Para siempre, Último Capítulo

Me dieorn ganas de comer comida italiana ahora...
Genial el capítulo =)
Seguilo prontooo!!!

Nada más entrar les recibió un chef que a Kate le recordó al camarero italiano de la película infantil “La dama y el vagabundo”, ese que le regaló el plato de espaguetis a los perritos, con su gorro de cocinero y su fino bigote. Este saludó a Castle afectuosamente

Ohhhh el camarero que nos proporcionó uno de los mejores momentos de la dama y el vagabundo

Pedazo de cena romántica!!!Pero que fic más romántico,sigue sigue!!!

¡Hola! Ante todo muchas gracias por vuestros comentarios. Aquí os dejo otro capítulo. Este es de esos de transición, pero necesario para seguir con la historia.



Capítulo 6:

Después de una noche inquieta en la que no había dejado de soñar con Castle y ella de mil apasionadas maneras, se despertó acalorada y enredada en las sábanas y la chaqueta de él. Se dirigió a darse una ducha, desayunó algo y se vistió. Al ver la chaqueta arrugada la cogió para dejarla en el tinte antes de ir a la comisaría, ya que así no podía devolvérsela.

Llegó a la comisaría deseando que hubiese algún caso para así tener una excusa para llamarlo. De momento no hubo suerte, así que se enfrascó en el trabajo, seguían investigando el asesinato del amigo de Martha, ya habían ido pasando por allí a declarar bastante gente del mundo del teatro, la mayoría de la lista proporcionada por la madre de Castle. Lanie la llamó comunicándole que había terminado con el cuerpo, que ella ya no tenía nada más que hacer, y que ya le podía comunicar a la familia para que se hicieran cargo de él.

Iba a llamar a Castle, porque según les dijo Martha ellos eran la única familia de la pareja, pero en ese momento llegó Ryan diciendo que ya sabían a que banco pertenecía la llave que habían encontrado en el piso del occiso, que habían hablado con el director de este y que les esperaba para abrir la caja de seguridad.

Ahora tenía doble motivo para llamar a Rick, así que cogió el teléfono y marcó su número.

- Castle…

- Soy yo…

- Si, ya sé, ¿hay un crimen o es que ya no aguantabas más sin oír mi melodiosa voz?

- Tú como siempre tan modesto, tenemos el banco de donde es la llave que encontramos en la casa de Roger Bradford. Te llamaba para saber si querías venir con nosotros para saber que hay en la caja fuerte.

- Claro que si, dime que banco es y nos vemos allí.

Quedaron en la puerta y allí se encontraron. Ryan y Esposito se alegraron mucho de volver a verle, pues no lo veían desde antes que él se fuera a Los Ángeles. Entraron y preguntaron por el director que los recibió amablemente, llevándolos a la zona de cajas de seguridad. Cuando abrieron la caja lo único que encontraron dentro fue un ejemplar del famoso manuscrito del libro de Edward. Se lo llevaron a la comisaría para leerlo, ya que todo el que apareciera en el libro en una situación embarazosa, podría considerarse como sospechoso.

Una vez allí, los chicos empezaron a bromear con Castle, diciéndole que él podría aparecer en dicho libro y ser considerado sospechoso y él les contestaba que de eso nada, que siempre había sido el niño de Martha y Eddie nunca diría nada malo de él.

Mientras hablaban Becket no podía dejar de mirarlo. Sobre todo miraba sus labios mientras recordaba lo que esa boca le había hecho sentir la noche anterior, y pensaba en como sería sentir esos labios en otras partes de su cuerpo.

- … ¿Te parece Becket? – le peguntaba Esposito - ¿Becket?... Tierra llamando a Becket, ¡eh! ¿Dónde estabas?

- ¡Oh, lo siento!, estaba distraída – respondió azorada - ¿Qué decías?

- Que si nos repartimos el libro entre los cuatro y vamos apuntando los nombres de todos los que aparecen.

- De acuerdo, es una buena idea – respondió ella.

Eso hicieron y empezaron a leer, poco a poco se fueron enfrascando en la lectura y a medida que iban descubriendo los nombres de algunos personajes conocidos, se iban sucediendo los ¡oh! y ¡ah! de asombro. Esposito salió a comprar algo de comer mientras los demás seguían leyendo. A eso de la media tarde habían concluido y tenían otra lista de sospechosos para seguir con la investigación.

- Habéis viso como mi madre y yo salimos muy bien parados en el libro, ya veréis cuando le diga que ya lo he leído – comentó Castle.

- Ya sabemos todo lo que tenemos que saber del libro y nadie sabe que lo tenemos, si quieres puedes llevárselo para que lo lea – dijo mirando a sus compañeros – si ya sé que es una prueba, pero Castle va a prometer traerlo de vuelta mañana a primera hora, ¿no es así? – le preguntó.

- Palabra de boy scout – dijo sonriente, pero al verle la cara a ella, rectificó – palabra de escritor de Best Sellers, mañana lo tenéis de vuelta, además mi madre seguro que conoce a más de uno de los que salen en el libro y nos puede servir de ayuda.

