(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
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(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s!!! Acá estoy de nuevo con algo que se me ocurrió y me gustaría compartir con ustedes. Antes que nada les voy a aclarar que, si bien utilizo los rasgos característicos de los personajes, sus vidas son algo diferentes (o al menos por ahora)
Me encantaría saber si les gusta el comienzo de la historia para saber si continúo escribiendo. Bueno, basta de preludio…y gracias por leer.
CAPITULO II
DESDE EL UMBRAL
Capítulo I
La carretera se encontraba completamente desierta. Todavía estaba oscuro y apenas se distinguían las líneas blancas del pavimento, que parecían chisporrotear al ser rozadas por el farol de la motocicleta. Lejos, en la raya del horizonte, el sol se esforzaba por salir, impaciente por calentar la fresca mañana de Agosto, haciendo de lo más agradable el viaje. California tenía un clima privilegiado, plagado de días con altas temperaturas y de lo más soleados, pero antes de despuntar el alba, una brisa atrevida invadía el ambiente llenándolo de frescura; para la futura abogada, era el mejor momento del día y el que sin dudas más disfrutaba.
La universidad se encontraba a unos pocos kilómetros y la joven estaba impaciente por llegar, donde además de comenzar con el primer año de Derecho, y si pasaba la entrevista comenzaría a trabajar como camarera de medio turno en una cafetería que se encontraba dentro del campus.
Sus padres se encargaban de pagar por la educación de su hija y no estaban del todo de acuerdo con que ella trabajase en un café, ya que según ellos, no tenía la necesidad de económica de hacerlo y además podría interferir con sus estudios, pero ella no tardó en convencerlos desplegando un gran discurso sobre madurez, responsabilidad y experiencia, cerrando su disertación con una ilustración muy detallada de porqué consideraba sumamente importante en esa etapa de su vida entender lo que cuesta ganarse el dinero día a día.
"…serás una abogada excelente si consigues mantener la altura de tus alegatos… ¡tu elocuencia es envidiable! ¿Tú qué opinas Jim?- preguntó Johanna guiñando un ojo a su marido.
-Sin ninguna duda ¡Mi niña será la mejor abogada del planeta!- respondió abrazando a su hija.
-¡Ay, papá! Tampoco es para tanto...- regañó algo avergonzada devolviendo el abrazo. -Yo sería muy feliz si logro ser casi tan buena abogada como mamá... Sin ofender, papi. Ya sabes que también te considero un excelente abogado, pero mama es simplemente grandiosa.- agregó sin dejar de abrazarlo.
-No me ofendo hija. Sé que tu madre es la mejor y también me siento orgulloso de eso. Y sé que serás tan buena como ella.- respondió Jim con una enorme sonrisa.
-Será mejor que yo, lo sé. Kate es brillante y estoy segura de que no va a costarle mucho trabajo sobresalir en Stanford.-“
Después de semejante lección de adultez, sus padres poco pudieron hacer para hacerla desistir, teniendo que aceptar la decisión que tan firmemente defendía la joven. Al fin y al cabo el verano anterior habían tenido que aceptar que trabaje como modelo para pagarse la motocicleta, con la que tampoco estaban de acuerdo y tuvieron que terminar accediendo, después de que con gran y vano esfuerzo, pretendieron hacerla cambiar de opinión sin lograrlo. De hecho, ni siquiera la habían podido convencer de que la dejase en casa, cosa que les preocupaba bastante, pero al menos habían logrado conseguir que la transporte en un tren de carga hasta California para no tener que manejar atravesando todo el país.
Sin duda alguna Katherine Houghton Beckett era una joven con fuertes convicciones y gran personalidad; y eso llenaba de orgullo a sus padres, aceptando en el fondo que la decisión de trabajar part time sería algo que la haría crecer. Este empleo le permitiría, además de administrarse económicamente durante su estadía como estudiante en Stanford, aprender también a relacionarse con sus compañeros de trabajo o lidiar con un jefe; y al ser de medio tiempo y dentro del campus de la Universidad le facilitaría asistir a las clases cómodamente, sólo esperaban que le quedase suficiente tiempo para estudiar.
Ese sería su desafío entonces: lograr complementar estudio y trabajo de forma tal que no se interpongan entre sí, sin olvidar claro, encontrar tiempo suficiente para poder asistir a las famosas fiestas de los estudiantes de Stanford, conocidas como las mejores del estado, y definitivamente eso era algo que no quería perderse.
Una nueva etapa estaba por comenzar en su vida y eso la llenaba de alegría y emoción como así también de incertidumbre mezclada con algo de temor. Este nuevo ciclo seguramente estaría plagado de obstáculos y el camino sería difícil, marcando sin duda el inicio de su vida como adulta, pero nunca se había echado para atrás frente a ningún desafío y siempre había enfrentado sus miedos, y estaba convencida de que ésta no sería la primera vez que se dejaría avasallar por ellos. Una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro mientras cavilaba sobre su futuro.
Tan inmersa estaba en sus pensamientos en la solitaria ruta que no se percató de las dos luces que se reflejaban en sus espejos retrovisores hasta tenerlas muy cerca. Los faroles del automóvil rebotaban directo a los ojos de la joven, quien se veía forzada a entrecerrarlos para que no la encandilasen. El ensordecedor ruido del escape se sentía cada vez más cerca, anunciando al bólido que venía prácticamente en el aire. Abrió los ojos con gran asombro al comprobar que el Corvette estaba casi pegado a la rueda de atrás de su moto y con una maniobra de lo más imprudente, el conductor esquivó la motocicleta pasando a escasos centímetros del espejo, haciendo que la joven tuviese que aferrarse con firmeza al manubrio para no ceder ante la succión que la proximidad del vehículo produjo al pasar. Sus brazos se tensaron durante un instante, intentando mantener derecha la moto durante el paso del vehículo, que tan solo demoró un segundo en esquivarla, tocar dos cortos bocinazos y seguir su camino, pero que a ella le parecieron eternos.
Maldijo en voz alta al conductor mientras memorizaba el número de patente del Chevrolet Corvette C5 azul, para dictárselo al primer policía que se cruce delante de ella. Estaba furiosa, el corazón le latía a mil y aun le duraba el shot de adrenalina que recientemente su cuerpo le había administrado y en lo único que podía pensar era en matar a ese loco hijo de puta que se había divertido a expensas de ella en la carretera.
-¡Vaya forma de empezar el día!- pensó mientras aceleraba ya recuperada del susto. Quería llegar cuanto antes a la universidad, instalarse en los dormitorios y darse una ducha caliente antes de asistir a su primer clase; luego, cerca del mediodía se presentaría en el café ante su nuevo jefe para comenzar a trabajar de inmediato, si así se lo solicitaba su empleador.
Llegó al campus un poco después de la salida del sol, buscó un lugar cercano a la administración para aparcar su Harley. Aguardó a que los empleados terminasen de acomodarse en sus puestos, ya que era de lo más temprano y recién abrían, y luego ingresó a las oficinas a retirar las credenciales con las que se manejaría dentro de la universidad, se dirigió a su habitación para acomodar sus cosas en ella. Contaba con un par de horas libres antes de comenzar la cursada por lo que decidió darse un baño para recuperarse un poco del viaje y luego, averiguar si la cafetería se encontraba abierta, de esa forma aprovecharía para desayunar mientras se entrevistaba por primera vez con su empleador. Una buena taza de café le sentaría estupendamente para comenzar la mañana, sólo deseaba que fuese al menos “respetable”; ya que después de todo y sin lugar a dudas, sería la cafetería del campus que más contaría con su presencia.
***
La campanilla del despertador repiqueteaba incesante despertándolo al instante. Con gran fastidio estiró su brazo tanteando sobre la mesita de luz el reloj para apagarlo y así liberarse de la tortura auditiva que le estaba produciendo.
No tardó mucho en despabilarse e incorporarse en su cama refregándose los ojos. La noche anterior no había salido como solía acostumbrar, sino que se había quedado escribiendo hasta tarde. Se lo había prometido después de la última fiesta a la que había asistido hacía unas semanas atrás, de la que sólo le quedaba el recuerdo de una pulposa rubia durmiendo junto a él en su cama y una espantosa resaca que le había durado toda la mañana. Eso lo llevó a tomar la decisión de encaminar un poco su vida, en principio volver con su ex Meredith, algo fundamental para mantenerse alejado de las fiestas y de las mujeres que tanto le gustaban, luego y casi como disciplina, obligarse a plasmar sobre papel todas las ideas que tenia dando vueltas en su cabeza para intentar darle forma a una nueva novela.
El joven escritor “la nueva promesa de la literatura de misterio”, según el New York Times, Daily Post y algún otro popular periódico nacional; había adquirido cierta fama después de ganar el prestigioso premio Tom Straw de Literatura de Misterio de la sociedad Nom De Plume cuando aun se encontraba estudiando en la universidad de Stanford. Su primera novela “In a Hail of Bullets” se había convertido rápidamente en un Best-Seller otorgándole bastante holgura económica como para disfrutar la vida sin demasiadas preocupaciones, pero su eterno espíritu adolescente, amante de las mujeres y del “bon vivant” había conseguido menguar de manera extraordinaria sus arcas. Por lo que, aconsejado por su madre, decidió abrir un negocio que le permitiera seguir escribiendo con comodidad. Debía ser algo que le gustase ya que debía pasar por lo menos la mitad del día adentro de él y además debía quedar cerca de su casa y no demasiado lejos de la universidad donde estaba cursando su doctorado en Literatura Inglesa, así que después de meditar lo suficiente una idea estupenda se le cruzó por la cabeza, donde podría combinar dos de sus cosas favoritas en la vida: leer y tomar café
Recordaba haber pasado más de una vez por un local vacio dentro del campus de la Universidad de Stanford, nadie lo había ocupado desde hacía unos meses y al escritor se le ocurrió inaugurar un Café-biblioteca, donde los alumnos pudiesen elegir entre una cantidad de libros selectos de los más diversos escritores y disfrutar de una exquisita taza de café mientras descansan entre una clase y otra. Algo así como un lugar de esparcimiento, de lo más tranquilo donde los jóvenes pudiesen disfrutar de buena literatura saliendo de la rutina académica de lectura de estudio. Era una idea maravillosa que fue muy aceptada por los rectores de las facultades que integraban la Universidad de Stanford y por su excelentísimo decano, al que cautivó sin grandes problemas con su encantadora personalidad, sabiendo que sin la aprobación de todo el consejo académico no le hubiesen permitido abrir un negocio nuevo, así que después de arreglar el canon que recibiría la Universidad cada tres meses por permitirle ocupar un espacio dentro del campus, se dedicó de lleno a ambientar el local de inmediato para tenerlo listo al principio de la cursada.
En poco tiempo y con gran ayuda de su hermanastro Daniel, las puertas del “Café de la Rue Morgue” estuvieron listas para abrirse al inicio del cuatrimestre.
Richard Alexander Rodgers, o Alex, como se hacía llamar por sus conocidos desde que había leído cuando niño la obra de teatro de Shakespeare “The Life and Death of King Richard III” (donde el monarca aparece reflejado como un hombre jorobado, ambicioso, cruel y sin escrúpulos), y sintió la necesidad de que su primer nombre no le recordara a ese ser despreciable; estaba preparado para hacerse cargo de un negocio propio a la corta edad de 25 años y a pesar de su marcada inmadurez, estaba seguro de poder afrontar este nuevo reto.
Su hermanastro Daniel era el dueño del 30% del café, decisión que había tomado después de charlarlo con su madre, llegando a la conclusión que le vendría bien tener algún otro tipo de responsabilidad además de estudiar, y asistir a todo tipo de fiestas pobladas de exceso a las que concurría noche tras noche.
“-Tu hermano está fuera de control, Richard. Te ha superado ampliamente…- le dijo Martha mirando con seriedad a su hijo. A su madre, era a la única persona que le permitía llamarlo por su primer nombre.
-¡Gracias madre!- contestó el escritor con sarcasmo.
-¡Es cierto Richard! Tú te la pasabas de fiesta en fiesta, pero nunca descuidaste tus estudios y a pesar de tu promiscua y poco responsable forma de vida, no te va nada mal…
-¡Gracias de nuevo! ¡Es un placer escucharte hablar de mí!
-Estoy hablando en serio, Richard. Esto no se trata de ti sino de tu hermano. Falta a clases, sale todas las noches, sus calificaciones son de lo peor…
-Sin contar con que casi lo expulsan de la universidad por una supuesta falsificación en las calificaciones. Tuvo suerte de que no pudieron comprobarlo…
-La misma suerte que tuviste tú cuando te acusaron de acostarte con una de tus profesoras…
-No es lo mismo. Lo que “supuestamente” hice yo es una estupidez comparado con lo que “supuestamente” hizo él…
-Los dos hicieron cosas que él consejo académico desaprueba y de haberlo comprobado también te hubiesen expulsado…
-No estamos hablando de mi ¿recuerdas? Escucha, te diré que haremos. Le voy a poner a su nombre una parte del café y a hacerlo cumplir un horario por la mañana. Creo que tener la responsabilidad de atender un negocio lo encaminará de a poco. Además podré tenerlo cerca y echarle un ojo cada tanto ¿te parece bien?
-¡Me parece perfecto! ¿Por qué también no te lo llevas a vivir a tu departamento? Después de todo te sobra una habitación y no te vendrá mal la compañía…
¡No, no, no!¡Nada de eso! ¡No me sobra ninguna habitación! Ese cuarto será mi próximo playroom y no estoy nada desconforme con mi soledad. De hecho, la disfruto muchísimo…
-¡Vamos hijo! ¡Sólo por unos meses! Estoy segura de que en poco tiempo él mismo sentirá la necesidad de buscarse un lugar propio. Los ensayos para la nueva obra son cada vez más largos, es poco lo que estoy en casa y me quedaré más tranquila sabiendo que tú te ocuparás de Daniel ¿Lo harías por mi, hijo?
-¡Ay, mamá!- protestó el escritor como si fuese un niño, mientras su madre lo miraba con esos ojos a los que no le podía decir que no y después de un instante de silencio agregó: - Está bien, madre. Me lo llevaré a vivir conmigo, pero sólo será por unos meses ¿de acuerdo?
-¡De acuerdo! ¡Y gracias, hijo!- dijo Martha acercándose para darle un beso.
-Todavía no puedo negarte nada, madre…”
Su hermano se había instalado en el departamento desde que empezaron con el proyecto de reacondicionar el local. Él sería el encargado de la mañana, teniendo que abrir temprano, poner a calentar la máquina de café, recibir a algún que otro proveedor y atender las 20 mesas con las que contaba el local. El escritor sabía que por las mañanas sería tranquilo ya que la mayor parte del estudiantado se encuentra en clase, pero a partir del mediodía el flujo de gente se incrementaría, por lo que le encargó a su hermano que se ocupe de contratar a una camarera con experiencia, buena presencia y sobre todo agradable, para que ayude a atender las mesas.
Daniel le aseguró que se había encargado de todo y que hoy mismo al mediodía se presentaría la candidata y que estaba seguro de que estaría sumamente conforme con su elección.
Lo primero que hizo el escritor al levantarse fue constatar que su hermano no estuviese durmiendo. Sabía que anoche había salido, puesto que le había pedido prestado su auto. El escritor accedió al pedido haciéndole prometer que volvería temprano. Al ver que la cama estaba sin desarmar entendió que no había pasado la noche en casa, por lo que de inmediato se dirigió al comedor a buscar las llaves del auto y asomarse por la ventana. Su tranquilidad fue enorme cuando al mirar vio a su lujoso deportivo aparcado en la entrada. Las llaves estaban colgadas junto a la puerta con un cartel que decía “Gracias por el auto hermano. Te veo en el café”, tras leerla, suspiro con alivio y se dirigió al baño para ducharse antes de irse. Al cabo de unos pocos minutos se encontraba subiendo a su auto, poniendo el estéreo a todo volumen con un Cd de AC/DC, y saliendo a toda velocidad para llegar cuanto antes al café. Tenía ganas de estar ahí, estaba seguro de que grandes historias saldrían de ese lugar y estaba ansioso por empezar a vivirlas, y lo que era aun mejor: tenía la sensación de que en ese lugar sería feliz.
***
Kate llegó a la cafetería aproximándose lentamente a la ventana para curiosear un poco el lugar. Las paredes estaban cubiertas de libros distribuidos sobre unas bibliotecas que parecían de lo más antiguas, a decir verdad, todo estaba ambientado como en el siglo XIX y el decorado era de lo más logrado cuidando hasta el último detalle. Las mesas no serían más de veinte y el lugar resultaba de lo más acogedor. Luego de recorrer con la vista todo el lugar desde afuera, se dispuso a entrar para entrevistarse con Daniel, con quien había hablado unos días atrás por teléfono y al parecer era uno de los dueños.
La joven esperaba encontrar a alguien mayor, ya que su voz así lo aparentaba, pero a cambio se encontró con un rubio y apuesto muchacho, no mucho mayor que ella, mirándola desde la barra.
-¿Daniel Frakes Rodgers?- preguntó, aun algo incrédula.
-Así es. Y tú debes ser Katherine Beckett ¿No? Te esperaba al mediodía…- respondió con una sonrisa.
-Sí, lo sé… Es que llegué más temprano de lo que tenía planeado, pero si no es un buen momento puedo volver cerca de las 12…
-No. No es necesario. Tomemos un café mientras te entrevisto ¿De acuerdo?- preguntó sin dejar de mirarla ni un segundo. El verde de sus ojos era suave cerca de la pupila, sumando tinte poco a poco hasta chocar con el negro contorno que dibujado exquisitamente anunciaba el final del iris, dotándolos de una profundidad hipnótica y de una rareza envidiable, y a los que la joven Katherine difícilmente se podía resistir.
-¡De acuerdo!- respondió con una sonrisa.
-Siéntate donde gustes. Enseguida llevo el café ¿Puedo ofrecerte algo para comer? ¿Un croissant o alguna otra cosa?
-No, gracias. Sólo café.
Kate se sentó en una de las mesas y mientras esperaba a Daniel, volvió a dar una mirada completa al encantador lugar. Desde adentro se podía observar la gran variedad de autores con los que contaba la extensa biblioteca y la joven no podía más que sentirse maravillada; y como le encantaba leer y tomar café, la idea de un café-biblioteca le parecía genial.
-¿Te gusta el lugar?- preguntó el apuesto muchacho al sentarse en la mesa con las dos tazas de café.
-¡Me encanta! Debe gustarte mucho la literatura…- respondió antes de soplar su taza para darle un sorbo.
-En realidad, no. Es a mi hermano al que le fascina leer. Más de la mitad de los libros que están aquí son de él y además es escritor.
