Mr. Brightside (Terminado)

sigue prontooooooo

sigue porfavor!!!!!! me encantaaaaaa mas mas mas mas mas mas quiero mas!!!

Esposito acudió al bar de siempre a tomar unas cervezas con Ryan después del trabajo. Cuando cruzó la puerta y saludó a un par de amigos, vio a Ryan y le hizo un gesto con la cabeza sonriendo, hasta que vio que al lado de Ryan estaba Castle. Hizo ademán de irse, pero Ryan se levantó y le alcanzó, tirando se su brazo para que se sentara. Dejando claro que lo hacía a desgana.


Se sentó al lado de Ryan y frente a Castle que le miraba con ojitos, esperando ser perdonado. Antes de que Esposito dijera nada, Castle se adelantó:

- Javier antes que nada quiero disculparme – Esposito le prestó atención – Mi comportamiento fue egoísta y algo pueril, pero – Tomó aire – Llegó un momento en el que estar aquí me pesaba. Y tenía la sensación de que iba terminar metiendo la pata del todo – Se dieron un segundo de silencio – Así que apelo a tu bondad, a las fechas que son – Señaló levemente toda la decoración navideña del bar – Y a tu amistad, para que me perdones no haber estado a vuestro lado en un momento así.
- Bueno – Dijo intentando mantener su pose de tipo duro – No es necesario que te perdone los amigos son...
- Espero que esto pueda ayudar – Le tendió un sobre con un ribete rojo, Esposito lo abrió desconcertado pero sonrió como nunca al ver de que se trataba.
- ¿Entradas para la final de Hockey? – Se emocionó – ¡A mis brazos hermano!
Fue fácil encajar de nuevo, varias cervezas y muchos frutos secos después ayudaron bastante. Y cuando Castle cogió un taxi para volver a casa lo hizo más contento que en los últimos 6 meses.



El libro se vendía muy bien, y la firma había ido todavía mejor. Su agente estaba encantada y Gina todavía más. Por lo que él estaba rebosante de alegría. Eso implicaba más tiempo libre. O al menos eso creía porque estaba en una reunión jugando con su boli, escuchando hablar de él y sus libros como si no estuviera delante:

- Así que, ¿Qué oferta aceptaras? – Gina le miraba directamente a los ojos y eso significaba que se había perdido más de la conversación de lo que debería.
- ¿Eh? – Gina puso los ojos en blanco pero Paula ya estaba acostumbrada.
- ¿Próximo proyecto? – Richard estaba todavía más desconcertados.
- Un momento – Dejó el boli a un lado y se puso en posición – Yo creía que después de este ultimo libro tendría tiempo para mi…
- Prácticamente sacas un libro al año, eres uno de los escritores más vagos que conozco – Se sintió atacado directamente, y cuando miró a Paula para que le apoyase esta estaba entretenida mirando jugando con el móvil.
- Bueno, pero casi todos Best Sellers, además entre firmas de libros y presentaciones podríamos decir que hago un trabajo más que asombroso – Sonrió encantador – Creo que justamente fueron esas palabras las que usaron en el New Yorker.
- Quizás sean los años de matrimonio o que eres como un niño grande, pero si no estoy encima tuya para que vayas al día con tus libros, sacarías uno cada cinco años, y con demasiadas escenas subiditas de tono como para salir en el New Yorker.
- ¿Qué quieres exactamente?
- Una segunda parte – Dijo tajante.
- ¿Una segunda parte? Pero si el libro no lleva ni un mes en el mercado.
- Por eso mismo, mis jefes están ansiosos por sacarle más filón.
- No soy un limón para que me exprimas.
- Ya quisiera yo – Castle levantó una ceja y lo interpretó de una manera muy sugerente – No te confundas – Pero se dejó enredar un poco por aquella sonrisa.
- No sé si quiero hacer una segunda parte.
- ¿Estás de coña? – Gina se alteró.
- Técnicamente firmamos por un libro – Al fin Paula se metía en la conversación, aunque sin apartar la vista del móvil.
- Gracias – Dijo mirándola y después a Gina.
- Ya, pero tu contrato con la editorial…
- Es de un libro al año – Añadió de nuevo Paula siguiendo a lo suyo.
- Alabado sea el señor – Se puso de pie, mirando al cielo y dando las gracias.

Se colocó la chaqueta y fue directo hacía la puerta después de despedirse, con un beso en la mejilla, de su representante:

- Aún así, dentro de 10 meses me debes un libro – Gina alzó la voz para que le oyera y él dio un paso atrás.
- Confía en mi magia – Y se fue.

Era cierto, daba igual que su matrimonio hubiera fallado, seguía siendo tan encantador y adorable como siempre. Y por eso siempre le ganaba de una manera o de otra.


En aquella noche de copas con Ryan y Esposito estuvieron también hablando, sobretodo de la nueva Capitana Gates. Le detallaron lo que se contaba por la comisaría. Era alguien correcta, experta en rectitud, y de carácter reservado y sobrio. Eso lo dijeron intentando ser amables, porque conforme fueron bebiendo fueron contando más batallitas que a alguien le había contado otro alguien, y a ese alguien otro alguien y así hasta, prácticamente, el infinito.
Gates había estado más de 10 años en asuntos internos, y había sido promovida a un cargo superior con honores. Esa integridad que para algunos era necesaria, para la mayoría era excesiva y recelosa. Algo muy común entre los agentes de asuntos internos.

