Treinta días (Día 30)
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Treinta días (Día 30)
Un poco de acción en tus historias no está nada mal y menos teniendo a Castle para disparar a los malos.
Me gusta como al final Kate se deja llevar y le da ese beso en la mejilla.
Muy bonito Sara!
Me gusta como al final Kate se deja llevar y le da ese beso en la mejilla.
Muy bonito Sara!
Re: Treinta días (Día 30)
que bueno!!!
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Treinta días (Día 30)
Genial como siempre!
Con ganas de leer ya el de mañana
Con ganas de leer ya el de mañana
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
Muy bueno el capi...
Hasta mañana
Hasta mañana
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
¿Pero como puedes escribir tan bien? Estoy deseando el siguiente!
Aliciaa- Ayudante de policia
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 22/10/2012
Re: Treinta días (Día 30)
Weeeeeeee! Otro día más aquí. 23, queda una semana para acabar. Me va a dar pena y todo, la verdad es que me lo estoy pasando bastante bien escribiendo estas cosas ^^. Bueno, voy al grano que muchas gracias por pasaros a leer, comentar y lo que siempre os digo. Me encanta como me animais a seguis escribiendo, de verdad . Bueno, el dia de hoy me ha encantado escribirlo, pero me ha costado escribirlo, mas que nada por... bueno, ya veréis a que me refiero . He intentado que pare ). Pero bueno, que espero que os guste tanto como a mi escribirlo! ^^
Por cierto, este capi se lo dedico a Vero, por asesorarme y aguantarme mientras ideaba como escribir esto . Al final te vas a convertir en mi Beckett personal jajaja.
***
Día 23: Fin
Habían subido en el ascensor en silencio, inmóviles, sin gesticular ninguna expresión definida, casi como si estuvieran conteniendo la respiración. Ni siquiera se miraron, ni sutilmente, como suelen hacer por inercia en los veinte eternos e incómodos segundos encerados en ese espacio tan reducido. El simple hecho de compartir el mismo aire y saber que nada estaba bien, que ellos no eran ellos y lo suyo no parecía tan suyo hacía que se empezasen a ahogar con sus propias inseguridades y les costase mantenerse con esa indiferencia sin dejar que su mundo se derrumbe bajo sus pies.
Y ahí están, enfrente de la puerta del escritor. Beckett sabe que, en cuanto cruce el umbral, respirará y no tardarán ni dos segundos en seguir como hace un rato en la comisaría. A hacerse daño con todo lo que encuentran. A echarse en cara los defectos del otro sin pensar ni dos veces en las consecuencias que eso puede traer, solo intentando ponerse por encima del otro aunque sepan que escuece a rabiar. Eso la hace daño, la hace demasiado daño y a él también, y de eso tiene demasiada certeza. Pero su resentimiento es tal que no es capaz de vislumbrar algún pensamiento coherente y maduro, y además tiene un orgullo desmesurado. Tanto ella como su novio.
Castle cierra la puerta a sus espaldas y ella entierra su rostro entre sus manos. Siente el irrefrenable impulso de echarse sobre él y recordarle lo mucho que lo siente mientras le llena de besos, para después cubrirle de frases altamente presuntuosas y esas cosas cursis que se dicen después de la típica discusión matrimonial. No se ha portado bien. No ha estado nada fina. Lleva todo el día pagando con él lo mal que ha salido el caso y lo cerca que han estado de perderlo y dejar que un inocente quede entre rejas y un muerto, sin hablar. Y él lleva todo el día echándoselo en cara. Lo peor es que está segura de que, con una diminuta pizca de aplomo en la situación adecuada, lo habrían cerrado antes y mejor y sin tragarse todo el mal trago de herirse mutuamente sin parecer sentir ningún remordimiento alguno.
-Castle –murmura, dándose la vuelta, casi inaudible porque le cuesta articular algo sin sollozar.
-¿Qué quieres, Beckett? –pregunta, suena cansado. Por primera vez se miran a la cara y hasta ese momento no se ha dado cuenta de lo negra que está la situación. Sus ojos solo denotan decepción y en un fugaz recuerdo ve a ese mismo Castle, sujetando su puerta, mirándola de la misma manera.
-Hablar, eso es lo que quiero –le ha costado reprimirse de soltar que lo quiere a él y vivir enteramente ese recuerdo. Pero no le gusta dejar las cosas a medias. Como policía que es, la enseñaron a saber la verdad, a toda costa-, porque llevas la mitad del día evitándome y la otra mitad recordándome lo egoísta e insoportable que soy.
-¿Y qué quieres que haga? –se acerca a ella, lentamente, como si tuviera miedo. Y eso la desgarra por dentro. Tanto que el estómago y la cabeza han empezado a dolerle- Me acerco a ti para intentar ayudarte, y lo único que haces es huir, insinuarme que soy un coñazo y que estás harta de mí o echarme la culpa de que no hayas conseguido avanzar nada. ¿Y de verdad esperas que te siga besando el culo? –suelta una carcajada, incrédulo, mientras se pasa una mano por la frente- Venga.
Ella se muerde el labio con tal fuerza que acaba por hacerse sangre, en un intento de reprimir el bochorno que le supondría ponerse a llorar en ese momento- ¿Y tú, Castle? Sabes lo que significaba el caso para mí. Sabes cómo me sentía. ¿De verdad pensabas que me estabas ayudando cuando empezaste a soltarme la charla sobre lo injusta que estaba siendo y el poco fundamento que tenía al sentirme así? Habían matado a su madre. Estaba destrozada. Y además fue un asesino a sueldo.
-¿Y poniéndote como te has puesto creías que ibas a solucionar algo? ¿Que ibas a revivir a su madre o yo qué sé? –Beckett deja de sostener su mirada, dándose la vuelta para dar un paseo alrededor del sofá. Cada vez le cuesta más tragar saliva, y siente que el suelo le quema los pies- Ya sé que es un tema muy personal. Ya sé que te va a costar superarlo y mucho menos teniendo cosas que te recuerden a ella en tu trabajo. Pero ¿qué culpa tenía yo, Beckett?
Se detiene, sentándose sobre el respaldo del sofá. Se encorva sobre sí misma, mirando al suelo y empieza a percibir cómo su vista se emborrona. Cómo empieza a acumular un tumulto de lágrimas y suspira, en un intento por relajarse y aliviar su tensión muscular. Desea con todas sus fuerzas que el nudo en su garganta sea algo temporal. Antes de decir algo, maldice su propia soberbia mentalmente, y ese afán por superar los argumentos de Castle aunque lleve la razón. Porque ella sabe que, después de todo, ella también tiene algo de verdad.
-Tenías que haberme dejado espacio, Castle. Solo eso, era lo único que te estaba pidiendo.
-Oh, vaya. Entonces siento no haber captado el mensaje –hay un trasfondo irónico en su voz, que despiertan más y más sentimientos entremezclados en Beckett. Esa impotencia con un toque de arrepentimiento y a la vez de rencor-. Pero me lo habrías puesto más fácil si hubieras dicho algo más o menos razonable en vez de haberte preocupado más en mantenerme a medio kilómetro de distancia.
-No sigas por ahí –suplica, levantando su cabeza-. Un asesino andaba suelto. Una chica de no más de dieciocho años había perdido parte de su futuro. Y tú estabas empeñado en que toda mi atención girase alrededor de ti –mira a Castle, está a punto de replicar pero Beckett lo corta-. Y aunque te lo hubiera pedido, ¿habrías sido capaz?
Castle rebufa, dando media vuelta sobre sí mismo y andando en dirección contraria a la de Beckett. Y tiene la sensación de que, digan lo que diga, va a salir igual de mal. Da igual si ocurre la epifanía de que alguno de los dos pida perdón. Da igual cualquier gesto más o menos cariñoso que denote que están muy arrepentidos, Beckett está tan convencida de que la discusión está tan envenenada por su propia ira y ofuscación que no ve un futuro muy prometedor para ellos dos.
-Soy tu novio. Lógicamente, voy a ir detrás de ti. Porque me importas. Porque lo único que me quiero ver es que estás bien y eres capaz de sonreír –Beckett se levanta, odia cuando Castle aborda las circunstancias desde ese punto. Porque tiene demasiada razón y eso la deja fuera de lugar-. Y joder. Porque te quiero, Kate.
Ella traga saliva, vive otro recuerdo más. Y como recuerdo que es, está tan embargada por la mezcla de sensaciones que no se ve capaz de contestar de la misma manera- ¿Y esa es tu excusa para justificar que tengo que quitarme todas las responsabilidades y vivir como tú? ¿En mi propio mundo de ensueño, donde no está permitido darse un respiro de vez en cuando?
-Entonces no sé qué… –Castle se muerde la lengua, y Beckett pone toda su atención sobre él, inquiriendo con su mirada.
-¿No sabes qué, Rick?
-No sé qué clase de relación es esta –Beckett aparta su mirada, luchando contra el impulso de salir de su casa-. Tú haces lo que quieres, vas por libre, crees que siempre tienes la razón. Y cuando no la tienes, te esfuerzas en buscar cualquier argumento lo suficiente rastrero para que parezca que la tengas, y me dejas a mí fuera de tu vida. No te digo que siempre tengas que estar sonriendo. Que vivamos como si esto fuera una peli en plan Disney. Pero llevamos cinco años juntos. Uno, en una relación. Y parece que nunca has llegado a derribar ese muro que hay entre tú y el mundo.
