VOLVER A VERTE, Último capítulo
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
DIOOOSSS...ME HE PUESTO...COMO UNA MOTOOOO....AJAJAJA
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castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡¡¡¡ALAAAA VAMOS, TODO EL DIA DANDOLE!!!
Cata tu quieres que muramos de envidia? Por que menudo despertar que tienen estos dos. Yo quiero despertar asiiiiii.
Cata tu quieres que muramos de envidia? Por que menudo despertar que tienen estos dos. Yo quiero despertar asiiiiii.
moth13- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 24/04/2011
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Os dejo un nuevo capítulo. Espero que os guste. A la historia creo que le queda poco. Muchas gracias por leer y comentar.
Capítulo 34
A media tarde volvieron a despertarse. Los dos estaban felices, sonrientes, satisfechos y hambrientos. Rick se levantó para ir al baño y le preguntó que le apetecía comer, para ir a prepararlo.
Kate le dijo que se moría por comer comida china y Castle bajó a dejar la bandeja del desayuno en la cocina y a llamar al servicio a domicilio de un restaurante chino de la zona.
Mientras él llamaba, ella también fue al baño, no pudo evitar sonreír ante su imagen en el espejo. La radiante sonrisa que no era capaz de quitar, las mejillas coloreadas y el cabello revuelto, eran la imagen de la felicidad absoluta, que era como se sentía, inmensamente feliz.
Decidió bajar a hacerle compañía, así que se peinó un poco, y se puso una bata.
Él muy hacendoso fregaba los cacharros del desayuno cuando la sintió entrar en la cocina.
- Me dijiste que querías todo un día en la cama, y aun no son ni las cuatro de la tarde.
- Creo que he cambiado de opinión, prefiero que comamos aquí abajo y luego ya veremos que hacemos.
Prepararon la mesa en la cocina y estuvieron esperando hasta que llegó el repartidor.
Durante la comida no podían dejar de mirarse y sonreírse tontamente, recordando lo que ambos habían compartido, se besaban a cada poco, se daban de comer, fue un almuerzo de lo más empalagoso y no precisamente por exceso de dulces.
Cuando terminaron de comer y de recogerlo todo, se miraron como preguntándose, que hacían.
- ¿Quieres volver a la cama? – le preguntó él con sonrisa pícara – yo acabo de echarle gasolina al coche y…
- ¿La palanca del cambio de marchas está lista para continuar? – le interrumpió ella con picardía.
- ¿Quién sabe?, si esta bella conductora maneja la palanca tan bien como antes…
Empezaron a reírse sin poderlo evitar. Castle la rodeó con sus brazos y la besó diciéndole:
- En serio, Kate, si quieres que hagamos otra cosa, no hay necesidad de volver a la cama, todavía nos queda esta noche.
- Vale chico escritor, ya veo, que necesitas recuperarte un poco más, ¿Qué te parece si damos ahora ese paseo por la playa?
- Creo que te he demostrado que de chico nada inspectora – dijo mientras le apretaba las nalgas, a la vez que la estrechaba más contra él – y soy perfectamente capaz de seguir siendo tu esclavo sexual.
- Bueno, pues tu ama dominatriz ha decidido dejarte descansar, y salir a pasear.
- Entonces vamos a cambiarnos, si salimos solo con la bata se nos va a congelar algo más que el culo, y no queremos que se nos congele nada, ¿cierto?
- Por supuesto que no – dijo ella con mirada sugerente – anda vamos.
Subieron a la habitación y entre bromas y risas se pusieron ropa más abrigada y calzado deportivo para salir a pasear.
Se anduvieron la playa como quien dice de cabo a rabo. Kate cogió conchas y piedrecitas de recuerdo, alegando que de pequeña le encantaba hacerlo con su madre.
A medida que se acababa el día, fueron regresando a la casa, subieron hasta el porche y se sentaron en el sofá, desde el que vieron la tormenta su primer día allí.
Esta vez no había tormenta que observar, pero si una increíble puesta de sol, que llenó el cielo de distintos matices de rojos, rosas, naranjas y amarillos.
- ¡Esto es precioso Rick!, gracias, muchas gracias – dijo Kate emocionada.
- Gracias, ¿Por qué mi amor? – le respondió, sin entender muy bien que tenía ella que agradecerle.
- Por dejarme estar aquí, por perdonarme, por hacerme vivir los mejores momentos de mi vida, por quererme como me quieres…
- Por Dios Kate, no tienes nada que agradecerme, nada, soy yo quien te agradece a ti, que me hayas perdonado por apartarte e inmiscuirme en el caso de tu madre…
- Si no lo hubieras hecho, probablemente estaría muerta, tú me salvaste la vida porque yo hubiera seguido arriesgándome y exponiéndome al peligro sin ningún cuidado.
- No digas eso, solo de pensarlo me da escalofríos y no tienes nada que agradecer, estamos juntos y eso me hace el hombre más feliz de este planeta.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora?
- Ahora, ¿Cuándo? – preguntó Castle un poco confundido.
- Cuando volvamos a Nueva York.
- Vente a vivir con nosotros, ¿no te apetece?
- Pues no sé… – dudó ella – a lo mejor es demasiado pronto para vivir juntos y además no me apetece dejar mi casa, me gusta.
- Lo sé – respondió él – pero no creo que sea pronto para vivir juntos, aquí hemos estado una semana y no nos ha ido tan mal.
- Esto han sido unas vacaciones, sin otra cosa más que hacer que pasarlo bien, pero la convivencia día a día es más complicada, y en tu casa están Alexis y Martha y no sé qué les parecería tenerme allí y sigo sin querer dejar mi casa. ¡Ay no sé qué podemos hacer! – dijo indecisa.
- Alexis se irá pronto a la universidad y madre entra y sale y estoy seguro de que no le importará, así que podrás quedarte cuando quieras.
- ¿Y si cada uno nos vamos a nuestra casa de momento y luego ya vemos que hacemos? – propuso ella.
- No quiero separarme de ti – dijo él poniendo puchero – nunca más.
- No vamos a separarnos, seguiremos viéndonos cada día, ¿Por qué volverás a la comisaría?, ¿Verdad?
- Todavía no estoy recuperado – dudó él – y además no sé si Gates querrá seguir viéndome por allí.
- Seguro que no le importa que vuelvas y por las noches nos quedamos donde más nos convenga, yo me llevo algunas cosas a tu casa y tú te traes algo de ropa para la mía – dijo satisfecha de su propia idea.
- Estaremos como los niños de padres separados con dos casas y dos cuartos – dijo él no muy convencido, ya que la quería viviendo con él, pero también comprendía que no quisiera dejar su casa.
- Venga, no te quejes tanto, ya verás cómo nos apañamos.
- Vale, y ¿se lo vamos a decir a los chicos?
- Bueno Lanie seguro que me hace un tercer grado nada más llegar y creo que tanto Ryan como Esposito se merecen que les digamos la verdad, aunque espero que sean discretos, porque a nadie más le importa.
Sin darse cuenta y mientras hablaban se había hecho de noche y empezaron a tener frío, así que entraron en la casa.
Prepararon la cena y luego los dos se dedicaron a hacer la maleta, aunque saldrían después de comer ambos querían dejarlo todo preparado y salir a montar en bicicleta por la mañana.
Se acostaron en la deshecha cama abrazados, empezaron a hablarse y recordar todo lo que habían vivido esa mañana, y entre palabras tiernas y algunas más picantes volvieron a hacer el amor hasta quedarse dormidos.
DOMINGO 4 DE MARZO
Se levantaron temprano y después de desayunar, sacaron las bicicletas del garaje y estuvieron dando un largo paseo. Volvieron a la casa, pues empezaba a nublarse y el tiempo volvía a amenazar lluvia.
Se fueron duchando por turnos mientras el otro preparaba el almuerzo.
Después de comer, terminaron de recogerlo todo y antes de que el día se pusiera más feo decidieron salir hacia Nueva York.
Cuando subieron al coche, los dos iban muy callados, cada uno pensando en sus cosas. A ninguno le apetecía volver a la ciudad, lo habían pasado muy bien, pero entendían que había que volver a la realidad de la rutina diaria.
Así que cada uno iba recordando los momentos felices que habían vivido esos días, desde el momento en que Rick leyó todo lo que ella le había escrito, cuando se reencontraron en la playa y cada instante maravilloso que habían compartido.
Hablaron poco durante el trayecto, estuvieron escuchando música, la entrada en la ciudad estuvo un poco complicada, era domingo y eran muchos los que volvían a la ciudad después de pasar fuera el fin de semana.
Por fin Kate llegó hasta el SoHo y aparcó ante el loft de Castle, volviéndose hacia él.
- ¿No quieres subir? – le preguntó – seguro que Alexis y mi madre querrán saludarte.
- Bueno, pero solo un momento, mañana tengo que volver al trabajo y no quisiera acostarme muy tarde.
Subieron a la casa, tanto Martha como Alexis se alegraron mucho de verles, y sobre todo de verles tan bien y tan contentos. Como era de suponer la invitaron a cenar y ella que tampoco quería irse, fue incapaz de rehusar.
Cenaron alegremente mientras compartían lo que habían hecho durante esa semana, claro solo lo que se podía compartir. Alexis también les contó que había seguido trabajando con Lanie y que le gustaba mucho, Martha les habló de su nuevo papel en una obra de teatro.
Llegaba la hora de marcharse, pero ninguno de los dos quería separarse.
Al final Castle fue quien propuso una solución.
- ¿Os molestaría que pasase la noche en casa de Kate? – preguntó dirigiéndose a su madre y a su hija.
- Claro que no hijo – dijo Martha – pensábamos que sería ella quien se quedase aquí, pero es normal que quiera darle una vuelta a la casa después de tantos días sin estar allí.
Rick miró a Alexis.
- Papá se supone que soy yo quien tiene que pedirte permiso a ti y no al contrario, claro que puedes ir con Kate, ya hemos visto lo bien que te ha cuidado estos días – sonrió la pelirroja.
- Cojo ropa limpia y nos vamos, ¿si?
Y se fue a su habitación donde dejó la bolsa que traía de Los Hamptons y preparó otra con algo de ropa más acorde para la ciudad, recordando lo que habían hablado de dejar cosas cada uno en la casa del otro, metió también varias mudas de ropa interior y útiles de aseo.
Cuando salió, se despidió de su madre y de su hija, hasta el día siguiente.
Llegaron a casa de Kate y él simplemente le dijo que necesitaba sitio para dejar algunas cosas que había traído. Ella le sonrió mientras le hacía hueco en el armario y en uno de los cajones. Después de acomodar su ropa entró al baño para dejar sus cosas.
Cuando salió ella ya estaba en pijama y había puesto una lavadora con la ropa que traía del viaje. Él también se puso su pijama y destapó la cama, preguntándole:
- ¿De qué lado duermes?
- La verdad es que me da igual, donde tú quieras.
Él se acostó y ella le imitó. Estuvieron un rato abrazados y besándose, pero el día había sido largo y ambos estaban cansados, así que decidieron que lo mejor era echarse a dormir, cosa que sucedió enseguida.
Los dos estaban felices y expectantes ante la nueva vida que se les presentaba juntos.
CONTINUARÁ…
Capítulo 34
A media tarde volvieron a despertarse. Los dos estaban felices, sonrientes, satisfechos y hambrientos. Rick se levantó para ir al baño y le preguntó que le apetecía comer, para ir a prepararlo.
Kate le dijo que se moría por comer comida china y Castle bajó a dejar la bandeja del desayuno en la cocina y a llamar al servicio a domicilio de un restaurante chino de la zona.
Mientras él llamaba, ella también fue al baño, no pudo evitar sonreír ante su imagen en el espejo. La radiante sonrisa que no era capaz de quitar, las mejillas coloreadas y el cabello revuelto, eran la imagen de la felicidad absoluta, que era como se sentía, inmensamente feliz.
Decidió bajar a hacerle compañía, así que se peinó un poco, y se puso una bata.
Él muy hacendoso fregaba los cacharros del desayuno cuando la sintió entrar en la cocina.
- Me dijiste que querías todo un día en la cama, y aun no son ni las cuatro de la tarde.
- Creo que he cambiado de opinión, prefiero que comamos aquí abajo y luego ya veremos que hacemos.
Prepararon la mesa en la cocina y estuvieron esperando hasta que llegó el repartidor.
Durante la comida no podían dejar de mirarse y sonreírse tontamente, recordando lo que ambos habían compartido, se besaban a cada poco, se daban de comer, fue un almuerzo de lo más empalagoso y no precisamente por exceso de dulces.
Cuando terminaron de comer y de recogerlo todo, se miraron como preguntándose, que hacían.
- ¿Quieres volver a la cama? – le preguntó él con sonrisa pícara – yo acabo de echarle gasolina al coche y…
- ¿La palanca del cambio de marchas está lista para continuar? – le interrumpió ella con picardía.
- ¿Quién sabe?, si esta bella conductora maneja la palanca tan bien como antes…
Empezaron a reírse sin poderlo evitar. Castle la rodeó con sus brazos y la besó diciéndole:
- En serio, Kate, si quieres que hagamos otra cosa, no hay necesidad de volver a la cama, todavía nos queda esta noche.
- Vale chico escritor, ya veo, que necesitas recuperarte un poco más, ¿Qué te parece si damos ahora ese paseo por la playa?
- Creo que te he demostrado que de chico nada inspectora – dijo mientras le apretaba las nalgas, a la vez que la estrechaba más contra él – y soy perfectamente capaz de seguir siendo tu esclavo sexual.
- Bueno, pues tu ama dominatriz ha decidido dejarte descansar, y salir a pasear.
- Entonces vamos a cambiarnos, si salimos solo con la bata se nos va a congelar algo más que el culo, y no queremos que se nos congele nada, ¿cierto?