- Porque eres tu, tío – dijo Esposito

- Pues me voy a casa – dijo Castle – nos vemos chicos.

- Espera – dijo Becket como la que no quiere la cosa – te llevo y así de camino saludo a Martha y le doy las gracias. Hasta mañana chicos.

- Adiós Becket que te diviertas – dijo Esposito con retintín.

Salieron de la comisaría con rapidez, ella le tomó de la mano y se dirigieron al coche. Entraron y arrancó, quería alejarse de allí.

- ¿Te ocurre algo inspectora? – le preguntó divertido – por cierto ayer me dejé la chaqueta en ti, pero no te preocupes ya pasaré a recogerla.

Ya se habían alejado varias manzanas de la comisaría, Becket paró el coche en una calle poco concurrida y sin pensarlo y sin darle tiempo a reaccionar se lanzó a besarlo.

- ¡Hummm Castle!, no sé que me has hecho, pero no me aguantaba para volver a besarte, te he echado de menos durante todo el día.

- Caramba Becket, no sabía que te había hecho adicta a mis besos – murmuró él – yo también te he echado de menos – y empezó a besarla de aquella manera que a ella le volvía loca.

Como en ocasiones anteriores fue él, el que se frenó un poco. Aquella mujer lo volvía loco y si no era capaz de parar le haría el amor en plena calle y a la luz del día.

- Ya Kate, ya. Vamos a mi casa a dejar el libro y luego ya vemos que hacemos-

- De acuerdo – dijo ella con esa sensación de desasosiego que la invadía cundo él abandonaba su boca – vamos.

Llegaron al loft y allí estaban abuela y nieta. La primera estaba sentada en el sofá viendo álbumes de fotos antiguas, mientras su nieta hacía los deberes en la encimera de la cocina.

Las dos se alegraron mucho de verlos juntos y los saludaron cariñosas. Alexis se marchó a su habitación a seguir estudiando y ellos se sentaron junto a Martha en el sofá. Kate le entregó el libro, que ella recibió y se puso a ojear en seguida. Castle fue a preparar algo de beber, mientras Becket le pedía permiso a Martha para ver las fotos, cosa a la que esta accedió con gusto. La mayoría eran fotos de ella cuando joven en el teatro en las que comprobó el asombroso parecido de Alexis con su abuela, en fiestas, con compañeros de farándula, pero también había fotos familiares, como la de una jovencísima y bellísima Martha embarazada, u otras en las que estaba con un bebé en brazos. Becket estaba encantada viendo esas fotos, empezó a mirar otro álbum y en él había muchas fotos de Castle de pequeño, era un niño adorable y muy guapo, larguirucho y con una sonrisa encantadora.

Castle se acercó al sofá y se sentó a su lado, ofreciéndole una bebida. Mientras Martha estaba totalmente abstraída en la lectura del libro, y comentaba a cada poco que recordaba cuando pasó alguna cosa, y que conocía a muchos de los que allí aparecían.

- ¿A que era un niño precioso? – le susurró en el oído – mira bien las fotos para que te hagas a la idea de lo guapos que van a ser nuestros hijos.

- No vayas tan deprisa Richard Castle – dijo ella con cierto tono de susto en la voz.

En ese momento apareció entre las fotos, la típica fotografía de bebé desnudito sobre un cojín.

- Mira que mono eras, así todo al natural – dijo ella muy sonriente, aunque no podía dejar de pensar lo adorable que estaba.

- Y lo sigo siendo, no te imaginas lo que he mejorado con la edad, cuando quieras te repito la pose – respondió burlón.

De pronto se vieron sorprendidos por una exclamación de Martha:

- De esto si que no tenía ni idea.

- ¿Qué ocurre madre?

- Bueno he estado leyendo el libro y hasta ahora conocía todos los chismes que aquí se cuentan, así que si al pobre Roger lo mataron por eso yo también debería estar muerta… - dijo con voz apenada – pero de esto no tenía ni idea, no sabía que Eddie había coincidido en esas fiestas con William McAllister…

- ¿William McAllister el que fue gobernador de Nueva York?

- El mismo…

- ¿Y dónde habla de él?, nosotros hemos leído el libro y no hemos visto el nombre del gobernador por ningún sitio.

- Porque no se refiere a él directamente, pero en todo ese mundillo era conocido como Wallis, ese es su nombre de guerra.

- ¿Cuándo habla de Wallis no se refiere a una mujer? – preguntó Kate sorprendida.

- Pues no, se refiere al gobernador.

- Entonces la aventura que refiere que tuvo con ese maquillador, fue una relación homosexual, ¿no?, nosotros pensamos que era un affaire sin importancia, y que fueron a fiestas, pero claro no teníamos mucha idea de a que se refería.

