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Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)

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Mensaje por LeFleur89 Mar Ene 15, 2013 7:21 am

Y como cada martes aquí os traigo un nuevo capítulo! Muchísimas gracias por los comentarios. Espero no aburriros =D



Capítulo 3.


Ya era mediodía. Kate estaba sentada en una de las mesas del restaurante donde había acordado verse con Martha. Richard se había ido a comer con los chicos y ella les dijo que había quedado con su padre para almorzar.


- Qué bien que ya estás aquí querida. – Martha se acercó a la inspectora y la estrechó entre sus brazos. - ¿Te ha dado mucho la lata Richard por esto? – Se sentó en la silla frente a Kate.
- Un poco, pero ya sabes como es. Quiere saber todo lo que ocurre y más si no es de su incumbencia. – Ambas sonrieron. – Además, se ha extrañado mucho cuando le he dicho que él no se venía a comer con nosotras.
- Eso es porque teme que estemos maquinando algo en su contra. – Aseguró Martha entre risas.
- Bueno, ¿y qué era eso que querías comentarme? – Kate dio un trago a su refresco.
- ¿Por qué no comemos algo antes? – Propuso la actriz. – Aún tengo que pensar bien cómo decirte esto. – Se llevó la mano a los labios algo preocupada.
- Martha, estás empezando a asustarme. – Aseguró Kate. - ¿Es qué ha pasado algo? ¿Estás bien?
- No te preocupes que no es nada grave… O al menos eso creo. – Hizo un gesto con las manos. – Bueno, ¿y tú qué tal? ¿Cómo van las cosas por casa?
- Pues todo muy bien, mejor de lo que me había imaginado. – Admitió Beckett.
- Aún no sé como pudisteis esperar cuatro años hasta dar el paso. – Negó levemente con la cabeza. – Sí estaba claro que estabais muy bien juntos. Y no será por todas las veces que se lo dije a Richard. – Aseguró la actriz.
- Algo así me comentó Rick, que tú intentabas aconsejarle y ayudarle con lo nuestro. – Le sonrió.
- Casi monto un club de fans para ver si así me hicieseis caso. – Bromeó Martha. - No me gustaba nada ver a sufrir a Richard.
- Lo siento Martha. - Kate se entristeció un poco al escucharla.
- ¡Nada de que lo sientes! – Le cogió la mano. – Sé que tú también lo pasaste mal. – Le sonrió. – Pero todo eso ya ha acabado, ahora estáis juntos y me llenaréis la casa de nietos.
- Eh… Bueno, eso aún está por ver… - Beckett carraspeó.
- No te agobies cariño que sólo era una broma. – Martha se rió. – Por cierto, ¿siguen sin saber nada vuestros amigos?
- Sí aunque creo que empiezan a sospechar o al menos Lanie. – Bebió de su vaso. – Está convencida de que tengo un nuevo novio.
- Bueno es que se te nota a la legua querida. – Aseguró la actriz. – Tienes un algo que te delata. Un brillo especial. ¿Y por qué no lo contáis ya?
- Porque las relaciones entre compañeros están prohibidas en la comisaría. – Jugueteó con el tenedor. – Y si se entera la capitana es posible que eche a Castle.
- Posible pero no seguro. – Comentó Martha mientras se atusaba el pelo.
- Cierto pero tampoco queremos comprobarlo. Sé que no es justo para nuestros amigos pero temo que, sin querer, pueda escapárseles algo. – Reconoció la inspectora.
- Eso ya es asunto vuestro, ahí no puedo meterme yo. – Sonrió. - ¿Pedimos ya la comida?
- Por supuesto. – Asintió la inspectora y llamó al camarero.


Ya habían acabado de comer entre confidencias y risas y ahora se estaban disfrutando de un café.


- Bueno, ¿y qué era eso de lo que querías hablarme? – Preguntó Kate. – Porque me estoy muriendo de la curiosidad. – Admitió.
- Creo que no puedo seguir alargando esto. – Martha cogió aire. – Aunque la verdad es que no sé cómo decírtelo.
- Pero, ¿es algo bueno o malo? – La miró a los ojos y juntó las manos sobre la mesa.
- Bueno, claro que bueno… O al menos eso creemos nosotros…
- ¿Nosotros? ¿Te refieres a tu novio y a ti? – Martha asintió con la cabeza. - ¿Es que os vais a casar? – Tanteó la inspectora.
- No, no. Aún es demasiado pronto. – Aseguró. – Ya sabes que yo te aprecio tanto como si fueses mi propia hija… Y por eso quería que fueses la primera en enterarte. Quiero saber tu opinión.
- ¿Es que es demasiado joven? – Alzó las cejas.
- No, eso tampoco. – Negó la actriz con la cabeza. Se colocó el pelo detrás de la oreja algo nerviosa. – Verás… La persona con la que he empezado a salir es… Es Jim, tu padre… - Beckett casi se atraganta con el café.
- ¿Mi padre? – Abrió mucho los ojos completamente sorprendida ante dicha noticia.
- Sí… Espero que no te parezca mal. – Juntó sus manos algo inquieta. – No fue algo planeado simplemente ocurrió.
- Pero… ¿Cómo? – Parpadeó varias veces aún incrédula.
- No lo sé. Una cosa llevó a la otra y… Bueno, tú ya me entiendes. – Martha bajó la mirada. - ¿Estás enfadada o molesta con nosotros?
- Eh… No, claro que no. – Kate negó con la cabeza. – Es sólo que me ha pillado por sorpresa. Nunca pude imaginarme que tú y mi padre pudieseis tener ese tipo de relación. – Le cogió de la mano.
- Entonces, ¿eso quiere decir que nos das tu bendición? – Martha sonrió emocionada.
- Por supuesto que sí. – Sonrió ampliamente. – Si vosotros sois felices yo también lo soy. – Martha le besó la mano.
- No sabes lo tranquila y contenta que me dejas querida. La verdad es que tenía algo de miedo. – Confesó.
- Pero, ¿cómo es que no me lo ha dicho él directamente? – Preguntó Kate con curiosidad.
- Bueno, ambas sabemos cómo es tu padre. No es que se le den demasiado bien todas estas cosas, por eso me pidió que fuese yo la que hablase contigo.
- ¿Y por qué no has querido que estuviese aquí Rick? – Quiso saber Kate.
- No es que no me importe la opinión de Richard, no me mal interpretes, pero prefería hablarlo contigo primero. A fin de cuentas es tu padre y quería saber si te parecía bien.
- Tranquila Martha, te entiendo. – Sonrió. – Y, ¿Cuánto tiempo lleváis… juntos? – Preguntó con curiosidad. Kate se llevó un mechó de pelo detrás de la oreja. –
- Pues… - Se quedó pensando. – Casi dos meses. ¿Recuerdas la cena que diste en tu casa? – La inspectora asintió. – Cuando nos fuimos, Jim y yo compartimos un taxi y decidimos ir a tomar unas copas. Empezamos a charlar y bueno, quedamos más veces y ya sabes el resto.
- ¿Sabes? Aunque aún tengo que hacerme a la idea, me gusta mucho saber que mi padre vuelve a ser feliz. – Afirmó la detective. – Y yo creo que Richard pensará lo mismo.
- No sé yo. – Dijo Martha algo más pesimista. – Seguro que pone el grito en el cielo cuando se entere.
- No te preocupes, que no será para tanto. – Aseguró Beckett. – Quizá al principio se extrañe un poco como me ha pasado a mí pero luego lo aceptará y se alegrará, ya lo verás. – Le cogió la mano para reconfortarla. - ¿Se lo dirás hoy?
- Debería, ¿verdad? Más que nada porque sé que se pondrá pensado contigo para que le cuentes de qué quería hablarte. – Sonrió de medio lado.
- Sí, además es mejor que lo sepa por ti y no por mí. Díselo esta noche, si lo prefieres me voy a dormir a mi apartamento, así estarás algo más tranquila.
- Ah no, no. – Negó Martha con la cabeza. – Quiero que estés cuando Richard se entere, por si tienes que calmarlo o utilizar tu arma. – Bromeó.
- Bueno pues si es así entonces vente a cenar, se lo contaremos después. – Kate le sonrió.
- Muy bien, yo cocino. – Se ofreció la actriz.
- Me parece muy buena idea Martha.
- ¿Te he dicho ya que me encanta que seas mi nuera? – Ambas se echaron a reír.


Después de la comida Martha había quedado con Jim y Kate volvió a la comisaría a ver si había alguna novedad. Cuando llegó los tres chicos ya estaban allí. Esposito estaba hablando por teléfono, Ryan estaba haciendo algo en la pizarra y Castle simplemente se encontraba sentado en la mesa de Beckett, admirando lo que Kevin estaba haciendo. En cuanto Kate salió del ascensor, Richard la miró expectante por saber qué es lo que su madre había querido hablar con ella.


- ¿Sabemos algo nuevo? – Dejó su chaqueta en el respaldo de su silla y miró la pizarra.
- Nada, hemos hablado con los sospechosos que quedaban. Todos tienen coartadas y las hemos confirmado. – Contestó Ryan mientras quitaba las fotos del lugar de los “sospechosos” y las pegaba a un lado de la pizarra.
- ¿Y habéis localizado a la nueva pareja de la víctima? – Beckett se cruzó de brazos.
- Esposito está hablando con uno de los amigos, a ver si nos confirma la existencia de dicha novia. – Castle señaló a Javier, el cual estaba en su mesa hablando por teléfono y tomando algunas notas.
- Así que de momento parece que no tenemos nada. – Comento Ryan algo desanimado.
- Seguro que hay algo que estamos pasando por alto. – Dijo Kate. Se llevó la mano a los labios y miró atentamente la pizarra. En ese momento Esposito se acercó a ellos. - ¿Y bien?
- Nada. – Javier negó con la cabeza. – He hablado con varios de sus amigos y todos han coincidido en que el señor Johnson estaba soltero, o al menos que ellos supieran.
- Así que estamos como al principio. – Castle chasqueó los dedos a modo de fastidio.
- No lo entiendo, tenía toda la pinta de ser un crimen pasional. – Contestó Beckett.
- A lo mejor Castle tiene razón y es un asesinato al azar. – Ryan se encogió de hombros.
- Pues entonces tenemos que verlo como algo así. – Asintió Kate. – Tenemos que averiguar cuáles eran sus lugares que más frecuentaba, quizá el asesino lo estuvo siguiendo. – Sugirió. Beckett se pasó una mano por el pelo despeinándoselo un poco.
- Ahora nos ponemos con ello. – Ryan le dio un golpe a Esposito en el hombro para que se fuesen a trabajar.


