¿Quién controla a quién? (Cont. Una broma del destino)- Capítulo 25... 10/Mar

Hola a todos!! Aquí está el nuevo capítulo. Espero que les guste y no olviden dejar sus comentarios!


Capítulo 20: El final de la cena y el comienzo de un nuevo día

-Emmm… pues no, Lanie, nunca he tenido problemas con Andrea. Él ha demostrado ser muy profesional y Roy lo adora. No tengo ninguna queja. –Kate le sonrió al chico y luego miró a su marido mientras le acariciaba el muslo con dulzura.

-Te entiendo. Yo tampoco tendría ninguna queja… -susurró la forense. –Y…Andrea… ¿sales con alguien?

-Pues… -el canguro la miró un poco sorprendido y luego desvió la mirada a las caras de los demás invitados, que tenían la misma expresión que él. –No… ahora mismo no salgo con nadie.

La cena continuó un poco más tranquila. Los temas de conversación fueron mucho más cómodos para todos. Hablaron un poco del trabajo, de los planes de futuro, de baloncesto y de algún que otro tema de actualidad. Todos parecían bastante divertidos y Andrea había conseguido caerles bastante bien a los chicos. Cuando llegó la hora del postre, Kate le pidió a la forense que la ayudara a llevarlo a la mesa. Las chicas se levantaron y fueron hacia la cocina.

-¿Vas a asesinarme sin que nadie lo vea? –preguntó Lanie divertida cuando la inspectora abría la nevera. La fulminó con la mirada.

-Lanie, eres lo peor… Te lo avisé y aún así te pasaste la cena tratando de molestar a Castle…

-Vamos, Kate… No me digas que no fue divertido… -las dos se miraron y no pudieron evitar sonreír.

-¿Y piensas seguir acosando al pobre Andrea?

-La verdad es que está muy bueno y me divierte mucho la cara que pone cuando le hago un comentario un poco… caliente… ya sabes –Beckett soltó una carcajada –Pero es sólo una broma… En realidad es un poco joven para mí… -Las dos rieron y volvieron a la mesa con el postre y los platos.

Terminaron la velada de la mejor manera. Lanie dejó tranquilo al escritor y al canguro y no hizo ningún otro comentario fuera de lugar, algo que los dos le agradecieron. El chico no dijo nada y trató de ser amable, pero lo cierto es que se sentía un poco incómodo con las insinuaciones de la forense y muchas veces no sabía cómo responder.

Roy se había quedado dormido en los brazos de su padre cuando estaban hablando tranquilamente en el sillón, así que subió a acostarlo y luego volvió con sus amigos. Después de un rato, todos se despidieron y quedaron en volver a repetirlo en otra ocasión. Cuando se quedaron solos, Castle abrazó a Kate por detrás y le dio un dulce beso en el cuello. Ella acarició sus brazos y suspiró, disfrutando de la caricia de su marido.

-Cariño… no había podido contarte, Alexis me llamó esta tarde…

-¿Pasa algo? –Beckett giró dentro de su abrazo y lo miró.

-Vendrá mañana temprano… Tenía razón en lo de que llevaba unas semanas un poco extraña –ella lo miró con interés. Castle besó la punta de su nariz y apretó más el abrazo. –Al parecer las cosas con Max no salieron bien…

-Vaya… ¿está deprimida? –preguntó la inspectora con preocupación.

-Conozco a Alexis y no le gustan los fracasos, pero estoy convencido de que ya casi se le habrá pasado. Ella es de las que cree que en la vida todo pasa por algo…

-Y estoy de acuerdo –los dos se miraron a los ojos y se sonrieron.

-El hecho es que como Alexis va a estar aquí hasta el domingo por la tarde, y como tú y yo hace tiempo que no nos tomamos un descanso… he pensado que podríamos aprovechar… -Beckett lo miró ilusionada-. En un principio, pensé en irnos a los Hamptons, pero como solo va a ser una noche, tardaríamos más entre la ida y la vuelta que el tiempo que estaríamos allí.

-¿Y qué propones?

-Pues… puedo reservar una suite en algún hotel de Nueva York y pedir que nos suban una botella de champán…. –el escritor empezó a jugar con el pelo de su mujer y a darle besos cortos en los labios mientras hablaba –fresas…

-Me encantan las fresas… ¿nata?

