(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
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Ruth Maria
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Por diosss Actualiza mas a menudo.
Me va a dar un infarto
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nick_otina- Escritor novato
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
:affr:affraid: ya ha pasado un mes y siete dias desde la ultima actualizacion,se que es complicado a veces que las musas lleguen ,..pero por favooooooorrrrrrrrrrr actualizaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Antes que nada, miles de gracias por los comentarios a Ruth Maria; Alba_caskett; Claritacastillo; nick_otina y a BRIGITTEALWAYSBELIEVE. Ahora a lo urgente: acá les dejo el nuevo capi. Perdón por la demora y gracias por la enorme paciencia. Espero que les guste!!!
Capítulo XIX
Castle salió por la ventana y descendió como tiro por las escaleras de emergencia. En un principio pensó en irse de inmediato, pero algo en su interior le impidió arrancar su auto y permaneció dentro durante varios minutos. En su cabeza solo había lugar para recordar el increíble momento que acababa de interrumpir Royce ¿Cómo podía estar de novia con él? ¿Cómo podía ser que hubiese aparecido justo esta noche? - se preguntaba en un brote de celos, que por supuesto, nunca le confesaría a Beckett. Hubiese deseado poder concluir lo que había empezado, pero la suerte no estaba de su lado esa noche, pese a que le costaba aceptarlo. Tanto había esperado por volver a tenerla en sus brazos que aun se resistía a la idea de que esta velada la terminase con Mike en lugar de él.
La oportunidad había sido perfecta y probablemente no habría otra igual. La forma en la que se habían dado las cosas era inverosímil, habían pasado de ser Nikki Heat y Jameson Rook a ser nuevamente Kate Beckett y Rick Castle en segundos y de ahí en adelante ninguno de los había podido disimular por más tiempo las ganas que se tenían el uno al otro.
El escritor no se había resignado aun a perder esa oportunidad, a pesar que le había dicho al irse que esto se había acabado. No lo sentía así en absoluto. Nada había terminado y él lo sabía. La caja de Pandora estaba abierta y ya no había vuelta atrás.
Una sombra masculina salió del palier del edificio de Kate, sobresaltando al escritor, quien se hallaba inmerso en sus pensamientos. Castle observó con atención como se dirigía lentamente hacia la moto que estaba estacionada en la puerta. No tardó demasiado en ponerla en marcha y salir en dirección al auto. Al escritor ya no le quedaba duda: Michel Royce era el hombre que desaparecía con su moto en la oscura calle.
No había estado adentro ni diez minutos. Lo había despachado en un santiamén, vaya a saber con qué pretexto.
Eso no importaba, lo que si importaba era la nueva oportunidad que se le presentaba a Castle para cerrar la noche como ambos se merecían después de tanto tiempo y en lo único que podía pensar era en encontrar una excusa para volver al departamento de la joven.
-¡El sombrero!- se dijo con una enorme sonrisa al verse en el retrovisor del auto. El haberse olvidado el fungi sobre la heladera le venía como anillo al dedo, teniendo la excusa perfecta para regresar.
Ahora solo le restaba pensar cómo es que regresaría. Llamarla por teléfono o presentarse en su puerta parecía ser lo más lógico. La primera opción quedaba descartada por no tener su número agendado en su celular; y con la segunda opción se arriesgaba a que la joven le entregase el sombrero sin darle oportunidad de entrar. No sabía qué era lo que sentía en este momento Kate y suponía que el haberla dejado pensar en lo que estaban haciendo le jugaría en contra. Después de todo, ambos sabían que terminar juntos esa noche era una verdadera locura, pero eso no le importaba. Estaba loco, cierto, completamente loco por ella, como siempre lo había estado y como al parecer, nunca más podría dejar de estarlo.
***
UNOS MINUTOS ANTES…
-¡¿Qué diablos haces aquí, Mike?! ¿Estás loco?
-¡Loco por verte! ¡Te extrañé tanto!- respondió besando y abrazando a la joven en cuanto le permitió entrar.– ¿Estuviste bebiendo?- preguntó Royce al sentir el sabor a alcohol en su boca.
-Necesitaba un trago. Día complicado…- explicó escuetamente.
-Entiendo ¿Me convidas uno? Así podemos charlar de tu día…- sugirió mientras ingresaba al departamento.
-No creo que sea buena idea. No debiste venir y lo sabes, si alguien te ve aquí arriesgarás toda la operación.
-¿Y quién va a enterarse? ¡Más de media ciudad está sin luz!
-Sí, pero no sabemos cuándo puede regresar y eso lo hace muy peligroso.
-Será más divertido si hay peligro…- aseguró Mike mientras la tomaba por la cintura atrayéndola hacia él. –Me moría de ganas de verte ¿No me extrañaste ni un poquito?
-Sí, claro…sólo que aun estoy sorprendida por tu visita…- explicó rápidamente intentando disimular. Si había algo que no había hecho en este último tiempo había sido extrañarlo.
-Podrás mostrarme todo lo que me extrañaste mientras nos tomamos unas copas ¿Tienes hielo?
-Una cubitera llena…- soltó con frustración recordando el acalorado momento que acababa de vivir con el escritor. –… pero no puedes quedarte y lo sabes muy bien. Si lo haces no sólo pondrás en riesgo la operación, si no también mi vida y la de Ryan.
-No lograré convencerte de quedarme unos minutos ¿Verdad?
-No. Además, me estaba por dar una ducha. Tuve un día agobiante… Pronto terminará todo esto y te compensaré ¡Te lo prometo!
-De acuerdo, me iré por donde vine. Y aunque me muera de ganas de quedarme contigo, sé que tienes razón. Lo último que quiero es arriesgar tu vida ¡Adiós preciosa!- dijo antes de darle un beso y desaparecer por la puerta.
Beckett cerró con llave y giró quedando apoyada de espaldas a la puerta. Llenó de aire sus pulmones y resopló largamente. Todo había pasado tan rápido que no le había dado tiempo a asimilarlo. Su cabeza, en este instante era un verdadero caos.
Necesitaba ducharse de inmediato. Todavía podía sentir a Castle en su piel, como si se hubiese tatuado en ella y debía quitárselo cuanto antes si quería aclarar sus ideas esa noche. No podría apagar su cabeza si no lograba apagar el fuego que había reavivado el escritor en su cuerpo. Abrió la ducha y mientras se desvestía recordaba toda la secuencia que había protagonizado con Rick, provocando un nuevo ascenso en su temperatura corporal. Sacudió su cabeza desvaneciendo sus lujuriosos pensamientos y se metió en la ducha, fría por su puesto, ya que entre el calor de la noche sumado a su propio calor, le habrían impedido bajar la temperatura de su piel con un baño caliente.
Mientras el agua refrescaba su cuerpo, meditaba sobre cómo había llegado a ese punto con el escritor y que era lo que pretendía él con todo eso ¿Un polvo y nada más? Por la forma en la que se había marchado, era lo más probable. Y eso hubiese sido lo más sensato, ya que para ser honesta, nada tendría que haber sucedido entre ellos. Lo que menos necesitaba en ese momento era una distracción y Castle había resultado ser más que una distracción, su talón de Aquiles. Lo había descubierto en el preciso instante en que lo tuvo a escasos centímetros de su oído preguntándole si quería que la desnude y ella no había logrado resistirse por más de diez segundos.
-¿Qué es lo que tiene ese desgraciado que no puedo evitar prenderme fuego cada vez que me toca?- se preguntaba frente al espejo mientras se desenredaba su largo cabello, luego de haberse colocado una tanga y su corta bata de raso blanca como única vestimenta.
Cuando salió del baño, no tenía ni pizca de sueño. Se encontraba más serena, pero dudaba poder conciliar el sueño y prefería estar sentada en la cocina antes que dar vueltas en su cama por lo que pensó que sería un buen momento para escuchar la grabación que contenía la tarjeta de memoria guardada en su bolso. Concentrarse en el trabajo le haría olvidar por un rato el episodio con Castle, pero primero necesitaba beber algo. Buscó un vaso en la alacena para llenarlo con agua fresca, si es que todavía la jarra aguantaba el frio de la heladera. Al acercarse su mirada se posó sobre el sombrero que descansaba sobre el refrigerador. No se había percatado que se lo había olvidado. Tuvo suerte de que Mike no lo viese cuando entró, de lo contrario tendría que haber inventado unas cuantas explicaciones.
Mientras bebía el agua meditaba sobre el sombrero, que ahora giraba en sus manos. Podía olerse el perfume de su shampoo al acercarlo.
¿Podría haberlo dejado intencionalmente para regresar a buscarlo?- pensó por un instante. -¡Imposible! Me dejó bien en claro que esto estaba terminado. Además, sabiendo que Royce podría estar aquí ni siquiera lo hubiese intentado…- se dijo a sí misma mientras devolvía el sombrero donde estaba. -Lo mejor será decirle mañana que se lo olvidó. Eso sí, debo ser discreta si no quiero que nadie se entere de que estuvo aquí.- analizó rápidamente, pero no estaba del todo convencida, por lo que meditó durante unos segundos sobre la situación: No podía llevarle el sombreo al bar, sólo avisarle que se lo había olvidado (aunque para estas alturas ya debería estar enterado), debiendo esperar a que lo pase a buscar; así que ¿Porqué no llamarlo ahora y avisarle por teléfono evitando levantar cualquier sospecha en el trabajo? Después de todo, lo más sensato era comunicarse con él y arreglar como devolvérselo. Al menos de eso trataba de convencerse, sabiendo que la verdadera razón era tenerlo en frente otra vez esa noche y terminar lo que habían empezado; o mejor dicho a empezarlo de una vez por todas. Al parecer, ni siquiera el trabajo podía lograr que el escritor desapareciese de su cabeza unos instantes, ya que no pudo pensar un minuto más sobre la grabación desde el momento que había divisado el sombrero.
No perdió más tiempo y buscó su celular. En pocos segundos el teléfono del escritor comenzaba a sonar.
-Hola. –respondió Castle rápidamente.
-Soy yo. Olvidaste tu sombrero en mi casa ¿Cómo te lo devuelvo?
-¡Vaya! ¡Parece que tu noche fue más corta de lo esperada! ¿Tu novio se fue temprano?
- ¿De qué diablos estás hablando?
-Que si estuviese Royce en tu casa no me estarías llamando ¿O me equivoco?
-¡Eso no te incumbe! ¿Quieres tu sombrero de vuelta, sí o no?
-Sí y lo quiero ahora. Así que… ¿sugerencias?
-Puedo alcanzártelo donde tú me digas o…
-Espera un momento…
-¡Hola! ¿Estás ahí?... preguntó intrigada al no escuchar su voz por unos segundos.
-Aquí… En tu ventana.- respondió asomándose con una sonrisa, sobresaltando a la joven.
-¡¿Qué estás haciendo?! ¡No te dije que podías venir a buscarlo!- le reprochó mientras se cerraba más la bata.
-Hubiese regresado de todas formas. Por cierto, no tienes que cubrirte por mí. Me encantas semidesnuda- respondió acercándose hasta donde estaba ella.
-Tu sombrero está arriba del refrigerador.- indicó algo nerviosa.
-No vine a buscar mi sombrero. Tengo de sobra.
-¿Y a que viniste Castle? - increpó sin dejar de mirarlo a los ojos.
-Vine a terminar lo que habíamos empezado.- afirmó con seguridad aproximándose lentamente hacia ella
Durante el transcurso de esa noche, Beckett había intentado más de una vez comportarse como una verdadera policía, enfocándose únicamente en su trabajo, pero no lo había conseguido en absoluto. En cambio, sucumbía sin remedio a la inmensa locura de dejarse llevar por sus deseos irrefrenables de acostarse con él, y ahora estando tan cerca de su boca, sabía que absolutamente nada de este mundo podría evitarlo.
-¿Terminar? Tú y yo ni siquiera empezamos…- dijo un segundo antes tomarle el rostro con ambas manos para besarlo con esas ganas que la consumían.
Había deseado su regreso prácticamente desde que había cruzado la ventana para irse y ahora lo tenía nuevamente para disfrutarlo sin interrupciones. Sus manos rodearon la cintura del escritor para aferrarse a su camisa, tirándola hacia afuera de su pantalón. Rápidamente, sus dedos se dirigieron hasta sus botones a desabrocharlos con urgencia.
-¿Ahora si se me permite tocar?- preguntó Beckett con una sonrisa al separarse de sus labios.
-Todo lo que quieras.- respondió él antes de besar su cuello, al mismo tiempo que desanudaba su bata y de inmediato posaba sus manos en su cintura atrayéndola para pegarla a su cuerpo, piel contra piel.
Y así, sin poder dejar de besarse y mucho menos de acariciarse, fueron llegando hasta la habitación.
Inmediatamente después de entrar le sacó la bata y antes de dejarla caer al suelo, el escritor tomó el cordel de la prenda entrelazándolo en sus dedos mientras que con su otra mano la guiaba hacia el lecho sin dejar de besarla. Cuando se dejaron caer sobre el colchón, ella quedó sobre él unos instantes, aunque rápidamente giró quedando sobre ella. Con una enorme sonrisa miró el respaldo de la cama diciendo: -¡Me encantan los barrotes!
-Si tanto te gustan, puedo ponerte tras las rejas unos días…- respondió divertida antes de atrapar sus labios con su boca.
-Mmm… Así que te gustaría esposarme ¿Verdad? ¡Vaya que eres traviesa! Pero, sabes que no me refería a una jaula sino a los barrotes de tu cama, mi morbo se enciende de sólo pensar en ellos…- explicó mientras que descendía a besos por su pecho.
-Puedo esposarte a la cama en un segundo…- sugirió sonriente sin dejar de mirarlo.
-Tengo pensado algo mejor.- aseguró al mismo tiempo que se incorporaba tomando sus brazos con suavidad acariciándolos despacio y acercándolos entre si hasta juntarlos.
-¡¿Qué estás haciendo?!- preguntó sorprendida al verlo con el lazo blanco en sus manos.
-Regalándote la mejor noche de tu vida.
-¡Vaya modestia! ¿Tan seguro estás de ti mismo?- curioseó divertida. En verdad estaba intrigada.
-¡Por supuesto! ¿Crees poder soportarlo?
-¡Pruébame!- desafió ofreciéndole sus muñecas. Castle las envolvió firmemente con el cordel de raso, pero sin apretar demasiado. Luego, ató el otro extremo a uno de los barrotes del respaldo, dejándola completamente a su merced.
-¡Ahora eres toda mía!- susurró sonriendo con malicia, al mismo tiempo que sus labios recorrían su cuello en dirección a uno de sus lóbulos para atraparlo suavemente con sus dientes, mientras sus manos se perdían disfrutando de sus senos. Un delicioso escalofrío recorrió el cuerpo de la joven, erizando sus pezones como respuesta a sus caricias, que junto con un leve gemido que brotaba involuntario de su garganta invitaban a Castle a continuar su recorrido.
Su boca ahora descendía por su clavícula dejando un camino de besos por su piel, electrizando cada centímetro por el que pasaba. Ella respiraba profundo intentando calmar su respiración, la cual se agitaba ante cada latido de su corazón que galopaba cada vez más violento, mientras la lengua del escritor giraba alrededor de sus pezones, alternando con suaves y deliciosos mordiscos que la enloquecían segundo a segundo. El escritor se entretuvo largo rato con sus perfectas tetas, disfrutándolas a pleno y cuidando cada mínimo detalle, combinando sus labios con su lengua y sus dedos, mordisqueando, sobando y apretando sus erguidos botones, logrando llevarla al paraíso. La respiración de la joven se encontraba a estas alturas, completamente agitada y sin poder controlarla, indicio que Castle percibió de inmediato advirtiendo que ya estaba lista para que continuase su exquisito recorrido por su cuerpo.
Lentamente descendió por su vientre a besos, deteniéndose a pocos centímetros de su diminuta tanga. La prenda estaba visiblemente húmeda, cosa que lo deleitó profundamente sintiéndose satisfecho por su gran trabajo previo. Ahora debía continuar con su sesión de placer y el próximo paso fue tomar sus piernas y flexionarlas delante de él, luego besó la parte interna de sus muslos al mismo tiempo que los acariciaba con lentitud. Su boca se acercó lentamente a su vulva, aun cubierta con la trusa, al momento que sus dedos separaban la prenda levemente de su piel, dejándole un pequeño espacio para introducir su lengua. Estaba deseoso de saborearla hasta el fin, pero le había prometido hacerle pasar la mejor noche de su vida y no lo iba a estropear con su ansiedad, por lo que sólo daría una pequeña probada al delicioso néctar que brotaba de su ser.
Con la punta de su lengua, recorrió los delicados pliegues de su húmeda cavidad, lentamente, pero con firmeza, provocando que las piernas de ella se tensaran de forma involuntaria intentando cerrarse alrededor de su cabeza, como queriendo atraparlo para siempre, pero los fuertes brazos del escritor se lo impedían, abriéndolas suavemente. Los gemidos, que en un principio había intentado reprimir la joven con algo de pudor, ya no tenían freno y brotaban libres cada vez que el escritor colaba su lengua dentro de la deliciosa abertura, combinándola ahora con sus dedos que comenzaban a jugar con su delicado botón de placer, levemente abultado por el estupendo estímulo que estaba recibiendo.
-¡Dios… Rick! ¡Eres… increíble!- susurró Kate aferrándose fuertemente a los barrotes donde estaba atada mientras disfrutaba de su primer orgasmo.
Había intentado zafarse más de una vez de sus ataduras, queriendo tocarlo, besarlo, morderlo y excitarlo con locura, para devolverle las atenciones que le estaba brindando con excelsa maestría. Pero por ahora, solo le tocaba disfrutar del increíble momento de placer que estaba transitando.
Habiendo logrado su primer cometido, el escritor le quitó finalmente la tanga, dejándola completamente desnuda ante sus ojos. Enseguida se quitó lo que quedaba de su ropa y se acercó a su boca para besarla con la misma pasión con la que la había besado la primera vez. Sus manos volvieron a jugar con sus pezones al mismo tiempo que su boca recorría su cuello en dirección al lóbulo de la oreja, al cual mordió con suavidad antes de susurrar en su oído:
-¿Quieres más?
-¡Absolutamente!- respondió sin pensar.
-¿Qué es lo que quieres?- preguntó con una sonrisa.
-A ti… dentro de mí.- aseguró entre jadeos disfrutando de los escalofríos que le provocaban los besos, mordiscos y susurros que Rick esparcía por su largo cuello.
-No te haré esperar…- afirmó al momento que dos de sus dedos se abrían paso penetrándola con delicadeza y su pulgar jugaba en círculos sobre su clítoris, muy suavemente, sabiendo que ahora estaba más sensible que antes.
-Desátame…- pidió la joven.
-Aun no.- dijo con una sonrisa maliciosa, mientras abría un preservativo que había sacado de su pantalón unos segundos antes de desvestirse. Inmediatamente después, se arrodilló entre sus piernas, abriéndolas con caricias y la penetró muy lento, hasta estar completamente dentro de ella y poco a poco comenzó un movimiento de vaivén, que se aceleraba a medida que su respiración se agitaba. Nuevamente, sus pulgares jugaban con su clítoris entre cada envestida, y los gemidos de la joven brotaban de sus labios al compás de los movimientos del escritor. Estaba a punto caramelo, entrando en un nuevo orgasmo que se manifestaba con los movimientos involuntarios de sus piernas intentando cerrarse sobre el cuerpo de Castle. Él no podía más que excitarse hasta la locura al escuchar los gemidos que brotaban de la garganta de ella y debía concentrarse terriblemente para no dejarse llevar por la ansiedad.
Quería llevarla hasta lo más alto, hacerla gozar de forma inigualable, conducirla a un placer que únicamente él podía provocar en ella; haciéndole entender que nunca nadie le haría sentir lo mismo y condenarla así a pertenecerle para siempre. Pero debía tranquilizarse o su propia excitación lo estropearía todo. Y no le resultaba nada fácil; tantas veces había soñado volver a tenerla en sus brazos, que todavía le resultaba imposible haberlo logrado.
Sin dejar de moverse, se acercó a su boca para besarla ardientemente, como respuesta la joven atrapó sus labios inmediatamente después de morderlo con suavidad.
-Suéltame… Necesito tocarte…- suplicó al separar su boca de la de él.
Si hacerla esperar, soltó sus manos de inmediato. Beckett rodeó su cuello con sus brazos atrayéndolo hasta ella y volvieron a besarse. La manos libres de la joven descendían por su fornido cuerpo, deseosas de acariciar toda su piel, mientras la envestidas eran cada vez más intensas. Ahora su boca besaba el cuello del escritor hasta llegar a su oreja.
-Mi turno…- dijo la joven con una sonrisa, al momento que se incorporaba sentándose a horcajadas del apuesto escritor, quien la abrazó fuertemente pegándola a su cuerpo. Los labios de la joven recorrieron su cuello hasta llegar al lóbulo, el cual mordió con suavidad mientras jugaba con su lengua, arrancándole al escritor un ronco gemido entrecortado.
-Eres delicioso.- susurró a su oído, al mismo tiempo que sus caderas se movían lentamente, acompañadas por las manos de él, que parecían no querer soltarla nunca más.
-Me vuelves loco… - confesó antes de besarla con desesperación. Al separarse, la joven mordió con suavidad el labio inferior de su escritor favorito y luego sonriendo con malicia dijo: -Todavía no he terminado…
Sus movimientos comenzaron a hacerse más y más intensos y sus gemidos se mezclaron hasta complementarse a la perfección. Ambos estaban gozando con la misma intensidad, disfrutándose a pleno en cada caricia, en cada roce. Habían esperado tanto tiempo por estar así nuevamente, que pretendían hacerlo durar por siempre, pero sus cuerpos, envueltos en las llamas de la lujuria, sugerían que no podrían resistir mucho más.
-Kate… no puedo aguantar más… -avisó en tono de súplica.
Ella entendió a la perfección y sin demora cabalgó sobre él sin piedad, completamente extasiada, disfrutando del placer compartido al llegar juntos a la cima del goce.
Quedaron tendidos boca arriba sobre el lecho, completamente exhaustos, envueltos en un manto de paz y tranquilidad, propio de la satisfacción que produce despojarse de todo pensamiento ajeno a lo que acababan de protagonizar.
