Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
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Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Como ya te dije, leí la primera parte hace tiempo, y esta la empece a leer, pero me quede por la mitad, porque la leía desde fanfiction, ahora la volví a leer desde el principio y muero de ganas por saber como sigue, ¡está genial!
Los momentos caskett son de lo mejor, tanto románticos, como divertidos... hay de todo, y me encanta la relación entre Alexis y Kate, es genial A ver ahora como sigue esto, con que chantajean Ryan y Espo a Castle, y que ocurre en la cena de navidad, ¡estoy deseando leer el siguiente!
Los momentos caskett son de lo mejor, tanto románticos, como divertidos... hay de todo, y me encanta la relación entre Alexis y Kate, es genial A ver ahora como sigue esto, con que chantajean Ryan y Espo a Castle, y que ocurre en la cena de navidad, ¡estoy deseando leer el siguiente!
Yaye- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
¡Buenas noches! Sé que hace muchísimo que no subo un nuevo capítulo y es que ahora mismo estoy aplastada entre trabajos de la uni y tengo cero tiempo para escribir pero que sepáis que no me olvido de vosotros y tengo aun muchas ideas. Así que aquí tenéis un nuevo capítulo que, aunque lo tenía escrito desde hacía bastantes meses, no lo había colgado porque pensé que tendría más tiempo para escribir, pero bueno, así están las cosas xD
Como siempre os digo, que disfrutéis de la lectura y que dejéis muchos comentarios, que así me anima a continuar en los pequeños ratos que tenga
Capítulo 15.
Revisaron bien todo lo que habían encontrado en la caja. Metieron las cosas en las bolsas de plástico de pruebas y las enviaron al laboratorio para que allí pudiesen comparar lo hallado en la caja con lo encontrado en las escenas de los crímenes. Beckett pasó por el despacho de Gates para ponerle al día con las novedades.
- Así que por fin tenemos las pruebas. – Dijo la capitana sentada en la silla de detrás de su escritorio.
- Así es, señor. – Beckett se mantuvo de pie. – Aunque aun tienen que confirmar en el laboratorio que son las mismas drogas y la misma arma homicida.
- Pero las probabilidades de que coincidan son muy altas. – Dijo evidente. Deslizó las gafas por el puente de la nariz para poder ver mejor a la inspectora.
- Casi un noventa y nueve por ciento de posibilidades. – Entrelazó las manos por la espalda. – Y además está la lista con los nombres de las víctimas que también encontramos en la caja fuerte.
- Muy buen trabajo, detective. – Le felicitó. – Seguramente hayan evitado más muertes en este caso.
- Gracias señor.
- Ah y muy buena idea buscar la caja fuerte en ese lugar.
- Señor, eso fue idea de Castle.
Gates alzó una ceja, sorprendida.
- Vaya. Parece que el señor Castle es mucho más útil de lo que pensaba. – Se quitó las gafas. – Felicítele de mi parte.
- Sí, señor.
- Podéis iros por hoy. – Volvió a ponerse las gafas. – Es tarde y no tendremos los resultados del laboratorio hasta mañana.
- Gracias capitán.
Beckett salió del despacho de la capitana. Fue hacia su mesa donde Castle le esperaba sentado en su silla.
- ¿Y bien? – Alzó las cejas.
- Castle, a tu silla. – Señaló el asiento que estaba junto al borde del escritorio.
- Vaaaale. – Dejó el sitio libre a la inspectora y fue a su silla. - ¿Qué te ha dicho Gates?
- Lo de siempre. – Ajustó la silla a su altura. – Aunque ha añadido una cosa que no me esperaba.
- ¿Te ha dado vacaciones indefinidas? – Sonrió ampliamente.
- No. – Negó con la cabeza. – Me ha dicho que te felicite por tu trabajo en este caso.
- ¿En serio? – Abrió mucho los ojos. – Sabía que no tardaría en reconocer que soy una pieza clave en esta comisaría. – Dijo satisfecho.
Gates pasó junto a ellos.
- No haga que cambie de idea, señor Castle. – Dijo sin levantar la vista de los papeles que iba leyendo.
- Sí, señor. – Respondió el escritor.
Beckett se mordió los labios, aguantando la risa.
- Te ha pillado. – En cuanto vio que la capitana no podía oírlos se echó a reír.
- No tiene gracia. – Dijo enfurruñado.
- Te equivocas, tiene mucha. – Beckett siguió riéndose. – Aunque en una cosa tiene razón.
- Soy todo oídos. – Puso el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla sobre la palma de la mano.
- Creo que ha dejado de verte como alguien molesto. – Le confesó. – Se ha dado cuenta de que, aun con tus absurdas teorías, se te da bien todo esto.
- ¿Eso es lo que crees que piensa Gates o lo que tú piensas? – Entrecerró los ojos.
- Un poco de ambas. – Admitió. – Pero que con esto no se te suba el ego.
- Espera. – Alargó el brazo hacia arriba, hizo que cogía algo y que tiraba de ello hasta el suelo. – Ego dominado. – Bromeó.
- Así me gusta. – Le sonrió. – Termino esto y ya podemos irnos.
- Estoy deseando meterme en la cama. – Castle bostezó.
- ¿Eso significa que por fin me vas a dejar dormir tranquila? – Le miró de reojo.
- ¿Cuándo he dicho yo eso? – Alzó una ceja y ambos se rieron.
Ya pasaban de las once de la noche cuando Gates les dio permiso para irse a casa. Había sido un día muy largo. Dejaron a Saúl en el calabozo y, después de ultimar unas cosas, los cuatro se fueron a casa.
Antes de llegar al loft, Castle y Beckett fueron a por comida china, la favorita de la inspectora.
Iban charlando y riéndose de las tonterías del escritor cuando abrieron la puerta.
- ¡¡¿Alexis?!! – Dijo Castle en un tono más agudo de lo normal.
Y es que Alexis no estaba sola. En el sofá, junto a la adolescente, se encontraba un chico al que el escritor no conocía. La joven pareja de novios se puso nerviosa ante aquella pillada.
- ¿Pero no ibais a llegar tarde? – Dijo Alexis toda azarada.
- ¿Eso es lo único que se te ocurre decir? – Le dijo a su hija. Estaba en shock.
- Rick… - Beckett le tocó el brazo. – Tranquilo.
- No puedo tranquilizarme viendo cómo un universitario se aprovecha de mi hija en mi sofá. – Dijo exaltado.
- ¡Papá! ¡Me estás poniendo en ridículo! – Dijo Alexis. El chico hizo ademán de levantarse pero la chica se lo impidió.
- ¿Qué yo te estoy poniendo en ridículo? – Parpadeó varias veces, perplejo. - ¿Has oído eso, Kate?
Beckett miró a Alexis y luego a Castle. Se mojó los labios antes de hablar.
- Yo mejor me voy a preparar la cena. – La inspectora no quería ser partícipe de aquello así que se fue a la cocina.
- Yo también me voy… Mañana te llamo. – Castle le fulminó con la mirada. – O mejor no… - Tragó saliva.
Iba a darle un beso de despedida a Alexis pero en el último momento decidió que no era una buena idea. Sonrió a la chica y salió por la puerta.
- Perfecto. – Se golpeó el muslo con la mano. - ¿Has visto lo que has conseguido? – Señaló la puerta con la mano.
- Que salga huyendo. Algo muy inteligente por su parte.
- ¿Es que siempre vas a espantarme a todos los chicos? – Frunció el ceño.
- A los que vea metiendo mano a mi hija en mi sofá sí. – Dijo de forma tajante.
Beckett observaba la escena desde la cocina. De vez en cuando negaba con la cabeza. Cuando Castle le lanzaba alguna mirada en busca de apoyo ella hacía como que no había visto nada. No podía meterse en la vida de Alexis porque no era su madre.
- ¡Por favor papá! – Movió los brazos. - ¡Pero si ayer os pillé a vosotros en una situación similar!
- No es lo mismo. – Dijo serio.
- ¿Ah no? ¿Y por qué? – Frunció el ceño.
- Porque yo soy tu padre.
Alexis le lanzó una mirada al escritor de esas que te dejan sin respiración. Subió corriendo las escaleras y se oyó como cerraba la puerta de su habitación de un portazo.
- Y ahora yo soy el malo. – Dejó su abrigo sobre el sillón y fue hacia la cocina. ¿Tú qué opinas? – Se sentó en uno de los taburetes.
- ¿Estás seguro? – Alzó las cejas y luego volvió la vista hacia la comida. – Porque no te va a gustar nada.
- Necesito tu opinión. – Insistió.
- Está bien. – Se limpió las manos y le miró. – Creo que has sido demasiado duro con ella.
- ¿Demasiado duro? – Parpadeó varias veces. - ¿Pero tú has visto lo mismo que yo?
- Ya te dije que no te iba a gustar mi opinión. – Apoyó los codos sobre la mesa.
Castle se quedó pensativo. Él no pensaba que se hubiese pasado con su hija, pero necesitaba la opinión de alguien que lo hubiera visto desde fuera.
- Rick, ya es mayor. – Le puso la mano sobre el antebrazo.
- Sólo tiene dieciocho años. – Suspiró.
- Exacto, dieciocho años no diez. – Le sonrió de medio lado. – Sabes perfectamente que no es la primera vez que lo hace.
- Sí, pero es mi hija. – Intentó justificarse.
- Ya no es una niña por mucho que tú lo quieras. – Se sentó en el taburete, frente a él, y le cogió de la mano. – Y este tipo de cosas las va a hacer con o sin tu consentimiento…
- Ya pero… - No sabía cómo argumentar sus pensamientos.
- Rick, tú sólo piensa en las cosas que hiciste a su edad. – Le dijo. – Seguro que era mucho peores… Recuerda quién es tu hija.
- Dios… - Se quedó pensando. – Tienes razón. Quizá sí he sido un poco duro con ella.
- Deberías sentarte y hablar con ella. – Le sonrió con ternura y le acarició la mano.
- ¿Y no puedes ir tú primero? – Dijo con algo de miedo.
- Es tu hija. – Dijo evidente. – Además, eres tú el que tiene que disculparse.
- Sí, lo sé. Pero vosotras sois amigas. Podrías allanarme un poco el terreno. – Puso cara de niño bueno. –Tú haces como que es cosa tuya.
Beckett se mordió el labio inferior y se quedó pensando.
- Está bien. – Terminó asintiendo. – Yo hablo primero con ella.
- ¡Eres la mejor! – Se estiró sobre la encimera y la besó.
- Sí, lo sé…
Castle aprovechó que Beckett iba a hablar con Alexis para dar una vuelta con Royal. Kate preparó una bandeja con algo de comida china y se fue hacia la habitación de la adolescente. Llamó a la puerta y esperó a que contestase.