-Sí…-sonrió Castle- podría venirnos bien la nata… -La pareja se sonrió y empezaron a besarse mientras seguían sugiriendo que más cosas podrían pedir al día siguiente al servicio de habitaciones y todo lo que podrían hacer con ellas.

……………….

-Que sí, papá… Me los has dicho tres veces… Te recuerdo que no es la primera vez que cuido de Roy…

-Está bien, lo siento… Pero cualquier cosa, llámanos al móvil…

-Que sí… váyanse ya… -sonrió la pelirroja por enésima vez con su hermano pequeño en los brazos.

-Ah… y he llamado a Andrea, el canguro de Roy, para que venga a las cinco para que puedas ir a ese compromiso. –La cara de la chica se oscureció un poco y Castle y Beckett la miraron preocupados.

-Cariño… ¿estás bien? –le preguntó la inspectora. Alexis suspiró y sonrió.

-Sí –dijo con firmeza-. He quedado con Max para devolverle unas cosas que tengo suyas. Es algo que quiero hacer ya para poder cerrar todo esto y pasar página.

-Me parece muy bien… -Castle le dio un beso a cada uno de sus hijos y cogió su bolso y el de Kate.

-Ya verás que todo sale bien… muchas gracias por cuidar de Roy… -Kate besó y abrazó tanto a Alexis como a Roy, el pequeño casi no suelta a su madre.

-Adiós, pásenlo bien… Dile adiós a papi y mami… -le dijo a su hermano con voz infantil mientras él movía la manita para despedirse de sus padres. –“Adiós papi. Adiós mami… dejo que te vayas porque mi hermanita calabaza ha venido a cuidarme. Tendremos un fin de semana para hacer “Solo en casa”… ¡Qué guay! ¡Pero qué tristes son las despedidas!” –pensó Roy.

-Adiós chicos… pórtate muy bien mi niño… -dijo Kate.

-Adiós, mis pequeños… Los voy a extrañar –dijo Castle en tono teatral y exagerado bajo la mirada divertida de Alexis y Kate. Roy, por su parte, parecía entender perfectamente a su padre y estaba al borde del llanto.

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Capítulo 21 Empezando por lo tradicional

-Wow Castle, esta habitación es increíble –exclamó Beckett al entrar en el enorme salón de la suite. Castle dejó los bolsos en el suelo y la abrazó por detrás, apoyando el mentón en uno de sus hombros.

-La ocasión lo merece, ¿no crees? –ella apretó más su abrazo y sonrió.

Admiraron juntos cada uno de los rincones de la suite. Castle ya había estado allí antes pero le encantaba la forma en la que se sorprendía Beckett al ver cada uno de los elementos de la habitación. Le parecía adorable cuando se mostraba así, como una niña que no se molesta en disimular la ilusión que le supone estar en un sitio que le gusta demasiado. Esta era una parte de la inspectora que había tenido el privilegio de conocer después de que estaban juntos. Ella no se mostraba así ante cualquiera y por eso el se sentía tan afortunado y disfrutaba tanto observándola y compartiendo con ella esa ilusión.

Minutos más tarde, los dos estaban colocando la ropa en el armario. El escritor apenas se había llevado un traje y dos camisas, aparte de la ropa interior y su neceser. Beckett, sin embargo, había llenado su bolso con varios modelitos elegantes, un pijama, una muda más casual y otra deportiva. Su marido terminó enseguida, y se sentó en la cama para mirarla divertido.

-No entiendo por qué has traído tanta ropa… ¿de verdad crees que te va a hacer falta? –ella entrecerró los ojos y se giró para mirarlo.

-Pues… quizás no toda… pero… nunca se sabe. Supongo que no vamos a estar estos dos días sin salir de la habitación, ¿no? –Castle cambió su expresión por una más seductora y se levantó para colocarse delante de ella y atraerla hacia su cuerpo.

-Bueno… -empezó a susurrarle mientras acariciaba la cara de la inspectora con su nariz y sus labios –supongo… que podemos bajar a cenar, pero créeme… no te voy a dejar usar prácticamente nada de toda esa ropa. –Cuando terminó de hablar apartó el pelo de su musa para dejarle un mejor acceso a su cuello y empezó a besarlo, disfrutando de la suavidad de su piel y de ese aroma que tanto adoraba.

Ella no pudo evitar soltar un gemido que hizo que Castle sonriera. -¿Esta va a ser tu forma de mantenerme encerrada aquí? –le preguntó ella como pudo.

