Una broma del destino- Capítulo final y Epílogo...01/11

Holaaaa! Muchass gracias a todos los que han comentado Aquí traigo el nuevo capítulo, la vuelta a Nueva York! Espero que les guste y Feliz lunes Castle a todos!!


Capítulo 12: Un día duro


Se han acabado las vacaciones. Eso es lo que significa el sonido del despertador sobre la mesilla. No tengo ganas de ir a trabajar. Yo creo que es la primera vez que me siento así, nunca he sido remolona. Me doy la vuelta para buscarlo, duerme tranquilamente, con la sábana tapándolo hasta la cintura. Estamos en su habitación, o nuestra habitación a estas alturas, por lo que algo más que me indica que he vuelto a Nueva York.

Me levanto a regañadientes y, procurando no hacer ruido, entro en la ducha. Empezaba a entender a toda esa gente que sufría un trauma post-vacacional y es que, cuando te lo pasas tan increíblemente bien que te olvidas del mundo, cuesta volver a la realidad.

Anoche llegamos tarde del aeropuerto. Era casi media noche. Prácticamente saludamos a Alexis y a Marta y nos fuimos a dormir agotados. Este fin de semana no hemos parado, será por eso que me siento tan cansada. No puedo evitar sonreír al recordar todo lo de estos días.

Cuando acabo me envuelvo en una toalla y salgo a la habitación, ya Rick no está en la cama. Me visto y bajo a la cocina.

- Inspectora…- me dice sonriente mientras se acerca a mí y me da un rápido beso. – Ahí tiene su desayuno, muy completo, para tomar energía y empezar fuerte su primer día de trabajo después de estas mini-vacaciones.- Yo no pude evitar sonreír ante su comentario.

- Gracias cariño. – Le di otro beso.

- Voy a ducharme y a vestirme mientras desayunas. Me encantaría acompañarte pero vamos un poco tarde.- Y se aleja a la carrera hacia la habitación.


Cuando llegamos a la comisaría Espósito y Ryan ya están allí y se acercan a mi mesa.

- Mamá y papá han vuelto de su luna de miel.- Castle sonríe pero yo miro con desaprobación a Javi, aunque por dentro esté aguantando la risa. Él carraspea y vuelve a hablar.- Beckett lo de los retratos robot ha dado sus frutos y sin necesidad de filtrarlos a los medios. El hombre misterioso seguimos sin saber quién es pero la mujer que estaba con Sloan en el bar sí. Se llama Jessica Hudson, tiene 30 años y es periodista en uno de los periódicos en los que colaboraba la víctima.

- Bien. ¿Tienes la dirección?

- Mejor que eso Beckett, está en la sala de interrogatorios. – Después de decir esto choca su puño con el de Ryan, yo ruedo los ojos y no puedo evitar reírme.

- Buen trabajo. Vamos Castle, a ver cómo de involucrada está la periodista en todo esto.


Al entrar en aquella sala me encontré con una mujer bastante guapa. Tenía el pelo castaño, los ojos azules y era bastante morena de piel. Iba bien vestida y nada sugerente. Me dio buena impresión. Nos sentamos frente a ella y puse la carpeta con los datos del crimen entre nosotros, aún cerrada.

- Buenos días señorita Hudson, soy la inspectora Kate Beckett y este es mi compañero Richard Castle.

- Buenos días. A él lo conozco.- Castle sonrió y yo la miré de forma interrogante. Ella nos miró alternativamente durante unos segundos y continuó. – Bueno, no personalmente pero soy periodista y tengo la obligación de estar bien informada de la actualidad. Además que el señor Castle ha sido noticia en muchas ocasiones. – Ahora fue ella la que sonrió, mostrando una dentadura perfecta. – ¿Me pueden decir por qué me han hecho venir?

- Queríamos hacerle unas preguntas sobre George Sloan. ¿Qué clase de relación tenía con él?- El rostro de la mujer cambió

- ¿Tenía? ¿Cómo que tenía? ¿Le ha pasado algo a George? ¿No me diga que….? Noo!! No puede ser… - Rápidamente las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas mientras me miraba suplicante.

- Lo siento mucho Jessica pero George Sloan ha sido asesinado.- Al verla así pensé que lo mejor era no enseñarle las fotos del asesinato hasta ver cómo se seguía comportando.