Permanecieron unos minutos uno al lado del otro en silencio, recobrando el aliento, hasta que finalmente Castle habló:
-¿Y ahora, qué?
-Ahora necesito una ducha.- respondió ella sentándose en la cama.
-No me refería a eso…
-Lo sé y no puedo responderte en este momento.- dijo al levantarse.
-En algún momento tendremos que hablar de esto, Kate.- aseguró al tomarla suavemente de la mano impidiendo que se vaya.
-Estoy al tanto, pero preferiría no arruinar la estupenda noche que tuvimos.- explicó antes de besarlo dulcemente y previo a dirigirse al cuarto de baño.
Castle torció su boca en señal de fastidio mientras la observaba desaparecer en el baño. No le había gustado posponer la charla, aunque no sabía realmente que era lo que quería escuchar. O mejor dicho: sí sabía que era lo que quería escuchar, lo que no sabía era si Beckett estaba dispuesta a decírselo. Podía imaginar que era lo que sí le diría: que todo había sido un gran error, que era poco profesional y que nunca más debería pasar nada entre ellos; y seguramente, en todo tenía razón, pero él no quería aceptar eso.
***
Beckett se metió bajo el agua de inmediato. Había escapado de la incómoda conversación, pero sabía que tarde o temprano debía enfrentar la situación. Y si quería responderle a Rick, primero necesitaba responderse ella misma la pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Cómo seguiría esto después de lo que había pasado esa noche?, y la respuesta más sensata habría sido: “seguir como si esa noche no hubiese existido”, aunque sabía muy bien que eso era imposible. No podía de ninguna manera borrar todas las sensaciones que la atravesaban en ese momento.
-¡Joder! ¡Qué buen polvo!- se dijo a sí misma, mientras el agua refrescaba su cuerpo.
También se preguntaba le pensaría Castle al respecto. Hubiese dado cualquier cosa por poder meterse dentro de su cabeza y saber cuáles eran sus pensamientos en esos momentos. Todo había sido una locura, algo totalmente irresponsable y probablemente un tremendo error, sin embargo había sido verdaderamente memorable y estaba segura que en eso coincidían, pero también sabía que de los dos, ella cargaba con la peor parte.
Desde dónde se lo viese, estaba mal. Mirándolo desde el lado profesional, se había comportado de forma negligente; nunca debió intimar con una de las personas que supuestamente investiga, salvo que el capitán le hubiese indicado lo contrario y ciertamente, no lo había hecho. Ahora, viéndolo desde el lado personal, la había cagado de verdad. Había engañado a su pareja después de habérselo sacado de encima en menos de cinco minutos cuando le cayó de sorpresa y recién ahora la culpa y el remordimiento le estaban pasando factura, pero ni siquiera había pensado un segundo en Mike, ni antes ni después que apareciese en su puerta. ¿Cómo podía haberle sido infiel a Royce? Nunca se imaginó que podía llegar a hacerle eso al hombre que la acompañó durante los peores momentos de su vida y con el único que había durado tanto. Su relación con Mike no era del todo normal, pero así todo estuvo junto a él mucho tiempo, por lo que era la relación más seria que había tenido la joven en años. Tan en seria, que incluso hablaron de vivir juntos, solo que no se habían puesto de acuerdo en quien se cambiaría a la casa del otro. Sí, así de seria estaba su relación. Sin embargo, lo había engañado y casi sin ningún remordimiento.
-Nada de esto tendría que haber ocurrido y eso mismo le diré a Castle en cuanto salga.- se dijo a si misma al cerrar la ducha.
Luego de secarse, se envolvió en la toalla y salió a enfrentar al escritor, pero para su sorpresa se encontraba desmayado en su cama, profundamente dormido. No quiso despertarlo, después de todo, se merecía un buen descanso, por lo que decidió posponer la charla hasta la mañana siguiente.
Se recostó a su lado y se lo quedó observando. La tenue luz de las velas bañaba de sombras su fornido cuerpo, descubriendo las pequeñas cicatrices que marcaban su espalda producto del naufragio.
No podía más que compadecerse por todo lo que había pasado Castle en el tsunami. Había sobrevivido por pura casualidad, eso estaba claro, lo que no podía entender la joven aun, era el porqué se había alejado de toda su vida anterior después del accidente. Algo muy fuerte había sucedido en su vida, algo con lo que no había podido lidiar y no le quedó otra más que alejarse, huyendo de todo y de todos, convirtiéndose en otra persona completamente diferente a la que era. Debía descubrir que había pasado, a cualquier precio, ya que estaba convencida de que eso tenía estrecha relación con su amistad con Simmons. Algo ocultaba con respecto a su “supuesta hermandad” con el mafioso. Se le había metido esa idea en su cabeza y como buena policía que era tenía que descubrirlo a toda costa.
El cansancio terminó ganando a sus elucubraciones y finalmente sus ojos se cerraron, segundos antes de que el escritor se volteara en sueños para abrazarla.
A la mañana siguiente el sol que entraba por la ventana, despertó a la joven. Castle no se encontraba a su lado y el departamento estaba completamente en silencio. Se levantó de inmediato buscando al escritor, pero éste se había marchado. Estaba claro que no tenía intención de hablar de lo sucedido la noche anterior, de lo contrario se hubiese quedado, por lo menos a desayunar con ella.
Necesitaba una taza de café urgente. También debía concentrarse en su trabajo y escuchar la grabación de la tarjeta de memoria, pero primero el café.
Luego de preparar la cafetera, buscó su portátil y la encendió, después fue a su cartera a buscar la memoria. Revisó una vez el bolsillo interno donde la había guardado, pero nada se encontraba ahí. Vació íntegramente el bolso buscando en cada recoveco, en cada pliegue de tela la minúscula tarjeta. No estaba en ningún lado. Inmediatamente, la cara del escritor se le dibujó en la cabeza y una larga serie de insultos salieron de su boca:
-¡Maldito hijo de puta! ¡¿Cómo pudiste caer tan bajo, Castle?! ¡¿Y cómo pude ser tan estúpida de creer que venias por mí?!- se decía a sí misma mientras se agarraba la cabeza con desesperación.
Sin perder un segundo más agarró su teléfono y marcó el número de Rick. Del otro lado una voz femenina algo robótica le informaba que el teléfono al que estaba llamando se encontraba apagado o fuera del área de cobertura.
-¡En cuanto te agarre, te mato!- le dijo al aparato como si estuviese hablándole al escritor.
Estaba indignada por sobre todas las cosas, pero también sorprendida y muy dolida por la forma en la que se había comportado con ella. Su propia irresponsabilidad había puesto en jaque a toda la operación, arriesgando no solo su vida, sino también la de Ryan y todo por un polvo. Había confiado en Castle y éste la había traicionado de una forma cruel y eso difícilmente se lo perdonaría.
CONTINUARÁ…
Bueno gente, ojalá que les haya gustado y que la tardanza haya valido la pena, jajajaja. Ya saben que espero sus comentarios, críticas y sugerencias, como siempre. Hasta la próxima y nos leemos pronto!!!
Capítulo XIX
Castle salió por la ventana y descendió como tiro por las escaleras de emergencia. En un principio pensó en irse de inmediato, pero algo en su interior le impidió arrancar su auto y permaneció dentro durante varios minutos. En su cabeza solo había lugar para recordar el increíble momento que acababa de interrumpir Royce ¿Cómo podía estar de novia con él? ¿Cómo podía ser que hubiese aparecido justo esta noche? - se preguntaba en un brote de celos, que por supuesto, nunca le confesaría a Beckett. Hubiese deseado poder concluir lo que había empezado, pero la suerte no estaba de su lado esa noche, pese a que le costaba aceptarlo. Tanto había esperado por volver a tenerla en sus brazos que aun se resistía a la idea de que esta velada la terminase con Mike en lugar de él.
La oportunidad había sido perfecta y probablemente no habría otra igual. La forma en la que se habían dado las cosas era inverosímil, habían pasado de ser Nikki Heat y Jameson Rook a ser nuevamente Kate Beckett y Rick Castle en segundos y de ahí en adelante ninguno de los había podido disimular por más tiempo las ganas que se tenían el uno al otro.
El escritor no se había resignado aun a perder esa oportunidad, a pesar que le había dicho al irse que esto se había acabado. No lo sentía así en absoluto. Nada había terminado y él lo sabía. La caja de Pandora estaba abierta y ya no había vuelta atrás.
Una sombra masculina salió del palier del edificio de Kate, sobresaltando al escritor, quien se hallaba inmerso en sus pensamientos. Castle observó con atención como se dirigía lentamente hacia la moto que estaba estacionada en la puerta. No tardó demasiado en ponerla en marcha y salir en dirección al auto. Al escritor ya no le quedaba duda: Michel Royce era el hombre que desaparecía con su moto en la oscura calle.
No había estado adentro ni diez minutos. Lo había despachado en un santiamén, vaya a saber con qué pretexto.
Eso no importaba, lo que si importaba era la nueva oportunidad que se le presentaba a Castle para cerrar la noche como ambos se merecían después de tanto tiempo y en lo único que podía pensar era en encontrar una excusa para volver al departamento de la joven.
-¡El sombrero!- se dijo con una enorme sonrisa al verse en el retrovisor del auto. El haberse olvidado el fungi sobre la heladera le venía como anillo al dedo, teniendo la excusa perfecta para regresar.
Ahora solo le restaba pensar cómo es que regresaría. Llamarla por teléfono o presentarse en su puerta parecía ser lo más lógico. La primera opción quedaba descartada por no tener su número agendado en su celular; y con la segunda opción se arriesgaba a que la joven le entregase el sombrero sin darle oportunidad de entrar. No sabía qué era lo que sentía en este momento Kate y suponía que el haberla dejado pensar en lo que estaban haciendo le jugaría en contra. Después de todo, ambos sabían que terminar juntos esa noche era una verdadera locura, pero eso no le importaba. Estaba loco, cierto, completamente loco por ella, como siempre lo había estado y como al parecer, nunca más podría dejar de estarlo.
***
UNOS MINUTOS ANTES…
-¡¿Qué diablos haces aquí, Mike?! ¿Estás loco?
-¡Loco por verte! ¡Te extrañé tanto!- respondió besando y abrazando a la joven en cuanto le permitió entrar.– ¿Estuviste bebiendo?- preguntó Royce al sentir el sabor a alcohol en su boca.
-Necesitaba un trago. Día complicado…- explicó escuetamente.
-Entiendo ¿Me convidas uno? Así podemos charlar de tu día…- sugirió mientras ingresaba al departamento.
-No creo que sea buena idea. No debiste venir y lo sabes, si alguien te ve aquí arriesgarás toda la operación.
-¿Y quién va a enterarse? ¡Más de media ciudad está sin luz!
-Sí, pero no sabemos cuándo puede regresar y eso lo hace muy peligroso.
-Será más divertido si hay peligro…- aseguró Mike mientras la tomaba por la cintura atrayéndola hacia él. –Me moría de ganas de verte ¿No me extrañaste ni un poquito?
-Sí, claro…sólo que aun estoy sorprendida por tu visita…- explicó rápidamente intentando disimular. Si había algo que no había hecho en este último tiempo había sido extrañarlo.
-Podrás mostrarme todo lo que me extrañaste mientras nos tomamos unas copas ¿Tienes hielo?
-Una cubitera llena…- soltó con frustración recordando el acalorado momento que acababa de vivir con el escritor. –… pero no puedes quedarte y lo sabes muy bien. Si lo haces no sólo pondrás en riesgo la operación, si no también mi vida y la de Ryan.
-No lograré convencerte de quedarme unos minutos ¿Verdad?
-No. Además, me estaba por dar una ducha. Tuve un día agobiante… Pronto terminará todo esto y te compensaré ¡Te lo prometo!
-De acuerdo, me iré por donde vine. Y aunque me muera de ganas de quedarme contigo, sé que tienes razón. Lo último que quiero es arriesgar tu vida ¡Adiós preciosa!- dijo antes de darle un beso y desaparecer por la puerta.
Beckett cerró con llave y giró quedando apoyada de espaldas a la puerta. Llenó de aire sus pulmones y resopló largamente. Todo había pasado tan rápido que no le había dado tiempo a asimilarlo. Su cabeza, en este instante era un verdadero caos.
Necesitaba ducharse de inmediato. Todavía podía sentir a Castle en su piel, como si se hubiese tatuado en ella y debía quitárselo cuanto antes si quería aclarar sus ideas esa noche. No podría apagar su cabeza si no lograba apagar el fuego que había reavivado el escritor en su cuerpo. Abrió la ducha y mientras se desvestía recordaba toda la secuencia que había protagonizado con Rick, provocando un nuevo ascenso en su temperatura corporal. Sacudió su cabeza desvaneciendo sus lujuriosos pensamientos y se metió en la ducha, fría por su puesto, ya que entre el calor de la noche sumado a su propio calor, le habrían impedido bajar la temperatura de su piel con un baño caliente.
Mientras el agua refrescaba su cuerpo, meditaba sobre cómo había llegado a ese punto con el escritor y que era lo que pretendía él con todo eso ¿Un polvo y nada más? Por la forma en la que se había marchado, era lo más probable. Y eso hubiese sido lo más sensato, ya que para ser honesta, nada tendría que haber sucedido entre ellos. Lo que menos necesitaba en ese momento era una distracción y Castle había resultado ser más que una distracción, su talón de Aquiles. Lo había descubierto en el preciso instante en que lo tuvo a escasos centímetros de su oído preguntándole si quería que la desnude y ella no había logrado resistirse por más de diez segundos.
-¿Qué es lo que tiene ese desgraciado que no puedo evitar prenderme fuego cada vez que me toca?- se preguntaba frente al espejo mientras se desenredaba su largo cabello, luego de haberse colocado una tanga y su corta bata de raso blanca como única vestimenta.
Cuando salió del baño, no tenía ni pizca de sueño. Se encontraba más serena, pero dudaba poder conciliar el sueño y prefería estar sentada en la cocina antes que dar vueltas en su cama por lo que pensó que sería un buen momento para escuchar la grabación que contenía la tarjeta de memoria guardada en su bolso. Concentrarse en el trabajo le haría olvidar por un rato el episodio con Castle, pero primero necesitaba beber algo. Buscó un vaso en la alacena para llenarlo con agua fresca, si es que todavía la jarra aguantaba el frio de la heladera. Al acercarse su mirada se posó sobre el sombrero que descansaba sobre el refrigerador. No se había percatado que se lo había olvidado. Tuvo suerte de que Mike no lo viese cuando entró, de lo contrario tendría que haber inventado unas cuantas explicaciones.
Mientras bebía el agua meditaba sobre el sombrero, que ahora giraba en sus manos. Podía olerse el perfume de su shampoo al acercarlo.
¿Podría haberlo dejado intencionalmente para regresar a buscarlo?- pensó por un instante. -¡Imposible! Me dejó bien en claro que esto estaba terminado. Además, sabiendo que Royce podría estar aquí ni siquiera lo hubiese intentado…- se dijo a sí misma mientras devolvía el sombrero donde estaba. -Lo mejor será decirle mañana que se lo olvidó. Eso sí, debo ser discreta si no quiero que nadie se entere de que estuvo aquí.- analizó rápidamente, pero no estaba del todo convencida, por lo que meditó durante unos segundos sobre la situación: No podía llevarle el sombreo al bar, sólo avisarle que se lo había olvidado (aunque para estas alturas ya debería estar enterado), debiendo esperar a que lo pase a buscar; así que ¿Porqué no llamarlo ahora y avisarle por teléfono evitando levantar cualquier sospecha en el trabajo? Después de todo, lo más sensato era comunicarse con él y arreglar como devolvérselo. Al menos de eso trataba de convencerse, sabiendo que la verdadera razón era tenerlo en frente otra vez esa noche y terminar lo que habían empezado; o mejor dicho a empezarlo de una vez por todas. Al parecer, ni siquiera el trabajo podía lograr que el escritor desapareciese de su cabeza unos instantes, ya que no pudo pensar un minuto más sobre la grabación desde el momento que había divisado el sombrero.
No perdió más tiempo y buscó su celular. En pocos segundos el teléfono del escritor comenzaba a sonar.
-Hola. –respondió Castle rápidamente.
-Soy yo. Olvidaste tu sombrero en mi casa ¿Cómo te lo devuelvo?
-¡Vaya! ¡Parece que tu noche fue más corta de lo esperada! ¿Tu novio se fue temprano?
- ¿De qué diablos estás hablando?
-Que si estuviese Royce en tu casa no me estarías llamando ¿O me equivoco?
-¡Eso no te incumbe! ¿Quieres tu sombrero de vuelta, sí o no?
-Sí y lo quiero ahora. Así que… ¿sugerencias?
-Puedo alcanzártelo donde tú me digas o…
-Espera un momento…
-¡Hola! ¿Estás ahí?... preguntó intrigada al no escuchar su voz por unos segundos.
-Aquí… En tu ventana.- respondió asomándose con una sonrisa, sobresaltando a la joven.
-¡¿Qué estás haciendo?! ¡No te dije que podías venir a buscarlo!- le reprochó mientras se cerraba más la bata.
-Hubiese regresado de todas formas. Por cierto, no tienes que cubrirte por mí. Me encantas semidesnuda- respondió acercándose hasta donde estaba ella.
-Tu sombrero está arriba del refrigerador.- indicó algo nerviosa.
-No vine a buscar mi sombrero. Tengo de sobra.
-¿Y a que viniste Castle? - increpó sin dejar de mirarlo a los ojos.
-Vine a terminar lo que habíamos empezado.- afirmó con seguridad aproximándose lentamente hacia ella
Durante el transcurso de esa noche, Beckett había intentado más de una vez comportarse como una verdadera policía, enfocándose únicamente en su trabajo, pero no lo había conseguido en absoluto. En cambio, sucumbía sin remedio a la inmensa locura de dejarse llevar por sus deseos irrefrenables de acostarse con él, y ahora estando tan cerca de su boca, sabía que absolutamente nada de este mundo podría evitarlo.
-¿Terminar? Tú y yo ni siquiera empezamos…- dijo un segundo antes tomarle el rostro con ambas manos para besarlo con esas ganas que la consumían.
Había deseado su regreso prácticamente desde que había cruzado la ventana para irse y ahora lo tenía nuevamente para disfrutarlo sin interrupciones. Sus manos rodearon la cintura del escritor para aferrarse a su camisa, tirándola hacia afuera de su pantalón. Rápidamente, sus dedos se dirigieron hasta sus botones a desabrocharlos con urgencia.
-¿Ahora si se me permite tocar?- preguntó Beckett con una sonrisa al separarse de sus labios.
-Todo lo que quieras.- respondió él antes de besar su cuello, al mismo tiempo que desanudaba su bata y de inmediato posaba sus manos en su cintura atrayéndola para pegarla a su cuerpo, piel contra piel.
Y así, sin poder dejar de besarse y mucho menos de acariciarse, fueron llegando hasta la habitación.
Inmediatamente después de entrar le sacó la bata y antes de dejarla caer al suelo, el escritor tomó el cordel de la prenda entrelazándolo en sus dedos mientras que con su otra mano la guiaba hacia el lecho sin dejar de besarla. Cuando se dejaron caer sobre el colchón, ella quedó sobre él unos instantes, aunque rápidamente giró quedando sobre ella. Con una enorme sonrisa miró el respaldo de la cama diciendo: -¡Me encantan los barrotes!
-Si tanto te gustan, puedo ponerte tras las rejas unos días…- respondió divertida antes de atrapar sus labios con su boca.
-Mmm… Así que te gustaría esposarme ¿Verdad? ¡Vaya que eres traviesa! Pero, sabes que no me refería a una jaula sino a los barrotes de tu cama, mi morbo se enciende de sólo pensar en ellos…- explicó mientras que descendía a besos por su pecho.
-Puedo esposarte a la cama en un segundo…- sugirió sonriente sin dejar de mirarlo.
-Tengo pensado algo mejor.- aseguró al mismo tiempo que se incorporaba tomando sus brazos con suavidad acariciándolos despacio y acercándolos entre si hasta juntarlos.
-¡¿Qué estás haciendo?!- preguntó sorprendida al verlo con el lazo blanco en sus manos.
-Regalándote la mejor noche de tu vida.
-¡Vaya modestia! ¿Tan seguro estás de ti mismo?- curioseó divertida. En verdad estaba intrigada.
-¡Por supuesto! ¿Crees poder soportarlo?
-¡Pruébame!- desafió ofreciéndole sus muñecas. Castle las envolvió firmemente con el cordel de raso, pero sin apretar demasiado. Luego, ató el otro extremo a uno de los barrotes del respaldo, dejándola completamente a su merced.
-¡Ahora eres toda mía!- susurró sonriendo con malicia, al mismo tiempo que sus labios recorrían su cuello en dirección a uno de sus lóbulos para atraparlo suavemente con sus dientes, mientras sus manos se perdían disfrutando de sus senos. Un delicioso escalofrío recorrió el cuerpo de la joven, erizando sus pezones como respuesta a sus caricias, que junto con un leve gemido que brotaba involuntario de su garganta invitaban a Castle a continuar su recorrido.
Su boca ahora descendía por su clavícula dejando un camino de besos por su piel, electrizando cada centímetro por el que pasaba. Ella respiraba profundo intentando calmar su respiración, la cual se agitaba ante cada latido de su corazón que galopaba cada vez más violento, mientras la lengua del escritor giraba alrededor de sus pezones, alternando con suaves y deliciosos mordiscos que la enloquecían segundo a segundo. El escritor se entretuvo largo rato con sus perfectas tetas, disfrutándolas a pleno y cuidando cada mínimo detalle, combinando sus labios con su lengua y sus dedos, mordisqueando, sobando y apretando sus erguidos botones, logrando llevarla al paraíso. La respiración de la joven se encontraba a estas alturas, completamente agitada y sin poder controlarla, indicio que Castle percibió de inmediato advirtiendo que ya estaba lista para que continuase su exquisito recorrido por su cuerpo.