-Pero qué mierdas vas a saber tú –su tono de voz es tan algo y exasperado que parece que está gritando. Puede recriminarle muchas cosas, pero no el tema del muro. Eso es intocable-, que parece que todo es fácil para ti. Que vives como si no tuvieras ningún problema, como si nada te importase, cuando ni siquiera sabes quién es tu padre ni te molestas en hacer cara a ese tema. Solo a sonreír y vivir en tu utopía personal, sin sueños. Sin dejar que nadie te conozca ni sepa nada de ti –traga saliva, respirando profundamente y cerrando los ojos antes de continuar-. A veces siento que no te conozco, Rick. Que no sé nada de ti. Que salgo con una especie de ente misterioso sin pasado ni futuro. ¿Tú cómo crees que me hace sentir eso cuando me he tragado no sé cuántas sesiones de terapia para poder estar contigo, eh?
El escritor la mira sorprendido, tornando progresivamente su expresión hacia una más oscura y furibunda. Parece que va a estallar en cualquier momento toda la basura que se están echando encima y no sabe si van a ser capaz de seguir viviendo con eso. Sabe que se ha pasado. El tema de la desaparición de su padre es igual de sagrado que el tema del asesinato de Johanna, pero no podía más. No cuando Castle también ha cruzado la línea divisoria entre lo fidedigno y lo indiscutible.
Y verle abrir la boca es como ver su propio fin. Siente que es su propio fin y que no van a encontrar un arreglo para remediar la insostenible y condenada situación. Y contiene la respiración, como si supiera que lo que va a oír a cambiar su vida.
-¿Con qué derecho te crees para hablar de eso como si supieras toda la historia?
-La sabría si alguna vez te hubieras molestado en dejarme conocerte. Pero nunca lo haces. Solo apartas la mirada y te encierras en lo tuyo.
-Lo que intento es pasar página y centrarme en lo importante. Porque paso de acabar como tú, Kate. Metido en una especie de trauma psicológico que no me deje hacer mi vida. No tienes ni idea de lo que siente la gente al otro lado del muro. De cómo me siento yo cuando me haces ver que no quieres que forme parte de tu vida. Y sinceramente, a veces me pregunto por qué seguimos juntos.
Espira el aire contenido, casi al mismo tiempo que sus lágrimas empiezan a discurrir por sus mejillas. Se dirige hacia la puerta, con paso firme y puede sentir a Castle siguiéndola con la mirada, mascullando palabras sueltas ininteligibles. Y antes de poner su mano sobre el picaporte y salir de su casa, susurra un “hemos terminado”. Cierra la puerta, con fuerza, marchándose hacia el ascensor casi corriendo antes de arrepentirse de lo que ha dicho.
Lo peor es que no sabe dónde ir. Porque su casa se le hace demasiado pequeña, pero la calle demasiado grande. Mientras recae en el gran vacío existencial desgraciadamente irremediable que está experimentando, notando cómo un abismo se abre bajo sus pies y ella se cae, sin ver mucha esperanza de conseguir levantar cabeza ni volver a ver la luz, se da cuenta de que ya está vagando sin rumbo por Manhattan.
Y entre pensamientos sin raciocinio y locuras por hacer, se pregunta si conseguirá despertarse viva mañana.
***
Gracias por leeeer! ^^ Nos vemos mañana :3 y creo que os va a gustar . O vamos, eso quiero creer jajaja.
Por cierto, este capi se lo dedico a Vero, por asesorarme y aguantarme mientras ideaba como escribir esto . Al final te vas a convertir en mi Beckett personal jajaja.
***
Día 23: Fin
Habían subido en el ascensor en silencio, inmóviles, sin gesticular ninguna expresión definida, casi como si estuvieran conteniendo la respiración. Ni siquiera se miraron, ni sutilmente, como suelen hacer por inercia en los veinte eternos e incómodos segundos encerados en ese espacio tan reducido. El simple hecho de compartir el mismo aire y saber que nada estaba bien, que ellos no eran ellos y lo suyo no parecía tan suyo hacía que se empezasen a ahogar con sus propias inseguridades y les costase mantenerse con esa indiferencia sin dejar que su mundo se derrumbe bajo sus pies.
Y ahí están, enfrente de la puerta del escritor. Beckett sabe que, en cuanto cruce el umbral, respirará y no tardarán ni dos segundos en seguir como hace un rato en la comisaría. A hacerse daño con todo lo que encuentran. A echarse en cara los defectos del otro sin pensar ni dos veces en las consecuencias que eso puede traer, solo intentando ponerse por encima del otro aunque sepan que escuece a rabiar. Eso la hace daño, la hace demasiado daño y a él también, y de eso tiene demasiada certeza. Pero su resentimiento es tal que no es capaz de vislumbrar algún pensamiento coherente y maduro, y además tiene un orgullo desmesurado. Tanto ella como su novio.
Castle cierra la puerta a sus espaldas y ella entierra su rostro entre sus manos. Siente el irrefrenable impulso de echarse sobre él y recordarle lo mucho que lo siente mientras le llena de besos, para después cubrirle de frases altamente presuntuosas y esas cosas cursis que se dicen después de la típica discusión matrimonial. No se ha portado bien. No ha estado nada fina. Lleva todo el día pagando con él lo mal que ha salido el caso y lo cerca que han estado de perderlo y dejar que un inocente quede entre rejas y un muerto, sin hablar. Y él lleva todo el día echándoselo en cara. Lo peor es que está segura de que, con una diminuta pizca de aplomo en la situación adecuada, lo habrían cerrado antes y mejor y sin tragarse todo el mal trago de herirse mutuamente sin parecer sentir ningún remordimiento alguno.
-Castle –murmura, dándose la vuelta, casi inaudible porque le cuesta articular algo sin sollozar.
-¿Qué quieres, Beckett? –pregunta, suena cansado. Por primera vez se miran a la cara y hasta ese momento no se ha dado cuenta de lo negra que está la situación. Sus ojos solo denotan decepción y en un fugaz recuerdo ve a ese mismo Castle, sujetando su puerta, mirándola de la misma manera.
-Hablar, eso es lo que quiero –le ha costado reprimirse de soltar que lo quiere a él y vivir enteramente ese recuerdo. Pero no le gusta dejar las cosas a medias. Como policía que es, la enseñaron a saber la verdad, a toda costa-, porque llevas la mitad del día evitándome y la otra mitad recordándome lo egoísta e insoportable que soy.
-¿Y qué quieres que haga? –se acerca a ella, lentamente, como si tuviera miedo. Y eso la desgarra por dentro. Tanto que el estómago y la cabeza han empezado a dolerle- Me acerco a ti para intentar ayudarte, y lo único que haces es huir, insinuarme que soy un coñazo y que estás harta de mí o echarme la culpa de que no hayas conseguido avanzar nada. ¿Y de verdad esperas que te siga besando el culo? –suelta una carcajada, incrédulo, mientras se pasa una mano por la frente- Venga.
Ella se muerde el labio con tal fuerza que acaba por hacerse sangre, en un intento de reprimir el bochorno que le supondría ponerse a llorar en ese momento- ¿Y tú, Castle? Sabes lo que significaba el caso para mí. Sabes cómo me sentía. ¿De verdad pensabas que me estabas ayudando cuando empezaste a soltarme la charla sobre lo injusta que estaba siendo y el poco fundamento que tenía al sentirme así? Habían matado a su madre. Estaba destrozada. Y además fue un asesino a sueldo.
-¿Y poniéndote como te has puesto creías que ibas a solucionar algo? ¿Que ibas a revivir a su madre o yo qué sé? –Beckett deja de sostener su mirada, dándose la vuelta para dar un paseo alrededor del sofá. Cada vez le cuesta más tragar saliva, y siente que el suelo le quema los pies- Ya sé que es un tema muy personal. Ya sé que te va a costar superarlo y mucho menos teniendo cosas que te recuerden a ella en tu trabajo. Pero ¿qué culpa tenía yo, Beckett?
Se detiene, sentándose sobre el respaldo del sofá. Se encorva sobre sí misma, mirando al suelo y empieza a percibir cómo su vista se emborrona. Cómo empieza a acumular un tumulto de lágrimas y suspira, en un intento por relajarse y aliviar su tensión muscular. Desea con todas sus fuerzas que el nudo en su garganta sea algo temporal. Antes de decir algo, maldice su propia soberbia mentalmente, y ese afán por superar los argumentos de Castle aunque lleve la razón. Porque ella sabe que, después de todo, ella también tiene algo de verdad.
-Tenías que haberme dejado espacio, Castle. Solo eso, era lo único que te estaba pidiendo.
-Oh, vaya. Entonces siento no haber captado el mensaje –hay un trasfondo irónico en su voz, que despiertan más y más sentimientos entremezclados en Beckett. Esa impotencia con un toque de arrepentimiento y a la vez de rencor-. Pero me lo habrías puesto más fácil si hubieras dicho algo más o menos razonable en vez de haberte preocupado más en mantenerme a medio kilómetro de distancia.
-No sigas por ahí –suplica, levantando su cabeza-. Un asesino andaba suelto. Una chica de no más de dieciocho años había perdido parte de su futuro. Y tú estabas empeñado en que toda mi atención girase alrededor de ti –mira a Castle, está a punto de replicar pero Beckett lo corta-. Y aunque te lo hubiera pedido, ¿habrías sido capaz?
