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Y tú, ¿Quién eres?, Epílogo

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Y tú, ¿Quién eres?, Epílogo - Página 9 Empty Re: Y tú, ¿Quién eres?, Epílogo

Mensaje por Cata Castillo Sáb Nov 24, 2012 11:37 am

Buenas noches, aquí os dejo otro capítulo más. Hubiese querido que fuera el último, pero se me fue un poco la pinza y los dedos e intentando terminar, me salió lo que leeréis a continuación. Sé que me ha quedado una Kate, quizás un poco demasiado exagerada, pero ha sido ella la que se ha puesto así.

Espero que a pesar de todo os guste y el próximo, si será el último capítulo de ésta historia, aunque luego me enrolle como acostumbre.

Muchas gracias por leer y comentar.

Capítulo 21:

Una vocecita en el oído y unas manitas que le acariciaban la cara, la despertaron.

- Mami – le decía Henry flojito al oído – que tengo hambre.

- ¡Humm! – se desperezaba ella – ya voy, ¿Cómo te encuentras?, ¿Te duele la cabeza?

- Ya no me duele nada, solo me pica un poquito aquí – señalándose la herida.

- ¿Y no tienes ni un poquito más de sueño? – le preguntó viendo que solo eran las siete y media de la mañana del sábado, pues si por ella fuese dormiría un rato más.

- Es que también tengo pis – dijo el niño.

- Pues levántate y ve al baño, y luego dormimos otro poquito hasta la hora del desayuno, que todavía es muy temprano.

El chiquillo se levantó de la cama y fue hasta el baño. Kate sonrió al oír el ruido de la cisterna y del grifo, a Henry nunca había que recordarle que echase agua, o que se lavase las manos, ni siquiera que bajase la tapa, cosa que a Castle se le olvidaba más de una vez.

Volvió a la habitación y se paró al lado de la cama. Kate levantó la ropa invitándole a entrar.

- Anda, que es pronto y hace frio, vamos a dormir otro ratito.

- Bueno – accede el niño que se mete en la cama con ella.

Kate lo arropa y lo abraza contra ella y sigue durmiendo. Henry espera pacientemente durante un rato largo, pero como ya no tiene sueño, no se aguanta más y flojito vuelve a decir:

- Y ahora, ¿Qué hacemos?

Kate abre los ojos, y se encuentra a Henry mirándola y se da cuenta que se le acabó el sueño de momento.

- Pues levantarnos y desayunar.

- Vale – dijo el niño saliendo de la cama.

Kate suspira, solo son las ocho y cinco. Henry suele despertarse temprano, pero su padre le ha enseñado, que si cuando él se despierte, los demás están durmiendo y no hay necesidad, no tiene que despertarlos, que puede bajar a ver la tele un rato, hasta que los demás se levanten. Pero ese día, al estar con ella, se ha olvidado y requiere su compañía.

Así que se levanta, y arrastrando los pies, entra al baño, para usarlo y lavarse un poco la cara. Sale y en la cocina ya está Henry sacando la leche, el zumo y lo necesario para desayunar.

- Sí que tienes hambre, ¿eh?

- Mucha, me hace ruido la barriga.

Prepara el desayuno y desayunan los dos juntos en la barra de la cocina. Kate sigue muerta de sueño, y aún es demasiado temprano para hacer nada. Cuando terminan y después de recoger, Henry pregunta si puede ver los dibujos que echan los sábados por la mañana en un programa infantil, a lo que ella accede. Se sienta con él, en el sofá, y mientras el niño observa atentamente la tele, ella no puede evitar volver a dormirse.

Así los encuentra Alexis cuando llega un par de hora después, para desayunar con ellos.

- Buenos días – dice alegre la pelirroja.

- Shhhh – la manda a callar Henry, poniéndose el dedo sobre los labios – está cansada y se duerme otra vez – señalando a Kate.

- Entonces no la despertemos – dice Alexis también en voz baja y sonriendo ante el detalle del pequeño – ¿Cómo está tu cabeza?, ¿te duele mucho?

- Ya no, soy un niño valiente y ya no me duele.

- Sí que eres valiente – dijo dándole un beso y sentándose al otro lado del niño para ver la tele con él.

Kate se despertó y vio que ya estaba allí Alexis.

- ¡Hola!, no te sentí llegar – se disculpó.

- Dormías profundamente y no quisimos despertarte.

- Es que llevo toda la noche medio despierta para estar pendiente de Henry, el médico me dijo que lo despertara cada dos horas.

- No tienes que disculparte, venía a desayunar con vosotros pero Henry me contó que ya lo hicisteis.

- Se ha despertado tempranísimo y muerto de hambre, ¿has desayunado entonces?

- Si, ya tomé algo, mientras dormías y él veía la tele. Por cierto llamó Megan, para preguntar como estaba Henry, me dijo que Liam se asustó cuando lo vio con tanta sangre, y que ayer llamó, pero que todavía no había nadie en casa. Ya le conté como había ido todo y hasta Henry ha estado un rato hablando con ella y con su amiguito.

Los dibujos que captaban la atención de Henry terminaron y este se volvió sonriente a Kate.

- ¡Ya estas despierta!

- Si y voy a darme una ducha, ¿por qué no vais pensando Alexis y tu adonde queréis ir?

Cuando Kate salió de la habitación ya lista para salir, Henry y Alexis la esperaban ya también preparados. Habían decidido ir a visitar el Museo Metropolitano de la ciudad, a los dos les gustaba bastante. Castle había llevado tanto a Alexis cuando era pequeña, como a Henry en la actualidad. A Henry le gustaba ver las momias y los sarcófagos, y la zona medieval era su preferida. Alexis había estado investigando en internet y había visto unos talleres infantiles que sabía positivamente que a su hermano le encantarían.

Antes de salir llamaron a Castle para contarle como estaban y como seguía Henry, los tres hablaron con él y le dijeron los planes que tenían para esa mañana de sábado. Castle lamentó no estar allí para poder acompañarlos, disfrutaba casi más que sus hijos en el museo. Henry solidario le dijo que no se pusiera triste, que cuando él volviese podrían ir otra vez.

Pasaron una magnifica jornada, durante la mañana en el museo, y luego almorzaron unos perritos calientes en Central Park donde pasaron el resto de la tarde. Alexis dormiría con ellos esa noche.

El domingo amaneció fresco y soleado, mientras desayunaban tranquilamente, hacían planes para pasar el día. Alexis dijo que se quedaría con ellos hasta la hora del almuerzo y que después de este volvería al campus, pues tenía trabajos pendientes para hacer. Al final salieron sin rumbo fijo y estuvieron dando un paseo por los mercadillos que acostumbran a poner en la ciudad los domingos, cortando zonas de alguna de las avenidas principales.

