(+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Acá les dejo el nuevo capítulo, es un poco más extenso que los últimos así que espero que no se cansen de leer! jajajaja
Capítulo XIV
ALGUNOS AÑOS MÁS TARDE…
Después del homicidio de Johanna Beckett, Kate había decidido abandonar sus estudios de abogacía para entrar a la academia de policía. Su obsesión por el asesinato no resuelto de su madre, la había empujado a estudiar sin descanso hasta lograr egresar de la academia con uno de los mejores promedios, y su entonces amigo, Michel Royce había conseguido que se la asignaran para entrenarla, intuyendo que sería de los mejores agentes que tendría la suerte de moldear, y como era de esperar, no se había equivocado en absoluto.
Al finalizar su período de adiestramiento, las miradas comenzaron a posarse sobre ella al haberse destacado no sólo en la academia, ya que había realizado cuanto curso de capacitación se le había cruzado, sino también en la etapa posterior, convirtiéndose en una joven agente de policía tremendamente preparada.
Durante el tiempo que estuvo a cargo de Royce, y gracias a que su mentor había utilizado a todos sus contactos dentro de la policía de New York, pudieron conseguir toda la información necesaria para poder iniciar una investigación sobre el homicidio de su madre paralela a la oficial, la cual en su momento, había sido muy precaria y descuidada, archivando el expediente en el fondo del precinto, convirtiéndolo en un “caso frio”, desechado por creer que había ocurrido en el medio de una guerra de pandillas. Pero pese a toda la información y ayuda recibida de Royce, el caso de Johanna no había logrado avanzar lo suficiente como para reabrirlo oficialmente, no obstante, la joven agente investigaba hasta las últimas consecuencias todo dato, nombre o pista que se relacionara de una forma u otra a su madre, por pequeña que fuese.
Y así fue que llegó hasta sus oídos el nombre de Vulcan Simmons, un narcotraficante muy famoso en la ciudad, pero con tantos “buenos amigos” que a la policía se le había hecho imposible arrestarlo, sin poder vincularlo al delito, al desviarse la evidencia en su contra hacia algún otro sospechoso que resultaba inmediatamente culpable, y todo esto, claro, a base de suculentos sobornos que muy bien utilizaba. Siempre lograba salir en libertad a las pocas horas de arrestarlo, y con gran habilidad, desaparecía del mapa durante un tiempo considerable antes de volver a las andadas.
Beckett había apuntado a ese hombre nefasto, cuando realizaba una investigación sobre el caso en el que se encontraba trabajando su madre al momento de su asesinato. Johanna, había formado un grupo de abogados que se encargaban de revisar casos cerrados, exonerando a muchos inocentes acusados injustamente y en verdad había causado un revuelo importante entre los criminales de la ciudad, y entre ellos el zar de la droga de Washington Heights, Vulcan Simmons, quien tronaba de ira al sentirse amenazado por la investigación de la abogada, la cual podía llegar a involucrarlo seriamente si llegaba a exonerar a todos los que habían caído tras las rejas en lugar de él. La joven intentó investigarlo extra oficialmente, por supuesto, pero no había conseguido lo suficiente como para incriminarlo ya que el tipo sabía muy bien como cubrir sus pasos, por lo que debió dejar sus sospechas de lado y seguir adelante con otra pista.
Ahora, un informante anónimo había soltado el dato de que Simmons se encontraba armando su nueva “oficina” en el sótano de un bar que se encontraba funcionando desde hacía unos meses en los suburbios, y en el precinto se rumoreaba sobre el armado de una operación para intentar arrestarlo. Debían poner a un agente encubierto para conseguir las pruebas suficientes y ella estaba convencida de que era la indicada para hacer el trabajo. El único problema que se le presentaba era tratar de convencer a sus superiores que, a pesar de su corta experiencia, tenía la capacidad de trabajar de incognito.
Sabía con certeza, porque lo había escuchado del mismísimo capitán, que necesitaban a una mujer para infiltrar dentro del bar ya que tenían una vacante para mesera, por lo que su chance de resultar electa crecía; y si a eso le sumaba su impecable expediente, contando desde el inicio de la academia hasta el presente más su experiencia laboral en el Café de la Rue Morgue, podría decirse que duplicaba sus chances. Y todo esto sin contar con el detalle de que no había muchas mujeres en el destacamento, menos aun con su eximio currículum, por lo que realmente tenía grandes posibilidades de que la tuviesen en cuenta. Aunque, si todo lo anterior fallaba, aun contaba con un naipe bajo la manga: Mike Royce.
El sol se apagaba lentamente, escondiéndose entre los inmensos rascacielos de la gran manzana y la joven agente Katherine Beckett regresaba a su hogar luego de un largo día de trabajo en el destacamento 12 de la policía de New York. Lo primero que hizo al entrar fue dirigirse al baño para abrir el agua caliente. Luego, mientras se cargaba la bañera, se desvistió rápidamente, se sujetó el cabello en forma de rodete y tomó el frasco de sus sales de baño favoritas para esparcir una generosa medida antes de sumergirse en el agua. El baño de inmersión se prolongó por algo más de media hora, dejándola con el tiempo suficiente para vestirse de entrecasa con una remera larga y unos shorts de jean y seguidamente poner la mesa, antes de que Mike tocase su puerta con comida china de su restaurant favorito.
Desde hacía un tiempo largo, Royce había pasado de ser su fiel amigo y confidente durante sus años de academia y entrenamiento, a ser su pareja estable, por así decirlo, ya que su relación distaba un poco de ser formal. Él estaba enamorado de Kate prácticamente desde que la había conocido, pero se prohibió a sí mismo acercarse a ella hasta un tiempo después de haber terminado de entrenarla.
Hacía más de dos años estaban juntos, y eso para ella, era un paso inmenso teniendo en cuenta el hermetismo que tenía al afrontar una relación. A partir de la muerte de su madre, todo había girado radicalmente en su vida, enfocando todas sus energías hacia el cuidado de su padre, el estudio y el trabajo, sin dejar mucho de su ser para encarar una relación amorosa seria, por lo que sus parejas habían sido amantes ocasionales o bien habían durado un suspiro al no dedicarle el tiempo o el interés suficiente.
Tanto se había cerrado, que ni siquiera su amor por Castle había sido suficiente para derribar el muro tras el cual se había escondido para protegerse de tanto dolor que abrazaba a su alma. Aunque, para no faltar a la verdad, su relación con Rick se había terminado por que ella nunca pudo aceptar su paternidad, considerando que eso sería un problema más para afrontar y en ese momento no tenía la fuerza suficiente como para, además de ayudar a su padre alcohólico a superar su enfermedad, mantener una relación a distancia con un hombre que tenía un hijo con otra.
Apartar de su lado al gran amor de su vida había sido la decisión más difícil que había tomado y nunca había logrado sentir por otro hombre lo que había sentido por Castle, impidiendo a cualquier otro llenar de amor su corazón, destinando al fracaso a todas y cada una de las relaciones que había tenido. Pero con Royce las cosas eran diferentes. Era la única persona que entendía sin juzgarla, la obsesión de ella por encontrar al asesino de su madre y eso la había llevado a aferrarse a terriblemente a él. Además, era su amigo y la conocía tan bien que sabía a la perfección cómo manejarse dentro de la relación: yendo muy, pero muy despacio, sin compromisos ni presiones. Y ciertamente, le estaba funcionando bastante bien.
-¡Hola, linda!- dijo con una enorme sonrisa, antes de besarla. -¿Me extrañaste?
-¡No sabes cuánto! ¡Muero de hambre!- respondió riéndose y atacando los paquetes que traía él.
-¡Ey! ¡Tranquila, nena! ¿Hace cuanto que no comes?- preguntó esquivando las manos de ella, sin dejarle agarrar las bolsas.
-Desde el desayuno, así que… ¿comemos?
-¿Cuántas veces te dije que no puedes estar con el estomago vacio tantas horas?
-¡Vamos Mike, que no eres mi padre!
-Ni quiero serlo…- retrucó atrapando su boca con un beso. -… lo que digo es que el cuerpo necesita combustible para funcionar y si quieres aprovechar al máximo tus habilidades físicas…
-Si quieres, puedo demostrarte antes de comer que mis habilidades físicas se encuentran intactas…- interrumpió sugerente, rodeando su cuello con sus brazos.
-¡No, no caeré en la tentación! Por más que muera de ganas de comerte a ti en vez del chop suey que tengo en la bolsa, debemos cenar primero.
¡No quiero que te desmayes después de toda una noche de sexo conmigo!
-¡Engreído!...- dijo empujándolo mientras se reía a carcajadas.
Royce se sentó en la mesa y comenzó a sacar las bandejas con la comida. Kate sacó un par de cervezas del refrigerador y se sentó a disfrutar de su cena. Durante los primeros minutos no pronunciaron palabra, sólo cuando lograron saciar un poco su hambre voraz, él fue quien habló:
-Escucha, Kate… Sobre lo que me comentaste el otro día… eso de ser la agente infiltrada en la operación de Simmons, estuve pensando y creo que es muy peligroso para ti…
-¡Vamos Mike! ¡Es peligroso para cualquiera que lo haga, no sólo para mí! ¡Soy policía y se supone que el peligro es parte del trabajo, o ¿piensas que no lo sabía antes de ingresar a la academia?! Conozco los riesgos y estoy segura de que puedo con esto.
-Sé que estás perfectamente capacitada para hacer el trabajo, después de todo, yo te entrené y lo sé mejor que nadie… Lo que digo, es que me preocupa que entres a ese nido de ratas… Simmons es un tipo muy peligroso.
-Sé la clase de delincuente que es Vulcan Simmons y por eso creo que es una oportunidad única para conseguir las pruebas necesarias para ponerlo tras las rejas de por vida. Además, hace menos de tres años que soy policía y esta sin duda es mi oportunidad para lograr un ascenso…
-Mmm… ¡Cuanta ambición!
-¿Está mal querer avanzar en mi carrera?
-Si el precio es tu vida, no me parece muy sensato.
-No puedes saber si va a costarme la vida. Tú solamente estás viendo el lado negativo de la operación. Si hago las cosas bien, no tengo por qué ser descubierta.
-Suenas muy convencida.
-Lo estoy.
-No voy a lograr hacerte cambiar de opinión ¿Verdad?
-No.
-Bueno… por lo menos lo intenté. Mañana repórtate con el Capitán en cuanto llegues al precinto. Te dará los detalles de la operación…
-¡¿Qué?! – preguntó al no terminar de entender lo que le decía.
-Que el trabajo es tuyo. Hoy hablé con él y decidió que tú serás el agente encubierto.
-¡En serio! ¡No puedo creerlo! ¡Gracias Mike, de verdad! –respondió eufórica levantándose para abrazarlo.
-No me agradezcas a mí, yo no tuve nada que ver. Te escogieron por qué eres la mejor opción para realizar el trabajo.
-¡Te lo dije!- dijo riéndose mientras volvía a sentarse en su lugar para terminar la cena.
-Lo sé. Estoy seguro de que lo harás bien, eres una excelente policía, lo único que me preocupa un poco es… tu espíritu intrépido, por decirlo de algún modo. Prométeme que vas a hacer todo de acuerdo al manual.
-Sabes que no puedo prometerte eso, Royce. Tu mismo me enseñaste que el manual no siempre se ajusta a la realidad, y que en algunas circunstancias debo actuar según mis instintos.
-El pez por la boca muere ¿No? Es verdad, yo te enseñé eso, pero aun así, debes prometerme que no harás ninguna locura.
-Seré cuidadosa, Mike. Te lo prometo.
-Ok. No hablemos más de trabajo. Dime ¿Escuchaste la noticia sobre ese escritor que tanto te gusta?
-¿Cuál de todos?
-¡Del que tienes todas su novelas!
-¿Castle?
-¡Sí, ese! Parece que suspendieron la búsqueda ¿Cuánto tiempo pasó desde el tsunami en Nueva Guinea? ¿Un año?
-Más de un año y medio. ¿Crees que esté muerto?- preguntó con tristeza. Aun recordaba la angustia y el fuerte dolor que había experimentado el
día que se enteró del naufragio.
-Es probable… Pasó mucho tiempo, si estuviese vivo, ya lo habrían encontrado ¿No crees?
-Entre Nueva Guinea y Las Islas Salomón, suman más de 900 islas, muchas de ellas habitadas por pescadores. Quien sabe… podría estar en una de esas…- comentó con una esperanza casi inocente.
-No lo creo. Con lo que le gustan las cámaras a ese tío, ya estaría sacándose fotos con los nativos contando su gran aventura…
-Puede que tengas razón…- admitió con desánimo, pero luego agregó pensativa: – Aunque, siempre me llamó la atención que para ser un personaje tan expuesto, nada se sabe de su vida privada.
-¿A qué te refieres?
-Sólo dejaba conocer lo que aparecía en las fotos y en general terminaban siendo puras especulaciones de la prensa, ya que en las entrevistas se cuidaba mucho de responder sobre su vida personal y tenía una gran cintura para esquivar preguntas.
-Es cierto, nunca lo había notado. Seguramente tendrá algo que ocultar. Probablemente sea gay…- soltó con media sonrisa dibujándosele en el rostro.
-¡No es gay! ¿Cómo puedes decir eso?
-¿Cómo puedes tú afirmar lo contrario?- retrucó de inmediato sonriendo.
-No puedo afirmarlo, pero se nota a la legua que no es homosexual…
-De Rock Hudson decían lo mismo.-
-¿A qué viene esto? ¿Te pondrías menos celoso si fuese gay?- preguntó sonriendo por el comentario de su chico.
-Tienes razón, lo siento. Debo admitir que siempre sentí un poco de celos de que pasaras tanto tiempo leyéndolo.
-Es un gran novelista y sus libros me sirven para escapar un poco de la realidad. Deberías leerlo.
-Sé lo que significaron para ti sus novelas, especialmente cuando estabas atravesando el duelo de tu madre y el alcoholismo de tu padre…
-Confieso que me ayudaron mucho para despejar la cabeza en esos tiempos, realmente lo necesitaba, pero ya todo eso quedó atrás. Hace bastante que no leo nada de él, no he tenido mucho tiempo para dedicarle a sus libros.
-Lo sé, pero aun seguía siendo tu escritor favorito.
-Así es.
-¿Estás algo triste por la noticia?
-¿Triste? ¡No!- respondió rápidamente tratando de disimular. –Sólo es que aun me resulta extraño el hecho de que nunca más se edite una novela de él…
-Puede que la editorial tenga algo de él para publicar. ¡Sabes que no desperdiciarían una oportunidad como esta para hacerlo!
-Hasta que su familia no lo declare muerto legalmente, sigue desaparecido. Aunque yo también creo que sus editores no dejaran pasar la oportunidad de facturar a expensas de esto…
Kate intentó no mostrar la angustia que la invadía. Royce sabía que ella había dejado a un gran amor, también sabía el por qué lo había abandonado, pero lo que nunca se enteró es que ese gran amor era Richard Castle. Y eso, seguiría sin saberse.
No sabía bien porque no le había contado quien era, a pesar de que Mike había sido su gran confidente. Incluso, teniendo la oportunidad perfecta para decírselo el día que recogieron su moto, prefirió omitir la información aprovechando que sólo lo había visto de lejos haciéndole imposible reconocerlo. Había decidido enterrar bien profundo su pasado con Castle, tan hondo, que ni siquiera pudo confesárselo a su gran amigo, decidiendo que el único contacto que mantendría con el exitoso escritor, sería a través de sus novelas; y al parecer, ya ni eso le quedaba ahora.
Beckett cambió de tema de conversación, intentando olvidarse de la noticia que le había contado Royce, aunque la expresión de su rostro había cambiado y no podía evitarlo.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Royce mientras levantaba los platos de la mesa para llevarlos al fregadero.
-Sí… ¿Por qué lo preguntas?
-No lo sé… estás rara…
-Sólo estoy exhausta. Me di cuenta en cuanto terminé de comer que estoy muy cansada…
-Vamos a acostarnos, entonces. Mañana te espera un gran día y debes descansar.
-Sí, me vendrá bien dormir un poco.
-Y si nos despertamos temprano… -dijo Mike acercándose a ella para besarla. -… podré prepararte un “desayuno de campeones completo” ¿Te
parece?
-Y… exactamente ¿Qué contiene el “desayuno de campeones completo”?- preguntó divertida mientras lavaba los platos que habían utilizado.
-Café, jugo de naranjas recién exprimido, tostadas con queso crema y mermelada y un tazón de frutas… ¡todo eso, inmediatamente después de una enorme porción de sexo matinal!- respondió él abrazándola por detrás, besando su cuello.
Kate giró sonriendo y depositó un apasionado beso en sus labios. Luego dijo guiñando un ojo: -Pondré el despertador ¡Ni pienso perdérmelo!
Al momento de poner un pie en el precinto, ya llevaba más de 15 minutos de retraso. El capitán la estaba esperando y según suponía la joven agente, estaría bastante cabreado. Detestaba llegar tarde, aunque, a decir verdad, después del estupendo despertar que había tenido, poco le importaba el regaño que seguramente se había ganado, después de todo necesitaba despedirse de Royce, ya que no sabía con certeza cuanto tiempo estaría trabajando en el bar de Simmons sin tener contacto alguno con todos los que la conocían. Michel, lo sabía a la perfección y por eso, tal y como le había adelantado la noche anterior, su chico la despertó con una gran porción de sexo matutino, pero como la ración había terminado siendo doble, no le había quedado más tiempo que para un baño y un café bebido mientras se cambiaba. Estaba muerta de hambre, pero antes de intentar comer algo debía si o si hablar con su superior de inmediato.
Golpeó la puerta del Capitán Stevenson y esperó a que la atendieran. Su jefe levantó la vista fijando sus ojos en el vidrio a través del cual podía ver a la joven agente. Con un ademán de su mano derecha, hizo una seña para notificarle que entre.
-Llega tarde Beckett…
-Sí… lo siento. No volverá a pasar, Señor.
-Eso espero. Ahora, vayamos a lo importante. Supongo que sabrá de la operación que planeamos para atrapar a Simmons ¿No es así?
-Sí, Señor. Estoy al tanto y quisiera ofrecerme de voluntaria para ser parte de esto.
-Lo sé. Royce estuvo hablando conmigo al respecto y me comentó que usted quería ser el agente encubierto.
-Así es, Señor.
-¿Es usted consciente del peligro que lleva meterse ahí adentro?
-Sí, Señor. Lo entiendo perfectamente, pero estoy convencida que puedo hacerlo.
-Lo sé y yo también lo creo. Aunque es mi deber informarle que si decide aceptar, no podrá tener contacto con ninguno de sus afectos hasta encontrar alguna prueba incriminatoria contra Simmons.
-Lo comprendo perfectamente, Señor.
-Bien. Entonces procederemos a terminar de armar su cubierta. Ya tenemos el departamento en donde va a alojarse desde esta misma noche. No es de lo mejor, pero está relativamente cerca del bar. -Estas son las llaves.- inmediatamente después de entregarle un llavero con una herradura, el capitán agarró dos carpetas que estaban sobre su escritorio y también se las dio diciendo:
-En la carpeta de arriba encontrará toda la información que tenemos sobre la gente que trabaja en el bar. No son muchos empleados, pero parecen ser gente de confianza de Simmons. Eso también deberás investigarlo, debemos atrapar a todos lo que podamos y si sus empleados están tan sucios como él, también deberemos meterlos presos. Y en la otra carpeta está detallada su vida hasta hoy: donde y cuando nació, a que escuela primaria fue, en qué año se graduó de la preparatoria y todos sus empleos anteriores. Es de suma importancia que memorice a la perfección la información que contiene. De eso depende su vida, Beckett.
-Entendido, Capitán.
-Un Taurus se encontrará estacionado en la puerta de su actual departamento con las llaves y los papeles en la guantera, para que ya pueda usarlo de inmediato. Ahora, lo único que falta para efectivizar la cubierta es que escoja entre estos nombres para que le preparen su nueva documentación falsa. Creemos que si es usted quien lo elige, se sentirá más cómoda con él.
Beckett la abrió dando un repaso rápido de lo que sería su nueva vida. Al final, había una lista con varios nombres, de los cuales tendría que escoger uno.
-¿Esto es en serio, Señor? ¿Maggie Stuart? ¿Lauren Milford? ¿Qué clase de nombres son esos para una camarera? Parecen más bien de la alta sociedad, no de una simple empleada de un bar…- opinó algo ofuscada por la ocurrencia de sus superiores.
-¿Y cuál sería un nombre adecuado, señorita Beckett? – preguntó su jefe mostrándose algo molesto por la observación.
-No lo sé… -respondió mientras pensaba que contestarle. -… Algo así como Niccole, por ejemplo… ¡Eso es! ¡Nikki! ¡Nikki Heat sería perfecto!- indicó satisfecha.
-Mmm… ¿Nikki Heat? Me suena a stripper…
-Esa es la idea… ¿En la carpeta que me acaba de dar, no dice que trabaje un año como bailarina exótica en un hotel en Las Vegas?
-Es cierto. Veo que sabe muy bien lo que está haciendo, Beckett. Nikki Heat, será su nombre a partir de ahora. Hoy por la tarde tendrá su carnet del seguro social y su registro de conducir con la nueva identidad. Su contacto será el oficial Kevin Ryan, gracias a él entrará a trabajar en el “Inferno”. Deberá reportarse, sólo y únicamente con él. Su nombre falso es Fenton O’Connell, está infiltrado dentro de la mafia irlandesa de Staten Island desde hace 10 meses y su organización tiene estrecha relación con Simmons. Si surge algún tipo de problema, él tiene instrucciones de sacarla de allí de inmediato.
-Entendido, Señor ¿Y cuando empiezo?
-En cuanto le sea posible ¿Cuánto tiempo cree que le tomará aprenderse todo lo que hay en esa carpeta?
-Un par de horas.
-¡¿Nada más?!
-¡Leo rápido, Señor!
-Leer es una cosa y memorizar, otra muy diferente. No se confíe, agente Beckett…
-Lo sé, Capitán. Por suerte, las cosas me quedan muy rápidamente. Nunca tuve problemas para estudiar, más bien, todo lo contrario.
-Eso espero. Una sola cosa más quiero decirle, Beckett. No me fue fácil poner a una agente con tan poca experiencia en una operación tan importante, ojalá no me haya equivocado al elegirla. Este año pienso jubilarme y quiero que mi salida de la fuerza sea de forma “elegante” ¿Entiende lo quiero decir? No quiero que la decisión de infiltrarla dentro del bar de Simmons, termine siendo una mancha negra en mi carrera.
-No voy a defraudarlo, Capitán. Sé que puedo hacerlo bien, sólo confíe en mí.
-Si esto sale como esperamos y conseguimos las pruebas para encarcelar a Simmons, usted tendrá las mejores recomendaciones para ascender a detective. Por supuesto que tendrá que rendir el examen correspondiente, pero no creo que tenga problemas con eso ¿No cree?
-¡En absoluto! Sé que puedo pasar el examen sin problemas, pero no estaba muy segura de poder presentarme con tan poca experiencia en el campo…
-Después de trabajar como infiltrada, su experiencia crecerá lo suficiente, créame. Sólo preocúpese por mantenerse a salvo.
-¡Sí, capitán!
-Puede volver a trabajar. Ni piense que se va a ir a su casa.
-Ni se me hubiese cruzado por la cabeza, señor.
-Bien. Pase por la morgue, entonces. La doctora Parish ya tiene el informe de la autopsia del caso a cargo del detective Rockwell.
-Se lo llevaré de inmediato, señor.- dijo saliendo del despacho de su jefe. Estaba muy feliz por la noticia que le acababa de dar y no veía la hora de contárselo a su gran amiga.
Su amistad con Lanie se había forjado en el último año de la academia, dónde la doctora había realizado su especialización en medicina forense. Desde el día en que se conocieron habían sido inseparables y habían tenido la suerte de coincidir en el mismo precinto al egresar y eso les había permitido continuar con su inseparable amistad de forma cotidiana.
-¡Buenos días amiga!- dijo Beckett al ingresar a la morgue.
-¡Buenos días Kate y felicitaciones por la asignación!
-¿Cómo sabes que me dieron el trabajo?
-¡Todo llega a oídos de la irresistible Lanie!- soltó con una enorme sonrisa.
-¡Eres increíble!
-¡Lo sé! Dime ¿Cuándo empiezas?
-Esta noche me mudo al nuevo apartamento.
-Sé cuanto querías que te asignaran esto, pero prométeme que vas a tener mucho cuidado, Kate. Es muy peligroso lo que estás por hacer.- pidió la doctora, visiblemente preocupada.
-Lo tendré, lo prometo.
-De acuerdo, no diré más nada. Volvamos al trabajo, entonces. Aquí tienes.
Lanie le entregó una carpeta que contenía el informe. Beckett la abrió y leyó rápidamente la autopsia. No era parte de su trabajo ya que no estaba asignada al caso, pero siempre estaba informada sobre todo lo que pasaba por sus manos. Nunca estaba de más aprender.
-¿Escuchaste la noticia sobre nuestro chico escritor?- preguntó la doctora mientras ella terminaba de ojear el informe. Ambas compartían el gusto por las novelas de Castle, aunque Lanie reconocía que el fanatismo se lo había transmitido su amiga a fuerza de prestarle los libros para después discutir sobre ellos. Los comentarios de la doctora sobre los personajes eran desopilantes, haciendo verdaderamente entretenidas sus charlas de literatura.
-Me contó Mike.- se limitó a decir. Todavía no podía evitar la tristeza inexplicable que la llenaba al escuchar hablar de él.
Su amiga se la quedó observando detenidamente, más bien leyéndola de pies a cabeza. La conocía como a la palma de su propia mano y sabía cuando algo la entristecía y curiosamente, pasaba seguido cuando hablaban de Richard Castle.
-Hay algo que no me has contado sobre nuestro escritor favorito…
-¿Qué tendría que contarte?
-No lo sé… algo oculto…
-¡Deja de hablar pavadas, Lanie!- la reprendió frunciendo el entrecejo.
- No puede ser que tu mirada cambie cada vez que hablamos de él. Te conozco amiga, no puedes mentirme para siempre ¡Un día te emborracharé y te sacaré toda la verdad!
-Tengo alta tolerancia al alcohol… Nunca lograras sacarme nada por esos medios.- respondió divertida.
-Entonces te inyectaré pentotal sódico y cantarás como un ruiseñor, pero créeme que de una forma u otra te lo sacaré- finalizó su amiga poniéndose seria y sacándole una carcajada a Beckett.
Más de una vez había querido contarle a su amiga sobre Rick, pero por alguna razón que desconocía nunca lo había hecho. Había actuado de la misma forma con Mike, pero no le molestaba tanto el habérselo ocultado a él como habérselo ocultado a Lanie, por lo que decidió cambiar eso y contarle la verdad sobre el escritor.
-De acuerdo. Te contaré todo esta noche, después de salir ¿Nos tomamos unas copas?
-¡Rayos! ¡Hoy estoy de guardia! ¡No puedo creer que el día que decides contarme un gran secreto yo no esté disponible!
-No hay problema. Te contaré otro día.
-¡NO! ¡De ninguna manera! Llamaré a Perlmutter para que me cubra, haré lo que me pida con tal de que me cambie el turno…
-Tranquila, amiga. No voy a permitir que cometas una locura, después de todo, no sabemos que puede llegar a pedirte ¿Te parece salir a almorzar?
-¡Por supuesto! ¡Y gracias por frenar mis locuras!
-¡¿Frenar tus locuras?! ¡Ojalá pudiese! Te paso a buscar a las trece y treinta- gritó saliendo de la morgue.