-Una de ellas… –contestó el escritor con voz sensual y siguiendo con sus besos el camino hacia el escote de Kate-. ¿Funciona?

-Mmmm... creo que podría estar años sin salir de aquí… -Los dos se sonrieron y se fundieron en un profundo beso. Sus manos volaron hasta el cuerpo del otro, desesperadas por acariciar sus pieles ardientes. Beckett empezó a desabrochar la camisa de Castle y antes de que terminara, él se separó de sus labios y la miró con los ojos oscurecidos.

-¿Empezamos por la cama, el jacuzzi o… prefieres otro rincón? –Ella se mordió el labio y lo empujó hasta que cayó sobre la cama y se puso a horcajadas sobre él.

-Empecemos por lo tradicional y ya vamos viendo… -después de esto, no hubo más palabras. Sólo utilizaron sus bocas para besar y saborear cada rincón del cuerpo del otro. Se dedicaron a amarse con tranquilidad, así como no podían hacer en el loft. Estuvieron horas en la cama, casi hasta que se les hizo la hora de la comida. Ninguno tenía ganas de vestirse para bajar al comedor, así que decidieron tomar una ducha y pedir la comida en la habitación.

…….

Mientras, en el loft de los Castle, Alexis se había pasado toda la mañana jugando con su hermano en el salón. La verdad es que, a pesar de que cualquiera pudiese pensar que es un poco coñazo pasar el fin de semana cuidando de un bebé, ella estaba encantada. Debido a sus estudios, no podía disfrutar de su hermanito tanto como le gustaría y le hacía muy feliz compartir ese tiempo con él. Además, era evidente que, aunque no se veían a diario, los dos sentían una adoración mutua. Roy era un niño muy despierto y activo, pero también cariñoso y obediente a pesar de su corta edad. La pelirroja sonreía todo el tiempo por lo mucho que le recordaba a su padre.

Castle y Beckett habían dejado una lista con lo que Roy tenía que comer y todo preparado en la nevera para que Alexis sólo tuviera que calentarlo. Cuando llegó la hora de comer, la chica le dio su puré de pollo y verduras, y su yogurt natural, que el pequeño se comió sin rechistar. Después, se pusieron a ver dibujos y, alrededor de una hora más tarde, Roy se quedó dormido en el sillón. La joven lo llevó a su cuarto, le dio un beso en la frente y conectó el intercomunicador.

Ya eran casi las cuatro de la tarde, así que Alexis fue a prepararse para su cita de las cinco. No le apetecía nada tener que encontrarse con Max, pero sabía que era algo que tenía que hacer. Decidió ponerse bastante guapa y hacer caso a su amiga Brooke. Esta le había dicho que cuando te vas a encontrar con un ex tienes que ir deslumbrante para que “vea lo que se está perdiendo”. Cuando ya estuvo lista, sonó su móvil y lo respondió sin mirar, dando por hecho que era su padre.

-¿Diga?
…

-Sí… Max… dime…estoy esperando a que llegue el canguro de mi hermano.
…

-Ah, pues vaya…
…

- Espera que llaman al timbre. –Alexis abrió la puerta distraída y se encontró con Andrea. Los dos se quedaron unos segundos perdidos en los ojos del otro y, en ese instante la pelirroja agradeció el consejo de su amiga Brooke, y no precisamente por Max.

-Hola…soy, Andrea –dijo el chico tendiéndole la mano con nerviosismo. Alexis la tomó y se presentó. Estuvieron sosteniendo sus manos en el aire durante un rato, hasta que ella se dio cuenta de que le estaban hablando por el teléfono.

-Perdona Andrea –dijo tapando el auricular- pasa. –La joven se apartó y siguió su conversación al teléfono. –Sí, dime Max…
…

-Pues lo siento pero yo esta noche no puedo. Si quieres puedes pasar por mi casa y recogerlo o nos vemos otro día.
…

-Vale, chao. –Cortó la comunicación y se volvió para quedar frente a Andrea. Le pareció el chico más guapo que había visto en mucho tiempo y, en ese momento, sintió como se ruborizaba. Por su parte, el canguro se sorprendió al descubrir como la chica pelirroja de las fotos se había convertido en una mujer preciosa y que acababa de despertar algo en él.


Espero que les haya gustado como empieza el sábado! Hoy tengo tiempo libre, así que puede que los sorprenda con el próximo capítulo antes de dormir…