Cuando los dos detectives se fueron Castle miró a Beckett fijamente.


- ¿Qué pasa Castle? – La detective alzó una ceja.
- ¿Y bien? – El escritor se cruzó de brazos.
- ¿Y bien qué? – Preguntó ella.
- La comida con mi madre. ¿Qué ha pasado? ¿De qué habéis hablado y por qué yo no podía estar allí?
- Ah eso. – Se hizo la sorprendida. – No puedo contarte nada. – Se dio la vuelta y miró a la pizarra.
- ¿Qué no puedes contarme nada? – Abrió mucho los ojos. - ¿Cómo qué no puedes? ¿Qué ha pasado? Está en problemas, ¿verdad? – Se preocupó. - ¡Va a ir a la cárcel! – Se tapó la boca con la mano.
- No, nada de eso. – Beckett negó con la cabeza. – Simplemente yo no puedo contarte nada.
- ¿Vais a empezar a tener secretos? – Elevó ambas cejas. – Porque si es así yo empezaré a hacer lo mismo con tu padre. – Refunfuñó.
- No, puedes estar tranquilo. – Se rió. – Yo no puedo decirte nada pero le he dicho a tu madre que venga ésta noche a cenar para que sea ella misma la que te lo cuente.
- ¿Hoy? ¡Pero si era la noche de las películas! – Se quejó.
- ¿Quieres saberlo o no? – Castle asintió con la cabeza. – Pues deja de quejarte entonces.
- Está bien. – Masculló. - ¿Es algo por lo que tenga que preocuparme?
- No lo sé. – Kate se encogió de hombros y apuntó algo en el informe. – Esta noche lo averiguarás. Ah y ha dicho que ella cocina.
- Eso es aún peor. – Negó con la cabeza.


El resto de la tarde transcurrió sin ninguna novedad, así que los inspectores y el escritor se fueron a casa. Mañana sería un día distinto en el cual esperaban tener alguna que otra primicia. Eran ya las siete de la tarde cuando Richard y Kate llegaron al apartamento de él. Ambos prepararon la cena esperando a que Martha llegase al loft. Cuando la pareja estaba poniendo la mesa la puerta de la entrada se abrió.


- Hola queridos. – Dijo Martha cerrando la puerta tras de sí. – Oh pero qué bien huele. – Se acercó a su hijo y le dio un beso en la mejilla. Royal se acercó corriendo a saludarla y ella le acarició detrás de las orejas.- ¿Pero no iba a cocinar yo?
- Sí pero al final he pensado que no quiero morir por una indigestión por culpa de tus guisos. – Sonrió.
- Oye que tampoco cocino tan mal. – Se quejó y le dio en el brazo. – Espero que no se queje de tus comidas cariño. – Le dio un beso a Kate.
- Si se queja ya sabe lo que le espera… - Bromeó la inspectora.
- Bueno, ¿por qué no cenamos ya y me cuentas eso que tenías que decirme? – Comentó Castle mientras terminaba de colocar los vasos sobre la mesa del comedor.
- Hijo que impaciente eres. – Negó Martha con la cabeza. – Primero cenamos y ya después te lo cuento.
- ¿Es qué no quieres que me atragante con la comida? – Alzó una ceja algo preocupado.
- No es eso, es que quiero disfrutar de una cena tranquila. – Se quitó la chaqueta y la dejó sobre el respaldo del sillón.
- ¿Sabes? Después de esto me estás dando aún más miedo. - Aseguró el escritor.
- No seas exagerado, que tampoco es para tanto. – Kate llevó una fuente con comida a la mesa.
- Eso lo dices porque tú ya lo sabes. – Castle dejó la botella de vino en la mesa.
- Y cuanto antes cenemos antes te enterarás Richard. – Dijo Martha sentándose en una de las sillas. La pareja se unió a ella. – Bueno, ¿y cómo lleváis el caso?
- No muy bien. – Contestó Beckett. – De momento no tenemos ningún sospechoso.
- Ni tampoco el motivo del asesinato. – Castle empezó a servir los platos.
- Vaya, parece que este será complicado. – Habló Martha. – Pero bueno, no hay nada que no hayáis podido resolver. – Aseguró.
- Sí pero hay algo que seguro estamos pasando por alto. – Declaró la inspectora.
- A este paso nos darán las uvas. – Bromeó Richard.
- Ya averiguaréis que es. – Asintió la actriz. – Ah y por cierto, eso me ha recordado algo. ¿Habéis pensado qué haréis estas navidades? Y ahora no podéis decirme que falta mucho porque están a la vuelta de la esquina.
- Sorpréndenos. – Castle se llevó el tenedor a la boca.
- Podríamos celebrarlas aquí. – Comentó la actriz. Richard alzó las cejas. – Pero no sólo nosotros cinco sino también podrían venir Ryan con Jenny, Esposito y por supuesto la encantadora Lanie. ¿Qué os parece mi plan? – Sonrió.
- Pues… - Richard se quedó sorprendido. – Pensaba que al ser las primeras navidades con Kate las pasaríamos en familia.
- Además recuerda que los demás no saben nada de que estamos juntos. – Recordó la inspectora.
- Ya bueno pero sería unas navidades entre amigos. – Se encogió de hombros. – No hay nada de malo en eso, ¿o sí?
- No, claro que no. – Se apresuró a decir Kate.
- Pero nosotros no podremos comportarnos como una pareja. – Dijo Castle evidente.
- ¿Es que vais a estar escondiéndoos durante el resto de vuestras vidas? – Dijo Martha con sabiduría. Richard y Kate se miraron.
- Tienes razón pero ya te comenté que las relaciones entre compañeros están prohibidas en comisaría. – Contestó Beckett.
- Y si se enterasen dejaríamos de trabajar juntos. – Habló Castle.
- Sí, sí, lo sé pero llegará un momento en el que tendrán que enterarse. Además, ¿cómo creéis que se tomarán el hecho de que hayáis estado ocultándoselo durante tanto tiempo?
- Pues… - Kate se quedó pensando, luego le dio un trago a su copa de vino. – Eso no lo había pensado.
- Lo único que tendríais que intentar es que la capitana Gates no se enterase y, si eso se lo decís a vuestros amigos, ellos lo entenderán y os ayudaran. – Martha sonrió. – Y aunque ella se enterase, no es seguro que dejaseis de trabajar juntos.
- Madre créeme, Gates haría todo lo posible por echarme de la comisaría. – Aseguró el escritor y Kate asintió con la cabeza.
- Bueno pues, aunque no trabajaseis más juntos, no pasaría nada. Eso no significa que tengáis que dejar de veros. – Dijo Martha de forma evidente.
- Tienes razón Martha pero, nos gusta trabajar juntos. – Sonrió Kate de medio lado.
- Sí, además, allí soy imprescindible. – Castle sonrió con suficiencia. Kate le dio en el brazo. - ¿Qué? Es verdad. – Asintió. – Te recuerdo que gracias a mí se han resuelto muchos casos. – Le dio un trago al vino.
- Creo que antes de que estuvieses por allí molestando, Kate y los chicos se las apañaban muy bien sin ti querido. – Martha alzó una ceja.
- Sí, es cierto, pero me gusta pensar que he sido un gran ayudante.
- Un ayudante al que no le gusta el papeleo. – Recalcó la inspectora.
- Lo mío son más los asesinatos que la parte administrativa. – Reconoció el escritor.
- Bueno, ¿qué vais a hacer con los chicos? ¿Hablaréis con ellos? – Quiso saber Martha.
- Tendremos que hacerlo. – Asintió Kate. – Aunque la verdad es que no sé cómo y cuándo hacerlo.
- Sólo tenéis que encontrar el momento apropiado. La conversación saldrá sola. – Aseguró la actriz.
- Y con lo de que no digan nada siempre se les puede chantajear… O tú podrías amenazarles con tu arma. – Bromeó Castle.
- Sí, se merecen saberlo, sobretodo Lanie. – Kate asintió.
- ¿Lanie? – Castle frunció el ceño con curiosidad. - ¿Y por qué sobretodo Lanie?
- Porque, después de Martha, ella era la que más apostaba por nosotros. – Confesó la inspectora. Bebió otro trago de su copa.
- Eso es cierto. – Asintió él. – Y además creo que, si se lo decimos antes de que se entere, estaremos a salvo de todos sus instrumentos quirúrgicos…
- Tendremos que ir pensando en cómo dar la noticia. – Kate colocó su mano sobre la de Castle.
- Ya se nos ocurrirá algo. – Acarició la mano de ella. – Y bien madre, ¿vas a contarme ya qué es lo que ocurre?
- Eh… ¿No tomamos antes el postre? – Martha sonrió algo nerviosa.
- ¿Es qué quieres que no tenga cerca los cuchillos? – Castle alzó una ceja.
- Tampoco es eso, no seas exagerado cariño. – Contestó la actriz. – Pero sí, eso me haría sentir algo más cómoda. – Se levantó y comenzó a recoger la mesa.
- Rick no seas muy duro con ella, ¿vale? – Le comentó la inspectora en bajito cuando Martha estaba en la cocina. – Está muy nerviosa.
- Ya lo veo y eso me hace pensar en la magnitud del asunto. – Negó con la cabeza. – Mira que a veces temo a mi madre pero hoy lo está superando con creces. – Se levantó y comenzó a llevar platos a la cocina.