- Según me contó Eddie – siguió relatando Martha - Wallis tuvo una aventura con Scottie el maquillador que ayudaba a Eddie en sus espectáculos de transformismo. Al parecer existen fotos de los dos vestidos de drag Queens en una orgía salvaje que se celebraba todos los años en una finca de Nueva Jersey. También hay más fotos que ponen al gobernador en evidencia. Roger Y Eddie nunca me contaban mucho de esas fiestas, pero por lo visto asistían mucha gente perteneciente a altos cargos, gente muy rica. Ellos decían que allí había demasiada depravación para una jovencita como yo.

- ¿Nunca fuiste a una de esas fiestas? – preguntó sorprendido Castle, sabiendo que su madre era de las que se apuntaba a un bombardeo.

- No hijo, ellos nunca me dejaron ir, decían que era por mi bien y yo por aquellos tiempos no tenía ningún interés en asistir a ese tipo de eventos.

- ¿Y esas fiestas se celebraban todos los años? – preguntó Kate.

- Desde que yo recuerde, si. Richard era muy pequeño y ya ellos asistían porque decían que había mucha gente influyente y Roger estaba empezando en el negocio del teatro. Por lo visto era como una tradición, de hecho creo que se siguen celebrando, pero Roger y Eddie dejaron de asistir hace ya mucho tiempo, decían que estaban muy mayores para según que cosas.

- Pero, en el libro no hace referencia a las fotos que nos has comentado, madre.

- No, pero esas fotos iban a ser publicadas en el libro, Roger me lo comentó, pero hasta que no lo he leído no lo he asociado con el crimen.

- ¿Y donde se suponen que están esas fotos?

- Pues no lo sé, porque en el piso de ellos no aparecieron, ¿no? – preguntó Martha dirigiéndose a Kate.

- Pues no, pero ahora ya sabemos que tenemos que buscar esas fotos- nos has sido de gran ayuda, Martha.

- Me alegro hija, y eso que aun no he terminado de leerlo, voy a seguir a ver si encuentro alguna otra cosa interesante.

- ¿Por qué no te quedas a cenar? – le preguntó – así mi madre termina de ver el libro y lo devolvemos a comisaría, no quiero tenerlo aquí.

- ¿Miedo Richard? – preguntó ella – nadie sabe que esta aquí.

- Pero por si acaso, me quedo más tranquilo.

- Si eso es lo que quieres, vale. ¿Qué me vas a dar de cenar?

- Puedes sentarte a seguir viendo mis fotos de niño, yo me ocupo de la cena.

Ella no protestó, le gustaba cocinar, pero mentiría si no dijera que le gustaba más que se lo pusieran todo por delante. Castle empezó a preparar la cena, parecía que se daba buenas trazas con la cocina, puso arroz a hervir, fue picando verdura y al cabo de un rato un delicioso olor se extendía por la casa. Alexis bajó alegando que se moría de hambre, se alegró mucho al ver que Kate se quedaba a cenar y se ofreció a poner la mesa.

Kate estaba disfrutando del momento, se sentía a gusto en esa casa y en esa familia. La cena por fin ya estaba preparada, se sentaron a la mesa. Martha ya había terminado el libro y dijo que no había más nada que pudiera ser la causa de la muerte de Roger, que solo lo de Wallis era lo que más la llamaba la atención.

Kate le prometió que al día siguiente empezarían a investigar esos datos. Disfrutaron de una cena muy agradable. Castle había preparado una ensalada tropical y un arroz criollo. Ambas cosas estaban deliciosas. De postre se terminaron una tarta de queso que quedaba. Luego recogieron y fregaron los platos entre padre e hija, y luego Alexis se volvió a estudiar y ellos decidieron devolver el libro a la comisaría. Una vez devuelto el libro, Becket volvió a llevar a Castle a su casa, aparcó el coche en la puerta y se despidieron hasta el día siguiente. Los dos estaban cansados y después de una buena sesión de besos, de los que a ella tanto le gustaban, él se fue a su casa y ella volvió a la suya.



CONTINUARÁ...

Me encanta este fic es genial, cada capitulo que escribes es estupendo sigue asi, estoy enganchadisisma

estupendo capitulo

felcidades

escribes excelente

Grandisimo capitulo,la historia cada vez esta mejor,me encanta.
Sigue pronto

muy bien, me vas enganchando mas con cada capitulo!!!!
genial
continua pronto

Que sepas que la escena del puente del anterior capítulo fue una ESCENAZA, y no me preguntes si existe esa palabra. No sé, me transmitió mucho. Y bueno, ya lo de la chaqueta...dkjfhksjdfkdhfkd (sin palabras)

¿Y dices que este es un capítulo de transición? ¡Si tuvo de todo! Y ya sabrás que lo mejor fue Beckett en el trabajo distraída por cierto escritor. El caso cada vez se pone más interesante y un puntazo lo de las fotos de Castle de pequeño.

Me encanta

Genial capítulooo!
Si Castle no le pone freno, Kate lo viola jajaja

Muchas gracias por todos vuestros comentarios. Os dejo el siguiente capítulo que me ha quedado un poco subido de tono y no es apto para menores (el que avisa no es traidor).

La casa de Los Hamptons de Rick es la que sale en la película "Cuando menos te lo esperas de Diane Keaton y Jack Nicholson. Es una casa preciosa y os dejo algunas fotos.

