Mr. Brightside (Terminado)

Caminando por el pasillo, aún estaba asimilando los resultados del rastreo del frasquito que habían encontrado en el piso de los Evans:

- ¿Están los tres en la sala? – Esposito asintió.
- No entiendo como algo puede terminar así – Ryan se pasaba la mano por la frente y dejaba su bloc de malas gana.
- Bueno, supongo que las apariencias engañan.

Los tres se encaminaron a la sala , pero antes de girar el pomo Beckett los miró, los tres tomaron aire y entraron:

- Disculpen el retraso, esperabamos una confirmación – Beckett se sentó frente a la familia, mientras Esposito y Ryan permanecían de pie.
- ¿Ya saben quien lo hizo? – Dijo la madre angustiada y Beckett miró al padre y el hermano y asintió con un gesto serio – Entonces…¿Qué hacemos aquí?
- Señora, será mejor que escuche – Esposito intentó calmarla.

Beckett siempre quiso un hermano o una hermana, y había estado pensando que nunca se lo llegó a decir a su madre, quizás porque daba por sentado que vendría solo cuando todos estuvieran mejor asentados y su madre tuviera menos trabajo, y le dio algo de pena descubrir, 10 años después, que nunca tendría alguien con quien compartir la carga de estar sola con su padre. Y no porque este no la entendiera, sino porque no había nadie que la comprendiera sin tener que decir que estaba herida y que tenía la duda de si alguna vez dejaría de estarlo, y eso le pesaba.

Había aprendido a construir alrededor de la ausencia de su madre y en muchas ocasiones, de muchas maneras, se sentía perdida, y demasiado responsable como para hacer participe a su padre de sus dudas existenciales acerca de algo que le dolía tanto.

La noche anterior imaginó como hubiera sido ser tres y no solo dos, y llegó a la conclusión de que se sentiría igual de triste al ver una foto de su madre:

- Al principio teníamos dudas acerca de la muerte de Jamie – Tomó aire – Verán, si no fuera porque Hunter y sus chicos forzaron la puerta y lo revolvieron todo, se hubiera determinado muerte natural – Todos parecían sorprendidos – Pero eso nos llevó a investigar a Jamie y a su entorno, y sobre todo, su casa. Allí encontramos este frasquito.

Sacó el frasco de su bolsillo todavía dentro de la bolsa de pruebas:

- Y entonces tuvimos una revelación – Cruzó las manos sobre la mesa y aspiró fuerte – Pero no teníamos huellas, Aunque lo que pasa con estos botecitos, tan peligrosos, es que tienen un codigo que te dice a quien fue vendido y donde fue enviado – Fue entonces cuando Eric Evans tragó saliva a duras penas – Y fue al instituto de Eric.
- ¿Estamos locos o qué? – Saltó el padre – Se puede saber ¿Qué está insinuando?
- Creimos que quizás los chicos que le robaron la hierba a Eric, o el mismo Hunter se habían hecho con esto, pero el profesor nos aseguró que en el intervalo entre inventario e inventario solo dos clases pasaron por el laboratorio y una era la de Eric, después encontramos sus huellas en la caja y bueno – Miró al crío y frunció el ceño.
- Eric, dile a la señorita que se equivoca – Pero él solo había agachado la cabeza y había empezado a llorar.
- Entonces recordé algo que usted me dijo – Miró directamente al padre, al que le temblaba el labio inferior – Jamie y Eric habían preparado comida mexicana para los tres, pero hicieron de sobra.
- Eric no sabía que Jamie no iría a casa de su abuela – Entonces el padre comprendió.
- Nuestra forense nos asegura que el contenido tiene un sabor amargo, pero que no se hubiera notado con los ingredientes de la comida mexicana.
- Yo no comí porque estaba algo cansado y me fui directo a dormir, pero prometí que me lo comería al día siguiente – El padre recapacitó y se alejó un poco de su hijo, poniendose en pie – Hijo, ¿Intentaste envenerarme?

