Mr. Brightside (Terminado)

Pero por que es distinto!!!!!!!!!!!!! no me dejes asi
Extrañaba tu fic!!!!!
Gracias por el nuevo capitulo, pero quiero masssssssss

¿Qué pasa?
¿Por qué eso es distinto?

¡Me tienes en ascuaas! ^^

no lo dejes asi dios mio genial

muy chuloooo

siguelooo

Hayyyy!!! seguilo pronto, hay q saber el porque!!

Perdón por el "abandono" pero llevo unas semanas de mal humor y sin ganas de escribir...



James Casey repasaba la información en una pizarra táctil, mientras Castle jugaba con una pelota entre sus manos. Hacía un par de semanas que se sentía fuera de lugar en la comisaría, parecía que todos le guardaban un gran secreto, incluso Beckett. Y no es que en el terreno personal fuera mejor. Había intentado fomentar pasar tiempo con ella lejos de la comisaría y de cualquier caso de asesinato, pero lo cierto es que también se sentía raro junto a ella. Supuso que valoraba demasiado la sinceridad y la lealtad, y lo que ahora veía en ella no encajaba con lo que quería.

Cuando Beckett llegó con su propio café Castle bajó la mirada y tomó aire, y se alegró de que nadie le viera:

- Empecemos – Le hizo un gesto a uno de sus hombres para que desplegará el panel con las víctimas – Como ya sabemos las pistas que deja el asesino junto a los cadáveres no es más que el nombre de la siguiente víctima.
- Pero ya dejamos claro – Dijo Ryan – Que probablemente esa “siguiente” víctima ya este muerta antes de que maten a la anterior.
- Exacto – Tomó aire – Además todas nuestras víctimas tenían al menos un libro de – Miró de reojo a Castle sin saber si debía decir su nombre o no, el escritor se dio cuenta y saludó con la mano donde llevaba la pelota.
- De un servidor – Intentó sonar a broma, pero el ambiente estaba tenso.
- Eso – Tosió.
- Todas las víctimas tenían antecedentes – Dijo Beckett. Y Casey asintió.

Hizo otro gesto con la cabeza para que su colega del ordenador cambiara de pantalla:

Anthony Smith, cinco años por fraude. Solo cumplió dos.
Garret Steal, tres años por encubrimiento.
Everett Ripp tres años por maltrato.
Charles Helser diez años por pedófilo.

Casey se frotó la frente cansado:

- Bien, esto es lo que sabemos; no cumplieron condena ni en la misma cárcel, ni coincidieron, excepto Helser. Que, como ya sabéis, tenía un permiso de 48 horas para acudir a la boda de su hermano, fue este el que dio el aviso.

No tenían nada que ver, ni siquiera las muertes eran semejantes sino fuera por que en todos los escenarios había una primera pagina de cualquiera de las novelas de Castle: Deadly Storm, Storm Season, Driving Storm, A calm before the Storm…

Y cada uno había sido asesinado de una manera mucho más artística que el anterior: envenenado en una azotea, sin cerebro en la cocina, de inanición atado a una cama y decapitado en su cama. Cada uno en su correspondiente casa, excepto Garret Steal. Lo cual tampoco tenía sentido, pero en este caso nada lo tenía.

El escritor le seguía dando vueltas a que todas sus novelas eran de Storm, pero no seguían ninguna correlación, ni tenían que ver con la trama del libro. En su cabeza retumbaba el nombre de la siguiente victima, la primera mujer, Anne Vernati. De eso hacía un par de días y aún no habían podido encontrarla:

- Todavía no hemos encontrado a Vernati. Ni coche, ni casa, ni nada… - Esposito también estaba agobiado.

Ryan colocaba la foto de Helser en su pizarra blanca. Aquel tipo que rondaba los 50 no tenía pinta de haber todo un plato. Calvo, con gafas, gran sonrisa:

- Sé que suena muy típico pero nunca esperas que alguien con esa cara resulte ser un pedófilo.
- La mayoría de esos tipos están convencidos de que ser un pervertido no es culpa suya – Los tres detectives le miraron, era la frase más larga que decía en la ultima semana. Y allí seguía jugando con la pelota entre sus manos, sin darle mayor importancia a lo que decía – La conducta sexual compulsiva no siempre consiste en tener ganas de que te la chupen. Es una adicción física que está esperando que el comité de desordenes mentales le dé un código propio para que el seguro médico cubra el tratamiento.

