Para siempre, Último Capítulo
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Re: Para siempre, Último Capítulo
dios mio esta super interesante
increíble capi
muchas gracias por la fic
increíble capi
muchas gracias por la fic
Re: Para siempre, Último Capítulo
Wow increible, ahora el padre de Castle, me encanta este fic!! y como estás llevando la historia, es genial, cada capítulo me gusta más!!
GRACIAS POR OTRO CAPÍTULO!!
GRACIAS POR OTRO CAPÍTULO!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Hola! Muchas gracias por leer y comentar. Aquí os dejo otro capítulo. Espero que os guste aunque sea un poquito.
Capítulo 13:
Era tarde, habían terminado de tomar las copas y estaban cansados. Se levantaron para irse y al pedir la cuenta, Brian les dijo que todo estaba pagado que Castle se había ocupado de todo. Se preguntaron que habría pasado con este y su madre. Becket dijo que lo llamaría para saber de él, pero estuvo un rato llamando y no se lo cogían.
Se despidió de sus amigos prometiéndoles que los avisaría si se enteraba de algo sobre Castle, ya que todos se habían quedado muy preocupados.
Fue a su casa y desde allí volvió a llamar, pero no le contestaban. No quería alarmarse demasiado pronto, iba a esperar un rato a ver si Rick le devolvía las llamadas. Se sentó a ver la tele, para hacer algo de tiempo, y si en un rato no sabía nada, iría a su casa.
La despertó el sonido de su teléfono. Miró la pantalla y vio que era Castle. Descolgó enseguida.
- ¿Rick, que ha pasado?, me tenías muy preocupada.
- ¿Kate?, soy Alexis.
Escuchó la voz angustiada de la niña y de pronto sintió mucho miedo.
- ¡Alexis!, ¿Qué ha pasado?, ¿está bien tu abuela?
- Si, la abuela está aquí a mi lado… oye Kate, ¿mi padre esta ahí contigo?
- No, estaba esperando que me llamara para saber como se encontraba Martha, pero he debido quedarme dormida, ¿Qué hora es?
- Son casi las seis de la mañana, entonces ¿mi padre no está ahí contigo? – preguntó Alexis con pesar.
- Alexis, me estas asustando, ¿Qué ha pasado?
- Ha pasado algo horrible – casi lloró la niña – papá y la abuela han discutido… mucho, yo nunca los había visto así, y papá se enfadó y se fue, y aun no ha vuelto.
- ¿A que hora se fue? – inquirió nerviosa.
- Serían las diez de la noche, lo he llamado al móvil, pero se fue tan enfadado que se dejó aquí la chaqueta y el teléfono y las llaves iban en el bolsillo.
- ¿Por qué discutieron?
- ¡Ay Kate ha sido espantoso!, por lo visto ha aparecido el abuelo…
- El abuelo, ¿Qué abuelo? – preguntó desconcertada.
- Pues el padre de papá, y por eso se han enfadado la abuela y él.
Kate no entendía mucho, pero conociendo la situación de Castle con su padre supuso que este estaría cuanto menos bastante alterado con su aparición.
- Alexis, voy para tu casa, y ya me contáis y vemos que hacemos, ¿de acuerdo?
- Si Kate, aquí te esperamos.
Kate se arregló y se dirigió al loft de Castle. Pensaba en lo que habría ocurrido, Rick era un hombre bastante paciente, ella nunca lo había visto enfadado, así que debía haber pasado algo gordo.
Cuando llegó y le abrieron la puerta, la imagen que vio era desoladora. Martha estaba sentada en el sofá, tenía los ojos totalmente hinchados y enrojecidos por el llanto. A Alexis también se le notaba que había llorado, la niña se abrazó a ella cuando entró.
- ¿Seguís sin tener noticias de tu padre?
- Si, seguimos sin saber nada – contestó Alexis.
Kate miró a Martha, estaba ausente y ni siquiera la miró cuando entró. De vez en cuando emitía pequeños suspiros y se secaba una lágrima. Se dirigió a ella y se sentó a su lado.
- ¿Cómo te encuentras? – preguntó.
Martha la miró y volvió a suspirar.
- Le he hecho daño a Richard, mucho daño, jamás me va a perdonar y todavía no sabe la mayor parte de la historia.
Kate no tenía muy claro a que se refería, así que volvió a preguntar.
- ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué se enfadó?
- Le mentí durante toda su vida, todo ha sido un engaño, pero no tuve más remedio que hacerlo, tenía que protegerlo. Tendría que haberle contado la verdad antes, pero lo fui dejando, y ahora aparece de nuevo y… mi hijo va a odiarme para siempre.
- No te va a odiar, Richard es incapaz de odiar a nadie, y menos a ti. Seguro que todo tiene una explicación y cuando lo sepa, las cosas volverán a ser como siempre.
- Ya nada volverá a ser como antes – suspiró la mujer – hoy se ha roto la confianza que había entre nosotros, ya nada volverá a ser como antes.
Kate se moría de curiosidad por saber que había pasado y que le había ocultado Martha a su hijo, pero la pobre mujer estaba tan nerviosa y además era evidente que había bebido, así que se dijo que no era el mejor momento.
Martha le cogió las manos y le dijo:
- Tienes que encontrarlo, hija – le dijo seria – sé que no va a hacer ninguna locura, no le haría eso a su hija, pero se fue tan afectado que hasta cruzar una calle le supondría un peligro.
- Voy a avisar para que se informen en los hospitales, y a ver si en algún distrito han dado noticia de algo – dijo intentando aparentar un aplomo que no sentía.
Miró a Alexis, realmente estaba asustada. Se acercó a ella y la abrazó.
- Ya verás como no le ha ocurrido nada. Creo que puedo saber donde está, ahora que dé el aviso, saldré a buscarlo.
- Gracias Kate, no sé que haríamos sin ti.
Lo primero que hizo fue llamar a Esposito a su casa. No se esperaba que contestara Lanie, pero tampoco le sorprendió.
- Lanie, ¿puedes decirle a Esposito que se ponga?
- Buenos días a ti también, oye te noto seria, ¿ha pasado algo?
- Espero que no, que no haya pasado nada – dijo intentando disimular la preocupación, pero no engañó a su amiga.
- ¿Qué ha pasado Kate?
- Pues realmente no lo sé, por lo visto Castle ha discutido con su madre por algo, Martha está nerviosísima por la discusión y está tan aturdida que desvaría, Alexis está asustadísima y Castle se enfadó tanto que se fue sobre las diez de la noche sin llaves y sin teléfono y no hemos vuelto a tener noticias de él.
- Vaya Kate, lo siento – dijo su amiga solidaria – ahora mismo te paso con Javi, está en el baño, y tu ¿cómo estás?
- Asustada Lanie, muy asustada, voy a acercarme a “The Old Haunt” por si le dio por irse allí en mitad de la noche, pero no estoy muy segura de que sea allí donde esté.
- Ya está aquí Javi, te paso con él.
Kate estuvo hablando un rato con Esposito, poniéndolo al tanto de todo. Este le dio ánimos, y le dijo que hablaría con Ryan, y que en comisaría se encargarían de hablar con los hospitales. Ella le dijo que se acercaría al bar de Castle, a ver si estaba por allí. Se despidieron prometiéndose estar en contacto.
Kate se volvió a Alexis y Martha, y les dijo que se iba a acercar al bar por si acaso, Alexis se levantó y se dirigió al mueble de la entrada, abrió el cajón y sacó unas llaves.
- Estas son las llaves de “The Old Haunt”, no creo que papá tenga otras, pero igual estaba allí algún camarero y le dejó entrar.
- Gracias, no sé si estará allí, pero no se me ocurre otro sitio donde ir, ya os avisaré con lo que sea.
Kate se marchó, estaba muy preocupada. Llegó al bar, que estaba cerrado a cal y canto. Usó las llaves para entrar, allí no había nadie. Bajó al sótano y estuvo mirando por todos lados, pero Richard no estaba allí. Estaba empezando a ponerse nerviosa, cerró todo y salió a la calle. Llamó a Esposito y este le dijo que no había noticia de ningún accidente, y que había dado una descripción de Castle y de como iba vestido, por si algún compañero lo veía por alguna parte de la ciudad. También le dijo que el capitán estaba al tanto y que le daba permiso para seguir buscándolo, pero que la llamarían si surgía algún caso.
Kate cogió el coche y volvió a la calle de Castle, pensó para donde tiraría y fue dando vueltas con el coche por las calles cercanas, se fue alejando de la casa en dirección norte, luego volvió otra vez a la casa y tiró para el sur, siempre sin alejarse mucho y pensando que se había ido andando y sin dinero.
Se estaba empezando a angustiar por momentos, a cada poco llamaba a la comisaría o hablaba con Alexis, pero todavía no se sabía nada. Nueva York era una ciudad enorme y Richard podía estar en cualquier parte, si había estado andando todo el rato.
Cerca ya del mediodía recibió una llamada de Ryan, habían llamado de otra comisaría diciendo que un señor había llamado porque había visto a un hombre que le resultó sospechoso, pues llevaba mucho tiempo en el mismo sitio. Lo vio por la noche cuando sacó a pasear a su perro y le llamó la atención verlo en el mismo sitio al día siguiente. La descripción que dio del hombre coincidía con Castle. Le dijeron a Ryan que si mandaban una patrulla o se encargaban ellos, él les dijo que ya se ocupaban en su comisaría y en seguida llamó a Becket.
Esta le dio las gracias y se dirigió al lugar que le habían dicho, al parque junto al río Hudson. Dejó el coche donde pudo, y fue hasta los bancos que miraban a la ribera del río, allí en uno de ellos estaba sentado Castle. Se acercó por detrás y lo llamó, pero no le contestó. Se acercó aún más y al mirarlo se asustó, tenía muy mala cara, estaba pálido, le tocó la mano, estaba fría. Se asustó muchísimo, por un momento se pensó que estaba… ¡no! No podía ser.
- ¡Castle! – gritó mientras lo zarandeaba.
Él pareció salir de su letargo.
- ¿Kate?
- ¡Joder Castle! – le gritó ella con los ojos llenos de lágrimas – por un momento pensé que estabas…
- ¿Qué estaba como? - preguntó él que también se había sorprendido por la presencia de ella allí.
- ¡Muerto! – le gritó de nuevo – me has asustado muchísimo – le dijo muy nerviosa y dando rienda suelta a las lágrimas que había estado conteniendo todo el día, se sentó a su lado.
Él la abrazó.
- Lo siento, perdí la noción del tiempo, ¿Qué hora es?
- Son más de las doce, tu madre y Alexis están aterrorizadas pensando que pueda haberte pasado algo.
- Mi madre – dijo con tono de pesar – ¿te contó que me ha estado mintiendo toda mi vida?, no tengo muchas ganas de verla.
- No me ha contado nada, solo sé que está destrozada.
- Todo el tiempo supo quien era mi padre y nunca me lo dijo, ¿puedes creerlo? – preguntó él, que seguía a lo suyo.
- Mira Rick no sé que habrá pasado y por que te mintió, solo sé lo que he visto, Martha lo está pasando fatal y creo que deberías darle la oportunidad de explicarse y hablar con ella. Además está tu hija, que no sabe que ha ocurrido, pero que os ha visto pelearos y está realmente asustada.
- Pobre Alexis, por ella tengo que volver a casa, pero no entiendo porque me mintió mi madre, ella nunca ha sido así, no lo entiendo
- Pues por eso tienes que dejar que te explique.