Después de pasear por los diversos puestos, siguieron paseando por el parque y parándose a cada poco para disfrutar de los distintos espectáculos callejeros, como un hombre orquesta, que dejó maravillado tanto a Henry que no entendía cómo podía tocar tantos instrumentos a la vez, como a Kate y a Alexis, ya que era realmente bueno. Luego vieron un malabarista y terminaron disfrutando de una función de guiñol que para delicia de Henry, representaba Robín Hood.

Llevaban toda la mañana andando y como estaban cansados decidieron tomarse una hamburguesa en el P.J. Clarke’s de la calle 63. Después del almuerzo, estaban todos bastante cansados por lo que tomaron un taxi para volver al loft. Alexis nada más llegar recogió sus cosas y se despidió de ellos, para marcharse al campus. Henry se había instalado cómodamente en el sofá para ver la tele y ella que también estaba cansada se sentó junto al niño. Habían hablado con Castle durante la mañana, y ahora que estaban allí los dos solos a Kate se le ocurrió una idea.

- Henry, ¿te gustaría ir al aeropuerto para recoger a papá o prefieres esperarlo en casa? – le preguntó al niño, aunque ella estaba más que decidida a ir a buscarlo, pues lo había echado de menos durante esos días.

- Si – dijo el chiquillo – vamos y le damos una sorpresa y papi se pone contento.

- Pues entonces nos tenemos que ir ya, para llegar a tiempo, anda, haz pis y nos vamos.

Henry se levanta obediente del sofá y va al cuarto de baño. Salen de la casa y bajan hasta el garaje, para salir directamente desde allí.

El tráfico no es muy denso y no tardan más de tres cuartos de hora en llegar, pero como Kate ha ido viendo desde el espejo retrovisor, tiempo suficiente para que Henry se quede profundamente dormido. Cuando llega, tarda un rato en aparcar y cuando va a despertarlo no puede evitar sentir lastima al tener que hacerlo.

Lo consigue y el niño se baja del coche un poco gruñón, por el sueño interrumpido por lo que tiene que ir tirando de él. El niño protesta y ella termina llevándolo en brazos, aunque ya es mayor para eso y lo repite con frecuencia, esta vez no le importa y cuando Kate lo aúpa, se abraza a ella de brazos y piernas y dejando caer la cabeza sobre su hombro sigue durmiendo tranquilamente.

Llega hasta la terminal correspondiente y se acerca a la puerta de salida. El avión ya ha aterrizado, y al cabo de quince minutos se abren las puertas y empiezan a salir pasajeros. Castle la ve a ella, antes que ella a él, y esboza una sonrisa cuando la ve con Henry agarrado a ella como un pequeño koala.

Se acerca y antes de que pueda siquiera saludarlo los envuelve a los dos en un abrazo y le da un beso en la boca.

- ¡Hola! – le dice sobre los labios – te he echado de menos.

- Yo también – dijo ella y volvió a acercarse para besarle.

- ¡Hey! – dijo Castle acariciando la cabeza del niño para espabilarlo un poco – ¿no vas a saludar a tu padre?

El niño abrió los ojos y le sonrió:

- ¡Hola papi! – y volvió a dejar caer la cabeza en el hombro de ella para seguir durmiendo.

- Está agotado, esta mañana hemos andado muchísimo.

Mientras salían de la terminal, se iban contando como habían pasado esos días que habían estado separados.

Llegando al coche, fue cuando Henry empezó a espabilarse. Y ya cuando todos estaban dentro es cuando él empezó a informar a su padre de todas las novedades del fin de semana, desde su medalla ganada, su caída y todo lo que habían hecho, amenizando así, la vuelta a casa.

***************************

Henry estuvo diez días con los puntos puestos, siendo el centro de atención de todos sus compañeros del colegio, que seguían con interés la evolución de su herida, sobre todo les llamaba la atención que tuviese una costura con hilo en la frente, y es que Henry después de contarlo tuvo que demostrarlo levantándose el apósito para que los demás vieran que tenía hilos cosidos en la frente, lo que le llevó a ganarse después una pequeña reprimenda y que tuviesen que ponerle un apósito nuevo en la enfermería del colegio.

Cuando por fin le llevaron a quitárselos, Castle y Kate comprobaron aliviados que el médico que lo atendió había sido un artista y la cicatriz que le quedaba era una delgada línea rojiza que les aseguraron que se iría aclarando con el tiempo y teniendo cuidado de que no le diese el sol.

Se acercaban las navidades y la familia Rodgers se preparaba como cada año para celebrarlas por todo lo alto. A Castle le encantaban estas fiestas y se esmeraba en prepararlo y decorarlo todo, sin olvidar ni el más mínimo detalle.

A Henry como niño que era le ilusionaban bastante y Kate, bueno, Kate no era capaz de expresar lo que sentía porque celebrar aquellas fiestas en familia y con la familia Castle era una prueba que no sabía si sería capaz de superar.

Realmente estaba asustada, Johanna Becket se hubiese llevado genial con Castle, porque como a él, le encantaban las navidades. Ella decía que eran su fiesta favorita, le gustaba reunir a la familia, hacer postres navideños decorar la casa, y estar al tanto de mil y un pequeños detalles, que habían hecho que las navidades que Kate había vivido en su infancia fuesen realmente inolvidables.

Cuando fue asesinada, su viudo y su hija fueron incapaces de volver a celebrar esas fiestas. La noche de Nochebuena, cenaban como un día normal y el día de Navidad, lo mismo, ni siquiera se hacían regalos. Lo único que intentaban era estar esos días, los dos juntos.

Así que Kate no había vuelto a celebrar la navidad desde hacía más de una década y los preparativos en casa de Castle no hacían más que ponerla nerviosa, porque entre el padre, el hijo que volvería a actuar en la función de Navidad del colegio y la abuela que ya había vuelto de Philadelphia, no sabía quién estaba más alterado.

Castle la notaba extraña esos días, seguía siendo cariñosa con él y muy cariñosa con Henry que ya la llamaba mamá de manera asidua, detalle que había emocionado a Castle, pero a pesar de todo, Kate estaba distante. Pasaba todo el tiempo que podía en comisaría y cuando llegaba a casa, se dedicaba a estar con Henry y por las noches se abrazaba a Castle y empezaba a besarlo, como si estuviese necesitada de cariño, lo que terminaba con ellos haciendo el amor apasionadamente. Realmente se comportaba como si quisiera tener el cuerpo y la mente en otro lugar.

Una noche en la cama, ella empezó como se había convertido en costumbre en los últimos días a besarlo y a acariciarlo para excitarlo, pero él le retiró las manos y le dijo:

- Kate, esto no puede seguir así, tenemos que hablar.