- Pero… No puede ser.

- Sé que es una situación dolorosa pero ¿qué tipo de relación tenía con él y cuándo fue la última vez que lo vio?

- Bueno pues… nosotros… a ver… George hace como unos tres años que empezó a colaborar con el periódico. Desde el principio nos caímos muy bien y nos gustamos pero yo tenía pareja, así que nunca pasó nada. Pero hace unos meses, las cosas con mi novio empezaron a ir mal y George… él siempre estuvo ahí y aunque… aunque yo trataba de negármelo a mí misma, él no era solamente un amigo. El lunes pasado me decidí y dejé a mi novio, quería empezar una relación con George y ahora… ahora… yo estoy enamorada de él y nunca se lo dije. No puede ser que esté muerto. – Rompió a llorar.

- Tranquilícese señorita Hudson. ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?- Preguntó Castle.

- Pues…la semana pasada. El miércoles. Quedamos para tomar algo en un bar. Yo quería contarle que había terminado con Steven, que lo había hecho por él, pero no llegué a hacerlo. Estaba muy contento porque le había ofrecido un contrato en el Times, era la oportunidad de su vida, así que celebramos y después me fui a casa porque trabajaba el jueves por la mañana.

- ¿Y George fue con usted?- Le pregunté.

- No… yo me fui a eso de la una y él me dijo que se quedaría un rato, que quería disfrutar sus últimos días antes de empezar a trabajar a diario.- sonrió tristemente. – Me acompañó al coche, nos despedimos y volvió al bar.

- ¿Hay alguien que pueda corroborar a qué hora llegó a su casa?- En ese instante me miró con odio, pero no me recriminó nada, simplemente se limitó a responder a mi pregunta.

- La seguridad de mi edificio puede confirmarlo. Nadie entra o sale sin que ellos lo vean.

- Bien, muchas gracias por su colaboración.- Me levanté y salí, seguida de Castle. Comprobaría su coartada pero sabía que no había sido ella.



Por la tarde volvimos a repasarlo todo. La coartada de Jessica era buena. Ella se fue a la 1 y Sloan fue asesinado entre las 4 y las 4:30. No sabemos a qué hora volvió a entrar al bar pero todavía estaba vivo porque el asesinato se produjo allí. Empezaba a dolerme la cabeza. Busqué a Castle con la mirada y estaba haciendo café, sonreí. Espósito y Ryan entraban por la comisaría y el segundo empezó a hablar.

- El novio de Jessica no estaba en la ciudad el día del asesinato. No tenemos nada.- Suspiro con frustración y voy a la sala de descanso.


Rick terminaba los cafés. Llegué por detrás y cogí una de las tazas. Él me miro y me sonrió con dulzura. Yo me senté en uno de los sillones y él se sentó a mi lado.

- Gracias. - Subí la taza.

- Siempre.- Me sonrió y tomó mi mano libre. - ¿Han averiguado algo?

- Nada- dije resignada. Él apretó mi mano, dándome fuerza.

- ¿Queda mucho para irnos?- Preguntó mirándome como un niño que está cansado y quiere volver a casa. No puedo evitar sonreír y acariciar su mejilla. Agradezco un momento de paz después de esta mierda de día.

- Recojo mis cosas y nos vamos.- Sonríe de oreja a oreja y yo me levanto y voy a mi mesa. Viene detrás de mí y me ayuda a ponerme el abrigo y a recoger.


Mientras salimos hacia el ascensor le decimos adiós a Ryan y Espósito. Una vez dentro, suspiro sonoramente y me abrazo a él, apoyando mi cabeza en su pecho. Él pasa sus brazos alrededor de mi cuerpo y me aprieta contra él.

- Te echaba de menos, Rick. He tenido un día duro. – Me da un beso en el pelo y salimos así hacia el coche una vez en el garaje, sin soltarnos.

- Dame las llaves y te llevo a casa.- Lo miro dudando pero asiento y se las doy. Lo único que me apetece ahora es que me cuide y que me mime.


