Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
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Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Chicos!!!
Sé que he dejado esto un pelín abandonado, pero es que la Universidad me ha atrapado últimamente, y además estoy buscando piso para quedarme por ahí y todo, osea que no he tenido demasiado tiempo para ponerme con el fic... Ahora que llegan las vacaciones, entre estudio y estudio (que mis exámenes son en Enero O.o) iré escribiendo y a ver si puedo traeros varios capítulos
Espero no haber perdido lectores, y de verdad que lo siento!!
Se os quiereee!
Sé que he dejado esto un pelín abandonado, pero es que la Universidad me ha atrapado últimamente, y además estoy buscando piso para quedarme por ahí y todo, osea que no he tenido demasiado tiempo para ponerme con el fic... Ahora que llegan las vacaciones, entre estudio y estudio (que mis exámenes son en Enero O.o) iré escribiendo y a ver si puedo traeros varios capítulos
Espero no haber perdido lectores, y de verdad que lo siento!!
Se os quiereee!
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
buuffff... no se si podre perdonarte... me lo pensare...
jejeje es broma!!! claro que no has perdido lectores, ni de coña!!! pero te echamos de menoooooooosss!!!!
jejeje es broma!!! claro que no has perdido lectores, ni de coña!!! pero te echamos de menoooooooosss!!!!
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
ok simplemente OOOOO yo tb pensaba igual k kate,a beckett saltando y besando a castle!!!!
Y la ruptura a sido increible!!!!
CONTINUALO PLIS!!!
Y la ruptura a sido increible!!!!
CONTINUALO PLIS!!!
casbeck2- Moderador
- Mensajes : 2724
Fecha de inscripción : 06/12/2010
Edad : 29
Localización : Santa monica
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Muy bueno Raaq gracias por hacernos mas llevadera la espera
pd: suerte con tus examenes
pd: suerte con tus examenes
martharod- Actor en Broadway
- Mensajes : 204
Fecha de inscripción : 26/11/2010
Edad : 40
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Hola!!
Escribes muy bien y espero que puedas seguir con la historia que es BUENISISISISIMAAAAA!!!!!
Suerte en los examanes, pero entre y entre por favor sigue escribiendo. GRACIAS
Escribes muy bien y espero que puedas seguir con la historia que es BUENISISISISIMAAAAA!!!!!
Suerte en los examanes, pero entre y entre por favor sigue escribiendo. GRACIAS
angela_b- Invitado
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
realmente fantastico....aunque lei los 3 del tiron me sabe a poco....bueno ojala cuando tengas un ratillo lo puedas continuar ...va por muy buen camino....
PD:lo de gina me encanto entra por la puerta reprochandole y sale sin novio realmentee perfecta!!!
PD:lo de gina me encanto entra por la puerta reprochandole y sale sin novio realmentee perfecta!!!
vicky_heat- Moderador
- Mensajes : 1485
Fecha de inscripción : 23/07/2010
Edad : 30
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
¡Hola de nuevo! Sé que no son horas, pero mientras esperaba a que empiece el capi de Castle me he decidido a escribiros el siguiente capítulo del fic ^^
Espero que os guste!!!!!!!
SI TE PIERDO
Capítulo 4
- No, Josh, en serio, no hace falta… Estoy bien… Sí, segu… ¡De verdad!... No, no, no, eso tampoco, no es necesa… Pero es que yo… Ya, pero… ¡Josh, por favor, déjame hablar!
Castle escuchaba entre divertido y curioso la conversación que Beckett mantenía por teléfono con su novio. Argh, aun le costaba pensar en ese tío como el novio de Kate… La chica daba vueltas y gesticulaba en el aire mientras hablaba, y a Castle aquello le parecía encantador. Cuando, tras un resoplico, Beckett colgó el teléfono, Castle no disimuló que había estado cotilleando.
- ¿Qué, problemas en el paraíso? – dijo, burlón.
Kate puso los ojos en blanco ante la cita de Castle y se dejó caer en el sofá.
- Josh trataba de que decidiera qué prefería, que viniera a Nueva York o que me mandara por correo las llaves de su apartamento.
Castle se quedó paralizado. Por lo que ella misma le había dicho, Josh estaba fuera por motivos de trabajo (el lugar exacto no lo sabía, pero espera que fuera tan lejos como para que un avión no pudiera llegar sin que se le acabara el combustible y se callera en medio de una isla que viajara en el tiempo), y él había visto en eso la ocasión perfecta para que ya nadie sacara a Beckett de allí. Pero si ahora Josh “el perfecto” quería hacer de novio bueno y volvía…
- Y… ¿qué has elegido? – preguntó.
- Le he dicho que estoy bien donde estoy y que no hace falta que haga ninguna de las dos cosas – Contestó ella, permitiendo que Castle respirara de nuevo.
El escritor reprimió una sonrisa de triunfo y se levantó, dispuesto a hacer la comida. Beckett le siguió con la mirada.
- ¡Bueno, manos a la obra! ¿Qué le apetece a la invitada comer hoy?
- ¿En serio vas a cocinar?
- ¡Claro! Además de un gran escritor, un gran detective y, todo hay que decirlo, un gran amante, también soy un gran cocinero, ¿o es que no lo sabías? – Dijo Castle, con todo de suficiencia.
- Permíteme que dude de casi todas esas cosas – Rebatió Beckett, poniendo énfasis en el “casi” – El mérito de Nikki Heat es mío, todo lo que sabes de ser detective te lo he enseñado yo, y según tu hija tu mejor plato de cocina se llama… ¿Chocotilla?
Castle se atragantó con el trozo de pan que acababa de meterse en la boca. Cuando se hubo repuesto, miró a Beckett con los ojos como platos.
- ¡Osea que no dudas que sea un gran amante!
Beckett sonrió y pasó al lado de Castle mirándole de reojo. Castle la siguió como atontado hasta que esta se sentó en una de las sillas del comedor y rompió el contacto visual. Castle tragó saliva con dificultad y trató de volver a concentrarse en hacer la comida, nada más. Mientras, Beckett se reía de él internamente.
Al cabo de una media hora ambos estaban comiendo unos espaguetis con tomate y atún. Sencillo y rápido. Además de eso, Beckett miraba de reojo y con cierto desagrado al plato que descansaba al lado de sus macarrones. Castle había insistido en prepararle una Chocotilla para que comprobara lo “realmente deliciosa, exquisita” que estaba, y Beckett se maldecía por haber sacado el tema.
Cuando estaba a punto de tener que probar la Chocotilla, y mientras Castle la miraba con sus ojitos de niño de 6 años que espera que sus papás le digan lo bonito que es su dibujo, sonó su teléfono y ella salió disparada a contestar, sintiéndose salvada por la campana.
- ¡Beckett! – Dijo ella, mientras miraba horrorizada como Castle salía tras ella con el plato – Ryan, ¿qué hay?... Sí claro… No, no hay ningún problema… ¡Castle, quieto!... Vamos para allá, nos vemos.
- ¿Qué quería? – Dijo Castle, dándose por vencido y dejando el plato encima de la mesa.
- Dice que hay algo que debería ver, que está relacionado con el caso – Contestó ella, encaminándose a la habitación para ponerse algo más apropiado para trabajar.
- ¡Pero tú no deberías… - Pero no pudo terminar la frase porque Kate se dio la vuelta y le habló, remarcando casa sílaba con un golpecito en el pecho de él.
- Castle, si hago falta, estaré en el caso. Y punto.
Castle la vio desaparecer en la habitación y maldijo su cabezonería. Lo último que él quería era que a Beckett le pasara algo, pero parecía que a ella no le importaba. ¿Y cómo se le había ocurrido a Ryan llamarla para que fuera? ¿Acaso no entendían hasta qué punto podía estar en peligro? ¿No habían tenido suficiente cuando volaron su edificio?
Reprochando mentalmente por primera vez el trabajo de Beckett, se fue a cambiarse él también.
---
En tres cuartos de hora se encontraban ya en la dirección que Ryan le había dado por teléfono. Nada más llegar, Kate entendió por qué la habían llamado. Sabía que Montgomery no confiaría a nadie más un caso como el que estaba contemplando. Trató de contener una lágrima. Si el asesinato anterior le parecía espeluznante y macabro, el que tenía delante de ella era sin duda mil veces peor.
Castle se acercó a ella por detrás y le puso la mano en el hombro, en un gesto reconfortante.
En el suelo, una niña de unos diez años yacía tumbada boca arriba. Tenía los ojos cerrados, pero bajo ellos unas marcas de lágrimas aún eran visibles. Su pelo largo y rubio estaba perfectamente colocado de forma que caía sobre sus hombros. En su cuello, unas marcas rojas indicaban que le habían cortado la garganta, y las marcas de sangre bajaban por el mismo hasta manchar la parte de arriba de su vestido rosa. Los brazos estaban colocados a ambos lados de su cuerpo, y las piernas estaban juntas. Si no fuera por la obvia violencia que desprendía el cadáver de la niña, cualquiera podría decir que dormía plácidamente. Como toque final, el asesino había colocado una muñeca completamente manchada de sangre encima de la niña.
- No creo que sea necesario, pero la causa de la muerte es por degollación. Y… poco más puedo decir. Es monstruoso… - Susurró Lanie.
- ¿Cómo sabéis... – Beckett se aclaró la garganta - … que es del mismo asesino?
- Por esto – Dijo Espósito, acercándose a ellos rápidamente y entregándole una carta a Beckett.
La detective la abrió, tratando de contener el temblor de sus manos, y la leyó:
“Triste, ¿verdad? Sí… A mi también me daba pena al principio. Cómo gritaba, llamando a su mamá. Cómo se retorcía tratando de escapar de mí. Te diré que al menos fui rápido. No sintió demasiado dolor, te lo aseguro, solo el inevitable…
Bueno, te daré la información que estás esperando: Maya Warhol, 10 años, nacida en Manhattan. La causa de la muerte supongo que ya la habrás apreciado.
¡Ah, por cierto! ¿Encontraste un sentido para las rosas? Espero que no te calentaras mucho la cabeza, porque en realidad no tenían sentido alguno… Por lo menos no más del que tiene la muñeca.
Sé que en realidad te gusta esto Kate. Te gusta saber que alguien piensa en ti. Porque yo pienso en ti, y más de lo que te imaginas. Y todo esto lo hago por ti, para que tú también pienses en mí. Y te aseguro que pensarás mucho más en mí de lo que lo haces ahora, y no podrás pensar en otra cosa que no sea yo cuando notes como la sangre corre por fuera de tu cuerpo… Porque ya te lo he dicho: estoy seguro de que el rojo sangre te sentará de maravilla, inspectora.”