- No quiero hablar ahora, quiero que me hagas el amor – intentó acercarse para besarlo pero él se retiró.

- ¿Qué pasa Castle?, ¿No me deseas?

- ¿Qué si no te deseo?, claro que te deseo, llevamos días que casi no dormimos, porque te pones así y te deseo tanto, que soy incapaz de resistirme. Pero sé que algo te pasa y quiero que lo hablemos, ya sabes que puedes decirme lo que sea Kate, yo lo entenderé.

Ella lo miró seria:

- ¿De verdad Rick?, ¿De verdad entenderías que yo no quisiera pasar las navidades con vosotros y que prefiriera encerrarme en mi apartamento yo sola?

- ¿Es eso, es por las navidades?, te estoy agobiando, ¿verdad? – dijo contrariado – demasiado empalagoso para ti, ¿no?

- No es eso Rick – dijo con lágrimas en los ojos – en mi casa siempre hemos celebrado las navidades así ¿sabes?, por todo lo alto y al más puro estilo tradicional.

- ¿Entonces, que pasa? – la atrajo y la abrazó recostándose con ella – anda cuéntamelo todo.

Y ella se relajó en sus brazos y empezó a contarle lo que habían sido las navidades en la familia Becket y como después de que su madre muriese había cambiado todo.

- Y yo aquí, como un burro, organizando todo esto sin tener en cuenta tus sentimientos – dijo besándola en la cabeza – lo siento Kate, de verdad no me di cuenta, si no hubiese sido más comedido.

- No tienes por qué disculparte, te gusta esto y me parece bien que lo celebres, además tienes un niño pequeño y es normal que quieras que sus navidades sean inolvidables.

- Tenemos un niño pequeño, Kate, Henry es nuestro hijo, de los dos y sé que este año he exagerado en los preparativos, y te pido disculpas por no haber pensado en ti, solo pensé en Henry, en las navidades tan tristes que tiene que haber pasado con su madre enferma o en el centro de acogida y por eso quería que estas fiestas fuesen especiales.

- Ya he dicho que no tienes que disculparte, lo entiendo de verdad, soy yo, que no sé si voy a poder soportarlo y solo quiero salir corriendo.

- La verdad es que me gustaría que te quedases aquí con nosotros – dijo apretando el abrazo y dándole un suave beso en los labios – por ti, principalmente y también por mí y por supuesto por Henry, pero si de verdad no te crees capaz de soportarlo entenderé que quieras irte. Solo te pido que no te quedes sola, que vayas con tu padre, no soportaría saber que estás sola en tu apartamento.

- ¿Y no te enfadarías? – preguntó recelosa.

- ¿Enfadarme?, claro que no – dijo él – solo que esto no sería lo mismo sin ti, te echaré terriblemente de menos.

- ¿Y qué le voy a decir a Henry?, él está ansioso esperando las fiestas, y los regalos de Santa Claus.

- Ya pensaremos una historia que contarle, y seguro que lo convencemos aunque todos vamos a extrañarte.

- No me lo digas más, que me haces sentir culpable – dijo quejosa.

- No quiero que te sientas culpable, no lo digo por eso, es lo que siento, pero yo solo quiero que sepas que eres muy importante para mí, y entiendo y respeto tu decisión.

- Gracias.

- De nada. Prometo que voy a intentar que todo sea “menos navideño” y si te sientes agobiada, solo tienes que decírmelo, ¿Vale?

- De acuerdo – dijo ella – y ahora, ¿puedo seguir besándote?

- Por supuesto – contestó con una sonrisa.

A partir de ese día, Castle, paró un poco con la euforia navideña, incluso guardó algunos adornos disimuladamente, aunque claro, el enorme abeto que decoraba la entrada del loft, no había forma de disimularlo, al igual que la excitación de Henry previa a las fiestas.

Kate se daba cuenta del intento de él y la embargaba la ternura, y aunque sabía que iba a desilusionarlos cada vez estaba más decidida, a volverse a instalar en su apartamento durante los días festivos.

Y eso fue lo que hizo, el día de la función de Navidad del colegio, fue con Castle, Martha y Alexis a ver la actuación del niño, que consistía en cantar algunos villancicos y recitar una larga poesía navideña, junto con sus compañeros de clase. A Henry no tuvo corazón de decirle que no iría a verlo actuar, pues el chiquillo estaba emocionado y se pasaba el día canturreando los villancicos de la función, aunque si le explicó que después de su actuación tenía que irse y que no estaría allí para para la cena de nochebuena, ni para ver los regalos, ya que tenía que ir a hacer un trabajo muy importante de la policía.

El niño se entristeció y dándole un abrazo le dijo que él le guardaba sus regalos para cuando volviese, y que hiciese pronto su trabajo. Castle que estaba presente durante la charla, quiso suavizarlo y le dijo que Kate partía en servicio especial para que a Santa Claus no le pasase nada durante el reparto de regalos, lo que hizo que ella, lo mirara reprobatoriamente y él se encogiera de hombros intentando disculparse y dando a entender que a ver como se le explicaba al niño que ella no estaría allí con su familia.

Así que al término de la función volvieron al loft, donde cenaron todos juntos, Martha y Alexis que habían sido informados por Castle de que Kate no pasaría la Navidad con ellos, se despidieron de ella con un beso y diciéndole que la iban a extrañar. Luego los dos subieron a acostar a Henry y fue Kate la que le contó su cuento de todas las noches y se despidió de él, que ya medio dormido y después de darle un beso le dijo:

- Mami, cuida bien de Santa – lo que hizo que se le saltaran las lágrimas y por un momento desistiera en su idea de irse, pero su terquedad y cabezonería pudieron más y salió de la habitación.

Bajaron hasta la puerta de salida.

- Mira que tu idea de decirle que tengo que vigilar que a Santa Claus no le pase nada – le reprochó a Castle.

- No se me ocurrió nada más creíble para convencer a un niño – se excusó él – está triste, ¿Sabes? Y creo que saber que su mami va a cuidar de Santa le hace sentir mejor.

- No sé quién es peor si tu o el niño. Creo que mejor me voy ya.

- ¿No quieres dormir aquí?

- Hoy no, ¿vale?, mañana es nochebuena y prefiero ir a la comisaría desde mi casa.

- Yo no iré estos días, nos vemos después de Navidad – y la abrazó y besó con amor – y no te olvides de llamar a tu padre, ni se te ocurra quedarte sola – le recordó,

- Si, esta noche lo llamo – y ahora fue ella quien lo besó a él – me voy ya.

Y separándose de él abrió la puerta y salió sin mirar atrás.

