(+18) La primera noche

Miedo. El diccionario define la palabra miedo como “Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.”. Y sin embargo, nosotros, quizás por llevar la contraria, nos limitamos a decir que miedo es lo contrario de valentía. Tiene gracia… hace no mucho yo también pensaba así. De pequeños te enseñan a ser valientes, ahuyentando el miedo. Tienes que ser valiente cuando el médico te pinche o tienes que dejar tus miedos de lado y hablar con él… pero nadie te dice que el miedo y la valentía van siempre de la mano. Parece como si no pudiera existir el valor cuando el miedo está presente. Absurdo… ahora, mientras que volvemos a Nueva York, por petición de Victoria Gates siento angustia, temor, miedo… ¿qué será lo qué me espera? Mejor dicho, lo que nos espera, porque él viene conmigo. Y vuelvo a preguntarme si lo que siento es valentía o miedo. Miedo por no saber qué voy a encontrar… valor por subir a este avión y volver, sin dudar. Quizás la gente se equivoque y el valor y el miedo sean amantes, uno no puede vivir sin el otro. O quizás el miedo sea un camino para llegar al valor, no hay que eliminarlo, solo superarlo, como un obstáculo, al que miras con respeto, sabiendo que un tropiezo te puede hacer terminar la carrera antes de tiempo y que siempre está ahí, hasta que termines la carrera y ganes o tal vez pierdas. Miedo… me pregunto qué sintió mi madre esa noche. Una puñalada, sangre, oscuridad, pensaría en mi padre, en mí, o el miedo ocuparía su mente y nada más. Dolor, intenso. Una lágrima resbala por mi mejilla sin darme cuenta, mi madre… mi mamá. Una noche, cuando aún era muy pequeña, antes de que me negase a tener mi lamparita de noche, desperté de una pesadilla, temblorosa, llorando, asustada. Mamá, mamá, mamá… Aquí estoy mi niña, shhh, no llores, mami está aquí, mamá está aquí, contigo. Y me calmé, volví a dormir, con su mano sobre la mía. No hay mejor consuelo que el que otorga una madre. Pero mi madre no tuvo consuelo, ella murió sola y con miedo. Nadie merece morir así. Nadie… tampoco mi mamá…

-Mamá… mamá…mamá… -La miro asustado. Está en la otra esquina de la cabina, envuelta en sus pensamientos, pero sus labios se mueven, una sola palabra, mamá… solloza, se encoge, abraza sus rodillas, llora, la llama. Esa no es mi hermosa inspectora, es una niña, una pobre niña que solo necesita a alguien, a su mamá. Y yo, que no puedo darle lo que más necesita, me limito a cogerla en mis brazos y dejarla llorar, sintiendo como envuelve sus puños en mi camisa. –Llora, mi amor, llora, yo estoy aquí, contigo.

Los recuerdos. Los recuerdos son dolorosos, recordar un momento feliz es sufrir sabiendo que no vas a vivirlo de nuevo… recordar momentos tristes es sufrir por pensar en ello, es curioso como un hombre vuelve a recordar esos momentos, quizás disfrute sufriendo, quizás lo haga solo por sentir algo, quien sabe… pienso en mi niña, Katie, ¿qué va a ser de ella cuando sepa la verdad?, ¿cómo le explico que yo lo sabía?, ¿cómo le digo que su madre me engañaba?, mi niña… es una mujer, una hermosa, valiente e increíble mujer, creció demasiado pronto, me la hicieron mayor de golpe, arrebatándole a lo que más quería. Mi niña, esas lágrimas, esas noches, abrazada a sí misma, ella pensaba que yo no la escuchaba, que estaba centrado en mi botella, pero no es cierto. Aún así la dejaba sola, no iba a consolarla, no la abrazaba, no limpiaba sus lágrimas, la dejaba sola, vaciando mi botella, oyendo su llanto. Cobarde, era un cobarde, pero no podía ir, no podía abrazarla, no podía mirarla a la cara sin decirle que su madre amaba a otro hombre. Pero ahora, obsesionada con la verdad se enterará y volverá a sufrir, lo sé, más que nunca, ¿cómo le explico que esto no cambia nada?, que su madre la quería más que a nada en el mundo… mi niña… otra vez a sufrir, más lágrimas, espero que esta vez alguien sea valiente y se las limpie, espero que esta vez alguien la abrace y la cuide, ya que yo no pude hacerlo.

