VOLVER A VERTE, Último capítulo
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Espero que Beckett vaya y le diga todo a Castle, a ver como se queda el otro! Sigue pronto
KBCAlways- As del póker
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Edad : 29
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Genial el capi!!
BrujaAle- Escritor - Policia
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Jorja escribió:Que deje de ser tan cobarde Kate y lo vaya a ver!
Me encanta la historia
Siiii que Kate lo vaya a ver!!!!
Me gusto mucho el capitulo y la historia en si
Maku_Stanathan- Policia de homicidios
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Fecha de inscripción : 07/10/2011
Edad : 30
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Buenas tardes de domingo. Os dejo el siguiente capítulo de la historia. A pesar de las circunstancias nuestra parejita tendrá un final feliz.
Que disfrutéis de la lectura. Gracias por leer y comentar.
Capítulo 18
Durante el fin de semana Kate habló con Alexis para interesarse por la salud de Castle, y esta le dijo que lo habían trasladado a una habitación en la 5ª planta.
Aunque estaba consciente todavía pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo como efecto de los calmantes.
Alexis le preguntó si se pasaría a visitarlo y ella que seguía sintiéndose muy culpable y no se sentía capaz de enfrentarlo mintió diciendo que pasaba el fin de semana fuera de la ciudad con su padre pero que en cuanto regresase se pasaría a verlo.
A pesar de todo, Kate sentía curiosidad y quería saber si Castle había preguntado por ella, así que le preguntó a la chica si había contado algo de lo que le había pasado.
Alexis le dijo que de momento dormía mucho, y hablaba poco, aunque recordaba que habían cogido a Parker. Se había alegrado de saber que tanto ella como su abuela estaban bien y que ella le había dicho que en comisaría también estaban bien. Castle no había vuelto a preguntar más.
LUNES 20 DE FEBRERO
Kate llegó temprano a la comisaría y en la puerta estaban hablando Lanie y Esposito.
- Buenos días, ¿Qué tal el fin de semana? – le preguntó Lanie con una sonrisa.
- No ha estado mal – dijo ella evasiva y recordando su mentira de como había pasado esos días, decidió que era mejor mantenerla – he estado en la cabaña de mi padre.
- ¡Ah! que bueno, ¿te has enterado de que el chico escritor está bastante más recuperado?
- Si, hablé con Alexis y me dijo que ya estaba más despierto – dijo sin querer dar muchas explicaciones.
- Esta tarde vamos a ir a verlo los chicos y yo al salir del trabajo, ¿contamos contigo?
- Claro que si – dijo pensando que de esa ya no se libraba – me voy subiendo que tengo muchas cosas que hacer – y sin más los dejó allí.
- ¿Y que le pasa a esta ahora? – preguntó Esposito, más para sí mismo que para Lanie – debería estar dando saltos de alegría y sigue pareciendo que lleva meses sin dormir.
- Eso quisiera saber yo – dijo Lanie pensando que a la primera oportunidad que tuviese le hacía a su amiga un tercer grado.
Pero la idea de Lanie de llamar a Kate a la primera oportunidad se vio truncada. Un poco después de empezar la jornada, los llamaron para un asesinato que se había cometido. En la escena del crimen, no pudieron hablar.
Luego Lanie se fue a la morgue con el cuerpo y Kate y los chicos se fueron a investigar el caso.
Pasaron el resto del día sin verse y se encontraron ya en la entrada del precinto para ir juntos al hospital. Como Kate llevaba coche se encargó de llevarlos a todos.
Durante el trayecto estuvieron hablando sobre todo de la extraña manera que había muerto el hombre cuyo asesinato estaban investigando, aunque Kate tenía la cabeza en otras cosas y no prestaba mucha atención a la conversación.
Lanie que iba sentada a su lado no dejaba de observarla, preguntándose qué es lo que le pasaría a su amiga.