Lentamente descendió por su vientre a besos, deteniéndose a pocos centímetros de su diminuta tanga. La prenda estaba visiblemente húmeda, cosa que lo deleitó profundamente sintiéndose satisfecho por su gran trabajo previo. Ahora debía continuar con su sesión de placer y el próximo paso fue tomar sus piernas y flexionarlas delante de él, luego besó la parte interna de sus muslos al mismo tiempo que los acariciaba con lentitud. Su boca se acercó lentamente a su vulva, aun cubierta con la trusa, al momento que sus dedos separaban la prenda levemente de su piel, dejándole un pequeño espacio para introducir su lengua. Estaba deseoso de saborearla hasta el fin, pero le había prometido hacerle pasar la mejor noche de su vida y no lo iba a estropear con su ansiedad, por lo que sólo daría una pequeña probada al delicioso néctar que brotaba de su ser.
Con la punta de su lengua, recorrió los delicados pliegues de su húmeda cavidad, lentamente, pero con firmeza, provocando que las piernas de ella se tensaran de forma involuntaria intentando cerrarse alrededor de su cabeza, como queriendo atraparlo para siempre, pero los fuertes brazos del escritor se lo impedían, abriéndolas suavemente. Los gemidos, que en un principio había intentado reprimir la joven con algo de pudor, ya no tenían freno y brotaban libres cada vez que el escritor colaba su lengua dentro de la deliciosa abertura, combinándola ahora con sus dedos que comenzaban a jugar con su delicado botón de placer, levemente abultado por el estupendo estímulo que estaba recibiendo.
-¡Dios… Rick! ¡Eres… increíble!- susurró Kate aferrándose fuertemente a los barrotes donde estaba atada mientras disfrutaba de su primer orgasmo.
Había intentado zafarse más de una vez de sus ataduras, queriendo tocarlo, besarlo, morderlo y excitarlo con locura, para devolverle las atenciones que le estaba brindando con excelsa maestría. Pero por ahora, solo le tocaba disfrutar del increíble momento de placer que estaba transitando.
Habiendo logrado su primer cometido, el escritor le quitó finalmente la tanga, dejándola completamente desnuda ante sus ojos. Enseguida se quitó lo que quedaba de su ropa y se acercó a su boca para besarla con la misma pasión con la que la había besado la primera vez. Sus manos volvieron a jugar con sus pezones al mismo tiempo que su boca recorría su cuello en dirección al lóbulo de la oreja, al cual mordió con suavidad antes de susurrar en su oído:
-¿Quieres más?
-¡Absolutamente!- respondió sin pensar.
-¿Qué es lo que quieres?- preguntó con una sonrisa.
-A ti… dentro de mí.- aseguró entre jadeos disfrutando de los escalofríos que le provocaban los besos, mordiscos y susurros que Rick esparcía por su largo cuello.
-No te haré esperar…- afirmó al momento que dos de sus dedos se abrían paso penetrándola con delicadeza y su pulgar jugaba en círculos sobre su clítoris, muy suavemente, sabiendo que ahora estaba más sensible que antes.
-Desátame…- pidió la joven.
-Aun no.- dijo con una sonrisa maliciosa, mientras abría un preservativo que había sacado de su pantalón unos segundos antes de desvestirse. Inmediatamente después, se arrodilló entre sus piernas, abriéndolas con caricias y la penetró muy lento, hasta estar completamente dentro de ella y poco a poco comenzó un movimiento de vaivén, que se aceleraba a medida que su respiración se agitaba. Nuevamente, sus pulgares jugaban con su clítoris entre cada envestida, y los gemidos de la joven brotaban de sus labios al compás de los movimientos del escritor. Estaba a punto caramelo, entrando en un nuevo orgasmo que se manifestaba con los movimientos involuntarios de sus piernas intentando cerrarse sobre el cuerpo de Castle. Él no podía más que excitarse hasta la locura al escuchar los gemidos que brotaban de la garganta de ella y debía concentrarse terriblemente para no dejarse llevar por la ansiedad.
Quería llevarla hasta lo más alto, hacerla gozar de forma inigualable, conducirla a un placer que únicamente él podía provocar en ella; haciéndole entender que nunca nadie le haría sentir lo mismo y condenarla así a pertenecerle para siempre. Pero debía tranquilizarse o su propia excitación lo estropearía todo. Y no le resultaba nada fácil; tantas veces había soñado volver a tenerla en sus brazos, que todavía le resultaba imposible haberlo logrado.
Sin dejar de moverse, se acercó a su boca para besarla ardientemente, como respuesta la joven atrapó sus labios inmediatamente después de morderlo con suavidad.
-Suéltame… Necesito tocarte…- suplicó al separar su boca de la de él.
Si hacerla esperar, soltó sus manos de inmediato. Beckett rodeó su cuello con sus brazos atrayéndolo hasta ella y volvieron a besarse. La manos libres de la joven descendían por su fornido cuerpo, deseosas de acariciar toda su piel, mientras la envestidas eran cada vez más intensas. Ahora su boca besaba el cuello del escritor hasta llegar a su oreja.
-Mi turno…- dijo la joven con una sonrisa, al momento que se incorporaba sentándose a horcajadas del apuesto escritor, quien la abrazó fuertemente pegándola a su cuerpo. Los labios de la joven recorrieron su cuello hasta llegar al lóbulo, el cual mordió con suavidad mientras jugaba con su lengua, arrancándole al escritor un ronco gemido entrecortado.
-Eres delicioso.- susurró a su oído, al mismo tiempo que sus caderas se movían lentamente, acompañadas por las manos de él, que parecían no querer soltarla nunca más.
-Me vuelves loco… - confesó antes de besarla con desesperación. Al separarse, la joven mordió con suavidad el labio inferior de su escritor favorito y luego sonriendo con malicia dijo: -Todavía no he terminado…
Sus movimientos comenzaron a hacerse más y más intensos y sus gemidos se mezclaron hasta complementarse a la perfección. Ambos estaban gozando con la misma intensidad, disfrutándose a pleno en cada caricia, en cada roce. Habían esperado tanto tiempo por estar así nuevamente, que pretendían hacerlo durar por siempre, pero sus cuerpos, envueltos en las llamas de la lujuria, sugerían que no podrían resistir mucho más.
-Kate… no puedo aguantar más… -avisó en tono de súplica.
Ella entendió a la perfección y sin demora cabalgó sobre él sin piedad, completamente extasiada, disfrutando del placer compartido al llegar juntos a la cima del goce.
Quedaron tendidos boca arriba sobre el lecho, completamente exhaustos, envueltos en un manto de paz y tranquilidad, propio de la satisfacción que produce despojarse de todo pensamiento ajeno a lo que acababan de protagonizar.
Permanecieron unos minutos uno al lado del otro en silencio, recobrando el aliento, hasta que finalmente Castle habló:
-¿Y ahora, qué?
-Ahora necesito una ducha.- respondió ella sentándose en la cama.
-No me refería a eso…
-Lo sé y no puedo responderte en este momento.- dijo al levantarse.
-En algún momento tendremos que hablar de esto, Kate.- aseguró al tomarla suavemente de la mano impidiendo que se vaya.
-Estoy al tanto, pero preferiría no arruinar la estupenda noche que tuvimos.- explicó antes de besarlo dulcemente y previo a dirigirse al cuarto de baño.
Castle torció su boca en señal de fastidio mientras la observaba desaparecer en el baño. No le había gustado posponer la charla, aunque no sabía realmente que era lo que quería escuchar. O mejor dicho: sí sabía que era lo que quería escuchar, lo que no sabía era si Beckett estaba dispuesta a decírselo. Podía imaginar que era lo que sí le diría: que todo había sido un gran error, que era poco profesional y que nunca más debería pasar nada entre ellos; y seguramente, en todo tenía razón, pero él no quería aceptar eso.
***
Beckett se metió bajo el agua de inmediato. Había escapado de la incómoda conversación, pero sabía que tarde o temprano debía enfrentar la situación. Y si quería responderle a Rick, primero necesitaba responderse ella misma la pregunta: ¿Y ahora qué? ¿Cómo seguiría esto después de lo que había pasado esa noche?, y la respuesta más sensata habría sido: “seguir como si esa noche no hubiese existido”, aunque sabía muy bien que eso era imposible. No podía de ninguna manera borrar todas las sensaciones que la atravesaban en ese momento.
-¡Joder! ¡Qué buen polvo!- se dijo a sí misma, mientras el agua refrescaba su cuerpo.
También se preguntaba le pensaría Castle al respecto. Hubiese dado cualquier cosa por poder meterse dentro de su cabeza y saber cuáles eran sus pensamientos en esos momentos. Todo había sido una locura, algo totalmente irresponsable y probablemente un tremendo error, sin embargo había sido verdaderamente memorable y estaba segura que en eso coincidían, pero también sabía que de los dos, ella cargaba con la peor parte.
Desde dónde se lo viese, estaba mal. Mirándolo desde el lado profesional, se había comportado de forma negligente; nunca debió intimar con una de las personas que supuestamente investiga, salvo que el capitán le hubiese indicado lo contrario y ciertamente, no lo había hecho. Ahora, viéndolo desde el lado personal, la había cagado de verdad. Había engañado a su pareja después de habérselo sacado de encima en menos de cinco minutos cuando le cayó de sorpresa y recién ahora la culpa y el remordimiento le estaban pasando factura, pero ni siquiera había pensado un segundo en Mike, ni antes ni después que apareciese en su puerta. ¿Cómo podía haberle sido infiel a Royce? Nunca se imaginó que podía llegar a hacerle eso al hombre que la acompañó durante los peores momentos de su vida y con el único que había durado tanto. Su relación con Mike no era del todo normal, pero así todo estuvo junto a él mucho tiempo, por lo que era la relación más seria que había tenido la joven en años. Tan en seria, que incluso hablaron de vivir juntos, solo que no se habían puesto de acuerdo en quien se cambiaría a la casa del otro. Sí, así de seria estaba su relación. Sin embargo, lo había engañado y casi sin ningún remordimiento.
-Nada de esto tendría que haber ocurrido y eso mismo le diré a Castle en cuanto salga.- se dijo a si misma al cerrar la ducha.
Luego de secarse, se envolvió en la toalla y salió a enfrentar al escritor, pero para su sorpresa se encontraba desmayado en su cama, profundamente dormido. No quiso despertarlo, después de todo, se merecía un buen descanso, por lo que decidió posponer la charla hasta la mañana siguiente.
Se recostó a su lado y se lo quedó observando. La tenue luz de las velas bañaba de sombras su fornido cuerpo, descubriendo las pequeñas cicatrices que marcaban su espalda producto del naufragio.
No podía más que compadecerse por todo lo que había pasado Castle en el tsunami. Había sobrevivido por pura casualidad, eso estaba claro, lo que no podía entender la joven aun, era el porqué se había alejado de toda su vida anterior después del accidente. Algo muy fuerte había sucedido en su vida, algo con lo que no había podido lidiar y no le quedó otra más que alejarse, huyendo de todo y de todos, convirtiéndose en otra persona completamente diferente a la que era. Debía descubrir que había pasado, a cualquier precio, ya que estaba convencida de que eso tenía estrecha relación con su amistad con Simmons. Algo ocultaba con respecto a su “supuesta hermandad” con el mafioso. Se le había metido esa idea en su cabeza y como buena policía que era tenía que descubrirlo a toda costa.
El cansancio terminó ganando a sus elucubraciones y finalmente sus ojos se cerraron, segundos antes de que el escritor se volteara en sueños para abrazarla.
A la mañana siguiente el sol que entraba por la ventana, despertó a la joven. Castle no se encontraba a su lado y el departamento estaba completamente en silencio. Se levantó de inmediato buscando al escritor, pero éste se había marchado. Estaba claro que no tenía intención de hablar de lo sucedido la noche anterior, de lo contrario se hubiese quedado, por lo menos a desayunar con ella.
Necesitaba una taza de café urgente. También debía concentrarse en su trabajo y escuchar la grabación de la tarjeta de memoria, pero primero el café.
Luego de preparar la cafetera, buscó su portátil y la encendió, después fue a su cartera a buscar la memoria. Revisó una vez el bolsillo interno donde la había guardado, pero nada se encontraba ahí. Vació íntegramente el bolso buscando en cada recoveco, en cada pliegue de tela la minúscula tarjeta. No estaba en ningún lado. Inmediatamente, la cara del escritor se le dibujó en la cabeza y una larga serie de insultos salieron de su boca:
-¡Maldito hijo de puta! ¡¿Cómo pudiste caer tan bajo, Castle?! ¡¿Y cómo pude ser tan estúpida de creer que venias por mí?!- se decía a sí misma mientras se agarraba la cabeza con desesperación.
Sin perder un segundo más agarró su teléfono y marcó el número de Rick. Del otro lado una voz femenina algo robótica le informaba que el teléfono al que estaba llamando se encontraba apagado o fuera del área de cobertura.
-¡En cuanto te agarre, te mato!- le dijo al aparato como si estuviese hablándole al escritor.
Estaba indignada por sobre todas las cosas, pero también sorprendida y muy dolida por la forma en la que se había comportado con ella. Su propia irresponsabilidad había puesto en jaque a toda la operación, arriesgando no solo su vida, sino también la de Ryan y todo por un polvo. Había confiado en Castle y éste la había traicionado de una forma cruel y eso difícilmente se lo perdonaría.
CONTINUARÁ…
Bueno gente, ojalá que les haya gustado y que la tardanza haya valido la pena, jajajaja. Ya saben que espero sus comentarios, críticas y sugerencias, como siempre. Hasta la próxima y nos leemos pronto!!!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Que si valió la pena la espera, valiooooo muchisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimo, el capítulo mas esperado, simplemente wow, pero espero no tener que esperar demadiado para leernos nuevamente...
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
valió la pena la espera por tan ansiado momento... Si Rick robó la tarjeta espero que fuera por una buena causa, sino ni yo se lo perdono...
alba_caskett- Actor en Broadway
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Localización : Asturias
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
No se como no me ha saltado el aviso del capítulo anterior a este último subido, por lo que te comentaré los dos juntos, jejejejeje, perdón por no hacerlo antes.
Ya sabia yo que era Castle el que estaba al acecho, lo que no me imaginaba es que tuviese esa montada, que con naciente mente quiera estar desaparecido y muerto para todos. Me ha gustado mucho como Rick le ha dicho que la conoce y se ha descubierto ante ella. Bonito juego ese de las preguntas. Y ahora la regañina, ¿cómo se te ocurre hacer que aparezca Royce en el mejor momento interrumpiéndolos? ¿de verdad sigue con él estando enamorada de otro? Esto tiene que solucionarlo ya y recordar viejos tiempos con Castle, jajajaja.
Wow, capitulazo este segundo. Finalmente pudieron recordar viejos tiempos, y de que forma!!! No creo que para ninguno sea solo cuestión de esa noche y digan que fue un error, o eso espero. Muy mal por Castle por llevarse esa tarjeta, esperemos que tenga una buena excusa para ello.
No se xq yo me he hecho la misma pregunta al principio q Castle, q casualidad que Royce tiene que aparecer justo en ese momento.
Espero que puedas continuar pronto y nos saques de duda
Ya sabia yo que era Castle el que estaba al acecho, lo que no me imaginaba es que tuviese esa montada, que con naciente mente quiera estar desaparecido y muerto para todos. Me ha gustado mucho como Rick le ha dicho que la conoce y se ha descubierto ante ella. Bonito juego ese de las preguntas. Y ahora la regañina, ¿cómo se te ocurre hacer que aparezca Royce en el mejor momento interrumpiéndolos? ¿de verdad sigue con él estando enamorada de otro? Esto tiene que solucionarlo ya y recordar viejos tiempos con Castle, jajajaja.
Wow, capitulazo este segundo. Finalmente pudieron recordar viejos tiempos, y de que forma!!! No creo que para ninguno sea solo cuestión de esa noche y digan que fue un error, o eso espero. Muy mal por Castle por llevarse esa tarjeta, esperemos que tenga una buena excusa para ello.
No se xq yo me he hecho la misma pregunta al principio q Castle, q casualidad que Royce tiene que aparecer justo en ese momento.
Espero que puedas continuar pronto y nos saques de duda
Yaye- Escritor - Policia
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Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Como siempre bueniisimoo!! Me encanta y me encantó leerlo me gusta muchísimo esta historia!! Este Castlee!! Ahy dioss!! Espero que lo continúes cuando puedas!!! La verdad es que me encanta leer esto!!! Saludos y besos!!
clari_castleismylife- Ayudante de policia
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Localización : ARGENTINA El Pais Mas Lindoo!!! =)
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Por favor no puede acabarse él año sin un nuevo capitulo...por favorrrrrrrrr
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Localización : BOGOTA
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Por favor por favor por favor por favor, por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor.. Estamos a un día de que se acabe él año... Regalanos un capitulo massssssss... Por favor.. Solo un capítulo mas, ..
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me alegro mucho que te haya gustado. Me hubiese encantado tardar menos para subir el próximo capi, pero diciembre es un mes complicado! Espero que tu paciencia no se agote! JajajajajaBRIGITTEALWAYSBELIEVE escribió:Que si valió la pena la espera, valiooooo muchisiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimo, el capítulo mas esperado, simplemente wow, pero espero no tener que esperar demadiado para leernos nuevamente...
Muchas gracias por leer y comentar. Nos estamos leyendo pronto!! Saludos!!!
Ya veremos si el robo de la tarjeta ha sido por una buena causa… jajajaja Yo tampoco se lo perdonaría, ni siquiera con justificación! Jaajajaja. Muchas gracias por leer y comentar. Nos estamos leyendo, saludos y hasta la próxima!alba_caskett escribió:valió la pena la espera por tan ansiado momento... Si Rick robó la tarjeta espero que fuera por una buena causa, sino ni yo se lo perdono...
Hola Yaye! Cofieso que me resultó extraño no ver tu comentario en el capítulo anterior, pero me alegra mucho que lo hayas hecho ahora y con doble ración!!! JajajajaYaye escribió:No se como no me ha saltado el aviso del capítulo anterior a este último subido, por lo que te comentaré los dos juntos, jejejejeje, perdón por no hacerlo antes.
Ya sabia yo que era Castle el que estaba al acecho, lo que no me imaginaba es que tuviese esa montada, que con naciente mente quiera estar desaparecido y muerto para todos. Me ha gustado mucho como Rick le ha dicho que la conoce y se ha descubierto ante ella. Bonito juego ese de las preguntas. Y ahora la regañina, ¿cómo se te ocurre hacer que aparezca Royce en el mejor momento interrumpiéndolos? ¿de verdad sigue con él estando enamorada de otro? Esto tiene que solucionarlo ya y recordar viejos tiempos con Castle, jajajaja.
Wow, capitulazo este segundo. Finalmente pudieron recordar viejos tiempos, y de que forma!!! No creo que para ninguno sea solo cuestión de esa noche y digan que fue un error, o eso espero. Muy mal por Castle por llevarse esa tarjeta, esperemos que tenga una buena excusa para ello.
No se xq yo me he hecho la misma pregunta al principio q Castle, q casualidad que Royce tiene que aparecer justo en ese momento.
Espero que puedas continuar pronto y nos saques de duda
Vayamos por partes. Sobre el capítulo anterior debo decir que ya era hora que se quitaran las máscaras, o al menos en cuanto a sus verdaderas identidades, ya que todavía hay mucho más que descubrir, pero eso se irá viendo más adelante. Royce fue de lo más inoportuno, lo sé, pero debés reconocer que fue un buen final para el capi… jajajajaja
Sobre el segundo capítulo solo te voy a decir que, si bien fue una noche memorable, lejos de aclarar las cosas, las complica mucho más, jajajajaja Veremos que pasa entre ellos ahora que Castle robó la tarjeta. No creo que Beckett esté muy contenta con el asunto, jajajajaja
Muchísimas gracias por leer y comentar! Nos leemos pronto, saludos y hasta la próxima!!!
Me alegra mucho que te haya gustado éste capi y toda la historia en general. Se que tardé un montón, pero ya terminé el próximo capítulo y lo estoy por subir. Te agradezco mucho por leer y comentar! Nos estamos leyendo, saludos y hasta la próxima!!!claritacastillio escribió:Como siempre bueniisimoo!! Me encanta y me encantó leerlo me gusta muchísimo esta historia!! Este Castlee!! Ahy dioss!! Espero que lo continúes cuando puedas!!! La verdad es que me encanta leer esto!!! Saludos y besos!!
Lamento decirte que sí, que se terminó el año y no hubo nuevo capítulo, así que pido disculpas! Ya estoy subiendo el próximo, espero que me perdones, jajajajaja! Nos leemos pronto, saludos y hasta la próxima!!!BRIGITTEALWAYSBELIEVE escribió:Por favor no puede acabarse él año sin un nuevo capitulo...por favorrrrrrrrr
Te juro que lo intenté, pero no pude terminar a tiempo! Eso sí, el próximo capi es bastante largo, espero que compense la extensa espera, jajajaja!BRIGITTEALWAYSBELIEVE escribió:Por favor por favor por favor por favor, por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor por favor.. Estamos a un día de que se acabe él año... Regalanos un capitulo massssssss... Por favor.. Solo un capítulo mas, ..
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Antes que nada quiero desearles un gran comienzo de año y muchos deseos de felicidad!!! Dicho lo importante, vamos al asunto: acá les dejo el nuevo capítulo. Es largo, así que espero que no se cansen antes de llegar al final, jajajajaja!
Capítulo XX
Beckett caminaba en círculos por su departamento como una leona enjaulada. La luz había regresado hacía rato y ella, tan embebida en sus pensamientos, ni siquiera lo había notado. La furia en contra de Castle la consumía y si no hacía algo pronto sentía que iba a enloquecer.
Necesitaba salir a correr, si no lo hacía, reventaría en una especie de combustión espontánea, arrasando todo a su paso. Corrió más de una hora y media sin descanso. Su cuerpo le pedía eso: agotarlo. Hacer concentrar a su cerebro en el esfuerzo físico, sin dejarle lugar a otro pensamiento.
Si por una de esas casualidades se hubiese cruzado con Castle en ese momento, podría haberlo matado (de haber tenido su arma, claro). En este instante lo odiaba con todo su ser, y pese a que no lo mataría realmente, no podía asegurar cual sería su reacción de llegar a tenerlo en frente. En principio, tenía una colección inédita de insultos preparados para él y se atragantaría por poder decírselos todos, pero ya llegaría el momento. Ahora debía regresar a su casa a bañarse, comer algo y pensar la estrategia que usaría para recuperar la tarjeta. Porque eso si lo tenía muy en claro: debía recuperar esa grabación a como dé lugar y cueste lo que cueste.