Después de recoger prácticamente todo lo que había sobre la mesa del comedor, los tres se fueron al salón donde se estaban tomando las copas de vino. Ese ambiente hacía que Martha estuviese algo menos nerviosa por la charla con su hijo. Castle y Beckett estaban los dos en uno de los sofás mientras la actriz estaba en uno de los sillones frente a la pareja. Royal se tumbó sobre el tresillo al lado del escritor.


- Después de estar más de dos hora esperando creo que ya puedo saber qué es lo que está ocurriendo, ¿no? – Dijo Richard mientras le daba un sorbo a su copa y se acomodaba en el sofá.
- Está bien querido, pero ante todo déjame hablar y no me interrumpas. – Le señaló con el dedo.
- Estaré callado hasta que acabes. – Hizo como si se cerrase la boca con una cremallera.
- Vale… - Martha nerviosa se frotó las manos. – No sé por dónde empezar…
- ¿Qué tal por el principio? – Habló Richard y Kate le dio en el brazo. – Ah vale, vale. Callado.
- Es sobre mi nuevo novio. – Cogió su copa y le dio un largo trago antes de continuar.
- ¿Es millonario y te vas a ir a vivir con él? – Sonrió Castle.
- ¡Rick! – Le regañó Kate. – Calla y deja que hable.
- Gracias querida. – Sonrió a Beckett y prosiguió. - ¿Nunca te has preguntado por qué no os había dicho antes su nombre? – El escritor negó con la cabeza. – Bueno pues… se llama Jim… - Se quedó en silencio un instante.
- ¿Jim? – Contestó él. – Anda como tú padre. – Le dijo a Kate la cual le miró con cierta cara al igual que su madre. – Un momento… ¿Jim? ¿No será…? No… - Negó con la cabeza sin dar crédito.
- Así es. – Asintió Martha. – Es… es el padre de Kate. – Tragó lentamente esperando la reacción de su hijo.
- Pero… ¿Cómo? ¿Cuándo? Y, sobretodo, ¡¿por qué?! – Abrió mucho los ojos. Royal se sobresaltó y levantó la cabeza mirando a los presentes sin entender qué ocurría.
- Fue hace un par de meses y no pudimos evitar enamorarnos. – Contestó la actriz.
- ¿Con la de hombres que hay en el mundo y tiene que ser precisamente él? – Alzó las cejas.
- Cálmate Rick. – Kate puso su mano sobre el hombro de él. – No es para tanto.
- Kate, tu padre y mi madre. – Hizo aspavientos con las manos. - ¡Tu padre y mi madre! – Volvió a repetir.
- Richard sigo aquí. – Dijo una tímida Martha.
- Castle yo no veo el problema por ninguna parte. – Kate se encogió de hombros.
- ¿Es qué soy el único que ve esto como algo muy raro? – El escritor abrió mucho los ojos. Ambas mujeres asintieron con la cabeza.
- Hasta tu hija estaba de acuerdo con esto. – Comenté Martha.
- ¿Alexis lo sabía? – Preguntó Castle sorprendido.
- Claro que sí, es mi nieta y al parecer es algo más tolerante que tú, al igual que Kate. – Le miró de reojo. – La verdad es que no pensaba que te molestaría tanto.
- Ni yo. – Admitió Beckett.
- ¿Esto era lo que habéis estado hablando hoy? – Quiso saber el escritor. Ambas volvieron a asentir. - ¿Y tú estás de acuerdo? – Preguntó a Kate.
- Por supuesto que sí, ¿por qué no iba a estarlo? – Alzó una ceja.
- ¿Quizá por qué son tu padre y mi madre? – Dijo él de forma evidente.
- Será mejor que me vaya. – Martha dejó su copa de vino sobre la mesa y se levantó del sillón.
- No Martha quédate. – Kate se irguió y la cogió de la mano.
- Mejor no querida. – La sonrió con tristeza. – Quizá es mejor que Richard intente hacerse a la idea sin que esté yo delante. – Cogió su chaqueta, le dio un beso en la mejilla a Kate y se fue.
- ¿Has visto lo que has conseguido? – Se giró enfadada para mirar a Castle.
- Es que no lo entiendes Kate… - Le contestó él. – Eso no puede ser.
- Claro que lo entiendo y sí puede. – Frunció el ceño. - ¿Es qué no quieres que tu madre sea feliz?
- Por supuesto que quiero pero… - Se quedó pensando un rato. – Es complicado. ¡Por dios mi madre con tu padre! – Volvió a repetir.
- Un momento. – Se le quedó mirando. - ¿Qué le pasa a mi padre Castle?
- Nada pero... no sé, no pegan juntos… - Negó con la cabeza.
- ¿Y eso por qué si puede saberse? – Kate se cruzó de brazos.
- Es que tu padre es demasiado… serio… Muy formal.- Dijo él con la boca pequeña.
- ¿Serio? – Alzó las cejas sorprendida. – Perdona pero es normal, algo que tu madre debería ser… - Dejó caer.
- ¿Estás llamando loca a mi madre? – Castle se señaló el pecho.
- Yo no he dicho eso. – Ella negó con la cabeza mientras llevaba dos de las copas a la cocina. – Es sólo que quizá debería comportarse acorde con su edad.
- ¿Ahora la estás llamando vieja? – Richard no daba crédito a lo que oía.
- ¿Me has oído decir eso? – Se giró y le fulminó con la mirada.
- Lo has insinuado. – Castle puso los brazos en jarras. – Pensaba que la querías.
- Una cosa no quita a la otra, así que no pongas en mi boca palabras que no he dicho. – Le señaló con el dedo. – Además, lo mismo te digo yo respecto a mi padre.
- Pues claro que le quiero. – Dijo casi ofendido.
- ¿Entonces? ¿Por qué te opones a que mi padre y tu madre estén saliendo? – Apoyó ambas manos en la encimera.
- No he dicho que me oponga sólo que es muy raro. – Volvió a repetir. – No tienen nada que ver.
- Claro que no. – Contestó ella. – Tu madre no se parece en nada a la mía.
- Y tu padre no se parece al… - Se quedó pensando un instante. – Un segundo, yo no tengo con quién compararle. – Se llevó la mano a los labios, quedándose pensativo. – Espera un momento, ¿estás insinuando qué mi madre no se merece a tu padre?
- ¿Y tú qué mi padre no se merece a tu madre? – Kate alzó una ceja enfadada.
- ¡Eh no vale contestar con una pregunta! – Castle refunfuñó.
- Vamos a dejar aquí la conversación. – Se alejó de la cocina y se fue hacia la habitación.
- ¿Qué haces Kate? – Se la quedó mirando algo sorprendido.
- Me voy a dormir. – Se dio la vuelta en el umbral de la puerta para poder mirarlo. – Tú mientras te quedas recogiendo y piensas en lo que ha ocurrido. – Se metió en la habitación y cerró la puerta.
- Genial, además de enfadarse conmigo me toca recoger. – Miró al perro. – Menos mal que no nos han mandado dormir en el sofá. – Suspiró y fue hacia la cocina para empezar a limpiarla.


P.D: Muchas gracias por leer! Very Happy
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Mensaje por MariaRomn@caskett Mar Ene 15, 2013 9:14 am

Vale, Laughing Out Loud me he partido el culo.
Lo malo ha sido la escenita que se ha montado, pero no pasa nada, ya se solucionará ¿verdad?.
SIGUE!
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Mensaje por castle&beckett..cris Mar Ene 15, 2013 9:37 am

Preciosooooo sigueeee
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Mensaje por Yaye Mar Ene 15, 2013 12:02 pm

Que bueno, no me lo esperaba para nada y mucho menos la reacción de Castle y posteriormente la pelea.

Espero que continúes pronto.
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Mensaje por Fanny_123 Mar Ene 15, 2013 1:32 pm

CONTINUA Exclamation Exclamation Exclamation definitivamente me lleve una sorpresa al ser Jim con el q sale Marta Laughing
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Mensaje por LeFleur89 Miér Ene 16, 2013 9:06 am

Gracias por vuestros comentarios!! Me hace mucha ilusión ver que la gente lee mis 'idas de olla' Bleh
Y no os preocupéis. Todo siempre tiene arreglo Very Happy

Fanny_123 espero que haya sido una sorpresa agradable jeje
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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Miér Ene 16, 2013 9:57 am

Que gracioso ha sido el capítulo.
No me esperaba que Martha estuviera con Jim, perome gusta la idea. La verdad es que siempre he pensado que en la serie,en algun momento, Jim acabaría con Martha.
Me ha hecho mucha gracia la reacción de Castle tanto durante todo el día por saber que era lo que le había contado Martha a Kate, como luego en la cena cuando se entera.
Me parece a mi que como no cambie de idea, al final acabará durmiendo en el sofá jajaja
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Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01) - Página 2 Empty Re: Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01)

Mensaje por susente Jue Ene 17, 2013 7:45 am

Tengo que decirte que me encanta tu fic
Ya me leí La Jugada Perfecta y me encantó y este veo que va por el camino. Me gusta porque sabes darle el mismo ambiente que en la serie....es como ver capítulos de Castle pero escritos....de verdad mi enhorabuena!!
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Mensaje por Delta5 Jue Ene 17, 2013 10:35 am

Que barbaridad, todavía quedan 5 días para el siguiente, jejeje, que larga se hace la espera. Triple Juego (Continuación de La Jugada Perfecta) (Capítulo 16, 20/01) - Página 2 7622
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Mensaje por AlwaysSerenity Vie Ene 18, 2013 8:57 am

Pues yo si que le hubiese castigado durmiendo en el sofa... aunque tiene algo de razon..es un poco...raro que esten juntos... PERO ME ENCANTA Y ME ENCANTARIA QUE PASASE EN LA SERIE Razz
Continua Pronto
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Mensaje por LeFleur89 Mar Ene 22, 2013 1:10 am

De nuevo muchísimas gracias por vuestros comentarios!
Me alegra saber que he conseguido (aunque sea un poquito) plasmar las serie jeje

Ésta tarde noche subiré el cuarto capítulo. ¿Qué pasará con Castle? ¿Seguirá Kate molesta con él? Very Happy
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Mensaje por LeFleur89 Mar Ene 22, 2013 8:57 am

Pues como dije antes, aquí está el nuevo capítulo. Espero que disfrutéis tanto como yo lo hice al escribirlo!