En el hospital Castle estaba en todo momento acompañado por su madre y por su hija. Recordaba con claridad todo lo que le había ocurrido, cada momento de su agonía, y el miedo que había pasado.
Sabía que había estado muchos ratos adormilado, pero los momentos que había estado consciente los tenía perfectamente claros en su memoria. Llegó a pensar que nunca saldría de aquel agujero donde lo habían encerrado.
La verdad es que no tenía muchas ganas de hablar, porque no quería recordar lo que había sufrido, aunque no podía evitar tenerlo presente en todo momento.
Cada vez que le preguntaban cómo se encontraba, él respondía con un escueto “Bien”, si le preguntaban si recordaba lo que le había pasado, respondía con un simple “Si”.
Había pasado tanto miedo que se sentía como un inútil cobarde. Realmente en esos momentos no tenía ganas de ver a nadie, pero sabía que algunas visitas iban a ser inevitables, aunque le había advertido a su familia que no las deseaba.
Mientras su hija leía tranquilamente a su lado, él se dedicaba a pensar haciéndose el dormido. El médico le había recomendado reposo y mucha tranquilidad, y se hacía pasar por dormido la mayor parte del tiempo.
Escuchó que llamaban a la puerta y no pudo evitar abrir los ojos, viendo así la cabeza de Esposito asomar por la puerta de la habitación, pidiendo permiso para entrar.
Alexis pensando que su padre se animaría con la visita de sus amigos, le respondió alegre que por supuesto.
Entraron los cuatro en la habitación. Kate se quedó al final, pero fue a la primera que Castle miró.
- ¡Hey bro!, ¿Cómo te encuentras? – preguntó Esposito tendiéndole la mano.
- No me puedo quejar – respondió – aunque he tenido momentos mejores, perdona que no te salude, pero no puedo.
- Tiene que tener inmovilizados los brazos un par de días más – dijo Alexis explicando la situación de su padre.
- No te preocupes tío – dijo Ryan – ya te daremos un abrazo como te mereces, que para eso eres un auténtico héroe.
- No digas eso – respondió muy serio, lo que dejó a todos un poco cortados – no soy ningún héroe, al contrario – recordando el miedo que había pasado.
Lanie fue la más lanzada y se acercó a Castle. Dándole un beso en la frente y tomándole la mano con cuidado, le dijo:
- Me alegro mucho de que estés bien, chico escritor.
- Gracias Lanie – respondió Castle emocionado y mirando hacia donde estaba Kate.
- Yo también me alegro de que estés bien, Castle – le dijo ella mirándolo a los ojos.
Castle tenía una mirada triste, nunca antes le había visto tal cara de cachorrillo desvalido y eso que le había visto cara de pena muchas veces.
Sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas y estos empezaban a escocerle. No quería llorar, ni delante de él, ni delante de sus amigos, así que disculpándose salió de la habitación, dejándolos a todos extrañados.
Lanie salió detrás de ella disculpándose también por salir de aquella manera.
Los chicos se miraron entre ellos como diciéndose “cosas de mujeres” y empezaron a hablar con Castle de diferentes temas, entre ellos que el abogado defensor de Parker, había conseguido retrasar el juicio dos meses, aludiendo que el señor Parker era muy importante y que necesitaba más pruebas para demostrar su inocencia.
El fiscal también estuvo de acuerdo, mientras que el abogado defensor pedía tiempo, para buscar pruebas, la acusación podía usar ese tiempo para buscar más cosas que les ayudaran a meter a Parker en la cárcel para siempre.
Mientras los chicos hablaban de ese y otros temas, intentando distraerlo, Castle no podía dejar de pensar en Kate y en como se había ido de la habitación.
Estaba muy claro para él, ella seguía sin querer verlo y solo había accedido a ir esa tarde para quedar bien ante sus compañeros.
Ryan y Esposito seguían hablando y él simplemente cerró los ojos y se perdió en sus pensamientos.
Cuando Lanie salió de la habitación encontró a Kate sentada en una salita cercana al cuarto de Castle, limpiándose las lágrimas que no dejaban de caer.