Una vez en casa le dice a Alexis que pida comida china y me lleva a la habitación. Me prepara un baño, me quita la ropa delicadamente y me hace entrar en la bañera. Masajea mi pelo, me lo aclara y frota mi cuerpo con la esponja. Yo me dejo hacer. Para mi sorpresa, en ningún momento hay connotación sexual en lo que hace, simplemente está cuidando de mí.
Me seco y me pongo el pijama mientras él se ducha. Entro de nuevo al baño para cepillarme el pelo. Él se pone detrás de mí, con una toalla anudada en la cintura, me abraza y me besa el cuello.

- ¿Cómo estás?- Me pregunta.

- Perfectamente.- Le beso. – Gracias cariño. – Me giro y empezamos a besarnos, sonriendo, empezando a acariciarnos. En ese momento oímos como nos llamaban.

- Papá, Kate… La llegó cena.- Sonrío en su boca y me aparto, tras darle un último beso.

- Yo ayudo a Alexis a preparar la mesa mientras te vistes. Te espero abajo. – Le sonrío por última vez y salgo con dirección a la cocina.

Buenas tardes a todos! Aquí les dejo un capítulo nuevo… Saludos a todos y espero que les guste!


Capítulo 13: Coincidencias (parte 1)

Habían pasado dos semanas desde que habían vuelto de las Bahamas. No habían avanzado mucho en el caso del karaoke y eso tenía a Kate desesperada. Todos los sospechosos viables tenían coartada y aún no habían podido identificar al hombre misterioso del bar, nadie lo había reconocido en el retrato robot. Todo apuntaba a que él había sido el asesino pero mientras no lograran identificarlo, no lo podrían corroborar y, mucho menos, condenarlo.

Las cosas entre Rick y Kate habían estado bien durante estas semanas. La inspectora prácticamente había trasladado al loft del escritor todo lo que pudiera hacerle falta en estos momentos. Martha y Alexis estaban encantadas con que Kate ya formara parte de su familia y viviera con ellas.

Sin embargo, en los estos últimos días habían discutido un poco más de lo normal. El estancamiento del caso tenía a Kate de mal humor y llegaba a casa muy cansada y con ganas de nada. A pesar de ello, siempre acaban reconciliándose enseguida y la mayor consecuencia es que Rick durmiera en el sillón una vez.




Esa mañana, Castle se levantó antes y preparó el desayuno para llevárselo a Kate a la cama. Sabía que si no conseguían resolver el caso pronto, su mal humor iba a ir en aumento y su vida sexual peligraría, por lo que quería consentirla y ablandarla mientras estuviera de buenas. Entró silenciosamente en la habitación, puso la bandeja sobe la mesilla y empezó a despertarla.


- Kate, despierta…cariño- le susurraba mientras le daba pequeños besos en la cara.- te he preparado el desayuno… tenemos que ir a trabajar… mi amor…


- Mmmmhh- abrió los ojos despacio, pestañeando varias veces. Sonrió al enfocar la cara del escritor y lo tomó de la cara para darle un pequeño beso.- Buenos días, Rick.


- Buenos días, preciosa.- El escritor acarició el cuerpo de su musa y profundizó un poco más el beso. Luego se separó de ella sonriendo para tomar la bandeja con el desayuno.


- Tortitas… Qué vas a pedirme a cambio…- Dijo ella sonriendo mientras se incorporaba y se apoyaba en el cabecero de la cama. Castle apoyó la bandeja sobre las piernas de ella y le dio un beso en la mejilla.


- Nada…por quién me tomas…- dijo con falsa indignación.- Sólo quiero que la mujer más hermosa del mundo desayune muy bien antes de ir al trabajo.- Castle era un experto con las palabras, sabía qué decir exactamente para noquearla y, desde que estaban juntos, Kate cada vez se desarmaba con más facilidad. Ambos se sonrieron y se miraron con cariño hasta que ella torció el gesto.


- Ni me hables de trabajo… como no aparezca algo del caso a lo largo del día, voy a acabar confesando el crimen.- dijo ella suspirando y mirando a Castle entre resignada y mimosa.


- Eso sí que no… No podría aguantar las esperas de los vis a vis para estar contigo.- Le contestó mientras se acercaba peligrosamente a su cuello y le mordía suavemente. Ella sonrió y colocó la bandeja en la otra mesilla y se giró hacia él. Hablándole y mirándole de forma seductora.


