Treinta días (Día 30)
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Treinta días (Día 30)
Me ha encantado, como todo lo que escribes, espero el de mañana. PD: que ha pasado con los PCA?
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 08/10/2012
Edad : 26
Localización : Ceuta (España)
Re: Treinta días (Día 30)
Bravo!!!
Ahhh y una consulta q paso en los PCA?
Ahhh y una consulta q paso en los PCA?
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
Maria román@caskett escribió:Me ha encantado, como todo lo que escribes, espero el de mañana. PD: que ha pasado con los PCA?
Fanny_123 escribió:Bravo!!!
Ahhh y una consulta q paso en los PCA?
Juuuup muchas gracias :cry. Y que Stana no va y no se sabe si es porque no ha ganado o por temas de trabajo =/. Pero vamos, que yo queria verlaaaa . Y ademas, si no gana me daria mucha rabia, con lo que mola ella <3.
Re: Treinta días (Día 30)
Nada para quitar las penas que unos Buenos helados, jejejeje. Me ha gustado mucho el capítulo de hoy.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Treinta días (Día 30)
Stana no va?!?!? donde sale q no va??... hay q pena
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
Me ha encantado!! Yo también quiero que Castle me invite a unos helados en su casa
Espero el de mañana
Espero el de mañana
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
Me ha encantado! Es increíble que cada día nos traigas una escena tan genial
Espero el de mañana!!!!!
Espero el de mañana!!!!!
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Preciosooooo sigueeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
La verdad es que me sorprende que hasta el día de hoy no te haya podido comentar saltandome por completo el pedazo de capitulo que te hicistes el capítulo 12. La verdad es por TU CULPA me estoy acostando a las 11 (hora peninsular). Hasta que no lo subes y lo leo no me duermo, adoro cada historia, ¡DE CORAZÓN Y NO DE CULO!
Ha sido super sexy eso de probar tipos de comida...
Y el momento helado, me encantaría verlo en el tiempo actual tiene que ser impresionante, el que se aventuren a darse a probar mutuamente no como en esos momento, pero pesé a todo ella demostrandose entregada y él sin presionar.
Deseando leer el de está noche...
Posdata; Para ser un ornitorrinco escribes de maravilla, se nota que tienes un teclado especial
Ha sido super sexy eso de probar tipos de comida...
Y el momento helado, me encantaría verlo en el tiempo actual tiene que ser impresionante, el que se aventuren a darse a probar mutuamente no como en esos momento, pero pesé a todo ella demostrandose entregada y él sin presionar.
Deseando leer el de está noche...
Posdata; Para ser un ornitorrinco escribes de maravilla, se nota que tienes un teclado especial
Invitado- Invitado
Re: Treinta días (Día 30)
Ohhhhhhhhhhhhh Sara Esta genial espero el cap de oy
monsta- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 24/04/2012
Edad : 32
Localización : madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Por fin comento aquí, yo leo con el movil y no comento *O* xD que son todos los días muy dhfjdkghsdjflkhgljsdkfg y sigue escribiendo así dkfjdgkdfh*---*
PartnersAlways- As del póker
- Mensajes : 373
Fecha de inscripción : 26/11/2012
Re: Treinta días (Día 30)
Últimamente la falta de tiempo hace que vaya leyendo tus capítulos cada dos días, así que creo que te iré comentando de dos en dos de ahora en adelante, porque no tengo mucho tiempo de pasarme a leer.
El día 12 me ha encantado, tan hot y divertido a la vez Me ha hecho gracia la mezcla de sabores que Kate le da a probar a Castle, un poco más y arrasa con toda la comida de su casa jaja Cuando la cosa estaba mejor entre los dos los tenián que interrumpir. Como no. Muy propio de la serie
El día 13 ha sido precioso, tremendamente dulce jajaja De nuevo tocaba interrumpir, esta vez Alexis. El final ha sido genial, Castle tan tierno como siempre.
El día 12 me ha encantado, tan hot y divertido a la vez Me ha hecho gracia la mezcla de sabores que Kate le da a probar a Castle, un poco más y arrasa con toda la comida de su casa jaja Cuando la cosa estaba mejor entre los dos los tenián que interrumpir. Como no. Muy propio de la serie
El día 13 ha sido precioso, tremendamente dulce jajaja De nuevo tocaba interrumpir, esta vez Alexis. El final ha sido genial, Castle tan tierno como siempre.
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Heeeeeeeeelou everybody! Ya estoy por aqui otra vez. Antes que nada, he de decir que no os desanimemos por lo de Stana. La chica sigue siendo una pedazo de actriz aunque no tenga su PCA. Y seguro que ella sabe lo mucho que la queremos simplemente habia mucha competencia y punto. Ademas, QUE CASTLE Y NATHAN HAN GANADO!