El avión despega y salimos en silencio. Él me sujeta la mano y tira de mi con suavidad, yo no tengo fuerzas para nada. Llegamos hasta un coche, distingo a Esposito y a Ryan en su interior. Lanie está fuera apoyada sobre la puerta del copiloto. En cuando me ve viene hacia mí y me abraza, con fuerza. Respondo con debilidad al amable gesto, se separa un poco y me mira con compasión y también con tristeza. Esas miradas y el gesto serio de los chicos me preocupan aún más, no entiendo que es lo que está pasando, necesito saber la verdad, las pocas palabras que recibimos en Roma por parte de Gates no ayudan y la tensión que se puede cortar con un cuchillo tampoco. Esposito y Ryan salen en silencio, le dan la mano a Rick y me miran. No puedo más y exploto. -¡Dejad de mirarme así y decidme que está pasando!

Kate está nerviosa y la entiendo. Se ha pasado todo el vuelo llorando y tiene los nervios a flor de piel. Está asustada, necesita saber la verdad. Los chicos nos miran, se miran entre sí, Lanie evita mirar a Kate, empiezo a impacientarme yo también. -Chicos, por favor, ¿qué es lo qué ocurre?

-Aquí no. -Miro a Esposito y contengo las ganas de darle una bofetada. Lanie se acerca a mí y me toma de la mano, abre la puerta del coche, me hace un gesto. -Entrad, iremos a tu apartamento Kate y te lo contaremos todo, por favor, tranquilízate. -Niego con la cabeza, estoy harta de esperar y de tranquilizarme, quiero saber lo que está pasando y lo quiero saber ahora. Rick me abraza desde atrás, sus manos rodean mi cintura. -Vamos Kate, parece importante, es mejor que hablemos en un lugar más seguro. -Entro en el coche, en silencio, aunque lo único que quiero es ponerme a gritar. Rick se sienta a mi lado y me toma de la mano, inconscientemente apoyo la cabeza sobre su hombro, necesito sentirle cerca. Lanie se sienta detrás con nosotros y los chicos delante. Durante el trayecto nadie habla, Rick no deja de acariciarme la mano, dándome pequeñas dosis de fuerza y tranquilidad. Llegamos a mi piso y sin saludar al portero ni coger las maletas entro, seguida de él y de Lanie. Los chicos paran un momento para tomar nuestro equipaje y luego vienen con nosotros. Cuando todos estamos en mi apartamento escucho la puerta cerrarse y miro fijamente a Esposito, no hablo, solo lo miro. Se sienta enfrente de mí y suspira.

-Hemos descubierto información sobre el asesinato de tu madre. -Asiento y espero a que siga. -Aún no sabemos quien la mató, pero sabemos que está relacionado con el senado.

-¿Fue el senador? -Rick mira a Esposito y luego a Ryan, ambos niegan. -No, no fue el senador, pero creemos que el asesino está relacionado con él y el partido, de hecho nos está ayudando y hemos encontrado unos documentos, unos documentos relacionados con los casos de extorsión cometidos por Montgomery y sus compañeros. Estamos investigando los documentos, quizás alguno nos lleve directamente al asesino. -No entiendo nada. -¿Si no fue el senador en quien pensáis?, ¿y por qué el senador sabe tanto de esto?

-Porque él también ha investigado sobre esto, lleva haciéndolo muchos años. -Lo miro sorprendida, ¿por qué querría un senador investigar este caso? -¿Por qué investigaba? -No contesta, mira hacia otro lado. Frunzo el ceño y miro a Ryan, quien tampoco puede sostenerme la mirada, empiezo a ponerme histérica. -¿Por qué investigaba?

Los chicos y Lanie están nerviosos, muy nerviosos, no lo entiendo. Kate parece a punto de sufrir un colapso. Vuelvo a cogerla de la mano y se la aprieto, con fuerza. Miro a Esposito. -Javier, ya basta, responde.

-El senador investigaba la muerte de su novia. -Kate lo mira extrañada y se encoge de hombros. -¿Era una de las compañeras de mi madre que también murieron?, ¿por qué os preocupaba tanto decírmelo? -Pero yo sí lo entiendo y ahora soy yo el que no puede mirarla a la cara, el silencio vuelve a invadir la sala, Kate espera. Ryan respira hondo.

-Kate... la novia del senador... -Ella lo mira, en silencio, asiente. -...era tu madre. -Y ahí todo cambia.