Las dos amigas se habían sentado a comer en una cafetería enfrente del precinto y la doctora la había cerrado la boca durante todo el relato de la joven. Kate, todavía recordaba la cara que había puesto al confesarle que había tenido un romance con el famosísimo escritor y como se había atragantado al enterarse que también había salido con su hermanastro; pero lo que verdaderamente la dejó sin palabras fue el desenlace. Lanie no podía creer cómo pudo apartarlo de su vida, básicamente por tener un hijo con otra, claro que tampoco podría creer que el afamado playboy fuese padre ni mucho menos que tremendo notición se hubiese mantenido en secreto por tanto tiempo sin que la prensa lo supiese.
Beckett tampoco podía creer que ni siquiera un rumor hubiese surgido al respecto, pero lo atribuía al excelente trabajo de su agente de prensa que seguramente se había encargado de ocultar todo a la perfección para no obstaculizar el ascenso meteórico de su carrera, suponiendo que la imagen de padre no cuadraría con su imagen de playboy, la cual lo había posicionado como uno de los solteros más codiciados del país. Y si lo pensaba bien, la idea no resultaba tan descabellada, teniendo en cuenta que la gran mayoría de sus fans eran mujeres, siendo ellas las grandes generadoras de los millones con los que contaba el escritor.
Luego de dejar a su amiga casi en shock, regresaron al trabajo después de darse un fuerte abrazo y prometerse reencontrarse ni bien Beckett terminase con la misión. Gracias al almuerzo con la doctora Parish, su día pasó volando y para cuando se fijó en el reloj rondaban las seis de la tarde, por lo que decidió recoger sus cosas y salir con rumbo a su casa. A partir de ese momento ya no sería Katherine Beckett, la joven agente de policía, sería Nikki Heat la nueva mesera del Bar “Inferno”. Esta sería la última vez que iría a su verdadero hogar en vaya a saber cuánto tiempo, y ni siquiera pasaría la noche allí. Sólo iría a buscar una maleta con algo de ropa, lo básico, ya que en la semana tenía pensado comprar la indumentaria necesaria para su nueva vida.
Luego de armar rápidamente una maleta, salió de su casa rumbo al supermercado a comprar algunos víveres, ya que estaba segura de que nada encontraría en las alacenas o en la heladera del nuevo apartamento. Afuera, estacionado a veinte metros de la puerta, se encontraba el Ford Taurus que usaría a partir de ahora. Todo estaba arreglado para comenzar con la operación y al parecer no habían descuidado ni el más mínimo detalle y eso le transmitía a la joven agente una confianza extrema.
Mientras conducía rumbo al súper, repasaba mentalmente su cubierta, agregándole detalles propios para hacerla totalmente creíble. Tan entusiasmada se encontraba con todo esto, que no tomaba verdadera dimensión del peligro que la asechaba y que su vida estaría en juego a cada momento. O mejor dicho, sentía que la oportunidad de meterse en ese bar e investigar los asuntos de Simmons, era dar un paso más en la búsqueda del asesino de su madre; uno verdaderamente grande y eso la impulsaría a meterse de lleno en la investigación, y no le importaba si su vida se iba en ello.
Lo primero que hizo al entrar a su nuevo departamento, fue poner en el freezer un par de botellas de cerveza para dejarlas a punto, después acomodó el resto de las compras en sus respectivos lugares y salió rumbo al baño a darse una merecida ducha. Al salir, se preparó un sándwich, destapó una botella y se sentó en el sofá a disfrutar de su cena con un poco de tv para distraer un poco su cabeza.
Estaba por prender la televisión cuando se percató de la pequeña biblioteca que había a un costado, sin poder evitar que sus ojos se posaran en un libro de Castle. La novela pertenecía a la saga de Derrick Storm, de la cual ella, no había leído ninguna de las que había publicado. Las había comprado, todas y cada una de ellas, pero no había podido leerlas. Derrick Storm le traía demasiados recuerdos, y un sinfín de emociones mezcladas, que hasta hoy no había sido capaz de afrontar. Pero, ahora su vida era otra. Había crecido, madurado y su dolor había quedado encerrado dentro de esa muralla infranqueable que había construido alrededor de su corazón, creyéndose inmune al dolor. Hasta se había animado a contarle todo a su amiga Lanie, dejándola boquiabierta, por cierto.
Tan superada se sentía en ese momento, tanta fortaleza brotaba de su interior, que decidió tomar el primer libro de la saga y comenzar a leerlo mientras terminaba de cenar.
Al leer la primera página, todos los recuerdos de ese día se le vinieron encima, y como era de esperar, todo lo que aconteció tiempo después, también se le apareció golpeándola fuerte. Pero, como lo había hecho aquella vez, apartó sus sentimientos enfriando su corazón, dejándolo a la misma temperatura que su cabeza y se obligó a si misma a seguir leyendo diciéndose en voz baja que su pasado no debía interferir con el presente. Le había costado horrores extirparlo de su cabeza, bloqueando todo pensamiento sobre su persona, sin embargo se había mantenido unida a él por ese delgado vínculo que ofrecían sus novelas y se había permitido disfrutarlo dentro de esa maravillosa narrativa que lo hacía único, irresistible e irrepetible; y a eso no había podido ganarle. Luego de auto convencerse de que sus recuerdos no afectarían su lectura, volvió a leer la primer página, sumergiéndose por completo en la novela.
Los primeros cinco capítulos eran casi iguales a los que el Castle le había leído ese día, sólo había cambiado algunas frases y palabras para hacerlos aun más atractivos. Los recordaba a la perfección, como si se los hubiese leído la noche anterior, y estaba segura de que si cerraba los ojos, podría hasta escuchar su dulce voz, y por más que intentó despegársela, esa sensación la acompaño hasta comenzar el capítulo seis. A partir de ahí todo fue más fácil y la novela logró atraparla hasta pasadas las cinco de la mañana, y siguió leyendo aun un poco más, hasta que sus ojos debían hacer un gran esfuerzo para mantenerse abiertos. Decidió entonces cerrar el libro y dirigirse a su habitación para descansar.
Pensó que al acostarse caería rendida, ya que sentía el cansancio en todo el cuerpo, pero lejos de ello, su cabeza no la dejaba descansar instalando el recuerdo de Rick en sus pensamientos. Recordó la noticia que Royce había escuchado en la radio, sobre el cese de la búsqueda del escritor. Todavía no podía aceptar que estuviese muerto, aunque toda la evidencia indicase lo contrario. Pero Mike tenía razón en algo: con lo que le gustaban las cámaras, no hubiese tardado en aparecer delante de alguna. Así que si estaba vivo, probablemente se encontraría en un estado deplorable, en coma, con amnesia o algo parecido, imposibilitando su regreso a casa.
Esa era Beckett, en su estado de mayor optimismo. La otra Beckett, la oscura y realista, no opinaba lo mismo; para ella Castle había muerto en el tsunami de Nueva Guinea, sin siquiera la oportunidad de llegar a tierra firme. Y si se ponía a analizar los hechos, la lógica dictaba que era prácticamente imposible escapar de la inmensa ola con una embarcación de gran porte, y más difícil aun, hacerlo con un velero mediano como el que navegaba él. No podía estar vivo, aunque cada fibra de su ser le gritase lo contrario. Simplemente, no podía aceptarlo.
La joven dio una y mil vueltas en la cama intentando dormir, pero al no poder de dejar de pensar en él, se le estaba haciendo imposible. Recurrió entonces, a dejar de especular sobre su accidente e intentó imaginarse como hubiese sido su vida con su gran amor, si no hubiese tenido un hijo con otra. Y como al parecer, no podía sacárselo de la cabeza, redobló su apuesta, intentando imaginar en cómo hubiese sido si ese hijo fuese de ella. Seguramente todo en su vida hubiese sido distinto, todo excepto la muerte de su madre, pero sin duda al tenerlo cerca, su dolor hubiese sido aplacado por el gran amor que se tenían. Nunca se había reprochado la decisión de dejarlo, ya que en ese momento se sentía tan saturada que le pareció lo más acertado, sin embargo, más de una vez se preguntó como hubiesen resultado las cosas con Rick y con su hijo de haber seguido juntos.
-¡No te engañes, Beckett, de ninguna forma hubiese funcionado! ¡No habrías tolerado tener que compartirlo!- se dijo a sí misma. Y antes de desmayarse por el cansancio, en el umbral entre el sueño y la conciencia, largó en voz alta: -… así todo, debí intentarlo…
Se despertó pasadas las 3 de la tarde. Debía esperar el llamado de Fenton O’Connell, en donde le diría cuando podría presentarse a trabajar. Fenton había conseguido la oportunidad de que trabaje como mesera en el bar, ya que se la había recomendado a Simmons y éste había aceptado de inmediato sabiendo que era conocida de él. Doble responsabilidad para ella: si la descubrían, también caería la cubierta del oficial Ryan y su vida estaría en grave peligro. Eso sin contar, claro, que además de arruinar su propia operación, también arruinaría la operación para atrapar al jefe de la mafia irlandesa en Staten Island, después de estar dentro por más de 10 meses. No podía permitirse ni el más mínimo error, por lo que decidió repasar una vez más las carpetas que le había dado su jefe, antes de hacerlas desaparecer para siempre.
Se preparó una taza de café antes de sentarse en el sofá a repasar su cubierta. En un momento levantó la vista de la lectura para beber un sorbo de su humeante bebida y sus ojos se desviaron automáticamente hacia la pequeña luz roja que titilaba en la contestadora.
-Seguramente ese mensaje es de O’Connell. Nadie más puede tener éste número…- pensó mientras se acercaba a la mesita donde estaba el teléfono para escuchar el mensaje.
-Hola Nikki, soy Fenton. Espero que escuches el mensaje antes de las seis de la tarde, ya que deberás presentarte hoy mismo en el bar. Diles que vas de parte mía, te estarán esperando. Adiós, Nikki. Nos veremos pronto.
-¡Rayos! ¡No me queda mucho tiempo!- dijo en voz alta, mientras se dirigía al baño a tomar una ducha rápida.
Al terminar, se dirigió hasta su cuarto a seleccionar la ropa que se pondría. Unos jeans ajustados, musculosa negra y campera de cuero entallada, fue la elección que más la convencía. Se miró por última vez al espejo, sintiéndose conforme con su apariencia, y luego salió del departamento, no sin antes esconder las carpetas en el conducto de la ventilación para hacerlas desaparecer más tarde, ya que ahora no contaba con el tiempo suficiente.
Cuando llegó al bar, faltaban 10 minutos para las seis. Se acercó a la puerta y cuando se disponía a entrar, un gorila inmenso que oficiaba de seguridad, le cortó el paso diciendo:
-El “Inferno” abre a las 19 hs, preciosa. Vuelve más tarde.
-Escucha, grandote, no vengo aquí a tomarme un trago. Vengo de parte de Fenton O’Connell y se supone que me están esperando…
-¿Tu eres la nueva mesera? ¡Vaya, que se ha lucido Fenton! Ven conmigo. Por cierto, mi nombre es John- dijo ingresando al local.
-Nikki. –respondió secamente.
Ni bien entró la joven, le dio una rápida mirada al bar. Debía reconocer que estaba mucho mejor puesto de lo que esperaba. Estaba segura que encontraría un tugurio lúgubre y lleno de delincuentes, pero en cambio se encontró con un lugar de lo más agradable, con unas 15 mesas para 4 personas, una rockolla de donde salía una canción de los Rolling Stones a todo volumen, unas 3 mesas de pool y una barra muy bien surtida. El bar estaba decorado de lo más sencillo, pero con un increíble buen gusto, en otro momento, seguramente se hubiese tomado un par de tragos con sus amigos; eso claro, si no fuese una agente encubierto de la policía en medio de una misión.
-Rook te está esperando. Es el dueño de la barra, así que estarás directamente a cargo de él.- explicó el de seguridad señalando al hombre que giraba quedando frente a ella unos segundos para luego quedar de espaldas nuevamente, continuando con su labor de acomodar las botellas. Al volver la vista a donde le indicaba John, se topó con una sorpresa que nunca hubiese esperado.
-¡¿Rick?!- soltó en voz alta, sin poder creer lo que sus ojos le mostraban.
-¡¿Rick?! ¡No! ¡Rook, Jameson Rook! ¿Tan mal pronuncio su nombre que no lo entiendes? ¿O es que la música está muy alta?
-Es por la música.- se apresuró a contestar la joven, intentando disimular su sorpresa. Estaba en shock, no podía creer que fuese Castle el que estaba del otro lado de la barra, eso era simplemente imposible. -¿Podría ser él?- se preguntaba en silencio mientras se acercaba. Físicamente era otro tipo: su cuerpo era más musculoso que antes, usaba barba corta y bien prolija. Su cabello estaba algo largo, aunque el sombrero fungi que llevaba algo inclinado hacia la izquierda, no permitía descubrir con exactitud su corte de pelo ni sus ojos, pero ¿en verdad era Rick? Parecía otro, y la joven deseaba fervientemente que así fuese, de lo contrario, podría peligrar toda la operación.
Él aun no la había visto, ya que se encontraba ocupado acomodando las botellas del aparador, pero estaba segura que de ser Richard Castle, con una sola mirada toda la seguridad y confianza que se tenía estaría al borde de desaparecer. El escritor había resultado ser su talón de Aquiles, el único que podía reconocerla y descubrir la operación. No sabía cuál era el propósito de estar del otro lado de la barra con un nombre falso, dejándole creer al resto del mundo que se había perdido en altamar después de un tsunami. No lo sabía aun, pero tenía que averiguarlo. Si Castle tenía algún tipo de negocio turbio con Simmons, ella debía saberlo antes que nadie, aunque esa información la pusiese en un lugar de lo más incómodo; más incómodo aun que en el que se encontraba en este momento. La pregunta era ¿Podría ser capaz de delatarlo? ¿De meterlo tras las rejas si confirmaba su sociedad ilícita con el jefe narco?
-¡Dios! ¡Era lo único que me faltaba! Aunque, quizá no me reconozca… ¿Podrá ser posible? Pasaron cuanto ¿cinco años?…- se bombardeaba mentalmente mientras caminaba con lentitud hacia la barra. Pero sabía la respuesta: ella no había cambiado tanto, al menos no físicamente. La única esperanza que le quedaba era que él simulase no conocerla, para no descubrir su propia fachada. Exactamente lo mismo que debía hacer Beckett.
Puso entonces su mejor cara de póker y al llegar a la barra, se apoyó en ella esperando que él se diese vuelta.
-¡Rook! ¡Aquí está tu nueva empleada! ¡Espero que dure un poco más que la otra!- gritó John antes de girar y volver a su lugar junto a la puerta.
El llamado de atención provocó que se diese vuelta de inmediato, quedando cara a cara frente a ella. La joven lo miró a los ojos, teniendo finalmente la certeza de que era él. Intentando con todas sus fuerzas no mostrarse nerviosa preguntó:
-¿Jameson Rook?
-¡El mismo que viste y calza! ¿Y tú eres…?- contestó alegremente, sin que se le moviese un pelo por tenerla en frente. En verdad parecía que no la hubiese visto nunca en su vida. O era un estupendo actor o bien, su teoría de la amnesia explicando su desaparición, cobraba total sentido. Y a ella, en este momento, cualquiera de las dos opciones, le venía como anillo al dedo.
-Nikki Heat. Soy la nueva mesera.- se presentó extendiendo la mano para saludarlo. Él apretó su mano con firmeza, pero con esa delicadeza que lo caracterizaba.
-La amiga de O’Connell ¿Verdad? ¡Un placer conocerte!
Continuará…
Bueno gente, espero que haya sido de su agrado. Saludos y hasta la próxima!!!
PD: AL final de cada capi dejé un link para ir directamente al próximo capítulo, como así también, en la página 1 del fic dejé un índice con todos los capis, por si algun@ quiere repasar algún detalle, jajajajaja!
Capítulo XIV
ALGUNOS AÑOS MÁS TARDE…
Después del homicidio de Johanna Beckett, Kate había decidido abandonar sus estudios de abogacía para entrar a la academia de policía. Su obsesión por el asesinato no resuelto de su madre, la había empujado a estudiar sin descanso hasta lograr egresar de la academia con uno de los mejores promedios, y su entonces amigo, Michel Royce había conseguido que se la asignaran para entrenarla, intuyendo que sería de los mejores agentes que tendría la suerte de moldear, y como era de esperar, no se había equivocado en absoluto.
Al finalizar su período de adiestramiento, las miradas comenzaron a posarse sobre ella al haberse destacado no sólo en la academia, ya que había realizado cuanto curso de capacitación se le había cruzado, sino también en la etapa posterior, convirtiéndose en una joven agente de policía tremendamente preparada.
Durante el tiempo que estuvo a cargo de Royce, y gracias a que su mentor había utilizado a todos sus contactos dentro de la policía de New York, pudieron conseguir toda la información necesaria para poder iniciar una investigación sobre el homicidio de su madre paralela a la oficial, la cual en su momento, había sido muy precaria y descuidada, archivando el expediente en el fondo del precinto, convirtiéndolo en un “caso frio”, desechado por creer que había ocurrido en el medio de una guerra de pandillas. Pero pese a toda la información y ayuda recibida de Royce, el caso de Johanna no había logrado avanzar lo suficiente como para reabrirlo oficialmente, no obstante, la joven agente investigaba hasta las últimas consecuencias todo dato, nombre o pista que se relacionara de una forma u otra a su madre, por pequeña que fuese.
Y así fue que llegó hasta sus oídos el nombre de Vulcan Simmons, un narcotraficante muy famoso en la ciudad, pero con tantos “buenos amigos” que a la policía se le había hecho imposible arrestarlo, sin poder vincularlo al delito, al desviarse la evidencia en su contra hacia algún otro sospechoso que resultaba inmediatamente culpable, y todo esto, claro, a base de suculentos sobornos que muy bien utilizaba. Siempre lograba salir en libertad a las pocas horas de arrestarlo, y con gran habilidad, desaparecía del mapa durante un tiempo considerable antes de volver a las andadas.
Beckett había apuntado a ese hombre nefasto, cuando realizaba una investigación sobre el caso en el que se encontraba trabajando su madre al momento de su asesinato. Johanna, había formado un grupo de abogados que se encargaban de revisar casos cerrados, exonerando a muchos inocentes acusados injustamente y en verdad había causado un revuelo importante entre los criminales de la ciudad, y entre ellos el zar de la droga de Washington Heights, Vulcan Simmons, quien tronaba de ira al sentirse amenazado por la investigación de la abogada, la cual podía llegar a involucrarlo seriamente si llegaba a exonerar a todos los que habían caído tras las rejas en lugar de él. La joven intentó investigarlo extra oficialmente, por supuesto, pero no había conseguido lo suficiente como para incriminarlo ya que el tipo sabía muy bien como cubrir sus pasos, por lo que debió dejar sus sospechas de lado y seguir adelante con otra pista.
Ahora, un informante anónimo había soltado el dato de que Simmons se encontraba armando su nueva “oficina” en el sótano de un bar que se encontraba funcionando desde hacía unos meses en los suburbios, y en el precinto se rumoreaba sobre el armado de una operación para intentar arrestarlo. Debían poner a un agente encubierto para conseguir las pruebas suficientes y ella estaba convencida de que era la indicada para hacer el trabajo. El único problema que se le presentaba era tratar de convencer a sus superiores que, a pesar de su corta experiencia, tenía la capacidad de trabajar de incognito.
Sabía con certeza, porque lo había escuchado del mismísimo capitán, que necesitaban a una mujer para infiltrar dentro del bar ya que tenían una vacante para mesera, por lo que su chance de resultar electa crecía; y si a eso le sumaba su impecable expediente, contando desde el inicio de la academia hasta el presente más su experiencia laboral en el Café de la Rue Morgue, podría decirse que duplicaba sus chances. Y todo esto sin contar con el detalle de que no había muchas mujeres en el destacamento, menos aun con su eximio currículum, por lo que realmente tenía grandes posibilidades de que la tuviesen en cuenta. Aunque, si todo lo anterior fallaba, aun contaba con un naipe bajo la manga: Mike Royce.
***
El sol se apagaba lentamente, escondiéndose entre los inmensos rascacielos de la gran manzana y la joven agente Katherine Beckett regresaba a su hogar luego de un largo día de trabajo en el destacamento 12 de la policía de New York. Lo primero que hizo al entrar fue dirigirse al baño para abrir el agua caliente. Luego, mientras se cargaba la bañera, se desvistió rápidamente, se sujetó el cabello en forma de rodete y tomó el frasco de sus sales de baño favoritas para esparcir una generosa medida antes de sumergirse en el agua. El baño de inmersión se prolongó por algo más de media hora, dejándola con el tiempo suficiente para vestirse de entrecasa con una remera larga y unos shorts de jean y seguidamente poner la mesa, antes de que Mike tocase su puerta con comida china de su restaurant favorito.
Desde hacía un tiempo largo, Royce había pasado de ser su fiel amigo y confidente durante sus años de academia y entrenamiento, a ser su pareja estable, por así decirlo, ya que su relación distaba un poco de ser formal. Él estaba enamorado de Kate prácticamente desde que la había conocido, pero se prohibió a sí mismo acercarse a ella hasta un tiempo después de haber terminado de entrenarla.
Hacía más de dos años estaban juntos, y eso para ella, era un paso inmenso teniendo en cuenta el hermetismo que tenía al afrontar una relación. A partir de la muerte de su madre, todo había girado radicalmente en su vida, enfocando todas sus energías hacia el cuidado de su padre, el estudio y el trabajo, sin dejar mucho de su ser para encarar una relación amorosa seria, por lo que sus parejas habían sido amantes ocasionales o bien habían durado un suspiro al no dedicarle el tiempo o el interés suficiente.
Tanto se había cerrado, que ni siquiera su amor por Castle había sido suficiente para derribar el muro tras el cual se había escondido para protegerse de tanto dolor que abrazaba a su alma. Aunque, para no faltar a la verdad, su relación con Rick se había terminado por que ella nunca pudo aceptar su paternidad, considerando que eso sería un problema más para afrontar y en ese momento no tenía la fuerza suficiente como para, además de ayudar a su padre alcohólico a superar su enfermedad, mantener una relación a distancia con un hombre que tenía un hijo con otra.
Apartar de su lado al gran amor de su vida había sido la decisión más difícil que había tomado y nunca había logrado sentir por otro hombre lo que había sentido por Castle, impidiendo a cualquier otro llenar de amor su corazón, destinando al fracaso a todas y cada una de las relaciones que había tenido. Pero con Royce las cosas eran diferentes. Era la única persona que entendía sin juzgarla, la obsesión de ella por encontrar al asesino de su madre y eso la había llevado a aferrarse a terriblemente a él. Además, era su amigo y la conocía tan bien que sabía a la perfección cómo manejarse dentro de la relación: yendo muy, pero muy despacio, sin compromisos ni presiones. Y ciertamente, le estaba funcionando bastante bien.
-¡Hola, linda!- dijo con una enorme sonrisa, antes de besarla. -¿Me extrañaste?
-¡No sabes cuánto! ¡Muero de hambre!- respondió riéndose y atacando los paquetes que traía él.
-¡Ey! ¡Tranquila, nena! ¿Hace cuanto que no comes?- preguntó esquivando las manos de ella, sin dejarle agarrar las bolsas.
-Desde el desayuno, así que… ¿comemos?
-¿Cuántas veces te dije que no puedes estar con el estomago vacio tantas horas?
-¡Vamos Mike, que no eres mi padre!
-Ni quiero serlo…- retrucó atrapando su boca con un beso. -… lo que digo es que el cuerpo necesita combustible para funcionar y si quieres aprovechar al máximo tus habilidades físicas…
-Si quieres, puedo demostrarte antes de comer que mis habilidades físicas se encuentran intactas…- interrumpió sugerente, rodeando su cuello con sus brazos.
-¡No, no caeré en la tentación! Por más que muera de ganas de comerte a ti en vez del chop suey que tengo en la bolsa, debemos cenar primero.
¡No quiero que te desmayes después de toda una noche de sexo conmigo!
-¡Engreído!...- dijo empujándolo mientras se reía a carcajadas.
Royce se sentó en la mesa y comenzó a sacar las bandejas con la comida. Kate sacó un par de cervezas del refrigerador y se sentó a disfrutar de su cena. Durante los primeros minutos no pronunciaron palabra, sólo cuando lograron saciar un poco su hambre voraz, él fue quien habló:
-Escucha, Kate… Sobre lo que me comentaste el otro día… eso de ser la agente infiltrada en la operación de Simmons, estuve pensando y creo que es muy peligroso para ti…
-¡Vamos Mike! ¡Es peligroso para cualquiera que lo haga, no sólo para mí! ¡Soy policía y se supone que el peligro es parte del trabajo, o ¿piensas que no lo sabía antes de ingresar a la academia?! Conozco los riesgos y estoy segura de que puedo con esto.
-Sé que estás perfectamente capacitada para hacer el trabajo, después de todo, yo te entrené y lo sé mejor que nadie… Lo que digo, es que me preocupa que entres a ese nido de ratas… Simmons es un tipo muy peligroso.
-Sé la clase de delincuente que es Vulcan Simmons y por eso creo que es una oportunidad única para conseguir las pruebas necesarias para ponerlo tras las rejas de por vida. Además, hace menos de tres años que soy policía y esta sin duda es mi oportunidad para lograr un ascenso…
-Mmm… ¡Cuanta ambición!
-¿Está mal querer avanzar en mi carrera?
-Si el precio es tu vida, no me parece muy sensato.
-No puedes saber si va a costarme la vida. Tú solamente estás viendo el lado negativo de la operación. Si hago las cosas bien, no tengo por qué ser descubierta.
-Suenas muy convencida.
-Lo estoy.
-No voy a lograr hacerte cambiar de opinión ¿Verdad?
-No.
-Bueno… por lo menos lo intenté. Mañana repórtate con el Capitán en cuanto llegues al precinto. Te dará los detalles de la operación…
-¡¿Qué?! – preguntó al no terminar de entender lo que le decía.
-Que el trabajo es tuyo. Hoy hablé con él y decidió que tú serás el agente encubierto.
-¡En serio! ¡No puedo creerlo! ¡Gracias Mike, de verdad! –respondió eufórica levantándose para abrazarlo.
-No me agradezcas a mí, yo no tuve nada que ver. Te escogieron por qué eres la mejor opción para realizar el trabajo.
-¡Te lo dije!- dijo riéndose mientras volvía a sentarse en su lugar para terminar la cena.
-Lo sé. Estoy seguro de que lo harás bien, eres una excelente policía, lo único que me preocupa un poco es… tu espíritu intrépido, por decirlo de algún modo. Prométeme que vas a hacer todo de acuerdo al manual.
-Sabes que no puedo prometerte eso, Royce. Tu mismo me enseñaste que el manual no siempre se ajusta a la realidad, y que en algunas circunstancias debo actuar según mis instintos.
-El pez por la boca muere ¿No? Es verdad, yo te enseñé eso, pero aun así, debes prometerme que no harás ninguna locura.
-Seré cuidadosa, Mike. Te lo prometo.
-Ok. No hablemos más de trabajo. Dime ¿Escuchaste la noticia sobre ese escritor que tanto te gusta?
-¿Cuál de todos?
-¡Del que tienes todas su novelas!
-¿Castle?
-¡Sí, ese! Parece que suspendieron la búsqueda ¿Cuánto tiempo pasó desde el tsunami en Nueva Guinea? ¿Un año?
-Más de un año y medio. ¿Crees que esté muerto?- preguntó con tristeza. Aun recordaba la angustia y el fuerte dolor que había experimentado el
día que se enteró del naufragio.
-Es probable… Pasó mucho tiempo, si estuviese vivo, ya lo habrían encontrado ¿No crees?
-Entre Nueva Guinea y Las Islas Salomón, suman más de 900 islas, muchas de ellas habitadas por pescadores. Quien sabe… podría estar en una de esas…- comentó con una esperanza casi inocente.