Y lo segundo: que gracias por todos vuestros comentarios y seguir leyendo. A veces hasta se me saltan las lagrimas, en serio . Y bueno, el de hoy no es muy catolico (es que madrecita con el tema que han puesto hoy, no habia por donde cogerlo ). es el que menos me ha gustado, aparte de que es rarisimo. ya os digo yo que no me vais a volver a ver escribiendo algo asi, no es un genero que me guste mucho. Pero bueno, espero que no os desagrade demasiado .
***
Día 14: Metamorfosis
Cuando se levanta de la cama, siente una ligera sensación de incomodidad consigo misma. Inexplicable e incomparable, porque nunca se había sentido así. Bosteza, desperezándose levemente y poniéndose en pie. La cosa se enrarece aún más, es como si hubiera crecido. Además, el cuerpo le pesa, por alguna razón. Se encoge de hombros, dubitativa, supone que habrá sido la cena del día anterior.
Sin darle mucha importancia, se dirige hacia el baño. Piensa que lo que necesita es una buena ducha. Así que se mete dentro, cierra la puerta, empieza a desnudarse y… bum, se mira al espejo.
Hay algo raro. Demasiado raro.
Y, después de tirarse, por lo menos, cinco minutos observándose anonadada, grita como si hubiera visto algún espectro o algo parecido. Su piel empalidece y empieza a tambalearse. Se da cuenta de que, como siga así, empezará a hiperventilar y la situación solo empeorará más, y no tiene ganas de aguantar esa carga. Así, que se lleva las manos a la cabeza, inspira y espira profundamente, intentando buscar la relajación dentro de sí misma.
Luego se dispone a entrar en la ducha, con un poco de suerte el agua borrará esa imagen de su cabeza. Igual está dormida. Igual se acaba despertando. Así que yace bajo el cálido chorro de agua procedente de la alcachofa, inmóvil, esperando a que se produzca el milagro.
---
Beckett nunca ha creído en dios y en esos momentos lo agradece. De lo contrario habría sido todo mucho menos fácil. Aún así se pregunta qué clase de castigo divino debe de haberle caído encima para acabar así.
En cuanto sale del ascensor, lo que más le sorprende es cómo todo el mundo la saluda con naturalidad. Como si siempre hubiera sido así. Como si no percibieran nada extraño.
Menos una mujer. Una mujer que la mira de arriba abajo, atónita. Puede notar cómo su mandíbula tiembla, sus ojos desproporcionalmente abiertos no son capaces de fijarse en otra cosa que sea ella y, tras unos segundos, reconoce a esa mujer.
Tiene que ser una pesadilla.
-Dime que no ha sido cosa tuya –se acerca a paso ligero y semi destructivo hacia ella. Un poco más y la gente podrá ver cómo echa vapor por todos sus poros-. Dime que no has hecho nada.
-Pero ¿y a mí qué me cuentas? –la mujer traga saliva. Beckett la observa con suspicacia e, inconscientemente, se le ocurre pensar que no está nada mal. Es guapa, tiene muy buen cuerpo. Tiene un morbo bastante peculiar. Demasiado peculiar. Se intenta quitar esa idea sacudiendo la cabeza. No ha sido para nada normal, y mucho menos, apropiado. Cuando está a su altura, la coge por los hombros.
-Entonces explícame esto¬ –ruega, oscilando sus ojos entre la mujer y Beckett-. Porque yo sí que no he tenido nada que ver.
-Oye, yo… –la mujer se muerde el labio inferior, mirándola detenidamente. Beckett siente cómo la va desnudando con la mirada y eso no ayuda. No ahora mismo- Va a sonar raro, pero creo que estás bueno. Muy, muy bueno. Y se supone que soy heterosexual.
-Castle, ponte serio, por dios. De repente, nos levantamos, tú eres una tía y yo, un tío. ¿Cómo explicas esto?
-No sé, pero igual deberíamos aprovecharnos de esto. ¿Nunca te has puesto a pensar… cómo sería llevar las riendas? –arquea una ceja, Castle suspira, inquiriendo más en el tema- Ya sabes, Beckett. Yo siempre me he preguntado cómo sería si tuviera un-
-Vale, ya está. Déjalo, Castle –le interrumpe, luego suspira, sus nervios de acero empiezan a fundirse, y ella sabe que esto no puede acabar muy bien-. Ni siquiera sé cómo me llamo. ¿Qué vamos a hacer?
-Es verdad. ¿Y yo quién soy?
-Deberías llamarte Gumercinda o Rigoberta. Te mereces un nombre así o peor.