Capítulo 7:

En los siguientes días estuvieron investigando al gobernador y a otros personajes de la vida pública que aparecían en el libro. Poco a poco fueron descartando sospechosos, el círculo se fue cerrando en torno a William McAllister, alias Wallis, pero tenía coartada para la hora del crimen. Así que tenían que seguir investigando todo lo relacionado con este individuo.

Se celebró el entierro de Roger, fueron muchas personas del mundo del espectáculo. Kate acompañó a Castle y a su familia. Sintió lástima por Martha, realmente estaba muy afectada, en poco menos de un mes había perdido a sus dos mejores amigos, de forma trágica y repentina. La ceremonia fue muy emotiva, hablaron tanto Castle como su madre y los dos dijeron unas palabras muy sentidas.

Ellos se seguían viendo a diario, cuando Castle no iba a la comisaría, se veían luego, e iban a cenar o al cine. Muchas veces se quedaban en casa de él y tenían una velada familiar viendo alguna película. Castle estaba algo preocupado por su madre, la siempre optimista y alocada Martha que él conocía, se mostraba últimamente tristona, salía menos y se quedaba mucho más tiempo en casa, cosa bastante rara en ella, pues le gustaba mucho salir y alternar por ahí. Así que con frecuencia se quedaban en la casa de él, a Kate realmente no le importaba, le tenía aprecio a Martha, pero a veces echaba en falta algo de intimidad.

De momento su relación seguía marchando bien, llevaban como un par de meses saliendo, ella la hubiera acelerado un poco, pero Castle estaba decidido a respetarla y no apresurarse, aunque a ella no le hubiera importado en absoluto que él la hubiera dejado de respetar. Además él estaba un poco estresado, a todo lo que había pasado últimamente se sumaba el exceso de trabajo, se le había pasado el plazo de entrega y su ex y editora le había amenazado con demandarlo.

Lanie era la única que sabía que estaban juntos. En la comisaría no tenían ni idea, aunque Esposito, Ryan e incluso el capitán parecía que sospechaban algo, pero como ellos no decían nada, sus compañeros se mostraban prudentes y educados, esperando que fueran ellos los que dieran el primer paso y lo contaran de una vez.

Castle lo hubiera proclamado a los cuatro vientos, pero Becket quería seguir manteniendo el secreto y aunque él no compartía su opinión, la respetaba.

Kate mantenía al corriente a su amiga de cómo marchaba su relación, y como iban sucediendo las cosas y esta que la conocía muy bien y le encantaba picarla, no dejaba de decirle que si el chico escritor no quería sexo con ella, era porque tenía que tener algún problema físico, que si quería una receta de las famosas pastillitas azules. Kate picaba y se mosqueaba con ella, sobre todo cuando le daba envidia de lo bien que se lo pasaba con su latin lover.

Realmente Castle también estaba deseando dar el siguiente paso, pero entre unas cosas y otras no veía el momento. Más de una vez habían estado casi a punto, pero él quería regalarle una noche especial y no un “aquí te pillo, aquí te mato”, así que de momento tocaba esperar. Estaba pensando en llevarla un fin de semana a Los Hamptons pero no sabía si a ella le iba a apetecer, después de la invitación fallida de la otra vez y lo que supuso sobre todo para ella que lo viera irse allí con Gina. Lo que no sabía Castle, es que Becket estaba deseando conocer su casa de veraneo y que le daba igual que hubiera llevado allí a sus ex, pero tampoco sabía como enfocar el tema.

Una mañana que Castle estaba de lo más ocupado revisando el manuscrito de su libro ya terminado, lo llamó Becket diciéndole que tenían al asesino de Roger. Después de varias investigaciones en que todo indicaba que el culpable era el antiguo gobernador de Nueva York, a pesar de que este tenía coartada, llegaron a la conclusión que aunque él político no había sido el brazo ejecutor, si era el que había contratado al matón que le hiciera el trabajo.

Por lo visto, Eddie fue siempre muy celoso de su trabajo, y nadie conocía el contenido del libro. Pero como las nuevas tecnologías no iban con él, contrató a un secretario que le ayudaba a pasar y corregir el manuscrito en el ordenador. Este, aunque había firmado un acuerdo de confidencialidad, una vez terminado el libro se quedó con una copia por si acaso, y la utilizó en un momento de debilidad y precariedad económica. Actuando por su cuenta, y sin pensarlo dos veces decidió chantajear al antiguo gobernador de Nueva York. William McAllister, que conocía bien a Eddie intentó convencerlo, pero este se murió de pronto antes de poder hacerlo. Estuvo pendiente, gracias a un investigador que contrató y supo cuando se leyó el testamento y que Roger había sido el heredero de todo,

Se presentó en su casa, con su chófer y guardaespaldas, como Roger lo conocía y no sabía nada de que había hablado con Eddie, le dijo al portero que podía dejarlo pasar, él le abrió sin problemas, por eso no había señales de forcejeo en la puerta. Intentó convencerlo de que le diera el manuscrito y al negarse Roger, su guardaespaldas lo mató. Confirmaron que el pelo de la escena del crimen era del gobernador que no estaba fichado. Dio la casualidad que ese día había otro portero y aunque le preguntaron, el hombre no supo dar razón de ningún sospechoso, porque eran muchos los que iban a la casa, y el hombre no dudó de nadie pues todas las visitas fueron aceptadas por el señor Bradford.