- Si ella supiera lo duro que fue – siguió divagando – yo intentaba disimularlo, no quería que fuera infeliz, por eso hacía como si no me importara no tener padre, pero si que me importó, es duro ser un niño y que en el colegio te digan cosas terribles.
- ¿Qué te decían? – preguntó curiosa.
- Un día, tendría unos ocho años y en el colegio un niño me dijo, que mi madre era una zorra y yo un bastardo, yo no lo entendí muy bien, le dije que mi madre no era un animal, sino una señora muy guapa, Joey Brill que así se llamaba ese niño, se rió de mi diciendo que encima de bastardo era tonto. Yo me enfadé tanto que me le eché encima y empecé a pegarle. Ese día me recogió Roger, todavía me acuerdo, cuando me vio con un ojo morado, me preguntó que me había pasado, se lo conté y después de explicarme de forma bastante light el significado de la palabra bastardo, me pidió que no se lo contara nunca a mi madre porque eso era mentira y ella se pondría muy triste. Mi madre nunca se enteró de eso, ni siquiera de los cinco días que estuve expulsado por romperle la nariz a Joey, Roger y Eddie se encargaron de todo.
- Lo siento Rick, lo siento mucho – le dio un beso – pero estoy segurísima de que tu madre tuvo una buena razón para ocultarte quien era tu padre.
- Debería volver y hablar con ella, ¿verdad? – preguntó dudoso.
- Si – dijo levantándose y tirando de él – anda volvamos a casa, yo voy a llamar a los chicos para decirles que has aparecido y estás bien.
- ¿Has movilizado a la caballería para buscarme?
- Llevas varias horas desaparecido y yo soy policía, solo he utilizado mis contactos.
CONTINUARÁ...
Capítulo 13:
Era tarde, habían terminado de tomar las copas y estaban cansados. Se levantaron para irse y al pedir la cuenta, Brian les dijo que todo estaba pagado que Castle se había ocupado de todo. Se preguntaron que habría pasado con este y su madre. Becket dijo que lo llamaría para saber de él, pero estuvo un rato llamando y no se lo cogían.
Se despidió de sus amigos prometiéndoles que los avisaría si se enteraba de algo sobre Castle, ya que todos se habían quedado muy preocupados.
Fue a su casa y desde allí volvió a llamar, pero no le contestaban. No quería alarmarse demasiado pronto, iba a esperar un rato a ver si Rick le devolvía las llamadas. Se sentó a ver la tele, para hacer algo de tiempo, y si en un rato no sabía nada, iría a su casa.
La despertó el sonido de su teléfono. Miró la pantalla y vio que era Castle. Descolgó enseguida.
- ¿Rick, que ha pasado?, me tenías muy preocupada.
- ¿Kate?, soy Alexis.
Escuchó la voz angustiada de la niña y de pronto sintió mucho miedo.
- ¡Alexis!, ¿Qué ha pasado?, ¿está bien tu abuela?
- Si, la abuela está aquí a mi lado… oye Kate, ¿mi padre esta ahí contigo?
- No, estaba esperando que me llamara para saber como se encontraba Martha, pero he debido quedarme dormida, ¿Qué hora es?
- Son casi las seis de la mañana, entonces ¿mi padre no está ahí contigo? – preguntó Alexis con pesar.
- Alexis, me estas asustando, ¿Qué ha pasado?
- Ha pasado algo horrible – casi lloró la niña – papá y la abuela han discutido… mucho, yo nunca los había visto así, y papá se enfadó y se fue, y aun no ha vuelto.
- ¿A que hora se fue? – inquirió nerviosa.
- Serían las diez de la noche, lo he llamado al móvil, pero se fue tan enfadado que se dejó aquí la chaqueta y el teléfono y las llaves iban en el bolsillo.
- ¿Por qué discutieron?
- ¡Ay Kate ha sido espantoso!, por lo visto ha aparecido el abuelo…
- El abuelo, ¿Qué abuelo? – preguntó desconcertada.
- Pues el padre de papá, y por eso se han enfadado la abuela y él.
Kate no entendía mucho, pero conociendo la situación de Castle con su padre supuso que este estaría cuanto menos bastante alterado con su aparición.
- Alexis, voy para tu casa, y ya me contáis y vemos que hacemos, ¿de acuerdo?
- Si Kate, aquí te esperamos.
Kate se arregló y se dirigió al loft de Castle. Pensaba en lo que habría ocurrido, Rick era un hombre bastante paciente, ella nunca lo había visto enfadado, así que debía haber pasado algo gordo.
Cuando llegó y le abrieron la puerta, la imagen que vio era desoladora. Martha estaba sentada en el sofá, tenía los ojos totalmente hinchados y enrojecidos por el llanto. A Alexis también se le notaba que había llorado, la niña se abrazó a ella cuando entró.
- ¿Seguís sin tener noticias de tu padre?
- Si, seguimos sin saber nada – contestó Alexis.
Kate miró a Martha, estaba ausente y ni siquiera la miró cuando entró. De vez en cuando emitía pequeños suspiros y se secaba una lágrima. Se dirigió a ella y se sentó a su lado.
- ¿Cómo te encuentras? – preguntó.
Martha la miró y volvió a suspirar.
- Le he hecho daño a Richard, mucho daño, jamás me va a perdonar y todavía no sabe la mayor parte de la historia.
Kate no tenía muy claro a que se refería, así que volvió a preguntar.
- ¿Qué ha pasado?, ¿Por qué se enfadó?
- Le mentí durante toda su vida, todo ha sido un engaño, pero no tuve más remedio que hacerlo, tenía que protegerlo. Tendría que haberle contado la verdad antes, pero lo fui dejando, y ahora aparece de nuevo y… mi hijo va a odiarme para siempre.
- No te va a odiar, Richard es incapaz de odiar a nadie, y menos a ti. Seguro que todo tiene una explicación y cuando lo sepa, las cosas volverán a ser como siempre.
- Ya nada volverá a ser como antes – suspiró la mujer – hoy se ha roto la confianza que había entre nosotros, ya nada volverá a ser como antes.
Kate se moría de curiosidad por saber que había pasado y que le había ocultado Martha a su hijo, pero la pobre mujer estaba tan nerviosa y además era evidente que había bebido, así que se dijo que no era el mejor momento.
Martha le cogió las manos y le dijo:
- Tienes que encontrarlo, hija – le dijo seria – sé que no va a hacer ninguna locura, no le haría eso a su hija, pero se fue tan afectado que hasta cruzar una calle le supondría un peligro.
- Voy a avisar para que se informen en los hospitales, y a ver si en algún distrito han dado noticia de algo – dijo intentando aparentar un aplomo que no sentía.
Miró a Alexis, realmente estaba asustada. Se acercó a ella y la abrazó.
- Ya verás como no le ha ocurrido nada. Creo que puedo saber donde está, ahora que dé el aviso, saldré a buscarlo.
- Gracias Kate, no sé que haríamos sin ti.
Lo primero que hizo fue llamar a Esposito a su casa. No se esperaba que contestara Lanie, pero tampoco le sorprendió.
- Lanie, ¿puedes decirle a Esposito que se ponga?
- Buenos días a ti también, oye te noto seria, ¿ha pasado algo?
- Espero que no, que no haya pasado nada – dijo intentando disimular la preocupación, pero no engañó a su amiga.
- ¿Qué ha pasado Kate?
- Pues realmente no lo sé, por lo visto Castle ha discutido con su madre por algo, Martha está nerviosísima por la discusión y está tan aturdida que desvaría, Alexis está asustadísima y Castle se enfadó tanto que se fue sobre las diez de la noche sin llaves y sin teléfono y no hemos vuelto a tener noticias de él.
- Vaya Kate, lo siento – dijo su amiga solidaria – ahora mismo te paso con Javi, está en el baño, y tu ¿cómo estás?
- Asustada Lanie, muy asustada, voy a acercarme a “The Old Haunt” por si le dio por irse allí en mitad de la noche, pero no estoy muy segura de que sea allí donde esté.
- Ya está aquí Javi, te paso con él.
Kate estuvo hablando un rato con Esposito, poniéndolo al tanto de todo. Este le dio ánimos, y le dijo que hablaría con Ryan, y que en comisaría se encargarían de hablar con los hospitales. Ella le dijo que se acercaría al bar de Castle, a ver si estaba por allí. Se despidieron prometiéndose estar en contacto.
Kate se volvió a Alexis y Martha, y les dijo que se iba a acercar al bar por si acaso, Alexis se levantó y se dirigió al mueble de la entrada, abrió el cajón y sacó unas llaves.
- Estas son las llaves de “The Old Haunt”, no creo que papá tenga otras, pero igual estaba allí algún camarero y le dejó entrar.
- Gracias, no sé si estará allí, pero no se me ocurre otro sitio donde ir, ya os avisaré con lo que sea.
Kate se marchó, estaba muy preocupada. Llegó al bar, que estaba cerrado a cal y canto. Usó las llaves para entrar, allí no había nadie. Bajó al sótano y estuvo mirando por todos lados, pero Richard no estaba allí. Estaba empezando a ponerse nerviosa, cerró todo y salió a la calle. Llamó a Esposito y este le dijo que no había noticia de ningún accidente, y que había dado una descripción de Castle y de como iba vestido, por si algún compañero lo veía por alguna parte de la ciudad. También le dijo que el capitán estaba al tanto y que le daba permiso para seguir buscándolo, pero que la llamarían si surgía algún caso.
Kate cogió el coche y volvió a la calle de Castle, pensó para donde tiraría y fue dando vueltas con el coche por las calles cercanas, se fue alejando de la casa en dirección norte, luego volvió otra vez a la casa y tiró para el sur, siempre sin alejarse mucho y pensando que se había ido andando y sin dinero.
Se estaba empezando a angustiar por momentos, a cada poco llamaba a la comisaría o hablaba con Alexis, pero todavía no se sabía nada. Nueva York era una ciudad enorme y Richard podía estar en cualquier parte, si había estado andando todo el rato.
Cerca ya del mediodía recibió una llamada de Ryan, habían llamado de otra comisaría diciendo que un señor había llamado porque había visto a un hombre que le resultó sospechoso, pues llevaba mucho tiempo en el mismo sitio. Lo vio por la noche cuando sacó a pasear a su perro y le llamó la atención verlo en el mismo sitio al día siguiente. La descripción que dio del hombre coincidía con Castle. Le dijeron a Ryan que si mandaban una patrulla o se encargaban ellos, él les dijo que ya se ocupaban en su comisaría y en seguida llamó a Becket.
Esta le dio las gracias y se dirigió al lugar que le habían dicho, al parque junto al río Hudson. Dejó el coche donde pudo, y fue hasta los bancos que miraban a la ribera del río, allí en uno de ellos estaba sentado Castle. Se acercó por detrás y lo llamó, pero no le contestó. Se acercó aún más y al mirarlo se asustó, tenía muy mala cara, estaba pálido, le tocó la mano, estaba fría. Se asustó muchísimo, por un momento se pensó que estaba… ¡no! No podía ser.
- ¡Castle! – gritó mientras lo zarandeaba.
Él pareció salir de su letargo.
- ¿Kate?
- ¡Joder Castle! – le gritó ella con los ojos llenos de lágrimas – por un momento pensé que estabas…
- ¿Qué estaba como? - preguntó él que también se había sorprendido por la presencia de ella allí.
- ¡Muerto! – le gritó de nuevo – me has asustado muchísimo – le dijo muy nerviosa y dando rienda suelta a las lágrimas que había estado conteniendo todo el día, se sentó a su lado.
Él la abrazó.
- Lo siento, perdí la noción del tiempo, ¿Qué hora es?