-Es el otro dueño ¿no es así?
-Correcto y seguro que no tardará en llegar. Espero que aun estés aquí, así lo conoces.
-Depende de cuánto tarde. En una hora tengo que asistir a mi primera clase. Pero no tengo problema de volver al mediodía para entrevistarme con él…- agregó con una sonrisa algo tímida. Daniel era de lo más apuesto y ella sentía la forma en que él la miraba. Al muchacho le costaba no comérsela con los ojos y eso la avergonzaba un poco. No estaba acostumbrada a llamar la atención por su belleza sino más bien por su personalidad y al principio cuando alguien le gustaba le costaba mostrarse tan segura como siempre, pero no tardó demasiado en sentirse cómoda a medida que avanzaba la entrevista, ya que él, dándose cuenta de que la incomodaba, trató de hacérsela pasar bien haciendo bromas y así restando presión a la situación.
Contestó una serie de preguntas que el hermano menor le tenía preparadas, tales como edad, lugar de nacimiento, experiencia laboral, estudios cursados o por cursar y demás cosas que habitualmente se preguntan al solicitar un empleo.
Cuando dio por finalizadas las preguntas le informó que lo charlaría con su hermano y hoy al mediodía, le contestaría si empezaba o no a trabajar.
-¡Gracias por el café, Daniel. Estaba delicioso! Volveré alrededor de las 12 a reunirme con el Sr. Rodgers.
-¡Ni se te ocurra decirle Sr. Rodgers! Es más ni siquiera le digas Richard ¡Odia su primer nombre! Sólo dile Alexander o Alex y te llevarás bien con él! Además, no es tan viejo como para que le digas señor ¡Recién acaba de cumplir los 25!
-¡De acuerdo! Lo tendré en mente…
-Aunque, pensándolo mejor… me encantaría ver su cara cuando lo llames Señor Rodgers…- agregó el muchacho con una risotada que contagió a la joven, quien también se rio con gusto.
Antes de que el momento se volviese incomodo por las miradas que no podían dejar de darse nuevamente, Kate le preguntó por el tocador. Daniel le señaló el pasillo que se encontraba al costado de la barra que la conducía al baño y a la cocina.
Al abrir la puerta para salir escuchó a Daniel hablando con otro hombre, presumiblemente, su hermano. La joven se asomó para poder escuchar la conversación que estaban manteniendo sobre ella. Desde donde se encontraba podía ver al escritor perfectamente. No eran parecidos en lo absoluto, el escritor era mucho más alto y más atlético. Sus facciones no eran tan finas como las del bello rostro de Daniel, pero sin duda era mucho más atractivo y más varonil que su hermano menor.
La muchacha permaneció inmóvil sin dejar de escuchar. Sabía que no era lo correcto, pero la curiosidad invadía su espíritu dominándola por completo.
-…A ver, Daniel. Déjame ver si entendí. ¿Entrevistaste a una niña de 18 años, estudiante de derecho y sin ningún tipo de experiencia como camarera? ¿En que habíamos quedado? ¡¿No se suponía que te encargarías de contratar a alguien maduro y con experiencia? ¿En qué demonios estabas pensando?
-Pero, hermano, déjame que la contrate a prueba durante un mes y si no funciona buscaremos a otra… Debes primero conocerla antes de tomar una decisión ¡es preciosa! Y además tiene…- intentó argumentar el muchacho.
-¡No me interesa si es una diosa o si tiene un culo para el infarto! ¡No es lo que estamos buscando y punto!- el escritor se dio vuelta quedando frente a la máquina de café y de espaldas al pasillo.
-Entonces podrás decírselo tu mismo cuando salga del baño.- respondió Daniel sin dejar de mirarlo.
-¡¿Está aquí?! ¡¿Por qué demonios no me lo dijiste?! ¡Diablos, Daniel! ¡Hay veces que quiero matarte!.. ¡Tú deberías decírselo, ya que fuiste tú el que la eligió para la entrevista!- dijo casi susurrando.
-¿Decirme que?- preguntó la joven apareciendo sigilosamente por detrás del escritor. Inmediatamente agregó: - Usted debe ser el señor Richard Rodgers ¿No es así?- soltó con malicia. Le había molestado muchísimo que la hubiese llamado niña. Daniel no pudo más que soltar una risita que molestó aun más a su hermano, quien giraba quedando enfrente de ella.
-Richard Alexander Rodgers.- respondió con media sonrisa en sus labios.- Puedes llamarme Alex…Y tú debes ser Katherine Beckett. Mucho gusto.- dijo extendiendo la mano para estrechar la de ella.
-Igualmente ¿Qué tienen para decirme?- respondió secamente mientras respondía el formal saludo.
El escritor se aclaró la garganta algo nervioso por lo que iba a decirle. Sin duda no era nada agradable la tarea y el encargado debió ser Daniel, pero como él no iba a acceder a hacerlo no le quedaba otra que afrontar la situación, ya que él era el principal interesado en no contratarla.
-Siento que mi hermano te haya hecho perder el tiempo, pero lamentablemente no encajas en el perfil de la persona que estamos buscando…- dijo el escritor mirándola a los ojos. Su hermano no mentía, era preciosa, pero no podía solo contratarla por eso y además tanta belleza distraería a su pequeño hermano. Así que debía decirle que no la contraría y debía mantenerse firme en eso, después de todo era el socio mayoritario de la cafetería.
-Y exactamente ¿Cuál es el perfil de la persona que buscan?- contestó con algo de fastidio.
-Mmm… alguien… mayor…- dijo mirándola de abajo hacia arriba.-…por ejemplo o alguien con experiencia…- agregó rápidamente.
-¿No me tomarás siquiera una prueba?- inquirió la joven.
-No te ofendas, linda, pero no creo que tengas lo necesario para trabajar aquí…- respondió haciendo una mueca con su boca.
-¿Cómo puedes saber si tengo o no lo necesario si no me tomas una prueba? Tu único fundamento es que soy muy joven y que nunca he trabajado de esto, pero no puedes tener la certeza de que no puedo hacerlo correctamente. No tienes pruebas de eso…
-¿Escuela de leyes, eh Daniel?... Excelente elección…- bromeó el escritor girando la cabeza para guiñar un ojo a su hermano. Luego agregó-¡Tienes razón en eso, pequeña! No tengo pruebas, pero eso no quita de que yo, como dueño de este lugar no quiera contratarte.-su arrogancia era insoportable, pero lo hacía apropósito. Se había dado cuenta que le divertía mucho que ella lo enfrentase, que tuviese una respuesta para todo. Quería saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar, cuanto pelearía por obtener el trabajo.
-¡Eso no es justo! ¡Ni siquiera me diste la oportunidad!- exclamó con enfado.
-Déjame revelarte algo: ¡El mundo no es justo! Todavía eres muy joven, pero eres lista y no tardarás en comprobarlo por ti misma. Yo sólo te doy un adelanto...- aclaró con sarcasmo.
-¡Eres un imbécil!- dijo al darse vuelta dirigiéndose hacia la puerta. Al posar sus ojos en la puerta vidriada reconoció de inmediato el automóvil que estaba aparcado en la puerta. Automáticamente giró sobre sus talones acercándose hasta el escritor y frunciendo el ceño le preguntó:
-¿Ese Corvette azul que está en la puerta es tuyo?
-Así es ¿Te gusta?- contestó con presunción guiñándole un ojo. La joven intentó tranquilizarse para no caer en el juego de él. Estaba tratando de sacarla de quicio y lo estaba consiguiendo fácilmente.
-El auto me encanta, ahora el piloto deja mucho que desear… Hoy a la madrugada en la carretera, cerca del km 73 y con una maniobra de locos por poco causas un accidente con una motocicleta. Tengo testigos, Rodgers. Así que déjame decirte algo: me vas a dar la oportunidad de probarme en este trabajo durante un mes pagando mi salario, si no quieres que te denuncie con la policía y te inicie una demanda por daños físicos y psicológicos con los mejores abogados del país ¿Estamos de acuerdo?- proclamó con total autoridad.
-Probablemente tengas testigos de que mi auto estuvo ahí a esa hora, pero no tienes pruebas de que haya sido yo el que iba manejando…- otra vez quería matar a su hermano. Había sido él quien conducía el auto y podría haber lastimado a alguien, pero ahora no podía hablar de eso. Más tarde tendría tiempo para regañarlo.
-Tienes razón no tengo pruebas de tú fueras tras del volante, pero no querrás arriesgarte a que te investiguen, te hagan pericias psicológicas, pruebas de alcoholemia, de conducción, etc. que seguramente serían una gran pérdida de tiempo para ti ¿No crees? Sin contar que te sacarán tu precioso auto durante un tiempo…- contestó con una malévola sonrisa en los labios.
-¡Ey, abogada! ¡Eso no es justo!-
-Déjame decirte algo que aprendí recientemente: ¡El mundo no es justo!- lanzó Kate alzando las cejas. El escritor no pudo más que sonreír. Su fuerte temperamento y personalidad lo habían cautivado. La niña le había ganado la batalla de forma muy astuta y sólo le quedaba aceptarlo.
-¡De acuerdo, tú ganas! Te daré un mes para que me demuestres que puedes hacerte cargo del empleo. Empiezas hoy mismo al mediodía.
-¡Perfecto! Adiós, nos vemos en unas horas- dijo alejándose hacia la puerta con gran satisfacción.
-Antes de que te vayas déjame decirte una sola cosa más…-Kate se paró en la puerta y giró para mirarlo. Él le regaló su más encantadora sonrisa y le dijo: -Ya había decidido contratarte cuando me dijiste que yo no podía saber si servías para esto si no te probaba, sólo quería saber hasta dónde estabas dispuesta a pelear para conseguir el empleo…
La bella joven frunció el entrecejo con fastidio y luego sonrió ante la mirada divertida del escritor antes de salir del café. Había demostrado delante de sus futuros jefes su gran personalidad, haciéndose respetar y mostrando la tenacidad con la que contaba para conseguir lo que se propone y eso la hacía sentir muy segura.
Los dos hermanos la observaron detenidamente cuando se iba, disfrutando de toda su belleza, admirando su personalidad hasta perderla de vista. Daniel haría lo posible por acercarse a ella, su hermano no tenía duda de ello y sabiendo que podía estropear la relación jefe-empleada, había decidido que ella trabajaría siempre de tarde mientras su hermanito estuviera en clase para así evitar futuros problemas.
En cuanto a él, no estaba preocupado. Si bien Katherine Beckett se había hecho notar con su belleza y personalidad, el escritor la veía como una niña y estaba seguro de que no podría llamarle la atención una chiquilla de 18 años pudiendo tener a cualquier mujer ya crecida y salida hace rato de la adolescencia y así poder evitarse los típicos problemas de “pañales” .Además, había vuelto con Meredith y esta vez iba en serio y de verdad quería sentar cabeza. Así que, él podría sin ningún inconveniente no sucumbir frente a sus encantos y así evitar intentar conquistarla.
-Sí. Sin duda podría.- se repitió mentalmente por segunda vez.
¿Podría? ¿Y por que desde que se había ido del café no lograba dejar de pensar en ella?
Continuará……
Hasta acá el primer capi. Espero que les haya gustado, y que no les haya parecido largo. Ya saben que espero sus comentarios, críticas, sugerencias. Saludos y hasta la próxima!!!
Me encantaría saber si les gusta el comienzo de la historia para saber si continúo escribiendo. Bueno, basta de preludio…y gracias por leer.
Índice de Capítulos
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
CAPITULO VII PI
CAPITULO VII PII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
CAPITULO XIV
DESDE EL UMBRAL
Capítulo I
La carretera se encontraba completamente desierta. Todavía estaba oscuro y apenas se distinguían las líneas blancas del pavimento, que parecían chisporrotear al ser rozadas por el farol de la motocicleta. Lejos, en la raya del horizonte, el sol se esforzaba por salir, impaciente por calentar la fresca mañana de Agosto, haciendo de lo más agradable el viaje. California tenía un clima privilegiado, plagado de días con altas temperaturas y de lo más soleados, pero antes de despuntar el alba, una brisa atrevida invadía el ambiente llenándolo de frescura; para la futura abogada, era el mejor momento del día y el que sin dudas más disfrutaba.
La universidad se encontraba a unos pocos kilómetros y la joven estaba impaciente por llegar, donde además de comenzar con el primer año de Derecho, y si pasaba la entrevista comenzaría a trabajar como camarera de medio turno en una cafetería que se encontraba dentro del campus.
Sus padres se encargaban de pagar por la educación de su hija y no estaban del todo de acuerdo con que ella trabajase en un café, ya que según ellos, no tenía la necesidad de económica de hacerlo y además podría interferir con sus estudios, pero ella no tardó en convencerlos desplegando un gran discurso sobre madurez, responsabilidad y experiencia, cerrando su disertación con una ilustración muy detallada de porqué consideraba sumamente importante en esa etapa de su vida entender lo que cuesta ganarse el dinero día a día.
"…serás una abogada excelente si consigues mantener la altura de tus alegatos… ¡tu elocuencia es envidiable! ¿Tú qué opinas Jim?- preguntó Johanna guiñando un ojo a su marido.
-Sin ninguna duda ¡Mi niña será la mejor abogada del planeta!- respondió abrazando a su hija.
-¡Ay, papá! Tampoco es para tanto...- regañó algo avergonzada devolviendo el abrazo. -Yo sería muy feliz si logro ser casi tan buena abogada como mamá... Sin ofender, papi. Ya sabes que también te considero un excelente abogado, pero mama es simplemente grandiosa.- agregó sin dejar de abrazarlo.
-No me ofendo hija. Sé que tu madre es la mejor y también me siento orgulloso de eso. Y sé que serás tan buena como ella.- respondió Jim con una enorme sonrisa.
-Será mejor que yo, lo sé. Kate es brillante y estoy segura de que no va a costarle mucho trabajo sobresalir en Stanford.-“
Después de semejante lección de adultez, sus padres poco pudieron hacer para hacerla desistir, teniendo que aceptar la decisión que tan firmemente defendía la joven. Al fin y al cabo el verano anterior habían tenido que aceptar que trabaje como modelo para pagarse la motocicleta, con la que tampoco estaban de acuerdo y tuvieron que terminar accediendo, después de que con gran y vano esfuerzo, pretendieron hacerla cambiar de opinión sin lograrlo. De hecho, ni siquiera la habían podido convencer de que la dejase en casa, cosa que les preocupaba bastante, pero al menos habían logrado conseguir que la transporte en un tren de carga hasta California para no tener que manejar atravesando todo el país.
Sin duda alguna Katherine Houghton Beckett era una joven con fuertes convicciones y gran personalidad; y eso llenaba de orgullo a sus padres, aceptando en el fondo que la decisión de trabajar part time sería algo que la haría crecer. Este empleo le permitiría, además de administrarse económicamente durante su estadía como estudiante en Stanford, aprender también a relacionarse con sus compañeros de trabajo o lidiar con un jefe; y al ser de medio tiempo y dentro del campus de la Universidad le facilitaría asistir a las clases cómodamente, sólo esperaban que le quedase suficiente tiempo para estudiar.
Ese sería su desafío entonces: lograr complementar estudio y trabajo de forma tal que no se interpongan entre sí, sin olvidar claro, encontrar tiempo suficiente para poder asistir a las famosas fiestas de los estudiantes de Stanford, conocidas como las mejores del estado, y definitivamente eso era algo que no quería perderse.
Una nueva etapa estaba por comenzar en su vida y eso la llenaba de alegría y emoción como así también de incertidumbre mezclada con algo de temor. Este nuevo ciclo seguramente estaría plagado de obstáculos y el camino sería difícil, marcando sin duda el inicio de su vida como adulta, pero nunca se había echado para atrás frente a ningún desafío y siempre había enfrentado sus miedos, y estaba convencida de que ésta no sería la primera vez que se dejaría avasallar por ellos. Una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro mientras cavilaba sobre su futuro.
Tan inmersa estaba en sus pensamientos en la solitaria ruta que no se percató de las dos luces que se reflejaban en sus espejos retrovisores hasta tenerlas muy cerca. Los faroles del automóvil rebotaban directo a los ojos de la joven, quien se veía forzada a entrecerrarlos para que no la encandilasen. El ensordecedor ruido del escape se sentía cada vez más cerca, anunciando al bólido que venía prácticamente en el aire. Abrió los ojos con gran asombro al comprobar que el Corvette estaba casi pegado a la rueda de atrás de su moto y con una maniobra de lo más imprudente, el conductor esquivó la motocicleta pasando a escasos centímetros del espejo, haciendo que la joven tuviese que aferrarse con firmeza al manubrio para no ceder ante la succión que la proximidad del vehículo produjo al pasar. Sus brazos se tensaron durante un instante, intentando mantener derecha la moto durante el paso del vehículo, que tan solo demoró un segundo en esquivarla, tocar dos cortos bocinazos y seguir su camino, pero que a ella le parecieron eternos.
Maldijo en voz alta al conductor mientras memorizaba el número de patente del Chevrolet Corvette C5 azul, para dictárselo al primer policía que se cruce delante de ella. Estaba furiosa, el corazón le latía a mil y aun le duraba el shot de adrenalina que recientemente su cuerpo le había administrado y en lo único que podía pensar era en matar a ese loco hijo de puta que se había divertido a expensas de ella en la carretera.
-¡Vaya forma de empezar el día!- pensó mientras aceleraba ya recuperada del susto. Quería llegar cuanto antes a la universidad, instalarse en los dormitorios y darse una ducha caliente antes de asistir a su primer clase; luego, cerca del mediodía se presentaría en el café ante su nuevo jefe para comenzar a trabajar de inmediato, si así se lo solicitaba su empleador.
Llegó al campus un poco después de la salida del sol, buscó un lugar cercano a la administración para aparcar su Harley. Aguardó a que los empleados terminasen de acomodarse en sus puestos, ya que era de lo más temprano y recién abrían, y luego ingresó a las oficinas a retirar las credenciales con las que se manejaría dentro de la universidad, se dirigió a su habitación para acomodar sus cosas en ella. Contaba con un par de horas libres antes de comenzar la cursada por lo que decidió darse un baño para recuperarse un poco del viaje y luego, averiguar si la cafetería se encontraba abierta, de esa forma aprovecharía para desayunar mientras se entrevistaba por primera vez con su empleador. Una buena taza de café le sentaría estupendamente para comenzar la mañana, sólo deseaba que fuese al menos “respetable”; ya que después de todo y sin lugar a dudas, sería la cafetería del campus que más contaría con su presencia.
***
La campanilla del despertador repiqueteaba incesante despertándolo al instante. Con gran fastidio estiró su brazo tanteando sobre la mesita de luz el reloj para apagarlo y así liberarse de la tortura auditiva que le estaba produciendo.