Según Esposito la habían elegido a ella porque se cuestionaba las formas de la comisaría. Aunque eso lo dijo cuando aún estaban siendo amables.


Sonó el timbre y la pilló en la cocina cortando una manzana. No esperaba a nadie así que abrió algo desconfiada, mirando de reojo su arma reglamentaría:

- Buenas tardes, ¿Kate Beckett? – Asintió débilmente viendo a un chico joven vestido de mensajero, con un paquete en los brazos – ¿Me puede firmar aquí?

Lo recogió y caminó hacia dentro, se trataba de una caja grande lo bastante como para cogerla que fuera insuficiente cogerla con una sola mano. La dejó en la mesa del comedor y la observó un instante antes de atreverse a hacer algo al respecto.
Se trataba de una caja blanca con un lazo rojo, y estaba fuera de lugar. Era una de esas cosas que no sabes como afrontar. Ladeó la cabeza al imaginarse a si misma plantada delante de una caja como si fuera una bomba.

pero que desconfiada es Kate, seguro que es un regalo de Castle..

Pobrecilla, está tan acostumbrada a que le pasen cosas...jaja un simple regalito de tu amor!! jaja
Gracias por seguir!!

sigue sigue sigue porfiiiii

Me encanta el capitulo continua pronto

No consigo sacar el tiempo suficiente para leer todos los fics que se van publicando, pero con este me he puesto al dia. Me gusta tu estilo narrativo, el ritmo, y los retazos descriptivos que vas incorporando intercalados con los dialogos. Congrats!

Eligió un buen día para pasarse por la comisaría, no estaba Beckett y tampoco Ryan y Esposito. Antes de llamar a la puerta de su despacho tomó aire e intentó recordar todo lo que sabía acerca de Gates, para que cualquier respuesta no le viniera de nuevas. Había estado investigando sobre ella, había estado preguntando lo más sutilmente que había podido y ahora estaba intentando que no le temblara el pulso:

- Adelante – Dijo como respuesta a la llamada de su puerta pero sin despegar la mirada de los papeles.

Castle esperó a que ella le mirara por encima de sus gafas y solo entonces fue cuando dejó los papeles a un lado, pero no cambió su gesto:

- Señor Castle que novedad tenerle por aquí.
- Buenos días capitana, estoy aquí por…
- Señora – Le interrumpió.
- ¿Qué? – No comprendía.
- Para ganarse usted la vida con las palabras no es muy bueno con ellas – Negó levemente como si ya estuviera cansada de él.

El escritor sacudió la cabeza por el golpe recibido y se acercó a la mesa para sentarse, pero antes de tocar la silla, la miró esperando su aprobación:

- Adelante – Esperaba que si él se quedaba de pie la conversación sería más corta.

Se sentó y esperó un instante para recuperar el aliento:

- Verá quisiera poder reincorporarme al puesto que tenía antes – No parecía muy firme con sus palabras así que Gates se cogió a ello.
- ¿Qué puesto?
- Asesor, bueno – Titubeó y ella sonrió con cierta maldad – Yo ayudaba con las pesquisas y resolvía crímenes, y…
- Por lo que yo tengo entendido usted se paseaba por aquí actuando como si fuera un poli, pero sin ninguna de las obligaciones de un agente. Pintaba en la pizarra y se bebía nuestro café…
- Técnicamente yo compré la cafetera – Ahí es cuando el escritor se dio cuenta de que pese a ser una mujer a la que le encantaba interrumpir a los demás no estaba muy de acuerdo con que la interrumpieran a ella.
- Supongo que esa es su manera de comprar ciertos favores – Se alegró de volver a ofenderle – Seamos sinceros señor Castle, a usted lo que le ocurre es que ha tenido una sobredosis de libros de espías y ha visto demasiadas películas de detectives privados.
- No, yo…
- Usted debe dedicarse a lo que hace bien, que por lo que tengo entendido es escribir novelas, y firmar en los pechos de las jovencitas. Esa no es el tipo de propaganda que esta comisaría necesita.
- El tiempo que estuve aquí ayudé con varios crímenes, y mi comportamiento ha sido inescrutable.
- Yo lo que sé es que tiene un buen curriculum de hacerse el héroe, y al fin y al cabo usted no es más que un civil. Pero que cuando realmente las cosas se ponen feas pone tierra de por medio – Castle supo a que se refería e intentó mantenerse firme.
- Fueron unas pequeñas vacaciones.
- Lo que sé es que en ese tiempo por aquí han cambiado muchas cosas entre otras la manera en que esta comisaría es gestionada. Entiendo su relación de proximidad con el Capitán Montgomery, y entiendo que aquí las cosas se hacía de otra manera, pero ha llegado el momento de hacer las cosas bien. No es más que un civil, y no puede ir por ahí jugando a los detectives.
- No he causado incidentes.
- Por lo que yo he oído ha desobedecido ordenes directas. Esta comisaría ha intentado reponerse de una gran perdida, y no sería positivo no tomar acciones contra lo que no era correcto. He venido para poner orden, y hacer cambios. Y que usted vuelva no esta en mis planes.