- Por supuesto que no – dijo ella con mirada sugerente – anda vamos.
Subieron a la habitación y entre bromas y risas se pusieron ropa más abrigada y calzado deportivo para salir a pasear.
Se anduvieron la playa como quien dice de cabo a rabo. Kate cogió conchas y piedrecitas de recuerdo, alegando que de pequeña le encantaba hacerlo con su madre.
A medida que se acababa el día, fueron regresando a la casa, subieron hasta el porche y se sentaron en el sofá, desde el que vieron la tormenta su primer día allí.
Esta vez no había tormenta que observar, pero si una increíble puesta de sol, que llenó el cielo de distintos matices de rojos, rosas, naranjas y amarillos.
- ¡Esto es precioso Rick!, gracias, muchas gracias – dijo Kate emocionada.
- Gracias, ¿Por qué mi amor? – le respondió, sin entender muy bien que tenía ella que agradecerle.
- Por dejarme estar aquí, por perdonarme, por hacerme vivir los mejores momentos de mi vida, por quererme como me quieres…
- Por Dios Kate, no tienes nada que agradecerme, nada, soy yo quien te agradece a ti, que me hayas perdonado por apartarte e inmiscuirme en el caso de tu madre…
- Si no lo hubieras hecho, probablemente estaría muerta, tú me salvaste la vida porque yo hubiera seguido arriesgándome y exponiéndome al peligro sin ningún cuidado.
- No digas eso, solo de pensarlo me da escalofríos y no tienes nada que agradecer, estamos juntos y eso me hace el hombre más feliz de este planeta.
- ¿Y qué vamos a hacer ahora?
- Ahora, ¿Cuándo? – preguntó Castle un poco confundido.
- Cuando volvamos a Nueva York.
- Vente a vivir con nosotros, ¿no te apetece?
- Pues no sé… – dudó ella – a lo mejor es demasiado pronto para vivir juntos y además no me apetece dejar mi casa, me gusta.
- Lo sé – respondió él – pero no creo que sea pronto para vivir juntos, aquí hemos estado una semana y no nos ha ido tan mal.
- Esto han sido unas vacaciones, sin otra cosa más que hacer que pasarlo bien, pero la convivencia día a día es más complicada, y en tu casa están Alexis y Martha y no sé qué les parecería tenerme allí y sigo sin querer dejar mi casa. ¡Ay no sé qué podemos hacer! – dijo indecisa.
- Alexis se irá pronto a la universidad y madre entra y sale y estoy seguro de que no le importará, así que podrás quedarte cuando quieras.
- ¿Y si cada uno nos vamos a nuestra casa de momento y luego ya vemos que hacemos? – propuso ella.
- No quiero separarme de ti – dijo él poniendo puchero – nunca más.
- No vamos a separarnos, seguiremos viéndonos cada día, ¿Por qué volverás a la comisaría?, ¿Verdad?
- Todavía no estoy recuperado – dudó él – y además no sé si Gates querrá seguir viéndome por allí.
- Seguro que no le importa que vuelvas y por las noches nos quedamos donde más nos convenga, yo me llevo algunas cosas a tu casa y tú te traes algo de ropa para la mía – dijo satisfecha de su propia idea.
- Estaremos como los niños de padres separados con dos casas y dos cuartos – dijo él no muy convencido, ya que la quería viviendo con él, pero también comprendía que no quisiera dejar su casa.
- Venga, no te quejes tanto, ya verás cómo nos apañamos.
- Vale, y ¿se lo vamos a decir a los chicos?
- Bueno Lanie seguro que me hace un tercer grado nada más llegar y creo que tanto Ryan como Esposito se merecen que les digamos la verdad, aunque espero que sean discretos, porque a nadie más le importa.
Sin darse cuenta y mientras hablaban se había hecho de noche y empezaron a tener frío, así que entraron en la casa.
Prepararon la cena y luego los dos se dedicaron a hacer la maleta, aunque saldrían después de comer ambos querían dejarlo todo preparado y salir a montar en bicicleta por la mañana.
Se acostaron en la deshecha cama abrazados, empezaron a hablarse y recordar todo lo que habían vivido esa mañana, y entre palabras tiernas y algunas más picantes volvieron a hacer el amor hasta quedarse dormidos.
DOMINGO 4 DE MARZO
Se levantaron temprano y después de desayunar, sacaron las bicicletas del garaje y estuvieron dando un largo paseo. Volvieron a la casa, pues empezaba a nublarse y el tiempo volvía a amenazar lluvia.
Se fueron duchando por turnos mientras el otro preparaba el almuerzo.
Después de comer, terminaron de recogerlo todo y antes de que el día se pusiera más feo decidieron salir hacia Nueva York.
Cuando subieron al coche, los dos iban muy callados, cada uno pensando en sus cosas. A ninguno le apetecía volver a la ciudad, lo habían pasado muy bien, pero entendían que había que volver a la realidad de la rutina diaria.
Así que cada uno iba recordando los momentos felices que habían vivido esos días, desde el momento en que Rick leyó todo lo que ella le había escrito, cuando se reencontraron en la playa y cada instante maravilloso que habían compartido.
Hablaron poco durante el trayecto, estuvieron escuchando música, la entrada en la ciudad estuvo un poco complicada, era domingo y eran muchos los que volvían a la ciudad después de pasar fuera el fin de semana.
Por fin Kate llegó hasta el SoHo y aparcó ante el loft de Castle, volviéndose hacia él.
- ¿No quieres subir? – le preguntó – seguro que Alexis y mi madre querrán saludarte.
- Bueno, pero solo un momento, mañana tengo que volver al trabajo y no quisiera acostarme muy tarde.
Subieron a la casa, tanto Martha como Alexis se alegraron mucho de verles, y sobre todo de verles tan bien y tan contentos. Como era de suponer la invitaron a cenar y ella que tampoco quería irse, fue incapaz de rehusar.
Cenaron alegremente mientras compartían lo que habían hecho durante esa semana, claro solo lo que se podía compartir. Alexis también les contó que había seguido trabajando con Lanie y que le gustaba mucho, Martha les habló de su nuevo papel en una obra de teatro.
Llegaba la hora de marcharse, pero ninguno de los dos quería separarse.
Al final Castle fue quien propuso una solución.
- ¿Os molestaría que pasase la noche en casa de Kate? – preguntó dirigiéndose a su madre y a su hija.
- Claro que no hijo – dijo Martha – pensábamos que sería ella quien se quedase aquí, pero es normal que quiera darle una vuelta a la casa después de tantos días sin estar allí.
Rick miró a Alexis.
- Papá se supone que soy yo quien tiene que pedirte permiso a ti y no al contrario, claro que puedes ir con Kate, ya hemos visto lo bien que te ha cuidado estos días – sonrió la pelirroja.
- Cojo ropa limpia y nos vamos, ¿si?
Y se fue a su habitación donde dejó la bolsa que traía de Los Hamptons y preparó otra con algo de ropa más acorde para la ciudad, recordando lo que habían hablado de dejar cosas cada uno en la casa del otro, metió también varias mudas de ropa interior y útiles de aseo.
Cuando salió, se despidió de su madre y de su hija, hasta el día siguiente.
Llegaron a casa de Kate y él simplemente le dijo que necesitaba sitio para dejar algunas cosas que había traído. Ella le sonrió mientras le hacía hueco en el armario y en uno de los cajones. Después de acomodar su ropa entró al baño para dejar sus cosas.
Cuando salió ella ya estaba en pijama y había puesto una lavadora con la ropa que traía del viaje. Él también se puso su pijama y destapó la cama, preguntándole:
- ¿De qué lado duermes?
- La verdad es que me da igual, donde tú quieras.
Él se acostó y ella le imitó. Estuvieron un rato abrazados y besándose, pero el día había sido largo y ambos estaban cansados, así que decidieron que lo mejor era echarse a dormir, cosa que sucedió enseguida.
Los dos estaban felices y expectantes ante la nueva vida que se les presentaba juntos.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Me encanta la idea de Kate! Sigue
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
muybueno sigue pronto me encanta tu historia
castlelover- As del póker
- Mensajes : 307
Fecha de inscripción : 26/02/2012
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
No lo acabessssss cada dia me gusta mas esta historia, si lo acabas, haz otro rapido porfaaaa
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
preciosoooo sigueee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Esta buena la idea de Kate pero no van a resistir estar un dia separados, ella se mudara al loft tipo 3 de la mañana cuando no pueda dormir sola!!!!!!!!!!!!
Siiii Cata, soy tu fan!!!!!!!!!!!
Siiii Cata, soy tu fan!!!!!!!!!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Muy buenos los dos últimos capitulos. Todo muy bien explicado. Se ve venir ya el final del fic, y da cierta pena, pero la verdad es que ha sido todo estupendo.
Te felicito.
Te felicito.
marypaz- Policia de homicidios
- Mensajes : 687
Fecha de inscripción : 09/06/2011
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
no kiero ke se acabe este fic !!!!!!!!!!!!!!!!!!!! sigue pronto
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
Fecha de inscripción : 02/04/2012
Edad : 37
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Nueva semana y nuevo capítulo. Gracias por leer y comentar.
Capítulo 35
LUNES 5 DE MARZO
Rick fue quien se despertó primero. Eran las seis y media y como sabía que Kate tenía puesto el despertador para las siete, decidió levantarse primero para prepararle el desayuno. Se metió al baño y se duchó procurando hacer el menor ruido posible. Cuando salió ya vestido sonrió al ver que seguía durmiendo profundamente.
Salió con cuidado y ya en la cocina, puso la cafetera y empezó a preparar unos huevos revueltos, zumo de naranja, tostadas y algo de fiambre.
Cuando Kate se despertó notó enseguida la ausencia de él. Se levantó y salió a la cocina donde estaba todo ocupado preparando el desayuno. Ella se le acercó por detrás y le rodeó la cintura con los brazos abrazándolo mientras le daba los buenos días.
- Buenos días Kate – contestó él, que siguió dejando que ella lo abrazara mientras terminaba de preparar los huevos revueltos – esto ya está listo, ¿desayunamos?
- Vale – dijo ella soltándolo muy a su pesar y yendo a sentarse en uno de los taburetes de la mesa de la cocina – ¿Qué me has preparado?
- Un desayuno nutritivo que vas a comerte enterito.
Cuando vio lo que empezaba a poner encima de la mesa, dijo con asombro.
- ¿Pretendes que me coma todo eso?, ¿Quieres que me convierta en una ballena andante?
- Para tu información nunca podrías ser una ballena andante, sino navegante y no creo que engordes mucho, llevo viéndote comer como una lima sorda toda esta semana, y sigues igual de estupenda que siempre – besito en los labios – así que no protestes que te queda un largo día de trabajo y hoy no iré a llevarte café.
- ¡Vale papá! – dijo ella con una sonrisa, la verdad es que desde que estaba con él le había vuelto el apetito, y afortunadamente no engordaba aunque se alimentara solamente de comida basura.
Terminó de desayunar y se metió en el cuarto de baño. Al salir observó que la cama ya estaba hecha, y en la cocina todo estaba recogido.
- ¡Vaya, vaya! – dijo alegre – creo que he acertado de pleno al quedarme contigo, menudo hombre de la casa estás hecho.
- Lo sé – y le hizo una graciosa reverencia – soy una auténtica joya, que me lo dice mi medre. He vivido solo y luego con Alexis y no siempre he podido costear a alguien que me ayude, así que he intentado ser autosuficiente.
- ¿Qué harás esta mañana? – preguntó ella que no le apetecía para nada volver a la comisaría y menos sin que él la acompañara.
- Iré a casa, encenderé el ordenador y a ver si soy capaz de escribir algo – dijo con desgana – se me acaban los plazos de entrega y no tengo ningunas ganas de escribir.
- No tienes que escribir si aún no te sientes preparado – dijo ella solidaria.
- Sí que tengo que hacerlo, Kate – suspiró él – las facturas no se pagan solas y además pueden demandarme por incumplimiento de contrato.
- ¿Sabes? – le dijo ella tocándole la frente como si tuviera fiebre – cuando tienes esos ataques de madurez y sensatez, echo de menos al Rick Castle inmaduro que conocí, espero que no me cambies mucho.
- Prometo que seguiré comportándome como un niño en algunas ocasiones, como un hombre en otras y como un súper macho en las demás – dijo riendo.
- Te tomo la palabra, ¿quieres que te acerque a tu casa antes de ir a la 12th?
- No hace falta que te desvíes, a ver si llegas tarde en tu primer día, ya tomo un taxi.
- Como quieras, ¿nos vemos para comer?
- De acuerdo, ya nos llamamos.
Se despiden con un tierno beso, y cada uno partió para su destino.
Cuando Kate llega a la comisaría, ve que Lanie la está esperando impaciente en la puerta. Aún quedan unos minutos para las ocho y cuando la ve la saluda alegre con la mano.
- Buenos días Kate, ¡Que alegría de volver a verte! – se dieron un beso – venga te invito a desayunar.
- ¿Desayunar? – preguntó asqueada pensando en todo lo que se había metido entre pecho y espalda esa mañana – si como algo más empezaré a vomitar aquí mismo.
- ¿Tienes nauseas matutinas? – preguntó Lanie alegre – ¡Ay que me vas a hacer tía!
- Pero, ¿qué dices de hacerte tía? – dijo alarmada – ¿te has vuelto loca de repente?
- Como dices que tienes nauseas, pensé…
- Pues no pienses tanto, es que ya he desayunado y bastante bien por cierto.
- ¿Y qué tal un café?
- De verdad Lanie no es por despreciarte la invitación, pero ahora mismo no podría tomarme nada.
- Entonces ¿Cuándo vas a contármelo todo?, ya sabes que quiero detalles y mientras más jugosos mejor – dijo la forense con un mohín de disgusto – ya sé, ¡comemos juntas!
- Pero es que iba a quedar a comer con Castle – protestó Kate.
