Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
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Escena 19: Cena, baile y oscuridad_Parte 2
Ya les dejo el otro capi porque durante el día se me complica. Espero les guste.
CENA, BAILE Y OSCURIDAD
PARTE 2: SORPRESAS Y CONFESIONES
Cuando salió de la habitación se quedó mirando asombrada el salón. Solo estaban iluminados por velas que había por toda la casa. Se notaba que también había estado ordenando un poco. Había puesto los platos en la mesita ratona y la había decorado con flores y más velas. Todo creaba un ambiente muy romántico.
Al verla salir, Castle se quedó sin aliento. A veces le parecía que no podía ser más hermosa y de repente, le demostraba que estaba equivocado. Tenía un vestido rojo oscuro ajustado al cuerpo que le llegaba hasta casi la mitad del muslo y con un escote delicado pero sugestivo. Se sentía el hombre más afortunado del mundo sabiendo que ella lo amaba.
Cuando Kate empezó a bajar las escaleras lo vio y tuvo que detenerse para mirarlo bien. Tenía puesto un traje oscuro con una rosa en la solapa y una camisa clara. Se había puesto corbata y chaleco, los cuales le quedaban asombrosos. Estaba más atractivo que nunca.
Se sintió satisfecho con la reacción que había producido en ella y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Cuando llegó abajo saco 2 rosas, una roja y una blanca, y se las dio. Kate les aceptó y las olió.
- Gracias. – le rodeo el cuello y le dio un beso. - ¿Sólo 2? – le dijo insatisfecha.
- Las otras tienen otra finalidad. ¿Sabes cual es tu mayor misterio?
- No, ¿cuál? – le preguntó curiosa.
- Nunca entenderé cómo puedes verte cada vez más sexy y hermosa. – ella le sonrió alagada y le dio un beso.
- Gracias… tú tampoco estás nada mal. – se burló.
- ¿Nada mal? ¿Te preparé todo esto y me dices Nada mal? – le dijo ofendido.
- No te enojes, estaba bromeando. Este traje te queda muy bien. – él hizo puchero, no lo convencía todavía. – Oh, vamos. No seas chiquilín. – Él no cedío. – De acuerdo, ¿qué tengo que hacer para que me perdones? – Castle hizo como si pensara mucho.
- Me podrías prometer que en alguna oportunidad usaremos el antifaz. – le dijo con una gran sonrisa y levantándole ambas cejas.
- De acuerdo, te lo prometo. Pero para la próxima te toca usarlo a ti.
- Como usted ordene, detective. – le dio un apasionado beso aunque no duró mucho. – Bien, vamos a comer.
Se acomodaron en la mesa y él se encargó de servir la comida y el champagne que había preparado. Disfrutaron mucho de la cena. Castle había preparado Pasta a la carbonara y estaba muy buena. Cada tanto se daban de comer entre ellos. No hablaron mucho, más que nada se decían que se amaban y se besaban o se tomaban de las manos. Lo más importante era que no se sacaban la mirada de encima, se comían con la vista. De que servían las palabras cuando sus ojos decían todo.
Cuando terminaron de comer levantaron todo. Castle le pidió que buscara lo que le hiciera falta para salir. Ella subió y él se sacó el saco, se arremangó la camisa y lavó todo. Al bajar, estaba todo limpio. Subió él con la excusa de que se había olvidado de algo. Una vez arriba se sacó el chaleco y la corbata, y se abrió los primeros botones de la camisa. Por último, preparó una sorpresa para la vuelta y bajó.
- Todo listo, ¿vamos? – le ofreció el brazo y ella lo tomó.
- Espero que no vayamos en mi auto, llamará mucho la atención.
- No te preocupes, traje el Ferrari. Esta vez, manejo yo.
Kate lo pensó. – Está bien, hoy te lo haz ganado.
Llegaron al club y entraron. Él ya lo conocía pero ella no. Quedó encantada con la música y el lugar.
- ¿Quieres que pida algo o bailamos primero? – le dijo al oído. Kate se dio vuelta y empezó a bailarle mientras lo miraba sensualmente. – Acepto. – la cogió de la cara y le comió la boca mientras la arrastraba a la pista. Una vez que encontraron un lugar empezaron a bailar.
Aquella vez que habían ido de incógnitos a un club, él había podido ver un poco de cómo ella bailaba pero Kate no lo había visto a él porque estaba concentrada en buscar al objetivo de la investigación. Sin embargo, la química fue inmediata, como si toda la vida hubiesen bailado juntos. Sus cuerpos casi no se separaban, es más, se atraían constantemente. Se complementaban uno al otro perfectamente. Mientras bailaban no se sacaban los ojos de encima, frotaban sus cuerpos y se recorrían con las manos. Después de cinco temas sin parar de bailar, ambos estaban agotados. Estaban por abandonar la pista para descansar cuando pusieron un tema lento. Castle iba detrás de ella y al escuchar la canción la tomó del brazo y la atrajo hacia él. Le rodeo la cintura y apoyó su frente en la de ella. Se le acercó lentamente y empezaron a besarse, muy despacio, casi al compás de la música. Estaban tan concentrados el uno en el otro que no se dieron cuenta de que el tema había terminado y ponían uno más movido así que siguieron bailando lento hasta que alguien los empujó y los devolvió a la realidad. Se miraron y se rieron al darse cuenta de la situación.
A pesar de que habían descansado en el tema lento prefirieron buscar algo para tomar. Fueron a la barra y él pidió dos tragos. Se quedaron un rato ahí, tomando los tragos tranquilos. Después Kate le dijo que necesitaba ir al baño así que él aprovechó para ir también. Cuando salió ella todavía estaba haciendo cola, afuera del baño y todavía le quedaba un rato. No la quería dejar sola así que la abrazó por detrás y le hizo compañía mientras esperaba. A Kate nunca le había pasado que su pareja la esperara de esa forma y estaba encantada. Mientras la abrazaba se mecía suavemente como si estuvieran bailando y alternaba entre darle besos en el cuello y susurrarle cosas en el oído.
- No se como aguantan hacer estas colas, tendrían que poner más baños.
- Siempre es lo mismo. De todas maneras, hoy no me quejo. – le acarició el brazo.
- Creo que no les gusta que haga fila contigo.
- No es eso, creo que me tienen envidia. – le susurró.
- ¿Eso fue un alago?
- Que no se te suba. No tiene que ver con quien eres, si no con lo haces. ¿Cuantos hombres ves haciéndole compañía a sus parejas mientras esperan para entrar al baño? – Castle miró y buscó.
- Ninguno.
- Exacto. Más de una quisiera que su pareja hiciera lo mismo.
- Son unos idiotas. Aquí se puede estar muy tranquilo, se puede hablar, la música no está muy fuerte y puedo estar así contigo. – le acarició el cuello con la nariz. – Te amo… - le besó el cuello.
- Yo también te amo… cada vez más. – giró la cabeza para mirarlo y él le dio un beso en la boca.
De a poco, la cola fue avanzando pero a ellos no les importaba. Disfrutaron cada segundo de ese momento tan simple. Cuando Kate entró, él se quedó esperándola afuera. Al principio, las mujeres lo miraban con odio aunque el odio no iba dirigido a él. Tal y como había dicho ella, la mayoría los envidiaba. Después, algunas de las mujeres más lanzadas empezaron a acercársele para tratar de conquistarlo. Cuando Kate salió, estaba rodeado de mujeres pero se lo veía un poco aterrado. Al verla, su cara se iluminó y apartó a todas las mujeres hasta llegar a ella. Se acercó a su oído.
- Te extrañé… sácame de esta.
- No me mires a mí, tú lo provocaste. – se burló ella.
La mujer que estaba a lado de ellos se dirigió a él.
- Si ella te trata mal, yo puedo consolarte cuando quieras.
- Creo que dada las circunstancias… - le provocó él.
Kate sintió que de pronto le hervía la sangre. Sin pensar en lo que hacía, se puso entre Castle y la mujer, y apuntó a la mujer con el dedo amenazadoramente. – Como se te ocurra volver a mirarlo siguiera te juro que no respondo de mis actos.
Castle estaba fascinado con su ataque de celos. Era la primera vez que tenía uno y lo expresaba tan abiertamente. Consideró que lo mejor era salir de ahí. La agarró de la cintura y la levantó del piso para luego llevársela a un lugar más tranquilo.
Kate estaba echa una furia. En cambio, Castle estaba muy contento. La llevó hasta la zona VIP donde había sitios más íntimos para que estuvieran tranquilos y pudieran hablar.
- Tranquilízate, Kate. Sólo fue una broma.
- Te debes sentir muy importante, ¿no?
- Por supuesto… pero no por ellas sino por ti. Es la primera vez que te veo en un ataque de celos.
- No fue un ataque de celos. – no quería dar el brazo a torcer.
- ¿A no? ¿Y como le dices a que casi te peleas con otra mujer porque me ofreció “consuelo”? – Kate no respondió, otra vez sentía como le hervía la sangre. – Bueno, ataque o no ataque, me encanta ver que me cuidas. – la abrazó y le dio un beso en la mejilla. Ella se relajó y finalmente lo abrazó por debajo de la chaqueta. – Vamos, sentémonos. – se sentaron en un sillón que rodeaba una mesa ratona. Él le rodeó los hombros con el brazo.
- Lo siento… es la primera vez que… Si, eran celos. – apoyó la cabeza en su pecho. – Lo siento, no fue tu culpa.
- No tienes que pedirme perdón. Si alguien te hablara así creo que yo también reaccionaría de la misma forma… - se quedó pensando en sus palabras. - ¿La primera vez? ¿Nunca habías tenido celos?
- No así. Sólo contigo, desde que te conozco.
- ¿Incluso cuando estabas con Demming o Josh?
- Si, no lo podía evitar. ¿Tú no tenías celos de ellos, incluso cuando salías con alguien?
- Ahora que lo pienso… sí. Incluso llegué a salir de nuevo con Gina porque no podía manejar lo que sentía cuando te veía con Demming. - Kate se quedó pensativa. - ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?
- No… es que… ¿recuerdas el día que apareciste con Gina para despedirte?
- Si, como olvidarlo. Yo te había visto besándote con Demming un rato antes y ese fue el detonante para invitar a Gina a Los Hampton, ¿por?
- Porque justo antes de que aparecieras, yo había terminado con él y te iba a decir que quería ir contigo. – Castle se tensó por completo, no lo podía creer. Había estado tan cerca de estar con ella hace 2 años y lo había arruinado por despechado. - ¿Castle? ¿Estás bien? – se separó para mirarlo y él la miraba fijo sin mover un músculo. Le acarició la cara.
- Yo…
- Está bien, Castle. Aunque no puedo negarte que fue un golpe muy duro pero es parte del pasado, ahora es lo que cuenta. Ahora estamos juntos, cambia la cara.
- Tienes razón… pero no puedo evitar sentirme un imbécil… lo siento mucho. – su cara era de arrepentimiento puro.
- Disculpa aceptada. – le dijo con una sonrisa. Se sentó encima de él y lo besó. Estuvieron un rato besándose. A pesar de la posición en la que estaban y del corto vestido de ella, sus besos no tenían que ver con el sexo, eran besos de amor, eran esos besos que no se habían dado en todos esos años.
Ya eran casi las 4 de la mañana cuando salieron del VIP. Bailaron algunas pistas más y al cabo de una hora después decidieron que lo mejor sería volver a casa.
Subían en el ascensor. Kate estaba muy cansada después del día que habían tenido, de tanto bailar y de tantas emociones. Castle la abrazó por detrás y se apoyó contra la pared.
- Gracias por aceptar esta salida, nunca había disfrutado bailar con alguien. – le dijo mientras hundía la cabeza en su pelo.
- Yo tampoco, no sabía que bailabas tan bien.
