(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)

Buenas ^^
Llevo una hora enfrascada leyendo este fic y he de decir que es MARAVILLOSO
Me encanta la historia, y menos mal que al fina han confesado sus sentimientos y se han animado a dar ese paso.

Espero que Kate deje pronto al tonto ( con perdón de la escritora) de Dan, que no la merece.
Soy muy muy fan de Martha    

Espero con ganas la continuación.     

Un besitooo

hola, espero que sigas, no lo dejes asi.

Siguelooo me encantaa

Vas a seguir pronto? Tengo unas ganas locas de saber que pasa

Hola a tod@s! Acá les traigo el nuevo capi. Lo voy a dividir en dos mensajes porque (como es de esperarse) es larguísimo y no me entra en uno sólo. De paso,  pueden leer la primer parte, descansar, leer la segunda parte y si después de eso todavía tienen ganas, dejar un comentario, jajajajaja.
Espero que les guste!


Capítulo IX

El teléfono no paraba de sonar, profanando el descanso de la gran actriz Martha Rodgers, quien sólo había dormido unas cuantas horas. Con tremendo fastidio abrió los ojos y los clavó en Phil, el cual también intentaba alzar los párpados para mirarla.

-Hazme un favor. Contesta el maldito teléfono…- dijo Martha mostrándose molesta por despertarse de esa forma.
-¡De ninguna manera, mon cherrí! Es tu casa, tu teléfono… respondió algo divertido, dando media vuelta para intentar seguir durmiendo.
-¡Esa excusa no te servirá por mucho tiempo!- advirtió ella mientras se estiraba para responder al llamado.
-Hola…- ni bien terminó de responder, la voz del otro lado  comenzó a taladrar su oído con una cantidad de palabras lanzadas cómo bólidos a través del auricular.
-Richard, Richard… Espera  un segundo ¿quieres?
-¡Pero, Madre!...
-Escúchame,  hijo… Llénate los pulmones de aire, respira profundo… y exhala lentamente…
-¡¿Qué diablos es esto?! ¡¿Una maldita clase de yoga?! ¡Necesito que me escuches, mamá! ¡No que me ayudes a respirar!
-Eso intento, Richard, pero si no te tranquilizas y me hablas despacio dudo mucho que lleguemos a entendernos. Me acabo de despertar y no puedo decir lo mismo de la mitad de mis neuronas, así que, lentamente, explícame que es tan importante…
-Necesito saber qué hiciste con el cable.
-¿Qué cable?
-¡Vamos! ¡No tengo tiempo para esto! ¡El cable que va de la bobina al distribuidor! ¡El que seguramente te llevaste anoche para que no arranque mi auto!
-¿Y por qué piensas que fui yo?- intentó disimular la actriz.
-¡Porque te conozco! No sé si tú misma sacaste el cable o tuviste algún tipo de ayuda, pero lo que sí sé es lo maquiavélica que puede ser tu mente cuando te propones algo…
-¡Me ofendes, hijo! ¿Cómo me crees capaz de semejante…
-Ahórrate la actuación, madre. ¡No estoy enfadado, sino más bien todo lo contrario! ¡Debo agradecerte por la ayuda! Cuando nos despedimos en la farmacia dijiste que tenías algo para contarme y supuse que estaría relacionado con eso…
-¡De nada, Richard! Pero no era sobre lo que quería hablar, aunque eso puede esperar. Dime ¿Por qué necesitas tan desesperadamente usar el auto?  No pensé que quisieras salir de tu casa estos días… ¿Pasó algo grave?
-Créeme que yo tampoco tenía ni la más mínima intención de salir, pero Daniel regresó antes de sus vacaciones. Tiene un esguince de rodilla y está en reposo en su habitación. Durmiendo, espero…
-¿Y los encontró juntos?
-No. Lo oímos llegar y Kate se escondió en mi habitación. Yo fui a ayudar a los gemelos a llevarlo a su cuarto y acostarlo y cuando salí, Kate había desaparecido. Tengo que ir a verla. Tengo que hablar con ella de inmediato…
-¿Te parece ir a buscarla?
-¿No te parece una buena idea?- dudó un segundo el escritor al escuchar a su madre. -Necesito saber por qué se fue así, de golpe, sin despedirse, sin darme la oportunidad de decirle nada…
-¿Y qué se suponía que hiciera, Richard? ¡No podía quedarse en la casa! Seguramente tiene una conversación pendiente con tu hermano y no hubiese sido nada bueno que Daniel los encuentre a los dos ahí. Complicaría mucho más las cosas…
-¿Tú crees que fue por eso que salió corriendo?
-¡Por supuesto! ¿Por qué más, sino?
-¡Por miedo! ¡Por haber sentido que fue un error!
-¡Querido! ¡Estás asustado! – afirmó sintiendo ternura por su hijo.
-¡Aterrado, madre! ¿Qué hay si se arrepintió de todo lo que pasó, de todo lo que hablamos? Necesito preguntarle, saber lo que piensa en estos momentos…
-Richard, querido… No creo que Kate esté arrepentida por lo que pasó, pero sí intuyo que necesita tiempo para asimilar todo. Seguramente hubiese sido más fácil que tu hermano terminase sus vacaciones dándole tiempo para analizar todo más detenidamente, pero lamentablemente no fue así, por lo que  deberá acomodarse a la situación mucho más rápido de lo que tenía previsto…
-¿Y entonces? ¿Qué hago?
-Esperar. Debes darle espacio, aguardar a que hable con Daniel y no presionarla para que lo haga. Estoy segura que muy pronto tendrás noticias de ella, hijo ¡ya verás!
-Supongo que tienes razón, madre. Deberé permanecer al margen por ahora…
-Siempre tengo razón, Richard ¡Nunca lo olvides!
-Jamás podría, ¡Me lo recuerdas constantemente! – el escritor sonrió. Su madre siempre lograba tranquilizarlo devolviéndole  la paz mental que necesitaba para continuar su día. Antes de despedirse de su madre recordó que ella tenía algo para decirle y no tardó en preguntar: -¿Qué tenías que contarme? Espero que sean buenas noticias…
-¡Lo son para mí, al menos! Verás hijo, estuvimos charlando con Phil y hemos decidido vivir juntos…
-¡¿Ya?! ¡¿Tan rápido?!
-Richard, ya no somos tan jóvenes. A nuestra edad los tiempos no son los mismos que a los veinte y la pasamos tan bien juntos que no queremos perder más tiempo del que ya perdimos a lo largo de nuestras vidas…
-¡Pues, me alegro mucho por los dos! ¡Estoy seguro de que serán muy felices juntos!
-¡Gracias, hijo! ¡Sabía que te alegraría! Pero hay más…
-Imagino que no estarás embarazada…- bromeó el escritor.
-¡Que gran chiste, hijo! Reserva tus brillantes bromas para tus novelas y escúchame…- dijo con sarcasmo Martha.
-Te escucho, madre…
-Phil va desocupar su departamento en estos días, ya que hemos decidido vivir en casa; y se nos ocurrió que Daniel podía ocuparlo. Sabemos que  las cosas podrían ponerse ásperas entre ustedes y el hecho de vivir bajo el mismo techo no va a ayudar en absoluto. Así que tu hermano podrá mudarse en cuanto Phil traiga sus cosas aquí…
-¡Es una idea estupenda, madre! ¡No sabes lo buena que es esta noticia para mí! Ya desde hace un tiempo venía pensando que Daniel había cumplido un ciclo y que ya era hora que se buscase un lugar y ahora, después de lo que pasó con Kate, sabía que no podíamos seguir bajo el mismo techo…
-Concuerdo contigo. Es una buena solución. Ahora dime, hijo ¿puedo volver a dormir o aun necesitas de tu madre?
-Vete a dormir y discúlpame con Phil por haberlo despertado.
-¡Claro! ¡¿Y conmigo no te disculpas?! ¡Qué poco respeto hacia tu madre!- reprochó entre risas Martha. Se la oía feliz, como hacía mucho que no estaba y su hijo se alegraba enormemente por eso.
-¡Lo siento! ¡Te pido disculpas a ti también por haber interrumpido tu sueño! Y gracias por todo mamá… Me hizo muy bien hablar contigo, como siempre.
-Estas disculpado, hijo. Y sabes que estoy bromeando… Siempre estaré cuando necesites hablar, Richard.
-Lo sé. ¡Te amo, mamá!
-¡Yo también, hijo! Más tarde pasaré a ver a Dan y te llevaré el cable. Trata de dormir un poco, te hará bien. ¡Nos vemos luego!  
-Lo intentaré… ¡Adiós!