- Me da igual, has estado toda una semana con el chico escritor y no le va a pasar nada porque no coma un día contigo, y te juro Kate Becket que si me desprecias esta invitación te retiro la palabra de por vida.
- Bueno, bueno – dijo Kate sonriendo ante el ataque de su amiga – hablaré con él.
- Además yo también tengo cositas que contarte. Recógeme en la morgue. Hasta luego Kate.
- Nos vemos Lanie – sonrió.
Cuando subió a su planta, ya estaba allí sus compañeros que se alegraron mucho de volver a verla, estaban saludándose alegres, cuando Gates que la había visto entrar, salió de su despacho y dirigiéndose a ella, le preguntó.
- ¿Qué tal esas vacaciones inspectora?, ¿se encuentra ya recuperada y lo suficientemente descansada como para volver a su trabajo?
- Si señor, muchas gracias, la verdad es que estos días me han venido muy bien.
- ¿Y el señor Castle como se encuentra? – le preguntó el capitán sorprendiéndola.
- Que yo sepa está más recuperado – intentó disimular Becket aunque no consiguió engañar a Gates que la miró alzando una ceja.
- Dígale que lo esperamos cuando esté recuperado – dijo seria.
- ¿De verdad señor? – preguntó Kate ilusionada.
- Por supuesto, al fin y al cabo, me guste o no, forma parte del equipo – y los dejó hablando mientras volvía a su despacho.
Esposito fue más torpe y solo dijo mosqueado.
- Pues las últimas noticias que tengo de él es que estaba muy bien acompañado – dijo molesto – lo siento Becket, pero tenía que decirlo.
- No te preocupes Javi – dijo intentando aparentar una seriedad que no sentía – Castle es adulto y puede hacer con su vida lo que quiera. Y ahora mejor será que me ponga al día con esa montaña de papeleo que tan amablemente habéis dejado para mí.
Empezó a trabajar y de pronto se acordó que había quedado con Lanie para comer, bueno más que quedar la forense la había obligado.
Sacó el móvil y se lo comunicó a Castle. No acababa de mandar el mensaje cuando le llegó uno de él, disculpándose porque Martha había insistido en almorzar con él, ella también quería saber cómo habían ido esos días.
Evidentemente los mensajes se habían cruzado. Casi enseguida sonó el teléfono. Al ver que era él, se levantó y se fue a la sala de descanso para tener un poco más de intimidad.
Estuvieron hablando un rato, explicando cada uno sus motivos para no poder quedar juntos, al final Castle le dijo que iría con su madre a comer al “Napola” y que si no le importaba decírselo a Alexis por si quería unirse a ellos.
Llegó la hora de comer, y como había prometido pasó por Lanie a la morgue. Fueron a un chino que había por allí cerca y que a ambas les gustaba mucho.
Lanie no podía aguantar la curiosidad de saber todo lo que había pasado.
Kate pacientemente le fue explicando todo lo que había hecho, bueno no todo, porque los momentos íntimos los guardó para ella, pero si le contó cómo se reencontraron en la playa, lo que él le había dicho, después de confesarle que había leído todo lo que ella le había escrito, los sitios que visitaron, lo bueno que era con ella, lo detallista, lo buen amante que era y en definitiva lo maravillosos que había sido esos días, y lo que se alegraba de haber dado por fin el paso de estar con él, porque nunca se hubiera perdonado perderse lo que había vivido esos momentos.
Lanie suspiraba a cada poco emocionada, diciéndole una y otra vez lo que se alegraba por ellos.
Llegó el turno de preguntar a Kate, cuáles eran sus novedades. Lanie echándose a reír, le dijo que había vuelto con Javier gracias a Castle. Ante la mirada interrogante de Kate pasó a explicarle como había sido.
Esposito estaba totalmente convencido de que Castle había pasado esos días en Los Hamptons con una amiguita, y se lo dijo muy molesto a Lanie. Esta que sabía con quien estaba el escritor no le dio importancia, pero tampoco le dijo que era Kate quien estaba con él.
Luego llegó el impresionante centro de flores que Castle le mandó a Lanie, centro que vio Javier y del que leyó la tarjeta sin ningún tipo de recato.
En consecuencia se pilló un cabreo monumental, diciendo que menudo sinvergüenza era el escritor, que convaleciente y todo, mientras que Kate sufría de despecho, él estaba con alguna de sus amiguitas y encima ahora le tiraba los tejos a ella.
Esposito se había montado él solo una tremenda historia y tenía un cacao mayúsculo, y en un terrible ataque de celos, se le declaró a Lanie, que aceptó volver con él encantada.
Kate no podía dejar de reír con la historia que su amiga le contaba. Le prometió que hablaría con Rick para organizar una cena para los seis y aclarar el tremendo error que Javier se había inventado él solo, y además porque le apetecía que sus amigos compartieran con ella su felicidad.
Terminaron de comer y cada una se volvió a su trabajo, Kate estaba deseando hablar con Castle para contarle todo, y por supuesto para verlo pues lo había añorado durante todo el día.
CONTINUARÁ…
Capítulo 35
LUNES 5 DE MARZO
Rick fue quien se despertó primero. Eran las seis y media y como sabía que Kate tenía puesto el despertador para las siete, decidió levantarse primero para prepararle el desayuno. Se metió al baño y se duchó procurando hacer el menor ruido posible. Cuando salió ya vestido sonrió al ver que seguía durmiendo profundamente.
Salió con cuidado y ya en la cocina, puso la cafetera y empezó a preparar unos huevos revueltos, zumo de naranja, tostadas y algo de fiambre.
Cuando Kate se despertó notó enseguida la ausencia de él. Se levantó y salió a la cocina donde estaba todo ocupado preparando el desayuno. Ella se le acercó por detrás y le rodeó la cintura con los brazos abrazándolo mientras le daba los buenos días.
- Buenos días Kate – contestó él, que siguió dejando que ella lo abrazara mientras terminaba de preparar los huevos revueltos – esto ya está listo, ¿desayunamos?
- Vale – dijo ella soltándolo muy a su pesar y yendo a sentarse en uno de los taburetes de la mesa de la cocina – ¿Qué me has preparado?
- Un desayuno nutritivo que vas a comerte enterito.
Cuando vio lo que empezaba a poner encima de la mesa, dijo con asombro.
- ¿Pretendes que me coma todo eso?, ¿Quieres que me convierta en una ballena andante?
- Para tu información nunca podrías ser una ballena andante, sino navegante y no creo que engordes mucho, llevo viéndote comer como una lima sorda toda esta semana, y sigues igual de estupenda que siempre – besito en los labios – así que no protestes que te queda un largo día de trabajo y hoy no iré a llevarte café.
- ¡Vale papá! – dijo ella con una sonrisa, la verdad es que desde que estaba con él le había vuelto el apetito, y afortunadamente no engordaba aunque se alimentara solamente de comida basura.
Terminó de desayunar y se metió en el cuarto de baño. Al salir observó que la cama ya estaba hecha, y en la cocina todo estaba recogido.
- ¡Vaya, vaya! – dijo alegre – creo que he acertado de pleno al quedarme contigo, menudo hombre de la casa estás hecho.
- Lo sé – y le hizo una graciosa reverencia – soy una auténtica joya, que me lo dice mi medre. He vivido solo y luego con Alexis y no siempre he podido costear a alguien que me ayude, así que he intentado ser autosuficiente.
- ¿Qué harás esta mañana? – preguntó ella que no le apetecía para nada volver a la comisaría y menos sin que él la acompañara.
- Iré a casa, encenderé el ordenador y a ver si soy capaz de escribir algo – dijo con desgana – se me acaban los plazos de entrega y no tengo ningunas ganas de escribir.
- No tienes que escribir si aún no te sientes preparado – dijo ella solidaria.
- Sí que tengo que hacerlo, Kate – suspiró él – las facturas no se pagan solas y además pueden demandarme por incumplimiento de contrato.
- ¿Sabes? – le dijo ella tocándole la frente como si tuviera fiebre – cuando tienes esos ataques de madurez y sensatez, echo de menos al Rick Castle inmaduro que conocí, espero que no me cambies mucho.
- Prometo que seguiré comportándome como un niño en algunas ocasiones, como un hombre en otras y como un súper macho en las demás – dijo riendo.
- Te tomo la palabra, ¿quieres que te acerque a tu casa antes de ir a la 12th?
- No hace falta que te desvíes, a ver si llegas tarde en tu primer día, ya tomo un taxi.
- Como quieras, ¿nos vemos para comer?
- De acuerdo, ya nos llamamos.
Se despiden con un tierno beso, y cada uno partió para su destino.
Cuando Kate llega a la comisaría, ve que Lanie la está esperando impaciente en la puerta. Aún quedan unos minutos para las ocho y cuando la ve la saluda alegre con la mano.
- Buenos días Kate, ¡Que alegría de volver a verte! – se dieron un beso – venga te invito a desayunar.
- ¿Desayunar? – preguntó asqueada pensando en todo lo que se había metido entre pecho y espalda esa mañana – si como algo más empezaré a vomitar aquí mismo.
- ¿Tienes nauseas matutinas? – preguntó Lanie alegre – ¡Ay que me vas a hacer tía!
- Pero, ¿qué dices de hacerte tía? – dijo alarmada – ¿te has vuelto loca de repente?
- Como dices que tienes nauseas, pensé…
- Pues no pienses tanto, es que ya he desayunado y bastante bien por cierto.
- ¿Y qué tal un café?
- De verdad Lanie no es por despreciarte la invitación, pero ahora mismo no podría tomarme nada.
- Entonces ¿Cuándo vas a contármelo todo?, ya sabes que quiero detalles y mientras más jugosos mejor – dijo la forense con un mohín de disgusto – ya sé, ¡comemos juntas!
- Pero es que iba a quedar a comer con Castle – protestó Kate.
- Me da igual, has estado toda una semana con el chico escritor y no le va a pasar nada porque no coma un día contigo, y te juro Kate Becket que si me desprecias esta invitación te retiro la palabra de por vida.
- Bueno, bueno – dijo Kate sonriendo ante el ataque de su amiga – hablaré con él.
- Además yo también tengo cositas que contarte. Recógeme en la morgue. Hasta luego Kate.
- Nos vemos Lanie – sonrió.
Cuando subió a su planta, ya estaba allí sus compañeros que se alegraron mucho de volver a verla, estaban saludándose alegres, cuando Gates que la había visto entrar, salió de su despacho y dirigiéndose a ella, le preguntó.
- ¿Qué tal esas vacaciones inspectora?, ¿se encuentra ya recuperada y lo suficientemente descansada como para volver a su trabajo?
- Si señor, muchas gracias, la verdad es que estos días me han venido muy bien.
- ¿Y el señor Castle como se encuentra? – le preguntó el capitán sorprendiéndola.
- Que yo sepa está más recuperado – intentó disimular Becket aunque no consiguió engañar a Gates que la miró alzando una ceja.
- Dígale que lo esperamos cuando esté recuperado – dijo seria.
- ¿De verdad señor? – preguntó Kate ilusionada.
- Por supuesto, al fin y al cabo, me guste o no, forma parte del equipo – y los dejó hablando mientras volvía a su despacho.
Esposito fue más torpe y solo dijo mosqueado.
- Pues las últimas noticias que tengo de él es que estaba muy bien acompañado – dijo molesto – lo siento Becket, pero tenía que decirlo.
- No te preocupes Javi – dijo intentando aparentar una seriedad que no sentía – Castle es adulto y puede hacer con su vida lo que quiera. Y ahora mejor será que me ponga al día con esa montaña de papeleo que tan amablemente habéis dejado para mí.
Empezó a trabajar y de pronto se acordó que había quedado con Lanie para comer, bueno más que quedar la forense la había obligado.
Sacó el móvil y se lo comunicó a Castle. No acababa de mandar el mensaje cuando le llegó uno de él, disculpándose porque Martha había insistido en almorzar con él, ella también quería saber cómo habían ido esos días.
Evidentemente los mensajes se habían cruzado. Casi enseguida sonó el teléfono. Al ver que era él, se levantó y se fue a la sala de descanso para tener un poco más de intimidad.
Estuvieron hablando un rato, explicando cada uno sus motivos para no poder quedar juntos, al final Castle le dijo que iría con su madre a comer al “Napola” y que si no le importaba decírselo a Alexis por si quería unirse a ellos.
Llegó la hora de comer, y como había prometido pasó por Lanie a la morgue. Fueron a un chino que había por allí cerca y que a ambas les gustaba mucho.
Lanie no podía aguantar la curiosidad de saber todo lo que había pasado.
Kate pacientemente le fue explicando todo lo que había hecho, bueno no todo, porque los momentos íntimos los guardó para ella, pero si le contó cómo se reencontraron en la playa, lo que él le había dicho, después de confesarle que había leído todo lo que ella le había escrito, los sitios que visitaron, lo bueno que era con ella, lo detallista, lo buen amante que era y en definitiva lo maravillosos que había sido esos días, y lo que se alegraba de haber dado por fin el paso de estar con él, porque nunca se hubiera perdonado perderse lo que había vivido esos momentos.
Lanie suspiraba a cada poco emocionada, diciéndole una y otra vez lo que se alegraba por ellos.
Llegó el turno de preguntar a Kate, cuáles eran sus novedades. Lanie echándose a reír, le dijo que había vuelto con Javier gracias a Castle. Ante la mirada interrogante de Kate pasó a explicarle como había sido.
Esposito estaba totalmente convencido de que Castle había pasado esos días en Los Hamptons con una amiguita, y se lo dijo muy molesto a Lanie. Esta que sabía con quien estaba el escritor no le dio importancia, pero tampoco le dijo que era Kate quien estaba con él.
Luego llegó el impresionante centro de flores que Castle le mandó a Lanie, centro que vio Javier y del que leyó la tarjeta sin ningún tipo de recato.
