Para siempre, Último Capítulo
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Cata Castillo
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Re: Para siempre, Último Capítulo
Me lo como a besos a sam!!!!!!!!!
pero matemos a josh, siempre tan tarado!!!!!!!!!
Cata me encanto el capitulo como siempre. eres una GENIA ESCRIBIENDO!!!!
GRACIAS, ACA TIENES LECTORES QUE ESPERAN MAS CAPITULOSSSSSS
BESOS
pero matemos a josh, siempre tan tarado!!!!!!!!!
Cata me encanto el capitulo como siempre. eres una GENIA ESCRIBIENDO!!!!
GRACIAS, ACA TIENES LECTORES QUE ESPERAN MAS CAPITULOSSSSSS
BESOS
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Hombre Josh, cuánto tiempo!
jajajaja
Pobre Kate, le tocan todas...
jajajaja
Pobre Kate, le tocan todas...
GabiiLovesMela<3- Escritor - Policia
- Mensajes : 1195
Fecha de inscripción : 24/07/2011
Edad : 29
Localización : Galicia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Es hermoso Sam... Y Kate que aprenda a no correr con tacones que después termina mal jaja
Muy buen capítulo, lástima que ya falta poco para que termine la historia =(
Muy buen capítulo, lástima que ya falta poco para que termine la historia =(
Re: Para siempre, Último Capítulo
Qué me encanta esta historia y como la cuentas!
Sam es un amor y ellos se adoran.
Este Josh no va a aprender nunca a callarse??
Sigue pronto! aunque suponga el fin no???
Sam es un amor y ellos se adoran.
Este Josh no va a aprender nunca a callarse??
Sigue pronto! aunque suponga el fin no???
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me como al niño, por Dios!!
Mejor que lo hayas dividido en dos prtes, sí no termina tan pronto, porque no quiero que se acabe!!
Gracias por otro capítulo.
SOY TU FAN.
Mejor que lo hayas dividido en dos prtes, sí no termina tan pronto, porque no quiero que se acabe!!
Gracias por otro capítulo.
SOY TU FAN.
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
Que penita que se acabe
Sam es un cielo de niño, que riquiño, me encanta
Ha sido un magnifica capitulo, me encantaaaaaaaaa. (ya sabia yo que Kate con esos tacones algún día se iba a caer)
Sam es un cielo de niño, que riquiño, me encanta
Ha sido un magnifica capitulo, me encantaaaaaaaaa. (ya sabia yo que Kate con esos tacones algún día se iba a caer)
Duende- Escritor - Policia
- Mensajes : 1212
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 36
Localización : Galicia
Re: Para siempre, Último Capítulo
josh mejoro sus costumbres e.e
xDDD
xDDD
.:DaNu:.- Policia de homicidios
- Mensajes : 704
Fecha de inscripción : 13/08/2011
Edad : 25
Localización : Perú
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me encanta Sam, pues quien va ser. el niño de Kate Buenisimo el capitulo cata. Continua prontito
moth13- Policia de homicidios
- Mensajes : 695
Fecha de inscripción : 24/04/2011
Localización : Madrid
Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Hola! Os dejo otro capítulo de la historia, Muchas gracias por leer y por comentar. Feliz fin de semana.
Capítulo 41:
Fue un celador quien llevó la silla hasta el taxi. Cuando llegaron a la casa, Rick la ayudo a bajar del taxi e ir hasta el portal, la llevaba cogida por la cintura, casi en volandas, para evitar que pusiera el pie en el suelo.
Por fin entraron, él la acomodó en el sofá, y le dijo que le traería un pijama. Sus pantalones estaban rotos y llenos de yeso. Una vez que estuvo vestida y en vista de que Sam llevaba un rato protestando porque tenía hambre, Rick también se cambió y se dispuso a preparar algo de comer, ya que casi era la hora de cenar.
Después de cenar los tres, Rick se encargó de acostar a Sam, contarle un cuento y cuando terminó bajó de nuevo al salón.
Kate lo observaba, estaba muy serio, y no había hablado mucho desde que llegaron a la casa. Ella sabía lo que le pasaba, ya eran varios años los que llevaban juntos y lo conocía bastante bien, tan bien como él la conocía a ella.
Rick estaba molesto, muy molesto y la culpa era de Josh, indirectamente claro. Ella no lo culpaba, al contrario, lo entendía. Si él se hubiera encontrado con alguna de sus ex, a ella tampoco le hubiera hecho gracia, y eso que Meredith seguía viviendo en Los Ángeles, y Gina hacía un par de años que se había casado con un compañero de la editorial y era madre de una niña de un año, pero solo por el hecho de que hubieran formado parte de la vida de él, antes de ella, la hacía sentirse celosa, por eso entendía los celos de Rick.
- ¿Ya se durmió Sam? – preguntó ella.
- Si, como un bendito, ha sido mucho ajetreo – contestó él – ¿Quieres que te ayude a acostarte? Estarás cansada y la pastilla que te han recetado debe darte sueño.
Kate no tenía nada de sueño, pero si le apetecía acostarse en su cama, con su marido muy cerca.
- Si, a ver como subo – dijo ella dudosa.
Ella se puso de pie, él quiso ayudarle y al final pensaron que lo mejor era poner en práctica la sugerencia de Sam, así que Rick la subió a su espalda y de esa guisa, subió las escaleras.
- Espero que no te lastimes – dijo ella con preocupación.
- Si casi no pesas nada, estas muy flaca – respondió él.
- ¿Tú crees? – le preguntó indecisa, pensando que a él a lo mejor no le gustaba tan delgada, pero es que su constitución era así – ahora no me vayas a decir que te clavas mis huesos cuando estás conmigo – añadió molesta.
- ¿Por qué dices eso? – respondió sorprendido – me da igual como estés, mientras estés sana, eso no es lo más importante.
La depositó con cuidado sobre la cama, y le colocó la pierna sobre unos cojines para que estuviera cómoda, le dio el mando de la tele, para que se entretuviera y le dijo:
- Me voy abajo a escribir un rato, dejo la puerta abierta para que escuches a Sam si se despierta, y te dejo esto – dándole el transmisor que tenían del niño – por si necesitáis algo.
- ¿No te vas a quedar conmigo? – preguntó mimosa.
- Tengo que escribir, Kate – dijo él serio.
- Rick, ¿Qué te pasa? – le preguntó.
- ¿A mi?, no me pasa nada – respondió evasivo.
- Si que te pasa, te conozco Richard Castle, y sé que te pasa algo, es por Josh, ¿cierto?
- ¿Josh? – respondió como un niño pillado en falta – no, él no tiene nada que ver.
- Entonces, ¿Por qué estás tan serio?, casi no has hablado desde que llegamos del hospital.
- De verdad que no me pasa nada – contestó.
No quería decirle que si era por el maldito médico motero, porque sabía que no había ocurrido nada y ella no se merecía esa demostración de celos infundados, pero ver a ese tipo después del susto que se llevó cuando supo que estaba en el hospital, le había arruinado el día.
- Rick, háblalo conmigo – le dijo ella dando golpecitos en la cama para que se sentara a su lado – por favor no me dejes así.
Él se sentó y con la mirada baja le dijo:
- ¿Qué has sentido cuando lo has visto? – preguntó serio.
Kate no pudo evitar una leve sonrisa, como imaginaba, era por Josh.
- ¿Cuándo he visto a quien? – se hizo la desentendida.
- Al médico motero – respondió cortante.