-No lo creo. Con lo que le gustan las cámaras a ese tío, ya estaría sacándose fotos con los nativos contando su gran aventura…
-Puede que tengas razón…- admitió con desánimo, pero luego agregó pensativa: – Aunque, siempre me llamó la atención que para ser un personaje tan expuesto, nada se sabe de su vida privada.
-¿A qué te refieres?
-Sólo dejaba conocer lo que aparecía en las fotos y en general terminaban siendo puras especulaciones de la prensa, ya que en las entrevistas se cuidaba mucho de responder sobre su vida personal y tenía una gran cintura para esquivar preguntas.
-Es cierto, nunca lo había notado. Seguramente tendrá algo que ocultar. Probablemente sea gay…- soltó con media sonrisa dibujándosele en el rostro.
-¡No es gay! ¿Cómo puedes decir eso?
-¿Cómo puedes tú afirmar lo contrario?- retrucó de inmediato sonriendo.
-No puedo afirmarlo, pero se nota a la legua que no es homosexual…
-De Rock Hudson decían lo mismo.-
-¿A qué viene esto? ¿Te pondrías menos celoso si fuese gay?- preguntó sonriendo por el comentario de su chico.
-Tienes razón, lo siento. Debo admitir que siempre sentí un poco de celos de que pasaras tanto tiempo leyéndolo.
-Es un gran novelista y sus libros me sirven para escapar un poco de la realidad. Deberías leerlo.
-Sé lo que significaron para ti sus novelas, especialmente cuando estabas atravesando el duelo de tu madre y el alcoholismo de tu padre…
-Confieso que me ayudaron mucho para despejar la cabeza en esos tiempos, realmente lo necesitaba, pero ya todo eso quedó atrás. Hace bastante que no leo nada de él, no he tenido mucho tiempo para dedicarle a sus libros.
-Lo sé, pero aun seguía siendo tu escritor favorito.
-Así es.
-¿Estás algo triste por la noticia?
-¿Triste? ¡No!- respondió rápidamente tratando de disimular. –Sólo es que aun me resulta extraño el hecho de que nunca más se edite una novela de él…
-Puede que la editorial tenga algo de él para publicar. ¡Sabes que no desperdiciarían una oportunidad como esta para hacerlo!
-Hasta que su familia no lo declare muerto legalmente, sigue desaparecido. Aunque yo también creo que sus editores no dejaran pasar la oportunidad de facturar a expensas de esto…
Kate intentó no mostrar la angustia que la invadía. Royce sabía que ella había dejado a un gran amor, también sabía el por qué lo había abandonado, pero lo que nunca se enteró es que ese gran amor era Richard Castle. Y eso, seguiría sin saberse.
No sabía bien porque no le había contado quien era, a pesar de que Mike había sido su gran confidente. Incluso, teniendo la oportunidad perfecta para decírselo el día que recogieron su moto, prefirió omitir la información aprovechando que sólo lo había visto de lejos haciéndole imposible reconocerlo. Había decidido enterrar bien profundo su pasado con Castle, tan hondo, que ni siquiera pudo confesárselo a su gran amigo, decidiendo que el único contacto que mantendría con el exitoso escritor, sería a través de sus novelas; y al parecer, ya ni eso le quedaba ahora.
Beckett cambió de tema de conversación, intentando olvidarse de la noticia que le había contado Royce, aunque la expresión de su rostro había cambiado y no podía evitarlo.
-¿Te encuentras bien?- preguntó Royce mientras levantaba los platos de la mesa para llevarlos al fregadero.
-Sí… ¿Por qué lo preguntas?
-No lo sé… estás rara…
-Sólo estoy exhausta. Me di cuenta en cuanto terminé de comer que estoy muy cansada…
-Vamos a acostarnos, entonces. Mañana te espera un gran día y debes descansar.
-Sí, me vendrá bien dormir un poco.
-Y si nos despertamos temprano… -dijo Mike acercándose a ella para besarla. -… podré prepararte un “desayuno de campeones completo” ¿Te
parece?
-Y… exactamente ¿Qué contiene el “desayuno de campeones completo”?- preguntó divertida mientras lavaba los platos que habían utilizado.
-Café, jugo de naranjas recién exprimido, tostadas con queso crema y mermelada y un tazón de frutas… ¡todo eso, inmediatamente después de una enorme porción de sexo matinal!- respondió él abrazándola por detrás, besando su cuello.
Kate giró sonriendo y depositó un apasionado beso en sus labios. Luego dijo guiñando un ojo: -Pondré el despertador ¡Ni pienso perdérmelo!
***
Al momento de poner un pie en el precinto, ya llevaba más de 15 minutos de retraso. El capitán la estaba esperando y según suponía la joven agente, estaría bastante cabreado. Detestaba llegar tarde, aunque, a decir verdad, después del estupendo despertar que había tenido, poco le importaba el regaño que seguramente se había ganado, después de todo necesitaba despedirse de Royce, ya que no sabía con certeza cuanto tiempo estaría trabajando en el bar de Simmons sin tener contacto alguno con todos los que la conocían. Michel, lo sabía a la perfección y por eso, tal y como le había adelantado la noche anterior, su chico la despertó con una gran porción de sexo matutino, pero como la ración había terminado siendo doble, no le había quedado más tiempo que para un baño y un café bebido mientras se cambiaba. Estaba muerta de hambre, pero antes de intentar comer algo debía si o si hablar con su superior de inmediato.
Golpeó la puerta del Capitán Stevenson y esperó a que la atendieran. Su jefe levantó la vista fijando sus ojos en el vidrio a través del cual podía ver a la joven agente. Con un ademán de su mano derecha, hizo una seña para notificarle que entre.
-Llega tarde Beckett…
-Sí… lo siento. No volverá a pasar, Señor.
-Eso espero. Ahora, vayamos a lo importante. Supongo que sabrá de la operación que planeamos para atrapar a Simmons ¿No es así?
-Sí, Señor. Estoy al tanto y quisiera ofrecerme de voluntaria para ser parte de esto.
-Lo sé. Royce estuvo hablando conmigo al respecto y me comentó que usted quería ser el agente encubierto.
-Así es, Señor.
-¿Es usted consciente del peligro que lleva meterse ahí adentro?
-Sí, Señor. Lo entiendo perfectamente, pero estoy convencida que puedo hacerlo.
-Lo sé y yo también lo creo. Aunque es mi deber informarle que si decide aceptar, no podrá tener contacto con ninguno de sus afectos hasta encontrar alguna prueba incriminatoria contra Simmons.
-Lo comprendo perfectamente, Señor.
-Bien. Entonces procederemos a terminar de armar su cubierta. Ya tenemos el departamento en donde va a alojarse desde esta misma noche. No es de lo mejor, pero está relativamente cerca del bar. -Estas son las llaves.- inmediatamente después de entregarle un llavero con una herradura, el capitán agarró dos carpetas que estaban sobre su escritorio y también se las dio diciendo:
-En la carpeta de arriba encontrará toda la información que tenemos sobre la gente que trabaja en el bar. No son muchos empleados, pero parecen ser gente de confianza de Simmons. Eso también deberás investigarlo, debemos atrapar a todos lo que podamos y si sus empleados están tan sucios como él, también deberemos meterlos presos. Y en la otra carpeta está detallada su vida hasta hoy: donde y cuando nació, a que escuela primaria fue, en qué año se graduó de la preparatoria y todos sus empleos anteriores. Es de suma importancia que memorice a la perfección la información que contiene. De eso depende su vida, Beckett.
-Entendido, Capitán.
-Un Taurus se encontrará estacionado en la puerta de su actual departamento con las llaves y los papeles en la guantera, para que ya pueda usarlo de inmediato. Ahora, lo único que falta para efectivizar la cubierta es que escoja entre estos nombres para que le preparen su nueva documentación falsa. Creemos que si es usted quien lo elige, se sentirá más cómoda con él.
Beckett la abrió dando un repaso rápido de lo que sería su nueva vida. Al final, había una lista con varios nombres, de los cuales tendría que escoger uno.
-¿Esto es en serio, Señor? ¿Maggie Stuart? ¿Lauren Milford? ¿Qué clase de nombres son esos para una camarera? Parecen más bien de la alta sociedad, no de una simple empleada de un bar…- opinó algo ofuscada por la ocurrencia de sus superiores.
-¿Y cuál sería un nombre adecuado, señorita Beckett? – preguntó su jefe mostrándose algo molesto por la observación.
-No lo sé… -respondió mientras pensaba que contestarle. -… Algo así como Niccole, por ejemplo… ¡Eso es! ¡Nikki! ¡Nikki Heat sería perfecto!- indicó satisfecha.
-Mmm… ¿Nikki Heat? Me suena a stripper…
-Esa es la idea… ¿En la carpeta que me acaba de dar, no dice que trabaje un año como bailarina exótica en un hotel en Las Vegas?
-Es cierto. Veo que sabe muy bien lo que está haciendo, Beckett. Nikki Heat, será su nombre a partir de ahora. Hoy por la tarde tendrá su carnet del seguro social y su registro de conducir con la nueva identidad. Su contacto será el oficial Kevin Ryan, gracias a él entrará a trabajar en el “Inferno”. Deberá reportarse, sólo y únicamente con él. Su nombre falso es Fenton O’Connell, está infiltrado dentro de la mafia irlandesa de Staten Island desde hace 10 meses y su organización tiene estrecha relación con Simmons. Si surge algún tipo de problema, él tiene instrucciones de sacarla de allí de inmediato.
-Entendido, Señor ¿Y cuando empiezo?
-En cuanto le sea posible ¿Cuánto tiempo cree que le tomará aprenderse todo lo que hay en esa carpeta?
-Un par de horas.
-¡¿Nada más?!
-¡Leo rápido, Señor!
-Leer es una cosa y memorizar, otra muy diferente. No se confíe, agente Beckett…
-Lo sé, Capitán. Por suerte, las cosas me quedan muy rápidamente. Nunca tuve problemas para estudiar, más bien, todo lo contrario.
-Eso espero. Una sola cosa más quiero decirle, Beckett. No me fue fácil poner a una agente con tan poca experiencia en una operación tan importante, ojalá no me haya equivocado al elegirla. Este año pienso jubilarme y quiero que mi salida de la fuerza sea de forma “elegante” ¿Entiende lo quiero decir? No quiero que la decisión de infiltrarla dentro del bar de Simmons, termine siendo una mancha negra en mi carrera.
-No voy a defraudarlo, Capitán. Sé que puedo hacerlo bien, sólo confíe en mí.
-Si esto sale como esperamos y conseguimos las pruebas para encarcelar a Simmons, usted tendrá las mejores recomendaciones para ascender a detective. Por supuesto que tendrá que rendir el examen correspondiente, pero no creo que tenga problemas con eso ¿No cree?
-¡En absoluto! Sé que puedo pasar el examen sin problemas, pero no estaba muy segura de poder presentarme con tan poca experiencia en el campo…
-Después de trabajar como infiltrada, su experiencia crecerá lo suficiente, créame. Sólo preocúpese por mantenerse a salvo.
-¡Sí, capitán!
-Puede volver a trabajar. Ni piense que se va a ir a su casa.
-Ni se me hubiese cruzado por la cabeza, señor.
-Bien. Pase por la morgue, entonces. La doctora Parish ya tiene el informe de la autopsia del caso a cargo del detective Rockwell.
-Se lo llevaré de inmediato, señor.- dijo saliendo del despacho de su jefe. Estaba muy feliz por la noticia que le acababa de dar y no veía la hora de contárselo a su gran amiga.
Su amistad con Lanie se había forjado en el último año de la academia, dónde la doctora había realizado su especialización en medicina forense. Desde el día en que se conocieron habían sido inseparables y habían tenido la suerte de coincidir en el mismo precinto al egresar y eso les había permitido continuar con su inseparable amistad de forma cotidiana.
-¡Buenos días amiga!- dijo Beckett al ingresar a la morgue.
-¡Buenos días Kate y felicitaciones por la asignación!
-¿Cómo sabes que me dieron el trabajo?
-¡Todo llega a oídos de la irresistible Lanie!- soltó con una enorme sonrisa.
-¡Eres increíble!
-¡Lo sé! Dime ¿Cuándo empiezas?
-Esta noche me mudo al nuevo apartamento.
-Sé cuanto querías que te asignaran esto, pero prométeme que vas a tener mucho cuidado, Kate. Es muy peligroso lo que estás por hacer.- pidió la doctora, visiblemente preocupada.
-Lo tendré, lo prometo.
-De acuerdo, no diré más nada. Volvamos al trabajo, entonces. Aquí tienes.
Lanie le entregó una carpeta que contenía el informe. Beckett la abrió y leyó rápidamente la autopsia. No era parte de su trabajo ya que no estaba asignada al caso, pero siempre estaba informada sobre todo lo que pasaba por sus manos. Nunca estaba de más aprender.
-¿Escuchaste la noticia sobre nuestro chico escritor?- preguntó la doctora mientras ella terminaba de ojear el informe. Ambas compartían el gusto por las novelas de Castle, aunque Lanie reconocía que el fanatismo se lo había transmitido su amiga a fuerza de prestarle los libros para después discutir sobre ellos. Los comentarios de la doctora sobre los personajes eran desopilantes, haciendo verdaderamente entretenidas sus charlas de literatura.
-Me contó Mike.- se limitó a decir. Todavía no podía evitar la tristeza inexplicable que la llenaba al escuchar hablar de él.
Su amiga se la quedó observando detenidamente, más bien leyéndola de pies a cabeza. La conocía como a la palma de su propia mano y sabía cuando algo la entristecía y curiosamente, pasaba seguido cuando hablaban de Richard Castle.
-Hay algo que no me has contado sobre nuestro escritor favorito…
-¿Qué tendría que contarte?
-No lo sé… algo oculto…
-¡Deja de hablar pavadas, Lanie!- la reprendió frunciendo el entrecejo.
- No puede ser que tu mirada cambie cada vez que hablamos de él. Te conozco amiga, no puedes mentirme para siempre ¡Un día te emborracharé y te sacaré toda la verdad!
-Tengo alta tolerancia al alcohol… Nunca lograras sacarme nada por esos medios.- respondió divertida.
-Entonces te inyectaré pentotal sódico y cantarás como un ruiseñor, pero créeme que de una forma u otra te lo sacaré- finalizó su amiga poniéndose seria y sacándole una carcajada a Beckett.
Más de una vez había querido contarle a su amiga sobre Rick, pero por alguna razón que desconocía nunca lo había hecho. Había actuado de la misma forma con Mike, pero no le molestaba tanto el habérselo ocultado a él como habérselo ocultado a Lanie, por lo que decidió cambiar eso y contarle la verdad sobre el escritor.
-De acuerdo. Te contaré todo esta noche, después de salir ¿Nos tomamos unas copas?
-¡Rayos! ¡Hoy estoy de guardia! ¡No puedo creer que el día que decides contarme un gran secreto yo no esté disponible!
-No hay problema. Te contaré otro día.
-¡NO! ¡De ninguna manera! Llamaré a Perlmutter para que me cubra, haré lo que me pida con tal de que me cambie el turno…
-Tranquila, amiga. No voy a permitir que cometas una locura, después de todo, no sabemos que puede llegar a pedirte ¿Te parece salir a almorzar?
-¡Por supuesto! ¡Y gracias por frenar mis locuras!
-¡¿Frenar tus locuras?! ¡Ojalá pudiese! Te paso a buscar a las trece y treinta- gritó saliendo de la morgue.
***
Las dos amigas se habían sentado a comer en una cafetería enfrente del precinto y la doctora la había cerrado la boca durante todo el relato de la joven. Kate, todavía recordaba la cara que había puesto al confesarle que había tenido un romance con el famosísimo escritor y como se había atragantado al enterarse que también había salido con su hermanastro; pero lo que verdaderamente la dejó sin palabras fue el desenlace. Lanie no podía creer cómo pudo apartarlo de su vida, básicamente por tener un hijo con otra, claro que tampoco podría creer que el afamado playboy fuese padre ni mucho menos que tremendo notición se hubiese mantenido en secreto por tanto tiempo sin que la prensa lo supiese.
Beckett tampoco podía creer que ni siquiera un rumor hubiese surgido al respecto, pero lo atribuía al excelente trabajo de su agente de prensa que seguramente se había encargado de ocultar todo a la perfección para no obstaculizar el ascenso meteórico de su carrera, suponiendo que la imagen de padre no cuadraría con su imagen de playboy, la cual lo había posicionado como uno de los solteros más codiciados del país. Y si lo pensaba bien, la idea no resultaba tan descabellada, teniendo en cuenta que la gran mayoría de sus fans eran mujeres, siendo ellas las grandes generadoras de los millones con los que contaba el escritor.
Luego de dejar a su amiga casi en shock, regresaron al trabajo después de darse un fuerte abrazo y prometerse reencontrarse ni bien Beckett terminase con la misión. Gracias al almuerzo con la doctora Parish, su día pasó volando y para cuando se fijó en el reloj rondaban las seis de la tarde, por lo que decidió recoger sus cosas y salir con rumbo a su casa. A partir de ese momento ya no sería Katherine Beckett, la joven agente de policía, sería Nikki Heat la nueva mesera del Bar “Inferno”. Esta sería la última vez que iría a su verdadero hogar en vaya a saber cuánto tiempo, y ni siquiera pasaría la noche allí. Sólo iría a buscar una maleta con algo de ropa, lo básico, ya que en la semana tenía pensado comprar la indumentaria necesaria para su nueva vida.
Luego de armar rápidamente una maleta, salió de su casa rumbo al supermercado a comprar algunos víveres, ya que estaba segura de que nada encontraría en las alacenas o en la heladera del nuevo apartamento. Afuera, estacionado a veinte metros de la puerta, se encontraba el Ford Taurus que usaría a partir de ahora. Todo estaba arreglado para comenzar con la operación y al parecer no habían descuidado ni el más mínimo detalle y eso le transmitía a la joven agente una confianza extrema.
Mientras conducía rumbo al súper, repasaba mentalmente su cubierta, agregándole detalles propios para hacerla totalmente creíble. Tan entusiasmada se encontraba con todo esto, que no tomaba verdadera dimensión del peligro que la asechaba y que su vida estaría en juego a cada momento. O mejor dicho, sentía que la oportunidad de meterse en ese bar e investigar los asuntos de Simmons, era dar un paso más en la búsqueda del asesino de su madre; uno verdaderamente grande y eso la impulsaría a meterse de lleno en la investigación, y no le importaba si su vida se iba en ello.
Lo primero que hizo al entrar a su nuevo departamento, fue poner en el freezer un par de botellas de cerveza para dejarlas a punto, después acomodó el resto de las compras en sus respectivos lugares y salió rumbo al baño a darse una merecida ducha. Al salir, se preparó un sándwich, destapó una botella y se sentó en el sofá a disfrutar de su cena con un poco de tv para distraer un poco su cabeza.
Estaba por prender la televisión cuando se percató de la pequeña biblioteca que había a un costado, sin poder evitar que sus ojos se posaran en un libro de Castle. La novela pertenecía a la saga de Derrick Storm, de la cual ella, no había leído ninguna de las que había publicado. Las había comprado, todas y cada una de ellas, pero no había podido leerlas. Derrick Storm le traía demasiados recuerdos, y un sinfín de emociones mezcladas, que hasta hoy no había sido capaz de afrontar. Pero, ahora su vida era otra. Había crecido, madurado y su dolor había quedado encerrado dentro de esa muralla infranqueable que había construido alrededor de su corazón, creyéndose inmune al dolor. Hasta se había animado a contarle todo a su amiga Lanie, dejándola boquiabierta, por cierto.
Tan superada se sentía en ese momento, tanta fortaleza brotaba de su interior, que decidió tomar el primer libro de la saga y comenzar a leerlo mientras terminaba de cenar.
Al leer la primera página, todos los recuerdos de ese día se le vinieron encima, y como era de esperar, todo lo que aconteció tiempo después, también se le apareció golpeándola fuerte. Pero, como lo había hecho aquella vez, apartó sus sentimientos enfriando su corazón, dejándolo a la misma temperatura que su cabeza y se obligó a si misma a seguir leyendo diciéndose en voz baja que su pasado no debía interferir con el presente. Le había costado horrores extirparlo de su cabeza, bloqueando todo pensamiento sobre su persona, sin embargo se había mantenido unida a él por ese delgado vínculo que ofrecían sus novelas y se había permitido disfrutarlo dentro de esa maravillosa narrativa que lo hacía único, irresistible e irrepetible; y a eso no había podido ganarle. Luego de auto convencerse de que sus recuerdos no afectarían su lectura, volvió a leer la primer página, sumergiéndose por completo en la novela.
Los primeros cinco capítulos eran casi iguales a los que el Castle le había leído ese día, sólo había cambiado algunas frases y palabras para hacerlos aun más atractivos. Los recordaba a la perfección, como si se los hubiese leído la noche anterior, y estaba segura de que si cerraba los ojos, podría hasta escuchar su dulce voz, y por más que intentó despegársela, esa sensación la acompaño hasta comenzar el capítulo seis. A partir de ahí todo fue más fácil y la novela logró atraparla hasta pasadas las cinco de la mañana, y siguió leyendo aun un poco más, hasta que sus ojos debían hacer un gran esfuerzo para mantenerse abiertos. Decidió entonces cerrar el libro y dirigirse a su habitación para descansar.
Pensó que al acostarse caería rendida, ya que sentía el cansancio en todo el cuerpo, pero lejos de ello, su cabeza no la dejaba descansar instalando el recuerdo de Rick en sus pensamientos. Recordó la noticia que Royce había escuchado en la radio, sobre el cese de la búsqueda del escritor. Todavía no podía aceptar que estuviese muerto, aunque toda la evidencia indicase lo contrario. Pero Mike tenía razón en algo: con lo que le gustaban las cámaras, no hubiese tardado en aparecer delante de alguna. Así que si estaba vivo, probablemente se encontraría en un estado deplorable, en coma, con amnesia o algo parecido, imposibilitando su regreso a casa.
Esa era Beckett, en su estado de mayor optimismo. La otra Beckett, la oscura y realista, no opinaba lo mismo; para ella Castle había muerto en el tsunami de Nueva Guinea, sin siquiera la oportunidad de llegar a tierra firme. Y si se ponía a analizar los hechos, la lógica dictaba que era prácticamente imposible escapar de la inmensa ola con una embarcación de gran porte, y más difícil aun, hacerlo con un velero mediano como el que navegaba él. No podía estar vivo, aunque cada fibra de su ser le gritase lo contrario. Simplemente, no podía aceptarlo.
La joven dio una y mil vueltas en la cama intentando dormir, pero al no poder de dejar de pensar en él, se le estaba haciendo imposible. Recurrió entonces, a dejar de especular sobre su accidente e intentó imaginarse como hubiese sido su vida con su gran amor, si no hubiese tenido un hijo con otra. Y como al parecer, no podía sacárselo de la cabeza, redobló su apuesta, intentando imaginar en cómo hubiese sido si ese hijo fuese de ella. Seguramente todo en su vida hubiese sido distinto, todo excepto la muerte de su madre, pero sin duda al tenerlo cerca, su dolor hubiese sido aplacado por el gran amor que se tenían. Nunca se había reprochado la decisión de dejarlo, ya que en ese momento se sentía tan saturada que le pareció lo más acertado, sin embargo, más de una vez se preguntó como hubiesen resultado las cosas con Rick y con su hijo de haber seguido juntos.
-¡No te engañes, Beckett, de ninguna forma hubiese funcionado! ¡No habrías tolerado tener que compartirlo!- se dijo a sí misma. Y antes de desmayarse por el cansancio, en el umbral entre el sueño y la conciencia, largó en voz alta: -… así todo, debí intentarlo…
***
Se despertó pasadas las 3 de la tarde. Debía esperar el llamado de Fenton O’Connell, en donde le diría cuando podría presentarse a trabajar. Fenton había conseguido la oportunidad de que trabaje como mesera en el bar, ya que se la había recomendado a Simmons y éste había aceptado de inmediato sabiendo que era conocida de él. Doble responsabilidad para ella: si la descubrían, también caería la cubierta del oficial Ryan y su vida estaría en grave peligro. Eso sin contar, claro, que además de arruinar su propia operación, también arruinaría la operación para atrapar al jefe de la mafia irlandesa en Staten Island, después de estar dentro por más de 10 meses. No podía permitirse ni el más mínimo error, por lo que decidió repasar una vez más las carpetas que le había dado su jefe, antes de hacerlas desaparecer para siempre.
Se preparó una taza de café antes de sentarse en el sofá a repasar su cubierta. En un momento levantó la vista de la lectura para beber un sorbo de su humeante bebida y sus ojos se desviaron automáticamente hacia la pequeña luz roja que titilaba en la contestadora.
-Seguramente ese mensaje es de O’Connell. Nadie más puede tener éste número…- pensó mientras se acercaba a la mesita donde estaba el teléfono para escuchar el mensaje.
-Hola Nikki, soy Fenton. Espero que escuches el mensaje antes de las seis de la tarde, ya que deberás presentarte hoy mismo en el bar. Diles que vas de parte mía, te estarán esperando. Adiós, Nikki. Nos veremos pronto.
-¡Rayos! ¡No me queda mucho tiempo!- dijo en voz alta, mientras se dirigía al baño a tomar una ducha rápida.
Al terminar, se dirigió hasta su cuarto a seleccionar la ropa que se pondría. Unos jeans ajustados, musculosa negra y campera de cuero entallada, fue la elección que más la convencía. Se miró por última vez al espejo, sintiéndose conforme con su apariencia, y luego salió del departamento, no sin antes esconder las carpetas en el conducto de la ventilación para hacerlas desaparecer más tarde, ya que ahora no contaba con el tiempo suficiente.
Cuando llegó al bar, faltaban 10 minutos para las seis. Se acercó a la puerta y cuando se disponía a entrar, un gorila inmenso que oficiaba de seguridad, le cortó el paso diciendo:
-El “Inferno” abre a las 19 hs, preciosa. Vuelve más tarde.
-Escucha, grandote, no vengo aquí a tomarme un trago. Vengo de parte de Fenton O’Connell y se supone que me están esperando…
-¿Tu eres la nueva mesera? ¡Vaya, que se ha lucido Fenton! Ven conmigo. Por cierto, mi nombre es John- dijo ingresando al local.
-Nikki. –respondió secamente.
Ni bien entró la joven, le dio una rápida mirada al bar. Debía reconocer que estaba mucho mejor puesto de lo que esperaba. Estaba segura que encontraría un tugurio lúgubre y lleno de delincuentes, pero en cambio se encontró con un lugar de lo más agradable, con unas 15 mesas para 4 personas, una rockolla de donde salía una canción de los Rolling Stones a todo volumen, unas 3 mesas de pool y una barra muy bien surtida. El bar estaba decorado de lo más sencillo, pero con un increíble buen gusto, en otro momento, seguramente se hubiese tomado un par de tragos con sus amigos; eso claro, si no fuese una agente encubierto de la policía en medio de una misión.
-Rook te está esperando. Es el dueño de la barra, así que estarás directamente a cargo de él.- explicó el de seguridad señalando al hombre que giraba quedando frente a ella unos segundos para luego quedar de espaldas nuevamente, continuando con su labor de acomodar las botellas. Al volver la vista a donde le indicaba John, se topó con una sorpresa que nunca hubiese esperado.
-¡¿Rick?!- soltó en voz alta, sin poder creer lo que sus ojos le mostraban.
-¡¿Rick?! ¡No! ¡Rook, Jameson Rook! ¿Tan mal pronuncio su nombre que no lo entiendes? ¿O es que la música está muy alta?