No tardó mucho en despabilarse e incorporarse en su cama refregándose los ojos. La noche anterior no había salido como solía acostumbrar, sino que se había quedado escribiendo hasta tarde. Se lo había prometido después de la última fiesta a la que había asistido hacía unas semanas atrás, de la que sólo le quedaba el recuerdo de una pulposa rubia durmiendo junto a él en su cama y una espantosa resaca que le había durado toda la mañana. Eso lo llevó a tomar la decisión de encaminar un poco su vida, en principio volver con su ex Meredith, algo fundamental para mantenerse alejado de las fiestas y de las mujeres que tanto le gustaban, luego y casi como disciplina, obligarse a plasmar sobre papel todas las ideas que tenia dando vueltas en su cabeza para intentar darle forma a una nueva novela.
El joven escritor “la nueva promesa de la literatura de misterio”, según el New York Times, Daily Post y algún otro popular periódico nacional; había adquirido cierta fama después de ganar el prestigioso premio Tom Straw de Literatura de Misterio de la sociedad Nom De Plume cuando aun se encontraba estudiando en la universidad de Stanford. Su primera novela “In a Hail of Bullets” se había convertido rápidamente en un Best-Seller otorgándole bastante holgura económica como para disfrutar la vida sin demasiadas preocupaciones, pero su eterno espíritu adolescente, amante de las mujeres y del “bon vivant” había conseguido menguar de manera extraordinaria sus arcas. Por lo que, aconsejado por su madre, decidió abrir un negocio que le permitiera seguir escribiendo con comodidad. Debía ser algo que le gustase ya que debía pasar por lo menos la mitad del día adentro de él y además debía quedar cerca de su casa y no demasiado lejos de la universidad donde estaba cursando su doctorado en Literatura Inglesa, así que después de meditar lo suficiente una idea estupenda se le cruzó por la cabeza, donde podría combinar dos de sus cosas favoritas en la vida: leer y tomar café
Recordaba haber pasado más de una vez por un local vacio dentro del campus de la Universidad de Stanford, nadie lo había ocupado desde hacía unos meses y al escritor se le ocurrió inaugurar un Café-biblioteca, donde los alumnos pudiesen elegir entre una cantidad de libros selectos de los más diversos escritores y disfrutar de una exquisita taza de café mientras descansan entre una clase y otra. Algo así como un lugar de esparcimiento, de lo más tranquilo donde los jóvenes pudiesen disfrutar de buena literatura saliendo de la rutina académica de lectura de estudio. Era una idea maravillosa que fue muy aceptada por los rectores de las facultades que integraban la Universidad de Stanford y por su excelentísimo decano, al que cautivó sin grandes problemas con su encantadora personalidad, sabiendo que sin la aprobación de todo el consejo académico no le hubiesen permitido abrir un negocio nuevo, así que después de arreglar el canon que recibiría la Universidad cada tres meses por permitirle ocupar un espacio dentro del campus, se dedicó de lleno a ambientar el local de inmediato para tenerlo listo al principio de la cursada.
En poco tiempo y con gran ayuda de su hermanastro Daniel, las puertas del “Café de la Rue Morgue” estuvieron listas para abrirse al inicio del cuatrimestre.
Richard Alexander Rodgers, o Alex, como se hacía llamar por sus conocidos desde que había leído cuando niño la obra de teatro de Shakespeare “The Life and Death of King Richard III” (donde el monarca aparece reflejado como un hombre jorobado, ambicioso, cruel y sin escrúpulos), y sintió la necesidad de que su primer nombre no le recordara a ese ser despreciable; estaba preparado para hacerse cargo de un negocio propio a la corta edad de 25 años y a pesar de su marcada inmadurez, estaba seguro de poder afrontar este nuevo reto.
Su hermanastro Daniel era el dueño del 30% del café, decisión que había tomado después de charlarlo con su madre, llegando a la conclusión que le vendría bien tener algún otro tipo de responsabilidad además de estudiar, y asistir a todo tipo de fiestas pobladas de exceso a las que concurría noche tras noche.
“-Tu hermano está fuera de control, Richard. Te ha superado ampliamente…- le dijo Martha mirando con seriedad a su hijo. A su madre, era a la única persona que le permitía llamarlo por su primer nombre.
-¡Gracias madre!- contestó el escritor con sarcasmo.
-¡Es cierto Richard! Tú te la pasabas de fiesta en fiesta, pero nunca descuidaste tus estudios y a pesar de tu promiscua y poco responsable forma de vida, no te va nada mal…
-¡Gracias de nuevo! ¡Es un placer escucharte hablar de mí!
-Estoy hablando en serio, Richard. Esto no se trata de ti sino de tu hermano. Falta a clases, sale todas las noches, sus calificaciones son de lo peor…
-Sin contar con que casi lo expulsan de la universidad por una supuesta falsificación en las calificaciones. Tuvo suerte de que no pudieron comprobarlo…
-La misma suerte que tuviste tú cuando te acusaron de acostarte con una de tus profesoras…
-No es lo mismo. Lo que “supuestamente” hice yo es una estupidez comparado con lo que “supuestamente” hizo él…
-Los dos hicieron cosas que él consejo académico desaprueba y de haberlo comprobado también te hubiesen expulsado…
-No estamos hablando de mi ¿recuerdas? Escucha, te diré que haremos. Le voy a poner a su nombre una parte del café y a hacerlo cumplir un horario por la mañana. Creo que tener la responsabilidad de atender un negocio lo encaminará de a poco. Además podré tenerlo cerca y echarle un ojo cada tanto ¿te parece bien?
-¡Me parece perfecto! ¿Por qué también no te lo llevas a vivir a tu departamento? Después de todo te sobra una habitación y no te vendrá mal la compañía…
¡No, no, no!¡Nada de eso! ¡No me sobra ninguna habitación! Ese cuarto será mi próximo playroom y no estoy nada desconforme con mi soledad. De hecho, la disfruto muchísimo…
-¡Vamos hijo! ¡Sólo por unos meses! Estoy segura de que en poco tiempo él mismo sentirá la necesidad de buscarse un lugar propio. Los ensayos para la nueva obra son cada vez más largos, es poco lo que estoy en casa y me quedaré más tranquila sabiendo que tú te ocuparás de Daniel ¿Lo harías por mi, hijo?
-¡Ay, mamá!- protestó el escritor como si fuese un niño, mientras su madre lo miraba con esos ojos a los que no le podía decir que no y después de un instante de silencio agregó: - Está bien, madre. Me lo llevaré a vivir conmigo, pero sólo será por unos meses ¿de acuerdo?
-¡De acuerdo! ¡Y gracias, hijo!- dijo Martha acercándose para darle un beso.
-Todavía no puedo negarte nada, madre…”
Su hermano se había instalado en el departamento desde que empezaron con el proyecto de reacondicionar el local. Él sería el encargado de la mañana, teniendo que abrir temprano, poner a calentar la máquina de café, recibir a algún que otro proveedor y atender las 20 mesas con las que contaba el local. El escritor sabía que por las mañanas sería tranquilo ya que la mayor parte del estudiantado se encuentra en clase, pero a partir del mediodía el flujo de gente se incrementaría, por lo que le encargó a su hermano que se ocupe de contratar a una camarera con experiencia, buena presencia y sobre todo agradable, para que ayude a atender las mesas.
Daniel le aseguró que se había encargado de todo y que hoy mismo al mediodía se presentaría la candidata y que estaba seguro de que estaría sumamente conforme con su elección.
Lo primero que hizo el escritor al levantarse fue constatar que su hermano no estuviese durmiendo. Sabía que anoche había salido, puesto que le había pedido prestado su auto. El escritor accedió al pedido haciéndole prometer que volvería temprano. Al ver que la cama estaba sin desarmar entendió que no había pasado la noche en casa, por lo que de inmediato se dirigió al comedor a buscar las llaves del auto y asomarse por la ventana. Su tranquilidad fue enorme cuando al mirar vio a su lujoso deportivo aparcado en la entrada. Las llaves estaban colgadas junto a la puerta con un cartel que decía “Gracias por el auto hermano. Te veo en el café”, tras leerla, suspiro con alivio y se dirigió al baño para ducharse antes de irse. Al cabo de unos pocos minutos se encontraba subiendo a su auto, poniendo el estéreo a todo volumen con un Cd de AC/DC, y saliendo a toda velocidad para llegar cuanto antes al café. Tenía ganas de estar ahí, estaba seguro de que grandes historias saldrían de ese lugar y estaba ansioso por empezar a vivirlas, y lo que era aun mejor: tenía la sensación de que en ese lugar sería feliz.
***
Kate llegó a la cafetería aproximándose lentamente a la ventana para curiosear un poco el lugar. Las paredes estaban cubiertas de libros distribuidos sobre unas bibliotecas que parecían de lo más antiguas, a decir verdad, todo estaba ambientado como en el siglo XIX y el decorado era de lo más logrado cuidando hasta el último detalle. Las mesas no serían más de veinte y el lugar resultaba de lo más acogedor. Luego de recorrer con la vista todo el lugar desde afuera, se dispuso a entrar para entrevistarse con Daniel, con quien había hablado unos días atrás por teléfono y al parecer era uno de los dueños.
La joven esperaba encontrar a alguien mayor, ya que su voz así lo aparentaba, pero a cambio se encontró con un rubio y apuesto muchacho, no mucho mayor que ella, mirándola desde la barra.
-¿Daniel Frakes Rodgers?- preguntó, aun algo incrédula.
-Así es. Y tú debes ser Katherine Beckett ¿No? Te esperaba al mediodía…- respondió con una sonrisa.
-Sí, lo sé… Es que llegué más temprano de lo que tenía planeado, pero si no es un buen momento puedo volver cerca de las 12…
-No. No es necesario. Tomemos un café mientras te entrevisto ¿De acuerdo?- preguntó sin dejar de mirarla ni un segundo. El verde de sus ojos era suave cerca de la pupila, sumando tinte poco a poco hasta chocar con el negro contorno que dibujado exquisitamente anunciaba el final del iris, dotándolos de una profundidad hipnótica y de una rareza envidiable, y a los que la joven Katherine difícilmente se podía resistir.
-¡De acuerdo!- respondió con una sonrisa.
-Siéntate donde gustes. Enseguida llevo el café ¿Puedo ofrecerte algo para comer? ¿Un croissant o alguna otra cosa?
-No, gracias. Sólo café.
Kate se sentó en una de las mesas y mientras esperaba a Daniel, volvió a dar una mirada completa al encantador lugar. Desde adentro se podía observar la gran variedad de autores con los que contaba la extensa biblioteca y la joven no podía más que sentirse maravillada; y como le encantaba leer y tomar café, la idea de un café-biblioteca le parecía genial.
-¿Te gusta el lugar?- preguntó el apuesto muchacho al sentarse en la mesa con las dos tazas de café.
-¡Me encanta! Debe gustarte mucho la literatura…- respondió antes de soplar su taza para darle un sorbo.
-En realidad, no. Es a mi hermano al que le fascina leer. Más de la mitad de los libros que están aquí son de él y además es escritor.
-Es el otro dueño ¿no es así?
-Correcto y seguro que no tardará en llegar. Espero que aun estés aquí, así lo conoces.
-Depende de cuánto tarde. En una hora tengo que asistir a mi primera clase. Pero no tengo problema de volver al mediodía para entrevistarme con él…- agregó con una sonrisa algo tímida. Daniel era de lo más apuesto y ella sentía la forma en que él la miraba. Al muchacho le costaba no comérsela con los ojos y eso la avergonzaba un poco. No estaba acostumbrada a llamar la atención por su belleza sino más bien por su personalidad y al principio cuando alguien le gustaba le costaba mostrarse tan segura como siempre, pero no tardó demasiado en sentirse cómoda a medida que avanzaba la entrevista, ya que él, dándose cuenta de que la incomodaba, trató de hacérsela pasar bien haciendo bromas y así restando presión a la situación.
Contestó una serie de preguntas que el hermano menor le tenía preparadas, tales como edad, lugar de nacimiento, experiencia laboral, estudios cursados o por cursar y demás cosas que habitualmente se preguntan al solicitar un empleo.
Cuando dio por finalizadas las preguntas le informó que lo charlaría con su hermano y hoy al mediodía, le contestaría si empezaba o no a trabajar.
-¡Gracias por el café, Daniel. Estaba delicioso! Volveré alrededor de las 12 a reunirme con el Sr. Rodgers.
-¡Ni se te ocurra decirle Sr. Rodgers! Es más ni siquiera le digas Richard ¡Odia su primer nombre! Sólo dile Alexander o Alex y te llevarás bien con él! Además, no es tan viejo como para que le digas señor ¡Recién acaba de cumplir los 25!
-¡De acuerdo! Lo tendré en mente…
-Aunque, pensándolo mejor… me encantaría ver su cara cuando lo llames Señor Rodgers…- agregó el muchacho con una risotada que contagió a la joven, quien también se rio con gusto.
Antes de que el momento se volviese incomodo por las miradas que no podían dejar de darse nuevamente, Kate le preguntó por el tocador. Daniel le señaló el pasillo que se encontraba al costado de la barra que la conducía al baño y a la cocina.
Al abrir la puerta para salir escuchó a Daniel hablando con otro hombre, presumiblemente, su hermano. La joven se asomó para poder escuchar la conversación que estaban manteniendo sobre ella. Desde donde se encontraba podía ver al escritor perfectamente. No eran parecidos en lo absoluto, el escritor era mucho más alto y más atlético. Sus facciones no eran tan finas como las del bello rostro de Daniel, pero sin duda era mucho más atractivo y más varonil que su hermano menor.
La muchacha permaneció inmóvil sin dejar de escuchar. Sabía que no era lo correcto, pero la curiosidad invadía su espíritu dominándola por completo.
-…A ver, Daniel. Déjame ver si entendí. ¿Entrevistaste a una niña de 18 años, estudiante de derecho y sin ningún tipo de experiencia como camarera? ¿En que habíamos quedado? ¡¿No se suponía que te encargarías de contratar a alguien maduro y con experiencia? ¿En qué demonios estabas pensando?
-Pero, hermano, déjame que la contrate a prueba durante un mes y si no funciona buscaremos a otra… Debes primero conocerla antes de tomar una decisión ¡es preciosa! Y además tiene…- intentó argumentar el muchacho.
-¡No me interesa si es una diosa o si tiene un culo para el infarto! ¡No es lo que estamos buscando y punto!- el escritor se dio vuelta quedando frente a la máquina de café y de espaldas al pasillo.
-Entonces podrás decírselo tu mismo cuando salga del baño.- respondió Daniel sin dejar de mirarlo.
-¡¿Está aquí?! ¡¿Por qué demonios no me lo dijiste?! ¡Diablos, Daniel! ¡Hay veces que quiero matarte!.. ¡Tú deberías decírselo, ya que fuiste tú el que la eligió para la entrevista!- dijo casi susurrando.
-¿Decirme que?- preguntó la joven apareciendo sigilosamente por detrás del escritor. Inmediatamente agregó: - Usted debe ser el señor Richard Rodgers ¿No es así?- soltó con malicia. Le había molestado muchísimo que la hubiese llamado niña. Daniel no pudo más que soltar una risita que molestó aun más a su hermano, quien giraba quedando enfrente de ella.
-Richard Alexander Rodgers.- respondió con media sonrisa en sus labios.- Puedes llamarme Alex…Y tú debes ser Katherine Beckett. Mucho gusto.- dijo extendiendo la mano para estrechar la de ella.
-Igualmente ¿Qué tienen para decirme?- respondió secamente mientras respondía el formal saludo.
El escritor se aclaró la garganta algo nervioso por lo que iba a decirle. Sin duda no era nada agradable la tarea y el encargado debió ser Daniel, pero como él no iba a acceder a hacerlo no le quedaba otra que afrontar la situación, ya que él era el principal interesado en no contratarla.
-Siento que mi hermano te haya hecho perder el tiempo, pero lamentablemente no encajas en el perfil de la persona que estamos buscando…- dijo el escritor mirándola a los ojos. Su hermano no mentía, era preciosa, pero no podía solo contratarla por eso y además tanta belleza distraería a su pequeño hermano. Así que debía decirle que no la contraría y debía mantenerse firme en eso, después de todo era el socio mayoritario de la cafetería.
-Y exactamente ¿Cuál es el perfil de la persona que buscan?- contestó con algo de fastidio.
-Mmm… alguien… mayor…- dijo mirándola de abajo hacia arriba.-…por ejemplo o alguien con experiencia…- agregó rápidamente.
-¿No me tomarás siquiera una prueba?- inquirió la joven.
-No te ofendas, linda, pero no creo que tengas lo necesario para trabajar aquí…- respondió haciendo una mueca con su boca.
-¿Cómo puedes saber si tengo o no lo necesario si no me tomas una prueba? Tu único fundamento es que soy muy joven y que nunca he trabajado de esto, pero no puedes tener la certeza de que no puedo hacerlo correctamente. No tienes pruebas de eso…
-¿Escuela de leyes, eh Daniel?... Excelente elección…- bromeó el escritor girando la cabeza para guiñar un ojo a su hermano. Luego agregó-¡Tienes razón en eso, pequeña! No tengo pruebas, pero eso no quita de que yo, como dueño de este lugar no quiera contratarte.-su arrogancia era insoportable, pero lo hacía apropósito. Se había dado cuenta que le divertía mucho que ella lo enfrentase, que tuviese una respuesta para todo. Quería saber hasta dónde estaba dispuesta a llegar, cuanto pelearía por obtener el trabajo.
-¡Eso no es justo! ¡Ni siquiera me diste la oportunidad!- exclamó con enfado.
-Déjame revelarte algo: ¡El mundo no es justo! Todavía eres muy joven, pero eres lista y no tardarás en comprobarlo por ti misma. Yo sólo te doy un adelanto...- aclaró con sarcasmo.
-¡Eres un imbécil!- dijo al darse vuelta dirigiéndose hacia la puerta. Al posar sus ojos en la puerta vidriada reconoció de inmediato el automóvil que estaba aparcado en la puerta. Automáticamente giró sobre sus talones acercándose hasta el escritor y frunciendo el ceño le preguntó:
-¿Ese Corvette azul que está en la puerta es tuyo?
-Así es ¿Te gusta?- contestó con presunción guiñándole un ojo. La joven intentó tranquilizarse para no caer en el juego de él. Estaba tratando de sacarla de quicio y lo estaba consiguiendo fácilmente.