- No he sentido nada, me sorprendió verle, no me lo esperaba y me sorprendió mucho verlo con esas barbas, está horrible, no me gustan los hombres con esas barbas de patriarca, mi pobre niño se asustó cuando lo vio, a él tampoco le gustan los barbudos, lo habrá heredado de mí.
- No te desvíes del tema Kate – dijo muy serio.
- No me desvío, ya te he dicho que no sentí absolutamente nada, no me digas que esa cara seria es porque lo hemos visto en el hospital.
- Si, es por él, lo siento, sé que no pasó nada y que lo encontraste por casualidad, pero no puedo evitar sentirme inseguro.
- ¿Inseguro tú, Richard Castle?, inseguro ¿de qué? – le preguntó sorprendida.
- Si, inseguro – dijo mirándola ya a los ojos – porque siempre me he sentido en inferioridad de condiciones respecto al chico de la moto, él es más alto, más guapo y más listo que yo y…
Kate le puso un dedo sobre los labios, diciéndole.
- SI, Rick, Josh es más listo, más guapo y más alto que tú – no pudo evitar sonreír ante la cara de pena que se le puso – pero yo no le quiero, realmente ni siquiera estuve enamorada de él, de quién me enamoré casi desde el primer día fue de ti, Rick. Me importa un pimiento el chico de la moto, como le llamas, porque tú eres mi chico escritor y es a ti, a quien quiero y de quien estoy enamorada, y para mí, tus eres el más alto, el más listo y el más guapo de todos los hombres.
- Kate, yo…
Pero ella no le dejo seguir.
- Eres el hombre de mi vida, Rick, nunca nadie me ha querido como me quieres tú, ni me cuida, como lo haces tú, ni me ama, como me amas tú. Sin ti, no existiría Sam, porque Sam eres tú, y yo ya no me imagino la vida sin mi niño, ni sin ti.
A Rick le brillaban los ojos.
- Te quiero Kate, eres la mujer de mi vida, mi compañera, mi mejor amiga, cada día doy gracias por haberte encontrado y por dejar que te quiera, no me dejes nunca, Kate, no me dejes porque sin ti me moriría.
- No podría dejarte, porque yo también moriría si te perdiera. Y quiero que tengamos otro hijo, Rick, no quiero que Sam se críe solo, aunque esté Alexis, la diferencia de edad es grande. Siempre eché de menos un hermano y…
No pudo seguir hablando porque él se acercó a su boca y empezó a besarla, tal y como solo él sabia hacerlo, rindiéndole homenaje a sus labios y su lengua. Entre suspiros y jadeos, ella le dijo;
- ¡Humm, ya no te vas a escribir!
- ¡Que le den al libro, mmmm, ahora estoy ocupado en otra cosa!
Ella se recostó en la cama, y tiró de él hacia ella.
- Vamos a hacerle un hermanito a Sam, mi vida.
- Como siempre, tus deseos son órdenes para mí.
********************************************************************
Un par de meses más tarde, Kate ya estaba totalmente recuperada de su pierna y había vuelto al trabajo. Como le prometió a Rick y aunque le molestase, llevaba zapatos bajos, ella era la menos interesada en volver a partirse un pie.
El mes y medio de convalecencia se le hizo eterno, tanto reposo casi la desquicia y eso que a menudo la visitaban sus compañeros, o Lanie que estaba de excedencia maternal e iba a verla con su bebé, un morenito precioso a quien su papá quiso llamar Carlos como su abuelo y que terminó siendo Charlie para todos.
Era tarde cuando llegó a casa, había tenido un caso complicado y se retrasó. Entró y sonrió al ver la escena familiar. Rick estaba sentado en el sofá con las piernas extendidas sobre la mesa baja y el portátil sobre ellas, totalmente enfrascado en la escritura. A su lado en el sofá, una copia en miniatura de su marido con las piernas también extendidas, aunque estas solo le llegaban al borde del cojín, estaba Sam con un ordenador de juguete, jugando a clasificar figuras de distintas formas, tamaños y colores.
- ¡Hola! – saludó alegre.
- ¡Hola mami! – respondió el chiquillo.
- ¡Hola cielo! – le respondió su marido.
- ¿Qué haces cariño? – le preguntó a su hijo.
- Ayudo a escribir a papi – respondió serio.
- ¡Oh que bien!, papá debe estar encantado con eso – sonrió.
- Si – respondió Rick, que a pesar de estar escribiendo estaba atento a la conversación – no veas lo útil que ha sido y todo lo que me ha ayudado.
Al niño se le puso una sonrisa satisfecha en la carita ante la alabanza de su padre.
- ¿Y que tal si este pequeño escritor deja su trabajo un rato y sube para que su mamá le de un baño? – le dijo ella a su hijo.
- Bueno – respondió Sam dócil – papi otro día sigo ayudándote.
- Claro campeón, papá enseguida termina esto y te prepara la cena.
Sam apagó responsable su ordenador de juguete que dejó encima de la mesa, y trepó por el respaldo del sofá hasta la espalda de su madre para que esta lo subiera. Mientras se dirigían arriba ella le preguntaba que había hecho y como había pasado el día, su hijo le contestaba alegre. Lo dejó en el suelo y lo mandó a su cuarto por su pijama, mientras ella aprovechó para ponerse ropa cómoda y preparar el baño del niño. Le encantaban esos momentos, Rick disfrutaba más de Sam, que ella por las circunstancias del trabajo de cada uno, y a ella le encantaba llegar a casa y compartir ese tiempo con su hombrecito.
Lo metió al baño, y escuchó sonriente el parloteo de su hijo, mientras él le seguía contando todo lo que había hecho ese día a la vez que jugaba con sus animales y barcos de goma.
Una vez terminado el baño, le puso el pijama y volvió abajo con el niño de la mano. Ya Rick estaba preparando la cena para los tres. Cenaron tranquilamente, comentando los acontecimientos del día. Como era viernes y Sam no iba a la guardería al día siguiente, se sentaron en familia a disfrutar de una película, de dibujos animados por supuesto.
Viendo que el niño se caía de sueño, cortaron la película, prometiéndole que la terminarían de ver al día siguiente.
- ¿Quieres que lo acueste yo? – le preguntó Rick.
- No, quiero hacerlo yo, crece tan deprisa – respondió con un suspiro – oye no te duermas tu también, que tengo algo que decirte.
Lo llevó a su cuarto y lo metió en la cama, el niño se espabiló con el movimiento y acostumbrado como estaba a que le contaran un cuento, cada noche, le pidió uno a su madre.
- Pero si estás medio dormido – sonrió.
- No mami – dijo serio y abriendo mucho los ojos – ya estoy despierto.
Kate sonrió, Sam era tan cómico y fantasioso como su padre, le encantaba que le contaran historias, ella cogió uno de los libros de la estantería y se sentó a leerle un rato. Como era de esperar, el niño se durmió en seguida. Lo arropó y le dejó encendida su lámpara de dragón y conectando el monitor del transmisor bajó a reunirse con Rick.
Este había sacado una botella de vino que había servido en dos copas. También había bajado la intensidad de la luz.
- Bueno, ¿Qué es eso tan importante que tenías que decirme? – le preguntó, mientras le tendía la copa.
Ella dejó la copa sobre la mesa y mirándolo sonriente, le dijo:
- Estoy embarazada.
- ¿De verdad? – preguntó feliz - ¿Cuándo lo has sabido?
- Lo sospechaba desde hace unos días y hoy lo he confirmado y por supuesto que es de verdad, ¿no creerás que es un embarazo psicológico?, ¿Eh? – le respondió ella.
- Mira que eres borde a veces, querida – esta última palabra la dijo con retintín, pues a ella no le gustaba que la llamara querida – ¡Que bien! otro mini Castle que viene en camino. ¿Dónde lo has confirmado?, ¿has ido al médico?