- Sabes qué… ahora más que desayunar… hay otra cosa que me apetece hacer y que necesito mucho más.- a medida que hablaba, iba depositando pequeños besos entre el cuello y la cara del escritor.


- Ah sí… y qué cosa es… ¿puedo hacerla contigo…?- Los dos sonreían y se besaban, jugando a seducirse.


- Por supuesto… nos vendrá muy bien para soportar el día que nos espera… pero vas a tener que ser rápido…- Antes de que la inspectora acabara la frase, Castle la atrajo hacia él y se tumbó sobre ella en la cama. Allí hicieron el amor y liberaron tensiones para sobrellevar el día.




Cuando llegaron a la comisaría, Ryan fue hacia ellos algo agitado.

- Beckett, Castle… al fin...


- Ryan… ¿alguna novedad?- Preguntó la inspectora.


- Pues sí. Acaban de llamarme de la comisaría 17 porque han encontrado a un tipo que corresponde con el retrato robot. Lo están trayendo en este momento.- dijo el policía.


- ¡Al fin! Bien. En cuanto esté en la sala de interrogatorios avísame.- Después de decir esto, dejó sus cosas en su escritorio y entró a la sala de descanso, seguida de Castle.



Una vez allí, el escritor preparó un café para cada uno mientras ella se sentaba en un sillón a observarlo. A pesar de que cada día le prepara el café, no se cansaba de mirarlo mientras lo hacía. Le encantaba verlo concentrado y esmerándose por que le quedara perfecto, a su gusto.


- Tus deseos se cumplieron inspectora, tenemos algo.


- Dios Castle, estaba empezando a agobiarme. Te juro que si resolvemos este caso, esta noche seré yo la que cumpla tus deseos.- Casi no se dio cuenta de lo que dijo hasta que fue muy tarde, Castle ya la miraba con la boca abierta. Cuando el escritor reaccionó, le acercó el café sonriendo y al dárselo fue directo a su oído.


- Te tomo la palabra.- le susurró. Al separarse, los dos se miraron sonrientes y ya con algo de deseo. En ese momento, Ryan llegó a la puerta.


- Beckett, el sospechoso ya está aquí. Su nombre es Roland McAdams.


- Bien. Gracias Ryan. Vamos Castle.

Caítulo 13: Coincidencias (parte 2)

- Señor McAdams soy la inspectora Beckett y este es el señor Castle.

- Buenos días, ¿por qué me han traído aquí?

- Tenemos que hacerle unas preguntas. Hace unas tres semanas, el miércoles 14, se produjo un asesinato en un local llamado Blue Nights. Varios testigos afirman haberle visto allí en actitud sospechosa.

- Pero… eso es imposible… Yo hace varios años que no salgo por las noches entre semana. Tengo que madrugar mucho debido a mi trabajo y no me gusta trasnochar.

- ¿Ah, sí….? ¿Y cómo explica esto…? - saca de la carpeta el retrato robot- ¿Me quiere decir que el de este retrato robot no es usted? Porque a mí se me parece mucho. ¿Tú qué dices Castle?- Le muestra el papel.

- Dos gotas de agua.- Dijo el escritor, que hasta el momento se había mantenido al margen. El sospechoso empezó a ponerse nervioso.

- De verdad que yo no… pues… a ver… si soy yo… o sí se parece mucho a mí pero… es imposible… Le aseguro que yo no estuve en ningún local ese día.- A Beckett le empezó a sorprender la actitud del individuo porque era normal que negara haber cometido el asesinato cuando lo acusaran, casi todos los acusados lo hacen. Sin embargo, que negara haber estado en el bar, después de que varios testigos lo situaran allí, no tenía sentido.

- Vamos a ver, señor McAdams, supongamos que no estuvo allí. Cómo es posible que un hombre igual que usted estaba allí y, sobre todo, ¿dónde estaba usted esa noche?

- Pues… supongo que en mi casa.- Contestó el hombre agitado.

- ¿Supone?- preguntó Beckett.

- En mi casa… sí… estaba en mi casa. Ya le dije que no salgo entre semana.

- Y… ¿Hay alguien que pueda corroborarlo?- Le presionó la inspectora.