Castle rebufa, dando media vuelta sobre sí mismo y andando en dirección contraria a la de Beckett. Y tiene la sensación de que, digan lo que diga, va a salir igual de mal. Da igual si ocurre la epifanía de que alguno de los dos pida perdón. Da igual cualquier gesto más o menos cariñoso que denote que están muy arrepentidos, Beckett está tan convencida de que la discusión está tan envenenada por su propia ira y ofuscación que no ve un futuro muy prometedor para ellos dos.
-Soy tu novio. Lógicamente, voy a ir detrás de ti. Porque me importas. Porque lo único que me quiero ver es que estás bien y eres capaz de sonreír –Beckett se levanta, odia cuando Castle aborda las circunstancias desde ese punto. Porque tiene demasiada razón y eso la deja fuera de lugar-. Y joder. Porque te quiero, Kate.
Ella traga saliva, vive otro recuerdo más. Y como recuerdo que es, está tan embargada por la mezcla de sensaciones que no se ve capaz de contestar de la misma manera- ¿Y esa es tu excusa para justificar que tengo que quitarme todas las responsabilidades y vivir como tú? ¿En mi propio mundo de ensueño, donde no está permitido darse un respiro de vez en cuando?
-Entonces no sé qué… –Castle se muerde la lengua, y Beckett pone toda su atención sobre él, inquiriendo con su mirada.
-¿No sabes qué, Rick?
-No sé qué clase de relación es esta –Beckett aparta su mirada, luchando contra el impulso de salir de su casa-. Tú haces lo que quieres, vas por libre, crees que siempre tienes la razón. Y cuando no la tienes, te esfuerzas en buscar cualquier argumento lo suficiente rastrero para que parezca que la tengas, y me dejas a mí fuera de tu vida. No te digo que siempre tengas que estar sonriendo. Que vivamos como si esto fuera una peli en plan Disney. Pero llevamos cinco años juntos. Uno, en una relación. Y parece que nunca has llegado a derribar ese muro que hay entre tú y el mundo.
-Pero qué mierdas vas a saber tú –su tono de voz es tan algo y exasperado que parece que está gritando. Puede recriminarle muchas cosas, pero no el tema del muro. Eso es intocable-, que parece que todo es fácil para ti. Que vives como si no tuvieras ningún problema, como si nada te importase, cuando ni siquiera sabes quién es tu padre ni te molestas en hacer cara a ese tema. Solo a sonreír y vivir en tu utopía personal, sin sueños. Sin dejar que nadie te conozca ni sepa nada de ti –traga saliva, respirando profundamente y cerrando los ojos antes de continuar-. A veces siento que no te conozco, Rick. Que no sé nada de ti. Que salgo con una especie de ente misterioso sin pasado ni futuro. ¿Tú cómo crees que me hace sentir eso cuando me he tragado no sé cuántas sesiones de terapia para poder estar contigo, eh?
El escritor la mira sorprendido, tornando progresivamente su expresión hacia una más oscura y furibunda. Parece que va a estallar en cualquier momento toda la basura que se están echando encima y no sabe si van a ser capaz de seguir viviendo con eso. Sabe que se ha pasado. El tema de la desaparición de su padre es igual de sagrado que el tema del asesinato de Johanna, pero no podía más. No cuando Castle también ha cruzado la línea divisoria entre lo fidedigno y lo indiscutible.
Y verle abrir la boca es como ver su propio fin. Siente que es su propio fin y que no van a encontrar un arreglo para remediar la insostenible y condenada situación. Y contiene la respiración, como si supiera que lo que va a oír a cambiar su vida.
-¿Con qué derecho te crees para hablar de eso como si supieras toda la historia?
-La sabría si alguna vez te hubieras molestado en dejarme conocerte. Pero nunca lo haces. Solo apartas la mirada y te encierras en lo tuyo.
-Lo que intento es pasar página y centrarme en lo importante. Porque paso de acabar como tú, Kate. Metido en una especie de trauma psicológico que no me deje hacer mi vida. No tienes ni idea de lo que siente la gente al otro lado del muro. De cómo me siento yo cuando me haces ver que no quieres que forme parte de tu vida. Y sinceramente, a veces me pregunto por qué seguimos juntos.
Espira el aire contenido, casi al mismo tiempo que sus lágrimas empiezan a discurrir por sus mejillas. Se dirige hacia la puerta, con paso firme y puede sentir a Castle siguiéndola con la mirada, mascullando palabras sueltas ininteligibles. Y antes de poner su mano sobre el picaporte y salir de su casa, susurra un “hemos terminado”. Cierra la puerta, con fuerza, marchándose hacia el ascensor casi corriendo antes de arrepentirse de lo que ha dicho.
Lo peor es que no sabe dónde ir. Porque su casa se le hace demasiado pequeña, pero la calle demasiado grande. Mientras recae en el gran vacío existencial desgraciadamente irremediable que está experimentando, notando cómo un abismo se abre bajo sus pies y ella se cae, sin ver mucha esperanza de conseguir levantar cabeza ni volver a ver la luz, se da cuenta de que ya está vagando sin rumbo por Manhattan.
Y entre pensamientos sin raciocinio y locuras por hacer, se pregunta si conseguirá despertarse viva mañana.
***
Gracias por leeeer! ^^ Nos vemos mañana :3 y creo que os va a gustar . O vamos, eso quiero creer jajaja.
Última edición por iamaplatypus el Sáb Ene 19, 2013 2:17 pm, editado 2 veces
Re: Treinta días (Día 30)
¿Como lo dejas así?
Son los dos tan cabezotas que ninguno da su brazo a torcer y lo único que hacen es reprocharse mutuamente todo lo que no les gusta del otro.
Creo que si viéramos una discusión de la pareja en la serie sería algo así, porque los dos son muy testarudos cuando se les mete algo en la cabeza.
Me gusta como lo empiezas y lo desarrollas, aunque el final no me gusta nada
Con ganas de leer el de mañana!
Son los dos tan cabezotas que ninguno da su brazo a torcer y lo único que hacen es reprocharse mutuamente todo lo que no les gusta del otro.
Creo que si viéramos una discusión de la pareja en la serie sería algo así, porque los dos son muy testarudos cuando se les mete algo en la cabeza.
Me gusta como lo empiezas y lo desarrollas, aunque el final no me gusta nada
Con ganas de leer el de mañana!
Re: Treinta días (Día 30)
Beckett_Castle_Alba escribió:¿Como lo dejas así?
Son los dos tan cabezotas que ninguno da su brazo a torcer y lo único que hacen es reprocharse mutuamente todo lo que no les gusta del otro.
Creo que si viéramos una discusión de la pareja en la serie sería algo así, porque los dos son muy testarudos cuando se les mete algo en la cabeza.
Me gusta como lo empiezas y lo desarrollas, aunque el final no me gusta nada
Con ganas de leer el de mañana!
Estoy más que de acuerdo con Alba.
¡Cómo se te ocurre terminarlo asi! Tienes suerte de que no te tenga cerca..jajaja
El capitulo como tal me encanto...pero el final... es tan triste
Menos mal que solo es en nuestra imaginación, sino fuera así me daría un infarto... (Tal vez exagero un poquito jaja)
A mi me gustaría ver una pelea de pareja entre estos dos en la serie.... Pero... que al final termine bien...
Estare esperando con ansias el siguiente
Re: Treinta días (Día 30)
Y yo que creía que iba a tener final feliz
Espero una buena reconciliación en el siguiente!
Espero una buena reconciliación en el siguiente!
Aliciaa- Ayudante de policia
- Mensajes : 60
Fecha de inscripción : 22/10/2012
Re: Treinta días (Día 30)
Sara, ¿te falta una frase al final, verdad?
te ayudo:
"De repente desperté empapada en sudor. Había sido una pesadilla. Miré hacia mi izquierda y ahí estaba él, dormido a mi lado, sin camiseta, tan buenorro como siempre."
FIN.
Hasta mañana!!
te ayudo:
"De repente desperté empapada en sudor. Había sido una pesadilla. Miré hacia mi izquierda y ahí estaba él, dormido a mi lado, sin camiseta, tan buenorro como siempre."
FIN.
Hasta mañana!!
Re: Treinta días (Día 30)
Bueno, yo empecé ayer a leer este fic, y tenía pensado leer uno por día. Y así fue, ayer leí el primero, y hoy leí los 22 restantes ... Tienes un don. Enserio. Es muy recomendable todo lo que escribes
R_P- Actor en Broadway
- Mensajes : 161
Fecha de inscripción : 02/09/2012
Re: Treinta días (Día 30)
Joo, no me gusta que se peleen
pero aún así....escribes genial
Me va dar pena que se acabe esto de los 30 días
pero aún así....escribes genial
Me va dar pena que se acabe esto de los 30 días
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
No es el final q me esperaba
Pero espero q haya reconciliación no?..... NO?¡?¡?¡
Sigue porq tu fic me encanta
Pero espero q haya reconciliación no?..... NO?¡?¡?¡
Sigue porq tu fic me encanta
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
No sé como te las apañas pero no hay ni un solo día mínimamente flojo, son todos espectaculares! Me va a dar mucha pena cuando se acabe, solo una semana...jo...
Re: Treinta días (Día 30)
OJÚ, esto es más que duro, te digo como Derika_caskett, por que no me pillas cerca que si nó, TE DABA UN BUEN ESTRUJÓN, eres genial, bueno eso espero, si como creo vas por donde estoy pensando, asea a grandes broncas, reconciliaciones,............ejem, ejem, ejem, bueno lo que estáis pensando tod@s.