- ¡Hey!, ¿Qué pasó?, me asustaste – le dijo a su amiga preocupada.
- Ni siquiera puedo mirarle a la cara Lanie – gimoteó – ¿has visto como me ha mirado?
- El chico escritor está tristón, es cierto, pero debes comprender que no debe ser agradable por lo que ha pasado.
- No puedo evitar sentirme culpable, y si me mira con esa cara de pena me siento aun peor.
- Tienes que hablar con él, Katie – le dijo su amiga – dale unos días para que se recupere y tú te tranquilices, y habla con él y aclárale todo.
- ¿Y si se ha cansado de mí y ya no me quiere?
- ¿Dejar de quererte el chico escritor? – rió su amiga – el amor que te tiene ese hombre es de los de para toda la vida, amiga. Eres afortunada por haberlo encontrado.
En ese momento se acercaban por el pasillo, Ryan y Esposito que sin hacer ningún comentario al ver el estado en que se encontraba su jefa, les informaron que Castle se había dormido mientras ellos hablaban, y que la enfermera que había pasado por allí les recordó educadamente que el paciente necesitaba descansar.
Aquella noche se disculpó con él, mediante la escritura.
“¡Hola amor! Te preguntarás porque me fui corriendo. No es que no quisiera estar contigo, es que solo de ver como me mirabas me entraron unas enormes ganas de llorar y no quería hacerlo allí delante de todos.
Me siento tan culpable por todo lo que ha pasado y verte tan triste me hizo sentir aun peor. Sé que todo lo que te ha pasado, todo tu sufrimiento ha sido culpa mía y no estoy muy segura de que me sigas queriendo en tu vida.
Quise entrar otra vez pero los chicos me dijeron que te habías dormido. Descansa mi vida, te prometo que voy a ser valiente y muy pronto iré a verte, aunque sea de lejos para saber como sigues. Te quiero”
CONTINUARÁ…
Que disfrutéis de la lectura. Gracias por leer y comentar.
Capítulo 18
Durante el fin de semana Kate habló con Alexis para interesarse por la salud de Castle, y esta le dijo que lo habían trasladado a una habitación en la 5ª planta.
Aunque estaba consciente todavía pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo como efecto de los calmantes.
Alexis le preguntó si se pasaría a visitarlo y ella que seguía sintiéndose muy culpable y no se sentía capaz de enfrentarlo mintió diciendo que pasaba el fin de semana fuera de la ciudad con su padre pero que en cuanto regresase se pasaría a verlo.
A pesar de todo, Kate sentía curiosidad y quería saber si Castle había preguntado por ella, así que le preguntó a la chica si había contado algo de lo que le había pasado.
Alexis le dijo que de momento dormía mucho, y hablaba poco, aunque recordaba que habían cogido a Parker. Se había alegrado de saber que tanto ella como su abuela estaban bien y que ella le había dicho que en comisaría también estaban bien. Castle no había vuelto a preguntar más.
LUNES 20 DE FEBRERO
Kate llegó temprano a la comisaría y en la puerta estaban hablando Lanie y Esposito.
- Buenos días, ¿Qué tal el fin de semana? – le preguntó Lanie con una sonrisa.
- No ha estado mal – dijo ella evasiva y recordando su mentira de como había pasado esos días, decidió que era mejor mantenerla – he estado en la cabaña de mi padre.
- ¡Ah! que bueno, ¿te has enterado de que el chico escritor está bastante más recuperado?
- Si, hablé con Alexis y me dijo que ya estaba más despierto – dijo sin querer dar muchas explicaciones.
- Esta tarde vamos a ir a verlo los chicos y yo al salir del trabajo, ¿contamos contigo?
- Claro que si – dijo pensando que de esa ya no se libraba – me voy subiendo que tengo muchas cosas que hacer – y sin más los dejó allí.