Capítulo 4.




La noche había sido movidita y la mañana siguiente no fue distinta. Castle se levantó un poco antes que Kate y preparó un suculento desayuno. Beckett, después de tomarse una ducha, alegó que no tenía hambre y sólo se tomó su café matutino. Mientras él desayunaba ella leía el periódico. Seguía enfadada con Richard por lo que había ocurrido aquella noche con Martha y parecía que seguiría así durante el resto del día. Castle se duchó y entretanto Beckett recogió todo lo del desayuno. En ese momento sonó el teléfono de ella, era Esposito, había habido un nuevo asesinato con el mismo patrón que el anterior. Tomó nota del lugar, le dijo a Castle que tenían un nuevo homicidio y se fue a preparar.


- ¿Es qué no me vas a hablar en todo el día? – La observó el escritor mientras ella conducía.
- No lo sé, ¿has pensado en todo lo que ocurrió ayer? – Le miró de reojo mientras no perdía de vista la carretera.
- Claro que lo he pensado y sigo opinando que es algo muy raro. – Volvió a repetir Castle.
- Vale, pues hasta que me digas qué tiene de malo mi padre, efectivamente, seguiré sin hablarte. – Contestó Beckett de forma tajante.
- Vamos Kate… - Ella negó con la cabeza.
- Y deberías disculparte con tu madre. – Declaró la inspectora. – Ayer se fue muy triste. No pensaba que ibas a tomarte así la noticia.
- Kate no lo has pensado bien… - Volvió a decir él.
- ¿Qué pasaría si alguno de los chicos hiciese lo que tú ayer? – Alzó una ceja. – Seguro que te hubieses sentido como Martha. – Aseguró.
- Es posible, pero no me vas a comparar lo suyo con lo nuestro. – Dijo de forma evidente.
- ¿Y por qué no? Vale que todo esto me ha pillado por sorpresa y era lo último que me esperaba… E incluso, de momento, no me hago a la idea de ello pero parece que ellos se quieren, al igual que nosotros. Así que sí, es lo mismo. – Miró por el espejo retrovisor mientras empezaba a aparcar. – Y dejemos aquí el tema. – Apagó el motor y salió del coche.


El cuerpo se encontraba en un aparcamiento a las afueras del Upper East Side. Cuando Castle y Beckett llegaron, la zona donde se encontraba la víctima, estaba acordonada por la típica cinta amarilla de la policía. El parking estaba lleno de agentes y de los de científica. Kate divisó a lo lejos a Lanie y puso rumbo hacia allí.


- Hola Lanie. – Se puso de cuclillas al igual que la forense, la cual estaba ultimando unos detalles del informe. - ¿Es igual que la otra víctima?
- Prácticamente lo mismo, sí. – Asintió la médico. – Varón de unos treinta. Presenta los mismos signos que el otro cadáver. – Abrió los ojos del cuerpo. – También tiene hemorragia de petequias en los ojos.
- Y no nos olvidemos del sujetador infernal. – Señaló Castle a la prenda que rodeaba el cuello de la víctima.
- Lo he estado examinando y es muy parecido, por no decir que es el mismo modelo que el anterior. – Comentó Lanie.
- Tampoco presenta signos de violencia, ¿no? – Quiso saber Kate.
- Ninguno. – Negó con la cabeza. – Apuesto a que también le drogaron.
- ¿Y la hora aproximada de la muerte? – Preguntó Castle mientras examinaba el cadáver desde las alturas.
- Entre las dos y media y las cuatro de la madrugada aproximadamente. – Respondió la forense mientras se ponía en pie. – Como siempre, sabré algo más cuando me lo lleve al laboratorio.
- Gracias Lanie, llámame en cuanto tengas algo. – La pareja se disponía a irse cuando la forense habló de nuevo.
- Por cierto Beckett, ¿dónde te metiste anoche? – Se abrazó a su carpeta. – Te estuve llamando a casa y no diste señales de vida. – Alzó una ceja.
- Ah… Es que salí. – Sonrió algo incómoda.
- Ya, con tu nuevo novio, ¿no? – Se la quedó mirando. Luego observó a Castle.
- Lanie por favor, no es el momento. – Negó con la cabeza.
- Nunca lo es… - Frunció el ceño. – Pero que sepas que no pararé hasta averiguar quién es, inspectora. – La señaló con el bolígrafo. Castle y Beckett huyeron de allí.


Cuando Ryan dejó de hablar con una mujer, la pareja se acercó a él.


- Hola Ryan, ¿sabemos de quién se trata? – Kate se llevó un mechón de pelo detrás de la oreja.
- Se llama Carl Ericsson. – Le tendió la cartera de la víctima a la inspectora. – Es un directivo de una empresa de comunicación.
- ¿Tampoco ha sido un robo? – Castle prácticamente metió la cabeza en la cartera haciendo que Beckett le mirase de reojo. Esto no paso inadvertido para Ryan.
- No, está todo intacto. – aseguró el inspector. – Como en el anterior asesinato.
- Y también llevaba una gran cantidad de dinero en efectivo… - Kate saco un fajo de billetes de cincuenta dólares.
- ¿Y llevaba las llaves del coche encima? – Quiso saber Richard.
- No, y eso es raro porque está en un parking y no hay ni rastro de que esté aquí su vehículo. – Ryan se encogió de hombros.
- Puede ser que el asesino se llevase el coche de la víctima o que abandonase aquí directamente el cadáver. Como ocurrió en el otro asesinato. – Beckett le dio la cartera a Ryan y se quedó pensando.
- Bueno eso podemos saberlo. – Ryan y Kate se le quedaron mirando. – Las cámaras del parking. – Castle señaló a una de ellas que estaba en la pared.
- Negativo. – Esposito se acercó a ellos. – Acabo de hablar con el encargado del parking y me ha dicho que llevan dos días sin funcionar. – Richard y Kate pusieron cara de fastidio.
- Y no hay ningún testigo de anoche, ¿no? – Quiso saber Beckett.
- No, nadie ha visto ni oído nada. – Respondió Esposito.
- ¿Y quién ha encontrado el cadáver? – Habló Castle.
- La señora Gibson. – Mostró a una señora de mediana edad que parecía algo alterada mientras le tomaban declaración. - A las siete y media vino a por su coche y se encontró con nuestro amigo. – Esposito señaló el cuerpo que estaba a cierta distancia de ellos.
- Vale. – Beckett se quedó pensando. – Ryan, tú y Castle iros a comisaría a ver qué más podéis averiguar sobre la víctima. Esposito y yo iremos a su empresa. – Los tres chicos se la quedaron mirando muy sorprendidos. – ¿A qué estáis esperando? – Alzó las cejas.
- Pero… ¿Castle no va contigo como siempre? – Ryan se aventuró a preguntar.
- No somos siameses, podemos separarnos. – Dijo de forma evidente, luego miró a Castle de reojo.
- Pues venga, vámonos Ryan. – Contestó Richard.


Ambos hombres pusieron rumbo hacia el coche y lo mismo hicieron Esposito y Beckett.


- ¿Ha pasado algo? – Preguntó Esposito con curiosidad mientras se sentaba en el asiento del copiloto.
- No. – Kate se encogió de hombros y se puso al volante. - ¿Por qué? – Le miró de soslayo.
- Hombre, es muy raro que vosotros dos os separéis. – Comentó el detective.
- Como he dicho antes, no tenemos por qué estar siempre pegados. – Encendió el motor y comenzó a dar marcha atrás para sacar el coche.
- Lo sé, lo sé pero… es raro. – Señaló el detective. - ¿Seguro que no quieres hablarlo?
- Segurísimo Espo. No hay nada de qué hablar. – Declaró Kate.
- Lo que quieras. – Esposito se encogió de hombros. – Pero ya sabes, si necesitas algo puedes contar conmigo. – Kate asintió despacio. “Eso ya lo sabía”, pensó ella.


Habían pasado al menos un par de horas desde que el grupo de detectives y el escritor se habían separado. Ryan y Castle estuvieron la mayor parte del tiempo hablando por teléfono con los amigos de la víctima y ahora estaban en la sala de reuniones revisando el papeleo.


- ¿Y bien? – Ryan rompió el silencio. - ¿No me vas a contar qué es lo que ha pasado antes con Beckett?
- No hay nada que contar. – Castle se encogió de hombros y siguió leyendo la hoja que tenía entre las manos.
- No me lo trago. – Declaró el inspector. Apoyó su hoja de papel sobre la mesa. – Algo ha tenido que pasar para que Beckett te fulminase así con la mirada. – Dijo evidente.
- En serio, no lo sé. – Volvió a repetir. – Se habrá levantado hoy de mal humor.
- O se ha enfadado con su “nuevo” novio. – Ryan hizo énfasis en “nuevo” y miró a Castle con una sonrisa pícara.
- Si es así a mí no me ha comentado nada. – Releyó una frase del papel.
- Oh vamos Castle. – Alzó una ceja. – Beckett sólo pone esa cara cuando se enfada contigo…
- Ryan, ¿podemos seguir con esto? Porque a este paso vas a convertirte en la reina de las marujas…
- Sea lo que sea lo que hayas hecho será mejor que intentes arreglarlo. – El inspector seguía en sus trece. – Por tu bien y por el nuestro.
- Ya te he dicho que no ha pasado nada. – Volvió repetir Castle. - ¿Seguimos con el caso?
- ¿Y unas flores? Las flores siempre ayudan. – Comentó el inspector mientras hacía que leía algo de su papel.
- ¡Ryan! – Le regañó el escritor. - ¡El caso! – Golpeó la hoja suavemente. – Dejemos la vida privada de Beckett así, en privado, ¿vale? – Alzó las cejas.
- Está bien, está bien… - Asintió. – Pero piensa en lo que he dicho de las flores. – Le señaló con el dedo. Castle le tiró un bolígrafo y le fulminó con la mirada.
- ¿Has encontrado algo? – Preguntó Castle.
- Aparte de que este tío se pasaba casi doce horas trabajando, no, no he encontrado nada. – Negó con la cabeza. - ¿Tú?
- Nada fuera de lo normal. – Aseguró. – Trabajo estable, buenos amigos, mujer, hijos y, aparentemente, ningún enemigo.


