Treinta días (Día 30)
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Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
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Re: Treinta días (Día 30)
que presiocidad!!
Me encanta la forma en la que Castle se queda mudo al ver a Kate, como no puedo ni reaccionar y al final se crea una atmósfera magnética entre los dos.
Cada capítulo es mejor que el anterior, esperaré mañana el siguiente
Me encanta la forma en la que Castle se queda mudo al ver a Kate, como no puedo ni reaccionar y al final se crea una atmósfera magnética entre los dos.
Cada capítulo es mejor que el anterior, esperaré mañana el siguiente
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Sin palabras así me as dejado Sara que decirte que no te haya dicho ya, me encanta y que sigas pero cuando tengas tiempo no te agobies sabes que aquí esperaremos tu regreso CON CARIÑO XD En definitiva que me a encantado
monsta- Actor en Broadway
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Re: Treinta días (Día 30)
PRECIOSOOOO SIGUEEEE
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: Treinta días (Día 30)
Me encanto...
Hasta mañana
Hasta mañana
Fanny_123- Autor de best-seller
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Re: Treinta días (Día 30)
Ya no se que más decirte...me encantan todos los momentos que subes!
Con ganas de leer el de mañana
Con ganas de leer el de mañana
forever23- As del póker
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Edad : 32
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Re: Treinta días (Día 30)
Me encanta!!! Tienes una narrativa privilegiosa!! Es como si viera un episodio de Castle!! Un guión!! Tendría que haber más propuestas como estas.....
Kiara Caskett- Ayudante de policia
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Re: Treinta días (Día 30)
Sigueeee,
Delta5- Escritor - Policia
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Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Treinta días (Día 30)
Diiiiiiia 16! Buenas noches a todos y gracias por seguir leyendo y comentando . Vosotros sois los que le dais vida a estos pequeños relatos, que lo sepais ^^. Bueno, espero que os guste el de hoy y tal, ya sabeis lo que siempre digo . Bueeeeno, a leer!
***
Día 16: Hogar
Una de las cosas que más le sorprenden desde hace un tiempo cuando se despierta es comprobar por sí misma cuánto tienen en común el escritor y ella. Y también es una de las cosas que más hacen parecerle adorable. Eso y el hecho de que, esté donde esté, él la hará sentirse como en casa. Esa agradable sensación de ver su intimidad resguardada y percibir esa comodidad en el ambiente solo propia de lo que llamas hogar.
Podrá estar en su casa, o en la de su novio. O en cualquier habitación lo suficiente lejos como para sentir añoranza por su casa. Dará igual. No pasará nada, porque si Castle está cerca, será como si siempre hubiera estado viviendo ahí. Como si fuera lo de siempre.
Y lo de siempre es incorporarse, estirarse levemente y oler el agradable aroma de huevos revueltos con tortitas, y el café recién hecho perfumando cada pared. Rascándose el estómago y relamiéndose a causa de la incipiente hambre, se dirige hacia el servicio como siempre hace. Se encuentra la bañera llena de agua, a la temperatura idónea para ella, con el agua espumosa pero sin que llegue a parecer que una capa de nieve se ha depositado sobre la superficie. Sonríe, huele a rosas. Como a ella siempre le gusta.
Después se pone el albornoz, que tiene correctamente doblado sobre el váter, recién lavado. Se desliza suavemente contra su piel mojada y se siente un poco mejor. Siente que ya no tiene tanto sueño. Se peina el pelo, se lo recoge y se dirige hacia el salón, casi silenciosamente, como si escapara de algo, queriendo pasar desapercibida. Ahí está. Sin nada puesto, solo con una toalla alrededor de su cadera. Su torno y espalda todavía están levemente húmedos y su pelo, revuelto. Se le hace la boca agua cuando ve las pequeñas gotitas discurrir por su pecho y espalda. Era una imagen demasiado tentadora y deliciosa.