Luego de hablar con su madre, el escritor se sentía un poco más aliviado y quizás hasta menos confuso. Martha le había mostrado otra forma de ver las cosas y eso había logrado tranquilizarlo en cuanto a la huida de la joven, pero muy en el fondo, la duda de que ella se hubiese arrepentido de esa estupenda noche que habían pasado juntos, aun lo asechaba.
Richard no se reconocía como un tipo inseguro, sino más bien, todo lo contrario. Pero con Beckett las cosas eran diferentes. Con ella nada era igual, todo su sentir se revolucionaba con su sola presencia, y eso nunca lo había experimentado con anterioridad en ninguna de sus relaciones con otras mujeres. Ninguna había logrado generar esa ansiedad que se manifestaba en su cuerpo cuando estaba a punto de verla, esas ganas terribles de besarla al tenerla en frente, el amor que se escapaba de sus ojos al mirarla. Y a decir verdad, tampoco nadie lo había puesto en ese lugar de incertidumbre, en ese lugar tan ingrato, de no saber qué es lo que sigue ahora; de tener esa enorme angustia provocada por no saber, si es que  de esa noche mágica, tan sólo quedaría  un recuerdo imborrable, único e irrepetible.
Entonces, no podía parar de preguntarse: ¿ella vencería todos sus miedos y volvería a sus brazos, a perderse en sus labios, que tanto la extrañaban?


                                                                                                 
                                                                                                 


Lo primero que hizo al entrar a su cuarto fue cerrar las persianas y entornar las cortinas, evitando así los tajantes rayos de sol que cortaban a la mitad su cama. Luego, se acercó hasta el teléfono, comprobando que no hubiese mensajes en el contestador que compartían con Brenda y bajó la campanilla a cero para que nadie interrumpiese su descanso, que sin ninguna duda, era lo único que necesitaba en ese momento.
Mientras se quitaba la ropa y buscaba la enorme remera que usaba de pijama, intentaba sacar de su mente todo lo que había pasado ¡Como si fuese tan fácil olvidar semejante noche! Las imágenes que más se repetían en su turbado cerebro eran las que había protagonizado con el escritor, las demás, de momento, quedaban en segundo plano. Todo se había dado de forma tan inesperada, tan increíble, que difícilmente podría escaparse de las maravillosas sensaciones que aun le recorrían el cuerpo; pero inevitablemente, sus recuerdos la llevaban hasta el regreso inesperado de Daniel, y al tremendo inconveniente que eso suponía.  Su repentino retorno le había quitado tiempo, tiempo que necesitaba para saber cómo terminaría con su relación y por supuesto, cuál sería la mejor forma para contarle que desde esa Nochebuena estaba con su hermano.
Todo lo que Rick la había tranquilizado, todo lo que tan perfectamente tenía planeado, toda seguridad que él le había transmitido, todo eso se tornaba confuso en ese momento, dándose cuenta en ese instante el miedo que le provocaba encarar la situación y hablar con Dan. Tirada en la cama imaginó una y otra vez cómo reaccionaría al tenerlo en frente. Tenía tanto odio contra él  por un lado, y una marcada sensación de culpa por haberse acostado con su hermano, por otro. Y en el medio, toda la felicidad que inevitablemente la envolvía al recordarse en los fuertes brazos del escritor, al que sí se moría de ganas de volver a ver cuanto antes. Aunque tampoco sabía con exactitud, como sería el reencuentro con su jefe en situación semejante ¿Seguirá pensando lo mismo, ahora que se había cruzado con su hermano?- se preguntaba la joven ¿Seguiría dispuesto a cometer cualquier tipo de locura por mi? ¿Incluso, soportar que Daniel no vuelva a dirigirle la palabra en su vida? ¿Sería capaz de arriesgar todo por intentar una relación conmigo?- las preguntas volvían a castigar el lugar seguro donde la había resguardado Rick con sus encantadoras palabras, en las que aseguraba que nada ni nadie les podrían impedir el estar juntos; pero los malditos interrogantes sonaban en un tono de voz grave, de lo más oscuro, apedreando el castillo que su príncipe le había construido para protegerla, logrando enmascarar casi por completo la dulce voz del escritor, haciendo que todas sus estúpidas dudas florezcan nuevamente. Por más que lo intentaba, no podía dejar de preguntarse si ella podría permitir que dos hermanos estropeasen su relación; en definitiva, si podría hacerle eso a alguien que amaba con locura. -¿Podré algún día estar en paz con mi conciencia, si permito que ellos dos se enfrenten por mi culpa? ¿Este amor que creemos tenernos, vale tanto la pena como para hacer frente a un obstáculo semejante?- se preguntaba con reproche. De repente, como si fuese una epifanía, la voz de Rick  resonó clarísima en su interior, muy por arriba de todas las preguntas que se estaba haciendo: “-No me importa nada. Entiéndelo, Kate. Nada. Y entiendo que tengas miedo de afrontar la tormenta que se aproxima, pero te prometo que yo voy a protegerte ante todo y ante todos...”
La joven no pudo evitar sonreír al recordarlo, haciéndose cargo de que, por más culpa que sintiese, no podía esconder lo feliz que estaba por todo lo que había pasado entre ellos esa Nochebuena.

Sin lograr borrar la dicha dibujada en su rostro, reconstruyó una vez más minuto a minuto esa impensable noche, reviviendo cada beso de Rick, invocando sus perfectas caricias que comenzaban a arrullarla. Sin lograr borrar aun la sonrisa de sus labios, poco a poco fue entregándose al sueño triunfante que la derrotaba, pero que su mente y cuerpo tanto necesitaban.


                                                                                       
                                                                                       


Marta llegó a la casa de Rick alrededor de las 5 de la tarde. Phil la acompañaba y ambos mantenían el estupendo humor de la mañana, cuando se habían encontrado los tres en la farmacia. No se podía decir lo mismo del joven escritor, al que se lo veía algo apesadumbrado.