Eric seguía con la cabeza agachada llorando sin secarse las lárgrimas, mientras que la madre tuvo que tomar asiento, con ayuda de Ryan:

- Jamie y yo queriamos irnos a vivir con mama – Al fin levantaba los ojos y miraba a su padre – El profesor nos explicó sus utilidades, así que en un descuido cogí un frasco, y miré las posibilidades en internet. Se suponía que Jamie se quedaría conmigo esa noche, se suponía que… - Empezó a llorar y ya no pudo seguir.
- ¿Tan mal lo he hecho? – Su padre también lloraba.

Les dio casi un minuto, para que se miraran a la cara, pero Eric no encontraba el valor de hacerlo y su padre parecía demasiado descolocado como para ser severo o reprocharle algo:

- Lo que ni tu ni tu hermano sabiaís es que vuestra madre se muda a Florida este verano – Eric miró a la detective y después a su madre que seguía en shock.


Entró en la habitación después de llamar a la puerta. Cuando le vio jugando con la comida del hospital que seguía entera en la bandeja:
- No quiero ni saber cuando me esta costando esta habitación al día y me dan de cenar esto – Le señalo la bandeja con desgana.
- Por lo que tengo entendido nada de sal, ni de salsas, ni de dulces…
- No me recuerdes lo miserable que es mi vida – Dejó el tenedor de malas maneras y se cruzó de brazos.
- Ya hemos cerrado el caso – Se sentó en el sillón más cercano a él.
- ¿El malo era quien creías?
- Lo cierto es que esperaba que no fuera él – Rebuscó en su bolso y sacó dos sandwiches y dos aguas pequeñas.

Él alzó las cejas de felicidad y sonrió:

- ¿Caseros? – Ella asintió y le dio uno a él y otro que se quedó ella – Esta no es la cena que había pensado, pero creo que no me puedo quejar – Se le cayó la baba al quitar la servilleta que envolvía el sandwich.
- ¿Nunca quisiste tener un hermano o una hermana? – Ella no abrió el suyo, de repente se sentía algo melancolica.
- ¿Tener que compartir el baño, o la ropa? – Sonrió de lado sin mirarla – Vivo con mi madre y mi hija, estoy pagando ser hijo unico.
- Pero, ¿Te sentiste solo? – Fue entonces cuando fue consciente de el tono triste y la miró directamente a los ojos.
- Hubiera sido bonito compartir con alguien ciertos momentos, sobre todo los tristes, pero tener un hermano no es un salvavidas, es aprender a convivir con alguien con quien no siempre congenias, y yo ya tuve bastante con mi madre – Eso la hizo reír pero no del todo, como él esperaba – Supongo que hasta los hermanos de familia numerosa se sienten solos, la gente está confundida, no es malo sentise solo; tener tu tiempo para pensar, valorar, conocerte…Lo importante es tener lo contrario esperandote a la distancia de una llamada, un mensaje, ya sabes…Lo importante es sacarle provecho a eso.

Ella no parecía satisfecha con la respuesta aunque le había dado otro punto de vista que no había valorado:

- Nunca estamos solos del todo – Ella le sonrió sin enseñar los dientes y él entendió que era el momento para cambiar de tema – Si no te comes el tuyo, ¿Me lo puedo comer yo? – Fue a cogerlo pero ella era más rápida.

Sintiendose vencedora le sacó la lengua y se recostó en el sofá, aquello no era perfecto, pero era justo lo que necesitaba, y eso le pasaba siempre que estaba con él.