De todas formas no me extrañaría que ésto llegara a pasar, pero se que después de lo que han pasado y tardado en estar juntos, no terminarían tan fácilmente, pues a pesar de su terquedad, se quieren por encima de eso y mucho más, lo que pasa es que no hay cabezudos como ellos,- ni los maños vaya......(con todo el cariño para mis mañic@s)-, me refiero a los de los gigantes y cabe..........
MUY BIEN SIGUE POR DONDE VAS, QUE NOSOTROS IREMOS DETRÁS..........
De todas formas no me extrañaría que ésto llegara a pasar, pero se que después de lo que han pasado y tardado en estar juntos, no terminarían tan fácilmente, pues a pesar de su terquedad, se quieren por encima de eso y mucho más, lo que pasa es que no hay cabezudos como ellos,- ni los maños vaya......(con todo el cariño para mis mañic@s)-, me refiero a los de los gigantes y cabe..........
MUY BIEN SIGUE POR DONDE VAS, QUE NOSOTROS IREMOS DETRÁS..........
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Mi queridisima ORNITORRINCO a ver como te digo esto... COMO COÑ* LO HAS DEJADO ASI?!
Me ha gustado muchisimo, eso no lo niego, pero me da mucha penita osea, por tu bien, que tenga final feliz que sino cconozco a unas cuantas locas que podrian hacerte muchisimo daño...
Me ha gustado muchisimo, eso no lo niego, pero me da mucha penita osea, por tu bien, que tenga final feliz que sino cconozco a unas cuantas locas que podrian hacerte muchisimo daño...
AlwaysSerenity- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 14/10/2012
Edad : 27
Localización : Málaga (Andalucia) España
Re: Treinta días (Día 30)
Bueno, bueno Sara ¿De verdad necesitabas ayuda? Creo que no. Lo has bordado chica! Casi me haces llorar y todo T_T
A este Fic le quedan dos telediarios y yo me pongo triste
Aunque siempre puedes plagiarte y hacer lo de los 7 pecados capitales
Bueno que está genial y que se arreglen y tendré que arreglarlos yo
Y por cierto muchísimas gracias por dedicármelo sfhjskdfhjdshsdfgsghsk*_* Oh tu serás mi Castle Jajajajaj para eso estamos para dar inspiración
A este Fic le quedan dos telediarios y yo me pongo triste
Aunque siempre puedes plagiarte y hacer lo de los 7 pecados capitales
Bueno que está genial y que se arreglen y tendré que arreglarlos yo
Y por cierto muchísimas gracias por dedicármelo sfhjskdfhjdshsdfgsghsk*_* Oh tu serás mi Castle Jajajajaj para eso estamos para dar inspiración
Última edición por PartnersAlways el Dom Ene 20, 2013 12:20 am, editado 1 vez
PartnersAlways- As del póker
- Mensajes : 373
Fecha de inscripción : 26/11/2012
Re: Treinta días (Día 30)
Anda que ya te vale dejarnos así. Has descrito muy bien y de manera muy creíble, lo que podría ser una discusión entre ellos y que podría salir en uno de los episodios.
Ahora espero que los reconcilies y nos lo cuentes tan bien como la discusión, incluyendo, por supuesto, lo que nunca nos enseñarían en la serie.
Ahora espero que los reconcilies y nos lo cuentes tan bien como la discusión, incluyendo, por supuesto, lo que nunca nos enseñarían en la serie.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Treinta días (Día 30)
Cuantas amenazas de muerte he visto para un solo capitulo jajajajaja. Pero bueno, que aunque sean amenazas yo encantada *___* graaaacias por amenazarme <33 jajaja. No me echeis la culpa a mi, jo, asi es el desafio . Y tengo que respetar el desafio. Y hoy el desafio me pedia esto que acabo de escribir, asi que espero que sirva para que se os pasen las ganas de matarme jajajaja. La verdad es que me ha gustado mucho escribir este, incluso mas que el de ayer (soy una romanticona, en el fondo me encantan los dramas y estas cosas ). Ale, espero que os guse tanto como a mi me ha gustado escribirlo! :3
Por cierto, el titulo lo he sacado de esta cancion (me ha ayudado a inspirarme a escribirlo tambien, asi que si os la poneis de fondo mejor ). Estoy segura de que os sonara:
Bueno, sin mas dilacion, aqui teneis el dia 24!
***
Día 24: Together we will rise
-Beckett.
Durante cinco minutos ha estado observando la puerta de su casa, murmurando palabras sin sentido, sin una expresión lo suficiente definida para sacar una conclusión de su estado anímico, y sin poder evitar revivir una vez tras otra el recuerdo de ella saliendo por esa puerta. Entre lágrimas, abatida, y cada vez que lo ve reproduciéndose nuevamente siente que le van arrancando partes necesarias de su ser. Llevaba todo el día cabreado, muy cabreado. Tanto que lo único que quería era mandar todo a la mierda e irse a dormir, a ser posible durante una semana hasta que todo le parecía un poco menos insoportable. Si podía ser, lejos de ella y su increíble capacidad para ponerle de los nervios.
Pero ya no hay eso. Está tan cansado que no tiene ni ganas de irse a dormir, ni de hacer otra cosa que no sea jurar en todos los idiomas posibles. Se acerca a la puerta, apoyando su frente contra la superficie. En algún momento, cuando ha decidido pensar en qué está haciendo, se da cuenta de que se ha pasado los últimos treinta segundos llorando. La frase que dijo su novia –ex novia, y cuando lo piensa suena aterrador- antes de salir de su casa suena como un eco dentro de su cabeza, repitiéndose una y otra vez. Cuanto más se repite, más llora él y más se desliza por la suave madera hasta acabar de rodillas. Hasta que puede corroborar que el suelo está tan frío como su corazón.
Se pregunta qué ha pasado para que lleguen hasta ese punto. Cómo la cadena de eventos desafortunados ha jugado totalmente en su contra, y se acuerda de aquel caso en el que demostraban mediante relaciones matemáticas el efecto dominó. Y lo puede ver perfectamente en su vida. Cómo una palabra tras otras acaba cayendo encima de ellos, junto con todas las cosas que han querido decirse en algún momento, poco a poco y han saltado de golpe.
Intenta respirar adecuadamente. Casi se asombra de cómo la soberbia de antes, esa supremacía por ser el más fuerte ha acabado tornándose hacia un enfermizo complejo de mártir. Se auto flagela reiteradamente por lo que deja salir de su boca, atribuyéndose el mérito de haberle jodido un poco más la existencia a su compañera y el orgullo deja de existir en su vida.
Cuando se ha relajado un poco y es capaz de pensar en algo más que no sea en lo sumamente capullo que es, se levanta lentamente. Busca su móvil con urgencia, lo único que quiere hacer es oír su voz y saber que está bien. Y rezar para que sea algo temporal. O al menos para que le perdone todo lo que ha hecho y se quite ese peso de la conciencia. Supone que en esos momentos no se merece mucho una oportunidad. Porque, por merecerse, no se merece ni que conteste al móvil. Pero tiene demasiado miedo como para pensar en hacer lo correcto y, como siempre, hace caso de sus instintos. De lo que él suele llamar su “corazón”.
Busca su número en la agenda, torpemente, con una rapidez que casi se le cae al suelo. Y cuando lo tiene, suspira, nervioso, pulsando la tecla de llamada. Pasan cuatro, cinco segundos pero no lo coge. Nota cómo se sobrecoge y se le hace un nudo en la garganta mientras vuelve a insistir. Sin éxito, como antes. Solloza, guardando su móvil en el bolsillo, y sin prepararse antes mentalmente, ni fijar un destino previo, sale de casa corriendo. Le urge demasiado la necesidad por volver a verla. No ha pasado ni cuarto de hora desde que se ha ido, pero siempre ha sufrido de eso. De no poder aguantar mucho la ausencia.
Ni siquiera toma el ascensor, no quiere esperar a que suba. Va corriendo por las escaleras, dando largas zancadas sin mirar al suelo. En uno de los pisos se resbala con su propia ansiedad y acaba cayendo por ellas, rodando en cada uno de sus escalones. No tarda ni dos segundos en levantarse y seguir corriendo, muriéndose del dolor. Debe de haberse roto una costilla o el tobillo izquierdo, como mínimo. Pero está tan ensimismado en encontrarla que le da igual, totalmente. Nota un hilillo de sangre saliendo de su nariz, y se lo limpia descuidadamente con su manga derecha. Además la boca le sabe a sangre, y se pregunta cómo de lamentable será la imagen que está dando.
Sale del portal corriendo, ignorando el dolor en su pie. Sigue llorando cuando baja la calle, metiéndose por cualquier desvío o callejón, no es capaz de calmar su berrinche. Busca algo que esté lo suficiente cerca, porque supone que en quince minutos no habrá ido muy lejos. O eso quiere pensar, porque Manhattan es demasiado grande y el tiempo no da mucho de sí. Vuelve a intentar llamarla mientras mira desesperadamente por cualquier rincón de la calle, sigue sin cogerlo. Aprieta sus dientes, frustrado. Solo puede pensar que eso tiene que ser una pesadilla. Que se despertará y la tendrá acurrucada entre sus brazos, durmiendo plácidamente.
Pero las pesadillas no son tan horribles.
