Para siempre, Último Capítulo
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Re: Para siempre, Último Capítulo
De verdad, Castle y Beckett son tan apasionados??? Ojala en la serie fuesen así o, mejor, los guionistas leyesen este foro seguro que tendrían buenísimas ideas para la 4 temporada.
Cuando subes el próximo???? Estoy deseando leerlo.
Cuando subes el próximo???? Estoy deseando leerlo.
Sara Castle- Ayudante de policia
- Mensajes : 125
Fecha de inscripción : 11/06/2011
Localización : Delante del PC
Re: Para siempre, Último Capítulo
Muchas gracias por todos los comentarios. Os dejo el siguiente.
Capítulo 8:
A lo largo de las siguientes horas, los dos duermen abrazados. Becket duerme de un tirón, sin moverse, recostada sobre él, usando su pecho como almohada, y exhalando a cada poco, pequeños suspiros satisfechos. Castle está boca-arriba y la tiene abrazada con los dos brazos, como temiendo que se le fuese a escapar, le parece mentira que esa mujer por fin esté ahí con él. En mitad de la noche se despierta con un respingo y abre los ojos buscándola, cuando la ve dormida sobre él, esboza una sonrisa feliz y vuelve a dormirse.
Ella fue la primera en despertarse. Debía ser aun muy temprano. Rick la tenía abrazada, estaba cómodamente recostada sobre él, había sido una noche épica, pero debía levantarse, necesitaba usar el baño, a riesgo de mojar la cama. Empezó a moverse despacio, tratando de no despertarlo, pero él se dio cuenta y le preguntó:
- ¿Dónde vas?
- Al baño – respondió ella.
Después de usarlo volvió a la cama, él seguía durmiendo plácidamente, miró el reloj sobre la mesilla, aun no eran las seis, demasiado temprano para levantarse. Se acostó y al ir a taparse no pudo evitar mirar pícaramente a Rick. “Vaya Castle tendré que decirle a Lanie que la próxima vez que me regale condones que sean solo de la talla XL”. Los tapó a los dos y se acercó a él, que la atrajo abrazándola, volvió a suspirar satisfecho y siguió durmiendo. Ella no tardó en imitarlo y volvió a dormirse.
Bien entrada la mañana fue Castle quien se despertó. Ella seguía abrazada a él y dormía como una niña. Se separó con cuidado de no despertarla y se levantó para ir al baño. Miró la hora en el reloj de la mesilla, eran más de las 11:30 de la mañana, habían dormido bastante, pero es que la noche anterior estuvieron trabajando mucho.
Se metió a la ducha, pensando en que una vez terminara prepararía el desayuno y se lo llevaría a la cama.
Kate se despertó y sintió un gran vacío, se volvió en la cama y notó que estaba sola. Escuchó el ruido del agua de la ducha, se levantó y se dirigió al baño. Lo vio enjabonarse a través de la puerta de cristal. Estaba de espaldas y no la vio, ella se mordió el labio y con cuidado abrió la puerta de la ducha y entró con él. No se dio cuenta que ella estaba allí, hasta que la sintió abrazarse a su espalda. Le empezó a acariciar el pecho. Él sonrió y apartando sus manos se volvió enfrentándose a ella. La abrazó y empezaron a besarse bajo el chorro de agua caliente. Estaban los dos cada vez más excitados, él la alzó y la apoyó en la pared, le alzó una pierna que ella apoyó en su cadera y la penetró. Empezaron a moverse rítmicamente, hasta que alcanzaron el clímax.
Luego estuvieron un rato enjabonándose mutuamente y viendo, que como siguieran jugando no iban a terminar nunca se enjuagaron y salieron, él se cubrió con una toalla por la cintura y le alcanzó otra a ella. Mientras ella se desenredaba el cabello, él pasó al cuarto y se vistió con unos vaqueros y una camiseta negra. Castle se volvió hacia ella y dándole un beso en los labios, le dijo:
- Voy a preparar el desayuno. No sé tú, pero yo estoy famélico.
- Yo también, hemos hecho mucho ejercicio – dijo ella con una risita.
Después de desayunar abundantemente, decidieron volver al pueblo. Estuvieron paseando y entraron en una selecta tienda de alimentación para comprar algunas delicatessen. Luego fueron a almorzar a una cafetería de estilo marino, donde las camareras vestidas de marineritas muy sexys saludaron a Castle muy afectuosamente, cosa que molestó un poco a Becket, pero que prefirió callar, porque él se mostró muy correcto durante toda la mañana, no la soltó de la mano y estuvo todo el tiempo cariñosísimo con ella.
Después del almuerzo, decidieron volver a la casa. Allí después de guardar lo que habían comprado, él le propuso bajar a la playa. Se pusieron ropa adecuada y se instalaron cerca de la escalera que llevaba hasta la casa. Castle enseguida dijo que iba a bañarse, ella no lo tenía muy claro. El día no estaba muy caluroso, soplaba un poco de viento y seguro que el agua estaba muy fría. Castle se lanzó al agua y ella lo veía saltar y zambullirse como un crío, él la llamó para que se le uniera pero ella no le hizo caso así que salió afuera y empezó a sacudirse el agua encima de ella, mientras le decía.
- Detective nunca pensé que fueras una cobarde y le tuvieras miedo al agua fría.
- No soy cobarde, es que no me apetece bañarme.
- Entonces, ¿no te vas a bañar conmigo?, ¿me vas a dejar solito?, ¿y si viene un tiburón y me come?
- En este lado de la costa no hay tiburones.
- ¿Y si me atrapa el canto de una sirena y tengo que seguirla hasta su palacio en el fondo del mar?
- Pues que tengas un buen viaje y le das recuerdos a Ariel, Sebastian y Flounder.
- Entonces, ¿no puedo hacer nada para convencerte?
- No, no puedes hacer nada, prefiero seguir tomando el sol.
- ¿Nada de nada? – volvió a preguntar mohíno mientras se sentaba junto a ella en la toalla – eres tremendamente aburrida detective, no voy a tener más remedio que hacerte entrar en calor, para que necesites refrescarte.
Y se inclinó sobre ella y empezó a besarla, mientras le acariciaba el vientre que ella tenía expuesto al sol.
- Huummmm, Rick, esto es trampa.
- Lo sé, pero me encanta.
La tumbó en la arena y empezaron a ponerse de lo más cariñosos. La playa estaba casi desierta, lo que les daba bastante intimidad, él empezó a acariciarle las piernas, mientras bajaba su boca por su cuello, hasta llegar a sus pechos que descubrió apartando la tela del bikini y empezó a besarlos y a chuparlos. Ella le acariciaba la cabeza y la espalda y se dejaba hacer, ese hombre la volvía loca con sus caricias y besos. Él volvió a su boca, se apretaba a ella y fue entonces cuando entre susurros le dijo:
- Me parece que he sido el más perjudicado, me voy al agua, porque el que necesita refrescarse soy yo.
Y se levantó corriendo para irse al agua donde se zambulló rápidamente, ella empezó a reírse, había notado perfectamente como Castle se animaba más de la cuenta. Él salió de nuevo a la superficie y la miró mientras se encogía de hombros, como lamentando que no quisiera acompañarle, y se puso a nadar un rato.
El sol empezó a apretar, Rick llevaba ya un buen rato en el agua, así que se decidió a acompañarlo. Se acercó a la orilla, la verdad que estaba muy fría, pero decidió ser valiente y zambullirse. Enseguida vino él a hacerle compañía. Empezaron a jugar a salpicarse, él la cogía y la tiraba al agua, se daban ahogadillas y así estuvieron un gran rato, hasta que se cansaron y empezaron a tener frío.
Salieron y se tumbaron en la arena al sol, cuando se secaron se fueron a la casa y como él seguía teniendo muchas ganas de juego, sin pensarlo dos veces y antes de que ella pudiera reaccionar, la cogió en brazos y se tiró con ella a la piscina.
- Pero ¿Qué haces? – preguntó ella indignada mientras escupía agua - ¿estas loco o es que quieres matarme?
- Lo siento, ha sido un impulso, cuando me he dado cuenta ya estábamos en el agua – dijo él, poniendo morritos y con todo el cabello cayéndole mojado sobre la frente - ¿Me perdonas?... ¡Ayss, ojalá me perdones!
Y era tal la cara que puso de cachorrillo desvalido que ella empezó a reírse y a comérselo a besos, mientras le decía.
- Claro que te perdono bobo, pero no me vuelvas a dar estos sustos.
- Claro que no, ha sido sin querer… queriendo – y siguieron besándose durante largo rato en la piscina.
Después del baño en la playa y en la piscina, estaban realmente agotados. Ya era casi de noche, ella anunció que iba a darse un baño relajante y él mientras se comprometió a preparar unos sándwiches para la cena. Acabó de prepararlos y se dirigió al baño, allí seguía ella, metida en espuma y medio adormilada en la bañera. Él metió la mano en el agua y notó que se estaba quedando fría, le dio un besito en los labios y la avisó.
- Será mejor que salgas, te vas a enfriar y a arrugar.
Ella entreabrió los ojos y solo alcanzó a decir:
- Se está tan bien aquí.
- Venga sal, la cena ya está preparada en la cocina, yo voy a darme una ducha – y le acercó una toalla.
Ella se levantó y él la envolvió en la toalla y la ayudó a salir de la bañera. La acompañó hasta el cuarto diciéndole:
- Anda, vístete y enseguida estoy contigo para cenar.
- Vale – contestó ella que parecía que estaba un poco más espabilada.
Castle se metió al baño y se dio una ducha rápida. Cuando fue al salón ella estaba sentada en el sofá viendo una película en la TV y con la cena dispuesta sobre la mesita. Comieron con apetito y luego de terminar, él recogió los platos sucios, los dejó en el fregadero y volvió a sentarse junto a ella, que se acurrucó junto a él. Al cabo de un rato oyó la respiración pesada de Kate, estaba profundamente dormida, él también estaba muy cansado, apagó la tele y la cogió en brazos llevándola hasta la cama, luego se acostó junto a ella, la abrazó y también se quedó profundamente dormido.
************************************************************************
Los días que pasaron en Los Hamptons transcurrieron apaciblemente entre paseos por la playa y los pueblos cercanos a la casa, baños en el mar y en la piscina y muchos ratos de intimidad. Hablaron y se amaron mucho. Kate descubrió en Rick a un gran amante, atento y cariñoso, y muy apasionado. Descubrieron que les encantaba estar en la cama, o en el sofá simplemente abrazados y hablando, disfrutando de su mutua compañía.
Kate pasó unos días maravillosos, Castle le dijo en repetidas ocasiones que la quería, la consentía y la mimaba y aunque ella en principio intentara rechazar tanta demostración de afecto, en el fondo se sentía halagada de que él estuviera tan pendiente de ella. Otro punto muy a favor de Castle, es que aunque ella no siempre lo demostrara, él la hacía reír, era optimista por naturaleza, tremendamente generoso, sencillamente le alegraba la vida, tal como le dijo Martha, Richard era una gran persona y merecía la pena descubrirla y quererla.
Porque aunque ella todavía no le había dicho directamente que lo quería, sabía que estaba irremediablemente enamorada de él, y aunque se había decidido a vivir su amor plenamente, todavía estaba asustada de lo que pudiera pasar.
A Kate le encantaba que Castle le contara historias de su infancia. Ella ya sabía que había vivido en muchos sitios y aunque en cierto modo, él mismo reconocía que su vida no había sido la más adecuada para un niño, si decía que había vivido muchas experiencias interesantes.
También hablaron de sus anteriores relaciones, él le preguntó por sus primeros novios, ella le contó que había tonteado con algún que otro compañero de instituto y de universidad, que estuvo con un solista de un grupo, pero que nada serio hasta que conoció a Royce. Este fue muy importante para ella, fue su mentor, le enseñó a ser policía y ella se deslumbró con él y tuvieron una relación algo más que platónica. También le contó cuando dejó a Deming, como conoció a Josh, o su noviazgo con Will Sorenson.