-Aun no sabes nada de Kate ¿No es así, hijo?- preguntó mientras le daba un beso en la mejilla.
-No. Nada. Daniel la llamó infinidad de veces, pero habló con su contestadora, Supongo que debe estar durmiendo…
-No lo dudo. Estoy segura de que cuando escuche los mensajes, no tardará en comunicarse. Ahora, dime ¿Cómo está Dan?
-Eso espero… ¿Daniel? Mejor, creo. Un poco menos dolorido. Los calmantes le están haciendo efecto, así que supongo que se va componiendo. Si quieren pasar a verlo está despierto. Yo prepararé un poco de café.
-¡Perfecto, así probaremos los pastelillos que preparó Phil! Mientras, iremos a hablar con tu hermano sobre el departamento…
-¡Y sobre su recién estrenada relación, de la que mi hermanito ni está enterado!
-¿No le contaste nada?
-¡Por supuesto que no, madre! ¿Por quién me tomas? ¡Una noticia tan importante no puede ser contada más que por sus protagonistas!- respondió guiñando un ojo a su madre.
-¡Te he enseñado tan bien, Richard! ¡Eres todo un orgullo!
-Ya, ya… Ve a darle la gran noticia a Dan. Estoy seguro que se alegrará mucho al enterarse de que finalmente están juntos.
-Antes de que me olvide. Toma, no vaya a ser que te dejemos sin auto otra vez…- dijo  Phil entregándole el cable que le faltaba a su vehículo.

El escritor dejó el cable en la mesa y puso a funcionar la cafetera. Mientras esperaba que se colase el café, sirvió los pastelillos en un plato y lo apoyó sobre una bandeja, luego agarró cuatro tazas de la alacena ubicándolas junto al plato y las llenó con un delicioso y humeante café. A los pocos minutos se encontraba en dirección a la habitación de su hermano, desde donde se escuchaban las risas de los tres.

-… aquí viene Richard, preguntémosle si se acuerda.
-¿Si me acuerdo de que, madre?
-De ese día que me rompí la pierna en la casa de las mellizas Robinson…- explicó Daniel.
-¡¿Qué si me acuerdo?!  ¡¿Cómo podría olvidarlo?! Nunca me asusté tanto como ese día que te vi colgado de la ventana de la casa del árbol.  Sólo estabas agarrado con una mano al marco, balanceándote para agarrar una rama, que por supuesto, nunca llegaste a alcanzar ¡Todavía tengo grabado el ruido de tu canilla al romperse!
-Yo recuerdo que llegaste con Daniel a cuestas  ¡Venías corriendo y gritando como un loco pidiendo ayuda para tu hermano! Tu madre estaba ensayando para una obra y como yo me estaba quedando unos días  en su casa, me había pedido que los cuide hasta la noche. Cuando te vi Daniel, casi me muero… ¿Cómo iba a explicarle a Martha que su pequeño se había lastimado cuando yo tendría que haber estado vigilando!
-Tú no tenías la culpa, Phil. Yo me había escapado porque estaba castigado y no me dejaban ir, ¡pero de ningún modo iba a faltar a mi primera cita con Susan!
-Cita doble, querrás decir… Si mal no recuerdo, estabas colgado de la ventana de la casa del árbol porque no querías que Susan Robinson te pescara infraganti con su hermana Mary…
-¡Estaba colgado de la ventana porque si Susan me llegaba a agarrar ahí adentro, ella misma me hubiese roto, no una, si no las dos piernas!
-¡Te lo hubieses merecido! ¡Siempre enredado entre faldas! ¿Cuántos años tenías? ¿Diez?- preguntó Martha.
-Nueve. Y confieso que  todavía tengo ese problemita con las faldas…- respondió Dan sonriendo a su madre.
-¿Y tú? ¿Qué hacías en la casa de las hermanas Robinson? ¿No eran muy chicas para ser tus amigas?- intervino Phil mirando a Rick.
-Buscando a mi hermanito…Llegué a casa y me di cuenta que él no estaba. Yo sabía que estaba castigado y  si mamá se enteraba que se había escapado, no iba a dejarlo salir hasta que cumpliese 18 años. Así que fui a buscarlo y llegué justo para verlo caer…
-Gracias por estar ahí, hermano… Nunca te lo dije, pero hiciste todo tan bien, actuaste tan rápido que ni siquiera tuve tiempo de asustarme. Fuiste mi héroe esa tarde…- reconoció con sinceridad Daniel, sintiéndose orgulloso de su hermano.
-Yo puedo dar fe de eso. Mientras que yo estaba aterrado sin saber qué hacer, el pequeño Richard le entablilló la pierna para inmovilizarla, y con tan sólo 13 años escogió las palabras adecuadas para serenarme, logrando que volviese a comportarme como un adulto y salir lo más rápido posible hasta el hospital.- agregó el pastelero.
-No es para tanto. Sólo hice lo que tenía que hacer…- respondió con algo de seriedad el escritor. Sentía que no podía mirar a su hermano a los ojos. Un repentino sentimiento de culpa lo invadía. No había pensado que esto podía pasarle, nunca contempló esa posibilidad, pero le estaba sucediendo en este instante,  al tener a Daniel en frente. Debía salir cuanto antes, no podía quedarse ahí como si nada hubiese pasado. Simplemente, no podía hacerlo. Todo era diferente ahora, y el estar en esa habitación, recordando momentos inolvidables vividos con su pequeño hermano, no lo hacía nada fácil.  Sin demorar un segundo más, se excusó diciendo que estaba muy atrasado y debía ponerse a escribir.

-Voy a estar en el café por si me necesitan, aunque de verdad espero que no. Ahora, los dejo…- dijo Rick acercándose a la puerta. Antes de salir terminó la frase guiñando un ojo a su madre: -… tienen muchas cosas de que hablar… ¡Nos vemos!

El escritor salió rápidamente de la habitación de su hermano, preparó sus cosas y salió rumbo al garaje para colocar el cable que va de la bobina al distribuidor y así dejar el auto en perfectas condiciones para largarse de ahí cuanto antes.  Mientras arreglaba su coche sentía como su ánimo llegaba al piso,  ubicándose  justo al lado de su integridad moral y apenas arriba de su devaluado honor, y claro, opacando bastante la enorme felicidad que hasta hoy por  la mañana lo envolvía.  Durante todo el día no había dejado de pensar en Beckett y en cuanto la extrañaba; pero desde que había estado con su hermano recordando su infancia, no había podido escapar de la culpa. Entonces, volvió a preguntarse si su amor hacia Kate valía una traición semejante hacia su hermano. Y recordando todo lo ocurrido, recordándola entera,  tan perfecta, tan extraordinaria y tan única como era,  la respuesta era sencilla: valía eso y mucho más. Sólo esperaba que ella sintiese lo mismo.