- Papá, no quiero hablar.
Dijo una voz desde el interior del cuarto.
- Soy Kate, ¿puedo pasar?
- Sí, sí. – Alexis se incorporó en la cama, quedando sentada sobre el colchón.
Beckett abrió como pudo la puerta.
- Te he traído algo de cena. – Le mostró la bandeja.
- Gracias, pero no tengo hambre. – Se aferró a uno de los cojines.
- Te lo dejo aquí por si luego quieres. – Dejó la bandeja sobre el escritorio.
- Mi padre te ha dicho que vengas, ¿no?
- Él se ha ido con Royal. ¿Puedo? – Señaló el colchón. Alexis asintió y la inspectora se sentó al borde de la cama. - ¿Ese es el chico del que hablamos esta mañana?
- Sí, es Max. Hice lo que me dijiste y le invité a salir.
- Y veo que surtió efecto. – Le sonrió.
- Pero para lo que ha durado… - Jugueteó con la etiqueta del cojín. – Después de cómo se ha puesto mi padre no creo que quiera volver a verme…
- ¿Sabes a la de chicos que espantó mi padre cuando yo tenía tu edad? – Sonrió al recordarlo. – Y te aseguro que por algo así no dejan de llamarte.
- ¿En serio? – Levantó la vista para mirarla.
- Sí. – Asintió con la cabeza. – Los padres son así de protectores con sus hijas. – Le aseguró. – Y a Rick le está pasando lo que le ocurría a mi padre. Le da miedo verte crecer.
- ¿Pero por qué? – Parpadeó varias veces.
- Porque somos sus niñas y no quieren que nadie nos haga daño. – Se acomodó en la cama. – Si por ellos fuese nos meterían en cajitas de cristal.
Alexis la escuchó atentamente.
- Saben que tarde o temprano nos iremos y ya no seremos sus niñas. – Se pasó un mechón de pelo tras la oreja.
- Pero tampoco era para ponerse así…
- Ya sabes que tu padre es muy dramático para todo. – Dijo evidente. – Y supongo que también ha sido un poco shock ver a su hija así con un chico. Sólo intenta ponerte un poco en su lugar.
- Ya lo hago. – Le miró. – Y yo no me puse así ayer…
- Eso es verdad, pero tampoco te gustó en un principio que yo saliese con tu padre…
- Es distinto.
- ¿Estás segura? – Alzó las cejas. – Tú no querías que tu padre sufriese. Pues eso es lo que le ocurre a tu padre contigo.
Alexis se le quedó mirando, pensativa. Procesó lo que la inspectora acababa de decirle.
- Quizá he sido poco comprensiva con él… - Miró el cojín que tenía entre las manos. – Cuando vuelva hablaré con él.
- Seguro que lo arregláis. – Le sonrió.
- Gracias Kate. – Le dio un inmenso abrazo.
- De nada cariño. – Le correspondió al abrazo.
Beckett se despidió de Alexis y salió de la habitación. Cuando bajó las escaleras para ir a la cocina, la puerta de la entrada se abrió. Era Castle que volvía con Royal de dar su paseo nocturno. El perro correteó por el salón para, finalmente, subirse al sofá.
- ¿Cómo ha ido? – Preguntó Castle en un susurro.
- Es tu hija de quien hablamos. - Contestó ella detrás de la barra.
- ¿Entonces bien o mal? – Se sentó en uno de los taburetes. – Porque tiene un genio terrible como el de su madre.
- Te está esperando para hablar. – Le sonrió de forma tranquilizadora.
- Bien, vale. – Cogió aire. - ¿Qué tal estoy?
- Rick, vas a hablar con tu hija, no con recursos humanos. – Se rió.
- Sí, tienes razón. – Se arregló un poco la camisa. – Deséame suerte.
- No la necesitas pero, suerte. – Le dio una palmadita en el hombro y le besó en la mejilla.
Castle subió lentamente las escaleras, queriendo retrasar al máximo aquella conversación. Cuando llegó al piso, fue arrastrando los pies hasta la puerta de la habitación de Alexis. Respiró hondo varias veces antes de llamar a la puerta.
- Está abierto. – Dijo Alexis desde el interior del cuarto.
- Kate me ha dicho que querías hablar conmigo. – Dejó la puerta entornada cuando entró.
Alexis dejó a un lado de la cama la bandeja con la cena que Beckett le había subido. Hizo un gesto a su padre para que se sentase junto a ella.
- Así es. – Asintió. – Quería pedirte perdón por lo que ha ocurrido antes.
- No, soy yo el que lo siente. – Le cogió la mano. – He sido demasiado duro contigo.
- Entiendo que te preocupes por mí, soy tu hija, pero también tienes que comprender que no puedes meterme en una cajita de cristal. – Usó las palabras de Beckett.
- Lo sé, lo sé pero no quiero que te hagan daño como te ocurrió con Ashley.
- Papá, tengo dieciocho años y seguramente me rompan el corazón más de una vez. – Sonrió de medio lado. – Es algo para lo que creo que estoy preparada. No puedes hacer nada al respecto.
- Tienes razón. – Asintió con la cabeza. – Ojalá pudiese evitarlo.
- Pero no puedes. – Negó. – Supongo que tendré que darme varias veces contra la pared hasta que encuentre a alguien, como te ha pasado a ti con Kate.
- Dos matrimonios fallidos… - Pensó en voz alta.
- Pero a la tercera va la vencida. – Sonrió ampliamente. – Además, me tienes a mí.
- Eso es lo mejor que me ha ocurrido nunca, cariño. – Le dio un beso en el pelo.
- Entonces, ¿vas a dejar de espantarme a los novios? – Bromeó.
- Bueno, haré lo que pueda. – Sonrió. – Anda, ven aquí. – La atrajo hacia sí y le abrazó fuertemente.
- Papá que me ahogas. – Dijo entre risas, intentando zafarse de sus brazos.
- Lo siento. – Sonrió y la dejó escapar.
- Ah, por cierto. – Le señaló con el dedo. – Sé perfectamente que tú has enviado primero a Kate para que hablase conmigo…
- No sé de qué estás hablando… - Se hizo el despistado.
- Aun así, gracias. – Puso su mano sobre la de su padre.
- Entonces, ¿no te has enfadado por eso? – Preguntó algo temeroso.
- Claro que no. – Le aseguró. – Ha sido ella quién me ha hecho ver las cosas de otra manera.
- Me alegro de que haya sido así.
- Papá, no la dejes escapar. – Le dijo muy seriamente.
- Eso no va a pasar. – Negó con la cabeza. – Como has dicho antes, a la tercera va la vencida.
Alexis sonrió complacida.
- Te quiero papá.
- Y yo a ti, cariño.
Al cabo de un rato Castle bajó a la cocina, donde Kate estaba recogiendo los restos de la cena. Al oír unos pasos bajando por las escaleras, Beckett levantó la vista.
- ¿Y bien? – Se secó las manos con un trapo de cocina. - ¿Qué tal ha ido?
- Bien. – Fue hacia donde se encontraba la inspectora. – La verdad es que gracias a ti ha ido muy bien.
- Me alegro de oír eso. – Le sonrió.
- Aunque sabe que has ido tú primero a hablar con ella porque yo te lo he pedido. – Se puso a su lado, detrás de la barra de la cocina.
- Es mejor detective de lo que pensaba. – Se sorprendió la inspectora.
- Eso o es que hay alguien que es muy mala actriz… - Bromeó. Miró hacia otro lado.
- ¡Oye! – Se hizo la ofendida. – Soy mejor actriz de lo que crees…
- ¿Eso va con segundas? – Entrecerró los ojos.
- No lo sé. – Se encogió de hombros. – Puede ser… Quién sabe… - Intentó reprimir la risa.
- Pero serás… - Le miró un instante y luego pasó al ataque… Al ataque de cosquillas.
- ¡No! – Se rió intentando librarse. - ¡Rick, cosquillas no! – Dijo entre carcajadas.
La inspectora salió corriendo, intentando librarse de aquel “castigo” por parte del escritor. Se escondió detrás de una de las columnas del salón pero de poco le sirvió. Entre risas y manotazos intentó zafarse de las cosquillas, e incluso probó a hacérselas a él, pero no surtió efecto.
- ¡Vale! ¡Vale! – Beckett levantó las manos. - ¡Paz!
- Mmmm… - Hizo como si se lo pensase. – No lo sé… Esto está siendo demasiado divertido. – Aseguró.
- ¡Si paras haré lo que quieras! – Se puso detrás del sofá.
- ¿Lo que quiera? – Elevó las cejas. – Eso es demasiado tentador…
- Lo que sea, pero no más cosquillas. – Dijo casi con súplica.
- Vale. – Accedió. – Paro a cambio de que veamos esta noche “Planeta Prohibido”.
- ¿En serio? – Parpadeó varias veces, sorprendida.
- En serio. – Asintió con la cabeza. - ¿Trato? – Le tendió la mano.
- Desde luego. – Se acercó a él para sellar el trato.
Ambos se sonrieron y luego Castle la estrechó entre sus brazos.
- Rick, me estás aplastando. – Dijo con la respiración entrecortada.
- Es que Alexis me ha dicho que no te deje escapar. – Apoyó el mentón sobre la cabeza de ella. – Y eso es lo que hago.
Beckett alzó un poco la cabeza para poder mirarla.
- Sabes cuánto te quiero, ¿verdad? – Dijo ella con una sonrisa boba en los labios.
- Lo sé. – Asintió. – Aunque no estaría mal escucharlo todos los días… - Dejó caer.
- Sabía que dirías algo así. – Dijo sin separarse de él. – Te quiero, escritor.
- Y yo a ti, detective.
Ambos se sonrieron. Beckett se fue acercando a él hasta que sus labios chocaron con los del escritor para terminar fundiéndose en un dulce beso.
- Bueno, ¿ponemos la película? – Kate sonrió.
- ¿Ahora? – Alzó las cejas.
- Ese es el trato que hemos hecho… - Dijo con fingida inocencia.
- Porras… - Se maldijo. – Está bien… - Accedió muy a su pesar.
- Así me gusta. – Le dio un rápido beso en los labios.
Ella se sentó en el sofá mientras él buscaba el dvd por la estantería.
- Debería pensar mejor qué tipo de tratos hago. – Susurró para sí.
Después de meter el dvd en el reproductor, Castle se sentó junto a la detective. Ella cogió un cojín y lo puso sobre las piernas del escritor, a continuación apoyó la cabeza sobre él y subió las piernas al sofá.
Durante la película, Castle estuvo acariciando el pelo a Beckett.
- Si sigues así al final me voy a dormir. – Anunció la detective.
