Treinta días (Día 30)
+37
R_P
KBRC
Aliciaa
Kiara Caskett
Zeny_Mackenzie
okusak
monsta
Delta5
Maku_Stanathan
suika
silvanalino
Anver
Cata Castillo
RcKb
danivos
trinity640
Yaye
AlwaysSerenity
xisaa
forever23
Fanny_123
carla_NYPD
maria_cs
CaskettOnFire
castle&beckett..cris
MariaRomn@caskett
Clara Kate
Derika_caskett
agecastbet
Maria_ARM
Beckett_Castle_Alba
Jorja
PartnersAlways
nita85
choleck
cris_beckett
saratheplatypus
41 participantes
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 9 de 15.
Página 9 de 15. • 1 ... 6 ... 8, 9, 10 ... 15
Re: Treinta días (Día 30)
Sin palabras...
Continua Pronto
Continua Pronto
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
Preciosooooo sigueeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
Me encanta pasarme por aquí y leer cada historia que dejas.
Esta ha sido muy tierna, me gusta como vas desarrollando la escena y como todo el dolor de Castle va desapareciendo cuando siente a Beckett con él.
Estoy deseando leer el de hoy
Esta ha sido muy tierna, me gusta como vas desarrollando la escena y como todo el dolor de Castle va desapareciendo cuando siente a Beckett con él.
Estoy deseando leer el de hoy
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Helooooou! :3 Muchas gracias por todos vuestros comentarios y seguir leyendo dia a dia <3. Me ecanta que dediqueis un ratejo a leer estas chorradillas, de verdad . Bueno, el capi de hoy era sobre hacer algo juntos, asi que se me ocurrio esto. No se si lo habre hecho bien, mas que nada porque no se si Castle... bueno, no digo mas. Ya vereis a que me refiero jajaja. Y bueno, espero que os guste! ^^
Por cierto, hay una canción en la que me he medio inspirado mientras escribía esto. Seguro que os sonará
***
Día 18: Piano
A Beckett siempre le ha encantado el piano de cola de su casa. Siempre que entraba por esa puerta, era en lo segundo que se fijaba. Ahí, erguido, voluminoso y de un negro brillante, rogando por ser tocado. Ahí fue cuando se empezó a replantear que Castle igual estaba hecho un Casanova. Al menos en su faceta más artística. No era difícil imaginárselo. Ya hacía el amor al papel con una pluma cuando escribía. De la misma manera podría hacerle al amor al piano y no dejar a nadie indiferente, y está segura que a ella tampoco. Y se muere de ganas de comprobarlo. Aunque sea para hacerle de rabiar.
-No sabía que tocaras el piano.
-Hay tantas cosas que no sabes de mí.
Beckett se sienta sobre la banqueta, acariciando con delicadeza y suavidad la reluciente madera de –probablemente, piensa- ébano. No tiene ni idea de cómo tocarlo. Siempre ha querido saber, pero nunca se ha puesto. Roza las teclas de marfil con veneración, cuidadosamente, como si se fuera a romper.
-¿Debería estar sorprendida? –pregunta, mirando a su derecha. Ahí se erguía Castle, mirándola con desafío.
-¿Y yo debería estarlo? –pregunta, señalando el piano con un leve gesto de cabeza. Beckett suelta una leve carcajada, negando con la cabeza.
-Nunca me he puesto realmente en serio con esto. Me gusta mucho. Cuando era pequeña me imaginaba siendo un prodigio del piano enfrente de cientos de personas. Supongo que se quedó en un sueño.
-Si quieres te enseño –Castle se sienta a su lado, cerca, lo suficiente para notar su hombro rozando el suyo y eso hace que ella de un respingo. Ante esto nota cómo el escritor se aleja dejando de invadir su burbuja de aire personal y no sabe si agradecerlo o maldecir sus mecanismos de autodefensa.
-Castle, no creo que–
-Ya verás –interrumpe, empezando a tocar una melodía con su mano derecha. Suena sencillo, corto, pero a los ojos y oídos de la detective Castle parecía un prodigio de la música.
-Resulta que al final vas a ser la reencarnación de Beethoven y Shakespeare.
-¿Todavía lo dudabas? –pregunta jactancioso, repitiendo la melodía- Hazlo tú.
-No sé tocarlo.
-Venga, inténtalo –se desplaza hacia su izquierda, dejando a Beckett tener el espacio necesario para tocar cómodamente-. Con la mano derecha.
La mano de la detective tiembla. Eso no puede ser una buena idea. Y no está en pos de aguantar a Castle en la comisaría burlándose de su carencia de dotes musicales y recordando lo muy por encima que está de ella. Mira hacia su compañero, casi rogándole piedad. Pero no le ve sonriendo con esa sorna propia de él. Ni parece que vaya a decir algo. Traga saliva.
-Beckett, no me voy a reír de ti, si es lo que estás pensando. Los prodigios no nacen, se hacen. Tendrías que leer mi primer amago de relato, te mearía de risa –sonríe, y a la detective le recorre una sensación de plenitud y satisfacción por el cuerpo. Sin darse cuenta, ella también le sonríe, e intenta imitar la suave melodía.