- Pues… no lo sé. Estaba con mi mujer. Además, en mi edificio hay cámaras por todas partes, puede ver que no salí después de llegar del trabajo.


Beckett miró a Castle entre asombrada y cabreada. Estaba un poco desconcertada, daba por hecho que era el asesino. Lo único que esperaba es que estuviera mintiendo y que su coartada no se confirmara. Después de meditarlo unos segundos, se despidió y salió de la sala alterada. Expósito y Ryan salieron de la sala de observación.

- Chicos, necesito que comprueben lo que a dicho. No es posible que niegue haber estado allí, si de verdad estuvo. Espero que su coartada no se confirme porque este caso ya se está complicando demasiado.


El resto del día fue bastante pesado. Expósito y Ryan confirmaron la coartada de Roland McAdams. Su mujer aseguró que estuvo en casa y no salió. Además, revisaron las cintas de seguridad del edificio y verificaron lo que el matrimonio dijo. Kate estaba que se subía por las paredes. Pensó en la posibilidad de que el sospechoso saliera por algún lugar al que no llegaban las cámaras y que su mujer lo estaba encubriendo, así que mandó a investigarlo y ver si tenía algún tipo de relación con Sloan. Hasta ahora no habían encontrado nada y parecía imposible salir de aquel edificio sin ser visto.


Cuando llegaron a casa, prepararon la cena y comieron tranquilamente, ablando de cosas sin importancia. Después fueron a la habitación y Kate se quiso dar una ducha. Al cabo de unos minutos, sintió como unos brazos la rodeaban y sonrió. Castle empezó a darle besos en el cuello y se acercó a su oído.

- No sabes las ganas que tenía de estar contigo. Llevo todo el día sin poder tocarte ni besarte.- Siguió besándola y acariciándola con pasión. En cuestión de segundos, Kate notó como Castle se estaba excitando y ella iba por el mismo camino.- Creo que alguien me prometió cumplir todos mis deseos…- La inspectora se mordió el labio y se giró para quedar frente a él, que le sonrió.

- ¿Hemos resuelto el caso? - Preguntó ella acercándose más mientras a él se le borraba la sonrisa.

- Pues… no…- Le contestó mirándola aterrorizado, pues se imaginaba lo peor.

- Entonces lo siento Rick, un trato es un trato.- Después de decir esto, le dio un rápido beso y salió de la ducha dejando al escritor a cuadros.

- Oh vamos, Kate… ¿Es una broma? - Le gritó sacando la cabeza fuera de la ducha.

- Lo siento, cariño.- Le contestó ella mientras se secaba. Él suspiró frustrado pero intentó mantener la compostura. Tal vez, si le insistía un poco, con cariño, no estaba todo perdido.

- Pero mi amor…- le dijo con un tono dulce y mirándola y sonriéndole con cariño.- Tú sabes que siempre intento que mi ingenio e inteligencia te ayuden a resolver los casos. Así que yo creo que lo único que necesito es un poco de motivación y seguro que mañana surge la chispa.

- Así que lo que quieres es una motivación…- Kate dejó la toalla sobre el lavabo y empezó a caminar hacia él desnuda, contoneándose y mirándole y hablándole de forma sensual. Él la miraba ensimismado.- Tienes razón...- Llegó a su altura y pasó la mano por el torso de Rick, provocándolo.

- ¿Verdad que sí…?- El escritor prácticamente aguantaba la respiración mientras se la comía con la mirada, esperando y deseando haberla convencido. La inspectora se acercó a su oreja y le mordió y chupó el lóbulo.

- La mayor motivación… será que cuando… me ayudes a resolver el caso… tendrás la mejor noche de tu vida.- Él tragó sonoramente.- Mientras tanto… nada de sexo.


Después de decir esto, se giró con rapidez y, conteniendo la risa, se envolvió en la toalla y salió al dormitorio. Rick la miraba asombrado e, incapaz de decir nada, terminó su ducha. Cuando llegó a la habitación, ella ya estaba acostada y él se metió en la cama con cuidado.

- Kate…- susurró.

- ¿Qué? - dijo en el mismo tono.

- ¿Puedo abrazarte? - Ella sonrió sin que él la viera.

- Está bien...- dijo con falsa resignación.- Pero sin ninguna doble intención.