Beckett terminó de leer la carta y se tomó su tiempo para asimilarlo todo. Él decía que todo esto lo estaba haciendo por ella, para que pensara en él. ¿Había matado a cuatro personas, 3 adultos y una inocente niña de 10 años para que simplemente ella pensara en él? Era enfermizo…
- Menudo cabrón hijo de… - Dijo Castle, que había leído la carta por encima del hombro de Beckett.
-¡Castle! – Le cortó Beckett, levantando la vista hacia él.
- ¿Qué? ¡Es lo que es! ¿Cómo ha podido hacerle una cosa así a una niña? Y encima pretende…
- Castle, tomándonos esto como algo tan personal no arreglaremos nada. Es un asesino, un psicópata, como otros muchos con los que nos hemos encontrado, y tampoco es la primera vez que alguno se obsesiona con uno de nosotros, ¿o no?
- Lo sé, pero… - Protestó Castle.
- Pero nada.
Beckett miró hacia donde estaban Ryan, Espósito y Lanie, que se habían alejado para dejarla leer la carta, e hizo una seña a Castle para que la siguiera.
- Y bien, ¿qué tenéis para mí? – Preguntó Kate, volviendo automáticamente al modo Detective Kate Beckett.
- No hemos encontrado mucho. Con la llamada del otro día a comisaría obtuvimos una dirección, pero cuando lo comprobamos aparecía en mitad de un descampado… Aún no sabemos muy bien cómo lo ha hecho, tiene que tener acceso a la tecnología apropiada. También comprobamos si había relación entre las tres víctimas anteriores y nada.
- Osea que no tenemos nada… - Dijo Beckett, más para sí misma que para sus compañeros.
- No, me temo que no, pero ahora con esta carta podremos analizarla a ver si con suerte tiene alguna huella.
- Lo dudo – Dijo Castle – Por lo que parece, es bastante listo, no cometería un error como el de dejar una huella en una carta. Si vamos a pillarle, tendrá que ser de otra manera.
- ¿Y qué sugieres tú? – Quiso saber Espósito.
- Pues… - Castle dudó. Sabía que no habría nada en la carta que le identificara, era una especie de corazonada, pero tampoco sabía por dónde empezar si no… - No tengo ni idea.
Los tres detectives suspiraron con resignación, y Lanie se encaminó hacia el cuerpo de la niña.
- Me la voy a llevar al depósito, a ver si encuentro algo que pueda ayudarnos – Dijo, a modo de despedida.
Por su parte, Castle y Beckett dieron media vuelta y se dirigieron al coche de ella. Cuando hubieron llegado, Castle fue directamente hacia la puerta del copiloto y esperó a que ella le abriera.
Sin embargo, pudo ver como Kate se apoyaba en su puerta y cerraba los ojos, abatida. Castle, preocupado, se acercó rápidamente a ella y, tras dudar un segundo, le acarició cariñosamente la cara, haciendo que ella abriera los ojos.
- ¿Estás bien? – Preguntó dulcemente.
Ella le miró directamente a los ojos, maravillándose de su intensidad. Su corazón se aceleró cuando recordó el tacto de la caricia de Castle en su mejilla.
- Sí, solo necesito un minuto. Es que esto es tan…
- Tú misma me has dicho que no hay que tomárselo como algo personal – Le recordó Castle.
- Ya, pero es más fácil decirlo que hacerlo… Y más aún cuando te dicen que han matado a una niña de 10 años por ti… - Dijo, y ya no pudo contener una lágrima que se escapó.
Castle la miró, preocupado de que todo aquello pudiera afectar más seriamente a Kate de lo que parecía.
Casi sin pensar, dejó que su cuerpo actuara por su cuenta y atrapó a Beckett en un protector abrazo que pilló a la detective completamente por sorpresa. Esta tardó un poco en reaccionar, pero cuando lo hizo respondió al abrazo, rodeando a Castle con sus brazos y apoyando la cabeza en su pecho mientras cerraba los ojos.
- Gracias por estar aquí Castle…
Espero que os guste!!!!!!!
SI TE PIERDO
Capítulo 4
- No, Josh, en serio, no hace falta… Estoy bien… Sí, segu… ¡De verdad!... No, no, no, eso tampoco, no es necesa… Pero es que yo… Ya, pero… ¡Josh, por favor, déjame hablar!
Castle escuchaba entre divertido y curioso la conversación que Beckett mantenía por teléfono con su novio. Argh, aun le costaba pensar en ese tío como el novio de Kate… La chica daba vueltas y gesticulaba en el aire mientras hablaba, y a Castle aquello le parecía encantador. Cuando, tras un resoplico, Beckett colgó el teléfono, Castle no disimuló que había estado cotilleando.
- ¿Qué, problemas en el paraíso? – dijo, burlón.
Kate puso los ojos en blanco ante la cita de Castle y se dejó caer en el sofá.
- Josh trataba de que decidiera qué prefería, que viniera a Nueva York o que me mandara por correo las llaves de su apartamento.
Castle se quedó paralizado. Por lo que ella misma le había dicho, Josh estaba fuera por motivos de trabajo (el lugar exacto no lo sabía, pero espera que fuera tan lejos como para que un avión no pudiera llegar sin que se le acabara el combustible y se callera en medio de una isla que viajara en el tiempo), y él había visto en eso la ocasión perfecta para que ya nadie sacara a Beckett de allí. Pero si ahora Josh “el perfecto” quería hacer de novio bueno y volvía…
- Y… ¿qué has elegido? – preguntó.
- Le he dicho que estoy bien donde estoy y que no hace falta que haga ninguna de las dos cosas – Contestó ella, permitiendo que Castle respirara de nuevo.
El escritor reprimió una sonrisa de triunfo y se levantó, dispuesto a hacer la comida. Beckett le siguió con la mirada.
- ¡Bueno, manos a la obra! ¿Qué le apetece a la invitada comer hoy?
- ¿En serio vas a cocinar?
- ¡Claro! Además de un gran escritor, un gran detective y, todo hay que decirlo, un gran amante, también soy un gran cocinero, ¿o es que no lo sabías? – Dijo Castle, con todo de suficiencia.
- Permíteme que dude de casi todas esas cosas – Rebatió Beckett, poniendo énfasis en el “casi” – El mérito de Nikki Heat es mío, todo lo que sabes de ser detective te lo he enseñado yo, y según tu hija tu mejor plato de cocina se llama… ¿Chocotilla?
Castle se atragantó con el trozo de pan que acababa de meterse en la boca. Cuando se hubo repuesto, miró a Beckett con los ojos como platos.
- ¡Osea que no dudas que sea un gran amante!
Beckett sonrió y pasó al lado de Castle mirándole de reojo. Castle la siguió como atontado hasta que esta se sentó en una de las sillas del comedor y rompió el contacto visual. Castle tragó saliva con dificultad y trató de volver a concentrarse en hacer la comida, nada más. Mientras, Beckett se reía de él internamente.
Al cabo de una media hora ambos estaban comiendo unos espaguetis con tomate y atún. Sencillo y rápido. Además de eso, Beckett miraba de reojo y con cierto desagrado al plato que descansaba al lado de sus macarrones. Castle había insistido en prepararle una Chocotilla para que comprobara lo “realmente deliciosa, exquisita” que estaba, y Beckett se maldecía por haber sacado el tema.
Cuando estaba a punto de tener que probar la Chocotilla, y mientras Castle la miraba con sus ojitos de niño de 6 años que espera que sus papás le digan lo bonito que es su dibujo, sonó su teléfono y ella salió disparada a contestar, sintiéndose salvada por la campana.
- ¡Beckett! – Dijo ella, mientras miraba horrorizada como Castle salía tras ella con el plato – Ryan, ¿qué hay?... Sí claro… No, no hay ningún problema… ¡Castle, quieto!... Vamos para allá, nos vemos.
- ¿Qué quería? – Dijo Castle, dándose por vencido y dejando el plato encima de la mesa.
- Dice que hay algo que debería ver, que está relacionado con el caso – Contestó ella, encaminándose a la habitación para ponerse algo más apropiado para trabajar.
- ¡Pero tú no deberías… - Pero no pudo terminar la frase porque Kate se dio la vuelta y le habló, remarcando casa sílaba con un golpecito en el pecho de él.
- Castle, si hago falta, estaré en el caso. Y punto.
Castle la vio desaparecer en la habitación y maldijo su cabezonería. Lo último que él quería era que a Beckett le pasara algo, pero parecía que a ella no le importaba. ¿Y cómo se le había ocurrido a Ryan llamarla para que fuera? ¿Acaso no entendían hasta qué punto podía estar en peligro? ¿No habían tenido suficiente cuando volaron su edificio?
Reprochando mentalmente por primera vez el trabajo de Beckett, se fue a cambiarse él también.
---
En tres cuartos de hora se encontraban ya en la dirección que Ryan le había dado por teléfono. Nada más llegar, Kate entendió por qué la habían llamado. Sabía que Montgomery no confiaría a nadie más un caso como el que estaba contemplando. Trató de contener una lágrima. Si el asesinato anterior le parecía espeluznante y macabro, el que tenía delante de ella era sin duda mil veces peor.
Castle se acercó a ella por detrás y le puso la mano en el hombro, en un gesto reconfortante.
En el suelo, una niña de unos diez años yacía tumbada boca arriba. Tenía los ojos cerrados, pero bajo ellos unas marcas de lágrimas aún eran visibles. Su pelo largo y rubio estaba perfectamente colocado de forma que caía sobre sus hombros. En su cuello, unas marcas rojas indicaban que le habían cortado la garganta, y las marcas de sangre bajaban por el mismo hasta manchar la parte de arriba de su vestido rosa. Los brazos estaban colocados a ambos lados de su cuerpo, y las piernas estaban juntas. Si no fuera por la obvia violencia que desprendía el cadáver de la niña, cualquiera podría decir que dormía plácidamente. Como toque final, el asesino había colocado una muñeca completamente manchada de sangre encima de la niña.
- No creo que sea necesario, pero la causa de la muerte es por degollación. Y… poco más puedo decir. Es monstruoso… - Susurró Lanie.
- ¿Cómo sabéis... – Beckett se aclaró la garganta - … que es del mismo asesino?
- Por esto – Dijo Espósito, acercándose a ellos rápidamente y entregándole una carta a Beckett.
La detective la abrió, tratando de contener el temblor de sus manos, y la leyó:
“Triste, ¿verdad? Sí… A mi también me daba pena al principio. Cómo gritaba, llamando a su mamá. Cómo se retorcía tratando de escapar de mí. Te diré que al menos fui rápido. No sintió demasiado dolor, te lo aseguro, solo el inevitable…
Bueno, te daré la información que estás esperando: Maya Warhol, 10 años, nacida en Manhattan. La causa de la muerte supongo que ya la habrás apreciado.