Al principio suena horrible. Desastrosa. Para qué engañarse, hasta Castle se lo dice sutilmente y esta le replica con una mirada intimidatoria, rebufando. No tarda mucho en disculparse y repetir él la melodía. Esta vez sin moverse, solo inclinando su cuerpo. Puede sentir el antebrazo del escritor rozándole contra su pecho y poniéndola nerviosa. La circunstancia era, cuanto menos, inverosímil. Cuando vuelve a su sitio, la detective está conteniendo la respiración y Castle la mira inquisitivo. Suelta el aire, sacudiendo la cabeza.
Lo último que quiere es hacer una réplica personal que los momentos compartidos entre Heat y Rook. No quiere llevar el contexto ficticio al real. Vuelve a intentar tocarlo, con más brío y fragor. El resultado ha debido de ser horrible porque Castle la mira con una lástima enternecida. Lo último que necesita es darle pena al escritor, y lo sabe.
-A ver, déjame –su compañero se levanta, por algún motivo y ella no está muy segura de qué va a hacer. Hasta que nota sus piernas envueltas entre las suyas, su espalda pegada a su pecho, y nuca rozando su clavícula.
Esa es toda una invasión de espacio personal. Pero Beckett ni se molesta en apartarse, ni en apartarle a él de la manera más brusca y violenta posible, como habría hecho hace un año. En lugar de eso traga saliva como puede, intentando que no se dé cuenta de que está sudando a chorros y rogando a algo, mientras intenta mantener la calma, para que no pase nada de lo que luego se arrepienta.
-Castle –murmura, esforzándose para que su tono de voz no la delate.
-¿Te molesta? –pregunta. Eso sí ha sonado con sorna y le molesta demasiado que él sí consiga darse cuenta de el cariz que toma la situación.
-Más te vale no aprovecharte. Tengo una pistola.
El escritor vuelve a repetir la melodía, usando su misma mano. Cuando acaba, la posa encima de la de Beckett. El hecho de que todo ese calor que emanaba de ahí la hiciera sentir de mil y una formas –todas demasiado agradables como para ser correctas- es algo que la está atemorizando. Eso y que su estómago está experimentando una especie de zoológico y va aumentando más conforme el tiempo va pasando. Castle guía los dedos de Beckett por las teclas, haciéndole tocar justo como él sabe esa melodía. No sabe si es por el hecho de que la situación ha adquirido cierta atmósfera altamente enrarecida, pero suena bastante mejor que antes.
-¿Ves? Así. No es tan difícil.
Luego nota su mano izquierda haciendo lo mismo. Tocando lo que parecía el acompañamiento y la segunda parte. Sabe que no va a recordar cómo se toca. Ni esa canción ni ninguna que se proponga. Porque cada vez que se ponga, evocará al recuerdo de sentir el pecho de Castle subir y bajar sobre su espalda. Y su respiración lo suficiente cerca de su cuello como para querer salir corriendo de allí.
Lo peor es reconocer muy a su pesar que, en el fondo, le está encantando. Es la situación más sensual que ha experimentado nunca. Involucrando un piano, y eso le da puntos extra. Se ruboriza, dando gracias a que el escritor no tiene una vista detallada de cómo va el panorama.
-¿La has compuesto tú? -pregunta, mientras de deja llevar por las manos de Castle.
-Sí. Cuando no puedo escribir me ayuda inventarme alguna canción. Creas que no, estimula la creatividad.
A Beckett le encanta ese tono de listillo del escritor. Le gusta conocer esa nueva faceta suya- Me gusta. Es bonita -imita su tono.
-Lo dices como si fuera una coña -ella se ríe, mirándolo de reojo, burlesca. Castle la mira de la misma manera.
Cuando acaba la canción, se detienen. Castle no aparte sus manos, siguen sobre las de ella. Y Beckett tampoco quiere apartarlas. En algún momento, esa atmosfera ha empezado a cargarse de ingravidez y fascinación, y cierto magnetismo que hace que se vayan acercando más. Tanto que Beckett casi no se puede mover. Y la culpabilidad es demasiado placentera, le encanta estar así. Le encanta sentir el calor de Castle envolviéndola como nadie ha hecho. Se siente especial. Gira su cabeza, hasta poder tener una imagen clara de su rostro.
Y desea no haberlo hecho. En los ojos de Castle hay cierto matiz instigador, y a la vez voluptuoso y delicioso. Casi puede observar cómo se muerde los labios. Y cómo se empieza a poner nervioso cuando en la mirada de Beckett aparece gradualmente un trasfondo similar.
Se les está yendo de las manos y lo saben.
No sabe muy bien cómo, pero se han empezado a inclinar. Las manos de Castle sujetan con fuerzas las suyas y ella se deja, incluso pone de su parte. Casi puede notar el aliento del escritor golpeando contra sus labios cuando el timbre de su móvil y la vibración golpea contra las piernas de ambos. Beckett lo saca rápidamente, Castle se levanta alejándose, tan bruscamente que casi se cae y suspiran a la vez.
No sabe si agradecer a la comisaría haber roto ese pequeño momento de magia o decidir que, la próxima vez, el mejor recurso sea no llevarse el móvil cuando vaya a casa de Castle.