La verdad es que a Castle no le hacía mucha gracia que ella le hablara de sus otros novios, pero entendía que formaban parte de su vida y que en cierto modo ella se estaba abriendo y no quería tener secretos para él.
Ella también se interesó por sus relaciones y sus anteriores matrimonios. Sabía que sus ex mujeres estaban muy presentes en su vida, la primera por ser la madre de su hija, y la segunda porque seguía siendo su editora, acababan de terminar su relación por segunda vez y además tenía que verla con demasiada frecuencia.
Él le confesó que no había sido un niño muy popular, que pasaba poco tiempo en los colegios y no le daba tiempo a hacer amigos. Que sus mejores amigos siempre fueron los libros, ya que siempre podían ir con él. Que en la educación secundaria su madre lo metió a un internado y que no empezó a salir con la primera chica hasta la universidad. Su primer amor fue Kyra Blaine, le dijo que la quiso mucho, pero que ella decidió irse a Londres y él no se pudo ir con ella, ella no volvió y en cierto modo se sintió traicionado.
Después de lo de Kyra, fue cuando conoció a Meredith, que era ya bastante alocada, reconoció que en cierto modo la utilizó para olvidarla, pero entonces ella se quedó embarazada y le entró el pánico. A él también, porque no estaba seguro de si ella haría cualquier locura, por eso se casaron. Después de nacer Alexis, Meredith volvió a su trabajo de actriz, casi siempre estaba fuera, así que era él, el que se quedaba en casa cuidando del bebé mientras escribía. Su mayor interés era proporcionarle a su hija el hogar más estable posible, no le reprochaba nada a su madre, pero no quería que su hija tuviera el mismo tipo de vida. Un día que fue con Alexis a recoger a su esposa, la sorprendió besándose con otro. Él se sintió triste, pero no dolido, cuando se lo dijo, ella reconoció que se había enamorado de un compañero de trabajo, así que sin mayor problema empezaron los trámites del divorcio, en el cual la condición principal, era que él tendría la custodia completa de Alexis y a ella le pasaría una sustanciosa pensión.
Después de su primer matrimonio fallido, se dedicó a escribir y a cuidar de su hija. Su madre que seguía trabajando como actriz, pasaba mucho tiempo de gira o con algún nuevo novio. Tenía relaciones esporádicas, más que nada como desahogo, pero nada serio, hasta que conoció a Gina. Su anterior editor enfermó de cáncer, así que decidió retirarse y vender la empresa. Lo hizo a un pequeño grupo editorial de Chicago, que estaba queriendo instalarse en Nueva York. Castle ya había vendido varias novelas, así que era uno de los principales valores de la editorial.
La nueva encargada que vino de Chicago fue Gina, siempre lo trató muy bien, pues sabía de su valor. A él le atrajo su nueva jefa, era guapa, inteligente y muy segura de sí misma, y entre cenas, firmas de libros y otros eventos, empezaron a salir, se llevaban bien, funcionaban en la cama, así que después de un tiempo, a los dos les pareció lo más lógico casarse. Alexis tenía cinco años cuando su padre se volvió a casar, siempre había sido una niña afectuosa por naturaleza, así que aceptó a la nueva mujer de su padre, que era cariñosa con ella, aunque el cuidado de la niña seguía siendo responsabilidad de Castle, responsabilidad que él se negaba a relegar en nadie.
La vida con Gina era fácil, siempre que siguieras su ritmo, le gustaban las fiestas, las cenas, los acontecimientos sociales y le gustaba asistir del brazo de su flamante marido. Al marido no le importaba acompañarla, él también se divertía en esos sitios, pero salir todos los días implicaba dejar a Alexis con una niñera, y a él le gustaba estar pendiente de su hija, de sus tareas escolares, darle la cena, y esas cosas propias de la vida familiar. Mientras a él no le importaba quedarse en casa viendo una película, a ella se le caía la casa encima y tenía que salir todas las noches. Él intentaba darle su sitio e ir con ella siempre, pero llegó un momento en que se cansó de esa vida vacía, de tanta salida y empezó a poner excusas para quedarse en casa. Ella no dejó de hacer su vida, y la relación de la pareja fue enfriándose, hasta que llegó un momento que se hizo insostenible.
Un día Gina le confesó que se veía con otro hombre, así que empezaron los trámites de divorcio, Alexis ya tenía once años, y a él realmente no le importó que Gina se fuera. Así que volvió a quedarse solo con su hija, ya que su madre se había casado con uno de sus pretendientes, él mismo que la dejó seis meses después y se llevó todos sus ahorros.
Esto se lo contaba Castle, estando los dos abrazados en la cama, habían hecho el amor, como todas las noches desde que estaban allí, y después de terminar, como no tenían sueño, empezaron a hablar. Una vez él terminó de contarle esa parte de su vida, ella no pudo evitar decirle:
- Vaya, en tus dos matrimonios fuiste tu el engañado. No tenía ni idea de que te pusieron los cuernos.
- Déjeme decirle detective, que esa fama de mujeriego que tengo, es en gran parte, estrategia publicitaria, ante todo soy un hombre fiel por naturaleza, no me gusta engañar. No engañé nunca a ninguna de mis esposas y cuando en medio de alguna otra relación, he conocido a alguien que me interesara más que la pareja que tenía en ese momento, la primera persona en saberlo era ella.
- Así que si conoces a otra que te guste más, ¿yo seré la primera en enterarme? – preguntó ella, mientras se incorporaba en la cama y lo miraba con tristeza.
- Que sepas que nunca voy a encontrar a nadie que me guste más que tú, porque tú no solo me gustas, a ti te quiero, y te quiero para siempre en mi vida – le dijo con cariño, mientras distraídamente le acariciaba el contorno del pecho con el dedo - Realmente creo que nunca he estado enamorado hasta ahora, ¿sabes Kate? De ti no soportaría que te fueras con otro, bueno no tendría más remedio que aguantarme si así lo decidieras, pero espero que eso no pase nunca.
- De momento no tengo intención de estar con nadie, que no sea usted, señor escritor – dijo ella conmovida por lo que él le había dicho.
- Espero que ese “de momento” sea un “para toda la vida”, detective – le dijo él, mientras abría los brazos invitándola a refugiarse en ellos.
Rick la abraza, se gira y empieza a besarla por toda la cara, la boca, va bajando por el cuello hasta sus pechos donde se detiene, para acariciarlos y besarlos.
Piensa, que ninguna otra mujer, ninguna, se adaptaba a él como ella. Están como hechos a la medida, por eso su unión es tan perfecta.
Ella siente en su cadera la excitación palpitante de él, que lleva unos minutos eternos, volviéndola loca con sus caricias en los pechos. Pasa su lengua sobre los pezones, los besa, los lame, los succiona delicadamente al principio, luego con más fuerza, primero uno, después el otro. Ella no es capaz más que de arquearse contra él, buscando más y más, rogando porque ese instante de gloria no termine nunca.
Él está ya al límite de su resistencia, se coloca entre sus piernas y entra en ella de una sola vez. Ella lo recibe con un suspiro de satisfacción, ahora todo está bien, todo es perfecto, de modo inconsciente enlaza las piernas en torno a las caderas de él, y con los talones presiona sus nalgas, como queriendo hundirlo más en ella, si eso fuera posible.
Richard sabe que por fin encontró a su mujer, su otra mitad, su compañera, tuvo que buscar mucho, pero al fin la encontró. Se siente privilegiado y suspirando de amor y de placer, comienza a moverse cadenciosamente dentro de ella, como si bailara la más bella de las danzas.
Kate le acompaña en sus movimientos, cuando él profundiza, ella ya le viene al encuentro. Ambos están dando todo lo que tienen, se están dando a ellos mismos, y esa entrega los llena de júbilo. El ritmo del amor se acelera, ambos rozan la cima y él le dice entre jadeos que la ama. El éxtasis estalla al mismo tiempo para los dos. Ninguno de los dos ha experimentado algo así, nunca se han sentido “uno” con la otra persona. Y después de unos segundos de sublime locura, ambos se derrumban agotados y plenos.
CONTINUARÁ...
Capítulo 8:
A lo largo de las siguientes horas, los dos duermen abrazados. Becket duerme de un tirón, sin moverse, recostada sobre él, usando su pecho como almohada, y exhalando a cada poco, pequeños suspiros satisfechos. Castle está boca-arriba y la tiene abrazada con los dos brazos, como temiendo que se le fuese a escapar, le parece mentira que esa mujer por fin esté ahí con él. En mitad de la noche se despierta con un respingo y abre los ojos buscándola, cuando la ve dormida sobre él, esboza una sonrisa feliz y vuelve a dormirse.
Ella fue la primera en despertarse. Debía ser aun muy temprano. Rick la tenía abrazada, estaba cómodamente recostada sobre él, había sido una noche épica, pero debía levantarse, necesitaba usar el baño, a riesgo de mojar la cama. Empezó a moverse despacio, tratando de no despertarlo, pero él se dio cuenta y le preguntó:
- ¿Dónde vas?
- Al baño – respondió ella.
Después de usarlo volvió a la cama, él seguía durmiendo plácidamente, miró el reloj sobre la mesilla, aun no eran las seis, demasiado temprano para levantarse. Se acostó y al ir a taparse no pudo evitar mirar pícaramente a Rick. “Vaya Castle tendré que decirle a Lanie que la próxima vez que me regale condones que sean solo de la talla XL”. Los tapó a los dos y se acercó a él, que la atrajo abrazándola, volvió a suspirar satisfecho y siguió durmiendo. Ella no tardó en imitarlo y volvió a dormirse.
Bien entrada la mañana fue Castle quien se despertó. Ella seguía abrazada a él y dormía como una niña. Se separó con cuidado de no despertarla y se levantó para ir al baño. Miró la hora en el reloj de la mesilla, eran más de las 11:30 de la mañana, habían dormido bastante, pero es que la noche anterior estuvieron trabajando mucho.
Se metió a la ducha, pensando en que una vez terminara prepararía el desayuno y se lo llevaría a la cama.
Kate se despertó y sintió un gran vacío, se volvió en la cama y notó que estaba sola. Escuchó el ruido del agua de la ducha, se levantó y se dirigió al baño. Lo vio enjabonarse a través de la puerta de cristal. Estaba de espaldas y no la vio, ella se mordió el labio y con cuidado abrió la puerta de la ducha y entró con él. No se dio cuenta que ella estaba allí, hasta que la sintió abrazarse a su espalda. Le empezó a acariciar el pecho. Él sonrió y apartando sus manos se volvió enfrentándose a ella. La abrazó y empezaron a besarse bajo el chorro de agua caliente. Estaban los dos cada vez más excitados, él la alzó y la apoyó en la pared, le alzó una pierna que ella apoyó en su cadera y la penetró. Empezaron a moverse rítmicamente, hasta que alcanzaron el clímax.
Luego estuvieron un rato enjabonándose mutuamente y viendo, que como siguieran jugando no iban a terminar nunca se enjuagaron y salieron, él se cubrió con una toalla por la cintura y le alcanzó otra a ella. Mientras ella se desenredaba el cabello, él pasó al cuarto y se vistió con unos vaqueros y una camiseta negra. Castle se volvió hacia ella y dándole un beso en los labios, le dijo:
- Voy a preparar el desayuno. No sé tú, pero yo estoy famélico.
- Yo también, hemos hecho mucho ejercicio – dijo ella con una risita.
Después de desayunar abundantemente, decidieron volver al pueblo. Estuvieron paseando y entraron en una selecta tienda de alimentación para comprar algunas delicatessen. Luego fueron a almorzar a una cafetería de estilo marino, donde las camareras vestidas de marineritas muy sexys saludaron a Castle muy afectuosamente, cosa que molestó un poco a Becket, pero que prefirió callar, porque él se mostró muy correcto durante toda la mañana, no la soltó de la mano y estuvo todo el tiempo cariñosísimo con ella.