¡Ah, por cierto! ¿Encontraste un sentido para las rosas? Espero que no te calentaras mucho la cabeza, porque en realidad no tenían sentido alguno… Por lo menos no más del que tiene la muñeca.
Sé que en realidad te gusta esto Kate. Te gusta saber que alguien piensa en ti. Porque yo pienso en ti, y más de lo que te imaginas. Y todo esto lo hago por ti, para que tú también pienses en mí. Y te aseguro que pensarás mucho más en mí de lo que lo haces ahora, y no podrás pensar en otra cosa que no sea yo cuando notes como la sangre corre por fuera de tu cuerpo… Porque ya te lo he dicho: estoy seguro de que el rojo sangre te sentará de maravilla, inspectora.”
Beckett terminó de leer la carta y se tomó su tiempo para asimilarlo todo. Él decía que todo esto lo estaba haciendo por ella, para que pensara en él. ¿Había matado a cuatro personas, 3 adultos y una inocente niña de 10 años para que simplemente ella pensara en él? Era enfermizo…
- Menudo cabrón hijo de… - Dijo Castle, que había leído la carta por encima del hombro de Beckett.
-¡Castle! – Le cortó Beckett, levantando la vista hacia él.
- ¿Qué? ¡Es lo que es! ¿Cómo ha podido hacerle una cosa así a una niña? Y encima pretende…
- Castle, tomándonos esto como algo tan personal no arreglaremos nada. Es un asesino, un psicópata, como otros muchos con los que nos hemos encontrado, y tampoco es la primera vez que alguno se obsesiona con uno de nosotros, ¿o no?
- Lo sé, pero… - Protestó Castle.
- Pero nada.
Beckett miró hacia donde estaban Ryan, Espósito y Lanie, que se habían alejado para dejarla leer la carta, e hizo una seña a Castle para que la siguiera.
- Y bien, ¿qué tenéis para mí? – Preguntó Kate, volviendo automáticamente al modo Detective Kate Beckett.
- No hemos encontrado mucho. Con la llamada del otro día a comisaría obtuvimos una dirección, pero cuando lo comprobamos aparecía en mitad de un descampado… Aún no sabemos muy bien cómo lo ha hecho, tiene que tener acceso a la tecnología apropiada. También comprobamos si había relación entre las tres víctimas anteriores y nada.
- Osea que no tenemos nada… - Dijo Beckett, más para sí misma que para sus compañeros.
- No, me temo que no, pero ahora con esta carta podremos analizarla a ver si con suerte tiene alguna huella.
- Lo dudo – Dijo Castle – Por lo que parece, es bastante listo, no cometería un error como el de dejar una huella en una carta. Si vamos a pillarle, tendrá que ser de otra manera.
- ¿Y qué sugieres tú? – Quiso saber Espósito.
- Pues… - Castle dudó. Sabía que no habría nada en la carta que le identificara, era una especie de corazonada, pero tampoco sabía por dónde empezar si no… - No tengo ni idea.
Los tres detectives suspiraron con resignación, y Lanie se encaminó hacia el cuerpo de la niña.
- Me la voy a llevar al depósito, a ver si encuentro algo que pueda ayudarnos – Dijo, a modo de despedida.
Por su parte, Castle y Beckett dieron media vuelta y se dirigieron al coche de ella. Cuando hubieron llegado, Castle fue directamente hacia la puerta del copiloto y esperó a que ella le abriera.
Sin embargo, pudo ver como Kate se apoyaba en su puerta y cerraba los ojos, abatida. Castle, preocupado, se acercó rápidamente a ella y, tras dudar un segundo, le acarició cariñosamente la cara, haciendo que ella abriera los ojos.
- ¿Estás bien? – Preguntó dulcemente.
Ella le miró directamente a los ojos, maravillándose de su intensidad. Su corazón se aceleró cuando recordó el tacto de la caricia de Castle en su mejilla.
- Sí, solo necesito un minuto. Es que esto es tan…
- Tú misma me has dicho que no hay que tomárselo como algo personal – Le recordó Castle.
- Ya, pero es más fácil decirlo que hacerlo… Y más aún cuando te dicen que han matado a una niña de 10 años por ti… - Dijo, y ya no pudo contener una lágrima que se escapó.
Castle la miró, preocupado de que todo aquello pudiera afectar más seriamente a Kate de lo que parecía.
Casi sin pensar, dejó que su cuerpo actuara por su cuenta y atrapó a Beckett en un protector abrazo que pilló a la detective completamente por sorpresa. Esta tardó un poco en reaccionar, pero cuando lo hizo respondió al abrazo, rodeando a Castle con sus brazos y apoyando la cabeza en su pecho mientras cerraba los ojos.
- Gracias por estar aquí Castle…
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
OOOOOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!
pobre Beckett!!!!! y que GENIAL!!!!!! bueno, no se que mas decir!!!!!
me encanta la parte en la que Beckett se rie de Castle cuando le dice que no duda que sea un buen amante... jejeje te ha quedado muy Caskett!!!
besos
pobre Beckett!!!!! y que GENIAL!!!!!! bueno, no se que mas decir!!!!!
me encanta la parte en la que Beckett se rie de Castle cuando le dice que no duda que sea un buen amante... jejeje te ha quedado muy Caskett!!!
besos
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
uuuuuuuuuhhhh recien salido del horno jejej QUEMAAA!!!!
bueno que caso mas duro pobre beckett...no se pero me a dao por pensar,y si es josh??
....bueno no hagais mucho caso... es una loca posibilidad!
cada vez se pone mas y mas interesante espero que puedas subir otro pronto.
bueno que caso mas duro pobre beckett...no se pero me a dao por pensar,y si es josh??
....bueno no hagais mucho caso... es una loca posibilidad!
cada vez se pone mas y mas interesante espero que puedas subir otro pronto.
vicky_heat- Moderador
- Mensajes : 1485
Fecha de inscripción : 23/07/2010
Edad : 30
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Belloooooooooooo por favor no te demores tanto en seguirlooooooooo es muy lindo otro que me tuve que leer de nuevo...
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Me encantó, me acabo de leerlos cuatro capítulos, ojala y la sigas luego.
Clarissa- Escritor novato
- Mensajes : 4
Fecha de inscripción : 03/01/2011
Edad : 39
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Ohhhhhh el abrazo
errauskine- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 02/11/2010
Localización : Bizkaia
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
OOOOOOOOOOOOOOOOO wow wow !!! sk ya me los imagino alli abrazaditos!!!xd
E llegado a una conclusion inevitable tu me lees la mente o yo te la leeo a ti!xd
estos dias que e estado repudiada sin internet(estaba de viaje) e escrito mucho de ese fic del asesino de las rosas i aunque la historia iba diferente el asesino tb le enviaba una carta a la chica diciendolo eso que era imporrante y que mataria (aun no lo habia echo) a alguien para demostrarselo,y despues su compañero de trabajo la abrazaba.
Tengo miendo...xd
pero no importa como no creo que suba mas fic,pues nada solo me hacia gracia xdd
ME ENCANTA como esta avanzando su relacion i lo de josh fuera del pais es BUENO BUENO!!xd
E llegado a una conclusion inevitable tu me lees la mente o yo te la leeo a ti!xd
estos dias que e estado repudiada sin internet(estaba de viaje) e escrito mucho de ese fic del asesino de las rosas i aunque la historia iba diferente el asesino tb le enviaba una carta a la chica diciendolo eso que era imporrante y que mataria (aun no lo habia echo) a alguien para demostrarselo,y despues su compañero de trabajo la abrazaba.
Tengo miendo...xd
pero no importa como no creo que suba mas fic,pues nada solo me hacia gracia xdd
ME ENCANTA como esta avanzando su relacion i lo de josh fuera del pais es BUENO BUENO!!xd
casbeck2- Moderador
- Mensajes : 2724
Fecha de inscripción : 06/12/2010
Edad : 29
Localización : Santa monica
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
O.o Casbeck, esto es preocupante eeeeh! xD
Cuando me dijiste lo de la rosa en el otro capi miré tus fics por aquí y o yo miré mal o no lo encontré, porque me lo quería leer para no poner nada así muy parecido, pero esto es la leche eehh! Que sin leernos ni nada coincidimos xDDDD Bueno, según como avancen nuestras historias veremos a ver dónde acaba cada una, y no me olvido de lo de la lucha de los asesinos =P
Y podrías subirlo! Estaría bien! ^^
Por ahora yo voy ya con el Capítulo 5, imagino que en un rato lo subiré =)
Gracias a todos!!!!! Me alegra que os esté gustandoo!!
Cuando me dijiste lo de la rosa en el otro capi miré tus fics por aquí y o yo miré mal o no lo encontré, porque me lo quería leer para no poner nada así muy parecido, pero esto es la leche eehh! Que sin leernos ni nada coincidimos xDDDD Bueno, según como avancen nuestras historias veremos a ver dónde acaba cada una, y no me olvido de lo de la lucha de los asesinos =P
Y podrías subirlo! Estaría bien! ^^
Por ahora yo voy ya con el Capítulo 5, imagino que en un rato lo subiré =)
Gracias a todos!!!!! Me alegra que os esté gustandoo!!
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Bueno, he decidido portarme bien con vosotros, y aquí tenéis el capítulo 5!!
Como siempre, espero de corazón que os guste, y si no entendéis algo de la trama me lo preguntáis porque igual me ha quedado algo lioso, aunque he intentado explicarlo todo bien
SI TE PIERDO
Capítulo 5
Castle y Beckett llegaron a comisaría y él se fue directo a la máquina de café. Ella se sentó en su sitio viendo como se alejaba y no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, a pesar de todo. Le encantaba que siempre le llevara el café, lo adoraba, aunque jamás lo admitiría delante de nadie más (pero que nadie se atreviera a quitarle su café…).
Cuando llegó le dejó su café delante y se sentó en su sitio de siempre.
- Bueeeeno… ¿Por dónde empezamos? – Dijo él.
- No tengo ni idea Castle… ¡Es que no tengo nada con lo que empezar! – Contestó Beckett, con todo de exasperación – Ryan y Espósito siguen investigando posibles relaciones entre las tres primeras víctimas, Lanie está analizando los cuatro cuerpos por si se le pasó algo la primera vez, también están analizando la carta por si hubiera alguna huella por pura casualidad, y bueno, por mi parte no tengo ni idea de quién podría hacer esto “por mí”, así que mientras no tengan resultados no… no puedo hacer nada.