- Son más de las doce, tu madre y Alexis están aterrorizadas pensando que pueda haberte pasado algo.
- Mi madre – dijo con tono de pesar – ¿te contó que me ha estado mintiendo toda mi vida?, no tengo muchas ganas de verla.
- No me ha contado nada, solo sé que está destrozada.
- Todo el tiempo supo quien era mi padre y nunca me lo dijo, ¿puedes creerlo? – preguntó él, que seguía a lo suyo.
- Mira Rick no sé que habrá pasado y por que te mintió, solo sé lo que he visto, Martha lo está pasando fatal y creo que deberías darle la oportunidad de explicarse y hablar con ella. Además está tu hija, que no sabe que ha ocurrido, pero que os ha visto pelearos y está realmente asustada.
- Pobre Alexis, por ella tengo que volver a casa, pero no entiendo porque me mintió mi madre, ella nunca ha sido así, no lo entiendo
- Pues por eso tienes que dejar que te explique.
- Si ella supiera lo duro que fue – siguió divagando – yo intentaba disimularlo, no quería que fuera infeliz, por eso hacía como si no me importara no tener padre, pero si que me importó, es duro ser un niño y que en el colegio te digan cosas terribles.
- ¿Qué te decían? – preguntó curiosa.
- Un día, tendría unos ocho años y en el colegio un niño me dijo, que mi madre era una zorra y yo un bastardo, yo no lo entendí muy bien, le dije que mi madre no era un animal, sino una señora muy guapa, Joey Brill que así se llamaba ese niño, se rió de mi diciendo que encima de bastardo era tonto. Yo me enfadé tanto que me le eché encima y empecé a pegarle. Ese día me recogió Roger, todavía me acuerdo, cuando me vio con un ojo morado, me preguntó que me había pasado, se lo conté y después de explicarme de forma bastante light el significado de la palabra bastardo, me pidió que no se lo contara nunca a mi madre porque eso era mentira y ella se pondría muy triste. Mi madre nunca se enteró de eso, ni siquiera de los cinco días que estuve expulsado por romperle la nariz a Joey, Roger y Eddie se encargaron de todo.
- Lo siento Rick, lo siento mucho – le dio un beso – pero estoy segurísima de que tu madre tuvo una buena razón para ocultarte quien era tu padre.
- Debería volver y hablar con ella, ¿verdad? – preguntó dudoso.
- Si – dijo levantándose y tirando de él – anda volvamos a casa, yo voy a llamar a los chicos para decirles que has aparecido y estás bien.
- ¿Has movilizado a la caballería para buscarme?
- Llevas varias horas desaparecido y yo soy policía, solo he utilizado mis contactos.
CONTINUARÁ...
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Quiero la charla entre Castle y Martha, a ver porque le mintió y ella se cambió el nombre =(
Me encanta la historia! Es genial!
Me encanta la historia! Es genial!
Re: Para siempre, Último Capítulo
Que monada de capitulo, kate to preocupa to bonika
Haber ahora la historia que cuenta Martha
Estoy deseando leer el proximo capi
Bsss
Haber ahora la historia que cuenta Martha
Estoy deseando leer el proximo capi
Bsss
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Genial!! un capítulo fatástico Pobre Castle....... aunque Alexis no se queda atrás, que ella no tiene la culpa de lo que ha pasado.........
Muchas gracias por otro capítulo!!
Muchas gracias por otro capítulo!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
que chuladaaaaa!!!!!!
precioosooo absolutamente preciosoooo....siguelo prontooooo
felicidadeees!!!!
precioosooo absolutamente preciosoooo....siguelo prontooooo
felicidadeees!!!!
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Así me has dejado!
Me acabo de leer los dos capítulos del tirón. No sé qué decir, qué desesperación por Martha y lo mal que lo está pasando. Y sobre todo por Castleeeeeeeeee.
Necesito leer máaaaaaas.
¡GENIAL!
Sofia- Ayudante de policia
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 30
Re: Para siempre, Último Capítulo
Aquí os dejo un nuevo capítulo de mi pequeño culebrón Castleliano. Muchas gracias por todos vuestros comentarios. Espero que os guste.
Capítulo 14:
Cuando llegaron al loft, allí seguían Alexis y Martha sentadas en el sofá. Las dos estaban más tranquilas y esperaban pacientes noticias de Richard. Al oír el timbre, Alexis corrió a abrir, al ver a su padre se lanzó a sus brazos.
- Papá, ¿estás bien?, ¿Dónde estabas?, nos tenías muy preocupadas – preguntó ansiosa.
- Si, estoy bien, no me di cuenta de la hora que era, siento haberos asustado – dijo mientras abrazaba a su hija y miraba a su madre.
- Me alegro tanto de que estés bien, hijo – le dijo su madre entre suspiros.
- Siento haberme marchado de esa manera, sin darte una oportunidad para explicarte.
- Yo también siento no habértelo contado todo antes, pero fue pasando el tiempo, y aunque nunca he podido olvidar que pasó, me acostumbré a mantener esa mentira y me acomodé a ello.
- Bueno, pues ya va siendo hora de que me lo expliques todo, necesito entender porque me mentiste.
- Fue por tu bien, hijo, o al menos eso pensaba.
- Bueno, yo mejor me voy – dijo Kate, viendo que llegaba el momento de las confidencias – además tengo que trabajar.
- No por favor – le dijo Rick – quédate, quiero que tú también oigas mi historia.
- Bueno, a ver si puedo, voy a llamar para pedir permiso.
Kate, habló con el capitán, el cual se alegró mucho al saber que Castle estaba bien, y le dio el resto del día libre,
Se sentaron los tres en el sofá, Castle entre su hija y Kate.
- Bueno, pues allá vamos.
Y Martha se sentó en un sillón frente a ellos, como si estuviera frente a un tribunal que iba a juzgarla.
- Yo nací y viví en San Francisco, quise ser actriz desde pequeña. A mis padres no les hacía mucha ilusión que su única hija se dedicara a esto, pero yo insistí y al final me salí con la mía. Empecé a estudiar arte dramático, canto y baile y la verdad no se me daba mal, cuando acabé los estudios, empecé a presentarme a todas las audiciones y casting que surgían. Me empezaron a dar pequeños papeles, fue entonces cuando me cambié de nombre.
- ¿No te llamas Martha Rodgers? – le preguntó su hijo con asombro
- Si hijo, Martha Rodgers es mi verdadero nombre, mis padres se llamaban Richard y Elizabeth, pero uno de los agentes que me contrató, pensó que debería cambiar mi nombre por uno más sonoro, y decidió que debería llamarme Lilly Perkins. Con estos trabajos, fui adquiriendo experiencia, y me podía ir manteniendo. Fue en ese tiempo cuando mis padres murieron en aquel accidente de coche – no pudo evitar que se le volvieran a llenar los ojos de lágrimas.
- ¡Ay abuela que triste, entonces te quedaste sola! – intervino Alexis con pesadumbre – ¿tu sabías que tus abuelos murieron en un accidente? – le preguntó a su padre.
- Si, eso si lo sabía – contestó su padre serio.
- Al poco de morir mis padres – siguió contando – yo seguía trabajando en donde podía y me ofrecieron uno de los papeles protagonista en una obra de teatro. Tuve bastante éxito y fue a raíz de ese papel que conocí a tu padre.
- ¿Cómo se llama? – preguntó Richard
- Alexander… Alexander William Carrington III
- Vaya – dijo Richard con ironía – así que también hay un Alexander William Carrington I y un Alexander William Carrington II.
- Tu abuelo y tu bisabuelo.
- Parece que perdí la oportunidad de llamarme Alexander William Carrington IV – cada vez que repetía el largo nombre lo hacía con cierto retintín en la voz.
- No podía llamarte así, solo usé el Alexander de segundo nombre como recuerdo, a pesar de que tu padre me destrozó la vida, es el hombre al que más he querido nunca.
- ¿Cómo os conocisteis? – le preguntó su hijo.
- Te lo contaré como ocurrió. Como te dije era una de las protagonistas de aquella obra de teatro, junto con otras cuatro chicas. Cuando conocí a tu padre yo no sabía quien era. Él fue un día al teatro con unos amigos y al terminar la función entraron a los camerinos a conocer a las actrices porque según ellos habían quedado muy impresionados por nuestra actuación. Estuvimos hablando y nos invitaron a cenar. Fuimos todas y formamos un grupo muy agradable. Yo desde el principio me sentí atraída por Alex, era tan guapo – rememoró Martha con nostalgia – alto, con los cabellos castaños y esos increíbles ojos azules que has heredado. Empezamos a hablar y a hablar. Él solo me contó que había acabado sus primeros años de universidad y que aunque quería seguir estudiando no se decidía, y mientras, trabajaba como administrativo en una empresa, a partir de ahí nos vimos con frecuencia, empezamos a salir y al cabo de un tiempo tuvimos relaciones. La verdad es que a pesar de tener ya 21 años era bastante inocente. Tu padre fue mi primer hombre Richard, y si las cosas hubieran salido como debían, yo seguiría casada con él porque fue mi primer amor y el gran amor de mi vida. Nos cuidamos, pero aún así, me quedé embarazada. En esos momentos un hijo no formaba parte de mis planes – dijo mirando a Richard – pero al enterarme que venías en camino, me alegré, quería a tu padre, y aunque siempre había pensado que mi carrera de actriz era lo primero, el día que descubrí que estaba embarazada cambiaron mis prioridades.
Martha seguía estando muy nerviosa y tenía la boca seca. Miró a su público, su hijo, su nieta y su nuera la miraban atentamente. Se dirigió a Alexis.
- Cariño, ¿podrías traerme un poco de agua?, se me seca la garganta.
- Claro que si abuela – dijo Alexis que se levantó enseguida para cumplir el encargo.
Después de beber un poco, Martha siguió hablando.
- Ese día por la tarde, y como cada día, tu padre vino a buscarme al teatro. Después de ir a cenar le dije que tenía que decirle algo muy importante. Le conté lo del embarazo. Él tampoco tenía planeado tener un hijo tan pronto, pero te juro Richard, que se alegró, al menos eso creí yo. Empezó a hacer planes, comentó que hablaría con su padre, que él nos ayudaría, y que con su trabajo podríamos mantenernos. Yo le pregunté, que pasaría con sus estudios y él dijo que podrían esperar unos años. Como ya te he dicho, aún no sabía quien era, para mi solo era Alex, Alex Carrington, ignorante de mi, no tenía ni idea de quien era esa familia. Nos despedimos esa noche, él dijo que iría a su casa a hablar con su padre y que ya me contaría cuando volviera. No volví a verlo hasta el otro día que estuvo en el teatro.
- ¿No apareció nunca más? – preguntó Kate curiosa sin poder evitar intervenir – ¿no supiste nada de él, no lo buscaste?
- No, al día siguiente quien vino al teatro fue un abogado, Travis Foster el abogado de la familia Carrington – dijo Martha mientras se estremecía – era el hombre más siniestro que he conocido nunca. Me dijo que Alex le había dicho a su padre que tenía un grave problema, o sea yo, bueno, nosotros – dijo mirando a su hijo – y que no sabía como deshacerse de él, que estaba segurísimo de que me había quedado embarazada a posta para pescarlo, por su gran fortuna, imagínate mi cara cuando me enteré de lo de la gran fortuna…
- Pero, ¿quién narices es ese tal Alexander no se cuantos III? – interrumpió Richard ofuscado.