- No bailo tan bien, tuve que poner todo mi empeño para no quedar mal. Valió la pena. – ambos se rieron. Ella se dio vuelta y lo besó apasionadamente. Se besaron durante todo el recorrido del ascensor y hasta llegar a la puerta del departamento. Kate no tenía donde llevar las llaves así que tenía que abrir él. Mientras buscaba las llaves y trataba de abrir la puerta, ella empezó a desabrocharle la camisa mientras le besaba el cuello. Al primer intento de meter la llave en la puerta, las caricias de ella lo excitaban tanto que las manos le temblaban y las llaves se le cayeron.
- Qué mala puntería. – le dijo provocándolo mientras él se agachaba para recogerlas. No aguantó más y mientras se levantaba le acarició las piernas y empezó a subirle un poco el vestido. Cuando llegó a su altura la apretó contra la puerta y le metió la lengua en la boca con ansias de devorarla haciéndole gemir. Mientras, logró abrir la puerta. – Funcionas bien bajo presión. – le dijo con una sonrisa. Empezó a caminar hacia adentro. – A que no me agarras. – Salió corriendo hacia la habitación. Él tiró las llaves en el sillón y corrió tras ella. Cuando la alcanzó estaba en la entrada viendo la sorpresa que le había preparado. Eran las diez rosas que faltaban, o más bien, los pétalos de las diez rosas, esparcidas por toda la habitación y la cama.
- ¿Te gusta? – le dijo al oído mientras la apretaba contra él.
- Mucho… aunque no se quien va limpiar todo después. – le dijo mirándolo por encime de su hombro. Castle se rio por lo bajo.
- Te prometo que después limpio todo.
- ¿Después del postre? – le dijo dándose vuelta para mirarlo a los ojos.
- Después del postre.
- Que bueno, porque estoy muerta de hambre. – apenas terminó la frase él la besó posesivamente y la fue llevando hacia la cama. Mientras caminaban se fueron sacando la ropa. Cuando llegaron la apoyó delicadamente en la cama empezó a besarla empezando por arriba para después bajar lentamente por su cuerpo. Ella gemía, se estremecía y suspiraba encantada con sus caricias. Sin embargo, de un momento a otro, lo agarró y se puso arriba de él.
- Se supone que eres mi postre, así que yo debo comerte a ti, no al revés… Y para que veas que cumplo mis promesas… - se estiró y agarró el antifaz que estaba en la mesa de noche y se lo puso. – Ahora te toca a ti.
Primero empezó muy lentamente, acariciándolo, rozándolo, después empezó a besarlo, primero en la boca, después detrás de las orejas, los lóbulos, el cuello. Bajó a su pecho y empezó a lamerlo. Debido a que no veía sus otros sentidos estaban intensificándose, estaba muy excitado.
- Kate, no creo que aguante mucho… - le dijo jadeando.
En vez de hacerle caso, quiso llevarlo más allá. Tomó su miembro y empezó a subir y bajar con la mano, muy despacio. Castle gemía y cada vez estaba más agitado, y se agarraba de las sábanas tratando de aguantar, era una hermosa tortura, pero tortura al fin.
- Kate… por… favor… - rogó. Ella lo soltó y volvió a besarlo en la boca hasta que se relajara un poco. – Déjame… a mí. – palpó su cuerpo con las manos y logró tumbarla en la cama. Sin ver y usando solo sus manos para guiarse, besó y acarició cada parte de su piel. Cuando vio que llegaba a su entrepierna, con una mano se guio para llegar a su cuello. – Ahora verás lo que se siente. – y antes de que reaccionara la besó mientras usó los dedos para estimarla.
- ¡Rick! – gimió audiblemente y se aferró a él. Siguió jugando, entrando y saliendo de ella muy despacio y cada tanto acariciaba su clítoris haciéndola temblar y casi gritar. – No puedo más… Rick… necesito… - no podía hablar.
Castle finalmente cedió y empezó a besarla en otras partes esperando que se calmara un poco. Después se acomodó y la penetró lentamente haciéndola estremecer. Empezó despacio, sintiendo su excitación, sus jadeos, la forma en que su cuerpo respondía ante él. De a poco aceleró el ritmo, volvía a estar cerca del abismo. En ese momento, Kate volvió a ponerse arriba suyo y tomó el control. Ambos estaban cerca así que se movió rápido y él la ayudaba poniendo las manos en su cadera. Al llegar al clímax, él sintió como se contorsionada encima suyo y gritaba de placer al mismo tiempo que él. Después se recostó sobre él y le dio un beso en el cuello. Se tumbó a su lado y ambos se quedaron boca arriba mientras se calmaban.
Se sacó el antifaz y la vio, acostada mirando al techo. Su pecho subía y bajaba violentamente.
- Nunca he disfrutado tanto de estar ciego. – le dijo mientras se giraba hacia su lado. Kate lo miró, se giró hacia él y lo abrazó. Subió la vista y lo beso.
- Ya somos dos.
Cuando salió de la habitación se quedó mirando asombrada el salón. Solo estaban iluminados por velas que había por toda la casa. Se notaba que también había estado ordenando un poco. Había puesto los platos en la mesita ratona y la había decorado con flores y más velas. Todo creaba un ambiente muy romántico.
Al verla salir, Castle se quedó sin aliento. A veces le parecía que no podía ser más hermosa y de repente, le demostraba que estaba equivocado. Tenía un vestido rojo oscuro ajustado al cuerpo que le llegaba hasta casi la mitad del muslo y con un escote delicado pero sugestivo. Se sentía el hombre más afortunado del mundo sabiendo que ella lo amaba.
Cuando Kate empezó a bajar las escaleras lo vio y tuvo que detenerse para mirarlo bien. Tenía puesto un traje oscuro con una rosa en la solapa y una camisa clara. Se había puesto corbata y chaleco, los cuales le quedaban asombrosos. Estaba más atractivo que nunca.
Se sintió satisfecho con la reacción que había producido en ella y le tendió la mano para ayudarla a bajar. Cuando llegó abajo saco 2 rosas, una roja y una blanca, y se las dio. Kate les aceptó y las olió.
- Gracias. – le rodeo el cuello y le dio un beso. - ¿Sólo 2? – le dijo insatisfecha.
- Las otras tienen otra finalidad. ¿Sabes cual es tu mayor misterio?
- No, ¿cuál? – le preguntó curiosa.
- Nunca entenderé cómo puedes verte cada vez más sexy y hermosa. – ella le sonrió alagada y le dio un beso.
- Gracias… tú tampoco estás nada mal. – se burló.
- ¿Nada mal? ¿Te preparé todo esto y me dices Nada mal? – le dijo ofendido.
- No te enojes, estaba bromeando. Este traje te queda muy bien. – él hizo puchero, no lo convencía todavía. – Oh, vamos. No seas chiquilín. – Él no cedío. – De acuerdo, ¿qué tengo que hacer para que me perdones? – Castle hizo como si pensara mucho.
- Me podrías prometer que en alguna oportunidad usaremos el antifaz. – le dijo con una gran sonrisa y levantándole ambas cejas.
- De acuerdo, te lo prometo. Pero para la próxima te toca usarlo a ti.
- Como usted ordene, detective. – le dio un apasionado beso aunque no duró mucho. – Bien, vamos a comer.
Se acomodaron en la mesa y él se encargó de servir la comida y el champagne que había preparado. Disfrutaron mucho de la cena. Castle había preparado Pasta a la carbonara y estaba muy buena. Cada tanto se daban de comer entre ellos. No hablaron mucho, más que nada se decían que se amaban y se besaban o se tomaban de las manos. Lo más importante era que no se sacaban la mirada de encima, se comían con la vista. De que servían las palabras cuando sus ojos decían todo.
Cuando terminaron de comer levantaron todo. Castle le pidió que buscara lo que le hiciera falta para salir. Ella subió y él se sacó el saco, se arremangó la camisa y lavó todo. Al bajar, estaba todo limpio. Subió él con la excusa de que se había olvidado de algo. Una vez arriba se sacó el chaleco y la corbata, y se abrió los primeros botones de la camisa. Por último, preparó una sorpresa para la vuelta y bajó.
- Todo listo, ¿vamos? – le ofreció el brazo y ella lo tomó.
- Espero que no vayamos en mi auto, llamará mucho la atención.
- No te preocupes, traje el Ferrari. Esta vez, manejo yo.
Kate lo pensó. – Está bien, hoy te lo haz ganado.
Llegaron al club y entraron. Él ya lo conocía pero ella no. Quedó encantada con la música y el lugar.
- ¿Quieres que pida algo o bailamos primero? – le dijo al oído. Kate se dio vuelta y empezó a bailarle mientras lo miraba sensualmente. – Acepto. – la cogió de la cara y le comió la boca mientras la arrastraba a la pista. Una vez que encontraron un lugar empezaron a bailar.
Aquella vez que habían ido de incógnitos a un club, él había podido ver un poco de cómo ella bailaba pero Kate no lo había visto a él porque estaba concentrada en buscar al objetivo de la investigación. Sin embargo, la química fue inmediata, como si toda la vida hubiesen bailado juntos. Sus cuerpos casi no se separaban, es más, se atraían constantemente. Se complementaban uno al otro perfectamente. Mientras bailaban no se sacaban los ojos de encima, frotaban sus cuerpos y se recorrían con las manos. Después de cinco temas sin parar de bailar, ambos estaban agotados. Estaban por abandonar la pista para descansar cuando pusieron un tema lento. Castle iba detrás de ella y al escuchar la canción la tomó del brazo y la atrajo hacia él. Le rodeo la cintura y apoyó su frente en la de ella. Se le acercó lentamente y empezaron a besarse, muy despacio, casi al compás de la música. Estaban tan concentrados el uno en el otro que no se dieron cuenta de que el tema había terminado y ponían uno más movido así que siguieron bailando lento hasta que alguien los empujó y los devolvió a la realidad. Se miraron y se rieron al darse cuenta de la situación.
A pesar de que habían descansado en el tema lento prefirieron buscar algo para tomar. Fueron a la barra y él pidió dos tragos. Se quedaron un rato ahí, tomando los tragos tranquilos. Después Kate le dijo que necesitaba ir al baño así que él aprovechó para ir también. Cuando salió ella todavía estaba haciendo cola, afuera del baño y todavía le quedaba un rato. No la quería dejar sola así que la abrazó por detrás y le hizo compañía mientras esperaba. A Kate nunca le había pasado que su pareja la esperara de esa forma y estaba encantada. Mientras la abrazaba se mecía suavemente como si estuvieran bailando y alternaba entre darle besos en el cuello y susurrarle cosas en el oído.
- No se como aguantan hacer estas colas, tendrían que poner más baños.
- Siempre es lo mismo. De todas maneras, hoy no me quejo. – le acarició el brazo.
- Creo que no les gusta que haga fila contigo.
- No es eso, creo que me tienen envidia. – le susurró.
- ¿Eso fue un alago?
- Que no se te suba. No tiene que ver con quien eres, si no con lo haces. ¿Cuantos hombres ves haciéndole compañía a sus parejas mientras esperan para entrar al baño? – Castle miró y buscó.
- Ninguno.
- Exacto. Más de una quisiera que su pareja hiciera lo mismo.
- Son unos idiotas. Aquí se puede estar muy tranquilo, se puede hablar, la música no está muy fuerte y puedo estar así contigo. – le acarició el cuello con la nariz. – Te amo… - le besó el cuello.
- Yo también te amo… cada vez más. – giró la cabeza para mirarlo y él le dio un beso en la boca.
De a poco, la cola fue avanzando pero a ellos no les importaba. Disfrutaron cada segundo de ese momento tan simple. Cuando Kate entró, él se quedó esperándola afuera. Al principio, las mujeres lo miraban con odio aunque el odio no iba dirigido a él. Tal y como había dicho ella, la mayoría los envidiaba. Después, algunas de las mujeres más lanzadas empezaron a acercársele para tratar de conquistarlo. Cuando Kate salió, estaba rodeado de mujeres pero se lo veía un poco aterrado. Al verla, su cara se iluminó y apartó a todas las mujeres hasta llegar a ella. Se acercó a su oído.