No le hizo falta decir nada más, Castle se levantó rendido, se disculpó y se marchó.


Cuando esperaba el ascensor, mientras él entraba, Lanie salía. Sonrió al verle, pero él no la veía:

- Vaya parece que de verdad te has olvidado de mi.
- Lo siento – Se quedó con ella delante del ascensor mientras este se iba – Por lo visto hoy no es mi día.
- ¿Tomamos un café y me hablas de ese súper agente secreto?

Castle sirvió los dos cafés todavía un poco conmocionado por la charla con Gates, le estuvo contando cosas a la forense, incluso lo que acababa de suceder:

- Está siendo bastante dura con todos, yo no soy partidaria de su método, pero si que ha hecho algunas cosas positivas – El escritor la miró como si no la creyera – La mitad de la plantilla ha pasado por terapia.
- Sabía que las cosas había estado mal pero ¿Tanto?
- Fue un golpe duro, muchos estuvieron tiempo de baja, como Javier, Kevin y Katherine. Ha sido difícil Montgomery era un pilar para la comisaría. Prácticamente tuve que convencer a Beckett para que fuera a recoger la medalla… - Dijo como si nada pero él se quedó helado.
- ¿Al valor? – Lanie asintió pero enseguida se dio cuenta de que él no lo sabía.
- No lo ha estado pasando bien. Es la única que todavía no ha recibido el alta médica.
- ¿Sigue yendo al psiquiatra?


Cuando cruzó la puerta de casa Alexis le esperaba leyendo en el sofá, y solo tuvo que ver su cara para saber que algo no iba bien:

- ¿Un día duro?
- Un año duro – Se dejó caer en el sofá cerca de ella.
- ¿Qué tal el plan de volver?
- Volver es misión imposible.
- ¿Por qué no llamas al alcalde y que te eche una mano?
- Mejor que no. Creo que es mejor no hacer nada.
- ¿No quieres volver?
- Claro que quiero, pero no a costa de hacer lo que Gates espera.
- ¿Entonces?
- Prefiero verlo como una partida de ajedrez donde cada movimiento cuenta – Se frotó la sien – Pero ya sabes que el ajedrez me da dolor de cabeza.

Ella sonrió, estaba claro que él no era de los que se rendía, ya encontraría otra manera de entrar, aunque fuera escalando el edificio para infiltrarse por la rendija de una ventana en el ultimo piso.

gracias por otro capi genial

Muy bueno el nuevo capitulo

Parecía la verdadera capitana Gates en el dialogo jajaja...

Todavía no nos revelaste el secreto de la caja que recibió Beckett...

Trata de continuarlo pronto, me gusta mucho este fic me lo he leído unas 3 veces aunque no este terminado

siegue sigue sigueee!!!!!! esta Gates que malota!!! si en el fondo quiere que este castle para que kate este contentaaa

Capitulo 15


Alexis llegó a casa después de estar toda la tarde de compras con sus amigas, cuando se encontró a su padre jugando a la consola con los pies en el respaldo del sofá y la cabeza colgando boca abajo. Ladeó la cabeza y le miró extrañada:

- ¿Qué haces? – Se dirigió hacia la barra americana de la cocina para dejar sus cosas.
- Darle emoción a la vida.
- A ver si vuelves ya a la comisaría porque tanto tiempo libre va a terminar contigo – Se fijó en un papel que había sobre la barra - ¿Qué es esto?

Dejó la partida en pausa y se incorporó para ir a la cocina. Alexis se fijó en que estaba en pijama y que iba descalzo lo que señalaba que no había salido en todo el día. Su pelo aún alborotado decía más, como que no se había molestado en cambiarse de ropa en todo el día:

- Hay una especie de concurso de baile en la comisaría – Fue al frigorífico y sacó algo para picar.
- Eso está muy bien – Repasó el folleto.
- No tan bien, solo puedes ser poli para participar – Frunció el labio superior como si aquello le pareciera una estupidez.
- Quizás Beckett…
- Beckett apenas me habla o está un par de minutos en la misma habitación que yo – La interrumpió – Además lleva pareja – Alexis le miró para regañarle – Sí, vale, me he colado para mirar las listas. Ryan va con Jenny, Esposito con Lanie…
- ¿Y ella?
- Pone que va acompañada, pero no pone por quien – Aquello le desmoralizaba.
- Tal vez vaya con su padre – A Castle se le iluminó la cara ante esa idea – De todas maneras puedes participar sin ser poli – Revisó el folleto.
- ¿Cómo? – Dijo emocionado y con una sonrisa en los labios.
- Según esto buscan patrocinadores para las parejas de baile – Castle no comprendía nada – Te haces cargo de una de las parejas y según las canciones que bailen pagas. Es decir, cuantas más canciones bailen más pagas. Pero la pareja que más dure bailando gana un fin de semana romántico en el lago.
- El dinero es para la familia del capitán Montgomery – Su voz se tornó triste y ambos bajaron la mirada – La pensión para las mujeres de polis muertos en servicio es horrible.