No sabía muy bien cómo encarar la situación, ya que en un principio le había dicho a Castle que no tenía en su poder la tarjeta de memoria. Le había mentido basándose en la suposición de que algo escondía y aparentemente, no se había equivocado. Entonces, ¿Cómo debía enfrentarlo? En principio, debía esperar a estar solos y eso dentro del bar, le resultaría al menos difícil.
Llegó a su trabajo poco antes de las seis de la tarde, como era su costumbre. Rook no había llegado aun, pero Jack ya se encontraba en la barra, preparando todo. Después de saludar, fue a dejar sus cosas en el locker y a su regreso se dispuso a trabajar.
Poco a poco el bar fue llenándose y la ausencia de Rook se notaba en la barra. Jack era buen barman, pero solo tenía dos manos y el despacho de bebidas venía un poco lento.
-Un Bloody Mary, dos Gin Tónic, un Whiskey, un Cuba Libre y tres cervezas.- dijo Nikki al acercarse a la barra.
-¿Todo eso para una mesa?- preguntó Jack sorprendido.
-No. Son cinco pedidos diferentes.
-¡Vaya! ¡Sí que tienes memoria!
-Solo para el trabajo ¿Necesitas ayuda para preparar los tragos?
-No será necesario. Ya estoy aquí.- respondió Rook saltando la barra.
-¡Ya era hora! ¡No paré ni un segundo desde que llegué!- protestó Jack.
-¿Que necesitas primero?- preguntó a la joven.
-Las tres cervezas y el whisky.- respondió casi sin mirarlo. Todavía estaba furiosa con él y temía no poder disimular si lo miraba.
-¿Tirada o botellas?
-Una tirada y dos botellas. El whisky, bourbon.
De inmediato sirvió una medida de bourbon, después tomó un vaso y activó la palanca de la chopera y mientras se llenaba, sacó dos porrones de la heladera y los puso sobre la bandeja junto al vaso de whisky.
-Aquí tienes, Nikki. Cuando regreses tendrás el resto.- le dijo apoyando el vaso de cerveza que faltaba. Ella ni le respondió, solo se limitó a tomar la bandeja para marcharse a repartir los pedidos.
Durante el resto de la noche estuvieron bastante atareados, por lo que a la joven le fue imposible hablar con Rook, pero la jornada no había terminado y ella no se había dado por vencida aun.
Cuando el bar estuvo más sereno, Rook salió de la barra. Al parecer se dirigía a la bodega a buscar más cerveza. Esa era la oportunidad por la que había estado esperando toda la noche, por lo que esperó un tiempo prudencial y luego avisó a Jack:
-Necesito ir al baño ya.
-Ve tranquila. Todas las mesas están servidas.- respondió Jack.
Heat salió como tiro para encarar a Rook cuando subiese de la bodega.
-Tienes algo que me pertenece.- dijo la joven ni bien lo vio aparecer por el pasillo.
-¿Tu fuerza de voluntad para resistirte a mis encantos?- preguntó él con una enorme sonrisa.
-No estoy para bromas, Rook. Lo quiero de vuelta y lo quiero ahora.
-No sé de qué estás hablando. Creo que estás equivocada…
-Me estás haciendo perder la paciencia…
-¡Vaya! ¡Lo dices como si eso fuese algo difícil!
-¡Rook! Se nos acabó el bourbon ¿Puedes traer también una botella?- gritó Jack asomándose por arriba de la barra, con medio cuerpo afuera, en dirección al pasillo.
-¡Enseguida la llevo, Jack!- gritó fuertemente.. –El deber me llama…- le dijo guiñando un ojo a la joven, antes de desaparecer rumbo a la bodega nuevamente.
No le dio oportunidad de decir nada más. Estaba furiosa, con Castle por supuesto, pero aun más lo estaba con ella misma por haber cometido tremendo error. Había perdido información importante y eso era imperdonable. Ahora debía reparar ese error y todavía no sabía bien cómo hacerlo.
Kate llegó a su apartamento exhausta, pero su cansancio no era solamente físico, era mental. Durante toda la noche había estado pensando cómo recuperar esa maldita tarjeta, y aun no se le ocurría ningún plan potable.
Lo mejor que podía hacer era tomar un largo baño de inmersión e intentar relajarse. Y así lo hizo, sin prisa, escuchando a Coltrane en su reproductor de música; después de todo, no tenía una solución inmediata para sus problemas y aflojar cuerpo y mente no le vendría nada mal.
Salió de la bañera cuando las yemas de sus dedos estaban por arrugarse, previo a una ducha rápida para enjuagar la espuma y las sales de su cuerpo. Ahora sí estaba lista para una cena liviana antes de acostarse, por lo que segundos después de ponerse su bata, salió del baño en dirección a la cocina, aunque se detuvo instantáneamente al verlo sentado en el desayunador.
-¡¿Castle?! ¡¿Cómo es que entr…?!- cortó la frase al darse cuenta de cómo era que estaba adentro de su apartamento. –¡Debes dejar de entrar a mi casa por la ventana sin mi autorización! ¿Me escuchaste?- increpó la joven ofuscada.
-¿Y cómo s supone que te vea sin levantar sospechas?
-¡Espero que hayas venido a devolverme la tarjeta! Es lo único que tienes que hacer aquí.
-¿Qué tarjeta? ¿La de memoria?- preguntó socarronamente. -¿No me habías dicho que no tenias la grabación?
-No tengo tiempo para estupideces ¿Vas a dármela o no?
-La tendrás… cuando llegue el momento.
-¡La quiero ahora, Castle!
-No la tengo conmigo, pero la tendrás. Confía en mí.
-¡Ese es el problema! ¡No puedo confiar en ti!
-¿Por eso me dijiste que no la tenías? ¿Por qué no confías en mí?
-¿Por qué diablos la robaste?
-¿Por qué me mentiste?
-Yo pregunté primero.
-No puedo responderte eso, Kate ¿Recuerdas nuestro trato? Nada de preguntas
-No tengo tiempo para tus jueguitos. Necesito avanzar en este caso si es que quiero volver alguna vez a mi vida normal.
-¿Volver a tu vida con Royce? ¿Lo extrañas?- preguntó poniéndose serio por primera vez en la noche.
-Estamos hablando de trabajo, no de mi vida personal.
-Hace rato que cruzamos esa línea, Beckett. Nuestra vida personal se mezcló con la laboral prácticamente desde que nos conocimos, así que responde la pregunta ¿Lo extrañas?
-Por supuesto que lo extraño. Estamos juntos hace mucho tiempo, no veo la hora de reencontrarme con él…- respondió al instante. No era del todo cierto lo que decía. Quería recuperar su vida, pero no estaba tan segura de extrañar tanto a Royce, pero debía hacérselo creer a Castle si pretendía alejarse de él. Porque si había algo que tenía bien en claro, era que debía mantenerse alejada del escritor.
-Vaya… no parecías extrañarlo mucho la noche que estuvimos juntos…
-Esa noche no debió haber existido.
-Pero existió, y nunca hablamos de eso.
-No hay nada que hablar, Castle. Fue… un impulso, una verdadera estupidez y lo sabes.
-Lo que sé, es que tenemos piel Beckett, admítelo y eso es algo que no se tiene con muchas personas. La pasamos increíble y podemos repetirlo cuantas veces quieras.- explicó mientras se acercaba a escasos centímetros de ella.
-¡¿Repetirlo?! ¡¿Piensas que voy a convertirme en tu amante solo por haber tenido un polvo estupendo?!- preguntó alejándose de él.
-Deberías. Dudo mucho que puedas disfrutar tanto con tu chico como lo hiciste conmigo…
-¡¿Cómo te atreves a ser tan engreído?! ¡¿Quién diablos te piensas que eres?!- dijo enfurecida. La exasperaba la vanidad del escritor, a pesar de que tuviese razón en lo que decía.
-Sabes que digo la verdad. Soy tu debilidad, me doy cuenta como te pones cuando me acerco. Te alejas de inmediato porque sabes que te puedo, de la misma forma que tú puedes conmigo. No podemos evitar lo que nos pasa, Kate y lo sabes. El problema es que no quieres admitirlo...
-Te equivocas. Te estás armando una película que no existe. Estoy de novia hace dos años y no pienso estropear una relación estupenda por un estúpido error de una noche.
Castle estaba a punto de responderle, cuando el teléfono de línea comenzó a sonar interrumpiendo la conversación. Ambos se miraron sorprendidos, no era hora para recibir una llamada.
Kate se dirigió de inmediato a responder, deseando que no fuese una mala noticia, como suele ocurrir cuando se llama a una casa a la madrugada.
-Hola.- dijo al apoyar el tubo en la oreja.
-Hola preciosa.
-¡¿Qué haces llamando aquí y a estas horas?!
-Escúchame bien. Tenemos que vernos, es urgente. Encuéntrame en el parque, tú sabes dónde.
-¿Ahora? ¡¿Es que acaso estás loco?!
-Ahora mismo. Te explicaré todo cuando nos veamos, confía en mí.
-De acuerdo. Nos vemos en 10 minutos.- aseguró antes de colgar el teléfono.
-¿Vas a salir a estas horas?
-¿Quién eres? ¿Mi padre?
-¿Dónde vas?
-¿Desde cuándo debo darte explicaciones?
-Desde que trabajamos juntos. No son horas de encontrarte con alguien.
-No trabajamos juntos. Tu solo me ayudas ¿recuerdas?
-Recuerdo perfectamente y entonces, como quiero ayudarte, te acompaño.
-Ni lo sueñes. Tú, debes irte ahora y yo debo cambiarme y salir de inmediato.
-¿Me dirás al menos con quien te encuentras?
-No, así que no insistas ¿Puedes irte?
-De acuerdo, me voy. Pero volveré pronto.
-Volverás solo y únicamente cuando me traigas la tarjeta de memoria. Y eso será rápido ¿Entendiste?
-Regresaré antes de que te des cuenta que me fui y así podremos terminar la charla que interrumpió el teléfono…- dijo un segundo antes de sacar una de sus piernas por la ventana.
-No hay nada más que hablar. Ya dije todo lo que tenía para decir sobre esa noche.
-Pero yo no.- aseguró saliendo del departamento.
Kate se lo quedó mirando mientras desaparecía de su casa. Aun no terminaba de entender que era lo que pretendía Castle. No sabía aun porqué había robado la tarjeta de memoria de su cartera, tampoco sabía porque se había aparecido en su departamento si no había sido para devolvérsela. Todo en Castle era un gran enigma que le estaba costando resolver, y si quería develarlo necesitaba ayuda, por lo que acudiría a su gran amiga la forense Laine Parrish.
Le escribiría una carta explicándole todo lo que había pasado desde que trabajaba en el Inferno, y ella tendría que hacer una investigación extra oficial sobre Castle. Necesitaba empezar desde el principio y el principio era su paternidad oculta. Su olfato de policía le indicaba que el cambio abrupto de vida que había tenido el escritor comenzaba ahí y esa era la punta del gran ovillo desde donde debería empezar a tirar para desarmar a Jameson Rook hasta descubrir a Richard Castle.
Pero ahora no tenía tiempo para seguir pensando en él. Debía encontrarse con Royce en el parque al que siempre iban cuando corrían juntos. El llamado le había resultado de lo más extraño, no tenía ni mínima idea de lo que quería hablarle su novio, lo que si suponía era que no podía ser nada bueno si no podía esperar a decírselo en otro momento. Sentía curiosidad, pero no estaba del todo convencida de querer verlo en este instante. Su cabeza estaba hecha un lio, al igual que su corazón y el hecho de tener que encontrarse con Royce no le aclaraba sus ideas en absoluto, sino más bien, todo lo contrario.
Ni bien terminó de ponerse su ropa deportiva y sus zapatillas, salió de su departamento con sus auriculares puestos. No eran horas para salir a correr, pero supuso que llamaría menos la atención vestida de esa forma.
A los pocos minutos estaba sentada en una banca del parque en la que siempre paraban a estirar los músculos después del ejercicio, cuando corrían con Mike. Ahí le había dado su primer beso días después de haber terminado su período de entrenamiento y era algo así como su lugar especial.
Mientras lo esperaba, analizaba su relación a lo largo de estos dos años. Todo se había dado muy lentamente y sin apuro y era por eso que habían durado tanto tiempo juntos. Royce le transmitía seguridad, se sentía protegida y contenida, además se divertía muchísimo con él, por lo que no podía pedir nada más en una relación de pareja. Entonces se preguntó: -¡¿En qué diablos estaba pensando cuando me acosté con Castle?! ¡¿Y por qué sigo pensando en él todo el tiempo?! ¡Dios! ¡Tengo que hacerme ver de la cabeza, urgente!- se dijo a si misma al levantarse de la banca para moverse un poco.
En ese mismo momento, una sombra alargada comenzó a asomar por el corredor central del parque. Kate se acercó a un árbol gigante, parándose debajo de la sombra, quedando oculta por la oscuridad, pero salió a la luz al instante en que reconoció a Royce.
-¡Hola preciosa! ¡No sabes las ganas que tenía de verte!- dijo Mike tomándola de la cintura para darle un profundo beso. Beckett no se resistió, no le venía nada mal reafirmar lo mucho que le gustaban los besos de su chico y en este momento, parecía ser de lo más necesario.
-Espero que nuestro encuentro no sea solo personal, Royce. Sabes que es muy peligroso que nos vean juntos.
-¡También es por trabajo y juro que es importante!
-¿Qué es lo que está pasando?
-Caminemos mientras te cuento.
-De acuerdo.
-Tenemos un problema, Kate y uno muy grande.
-Me estas preocupando, Mike ¿Qué sucede?
-Simmons sospecha que hay un infiltrado y no va a parar hasta descubrir quién es.
-¿Cómo te enteraste?
-Sabes que tengo contactos en todos lados, incluso entre delincuentes. Estoy preocupado Kate, ya no es seguro que estés metida ahí adentro. Si llega a descubrirte puedes darte por muerta.
-¿Y qué pretendes que haga? ¿Qué me vaya sin conseguir lo que fui a buscar? Necesito pruebas para meterlo en la cárcel y no pienso irme del Inferno hasta que las consiga. Además, es la única oportunidad que tengo para saber si realmente Simmons está involucrado en la muerte de mi madre. No voy a desaprovecharla bajo ningún punto de vista.
-No puedo dejarte hacer eso, es una locura y lo sabes.
-Es mi trabajo, Royce. Asumí una responsabilidad cuando acepte ir al Inferno y no puedo abandonarla solo porque mi vida corre peligro y tú mejor que nadie deberías saberlo.
-Lo sé, pero me aterra la idea de que te pase algo. No podría soportarlo…
-Tendré cuidado, confía en mí y en cómo me entrenaste.
-Sé que eres muy buena en tu trabajo, pero aun así corres peligro y no puedo evitar preocuparme. Ten, memorízalo y luego destruye el papel.- dijo al darle un número telefónico anotado a mano.
-¿De quién es?- preguntó al leerlo.
-Es mío y eres la única que sabe de él. Me llamas cuando sea, a cualquier hora y para lo que necesites. Especialmente si sospechas que estas en peligro. Es lo único que puedo hacer para protegerte, ya que no puedo lograr que abandones el caso.
-No van a descubrirme, sé bien lo que estoy haciendo…
-No importa lo segura que te sientas, esta gente es muy peligrosa de verdad. Tienen contactos por todos lados y el matar un policía les significa lo mismo que matar a un mosquito. No debes confiarte ¿Entendido?
-Entendido. Te prometo que te llamaré de inmediato si te necesito.
-Eso me tranquiliza, aunque no lo suficiente. Estos días que estuvimos separados me hicieron darme cuenta de lo mucho que te necesito a mi lado, no sé lo que haría si algo malo llegara a pasarte…
-Mike… -intentó interrumpir Beckett.
-No he terminado. No solo vine a advertirte sobre Simmons, vine a decirte algo más…- Royce cambió la expresión de su rostro. Se mostraba nervioso.
-Me estas asustando con esa cara, Mike ¿Qué es lo que quieres decirme que te pone así?
-Sé que no es el mejor momento ni el mejor lugar, pero no puedo esperar a que termines tu trabajo para decirte esto…- Royce guardó silencio unos segundos, escogiendo las palabras adecuadas y cuando creyó encontrarlas, prosiguió: -Kate, quiero que seas mi esposa. Te amo, como nunca amé a una mujer y quiero pasar el resto de mi vida junto a ti…
Beckett abrió los ojos sorprendida. Si había algo que no se hubiese imaginado era una proposición de casamiento por parte de Mike.
-Realmente no me lo esperaba…- fue lo único que atinó a decir.
-Sé que te toma por sorpresa y no tienes que responderme ahora. Solo te pido que lo pienses, no es tan descabellado, después de todo ya habíamos hablado de vivir juntos. Nos llevamos de maravillas y estoy convencido de que no debemos desperdiciar más tiempo para estar verdaderamente juntos. Prométeme que lo pensarás detenidamente ¿De acuerdo?
-De acuerdo. Lo prometo.- dijo casi sin pensar. La había dejado pasmada y prácticamente sin palabras.
-Ahora debo irme, preciosa.- dijo con una sonrisa antes de darle un beso de despedida. -¡Cuídate mucho ¿quieres?!
-Lo hare…
Beckett se quedó unos segundos en su lugar, sin mover un músculo. Todavía no terminaba de asimilar lo que acababa de ocurrir. Royce le había dicho dos cosas que podrían cambiar su vida. Una, le había asegurado que de seguir en el Inferno su vida corría peligro y dos, le había propuesto casamiento ¿Cuál de las dos le resultaba más difícil de asimilar?
La primera era previsible y podía pasar en cualquier momento, pero la segunda, la proposición de casamiento, le resultaba totalmente sorpresiva. Si su cabeza hasta el momento estaba totalmente enmarañada, después de esto se había convertido en un completo desastre.
-¿Por qué ahora, Mike? ¿Por qué no antes? ¿Por qué no después de terminar con el caso de Simmons?- se preguntaba mientras emprendía el regreso a su casa corriendo. También se preguntaba si el haberse acostado con Castle, influía en la decisión que debía tomar. Y seguramente, la respuesta era afirmativa. Quizá, si no se hubiese vuelto a cruzar con Rick, la respuesta hubiese sido más fácil. Durante el tiempo que había estado con Royce, se podría decir que era bastante feliz, por lo que seguramente, el casarse hubiese sido lo más lógico. Hasta segundos antes de reencontrarse con Rick, creía que estaba enamorada de Mike; y seguramente, a su manera, lo amaba, pero pese a todo lo que había significado en su vida, no sentía ni por asomo lo que alguna vez había sentido por Castle y ni hablar de lo que le estaba pasando ahora con el escritor.
Ahora con Castle, sus sentimientos eran mixtos. Iba del amor al odio en segundos, ya que las acciones del escritor eran impredecibles y sobre todo de lo más confusas, no obstante, no podía quitarlo de su cabeza por más de tres minutos.
-¡Al fin llegaste! ¡Pensé que corrías más rápido!- dijo el escritor desde la penumbra de la ventana donde se encontraba sentado.
-¿Qué te dije sobre entrar sin permiso a mi departamento? ¡Lo tienes prohibido!
-Lo sé y esta será la última vez. Ten, memoriza la dirección y luego desaparece el papel.
-¿Qué pasa hoy con hacer desaparecer papeles?
-Está muy de moda entre espías. Aquí tienes la llave, mañana después del trabajo te veo ahí. Procura que no te sigan y no vayas en auto.
-¿De qué se trata todo esto?- preguntó la joven sin entender demasiado.
-Mañana te pondré al corriente de un par de cosas, mientras tanto debemos mantener la calma y comportarnos como siempre. Tengo que irme, nos vemos.
-¡Espera Rook!- dijo antes de que saliese por la ventana.
-¡Mañana hablamos!- respondió desapareciendo por las escaleras.
-¡¿Qué diablos está pasando aquí?!- se preguntó la joven. Primero Royce, que aparecía así de la nada a informarle que puede estar en peligro y luego Castle que le da una llave de vaya a saber que sitio en donde deberá encontrarse mañana con él. Y en el medio, por supuesto, una proposición de casamiento de lo más inesperada por parte de su chico ¿Qué más podía pasar esa noche? No quería averiguarlo, por hoy era suficiente. Lo más sensato era acostarse a dormir y esperar hasta mañana, donde al parecer habría bastantes revelaciones.
A la mañana siguiente, luego de toda su rutina diaria, se dispuso a escribir a su amiga Lanie. No abundó en detalles, por qué no eran necesarios, solo le contó lo importante de la forma más sintáctica posible, pidiendo su ayuda para investigar los registros médicos del escritor y de su antigua novia Meredith, esperando que eso fuese suficiente como para empezar a descubrir todo el misterio que envolvía Richard Castle. Antes de entrar al Inferno, pasó por una mensajería en moto y dejo el sobre con la dirección del domicilio de la forense, pagando el viaje antes de retirarse. Como único contacto, le había dejado a Lanie la dirección de una casilla postal dónde debía responderle lo antes posible.
Ahora sí estaba lista para entrar a trabajar a “la boca de lobo” en la que se había convertido su trabajo. Ahora sí estaba lista para pasar totalmente desapercibida dentro del bar. Si había algo que no debía hacer hoy era levantar sospechas entre los presentes, por lo que con gran esfuerzo, se comportó de lo más normal, pese a que los nervios la consumían.
Todo fue de lo más tranquilo en el trabajo y ya estaba por llegar la hora de salida. Beckett no veía la hora de largarse de ahí, pero trataba de no demostrarlo.
-¿Crees que podremos arreglarnos solos, Jack?- preguntó Rook refiriéndose a las pocas mesas que quedaban por levantar.
-Sin duda. John ya cerró las puertas y nadie más va a entrar.
-Entonces, puedes irte Heat. Nosotros terminaremos aquí.
-¿Seguro?
-¡Apresúrate antes de que el jefe cambie de opinión!- dijo Jack guiñándole un ojo.