Capítulo tierno, con toda la reflexión de tener o no un hermano. Me gusto, espero q lo sigas pronto

ENCONTRAR UN NUEVO CAPITULO ES COMO ESTAR EN EL PARAISO!!
GRACIAS POR CONTINUARLO!!!
LOS QUIERO JUNTOSSSSSS

me has matado con la última frase.perfecta

increíble capitulo

:P


gracias por darnos capitulo

Había unos gazapazos increíbles xDDDDD, eso me pasa por escribir a las tantas de la mañana, pido perdón ya que, hasta a mi, me sangraban los ojos

Cuando Alexis llegó al hospital después de clase su padre estaba de pie mirando por la ventana:

- Te he traido cómics, para que la espera se haga menos larga.
- Creo que hoy es el día más largo de mi vida – Alexis se acercó hasta él, se colocó a su lado, mirando por la ventana, también.
Su ventana daba a un jardín muy verde, y más adelante había un parque donde los niños jugaban, le pareció que hacía siglos que no salía a la calle y respiraba aire:

- ¿Has escrito algo?
- La inspiración no viene muy de seguido – La rodeó por el hombro con su brazo y la acercó para besarle la cabeza, sin despegar los ojos de la ventana.
- ¿No ha venido la inspectora Beckett hoy? – Castle no dijo nada, solo la miró y ella a él – Sueles estar de mejor humor cuando ella está por aquí.
- ¿Tanto se nota? – Suspiró.
- Bueno, no eres tan bueno jugando al póker.
- Tengo miedo de meter la pata – Ladeó un poco la cabeza y Alexis entendió que era eso lo que le tenía así – Sé que tarde o temprano meteré la pata, está en mi genetica, pero es que no me la puedo quitar de la cabeza.
- No seas pesimista.
- La mejor relación que mantengo con una mujer es contigo, ni si quiera con la abuela, no sé si me entiendes – Dijo haciendo una mueca y la hizo reir.
- He visto como la miras, y creía que eras incapaz de mirar a alguien así – Espero a que se explicara – No te das cuenta pero cuando la miras parece que no hay nadie más en la habitación, le prestas toda tu atención, una reacción totalmente distinta a cuando Gina o mamá están por aquí.
- Cuando me casé con Gina y con tu madre pensaba que era lo correcto, lo que debía hacer, pero las cosas del corazón nunca son razonables.
- No creo que vayas a herir a Becktt adrede, es más, estoy convencida de que pondrás todo de tu parte – Se abrazó más a su abrazo.
- Esperemos que ella también lo vea, porque esto parece solo mío.
- Tu mismo dijiste que casi te quedas el verano pasado al ver su cara cuando estando con Gina le dijiste lo de los Hamptons, no te subestimes. Aunque es obvio que Beckett no te va a poner las cosas faciles, pero a ti te encantan los retos – Aquello realmente le animó.
- Si, es cierto – Sonrió – Estoy convencido de que saldrá bien, solo tengo que ser paciente y no decir muchas estupideces – Volvió a besarla en la coronilla – Por estás cosas eres mi ser humano favorito – Alexis sonrió, aunque dudó de si eso era un cumplido.


Lanie barajaba las cartas como una profesional ante la atenta mirada de sus compañeros:

- ¿Así fue como te pagaste la carrera? – Esposito sonreía.
- Sé hacer muchas más cosas de las que pensaís – Empezó a repartir.
- Si Castle se entera de que hemos estado jugando sin él se llevará la cafetera.
- Bueno – Miró sus cartas seria – Esperemos que todos cumplamos nuestra parte del juramento y no se lo digamos – Miró a Ryan.
- Vale, solo digo que…
- A las cartas – Le interrumpió Esposito.

La detective miró por enésima vez su móvil esperando ver alguna llamada o algún mensaje del escritor, pero nada, parecía que ahora era él quien hía de ella:

- Kate – La llamó Lanie, pero esta se había quedado pensativa – Kate – Beckett sacudió la cabeza – Te toca.




Mañana más y mejor, prometido

Tengo que esperar a mañana?!!! Quiero más jajajaja
Me encantaaa!!!

Hasta mañana? nooo PLEASE!!! jaJA
Gracias por subirlo pero no quiero sufrir mas, puede ser? Beso!

