser si fiel escudero.- “Castle, el fiel escudero siempre muere”- se cuela en mis pensamientos … - ¡pues compañero!

Taxista- ¿decía algo?

C- No… perdone, yo...sólo… pensaba en voz alta.



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