- Te extrañé… sácame de esta.
- No me mires a mí, tú lo provocaste. – se burló ella.
La mujer que estaba a lado de ellos se dirigió a él.
- Si ella te trata mal, yo puedo consolarte cuando quieras.
- Creo que dada las circunstancias… - le provocó él.
Kate sintió que de pronto le hervía la sangre. Sin pensar en lo que hacía, se puso entre Castle y la mujer, y apuntó a la mujer con el dedo amenazadoramente. – Como se te ocurra volver a mirarlo siguiera te juro que no respondo de mis actos.
Castle estaba fascinado con su ataque de celos. Era la primera vez que tenía uno y lo expresaba tan abiertamente. Consideró que lo mejor era salir de ahí. La agarró de la cintura y la levantó del piso para luego llevársela a un lugar más tranquilo.
Kate estaba echa una furia. En cambio, Castle estaba muy contento. La llevó hasta la zona VIP donde había sitios más íntimos para que estuvieran tranquilos y pudieran hablar.
- Tranquilízate, Kate. Sólo fue una broma.
- Te debes sentir muy importante, ¿no?
- Por supuesto… pero no por ellas sino por ti. Es la primera vez que te veo en un ataque de celos.
- No fue un ataque de celos. – no quería dar el brazo a torcer.
- ¿A no? ¿Y como le dices a que casi te peleas con otra mujer porque me ofreció “consuelo”? – Kate no respondió, otra vez sentía como le hervía la sangre. – Bueno, ataque o no ataque, me encanta ver que me cuidas. – la abrazó y le dio un beso en la mejilla. Ella se relajó y finalmente lo abrazó por debajo de la chaqueta. – Vamos, sentémonos. – se sentaron en un sillón que rodeaba una mesa ratona. Él le rodeó los hombros con el brazo.
- Lo siento… es la primera vez que… Si, eran celos. – apoyó la cabeza en su pecho. – Lo siento, no fue tu culpa.
- No tienes que pedirme perdón. Si alguien te hablara así creo que yo también reaccionaría de la misma forma… - se quedó pensando en sus palabras. - ¿La primera vez? ¿Nunca habías tenido celos?
- No así. Sólo contigo, desde que te conozco.
- ¿Incluso cuando estabas con Demming o Josh?
- Si, no lo podía evitar. ¿Tú no tenías celos de ellos, incluso cuando salías con alguien?
- Ahora que lo pienso… sí. Incluso llegué a salir de nuevo con Gina porque no podía manejar lo que sentía cuando te veía con Demming. - Kate se quedó pensativa. - ¿Qué pasa? ¿Dije algo malo?
- No… es que… ¿recuerdas el día que apareciste con Gina para despedirte?
- Si, como olvidarlo. Yo te había visto besándote con Demming un rato antes y ese fue el detonante para invitar a Gina a Los Hampton, ¿por?
- Porque justo antes de que aparecieras, yo había terminado con él y te iba a decir que quería ir contigo. – Castle se tensó por completo, no lo podía creer. Había estado tan cerca de estar con ella hace 2 años y lo había arruinado por despechado. - ¿Castle? ¿Estás bien? – se separó para mirarlo y él la miraba fijo sin mover un músculo. Le acarició la cara.
- Yo…
- Está bien, Castle. Aunque no puedo negarte que fue un golpe muy duro pero es parte del pasado, ahora es lo que cuenta. Ahora estamos juntos, cambia la cara.
- Tienes razón… pero no puedo evitar sentirme un imbécil… lo siento mucho. – su cara era de arrepentimiento puro.
- Disculpa aceptada. – le dijo con una sonrisa. Se sentó encima de él y lo besó. Estuvieron un rato besándose. A pesar de la posición en la que estaban y del corto vestido de ella, sus besos no tenían que ver con el sexo, eran besos de amor, eran esos besos que no se habían dado en todos esos años.
Ya eran casi las 4 de la mañana cuando salieron del VIP. Bailaron algunas pistas más y al cabo de una hora después decidieron que lo mejor sería volver a casa.
Subían en el ascensor. Kate estaba muy cansada después del día que habían tenido, de tanto bailar y de tantas emociones. Castle la abrazó por detrás y se apoyó contra la pared.
- Gracias por aceptar esta salida, nunca había disfrutado bailar con alguien. – le dijo mientras hundía la cabeza en su pelo.
- Yo tampoco, no sabía que bailabas tan bien.
- No bailo tan bien, tuve que poner todo mi empeño para no quedar mal. Valió la pena. – ambos se rieron. Ella se dio vuelta y lo besó apasionadamente. Se besaron durante todo el recorrido del ascensor y hasta llegar a la puerta del departamento. Kate no tenía donde llevar las llaves así que tenía que abrir él. Mientras buscaba las llaves y trataba de abrir la puerta, ella empezó a desabrocharle la camisa mientras le besaba el cuello. Al primer intento de meter la llave en la puerta, las caricias de ella lo excitaban tanto que las manos le temblaban y las llaves se le cayeron.
- Qué mala puntería. – le dijo provocándolo mientras él se agachaba para recogerlas. No aguantó más y mientras se levantaba le acarició las piernas y empezó a subirle un poco el vestido. Cuando llegó a su altura la apretó contra la puerta y le metió la lengua en la boca con ansias de devorarla haciéndole gemir. Mientras, logró abrir la puerta. – Funcionas bien bajo presión. – le dijo con una sonrisa. Empezó a caminar hacia adentro. – A que no me agarras. – Salió corriendo hacia la habitación. Él tiró las llaves en el sillón y corrió tras ella. Cuando la alcanzó estaba en la entrada viendo la sorpresa que le había preparado. Eran las diez rosas que faltaban, o más bien, los pétalos de las diez rosas, esparcidas por toda la habitación y la cama.
- ¿Te gusta? – le dijo al oído mientras la apretaba contra él.
- Mucho… aunque no se quien va limpiar todo después. – le dijo mirándolo por encime de su hombro. Castle se rio por lo bajo.
- Te prometo que después limpio todo.
- ¿Después del postre? – le dijo dándose vuelta para mirarlo a los ojos.
- Después del postre.
- Que bueno, porque estoy muerta de hambre. – apenas terminó la frase él la besó posesivamente y la fue llevando hacia la cama. Mientras caminaban se fueron sacando la ropa. Cuando llegaron la apoyó delicadamente en la cama empezó a besarla empezando por arriba para después bajar lentamente por su cuerpo. Ella gemía, se estremecía y suspiraba encantada con sus caricias. Sin embargo, de un momento a otro, lo agarró y se puso arriba de él.
- Se supone que eres mi postre, así que yo debo comerte a ti, no al revés… Y para que veas que cumplo mis promesas… - se estiró y agarró el antifaz que estaba en la mesa de noche y se lo puso. – Ahora te toca a ti.
Primero empezó muy lentamente, acariciándolo, rozándolo, después empezó a besarlo, primero en la boca, después detrás de las orejas, los lóbulos, el cuello. Bajó a su pecho y empezó a lamerlo. Debido a que no veía sus otros sentidos estaban intensificándose, estaba muy excitado.
- Kate, no creo que aguante mucho… - le dijo jadeando.
En vez de hacerle caso, quiso llevarlo más allá. Tomó su miembro y empezó a subir y bajar con la mano, muy despacio. Castle gemía y cada vez estaba más agitado, y se agarraba de las sábanas tratando de aguantar, era una hermosa tortura, pero tortura al fin.
- Kate… por… favor… - rogó. Ella lo soltó y volvió a besarlo en la boca hasta que se relajara un poco. – Déjame… a mí. – palpó su cuerpo con las manos y logró tumbarla en la cama. Sin ver y usando solo sus manos para guiarse, besó y acarició cada parte de su piel. Cuando vio que llegaba a su entrepierna, con una mano se guio para llegar a su cuello. – Ahora verás lo que se siente. – y antes de que reaccionara la besó mientras usó los dedos para estimarla.
- ¡Rick! – gimió audiblemente y se aferró a él. Siguió jugando, entrando y saliendo de ella muy despacio y cada tanto acariciaba su clítoris haciéndola temblar y casi gritar. – No puedo más… Rick… necesito… - no podía hablar.
Castle finalmente cedió y empezó a besarla en otras partes esperando que se calmara un poco. Después se acomodó y la penetró lentamente haciéndola estremecer. Empezó despacio, sintiendo su excitación, sus jadeos, la forma en que su cuerpo respondía ante él. De a poco aceleró el ritmo, volvía a estar cerca del abismo. En ese momento, Kate volvió a ponerse arriba suyo y tomó el control. Ambos estaban cerca así que se movió rápido y él la ayudaba poniendo las manos en su cadera. Al llegar al clímax, él sintió como se contorsionada encima suyo y gritaba de placer al mismo tiempo que él. Después se recostó sobre él y le dio un beso en el cuello. Se tumbó a su lado y ambos se quedaron boca arriba mientras se calmaban.
Se sacó el antifaz y la vio, acostada mirando al techo. Su pecho subía y bajaba violentamente.
- Nunca he disfrutado tanto de estar ciego. – le dijo mientras se giraba hacia su lado. Kate lo miró, se giró hacia él y lo abrazó. Subió la vista y lo beso.
- Ya somos dos.
Última edición por nato_kine el Mar Oct 23, 2012 5:39 pm, editado 2 veces
nato_kine- Policia de homicidios
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Edad : 38
Localización : Argentina
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
A mi me ha dado igual que lo partieras en dos, me los he leido seguidos de todas formas Me encantan! Se que nunca veremos tanto en la serie, pero al menos un bailecito de Castle no estaría mal
azuladna- Ayudante de policia
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Edad : 38
Localización : Second star to the right
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Me ha encantado, en serio. Espero que sigas subiendo historias. Un saludo!
okusak- Policia de homicidios
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Edad : 34
Localización : Entre la nebulosa Nervitana y el país de nunca jamás.
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
F A N T A S T I C O !
Este ha sido un capitulo al máximo de completo, espero ganar la apuesta porque ya tengo una idea muajajaj :33
Continua pronto...
Este ha sido un capitulo al máximo de completo, espero ganar la apuesta porque ya tengo una idea muajajaj :33
Continua pronto...
Invitado- Invitado
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Sigueee prontooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Hoy se me ha prendido el con una idea que me ha encantado. Espero poder transmitir lo que quiero, que se imaginen lo que veo.
Desgraciadamente, estos últimos días no he parado un segundo. Hoy he cursado 11 horas prácticamente ininterrumpidas de clases habiendo dormido solo 5 horas. Si a eso le sumo todo lo que venía acumulando desde el lunes y a que me tengo que levantar dentro de 6 horas mañana, estoy a punto de colapsar. Por lo que no podré terminar la historia en este momento.
Sin embargo, les voy a dejar una especie de promo. La escena todavía no tiene título.
Mañana a la tarde terminan las jornadas de Kinesiología así que podré terminar la escena y publicarla.
Saludos y que empiecen bien el fin de semana.
Desgraciadamente, estos últimos días no he parado un segundo. Hoy he cursado 11 horas prácticamente ininterrumpidas de clases habiendo dormido solo 5 horas. Si a eso le sumo todo lo que venía acumulando desde el lunes y a que me tengo que levantar dentro de 6 horas mañana, estoy a punto de colapsar. Por lo que no podré terminar la historia en este momento.
Sin embargo, les voy a dejar una especie de promo. La escena todavía no tiene título.
Kate estaba sentada, con los codos apoyados en los muslos y se frotaba la cara con las manos, estaba recordando. Imágenes sucesivas venían a su memoria como flashes. Todavía resonaba en su cabeza lo que Marta le había dicho cuando le dio la noticia.