Se me va hacer eterna la espero, me encanta tu fic

genial

continua pronto xDDDDDDDDD

Capitulo 9


Se miró frente al espejo, y alisó la camisa nueva contra su pecho. Lo primero que hizo nada más salir del hospital fue comprarse una hamburgesa grasienta, y lo segundo un traje nuevo, con zapatos y todo. Después fue a que le cortaran el pelo y parecía que aquello le daba confianza, porque mirandose al espejo sonrió, aunque casi se ve todo empañado por la reciente cicatriz en su frente:

- Ahora ya sé lo que sentía Harry Potter – Murmuró para si mismo intentando cubrirsela con el flequillo - Miró de nuevo su reloj de pulsera y salió de casa.

Mientras subía en el ascensor pensó una manera original y muy de su estilo de entrar de nuevo en homicidios. Había recibido varias palmadas en la espalda y saludos mientras subía y eso le fue dando confianza. Una vez llegó a su piso sonrió y se despidió del resto de gente que estaba en el ascensor.

Se tomó un instante para mirarla entre el tumulto de detectives que estaban en sus mesas o andaban de aquí para allá con carpetas e informes.

Respiró profundo, ya que, de alguna manera que aún no lograba entender ella le ponía nervioso, y eso le causaba sentimientos contradictorios.

Se acercó despacio por la espalda, pero cuando iba a soltar algo cerca de ella, se le adelantó:

- No deberías de estar aquí – Su tono era duro, pero le costaba no alegrarse de verle allí. Aunque no se dio la vuelta para que él no lo notara.
- He pensado que podía invitarte a un café – Se giró y él sacó la mejor de sus sonrisas haciendo que ella casi se dejara atrapar.
- Tú no puedes tomar café – Intentó mantenerse firme, desviando la mirada hacia los papeles.
- ¿Has estado hablando con Alexis? – Fingió molesto pero lo cierto es que le hacía muy feliz.
- ¿Sabe que estás aquí? – Castle se quedó callado.

El móvil de ella empezó a sonar, y al ver que era Alexis, se lo enseñó a él que, inmediatamente, puso cara de niño bueno:

- Hola, si, está aquí… ¿Ah sí? – Se giró hacia Castle seria y él tragó saliva, aquella situación le asustaba y a la vez le gustaba, que Alexis y Beckett se unieran para controlarle era algo nuevo y divertido – Si, no te preocupes, yo me encargo, un beso – Antes de que ella colgara el teléfono él ya se había sentado en la silla de al lado de su escritorio.
- No sé qué te ha dicho pero puedo explicarlo – Ella le prestaba atención pero seguía seria.
- No puedes hacer esfuerzos.
- He venido en taxi – Refutó rápido.
- Necesitas medicación.
- La llevo encima – Dijo sacando el botecito con las pastillas, agitándolo, y sonriendo.
- Vete a casa – Soltó sabiendo de ante mano que Castle tenía respuestas para todo.
- Prometo pórtame bien – Puso otra vez esa cara de niño bueno que casi hace que se rinda.
- No me hagas reír – Desvió la mirada para que él no supiera que estaba a punto de conseguir su propósito.
- Venga, ¿No me has echado de menos ni un poquito? – Mantuvo el contacto visual dispuesto a acortar distancias.

Antes de que pudiera contestar cualquier cosa, que en ese instante iba a sonar muy poco creíble, Ryan se acercó, junto a Esposito a la mesa de ella a dejar un informe:

- ¡Hey Castle! – Chocaban las manos sonrientes.