- ¡No puedes! ¡Ahora viene lo mejor! – Dijo alarmado.
- Está bien. – Acomodó la cabeza sobre el cojín. – Lo intentaré.
Pero por mucho que lo desease al final, el sueño pudo con ella. Castle se dio cuenta de que la inspectora no pudo evitar dormirse, así que decidió terminar de ver él solo la película. Media hora después, fue él el que se durmió.
Aquella era una bonita estampa. Kate dormía plácidamente con la cabeza sobre las piernas del escritor y él tenía la cabeza recostada sobre el respaldo del sofá, con la boca medio abierta. Royal estaba a los pies de la cama, dormido bocarriba.
Alexis bajó las escaleras para dejar la bandeja de la cena en la cocina. Al ver que todos estaban dormidos, intentó hacer el mínimo ruido posible.
Al escuchar el sonido de las pisadas, Royal se levantó casi de un salto y fue hacia la chica.
- Shhhh… - Se llevó un dedo a la boca. – No hagas ruido. – Susurró al animal.
Dejó la bandeja sobre la encimera y fue hacia el salón. Echó sobre Kate una de las mantas y luego apagó el dvd y la televisión. Volvió a la cocina y empezó a recoger lo que había sobre la bandeja. Royal se tumbó en el suelo y se quedó observándola.
Cuando hubo acabado, le hizo un gesto al perro para que subiese a su habitación. Ella fue hacia donde estaba su padre.
- Papá. – Se susurró mientras le tocaba el brazo.
- ¿Mmmm? – Fue lo único que salió de la boca del escritor. Se removió en el sitio y respiró profundamente.
- Papá… - Volvió a insistir. – Es tarde. Deberíais iros a dormir.
- ¿Qué? – Abrió lentamente los ojos y se encontró con los de su hija.
- A la cama. – Señaló la habitación.
A Castle le costó unos segundos ubicarse. Se incorporó en el sitio y bajó la vista hacia donde estaba Kate. Ella no se había movido ni un ápice y seguía profundamente dormida.
- ¿Ha llegado la abuela? – Se frotó los ojos.
- Ha llamado antes para decir que se quedaba a dormir con Jim.
- Vale, vale. – Asintió despacio.
- Me voy a la cama. – Le dio un beso en la mejilla. – Buenas noches.
- Que descanses. – Se quedó mirando cómo Alexis subía las escaleras.
Recostó de nuevo la cabeza sobre el respaldo y cerró los ojos. Volvió a abrirlos e intentó levantarse.
- Kate, vamos a la cama. – Le dijo al oído.
- Cinco minutos más. – Dijo ella con los ojos cerrados.
Como vio que la inspectora no tenía intención de moverse, Castle pasó un brazo por debajo de sus rodillas y otro rodeándole la espalda. Kate dijo algo indescifrable a modo de queja, pero luego se acomodó en los brazos del escritor. Apoyó la cabeza sobre el pecho de él y dejó los brazos sobre su regazo.
Caminó con ella en brazos hasta llegar a la habitación. Con sumo cuidado recostó a la inspectora sobre la cama.
- Gracias. – Masculló ella sin abrir los ojos.
- Siempre. – Respondió. Le echó las sábanas por encima y le dio un beso en la frente.
Rodeó la cama para ir a su sitio. Apartó las sábanas y se tumbó bocarriba. Kate rodó sobre el colchón y descansó la cabeza sobre el pecho el escritor. Él la rodeó con los brazos y apoyó su barbilla contra la frente de ella.
No hizo falta mucho tiempo para que la pareja durmiese profundamente.
¡Gracias por leer y a comentar mucho
Como siempre os digo, que disfrutéis de la lectura y que dejéis muchos comentarios, que así me anima a continuar en los pequeños ratos que tenga
Capítulo 15.
Revisaron bien todo lo que habían encontrado en la caja. Metieron las cosas en las bolsas de plástico de pruebas y las enviaron al laboratorio para que allí pudiesen comparar lo hallado en la caja con lo encontrado en las escenas de los crímenes. Beckett pasó por el despacho de Gates para ponerle al día con las novedades.
- Así que por fin tenemos las pruebas. – Dijo la capitana sentada en la silla de detrás de su escritorio.
- Así es, señor. – Beckett se mantuvo de pie. – Aunque aun tienen que confirmar en el laboratorio que son las mismas drogas y la misma arma homicida.
- Pero las probabilidades de que coincidan son muy altas. – Dijo evidente. Deslizó las gafas por el puente de la nariz para poder ver mejor a la inspectora.
- Casi un noventa y nueve por ciento de posibilidades. – Entrelazó las manos por la espalda. – Y además está la lista con los nombres de las víctimas que también encontramos en la caja fuerte.
- Muy buen trabajo, detective. – Le felicitó. – Seguramente hayan evitado más muertes en este caso.
- Gracias señor.
- Ah y muy buena idea buscar la caja fuerte en ese lugar.
- Señor, eso fue idea de Castle.
Gates alzó una ceja, sorprendida.
- Vaya. Parece que el señor Castle es mucho más útil de lo que pensaba. – Se quitó las gafas. – Felicítele de mi parte.
- Sí, señor.
- Podéis iros por hoy. – Volvió a ponerse las gafas. – Es tarde y no tendremos los resultados del laboratorio hasta mañana.
- Gracias capitán.
Beckett salió del despacho de la capitana. Fue hacia su mesa donde Castle le esperaba sentado en su silla.
- ¿Y bien? – Alzó las cejas.
- Castle, a tu silla. – Señaló el asiento que estaba junto al borde del escritorio.
- Vaaaale. – Dejó el sitio libre a la inspectora y fue a su silla. - ¿Qué te ha dicho Gates?
- Lo de siempre. – Ajustó la silla a su altura. – Aunque ha añadido una cosa que no me esperaba.
- ¿Te ha dado vacaciones indefinidas? – Sonrió ampliamente.
- No. – Negó con la cabeza. – Me ha dicho que te felicite por tu trabajo en este caso.
- ¿En serio? – Abrió mucho los ojos. – Sabía que no tardaría en reconocer que soy una pieza clave en esta comisaría. – Dijo satisfecho.
Gates pasó junto a ellos.
- No haga que cambie de idea, señor Castle. – Dijo sin levantar la vista de los papeles que iba leyendo.
- Sí, señor. – Respondió el escritor.
Beckett se mordió los labios, aguantando la risa.
- Te ha pillado. – En cuanto vio que la capitana no podía oírlos se echó a reír.
- No tiene gracia. – Dijo enfurruñado.
- Te equivocas, tiene mucha. – Beckett siguió riéndose. – Aunque en una cosa tiene razón.
- Soy todo oídos. – Puso el codo sobre la mesa y apoyó la barbilla sobre la palma de la mano.
- Creo que ha dejado de verte como alguien molesto. – Le confesó. – Se ha dado cuenta de que, aun con tus absurdas teorías, se te da bien todo esto.
- ¿Eso es lo que crees que piensa Gates o lo que tú piensas? – Entrecerró los ojos.
- Un poco de ambas. – Admitió. – Pero que con esto no se te suba el ego.
- Espera. – Alargó el brazo hacia arriba, hizo que cogía algo y que tiraba de ello hasta el suelo. – Ego dominado. – Bromeó.
- Así me gusta. – Le sonrió. – Termino esto y ya podemos irnos.
- Estoy deseando meterme en la cama. – Castle bostezó.
- ¿Eso significa que por fin me vas a dejar dormir tranquila? – Le miró de reojo.
- ¿Cuándo he dicho yo eso? – Alzó una ceja y ambos se rieron.
Ya pasaban de las once de la noche cuando Gates les dio permiso para irse a casa. Había sido un día muy largo. Dejaron a Saúl en el calabozo y, después de ultimar unas cosas, los cuatro se fueron a casa.
Antes de llegar al loft, Castle y Beckett fueron a por comida china, la favorita de la inspectora.
Iban charlando y riéndose de las tonterías del escritor cuando abrieron la puerta.
- ¡¡¿Alexis?!! – Dijo Castle en un tono más agudo de lo normal.
Y es que Alexis no estaba sola. En el sofá, junto a la adolescente, se encontraba un chico al que el escritor no conocía. La joven pareja de novios se puso nerviosa ante aquella pillada.
- ¿Pero no ibais a llegar tarde? – Dijo Alexis toda azarada.
- ¿Eso es lo único que se te ocurre decir? – Le dijo a su hija. Estaba en shock.
- Rick… - Beckett le tocó el brazo. – Tranquilo.
- No puedo tranquilizarme viendo cómo un universitario se aprovecha de mi hija en mi sofá. – Dijo exaltado.
- ¡Papá! ¡Me estás poniendo en ridículo! – Dijo Alexis. El chico hizo ademán de levantarse pero la chica se lo impidió.
- ¿Qué yo te estoy poniendo en ridículo? – Parpadeó varias veces, perplejo. - ¿Has oído eso, Kate?
Beckett miró a Alexis y luego a Castle. Se mojó los labios antes de hablar.
- Yo mejor me voy a preparar la cena. – La inspectora no quería ser partícipe de aquello así que se fue a la cocina.
- Yo también me voy… Mañana te llamo. – Castle le fulminó con la mirada. – O mejor no… - Tragó saliva.
Iba a darle un beso de despedida a Alexis pero en el último momento decidió que no era una buena idea. Sonrió a la chica y salió por la puerta.
- Perfecto. – Se golpeó el muslo con la mano. - ¿Has visto lo que has conseguido? – Señaló la puerta con la mano.
- Que salga huyendo. Algo muy inteligente por su parte.
- ¿Es que siempre vas a espantarme a todos los chicos? – Frunció el ceño.
- A los que vea metiendo mano a mi hija en mi sofá sí. – Dijo de forma tajante.
Beckett observaba la escena desde la cocina. De vez en cuando negaba con la cabeza. Cuando Castle le lanzaba alguna mirada en busca de apoyo ella hacía como que no había visto nada. No podía meterse en la vida de Alexis porque no era su madre.
- ¡Por favor papá! – Movió los brazos. - ¡Pero si ayer os pillé a vosotros en una situación similar!
- No es lo mismo. – Dijo serio.
- ¿Ah no? ¿Y por qué? – Frunció el ceño.
- Porque yo soy tu padre.
Alexis le lanzó una mirada al escritor de esas que te dejan sin respiración. Subió corriendo las escaleras y se oyó como cerraba la puerta de su habitación de un portazo.
- Y ahora yo soy el malo. – Dejó su abrigo sobre el sillón y fue hacia la cocina. ¿Tú qué opinas? – Se sentó en uno de los taburetes.
- ¿Estás seguro? – Alzó las cejas y luego volvió la vista hacia la comida. – Porque no te va a gustar nada.