Y, obviamente, Beckett opta por lo primero. Porque es así.
Porque con Castle no. Y es algo que tiene claro, aunque sepa que la veracidad de eso sea casi nula. Pero cree hacer lo correcto.
Aun así, sigue sonriendo. Y seguirá así hasta por lo menos lo que queda de mes. O hasta que le toque irse de casa de Castle y encuentre un piso nuevo.
Lo que más le asusta es dar gracias por la explosión inconscientemente.
***
Bueeeeno, gracias por seguir leyendo y comentando <3. Sois amooooour .
Por cierto, hay una canción en la que me he medio inspirado mientras escribía esto. Seguro que os sonará
***
Día 18: Piano
A Beckett siempre le ha encantado el piano de cola de su casa. Siempre que entraba por esa puerta, era en lo segundo que se fijaba. Ahí, erguido, voluminoso y de un negro brillante, rogando por ser tocado. Ahí fue cuando se empezó a replantear que Castle igual estaba hecho un Casanova. Al menos en su faceta más artística. No era difícil imaginárselo. Ya hacía el amor al papel con una pluma cuando escribía. De la misma manera podría hacerle al amor al piano y no dejar a nadie indiferente, y está segura que a ella tampoco. Y se muere de ganas de comprobarlo. Aunque sea para hacerle de rabiar.
-No sabía que tocaras el piano.
-Hay tantas cosas que no sabes de mí.
Beckett se sienta sobre la banqueta, acariciando con delicadeza y suavidad la reluciente madera de –probablemente, piensa- ébano. No tiene ni idea de cómo tocarlo. Siempre ha querido saber, pero nunca se ha puesto. Roza las teclas de marfil con veneración, cuidadosamente, como si se fuera a romper.
-¿Debería estar sorprendida? –pregunta, mirando a su derecha. Ahí se erguía Castle, mirándola con desafío.
-¿Y yo debería estarlo? –pregunta, señalando el piano con un leve gesto de cabeza. Beckett suelta una leve carcajada, negando con la cabeza.
-Nunca me he puesto realmente en serio con esto. Me gusta mucho. Cuando era pequeña me imaginaba siendo un prodigio del piano enfrente de cientos de personas. Supongo que se quedó en un sueño.
-Si quieres te enseño –Castle se sienta a su lado, cerca, lo suficiente para notar su hombro rozando el suyo y eso hace que ella de un respingo. Ante esto nota cómo el escritor se aleja dejando de invadir su burbuja de aire personal y no sabe si agradecerlo o maldecir sus mecanismos de autodefensa.
-Castle, no creo que–
-Ya verás –interrumpe, empezando a tocar una melodía con su mano derecha. Suena sencillo, corto, pero a los ojos y oídos de la detective Castle parecía un prodigio de la música.
-Resulta que al final vas a ser la reencarnación de Beethoven y Shakespeare.
-¿Todavía lo dudabas? –pregunta jactancioso, repitiendo la melodía- Hazlo tú.
-No sé tocarlo.
-Venga, inténtalo –se desplaza hacia su izquierda, dejando a Beckett tener el espacio necesario para tocar cómodamente-. Con la mano derecha.
La mano de la detective tiembla. Eso no puede ser una buena idea. Y no está en pos de aguantar a Castle en la comisaría burlándose de su carencia de dotes musicales y recordando lo muy por encima que está de ella. Mira hacia su compañero, casi rogándole piedad. Pero no le ve sonriendo con esa sorna propia de él. Ni parece que vaya a decir algo. Traga saliva.
-Beckett, no me voy a reír de ti, si es lo que estás pensando. Los prodigios no nacen, se hacen. Tendrías que leer mi primer amago de relato, te mearía de risa –sonríe, y a la detective le recorre una sensación de plenitud y satisfacción por el cuerpo. Sin darse cuenta, ella también le sonríe, e intenta imitar la suave melodía.
Al principio suena horrible. Desastrosa. Para qué engañarse, hasta Castle se lo dice sutilmente y esta le replica con una mirada intimidatoria, rebufando. No tarda mucho en disculparse y repetir él la melodía. Esta vez sin moverse, solo inclinando su cuerpo. Puede sentir el antebrazo del escritor rozándole contra su pecho y poniéndola nerviosa. La circunstancia era, cuanto menos, inverosímil. Cuando vuelve a su sitio, la detective está conteniendo la respiración y Castle la mira inquisitivo. Suelta el aire, sacudiendo la cabeza.
Lo último que quiere es hacer una réplica personal que los momentos compartidos entre Heat y Rook. No quiere llevar el contexto ficticio al real. Vuelve a intentar tocarlo, con más brío y fragor. El resultado ha debido de ser horrible porque Castle la mira con una lástima enternecida. Lo último que necesita es darle pena al escritor, y lo sabe.
-A ver, déjame –su compañero se levanta, por algún motivo y ella no está muy segura de qué va a hacer. Hasta que nota sus piernas envueltas entre las suyas, su espalda pegada a su pecho, y nuca rozando su clavícula.