Se muerde el labio, un cosquilleo le recorre por todo el cuerpo cuando le ve y sabe que es la persona más feliz del mundo. Está ensimismado en poner la mesa, y ha caído hasta en el detalle de poner un lirio dentro de un vaso de agua, en el centro de la mesa. Siempre le ha llamado la atención, lo perspicaz que es para los detalles. Pueden parecer chorradas, una costumbre minuciosa que no tiene mucho valor, aparentemente. Pero a ella le encanta. Porque son esos los detalles los que la animan a seguir despertándose día a día.
Lo más gracioso es ver a Castle entregado en cuerpo y alma a que eso parezca el servicio de habitación de un hotel de cinco estrellas superior. Como el Four Seasons. Arruga los labios, asegurándose de que todo está en orden. Y Kate se derrite de amor por dentro cuando él intenta tratarla como si fuera de la realeza o algo parecido. Sigue en su tarea de adecentar la mesa cuando ella se acerca por detrás y le rodea el abdomen con sus brazos, apoyando su frente sobre el comienzo de su cuello, dejando un suave beso mientras respira el embriagador aroma de su gel. Se podría pasar horas y horas haciendo eso, dejando que se impregne un poco de ese olor sobre su cuerpo. Lo que más le gusta es irse al trabajo y poder acordarse de él a base de profundizar un poco más cuando inspira. Es genial y le ayuda cuando le echa demasiado de menos.
-Me estás maleducando, Castle –susurra, mientras se pone ligeramente de puntillas, lo justo para hacerlo sobre su oído-. A este paso me vas a convertir en una niñata malcriada.
-Pero si sabes que te encanta –termina de ultimar los últimos detalles, para darse la vuelta. Kate echa un vistazo a la mesa por encima del hombro de Castle antes de volver a centrarse en él. Parecía un auténtico restaurante y dios. Las tortitas tenían una pinta increíble con ese sirope de caramelo que se deshacía sobre ellas-. Y bueno, siempre te puedo bajar los humos –advierte, sonando a chiste. Sus brazos la aferran contra él, permitiendo a la detective sentir su calor corporal contra ella.
-¿Bajarme a mí los humos? Me encantaría ver cómo lo haces –dice, desafiante, para después besarle la comisura de sus labios.
-La poli nunca baja la guardia, ¿eh? –Castle corresponde ese gesto, dándole un beso sobre la punta de su nariz, continuando en un beso sobre sus labios, corto pero electrizante- Buenos días –susurra, antes de volver a dejar otro beso en la misma zona.
-Buenos días. Gracias por llenarme la bañera. Y por el jabón. Y el albornoz –suelta una leve carcajada. Castle la conoce muy bien. A la perfección. Y se deleita por lo bien que sabe demostrarlo.
-¿Algo más? –pregunta Castle, jactancioso. Kate puede notar cómo entierra su cara en su cuello. Cómo recorre esa zona con su nariz y tiembla ante el contacto. Castle sabe aprovecharse de sus puntos débiles y usarlos a su favor.
-Sí –traga saliva, le envuelve más, estrechando más el casi inexistente espacio entre ellos-. Gracias por existir.
Castle se separa lo justo y necesario como para tener una visión más o menos perceptible de sus ojos. Su aliento cae sobre sus labios y sus narices se rozan, casi jugueteando. Beckett jura que estos momentos, en los que la atmósfera se recarga de su intenso magnetismo y la física y la química recae enteramente sobre ellos, son los momentos que cada día hacen que la ausencia del escritor en su vida, aunque sea casi inapreciable por sus brevedad, se convierta en algo insufrible. En una necesidad que necesita ser suplida con urgencia.
Él responde “para eso están los compañeros” mientras se encoge de hombros y ella se ríe de su intento por soltar un chiste. Vuelven a unir sus labios, acompasados prácticamente. Beckett sonríe sobre ellos, mientras profundizan el contacto. Y en ese momento, siente que está preparada para hacer frente a todo y que puede con cualquier cosa que se le venga encima porque está en tierra firme. Porque está en su hogar.
Y porque, para Katherine Beckett, la definición de hogar es sentir a Castle sobre ella protegiéndola del mundo. Y ahí es donde se encuentra segura.