- Necesito tu opinión. – Insistió.
- Está bien. – Se limpió las manos y le miró. – Creo que has sido demasiado duro con ella.
- ¿Demasiado duro? – Parpadeó varias veces. - ¿Pero tú has visto lo mismo que yo?
- Ya te dije que no te iba a gustar mi opinión. – Apoyó los codos sobre la mesa.
Castle se quedó pensativo. Él no pensaba que se hubiese pasado con su hija, pero necesitaba la opinión de alguien que lo hubiera visto desde fuera.
- Rick, ya es mayor. – Le puso la mano sobre el antebrazo.
- Sólo tiene dieciocho años. – Suspiró.
- Exacto, dieciocho años no diez. – Le sonrió de medio lado. – Sabes perfectamente que no es la primera vez que lo hace.
- Sí, pero es mi hija. – Intentó justificarse.
- Ya no es una niña por mucho que tú lo quieras. – Se sentó en el taburete, frente a él, y le cogió de la mano. – Y este tipo de cosas las va a hacer con o sin tu consentimiento…
- Ya pero… - No sabía cómo argumentar sus pensamientos.
- Rick, tú sólo piensa en las cosas que hiciste a su edad. – Le dijo. – Seguro que era mucho peores… Recuerda quién es tu hija.
- Dios… - Se quedó pensando. – Tienes razón. Quizá sí he sido un poco duro con ella.
- Deberías sentarte y hablar con ella. – Le sonrió con ternura y le acarició la mano.
- ¿Y no puedes ir tú primero? – Dijo con algo de miedo.
- Es tu hija. – Dijo evidente. – Además, eres tú el que tiene que disculparse.
- Sí, lo sé. Pero vosotras sois amigas. Podrías allanarme un poco el terreno. – Puso cara de niño bueno. –Tú haces como que es cosa tuya.
Beckett se mordió el labio inferior y se quedó pensando.
- Está bien. – Terminó asintiendo. – Yo hablo primero con ella.
- ¡Eres la mejor! – Se estiró sobre la encimera y la besó.
- Sí, lo sé…
Castle aprovechó que Beckett iba a hablar con Alexis para dar una vuelta con Royal. Kate preparó una bandeja con algo de comida china y se fue hacia la habitación de la adolescente. Llamó a la puerta y esperó a que contestase.
- Papá, no quiero hablar.
Dijo una voz desde el interior del cuarto.
- Soy Kate, ¿puedo pasar?
- Sí, sí. – Alexis se incorporó en la cama, quedando sentada sobre el colchón.
Beckett abrió como pudo la puerta.
- Te he traído algo de cena. – Le mostró la bandeja.
- Gracias, pero no tengo hambre. – Se aferró a uno de los cojines.
- Te lo dejo aquí por si luego quieres. – Dejó la bandeja sobre el escritorio.
- Mi padre te ha dicho que vengas, ¿no?
- Él se ha ido con Royal. ¿Puedo? – Señaló el colchón. Alexis asintió y la inspectora se sentó al borde de la cama. - ¿Ese es el chico del que hablamos esta mañana?
- Sí, es Max. Hice lo que me dijiste y le invité a salir.
- Y veo que surtió efecto. – Le sonrió.
- Pero para lo que ha durado… - Jugueteó con la etiqueta del cojín. – Después de cómo se ha puesto mi padre no creo que quiera volver a verme…
- ¿Sabes a la de chicos que espantó mi padre cuando yo tenía tu edad? – Sonrió al recordarlo. – Y te aseguro que por algo así no dejan de llamarte.
- ¿En serio? – Levantó la vista para mirarla.
- Sí. – Asintió con la cabeza. – Los padres son así de protectores con sus hijas. – Le aseguró. – Y a Rick le está pasando lo que le ocurría a mi padre. Le da miedo verte crecer.
- ¿Pero por qué? – Parpadeó varias veces.
- Porque somos sus niñas y no quieren que nadie nos haga daño. – Se acomodó en la cama. – Si por ellos fuese nos meterían en cajitas de cristal.
Alexis la escuchó atentamente.
- Saben que tarde o temprano nos iremos y ya no seremos sus niñas. – Se pasó un mechón de pelo tras la oreja.
- Pero tampoco era para ponerse así…
- Ya sabes que tu padre es muy dramático para todo. – Dijo evidente. – Y supongo que también ha sido un poco shock ver a su hija así con un chico. Sólo intenta ponerte un poco en su lugar.
- Ya lo hago. – Le miró. – Y yo no me puse así ayer…
- Eso es verdad, pero tampoco te gustó en un principio que yo saliese con tu padre…
- Es distinto.
- ¿Estás segura? – Alzó las cejas. – Tú no querías que tu padre sufriese. Pues eso es lo que le ocurre a tu padre contigo.
Alexis se le quedó mirando, pensativa. Procesó lo que la inspectora acababa de decirle.
- Quizá he sido poco comprensiva con él… - Miró el cojín que tenía entre las manos. – Cuando vuelva hablaré con él.
- Seguro que lo arregláis. – Le sonrió.
- Gracias Kate. – Le dio un inmenso abrazo.
- De nada cariño. – Le correspondió al abrazo.
Beckett se despidió de Alexis y salió de la habitación. Cuando bajó las escaleras para ir a la cocina, la puerta de la entrada se abrió. Era Castle que volvía con Royal de dar su paseo nocturno. El perro correteó por el salón para, finalmente, subirse al sofá.
- ¿Cómo ha ido? – Preguntó Castle en un susurro.
- Es tu hija de quien hablamos. - Contestó ella detrás de la barra.
- ¿Entonces bien o mal? – Se sentó en uno de los taburetes. – Porque tiene un genio terrible como el de su madre.
- Te está esperando para hablar. – Le sonrió de forma tranquilizadora.
- Bien, vale. – Cogió aire. - ¿Qué tal estoy?
- Rick, vas a hablar con tu hija, no con recursos humanos. – Se rió.
- Sí, tienes razón. – Se arregló un poco la camisa. – Deséame suerte.
- No la necesitas pero, suerte. – Le dio una palmadita en el hombro y le besó en la mejilla.
Castle subió lentamente las escaleras, queriendo retrasar al máximo aquella conversación. Cuando llegó al piso, fue arrastrando los pies hasta la puerta de la habitación de Alexis. Respiró hondo varias veces antes de llamar a la puerta.
- Está abierto. – Dijo Alexis desde el interior del cuarto.
- Kate me ha dicho que querías hablar conmigo. – Dejó la puerta entornada cuando entró.
Alexis dejó a un lado de la cama la bandeja con la cena que Beckett le había subido. Hizo un gesto a su padre para que se sentase junto a ella.
- Así es. – Asintió. – Quería pedirte perdón por lo que ha ocurrido antes.
- No, soy yo el que lo siente. – Le cogió la mano. – He sido demasiado duro contigo.
- Entiendo que te preocupes por mí, soy tu hija, pero también tienes que comprender que no puedes meterme en una cajita de cristal. – Usó las palabras de Beckett.
- Lo sé, lo sé pero no quiero que te hagan daño como te ocurrió con Ashley.
- Papá, tengo dieciocho años y seguramente me rompan el corazón más de una vez. – Sonrió de medio lado. – Es algo para lo que creo que estoy preparada. No puedes hacer nada al respecto.
- Tienes razón. – Asintió con la cabeza. – Ojalá pudiese evitarlo.
- Pero no puedes. – Negó. – Supongo que tendré que darme varias veces contra la pared hasta que encuentre a alguien, como te ha pasado a ti con Kate.
- Dos matrimonios fallidos… - Pensó en voz alta.
- Pero a la tercera va la vencida. – Sonrió ampliamente. – Además, me tienes a mí.
- Eso es lo mejor que me ha ocurrido nunca, cariño. – Le dio un beso en el pelo.
- Entonces, ¿vas a dejar de espantarme a los novios? – Bromeó.
- Bueno, haré lo que pueda. – Sonrió. – Anda, ven aquí. – La atrajo hacia sí y le abrazó fuertemente.
- Papá que me ahogas. – Dijo entre risas, intentando zafarse de sus brazos.
- Lo siento. – Sonrió y la dejó escapar.
- Ah, por cierto. – Le señaló con el dedo. – Sé perfectamente que tú has enviado primero a Kate para que hablase conmigo…
- No sé de qué estás hablando… - Se hizo el despistado.
- Aun así, gracias. – Puso su mano sobre la de su padre.
- Entonces, ¿no te has enfadado por eso? – Preguntó algo temeroso.
- Claro que no. – Le aseguró. – Ha sido ella quién me ha hecho ver las cosas de otra manera.
- Me alegro de que haya sido así.
- Papá, no la dejes escapar. – Le dijo muy seriamente.
- Eso no va a pasar. – Negó con la cabeza. – Como has dicho antes, a la tercera va la vencida.
Alexis sonrió complacida.
- Te quiero papá.
- Y yo a ti, cariño.
Al cabo de un rato Castle bajó a la cocina, donde Kate estaba recogiendo los restos de la cena. Al oír unos pasos bajando por las escaleras, Beckett levantó la vista.
- ¿Y bien? – Se secó las manos con un trapo de cocina. - ¿Qué tal ha ido?
- Bien. – Fue hacia donde se encontraba la inspectora. – La verdad es que gracias a ti ha ido muy bien.
- Me alegro de oír eso. – Le sonrió.
- Aunque sabe que has ido tú primero a hablar con ella porque yo te lo he pedido. – Se puso a su lado, detrás de la barra de la cocina.
- Es mejor detective de lo que pensaba. – Se sorprendió la inspectora.
- Eso o es que hay alguien que es muy mala actriz… - Bromeó. Miró hacia otro lado.
- ¡Oye! – Se hizo la ofendida. – Soy mejor actriz de lo que crees…
- ¿Eso va con segundas? – Entrecerró los ojos.
- No lo sé. – Se encogió de hombros. – Puede ser… Quién sabe… - Intentó reprimir la risa.
- Pero serás… - Le miró un instante y luego pasó al ataque… Al ataque de cosquillas.
- ¡No! – Se rió intentando librarse. - ¡Rick, cosquillas no! – Dijo entre carcajadas.
La inspectora salió corriendo, intentando librarse de aquel “castigo” por parte del escritor. Se escondió detrás de una de las columnas del salón pero de poco le sirvió. Entre risas y manotazos intentó zafarse de las cosquillas, e incluso probó a hacérselas a él, pero no surtió efecto.
- ¡Vale! ¡Vale! – Beckett levantó las manos. - ¡Paz!
- Mmmm… - Hizo como si se lo pensase. – No lo sé… Esto está siendo demasiado divertido. – Aseguró.