-Gracias, eh –hurga en el bolsillo de su pantalón, pintillo vaquero, ajustado. Cuando se da la vuelta, Beckett no puede evitar dejar de mirarle y pensar el buen culo que le hacían esos pantalones. Luego exaspera, agobiada. Es demasiado para ella-. Mira, he encontrado mi carné –lo lee, sorprendiéndose-. ¿Rachel? ¿Rachel Castle? Suena raro. Pero es guay –se encoge de hombros.
Beckett le imita, arrugando sus labios con suficiencia. Tampoco era tan feo- Kenneth. Kenneth Beckett.
-¿Sabes que con esa camiseta que llevas se te marca todo? Y yo que pensaba que estaba muy bueno cuando era un tío. Pero madre mía, Beckett. Has dejado el listón altísimo.
Un escalofrío recorre su espalda, si la intención de Castle era templar la tensión que había adquirido el ambiente, estaba consiguiendo el efecto contrario- Castle, como vuelvas a abrir la boca te juro que–
-¿Vas a pegar a una mujer? –y por alguna razón, algo en sus adentros le hizo sentirse levemente culpable. No podía luchar contra eso y lo sabe. Tiene las de perder.
-No juegues con eso, ¿vale? –entierra su rostro entre sus manos. Es peor que una pesadilla. Pero es que es demasiado real, y ser consciente de eso es lo que le está torturando a Beckett.
-Míralo por el lado bueno –hay veces en las que la detective, realmente, envidia a Castle. Demasiadas para su desgracia. A él se le veía tranquilo y sosegado, y ella era una maraña de nervios-. Ya no te vendrá la regla. No tendrás que vivir con eso –Castle suena tan fino y alentador como siempre.
-No, pero ¿sabes qué? Podré consolarme pensando que te tocará a ti vivir esa desgracia.
Y Castle la mira afligido con un hondo reparo y angustia- Ay dios, qué mierda.
---
Se levanta de su cama como un resorte, ahogándose con su propia saliva. Jura que el corazón le va a mil por hora y piensa que le conviene relajarse si no quiere que salga despedido. Se sienta con las piernas cruzadas, cerrando los ojos intentando recordar lo típico que se hace en una clase de yoga. Lo que más necesita ahora es encontrar el equilibrio interior. Pero no es capaz.
Casi de forma brusca, lleva sus dos manos a sus pechos, tanteándolos. Se asegura de que hay masa ahí. Cuando nota sus dos bultos, firmes entre sus dedos, utiliza sus manos para seguir palpándose el resto de su cuerpo. Tiene forma de mujer, así que se vuelve a tirar sobre la cama, suspirando largamente, aliviada. Mira su reloj, las cinco y media. Le queda poco menos de media hora para seguir durmiendo y está demasiado desvelada. Y sigue un poco de mala baba por el sueño que tan desafortunadamente se ha visto obligada a experimentar, así que busca su móvil y se pone a marcar cierto número. Cuando oye un “¿sí?” perezoso entre un par de bostezos, se queja casi gritando:
-No vuelvo a fiarme de tu gusto literario. Nunca, ¿me oyes? Nunca.
-Y yo que creía que era tu escritor favorito –bosteza nuevamente-. Buenos días, por cierto. O días, directamente, porque ya veo que no has tenido el sueño muy relajado.
-No me jodas, Castle. Que no estoy de humor.
-Pero si me has llamado tú –se oye un bufido al otro lado-. ¿Qué ha pasado?
-He tenido una pesadilla. Una pesadilla –repite, tragando saliva-. Y te aseguro que es la peor que he tenido en mi vida.
-Ah, ya lo entiendo –suelta una carcajada, a lo que Beckett resopla, y él carraspea-. Oye, yo qué iba a saber que “La Metamorfosis” te iba a dejar una secuela así. Pero por si acaso, ¿cómo se siente una cuando ve cómo se convierte en un asqueroso bicho?
-No lo sé –responde-. Cuando quiera saberlo, te pregunto cómo te sientes normalmente y seguro que, solo con eso, ya tengo una respuesta.
-¿Q-qué?
Cuelga, pensando en que lo que necesita es una buena ducha.
Y esta vez espera que no sea un sueño.
***
Os prometo que el de mañana sera mejor. De verdad, os lo prometo . Y si habeis llegado hasta aqui leyendolo todo... MUCHAS GRACIAS, EN SERIO .
Y lo segundo: que gracias por todos vuestros comentarios y seguir leyendo. A veces hasta se me saltan las lagrimas, en serio . Y bueno, el de hoy no es muy catolico (es que madrecita con el tema que han puesto hoy, no habia por donde cogerlo ). es el que menos me ha gustado, aparte de que es rarisimo. ya os digo yo que no me vais a volver a ver escribiendo algo asi, no es un genero que me guste mucho. Pero bueno, espero que no os desagrade demasiado .