En ese momento Beckett y Esposito llegaron a comisaría y fueron a ver a los chicos.


- ¿Alguna novedad? – Preguntó la inspectora cuando entró en la sala seguida de Javier.
- Por ahora nada. – Contestó Ryan dejando sobre la mesa la hoja de papel que tenía en las manos. - ¿Y vosotros?
- Tampoco. – Esposito se sentó en una de las sillas junto al escritor. – Según la gente de su trabajo era un tío normal.
- A diferencia de la otra víctima, se llevaba bien con sus empleados. – Kate tomó asiento al lado de Ryan.
- Pero tiene que haber alguna relación entre los dos. – Castle volvió a echar un vistazo al papeleo. – Aparte de que a los dos los mató la misma persona, claro.
- ¿Habéis revisado sus cuentas? – Quiso saber Beckett.
- Sí, y no hay nada raro, salvo que este tío ganaba al mes lo que yo en todo un año. – Añadió Ryan.
- A lo mejor los mató por eso, porque eran dos hombres que tenían mucho dinero. – Comentó Esposito mirando por encima los papeles que estaban sobre la mesa.
- O quizá es que ambos estaban en el sitio y momento equivocados. – Teorizó Beckett.
- Me gusta más lo del hombre rico. – Habló Castle.
- A ver, pensemos. – Kate se llevó una mano a la frente. – Ericsson estuvo con sus compañeros de trabajo en un bar cerca de Central Park desde las diez y cuarto hasta las doce y media más o menos. Luego, según sus amigos, se fue hacia el sur del parque.
- Y eso es dirección contraria a donde apareció su cadáver. – Completó Ryan la información.
- Exacto, y también al otro lado de donde vive. – Kate jugueteó con un bolígrafo. - ¿Qué pudo hacer hasta la hora de su muerte?
- ¿Quizá ir a por droga? – Castle se encogió de hombros.
- Hasta que Lanie no nos llame no podemos descartarlo. – Volvió a hablar Beckett.
- ¿Y una amante? – Ryan lanzó la pregunta. – Le dijo a su mujer que estaría hasta tarde con sus compañeros y no fue del todo verdad.
- Podemos revisar su listado de llamadas, a lo mejor ahí encontramos algo. – Propuso Esposito.
- Buena idea. – Beckett asintió con la cabeza. – Vosotros dos haced eso y mientras yo reviso de nuevo las declaraciones de ambos asesinatos.


Ambos inspectores asintieron y salieron de la sala, poniendo rumbo a sus respectivas mesas de trabajo.


- ¿Y yo que hago? – Preguntó Castle poniendo cara de pena. Antes de que Kate pudiese contestarle un agente entró en la sala.
- Beckett aquí tienes el informe con las cuentas del señor Johnson. – La policía le tendió unos papeles.
- Gracias Velázquez. – Kate cogió la carpeta con los papeles y comenzó a revisarlos haciendo caso omiso a la pregunta de Castle.
- ¿En qué puedo ayudar? – Volvió a preguntar el escritor.
- Espera un momento. – Le hizo un gesto con la mano. – Según esto el día de su muerte se fue a cenar con alguien al Bar Stuzzichini, en Broadway. – Frunció el ceño mientras leía.
- ¡Me encanta ese sitio! – Comentó el escritor emocionado. – Tienen unos linguini con salsa de almejas impresionantes.
- Ya… - Le miró de reojo. – Quizá fuese a cenar con la posible novia que mencionó su ex mujer. – Kate se quedó pensando.
- Y además, según esto, también pagó con tarjeta un taxi. – Castle cogió el antebrazo de Kate para poder mirar la hoja de papel. – Hacia las nueve menos cuarto.
- Es posible que esta persona haya sido la última en ver con vida a la víctima. – Comentó Beckett.
- Habrá que hacer una visita a dicho restaurante. – Ambos se levantaron de las sillas y salieron de la sala.


La pareja se acercó a las mesas de los dos detectives.


- Chicos tenemos una pista sobre el primer asesinato.
- ¿De qué se trata? – Preguntó Ryan en voz bajo y tapando el auricular del teléfono.
- La víctima cenó con alguien el día que lo mataron. – Habló Castle. – Podría ser la mujer misteriosa.
- ¿Podríais comprobar con la compañía de taxis la dirección de este servicio? – Kate les dejó sobre la mesa la hoja de papel con las referencias.
- Cuando terminemos con el listado telefónico del señor Ericsson nos ponemos a ello. – Comentó Esposito mientras Ryan hablaba por teléfono.
- Muy bien. – Kate sonrió. – Nosotros nos vamos ya. Luego os llamo si averiguamos algo. – Ambos inspectores asintieron con la cabeza. La pareja se fue al ascensor.


Más o menos media hora después, Castle y Beckett llegaron al famoso Bar Stuzzichini. Aparcaron el coche y se metieron en el restaurante.


- Algún día deberíamos venir aquí. – Le dijo Castle al oído. – Tienes que probar esa pasta, es simplemente fabulosa.
- ¿Recuerdas que seguimos enfadados? – Le miró de reojo mientras siguió andando.
- Lo sé, pero no digo ahora sino en algún momento de nuestras vidas. – Contestó mientras caminaba a su lado.
- Si me dices el problema que tienes con mi padre podemos venir cuando quieras. – Dijo entre dientes mientras se acercaban al maître.
- ¿Vamos a volver a ese tema? – Castle resopló.
- Ahora no, pero descuida que volveremos a él. – Dejó claro Kate.
- ¿Tenían una reserva? – Preguntó el maître.
- Soy la Inspectora Beckett de la Policía de Nueva York y este es el señor Castle. – Kate mostró su placa.- Queríamos hacerle unas preguntas.
- Sí, sí, por supuesto. – El hombre asintió. - ¿Qué es lo que ocurre?
- ¿Reconoce a este hombre? – La detective sacó de su carpeta una fotografía del señor Johnson, el cual estaba sobre la mesa metálica del laboratorio.
- ¡Oh dios mío! – Se llevó una mano a la boca. - ¡No es posible! ¿Qué le ha ocurrido?
- Le han asesinado. – Preguntó el escritor. - ¿Entonces sabe quién es?
- Desde luego. – Asintió con la cabeza. – Es el señor Johnson, es… era un cliente habitual.
- Nos consta que el día que lo mataron estuvo aquí cenando con alguien. – Kate sacó un bolígrafo. – Fue el martes por la noche.
- Sí, lo recuerdo. – Asintió con la cabeza. – Vino con una mujer.
- ¿Y sabe de quién se trataba? – Castle frunció el ceño con interés.
- No, lo siento. – Dijo el hombre. – No sé quién era. No oí en ningún momento el nombre.
- ¿Y podría describirla? – Quiso saber Kate.
- Pues… - El maître se quedó pensando. – Era blanca, alta, rubia, delgada… Muy guapa. Y creo que era bastante más joven que él.
- ¿Más o menos qué edad cree que tenía la mujer? – Preguntó la inspectora.
- Pues no lo sé. – Se quedó pensando. – Quizá unos veinticinco o treinta. No estoy seguro.
- ¿Sabe si se fueron juntos? – Habló Castle mientras Kate tomaba algunas anotaciones.
- Así es. – Volvió a asentir. – Yo mismo les pedí un taxi y les vi abandonar juntos el restaurante.
- Muy bien, muchas gracias. – Kate le dio la mano. – Si se acuerda de algo más llámeme. – Le dio una tarjeta con su teléfono.
- Desde luego. – El maître miró la tarjeta.


La pareja salió del restaurante y se dirigió al coche.


- No ha servido de mucha ayuda la descripción. – Castle abrió la puerta del copiloto del vehículo y se sentó en el asiento. – Ha descrito a la mitad de la población de Nueva York…
- Al menos sabemos que estuvo aquí con una mujer. – Kate metió la llave en el contacto y encendió el motor. – Y puede que fuese la última en verle con vida.
- Nuestra asesina. – Miró a Kate mientras conducía. - ¿Lo ves? Una mujer.
- No te adelantes Castle. – Le aconsejó la inspectora. – Tenemos que llamar a los chicos, quizá hayan tenido suerte y tengan la dirección donde les dejó el taxi. Puede que sea un bloque de viviendas.
- Pero aun así será difícil saber cuál es el apartamento de la mujer. – Dijo él evidente. – Y más si no sabemos quién es ella.
- Habrá que ir puerta por puerta. – Ella se encogió de hombros. – Y es posible que alguien reconozca a la mujer o a la víctima.


Beckett sacó su móvil del bolsillo de su abrigo. Llamó a Esposito, puso el manos libres y le dio el teléfono a Castle para que lo sujetase.


- Esposito. – Contestó el inspector al otro lado del teléfono.
- ¿Habéis hablado con la compañía de taxis? – Cogió a Castle del antebrazo y lo acercó más a ella para poder oír mejor al detective mientras conducía.
- Sí, y nos han dado una dirección. – Esposito leyó la hoja que tenía entre las manos. – Es el número 146 de la 40th Este, al lado de la Avenida Lexinton. ¿Vosotros habéis descubierto algo?
- Fue a cenar con una mujer. – Castle se acercó el teléfono a los labios para que pudiese oírle mejor.
- ¿Tenéis alguna descripción? – Quiso saber Esposito.
- Sí, pero es muy vaga. – Comentó la inspectora. Giró un poco la cabeza hacia el móvil. – Mujer blanca, de unos treinta. Rubia, alta y delgada.
- No es muy específico. – Apuntó Javier.
- Lo que yo le he dicho a Beckett, que así es un alto porcentaje de la población de Nueva York. – El escritor miró de reojo a Kate.
- Y yo te he dicho que interrogaremos a todos los vecinos si hace falta. – Repitió ella. – Espo, os llamaré si tenemos novedades. – Dicho esto colgó el teléfono.
- Espero que al menos no sea un edificio con muchos residentes. – Castle se acomodó en el asiento.
- Yo lo que espero es que lleguemos a comisaría con alguna novedad más. – Contestó ella. En la siguiente calle giró a la derecha, poniendo rumbo a la dirección que Esposito les había indicado.