Rick pasó sus brazos alrededor de su cuerpo y enterró la cara en su pelo, aspirando el aroma que tanto lo enloquecía. Se durmió convencido de que tenía que resolver ese caso cuanto antes porque sabía que era incapaz de resistir sin tenerla. Lo que no sabía es que a ella le estaba costando reprimirse más que a él.

Aquí les traigo un nuevo capítulo. Pido perdón otra vez por la tardanza pero me hacía falta un poco de inspiración y quería tener un par de capítulos encaminados antes de seguir. Ya tengo planteado el final y creo que no quedarán muchos capítulos. Va a haber alguna sorpresa de la que yo doy alguna pista sutil, si se fijan bien, en este capítulo… xDD Ahí lo dejo…!

Esta semana actualizaré bastante para compensar la espera por el próximo capítulo de la serie. Besos a todos y gracias por leer y comentar.


Capítulo 14: dos iguales

Estuvieron dos días más en el mismo plan. Habían comprobado varias veces las cámaras de seguridad del edificio de McAdams y, según las imágenes, no había salido de su casa en ningún momento de la noche. Beckett pensó en la posibilidad de que los videos estuvieran manipulados pero cuando los especialistas de la comisaría los revisaron, aseguraron que se trataba de los originales y que no habían sido editados.

Castle estaba que se subía por las paredes. No sólo tenía que aguantar el mal humor de Kate, que últimamente estaba especialmente irritable, sino que además la falta de sexo lo estaba matando. Habían pasado de tener una vida sexual muy, muy satisfactoria, en la que tenían sexo varias veces al día, a nada de nada. Eso a Castle lo tenía muy mal y puede que gran parte del mal carácter de Beckett estuviera provocado por la abstinencia, aunque ella no diera el brazo a torcer.

Estaban en una de las salas de la comisaría, revisando todas las pruebas por enésima vez.

- Se nos escapa algo… No sé que es pero se nos escapa algo…- dijo Beckett convencida.- Está claro que McAdams no salió de su casa, así que no pudo ser el asesino. Además, no hemos encontrado nada que lo relacione con Sloan.

- ¿Y si es cierto que McAdams nunca estuvo en el karaoke?- contestó el escritor, tratando de darle otro punto de vista al caso.

- Ya hemos comprobado con otros camareros el retrato robot y es correcto, es la descripción del hombre que estuvo allí esa noche, pero…- dijo mientras miraba al escritor y se le iluminaba la mirada.


- …Pero eso quiere decir que un hombre con esa descripción estuvo ahí esa noche, no que McAdams estuvo allí. Lo único que se me ocurre es que fuera un doble o un…- Castle miró a Beckett sonriente mientras decían los dos a la vez- Hermano gemelo.


Al mismo tiempo que terminaron de decirlo, la inspectora miró a Castle dudando. Esta teoría no terminaba de convencerle pero, aunque fuera un poco rebuscado, es lo único que explicaría todo. Además, ya una vez tuvieron un caso en el que una chica reemplazaba a otra que era exactamente igual a ella.

- Está bien Castle, lo del doble lo veo un poco imposible. Pero supongamos que McAdams tuviera un hermano gemelo. ¿Por qué no lo dijo en el interrogatorio?

- Pues sólo se me ocurren dos motivos- dijo el escritor muy seguro.- Uno es que no lo supiera y otro que esté involucrado.
Beckett lo miró con una media sonrisa y mandó a Ryan y Espósito a comprobar estas nuevas vías de investigación.


A primera hora de la tarde, Espósito se dirigió a Beckett con la información. Al parecer, Roland McAdams había sido adoptado por una familia acomodada de Nueva York. Sin embargo, su familia biológica vivía en Nueva Jersey y había tenido también otro hijo, Arnold Cob. Eran hermanos gemelos pero, como la familia no se podía hacer cargo de los dos, dieron a uno en adopción.

En la foto del permiso de conducir de Cob se podía ver que era exactamente igual que McAdams, así que el misterio quedaba resuelto. Ahora tenían que localizar al sospechoso y comprobar que fue el asesino y por qué.