- ¿Y que le pasa a esta ahora? – preguntó Esposito, más para sí mismo que para Lanie – debería estar dando saltos de alegría y sigue pareciendo que lleva meses sin dormir.
- Eso quisiera saber yo – dijo Lanie pensando que a la primera oportunidad que tuviese le hacía a su amiga un tercer grado.
Pero la idea de Lanie de llamar a Kate a la primera oportunidad se vio truncada. Un poco después de empezar la jornada, los llamaron para un asesinato que se había cometido. En la escena del crimen, no pudieron hablar.
Luego Lanie se fue a la morgue con el cuerpo y Kate y los chicos se fueron a investigar el caso.
Pasaron el resto del día sin verse y se encontraron ya en la entrada del precinto para ir juntos al hospital. Como Kate llevaba coche se encargó de llevarlos a todos.
Durante el trayecto estuvieron hablando sobre todo de la extraña manera que había muerto el hombre cuyo asesinato estaban investigando, aunque Kate tenía la cabeza en otras cosas y no prestaba mucha atención a la conversación.
Lanie que iba sentada a su lado no dejaba de observarla, preguntándose qué es lo que le pasaría a su amiga.
En el hospital Castle estaba en todo momento acompañado por su madre y por su hija. Recordaba con claridad todo lo que le había ocurrido, cada momento de su agonía, y el miedo que había pasado.
Sabía que había estado muchos ratos adormilado, pero los momentos que había estado consciente los tenía perfectamente claros en su memoria. Llegó a pensar que nunca saldría de aquel agujero donde lo habían encerrado.
La verdad es que no tenía muchas ganas de hablar, porque no quería recordar lo que había sufrido, aunque no podía evitar tenerlo presente en todo momento.
Cada vez que le preguntaban cómo se encontraba, él respondía con un escueto “Bien”, si le preguntaban si recordaba lo que le había pasado, respondía con un simple “Si”.
Había pasado tanto miedo que se sentía como un inútil cobarde. Realmente en esos momentos no tenía ganas de ver a nadie, pero sabía que algunas visitas iban a ser inevitables, aunque le había advertido a su familia que no las deseaba.
Mientras su hija leía tranquilamente a su lado, él se dedicaba a pensar haciéndose el dormido. El médico le había recomendado reposo y mucha tranquilidad, y se hacía pasar por dormido la mayor parte del tiempo.
Escuchó que llamaban a la puerta y no pudo evitar abrir los ojos, viendo así la cabeza de Esposito asomar por la puerta de la habitación, pidiendo permiso para entrar.
Alexis pensando que su padre se animaría con la visita de sus amigos, le respondió alegre que por supuesto.
Entraron los cuatro en la habitación. Kate se quedó al final, pero fue a la primera que Castle miró.
- ¡Hey bro!, ¿Cómo te encuentras? – preguntó Esposito tendiéndole la mano.
- No me puedo quejar – respondió – aunque he tenido momentos mejores, perdona que no te salude, pero no puedo.
- Tiene que tener inmovilizados los brazos un par de días más – dijo Alexis explicando la situación de su padre.
- No te preocupes tío – dijo Ryan – ya te daremos un abrazo como te mereces, que para eso eres un auténtico héroe.
- No digas eso – respondió muy serio, lo que dejó a todos un poco cortados – no soy ningún héroe, al contrario – recordando el miedo que había pasado.
Lanie fue la más lanzada y se acercó a Castle. Dándole un beso en la frente y tomándole la mano con cuidado, le dijo:
- Me alegro mucho de que estés bien, chico escritor.
- Gracias Lanie – respondió Castle emocionado y mirando hacia donde estaba Kate.
- Yo también me alegro de que estés bien, Castle – le dijo ella mirándolo a los ojos.
Castle tenía una mirada triste, nunca antes le había visto tal cara de cachorrillo desvalido y eso que le había visto cara de pena muchas veces.
Sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas y estos empezaban a escocerle. No quería llorar, ni delante de él, ni delante de sus amigos, así que disculpándose salió de la habitación, dejándolos a todos extrañados.
Lanie salió detrás de ella disculpándose también por salir de aquella manera.
Los chicos se miraron entre ellos como diciéndose “cosas de mujeres” y empezaron a hablar con Castle de diferentes temas, entre ellos que el abogado defensor de Parker, había conseguido retrasar el juicio dos meses, aludiendo que el señor Parker era muy importante y que necesitaba más pruebas para demostrar su inocencia.
El fiscal también estuvo de acuerdo, mientras que el abogado defensor pedía tiempo, para buscar pruebas, la acusación podía usar ese tiempo para buscar más cosas que les ayudaran a meter a Parker en la cárcel para siempre.
Mientras los chicos hablaban de ese y otros temas, intentando distraerlo, Castle no podía dejar de pensar en Kate y en como se había ido de la habitación.
Estaba muy claro para él, ella seguía sin querer verlo y solo había accedido a ir esa tarde para quedar bien ante sus compañeros.
Ryan y Esposito seguían hablando y él simplemente cerró los ojos y se perdió en sus pensamientos.
Cuando Lanie salió de la habitación encontró a Kate sentada en una salita cercana al cuarto de Castle, limpiándose las lágrimas que no dejaban de caer.
- ¡Hey!, ¿Qué pasó?, me asustaste – le dijo a su amiga preocupada.
- Ni siquiera puedo mirarle a la cara Lanie – gimoteó – ¿has visto como me ha mirado?
- El chico escritor está tristón, es cierto, pero debes comprender que no debe ser agradable por lo que ha pasado.
- No puedo evitar sentirme culpable, y si me mira con esa cara de pena me siento aun peor.
- Tienes que hablar con él, Katie – le dijo su amiga – dale unos días para que se recupere y tú te tranquilices, y habla con él y aclárale todo.
- ¿Y si se ha cansado de mí y ya no me quiere?
- ¿Dejar de quererte el chico escritor? – rió su amiga – el amor que te tiene ese hombre es de los de para toda la vida, amiga. Eres afortunada por haberlo encontrado.
En ese momento se acercaban por el pasillo, Ryan y Esposito que sin hacer ningún comentario al ver el estado en que se encontraba su jefa, les informaron que Castle se había dormido mientras ellos hablaban, y que la enfermera que había pasado por allí les recordó educadamente que el paciente necesitaba descansar.
Aquella noche se disculpó con él, mediante la escritura.
“¡Hola amor! Te preguntarás porque me fui corriendo. No es que no quisiera estar contigo, es que solo de ver como me mirabas me entraron unas enormes ganas de llorar y no quería hacerlo allí delante de todos.
Me siento tan culpable por todo lo que ha pasado y verte tan triste me hizo sentir aun peor. Sé que todo lo que te ha pasado, todo tu sufrimiento ha sido culpa mía y no estoy muy segura de que me sigas queriendo en tu vida.
Quise entrar otra vez pero los chicos me dijeron que te habías dormido. Descansa mi vida, te prometo que voy a ser valiente y muy pronto iré a verte, aunque sea de lejos para saber como sigues. Te quiero”
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
- Mensajes : 1729
Fecha de inscripción : 25/09/2010
Localización : Al sur del sur
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Me imagino pobre Kate lo que debe sentir... Pero que hablen de una vez esos dos jaja
muy buen cap =)
muy buen cap =)
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Pobre Kate. Espero que ya pueda hablar con Castle y decirle lo que siente!!
Gracias por el cap.
Gracias por el cap.
