¿Quién controla a quién? (Cont. Una broma del destino)- Capítulo 25... 10/Mar

Hola a todos!! Como les dije, aquí está el siguiente capítulo!!!!
Primero que nada, ya es día 17, así que quiero aprovechar para felicitar a maría_cs en su cumpleaños. Espero que disfrutes de tus 20 años y que pases un día estupendo! Este capítulo 17 es para ti, un humilde regalo al estilo Caskett. Tengo que decir que fue gracias a una historia tuya que me animé a registrarme en este foro y a comenzar mi primer fic. Y dentro de esta gran familia Castle, eres una de las personas a la que más aprecio le tengo y eso que ni te conozco… jajaja Es suficiente con las historias que escribes y tus comentarios de ánimo!

Espero que te guste y que disfrutes leyéndolo. Un beso y FELICIDADES!!! Ah! Y la cena que me pediste, está en marcha...

A todos los demás, gracias por leer y no olviden dejar sus comentarios!!!


Capítulo 17: Un beso mágico

-Rick… despierta cariño… -Kate estaba acostada junto a su marido en la cama. Se habían dejado dormir abrazados a eso de las cinco de la tarde y ya eran más de las siete. Se giró dentro de su abrazo y se puso frente a él, dándole un suave beso en los labios.

-Mmm… -las veces que lo veía despertar le encantaba, especialmente ese momento justo antes de abrir los ojos, en el que se revuelve como un niño. Se apoyó con el codo sobre la almohada y acarició su flequillo delicadamente. Sonrió con ternura cuando vio que sus ojos azules la miraban. Rick tiró de la mano que ella tenía en su frente con suavidad, pero a la vez con firmeza, haciendo que cayera sobre él.

Los dos se rieron y se miraron con complicidad. Castle puso una de sus sonrisas pícaras y sus manos se colaron bajo el pijama de Kate. Se empezaron a besar con besos cortos y húmedos, jugando con el otro. Después de un rato, ella intentó sacarle la camisa pero él la detuvo.

-Kate… para… o no voy a poder controlarme… –le susurró Castle agitado, mientras intentaba agarrarle las manos.

-No tienes que controlarte… -la inspectora devoró sus labios con intensidad, arrancándole un gemido de placer a su marido. Castle correspondió al beso y luego los hizo girar, quedando él sobre ella.

-Nada me gustaría más que hacer el amor… –el escritor intentó normalizar su respiración y hablar calmado –pero recuerda que estás enferma, y no quiero que hagas esfuerzos por mi culpa… –Ella le sonrió con mala gana. –Pero te prometo que cuando te recuperes, estaremos horas sin salir de esta cama. ¿Hecho? –le dijo sonriente antes de darle un corto beso sobre sus labios.

-Hecho… -Kate le devolvió el beso y luego se separaron. Castle salió al salón y allí estaban Roy y Andrea con un juego del pequeño. Desde que vio a su padre agitó sus manitas para que lo cogiera y le dio un beso en la mejilla. El escritor creyó que Kate se encontraba mejor y que, como lo que tenia no era nada contagioso, ya era hora de que el niño estuviese un rato con su madre.



-Mira quien está aquí…-dijo Castle entrando en el dormitorio e imitando una voz infantil.

-Ma-ma-ma-ma-ma… -gritaba el niño emocionado.

-Hola mi cielo… Ven aquí con mami –Castle lo puso junto a Kate en la cama y, enseguida, Roy se arrastró y se acurrucó en el pecho de su madre. –“Mi mamita…No puedo creer que estuviera aquí y el tonto de Andrea no me hubiera dicho nada. Mañana no le presto mis juguetes. ¡Jum!”.

El escritor sonrió con ternura al ver la escena y le dieron ganas de acurrucarse junto a ellos. Entonces, se dio cuenta de que había dejado a Andrea en el salón y salió para decirle que ya podía irse a casa.


-Andrea, puedes irte a casa cuando quieras. Kate y yo ya nos ocupamos de Roy –le dijo Castle amablemente.

-Vale, muy bien… Hasta mañana –El chico caminó hacia la puerta y antes de llegar se giró. –Señor, Castle…

-¿Sí? –dijo Rick también girándose, porque ya había empezado a caminar hacia la habitación.