-¡De acuerdo! ¡Me voy volando!- aseguró la joven mientras se dirigía a buscar sus cosas.
Ni bien salió del bar, subió a su auto y se dirigió a su casa. Necesitaba pegarse una ducha rápida antes de ir a encontrarse con Castle en la dirección que le había dado, dándole así un poco de tiempo para que el escritor llegase.
Cuando salió de bañarse, su estomago rugía de hambre, pero ya no tenía tiempo para prepararse algo. De regreso a su casa comería algo en algún café 24 horas, por lo que sin demora se dirigió al misterioso lugar donde el escritor la había citado, pero antes de salir buscó su arma en el ropero, donde la tenía escondida. Su arma siempre le había dado seguridad y en este momento la necesitaba más que nunca teniendo en cuenta lo que le había dicho Royce.
***
La dirección que le había pasado el escritor no quedaba muy lejos de su departamento, solo a unas veinte cuadras, pero resolvió tomar el metro para no demorar tanto. Necesitaba explicaciones y el único que podía dárselas en este momento era Castle, pese a que no estaba muy segura de que él tuviese intenciones de aclararle algo.
Al llegar se topo con un modesto edificio de seis pisos. Sacó el juego de llaves que le había dado Castle y probó cual era la de la puerta de entrada principal. Al segundo intento, abrió la puerta e ingresó de inmediato dirigiéndose al ascensor. Ni bien entró al departamento comenzó a estudiarlo detenidamente: era amplio y decorado con exquisito buen gusto, obra del escritor, supuso la joven. Tenía una amplia cocina con todos los utensilios y electrodomésticos necesarios para cocinar a gusto. La heladera estaba repleta de comida y bebida, principalmente cerveza, vino y champagne. Pensó en tomar una botella de Heineken, pero no le pareció correcto servirse sola, por lo que cerró la puerta y decidió continuar con la exploración.
El ruido del ascensor llegando al piso la sobresaltó, tanto que automáticamente apoyó su mano sobre el arma que escondía en la cintura, preparándose para sacarla de ser necesario.
La puerta se abrió dando paso a Castle, quien llegaba con dos bolsas de papel en la mano.
-Ya estoy aquí ¡Traje comida china, espero que te siga gustando!
-¡Más que antes!
-¿Tienes hambre? ¡Yo desfallezco!
-¡No sabes cuanta!
-¡Comamos, entonces! ¿Puedes sacar un par de cervezas del refrigerador?- preguntó mientras apoyaba las bolsas en la mesa de la cocina. Beckett sacó las botellas y se sentó en una de las sillas.
Durante los primeros dos minutos, se dedicaron a comer. Ambos estaban hambrientos y no podían disimularlo, pero el silencio no duró mucho y finalmente, Beckett fue quien habló:
-¿Y por qué nos encontramos aquí?
-Por que, a pesar de que tú y tu chico hablaban prácticamente en susurros, llegué a escuchar que Simmons sabe que tiene un infiltrado en su grupo.
-¡¿Me seguiste ayer?! ¡¿Me estuviste espiando?!
-Te estuve cuidando. No eran horas para estar dando vuelta por el parque sola.
-Tenía compañía.
-Lo noté, no obstante, no podía dejar que fueses sola a encontrarte con tu novio.
-¡No puedo creerlo, Castle! ¿Cómo diablos debo decirte que no necesito que me cuiden?
-¿Acaso no escuchaste a tu chico? Vulcan sospecha que tiene un topo y no va a parar hasta que descubra quien es y eso te pone en un lugar muy peligroso, Beckett. Entiéndelo de una vez.
-¿Lo sabías de antes?
-No. Me enteré cuando Royce te lo dijo. Me encantaría saber cómo lo supo…
-Tiene informantes en todos lados.
-¿Incluso en el círculo íntimo de Vulcan? Me resulta raro…
-¿Qué insinúas, Castle?
-Nada. Solo que me resulta extraño, es todo.
-¿Y para que me hiciste venir? ¿Vives aquí?
-No. Vivo en un amplio departamento al que Vulcan viene a cenar a menudo con su pequeña hija. Ella adora mi sala de juegos y se pasa horas jugando con mis consolas de videojuegos. De este lugar, nadie del entorno de Simmons sabe de su existencia. Es lo que se conoce como una “Safe House” y aquí podemos hablar tranquilos, las líneas telefónicas son seguras y todo lo que podamos necesitar se encuentra aquí dentro. Inclusive, dinero.
-¿Quieres decir que mi departamento ya no es seguro?
-Hasta ayer estaba limpio, yo mismo me encargué de comprobarlo, pero es probable que hoy Vulcan haya mandado a poner micrófonos y que tu teléfono esté pinchado.
-¡Demonios! ¿Cómo diablos se enteró Simmons de que hay infiltrados entre su gente?
-Fácil. Alguien de la policía le contó.
-No puede ser… ¿Qué clase de policía pondría en peligro a sus propios compañeros?
-¡Vamos Beckett, no seas ingenua! La policía está tan corrompida como cualquier otra institución.
-Me resisto a creerlo. Una cosa es recibir sobornos y otra muy diferente traicionar a tus propios compañeros. Tengo que saber quien fue y tú vas a ayudarme a descubrirlo.
-¡Ey! ¿Por qué debo ayudarte?
-Por que eres el único que puede conseguir esa información de Simmons.
-¿Y por qué crees que él va a contármelo? Ni siquiera me dijo que había infiltrados entre su gente…
-¿Qué clase de hombre de confianza eres si no te cuenta las cosas importantes? ¿Te pusiste a pensar que si no te dijo nada, es por que quizá no te tiene tanta confianza como tú crees?
-Vulcan confía en mí, te lo afirmo.
-¿Por qué estás tan seguro?
-Además de salvar la vida de su hija, recibí una bala en el hombro por él. Ninguno de sus hombres hizo algo semejante alguna vez.
-¿Una bala en el hombro? ¿Cuántas cosas más ocultas, Castle?
-No tantas como tú crees.
-¿En serio? ¿Cómo conseguiste que este departamento fuese una safe house?
-Tengo mucho dinero ¿recuerdas?
-Como Richard Castle, no como Jameson Rook ¿De quién estás recibiendo ayuda? Por la forma en la que te manejas, no puedes estar actuando solo. FBI, CIA, NSA, alguno de los tres te debe estar dando los recursos necesarios, y las órdenes para manejarte, por supuesto.
-Para ser policía, tienes la imaginación de una novelista ¿Has probado alguna vez escribir algo?
-Desvías el tema para no admitir que estoy en lo cierto. Tarde o temprano lo voy a saber, Castle ¿No crees que es mejor que sea temprano?
-Kate, cuando todo esto termine, responderé absolutamente todas tus preguntas. Ahora, deberás confiar en mí.
-Ya te lo dije antes, no puedo confiar en ti. Especialmente desde que me robaste la tarjeta de memoria.
- ¡Y no te robé la tarjeta, la tomé prestada!
-¡Entonces ya es hora que me la devuelvas!
-¡Y lo haré…a su debido tiempo!
-Tiempo es lo que no tengo. Así que vas a devolverme la tarjeta o ya mismo llamo a mi superior para informarle todo lo que pasó.
-¡No te conviene hacer eso y lo sabes bien! Tendrás que tener paciencia…
El teléfono de Castle interrumpió la acalorada discusión que estaban teniendo. Sin demora, el escritor respondió mientras se levantaba de la silla y caminaba por el departamento. Cuando finalizó la llamada dijo:
-Tengo que irme de inmediato. Mañana de daré la tarjeta, te lo prometo.
-¿A dónde vas con tanto apuro?
-A encontrarme con Vulcan en mi casa, quiere verme de inmediato. Presiento que no son buenas noticias… Escucha, deberías quedarte aquí hasta que yo vuelva. No sé qué es lo que está pasando, pero creo que estarás más segura en este departamento que en el tuyo.
-No puedo quedarme aquí. Debo volver a mi casa, no quiero levantar sospechas.
-Como prefieras, pero prométeme que si ves algo sospechoso regresarás aquí de inmediato ¿De acuerdo?- pidió mientras se ponía el sombrero.
-De acuerdo, lo prometo.
-Una cosa más… ¿Qué vas a responderle a Royce?- preguntó antes de abrir la puerta.
-¿De qué estás hablando?
-De la propuesta de casamiento que te hizo.
-¿Cuánto tiempo estuviste espiando, Castle?
-Lo suficiente. Respóndeme ¿Cuál es la respuesta?
-No tengo porqué responder. Es un asunto privado y no te incumbe.
-Creo que no tienes una respuesta aun; o mejor: tienes una respuesta, pero no es la espera Royce ¿Me equivoco?
-Te repito, Castle, no es asunto tuyo ¿Por qué estas tan interesado en saber si aceptaré su propuesta o no?
-Por qué mientras no lo hayas decidido, todavía tengo una pequeña oportunidad.- explicó el escritor antes de desaparecer por la puerta, sin darle oportunidad de decir nada.
-¡Castle… espera!- intentó pararlo antes de que se fuera, pero él no se detuvo, dejándola con la espina clavada.
¿Qué era lo que pretendía Castle al decirle eso? ¿Por qué se empecinaba en seguir confundiéndola? Su vida había estado hecha un lio desde que se había reencontrado con él, ahora era un verdadero caos y no sabía para donde salir corriendo.
Lo mejor que podía hacer ahora era regresar a su casa a intentar descansar un poco, aunque sabía muy bien que su mente no le haría el trabajo fácil.
Cuando llegó a su departamento, se encontraba exhausta, ya que había decidido caminar de regreso, suponiendo que eso le facilitaría conciliar el sueño. Llamó al ascensor repetidas veces, pero al parecer, no funcionaba. Con gran fastidio subió por las escaleras hasta llegar a la puerta de su casa, metió la llave en la cerradura y al girarla comprobó que se encontraba abierta. Alguien había entrado y cabía la posibilidad de que todavía se encontrara dentro. Lo primero que se le cruzó por la cabeza era que Castle la había citado para que pudiesen revisar su casa. Era tanto el misterio que envolvía al escritor que no podía asegurar que esto no fuese obra de él, pero por otro lado, muy en su interior sabía que Rick no haría nada que la pusiese en peligro.
Debía entrar y comprobar que no hubiese nadie dentro, pero entraría con su arma en la mano, dispuesta a usarla de ser necesario. Llenó de aire sus pulmones y exhaló rápidamente en un intento por serenarse, pese a que su corazón que latía con celeridad no se diese por enterado. Sin demorar más, giró el picaporte abriendo la puerta de golpe y con su arma apuntando hacia adelante. La única luz que alumbraba el hall de entrada era la que provenía de la calle y se colaba por la ventana de la cocina, que era lo mismo que decir que estaba prácticamente a oscuras. Ingresó con pasos cortos, sin bajar el arma e intentando acostumbrar sus ojos a la oscuridad.
Desde atrás de la puerta, una sombra desvió la mirada de la joven, dándole la oportunidad al intruso de agarrar los brazos de Beckett haciéndole soltar su arma. Una vez indefensa, su atacante puso su brazo en su cuello, mientras que con su otra mano torcía el brazo de Kate sobre su propia espalda, dejándola totalmente inmóvil.
-¡Tranquila, nena! ¡Si te portas bien, nada va a pasarte!- le susurró al oído.
Hasta ahora no le había podido ver el rostro y quizás eso era lo que la mantendría con vida un rato más. Pero no podía darse el lujo de tener miedo, debía saber de quién se trataba, aunque podía imaginar que formaba parte de la banda de Simmons.
-¡Suéltame, maldito seas!- gritó antes de clavar el taco de su bota en el tobillo de su atacante, permitiéndole zafarse lo suficiente hasta girar quedando frente a él, pero acorralada contra la pared y sin escapatoria posible.
-¡¿Coonan?! ¡¿Qué haces aquí?!- preguntó sorprendida. Hubiese esperado a cualquier otro, menos al sicario favorito de Vulcan. Estaba claro a qué venía.
-En un principio, a charlar un rato…- respondió mientras sacaba su cuchillo para apoyarlo sobre el cuello de la joven. Luego prosiguió con la explicación: -…pero viendo lo descortés que eres con tus invitados, no me das muchas opciones, linda…
Continuará…
Bueno, hasta acá llegó la historia por ahora. Espero que les haya gustado y ya saben que espero sus comentarios, críticas y sugerencias. Saludos y nos leemos pronto!
Capítulo XX
Beckett caminaba en círculos por su departamento como una leona enjaulada. La luz había regresado hacía rato y ella, tan embebida en sus pensamientos, ni siquiera lo había notado. La furia en contra de Castle la consumía y si no hacía algo pronto sentía que iba a enloquecer.
Necesitaba salir a correr, si no lo hacía, reventaría en una especie de combustión espontánea, arrasando todo a su paso. Corrió más de una hora y media sin descanso. Su cuerpo le pedía eso: agotarlo. Hacer concentrar a su cerebro en el esfuerzo físico, sin dejarle lugar a otro pensamiento.
Si por una de esas casualidades se hubiese cruzado con Castle en ese momento, podría haberlo matado (de haber tenido su arma, claro). En este instante lo odiaba con todo su ser, y pese a que no lo mataría realmente, no podía asegurar cual sería su reacción de llegar a tenerlo en frente. En principio, tenía una colección inédita de insultos preparados para él y se atragantaría por poder decírselos todos, pero ya llegaría el momento. Ahora debía regresar a su casa a bañarse, comer algo y pensar la estrategia que usaría para recuperar la tarjeta. Porque eso si lo tenía muy en claro: debía recuperar esa grabación a como dé lugar y cueste lo que cueste.
No sabía muy bien cómo encarar la situación, ya que en un principio le había dicho a Castle que no tenía en su poder la tarjeta de memoria. Le había mentido basándose en la suposición de que algo escondía y aparentemente, no se había equivocado. Entonces, ¿Cómo debía enfrentarlo? En principio, debía esperar a estar solos y eso dentro del bar, le resultaría al menos difícil.
***
Llegó a su trabajo poco antes de las seis de la tarde, como era su costumbre. Rook no había llegado aun, pero Jack ya se encontraba en la barra, preparando todo. Después de saludar, fue a dejar sus cosas en el locker y a su regreso se dispuso a trabajar.
Poco a poco el bar fue llenándose y la ausencia de Rook se notaba en la barra. Jack era buen barman, pero solo tenía dos manos y el despacho de bebidas venía un poco lento.
-Un Bloody Mary, dos Gin Tónic, un Whiskey, un Cuba Libre y tres cervezas.- dijo Nikki al acercarse a la barra.
-¿Todo eso para una mesa?- preguntó Jack sorprendido.
-No. Son cinco pedidos diferentes.
-¡Vaya! ¡Sí que tienes memoria!
-Solo para el trabajo ¿Necesitas ayuda para preparar los tragos?
-No será necesario. Ya estoy aquí.- respondió Rook saltando la barra.
-¡Ya era hora! ¡No paré ni un segundo desde que llegué!- protestó Jack.
-¿Que necesitas primero?- preguntó a la joven.
-Las tres cervezas y el whisky.- respondió casi sin mirarlo. Todavía estaba furiosa con él y temía no poder disimular si lo miraba.
-¿Tirada o botellas?
-Una tirada y dos botellas. El whisky, bourbon.
De inmediato sirvió una medida de bourbon, después tomó un vaso y activó la palanca de la chopera y mientras se llenaba, sacó dos porrones de la heladera y los puso sobre la bandeja junto al vaso de whisky.
-Aquí tienes, Nikki. Cuando regreses tendrás el resto.- le dijo apoyando el vaso de cerveza que faltaba. Ella ni le respondió, solo se limitó a tomar la bandeja para marcharse a repartir los pedidos.
Durante el resto de la noche estuvieron bastante atareados, por lo que a la joven le fue imposible hablar con Rook, pero la jornada no había terminado y ella no se había dado por vencida aun.
Cuando el bar estuvo más sereno, Rook salió de la barra. Al parecer se dirigía a la bodega a buscar más cerveza. Esa era la oportunidad por la que había estado esperando toda la noche, por lo que esperó un tiempo prudencial y luego avisó a Jack:
-Necesito ir al baño ya.
-Ve tranquila. Todas las mesas están servidas.- respondió Jack.
Heat salió como tiro para encarar a Rook cuando subiese de la bodega.
-Tienes algo que me pertenece.- dijo la joven ni bien lo vio aparecer por el pasillo.
-¿Tu fuerza de voluntad para resistirte a mis encantos?- preguntó él con una enorme sonrisa.
-No estoy para bromas, Rook. Lo quiero de vuelta y lo quiero ahora.
-No sé de qué estás hablando. Creo que estás equivocada…
-Me estás haciendo perder la paciencia…
-¡Vaya! ¡Lo dices como si eso fuese algo difícil!
-¡Rook! Se nos acabó el bourbon ¿Puedes traer también una botella?- gritó Jack asomándose por arriba de la barra, con medio cuerpo afuera, en dirección al pasillo.
-¡Enseguida la llevo, Jack!- gritó fuertemente.. –El deber me llama…- le dijo guiñando un ojo a la joven, antes de desaparecer rumbo a la bodega nuevamente.
No le dio oportunidad de decir nada más. Estaba furiosa, con Castle por supuesto, pero aun más lo estaba con ella misma por haber cometido tremendo error. Había perdido información importante y eso era imperdonable. Ahora debía reparar ese error y todavía no sabía bien cómo hacerlo.
***
Kate llegó a su apartamento exhausta, pero su cansancio no era solamente físico, era mental. Durante toda la noche había estado pensando cómo recuperar esa maldita tarjeta, y aun no se le ocurría ningún plan potable.
Lo mejor que podía hacer era tomar un largo baño de inmersión e intentar relajarse. Y así lo hizo, sin prisa, escuchando a Coltrane en su reproductor de música; después de todo, no tenía una solución inmediata para sus problemas y aflojar cuerpo y mente no le vendría nada mal.
Salió de la bañera cuando las yemas de sus dedos estaban por arrugarse, previo a una ducha rápida para enjuagar la espuma y las sales de su cuerpo. Ahora sí estaba lista para una cena liviana antes de acostarse, por lo que segundos después de ponerse su bata, salió del baño en dirección a la cocina, aunque se detuvo instantáneamente al verlo sentado en el desayunador.
-¡¿Castle?! ¡¿Cómo es que entr…?!- cortó la frase al darse cuenta de cómo era que estaba adentro de su apartamento. –¡Debes dejar de entrar a mi casa por la ventana sin mi autorización! ¿Me escuchaste?- increpó la joven ofuscada.
-¿Y cómo s supone que te vea sin levantar sospechas?
-¡Espero que hayas venido a devolverme la tarjeta! Es lo único que tienes que hacer aquí.
-¿Qué tarjeta? ¿La de memoria?- preguntó socarronamente. -¿No me habías dicho que no tenias la grabación?
-No tengo tiempo para estupideces ¿Vas a dármela o no?
-La tendrás… cuando llegue el momento.
-¡La quiero ahora, Castle!
-No la tengo conmigo, pero la tendrás. Confía en mí.
-¡Ese es el problema! ¡No puedo confiar en ti!
-¿Por eso me dijiste que no la tenías? ¿Por qué no confías en mí?
-¿Por qué diablos la robaste?
-¿Por qué me mentiste?
-Yo pregunté primero.
-No puedo responderte eso, Kate ¿Recuerdas nuestro trato? Nada de preguntas
-No tengo tiempo para tus jueguitos. Necesito avanzar en este caso si es que quiero volver alguna vez a mi vida normal.
-¿Volver a tu vida con Royce? ¿Lo extrañas?- preguntó poniéndose serio por primera vez en la noche.
-Estamos hablando de trabajo, no de mi vida personal.
-Hace rato que cruzamos esa línea, Beckett. Nuestra vida personal se mezcló con la laboral prácticamente desde que nos conocimos, así que responde la pregunta ¿Lo extrañas?
-Por supuesto que lo extraño. Estamos juntos hace mucho tiempo, no veo la hora de reencontrarme con él…- respondió al instante. No era del todo cierto lo que decía. Quería recuperar su vida, pero no estaba tan segura de extrañar tanto a Royce, pero debía hacérselo creer a Castle si pretendía alejarse de él. Porque si había algo que tenía bien en claro, era que debía mantenerse alejada del escritor.
-Vaya… no parecías extrañarlo mucho la noche que estuvimos juntos…
-Esa noche no debió haber existido.
-Pero existió, y nunca hablamos de eso.
-No hay nada que hablar, Castle. Fue… un impulso, una verdadera estupidez y lo sabes.
-Lo que sé, es que tenemos piel Beckett, admítelo y eso es algo que no se tiene con muchas personas. La pasamos increíble y podemos repetirlo cuantas veces quieras.- explicó mientras se acercaba a escasos centímetros de ella.
-¡¿Repetirlo?! ¡¿Piensas que voy a convertirme en tu amante solo por haber tenido un polvo estupendo?!- preguntó alejándose de él.
-Deberías. Dudo mucho que puedas disfrutar tanto con tu chico como lo hiciste conmigo…
-¡¿Cómo te atreves a ser tan engreído?! ¡¿Quién diablos te piensas que eres?!- dijo enfurecida. La exasperaba la vanidad del escritor, a pesar de que tuviese razón en lo que decía.
-Sabes que digo la verdad. Soy tu debilidad, me doy cuenta como te pones cuando me acerco. Te alejas de inmediato porque sabes que te puedo, de la misma forma que tú puedes conmigo. No podemos evitar lo que nos pasa, Kate y lo sabes. El problema es que no quieres admitirlo...
-Te equivocas. Te estás armando una película que no existe. Estoy de novia hace dos años y no pienso estropear una relación estupenda por un estúpido error de una noche.
Castle estaba a punto de responderle, cuando el teléfono de línea comenzó a sonar interrumpiendo la conversación. Ambos se miraron sorprendidos, no era hora para recibir una llamada.
Kate se dirigió de inmediato a responder, deseando que no fuese una mala noticia, como suele ocurrir cuando se llama a una casa a la madrugada.
-Hola.- dijo al apoyar el tubo en la oreja.
-Hola preciosa.
-¡¿Qué haces llamando aquí y a estas horas?!
-Escúchame bien. Tenemos que vernos, es urgente. Encuéntrame en el parque, tú sabes dónde.