Lo que no contaba nadie es que hubiera otra copia del famoso libro.

Fue la esposa despechada del gobernador la que lo contó todo, pues había oído a su marido hablar por teléfono y se dio cuenta que era él, el culpable. Harta de la mala vida que le daba, poniéndole los cuernos con cualquier jovencito que se le arrimara, decidió que toda la opinión pública debía saber como era, y que había hecho.

Así que detuvieron al gobernador y al asesino, el capitán tuvo que dar un comunicado a la prensa y se estuvo hablando de eso, hasta que salió otro chisme que hizo olvidar este.

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Tenían que celebrar varias cosas. Por una parte que Richard había terminado el nuevo libro de Nikki Heat, luego que habían detenido al asesino de Roger. Además Castle con el beneplácito de su madre, le llevó el manuscrito del libro de Edward a Gina, y a esta le pareció oportuno publicarlo.

Así que en poco tiempo y con una adecuada campaña publicitaria “Memorias de un buscavidas” saldría a la luz, y todo el dinero que se recaudara con sus ventas iría a parar al Hogar de actores retirados, una asociación benéfica que se ocupaba de actores y actrices que por su edad, o por enfermedad ya no podían seguir trabajando y no les había quedado recursos para mantenerse.

Se fueron a cenar los cuatro al restaurante de Alfredo en Brooklyn, y lo pasaron muy bien. Martha parecía un poco más animada, además se estaba preparando para presentarse a una audición de una obra de teatro y eso también la mantenía ocupada.

Habían tenido unos días muy agitados, casi sin tiempo para disfrutar de su mutua compañía. Los dos estaban cansados y deseosos de pasar un tiempo a solas, así que Castle, aprovechando que su madre estaba ocupadísima con la audición y Alexis estaba invitada a pasar el fin de semana, que era festivo, con la familia de Ashley en Washigton, animó a Becket, a que hablara con el capitán y le pidiera unos días para añadir a los días de fiesta, cosa que a ella le pareció bien y el capitán accedió gustoso a dárselos. Realmente necesitaban esas pequeñas vacaciones.

Él se decidió y le dijo que quería llevarla a su casa de Los Hamptons, esperó alguna protesta de ella, pero se alegró cuando ella sonrío y le dijo que le encantaría conocer su casa de verano. Quedaron en que ella le recogería a él, el viernes después del trabajo en su casa, dejaría el coche en su garaje y se irían en el de él.

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Kate se pudo escapar un rato antes de la hora prevista. Lanie se había pasado por la comisaría para despedirse y con mucho misterio le dio un par de paquetes.

- Primero abre este – dijo señalando uno.

Becket lo abrió y por poco no pega a su amiga. Era una cajita con cuatro pastillitas azules.

- Pero ¡serás guarra! – dijo indignada – esto no va a hacernos falta, que te quede muy claro.

- Hija, como habéis esperado tanto, no sé si al chico escritor se le habrá estropeado de no usarlo y si por fin hacéis algo, también deberéis usar esto – dijo señalando el otro paquete.

- A ver que barbaridad se te ha ocurrido ahora – dijo mientras descubría una caja con varios preservativos de diferentes tamaños y colores.

- Como todavía no sabemos las medidas del chico escritor, te he puesto una pequeña muestra de cada, espero que los disfrutes.

- Tampoco me va a hacer falta, sigo tomando la píldora.

- Bueno chica, pues que disfrutes con o sin ellos, ya me contarás – dijo despidiéndose de su amiga.

Cuando se fue Lanie, llamó a Castle para decirle que ya estaba lista. Él le dijo que la esperaba en casa. Cuando llegó lo encontró ya en la puerta hablando con el portero.

- ¡Hola!, he dejado el coche ahí, vamos al garaje.

- No hace falta – respondió él – ya tengo el coche fuera y con el equipaje dentro, solo queda cargar tus cosas. Joseph se ocupará de tu coche.

Salieron fuera y cogieron el equipaje de su coche. Becket le dio las llaves al portero que se lo llevó hacia el garaje. Se volvió buscando el Ferrari, pero no lo vio por ninguna parte.

- ¿Y el coche?

- Ahí – dijo él, señalando un bonito Toyota RAV4 de color negro.

- ¡Vaya Castle, tú si que sabes cuidarte!

Él le ofreció las llaves.

- ¿Te apetece conducirlo?

- Porque no – dijo con una gran sonrisa dirigiéndose al coche.

Guardaron dentro la bolsa de ella, esperaron a que volviese el portero que les dijo que el coche estaba a salvo y subieron los dos poniendo rumbo al nordeste, hacia el puente de Williamsburg.