Donde puede respirar tranquila y vivir lo que le resta de vida.
***
Ñaaaw, nos vemos mañana! :3 Y vuelvo a repetirme: gracias por leer y comentar, de verdad! ^^
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Día 16: Hogar
Una de las cosas que más le sorprenden desde hace un tiempo cuando se despierta es comprobar por sí misma cuánto tienen en común el escritor y ella. Y también es una de las cosas que más hacen parecerle adorable. Eso y el hecho de que, esté donde esté, él la hará sentirse como en casa. Esa agradable sensación de ver su intimidad resguardada y percibir esa comodidad en el ambiente solo propia de lo que llamas hogar.
Podrá estar en su casa, o en la de su novio. O en cualquier habitación lo suficiente lejos como para sentir añoranza por su casa. Dará igual. No pasará nada, porque si Castle está cerca, será como si siempre hubiera estado viviendo ahí. Como si fuera lo de siempre.
Y lo de siempre es incorporarse, estirarse levemente y oler el agradable aroma de huevos revueltos con tortitas, y el café recién hecho perfumando cada pared. Rascándose el estómago y relamiéndose a causa de la incipiente hambre, se dirige hacia el servicio como siempre hace. Se encuentra la bañera llena de agua, a la temperatura idónea para ella, con el agua espumosa pero sin que llegue a parecer que una capa de nieve se ha depositado sobre la superficie. Sonríe, huele a rosas. Como a ella siempre le gusta.
Después se pone el albornoz, que tiene correctamente doblado sobre el váter, recién lavado. Se desliza suavemente contra su piel mojada y se siente un poco mejor. Siente que ya no tiene tanto sueño. Se peina el pelo, se lo recoge y se dirige hacia el salón, casi silenciosamente, como si escapara de algo, queriendo pasar desapercibida. Ahí está. Sin nada puesto, solo con una toalla alrededor de su cadera. Su torno y espalda todavía están levemente húmedos y su pelo, revuelto. Se le hace la boca agua cuando ve las pequeñas gotitas discurrir por su pecho y espalda. Era una imagen demasiado tentadora y deliciosa.
Se muerde el labio, un cosquilleo le recorre por todo el cuerpo cuando le ve y sabe que es la persona más feliz del mundo. Está ensimismado en poner la mesa, y ha caído hasta en el detalle de poner un lirio dentro de un vaso de agua, en el centro de la mesa. Siempre le ha llamado la atención, lo perspicaz que es para los detalles. Pueden parecer chorradas, una costumbre minuciosa que no tiene mucho valor, aparentemente. Pero a ella le encanta. Porque son esos los detalles los que la animan a seguir despertándose día a día.
Lo más gracioso es ver a Castle entregado en cuerpo y alma a que eso parezca el servicio de habitación de un hotel de cinco estrellas superior. Como el Four Seasons. Arruga los labios, asegurándose de que todo está en orden. Y Kate se derrite de amor por dentro cuando él intenta tratarla como si fuera de la realeza o algo parecido. Sigue en su tarea de adecentar la mesa cuando ella se acerca por detrás y le rodea el abdomen con sus brazos, apoyando su frente sobre el comienzo de su cuello, dejando un suave beso mientras respira el embriagador aroma de su gel. Se podría pasar horas y horas haciendo eso, dejando que se impregne un poco de ese olor sobre su cuerpo. Lo que más le gusta es irse al trabajo y poder acordarse de él a base de profundizar un poco más cuando inspira. Es genial y le ayuda cuando le echa demasiado de menos.
-Me estás maleducando, Castle –susurra, mientras se pone ligeramente de puntillas, lo justo para hacerlo sobre su oído-. A este paso me vas a convertir en una niñata malcriada.