Después del almuerzo, decidieron volver a la casa. Allí después de guardar lo que habían comprado, él le propuso bajar a la playa. Se pusieron ropa adecuada y se instalaron cerca de la escalera que llevaba hasta la casa. Castle enseguida dijo que iba a bañarse, ella no lo tenía muy claro. El día no estaba muy caluroso, soplaba un poco de viento y seguro que el agua estaba muy fría. Castle se lanzó al agua y ella lo veía saltar y zambullirse como un crío, él la llamó para que se le uniera pero ella no le hizo caso así que salió afuera y empezó a sacudirse el agua encima de ella, mientras le decía.
- Detective nunca pensé que fueras una cobarde y le tuvieras miedo al agua fría.
- No soy cobarde, es que no me apetece bañarme.
- Entonces, ¿no te vas a bañar conmigo?, ¿me vas a dejar solito?, ¿y si viene un tiburón y me come?
- En este lado de la costa no hay tiburones.
- ¿Y si me atrapa el canto de una sirena y tengo que seguirla hasta su palacio en el fondo del mar?
- Pues que tengas un buen viaje y le das recuerdos a Ariel, Sebastian y Flounder.
- Entonces, ¿no puedo hacer nada para convencerte?
- No, no puedes hacer nada, prefiero seguir tomando el sol.
- ¿Nada de nada? – volvió a preguntar mohíno mientras se sentaba junto a ella en la toalla – eres tremendamente aburrida detective, no voy a tener más remedio que hacerte entrar en calor, para que necesites refrescarte.
Y se inclinó sobre ella y empezó a besarla, mientras le acariciaba el vientre que ella tenía expuesto al sol.
- Huummmm, Rick, esto es trampa.
- Lo sé, pero me encanta.
La tumbó en la arena y empezaron a ponerse de lo más cariñosos. La playa estaba casi desierta, lo que les daba bastante intimidad, él empezó a acariciarle las piernas, mientras bajaba su boca por su cuello, hasta llegar a sus pechos que descubrió apartando la tela del bikini y empezó a besarlos y a chuparlos. Ella le acariciaba la cabeza y la espalda y se dejaba hacer, ese hombre la volvía loca con sus caricias y besos. Él volvió a su boca, se apretaba a ella y fue entonces cuando entre susurros le dijo:
- Me parece que he sido el más perjudicado, me voy al agua, porque el que necesita refrescarse soy yo.
Y se levantó corriendo para irse al agua donde se zambulló rápidamente, ella empezó a reírse, había notado perfectamente como Castle se animaba más de la cuenta. Él salió de nuevo a la superficie y la miró mientras se encogía de hombros, como lamentando que no quisiera acompañarle, y se puso a nadar un rato.
El sol empezó a apretar, Rick llevaba ya un buen rato en el agua, así que se decidió a acompañarlo. Se acercó a la orilla, la verdad que estaba muy fría, pero decidió ser valiente y zambullirse. Enseguida vino él a hacerle compañía. Empezaron a jugar a salpicarse, él la cogía y la tiraba al agua, se daban ahogadillas y así estuvieron un gran rato, hasta que se cansaron y empezaron a tener frío.
Salieron y se tumbaron en la arena al sol, cuando se secaron se fueron a la casa y como él seguía teniendo muchas ganas de juego, sin pensarlo dos veces y antes de que ella pudiera reaccionar, la cogió en brazos y se tiró con ella a la piscina.
- Pero ¿Qué haces? – preguntó ella indignada mientras escupía agua - ¿estas loco o es que quieres matarme?
- Lo siento, ha sido un impulso, cuando me he dado cuenta ya estábamos en el agua – dijo él, poniendo morritos y con todo el cabello cayéndole mojado sobre la frente - ¿Me perdonas?... ¡Ayss, ojalá me perdones!
Y era tal la cara que puso de cachorrillo desvalido que ella empezó a reírse y a comérselo a besos, mientras le decía.
- Claro que te perdono bobo, pero no me vuelvas a dar estos sustos.
- Claro que no, ha sido sin querer… queriendo – y siguieron besándose durante largo rato en la piscina.
Después del baño en la playa y en la piscina, estaban realmente agotados. Ya era casi de noche, ella anunció que iba a darse un baño relajante y él mientras se comprometió a preparar unos sándwiches para la cena. Acabó de prepararlos y se dirigió al baño, allí seguía ella, metida en espuma y medio adormilada en la bañera. Él metió la mano en el agua y notó que se estaba quedando fría, le dio un besito en los labios y la avisó.
- Será mejor que salgas, te vas a enfriar y a arrugar.
Ella entreabrió los ojos y solo alcanzó a decir:
- Se está tan bien aquí.
- Venga sal, la cena ya está preparada en la cocina, yo voy a darme una ducha – y le acercó una toalla.
Ella se levantó y él la envolvió en la toalla y la ayudó a salir de la bañera. La acompañó hasta el cuarto diciéndole:
- Anda, vístete y enseguida estoy contigo para cenar.
- Vale – contestó ella que parecía que estaba un poco más espabilada.
Castle se metió al baño y se dio una ducha rápida. Cuando fue al salón ella estaba sentada en el sofá viendo una película en la TV y con la cena dispuesta sobre la mesita. Comieron con apetito y luego de terminar, él recogió los platos sucios, los dejó en el fregadero y volvió a sentarse junto a ella, que se acurrucó junto a él. Al cabo de un rato oyó la respiración pesada de Kate, estaba profundamente dormida, él también estaba muy cansado, apagó la tele y la cogió en brazos llevándola hasta la cama, luego se acostó junto a ella, la abrazó y también se quedó profundamente dormido.
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Los días que pasaron en Los Hamptons transcurrieron apaciblemente entre paseos por la playa y los pueblos cercanos a la casa, baños en el mar y en la piscina y muchos ratos de intimidad. Hablaron y se amaron mucho. Kate descubrió en Rick a un gran amante, atento y cariñoso, y muy apasionado. Descubrieron que les encantaba estar en la cama, o en el sofá simplemente abrazados y hablando, disfrutando de su mutua compañía.
Kate pasó unos días maravillosos, Castle le dijo en repetidas ocasiones que la quería, la consentía y la mimaba y aunque ella en principio intentara rechazar tanta demostración de afecto, en el fondo se sentía halagada de que él estuviera tan pendiente de ella. Otro punto muy a favor de Castle, es que aunque ella no siempre lo demostrara, él la hacía reír, era optimista por naturaleza, tremendamente generoso, sencillamente le alegraba la vida, tal como le dijo Martha, Richard era una gran persona y merecía la pena descubrirla y quererla.
Porque aunque ella todavía no le había dicho directamente que lo quería, sabía que estaba irremediablemente enamorada de él, y aunque se había decidido a vivir su amor plenamente, todavía estaba asustada de lo que pudiera pasar.
A Kate le encantaba que Castle le contara historias de su infancia. Ella ya sabía que había vivido en muchos sitios y aunque en cierto modo, él mismo reconocía que su vida no había sido la más adecuada para un niño, si decía que había vivido muchas experiencias interesantes.
También hablaron de sus anteriores relaciones, él le preguntó por sus primeros novios, ella le contó que había tonteado con algún que otro compañero de instituto y de universidad, que estuvo con un solista de un grupo, pero que nada serio hasta que conoció a Royce. Este fue muy importante para ella, fue su mentor, le enseñó a ser policía y ella se deslumbró con él y tuvieron una relación algo más que platónica. También le contó cuando dejó a Deming, como conoció a Josh, o su noviazgo con Will Sorenson.
La verdad es que a Castle no le hacía mucha gracia que ella le hablara de sus otros novios, pero entendía que formaban parte de su vida y que en cierto modo ella se estaba abriendo y no quería tener secretos para él.
Ella también se interesó por sus relaciones y sus anteriores matrimonios. Sabía que sus ex mujeres estaban muy presentes en su vida, la primera por ser la madre de su hija, y la segunda porque seguía siendo su editora, acababan de terminar su relación por segunda vez y además tenía que verla con demasiada frecuencia.
Él le confesó que no había sido un niño muy popular, que pasaba poco tiempo en los colegios y no le daba tiempo a hacer amigos. Que sus mejores amigos siempre fueron los libros, ya que siempre podían ir con él. Que en la educación secundaria su madre lo metió a un internado y que no empezó a salir con la primera chica hasta la universidad. Su primer amor fue Kyra Blaine, le dijo que la quiso mucho, pero que ella decidió irse a Londres y él no se pudo ir con ella, ella no volvió y en cierto modo se sintió traicionado.
Después de lo de Kyra, fue cuando conoció a Meredith, que era ya bastante alocada, reconoció que en cierto modo la utilizó para olvidarla, pero entonces ella se quedó embarazada y le entró el pánico. A él también, porque no estaba seguro de si ella haría cualquier locura, por eso se casaron. Después de nacer Alexis, Meredith volvió a su trabajo de actriz, casi siempre estaba fuera, así que era él, el que se quedaba en casa cuidando del bebé mientras escribía. Su mayor interés era proporcionarle a su hija el hogar más estable posible, no le reprochaba nada a su madre, pero no quería que su hija tuviera el mismo tipo de vida. Un día que fue con Alexis a recoger a su esposa, la sorprendió besándose con otro. Él se sintió triste, pero no dolido, cuando se lo dijo, ella reconoció que se había enamorado de un compañero de trabajo, así que sin mayor problema empezaron los trámites del divorcio, en el cual la condición principal, era que él tendría la custodia completa de Alexis y a ella le pasaría una sustanciosa pensión.
Después de su primer matrimonio fallido, se dedicó a escribir y a cuidar de su hija. Su madre que seguía trabajando como actriz, pasaba mucho tiempo de gira o con algún nuevo novio. Tenía relaciones esporádicas, más que nada como desahogo, pero nada serio, hasta que conoció a Gina. Su anterior editor enfermó de cáncer, así que decidió retirarse y vender la empresa. Lo hizo a un pequeño grupo editorial de Chicago, que estaba queriendo instalarse en Nueva York. Castle ya había vendido varias novelas, así que era uno de los principales valores de la editorial.
La nueva encargada que vino de Chicago fue Gina, siempre lo trató muy bien, pues sabía de su valor. A él le atrajo su nueva jefa, era guapa, inteligente y muy segura de sí misma, y entre cenas, firmas de libros y otros eventos, empezaron a salir, se llevaban bien, funcionaban en la cama, así que después de un tiempo, a los dos les pareció lo más lógico casarse. Alexis tenía cinco años cuando su padre se volvió a casar, siempre había sido una niña afectuosa por naturaleza, así que aceptó a la nueva mujer de su padre, que era cariñosa con ella, aunque el cuidado de la niña seguía siendo responsabilidad de Castle, responsabilidad que él se negaba a relegar en nadie.
La vida con Gina era fácil, siempre que siguieras su ritmo, le gustaban las fiestas, las cenas, los acontecimientos sociales y le gustaba asistir del brazo de su flamante marido. Al marido no le importaba acompañarla, él también se divertía en esos sitios, pero salir todos los días implicaba dejar a Alexis con una niñera, y a él le gustaba estar pendiente de su hija, de sus tareas escolares, darle la cena, y esas cosas propias de la vida familiar. Mientras a él no le importaba quedarse en casa viendo una película, a ella se le caía la casa encima y tenía que salir todas las noches. Él intentaba darle su sitio e ir con ella siempre, pero llegó un momento en que se cansó de esa vida vacía, de tanta salida y empezó a poner excusas para quedarse en casa. Ella no dejó de hacer su vida, y la relación de la pareja fue enfriándose, hasta que llegó un momento que se hizo insostenible.
Un día Gina le confesó que se veía con otro hombre, así que empezaron los trámites de divorcio, Alexis ya tenía once años, y a él realmente no le importó que Gina se fuera. Así que volvió a quedarse solo con su hija, ya que su madre se había casado con uno de sus pretendientes, él mismo que la dejó seis meses después y se llevó todos sus ahorros.