Cuando Casey, el experto en perfiles criminales que había mandado el FBI, abandonó el edificio en busca de saciar su sueño, Castle se desperezó y miró un instante a Beckett mientras esta recogía. Iba a decir algo, cualquier cosa, pero solo suspiró y se levantó. Quizás era cierto lo que la noche anterior le había dicho Alexis y cuanto más intentaba mantenerla cerca de él más la alejaba.

Pobre Castle, lo mantienen alejado, y encima la otra no le presta atención...
Espero que andes mejor del humor

Jorja escribió:Pobre Castle, lo mantienen alejado, y encima la otra no le presta atención...
Espero que andes mejor del humor

gracias

que buenos tus capitulos por favor!!!!!!
me encanta leerte,
Pobre Castle...
Animo cielo y que mejore tu humor...
un puñao de besos!!!!! xD

pobre castle..lo ignoran...eso no me gusta para el..nooooo

ejeejjeje

arriba ese humor y que se arreglee

Primero, espero que pronto estes mejor, que solo sea pasajero
Muy intenso el capitulo,pero por que lo trata asi? Tiene que estar con el eneste momento

Que se arreglen prontito. EXTRAÑABA TU FIC, GRACIAS POR SEGUIR ESCRIBIENDO

que fuerte pobre castle jou

continua pronto tu historia esta increíble
gracias por otro capi

¡Espero que estés de mejor humor!
Y si no aquí te damos mimos, que no podemos pasar mucho tiempo sin tu fic. ^^

Me encanta

Gracias a tod@s. Espero que lo disfrutéis.


Estaba sentada en una silla en la ultima fila mientras él hablaba de su libro, de Rook y de Nikki. Cuando estaba respondiendo las preguntas de los fans y después de haber leído un par de paginas de su nueva novela. Ella sonrió mirando al suelo, recordando cierta similitud.

Poco después miro a su izquierda y vio a Casey en un rincón ojeando el libro, y pudo distinguir lo que a los ojos de los demás era invisible, sabía perfectamente, y sin conocerles, quienes eran los hombres de Casey. Gente repartida por toda la sala, mezclada entre los invitados y los fans. Hablando a las solapas de sus chaquetas, o a las mangas. Y ella respiró hondo, algo le decía que aquello no iba a salir bien, y su instinto no se solía equivocar.

Sacudió la cabeza al recordar la charla a medio día con Casey, como se mostraba arrogante ante la negativa de ella de seguir su plan, y como parecía no importarle que en una fracción de segundo no cronometrada Castle pudiera salir herido. Ella lo sabía, era consciente, ya lo había vivido:

- El señor Castle estará vigilado en todo momento, no tiene de que preocuparse – Pero a la detective le parecía que aquellas palabras estaban huecas, el agente tenía más interés en cazar al asesino que en mantener a Castle respirando.
- No me voy a molestar en intentar explicarle que si algo le pasa…
- Vamos detective – Rió con sorna - ¿Se cree que soy ciego? Puede que él malinterprete las decisiones que usted toma, o como le mira. Pero yo sé de sobra cuanto se preocupa exactamente por él.
- No tendría porque mentirle – Se colocó las manos en la cintura.
- Usted está siguiendo la orden de un superior – Casey se cuadro e hizo crujir su cuello – Esta es una investigación clasificada del FBI…
- Y él es simplemente su conejillo de indias – Interrumpió, y ambo se tensaron.
- No, a mi no se me olvida que el señor Castle es un civil – Ella supo encajar aquella indirecta tan directa – Y está sirviendo a su país, no es necesario que posea toda la información.
- Ya, pero si le pasa algo yo me quedaré aquí y usted volverá a su despacho.
- Detective parece que no quiere entender quien dicta las normas aquí.

Y no hubo manera de continuar aquella conversación.