Quizá por instinto, y después de caminar durante dios sabe cuánto tiempo, acaba en la acera contigua al portal del piso y da gracias a que todavía tenga las llaves de su casa. Abre la puerta, le cuesta un par de veces atinar a la cerradura y se dirige a las escaleras al mismo paso. Nuevamente, no quiere esperar a que el ascensor baje. Casi se vuelve a caer, y su magullado tobillo no facilita las cosas. Pero se las arregla para legar de una pieza al piso. Con miedo, se dirige hacia la puerta. Sus piernas le tiemblan y en cualquier momento se va a ahogar con su propia saliva a causa de la fatiga de haber estado corriendo sin parar durante, como mínimo, una hora. Casi se asombra de lo relativo que es el tiempo. Jura que ha salido de casa hace cinco minutos.
Se detiene frente a la puerta, rozándola con las yemas. El pulso muscular es frágil, inconstante, y a Castle se le agarrotan los músculos cada vez que cierra su puño para golpear la puerta. Traga saliva, duramente. Cierra los ojos, e intentando pensar con la mente en frío. O ni siquiera haciendo uso de su capacidad racional, da un golpe seco. Se convence de que la puerta no le va a comer y que todavía está vivo, así que da otros tres.
Se queda quieto durante treinta segundos, pero la puerta no se abre. No oye nada. Vuelve a dar otros cuatro golpes, y otros cuatro. Así durante dos minutos, hasta que se inclina hacia la puerta, descargando su peso sobre esta. Cree que al final se va a quedar seco de tanto llorar. Pero no se ve capaz de parar. Solloza contra el metal, y sin pensarlo mucho, susurra:
-Kate, por favor, abre la puerta –espera un momento, intentando coordinar lo que sale por su boca-. Por favor. Lo siento mucho, de verdad. Perdóname –inspira profundamente, en un intento por pensar como una persona coherente-. Te quiero, Kate. No quería… lo siento. En serio.
Sigue sin oír nada, y todos los pensamientos pesimistas que uno no desearía tener en situaciones de extrema peligrosidad le embriagan la poca cordura que le queda. Reza entre susurros para que esté bien. Para que no haya hecho ninguna locura. Y el primer pensamiento instintivo que le viene es ir al hospital. Espera unos segundos más antes de intentar levantarse, por si pierde el equilibrio. No está en condiciones de moverse mucho. Y menos al borde de un ataque de pánico.
Se da la vuelta, puede oír al ascensor parándose en ese piso. No tiene mucha idea de lo que va a hacer, y probablemente quede como un paranoico delante de a saber cuántos doctores. Pero todo eso le da igual. Sabe que no va a tener la conciencia tranquila hasta que no la vea.
Va a paso ligero hacia el ascensor cuando ve cómo se abren las puertas, haciéndose a un lado para que pueda salir la persona que está dentro, impaciente.
Y cuando lo hace, se queda en blanco. Inmóvil, conteniendo hasta la respiración.
-¿Q-qué haces aquí?
Todas las cosas que quería decir se disuelven en el aire. La conmoción ha sido tal que no puede contestar. Se le hace imposible articular cualquier sonido. Ahí está, enfrente de él, con la expresión cansada. Ha debido de estar llorando lo mismo que él –y sigue-. Castle solo niega con la cabeza, tartamudeando. Siente su corazón a punto de salirse del pecho, y ella le sigue mirando expectante. Hasta que al final se resigna, enterrando su rostro entre sus manos mientras se da la vuelta para irse. No se ve capaz. No le queda el suficiente amor propio como para creer que es capaz de darle una explicación que se merezca.
Antes de que dé un paso más, Beckett le agarra del antebrazo. Sin darse la vuelta completamente, gira su cabeza para observarla, confuso, con miedo. Pero, por otro lado, aliviado. A Beckett todavía le quedan tripas para seguir mirándole a la cara, le hace pensar que la situación no sea tan nefasta como imaginaba. Se muerde el labio, casi a la misma vez que ella, no sabe qué decir. Y ella está a punto de contarle algo, así que espera.
-¿Qué haces aquí? –repite, elevando su tono de voz. Ahora suena más firme.
-Yo… yo quería… –intenta buscar las palabras, preguntándose dónde está ese portentoso vocabulario de escritor, ahora inexistente-. Yo…
-Por favor, dímelo –las lágrimas discurren libremente por sus mejillas, a Castle casi se le desgarra el corazón. No puede soportar hacerse a la idea de que es por su culpa-. Porque he estado dando vueltas por Manhattan como una gilipollas replanteándome mi vida para llegar a la conclusión de que no hago más que soltar tonterías por mi boca. Y de que te necesito, Rick –traga saliva-. Y casi me da algo cuando veo que no estás en casa y–
-¿Has ido a buscarme? –interrumpe, casi sonriendo. Ella asiente- Pero, ¿por qué?
Beckett lo mira, extrañada, frágil. Y con la misma desesperación que él. Se acerca lentamente, soltando su antebrazo, el escritor puede notar cómo tirita mientras envuelve su espalda con sus brazos, mientras se recoge, temerosa, en su pecho. Como si estuviera en terreno prohibido. Castle casi se muere por dentro cuando la ve así, insegura. Como si creyera que todo se ha acabado, que no tiene ningún derecho a estar ahí. Pero quiere estarlo, y sentir su calor expandiéndose poco a poco por su propio cuerpo le reconforta y hace que sea menos doloroso todo lo que han tenido que pasar.
-¿Cómo que “por qué”? –susurra contra su cuello, le recorre un escalofrío por todo el cuerpo. Castle la mira, inquiriendo en la pregunta, y ella aparta su rostro de esa zona para devolverle la mirada, con una sonrisa triste, resquebrada, temblorosa- Pues porque te quiero, Rick –apoya su frente contra la suya, eso agrava un poco más el llanto. Aún así, sonríe cuando nota sus mechones acariciándole la piel-. Te quiero –repite, llevando ambas manos a sus mejillas, acariciándolas-. Y lo siento mucho. Siento ser así. Siento hacerte traerme un café para que te lo pague comportándome como una imbécil. Siento hacer que vengas todos los días a la comisaría para exponerte a un continuo peligro. Siento que tengas que aguantarme tanto fuera como dentro de mi trabajo. Y esto va a sonar egoísta pero, por favor, no te vayas –une sus labios con los de Castle en un corto y suave beso, temeroso. Le produce una descarga vertiginosa por todo su cuerpo-. No me dejes. Quédate conmigo –repite la misma acción, Castle nota cómo va recobrando esa confianza y seguridad. Cómo se siente más cerca de su tierra firme-. Por favor. Retiro lo que dije antes. Y todo lo que te he dicho hoy.
Vuelve a dar otro beso, breve pero ferviente. Cuando se va a separar, el escritor la agarra suavemente por el cuello, para profundizar el contacto. El beso se vuelve hambriento, y adorablemente torpe, alimentado por la urgente necesidad de volver a comprobar que están juntos. Que han estado muertos de miedo, pero por fin pueden relajarse, porque no se van a ir. Porque se sienten y parece que va a ser eterno, y eso les basta para seguir viviendo un poco más. Ambos se ondean, prácticamente sincronizados, embriagados por la sofocada lucha de sus lenguas por tomar el control de la situación. La de Beckett le recibe sin reparo alguno y él se siente sobrevolando el universo.
Se separan lentamente, mirándose a los ojos en un breve momento en el que ambos demuestran sin ataduras sus sentimientos. Sonríen a la vez, y Castle la muerde el labio inferior de forma juguetona mientras la empuja suavemente hacia atrás, hasta conseguir encontrar la puerta de su casa, envueltos otra vez en el mismo beso. Pero más profundo, más febril, encerrados en su propia atmósfera de aislamiento e ingravidez.
Beckett se da la vuelta brevemente para intentar abrir la puerta, temblando ante las caricias de Castle por todo su abdomen y sus múltiples besos en su nuca, soltando pequeños gemidos. Como si fuera una especie de milagro, abre la puerta a la primera. Casi se caen al suelo juntos, a ambos les cuesta mantenerse firmes cuando todo a su alrededor es un océano de lubricidad e intimismo, y ellos se sumergen en él.
El escritor cierra la puerta con el pie, y el camino hacia el dormitorio se hace excesivamente eterno. Sobre todo cuando Castle y Beckett tienen que detenerse en todas y cada una de las paredes de su casa para convencerse de que todo vuelve a seguir su curso original. Que han resurgido juntos de ese abismo del que no creían poder escapar. Y Castle adora cómo ella permite que él se funda en miles de besos por su cuerpo. Adora que se deje llevar de esa manera, solo para él.
Consiguen llegar al dormitorio. Beckett empuja suavemente a su novio sobre la cama y se sienta a horcajadas sobre él, desabrochándole la camisa con tanta impaciencia que los tres últimos botones acaban volando por la habitación porque ha decidido abrírsela de golpe. Castle se eleva un poco, zarandeando sus brazos para deshacerse de ella, tirándola en algún sitio de la habitación. Suelta pequeños gemidos cuando siente a su novia hacer ese recorrido húmedo entre besos por su cuello y torso. Le vuelve loco y eso le encanta.
-Soy yo el que debería pedirte perdón –consigue decir, jadeando. Beckett se detiene para mirarle-. Todo lo que has dicho. Todo. Eso debería haber salido de mí –le acaricia la mejilla, con dulzura, sonriendo-. Tienes razón, he sido un egoísta. Y un incomprensivo. Ha sido culpa mía. Perdóname, Kate.
-Quedemos en que es culpa a partes iguales, ¿vale? No quiero meterme en una conversación de besugos ahora –le besa los besos, suavemente. Castle suelta una carcajada, aprovechando la cercanía para quitarle el jersey rápidamente-. Pero dime que no me vas a dejar. Que te vas a quedar conmigo.