Esto se lo contaba Castle, estando los dos abrazados en la cama, habían hecho el amor, como todas las noches desde que estaban allí, y después de terminar, como no tenían sueño, empezaron a hablar. Una vez él terminó de contarle esa parte de su vida, ella no pudo evitar decirle:
- Vaya, en tus dos matrimonios fuiste tu el engañado. No tenía ni idea de que te pusieron los cuernos.
- Déjeme decirle detective, que esa fama de mujeriego que tengo, es en gran parte, estrategia publicitaria, ante todo soy un hombre fiel por naturaleza, no me gusta engañar. No engañé nunca a ninguna de mis esposas y cuando en medio de alguna otra relación, he conocido a alguien que me interesara más que la pareja que tenía en ese momento, la primera persona en saberlo era ella.
- Así que si conoces a otra que te guste más, ¿yo seré la primera en enterarme? – preguntó ella, mientras se incorporaba en la cama y lo miraba con tristeza.
- Que sepas que nunca voy a encontrar a nadie que me guste más que tú, porque tú no solo me gustas, a ti te quiero, y te quiero para siempre en mi vida – le dijo con cariño, mientras distraídamente le acariciaba el contorno del pecho con el dedo - Realmente creo que nunca he estado enamorado hasta ahora, ¿sabes Kate? De ti no soportaría que te fueras con otro, bueno no tendría más remedio que aguantarme si así lo decidieras, pero espero que eso no pase nunca.
- De momento no tengo intención de estar con nadie, que no sea usted, señor escritor – dijo ella conmovida por lo que él le había dicho.
- Espero que ese “de momento” sea un “para toda la vida”, detective – le dijo él, mientras abría los brazos invitándola a refugiarse en ellos.
Rick la abraza, se gira y empieza a besarla por toda la cara, la boca, va bajando por el cuello hasta sus pechos donde se detiene, para acariciarlos y besarlos.
Piensa, que ninguna otra mujer, ninguna, se adaptaba a él como ella. Están como hechos a la medida, por eso su unión es tan perfecta.
Ella siente en su cadera la excitación palpitante de él, que lleva unos minutos eternos, volviéndola loca con sus caricias en los pechos. Pasa su lengua sobre los pezones, los besa, los lame, los succiona delicadamente al principio, luego con más fuerza, primero uno, después el otro. Ella no es capaz más que de arquearse contra él, buscando más y más, rogando porque ese instante de gloria no termine nunca.
Él está ya al límite de su resistencia, se coloca entre sus piernas y entra en ella de una sola vez. Ella lo recibe con un suspiro de satisfacción, ahora todo está bien, todo es perfecto, de modo inconsciente enlaza las piernas en torno a las caderas de él, y con los talones presiona sus nalgas, como queriendo hundirlo más en ella, si eso fuera posible.
Richard sabe que por fin encontró a su mujer, su otra mitad, su compañera, tuvo que buscar mucho, pero al fin la encontró. Se siente privilegiado y suspirando de amor y de placer, comienza a moverse cadenciosamente dentro de ella, como si bailara la más bella de las danzas.
Kate le acompaña en sus movimientos, cuando él profundiza, ella ya le viene al encuentro. Ambos están dando todo lo que tienen, se están dando a ellos mismos, y esa entrega los llena de júbilo. El ritmo del amor se acelera, ambos rozan la cima y él le dice entre jadeos que la ama. El éxtasis estalla al mismo tiempo para los dos. Ninguno de los dos ha experimentado algo así, nunca se han sentido “uno” con la otra persona. Y después de unos segundos de sublime locura, ambos se derrumban agotados y plenos.
CONTINUARÁ...
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
I Love tu capituloooooooooOooOoOooOoOOoOoo
THANKS por el capitulOOOO
I like
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CASKETT ALWAYS
Re: Para siempre, Último Capítulo
Madre no puedo,estos capitulos son superiores a mi
Genial el capitulo,como siempre pero en serio,estos no van a parar nunca o que,se van a desgastar
Genial el capitulo,como siempre pero en serio,estos no van a parar nunca o que,se van a desgastar
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Raúl- Moderador
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Fecha de inscripción : 18/05/2011
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Localización : Parla City
Re: Para siempre, Último Capítulo
Muero muero muero!
Son geniales los capítulos, cuánto amor que hay acá!!! Me enamoro =)
Son geniales los capítulos, cuánto amor que hay acá!!! Me enamoro =)
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me da algo!!!!!!! CAPITULAZO!!!!!!!!!!!
Muchas gracias por otro capítuloooooooo!!!!!!!!!Soy tu FAN!!!!!!!Sigue así, me encanta este fic!!!!!!!!!!!!
Muchas gracias por otro capítuloooooooo!!!!!!!!!Soy tu FAN!!!!!!!Sigue así, me encanta este fic!!!!!!!!!!!!
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
Jorja escribió:Muero muero muero!
Son geniales los capítulos, cuánto amor que hay acá!!! Me enamoro =)
Yo tb me muero estos dos son tan cariñosos me encantan
Duende- Escritor - Policia
- Mensajes : 1212
Fecha de inscripción : 01/03/2011
Edad : 36
Localización : Galicia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Dioooos miooooo C-A-P-I-T-U-L-A-Z-O!!!!!!! que preciosidad de capitulo
Felicidades por el fic!!!!
Felicidades por el fic!!!!
Carla_Bk- Policia de homicidios
- Mensajes : 569
Fecha de inscripción : 14/04/2011
Edad : 26
Localización : L.A.
Re: Para siempre, Último Capítulo
me dejaste contra la pared
excelente capitulo
cata... escribes genial
excelente capitulo
cata... escribes genial
stana_alexis- Actor en Broadway
- Mensajes : 176
Fecha de inscripción : 05/04/2011
Edad : 47
Localización : Venezuela
Re: Para siempre, Último Capítulo
sin palabras...
Tremendo, supremo!!!!!!!
jajaja
continualo pronto
Tremendo, supremo!!!!!!!
jajaja
continualo pronto
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
No tengo palabras para describir este capitulo, creo, que puedo escribir cosas increibles y me quedaria corta. Lo resumo en una
M A R A V I L L O S O!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
FELICITACIONESSSSSSSS.....
M A R A V I L L O S O!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
FELICITACIONESSSSSSSS.....
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Para siempre, Último Capítulo
Desaparezco un par de días y me encuentro esto. Ainnnnn es que me los comía con patatas fritas, son taaaaaaan no sé. Me encanta. Es que me imagino cada momento que pones. Lo haces taaaan bonito y a la vez tan ellos...
Me quedo con este momento: " Tú no sólo me gustas, a ti te quiero"
"- De momento no tengo intención de estar con nadie, que no sea usted, señor escritor – dijo ella conmovida por lo que él le había dicho.
- Espero que ese “de momento” sea un “para toda la vida”, detective – le dijo él, mientras abría los brazos invitándola a refugiarse en ellos."
De verdad, escribes que... no sé ni cómo describírtelo.
Me quedo con este momento: " Tú no sólo me gustas, a ti te quiero"
"- De momento no tengo intención de estar con nadie, que no sea usted, señor escritor – dijo ella conmovida por lo que él le había dicho.
- Espero que ese “de momento” sea un “para toda la vida”, detective – le dijo él, mientras abría los brazos invitándola a refugiarse en ellos."
De verdad, escribes que... no sé ni cómo describírtelo.
Sofia- Ayudante de policia
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 30
Re: Para siempre, Último Capítulo
Ha quedado muy bonito este capítulo...a ver cómo irá siguiendo la relación entre ellos.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: Para siempre, Último Capítulo
Muchas gracias por todos vuestros comentarios. Me alegro que os guste la historia.
Capítulo 9:
Siempre recordarían aquellos días en Los Hamptons como unos de los mejores de sus vidas. Se conocieron más y mejor de lo que ya se conocían, afianzaron su relación y se dieron un tiempo para ellos solos que les hacía mucha falta.
Volvieron a Nueva York sin ganas, pero conscientes de que no había otro remedio y prometiéndose repetir la experiencia lo antes posible.
No les hacía gracia, tener que volver cada uno a su casa, después de los maravillosos días que habían pasado juntos. Rick la invitó en seguida a que se instalará en su loft, alegando que él no se podía con ella por Alexis, pero Kate se rehusó diciendo que casi estaba estrenando su apartamento y que si viviera solo, si, pero le parecía muy prematuro mudarse allí, estando también su hija y su madre.
Pensaron que sería lo mejor seguir como estaban, eso sí, prometiéndose sacar tiempo de donde fuera para pasarlo juntos.
Habían sido unos días muy intensos, así que estaban muy cansados. Decidieron ir cada uno para su casa, si pasaban la noche juntos, lo que menos iban a hacer era descansar, así que Rick la acompañó hasta su piso, ya recogería el coche al día siguiente, perfectamente podía tomar un taxi para ir a trabajar. Se despidieron cariñosos y él marchó para su casa.
Cuando llegó se encontró allí a su hija y a su madre. Estas lo saludaron afectuosamente, preguntándole que tal había ido el fin de semana. Él les estuvo contando por encima, y ellas se alegraron de que lo hubieran pasado tan bien y que a Kate le gustara tanto la casa. Cenaron algo ligero y se acostaron temprano. Alexis tenía colegio, Martha su audición para la que llevaba tiempo preparándose y él sencillamente estaba agotado. Necesitaba una noche de sueño reparador.
Al día siguiente volvieron a la rutina. Kate a la comisaría, Alexis al colegio y una nerviosa Martha a su audición. Castle se quedó en casa, estaba empezando a escribir la siguiente novela de Nikki Heat y como ya tenía varias ideas en mente, quería empezar a darle forma.
********************************************************************
Antes de llegar a la comisaría, Lanie la llamó para invitarla a desayunar, ella le dijo que tenía trabajo atrasado y que se tomaba un café por el camino, pero su amiga, ávida como estaba de información, la amenazó con proclamar su relación con Castle a los cuatro vientos. Así que no tuvo más remedio que aceptar la invitación. Llegó a la cafetería, y ya Lanie estaba allí. La vio entrar y se levantó a hacerle señas. Kate llegó hasta la mesa y se sentó.
- Con esa cara que traes, yo diría que estos días han sido muy provechoso – dijo Lanie pícaramente, como saludo.
- Buenos días a ti también – contestó ella.
El camarero se acercó y pidieron sus desayunos.
- Bueno, ¿a que esperas para contármelo todo? Esa sonrisa tonta en tu cara te delata, tú te lo has pasado de maravilla estos días, ¿me equivoco?
- No, no te equivocas y si tengo que contártelo todo estaremos aquí hasta el año que viene – dijo Kate sonriendo.
- Pero, ¿Qué me dices? – preguntó Lanie entre aspavientos - ¿Tan bien ha ido la cosa?
- Bien no, mejor que bien. ¡Ah Lanie!, ha sido maravilloso.
- Entonces ¿el chico escritor se ha portado bien?
- De chico nada, hombre y bien hombre – dijo con una gran sonrisa – que me ha dejado muerta, pero muy feliz.
- Pues entonces estás en buenas manos, que los muertos son mi especialidad – comentó riendo Lanie – Y me alegro mucho por ti amiga, de verdad. Ya sabía yo que el chico, perdón, tu hombre súper macho man escritor era el hombre de tu vida.
- Bueno, hay muchas veces que sigue comportándose como un niño, pero en la cama es todo un hombre – sonrió Kate.
- ¿Y qué hombre no se comporta la mayoría de las veces como un niño? – preguntó Lanie, con una sonrisa – ¿sabes que Javier colecciona cromos de béisbol, y que los cambia con Ryan?, ¡Ah! y también tiene unos muñequitos que representan marines y soldados, le encanta organizar operaciones especiales con su ejército de élite – rió la forense.
- Que me vas a decir, Castle juega con un helicóptero teledirigido y con pistolas láser.
- Vaya, se nota que tu niño tiene dinero, sus juguetes son más sofisticados que los del mío.