-¿Ahora? ¡¿Es que acaso estás loco?!
-Ahora mismo. Te explicaré todo cuando nos veamos, confía en mí.
-De acuerdo. Nos vemos en 10 minutos.- aseguró antes de colgar el teléfono.
-¿Vas a salir a estas horas?
-¿Quién eres? ¿Mi padre?
-¿Dónde vas?
-¿Desde cuándo debo darte explicaciones?
-Desde que trabajamos juntos. No son horas de encontrarte con alguien.
-No trabajamos juntos. Tu solo me ayudas ¿recuerdas?
-Recuerdo perfectamente y entonces, como quiero ayudarte, te acompaño.
-Ni lo sueñes. Tú, debes irte ahora y yo debo cambiarme y salir de inmediato.
-¿Me dirás al menos con quien te encuentras?
-No, así que no insistas ¿Puedes irte?
-De acuerdo, me voy. Pero volveré pronto.
-Volverás solo y únicamente cuando me traigas la tarjeta de memoria. Y eso será rápido ¿Entendiste?
-Regresaré antes de que te des cuenta que me fui y así podremos terminar la charla que interrumpió el teléfono…- dijo un segundo antes de sacar una de sus piernas por la ventana.
-No hay nada más que hablar. Ya dije todo lo que tenía para decir sobre esa noche.
-Pero yo no.- aseguró saliendo del departamento.
Kate se lo quedó mirando mientras desaparecía de su casa. Aun no terminaba de entender que era lo que pretendía Castle. No sabía aun porqué había robado la tarjeta de memoria de su cartera, tampoco sabía porque se había aparecido en su departamento si no había sido para devolvérsela. Todo en Castle era un gran enigma que le estaba costando resolver, y si quería develarlo necesitaba ayuda, por lo que acudiría a su gran amiga la forense Laine Parrish.
Le escribiría una carta explicándole todo lo que había pasado desde que trabajaba en el Inferno, y ella tendría que hacer una investigación extra oficial sobre Castle. Necesitaba empezar desde el principio y el principio era su paternidad oculta. Su olfato de policía le indicaba que el cambio abrupto de vida que había tenido el escritor comenzaba ahí y esa era la punta del gran ovillo desde donde debería empezar a tirar para desarmar a Jameson Rook hasta descubrir a Richard Castle.
Pero ahora no tenía tiempo para seguir pensando en él. Debía encontrarse con Royce en el parque al que siempre iban cuando corrían juntos. El llamado le había resultado de lo más extraño, no tenía ni mínima idea de lo que quería hablarle su novio, lo que si suponía era que no podía ser nada bueno si no podía esperar a decírselo en otro momento. Sentía curiosidad, pero no estaba del todo convencida de querer verlo en este instante. Su cabeza estaba hecha un lio, al igual que su corazón y el hecho de tener que encontrarse con Royce no le aclaraba sus ideas en absoluto, sino más bien, todo lo contrario.
Ni bien terminó de ponerse su ropa deportiva y sus zapatillas, salió de su departamento con sus auriculares puestos. No eran horas para salir a correr, pero supuso que llamaría menos la atención vestida de esa forma.
A los pocos minutos estaba sentada en una banca del parque en la que siempre paraban a estirar los músculos después del ejercicio, cuando corrían con Mike. Ahí le había dado su primer beso días después de haber terminado su período de entrenamiento y era algo así como su lugar especial.
Mientras lo esperaba, analizaba su relación a lo largo de estos dos años. Todo se había dado muy lentamente y sin apuro y era por eso que habían durado tanto tiempo juntos. Royce le transmitía seguridad, se sentía protegida y contenida, además se divertía muchísimo con él, por lo que no podía pedir nada más en una relación de pareja. Entonces se preguntó: -¡¿En qué diablos estaba pensando cuando me acosté con Castle?! ¡¿Y por qué sigo pensando en él todo el tiempo?! ¡Dios! ¡Tengo que hacerme ver de la cabeza, urgente!- se dijo a si misma al levantarse de la banca para moverse un poco.
En ese mismo momento, una sombra alargada comenzó a asomar por el corredor central del parque. Kate se acercó a un árbol gigante, parándose debajo de la sombra, quedando oculta por la oscuridad, pero salió a la luz al instante en que reconoció a Royce.
-¡Hola preciosa! ¡No sabes las ganas que tenía de verte!- dijo Mike tomándola de la cintura para darle un profundo beso. Beckett no se resistió, no le venía nada mal reafirmar lo mucho que le gustaban los besos de su chico y en este momento, parecía ser de lo más necesario.
-Espero que nuestro encuentro no sea solo personal, Royce. Sabes que es muy peligroso que nos vean juntos.
-¡También es por trabajo y juro que es importante!
-¿Qué es lo que está pasando?
-Caminemos mientras te cuento.
-De acuerdo.
-Tenemos un problema, Kate y uno muy grande.
-Me estas preocupando, Mike ¿Qué sucede?
-Simmons sospecha que hay un infiltrado y no va a parar hasta descubrir quién es.
-¿Cómo te enteraste?
-Sabes que tengo contactos en todos lados, incluso entre delincuentes. Estoy preocupado Kate, ya no es seguro que estés metida ahí adentro. Si llega a descubrirte puedes darte por muerta.
-¿Y qué pretendes que haga? ¿Qué me vaya sin conseguir lo que fui a buscar? Necesito pruebas para meterlo en la cárcel y no pienso irme del Inferno hasta que las consiga. Además, es la única oportunidad que tengo para saber si realmente Simmons está involucrado en la muerte de mi madre. No voy a desaprovecharla bajo ningún punto de vista.
-No puedo dejarte hacer eso, es una locura y lo sabes.
-Es mi trabajo, Royce. Asumí una responsabilidad cuando acepte ir al Inferno y no puedo abandonarla solo porque mi vida corre peligro y tú mejor que nadie deberías saberlo.
-Lo sé, pero me aterra la idea de que te pase algo. No podría soportarlo…
-Tendré cuidado, confía en mí y en cómo me entrenaste.
-Sé que eres muy buena en tu trabajo, pero aun así corres peligro y no puedo evitar preocuparme. Ten, memorízalo y luego destruye el papel.- dijo al darle un número telefónico anotado a mano.
-¿De quién es?- preguntó al leerlo.
-Es mío y eres la única que sabe de él. Me llamas cuando sea, a cualquier hora y para lo que necesites. Especialmente si sospechas que estas en peligro. Es lo único que puedo hacer para protegerte, ya que no puedo lograr que abandones el caso.
-No van a descubrirme, sé bien lo que estoy haciendo…
-No importa lo segura que te sientas, esta gente es muy peligrosa de verdad. Tienen contactos por todos lados y el matar un policía les significa lo mismo que matar a un mosquito. No debes confiarte ¿Entendido?
-Entendido. Te prometo que te llamaré de inmediato si te necesito.
-Eso me tranquiliza, aunque no lo suficiente. Estos días que estuvimos separados me hicieron darme cuenta de lo mucho que te necesito a mi lado, no sé lo que haría si algo malo llegara a pasarte…
-Mike… -intentó interrumpir Beckett.
-No he terminado. No solo vine a advertirte sobre Simmons, vine a decirte algo más…- Royce cambió la expresión de su rostro. Se mostraba nervioso.
-Me estas asustando con esa cara, Mike ¿Qué es lo que quieres decirme que te pone así?
-Sé que no es el mejor momento ni el mejor lugar, pero no puedo esperar a que termines tu trabajo para decirte esto…- Royce guardó silencio unos segundos, escogiendo las palabras adecuadas y cuando creyó encontrarlas, prosiguió: -Kate, quiero que seas mi esposa. Te amo, como nunca amé a una mujer y quiero pasar el resto de mi vida junto a ti…
Beckett abrió los ojos sorprendida. Si había algo que no se hubiese imaginado era una proposición de casamiento por parte de Mike.
-Realmente no me lo esperaba…- fue lo único que atinó a decir.
-Sé que te toma por sorpresa y no tienes que responderme ahora. Solo te pido que lo pienses, no es tan descabellado, después de todo ya habíamos hablado de vivir juntos. Nos llevamos de maravillas y estoy convencido de que no debemos desperdiciar más tiempo para estar verdaderamente juntos. Prométeme que lo pensarás detenidamente ¿De acuerdo?
-De acuerdo. Lo prometo.- dijo casi sin pensar. La había dejado pasmada y prácticamente sin palabras.
-Ahora debo irme, preciosa.- dijo con una sonrisa antes de darle un beso de despedida. -¡Cuídate mucho ¿quieres?!
-Lo hare…
Beckett se quedó unos segundos en su lugar, sin mover un músculo. Todavía no terminaba de asimilar lo que acababa de ocurrir. Royce le había dicho dos cosas que podrían cambiar su vida. Una, le había asegurado que de seguir en el Inferno su vida corría peligro y dos, le había propuesto casamiento ¿Cuál de las dos le resultaba más difícil de asimilar?
La primera era previsible y podía pasar en cualquier momento, pero la segunda, la proposición de casamiento, le resultaba totalmente sorpresiva. Si su cabeza hasta el momento estaba totalmente enmarañada, después de esto se había convertido en un completo desastre.
-¿Por qué ahora, Mike? ¿Por qué no antes? ¿Por qué no después de terminar con el caso de Simmons?- se preguntaba mientras emprendía el regreso a su casa corriendo. También se preguntaba si el haberse acostado con Castle, influía en la decisión que debía tomar. Y seguramente, la respuesta era afirmativa. Quizá, si no se hubiese vuelto a cruzar con Rick, la respuesta hubiese sido más fácil. Durante el tiempo que había estado con Royce, se podría decir que era bastante feliz, por lo que seguramente, el casarse hubiese sido lo más lógico. Hasta segundos antes de reencontrarse con Rick, creía que estaba enamorada de Mike; y seguramente, a su manera, lo amaba, pero pese a todo lo que había significado en su vida, no sentía ni por asomo lo que alguna vez había sentido por Castle y ni hablar de lo que le estaba pasando ahora con el escritor.
Ahora con Castle, sus sentimientos eran mixtos. Iba del amor al odio en segundos, ya que las acciones del escritor eran impredecibles y sobre todo de lo más confusas, no obstante, no podía quitarlo de su cabeza por más de tres minutos.
***
-¡Al fin llegaste! ¡Pensé que corrías más rápido!- dijo el escritor desde la penumbra de la ventana donde se encontraba sentado.
-¿Qué te dije sobre entrar sin permiso a mi departamento? ¡Lo tienes prohibido!
-Lo sé y esta será la última vez. Ten, memoriza la dirección y luego desaparece el papel.
-¿Qué pasa hoy con hacer desaparecer papeles?
-Está muy de moda entre espías. Aquí tienes la llave, mañana después del trabajo te veo ahí. Procura que no te sigan y no vayas en auto.
-¿De qué se trata todo esto?- preguntó la joven sin entender demasiado.
-Mañana te pondré al corriente de un par de cosas, mientras tanto debemos mantener la calma y comportarnos como siempre. Tengo que irme, nos vemos.
-¡Espera Rook!- dijo antes de que saliese por la ventana.
-¡Mañana hablamos!- respondió desapareciendo por las escaleras.
-¡¿Qué diablos está pasando aquí?!- se preguntó la joven. Primero Royce, que aparecía así de la nada a informarle que puede estar en peligro y luego Castle que le da una llave de vaya a saber que sitio en donde deberá encontrarse mañana con él. Y en el medio, por supuesto, una proposición de casamiento de lo más inesperada por parte de su chico ¿Qué más podía pasar esa noche? No quería averiguarlo, por hoy era suficiente. Lo más sensato era acostarse a dormir y esperar hasta mañana, donde al parecer habría bastantes revelaciones.
A la mañana siguiente, luego de toda su rutina diaria, se dispuso a escribir a su amiga Lanie. No abundó en detalles, por qué no eran necesarios, solo le contó lo importante de la forma más sintáctica posible, pidiendo su ayuda para investigar los registros médicos del escritor y de su antigua novia Meredith, esperando que eso fuese suficiente como para empezar a descubrir todo el misterio que envolvía Richard Castle. Antes de entrar al Inferno, pasó por una mensajería en moto y dejo el sobre con la dirección del domicilio de la forense, pagando el viaje antes de retirarse. Como único contacto, le había dejado a Lanie la dirección de una casilla postal dónde debía responderle lo antes posible.
Ahora sí estaba lista para entrar a trabajar a “la boca de lobo” en la que se había convertido su trabajo. Ahora sí estaba lista para pasar totalmente desapercibida dentro del bar. Si había algo que no debía hacer hoy era levantar sospechas entre los presentes, por lo que con gran esfuerzo, se comportó de lo más normal, pese a que los nervios la consumían.
Todo fue de lo más tranquilo en el trabajo y ya estaba por llegar la hora de salida. Beckett no veía la hora de largarse de ahí, pero trataba de no demostrarlo.
-¿Crees que podremos arreglarnos solos, Jack?- preguntó Rook refiriéndose a las pocas mesas que quedaban por levantar.
-Sin duda. John ya cerró las puertas y nadie más va a entrar.
-Entonces, puedes irte Heat. Nosotros terminaremos aquí.
-¿Seguro?
-¡Apresúrate antes de que el jefe cambie de opinión!- dijo Jack guiñándole un ojo.
-¡De acuerdo! ¡Me voy volando!- aseguró la joven mientras se dirigía a buscar sus cosas.
Ni bien salió del bar, subió a su auto y se dirigió a su casa. Necesitaba pegarse una ducha rápida antes de ir a encontrarse con Castle en la dirección que le había dado, dándole así un poco de tiempo para que el escritor llegase.
Cuando salió de bañarse, su estomago rugía de hambre, pero ya no tenía tiempo para prepararse algo. De regreso a su casa comería algo en algún café 24 horas, por lo que sin demora se dirigió al misterioso lugar donde el escritor la había citado, pero antes de salir buscó su arma en el ropero, donde la tenía escondida. Su arma siempre le había dado seguridad y en este momento la necesitaba más que nunca teniendo en cuenta lo que le había dicho Royce.
***
La dirección que le había pasado el escritor no quedaba muy lejos de su departamento, solo a unas veinte cuadras, pero resolvió tomar el metro para no demorar tanto. Necesitaba explicaciones y el único que podía dárselas en este momento era Castle, pese a que no estaba muy segura de que él tuviese intenciones de aclararle algo.
Al llegar se topo con un modesto edificio de seis pisos. Sacó el juego de llaves que le había dado Castle y probó cual era la de la puerta de entrada principal. Al segundo intento, abrió la puerta e ingresó de inmediato dirigiéndose al ascensor. Ni bien entró al departamento comenzó a estudiarlo detenidamente: era amplio y decorado con exquisito buen gusto, obra del escritor, supuso la joven. Tenía una amplia cocina con todos los utensilios y electrodomésticos necesarios para cocinar a gusto. La heladera estaba repleta de comida y bebida, principalmente cerveza, vino y champagne. Pensó en tomar una botella de Heineken, pero no le pareció correcto servirse sola, por lo que cerró la puerta y decidió continuar con la exploración.
El ruido del ascensor llegando al piso la sobresaltó, tanto que automáticamente apoyó su mano sobre el arma que escondía en la cintura, preparándose para sacarla de ser necesario.
La puerta se abrió dando paso a Castle, quien llegaba con dos bolsas de papel en la mano.
-Ya estoy aquí ¡Traje comida china, espero que te siga gustando!
-¡Más que antes!
-¿Tienes hambre? ¡Yo desfallezco!
-¡No sabes cuanta!
-¡Comamos, entonces! ¿Puedes sacar un par de cervezas del refrigerador?- preguntó mientras apoyaba las bolsas en la mesa de la cocina. Beckett sacó las botellas y se sentó en una de las sillas.
Durante los primeros dos minutos, se dedicaron a comer. Ambos estaban hambrientos y no podían disimularlo, pero el silencio no duró mucho y finalmente, Beckett fue quien habló:
-¿Y por qué nos encontramos aquí?
-Por que, a pesar de que tú y tu chico hablaban prácticamente en susurros, llegué a escuchar que Simmons sabe que tiene un infiltrado en su grupo.
-¡¿Me seguiste ayer?! ¡¿Me estuviste espiando?!
-Te estuve cuidando. No eran horas para estar dando vuelta por el parque sola.
-Tenía compañía.
-Lo noté, no obstante, no podía dejar que fueses sola a encontrarte con tu novio.
-¡No puedo creerlo, Castle! ¿Cómo diablos debo decirte que no necesito que me cuiden?
-¿Acaso no escuchaste a tu chico? Vulcan sospecha que tiene un topo y no va a parar hasta que descubra quien es y eso te pone en un lugar muy peligroso, Beckett. Entiéndelo de una vez.
-¿Lo sabías de antes?
-No. Me enteré cuando Royce te lo dijo. Me encantaría saber cómo lo supo…
-Tiene informantes en todos lados.
-¿Incluso en el círculo íntimo de Vulcan? Me resulta raro…
-¿Qué insinúas, Castle?
-Nada. Solo que me resulta extraño, es todo.
-¿Y para que me hiciste venir? ¿Vives aquí?
-No. Vivo en un amplio departamento al que Vulcan viene a cenar a menudo con su pequeña hija. Ella adora mi sala de juegos y se pasa horas jugando con mis consolas de videojuegos. De este lugar, nadie del entorno de Simmons sabe de su existencia. Es lo que se conoce como una “Safe House” y aquí podemos hablar tranquilos, las líneas telefónicas son seguras y todo lo que podamos necesitar se encuentra aquí dentro. Inclusive, dinero.
-¿Quieres decir que mi departamento ya no es seguro?
-Hasta ayer estaba limpio, yo mismo me encargué de comprobarlo, pero es probable que hoy Vulcan haya mandado a poner micrófonos y que tu teléfono esté pinchado.
-¡Demonios! ¿Cómo diablos se enteró Simmons de que hay infiltrados entre su gente?
-Fácil. Alguien de la policía le contó.
-No puede ser… ¿Qué clase de policía pondría en peligro a sus propios compañeros?
-¡Vamos Beckett, no seas ingenua! La policía está tan corrompida como cualquier otra institución.
-Me resisto a creerlo. Una cosa es recibir sobornos y otra muy diferente traicionar a tus propios compañeros. Tengo que saber quien fue y tú vas a ayudarme a descubrirlo.
-¡Ey! ¿Por qué debo ayudarte?
-Por que eres el único que puede conseguir esa información de Simmons.
-¿Y por qué crees que él va a contármelo? Ni siquiera me dijo que había infiltrados entre su gente…
-¿Qué clase de hombre de confianza eres si no te cuenta las cosas importantes? ¿Te pusiste a pensar que si no te dijo nada, es por que quizá no te tiene tanta confianza como tú crees?
-Vulcan confía en mí, te lo afirmo.
-¿Por qué estás tan seguro?
-Además de salvar la vida de su hija, recibí una bala en el hombro por él. Ninguno de sus hombres hizo algo semejante alguna vez.
-¿Una bala en el hombro? ¿Cuántas cosas más ocultas, Castle?
-No tantas como tú crees.
-¿En serio? ¿Cómo conseguiste que este departamento fuese una safe house?
-Tengo mucho dinero ¿recuerdas?
-Como Richard Castle, no como Jameson Rook ¿De quién estás recibiendo ayuda? Por la forma en la que te manejas, no puedes estar actuando solo. FBI, CIA, NSA, alguno de los tres te debe estar dando los recursos necesarios, y las órdenes para manejarte, por supuesto.
-Para ser policía, tienes la imaginación de una novelista ¿Has probado alguna vez escribir algo?
-Desvías el tema para no admitir que estoy en lo cierto. Tarde o temprano lo voy a saber, Castle ¿No crees que es mejor que sea temprano?
-Kate, cuando todo esto termine, responderé absolutamente todas tus preguntas. Ahora, deberás confiar en mí.
-Ya te lo dije antes, no puedo confiar en ti. Especialmente desde que me robaste la tarjeta de memoria.
- ¡Y no te robé la tarjeta, la tomé prestada!
-¡Entonces ya es hora que me la devuelvas!
-¡Y lo haré…a su debido tiempo!
-Tiempo es lo que no tengo. Así que vas a devolverme la tarjeta o ya mismo llamo a mi superior para informarle todo lo que pasó.
-¡No te conviene hacer eso y lo sabes bien! Tendrás que tener paciencia…
El teléfono de Castle interrumpió la acalorada discusión que estaban teniendo. Sin demora, el escritor respondió mientras se levantaba de la silla y caminaba por el departamento. Cuando finalizó la llamada dijo:
-Tengo que irme de inmediato. Mañana de daré la tarjeta, te lo prometo.
-¿A dónde vas con tanto apuro?
-A encontrarme con Vulcan en mi casa, quiere verme de inmediato. Presiento que no son buenas noticias… Escucha, deberías quedarte aquí hasta que yo vuelva. No sé qué es lo que está pasando, pero creo que estarás más segura en este departamento que en el tuyo.
-No puedo quedarme aquí. Debo volver a mi casa, no quiero levantar sospechas.
-Como prefieras, pero prométeme que si ves algo sospechoso regresarás aquí de inmediato ¿De acuerdo?- pidió mientras se ponía el sombrero.
-De acuerdo, lo prometo.
-Una cosa más… ¿Qué vas a responderle a Royce?- preguntó antes de abrir la puerta.
-¿De qué estás hablando?
-De la propuesta de casamiento que te hizo.
-¿Cuánto tiempo estuviste espiando, Castle?
-Lo suficiente. Respóndeme ¿Cuál es la respuesta?
-No tengo porqué responder. Es un asunto privado y no te incumbe.
-Creo que no tienes una respuesta aun; o mejor: tienes una respuesta, pero no es la espera Royce ¿Me equivoco?
-Te repito, Castle, no es asunto tuyo ¿Por qué estas tan interesado en saber si aceptaré su propuesta o no?
-Por qué mientras no lo hayas decidido, todavía tengo una pequeña oportunidad.- explicó el escritor antes de desaparecer por la puerta, sin darle oportunidad de decir nada.
-¡Castle… espera!- intentó pararlo antes de que se fuera, pero él no se detuvo, dejándola con la espina clavada.