- Adiós mi amor – dijo Castle con un suspiro, sabiendo que ella ya no le oía – ¡Feliz Navidad!

CONTINUARÁ…
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Y tú, ¿Quién eres?, Epílogo - Página 9 Empty Re: Y tú, ¿Quién eres?, Epílogo

Mensaje por trinity640 Sáb Nov 24, 2012 12:13 pm

Pero WTF? nos haras un epilogo por lo menos no I\'m Dead I\'m Dead Dreaming
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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Sáb Nov 24, 2012 12:19 pm

Pensaba que Kate acabaría pasando las navidades con Castle y Henry, me encanta el carió que le ha cogido el niño a Kate que ya la llama "mami" y se siente triste cuando sabe que no va a estar por navidad.
El momento en el que Kate le cuenta porque está distante me gustó mucho.
Espero que al final se arrepienta y decida volver al loft de Castle a pasar las fiestas en familia.
Voy a echar de menos este fic pero tengo muchas ganas de saber como acaba esta preciosa historia Smile
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Mensaje por castle&beckett..cris Sáb Nov 24, 2012 12:35 pm

Ke penitaaaaa..ke cambie de opiniooon!!!
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Mensaje por castle&beckett..cris Sáb Nov 24, 2012 12:36 pm

Ke penitaaaaa..ke cambie de opiniooon!!!
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Mensaje por okusak Sáb Nov 24, 2012 12:43 pm

Me dejaste con ganas de más... espero con ansias el último capítulo. Un saludo!
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Mensaje por Carla_Bk Sáb Nov 24, 2012 1:20 pm

he llorado... he llorado mucho! me encanta la relación entre henry y kate es asdfghjkl! AMO TU FIC
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Mensaje por cris_beckett Sáb Nov 24, 2012 2:09 pm

Ay qué emoción!! Me ha encantado el capítulo de principio a fin! Los momentos de Henry y Kate siguen siendo mis favoritos Heart Aunque el momento en el que ella le cuenta a Castle el porqué de su comportamiento me ha gustado muchísimo!!
Aún tengo la esperanza de que Kate se lo piense mejor y aparezca en el último momento Love
Sigue pronto!
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Mensaje por Teresita_yocastle$$NYPD Sáb Nov 24, 2012 2:24 pm

me ha enamorado esta historia Love escribes tan adorable Inlove continuaaaaaaa siiiii Love



hola castle&beckett..cris te sale el comentario dos veces , esta escrito lo mismo , publica una vez vale Razz gracias
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Mensaje por Yaye Sáb Nov 24, 2012 8:46 pm

Me ha encantado el capítulo. Espero que Katie se lo piense bien por la noche y cuando despirte se vaya con todos al loft y vuelva a disfrutar de estas fiestas.
Espero poder leer pronto la continuación.
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Mensaje por AlwaysSerenity Sáb Nov 24, 2012 11:37 pm

Si! Más mpmentos tiernos enetre Kate y Henry cómo me gustan! Love
Seguro que Kate cuado llame a su padre y le cuenta que no va a pasar las navidades con su ''familia'' el padre sabra el por qué y la convencera.
CONTINUAL PRONTO Y ME DA MUCHA PENNITA QUE SE ACABA CASI YA, ME ENCANTA ESTE FIC Crying or Very sad
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Mensaje por Invitado Dom Nov 25, 2012 4:49 am

La excusa de Kate me da muchisima pena, el que no vaya a celebrar la navidad con ellos, pero quizás en él último minuto regrese. Me encanta este FIC, y no quiero que se acabe Crying or Very sad, pero todo lo bueno siempre se acaba. Adoro este capítulo el reecuentro con el aeropuerto me ha encantado.

Espero el final con impaciencia...Heart

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Mensaje por anaforo Dom Nov 25, 2012 8:06 am

Dime que continuaras muy pronto que piensas dejarme mucho tiempo así. Que cabezota es Kate por un lado la entiendo pero por otro no, pero no creo que dure mucho tiempo sin sus dos niños.
Sigue muy pronto plis
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Mensaje por Mizz_Castle Dom Nov 25, 2012 5:29 pm

Oh por dios,inceible historia!!!, me encanta!!! Inlove
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Mensaje por Cata Castillo Miér Nov 28, 2012 4:23 am

¡Hola! Aquí os dejo el último capítulo de esta historia. Sé que ha sido una historia simplona, sin grandes pretensiones, ni casos interesantes y en algunos momentos bastante pastelosa, pero fue una idea que surgió, me apeteció escribirla, y como digo siempre si los que la han leído han disfrutado solo la mitad, que yo escribiéndola, ya me doy por satisfecha.

Hay un epílogo que ya está en el horno, en cuanto lo termine, os lo dejo.

Muchas gracias a los que solo leéis, y a los que además de leer os tomáis la molestia de dejar un mensajito.

Capítulo 22:

La mañana de Nochebuena, Kate llegó a la comisaría bastante temprano, solo estaban allí los oficiales de guardia. Se puso a hacer papeleo y deseó que no hubiese homicidios. Estaba triste, no solo triste, también enfadada, sobre todo consigo misma. No había pasado muy buena noche, hacía meses que vivía en casa de Castle, y los echaba muchísimo de menos.

Cogió su móvil, pero sabía que no encontraría llamadas, le había dicho a Rick que en esos días lo mejor sería que no se llamaran y sabía positivamente que él, cumpliría su palabra. A pesar de eso lo miró y abrió la galería de fotos, tenía muchas de él solo, de los dos y de ellos con Henry. También tenía fotos de las actuaciones teatrales de su hijo, tanto vestido de peregrino como de duende navideño.

Sonrió al pensar en Henry como su hijo, había aprendido a querer a ese niño, como si ella misma lo hubiese parido y recordó con una sonrisa, cuando le contó a su padre, que Henry había empezado a llamarla mamá, y en qué circunstancias había ocurrido.

Jim Becket se alegró por ella y por el niño, había ido muchas veces a pasar el día y comer o cenar con ellos y fue él mismo quien le dijo que podía llamarlo abuelo y se llevaba bastante bien con el pequeño, lo mismo que con Castle. Le había dicho más de una vez, lo feliz que era de que hubiese encontrado a ese hombre y esa familia, que era muy afortunada. Y allí estaba ella, renunciando a su familia, por terca y por cabezota.

Llegaron Ryan y Esposito, que la saludaron sin más. De sobra sabían que esas fechas no le gustaban a la jefa, y ya habían desistido de invitarla a celebrarlas con ellos. Además como habían supuesto que las pasaría con Castle y su familia, no hicieron ningún comentario y se dispusieron a seguir con su trabajo.