El viaje duró aproximadamente algo más de dos horas. A mitad de camino pararon para tomar café y a partir de ahí fue Castle quien llevó el coche. Iban por una carretera rodeada de casas preciosas, Kate no paraba de mirar de un lado hacia otro soltando pequeños ¡oh! y ¡ah! de admiración por la belleza de las casas que veía. Giró el coche hacia la izquierda y entro a una especie de rotonda delante de una casa magnifica.









- Bienvenida a mi humilde morada.

- ¿Humilde?, tú estás de broma, no Castle, esto es una mansión, es preciosa.

- Me alegro de que te guste – dijo mientras bajaba del coche y daba la vuelta para abrirle la puerta a ella, que todavía no había podido cerrar la boca del asombro – señora – le dijo con tono servicial – espero que disfrute de su estancia en esta casa.

Castle abrió el maletero y sacó el equipaje de los dos, se dirigieron a la casa y dejando las cosas en el porche, sacó las llaves y abrió la puerta.

- Adelante – invitó – estás en tu casa.

Si a Becket le sorprendió y encantó el loft de Castle cuando lo conoció, cuando entro a la casa, casi se le desencajan las mandíbulas de la impresión. Aquella era la casa más bonita que había visto en su vida. La entrada daba a un amplio salón decorado predominantemente en blanco y combinado con tonos azules. Castle dejó el equipaje en el suelo y cogiéndola de la mano, le dijo:















- Ven, que te enseño la casa.

La llevó a la enorme cocina toda blanca, menos la encimera y los suelos de madera oscura, al comedor con un bonito aparador que contenía una preciosa vajilla de porcelana. Luego le enseñó los dormitorios principales, ambos en la planta baja, a cual más bonito, para terminar, llevándola arriba y enseñarle el resto de la casa. Volvieron a bajar y salieron afuera, al porche trasero donde había una piscina y desde donde se divisaba una bonita vista de la playa.



























- Esto es increíble Castle, jamás había visto una casa como esta, ¿la decoraste tú? – dijo ella sin poder dejar de pensar que si alguna vez Castle le pedía que se casase con él, ella le pediría que la boda fuese en aquella casa.

- ¡Que va la compré ya decorada!, lo hizo James Radin*, es bonita, ¿verdad?

- Es una maravilla, me encanta.

- Gracias. Hay una señora en el pueblo que se encarga de mantenerla limpia, le dije que nos dejara algo de comida en la nevera y que preparara los dos dormitorios de abajo, ¿Cuál prefieres usar?

- Pensé que íbamos a compartir la habitación – dijo con reserva.

- Pues a eso me refería, si prefieres la mía que es esa – señalando al dormitorio más grande – o la otra.

- Pues vamos entones – dijo cogiendo las bolsas y llevándolas hasta el cuarto de él.







Durante un rato sacaron la ropa y la acomodaron en los armarios. Al terminar, él le preguntó que le apetecía hacer y ella dijo que pasear por la playa. Salieron por la puerta trasera y bajaron las largas escaleras hasta la playa. Dieron un largo paseo, descalzos por la orilla del mar, a cada poco ella se agachaba a recoger conchas o piedras que guardaba en sus bolsillos, hasta que estos se llenaron y empezó a meterlas en los de él. Castle sonreía mirándola embobado lo feliz que estaba y como disfrutaba como una chiquilla. Volvían ya hacia la casa, cuando ella se paró y abrazándose a él, lo besó apasionadamente.

- Gracias – susurró en su oído – gracias por traerme aquí.

- Puedes venir cada vez que quieras, incluso si yo no puedo hacerlo, tu puedes venir sola.

- Creo que me va a gustar más volver contigo.

Subieron a la casa y él le propuso que se arreglaran para ir a cenar a un restaurante del pueblo. También le dijo que al día siguiente por la mañana irían a comprar alimentos, para los días que estuvieran allí. Ella se metió a la ducha y él lo hizo en el otro cuarto de baño. Cuando ella salió ya preparada, él llevaba un rato escribiendo en su ordenador en la mesa que había en su habitación.

- Creía que ya habías terminado el libro.

- Si, pero siempre cargo con el ordenador, me gusta tenerlo a mano por si se me ocurren ideas, y ya estoy dándole forma a la siguiente novela de Nikki Heat.

- Cuando quieras podemos irnos.

- Ahora mismo. ¡Vaya, estás impresionante!

- Gracias – dijo ella que llevaba un bonito vestido cruzado que le llegaba por debajo de la rodilla y estampado en colores cálidos, que le sentaba realmente bien.

Cogieron el coche y fueron hasta el pueblo más cercano, donde entraron a un restaurante muy bonito donde cenaron un pescado delicioso. Después de la cena pasearon por el pueblo, iban cogidos de la mano y Kate no paraba de ver tiendas de las principales firmas de ropa.

- Vaya, se nota que aquí abunda el dinero, esas tiendas no las ponen en cualquier sitio.

- Ya sabes que aquí solo veraneamos los millonarios – dijo él con ironía.