En consecuencia se pilló un cabreo monumental, diciendo que menudo sinvergüenza era el escritor, que convaleciente y todo, mientras que Kate sufría de despecho, él estaba con alguna de sus amiguitas y encima ahora le tiraba los tejos a ella.
Esposito se había montado él solo una tremenda historia y tenía un cacao mayúsculo, y en un terrible ataque de celos, se le declaró a Lanie, que aceptó volver con él encantada.
Kate no podía dejar de reír con la historia que su amiga le contaba. Le prometió que hablaría con Rick para organizar una cena para los seis y aclarar el tremendo error que Javier se había inventado él solo, y además porque le apetecía que sus amigos compartieran con ella su felicidad.
Terminaron de comer y cada una se volvió a su trabajo, Kate estaba deseando hablar con Castle para contarle todo, y por supuesto para verlo pues lo había añorado durante todo el día.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Jajaja menuda historia se armó Esposito respecto a Castle y su "amiguita". Cuando se entere los mata a los dos... Bah, a los tres incluyendo a Lanie.
Genial como siempre!
Genial como siempre!
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Esposito cabreado y las otras partiendose jajajajajjaajajajajaja ke bueno jajjjajaj sigue pronto
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
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Edad : 37
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Muy bueno como siempre (;
KBCAlways- As del póker
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Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
sigueeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
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Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Espo no lo va a recibir muy bien que digamos a castle, es mas creo que veo un golpe jajaaaaaaa, pobre rick
Y kate esta muerta de amor!!!!!
Hrrmoso cata como siempre!!!
Y kate esta muerta de amor!!!!!
Hrrmoso cata como siempre!!!
silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Os dejo un nuevo capítulo. Siento haber tardado tanto en ponerlo, pero estas fechas son malas porque tengo mucho trabajo y dispongo de poco tiempo libre.
No puedo prometer cuando os pondré otro capítulo, intentaré por lo menos que sea uno a la semana.
Muchas gracias por vuestra paciencia y por leer y comentar.
¡Feliz fin de semana!
Capítulo 36
SÁBADO 10 DE MARZO
Habían establecido una cómoda rutina diaria a la que los dos se habían acostumbrado, como si llevaran haciendo eso toda la vida. Lo principal, era que estaban juntos y que bajo ningún concepto querían separarse.
Rick dormía todas las noches en casa de Kate, tanto su madre como su hija, comprendían que la reciente pareja necesitaba intimidad y no habían puesto ningún inconveniente.
Cada mañana cuando Kate salía rumbo a la 12th, Castle volvía a su casa, estaba un rato con Alexis que iba a la morgue un poco más tarde y luego se dedicaba por completo a escribir.
La estabilidad que le daba su relación con Kate, le había generado una energía que le había venido muy bien para escribir, pues se sentía inspirado y pletórico de ideas.
Ni siquiera se veían para almorzar, el lunes fue cuando ella quedó con Lanie y él almorzó con su madre y Alexis. Es resto de los días se tomaba algo ligero en su loft y cuando ella volvía a su casa sobre las cinco de la tarde, él ya estaba esperándola, algunos días le preparaba la cena, otros encargaban comida.
Ese era su momento, compartían lo que habían hecho durante el día y sus encuentros amorosos eran de lo más apasionados.
Castle ya estaba al tanto de que Gates lo había invitado a volver para seguir trabajando con ellos, lo mismo que sabía lo “enfadado” que Esposito estaba con él, por tontear con “otra” y con Lanie, sin tener en cuenta el sufrimiento de Becket.
Es por eso que esa noche habían planeado organizar una cena en el loft. Martha y Alexis estarían fuera de la ciudad, así que ellos dispondrían de la casa para ellos solos.
Querían compartir con sus amigos que estaban juntos, aclarar las dudas de Javier y agradecer a Lanie todo lo que había hecho por ellos.
Castle no había escatimado en gastos y había encargado una cena en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, incluso vendrían varios camareros que lo preparaban y lo servían. Luego ellos se encargaban de recoger y cuando se marchaban lo dejaban todo arreglado.
Habían quedado a las siete de la tarde. Los primeros en llegar fueron Ryan y Jenny, que los saludaron cariñosos, sobre todo a Castle, al que no había vuelto a ver desde que estaba en el hospital.
Ryan se alegró mucho al verlo tan recuperado y le dijo que lo encontraba estupendo, también le dijo que lo echaban de menos y que a ver cuando volvía a la comisaría. A ninguno de los dos les extrañó ver allí ya a Kate, pues pensaban que había llegado antes que ellos.
Al cabo de un rato, llamaron a la puerta. Eran Lanie y Javier, este último venía un poco violento, pues seguía convencido de que Castle, había vuelto a las andadas y de nuevo se comportaba como un picaflor, así que un tanto enfurruñado le dio la mano a Castle, aunque no expresó ningún tipo de alegría al volver a verlo.
Se sentaron en el salón a tomar un aperitivo. Estuvieron charlando de varios temas. Mientras Kate comentaba lo relajada que había estado durante su semana de descanso. Castle también comentó lo bien que le había sentado su estancia en Los Hamptons, pero en ningún momento dijeron que habían estado juntos.
Lanie los miraba con media sonrisa, porque sabía la verdad y sabía también la sorpresa que se iban a llevar los demás. Intervino en la conversación preguntando:
- Bueno Castle ¿Qué nos vas a dar de comer?, porque mucho hablar, mucho hablar y yo ni siquiera huelo a una triste hamburguesa.
- Mujer de poca fe – le contestó haciendo aspavientos – ¿Cómo osas pensar que te iba a preparar hamburguesas para cenar?, hoy es un día especial, tengo algo importante que comunicaros y que celebrar, nada de hamburguesas. He encargado la comida en “JoJo”, la traerán en un rato.
- ¿En “JoJo”? – preguntó Jenny emocionada – una compañera del trabajo me ha hablado de él, dice que la comida es exquisita, iba a pedirle a Kevin que fuésemos un día, pero parece que te has adelantado.
- Me alegro de que tengas buenas referencias del sitio, a mí también me han hablado muy bien, por eso los he llamado.
Esposito seguía mirando a Castle y pensando es que sería lo que el escritor tendría que comunicarles y sospechando que les iba a hablar de su nueva conquista. Estaba totalmente obcecado con esa idea.
Llamaron a la puerta y fue Kate quien se ofreció para abrir. Era el personal del restaurante con todo lo necesario para preparar la cena. Pasaron a la cocina, la comida ya venía hecha, solo había que calentarla.
Kate volvió con sus amigos, mientras Castle les indicaba a dos chicas donde estaba la mesa del comedor y estas empezaban a ponerla. Colocaron un mantel y los cubiertos, vasos y copas correspondientes. Todo lo ponía el restaurante.
En poco menos de media hora, la cena estuvo preparada. Se sentaron a la mesa, cada pareja a un lado y Castle y Becket en cada una de los extremos.
Les empezaron a servir la comida, varios entrantes a cual más delicioso, todo regado con un buen vino. Los comentarios sobre lo exquisito que estaba todo se entremezclaban en la conversación.
Luego les sirvieron un pescado al horno, y para terminar un surtido de postres que hizo las delicias sobre todo de Kate y Lanie, que eran muy golosas. Lanie entre quejas le reñía a Castle, diciéndole que esas tartas se le iban a quedar en las caderas de por vida, pero que estaban tan buenas que le daba igual.
Rick queriendo ser galante y le contestó que sus caderas podrían soportarlo, que ella seguiría estando estupenda, comentario que no pasó desapercibido por Esposito al que no le sentó muy bien que el escritor piropeara a su novia.
Cuando terminaron de comer, el personal del restaurante que había estado sirviendo todo, se encargó de recogerlo, dejando la cocina y el comedor como una patena. Castle despidió a los chicos con una sustanciosa propina para agradecerles su trabajo tan bien hecho.
Volvieron a sentarse en la sala, Castle preparó unas copas y Lanie le dijo que cuando les iba a contar las novedades en su vida.
Castle empezó a hablar, lo primero dándole las gracias por lo que habían hecho por él y su familia cuando estuvo secuestrado. Que no hubieran dejado de investigar ni trabajar ni siquiera los fines de semana para poder encontrarlo.
Ryan le dijo también emocionado, que para eso estaban los amigos, y que estaba seguro que él hubiera hecho lo mismo por cada uno de ellos.
Luego les dijo que pronto volvería a la comisaría, ya que Kate le había dicho que Gates lo esperaba y que ante semejante invitación del capitán, él no se podía negar.
Todos se mostraron encantados de que volviera, hasta Esposito al que el vino y la buena comida parecía que habían ablandado un poco.
Y luego cuando les dijo que lo más importante que tenía que decirles, que era que estaba con alguien, que era una persona maravillosa y que era el hombre más feliz de la tierra. Esposito que estaba un poco achispado empezó a increparlo.
- ¿Y es la misma mujer con la que has estado en Los Hamptons o es otra?, y sea quien sea, ¿Por qué no está aquí con nosotros tío?, lo siento Becket, no quise decirte nada cuando volviste, y además quiso ligar con Lanie, pero menos mal que yo me adelanté, que si no también se lía con ella, este tío no tiene arreglo.
- ¿Quieres dejar de decir estupideces, Javier Esposito? – dijo Lanie dándole un cosqui a su novio. Calla de una vez y deja hablar a Castle, que cuando te pones cabezón no hay quien te aguante.
- ¿A que ha venido eso? – preguntó Ryan, mientras Jenny asistía bastante violenta al arranque de genio de Javier.
- ¿Qué a que ha venido? – dijo Esposito que parecía que era incapaz de callarse – Castle tiene una amiguita y mientras Becket sufriendo por él – soltó del tirón y alzando la voz.
- ¿Y qué si tiene una amiguita como tú dices? – dijo Lanie molesta dándole otro cosqui – a ti no te importa la vida de ellos.
- Kate es mi amiga y no quiero que le hagan daño y deja de pegarme de una vez.
- Si es que cada vez que hablas sube el pan – volvió a protestar Lanie.
- A ver – dijo Castle interviniendo – para empezar mi vida privada no te incumbe, pero todos conocéis a la persona con la que estoy, es por eso que hemos organizado esta cena, para compartirlo con vosotros. Queríamos que fuese una sorpresa porque pensábamos que os ibais a alegrar.
- Cuando me fui de permiso me fui a Los Hamptons – le interrumpió Kate – Castle y yo habíamos discutido, pero cuando desapareció es cuando realmente me di cuenta de lo que significa para mí, siempre lo he querido, pero soy terca y cabezota y no quise darme cuenta hasta que estuve a punto de perderlo.
Ambos se cogieron de las manos y se miraron con cariño. Kate siguió hablando.
- Allí hablamos mucho, pusimos en orden nuestros sentimientos y desde entonces estamos juntos. Cuando tú llamaste a Rick, fue mi risa la que oíste, pero yo le hice señas para que no dijera nada, no queríamos decirlo todavía.
- ¿Y por qué ocultarlo? – preguntó Ryan feliz por la noticia que le habían dado.
- Queríamos pasar unos días juntos, a ver como se daba la cosa – dijo Castle – y como esto es serio y para siempre – mientras apretaba la mano de Kate hemos querido compartirlo con nuestros mejores amigos.
- ¿No tienes nada que decir Javier Esposito? – le riñó Lanie a su novio levantando la mano para darle de nuevo, solo que esta vez se la vio venir y fue capaz de apartarse a tiempo.
Javier se levantó ofreciéndole la mano a Castle, que también se levantó para estrechársela.
- Lo siento tío, pensé que estabas con una de tus amiguitas y aunque Becket no se daba cuenta todos los demás si, y sabía que ella sufriría si se enterara – y diciendo esto tiró de Castle para darle un abrazo.
- Vale, vale, disculpas aceptadas, pero mejor dejamos los abrazos, que luego cuando se te pase el efecto del vino no te va a gustar recordarlo.
- Que no estoy borracho tío, es que te quiero – y volvió a abrazar a Castle, que se apartó corriendo ante las risas de los demás.
Todos los felicitaron y comentaron lo contentos que estaban de que por fin estuvieran juntos, para celebrarlo Castle puso música y estuvieron bailando hasta bien entrada la madrugada.
Cuando por fin se marcharon, después de que Castle les prometiera, que el próximo lunes después de visitar al médico se pasaría por la comisaría, los dos suspiraron. Lo habían pasado muy bien con sus amigos pero estaban deseando quedarse solos.
- Estoy muerta – dijo Kate – me caigo de sueño, ¿vamos a dormir?
- ¿Solo a dormir? – preguntó poniendo morritos – nunca hemos hecho el amor en esta cama y ya mañana volvemos a tu casa. Yo que quería hacerlo en mi cama, pero bueno si no tienes ganas, mejor lo dejamos para otro momento.
- Bueno si no queda más remedio que lo hagamos – dijo fingiendo cansancio y resignación, sentimientos que no sentía en absoluto – haremos un sacrificio.
- Gracias por ser tan buena y sacrificarte por mí – dijo él siguiéndole el juego, empezando a besarla y a meterle mano mientras la dirigía a su dormitorio.
Ella que no se quedaba atrás terminó subiéndose a él, rodeándole la cintura con las piernas, hasta que llegaron a la habitación donde cayeron en la cama y prácticamente se arrancaron la ropa para amarse con pasión y desenfreno.
CONTINUARÁ…
No puedo prometer cuando os pondré otro capítulo, intentaré por lo menos que sea uno a la semana.
Muchas gracias por vuestra paciencia y por leer y comentar.
¡Feliz fin de semana!
Capítulo 36
SÁBADO 10 DE MARZO
Habían establecido una cómoda rutina diaria a la que los dos se habían acostumbrado, como si llevaran haciendo eso toda la vida. Lo principal, era que estaban juntos y que bajo ningún concepto querían separarse.