Al escritor le pareció una buena manera de acercarse a Beckett por lo que se hizo patrocinador de ella y su pareja. Tuvo que hacer algunas trampas y sobornar a la chica que se encargaba de la lista, pero al final consiguió su objetivo. Y la idea de que con un poco de suerte ganara y decidiera ir con él al lago le parecía más que apetecible.



- Bienvenidos al primer concurso de baile de la comisaría del distrito 12 – Un hombre vestido de smoking hablaba por el micrófono encima del escenario – Dentro de… - Se miró el reloj de pulsera – Menos de 20 minutos empezaremos. Daremos una aviso para que despejéis la zona de baile, mientras tanto disfrutad del ponche y los aperitivos. Gracias.

La decoración estaba muy lograda y casi todo estaba lleno de globos. Castle fue con tiempo, estaba algo nervioso, pero se esmeró en ponerse elegante. Coincidió con Ryan, Jenny, Esposito y Lanie cerca de la pista:

- Vaya chicas, tengo que admitir que estáis espectaculares – Ambas sonrieron agradecidas.
- Había que estar a la altura – Bromeó la prometida de Ryan.
- ¿Y Beckett? – Preguntó Esposito mirando por encima de las cabezas.
- No debe tardar en llegar – Ryan se ajustó la corbata.
- Bueno, ¿Cómo van los nervios de la boda?
- A partir de la semana que viene – Ryan le cogía la mano a Jenny – Ya estaremos lo bastante ocupados como para no tener que preocuparnos.
- Entre las cenas familiares, la navidad, el año nuevo, los regalos y todo eso, cuando nos queramos dar cuenta ya es el gran día – Jenny sonrió nerviosa.
- Será estupendo – Esposito sonrió mientras todos asintieron – Bueno, voy a por un poco de ponche – Les señaló con la cabeza para ver si querían, pero solo Jenny y Lanie asintieron.
- Pensaba que Gates no te iba a dejar entrar – Ryan se rió con su propio chiste.
- Y casi es así, he tenido que enseñar el talonario para poder pasar su control – Todos rieron.
- Suerte que los patrocinadores son aleatorios, porque si no me moriría de vergüenza – Lanie miró a su alrededor – Ahí viene.

Beckett se abrió paso entre la gente con un precioso vestido rojo y el pelo suelto y ondulado. Castle dejó que se le cayera la baba contemplándola, pero poco le duro:

- Vaya – Murmuró Ryan cuando llegó a su altura.
Iba a dar las gracias hasta que se dio cuenta de que Castle estaba allí, entonces le cambio la cara:
- Hola chicos – Murmuró incómoda.
- Estás muy guapa – Dijo Esposito llegando hasta ellos y repartiendo los vasos.

Ella sonrió complacida, pero intentó evitar la mirada del escritor, se mordió el labio inferior inquieta:

- Vaya, esto está lleno, casi no te encuentro – Todos se quedaron mirando hacía donde procedía aquella voz – Esta horrible aparcar.

Un hombre alto, de melena negra, barba de tres días y corpulento se acercaba hasta ellos:

- Chicos, este es Josh Davison – Aquel tipo la cogía de la cintura con total confianza.

Los cinco se quedaron en silencio mirando aquella sonrisa deslumbrante y la mirada esquiva de Beckett:

- Yo soy Ryan – Fue el primero en reaccionar – Kevin Ryan quiero decir – Sonrió mientras la mano enorme del tal Josh saludaba a la suya – Y esta es mi prometida Jenny.
- Encantada – Se dieron un beso en la mejilla.

Josh miró a Esposito y este se cambió el vaso de mano para saludarle:

- Sí emmmm… Yo soy Javier Esposito - Castle le examinaba en cada movimiento a la vez que intentaba coincidir con la mirada de Beckett y mientras recogía los pedazos de su corazón roto del suelo.
- Esta es Lanie – Dijo Beckett ignorando la mirada de Castle.
Josh le dio el correspondiente beso en la mejilla y después de eso parecía que todo se limitaba a Castle y su respiración profunda.

Lo que más le preocupaba era quedarse con la boca abierta, o en algún tipo de pose que delatara todo lo que sentía por dentro:

- Acaba de entrar la viuda de Montgomery – Dijo Esposito mirando de nuevo por encima de las cabezas del salón abarrotado – Será mejor que vayamos a saludar.
- Si – Dijo Ryan cogiendo a Jenny de la mano y caminando con cierta prisa en esa dirección seguido de Lanie y Esposito.
- Ahora vuelvo – Dijo Beckett sintiéndose mal por dejarlos solos.
- Tranquila.

Aquel tipo no podía ser más guapo, no le podía quedar mejor el traje, y no podía ser más amable. Algo que a Castle le sentaba peor que el hecho de que de repente le parecía que en la vida de Beckett había mucha gente:

- Richard Castle – Le tendió la mano con seguridad y le dio un apretón esperando estar a la altura – Fui compañero de Beckett durante un par de años.
- Es curioso, no he oído hablar de ti.