Ambas rieron ante el comentario de Lanie. Mientras desayunaban, Kate le fue contando lo bien que lo había pasado, lo increíblemente hermosa que era la casa, los paseos por la playa y los pueblos cercanos y lo maravillosamente bien que se había portado Richard con ella en todos los aspectos.
- Me dijo varias veces que me quiere – dijo Kate de pronto.
- Bueno, por lo que me has contado te lo ha demostrado a cada momento. ¿Y tú?, ¿le has dicho tu que también lo quieres?
- No, todavía no.
- ¿Y a que estás esperando?, porque enamorada de él hasta las trancas, si que lo estás.
- Tengo miedo – dijo Kate seria.
- ¿Miedo de que? ¿Ha hecho o ha dicho algo que no te gustara?
- No, ya te he dicho que todo ha sido espectacular, solo es que…
- ¿Qué? – preguntó algo impaciente su amiga – no entiendo que te da miedo.
- Depender tanto emocionalmente de alguien – suspiró.
- Bueno, eso es lo más normal cuando quieres a alguien, tú has tenido antes otras relaciones, ya debes saber como se siente una cuando esta enamorada.
- Esto es totalmente distinto, lo que siento por Castle no lo he sentido nunca antes por nadie, no lo puedo controlar, por eso me asusta, me hace sentirme débil, y eso si que no me gusta.
- Pues tendrás que acostumbrarte, Kate, Castle no va a hacerte daño, así que Carpe Diem.
- Pues si, intentaré superarlo y a vivir el momento.
- Claro que sí, si no acuérdate de lo que decía Rose Morgan en su clase de literatura –exclamó alegremente Lanie.
- ¿Quién?, no recuerdo a ninguna Rose Morgan, además si nosotras no fuimos juntas al instituto, ¿como me voy a acordar de tu profesora de literatura?
- Hija por Dios, que poca cultura de cine romántico tienes, voy a tener que hablar seriamente con Castle, seguro que él sabe a quien me refiero – dijo Lanie con exasperación – Rose Morgan o Barbra Streisand en “El amor tiene dos caras”, no me digas que no has visto esa película.
- Pues no, ya sabes que yo el cine romántico…
- No, si ya sé, que tu eres más de Matrix, X Men, Terminator, Arma Letal y esas lindezas, lo dicho tengo que hablar con Castle, porque…
- ¡Puedes dejar de divagar y decirme de una vez que decía esa Rose en la película! – dijo con impaciencia.
- Pues más o menos venía a preguntarse, que por que la gente busca el amor, cuando este tiene una caducidad limitada y puede ser aniquilador…
- A ver ilústrame con las sabias palabras de esa mujer, ¿Por qué?
- Pues por que mientras dura te sientes de puta madre, o no es así como tu te sientes desde que estas con Castle, ¿eh?
- Pues la verdad es que si, para que voy a negarlo, si, es así como me siento.
- Pues eso, a vivir que son dos días y a disfrutarlo al máximo.
- ¡Nos vemos, Lanie! – se despidió Kate con una sonrisa, pensando que su amiga era única para levantarle el ánimo a una.
Después del desayuno, cada una tiró para su trabajo. Cuando Kate llegó a la comisaría, la recibieron sus compañeros alegremente.
- ¿Qué tal las vacaciones jefa?
- Muy bien, chicos, la verdad es que me hacían falta, he descansado bastante.
- ¿Y has estado descansando sola? – preguntó Esposito.
- Eso no es de tu incumbencia y si he descansado es porque he estado sola.
- ¡Hay muchas formas de descansar! – dijo Ryan con una sonrisa – pero como Castle no ha venido tampoco en estos días, pensamos que a lo mejor habéis estado juntos y …
- Pues no penséis tanto, yo le dije a Castle que me iba de vacaciones – intentó disimular – supongo que no vendría por eso. Además, ¿vosotros lo habéis llamado cuando hubo algún caso – preguntó segura como estaba de que iban a decir que no.
- Pues no, no se nos ocurrido, como siempre le llamas tú.
- Entonces ¿Cómo iba a venir si no lo llamáis?, tampoco ha venido hoy y yo ya estoy aquí. ¿Alguna pregunta más?
- No, jefa – contestaron al unísono.
- Bueno, pues a trabajar – les cortó - ¿Qué tenemos?
- De momento nada, papeleo.
Tuvieron un día tranquilo para alegría de ella y desesperación de ellos que se aburrían. Un poco antes del almuerzo recibió una llamada de Rick.
- Hola detective, ¿me echas de menos aunque solo sea un poquito? – la saludo con voz mimosa – yo he pensado en ti durante toda la noche y toda la mañana.
- Pues yo no, he estado muy ocupada – mintió a propósito, le encantaba hacerle rabiar – algunas personas tenemos que trabajar para comer.
- Hablando de comer, ¿Te apetece hacerlo conmigo?, podríamos vernos en tu casa y encargar algo – propuso con tono sugerente – hay partes de mi anatomía que te echan notablemente de menos.
Estuvo a punto de decirle que no podía, pero recordó las palabras de Lanie “Carpe Diem”, así que contestó:
- De acuerdo, oye podrías aprovechar y traerme el coche. Recógeme en la tienda de animales que hay a dos calles de la comisaría. No quiero que nos vea nadie.
- No sabes lo que me excita eso de vernos a escondidas y que me mandes de esa manera. Me encanta ser tu esclavo y si es sexual, mejor, que mejor.
- ¡¡Castle!! – le riño ella – ahora no estoy para tus jueguecitos.
- Pero dentro de un ratito, cuando nos veamos en tu casa, si que vas a querer jugar ¿eh? – preguntó picarón.
- Ya veremos – respondió ella intentando sonar seria, pero se le adivinaba la sonrisa en el tono de voz – nos vemos en media hora.
- Allí estaré.
********************************************************************
Pasaron un rato de lo más agradable en casa de Kate. Además de comer se dedicaron a jugar un rato, hasta que ella no tuvo más remedio que decirle que debía de volver al trabajo. Él le puso carita triste, pero ella fue fuerte y fue capaz de resistirse a sus encantos. Se despidieron con un beso apasionado y se prometieron volver a verse por la tarde.
Castle se fue a su casa. Allí estaba su madre, presa de un ataque de histeria. Paseaba de arriba abajo, con una copa en la mano. Cuando entró y la vio como estaba se acercó a ella y le quitó la copa, para ponerla en la mesa.
- ¿Se puede saber que demonios te ocurre?, vas a gastar la moqueta.
- Me lo han dado, Richard, me lo han dado – exclamó ella casi en estado de éxtasis.
- ¿Un frasco de pastillas caducado?, ¿es por eso que estás así?
- No, el papel – dijo ella sin prestar atención al comentario de su hijo - ¡por fin se ha reconocido mi talento!
- ¿Qué papel? – le preguntó desorientado.
- El de la obra “La madame” de Wilbur R. Scoott*, es la audición que he estado preparando durante este tiempo.
- ¡Enhorabuena! – dijo abrazándola – seguro que los has impresionado.
- Pues parece que si. Esto hay que celebrarlo, esta noche cenamos en “Alfredo”, esperemos a que venga Alexis del colegio y tú llama a Kate, también tiene que venir, al fin y al cabo ella es parte de la familia.
Richard se alegraba realmente por su madre, había tenido la oportunidad de leerla y podía afirmar sin lugar a dudas que “La Madame” era una gran obra, y el autor un dramaturgo muy reconocido. Últimamente Martha solo había conseguido papeles sin importancia, la edad que ya tenía no era la mejor para el teatro a no ser que se le presentara una oportunidad como esta, un monólogo, donde el único papel de la obra era el de la vieja madame de un burdel europeo. Parecía que Martha Rodgers volvería a reaparecer en el teatro por la puerta grande.
Martha se fue a su habitación para ver que se pondría para aquella noche de celebración. Richard sonrió, su madre estaba realmente nerviosa, pero él sabía que era una gran actriz, no tan reconocida como se merecía, pero estaba seguro que haría un gran papel.
Cogió su móvil y marcó el número de Kate.
- Becket – contestó ella que ni siquiera había mirado quien era.
- ¡Hola amorcito! – le dijo sabiendo que ella no soportaba esos apelativos pastelosos.
- Castle, ¿Qué quieres?, estoy trabajando y ya sabes que no me gusta que me llames esas cosas.
- Por eso lo hago bombón, me gusta chincharte – rió él – te llamaba para avisarte de que esta noche tenemos celebración familiar.
- ¡Ah bueno! – respondió ella – entonces si no puedes hoy, nos vemos mañana.
- No me has entendido, inspectora, celebración familiar, quiere decir que es de la familia y tú, junto con mi hija y mi madre sois mi familia.
- ¿Y se puede saber que celebra nuestra familia? – preguntó ella felizmente pues le había encantado que él la incluyera de ese modo.
- A mi madre le han dado el papel único y principal, de la obra “La Madame” y esta anoche cenaremos en “Alfredo” para celebrarlo.
- Me alegro mucho por Martha, ¿de que va la obra?
- ¿No la has leído?, eso es imperdonable, es una de las mejores obras de Wilbur R. Scoott, el famoso dramaturgo – respondió él con voz teatral como si estuviera escandalizado – un momento, ¿tampoco sabes quien es Wilbur R. Scoott?
- Si sé quien es, y sé lo que ha escrito solo que no he leído esa precisamente.
- Esta noche te la llevo, tienes que leerla. Cuando yo lo hice siempre pensé que mi madre sería estupenda para ese papel. Ya verá como tú opinas lo mismo.
- Vale, me encantará leerla, pero dime de que va.
- No se cuentan los finales de los libros, hay que leerlos.
- No quiero saber el final, solo el argumento.
- Bueno, la madame es la dueña de un burdel en París, y empieza a contar su vida en primera persona, cuando ya mayor, llega un día que se tiene que retirar y cerrar el negocio, entonces empieza a recordar todo lo que le ha pasado en su azarosa vida, las chicas que trabajaron para ella, los hombres que conoció, lo que pasó durante la época de la guerra y así todo lo que ha pasado, buenos y malos momentos, la verdad es que está muy bien, ya verás como te gusta.
- Vaya por lo que me has contado parece muy interesante, seguro que me gustará leerla.
- Claro que si, ya sé que soy tu autor favorito, pero no me importa que leas a otros colegas.
- ¡Egocéntrico!
- Un poco si, lo reconozco. Tengo que dejarte, Alexis acaba de llegar y ya baja mi madre como las locas gritando para darle la noticia a su nieta favorita. Te recogemos en tu casa a las ocho. Besos por todas partes.
- Para ti también – rió ella.
CONTINUARÁ...
*“La madame” de Wilbur R. Scoott (Tanto el nombre del autor como la obra de teatro son inventados por mi)
Capítulo 9:
Siempre recordarían aquellos días en Los Hamptons como unos de los mejores de sus vidas. Se conocieron más y mejor de lo que ya se conocían, afianzaron su relación y se dieron un tiempo para ellos solos que les hacía mucha falta.
Volvieron a Nueva York sin ganas, pero conscientes de que no había otro remedio y prometiéndose repetir la experiencia lo antes posible.
No les hacía gracia, tener que volver cada uno a su casa, después de los maravillosos días que habían pasado juntos. Rick la invitó en seguida a que se instalará en su loft, alegando que él no se podía con ella por Alexis, pero Kate se rehusó diciendo que casi estaba estrenando su apartamento y que si viviera solo, si, pero le parecía muy prematuro mudarse allí, estando también su hija y su madre.
Pensaron que sería lo mejor seguir como estaban, eso sí, prometiéndose sacar tiempo de donde fuera para pasarlo juntos.
Habían sido unos días muy intensos, así que estaban muy cansados. Decidieron ir cada uno para su casa, si pasaban la noche juntos, lo que menos iban a hacer era descansar, así que Rick la acompañó hasta su piso, ya recogería el coche al día siguiente, perfectamente podía tomar un taxi para ir a trabajar. Se despidieron cariñosos y él marchó para su casa.