Ella puso cara de que no le dieran alas teniendo en cuenta que aún andaba malherido:

- La señora Clark tiene un par de secretos – Solo entonces Castle se fijó en la pizarra llena de fotos de un nuevo caso, y se sintió como en la mañana de navidad, cuando había un sinfín de regalos bajo el árbol.
- Habrá que ir a hacerle una visita – Beckett se levantó y Castle con ella, emocionado por abandonar la vida de enfermo - ¿Dónde vas? – Los tres le miraron.
- Yo…Esto…Me tendréis que poner al día, y…
- De eso nada – Beckett sabía cómo ser tajante – Vete a casa.
- Pero, estoy mejor…
- Vete a casa – No estaba siendo inflexible porque si, estaba preocupada, no quería que él fuera correteando por ahí y tuviera una recaída o algo peor, pensaba llevar a rajatabla las instrucciones del médico y aquello no era bueno para él.
- Es solo un paseo – Dijo Esposito y Ryan sonrió dando entender que pensaba lo mismo.
- Oh, ya veo – Miró a los tres que parecían emocionados con la idea.
- Palabra de Boy Scout – Otra vez esa sonrisa y esos ojos a los que era tan difícil decir que no.
- Tu nunca has sido Boy Scout – Puso las manos en la cintura y resopló para terminar accediendo - Harás lo que yo diga, cuando yo diga y sin quejarte, ¿Estamos? – Advirtió.
- Estamos – Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

Cuando paró el motor de coche cerca de la casa de la señora Clark, y antes de que ella pudiera quitarse el cinturón, él ya había salido del coche e iba a llamar a la puerta:

- ¿Dónde vas? – Alzó un poco la voz, y él retrocedió.

Esposito y Ryan salieron de sus coches y se reunieron con Beckett y Castle:

- Su hijo tiene que estar dentro – Señaló con la cabeza la camioneta roja.

Todos fueron al maletero y sacaron los chalecos, preparándose para entrar. Castle estaba en la cumbre de la emoción, sacando del maletero su chaleco de “escritor” cuando ella se lo arrebató de las manos:

- Ni de broma – Dijo terminando de ajustarse el suyo.
- Pero, vamos… - Buscó respaldo en Ryan y Esposito pero esta vez no estaban de su lado.
- Metete en el coche – Cerró el maletero y se aproximo a la puerta.
- ¿En serio?

Se paró junto a él en la puerta del copiloto de su coche, mientras Ryan y Esposito se adelantaba un poco:

- ¿Qué hay de eso de que harías lo que yo dijera sin quejarte? – Suspiró – Te quedas en el coche.
- Es solo un crío – Estaba harto de estar en casa tirado sin hacer nada, porque encima, era incapaz de escribir, y, además, necesitaba estar cerca de ella, aunque eso no pensaba admitirlo, todavía.

Ella se limitó a abrir la puerta del copiloto y a señalársela:

- Rick, por favor – Eso sonaba mucho más dulce y preocupado, por lo que él no pudo evitar sonreír y alzar una de sus cejas – Te sientas – Le ordenó severa, empujándole débilmente para que se sentara – No me hagas esposarte – Advirtió y él pensó que no debería encontrar ese tono mandón tan sexy.
- Espera – Dijo cuando ella estaba desenfundando su arma dispuesta a caminar hacía la casa. Giró para volver con él – Tu y yo, esta noche, cenamos – Ella hizo ademan de irse y él le cogió la muñeca con suavidad – Soy capaz de entrar ahí dentro corriendo y cantando a pleno pulmón.
- Este no es ni el momento ni el lugar – Se revolvió de la mano de él, aunque no lo hizo ni todo lo deprisa ni todo lo enfadada que hubiera deseado.
- Tengo un amplio repertorio – Fue a levantarse pero antes de que terminara de incorporase, ella apoyó su dedo indice en el pecho de él y le empujó con suavidad para que se sentara.
- Esta bien – Se hizo la despistada, mirando a otro lado, para que Ryan y Esposito no vieran de que se trataba.
- Iré a recogerte a las 9 – Ella empezó a alejarse haciendo evidente el hecho de que él ganara la molestaba – Cielo – Castle alzó un poco más la voz pero no lo bastante para que se entrara nadie que no fuera ella.