De vuelta a aquella silla y a aquel sentimiento de tener el corazón encogido, maldigo que, el agente del FBI, hubiera mantenido a Esposito y Ryan en un segundo plano, relegándolos a una furgoneta fuera del recinto, pendientes de las cámaras y la gente.
Se aferró a su copia de la nueva novela, y se puso a la cola para que le firmara el libro. Intentó distraerse pensando en cuantas otras veces había estado en una cola para que él le firmara un libro y él no había reparado en ella. Eso fue antes de Nikki Heat, de las noches de guardia y de que evitara que una bala, un coche o lo que fuera terminara con ella.


Esposito lanzaba su vaso de cartón a la papelera intentando anotar como si fuera un profesional del baloncesto:

- ¿Cuántos llevas? – Ryan se quitó los cascos de las orejas.
- Esta noche ya no duermo, si es lo que me estás preguntando.
- No entiendo porque nos han dejado fuera, Montgomery nos dijo que parecía un buen tío.
- Eso no significa que esta noche vaya a acompañarte a casa y a darte un beso en la frente.
- Lo que quiero decir es que dentro haríamos más que aquí fuera – Esposito estaba molesto y no se molestaba en ocultarlo.
- Sé lo que quieres decir – Sonrió débilmente sabiendo que la culpa no era de su compañero – Pero por lo menos ha dejado que ella este dentro.

Se sonrieron con complicidad, estaban inquietos sabiendo que Beckett y Castle estaban dentro. Sonó la radio:

- Chicos, ¿Habéis visto algo? – La voz de Beckett llegaba algo entrecortada.
- Todavía nada – Dijo Ryan volviendo a ponerse los cascos.

Minutos después la cola apenas avanzaba, Beckett se entretuvo con las fans que le daban dos besos a Castle, y se colgaban de él abrazándole. Menos gracia le hacían las que le pedían un autógrafo en los pechos. Pero sonrió tontamente al ver como él estaba en su salsa.

El escritor sabía que Casey y sus hombres estaban allí, que esperaban encontrar a alguien, pero estaba tranquilo, Beckett estaba allí, y era imposible no sentirse seguro.

Casi una hora más tarde al fin le tocaba, le dio el libro y él no la miró. Supuso que estaría algo agotado, los focos, los fans, las fotos, y los abrazos efusivos:

- ¿Cómo te llamas? – Dijo abriendo la primera pagina. Y si no fuera porque ella formaba parte de los agradecimientos de ese mismo libro, se sentiría como años atrás en cualquier otra firma de libros de Castle. Algo temblorosa, y esperando que él la mirara.
- Kate.

Al oir el nombre levanto la vista esperanzando de que de la décima Kate que había pasado por allí esta vez si fuera ella y pudiera mirarla directamente a los ojos y dejar de sentirse en tensión.

Y allí estaba esa sensación de calidez sobre el pecho al encontrarse con sus ojos claros y ella sonrisa brillante:

- Kate ¿No? – Dijo con guasa haciéndola sonreír.

Cuando ella se retiró de la fila y se quedó hablando con alguno de los que quedaban por allí rezagados que le daban tema de conversación. Esposito y Ryan seguían alerta:

- Espera – Dijo cuando Esposito hizo el barrido – Vuelve atrás. Ese tío.

No sabían quien era el asesino en serie, ni que aspecto tenía. Simplemente esperaban encontrar algo que no encajase, alguien con un comportamiento extraño, algo que les llamara la atención. Y aquel tipo cumplía los requisitos mínimos para que su olfato se activara.

Un hombre alto, de mediana edad. Vestido con sudadera, pantalones, zapatillas negras y una gorra calada del mismo color hizo que ambos detectives estuvieran alerta.

Estaba apunto de tocarle a este hombre misterioso cuando buscó algo en sus bolsillo y Esposito y Ryan se mantenían en tensión. Todo era lento y sospechoso, y antes de que todo saliera mal avisaron por radio. Todos los agentes de dentro de la sala tenían los ojos puesto en aquel hombre.

Cuando le tocó hizo un gesto extraño, o al menos eso les pareció a todos y cuando Casey y sus hombres saltaron sobre él, no tuvo escapatoria.

Por su parte Castle se echó hacía atrás cuando al hacerle el placaje al hombre de la gorra lo abalanzaron sobre la mesa donde él estaba firmando. Se levantó de la silla y se hizo atrás y tropezó con Beckett que estaba a su lado dispuesta a desenfundar:

- ¡Alto FBI! – Fue lo único que logró descifrar antes de que le neutralizaran delante de sus narices.