                                                                                             




Se despertó pasadas las seis de la tarde.  Abrió los ojos mientras se desperezaba aun tirada en la cama, sonriendo automáticamente al recordar a Rick. Se había dormido con su recuerdo y se había despertado igual, con unas terribles ganas de estar con él.  Rápidamente su sonrisa desapareció al recordar también que tenía que hablar con Daniel cuanto antes si quería continuar lo que había empezado con el escritor
No tardó mucho más en salir de la cama para darse un baño. Abrió el grifo y mientras se calentaba el agua, ponía a reproducir los mensajes del contestador para escucharlos desde la ducha. Eran decenas, todos para ella, y al parecer, todos de Daniel reclamando su presencia. Típico del egoísta de su futuro ex: todos los mensajes hablaban de él, de lo dolorido que se sentía y de cuanto necesitaba tenerla a su lado para cuidarlo.
-¡Que pedazo de imbécil!- soltó la joven al escuchar el último mensaje de él en el mismo momento que cerraba el agua.  Pero, faltaba un mensaje más. La contestadora le había informado que eran 15 y sólo había escuchado 14. Al pasar al siguiente, inmediatamente después del molesto beep de aviso, su corazón se paralizó unos segundos al oír su voz.

“-Hola, soy yo…Sé que probablemente no debería haberte llamado, pero no pude aguantarme… llamé para  decirte que de verdad entiendo el torbellino de cuestionamientos que deben ametrallarte la cabeza en este momento. Lo entiendo, porque sentí lo mismo al estar frente de Daniel después de lo que pasó entre nosotros… Y ahora realmente comprendo que  esto no va a ser fácil, pero necesito que sepas que nada ha cambiado para mí y que a pesar de todo, sigo queriendo estar contigo, no importa cuanto tenga que luchar por ti… Lo único que espero es que aun quieras pelear a mi lado… Era sólo eso lo que quería decirte, Kate. Te pido disculpas si este llamado te molestó y prometo no volver a hacerlo, pero necesitaba decirte esto… y que tengo muchas ganas de verte. Para cualquier cosa que necesites, estaré en el café hasta tarde intentando escribir. ¡Adiós, pequeña! “

Una sonrisa se dibujó en su rostro al terminar de escuchar el mensaje. Se sentía inmensamente feliz por las palabras de Rick. Se alegraba tanto de que hubiese decidido llamarla, que  le hubiese confesado en esa grabación lo difícil que había sido cruzarse con su hermano después de haber pasado la noche con ella, demostrándole que ambos sentían la misma culpa y los mismos reproches, pero que a pesar de todo nada había cambiado y que él seguía tan firme como antes en su decisión de luchar por ella sin importar lo que cueste. ¿Cómo podría entonces negarse a luchar junto a él por su amor? Imposible. Richard había renovado su confianza despojándola de dudas,  recargado sus energías para afrontar lo que venía.  
Después de escuchar su voz grabada en la cinta, sus ganas de verlo habían llegado al tope. Se moría de ganas de ir corriendo a abrazarlo y besarlo de mil formas deferentes,  pero primero tenía algo muy importante que hacer y le urgía hacerlo cuanto antes. Terminó de cambiarse, borró los mensajes y salió rápidamente en su motocicleta para terminar de una vez por todas, su infructuosa relación con Daniel.

En la casa de los Rodgers la recibió Phil, con la sonrisa que ponía siempre que la veía. La joven entró siguiendo al pastelero de cerca, mientras le preguntaba por Daniel.

-Está en su habitación, petit. Pasa a verlo… Martha y yo estábamos por irnos.- le dijo cariñosamente.    
-¡Hola Kate!- saludó Martha al ingresar al living.
-¡Hola Martha! Vengo a hablar con…
-Con Daniel, lo sé…- interrumpió la actriz. Seguidamente agregó por lo bajo: - …con el otro hablarás luego… También él está desesperado por verte.
-Sabes todo lo que pasó ¿No es así?- preguntó la joven algo avergonzada.
-No sé los detalles, pero sí estoy enterada de lo importante. Y nada de agachar la cabeza. No debes sentir vergüenza conmigo, querida. Yo no soy quien para juzgarte.- explicó la actriz levantando dulcemente el mentón de Beckett logrando que la mire.
-De verdad te agradezco que me digas esto, Martha.-  confesó Kate sonriéndole.
-No tienes nada que agradecer. Es lo que pienso, niña. Nunca se debe criticar la paja del ojo ajeno cuando, probablemente, uno mismo no ve la viga que tiene en el propio… ¡No te olvides que yo también fui joven! - agregó con un guiño.
-¿Podemos irnos ya? Todavía tenemos que pasar por el súper antes de ir a casa…- preguntó Phil muy cerca de la puerta.
-¡Sí, ya voy!¡Ya voy!- respondió Martha dándole un beso a Kate. El pastelero se acercó también para saludarla y en pocos segundos se encontraban subiendo al auto para marcharse.
Beckett soltó un suspiró al cerrarse la puerta de calle. El momento había llegado y no había más dilación posible, por lo que a los pocos segundos se encontraba parada en la puerta de la habitación de Daniel.

-¡Hola Amor! ¡Ya era hora que aparecieras! ¡Espero que hayas descansado lo suficiente como para cuidarme toda la noche!- dijo Dan sonriente al verla entrar. Ella permaneció callada unos segundos mirándolo con fastidio al oír su comentario.
-No vine a cuidarte, Daniel. Vine a hablar contigo...-
Daniel, quien pareció no escuchar lo que Beckett le decía, continuó: -¡Tengo tantas novedades que contarte! ¡Me mudo en unos días al departamento de Phil… él se va a vivir con mi madre y me alquila su casa completamente amueblada y muy barata! ¿Puedes creerlo? ¡Es la mejor noticia que me han dado! Podrás quedarte a cuidarme todas las noches…
-¿Es que no escuchas bien? ¡No vine a cuidarte! ¡Ni ahora, ni nunca! ¡Tenemos que hablar, así que cierra la boca por unos minutos y escucha lo que tengo para decirte!- interrumpió con impaciencia
-¿Qué es lo que pasa Kate? ¿Por qué estás tan enfadada?- preguntó algo desconcertado por la actitud de su chica.
-¡Y tienes el descaro de preguntar! No puedo creerlo…- respondió intentando no perder la calma, aunque se le estaba haciendo difícil.
-¡Pregunto por qué no sé qué demonios te pasa!
-¡Pasa que lo nuestro se terminó, Daniel!
-¡¿De qué estás hablando, Kate?! ¡¿Cómo que lo nuestro se terminó?!
-Lo que escuchaste. No quiero saber nada más contigo.- dijo muy seria y recobrando un poco la serenidad.
-¡¿Pero… por qué?! ¡Estás con otro ¿No es así, Kate?! ¡Por qué es lo único que se me ocurre…
-¡¿Lo único que se te ocurre?!  ¡¿Qué estoy con otro?! ¡No puedo creerlo!- la joven alzó la voz intentando disimular su sorpresa por la afirmación que acababa de escuchar de la boca de Daniel. ¿Es que acaso podía saber lo que había pasado con Rick? ¿Podía intuirlo? Probablemente no;  pero eso no significaba que ella quisiese decírselo en ese preciso momento. Después de todo, el hecho de haberse acostado con su cuñado, no era la causa por la cual lo dejaba, sino que ya había decidido terminar la relación en el preciso instante en que leyó la dedicatoria de la foto.
-¡¿Y por qué otra razón me dejarías, si no fuese que conociste a alguien?!
-¡Por tu novia Janice, por ejemplo, con la que te fuiste a pasar navidad en vez de pasarla junto a mí! ¡O por qué nunca estás cuando verdaderamente te necesito! ¡O por qué inventaste mil excusas,  todas y cada una de las veces que preferiste no salir conmigo! ¡Elige tú la que quieras, Daniel! ¡Cualquiera de ellas es suficiente para dejarte!
-¡¿Janice?! ¡No sé de qué me estás hablando!
-¡Ni siquiera lo intentes!- amenazó Kate mientras sacaba la foto que había encontrado entre la ropa de Daniel para ponerla frente a sus ojos.
-¡N-no es lo que tú crees, amor! ¡Te estás confundiendo, esa foto es de la navidad pasada! ¡Hace meses que no sé nada de Janice!
-Imbécil…- susurró ella por lo bajo. Estaba furiosa, aunque comenzaba a preguntarse si valía la pena seguir perdiendo el tiempo con él.
-¡Te estoy diciendo la verdad, Kate! ¡Tienes que creerme!
-Eres tan estúpido, Daniel, que ni siquiera  puedes mentir bien. ¿No recuerdas cuando me contaste que la Navidad pasada estuviste enfermo, celebrando con tu madre y tu hermano en tu cama por qué volabas de fiebre?
-¡Pero, Kate…!
-No te gastes en explicarme nada, es una decisión tomada y no hay vuelta atrás.- sentenció Beckett dirigiéndose hacia la puerta.
La joven salió de la habitación a buscar el teléfono inalámbrico que se encontraba en el living y luego regresó para entregárselo a su ex.
-Ten. Llama a Janice para que te venga a cuidar. De paso, puede ayudarte con la mudanza mientras que tú le sacas esas fotos que tanto te gustan.- le sugirió con merecido sarcasmo, ante el cual, el joven no pudo más que callar, dejándole el silencio a ella para continuar: -¡Ah! Una cosa más… Sí estoy con otro. Con un hombre de verdad que sabe cómo tratar a una mujer. Pero, claro, tú no tienes idea de lo que es eso ¿cierto? No voy a gastarme en explicarte… Adiós, Daniel. Y realmente, espero no verte seguido…-  