Rick dormía todas las noches en casa de Kate, tanto su madre como su hija, comprendían que la reciente pareja necesitaba intimidad y no habían puesto ningún inconveniente.
Cada mañana cuando Kate salía rumbo a la 12th, Castle volvía a su casa, estaba un rato con Alexis que iba a la morgue un poco más tarde y luego se dedicaba por completo a escribir.
La estabilidad que le daba su relación con Kate, le había generado una energía que le había venido muy bien para escribir, pues se sentía inspirado y pletórico de ideas.
Ni siquiera se veían para almorzar, el lunes fue cuando ella quedó con Lanie y él almorzó con su madre y Alexis. Es resto de los días se tomaba algo ligero en su loft y cuando ella volvía a su casa sobre las cinco de la tarde, él ya estaba esperándola, algunos días le preparaba la cena, otros encargaban comida.
Ese era su momento, compartían lo que habían hecho durante el día y sus encuentros amorosos eran de lo más apasionados.
Castle ya estaba al tanto de que Gates lo había invitado a volver para seguir trabajando con ellos, lo mismo que sabía lo “enfadado” que Esposito estaba con él, por tontear con “otra” y con Lanie, sin tener en cuenta el sufrimiento de Becket.
Es por eso que esa noche habían planeado organizar una cena en el loft. Martha y Alexis estarían fuera de la ciudad, así que ellos dispondrían de la casa para ellos solos.
Querían compartir con sus amigos que estaban juntos, aclarar las dudas de Javier y agradecer a Lanie todo lo que había hecho por ellos.
Castle no había escatimado en gastos y había encargado una cena en uno de los mejores restaurantes de la ciudad, incluso vendrían varios camareros que lo preparaban y lo servían. Luego ellos se encargaban de recoger y cuando se marchaban lo dejaban todo arreglado.
Habían quedado a las siete de la tarde. Los primeros en llegar fueron Ryan y Jenny, que los saludaron cariñosos, sobre todo a Castle, al que no había vuelto a ver desde que estaba en el hospital.
Ryan se alegró mucho al verlo tan recuperado y le dijo que lo encontraba estupendo, también le dijo que lo echaban de menos y que a ver cuando volvía a la comisaría. A ninguno de los dos les extrañó ver allí ya a Kate, pues pensaban que había llegado antes que ellos.
Al cabo de un rato, llamaron a la puerta. Eran Lanie y Javier, este último venía un poco violento, pues seguía convencido de que Castle, había vuelto a las andadas y de nuevo se comportaba como un picaflor, así que un tanto enfurruñado le dio la mano a Castle, aunque no expresó ningún tipo de alegría al volver a verlo.
Se sentaron en el salón a tomar un aperitivo. Estuvieron charlando de varios temas. Mientras Kate comentaba lo relajada que había estado durante su semana de descanso. Castle también comentó lo bien que le había sentado su estancia en Los Hamptons, pero en ningún momento dijeron que habían estado juntos.
Lanie los miraba con media sonrisa, porque sabía la verdad y sabía también la sorpresa que se iban a llevar los demás. Intervino en la conversación preguntando:
- Bueno Castle ¿Qué nos vas a dar de comer?, porque mucho hablar, mucho hablar y yo ni siquiera huelo a una triste hamburguesa.
- Mujer de poca fe – le contestó haciendo aspavientos – ¿Cómo osas pensar que te iba a preparar hamburguesas para cenar?, hoy es un día especial, tengo algo importante que comunicaros y que celebrar, nada de hamburguesas. He encargado la comida en “JoJo”, la traerán en un rato.
- ¿En “JoJo”? – preguntó Jenny emocionada – una compañera del trabajo me ha hablado de él, dice que la comida es exquisita, iba a pedirle a Kevin que fuésemos un día, pero parece que te has adelantado.
- Me alegro de que tengas buenas referencias del sitio, a mí también me han hablado muy bien, por eso los he llamado.
Esposito seguía mirando a Castle y pensando es que sería lo que el escritor tendría que comunicarles y sospechando que les iba a hablar de su nueva conquista. Estaba totalmente obcecado con esa idea.
Llamaron a la puerta y fue Kate quien se ofreció para abrir. Era el personal del restaurante con todo lo necesario para preparar la cena. Pasaron a la cocina, la comida ya venía hecha, solo había que calentarla.
Kate volvió con sus amigos, mientras Castle les indicaba a dos chicas donde estaba la mesa del comedor y estas empezaban a ponerla. Colocaron un mantel y los cubiertos, vasos y copas correspondientes. Todo lo ponía el restaurante.
En poco menos de media hora, la cena estuvo preparada. Se sentaron a la mesa, cada pareja a un lado y Castle y Becket en cada una de los extremos.
Les empezaron a servir la comida, varios entrantes a cual más delicioso, todo regado con un buen vino. Los comentarios sobre lo exquisito que estaba todo se entremezclaban en la conversación.
Luego les sirvieron un pescado al horno, y para terminar un surtido de postres que hizo las delicias sobre todo de Kate y Lanie, que eran muy golosas. Lanie entre quejas le reñía a Castle, diciéndole que esas tartas se le iban a quedar en las caderas de por vida, pero que estaban tan buenas que le daba igual.
Rick queriendo ser galante y le contestó que sus caderas podrían soportarlo, que ella seguiría estando estupenda, comentario que no pasó desapercibido por Esposito al que no le sentó muy bien que el escritor piropeara a su novia.
Cuando terminaron de comer, el personal del restaurante que había estado sirviendo todo, se encargó de recogerlo, dejando la cocina y el comedor como una patena. Castle despidió a los chicos con una sustanciosa propina para agradecerles su trabajo tan bien hecho.
Volvieron a sentarse en la sala, Castle preparó unas copas y Lanie le dijo que cuando les iba a contar las novedades en su vida.
Castle empezó a hablar, lo primero dándole las gracias por lo que habían hecho por él y su familia cuando estuvo secuestrado. Que no hubieran dejado de investigar ni trabajar ni siquiera los fines de semana para poder encontrarlo.
Ryan le dijo también emocionado, que para eso estaban los amigos, y que estaba seguro que él hubiera hecho lo mismo por cada uno de ellos.
Luego les dijo que pronto volvería a la comisaría, ya que Kate le había dicho que Gates lo esperaba y que ante semejante invitación del capitán, él no se podía negar.
Todos se mostraron encantados de que volviera, hasta Esposito al que el vino y la buena comida parecía que habían ablandado un poco.
Y luego cuando les dijo que lo más importante que tenía que decirles, que era que estaba con alguien, que era una persona maravillosa y que era el hombre más feliz de la tierra. Esposito que estaba un poco achispado empezó a increparlo.
- ¿Y es la misma mujer con la que has estado en Los Hamptons o es otra?, y sea quien sea, ¿Por qué no está aquí con nosotros tío?, lo siento Becket, no quise decirte nada cuando volviste, y además quiso ligar con Lanie, pero menos mal que yo me adelanté, que si no también se lía con ella, este tío no tiene arreglo.
- ¿Quieres dejar de decir estupideces, Javier Esposito? – dijo Lanie dándole un cosqui a su novio. Calla de una vez y deja hablar a Castle, que cuando te pones cabezón no hay quien te aguante.
- ¿A que ha venido eso? – preguntó Ryan, mientras Jenny asistía bastante violenta al arranque de genio de Javier.
- ¿Qué a que ha venido? – dijo Esposito que parecía que era incapaz de callarse – Castle tiene una amiguita y mientras Becket sufriendo por él – soltó del tirón y alzando la voz.
- ¿Y qué si tiene una amiguita como tú dices? – dijo Lanie molesta dándole otro cosqui – a ti no te importa la vida de ellos.
- Kate es mi amiga y no quiero que le hagan daño y deja de pegarme de una vez.
- Si es que cada vez que hablas sube el pan – volvió a protestar Lanie.
- A ver – dijo Castle interviniendo – para empezar mi vida privada no te incumbe, pero todos conocéis a la persona con la que estoy, es por eso que hemos organizado esta cena, para compartirlo con vosotros. Queríamos que fuese una sorpresa porque pensábamos que os ibais a alegrar.
- Cuando me fui de permiso me fui a Los Hamptons – le interrumpió Kate – Castle y yo habíamos discutido, pero cuando desapareció es cuando realmente me di cuenta de lo que significa para mí, siempre lo he querido, pero soy terca y cabezota y no quise darme cuenta hasta que estuve a punto de perderlo.
Ambos se cogieron de las manos y se miraron con cariño. Kate siguió hablando.
- Allí hablamos mucho, pusimos en orden nuestros sentimientos y desde entonces estamos juntos. Cuando tú llamaste a Rick, fue mi risa la que oíste, pero yo le hice señas para que no dijera nada, no queríamos decirlo todavía.
- ¿Y por qué ocultarlo? – preguntó Ryan feliz por la noticia que le habían dado.
- Queríamos pasar unos días juntos, a ver como se daba la cosa – dijo Castle – y como esto es serio y para siempre – mientras apretaba la mano de Kate hemos querido compartirlo con nuestros mejores amigos.
- ¿No tienes nada que decir Javier Esposito? – le riñó Lanie a su novio levantando la mano para darle de nuevo, solo que esta vez se la vio venir y fue capaz de apartarse a tiempo.
Javier se levantó ofreciéndole la mano a Castle, que también se levantó para estrechársela.
- Lo siento tío, pensé que estabas con una de tus amiguitas y aunque Becket no se daba cuenta todos los demás si, y sabía que ella sufriría si se enterara – y diciendo esto tiró de Castle para darle un abrazo.
- Vale, vale, disculpas aceptadas, pero mejor dejamos los abrazos, que luego cuando se te pase el efecto del vino no te va a gustar recordarlo.
- Que no estoy borracho tío, es que te quiero – y volvió a abrazar a Castle, que se apartó corriendo ante las risas de los demás.
Todos los felicitaron y comentaron lo contentos que estaban de que por fin estuvieran juntos, para celebrarlo Castle puso música y estuvieron bailando hasta bien entrada la madrugada.
Cuando por fin se marcharon, después de que Castle les prometiera, que el próximo lunes después de visitar al médico se pasaría por la comisaría, los dos suspiraron. Lo habían pasado muy bien con sus amigos pero estaban deseando quedarse solos.
- Estoy muerta – dijo Kate – me caigo de sueño, ¿vamos a dormir?
- ¿Solo a dormir? – preguntó poniendo morritos – nunca hemos hecho el amor en esta cama y ya mañana volvemos a tu casa. Yo que quería hacerlo en mi cama, pero bueno si no tienes ganas, mejor lo dejamos para otro momento.
- Bueno si no queda más remedio que lo hagamos – dijo fingiendo cansancio y resignación, sentimientos que no sentía en absoluto – haremos un sacrificio.
- Gracias por ser tan buena y sacrificarte por mí – dijo él siguiéndole el juego, empezando a besarla y a meterle mano mientras la dirigía a su dormitorio.
Ella que no se quedaba atrás terminó subiéndose a él, rodeándole la cintura con las piernas, hasta que llegaron a la habitación donde cayeron en la cama y prácticamente se arrancaron la ropa para amarse con pasión y desenfreno.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Muy buen capítulo, un poco más y Esposito lo mata a Rick si no aclaraba quien era la chica con la que estaba...
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Maravilloso Cata, Esposito se va a quedar tonto de tanta colleja xDDD
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Esto llegó a su final. Ya no había de donde estirar y mira que me ha costado acabarla, porque me enrollo y me enrollo y al final me ha quedado un capítulo bastante largo, pero me había propuesto que este fuera el último.
Espero que hayáis disfrutado leyendo la historia, lo mismo que yo escribiéndola. Siento haber tardado en poner los últimos capítulos. A mí no me gusta esperar, es por eso que me molesta hacer esperar a los demás, pero hay veces que el tiempo juega en contra de una y cuando no se puede, no se puede.
Muchas gracias a todos los que la habéis leído y por supuesto también a los que os molestáis en dejar mensaje. Es agradable saber que lo que una escribe, os gusta.
Espero que el capítulo no se os haga muy pesado, si es así lo siento de verdad.
Hasta pronto y nos seguimos leyendo por el foro.
Capítulo 37
LUNES 4 DE ABRIL
Ya había pasado un mes y medio desde que se reencontraron en Los Hamptons y desde que estaban juntos como pareja.
Castle había vuelto a trabajar con ellos en comisaría, aunque solo iba cuando había un caso, los días que Kate tenía trabajo de oficina, él se quedaba en casa escribiendo.
Seguían viviendo la mayor parte del tiempo en casa de Kate, a los dos les gustaba estar allí, tenían más intimidad.
Lo que si hacía Rick en su loft era escribir y pasar algunos ratos con su hija, aunque esta también iba muchas noches a cenar con ellos, por supuesto en compañía de Martha.
En unas semanas se celebraría el juicio contra Graham J. Parker que se había retrasado. Los dos estaban nerviosos y un poco alterados, pues sabían que casi con toda probabilidad tendrían que declarar.
Cuando terminara todo, tenían planeado ir de vacaciones todos juntos, ya que sabían que necesitarían alejarse de todo después del juicio y además Alexis se iría a la universidad a principios de septiembre.
Castle estaba totalmente decidido por Hawái y ni Kate, ni Alexis, ni Martha, que por supuesto también se había apuntado, le hacían ascos al destino elegido por él.
Aquella mañana de lunes, Kate estaba en la comisaría. No había caso nuevo, por lo que Rick estaba en su loft escribiendo. Los chicos también estaban por allí.
A media mañana un oficial de policía se acercó a Becket precediendo a un hombre de mediana edad.
- Inspectora – dijo dirigiéndose a ella – este señor pregunta por usted.
- Gracias Moretti.
- ¿Katherine Becket? – preguntó el hombre con cierta ceremonia.