- Me compré un test y me lo hice al mediodía en el laboratorio. Lanie me lo confirmó luego, me sacó un poco de sangre y la analizó.
- ¿Te hiciste las pruebas en la morgue? Luego no te quejes si tenemos un friki.
- Bueno, ya estoy acostumbrada a los frikis contigo mi amor, ¿Estás contento? – le preguntó.
- Claro que si, pero no soy yo el que se va a hinchar y a estar haciéndose pis a cada rato, eres tu, ¿estas contenta tú?, porque ya sabes que si tu eres feliz, yo también lo soy.
- Yo estoy más que feliz – dijo ella mimosa mientras se acurrucaba junto a él – te confieso que cuando esperaba a Sam, estaba aterrada y pensaba que sería la peor madre del mundo, pero después de tenerlo, todo cambió.
- Y te convertiste en la madre más maravillosa que un niño pueda tener.
- Tenías razón, la maternidad es una experiencia asombrosa y a tu lado ha sido maravillosa.
Bueno, tenemos que celebrarlo, aumentar la familia es una gran noticia.
- No puedo beber vino.
- Tú no, pero yo sí – sonrió él, mientras se levantaba y se dirigía a la cocina para sacar otra copa y llenarla de agua.
Chocaron las copas en un brindis.
- ¿Qué más te apetece hacer para celebrarlo? – preguntó él – podemos poner música y bailar, o podemos ver una peli de esas de acción que a ti tanto te gustan o…
- O nos podemos ir a la cama y celebrarlo a lo grande haciendo el amor hasta el amanecer.
- Gran idea Katherine Becket, gran idea – dijo mientras la tomaba de la mano y la conducía hacia las escaleras.
Una vez en la habitación se desnudaron y se metieron en la cama para amarse, como deseaba Kate, hasta el amanecer.
CONTINUARÁ…
Capítulo 41:
Fue un celador quien llevó la silla hasta el taxi. Cuando llegaron a la casa, Rick la ayudo a bajar del taxi e ir hasta el portal, la llevaba cogida por la cintura, casi en volandas, para evitar que pusiera el pie en el suelo.
Por fin entraron, él la acomodó en el sofá, y le dijo que le traería un pijama. Sus pantalones estaban rotos y llenos de yeso. Una vez que estuvo vestida y en vista de que Sam llevaba un rato protestando porque tenía hambre, Rick también se cambió y se dispuso a preparar algo de comer, ya que casi era la hora de cenar.
Después de cenar los tres, Rick se encargó de acostar a Sam, contarle un cuento y cuando terminó bajó de nuevo al salón.
Kate lo observaba, estaba muy serio, y no había hablado mucho desde que llegaron a la casa. Ella sabía lo que le pasaba, ya eran varios años los que llevaban juntos y lo conocía bastante bien, tan bien como él la conocía a ella.
Rick estaba molesto, muy molesto y la culpa era de Josh, indirectamente claro. Ella no lo culpaba, al contrario, lo entendía. Si él se hubiera encontrado con alguna de sus ex, a ella tampoco le hubiera hecho gracia, y eso que Meredith seguía viviendo en Los Ángeles, y Gina hacía un par de años que se había casado con un compañero de la editorial y era madre de una niña de un año, pero solo por el hecho de que hubieran formado parte de la vida de él, antes de ella, la hacía sentirse celosa, por eso entendía los celos de Rick.
- ¿Ya se durmió Sam? – preguntó ella.
- Si, como un bendito, ha sido mucho ajetreo – contestó él – ¿Quieres que te ayude a acostarte? Estarás cansada y la pastilla que te han recetado debe darte sueño.
Kate no tenía nada de sueño, pero si le apetecía acostarse en su cama, con su marido muy cerca.
- Si, a ver como subo – dijo ella dudosa.
Ella se puso de pie, él quiso ayudarle y al final pensaron que lo mejor era poner en práctica la sugerencia de Sam, así que Rick la subió a su espalda y de esa guisa, subió las escaleras.
- Espero que no te lastimes – dijo ella con preocupación.
- Si casi no pesas nada, estas muy flaca – respondió él.
- ¿Tú crees? – le preguntó indecisa, pensando que a él a lo mejor no le gustaba tan delgada, pero es que su constitución era así – ahora no me vayas a decir que te clavas mis huesos cuando estás conmigo – añadió molesta.
- ¿Por qué dices eso? – respondió sorprendido – me da igual como estés, mientras estés sana, eso no es lo más importante.
La depositó con cuidado sobre la cama, y le colocó la pierna sobre unos cojines para que estuviera cómoda, le dio el mando de la tele, para que se entretuviera y le dijo:
- Me voy abajo a escribir un rato, dejo la puerta abierta para que escuches a Sam si se despierta, y te dejo esto – dándole el transmisor que tenían del niño – por si necesitáis algo.
- ¿No te vas a quedar conmigo? – preguntó mimosa.
- Tengo que escribir, Kate – dijo él serio.
- Rick, ¿Qué te pasa? – le preguntó.
- ¿A mi?, no me pasa nada – respondió evasivo.
- Si que te pasa, te conozco Richard Castle, y sé que te pasa algo, es por Josh, ¿cierto?
- ¿Josh? – respondió como un niño pillado en falta – no, él no tiene nada que ver.
- Entonces, ¿Por qué estás tan serio?, casi no has hablado desde que llegamos del hospital.
- De verdad que no me pasa nada – contestó.
No quería decirle que si era por el maldito médico motero, porque sabía que no había ocurrido nada y ella no se merecía esa demostración de celos infundados, pero ver a ese tipo después del susto que se llevó cuando supo que estaba en el hospital, le había arruinado el día.
- Rick, háblalo conmigo – le dijo ella dando golpecitos en la cama para que se sentara a su lado – por favor no me dejes así.
Él se sentó y con la mirada baja le dijo:
- ¿Qué has sentido cuando lo has visto? – preguntó serio.
Kate no pudo evitar una leve sonrisa, como imaginaba, era por Josh.
- ¿Cuándo he visto a quien? – se hizo la desentendida.
- Al médico motero – respondió cortante.
- No he sentido nada, me sorprendió verle, no me lo esperaba y me sorprendió mucho verlo con esas barbas, está horrible, no me gustan los hombres con esas barbas de patriarca, mi pobre niño se asustó cuando lo vio, a él tampoco le gustan los barbudos, lo habrá heredado de mí.
- No te desvíes del tema Kate – dijo muy serio.
- No me desvío, ya te he dicho que no sentí absolutamente nada, no me digas que esa cara seria es porque lo hemos visto en el hospital.
- Si, es por él, lo siento, sé que no pasó nada y que lo encontraste por casualidad, pero no puedo evitar sentirme inseguro.
- ¿Inseguro tú, Richard Castle?, inseguro ¿de qué? – le preguntó sorprendida.
- Si, inseguro – dijo mirándola ya a los ojos – porque siempre me he sentido en inferioridad de condiciones respecto al chico de la moto, él es más alto, más guapo y más listo que yo y…
Kate le puso un dedo sobre los labios, diciéndole.
- SI, Rick, Josh es más listo, más guapo y más alto que tú – no pudo evitar sonreír ante la cara de pena que se le puso – pero yo no le quiero, realmente ni siquiera estuve enamorada de él, de quién me enamoré casi desde el primer día fue de ti, Rick. Me importa un pimiento el chico de la moto, como le llamas, porque tú eres mi chico escritor y es a ti, a quien quiero y de quien estoy enamorada, y para mí, tus eres el más alto, el más listo y el más guapo de todos los hombres.