Castle la miró, viendo como la impotencia se adueñaba de ella. Quería ayudarla, pero realmente no podía hacer absolutamente nada salvo quedarse ahí a esperar.
- ¿Y no encontraron nada mientras estábamos fuera?
- Solo hemos faltado un día Castle, sabes que las cosas no van tan rápido…
En ese momento, Ryan y Espósito se acercaron a su mesa.
- Por favor, decidme que tenéis algo – Suplico Beckett.
- Tenemos algo – Contestó Espósito, y Beckett les prestó toda su atención – Encontramos las carteras de las tres primeras víctimas en un cubo de basura un par de manzanas del lugar donde estaban los cuerpos y están intactas, no falta absolutamente nada, pero las estamos analizando por si hay huellas o marcas de sangre ya que no sabemos si se las quitó antes o después de matarlos. Además, hemos localizado a sus familias y están de camino.
- Bien, es algo por dónde empezar, avisadme cuando lleguen.
- Claro.
Los dos agentes se marcharon y dejaron solos a Castle y a Beckett. Esta se puso a analizar las fichas de los tres para tenerlas frescas cuando hablase con los familiares. Tener que decir a tres familias que un loco se ha llevado a un ser querido porque sí… Sin duda, la parte que más odiaba de su trabajo, junto cuando tenía que ver como soltaban a un asesino que tanto trabajo le había costado pillar.
---
Tras casi una hora, Beckett estaba en la puerta del ascensor despidiendo a la última familia. Se sentía fatal, había sido una hora de escuchar preguntas a las que no tenía ninguna respuesta, y no podía parar de repetirse mentalmente que si no fuera por ella esas personas no tendrían que lamentar la pérdida de un ser querido.
Tratando de alejar esos pensamientos de su mente una vez más se dirigió a su mesa, donde Castle, Ryan y Espósito esperaban a las novedades. Sin más, fue directa al grano.
- Las tres víctimas habían regalado flores a sus parejas ese mismo día.
Los dos detectives y el escritor se la quedaron mirando casi creyendo que se había vuelto loca. Castle fue el primero que se acordó del pequeño detalle…
- ¡Y los tres tenían rosas encima del cuerpo cuando los encontraron! Osea que… el asesino de algún modo sabía que iban a comprar las flores para alguien…
- Más que saber… - Le cortó Beckett, antes de que empezara a formular alguna teoría descabellada – lo más seguro es que estuviera cerca de la floristería donde las compraron y les eligiera ahí mismo, es lo único que tiene sentido.
- Pero sí que llegaron a entregar las flores, ¿no? – Dijo Ryan – Eso no cuadra, si el asesino les eligió cuando salían de comprarlas, ¿cómo es que llegaron a dárselas? Si dejaba que se fueran, perdía la oportunidad de volver a encontrarles…
- Eso es verdad… Sería demasiada casualidad que volviera a encontrarse con los tres en la calle. Algo se nos está escapando… - Dijo Beckett, sentándose en su mesa y mirando su pizarra, que estaba prácticamente vacía a excepción de las cuatro fotos de las víctimas. Evitó mirar la de la niña.
- Por cierto chicos, ¿sacasteis algo más de la llamada de ayer? – Quiso saber Castle. Beckett les miró: se le había olvidado por completo preguntar sobre eso.
- Conseguimos una dirección, pero cuando miramos a qué zona pertenecía daba en mitad de un descampado. No sabemos cómo lo ha hecho, tiene que tener acceso al material adecuado para cambiar la localización de un teléfono… - Explicó Espósito.
- Estamos también tras eso. Estamos esperando que algunos de los “proveedores” de materiales de ese tipo que tenemos fichados nos aclare algo sobre quién les ha pedido material últimamente, pero aun no tenemos nada – Terminó Ryan.
- Vale chicos, muchas gracias – Les dijo Beckett, y ambos se alejaron tras asentir.
Justo en ese momento a Ryan le sonó el teléfono, y tras una breve charla colgó y dio media vuelta, dirigiéndose de nuevo a la mesa de Beckett, que le miró confundida al igual que Castle y Espósito, que fue tras él.
- Me acaba de llamar una de los testigos del primer asesinato. Dice que tiene algo que contarnos y que en 10 minutos estará aquí. ¿Te la mando? – Dijo, emocionado por tener más novedades.
- Claro, por supuesto, yo me encargo – Contestó Beckett, feliz de poder hacer algo por fin.
---
Cuando la mujer llegó, Beckett se sorprendió. No era para nada como se la había imaginado. Se trataba de una anciana de unos setenta y pocos años y pelo canoso que caminaba cojeando y con un bastón. Cuando fue hacia ella y la miró de cerca, pudo comprobar que tenía una de las miradas más bondadosas que había visto nunca.
- Señora Martins, muchísimas gracias por venir, de verdad. La acompañamos hasta la sala – Dijo Beckett, agarrando a la anciana del brazo para ayudarla a caminar.
Cuando llegaron y se sentaron, comenzó con las preguntas.
- Y bien, mi compañero me ha dicho que tiene algo que contarnos acerca del asesinato de ayer – Empezó Beckett. Castle, como siempre, estaba sentado a su lado.
- Si, si… Verán, no lo dije ayer cuando aquel joven me preguntó porque estaba demasiado aturdida por lo que había visto, ni lo tenía claro tan siquiera, pero esta mañana mientras preparaba la comida para mi gato me di cuenta y pensé ¡Demonios! Tengo que ir a contárselo a estos buenos señores, quién sabe si servirá de algo…
- Y nosotros se lo agradecemos, estamos seguros de que será de gran ayuda.
- El caso es que ayer por la mañana estaba paseando por la plaza como todos los días, para mejorar la circulación de las piernas, ¿saben? Caminar es realmente bueno, no sé por qué la gente se empeña en ir siempre en coche y en autobús… ¡Para algo el señor nos ha dado dos piernas!...
Castle y Beckett se miraron a la vez, y pensando seguramente lo mismo: esa iba a ser una entrevista muy larga…
- … pero en bicicleta sí que no puedo, aunque sean muy sanas. Bueno, que me voy del tema. El caso es que estaba yo paseando como ya les he dicho y en esto vi un coche acercarse bastante rápido. No le di mucha importancia porque ya saben que en Nueva York la gente está medio loca y conducen como si estuvieran en una carrera, pero cuando vi como se paraba cerca de donde yo estaba me quedé mirando, ya que ahí que yo sepa solo paran autobuses, no coches. Pues estaba yo mirando a ver si era que le pasaba algo al conductor o a alguien cuando vi como después de un rato abrían una de las puertas y salía un hombre vestido todo todo de negro, con la cabeza tapada por una capucha, ¡con guantes y todo!, y tiraba los tres cuerpos al suelo, como si fueran basura, ¿se imagina?
Beckett abrió los ojos como platos. ¡¿Qué no sabía si iba a ser de utilidad?! ¡Pero si había visto al asesino!
- Lo que más me impresionó fue que cuando cayeron los cuerpos al suelo, al momento empezó a mancharse todo de sangre. Era como si con el golpe se hubieran roto por debajo… En esto, cuando estaba a punto de salir de allí, el hombre levantó la cabeza justo para donde estaba yo. Me asusté y al momento me di la vuelta, y no volví a girarme hasta que no escuché como se iba el coche. Entonces miré y vi que encima de los pobrecitos había tres flores… Y ahí empezaron los gritos.
Castle y Beckett permanecieron en silencio unos segundos, asimilando todo lo que acababan de escuchar. Sin duda sí era de gran ayuda. Beckett ni le preguntó si recordaba algo más, obviamente la mujer les había contado todo lo que había visto, e incluso detalles que no les incumbían.
- Muchísimas gracias señora Martins, de verdad – Dijo Beckett mientras se levantaba, seguida de Castle.
- No hay de qué joven, una hace lo que puede.
- La acompaño fuera.
- Yo preferiría que me acompañara el muchacho… Ya sabe, pocas veces una tiene la oportunidad de ir acompañada de chicos jóvenes y guapos.
Castle formó una “O” con la boca y Beckett contuvo una carcajada mientras le miraba.
- ¿Puedes acompañar a la señora Martins fuera? – Le dijo, tratando de que su tono no demostrara lo mucho que le estaba gustando esa situación.
- Claro, sin problema. Venga conmigo – Contestó él, mientras la tomaba del brazo.
La señora Martins le miró de cerca y entonces pareció darse cuenta de algo.
- ¡OH! – Dijo, y Castle pegó un salto, a la vez que Beckett levantaba de golpe la cabeza de los papeles donde se había escondido para que no la vieran reírse- ¡Es usted Richard Castle, el escritor!
- Esto… sí, soy yo – Contestó él, sorprendido de que esa anciana le hubiera reconocido.
Sin embargo, más sorprendido se quedó aun por lo que la mujer hizo a continuación: levantó el bastón que la ayudaba a caminar y le propinó a Castle un golpe con el en el brazo, haciendo que este alucinara y que Becker se aguantara otra vez la risa.
- ¿¡No le da vergüenza?! – Dijo la anciana, al tiempo que le daba otro golpe con el bastón.
- ¡Pues… pues… eh! Si me dice qué es… lo que debería darme vergüenza, igual… - Tartamudeó Castle como pudo.
- Mira que escribir una escena tan sueltecita en su libro… ¡Debería pensárselo antes! Para las mujeres que ya no tenemos esas oportunidades es como enseñarnos lo que la edad nos ha quitado… ¡Ni mi marido, que en paz descanse, me hizo nunca el amor de esa manera!
Beckett ya no pudo contener la risa, y Castle se le unió. Ya le caía bien esa mujer.
- Bueno, quizá le ayude cuando encuentre a otra persona especial y quiera… innovar en las artes amatorias – Propuso Castle, y Beckett se quedó a cuadros. ¿Cómo se le ocurría a Castle decirle eso? Ya no tenía respeto ni por la tercera edad, "aunque la señora esté medio loca…"
Sin embargo a la mujer le hizo bastante gracia el comentario.
- ¡Ay, hijo! Qué más quisiera, pero a mi edad esas cosas ya no pasan… Pero siempre puedes acompañarme tú, a ver si recuerdo viejos tiempos…
“¡Vaya con la señora…!” Pensó Becket, entre alucinada y divertida.
- Oh, me encantaría, pero… Ya sabe, no quiero que ella se ponga celosa… - Contestó Beckett señalándola con la cabeza, mientras esbozaba una sonrisa torcida. Ella se puso colorada.
- Ya, ya… Sí, juventud… Es tan bonito ver dos personas jóvenes, y se nota tanto cuando están enamoradas... En fin, mejor nos vamos, ¿no? Tranquila, que te lo traeré de vuelta – Soltó la señora, al tiempo que le guiñaba un ojo a Beckett, dejando a Castle con una sonrisa de oreja a oreja mientras la acompañaba al ascensor y a Beckett con cara de póker mientras asimilaba lo que acababa de escuchar.