Beckett salió de la casa sin darle oportunidad de decirle nada. Una enorme satisfacción la invadía por haberse sacado toda la rabia que tenía hacia él, diciéndole la gran mayoría de las cosas que tenía atravesadas en la garganta. Por supuesto que “la gran mayoría” no era “todo” lo que tenía para decirle a su ex. Si bien le había confesado que estaba con otro, no se había animado a decirle que ese “otro hombre de verdad” era su propio hermano ¡Menudo detalle había omitido en su confesión! Si en ese momento alguien le hubiese preguntado porque no había dicho que ese hombre era Richard, no hubiese tenido una respuesta; al menos no una con la que se sintiese conforme. Suponía, que la razón era miedo a la reacción de Dan hacia Rick, pero en verdad no podía asegurarlo.  Lo único que sí podía asegurar, era que una gran parte de su ser sentía inmenso alivio; y a la otra parte, seguramente le llegaría en el momento de blanquear su relación con Rick. Pero, de eso se ocuparía más adelante.

Luego de prepararse una taza de café, volvió a sentarse delante de la máquina de escribir. No había logrado concentrarse lo suficiente como para terminar el capítulo que desde hacía varios días intentaba cerrar.  Ella irrumpía en su cabeza,  llenándola con su recuerdo y le resultaba extremadamente difícil desalojarla de su mente para continuar escribiendo. Por suerte, siempre había tenido la conducta suficiente como para no desistir, por lo que siguió intentando enfocarse en su trabajo y luego de unas horas, algunos párrafos interesantes habían logrado plasmarse en la hoja, convirtiendo a la tarde en algo productivo después de todo.
Tanta concentración había logrado adquirir a base de esfuerzo,  en la última hora, que nunca se percató de la motocicleta de Kate hasta que se detuvo en la puerta del  café. Una espontanea sonrisa iluminó su rostro al verla bajar de la moto. Rápidamente, Rick se acercó hasta la puerta para recibirla.

-¡Hola pequeña! ¡Tenía tantas ganas de verte…- dijo Rick al dejarla pasar después de abrir la puerta. Ella, sin demorar un segundo, rodeó su cuello con sus brazos y le dio un profundo beso, demostrándole que también lo había extrañado. Él correspondió a ese beso profundizando con dulzura, tomándose todo el tiempo que fuese necesario, como siempre hacía, para que ese beso fuese perfecto.
-¡Yo también tenía muchas ganas de verte, Rick!
-¡Ven, siéntate! Te prepararé un café…

Beckett se sentó en la barra observándolo detenidamente mientras él le preparaba uno de sus deliciosos cafés que tanto le gustaban. Estaba sumamente feliz por estar ahí con él y el indicador era la sonrisa que se había instalado en su rostro desde que había ingresado. A Richard también se lo notaba muy feliz por la visita de la bella joven, aunque la curiosidad que sentía en ese momento por saber si ella había visto a Daniel, comenzaba a quedar en evidencia;  pero se había propuesto no presionarla y eso era precisamente lo que iba a hacer: no decir ni una palabra al  respecto hasta que ella se decidiese a hablar.
Ella agarró la taza que él le ofrecía e inmediatamente bebió un sorbo. El escritor no había dejado de mirarla desde que se había sentado en frente, del otro lado de la barra, y una leve sonrisa imposible de borrar, asomaba en su rostro al contemplarla.

-¿Qué tengo, que no dejas de mirarme?
-Una belleza exquisita…- respondió sonriendo de lado.
-Demasiado cursi… incluso viniendo de un escritor como tú, Castle.- soltó sonriendo antes de tomar otro sorbo de café.
-¡Ey! ¡Eso no es justo!- protestó él, fingiendo sentirse ofendido. Luego con una enorme sonrisa agregó: -De acuerdo… te diré la verdad. No dejo de mirarte porque aun no me creo que estés aquí.  ¡Estoy muy feliz de que hayas venido! ¡No tienes una idea de lo que te extrañé, pequeña!
Kate no pudo más que sonreír ante las palabras de Rick, regalándole un beso al final de su declaración. Aun no podía creer todo lo que estaba viviendo con él, aun le parecía un sueño. Un sueño del que no quería despertar jamás, pero que todavía no lograba ser perfecto, y ella sabía el porqué. Si no cerraba definitivamente ese capítulo pendiente que tenía con Daniel, si no conseguía hallar  la valentía suficiente para confesarle su relación con Richard, el perfecto sueño  terminaría convirtiéndose en una pesadilla.