-El auto me encanta, ahora el piloto deja mucho que desear… Hoy a la madrugada en la carretera, cerca del km 73 y con una maniobra de locos por poco causas un accidente con una motocicleta. Tengo testigos, Rodgers. Así que déjame decirte algo: me vas a dar la oportunidad de probarme en este trabajo durante un mes pagando mi salario, si no quieres que te denuncie con la policía y te inicie una demanda por daños físicos y psicológicos con los mejores abogados del país ¿Estamos de acuerdo?- proclamó con total autoridad.
-Probablemente tengas testigos de que mi auto estuvo ahí a esa hora, pero no tienes pruebas de que haya sido yo el que iba manejando…- otra vez quería matar a su hermano. Había sido él quien conducía el auto y podría haber lastimado a alguien, pero ahora no podía hablar de eso. Más tarde tendría tiempo para regañarlo.
-Tienes razón no tengo pruebas de tú fueras tras del volante, pero no querrás arriesgarte a que te investiguen, te hagan pericias psicológicas, pruebas de alcoholemia, de conducción, etc. que seguramente serían una gran pérdida de tiempo para ti ¿No crees? Sin contar que te sacarán tu precioso auto durante un tiempo…- contestó con una malévola sonrisa en los labios.
-¡Ey, abogada! ¡Eso no es justo!-
-Déjame decirte algo que aprendí recientemente: ¡El mundo no es justo!- lanzó Kate alzando las cejas. El escritor no pudo más que sonreír. Su fuerte temperamento y personalidad lo habían cautivado. La niña le había ganado la batalla de forma muy astuta y sólo le quedaba aceptarlo.
-¡De acuerdo, tú ganas! Te daré un mes para que me demuestres que puedes hacerte cargo del empleo. Empiezas hoy mismo al mediodía.
-¡Perfecto! Adiós, nos vemos en unas horas- dijo alejándose hacia la puerta con gran satisfacción.
-Antes de que te vayas déjame decirte una sola cosa más…-Kate se paró en la puerta y giró para mirarlo. Él le regaló su más encantadora sonrisa y le dijo: -Ya había decidido contratarte cuando me dijiste que yo no podía saber si servías para esto si no te probaba, sólo quería saber hasta dónde estabas dispuesta a pelear para conseguir el empleo…
La bella joven frunció el entrecejo con fastidio y luego sonrió ante la mirada divertida del escritor antes de salir del café. Había demostrado delante de sus futuros jefes su gran personalidad, haciéndose respetar y mostrando la tenacidad con la que contaba para conseguir lo que se propone y eso la hacía sentir muy segura.
Los dos hermanos la observaron detenidamente cuando se iba, disfrutando de toda su belleza, admirando su personalidad hasta perderla de vista. Daniel haría lo posible por acercarse a ella, su hermano no tenía duda de ello y sabiendo que podía estropear la relación jefe-empleada, había decidido que ella trabajaría siempre de tarde mientras su hermanito estuviera en clase para así evitar futuros problemas.
En cuanto a él, no estaba preocupado. Si bien Katherine Beckett se había hecho notar con su belleza y personalidad, el escritor la veía como una niña y estaba seguro de que no podría llamarle la atención una chiquilla de 18 años pudiendo tener a cualquier mujer ya crecida y salida hace rato de la adolescencia y así poder evitarse los típicos problemas de “pañales” .Además, había vuelto con Meredith y esta vez iba en serio y de verdad quería sentar cabeza. Así que, él podría sin ningún inconveniente no sucumbir frente a sus encantos y así evitar intentar conquistarla.
-Sí. Sin duda podría.- se repitió mentalmente por segunda vez.
¿Podría? ¿Y por que desde que se había ido del café no lograba dejar de pensar en ella?
Continuará……
Hasta acá el primer capi. Espero que les haya gustado, y que no les haya parecido largo. Ya saben que espero sus comentarios, críticas, sugerencias. Saludos y hasta la próxima!!!
Última edición por Solexite el Mar Ago 22, 2017 11:09 am, editado 29 veces
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me gusta la historia de este fic, es diferente y entretenido!!!
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Guaau, muy buena! Me encanto! Y no me gusta eso de que su hermanito Sr haya fijado en Kate...eh.. Aunque ne cae bien ajaja
Y esa escena de Kate luchando por el trabajo me ha enamorado! Me encanta y vienedo como te quedo la de "dos balas en un funeral" no podíamos esperar menos!
Espero que sigas pronto! Muchos besos!
Y esa escena de Kate luchando por el trabajo me ha enamorado! Me encanta y vienedo como te quedo la de "dos balas en un funeral" no podíamos esperar menos!
Espero que sigas pronto! Muchos besos!
Apocalipsis.- As del póker
- Mensajes : 385
Fecha de inscripción : 08/08/2013
Edad : 27
Localización : Vivo con David el Nomo :3
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Continua pronto cuando puedas!! Es muy interesante, ME ENCANTA. Sguro que Rick cae rendido ante el encanto de Kate! jajjaaj
MARIAFV- Ayudante de policia
- Mensajes : 90
Fecha de inscripción : 09/10/2013
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me encanta así que ya sabes, sigueeeee
caskett_10fogue- Actor en Broadway
- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Edad : 39
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Interesante, jejejejeje. Cualquiera le rebate algo a Kate, los tiene bien puestos. A ver wue tal la relación de los tres.
Espero que puedas continuar pronto.
Espero que puedas continuar pronto.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me ha encantado, me gustan muchos los fic que son diferentes, le dan un aire diferente a la historia. Me ha gustado mucho la trama y espero que lo continues pronto. Gracias
erikal- Actor en Broadway
- Mensajes : 153
Fecha de inscripción : 21/07/2013
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Cada cuanto subes capis?
caskett_10fogue- Actor en Broadway
- Mensajes : 168
Fecha de inscripción : 16/08/2013
Edad : 39
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Gustar... No, me encanta.... Lo de largo, para nada, y espero q continúes pronto
anfrig- Ayudante de policia
- Mensajes : 68
Fecha de inscripción : 08/02/2013
Localización : VIGO
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me encanta que te guste y sobre todo que te haya resultado entretenido! Muchas gracias por leer y comentar!!!Saludos y hasta la próxima!Ruth Maria escribió:Me gusta la historia de este fic, es diferente y entretenido!!!
Me alegra que te haya gustado!!! El hermanito va a ser un personaje interesante de desarrollar. Veremos que pasa entre él y Kate… Muchas gracias por leer y comentar!!!! Saludos y hasta la próxima!Apocalipsis escribió:Guaau, muy buena! Me encanto! Y no me gusta eso de que su hermanito Sr haya fijado en Kate...eh..
Aunque ne cae bien ajaja
Y esa escena de Kate luchando por el trabajo me ha enamorado! Me encanta y vienedo como te quedo la de "dos balas en un funeral" no podíamos esperar menos!
Espero que sigas pronto! Muchos besos!
Me alegra que te guste!!! No me cabe duda de que Rick pronto se derretirá por ella, veremos que le pasa a ella con él…jajajajaja Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!MARIAFV escribió: Continua pronto cuando puedas!! Es muy interesante, ME ENCANTA. Sguro que Rick cae rendido ante el encanto de Kate! jajjaaj
Me alegra que te guste!!! Estoy en eso…jajaja Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!!!caskett_10fogue escribió: Me encanta así que ya sabes, sigueeeee
Eso es verdad! Los tiene que tener muuuy bien puestos! Jajajaja La relación entre los tres va a ser algo complicada… ya sabés como me gustan los conflictos, jajajajaja Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!Yaye escribió:Interesante, jejejejeje. Cualquiera le rebate algo a Kate, los tiene bien puestos. A ver wue tal la relación de los tres.
Espero que puedas continuar pronto.
Me alegra mucho que te haya gustado. Se me ocurrió algo diferente, precisamente por eso: para darle otro aire. Vamos a ver que sale de todo esto…jajajajaja Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!erikal escribió: Me ha encantado, me gustan muchos los fic que son diferentes, le dan un aire diferente a la historia. Me ha gustado mucho la trama y espero que lo continues pronto. Gracias.
Lamento decirte que no suelo poner una fecha de publicación, ya que todo depende del tiempo y de la inspiración de la que disponga. Lo que si te puedo decir es que en este momento tengo de los dos y ya estoy empezando el segundo capi, pero no puedo asegurarte cuando va a estar terminado. Perdón!!!caskett_10fogue escribió: Cada cuanto subes capis?
Solexite- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Jajajaja vale , bueno pues cuando lo tengas súbelo rápido gracias por darnos otra versión de catle y beckett, es lo que me gusta
caskett_10fogue- Actor en Broadway
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Fecha de inscripción : 16/08/2013
Edad : 39
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me alegra mucho que te guste y que no te haya parecido largo…Ya estoy empezando el segundo capi. Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!anfrig escribió:Gustar... No, me encanta.... Lo de largo, para nada, y espero q continúes pronto
Prometido! En cuanto lo termine lo subo! A mi también me gusta mucho la idea de la nueva versión de Castle y Beckett, espero poder plasmar todo lo que tengo pensado, jajajajaja Gracias a vos por tu interés!!! Saludoscaskett_10fogue escribió:
Jajajaja vale , bueno pues cuando lo tengas súbelo rápido gracias por darnos otra versión de catle y beckett, es lo que me gusta
Solexite- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Si es que con solo leer algo tuyo por aqui me alegras
Me encanta el comienzo y esta Kate es... uf... LA ADORO!!
Y los hermano estan para ''toma pan y moja'' xD
A ver qué ocurrirá y las idas y vuelta que tendrá...
CONTINUA PRONTO
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AlwaysSerenity- Autor de best-seller
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
sigueeee muy astuta kate!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Que lindo que te alegres, ojalá que tanto como yo al leer tu comentario!!! Me encanta que te guste esta Kate de la historia. Creeme que se las va a ver negras para trabajar entre los dos bombonazos que tiene de jefes… idas y vueltas no van a faltar, jajajajajaAlwaysSerenity escribió:Si es que con solo leer algo tuyo por aqui me alegras
Me encanta el comienzo y esta Kate es... uf... LA ADORO!!
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Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!!!
Estoy en eso.!!castle&beckett..cris escribió:sigueeee muy astuta kate!!!
Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!!!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
wow buenisimo me encanto este primer capitulo se viene peleas de hermanos!!! algo asi como the vampire diaries???
pues continua cuando puedas k me encantas tus fic!!!! ojala no sea tan sufrido como el anterior!!!pero sino genial tambien!!!!
pues continua cuando puedas k me encantas tus fic!!!! ojala no sea tan sufrido como el anterior!!!pero sino genial tambien!!!!
cururi- As del póker
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Bueno, largo y sustancioso, casi como el café que se toman nuestros protagonistas, jajajajaja
De nuevo por aquí una de las mejores escritoras del foro, alegría y felicidad, y mucho bueno que leer. Has empezado apostando fuerte, veo que vienes con ganas así que intentaré poner las mismas en comentar un excelente capítulo, ya veo todas tus intenciones, con una gran claridad. Has expuesto tus argumentos como siempre con decisión, sin dejar ninguna duda, son buenos y seguro que serán de lo más entretenido leerlos. Es una historia diferente, espero que rellenes con tu imaginación y buen hacer todos los huecos que dejó la serie sin aclarar, de lo que fue la vida de Kate en la Universidad, de como vivía aquellos años de juventud loca, de fiestas y estudio, de amistades y trabajo. Confío plenamente en que nos llevarás por un camino sin transitar, nuevo y llamativo, pero con seguridad pleno de sensaciones y emociones a las que seguro añadirás algunos sinsabores, ya nos conocemos jajajajajaja, pero siempre interesante y excitante.
Mis parabienes no sólo para ti, también para toda la caterva de seguidores que somos y seguro se añadirán muchos más, como las moscas a la miel de tus relatos.
Si digo sigue me suena a dentro de un tiempo, y yo estoy deseando que sea ya mismo, jajajaja así que sólo voy a decir, aprovecha y escribe todo lo que nosotros podamos leer que después nos dejas colgados de tus relatos y nos haces sufrir esperando al siguiente, eso sí aquí nadie se queja de lo mucho, pero de lo poco no te cuento como me puedo llegar a poner, jajajajajajaja Largo dice, pero si no me ha llevado ni cinco minutos leerlo y releerlo. ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿tiene truco?, ............ jajajajajajaja Tú sigue, si eso ya te voy diciendo.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS y SÉ MUY BIENVENIDA AL FORO.
De nuevo por aquí una de las mejores escritoras del foro, alegría y felicidad, y mucho bueno que leer. Has empezado apostando fuerte, veo que vienes con ganas así que intentaré poner las mismas en comentar un excelente capítulo, ya veo todas tus intenciones, con una gran claridad. Has expuesto tus argumentos como siempre con decisión, sin dejar ninguna duda, son buenos y seguro que serán de lo más entretenido leerlos. Es una historia diferente, espero que rellenes con tu imaginación y buen hacer todos los huecos que dejó la serie sin aclarar, de lo que fue la vida de Kate en la Universidad, de como vivía aquellos años de juventud loca, de fiestas y estudio, de amistades y trabajo. Confío plenamente en que nos llevarás por un camino sin transitar, nuevo y llamativo, pero con seguridad pleno de sensaciones y emociones a las que seguro añadirás algunos sinsabores, ya nos conocemos jajajajajaja, pero siempre interesante y excitante.
Mis parabienes no sólo para ti, también para toda la caterva de seguidores que somos y seguro se añadirán muchos más, como las moscas a la miel de tus relatos.
Si digo sigue me suena a dentro de un tiempo, y yo estoy deseando que sea ya mismo, jajajaja así que sólo voy a decir, aprovecha y escribe todo lo que nosotros podamos leer que después nos dejas colgados de tus relatos y nos haces sufrir esperando al siguiente, eso sí aquí nadie se queja de lo mucho, pero de lo poco no te cuento como me puedo llegar a poner, jajajajajajaja Largo dice, pero si no me ha llevado ni cinco minutos leerlo y releerlo. ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿tiene truco?, ............ jajajajajajaja Tú sigue, si eso ya te voy diciendo.
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agecastbet- Escritor - Policia
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Me alegra mucho que te haya gustado el primer capi!!! Es cierto, se vienen conflictos entre los hermanos, no se si serán parecidos a Vampire Diaries, pero seguramente van a estar interesantes. Ya estoy escribiendo el segundo capi, en cuanto lo termine lo subo, lo que no te puedo prometer es que no va a ser tan sufrido como el anterior… viste como me gusta hacerlos sufrir, jajajajajaja Muchas gracias por leer y comentar!!!cururi escribió:wow buenisimo me encanto este primer capitulo se viene peleas de hermanos!!! algo asi como the vampire diaries???
pues continua cuando puedas k me encantas tus fic!!!! ojala no sea tan sufrido como el anterior!!!pero sino genial tambien!!!!
Saludos y hasta la próxima!!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola mi querida profe! Que bueno que es leer tus comentarios nuevamente! Es cierto, vengo con ganas y me alegra que se note, jajajajaja Como dije antes busqué que fuera diferente para no saturarme rápidamente y al ser una etapa de sus vidas de la que poco se habla en la serie me da muchísima libertad para escribir sobre los personajes. Espero poder plasmar todo lo que tengo metido en la cabeza o me va a terminar explotando, jajajajajaagecastbet escribió:Bueno, largo y sustancioso, casi como el café que se toman nuestros protagonistas, jajajajaja
De nuevo por aquí una de las mejores escritoras del foro, alegría y felicidad, y mucho bueno que leer. Has empezado apostando fuerte, veo que vienes con ganas así que intentaré poner las mismas en comentar un excelente capítulo, ya veo todas tus intenciones, con una gran claridad. Has expuesto tus argumentos como siempre con decisión, sin dejar ninguna duda, son buenos y seguro que serán de lo más entretenido leerlos. Es una historia diferente, espero que rellenes con tu imaginación y buen hacer todos los huecos que dejó la serie sin aclarar, de lo que fue la vida de Kate en la Universidad, de como vivía aquellos años de juventud loca, de fiestas y estudio, de amistades y trabajo. Confío plenamente en que nos llevarás por un camino sin transitar, nuevo y llamativo, pero con seguridad pleno de sensaciones y emociones a las que seguro añadirás algunos sinsabores, ya nos conocemos jajajajajaja, pero siempre interesante y excitante.
Mis parabienes no sólo para ti, también para toda la caterva de seguidores que somos y seguro se añadirán muchos más, como las moscas a la miel de tus relatos.
Si digo sigue me suena a dentro de un tiempo, y yo estoy deseando que sea ya mismo, jajajaja así que sólo voy a decir, aprovecha y escribe todo lo que nosotros podamos leer que después nos dejas colgados de tus relatos y nos haces sufrir esperando al siguiente, eso sí aquí nadie se queja de lo mucho, pero de lo poco no te cuento como me puedo llegar a poner, jajajajajajaja Largo dice, pero si no me ha llevado ni cinco minutos leerlo y releerlo. ¿Qué clase de pregunta es esa? ¿tiene truco?, ............ jajajajajajaja Tú sigue, si eso ya te voy diciendo.
BESOTESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS y SÉ MUY BIENVENIDA AL FORO.
Como tus deseos son ordenes para mi, te aviso que ya estoy escribiendo el segundo capi, por ahora me va resultando fácil, se escribe casi solo, espero que también se termine solo, jajajajajaja
No, no tiene truco la pregunta. A vos no te ha llevado más de cinco minutos leerlo y releerlo porque lees muy rápido, jajajajajaja pero que es largo, nadie me lo puede negar, lo bueno es que todavía nadie se ha quejado por la longitud, así que no voy a cortarlos (como si pudiese hacerlo, jajajajajajaja)
Gracias por la bienvenida y besos para vos también! Nos leemos pronto!!!
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Yo no se como lo haces pero siempre consigues que me enganche a tus historias. Un comienzo espectacular y ademas te caracteriza bastante el final del capi. XD
Continua que esta genial.
Continua que esta genial.
_Caskett_- Escritor - Policia
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Te queda mucho para subir el proximoooooo?????????
caskett_10fogue- Actor en Broadway
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola de nuevo! Me encanta que te guste el comienzo! Ya estoy subiendo el segundo capi. Espero que también te guste! Muchas gracias por leer y comentar!!! Saludos y hasta la próxima!!!_Caskett_ escribió:Yo no se como lo haces pero siempre consigues que me enganche a tus historias. Un comienzo espectacular y ademas te caracteriza bastante el final del capi. XD
Continua que esta genial.
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
En pocos minutos estará publicado... Perdón por tardar tanto y gracias por la paciencia!!!caskett_10fogue escribió:Te queda mucho para subir el proximoooooo?????????
Solexite- Policia de homicidios
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Acá les dejo el segundo capi. Esto es lo que salió y espero que sea de su agrado. Aviso que es largo (probablemente, muuuy largo), espero no aburrirl@s.