- Como te dije Alexander William Carrington III, único heredero de los viñedos y las Bodegas Carrington en el Valle de Napa, multimillonario, un niño bien de la alta sociedad californiana – rió amargamente – y yo que creía que era un simple oficinista, mira con quien me fui a meter – suspiró Martha.
- ¿Qué pasó luego? – preguntó Richard ya con bastante interés.
- Ese señor Foster, me dio un cheque con muchos ceros, alegando que era lo único que conseguiría de la familia Carrington y una dirección, la de una especie de clínica donde un supuesto doctor practicaba abortos. Me dijo que Alex no quería saber nada de nosotros, y que lo mejor era deshacerse del problema.
- El problema era yo, ¿no?, ¿Y tú que hiciste? – preguntó su hijo con amargura.
- Rompí el cheque en mil pedazos y se lo arrojé a la cara, gritándole que jamás abortaría, que me daba igual que Alex no nos quisiera, pero que nunca me practicaría un aborto. Aquel hombre se acercó a mi, y me acorraló contra la pared, me metió la mano por debajo de la falda y empezó a tocarme, diciendo que era muy bonita y que entendía porque Alex se había encaprichado de mi, que debía de ser muy buena en la cama. Me echaba su fétido aliento y mientras seguía sobándome, me decía que a él también le podía dedicar un ratito. Por un momento pensé que iba a violarme allí mismo, no sé de donde saqué fuerzas, pero le dí una patada en la entrepierna que le hizo apartarse de mi. Se empezó a reír diciendo que le encantaban las gatitas salvajes como yo, y me amenazó.
- ¿Qué te dijo? – preguntó Richard emocionado por el relato de su madre.
- Me dijo que si me quería quedar con el bastardo, que ese era mi problema, pero que si algún día se llegara a enterar que me había acercado a los Carrington para reclamarles algo o hablarles de ti, me buscaría y me encontraría, que te llevaría de mi lado y se desharía de ti, y que se cobraría la patada que acababa de darle. Después de eso me grito que desapareciera y eso hice. Gracias a Dios, nunca le conté a Alex que mi verdadero nombre no era Lilly Perkins, no sé porque no lo hice, era mi nombre artístico, me gustaba y todo el mundo me decía Lilly. Volví a usar mi verdadero nombre y con los ahorros que tenía me quité de en medio, ni siquiera me despedí de mis compañeros del teatro, sencillamente, desaparecí.
Después de escuchar las emotivas palabras de Martha, estaban todos emocionados. Richard se levantó del sofá y arrodillándose delante de su madre, le tomó las manos.
- Gracias mamá, gracias por todo lo que hiciste por mí, por quererme tener y por cuidarme, y siento haberme portado anoche como un auténtico cretino, siento haberte dicho esas cosas horribles, lo siento. ¡Te quiero! – y se incorporó para abrazarla.
- No tienes porque disculparte, querido – dijo Martha entre lágrimas y correspondiendo al abrazo – tenías todo la razón del mundo al enfadarte, debí contarte todo esto mucho antes… yo también te quiero. Eres mi mayor orgullo.
- Abuela – intervino Alexis mientras se sonaba la nariz – me siento super orgullosa de ti, eres la mejor, pero ¿Qué pasó después?, ¿Dónde fuiste cuando desapareciste?
- Bueno, ya que estamos seguiré contándoos la historia de mi vida. Anda hijo vuelve a sentarte, que tenemos para un rato, sé que siempre te has preguntado porque íbamos de un lado para otro – dijo ya mucho más tranquila después del momento de reconciliación y demostración de cariño de su hijo – ahora sabrás por que.
Y durante un gran rato, Martha les contó que en San Francisco cogió un autobús para Las Vegas, que gracias a que era muy delgada pudo ocultar su embarazo y estuvo trabajando de crupier en un casino hasta que se le empezó a notar la tripa y el dueño la echó. Buscando otro trabajo, le llegó una carta de Travis Foster, advirtiéndole que no le perdía la pista y que sabía donde estaba y que esperaba que cumpliera su promesa.
- Eso me asustó bastante y me decidió a dejar Las Vegas y marchar a otra ciudad, no sabía donde ir, ya estaba bastante avanzado el embarazo y no quería viajar muy lejos. Me volví a California, a Los Ángeles, pensé que en un lugar tan grande no me encontrarían, tonta de mí, ese maldito abogado me estuvo amenazando durante años.
- ¿Es por eso que nunca estábamos mucho tiempo en el mismo sitio? – preguntó Richard – ¿Por qué nos estábamos escondiendo de mi padre?
- No sé realmente si de tu padre o de su abogado, pero cada cierto tiempo me enviaba un mensaje, donde me demostraba que sabía perfectamente donde estábamos, a que colegio ibas, con quien nos veíamos, debía tener un investigador a sueldo fijo o algo así. Lo único que yo sé es que viví aterrada durante años.
- Vaya, no tenía ni idea – comentó Richard afligido – debiste pasarlo muy mal.
- Si y no, si, porque siempre me sentía observada y perseguida y no, porque conocí gente estupenda que me ayudó mucho.
- ¿Qué hiciste en Los Ángeles abuela? – preguntó Alexis absolutamente fascinada por la historia.
- Allí estuve unos cuantos meses, tenía unos ahorros que me ayudaron a sobrevivir, porque ya no podía trabajar. Allí naciste hijo, y nos quedamos hasta que se me acabó el dinero y el maldito abogado volvió a darme un aviso. Tendrías unos cinco meses. Con lo me quedaba compré un billete lo más lejos posible de Los Ángeles. Nos fuimos a Nashville en Tennessee, viajamos durante varios días. Allí entre en un bar a comer algo, Rosie, unas de las camareras tuvo que verme tal cara de hambre y desesperación que se ofreció a ayudarme, me consiguió un empleo de camarera allí mismo y me dijo que conocía a alguien que te cuidaría mientras yo trabajaba. Al cerrar me llevó a su casa, donde vivía con su madre Maxine y su hija Amy.
- Me acuerdo de la abuela Maxine – intervino Richard sonriendo – me encantaba pelar guisantes con ella, ¿Qué le pasó?
- Estuvimos allí durante tres años. Maxine te adoraba, eras el único hombre de la casa. Luego ella enfermó y murió, Amy se casó y se fue a Seattle y nos quedamos solos Rosie, tu y yo. De nuevo volví a tener noticias del maldito abogado, creía que ya allí no me encontraría, pero de nuevo me equivoqué. Rosie conocía mi historia, y mis sueños de ser actriz, así que me habló de un primo lejano que tenía una compañía de teatro que hacía giras por todo el país, lo que me ayudaría a trabajar en lo que quería y además me proporcionaría cierta seguridad ya que iría cambiando constantemente de ciudad.
- ¿La compañía de Roger? – preguntó Rick.
- La misma, fueron a Nashville y allí los conocí. Rosie les contó mi historia y ellos, porque Roger y Eddie ya estaban juntos, nos acogieron como parte de su familia. Rosie decidió irse a Seattle con su hija, que acababa de hacerla abuela, y nosotros nos dedicamos a recorrer el país, de una ciudad para otra.
- ¿Cómo hiciste para que papá pudiera ir al colegio? – preguntó Alexis curiosa.
- Hacíamos giras por ciudades cercanas y en una de esas nos instalábamos y te matriculaba en el colegio, intentaba que no estuvieras en más de dos colegios durante un curso, pero sé que fue muy duro para ti hijo – continuó Martha – cuando no podías ir al colegio Roger o Eddie se ponían a estudiar contigo, nunca descuidamos tu educación.
- Lo sé – dijo Richard – la verdad es que no he salido tan mal dadas las circunstancias.
- Claro que no – le respondió su madre – creo que a partir de ahí, el resto ya lo conoces – concluyó Martha, bebiendo un sorbo de agua.
- Pero yo no – replicó Alexis curiosa – y quiero saberlo todo.
- Yo también – intervino Kate – Martha tu vida, a pesar de los malos momentos ha debido ser fascinante, me tienes totalmente alucinada.
- Tendréis que esperar a otro momento – contestó Martha – estoy agotada, y esa parte de la historia también la conoce Richard, así que muy bien puede contarla él.
- ¡Dios mío! – exclamó Rick que todavía no había salido de su asombro – acabo de darme cuenta de que mi vida es como un culebrón.
- Bueno – dijo Alexis – esperaremos. Por cierto, ¿no tenéis hambre?, me crujen las tripas.
- Es que es muy tarde, llevamos horas hablando – dijo Richard – venga os invito a cenar.
- Id sin mi – dijo Martha – estoy agotada.
- De eso nada – contestó su hijo cariñoso – o vamos todos o no vamos ninguno. Si estás tan cansada encargamos comida, no vamos a dejarte sola.
- Muchas gracias, hijo, pero de verdad que no me importa.
- Pero a nosotros si, ¿verdad papá?
- Claro que sí, ¿Qué preferís?
Y las tres respondieron a la vez.
- Italiano – dijo Alexis.
- Chino – dijo Kate.
- Tailandés – dijo Martha.
- Pediré un poco de cada, para que no os peleéis – dijo Castle con una sonrisa.
CONTINUARÁ...
Capítulo 14:
Cuando llegaron al loft, allí seguían Alexis y Martha sentadas en el sofá. Las dos estaban más tranquilas y esperaban pacientes noticias de Richard. Al oír el timbre, Alexis corrió a abrir, al ver a su padre se lanzó a sus brazos.
- Papá, ¿estás bien?, ¿Dónde estabas?, nos tenías muy preocupadas – preguntó ansiosa.
- Si, estoy bien, no me di cuenta de la hora que era, siento haberos asustado – dijo mientras abrazaba a su hija y miraba a su madre.
- Me alegro tanto de que estés bien, hijo – le dijo su madre entre suspiros.
- Siento haberme marchado de esa manera, sin darte una oportunidad para explicarte.
- Yo también siento no habértelo contado todo antes, pero fue pasando el tiempo, y aunque nunca he podido olvidar que pasó, me acostumbré a mantener esa mentira y me acomodé a ello.
- Bueno, pues ya va siendo hora de que me lo expliques todo, necesito entender porque me mentiste.
- Fue por tu bien, hijo, o al menos eso pensaba.
- Bueno, yo mejor me voy – dijo Kate, viendo que llegaba el momento de las confidencias – además tengo que trabajar.
- No por favor – le dijo Rick – quédate, quiero que tú también oigas mi historia.
- Bueno, a ver si puedo, voy a llamar para pedir permiso.
Kate, habló con el capitán, el cual se alegró mucho al saber que Castle estaba bien, y le dio el resto del día libre,
Se sentaron los tres en el sofá, Castle entre su hija y Kate.
- Bueno, pues allá vamos.
Y Martha se sentó en un sillón frente a ellos, como si estuviera frente a un tribunal que iba a juzgarla.
- Yo nací y viví en San Francisco, quise ser actriz desde pequeña. A mis padres no les hacía mucha ilusión que su única hija se dedicara a esto, pero yo insistí y al final me salí con la mía. Empecé a estudiar arte dramático, canto y baile y la verdad no se me daba mal, cuando acabé los estudios, empecé a presentarme a todas las audiciones y casting que surgían. Me empezaron a dar pequeños papeles, fue entonces cuando me cambié de nombre.
- ¿No te llamas Martha Rodgers? – le preguntó su hijo con asombro
- Si hijo, Martha Rodgers es mi verdadero nombre, mis padres se llamaban Richard y Elizabeth, pero uno de los agentes que me contrató, pensó que debería cambiar mi nombre por uno más sonoro, y decidió que debería llamarme Lilly Perkins. Con estos trabajos, fui adquiriendo experiencia, y me podía ir manteniendo. Fue en ese tiempo cuando mis padres murieron en aquel accidente de coche – no pudo evitar que se le volvieran a llenar los ojos de lágrimas.