Cuando llegó se encontró allí a su hija y a su madre. Estas lo saludaron afectuosamente, preguntándole que tal había ido el fin de semana. Él les estuvo contando por encima, y ellas se alegraron de que lo hubieran pasado tan bien y que a Kate le gustara tanto la casa. Cenaron algo ligero y se acostaron temprano. Alexis tenía colegio, Martha su audición para la que llevaba tiempo preparándose y él sencillamente estaba agotado. Necesitaba una noche de sueño reparador.
Al día siguiente volvieron a la rutina. Kate a la comisaría, Alexis al colegio y una nerviosa Martha a su audición. Castle se quedó en casa, estaba empezando a escribir la siguiente novela de Nikki Heat y como ya tenía varias ideas en mente, quería empezar a darle forma.
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Antes de llegar a la comisaría, Lanie la llamó para invitarla a desayunar, ella le dijo que tenía trabajo atrasado y que se tomaba un café por el camino, pero su amiga, ávida como estaba de información, la amenazó con proclamar su relación con Castle a los cuatro vientos. Así que no tuvo más remedio que aceptar la invitación. Llegó a la cafetería, y ya Lanie estaba allí. La vio entrar y se levantó a hacerle señas. Kate llegó hasta la mesa y se sentó.
- Con esa cara que traes, yo diría que estos días han sido muy provechoso – dijo Lanie pícaramente, como saludo.
- Buenos días a ti también – contestó ella.
El camarero se acercó y pidieron sus desayunos.
- Bueno, ¿a que esperas para contármelo todo? Esa sonrisa tonta en tu cara te delata, tú te lo has pasado de maravilla estos días, ¿me equivoco?
- No, no te equivocas y si tengo que contártelo todo estaremos aquí hasta el año que viene – dijo Kate sonriendo.
- Pero, ¿Qué me dices? – preguntó Lanie entre aspavientos - ¿Tan bien ha ido la cosa?
- Bien no, mejor que bien. ¡Ah Lanie!, ha sido maravilloso.
- Entonces ¿el chico escritor se ha portado bien?
- De chico nada, hombre y bien hombre – dijo con una gran sonrisa – que me ha dejado muerta, pero muy feliz.
- Pues entonces estás en buenas manos, que los muertos son mi especialidad – comentó riendo Lanie – Y me alegro mucho por ti amiga, de verdad. Ya sabía yo que el chico, perdón, tu hombre súper macho man escritor era el hombre de tu vida.
- Bueno, hay muchas veces que sigue comportándose como un niño, pero en la cama es todo un hombre – sonrió Kate.
- ¿Y qué hombre no se comporta la mayoría de las veces como un niño? – preguntó Lanie, con una sonrisa – ¿sabes que Javier colecciona cromos de béisbol, y que los cambia con Ryan?, ¡Ah! y también tiene unos muñequitos que representan marines y soldados, le encanta organizar operaciones especiales con su ejército de élite – rió la forense.
- Que me vas a decir, Castle juega con un helicóptero teledirigido y con pistolas láser.
- Vaya, se nota que tu niño tiene dinero, sus juguetes son más sofisticados que los del mío.
Ambas rieron ante el comentario de Lanie. Mientras desayunaban, Kate le fue contando lo bien que lo había pasado, lo increíblemente hermosa que era la casa, los paseos por la playa y los pueblos cercanos y lo maravillosamente bien que se había portado Richard con ella en todos los aspectos.
- Me dijo varias veces que me quiere – dijo Kate de pronto.
- Bueno, por lo que me has contado te lo ha demostrado a cada momento. ¿Y tú?, ¿le has dicho tu que también lo quieres?
- No, todavía no.
- ¿Y a que estás esperando?, porque enamorada de él hasta las trancas, si que lo estás.
- Tengo miedo – dijo Kate seria.
- ¿Miedo de que? ¿Ha hecho o ha dicho algo que no te gustara?
- No, ya te he dicho que todo ha sido espectacular, solo es que…
- ¿Qué? – preguntó algo impaciente su amiga – no entiendo que te da miedo.
- Depender tanto emocionalmente de alguien – suspiró.
- Bueno, eso es lo más normal cuando quieres a alguien, tú has tenido antes otras relaciones, ya debes saber como se siente una cuando esta enamorada.
- Esto es totalmente distinto, lo que siento por Castle no lo he sentido nunca antes por nadie, no lo puedo controlar, por eso me asusta, me hace sentirme débil, y eso si que no me gusta.
- Pues tendrás que acostumbrarte, Kate, Castle no va a hacerte daño, así que Carpe Diem.
- Pues si, intentaré superarlo y a vivir el momento.
- Claro que sí, si no acuérdate de lo que decía Rose Morgan en su clase de literatura –exclamó alegremente Lanie.
- ¿Quién?, no recuerdo a ninguna Rose Morgan, además si nosotras no fuimos juntas al instituto, ¿como me voy a acordar de tu profesora de literatura?
- Hija por Dios, que poca cultura de cine romántico tienes, voy a tener que hablar seriamente con Castle, seguro que él sabe a quien me refiero – dijo Lanie con exasperación – Rose Morgan o Barbra Streisand en “El amor tiene dos caras”, no me digas que no has visto esa película.
- Pues no, ya sabes que yo el cine romántico…
- No, si ya sé, que tu eres más de Matrix, X Men, Terminator, Arma Letal y esas lindezas, lo dicho tengo que hablar con Castle, porque…
- ¡Puedes dejar de divagar y decirme de una vez que decía esa Rose en la película! – dijo con impaciencia.
- Pues más o menos venía a preguntarse, que por que la gente busca el amor, cuando este tiene una caducidad limitada y puede ser aniquilador…
- A ver ilústrame con las sabias palabras de esa mujer, ¿Por qué?
- Pues por que mientras dura te sientes de puta madre, o no es así como tu te sientes desde que estas con Castle, ¿eh?
- Pues la verdad es que si, para que voy a negarlo, si, es así como me siento.
- Pues eso, a vivir que son dos días y a disfrutarlo al máximo.
- ¡Nos vemos, Lanie! – se despidió Kate con una sonrisa, pensando que su amiga era única para levantarle el ánimo a una.
Después del desayuno, cada una tiró para su trabajo. Cuando Kate llegó a la comisaría, la recibieron sus compañeros alegremente.
- ¿Qué tal las vacaciones jefa?
- Muy bien, chicos, la verdad es que me hacían falta, he descansado bastante.
- ¿Y has estado descansando sola? – preguntó Esposito.
- Eso no es de tu incumbencia y si he descansado es porque he estado sola.
- ¡Hay muchas formas de descansar! – dijo Ryan con una sonrisa – pero como Castle no ha venido tampoco en estos días, pensamos que a lo mejor habéis estado juntos y …
- Pues no penséis tanto, yo le dije a Castle que me iba de vacaciones – intentó disimular – supongo que no vendría por eso. Además, ¿vosotros lo habéis llamado cuando hubo algún caso – preguntó segura como estaba de que iban a decir que no.
- Pues no, no se nos ocurrido, como siempre le llamas tú.
- Entonces ¿Cómo iba a venir si no lo llamáis?, tampoco ha venido hoy y yo ya estoy aquí. ¿Alguna pregunta más?
- No, jefa – contestaron al unísono.
- Bueno, pues a trabajar – les cortó - ¿Qué tenemos?
- De momento nada, papeleo.
Tuvieron un día tranquilo para alegría de ella y desesperación de ellos que se aburrían. Un poco antes del almuerzo recibió una llamada de Rick.
- Hola detective, ¿me echas de menos aunque solo sea un poquito? – la saludo con voz mimosa – yo he pensado en ti durante toda la noche y toda la mañana.
- Pues yo no, he estado muy ocupada – mintió a propósito, le encantaba hacerle rabiar – algunas personas tenemos que trabajar para comer.
- Hablando de comer, ¿Te apetece hacerlo conmigo?, podríamos vernos en tu casa y encargar algo – propuso con tono sugerente – hay partes de mi anatomía que te echan notablemente de menos.
Estuvo a punto de decirle que no podía, pero recordó las palabras de Lanie “Carpe Diem”, así que contestó:
- De acuerdo, oye podrías aprovechar y traerme el coche. Recógeme en la tienda de animales que hay a dos calles de la comisaría. No quiero que nos vea nadie.
- No sabes lo que me excita eso de vernos a escondidas y que me mandes de esa manera. Me encanta ser tu esclavo y si es sexual, mejor, que mejor.
- ¡¡Castle!! – le riño ella – ahora no estoy para tus jueguecitos.
- Pero dentro de un ratito, cuando nos veamos en tu casa, si que vas a querer jugar ¿eh? – preguntó picarón.
- Ya veremos – respondió ella intentando sonar seria, pero se le adivinaba la sonrisa en el tono de voz – nos vemos en media hora.
- Allí estaré.
********************************************************************
Pasaron un rato de lo más agradable en casa de Kate. Además de comer se dedicaron a jugar un rato, hasta que ella no tuvo más remedio que decirle que debía de volver al trabajo. Él le puso carita triste, pero ella fue fuerte y fue capaz de resistirse a sus encantos. Se despidieron con un beso apasionado y se prometieron volver a verse por la tarde.
Castle se fue a su casa. Allí estaba su madre, presa de un ataque de histeria. Paseaba de arriba abajo, con una copa en la mano. Cuando entró y la vio como estaba se acercó a ella y le quitó la copa, para ponerla en la mesa.
- ¿Se puede saber que demonios te ocurre?, vas a gastar la moqueta.
- Me lo han dado, Richard, me lo han dado – exclamó ella casi en estado de éxtasis.
- ¿Un frasco de pastillas caducado?, ¿es por eso que estás así?
- No, el papel – dijo ella sin prestar atención al comentario de su hijo - ¡por fin se ha reconocido mi talento!
- ¿Qué papel? – le preguntó desorientado.
- El de la obra “La madame” de Wilbur R. Scoott*, es la audición que he estado preparando durante este tiempo.
- ¡Enhorabuena! – dijo abrazándola – seguro que los has impresionado.
- Pues parece que si. Esto hay que celebrarlo, esta noche cenamos en “Alfredo”, esperemos a que venga Alexis del colegio y tú llama a Kate, también tiene que venir, al fin y al cabo ella es parte de la familia.
Richard se alegraba realmente por su madre, había tenido la oportunidad de leerla y podía afirmar sin lugar a dudas que “La Madame” era una gran obra, y el autor un dramaturgo muy reconocido. Últimamente Martha solo había conseguido papeles sin importancia, la edad que ya tenía no era la mejor para el teatro a no ser que se le presentara una oportunidad como esta, un monólogo, donde el único papel de la obra era el de la vieja madame de un burdel europeo. Parecía que Martha Rodgers volvería a reaparecer en el teatro por la puerta grande.
Martha se fue a su habitación para ver que se pondría para aquella noche de celebración. Richard sonrió, su madre estaba realmente nerviosa, pero él sabía que era una gran actriz, no tan reconocida como se merecía, pero estaba seguro que haría un gran papel.
Cogió su móvil y marcó el número de Kate.
- Becket – contestó ella que ni siquiera había mirado quien era.
- ¡Hola amorcito! – le dijo sabiendo que ella no soportaba esos apelativos pastelosos.
- Castle, ¿Qué quieres?, estoy trabajando y ya sabes que no me gusta que me llames esas cosas.
- Por eso lo hago bombón, me gusta chincharte – rió él – te llamaba para avisarte de que esta noche tenemos celebración familiar.
- ¡Ah bueno! – respondió ella – entonces si no puedes hoy, nos vemos mañana.
- No me has entendido, inspectora, celebración familiar, quiere decir que es de la familia y tú, junto con mi hija y mi madre sois mi familia.
- ¿Y se puede saber que celebra nuestra familia? – preguntó ella felizmente pues le había encantado que él la incluyera de ese modo.
- A mi madre le han dado el papel único y principal, de la obra “La Madame” y esta anoche cenaremos en “Alfredo” para celebrarlo.