“Fue un disparo…” “Quiso evitar un robo…” "Lo golpearon..." “Los ladrones escaparon…” - Giraban, sonando a su alrededor, una y otra vez.
‘Maldición’, pensó Kate, ‘¿Por qué tenías que meterte?’
“- ¿Qué hacía ahí?" – le había preguntado.
"- Quería hacerte una sorpresa…” - le había contestado Marta.
‘Maldición’, repitió.
“Fue un disparo…” “Quiso evitar un robo…” "Lo golpearon..." “Los ladrones escaparon…” - Giraban, sonando a su alrededor, una y otra vez.
‘Maldición’, pensó Kate, ‘¿Por qué tenías que meterte?’
“- ¿Qué hacía ahí?" – le había preguntado.
"- Quería hacerte una sorpresa…” - le había contestado Marta.
‘Maldición’, repitió.
Mañana a la tarde terminan las jornadas de Kinesiología así que podré terminar la escena y publicarla.
Saludos y que empiecen bien el fin de semana.
nato_kine- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 16/02/2012
Edad : 38
Localización : Argentina
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Tiene muy buena pinta, que ganas de leerlo. Que te hagan leves las clases!
Invitado- Invitado
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
No me he enterado muy bbien de este momento
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Me leí todos los capítulos de golpe
Escribes super bien y tienes muy buenas ideas, hasta creo que una vas a acertar, con lo de que llaman a casa de Kate y en lugar de coger ella el telefono es Castle!
Continua prontito
Escribes super bien y tienes muy buenas ideas, hasta creo que una vas a acertar, con lo de que llaman a casa de Kate y en lugar de coger ella el telefono es Castle!
Continua prontito
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
castle&beckett..cris escribió:No me he enterado muy bbien de este momento
Es difícil describir esta escena tal como aparece en mi mente. Te agradezco el comentario, veré si puedo reformularlo.
Por el momento, aclaro que lo que está en cursiva son recuerdos. Si tienen comillas separadas es porque son frases diferentes. Son flashes. Lo que está con comillas simples son pensamientos.
Veré si con eso ayuda. Si no, modificaré la escena para que se entienda mejor.
nato_kine- Policia de homicidios
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Edad : 38
Localización : Argentina
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
NO ME PODES DEJAR ASI, ESTOY EN CAMA CON GRIPE Y ME HACES ESTO????
SEGUIIIIIIIIIIII PORFIIIIIIIIIIIIII
SEGUIIIIIIIIIIII PORFIIIIIIIIIIIIII
silvanalino- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 01/12/2010
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Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Lamento no haber podido subir el capi. Volví de las jornadas con una descompostura tremenda y recién revivo. Desayuno y luego me pondré a escribirla.
nato_kine- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 16/02/2012
Edad : 38
Localización : Argentina
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
nato_kine escribió:Lamento no haber podido subir el capi. Volví de las jornadas con una descompostura tremenda y recién revivo. Desayuno y luego me pondré a escribirla.
Mejorate que te esperamos!!! pero primero mejorate!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
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Escena 20: Intento de héroe
Finalmente, y ahora que me siento mejor, estoy en condiciones de dejarles la escena del día.
¿Realmente no creían que lo haría sufrir mucho, no?
Esta escena está dedicada a azuladna, mi publicista ( ) que me había pedido una escena con Marta. Esto fue lo que se me ocurrió. Ojalá que le guste y por supuesto también a todos.
Espero haberlos hecho pasar por varios estados de ánimo. Esta escena tiene de todo un poco, momentos de suspenso, humor, romantisismo, pasión. Me ha gustado mucho hacerlo.
Saludos a todos.
INTENTO DE HÉROE
Kate estaba sentada, con los codos apoyados en los muslos y se frotaba la cara con las manos, estaba recordando. Imágenes sucesivas venían a su memoria como flashes. Todavía resonaban en su cabeza las palabras de Marta al darle la noticia.
“Fue un disparo…” “Quiso evitar un robo…” “Lo golpearon…” “Los ladrones escaparon…” - Giraban, una y otra vez, sonando a su alrededor.
‘Maldición’, pensó Kate, ‘¿Por qué tenías que meterte?’
“- ¿Qué hacía ahí?” – le había preguntado a Marta.
“- Quería hacerte una sorpresa…”
‘Maldición’, repitió.
“La fiebre no le baja, la bala tenía algo…” “Todavía no saben qué…”
‘Maldición Castle, ¿por qué me haces esto ahora?’, se preguntó.
Kate levantó la cabeza y lo miró, allí estaba, tendido en su cama. Dormía profundamente, transpiraba, balbuceaba en sueños por la fiebre. Solo estaba vestido con unos pantalones cortos, con el torso descubierto salvo donde tenía la venda que le tapaba la herida de bala.
- ¿Dónde le dieron? – había preguntado.
- En el hombro derecho. – le había contestado Marta.
Recorrió su cuerpo con la vista contemplando la gran cantidad de golpes que tenía.
- Kate… - la llamó en sueños. Ella salió de su ensimismamiento y lo miró, se acercó un poco a él y le acarició la cara. Todavía tenía temperatura. Él suspiró un poco más tranquilo. Kate se levantó de la silla y se sentó del otro lado de la cama, a su lado. Parecía que Castle había sentido su presencia porque en ese momento se giró hacia ella y se recostó sobre sus piernas, abrazándola. – Gracias… - balbuceó. Ella no pudo evitar esbozar una sonrisa. ‘Siempre’, pensó. Se apoyó sobre el respaldo de la cama y se quedó allí tranquila mientras le acariciaba el rostro casi automáticamente.
Unas horas después, ella abrió los ojos. Se había quedado dormida. Bajó la vista y se sorprendió al ver que Castle, aunque seguía durmiendo, poco a poco había subido por su cuerpo y actualmente estaba apoyado sobre su abdomen y le rodeaba la espalda con un brazo. El otro no podía moverlo mucho así que seguía sobre sus piernas. Cada tanto se removía y la acariciaba. Kate no pudo evitar un escalofrío. Incluso con fiebre y durmiendo le provocaba cosas. De vez en cuando, él todavía balbuceaba cosas sin sentido. Kate le tocó la frente. Todavía tenía bastante fiebre pero de a poco le estaba bajando. Por fin habían acertado con el medicamento.
Castle siguió durmiendo un rato más, cada vez más tranquilo, su respiración se estaba normalizando.
Kate miró la hora en su reloj y pensó que lo mejor sería despertarlo para que comiera. Se agachó lo más que pudo en esa posición para acercarse a su oído.
- Castle, despierta… - le susurró. Pero él no reaccionó. - Castle, necesitas comer algo, despiértate. – le insistió levantando un poco la voz.
- Cinco minutos más, detective. – le dijo. Kate se quedó quieta para ver si estaba jugando con ella pero parecía que seguía hablando en sueños.
- Castle, ¡despiértate! – le dijo sacudiéndolo un poco más. Castle se removió en su lugar, gruñendo bajito.
- Ya voy madre, ya me despierto… - dijo abriendo pesadamente los ojos. Vio que estaba abrazado a alguien. – Tú no eres mi madre… – dijo todavía medio dormido. – …y mucho menos Alexis. – mientras levantaba la vista, movió sus manos por sus piernas y espalda hacia arriba tratando de reconocer quien era.
- Como sigas haciendo eso, el próximo tiro no te dará en el hombro. – le advirtió, tratando de disimular que le encantaba. Castle rápidamente subió la vista y la miró a los ojos.
- Creo que todavía tengo fiebre… – le dijo mientras bajaba la cabeza y se volvía a recostar apretándose contra ella. Kate se mordió el labio para contener una sonrisa. ‘No tiene remedio’, pensó. Por un lado, tenía ganas de abrazarlo y besarlo, y por otro quería reprenderlo por aprovecharse de la situación.
- Más te vale que te levantes si quieres conservar la oreja… - le dijo acercándose a su oído en tono amenazador y agarrándole la oreja, todavía sin hacer fuerza. Castle refunfuñó. La apretó un segundo contra él y le besó el estómago para luego levantar la cabeza.
- Hey… - le dijo con una sonrisa atontada por el sueño y la fiebre.
- Hey… - le respondió ella acariciándole la oreja y luego la cara. - ¿Cómo te sientes? – Castle dio un respingo contento por tenerla a su lado cuidándolo.
- Contigo a mi lado… - dijo, y entonces sintió una punzada en el hombro, y el dolor en el cuerpo y en la cabeza. Todo le dio vuelta. – Me siento mareado… - avisó y se tumbó boca arriba en la cama. Kate volvió a tocarle la frente. No era mucho pero todavía tenía temperatura.
- Eso te pasa por moverte rápido. Te sientes mareado porque te esta bajando la fiebre. – Se desplazó por la cama para ponerse enfrentada a él. – Aparte, hace rato que no comes, necesito que te sientes.
- Todo me da vueltas, no creo que pueda solo. – le dijo estirando los brazos hacia ella. Se notaba que sobreactuaba. Kate se mordió el labio y rodó los ojos.
- De acuerdo, yo te ayudo. – le contestó. Castle esbozó una sonrisa pero inmediatamente puso expresión de cansancio. Kate se inclinó hacia él y lo abrazó, y Castle la rodeó con los brazos. - ¿Listo? – le preguntó. Él solo se limitó a darle un beso en la mejilla. – Tomaré eso como un si. – le dijo sonriendo. Tiró de él acercándolo más contra ella. Se quedaron allí unos segundos, sintiendo el aroma del otro, su cercanía.
- ¿Ahora como sigue? – preguntó Castle.
- Muévete hacia atrás para apoyarte en el respal… ¡Castle! – gritó sorprendida. Antes de que terminara la frase él se corrió arrastrándola consigo, haciendo que terminara encima suyo, apoyada en su pecho. – No había terminado de hablar, tenías que esperar a que me acomodara. – le reprochó mientras trataba de levantarse.
- Lo siento… Pero no ha salido tan mal después de todo. – le dijo con un tono entre divertido y pícaro. Kate se frenó y vio a lo que se refería. Lo miró directamente a los ojos.
- Siempre pensando en lo mismo. No tienes remedio. – le dijo acercándose un poco a su cara.
- Claro que lo tengo, eres tú. – le contestó y luego completó el espacio que faltaba y le dio un lento beso en los labios. – Te extrañé. – le confesó cuando se separaron.
- Solo pasaron dos días… - él le dio otro beso y ella sonrió. – Yo también te extrañé. – le confesó y finalmente fue ella la que le dio otro beso, muy corto pero lleno de sentimiento. – Nos tenías preocupadas. – le contó mientras terminaba de acomodarlo en la cama.
- Lo siento, yo… - empezó, pero Kate lo interrumpió.
- ¡Nunca vuelvas a hacer una cosa así! – le advirtió apuntándole con el dedo. - ¿Cómo se te ocurre meterte en un robo? Esto es por mi culpa. – dijo finalmente levantándose de la cama. – Suficiente, dejaras de trabajar conmigo. – decidió mientras se apoyaba contra la pared, tapándose la cara. Castle se levantó de la cama y se acercó a ella.
- Deja de decir tonterías, esto no es tu culpa. – le aclaró sacándole las manos de la cara. – Sabes que soy impulsivo, lo habría hecho antes de conocerte. – le acarició la cara. Ella bajó la vista y le miró los golpes para luego pasarle suavemente la mano por las magulladuras. - ¿No crees que me dejan más “macho”? – le preguntó inflando el pecho con cara seria. Kate rodó los ojos y luego lo abrazó suavemente.
- Tonto. – le dijo. – No tienes que hacerte el héroe para impresionarme.
- ¿No te excita un poco ver a tu hombre golpeado por “hacerse el héroe”? – le dijo con voz pícara, levantándole la cejas. Kate lo miró y se mordió el labio.