- Kate, yo…
Pero ella no le dejo seguir.
- Eres el hombre de mi vida, Rick, nunca nadie me ha querido como me quieres tú, ni me cuida, como lo haces tú, ni me ama, como me amas tú. Sin ti, no existiría Sam, porque Sam eres tú, y yo ya no me imagino la vida sin mi niño, ni sin ti.
A Rick le brillaban los ojos.
- Te quiero Kate, eres la mujer de mi vida, mi compañera, mi mejor amiga, cada día doy gracias por haberte encontrado y por dejar que te quiera, no me dejes nunca, Kate, no me dejes porque sin ti me moriría.
- No podría dejarte, porque yo también moriría si te perdiera. Y quiero que tengamos otro hijo, Rick, no quiero que Sam se críe solo, aunque esté Alexis, la diferencia de edad es grande. Siempre eché de menos un hermano y…
No pudo seguir hablando porque él se acercó a su boca y empezó a besarla, tal y como solo él sabia hacerlo, rindiéndole homenaje a sus labios y su lengua. Entre suspiros y jadeos, ella le dijo;
- ¡Humm, ya no te vas a escribir!
- ¡Que le den al libro, mmmm, ahora estoy ocupado en otra cosa!
Ella se recostó en la cama, y tiró de él hacia ella.
- Vamos a hacerle un hermanito a Sam, mi vida.
- Como siempre, tus deseos son órdenes para mí.
********************************************************************
Un par de meses más tarde, Kate ya estaba totalmente recuperada de su pierna y había vuelto al trabajo. Como le prometió a Rick y aunque le molestase, llevaba zapatos bajos, ella era la menos interesada en volver a partirse un pie.
El mes y medio de convalecencia se le hizo eterno, tanto reposo casi la desquicia y eso que a menudo la visitaban sus compañeros, o Lanie que estaba de excedencia maternal e iba a verla con su bebé, un morenito precioso a quien su papá quiso llamar Carlos como su abuelo y que terminó siendo Charlie para todos.
Era tarde cuando llegó a casa, había tenido un caso complicado y se retrasó. Entró y sonrió al ver la escena familiar. Rick estaba sentado en el sofá con las piernas extendidas sobre la mesa baja y el portátil sobre ellas, totalmente enfrascado en la escritura. A su lado en el sofá, una copia en miniatura de su marido con las piernas también extendidas, aunque estas solo le llegaban al borde del cojín, estaba Sam con un ordenador de juguete, jugando a clasificar figuras de distintas formas, tamaños y colores.
- ¡Hola! – saludó alegre.
- ¡Hola mami! – respondió el chiquillo.
- ¡Hola cielo! – le respondió su marido.
- ¿Qué haces cariño? – le preguntó a su hijo.
- Ayudo a escribir a papi – respondió serio.
- ¡Oh que bien!, papá debe estar encantado con eso – sonrió.
- Si – respondió Rick, que a pesar de estar escribiendo estaba atento a la conversación – no veas lo útil que ha sido y todo lo que me ha ayudado.
Al niño se le puso una sonrisa satisfecha en la carita ante la alabanza de su padre.
- ¿Y que tal si este pequeño escritor deja su trabajo un rato y sube para que su mamá le de un baño? – le dijo ella a su hijo.
- Bueno – respondió Sam dócil – papi otro día sigo ayudándote.
- Claro campeón, papá enseguida termina esto y te prepara la cena.
Sam apagó responsable su ordenador de juguete que dejó encima de la mesa, y trepó por el respaldo del sofá hasta la espalda de su madre para que esta lo subiera. Mientras se dirigían arriba ella le preguntaba que había hecho y como había pasado el día, su hijo le contestaba alegre. Lo dejó en el suelo y lo mandó a su cuarto por su pijama, mientras ella aprovechó para ponerse ropa cómoda y preparar el baño del niño. Le encantaban esos momentos, Rick disfrutaba más de Sam, que ella por las circunstancias del trabajo de cada uno, y a ella le encantaba llegar a casa y compartir ese tiempo con su hombrecito.
Lo metió al baño, y escuchó sonriente el parloteo de su hijo, mientras él le seguía contando todo lo que había hecho ese día a la vez que jugaba con sus animales y barcos de goma.
Una vez terminado el baño, le puso el pijama y volvió abajo con el niño de la mano. Ya Rick estaba preparando la cena para los tres. Cenaron tranquilamente, comentando los acontecimientos del día. Como era viernes y Sam no iba a la guardería al día siguiente, se sentaron en familia a disfrutar de una película, de dibujos animados por supuesto.
Viendo que el niño se caía de sueño, cortaron la película, prometiéndole que la terminarían de ver al día siguiente.
- ¿Quieres que lo acueste yo? – le preguntó Rick.
- No, quiero hacerlo yo, crece tan deprisa – respondió con un suspiro – oye no te duermas tu también, que tengo algo que decirte.
Lo llevó a su cuarto y lo metió en la cama, el niño se espabiló con el movimiento y acostumbrado como estaba a que le contaran un cuento, cada noche, le pidió uno a su madre.
- Pero si estás medio dormido – sonrió.
- No mami – dijo serio y abriendo mucho los ojos – ya estoy despierto.
Kate sonrió, Sam era tan cómico y fantasioso como su padre, le encantaba que le contaran historias, ella cogió uno de los libros de la estantería y se sentó a leerle un rato. Como era de esperar, el niño se durmió en seguida. Lo arropó y le dejó encendida su lámpara de dragón y conectando el monitor del transmisor bajó a reunirse con Rick.
Este había sacado una botella de vino que había servido en dos copas. También había bajado la intensidad de la luz.
- Bueno, ¿Qué es eso tan importante que tenías que decirme? – le preguntó, mientras le tendía la copa.
Ella dejó la copa sobre la mesa y mirándolo sonriente, le dijo:
- Estoy embarazada.
- ¿De verdad? – preguntó feliz - ¿Cuándo lo has sabido?
- Lo sospechaba desde hace unos días y hoy lo he confirmado y por supuesto que es de verdad, ¿no creerás que es un embarazo psicológico?, ¿Eh? – le respondió ella.
- Mira que eres borde a veces, querida – esta última palabra la dijo con retintín, pues a ella no le gustaba que la llamara querida – ¡Que bien! otro mini Castle que viene en camino. ¿Dónde lo has confirmado?, ¿has ido al médico?
- Me compré un test y me lo hice al mediodía en el laboratorio. Lanie me lo confirmó luego, me sacó un poco de sangre y la analizó.
- ¿Te hiciste las pruebas en la morgue? Luego no te quejes si tenemos un friki.
- Bueno, ya estoy acostumbrada a los frikis contigo mi amor, ¿Estás contento? – le preguntó.
- Claro que si, pero no soy yo el que se va a hinchar y a estar haciéndose pis a cada rato, eres tu, ¿estas contenta tú?, porque ya sabes que si tu eres feliz, yo también lo soy.
- Yo estoy más que feliz – dijo ella mimosa mientras se acurrucaba junto a él – te confieso que cuando esperaba a Sam, estaba aterrada y pensaba que sería la peor madre del mundo, pero después de tenerlo, todo cambió.
- Y te convertiste en la madre más maravillosa que un niño pueda tener.
- Tenías razón, la maternidad es una experiencia asombrosa y a tu lado ha sido maravillosa.
Bueno, tenemos que celebrarlo, aumentar la familia es una gran noticia.
- No puedo beber vino.