- Ya, ya, después de ver tu casita de verano me hago una idea de lo millonario que tienes que ser.

- Bueno, la verdad es que no puedo quejarme.

- ¿Nos vamos ya? – preguntó ella, ya que la verdad le apetecía estar a solas con él.

- Como quieras.

Se dirigieron al coche, y en un rato llegaron a la casa. Él tenía unas inmensas ganas de hacerle el amor y ella no se quedaba atrás. Entraron a la casa. Él le preguntó si le apetecía tomar algo, ella estaba nerviosa y bastante sedienta. Ya habían bebido un delicioso vino blanco durante la cena, así que le pidió algo fresco, pues tenía mucha sed. Castle fue a la cocina y preparó una limonada con mucho hielo picado. Cuando llegó al salón Kate miraba ensimismada por las cristaleras del salón, hacia la zona del jardín y la piscina. No le oyó llegar, puso los vasos sobre la mesita cercana y se colocó detrás de ella abrazándola por la cintura y hundiendo la nariz entre sus cabellos.

- Esto es precioso – suspira ella – creo que nunca me cansaría de venir aquí.

- Como ya te dije, puedes venir siempre que quieras – dijo él mientras apretaba el abrazo y empezaba a besarle el cuello.

- ¡Oh Rick! – suspiró ella, agarrando las manos de él – llevo días esperando que llegara este momento.

- Yo también – le contesta, mientras la gira y la pone frente a él.

Y es entonces cuando comienza a besarla con pasión. No es capaz de detenerse, sobre todo cuando advierte que a ella le gusta lo que él le hace y está totalmente entregada.

Mientras la boca de Castle hace su trabajo y no cesa de besarla con verdadero apasionamiento, sus manos siguen otro camino y se dedican a desamarrarle el nudo del lazo que cierra el vestido, para así poder deshacerse de él.
Becket no se queda atrás y también le ha sacado la americana y le está aflojando la corbata.

Castle se para un momento y se saca la corbata y la camisa por la cabeza con desespero, mientras la mira embelesado. Ella está frente a él en sujetador y braguitas, aplicada en soltarle la correa de los pantalones.

- ¡Ah, mi amor eres tan bella, tan perfecta! – le dice él mientras empieza de nuevo el bombardeo de besos.

Le suelta el sostén, y se lo quita dejando en libertad los pechos de ella, que dan visibles señales de excitación en sus pezones duros y erectos.

Castle la gira y la hace apoyarse sobre su pecho, mientras él se dedica a jugar con sus pechos, Becket se relajó totalmente perdida en una marea de placer y de excitación que no la dejaban razonar. Las cosas que Castle le estaba haciendo, los besos y los mordiscos amorosos en el cuello, y las frases y expresiones picantes que él le susurraba al oído, explicándole todo lo que deseaba hacerle, la tenían totalmente enajenada.

Él le va bajando las braguitas, ella le ayuda y cuando las tiene en los pies, saca estos para deshacerse totalmente de ellas.

Ella no puede dejar de gemir, él a su vez, ya ha liberado su miembro, que está al máximo de su capacidad, la reclina sobre el respaldo del sofá y le acaricia el sexo comprobando que ya está lista y sin pensarlo la penetra así, desde atrás. Los dos gimen al unísono, él porque cree haber entrado en el cielo, el placer que está sintiendo es nuevo y desconocido, y solo desea moverse y moverse, sin parar, para llegar a la culminación y terminar en su interior. Ella, porque se ha visto sorprendida por la postura, de ese modo él ha entrado hasta lo más profundo de sus entrañas, y al mismo tiempo sigue jugando y acariciando sus pechos, sin cansarse y ella siente que se va a volver loca de placer, nunca en su vida se había sentido así, jamás había tenido esas sensaciones y las ansiaba, las deseaba, las buscaba y las animaba, pues no dejaba de gemir y de decirle a su pareja.

- Sí, si, sí... así, por favor no pares, así... así... ¡ahhhh...!, sí,sí,sí...¡sigue, sigue, sigue...!

Hasta que estalló en un orgasmo tan violento, que casi convulsionó en los brazos de Castle, mientras él no dejaba de jugar con sus pezones, aumentando de este modo el caudal de sensaciones que ella estaba experimentando entre temblores, gemidos y algún que otro grito. Las contracciones de los músculos de la vagina de ella, aceleraron la culminación de él que no pudo contenerse y se derramó en su interior, también entre gemidos y gritos roncos.

Flojos y relajados él salió del interior de ella y se abrazaron fundiéndose en un profundo beso, y dejándose caer sin fuerzas sobre la alfombra.

En silencio, respirando aún agitadamente ambos se perdieron en sus propios pensamientos. Él fue el primero en hablar.

- Kate lo siento, sé que te he tomado por sorpresa, yo quería que nuestra primera vez fuera especial, por lo menos que fuera en una cama y mira lo…

- Sshhh – lo interrumpió ella poniendo un dedo sobre sus labios – no lo sientas, claro que ha sido especial, y espectacular, Rick, jamás nadie me había hecho sentir lo que tú me has hecho sentir esta noche, ha sido maravilloso.