- Bueno… - empezó a decir mientras lo miraba de arriba abajo. – Tal vez un poco… - confesó mientras le acariciaba la espalda haciendo que él esbozara una gran sonrisa.
- Entonces valió la pena. – le dijo cerca de su boca para luego besarla.
Al principio fue lento, donde se transmitieron todo lo que habían sentido esos dos días, la preocupación de perderse, la angustia de las horas que pasaban sin resultados. Ambos estaban totalmente absortos en sentir al otro. Kate le acarició la nuca y la parte superior de la espalda atrayéndolo hacia ella. Castle rozaba su espalda de arriba abajo y de vuelta sintiendo cada parte de su cuerpo, el latir de su corazón, su respiración. Cada tanto, se separaban y dejaban salir un gemido o una risa. Fue un beso eterno, ninguno quería separarse del otro, nunca más.
Ambos estaban tan concentrados en ese momento que se olvidaron de los golpes que tenía en el cuerpo. El beso comenzó a cobrar más intensidad cuando, sin querer, Kate le presionó la herida del hombro. Castle se separó repentinamente y empezó a gritar de dolor. Kate, en un principio no entendía hasta que lo recordó.
- ¡Perdón, Castle! No era mi intención, me olvidé… - le dijo. Él no paraba de saltar y moverse así que a Kate empezó a darle un ataque de risa, parecía un nene con un berrinche.
- No es gracioso, me dolió. - le gritó. Ella se tapó la boca para contenerse pero le costaba horrores. – ¿Te olvidas que estoy convaleciente? Me tienes que tratar con cariño. – le dijo poniendo cara de perro mojado, pero a su vez levantándole una ceja seductoramente.
- Pobrecito, el nene está lastimado. – se burló Kate. Castle le sonrió y volvió a acercarse a ella. Parecía haber olvidado el dolor de hace un momento. Le rodeó la cintura y cuando estaban a punto de besarse de nuevo, escucharon los pasos de Marta, que venía alarmada por sus gritos.
Kate no sabía que hacer así que lo empujo dejándolo tumbado en la cama. Marta entró repentinamente y no pudo evitar notar que los dos estaban agitados pero lo atribuyó a la situación.
- ¿Estás bien? ¿A que viene tanto grito? – preguntó Marta, exaltada.
- Eh…. – empezó Kate, que no sabía que decir.
- Eh…. – Castle tampoco.
- No pasó nada, Marta, quédese tranquila. – dijo finalmente Kate. – Es solo que su hijo es un exagerado y no se aguanta nada. Solo quería verle la herida y se ha puesto a gritar así. – se quejó pero al mismo tiempo lo miraba muy divertida.
- Por dios hijo, casi me matas de un susto. – le retó. – Siempre tan quejoso. – siguió.
- ¡Hey! Estoy aquí, ¿sabes? Me apretaste fuerte. – se defendió.
- Por favor, no se a quien sales tan melodramático. – dijo Marta.
- Yo tampoco, madre, yo tampoco… – agregó él sarcásticamente, sonriendo de oreja a oreja.
- Tonterías… Veo que estas mejor. Me alegro mucho, muchacho.
- Ahora iba a darle algo de comer. – avisó Kate.
- Me parece bien. Si me necesitas estaré en mi habitación. Y tú hijo, compórtate como un hombre y deja de quejarte. – le dijo para luego salir de la habitación.
Kate tuvo que contener las ganas de reírse. Él la miró y luego soltó un gruñido. Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose. Castle carraspeó poniéndose serio.
- ¿En que estábamos? – le preguntó mientras se levantaba en dirección a ella.
- Contrólate, tu mamá puede volver en cualquier momento. – le dijo. Castle, que justo pasaba frente a la puerta, se inclinó para asomar la cabeza e inspeccionar el lugar. Escuchó que su madre subía por las escaleras y se metió de nuevo.
- Mi madre acaba de— ¿me estabas mirando el trasero? – le preguntó sorpresivamente. Kate abrió grande los ojos y se tapó la cara con las manos avergonzada. ‘Atrapada infraganti’, pensó. Efectivamente, eso era lo que estaba haciendo.
- Para nada, ¿de donde sacas eso? – le dijo sin sacar las manos, no podía ocultar su risa.
- Para ser detective es muy mala mentirosa, ¿lo sabía? – se burló. Cerró la puerta y se acercó a ella, acorralándola de nuevo contra la pared. – Me parece que voy a tener que presionarla para que me diga la verdad.
- Ni se te ocurra, sabes que tengo un arma. – le dijo seria.
- Creo que podría soportar un disparo más por esto. – le dijo seductoramente mientras le agarraba de las manos.
- ¿Qué haces? – le preguntó intrigada.
- Solo quiero cerciorarme de que no me sigas lastimando. – le aclaró. Le acomodó el brazo en el costado derecho del cuerpo en vez de por arriba del hombro lesionado y el otro si se lo pasó por arriba. – Así esta mejor. – le dijo. Kate estaba tan absorta en lo que hacía que cuando la agarró de la cintura y la besó, la tomó por sorpresa. El beso fue repentino, fuerte, apasionado, dejándola sin respiración, haciéndola estremecer de arriba abajo. La presionó contra la pared, contra él. Casi no podía levantar el brazo derecho sin que le doliera pero eso no evitaba que la acariciara hasta donde llegaba, sus caderas, la parte superior de sus piernas y si se esforzaba un poco podía llegar a sus glúteos, lo cual no estaba nada mal.
Kate se dejó llevar y se acomodó contra él mientras suspiraba de satisfacción, haciendo que Castle la apretara más fuerte. De vez en cuando alguno se entusiasmaba mucho y Kate terminaba por presionarle algún moretón, pero como eran dolores más soportables, Castle dejaba salir un gemido de dolor dentro de su boca y luego seguía besándola, explorándola.
El beso fue elevando la temperatura de ambos. Castle empezó a bajar por su mejilla, su mandíbula y después su cuello, mientras su mano empezaba a meterse por debajo de su camisa. Dejó de besarla un momento para concentrarse en sentir su fragancia, ese aroma que lo volvía loco.
Una parte de Kate quería que siguiera y mientras él disfrutaba de su cuello, decidió hacer lo mismo. Primero lo besó y llegó hasta su oreja, sacándole un gemido de placer. Después dejó de besarlo y al igual que él sintió el aroma de su colonia. Pero otra parte se sentía incómoda con la situación, sabiendo que Marta estaba arriba. Aparte, por más que se esforzara y ambos quisieran, sabía que él no estaba en condiciones de seguir. Tenían que frenar las cosas.
- Basta Castle, tenemos que parar… – le dijo tratando de sonar firme y disimular su propia agitación. Pero él estaba muy entretenido con su cuello y su espalda, y no quiso hacerle caso. - Suéltame o te empujo. – le advirtió. - No podemos… estás muy lastimado. – insistió.
- Contigo… a mi lado… no me duele. – le dijo entre beso y beso en el cuello.
- Mmm… - empezó a decirle, sus besos le ganaban… pero no podía, tenía que concentrarse. - Castle, es la última vez que te lo pido bien. – le dijo.
‘¿Cómo pararlo sin lastimarlo más de lo que está?’, pensó al ver que él no se detenía. Lo agarró de la oreja y se la retorció todo lo que pudo. Él no gritó pero su expresión lo decía todo, dolor puro. Trató de zafarse pero no pudo.
- ¡Suéltame, me duele, me duele! – empezó a gritar sin parar de retorcerse. - ¡Esta bien, ya paro, lo siento! – le dijo quedándose quieto. Ella lo soltó satisfecha y se alejó de la pared.
- Así me gusta, obediente. – se burló ella. Castle se frotaba la oreja.
- Solo espera a que me cure. – la amenazó. Kate se acercó y apoyó su mano en su pecho bajando por él y luego hacia atrás.
- Entonces lo esperaré con ansias. – le dijo y le apretó fuertemente un glúteo para luego dirigirse a la puerta. Castle la miraba sorprendido. – Mientras, vayamos a comer algo. – le dijo, guiñándole un ojo para luego salir de la habitación.
‘Oh, está jugando con fuego, detective’, pensó Castle esbozando una sonrisa mientras iba tras ella.
“Fue un disparo…” “Quiso evitar un robo…” “Lo golpearon…” “Los ladrones escaparon…” - Giraban, una y otra vez, sonando a su alrededor.
‘Maldición’, pensó Kate, ‘¿Por qué tenías que meterte?’
“- ¿Qué hacía ahí?” – le había preguntado a Marta.
“- Quería hacerte una sorpresa…”
‘Maldición’, repitió.
“La fiebre no le baja, la bala tenía algo…” “Todavía no saben qué…”
‘Maldición Castle, ¿por qué me haces esto ahora?’, se preguntó.
Kate levantó la cabeza y lo miró, allí estaba, tendido en su cama. Dormía profundamente, transpiraba, balbuceaba en sueños por la fiebre. Solo estaba vestido con unos pantalones cortos, con el torso descubierto salvo donde tenía la venda que le tapaba la herida de bala.
- ¿Dónde le dieron? – había preguntado.
- En el hombro derecho. – le había contestado Marta.
Recorrió su cuerpo con la vista contemplando la gran cantidad de golpes que tenía.
- Kate… - la llamó en sueños. Ella salió de su ensimismamiento y lo miró, se acercó un poco a él y le acarició la cara. Todavía tenía temperatura. Él suspiró un poco más tranquilo. Kate se levantó de la silla y se sentó del otro lado de la cama, a su lado. Parecía que Castle había sentido su presencia porque en ese momento se giró hacia ella y se recostó sobre sus piernas, abrazándola. – Gracias… - balbuceó. Ella no pudo evitar esbozar una sonrisa. ‘Siempre’, pensó. Se apoyó sobre el respaldo de la cama y se quedó allí tranquila mientras le acariciaba el rostro casi automáticamente.
Unas horas después, ella abrió los ojos. Se había quedado dormida. Bajó la vista y se sorprendió al ver que Castle, aunque seguía durmiendo, poco a poco había subido por su cuerpo y actualmente estaba apoyado sobre su abdomen y le rodeaba la espalda con un brazo. El otro no podía moverlo mucho así que seguía sobre sus piernas. Cada tanto se removía y la acariciaba. Kate no pudo evitar un escalofrío. Incluso con fiebre y durmiendo le provocaba cosas. De vez en cuando, él todavía balbuceaba cosas sin sentido. Kate le tocó la frente. Todavía tenía bastante fiebre pero de a poco le estaba bajando. Por fin habían acertado con el medicamento.
Castle siguió durmiendo un rato más, cada vez más tranquilo, su respiración se estaba normalizando.
Kate miró la hora en su reloj y pensó que lo mejor sería despertarlo para que comiera. Se agachó lo más que pudo en esa posición para acercarse a su oído.
- Castle, despierta… - le susurró. Pero él no reaccionó. - Castle, necesitas comer algo, despiértate. – le insistió levantando un poco la voz.
- Cinco minutos más, detective. – le dijo. Kate se quedó quieta para ver si estaba jugando con ella pero parecía que seguía hablando en sueños.
- Castle, ¡despiértate! – le dijo sacudiéndolo un poco más. Castle se removió en su lugar, gruñendo bajito.
- Ya voy madre, ya me despierto… - dijo abriendo pesadamente los ojos. Vio que estaba abrazado a alguien. – Tú no eres mi madre… – dijo todavía medio dormido. – …y mucho menos Alexis. – mientras levantaba la vista, movió sus manos por sus piernas y espalda hacia arriba tratando de reconocer quien era.
- Como sigas haciendo eso, el próximo tiro no te dará en el hombro. – le advirtió, tratando de disimular que le encantaba. Castle rápidamente subió la vista y la miró a los ojos.
- Creo que todavía tengo fiebre… – le dijo mientras bajaba la cabeza y se volvía a recostar apretándose contra ella. Kate se mordió el labio para contener una sonrisa. ‘No tiene remedio’, pensó. Por un lado, tenía ganas de abrazarlo y besarlo, y por otro quería reprenderlo por aprovecharse de la situación.