Capítulo II
Tratando de que su hermano no lo notase, Daniel intentó escabullirse a la cocina intentando evitar el regaño que suponía, su hermano quería darle de inmediato. Sigilosamente, giró sobre sus talones dándole la espalda al escritor, quien se terminaba de preparar una taza de café.
-¿Dónde crees que vas?- inquirió con autoridad. Daniel suspiró dándose vuelta para quedar frente a él. -¿Te das cuenta de la estupidez que hiciste anoche con mi auto? ¿Qué es lo que tienes en la cabeza? ¡Pudiste lastimar a alguien!
-¡No iba a lastimar a nadie! ¡Sabía muy bien lo que estaba haciendo. De ningún modo iba a tocar a la moto! Además, aprendí a peinar espejos mirándote a ti ¿recuerdas hermano?- respondió con una sonrisa que exasperó al escritor.
-¡Eso no lo aprendiste de mí! ¡Yo nunca hice algo semejante con una moto, siempre fueron autos y siempre fue corriendo picadas con gente más inconsciente que yo! ¡Ah, y una cosa más! ¡Éramos adolescentes, yo no tenía más de 17 o 18 años!- el escritor se mostraba enojado. Imaginó lo que pudo ser una tragedia causada por Daniel y se sintió culpable. Culpable por haberle prestado el auto, pero sobre todo, culpable por haber permitido que lo acompañe en sus locas carreras con amigos cuando aún era un niño, por lo que no podía evitar tratar de hacerle entender la gravedad de lo que había hecho-¡Probablemente tú supieses lo que estabas haciendo, pero no contaste con que el motociclista pudiese asustarse con tu estúpida maniobra! ¡Podrías haberlo matado y si no comprendes eso Daniel, no deberías conducir un vehículo!
El joven lo miró algo avergonzado, entendiendo la estupidez que había cometido. Nunca había pensado en eso antes. Nunca se le había cruzado por la cabeza que el motociclista se pudiese asustar hasta perder el control.
-Tienes razón. Fui un imbécil y prometo nunca más hacer algo así.- Daniel se mostraba sincero, y Rick se alegró de haberlo hecho pensar.
-Eso espero. Si no tendré que pasarme contratando gente para enmendar tus errores…-bromeó su hermano mayor para aflojar la tensión. -Ahora eres un adulto, ya tienes 21 años y debes empezar a comportarte como tal. Yo confío en ti, Dan. Por eso puse una parte del negocio a tu nombre, porque sé que puedes hacerte cargo de esto conmigo, pero debes ordenarte un poco en tu vida. Y con “ordenarte” no estoy diciendo “basta de diversión”, no. No te confundas. Estoy diciendo que debes ser más responsable en la forma que te manejas.- el escritor sonaba como un padre hablando con su hijo adolescente.
Y un poco eso había sido desde la muerte del padre de Daniel. Henry había sido lo más cercano a un padre que Rick había tenido. Había conocido a Martha cuando él tenía tan sólo 5 años y Daniel era un bebote de 1 año, quien había perdido a su madre al nacer. Al poco tiempo se fueron a vivir juntos, formando una bonita familia que duro por unos años. Cuando Dan apenas había cumplido 6 años, su padre murió de un ataque al corazón dejándolo completamente huérfano. Al no tener más familiares, y habiéndolo criado como a su propio hijo, Martha no dudó un segundo en adoptarlo legalmente, y desde ese momento, Richard lo había puesto bajo su ala, cuidándolo y protegiéndolo siempre que estuviese a su alcance.
-Gracias por la confianza, no voy a defraudarte con esto hermano. En verdad me gusta trabajar aquí.- dijo Daniel pegando una rápida mirada al pequeño café.-No voy a estropearlo…
-Una sola cosa más, Dan…
-¿Qué?
-Te quiero lejos de Beckett. Al menos mientras trabaje aquí.
-¡Pero…!
-Sin peros. Sé cómo te pones cuando te encaprichas con una chica y no quiero problemas de polleras aquí dentro ¿entendido?- Daniel frunció el entrecejo mostrando su fastidio ante la directiva. El escritor lo miró fuertemente y con autoridad le repitió: -¿entendido?
-Fuerte y claro.- respondió Daniel rápidamente.
-¡Perfecto! Ve a buscar a Philippe y llévalo a elegir el escaparate para las tortas. Recuerda: tiene que ser pequeño para que quepa justo en este espacio.- señaló el escritor mostrando el hueco que había reservado para el exhibidor.-Lo quiero hoy mismo aquí. Yo me quedaré atendiendo y esperando a un muchacho con el que hablé la semana pasada para trabajar en la cocina, no debe tardar en venir para entrevistarlo.
-De acuerdo, pero todavía no me devolvieron el auto ¿Me prestas el tuyo?- preguntó tímidamente. Después de lo que había pasado con la moto la noche anterior, estaba seguro de que su hermano nunca más le prestaría el auto.
-Te lo presto sólo porque es para trabajar. Para lo demás, puedes olvidarte del Corvette.- explicó arrojándole las llaves.
Rodgers se dirigió hasta un pequeño despacho ubicado al final del mismo pasillo donde se encontraban los baños y la cocina, para agarrar su máquina de escribir portátil. Ya casi estaba por formar parte de una casa de antigüedades, pero a pesar que la tecnología avanzaba a la velocidad de la luz, él permanecía un poco nostálgico y prefería aun escribir como antaño, a pesar de que fuese uno de los primeros en comprarse la última laptop que IBM había sacado al mercado.
Con la máquina en la mano observaba detenidamente la barra, buscando un lugar donde acomodarla. Luego de apoyarla sobre una banqueta alta con respaldo, despejó un espacio que quedaba entre la caja registradora y la máquina de café, que hasta ese momento había estado ocupado con unos vasos y depositó la máquina de escribir dejándola en el lugar perfecto para poder observar todo el salón mientras se le ocurría alguna que otra idea para su nueva novela.
Durante el resto de la mañana atendió muy cortésmente las pocas mesas que fueron ocupándose con estudiantes, volviendo a su verdadero trabajo en los ratos que le quedaban libres. No podía decir que la barra del café fuese el mejor lugar para plasmar sus ideas en un papel, pero por ahora y hasta que pudiese organizarse mejor tendría que aprovechar cualquier momento, sin importar cuán ínfimo fuese, para intentar escribir. Tenía jugosas propuestas de algunas editoriales tras el éxito de su primera novela, pero entre las fiestas, las mujeres y la investigación para la tesis del doctorado, poco le había dedicado a su auténtica vocación; y era por eso que se había prometido cambiar un poco sus hábitos nocturnos plagados de salidas y diversión, por una tranquila y apacible vida de estudio, trabajo y noviazgo, a la cual, por supuesto, todavía le costaba un poco acostumbrarse.
Entre las idas y venidas desde las mesas al mostrador, el escritor se percató de un muchacho algo tímido que observaba hacia adentro parado frente a una de las ventanas del bar. Se acercó hasta él preguntando si podía ayudarlo en algo.
-Buenos días ¿Es usted el señor Rodgers?- preguntó algo temeroso.
-Sí, soy yo ¿y tú eres…Juan Estrada?- inquirió al momento de extender su mano para saludarlo.
-Sí, señor. Vengo por el trabajo. Hablamos la semana pasada por teléfono…- respondió de inmediato estrechando con fuerza la mano de Rick.
-Sí, lo recuerdo. Te estaba esperando. Ven conmigo.- dijo abriendo la puerta para hacerlo pasar. –Toma asiento, Juan. Traeré unos cafés para beber mientras te hago una pequeña entrevista ¿te parece?- agregó con una sonrisa.
-Como guste, señor Rodgers.- respondió al sentarse.
-Volveré enseguida, y por favor, no me digas más señor. Sólo llámame Alex ¿de acuerdo?
-Sí, señor…, digo Alex.
El novelista regresó a los pocos minutos con dos tazas de café humeantes, se sentó junto a él y comenzó a realizarle una serie de preguntas relacionadas con lo laboral, tal como lo había hecho Daniel con Beckett.
Luego de una más que agradable conversación con el joven, decidió contratarlo de inmediato. Al informarle el salario que iba a recibir como empleado del café, el muchacho se mostró algo sorprendido.
-¿Estas conforme con el sueldo, Juan? Podemos charlarlo si gustas...- preguntó el escritor notando la expresión del joven.
-¿Está hablando en serio? ¡Estoy más que conforme con el sueldo! Verá señor…¡Perdón, Alex! La mayoría de los empleadores suelen contratar inmigrantes para pagarles un sueldo miserable… créame que si me hubiese pagado la mitad, hubiese aceptado sin chistar.
-Entonces ¿puedes empezar hoy?
-¡Ya mismo, si así lo desea!
-¡Perfecto! Mañana cuando me traigas tus papeles, firmas el contrato ¿de acuerdo?
-De acuerdo, Alex.
-¡Genial! Ahí están llegando mi hermano, quien se encargará del turno de la mañana y nuestro maestro repostero. Daniel y yo acomodaremos el mostrador mientras Philippe te muestra la cocina y te indica tus quehaceres.
-¿Es usted Philippe Charpentier?- preguntó el nuevo empleado dirigiéndose al sexagenario que acababa de entrar.
-¿Conoces al viejo Phil?- curioseó el más pequeño de los hermanos.
-¡Por supuesto que lo conozco! ¡Es uno de los más grandiosos pasteleros que existen! Antes de venir para Estados Unidos estudiaba en una escuela de repostería y siempre lo tuvimos como un dios… Pensé que se había jubilado hacía tiempo ya, imagínese lo que es para mí tenerlo en frente.
-Lo intenté, créeme muchacho. Pero me di cuenta de que el retiro no es para mí… ¡No creo poder salir nunca de una cocina!
-Conocemos a Phil desde que éramos niños. Nuestra madre lo siguió por todos los lugares donde trabajó, era una enamorada de sus postres…- explicó Richard.
-¡Y yo era un enamorado de Martha!- agregó rápidamente el pastelero.
-¡Como tantos otros, Phil!- soltó Daniel entre risas, que de inmediato compartieron los demás.
Juan no podía creer que trabajaría con tremenda eminencia. Cuando vio el anuncio en diario donde pedían un empleado para la cocina de un café, nunca se imaginó que se toparía con Philippe Charpentier. Tenía la chance única de aprender del mejor y no pensaba desaprovecharla. Quizás la vida, finalmente le había regalado la oportunidad que tantas veces le había negado cerrándole todas las puertas. Quizás, esta vez tendría la ocasión de salir adelante; radicarse definitivamente ahí, traer a su madre y hermana, y finalmente formar una familia con su novia a la que tanto amaba. Sólo le quedaba algo por solucionar y sabía que no le iba a resultar fácil hacerlo, pero si no hacía desaparecer la pequeña nube negra que le cubría una parte del sol, corría el riesgo de que terminara convirtiéndose en una tormenta de la cual ya no podría escapar.
Salió de la última de sus clases, de lo que había sido su primer día de cursada en la facultad de derecho de la prestigiosa Universidad de Stanford. Con mucha prisa se dirigió hasta el parking donde había dejado su moto y montándose en ella con celeridad, se puso en marcha hacia el Café de la Rue Morgue.
Todavía tenía tiempo suficiente para llegar bien a su trabajo, pero prefería estar antes de que comenzara su horario. Había conseguido que la tomaran a prueba durante un mes, y se había propuesto ganarse su lugar en el café demostrando que podía hacerse cargo del trabajo; y para ella no había otra que hacerlo de forma impecable, perfecta, demostrándole así al escritor que, si bien no tenía la experiencia, sí tenía la edad y la habilidad suficientes como para atender veinte mesas de un pequeño café.
Para cuando la joven atravesó la entrada de su nuevo trabajo, sólo habían pasado unos minutos de las 11:30 de la mañana. Se acercó al mostrador donde se encontraba el escritor secando y acomodando las tazas y se puso en frente esperando que notara su presencia sin dejar de mirarlo. Katherine lo había estudiado desde que había cruzado por esa puerta, había leído cada gesto, cada movimiento corporal que había ejecutado para repasar cada una de las tazas que se encontraban en una bandeja antes de depositarlas sobre la máquina de café. Ahora lo tenía adelante, muy cerca y podía observar su perfecta piel debajo del poco vello que le asomaba al no haberse afeitado esa mañana. Su fino cabello se encontraba bastante corto, pero un rebelde mechón algo tirado para el costado, invadía una parte de su frente en forma agraciada.
Era verdaderamente apuesto, la joven lo había confirmado al repasarlo con su intensa mirada una vez más. Y a pesar de verlo como un hombre “algo mayor”, no podía evitar notar ese magnetismo natural que brotaba de él.
El escritor levantó la vista al sentirse observado, clavándole sus profundos ojos azules y sin olvidar su atractiva sonrisa le dijo:
-¿Tan temprano estás aquí? ¡Veo que no aguantabas las ganas de volver a verme!
-No te hagas ilusiones, estás algo grande para mi ¿no crees?- respondió rápidamente
-¡Estaba bromeando, abogada! ¡Sin duda que eres una criatura! Y créeme, cambiar pañales no es lo mío…- manifestó el escritor arrugando un poco su nariz.
-¡Ya lo creo! ¡No debe hacer mucho que dejaste los tuyos!
-Te diré un secreto: ¡todavía los uso por las noches!- indicó rápidamente en voz baja haciendo reír a la joven, para luego agregar mientras se dirigía hacia la cocina: -Ven. Te presentaré al resto del equipo antes de que empiece tu turno. Yo voy a encargarme del café desde el mediodía y Dan lo hará por las mañanas, así que supongo que deberás acostumbrarte a mi encantadora presencia.
-Y a tu enorme modestia…- señaló por lo bajo al seguirlo.
-Ya verás que no es tan difícil.- pronosticó el escritor guiñándole un ojo.
A Kate le resultaba tan presumido que empezaba a fastidiarla, sin embargo había algo de él que la cautivaba; algo, además de su fornido cuerpo, sus hermosos ojos azules, su encantadora sonrisa y su agudo sentido del humor que le llamaba poderosamente la atención. Y eso era tremendamente más peligroso aun.
Sacudió la cabeza para sacarse esos pensamientos de la mente antes de entrar a la cocina. Su jefe le presentó a Philippe y a Juan, con los que de inmediato se sintió de lo más cómoda, ambos eran súper agradables y sus respectivos acentos les daban un aire de lo más adorable, con lo que la futura abogada, seguramente no tardaría en encariñarse.
Después de las presentaciones correspondientes, el escritor le preguntó si había comido algo antes de entrar, ella respondió que sólo había comido una fruta a media mañana.
-No debes estar sin comer nada, chiquilla. Siéntate y te traeré un emparedado de los que prepara Phil, ¡son gloriosos!
-No es necesario, Richard. Estoy bien así, gracias.
- No me llames Richard…- pidió con seriedad.
-No me llames chiquilla…- indicó ella con autoridad, provocando una inevitable sonrisa en él. Al recobrar la seriedad en su rostro continuó:
-No me contradigas con respecto a tu salud. Estas en pie desde temprano, estuviste estudiando y ahora tienes que trabajar hasta las seis de la tarde. De ninguna manera vas a estar con el estomago vacio. No quiero que en un par de horas te desmayes y tengas que dejar tus labores… Así que dime que te apetece tomar con tu emparedado.
-De acuerdo. Tú ganas… Café estará bien. Daniel me preparo uno esta mañana ¡estuvo increíble!
-¡Eso lo dices porque todavía no probaste el que preparo yo! ¡Nunca probarás otro mejor!- largó muy suelto el apuesto escritor. La joven negó con la cabeza mientras se sentaba en la mesa más próxima a la barra sin poder creer lo engreído que parecía ser su jefe.
Luego de terminar su emparedado y el exquisito café que le había preparado el escritor, Kate se dispuso a comenzar su primer día de trabajo, observada detenidamente por su jefe, quien no paraba de asombrarse de la increíble memoria de la joven. En tan solo un rato se había aprendido la carta de sándwich, tortas y postres hechos por Phill para ofrecérselos a los clientes, atendía de a dos o tres mesas a la vez antes de regresar a la barra para pasar los pedidos, y jamás usó su anotador para recordar algo. Era increíblemente eficiente y sumamente cordial; sin ninguna duda, le estaba dejando muy en claro a su empleador que estaba más que calificada para el empleo.
Alrededor de las seis de la tarde el café, estaba de lo más tranquilo. Beckett se encontraba hablando entretenidamente con Phill y con Juan en la entrada de la cocina, mientras ellos terminaban sus quehaceres. Apoyada sobre el marco de la puerta podía observar el salón por si alguien necesitaba algo, pero al parecer todos estaban plenamente dedicados a sus respectivas lecturas. Sin lugar a dudas, el Café de la Rue Morgue era un lugar de lo más acogedor para cierto tipo de estudiantes; jóvenes que disfrutaban con locura de un momento de recreación tranquila dentro de la locura universitaria.
El escritor se encontraba en la barra con su máquina de escribir, tratando de plasmar una idea que hacía rato le rondaba la cabeza. No se había percatado de la hora y cuando miró el reloj colgado en la pared, llamó a la joven para informarle que ya podía retirarse. Como lo había hecho hasta ahora, no pudo evitar punzarla un poco para divertirse.
-Bueno, chiquilla, tu día ha terminado. Puedes irte a casa antes de que tus papis te regañen por llegar tarde…- dijo sabiendo cuanto le molestaba a ella que la tratasen como una niña.
-¡De acuerdo, Richard, gracias!- respondió sonriendo sabiendo cuanto le molestaba a él oír su primer nombre.
La joven se dirigió a buscar sus cosas para retirarse y al pasar por delante de la barra, mientras se apoyaba inclinándose hacia adelante para curiosear la máquina de escribir bromeó:
-Te enteraste de que se inventaron las laptops hace tiempo ¿no? ¿O es que estás demasiado grande para aprender a usarlas?
-No, no estoy tan grande como tú piensas. De hecho, tengo una IBM que es una preciosidad, pero aunque no lo creas, disfruto mucho escribiendo a máquina…
-¿Aunque tardes más, requiera mayor esfuerzo táctil y no puedas borrar?
-Así todo, la prefiero. Trataré de explicarte… me encanta sentir en mis dedos cada palabra que escribo, huelo la tinta impregnada en la cinta, también el papel y me trasporta a otras épocas. Supongo que la nostalgia es parte del ser humano, es inevitable añorar el tiempo pasado y creo que la mayoría de las veces es imposible volver atrás cuando el futuro ha avanzado; por lo que escribir a máquina es una de las pocas cosas con las que yo siento que puedo volver al pasado. Muchas de las grandiosas novelas que he leído se han escrito con una máquina de escribir, es por eso que me gusta pensar que también ella puede ser parte de la historia de la literatura.- explicó acariciando su máquina. -Eso, claro, si algún día llego a escribir algo lo suficientemente “memorable”…
-Bueno, viéndolo así tiene su lado romántico… No me digas que también vas a probar con una pluma y un tintero ¿no?