Esa es toda una invasión de espacio personal. Pero Beckett ni se molesta en apartarse, ni en apartarle a él de la manera más brusca y violenta posible, como habría hecho hace un año. En lugar de eso traga saliva como puede, intentando que no se dé cuenta de que está sudando a chorros y rogando a algo, mientras intenta mantener la calma, para que no pase nada de lo que luego se arrepienta.
-Castle –murmura, esforzándose para que su tono de voz no la delate.
-¿Te molesta? –pregunta. Eso sí ha sonado con sorna y le molesta demasiado que él sí consiga darse cuenta de el cariz que toma la situación.
-Más te vale no aprovecharte. Tengo una pistola.
El escritor vuelve a repetir la melodía, usando su misma mano. Cuando acaba, la posa encima de la de Beckett. El hecho de que todo ese calor que emanaba de ahí la hiciera sentir de mil y una formas –todas demasiado agradables como para ser correctas- es algo que la está atemorizando. Eso y que su estómago está experimentando una especie de zoológico y va aumentando más conforme el tiempo va pasando. Castle guía los dedos de Beckett por las teclas, haciéndole tocar justo como él sabe esa melodía. No sabe si es por el hecho de que la situación ha adquirido cierta atmósfera altamente enrarecida, pero suena bastante mejor que antes.
-¿Ves? Así. No es tan difícil.
Luego nota su mano izquierda haciendo lo mismo. Tocando lo que parecía el acompañamiento y la segunda parte. Sabe que no va a recordar cómo se toca. Ni esa canción ni ninguna que se proponga. Porque cada vez que se ponga, evocará al recuerdo de sentir el pecho de Castle subir y bajar sobre su espalda. Y su respiración lo suficiente cerca de su cuello como para querer salir corriendo de allí.
Lo peor es reconocer muy a su pesar que, en el fondo, le está encantando. Es la situación más sensual que ha experimentado nunca. Involucrando un piano, y eso le da puntos extra. Se ruboriza, dando gracias a que el escritor no tiene una vista detallada de cómo va el panorama.
-¿La has compuesto tú? -pregunta, mientras de deja llevar por las manos de Castle.
-Sí. Cuando no puedo escribir me ayuda inventarme alguna canción. Creas que no, estimula la creatividad.
A Beckett le encanta ese tono de listillo del escritor. Le gusta conocer esa nueva faceta suya- Me gusta. Es bonita -imita su tono.
-Lo dices como si fuera una coña -ella se ríe, mirándolo de reojo, burlesca. Castle la mira de la misma manera.
Cuando acaba la canción, se detienen. Castle no aparte sus manos, siguen sobre las de ella. Y Beckett tampoco quiere apartarlas. En algún momento, esa atmosfera ha empezado a cargarse de ingravidez y fascinación, y cierto magnetismo que hace que se vayan acercando más. Tanto que Beckett casi no se puede mover. Y la culpabilidad es demasiado placentera, le encanta estar así. Le encanta sentir el calor de Castle envolviéndola como nadie ha hecho. Se siente especial. Gira su cabeza, hasta poder tener una imagen clara de su rostro.
Y desea no haberlo hecho. En los ojos de Castle hay cierto matiz instigador, y a la vez voluptuoso y delicioso. Casi puede observar cómo se muerde los labios. Y cómo se empieza a poner nervioso cuando en la mirada de Beckett aparece gradualmente un trasfondo similar.
Se les está yendo de las manos y lo saben.
No sabe muy bien cómo, pero se han empezado a inclinar. Las manos de Castle sujetan con fuerzas las suyas y ella se deja, incluso pone de su parte. Casi puede notar el aliento del escritor golpeando contra sus labios cuando el timbre de su móvil y la vibración golpea contra las piernas de ambos. Beckett lo saca rápidamente, Castle se levanta alejándose, tan bruscamente que casi se cae y suspiran a la vez.
No sabe si agradecer a la comisaría haber roto ese pequeño momento de magia o decidir que, la próxima vez, el mejor recurso sea no llevarse el móvil cuando vaya a casa de Castle.
Y, obviamente, Beckett opta por lo primero. Porque es así.
Porque con Castle no. Y es algo que tiene claro, aunque sepa que la veracidad de eso sea casi nula. Pero cree hacer lo correcto.
Aun así, sigue sonriendo. Y seguirá así hasta por lo menos lo que queda de mes. O hasta que le toque irse de casa de Castle y encuentre un piso nuevo.
Lo que más le asusta es dar gracias por la explosión inconscientemente.
***
Bueeeeno, gracias por seguir leyendo y comentando <3. Sois amooooour .
Re: Treinta días (Día 30)
Maldito movil
muy bueno sigue por favor
muy bueno sigue por favor
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Re: Treinta días (Día 30)
Se me acaban las palabras
Sigue
Sigue
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
He leído todos los días hasta el momento, y la verdad que cada uno de ellos tiene un algo que lo hace especial y único. La manera en la que redactas es simplemente fabulosa.
El día 17, con Vulnerabilidad, cualquiera lo hubiera hecho desde el lado de Kate, y vos le diste otro punto de vista lo que me pareció genial. Muchas veces se considera que Castle es todo risas y felicidad, y nos olvidamos de que como toda persona tiene sus propios fantasmas.