-Pero si sabes que te encanta –termina de ultimar los últimos detalles, para darse la vuelta. Kate echa un vistazo a la mesa por encima del hombro de Castle antes de volver a centrarse en él. Parecía un auténtico restaurante y dios. Las tortitas tenían una pinta increíble con ese sirope de caramelo que se deshacía sobre ellas-. Y bueno, siempre te puedo bajar los humos –advierte, sonando a chiste. Sus brazos la aferran contra él, permitiendo a la detective sentir su calor corporal contra ella.
-¿Bajarme a mí los humos? Me encantaría ver cómo lo haces –dice, desafiante, para después besarle la comisura de sus labios.
-La poli nunca baja la guardia, ¿eh? –Castle corresponde ese gesto, dándole un beso sobre la punta de su nariz, continuando en un beso sobre sus labios, corto pero electrizante- Buenos días –susurra, antes de volver a dejar otro beso en la misma zona.
-Buenos días. Gracias por llenarme la bañera. Y por el jabón. Y el albornoz –suelta una leve carcajada. Castle la conoce muy bien. A la perfección. Y se deleita por lo bien que sabe demostrarlo.
-¿Algo más? –pregunta Castle, jactancioso. Kate puede notar cómo entierra su cara en su cuello. Cómo recorre esa zona con su nariz y tiembla ante el contacto. Castle sabe aprovecharse de sus puntos débiles y usarlos a su favor.
-Sí –traga saliva, le envuelve más, estrechando más el casi inexistente espacio entre ellos-. Gracias por existir.
Castle se separa lo justo y necesario como para tener una visión más o menos perceptible de sus ojos. Su aliento cae sobre sus labios y sus narices se rozan, casi jugueteando. Beckett jura que estos momentos, en los que la atmósfera se recarga de su intenso magnetismo y la física y la química recae enteramente sobre ellos, son los momentos que cada día hacen que la ausencia del escritor en su vida, aunque sea casi inapreciable por sus brevedad, se convierta en algo insufrible. En una necesidad que necesita ser suplida con urgencia.
Él responde “para eso están los compañeros” mientras se encoge de hombros y ella se ríe de su intento por soltar un chiste. Vuelven a unir sus labios, acompasados prácticamente. Beckett sonríe sobre ellos, mientras profundizan el contacto. Y en ese momento, siente que está preparada para hacer frente a todo y que puede con cualquier cosa que se le venga encima porque está en tierra firme. Porque está en su hogar.
Y porque, para Katherine Beckett, la definición de hogar es sentir a Castle sobre ella protegiéndola del mundo. Y ahí es donde se encuentra segura.
Donde puede respirar tranquila y vivir lo que le resta de vida.
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Ñaaaw, nos vemos mañana! :3 Y vuelvo a repetirme: gracias por leer y comentar, de verdad! ^^
Re: Treinta días (Día 30)
Es una de las escenas que has escrito que más me ha gustado, es tan tierno y dulce
Creo que has definido perfectamente lo que para Kate es el hogar, dará igual donde esté siempre que esté con Castle para sentir que es su hogar.
Maravilloso, me encanta!!
Creo que has definido perfectamente lo que para Kate es el hogar, dará igual donde esté siempre que esté con Castle para sentir que es su hogar.
Maravilloso, me encanta!!
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Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Sara esta genial continua cuando puedas
monsta- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 24/04/2012
Edad : 32
Localización : madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Perfecta definición de lo que es un HOGAR, no sólo para la detective, sino para cualquier mujer............., sin recargar, sin exagerar, con todo el sentimiento y delicadeza....., me encanta como escribes, sigue por favor es todo un privilegio leer todo lo que relatas.
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Perfecto!
Maravilloso!
Impresionante!
Divino!
mmm sólo eso...
Pd: Me Encantó!!
Maravilloso!
Impresionante!
Divino!
mmm sólo eso...
Pd: Me Encantó!!
Maria_ARM- Escritor novato
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 20/12/2012
Edad : 28
Localización : Venezuela
Re: Treinta días (Día 30)
se me acaban las palabras para decirte lo mucho que me gustan tus historias!
Esta ha sido... Me ha encantado
Esta ha sido... Me ha encantado
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
PRECIOSOOO SIGUEEEE
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
Continua
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
Precioso!!!! Te superas cada día!