-No, ni se me cruzaría por la cabeza hacerlo… la idea es que se entienda lo que escribo y con mi espantosa letra no sería el caso.
La joven sonrió, provocando una sonrisa en él también. Durante unos segundos quedaron mirándose a los ojos, en silencio y ambos parecían disfrutarlo.
Juan salió de la cocina, informando a su jefe que ya había terminado de limpiar todo y preguntando si había algo más por hacer. Su potente voz había irrumpido en el perfecto silencio, cortando de raíz esa extraña conexión que se había establecido por intermedio de sus intensas miradas. El escritor reaccionó de inmediato diciéndole que si Phil no lo necesitaba podía marcharse.
-Yo estoy con la moto. Puedo llevarte hasta la parada del bus así no caminas hasta allá.
-¡Gracias, Kate! ¡De verdad te lo agradezco! Si me apuro puedo pasar a buscar a mi novia por su trabajo… ¡muero de ganas de verla!
Ambos jóvenes saludaron, primero a Phil en la cocina y luego al escritor antes de salir.
-¡Hasta mañana chicos! Y Juan, no te olvides de traer los papeles que te pedí para poder firmar el contrato. Especialmente los de migración y residencia, son muy estrictos con esas cosas dentro de la Universidad. No te imaginas lo problemático que puede ser todo si no se hace como ellos dicen…- señaló Rodgers con un gesto de fastidio en su rostro.
-S…Sí…mañana los traeré sin falta.- dijo el joven al salir por la puerta.
Al caminar hacia la motocicleta, Beckett lo observaba con detenimiento notando que algo había preocupado notablemente a su compañero de trabajo.
-¿Sucede algo, Juan? ¿Por qué tienes esa cara?-interrogó algo preocupada al ver la expresión de su rostro.
-No pasa nada, Kate…
-Tu cara no dice lo mismo. Oye… se que recién nos conocemos, pero si tienes algún problema puedo intentar ayudarte. Y si no, al menos puedes desahogarte…
-Tengo unos cuantos problemas…pero no creo que puedas ayudarme y de verdad no quiero agobiarte con ellos…
-Como prefieras, pero ya sabes, si cambias de opinión aquí están mis oídos para lo que necesites.
-Gracias. De verdad, Kate. No mucha gente me ha ofrecido ayuda tan desinteresadamente y supongo que no estoy acostumbrado a ello…-la voz del joven se notaba cargada de angustia. Era evidente que cargaba con mucho, que guardaba en su interior un peso terrible que intentaba constantemente quebrarlo, y nunca nadie, sacando a su familia, había intentado aliviarlo. Quizás por eso, extrañamente sintió que podía confiar en su nueva compañera de trabajo, que si bien no sabía si podía ayudarlo, al menos hablando de ello se sentiría un poco más liviano.
Después de llenar sus pulmones con todo el aire que pudo contener y largarlo a modo de suspiro, comenzó a contarle a su nueva amiga todos los proyectos que había vuelto a tener desde el momento que había conseguido este trabajo y más aun desde que se había cruzado con el “gran Philippe”, del que estaba seguro, aprendería muchísimo.
-…todo esto fue un golpe de suerte, Kate. El sueldo que me ofrecieron es muy bueno y me permitiría ayudar a mi madre y hermana, como así también volver a estudiar…y además poder verdaderamente planear un futuro con mi novia, Clarisa. Y el único obstáculo que se me presenta ante lo que puede ser mi nueva y próspera vida es la maldita tarjeta verde, sin la cual tengo menos derechos que un perro… y hasta ahora se ha complicado bastante el lograr conseguirla…
-¿Te asesoraste legalmente con alguien para que te faciliten los trámites?
-Lo intenté cuando recién llegué al país. Contaba con algo de dinero y un abogado se ofreció a ayudarme, pero al momento de pagarle lo que me pedía, desapareció llevándose además de gran parte de mi capital, la poca documentación con la que yo había llegado. Tuve que hacer malabares para conseguir un duplicado de mi pasaporte y documentos. Desde ese día, no he vuelto a confiar en un abogado… ¡Sin ofender, Kate!
-No me ofendo. Profesionales sin escrúpulos existen en todos los campos, pero no todos son así. Conozco gente que puede ayudarte. Mis padres son abogados y ambos en el inicio de su carrera trabajaron ayudando a inmigrantes. Muchos de sus colegas siguen trabajando en eso y con muchos contactos en migraciones… si tú me lo permites puedo ponerme en contacto con mi padre de inmediato para que me recomiende a alguien.
-Pues, de verdad te agradezco, pero de momento no tengo un centavo para pagarle a un abogado. Y si mañana no le llevo mis papeles, Rodgers me sacará a patadas de su local… sólo me queda una opción, pero no es algo que me enorgullezca hacer…
-Y eso…¿Qué sería?
-Conozco a un sujeto que consigue cualquier tipo de documentos falsos y puede conseguirme una tarjeta verde y un carnet del seguro social… con eso podría zafar mañana, pero podría traerle inconvenientes legales a Rodgers y no me gustaría que pase eso… parece un buen tío.
-¡¿Estás loco, Juan?! Si te llegan a atrapar, no sólo podrías terminar preso o deportado, sino que también tendrías que olvidarte de alguna vez intentar tramitar la ciudadanía o siquiera volver a asomar las narices en este país… Es muy peligroso…
-Sí, lo sé… pero no tengo muchas opciones ¿sabes?
-¿Por qué mejor no hablas con él? Parece ser un tipo accesible y quizá te otorgue el tiempo que necesites para hacer los trámites legalmente. Si interviene un empleador en la solicitud, todo resulta más sencillo… Deberías considerarlo, Juan.
-¿Tú crees?
-Vale la pena intentarlo ¿No te parece?- dijo subiéndose a su moto para llevar al muchacho hasta la parada de bus. La joven esperaba haberlo hecho entrar en razón y así evitar que cometa una estupidez de la cual seguramente se arrepentiría de por vida. Tenía el presentimiento de que su jefe ayudaría a Juan, sólo esperaba no estar equivocada con respecto a eso.
***
Todo transcurría con normalidad en el Café de la Rue Morgue durante la mañana. Daniel estaba a cargo del lugar y parecía estar haciendo un buen trabajo. A pesar de no tener mucha afinidad con la literatura, le agradaba trabajar ahí. Era un lugar de lo más tranquilo y se llevaba muy bien con Phill y Juan, y hasta ahora no se había metido en ningún nuevo problema, como solía hacer comúnmente, por lo que su hermano mayor gozaba de algo de tranquilidad al respecto.
Lo único que inquietaba al revoltoso joven era la directiva de mantenerse alejado de Beckett. La joven lo había impactado con su belleza, pero después de haberla visto discutir con Richard, su personalidad había sobrepasado su hermosura y había llamado poderosamente la atención de Dan y por su cabeza sólo rondaba la idea de cómo hacer para acercarse a ella sin tener demasiados problemas con su hermano. No sabía bien como iba a lograrlo, pero lo que si sabía es que de ninguna manera dejaría escapar a Katherine.
Cerca de las once de la mañana, el escritor llegó al café para hacerse cargo del turno tarde, dejando libre a Dan para asistir a sus clases. El muchacho se fue rápido para evitar llegar tarde, ya que hasta última hora de hoy el mecánico no le tendría listo su carro y debería manejarse con el transporte interno del campus.
El escritor entró a la cocina para saludar e inmediatamente Juan le dijo que tenía que hablar con él en privado. Su jefe le preguntó si era algo urgente a lo que respondió que no, que podía esperar a que la cocina estuviese más tranquila.
-Ok. Avísame en cuanto te desocupes y hablaremos tranquilos en mi despacho. – dijo afablemente mirando al joven. Acto seguido miró a Phil preguntando: -¿Puedes preparar uno de tus deliciosos sándwich? Estoy seguro que Beckett vendrá sin comer otra vez…
-¡Por supuesto mon a mi! ¡De inmediato!
-¡Gracias, Phil! ¿Qué te parece si para mañana compro algunas cosas y preparo un almuerzo? Tampoco puede vivir a emparedados ¿no?... claro que la comida sería para todos…- agregó rápidamente intentando disimular el creciente interés por la joven.
-¡Me parece estupendo! Supongo que te acordarás de algunas de los secretos que te he enseñado ¿no es cierto?
-¡Por supuesto! ¡Ya sabes cómo me ayudado el saber cocinar con mis conquistas, jamás podría olvidarlo!- agregó con una enorme sonrisa saliendo de la cocina.
Se ubicó tras la barra mirando impaciente el reloj. Estaban por dar las 11:30 y estaba seguro de que ella no tardaría en aparecer por esa puerta. No sabía bien por qué, pero tenía ganas de verla. Se divertía mucho con ella y eso era algo que hacía mucho que no le pasaba con una mujer, y eso precisamente, comenzaba a inquietarlo. Ella no era una mujer aun, era una niña según él. Entonces, sí tan convencido estaba ¿por qué tenía que repetir constantemente esa afirmación en su cabeza?
El ruido de la puerta lo distrajo de sus pensamientos. Automáticamente dirigió su mirada hacia la entrada por la que recién había ingresado la joven, encontrándose con su bella sonrisa, queriéndose perder en ella.
-¡Buenos días, Beckett!- dijo con una sonrisa.
-¡Buenos días, Rodgers!- respondió sonriendo también.
-Seguro que no has almorzado. Phil te tiene listo un sándwich ¿Café como ayer o prefieres otra cosa?
-Oye… no es necesario…- intentó explicar la joven, pero él se lo impidió.
-¿Otra vez vamos a empezar como ayer? Ya te dije que estoy cuidando mis intereses como propietario del establecimiento.- aclaró él adquiriendo fingida formalidad.
-¡Ok, ok! Café está bien…- respondió sentándose en la misma mesa que el día anterior, esperando el delicioso café que le prepararía el escritor.
En verdad disfrutaba de ese momento. Mientras almorzaba hablaba entretenidamente con su jefe haciendo bromas y riéndose de las ocurrencias de él. Al terminar su emparedado empezó a trabajar de inmediato, sin pasarse ni un segundo de su hora de entrada, tampoco era cuestión de tomarse tiempo de más, ya que su sentido de la responsabilidad no le permitía hacerlo.
La tarde había pasado de lo más entretenida en el café. Al parecer se estaba convirtiendo en un lugar bastante popular y la joven no había tenido respiro. Quería hablar con Juan para contarle que había hablado con su padre y que tenía novedades, pero quería hablar a solas con él y Phil no había salido de la cocina en toda la tarde.
En un golpe de suerte, el escritor llamó a Phil para que lo cubra en la barra mientras él iba al baño, permitiendo a la joven escabullirse unos segundos hasta la cocina para contarle rápidamente las buenas nuevas. El joven se alegró al oír las noticias y aprovechó a que todo estaba más tranquilo para ir a hablar con su jefe.
Se paró en la puerta del baño esperando a que saliera. Los nervios del joven se podían observar a millas de distancia, los minutos parecían ser eternos y su empleador no aparecía. Caminó ida y vuelta por el pasillo hasta que finalmente la puerta se abrió.
-¿Podemos hablar ahora?- preguntó el joven a Rick antes de saliera del baño.
-Sí. No hay problema, Juan. Iremos a mi despacho…
El muchacho siguió a su jefe hasta la pequeña oficina, cerrando la puerta tras él. Durante un rato largo permanecieron dentro y desde afuera, Kate no podía enterarse de nada de lo que estaba pasando, por lo que no le quedaba otra que esperar. Estaba preocupada por su nuevo amigo, sin saber cómo reaccionaría su jefe al enterarse que todavía sus papeles no estaban en orden.
La joven estudiante de derecho se había comunicado telefónicamente con su padre y le había explicado la situación en la que se encontraba Juan. Jim a su vez, llamó a un viejo colega y amigo de California que trabajaba para la oficina de migraciones y le había informado que si su empleador presentaba la solicitud de residencia explicando que lo necesitaba para su negocio, no le sería difícil que le otorgasen una provisoria que le permitiese trabajar y estudiar hasta conseguir la definitiva. Resumiendo, con un poco de buena voluntad por parte de Rodgers, podrían solucionarse las cosas para su nuevo compañero. El tema era saber con cuanta buena voluntad contaba su jefe en ese momento.
Repentinamente, la puerta del despacho se abrió. Juan salió en dirección a la cocina con una cara que lo decía casi todo. Al pasar junto a Kate, ésta le preguntó de inmediato:
-¿Qué fue lo que te dijo, Juan?
-Lo que se suponía que diría… hoy es mi último día de trabajo, Kate. Por lo menos no me va a denunciar con los de migraciones, sería lo último que podría pasarme para cerrar mi desastrosa vida… De todos modos, gracias por todo lo que averiguaste con los abogados. Nunca voy a olvidarlo.
-¡¿Cómo que te despidió!? ¡No puede ser!- replicó frunciendo el entrecejo y saliendo en dirección a la oficina donde estaba el escritor a punto de salir.
-Tenemos que hablar.- dijo la joven entrando sin pedir permiso y obligando a su jefe a retroceder hasta el escritorio.
-De acuerdo… ¿Qué pasa?- preguntó sin entender muy bien por qué ella estaba ahí.
-¡¿Por qué lo despediste?!
-Supongo que estás hablando de Juan…
-Sabes muy bien que te hablo de Juan…
-Lo despedí por que no tiene sus papeles en orden como me había dicho. Es un inmigrante ilegal y quiero evitar problemas.
-Podrías haberlo ayudado con la solicitud de residencia, en vez de despedirlo.
-¿Y por qué habría de hacerlo?- interrogó queriendo saber que le contestaría ella.
-Porque tienes la oportunidad de ayudar a alguien. No pareces estar familiarizado con eso de dar una mano a quien lo necesita, pero te lo recomiendo, la sensación es increíble…
-¡Quien te piensas que soy! ¡¿Algún tipo de benefactor de la humanidad?!
-¡Eres intratable, Rodgers!
-¡¿Yo soy intratable?! ¡¿Y qué hay de ti?! ¡¿Eh, abogada?! Entras a mi despacho como si nada, increpándome por haber despedido a un empleado de MI NEGOCIO ¿Y yo soy el intratable? ¡Entérate de algo, chiquilla: Despedí a Juan porque me mintió y no voy a tolerar eso!¡Y menos que menos voy a tolerar que una niñita como tú me diga cómo debo manejarme con mis empleados!- respondió visiblemente ofuscado.
-¡No tienes idea de el daño que le estás causando al dejarlo sin empleo! ¡Le estás cerrando todas las puertas, Richard, lo estás condenando a una probable vida de miseria de la que difícilmente pueda escapar alguna vez! ¡Me indigna que no te des cuenta de que con muy poco podrías hacer mucho! ¡Sólo tienes que presentar un formulario, maldita sea! ¡Y quizás te mintió en un principio, pero después vino a explicarte su situación y tú lo sacas a patadas!
-Pues, no le quedaba otra opción que decirme la verdad…
-Sí, si le quedaba otra opción. Pudo haber conseguido una tarjeta verde y un carnet del seguro social falsos, pero consideró que podrías tener más problemas tu que él si se llegaba a descubrir algún día. No quiso hacerlo porque cree que eres un buen tipo… Cuánto se equivocó ¿verdad, Richard?- el escritor permaneció en silencio mirándola con severidad. No podía creer que esa niña le hablase de esa manera. Era verdaderamente temeraria y eso en el fondo le agradaba, pero no podía permitirse eso, debía seguir en su firme postura de desinterés hacia ella o estaría en problemas.
-Al parecer, mucho… ¿Tienes algo más para reprocharme o ya puedes volver a trabajar? –respondió secamente sin dejar de mirarla.
-Una sola cosa más. Además de un ayudante de cocina, deberás conseguirte una camarera… - informó la joven sosteniéndole la mirada.
-¿Estás segura de lo que estás haciendo?- pregunto algo sorprendido por la decisión que repentinamente había tomado Kate.
-Completamente. Yo también me equivoqué contigo y no puedo trabajar con alguien como tú…- respondió sacándose el delantal para arrojarlo sobre el escritorio antes de girar en dirección a la puerta.
-Es una lástima…- dijo al observar cómo se iba.
-Ya lo creo. De verdad pensé que eras diferente… creí que valías la pena…- contestó con dureza, sin siquiera voltear a mirarlo por última vez.
Cerró la puerta al salir y de inmediato se dirigió a buscar sus cosas. No tenía nada más que hacer ahí. Se sentía muy culpable por haber aconsejado a Juan que hablase con su jefe, y probablemente si hubiese cerrado la boca, el joven habría utilizado la documentación falsa y aun estaría trabajando en el café. Se acercó a la cocina y asomándose para mirar a Juan le dijo:
-Yo… lo siento mucho, Juan. No pensé que esto iba a pasar…
-Está bien, Kate. No es tu culpa…- respondió amablemente el joven.
-En parte sí…- señaló con tristeza retrocediendo para irse. Enseguida agregó:-Adiós, Juan. Te deseo lo mejor de lo mejor…
-¡Kate… espera!- gritó el muchacho intentando detenerla. Ella siguió como si no hubiese escuchado.
Le tomó solo dos segundos saludar a Philippe al pasar por la barra donde lo habían dejado a cargo. Si dejarlo decir nada salió con la mayor rapidez que sus piernas le permitieron.
Estaba furiosa con ella misma por haber aconsejado a Juan y estaba furiosa con Rodgers por como se había comportado. Pero lo que más la enfurecía era haberse equivocado tanto con él.
Por alguna extraña razón había sentido una extraña conexión con el escritor, algo que la hacía sentirse cómoda al bromear con él, al esperar que le prepare un delicioso café y otras cosillas, (que había notado) le agradaban mucho. Y ahora todo eso se había esfumado de golpe, en tan sólo unos minutos. Ahora no habría más bromas, ni cafés, ni mágicas miradas. Nada más, nunca más.
Continuará…?
Ojalá que les haya gustado. Si les pareció muy largo, perdón! Trataré de hacerlo más corto para la próxima (o por lo menos, lo intentaré! Jajajaja) Ya saben que espero con muchas ganas sus comentarios, críticas y sugerencias. Saludos y hasta la próxima!!!
Capítulo II
Tratando de que su hermano no lo notase, Daniel intentó escabullirse a la cocina intentando evitar el regaño que suponía, su hermano quería darle de inmediato. Sigilosamente, giró sobre sus talones dándole la espalda al escritor, quien se terminaba de preparar una taza de café.