Beckett se giró terminando de desenfundar el arma e hizo un gesto con la cabeza para que se callara antes de que le disparara y Castle obediente se metió en el coche con una sonrisa de oreja a oreja, decididamente, esa camisa también iba a ser su camisa de la suerte.

jajaja por favor que proximamente sea esa cena xD....
q no le pase nada a beckett porque ya me lo veo venir
GENIAL el capitulo!!!

estupendo capitulo

que no le pase nada a beckett




continua pronto

Buen capitulo,este Castle no aprende,ya quiere estar en todas aun no estando bien del todo,normal cualquier lugar es mejor estando con Beckett que en casa solo tumbado en el sofa .sigue asi de bien pronto

Hola

A ver he estado de vacaciones fuera y también he intentado alejarme de las obligaciones, a parte de que me quedé sin ideas después de los exámenes.

La segunda semana de Agosto estaré fuera hasta finales (me voy de interrail )

Así que espero avanzar algo (ya que dejé esto colgado vilmente).

A la mañana siguiente Beckett estaba algo confusa con respecto a la noche anterior, Castle fue muy agradable, no soltó ninguna de sus tonterías, y cuando ella estaba convencida de que le pondría cara de cachorro abandonado para subir a su casa y tomarse la ultima, simplemente la besó en la mejilla y se despidió deseándole buenas noches:

- Quizás en el fondo es un caballero – Lanie movió la cucharilla de su café haciéndola sonar contra la taza.
- Hablamos de Castle, es incapaz de…
- Si, de comprometerse, si no lo has dicho 12 veces no lo has dicho ninguna, pero parece ser que no es bastante para convencerte.

Beckett la miró con odio, pero no como esas ultimas veces en las que deseaba que ella no tuviera razón para no colarse por él, más bien valorando que es probable que Castle no fuera del todo un cretino:

- ¿Cuándo vas a pedirle una segunda cita?
- ¿Qué? – La detective casi se atraganta con el café.
- Bueno, lo pasaste bien, y obviamente te gusta así que… - Hizo un gesto con la mano para que su amiga continuara con una pobre excusa sobre porque no habría una segunda cinta, pero Kate no dijo nada – Lo justo es que le invites tu.
- No me agobies – Lanie resopló.
- Según tu amiga Maddison a los 17 tenías un poco más de temple.
- A esa edad no tenía que preocuparme de… - Pero se calló y fue como si Lanie le leyera la mente porque ambas volvieron al café y se quedaron en silencio.

Dos segundos después Castle atravesaba la comisaría hasta la sala de descanso, donde ellas estaban, saludando a todo el mundo con una sonrisa de oreja a oreja:

- Buenos días señoritas – Alzó las cejas divertido y Lanie le correspondió con una sonrisa.
- Tengo trabajo, nos vemos luego – Se despidió la forense, y Castle se dio cuenta de que habían estado hablando de él.
- Espero no haber interrumpido nada – Lanie desapareció por el pasillo y Beckett seguía con su café – Vaya, pues veo que si.
- ¿No tenías revisión? – Castle sonrió porque ella se acordará – Digo, que deberías de estar quejándote a alguna enfermera maciza.
- Tus celos me halagan – Sonrió para restar importancia y empezó a prepararse una taza para el café pero ella se la quitó de las manos dejándole sujetando una taza imaginaria – Pero… - Quiso quejarse.
- No puedes tomar café – Él la maldigo en voz baja, pero a Beckett no le importó, es más, degustó con guasa su taza hasta terminársela delante de las narices del escritor.
- Oh muy bonito – La siguió cuando salió de la sala – Si de verdad te interesa me ha dicho que puedo empezar a hacer vida normal.