- Yo, bueno, yo… ¡ay Dios!, ha sido todo tan rápido que ni me he acordado de protegerme, y bueno si te quedases embarazada, quiero que sepas que nunca te dejaría sola.

- Ya sería buena puntería que acertaras de pleno, con una sola vez que lo hemos hecho, pero no te preocupes, tomo la píldora, así que no creo que hayamos encargado a ningún pequeño Castle.

Castle, se incorpora y se pone los calzoncillos, sigue bastante excitado. Le tiende la mano para ayudarla a levantarse y al hacerlo, él accidentalmente le roza un pecho con el antebrazo y siente como ella que está hipersensible, gime y musita un tenue: ¡Ahhh!...

Ahora sí que ya no se puede contener, la coge por la cintura la acerca a él y la alza.

- Kate, enlaza las piernas por detrás mía, nos vamos a la cama.

Ella obedece y ambos comienzan a besarse, con tanta o más pasión que antes… no es deseo, es verdadera hambre la que tienen el uno del otro.

Cuando la suelta sobre la cama, mientras él se saca los calzoncillos y como ya está preparado se reclina sobre ella, besándola mientras acaricia con mano experta su intimidad, preparándola para él. Cuando ya la ha penetrado, se incorpora sobre los codos y le dice jadeante.

- Te quiero Katherine Becket, te quiero.

Y acto seguido comienza de nuevo la danza amorosa, mientras le succiona uno de los pezones y el otro se lo acaricia con los dedos. Ella lo mismo que minutos antes, expresa verbalmente lo que está sintiendo, no lo puede remediar, los gemidos, las palabras de apremio, los jadeos vienen a sus labios, sin que ella lo provoque y ese expresar de modo tan espontáneo los sentimientos, lo enardece más a él, que acelera el ritmo y acompaña los sonidos que ella emite, con comentarios pícaros respecto a las cosas que va a hacerle para que ella goce más y mejor.

El orgasmo les llega casi al unísono, y es tan violento como el anterior, solo que esta vez, Richard cae derrotado sobre ella, y con dificultad se gira sin dejar de abrazarla y la coloca sobre él. Con esfuerzo tira de la colcha y cubre el cuerpo de los dos. Ambos se quedan dormidos casi enseguida.



CONTINUARÁ...



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Wowwwwwwww!!! Me encantó el capítulo, la casa no muchos muebles jajaja
El tema que leer esto y estar sola en el amor no da jajaja
Espectacular!!! Espero el siguiente capítulo!!!

DIOOOOSSSS.... MORI CON ESA ESCENA

ESTA ALUCINANTE YO QUIERO UNO COMO CASTLE

ESTA GENIAL

Te puedes creer que siempre me imagino la casa de Castle de veraneo así????????Así que me ha hecho mucha gracia cuando la has incluído aquí.Es que esa peli me encantó,es muy buena y justo cuando iba por el final de la 2ª temporada acababa de volver a ver la peli y por eso me recordó.

Gracias por la documentación hasta del decorador,nos hace meternos en situación

Genial

Diosss,la casa es impresionante,quien la tuviera jeje, y el final del capitulo.........sin palabras.
Gran capitulo,me ha encantado mucho

Primero que nada, gracias por un nuevo capítulo, te quedó genial, IMPRESIONANTE.
Segundo, OMG!! que pedazo de MANSIÓN, preciosa!!
Tercero, pero..........qué romántico
Y cuarta.....................FELICIDADES POR EL FIC!!

dios santo vaya mansion yo quiero una asiiii jOUUUUUUU


I LOVE TU CAPITULO FOREVER :p

gracias por el capitulo es perfecto



un capitulo brillante como todos los que haces







felcidadesssssssssssssssssssss por el capi

Es curioso habia dejado un comentario y veo que no ha salido publicado. No sé lo que ha fallado.
Lo repito, el fic es muy bueno, y lo has descrito todo con mucho tacto. Según que escenas, hay que ir con cuidado para que no queden ordinarias.
Y referente a la casa... ufff cuanto trabajo, pero es perciosa!!!!

Dios mio te ha quedado impresionante me ha encantado !!! gracias por subir otro capi !!!

Ufffffffffffff, pues yo soy menor y lo he leído ;D
Qué decirrrrrrrrrte! La casa PRECIOSA, es que creo que me enamoré del salón, de la cocina, de la habitación... aunque como alguien dijo por ahí arriba tal vez exceso de adornos peeeeeero eso da igual porque me gusta de todos modos. En cuanto al resto, ejemmm ejemmm, la resolución del caso genial, como un capítulo de la serie. Y claro, la parte final, lo mejor de todo. INCREÍBLE.

Así que... espero que lo continúes ¡YA!

¡¡¡Ha sido estupendo!!!! Me ha encantado la casa...

Exelente fic, está genial. La casa IMPRESIONANTE. Continúalo pronto y felicidades

MARAVILLOSO CAPITULO
Me encantoooooooooooooooooooooooooooooooooo