-¿Dónde crees que vas?- inquirió con autoridad. Daniel suspiró dándose vuelta para quedar frente a él. -¿Te das cuenta de la estupidez que hiciste anoche con mi auto? ¿Qué es lo que tienes en la cabeza? ¡Pudiste lastimar a alguien!
-¡No iba a lastimar a nadie! ¡Sabía muy bien lo que estaba haciendo. De ningún modo iba a tocar a la moto! Además, aprendí a peinar espejos mirándote a ti ¿recuerdas hermano?- respondió con una sonrisa que exasperó al escritor.
-¡Eso no lo aprendiste de mí! ¡Yo nunca hice algo semejante con una moto, siempre fueron autos y siempre fue corriendo picadas con gente más inconsciente que yo! ¡Ah, y una cosa más! ¡Éramos adolescentes, yo no tenía más de 17 o 18 años!- el escritor se mostraba enojado. Imaginó lo que pudo ser una tragedia causada por Daniel y se sintió culpable. Culpable por haberle prestado el auto, pero sobre todo, culpable por haber permitido que lo acompañe en sus locas carreras con amigos cuando aún era un niño, por lo que no podía evitar tratar de hacerle entender la gravedad de lo que había hecho-¡Probablemente tú supieses lo que estabas haciendo, pero no contaste con que el motociclista pudiese asustarse con tu estúpida maniobra! ¡Podrías haberlo matado y si no comprendes eso Daniel, no deberías conducir un vehículo!
El joven lo miró algo avergonzado, entendiendo la estupidez que había cometido. Nunca había pensado en eso antes. Nunca se le había cruzado por la cabeza que el motociclista se pudiese asustar hasta perder el control.
-Tienes razón. Fui un imbécil y prometo nunca más hacer algo así.- Daniel se mostraba sincero, y Rick se alegró de haberlo hecho pensar.
-Eso espero. Si no tendré que pasarme contratando gente para enmendar tus errores…-bromeó su hermano mayor para aflojar la tensión. -Ahora eres un adulto, ya tienes 21 años y debes empezar a comportarte como tal. Yo confío en ti, Dan. Por eso puse una parte del negocio a tu nombre, porque sé que puedes hacerte cargo de esto conmigo, pero debes ordenarte un poco en tu vida. Y con “ordenarte” no estoy diciendo “basta de diversión”, no. No te confundas. Estoy diciendo que debes ser más responsable en la forma que te manejas.- el escritor sonaba como un padre hablando con su hijo adolescente.
Y un poco eso había sido desde la muerte del padre de Daniel. Henry había sido lo más cercano a un padre que Rick había tenido. Había conocido a Martha cuando él tenía tan sólo 5 años y Daniel era un bebote de 1 año, quien había perdido a su madre al nacer. Al poco tiempo se fueron a vivir juntos, formando una bonita familia que duro por unos años. Cuando Dan apenas había cumplido 6 años, su padre murió de un ataque al corazón dejándolo completamente huérfano. Al no tener más familiares, y habiéndolo criado como a su propio hijo, Martha no dudó un segundo en adoptarlo legalmente, y desde ese momento, Richard lo había puesto bajo su ala, cuidándolo y protegiéndolo siempre que estuviese a su alcance.
-Gracias por la confianza, no voy a defraudarte con esto hermano. En verdad me gusta trabajar aquí.- dijo Daniel pegando una rápida mirada al pequeño café.-No voy a estropearlo…
-Una sola cosa más, Dan…
-¿Qué?
-Te quiero lejos de Beckett. Al menos mientras trabaje aquí.
-¡Pero…!
-Sin peros. Sé cómo te pones cuando te encaprichas con una chica y no quiero problemas de polleras aquí dentro ¿entendido?- Daniel frunció el entrecejo mostrando su fastidio ante la directiva. El escritor lo miró fuertemente y con autoridad le repitió: -¿entendido?
-Fuerte y claro.- respondió Daniel rápidamente.
-¡Perfecto! Ve a buscar a Philippe y llévalo a elegir el escaparate para las tortas. Recuerda: tiene que ser pequeño para que quepa justo en este espacio.- señaló el escritor mostrando el hueco que había reservado para el exhibidor.-Lo quiero hoy mismo aquí. Yo me quedaré atendiendo y esperando a un muchacho con el que hablé la semana pasada para trabajar en la cocina, no debe tardar en venir para entrevistarlo.
-De acuerdo, pero todavía no me devolvieron el auto ¿Me prestas el tuyo?- preguntó tímidamente. Después de lo que había pasado con la moto la noche anterior, estaba seguro de que su hermano nunca más le prestaría el auto.
-Te lo presto sólo porque es para trabajar. Para lo demás, puedes olvidarte del Corvette.- explicó arrojándole las llaves.
Rodgers se dirigió hasta un pequeño despacho ubicado al final del mismo pasillo donde se encontraban los baños y la cocina, para agarrar su máquina de escribir portátil. Ya casi estaba por formar parte de una casa de antigüedades, pero a pesar que la tecnología avanzaba a la velocidad de la luz, él permanecía un poco nostálgico y prefería aun escribir como antaño, a pesar de que fuese uno de los primeros en comprarse la última laptop que IBM había sacado al mercado.
Con la máquina en la mano observaba detenidamente la barra, buscando un lugar donde acomodarla. Luego de apoyarla sobre una banqueta alta con respaldo, despejó un espacio que quedaba entre la caja registradora y la máquina de café, que hasta ese momento había estado ocupado con unos vasos y depositó la máquina de escribir dejándola en el lugar perfecto para poder observar todo el salón mientras se le ocurría alguna que otra idea para su nueva novela.
Durante el resto de la mañana atendió muy cortésmente las pocas mesas que fueron ocupándose con estudiantes, volviendo a su verdadero trabajo en los ratos que le quedaban libres. No podía decir que la barra del café fuese el mejor lugar para plasmar sus ideas en un papel, pero por ahora y hasta que pudiese organizarse mejor tendría que aprovechar cualquier momento, sin importar cuán ínfimo fuese, para intentar escribir. Tenía jugosas propuestas de algunas editoriales tras el éxito de su primera novela, pero entre las fiestas, las mujeres y la investigación para la tesis del doctorado, poco le había dedicado a su auténtica vocación; y era por eso que se había prometido cambiar un poco sus hábitos nocturnos plagados de salidas y diversión, por una tranquila y apacible vida de estudio, trabajo y noviazgo, a la cual, por supuesto, todavía le costaba un poco acostumbrarse.
Entre las idas y venidas desde las mesas al mostrador, el escritor se percató de un muchacho algo tímido que observaba hacia adentro parado frente a una de las ventanas del bar. Se acercó hasta él preguntando si podía ayudarlo en algo.
-Buenos días ¿Es usted el señor Rodgers?- preguntó algo temeroso.
-Sí, soy yo ¿y tú eres…Juan Estrada?- inquirió al momento de extender su mano para saludarlo.
-Sí, señor. Vengo por el trabajo. Hablamos la semana pasada por teléfono…- respondió de inmediato estrechando con fuerza la mano de Rick.
-Sí, lo recuerdo. Te estaba esperando. Ven conmigo.- dijo abriendo la puerta para hacerlo pasar. –Toma asiento, Juan. Traeré unos cafés para beber mientras te hago una pequeña entrevista ¿te parece?- agregó con una sonrisa.
-Como guste, señor Rodgers.- respondió al sentarse.
-Volveré enseguida, y por favor, no me digas más señor. Sólo llámame Alex ¿de acuerdo?
-Sí, señor…, digo Alex.
El novelista regresó a los pocos minutos con dos tazas de café humeantes, se sentó junto a él y comenzó a realizarle una serie de preguntas relacionadas con lo laboral, tal como lo había hecho Daniel con Beckett.
Luego de una más que agradable conversación con el joven, decidió contratarlo de inmediato. Al informarle el salario que iba a recibir como empleado del café, el muchacho se mostró algo sorprendido.
-¿Estas conforme con el sueldo, Juan? Podemos charlarlo si gustas...- preguntó el escritor notando la expresión del joven.
-¿Está hablando en serio? ¡Estoy más que conforme con el sueldo! Verá señor…¡Perdón, Alex! La mayoría de los empleadores suelen contratar inmigrantes para pagarles un sueldo miserable… créame que si me hubiese pagado la mitad, hubiese aceptado sin chistar.
-Entonces ¿puedes empezar hoy?
-¡Ya mismo, si así lo desea!
-¡Perfecto! Mañana cuando me traigas tus papeles, firmas el contrato ¿de acuerdo?
-De acuerdo, Alex.
-¡Genial! Ahí están llegando mi hermano, quien se encargará del turno de la mañana y nuestro maestro repostero. Daniel y yo acomodaremos el mostrador mientras Philippe te muestra la cocina y te indica tus quehaceres.
-¿Es usted Philippe Charpentier?- preguntó el nuevo empleado dirigiéndose al sexagenario que acababa de entrar.
-¿Conoces al viejo Phil?- curioseó el más pequeño de los hermanos.
-¡Por supuesto que lo conozco! ¡Es uno de los más grandiosos pasteleros que existen! Antes de venir para Estados Unidos estudiaba en una escuela de repostería y siempre lo tuvimos como un dios… Pensé que se había jubilado hacía tiempo ya, imagínese lo que es para mí tenerlo en frente.
-Lo intenté, créeme muchacho. Pero me di cuenta de que el retiro no es para mí… ¡No creo poder salir nunca de una cocina!
-Conocemos a Phil desde que éramos niños. Nuestra madre lo siguió por todos los lugares donde trabajó, era una enamorada de sus postres…- explicó Richard.
-¡Y yo era un enamorado de Martha!- agregó rápidamente el pastelero.
-¡Como tantos otros, Phil!- soltó Daniel entre risas, que de inmediato compartieron los demás.
Juan no podía creer que trabajaría con tremenda eminencia. Cuando vio el anuncio en diario donde pedían un empleado para la cocina de un café, nunca se imaginó que se toparía con Philippe Charpentier. Tenía la chance única de aprender del mejor y no pensaba desaprovecharla. Quizás la vida, finalmente le había regalado la oportunidad que tantas veces le había negado cerrándole todas las puertas. Quizás, esta vez tendría la ocasión de salir adelante; radicarse definitivamente ahí, traer a su madre y hermana, y finalmente formar una familia con su novia a la que tanto amaba. Sólo le quedaba algo por solucionar y sabía que no le iba a resultar fácil hacerlo, pero si no hacía desaparecer la pequeña nube negra que le cubría una parte del sol, corría el riesgo de que terminara convirtiéndose en una tormenta de la cual ya no podría escapar.
***
Salió de la última de sus clases, de lo que había sido su primer día de cursada en la facultad de derecho de la prestigiosa Universidad de Stanford. Con mucha prisa se dirigió hasta el parking donde había dejado su moto y montándose en ella con celeridad, se puso en marcha hacia el Café de la Rue Morgue.
Todavía tenía tiempo suficiente para llegar bien a su trabajo, pero prefería estar antes de que comenzara su horario. Había conseguido que la tomaran a prueba durante un mes, y se había propuesto ganarse su lugar en el café demostrando que podía hacerse cargo del trabajo; y para ella no había otra que hacerlo de forma impecable, perfecta, demostrándole así al escritor que, si bien no tenía la experiencia, sí tenía la edad y la habilidad suficientes como para atender veinte mesas de un pequeño café.
Para cuando la joven atravesó la entrada de su nuevo trabajo, sólo habían pasado unos minutos de las 11:30 de la mañana. Se acercó al mostrador donde se encontraba el escritor secando y acomodando las tazas y se puso en frente esperando que notara su presencia sin dejar de mirarlo. Katherine lo había estudiado desde que había cruzado por esa puerta, había leído cada gesto, cada movimiento corporal que había ejecutado para repasar cada una de las tazas que se encontraban en una bandeja antes de depositarlas sobre la máquina de café. Ahora lo tenía adelante, muy cerca y podía observar su perfecta piel debajo del poco vello que le asomaba al no haberse afeitado esa mañana. Su fino cabello se encontraba bastante corto, pero un rebelde mechón algo tirado para el costado, invadía una parte de su frente en forma agraciada.
Era verdaderamente apuesto, la joven lo había confirmado al repasarlo con su intensa mirada una vez más. Y a pesar de verlo como un hombre “algo mayor”, no podía evitar notar ese magnetismo natural que brotaba de él.
El escritor levantó la vista al sentirse observado, clavándole sus profundos ojos azules y sin olvidar su atractiva sonrisa le dijo:
-¿Tan temprano estás aquí? ¡Veo que no aguantabas las ganas de volver a verme!
-No te hagas ilusiones, estás algo grande para mi ¿no crees?- respondió rápidamente
-¡Estaba bromeando, abogada! ¡Sin duda que eres una criatura! Y créeme, cambiar pañales no es lo mío…- manifestó el escritor arrugando un poco su nariz.
-¡Ya lo creo! ¡No debe hacer mucho que dejaste los tuyos!
-Te diré un secreto: ¡todavía los uso por las noches!- indicó rápidamente en voz baja haciendo reír a la joven, para luego agregar mientras se dirigía hacia la cocina: -Ven. Te presentaré al resto del equipo antes de que empiece tu turno. Yo voy a encargarme del café desde el mediodía y Dan lo hará por las mañanas, así que supongo que deberás acostumbrarte a mi encantadora presencia.
-Y a tu enorme modestia…- señaló por lo bajo al seguirlo.
-Ya verás que no es tan difícil.- pronosticó el escritor guiñándole un ojo.
A Kate le resultaba tan presumido que empezaba a fastidiarla, sin embargo había algo de él que la cautivaba; algo, además de su fornido cuerpo, sus hermosos ojos azules, su encantadora sonrisa y su agudo sentido del humor que le llamaba poderosamente la atención. Y eso era tremendamente más peligroso aun.
Sacudió la cabeza para sacarse esos pensamientos de la mente antes de entrar a la cocina. Su jefe le presentó a Philippe y a Juan, con los que de inmediato se sintió de lo más cómoda, ambos eran súper agradables y sus respectivos acentos les daban un aire de lo más adorable, con lo que la futura abogada, seguramente no tardaría en encariñarse.
Después de las presentaciones correspondientes, el escritor le preguntó si había comido algo antes de entrar, ella respondió que sólo había comido una fruta a media mañana.
-No debes estar sin comer nada, chiquilla. Siéntate y te traeré un emparedado de los que prepara Phil, ¡son gloriosos!
-No es necesario, Richard. Estoy bien así, gracias.
- No me llames Richard…- pidió con seriedad.
-No me llames chiquilla…- indicó ella con autoridad, provocando una inevitable sonrisa en él. Al recobrar la seriedad en su rostro continuó:
-No me contradigas con respecto a tu salud. Estas en pie desde temprano, estuviste estudiando y ahora tienes que trabajar hasta las seis de la tarde. De ninguna manera vas a estar con el estomago vacio. No quiero que en un par de horas te desmayes y tengas que dejar tus labores… Así que dime que te apetece tomar con tu emparedado.
-De acuerdo. Tú ganas… Café estará bien. Daniel me preparo uno esta mañana ¡estuvo increíble!
-¡Eso lo dices porque todavía no probaste el que preparo yo! ¡Nunca probarás otro mejor!- largó muy suelto el apuesto escritor. La joven negó con la cabeza mientras se sentaba en la mesa más próxima a la barra sin poder creer lo engreído que parecía ser su jefe.
Luego de terminar su emparedado y el exquisito café que le había preparado el escritor, Kate se dispuso a comenzar su primer día de trabajo, observada detenidamente por su jefe, quien no paraba de asombrarse de la increíble memoria de la joven. En tan solo un rato se había aprendido la carta de sándwich, tortas y postres hechos por Phill para ofrecérselos a los clientes, atendía de a dos o tres mesas a la vez antes de regresar a la barra para pasar los pedidos, y jamás usó su anotador para recordar algo. Era increíblemente eficiente y sumamente cordial; sin ninguna duda, le estaba dejando muy en claro a su empleador que estaba más que calificada para el empleo.
Alrededor de las seis de la tarde el café, estaba de lo más tranquilo. Beckett se encontraba hablando entretenidamente con Phill y con Juan en la entrada de la cocina, mientras ellos terminaban sus quehaceres. Apoyada sobre el marco de la puerta podía observar el salón por si alguien necesitaba algo, pero al parecer todos estaban plenamente dedicados a sus respectivas lecturas. Sin lugar a dudas, el Café de la Rue Morgue era un lugar de lo más acogedor para cierto tipo de estudiantes; jóvenes que disfrutaban con locura de un momento de recreación tranquila dentro de la locura universitaria.
El escritor se encontraba en la barra con su máquina de escribir, tratando de plasmar una idea que hacía rato le rondaba la cabeza. No se había percatado de la hora y cuando miró el reloj colgado en la pared, llamó a la joven para informarle que ya podía retirarse. Como lo había hecho hasta ahora, no pudo evitar punzarla un poco para divertirse.
-Bueno, chiquilla, tu día ha terminado. Puedes irte a casa antes de que tus papis te regañen por llegar tarde…- dijo sabiendo cuanto le molestaba a ella que la tratasen como una niña.
-¡De acuerdo, Richard, gracias!- respondió sonriendo sabiendo cuanto le molestaba a él oír su primer nombre.
La joven se dirigió a buscar sus cosas para retirarse y al pasar por delante de la barra, mientras se apoyaba inclinándose hacia adelante para curiosear la máquina de escribir bromeó:
-Te enteraste de que se inventaron las laptops hace tiempo ¿no? ¿O es que estás demasiado grande para aprender a usarlas?
-No, no estoy tan grande como tú piensas. De hecho, tengo una IBM que es una preciosidad, pero aunque no lo creas, disfruto mucho escribiendo a máquina…
-¿Aunque tardes más, requiera mayor esfuerzo táctil y no puedas borrar?
-Así todo, la prefiero. Trataré de explicarte… me encanta sentir en mis dedos cada palabra que escribo, huelo la tinta impregnada en la cinta, también el papel y me trasporta a otras épocas. Supongo que la nostalgia es parte del ser humano, es inevitable añorar el tiempo pasado y creo que la mayoría de las veces es imposible volver atrás cuando el futuro ha avanzado; por lo que escribir a máquina es una de las pocas cosas con las que yo siento que puedo volver al pasado. Muchas de las grandiosas novelas que he leído se han escrito con una máquina de escribir, es por eso que me gusta pensar que también ella puede ser parte de la historia de la literatura.- explicó acariciando su máquina. -Eso, claro, si algún día llego a escribir algo lo suficientemente “memorable”…
-Bueno, viéndolo así tiene su lado romántico… No me digas que también vas a probar con una pluma y un tintero ¿no?