---
Cuando Castle volvió no tuvieron tiempo de hablar de nada puesto que Lanie les convocó en el depósito.
Cuando llegaron, por consideración había guardado el cuerpo de la niña, ya que sabía que a Beckett le afectaba bastante. En su lugar, Lanie les enseñó las rosas.
- Al final resulta que son rosas artificiales. Dan el pego como auténticas, tienen el mismo tacto, olor, todo. Pero son falsas, y da la casualidad de que tienen una inscripción diminuta en el tallo que indica la tienda a la que pertenecen. Las tres a la misma tienda. Hace esquina en la 37 – Directa, no había mucho más que decir.
---
Caslte y Beckett se dirigieron rápidamente a la floristería que Lanie les había indicado. Una vez allí le enseñaron al dependiente las fotos de las tres víctimas. El hombre no estaba seguro, veía a demasiada gente al día como para acordarse de tres caras concretas, pero sí recordaba un pequeño detalle que le llamó la atención.
- Hará dos o tres días se plantó un hombre delante de la tienda con unos papeles. Recogía firmas para no sé qué causa, y no lo sé porque no entró aquí a pedir firmas ni una sola vez. Se limitaba a quedarse fuera esperando que la gente saliera y les pedía que firmasen. Me llamó la atención ya no por eso, porque es normal, sino porque sólo le pedía firmas a la gente que salía con rosas…
Detective y escritor se miraron. Estaba claro, era su hombre.
- ¿Recuerda su cara?
- No, lo siento, pero siempre iba con gafas de sol, gorros y demás, nunca llegué a verle la cara...
- De acuerdo, muchas gracias – Se despidió Beckett al tiempo que salían de la tienda.
Una vez en el coche, empezaron las teorías.
- Osea que se queda fuera de la floristería pidiendo firmas, pero solo le pide a los que salen con rosas. Eso reduce su campo de búsqueda. Además, si firman tienen que poner el nombre completo y la firma, con lo que ya les tiene localizados, con una simple guía telefónica puede saber exactamente dónde viven…
- Así – Continuó Castle – se permite el lujo de dejarles marchar. ¡Puede ir a por ellos cuando quiera! Cuando cree conveniente, va a sus casas, les mata, les mete en su coche y les deja en mitad de la calle.
- Y para rematar, como burla, les deja encima del cuerpo el medio con el que les ha podido encontrar… Es como una forma de decir…
- …que él tiene el poder.
- Exacto. Cree que él va por delante, y se permite el lujo de lucirse, de decirnos indirectamente cómo lo ha hecho, cómo les ha localizado, porque cree que por nuestra cuenta nunca lo habríamos averiguado… Entonces, la muñeca de la niña tiene que ser lo mismo…
Beckett suspiró, y siguieron el resto del camino en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.
---
Cuando llegaron a comisaría, una sorpresa esperaba a Beckett sentada en su mesa.
- ¡Papá! ¿Pero qué haces aquí? – Dijo, mientras corría a abrazarlo.
- ¡Hija, cuánto tiempo! Tenía ganas de verte, y como he tenido que volver a la ciudad a por unas cosas, he decidido sacar un momento para venir a saludarte. ¡Pero mírate, qué guapa estás! Me encanta como te queda el pelo, así ondulado… Siempre te dije que estás más guapa así que cuando te lo cortas…
Beckett se rió y volvió a abrazarlo. Echaba tanto de menos a su padre en muchas ocasiones… Le encantaba tenerle allí.
- Papá, déjame que te presente. Este es Richard Castle – dijo, señalando a Castle, el cual se había apartado respetuosamente para dejar intimidad a padre e hija.
- Es un placer conocerle – dijo el escritor, acercándose y dándole la mano cordialmente al padre de su musa.
- No, el placer es mío chico. – Dijo, sonriente. – Un momento… Castle… ¿No es el de esos libros que tanto te gustaban, Katie? ¡Sí, claro que es él! No me habías dicho que ese escritor era el mismo que te seguía a todas partes… ¡Menuda coincidencia!
Beckett carraspeó, nerviosa. No le gustaba nada el rumbo que estaba tomando la conversación. Su padre tendía a no saber cuándo callarse en algunos momentos, y le daba la sensación de que ese era uno de esos momentos…
- Sí, bueno, Castle ya sabe que he leído alguno de sus libros, pero…
- ¿Cómo que algunos? ¡Todos, más bien! Aun recuerdo cuando aquella vez hiciste cola durante horas para que te firmara un libro… - Empezó él, poniendo la típica cara de padre añorando momentos de sus hijos.
- Papá por favor… - Suplicó Kate, pero ya era demasiado tarde. Castle lo había escuchado, y ahora ya nada podía impedir que sacara toda la información sobre eso como le fuera posible.
- Vaya, no sabía nada de eso… Osea que durante horas, ¿eh? – Dijo Castle, mientras miraba a Kate con una sonrisa de suficiencia en el rostro, que se hizo aun más amplia a medida que ella se iba poniendo colorada y miraba para otra parte.
- Sí, lo recuerdo perfectamente. Era uno de tus libros de Derick Storm, y esta señorita se empeñó en hacer cola durante horas para que se lo firmaras. ¡No hubo quien le quitara esa idea de la cabeza, a pesar de que ese día hacía un frío de mil demonios! Pero al final lo consiguió, y cuando volvió a casa tenía una sonrisa en la cara… - Recordó, riéndose.
Castle miró fijamente a Beckett, la cual miraba a cualquier parte que no fuera él. Quería que se la tragase la tierra.
- Bueno, que yo solo pasaba a saludar, tengo que irme que mi taxi me espera…
El hombre se levantó y dio un último abrazo a su hija.
- Ten mucho cuidado Katie, ¿eh?
- Siempre lo tengo papá, no te preocupes. Cuídate.
Se dirigió a Castle y le tendió la mano de nuevo. Castle se la estrechó y le sonrió.
- Cuida mucho de mi hija – Le dijo.
- Tranquilo, no hace falta ni decirlo – Contestó Castle – Conmigo está en buenas manos, se lo aseguro.
Beckett puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír. Sí. Él cuidaba de ella, siempre.
Cuando el hombre se hubo ido, Becket, que le había despedido en las puertas del ascensor, se giró lentamente sabiendo lo que se le venía encima.
- Con que horas de cola para que te firmara el libro…
La sonrisa de Castle no podía ser más sincera y a la vez seductora, y Beckett supo de antemano que él ya había ganado.
Como siempre, espero de corazón que os guste, y si no entendéis algo de la trama me lo preguntáis porque igual me ha quedado algo lioso, aunque he intentado explicarlo todo bien
SI TE PIERDO
Capítulo 5
Castle y Beckett llegaron a comisaría y él se fue directo a la máquina de café. Ella se sentó en su sitio viendo como se alejaba y no pudo evitar dejar escapar una sonrisa, a pesar de todo. Le encantaba que siempre le llevara el café, lo adoraba, aunque jamás lo admitiría delante de nadie más (pero que nadie se atreviera a quitarle su café…).
Cuando llegó le dejó su café delante y se sentó en su sitio de siempre.
- Bueeeeno… ¿Por dónde empezamos? – Dijo él.
- No tengo ni idea Castle… ¡Es que no tengo nada con lo que empezar! – Contestó Beckett, con todo de exasperación – Ryan y Espósito siguen investigando posibles relaciones entre las tres primeras víctimas, Lanie está analizando los cuatro cuerpos por si se le pasó algo la primera vez, también están analizando la carta por si hubiera alguna huella por pura casualidad, y bueno, por mi parte no tengo ni idea de quién podría hacer esto “por mí”, así que mientras no tengan resultados no… no puedo hacer nada.
Castle la miró, viendo como la impotencia se adueñaba de ella. Quería ayudarla, pero realmente no podía hacer absolutamente nada salvo quedarse ahí a esperar.
- ¿Y no encontraron nada mientras estábamos fuera?
- Solo hemos faltado un día Castle, sabes que las cosas no van tan rápido…
En ese momento, Ryan y Espósito se acercaron a su mesa.
- Por favor, decidme que tenéis algo – Suplico Beckett.
- Tenemos algo – Contestó Espósito, y Beckett les prestó toda su atención – Encontramos las carteras de las tres primeras víctimas en un cubo de basura un par de manzanas del lugar donde estaban los cuerpos y están intactas, no falta absolutamente nada, pero las estamos analizando por si hay huellas o marcas de sangre ya que no sabemos si se las quitó antes o después de matarlos. Además, hemos localizado a sus familias y están de camino.
- Bien, es algo por dónde empezar, avisadme cuando lleguen.
- Claro.
Los dos agentes se marcharon y dejaron solos a Castle y a Beckett. Esta se puso a analizar las fichas de los tres para tenerlas frescas cuando hablase con los familiares. Tener que decir a tres familias que un loco se ha llevado a un ser querido porque sí… Sin duda, la parte que más odiaba de su trabajo, junto cuando tenía que ver como soltaban a un asesino que tanto trabajo le había costado pillar.
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Tras casi una hora, Beckett estaba en la puerta del ascensor despidiendo a la última familia. Se sentía fatal, había sido una hora de escuchar preguntas a las que no tenía ninguna respuesta, y no podía parar de repetirse mentalmente que si no fuera por ella esas personas no tendrían que lamentar la pérdida de un ser querido.
Tratando de alejar esos pensamientos de su mente una vez más se dirigió a su mesa, donde Castle, Ryan y Espósito esperaban a las novedades. Sin más, fue directa al grano.
- Las tres víctimas habían regalado flores a sus parejas ese mismo día.
Los dos detectives y el escritor se la quedaron mirando casi creyendo que se había vuelto loca. Castle fue el primero que se acordó del pequeño detalle…
- ¡Y los tres tenían rosas encima del cuerpo cuando los encontraron! Osea que… el asesino de algún modo sabía que iban a comprar las flores para alguien…
- Más que saber… - Le cortó Beckett, antes de que empezara a formular alguna teoría descabellada – lo más seguro es que estuviera cerca de la floristería donde las compraron y les eligiera ahí mismo, es lo único que tiene sentido.
- Pero sí que llegaron a entregar las flores, ¿no? – Dijo Ryan – Eso no cuadra, si el asesino les eligió cuando salían de comprarlas, ¿cómo es que llegaron a dárselas? Si dejaba que se fueran, perdía la oportunidad de volver a encontrarles…
- Eso es verdad… Sería demasiada casualidad que volviera a encontrarse con los tres en la calle. Algo se nos está escapando… - Dijo Beckett, sentándose en su mesa y mirando su pizarra, que estaba prácticamente vacía a excepción de las cuatro fotos de las víctimas. Evitó mirar la de la niña.