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Día 14: Metamorfosis
Cuando se levanta de la cama, siente una ligera sensación de incomodidad consigo misma. Inexplicable e incomparable, porque nunca se había sentido así. Bosteza, desperezándose levemente y poniéndose en pie. La cosa se enrarece aún más, es como si hubiera crecido. Además, el cuerpo le pesa, por alguna razón. Se encoge de hombros, dubitativa, supone que habrá sido la cena del día anterior.
Sin darle mucha importancia, se dirige hacia el baño. Piensa que lo que necesita es una buena ducha. Así que se mete dentro, cierra la puerta, empieza a desnudarse y… bum, se mira al espejo.
Hay algo raro. Demasiado raro.
Y, después de tirarse, por lo menos, cinco minutos observándose anonadada, grita como si hubiera visto algún espectro o algo parecido. Su piel empalidece y empieza a tambalearse. Se da cuenta de que, como siga así, empezará a hiperventilar y la situación solo empeorará más, y no tiene ganas de aguantar esa carga. Así, que se lleva las manos a la cabeza, inspira y espira profundamente, intentando buscar la relajación dentro de sí misma.
Luego se dispone a entrar en la ducha, con un poco de suerte el agua borrará esa imagen de su cabeza. Igual está dormida. Igual se acaba despertando. Así que yace bajo el cálido chorro de agua procedente de la alcachofa, inmóvil, esperando a que se produzca el milagro.
---
Beckett nunca ha creído en dios y en esos momentos lo agradece. De lo contrario habría sido todo mucho menos fácil. Aún así se pregunta qué clase de castigo divino debe de haberle caído encima para acabar así.
En cuanto sale del ascensor, lo que más le sorprende es cómo todo el mundo la saluda con naturalidad. Como si siempre hubiera sido así. Como si no percibieran nada extraño.
Menos una mujer. Una mujer que la mira de arriba abajo, atónita. Puede notar cómo su mandíbula tiembla, sus ojos desproporcionalmente abiertos no son capaces de fijarse en otra cosa que sea ella y, tras unos segundos, reconoce a esa mujer.
Tiene que ser una pesadilla.
-Dime que no ha sido cosa tuya –se acerca a paso ligero y semi destructivo hacia ella. Un poco más y la gente podrá ver cómo echa vapor por todos sus poros-. Dime que no has hecho nada.
-Pero ¿y a mí qué me cuentas? –la mujer traga saliva. Beckett la observa con suspicacia e, inconscientemente, se le ocurre pensar que no está nada mal. Es guapa, tiene muy buen cuerpo. Tiene un morbo bastante peculiar. Demasiado peculiar. Se intenta quitar esa idea sacudiendo la cabeza. No ha sido para nada normal, y mucho menos, apropiado. Cuando está a su altura, la coge por los hombros.
-Entonces explícame esto¬ –ruega, oscilando sus ojos entre la mujer y Beckett-. Porque yo sí que no he tenido nada que ver.
-Oye, yo… –la mujer se muerde el labio inferior, mirándola detenidamente. Beckett siente cómo la va desnudando con la mirada y eso no ayuda. No ahora mismo- Va a sonar raro, pero creo que estás bueno. Muy, muy bueno. Y se supone que soy heterosexual.
-Castle, ponte serio, por dios. De repente, nos levantamos, tú eres una tía y yo, un tío. ¿Cómo explicas esto?
-No sé, pero igual deberíamos aprovecharnos de esto. ¿Nunca te has puesto a pensar… cómo sería llevar las riendas? –arquea una ceja, Castle suspira, inquiriendo más en el tema- Ya sabes, Beckett. Yo siempre me he preguntado cómo sería si tuviera un-
-Vale, ya está. Déjalo, Castle –le interrumpe, luego suspira, sus nervios de acero empiezan a fundirse, y ella sabe que esto no puede acabar muy bien-. Ni siquiera sé cómo me llamo. ¿Qué vamos a hacer?
-Es verdad. ¿Y yo quién soy?
-Deberías llamarte Gumercinda o Rigoberta. Te mereces un nombre así o peor.
-Gracias, eh –hurga en el bolsillo de su pantalón, pintillo vaquero, ajustado. Cuando se da la vuelta, Beckett no puede evitar dejar de mirarle y pensar el buen culo que le hacían esos pantalones. Luego exaspera, agobiada. Es demasiado para ella-. Mira, he encontrado mi carné –lo lee, sorprendiéndose-. ¿Rachel? ¿Rachel Castle? Suena raro. Pero es guay –se encoge de hombros.
Beckett le imita, arrugando sus labios con suficiencia. Tampoco era tan feo- Kenneth. Kenneth Beckett.
-¿Sabes que con esa camiseta que llevas se te marca todo? Y yo que pensaba que estaba muy bueno cuando era un tío. Pero madre mía, Beckett. Has dejado el listón altísimo.