-Estuve en tu casa. Fui a ver a Daniel…
-Lo supuse… era lógico después del bombardeo de mensajes que habrás escuchado al despertarte ¿Cuántos fueron? ¿Diez, once?
-Catorce. Pero sólo le presté atención a los dos primeros…¡Y al tuyo, por supuesto! La cuestión es que hablé con él y finalmente, rompimos…
-Es curioso… Debería sentirme mal por  mi hermano, pero lo cierto es que, por obvias razones, estoy muy feliz de que haya pasado ¿Qué tan malo me hace eso?
-Supongo que muy malo… Pero la verdad es que él se lo buscó. Independientemente de lo que pasó entre nosotros, después de haber visto la foto de Janice, jamás podría haber seguido saliendo con Daniel  ¡Aun no puedo creer lo dura que tiene la cara! Cuando le dije que no quería seguir con él, lo primero que me preguntó es si estaba con otro ¿Puedes creer que me haya preguntado eso? Me dijo que si no, no se entendía por qué yo quería poner fin a la relación. Nunca tuvo registro de lo poco que cuidó nuestra pareja o de que yo podía enterarme de un momento a otro de su relación con Janice, o de alguna de sus otras tantas mentiras…
-¿Y tú que le dijiste?- curioseó el escritor intentando no sonar ansioso.
-Le puse la foto en frente de su cara. Intentó excusarse, diciendo que la imagen era de la navidad pasada. Tan estúpido es que no recodaba haberme contado que estuvo en cama…
-Con 39 grados de fiebre, si mal no recuerdo…
-¡Exacto!
-O sea que lo dejaste, pero no le dijiste que estabas con alguien más ¿no?
-En realidad… sí se lo dije. Justo antes de irme le refregué en la cara que ahora estaba con un  hombre de verdad…

Rick sonrió al escucharla, sintiéndose alagado y rápidamente preguntó:
-¿Le dijiste que ese hombre era yo?

La joven bajó la vista unos instantes, como buscando el valor suficiente para responder. Cuando estuvo lista inspiró llenando de oxigeno sus pulmones y después de resoplar expulsando el aire,  lo miró directo a los ojos diciendo:
-No. No pude hacerlo…
-¿Por qué no? Ya le habías dicho que estabas con alguien más, ¿por qué no decirle entonces que ese alguien era yo?- cuestionó extrañado Castle.
-No lo sé, Rick… No pude hacerlo… Tuve miedo de la reacción de él hacia ti…
-¡Pero… ya lo habíamos hablado! Yo sé a lo que me enfrento, Kate y ya te dije que estoy dispuesto a aceptar lo que venga. Y de verdad te digo que prefiero que mi hermano no me dirija nunca más la palabra a tener que estar ocultando lo nuestro. Yo mismo hablaré con él esta misma noche…
-Creo que deberíamos esperar un poco…
-¿Esperar que? ¿Que vuelvas de ver a tus padres? ¿Qué Daniel se mude? ¿Qué te recibas de abogada? ¡Dime! ¿Cuánto quieres esperar?- respondió algo irritado.
-¡No lo sé! ¡Sólo creo que es muy pronto!
-¡Pues yo creo que no tiene sentido seguir esperando! ¡Me muero de ganas de estar contigo y no quiero tener que estar escondiéndome! ¡No lo entiendo, Beckett! ¡Yo tengo mucho más que perder que tú! ¿Por qué te resistes tanto a blanquear lo nuestro?
-Supongo, que porque no quiero que la relación con tu hermano sea insostenible… No sé si podría vivir habiendo causado eso.
-¡Ya entiendo! ¡Tú piensas que si se lo decimos más adelante él se lo va a tomar de maravillas!- interrumpió con sarcasmo. -¡Vamos, Kate! ¡Eso es sólo una excusa, como todas las que pusiste hasta ahora! ¿Por qué no me dices la verdad de una vez por todas? ¿Quieres o no quieres estar conmigo?
-¡No son excusas! ¡Y por supuesto que quiero estar contigo! ¿Cómo puedes preguntarme algo semejante?
-¡Te pregunto porque me estás confundiendo! ¿Quieres que sigamos juntos, pero no quieres que mi hermano se entere? Y supuestamente, no quieres que se entere por la reacción que va a tener hacia mí.  No lo entiendo, de verdad… Lo que si entiendo es que yo no puedo seguir escondiendo lo que siento por ti y si no se lo digo a Daniel no podré continuar con esto. Simplemente, no podré hacerlo...
-Entiendo… Creo que va a ser mejor que me vaya…- dijo la joven levantándose de la barra.
-¿Cómo que te vas? ¿Qué se supone que quiere decir tu partida? ¿Qué prefieres no seguir adelante con lo nuestro antes de contárselo a mi hermano?
-No, no es eso… creo que debemos pensar bien antes de seguir con esta conversación…
-No, Kate. Yo no necesito seguir pensando. Me vengo taladrando la cabeza con preguntas, cuestionamientos, y reproches desde hace mucho y sé perfectamente que es lo que quiero. Y te lo voy a repetir por última vez: Quiero estar contigo sin tener que esconderme y tengo espalda suficiente para soportar lo que venga con mi hermano; y si tú no quieres que él se entere, sólo me da lugar a pensar que hay algo más…
-¿Algo más? ¿De qué estás hablando?- preguntó con extrañeza.
-Sí, algo más. Ya no me creo que la razón de ocultarle lo nuestro a Daniel, sea el que nuestra relación fraternal se arruine. Pienso que la verdadera razón es que tú, “señorita perfección” no puedes permitirte una mancha de ese estilo, no puedes soportar la mirada de los otros sobre ti,  pensando en  el “qué dirán”, juzgándote por tan reprochable comportamiento  ¿Cómo podrías tú quedar tan mal parada? ¿Cómo podrías soportar ser la mala de la película? No. No podrías ¿Verdad?  Entérate pequeña, que  para cada acción, existe una reacción, aunque al parecer,  tú no tienes la madurez suficiente para afrontarlo. Habernos acostado sin que hayas terminado con él, estuvo mal,  y el que tengamos fuertes sentimientos el uno por el otro, está peor; pero ésta es la realidad que elegimos vivir y el daño  ya está hecho. La diferencia entre tú y yo, es que yo me hago cargo por la forma en la que actué y a estas alturas no me importa en absoluto lo que los demás tengan para decir de mí. Si tú no puedes aceptar eso, como lo hice yo, probablemente lo mejor sea no seguir con esto…

Beckett se lo quedó mirando pasmada, no se esperaba oír tan acertada teoría  sobre su comportamiento. Quedó tan sorprendida, que no podía pensar en que contestarle. Definitivamente, lo mejor que podía hacer era largarse de ahí cuanto antes si no quería seguir  discutiendo. Sobre todo, asumiendo que probablemente fuese verdad lo razonado por él y sabiendo que  no tenía argumentos suficientes para refutar lo que le decía.  

-Tienes razón. Debo irme. –fue lo único que dijo la joven al levantarse. Sin mirarlo, se dio la vuelta en dirección a la puerta y salió del café ante la mirada perpleja del escritor.
Él no atinó a detenerla. Sabía que no lo conseguiría y no valía la pena seguir discutiendo. Ya le había dicho todo lo que tenía para decirle, buscando una reacción por parte de ella,  ante el reproche por  ocultar su relación, y no parecía haber funcionado. Había dicho todo y no había obtenido nada. O al menos, no por ahora.
Lógicamente, Richard no pudo escribir más esa tarde. No podía concentrarse en el papel ni medio minuto, por lo que decidió salir a caminar un poco, ya que tampoco tenía intención de regresar a su casa.
Caminó sin rumbo durante un par de horas, intentando despejar su mente de todo el conflicto que lo rodeaba. Nunca supo cuanto tiempo había estado dando vueltas y tampoco le interesaba; lo único que pretendía era tener un poco de paz. Cuando comenzó a sentirse cansado, regresó al café, con la idea en la cabeza de preparar algo para comer antes de irse de ahí.
Al comenzar a cocinar, el teléfono lo interrumpió. En un principio, pensó en ignorarlo y seguir con su tarea, pero le molestaba tanto el sonido de la campanilla, que decidió responder.