Espero con ansias los 12 días restantes, que estoy segura que no nos desfraudaras =)
El día 17, con Vulnerabilidad, cualquiera lo hubiera hecho desde el lado de Kate, y vos le diste otro punto de vista lo que me pareció genial. Muchas veces se considera que Castle es todo risas y felicidad, y nos olvidamos de que como toda persona tiene sus propios fantasmas.
Espero con ansias los 12 días restantes, que estoy segura que no nos desfraudaras =)
Re: Treinta días (Día 30)
Ya no se q decirte... de verdad escribes de maravilla
Besos y hasta mañana
Besos y hasta mañana
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
me has dejado sin palabras osea que solo te expresare lo que me as echo sentir con dibus y nada continua por dios
monsta- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 24/04/2012
Edad : 32
Localización : madrid
Re: Treinta días (Día 30)
sigueeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
Creo que no me equivoco si digo que es la escena más romántica que he leido de los dos.
He puesto en modo repetición la melodía en mi ordenador mientras iba leyendo esta escena y lo único que puedo decir es que transmites tan bien lo que quieres expresar con cada palabra que era como estar junto a la pareja viviendo la situación.
Para mi el piano es el instrumento de música más elegante y sofisticado, al igual que Beckett en tus escena, aunque muchas veces he querido aprender, por diversas situaciones nunca he podido y el algo que tengo pendiente.
Creo que has elegido el instrumento perfecto para crear una escena preciosa, Sara
He puesto en modo repetición la melodía en mi ordenador mientras iba leyendo esta escena y lo único que puedo decir es que transmites tan bien lo que quieres expresar con cada palabra que era como estar junto a la pareja viviendo la situación.
Para mi el piano es el instrumento de música más elegante y sofisticado, al igual que Beckett en tus escena, aunque muchas veces he querido aprender, por diversas situaciones nunca he podido y el algo que tengo pendiente.
Creo que has elegido el instrumento perfecto para crear una escena preciosa, Sara
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Re: Treinta días (Día 30)
Se podía haber quedado el móvil sin batería , que forma de interrumpir.
Continúa pronto.
Continúa pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Treinta días (Día 30)
Holaaaaaa otra vez! :3 Muchas gracias por comentar lo que escribo, aguantar estas cosas dia a dia... no se de donde sacais la paciencia jajaja. Hoy la musa se ha mostrado mas simpatica de lo habitual y bueno, aqui estoy jajaja. La verdad es que este dia es un poco flojillo, iba sobre vestir formalmente y como ya tengo uno escrito con eso... (si es que deberia leer mas a lo que me atengo antes de meterme en estos saraos ). Bueno que ha salido una cosa muy rara pero espero que os guste, os juro que el de mañana sera mejor. Muuucho mejor (y si veis cual toca, sabreis a que me refiero ). Bueno, espero que os guste! ^^ (aunque sea un poquitin xd)
***
Día 19: Hipnosis
Lleva desde que han entrado por esa puerta mirándola de la forma más descarada habida y por haber sin ni siquiera esforzarse por disimularlo un poco. No cesa ni un segundo, y cuando habla con alguien procura que este esté de espaldas a la mujer, para poder observarla por encima del hombro y no romper el esquema mental riguroso que está dibujando en su memoria, con todos y cada uno de los pliegues de su vestido. Hoy soñará con el color morado satén, lo sabe.
Quizá lo más incómodo es cuando la propia persona se da cuenta de que a Castle su conversación le importa un bledo. O no que no le importe, sino que hay una fuerza mucho mayor captando su atención. Y él no sabe cómo disculparse porque, después de todo, nadie consigue de salir por su propio pie del estado de hipnotismo. Sabe que está exagerando cuando supone eso, pero cree que es lo que más se ajusta a lo que está sintiendo.
Suspira cada vez que el otro interlocutor se da la vuelta o se acaba yendo, algo intimidado. No puede ser sano, roza la demencia todo eso. La situación se complica incluso más cuando ve algún baboso acercándose a su musa y mirándola como si la fuera a comer mientras la cubre de elogios cuyo fin es llevársela a la cama. Ahí le entran ganas de salir corriendo cargando con ella sobre sus hombros, en plan justiciero. Y entonces se empieza a replantear de dónde ha salido ese sentimiento de autoritarismo hacia Beckett cuando ni siquiera han dado nada por hecho. Ni tienen pinta de hacerlo, al menos, por ahora.
Sacude la cabeza, relajando sus hombros. Quería disfrutar un poco de la velada –es su velada, después de todo-, y realmente se siente como pez en el agua. Toda la gente de ese lugar le reclama, casi le duele la muñeca de firmar autógrafos y no hace más oír lo sorprendente y maravilloso que es leer Aumenta el Calor, un auténtico placer para la vista. Pero esa fiesta llega a un punto en el que él mismo siente que no es su sitio. La ceremonia gira en torno a él, pero se siente fuera de la órbita. Y un sentimiento de culpabilidad se extiende por su cuerpo.
Y sonríe al pensar lo mucho que está cambiando. Lo mucho que ella le está cambiando.