Escribes increíblemente bien
Escribes increíblemente bien
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
He adorado este último capítulo, has logrado ponerme el bello de punta (cosa que en mi no es demasiado díficil), genial. Adoro los pensamientos de ella hacia Castle, creo que has resumido perfectamente todas sus sensaciones. Hogar. Muchas de las frases de tu capitulo me ha recordado de algun modo de la pelicula "Todos los dias de mi vida" (The Vow) que si no has visto te la recomiendo de todo corazón, vale la pena.
Deseando que lleguen las 11 para leerte de nuevo. Escribes de maravilla Sara
Deseando que lleguen las 11 para leerte de nuevo. Escribes de maravilla Sara
Invitado- Invitado
Re: Treinta días (Día 30)
Llevas 16 días sorprendiéndome gratamente cada vez que leo un nuevo relato.
Sinceramente, ya no sé que más decirte, salvo que lo estas bordando día a día.
Grande.
Sinceramente, ya no sé que más decirte, salvo que lo estas bordando día a día.
Grande.
Anver- Policia de homicidios
- Mensajes : 711
Fecha de inscripción : 14/06/2012
Localización : Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Cada uno que escribes me gusta más que el anterior. Que derroche de imaginación. Gracias por compartirlo con nosotros.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Treinta días (Día 30)
Vas muy bien, siguelo.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Treinta días (Día 30)
Yaaa estoy aquí otra vez! ^^ Muchisimas gracias por los comentarios y seguir leyendo :3 (ya sabeis, lo que nunca me harto de repetir jajaja). Día 17, este ha sido raro de escribir. Y ha salido algo cortito xd supongo que el tema tampoco ha dado para tanto. Bueno, antes os explico lo que es el spooning (yo tampoco lo sabia, por cierto, jajaja):
Basicamente xdd. Bueno, espero que os guste el de hoy! ^^
***
Día 17: Vulnerabilidad
Hoy no ha sido su mejor día y tiene toda la pinta de acabar igual de mal. Y casi se ríe de la situación porque, a pesar de haber pasado tantos años se siente igual de irascible e indefenso que cuando era un crío de no más de diez años. Y no es algo que le guste admitir abiertamente, pero está ahí. Y si no lo estuviera, no estaría ahora mismo en posición fetal sobre la cama, abrazándose a sí mismo. Le gusta estar feliz, le gusta aparentar que está feliz. Le hace sentirse poderoso y que tiene todo bajo control. Como si en su palma de la mano tuviera cosidos los hilos que mueven el mundo. Eso le relaja y le hace vivir sin inseguridades.
Pero sabe que, en el fondo, es un niño pequeño. Sentirse un niño pequeño en ese mundo de adultos egocéntricos y miserables no es algo que ayude a abrirse camino. Solo le hace más pequeño y vulnerable y recordar por qué acabó siendo un gilipollas. Y cuando quieres redimirte, lo único que buscas es sentirte como un gilipollas.
Castle ha cambiado mucho. Está totalmente irreconocible, pero aún así, en momentos como estos, siente que no ha progresado nada.
Y es ahí cuando su autoestima se va al carajo.
Puede oír unos pasos acercarse a él. Frágiles, como si tuvieran miedo. Él sigue inmóvil, siguiendo en su ardua tarea de repetirse una y otra vez que hoy no debería haberse despertado. No para oír cómo un presunto asesino le recrimina que no tiene ni idea de lo que es tener un padre. Soportarlo, quererlo, sentir que está ahí y cómo, de un día para otro, ver que se esfuma. Ni idea.
A Castle todavía le sigue doliendo. Como le duele recordar a todos esos niñatos que le señalaban porque no tenía padre. Cómo se reían de él y le trataban como a un ser marginal. Porque la mayoría de los días se tenía que ir solo a casa sin ver esa figura paterna que le hiciera sentir arropado. Sin partidos de béisbol, sin pelota de fútbol. Castle ni siquiera sabe montar en bicicleta y es algo que siempre le ha pesado.