-Hola.
-Rick, soy yo…- dijo una voz femenina del otro lado.
-¿Beckett?- preguntó extrañado. De inmediato agregó con seriedad: -¿Qué es lo que quieres?
-Decirte que tenías razón sobre todo lo que dijiste… Me leíste a la perfección, Rick. Descubriste mis verdaderos miedos, los expusiste y me empujaste a enfrentarlos. Era verdad lo que decías… estaba aterrada, pensando en cómo me mirarían al pasar contigo de la mano, los mismos que me habían visto pasar  con tu hermano…Supuse que no podría soportarlo…- la joven guardó silencio unos segundos. Él aprovechó para hablar:
-Ok. Gracias a mí  asumiste la vergüenza que te causa todo esto,  ¿y? ¿Qué cambia eso? ¿Qué sigue ahora?
-Ahora, quería agradecerte por haberme hecho reaccionar, por mostrarme la poca madurez que tengo para afrontar ciertas cosas…
-De nada... –dijo con un tono de voz algo duro.
-No he terminado, Rick. No sólo llamé para agradecerte, también lo hice para decirte que cuando comprendí que me perdería de estar con alguien tan maravilloso como tú, sólo por pensar en cómo me juzgarían los demás, me sentí una verdadera estúpida; y me di cuenta que si estaba contigo, si te tenía a mi lado protegiéndome como siempre lo has hecho, ningún juicio podría afectarme, ni nada, ni nadie podrían lastimarme. Y por eso, cuando salí del café di un par de vueltas en la moto y me fui a tu casa a hablar con Daniel. Fui a decirle con quien estaba saliendo…
-¿De verdad, Kate? ¿Fuiste a contarle todo? –una sonrisa se dibujó en su rostro al enterarse de la noticia.
-Así es. Ya lo sabe. Ahora, sí somos verdaderamente libres para estar juntos…
-¡No sabes lo feliz que me hace escucharte decir esto! ¡Tenemos que vernos! ¿Vienes al café? Estaba por preparar la cena…
-Me encanaría, Rick,  pero ya es tardísimo y me dejaron un mensaje en el contestador los de la aerolínea. Abrieron el aeropuerto de New York y mañana temprano sale mi vuelo…  Aun tengo que armar las valijas…
-Entiendo…- dijo algo desanimado. Enseguida agregó:- Entonces… te paso a buscar mañana temprano y desayunamos juntos en el aeropuerto ¿te parece?
-¡Genial! Así por lo menos podré verte un rato antes de irme… Voy a extrañarte mucho
-¡Yo también voy a extrañarte! ¿Hasta cuándo te quedas con tus padres?
-Supongo que no me quedaré por más de dos semanas… - respondió la joven.
-¡¿Dos semanas?! ¡Es una eternidad! ¿Qué voy a hacer dos semanas sin ti?
-Seguramente se te ocurrirá algo…- bromeó la joven.
-¡Claro que se me ocurrirá algo! ¡Ir a visitarte a New York, por ejemplo!
-¿Serías capaz?
-De eso y de mucho más, pequeña…

Hablaron durante un rato más, divirtiéndose como ellos dos sabían hacerlo: provocándose mutuamente; y entre risas, mostrando lo felices que estaban, se despidieron hasta la mañana siguiente, lamentándose por no poder verse hasta el otro día.
Después de hablar con Kate, el ánimo y el buen humor del escritor estaban por las nubes. Nada podía bajarlo del ensueño por el que transitaba en ese momento, o al menos era lo que él pensaba hasta el instante previo a escuchar dos golpes en la puerta de vidrio del café.  Nada bueno podía venir de esa visita sin ningún aviso a esa hora de la noche.
Rick se acercó hasta la puerta para abrirla, sin dejar de mirar la silueta femenina que se adivinaba del otro lado.

-¡¿Meredith?! ¡¿Qué haces aquí, a estas horas?!- preguntó sumamente intrigado al ver a su ex parada en la entrada del café a las 11:30 de la noche.
-Tenemos que hablar… Es importante…



                                                                                                   






Hacía un rato que había empezado a aclarar y, como era de esperarse, Richard no había pegado un ojo en toda la noche. Y no era para menos. Después de la bomba que le había tirado Meredith, no pudo más que maldecir entre whiskey y whiskey por haber tenido, literalmente, tanta mala leche.  Luego de bañarse, bebió dos enormes tazas de café negro y salió rumbo a su coche.
Arrancó el auto y salió rápidamente para a buscar a Kate. Había arreglado que la llevaría al aeropuerto para que fuese a ver a sus padres, tomarían un desayuno juntos y entre medio le contaría la noticia que cambiaría toda su vida.
Estacionó frente a los dormitorios del campus y se bajó para ayudar con las maletas de Beckett, quien lo estaba esperando afuera y cuando lo tuvo cerca, lo besó con ganas. Él respondió a ese beso, agradecido. De verdad lo necesitaba.
A los pocos minutos se encontraban en el auto en dirección al aeropuerto. Durante el viaje, Kate le contó cómo le había confesado que estaba con él a Daniel. La joven explicó todo con lujo de detalles, relatando todo el enojo y frustración del hermano de Rick y sobre todo la colección de insultos y maldiciones dedicadas a ellos dos.

-Imagino que no debe haber sido fácil…
-Es verdad,  fue algo difícil. O al menos al principio… Una vez que empecé a hablar comencé a sentir el alivio que me producía  el ya no tener que ocultar nada y desde ahí todo se hizo más fácil.- reconoció la joven.  
- Debiste dejarme ir contigo, los dos debimos habérselo dicho juntos.
-No. Creo que fue mejor así… ¿Has visto a Daniel anoche?
-No. Llegué muy tarde y ya estaba dormido… Me hubiese gustado verlo. Yo también me debo una charla con él
-Y pronto la tendrás, estoy segura de eso…
-Creo que no va a tardar en producirse...

Y eso fue todo lo que salió de la boca del escritor. El resto del viaje, permanecieron en silencio, al tiempo que Beckett no dejaba de mirarlo de reojo, habiéndolo notado terriblemente serio y  de lo más pensativo.  No sabía exactamente qué era lo que pasaba, pero algo estaba ocurriendo y a juzgar por la expresión del rostro de él, debía ser sumamente importante. Al llegar al aeropuerto, Kate se dirigió a hacer el check-in y a despachar las maletas mientras que Rick compraba un par de tazas de café, y en pocos minutos estaban sentados en una pequeña mesa frente a frente. El escritor permanecía callado y con un semblante que comenzaba a preocupar a la joven.