-No, ni se me cruzaría por la cabeza hacerlo… la idea es que se entienda lo que escribo y con mi espantosa letra no sería el caso.
La joven sonrió, provocando una sonrisa en él también. Durante unos segundos quedaron mirándose a los ojos, en silencio y ambos parecían disfrutarlo.
Juan salió de la cocina, informando a su jefe que ya había terminado de limpiar todo y preguntando si había algo más por hacer. Su potente voz había irrumpido en el perfecto silencio, cortando de raíz esa extraña conexión que se había establecido por intermedio de sus intensas miradas. El escritor reaccionó de inmediato diciéndole que si Phil no lo necesitaba podía marcharse.
-Yo estoy con la moto. Puedo llevarte hasta la parada del bus así no caminas hasta allá.
-¡Gracias, Kate! ¡De verdad te lo agradezco! Si me apuro puedo pasar a buscar a mi novia por su trabajo… ¡muero de ganas de verla!
Ambos jóvenes saludaron, primero a Phil en la cocina y luego al escritor antes de salir.
-¡Hasta mañana chicos! Y Juan, no te olvides de traer los papeles que te pedí para poder firmar el contrato. Especialmente los de migración y residencia, son muy estrictos con esas cosas dentro de la Universidad. No te imaginas lo problemático que puede ser todo si no se hace como ellos dicen…- señaló Rodgers con un gesto de fastidio en su rostro.
-S…Sí…mañana los traeré sin falta.- dijo el joven al salir por la puerta.
Al caminar hacia la motocicleta, Beckett lo observaba con detenimiento notando que algo había preocupado notablemente a su compañero de trabajo.
-¿Sucede algo, Juan? ¿Por qué tienes esa cara?-interrogó algo preocupada al ver la expresión de su rostro.
-No pasa nada, Kate…
-Tu cara no dice lo mismo. Oye… se que recién nos conocemos, pero si tienes algún problema puedo intentar ayudarte. Y si no, al menos puedes desahogarte…
-Tengo unos cuantos problemas…pero no creo que puedas ayudarme y de verdad no quiero agobiarte con ellos…
-Como prefieras, pero ya sabes, si cambias de opinión aquí están mis oídos para lo que necesites.
-Gracias. De verdad, Kate. No mucha gente me ha ofrecido ayuda tan desinteresadamente y supongo que no estoy acostumbrado a ello…-la voz del joven se notaba cargada de angustia. Era evidente que cargaba con mucho, que guardaba en su interior un peso terrible que intentaba constantemente quebrarlo, y nunca nadie, sacando a su familia, había intentado aliviarlo. Quizás por eso, extrañamente sintió que podía confiar en su nueva compañera de trabajo, que si bien no sabía si podía ayudarlo, al menos hablando de ello se sentiría un poco más liviano.
Después de llenar sus pulmones con todo el aire que pudo contener y largarlo a modo de suspiro, comenzó a contarle a su nueva amiga todos los proyectos que había vuelto a tener desde el momento que había conseguido este trabajo y más aun desde que se había cruzado con el “gran Philippe”, del que estaba seguro, aprendería muchísimo.
-…todo esto fue un golpe de suerte, Kate. El sueldo que me ofrecieron es muy bueno y me permitiría ayudar a mi madre y hermana, como así también volver a estudiar…y además poder verdaderamente planear un futuro con mi novia, Clarisa. Y el único obstáculo que se me presenta ante lo que puede ser mi nueva y próspera vida es la maldita tarjeta verde, sin la cual tengo menos derechos que un perro… y hasta ahora se ha complicado bastante el lograr conseguirla…
-¿Te asesoraste legalmente con alguien para que te faciliten los trámites?
-Lo intenté cuando recién llegué al país. Contaba con algo de dinero y un abogado se ofreció a ayudarme, pero al momento de pagarle lo que me pedía, desapareció llevándose además de gran parte de mi capital, la poca documentación con la que yo había llegado. Tuve que hacer malabares para conseguir un duplicado de mi pasaporte y documentos. Desde ese día, no he vuelto a confiar en un abogado… ¡Sin ofender, Kate!
-No me ofendo. Profesionales sin escrúpulos existen en todos los campos, pero no todos son así. Conozco gente que puede ayudarte. Mis padres son abogados y ambos en el inicio de su carrera trabajaron ayudando a inmigrantes. Muchos de sus colegas siguen trabajando en eso y con muchos contactos en migraciones… si tú me lo permites puedo ponerme en contacto con mi padre de inmediato para que me recomiende a alguien.
-Pues, de verdad te agradezco, pero de momento no tengo un centavo para pagarle a un abogado. Y si mañana no le llevo mis papeles, Rodgers me sacará a patadas de su local… sólo me queda una opción, pero no es algo que me enorgullezca hacer…
-Y eso…¿Qué sería?
-Conozco a un sujeto que consigue cualquier tipo de documentos falsos y puede conseguirme una tarjeta verde y un carnet del seguro social… con eso podría zafar mañana, pero podría traerle inconvenientes legales a Rodgers y no me gustaría que pase eso… parece un buen tío.
-¡¿Estás loco, Juan?! Si te llegan a atrapar, no sólo podrías terminar preso o deportado, sino que también tendrías que olvidarte de alguna vez intentar tramitar la ciudadanía o siquiera volver a asomar las narices en este país… Es muy peligroso…
-Sí, lo sé… pero no tengo muchas opciones ¿sabes?
-¿Por qué mejor no hablas con él? Parece ser un tipo accesible y quizá te otorgue el tiempo que necesites para hacer los trámites legalmente. Si interviene un empleador en la solicitud, todo resulta más sencillo… Deberías considerarlo, Juan.
-¿Tú crees?
-Vale la pena intentarlo ¿No te parece?- dijo subiéndose a su moto para llevar al muchacho hasta la parada de bus. La joven esperaba haberlo hecho entrar en razón y así evitar que cometa una estupidez de la cual seguramente se arrepentiría de por vida. Tenía el presentimiento de que su jefe ayudaría a Juan, sólo esperaba no estar equivocada con respecto a eso.
***
Todo transcurría con normalidad en el Café de la Rue Morgue durante la mañana. Daniel estaba a cargo del lugar y parecía estar haciendo un buen trabajo. A pesar de no tener mucha afinidad con la literatura, le agradaba trabajar ahí. Era un lugar de lo más tranquilo y se llevaba muy bien con Phill y Juan, y hasta ahora no se había metido en ningún nuevo problema, como solía hacer comúnmente, por lo que su hermano mayor gozaba de algo de tranquilidad al respecto.
Lo único que inquietaba al revoltoso joven era la directiva de mantenerse alejado de Beckett. La joven lo había impactado con su belleza, pero después de haberla visto discutir con Richard, su personalidad había sobrepasado su hermosura y había llamado poderosamente la atención de Dan y por su cabeza sólo rondaba la idea de cómo hacer para acercarse a ella sin tener demasiados problemas con su hermano. No sabía bien como iba a lograrlo, pero lo que si sabía es que de ninguna manera dejaría escapar a Katherine.
Cerca de las once de la mañana, el escritor llegó al café para hacerse cargo del turno tarde, dejando libre a Dan para asistir a sus clases. El muchacho se fue rápido para evitar llegar tarde, ya que hasta última hora de hoy el mecánico no le tendría listo su carro y debería manejarse con el transporte interno del campus.
El escritor entró a la cocina para saludar e inmediatamente Juan le dijo que tenía que hablar con él en privado. Su jefe le preguntó si era algo urgente a lo que respondió que no, que podía esperar a que la cocina estuviese más tranquila.
-Ok. Avísame en cuanto te desocupes y hablaremos tranquilos en mi despacho. – dijo afablemente mirando al joven. Acto seguido miró a Phil preguntando: -¿Puedes preparar uno de tus deliciosos sándwich? Estoy seguro que Beckett vendrá sin comer otra vez…
-¡Por supuesto mon a mi! ¡De inmediato!
-¡Gracias, Phil! ¿Qué te parece si para mañana compro algunas cosas y preparo un almuerzo? Tampoco puede vivir a emparedados ¿no?... claro que la comida sería para todos…- agregó rápidamente intentando disimular el creciente interés por la joven.
-¡Me parece estupendo! Supongo que te acordarás de algunas de los secretos que te he enseñado ¿no es cierto?
-¡Por supuesto! ¡Ya sabes cómo me ayudado el saber cocinar con mis conquistas, jamás podría olvidarlo!- agregó con una enorme sonrisa saliendo de la cocina.
Se ubicó tras la barra mirando impaciente el reloj. Estaban por dar las 11:30 y estaba seguro de que ella no tardaría en aparecer por esa puerta. No sabía bien por qué, pero tenía ganas de verla. Se divertía mucho con ella y eso era algo que hacía mucho que no le pasaba con una mujer, y eso precisamente, comenzaba a inquietarlo. Ella no era una mujer aun, era una niña según él. Entonces, sí tan convencido estaba ¿por qué tenía que repetir constantemente esa afirmación en su cabeza?
El ruido de la puerta lo distrajo de sus pensamientos. Automáticamente dirigió su mirada hacia la entrada por la que recién había ingresado la joven, encontrándose con su bella sonrisa, queriéndose perder en ella.
-¡Buenos días, Beckett!- dijo con una sonrisa.
-¡Buenos días, Rodgers!- respondió sonriendo también.
-Seguro que no has almorzado. Phil te tiene listo un sándwich ¿Café como ayer o prefieres otra cosa?
-Oye… no es necesario…- intentó explicar la joven, pero él se lo impidió.
-¿Otra vez vamos a empezar como ayer? Ya te dije que estoy cuidando mis intereses como propietario del establecimiento.- aclaró él adquiriendo fingida formalidad.
-¡Ok, ok! Café está bien…- respondió sentándose en la misma mesa que el día anterior, esperando el delicioso café que le prepararía el escritor.
En verdad disfrutaba de ese momento. Mientras almorzaba hablaba entretenidamente con su jefe haciendo bromas y riéndose de las ocurrencias de él. Al terminar su emparedado empezó a trabajar de inmediato, sin pasarse ni un segundo de su hora de entrada, tampoco era cuestión de tomarse tiempo de más, ya que su sentido de la responsabilidad no le permitía hacerlo.
La tarde había pasado de lo más entretenida en el café. Al parecer se estaba convirtiendo en un lugar bastante popular y la joven no había tenido respiro. Quería hablar con Juan para contarle que había hablado con su padre y que tenía novedades, pero quería hablar a solas con él y Phil no había salido de la cocina en toda la tarde.
En un golpe de suerte, el escritor llamó a Phil para que lo cubra en la barra mientras él iba al baño, permitiendo a la joven escabullirse unos segundos hasta la cocina para contarle rápidamente las buenas nuevas. El joven se alegró al oír las noticias y aprovechó a que todo estaba más tranquilo para ir a hablar con su jefe.
Se paró en la puerta del baño esperando a que saliera. Los nervios del joven se podían observar a millas de distancia, los minutos parecían ser eternos y su empleador no aparecía. Caminó ida y vuelta por el pasillo hasta que finalmente la puerta se abrió.
-¿Podemos hablar ahora?- preguntó el joven a Rick antes de saliera del baño.
-Sí. No hay problema, Juan. Iremos a mi despacho…
El muchacho siguió a su jefe hasta la pequeña oficina, cerrando la puerta tras él. Durante un rato largo permanecieron dentro y desde afuera, Kate no podía enterarse de nada de lo que estaba pasando, por lo que no le quedaba otra que esperar. Estaba preocupada por su nuevo amigo, sin saber cómo reaccionaría su jefe al enterarse que todavía sus papeles no estaban en orden.
La joven estudiante de derecho se había comunicado telefónicamente con su padre y le había explicado la situación en la que se encontraba Juan. Jim a su vez, llamó a un viejo colega y amigo de California que trabajaba para la oficina de migraciones y le había informado que si su empleador presentaba la solicitud de residencia explicando que lo necesitaba para su negocio, no le sería difícil que le otorgasen una provisoria que le permitiese trabajar y estudiar hasta conseguir la definitiva. Resumiendo, con un poco de buena voluntad por parte de Rodgers, podrían solucionarse las cosas para su nuevo compañero. El tema era saber con cuanta buena voluntad contaba su jefe en ese momento.
Repentinamente, la puerta del despacho se abrió. Juan salió en dirección a la cocina con una cara que lo decía casi todo. Al pasar junto a Kate, ésta le preguntó de inmediato:
-¿Qué fue lo que te dijo, Juan?
-Lo que se suponía que diría… hoy es mi último día de trabajo, Kate. Por lo menos no me va a denunciar con los de migraciones, sería lo último que podría pasarme para cerrar mi desastrosa vida… De todos modos, gracias por todo lo que averiguaste con los abogados. Nunca voy a olvidarlo.
-¡¿Cómo que te despidió!? ¡No puede ser!- replicó frunciendo el entrecejo y saliendo en dirección a la oficina donde estaba el escritor a punto de salir.
-Tenemos que hablar.- dijo la joven entrando sin pedir permiso y obligando a su jefe a retroceder hasta el escritorio.
-De acuerdo… ¿Qué pasa?- preguntó sin entender muy bien por qué ella estaba ahí.
-¡¿Por qué lo despediste?!
-Supongo que estás hablando de Juan…
-Sabes muy bien que te hablo de Juan…
-Lo despedí por que no tiene sus papeles en orden como me había dicho. Es un inmigrante ilegal y quiero evitar problemas.
-Podrías haberlo ayudado con la solicitud de residencia, en vez de despedirlo.
-¿Y por qué habría de hacerlo?- interrogó queriendo saber que le contestaría ella.
-Porque tienes la oportunidad de ayudar a alguien. No pareces estar familiarizado con eso de dar una mano a quien lo necesita, pero te lo recomiendo, la sensación es increíble…
-¡Quien te piensas que soy! ¡¿Algún tipo de benefactor de la humanidad?!
-¡Eres intratable, Rodgers!
-¡¿Yo soy intratable?! ¡¿Y qué hay de ti?! ¡¿Eh, abogada?! Entras a mi despacho como si nada, increpándome por haber despedido a un empleado de MI NEGOCIO ¿Y yo soy el intratable? ¡Entérate de algo, chiquilla: Despedí a Juan porque me mintió y no voy a tolerar eso!¡Y menos que menos voy a tolerar que una niñita como tú me diga cómo debo manejarme con mis empleados!- respondió visiblemente ofuscado.
-¡No tienes idea de el daño que le estás causando al dejarlo sin empleo! ¡Le estás cerrando todas las puertas, Richard, lo estás condenando a una probable vida de miseria de la que difícilmente pueda escapar alguna vez! ¡Me indigna que no te des cuenta de que con muy poco podrías hacer mucho! ¡Sólo tienes que presentar un formulario, maldita sea! ¡Y quizás te mintió en un principio, pero después vino a explicarte su situación y tú lo sacas a patadas!
-Pues, no le quedaba otra opción que decirme la verdad…
-Sí, si le quedaba otra opción. Pudo haber conseguido una tarjeta verde y un carnet del seguro social falsos, pero consideró que podrías tener más problemas tu que él si se llegaba a descubrir algún día. No quiso hacerlo porque cree que eres un buen tipo… Cuánto se equivocó ¿verdad, Richard?- el escritor permaneció en silencio mirándola con severidad. No podía creer que esa niña le hablase de esa manera. Era verdaderamente temeraria y eso en el fondo le agradaba, pero no podía permitirse eso, debía seguir en su firme postura de desinterés hacia ella o estaría en problemas.
-Al parecer, mucho… ¿Tienes algo más para reprocharme o ya puedes volver a trabajar? –respondió secamente sin dejar de mirarla.
-Una sola cosa más. Además de un ayudante de cocina, deberás conseguirte una camarera… - informó la joven sosteniéndole la mirada.
-¿Estás segura de lo que estás haciendo?- pregunto algo sorprendido por la decisión que repentinamente había tomado Kate.
-Completamente. Yo también me equivoqué contigo y no puedo trabajar con alguien como tú…- respondió sacándose el delantal para arrojarlo sobre el escritorio antes de girar en dirección a la puerta.
-Es una lástima…- dijo al observar cómo se iba.
-Ya lo creo. De verdad pensé que eras diferente… creí que valías la pena…- contestó con dureza, sin siquiera voltear a mirarlo por última vez.
Cerró la puerta al salir y de inmediato se dirigió a buscar sus cosas. No tenía nada más que hacer ahí. Se sentía muy culpable por haber aconsejado a Juan que hablase con su jefe, y probablemente si hubiese cerrado la boca, el joven habría utilizado la documentación falsa y aun estaría trabajando en el café. Se acercó a la cocina y asomándose para mirar a Juan le dijo:
-Yo… lo siento mucho, Juan. No pensé que esto iba a pasar…
-Está bien, Kate. No es tu culpa…- respondió amablemente el joven.
-En parte sí…- señaló con tristeza retrocediendo para irse. Enseguida agregó:-Adiós, Juan. Te deseo lo mejor de lo mejor…
-¡Kate… espera!- gritó el muchacho intentando detenerla. Ella siguió como si no hubiese escuchado.
Le tomó solo dos segundos saludar a Philippe al pasar por la barra donde lo habían dejado a cargo. Si dejarlo decir nada salió con la mayor rapidez que sus piernas le permitieron.
Estaba furiosa con ella misma por haber aconsejado a Juan y estaba furiosa con Rodgers por como se había comportado. Pero lo que más la enfurecía era haberse equivocado tanto con él.
Por alguna extraña razón había sentido una extraña conexión con el escritor, algo que la hacía sentirse cómoda al bromear con él, al esperar que le prepare un delicioso café y otras cosillas, (que había notado) le agradaban mucho. Y ahora todo eso se había esfumado de golpe, en tan sólo unos minutos. Ahora no habría más bromas, ni cafés, ni mágicas miradas. Nada más, nunca más.
Continuará…?
Ojalá que les haya gustado. Si les pareció muy largo, perdón! Trataré de hacerlo más corto para la próxima (o por lo menos, lo intentaré! Jajajaja) Ya saben que espero con muchas ganas sus comentarios, críticas y sugerencias. Saludos y hasta la próxima!!!
Última edición por Solexite el Sáb Oct 24, 2015 12:55 pm, editado 3 veces
Solexite- Policia de homicidios
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Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
me encantoo... no los acortes, esta perfecto así, igual me pareció cortisimo, me meti tanto en la lectura que ni me di cuenta cuando lo termine, sigue pronto, ya quiero ver que pasara con Kate y Rick...
Emily Claire- Actor en Broadway
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