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
Fecha de inscripción : 11/03/2012
Edad : 29
Localización : Granada
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
MAGNIFICO COMO SIEMPRE
GRACIAS POR SUBIR CAPI
GRACIAS POR SUBIR CAPI
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CASKETT ALWAYS
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
sigueeeeee
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
Fecha de inscripción : 20/03/2011
Edad : 33
Localización : Menorca..I LOVE NEW YORK..NYPD..RICK CASTLE & KATE BECKETT
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
No entro en unos días al foro, pasa de todo, Castle le secuestra, casi me lo matas. Menos mal que me evite el sufrimiento
Cata me encanta como escribes
Cata me encanta como escribes
moth13- Policia de homicidios
- Mensajes : 695
Fecha de inscripción : 24/04/2011
Localización : Madrid
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Jorja escribió:Me imagino pobre Kate lo que debe sentir... Pero que hablen de una vez esos dos jaja
muy buen cap =)
SIIII... Que hablen de una veeezzz jajajaja
Me gusto mucho el cap continualo pronto
Maku_Stanathan- Policia de homicidios
- Mensajes : 652
Fecha de inscripción : 07/10/2011
Edad : 30
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
espero que puedas continuar lo antes posible y saber si se arreglan
rubiodav- Actor en Broadway
- Mensajes : 240
Fecha de inscripción : 04/03/2012
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
No me llego el msj que tenia nuevo capitulo, pero despues de todosestos dias de sufrimiento aun sigue Cata??? No ta dan lastima, no pueden masssss.
Muy buen capi!!!!
Me encanta tu fic!!!!! Soy tu fan
Muy buen capi!!!!
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silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Os dejo el siguiente capítulo. Espero que os guste y no os preocupéis que todo terminará bien. Gracias por leer y comentar.
Capítulo 19
Entre unas cosas y otras Kate no volvió a ir al hospital. Tuvo una semana de intenso trabajo y un par de casos bastante difíciles que la mantuvieron muy ocupada.
Todos los días hablaba con Martha o con Alexis que la mantenían informada de como evolucionaba, pero seguía sin sentirse con ánimos para enfrentarlo, aunque sabía que era algo que no tendría más remedio que hacer.
No entendía que con la confianza que Rick y ella habían llegado a tener, ahora le costara tanto ir a verlo. Ella sabía que había llegado el momento de enfrentar la verdad y que cuando fuera a verlo era para exponerle de una vez por todas sus sentimientos. Era tanto su miedo a ser rechazada, que no se atrevía a decirle directamente todo lo que le escribía cada noche.
Los chicos y Lanie si repitieron su visita. Poco tiempo, pues Castle seguía bastante desanimado, sobre todo porque estaba absolutamente convencido de que Kate no le había perdonado el haberse inmiscuido en la investigación del caso de su madre.
Los chicos le contaban mil y una anécdotas de la comisaría o de casos que sabían que podía interesarle.
Lanie era más directa y cada vez que se acercaba a él para saludarlo o despedirse le decía cosas como:
- “No le tengas en cuenta esto a Kate, tú ya la conoces” o “Ella se sigue preocupando por ti, ya sabes cómo es para demostrar sus sentimientos”.
- Pero, ¿Por qué no viene a verme? – le preguntó más de una vez.
- Vendrá, solo dale tiempo.
- ¿Más tiempo todavía?
- Si chico escritor, sé paciente, Kate es lenta para estas cosas.
Y Castle intentaba armarse de paciencia, pero ella seguía sin aparecer. Claro que todo lo que debía decirle a la cara, se lo escribía detalladamente cada noche.
SÁBADO 25 DE FEBRERO
“¡Hola amor!, seguro que te preguntarás que por que no voy a verte. Soy una cobarde y me da miedo enfrentarte. Lanie me ha dicho que le preguntas por mí, pero yo no termino de reunir el valor para decirte todo lo que siento por ti.
Solo de pensar que me rechaces, que me digas que te has cansado de esperarme, me provoca tal estado de angustia que ni siquiera soy capaz de dormir por las noches y aquí estoy otra vez a las tantas de la madrugada escribiendo lo que no me siento capaz de decirte.