El día de Nochebuena, solo trabajaban media jornada, así que al término de la mañana, Kate se despidió de Javier, Kevin y Lanie que había ido a buscar a Esposito para almorzar juntos, hasta después de navidad y sin más se marchó hasta su apartamento.

Jim Becket estaba extrañado, había supuesto que esas navidades Katie y él volverían a celebrarla como siempre habían hecho, en familia. Apreciaba realmente a Castle y la familia de éste, respetaba a Martha por ser la madre de su yerno, pero no podía evitar considerarla un tanto estrafalaria y alocada, aunque lo poco que había tratado con ella, le había parecido una buena persona. También le gustaban Alexis y Henry, y había comprobado lo que su hija había llegado a querer al pequeño, hasta el punto de pensar en adoptarlo.

Es por eso que cuando llegó el día de nochebuena y ni Kate ni Castle lo habían llamado para cenar con ellos, empezó a sentirse molesto, llegando a pensar que Castle no lo quería en su casa, pues era incapaz de creer que su propia hija no quisiese invitarlo.

Así que sin pensarlo dos veces, se plantó en el loft de Castle. A ver qué excusa le daban, porque ya estaba harto de navidades tristes, y él había decidido pasarlas con la nueva familia de su hija, si o si.

Llegó a la puerta de entrada, adornada con una bonita corona de adviento. Ya desde el pasillo se oía la música navideña y olía a galletas caseras. Llamó a la puerta, le abrió Castle, que al verlo lo saludó, mirándolo gratamente sorprendido, pues pensó que Kate vendría con él:

- ¡Hola Jim!, me alegro de verte – y dándose cuenta que venía solo – ¿le ha pasado algo a Kate?

El hombre lo miró con sorpresa:

- ¿Cómo que si le ha pasado algo a Katie? – preguntó confuso – ¿es que ella no está aquí?

- No, me dijo que pasaría estos días contigo.

- ¿Conmigo?, ni siquiera me ha llamado, creía que no me querías con vosotros, sé que quizás resulte un tipo aburrido, pero estas fiestas deben pasarse en familia y por eso me extrañó que Katie no me invitara.

- Siempre serás bienvenido en esta casa Jim – dijo Castle con sinceridad y al darse cuenta que seguían en la puerta – pero pasa, no te quedes ahí.

Lo invitó a entrar y Jim al ver la casa tan bonita y decorada, sonrió con nostalgia recordando a su esposa. Castle lo invitó a sentarse y le preguntó si quería tomar algo, a lo que contestó, que un café estaría bien.

Después de servírselo y servirse otro para él, se sentaron a hablar.

- ¿Estás solo? – le preguntó Jim.

- Henry está arriba jugando en su habitación y mi madre y Alexis están en la calle terminando las últimas compras.

- Y ahora cuéntame porque Katie no está aquí contigo, ¿os habéis peleado?

- No, no, claro que no – se apresuró a aclarar Castle – es solo que ella no se sentía preparada para pasar la navidad en familia.

Y le contó lo que habían sido sus últimos días, ante la mirada de pesar de Jim.

- Esta hija mía es igual de cabezota que su madre, cuando se le mete algo entre ceja y ceja, ni te imaginas lo difícil que es hacerla cambiar de opinión.

- Créeme si te digo que ya me he dado cuenta – contestó Rick, ante la sonrisa comprensiva de Jim.

- Recuerdo lo difícil que era hacerla razonar de pequeña, y si se aliaba con su madre había que echarse a temblar, no se sabía quién podía llegar a ser más terca, si la madre o la hija.

Castle sonrió, le encantaba conocer detalles de la infancia de Kate.

- ¿Sabes?, la culpa de todo la tengo yo – siguió hablando Jim – cuando Johanna murió yo me vine abajo, como seguramente ya sabrás, mi mujer adoraba las navidades y nuestra casa era así, y aunque Katie ha sido una escéptica con Santa Claus desde que era muy pequeña, se dejaba impregnar por todo el ambiente. El espíritu de navidad de Johanna era suficiente para los tres. Al morir ella, celebrar estas fiestas nos la recordaba de una manera muy dolorosa. La primera navidad después de su muerte me emborraché hasta perder la consciencia y a partir de ahí, ya no pude parar y no era una compañía muy grata precisamente. Katie lo ha pasado muy mal, y yo tengo mucha culpa de eso – se lamentó el hombre – pero esto tiene que acabar, ella ahora tiene una familia y un hijo al que adora por cierto y ya se acabó la tristeza.

- Entonces no se hable más – dijo Castle decidido – si no te importa cuidar de Henry un rato, voy a buscarla.

- De eso nada, iré a buscarla yo y traeré a esa hija mía, hasta aquí aunque sea de una oreja, y si como dices soy bienvenido en esta casa vamos a celebrar la navidad todos juntos en familia, como tiene que ser – dijo decidido y levantándose del sofá.

- Será un placer teneros aquí para celebrar la navidad – dijo Castle levantándose también.

Jim salió del loft y cogió un taxi que lo llevó hasta el apartamento de su hija. Subió y llamó a la puerta. Kate le abrió en pijama, y él entró incluso antes de que lo invitara.

- ¿Se puede saber qué haces aquí sola? – le recriminó – ¿Por qué no me has llamado?

- Pensé que vendrías a cenar como siempre, y aunque es un poco temprano, aquí estas.

- Claro que he ido a cenar contigo, pero no aquí, sino en tu casa, en la que vives ahora con tu familia, y cuando llego allí, me encuentro que en vez de disfrutar de esa familia maravillosa que tienes, prefieres quedarte aquí sola – dijo Jim de un tirón – realmente hija, a veces no entiendo lo tonta que puedes llegar a ser.

- ¡Papá! – protestó Kate – tu mejor que nadie sabes lo que siempre han sido nuestras navidades, y como dejamos de celebrarla desde que murió mamá.

- Dejamos de celebrarla porque yo me emborrachaba hasta perder el sentido y cuando dejé de beber se hizo costumbre no seguir celebrándola, a veces no sé, si por la añoranza de tu madre o por no recordar mis borracheras.

- Entonces, ¿has estado en casa de Castle?

- Si hija, por un momento al no recibir noticias vuestras, pensé que sería una compañía demasiado aburrida para vosotros y por eso habíais decidido no invitarme.

- No digas eso, papá, Castle siempre quiso que vinieras, fui yo quien le dije que nosotros no celebramos la Navidad.

- Pues muy mal hecho, yo este año ansiaba pasarlas en familia, con mis hijos y mi nieto – dijo serio – ¡Hija!, me gustan las Navidades, no como le gustaban a tu madre, ella era, como lo llamáis ahora, una friki de la navidad… todavía recuerdo aquellos jerséis navideños que se empeñaba en que me pusiera…

- Si – sonrió Kate – recuerdo especialmente el del reno con un pompón rojo en la nariz, y el de las guirnaldas de luces.