Lo notó enseguida, no tuvo ni que girarse para saber que la mirada de él desprendía esa doble intención acerca de poder hacer esfuerzos:

- Seguro que tienes a todas las mujeres de Nueva York pendientes de tu recuperación – Se sentó y cogió el informe que había en su escritorio.
- Una pena que yo solo tenga ojos para ti – Dijo como si nada fingiendo ver algo en su móvil y arrancándole una sonrisa a la detective.
- Para, te recuerdo donde estamos y… - Miró a su alrededor – Te lo dejé claro la otra noche…
- Nada de manitas en el trabajo – La interrumpió como si hubiera escuchado ese discurso doscientos millones de veces - ¿Te apetece quedar el sábado? – Siguió a lo suyo con el móvil.

A Beckett le parecía que esa era la manera de Castle de fingir que aquello no tenía importancia para que ella se sintiera cómoda, y no empezara de nuevo con lo del trabajo:

- Digo yo que para no hacer manitas en el trabajo, deberíamos de pasar más tiempo fuera del trabajo – Ella se le quedó mirando dispuesta a replicar pero no le salía nada – Pero está bien, no quiero agobiarte – Dejó el móvil en su bolsillo – Esperaré a que tu me pidas salir.
- Espera sentado – Rió entre dientes escribiendo en el ordenador.
- Ya veremos – La sonrisa del escritor hizo que le temblaran las piernas, suerte que ya estaba sentada.

Montgomery se acercó hasta ellos, pasándole un nuevo informe a Beckett:

- Tienes mejor aspecto que la ultima vez que te vi – Refiriéndose al hospital.
- No te parecerá tan divertido cuando te gane al golf mañana por la tarde – Beckett seguía tecleando.
- Viene el alcalde, ¿No?
- El pez gordo está impaciente por ver si es cierto que me he recuperado del todo – La detective resopló.
- Aún así deberías de tomártelo con calma – El capitán entendía el lenguaje no verbal de la detective.
- Dijo el perdedor antes de la gran derrota – Sonrió Castle sin darse cuenta de lo que ella pretendía.
- Al final va a ser cierto que te lo tienes muy creído, eres el tema de conversación de la comisaría.
- Seguro que acaba firmando más autógrafos que en la presentación de su ultimo libro – Beckett lo soltó y se sintió más cómoda mientras seguía a lo suyo tecleando.
- Muy graciosa – Le hizo burla dándole a entender que no tenía gracia – Hablando de eso, creo que la semana que viene la tengo libre para la entrega de la medalla – Beckett dejó de escribir y Montgomery soltó una carcajada.
- En lo que respecta a mi seguiré lo que puso la detective Beckett en su informe: Que corriste hacia el coche sin ningún motivo, seguramente con la intención de llamar la atención – El capitán le guiñó un ojo a la detective y ambos rieron, Castle entornó los ojos.
- Suponía que si no me habían dado mi reconocimiento era por puros celos, ya que, prácticamente, yo resolví el caso – Jugaba con uno de los bolis de Beckett sobre el escritorio – Se me infravalora en esta comisaría – Puso una pose dramática.
- Venga ya – Beckett firmó el informe y se lo devolvió al capitán.
- Deberían de darme una placa conmemorativa o algo que pusiera que soy una parte fundamental de esta comisaría. Podríamos hacer alguna fiesta, con supermodelos y tal – Alzó las cejas y puso cara pilla encontrando la complicidad del capitán.
- Y el resto de policías y detectives nos podíamos dedicar a ser tus esclavos delante de la prensa – Beckett se ofendió.
- Al respecto de eso, es la octava vez que llaman de la CNN para la entrevista, ya que no se puede hacer contigo y tu representante no puede darles una confirmación.
- No voy a conceder entrevistas – Beckett le miró sonriendo de lado, aunque algo incrédula – No es porque sea la CNN, esa reportera tan cañón podría hacerme todas las preguntas que quisiera – Ella dejó de mirarle con cariño para dedicarle una mueca – Quiero evitar esas situaciones.

El jefe se despidió apretándole el hombro, hubo un instante de silencio hasta que se alejó:

- No te reconozco – Dijo con segundas y él dejó el boli en su sitio.
- Sé cuanto odias que la prensa hurgue en tu vida – Quizás era cierto y él estaba dispuesto a cambiar para poder estar con ella – Quiero ser cauteloso.