Al final resultó ser un edificio bastante grande por lo que tardaron más de lo previsto en dar con aquella mujer. Su nombre era Amanda Pierce, de veintisiete años, de profesión abogada. La inspectora decidió hacer la primera toma de contacto en su casa en lugar de en la sala de interrogatorios.


- Entonces, señorita Pierce, ¿cuál era su relación con la víctima? – Beckett sacó su pequeña libreta y un bolígrafo para tomar nota.
- Formo, o más bien formaba parte de su equipo de abogados. – Contestó la mujer. Se cruzó de piernas.
- Pero, además, mantenía una relación sentimental con él, ¿verdad? – Castle se acomodó en el sofá.
- Eh… Bueno, yo lo llamaría más bien relación laboral. – Amanda se puso algo nerviosa.
- Pero se acostaban. – Inquirió Beckett.
- Está bien. Nos acostábamos, sí. – Admitió. – Pero sólo era sexo, nada más.
- Y también le llevaba a cenar a restaurantes caros… - Dejó caer el escritor.
- Sí, ¿y qué? – Amanda se encogió de hombros. – Eso, que yo sepa, no es ningún delito.
- ¿Desde hace cuanto que tenía “ese” tipo de relación? – Kate ignoró el último comentario de ella.
- No lo sé. – Se encogió de hombros. - ¿Dos meses quizá? – Se preguntó en voz alta.
- ¿Y cómo era el señor Johnson con usted? – Castle se echó un poco hacia delante en el sofá.
- Era normal. Conmigo era educado y caballeroso. – Miró a Kate y luego a Castle. – Miren, sé que era un cabrón. He oído cosas y no soy tonta, pero no pensaba convertirme en su segunda mujer. – Dejó claro. – Era sólo diversión, tanto para él como para mí.
- Ha quedado claro. – Contestó Beckett. - ¿Dónde estuvo entre la una y las tres de la mañana?
- Estuve aquí toda la noche después de que él se fuese. – Los miró y luego frunció el ceño.
- ¿Y hay alguien que pueda confirmarlo? – Preguntó Castle.
- No lo sé. Quizá el portero. – Hizo un gesto con la mano. – Un momento, ¿piensan que yo lo maté? – Se señaló con el dedo índice derecho.
- No podemos descartar nada. – Contestó Kate.
- Lo sé, pero no tenía ningún motivo para matarle. – Se defendió.
- ¿Sabe si tenía enemigos? ¿Alguien qué pudiese llegar a matar? – Interrogó el escritor.
- Norman no me contaba sus problemas. Sólo sé que, además de su ex mujer, no se llevaba bien con la gente del trabajo. – Se planchó el vestido con las manos. – Pero no sé si tanto como para que alguien pudiera matarle. – Negó con la cabeza.
- ¿Está segura de que el señor Johnson nunca le mencionó ningún nombre? – Inquirió la inspectora.
- Pues no. – Se quedó pensando. – No lo sé… Espere. – Abrió mucho los ojos. – Sí. Me habló de alguien con quién tuvo una bronca… Como se llamaba… - Amanda se llevó la mano a la boca intentando recordar. – ¡Michael Forbes!
- ¿Y sabe de quién se trata? – Preguntó Castle.
- Eso ya no lo sé. – Negó con la cabeza. – Sólo sé que tuvieron una pelea el lunes por la tarde. No sé nada más.
- Muy bien señorita Pierce, esto es todo de momento, gracias. Hablaremos con su portero a ver si puede confirmarnos lo que no ha dicho. – Beckett se levantó del sofá. – Gracias por su tiempo. – Se estrecharon las manos a modo de despedida.
- De nada. – Contestó. – Si descubren al asesino díganmelo por favor. Tenía aprecio a Norman.
- No se preocupe. – Respondió la inspectora. Acto seguido ambos salieron del apartamento para ir hacia el coche.



P.D: Espero que os haya gustado! Ya sabéis, para cualquier cosa un comentario! Very Happy
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Mensaje por castle&beckett..cris Mar Ene 22, 2013 10:37 am

SIGUEEEEEEE
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Mensaje por Yaye Mar Ene 22, 2013 11:09 am

Ha estado genial!!! Pero por qué se opone Castle tanto a la relación de su madre con Jim??

Continúa pronto.
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Mensaje por AlwaysSerenity Mar Ene 22, 2013 12:40 pm

Estos siguen enfadados... Facepalm acada cual, mas cabezon...
ME GUSTA MUCHO, CONTINUA!!
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Mensaje por susente Mar Ene 22, 2013 1:03 pm

Lo has dejado muy interesante.....sigue pronto!!!
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Mensaje por Fanny_123 Mar Ene 22, 2013 2:49 pm

Y estos siguen enojados jajaja Laughing si siguen así Castle tendra una nueva cama de nombre "Sillón" jajaja Laughing y Ryan con su consejo jajaj este capi me gustó... bueno la verdad no me gustó me encantó
Continua Exclamation y q se solucione rápido el tema de Martha y Jim o si no Castle y Beckett seguirán peleados Razz como son tan cabezotas jajaja Very Happy
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Mensaje por LeFleur89 Mar Ene 22, 2013 11:33 pm

Gracias por vuestros comentarios! Y no os preocupéis, todo tiene su explicación a la reacción de Castle jeje será él mismo quién lo cuente.
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Mensaje por Delta5 Miér Ene 23, 2013 12:08 am

Muy bueno, sigue. Smile
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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Miér Ene 23, 2013 10:24 am

Vaya la pelea que tienen estos dos porque Castle no ha aceptado la relación de Martha con Jim. A ver como lo solucionan porque ha este paso Castle va a acabar muy mal. Me hace gracia lo cotilla que es Ryan, es toda una maruja jaja
Me gusta mucho el caso, cada vez se pone más interesante.
Buen capítulo Gema Wink
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Mensaje por LeFleur89 Mar Ene 29, 2013 7:39 am

Buenas tardes! Aquí vengo con un nuevo capítulo. Espero que os guste.
Ante todo quería daros las gracias por los comentarios. No sabéis lo feliz que me hacen todos y cada unos de ellos. Me alegran el corazoncito jeje
Así que os animo a que comentéis porque, además de que me encanta, así veo si os está gustando el fic o si estoy perdiendo el tiempo con mi vida jejeje
Lo dicho, que disfrutéis leyendo y comentad! =D



Capítulo 5.



Antes de llegar a comisaría Castle y Beckett decidieron que lo mejor sería tomar un tentempié, por lo que se pasaron por una cafetería cercana a la casa de Amanda Pierce. Allí cada uno se tomó un sándwich y después de esto fueron al coche. Se pasaron casi una hora en un atasco que fue provocado por un pequeño accidente entre dos vehículos. Sólo hablaron lo estrictamente necesario, es decir, lo que tuviese que ver con el caso. Por lo demás se pasaron el resto del viaje hablando de cosas banales, aunque ambos sabían que tenían una conversación pendiente.
Cuando por fin llegaron a comisaría, Ryan y Esposito ya habían vuelto de almorzar y estaban en sus mesas revisando el papeleo.


- Hola chicos, ¿tenemos alguna novedad? – Castle y Beckett se acercaron a la mesa de Ryan.
- Hemos revisado el listado de llamadas de la segunda víctima y, aparte de las llamadas de trabajo y a su mujer, no hay nada raro.
- ¿Qué tal vosotros con la mujer misteriosa? – Esposito colgó el teléfono.
- Se llama Amanda Pierce y formaba parte del grupo de abogados que llevaba el caso del señor Johnson contra su mujer. – Comentó el escritor. Apoyó las palmas de las manos sobre el escritorio de Ryan.
- ¿Tiene coartada? – Preguntó Ryan. Se echó hacia atrás en su silla.
- Sí. – Beckett asintió con la cabeza. – El portero nos ha confirmado que vio a la víctima salir del edificio a las once y cuarto, más o menos, y que ella no se movió del apartamento hasta la mañana siguiente.
- Entonces nada nuevo, ¿no? – Esposito dio pequeños golpes con el bolígrafo sobre la mesa.
- No tan rápido. – Contestó Kate sachando del bolsillo una hoja de papel doblada cuidadosamente. – Nos ha dado un nombre, Michael Forbes. Al parecer el señor Johnson y él discutieron un día antes de que apareciese muerto.
- Eso podría explicar el móvil para el primer asesinato, no para el segundo. – Comentó Ryan.
- Puede que estén relacionados. – Dejó caer Castle.
- Eso es lo que tenemos que descubrir. – Respondió la inspectora. Echó un vistazo a la pizarra y luego a los chicos. Iba a seguir hablando pero le llegó un mensaje al móvil. – Es Lanie. – Leyó el mensaje. – Chicos tenemos que ir al laboratorio. Investigad todo lo que podáis sobre Michael Forbes. En un rato volvemos.


Castle y Kate fueron hacia el ascensor. De nuevo a coger el coche para ir a ver si Lanie tenía alguna novedad más que diese un empujón al caso.