- No me gustaban, me parecían ridículos, pero a ella sí, me los regalaba con todo su cariño y solo por eso no me importaba usarlos – recordó con nostalgia – he vivido muchos años en la oscuridad, y te arrastré conmigo, pero ahora tienes esa maravillosa familia, ese niño al que tanto quieres y que después de perder una madre, se merece pasar estos días con la que tiene ahora, ¿Cuándo tengas más hijos también vas a salir huyendo cada vez que lleguen estos días?

- Papá yo…, no sé pensé que tu no querrías venir a casa y no quería dejarte solo y…

- Pues basta de escusas, arréglate y ponte bien guapa, que nos vamos a celebrar la navidad.

Kate abrazó a su padre.

- Te quiero mucho.

- Y yo a ti, hija, y estoy feliz de verte tan bien como estas últimamente, anda ve a vestirte.

- Aún tengo que ducharme, tardaré un rato.

- No tengo nada mejor que hacer, que esperarte.

Tres cuartos de hora más tarde, Kate salió de su habitación, ya con el abrigo puesto y el boso en la mano.

- Ya podemos irnos.

Y salieron los dos a una animada calle con gente apresurada haciendo las últimas compras. Empezaron a andar un rato a ver si encontraban un taxi, algo bastante difícil ese día.

- Con tanto jaleo me he dejado los regalos en casa – se lamentó Jim.

- ¿Has comprado regalos? – preguntó su hija asombrada.

- Por supuesto, ¿tú no?

- Bueno si, los he dejado guardados en el loft, pensaba mandarle un mensaje a Castle mañana para decirle donde estaban y que pudiesen verlos.

- Hija, que emotiva manera de regalarle a la gente que quieres – ironizó Jim – podrías haber organizado una búsqueda de regalos en plan búsqueda del tesoro.

Al final pudieron parar un taxi y en menos de media hora estaban en casa de Castle.

Este ya había terminado de preparar la cena con ayuda de Henry, y ya los dos estaban arreglados. Alexis y Martha aún no habían vuelto de sus compras. Cuando sonó el timbre, se apresuró a abrir pensando que serían su madre y su hija cargadas de bolsas, así que fue corriendo para que lo guardasen todo en el armario de la entrada y que Henry no pudiese verlo.

Cuando abrió la puerta y vio a Jim y a Kate, sonrió con alegría, invitándolos a pasar.

- Ni te imaginas lo que me alegro de que tu padre te haya convencido – y sin importarle que su suegro estuviese delante, la envolvió en un abrazo y le dio un besito en los labios – estas navidades nos iban a ser lo mismo sin vosotros.

- ¡Mamiii! – gritó alegremente Henry al ver quien había llegado y echándose en sus brazos – ¿ya has terminado de ayudar a Santa? – preguntó inocentemente el niño.

- ¿Ayudar a Santa? – preguntó Jim curioso.

- Luego te cuento papá – y dirigiéndose a Henry – ya no hace falta, ha llegado un ejército de duendes y ellos se encargarán de cuidarlo – dijo muy seria ante la mirada burlona de su padre y Castle.

- ¡Qué bien! – dijo Henry – así tú te vienes con nosotros – mira estoy ayudando a papi a poner la mesa, todo, todo es de navidad mami.

Y era cierto, el mantel, la vajilla y las servilletas, eran con motivos navideños.

- ¿Una vajilla solo para una noche? – preguntó mirando a Castle con sorna – ¡Qué derroche!

- También la usamos mañana, y para fin de año. ¿Queréis un vaso de ponche? – preguntó cambiando de tema.

- Yo no debería… – se excusó Jim, pensando que pudiese tener alcohol.

- Es cien por cien natural – explicó Castle entendiendo – así también puede tomarlo Henry.

- Entonces estaré encantado de probarlo.

Como ya estaba todo hecho, solo a falta de calentar la cena, se sentaron a esperar a Martha y Alexis. Se estableció una cómoda conversación, animada por la emoción de Henry que se empeñó en cantarle al abuelo Jim, los villancicos y recitarle la poesía de la función escolar del día anterior.

Cuando llegaron las dos pelirrojas, se alegraron muchísimo de que Kate hubiese cambiado de idea, y estuviese allí con su padre. Alexis que había podido disimular y guardarlo todo en el armario de la entrada, sentándose al lado de su padre le dio un sobre de papel manila diciendo:

- Estaba en el buzón, papá, a lo mejor es importante, es de un bufete de abogados.

- Son los abogados de Rachel – dijo serio y aprovechando que Henry no estaba cerca – ¿Qué querrán ahora? – preguntó temeroso y mirando a los demás.

- ¡Oh querido! – fue lo único que pudo exclamar Martha.

Y es que a todos se les había pasado por la cabeza la idea de que quizás algún familiar quisiese reclamar la custodia de Henry.

- ¿Ocurre algo? – preguntó Jim al ver la cara que se les había puesto a todos.

- Papá, ¿crees que alguien querrá…?

- Seguro que no – dijo Castle intentando parecer alegre – voy a dejar el sobre en mi estudio hoy es fiesta y mañana también, así que no se va a poder solucionar nada, ya veremos que es más adelante.

Y levantándose fue a dejar el sobre en su caja fuerte. Al salir sonrió y se dirigió a la cocina para calentar la comida.

- Estará lista en unos minutos.

Y se sentaron a cenar alegremente en familia. Pasaron una noche muy agradable, por un momento se olvidaron de los problemas, y dedicaron gran parte de la conversación a recordar anécdotas de otras navidades alegres, algunas de Kate cuando era pequeña, otras de Castle y también de Alexis. Fue una entrañable velada.

Henry estaba nervioso y no quería irse a dormir, Castle dejó que se acostara un poco más tarde debido a la fiesta, pero el agotamiento pudo con él y al final se quedó dormido sobre la alfombra del salón, mientras jugaba con un coche de bomberos.

Su padre lo subió hasta su cuarto y le puso el pijama. Cuando bajó, Jim se estaba despidiendo para marcharse pues ya era tarde.

- ¿Ya te vas Jim?, ¿No quieres quedarte? – le preguntó Castle – el cuarto de invitados, es ahora la habitación de Henry, pero hay una cama nido, que puedo prepararte si quieres, no creo que Henry se despierte.

- No gracias, mejor duermo en casa – dijo el hombre con cierto apuro.

- ¿No te gustaría estar con nosotros para la entrega de regalos? – volvió a preguntar Castle.

- Es que mis regalos se han quedado en casa, así que mejor me voy y vuelvo temprano para desayunar con vosotros, claro si no os importa.