Cuando volvió a casa Alexis le esperaba para darle un gran abrazo antes de irse a dormir, estaba de exámenes y quería madrugar. Su madre le esperaba en el salón con una copa en la mano:

- Espero que no hayas cocinado tu – Se sentó a su lado.
- No, Alexis se ha encargado de todo. Quería hacer tiempo hasta que volvieras – Su gesto era serio y él se acomodó.
- ¿Qué ocurre?
- Entiendes nuestra preocupación cada vez que sales por esa puerta, ¿No? – Castle suspiró – No quiero volver a recibir una llamada como aquella. Nos tienes con el corazón en la garganta cada vez que te vas.
- Madre lo comprendo pero…
- Ni siquiera te has planteado el dejarlo, no volver – A Castle aquello le parecía inimaginable.
- No necesitas más información para tus libros, y Alexis agradecería que pasaras más tiempo con ella.
- Ya hablé con Alexis y llegamos a un acuerdo, y, obviamente, no voy a dejar la comisaría, ya te lo explique, no es por los libros.
- Seguro que ella también agradecería que dejarás de correr así.
- No voy a dejar la comisaría – Fue contundente y se levantó – Comprendo que no es agradable pasar por eso, pero no olvides quien estaba en aquella cama, y que tengo la edad suficiente como para saber en que dirección correr.
- Richard – Se levantó, dejó la copa y le cogió de los hombros – Eres mi hijo.

increible capitulo


gracias por el capi

Genial capítulo!
Preparate para las vacaciones y disfruta! =)

La espera tuvo su premio, te FELICITO!!!!!!!!!!
como extrañaba este ficssssss
GRACIASSSSSSSSS

ey que ganas de otro capitulo!!!
Genial supera con creces las espectativas xDD
esperamos con muchas ganas el siguiente capi.
Bss

Cuando su madre se fue a dormir y él se quedó solo en el salón a oscuras, solamente iluminado por las luces de la gran ciudad, que brillaban fuera del ventanal, miro al infinito y reflexionó sobre lo que ella había dicho.

La primera vez que vio a Kate Beckett le llamó la atención lo tensa que estaba, como si nunca hubiera sonreído de verdad, con la preocupación constante de no ser feliz por si venían tiempos peores. Pensó que se lo tomaba todo demasiado en serio, y lo que empezó como un simple juego le había llevado hasta allí.

No era como las mujeres que había conocido, de alguna manera, tenía la sonrisa rota, y era todo un misterio, y a él le encantaban los misterios. Cada cosa nueva que conocía de ella le atraía más, y se fue haciendo necesario pasar tiempo con ella.
Si algo estaba claro es que no iba a dejar la comisaría, ya se lo había dicho a Alexis, dejar la comisaría significaría dejar a Beckett y los misterios, y aquello era lo más cerca que iba a estar de convertirse en Indiana Jones. Y la excusa perfecta para no perder detalle de ella.

Comprendía el punto de vista de su madre, que viera innecesario que se jugara la vida, pero al fin y al cabo, él no era de los que se sentaba a escribir sobre cosas que jamás había sentido.

Caminó hacía el despacho, encendió el portátil, y pasó la noche en vela escribiendo, y fue más fácil que nunca.


Castle la había llamado temprano para decir que no la acompañaría, que tenía asuntos que resolver.

Quiso preguntarle que asuntos, y si podía ayudarle, pero en cambio se quedó en silencio y lanzó un escueto “de acuerdo” antes de colgar, después se quedó pensando si debería de llamarle más tarde y preguntarle si su tono de voz decaído significaba que algo iba mal:

- Hemos rastreado la llamada – Esposito consiguió que dejara de mirar el móvil.
- Perfecto, vamos.



Estoy intentando tener "medio" capítulo 10 para hoy, así que paciencia