- Me alegro mucho por Martha, ¿de que va la obra?
- ¿No la has leído?, eso es imperdonable, es una de las mejores obras de Wilbur R. Scoott, el famoso dramaturgo – respondió él con voz teatral como si estuviera escandalizado – un momento, ¿tampoco sabes quien es Wilbur R. Scoott?
- Si sé quien es, y sé lo que ha escrito solo que no he leído esa precisamente.
- Esta noche te la llevo, tienes que leerla. Cuando yo lo hice siempre pensé que mi madre sería estupenda para ese papel. Ya verá como tú opinas lo mismo.
- Vale, me encantará leerla, pero dime de que va.
- No se cuentan los finales de los libros, hay que leerlos.
- No quiero saber el final, solo el argumento.
- Bueno, la madame es la dueña de un burdel en París, y empieza a contar su vida en primera persona, cuando ya mayor, llega un día que se tiene que retirar y cerrar el negocio, entonces empieza a recordar todo lo que le ha pasado en su azarosa vida, las chicas que trabajaron para ella, los hombres que conoció, lo que pasó durante la época de la guerra y así todo lo que ha pasado, buenos y malos momentos, la verdad es que está muy bien, ya verás como te gusta.
- Vaya por lo que me has contado parece muy interesante, seguro que me gustará leerla.
- Claro que si, ya sé que soy tu autor favorito, pero no me importa que leas a otros colegas.
- ¡Egocéntrico!
- Un poco si, lo reconozco. Tengo que dejarte, Alexis acaba de llegar y ya baja mi madre como las locas gritando para darle la noticia a su nieta favorita. Te recogemos en tu casa a las ocho. Besos por todas partes.
- Para ti también – rió ella.
CONTINUARÁ...
*“La madame” de Wilbur R. Scoott (Tanto el nombre del autor como la obra de teatro son inventados por mi)
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
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Localización : Al sur del sur
Re: Para siempre, Último Capítulo
Muy buen capitulo,que bonito todo en serio.
Arma Letal es una buena saga,aunque te falta una muy importante,Jungla de Cristal jajajaja.
Continua pronto
Arma Letal es una buena saga,aunque te falta una muy importante,Jungla de Cristal jajajaja.
Continua pronto
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Raúl- Moderador
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Localización : Parla City
Re: Para siempre, Último Capítulo
Bien!!!!!!!!!Genial!!!!!!!!!!!!!!!Cenita familiar estoy deseando leerlo
Muchas gracias por otro capítulo, este fic es impresionante, enhorabuena
Muchas gracias por otro capítulo, este fic es impresionante, enhorabuena
rakel- Escritor - Policia
- Mensajes : 1218
Fecha de inscripción : 08/01/2011
Edad : 32
Re: Para siempre, Último Capítulo
solo te puedo decir que estoy en el cielo con tu historia esta tan tremenda que estoy enganchada como una lapa ajjajaja escribes maravilloso eres la leche escribiendo
muchas gracias por el capitulo quiero mass
muchas gracias por el capitulo quiero mass
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CASKETT ALWAYS
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me gusta mucho tu fics, ya lo sabes y te comento siempre
Que mas te puedo decir, es increible!!!!!!!!!
te felicito!!!!!!!!!
Que mas te puedo decir, es increible!!!!!!!!!
te felicito!!!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: Para siempre, Último Capítulo
Genial historia! Me encanta cada día más!!!
Las charlas entre Castle y Beckett por teléfono son espectaculares...
GENIAL!!!!
Las charlas entre Castle y Beckett por teléfono son espectaculares...
GENIAL!!!!
Re: Para siempre, Último Capítulo
que bien esta el capitulo!!!
yo ya estaba puesta en buscar el libro de Wilbur R. Scoott para leerlo jajaja
genial
un fic perfecto
tengo muchas ganas de seguir leyendo!!!!!!
yo ya estaba puesta en buscar el libro de Wilbur R. Scoott para leerlo jajaja
genial
un fic perfecto
tengo muchas ganas de seguir leyendo!!!!!!
IsaVera- Autor de best-seller
- Mensajes : 762
Fecha de inscripción : 10/01/2011
Edad : 40
Localización : Cartagena, Murcia
Re: Para siempre, Último Capítulo
Me ha encantado que hagas referencia al amor tiene dos caras, una de mis peliculas favoritas. La BSO de la Streisand con Bryan Adamas es una de mis canciones favoritas y me recuerda en parte a la relación que Kate y Castle estan construyendo poco a poco en la serie.
Eso sil, antes de decidirse por el Bridges yo le hubiese dado un ultimo repaso al Brosnan que es mi mayor debilidad. Ay, que se le va a hacer.
Eso sil, antes de decidirse por el Bridges yo le hubiese dado un ultimo repaso al Brosnan que es mi mayor debilidad. Ay, que se le va a hacer.
amnigl- Autor de best-seller
- Mensajes : 956
Fecha de inscripción : 23/02/2011
Edad : 55
Localización : Córdoba
Re: Para siempre, Último Capítulo
Tenía la sensación de que ya había comentado y resulta que no.
Bueno, ¿qué más quieres que te diga? Maravilloso, como siempre. Con ganas de máaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
Bueno, ¿qué más quieres que te diga? Maravilloso, como siempre. Con ganas de máaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!!
Sofia- Ayudante de policia
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 05/07/2011
Edad : 30
Re: Para siempre, Último Capítulo
Capítulo 10:
La cena en Alfredo transcurrió entre risas y alegres charlas. Kate se sentía cada vez más integrada y acogida en esa familia, o como le decía Rick constantemente, su familia.
Martha estaba pletórica y les estuvo contando muchas anécdotas de la audición, como la de aquella actriz que apareció totalmente ebria y terminó cayéndose, o aquella otra, bastante dura de oído, que a cada rato, preguntaba: “¿Cómo dice chico?”, refiriéndose al director.
Alexis no paraba de reír, estaba feliz por su abuela, y por su padre, le encantaba que estuviese con Kate.
Por su parte Castle estuvo un buen rato mortificándola, por que no había leído la obra, menos mal que contaba con el apoyo incondicional de las otras dos mujeres.
- ¿Os podéis creer que Kate no ha leído la obra? – preguntó con tono falsamente sorprendido - ¿a que es inconcebible?, pero yo me he encargado de enmendar eso y le he traído mi ejemplar.
- Por supuesto que me lo puedo creer – contestó su madre – no todo el mundo lo lee todo como tú, hijo, que hasta te entretienes leyendo las etiquetas del champú y de los cereales, vamos cualquier cosa que tenga letras – y dirigiéndose a Kate – no le hagas caso querida, cuando se pone pesado no hay quien lo aguante.
- Yo también te quiero madre.
- Gracias hijo, pero piensas que todo el mundo tiene que ser un ratón de biblioteca como tú, y hay personas que tienen otros gustos literarios o simplemente no les gusta leer.
- A Kate si le gusta leer, soy su autor favorito, y eso me halaga, pero ya le dije que no me importa que lea otros colegas.
- ¡Tan modesto como siempre! – intervino Kate.
- De verdad hija – comentó Martha – no entiendo como eres capaz de aguantarlo.
- Ni yo misma lo sé – respondió riendo ella.
- Yo si lo sé – respondió con tono meloso y sorprendiéndola con un beso – ¿queréis que os lo cuente?
- Rick por favor – comentó ella apurada.
- Papá, que hay menores delante – dijo alegremente Alexis.
Y así siguieron durante toda la cena. Después de los postres pidieron champán para brindar, menos Alexis que lo hizo con agua. Al terminar la cena, Rick llevó primero a su madre y a su hija a la casa, y allí se despidió de ellas diciéndoles que no lo esperaran ya que él y Kate tenían mucho trabajo esa noche.
Kate se sonrojó bastante.
- Por favor Rick, ¿Cómo le dices eso a Martha y a Alexis?
- No te preocupes Kate, él es así – dijo la niña – ya estamos acostumbradas, porque a pesar de todo se hace querer.
- Es verdad que tenemos mucho trabajo, vamos a leer un libro entero – dijo muy serio – pero mira que sois malpensadas, me ofendéis.
- Buenas noches papá, buenas noches Kate.
- Buenas noches – se despidió también Martha.
Llegaron a casa de Kate. Ésta fingiendo estar enfadada le preguntó:
- ¿Piensas quedarte a dormir aquí?
- Pues claro.
- Te prepararé el sofá, recuerda que yo tengo que leer un libro – dijo intentando aparentar una seriedad que no sentía.
- De eso nada detective, esta noche vamos a trabajar otros aspectos, el libro y lo leerás mañana.
Y antes de que ella pudiera volver a protestar la cogió en brazos y fue con ella hasta el dormitorio, donde la dejó encima de la cama, acostándose a su lado y mientras le iba quitando la ropa, besaba cada lugar que descubría. Empezó a acariciarla, de esa manera que a ella la volvía loca y la dejaba sin voluntad. Ella tampoco perdió el tiempo, respondía a sus besos y caricias, y también le ayudó a deshacerse de su camisa y pantalones. Entre susurros, jadeos y palabras de amor se amaron plenamente.
********************************************************************
Durante las siguientes semanas, su relación siguió como hasta entonces. Castle iba cada vez que podía a la comisaría, aunque algunos días se quedaba escribiendo. Se mantenían como siempre, aunque los dos estuvieran deseando lanzarse el uno a los brazos del otro.
Sus compañeros tenían la mosca detrás de la oreja, aunque ellos no decían nada, las miradas de los dos eran distintas. Se creían que disimulaban, pero no podían evitar que algo se les notara, sobre todo, porque algunas veces no podían resistir la tentación de meterse en la sala de descanso y a pesar de tener mucho cuidado para que no los pillaran besándose, si entraba alguien que los conociera bien, si notaba que algo pasaba entre ellos.
Solo cuando iban a ver a Lanie para algún caso, podían actuar con naturalidad ya que la forense era la única que seguía sabiendo que ya llevaban algún tiempo juntos. Castle, quería de una vez por todas gritarle al mundo su amor por Kate, pero esta seguía renuente a que se enteraran. En el fondo seguía sintiendo miedo, a que aquello acabara algún día y todos sus amigos la compadecieran, como otra que dejó Richard Castle.
Pero Lanie en esto apoyaba totalmente a Castle, pensaba que ya era tiempo de que hicieran pública su relación, pero en eso Kate era terca como una mula, y no había modo de convencerla.
Uno de los día que fueron por la morgue, acudiendo a la llamada de Lanie, la encontraron totalmente absorta analizando unas muestras.
- ¡Hola Lanie!, ¿Qué tienes para nosotros?
- Pero si esta aquí mi pareja favorita, anda daos un besito para que yo lo vea, porque como seguís de incógnito, a veces me pregunto si lo vuestro no será un espejismo.
- No vamos a exhibirnos besándonos delante de ti – protestó Becket indignada.
- ¿Y por que no? – la contradijo Castle – es la única junto con mi madre y mi hija, que sabe lo nuestro, así que bien podemos aprovecharnos – mientras la sorprendía con un beso en los labios y un apretón en el culo.
- ¡Castle!, no hagas eso – protestó ella – aquí no.
- Pues en otros sitios bien que te gusta – dijo sorprendiéndola de nuevo con un abrazo, mientras sonreía.
Ella se separó enfadada, como no queriendo que su amiga presenciara los cariños que Castle le hacía. Él muy serio se dirigió a la forense:
- Lo ves doctora Parish, la inspectora Becket solo me quiere como un objeto sexual. Solo le sirvo para calentarle la cama, después de eso ya no le sirvo para nada más.
- ¡Castle! – gritó Becket horrorizada - ¡como dices eso, sabes de sobra que no es verdad!
- Entonces, ¿por que no quieres que nadie se entere de lo nuestro?, en la comisaría todos se han dado cuenta de lo que sentimos el uno por el otro – se estaba exaltando un poco – a todos nuestros amigos les alegraría saber que por fin estamos juntos, ¿no es cierto Lanie?