- Por supuesto que no, esta también es tú casa.

- Entonces yo me encargo de traer el desayuno (casi pongo que él traería los churros, pero no creo que acostumbren a comerlos en Nueva York. Ellos se lo pierden) – dijo Jim alegre – hasta mañana – y se despidió con un beso de su hija, Alexis y Martha y un apretón de manos de Castle.

Luego, como habían quedado en ver los regalos el día de Navidad todos juntos, cada uno se fue a su cuarto, después de dejarlos bajo el árbol.

Kate entró al baño, para desmaquillarse y ya salió de allí con el pijama puesto. Rick estaba metido en la cama, dándole vueltas al sobre de los abogados de Rachel, pero sin atreverse a abrirlo.

- Al final no vas a esperar hasta que pase la Navidad, ¿no? – le preguntó ella metiéndose junto a él en la cama.

- No he podido dejar de pensar en el sobre en todo el rato, ¿y si ha aparecido el padre de Henry y quiere hacerse cargo de él?

- Pero los abogados dijeron que Rachel, no tenía a nadie.

- Sí, pero puede ser que su padre se haya enterado de alguna manera y quiera a su hijo y entonces yo no tendría nada que hacer y… – suspiró – no quiero perderlo Kate, Henry es mi niño, nuestro niño, ya se ha acostumbrado a esta familia, y esta familia a él, cambiarlo de ambiente va a destrozarlo. Va a destrozarnos si lo perdemos.

- Siempre puedes reclamar su custodia – dijo ella.

- Sí, pero si es su padre biológico quien lo reclama…

- De todas formas interrumpió ella, estás haciendo una montaña de un grano de arena, ni siquiera sabes que es ese sobre o que dice esa carta, ábrelo y nos quitamos de dudas.

- ¿Si verdad? – preguntó Rick indeciso – me da hasta miedo.

- ¿Quieres que te deje a solas?

- No, quiero que te quedes donde está, vamos a verlo juntos.

A Castle le temblaban las manos cuando abrió el sobre. Había unos folios, con el membrete oficial del bufete y un sobre más pequeño dirigido a él.

- Bueno, primero a ver qué me dicen estos abogados.

Cogió los papeles y empezó a leer, en voz alta para que ella también pudiese escucharlo.

“ Parker, Lawson & Kent

Abogados

A la atención del señor Richard A. Rodgers

Muy señor nuestro:

Por la presente nos comunicamos con usted, para enviarle la hasta ahora última voluntad de nuestra cliente Rachel Alice Greyson, la cual nos solicitó que a los seis meses de su fallecimiento, nos informásemos si el menor Henry Mark Rodgers, que aparece a todos los efectos, como hijo suyo y de nuestra cliente, convive con usted en su hogar, siendo considerado miembro de la entidad familiar.

Es por eso que nos tomamos la libertad de solicitar al investigador de nuestro bufete, el señor Robert W. Coleman, con nº de licencia 123456789, que se encargara de dicha investigación, cuyo resultado nos demuestra que el menor antes citado vive en su hogar y está perfectamente atendido, así como adaptado a su familia. También le comunicamos que los resultados de nuestra investigación, pasaran a formar parte de nuestros archivos bajo la ley de protección de datos vigente en estos momentos.

Es por eso que le enviamos ésta carta que nos dejó la finada señora Greyson dirigida a usted y la que nos rogó encarecidamente que no le entregásemos, a no ser que se comprobásemos que su hijo Henry Mark Rodgers vivía con usted y como miembro de pleno derecho de su familia.

Sin más y siempre a su servicio, se despide de usted

Ernst Z. Wilson, abogado”

Castle volvió a leer la carta porque realmente no entendía nada.

- Me han investigado, Rachel mandó que me investigaran, no lo entiendo.

- Por lo que parece nos han investigado a todos – dijo Kate – anda abre la otra carta, parece que es de Rachel, a ver que dice.

Y Castle tomó el otro sobre, dirigido a él, lo abrió y dentro había otro más pequeño, que con letra manuscrita solo estaba dirigido a “Rick”. Lo abrió y sacó varias hojas, que como la carta anterior empezó a leer en voz alta.

“Querido Rick:

¡GRACIAS!, porque si estás leyendo esta carta es que te has hecho cargo de mi bebé, supongo que ya sabrás que no es hijo tuyo, y si no lo sabías, siento que te hayas enterado de esta manera, pero gracias por estar cuidándolo como si fuese tu hijo.

Quiero pedirte perdón por haberte engañado y metido en esto, pero solo pensar que mi niño tuviese que estar viviendo en un orfanato me ponía el vello de punta.

Estoy seguro que recordarás el tiempo que nos hicimos amigos y estuvimos juntos, tú estabas mal, pues te llevabas fatal con tu ex mujer y editora y yo estaba peor aún, pues acababa de salir de una relación bastante complicada, con ese cantante de rock, llamado Mark, que tenía problemas con las drogas.

Fue entonces la primera vez que te engañé, te dije que lo había dejado del todo, y era cierto, yo quería dejarlo, pero era demasiado débil y Mark, a pesar de todos sus problemas, me gustaba demasiado y me quería a su manera, por lo que cada vez que volvía y llamaba a mi puerta, yo le creía, y le dejaba pasar. Así que además de estar contigo, también estaba con él, por eso cuando supe que estaba embarazada, no tenía ni idea de quién podía ser el padre de ese niño.

Me fui a Canadá sin saberlo, y empecé a trabajar en una serie de televisión, hasta que se me empezó a notar la tripa, que tuve que dejarlo y volverme a Estados Unidos.

Seguía sin saber quién era el padre de mi hijo, quise llamarte y también a Mark, pero como os decía que no sabía de quien estaba embarazada. Así que no dije nada y seguí adelante yo sola, un poco antes de nacer Henry, el grupo de rock de Mark se disolvió, me buscó y reapareció en mi vida.

Mark estuvo conmigo cuando nació el niño. Fue entonces cuando hicimos las pruebas y supe que él era el padre de Henry. Estuvo con nosotros, me prometió que buscaría un trabajo y dejaría definitivamente las drogas, lo intentó Rick, encontró un trabajo y estuvo casi un año limpio, pero un día se encontró con un viejo amigo de su grupo de rock y le convenció para que dejara el trabajo y volver a montar el grupo.

Ahí empezaron de nuevo los problemas, recayó en la droga y al final murió de una sobredosis cuando Henry tenía dieciocho meses.

Otra vez estaba sola con mi bebé, tenía un trabajo aceptable y me sentía capaz de sacarlo adelante yo sola.