Lanie ha vuelto a reñirme hoy, y me ha dado un ultimátum. O voy a verte mañana o reniega de mí como amiga, así que mañana iré al hospital. Ya sé que han pasado muchos días y que seguro estarás pensando lo peor de mí.
Mañana te devolveré el ordenador, así que esto será lo último que te diga por escrito. Espero reunir el valor suficiente para decirte que te quiero”.
Poco a poco se fue quedando dormida pensando en su visita del día siguiente.
Iría a primero a la comisaría y como los sábados había menos trabajo, en la primera oportunidad que tuviese se escapaba al hospital.
Le llevaría su ordenador, no tenía más remedio que devolvérselo, aunque iba a echar de menos las conversaciones nocturnas que mantenía con él.
*****************************
La mañana se le complicó más de lo que tenía previsto. Al final tuvo que esperar hasta la hora del almuerzo para poder escaparse. Cogió el coche y se dirigió al hospital. Cuando aparcó cogió el ordenador con cuidado y casi con cariño y abrazada a él se dirigió a verlo.
Al llegar a la habitación, vio que la puerta estaba abierta, así que respiró profundamente, se armó de valor y se asomó al cuarto, dispuesta a pedir permiso para entrar.
Cuando vio la habitación vacía y recogida, primero se asustó, pero luego pensó que a Castle le habrían dado el alta. Se acercó al control de enfermería y allí preguntó por él.
La enfermera de turno le indicó que el paciente de la 543 estaba bastante recuperado y que había pedido el alta voluntaria bajo su responsabilidad, alegando que llevaba demasiado tiempo encerrado y necesitaba respirar aire puro. Se había marchado por la mañana.
Kate resopló con fastidio. Castle tan caprichoso como siempre, a saber porque se le había antojado marcharse si todavía no estaba recuperado del todo.
Se dirigió a su casa. Había decidido que de ese día no pasaba que hablara con él y ahora no se podía echar atrás.
Llegó al loft y afortunadamente encontró sitio para aparcar en la calle de al lado. Cuando llegó al edificio de Castle, vio como Alexis cargaba algunas bolsas en un coche familiar.
La chica se giró en ese momento y la vio acercarse.
- ¡Hola Kate, nos pillas de milagro! – dijo risueña.
- ¿Os vais de viaje? – preguntó alarmada, viendo que su idea de hablar con él no iba ser posible.
- Si, a la casa de Los Hamptons – le contestó – papá no paraba de quejarse en el hospital de que necesitaba salir de allí para respirar aire puro, y la abuela le dijo que si era tan inconsciente de pedir el alta voluntaria no iba a ser para encerrarse en casa, así que si quería aire se iba a hartar. Ya sabes como son.
- Si – intentó sonreír Kate – yo venía a devolverle el ordenador, estaba en casa y con tanto jaleo no había vuelto a acordarme de él – mintió.
- ¿Por qué no subes a dejárselo?, a lo mejor si te ve se anima un poco que lleva unos días que parece un mueble, casi no quiere hablar con nadie.
- Vale – dijo Kate – subiré, a ver qué tal está.
Cuando llegó arriba vio que la puerta del loft estaba abierta y Martha salía con una maleta.
- ¡Hola querida! – la saludó – ¿Has venido a ver a Richard?, está ahí en el estudio haciendo como que ve la tele, pero a mí no me engaña. A ver si se anima un poco cuando te vea.
Entró al salón y para no sorprenderlo lo llamó.
- ¿Castle?, ¿Estás ahí?
Un Castle bastante desastrado todavía sin afeitar y con el pelo revuelto salió del estudio. Aún llevaba un apósito sobre la ceja, tapando la herida. Era evidente que la ropa se le había quedado algo grande, llevaba el mando de la televisión en la mano y la miró con una mezcla de asombro y esperanza.
- ¡Hola! – dijo ella – Fui al hospital y me dijeron que habías pedido el alta. ¿Qué tal estás?
Por toda respuesta él se limitó a encogerse de hombros.
- Yo no te veo muy mal – dijo por decir algo.