Un escalofrío recorre su espalda, si la intención de Castle era templar la tensión que había adquirido el ambiente, estaba consiguiendo el efecto contrario- Castle, como vuelvas a abrir la boca te juro que–
-¿Vas a pegar a una mujer? –y por alguna razón, algo en sus adentros le hizo sentirse levemente culpable. No podía luchar contra eso y lo sabe. Tiene las de perder.
-No juegues con eso, ¿vale? –entierra su rostro entre sus manos. Es peor que una pesadilla. Pero es que es demasiado real, y ser consciente de eso es lo que le está torturando a Beckett.
-Míralo por el lado bueno –hay veces en las que la detective, realmente, envidia a Castle. Demasiadas para su desgracia. A él se le veía tranquilo y sosegado, y ella era una maraña de nervios-. Ya no te vendrá la regla. No tendrás que vivir con eso –Castle suena tan fino y alentador como siempre.
-No, pero ¿sabes qué? Podré consolarme pensando que te tocará a ti vivir esa desgracia.
Y Castle la mira afligido con un hondo reparo y angustia- Ay dios, qué mierda.
---
Se levanta de su cama como un resorte, ahogándose con su propia saliva. Jura que el corazón le va a mil por hora y piensa que le conviene relajarse si no quiere que salga despedido. Se sienta con las piernas cruzadas, cerrando los ojos intentando recordar lo típico que se hace en una clase de yoga. Lo que más necesita ahora es encontrar el equilibrio interior. Pero no es capaz.
Casi de forma brusca, lleva sus dos manos a sus pechos, tanteándolos. Se asegura de que hay masa ahí. Cuando nota sus dos bultos, firmes entre sus dedos, utiliza sus manos para seguir palpándose el resto de su cuerpo. Tiene forma de mujer, así que se vuelve a tirar sobre la cama, suspirando largamente, aliviada. Mira su reloj, las cinco y media. Le queda poco menos de media hora para seguir durmiendo y está demasiado desvelada. Y sigue un poco de mala baba por el sueño que tan desafortunadamente se ha visto obligada a experimentar, así que busca su móvil y se pone a marcar cierto número. Cuando oye un “¿sí?” perezoso entre un par de bostezos, se queja casi gritando:
-No vuelvo a fiarme de tu gusto literario. Nunca, ¿me oyes? Nunca.
-Y yo que creía que era tu escritor favorito –bosteza nuevamente-. Buenos días, por cierto. O días, directamente, porque ya veo que no has tenido el sueño muy relajado.
-No me jodas, Castle. Que no estoy de humor.
-Pero si me has llamado tú –se oye un bufido al otro lado-. ¿Qué ha pasado?
-He tenido una pesadilla. Una pesadilla –repite, tragando saliva-. Y te aseguro que es la peor que he tenido en mi vida.
-Ah, ya lo entiendo –suelta una carcajada, a lo que Beckett resopla, y él carraspea-. Oye, yo qué iba a saber que “La Metamorfosis” te iba a dejar una secuela así. Pero por si acaso, ¿cómo se siente una cuando ve cómo se convierte en un asqueroso bicho?
-No lo sé –responde-. Cuando quiera saberlo, te pregunto cómo te sientes normalmente y seguro que, solo con eso, ya tengo una respuesta.
-¿Q-qué?
Cuelga, pensando en que lo que necesita es una buena ducha.
Y esta vez espera que no sea un sueño.
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Os prometo que el de mañana sera mejor. De verdad, os lo prometo . Y si habeis llegado hasta aqui leyendolo todo... MUCHAS GRACIAS, EN SERIO .
Última edición por iamaplatypus el Jue Ene 10, 2013 11:40 am, editado 1 vez
Re: Treinta días (Día 30)
La verdad me encanto...!!!
Continua...
Continua...
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
esta muy original y gracioso
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Treinta días (Día 30)
Ha sido "raro", pero aun así me ha encantado, tienes mucha imaginación! jaja
Esperando con ganas el de mañana
Esperando con ganas el de mañana
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
Oye yo entiendo a Kate, también me traumaticé con ese libro, lo leí en 2º de bachillerato en filosofía y lo odié desde entonces y para toda mi vida.
______________________
Zeny_Mackenzie- Moderador
- Mensajes : 1226
Fecha de inscripción : 07/06/2011
Edad : 41
Re: Treinta días (Día 30)
Esta bien a sido raro imaginarse a Beckett de tio pero esta bien continua loca
monsta- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 24/04/2012
Edad : 32
Localización : madrid
Re: Treinta días (Día 30)
ajajajajajaj ke buenoooo sigueee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
Ha sido diferente y me ha gustado mucho!!
Escribes genial!
Escribes genial!