Lo más jodido era aguantar cómo le miraban con pena. Cómo la gente sabía que estaba solo, pero aún así tampoco se molestaban mucho en acercarse. La gente hablaba de él, lo sabía, siempre a sus espaldas. O peor era que se enteraba de todo, de alguna manera. Siempre sabía que era el centro de todo tipo de comentarios que harían sentir basura a cualquiera que los oyera. Siendo un niño que vivía de los recuerdos y situaciones de su infancia tenía que plantar cara a ese mundo de adultos. A ese mundo cuyo lema es pisar al de al lado sin remordimiento alguno.
Y ahí estaba ese tío, recordándole que no tenía padre. Recordándole que siempre ha sido un desecho social.
-Hey –siente un cálido aliento sobre su oído, mientras la presencia de un cuerpo se amolda a él por su espalda, cálido. Le hace sentir mejor, reconfortado y seguro. Pero la impotencia le hace quedarse inmóvil.
Percibe ese cuerpo estrechando más el espacio. Apegándose más a él. Unos suaves besos se despliegan por su nuca, provocando que los escalofríos recorran su cuerpo. Sin darse mucha cuenta, empieza a sonreír, mientras siente como una mano le acaricia el brazo, desde su hombro hasta su muñeca, con las yemas de sus dedos, dejando una placentera sensación por toda esa zona. Y cuando llega a su mano, la agarra y entrelaza sus dedos con los de él. Castle se deja, suspirando y afianzando ese contacto. Se siente irascible e indefenso, pero tenerla cerca, por muy negro que vea todo, siempre acaba aplacando de alguna manera el dolor sobre ese punto débil. Y deja de ahogarse con sus recuerdos, como si ella fuera un salvavidas.
-¿Cómo estás? –vuelve a hablar. Castle agradece esa paciencia, porque piensa que, después de tirarse todo un día sin dirigirle la palabra, lo menos probable que sucediera fuese tener a Beckett abrazada a su espalda, intentando hacerle recobrar esa confianza que suele tener en sí mismo.
Se encoge de hombros- Hay veces que es difícil seguir sonriendo.
-Lo sé –vuelve a dejar otro par de besos sobre su cuello.
-Lo siento. No he estado muy fino y no tendría que haberlo pagado contigo. Lo siento, en serio.
-Todos tenemos un mal día –Castle afianza más el contacto, relajando su postura hasta sentir la figura de la detective encajando totalmente con la suya, mientras se lleva su mano a sus labios, para besarla-. Sabes que estoy aquí, ¿verdad? Que no te voy a dejar. Y que si necesitas algo…
-Sí. Sí, lo sé –las palabras de su novia le hacen sentirse resguardado de cualquier cosa. Sigue sonriendo con más fuerza. Y por un momento vuelve a parecer el hombre de siempre, recuperando parte de su seguridad. Y, una vez más, sabe por qué está tan irremediablemente enamorado de esa mujer-. Esto probablemente lo sepas y te sonará a total redundancia –se aclara la voz-, pero te adoro, Kate –vuelve a besar su mano-. Gracias por no cansarte de mí.
Puede palpar su calor extendiéndose por su espalda y uniéndose con el suyo. El peso del mundo vuelve a restablecerse, dejando de ser tan exhausto cargar con él y la tensión recreada en el ambiente se afloja. Y en pocos minutos, esa sensación desagradable que se había asentado en su estómago desaparece, casi le sorprende el hecho de que le haya entrado hambre cuando ha dejado de estar en la posición de alerta.
Puede que el mundo de los adultos sea una porquería, pero es una de las pocas veces en las que, sabiendo a lo que se enfrenta es capaz de levantarse inquebrantable y saber que no se va a volver a caer. Porque sabe que ahí está Beckett, y sabe que a su lado el mundo empieza a parecer un sitio mejor. Un sitio en el que, quizá, hay un pequeño rayo de esperanza.
A base de caricias y pequeños besos, ambos acaban por quedarse dormidos en pocos minutos.