- He pensado que después podríamos ir a cenar fuera antes de ir a casa. – Comentó el escritor mientras esperaba a que se abriese la puerta del ascensor. - ¿Qué te parece?
- Verás, es que había en pensado dormir esta noche en mi apartamento. – Las puertas se abrieron y comenzaron a caminar por los largos pasillos. Es algo que la inspectora llevaba pensando todo el día.
- Bueno, pues hoy nos quedamos allí si lo prefieres. – Castle se encogió de hombros.
- Preferiría estar sola. – Dijo con sinceridad ante la mirada estupefacta del escritor.
- ¿Es por lo que pasó ayer? ¿Estás tan enfadada como para que no quieras que durmamos juntos? – Dijo con un hilo de voz.
- No es que no quiera dormir contigo. – Le puso una mano en el brazo y le acarició con cariño. – Claro que no. – Dejó claro. – Es sólo que me apetece estar sola, hacer algunas cosas de la casa, leer y dormir un poco más, que contigo es imposible dormir de un tirón. – Le sonrió de medio lado.
- Pero no es por mí, ¿no? – Castle preguntó preocupado.
- Claro que no Rick. – Le sonrió ampliamente mientras abrían las puertas del laboratorio.


Entraron a la morgue y Lanie estaba esperándoles de brazos cruzados.


- ¿Rick? – La forense alzó una ceja. - ¿Desde cuándo le llamas Rick?
- Sólo cuando me enfado. – Contestó rápidamente Kate ante la atenta mirada de la médico y el escritor.
- ¿Y por qué estáis enfadados si puede saberse? – Lanie sonrió con picardía.
- No, no puede saberse. – Respondió ella. - ¿Qué tienes? – Cambió de tema.
- Que sepas que al final te saldrá una úlcera. – Advirtió la forense. – Acabo de recibir el informe toxicológico y he encontrado la misma droga que en la primera víctima.
- ¿Fluni no sequé? – Respondió Castle.
- Flunitrazepam, exacto. – Lanie asintió. – Además de alcohol. Así que cuando le mataron no estaba consciente.
- ¿Y has encontrado algo más? – Kate se cruzó de brazos mientras observaba el cadáver del señor Ericsson, que estaba sobre la mesa metálica de la morgue.
- A decir verdad sí. – Asintió Lanie. - ¿Veis esta pequeña herida en el lado izquierdo del cuello? – Señaló el arañazo. – Fue causado perimortem.
- Parece un rasguño sin más. – Apuntó el escritor. – Un pequeño corte.
- Lo sé, pero al examinarlo bien he encontrado fragmentos microscópicos de metal. – Lanie se apoyó en la mesa que tenía detrás. – He enviado los restos al FBI a ver si ellos pueden decirme de qué material se trata.
- Así que puede ser que el asesino haya dejado una prueba en el cadáver. – Kate se llevó una mano a la boca mientras pensaba. - ¿Y también has encontrado las fibras de moqueta?
- Las mismas fibras. – Lanie le tendió una bolsa de pruebas con las hebras en el interior. – He podido averiguar que pertenecen a las alfombrillas que tienen los coches.
- Entonces, ¿podemos saber la marca y el modelo el vehículo? – Preguntó Castle con una sonrisa en la boca.
- No tan rápido. – Le paró Lanie. – No son las propias de los coches sino que se compran aparte.
- Así que ocurre como con los sujetadores. Se han podido vender miles… - Contestó Kate algo desilusionada.
- Pero podemos deducir que a las dos víctimas las transportaron en coche. – Comentó Castle. – Posiblemente en el del asesino.
- Sí pero eso no reduce la búsqueda. – Dijo Kate evidente. – Hay millones de coches sólo en Nueva York.
- Bueno, al menos es una pequeña pista. – Castle se encogió de hombros. Ambos miraron a Lanie por si tenía algo que aportar.
- A mí no me miréis. – Levantó las manos. – Lo mío son los cadáveres, no pensar como un asesino.
- Lanie, cuando tengas los resultados del metal llámame. – Sonrió a su amiga.


Castle y ella se fueron hacia la salida del laboratorio. Una vez cruzaron las puertas metálicas se dirigieron al ascensor.


- Tienes razón. – Dijo la inspectora. – Es posible que las víctimas fuesen transportadas en el vehículo del asesino. Quizá deberíamos investigar en cuantas tiendas se vendieron esas alfombrillas.
- Kate… - Castle iba a hablar pero ella le interrumpió.
- Lo sé, lo sé, es posible que sea un callejón sin salida y que haya miles o incluso millones pero al menos es un rastro.
- No iba a decir eso. – Habló el escritor. - ¿Estás bien? – Dijo preocupado.
- Sí. Claro. – Ella asintió. – Estoy bien. ¿Por qué? – Preguntó con curiosidad.
- ¿Estás triste? – Volvió a insistir Castle.
- ¿Triste? – Ella frunció el ceño, sorprendida. – No, claro que no. – Negó con la cabeza. - ¿Por qué lo dices?
- No lo sé, por eso te lo pregunto. – Castle se encogió de hombros. Las puertas se abrieron y ellos se subieron al ascensor.
- Pues no, no lo estoy. – Se giró para mirarle. - ¿Por qué iba a estarlo?
- Te noto rara. – Se metió las manos en los bolsillos.
- Estoy como siempre Castle. – Le sonrió. No entendía nada. – De verdad.
- Pero, si te pasase algo, me lo contarías, ¿verdad? – Cogió a Kate de las manos.
- Claro que sí Rick. – Volvió a sonreírle y le acarició las manos con sus pulgares. – No tienes que preocuparte.
- ¿Palabra de inspectora? – Insistió de nuevo.
- Espera. – Entrecerró los ojos de forma pensativa. - ¿Esto es por lo de que hoy quería dormir en mi apartamento?
- ¿Seguro que no te pasa nada? – Castle seguía inquieto.
- Rick mírame. – Le cogió la cara con ambas manos. – Estoy bien, no me ocurre nada y mucho menos contigo. Te quiero y si tuviese algún problema te lo diría. – Le dejó claro.
- Me dejas mucho más tranquilo. – Admitió el escritor. Puso sus manos sobre las de ella. En ese momento las puertas se abrieron y ambos se separaron rápidamente para no ser vistos en actitud cariñosa.
- Pero esto no significa que no tengamos aún una conversación pendiente. – Dijo la inspectora mientras salía del ascensor.
- Claro… Esa conversación… - Dijo entre dientes siguiendo a la detective hacia la salida. - ¿No podemos tenerla ahora?
- ¿Has pensado ya la razón por la que nuestros padres no pueden estar juntos? – Usó la llave para abrir el coche.
- Eh… No, aún no, estoy en ello. – Levantó un dedo. – Pero la encontraré.
- Pues ya sabes. – Kate se sentó en el asiento del piloto. – Hasta que no lo sepas no podremos mantener esa conversación. – Se puso el cinturón. – Y desde luego no la tendremos en el coche.


Después de salir del laboratorio, Castle y Beckett se digirieron en coche a la comisaría. Esposito les había llamado para decirles que habían dado con Michael Forbes y que estaban llevándolo hacia allí. Kate le explicó las novedades que Lanie les había dado y que posiblemente tuviesen una pequeña pista sobre el asesino.
Unos veinte minutos después de haber colgado con Esposito, la pareja llegó a la comisaría. Nada más salir del ascensor, se dirigieron hacia la sala de interrogatorios, donde el sospechoso les estaba esperando.


- Buenas tardes señor Forbes. – Dejó que Castle entrase en la sala y luego cerró la puerta. - ¿Sabe por qué está aquí? – Soltó el informe sobre la mesa y se sentó frente al sospechoso.
- Me han dicho que es por Norman Johnson. – Respondió Michael. Entrelazó sus dedos encima de la mesa.
- Así es. – Habló Castle. - ¿De qué conocía al señor Johnson?
- Era el dueño de una inmobiliaria, ¿qué tratos creen que teníamos? – Alzó las cejas con ironía.
- No lo sé, díganoslo usted. – Kate se encogió de hombros. – Por eso le estamos preguntando.
- Iba a comprarle una casa en las afueras de la ciudad. – Gruño entre dientes.
- ¿Iba? ¿Al final no cerraron el trato? – Castle se cruzó de brazos y miró al sospechoso.
- ¡Ese cabrón me estafó! – Michael se alteró.
- Tranquilícese señor Forbes. – Kate levantó las manos en un gesto apaciguador. - ¿Qué es lo que ocurrió exactamente?
- Quedamos en vernos hace dos semanas, el sábado por la mañana concretamente. – Michael comenzó a mover la pierna. – Ese día yo le entregaría el dinero de la entrada y firmaría las escrituras de la compra de la casa.
- ¿Y qué pasó? – Preguntó Castle con curiosidad.
- Salió todo como esperaba. Firmamos el contrato, le di el dinero y eso fue todo.
- Pero, ¿y lo de la estafa? – Kate alzó las cejas desconfiada.
- Cuando estaba a las afueras de mi nueva casa con el camión de la mudanza lo descubrí todo. – Miró primero al escritor y luego a la inspectora. – Me había vendido una casa que ya tenía propietarios. Había sido todo una treta para quedarse con todos mis ahorros. – Golpeó la mesa con el puño. – El contrato era falso, todo era mentira y yo no tenía ninguna manera de probarlo.
- Por eso fue hace dos días a su despacho y discutieron. – Beckett ató cabos.
- Fue a decirle que era un hijo de perra y que quería que me devolviese mi dinero. – Gruñó. – Pero el muy cabrón me dijo que no sabía de que le estaba hablando.
- ¿Le amenazó? – Preguntó Richard. Michael se le quedó mirando.
- Responda a la pregunta señor Forbes. – Dijo Kate con dureza. - ¿Lo hizo?
- No lo sé, no me acuerdo. – Michael negó con la cabeza.
- Pues según la secretaria del señor Johnson le dijo, palabras textuales, “pienso estrangularle con mis propias manos como no me de lo que me ha robado” – Leyó Beckett. Dejó dicho papel sobre la mesa para que el señor Forbes lo leyese.
- Una expresión poco acertada teniendo en cuenta cómo murió la víctima. – Castle sonrió con suficiencia. Juntó sus manos sobre la mesa.
- ¿Está insinuando que yo le maté? – Michael elevó la voz bastante enfadado por la insinuación.
- ¿Dónde estuvo usted el lunes entre la una y las tres de la mañana, señor Forbes? – Beckett ignoró la pregunta del sospechoso. Apoyó el codo sobre la mesa y se inclinó hacia él.
- Estuve en casa. – Se cruzó de brazos y se apoyó en el respaldo. – Durmiendo.
- ¿Y hay alguien que pueda corroborarlo? – Interrogó el escritor.
- No, vivo solo. – Aseguró el señor Forbes. – Bueno, a no ser que quieran hablar con mi perro… - Dijo con ironía.
- Señor Forbes esto es algo muy serio así que déjese de bromas. – Espetó la inspectora.