Me alegro mucho que estes mejor!
Me gusto el capitulo, me alegro que este preocupada por Castle, eso significa que lo quiere!
Gracias!

Grandee me encanta leerte, es genial
Con muchas ganas de que sigas
y espero que estes mejor,
besazos!!!

Cada vez se pone mejor!!

dios mio me encanta el capitulo continua pronto

Falsa alarma eran las palabras que retumbaban en su cabeza, aunque no eran exactamente las palabras que habían usado. Después de aquel placaje y aquella inmovilización se agradeció a si mismo por no haber dejado que Alexis, su madre o incluso Gina, hubieran venido.

Aquel hombre no era más que un hombre corriente, y aunque entraba dentro de los parámetros que el experto en perfiles criminales había establecido, lo cierto es que casi todos los hombres de esa ciudad los cumplían.

Suspiró aliviado, y a la vez se sintió mal, si aquel tipo no estaba allí significaba que estaba en cualquier otra parte.
Se sentó de nuevo en su silla ya recalentada, y alguien tuvo la amabilidad suficiente como para decir que la firma concluiría otro día. Se frotó las manos nervioso, podía ver la tensión en los gestos de Beckett, incluso después del sobresalto, volvió a tener esa sensación de que ella le ocultaba algo.

Los empleados de la librería se pusieron a recoger las sillas y a reorganizar los volúmenes desperdigados de su novela mientras todo el mundo intentaba volver a la normalidad, hasta que una voz temblorosa dijo:

- Señor – A aquella chica le temblaban los labios y tuvo que soltar los otros volúmenes de la novela antes de que se le cayeran por si solos.

Casey se acercó frunciendo el ceño preocupado y ladeando la cabeza al ver como la chica le tendía una de las novelas con la mano estremecida. Antes de que Casey la tuviera entre sus manos, Beckett y Castle aguantaron la respiración, ante lo que podía ser sangre.


Más tarde, en la comisaría, los cuatro estaban en silencio, intentando disimular mientras veían a Casey con el capitán en el despacho de este ultimo. Castle volvió a echar un vistazo a la pizarra blanca, la que siempre les había funcionado y notó un leve escalofrío en su espalda al ver la foto del libro.

El libro llevaba en venta unas semanas antes de que la firma se realizara, ese era el tiempo que había tenido el asesino. Otra cosa era, porque a ese libro le faltaba la primera pagina. Dentro del mismo libro habían hecho un hueco entre las paginas y habían puesto el dedo de una mujer, con una alianza de bodas. Lanie no les podía haber dicho nada más y ellos seguían perdidos mirándose la cara sin saber que hacer.

Cuando el capitán salió de su despacho les dijo que era tarde y que mañana sería otro día. Recogieron sus cosas y Castle se adelantó bajando antes en el ascensor y saliendo por la puerta:

- Espera – Ella había bajado los escalones a saltos para poder alcanzarle - ¿Te vas ya a casa? – Intentaba recuperar el aliento mientras se acercaba a él que ya estaba en la calle.
- Sí, hoy a sido un día especialmente largo – Fue a seguir su camino pero ella no le dejó.
- Sé que estás enfadado conmigo – Era casi un murmullo y él se giró.
- Estoy enfadado porque pensaba que teníamos la confianza suficiente, pero en todo esto siempre noto que hay algo que no me quieres decir.
- No puedo – Él suspiró cansado – Quiero decir que, literalmente, no puedo decirte nada. Son ordenes.
- ¿Y desde cuando eso ha sido un impedimento? ¿Cuántas veces nos hemos saltado las reglas? ¿Cuántas veces he sido tu apoyo ahí fuera? – Ella no supo que decir y agachó la mirada.
- Esta vez es distinto.
- No dejas de repetirme lo mismo – Estaba cansado de tantos rodeos - ¿En qué exactamente?
- Esto no se trata solo de ti, hay alguien ahí fuera que esta matando gente. No tienes porque saberlo todo. Eres solo un civil.
- ¿Tu quieres que yo ahora me crea eso, en serio? Porque esto nunca te ha importado.
- Ahora si – Ella también podía alzar la voz, también podía estar molesta, y cansada – Yo soy la detective, yo soy quien tiene la placa, quien decide. Y hay gente por encima de mi que me dice que debo hacer o decir, y eso no depende ni de ti ni de mi.
- No es la primera vez que uno de los dos está en el punto de mira de alguien y siempre lo hemos resuelto juntos.
- Mira – tomó aire y por un instante cerró los ojos – Puedes elegir volver mañana o no, pero seguirás sabiendo lo mismo o poco más.
- Estoy harto de que, cuando no te conviene, me mandes a casa.

ya fue, que Beckett rompa las reglas y le cuente todo de una vez!!!!