Se acerca a servirse una copa de champán, rogando para que el alcohol acabe surtiendo el suficiente efecto como para empezar a percibir que forma parte de todo eso. Y cuando sostiene la elegante pieza de cristal con relieves pretenciosos en dorado por la copa para beberla de un trago, una mano se posa sobre su hombro e, instintivamente, se da la vuelta.
-Pareces aburrido.
Y lo único que es capaz es dar un sorbo, para después dejar la copa sobre la mesa. Castle intenta centrarse y no desviar su mirada hacia cualquier otro sitio levantando una tensión innecesaria. Así que se aclara la garganta, cierra los ojos durante tres segundos y pone la mente en frío, buscando cualquier excusa que pareciera mínimamente válida para hacer que ella tampoco se sintiera fuera de órbita.
-La verdad es que es un coñazo de fiesta, para qué engañarnos –pero en cuanto hace contacto visual con su musa, las palabras salen solas-. Está bien para pasar el rato pero…
-No es tu sitio –contesta Beckett, por él, casi riéndose. Si el Castle de hace cinco años se comparase con el de la actualidad, no querría volver a salir de casa-. Sí, te entiendo.
-Pues no lo parece –deduce Castle, sorprendido-. Creía que te lo estabas pasando bien con el tío ese –gira su cabeza mirando al baboso de antes, y cuando lo piensa repara en lo demasiado celoso que ha sonado y se arrepiente de haber abierto la boca.
-Se llama Tony –explica, con evidente sorna en su voz, que consigue poner al escritor de los nervios-. ¿Por qué? ¿Te molesta? –acorta la distancia entre ellos, tentadora y él siente que en cualquier momento se ahoga con su saliva- ¿Es que estás celoso, Castle?
Se muerde los labios, y sin pensarlo mucho contesta-: Pues sí.
Después se rasca su nuca, nervioso. Tartamudea un poco antes de decir nada, y la expresión con la que le mira Beckett no ayuda a ceder un poco de aplomo a la situación. Está por echarse la copa de champán por encima, suponiendo que, con muchísima suerte, dejará de soltar sandeces por esa boca. Él relaja su expresión, forzándose a mirarla con suspicacia y burla, rogando para que se tragase su cuento.
-No, bueno. Celoso no es la palabra adecuada. Simplemente resentido –remarca, con austeridad, mientras asiente con la cabeza restando preocupación-. No quiero que perviertan a mi musa, ya me entiendes. Escribo novelas de misterio, no pornografía literaria.
-Vaya, cualquiera lo diría –su tono de voz suena irónico y desafiante. Castle está por rendirse-. Menos mal que en este tipo de fiestas no sirven tequila y esas cosas, ¿verdad?
Ya no es por el hecho de que Beckett le está ganando y se está quedando encima de él. Es por el hecho de que, nada más soltar eso y dejarle a la altura del betún, le guiña un ojo, como si supiera toda la historia. Castle resopla, deseando que la tierra le tragase lo antes posible. Si se sentase sería capaz de planear el crimen perfecto con la discreción propia de una pluma. Pero está claro que, en cuanto a temas sobre Beckett se refiere, de repente se vuelve tan o más ostensible que Las Vegas en una noche de verano. Y demasiado delatador. Casi puede sentirse desnudado por la mirada de Beckett.
-No te enfades, Castle –ella le mira como si hubiera entendido perfectamente su legible expresión-. En realidad, te iba a pedir que me acompañaras a casa. Soy más de cerveza que de champán, ¿sabes? Además, yo también me estaba aburriendo.
-¿Y vas a dejar a tu Tony tirado? –sonríe con malicia y soberbia- ¿No te da pena?
-¿Prefieres que te deje tirado a ti? –Castle no dice nada, pero no le hace falta. Beckett ha captado todo el mensaje a través de la comunicación visual y le sonríe. A Castle una felicidad inmediata le recorre su cuerpo de abajo a arriba y de arriba abajo, mientras se dispone a salir con Beckett.
Tampoco van a notar mucho su ausencia, después de todo. O eso quiere creer.
-Y me estoy muriendo de hambre. ¿Tú no?
Castle no sabe si tomarse eso como una clara invitación para subir a su casa- Vale, tú pon las cervezas. Yo pongo los perritos.
Y en cuanto vuelve a mirar a Beckett y observa cómo esta le dedica esa mirada suya, rebosante de confianza y seguridad propia de ellos, sabe que sí.
***
Muchas gracias por haberos tragado este shot. De verdad, muchas gracias <3. Mañana maaas!
***
Día 19: Hipnosis
Lleva desde que han entrado por esa puerta mirándola de la forma más descarada habida y por haber sin ni siquiera esforzarse por disimularlo un poco. No cesa ni un segundo, y cuando habla con alguien procura que este esté de espaldas a la mujer, para poder observarla por encima del hombro y no romper el esquema mental riguroso que está dibujando en su memoria, con todos y cada uno de los pliegues de su vestido. Hoy soñará con el color morado satén, lo sabe.
Quizá lo más incómodo es cuando la propia persona se da cuenta de que a Castle su conversación le importa un bledo. O no que no le importe, sino que hay una fuerza mucho mayor captando su atención. Y él no sabe cómo disculparse porque, después de todo, nadie consigue de salir por su propio pie del estado de hipnotismo. Sabe que está exagerando cuando supone eso, pero cree que es lo que más se ajusta a lo que está sintiendo.