Cuándo Henry tenía dos años y medio, empecé a encontrarme mal y fue cuando me detectaron el cáncer. Entonces empezó el calvario de las pruebas médicas, las sesiones de quimio, las operaciones y no tener a nadie. Henry entró en el sistema y cada vez que yo no podía cuidarlo, los servicios sociales se hacían cargo de él.

Cuando supe que mi enfermedad era irremediable y que iba a morir me entró el pánico. No quería que mi niño fuese de mano en mano como una pelota, quería para él una familia de verdad. Henry es lo mejor que me ha pasado en la vida, es un niño especial y muy sensible y solo saber que iba a estar dando vueltas de un lado para otro, me partía el corazón.

Nunca te había olvidado, fuiste uno de mis mejores amigos y entonces recordé como eras como padre, recordé a Alexis, esa niña preciosa y feliz que te adoraba y a la que tu tanto amabas, y supe que quería lo mismo para mi niño. Perdóname Rick, perdóname por abusar de tu confianza y utilizarte, por engañarte, pero si quieres a mi hijo, solo la mitad de lo que querías a Alexis, sé que mi mentira ha servido para algo. No tenía a nadie y tú eras la única persona en quien confiaba y a quien podía dejarle mi bebé.

Si todavía estás soltero, serás el mejor padre, pero si como espero has encontrado a la compañera que mereces, mi niño ya nunca estará solo, porque tiene una familia y además del mejor padre tendrá una nueva mamá excepcional.

Gracias Rick, quiere mucho a mi niño que ahora es tuyo, te doy mi mayor tesoro para que cuides de él. Es muy pequeño y aunque ahora tenga unos nuevos padres y una vida mejor, no dejes que me olvide.

Gracias otra vez, Rick. Dale un beso a mi niño, dile que su mami Rachel nunca lo olvidará”

Tanto a Castle como a Kate le corrían las lágrimas por las mejillas.

- Gracias a ti, Rachel, gracias por confiarme tu mayor tesoro – murmuró.

- Pobrecilla – dijo Kate – lo que debió sufrir cuando supo que iba a morir y no tenía a quien dejarle a Henry.

- Pues ya no hay de qué preocuparse, Henry está bien, está a salvo con su familia – dijo Castle con determinación – pero no entiendo porque no me pidió ayuda en su momento, yo la hubiese ayudado.

- Probablemente temería que al saber que no era tu hijo de verdad, ko dejaras en el orfanato. Es un bonito detalle que pensara en ti para que cuidaras de su hijo.

- Si – dijo pensativo – Kate, prométeme una cosa.

- Tú dirás.

- Si alguna vez me pasara algo, prométeme que cuidarás de Henry, sé que lo quieres mucho, y también de Alexis, ella ya es una mujer, pero seguro que necesitará una madre más de una vez, prométeme que también cuidará de ella.

- No va a pasarte nada – dijo ella estremeciéndose solo de pensar que podría perderlo – pero te lo prometo, prometo cuidar de Henry y Alexis – y se acercó a besarlo.

- El lunes después de las fiestas iré a mi abogado, voy a legalizar toda esta situación y aunque no haga falta voy a adoptar a Henry, no quiero pasar otro susto como el de hoy antes de leer la carta – dijo con determinación.

- ¿Te importaría si fuera contigo? – preguntó ella.

- Por supuesto que no, me encantará que me acompañes.

- Yo también quiero adoptar a Henry – le dijo mirándolo a los ojos – quiero ser su madre de verdad, su otra madre de verdad.

- Gracias amor – dijo besándola de nuevo.

- Gracias a ti, mi vida, por dejarme ser la madre de tu hijo – y gracias también a Rachel.

Y se fundieron en un profundo beso que terminó con los dos amándose, hasta el amanecer.

FIN



Como ya os he comentado, el epílogo está medio escrito. En cuanto a la carta de los abogados, como no entiendo de leyes, quiero disculparme de antemano, por si he metido la pata de alguna manera. He intentado que fuera una carta lo más formal posible, pero no conozco la jerga legal, así que no sé si será creíble o no.
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Mensaje por LEILAKB Miér Nov 28, 2012 4:56 am

Que pena me da q se acabe esta historia, me a encantado a sido muy emotiva y preciosa! Espero con ansia el epílogo Smile
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Mensaje por Zeny_Mackenzie Miér Nov 28, 2012 5:00 am

Me ha encantado, de principio a fin. A veces las historias simplonas y sin muchas pretenciones como tu dices (aunque para mí esta no ha sido nada de eso) son las que más hacen disfrutar precisamente por eso, por su simpleza, porque trasmiten mucho, aunque no tengan grandes casos de por medio, nos muestran el otro lado de los personajes, el humano! Estoy deseando leer el epílogo donde espero que haya una boda o un hermanito para Alexis y Henry, o ambas cosas!
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Mensaje por Anver Miér Nov 28, 2012 5:02 am

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Mensaje por cris_beckett Miér Nov 28, 2012 5:02 am

Que bonito!!! Me encanta q vayan a adoptarlo Heart
Estoy desando leer el epílogo!!!
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Mensaje por trinity640 Miér Nov 28, 2012 5:10 am

Que decirte... que me ha encantado tu fic, que se me ha hecho muy corto, que estoy deseando leer el epilogo y enhorabuena por este fic Clap Clap Inlove
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Mensaje por Invitado Miér Nov 28, 2012 5:38 am

Me ha encantado, un final muy bonito, me alegro de que allá ido y que Jim haya sido el que la ha ido a buscar. La carta me ha emocionado hasta a mi, es una carta genial, muy llena de sentimiento, en cuanto a las leyes sin problemas, como mínimo conmigo, eso realmente me da igual, te ha quedado muy real.
El hecho de que ella sea su mamá me gusta todavía más. Espero con impaciencia el epílogo. Heart

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Mensaje por okusak Miér Nov 28, 2012 5:52 am

No me esperaba que fuera Jim quien le hiciera cambiar de opinión a su hija. Me a gustado mucho, el fic en general, y espero con ansias el epílogo. Un saludo!
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Mensaje por castle&beckett..cris Miér Nov 28, 2012 7:18 am

siguelooooo no kiero ke acabeeeee pon un epilogoo porfii espero cada dos dias tus capis y ya no tendre maas joooww Crying or Very sad Crying or Very sad

hermoso cata!!!!!
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Mensaje por Yaye Miér Nov 28, 2012 8:26 am

Que pena me da que se acabe esta historia. Me encantado de principio a fin.

Me has hecho llorar con la carta, que penita me ha dado.

Espero que puedas subir pronto el epílogo.
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Mensaje por nita85 Miér Nov 28, 2012 8:44 am

Que tierno y bonito, me ha encantado. Las historias empalagosas me encantan, escribe las que quieras que yo leeré tus fics sin pensarlo dos veces. Smile
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