- ¡Ay abuela que triste, entonces te quedaste sola! – intervino Alexis con pesadumbre – ¿tu sabías que tus abuelos murieron en un accidente? – le preguntó a su padre.
- Si, eso si lo sabía – contestó su padre serio.
- Al poco de morir mis padres – siguió contando – yo seguía trabajando en donde podía y me ofrecieron uno de los papeles protagonista en una obra de teatro. Tuve bastante éxito y fue a raíz de ese papel que conocí a tu padre.
- ¿Cómo se llama? – preguntó Richard
- Alexander… Alexander William Carrington III
- Vaya – dijo Richard con ironía – así que también hay un Alexander William Carrington I y un Alexander William Carrington II.
- Tu abuelo y tu bisabuelo.
- Parece que perdí la oportunidad de llamarme Alexander William Carrington IV – cada vez que repetía el largo nombre lo hacía con cierto retintín en la voz.
- No podía llamarte así, solo usé el Alexander de segundo nombre como recuerdo, a pesar de que tu padre me destrozó la vida, es el hombre al que más he querido nunca.
- ¿Cómo os conocisteis? – le preguntó su hijo.
- Te lo contaré como ocurrió. Como te dije era una de las protagonistas de aquella obra de teatro, junto con otras cuatro chicas. Cuando conocí a tu padre yo no sabía quien era. Él fue un día al teatro con unos amigos y al terminar la función entraron a los camerinos a conocer a las actrices porque según ellos habían quedado muy impresionados por nuestra actuación. Estuvimos hablando y nos invitaron a cenar. Fuimos todas y formamos un grupo muy agradable. Yo desde el principio me sentí atraída por Alex, era tan guapo – rememoró Martha con nostalgia – alto, con los cabellos castaños y esos increíbles ojos azules que has heredado. Empezamos a hablar y a hablar. Él solo me contó que había acabado sus primeros años de universidad y que aunque quería seguir estudiando no se decidía, y mientras, trabajaba como administrativo en una empresa, a partir de ahí nos vimos con frecuencia, empezamos a salir y al cabo de un tiempo tuvimos relaciones. La verdad es que a pesar de tener ya 21 años era bastante inocente. Tu padre fue mi primer hombre Richard, y si las cosas hubieran salido como debían, yo seguiría casada con él porque fue mi primer amor y el gran amor de mi vida. Nos cuidamos, pero aún así, me quedé embarazada. En esos momentos un hijo no formaba parte de mis planes – dijo mirando a Richard – pero al enterarme que venías en camino, me alegré, quería a tu padre, y aunque siempre había pensado que mi carrera de actriz era lo primero, el día que descubrí que estaba embarazada cambiaron mis prioridades.
Martha seguía estando muy nerviosa y tenía la boca seca. Miró a su público, su hijo, su nieta y su nuera la miraban atentamente. Se dirigió a Alexis.
- Cariño, ¿podrías traerme un poco de agua?, se me seca la garganta.
- Claro que si abuela – dijo Alexis que se levantó enseguida para cumplir el encargo.
Después de beber un poco, Martha siguió hablando.
- Ese día por la tarde, y como cada día, tu padre vino a buscarme al teatro. Después de ir a cenar le dije que tenía que decirle algo muy importante. Le conté lo del embarazo. Él tampoco tenía planeado tener un hijo tan pronto, pero te juro Richard, que se alegró, al menos eso creí yo. Empezó a hacer planes, comentó que hablaría con su padre, que él nos ayudaría, y que con su trabajo podríamos mantenernos. Yo le pregunté, que pasaría con sus estudios y él dijo que podrían esperar unos años. Como ya te he dicho, aún no sabía quien era, para mi solo era Alex, Alex Carrington, ignorante de mi, no tenía ni idea de quien era esa familia. Nos despedimos esa noche, él dijo que iría a su casa a hablar con su padre y que ya me contaría cuando volviera. No volví a verlo hasta el otro día que estuvo en el teatro.
- ¿No apareció nunca más? – preguntó Kate curiosa sin poder evitar intervenir – ¿no supiste nada de él, no lo buscaste?
- No, al día siguiente quien vino al teatro fue un abogado, Travis Foster el abogado de la familia Carrington – dijo Martha mientras se estremecía – era el hombre más siniestro que he conocido nunca. Me dijo que Alex le había dicho a su padre que tenía un grave problema, o sea yo, bueno, nosotros – dijo mirando a su hijo – y que no sabía como deshacerse de él, que estaba segurísimo de que me había quedado embarazada a posta para pescarlo, por su gran fortuna, imagínate mi cara cuando me enteré de lo de la gran fortuna…
- Pero, ¿quién narices es ese tal Alexander no se cuantos III? – interrumpió Richard ofuscado.
- Como te dije Alexander William Carrington III, único heredero de los viñedos y las Bodegas Carrington en el Valle de Napa, multimillonario, un niño bien de la alta sociedad californiana – rió amargamente – y yo que creía que era un simple oficinista, mira con quien me fui a meter – suspiró Martha.
- ¿Qué pasó luego? – preguntó Richard ya con bastante interés.
- Ese señor Foster, me dio un cheque con muchos ceros, alegando que era lo único que conseguiría de la familia Carrington y una dirección, la de una especie de clínica donde un supuesto doctor practicaba abortos. Me dijo que Alex no quería saber nada de nosotros, y que lo mejor era deshacerse del problema.
- El problema era yo, ¿no?, ¿Y tú que hiciste? – preguntó su hijo con amargura.
- Rompí el cheque en mil pedazos y se lo arrojé a la cara, gritándole que jamás abortaría, que me daba igual que Alex no nos quisiera, pero que nunca me practicaría un aborto. Aquel hombre se acercó a mi, y me acorraló contra la pared, me metió la mano por debajo de la falda y empezó a tocarme, diciendo que era muy bonita y que entendía porque Alex se había encaprichado de mi, que debía de ser muy buena en la cama. Me echaba su fétido aliento y mientras seguía sobándome, me decía que a él también le podía dedicar un ratito. Por un momento pensé que iba a violarme allí mismo, no sé de donde saqué fuerzas, pero le dí una patada en la entrepierna que le hizo apartarse de mi. Se empezó a reír diciendo que le encantaban las gatitas salvajes como yo, y me amenazó.
- ¿Qué te dijo? – preguntó Richard emocionado por el relato de su madre.
- Me dijo que si me quería quedar con el bastardo, que ese era mi problema, pero que si algún día se llegara a enterar que me había acercado a los Carrington para reclamarles algo o hablarles de ti, me buscaría y me encontraría, que te llevaría de mi lado y se desharía de ti, y que se cobraría la patada que acababa de darle. Después de eso me grito que desapareciera y eso hice. Gracias a Dios, nunca le conté a Alex que mi verdadero nombre no era Lilly Perkins, no sé porque no lo hice, era mi nombre artístico, me gustaba y todo el mundo me decía Lilly. Volví a usar mi verdadero nombre y con los ahorros que tenía me quité de en medio, ni siquiera me despedí de mis compañeros del teatro, sencillamente, desaparecí.
Después de escuchar las emotivas palabras de Martha, estaban todos emocionados. Richard se levantó del sofá y arrodillándose delante de su madre, le tomó las manos.
- Gracias mamá, gracias por todo lo que hiciste por mí, por quererme tener y por cuidarme, y siento haberme portado anoche como un auténtico cretino, siento haberte dicho esas cosas horribles, lo siento. ¡Te quiero! – y se incorporó para abrazarla.
- No tienes porque disculparte, querido – dijo Martha entre lágrimas y correspondiendo al abrazo – tenías todo la razón del mundo al enfadarte, debí contarte todo esto mucho antes… yo también te quiero. Eres mi mayor orgullo.
- Abuela – intervino Alexis mientras se sonaba la nariz – me siento super orgullosa de ti, eres la mejor, pero ¿Qué pasó después?, ¿Dónde fuiste cuando desapareciste?
- Bueno, ya que estamos seguiré contándoos la historia de mi vida. Anda hijo vuelve a sentarte, que tenemos para un rato, sé que siempre te has preguntado porque íbamos de un lado para otro – dijo ya mucho más tranquila después del momento de reconciliación y demostración de cariño de su hijo – ahora sabrás por que.
Y durante un gran rato, Martha les contó que en San Francisco cogió un autobús para Las Vegas, que gracias a que era muy delgada pudo ocultar su embarazo y estuvo trabajando de crupier en un casino hasta que se le empezó a notar la tripa y el dueño la echó. Buscando otro trabajo, le llegó una carta de Travis Foster, advirtiéndole que no le perdía la pista y que sabía donde estaba y que esperaba que cumpliera su promesa.
- Eso me asustó bastante y me decidió a dejar Las Vegas y marchar a otra ciudad, no sabía donde ir, ya estaba bastante avanzado el embarazo y no quería viajar muy lejos. Me volví a California, a Los Ángeles, pensé que en un lugar tan grande no me encontrarían, tonta de mí, ese maldito abogado me estuvo amenazando durante años.
- ¿Es por eso que nunca estábamos mucho tiempo en el mismo sitio? – preguntó Richard – ¿Por qué nos estábamos escondiendo de mi padre?
- No sé realmente si de tu padre o de su abogado, pero cada cierto tiempo me enviaba un mensaje, donde me demostraba que sabía perfectamente donde estábamos, a que colegio ibas, con quien nos veíamos, debía tener un investigador a sueldo fijo o algo así. Lo único que yo sé es que viví aterrada durante años.
- Vaya, no tenía ni idea – comentó Richard afligido – debiste pasarlo muy mal.
- Si y no, si, porque siempre me sentía observada y perseguida y no, porque conocí gente estupenda que me ayudó mucho.
- ¿Qué hiciste en Los Ángeles abuela? – preguntó Alexis absolutamente fascinada por la historia.
- Allí estuve unos cuantos meses, tenía unos ahorros que me ayudaron a sobrevivir, porque ya no podía trabajar. Allí naciste hijo, y nos quedamos hasta que se me acabó el dinero y el maldito abogado volvió a darme un aviso. Tendrías unos cinco meses. Con lo me quedaba compré un billete lo más lejos posible de Los Ángeles. Nos fuimos a Nashville en Tennessee, viajamos durante varios días. Allí entre en un bar a comer algo, Rosie, unas de las camareras tuvo que verme tal cara de hambre y desesperación que se ofreció a ayudarme, me consiguió un empleo de camarera allí mismo y me dijo que conocía a alguien que te cuidaría mientras yo trabajaba. Al cerrar me llevó a su casa, donde vivía con su madre Maxine y su hija Amy.
- Me acuerdo de la abuela Maxine – intervino Richard sonriendo – me encantaba pelar guisantes con ella, ¿Qué le pasó?
- Estuvimos allí durante tres años. Maxine te adoraba, eras el único hombre de la casa. Luego ella enfermó y murió, Amy se casó y se fue a Seattle y nos quedamos solos Rosie, tu y yo. De nuevo volví a tener noticias del maldito abogado, creía que ya allí no me encontraría, pero de nuevo me equivoqué. Rosie conocía mi historia, y mis sueños de ser actriz, así que me habló de un primo lejano que tenía una compañía de teatro que hacía giras por todo el país, lo que me ayudaría a trabajar en lo que quería y además me proporcionaría cierta seguridad ya que iría cambiando constantemente de ciudad.
- ¿La compañía de Roger? – preguntó Rick.