Suspira cada vez que el otro interlocutor se da la vuelta o se acaba yendo, algo intimidado. No puede ser sano, roza la demencia todo eso. La situación se complica incluso más cuando ve algún baboso acercándose a su musa y mirándola como si la fuera a comer mientras la cubre de elogios cuyo fin es llevársela a la cama. Ahí le entran ganas de salir corriendo cargando con ella sobre sus hombros, en plan justiciero. Y entonces se empieza a replantear de dónde ha salido ese sentimiento de autoritarismo hacia Beckett cuando ni siquiera han dado nada por hecho. Ni tienen pinta de hacerlo, al menos, por ahora.
Sacude la cabeza, relajando sus hombros. Quería disfrutar un poco de la velada –es su velada, después de todo-, y realmente se siente como pez en el agua. Toda la gente de ese lugar le reclama, casi le duele la muñeca de firmar autógrafos y no hace más oír lo sorprendente y maravilloso que es leer Aumenta el Calor, un auténtico placer para la vista. Pero esa fiesta llega a un punto en el que él mismo siente que no es su sitio. La ceremonia gira en torno a él, pero se siente fuera de la órbita. Y un sentimiento de culpabilidad se extiende por su cuerpo.
Y sonríe al pensar lo mucho que está cambiando. Lo mucho que ella le está cambiando.
Se acerca a servirse una copa de champán, rogando para que el alcohol acabe surtiendo el suficiente efecto como para empezar a percibir que forma parte de todo eso. Y cuando sostiene la elegante pieza de cristal con relieves pretenciosos en dorado por la copa para beberla de un trago, una mano se posa sobre su hombro e, instintivamente, se da la vuelta.
-Pareces aburrido.
Y lo único que es capaz es dar un sorbo, para después dejar la copa sobre la mesa. Castle intenta centrarse y no desviar su mirada hacia cualquier otro sitio levantando una tensión innecesaria. Así que se aclara la garganta, cierra los ojos durante tres segundos y pone la mente en frío, buscando cualquier excusa que pareciera mínimamente válida para hacer que ella tampoco se sintiera fuera de órbita.
-La verdad es que es un coñazo de fiesta, para qué engañarnos –pero en cuanto hace contacto visual con su musa, las palabras salen solas-. Está bien para pasar el rato pero…
-No es tu sitio –contesta Beckett, por él, casi riéndose. Si el Castle de hace cinco años se comparase con el de la actualidad, no querría volver a salir de casa-. Sí, te entiendo.
-Pues no lo parece –deduce Castle, sorprendido-. Creía que te lo estabas pasando bien con el tío ese –gira su cabeza mirando al baboso de antes, y cuando lo piensa repara en lo demasiado celoso que ha sonado y se arrepiente de haber abierto la boca.
-Se llama Tony –explica, con evidente sorna en su voz, que consigue poner al escritor de los nervios-. ¿Por qué? ¿Te molesta? –acorta la distancia entre ellos, tentadora y él siente que en cualquier momento se ahoga con su saliva- ¿Es que estás celoso, Castle?
Se muerde los labios, y sin pensarlo mucho contesta-: Pues sí.
Después se rasca su nuca, nervioso. Tartamudea un poco antes de decir nada, y la expresión con la que le mira Beckett no ayuda a ceder un poco de aplomo a la situación. Está por echarse la copa de champán por encima, suponiendo que, con muchísima suerte, dejará de soltar sandeces por esa boca. Él relaja su expresión, forzándose a mirarla con suspicacia y burla, rogando para que se tragase su cuento.
-No, bueno. Celoso no es la palabra adecuada. Simplemente resentido –remarca, con austeridad, mientras asiente con la cabeza restando preocupación-. No quiero que perviertan a mi musa, ya me entiendes. Escribo novelas de misterio, no pornografía literaria.
-Vaya, cualquiera lo diría –su tono de voz suena irónico y desafiante. Castle está por rendirse-. Menos mal que en este tipo de fiestas no sirven tequila y esas cosas, ¿verdad?
Ya no es por el hecho de que Beckett le está ganando y se está quedando encima de él. Es por el hecho de que, nada más soltar eso y dejarle a la altura del betún, le guiña un ojo, como si supiera toda la historia. Castle resopla, deseando que la tierra le tragase lo antes posible. Si se sentase sería capaz de planear el crimen perfecto con la discreción propia de una pluma. Pero está claro que, en cuanto a temas sobre Beckett se refiere, de repente se vuelve tan o más ostensible que Las Vegas en una noche de verano. Y demasiado delatador. Casi puede sentirse desnudado por la mirada de Beckett.
-No te enfades, Castle –ella le mira como si hubiera entendido perfectamente su legible expresión-. En realidad, te iba a pedir que me acompañaras a casa. Soy más de cerveza que de champán, ¿sabes? Además, yo también me estaba aburriendo.
-¿Y vas a dejar a tu Tony tirado? –sonríe con malicia y soberbia- ¿No te da pena?