-Es por la música.- se apresuró a contestar la joven, intentando disimular su sorpresa. Estaba en shock, no podía creer que fuese Castle el que estaba del otro lado de la barra, eso era simplemente imposible. -¿Podría ser él?- se preguntaba en silencio mientras se acercaba. Físicamente era otro tipo: su cuerpo era más musculoso que antes, usaba barba corta y bien prolija. Su cabello estaba algo largo, aunque el sombrero fungi que llevaba algo inclinado hacia la izquierda, no permitía descubrir con exactitud su corte de pelo ni sus ojos, pero ¿en verdad era Rick? Parecía otro, y la joven deseaba fervientemente que así fuese, de lo contrario, podría peligrar toda la operación.
Él aun no la había visto, ya que se encontraba ocupado acomodando las botellas del aparador, pero estaba segura que de ser Richard Castle, con una sola mirada toda la seguridad y confianza que se tenía estaría al borde de desaparecer. El escritor había resultado ser su talón de Aquiles, el único que podía reconocerla y descubrir la operación. No sabía cuál era el propósito de estar del otro lado de la barra con un nombre falso, dejándole creer al resto del mundo que se había perdido en altamar después de un tsunami. No lo sabía aun, pero tenía que averiguarlo. Si Castle tenía algún tipo de negocio turbio con Simmons, ella debía saberlo antes que nadie, aunque esa información la pusiese en un lugar de lo más incómodo; más incómodo aun que en el que se encontraba en este momento. La pregunta era ¿Podría ser capaz de delatarlo? ¿De meterlo tras las rejas si confirmaba su sociedad ilícita con el jefe narco?
-¡Dios! ¡Era lo único que me faltaba! Aunque, quizá no me reconozca… ¿Podrá ser posible? Pasaron cuanto ¿cinco años?…- se bombardeaba mentalmente mientras caminaba con lentitud hacia la barra. Pero sabía la respuesta: ella no había cambiado tanto, al menos no físicamente. La única esperanza que le quedaba era que él simulase no conocerla, para no descubrir su propia fachada. Exactamente lo mismo que debía hacer Beckett.
Puso entonces su mejor cara de póker y al llegar a la barra, se apoyó en ella esperando que él se diese vuelta.
-¡Rook! ¡Aquí está tu nueva empleada! ¡Espero que dure un poco más que la otra!- gritó John antes de girar y volver a su lugar junto a la puerta.
El llamado de atención provocó que se diese vuelta de inmediato, quedando cara a cara frente a ella. La joven lo miró a los ojos, teniendo finalmente la certeza de que era él. Intentando con todas sus fuerzas no mostrarse nerviosa preguntó:
-¿Jameson Rook?
-¡El mismo que viste y calza! ¿Y tú eres…?- contestó alegremente, sin que se le moviese un pelo por tenerla en frente. En verdad parecía que no la hubiese visto nunca en su vida. O era un estupendo actor o bien, su teoría de la amnesia explicando su desaparición, cobraba total sentido. Y a ella, en este momento, cualquiera de las dos opciones, le venía como anillo al dedo.
-Nikki Heat. Soy la nueva mesera.- se presentó extendiendo la mano para saludarlo. Él apretó su mano con firmeza, pero con esa delicadeza que lo caracterizaba.
-La amiga de O’Connell ¿Verdad? ¡Un placer conocerte!
Continuará…
Bueno gente, espero que haya sido de su agrado. Saludos y hasta la próxima!!!
PD: AL final de cada capi dejé un link para ir directamente al próximo capítulo, como así también, en la página 1 del fic dejé un índice con todos los capis, por si algun@ quiere repasar algún detalle, jajajajaja!
Solexite- Policia de homicidios
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Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
10.24.2015 23:36:01
oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! como dejas el capitulo en este momento ...que pasara con la mision de kate ..y que diablos hace rick en el bar de simmons ... aprovecharan esta oportinudad para reconquistarsen... que habra pasado con el hijo que esperaba rick.. son tantas preguntas y yo solo quiero que continues muy pronto quiero saber que va a pasar asi que por favoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr continua super pronto..
oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! oh por dios!! como dejas el capitulo en este momento ...que pasara con la mision de kate ..y que diablos hace rick en el bar de simmons ... aprovecharan esta oportinudad para reconquistarsen... que habra pasado con el hijo que esperaba rick.. son tantas preguntas y yo solo quiero que continues muy pronto quiero saber que va a pasar asi que por favoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr continua super pronto..
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Localización : BOGOTA
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Te odio mucho mucho muchisimo por cortarlo en este momento... Estoy deseando leer el próximo capítulo...
alba_caskett- Actor en Broadway
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Edad : 32
Localización : Asturias
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Cómo lo dejas así?? Primero me tiro todo el capítulo pensando en un pobre Castle desaparecido o muerto y al final me encuentro con esto!! Cómo ha llegado hasta ahí Rick? Tendrá amnesia como Kate piensa o él también está infiltrado? Por que no creo que sea un narco. La habrá reconocido?
Uff cuanta intriga, jejejejejejejejejejeje. Ojalá que el trabajo le salga bien y no sean descubiertos, por lo menos Niki y Fenton, jejeje, ya que aun no sabemos de que pie cojea Jameson
Espero que puedas continuar pronto y sacarnos de dudas.
Uff cuanta intriga, jejejejejejejejejejeje. Ojalá que el trabajo le salga bien y no sean descubiertos, por lo menos Niki y Fenton, jejeje, ya que aun no sabemos de que pie cojea Jameson
Espero que puedas continuar pronto y sacarnos de dudas.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Bueno, bueno, buenooooo!!!!!!, parece que tal y como tú dijiste tu vena dramätica, se agudizó, pero me has hecho ver que mi ojo clínico, al menos contigo, tampoco se quedó atrás, jajajajajajaja
Quisiste meterte conmigo y has venido con muchas ínfulas, un tanto burlonas sobre mis características principales, y tú misma me has dado la pauta para esta contestación, jajajajaja
Verás te haré un resumen de mis aciertos, pues parece que no los viste claros. Cuando me comentaste que no tenía ni idea de por dónde irían los tiros, creo que te equivocaste ... acerté y de lleno, jajajajajajaja
Verás como te expresé desde el primer momento, en el que reapareciste, ya tenía mis temores sobre tu recalcitrante amor por el drama y al estar tanto tiempo separada de mí, o mejor dicho de mi buenísima influencia, comprobé que tal y como dices, vienes en plan, ¡ Reina del Drama ¡, … de lo más reconcentrada he de decir, jajajajajaja … y se demostró con tremenda frialdad, añado.
Eso sí estoy de acuerdo en que elegiste una época que no conocemos, y te permite explayarte, cosa que agradezco, pues es donde mayor lucimiento hay para ti. Como maestra del drama y sobre todo como la estupenda escritora, que ya demostraste ser. Amalgamas la mar de bien, jajajajajaja, pero eso también te lo dije anteriormente, pues siempre confié en ti, y sigues dándome la razón, jajajajajaja … como el final del capítulo, (para muestra vale un botón), me demuestra lo cab... que puedes llegar a ser, dicho con cariño, jajajajajajajajajaja
Que, el reencuentro, (tal y como te dije, a pesar de que quisiste engañarme), iba a ser de traca, creo que no tengo que explicar porque, jajajajaja ya lo dejaste bien sentado, no?, eso que nunca me adelantaste nada!!!!!!!!!!!!, jajajajaja
Aquí he de hacer un inciso, no es crítica, sólo una opinión. Dos cosas o mejor, detalles: primero, tal y como es Beckett, y a pesar de que ya ha madurado mucho (por algo te perdoné lo que le hizo a Castle y lo insensible que pareció volverse, ¡¡¡juventud … divino tesoro!!!!, jajajajaja), no me parece real que se emparejase con Michel Royce, por tanto tiempo (2 años), cuando en la serie lo más cercano fue con Sorensson y fueron 6 meses, jajajaja pero comprendo que para la trama que has urdido, era necesario, por lo tanto nada que objetar más al respecto, porque seguimos en ese espacio de tiempo desconocido por todos.
Segundo, no se me hace creíble que la verdad subyacente de la separación de Rick fuese el nacimiento de un hijo, más cuando todos sabemos que Kate es una mujer muy protectora y amorosa con las personas que quiere. Otro tema es que la cueste asimilar algunas cosas, …que también!!, pero suele ser siempre comprensiva y sobre todo apoya sin medida a sus “amores”. Es muy visceral y eso la hace apasionada en todo lo que hace, comete errores, en muchas ocasiones por esas decisiones poco meditadas y más sentidas, pero va en su esencia. Lo hizo con su padre y su alcoholismo, lo hace con sus amigos, aunque sólo haya aparecido Lanie de momento, (tan necesaria, como la relación con Castle, pues ella es otra de esas personas que nacieron para estar en su vida), bueno no creo que necesite explicar más, jajajajajajaja sólo son apreciaciones mías.
No he de confesar nada, pues ves que te estoy “leyendo” y no me refiero a lo que escribes (que también) … no me la das por mucho que te empeñes!!!!, jajajajajajaja Tengo el privilegio de conocerte un poquito más que el resto de gente que te sigue, y aunque no sepa la forma que vas a dar a los capítulos, sí que huelo su esencia y eso me basta para “saber” o mejor dicho, intuir, por qué derroteros decidirás ir, jajajajajaja … lo que nunca te restará méritos ante mis ojos, que algo mejor … sí que están, y mucho menos devalúan tu trabajo que no sólo es meritorio, en la mayoría de ocasiones es EXTRAORDINARIO, jajajajajajaja
Una confesión, al leer ROOK, supe de inmediato qué iba a pasar, jajajajajaja y ahora sólo me falta saber una cosa, será la definitiva o tendremos que esperar una nueva separación?, jajajajajaja el resto sé que tendré que esperar a leerlo, jajajajajaja … pero la esencia es la que me hace seguir el rastro de tus pensamientos, jajajajajajaja
Como siempre un enorme placer leer tus capítulos, (que nada de largos, lo que haces es dejar muchos huecos, ocupas mucho pero de lectura … UHMMMM jajajajajaja), porque para mí no sólo eres la Reina del Drama, también la Princesa del Buen Gusto, tus relatos son siempre impresionantes … por todo!!!!
Besotesssssssssssssss y hasta que quieras seguir con esta maravillosa historia que te sacaste de la chistera y no deja de sorprenderme, capítulo a capítulo
P.D. Crees que mi comentario es demasiado largo?? si quieres lo divido en tres … jajajajajajaja no quiesiera por nada del mundo fatigarte y que tardes más de la cuenta en subir el siguiente capítulo,m jajajajajajaja
Quisiste meterte conmigo y has venido con muchas ínfulas, un tanto burlonas sobre mis características principales, y tú misma me has dado la pauta para esta contestación, jajajajaja
Verás te haré un resumen de mis aciertos, pues parece que no los viste claros. Cuando me comentaste que no tenía ni idea de por dónde irían los tiros, creo que te equivocaste ... acerté y de lleno, jajajajajajaja
Verás como te expresé desde el primer momento, en el que reapareciste, ya tenía mis temores sobre tu recalcitrante amor por el drama y al estar tanto tiempo separada de mí, o mejor dicho de mi buenísima influencia, comprobé que tal y como dices, vienes en plan, ¡ Reina del Drama ¡, … de lo más reconcentrada he de decir, jajajajajaja … y se demostró con tremenda frialdad, añado.
Eso sí estoy de acuerdo en que elegiste una época que no conocemos, y te permite explayarte, cosa que agradezco, pues es donde mayor lucimiento hay para ti. Como maestra del drama y sobre todo como la estupenda escritora, que ya demostraste ser. Amalgamas la mar de bien, jajajajajaja, pero eso también te lo dije anteriormente, pues siempre confié en ti, y sigues dándome la razón, jajajajajaja … como el final del capítulo, (para muestra vale un botón), me demuestra lo cab... que puedes llegar a ser, dicho con cariño, jajajajajajajajajaja
Que, el reencuentro, (tal y como te dije, a pesar de que quisiste engañarme), iba a ser de traca, creo que no tengo que explicar porque, jajajajaja ya lo dejaste bien sentado, no?, eso que nunca me adelantaste nada!!!!!!!!!!!!, jajajajaja
Aquí he de hacer un inciso, no es crítica, sólo una opinión. Dos cosas o mejor, detalles: primero, tal y como es Beckett, y a pesar de que ya ha madurado mucho (por algo te perdoné lo que le hizo a Castle y lo insensible que pareció volverse, ¡¡¡juventud … divino tesoro!!!!, jajajajaja), no me parece real que se emparejase con Michel Royce, por tanto tiempo (2 años), cuando en la serie lo más cercano fue con Sorensson y fueron 6 meses, jajajaja pero comprendo que para la trama que has urdido, era necesario, por lo tanto nada que objetar más al respecto, porque seguimos en ese espacio de tiempo desconocido por todos.
Segundo, no se me hace creíble que la verdad subyacente de la separación de Rick fuese el nacimiento de un hijo, más cuando todos sabemos que Kate es una mujer muy protectora y amorosa con las personas que quiere. Otro tema es que la cueste asimilar algunas cosas, …que también!!, pero suele ser siempre comprensiva y sobre todo apoya sin medida a sus “amores”. Es muy visceral y eso la hace apasionada en todo lo que hace, comete errores, en muchas ocasiones por esas decisiones poco meditadas y más sentidas, pero va en su esencia. Lo hizo con su padre y su alcoholismo, lo hace con sus amigos, aunque sólo haya aparecido Lanie de momento, (tan necesaria, como la relación con Castle, pues ella es otra de esas personas que nacieron para estar en su vida), bueno no creo que necesite explicar más, jajajajajajaja sólo son apreciaciones mías.
No he de confesar nada, pues ves que te estoy “leyendo” y no me refiero a lo que escribes (que también) … no me la das por mucho que te empeñes!!!!, jajajajajajaja Tengo el privilegio de conocerte un poquito más que el resto de gente que te sigue, y aunque no sepa la forma que vas a dar a los capítulos, sí que huelo su esencia y eso me basta para “saber” o mejor dicho, intuir, por qué derroteros decidirás ir, jajajajajaja … lo que nunca te restará méritos ante mis ojos, que algo mejor … sí que están, y mucho menos devalúan tu trabajo que no sólo es meritorio, en la mayoría de ocasiones es EXTRAORDINARIO, jajajajajajaja
Una confesión, al leer ROOK, supe de inmediato qué iba a pasar, jajajajajaja y ahora sólo me falta saber una cosa, será la definitiva o tendremos que esperar una nueva separación?, jajajajajaja el resto sé que tendré que esperar a leerlo, jajajajajaja … pero la esencia es la que me hace seguir el rastro de tus pensamientos, jajajajajajaja
Como siempre un enorme placer leer tus capítulos, (que nada de largos, lo que haces es dejar muchos huecos, ocupas mucho pero de lectura … UHMMMM jajajajajaja), porque para mí no sólo eres la Reina del Drama, también la Princesa del Buen Gusto, tus relatos son siempre impresionantes … por todo!!!!
Besotesssssssssssssss y hasta que quieras seguir con esta maravillosa historia que te sacaste de la chistera y no deja de sorprenderme, capítulo a capítulo
P.D. Crees que mi comentario es demasiado largo?? si quieres lo divido en tres … jajajajajajaja no quiesiera por nada del mundo fatigarte y que tardes más de la cuenta en subir el siguiente capítulo,m jajajajajajaja
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
11.18.2015 21:36:38
ha pasado muchisisisisimos dias y no has subido unnuevo capitulo .. yo quiero saber que va a pasar con esta historia por favor ...sube un nuevo capitulo no lo dejes asi... es una maravillosa historia continuala...plissssssss
ha pasado muchisisisisimos dias y no has subido unnuevo capitulo .. yo quiero saber que va a pasar con esta historia por favor ...sube un nuevo capitulo no lo dejes asi... es una maravillosa historia continuala...plissssssss
BRIGITTEALWAYSBELIEVE- As del póker
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola, que de tiempo, por dios.
Esto es la muerte a pellizco. Nos ilusionas y nos dejas.
Esto no se hace. Por fis, por fis, sigue...
Me encanta. Y espero que saques un poquito de tiempo para poder seguir.
Sigue, esta muy bien.
Besitos
Esto es la muerte a pellizco. Nos ilusionas y nos dejas.
Esto no se hace. Por fis, por fis, sigue...
Me encanta. Y espero que saques un poquito de tiempo para poder seguir.
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Besitos
masomi03- Escritor novato
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Continua pronto profavor tengo muchas ganas de ver como sigue.
yamicastkett- Actor en Broadway
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Yaye- Escritor - Policia
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Y cuándo nuevo capítulo???
Yaye- Escritor - Policia
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Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Sé que me daban por perdida, pero soy como la hierba mala que nunca muere!!! Jajajajaja Hablando en serio, no pensaba seguir el fic, ya que gracias a un problema con la compu perdí todo lo que llevaba escrito, (que era muchísimo!!!) y me dio tanta bronca que decidí abandonarlo y no reescribirlo ya que la mayoría de mis ideas se perdieron junto con mi disco rígido, pero me di cuenta que eso no era para nada justo con ustedes que me han seguido a lo largo de todo este tiempo teniéndome una paciencia increíble. Así que terminé con mis berrinches y comencé a escribir nuevamente para poder dejarles otro capítulo nuevo de esta vieja historia. Espero que todavía tengan ganas de seguir leyendo y si no es así, me encantaría que me lo hagan saber, jajajajajaja!
PD: Por si alguien quiere volver a leer para refrescar la memoria, acá les dejo los links de los capítulos anteriores.
CAPITULO I
Capitulo XV
La vida de Richard Castle había cambiado muchísimo en los últimos años, convirtiendo su historia en un relato digno de una novela; pero no una de las que hubiese escrito él, llenas de misterio y crimen, atrapantes de principio a fin, sino más bien un drama lacrimógeno de esos que saturan los pañuelos de lagrimas. Tan inverosímiles habían sido los eventos sucedidos que, seguramente, si hubiese plasmado en papel todas sus desventuras también hubiese sido un Best Seller y a estas alturas ya tendría su propia película.
El último golpe que había recibido lo había dejado tan maltrecho, que tomó la decisión de ausentarse un largo tiempo y recorrer el mundo, pero en vez de hacer lo que hacía siempre, ir a los lugares más exclusivos de fiesta en fiesta, decidió meterse en los lugares más recónditos del planeta y solo aparecer cada tanto para comunicarse con su editora y publicista. Regresaba para promocionar sus libros y luego volvía a desaparecer en los recovecos de mundo, hasta que la madre naturaleza en forma de tsunami se topó con su espíritu aventurero dejándolo a la deriva y despojándolo de todo, incluyendo su propia esperanza, pero el haber sobrevivido produjo un quiebre en su vida, uno mucho más profundo que todos los anteriores y ahora todo era completamente diferente. Tan distinto se sentía que ahora se hacía llamar Jameson Rook y era el dueño de una barra en un bar de Manhattan, donde pasaba sus noches desde hacía meses.
Esa tarde había llegado más temprano que de costumbre. Debía reemplazar las botellas vacías de la estantería que se encontraba detrás de la barra, por lo que necesitaría algo más de tiempo para alistar todo antes de la hora de apertura. Además, hoy vendría la nueva mesera y debería mostrarle el lugar, presentarle a los otros empleados y a Simmons, tal como había hecho con todas las anteriores empleadas que habían trabajado en el Inferno, la cuales no habían sido pocas.
Todas se habían marchado por la misma razón: él. Todas y cada una de ellas había terminado en su cama, alguna más de una vez, pero ninguna había pasado de una semana, provocando gran indignación en las chicas, junto con un odio descomunal hacia su persona, al perder el interés por ellas rápidamente. Con la clientas del bar pasaba algo similar: era todo un Don Juan de primera clase muy requerido por las damas, pero con ellas era diferente. La mayoría de las mujeres que asistían al Inferno no buscaban más que sexo casual y él se encargaba de proporcionárselo, muchas veces entre copa y copa, haciendo al lugar muy popular entre las mujeres de la ciudad, montando la fachada perfecta para los negocios que Simmons mantenía en su guarida.
Mientras acomodaba en la estantería las botellas que había traído del depósito, meditaba sobre la “sugerencia” que había hecho Vulcan: “La nueva mesera no se toca”. Se lo había pedido especialmente por dos razones, la primera era que ya no quería cambiar más de empleada, ya que eso suponía un riesgo teniendo en cuenta que en algún momento podrían descubrir su oficina y en segundo lugar, porque era una vieja amiga de O´Connell y eso le permitía contar con cierta confianza que con las otras no había tenido. No pudo negarse abiertamente, pero le aclaró que no sería nada fácil, teniendo en cuenta la descripción de Fenton sobre la belleza de ella y sabiendo lo que costaba mantenerse alejado de mujeres bonitas y sobre todo si estaban prohibidas. Así todo, se propuso intentar “ponerle bigote” a la nueva chica, tal como hubiese hecho con la novia de un amigo; claro que, hasta el momento no se le había cruzado ni por asomo pensar que ella entraría por la puerta del bar esa tarde.
En el preciso instante en que John la hizo entrar, el escritor sintió como su corazón se detenía un instante. -¡No puede ser ella!- pensó mientras se daba vuelta dándole la espalda, fingiendo acomodar las botellas en el aparador. -¡Es imposible que Beckett esté aquí! ¡No tiene ningún sentido!- se repetía mentalmente sin querer aceptar que después de tantos años, el gran amor de su vida, el mismo que se había resignado a perder cinco años atrás, se encontraba a pocos metros. -¡Puede ser que no me reconozca, estoy muy cambiado desde entonces! Pero, si lo hace… ¡estoy frito y toda mi fachada se irá a pique en un segundo!- pensaba mientras ella se acercaba a la barra.
-¿Jameson Rook?- preguntó la joven con voz firme, helándole la sangre. Había llegado el momento de volver a verse cara a cara y ya no podía quedarse de espaldas. Lo único que podía hacer ahora, era disimular, hacer de cuenta que nunca la había visto en su vida.
-¡El mismo que viste y calza! ¿Y tú eres…?- preguntó desinteresadamente, perfeccionando su actuación.
-Nikki Heat. Soy la nueva mesera.
Mientras se quemaba la cabeza pensando el porqué se encontraba ahí, se apuró a decir:
-La amiga de O’Connell ¿Verdad? ¡Un placer conocerte!- soltó con una gran sonrisa. –Él es Jack, el mejor barman de la zona, yo le enseñé todo lo que sabe.- explicó guiñando un ojo y torciendo su sonrisa. -Suele ser un poco charlatán, pero es un buen sujeto…- bromeó palmeando la espalda del joven que acababa de llegar a la barra.
-Soy Nikki. Mucho gusto.- dijo extendiendo la mano para saludar al joven.
-¡El gusto es mío, Nikki! Y por cierto, solo me enseñó a preparar unos cuantos tragos. Las cosas importantes, como por ejemplo: como se debe tratar a una dama, lo aprendió de mí… - respondió galantemente antes de besar suavemente su mano provocando una fruncida de seño por parte del escritor, quien no había dejado de mirar a la joven.
Un millón de veces había pensado como sería el volver a cruzársela. En la gran mayoría, él se había imaginado herido, despechado y con una actitud hostil hacia ella, y en algunas otras había soñado con un reencuentro de película, cargado de besos y caricias (suponiendo, claro, que ella hubiese regresado a buscarlo); lo que nunca se le pudo cruzar por su inmensa cabeza era esto: habérsela encontrado ahora y en esta incomodísima situación, y como si fuera poco sintiendo celos de la atención que recibía por parte de Jack.
-Creo que le faltó aprender un par de lecciones…- dijo ella mirando a Rook con una sonrisa en los labios.
-Te dije que era un poco charlatán. No debes creer todo lo que escuchas.
-Descuida, Rook. No soy tan inocente. Y entonces… ¿vas a tomarme una prueba o qué?
-Nada de pruebas. Me daré cuenta si sirves o no cuando te vea atender dentro de un rato, el bar explota de gente todas las noches. Además, Fenton me dijo tenías experiencia en el rubro.
-Así es. Aunque tampoco es lo único en lo que he trabajado.
-El irlandés nos habló sobre algunos de tus antiguos trabajos ¿Quieres contarme sobre tu estadía en Las Vegas? - bromeó intentando soltarse.
-Mmm… No creo que puedas soportarlo.- retrucó ella, respondiendo rápidamente a la broma.
-¡Por favor, pruébame!- desafió divertido mientras se apoyaba en la barra quedando frente a frente.
-¿Y si en vez de contarte te lo muestro?- preguntó apoyándose ella también en la barra, acortando la distancia entre ellos, con una sugerente sonrisa en sus labios.
Rook abrió los ojos sorprendido, al mismo tiempo que su boca abierta trataba de emitir algún sonido. Finalmente y con algo de esfuerzo se recompuso para preguntar con algo de inocencia:
-¿De verdad vas a mostrarme?
-Por supuesto que no.- respondió borrando la sonrisa al incorporarse. Jack se tapó la boca para ahogar la carcajada que le provocó la respuesta de Nikki, haciendo ofuscar aun más a su jefe.
-¡Eres diabólica, Heat!
-Y tú eres muy fácil, Rook ¿Algo más que quieras saber?
-No, gracias. Ha sido suficiente. Cambiando de tema, en un rato llega el jefe y quiere conocerte.
-Pensé que tú eras mi jefe.
-El jefe es Vulcan, tú solo estás a mi cargo, que no es lo mismo.
-Aclárame un par de cosas, Rook ¿quién va a pagarme el sueldo?- preguntó desafiante.
-Las finanzas del bar están a mi cargo, así que ese sería yo.
-¿Y cuál de los dos me dirá lo que tengo que hacer?
-Yo, por supuesto.
-Entonces, tú serás mi jefe.- resolvió conforme.
-¡Vaya! ¿Así va a ser todos los días?- consultó alegremente disfrutando de la seguridad con la que se manejaba la joven.
-¿Te preocupa?
-¡Para nada! ¡De hecho, me divierte y mucho!- respondió con una de sus encantadoras sonrisas.
-¡Mejor así! ¿Qué hago mientras esperamos a tú jefe?
-Vulcan no es mi jefe. Yo soy mi propio jefe.
-¿Es tu socio?- indagó la joven intentando sonar desinteresada.
-Algo así. Yo soy el dueño de la barra y él es el dueño del resto del bar.
-Entiendo… Tú obtuviste la licencia para vender alcohol.
-Correcto ¡Eres astuta, me agradas, linda!
-Si vuelves a llamarme “linda”, te haré tragar tu sombrero. Entero.
-¡No te alteres! ¡Solo bromeaba!- se excusó con una enorme sonrisa.
-No me altero. Solo aclaro las cosas…
-¡Aclarado! Ahora, vamos a conocer el resto del bar y luego a Vulcan. Acaba de llegar.- explicó mientras atendía el teléfono.
–Sí, ya ha llegado. En un momento estamos ahí.- dijo brevemente.
¿Cómo sabías que era él?
- Siempre me llama cuando llega a su oficina. No le gusta entrar por el frente.-aclaró Rook al notar la curiosidad de la joven. –Prefiere no mezclarse con los clientes.
-Ya veo…
-¿Vamos?
-Cuando quieras.- respondió ella.
-Sígueme.- pidió al saltar la barra con destreza.
Beckett se lo quedó mirando unos segundos, algo embobada, si apelamos a la sinceridad. Claramente, estaba presumiendo ante ella. Su estado físico era estupendo, estaba más corpulento o mejor dicho más musculoso, pero definitivamente ágil. Sin duda, su nuevo look le sentaba muy bien; la camisa blanca pegada al cuerpo, el chaleco abierto y el jean entallado, realzaban su trabajado físico, que junto a su barba candado perfectamente recortada, el sombrero apenas inclinado y esa seguridad en sí mismo que había perfeccionado a través de los años, lo exhibía como un seductor natural irresistible. En pocas palabras: estaba para comérselo a pedacitos, cosa que empezaba a ponerle aun más difícil su delicada tarea.
