¿Quién controla a quién? (Cont. Una broma del destino)- Capítulo 25... 10/Mar

Lo prometido es deuda! Aquí está el otro capítulo

Capítulo 22: Nuevas amistades

-Emm… ¿algún problema? –preguntó el chico señalando el móvil de Alexis. El silencio había empezado a resultar un poco incómodo y fue lo primero que se le ocurrió para romperlo.

-¿Qué?... Ah…no… bueno –Alexis sacudió la cabeza- Mi cita, se ha anulado.

-Yo… lo siento… Se te ve decepcionada, ¿te gusta mucho ese tal Max? –la pelirroja lo miró un poco sorprendida por la pregunta, teniendo en cuenta que se acababan de conocer, y Andrea sintió que se había pasado de la raya. –Disculpa, no es asunto…

-No importa –lo interrumpió la chica. Lo cierto es que una parte dentro de ella se alegraba de poder dejarle clara su situación, aunque no entendía por qué. –Sí, me gustaba mucho. Estábamos saliendo pero las cosas salieron mal… se supone que hoy quedaríamos, le daría sus cosas, él las mías y no volveríamos a vernos más… No entiendo por qué tiene que ser todo tan complicado –empezó a dar vueltas de un lado a otro nerviosa y él la miraba con interés y, al mismo tiempo, con algo de diversión. Le resultaba adorable-. Llevo dos semanas tratando de quedar con él pero siempre pasa algo… o está enfermo, o se dobló un pie jugando al fútbol, o viene su tía de Florida, o al perro del vecino lo atropella un coche… a veces creo que me toma el pelo y que no quiere dejarme tranquila. Yo ya no sé… -de pronto miró a Andrea y se sintió avergonzada-. Lo siento… no sé por qué te cuento todo esto…

-Está bien, no pasa nada. Te diré lo que pienso… Ese Max, es un tío listo.

-¿Cómo dices? ¿Listo? –Ella lo miró un poco extrañada.

-Está claro. Esa cita entre ustedes es como el punto y final de vuestra relación. Él pensará que mientras tengan un motivo por el que verse, tendrá una esperanza, pero una vez que le des sus cosas, terminarás de pasar página y no te quedará nada de Max –Andrea parecía muy convencido de lo que le estaba diciendo y ella comprendió que tal vez tenía razón.

-¿Y eso te parece de una persona muy inteligente? Porque si el motivo de sus escusas es ese, en lugar de pasar página puedo arrancarla –el chico sonrió abiertamente por el comentario y ella se fijó en la perfección de su sonrisa.

-Bueno… es… su intento desesperado para no perderte y lo entiendo. Si yo tuviera una novia tan guapa como tú, tampoco querría perderla… -se miraron con intensidad durante unos segundos, pero luego, los dos se sintieron un poco avergonzados y desviaron la mirada.

-Yo… siento haberte hecho venir para nada… supongo que tendrás muchas cosas que hacer…

-No. Lo cierto es que me esperaba una tarde aburrida en casa, así que… no sé… Si quieres puedo quedarme…a cuidar de Roy. Aunque no vayas a tu cita, seguro que tienes muchas cosas que hacer –Alexis lo miró un momento. Le parecía tan mono esa forma de hablarle tan respetuoso pero a la vez tan insinuante. Vaciló un segundo, pero lo cierto es que Andrea le había caído muy bien, le agradaba y… ¿por qué no? Le gustaba. ¿Por qué iba a desperdiciar una tarde en su compañía?

-Tengo una idea mejor –dijo la chica sonriente-. Qué te parece si te quedas y me ayudas con Roy, pero también vemos unas pelis y charlamos un rato –a Andrea se le contagió la sonrisa.

-Claro, me encantaría.


Estuvieron hablando sin parar hasta que Roy se despertó. Alexis le contó sobre su vida en la universidad, sus clases, sus amigos, sus gustos de música, etc. Andrea le contó que tenía 24 años y que alternaba sus estudios de medicina, con su trabajo de canguro. Le confesó que su sueño siempre había sido ser pediatra pero que sus padres no podían pagarle la carrera, así que tuvo que ponerse a trabajar por el día y estudiar en el turno de noche. Sus planes eran seguir así hasta que empezara como interno en algún hospital, que sería cuando dejaría el trabajo de canguro.

A pesar de hablar durante poco más de una hora, la charla sirvió para que se conocieran bastante. Alexis quedó fascinada con la historia y la personalidad de Andrea. Realmente lo admiraba por ser capaz de luchar por llegar a ser lo que quiere ser, sin importarle las limitaciones que se le presenten. Para ella, en ese sentido, todo había sido muy fácil.

A eso de las seis, se vieron interrumpidos porque Roy se despertó y su hermana fue a buscarlo a su dormitorio. Cuando volvió al salón, Andrea lo saludó cariñosamente. –“Así que mientras yo estaba durmiendo, Andrea estaba solo con mi hermanita. No sé por qué, pero no me gusta nada. Nada” –pensó Roy.