***
Graaaacias y eso <3. Ale, nos vemos mañana :3.
Basicamente xdd. Bueno, espero que os guste el de hoy! ^^
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Día 17: Vulnerabilidad
Hoy no ha sido su mejor día y tiene toda la pinta de acabar igual de mal. Y casi se ríe de la situación porque, a pesar de haber pasado tantos años se siente igual de irascible e indefenso que cuando era un crío de no más de diez años. Y no es algo que le guste admitir abiertamente, pero está ahí. Y si no lo estuviera, no estaría ahora mismo en posición fetal sobre la cama, abrazándose a sí mismo. Le gusta estar feliz, le gusta aparentar que está feliz. Le hace sentirse poderoso y que tiene todo bajo control. Como si en su palma de la mano tuviera cosidos los hilos que mueven el mundo. Eso le relaja y le hace vivir sin inseguridades.
Pero sabe que, en el fondo, es un niño pequeño. Sentirse un niño pequeño en ese mundo de adultos egocéntricos y miserables no es algo que ayude a abrirse camino. Solo le hace más pequeño y vulnerable y recordar por qué acabó siendo un gilipollas. Y cuando quieres redimirte, lo único que buscas es sentirte como un gilipollas.
Castle ha cambiado mucho. Está totalmente irreconocible, pero aún así, en momentos como estos, siente que no ha progresado nada.
Y es ahí cuando su autoestima se va al carajo.
Puede oír unos pasos acercarse a él. Frágiles, como si tuvieran miedo. Él sigue inmóvil, siguiendo en su ardua tarea de repetirse una y otra vez que hoy no debería haberse despertado. No para oír cómo un presunto asesino le recrimina que no tiene ni idea de lo que es tener un padre. Soportarlo, quererlo, sentir que está ahí y cómo, de un día para otro, ver que se esfuma. Ni idea.
A Castle todavía le sigue doliendo. Como le duele recordar a todos esos niñatos que le señalaban porque no tenía padre. Cómo se reían de él y le trataban como a un ser marginal. Porque la mayoría de los días se tenía que ir solo a casa sin ver esa figura paterna que le hiciera sentir arropado. Sin partidos de béisbol, sin pelota de fútbol. Castle ni siquiera sabe montar en bicicleta y es algo que siempre le ha pesado.
Lo más jodido era aguantar cómo le miraban con pena. Cómo la gente sabía que estaba solo, pero aún así tampoco se molestaban mucho en acercarse. La gente hablaba de él, lo sabía, siempre a sus espaldas. O peor era que se enteraba de todo, de alguna manera. Siempre sabía que era el centro de todo tipo de comentarios que harían sentir basura a cualquiera que los oyera. Siendo un niño que vivía de los recuerdos y situaciones de su infancia tenía que plantar cara a ese mundo de adultos. A ese mundo cuyo lema es pisar al de al lado sin remordimiento alguno.
Y ahí estaba ese tío, recordándole que no tenía padre. Recordándole que siempre ha sido un desecho social.
-Hey –siente un cálido aliento sobre su oído, mientras la presencia de un cuerpo se amolda a él por su espalda, cálido. Le hace sentir mejor, reconfortado y seguro. Pero la impotencia le hace quedarse inmóvil.
Percibe ese cuerpo estrechando más el espacio. Apegándose más a él. Unos suaves besos se despliegan por su nuca, provocando que los escalofríos recorran su cuerpo. Sin darse mucha cuenta, empieza a sonreír, mientras siente como una mano le acaricia el brazo, desde su hombro hasta su muñeca, con las yemas de sus dedos, dejando una placentera sensación por toda esa zona. Y cuando llega a su mano, la agarra y entrelaza sus dedos con los de él. Castle se deja, suspirando y afianzando ese contacto. Se siente irascible e indefenso, pero tenerla cerca, por muy negro que vea todo, siempre acaba aplacando de alguna manera el dolor sobre ese punto débil. Y deja de ahogarse con sus recuerdos, como si ella fuera un salvavidas.