- Pues claro que si – respondió la aludida, que estaba empezando a sentirse un tanto violenta al tener que presenciar la discusión de sus amigos – yo ya me alegro y estoy segura de que los chicos también lo celebrarían.
- Todavía no estoy preparada para que el mundo se entere de lo nuestro, ¿vale? – respondió bastante enfadada – dijiste que no tenías prisa, que no querías estropearlo. Pues bien, Richard Castle, no lo estropees y cállate la boca.
- De acuerdo inspectora, cierro mi boca y me callo, no te preocupes no volveré a hablarte de este tema, no quiero presionarte – dijo con un cierto retintín en la voz.
- Estupendo – seguía enfadada – te espero en el coche – y salió dando un portazo.
- ¡Espera! – gritó Lanie, pero ya se había ido – no le he dicho lo que he descubierto del caso – dijo dirigiéndose a Castle.
- Si te sirvo yo – respondió Castle con cierto tono de tristeza – te juro Lanie que no sé que le pasa a Kate, no entiendo porque este secretismo sobre lo nuestro.
- Tiene miedo, chico escritor, en el fondo tiene miedo, prométeme que no le vas a decir nada de lo que voy a contarte, pero Kate se ha enamorado de ti como no lo ha hecho nunca de nadie, y eso la aterra.
- ¿Yo le doy miedo? – preguntó sorprendido – pero si soy totalmente inofensivo.
- Le da miedo lo que siente por ti, porque se siente vulnerable, no soportaría que lo vuestro saliera mal, que le hicieras daño, y ¿sabes que?, yo tampoco te lo permitiría, si la lastimaras, usaría contigo toda mi nueva colección de bisturís y escalpelos y me convertiría en tu Lorena Bobbit particular.
- ¡Huyss, doctora, que sanguinaria! – dijo con un escalofrío al pensar en lo que proponía hacerle Lanie.
- No lo sabes tú bien, Kate es mi mejor amiga, y no voy a permitir que nadie le haga daño, si está en mi mano evitarlo.
- Yo nunca le haría daño Lanie – dijo Castle ahora muy serio – por lo menos de manera consciente. Quiero a Kate con toda mi alma y te juro que preferiría morir antes que lastimarla.
- Te creo, Castle, sé que la quieres y que eres lo mejor que le ha pasado, así que deberás tenerle paciencia. Toma – dijo dándole unos papeles que acababa de imprimir – llévate una copia del informe para que pueda verlo, y que me llame si tiene alguna duda y anda ve con ella, que estará harta de esperar.
Castle salió a la calle y se dirigió al coche aparcado. Entro dentro, ella miraba por su ventanilla y estaba muy seria.
- Ya era hora – dijo todavía enfadada – estaba a punto de macharme.
- Me quedé mientras Lanie imprimía una copia del informe, al final no te quedaste para que te contara lo nuevo que había descubierto.
- No iba a seguir aguantando tus tonterías.
- Siento si te he molestado, no era mi intención, te prometo que nunca me volveré a mostrar cariñoso contigo en público, dejaré los arrumacos y los cariños para nuestros momentos de intimidad, eso si no estás muy enfadada conmigo, claro.
Ella se volvió y lo miró seria.
- Yo también siento haberme puesto como me puse, no sé que me pasó, pero entiende que no quiera que nadie sepa lo nuestro todavía.
- Claro – dijo él recordando lo que había hablado con Lanie, pero sin entender nada – seguiremos siendo amantes secretos – sonrió mientras lo decía – eso le dará un cierto aire de misterio a nuestra relación. ¿Nos vamos?
- Si claro – dijo ella – ¿me vas leyendo el informe mientras conduzco?
- Por supuesto – contestó él, que empezó a leerle el informe, como si estuviera dando un discurso, interrumpido por algunas expresiones de asco, al leer algunas partes muy detalladas de la autopsia, lo que provocó en ella más de una carcajada, por las tonterías que hacía, lo que sirvió para distender la tensión que hacía solo un rato se había interpuesto entre ellos.
********************************************************************
Fueron pasando los días y su relación seguía siendo secreta, menos para las únicas tres personas que lo sabían. Ellos lo llevaban bastante bien, eran felices así, aunque Castle seguía esperando pacientemente a que ella se decidiera a contarle al mundo lo suyo. Él seguía yendo a la comisaría, aunque a veces se quedaba escribiendo, se seguían viendo por las noches, casi siempre en casa de ella, y hasta repitieron un fin de semana en Los Hamptons.
Habían hecho planes para aquella tarde de viernes. Habían estrenado una película que ambos tenían interés en ver, así que pensaron ir al cine, cenar en algún sitio tranquilo y luego terminar la noche en casa de Kate. Casi era la hora de salir cuando a Kate le sonó el teléfono. Era una llamada de Castle.
- ¡Hola Rick!, ya casi estoy lista, ¿me vienes a recoger o nos vemos en el cine?
- ¡Hola!, lo siento – dijo con pesar – pero no voy a poder salir esta noche.
- ¿Ha ocurrido algo? – preguntó preocupada.
- Es Alexis, no se encuentra muy bien, le están saliendo dos muelas del juicio, y le está doliendo bastante, además parece que tiene un poco de infección y tiene algo de fiebre, y como mi madre está ensayando no quisiera dejarla sola.
- ¡Vaya, si que lo siento!, no te preocupes, lo dejamos para otro día.
- Oye, ¿Por qué no te vienes a casa?, pedimos algo de cenar y vemos una peli aquí, en mi sofá.
- ¿Y Alexis no querrá estar tranquila sin nadie que la moleste? – preguntó indecisa.
- ¿Y por que ibas a molestarla? – inquirió él – ¿acaso vas a sentarte encima de ella?¿vas a tirarle de los pelos?, ¿Le vas a dar un cachete?, ¿vas a …?
- Ya, ya – rió ella – claro que no iba a hacerle nada de eso – pero lo mismo no le apetece que vaya nadie.
- Lo he consultado con ella y me ha contestado que si no te importa verla en pijama, no tiene ningún inconveniente en que pases la velada con nosotros.
- Por supuesto que no me importa verla en pijama, iré para allá en cuanto salga, ¿quieres que lleve algo?
- No hace falta, ya cuando estés aquí decidimos que vamos a cenar y lo encargamos,
- Pues hasta dentro de un rato.
- Hasta ahora.
Kate llegó al cabo de un rato. Le abrió Rick, Alexis permanecía acurrucada en el sofá. Se acercó a ella para preguntarle como estaba. La niña intentó sonreír pero solo le salió una mueca.
- ¿Te duele mucho?
- Bastante – suspiró Alexis – esta mañana fui con papá al dentista y me mandó antibióticos y un calmante, pero hasta que no salgan del todo y se pare la infección no me las podrán quitar.
- Las muelas del juicio ya no le salen a todo el mundo, es un rasgo evolutivo – señaló Castle – pero mi niña es tan juiciosa que le van a salir las cuatro.
- Más que juiciosa, primitiva en mi especie – intentó sonreír – ¡aucch!
- ¿Qué queréis pedir de comer? Preguntó Rick.
- Yo no tengo mucha hambre – dijo Alexis – además solo de pensar en masticar me dan ganas de llorar.
- Pero tienes que comer algo – le respondió su padre – no puedes tomar las medicinas con el estómago vacío.
Kate observaba la escena, le encantaba ver a Rick tan solícito y ejerciendo de perfecto papá.
- Bueno, pero algo muy blandito.
Al final encargaron comida italiana. Para Alexis pidieron un caldo y luego ella picoteó algo del plato de pasta de su padre. Se tomó las medicinas, y se sentó con Kate un rato a ver la tele, mientras Castle recogía todo lo que habían utilizado durante la cena.
- ¿Te encuentras mejor? – preguntó Kate cariñosa.
- Si, parece que las medicinas empiezan a hacer efecto.
- Me alegro, creo que se te está poniendo mejor cara.
- ¡Oye Kate! – dijo titubeante.
- ¿Si? – la invitó a seguir.
- Yo quería disculparme por haberos arruinado la noche.
- No has arruinado nada – contestó tajante – estás enferma y si tu padre no se hubiera quedado a atenderte me hubiera enfadado mucho con él.
- Por cierto – siguió insegura – quiero que sepas que puedes quedarte a dormir aquí siempre que quieras – volvió a titubear – vamos que yo ya no soy una niña, aunque mi padre siga pensando que si y no me importa que te quedes a dormir con papá cuando te apetezca, es más, me encantaría que te vinieras a vivir con nosotros, pero entiendo que quizás sea pronto para eso y que mi padre puede llegar a ser un autentico plasta a veces, y no quieras aguantarlo tanto rato seguido.
- ¡Vaya muchas gracias! – dijo Kate un poco sonrojada y sonriente por las palabras de la niña respecto a su padre – es bueno saber que me das permiso.
- Verás – ahora era Alexis la sonrojada – papá nunca ha traído a la casa a ninguna de sus… sus amiguitas, siempre nos ha respetado mucho a la abuela y a mí, pero tu no eres como las otras, tu eres distinta, de verdad, y tanto la abuela como yo estamos encantadas de que formes parte de nuestra familia.
- Gracias – dijo Kate emocionada – muchas gracias por considerarme de la familia.
- ¿De que hablan mis mujeres favoritas? – interrumpió Castle, totalmente ajeno al momento de confidencias de su novia y su hija.
- De ti, por supuesto – contestó Kate.
- Gran tema de conversación – sonrió Rick.
- Yo mejor me voy a la cama – anunció Alexis – la medicación me está empezando a hacer efecto y me está dando sueño.
- ¿Quieres que te acompañe? – preguntó su padre solícito.
- No gracias, puedo ir sola.
- Llama si necesitas algo – y volviéndose a Kate - ¿de que hablaban tan entretenidas?
- Tu hija me ha dado permiso para que me quede a dormir aquí siempre que quiera – dijo mirándole inquisitiva,
- ¿Qué? – preguntó él, al verle como le miraba.
- No habrá sido idea tuya ¿ah?
- Claro que no, ¿por quien me tomas? – preguntó con tono falsamente ofendido.
- No sabría decirte – sonrió ella.
- ¿Qué película te apetece ver? – le preguntó él.
De repente ella recordó la conversación que mantuvo con Lanie hacía unos días.
- ¿Tienes “El amor tiene dos caras”.
- Por supuesto – la miró extrañado – es de las favoritas de mi madre y Alexis, pero pensé que preferirías ver algo de más acción.
- Bueno, alguien me habló de esa peli, y como no la conozco, me apeteció verla.
- Sus deseos son órdenes – dijo levantándose y dirigiéndose al mueble donde guardaba los DVD – ¿sabes?, mi madre asegura que ella hubiera interpretado mucho mejor el papel de Hannah Morgan, la madre de la protagonista – le aclaró – aunque yo sigo pensando que Lauren Bacall estuvo gloriosa.
Puso la película y a Kate le encantó, una vez terminada Castle se empeñó en poner otra, esta vez de ciencia ficción, pero esta ya no la aguantaron y se quedaron dormidos. Así los encontró Martha a las tantas de la madrugada, cuando volvió del ensayo. Sonrió al verlos abrazados, hacían una pareja preciosa, se acercó a su hijo y dándole unos golpecitos en el hombro, para despertarlo, le dijo:
- Deberíais iros a la cama.
- ¡Hola!, no creo que sea capaz de subir las escaleras – dijo con voz de sueño.
- Vais a terminar con un horrible dolor de espaldas, allá vosotros, os traeré una manta.
- Muchas gracias.
- No hay de que hijo, buenas noches.
- Buenas noches – y se acurrucó junto a ella para seguir durmiendo.
CONTINUARÁ...
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: Para siempre, Último Capítulo
me encanta el capitulo
gracias por la fic esta brillante como siempre
gracias por la fic esta brillante como siempre
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CASKETT ALWAYS
Re: Para siempre, Último Capítulo
oooooooooooooooooooooooohhhhiiish me ha encantado .
Carla_Bk- Policia de homicidios
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