-En cuanto a lo de esta tarde… Quería pedirle disculpas… Sé que quizás no fue una situación muy cómoda para usted pero… yo sólo intentaba ver si Kate tenía fiebre… Le aseguro que mis intenciones no iban más allá. Yo me tomo muy enserio mi trabajo y no quiero que un mal entendido interfiera en él… -Por el tono de voz se notaba que estaba nervioso y que le costaba encontrar las palabras adecuadas para describir la situación. Castle pensó durante unos segundos y se dio cuenta de la sinceridad de sus palabras.

-Bueno… no te voy a decir que me gustó verte acariciando a Kate, pero supongo que todo tiene una explicación. Además, estoy convencido de que si intentaras acariciarla porque sí, sacaría su arma y te pegaría un tiro –los dos sonrieron.

-Eso creo que me deja más tranquilo –dijo el chico aliviado. –Pues hasta mañana entonces…

-Hasta mañana… -le dijo Castle alegremente- Por cierto, Andrea, aún no le he dicho nada a Kate pero me gustaría organizar una cena con nuestros amigos este fin de semana y sería un placer que nos acompañaras –los dos se sonrieron con sinceridad.

-Por supuesto, señor Castle, me encantaría.


En el dormitorio Kate le hacía cosquillas a Roy, y éste reía a carcajadas. –“Para… para… vas a matarme de risa…”-. El escritor sonrió y se sentó junto a ellos, acariciándole la cabeza a Roy y haciendo que sus cabellos rubios se alborotaran.

-Cariño, este fin de semana quiero hacer una cena con los chicos… -Kate asintió y lo miró sabiendo que había algo más. –He invitado a Andrea… -ahora lo miró entrecerrando los ojos –Es cierto que no he sido muy agradable con él pero también sé que me he excedido un poco con mis reacciones. Me gustaría empezar de nuevo, darle un voto de confianza… -Beckett le sonrió ampliamente y le dio un dulce beso en los labios.

-Me parece genial este brote de madurez que te ha dado… -los dos se sonrieron y se volvieron a besar. Roy los miró atentamente y suspiró –“En fin… tal vez llegó el momento de hacer una tregua…”.

-Pa-pa-pa-pa-pa… -Castle y Beckett rompieron el beso y se miraron sorprendidos.

-¿Lo has oído? –preguntó el escritor emocionado y con la vista aún clavada en su mujer. Ella asintió sonriendo alegremente. – ¡Mi niño ha dicho papá! –exclamó ahora volviéndose hacia Roy y abrazándolo y dándole besos efusivamente. –“Me vas a escachar…”.

-Pa-pa-pa-pa…. Ma-ma-ma-ma –Ellos se miraban y miraban al bebé, alternativamente. Estuvieron hasta la hora de la cena jugando en la cama y riendo cada vez que el pequeño Roy decía o hacía algo. Pasaron una divertida y entrañable tarde en familia, disfrutando de la compañía de los otros.


Más tarde, Castle preparó la cena y le dio de comer Roy para que Kate comiera tranquila. Después, bañó y acostó a pequeño, mientras que la inspectora también se duchaba y se metía en la cama. Cuando el escritor terminó de darse su propio baño y salió hasta su habitación, se encontró a su mujer totalmente enfrascada en la lectura, mordiéndose una de sus uñas. Él se fijó en el libro y sonrió, sentándose a su lado.

-¿Por dónde vas? –le preguntó acercando su cuerpo al de ella para ojear el libro.

-Por nuestro primer beso… -le contestó ella emocionada.

-¿El de mentira o el de verdad? –Beckett lo miró sugestivamente.

-Pues el primero… -volvió a la lectura y unos segundos después volvió a hablar. -Sabes… para mí fue un beso de verdad. No fue quizás en el momento más adecuado de mi vida, teniendo en cuenta que yo estaba con alguien más… –Castle la miraba atentamente. –A pesar de ello, cuando empezaste a besarme sentí… no sabría explicarte… pero una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo… Y al separarme y mirarte a los ojos, tuve claro que lo único que quería era besar tus labios otra vez. No existía nadie más en el mundo en ese momento, sólo estábamos tú y yo. Lamentablemente, tuve que reunir todas mis fuerzas para no olvidar la razón por la que estábamos allí, y no me quedó más remedio que romper el beso para derribar a aquel matón. –Los dos se sonrieron con cariño, Castle no se esperaba esa declaración por parte de ella, pero le encantó. Pasó delicadamente las yemas de sus dedos por la mejilla de ella y colocó su pelo detrás de la oreja.