- Más te vale que te levantes si quieres conservar la oreja… - le dijo acercándose a su oído en tono amenazador y agarrándole la oreja, todavía sin hacer fuerza. Castle refunfuñó. La apretó un segundo contra él y le besó el estómago para luego levantar la cabeza.
- Hey… - le dijo con una sonrisa atontada por el sueño y la fiebre.
- Hey… - le respondió ella acariciándole la oreja y luego la cara. - ¿Cómo te sientes? – Castle dio un respingo contento por tenerla a su lado cuidándolo.
- Contigo a mi lado… - dijo, y entonces sintió una punzada en el hombro, y el dolor en el cuerpo y en la cabeza. Todo le dio vuelta. – Me siento mareado… - avisó y se tumbó boca arriba en la cama. Kate volvió a tocarle la frente. No era mucho pero todavía tenía temperatura.
- Eso te pasa por moverte rápido. Te sientes mareado porque te esta bajando la fiebre. – Se desplazó por la cama para ponerse enfrentada a él. – Aparte, hace rato que no comes, necesito que te sientes.
- Todo me da vueltas, no creo que pueda solo. – le dijo estirando los brazos hacia ella. Se notaba que sobreactuaba. Kate se mordió el labio y rodó los ojos.
- De acuerdo, yo te ayudo. – le contestó. Castle esbozó una sonrisa pero inmediatamente puso expresión de cansancio. Kate se inclinó hacia él y lo abrazó, y Castle la rodeó con los brazos. - ¿Listo? – le preguntó. Él solo se limitó a darle un beso en la mejilla. – Tomaré eso como un si. – le dijo sonriendo. Tiró de él acercándolo más contra ella. Se quedaron allí unos segundos, sintiendo el aroma del otro, su cercanía.
- ¿Ahora como sigue? – preguntó Castle.
- Muévete hacia atrás para apoyarte en el respal… ¡Castle! – gritó sorprendida. Antes de que terminara la frase él se corrió arrastrándola consigo, haciendo que terminara encima suyo, apoyada en su pecho. – No había terminado de hablar, tenías que esperar a que me acomodara. – le reprochó mientras trataba de levantarse.
- Lo siento… Pero no ha salido tan mal después de todo. – le dijo con un tono entre divertido y pícaro. Kate se frenó y vio a lo que se refería. Lo miró directamente a los ojos.
- Siempre pensando en lo mismo. No tienes remedio. – le dijo acercándose un poco a su cara.
- Claro que lo tengo, eres tú. – le contestó y luego completó el espacio que faltaba y le dio un lento beso en los labios. – Te extrañé. – le confesó cuando se separaron.
- Solo pasaron dos días… - él le dio otro beso y ella sonrió. – Yo también te extrañé. – le confesó y finalmente fue ella la que le dio otro beso, muy corto pero lleno de sentimiento. – Nos tenías preocupadas. – le contó mientras terminaba de acomodarlo en la cama.
- Lo siento, yo… - empezó, pero Kate lo interrumpió.
- ¡Nunca vuelvas a hacer una cosa así! – le advirtió apuntándole con el dedo. - ¿Cómo se te ocurre meterte en un robo? Esto es por mi culpa. – dijo finalmente levantándose de la cama. – Suficiente, dejaras de trabajar conmigo. – decidió mientras se apoyaba contra la pared, tapándose la cara. Castle se levantó de la cama y se acercó a ella.
- Deja de decir tonterías, esto no es tu culpa. – le aclaró sacándole las manos de la cara. – Sabes que soy impulsivo, lo habría hecho antes de conocerte. – le acarició la cara. Ella bajó la vista y le miró los golpes para luego pasarle suavemente la mano por las magulladuras. - ¿No crees que me dejan más “macho”? – le preguntó inflando el pecho con cara seria. Kate rodó los ojos y luego lo abrazó suavemente.
- Tonto. – le dijo. – No tienes que hacerte el héroe para impresionarme.
- ¿No te excita un poco ver a tu hombre golpeado por “hacerse el héroe”? – le dijo con voz pícara, levantándole la cejas. Kate lo miró y se mordió el labio.
- Bueno… - empezó a decir mientras lo miraba de arriba abajo. – Tal vez un poco… - confesó mientras le acariciaba la espalda haciendo que él esbozara una gran sonrisa.
- Entonces valió la pena. – le dijo cerca de su boca para luego besarla.
Al principio fue lento, donde se transmitieron todo lo que habían sentido esos dos días, la preocupación de perderse, la angustia de las horas que pasaban sin resultados. Ambos estaban totalmente absortos en sentir al otro. Kate le acarició la nuca y la parte superior de la espalda atrayéndolo hacia ella. Castle rozaba su espalda de arriba abajo y de vuelta sintiendo cada parte de su cuerpo, el latir de su corazón, su respiración. Cada tanto, se separaban y dejaban salir un gemido o una risa. Fue un beso eterno, ninguno quería separarse del otro, nunca más.
Ambos estaban tan concentrados en ese momento que se olvidaron de los golpes que tenía en el cuerpo. El beso comenzó a cobrar más intensidad cuando, sin querer, Kate le presionó la herida del hombro. Castle se separó repentinamente y empezó a gritar de dolor. Kate, en un principio no entendía hasta que lo recordó.
- ¡Perdón, Castle! No era mi intención, me olvidé… - le dijo. Él no paraba de saltar y moverse así que a Kate empezó a darle un ataque de risa, parecía un nene con un berrinche.
- No es gracioso, me dolió. - le gritó. Ella se tapó la boca para contenerse pero le costaba horrores. – ¿Te olvidas que estoy convaleciente? Me tienes que tratar con cariño. – le dijo poniendo cara de perro mojado, pero a su vez levantándole una ceja seductoramente.
- Pobrecito, el nene está lastimado. – se burló Kate. Castle le sonrió y volvió a acercarse a ella. Parecía haber olvidado el dolor de hace un momento. Le rodeó la cintura y cuando estaban a punto de besarse de nuevo, escucharon los pasos de Marta, que venía alarmada por sus gritos.
Kate no sabía que hacer así que lo empujo dejándolo tumbado en la cama. Marta entró repentinamente y no pudo evitar notar que los dos estaban agitados pero lo atribuyó a la situación.
- ¿Estás bien? ¿A que viene tanto grito? – preguntó Marta, exaltada.
- Eh…. – empezó Kate, que no sabía que decir.
- Eh…. – Castle tampoco.
- No pasó nada, Marta, quédese tranquila. – dijo finalmente Kate. – Es solo que su hijo es un exagerado y no se aguanta nada. Solo quería verle la herida y se ha puesto a gritar así. – se quejó pero al mismo tiempo lo miraba muy divertida.
- Por dios hijo, casi me matas de un susto. – le retó. – Siempre tan quejoso. – siguió.
- ¡Hey! Estoy aquí, ¿sabes? Me apretaste fuerte. – se defendió.
- Por favor, no se a quien sales tan melodramático. – dijo Marta.
- Yo tampoco, madre, yo tampoco… – agregó él sarcásticamente, sonriendo de oreja a oreja.
- Tonterías… Veo que estas mejor. Me alegro mucho, muchacho.
- Ahora iba a darle algo de comer. – avisó Kate.
- Me parece bien. Si me necesitas estaré en mi habitación. Y tú hijo, compórtate como un hombre y deja de quejarte. – le dijo para luego salir de la habitación.
Kate tuvo que contener las ganas de reírse. Él la miró y luego soltó un gruñido. Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose. Castle carraspeó poniéndose serio.
- ¿En que estábamos? – le preguntó mientras se levantaba en dirección a ella.
- Contrólate, tu mamá puede volver en cualquier momento. – le dijo. Castle, que justo pasaba frente a la puerta, se inclinó para asomar la cabeza e inspeccionar el lugar. Escuchó que su madre subía por las escaleras y se metió de nuevo.
- Mi madre acaba de— ¿me estabas mirando el trasero? – le preguntó sorpresivamente. Kate abrió grande los ojos y se tapó la cara con las manos avergonzada. ‘Atrapada infraganti’, pensó. Efectivamente, eso era lo que estaba haciendo.
- Para nada, ¿de donde sacas eso? – le dijo sin sacar las manos, no podía ocultar su risa.
- Para ser detective es muy mala mentirosa, ¿lo sabía? – se burló. Cerró la puerta y se acercó a ella, acorralándola de nuevo contra la pared. – Me parece que voy a tener que presionarla para que me diga la verdad.
- Ni se te ocurra, sabes que tengo un arma. – le dijo seria.
- Creo que podría soportar un disparo más por esto. – le dijo seductoramente mientras le agarraba de las manos.
- ¿Qué haces? – le preguntó intrigada.
- Solo quiero cerciorarme de que no me sigas lastimando. – le aclaró. Le acomodó el brazo en el costado derecho del cuerpo en vez de por arriba del hombro lesionado y el otro si se lo pasó por arriba. – Así esta mejor. – le dijo. Kate estaba tan absorta en lo que hacía que cuando la agarró de la cintura y la besó, la tomó por sorpresa. El beso fue repentino, fuerte, apasionado, dejándola sin respiración, haciéndola estremecer de arriba abajo. La presionó contra la pared, contra él. Casi no podía levantar el brazo derecho sin que le doliera pero eso no evitaba que la acariciara hasta donde llegaba, sus caderas, la parte superior de sus piernas y si se esforzaba un poco podía llegar a sus glúteos, lo cual no estaba nada mal.
Kate se dejó llevar y se acomodó contra él mientras suspiraba de satisfacción, haciendo que Castle la apretara más fuerte. De vez en cuando alguno se entusiasmaba mucho y Kate terminaba por presionarle algún moretón, pero como eran dolores más soportables, Castle dejaba salir un gemido de dolor dentro de su boca y luego seguía besándola, explorándola.
El beso fue elevando la temperatura de ambos. Castle empezó a bajar por su mejilla, su mandíbula y después su cuello, mientras su mano empezaba a meterse por debajo de su camisa. Dejó de besarla un momento para concentrarse en sentir su fragancia, ese aroma que lo volvía loco.
Una parte de Kate quería que siguiera y mientras él disfrutaba de su cuello, decidió hacer lo mismo. Primero lo besó y llegó hasta su oreja, sacándole un gemido de placer. Después dejó de besarlo y al igual que él sintió el aroma de su colonia. Pero otra parte se sentía incómoda con la situación, sabiendo que Marta estaba arriba. Aparte, por más que se esforzara y ambos quisieran, sabía que él no estaba en condiciones de seguir. Tenían que frenar las cosas.
- Basta Castle, tenemos que parar… – le dijo tratando de sonar firme y disimular su propia agitación. Pero él estaba muy entretenido con su cuello y su espalda, y no quiso hacerle caso. - Suéltame o te empujo. – le advirtió. - No podemos… estás muy lastimado. – insistió.
- Contigo… a mi lado… no me duele. – le dijo entre beso y beso en el cuello.
- Mmm… - empezó a decirle, sus besos le ganaban… pero no podía, tenía que concentrarse. - Castle, es la última vez que te lo pido bien. – le dijo.
‘¿Cómo pararlo sin lastimarlo más de lo que está?’, pensó al ver que él no se detenía. Lo agarró de la oreja y se la retorció todo lo que pudo. Él no gritó pero su expresión lo decía todo, dolor puro. Trató de zafarse pero no pudo.
- ¡Suéltame, me duele, me duele! – empezó a gritar sin parar de retorcerse. - ¡Esta bien, ya paro, lo siento! – le dijo quedándose quieto. Ella lo soltó satisfecha y se alejó de la pared.
- Así me gusta, obediente. – se burló ella. Castle se frotaba la oreja.