-¿Cómo estás? –vuelve a hablar. Castle agradece esa paciencia, porque piensa que, después de tirarse todo un día sin dirigirle la palabra, lo menos probable que sucediera fuese tener a Beckett abrazada a su espalda, intentando hacerle recobrar esa confianza que suele tener en sí mismo.
Se encoge de hombros- Hay veces que es difícil seguir sonriendo.
-Lo sé –vuelve a dejar otro par de besos sobre su cuello.
-Lo siento. No he estado muy fino y no tendría que haberlo pagado contigo. Lo siento, en serio.
-Todos tenemos un mal día –Castle afianza más el contacto, relajando su postura hasta sentir la figura de la detective encajando totalmente con la suya, mientras se lleva su mano a sus labios, para besarla-. Sabes que estoy aquí, ¿verdad? Que no te voy a dejar. Y que si necesitas algo…
-Sí. Sí, lo sé –las palabras de su novia le hacen sentirse resguardado de cualquier cosa. Sigue sonriendo con más fuerza. Y por un momento vuelve a parecer el hombre de siempre, recuperando parte de su seguridad. Y, una vez más, sabe por qué está tan irremediablemente enamorado de esa mujer-. Esto probablemente lo sepas y te sonará a total redundancia –se aclara la voz-, pero te adoro, Kate –vuelve a besar su mano-. Gracias por no cansarte de mí.
Puede palpar su calor extendiéndose por su espalda y uniéndose con el suyo. El peso del mundo vuelve a restablecerse, dejando de ser tan exhausto cargar con él y la tensión recreada en el ambiente se afloja. Y en pocos minutos, esa sensación desagradable que se había asentado en su estómago desaparece, casi le sorprende el hecho de que le haya entrado hambre cuando ha dejado de estar en la posición de alerta.
Puede que el mundo de los adultos sea una porquería, pero es una de las pocas veces en las que, sabiendo a lo que se enfrenta es capaz de levantarse inquebrantable y saber que no se va a volver a caer. Porque sabe que ahí está Beckett, y sabe que a su lado el mundo empieza a parecer un sitio mejor. Un sitio en el que, quizá, hay un pequeño rayo de esperanza.
A base de caricias y pequeños besos, ambos acaban por quedarse dormidos en pocos minutos.
***
Graaaacias y eso <3. Ale, nos vemos mañana :3.
Re: Treinta días (Día 30)
Diios que bonitoo
Sara, te he dicho ya que me encanta como escribes? Bueno te lo repito xD Me ENCANTAA!!!
Sara, te he dicho ya que me encanta como escribes? Bueno te lo repito xD Me ENCANTAA!!!
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
De verdad que da gusto leer una historia tan buena cada día
Esta me ha parecido muy tierna y romántica
Me he vuelto adicta a tu fic y espero ya el de mañana
Esta me ha parecido muy tierna y romántica
Me he vuelto adicta a tu fic y espero ya el de mañana
cris_beckett- Autor de best-seller
- Mensajes : 857
Fecha de inscripción : 29/05/2012
Edad : 33
Localización : Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Estupendo.
Delta5- Escritor - Policia
- Mensajes : 10286
Fecha de inscripción : 30/07/2012
Localización : Ciudadano del Mundo
Re: Treinta días (Día 30)
Ha sido maravilloso, un cúmulo de sensacioned, tristeza, alegria al final...total...¿te he dicho ya lo maravillosa e increiblemente bien que escribes? Sin duda este es uno de mis capítulos favoritos, ver a castle en esa faceta, tan vulnerable, como dice, me ha encantado y emocionado a la vez y si a eso le sumas que hace una rato vi el capítulo 5 de la quinta temporada que parece, no más e igual que aquí, pero sí bunerable (a secas)...bueno que me ha encantado, deseando leer el siguiente.
MariaRomn@caskett- Policia de homicidios
- Mensajes : 502
Fecha de inscripción : 08/10/2012
Edad : 26
Localización : Ceuta (España)
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