-No hubiese estado mal que me lo hubieses dicho alguna vez. Quizás nos hubiésemos ahorrado mucho tiempo –le dijo divertido y ninguno de los dos pudo reprimir la risa.

-Bueno… creo que ya hemos recuperado el tiempo y con creces –Castle la miró levantando las cejas y ambos volvieron a reírse. –Rick, ¿puedo pedirte algo?

-Lo que quieras… -le contestó mientras entrelazaba una de sus manos.

-¿Me lo lees…? –Kate le puso una cara de súplica a la que él no se pudo resistir. Cogió el libro de sus manos y la dejó acomodarse sobre su pecho, poniendo el libro en frente de los dos.

-Ejemm… empiezo aquí… “Los dos estábamos muy preocupados por los chicos. Sabíamos que aquella podía ser la última oportunidad para encontrarlos sanos y salvos, pero cuando vimos al hombre armado que estaba en la puerta, la oportunidad pareció esfumarse. Me pediste una idea y a mí no se me ocurrió más que intentar parecer lo más casuales posibles. Como si fuésemos una pareja que paseaba por allí y que, de paso, estaba un poco tomada e iba distraída.

Caminamos abrazados durante un rato interpretando nuestro papel. Cuando tu cuerpo se abrazó al mío deseé con todas mis fuerzas que todo aquello fuese real y que te pudiese tener así cada vez que quisiera. Sin embargo, muy a mi pesar, allí seguía aquel tipo y no se estaba tragando nuestra actuación, o por lo menos seguía caminando hacia nosotros. Entonces te paraste frente a mí e intentase sacar tu arma pero yo te lo impedí. Reaccioné casi por instinto, poniéndome de nuevo en la situación de que todo aquello era real y comprendí que era lo que podía parecer más casual en ese momento. Si tú de verdad hubieses sido mi pareja y hubiésemos estado paseando, tal vez después de una cena agradable, lo que yo hubiese hecho si te parases frente a mí y me mirases con tus preciosos ojos, era besarte. Y así lo hice. Arriesgándome a cualquier reacción que pudieras haber tenido, incluso, a que me hubieras apartado y todo nuestro plan se hubiese ido al traste, aparté tu mano del arma, agarré tu rostro con decisión y te besé.

No podría describirte lo que ese beso supuso para mí, pero te puedo asegurar que ahí entendí que mis labios siempre estuvieron hechos para besar los tuyos. Nunca antes había sentido algo parecido. Sé que no crees en la magia ni en nada de eso, pero puedo asegurarte que, a pesar de la situación, ese momento fue mágico. Pero entonces, te separaste y a mí se me paró el corazón. Miré tus ojos sorprendido por lo que aquel contacto había producido en mí, y a la vez intentando buscar algo en los tuyos que me dijera si tú también lo habías sentido. No estoy seguro de lo que vi, pero sé que un segundo después, tus labios estaban otra vez sobre los míos y, durante un momento, me sentí el hombre más feliz de la tierra.

No sé cuánto tiempo duró ese beso, porque estaba pendiente de sentirte todo lo que me fuera posible. Traté de saborear cada milímetro de tu boca para poder grabarlo a fuego en mi piel y en mi mente, por si no volvía a repetirse. Lo que te dije ese día fue totalmente cierto, fue increíble… Sí, no me refería a la forma en que golpeaste a ese tío. Ese beso fue increíble. El primero de todos los que han venido después y sin los que, desde ese momento, no podría vivir“. –Beckett se giró, quedando recostada sobre él. Le quitó el libro de las manos y lo puso en un lado de la cama, para después acariciarle el rostro con ternura, mirándolo con los ojos humedecidos.

-Es precioso… te quiero, Rick –y se abalanzó sobre sus labios, besándolos con todo el amor que sentía. Fue un beso lento, explorando con suavidad cada rincón de la boca del otro y retardando todo lo posible el final. Después de varios minutos, Kate se separó y apoyó su frente en la de él, tenía los ojos cerrados y dejó escapar un suspiro que reflejaba el cúmulo de sentimientos que había producido escuchar su relato.

-Yo también te quiero –atrapó con delicadeza el labio inferior de ella entre los suyos, y después hizo lo mismo con el superior, humedeciéndoselos. Kate volvió a besarlo de la misma forma que antes, y luego se recostó en su pecho, abrazándose a él. Se durmieron abrazados, ella encima de él, suspirando como si se hubiesen transportado a ese momento y acabasen de besarse por primera vez.