- Si, soy yo – dijo sospechando quien era ese hombre y a que venía.
- Soy Basil Williams, agente judicial, le traigo una citación – dijo dándole un sobre – tiene que firmar aquí – le acercó una carpeta con una pinza que sujetaba un papel, que era una especie de recibo que ella debía firmar, al darse por enterada.
Firmo lo más serena que pudo. El agente judicial se despidió de ella con la misma ceremonia que se presentó. Ella se sentó en su escritorio, con el sobre entre las manos, dándole vueltas pero sin decidirse a abrirlo.
Esposito y Ryan que no había perdido detalle de todo lo que había pasado, se levantaron y se acercaron a ella.
- ¿Todo bien Becket? – preguntó Ryan – ¿Qué quería ese tío?
- Que va a querer, la citan a declarar en el juicio de Parker, ¿te encuentras bien jefa? – le preguntó Esposito poniendo una mano sobre su hombro – ¿quieres que llamemos a Castle?
- No, no hace falta – dijo Kate siguiendo sin abrir el sobre.
- ¿No vas a abrirlo? – le preguntó Esposito.
- Debería hacerlo, ¿no?
- Supongo que si – le dijo su amigo.
Abrió el sobre, donde le indicaban que la oficina del fiscal la había solicitado como testigo de la acusación y que sería llamada a declarar.
También le comunicaban que no debería salir de la ciudad, pues no sabían con seguridad que día sería, dependía de como se fuese desarrollando todo.
La verdad, es que aunque sabía que eso ocurriría, no pudo evitar sentirse mal.
No quería ver a ese hombre, ya estaba en la cárcel, y no sabía como reaccionaría cuando lo viese, porque lo que más ganas le daba de hacer, era llevarse una pistola y meterle un tiro entre ceja y ceja.
Gates desde su despacho había visto también la llegada del agente judicial y la cara de su mejor inspectora desencajarse cuando leía la citación. Salió de su oficina.
- ¿Algún problema inspectora? – le preguntó el capitán.
Sin decir palabra, Becket le dio a su jefe la citación. Gates la leyó.
- Se sabía que esto pasaría tarde o temprano, aunque supongo que con todo lo que conlleva este caso le habrá afectado solo el hecho de volver a recordarlo todo.
- Pues la verdad es que si – dijo Becket.
- Lo más probable es que la implicación de Roy Montgomery en todo esto salga ahora a la luz, así que con toda seguridad a mí también me llamarán a declarar.
- Intentaré hacer todo lo posible por no involucrarlo, señor – dijo Kate muy seria.
- Lo sé Kate, sé lo que apreciaba a Roy, el sentimiento era mutuo – dijo con nostalgia – pero no me fío de lo que pueda largar Parker para inculpar a otros.
- Esperemos que no se vea muy afectado, y que su familia no sufra mucho por ello – dijo Kevin solidario.
- Inspectora – dijo Gates – hay poco trabajo hoy, tómese el resto del día libre.
- Pero señor… – empezó a protestar Kate, pero el capitán la interrumpió – la quiero aquí despejada y preparada para seguir trabajando, mañana a las ocho. Hasta entonces, descanse todo lo que pueda y no piense mucho.
- Gracias señor – dijo Kate, si le daban un día libre no iba a ser ella quien lo rechazara.
Se despidió de sus compañeros, cogió su abrigo y salió de la comisaría. Se montó en el coche y se obligó a tranquilizarse ahora que iba a conducir, lo que faltaba es que se diera un golpe o provocara algún accidente.
Sin pensarlo dos veces se dirigió a casa de Castle, no quería estar sola, ahora tenía a alguien que luchara con ella, la acompañara en los malos momentos y la animara, el tiempo de pasar las penas solas y ahogarlas en alcohol ya había pasado. Sobre todo porque como le decía Rick a menudo “Las penas saben nadar”.
Tuvo suerte y aparcó enseguida, subió hasta el piso y llamó a la puerta. Al otro lado Castle, que estaba solo en casa, escribía totalmente enrollado en lo que hacía, lo que unido a que no esperaba a nadie hizo que no escuchara la puerta.
Becket volvió a llamar esta vez con más insistencia. Castle levantó la cabeza, preguntándose quién demonios lo importunaba a esa hora. Fue a abrir la puerta un poco molesto, pero antes de que pudiera decir algo, alguien se le echó en los brazos, tardó unos segundos es ver quien era.
- ¿Kate?, Kate, ¿Qué te ocurre, por que no estás en la comisaría?
Pero ella no le contestó, solo se aferraba a él enterrando la cara en su cuello.
Él la abrazó y siguió diciéndole.
- Kate me estas preocupando, ¿Qué te ha pasado? – dijo Rick, mientras sin dejar de abrazarla cerraba la puerta y la conducía hasta el sofá donde se sentaron.
Ella sacó la citación del bolsillo y se la dio. Mientras la leía, ella seguía confortablemente refugiada en sus brazos.
- Pero ya sabíamos que esto iba a pasar – dijo como toda respuesta.
- Ya, pero no sé si voy a poder, Rick, no sé si voy a poder enfrentarlo.
- Claro que vas a poder. Eres la mujer más valiente que nunca he conocido y yo estaré ahí contigo, lo sabes ¿verdad?
- Claro que lo sé, pero no puedo dejar de pensar en tener que verlo y eso me pone muy nerviosa.
- Pues no te preocupes, lo afrontaremos y lo superaremos juntos. Siempre juntos.
- Siempre – le contestó ella con media sonrisa acercándose a sus labios.
JUEVES 12 DE MAYO
Por fin había llegado el momento en el que Kate tendría que declarar. El juicio había empezado el 25 de abril, llegaron periodistas y cadenas de televisión de todo el país, e incluso del extranjero.
Era un caso de corrupción sin límites y en el primer día, el juzgado se convirtió en un circo mediático, dando pie a que el Honorable Timothy K. Michaels, juez de la causa, decidiera que a partir de ese momento y hasta el final de la misma, el juicio se celebrara a puerta cerrada.
Ni a la gente que acudía al juicio como un espectáculo, ni mucho menos a la prensa o la televisión, les hizo ninguna gracia la noticia, pero el juez, fue categórico, no quería su juzgado convertido en un vulgar plató.
Habían llevado a muchos testigos y a mucha gente a declarar. Entre ellos a Richard Castle.
Debido al interrogatorio de sus dos secuestradores, que torpes como eran habían incriminado, más que a Parker, a uno de sus socios, para el que trabajaban. Luego llamaron al socio, que parta quitarse problemas, acusó a Parker de ser el responsable, entre otras muchísimas cosas, del secuestro de Castle.
Total, que al final, Castle también declaró y lo hizo incluso antes que Kate. El día que le tocó ir, le dijo a ella que no se preocupara, que estaba bien, y que lo esperara a que volviese.
Ella no se hizo de rogar. No tenía ningunas ganas de ir al juzgado, además era día laborable, y prefería enfrascarse en su trabajo, que hasta el momento la había ayudado bastante a pasar el tiempo, hasta que fuese ella la que tuviese que ir.
Durante su declaración, Rick se mostró bastante sereno, dijo lo que tenía que decir y habló de lo que él sabía en cuanto al acusado. Cuando salió se fue directamente a la comisaría.
Casi era la hora del almuerzo, así que sin siquiera subir para evitar las preguntas de sus amigos que en ese momento no le apetecía contestar, le mandó un SMS a Kate, quedando con ella a un par de calles de la comisaría.
Ella salió en seguida a reunirse con él. Solo había visto a Parker en fotos, y la corroía la curiosidad por saber cómo era. Castle le estuvo contando y sobre todo previniéndola de lo cínico que era y de la frialdad con que hablaba de sus numerosas víctimas a las que consideraba meros instrumentos para conseguir sus objetivos.
Le dijo que la mejor forma de actuar ante él, era ignorándolo y dedicarse solo a referir los hechos, intentando no mostrar ningún tipo de sentimientos.
Había preparado su declaración con el fiscal, sabía que preguntas podrían hacerle. Además no era la primera vez que testificaba en un juicio, pero claro, ninguno tan personal como este.
Pero ahora que era ella la que tenía que enfrentarse a él y a pesar de las advertencias de Rick, para que se mantuviese calmada no podía evitar estar muy nerviosa.
Ella quiso ir sola, pero él no la dejó. La llevó hasta los juzgados y se sentó con ella a esperar en la puerta de la sala de audiencias, hasta que salió el aguacil a llamarla.
Él le deseó suerte y tranquilidad con un tenue beso en los labios, y ella respirando profundamente entró en la sala. Juró decir la verdad y ocupó su asiento.
Miró a Parker y vio reflejada en su cara, la maldad personificada, pensó en su madre y en que por fin, después de tantos años, su asesino iba a pagar por ello.
Atendió al abogado defensor y al fiscal, fue capaz de responder a todas y cada una de las preguntas que le hicieron. Evitaba mirar a Parker a la cara, haber visto una sola vez esa sonrisilla, malévola y de suficiencia le había revuelto el estómago.
Por fin y tras una larga sesión sin descanso, acabó su declaración. Harían un receso hasta el siguiente testigo. Esperó a que se llevaran al acusado para levantarse y salir de la sala, temiendo tambalearse. Tras tanta tensión acumulada, haber terminado por fin le había dado tal sensación de tranquilidad que se sentía agotada.
En el pasillo Castle esperaba con los codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos. Levantó la cabeza al oír el ruido de la puerta y la vio salir, pálida, ojerosa y visiblemente agotada.
Se levantó en seguida y acercándose a ella abrió los brazos donde ella se refugió.
- Vámonos a casa, Rick, vámonos a casa.
La llevó afuera por una puerta trasera del edificio, la misma por la que habían entrado para evitar a los periodistas. Abrió el coche y la ayudó a subir.
Kate empezó a llorar sin ruido. Sabía que ella le contaría en su momento, como había transcurrido todo, así que de momento el silencio reinó entre ellos.
Condujo hasta el apartamento de ella, aparcó y con la misma delicadeza la ayudó a bajar del coche y la guió hasta la casa.
Una vez dentro la llevó al sofá y le preguntó si quería tomar algo, una infusión o mejor una copa de algo más fuerte. Ella negó con la cabeza, y siguió llorando, mientras se hacía un ovillo, y se encogía abrazándose las piernas.
Castle se acercó y tomándola en brazos como si fuera una niña, se sentó en el sillón con ella en el regazo, consolándola, acunándola y diciéndole flojito, lo que la quería, que siempre estaría con ella, que ya nunca más estaría sola y que por fin todo había terminado.
Ella seguía llorando, empapando la camisa de Rick, pero no podía parar. Lo había pasado muy mal y necesitaba desahogarse. Estar en los brazos de Castle la hacía sentirse segura y protegida. Estaría así toda la vida.
Como el móvil de ella estaba apagado, fue el de él el que empezó a sonar con avisos de mensajes. Su madre, Alexis, Jim, los chicos, hasta Gates, todos preguntaban como le había ido.
Como pudo, con una mano les fue contestando a todos, que Kate estaba bien, que estaba descansando y que él se encargaría de estar con ella y no dejarla sola. Que pronto sabrían que había pasado.
Siguió arrullándola, poco a poco ella se fue calmando y dejando de llorar.
- Ha sido horrible – suspiró.
- No tienes que hablar si no quieres.
- Esa cara, era como el mismo demonio.
- Es el mismo demonio, Kate.
- ¿Rick?
- ¿Si?
- Gracias.
- No tienes porque dámelas.
- Si que tengo, gracias por estar siempre ahí.
- Siempre, Kate.
- No me dejes nunca.
- ¿Dejarte?, pero ¿Qué tonterías dices?, vas a terminar hartándote de Rick Castle, no sé si al final vas a ser tu quien me deje a mí.
- Nunca me hartaré de ti, nunca – dijo bostezando.
Las suaves palabras de amor que Rick le prodigaba, unido a la seguridad de sus brazos hizo que terminara de relajarse hasta quedarse dormida. Castle seguía meciéndola como a un bebé y acariciándole el pelo, los brazos, la cara, así como dándole besitos.
Cuando oyó la respiración pesada de ella que le indicaba que se había dormido, se levantó del sillón y la llevó a la cama, donde estaría más cómoda.
La acostó, le quitó los zapatos y la desnudó con cuidado de no despertarla, dejándola solo con la ropa interior. Destapó el lado contrario de la cama y con suavidad la llevó hasta allí y la tapó.
A continuación él también se quitó la ropa, quedándose solo con los calzoncillos y acostándose a su lado. No tenía sueño, pero por nada del mundo la dejaría sola en esos momentos. Se acercó a ella abrazándola y siguió diciéndoles dulces palabras de amor hasta que él también se quedó dormido.
SÁBADO 30 DE JUNIO
Llevaban dos días en Hawái y eran los mejores días que había pasado en su vida. Claro que, después del día del reencuentro en Los Hamptons y del día que hicieron el amor por primera vez.
Kate se daba cuenta que desde que estaba con Castle, atesoraba muchos días y momentos felices. Habían llegado a la isla hacía dos días y al final, Castle había decidido que pasarían allí el mes completo de vacaciones. Había muchos lugares que conocer y deseaba estar lo más lejos posible de Nueva York por un tiempo.
El juicio contra Parker había terminado por fin. Había salido culpable de varios asesinatos, así como de narcotráfico, tráfico de personas, robo, extorsión, y un sinfín de cargos más. Lo habían condenado a varias cadenas perpetuas en una prisión de máxima seguridad y ya no volvería a salir en la vida.
Estaban alojados en un maravilloso hotel con bungalows a pie de playa. Ellos ocupaban uno y Martha y Alexis otro. Se estaban dedicando a pasear, tomar el sol, bañarse, hacer snorkel, navegar, conocer las islas, comer en los mejores restaurantes y por parte de ellos dos a hacer el amor cada vez que se les presentaba una oportunidad que no eran pocas.