Vaamosss porfavor
continuaa no me puedes dejar así voy a entrar en parada....
ainsss que Kate hable con Rick que le busque y le cuente...
Graaan capitulo, me encantaaaaaaa

Ke pasaa. Con estos dooos ke se arreglen!!!!!!
Sigueee

magnifico capitulo gracias por otro fic continua pronto

Miró melancólico por la ventana y sintió que fuera debía hacer demasiado frío:

- ¿Quieres que vayamos a tomar un chocolate caliente?

Alexis estaba apoyada en la estantería con los brazos cruzados, y parecía que llevaba allí observándole un buen rato:

- No estoy de humor – Bajó la cabeza.
- ¿Algo va mal con Beckett? – Él se sorprendió, tomándose un segundo antes de contestar.
- ¿Qué te hace pensar que es por ella?
- Solo hay una persona que sea capaz de dejarte así.
- No sé hacia donde vamos, y de normal no me importaría, pero cada paso hacia delante siento que la pierdo un poco más.
- A veces querer a alguien no es suficiente – Miró a su hija tensando los labios, evitando el temblor.
- Siento que no puedo poner más de mi parte. Pero no quiero rendirme.
- Quizás sea hora de que ella tome algunas decisiones para saber si debes seguir esperando o dar un paso en otra dirección.
- Es que… - Suspiró y volvió a echar un vistazo rápido por la ventana – Estoy obsesionado con ella. Anoche, antes de irme a dormir, me asomé a esta misma ventana y me pareció verla en su coche.
- Tal vez es que deseabas que estuviera ahí.

Se acercó a su hija y esta un par de pasos hacía él, adivinando en su gesto que pretendía y abrazándole con fuerza:

- Con toda mi alma – Murmuró despacio y ella le apretó con más fuerza.


- ¿Por qué no hablas con Castle? – Esposito se había dejado rodar con su silla de escritorio hasta su altura.
- Porque Casey no me deja, y porque…tampoco quiero preocuparle – Disimuló.
- Ya te preocupas tu por los dos – Sonrió y ella entornó los ojos – Oye – Tomó aire – Lo de Sebastian Mars no tiene porque estar relacionado.
- Mismo modus operanti, mismos mensajes… - Sabía que él estaba intentando ser simpático, pero parecía demasiado difícil estar centrada al 100% en el caso y a la vez mantener a salvo al escritor.
- ¿Va a venir hoy?
- No lo sé, la ultima vez no fui muy amable con él.
- Buenos días – Lanie apareció con un informe para Beckett y Esposito sonrió y se alejó - ¿Has vuelto a pasar la noche en vela? Estás cogiendo una mala costumbre.
- Intenté hacer algo útil, en lugar de estar en la cama dando vueltas como una tonta.
- Montar guardia en su puerta no va a hacer que este a salvo.
- Es todo lo que puedo hacer hasta que encuentre pruebas.
- Habla con él.
- ¿Cómo tengo que deciros que Casey no me deja? – Se tensó alzando un poco la voz.
- ¿No será que no quieres ser sincera con él para no…?
- Dejar de suponer sobre lo que hago – La cortó.



Se le hizo de noche en la comisaría, apenas quedaba nadie por los pasillos y ella volvía a estar rodeada de papeles y mirando la pizarra intentando darle un sentido único a la investigación. Cuando más concertada estaba sonó el teléfono de su escritorio y antes de poder decir nada una voz, a la cual no reconocía, dijo:

- Detective Beckett, no se hace una idea de las ganas que tenía de hablar con usted.

No necesitó nada más para saber de quien se trataba.

POR FAVOR QUE HABLEN!!
no pueden seguir asi, todos estamos sufriendoooooooo
gracias por un nuevo capitulo