- Tú no, pero yo sí – sonrió él, mientras se levantaba y se dirigía a la cocina para sacar otra copa y llenarla de agua.
Chocaron las copas en un brindis.
- ¿Qué más te apetece hacer para celebrarlo? – preguntó él – podemos poner música y bailar, o podemos ver una peli de esas de acción que a ti tanto te gustan o…
- O nos podemos ir a la cama y celebrarlo a lo grande haciendo el amor hasta el amanecer.
- Gran idea Katherine Becket, gran idea – dijo mientras la tomaba de la mano y la conducía hacia las escaleras.
Una vez en la habitación se desnudaron y se metieron en la cama para amarse, como deseaba Kate, hasta el amanecer.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
IMPRESIONANTEEEEEEEEEE
sam es la cosa mas rica del mundo y va a tener otro hermanito biennnnnnnn jajajajaja
sam es la cosa mas rica del mundo y va a tener otro hermanito biennnnnnnn jajajajaja
Duende- Escritor - Policia
- Mensajes : 1212
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 36
Localización : Galicia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me encantaaaa!!! Sam ayudando a Castle me encantó, me hizo acordar una escena de Criminal Minds....
Muy bueno el capítulo =)
Muy bueno el capítulo =)
Re: Para siempre, Último Capítulo
Otro mini castle!!!!!!!!!ke emocioon!!!
Me encanta sigueloo
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Re: Para siempre, Último Capítulo
Cada capi que pasa me gusta mas Sam,que niño tan adorable y ahora encima va a tener un hermanit@.
Otro gran capi Cata
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Re: Para siempre, Último Capítulo
Muy dvertida la escena del pequeño Sam con el ordendor, como su padre!!!
marypaz- Policia de homicidios
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Re: Para siempre, Último Capítulo
viva otro nen@ que feliz como mola tu historia felicidades por escribir tan bonito y perfecto
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CASKETT ALWAYS
Re: Para siempre, Último Capítulo
Qué buena la escena con los portátiles! son taan monos!
Precioso, desde el principio hasta el final. Sigue pronto y enhorabuena!
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BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: Para siempre, Último Capítulo
¡Hola! Esto llegó a su fin. Quiero agradecer a todos/as los que habéis seguido la historia,a los que la habéis comentado y a los que no.
Espero que hayáis disfrutado leyéndola, tanto como yo escribiéndola. Realmente lo he pasado muy bien imaginando situaciones para nuestra pareja favorita.
Os dejo el último capítulo, que es un epílogo. No tenía muy clara las edades de ellos en la serie, siempre he creído entender que los personajes se llevan más años que los actores en la realidad, espero que quede creíble.
Espero que disfrutéis de este capítulo. Nos seguimos leyendo por aquí.
Capítulo 42:
Epílogo
Era una soleada y cálida mañana de junio. La familia Rodgers se encontraba en el patio de la escuela secundaria para asistir a la graduación de Sam.
Este, a pesar de ser el alumno más joven de su promoción, pues cumplía los 18 años en el mes de diciembre, era también el más brillante y por eso el encargado de dar el discurso de graduación.
Estaba realmente guapo con la toga y el birrete azul, porque ese color le favorecía tanto como a su padre ya que le hacía juego con sus ojos.
Sus padres estaban tremendamente orgullosos de su hijo mayor. De ser un niño adorable, pasó a ser un adolescente encantador, con algún que otro brote de rebeldía propio de la edad, pero en general, Sam no dio muchos problemas. Era un buen estudiante, que estuvo bastante indeciso en cuanto a los estudios universitarios que cursaría. Al mostrarse bastante interesado por el trabajo de su madre, esta pensó que habría otro policía en la familia, pero como también se le daba muy bien la literatura, no sabían si al final seguiría los pasos de su padre.
Pero Sam sorprendió a sus padres decidiendo estudiar medicina forense, no así a la tía Lanie, a quien el chico había estado visitando a menudo, preguntando por su trabajo y demostrando tal interés por el mismo, que Lanie empezó a sospechar que su sucesor no serían sus hijos Charlie y Andy, ni siquiera la pequeña Emma, sino su sobrino favorito Sam, como siempre lo había llamado.
Estaban sentados en la primera fila, Rick estaba bastante bien a pesar de haber cumplido hacía poco sesenta años. Se había convertido en un apuesto señor, de plateadas sienes y chispeantes ojos azules que no habían perdido su brillo. A su derecha y cogido de su mano, estaba su esposa Kate, tan bella como siempre y realmente espléndida a sus cincuenta años.
Kate era en la actualidad la brillante capitana de la 12th, puesto en el que sucedió al capitán Montgomery cuando este se jubiló. Este ascenso la había retirado del trabajo de campo, y se dedicaba más a los asuntos de despacho, pero a ella no le importaba, estaba satisfecha con su cargo, lo desempeñaba a la perfección y le daba más seguridad personal. Ella ya no era lo primero, su familia estaba por encima de todo. Sus inseparables compañeros de trabajo, Ryan y Esposito, también habían ascendido a capitán, por lo que cada uno trabajaba ahora en una comisaría distinta. Aún así seguían manteniendo el contacto.
A la izquierda de Rick, se sentaba, su rebelde y preciosa Claire de catorce años, tan parecida a su madre, con el mismo cabello castaño y ondulado, aunque al igual que sus hermanos había heredado de su padre el color de ojos.
Claire era la revolucionaria de la familia, era vegetariana, defendía a capa y espada los derechos de los animales, de los necesitados, de los árboles, de las plantas y de todo lo que se pudiera defender.
Se peleaba con su hermano mayor a pesar de que lo idolatraba, porque este usaría animales para sus experimentos cuando estudiase medicina, aunque este le aseguraba una y otra vez entre risas, que él solo trabajaría con cadáveres y que a esos ya no podía lastimarlos. También discutía con el resto de la familia porque comían carne, con la abuela porque decía que las cremas y maquillajes a los que Martha era tan aficionada, se probaban en animales. Rick se pasaba gran parte del tiempo buscando información para demostrarle que lo que ellos consumían no era a costa del sufrimiento de ningún animal, pero ella seguía inmersa en mil y una campañas de ayuda a los demás.
Tanta guerra daba, que su padre tuvo que tomar cartas en el asunto y muy serio le dijo que toda la familia respetaría su decisión de no comer carne, que si ella quería comer hamburguesas de tofu, nadie se lo impediría, pero que ella también debería respetar la decisión de los demás de comer carne. A ella le pareció justo y la discusión terminó ahí.
A pesar de tener ese carácter contestatario y peleón, en el fondo no era nadie, adoraba a sus padres, como sus padres la adoraban a ella, sentía especial debilidad por su padre, y admiraba profundamente a su madre, para ella era la más valiente de las mujeres, que luchaba contra el crimen y las injusticias y eso la llenaba de orgullo. Pero a pesar de eso, discutía mucho con ella, como decía el abuelo Jim, las dos tenían el mismo carácter fuerte y era lógico que chocaran, pero sus discusiones terminaban tan pronto como empezaban.
Al lado de Kate, se sentaba el pequeño de la familia, Michael, de diez años. Cuando ella le comunicó el día de su cuarenta cumpleaños que volvía a estar embarazada, a Rick le sorprendió bastante. Sam se les coló en una noche de pasión desenfrenada, a Claire la buscaron ellos, pero Michael llegó totalmente por sorpresa, ya que no habían planeado tener más hijos y ella seguía tomando sus anticonceptivos religiosamente.