- Solo espera a que me cure. – la amenazó. Kate se acercó y apoyó su mano en su pecho bajando por él y luego hacia atrás.
- Entonces lo esperaré con ansias. – le dijo y le apretó fuertemente un glúteo para luego dirigirse a la puerta. Castle la miraba sorprendido. – Mientras, vayamos a comer algo. – le dijo, guiñándole un ojo para luego salir de la habitación.
‘Oh, está jugando con fuego, detective’, pensó Castle esbozando una sonrisa mientras iba tras ella.
¿Realmente no creían que lo haría sufrir mucho, no?
Esta escena está dedicada a azuladna, mi publicista ( ) que me había pedido una escena con Marta. Esto fue lo que se me ocurrió. Ojalá que le guste y por supuesto también a todos.
Espero haberlos hecho pasar por varios estados de ánimo. Esta escena tiene de todo un poco, momentos de suspenso, humor, romantisismo, pasión. Me ha gustado mucho hacerlo.
Saludos a todos.
Última edición por nato_kine el Mar Oct 23, 2012 5:40 pm, editado 2 veces
nato_kine- Policia de homicidios
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Localización : Argentina
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Me ha fascinado, que divertido, aunque pobrecillo llevarse un tiro. Jajajaja Kate mirandole el culo, ya va la segunda vez jajaja
Continua pronto...
(Que se hagan leves las clases)
Continua pronto...
(Que se hagan leves las clases)
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Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
buenisimo me he reido mucho
trinity640- Actor en Broadway
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Localización : Andalucia
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Me encantooo...Fue tan dulce te deberian contratar para escritora de castle
Invitado- Invitado
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
como me divierten tus relatos
choleck- Escritor - Policia
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Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Estuve esperando este relato, me gustó mucho! nos deleitaras con otro hoy? (A)
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
aaaawww pero si me lo has dedicado y todo! Ahora entiendo tus ganas de que lo leyera y el cabreo de Laura88
Y con fics tan buenos como este, mi trabajo de publicista no tiene merito ninguno, se publicitan ellos solos Me ha encantado la pequeña actuacion de Marta y el paso por varios estados de animo como dices tu. Continua pronto, que nunca me canso
Y con fics tan buenos como este, mi trabajo de publicista no tiene merito ninguno, se publicitan ellos solos Me ha encantado la pequeña actuacion de Marta y el paso por varios estados de animo como dices tu. Continua pronto, que nunca me canso
azuladna- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 29/08/2012
Edad : 38
Localización : Second star to the right
Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
Gracias por subirlo!!!
me alegro que estas mejor
son terribles los dos, buen capi!!!
me alegro que estas mejor
son terribles los dos, buen capi!!!
silvanalino- Escritor - Policia
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Edad : 51
Escena 21: Dichos y entredichos
Bien, aquí va una escena más.
Seguimos con las dedicatorias. Esta escena va dedicada a laura88, mi representante ( ) quien me pidió una discusión con Alexis. He aquí la situación en la que yo consideré que podría darse dicha pelea.
Espero cumplir con las expectativas aunque sospecho que laura tal vez hubiese preferido que la pelea fuera más grande o que incluso ella se hubiera ido de la casa enojada y dejándolos a todos mal, pero ese no es mi estilo. Ya me darás tu opinión lau.
Hasta el próximo.
DICHOS Y ENTREDICHOS
- Hola pa. – se escuchó del otro lado del teléfono.
- ¡Calabaza! Qué alegría escucharte. ¿Cómo va todo?
- Muy bien. Quería avisarte que iré de visita este fin de semana. ¿Qué te parece una maratón de películas?
- ¿Este fin de semana?
- Si, ¿por?
- Había arreglado salir con Kate y…
- Está bien, no hay problema. Arreglaré algo con mis amigas.
- ¿Segura?
- Segura. Besos. Adiós.
- Que tengas un buen día. – cortaron.
Durante la semana siguiente.
Alexis había pasado por la casa para lavar ropa. Su padre estaba escribiendo en su escritorio. Puso la ropa en la lavadora y se le ocurrió una idea, se colocó el traje de Laser Tag y fue a sorprender a su padre.
- ¡Te reto a una batalla! – le gritó entrando al estudio. Castle levantó la vista y le sonrió, pero no se levantó.
- Hola hija. Ahora no puedo jugar, tengo que terminar de escribir esto.
- ¡Vamos, papá! Es solo un rato… - se quejó.
- En estos momentos estoy muy concentrado y quiero aprovecharlo. Cuánto antes lo haga, antes terminaré. Aparte, Kate…
- Si, si, ya entendí. – le dijo ofuscada. Castle la miró extrañado.
- ¿Pasa algo? – le preguntó. Alexis lo miró, su expresión reflejaba enojo primero pero después se relajo.
- No, lo siento. – le dijo mientras se acercaba a él y se sacaba el chaleco. – Cosas mías, no me hagas caso. – le dio un beso en la mejilla y lo abrazó y luego se dirigió a la puerta. – Junto algo de ropa y me voy, nos vemos.
- De acuerdo. Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿cierto?
- Si, no te preocupes. – le dijo desde la puerta. – Saluda a Kate de mi parte.
- Lo haré. – le dijo dedicándole una sonrisa.
Una semana y media después.
- Tengo un fin de semana de descanso de los exámenes, ¿vamos a acampar? – dijo Alexis al teléfono.
- Lo siento, hija, Kate y yo íbamos a… - empezó.
- De acuerdo, otra vez será. Le preguntaré a la abuela. Adiós.
- Lo siento, a… – Alexis cortó antes de que pudiera terminar. - …diós. – terminó. Castle se apartó el teléfono del oído y se quedó mirándolo pensativo.
Unos días después de ese fin de semana.
Alexis entraba a su casa una vez más.
- Hola pa— se interrumpió al ver que estaban, su padre y Kate sentados en el sofá, con pochoclos en el regazo y una montaña de películas sobre la mesa ratona. – Ah, hola Kate. – terminó de decir cerrando la puerta. - ¿Están haciendo maratón?
- Hola calabaza, no sabía que vendrías, ¿quieres quedarte con nosotros? – le preguntó.
- No, está bien, no quiero interrumpirlos, solo vine a buscar unas cosas que necesito. – y sin esperar respuesta se fue escaleras arriba. – Por mi ni se preocupen. – dijo por lo bajo aunque Kate había alcanzado a escucharla. Ella lo miró a Castle y este le devolvió la mirada.
- ¿Todo bien con Alexis? – le preguntó.
- ¿Tú también la notas rara? Le pregunté pero me dijo que no. – le contó Castle.
- ¿Quieres que pruebe yo?
- ¿No te molesta?
- Para nada.
- Gracias. – le dijo con una sonrisa y le dio un beso. Ella le devolvió la sonrisa y se paró para buscar a Alexis la cual justo bajaba por las escaleras con una mochila al hombro.
- Alexis, ¿todo bien? – le preguntó.
- ¿Por qué razón no lo estaría? – preguntó Alexis en tono casi sarcástico.
- No lo sé, parece como si—
- ¿Cómo si algo me pasara? – le dijo levantando la voz, dejando la mochila en el piso. - ¿Cómo si algo me molestara?
- Si…
- ¿Y eso lo pudiste descifrar con tus dotes de detective? – le espetó sarcásticamente.
- ¡Alexis! – gritó Castle levantándose del sillón para ponerse a lado de Kate. – ¿Por qué le hablas así a Kate? – le preguntó.
- ¡Kate, siempre Kate! – gritó Alexis. Castle y Kate se miraron extrañados. Alexis soltó un bufido, agarró su mochila y estaba dirigiéndose a la puerta…
- ¡Te quedas dónde estás! – le advirtió Castle. Alexis se frenó quejándose. Y luego dirigiéndose a Kate, se acercó a su oído. – Mejor yo hablaré con ella, después te veo. – Kate asintió con una sonrisa para transmitirle tranquilidad. Se acercó como para darle un beso en la mejilla.
- Escúchala. Suerte. – le dijo primero y luego lo besó. Buscó sus cosas y salió de la casa.
- ¡Vas a contarme qué te pasa de una vez por todas! – le dijo, no le gritó pero su tono era firme.
- ¡¿En serio no lo sabes?! ¡Ese es el problema! ¡Desde que estás con ella no te importa nada de mí! – le gritó exasperada.
- ¡Eso no es cierto y no me levantes la voz! Eres mi hija, siempre—
- ¡No, papá! Desde hace semanas que intento pasar tiempo contigo y siempre estás con ella. Nunca tienes tiempo para mí.
- ¡Me pediste espacio!
- ¡Te pedí espacio, no que me dejaras sola!
- No estás sola, aquí estoy, siempre lo estaré para cuando me necesites.
- ¡No lo estás! – volvió a gritar. Castle estaba por contestarle pero se controló y suspiró.
- Alexis… sentémonos y hablemos tranquilos. – le dijo señalando el sillón. - ¿Querías mi atención? Ya la tienes. – Alexis se quedó en silencio un momento. – Por favor… - le pidió. Finalmente ella fue a sentarse al sofá y Castle se sentó a tu lado. – ¿Qué es exactamente lo que te molesta? – Alexis no dijo nada. - No te gusta Kate, ¿es eso? – Negó con la cabeza. - ¿Te molesta que salga con Kate? – Alexis lo miró pero no dijo nada. – Vamos, Alexis, no puedo estar adivinando lo que piensas. ¿Te molesta que salga con Kate? – Alexis suspiró.
- No es eso… es solo que siento que tengo que pedir turno para estar contigo, siempre estás con ella.
- Alexis, me pediste espacio, me dijiste que ya no estabas para juegos. Para mí no fue fácil aceptarlo pero lo hice porque me lo pediste. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me encerrara aquí esperando a que decidieras venir?
- Yo no… - empezó.
- Después de cuatro años por fin puedo estar con la mujer que amo, y que me ama y se preocupa por mí, y que te aprecia mucho tanto a ti como a tu abuela. Todos tenemos que adaptarnos a los cambios, yo a que no estés aquí y tú a que no me tendrás solo para ti. – Castle la tomó de la mano. – Pero tienes razón en algo, no te incluimos mucho últimamente. Lo tendré en cuenta para la próxima vez, ¿quieres? – Alexis esbozó una leve sonrisa, parecía un poco avergonzada.
- Si, me gustaría. Gracias papá y perdona por todo lo que te dije.
- No tienes que disculparte, me alegra que pudiéramos hablarlo. – le dijo abrazándola y luego le dio un beso en la cabeza.
- Discúlpame con Kate. – le pidió separándose un poco de él.
- Prometo que se lo diré pero creo que pensará lo mismo que yo. ¿Qué te parece si la semana próxima vienes a comer? La abuela ya estará de vuelta de su viaje, podremos cenar los cuatro juntos. – Alexis le sonrió.
- Si, me encantaría, hace mucho que no veo a la abuela.
- De acuerdo. Ahora… ¿qué te parece si seguimos con las películas? – le preguntó ofreciéndole el control con una gran sonrisa.
- ¿Seguro que no quieres hacerlo con Kate?
- No te preocupes, a Kate no le molestará. Ahora quiero pasar un rato con mi hija. ¿Pones play? – Alexis agrandó la sonrisa, muy contenta y tomó el control. Se acomodaron en el sofá y ella pulsó play.
Horas más tarde, en el departamento de Kate.
Tocan la puerta.
- ¿Quién es? – preguntó Kate. Nadie contestó pero volvieron a tocar la puerta. – ¡Dije que quién es! – repitió abriendo la puerta. Se encontró con un gran ramo de flores.
- No te enojes, no podía escuchar con esto enfrente. – le dijo Castle ofreciéndole las flores. Kate relajó su expresión y le sonrió.
- Gracias, me encantan. ¿Hiciste algo malo por lo que necesitas congraciarte? – le preguntó, dirigiéndose a la cocina para poner las flores en agua.