- Por cierto chicos, ¿sacasteis algo más de la llamada de ayer? – Quiso saber Castle. Beckett les miró: se le había olvidado por completo preguntar sobre eso.
- Conseguimos una dirección, pero cuando miramos a qué zona pertenecía daba en mitad de un descampado. No sabemos cómo lo ha hecho, tiene que tener acceso al material adecuado para cambiar la localización de un teléfono… - Explicó Espósito.
- Estamos también tras eso. Estamos esperando que algunos de los “proveedores” de materiales de ese tipo que tenemos fichados nos aclare algo sobre quién les ha pedido material últimamente, pero aun no tenemos nada – Terminó Ryan.
- Vale chicos, muchas gracias – Les dijo Beckett, y ambos se alejaron tras asentir.
Justo en ese momento a Ryan le sonó el teléfono, y tras una breve charla colgó y dio media vuelta, dirigiéndose de nuevo a la mesa de Beckett, que le miró confundida al igual que Castle y Espósito, que fue tras él.
- Me acaba de llamar una de los testigos del primer asesinato. Dice que tiene algo que contarnos y que en 10 minutos estará aquí. ¿Te la mando? – Dijo, emocionado por tener más novedades.
- Claro, por supuesto, yo me encargo – Contestó Beckett, feliz de poder hacer algo por fin.
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Cuando la mujer llegó, Beckett se sorprendió. No era para nada como se la había imaginado. Se trataba de una anciana de unos setenta y pocos años y pelo canoso que caminaba cojeando y con un bastón. Cuando fue hacia ella y la miró de cerca, pudo comprobar que tenía una de las miradas más bondadosas que había visto nunca.
- Señora Martins, muchísimas gracias por venir, de verdad. La acompañamos hasta la sala – Dijo Beckett, agarrando a la anciana del brazo para ayudarla a caminar.
Cuando llegaron y se sentaron, comenzó con las preguntas.
- Y bien, mi compañero me ha dicho que tiene algo que contarnos acerca del asesinato de ayer – Empezó Beckett. Castle, como siempre, estaba sentado a su lado.
- Si, si… Verán, no lo dije ayer cuando aquel joven me preguntó porque estaba demasiado aturdida por lo que había visto, ni lo tenía claro tan siquiera, pero esta mañana mientras preparaba la comida para mi gato me di cuenta y pensé ¡Demonios! Tengo que ir a contárselo a estos buenos señores, quién sabe si servirá de algo…
- Y nosotros se lo agradecemos, estamos seguros de que será de gran ayuda.
- El caso es que ayer por la mañana estaba paseando por la plaza como todos los días, para mejorar la circulación de las piernas, ¿saben? Caminar es realmente bueno, no sé por qué la gente se empeña en ir siempre en coche y en autobús… ¡Para algo el señor nos ha dado dos piernas!...
Castle y Beckett se miraron a la vez, y pensando seguramente lo mismo: esa iba a ser una entrevista muy larga…
- … pero en bicicleta sí que no puedo, aunque sean muy sanas. Bueno, que me voy del tema. El caso es que estaba yo paseando como ya les he dicho y en esto vi un coche acercarse bastante rápido. No le di mucha importancia porque ya saben que en Nueva York la gente está medio loca y conducen como si estuvieran en una carrera, pero cuando vi como se paraba cerca de donde yo estaba me quedé mirando, ya que ahí que yo sepa solo paran autobuses, no coches. Pues estaba yo mirando a ver si era que le pasaba algo al conductor o a alguien cuando vi como después de un rato abrían una de las puertas y salía un hombre vestido todo todo de negro, con la cabeza tapada por una capucha, ¡con guantes y todo!, y tiraba los tres cuerpos al suelo, como si fueran basura, ¿se imagina?
Beckett abrió los ojos como platos. ¡¿Qué no sabía si iba a ser de utilidad?! ¡Pero si había visto al asesino!
- Lo que más me impresionó fue que cuando cayeron los cuerpos al suelo, al momento empezó a mancharse todo de sangre. Era como si con el golpe se hubieran roto por debajo… En esto, cuando estaba a punto de salir de allí, el hombre levantó la cabeza justo para donde estaba yo. Me asusté y al momento me di la vuelta, y no volví a girarme hasta que no escuché como se iba el coche. Entonces miré y vi que encima de los pobrecitos había tres flores… Y ahí empezaron los gritos.
Castle y Beckett permanecieron en silencio unos segundos, asimilando todo lo que acababan de escuchar. Sin duda sí era de gran ayuda. Beckett ni le preguntó si recordaba algo más, obviamente la mujer les había contado todo lo que había visto, e incluso detalles que no les incumbían.
- Muchísimas gracias señora Martins, de verdad – Dijo Beckett mientras se levantaba, seguida de Castle.
- No hay de qué joven, una hace lo que puede.
- La acompaño fuera.
- Yo preferiría que me acompañara el muchacho… Ya sabe, pocas veces una tiene la oportunidad de ir acompañada de chicos jóvenes y guapos.
Castle formó una “O” con la boca y Beckett contuvo una carcajada mientras le miraba.
- ¿Puedes acompañar a la señora Martins fuera? – Le dijo, tratando de que su tono no demostrara lo mucho que le estaba gustando esa situación.
- Claro, sin problema. Venga conmigo – Contestó él, mientras la tomaba del brazo.
La señora Martins le miró de cerca y entonces pareció darse cuenta de algo.
- ¡OH! – Dijo, y Castle pegó un salto, a la vez que Beckett levantaba de golpe la cabeza de los papeles donde se había escondido para que no la vieran reírse- ¡Es usted Richard Castle, el escritor!
- Esto… sí, soy yo – Contestó él, sorprendido de que esa anciana le hubiera reconocido.
Sin embargo, más sorprendido se quedó aun por lo que la mujer hizo a continuación: levantó el bastón que la ayudaba a caminar y le propinó a Castle un golpe con el en el brazo, haciendo que este alucinara y que Becker se aguantara otra vez la risa.
- ¿¡No le da vergüenza?! – Dijo la anciana, al tiempo que le daba otro golpe con el bastón.
- ¡Pues… pues… eh! Si me dice qué es… lo que debería darme vergüenza, igual… - Tartamudeó Castle como pudo.
- Mira que escribir una escena tan sueltecita en su libro… ¡Debería pensárselo antes! Para las mujeres que ya no tenemos esas oportunidades es como enseñarnos lo que la edad nos ha quitado… ¡Ni mi marido, que en paz descanse, me hizo nunca el amor de esa manera!
Beckett ya no pudo contener la risa, y Castle se le unió. Ya le caía bien esa mujer.
- Bueno, quizá le ayude cuando encuentre a otra persona especial y quiera… innovar en las artes amatorias – Propuso Castle, y Beckett se quedó a cuadros. ¿Cómo se le ocurría a Castle decirle eso? Ya no tenía respeto ni por la tercera edad, "aunque la señora esté medio loca…"
Sin embargo a la mujer le hizo bastante gracia el comentario.
- ¡Ay, hijo! Qué más quisiera, pero a mi edad esas cosas ya no pasan… Pero siempre puedes acompañarme tú, a ver si recuerdo viejos tiempos…
“¡Vaya con la señora…!” Pensó Becket, entre alucinada y divertida.
- Oh, me encantaría, pero… Ya sabe, no quiero que ella se ponga celosa… - Contestó Beckett señalándola con la cabeza, mientras esbozaba una sonrisa torcida. Ella se puso colorada.
- Ya, ya… Sí, juventud… Es tan bonito ver dos personas jóvenes, y se nota tanto cuando están enamoradas... En fin, mejor nos vamos, ¿no? Tranquila, que te lo traeré de vuelta – Soltó la señora, al tiempo que le guiñaba un ojo a Beckett, dejando a Castle con una sonrisa de oreja a oreja mientras la acompañaba al ascensor y a Beckett con cara de póker mientras asimilaba lo que acababa de escuchar.
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Cuando Castle volvió no tuvieron tiempo de hablar de nada puesto que Lanie les convocó en el depósito.
Cuando llegaron, por consideración había guardado el cuerpo de la niña, ya que sabía que a Beckett le afectaba bastante. En su lugar, Lanie les enseñó las rosas.
- Al final resulta que son rosas artificiales. Dan el pego como auténticas, tienen el mismo tacto, olor, todo. Pero son falsas, y da la casualidad de que tienen una inscripción diminuta en el tallo que indica la tienda a la que pertenecen. Las tres a la misma tienda. Hace esquina en la 37 – Directa, no había mucho más que decir.
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Caslte y Beckett se dirigieron rápidamente a la floristería que Lanie les había indicado. Una vez allí le enseñaron al dependiente las fotos de las tres víctimas. El hombre no estaba seguro, veía a demasiada gente al día como para acordarse de tres caras concretas, pero sí recordaba un pequeño detalle que le llamó la atención.
- Hará dos o tres días se plantó un hombre delante de la tienda con unos papeles. Recogía firmas para no sé qué causa, y no lo sé porque no entró aquí a pedir firmas ni una sola vez. Se limitaba a quedarse fuera esperando que la gente saliera y les pedía que firmasen. Me llamó la atención ya no por eso, porque es normal, sino porque sólo le pedía firmas a la gente que salía con rosas…
Detective y escritor se miraron. Estaba claro, era su hombre.
- ¿Recuerda su cara?
- No, lo siento, pero siempre iba con gafas de sol, gorros y demás, nunca llegué a verle la cara...
- De acuerdo, muchas gracias – Se despidió Beckett al tiempo que salían de la tienda.
Una vez en el coche, empezaron las teorías.
- Osea que se queda fuera de la floristería pidiendo firmas, pero solo le pide a los que salen con rosas. Eso reduce su campo de búsqueda. Además, si firman tienen que poner el nombre completo y la firma, con lo que ya les tiene localizados, con una simple guía telefónica puede saber exactamente dónde viven…
- Así – Continuó Castle – se permite el lujo de dejarles marchar. ¡Puede ir a por ellos cuando quiera! Cuando cree conveniente, va a sus casas, les mata, les mete en su coche y les deja en mitad de la calle.
- Y para rematar, como burla, les deja encima del cuerpo el medio con el que les ha podido encontrar… Es como una forma de decir…
- …que él tiene el poder.