- ¡Si paras haré lo que quieras! – Se puso detrás del sofá.
- ¿Lo que quiera? – Elevó las cejas. – Eso es demasiado tentador…
- Lo que sea, pero no más cosquillas. – Dijo casi con súplica.
- Vale. – Accedió. – Paro a cambio de que veamos esta noche “Planeta Prohibido”.
- ¿En serio? – Parpadeó varias veces, sorprendida.
- En serio. – Asintió con la cabeza. - ¿Trato? – Le tendió la mano.
- Desde luego. – Se acercó a él para sellar el trato.
Ambos se sonrieron y luego Castle la estrechó entre sus brazos.
- Rick, me estás aplastando. – Dijo con la respiración entrecortada.
- Es que Alexis me ha dicho que no te deje escapar. – Apoyó el mentón sobre la cabeza de ella. – Y eso es lo que hago.
Beckett alzó un poco la cabeza para poder mirarla.
- Sabes cuánto te quiero, ¿verdad? – Dijo ella con una sonrisa boba en los labios.
- Lo sé. – Asintió. – Aunque no estaría mal escucharlo todos los días… - Dejó caer.
- Sabía que dirías algo así. – Dijo sin separarse de él. – Te quiero, escritor.
- Y yo a ti, detective.
Ambos se sonrieron. Beckett se fue acercando a él hasta que sus labios chocaron con los del escritor para terminar fundiéndose en un dulce beso.
- Bueno, ¿ponemos la película? – Kate sonrió.
- ¿Ahora? – Alzó las cejas.
- Ese es el trato que hemos hecho… - Dijo con fingida inocencia.
- Porras… - Se maldijo. – Está bien… - Accedió muy a su pesar.
- Así me gusta. – Le dio un rápido beso en los labios.
Ella se sentó en el sofá mientras él buscaba el dvd por la estantería.
- Debería pensar mejor qué tipo de tratos hago. – Susurró para sí.
Después de meter el dvd en el reproductor, Castle se sentó junto a la detective. Ella cogió un cojín y lo puso sobre las piernas del escritor, a continuación apoyó la cabeza sobre él y subió las piernas al sofá.
Durante la película, Castle estuvo acariciando el pelo a Beckett.
- Si sigues así al final me voy a dormir. – Anunció la detective.
- ¡No puedes! ¡Ahora viene lo mejor! – Dijo alarmado.
- Está bien. – Acomodó la cabeza sobre el cojín. – Lo intentaré.
Pero por mucho que lo desease al final, el sueño pudo con ella. Castle se dio cuenta de que la inspectora no pudo evitar dormirse, así que decidió terminar de ver él solo la película. Media hora después, fue él el que se durmió.
Aquella era una bonita estampa. Kate dormía plácidamente con la cabeza sobre las piernas del escritor y él tenía la cabeza recostada sobre el respaldo del sofá, con la boca medio abierta. Royal estaba a los pies de la cama, dormido bocarriba.
Alexis bajó las escaleras para dejar la bandeja de la cena en la cocina. Al ver que todos estaban dormidos, intentó hacer el mínimo ruido posible.
Al escuchar el sonido de las pisadas, Royal se levantó casi de un salto y fue hacia la chica.
- Shhhh… - Se llevó un dedo a la boca. – No hagas ruido. – Susurró al animal.
Dejó la bandeja sobre la encimera y fue hacia el salón. Echó sobre Kate una de las mantas y luego apagó el dvd y la televisión. Volvió a la cocina y empezó a recoger lo que había sobre la bandeja. Royal se tumbó en el suelo y se quedó observándola.
Cuando hubo acabado, le hizo un gesto al perro para que subiese a su habitación. Ella fue hacia donde estaba su padre.
- Papá. – Se susurró mientras le tocaba el brazo.
- ¿Mmmm? – Fue lo único que salió de la boca del escritor. Se removió en el sitio y respiró profundamente.
- Papá… - Volvió a insistir. – Es tarde. Deberíais iros a dormir.
- ¿Qué? – Abrió lentamente los ojos y se encontró con los de su hija.
- A la cama. – Señaló la habitación.
A Castle le costó unos segundos ubicarse. Se incorporó en el sitio y bajó la vista hacia donde estaba Kate. Ella no se había movido ni un ápice y seguía profundamente dormida.
- ¿Ha llegado la abuela? – Se frotó los ojos.
- Ha llamado antes para decir que se quedaba a dormir con Jim.
- Vale, vale. – Asintió despacio.
- Me voy a la cama. – Le dio un beso en la mejilla. – Buenas noches.
- Que descanses. – Se quedó mirando cómo Alexis subía las escaleras.
Recostó de nuevo la cabeza sobre el respaldo y cerró los ojos. Volvió a abrirlos e intentó levantarse.
- Kate, vamos a la cama. – Le dijo al oído.
- Cinco minutos más. – Dijo ella con los ojos cerrados.
Como vio que la inspectora no tenía intención de moverse, Castle pasó un brazo por debajo de sus rodillas y otro rodeándole la espalda. Kate dijo algo indescifrable a modo de queja, pero luego se acomodó en los brazos del escritor. Apoyó la cabeza sobre el pecho de él y dejó los brazos sobre su regazo.
Caminó con ella en brazos hasta llegar a la habitación. Con sumo cuidado recostó a la inspectora sobre la cama.
- Gracias. – Masculló ella sin abrir los ojos.
- Siempre. – Respondió. Le echó las sábanas por encima y le dio un beso en la frente.
Rodeó la cama para ir a su sitio. Apartó las sábanas y se tumbó bocarriba. Kate rodó sobre el colchón y descansó la cabeza sobre el pecho el escritor. Él la rodeó con los brazos y apoyó su barbilla contra la frente de ella.
No hizo falta mucho tiempo para que la pareja durmiese profundamente.
¡Gracias por leer y a comentar mucho
Última edición por LeFleur89 el Dom Nov 10, 2013 10:22 am, editado 2 veces
LeFleur89- Actor en Broadway
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Edad : 35
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Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Qué ganas tenía de que siguieras la historia, y veo que seguimos bien y hay paz y tranquilidad, lo más difícil de conseguir, jajaajajaja Bien por Kate, ha sabido estar siempre en su lugar, sin interferir, hasta que ha sido oportuno hacerlo.
La historia sigue viva y eso es lo que más me interesa, a pesar de pasar tanto tiempo, no has dejado de tenerla presente, así que me voy a conformar, la falta de tiempo es el mayor mal que padecemos todos, jajajajaja
Bueno si la vas a seguir, no se me hará tan cuesta arriba esperar a que suceda, jajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
La historia sigue viva y eso es lo que más me interesa, a pesar de pasar tanto tiempo, no has dejado de tenerla presente, así que me voy a conformar, la falta de tiempo es el mayor mal que padecemos todos, jajajajaja
Bueno si la vas a seguir, no se me hará tan cuesta arriba esperar a que suceda, jajajajaja
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Que bien!!! Que ganas tenía de pider leer un capítulo nuevo de esta historia, jejejejeje. Por lo que veo cada vez las cosas van mejor entre ellos. Me gusta mucho la relación de Kate-Alexis, y como Kate le ha echo entender el porqué del comportamiento de su padre.
Espero que puedas continuar pronto
Espero que puedas continuar pronto
Yaye- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Precioso, Continuaaaa
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Buenas noches!!! Sí, lo sé, me odiáis muchísimo por actualizar tan tarde pero ya sabéis que tengo peleas constantes con las musas y con los estudios. Una hace lo que puede!! xD Pero que sepáis que NUNCA me he olvidado de vosotros y que sigo rebanándome los sesos para poder seguir con el fic.
Lo dicho, aquí os dejo un nuevo capítulo!! Espero que lo disfrutéis y sobre todo que dejéis muchos comentarios (sobre lo que os gusta y lo que no, claro está) para ver si sigo con el fic o tiro la toalla
Capítulo 16.
Eran las siete de la mañana cuando Castle y Beckett estaban desayunando en la cocina. Esta vez había sido Kate quien preparó el desayuno. Café, huevos revueltos, bacon, tortitas y zumo.
- ¿Celebramos algo? – Dijo Alexis sorprendida mientras bajaba las escaleras, seguida del perro.
- Me apetecía cocinar. – Kate se encogió de hombros.
- ¿Qué haces levantada tan temprano? – Preguntó Castle.
- He quedado con Max para hacer las compras de navidad.
Rápidamente Kate echó una mirada a Castle.
- Bien, bien. – Asintió despacio. – Aunque es un poco pronto, ¿no?
- Bueno, no podía dormirme. – Sonrió tontamente. Cogió un plato y se sirvió un poco de todo.
- Los nervios, ¿no? – Kate le sonrió y Alexis asintió. Le dio un largo trago a su café.
En ese momento sonó el teléfono de la inspectora. Kate alargó el brazo y lo cogió de encima de la encimera.
- Beckett. – Se quedó a la escucha. - ¿Sí? Ajá… - Miró a Castle de reojo. – Perfecto, ahora mismo vamos. – Colgó.
- ¿Ya tienen los resultados? – Preguntó el escritor con interés.
- Y todo coincide. – Asintió sonriente. Se bebió el café de un trago. – Tenemos que irnos.
Kate fue rápidamente a la habitación para cambiarse de ropa.
- Ve a vestirte, que ya recojo yo. – Le dijo Alexis.
- ¿Sacas tú a Royal? – El perro le miró al escuchar su nombre.
- Claro. – Asintió. – Sin problemas.
Castle le dio un beso en el pelo y se fue a su habitación.
Un rato después, Castle y Beckett llegaron a la comisaría. Allí les estaban esperando Ryan y Esposito.
- Hemos hablado con el fabricante de los sujetadores y nos ha confirmado que los de las escenas de los crímenes y los que encontramos en casa del sospechoso son los mismos. – Ryan le pasó una carpeta marrón a la inspectora.
- Además, gracias a los números de referencia nos han podido decir en qué tienda se compraron. – Esposito sonrió.
- Está en el Upper East Side. – Informó el otro inspector. - ¿Y adivinas qué tienen?
- ¿Cámaras de seguridad? – Dijo Beckett, expectante.
- ¡Bum! – Esposito sacó de otra carpeta una fotografía, donde se veía a Saúl pagando uno de los sujetadores.
- ¿Sólo compró uno? – Castle frunció el ceño.
- Iba poco a poco, para que no sospechasen. – Respondió Esposito.
- Hombre, si fuese el vendedor eso me resultaría más sospechoso aun. – Dijo el escritor de forma evidente.
- No lo es si tu cómplice también iba de visita a aquella tienda. – Ryan sonrió y mostró otra de las fotografías que habían sacado de la cámara de seguridad.