A Kate se le había ocurrido una idea y a medida que pasaban los días lo tenía cada vez más claro. Había visto algunas en el hotel, y no podía dejar de pensar que sería un lugar estupendo para hacerlo.
Sin decir nada a nadie y contando con la ayuda de la directora del hotel fue haciendo los trámites necesarios, y cuando lo tuvo todo listo fue cuando se lo planteó a Rick.
Estaban los dos tumbados en la cama. Se habían retirado a dormir la siesta, pero no habían dormido mucho precisamente.
Ella se incorporó y apoyando los codos en la cama lo miró de frente y sin anestesia le dijo.
- Oye Rick.
- ¿Si, mi amor?
- ¿Por qué no nos casamos?
Él se incorporó de inmediato.
- ¿Quieres que nos casemos?, ¿Por qué?
- ¿Y por qué no? – le devolvió la pregunta ella.
- Me encantaría casarme contigo, me moría por pedírtelo, pero no sabía si te parecería demasiado pronto para ese compromiso. Me haces muy feliz – dijo besándola – ya verás que contentas se van a poner Alexis y mi madre. En cuanto regresemos empezamos a prepararlo todo y buscamos una fecha en la que Alexis no tenga problemas para asistir.
- Yo decía casarnos aquí en Hawai, he visto varias parejas que lo han hecho y me he estado informando, hasta he pedido la licencia.
- Pero, ¿así de repente?, ¿y tu padre?, ¿y los chicos? ¿Y Lanie?, es tu mejor amiga, no te lo va a perdonar nunca.
- Ya lo había pensado, nos casamos aquí al estilo hawaiano, y luego hacemos algo en la ciudad para los que no puedan venir.
- ¿Y vas a privar a tu padre de llevarte del brazo el día de tu boda?, a mi Alexis me hace algo así y no la perdono en la vida.
- Me apetecía hacer una locura, pero ya veo que mi idea no te ha parecido bien – dijo con desilusión.
- Tu idea me ha parecido estupenda, y acepto casarme contigo, ¿Qué fecha habías pensado?
- Sobre el 29 de julio, así podría unir las vacaciones a la licencia por matrimonio.
- De acuerdo, tú sigue organizando lo que estabas haciendo que yo me ocupo del resto.
Y se empezaron a besar hasta que terminaron haciendo el amor de nuevo.
DOMINGO 29 DE JULIO
Había llegado el día en el que iban a celebrar su boda. Castle se había encargado de mandar billetes para Jim Becket, Esposito y Lanie y Ryan y Jenny, así como de alojarlos en bungalows idénticos a los de ellos.
Kate se sintió un poco apurada al principio, pensando en el dineral que se iba a gastar, para que toda la gente que de verdad le importaba estuviera con ellos.
Él le dijo que no se preocupara, que afortunadamente se lo podía permitir, pero que iba a tener que escribir muchos libros más de Nikki Heat aunque a ella no le gustara.
La boda se celebró en la playa. Tanto los novios, como los invitados iban vestidos de blanco, descalzos y con collares de flores. Kate llevaba además una corona de flores en la cabeza.
La ceremonia fue sencilla y emotiva, los dos pronunciaron sus votos con las manos entrelazadas y se prometieron amor eterno. Lanie, Jenny y Alexis actuaron como damas de honor y Ryan y Esposito como padrinos.
Luego cenaron en la playa a la luz de las antorchas y estuvieron bailando bailes hawaianos casi hasta el amanecer.
El 31 de julio volverían todos a Nueva York, menos la feliz pareja, que se iría a otro fantástico hotel pero en otra isla, para pasar la luna de miel.
Cuando por fin terminaron todo y cada uno se retiró a su habitación, ellos se pusieron cómodos y acostados y abrazados, estuvieron comentando todo lo que había pasado ese día. Estaban demasiado emocionados para poder dormir, aunque estaban cansados.
Kate se incorporó un poco y se tumbó encima de Rick. Mirándolo muy seria a los ojos, le dijo:
- Te tengo un regalo de bodas.
- Tu eres mi mejor regalo de bodas – contestó él besándola y abrazándola.
- Estoy embarazada.
La enorme sonrisa que se instaló en la cara de Rick, le confirmó que efectivamente había sido un buen regalo. Aun así, le preguntó:
- ¿Estas contento?
- Inmensamente feliz, ¿y tú?
- Yo también estoy muy contenta.
- ¿Es por eso que quisiste casarte tan pronto?, ¿Por qué no me lo dijiste?
- Me quise casar tan pronto simplemente por eso, porque quise y porque te quiero mucho. Hace unos días empecé a sospechar que pudiera estar embarazada, cuando llegó Lanie se lo comenté y me acompañó al consultorio del hotel para hacer los análisis.
- Pero, ¿Cómo?, desde que volvimos de Los Hamptons empezaste a tomar anticonceptivos, ¿Cómo pudo suceder?
- Creo que durante el juicio me descuidé, las fechas coinciden, seguro que con lo nerviosa que estaba me salté más de una toma.
- Pero ¿y tu trabajo? ¿y tu carrera? – le preguntó un poco preocupado – ya sabes que en cuanto nazca el bebé tu vida cambiará para siempre.
- Estoy preparada para ese cambio. Siempre quise ser madre, y mucho más desde que perdí a la mía. Solo necesitaba encontrar el momento y a la persona adecuada. Y eso ya lo he hecho.
- Te quiero Katherine Ellen Becket.
- Y yo a ti Richard Alexander Rodgers.
Y sellaron su promesa de amor eterno con un beso.
FIN
Espero que hayáis disfrutado leyendo la historia, lo mismo que yo escribiéndola. Siento haber tardado en poner los últimos capítulos. A mí no me gusta esperar, es por eso que me molesta hacer esperar a los demás, pero hay veces que el tiempo juega en contra de una y cuando no se puede, no se puede.
Muchas gracias a todos los que la habéis leído y por supuesto también a los que os molestáis en dejar mensaje. Es agradable saber que lo que una escribe, os gusta.
Espero que el capítulo no se os haga muy pesado, si es así lo siento de verdad.
Hasta pronto y nos seguimos leyendo por el foro.
Capítulo 37
LUNES 4 DE ABRIL
Ya había pasado un mes y medio desde que se reencontraron en Los Hamptons y desde que estaban juntos como pareja.
Castle había vuelto a trabajar con ellos en comisaría, aunque solo iba cuando había un caso, los días que Kate tenía trabajo de oficina, él se quedaba en casa escribiendo.
Seguían viviendo la mayor parte del tiempo en casa de Kate, a los dos les gustaba estar allí, tenían más intimidad.
Lo que si hacía Rick en su loft era escribir y pasar algunos ratos con su hija, aunque esta también iba muchas noches a cenar con ellos, por supuesto en compañía de Martha.
En unas semanas se celebraría el juicio contra Graham J. Parker que se había retrasado. Los dos estaban nerviosos y un poco alterados, pues sabían que casi con toda probabilidad tendrían que declarar.
Cuando terminara todo, tenían planeado ir de vacaciones todos juntos, ya que sabían que necesitarían alejarse de todo después del juicio y además Alexis se iría a la universidad a principios de septiembre.
Castle estaba totalmente decidido por Hawái y ni Kate, ni Alexis, ni Martha, que por supuesto también se había apuntado, le hacían ascos al destino elegido por él.
Aquella mañana de lunes, Kate estaba en la comisaría. No había caso nuevo, por lo que Rick estaba en su loft escribiendo. Los chicos también estaban por allí.
A media mañana un oficial de policía se acercó a Becket precediendo a un hombre de mediana edad.
- Inspectora – dijo dirigiéndose a ella – este señor pregunta por usted.
- Gracias Moretti.
- ¿Katherine Becket? – preguntó el hombre con cierta ceremonia.
- Si, soy yo – dijo sospechando quien era ese hombre y a que venía.
- Soy Basil Williams, agente judicial, le traigo una citación – dijo dándole un sobre – tiene que firmar aquí – le acercó una carpeta con una pinza que sujetaba un papel, que era una especie de recibo que ella debía firmar, al darse por enterada.
Firmo lo más serena que pudo. El agente judicial se despidió de ella con la misma ceremonia que se presentó. Ella se sentó en su escritorio, con el sobre entre las manos, dándole vueltas pero sin decidirse a abrirlo.
Esposito y Ryan que no había perdido detalle de todo lo que había pasado, se levantaron y se acercaron a ella.
- ¿Todo bien Becket? – preguntó Ryan – ¿Qué quería ese tío?
- Que va a querer, la citan a declarar en el juicio de Parker, ¿te encuentras bien jefa? – le preguntó Esposito poniendo una mano sobre su hombro – ¿quieres que llamemos a Castle?
- No, no hace falta – dijo Kate siguiendo sin abrir el sobre.
- ¿No vas a abrirlo? – le preguntó Esposito.
- Debería hacerlo, ¿no?
- Supongo que si – le dijo su amigo.
Abrió el sobre, donde le indicaban que la oficina del fiscal la había solicitado como testigo de la acusación y que sería llamada a declarar.
También le comunicaban que no debería salir de la ciudad, pues no sabían con seguridad que día sería, dependía de como se fuese desarrollando todo.
La verdad, es que aunque sabía que eso ocurriría, no pudo evitar sentirse mal.
No quería ver a ese hombre, ya estaba en la cárcel, y no sabía como reaccionaría cuando lo viese, porque lo que más ganas le daba de hacer, era llevarse una pistola y meterle un tiro entre ceja y ceja.
Gates desde su despacho había visto también la llegada del agente judicial y la cara de su mejor inspectora desencajarse cuando leía la citación. Salió de su oficina.
- ¿Algún problema inspectora? – le preguntó el capitán.
Sin decir palabra, Becket le dio a su jefe la citación. Gates la leyó.
- Se sabía que esto pasaría tarde o temprano, aunque supongo que con todo lo que conlleva este caso le habrá afectado solo el hecho de volver a recordarlo todo.
- Pues la verdad es que si – dijo Becket.
- Lo más probable es que la implicación de Roy Montgomery en todo esto salga ahora a la luz, así que con toda seguridad a mí también me llamarán a declarar.
- Intentaré hacer todo lo posible por no involucrarlo, señor – dijo Kate muy seria.
- Lo sé Kate, sé lo que apreciaba a Roy, el sentimiento era mutuo – dijo con nostalgia – pero no me fío de lo que pueda largar Parker para inculpar a otros.
- Esperemos que no se vea muy afectado, y que su familia no sufra mucho por ello – dijo Kevin solidario.
- Inspectora – dijo Gates – hay poco trabajo hoy, tómese el resto del día libre.
- Pero señor… – empezó a protestar Kate, pero el capitán la interrumpió – la quiero aquí despejada y preparada para seguir trabajando, mañana a las ocho. Hasta entonces, descanse todo lo que pueda y no piense mucho.
- Gracias señor – dijo Kate, si le daban un día libre no iba a ser ella quien lo rechazara.
Se despidió de sus compañeros, cogió su abrigo y salió de la comisaría. Se montó en el coche y se obligó a tranquilizarse ahora que iba a conducir, lo que faltaba es que se diera un golpe o provocara algún accidente.
Sin pensarlo dos veces se dirigió a casa de Castle, no quería estar sola, ahora tenía a alguien que luchara con ella, la acompañara en los malos momentos y la animara, el tiempo de pasar las penas solas y ahogarlas en alcohol ya había pasado. Sobre todo porque como le decía Rick a menudo “Las penas saben nadar”.
Tuvo suerte y aparcó enseguida, subió hasta el piso y llamó a la puerta. Al otro lado Castle, que estaba solo en casa, escribía totalmente enrollado en lo que hacía, lo que unido a que no esperaba a nadie hizo que no escuchara la puerta.
Becket volvió a llamar esta vez con más insistencia. Castle levantó la cabeza, preguntándose quién demonios lo importunaba a esa hora. Fue a abrir la puerta un poco molesto, pero antes de que pudiera decir algo, alguien se le echó en los brazos, tardó unos segundos es ver quien era.
- ¿Kate?, Kate, ¿Qué te ocurre, por que no estás en la comisaría?
Pero ella no le contestó, solo se aferraba a él enterrando la cara en su cuello.
Él la abrazó y siguió diciéndole.
- Kate me estas preocupando, ¿Qué te ha pasado? – dijo Rick, mientras sin dejar de abrazarla cerraba la puerta y la conducía hasta el sofá donde se sentaron.
Ella sacó la citación del bolsillo y se la dio. Mientras la leía, ella seguía confortablemente refugiada en sus brazos.
- Pero ya sabíamos que esto iba a pasar – dijo como toda respuesta.
- Ya, pero no sé si voy a poder, Rick, no sé si voy a poder enfrentarlo.
- Claro que vas a poder. Eres la mujer más valiente que nunca he conocido y yo estaré ahí contigo, lo sabes ¿verdad?
- Claro que lo sé, pero no puedo dejar de pensar en tener que verlo y eso me pone muy nerviosa.
- Pues no te preocupes, lo afrontaremos y lo superaremos juntos. Siempre juntos.
- Siempre – le contestó ella con media sonrisa acercándose a sus labios.
JUEVES 12 DE MAYO
Por fin había llegado el momento en el que Kate tendría que declarar. El juicio había empezado el 25 de abril, llegaron periodistas y cadenas de televisión de todo el país, e incluso del extranjero.
Era un caso de corrupción sin límites y en el primer día, el juzgado se convirtió en un circo mediático, dando pie a que el Honorable Timothy K. Michaels, juez de la causa, decidiera que a partir de ese momento y hasta el final de la misma, el juicio se celebrara a puerta cerrada.
Ni a la gente que acudía al juicio como un espectáculo, ni mucho menos a la prensa o la televisión, les hizo ninguna gracia la noticia, pero el juez, fue categórico, no quería su juzgado convertido en un vulgar plató.