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Me encanta Ornitorrinca/Sara. Dices que está raro, la verdad es que ese título creo que mucho no podrías hacer, me ha encantado, creo que ver a Castle como Kate y al revez es estraño, ya que al fin y al cabo se gustan entre ellos Me ha encantado, será que me molan las cosas raras pero ayer por la noche no pude evitar reirme, buenisimo.
Deseando que sea está noche...
Deseando que sea está noche...
Invitado- Invitado
Re: Treinta días (Día 30)
A mi me ha hecho mucha gracia cuando lo he reído, es raro pero el solo hecho de imaginarme a Castle en el cuerpo de Beckett y viceversa me ha hecho reír
Con ganas de leer el de hoy
Con ganas de leer el de hoy
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Ya pensaba que no llegaba a tiempo para hoy jajajaja. Bueno, aquí os dejo el día 15. Espero que sea un poco mejor que ayer . Gracias por seguir con el detalle de leer estas chorradas, de verdad. Os lo agradezco .
***
Día 15: Belleza
Siendo sinceros, a Kate Beckett le queda bien todo. Todo. Incluso el conjunto más estrafalario y chabacano adquiriría repentinamente una elegancia y refinamiento de la talla de algún diseñador de estos de renombre parisino por el simple hecho de que la magia marca Beckett se deposita como si fuera polvo sobre esta. Y, en un abrir y cerrar de ojos, estás enfrente de una diosa de las curvas y la sensualidad, sin perder ese punto de incontable calidad.
Pero, dios. Castle piensa que verla ella así debería estar prohibido en todas las constituciones habidas y por haber de ese país y el resto del mundo.
-¿Qué pasa, Castle?
Y hasta que no le habla, no empieza a darse cuenta de que le duele la mandíbula. La estaba manteniendo desmesuradamente abierta, con sus músculos tensados bajo el efecto casi narcótico que admirar esa figura y lo bien que la esculpía el ceñido vestido. A la mierda el canon griego de la belleza, piensa. Está a punto de proponer a su compañera como nuevo canon de la belleza divina e inigualable.
-No, nada. Es solo que… –traga saliva, como puede. Sacude su cabeza, se cruza de brazos y respira profundamente. Jura que se está quedando sin aliento- tu vestido.
-¿Sí? –Beckett le mira, a la expectativa. Como si quisiera oír algo, pero es que el escritor no sabe qué decir. Todo se queda pobre a su lado.
-Nada, tu vestido. Solo eso –es una de las pocas veces en las que se siente como un idiota redomado. Poco más y podrá notar que le suda hasta el pelo-. Que es precioso, quiero decir. Muy… bonito –está a punto de decir que lo realmente extraordinario de esa prenda es lo que hay luciéndola. Porque sabe que visto en una percha no tendría esa inquietud casi hechizante que tiene ahora mismo. Pero no le salen las palabras, y cada vez que tiene pensado decir algo, se atraganta con eso.
-Gracias –responde, parece complacida y él también sonríe. Pensaba que el color rojo era el único que la elevaba al estatus de diosa del universo, pero claramente, el morado ha ganado.
El vestido era sencillo, realmente. Y cualquier cosa levemente más pomposa lo habría estropeado. Ese es el inescrutable y maravilloso don de Beckett. Es capaz de convertir la sencillez en su arma más fuerte. Aunque no tenga nada de especial –simplemente es un vestido ceñido, corto pero no demasiado, lo justo. Satén, palabra de honor.
Pero es que hoy parece una estrella más en el cielo. Y Castle sigue tartamudeando y sintiéndose cada vez más imbécil.
-N–no sabía que ibas a venir –intenta pronunciar. Suena como si alguien le hubiese atropellado, pero al menos lo ha conseguido-. Pensaba que tenías… bueno, cosas que hacer.
-Sí, bueno. Pensaba que me daría igual, pero luego vi tu cara de pena cuando te dije que no podía asistir y bueno. ¿Cómo iba a ser capaz de vivir con ese peso en la conciencia? –lo dice de forma tan irónica y jocosa que parece que se está burlando de él, y cualquiera creería que está ahí por simple compromiso. O porque no tiene nada mejor que hacer. Pero Castle, inexplicablemente, es demasiado feliz. Tanto que sonríe, y de lo que sonríe le duelen las comisuras. Luego se relaja.
-Eso digo yo. ¿Cómo ibas a seguir viviendo con la incertidumbre de saber cómo fue la gala de presentación de la tercera entrega de la saga Heat? –Beckett se ríe, escéptica. Castle se podría tirar horas y horas escuchando cómo suenan sus carcajadas, y lo sabe.
Sonríe, mirándola detenidamente, como si estuviera analizándola. Avanza dos pasos más, estrechando un poco más el espacio entre ellos. No por cortesía, sino por necesidad. Y por magnetismo también. Hoy Beckett desprende un aura extraña pero especial. Se siente como si fuera algo contagioso, y Castle no se resiste mucho.