En ese momento alguien golpeó el cristal de la sala de observación con la de interrogatorios.


- Castle quédate aquí. – Kate se levantó de su asiento y fue hacia la puerta. Esposito y Ryan estaban esperando en la sala de observación. - ¿Qué tenéis chicos?
- Podemos relacionarle con la segunda víctima. – Aseguró Ryan.
- Al parecer estuvo trabajando en la misma empresa. – Esposito leyó un informe. – Carl Ericsson era su jefe.
- ¿Estuvo? – Preguntó la inspectora.
- Le despidieron hace un mes. – Completó Ryan la información. – Según sus antiguos compañeros fue un despido improcedente. Tenían que indemnizarle.
- ¿Un mes y le mata ahora? – Kate frunció el ceño pensativa. – No tiene mucho sentido…
- Sí que lo tiene. – Aseguró Esposito. – Carl Ericsson, protegiendo los intereses de la empresa, consiguió que no tuviesen que pagarle ésa prestación.
- Y hemos revisado las cuentas del señor Forbes y estaba arruinado. – Ryan sonrió de medio lado. – Necesitaba el dinero de la indemnización.
- Así que tiene un móvil para ambos asesinatos. – Kate asintió y miró a través del cristal. – Está bien, voy a seguir interrogándole, a ver si tiene coartada para el día de la muerte del señor Ericsson. Gracias chicos. – Cruzó el umbral de la puerta.


Kate salió de la sala de observación y volvió al interrogatorio. Se sentó en su silla, observó al sospechoso y abrió la carpeta, sacando de ella una fotografía que dejó sobre la mesa.


- Señor Forbes, ¿conoce a este hombre? – Le enseñó la fotografía.
- ¿Qué tiene que ver esto? – Preguntó Michael sin entender nada.
- ¿Le conoce o no? – Volvió a repetir ante la mirada de Castle.
- Sí, le conozco. – Admitió el sospechoso.
- ¿Puede decirme quién es y de qué le conocía? – Kate apoyó los antebrazos sobre el frío metal de la mesa.
- Es Carl Ericsson. – Miró de nuevo la fotografía. – Era mi jefe. ¿También le han matado?
- Así es. – Beckett asintió con la cabeza. – Le mataron de la misma forma que a Norman Johnson.
- ¿Y qué tengo que ver en todo esto? – Contestó Michael mosqueado.
- ¿Dónde estuvo el martes entre las dos y media y las cuatro de la mañana? – Dijo Kate con voz serena pero seria.
- ¿Es que también quiere cargarme este muerto? – Respondió el señor Forbes enfadado.
- Conteste a la pregunta. – Habló por primera vez Castle.
- Estaba durmiendo. – Repitió. – A diferencia de estos dos yo me dedico a dormir por las noches.
- Y, supongo, que no habrá nadie que pueda corroborar esa información, ¿no? – Kate se apoyó en el respaldo.
- Ya le he dicho que vivo solo. – Aseguró Michael.
- ¿Tiene coche señor Forbes? – Quiso saber Castle.
- Sí, claro que sí. – Contestó entre dientes.
- ¿Y cómo son las alfombrillas del vehículo? – Preguntó el escritor.
- ¿Está de broma? – Respondió irritado. - ¿A qué viene esto?
- Conteste a la pregunta por favor. – Dijo Beckett.
- Yo que sé, son normales. – Michael se encogió de hombros.
- ¿Las compró o son las que venían con el coche? – Volvió a hablar Castle. Se acercó a la mesa.
- Las compre, las compre. – Contestó el señor Forbes. - ¿Qué tiene que ver todo esto?
- Tuvo motivo y oportunidad para matarlos a los dos. – Kate ignoró la pregunta. Cogió la fotografía y los papeles que estaban sobre la mesa y los guardó en la carpeta.
- Espere, ¿está deteniéndome? – Se señaló el pecho con un dedo, incrédulo. - ¿Eso está insinuando?
- Tiene un móvil para ambos asesinatos y no tiene una coartada. – Beckett se levantó de la silla y Castle le imitó.
- ¡Yo no he matado a nadie! – Gritó el señor Forbes. A la sala de interrogatorios entraron dos hombres uniformados que esposaron al sospechoso. - ¡Quiero un abogado!


Los dos policías se llevaron a Michael Forbes a los calabozos de la comisaría. Aun tenían que encontrar pruebas más sólidas, como por ejemplo comparar las fibras de moqueta encontradas en las víctimas con las del coche del detenido. Castle y Beckett se unieron a Ryan y Esposito en las mesas de estos dos últimos.


- Tenemos que pedir una orden de registro para la casa y el vehículo del señor Forbes. – Señaló Esposito. Se apoyó en su mesa y echó un vistazo a la pizarra del caso.
- Ahora mismo llamo al juez Markway – Asintió. - ¿Volvisteis a hablar con la mujer de la segunda víctima? – Kate se cruzó de brazos.
- Sí, le preguntamos si conocía a Michael Forbes y nos dijo que no. – Contestó Ryan. – Pero sí nos comentó que creía que su marido había estado recibiendo amenazas por teléfono. Al parecer le llamaban a altas horas de la madrugada.
- ¿Y lo habéis comprobado? – Preguntó la detective.
- Así es, y todas esas llamadas procedían del número del sospechoso. – Esposito fue a sentarse a su silla.
- Ya tenemos algo más que apunta hacia él. – Comentó el escritor.
- Chicos en cuanto terminéis lo que esteis haciendo podéis iros a casa. – Dijo la inspectora. – Mañana seguimos.


Kate se fue a su mesa dispuesta a llamar por teléfono y terminar aquel día. Castle la siguió y se sentó en su silla, al lado del escritorio de ella.


- Inspectora Beckett, con el juez Markway por favor. – Kate tapó el auricular del teléfono un momento. – Castle si quieres puedes irte a casa. No hay mucho más que hacer aquí.
- No me importa quedarme. – Se encogió de hombros y sonrió de medio lado.
- Como quieras pero lo que me queda hoy sólo es papeleo. – Respondió a la voz del otro lado de la línea. - Sí, estoy aquí. Necesito una orden de registro para el vehículo y la casa de Michael Forbes. Sí, espero. – Volvió a tapar el auricular.
- ¿Quieres echarme ya? – Castle alzó las cejas.
- Claro que no. – Aseguró. – Quédate si quieres. Ah, por cierto, se me había olvidado decirte que tu madre te está esperando en casa para que habléis. – Recordó.
- ¿Cuándo has hablado con ella? ¿Y por qué no me ha llamado a mí? – Dijo él sorprendido.
- Antes, cuando tú estabas en el baño. – Siguió tapando el auricular con la mano. – Y me ha llamado a mí porque dice que tenías el teléfono desconectado.
- ¿Desconectado? – Richard sacó su móvil y, efectivamente, estaba sin batería. - ¿Cómo puede ser? ¡Pero si sólo he jugado un ratito al Angry Birds! Qué poco dura la batería… – Se quejó.
- Castle, ¿me has escuchado? – Kate alzó una ceja mientras seguía con la oreja ocupada por el teléfono.
- Sí, sí, que mi madre me espera en el loft. – Asintió mientras intentaba revivir su móvil.
- Pues quizá deberías ir ya a hablar con ella, que seguro que está nerviosa. – Le miró de reojo.
- Ya no sabes cómo deshacerte de mí hoy, ¿eh? – Bromeó.
- Vale Castle. – Se pellizcó el puente de la nariz con la mano libre y cerró los ojos. – Haz lo que quieras. Pero si al final te quedas aquí podrías ayudarme por una vez con el papeleo… - Y casi sin dejar que acabase la frase, Castle se levantó como resorte.
- Qué tarde… - Miró el reloj. – Será mejor que me vaya.
- Son las palabras mágicas. – Beckett se echó a reír. – Mañana te veo. – Le sonrió.
- Siempre. – Respondió él antes de dirigirse al ascensor.


Kate se quedó con una sonrisa tonta en los labios. Negó con la cabeza y volvió a lo suyo.


P.D: Muchas gracias por leer y por los comentarios! Very Happy
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Mensaje por Delta5 Mar Ene 29, 2013 9:09 am

Esta muy bien, continua. Clap
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Mensaje por Yaye Mar Ene 29, 2013 9:23 am

Que será lo que le pasa a Kate?? Me parece muy raro que quiera quedarse en su casa sola. Y no entiendo tampoco a este Castle, tanto se tiene que pensar el por qué no puede ser la relación de sus padres??

Continúa pronto, lo has dejado muy interesante.
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Mensaje por AlwaysSerenity Mar Ene 29, 2013 11:44 am

Por qué habra decidido Beckett dormir en su apartamento sola? Vale que Castle y Martha necesitan hablar pero por qué ella no se qued en su Loft? Puede que Beckett tampoco le guste mucho la idea de que su padre se haya enamorado de otra mujer que no fuese su madre, pero no quiere reconocerlo...nose...ante mis dudas....CONTINUA PRONTO POR FAVOOOOR!
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Mensaje por Beckett_Castle_Alba Mar Ene 29, 2013 12:05 pm

Kate me tiene intrigada. Si no le ocurre nada con Castle,¿qué le pasa? Porque si que es raro que quiera quedarse a dormir sola en su casa Think Me gusta mucho la historia y me gusta mucho el caso, se pone interesante con ese nuevo sospechoso, me hizo mucha gracia cuando le preguntan por la coartada y se le ocurre decir que le pregunte a su perro jaja
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