Después de recrearse la vista lo suficiente, se levantó siguiéndolo por un pasillo que daba a los baños. Continuaron unos metros más hasta toparse con una puerta que se encontraba junto a una escalera caracol descendente.
-Esta es mi oficina. Aquí está el baño para los empleados y los casilleros para guardar tus cosas.- explicó al cruzar la puerta. Se dirigió hasta el fondo donde había un escritorio. Abrió el cajón izquierdo sacando un candado con combinación numérica y se lo dio a la joven.
-Gracias ¿Cuál uso?- preguntó mientras movía las pequeñas ruedas con números escogiendo una combinación de cuatro dígitos.
-Cualquiera que esté disponible.
Beckett eligió el primero que vio abierto. Colgó su bolso, se quitó la chaqueta para acomodarla en una percha y cerró el casillero con el candado: todo frente a la atenta mirada de Castle, quien desde el escritorio se deleitaba con su belleza exquisita una vez más.
Mientras esperaba que la joven terminase de guardar sus cosas, pensaba en lo difícil que era toda esta situación. Por un lado tener que fingir no conocerla, intentar crear una relación profesional tratando de cumplir lo pedido por Vulcan; y por el otro la enorme contradicción que debía afrontar: tenerla cerca le provocaba tremenda confusión en su mente, y ni hablar de las sensaciones (terriblemente) difíciles de contener que recorrían su ser. No iba a ser para nada fácil mantenerse a raya.
-¿Seguimos con el tour?- sugirió la joven.
-¡Por supuesto!- respondió automáticamente escapando de sus pensamientos. Acto seguido, sacó de su bolsillo una pequeña llave y abrió el cajón derecho, de donde sacó otra llave. Acto seguido, cerró nuevamente el cajón y salió de la habitación.
Ella caminó detrás de él por las escaleras que conducían al sótano, donde había una heladera inmensa cargada de una gran variedad botellas de cerveza, una cava para los vinos y cuatro estanterías llenas de la más variada colección de licores, whiskey y aperitivos. Después de mostrarle rápidamente el lugar, se dirigió hasta el fondo de la bodega donde había un estante repleto de copas y vasos de repuesto. Era enorme, de madera maciza de piso a techo y de casi el ancho del lugar, solo quedaba espacio suficiente para permitir el paso a una persona. Tampoco estaba apoyado contra la pared, sino un metro y medio alejado, dejando un pasillo que conducía a otra escalera caracol, el doble de larga que la anterior, la cual, suponía la joven, desembocaba en la oficina de Simmons. Él subió primero, ya que una puerta cerrada se encontraba al final de la escalera, ella lo siguió de cerca observando que tipo de llave utilizaba. Era una de esas llaves tipo cruz larga, de las que tienen un pasador del otro lado. Había tenido de esas en la habitación del campus de Stanford y más de una vez se había dejado la llave dentro al salir con su compañera al mismo tiempo y no le había quedado otra que usar su ingenio para poder entrar nuevamente. No era nada difícil de abrir. Llegado el caso de tener que entrar a hurgar en busca de algo incriminatorio, con un destornillador adecuado podría hacerlo, por lo que la joven ni se preocupó por esa puerta.
No era nada fácil llegar hasta zar de la droga desde el bar, eso estaba claro, por lo que creía que por la calle sería más accesible, pero ya investigaría eso más adelante.
Al cruzar la puerta se encontró con una especie de terraza del ancho del bar que terminaba justo encima de la barra, desde dónde se podía ver todo el establecimiento. Se encontraba divida en dos por una pared con una puerta, en donde se divisaba a uno de los guardaespaldas de Simmons que oficiaba de portero sentado en una banqueta alta.
-Ella es Nikki, la nueva mesera.- dijo Jameson
-¡Un placer! ¡Soy Carl!
-¡Mucho gusto, Carl!- respondió la joven estrechando la mano que le ofrecía el guardaespaldas.
-Vulcan nos espera.- informó Rook. tomando el picaporte con una mano y con la llave en la otra
-Conoces las reglas... Nadie nuevo entra a la oficina sin ser revisado.- respondió poniéndose frente a la puerta.
-¡No estarás hablando en serio ¿verdad?!- protestó la joven mirando a Rook directamente a los ojos.
-¡Vamos, Carl! ¡¿Que arma podría esconder?!- se apuró a decir quitando su mirada de ella y dirigiéndola al de seguridad.
-Mmm... No lo sé. Una de esas estrellas ninjas...
-¡¿Un Shuriken?! ¡¿Es broma?!-inquirió sorprendida.
-Un Kunai también podría pasar desapercibido en tu ajustada vestimenta...-agregó Rook mirándola de arriba a abajo detenidamente.
-No estás ayudando...-respondió ella clavándole sus ojos como dagas.
-En serio, Carl. No veo la necesidad de palparla de armas.
-Reglas son reglas y si no lo haces tú, lo hago yo.- respondió antes de ser interrumpido por el teléfono que colgaba en la pared. Ese teléfono tenía línea directa con Simmons y por ahí se comunicaba siempre con Carl, por lo cual no tardó en atender.
- Lo siento, ya escuchaste a Carl. Reglas son reglas...- explicó al pararse frente a ella.
-Ok. Hazlo rápido ¿quieres?- soltó mostrándose ofuscada, mientras ponía sus brazos en cruz esperando el contacto de sus manos. En ese momento hubiese preferido que Carl hiciese el trabajo, ya que sin ninguna duda, le resultaría menos incómodo sentir las manos del guardaespaldas que las de Castle sobre ella.
-No puedo prometerte eso. No me gusta apresurarme para hacer nada…- respondió sonriente al pararse frente a ella. Él podía notar la incomodidad de la joven en su mirada, no pudiendo más que disfrutar de la situación. Acto seguido se agachó lentamente quedando en cuclillas. Con sus fuertes manos apretó sus tobillos, pegando el cuero de las botas a sus piernas. Subió centímetro a centímetro, aflojando la presión al rodear sus pantorrillas. Continuó su ascenso lentamente, rodeando sus muslos en algo muy similar a una caricia, llegando a su firme trasero y deteniéndose para incorporarse quedando frente a ella.
La cara de la joven policía era para el retrato. El volver a tenerlo en frente, así tan de repente y que ni siquiera un pequeño gesto se dibujase en su rostro no había sido nada fácil, pero el hecho de que la estuviese “palpando” de esa forma aprovechando el cacheo, se le estaba haciendo realmente imposible. No podía creer que después de tanto tiempo el simple roce de sus manos en su cuerpo le siguiese provocando lo mismo que años atrás; y eso teniendo en cuenta que sus manos solo se posaban sobre su ropa, por lo que no quería ni imaginar lo que podrían provocarle en su piel desnuda.
Realmente no sabía que pensar, ya que no podía saber a ciencia cierta qué era lo que Castle se traía entre manos, lo que sí sabía era que él notaba su incomodidad y no hacía nada para revertirlo, sino más bien, todo lo contrario: ahora, las manos de él rozaban con suavidad su trasero, para luego posarse en su vientre a subir con lentitud recorriendo su cintura, produciendo en ella un delicioso escalofrío que le recorrió el cuerpo entero. -¡Cabrón! ¡Lo estás disfrutando!- pensó un segundo antes de confesarse a sí misma:-¡Maldita sea… yo también!
-Se supone que no debería gustarte hacer esto.- le reprochó intentando no mirarlo.
-Se supone que a ti tampoco…- él sonrió retrucando en voz baja muy cerca de su oído, a la vez que sus manos seguían recorriendo su torso hasta llegar a los brazos extendidos en cruz.
Kate sintió prenderse fuego de vergüenza por sus palabras y estaba segura que su rostro la delataba en un rojo intenso.
-¡Me las vas a pagar!- largó en un susurro casi inaudible, pero no tan bajo como para ser ignorado por él.
-¡Mmm, no puedo esperar!- respondió al girar para clavarle sus cautivantes ojos azules segundos antes de girar la llave y abrir la puerta.
La estaba provocando y ella no podía evitarlo, pero ¿quién lo hacía? ¿Richard Castle o Jameson Rook? Lo que la llevaba a preguntarse otra cosa: ¿a quién provocaba? ¿A Kate Beckett o a Nikki Heat? Y la lista de preguntas seguía inagotable, agolpándose en su cabeza, deseosas de ser respondidas. Tenía referencias muy claras de como se comportaba con las mujeres que atravesaban la puerta del Inferno, lo había estudiado muy bien cuando preparaba su cubierta y le había quedado algo muy claro: Jameson Rook era un mujeriego empedernido, por lo que no era de extrañar que como tal, intentase seducirla, sobre todo si no quería estropear su propia fachada actuando de forma diferente con ella. Todo eso, dando por sentado que él también estaba ocultando su verdadera identidad y no que se había golpeado la cabeza o algo por el estilo, olvidando completamente quien era en verdad.
Ni bien terminaron de entrar a la oficina, Simmons se acercó a Rook para saludarlo con un amistoso apretón de manos seguido de un corto abrazo. Se notaba el aprecio de Vulcan hacia él, cosa que le resultaba de lo más extraño a Beckett quien mientras miraba detenidamente el saludo, se devanaba los sesos tratando de dilucidar como Castle terminó siendo amigo del criminal más popular de la ciudad -¿Sería posible que en verdad tuviese amnesia? - se preguntaba la joven al caminar lentamente hasta donde estaban ellos. Era lo único que podía justificar su amistad con el zar de la droga. -Richard Castle podrá ser muchas cosas, pero nunca un delincuente. Probablemente esté investigando para alguno de sus libros.- pensó Beckett intentando convencerse. Prefería pensar que el escritor estaba loco al meterse dentro de ese antro con el único fin de recopilar información para sus novelas, antes de creer que era amigo íntimo de tremendo criminal. Pero pese a todo ese razonamiento, no pudo evitar preguntarse:-¿Podía realmente haber cambiado tanto en estos años como para convertirse él también en un criminal? No tenía forma de saberlo, al menos, no por ahora.
-Nikki ¿Verdad?- preguntó Simmons extendiendo la mano para saludarla.
-Así es. Un gusto señor Simmons.- respondió estrechando su mano.
-Llámame Vulcan y no me trates de “usted”, no estoy tan viejo- pidió antes de mirar a su amigo para decirle:-O´Conell no exageró con su belleza ¿No es cierto Jamie?
-De hecho, creo que se quedó bastante corto.- dijo Rook con una sonrisa sin dejar de mirar a la joven.
-Hablando de Fenton, hable con él hace un rato en un par de horas estará por aquí ¿Hace cuanto que no lo ves?- curioseó Simmons dirigiéndose a ella.
-Hace un largo rato, pero cada tanto hablamos por teléfono para no perder el contacto.
-Podrán ponerse al día cuando termines de trabajar. La primera ronda va por mi cuenta.
-¡Gracias, el primer brindis será por ti!- aseguró la joven con una sonrisa.
-¡Eso espero!- respondió antes de prender su habano. -¿Podrías traerme una botella de whisky y un par de vasos?
-¿Me palparán de armas nuevamente?- preguntó mirando primero a Rook y luego a Simmons.
-Te dije que no era necesario con ella, Jamie. Es de confianza.- respondió sonriente mirando a su amigo.
-Pues deberías de habérselo explicado a Carl. Él fue quien insistió.
-No van a revisarte otra vez. Tienes mi palabra.- prometió Vulcan.
-Entonces te traeré un Whiskey de inmediato.- contestó con una sonrisa dirigiéndose hacia la puerta.
-¡Estupendo! Una pregunta antes de que te vayas ¿Quién de los dos te revisó?
-Rook.- soltó de forma rápida y contundente.
-¿Por qué no me sorprende?- preguntó mirándolo de reojo.
-¡Ey! ¡Yo solamente cumplí con las órdenes que le dejaste a Carl!- se excusó rápidamente.
-¡Sí, me imagino! Recuerdas la promesa que me hiciste ¿Verdad, Jamie?
-Vagamente…- respondió yendo hasta a la puerta parándose junto a Beckett, quien estaba a punto de salir.
-Te la recordaré con gusto, si quieres: “no involucrarte con la nueva mesera”.
-Recuerdo que te dije que lo intentaría. Como podrás ver, no va a ser nada fácil…- resumió guiñando un ojo a su amigo, mientras terminaba de salir de la oficina.
-Inténtalo, solo eso te pido.- se apuró a decir Vulcan, casi sabiendo que probablemente sería en vano.
La joven prefirió ignorar la conversación que acababan de tener Simmons y Rook, por lo que permaneció en silencio mientras caminaban de regreso al bar, hasta que él finalmente habló:
-¡¿Y?! ¿Qué te pareció Vulcan?
-Parece un sujeto agradable. No creo tener problemas con él.
-Es bastante accesible. Siempre y cuando no te metas en sus asuntos, claro.
-No tengo pensado hacerlo, necesito el trabajo y no tengo intenciones de estropearlo.
-¡Estupendo! ¡No tendremos ningún inconveniente entonces!- aseguró mientras acomodaba en la bandeja una botella de Escocés un par de vasos y una hielera. –Llévale esto y dile que me avise cuando llegue Fenton, así le llevamos su pinta de cerveza.- pidió gentilmente.
-¡Enseguida!- respondió la joven tomando la bandeja por abajo.
Mientras caminaba en dirección al laberinto de estantes que ocultaba la oficina, reflexionaba sobre la verdadera impresión que le había causado el afamado delincuente. No le había caído mal, siendo que había sido de lo más gentil, pero su estirpe forjada en la justicia le impedía sentirse del todo cómoda en su presencia. Aun así, sus estupendas dotes actorales la sacarían del paso más una vez, como ya había ocurrido en la presentación. Y así debería seguir, si quería pasar desapercibida y poder hacer su verdadero trabajo.
Al llegar a la puerta al final de la escalera, golpeó dos veces y aguardó a que Carl abriese. Ni bien terminó de pasar se apuró a decir:
-No vas a revisarme de nuevo ¿Está claro?
-Te revisó Rook, no yo.- respondió con una sonrisa.
-No es gracioso.- sentenció seriamente.
-¿No tienes sentido del humor?
-¡Por supuesto que lo tengo! ¡Ya verás lo graciosa que puedo ser! ¡Cuéntame cuando encuentres las gomas de tu auto pinchadas y nos reiremos juntos!
-¡Vaya! ¡Qué carácter!
-¿Por qué lo dices? ¡Si soy adorable!- afirmó con una enorme sonrisa que contagió al guardaespaldas.
-¡Sí, ya veo! ¿Hacemos las paces?- ofreció Carl extendiendo la mano. Ella aceptó el apretón brevemente y devolvió su mano a la bandeja.
-Estaremos en paz si no se te ocurre pedir que me revisen otra vez.
-No lo haré, lo prometo. Antes solo cumplía órdenes.- aseguró mientras sacaba su llave para abrir la puerta de la oficina.
-Lo sé. Nada más que hablar entonces. Ahora déjame pasar que se derrite el hielo.
Adentro, charlaban Vulcan y otro sujeto al que no podía verle el rostro debido a que se encontraba de espaldas. El desconocido, sonaba preocupado y parecía reprocharle algo.
-¡Ya te dije que no quiero hacerle más favores a ese tipo! ¡Vamos a quedar pegados por limpiar su mugre!
-¿Por qué dices eso Dick?
-Por qué alguien ha estado haciendo preguntas sobre lo que pasó en el callejón y no tardarán en relacionarlo… - el sujeto cerró la boca al notar que no estaban solos y al escuchar los pasos giró automáticamente para ver quien entraba. La joven intentó disimular su sorpresa al darse cuenta de que Dick Coonan estaba frente a ella. Lo conocía porque más de una vez lo había visto pasar a la sala de interrogatorios, aunque nunca lo había visto tras las rejas y ahora entendía el porqué. Su amistad con Simmons le permitía mantenerse fuera de prisión, seguramente a cambio de un poco de trabajo, ya que se suponía, Coonan era un sicario y uno muy efectivo, aunque nunca hubo nada verdaderamente incriminatorio en su contra. -¿Qué pasa si me reconoce?- se preguntaba mientras avanzaba en dirección a los dos hombres. -¡Date por muerta, Beckett!- se decía para sus adentros algo nerviosa.-No puede reconocerme. Si alguna vez me vio, nunca fue directo a la cara y con el pelo recogido, la gorra y el uniforme no me parezco en nada a como estoy ahora.- se tranquilizó a sí misma convenciéndose de que era imposible que supiese que era policía.
-Aquí está el whisky, así que ya puedes sentarte.- anunció Vulcan a su acompañante.
-¡Estupendo! ¿Y quién es esa belleza?- preguntó el tipo mirándola de abajo a arriba al mismo tiempo que se sentaba.
-Ella es la nueva mesera.
-Nikki ¡Mucho gusto!- dijo la joven extendiendo su mano.
-Mis amigos me dicen Dick ¡y el gusto es mío! - respondió tomando su mano y estrechándola suavemente.
-¿Necesitan algo más?-
-No por ahora, gracias. Puedes retirarte.- respondió Simmons.
-¡Espera, Nikki!- se apresuró a decir Coonan antes que saliese de la oficina. –Dime ¿Nos conocemos de algún lado?- preguntó helando la sangre de la joven. Por nada en el mundo debía notarse el nerviosismo que la pregunta le había provocado o se vendería sola.
-Mmm… no lo creo. Si nos hubiésemos conocido antes, te aseguró que no me lo estarías preguntando…- respondió sugerente guiñándole un ojo y sonriendo.
-¡Te recordaré de ahora en más, te lo prometo!- afirmó antes de beber un trago de su bebida sin dejar de mirar a la joven, quien desaparecía tras la puerta.
Ni siquiera miró a Carl cuando salió. Aun sentía su pulso completamente acelerado y lo mejor era desaparecer de inmediato antes de que alguien lo notara. Mientras regresaba al bar, repasaba lo dicho por Coonan antes de ser interrumpido por ella y se preguntaba para “quien” no quería trabajar más ¿a quién había matado en ese callejón? ¿Podría relacionarse con el asesinato de su madre? No había podido escuchar mucho más, pero una corazonada le indicaba que la muerte de la cual hablaba el sicario de Vulcan era la de de Johanna Beckett. Demasiadas coincidencias como para estar equivocada. Y aunque tuviese que indagar mucho más, estaba segura de que esa pequeña conversación la llevaría a un pez gordo: al autor intelectual del asesinato de su madre. Simmons y Coonan eran el lado más fino por donde se cortaría la cuerda, pero debía tener pruebas sólidas para poder encerrarlos a todos tras la rejas.
Continuará…
Bueno gente, espero que les haya gustado, pero sobre todo, espero que alguien lo haya leído! jajajajajaja Saludos y hasta prontito!!!
PD: Por si alguien quiere volver a leer para refrescar la memoria, acá les dejo los links de los capítulos anteriores.
Índice de Capítulos
CAPITULO I
CAPITULO II
CAPITULO III
CAPITULO IV
CAPITULO V
CAPITULO VI
CAPITULO VII PI
CAPITULO VII PII
CAPITULO VIII
CAPITULO IX
CAPITULO X
CAPITULO XI
CAPITULO XII
CAPITULO XIII
CAPITULO XIV
Capitulo XV
La vida de Richard Castle había cambiado muchísimo en los últimos años, convirtiendo su historia en un relato digno de una novela; pero no una de las que hubiese escrito él, llenas de misterio y crimen, atrapantes de principio a fin, sino más bien un drama lacrimógeno de esos que saturan los pañuelos de lagrimas. Tan inverosímiles habían sido los eventos sucedidos que, seguramente, si hubiese plasmado en papel todas sus desventuras también hubiese sido un Best Seller y a estas alturas ya tendría su propia película.
El último golpe que había recibido lo había dejado tan maltrecho, que tomó la decisión de ausentarse un largo tiempo y recorrer el mundo, pero en vez de hacer lo que hacía siempre, ir a los lugares más exclusivos de fiesta en fiesta, decidió meterse en los lugares más recónditos del planeta y solo aparecer cada tanto para comunicarse con su editora y publicista. Regresaba para promocionar sus libros y luego volvía a desaparecer en los recovecos de mundo, hasta que la madre naturaleza en forma de tsunami se topó con su espíritu aventurero dejándolo a la deriva y despojándolo de todo, incluyendo su propia esperanza, pero el haber sobrevivido produjo un quiebre en su vida, uno mucho más profundo que todos los anteriores y ahora todo era completamente diferente. Tan distinto se sentía que ahora se hacía llamar Jameson Rook y era el dueño de una barra en un bar de Manhattan, donde pasaba sus noches desde hacía meses.
Esa tarde había llegado más temprano que de costumbre. Debía reemplazar las botellas vacías de la estantería que se encontraba detrás de la barra, por lo que necesitaría algo más de tiempo para alistar todo antes de la hora de apertura. Además, hoy vendría la nueva mesera y debería mostrarle el lugar, presentarle a los otros empleados y a Simmons, tal como había hecho con todas las anteriores empleadas que habían trabajado en el Inferno, la cuales no habían sido pocas.
Todas se habían marchado por la misma razón: él. Todas y cada una de ellas había terminado en su cama, alguna más de una vez, pero ninguna había pasado de una semana, provocando gran indignación en las chicas, junto con un odio descomunal hacia su persona, al perder el interés por ellas rápidamente. Con la clientas del bar pasaba algo similar: era todo un Don Juan de primera clase muy requerido por las damas, pero con ellas era diferente. La mayoría de las mujeres que asistían al Inferno no buscaban más que sexo casual y él se encargaba de proporcionárselo, muchas veces entre copa y copa, haciendo al lugar muy popular entre las mujeres de la ciudad, montando la fachada perfecta para los negocios que Simmons mantenía en su guarida.
Mientras acomodaba en la estantería las botellas que había traído del depósito, meditaba sobre la “sugerencia” que había hecho Vulcan: “La nueva mesera no se toca”. Se lo había pedido especialmente por dos razones, la primera era que ya no quería cambiar más de empleada, ya que eso suponía un riesgo teniendo en cuenta que en algún momento podrían descubrir su oficina y en segundo lugar, porque era una vieja amiga de O´Connell y eso le permitía contar con cierta confianza que con las otras no había tenido. No pudo negarse abiertamente, pero le aclaró que no sería nada fácil, teniendo en cuenta la descripción de Fenton sobre la belleza de ella y sabiendo lo que costaba mantenerse alejado de mujeres bonitas y sobre todo si estaban prohibidas. Así todo, se propuso intentar “ponerle bigote” a la nueva chica, tal como hubiese hecho con la novia de un amigo; claro que, hasta el momento no se le había cruzado ni por asomo pensar que ella entraría por la puerta del bar esa tarde.
En el preciso instante en que John la hizo entrar, el escritor sintió como su corazón se detenía un instante. -¡No puede ser ella!- pensó mientras se daba vuelta dándole la espalda, fingiendo acomodar las botellas en el aparador. -¡Es imposible que Beckett esté aquí! ¡No tiene ningún sentido!- se repetía mentalmente sin querer aceptar que después de tantos años, el gran amor de su vida, el mismo que se había resignado a perder cinco años atrás, se encontraba a pocos metros. -¡Puede ser que no me reconozca, estoy muy cambiado desde entonces! Pero, si lo hace… ¡estoy frito y toda mi fachada se irá a pique en un segundo!- pensaba mientras ella se acercaba a la barra.
-¿Jameson Rook?- preguntó la joven con voz firme, helándole la sangre. Había llegado el momento de volver a verse cara a cara y ya no podía quedarse de espaldas. Lo único que podía hacer ahora, era disimular, hacer de cuenta que nunca la había visto en su vida.
-¡El mismo que viste y calza! ¿Y tú eres…?- preguntó desinteresadamente, perfeccionando su actuación.
-Nikki Heat. Soy la nueva mesera.
Mientras se quemaba la cabeza pensando el porqué se encontraba ahí, se apuró a decir:
-La amiga de O’Connell ¿Verdad? ¡Un placer conocerte!- soltó con una gran sonrisa. –Él es Jack, el mejor barman de la zona, yo le enseñé todo lo que sabe.- explicó guiñando un ojo y torciendo su sonrisa. -Suele ser un poco charlatán, pero es un buen sujeto…- bromeó palmeando la espalda del joven que acababa de llegar a la barra.
-Soy Nikki. Mucho gusto.- dijo extendiendo la mano para saludar al joven.
-¡El gusto es mío, Nikki! Y por cierto, solo me enseñó a preparar unos cuantos tragos. Las cosas importantes, como por ejemplo: como se debe tratar a una dama, lo aprendió de mí… - respondió galantemente antes de besar suavemente su mano provocando una fruncida de seño por parte del escritor, quien no había dejado de mirar a la joven.
Un millón de veces había pensado como sería el volver a cruzársela. En la gran mayoría, él se había imaginado herido, despechado y con una actitud hostil hacia ella, y en algunas otras había soñado con un reencuentro de película, cargado de besos y caricias (suponiendo, claro, que ella hubiese regresado a buscarlo); lo que nunca se le pudo cruzar por su inmensa cabeza era esto: habérsela encontrado ahora y en esta incomodísima situación, y como si fuera poco sintiendo celos de la atención que recibía por parte de Jack.
-Creo que le faltó aprender un par de lecciones…- dijo ella mirando a Rook con una sonrisa en los labios.
-Te dije que era un poco charlatán. No debes creer todo lo que escuchas.
-Descuida, Rook. No soy tan inocente. Y entonces… ¿vas a tomarme una prueba o qué?
-Nada de pruebas. Me daré cuenta si sirves o no cuando te vea atender dentro de un rato, el bar explota de gente todas las noches. Además, Fenton me dijo tenías experiencia en el rubro.
-Así es. Aunque tampoco es lo único en lo que he trabajado.
-El irlandés nos habló sobre algunos de tus antiguos trabajos ¿Quieres contarme sobre tu estadía en Las Vegas? - bromeó intentando soltarse.
-Mmm… No creo que puedas soportarlo.- retrucó ella, respondiendo rápidamente a la broma.
-¡Por favor, pruébame!- desafió divertido mientras se apoyaba en la barra quedando frente a frente.
-¿Y si en vez de contarte te lo muestro?- preguntó apoyándose ella también en la barra, acortando la distancia entre ellos, con una sugerente sonrisa en sus labios.
Rook abrió los ojos sorprendido, al mismo tiempo que su boca abierta trataba de emitir algún sonido. Finalmente y con algo de esfuerzo se recompuso para preguntar con algo de inocencia:
-¿De verdad vas a mostrarme?
-Por supuesto que no.- respondió borrando la sonrisa al incorporarse. Jack se tapó la boca para ahogar la carcajada que le provocó la respuesta de Nikki, haciendo ofuscar aun más a su jefe.
-¡Eres diabólica, Heat!
-Y tú eres muy fácil, Rook ¿Algo más que quieras saber?
-No, gracias. Ha sido suficiente. Cambiando de tema, en un rato llega el jefe y quiere conocerte.
-Pensé que tú eras mi jefe.
-El jefe es Vulcan, tú solo estás a mi cargo, que no es lo mismo.
-Aclárame un par de cosas, Rook ¿quién va a pagarme el sueldo?- preguntó desafiante.
-Las finanzas del bar están a mi cargo, así que ese sería yo.
-¿Y cuál de los dos me dirá lo que tengo que hacer?
-Yo, por supuesto.
-Entonces, tú serás mi jefe.- resolvió conforme.
-¡Vaya! ¿Así va a ser todos los días?- consultó alegremente disfrutando de la seguridad con la que se manejaba la joven.
-¿Te preocupa?
-¡Para nada! ¡De hecho, me divierte y mucho!- respondió con una de sus encantadoras sonrisas.
-¡Mejor así! ¿Qué hago mientras esperamos a tú jefe?