Estaba claro, aquel tipo no era tan amable, ni tan genial como aparentaba:

- Genial – Dijo dándose cuenta de que seguían con el apretón de manos y sonriendo forzados – Así no tendré que mentir.
Le parecía imposible que Beckett no le hubiera hablado de él, pero conforme estaban las cosas últimamente, no hubiera puesto la mano en el fuego.

Aún así tuvo que salir el tipo del smoking y el micrófono para echarles de la zona de baile y hacer que ellos dejaran de darse la mano, de sonreírse forzosamente y de mirarse fijamente a los ojos.

Se sentó en una especie de gradas con un panfleto en las manos, mientras no podía evitar ver a Kate y a Josh bailando, riendo y pasándolo bien. Solo lograba relajarse viendo a Esposito y a Ryan con sus correspondientes parejas, haciendo como que bailaban. Pero aún así sus ojos siempre volvían a ellos dos. Ellos dos abrazándose, susurrándose cosas al oído, riendo con ganas, o simplemente manteniendo contacto visual.

Se dio cuenta de que había destrozado el panfleto que tenía en las manos de la misma frustración y se maldijo por haberse metido en ese fregado. Ahora no solo tenía que quedarse hasta el final, si no que debía de aguantar como aquel tío le colocaba el pelo tras la oreja a Beckett, o le acariciaba el hombro.

Allí sentado y rodeado de gente tuvo tiempo para valorar reacciones, pensó en bajar, arrancarla de los brazos de ese cretino y pedirle explicaciones. Algo así como ¿Por qué no le había hablado de aquel gigante? ¿Por qué no le había llamado cuando estuvo fuera? ¿Por qué le gustaba hacerlo todo tan jodidamente complicado? Pero abandonó esa idea, igual que abandonó la idea de levantarse e irse. O la de coger el micro y decir que el baile se anulaba, o cualquiera de las otras estúpidas ideas que se le habían pasado por la cabeza, con tal de que el dejara de tocarla.

Intentó centrar su mirada en otra cosa, en otras parejas, en otros detalles, y sus ojos fueron a parar a la viuda de Montgomery, Alisha. Alisha tenía ojeras y caminaba arrastrando los pies, parecía ser la sombra de la mujer que en su día conoció del brazo de Roy Montgomery. Estaba allí pero era como si no estuviera, intentaba sonreír pero no era su verdadera sonrisa.

Castle se fijó en su vestido negro, en su pose cansada, en su mirada perdida. Incluso con aquellas luces de colores, aquellos globos volando a su alrededor, aquel ambiente de fiesta. Ella parecía estar en otro sitio, a oscuras y en silencio. Y una vez más Castle se sintió culpable por no haber estado ahí, por haber sido tan cobarde de huir en lugar de quedarse. Y por mucho que Alexis y su madre le repitieran que no era culpa suya, que él no sabía lo que iba a ocurrir, no entraba en sus planes aceptarlo. Había estado muchas horas ojeando el perfil que Casey hizo del asesino, y era probable que algo así ocurriera. Pero él no había estado aquí, ni para el funeral, ni para darle el pésame a la familia, ni para consolar a Javier, ni para abrazar a Kate, ni para hablar con Kevin.

Alisha había sonreído débilmente cuando él se había acercado y le había dicho cuanto lo lamentaba, y cogiéndole la mano con fuerza le dio a entender que no tenía de que preocuparse, y Castle sintió no poder hacer nada más.
De Alisha pasó a Gates, que estaba en la pista abrazada a un hombre con un espeso bigote, con algo de canas, y un poco más alto que ella. Bailaban y sonreían, y el escritor sintió un sudor frío en la espalda cuando la vio sonreír, pero le pareció curioso que ella se dejaba llevar bailando por aquel hombre como parecía hacerlo por la vida, de una manera fácil y confiada, como si reír con él fuera como bailar de su mano, cómodo, seguro y terriblemente divertido.


OS DEJO QUE ME ODIEIS!

no te puedo odiarrrrrrrr,,,,, pero me gustariaa!!!!!!
sigue pronto que me va a dar algoooo!!!!
baile baile baileeeee!!!!!

Jajaja no te odio
Genial el capítulo!!!!
Seguilo =)

Bueno bueno bueno!!! No te imaginas como he flipado con tu pedazo de fic.

Soy nueva por aquí y llevo unos días leyéndome algunos fics y no dejo de sorprenderme. El tuyo lo capté en seguida con ese maravilloso título muy Killeriano (muy buen gusto ). Pero al ver que tenía miles de páginas lo reservé para cuando tuve más tiempo. Ahora puedo decirte que me lo he leido del tirón y no se que decir. Estoy alucinada con tu forma de escribir, si son capítulos practicamente como en la serie!! Madre mia aquí hay mucha cantera de escritores.