- La misma, fueron a Nashville y allí los conocí. Rosie les contó mi historia y ellos, porque Roger y Eddie ya estaban juntos, nos acogieron como parte de su familia. Rosie decidió irse a Seattle con su hija, que acababa de hacerla abuela, y nosotros nos dedicamos a recorrer el país, de una ciudad para otra.
- ¿Cómo hiciste para que papá pudiera ir al colegio? – preguntó Alexis curiosa.
- Hacíamos giras por ciudades cercanas y en una de esas nos instalábamos y te matriculaba en el colegio, intentaba que no estuvieras en más de dos colegios durante un curso, pero sé que fue muy duro para ti hijo – continuó Martha – cuando no podías ir al colegio Roger o Eddie se ponían a estudiar contigo, nunca descuidamos tu educación.
- Lo sé – dijo Richard – la verdad es que no he salido tan mal dadas las circunstancias.
- Claro que no – le respondió su madre – creo que a partir de ahí, el resto ya lo conoces – concluyó Martha, bebiendo un sorbo de agua.
- Pero yo no – replicó Alexis curiosa – y quiero saberlo todo.
- Yo también – intervino Kate – Martha tu vida, a pesar de los malos momentos ha debido ser fascinante, me tienes totalmente alucinada.
- Tendréis que esperar a otro momento – contestó Martha – estoy agotada, y esa parte de la historia también la conoce Richard, así que muy bien puede contarla él.
- ¡Dios mío! – exclamó Rick que todavía no había salido de su asombro – acabo de darme cuenta de que mi vida es como un culebrón.
- Bueno – dijo Alexis – esperaremos. Por cierto, ¿no tenéis hambre?, me crujen las tripas.
- Es que es muy tarde, llevamos horas hablando – dijo Richard – venga os invito a cenar.
- Id sin mi – dijo Martha – estoy agotada.
- De eso nada – contestó su hijo cariñoso – o vamos todos o no vamos ninguno. Si estás tan cansada encargamos comida, no vamos a dejarte sola.
- Muchas gracias, hijo, pero de verdad que no me importa.
- Pero a nosotros si, ¿verdad papá?
- Claro que sí, ¿Qué preferís?
Y las tres respondieron a la vez.
- Italiano – dijo Alexis.
- Chino – dijo Kate.
- Tailandés – dijo Martha.
- Pediré un poco de cada, para que no os peleéis – dijo Castle con una sonrisa.
CONTINUARÁ...
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Admirable Martha, lo que tuvo que pasar la pobre!!
Muchas gracias por otro capítulo!! Esta historia es genial!!
Muchas gracias por otro capítulo!! Esta historia es genial!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
Pobre Martha, menos mal que Richard la entendió, sino era para pegarle...
Pero me juego que le padre de Alexander le mando al abogado y el padre de Rick no tenia ni idea =/
Genial el cap!!! Quiero massss jajaja
Pero me juego que le padre de Alexander le mando al abogado y el padre de Rick no tenia ni idea =/
Genial el cap!!! Quiero massss jajaja
Re: Para siempre, Último Capítulo
Excelente capitulo!!!!!!!!!!!
Me encanta que esten todos en familia!!
Gracias por subirlo
Me encanta que esten todos en familia!!
Gracias por subirlo
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Para siempre, Último Capítulo
Menuda historia,estoy alucinado la verdad,enorme capitulo,eso si me juego lo que quieras a que lo del abogado es cosa del padre de alexander y este no sabe nada de nada.continualo pronto
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: Para siempre, Último Capítulo
WOOOOO!!!!!!! POBRE MARTHA!!!!
MO SE MERECE ESOOO...
EL FIC ESTA GENIAL!!!!!FELICIDADEEESSS
MO SE MERECE ESOOO...
EL FIC ESTA GENIAL!!!!!FELICIDADEEESSS
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Para siempre, Último Capítulo
Menuda pedazo Vida ha tenido Martha que pasada!!!!!!!!
me encanta!!!!!!!!
es genial te vas superando con cada capitulo!!!!!!!!
Tengo muchisimas ganas de leer el proximo
me encanta!!!!!!!!
es genial te vas superando con cada capitulo!!!!!!!!
Tengo muchisimas ganas de leer el proximo
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Hola! Aquí os dejo un nuevo capítulo. Ya no pondré más hasta la segunda semana de agosto, pues me voy de vacaciones.
Muchas gracias por comentar, y espero que os guste como se va desarrollando la historia.
Capítulo 15:
Mientras comían no pudieron evitar seguir hablando del tema. Kate y Alexis comían con apetito. Martha y su hijo jugueteaban con la comida en el plato. La niña era la que más curiosidad sentía, así que le preguntó a su padre.
- Papá, y ahora que ya sabes quien es, ¿no te apetece conocer a tu padre?
- Pues la verdad es que no – le contestó – he sido capaz de vivir sin él muchos años, y no tengo necesidad de verle ahora.
- Una cosa abuela – siguió preguntando la niña – si ya papá es mayor y su padre no podía quitártelo, ¿Por qué te asustaste tanto cuando lo viste?, ¿supiste enseguida que era él?
- Alexis, creo que la abuela no desea seguir hablando del tema – le dijo Castle a su hija.
- No hija, no me importa, entiendo que sientas curiosidad – le contestó su abuela – y a lo que me preguntabas antes, realmente no lo sé, supongo que no me lo esperaba, y cuando le vi ahí, igual a como lo recordaba, bueno mas viejo y con el pelo casi blanco, me removió muchos recuerdos malos, y ya ahí me puse muy nerviosa y a llorar como una boba.
- Y ¿sabes que quería? – preguntó su hijo también interesado.
- Dijo que tenía que hablar conmigo, de ti, que teníamos una conversación pendiente.
- Pero ¿él sabe de mí? – preguntó Rick extrañado – se supone que él piensa que yo no existo.
- Igual se enteró de algún modo, supo tu nombre y te buscó, sales mucho en Internet, vio tu fecha de nacimiento y echó cuentas, la verdad no tengo ni idea, solo repetía que teníamos que hablar y me llamaba Lilly.
- ¡Que raro!, no creo que a estas alturas de la vida, venga a reclamar mi custodia – dijo Castle.
Las tres mujeres sonrieron ante el comentario del escritor.
- Lo que más temo es que vuelva a aparecer por el teatro, no quiero volver a verlo – suspiró Martha.
- No te preocupes, el próximo día te acompañaré – le dijo su hijo – me quedaré esperando hasta que acabes y si aparece hablaré yo con él.
- ¡Ay, vaya por Dios! – exclamó Martha.
- ¿Qué ocurre? – le preguntó su hijo.
- Creo que tienes una hermana.
- ¿Una hermana?
- Si hijo, Alex venía con una chica que le llamó papá.
- ¡Hala! – exclamó Alexis – un abuelo nuevo y una tía. ¡Huyys, perdón! – se disculpó al ver los semblantes serios de su padre y abuela.
- Bueno, vuestra compañía me es muy grata, pero voy a retirarme – comentó Martha – estoy agotada. Richard, ¿te importaría acompañarme?
- Ve con la abuela, papá – respondió rápidamente Alexis – Kate me ayuda a recoger, ¿verdad? – dijo mirando a la detective.
- Claro que si – respondió esta.
Subieron hasta el dormitorio de Martha, una vez dentro, esta se sentó en la cama y le hizo señas a su hijo para que se sentara junto a ella.
- Hijo, me gustaría volver a disculparme por… – empezó Martha.
- No me debes ninguna disculpa, soy yo el que debe disculparse.
- Pero debí contártelo mucho antes, no esperar tanto.
- Entiendo que no quisieras hacerlo al principio y que luego lo dejaras pasar. Yo hubiera hecho lo mismo con Alexis, es una historia demasiado sórdida como para ir contándola por ahí.
- Y, ¿cómo te sientes al saber que tu padre está por ahí?, y a mi no me digas que te da igual, que te conozco y sé que no es así.
- La verdad, me siento raro, no sé si quiero saber más de él o tratar de olvidarlo para siempre, pero te mentiría si te dijera que no me da curiosidad saber cosas de él.
- Yo no puedo contarte mucho, porque realmente lo conocí poco, pero si quieres ponerte en contacto con él, cosa que entiendo, de verdad que no me importa Richard, solo te pido que a mi me mantengas al margen de todo.
- No sé que haré, ahora creo que lo mejor es que nos vayamos todos a dormir.
- Hijo, dile a Kate que se quede contigo, no estés solo esta noche.
- A ver si quiere, ahora que Alexis ya le dio permiso, y tú acabas de dárselo también.
- ¿Mi nieta le dio permiso para quedarse? – rió Martha – esta niña es única.
- Si, que lo es – respondió su padre orgulloso – fue el día que le dolían las muelas del juicio.
En la sala mientras Alexis le pedía lo mismo a Kate.
- Kate, ¿puedo pedirte un favor?
- Claro – le contestó a la niña.
- ¿Te quedarías aquí esta noche?, no creo que mi padre deba estar solo.
- Solo no está, estáis tú y tu abuela.
- Si, pero no es lo mismo – dijo pensativa – papá parece que ha aceptado su situación, y lo más importante, se ha reconciliado con la abuela…
- Bueno – intervino Kate – ya Martha nos explicó, que hizo lo mejor para tu padre.
- Si, pero ¿te haces una idea de todo lo que papá ha sabido hoy?, en un solo día ha descubierto quien es su padre, que no lo quiso y lo que es peor, que quiso deshacerse de él, y que además tuvo a alguien persiguiendo a la abuela durante años.
- Si, ha sido demasiada información, pero Rick es fuerte, parece que lo ha aceptado muy bien.
- Aunque aparente estarlo, mi padre no está bien, Kate – dijo seria la niña – lo conozco y sé que esto lo ha afectado profundamente, por eso necesita que estés con él estos días, necesita todo nuestro apoyo.
Becket sonrió y se admiró de la madurez de la niña. Le encantaba Alexis, realmente Castle había hecho un gran trabajo con ella, y eso que él ni siquiera tuvo un modelo de padre a seguir.
- Claro que me quedaré con él.
- ¿Quién se quedará conmigo? – preguntó Richard que en ese momento bajaba las escaleras.
- Nosotras – le respondió su hija – ¿cómo está la abuela?
- Creo que está más tranquila – respondió su padre.
- Bueno – dijo la niña – es tarde y anoche dormí poco. Me voy a la cama. Buenas noches.
- Buenas noches – contestaron los adultos.
Una vez se hubo retirado la niña, Castle se dirigió a Kate.
- No hace falta que te quedes si no quieres. Mañana tienes que ir a trabajar temprano y yo estoy bien.
- Quiero quedarme contigo esta noche, y como hoy no he ido a trabajar nadie me ha visto como voy vestida, así que puedo ir de aquí directamente a la comisaría.
- Gracias – dijo dándole un beso en los labios - ¿nos vamos arriba?, la verdad es que estoy cansado.
- Tienes que estarlo, te has llevado toda la noche sentado en un banco.
Subieron a la habitación. Castle le indicó el cajón donde tenía las camisetas. Ella sacó una negra y al abrirla para ponérsela no pudo evitar echarse a reír cuando la vio. En el pecho y en letras grandes y blancas ponía “Estoy madurando” y abajo con el mismo tipo de letra pero más pequeña “Disculpen las molestias”
- ¿Y esto? – le preguntó divertida.
- Me la regaló Alexis el día del padre.
- Es genial – siguió riendo, mientras se dirigía al baño – que bien te conoce tu hija.