-Vulcan no es mi jefe. Yo soy mi propio jefe.
-¿Es tu socio?- indagó la joven intentando sonar desinteresada.
-Algo así. Yo soy el dueño de la barra y él es el dueño del resto del bar.
-Entiendo… Tú obtuviste la licencia para vender alcohol.
-Correcto ¡Eres astuta, me agradas, linda!
-Si vuelves a llamarme “linda”, te haré tragar tu sombrero. Entero.
-¡No te alteres! ¡Solo bromeaba!- se excusó con una enorme sonrisa.
-No me altero. Solo aclaro las cosas…
-¡Aclarado! Ahora, vamos a conocer el resto del bar y luego a Vulcan. Acaba de llegar.- explicó mientras atendía el teléfono.
–Sí, ya ha llegado. En un momento estamos ahí.- dijo brevemente.
¿Cómo sabías que era él?
- Siempre me llama cuando llega a su oficina. No le gusta entrar por el frente.-aclaró Rook al notar la curiosidad de la joven. –Prefiere no mezclarse con los clientes.
-Ya veo…
-¿Vamos?
-Cuando quieras.- respondió ella.
-Sígueme.- pidió al saltar la barra con destreza.
Beckett se lo quedó mirando unos segundos, algo embobada, si apelamos a la sinceridad. Claramente, estaba presumiendo ante ella. Su estado físico era estupendo, estaba más corpulento o mejor dicho más musculoso, pero definitivamente ágil. Sin duda, su nuevo look le sentaba muy bien; la camisa blanca pegada al cuerpo, el chaleco abierto y el jean entallado, realzaban su trabajado físico, que junto a su barba candado perfectamente recortada, el sombrero apenas inclinado y esa seguridad en sí mismo que había perfeccionado a través de los años, lo exhibía como un seductor natural irresistible. En pocas palabras: estaba para comérselo a pedacitos, cosa que empezaba a ponerle aun más difícil su delicada tarea.
Después de recrearse la vista lo suficiente, se levantó siguiéndolo por un pasillo que daba a los baños. Continuaron unos metros más hasta toparse con una puerta que se encontraba junto a una escalera caracol descendente.
-Esta es mi oficina. Aquí está el baño para los empleados y los casilleros para guardar tus cosas.- explicó al cruzar la puerta. Se dirigió hasta el fondo donde había un escritorio. Abrió el cajón izquierdo sacando un candado con combinación numérica y se lo dio a la joven.
-Gracias ¿Cuál uso?- preguntó mientras movía las pequeñas ruedas con números escogiendo una combinación de cuatro dígitos.
-Cualquiera que esté disponible.
Beckett eligió el primero que vio abierto. Colgó su bolso, se quitó la chaqueta para acomodarla en una percha y cerró el casillero con el candado: todo frente a la atenta mirada de Castle, quien desde el escritorio se deleitaba con su belleza exquisita una vez más.
Mientras esperaba que la joven terminase de guardar sus cosas, pensaba en lo difícil que era toda esta situación. Por un lado tener que fingir no conocerla, intentar crear una relación profesional tratando de cumplir lo pedido por Vulcan; y por el otro la enorme contradicción que debía afrontar: tenerla cerca le provocaba tremenda confusión en su mente, y ni hablar de las sensaciones (terriblemente) difíciles de contener que recorrían su ser. No iba a ser para nada fácil mantenerse a raya.
-¿Seguimos con el tour?- sugirió la joven.
-¡Por supuesto!- respondió automáticamente escapando de sus pensamientos. Acto seguido, sacó de su bolsillo una pequeña llave y abrió el cajón derecho, de donde sacó otra llave. Acto seguido, cerró nuevamente el cajón y salió de la habitación.
Ella caminó detrás de él por las escaleras que conducían al sótano, donde había una heladera inmensa cargada de una gran variedad botellas de cerveza, una cava para los vinos y cuatro estanterías llenas de la más variada colección de licores, whiskey y aperitivos. Después de mostrarle rápidamente el lugar, se dirigió hasta el fondo de la bodega donde había un estante repleto de copas y vasos de repuesto. Era enorme, de madera maciza de piso a techo y de casi el ancho del lugar, solo quedaba espacio suficiente para permitir el paso a una persona. Tampoco estaba apoyado contra la pared, sino un metro y medio alejado, dejando un pasillo que conducía a otra escalera caracol, el doble de larga que la anterior, la cual, suponía la joven, desembocaba en la oficina de Simmons. Él subió primero, ya que una puerta cerrada se encontraba al final de la escalera, ella lo siguió de cerca observando que tipo de llave utilizaba. Era una de esas llaves tipo cruz larga, de las que tienen un pasador del otro lado. Había tenido de esas en la habitación del campus de Stanford y más de una vez se había dejado la llave dentro al salir con su compañera al mismo tiempo y no le había quedado otra que usar su ingenio para poder entrar nuevamente. No era nada difícil de abrir. Llegado el caso de tener que entrar a hurgar en busca de algo incriminatorio, con un destornillador adecuado podría hacerlo, por lo que la joven ni se preocupó por esa puerta.
No era nada fácil llegar hasta zar de la droga desde el bar, eso estaba claro, por lo que creía que por la calle sería más accesible, pero ya investigaría eso más adelante.
Al cruzar la puerta se encontró con una especie de terraza del ancho del bar que terminaba justo encima de la barra, desde dónde se podía ver todo el establecimiento. Se encontraba divida en dos por una pared con una puerta, en donde se divisaba a uno de los guardaespaldas de Simmons que oficiaba de portero sentado en una banqueta alta.
-Ella es Nikki, la nueva mesera.- dijo Jameson
-¡Un placer! ¡Soy Carl!
-¡Mucho gusto, Carl!- respondió la joven estrechando la mano que le ofrecía el guardaespaldas.
-Vulcan nos espera.- informó Rook. tomando el picaporte con una mano y con la llave en la otra
-Conoces las reglas... Nadie nuevo entra a la oficina sin ser revisado.- respondió poniéndose frente a la puerta.
-¡No estarás hablando en serio ¿verdad?!- protestó la joven mirando a Rook directamente a los ojos.
-¡Vamos, Carl! ¡¿Que arma podría esconder?!- se apuró a decir quitando su mirada de ella y dirigiéndola al de seguridad.
-Mmm... No lo sé. Una de esas estrellas ninjas...
-¡¿Un Shuriken?! ¡¿Es broma?!-inquirió sorprendida.
-Un Kunai también podría pasar desapercibido en tu ajustada vestimenta...-agregó Rook mirándola de arriba a abajo detenidamente.
-No estás ayudando...-respondió ella clavándole sus ojos como dagas.
-En serio, Carl. No veo la necesidad de palparla de armas.
-Reglas son reglas y si no lo haces tú, lo hago yo.- respondió antes de ser interrumpido por el teléfono que colgaba en la pared. Ese teléfono tenía línea directa con Simmons y por ahí se comunicaba siempre con Carl, por lo cual no tardó en atender.
- Lo siento, ya escuchaste a Carl. Reglas son reglas...- explicó al pararse frente a ella.
-Ok. Hazlo rápido ¿quieres?- soltó mostrándose ofuscada, mientras ponía sus brazos en cruz esperando el contacto de sus manos. En ese momento hubiese preferido que Carl hiciese el trabajo, ya que sin ninguna duda, le resultaría menos incómodo sentir las manos del guardaespaldas que las de Castle sobre ella.
-No puedo prometerte eso. No me gusta apresurarme para hacer nada…- respondió sonriente al pararse frente a ella. Él podía notar la incomodidad de la joven en su mirada, no pudiendo más que disfrutar de la situación. Acto seguido se agachó lentamente quedando en cuclillas. Con sus fuertes manos apretó sus tobillos, pegando el cuero de las botas a sus piernas. Subió centímetro a centímetro, aflojando la presión al rodear sus pantorrillas. Continuó su ascenso lentamente, rodeando sus muslos en algo muy similar a una caricia, llegando a su firme trasero y deteniéndose para incorporarse quedando frente a ella.
La cara de la joven policía era para el retrato. El volver a tenerlo en frente, así tan de repente y que ni siquiera un pequeño gesto se dibujase en su rostro no había sido nada fácil, pero el hecho de que la estuviese “palpando” de esa forma aprovechando el cacheo, se le estaba haciendo realmente imposible. No podía creer que después de tanto tiempo el simple roce de sus manos en su cuerpo le siguiese provocando lo mismo que años atrás; y eso teniendo en cuenta que sus manos solo se posaban sobre su ropa, por lo que no quería ni imaginar lo que podrían provocarle en su piel desnuda.
Realmente no sabía que pensar, ya que no podía saber a ciencia cierta qué era lo que Castle se traía entre manos, lo que sí sabía era que él notaba su incomodidad y no hacía nada para revertirlo, sino más bien, todo lo contrario: ahora, las manos de él rozaban con suavidad su trasero, para luego posarse en su vientre a subir con lentitud recorriendo su cintura, produciendo en ella un delicioso escalofrío que le recorrió el cuerpo entero. -¡Cabrón! ¡Lo estás disfrutando!- pensó un segundo antes de confesarse a sí misma:-¡Maldita sea… yo también!
-Se supone que no debería gustarte hacer esto.- le reprochó intentando no mirarlo.
-Se supone que a ti tampoco…- él sonrió retrucando en voz baja muy cerca de su oído, a la vez que sus manos seguían recorriendo su torso hasta llegar a los brazos extendidos en cruz.
Kate sintió prenderse fuego de vergüenza por sus palabras y estaba segura que su rostro la delataba en un rojo intenso.
-¡Me las vas a pagar!- largó en un susurro casi inaudible, pero no tan bajo como para ser ignorado por él.
-¡Mmm, no puedo esperar!- respondió al girar para clavarle sus cautivantes ojos azules segundos antes de girar la llave y abrir la puerta.
La estaba provocando y ella no podía evitarlo, pero ¿quién lo hacía? ¿Richard Castle o Jameson Rook? Lo que la llevaba a preguntarse otra cosa: ¿a quién provocaba? ¿A Kate Beckett o a Nikki Heat? Y la lista de preguntas seguía inagotable, agolpándose en su cabeza, deseosas de ser respondidas. Tenía referencias muy claras de como se comportaba con las mujeres que atravesaban la puerta del Inferno, lo había estudiado muy bien cuando preparaba su cubierta y le había quedado algo muy claro: Jameson Rook era un mujeriego empedernido, por lo que no era de extrañar que como tal, intentase seducirla, sobre todo si no quería estropear su propia fachada actuando de forma diferente con ella. Todo eso, dando por sentado que él también estaba ocultando su verdadera identidad y no que se había golpeado la cabeza o algo por el estilo, olvidando completamente quien era en verdad.
Ni bien terminaron de entrar a la oficina, Simmons se acercó a Rook para saludarlo con un amistoso apretón de manos seguido de un corto abrazo. Se notaba el aprecio de Vulcan hacia él, cosa que le resultaba de lo más extraño a Beckett quien mientras miraba detenidamente el saludo, se devanaba los sesos tratando de dilucidar como Castle terminó siendo amigo del criminal más popular de la ciudad -¿Sería posible que en verdad tuviese amnesia? - se preguntaba la joven al caminar lentamente hasta donde estaban ellos. Era lo único que podía justificar su amistad con el zar de la droga. -Richard Castle podrá ser muchas cosas, pero nunca un delincuente. Probablemente esté investigando para alguno de sus libros.- pensó Beckett intentando convencerse. Prefería pensar que el escritor estaba loco al meterse dentro de ese antro con el único fin de recopilar información para sus novelas, antes de creer que era amigo íntimo de tremendo criminal. Pero pese a todo ese razonamiento, no pudo evitar preguntarse:-¿Podía realmente haber cambiado tanto en estos años como para convertirse él también en un criminal? No tenía forma de saberlo, al menos, no por ahora.
-Nikki ¿Verdad?- preguntó Simmons extendiendo la mano para saludarla.
-Así es. Un gusto señor Simmons.- respondió estrechando su mano.
-Llámame Vulcan y no me trates de “usted”, no estoy tan viejo- pidió antes de mirar a su amigo para decirle:-O´Conell no exageró con su belleza ¿No es cierto Jamie?
-De hecho, creo que se quedó bastante corto.- dijo Rook con una sonrisa sin dejar de mirar a la joven.
-Hablando de Fenton, hable con él hace un rato en un par de horas estará por aquí ¿Hace cuanto que no lo ves?- curioseó Simmons dirigiéndose a ella.
-Hace un largo rato, pero cada tanto hablamos por teléfono para no perder el contacto.
-Podrán ponerse al día cuando termines de trabajar. La primera ronda va por mi cuenta.
-¡Gracias, el primer brindis será por ti!- aseguró la joven con una sonrisa.
-¡Eso espero!- respondió antes de prender su habano. -¿Podrías traerme una botella de whisky y un par de vasos?
-¿Me palparán de armas nuevamente?- preguntó mirando primero a Rook y luego a Simmons.
-Te dije que no era necesario con ella, Jamie. Es de confianza.- respondió sonriente mirando a su amigo.
-Pues deberías de habérselo explicado a Carl. Él fue quien insistió.
-No van a revisarte otra vez. Tienes mi palabra.- prometió Vulcan.
-Entonces te traeré un Whiskey de inmediato.- contestó con una sonrisa dirigiéndose hacia la puerta.
-¡Estupendo! Una pregunta antes de que te vayas ¿Quién de los dos te revisó?
-Rook.- soltó de forma rápida y contundente.
-¿Por qué no me sorprende?- preguntó mirándolo de reojo.
-¡Ey! ¡Yo solamente cumplí con las órdenes que le dejaste a Carl!- se excusó rápidamente.
-¡Sí, me imagino! Recuerdas la promesa que me hiciste ¿Verdad, Jamie?
-Vagamente…- respondió yendo hasta a la puerta parándose junto a Beckett, quien estaba a punto de salir.
-Te la recordaré con gusto, si quieres: “no involucrarte con la nueva mesera”.
-Recuerdo que te dije que lo intentaría. Como podrás ver, no va a ser nada fácil…- resumió guiñando un ojo a su amigo, mientras terminaba de salir de la oficina.
-Inténtalo, solo eso te pido.- se apuró a decir Vulcan, casi sabiendo que probablemente sería en vano.
La joven prefirió ignorar la conversación que acababan de tener Simmons y Rook, por lo que permaneció en silencio mientras caminaban de regreso al bar, hasta que él finalmente habló:
-¡¿Y?! ¿Qué te pareció Vulcan?
-Parece un sujeto agradable. No creo tener problemas con él.
-Es bastante accesible. Siempre y cuando no te metas en sus asuntos, claro.
-No tengo pensado hacerlo, necesito el trabajo y no tengo intenciones de estropearlo.
-¡Estupendo! ¡No tendremos ningún inconveniente entonces!- aseguró mientras acomodaba en la bandeja una botella de Escocés un par de vasos y una hielera. –Llévale esto y dile que me avise cuando llegue Fenton, así le llevamos su pinta de cerveza.- pidió gentilmente.
-¡Enseguida!- respondió la joven tomando la bandeja por abajo.
Mientras caminaba en dirección al laberinto de estantes que ocultaba la oficina, reflexionaba sobre la verdadera impresión que le había causado el afamado delincuente. No le había caído mal, siendo que había sido de lo más gentil, pero su estirpe forjada en la justicia le impedía sentirse del todo cómoda en su presencia. Aun así, sus estupendas dotes actorales la sacarían del paso más una vez, como ya había ocurrido en la presentación. Y así debería seguir, si quería pasar desapercibida y poder hacer su verdadero trabajo.
Al llegar a la puerta al final de la escalera, golpeó dos veces y aguardó a que Carl abriese. Ni bien terminó de pasar se apuró a decir:
-No vas a revisarme de nuevo ¿Está claro?
-Te revisó Rook, no yo.- respondió con una sonrisa.
-No es gracioso.- sentenció seriamente.
-¿No tienes sentido del humor?
-¡Por supuesto que lo tengo! ¡Ya verás lo graciosa que puedo ser! ¡Cuéntame cuando encuentres las gomas de tu auto pinchadas y nos reiremos juntos!
-¡Vaya! ¡Qué carácter!
-¿Por qué lo dices? ¡Si soy adorable!- afirmó con una enorme sonrisa que contagió al guardaespaldas.
-¡Sí, ya veo! ¿Hacemos las paces?- ofreció Carl extendiendo la mano. Ella aceptó el apretón brevemente y devolvió su mano a la bandeja.
-Estaremos en paz si no se te ocurre pedir que me revisen otra vez.
-No lo haré, lo prometo. Antes solo cumplía órdenes.- aseguró mientras sacaba su llave para abrir la puerta de la oficina.
-Lo sé. Nada más que hablar entonces. Ahora déjame pasar que se derrite el hielo.
Adentro, charlaban Vulcan y otro sujeto al que no podía verle el rostro debido a que se encontraba de espaldas. El desconocido, sonaba preocupado y parecía reprocharle algo.
-¡Ya te dije que no quiero hacerle más favores a ese tipo! ¡Vamos a quedar pegados por limpiar su mugre!
-¿Por qué dices eso Dick?
-Por qué alguien ha estado haciendo preguntas sobre lo que pasó en el callejón y no tardarán en relacionarlo… - el sujeto cerró la boca al notar que no estaban solos y al escuchar los pasos giró automáticamente para ver quien entraba. La joven intentó disimular su sorpresa al darse cuenta de que Dick Coonan estaba frente a ella. Lo conocía porque más de una vez lo había visto pasar a la sala de interrogatorios, aunque nunca lo había visto tras las rejas y ahora entendía el porqué. Su amistad con Simmons le permitía mantenerse fuera de prisión, seguramente a cambio de un poco de trabajo, ya que se suponía, Coonan era un sicario y uno muy efectivo, aunque nunca hubo nada verdaderamente incriminatorio en su contra. -¿Qué pasa si me reconoce?- se preguntaba mientras avanzaba en dirección a los dos hombres. -¡Date por muerta, Beckett!- se decía para sus adentros algo nerviosa.-No puede reconocerme. Si alguna vez me vio, nunca fue directo a la cara y con el pelo recogido, la gorra y el uniforme no me parezco en nada a como estoy ahora.- se tranquilizó a sí misma convenciéndose de que era imposible que supiese que era policía.
-Aquí está el whisky, así que ya puedes sentarte.- anunció Vulcan a su acompañante.
-¡Estupendo! ¿Y quién es esa belleza?- preguntó el tipo mirándola de abajo a arriba al mismo tiempo que se sentaba.
-Ella es la nueva mesera.
-Nikki ¡Mucho gusto!- dijo la joven extendiendo su mano.
-Mis amigos me dicen Dick ¡y el gusto es mío! - respondió tomando su mano y estrechándola suavemente.
-¿Necesitan algo más?-
-No por ahora, gracias. Puedes retirarte.- respondió Simmons.
-¡Espera, Nikki!- se apresuró a decir Coonan antes que saliese de la oficina. –Dime ¿Nos conocemos de algún lado?- preguntó helando la sangre de la joven. Por nada en el mundo debía notarse el nerviosismo que la pregunta le había provocado o se vendería sola.
-Mmm… no lo creo. Si nos hubiésemos conocido antes, te aseguró que no me lo estarías preguntando…- respondió sugerente guiñándole un ojo y sonriendo.
-¡Te recordaré de ahora en más, te lo prometo!- afirmó antes de beber un trago de su bebida sin dejar de mirar a la joven, quien desaparecía tras la puerta.
Ni siquiera miró a Carl cuando salió. Aun sentía su pulso completamente acelerado y lo mejor era desaparecer de inmediato antes de que alguien lo notara. Mientras regresaba al bar, repasaba lo dicho por Coonan antes de ser interrumpido por ella y se preguntaba para “quien” no quería trabajar más ¿a quién había matado en ese callejón? ¿Podría relacionarse con el asesinato de su madre? No había podido escuchar mucho más, pero una corazonada le indicaba que la muerte de la cual hablaba el sicario de Vulcan era la de de Johanna Beckett. Demasiadas coincidencias como para estar equivocada. Y aunque tuviese que indagar mucho más, estaba segura de que esa pequeña conversación la llevaría a un pez gordo: al autor intelectual del asesinato de su madre. Simmons y Coonan eran el lado más fino por donde se cortaría la cuerda, pero debía tener pruebas sólidas para poder encerrarlos a todos tras la rejas.
Continuará…
Bueno gente, espero que les haya gustado, pero sobre todo, espero que alguien lo haya leído! jajajajajaja Saludos y hasta prontito!!!
Última edición por Solexite el Lun Sep 12, 2016 8:53 am, editado 2 veces
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
me alegro de que volvieras, me ha gustado mucho el capi aunque estoy un poco perdida, voy a tener que volver a leerme el fic... jejejjeje... a mi me gustaría que continuases
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
alba_caskett escribió:me alegro de que volvieras, me ha gustado mucho el capi aunque estoy un poco perdida, voy a tener que volver a leerme el fic... jejejjeje... a mi me gustaría que continuases
Muchas gracias por leer y comentar! En verdad es una gran alegría encontrar un comentario, sobre todo después de tanto tiempo de ausencia por mi parte. Voy a terminar este fic, cueste lo que cueste, asi seas la única que lo lea! Jajajaja Saludos y hasta pronto!!!
PD: Supuse que a la gran mayoría les pasaría lo mismo que a vos, así que agregué al principio del capítulo un índice con los links de los capis anteriores, por si alguien quiere releer.
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Al fin actualizaste!! me gusta esa tensión entre ellos. Sigue por favor
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Que alegría ver una nueva actualización de esta historia . Que bien que apesar de haber perdido todo la hayas decidido continuar.
ya quiero que hablen los dos, que se digan que se han reconocido y sobre todo quiero saber los motivos por los que Rick está en ese lugar. Como dice Kate, no ha podido cambiar tanto en esos años y convertirse en un mafioso.
Deseando de leer la continuación.
ya quiero que hablen los dos, que se digan que se han reconocido y sobre todo quiero saber los motivos por los que Rick está en ese lugar. Como dice Kate, no ha podido cambiar tanto en esos años y convertirse en un mafioso.
Deseando de leer la continuación.
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Ya era hora de subir capí nuevo ¿No? Jajajajajaja Perdón por tan prolongado receso. Muchas Gracias por la paciencia, por leer y comentar! Saludos y hasta la próxima!alba_caskett escribió:me alegro de que volvieras, me ha gustado mucho el capi aunque estoy un poco perdida, voy a tener que volver a leerme el fic... jejejjeje... a mi me gustaría que continuases
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
La alegría es mía por volver a leerte, Yaye, fiel seguidora!!! Fue un bajón perder todo, pero no podía dejar la historia sin un final. No sé si va a ser exactamente igual a lo que tenía escrito, pero seguro se asemejará bastante, jajajajajajaYaye escribió:Que alegría ver una nueva actualización de esta historia . Que bien que apesar de haber perdido todo la hayas decidido continuar.
ya quiero que hablen los dos, que se digan que se han reconocido y sobre todo quiero saber los motivos por los que Rick está en ese lugar. Como dice Kate, no ha podido cambiar tanto en esos años y convertirse en un mafioso.
Deseando de leer la continuación.
Como tuviste paciencia para esperar la continuación, también deberás tenerla para saber por qué Castle se encuentra en ese antro de criminales. Ya sabés lo que dicen por ahí "la paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces! jajajajajajaja
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Hola a tod@s! Le dejo el nuevo capi recién salido del horno. Espero que lo disfruten!
Capitulo XVI
Beckett necesitaba más información. Lo poco que había escuchado minutos antes, la había dejado con una tremenda espina y debía saber más para poder extirpársela. No podía pretender investigar solo de las conversaciones que escuchaba al llevar unos tragos. Necesitaba más y la única forma que se le ocurría era colocando un micrófono en la oficina de Vulcan. Solamente se le presentaban dos inconvenientes: el primero era conseguir el mic y el segundo era colocarlo dentro de la oficina.
Para el primer problema creía tener la solución: preguntaría a O’Connell si podía conseguir uno y de no ser posible, llamaría a Lanie desde un teléfono público para que su amiga informe a sus superiores su requerimiento; pero para el segundo aun no tenía un plan bien definido, aunque si tenía en mente que necesitaría la llave de la oficina de Vulcan que se encontraba en el escritorio de Rook y debía conseguirla lo antes posible.
Regresó a trabajar de inmediato, con esa idea en la cabeza: conseguir la llave; y para eso debía poder desaparecer de la vista de su jefe Jameson. El bar estaba repleto, mujeres en su gran mayoría y como era de esperarse muchas se encontraban sentadas en la barra. El escritor no perdía detalle y cada vez que podía la observaba detenidamente, como estudiándola. Kate también lo observaba cada vez que podía. Debía conocer sus movimientos si pretendía escabullirse de él para obtener información. Aproximadamente una decena de mujeres se habían acercado a su oído para proponerle algo, pero hasta ahora no había pasado de unas cuantas sonrisas y la joven se preguntaba si esa era su forma natural de portarse con sus clientas: juguetear con todas hasta encontrar la presa justa para su mordisco. No podía saberlo de inmediato, aunque seguro que no tardaría en develarse su estrategia.
Fenton llegó poco después de la medianoche. Entró por el bar y se dirigió directamente hacia ella para saludarla. Se abrazaron como viejos amigos, intercambiando algunas palabras en irlandés (que había aprendido para hacer más creíble su vínculo con O’Connell) y riendo a carcajadas. Verdaderamente parecían grandes amigos, nadie en ese bar podía decir lo contrario.
-Voy a reunirme con Vulcan ¿Nos tomamos una cerveza cuando termines?
-¡Por supuesto! Pero tengo para un par de horas más ¿me esperas?
-¡Todo lo que sea necesario! ¡Tenemos que ponernos a día!
-¡Es un hecho, entonces!
Para cuando O’Connell regresó al bar, a Nikki le faltaban unas pocas mesas por recoger. Fenton le indicó con un ademán donde se acomodaría para esperarla. A penas terminó de levantar todo y llevarlo a la barra, Rook le alcanzó dos botellas de cerveza para ella y el irlandés.
-Invitación de la casa.
-Pero, todavía quedan algunos clientes… -dijo girando la cabeza en dirección a un grupo de mujeres que aun se encontraban bebiendo.
-Yo me encargo. Ve a ponerte al día con tu amigo, tu horario ha terminado.
-¡Vaya, que generoso! Gracias, Rooks.
-Paga Vulcan ¿Recuerdas?
-¡Claro! ¡Cierto que solo invitas tragos a tus clientas!
-¿Celosa? ¡Puedo invitarte un trago cuando gustes!
-No, gracias. No mezclo trabajo con placer. Ahora, si me permites, no quiero que se calienten las cervezas.
-¡Tú te lo pierdes!- aseguró mientras salía de la barra para llevar más tragos a la única mesa en la que aun se seguía bebiendo.
O’Connell se había sentado en una mesa alejada de la barra y cerca de un parlante de donde salía música a un volumen relativamente alto. Sin dudas, era el lugar perfecto para que ellos hablasen tranquilos.
Nikki se sentó y ofreció la cerveza. Antes de beber un trago chocaron las botellas a modo de brindis.
-Bueno, pongámonos al día ¿Qué tienes para mí?- preguntó Fenton.
-Tengo una idea, pero necesito ayuda.
-Soy todo oídos.
-Necesitamos poner un micrófono en la oficina de Simmons.
-Ya lo sabemos, el problema es que no tenemos acceso a ella, salvo que se encuentre Vulcan adentro.
-Yo puedo entrar. Necesito un mic y una copia de la llave de Rook.
-Puedo conseguirte el micrófono. Me intriga como vas a conseguir la copia de la llave.
-Haré un molde con jabón ¿Puedes conseguirme una copia si te doy el jabón?