Brutal la historia de principio a fin, en serio. Has sabido captar perfectamente los sentimientos, los miedos e inseguridades de ambos. Muy muy realista, mi enhorabuena. Pero Castle, me has matado con el último capítulo. Cómo nos haces esto metiendo a Josh!!!!!

Sácalo de ahí cuanto antes!

Y nada, encantada de leerte. Aqui tienes a una jonki más de tu fic.

Ha sido una alegría leeros



Iba por su tercer whiskey, la música sonaba, los novios bailaban y él apuraba la copa. “gran invención la barra libre” pensó y le pareció ver que Lanie y Esposito también bailaban y se reían.

Había sido una ceremonia preciosa, sencilla pero encantadora. Alexis se había ido temprano porque tenía que madrugar, y él aprovechó para aferrarse a la barra.

Por ahí andaban Kate y Josh y parecía que arrastraban los comentarios de pareja perfecta allá por donde iban, por lo que Castle se no se lo pensó a la hora de pedir el cuarto whiskey de la noche:

- Solo, sin hielo – Y bendijo que todo estuviera más o menos oscuro.

Se desabrochó un par de botones de la camisa y se guardó la pajarita en el bolsillo, ya no quedaba en él nada de la elegancia de primera hora de la tarde, ahora lo que quedaba era un tipo solo en la barra, mientras los demás reían y lo pasaban bien.
Sonaron un montón de canciones que conocía, incluso alguien se animó a subir a cantar:

- Una botella de agua – A Beckett se le acabó la sonrisa cuando le distinguió al final de la barra mirándola con una copa en la mano.

Se acercó imaginándose lo que se iba a encontrar, le conocía bien, sabía que no era ni su primera ni su segunda copa. Miró un segundo atrás para ver como de entretenido estaba Josh, y abrió la botella mientras llegaba a él:

- ¿Y Alexis? – En la zona donde estaba él el ruido de la música era más sordo.
- Tenía que madrugar – Dijo como si solo Alexis hubiera podido evitar que cayera en aquella espiral. Pero que se había ido era algo que ella ya sabía.
- ¿No bailas? – Intentó mantener la sonrisa en los labios, pero para él verla sonreír era peor.
- Se me da mejor beber.
- Ya lo veo – Murmuró pero él la había oído perfectamente.
- ¿Qué tal con Josh? – Señaló con la copa hacía donde este se divertía con algunos compañeros que ella le había presentado.

Prefirió no contestar para no dar pie a una discusión, y prefirió que el no estuviera algo borracho para poder ser los dos más amables:

- Será mejor que vuelva – Fue ahí cuando él entendió que daba igual lo que ella dijera, o lo que hiciera, el problema no eran las palabras o los gestos. El problema es que sentía de veras que él debía de ser quien la acompañara a la boda.
- Otra – Castle prefería alejar esos pensamientos de él.

El camarero asintió, pero ella se acercó un instante y le dijo algo al oído a aquel tipo de camisa blanca y chaleco negro. Después desapareció, bueno, realmente no, en realidad volvió con su pareja. Aunque Castle hubiera preferido que desapareciera.

Cuando el camarero le sirvió otra copa le puso dos hielos y la llenó mucho menos que antes, alejándose antes de que Castle dijera o hiciera algo.

Ahí estaba ella, como un mal sueño otra vez; ella del brazo de otro, ella olvidándose de él, ella ignorándole, ni siquiera le dejaba beber en paz.

Así que decidió marcharse, sin decir nada, al fin y al cabo, era probable que les estropeara una noche perfecta y tampoco era cuestión de fastidiar a Jenny y Ryan. Dejó aquel Whiskey sin tocar encima de la barra, y tuvo la sensación de que se iba por la puerta de atrás, sin montar mucho ruido y sin que su ausencia fuera realmente importante. Mientras Josh, Kate, Kevin, Javier, Lanie y Jenny bailaban y reían juntos. Y entendió que aunque se hubiera disculpado, aunque hubiera intentado arreglar las cosas lo cierto es que lo hecho, hecho estaba, y nada iba a cambiar la verdad, y es que no estuvo cuando ellos más le necesitaban.

Sintió su espíritu quebrarse cuando se sentó en el sofá de su casa y se quedo a oscuras mirando al infinito. Se frotó la frente agotado. Estaba perdido, había tendido dudas y creía que las había superado, pensaba que volviendo estará todo hecho, que cuando cruzará la puerta ella se echaría a sus brazos dándose cuenta de lo que había dejado escapar. Pero ella no era así. No iba a lanzarse a sus brazos. No iba a ser tan sencillo como comprarla con algo caro, y por eso la dejó para el final, porque pensaba que las palabras bastarían y en eso era bastante bueno. Pero lo cierto es que Beckett era más de gestos, y no haber estado pesaba más que nada. Aunque ella llevara meses ignorándole o haciéndole sentir mal:

- Papá – Los pasos de los pies descalzos de Alexis se oían llegar al comedor - ¿Estás llorando?