Habían llevado a muchos testigos y a mucha gente a declarar. Entre ellos a Richard Castle.
Debido al interrogatorio de sus dos secuestradores, que torpes como eran habían incriminado, más que a Parker, a uno de sus socios, para el que trabajaban. Luego llamaron al socio, que parta quitarse problemas, acusó a Parker de ser el responsable, entre otras muchísimas cosas, del secuestro de Castle.
Total, que al final, Castle también declaró y lo hizo incluso antes que Kate. El día que le tocó ir, le dijo a ella que no se preocupara, que estaba bien, y que lo esperara a que volviese.
Ella no se hizo de rogar. No tenía ningunas ganas de ir al juzgado, además era día laborable, y prefería enfrascarse en su trabajo, que hasta el momento la había ayudado bastante a pasar el tiempo, hasta que fuese ella la que tuviese que ir.
Durante su declaración, Rick se mostró bastante sereno, dijo lo que tenía que decir y habló de lo que él sabía en cuanto al acusado. Cuando salió se fue directamente a la comisaría.
Casi era la hora del almuerzo, así que sin siquiera subir para evitar las preguntas de sus amigos que en ese momento no le apetecía contestar, le mandó un SMS a Kate, quedando con ella a un par de calles de la comisaría.
Ella salió en seguida a reunirse con él. Solo había visto a Parker en fotos, y la corroía la curiosidad por saber cómo era. Castle le estuvo contando y sobre todo previniéndola de lo cínico que era y de la frialdad con que hablaba de sus numerosas víctimas a las que consideraba meros instrumentos para conseguir sus objetivos.
Le dijo que la mejor forma de actuar ante él, era ignorándolo y dedicarse solo a referir los hechos, intentando no mostrar ningún tipo de sentimientos.
Había preparado su declaración con el fiscal, sabía que preguntas podrían hacerle. Además no era la primera vez que testificaba en un juicio, pero claro, ninguno tan personal como este.
Pero ahora que era ella la que tenía que enfrentarse a él y a pesar de las advertencias de Rick, para que se mantuviese calmada no podía evitar estar muy nerviosa.
Ella quiso ir sola, pero él no la dejó. La llevó hasta los juzgados y se sentó con ella a esperar en la puerta de la sala de audiencias, hasta que salió el aguacil a llamarla.
Él le deseó suerte y tranquilidad con un tenue beso en los labios, y ella respirando profundamente entró en la sala. Juró decir la verdad y ocupó su asiento.
Miró a Parker y vio reflejada en su cara, la maldad personificada, pensó en su madre y en que por fin, después de tantos años, su asesino iba a pagar por ello.
Atendió al abogado defensor y al fiscal, fue capaz de responder a todas y cada una de las preguntas que le hicieron. Evitaba mirar a Parker a la cara, haber visto una sola vez esa sonrisilla, malévola y de suficiencia le había revuelto el estómago.
Por fin y tras una larga sesión sin descanso, acabó su declaración. Harían un receso hasta el siguiente testigo. Esperó a que se llevaran al acusado para levantarse y salir de la sala, temiendo tambalearse. Tras tanta tensión acumulada, haber terminado por fin le había dado tal sensación de tranquilidad que se sentía agotada.
En el pasillo Castle esperaba con los codos sobre las rodillas y la cabeza entre las manos. Levantó la cabeza al oír el ruido de la puerta y la vio salir, pálida, ojerosa y visiblemente agotada.
Se levantó en seguida y acercándose a ella abrió los brazos donde ella se refugió.
- Vámonos a casa, Rick, vámonos a casa.
La llevó afuera por una puerta trasera del edificio, la misma por la que habían entrado para evitar a los periodistas. Abrió el coche y la ayudó a subir.
Kate empezó a llorar sin ruido. Sabía que ella le contaría en su momento, como había transcurrido todo, así que de momento el silencio reinó entre ellos.
Condujo hasta el apartamento de ella, aparcó y con la misma delicadeza la ayudó a bajar del coche y la guió hasta la casa.
Una vez dentro la llevó al sofá y le preguntó si quería tomar algo, una infusión o mejor una copa de algo más fuerte. Ella negó con la cabeza, y siguió llorando, mientras se hacía un ovillo, y se encogía abrazándose las piernas.
Castle se acercó y tomándola en brazos como si fuera una niña, se sentó en el sillón con ella en el regazo, consolándola, acunándola y diciéndole flojito, lo que la quería, que siempre estaría con ella, que ya nunca más estaría sola y que por fin todo había terminado.
Ella seguía llorando, empapando la camisa de Rick, pero no podía parar. Lo había pasado muy mal y necesitaba desahogarse. Estar en los brazos de Castle la hacía sentirse segura y protegida. Estaría así toda la vida.
Como el móvil de ella estaba apagado, fue el de él el que empezó a sonar con avisos de mensajes. Su madre, Alexis, Jim, los chicos, hasta Gates, todos preguntaban como le había ido.
Como pudo, con una mano les fue contestando a todos, que Kate estaba bien, que estaba descansando y que él se encargaría de estar con ella y no dejarla sola. Que pronto sabrían que había pasado.
Siguió arrullándola, poco a poco ella se fue calmando y dejando de llorar.
- Ha sido horrible – suspiró.
- No tienes que hablar si no quieres.
- Esa cara, era como el mismo demonio.
- Es el mismo demonio, Kate.
- ¿Rick?
- ¿Si?
- Gracias.
- No tienes porque dámelas.
- Si que tengo, gracias por estar siempre ahí.
- Siempre, Kate.
- No me dejes nunca.
- ¿Dejarte?, pero ¿Qué tonterías dices?, vas a terminar hartándote de Rick Castle, no sé si al final vas a ser tu quien me deje a mí.
- Nunca me hartaré de ti, nunca – dijo bostezando.
Las suaves palabras de amor que Rick le prodigaba, unido a la seguridad de sus brazos hizo que terminara de relajarse hasta quedarse dormida. Castle seguía meciéndola como a un bebé y acariciándole el pelo, los brazos, la cara, así como dándole besitos.
Cuando oyó la respiración pesada de ella que le indicaba que se había dormido, se levantó del sillón y la llevó a la cama, donde estaría más cómoda.
La acostó, le quitó los zapatos y la desnudó con cuidado de no despertarla, dejándola solo con la ropa interior. Destapó el lado contrario de la cama y con suavidad la llevó hasta allí y la tapó.
A continuación él también se quitó la ropa, quedándose solo con los calzoncillos y acostándose a su lado. No tenía sueño, pero por nada del mundo la dejaría sola en esos momentos. Se acercó a ella abrazándola y siguió diciéndoles dulces palabras de amor hasta que él también se quedó dormido.
SÁBADO 30 DE JUNIO
Llevaban dos días en Hawái y eran los mejores días que había pasado en su vida. Claro que, después del día del reencuentro en Los Hamptons y del día que hicieron el amor por primera vez.
Kate se daba cuenta que desde que estaba con Castle, atesoraba muchos días y momentos felices. Habían llegado a la isla hacía dos días y al final, Castle había decidido que pasarían allí el mes completo de vacaciones. Había muchos lugares que conocer y deseaba estar lo más lejos posible de Nueva York por un tiempo.
El juicio contra Parker había terminado por fin. Había salido culpable de varios asesinatos, así como de narcotráfico, tráfico de personas, robo, extorsión, y un sinfín de cargos más. Lo habían condenado a varias cadenas perpetuas en una prisión de máxima seguridad y ya no volvería a salir en la vida.
Estaban alojados en un maravilloso hotel con bungalows a pie de playa. Ellos ocupaban uno y Martha y Alexis otro. Se estaban dedicando a pasear, tomar el sol, bañarse, hacer snorkel, navegar, conocer las islas, comer en los mejores restaurantes y por parte de ellos dos a hacer el amor cada vez que se les presentaba una oportunidad que no eran pocas.
A Kate se le había ocurrido una idea y a medida que pasaban los días lo tenía cada vez más claro. Había visto algunas en el hotel, y no podía dejar de pensar que sería un lugar estupendo para hacerlo.
Sin decir nada a nadie y contando con la ayuda de la directora del hotel fue haciendo los trámites necesarios, y cuando lo tuvo todo listo fue cuando se lo planteó a Rick.
Estaban los dos tumbados en la cama. Se habían retirado a dormir la siesta, pero no habían dormido mucho precisamente.
Ella se incorporó y apoyando los codos en la cama lo miró de frente y sin anestesia le dijo.
- Oye Rick.
- ¿Si, mi amor?
- ¿Por qué no nos casamos?
Él se incorporó de inmediato.
- ¿Quieres que nos casemos?, ¿Por qué?
- ¿Y por qué no? – le devolvió la pregunta ella.
- Me encantaría casarme contigo, me moría por pedírtelo, pero no sabía si te parecería demasiado pronto para ese compromiso. Me haces muy feliz – dijo besándola – ya verás que contentas se van a poner Alexis y mi madre. En cuanto regresemos empezamos a prepararlo todo y buscamos una fecha en la que Alexis no tenga problemas para asistir.
- Yo decía casarnos aquí en Hawai, he visto varias parejas que lo han hecho y me he estado informando, hasta he pedido la licencia.
- Pero, ¿así de repente?, ¿y tu padre?, ¿y los chicos? ¿Y Lanie?, es tu mejor amiga, no te lo va a perdonar nunca.
- Ya lo había pensado, nos casamos aquí al estilo hawaiano, y luego hacemos algo en la ciudad para los que no puedan venir.
- ¿Y vas a privar a tu padre de llevarte del brazo el día de tu boda?, a mi Alexis me hace algo así y no la perdono en la vida.
- Me apetecía hacer una locura, pero ya veo que mi idea no te ha parecido bien – dijo con desilusión.
- Tu idea me ha parecido estupenda, y acepto casarme contigo, ¿Qué fecha habías pensado?
- Sobre el 29 de julio, así podría unir las vacaciones a la licencia por matrimonio.
- De acuerdo, tú sigue organizando lo que estabas haciendo que yo me ocupo del resto.
Y se empezaron a besar hasta que terminaron haciendo el amor de nuevo.
DOMINGO 29 DE JULIO
Había llegado el día en el que iban a celebrar su boda. Castle se había encargado de mandar billetes para Jim Becket, Esposito y Lanie y Ryan y Jenny, así como de alojarlos en bungalows idénticos a los de ellos.
Kate se sintió un poco apurada al principio, pensando en el dineral que se iba a gastar, para que toda la gente que de verdad le importaba estuviera con ellos.
Él le dijo que no se preocupara, que afortunadamente se lo podía permitir, pero que iba a tener que escribir muchos libros más de Nikki Heat aunque a ella no le gustara.
La boda se celebró en la playa. Tanto los novios, como los invitados iban vestidos de blanco, descalzos y con collares de flores. Kate llevaba además una corona de flores en la cabeza.
La ceremonia fue sencilla y emotiva, los dos pronunciaron sus votos con las manos entrelazadas y se prometieron amor eterno. Lanie, Jenny y Alexis actuaron como damas de honor y Ryan y Esposito como padrinos.
Luego cenaron en la playa a la luz de las antorchas y estuvieron bailando bailes hawaianos casi hasta el amanecer.
El 31 de julio volverían todos a Nueva York, menos la feliz pareja, que se iría a otro fantástico hotel pero en otra isla, para pasar la luna de miel.
Cuando por fin terminaron todo y cada uno se retiró a su habitación, ellos se pusieron cómodos y acostados y abrazados, estuvieron comentando todo lo que había pasado ese día. Estaban demasiado emocionados para poder dormir, aunque estaban cansados.
Kate se incorporó un poco y se tumbó encima de Rick. Mirándolo muy seria a los ojos, le dijo:
- Te tengo un regalo de bodas.
- Tu eres mi mejor regalo de bodas – contestó él besándola y abrazándola.
- Estoy embarazada.
La enorme sonrisa que se instaló en la cara de Rick, le confirmó que efectivamente había sido un buen regalo. Aun así, le preguntó:
- ¿Estas contento?
- Inmensamente feliz, ¿y tú?
- Yo también estoy muy contenta.
- ¿Es por eso que quisiste casarte tan pronto?, ¿Por qué no me lo dijiste?
- Me quise casar tan pronto simplemente por eso, porque quise y porque te quiero mucho. Hace unos días empecé a sospechar que pudiera estar embarazada, cuando llegó Lanie se lo comenté y me acompañó al consultorio del hotel para hacer los análisis.
- Pero, ¿Cómo?, desde que volvimos de Los Hamptons empezaste a tomar anticonceptivos, ¿Cómo pudo suceder?
- Creo que durante el juicio me descuidé, las fechas coinciden, seguro que con lo nerviosa que estaba me salté más de una toma.
- Pero ¿y tu trabajo? ¿y tu carrera? – le preguntó un poco preocupado – ya sabes que en cuanto nazca el bebé tu vida cambiará para siempre.
- Estoy preparada para ese cambio. Siempre quise ser madre, y mucho más desde que perdí a la mía. Solo necesitaba encontrar el momento y a la persona adecuada. Y eso ya lo he hecho.
- Te quiero Katherine Ellen Becket.
- Y yo a ti Richard Alexander Rodgers.
Y sellaron su promesa de amor eterno con un beso.
FIN
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
o.O se ha acabado???? dios como lo voy a echar de menos por favor escribe otra muy prontitoooo
Un beso muy fuerte y muchas gracias por esta maravillosa historia!!!
Un beso muy fuerte y muchas gracias por esta maravillosa historia!!!
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Increíble historia y el final me ha encantado!!! Ha sido precioso
Gracias por compartir este fic! Espero otro muy pronto
Un beso
Gracias por compartir este fic! Espero otro muy pronto
Un beso
cris_beckett- Autor de best-seller
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