-¡Vaya! ¿Pensaste en todo, verdad? Sabes que es extremadamente arriesgado lo que piensas hacer ¿No?
-Lo sé. Es parte del trabajo. Si no logramos meter un micrófono dentro de la oficina poco podemos enterarnos de sus planes.
-Es cierto. Ya lo habíamos pensado, pero no teníamos forma de hacerlo.
-Ahora me tienen a mí. Yo me encargaré de todo.
-¡No exageraron cuando me dijeron que eras temeraria!
-¡No soy temeraria!
-¡Entonces estás loca!
-Tampoco. Quiero a estos tipos tras las rejas.
-Yo también ¿Cuándo tendrás el molde de la llave?
Beckett observó a Rook riendo muy entretenido con una rubia pulposa. Era ahora o nunca.
-En diez minutos.- aseguró levantándose de la mesa para dirigirse a la oficina de Rook, donde se encontraba el baño y los casilleros.
Era la oportunidad perfecta para conseguir un molde de la llave, y para eso usaría el jabón que siempre llevaba en su bolso. La técnica la había aprendido de sus compañeros de secundaria, cuando consiguieron la llave del salón de música para poder ensayar para un concurso de bandas. Había funcionado aquella vez, no tenía porque fallar ahora.
Siempre le había gustado jugar al límite, ir por el borde, le encantaba toda esa adrenalina esparcida por cada fibra de su cuerpo y a pesar de que lo tenía bastante reprimido, cada tanto brotaba inevitablemente empujándola a cometer una locura, como esta misma que estaba por hacer en ese preciso instante, o como la que había impulsado a meterse de encubierto en el Inferno. Siendo adolecente, si alguien la hubiese atrapado, le hubiese valido la expulsión del colegio, pero ahora la cosa era un poco más seria: se estaba jugando la vida. Aunque no por eso iba a desistir tan fácilmente.
Ni bien entró a la oficina se dirigió al casillero a buscar su cartera y de ahí al escritorio a buscar la llave. El cajón donde se encontraba, (obviamente) estaba cerrado. Buscó entonces dentro de su bolso un juego de ganzúas que le había regalado Royce en su etapa de entrenamiento, junto con una clase magistral de cómo usarlas. “-Nunca están de más cuando estás metido en una investigación… delicada, por así decirlo.-”, le había dicho entonces. Hasta ahora no las había necesitado, pero como siempre hay una primera vez para todo, agradeció en sus pensamientos a Mike por tal útil regalo.
La cerradura era bastante mala, por lo que no fue difícil abrirla y sacar la llave. Ahora debía copiar cada una de las caras de la llave en cada una de las caras del jabón. Agradeció no haber descartado el Zippo que guardaba desde su paso por la academia, cuando se le había pegado el maldito vicio del cigarrillo (y que gracias a su pasión por correr lo había abandonado). Necesitaba calor para ablandar la superficie y el encendedor era su mejor opción.
Luego de calentar bien un lado de la barra con el encendedor, presionó con fuerza dejando la llave incrustada, la retiró con cuidado y realizó la misma maniobra del otro lado, girando la llave para poder copiar la otra cara. Al terminar, lo guardó rápidamente en su bolso y éste en su casillero. Solo le quedaba limpiar bien la llave para quitarle los restos de jabón, volverla a guardar en su lugar y todo quedaría perfecto. Y así lo hizo: lo más rápido que sus manos le permitieron, pero cuando estaba cerrando el cajón con la ganzúa, escuchó voces en el pasillo que se hacían cada vez más fuertes. Alguien se aproximaba a la oficina y no tenía mucho tiempo ni muchos lugares donde esconderse. Pensó en llegar hasta el baño y salir sorprendida de encontrarse a alguien, pero el tiempo no era suficiente, por lo que no quedó otra que hacerse un bollo y esconderse debajo del escritorio, en el lugar reservado para las piernas.
Rook había entrado con la señorita rubia con la que había estado coqueteando y sin dejar de besarla, la empujaba suavemente hacia el escritorio, llenándola de caricias. La situación se tornaba cada vez más incómoda y la joven policía no quería ni respirar por temor a ser descubierta, en cambio, la respiración de los dos amantes se agitaba a cada segundo.
No sabía que era peor, si ver una situación semejante o imaginarla. –Definitivamente, imaginarla.- se dijo a sí misma mientras se tapaba los oídos.
Al parecer, el escritor estaba haciendo las cosas muy bien, teniendo en cuenta los gemidos que brotaban de la boca de su presa.
-Mmm…..Rook… ¡Tienes unos dedos maravillosos!- soltó la mujer al sentir como jugaban entre sus piernas.
-¡Están entrenados!- respondió justo antes de ser interrumpido por el teléfono. -¡Demonios!- largó fastidioso antes de soltar a la chica para responder.
-¡¿No irás a atender ahora?!- reprochó la mujer indignada.
-Lo siento. El deber me llama…- explicó guiñándole un ojo. –Espero que sea importante.- dijo al responder la llamada.
La mujer comenzó a acomodar su ropa mientras se dirigía hacia la puerta. –Esto no se termina aquí, Rook.- indicó antes de salir. Él ni la miró, siguió escuchando atentamente a Simmons.
-Ya voy para allá. Dame cinco minutos.
Beckett deseó profundamente que no fuese a buscar la llave en ese instante o estaba frita. Por suerte, después de tremendo corte, Castle necesitaba refrescarse en el baño antes de salir. La joven no lo pensó dos veces y salió de su escondite ni bien escuchó la puerta del baño cerrarse. Dudó unos segundos, sobre si tenía que llevarse su bolso y su chaqueta en ese momento, o salir en completo silencio y volver a entrar de forma normal unos minutos después.
Se decidió por la segunda opción, ya que sería menos sospechoso. Al salir, esperó unos momentos y volvió a entrar, esta vez dejando oír el ruido de la puerta al cerrarse.
-¡Vaya, que sorpresa! ¿Estabas buscándome, Heat?- dijo Rook al salir del baño.
-¡En tus sueños! Vine a buscar mis cosas para irme.
-¿Segura que no quieres quedarte conmigo?- preguntó acercándose a ella, posando su mano en el casillero contiguo para apoyarse.
-Gracias, paso.- respondió cerrando el locker.
-Es una lástima. La hubiésemos pasado genial.- aseguró con una enorme sonrisa.
Beckett giró quedando frente a él y devolviéndole la sonrisa se acercó peligrosamente para susurrar en su oído:- ¡No tienes idea de cuánto!
Castle quedó boquiabierto una vez más, si poder decir nada, mientras la joven salía de la habitación con aire triunfante.
-¡Hasta mañana, Rook!- gritó desde la puerta. Sin esperar respuesta salió de la oficina, tremendamente satisfecha por haberlo dejado sin palabras. Si él quería jugar, ella lo complacería. Jugarían sin darse tregua, después de todo, bien podía ser parte de su fachada: el tipo está para matarlo, la chica para comérsela, no sería extraño que hubiese cierta tensión sexual entre ellos. ¡Y vaya que la había! Era algo que ninguno de los dos podía ocultar, aunque tampoco podían admitirlo.
O’Connell la esperaba sentado, bebiendo una cerveza más. Al verla aparecer le preguntó señalando la botella si le apetecía otra. Ella negó con la cabeza mientras se aproximaba a la mesa.
-Prefiero tomar una más en casa. Tengo que conducir.- explicó al sentarse.
-¿Tienes el jabón?- preguntó intrigado.
-Por supuesto. Te lo entregaré apenas salgamos de aquí.
-Vamos.-dijo terminando su cerveza de un trago.
Ambos se levantaron dirigiéndose a la barra para saludar a Jack, Rook no había regresado aun. Después de despedirse salieron en dirección al auto de Beckett, que estaba estacionado a la vuelta.
-¿Te alcanzo a algún lado?- preguntó la joven.
-Vivo a unas manzanas de tu casa. Puedo bajarme ahí e ir caminando.
-También puedo llevarte hasta la puerta. No me molesta conducir un poco más.
-Gracias, pero prefiero caminar y fumar un cigarrillo. No me permiten hacerlo en casa.
-¡¿Estás en pareja?!
-Sí. Gracias a Siobhan pude meterme de lleno en la organización. Es dueña de un bar donde pasan su tiempo Bobby S y sus muchachos.
-Entiendo. Es parte de la fachada.
-Ella fue mi boleto de entrada a la organización, pero a decir verdad, lo paso estupendamente con ella. El día que termine todo esto, va a ser muy difícil dejarla…- explicó con algo de tristeza.
-Me imagino que sí…
-Es parte del trabajo. Y hablando de trabajo, mañana al mediodía recibirás un sobre manila con la copia de la llave y en una caja de bombones el mic y el receptor al que le podrás conectar una grabadora. Tiene un alcance aproximado de 150 metros, así que yo creo que escondiéndolo en el callejón, tiene que escucharse perfecto.
-De acuerdo. Mañana mismo intentaré colocarlo.
-Debes tener mucho cuidado, Beckett. Si te descubren, te desaparecen…
-Lo sé. Tendré cuidado.
-Eso espero. Puedes dejarme aquí en la esquina.
-Como gustes.- respondió la joven acercando el auto a la acera.
O’Connell se bajó despidiéndose de la joven. Ni bien terminó de cerrar la puerta, buscó en su chaqueta el paquete de cigarrillos y encendió uno mientras se alejaba.
Beckett pensó en cuanta presión estaba soportando el joven policía al meterse dentro de la mafia Irlandesa e inevitablemente pensó si ella terminaría igual por estar infiltrada en el Inferno. Lo que menos quería era empezar a fumar nuevamente, pero sabía que el nivel de stress que le produciría el trabajo se iría incrementando día a día.
Dejó de pensar en eso cuando su estómago rugió por segunda vez. Tenía hambre y pocas ganas de cocinar. Ni bien entró en su casa, se dispuso a preparar un sándwich de atún con queso crema y mayonesa, luego abrió un porrón de cerveza helada y se sentó en el sofá a disfrutar de su cena.
Intentó relajarse prendiendo la tele, pero su cabeza no podía dejar de pensar en cómo haría para instalar el mic y el receptor sin ser sorprendida. Sabía que de los dos aparatos, el más fácil de esconder sería el receptor, ya que lo colocaría en algún hueco del callejón o bien debajo del contenedor de basura, pero el micrófono era más complicado y mucho más arriesgado, ya que tendría que escabullirse en la oficina de Simmons.
Al repasar como había obtenido el molde para la llave, recordó el incómodo momento que había pasado al estar escondida debajo del escritorio donde Rook deleitaba con sus besos y caricias a su amante de turno, arrancándole sus primeros gemidos. La joven policía no pudo evitar que su mente la situara en el lugar de la mujer a la cual estaba haciendo gozar y por unos segundos se permitió imaginar como recorría su piel con sus manos, recordando todas y cada una de las sensaciones que una vez conquistaron su cuerpo al hacer el amor con él.
Inmediatamente, sacudió su cabeza para desvanecer los pensamientos que la acosaban ¿Cómo puede ser que me siga moviendo el piso de esa forma?-se preguntaba algo avergonzada por lo que terminaba de imaginar. Debía tener mucho auto control como para mantenerse alejada, porque si se permitía acercarse no podría evitar terminar enrollada con él y no podía darse ese lujo. Y con esa sentencia autoimpuesta en su cabeza, se dirigió a su cuarto a obligarse a dormir, porque si seguía enroscándose en el asunto, no lograría más que dar vueltas en la cama el resto de la noche.
***
Cerca del mediodía, el despertador sonó indicando que debía levantarse. Beckett se desperezó en la cama y acto seguido se levantó para vestirse con su ropa deportiva. Corrió por más de una hora, como lo hacía todos los días, no podía arrancar su rutina diaria si no lo hacía.
Al regresar al departamento revisó el buzón en busca del sobre y la caja de bombones que le había mandado Fenton, pero no abrió nada hasta estar dentro de su casa.
La caja de bombones tenía dentro un pequeño aparato que funcionaba de receptor, el cual tenía una pequeña entrada de auriculares, donde podía conectarse a la entrada de mic de una grabadora. El micrófono era diminuto, del tamaño de un botón de camisa, por lo que pensó que no sería tan difícil esconderlo, lo difícil sería entrar a la oficina, pero ya pensaría en ello cuando se presentase la oportunidad.
Después de guardar todo en su bolso y dejarlo preparado, se metió en el baño a ducharse y luego de un suculento desayuno, estaba lista para encarar el día. Se vistió rápidamente, agarró su bolso y salió de compras a un maxi mercado, esos que venden de todo. Compró cinta adhesiva, un destornillador Philips para poder abrir la puerta al final de la escalera y una pequeña grabadora digital que se activaba en presencia del menor ruido y se apagaba cuando había un prolongado silencio, optimizando así la duración de la batería. Repasó mentalmente la lista de cosas necesarias para la operación y creyendo tener todo dio por finalizada la compra.
Llegó unos minutos antes de las 18 horas, dejando el auto cerca del callejón para aprovechar la pasada y darle un vistazo con algo de luz natural. Antes de bajar del vehículo, activó el receptor y lo conectó a la grabadora, para luego esconder todo dentro de la caja de bombones y ésta debajo del asiento del acompañante, luego se encargaría de colocarlo en el callejón. También guardó el destornillador en la caña de su bota, no sabía si podría instalar hoy el mic, pero al menos estaría preparada por si lograba hacerlo.
Caminó lentamente fingiendo buscar algo dentro de su cartera, al mismo tiempo que recorría con la vista todo el callejón. Por suerte, su memoria era muy buena, permitiéndole acumular infinidad de detalles sobre la pequeña calle sin salida, como por ejemplo, la escalera de incendios que conducía a la puerta de entrada a la oficina de Simmons, los dos contenedores de basura o las paredes deterioradas donde asomaban los ladrillos debajo del revoque. Si debía esconder el receptor, el mejor lugar parecía ser debajo de uno de los contenedores, pero debía pegarlo muy bien junto con la grabadora si no quería que lo descubran los del camión de basura al venir a vaciarlo.
Comenzó a apurar el paso cuando vio salir a John y pararse en la puerta. Lo saludó afectuosamente y se dispuso a entrar a trabajar.
La clientela empezó a llegar temprano y durante las primeras horas no tuvo tiempo ni de ir al baño, pero Vulcan tampoco había llegado aun, por lo que todavía tenía la esperanza de poder colocar el mic.
-Jack, casi no queda Whisky en la botella. Tendrás que bajar a buscar una.- dijo Rook sirviendo unos tragos.
-Termino de preparar los tres Bloody Mary que me pidieron las chicas de la barra y voy.
-En cuanto termines. Estoy usando lo último.
-Yo iré, ya serví todos los pedidos y me falta un whisky.- se apuró a decir la joven, quien sin esperar respuesta de alguno de los dos, salió rápidamente en dirección a la bodega.
Esa era la oportunidad que necesitaba y no pensaba desaprovecharla. Ni bien llegó a la escalera que descendía a la bodega, bajó corriendo y continuó así hasta llegar a la otra escalera. Subió los escalones de dos en dos hasta toparse con la puerta, entonces sacó el destornillador de su bota y destrabó la puerta sin grandes dificultades. Solo le faltaba la puerta de la oficina y estaría dentro.
Sacó la llave del bolsillo trasero de su jean e inmediatamente la introdujo en la cerradura probando su funcionamiento. -¡Perfecto!- se dijo al comprobar que abría perfectamente.
Segundos después de entrar escudriñó la oficina rápidamente, buscando el lugar indicado para colocar el mic que le había entregado Fenton. No tenía demasiados lugares donde esconderlo ya que no había demasiados muebles, solamente un escritorio, un sillón, un par de sillas y un fichero de esos de metal con cajones de rieles.
Revisó las sillas examinando minuciosamente la parte de abajo del tapizado, intentando ver un hueco en la tela para colar el pequeño micrófono. Las sillas eran antiguas, al igual que la tela con la que estaban tapizadas, por lo que no le fue difícil rasgarla un poco con la punta del destornillador para introducir el minúsculo aparato. Prendió el dispositivo presionándolo levemente y lo introdujo con la punta del dedo meñique en el orificio de la silla. Cuando estaba terminando de empujar el mic con el desarmador para que no quede cerca del pequeño agujero, oyó las voces de Simmons y sus guardaespaldas junto con el estruendo de sus pasos subiendo por las escaleras. En pocos segundos, entrarían por la puerta del callejón y si no salía de ahí de inmediato, podía considerarse muerta.
Sin demorar ni un instante salió de la oficina, cerró la puerta con llave y bajó corriendo las escaleras para llegar a la bodega lo antes posible, buscando un recoveco para reponerse mientras su respiración volvía a la normalidad. La adrenalina aun recorría su cuerpo después de activarse con la inminente posibilidad de ser descubierta y debía tomarse un minuto para recuperarse antes de volver a trabajar si no quería levantar sospechas, pero aun no estaba a salvo ya que las voces no habían cesado, pero no podía saber si estaban charlando en la entrada de la oficina o si alguno de los matones de Simmons estaría por dirigirse a la bodega. Lo cierto es que no podía arriesgarse y debía darse prisa para encontrar la botella de escocés que supuestamente había ido a buscar, aunque no sabía con exactitud dónde empezar habiendo tantas repisas repletas de alcohol como en un supermercado. Escogió una al azar y comenzó a leer las etiquetas de las botellas: Vodka, Gin, Coñac, Caña, licores de las más variadas marcas, pero no lograba dar con la sección de Whiskey y las voces se hacían más y más audibles a cada segundo.
-¿Buscas esto?- preguntó Rook apareciendo detrás de ella con la botella de escocés en alto, sobresaltando a la joven.
- ¡¿Quieres matarme del susto, Rook?!
-Confieso que estás para matarte, pero no precisamente del susto…- respondió al apoyar su brazo libre en la pared, impidiéndole el paso y ladeando su sonrisa en pose seductora.
-Yo que tú, ni lo intentaría. No querrás tener problemas con tu jefe…- aconsejó quitando el brazo de él para pasar. No podía mantenerse frente a él demasiado tiempo, ya que el tenerlo tan cerca provocaba en ella sensaciones que claramente le costaba dominar.
-Ya te dije que no es mi jefe y no está bien escuchar conversaciones privadas.
-Si hubiese sido privada, tendrían que haber esperado a que me retire.
-Supongo entonces, que habrás escuchado que le respondí que no podía prometerle nada… nunca podría hacerlo.- aseguró parándose otra vez frente a ella.
-No te preocupes, yo te ayudaré a mantenerte alejado.-garantizó ella sin mantener el contacto visual demasiado tiempo. No podía mentirle mirándolo a los ojos ¡y vaya que le mentía! En otras circunstancias, se habría dejado envolver con su seducción y como mínimo se hubiese llevado un ardiente beso como recuerdo de ese momento.
-Ya lo veremos… Me da la sensación de que no estás tan convencida…- aseguró acercándose a escasos centímetros de su boca.
-No te confundas, Rook. Yo no voy a formar parte de tu harem, no eres mi tipo.- respondió intentando tomar distancia. Él sonrió divertido ante su respuesta. Disfrutaba mucho cuando ella lo desafiaba y por supuesto, le encantaba irritarla como así también ponerla nerviosa con su proximidad. Pero en verdad, le hubiese comido la boca de un beso sin dudarlo un instante si ella se lo hubiese permitido.
-Cambiando de tema…- dijo él al escuchar pasos descendiendo la escalera.-…No deberían verte aquí, los muchachos podrían irritarse.
-¿Por qué habrían de hacerlo?
-No les gusta que nadie ande rondando sin que ellos lo sepan.
-No estaba rondando por la bodega, quise ayudar a Jack. No pensé que pudiese meterme en problemas por venir a buscar una botella.- respondió de forma inocente.
-¡Quien anda ahí!- preguntó Carl saliendo de atrás de la alacena que ocultaba la escalera. Aun no los había divisado, pero si había oído sus voces y no faltaba mucho para que descubra donde estaban.
-Quédate aquí y no salgas hasta que yo te diga. Iré a enfrentar a Carl.- le dijo en voz muy baja a la joven mientras salía al encuentro del guardaespaldas.
-¡Soy yo, Carl! Vine a buscar una botella de Whisky, hoy se está bebiendo más que de costumbre…
-¡Rook! Me pareció escuchar voces, Supongo que no estarás con alguna de tus chicas ¿no? Recuerda lo que dijo el jefe sobre usar la bodega para tus revolcones…
-Estoy completamente solo, Carl. A veces suelo pensar en voz alta. Hablo y me contesto yo mismo, dándome consejos…- aseguró con una sonrisa.
-¿Y te sirven? Los consejos, digo…
-Rara vez, pero así todo, mi subconsciente insiste en darme siempre su opinión.
-Tal vez deberías hablar con otra persona… Un psiquiatra, por ejemplo.- aconsejó divertido.
-No, gracias. Todavía no estoy loco…
-¡Yo no estaría tan seguro!- aseveró soltando una carcajada.
-Esta noche la pasarás con la boca seca ¡No te prepararé ni un vaso con hielo!- aseguró señalándolo con el dedo, bromeando con sentirse ofendido.
-¡No seas susceptible, Jamie! ¡No es para que te pongas así!
-¡Tendrás que hacer muy buena letra, si quieres enmendar esto!- dijo mientras retrocedía en dirección a la escalera.
-¡Empezaré por no molestarte más por hoy!- garantizó el guardaespaldas dirigiéndose hacia el mueble que escondía la escalera que conducía a la oficina de Simmons.
Rook esperó hasta que el guardaespaldas desapareciese y fue al encuentro de Nikki. La buscó por todos los recovecos en donde podía estar escondida, pero no la encontró.
-¡Diablos!- soltó con fastidio a notar que se le había escapado. Sabía que no había bajado a buscar la botella que necesitaba Jack, ya que la había visto demasiado cerca del mueble de las copas y lejos de las botellas. No había podido dilucidar aun que estaba haciendo ahí sin autorización, pero debía averiguarlo cuanto antes.
Durante el resto de la atareada noche solo se dedicaron a trabajar, pero como era costumbre, sus miradas no dejaban de cruzarse. Beckett intuía que algo sospechaba, conocía su mirada y sabía que no debía escapar de ella si no pretendía quedar en evidencia.
Al finalizar su horario de trabajo, el bar estaba casi vacío, por lo que preguntó si ya podía retirarse. Rook asintió con la cabeza mientras respondía el teléfono atendiendo a Simmons. Sin demorar demasiado se dirigió a buscar sus cosas al locker, se sentía algo nerviosa por toda la situación y no quería permanecer más tiempo delante de la inquisidora mirada de su jefe.
Al regresar saludó a Jack, quien salía de la barra dirigiéndose al baño. Solo quedaba saludar a Rook y podría irse a su casa.
-¡Hasta mañana, Rook!- dijo levantando la mano sin acercarse demasiado a la barra y girando en dirección a la puerta.
-¡Espera, Heat!- gritó helando cada gota de sangre de la joven policía.
-¿Qué pasa?- preguntó girando la cabeza para mirarlo. No debía mostrarse nerviosa, por lo que trató de mostrarse lo más natural posible, aunque la expresión del rostro de su jefe no se lo facilitaba.
-Tenemos que hablar.
Por primera vez, desde que había empezado a trabajar en el Inferno, le hablaba con tanta seriedad. No había bromas ni insinuaciones ni chicanas, por lo que no podía ser nada bueno lo que tenía para decirle.
Continuará…
Bueno gente, hasta acá el nuevo capi. Ojalá que les haya gustado, y ya saben que sus comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidos. Saludos y hasta la próxima!!!
Capitulo XVI
Beckett necesitaba más información. Lo poco que había escuchado minutos antes, la había dejado con una tremenda espina y debía saber más para poder extirpársela. No podía pretender investigar solo de las conversaciones que escuchaba al llevar unos tragos. Necesitaba más y la única forma que se le ocurría era colocando un micrófono en la oficina de Vulcan. Solamente se le presentaban dos inconvenientes: el primero era conseguir el mic y el segundo era colocarlo dentro de la oficina.
Para el primer problema creía tener la solución: preguntaría a O’Connell si podía conseguir uno y de no ser posible, llamaría a Lanie desde un teléfono público para que su amiga informe a sus superiores su requerimiento; pero para el segundo aun no tenía un plan bien definido, aunque si tenía en mente que necesitaría la llave de la oficina de Vulcan que se encontraba en el escritorio de Rook y debía conseguirla lo antes posible.
Regresó a trabajar de inmediato, con esa idea en la cabeza: conseguir la llave; y para eso debía poder desaparecer de la vista de su jefe Jameson. El bar estaba repleto, mujeres en su gran mayoría y como era de esperarse muchas se encontraban sentadas en la barra. El escritor no perdía detalle y cada vez que podía la observaba detenidamente, como estudiándola. Kate también lo observaba cada vez que podía. Debía conocer sus movimientos si pretendía escabullirse de él para obtener información. Aproximadamente una decena de mujeres se habían acercado a su oído para proponerle algo, pero hasta ahora no había pasado de unas cuantas sonrisas y la joven se preguntaba si esa era su forma natural de portarse con sus clientas: juguetear con todas hasta encontrar la presa justa para su mordisco. No podía saberlo de inmediato, aunque seguro que no tardaría en develarse su estrategia.
Fenton llegó poco después de la medianoche. Entró por el bar y se dirigió directamente hacia ella para saludarla. Se abrazaron como viejos amigos, intercambiando algunas palabras en irlandés (que había aprendido para hacer más creíble su vínculo con O’Connell) y riendo a carcajadas. Verdaderamente parecían grandes amigos, nadie en ese bar podía decir lo contrario.
-Voy a reunirme con Vulcan ¿Nos tomamos una cerveza cuando termines?
-¡Por supuesto! Pero tengo para un par de horas más ¿me esperas?
-¡Todo lo que sea necesario! ¡Tenemos que ponernos a día!
-¡Es un hecho, entonces!
Para cuando O’Connell regresó al bar, a Nikki le faltaban unas pocas mesas por recoger. Fenton le indicó con un ademán donde se acomodaría para esperarla. A penas terminó de levantar todo y llevarlo a la barra, Rook le alcanzó dos botellas de cerveza para ella y el irlandés.
-Invitación de la casa.
-Pero, todavía quedan algunos clientes… -dijo girando la cabeza en dirección a un grupo de mujeres que aun se encontraban bebiendo.
-Yo me encargo. Ve a ponerte al día con tu amigo, tu horario ha terminado.
-¡Vaya, que generoso! Gracias, Rooks.
-Paga Vulcan ¿Recuerdas?
-¡Claro! ¡Cierto que solo invitas tragos a tus clientas!
-¿Celosa? ¡Puedo invitarte un trago cuando gustes!
-No, gracias. No mezclo trabajo con placer. Ahora, si me permites, no quiero que se calienten las cervezas.
-¡Tú te lo pierdes!- aseguró mientras salía de la barra para llevar más tragos a la única mesa en la que aun se seguía bebiendo.
O’Connell se había sentado en una mesa alejada de la barra y cerca de un parlante de donde salía música a un volumen relativamente alto. Sin dudas, era el lugar perfecto para que ellos hablasen tranquilos.
Nikki se sentó y ofreció la cerveza. Antes de beber un trago chocaron las botellas a modo de brindis.
-Bueno, pongámonos al día ¿Qué tienes para mí?- preguntó Fenton.
-Tengo una idea, pero necesito ayuda.
-Soy todo oídos.
-Necesitamos poner un micrófono en la oficina de Simmons.
-Ya lo sabemos, el problema es que no tenemos acceso a ella, salvo que se encuentre Vulcan adentro.
-Yo puedo entrar. Necesito un mic y una copia de la llave de Rook.
-Puedo conseguirte el micrófono. Me intriga como vas a conseguir la copia de la llave.
-Haré un molde con jabón ¿Puedes conseguirme una copia si te doy el jabón?