Fue ahí cuando se dio cuenta de que estaba sollozando y que las lágrimas mojaban sus mejillas:

- ¿Qué? – Se las secó – ¡No, que va! – Esperó que eso bastara para que ella volviera a la cama, pero Alexis era demasiado lista y él demasiado torpe.
Se sentó con los pies arriba del sofá y le cogió la mano:
- Es la alergia – Intentó excusarse él a la vez que procuraba sonreír.
- Tu no tienes alergia – Y se recostó en su pecho mientras él la rodeaba con los brazos.
- Lo sé, era una excusa para ver si me dejabas en paz – Sonrió pero le salió otro sollozo y ella le abrazó fuerte.
- No hay nada de malo en saber cuando rendirse.

Ambos sabían que no se referían a la comisaría, a Ryan o Esposito, a lo mal que se sentía por haberles dejado tirados.
Esto se trataba de presionar y perseguir, de una manera obsesivo compulsiva a Katherine Beckett.


Cuando despertó lo hacía sobre el pecho de Josh, en casa de este, y por como brillaba el sol ya debía de ser tarde. Sonrió al verle dormido.

Desayunaron en la cama, nada especial. Pero desde que él había entrado en su vida todo parecía más sencillo. Tanto como un zumo y una manzana para desayunar:

- Hoy no tengo que ir a trabajar ¿Te apetece hacer algo en especial?
Le besó en los labios despacio y él enseguida entendió la indirecta.

La melodía del móvil de Beckett les separó a regañadientes. Ella contesto, mientras él apuraba el desayuno, la miraba y le intentaba hacer cosquillas en los pies:

- ¿Y bien? – Espero a que ella colgara.
- Trabajo – Murmuró fastidiada.
- Hagamos algo, yo prepararé la cena esta noche. Y me compensas – Le besó en la mejilla y se levantó de la cama.

Y Kate sonrió como si fuera una quinceañera.

Sufro mucho con Castle así... Seguilo!!!

Me gusta mucho tu capitulo gracias por subir otro

No lo estás arreglando...Me está doliendo hasta a mí

Haz algo y llevaté a este hombre a Haiti o a donde haga falta. Que sufrimiento...

Jorja escribió:Sufro mucho con Castle así... Seguilo!!!

Yo también.... Continualo y trata de darle una alegría a Castle

- Nos vemos para comer – Le había susurrado Josh después de besarla en los labios frente a la comisaría.

Ya no recordaba lo agradable que era que alguien se preocupara por ella, desayuno para dos, quedar para comer. Películas, largos paseos o un simple “¿Cómo te ha ido el día?”. Eso era algo en lo que Josh era un experto, en esa especie de detalles. Y ella no podía estar más feliz:

- John Williams – Esposito le dio el expediente a Beckett – Un amor, gran conocido por aquí. Casi siempre por trafico, algunas condenas por robo, pero nunca con violencia, él lo llamaba “arte” aún puedo recordar la ultima vez que Jameson escribía un par de líneas más en su informe y el tío era todo un poeta.
- ¿Quién lo ha encontrado?
- Su novia, ella pasó la noche fuera.
- ¿Qué sabemos de sus clientes?
- Que ninguno era lo bastante listo como para meterle un tiro en el estomago y dejar que se desangrara.
- Te sorprendería lo que hace la gente desesperada – La reflexión de Ryan, tan pensativo hizo que los dos se aguantaran la risa.
- ¿Qué? – Replicó inquieto.
- Castle ha sido una horrible influencia sobre ti – Conforme terminaba la frase Esposito se dio cuenta de que quizás las cosas no estaban tan bien como para volver a hablar de él como si nada – A todo esto – Intentó arreglarlo - ¿No deberías de estar de luna de miel?
- La semana que viene.
- ¿Dónde vais? – Ryan se había puesto rojo sin llegar a contestar – Como te gusta la intriga – Se desesperó Esposito.
- Paris.

Esposito se rió ampliamente de Ryan y de cómo este seguía poniéndose cada vez más rojo:

- Venga ya vale – Aunque ella también reía – Esta noche montáis guardia en el almacén de Hook, su rival en el barrio y a ver que pasa.
- ¿Antes hacemos ronda de preguntas? – Ryan intentaba evitar la risa de Esposito.
- Sí, salimos ya hacía allí y nos damos un buen paseo. Volvemos a la hora de comer.

Caminaron tanto y preguntaron tanto que Ryan no hacía más que quejarse de sus pies. Varios vecinos, posibles testigos, dueños de tiendas y amigos después seguían sin tener nada más claro que lo que había en el expediente.

John Williams no era más que un camello de barrio, demasiado colgado como para subir peldaños en la escala del poder, y demasiado vago como para cocinar su propia mercancía.

Después de comer Beckett estaba con la novia del difunto en la sala de interrogatorios, intentando que esta dejara de llorar.

No parecía un trabajo fácil, estaba muy afectada y balbuceaba. Si no fuera porque tenía también un largo historial, muy parecido al de su novio, Beckett se hubiera dejado conmover por completo, pero sabía que había algo más. Y eso que todavía no le habían pasado el informe con lo que habían encontrado en el piso donde fue asesinado:

- Johnny tramaba algo grande ¿Sabe? – Moqueó – Sino no me hubiera mandado a darme un paseo antes de que llegara su contacto.
- Cinthia – Beckett estaba empezando a perder la paciencia – Llevas más de una hora dándome rodeos sobre lo mismo y como no empieces a cantar voy a tener que retenerte las 48 horas hasta que mis chicos del laboratorio me digan que el polvo de los muebles es del que se esnifa.