Consultaron con la ginecóloga y esta les dijo que era casi imposible, que quizás olvidó tomar una toma. Kate se quedó con la duda, realmente no estaba segura de si olvidó tomar alguna, pero ya no había remedio. Este embarazo por sorpresa les alegró bastante, tener a Michael fue como revivir la paternidad de Sam, el pequeño era otra copia de su padre, y por lo tanto de su hermano mayor.
Como decía Rick, tener un hijo pequeño lleno de vitalidad a sus años, le hacía sentirse joven.
Mientras esperaban que saliera la promoción de alumnos, Rick miraba orgulloso a su familia, daba gracias cada día por haber conocido a Kate, le costó encontrar a su compañera, pero por fin dio con la adecuada.
Le sonó la alerta de mensaje en el móvil, era de Alexis que al final no podría asistir porque tenía un juicio importante. Su niña pelirroja, su primera hija, era una prestigiosa abogada que trabajaba en uno de los bufetes más importantes de Nueva York. Los primeros cursos en Harvard siguió manteniendo el contacto con Ashley que estudiaba en Stanford, pero poco a poco y a causa de la distancia la relación se fue enfriando, hasta que un día Ashley le confesó a Alexis, que salía con una compañera, que no soportaba no poder tenerla cerca y que se sentía solo.
A Alexis le dolió, pero la verdad es que no le dolió mucho. Era más mayor, más madura y sus sentimientos por Ashley no eran los mismos que cuando tenía diecisiete años. Se volcó en sus estudios, consiguiendo unas notas brillantes y un expediente académico envidiable, que le facilitó poder entrar en un famoso bufete de Boston para hacer prácticas como becaria. Allí conoció a Aaron Lester, un joven asociado alto y de oscuros cabellos con unos profundos ojos grises, del que se enamoró como una loca, siendo correspondida casi de inmediato por este, que se prendó de la bonita becaria pelirroja, empollona y marisabidilla, pero de gran corazón.
Habían salido unas cuantas veces, cuando ella terminó su tiempo de becaria en la empresa. Había echado varios currículos tanto en Boston como en Nueva York. Precisamente de allí la llamaron de un prestigioso bufete que se estaba renovando, para hacer una entrevista de trabajo. Le ofrecieron el puesto casi enseguida, al principio dudó en aceptarlo, la verdad es que no quería separarse de Aaron, pero después de mucho pensarlo, decidió aceptar, era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Se lo dijo a Aaron, realmente aunque se gustaban mucho y estaban muy bien juntos, todavía no eran nada oficialmente. Él se entristeció cuando se enteró, pero comprendió su postura y la animó a aceptar. Ella se volvió a Nueva York y él se quedó en Boston, se mantenían en contacto, e incluso se visitaron alguna vez. No habían pasado tres meses desde que Alexis se trasladó a Nueva York, cuando Aaron se presentó en su apartamento del Village, pidiéndole asilo.
Le dijo que la echaba terriblemente de menos, así que no lo pensó dos veces y se despidió de su trabajo. Ella le dijo que estaba loco, que como se le ocurría dejar semejante empresa. Él le contestó, que si, que estaba loco, pero por ella, y que con su expediente y sus recomendaciones seguro que encontraba algún sitio donde trabajar. Al final terminaron trabajando los dos juntos para el mismo bufete.
Estuvieron viviendo un par de años juntos, cosa que a papá Castle no le hizo mucha gracia, para él Alexis seguía siendo su niñita, pero no tuvo más remedio que aceptar, por eso suspiró aliviado cuando la niña anunció que se casaba.
Alexis lo había convertido en abuelo de dos preciosas niñas pelirrojas, igual que su mamá, Amanda y Anna de cinco y tres años.
A pesar de que Alexis seguía manteniendo el contacto con Meredith, para ella Kate era más su madre, que ésta. Kate siempre la había ayudado y apoyado en todo, Meredith seguía siendo una cabeza loca, a pesar de haber pasado los años. No soportaba que sus nietas la llamasen abuela, decía que la hacía sentir inmensamente vieja. A Kate sin embargo le encantaba que sus niñas la llamasen abuela, aunque no lo fuera en realidad.
Rick pensó en lo afortunado que era por tener esa familia, tenía la inmensa suerte, de que todavía no faltaba ningún miembro. Los abuelos se reunirían con ellos en el almuerzo, para celebrar la graduación. Aunque estaban ya muy mayores los tres, estaban bastante bien de salud solo con los achaques propios de la edad.
Volvió a mirar a su mujer, le besó la mano que le tenía cogida. Ella se volvió hacia él, y le sonrió mirándolo a los ojos. A Rick todavía se le cortaba la respiración cuando ella lo miraba y le sonreía de esa manera, su mujer era la más guapa de todas las mujeres.
Al mirar a su marido, Kate no pudo dejar de pensar en lo afortunada que era. Había tenido una buena vida y tres hijos maravillosos.
Por megafonía anunciaron a salida de la promoción. Fueron saliendo todos los chicos y chicas y se sentaron, después de entregarles el diploma, Sam se levantó y se dirigió al estrado para leer su discurso. Después de escribirlo, lo leyó a sus padres, siendo estos los primeros en conocerlo. Todo el mundo aplaudió cuando terminó, y los chicos lanzaron al aire sus birretes. Sus padres y su hermana le echaron un trillón de fotos, como le dijo el pequeño Michael después.
Al terminar la ceremonia, Sam fue a reunirse con su familia, todos le felicitaron, y se fueron al restaurante donde tendrían la comida, ya por la noche tendría su fiesta con sus amigos.
Al llegar al restaurante, ya estaban allí el resto de la familia. Todos aplaudieron cuando le vieron entrar y lo felicitaron efusivamente. La comida transcurrió de manera alegre y distendida.
****************************************************
Aquella noche, después de la graduación, ellos estaban abrazados en su cama. Ella, recostada sobre su pecho, mientras él le acariciaba el pelo, que seguía teniendo largo, como a él siempre le gustó. Sigue siendo preciosa, el paso de los años y la maternidad, sólo han cambiado en ella el brillo de sus ojos, que ahora siempre es constante, y ha añadido a su cuerpo, delgado por naturaleza, sugerentes curvas.
Si algo le agradece a ella, de todos aquellos años de felicidad, es la capacidad que tiene de compartir sus silencios. A veces no necesitan hablar, solo desean estar juntos y abrazados, y dejar que su mutuo amor los envuelva como un velo, suave, delicadamente.
Kate no puede evitar recordar, el trabajo que le costó reconocer que lo quería, el tiempo que tardó en decir que eran pareja, y dio gracias por enésima vez en su vida, por haberlo hecho y por la paciencia de Rick, otro cualquiera se hubiera cansado de esperarla, pero él no, él siempre estuvo a su lado, y la esperó pacientemente.
Kate se incorpora y lo besa en los labios.
- Gracias Rick – le susurra.
- ¿Por qué mi amor? – pregunta él – ¿Por qué me das las gracias?
- Por haberle insistido al alcalde para que te dejara colaborar en la comisaría, por haber sido tan pesado y tan cargante, por haberme alegrado la vida y por salvármela, por haber estado siempre ahí para mí…
- No tienes que darme las gracias – la interrumpió él – lo hice con gusto, me gustaste desde el día que te vi en la firma de libros. Yo también tengo que agradecerte que me aguantaras todo el rato, que me inspiraras mi personaje de mayor éxito – sonrió al decir esto – y que me aceptaras y gracias también por esos tres hijos preciosos que me has dado.
- Estaba recordando lo terca que fui, lo que tardé en decidirme y que casi te pierdo, por boba.
- Nunca me hubieras perdido, siempre hubiera vuelto a buscarte.
- Pues gracias por insistir, te quiero Rick – le dijo volviéndolo a besar.