En ella se veía cómo Daisy pagaba varios de esos sujetadores.
- Demasiado para ser una coincidencia. – Declaró Beckett.
- Y hablando de coincidencias. – Ryan abrió la carpeta que Beckett tenía en las manos y se detuvo en una página concreta. - ¿Recordáis el coche negro que vio uno de los testigos en la última escena del crimen? Pues resulta que Saúl tiene un coche negro y, además, las alfombrillas coinciden a la perfección con las fibras que encontró Lanie en los cuerpos.
Beckett echó un vistazo a los papeles. Castle metió la prácticamente la cabeza en la carpeta para cotillear lo que ponía en las hojas.
- Y las drogas también son las mismas que las que hayamos en casa del sospechoso. – Habló el escritor.
- Creo que con esto no hay dudas de que es nuestro hombre. – Sentenció la inspectora.
Cerró la carpeta y la dejó sobre su escritorio.
- Ya va siendo hora de que confiese. – Castle se frotó las manos.
Unos minutos después, los tres detectives y el escritor estaban en la sala contigua a la de interrogatorios, observando al sospechoso a través del espejo. Beckett cogió la carpeta marrón que estaba sobre la mesa y salió de la sala. Castle se levantó rápidamente y la siguió.
- Buenos días señor Gautier. – Beckett se sentó en una de las sillas y dejó la carpeta sobre el tablero metálico.
- ¿Ha dormido bien en el calabozo? – Preguntó el escritor con su característico humor.
- No voy a decir nada. – Respondió él.
- Tranquilo, lo diremos todo por usted. – Castle sonrió.
- Hemos estado en su casa. – Beckett abrió la carpeta. – Y encontramos esto.
Puso sobre la mesa las fotografías de los dos sujetadores negros.
- ¿Le son familiares? – Preguntó la inspectora.
- Son unos sujetadores. – Saúl se encogió de hombros. - ¿Y qué?
- Son exactamente el mismo modelo que el arma homicida.
- Y además estaban guardados en un lugar poco apropiado. – Apuntó el escritor.
Saúl les miró sin decir nada.
- Y también encontramos esto. – Sacó otra fotografía donde aparecía el bote de pastillas que usó para drogar a las víctimas antes de matarlas.
- Hasta lleva su nombre escrito. – Castle señaló la pegatina que llevaba el bote.
- Así que, ¿dígame? – Beckett apoyó los codos sobre la mesa. - ¿Cree que tenemos suficientes pruebas contra usted como para encerrarle una larga temporada?
El sospechoso tampoco se pronunció en ese momento.
- Yo creo que sí. – Castle asintió con la cabeza. – Tenemos los sujetadores, las drogas, las fibras del coche, las grabaciones y… ¿algo más? – Se hizo el olvidadizo.
- Y una maravillosa lista con los nombres y apellidos de las tres víctimas además de unas cuantas personas más. – Concluyó la inspectora.
- Cierto. – El escritor asintió despacio. - ¿Sabes lo que me pregunto? Cómo sabía a qué personas tenía que matar…
Saúl se le quedó mirando pero sin decir nada.
- Yo creo que tiene un cómplice. – Kate dio unos golpecitos sobre la mesa con el bolígrafo.
- ¿La misma persona que le ayudó a comprar los sujetadores? – Castle se hizo el sorprendido.
- Exactamente. – Beckett asintió. – Esta persona. – Puso sobre la mesa la fotografía de Daisy.
- ¡Pero si es la dueña del club! – Volvió a hacerse el sorprendido.
- Fue ella quien le proporcionaba los nombres. – Beckett miró de reojo al sospechoso. – Yo creo que Daisy le tenía como matón.
- Bueno, más que matón asesino en serie…
Saúl se levantó y dio un golpe sobre la mesa.
- ¡Ya está bien! – Gritó.
- Señor Gautier, siéntese ahora mismo. – Exigió la inspectora, a lo que el sospechoso accedió. - ¿Va a empezar a hablar?
El sospechoso cerró los ojos durante un instante y suspiró.
- Será mejor que lo haga. – Le aconsejó el escritor. – Más que nada porque está de agua hasta el cuello.
- ¿Por qué les mató? – Preguntó Beckett con seriedad.
- Tenía que hacerlo. – Terminó por admitir. – Esas chicas no tienen la culpa de nada, y esos cabrones les hacían daño. Se aprovechaban de ellas.
- ¿Y por qué usó un sujetador? – Quiso saber el escritor.
- ¿Y por qué no? – Se encogió de hombros.
- ¿A caso quería vengar la muerte de su madre? – Beckett se cruzó de brazos.
Saúl Gautier se quedó pálido. Miró a Castle y luego a Beckett.
- Las chicas del club nos han dicho que usted era muy bueno con ellas. – Prosiguió el escritor. – Usted quería cuidar de esas chicas.
- Es lo mínimo que podía hacer. – Confesó.
- ¿Por qué? – Beckett quería escucharlo de sus labios.
- Porque… - Cerró los ojos y cogió aire. – Porque quería cuidarlas como tendría que haber hecho con mi madre. No pude protegerla y la mataron por mi culpa.
Castle y Beckett se miraron.
- ¿Quién le metió en todo esto, Saúl? – La voz de la inspectora sonaba algo más delicada.
- Conocí a Daisy en mi bufete de abogados. – Se acomodó en el asiento. – Quería que le ayudase con una denuncia que había puesto a uno tipo que pegó a una de las chicas. – Suspiró. – Al final perdimos el juicio. Daisy estaba destrozada, así que le dije que no se preocupase, que yo podría ayudarla. – Se mojó los labios y continuó. – Una noche, cuando fui al club, me encontré con ese tipo, el que ganó el caso. Le vi tratar mal a una de las chicas así que le cogí, me lo llevé a la parte trasera del local y le di una paliza. – Bajó la vista hacia la mesa. – Y desde esa noche no volvimos a verlo jamás.
- ¿Fue en ese momento cuando se le ocurrió todo lo de matar a toda esa gente? – Quiso saber la inspectora.
- A partir de esa noche, sí. – Asintió. – En mi interior sentía que estaba ayudando a mi madre. La veía en cada una de las chicas.
Los tres se quedaron callados durante unos segundos.
- Señor Gautier, queda detenido por el asesinado de Norman Johnson, Carl Ericsson y Kelvin Stone. – Dijo Beckett con voz seria. Hizo un gesto para que entrase uno de los policías a llevárselo.
Castle y Beckett salieron de la sala de interrogatorios y fueron hasta el escritorio de ella.
- A una parte de mí le da pena haber detenido a ese tipo. – Castle se sentó en su silla.
- Nada justifica el asesinato. – Aseguró la inspectora. – Pero esta vez te entiendo. Él quería hacer lo que pensaba que era correcto para ayudar a esas chicas. – Empezó a juguetear con el bolígrafo.
- Supongo que también habrá que detener a Daisy. – Dio por hecho el escritor.
- Fue ella quién le proporcionó todos esos nombres de la lista. – Ordenó el papeleo que tenía sobre la mesa. – Aunque no haya matado a nadie tiene la misma culpa de que se hayan producido esas muertes.
Castle se quedó mirando al infinito y terminó asintiendo despacio.
- ¿Sabes? Al final hemos terminado el caso a tiempo antes de Navidad. – Comentó el escritor.
- Sí, aunque a mí aún me queda terminar el papeleo… - Le miró de reojo.
- Bueno, no pasa nada. – Se estiró en el sitio. – Yo te espero en casa.
- ¿En serio? – Alzó una ceja.
- Claro. – Sonrió y asintió. – Ya sabes, el papeleo y yo no somos muy buenos amigos.
- Eh… bueno, vale. – Beckett se encogió de hombros. – Luego te veo.
Castle volvió a sonreírla, se levantó del asiento y cogió el abrigo que colgaba de su silla. Discretamente, le rozó la mano al pasar y se dirigió al ascensor. Beckett se quedó pensativa, mirando a un punto fijo mientras jugueteaba con el bolígrafo. Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja y bajó la vista hacia los papeles que tenía delante.
Ya hacía al menos veinte minutos que Castle se había ido y Kate estaba más que desesperada con tanto papeleo. Dejó el bolígrafo sobre el escritorio y se pasó las manos por la cara. Ya era algo tarde y no veía el momento de irse al loft. Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no escuchó como unos pasos se acercaban a ella por detrás.
- ¿Todavía sigues así?
Beckett se dio la vuelta al escuchar aquella voz y no pudo más que sorprenderse al ver aquella escena.
- Castle… - Dijo con los ojos muy abiertos. - ¿Pero no te habías ido a casa?
- Cuando iba hacia allí pasé por tu restaurante favorito y no pude evitar traerte la cena. – Le mostró las bolsas con el logotipo del local.
- ¡Vaya, gracias! Es todo un detalle. – Se mordió el labio inferior, intentando ocultar una sonrisa.
El escritor dejó las bolsas sobre el escritorio y se sentó en su silla. Fue sacando uno a uno los pequeños paquetes de comida, dejándolos sobre la mesa.
- Eso sí, como aun estás de servicio, he traído cerveza sin alcohol. – Le pasó uno de los botellines. – Que no quiero que Gates te vea en ese momento de euforia.
- ¿A qué momento de “euforia” te refieres? – Frunció el ceño y le dio un trago a su cerveza.
- Hablo de tu exaltación de la amistad y de las ganas irrefrenables que te entran de manosearme. – Cruzó una pierna. – Sé que soy irresistible, créeme que soy consciente de ello, pero no en comisaría. – Dijo evidente.
Beckett se le quedó mirando, con ambas cejas levantadas, sin creerse lo que acababa de oír.
- Un momento, ¿estás hablando en serio?
- Completamente. – Asintió.
- ¿Y dices que soy yo la que te manosea? – Alzó una ceja, abrió mucho los ojos. - ¿Yo? - Se señaló el pecho con un dedo.
- Efectivamente. – Asintió con la cabeza.
- ¿Te has olvidado ya de lo que ocurrió en el cumpleaños de Espo? – Se apoyó en el respaldo de la silla, mientras Castle ponía cara de estar haciendo memoria. – Alguien bebió más de la cuenta y se pasó media noche intentando meterme mano por debajo de la mesa… - Dijo esto en un susurro.
- Yo no recuerdo eso… - Negó con la cabeza.
- Ooooh, pero yo sí. – Le aseguró. – Hasta soltaste algo así como “Jo Kate pero yo quiero tocar” – Imitó su voz. – Y menos mal que había música y no te oyeron que si no… - Le miró de reojo.
Castle se quedó pensativo.
- Bueno, pero eso fue una sola vez… - Intentó justificarse el escritor.