- Exacto. Cree que él va por delante, y se permite el lujo de lucirse, de decirnos indirectamente cómo lo ha hecho, cómo les ha localizado, porque cree que por nuestra cuenta nunca lo habríamos averiguado… Entonces, la muñeca de la niña tiene que ser lo mismo…
Beckett suspiró, y siguieron el resto del camino en silencio, cada uno sumido en sus propios pensamientos.
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Cuando llegaron a comisaría, una sorpresa esperaba a Beckett sentada en su mesa.
- ¡Papá! ¿Pero qué haces aquí? – Dijo, mientras corría a abrazarlo.
- ¡Hija, cuánto tiempo! Tenía ganas de verte, y como he tenido que volver a la ciudad a por unas cosas, he decidido sacar un momento para venir a saludarte. ¡Pero mírate, qué guapa estás! Me encanta como te queda el pelo, así ondulado… Siempre te dije que estás más guapa así que cuando te lo cortas…
Beckett se rió y volvió a abrazarlo. Echaba tanto de menos a su padre en muchas ocasiones… Le encantaba tenerle allí.
- Papá, déjame que te presente. Este es Richard Castle – dijo, señalando a Castle, el cual se había apartado respetuosamente para dejar intimidad a padre e hija.
- Es un placer conocerle – dijo el escritor, acercándose y dándole la mano cordialmente al padre de su musa.
- No, el placer es mío chico. – Dijo, sonriente. – Un momento… Castle… ¿No es el de esos libros que tanto te gustaban, Katie? ¡Sí, claro que es él! No me habías dicho que ese escritor era el mismo que te seguía a todas partes… ¡Menuda coincidencia!
Beckett carraspeó, nerviosa. No le gustaba nada el rumbo que estaba tomando la conversación. Su padre tendía a no saber cuándo callarse en algunos momentos, y le daba la sensación de que ese era uno de esos momentos…
- Sí, bueno, Castle ya sabe que he leído alguno de sus libros, pero…
- ¿Cómo que algunos? ¡Todos, más bien! Aun recuerdo cuando aquella vez hiciste cola durante horas para que te firmara un libro… - Empezó él, poniendo la típica cara de padre añorando momentos de sus hijos.
- Papá por favor… - Suplicó Kate, pero ya era demasiado tarde. Castle lo había escuchado, y ahora ya nada podía impedir que sacara toda la información sobre eso como le fuera posible.
- Vaya, no sabía nada de eso… Osea que durante horas, ¿eh? – Dijo Castle, mientras miraba a Kate con una sonrisa de suficiencia en el rostro, que se hizo aun más amplia a medida que ella se iba poniendo colorada y miraba para otra parte.
- Sí, lo recuerdo perfectamente. Era uno de tus libros de Derick Storm, y esta señorita se empeñó en hacer cola durante horas para que se lo firmaras. ¡No hubo quien le quitara esa idea de la cabeza, a pesar de que ese día hacía un frío de mil demonios! Pero al final lo consiguió, y cuando volvió a casa tenía una sonrisa en la cara… - Recordó, riéndose.
Castle miró fijamente a Beckett, la cual miraba a cualquier parte que no fuera él. Quería que se la tragase la tierra.
- Bueno, que yo solo pasaba a saludar, tengo que irme que mi taxi me espera…
El hombre se levantó y dio un último abrazo a su hija.
- Ten mucho cuidado Katie, ¿eh?
- Siempre lo tengo papá, no te preocupes. Cuídate.
Se dirigió a Castle y le tendió la mano de nuevo. Castle se la estrechó y le sonrió.
- Cuida mucho de mi hija – Le dijo.
- Tranquilo, no hace falta ni decirlo – Contestó Castle – Conmigo está en buenas manos, se lo aseguro.
Beckett puso los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír. Sí. Él cuidaba de ella, siempre.
Cuando el hombre se hubo ido, Becket, que le había despedido en las puertas del ascensor, se giró lentamente sabiendo lo que se le venía encima.
- Con que horas de cola para que te firmara el libro…
La sonrisa de Castle no podía ser más sincera y a la vez seductora, y Beckett supo de antemano que él ya había ganado.
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
AHAHAHAHAHAAAAAAAHHHHHHHHHAAAAAAAHHHHHHHHAAAAAAAAHHHHHHAHAHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHAhahAHAH
jo, no se si escribir una H o una A...
A-LU-CI-NAN-TE!!!!!!!! no digo mas...
jo, no se si escribir una H o una A...
A-LU-CI-NAN-TE!!!!!!!! no digo mas...
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
que pasada de capitulo!!!!! como han dicho arriba a-lu-ci-nan-te
xonika- As del póker
- Mensajes : 474
Fecha de inscripción : 13/08/2010
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
WOW!!!!!!! OMG!!! ajjaja
y ame lo imagino y beckett con una gran cara de TIERRA TRAGAME!! xd
y castle alli con la sonrisa i el padre sin darse cuenta !! ajajjajaj
continua plis!
y ame lo imagino y beckett con una gran cara de TIERRA TRAGAME!! xd
y castle alli con la sonrisa i el padre sin darse cuenta !! ajajjajaj
continua plis!
casbeck2- Moderador
- Mensajes : 2724
Fecha de inscripción : 06/12/2010
Edad : 29
Localización : Santa monica
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Hable contigo y fue un placer cuídate ese resfrío vale? para que sigas subiendo tus capítulos
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
QUEE FINALLLLL !!!!!!!!!!!!
NO SABIA DONDE METERSEEEEE!!!
NO SABIA DONDE METERSEEEEE!!!
vicky_heat- Moderador
- Mensajes : 1485
Fecha de inscripción : 23/07/2010
Edad : 30
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
Sigue asi que esto se pone muy interesante!!!
errauskine- Autor de best-seller
- Mensajes : 966
Fecha de inscripción : 02/11/2010
Localización : Bizkaia
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
¡Que interesante! No te puedes ni imaginar las ganas que tengo de ver en la serie ese momento en el que se descubre que Kate es superfan de Castle, y que hizo cola para tener su autógrafo. Ojalá y en el capítulo que él va a su casa vea todo sus libros y cotillee justo es que está dedicado. Sería genial.
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Si Te Pierdo - Capítulo 12 (07/11/11)
esta muy bien!! me encanta!! sigue que esta muy interesante
Si Te Pierdo - Capítulo 6
Bueeeeeeno xD Sé que hace milenios y más que no actualizo, y entenderé que haya perdido algunos lectores =( Pero es que estos días estoy que no puedo más, ha sido un cambio demasiado brusco para mí el tema de exámenes de Bachiller a exámenes de la Uni, y teniendo en cuenta que parece que estoy en Medicina por toda la Biología que tengo, y que vengo de letras... imagináos como lo estoy pasando xD Pero bueno, el caso es que no pensaba actualizar hasta el día 10, cuando acabara los exámenes, pero me ha dado por volver a leerme todo lo que llevo escrito y me han entrado ganas de escribir, así que me he puesto con el Capítulo 6! =) Espero que os siga gustando, y a ver si cuando acabe con los exámenes puedo actualizar más a menudo, que igual que a mí me gusta leer prontito vuestros fics yo también debo actualizar prontito! ^^
Muchas gracias a todos los que me leeis a pesar de mi tardanza, os quiero!! =P
- Con que horas de cola para que te firmara el libro…
La sonrisa de Castle no podía ser más sincera y a la vez seductora, y Beckett supo de antemano que él ya había ganado.
Beckett caminó despacio hacia su mesa, donde Castle no había despegado los ojos de ella ni un solo momento. Cuando llegó se sentó, tratando de parecer indiferente, pero le temblaban las manos. Había intentado por todos los medios que Castle no se enterara de hasta qué punto le admiraba como escritor, pero ahora había quedado al descubierto y sabía que no se libraría tan fácilmente de tener que contarle hasta el más mínimo detalle. Decidió que lo mejor era quitarle importancia, a ver si así perdía interés...
- ¿Qué? Ya sabías que había leído tus libros, ¿no? No sé de qué te sorprendes ahora... Tengo decenas de libros en mi casa, Castle...
Castle de inmediato le captó el truco. Trataba de evitar el tema quítandole importancia, pero... ¿¡Una hora de cola para que ÉL le firmara un libro A ELLA!? Eso, definitivamente, tenía mucha importancia.
- No te hagas la listilla, detective. Lo que no me puedo creer es que no me acuerde de eso... Quiero decir, entonces aquella vez en la fiesta del último de Derrik Storm no fue la primera vez que te ví... ¡Debería haberme dado cuenta!
- Bueno, Castle... Si no recuerdo mal, en esa fila la gran mayoría eran mujeres. No me sorprende que te cueste distinguir a unas de otras, así que no esperaba que te acordaras de mí. Además, fue hace mucho tiempo...
- No - Castle negó con la cabeza - Estoy convencido de que ese día había tomado algo. Es imposible que te viera y no me acordara de tu cara - Sentenció, y la mirada que le echó a Beckett hizo que a ella le saltara el corazón del pecho, pero a la vez sonrió ante el tono empleado por él, pues parecía realmente enfadado por no poder acordarse de la primera vez que la vio.
Fuera empezaba a oscurecer. Entre visitas a escenarios del crimen e interrogatorios se les había pasado todo el día, y la gran mayoría de la gente se había ido ya a sus casas, por lo que la comisaría estaba casi vacía y no había nadiea alrededor de su mesa. Beckett, sin embargo, se sentía atrapada.
Suspiró, derrotada. Castle sonrió, sabiéndose triunfador, y Beckett juraría que había dado un pequeño saltito, lo que le pareció adorable. Espera un momento... ¿¡adorable!?. Kate se reprendió a sí misma por sus propios pensamientos.
El escritor movió su silla más cerca de ella, esperando que empezara a hablar. Beckett se quedó mirándole unos segundos, mientras miles de recuerdos pasaban veloces por su cabeza. No sabía cómo empezar, ni siquiera sabía si realmente lo que podía contar interesaría al hombre que tenía delante. Sin embargo, él estaba esperando a cualquier cosa que ella tuviera que decir, así que simplemente empezó a hablar.