Se desvistió y se metió en la cama. Tenía allí el portátil, y no pudo evitar encenderlo y teclear en un buscador el nombre de su padre.
Cuando Kate salió, vio a Rick totalmente concentrado en la pantalla del ordenador. Pensó que estaba escribiendo, y no quiso interrumpir su proceso creativo, así que se metió en la cama su lado. Él al sentirla, se dirigió a ella:
- Fíjate, Kate, el tipo que me engendró esta forrado de millones.
Ella al darse cuenta de lo que hacía, se acercó a mirar.
- Pensé que estabas escribiendo.
- No, ahora que sé su nombre me ha dado curiosidad.
- Rick, ¿Cómo te sientes ahora que sabes quien es tu padre?
- Mi madre me preguntó lo mismo, pero no supe que responderle, porque realmente no sé como me siento. Tengo curiosidad por saber de él, como es lógico, y por otro lado siento unos enormes deseos de partirle el alma por lo que le hizo a mi madre. Bueno por lo que nos hizo a los dos.
- ¿Y si vuelve al teatro para hablar con Martha?
- No sé que tiene que hablar con ella, fue él quien la abandonó, así que no tiene que venir a reclamarle nada.
- Tampoco sabemos si vais a volver a verle, así que lo mejor es esperar a ver que pasa.
- Tienes razón, y mejor guardo el ordenador de una vez.
Y dicho y hecho, apagó el aparato. Se abrazaron y él le propuso mimoso.
- Vente a vivir con nosotros, Kate. Mi madre y mi hija te adoran y yo te necesito en mi vida a tiempo completo.
- No sé si sería adecuado Rick, no estoy segura.
- ¿No estás segura de mí? – preguntó con cara triste.
- Por Dios Rick, no me mires con esa cara de cordero degollado – protestó ella, porque esa expresión lastimosa de él podía con ella.
- Es mi cara de tristeza infinita. Hoy me entero que mi padre me rechazó y la mujer que amo, también me rechaza.
- No es lo mismo – protestó ella – yo no te rechazo, solo que es demasiado pronto para vivir juntos y tener que dar explicaciones a la gente.
- Si fueras por ahí diciendo que eres mi novia, podrías decir que vives conmigo.
- Buufff – protestó ella – cuando te pones así eres imposible – y se dio la vuelta dándole la espalda.
- No te enfades conmigo inspectora, que hoy estoy triste y necesito mimitos.
Se volvió a mirarle. Él seguía con el puchero puesto. Le sonrió acariciándole y le besó en los labios.
- Ven aquí chico escritor que te voy a quitar las penas.
Y abrazándose a él, empezó a besarle con pasión, a lo que él le correspondía encantado. Estuvieron así un rato, hasta que ella notó que a pesar de sus besos, él se había quedado dormido. Pobre Rick, habían sido demasiadas emociones para un solo día. Se acurrucó junto a él, y se echó a dormir.
******************************************
Alexander se había informado que esa tarde volvería a haber función de teatro. Había comprado otra entrada. Esta vez iría solo. Su hija había tenido que volver a San Francisco, y aunque le insistió para que volviera con ella, él se negó, alegando que tenía asuntos que resolver. Tenía que hablar con Lilly, claro que no le dijo nada a su hija, porque sabía que esta no le dejaría después del numerito que montaron el otro día en el teatro, que hasta tuvieron que sacarlos los de seguridad.
Su hija le había preguntado quien era esa mujer, pero él no quiso darle mucha información, todavía no, así que solo le dijo que era una antigua amiga, pero que se habían peleado, y que evidentemente no quería volver a verlo.
Tomó un taxi y se paró en la esquina de la calle donde estaba la entrada lateral, ya se había informado que por allí entraba el personal y los actores.
Se había llevado los pequeños gemelos que compró para ver la función porque no quería perder detalle.
Al rato llegó un taxi que paró ante la puerta. De él se apeó aquel hombre que él estaba cien por cien seguro que era su hijo. Y no porque tuviera un cierto parecido con él, que si se parecía, pero a quien realmente se parecía era a su padre, es decir al abuelo del muchacho.
Este ayudó a bajar a Lilly. ¡Estaba tan bonita como la recordaba!, no sabía como iba a abordarla, pero tenía que hablar con ella, tenía que explicarle muchas cosas.
Esperó un rato grande, para dar tiempo a que empezara la función, no quería volver a ponerla nerviosa y menos, antes de su actuación. Cuando lo creyó conveniente pagó al taxista y entró al teatro.
Preston Parker había acudido al teatro a interesarse por Martha, se alegró de ver a su antiguo amigo. Cuando Martha salió a escena ellos se pusieron a hablar. Fue entonces cuando entró Alexander. Preston lo vio enseguida y se dirigió airado hacia él:
- ¡No sé como tiene la desfachatez de volver a aparecer por aquí!, ¡Haga el favor de marcharse!
- No pienso irme hasta que hable con Lilly – dijo a la vez que miraba a un sorprendido Richard.
- Este es el tipo que molestó a tu madre, Rick, si quieres llamo a la policía.
- Mi madre no tiene absolutamente nada que hablar con usted – contestó Castle muy serio – creo que lo mejor es que se vaya.
- Por supuesto que tiene mucho que hablar conmigo, y no me voy hasta que la vea.
- Ella no quiere volver a verle en su vida.
- Pero yo si quiero verla a ella, lo necesito – dijo Alexander con cansancio – ¿sabes quien soy? – dirigiéndose a Richard.
- Si, mi madre me habló de usted y me lo contó todo, así que no entiendo la necesidad que tiene de hablar con ella, será mejor que se marche.
- Porque tenemos que aclarar muchas cosas, no me iré de aquí – dijo empecinado.
- Voy a llamar a la policía – intervino Preston.
- Creo que no hará falta – contestó Rick tomando una decisión y mirando a su padre – yo hablaré con él. Por favor Preston, voy a llamar a alguien para que venga a recoger a mi madre, no la dejes sola hasta que vengan por ella.
- Por supuesto Rick, confía en mí.
Sacó el móvil y marcó el número de Kate.
- Becket – contestó ésta.
- Kate soy yo.
- ¿Ocurre algo?
- Estoy en el teatro. Alexander ha vuelto a venir e insiste en hablar con mi madre. Voy a hacerlo yo, no quiero que lo vea y vuelva a pasar por lo del otro día, así que nos vamos a hablar a otro sitio. ¿Te importaría venir a recogerla para llevarla a casa?, le he dicho a Preston que se espere hasta que tú llegues.
- Por supuesto Rick, yo estaré allí cuando termine. ¿Cómo estas tú? – preguntó preocupada.
- Bien, bien, ya luego hablamos en casa. Gracias Kate, te quiero – y colgó el teléfono.
- Vámonos de aquí – dirigiéndose a Alexander – te llevará a un sitio donde podamos hablar.
CONTINUARÁ...
Muchas gracias por comentar, y espero que os guste como se va desarrollando la historia.
Capítulo 15:
Mientras comían no pudieron evitar seguir hablando del tema. Kate y Alexis comían con apetito. Martha y su hijo jugueteaban con la comida en el plato. La niña era la que más curiosidad sentía, así que le preguntó a su padre.
- Papá, y ahora que ya sabes quien es, ¿no te apetece conocer a tu padre?
- Pues la verdad es que no – le contestó – he sido capaz de vivir sin él muchos años, y no tengo necesidad de verle ahora.
- Una cosa abuela – siguió preguntando la niña – si ya papá es mayor y su padre no podía quitártelo, ¿Por qué te asustaste tanto cuando lo viste?, ¿supiste enseguida que era él?
- Alexis, creo que la abuela no desea seguir hablando del tema – le dijo Castle a su hija.
- No hija, no me importa, entiendo que sientas curiosidad – le contestó su abuela – y a lo que me preguntabas antes, realmente no lo sé, supongo que no me lo esperaba, y cuando le vi ahí, igual a como lo recordaba, bueno mas viejo y con el pelo casi blanco, me removió muchos recuerdos malos, y ya ahí me puse muy nerviosa y a llorar como una boba.
- Y ¿sabes que quería? – preguntó su hijo también interesado.
- Dijo que tenía que hablar conmigo, de ti, que teníamos una conversación pendiente.
- Pero ¿él sabe de mí? – preguntó Rick extrañado – se supone que él piensa que yo no existo.
- Igual se enteró de algún modo, supo tu nombre y te buscó, sales mucho en Internet, vio tu fecha de nacimiento y echó cuentas, la verdad no tengo ni idea, solo repetía que teníamos que hablar y me llamaba Lilly.
- ¡Que raro!, no creo que a estas alturas de la vida, venga a reclamar mi custodia – dijo Castle.
Las tres mujeres sonrieron ante el comentario del escritor.
- Lo que más temo es que vuelva a aparecer por el teatro, no quiero volver a verlo – suspiró Martha.
- No te preocupes, el próximo día te acompañaré – le dijo su hijo – me quedaré esperando hasta que acabes y si aparece hablaré yo con él.
- ¡Ay, vaya por Dios! – exclamó Martha.
- ¿Qué ocurre? – le preguntó su hijo.
- Creo que tienes una hermana.
- ¿Una hermana?
- Si hijo, Alex venía con una chica que le llamó papá.
- ¡Hala! – exclamó Alexis – un abuelo nuevo y una tía. ¡Huyys, perdón! – se disculpó al ver los semblantes serios de su padre y abuela.
- Bueno, vuestra compañía me es muy grata, pero voy a retirarme – comentó Martha – estoy agotada. Richard, ¿te importaría acompañarme?
- Ve con la abuela, papá – respondió rápidamente Alexis – Kate me ayuda a recoger, ¿verdad? – dijo mirando a la detective.
- Claro que si – respondió esta.
Subieron hasta el dormitorio de Martha, una vez dentro, esta se sentó en la cama y le hizo señas a su hijo para que se sentara junto a ella.
- Hijo, me gustaría volver a disculparme por… – empezó Martha.
- No me debes ninguna disculpa, soy yo el que debe disculparse.
- Pero debí contártelo mucho antes, no esperar tanto.
- Entiendo que no quisieras hacerlo al principio y que luego lo dejaras pasar. Yo hubiera hecho lo mismo con Alexis, es una historia demasiado sórdida como para ir contándola por ahí.
- Y, ¿cómo te sientes al saber que tu padre está por ahí?, y a mi no me digas que te da igual, que te conozco y sé que no es así.
- La verdad, me siento raro, no sé si quiero saber más de él o tratar de olvidarlo para siempre, pero te mentiría si te dijera que no me da curiosidad saber cosas de él.
- Yo no puedo contarte mucho, porque realmente lo conocí poco, pero si quieres ponerte en contacto con él, cosa que entiendo, de verdad que no me importa Richard, solo te pido que a mi me mantengas al margen de todo.
- No sé que haré, ahora creo que lo mejor es que nos vayamos todos a dormir.
- Hijo, dile a Kate que se quede contigo, no estés solo esta noche.
- A ver si quiere, ahora que Alexis ya le dio permiso, y tú acabas de dárselo también.
- ¿Mi nieta le dio permiso para quedarse? – rió Martha – esta niña es única.
- Si, que lo es – respondió su padre orgulloso – fue el día que le dolían las muelas del juicio.
En la sala mientras Alexis le pedía lo mismo a Kate.
- Kate, ¿puedo pedirte un favor?
- Claro – le contestó a la niña.
- ¿Te quedarías aquí esta noche?, no creo que mi padre deba estar solo.
- Solo no está, estáis tú y tu abuela.