En algún momento, ese aura se transmite hacia sus cuerdas vocales. Sin pensarlo un par de veces antes, suelta cómodamente- Y cómo iba a seguir viviendo sin verte así. Estás preciosa.
La expresión de ella cambia, radicalmente.
Castle traga saliva, está a punto de irse corriendo. No es ni el momento ni el lugar apropiados para hacerse el Romeo. No de esa forma, aunque haya sido de la manera más inocente que es capaz de hacer uso. No hace ni un mes que ha debido de cortar con su ex y ahí está él, sintiéndose todo un invasor de su burbuja personal. De repente nota la gran ausencia de metros cuadrados en un mismo espacio compartido y siente la irrefrenable tentación de alejarse tres o cuatro metros. Quiere salir vivo de esa y parece que se va a ahogar de un momento para otro.
-Sí, pienso lo mismo –lo que realmente le acaba haciendo que se ahogue es eso que dice Beckett, entre dientes, casi inaudible. Pero lo dice. Y Castle no lo dice verbalmente, pero sí visualmente que se lo repita-. Es decir, hoy estás… Bueno, te queda bien ese traje -y no se separa ni un centímetro más. Tampoco se mueve, solo se queda ahí. Observándola y dejando que la comunicación visual haga el resto-. Además, vamos a juego.
Castle se mira de arriba abajo, es verdad. Lleva una corbata del mismo color que su vestido. Se ríe, nervioso. Y luego hay otro breve momento de conexión cuando sube la mirada. Se muerde el labio, está a punto de decir algo y Beckett también. Pero en algún momento ambos se rinden y solo suspiran, prácticamente a la vez.
-Bueno, uhm. ¿Vamos con los demás? –propone el escritor, señalando la sala.
-Sí –la detective se agarra al brazo de su compañero, como si en algún momento se hubiera declarado su acompañante oficial- sí, me parece bien
Y Castle siente que el mundo se para cada vez que nota su piel sobre la suya. Y solo con eso se conforma para seguir viviendo otros cuatro años más. Como ha estado haciendo.
***
Mañana nos volvemos a veeer :3. Y una vez mas: gracias por leer y comentar! *-*
***
Día 15: Belleza
Siendo sinceros, a Kate Beckett le queda bien todo. Todo. Incluso el conjunto más estrafalario y chabacano adquiriría repentinamente una elegancia y refinamiento de la talla de algún diseñador de estos de renombre parisino por el simple hecho de que la magia marca Beckett se deposita como si fuera polvo sobre esta. Y, en un abrir y cerrar de ojos, estás enfrente de una diosa de las curvas y la sensualidad, sin perder ese punto de incontable calidad.
Pero, dios. Castle piensa que verla ella así debería estar prohibido en todas las constituciones habidas y por haber de ese país y el resto del mundo.
-¿Qué pasa, Castle?
Y hasta que no le habla, no empieza a darse cuenta de que le duele la mandíbula. La estaba manteniendo desmesuradamente abierta, con sus músculos tensados bajo el efecto casi narcótico que admirar esa figura y lo bien que la esculpía el ceñido vestido. A la mierda el canon griego de la belleza, piensa. Está a punto de proponer a su compañera como nuevo canon de la belleza divina e inigualable.
-No, nada. Es solo que… –traga saliva, como puede. Sacude su cabeza, se cruza de brazos y respira profundamente. Jura que se está quedando sin aliento- tu vestido.
-¿Sí? –Beckett le mira, a la expectativa. Como si quisiera oír algo, pero es que el escritor no sabe qué decir. Todo se queda pobre a su lado.
-Nada, tu vestido. Solo eso –es una de las pocas veces en las que se siente como un idiota redomado. Poco más y podrá notar que le suda hasta el pelo-. Que es precioso, quiero decir. Muy… bonito –está a punto de decir que lo realmente extraordinario de esa prenda es lo que hay luciéndola. Porque sabe que visto en una percha no tendría esa inquietud casi hechizante que tiene ahora mismo. Pero no le salen las palabras, y cada vez que tiene pensado decir algo, se atraganta con eso.
-Gracias –responde, parece complacida y él también sonríe. Pensaba que el color rojo era el único que la elevaba al estatus de diosa del universo, pero claramente, el morado ha ganado.
El vestido era sencillo, realmente. Y cualquier cosa levemente más pomposa lo habría estropeado. Ese es el inescrutable y maravilloso don de Beckett. Es capaz de convertir la sencillez en su arma más fuerte. Aunque no tenga nada de especial –simplemente es un vestido ceñido, corto pero no demasiado, lo justo. Satén, palabra de honor.
Pero es que hoy parece una estrella más en el cielo. Y Castle sigue tartamudeando y sintiéndose cada vez más imbécil.