Vuelven a unir sus labios, saboreando cada rincón habido en sus bocas, apañándoselas al mismo tiempo para deshacerse de sus pantalones. Y bailan acompasados, uno sobre otro, separándose para ir degustando progresivamente sus pieles centímetro a centímetro, enfocando la intensidad del miedo que han pasado por no volverse a ver en demostrar al otro lo que han necesitado hacer y decirse en ese breve momento de angustia y carencia.
-Siempre –susurra Castle, antes de volver a entregarse en cuerpo y alma a satisfacer a su novia.
Y ambos continúan saciando su necesidad vital de sentir sus cuerpos fundiéndose de todas las maneras posibles entre caricias y murmullos, convenciéndose de que han sido creados para amoldarse al cuerpo del otro y sin rebatírselo mucho al destino.
***
He sido buena con vosotros o no? :3 jajajaja. Muchas gracias por leer y comentar, nos vemos mañana! ^^
Por cierto, el titulo lo he sacado de esta cancion (me ha ayudado a inspirarme a escribirlo tambien, asi que si os la poneis de fondo mejor ). Estoy segura de que os sonara:
Bueno, sin mas dilacion, aqui teneis el dia 24!
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Día 24: Together we will rise
-Beckett.
Durante cinco minutos ha estado observando la puerta de su casa, murmurando palabras sin sentido, sin una expresión lo suficiente definida para sacar una conclusión de su estado anímico, y sin poder evitar revivir una vez tras otra el recuerdo de ella saliendo por esa puerta. Entre lágrimas, abatida, y cada vez que lo ve reproduciéndose nuevamente siente que le van arrancando partes necesarias de su ser. Llevaba todo el día cabreado, muy cabreado. Tanto que lo único que quería era mandar todo a la mierda e irse a dormir, a ser posible durante una semana hasta que todo le parecía un poco menos insoportable. Si podía ser, lejos de ella y su increíble capacidad para ponerle de los nervios.
Pero ya no hay eso. Está tan cansado que no tiene ni ganas de irse a dormir, ni de hacer otra cosa que no sea jurar en todos los idiomas posibles. Se acerca a la puerta, apoyando su frente contra la superficie. En algún momento, cuando ha decidido pensar en qué está haciendo, se da cuenta de que se ha pasado los últimos treinta segundos llorando. La frase que dijo su novia –ex novia, y cuando lo piensa suena aterrador- antes de salir de su casa suena como un eco dentro de su cabeza, repitiéndose una y otra vez. Cuanto más se repite, más llora él y más se desliza por la suave madera hasta acabar de rodillas. Hasta que puede corroborar que el suelo está tan frío como su corazón.
Se pregunta qué ha pasado para que lleguen hasta ese punto. Cómo la cadena de eventos desafortunados ha jugado totalmente en su contra, y se acuerda de aquel caso en el que demostraban mediante relaciones matemáticas el efecto dominó. Y lo puede ver perfectamente en su vida. Cómo una palabra tras otras acaba cayendo encima de ellos, junto con todas las cosas que han querido decirse en algún momento, poco a poco y han saltado de golpe.
Intenta respirar adecuadamente. Casi se asombra de cómo la soberbia de antes, esa supremacía por ser el más fuerte ha acabado tornándose hacia un enfermizo complejo de mártir. Se auto flagela reiteradamente por lo que deja salir de su boca, atribuyéndose el mérito de haberle jodido un poco más la existencia a su compañera y el orgullo deja de existir en su vida.
Cuando se ha relajado un poco y es capaz de pensar en algo más que no sea en lo sumamente capullo que es, se levanta lentamente. Busca su móvil con urgencia, lo único que quiere hacer es oír su voz y saber que está bien. Y rezar para que sea algo temporal. O al menos para que le perdone todo lo que ha hecho y se quite ese peso de la conciencia. Supone que en esos momentos no se merece mucho una oportunidad. Porque, por merecerse, no se merece ni que conteste al móvil. Pero tiene demasiado miedo como para pensar en hacer lo correcto y, como siempre, hace caso de sus instintos. De lo que él suele llamar su “corazón”.
Busca su número en la agenda, torpemente, con una rapidez que casi se le cae al suelo. Y cuando lo tiene, suspira, nervioso, pulsando la tecla de llamada. Pasan cuatro, cinco segundos pero no lo coge. Nota cómo se sobrecoge y se le hace un nudo en la garganta mientras vuelve a insistir. Sin éxito, como antes. Solloza, guardando su móvil en el bolsillo, y sin prepararse antes mentalmente, ni fijar un destino previo, sale de casa corriendo. Le urge demasiado la necesidad por volver a verla. No ha pasado ni cuarto de hora desde que se ha ido, pero siempre ha sufrido de eso. De no poder aguantar mucho la ausencia.
Ni siquiera toma el ascensor, no quiere esperar a que suba. Va corriendo por las escaleras, dando largas zancadas sin mirar al suelo. En uno de los pisos se resbala con su propia ansiedad y acaba cayendo por ellas, rodando en cada uno de sus escalones. No tarda ni dos segundos en levantarse y seguir corriendo, muriéndose del dolor. Debe de haberse roto una costilla o el tobillo izquierdo, como mínimo. Pero está tan ensimismado en encontrarla que le da igual, totalmente. Nota un hilillo de sangre saliendo de su nariz, y se lo limpia descuidadamente con su manga derecha. Además la boca le sabe a sangre, y se pregunta cómo de lamentable será la imagen que está dando.
Sale del portal corriendo, ignorando el dolor en su pie. Sigue llorando cuando baja la calle, metiéndose por cualquier desvío o callejón, no es capaz de calmar su berrinche. Busca algo que esté lo suficiente cerca, porque supone que en quince minutos no habrá ido muy lejos. O eso quiere pensar, porque Manhattan es demasiado grande y el tiempo no da mucho de sí. Vuelve a intentar llamarla mientras mira desesperadamente por cualquier rincón de la calle, sigue sin cogerlo. Aprieta sus dientes, frustrado. Solo puede pensar que eso tiene que ser una pesadilla. Que se despertará y la tendrá acurrucada entre sus brazos, durmiendo plácidamente.
Pero las pesadillas no son tan horribles.
Quizá por instinto, y después de caminar durante dios sabe cuánto tiempo, acaba en la acera contigua al portal del piso y da gracias a que todavía tenga las llaves de su casa. Abre la puerta, le cuesta un par de veces atinar a la cerradura y se dirige a las escaleras al mismo paso. Nuevamente, no quiere esperar a que el ascensor baje. Casi se vuelve a caer, y su magullado tobillo no facilita las cosas. Pero se las arregla para legar de una pieza al piso. Con miedo, se dirige hacia la puerta. Sus piernas le tiemblan y en cualquier momento se va a ahogar con su propia saliva a causa de la fatiga de haber estado corriendo sin parar durante, como mínimo, una hora. Casi se asombra de lo relativo que es el tiempo. Jura que ha salido de casa hace cinco minutos.
Se detiene frente a la puerta, rozándola con las yemas. El pulso muscular es frágil, inconstante, y a Castle se le agarrotan los músculos cada vez que cierra su puño para golpear la puerta. Traga saliva, duramente. Cierra los ojos, e intentando pensar con la mente en frío. O ni siquiera haciendo uso de su capacidad racional, da un golpe seco. Se convence de que la puerta no le va a comer y que todavía está vivo, así que da otros tres.
Se queda quieto durante treinta segundos, pero la puerta no se abre. No oye nada. Vuelve a dar otros cuatro golpes, y otros cuatro. Así durante dos minutos, hasta que se inclina hacia la puerta, descargando su peso sobre esta. Cree que al final se va a quedar seco de tanto llorar. Pero no se ve capaz de parar. Solloza contra el metal, y sin pensarlo mucho, susurra:
-Kate, por favor, abre la puerta –espera un momento, intentando coordinar lo que sale por su boca-. Por favor. Lo siento mucho, de verdad. Perdóname –inspira profundamente, en un intento por pensar como una persona coherente-. Te quiero, Kate. No quería… lo siento. En serio.
Sigue sin oír nada, y todos los pensamientos pesimistas que uno no desearía tener en situaciones de extrema peligrosidad le embriagan la poca cordura que le queda. Reza entre susurros para que esté bien. Para que no haya hecho ninguna locura. Y el primer pensamiento instintivo que le viene es ir al hospital. Espera unos segundos más antes de intentar levantarse, por si pierde el equilibrio. No está en condiciones de moverse mucho. Y menos al borde de un ataque de pánico.
Se da la vuelta, puede oír al ascensor parándose en ese piso. No tiene mucha idea de lo que va a hacer, y probablemente quede como un paranoico delante de a saber cuántos doctores. Pero todo eso le da igual. Sabe que no va a tener la conciencia tranquila hasta que no la vea.
Va a paso ligero hacia el ascensor cuando ve cómo se abren las puertas, haciéndose a un lado para que pueda salir la persona que está dentro, impaciente.
Y cuando lo hace, se queda en blanco. Inmóvil, conteniendo hasta la respiración.
-¿Q-qué haces aquí?