-¿Qué es lo que pasa, Rick? Estás rarísimo… Dime de una vez que es lo que sucede…

Él la miró directo a los ojos y luego de suspirar,  finalmente habló:

-No hay muchas formas de decir esto, Kate… Así que lo mejor será sin vueltas…
-Perfecto, porque ya me estás asustando…
-Ayer por la noche, después de hablar contigo por teléfono, tuve una inesperada visita. Era Meredith diciendo que tenía que hablar conmigo urgente, y  ni bien entró me di cuenta de todo…- explicó con enorme desanimo.
-¿Qué fue lo que pasó? ¿Algo malo con Meredith?- preguntó Beckett con preocupación.
-Ella… está embarazada. Está esperando un hijo mío…- largó finalmente él, sin dejar de mirarla. Beckett no podía creer lo que había escuchado y creyendo haber oído mal preguntó:
-¿Qué dijiste?
-Que voy a ser padre, Kate. Aun no termino de creérmelo, pero es la verdad y necesitaba decírtelo cuanto antes…
-¡¿Vas a tener un hijo con tu ex?!
-Así es… Nunca pensé tener tanta mala suerte… Yo… no tenía pensado tener un hijo aun y mucho menos tenerlo con Meredith…
-¡¿Mala suerte, dices?! ¡Eres un adulto, Richard! ¡Se supone que para no embarazar a las chicas con las que te acuestas, debes cuidarte! ¡Poniéndote un condón, por ejemplo! – remató la joven. Todavía no terminaba de caer sobre lo que acababa de confesarle él, pero una sensación de furia mezclada con frustración, asomaba en su tono de voz.
-¡Se suponía que Meredith estaba tomando pastillas anticonceptivas! ¿Cómo iba yo a saber que olvidó tomarlas un par de veces? Sé perfectamente cómo se utilizan: sé que hay que tomar las 21 pastillas, una por día, aproximadamente a la misma hora todos los días, de otra forma es muy probable que la anticoncepción falle ¿Tú piensas que si yo hubiese sabido que olvidó tomar las pastillas,  no me hubiese puesto un condón para no embarazarla?

Beckett se lo quedó mirando, pensativa, angustiada, sin saber que decir ante tremenda confesión. Él también permaneció callado, esperando alguna palabra por parte de ella.
El altavoz del aeropuerto interrumpió el necesario silencio, anunciando el embarque del vuelo a New York que debía abordar. La joven miró la hora en su reloj, comprobando que no faltaba mucho para tener que irse, y entonces habló:
-No sé qué decirte, Richard… Nunca me hubiese esperado algo así...
-Kate…yo… ¡Estoy tan perplejo como tú! Aun no termino de comprender todo esto, pero lo único que sé es que no quiero que nada cambie entre nosotros…
-¡¿Qué nada cambie entre nosotros?! ¡Vas a tener un hijo con otra mujer! ¡¿Cómo se supone que haremos para que las cosas entre nosotros no cambien?!- preguntó con cierta indignación, mientras se levantaba de la silla. –Veo que aun no tienes ni idea de la dimensión de esto… Ahora, debo irme si no quiero perder el vuelo…- dijo ella alejándose lentamente de la mesa. Ni siquiera se detuvo para darle un beso.
-¡Kate! ¡Espera!- intentó detenerla el escritor.
-No puedo, es tarde… Hablaremos cuando regrese. A los dos nos va a venir bien pensar un poco todo esto, Rick.


El escritor la siguió con la vista hasta que desapareció completamente. Terminaba de confesarle a la mujer que amaba que iba a tener un hijo con su ex, sabiendo que la noticia, probablemente, la habría dejado en estado de shock. El mismo en el que había entrado él, al enterarse. La noticia lo había sacudido, aturdiéndolo, dejándolo pasmado, y aun no podía aceptarlo. Se iba a convertir en el padre de una criatura que él no había querido traer al mundo, y eso cambiaría toda su vida radicalmente a partir de ahora. Y lo peor de todo, era que se había dado cuenta que el amor de su vida se alejaba de su lado  irremediablemente, sin saber cómo detenerla, sin saber cómo convencerla de que su relación podía funcionar, que podrían seguir adelante superando esto también. Pero claro, no sabía cómo convencerla a ella, por qué aun, él tampoco lograba convencerse de que en verdad pudiese ser posible, y eso lo torturaba terriblemente. Richard, había comprendido en ese instante que  su karma, más temprano que tarde,  se había hecho presente, y al parecer, estaba decidido a aceptarlo. Y el primer indicio, era que por primera vez, no tenía la voluntad para seguir luchando.




Continuará…




Bueno, espero que les haya gustado y que no hayan quedado exhaust@s después de tanta lectura, jajajaja. Y ya saben que espero sus comentarios, críticas y sugerencias. Saludos y hasta prontito!!!

Como estuviste un tiempo sin subir capítulo, sumado a que yo apenas tuve tiempo de meterme por el foro para ver cuando subías, he de reconocer que he perdido el hilo de la historia. Sin embargo, el verano está a tan solo 10 días, así que prometo ponerme al día con tus historia, volver a leérmela desde el principio y comentarte:)
Un beso enorme y, sube otros capítulos en estos 10 días, que así cuando llegue el verano podré leer muucho         

Por fin habló con Daniel y le ha dejado las cosas claras, encima el muy tonto seguía negando todo y poniendo excusas tontas.
Cuando por fin las cosas entre Rick y Kate parece que van mejorando surge esto, a ver que es lo que decide Kate en ese tiempo que esté fuera con su familia, esperemos que no sea dejarle y hacer como si nada.
Espero que puedas continuar pronto, aunque si por la tardanza nos obsequias con capítulos como éste, tampoco importa esperar

hermoso....

Joder! pero k frustrante es todo esto! después de k por fin kate se anima a decirle la verdad a daniel, de k esta saliendo con rick, aparece la loca de meredith para ponernos las cosas mas complicadas, junto con kate k no hace mas k arrancar de la situación! esperemos k después de esas 2 semanas en NY venga con la cabeza mas despejada y dispuesta a pelear su amor por rick! continua prontotito porfis!!!! k me dejas en ascuas!

Sigueee

Woow si que fue una muy larga lectura. Pero ha valido la pena, me gusto mucho que ya haya hablado con Daniel, no era para nada bueno seguir con esa situación, con respecto a meredith hasta yo quede en tremendo shock ¡vaya noticia esa! Al menos Kate va a tener mucho tiempo para pensar sobre ello.
Continúa cuando puedas!

Que pasa? Se te olvido seguir. Por fis sigue no lo dejes asi. Ahora estamos de vacaciones y necesitamos algo bueno para alegrarnos...... Somos varias y te seguimos, no nos olvides.

Pero nada le cuesta a Kate apoyar a su escritorcito con
Lo de su para nada esperada paternidad!!!



Escribes de maravilla me tienes super enganchada y no puedo
Esperar a que lo continues.

Hola, hace mucho que no he podido entrar a leer, a comentar... mi PC falleció.
Pero he vuelto y tengo ganas de leer buenas historias.
La tuya me encanto y veo que no has vuelto por aki. Espero que no lo hayas dejado, seria una pena.
Lo tenia todo, amor, desamor, engaño, intriga, pasión........
No la dejes. No pierdo la esperanza

q pasada d fic . xf continua

Gracias por volver!! Estare esperando con ganas que vuelvas con la historia

Una que se alegra de tu vuelta , deseando leer esa continuación.
Espero que se hayan solucionando esos problemas.