¿Qué era lo que pretendía Castle al decirle eso? ¿Por qué se empecinaba en seguir confundiéndola? Su vida había estado hecha un lio desde que se había reencontrado con él, ahora era un verdadero caos y no sabía para donde salir corriendo.
Lo mejor que podía hacer ahora era regresar a su casa a intentar descansar un poco, aunque sabía muy bien que su mente no le haría el trabajo fácil.
Cuando llegó a su departamento, se encontraba exhausta, ya que había decidido caminar de regreso, suponiendo que eso le facilitaría conciliar el sueño. Llamó al ascensor repetidas veces, pero al parecer, no funcionaba. Con gran fastidio subió por las escaleras hasta llegar a la puerta de su casa, metió la llave en la cerradura y al girarla comprobó que se encontraba abierta. Alguien había entrado y cabía la posibilidad de que todavía se encontrara dentro. Lo primero que se le cruzó por la cabeza era que Castle la había citado para que pudiesen revisar su casa. Era tanto el misterio que envolvía al escritor que no podía asegurar que esto no fuese obra de él, pero por otro lado, muy en su interior sabía que Rick no haría nada que la pusiese en peligro.
Debía entrar y comprobar que no hubiese nadie dentro, pero entraría con su arma en la mano, dispuesta a usarla de ser necesario. Llenó de aire sus pulmones y exhaló rápidamente en un intento por serenarse, pese a que su corazón que latía con celeridad no se diese por enterado. Sin demorar más, giró el picaporte abriendo la puerta de golpe y con su arma apuntando hacia adelante. La única luz que alumbraba el hall de entrada era la que provenía de la calle y se colaba por la ventana de la cocina, que era lo mismo que decir que estaba prácticamente a oscuras. Ingresó con pasos cortos, sin bajar el arma e intentando acostumbrar sus ojos a la oscuridad.
Desde atrás de la puerta, una sombra desvió la mirada de la joven, dándole la oportunidad al intruso de agarrar los brazos de Beckett haciéndole soltar su arma. Una vez indefensa, su atacante puso su brazo en su cuello, mientras que con su otra mano torcía el brazo de Kate sobre su propia espalda, dejándola totalmente inmóvil.
-¡Tranquila, nena! ¡Si te portas bien, nada va a pasarte!- le susurró al oído.
Hasta ahora no le había podido ver el rostro y quizás eso era lo que la mantendría con vida un rato más. Pero no podía darse el lujo de tener miedo, debía saber de quién se trataba, aunque podía imaginar que formaba parte de la banda de Simmons.
-¡Suéltame, maldito seas!- gritó antes de clavar el taco de su bota en el tobillo de su atacante, permitiéndole zafarse lo suficiente hasta girar quedando frente a él, pero acorralada contra la pared y sin escapatoria posible.
-¡¿Coonan?! ¡¿Qué haces aquí?!- preguntó sorprendida. Hubiese esperado a cualquier otro, menos al sicario favorito de Vulcan. Estaba claro a qué venía.
-En un principio, a charlar un rato…- respondió mientras sacaba su cuchillo para apoyarlo sobre el cuello de la joven. Luego prosiguió con la explicación: -…pero viendo lo descortés que eres con tus invitados, no me das muchas opciones, linda…
Continuará…
Bueno, hasta acá llegó la historia por ahora. Espero que les haya gustado y ya saben que espero sus comentarios, críticas y sugerencias. Saludos y nos leemos pronto!
Solexite- Policia de homicidios
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Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Omg omg omg omg omg omg omg omg ( primero feliz año y ahora continuemos) omg omg omg omg omg ..cada vez esta historia se pone de attack..que le diga que no que le diga que no....pero primero tiene que salvarse de coonan..sigue por favor...ojala lo subas pronto...paciencia hay cuando sorprender con este tipo de capítulos..pero un nuevo acercamiento de mate y rock no estaría mal...y una continuación mas pronto tampoco..
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Feliz Año!!
Como lo dejas ahí?? Ya sabía yo que no iba a tardar mucho en suceder algo, y no se por qué tengo la impresión de que ese Royce tiene algo que ver y que él va a ser el chivato de la poli.
No me esperaba para nada esa proposición de matrimonio, a ver si lo que le ha dicho Rick le da que pensar y no lo acepta
Como lo dejas ahí?? Ya sabía yo que no iba a tardar mucho en suceder algo, y no se por qué tengo la impresión de que ese Royce tiene algo que ver y que él va a ser el chivato de la poli.
No me esperaba para nada esa proposición de matrimonio, a ver si lo que le ha dicho Rick le da que pensar y no lo acepta
Yaye- Escritor - Policia
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Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Que maña de dejarla la historia en la mejor parte!! como podre dormir estos días?? espero que pronto nos des una actualización!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Feliz año!!!!!!!!!!!!!
Oh dios mio!!!!!!!!!!! Esto no puede ser... no se como va a salir de esta pero no puede morir...
Oh dios mio!!!!!!!!!!! Esto no puede ser... no se como va a salir de esta pero no puede morir...
alba_caskett- Actor en Broadway
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
La verdad no se que decir je! Fue largo pero entretenidoo!! Me encanto y mucho je!!! Cada véz se pone interesante !! Bueno seguirlo cuando puedass!! Jee!!! Saludos y besos!!
clari_castleismylife- Ayudante de policia
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Edad : 26
Localización : ARGENTINA El Pais Mas Lindoo!!! =)
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
03.02.2017 ya se va a cumplir dos meses ,sin una nueva actualización, por favor sube un capítulo mas...
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
BRIGITTEALWAYSBELIEVE escribió:03.02.2017 ya se va a cumplir dos meses ,sin una nueva actualización, por favor sube un capítulo mas...
Tus deseos son órdenes para mi... jajajajaja!
Solexite- Policia de homicidios
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Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Perdón por demorar tanto en subir el siguiente capi. Estuve con poco tiempo y se me hizo imposible terminarlo antes. Espero que lo disfruten!
Capítulo XXI
La imponente motocicleta Honda rugía a su paso y el escritor volaba en ella rumbo a su departamento. Usaba el CBR, mayormente en verano, o cuando le urgía llegar a un lugar, como era éste el caso, dejándose llevar por la velocidad que ostentaba la moto a cada acelerada.
En pocos minutos se encontraba en la cochera de su departamento y con prisa de dirigió al elevador que lo llevaría a su cita con Simmons, quien lo esperaba en su living solo. Saludó a los dos guardaespaldas que se apostaban a ambos lados de la puerta de su casa e inmediatamente ingresó a su departamento.
-Aquí estoy. Y espero que sea lo suficientemente importante como para haberme sacado de la cama de esa rubia espectacular con la que estaba…- dijo ni bien entró.
-Es importante, créeme.
-Te escucho.- informó antes de servirse un whisky.
-Mañana a la noche tengo planeado el negocio de mi vida, Jamie. Si todo sale bien, me convertiré en el hombre más poderoso de New York.
-¡Vaya! ¡Me sorprende que me lo estés contando! ¿De qué se trata?
-Sabes que no me gusta involucrarte en mis negocios, pero éste es realmente grande y han surgido algunos inconvenientes… Necesito tu ayuda y si sale bien, recibirás una enorme recompensa.
-¿Inconvenientes? ¿Qué tipo de inconvenientes?
-Tenemos un topo que puede poner en riesgo toda la operación. Si me llegan a atrapar, puedo olvidarme de ver la luz del sol por largo tiempo.
-¿Un topo? ¡¿Cómo es posible?!
-No lo sé, Jamie. No entiendo cómo pudo pasar…
-¿Cómo lo descubriste? Por qué… ya sabes quién es ¿Cierto?- preguntó intentando disimular.
-No sé quien es aun, pero no tardaré en descubrirlo. El poli que me lo contó no pudo decirme quien de todos los que trabajan es el infiltrado, pero me dijo que era policía.
-Y tu amigo poli ¿es de confianza?
-Sí. Trabajo con él hace años y siempre trajo información precisa. Nunca se ha equivocado.
-¿Y qué tienes pensado hacer al respecto? No tienes demasiado tiempo…
-Lo sé. Y ya me he puesto de lleno en el asunto. Todos los que trabajan en el Inferno están bajo sospecha, todos excepto tú.
-¡Deberías investigarme a mí también!- dijo el escritor sonriendo, tratando de disimular su nerviosismo.
-Ya lo he hecho tiempo atrás ¿Crees que te dejaría observar mis negocios tan alegremente si no me hubiese cerciorado que estás limpio?
-No te creo tan estúpido.
-Pues, no lo soy.
-Y dime… ¿En qué puedo ayudarte yo?
-Para empezar, puedes darme tu opinión sobre Nikki.
-¿Sospechas de ella?
-Sospecho de todos, pero no tengo pruebas. Te lo pregunto a ti porqué eres todo un profesional con las mujeres ¿Qué opinas de Heat?
-Bueno, para empezar… Me la comería de un solo bocado, pero no se me permite intimar con el personal…
-No estoy para bromas, Jameson ¿Crees que pueda ser policía?
-¡¿Con esa belleza?! No lo creo, sería un verdadero desperdicio… Además ¿No se suponía que era de confianza? La trajo el irlandés, no tendrías que sospechar… ¿O acaso también desconfías de Fenton?
-Se supone que no debería desconfiar de ninguno, pero a estas alturas, no puedo darme el lujo de la confianza. Tengo mucho que perder.
-Te diré algo, me acercaré a ella para ver si puedo averiguar algo más de lo que sabemos.
-No hay tiempo para hacerlo a tu modo. Antes de mañana a la noche tengo que saber quién es el topo y ahora le toca a Heat.
-¿Y cómo vas a averiguarlo tan rápido?
-Coonan. En este momento debe estar con ella.
-¿Enviaste a Coonan con Heat? ¡¿Piensas matarla?!
-No. Solo asustarla lo suficiente como para que confiese, en caso de ser el topo.
-No lo sé, Vulcan. Coonan no tiene un temperamento muy confiable. Unas cuantas palabras de más y te manda a dormir con los peces… No sería la primera vez que se pasa.
-Sí, lo sé. Una vez se le fue la mano con alguien en un callejón y eso me trajo infinidad de problemas… pero no tengo otra opción.
-¿No estaría mejor poner un par de micrófonos en su casa o pinchar la línea telefónica?
-No tengo el tiempo suficiente para micrófonos. Coonan es la mejor opción.
-Espero que haga las cosas bien- dijo bebiendo un largo trago de Whisky. Ahora estaba verdaderamente preocupado por Beckett. Debía ir a su departamento de inmediato, pero antes debía quitarse de encima a Vulcan.
-No viniste solo a preguntarme por Nikki ¿Verdad? ¿En qué puedo ayudarte?
-Mañana tendrás que venir conmigo, recorrer el lugar donde haremos la transacción y decirme si hay algo sospechoso. Tienes olfato para detectar polis ¿Recuerdas los tres que me marcaste en el bar aquella noche? Si no los hubieses descubierto, todos estaríamos presos en estos momentos. Además, nadie te conoce y eso nos da una ventaja.
-¡Espera! ¿Estás diciéndome que tengo que participar de “la gran operación”? ¿Y dónde vas a estar tú, exactamente?
-En el auto, a un par de cuadras, hasta que me confirmes que está todo bien. Ahí entro yo en escena y hago el intercambio.
-No lo sé, Vulcan. Suena peligroso y sabes que esto no es lo mío…
-Necesito que vengas porque eres bueno leyendo a la gente y puedes darte cuenta cuando alguien está nervioso o algo por el estilo. Si ves algo que no te gusta, se acaba el negocio de inmediato.
-Me sigue pareciendo una locura ¿Qué tal si nos atrapan a todos?
-Te doy mi palabra que tú no irás a la cárcel. Me haré cargo de todo y nadie te molestará.
-Si no estás del todo seguro ¿Por qué insistes en hacer este negocio? Claramente, se nota que todo este asunto te tiene preocupado.
-Porque si sale bien, comienzo a jugar en la ligas mayores ¿Entiendes? Seré muchísimo más poderoso de lo que soy ahora y nadie podrá detenerme.
-Me estas asustando con ese brote de megalomanía ¿Debo preocuparme?- preguntó, aunque ya estaba verdaderamente preocupado.
-¡No, todo lo contrario! ¡Esto te traerá beneficios a ti también! En principio, por tu participación mañana, recibirás una suculenta suma de dinero ¿Qué dices? ¿Cuento contigo?
-De acuerdo, lo haremos. Y espero que comprendas el significado de “suculenta suma de dinero”
-¡No tienes que preocuparte por eso, Jamie!
-Lo sé, lo sé. Ahora que somos socios en lo criminal ¿Vas a contarme de que se trata todo esto? Si voy a arriesgar mi pellejo, creo que merezco saber porqué.
-¡Por supuesto! Hay unos muchachos de medio oriente que necesitan armas, a cambio traen opio. Los irlandeses nos conectan y se llevan una tajada de cada uno de nosotros.
-¿Y de donde sacarás las armas? Que yo sepa, no es lo tuyo.
-Tengo algo así como un socio con mucho poder y muchos contactos.
-¿Y desde cuando traficas opio?
-No lo hago, pero lo haré en breve ¡Es el negocio del siglo y no solo por la heroína! ¿Tienes idea de la cantidad de medicamentos que se hacen a base de opio? ¡Norteamérica es el mayor consumidor del mundo!
-Pero esas drogas las hacen laboratorios legales ¿Cuál es el negocio?
-El negocio son los laboratorios clandestinos.
-¿Y tú piensas abrir uno? ¿Quién fabricará las drogas? ¿Carl o John?
- La ciudad está llena de ellos, los cuales, además de preparar morfina y codeína, también preparan heroína. El mismo sujeto que consigue las armas regentea unos cuantos de ellos. Es un negocio redondo por donde se lo mire.
-¡Ya veo! ¡Tu socio debe ser un verdadero pez gordo!
-¡Ni que lo digas! Si no fuese alguien tan conocido, seguramente podría presentártelo, pero está muy expuesto y lógicamente, desde hace un tiempo está muy paranoico.
-Confieso que me da mucha curiosidad saber quién es, pero entiendo perfectamente que no puedas decirme.
-Si no fuese senador, te lo diría con gusto, pero el arruinar su carrera significaría arruinar la mía también.
-¿Por qué no me sorprende que sea un político? En fin, no quiero saber nada más. No quiero quedar pegado en ninguno de tus asuntos, mucho menos si tiene que ver con políticos.- aseguró el escritor, pese a que necesitaba saber el nombre del senador. Sabía que Vulcan le había dicho suficiente y tampoco era tan estúpido como para no desconfiar si continuaba indagando.
No podía seguir preguntando, por lo que tendría que investigar por sus propios medios: buscar conexiones, pero para eso debía profundizar en el pasado de Vulcan y con extremo detalle desde sus comienzos en su vida criminal.
-No vas a quedar pegado con nada ni con nadie. Te lo aseguro.
-Ya sé, de otra forma no hubiese accedido a ayudarte. Y retomando el tema ¿hay algo más que quieras decirme sobre mañana? Tengo a una rubia preciosa esperándome en su cama aun despierta, quiero creer…
-Puedes regresar con tu chica, ya te he dicho todo. Hablaremos a la tarde ¿de acuerdo?
-De acuerdo. Espero tu llamado ¿Salimos?
-¡Vaya que estás ansioso! ¡La rubia debe ser una bomba!
-¿Cómo no estar ansioso si me interrumpiste en lo mejor?
-¡Lo lamento, Jammie! ¡Te compensaré por eso también!
Rook acompañó a Simmons y a sus guardaespaldas hasta el palier de abajo y luego se despidió de ellos en la puerta que lo llevaba al garaje del edificio. Subió a su CBR y salió luego de comprobar que el auto de Vulcan se había ido.
Todo le resultaba extraño, principalmente que Simmons lo hubiese involucrado en sus negocios. No estaba seguro de lo que se proponía con hacerlo partícipe de la operación más importante de su carrera criminal. Se preguntaba qué era lo que se traía entre manos ¿En verdad era el único en quien confiaba o sospechaba de él y quería atraparlo? No podía saberlo, por lo que tendría que arriesgarse y seguir como actuando como siempre.
Salió a toda velocidad de su edificio. No sabía si Vulcan había mandado a seguirlo, pero, de haber dejado a alguien para que lo siga, no podría alcanzarlo ni en un millón de años.
Mientras se dirigía a toda prisa hacia lo de Beckett, pensaba como iba a hacer para entrar ahí sin que Coonan lo descubra. Si eso pasaba, podía darse por muerto: o bien lo haría el mismo Dick o quizá Vulcan con sus propias manos, pero de seguro no escaparía a una muerte dolorosa.
Al llegar al departamento de la joven, ocultó la moto en el callejón donde se hallaba la escalera de incendios por dónde se había colado más de una vez. Por ahí volvería a entrar, pero antes de asomarse por la ventana llamaría por teléfono al departamento para distraerlos y conseguir el tiempo necesario para ingresar y atacar a Coonan, eso si ya no se había deshecho de Beckett.
Subió escalón por escalón cuidándose al extremo de no hacer ruido, y cuando hubo llegado a destino se aplastó al piso de metal de la escalera, para que su sombra no se proyectara dentro del departamento arruinando la sorpresa. Desde donde estaba ubicado podía escuchar con claridad lo que estaban hablando.
-…Vine a obtener respuestas, Heat. Y tú vas a dármelas.
-¡No sé de que hablas! ¡Lo que creas estar pensando de mí, es un error!
-Eso lo veremos… ¿Qué haces trabajando en el Inferno?- preguntó sin sacarle el cuchillo del cuello.
-Necesito trabajar, Coonan ¿Piensas que tengo a alguien que me mantiene?
-Deberías aprovechar esa preciosa cara y ese tremendo cuerpo- dijo bajando el cuchillo con la punta sobre su piel hasta llegar a su escote y luego agregó:- ¡Más de uno estaría encantado de mantenerte!
-Pues, no es tan fácil. Siempre hay un precio que pagar y no estoy tan desesperada como para hacerlo ¿Puedes soltarme? No voy a ir a ningún lado.- preguntó al matón.
-¿Me crees tan estúpido? No voy a soltarte, así que puedes ir acostumbrándote…
-¿Qué es lo que pretendes, Coonan?
-Quiero que me cuentes como llegaste a trabajar en el bar de Simmons.
-Fenton me recomendó a Vulcan. Lo conozco desde hace años…
-Te estás jugando el pellejo, Heat. Piensa bien lo que respondes…
-Te estoy diciendo la verdad… ¿Por qué desconfías de mí?
-Yo hago las preguntas ¿De acuerdo? Y más te vale que empieces a responder lo que te pregunto porque ya me estás poniendo nervioso, como todas las mujeres a las que he interrogado.
-¿Llamas a esto interrogatorio? Estás intentando intimidarme no interrogarme.
-Esto no es intimidarte. No tienes ni idea de lo que puedo llegar a hacer cuando necesito intimidar a alguien.
-Supongo que tu cuchillo tiene bastante protagonismo en tus intimidaciones. Sobre todo cuando se trata de una mujer.
-Me estás desafiando y no me gusta para nada. La última vez que una mujer quiso pasarse de lista terminó con su cuerpo cubierto de puñaladas en un callejón. La orden era “silenciar a la abogada”, pero la forma en la que me habló me sacó de quicio y le clavé tantas veces el cuchillo que no pude contar el número de puñaladas. Algo parecido me está pasando ahora contigo, así que si fuera tú, respondería lo que te pregunto sin chistar.
Beckett no pudo responderle. Ese último comentario le había helado la sangre. No podía ser una coincidencia bajo ningún punto de vista: Dick Coonan había matado a su madre y ahora ella estaba a merced de su asesino y no podía hacer nada para escaparse de él.
El teléfono del departamento comenzó a sonar, sobresaltando a ambos.
-¡¿Quién demonios te llama a estas horas?!- preguntó Coonan sorprendido.
-No soy mentalista. Si no atiendo, no puedo saberlo.
-¡No, no vas a atender!
-¿Prefieres que la persona que esté llamando se preocupe por qué no respondo el teléfono a estas horas?
Coonan meditó unos segundos y luego le quitó el cuchillo del cuello. Esa era la oportunidad que Castle había estado esperando, un segundo de distracción en el que no pusiera en peligro la vida de Kate. Ni bien observó que Dick estuviese de espaldas a la ventana, ingresó por ella y se abalanzó sobre el matón tirándolo al suelo. El sicario soltó su cuchillo por unos segundos, mientras rodaba con el escritor por el piso tratando de soltarse.
Beckett buscó el arma en el suelo, cerca de la entrada donde se la había arrebatado el sicario de Vulcan, mientras que los dos enormes cuerpos rodaban de un lado al otro propinándose golpes de todo tipo. Se le hacía imposible distinguir con exactitud quien era el atacante de Coonan, pero podía jurar que Castle era quien rodaba en el piso.
-¡Quietos! ¡Los dos!- gritó la joven apuntándole a ambos.
Los dos hombres dejaron de forcejear en cuanto la vieron apuntándolos con su arma.
-Quiero que se levanten muy lentamente y sin hacer ningún movimiento brusco ¿Entendido?
Ambos asintieron con la cabeza y comenzaron a incorporarse.
-¡Vas a tener que explicarle muchas cosas a Vulcan!- dijo Coonan mirando a Rook.
-¡Silencio!- dijo Beckett.
Sin darles oportunidad de nada, Coonan se dejó caer sobre sus rodillas para tomar su cuchillo y darle un puntazo en el pie del escritor, distrayéndolo para poder ponerlo frente de él a modo de escudo. Ahora el cuchillo del sicario se posaba sobre el cuello del escritor.
-Suelta el arma de inmediato.- ordenó Coonan.
-¡No la sueltes! ¡Dispárale!- contradijo Castle.
-¡Si me disparas, él se muere!- retrucó el sicario de Vulcan.
-¡Si no lo haces, los dos podemos darnos por muertos!- insistió el escritor.
Beckett no sabía cómo reaccionar ante la situación. Nunca había estado en circunstancia semejante y el miedo comenzaba a apoderarse de ella, impidiéndole tomar una decisión. Si le disparaba, corría el riesgo de que Rick resultase herido, pero si no lo hacía, tanto ella como el escritor, terminarían muertos. Difícil decisión. De las más complicadas que le había tocado tomar.