Todas las cosas que quería decir se disuelven en el aire. La conmoción ha sido tal que no puede contestar. Se le hace imposible articular cualquier sonido. Ahí está, enfrente de él, con la expresión cansada. Ha debido de estar llorando lo mismo que él –y sigue-. Castle solo niega con la cabeza, tartamudeando. Siente su corazón a punto de salirse del pecho, y ella le sigue mirando expectante. Hasta que al final se resigna, enterrando su rostro entre sus manos mientras se da la vuelta para irse. No se ve capaz. No le queda el suficiente amor propio como para creer que es capaz de darle una explicación que se merezca.
Antes de que dé un paso más, Beckett le agarra del antebrazo. Sin darse la vuelta completamente, gira su cabeza para observarla, confuso, con miedo. Pero, por otro lado, aliviado. A Beckett todavía le quedan tripas para seguir mirándole a la cara, le hace pensar que la situación no sea tan nefasta como imaginaba. Se muerde el labio, casi a la misma vez que ella, no sabe qué decir. Y ella está a punto de contarle algo, así que espera.
-¿Qué haces aquí? –repite, elevando su tono de voz. Ahora suena más firme.
-Yo… yo quería… –intenta buscar las palabras, preguntándose dónde está ese portentoso vocabulario de escritor, ahora inexistente-. Yo…
-Por favor, dímelo –las lágrimas discurren libremente por sus mejillas, a Castle casi se le desgarra el corazón. No puede soportar hacerse a la idea de que es por su culpa-. Porque he estado dando vueltas por Manhattan como una gilipollas replanteándome mi vida para llegar a la conclusión de que no hago más que soltar tonterías por mi boca. Y de que te necesito, Rick –traga saliva-. Y casi me da algo cuando veo que no estás en casa y–
-¿Has ido a buscarme? –interrumpe, casi sonriendo. Ella asiente- Pero, ¿por qué?
Beckett lo mira, extrañada, frágil. Y con la misma desesperación que él. Se acerca lentamente, soltando su antebrazo, el escritor puede notar cómo tirita mientras envuelve su espalda con sus brazos, mientras se recoge, temerosa, en su pecho. Como si estuviera en terreno prohibido. Castle casi se muere por dentro cuando la ve así, insegura. Como si creyera que todo se ha acabado, que no tiene ningún derecho a estar ahí. Pero quiere estarlo, y sentir su calor expandiéndose poco a poco por su propio cuerpo le reconforta y hace que sea menos doloroso todo lo que han tenido que pasar.
-¿Cómo que “por qué”? –susurra contra su cuello, le recorre un escalofrío por todo el cuerpo. Castle la mira, inquiriendo en la pregunta, y ella aparta su rostro de esa zona para devolverle la mirada, con una sonrisa triste, resquebrada, temblorosa- Pues porque te quiero, Rick –apoya su frente contra la suya, eso agrava un poco más el llanto. Aún así, sonríe cuando nota sus mechones acariciándole la piel-. Te quiero –repite, llevando ambas manos a sus mejillas, acariciándolas-. Y lo siento mucho. Siento ser así. Siento hacerte traerme un café para que te lo pague comportándome como una imbécil. Siento hacer que vengas todos los días a la comisaría para exponerte a un continuo peligro. Siento que tengas que aguantarme tanto fuera como dentro de mi trabajo. Y esto va a sonar egoísta pero, por favor, no te vayas –une sus labios con los de Castle en un corto y suave beso, temeroso. Le produce una descarga vertiginosa por todo su cuerpo-. No me dejes. Quédate conmigo –repite la misma acción, Castle nota cómo va recobrando esa confianza y seguridad. Cómo se siente más cerca de su tierra firme-. Por favor. Retiro lo que dije antes. Y todo lo que te he dicho hoy.
Vuelve a dar otro beso, breve pero ferviente. Cuando se va a separar, el escritor la agarra suavemente por el cuello, para profundizar el contacto. El beso se vuelve hambriento, y adorablemente torpe, alimentado por la urgente necesidad de volver a comprobar que están juntos. Que han estado muertos de miedo, pero por fin pueden relajarse, porque no se van a ir. Porque se sienten y parece que va a ser eterno, y eso les basta para seguir viviendo un poco más. Ambos se ondean, prácticamente sincronizados, embriagados por la sofocada lucha de sus lenguas por tomar el control de la situación. La de Beckett le recibe sin reparo alguno y él se siente sobrevolando el universo.
Se separan lentamente, mirándose a los ojos en un breve momento en el que ambos demuestran sin ataduras sus sentimientos. Sonríen a la vez, y Castle la muerde el labio inferior de forma juguetona mientras la empuja suavemente hacia atrás, hasta conseguir encontrar la puerta de su casa, envueltos otra vez en el mismo beso. Pero más profundo, más febril, encerrados en su propia atmósfera de aislamiento e ingravidez.
Beckett se da la vuelta brevemente para intentar abrir la puerta, temblando ante las caricias de Castle por todo su abdomen y sus múltiples besos en su nuca, soltando pequeños gemidos. Como si fuera una especie de milagro, abre la puerta a la primera. Casi se caen al suelo juntos, a ambos les cuesta mantenerse firmes cuando todo a su alrededor es un océano de lubricidad e intimismo, y ellos se sumergen en él.
El escritor cierra la puerta con el pie, y el camino hacia el dormitorio se hace excesivamente eterno. Sobre todo cuando Castle y Beckett tienen que detenerse en todas y cada una de las paredes de su casa para convencerse de que todo vuelve a seguir su curso original. Que han resurgido juntos de ese abismo del que no creían poder escapar. Y Castle adora cómo ella permite que él se funda en miles de besos por su cuerpo. Adora que se deje llevar de esa manera, solo para él.
Consiguen llegar al dormitorio. Beckett empuja suavemente a su novio sobre la cama y se sienta a horcajadas sobre él, desabrochándole la camisa con tanta impaciencia que los tres últimos botones acaban volando por la habitación porque ha decidido abrírsela de golpe. Castle se eleva un poco, zarandeando sus brazos para deshacerse de ella, tirándola en algún sitio de la habitación. Suelta pequeños gemidos cuando siente a su novia hacer ese recorrido húmedo entre besos por su cuello y torso. Le vuelve loco y eso le encanta.
-Soy yo el que debería pedirte perdón –consigue decir, jadeando. Beckett se detiene para mirarle-. Todo lo que has dicho. Todo. Eso debería haber salido de mí –le acaricia la mejilla, con dulzura, sonriendo-. Tienes razón, he sido un egoísta. Y un incomprensivo. Ha sido culpa mía. Perdóname, Kate.
-Quedemos en que es culpa a partes iguales, ¿vale? No quiero meterme en una conversación de besugos ahora –le besa los besos, suavemente. Castle suelta una carcajada, aprovechando la cercanía para quitarle el jersey rápidamente-. Pero dime que no me vas a dejar. Que te vas a quedar conmigo.
Vuelven a unir sus labios, saboreando cada rincón habido en sus bocas, apañándoselas al mismo tiempo para deshacerse de sus pantalones. Y bailan acompasados, uno sobre otro, separándose para ir degustando progresivamente sus pieles centímetro a centímetro, enfocando la intensidad del miedo que han pasado por no volverse a ver en demostrar al otro lo que han necesitado hacer y decirse en ese breve momento de angustia y carencia.
-Siempre –susurra Castle, antes de volver a entregarse en cuerpo y alma a satisfacer a su novia.
Y ambos continúan saciando su necesidad vital de sentir sus cuerpos fundiéndose de todas las maneras posibles entre caricias y murmullos, convenciéndose de que han sido creados para amoldarse al cuerpo del otro y sin rebatírselo mucho al destino.
***
He sido buena con vosotros o no? :3 jajajaja. Muchas gracias por leer y comentar, nos vemos mañana! ^^
Re: Treinta días (Día 30)
Castle se recupera bien de las heridas
nita85- As del póker
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Re: Treinta días (Día 30)
Beckett_Castle_Alba escribió:¿Como lo dejas así?
Son los dos tan cabezotas que ninguno da su brazo a torcer y lo único que hacen es reprocharse mutuamente todo lo que no les gusta del otro.
Creo que si viéramos una discusión de la pareja en la serie sería algo así, porque los dos son muy testarudos cuando se les mete algo en la cabeza.
Me gusta como lo empiezas y lo desarrollas, aunque el final no me gusta nada
Con ganas de leer el de mañana!
Jajajaja jo, es que el dia de hoy lo pedia asi . Ya, yo si viera una discusion entre los dos me la imaginaria asi. Son los dos taaaan cabezones . Pero bueno, eso tambien les hace adorables jajaja. Jo, pues muchas gracias <33 y ya, el final es muy triste jajaja. Pero bueno, que tienes el del dia de hoy, que lo endulza un poco . Espero que te guste! <3
Derika_caskett escribió:Beckett_Castle_Alba escribió:¿Como lo dejas así?
Son los dos tan cabezotas que ninguno da su brazo a torcer y lo único que hacen es reprocharse mutuamente todo lo que no les gusta del otro.
Creo que si viéramos una discusión de la pareja en la serie sería algo así, porque los dos son muy testarudos cuando se les mete algo en la cabeza.
Me gusta como lo empiezas y lo desarrollas, aunque el final no me gusta nada
Con ganas de leer el de mañana!
Estoy más que de acuerdo con Alba.
¡Cómo se te ocurre terminarlo asi! Tienes suerte de que no te tenga cerca..jajaja
El capitulo como tal me encanto...pero el final... es tan triste
Menos mal que solo es en nuestra imaginación, sino fuera así me daría un infarto... (Tal vez exagero un poquito jaja)
A mi me gustaría ver una pelea de pareja entre estos dos en la serie.... Pero... que al final termine bien...