- Y yo a ti, vida mía – respondió él – nunca olvides que nuestro amor es para siempre.
FIN
Espero que hayáis disfrutado leyéndola, tanto como yo escribiéndola. Realmente lo he pasado muy bien imaginando situaciones para nuestra pareja favorita.
Os dejo el último capítulo, que es un epílogo. No tenía muy clara las edades de ellos en la serie, siempre he creído entender que los personajes se llevan más años que los actores en la realidad, espero que quede creíble.
Espero que disfrutéis de este capítulo. Nos seguimos leyendo por aquí.
Capítulo 42:
Epílogo
Era una soleada y cálida mañana de junio. La familia Rodgers se encontraba en el patio de la escuela secundaria para asistir a la graduación de Sam.
Este, a pesar de ser el alumno más joven de su promoción, pues cumplía los 18 años en el mes de diciembre, era también el más brillante y por eso el encargado de dar el discurso de graduación.
Estaba realmente guapo con la toga y el birrete azul, porque ese color le favorecía tanto como a su padre ya que le hacía juego con sus ojos.
Sus padres estaban tremendamente orgullosos de su hijo mayor. De ser un niño adorable, pasó a ser un adolescente encantador, con algún que otro brote de rebeldía propio de la edad, pero en general, Sam no dio muchos problemas. Era un buen estudiante, que estuvo bastante indeciso en cuanto a los estudios universitarios que cursaría. Al mostrarse bastante interesado por el trabajo de su madre, esta pensó que habría otro policía en la familia, pero como también se le daba muy bien la literatura, no sabían si al final seguiría los pasos de su padre.
Pero Sam sorprendió a sus padres decidiendo estudiar medicina forense, no así a la tía Lanie, a quien el chico había estado visitando a menudo, preguntando por su trabajo y demostrando tal interés por el mismo, que Lanie empezó a sospechar que su sucesor no serían sus hijos Charlie y Andy, ni siquiera la pequeña Emma, sino su sobrino favorito Sam, como siempre lo había llamado.
Estaban sentados en la primera fila, Rick estaba bastante bien a pesar de haber cumplido hacía poco sesenta años. Se había convertido en un apuesto señor, de plateadas sienes y chispeantes ojos azules que no habían perdido su brillo. A su derecha y cogido de su mano, estaba su esposa Kate, tan bella como siempre y realmente espléndida a sus cincuenta años.
Kate era en la actualidad la brillante capitana de la 12th, puesto en el que sucedió al capitán Montgomery cuando este se jubiló. Este ascenso la había retirado del trabajo de campo, y se dedicaba más a los asuntos de despacho, pero a ella no le importaba, estaba satisfecha con su cargo, lo desempeñaba a la perfección y le daba más seguridad personal. Ella ya no era lo primero, su familia estaba por encima de todo. Sus inseparables compañeros de trabajo, Ryan y Esposito, también habían ascendido a capitán, por lo que cada uno trabajaba ahora en una comisaría distinta. Aún así seguían manteniendo el contacto.
A la izquierda de Rick, se sentaba, su rebelde y preciosa Claire de catorce años, tan parecida a su madre, con el mismo cabello castaño y ondulado, aunque al igual que sus hermanos había heredado de su padre el color de ojos.
Claire era la revolucionaria de la familia, era vegetariana, defendía a capa y espada los derechos de los animales, de los necesitados, de los árboles, de las plantas y de todo lo que se pudiera defender.
Se peleaba con su hermano mayor a pesar de que lo idolatraba, porque este usaría animales para sus experimentos cuando estudiase medicina, aunque este le aseguraba una y otra vez entre risas, que él solo trabajaría con cadáveres y que a esos ya no podía lastimarlos. También discutía con el resto de la familia porque comían carne, con la abuela porque decía que las cremas y maquillajes a los que Martha era tan aficionada, se probaban en animales. Rick se pasaba gran parte del tiempo buscando información para demostrarle que lo que ellos consumían no era a costa del sufrimiento de ningún animal, pero ella seguía inmersa en mil y una campañas de ayuda a los demás.
Tanta guerra daba, que su padre tuvo que tomar cartas en el asunto y muy serio le dijo que toda la familia respetaría su decisión de no comer carne, que si ella quería comer hamburguesas de tofu, nadie se lo impediría, pero que ella también debería respetar la decisión de los demás de comer carne. A ella le pareció justo y la discusión terminó ahí.
A pesar de tener ese carácter contestatario y peleón, en el fondo no era nadie, adoraba a sus padres, como sus padres la adoraban a ella, sentía especial debilidad por su padre, y admiraba profundamente a su madre, para ella era la más valiente de las mujeres, que luchaba contra el crimen y las injusticias y eso la llenaba de orgullo. Pero a pesar de eso, discutía mucho con ella, como decía el abuelo Jim, las dos tenían el mismo carácter fuerte y era lógico que chocaran, pero sus discusiones terminaban tan pronto como empezaban.
Al lado de Kate, se sentaba el pequeño de la familia, Michael, de diez años. Cuando ella le comunicó el día de su cuarenta cumpleaños que volvía a estar embarazada, a Rick le sorprendió bastante. Sam se les coló en una noche de pasión desenfrenada, a Claire la buscaron ellos, pero Michael llegó totalmente por sorpresa, ya que no habían planeado tener más hijos y ella seguía tomando sus anticonceptivos religiosamente.
Consultaron con la ginecóloga y esta les dijo que era casi imposible, que quizás olvidó tomar una toma. Kate se quedó con la duda, realmente no estaba segura de si olvidó tomar alguna, pero ya no había remedio. Este embarazo por sorpresa les alegró bastante, tener a Michael fue como revivir la paternidad de Sam, el pequeño era otra copia de su padre, y por lo tanto de su hermano mayor.
Como decía Rick, tener un hijo pequeño lleno de vitalidad a sus años, le hacía sentirse joven.
Mientras esperaban que saliera la promoción de alumnos, Rick miraba orgulloso a su familia, daba gracias cada día por haber conocido a Kate, le costó encontrar a su compañera, pero por fin dio con la adecuada.
Le sonó la alerta de mensaje en el móvil, era de Alexis que al final no podría asistir porque tenía un juicio importante. Su niña pelirroja, su primera hija, era una prestigiosa abogada que trabajaba en uno de los bufetes más importantes de Nueva York. Los primeros cursos en Harvard siguió manteniendo el contacto con Ashley que estudiaba en Stanford, pero poco a poco y a causa de la distancia la relación se fue enfriando, hasta que un día Ashley le confesó a Alexis, que salía con una compañera, que no soportaba no poder tenerla cerca y que se sentía solo.
A Alexis le dolió, pero la verdad es que no le dolió mucho. Era más mayor, más madura y sus sentimientos por Ashley no eran los mismos que cuando tenía diecisiete años. Se volcó en sus estudios, consiguiendo unas notas brillantes y un expediente académico envidiable, que le facilitó poder entrar en un famoso bufete de Boston para hacer prácticas como becaria. Allí conoció a Aaron Lester, un joven asociado alto y de oscuros cabellos con unos profundos ojos grises, del que se enamoró como una loca, siendo correspondida casi de inmediato por este, que se prendó de la bonita becaria pelirroja, empollona y marisabidilla, pero de gran corazón.