Unas horas más tarde la inspectora había interrogado al sospechoso. Él y Sloan habían sido compañeros de colegio desde muy pequeños. Más adelante, Sloan fue a la universidad y, tras graduarse en periodismo, se fue a vivir a Nueva York. Mientras, Cob tuvo que dejar los estudios por falta de recursos y, hace unos meses, se fue a vivir a Nueva York y trabajaba en un restaurante de comida rápida.

En cuanto a la existencia de McAdams, afirmó no saber que tenía un hermano al que sus padres habían dado en adopción. Antes de irse a casa, dejaron a Arnold Cob detenido, aunque aún quedaban muchos cabos por atar.


Por primera vez después de casi tres semanas, al fin Beckett pudo respirar un poco más tranquila. Llegaron al loft y, como siempre, cenaron tranquilos y se fueron a la cama. Una vez en la habitación, el escritor volvió a intentarlo. Kate estaba cepillándose el pelo y llevaba un camisón violeta corto. Castle se había puesto el pantalón del pijama y la miraba, apoyado en el marco de la puerta del baño. La inspectora había notado su mirada fija en ella pero no se dio por enterada.

- Sabes que te ves especialmente hermosa esta noche.- Le dijo él sin moverse de donde estaba y hablándole de forma seductora.

- “Veo que va a sacar la artillería pesada”- Pensó Kate mientras le miraba con una sonrisa. En cuestión de segundos, acabó de cepillarse el pelo, se dirigió al baño a dejar el cepillo pero se encontró de frente con él, que bloqueaba la puerta. Se quedó a unos centímetros de él, mirándolo de forma desafiante. Castle le quitó el cepillo y, prácticamente, lo dejó caer sobre el mueble del lavabo con un mínimo movimiento, volviendo a quedar frente a ella.

- Me encanta como hueles.- Le dijo mientras se pegaba completamente a ella y colocaba su cabeza sobre uno de los hombros de ella, aspirando el olor de su pelo. Ella sintió su cuerpo estremecerse cuando él empezó a subir una de sus manos, acariciando su brazo hasta llegar a la altura de su cuello. Una vez allí, se enredó en su pelo, acariciándole la mejilla con el dedo pulgar. Beckett no pudo reprimir un suspiro y Castle sonrió sobre su oreja.


Se separó un poco de ella, volviendo a quedar frente a frente y puso la otra mano en la parte baja de su espalda. Se miraron durante un momento a los ojos y la inspectora no pudo evitar morderse el labio. La mirada del escritor se centró en ese gesto y pudo sentir como su excitación aumentaba considerablemente. Poco a poco fue acortando la poca distancia que los separaba, alternando la mirada de sus ojos a sus labios. Ella no se separó y, cuando sus labios entraban a milímetros, cerró los ojos dispuesta a rendirse y olvidar la condición de esperar a resolver el caso. Pero en ese momento Castle se detuvo y ella abrió los ojos desconcertada.

- Se me olvidaba... que... no hemos resuelto... el caso.- Le susurró mientras movía la cabeza muy despacio de un lado a otro, provocando que sus narices se acariciaran mutuamente.- ¿quieres que lo dejemos para entonces?- Volvió a decir en el mismo tono.


A ella no le salían las palabras y no creía que él pudiese preguntarle eso en ese momento, cuando ella casi no podía sostenerse en pie por lo que estaba sintiendo. Notaba como su apetito sexual por él era mayor que nunca. Pasaron varios segundos y él no se movió, solo seguía acariciándole la nuca y la espalda con sus manos.

Finalmente, Kate se decidió por no hablar. Acercó rápidamente su cara a la de él y le mordió el labio inferior, tirando de él. Castlé pegó un grito de una mezcla de dolor y placer. Esa actitud de Beckett lo estaba excitando mucho. Después de esto, se abalanzaron uno sobre el otro, dejando salir lo que llevaban días reprimiendo, devorándose, degustándose.

Cayeron en la cama casi con violencia, acariciándose y tocándose frenéticamente. Se quitaron la ropa rápidamente, para poder disfrutar del cuerpo del otro al completo. Hicieron el amor varias veces, saciando por completo la necesidad que tenían. Kate estaba especialmente apasionada e insaciable, cosa que a Castle no le molestó en absoluto. Cuando estuvieron satisfechos, cayeron exhaustos sobre la cama y se durmieron abrazados.