-¡Suelta el arma, maldita sea!- gritó Coonan apretando aun más el cuchillo sobre el cuello del escritor.
A diferencia de Beckett, Castle no parecía asustado, sino más bien, todo lo contrario. Podría decirse que no tenía nada que perder. Nada, excepto a Kate y no importaba si la vida de ella era la única que podía salvar. Sin pensarlo dos veces, flexionó su brazo y golpeó el costado derecho del criminal, intentando pegarle al hígado con su codo. No logró darle de lleno como para dejarlo fuera de combate, pero sirvió para invertir los roles, dejando al sicario delante de él. Coonan, quien no había soltado el cuchillo, lo lanzó en dirección a la joven. La hoja tremendamente afilada cortó la piel de su brazo abriendo un tajo profundo.
Nunca supo muy bien que fue lo que pasó en ese instante: si había sido un acto reflejo o involuntario provocado por el dolor o simplemente miedo ante la situación, pero lo cierto era que su arma se había disparado iluminando por un segundo la habitación, antes de volver a quedarse a oscuras y en un profundo silencio.
El terror invadió su cuerpo y el inmenso silencio que reinaba lo amplificaba a cada segundo. Sabía que la bala que había salido de su arma, había impactado sobre uno de los dos. Lo sabía por el olor a pólvora mezclado con un ligero olor a carne chamuscada, tan característico de un balazo.
¿Quién había sido el destinatario de esa bala? ¿Coonan o a Castle? Lo siguiente que le tocaba hacer era preguntarle al escritor si se encontraba bien, ya que no era seguro acercarse. El problema era que no estaba segura de querer saberlo.
Continuará…
Bueno, gente… Ojalá les haya gustado y espero sus comentarios, críticas y sugerencias, como siempre. Saludos y hasta la próxima!!!
Capítulo XXI
La imponente motocicleta Honda rugía a su paso y el escritor volaba en ella rumbo a su departamento. Usaba el CBR, mayormente en verano, o cuando le urgía llegar a un lugar, como era éste el caso, dejándose llevar por la velocidad que ostentaba la moto a cada acelerada.
En pocos minutos se encontraba en la cochera de su departamento y con prisa de dirigió al elevador que lo llevaría a su cita con Simmons, quien lo esperaba en su living solo. Saludó a los dos guardaespaldas que se apostaban a ambos lados de la puerta de su casa e inmediatamente ingresó a su departamento.
-Aquí estoy. Y espero que sea lo suficientemente importante como para haberme sacado de la cama de esa rubia espectacular con la que estaba…- dijo ni bien entró.
-Es importante, créeme.
-Te escucho.- informó antes de servirse un whisky.
-Mañana a la noche tengo planeado el negocio de mi vida, Jamie. Si todo sale bien, me convertiré en el hombre más poderoso de New York.
-¡Vaya! ¡Me sorprende que me lo estés contando! ¿De qué se trata?
-Sabes que no me gusta involucrarte en mis negocios, pero éste es realmente grande y han surgido algunos inconvenientes… Necesito tu ayuda y si sale bien, recibirás una enorme recompensa.
-¿Inconvenientes? ¿Qué tipo de inconvenientes?
-Tenemos un topo que puede poner en riesgo toda la operación. Si me llegan a atrapar, puedo olvidarme de ver la luz del sol por largo tiempo.
-¿Un topo? ¡¿Cómo es posible?!
-No lo sé, Jamie. No entiendo cómo pudo pasar…
-¿Cómo lo descubriste? Por qué… ya sabes quién es ¿Cierto?- preguntó intentando disimular.
-No sé quien es aun, pero no tardaré en descubrirlo. El poli que me lo contó no pudo decirme quien de todos los que trabajan es el infiltrado, pero me dijo que era policía.
-Y tu amigo poli ¿es de confianza?
-Sí. Trabajo con él hace años y siempre trajo información precisa. Nunca se ha equivocado.
-¿Y qué tienes pensado hacer al respecto? No tienes demasiado tiempo…
-Lo sé. Y ya me he puesto de lleno en el asunto. Todos los que trabajan en el Inferno están bajo sospecha, todos excepto tú.
-¡Deberías investigarme a mí también!- dijo el escritor sonriendo, tratando de disimular su nerviosismo.
-Ya lo he hecho tiempo atrás ¿Crees que te dejaría observar mis negocios tan alegremente si no me hubiese cerciorado que estás limpio?
-No te creo tan estúpido.
-Pues, no lo soy.
-Y dime… ¿En qué puedo ayudarte yo?
-Para empezar, puedes darme tu opinión sobre Nikki.
-¿Sospechas de ella?
-Sospecho de todos, pero no tengo pruebas. Te lo pregunto a ti porqué eres todo un profesional con las mujeres ¿Qué opinas de Heat?
-Bueno, para empezar… Me la comería de un solo bocado, pero no se me permite intimar con el personal…
-No estoy para bromas, Jameson ¿Crees que pueda ser policía?
-¡¿Con esa belleza?! No lo creo, sería un verdadero desperdicio… Además ¿No se suponía que era de confianza? La trajo el irlandés, no tendrías que sospechar… ¿O acaso también desconfías de Fenton?
-Se supone que no debería desconfiar de ninguno, pero a estas alturas, no puedo darme el lujo de la confianza. Tengo mucho que perder.
-Te diré algo, me acercaré a ella para ver si puedo averiguar algo más de lo que sabemos.
-No hay tiempo para hacerlo a tu modo. Antes de mañana a la noche tengo que saber quién es el topo y ahora le toca a Heat.
-¿Y cómo vas a averiguarlo tan rápido?
-Coonan. En este momento debe estar con ella.
-¿Enviaste a Coonan con Heat? ¡¿Piensas matarla?!
-No. Solo asustarla lo suficiente como para que confiese, en caso de ser el topo.
-No lo sé, Vulcan. Coonan no tiene un temperamento muy confiable. Unas cuantas palabras de más y te manda a dormir con los peces… No sería la primera vez que se pasa.
-Sí, lo sé. Una vez se le fue la mano con alguien en un callejón y eso me trajo infinidad de problemas… pero no tengo otra opción.
-¿No estaría mejor poner un par de micrófonos en su casa o pinchar la línea telefónica?
-No tengo el tiempo suficiente para micrófonos. Coonan es la mejor opción.
-Espero que haga las cosas bien- dijo bebiendo un largo trago de Whisky. Ahora estaba verdaderamente preocupado por Beckett. Debía ir a su departamento de inmediato, pero antes debía quitarse de encima a Vulcan.
-No viniste solo a preguntarme por Nikki ¿Verdad? ¿En qué puedo ayudarte?
-Mañana tendrás que venir conmigo, recorrer el lugar donde haremos la transacción y decirme si hay algo sospechoso. Tienes olfato para detectar polis ¿Recuerdas los tres que me marcaste en el bar aquella noche? Si no los hubieses descubierto, todos estaríamos presos en estos momentos. Además, nadie te conoce y eso nos da una ventaja.
-¡Espera! ¿Estás diciéndome que tengo que participar de “la gran operación”? ¿Y dónde vas a estar tú, exactamente?
-En el auto, a un par de cuadras, hasta que me confirmes que está todo bien. Ahí entro yo en escena y hago el intercambio.
-No lo sé, Vulcan. Suena peligroso y sabes que esto no es lo mío…
-Necesito que vengas porque eres bueno leyendo a la gente y puedes darte cuenta cuando alguien está nervioso o algo por el estilo. Si ves algo que no te gusta, se acaba el negocio de inmediato.
-Me sigue pareciendo una locura ¿Qué tal si nos atrapan a todos?
-Te doy mi palabra que tú no irás a la cárcel. Me haré cargo de todo y nadie te molestará.
-Si no estás del todo seguro ¿Por qué insistes en hacer este negocio? Claramente, se nota que todo este asunto te tiene preocupado.
-Porque si sale bien, comienzo a jugar en la ligas mayores ¿Entiendes? Seré muchísimo más poderoso de lo que soy ahora y nadie podrá detenerme.
-Me estas asustando con ese brote de megalomanía ¿Debo preocuparme?- preguntó, aunque ya estaba verdaderamente preocupado.
-¡No, todo lo contrario! ¡Esto te traerá beneficios a ti también! En principio, por tu participación mañana, recibirás una suculenta suma de dinero ¿Qué dices? ¿Cuento contigo?
-De acuerdo, lo haremos. Y espero que comprendas el significado de “suculenta suma de dinero”
-¡No tienes que preocuparte por eso, Jamie!
-Lo sé, lo sé. Ahora que somos socios en lo criminal ¿Vas a contarme de que se trata todo esto? Si voy a arriesgar mi pellejo, creo que merezco saber porqué.
-¡Por supuesto! Hay unos muchachos de medio oriente que necesitan armas, a cambio traen opio. Los irlandeses nos conectan y se llevan una tajada de cada uno de nosotros.
-¿Y de donde sacarás las armas? Que yo sepa, no es lo tuyo.
-Tengo algo así como un socio con mucho poder y muchos contactos.
-¿Y desde cuando traficas opio?
-No lo hago, pero lo haré en breve ¡Es el negocio del siglo y no solo por la heroína! ¿Tienes idea de la cantidad de medicamentos que se hacen a base de opio? ¡Norteamérica es el mayor consumidor del mundo!
-Pero esas drogas las hacen laboratorios legales ¿Cuál es el negocio?
-El negocio son los laboratorios clandestinos.
-¿Y tú piensas abrir uno? ¿Quién fabricará las drogas? ¿Carl o John?
- La ciudad está llena de ellos, los cuales, además de preparar morfina y codeína, también preparan heroína. El mismo sujeto que consigue las armas regentea unos cuantos de ellos. Es un negocio redondo por donde se lo mire.
-¡Ya veo! ¡Tu socio debe ser un verdadero pez gordo!
-¡Ni que lo digas! Si no fuese alguien tan conocido, seguramente podría presentártelo, pero está muy expuesto y lógicamente, desde hace un tiempo está muy paranoico.
-Confieso que me da mucha curiosidad saber quién es, pero entiendo perfectamente que no puedas decirme.
-Si no fuese senador, te lo diría con gusto, pero el arruinar su carrera significaría arruinar la mía también.
-¿Por qué no me sorprende que sea un político? En fin, no quiero saber nada más. No quiero quedar pegado en ninguno de tus asuntos, mucho menos si tiene que ver con políticos.- aseguró el escritor, pese a que necesitaba saber el nombre del senador. Sabía que Vulcan le había dicho suficiente y tampoco era tan estúpido como para no desconfiar si continuaba indagando.
No podía seguir preguntando, por lo que tendría que investigar por sus propios medios: buscar conexiones, pero para eso debía profundizar en el pasado de Vulcan y con extremo detalle desde sus comienzos en su vida criminal.
-No vas a quedar pegado con nada ni con nadie. Te lo aseguro.
-Ya sé, de otra forma no hubiese accedido a ayudarte. Y retomando el tema ¿hay algo más que quieras decirme sobre mañana? Tengo a una rubia preciosa esperándome en su cama aun despierta, quiero creer…
-Puedes regresar con tu chica, ya te he dicho todo. Hablaremos a la tarde ¿de acuerdo?
-De acuerdo. Espero tu llamado ¿Salimos?
-¡Vaya que estás ansioso! ¡La rubia debe ser una bomba!
-¿Cómo no estar ansioso si me interrumpiste en lo mejor?
-¡Lo lamento, Jammie! ¡Te compensaré por eso también!
Rook acompañó a Simmons y a sus guardaespaldas hasta el palier de abajo y luego se despidió de ellos en la puerta que lo llevaba al garaje del edificio. Subió a su CBR y salió luego de comprobar que el auto de Vulcan se había ido.
Todo le resultaba extraño, principalmente que Simmons lo hubiese involucrado en sus negocios. No estaba seguro de lo que se proponía con hacerlo partícipe de la operación más importante de su carrera criminal. Se preguntaba qué era lo que se traía entre manos ¿En verdad era el único en quien confiaba o sospechaba de él y quería atraparlo? No podía saberlo, por lo que tendría que arriesgarse y seguir como actuando como siempre.
Salió a toda velocidad de su edificio. No sabía si Vulcan había mandado a seguirlo, pero, de haber dejado a alguien para que lo siga, no podría alcanzarlo ni en un millón de años.
Mientras se dirigía a toda prisa hacia lo de Beckett, pensaba como iba a hacer para entrar ahí sin que Coonan lo descubra. Si eso pasaba, podía darse por muerto: o bien lo haría el mismo Dick o quizá Vulcan con sus propias manos, pero de seguro no escaparía a una muerte dolorosa.
Al llegar al departamento de la joven, ocultó la moto en el callejón donde se hallaba la escalera de incendios por dónde se había colado más de una vez. Por ahí volvería a entrar, pero antes de asomarse por la ventana llamaría por teléfono al departamento para distraerlos y conseguir el tiempo necesario para ingresar y atacar a Coonan, eso si ya no se había deshecho de Beckett.
Subió escalón por escalón cuidándose al extremo de no hacer ruido, y cuando hubo llegado a destino se aplastó al piso de metal de la escalera, para que su sombra no se proyectara dentro del departamento arruinando la sorpresa. Desde donde estaba ubicado podía escuchar con claridad lo que estaban hablando.
-…Vine a obtener respuestas, Heat. Y tú vas a dármelas.
-¡No sé de que hablas! ¡Lo que creas estar pensando de mí, es un error!
-Eso lo veremos… ¿Qué haces trabajando en el Inferno?- preguntó sin sacarle el cuchillo del cuello.
-Necesito trabajar, Coonan ¿Piensas que tengo a alguien que me mantiene?
-Deberías aprovechar esa preciosa cara y ese tremendo cuerpo- dijo bajando el cuchillo con la punta sobre su piel hasta llegar a su escote y luego agregó:- ¡Más de uno estaría encantado de mantenerte!
-Pues, no es tan fácil. Siempre hay un precio que pagar y no estoy tan desesperada como para hacerlo ¿Puedes soltarme? No voy a ir a ningún lado.- preguntó al matón.
-¿Me crees tan estúpido? No voy a soltarte, así que puedes ir acostumbrándote…
-¿Qué es lo que pretendes, Coonan?
-Quiero que me cuentes como llegaste a trabajar en el bar de Simmons.
-Fenton me recomendó a Vulcan. Lo conozco desde hace años…
-Te estás jugando el pellejo, Heat. Piensa bien lo que respondes…
-Te estoy diciendo la verdad… ¿Por qué desconfías de mí?
-Yo hago las preguntas ¿De acuerdo? Y más te vale que empieces a responder lo que te pregunto porque ya me estás poniendo nervioso, como todas las mujeres a las que he interrogado.
-¿Llamas a esto interrogatorio? Estás intentando intimidarme no interrogarme.
-Esto no es intimidarte. No tienes ni idea de lo que puedo llegar a hacer cuando necesito intimidar a alguien.
-Supongo que tu cuchillo tiene bastante protagonismo en tus intimidaciones. Sobre todo cuando se trata de una mujer.
-Me estás desafiando y no me gusta para nada. La última vez que una mujer quiso pasarse de lista terminó con su cuerpo cubierto de puñaladas en un callejón. La orden era “silenciar a la abogada”, pero la forma en la que me habló me sacó de quicio y le clavé tantas veces el cuchillo que no pude contar el número de puñaladas. Algo parecido me está pasando ahora contigo, así que si fuera tú, respondería lo que te pregunto sin chistar.
Beckett no pudo responderle. Ese último comentario le había helado la sangre. No podía ser una coincidencia bajo ningún punto de vista: Dick Coonan había matado a su madre y ahora ella estaba a merced de su asesino y no podía hacer nada para escaparse de él.
El teléfono del departamento comenzó a sonar, sobresaltando a ambos.
-¡¿Quién demonios te llama a estas horas?!- preguntó Coonan sorprendido.
-No soy mentalista. Si no atiendo, no puedo saberlo.
-¡No, no vas a atender!
-¿Prefieres que la persona que esté llamando se preocupe por qué no respondo el teléfono a estas horas?
Coonan meditó unos segundos y luego le quitó el cuchillo del cuello. Esa era la oportunidad que Castle había estado esperando, un segundo de distracción en el que no pusiera en peligro la vida de Kate. Ni bien observó que Dick estuviese de espaldas a la ventana, ingresó por ella y se abalanzó sobre el matón tirándolo al suelo. El sicario soltó su cuchillo por unos segundos, mientras rodaba con el escritor por el piso tratando de soltarse.
Beckett buscó el arma en el suelo, cerca de la entrada donde se la había arrebatado el sicario de Vulcan, mientras que los dos enormes cuerpos rodaban de un lado al otro propinándose golpes de todo tipo. Se le hacía imposible distinguir con exactitud quien era el atacante de Coonan, pero podía jurar que Castle era quien rodaba en el piso.
-¡Quietos! ¡Los dos!- gritó la joven apuntándole a ambos.
Los dos hombres dejaron de forcejear en cuanto la vieron apuntándolos con su arma.
-Quiero que se levanten muy lentamente y sin hacer ningún movimiento brusco ¿Entendido?
Ambos asintieron con la cabeza y comenzaron a incorporarse.
-¡Vas a tener que explicarle muchas cosas a Vulcan!- dijo Coonan mirando a Rook.
-¡Silencio!- dijo Beckett.
Sin darles oportunidad de nada, Coonan se dejó caer sobre sus rodillas para tomar su cuchillo y darle un puntazo en el pie del escritor, distrayéndolo para poder ponerlo frente de él a modo de escudo. Ahora el cuchillo del sicario se posaba sobre el cuello del escritor.
-Suelta el arma de inmediato.- ordenó Coonan.
-¡No la sueltes! ¡Dispárale!- contradijo Castle.
-¡Si me disparas, él se muere!- retrucó el sicario de Vulcan.
-¡Si no lo haces, los dos podemos darnos por muertos!- insistió el escritor.
Beckett no sabía cómo reaccionar ante la situación. Nunca había estado en circunstancia semejante y el miedo comenzaba a apoderarse de ella, impidiéndole tomar una decisión. Si le disparaba, corría el riesgo de que Rick resultase herido, pero si no lo hacía, tanto ella como el escritor, terminarían muertos. Difícil decisión. De las más complicadas que le había tocado tomar.
-¡Suelta el arma, maldita sea!- gritó Coonan apretando aun más el cuchillo sobre el cuello del escritor.
A diferencia de Beckett, Castle no parecía asustado, sino más bien, todo lo contrario. Podría decirse que no tenía nada que perder. Nada, excepto a Kate y no importaba si la vida de ella era la única que podía salvar. Sin pensarlo dos veces, flexionó su brazo y golpeó el costado derecho del criminal, intentando pegarle al hígado con su codo. No logró darle de lleno como para dejarlo fuera de combate, pero sirvió para invertir los roles, dejando al sicario delante de él. Coonan, quien no había soltado el cuchillo, lo lanzó en dirección a la joven. La hoja tremendamente afilada cortó la piel de su brazo abriendo un tajo profundo.
Nunca supo muy bien que fue lo que pasó en ese instante: si había sido un acto reflejo o involuntario provocado por el dolor o simplemente miedo ante la situación, pero lo cierto era que su arma se había disparado iluminando por un segundo la habitación, antes de volver a quedarse a oscuras y en un profundo silencio.
El terror invadió su cuerpo y el inmenso silencio que reinaba lo amplificaba a cada segundo. Sabía que la bala que había salido de su arma, había impactado sobre uno de los dos. Lo sabía por el olor a pólvora mezclado con un ligero olor a carne chamuscada, tan característico de un balazo.
¿Quién había sido el destinatario de esa bala? ¿Coonan o a Castle? Lo siguiente que le tocaba hacer era preguntarle al escritor si se encontraba bien, ya que no era seguro acercarse. El problema era que no estaba segura de querer saberlo.
Continuará…
Bueno, gente… Ojalá les haya gustado y espero sus comentarios, críticas y sugerencias, como siempre. Saludos y hasta la próxima!!!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Si mis deseos son ordenes, espero que continúes ya..... Como es posible que después de dos meses llegues con un capítulo así , y lo dejes de esa manera y saber que tengo que espera muchooooos día no es bueno para mi salud...sigue pronto
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
BRIGITTEALWAYSBELIEVE escribió:Si mis deseos son ordenes, espero que continúes ya..... Como es posible que después de dos meses llegues con un capítulo así , y lo dejes de esa manera y saber que tengo que espera muchooooos día no es bueno para mi salud...sigue pronto
No es mi intención perjudicar tu salud, así que trataré de tardar menos en actualizar, no vaya a ser que me quede sin una lectora antes de terminar el relato, jajajajaja!
Muchas gracias por leer y comentar! Saludos y nos leemos pronto!
Solexite- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Uff, me has tenido todo el capítulo en tensión. Desde que Vulcan dijo que una vez se les fue de las manos un asunto en un callejón, supe que se trataba de la madre de Kate, cosa que ha sido confirmada por el sicario.
Esperemos que Castle esté bien y que juntos puedan frustrar los planes de Vulcan antes de que los descubran.
Sigo pensando que Royce se trae algo entre manos, aunque hoy no haya aparecido, jejejejeje
Espero puedas continuar pronto
Esperemos que Castle esté bien y que juntos puedan frustrar los planes de Vulcan antes de que los descubran.
Sigo pensando que Royce se trae algo entre manos, aunque hoy no haya aparecido, jejejejeje
Espero puedas continuar pronto
Yaye- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
uffffffffffffffffff por poco.... supongo y espero que el que recibiera el tiro fuera Coonan...
me encanta
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alba_caskett- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Ahy por favor justo en la mejor parte se corto!! Wow no lo puedo creer!! Espero que esto siga por está muy pero muy buena!! Me gusta mucho leerlo!! Besos!
clari_castleismylife- Ayudante de policia
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Fecha de inscripción : 05/06/2016
Edad : 26
Localización : ARGENTINA El Pais Mas Lindoo!!! =)
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Bueno hoy ya es 2 de abril nos merecemos otro capítulo... Por favorrrrrrrrrrtrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
- Mensajes : 420
Fecha de inscripción : 15/06/2015
Localización : BOGOTA
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