Estare esperando con ansias el siguiente
Pero por que me quereis maaaaart yo solo sigo el desafio jajajaja. Ya, a mi tambien me gustaria ver una discusion tan gorda como esta, a ver como salen de esta. Y oye, quien ha dicho que el mio acabe mal? He colgado el dia de hoy, a ver que piensas sobre ello jajajaja.
Gracias por comentaaaar! ^^
Aliciaa escribió:Y yo que creía que iba a tener final feliz
Espero una buena reconciliación en el siguiente!
Jajajaja ya, a ver. Tenia que ser asi el dia de ayer. Pero bueno, que ya he colgado el dia de hoy. Espero que te deje con buen sabor de boca . Graciaaaas por comentar <3.
xisaa escribió:Sara, ¿te falta una frase al final, verdad?
te ayudo:
"De repente desperté empapada en sudor. Había sido una pesadilla. Miré hacia mi izquierda y ahí estaba él, dormido a mi lado, sin camiseta, tan buenorro como siempre."
FIN.
Hasta mañana!!
Me has matado con el "tan buenorro como siempre" jajajajajajajaja. Bueno, he colgado el de hoy, ya me diras que te ha parecido y si esta a la altura de lo que querias que pasara jajaja. Gracias por leeeeer!
R_P escribió:Bueno, yo empecé ayer a leer este fic, y tenía pensado leer uno por día. Y así fue, ayer leí el primero, y hoy leí los 22 restantes ... Tienes un don. Enserio. Es muy recomendable todo lo que escribes
Juuuup, me alegro de que te hayan gustado jajajaja. Ay, muchas gracias, Raqueeel <33. Espero que despues de leer el de hoy sigas pensando lo mismo .
forever23 escribió:Joo, no me gusta que se peleen
pero aún así....escribes genial
Me va dar pena que se acabe esto de los 30 días
Ayyyy, muchas gracias Lauraaaa <33. A mi si que me gusta, es tan dramatico y tan asasdfsfsd. Y lo mejor es la reconciliacion jajaja. Ya, a mi tambien me va a dar mucha pena, la verdad es que me lo estoy pasando genial . pero bueno, todo tiene su final jajaja. Espero que te guste el dia de hoy! ^^
Fanny_123 escribió:No es el final q me esperaba
Pero espero q haya reconciliación no?..... NO?¡?¡?¡
Sigue porq tu fic me encanta
Jajajajaja parece que no os ha gustado mucho el final. Bueno, si lees el de hoy igual te llevas una sorpresa... jajaj. Muchas gracias por comentar y leeeer <33.
CaskettOnFire escribió:No sé como te las apañas pero no hay ni un solo día mínimamente flojo, son todos espectaculares! Me va a dar mucha pena cuando se acabe, solo una semana...jo...
Ay joooooo, mcuhas gracias Teresaaaa . A mi tambien me va a dar pena, va a ser raro no tirarme todos los dias escribiendo uno jajaja. Me lo estoy pasando bastante bien con estos cosos ^^. Bueno, espero que te guste el de hoyyy! <33
agecastbet escribió:OJÚ, esto es más que duro, te digo como Derika_caskett, por que no me pillas cerca que si nó, TE DABA UN BUEN ESTRUJÓN, eres genial, bueno eso espero, si como creo vas por donde estoy pensando, asea a grandes broncas, reconciliaciones,............ejem, ejem, ejem, bueno lo que estáis pensando tod@s.
De todas formas no me extrañaría que ésto llegara a pasar, pero se que después de lo que han pasado y tardado en estar juntos, no terminarían tan fácilmente, pues a pesar de su terquedad, se quieren por encima de eso y mucho más, lo que pasa es que no hay cabezudos como ellos,- ni los maños vaya......(con todo el cariño para mis mañic@s)-, me refiero a los de los gigantes y cabe..........
MUY BIEN SIGUE POR DONDE VAS, QUE NOSOTROS IREMOS DETRÁS..........
Jajajaja entonces me alegro de estar lejos, quiero seguir viva . A mi tampoco me extrañaria nada, los dos tienen sus cositas y yo me espero una discusion asi. Y me gustaria que la tuvieran. Como he dicho antes, la reconciliacion debe de ser espectacular jajaja. Juuup, muchas gracias <33 ya he colgado el de hoy. No se si era lo que esperabas, pero espero que este a la altura! <3
AlwaysSerenity escribió:Mi queridisima ORNITORRINCO a ver como te digo esto... COMO COÑ* LO HAS DEJADO ASI?!
Me ha gustado muchisimo, eso no lo niego, pero me da mucha penita osea, por tu bien, que tenga final feliz que sino cconozco a unas cuantas locas que podrian hacerte muchisimo daño...
Mi queridisima Claudia, sabes lo mucho que me gusta hacerlos sufrir jajajaja. Ademas, el desafio era asi . Bueno bueno, ya volvemosa las amenazas si, las conozco, se quienes son, pero espero que si lo hacen sea con cariño jajajaja. Ya te lo he dicho, he colgado el de hoy, y espero que este a la altura de lo que esperabas jajaja. Ale, muchas gracias por comentar Claaaau! <3
PartnersAlways escribió:Bueno, bueno Sara ¿De verdad necesitabas ayuda? Creo que no. Lo has bordado chica! Casi me haces llorar y todo T_T
A este Fic le quedan dos telediarios y yo me pongo triste
Aunque siempre puedes plagiarte y hacer lo de los 7 pecados capitales
Bueno que está genial y que se arreglen y tendré que arreglarlos yo
Y por cierto muchísimas gracias por dedicármelo sfhjskdfhjdshsdfgsghsk*_* Oh tu serás mi Castle Jajajajaj para eso estamos para dar inspiración
jajajaja es que no sabes lo que me comi el coco hasta dar con la trama jajaja. Juuu, muchas gracias <33 eso pretendia, que os llegase a la patata . Yo si que me pongo triste, una se lo pasa bien haciendo estas cosas . Y oye, siente libre de plagiarte, yo encantada de verte escribiendo algo asi. Tienes todo mi permiso *___*. Jajajaja arreglados... bueno, se ha intentado, si lees el de hoy lo veras jajaja.
Y de naaaada <3. Weee, soy tu Castle jajaja. Espero que me trates mejor que Beckett a castle, que si no la inspiracion se me va u.u jaja.
Cata Castillo escribió:Anda que ya te vale dejarnos así. Has descrito muy bien y de manera muy creíble, lo que podría ser una discusión entre ellos y que podría salir en uno de los episodios.
Ahora espero que los reconcilies y nos lo cuentes tan bien como la discusión, incluyendo, por supuesto, lo que nunca nos enseñarían en la serie.
Jajajaja lo seee, pero es que tenia que hacer un final triste. Tenia que seguir el desafio jaja. Ayyy muchas graciaaas <3. Es que me los imagino asi en la seria, tan cabezotas y tan asdsdfsdfsadfd. Y me gustaria que saliera, tiene que estar bien ver algo tan dramatico. Seguro que luego Marlowe nos da una reconciliacion prechiocha <3 jaja.
Bueno, espero que el capi de hoy este a la altura de lo que esperabas . Y muchas gracias por leer y comentaaar! <3
Re: Treinta días (Día 30)
Esto si... Dios que onito, al final ha sido Beckett la que ha pedido primero perdon (algo raro, ya que tiene un inmenso orgullo)
ME ENCANTAS Y ME ENCANTA ORNITORRINCO!
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AlwaysSerenity- Autor de best-seller
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Re: Treinta días (Día 30)
Bueno, Sara, quedas perdonada.
Al final no salio mal... jajaja... es buen inicio de día, me levanto y leo esto, estupendo.
Me encanta la forma en que los dos se disculpan, creo que al final, a pesar de ser tan cabezotas, el corazón les gana, y eso nadie lo puede evitar.
Lastima que cada vez falta menos para que se termine, pero por lo mientras me vas a tener aquí leyendote los 26 días restantes, y en cuanto pueda te comentaré.
Cada vez te superas, continua así.
Y como siempre espero el siguiente con ansias.
PD: Yo nunca dije que te queria matar... dije que tenias suerte de que no te tuviera cerca. Dos cosas diferentes...
Al final no salio mal... jajaja... es buen inicio de día, me levanto y leo esto, estupendo.
Me encanta la forma en que los dos se disculpan, creo que al final, a pesar de ser tan cabezotas, el corazón les gana, y eso nadie lo puede evitar.
Lastima que cada vez falta menos para que se termine, pero por lo mientras me vas a tener aquí leyendote los 26 días restantes, y en cuanto pueda te comentaré.
Cada vez te superas, continua así.
Y como siempre espero el siguiente con ansias.
PD: Yo nunca dije que te queria matar... dije que tenias suerte de que no te tuviera cerca. Dos cosas diferentes...
Última edición por Derika_caskett el Dom Ene 20, 2013 5:22 am, editado 1 vez
Re: Treinta días (Día 30)
T_____________________________________________________________T He llorado T____________________________T
No no creo que lo haga..u.u prefiero que al ser tu fic lo hagas tu jjujujuju :3 aparte si lo hago yo quedaría mal..u.u así que hazlo tú *____*
Y no me des estos disgustos T_T
No no creo que lo haga..u.u prefiero que al ser tu fic lo hagas tu jjujujuju :3 aparte si lo hago yo quedaría mal..u.u así que hazlo tú *____*
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PartnersAlways- As del póker
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