- Si, pero no es lo mismo – dijo pensativa – papá parece que ha aceptado su situación, y lo más importante, se ha reconciliado con la abuela…
- Bueno – intervino Kate – ya Martha nos explicó, que hizo lo mejor para tu padre.
- Si, pero ¿te haces una idea de todo lo que papá ha sabido hoy?, en un solo día ha descubierto quien es su padre, que no lo quiso y lo que es peor, que quiso deshacerse de él, y que además tuvo a alguien persiguiendo a la abuela durante años.
- Si, ha sido demasiada información, pero Rick es fuerte, parece que lo ha aceptado muy bien.
- Aunque aparente estarlo, mi padre no está bien, Kate – dijo seria la niña – lo conozco y sé que esto lo ha afectado profundamente, por eso necesita que estés con él estos días, necesita todo nuestro apoyo.
Becket sonrió y se admiró de la madurez de la niña. Le encantaba Alexis, realmente Castle había hecho un gran trabajo con ella, y eso que él ni siquiera tuvo un modelo de padre a seguir.
- Claro que me quedaré con él.
- ¿Quién se quedará conmigo? – preguntó Richard que en ese momento bajaba las escaleras.
- Nosotras – le respondió su hija – ¿cómo está la abuela?
- Creo que está más tranquila – respondió su padre.
- Bueno – dijo la niña – es tarde y anoche dormí poco. Me voy a la cama. Buenas noches.
- Buenas noches – contestaron los adultos.
Una vez se hubo retirado la niña, Castle se dirigió a Kate.
- No hace falta que te quedes si no quieres. Mañana tienes que ir a trabajar temprano y yo estoy bien.
- Quiero quedarme contigo esta noche, y como hoy no he ido a trabajar nadie me ha visto como voy vestida, así que puedo ir de aquí directamente a la comisaría.
- Gracias – dijo dándole un beso en los labios - ¿nos vamos arriba?, la verdad es que estoy cansado.
- Tienes que estarlo, te has llevado toda la noche sentado en un banco.
Subieron a la habitación. Castle le indicó el cajón donde tenía las camisetas. Ella sacó una negra y al abrirla para ponérsela no pudo evitar echarse a reír cuando la vio. En el pecho y en letras grandes y blancas ponía “Estoy madurando” y abajo con el mismo tipo de letra pero más pequeña “Disculpen las molestias”
- ¿Y esto? – le preguntó divertida.
- Me la regaló Alexis el día del padre.
- Es genial – siguió riendo, mientras se dirigía al baño – que bien te conoce tu hija.
Se desvistió y se metió en la cama. Tenía allí el portátil, y no pudo evitar encenderlo y teclear en un buscador el nombre de su padre.
Cuando Kate salió, vio a Rick totalmente concentrado en la pantalla del ordenador. Pensó que estaba escribiendo, y no quiso interrumpir su proceso creativo, así que se metió en la cama su lado. Él al sentirla, se dirigió a ella:
- Fíjate, Kate, el tipo que me engendró esta forrado de millones.
Ella al darse cuenta de lo que hacía, se acercó a mirar.
- Pensé que estabas escribiendo.
- No, ahora que sé su nombre me ha dado curiosidad.
- Rick, ¿Cómo te sientes ahora que sabes quien es tu padre?
- Mi madre me preguntó lo mismo, pero no supe que responderle, porque realmente no sé como me siento. Tengo curiosidad por saber de él, como es lógico, y por otro lado siento unos enormes deseos de partirle el alma por lo que le hizo a mi madre. Bueno por lo que nos hizo a los dos.
- ¿Y si vuelve al teatro para hablar con Martha?
- No sé que tiene que hablar con ella, fue él quien la abandonó, así que no tiene que venir a reclamarle nada.
- Tampoco sabemos si vais a volver a verle, así que lo mejor es esperar a ver que pasa.
- Tienes razón, y mejor guardo el ordenador de una vez.
Y dicho y hecho, apagó el aparato. Se abrazaron y él le propuso mimoso.
- Vente a vivir con nosotros, Kate. Mi madre y mi hija te adoran y yo te necesito en mi vida a tiempo completo.
- No sé si sería adecuado Rick, no estoy segura.
- ¿No estás segura de mí? – preguntó con cara triste.
- Por Dios Rick, no me mires con esa cara de cordero degollado – protestó ella, porque esa expresión lastimosa de él podía con ella.
- Es mi cara de tristeza infinita. Hoy me entero que mi padre me rechazó y la mujer que amo, también me rechaza.
- No es lo mismo – protestó ella – yo no te rechazo, solo que es demasiado pronto para vivir juntos y tener que dar explicaciones a la gente.
- Si fueras por ahí diciendo que eres mi novia, podrías decir que vives conmigo.
- Buufff – protestó ella – cuando te pones así eres imposible – y se dio la vuelta dándole la espalda.
- No te enfades conmigo inspectora, que hoy estoy triste y necesito mimitos.
Se volvió a mirarle. Él seguía con el puchero puesto. Le sonrió acariciándole y le besó en los labios.
- Ven aquí chico escritor que te voy a quitar las penas.
Y abrazándose a él, empezó a besarle con pasión, a lo que él le correspondía encantado. Estuvieron así un rato, hasta que ella notó que a pesar de sus besos, él se había quedado dormido. Pobre Rick, habían sido demasiadas emociones para un solo día. Se acurrucó junto a él, y se echó a dormir.
******************************************
Alexander se había informado que esa tarde volvería a haber función de teatro. Había comprado otra entrada. Esta vez iría solo. Su hija había tenido que volver a San Francisco, y aunque le insistió para que volviera con ella, él se negó, alegando que tenía asuntos que resolver. Tenía que hablar con Lilly, claro que no le dijo nada a su hija, porque sabía que esta no le dejaría después del numerito que montaron el otro día en el teatro, que hasta tuvieron que sacarlos los de seguridad.
Su hija le había preguntado quien era esa mujer, pero él no quiso darle mucha información, todavía no, así que solo le dijo que era una antigua amiga, pero que se habían peleado, y que evidentemente no quería volver a verlo.
Tomó un taxi y se paró en la esquina de la calle donde estaba la entrada lateral, ya se había informado que por allí entraba el personal y los actores.
Se había llevado los pequeños gemelos que compró para ver la función porque no quería perder detalle.
Al rato llegó un taxi que paró ante la puerta. De él se apeó aquel hombre que él estaba cien por cien seguro que era su hijo. Y no porque tuviera un cierto parecido con él, que si se parecía, pero a quien realmente se parecía era a su padre, es decir al abuelo del muchacho.
Este ayudó a bajar a Lilly. ¡Estaba tan bonita como la recordaba!, no sabía como iba a abordarla, pero tenía que hablar con ella, tenía que explicarle muchas cosas.
Esperó un rato grande, para dar tiempo a que empezara la función, no quería volver a ponerla nerviosa y menos, antes de su actuación. Cuando lo creyó conveniente pagó al taxista y entró al teatro.
Preston Parker había acudido al teatro a interesarse por Martha, se alegró de ver a su antiguo amigo. Cuando Martha salió a escena ellos se pusieron a hablar. Fue entonces cuando entró Alexander. Preston lo vio enseguida y se dirigió airado hacia él:
- ¡No sé como tiene la desfachatez de volver a aparecer por aquí!, ¡Haga el favor de marcharse!
- No pienso irme hasta que hable con Lilly – dijo a la vez que miraba a un sorprendido Richard.
- Este es el tipo que molestó a tu madre, Rick, si quieres llamo a la policía.
- Mi madre no tiene absolutamente nada que hablar con usted – contestó Castle muy serio – creo que lo mejor es que se vaya.
- Por supuesto que tiene mucho que hablar conmigo, y no me voy hasta que la vea.
- Ella no quiere volver a verle en su vida.
- Pero yo si quiero verla a ella, lo necesito – dijo Alexander con cansancio – ¿sabes quien soy? – dirigiéndose a Richard.
- Si, mi madre me habló de usted y me lo contó todo, así que no entiendo la necesidad que tiene de hablar con ella, será mejor que se marche.
- Porque tenemos que aclarar muchas cosas, no me iré de aquí – dijo empecinado.
- Voy a llamar a la policía – intervino Preston.
- Creo que no hará falta – contestó Rick tomando una decisión y mirando a su padre – yo hablaré con él. Por favor Preston, voy a llamar a alguien para que venga a recoger a mi madre, no la dejes sola hasta que vengan por ella.
- Por supuesto Rick, confía en mí.
Sacó el móvil y marcó el número de Kate.
- Becket – contestó ésta.
- Kate soy yo.
- ¿Ocurre algo?
- Estoy en el teatro. Alexander ha vuelto a venir e insiste en hablar con mi madre. Voy a hacerlo yo, no quiero que lo vea y vuelva a pasar por lo del otro día, así que nos vamos a hablar a otro sitio. ¿Te importaría venir a recogerla para llevarla a casa?, le he dicho a Preston que se espere hasta que tú llegues.
- Por supuesto Rick, yo estaré allí cuando termine. ¿Cómo estas tú? – preguntó preocupada.
- Bien, bien, ya luego hablamos en casa. Gracias Kate, te quiero – y colgó el teléfono.
- Vámonos de aquí – dirigiéndose a Alexander – te llevará a un sitio donde podamos hablar.
CONTINUARÁ...
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me encanta!! Espero que Beckett se vaya a vivir con Castle!!
Dos semanas sin tu fic!! Me va a dar algo!! Pero como dicen.............lo bueno siempre se hace esperar
Muchas gracias por un nuevo capítulo
Dos semanas sin tu fic!! Me va a dar algo!! Pero como dicen.............lo bueno siempre se hace esperar
Muchas gracias por un nuevo capítulo
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
Siii!!! Que Kate se vaya con Castle a vivir!!!
Quiero la conversación de Castle con el padre!!!
Genial el capítulo, me encanta!!!
Quiero la conversación de Castle con el padre!!!
Genial el capítulo, me encanta!!!
Re: Para siempre, Último Capítulo
Genial, menudo capitulazo!!!! nos has dejado con la miel en los labios!!
esperaremos impacientes estas 2 semanas para poder disfrutar de un capitulo nuevo,saber esa conversacion por donde tira y ver si Kate se muda ainsss... se me van a hacer interminables estas semanas jajajaj. Disfruta de tus vacaciones y carga las pilas!!
bsss
esperaremos impacientes estas 2 semanas para poder disfrutar de un capitulo nuevo,saber esa conversacion por donde tira y ver si Kate se muda ainsss... se me van a hacer interminables estas semanas jajajaj. Disfruta de tus vacaciones y carga las pilas!!
bsss
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Mira que tus capitulos son largos,pero siempre se me hacen cortos jaja.
Tengo ganas de saber que pasara en esa conversacion entre padre e hijo,pero eso sera cuando regreses de tus vacaciones,que las disfrutes
Tengo ganas de saber que pasara en esa conversacion entre padre e hijo,pero eso sera cuando regreses de tus vacaciones,que las disfrutes
Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
Fecha de inscripción : 18/05/2011
Edad : 32
Localización : Parla City
Re: Para siempre, Último Capítulo
GRAAAN CAPITULOOO!!!!! OJALA KATE SE VAYA A VIVIR CON RICK!!!!!
Y QUE SE ACLARE LO DEL PADRE DE UNA VEZ!!!
ME ENCANTAA SIGUELO PRONTOOO
Y QUE SE ACLARE LO DEL PADRE DE UNA VEZ!!!
ME ENCANTAA SIGUELO PRONTOOO
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Página 6 de 17. • 1 ... 5, 6, 7 ... 11 ... 17
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