- Estás de broma, ¿no? – Alzó la vista para mirarle. – Ya has hecho varias así… Eso sí, luego soy yo la que va manoseando… - Dijo con retintín.
- Un momento, ¿por qué esto ha terminado derivando en mí? – Castle se señaló.
- Porque tú has sacado el tema. – Cogió unos palillos y uno de los envases.
- Sí, y ya sé que siempre tienes que ganar… - Dijo para picarla. – Aunque… puede que no a todo…
- ¿A qué te refieres? – Frunció el ceño con curiosidad.
- Tres palabras… “Guerra de chupitos” – Fue señalando las palabras en el aire.
- ¿Hablas en serio? – Levantó las cejas y se metió los palillos con un poco de arroz, en la boca.
- Completamente. – Asintió con rotundidad.
- ¿Acaso no te acuerdas de lo que dijo Lanie hace unos años? – Una pequeña sonrisa apareció en la boca de ella.
- No. – Negó con la cabeza. - ¿Debería acordarme?
- Desde luego. – Asintió. – Dijo que nunca me echases una competición a beber… Porque gano seguro.
- Pero eso es porque no me ha visto a mí en plena acción. – Él sonrió y la inspectora le miró de reojo. – En la acción de beber, no en la otra “acción” – Aclaró. – Malpensada…
Beckett intentó reprimir la risa y se puso seria.
- ¿Sabes qué? Cuando acabemos te invito a una copa. – Kate se apoyó en el respaldo de su silla. – Old Haunt, tú, yo y una botella de tequila. ¿Te parece?
- ¿Tequila?
- ¿Tienes miedo? – Le sonrió.
- No, es sólo que me ha recordado a “Ola de Calor” – Comentó el escritor.
- ¿Y?
- Pues que quizá acabemos como Nikki y Rook. – Sonrió ampliamente.
- Eso ya lo veremos…
Siguieron cenando mientras continuaban picándose mutuamente. Cuando acabaron, Beckett prosiguió con el papeleo y Castle, muy a regañadientes, la ayudó. Se despidieron de los pocos agentes que quedaban en comisaría y se fueron al ascensor. La inspectora decidió dejar allí el coche y volver en el del escritor.
P.D: MUCHAS GRACIAS POR LEER!! Y a dejar muchos comentarios!!
Lo dicho, aquí os dejo un nuevo capítulo!! Espero que lo disfrutéis y sobre todo que dejéis muchos comentarios (sobre lo que os gusta y lo que no, claro está) para ver si sigo con el fic o tiro la toalla
Capítulo 16.
Eran las siete de la mañana cuando Castle y Beckett estaban desayunando en la cocina. Esta vez había sido Kate quien preparó el desayuno. Café, huevos revueltos, bacon, tortitas y zumo.
- ¿Celebramos algo? – Dijo Alexis sorprendida mientras bajaba las escaleras, seguida del perro.
- Me apetecía cocinar. – Kate se encogió de hombros.
- ¿Qué haces levantada tan temprano? – Preguntó Castle.
- He quedado con Max para hacer las compras de navidad.
Rápidamente Kate echó una mirada a Castle.
- Bien, bien. – Asintió despacio. – Aunque es un poco pronto, ¿no?
- Bueno, no podía dormirme. – Sonrió tontamente. Cogió un plato y se sirvió un poco de todo.
- Los nervios, ¿no? – Kate le sonrió y Alexis asintió. Le dio un largo trago a su café.
En ese momento sonó el teléfono de la inspectora. Kate alargó el brazo y lo cogió de encima de la encimera.
- Beckett. – Se quedó a la escucha. - ¿Sí? Ajá… - Miró a Castle de reojo. – Perfecto, ahora mismo vamos. – Colgó.
- ¿Ya tienen los resultados? – Preguntó el escritor con interés.
- Y todo coincide. – Asintió sonriente. Se bebió el café de un trago. – Tenemos que irnos.
Kate fue rápidamente a la habitación para cambiarse de ropa.
- Ve a vestirte, que ya recojo yo. – Le dijo Alexis.
- ¿Sacas tú a Royal? – El perro le miró al escuchar su nombre.
- Claro. – Asintió. – Sin problemas.
Castle le dio un beso en el pelo y se fue a su habitación.
Un rato después, Castle y Beckett llegaron a la comisaría. Allí les estaban esperando Ryan y Esposito.
- Hemos hablado con el fabricante de los sujetadores y nos ha confirmado que los de las escenas de los crímenes y los que encontramos en casa del sospechoso son los mismos. – Ryan le pasó una carpeta marrón a la inspectora.
- Además, gracias a los números de referencia nos han podido decir en qué tienda se compraron. – Esposito sonrió.
- Está en el Upper East Side. – Informó el otro inspector. - ¿Y adivinas qué tienen?
- ¿Cámaras de seguridad? – Dijo Beckett, expectante.
- ¡Bum! – Esposito sacó de otra carpeta una fotografía, donde se veía a Saúl pagando uno de los sujetadores.
- ¿Sólo compró uno? – Castle frunció el ceño.
- Iba poco a poco, para que no sospechasen. – Respondió Esposito.
- Hombre, si fuese el vendedor eso me resultaría más sospechoso aun. – Dijo el escritor de forma evidente.
- No lo es si tu cómplice también iba de visita a aquella tienda. – Ryan sonrió y mostró otra de las fotografías que habían sacado de la cámara de seguridad.
En ella se veía cómo Daisy pagaba varios de esos sujetadores.
- Demasiado para ser una coincidencia. – Declaró Beckett.
- Y hablando de coincidencias. – Ryan abrió la carpeta que Beckett tenía en las manos y se detuvo en una página concreta. - ¿Recordáis el coche negro que vio uno de los testigos en la última escena del crimen? Pues resulta que Saúl tiene un coche negro y, además, las alfombrillas coinciden a la perfección con las fibras que encontró Lanie en los cuerpos.
Beckett echó un vistazo a los papeles. Castle metió la prácticamente la cabeza en la carpeta para cotillear lo que ponía en las hojas.
- Y las drogas también son las mismas que las que hayamos en casa del sospechoso. – Habló el escritor.
- Creo que con esto no hay dudas de que es nuestro hombre. – Sentenció la inspectora.
Cerró la carpeta y la dejó sobre su escritorio.
- Ya va siendo hora de que confiese. – Castle se frotó las manos.
Unos minutos después, los tres detectives y el escritor estaban en la sala contigua a la de interrogatorios, observando al sospechoso a través del espejo. Beckett cogió la carpeta marrón que estaba sobre la mesa y salió de la sala. Castle se levantó rápidamente y la siguió.
- Buenos días señor Gautier. – Beckett se sentó en una de las sillas y dejó la carpeta sobre el tablero metálico.
- ¿Ha dormido bien en el calabozo? – Preguntó el escritor con su característico humor.
- No voy a decir nada. – Respondió él.
- Tranquilo, lo diremos todo por usted. – Castle sonrió.
- Hemos estado en su casa. – Beckett abrió la carpeta. – Y encontramos esto.
Puso sobre la mesa las fotografías de los dos sujetadores negros.
- ¿Le son familiares? – Preguntó la inspectora.
- Son unos sujetadores. – Saúl se encogió de hombros. - ¿Y qué?
- Son exactamente el mismo modelo que el arma homicida.
- Y además estaban guardados en un lugar poco apropiado. – Apuntó el escritor.
Saúl les miró sin decir nada.
- Y también encontramos esto. – Sacó otra fotografía donde aparecía el bote de pastillas que usó para drogar a las víctimas antes de matarlas.
- Hasta lleva su nombre escrito. – Castle señaló la pegatina que llevaba el bote.
- Así que, ¿dígame? – Beckett apoyó los codos sobre la mesa. - ¿Cree que tenemos suficientes pruebas contra usted como para encerrarle una larga temporada?
El sospechoso tampoco se pronunció en ese momento.
- Yo creo que sí. – Castle asintió con la cabeza. – Tenemos los sujetadores, las drogas, las fibras del coche, las grabaciones y… ¿algo más? – Se hizo el olvidadizo.
- Y una maravillosa lista con los nombres y apellidos de las tres víctimas además de unas cuantas personas más. – Concluyó la inspectora.
- Cierto. – El escritor asintió despacio. - ¿Sabes lo que me pregunto? Cómo sabía a qué personas tenía que matar…
Saúl se le quedó mirando pero sin decir nada.
- Yo creo que tiene un cómplice. – Kate dio unos golpecitos sobre la mesa con el bolígrafo.
- ¿La misma persona que le ayudó a comprar los sujetadores? – Castle se hizo el sorprendido.
- Exactamente. – Beckett asintió. – Esta persona. – Puso sobre la mesa la fotografía de Daisy.
- ¡Pero si es la dueña del club! – Volvió a hacerse el sorprendido.
- Fue ella quien le proporcionaba los nombres. – Beckett miró de reojo al sospechoso. – Yo creo que Daisy le tenía como matón.
- Bueno, más que matón asesino en serie…
Saúl se levantó y dio un golpe sobre la mesa.
- ¡Ya está bien! – Gritó.
- Señor Gautier, siéntese ahora mismo. – Exigió la inspectora, a lo que el sospechoso accedió. - ¿Va a empezar a hablar?
El sospechoso cerró los ojos durante un instante y suspiró.
- Será mejor que lo haga. – Le aconsejó el escritor. – Más que nada porque está de agua hasta el cuello.
- ¿Por qué les mató? – Preguntó Beckett con seriedad.
- Tenía que hacerlo. – Terminó por admitir. – Esas chicas no tienen la culpa de nada, y esos cabrones les hacían daño. Se aprovechaban de ellas.
- ¿Y por qué usó un sujetador? – Quiso saber el escritor.
- ¿Y por qué no? – Se encogió de hombros.
- ¿A caso quería vengar la muerte de su madre? – Beckett se cruzó de brazos.
Saúl Gautier se quedó pálido. Miró a Castle y luego a Beckett.
- Las chicas del club nos han dicho que usted era muy bueno con ellas. – Prosiguió el escritor. – Usted quería cuidar de esas chicas.
- Es lo mínimo que podía hacer. – Confesó.
- ¿Por qué? – Beckett quería escucharlo de sus labios.
- Porque… - Cerró los ojos y cogió aire. – Porque quería cuidarlas como tendría que haber hecho con mi madre. No pude protegerla y la mataron por mi culpa.
Castle y Beckett se miraron.
- ¿Quién le metió en todo esto, Saúl? – La voz de la inspectora sonaba algo más delicada.