Habían salido unas cuantas veces, cuando ella terminó su tiempo de becaria en la empresa. Había echado varios currículos tanto en Boston como en Nueva York. Precisamente de allí la llamaron de un prestigioso bufete que se estaba renovando, para hacer una entrevista de trabajo. Le ofrecieron el puesto casi enseguida, al principio dudó en aceptarlo, la verdad es que no quería separarse de Aaron, pero después de mucho pensarlo, decidió aceptar, era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Se lo dijo a Aaron, realmente aunque se gustaban mucho y estaban muy bien juntos, todavía no eran nada oficialmente. Él se entristeció cuando se enteró, pero comprendió su postura y la animó a aceptar. Ella se volvió a Nueva York y él se quedó en Boston, se mantenían en contacto, e incluso se visitaron alguna vez. No habían pasado tres meses desde que Alexis se trasladó a Nueva York, cuando Aaron se presentó en su apartamento del Village, pidiéndole asilo.
Le dijo que la echaba terriblemente de menos, así que no lo pensó dos veces y se despidió de su trabajo. Ella le dijo que estaba loco, que como se le ocurría dejar semejante empresa. Él le contestó, que si, que estaba loco, pero por ella, y que con su expediente y sus recomendaciones seguro que encontraba algún sitio donde trabajar. Al final terminaron trabajando los dos juntos para el mismo bufete.
Estuvieron viviendo un par de años juntos, cosa que a papá Castle no le hizo mucha gracia, para él Alexis seguía siendo su niñita, pero no tuvo más remedio que aceptar, por eso suspiró aliviado cuando la niña anunció que se casaba.
Alexis lo había convertido en abuelo de dos preciosas niñas pelirrojas, igual que su mamá, Amanda y Anna de cinco y tres años.
A pesar de que Alexis seguía manteniendo el contacto con Meredith, para ella Kate era más su madre, que ésta. Kate siempre la había ayudado y apoyado en todo, Meredith seguía siendo una cabeza loca, a pesar de haber pasado los años. No soportaba que sus nietas la llamasen abuela, decía que la hacía sentir inmensamente vieja. A Kate sin embargo le encantaba que sus niñas la llamasen abuela, aunque no lo fuera en realidad.
Rick pensó en lo afortunado que era por tener esa familia, tenía la inmensa suerte, de que todavía no faltaba ningún miembro. Los abuelos se reunirían con ellos en el almuerzo, para celebrar la graduación. Aunque estaban ya muy mayores los tres, estaban bastante bien de salud solo con los achaques propios de la edad.
Volvió a mirar a su mujer, le besó la mano que le tenía cogida. Ella se volvió hacia él, y le sonrió mirándolo a los ojos. A Rick todavía se le cortaba la respiración cuando ella lo miraba y le sonreía de esa manera, su mujer era la más guapa de todas las mujeres.
Al mirar a su marido, Kate no pudo dejar de pensar en lo afortunada que era. Había tenido una buena vida y tres hijos maravillosos.
Por megafonía anunciaron a salida de la promoción. Fueron saliendo todos los chicos y chicas y se sentaron, después de entregarles el diploma, Sam se levantó y se dirigió al estrado para leer su discurso. Después de escribirlo, lo leyó a sus padres, siendo estos los primeros en conocerlo. Todo el mundo aplaudió cuando terminó, y los chicos lanzaron al aire sus birretes. Sus padres y su hermana le echaron un trillón de fotos, como le dijo el pequeño Michael después.
Al terminar la ceremonia, Sam fue a reunirse con su familia, todos le felicitaron, y se fueron al restaurante donde tendrían la comida, ya por la noche tendría su fiesta con sus amigos.
Al llegar al restaurante, ya estaban allí el resto de la familia. Todos aplaudieron cuando le vieron entrar y lo felicitaron efusivamente. La comida transcurrió de manera alegre y distendida.
****************************************************
Aquella noche, después de la graduación, ellos estaban abrazados en su cama. Ella, recostada sobre su pecho, mientras él le acariciaba el pelo, que seguía teniendo largo, como a él siempre le gustó. Sigue siendo preciosa, el paso de los años y la maternidad, sólo han cambiado en ella el brillo de sus ojos, que ahora siempre es constante, y ha añadido a su cuerpo, delgado por naturaleza, sugerentes curvas.
Si algo le agradece a ella, de todos aquellos años de felicidad, es la capacidad que tiene de compartir sus silencios. A veces no necesitan hablar, solo desean estar juntos y abrazados, y dejar que su mutuo amor los envuelva como un velo, suave, delicadamente.
Kate no puede evitar recordar, el trabajo que le costó reconocer que lo quería, el tiempo que tardó en decir que eran pareja, y dio gracias por enésima vez en su vida, por haberlo hecho y por la paciencia de Rick, otro cualquiera se hubiera cansado de esperarla, pero él no, él siempre estuvo a su lado, y la esperó pacientemente.
Kate se incorpora y lo besa en los labios.
- Gracias Rick – le susurra.
- ¿Por qué mi amor? – pregunta él – ¿Por qué me das las gracias?
- Por haberle insistido al alcalde para que te dejara colaborar en la comisaría, por haber sido tan pesado y tan cargante, por haberme alegrado la vida y por salvármela, por haber estado siempre ahí para mí…
- No tienes que darme las gracias – la interrumpió él – lo hice con gusto, me gustaste desde el día que te vi en la firma de libros. Yo también tengo que agradecerte que me aguantaras todo el rato, que me inspiraras mi personaje de mayor éxito – sonrió al decir esto – y que me aceptaras y gracias también por esos tres hijos preciosos que me has dado.
- Estaba recordando lo terca que fui, lo que tardé en decidirme y que casi te pierdo, por boba.
- Nunca me hubieras perdido, siempre hubiera vuelto a buscarte.
- Pues gracias por insistir, te quiero Rick – le dijo volviéndolo a besar.
- Y yo a ti, vida mía – respondió él – nunca olvides que nuestro amor es para siempre.
FIN
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
que bonito por favor hoy que tengo yo la lagrima facil he acabado como las cataratas del niagara!!!!!!
muy precioso,
gracias por traernoslo...=D
muy precioso,
gracias por traernoslo...=D
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Qué preciosidad! gracias por darle ese final tan maravilloso, como el fic completo! es una pena que acabe...pero lo superaré!
Nos leemos por aquí!
Nos leemos por aquí!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
Fecha de inscripción : 08/07/2011
Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Hermoso todo, la historia, el epílogo, todo. La verdad que la disfruté desde el primer capítulo hasta el último, se va a extrañar demasiado ahora no tener nuevos.
Espero que te animes a escribir alguna otra historia, porque lo haces de maravillas!!!
Espero que te animes a escribir alguna otra historia, porque lo haces de maravillas!!!
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me gusta mucho tu fic muchas gracias por darnos un Final extraordinario
______________________
CASKETT ALWAYS
Re: Para siempre, Último Capítulo
I...I...
1.
2.
hermoso fic en serio
1.
2.
hermoso fic en serio
.:DaNu:.- Policia de homicidios
- Mensajes : 704
Fecha de inscripción : 13/08/2011
Edad : 25
Localización : Perú
Re: Para siempre, Último Capítulo
Perfecto final para una perfecta historia. Espero que pronto vuelvas a conquistarnos con una historia como lo hiciste con esta. Felicidades.
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: Para siempre, Último Capítulo
preciosoooo
te a kedao genial
te a kedao genial
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: Para siempre, Último Capítulo
Perfecto final para una brillante historia,no se puede poner ni un pero.
Digo yo que esto lo convertiras en un libro no??porque seria lo mas adecuado.
asi que nada mas,
Cata Caaataaaa
Digo yo que esto lo convertiras en un libro no??porque seria lo mas adecuado.
asi que nada mas,
Cata Caaataaaa
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Raúl- Moderador
- Mensajes : 1189
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