Había intentando ser comprensiva, pero no iba a sacar nada de ella si no apretaba un poco más:

- Esta bien – Protestaba incómoda por tener que pasar el mono en el calabozo – Lo que fuera que estaba esperando no se trataba de drogas, tenía que ser algo más gordo.
- ¿Cómo era el tío? – Beckett apuntaba con algo de desgana en su cuaderno.
- No llegué a verle.
- Vamos, algo sabrás, con lo que a Williams le encantaba hablar…
- Lucas Guinness, eso es todo lo que sé.
- Bien – Terminó de escribir – De todas maneras no vayas muy lejos.


Beckett apuntaba en la pizarra mientras Ryan la observaba y Esposito estaba en el ordenador:

- Lucas Guinness es el verdadero nombre de Hook – Se frotó una patilla – Tiene antecedentes por posesión, pero en los 90.
- Se ha vuelto más listo, ahora tiene una red mucho más extensa de camellos de poca monta trabajando para él, que son los que realmente se comen las condenas.
- Lo que es extraño es que quedes con tu archi enemigo para hablar de negocios.
- La información que hemos recaudado de los amigos de la víctima y del soplón de Ryan es que no se podían ni ver, y ahora resulta que quedaban para tomar café.
- Quizás por eso le dijo a su chica que iba a hablar con Lucas y no con Hook – Ryan miraba las fotos de la escena del crimen.
- Tiene sentido – Apuntó Beckett – Pero aún así es muy extraño.
- Quizás podamos sacar algo en claro esta noche.

Hook era solo un crío cuando empezó a hacer de camello para su hermano mayor. El mismo que murió de sobredosis tres años después. Aunque para entonces Lucas “Hook” ya había subido bastantes peldaños en la escala social, y ya tenía un pequeño piso desde donde movía la mercancía. Williams tenía buenos clientes y Lucas hizo que trabajara para él, el difunto se metía más de lo que vendía y llegó a tener una gran deuda con Hook, de la que no se podía hacer cargo.


Esposito y Ryan habían cenado perritos calientes, y estaban buscando una pose cómoda en el coche para dejar de moverse. Varios cafés después y una noche solitaria, y aún fría por la época del año, daba para un silencio de cansancio dentro del vehículo:


- No creo que el tal Hook sea tan tonto como para salir con un cartel de asesino.
- Ya, pero quizás haga algún movimiento extraño. Ir a recoger algo.
- La casa de Williams era un desastre, ahí podría haber cualquier enfermedad. No creo que nada interesante para él.
- Si él mató a nuestra victima no creo que lo hiciera sin más. Aunque tuviera una deuda con él, seguía dándole dinero, pero no cubriendo su deuda.
- Quiero que sepas que si sigue sin pasar nada me dormiré y toda la misión dependerá de ti – Ryan asintió y volvió a cambiar de posición.
- Una cosa que estaba pensando… - Esposito entornó los ojos pensativo – Ambos sabemos hasta donde da el sueldo de policía, y permíteme que dude de si con él puedes comprar dos billetes a Paris.
- Es el regalo de bodas de Castle. Dos billetes a Paris en primera clase, y una estancia de una semana en una suite.
- Vaya, así yo también me caso.
- Si por Jenny y por mi fuera no hubiera habido viaje de bodas. Preferíamos ahorrar para la hipoteca, pero Castle…
- Es un buen tío, es una putada que las cosas no salieran bien – Ryan asintió.

En ese instante sonó su móvil, y le señaló la pantalla a Esposito para que viera que se trataba del escritor:

- Dime. No, no estoy dormido, estamos de vigilancia al lado de la parada de metro de Queens. ¿Ya los tienes? Vaya muchas gracias, de verdad que no hacía falta. Ya, ya sé que un regalo es un regalo, pero no queremos abusar. Bueno…

No pudo seguir hablando, Esposito le señaló con la cabeza un coche negro, con las lunas tintadas, pero antes de que pudieran moverse, había un hombre en cada una de las ventanillas apuntándoles con un arma y haciéndoles un gesto para que bajaran del coche:

- Genial – Murmuró Esposito cuando los tipos les cacheaban apoyándolos en su propio coche.

Se guardaron las armas reglamentarias en la parte trasera del cinturón, y les ataron las manos con bridas. Dirigiéndoles hacía el almacén.

Castle se había quedado preocupado al escuchar que la conversación terminaba y oía un “cuelga”, de la voz de un hombre que no conocía.

Dio varias vueltas por el salón pensándoselo, y tuvo la idea de llamar a Beckett para ver si los chicos tenían respaldo o que. Pero no lo hizo, solo cogió su chaqueta y un taxi y pidió que lo dejaran en la parada de Queens.

GENIAL CAPITULO


QUIERO MAS

Castle es un genio y un gran amigo! sigue pronto