- Conocí a Daisy en mi bufete de abogados. – Se acomodó en el asiento. – Quería que le ayudase con una denuncia que había puesto a uno tipo que pegó a una de las chicas. – Suspiró. – Al final perdimos el juicio. Daisy estaba destrozada, así que le dije que no se preocupase, que yo podría ayudarla. – Se mojó los labios y continuó. – Una noche, cuando fui al club, me encontré con ese tipo, el que ganó el caso. Le vi tratar mal a una de las chicas así que le cogí, me lo llevé a la parte trasera del local y le di una paliza. – Bajó la vista hacia la mesa. – Y desde esa noche no volvimos a verlo jamás.
- ¿Fue en ese momento cuando se le ocurrió todo lo de matar a toda esa gente? – Quiso saber la inspectora.
- A partir de esa noche, sí. – Asintió. – En mi interior sentía que estaba ayudando a mi madre. La veía en cada una de las chicas.
Los tres se quedaron callados durante unos segundos.
- Señor Gautier, queda detenido por el asesinado de Norman Johnson, Carl Ericsson y Kelvin Stone. – Dijo Beckett con voz seria. Hizo un gesto para que entrase uno de los policías a llevárselo.
Castle y Beckett salieron de la sala de interrogatorios y fueron hasta el escritorio de ella.
- A una parte de mí le da pena haber detenido a ese tipo. – Castle se sentó en su silla.
- Nada justifica el asesinato. – Aseguró la inspectora. – Pero esta vez te entiendo. Él quería hacer lo que pensaba que era correcto para ayudar a esas chicas. – Empezó a juguetear con el bolígrafo.
- Supongo que también habrá que detener a Daisy. – Dio por hecho el escritor.
- Fue ella quién le proporcionó todos esos nombres de la lista. – Ordenó el papeleo que tenía sobre la mesa. – Aunque no haya matado a nadie tiene la misma culpa de que se hayan producido esas muertes.
Castle se quedó mirando al infinito y terminó asintiendo despacio.
- ¿Sabes? Al final hemos terminado el caso a tiempo antes de Navidad. – Comentó el escritor.
- Sí, aunque a mí aún me queda terminar el papeleo… - Le miró de reojo.
- Bueno, no pasa nada. – Se estiró en el sitio. – Yo te espero en casa.
- ¿En serio? – Alzó una ceja.
- Claro. – Sonrió y asintió. – Ya sabes, el papeleo y yo no somos muy buenos amigos.
- Eh… bueno, vale. – Beckett se encogió de hombros. – Luego te veo.
Castle volvió a sonreírla, se levantó del asiento y cogió el abrigo que colgaba de su silla. Discretamente, le rozó la mano al pasar y se dirigió al ascensor. Beckett se quedó pensativa, mirando a un punto fijo mientras jugueteaba con el bolígrafo. Se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja y bajó la vista hacia los papeles que tenía delante.
Ya hacía al menos veinte minutos que Castle se había ido y Kate estaba más que desesperada con tanto papeleo. Dejó el bolígrafo sobre el escritorio y se pasó las manos por la cara. Ya era algo tarde y no veía el momento de irse al loft. Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no escuchó como unos pasos se acercaban a ella por detrás.
- ¿Todavía sigues así?
Beckett se dio la vuelta al escuchar aquella voz y no pudo más que sorprenderse al ver aquella escena.
- Castle… - Dijo con los ojos muy abiertos. - ¿Pero no te habías ido a casa?
- Cuando iba hacia allí pasé por tu restaurante favorito y no pude evitar traerte la cena. – Le mostró las bolsas con el logotipo del local.
- ¡Vaya, gracias! Es todo un detalle. – Se mordió el labio inferior, intentando ocultar una sonrisa.
El escritor dejó las bolsas sobre el escritorio y se sentó en su silla. Fue sacando uno a uno los pequeños paquetes de comida, dejándolos sobre la mesa.
- Eso sí, como aun estás de servicio, he traído cerveza sin alcohol. – Le pasó uno de los botellines. – Que no quiero que Gates te vea en ese momento de euforia.
- ¿A qué momento de “euforia” te refieres? – Frunció el ceño y le dio un trago a su cerveza.
- Hablo de tu exaltación de la amistad y de las ganas irrefrenables que te entran de manosearme. – Cruzó una pierna. – Sé que soy irresistible, créeme que soy consciente de ello, pero no en comisaría. – Dijo evidente.
Beckett se le quedó mirando, con ambas cejas levantadas, sin creerse lo que acababa de oír.
- Un momento, ¿estás hablando en serio?
- Completamente. – Asintió.
- ¿Y dices que soy yo la que te manosea? – Alzó una ceja, abrió mucho los ojos. - ¿Yo? - Se señaló el pecho con un dedo.
- Efectivamente. – Asintió con la cabeza.
- ¿Te has olvidado ya de lo que ocurrió en el cumpleaños de Espo? – Se apoyó en el respaldo de la silla, mientras Castle ponía cara de estar haciendo memoria. – Alguien bebió más de la cuenta y se pasó media noche intentando meterme mano por debajo de la mesa… - Dijo esto en un susurro.
- Yo no recuerdo eso… - Negó con la cabeza.
- Ooooh, pero yo sí. – Le aseguró. – Hasta soltaste algo así como “Jo Kate pero yo quiero tocar” – Imitó su voz. – Y menos mal que había música y no te oyeron que si no… - Le miró de reojo.
Castle se quedó pensativo.
- Bueno, pero eso fue una sola vez… - Intentó justificarse el escritor.
- Estás de broma, ¿no? – Alzó la vista para mirarle. – Ya has hecho varias así… Eso sí, luego soy yo la que va manoseando… - Dijo con retintín.
- Un momento, ¿por qué esto ha terminado derivando en mí? – Castle se señaló.
- Porque tú has sacado el tema. – Cogió unos palillos y uno de los envases.
- Sí, y ya sé que siempre tienes que ganar… - Dijo para picarla. – Aunque… puede que no a todo…
- ¿A qué te refieres? – Frunció el ceño con curiosidad.
- Tres palabras… “Guerra de chupitos” – Fue señalando las palabras en el aire.
- ¿Hablas en serio? – Levantó las cejas y se metió los palillos con un poco de arroz, en la boca.
- Completamente. – Asintió con rotundidad.
- ¿Acaso no te acuerdas de lo que dijo Lanie hace unos años? – Una pequeña sonrisa apareció en la boca de ella.
- No. – Negó con la cabeza. - ¿Debería acordarme?
- Desde luego. – Asintió. – Dijo que nunca me echases una competición a beber… Porque gano seguro.
- Pero eso es porque no me ha visto a mí en plena acción. – Él sonrió y la inspectora le miró de reojo. – En la acción de beber, no en la otra “acción” – Aclaró. – Malpensada…
Beckett intentó reprimir la risa y se puso seria.
- ¿Sabes qué? Cuando acabemos te invito a una copa. – Kate se apoyó en el respaldo de su silla. – Old Haunt, tú, yo y una botella de tequila. ¿Te parece?
- ¿Tequila?
- ¿Tienes miedo? – Le sonrió.
- No, es sólo que me ha recordado a “Ola de Calor” – Comentó el escritor.
- ¿Y?
- Pues que quizá acabemos como Nikki y Rook. – Sonrió ampliamente.
- Eso ya lo veremos…
Siguieron cenando mientras continuaban picándose mutuamente. Cuando acabaron, Beckett prosiguió con el papeleo y Castle, muy a regañadientes, la ayudó. Se despidieron de los pocos agentes que quedaban en comisaría y se fueron al ascensor. La inspectora decidió dejar allí el coche y volver en el del escritor.
P.D: MUCHAS GRACIAS POR LEER!! Y a dejar muchos comentarios!!
LeFleur89- Actor en Broadway
- Mensajes : 215
Fecha de inscripción : 22/04/2012
Edad : 35
Localización : Madrid
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Interesante l guerra de chupitos!! Quien ganara??
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
interesante, eso quien va a ganar la guerra xDDD?
CaskettGirl- Ayudante de policia
- Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 13/12/2012
Edad : 34
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Por fin ya era hora, jajajajaja menos mal que te has acordado de pasar a saludar y dejarnos de paso un capítulo muy interesante, jajajajajaja sobre todo por esa guerra de chupitos que ha quedado en el aire y que ya me está dando vueltas en la cabeza, jajajajajaja
Bien por ti, parece que no has perdido el toque, jajajaja a pesar de no haber escrito desde....... quién se acuerda de cúanto tiempo hace .......... porque yo perdí la cuenta hace mucho. jajajajajajaja
Pero al menos nos has regalado un capítulo de lo más entretenido y aleccionador, jajajajajajaja No es que los demás no lo fueran, es que ya casi se me había olvidado como escribías, jajajajaja, tranquila he dicho casi, jajajajaja
Sigue pronto no nos vuelvas a dejar tanto tiempo descuidados, que tu historia es muy interesante e intuyo que se va a poner más interesante aún.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
Bien por ti, parece que no has perdido el toque, jajajaja a pesar de no haber escrito desde....... quién se acuerda de cúanto tiempo hace .......... porque yo perdí la cuenta hace mucho. jajajajajajaja
Pero al menos nos has regalado un capítulo de lo más entretenido y aleccionador, jajajajajajaja No es que los demás no lo fueran, es que ya casi se me había olvidado como escribías, jajajajaja, tranquila he dicho casi, jajajajaja
Sigue pronto no nos vuelvas a dejar tanto tiempo descuidados, que tu historia es muy interesante e intuyo que se va a poner más interesante aún.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
agecastbet- Escritor - Policia
- Mensajes : 2971
Fecha de inscripción : 27/12/2012
Localización : En la colina del loco - Madrid
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Jajajajaja, si nos dejas de vez en cuando capítulos, no te odiaremos, aunque te querríamos un poquito mas si actualizaras mas seguido, jejejejejeje.
Vaya dos!!! los que le gusta picarse. Veremos a ver como acaban con esa guerra de chupitos y si no terminan llamando a Alexis (que es más madura) para que vayan a buscarlos
Vaya dos!!! los que le gusta picarse. Veremos a ver como acaban con esa guerra de chupitos y si no terminan llamando a Alexis (que es más madura) para que vayan a buscarlos
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
O.O y la continuacion donde esta diiiiooooos si es buenisimo el capi y yo voy tope ilu a leer el siguente y ya no hay mas porfaaaaa continua k me muero de ganas de saber quien gana la competicion.
_Caskett_- Escritor - Policia
- Mensajes : 2936
Fecha de inscripción : 22/01/2013
Localización : en un mundo feliz
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Espero que pronto nos regales otro capítulo. Se echa de menos esta historia
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)
Sigue pronto esta historia me ha encantado
Holly082- Actor en Broadway
- Mensajes : 207
Fecha de inscripción : 18/05/2014
Edad : 23
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