-¿Prefieres que te deje tirado a ti? –Castle no dice nada, pero no le hace falta. Beckett ha captado todo el mensaje a través de la comunicación visual y le sonríe. A Castle una felicidad inmediata le recorre su cuerpo de abajo a arriba y de arriba abajo, mientras se dispone a salir con Beckett.
Tampoco van a notar mucho su ausencia, después de todo. O eso quiere creer.
-Y me estoy muriendo de hambre. ¿Tú no?
Castle no sabe si tomarse eso como una clara invitación para subir a su casa- Vale, tú pon las cervezas. Yo pongo los perritos.
Y en cuanto vuelve a mirar a Beckett y observa cómo esta le dedica esa mirada suya, rebosante de confianza y seguridad propia de ellos, sabe que sí.
***
Muchas gracias por haberos tragado este shot. De verdad, muchas gracias <3. Mañana maaas!
Última edición por iamaplatypus el Mar Ene 15, 2013 7:23 am, editado 1 vez
Re: Treinta días (Día 30)
Me ha encantado, como el de anoche. La verdad es que lo de ayer fue una tortura, te estuve esperando con el móvil en la mano a las 11:30 y no lo subistes hasta las 11:50, fue una verdadera tortura. Lo mejor es que lo leí antes si quiera que cambiaras el título.
Muchas gracias, me gusta tenerlo temprano, bueno no, bueno sí, no se con tenerlo me vale. Me encanta la forma en la que te lo curras día a día eres una crack. Tan solo 11 días nos separan del final.
Mañana "Dancing" no puedo esperar.
Muchas gracias, me gusta tenerlo temprano, bueno no, bueno sí, no se con tenerlo me vale. Me encanta la forma en la que te lo curras día a día eres una crack. Tan solo 11 días nos separan del final.
Mañana "Dancing" no puedo esperar.
Invitado- Invitado
Re: Treinta días (Día 30)
PRECIOSISISIMOS (este dia y el anterior, que no les habia leido) son todos muy tiernos. Me encanta.
Re: Treinta días (Día 30)
Me ha encantado , cada dia me gusta mas tus pequños fic sigue asi eres genial!!
Maria_ARM- Escritor novato
- Mensajes : 47
Fecha de inscripción : 20/12/2012
Edad : 28
Localización : Venezuela
Re: Treinta días (Día 30)
Sigues sorprendiéndome cada día.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Treinta días (Día 30)
Como siempre, una escena estupenda. Me gusta el momento en el que lo has desarrollado, en esa firma de libros y como Castle se aburre porque solo quiere estar con su musa
Que ganas de leer el de mañana, solo por el título ya sé que será estupendo
Que ganas de leer el de mañana, solo por el título ya sé que será estupendo
______________________
Castlet: What happens if you don’t like what you see?
Beckett: What happens if you don’t let me look?
Fanny_123- Autor de best-seller
- Mensajes : 831
Fecha de inscripción : 15/09/2012
Edad : 24
Localización : Chile!!! c:
Re: Treinta días (Día 30)
Me a gustado mucho continua Sara
monsta- Actor en Broadway
- Mensajes : 170
Fecha de inscripción : 24/04/2012
Edad : 32
Localización : madrid
Re: Treinta días (Día 30)
Me gustaa Saraa!!
Ya quiero leer el de mañana
Ya quiero leer el de mañana
forever23- As del póker
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 09/09/2012
Edad : 32
Localización : Bilbao
Re: Treinta días (Día 30)
Pero por qué lo cortas tan pronto¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Así no hay quien aguante tantas horas para poder seguir leyendo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Muy bueno pero pelin tacaña, no te parece, que esto no es un telegrama, aquí no cobran por palabra, a ver cuando te explayas con esta pequeña plebe de seguidores, por favor, lo queremos bueno, bonito y barato (= LARGO)
Besos, hasta mañana¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Así no hay quien aguante tantas horas para poder seguir leyendo¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Muy bueno pero pelin tacaña, no te parece, que esto no es un telegrama, aquí no cobran por palabra, a ver cuando te explayas con esta pequeña plebe de seguidores, por favor, lo queremos bueno, bonito y barato (= LARGO)
Besos, hasta mañana¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Treinta días (Día 30)
sigueeeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Treinta días (Día 30)
leer tus fics si es un placer para la vista
choleck- Escritor - Policia
- Mensajes : 1967
Fecha de inscripción : 07/06/2012
Localización : en la parra
Página 9 de 15. • 1 ... 6 ... 8, 9, 10 ... 15
Temas similares
» 45 DÍAS - DÍAS 4 y 5 (ACTUALIZADO a 22/10)
» 4 días / 4 noches
» Tres días.
» 0 HORAS / 0 CAPITULO (Cuenta atras 6ª Temporada) 23/09/2013 AGRADECIMIENTOS
» 310 días ( de la promo de 47 seconds)
» 4 días / 4 noches
» Tres días.
» 0 HORAS / 0 CAPITULO (Cuenta atras 6ª Temporada) 23/09/2013 AGRADECIMIENTOS
» 310 días ( de la promo de 47 seconds)
Foro Castle :: OffTopic :: Fan Fics
Página 9 de 15.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.