-¡Vaya! ¿Pensaste en todo, verdad? Sabes que es extremadamente arriesgado lo que piensas hacer ¿No?
-Lo sé. Es parte del trabajo. Si no logramos meter un micrófono dentro de la oficina poco podemos enterarnos de sus planes.
-Es cierto. Ya lo habíamos pensado, pero no teníamos forma de hacerlo.
-Ahora me tienen a mí. Yo me encargaré de todo.
-¡No exageraron cuando me dijeron que eras temeraria!
-¡No soy temeraria!
-¡Entonces estás loca!
-Tampoco. Quiero a estos tipos tras las rejas.
-Yo también ¿Cuándo tendrás el molde de la llave?
Beckett observó a Rook riendo muy entretenido con una rubia pulposa. Era ahora o nunca.
-En diez minutos.- aseguró levantándose de la mesa para dirigirse a la oficina de Rook, donde se encontraba el baño y los casilleros.
Era la oportunidad perfecta para conseguir un molde de la llave, y para eso usaría el jabón que siempre llevaba en su bolso. La técnica la había aprendido de sus compañeros de secundaria, cuando consiguieron la llave del salón de música para poder ensayar para un concurso de bandas. Había funcionado aquella vez, no tenía porque fallar ahora.
Siempre le había gustado jugar al límite, ir por el borde, le encantaba toda esa adrenalina esparcida por cada fibra de su cuerpo y a pesar de que lo tenía bastante reprimido, cada tanto brotaba inevitablemente empujándola a cometer una locura, como esta misma que estaba por hacer en ese preciso instante, o como la que había impulsado a meterse de encubierto en el Inferno. Siendo adolecente, si alguien la hubiese atrapado, le hubiese valido la expulsión del colegio, pero ahora la cosa era un poco más seria: se estaba jugando la vida. Aunque no por eso iba a desistir tan fácilmente.
Ni bien entró a la oficina se dirigió al casillero a buscar su cartera y de ahí al escritorio a buscar la llave. El cajón donde se encontraba, (obviamente) estaba cerrado. Buscó entonces dentro de su bolso un juego de ganzúas que le había regalado Royce en su etapa de entrenamiento, junto con una clase magistral de cómo usarlas. “-Nunca están de más cuando estás metido en una investigación… delicada, por así decirlo.-”, le había dicho entonces. Hasta ahora no las había necesitado, pero como siempre hay una primera vez para todo, agradeció en sus pensamientos a Mike por tal útil regalo.
La cerradura era bastante mala, por lo que no fue difícil abrirla y sacar la llave. Ahora debía copiar cada una de las caras de la llave en cada una de las caras del jabón. Agradeció no haber descartado el Zippo que guardaba desde su paso por la academia, cuando se le había pegado el maldito vicio del cigarrillo (y que gracias a su pasión por correr lo había abandonado). Necesitaba calor para ablandar la superficie y el encendedor era su mejor opción.
Luego de calentar bien un lado de la barra con el encendedor, presionó con fuerza dejando la llave incrustada, la retiró con cuidado y realizó la misma maniobra del otro lado, girando la llave para poder copiar la otra cara. Al terminar, lo guardó rápidamente en su bolso y éste en su casillero. Solo le quedaba limpiar bien la llave para quitarle los restos de jabón, volverla a guardar en su lugar y todo quedaría perfecto. Y así lo hizo: lo más rápido que sus manos le permitieron, pero cuando estaba cerrando el cajón con la ganzúa, escuchó voces en el pasillo que se hacían cada vez más fuertes. Alguien se aproximaba a la oficina y no tenía mucho tiempo ni muchos lugares donde esconderse. Pensó en llegar hasta el baño y salir sorprendida de encontrarse a alguien, pero el tiempo no era suficiente, por lo que no quedó otra que hacerse un bollo y esconderse debajo del escritorio, en el lugar reservado para las piernas.
Rook había entrado con la señorita rubia con la que había estado coqueteando y sin dejar de besarla, la empujaba suavemente hacia el escritorio, llenándola de caricias. La situación se tornaba cada vez más incómoda y la joven policía no quería ni respirar por temor a ser descubierta, en cambio, la respiración de los dos amantes se agitaba a cada segundo.
No sabía que era peor, si ver una situación semejante o imaginarla. –Definitivamente, imaginarla.- se dijo a sí misma mientras se tapaba los oídos.
Al parecer, el escritor estaba haciendo las cosas muy bien, teniendo en cuenta los gemidos que brotaban de la boca de su presa.
-Mmm…..Rook… ¡Tienes unos dedos maravillosos!- soltó la mujer al sentir como jugaban entre sus piernas.
-¡Están entrenados!- respondió justo antes de ser interrumpido por el teléfono. -¡Demonios!- largó fastidioso antes de soltar a la chica para responder.
-¡¿No irás a atender ahora?!- reprochó la mujer indignada.
-Lo siento. El deber me llama…- explicó guiñándole un ojo. –Espero que sea importante.- dijo al responder la llamada.
La mujer comenzó a acomodar su ropa mientras se dirigía hacia la puerta. –Esto no se termina aquí, Rook.- indicó antes de salir. Él ni la miró, siguió escuchando atentamente a Simmons.
-Ya voy para allá. Dame cinco minutos.
Beckett deseó profundamente que no fuese a buscar la llave en ese instante o estaba frita. Por suerte, después de tremendo corte, Castle necesitaba refrescarse en el baño antes de salir. La joven no lo pensó dos veces y salió de su escondite ni bien escuchó la puerta del baño cerrarse. Dudó unos segundos, sobre si tenía que llevarse su bolso y su chaqueta en ese momento, o salir en completo silencio y volver a entrar de forma normal unos minutos después.
Se decidió por la segunda opción, ya que sería menos sospechoso. Al salir, esperó unos momentos y volvió a entrar, esta vez dejando oír el ruido de la puerta al cerrarse.
-¡Vaya, que sorpresa! ¿Estabas buscándome, Heat?- dijo Rook al salir del baño.
-¡En tus sueños! Vine a buscar mis cosas para irme.
-¿Segura que no quieres quedarte conmigo?- preguntó acercándose a ella, posando su mano en el casillero contiguo para apoyarse.
-Gracias, paso.- respondió cerrando el locker.
-Es una lástima. La hubiésemos pasado genial.- aseguró con una enorme sonrisa.
Beckett giró quedando frente a él y devolviéndole la sonrisa se acercó peligrosamente para susurrar en su oído:- ¡No tienes idea de cuánto!
Castle quedó boquiabierto una vez más, si poder decir nada, mientras la joven salía de la habitación con aire triunfante.
-¡Hasta mañana, Rook!- gritó desde la puerta. Sin esperar respuesta salió de la oficina, tremendamente satisfecha por haberlo dejado sin palabras. Si él quería jugar, ella lo complacería. Jugarían sin darse tregua, después de todo, bien podía ser parte de su fachada: el tipo está para matarlo, la chica para comérsela, no sería extraño que hubiese cierta tensión sexual entre ellos. ¡Y vaya que la había! Era algo que ninguno de los dos podía ocultar, aunque tampoco podían admitirlo.
O’Connell la esperaba sentado, bebiendo una cerveza más. Al verla aparecer le preguntó señalando la botella si le apetecía otra. Ella negó con la cabeza mientras se aproximaba a la mesa.
-Prefiero tomar una más en casa. Tengo que conducir.- explicó al sentarse.
-¿Tienes el jabón?- preguntó intrigado.
-Por supuesto. Te lo entregaré apenas salgamos de aquí.
-Vamos.-dijo terminando su cerveza de un trago.
Ambos se levantaron dirigiéndose a la barra para saludar a Jack, Rook no había regresado aun. Después de despedirse salieron en dirección al auto de Beckett, que estaba estacionado a la vuelta.
-¿Te alcanzo a algún lado?- preguntó la joven.
-Vivo a unas manzanas de tu casa. Puedo bajarme ahí e ir caminando.
-También puedo llevarte hasta la puerta. No me molesta conducir un poco más.
-Gracias, pero prefiero caminar y fumar un cigarrillo. No me permiten hacerlo en casa.
-¡¿Estás en pareja?!
-Sí. Gracias a Siobhan pude meterme de lleno en la organización. Es dueña de un bar donde pasan su tiempo Bobby S y sus muchachos.
-Entiendo. Es parte de la fachada.
-Ella fue mi boleto de entrada a la organización, pero a decir verdad, lo paso estupendamente con ella. El día que termine todo esto, va a ser muy difícil dejarla…- explicó con algo de tristeza.
-Me imagino que sí…
-Es parte del trabajo. Y hablando de trabajo, mañana al mediodía recibirás un sobre manila con la copia de la llave y en una caja de bombones el mic y el receptor al que le podrás conectar una grabadora. Tiene un alcance aproximado de 150 metros, así que yo creo que escondiéndolo en el callejón, tiene que escucharse perfecto.
-De acuerdo. Mañana mismo intentaré colocarlo.
-Debes tener mucho cuidado, Beckett. Si te descubren, te desaparecen…
-Lo sé. Tendré cuidado.
-Eso espero. Puedes dejarme aquí en la esquina.
-Como gustes.- respondió la joven acercando el auto a la acera.
O’Connell se bajó despidiéndose de la joven. Ni bien terminó de cerrar la puerta, buscó en su chaqueta el paquete de cigarrillos y encendió uno mientras se alejaba.
Beckett pensó en cuanta presión estaba soportando el joven policía al meterse dentro de la mafia Irlandesa e inevitablemente pensó si ella terminaría igual por estar infiltrada en el Inferno. Lo que menos quería era empezar a fumar nuevamente, pero sabía que el nivel de stress que le produciría el trabajo se iría incrementando día a día.
Dejó de pensar en eso cuando su estómago rugió por segunda vez. Tenía hambre y pocas ganas de cocinar. Ni bien entró en su casa, se dispuso a preparar un sándwich de atún con queso crema y mayonesa, luego abrió un porrón de cerveza helada y se sentó en el sofá a disfrutar de su cena.
Intentó relajarse prendiendo la tele, pero su cabeza no podía dejar de pensar en cómo haría para instalar el mic y el receptor sin ser sorprendida. Sabía que de los dos aparatos, el más fácil de esconder sería el receptor, ya que lo colocaría en algún hueco del callejón o bien debajo del contenedor de basura, pero el micrófono era más complicado y mucho más arriesgado, ya que tendría que escabullirse en la oficina de Simmons.
Al repasar como había obtenido el molde para la llave, recordó el incómodo momento que había pasado al estar escondida debajo del escritorio donde Rook deleitaba con sus besos y caricias a su amante de turno, arrancándole sus primeros gemidos. La joven policía no pudo evitar que su mente la situara en el lugar de la mujer a la cual estaba haciendo gozar y por unos segundos se permitió imaginar como recorría su piel con sus manos, recordando todas y cada una de las sensaciones que una vez conquistaron su cuerpo al hacer el amor con él.
Inmediatamente, sacudió su cabeza para desvanecer los pensamientos que la acosaban ¿Cómo puede ser que me siga moviendo el piso de esa forma?-se preguntaba algo avergonzada por lo que terminaba de imaginar. Debía tener mucho auto control como para mantenerse alejada, porque si se permitía acercarse no podría evitar terminar enrollada con él y no podía darse ese lujo. Y con esa sentencia autoimpuesta en su cabeza, se dirigió a su cuarto a obligarse a dormir, porque si seguía enroscándose en el asunto, no lograría más que dar vueltas en la cama el resto de la noche.
***
Cerca del mediodía, el despertador sonó indicando que debía levantarse. Beckett se desperezó en la cama y acto seguido se levantó para vestirse con su ropa deportiva. Corrió por más de una hora, como lo hacía todos los días, no podía arrancar su rutina diaria si no lo hacía.
Al regresar al departamento revisó el buzón en busca del sobre y la caja de bombones que le había mandado Fenton, pero no abrió nada hasta estar dentro de su casa.
La caja de bombones tenía dentro un pequeño aparato que funcionaba de receptor, el cual tenía una pequeña entrada de auriculares, donde podía conectarse a la entrada de mic de una grabadora. El micrófono era diminuto, del tamaño de un botón de camisa, por lo que pensó que no sería tan difícil esconderlo, lo difícil sería entrar a la oficina, pero ya pensaría en ello cuando se presentase la oportunidad.
Después de guardar todo en su bolso y dejarlo preparado, se metió en el baño a ducharse y luego de un suculento desayuno, estaba lista para encarar el día. Se vistió rápidamente, agarró su bolso y salió de compras a un maxi mercado, esos que venden de todo. Compró cinta adhesiva, un destornillador Philips para poder abrir la puerta al final de la escalera y una pequeña grabadora digital que se activaba en presencia del menor ruido y se apagaba cuando había un prolongado silencio, optimizando así la duración de la batería. Repasó mentalmente la lista de cosas necesarias para la operación y creyendo tener todo dio por finalizada la compra.
Llegó unos minutos antes de las 18 horas, dejando el auto cerca del callejón para aprovechar la pasada y darle un vistazo con algo de luz natural. Antes de bajar del vehículo, activó el receptor y lo conectó a la grabadora, para luego esconder todo dentro de la caja de bombones y ésta debajo del asiento del acompañante, luego se encargaría de colocarlo en el callejón. También guardó el destornillador en la caña de su bota, no sabía si podría instalar hoy el mic, pero al menos estaría preparada por si lograba hacerlo.
Caminó lentamente fingiendo buscar algo dentro de su cartera, al mismo tiempo que recorría con la vista todo el callejón. Por suerte, su memoria era muy buena, permitiéndole acumular infinidad de detalles sobre la pequeña calle sin salida, como por ejemplo, la escalera de incendios que conducía a la puerta de entrada a la oficina de Simmons, los dos contenedores de basura o las paredes deterioradas donde asomaban los ladrillos debajo del revoque. Si debía esconder el receptor, el mejor lugar parecía ser debajo de uno de los contenedores, pero debía pegarlo muy bien junto con la grabadora si no quería que lo descubran los del camión de basura al venir a vaciarlo.
Comenzó a apurar el paso cuando vio salir a John y pararse en la puerta. Lo saludó afectuosamente y se dispuso a entrar a trabajar.
La clientela empezó a llegar temprano y durante las primeras horas no tuvo tiempo ni de ir al baño, pero Vulcan tampoco había llegado aun, por lo que todavía tenía la esperanza de poder colocar el mic.
-Jack, casi no queda Whisky en la botella. Tendrás que bajar a buscar una.- dijo Rook sirviendo unos tragos.
-Termino de preparar los tres Bloody Mary que me pidieron las chicas de la barra y voy.
-En cuanto termines. Estoy usando lo último.
-Yo iré, ya serví todos los pedidos y me falta un whisky.- se apuró a decir la joven, quien sin esperar respuesta de alguno de los dos, salió rápidamente en dirección a la bodega.
Esa era la oportunidad que necesitaba y no pensaba desaprovecharla. Ni bien llegó a la escalera que descendía a la bodega, bajó corriendo y continuó así hasta llegar a la otra escalera. Subió los escalones de dos en dos hasta toparse con la puerta, entonces sacó el destornillador de su bota y destrabó la puerta sin grandes dificultades. Solo le faltaba la puerta de la oficina y estaría dentro.
Sacó la llave del bolsillo trasero de su jean e inmediatamente la introdujo en la cerradura probando su funcionamiento. -¡Perfecto!- se dijo al comprobar que abría perfectamente.
Segundos después de entrar escudriñó la oficina rápidamente, buscando el lugar indicado para colocar el mic que le había entregado Fenton. No tenía demasiados lugares donde esconderlo ya que no había demasiados muebles, solamente un escritorio, un sillón, un par de sillas y un fichero de esos de metal con cajones de rieles.
Revisó las sillas examinando minuciosamente la parte de abajo del tapizado, intentando ver un hueco en la tela para colar el pequeño micrófono. Las sillas eran antiguas, al igual que la tela con la que estaban tapizadas, por lo que no le fue difícil rasgarla un poco con la punta del destornillador para introducir el minúsculo aparato. Prendió el dispositivo presionándolo levemente y lo introdujo con la punta del dedo meñique en el orificio de la silla. Cuando estaba terminando de empujar el mic con el desarmador para que no quede cerca del pequeño agujero, oyó las voces de Simmons y sus guardaespaldas junto con el estruendo de sus pasos subiendo por las escaleras. En pocos segundos, entrarían por la puerta del callejón y si no salía de ahí de inmediato, podía considerarse muerta.
Sin demorar ni un instante salió de la oficina, cerró la puerta con llave y bajó corriendo las escaleras para llegar a la bodega lo antes posible, buscando un recoveco para reponerse mientras su respiración volvía a la normalidad. La adrenalina aun recorría su cuerpo después de activarse con la inminente posibilidad de ser descubierta y debía tomarse un minuto para recuperarse antes de volver a trabajar si no quería levantar sospechas, pero aun no estaba a salvo ya que las voces no habían cesado, pero no podía saber si estaban charlando en la entrada de la oficina o si alguno de los matones de Simmons estaría por dirigirse a la bodega. Lo cierto es que no podía arriesgarse y debía darse prisa para encontrar la botella de escocés que supuestamente había ido a buscar, aunque no sabía con exactitud dónde empezar habiendo tantas repisas repletas de alcohol como en un supermercado. Escogió una al azar y comenzó a leer las etiquetas de las botellas: Vodka, Gin, Coñac, Caña, licores de las más variadas marcas, pero no lograba dar con la sección de Whiskey y las voces se hacían más y más audibles a cada segundo.
-¿Buscas esto?- preguntó Rook apareciendo detrás de ella con la botella de escocés en alto, sobresaltando a la joven.
- ¡¿Quieres matarme del susto, Rook?!
-Confieso que estás para matarte, pero no precisamente del susto…- respondió al apoyar su brazo libre en la pared, impidiéndole el paso y ladeando su sonrisa en pose seductora.
-Yo que tú, ni lo intentaría. No querrás tener problemas con tu jefe…- aconsejó quitando el brazo de él para pasar. No podía mantenerse frente a él demasiado tiempo, ya que el tenerlo tan cerca provocaba en ella sensaciones que claramente le costaba dominar.
-Ya te dije que no es mi jefe y no está bien escuchar conversaciones privadas.
-Si hubiese sido privada, tendrían que haber esperado a que me retire.
-Supongo entonces, que habrás escuchado que le respondí que no podía prometerle nada… nunca podría hacerlo.- aseguró parándose otra vez frente a ella.
-No te preocupes, yo te ayudaré a mantenerte alejado.-garantizó ella sin mantener el contacto visual demasiado tiempo. No podía mentirle mirándolo a los ojos ¡y vaya que le mentía! En otras circunstancias, se habría dejado envolver con su seducción y como mínimo se hubiese llevado un ardiente beso como recuerdo de ese momento.
-Ya lo veremos… Me da la sensación de que no estás tan convencida…- aseguró acercándose a escasos centímetros de su boca.
-No te confundas, Rook. Yo no voy a formar parte de tu harem, no eres mi tipo.- respondió intentando tomar distancia. Él sonrió divertido ante su respuesta. Disfrutaba mucho cuando ella lo desafiaba y por supuesto, le encantaba irritarla como así también ponerla nerviosa con su proximidad. Pero en verdad, le hubiese comido la boca de un beso sin dudarlo un instante si ella se lo hubiese permitido.
-Cambiando de tema…- dijo él al escuchar pasos descendiendo la escalera.-…No deberían verte aquí, los muchachos podrían irritarse.
-¿Por qué habrían de hacerlo?
-No les gusta que nadie ande rondando sin que ellos lo sepan.
-No estaba rondando por la bodega, quise ayudar a Jack. No pensé que pudiese meterme en problemas por venir a buscar una botella.- respondió de forma inocente.
-¡Quien anda ahí!- preguntó Carl saliendo de atrás de la alacena que ocultaba la escalera. Aun no los había divisado, pero si había oído sus voces y no faltaba mucho para que descubra donde estaban.
-Quédate aquí y no salgas hasta que yo te diga. Iré a enfrentar a Carl.- le dijo en voz muy baja a la joven mientras salía al encuentro del guardaespaldas.
-¡Soy yo, Carl! Vine a buscar una botella de Whisky, hoy se está bebiendo más que de costumbre…
-¡Rook! Me pareció escuchar voces, Supongo que no estarás con alguna de tus chicas ¿no? Recuerda lo que dijo el jefe sobre usar la bodega para tus revolcones…
-Estoy completamente solo, Carl. A veces suelo pensar en voz alta. Hablo y me contesto yo mismo, dándome consejos…- aseguró con una sonrisa.
-¿Y te sirven? Los consejos, digo…
-Rara vez, pero así todo, mi subconsciente insiste en darme siempre su opinión.
-Tal vez deberías hablar con otra persona… Un psiquiatra, por ejemplo.- aconsejó divertido.
-No, gracias. Todavía no estoy loco…
-¡Yo no estaría tan seguro!- aseveró soltando una carcajada.
-Esta noche la pasarás con la boca seca ¡No te prepararé ni un vaso con hielo!- aseguró señalándolo con el dedo, bromeando con sentirse ofendido.
-¡No seas susceptible, Jamie! ¡No es para que te pongas así!
-¡Tendrás que hacer muy buena letra, si quieres enmendar esto!- dijo mientras retrocedía en dirección a la escalera.
-¡Empezaré por no molestarte más por hoy!- garantizó el guardaespaldas dirigiéndose hacia el mueble que escondía la escalera que conducía a la oficina de Simmons.
Rook esperó hasta que el guardaespaldas desapareciese y fue al encuentro de Nikki. La buscó por todos los recovecos en donde podía estar escondida, pero no la encontró.
-¡Diablos!- soltó con fastidio a notar que se le había escapado. Sabía que no había bajado a buscar la botella que necesitaba Jack, ya que la había visto demasiado cerca del mueble de las copas y lejos de las botellas. No había podido dilucidar aun que estaba haciendo ahí sin autorización, pero debía averiguarlo cuanto antes.
Durante el resto de la atareada noche solo se dedicaron a trabajar, pero como era costumbre, sus miradas no dejaban de cruzarse. Beckett intuía que algo sospechaba, conocía su mirada y sabía que no debía escapar de ella si no pretendía quedar en evidencia.
Al finalizar su horario de trabajo, el bar estaba casi vacío, por lo que preguntó si ya podía retirarse. Rook asintió con la cabeza mientras respondía el teléfono atendiendo a Simmons. Sin demorar demasiado se dirigió a buscar sus cosas al locker, se sentía algo nerviosa por toda la situación y no quería permanecer más tiempo delante de la inquisidora mirada de su jefe.
Al regresar saludó a Jack, quien salía de la barra dirigiéndose al baño. Solo quedaba saludar a Rook y podría irse a su casa.
-¡Hasta mañana, Rook!- dijo levantando la mano sin acercarse demasiado a la barra y girando en dirección a la puerta.
-¡Espera, Heat!- gritó helando cada gota de sangre de la joven policía.
-¿Qué pasa?- preguntó girando la cabeza para mirarlo. No debía mostrarse nerviosa, por lo que trató de mostrarse lo más natural posible, aunque la expresión del rostro de su jefe no se lo facilitaba.
-Tenemos que hablar.
Por primera vez, desde que había empezado a trabajar en el Inferno, le hablaba con tanta seriedad. No había bromas ni insinuaciones ni chicanas, por lo que no podía ser nada bueno lo que tenía para decirle.
Continuará…
Bueno gente, hasta acá el nuevo capi. Ojalá que les haya gustado, y ya saben que sus comentarios, sugerencias y críticas son bienvenidos. Saludos y hasta la próxima!!!
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Si que le gusta el peligro a Kate, pensé que la iban a pillar en la oficina de Simmons...
Sabrá algo Rick de que esta pasando????
me gusta mucho
Sabrá algo Rick de que esta pasando????
me gusta mucho
alba_caskett- Actor en Broadway
- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 20/02/2015
Edad : 32
Localización : Asturias
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Uff, que poquito ha faltado para que la pillen. Como xoga arriesgando tanntoncreo que finalmente lo harán.
De que querrá hablar Rick con ella? Se habrá dado cuenta de que algo trama o es que la ha reconocido y se está conteniendo en decirle nada? Aunque me gusta el juego de ataque que tiene hacia Kate y la forma de esta de resistirse, lo hará por mucho tiempo?
Que bien que hayas actualizado de nuevo tan pronto, jejejejejeje. A la espera del siguiente
De que querrá hablar Rick con ella? Se habrá dado cuenta de que algo trama o es que la ha reconocido y se está conteniendo en decirle nada? Aunque me gusta el juego de ataque que tiene hacia Kate y la forma de esta de resistirse, lo hará por mucho tiempo?
Que bien que hayas actualizado de nuevo tan pronto, jejejejejeje. A la espera del siguiente
Yaye- Escritor - Policia
- Mensajes : 1751
Fecha de inscripción : 05/06/2012
Localización : Huelva
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
Que susto!! pensé que ya casi la pillan! espero que la conversación que tenga con rook traiga algo bueno!! gracias por no dejar de lado tu historia pues cada vez son menos quienes son siguen deleitando con fics de castle
Ruth Maria- Policia de homicidios
- Mensajes : 565
Fecha de inscripción : 14/11/2012
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
X poco y la descubren, espero pronto estén juntos
Casbeck.mongar- Ayudante de policia
- Mensajes : 70
Fecha de inscripción : 12/04/2013
Edad : 47
Re: (+18) Desde el umbral- CAPITULO XXIII (ATENCIÓN!! ACTUALIZADO 22/08/17)
alba_caskett escribió:Si que le gusta el peligro a Kate, pensé que la iban a pillar en la oficina de Simmons...
Sabrá algo Rick de que esta pasando????
me gusta mucho
Faltó poco para que la descubran, pero por suerte supo desaparecer a tiempo. Si no hubiese sido así, el fic se terminaba en ese capítulo, jajajajajajaja
Muchas gracias por leer y comentar! Nos leemos pronto!!!
Yaye escribió: Uff, que poquito ha faltado para que la pillen. Como xoga arriesgando tanntoncreo que finalmente lo harán.
De que querrá hablar Rick con ella? Se habrá dado cuenta de que algo trama o es que la ha reconocido y se está conteniendo en decirle nada? Aunque me gusta el juego de ataque que tiene hacia Kate y la forma de esta de resistirse, lo hará por mucho tiempo?
Que bien que hayas actualizado de nuevo tan pronto, jejejejejeje. A la espera del siguiente
Beckett tiene muy claro su objetivo y hará lo necesario para conseguir lo que se propone, esperemos que no la descubran el proceso…
Ya te vas a entrar de que quiere hablar Rick… prontito! Jajajaja Viendo como viene la mano, no me parece que Kate pueda resistirse mucho más a los encantos de Castle. Veremos que pasa… en los próximos capítulos! Jajajajaja
Muchas gracias por leer y comentar! Saludos y hasta la próxima!
Ruth Maria escribió:Que susto!! pensé que ya casi la pillan! espero que la conversación que tenga con rook traiga algo bueno!! gracias por no dejar de lado tu historia pues cada vez son menos quienes son siguen deleitando con fics de castle
Gracias a vos por seguir leyendo y comentando. Es un gran incentivo para seguir escribiendo con muchas ganas!!! Como dije antes, faltó poco, pero supo salir justo a tiempo. Algo me dice que cuando hablen, va a arder Troya! Jajajajaja
Nos leemos pronto!
Casbeck.mongar escribió:X poco y la descubren, espero pronto estén juntos
Juntos, pero no revueltos! Jajajajaja Veremos que pasa con estos dos! Gracias por leer y comentar!
Saludos y hasta la próxima!
Solexite- Policia de homicidios
- Mensajes : 646
Fecha de inscripción : 30/04/2012
Localización : America, debo estar en America del Sur ¡Bien al Sur!
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