- Cuando mi madre murió, pasé mucho tiempo sin pisar la calle. Simplemente sentía que no había nada allí afuera que mereciera ser visto. Me quedaba encerrada en casa, tumbada en la cama, y ni siquiera hacía caso a mis amigos cuando me llamaban al móvil o se pasaban un buen rato golpeando la puerta y llamándome. No estaba para nadie. Al final dejaron de ir o de llamarme. Mi padre... bueno, ya sabes, tampoco lo estaba pasando bien, así que me quedé sola. Cuando finalmente un día sentí que ya no podía más, decidí salir a dar una vuelta, despejarme... Y sin saber cómo acabé delante de una librería. Siempre me había apasionado la lectura, y a mi madre también, así que entré. Y lo primero que vi fue una estantería llena de tus libros. Me llamaron la atención, así que cogí uno y la sinopsis me gustó tanto que lo compré. Me pasé toda la noche leyéndolo. Durante horas no sentí el dolor y la ansiedad que me habían acompañado desde la muerte de mi madre. Se habían ido. Estaba sumergida en el mundo que habías creado en ese libro, parecía que estaba hecho justo para mí, para ayudarme a escapar. Al día siguiente volví a la librería y me compré otro. No sabría decirte cuánto tardé, pero creo que al final tenía todos los libros que habías escrito. De alguna manera lo que ocurría en esos libros, esos casos, me ayudaban a sobrellevar mi propio caso, y me hacían confiar en que algún día yo también obtendría esa misma justicia. Me tranquilizaba. ¿Sabes? Creo que alguno de esos momentos, alguno de esos libros, fue lo que me llevó a decidir que quería ser policía. Poco a poco volví a ver la luz y me recuperé, tan bien como pude, pero siempre tuve la sensación de que no lo había hecho sola. Por eso me pasé una hora de cola para que me firmaras un libro, Castle. Te debo muchas cosas.
Castle se había quedado hipnotizado escuchándola hablar. No podía creer lo que ahora sabía, jamás se hubiera imaginado que sus libros la habían ayudado tanto, que gracias a ellos había salido más fácilmente del pozo en el que se había caído tras la muerte de su madre, y que gracias a lo qué él mismo había escrito estaba ahora ahí, en esa comisaría.
Ella esperaba que él dijera algo. Al principio le había costado empezar, pero una vez lo había hecho las palabras le habían salido solas. Se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que necesitaba decírselo, darle las gracias por todo. Aún cuando no se conocían, él había cuidado de ella, guiándola y no dejándola caer en la oscuridad.
Castle levantó una mano, tratando de que no le temblara demasiado, y acarició con infinita dulzura la cara de Kate. Ella cerró los ojos en un acto reflejo y él se quedó así, con la mano en su mejilla, observando y memorizando cada uno de sus rasgos. Poco a poco, se acercó a su oído y le susurró:
- Tú no me debes nada. Mis libros... son todos para ti, Kate. Cada palabra. Aún cuando no te conocía, ya eran para ti.
Ella se estremeció con el sonido de su voz y su respiración tan cerca. Una lágrima le recorrió la mejilla, pero no se molestó en limpiársela. Estaba bien, como si se hubiera liberado de un peso que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Él se alejó y ella abrió los ojos, mirándole. Se sentían más cerca el uno del otro de lo que habían estado nunca.
Entonces algo ocurrió. Kate sintió de repente como si una fuerza magnética la atrajera hacia el hombre que tenía delante. Poco a poco se acercó a el, y ahora fue ella la que le acarició la mejilla. Castle se sorprendió, aquella caricia había enviado a su cuerpo una descarga eléctrica.
- Siempre has estado conmigo... - Murmuró ella, mientras se acercaba más a él.
- Y siempre estaré contigo - Juró él, acabando con la distancia que los separaba.
Sus respiraciones de entremezclaban, ella había cerrado los ojos y sus labios estaban a punto de encontrarse, ansiosos, por primera vez.
Se habían olvidado por completo del resto del mundo, por lo que no fueron conscientes de cuando la puerta del ascensor se abrió detrás de ellos, pero una voz los sobresaltó, haciendo que se separaran rápidamente, sin haber llegado a juntarse en ese beso tan esperado.
- Kate...
Muchas gracias a todos los que me leeis a pesar de mi tardanza, os quiero!! =P
SI TE PIERDO
Capítulo 6
Capítulo 6
- Con que horas de cola para que te firmara el libro…
La sonrisa de Castle no podía ser más sincera y a la vez seductora, y Beckett supo de antemano que él ya había ganado.
Beckett caminó despacio hacia su mesa, donde Castle no había despegado los ojos de ella ni un solo momento. Cuando llegó se sentó, tratando de parecer indiferente, pero le temblaban las manos. Había intentado por todos los medios que Castle no se enterara de hasta qué punto le admiraba como escritor, pero ahora había quedado al descubierto y sabía que no se libraría tan fácilmente de tener que contarle hasta el más mínimo detalle. Decidió que lo mejor era quitarle importancia, a ver si así perdía interés...
- ¿Qué? Ya sabías que había leído tus libros, ¿no? No sé de qué te sorprendes ahora... Tengo decenas de libros en mi casa, Castle...
Castle de inmediato le captó el truco. Trataba de evitar el tema quítandole importancia, pero... ¿¡Una hora de cola para que ÉL le firmara un libro A ELLA!? Eso, definitivamente, tenía mucha importancia.
- No te hagas la listilla, detective. Lo que no me puedo creer es que no me acuerde de eso... Quiero decir, entonces aquella vez en la fiesta del último de Derrik Storm no fue la primera vez que te ví... ¡Debería haberme dado cuenta!
- Bueno, Castle... Si no recuerdo mal, en esa fila la gran mayoría eran mujeres. No me sorprende que te cueste distinguir a unas de otras, así que no esperaba que te acordaras de mí. Además, fue hace mucho tiempo...
- No - Castle negó con la cabeza - Estoy convencido de que ese día había tomado algo. Es imposible que te viera y no me acordara de tu cara - Sentenció, y la mirada que le echó a Beckett hizo que a ella le saltara el corazón del pecho, pero a la vez sonrió ante el tono empleado por él, pues parecía realmente enfadado por no poder acordarse de la primera vez que la vio.
Fuera empezaba a oscurecer. Entre visitas a escenarios del crimen e interrogatorios se les había pasado todo el día, y la gran mayoría de la gente se había ido ya a sus casas, por lo que la comisaría estaba casi vacía y no había nadiea alrededor de su mesa. Beckett, sin embargo, se sentía atrapada.
Suspiró, derrotada. Castle sonrió, sabiéndose triunfador, y Beckett juraría que había dado un pequeño saltito, lo que le pareció adorable. Espera un momento... ¿¡adorable!?. Kate se reprendió a sí misma por sus propios pensamientos.
El escritor movió su silla más cerca de ella, esperando que empezara a hablar. Beckett se quedó mirándole unos segundos, mientras miles de recuerdos pasaban veloces por su cabeza. No sabía cómo empezar, ni siquiera sabía si realmente lo que podía contar interesaría al hombre que tenía delante. Sin embargo, él estaba esperando a cualquier cosa que ella tuviera que decir, así que simplemente empezó a hablar.
- Cuando mi madre murió, pasé mucho tiempo sin pisar la calle. Simplemente sentía que no había nada allí afuera que mereciera ser visto. Me quedaba encerrada en casa, tumbada en la cama, y ni siquiera hacía caso a mis amigos cuando me llamaban al móvil o se pasaban un buen rato golpeando la puerta y llamándome. No estaba para nadie. Al final dejaron de ir o de llamarme. Mi padre... bueno, ya sabes, tampoco lo estaba pasando bien, así que me quedé sola. Cuando finalmente un día sentí que ya no podía más, decidí salir a dar una vuelta, despejarme... Y sin saber cómo acabé delante de una librería. Siempre me había apasionado la lectura, y a mi madre también, así que entré. Y lo primero que vi fue una estantería llena de tus libros. Me llamaron la atención, así que cogí uno y la sinopsis me gustó tanto que lo compré. Me pasé toda la noche leyéndolo. Durante horas no sentí el dolor y la ansiedad que me habían acompañado desde la muerte de mi madre. Se habían ido. Estaba sumergida en el mundo que habías creado en ese libro, parecía que estaba hecho justo para mí, para ayudarme a escapar. Al día siguiente volví a la librería y me compré otro. No sabría decirte cuánto tardé, pero creo que al final tenía todos los libros que habías escrito. De alguna manera lo que ocurría en esos libros, esos casos, me ayudaban a sobrellevar mi propio caso, y me hacían confiar en que algún día yo también obtendría esa misma justicia. Me tranquilizaba. ¿Sabes? Creo que alguno de esos momentos, alguno de esos libros, fue lo que me llevó a decidir que quería ser policía. Poco a poco volví a ver la luz y me recuperé, tan bien como pude, pero siempre tuve la sensación de que no lo había hecho sola. Por eso me pasé una hora de cola para que me firmaras un libro, Castle. Te debo muchas cosas.
Castle se había quedado hipnotizado escuchándola hablar. No podía creer lo que ahora sabía, jamás se hubiera imaginado que sus libros la habían ayudado tanto, que gracias a ellos había salido más fácilmente del pozo en el que se había caído tras la muerte de su madre, y que gracias a lo qué él mismo había escrito estaba ahora ahí, en esa comisaría.
Ella esperaba que él dijera algo. Al principio le había costado empezar, pero una vez lo había hecho las palabras le habían salido solas. Se dio cuenta de que hacía mucho tiempo que necesitaba decírselo, darle las gracias por todo. Aún cuando no se conocían, él había cuidado de ella, guiándola y no dejándola caer en la oscuridad.
Castle levantó una mano, tratando de que no le temblara demasiado, y acarició con infinita dulzura la cara de Kate. Ella cerró los ojos en un acto reflejo y él se quedó así, con la mano en su mejilla, observando y memorizando cada uno de sus rasgos. Poco a poco, se acercó a su oído y le susurró:
- Tú no me debes nada. Mis libros... son todos para ti, Kate. Cada palabra. Aún cuando no te conocía, ya eran para ti.
Ella se estremeció con el sonido de su voz y su respiración tan cerca. Una lágrima le recorrió la mejilla, pero no se molestó en limpiársela. Estaba bien, como si se hubiera liberado de un peso que ni siquiera sabía que estaba ahí.
Él se alejó y ella abrió los ojos, mirándole. Se sentían más cerca el uno del otro de lo que habían estado nunca.
Entonces algo ocurrió. Kate sintió de repente como si una fuerza magnética la atrajera hacia el hombre que tenía delante. Poco a poco se acercó a el, y ahora fue ella la que le acarició la mejilla. Castle se sorprendió, aquella caricia había enviado a su cuerpo una descarga eléctrica.
- Siempre has estado conmigo... - Murmuró ella, mientras se acercaba más a él.
- Y siempre estaré contigo - Juró él, acabando con la distancia que los separaba.
Sus respiraciones de entremezclaban, ella había cerrado los ojos y sus labios estaban a punto de encontrarse, ansiosos, por primera vez.
Se habían olvidado por completo del resto del mundo, por lo que no fueron conscientes de cuando la puerta del ascensor se abrió detrás de ellos, pero una voz los sobresaltó, haciendo que se separaran rápidamente, sin haber llegado a juntarse en ese beso tan esperado.
- Kate...
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