-N–no sabía que ibas a venir –intenta pronunciar. Suena como si alguien le hubiese atropellado, pero al menos lo ha conseguido-. Pensaba que tenías… bueno, cosas que hacer.
-Sí, bueno. Pensaba que me daría igual, pero luego vi tu cara de pena cuando te dije que no podía asistir y bueno. ¿Cómo iba a ser capaz de vivir con ese peso en la conciencia? –lo dice de forma tan irónica y jocosa que parece que se está burlando de él, y cualquiera creería que está ahí por simple compromiso. O porque no tiene nada mejor que hacer. Pero Castle, inexplicablemente, es demasiado feliz. Tanto que sonríe, y de lo que sonríe le duelen las comisuras. Luego se relaja.
-Eso digo yo. ¿Cómo ibas a seguir viviendo con la incertidumbre de saber cómo fue la gala de presentación de la tercera entrega de la saga Heat? –Beckett se ríe, escéptica. Castle se podría tirar horas y horas escuchando cómo suenan sus carcajadas, y lo sabe.
Sonríe, mirándola detenidamente, como si estuviera analizándola. Avanza dos pasos más, estrechando un poco más el espacio entre ellos. No por cortesía, sino por necesidad. Y por magnetismo también. Hoy Beckett desprende un aura extraña pero especial. Se siente como si fuera algo contagioso, y Castle no se resiste mucho.
En algún momento, ese aura se transmite hacia sus cuerdas vocales. Sin pensarlo un par de veces antes, suelta cómodamente- Y cómo iba a seguir viviendo sin verte así. Estás preciosa.
La expresión de ella cambia, radicalmente.
Castle traga saliva, está a punto de irse corriendo. No es ni el momento ni el lugar apropiados para hacerse el Romeo. No de esa forma, aunque haya sido de la manera más inocente que es capaz de hacer uso. No hace ni un mes que ha debido de cortar con su ex y ahí está él, sintiéndose todo un invasor de su burbuja personal. De repente nota la gran ausencia de metros cuadrados en un mismo espacio compartido y siente la irrefrenable tentación de alejarse tres o cuatro metros. Quiere salir vivo de esa y parece que se va a ahogar de un momento para otro.
-Sí, pienso lo mismo –lo que realmente le acaba haciendo que se ahogue es eso que dice Beckett, entre dientes, casi inaudible. Pero lo dice. Y Castle no lo dice verbalmente, pero sí visualmente que se lo repita-. Es decir, hoy estás… Bueno, te queda bien ese traje -y no se separa ni un centímetro más. Tampoco se mueve, solo se queda ahí. Observándola y dejando que la comunicación visual haga el resto-. Además, vamos a juego.
Castle se mira de arriba abajo, es verdad. Lleva una corbata del mismo color que su vestido. Se ríe, nervioso. Y luego hay otro breve momento de conexión cuando sube la mirada. Se muerde el labio, está a punto de decir algo y Beckett también. Pero en algún momento ambos se rinden y solo suspiran, prácticamente a la vez.
-Bueno, uhm. ¿Vamos con los demás? –propone el escritor, señalando la sala.
-Sí –la detective se agarra al brazo de su compañero, como si en algún momento se hubiera declarado su acompañante oficial- sí, me parece bien
Y Castle siente que el mundo se para cada vez que nota su piel sobre la suya. Y solo con eso se conforma para seguir viviendo otros cuatro años más. Como ha estado haciendo.
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Mañana nos volvemos a veeer :3. Y una vez mas: gracias por leer y comentar! *-*
Re: Treinta días (Día 30)
Skyscraper escribió:Me encanta Ornitorrinca/Sara. Dices que está raro, la verdad es que ese título creo que mucho no podrías hacer, me ha encantado, creo que ver a Castle como Kate y al revez es estraño, ya que al fin y al cabo se gustan entre ellos Me ha encantado, será que me molan las cosas raras pero ayer por la noche no pude evitar reirme, buenisimo.
Deseando que sea está noche...
Beckett_Castle_Alba escribió:A mi me ha hecho mucha gracia cuando lo he reído, es raro pero el solo hecho de imaginarme a Castle en el cuerpo de Beckett y viceversa me ha hecho reír
Con ganas de leer el de hoy
Jajajaja, me ha llamado la atencion eso de que creais que se han intercambiado . En realidad Beckett es un tio y Castle una tia, no es que Castle tenga el cuerpo de Beckett y viceversa jajaja.
Joooo muchas gracias y tal, en serio . No le veia mucho sentido al tema, eso de intercambiarse los generos... es que no me los podia imaginar y no sabia como sacarlo adelante jajaja. Asi que gracias por haber sacado la paciencia para leer esa chorrada, de verdad <3.
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