- Es por lo que paso con Alexis. – le aclaró acercándose a ella. – Lo siento mucho, no quería que pasaras por eso. – Kate dejó las flores sobre la mesada y se puso de frente a él.
- No tienes que disculparte. – le dijo rodeándole la cabeza con los brazos. - La entiendo, yo también soy hija única y mi padre es viudo así que he pasado por situaciones similares. – Castle la abrazó. - ¿Todo bien con Alexis? – le preguntó. Él asintió.
- Parece que mi hija me extrañaba. – le dijo casi orgulloso.
- Deja tu ego de lado. – le reprochó ella. – ¿Por qué no me dijiste que estabas pasando poco tiempo con ella?
- No lo sé, ella me había pedido espacio. Pensé que estaba haciendo lo que me pidió.
- Somos mujeres, Castle. No todo es tan fácil.
- Empiezo a darme cuenta. – la abrazó más fuerte. - ¿Me extrañaste?
- No. – le dijo ella.
- Yo también. – le contestó y ella le sonrió.
- ¡Calabaza! Qué alegría escucharte. ¿Cómo va todo?
- Muy bien. Quería avisarte que iré de visita este fin de semana. ¿Qué te parece una maratón de películas?
- ¿Este fin de semana?
- Si, ¿por?
- Había arreglado salir con Kate y…
- Está bien, no hay problema. Arreglaré algo con mis amigas.
- ¿Segura?
- Segura. Besos. Adiós.
- Que tengas un buen día. – cortaron.
Durante la semana siguiente.
Alexis había pasado por la casa para lavar ropa. Su padre estaba escribiendo en su escritorio. Puso la ropa en la lavadora y se le ocurrió una idea, se colocó el traje de Laser Tag y fue a sorprender a su padre.
- ¡Te reto a una batalla! – le gritó entrando al estudio. Castle levantó la vista y le sonrió, pero no se levantó.
- Hola hija. Ahora no puedo jugar, tengo que terminar de escribir esto.
- ¡Vamos, papá! Es solo un rato… - se quejó.
- En estos momentos estoy muy concentrado y quiero aprovecharlo. Cuánto antes lo haga, antes terminaré. Aparte, Kate…
- Si, si, ya entendí. – le dijo ofuscada. Castle la miró extrañado.
- ¿Pasa algo? – le preguntó. Alexis lo miró, su expresión reflejaba enojo primero pero después se relajo.
- No, lo siento. – le dijo mientras se acercaba a él y se sacaba el chaleco. – Cosas mías, no me hagas caso. – le dio un beso en la mejilla y lo abrazó y luego se dirigió a la puerta. – Junto algo de ropa y me voy, nos vemos.
- De acuerdo. Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿cierto?
- Si, no te preocupes. – le dijo desde la puerta. – Saluda a Kate de mi parte.
- Lo haré. – le dijo dedicándole una sonrisa.
Una semana y media después.
- Tengo un fin de semana de descanso de los exámenes, ¿vamos a acampar? – dijo Alexis al teléfono.
- Lo siento, hija, Kate y yo íbamos a… - empezó.
- De acuerdo, otra vez será. Le preguntaré a la abuela. Adiós.
- Lo siento, a… – Alexis cortó antes de que pudiera terminar. - …diós. – terminó. Castle se apartó el teléfono del oído y se quedó mirándolo pensativo.
Unos días después de ese fin de semana.
Alexis entraba a su casa una vez más.
- Hola pa— se interrumpió al ver que estaban, su padre y Kate sentados en el sofá, con pochoclos en el regazo y una montaña de películas sobre la mesa ratona. – Ah, hola Kate. – terminó de decir cerrando la puerta. - ¿Están haciendo maratón?
- Hola calabaza, no sabía que vendrías, ¿quieres quedarte con nosotros? – le preguntó.
- No, está bien, no quiero interrumpirlos, solo vine a buscar unas cosas que necesito. – y sin esperar respuesta se fue escaleras arriba. – Por mi ni se preocupen. – dijo por lo bajo aunque Kate había alcanzado a escucharla. Ella lo miró a Castle y este le devolvió la mirada.
- ¿Todo bien con Alexis? – le preguntó.
- ¿Tú también la notas rara? Le pregunté pero me dijo que no. – le contó Castle.
- ¿Quieres que pruebe yo?
- ¿No te molesta?
- Para nada.
- Gracias. – le dijo con una sonrisa y le dio un beso. Ella le devolvió la sonrisa y se paró para buscar a Alexis la cual justo bajaba por las escaleras con una mochila al hombro.
- Alexis, ¿todo bien? – le preguntó.
- ¿Por qué razón no lo estaría? – preguntó Alexis en tono casi sarcástico.
- No lo sé, parece como si—
- ¿Cómo si algo me pasara? – le dijo levantando la voz, dejando la mochila en el piso. - ¿Cómo si algo me molestara?
- Si…
- ¿Y eso lo pudiste descifrar con tus dotes de detective? – le espetó sarcásticamente.
- ¡Alexis! – gritó Castle levantándose del sillón para ponerse a lado de Kate. – ¿Por qué le hablas así a Kate? – le preguntó.
- ¡Kate, siempre Kate! – gritó Alexis. Castle y Kate se miraron extrañados. Alexis soltó un bufido, agarró su mochila y estaba dirigiéndose a la puerta…
- ¡Te quedas dónde estás! – le advirtió Castle. Alexis se frenó quejándose. Y luego dirigiéndose a Kate, se acercó a su oído. – Mejor yo hablaré con ella, después te veo. – Kate asintió con una sonrisa para transmitirle tranquilidad. Se acercó como para darle un beso en la mejilla.
- Escúchala. Suerte. – le dijo primero y luego lo besó. Buscó sus cosas y salió de la casa.
- ¡Vas a contarme qué te pasa de una vez por todas! – le dijo, no le gritó pero su tono era firme.
- ¡¿En serio no lo sabes?! ¡Ese es el problema! ¡Desde que estás con ella no te importa nada de mí! – le gritó exasperada.
- ¡Eso no es cierto y no me levantes la voz! Eres mi hija, siempre—
- ¡No, papá! Desde hace semanas que intento pasar tiempo contigo y siempre estás con ella. Nunca tienes tiempo para mí.
- ¡Me pediste espacio!
- ¡Te pedí espacio, no que me dejaras sola!
- No estás sola, aquí estoy, siempre lo estaré para cuando me necesites.
- ¡No lo estás! – volvió a gritar. Castle estaba por contestarle pero se controló y suspiró.
- Alexis… sentémonos y hablemos tranquilos. – le dijo señalando el sillón. - ¿Querías mi atención? Ya la tienes. – Alexis se quedó en silencio un momento. – Por favor… - le pidió. Finalmente ella fue a sentarse al sofá y Castle se sentó a tu lado. – ¿Qué es exactamente lo que te molesta? – Alexis no dijo nada. - No te gusta Kate, ¿es eso? – Negó con la cabeza. - ¿Te molesta que salga con Kate? – Alexis lo miró pero no dijo nada. – Vamos, Alexis, no puedo estar adivinando lo que piensas. ¿Te molesta que salga con Kate? – Alexis suspiró.
- No es eso… es solo que siento que tengo que pedir turno para estar contigo, siempre estás con ella.
- Alexis, me pediste espacio, me dijiste que ya no estabas para juegos. Para mí no fue fácil aceptarlo pero lo hice porque me lo pediste. ¿Qué querías que hiciera? ¿Qué me encerrara aquí esperando a que decidieras venir?
- Yo no… - empezó.
- Después de cuatro años por fin puedo estar con la mujer que amo, y que me ama y se preocupa por mí, y que te aprecia mucho tanto a ti como a tu abuela. Todos tenemos que adaptarnos a los cambios, yo a que no estés aquí y tú a que no me tendrás solo para ti. – Castle la tomó de la mano. – Pero tienes razón en algo, no te incluimos mucho últimamente. Lo tendré en cuenta para la próxima vez, ¿quieres? – Alexis esbozó una leve sonrisa, parecía un poco avergonzada.
- Si, me gustaría. Gracias papá y perdona por todo lo que te dije.
- No tienes que disculparte, me alegra que pudiéramos hablarlo. – le dijo abrazándola y luego le dio un beso en la cabeza.
- Discúlpame con Kate. – le pidió separándose un poco de él.
- Prometo que se lo diré pero creo que pensará lo mismo que yo. ¿Qué te parece si la semana próxima vienes a comer? La abuela ya estará de vuelta de su viaje, podremos cenar los cuatro juntos. – Alexis le sonrió.
- Si, me encantaría, hace mucho que no veo a la abuela.
- De acuerdo. Ahora… ¿qué te parece si seguimos con las películas? – le preguntó ofreciéndole el control con una gran sonrisa.
- ¿Seguro que no quieres hacerlo con Kate?
- No te preocupes, a Kate no le molestará. Ahora quiero pasar un rato con mi hija. ¿Pones play? – Alexis agrandó la sonrisa, muy contenta y tomó el control. Se acomodaron en el sofá y ella pulsó play.
Horas más tarde, en el departamento de Kate.
Tocan la puerta.
- ¿Quién es? – preguntó Kate. Nadie contestó pero volvieron a tocar la puerta. – ¡Dije que quién es! – repitió abriendo la puerta. Se encontró con un gran ramo de flores.
- No te enojes, no podía escuchar con esto enfrente. – le dijo Castle ofreciéndole las flores. Kate relajó su expresión y le sonrió.
- Gracias, me encantan. ¿Hiciste algo malo por lo que necesitas congraciarte? – le preguntó, dirigiéndose a la cocina para poner las flores en agua.
- Es por lo que paso con Alexis. – le aclaró acercándose a ella. – Lo siento mucho, no quería que pasaras por eso. – Kate dejó las flores sobre la mesada y se puso de frente a él.
- No tienes que disculparte. – le dijo rodeándole la cabeza con los brazos. - La entiendo, yo también soy hija única y mi padre es viudo así que he pasado por situaciones similares. – Castle la abrazó. - ¿Todo bien con Alexis? – le preguntó. Él asintió.
- Parece que mi hija me extrañaba. – le dijo casi orgulloso.
- Deja tu ego de lado. – le reprochó ella. – ¿Por qué no me dijiste que estabas pasando poco tiempo con ella?
- No lo sé, ella me había pedido espacio. Pensé que estaba haciendo lo que me pidió.
- Somos mujeres, Castle. No todo es tan fácil.
- Empiezo a darme cuenta. – la abrazó más fuerte. - ¿Me extrañaste?
- No. – le dijo ella.
- Yo también. – le contestó y ella le sonrió.
Seguimos con las dedicatorias. Esta escena va dedicada a laura88, mi representante ( ) quien me pidió una discusión con Alexis. He aquí la situación en la que yo consideré que podría darse dicha pelea.
Espero cumplir con las expectativas aunque sospecho que laura tal vez hubiese preferido que la pelea fuera más grande o que incluso ella se hubiera ido de la casa enojada y dejándolos a todos mal, pero ese no es mi estilo. Ya me darás tu opinión lau.
Hasta el próximo.
Última edición por nato_kine el Mar Oct 23, 2012 5:40 pm, editado 2 veces
nato_kine- Policia de homicidios
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Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
UUUUhhhhh!!! En una semana, mi fic cumple un mes de existencia. Y todo gracias al apoyo de todos aquellos que leen mis historias, más allá de si los comentan o no.
Tendré que hacer alguna historia muuuuuuuuuuuyyyy especial... si, si!! Ya empezaré a idearla desde ahora. Toy muy contenta!!!
Tendré que hacer alguna historia muuuuuuuuuuuyyyy especial... si, si!! Ya empezaré a idearla desde ahora. Toy muy contenta!!!
nato_kine- Policia de homicidios
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Re: Tan solo, mi imaginación y yo - ACTUALIZADO 02/01
muy buena historia todos los capitulos magnificos
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