- Tengo que irme – le contestó él, que no tenía muy claro porque se había presentado allí, después de tantos días sin saber de ella – mi madre y mi hija se han empeñado en llevarme a Los Hamptons.
- Venía a devolverte esto – le dijo acercándole el ordenador.
Él reconoció enseguida la funda de su portátil.
- ¿Mi ordenador?, ¿Qué haces tú con él?
Kate no fue capaz de adivinar si estaba enfadado o como estaba, pues no demostraba ningún tipo de sentimiento.
- Cuando desapareciste vine con Alexis para buscar cualquier pista que nos ayudara, al ver el ordenador pensé que podría proporcionarnos alguna prueba – trató de excusarse – se lo llevé al experto informático.
- ¿Y te sirvió de algo?
- ¡No sabes cuánto! – dijo refiriéndose más a sus charlas nocturnas y el desahogo que habían supuesto para ella, que a lo que realmente encontraron.
- ¡Me alegro! – y tomando el ordenador de sus manos se volvió para dejarlo sobre la mesa.
- ¿No te lo llevas? – preguntó preocupada, ya que quería que él leyera lo que le había escrito y que sabía no iba a ser capaz de decirle.
- ¿Para qué? – no tengo ganas de escribir.
- Bueno, pero te puede servir para navegar por internet, o quizás se te ocurra algo que escribir en cualquier momento y así ya lo tienes – no sabía que decirle para que se lo llevara.
- No se me va a ocurrir nada que escribir, te lo aseguro – dijo pensando que esa mujer se estaba volviendo loca por momentos – no creo que aguante mucho tiempo en Los Hamptons, así que no me molesto en cargar con él.
- Por favor – dijo ella pasando por delante de él y cogiendo el ordenador de la mesa se lo ofreció – a lo mejor encuentras algo que merezca la pena leer.
- ¿Algo que leer como qué? – preguntó sin comprender muy bien y cogiendo el portátil.
- Bueno yo… – dijo titubeante pues no sabía cómo iba a reaccionar –… me dio curiosidad por leer tu nueva novela de Nikki Heat y a lo mejor no pude evitar hacer alguna anotación.
- ¿Te has atrevido a hurgar en mis cosas personales? – preguntó empezando a enfadarse.
- No he hecho nada que tú no hayas hecho antes – dijo a la defensiva.
- Si, ya sé que hice algo horrible – dijo serio y triste a la vez – no hace falta que me lo recuerdes, no lo voy a olvidar jamás, también recuerdo que dijiste que no querías volver a verme, así que no sé qué haces aquí.
- Rick, por favor – suplicó ella.
- Tengo que irme, me esperan abajo.
En ese momento subía Alexis.
- Te estamos esperando, quisiéramos llegar antes de que anochezca.
- Ya voy – dijo seco, pasando por delante de ella y sin despedirse.
- No le hagas mucho caso – intentó animarla Alexis – está así también con nosotras, pero seguro que se le pasa pronto.
- Si claro – dijo Kate saliendo de la casa seguida de la pelirroja, que se encargaba de echar la llave a la puerta – será mejor que me vaya, ¡que tengáis buen viaje!
- Espera – dijo Alexis que sacó una libretita de su bolso y apuntó rápidamente algo – es nuestra dirección de Los Hamptons, por si te apetece venir, ya sabes que siempre serás bienvenida.
- Gracias – dijo no muy convencida.
Salieron a la calle. Martha estaba al volante del coche con su hijo sentado a su lado.
Alexis se montó detrás diciéndole adiós con la mano. Miró por última vez a Castle que miraba al frente con obstinación. Por lo menos no había soltado el ordenador. Lo llevaba fuertemente abrazado a él.
***************************
Kate se fue directamente en busca de Lanie. Necesitaba desahogarse y su amiga era la mejor para escucharle y darle sabios consejos. La llamó para saber si estaba en su casa y se presentó allí sin siquiera haber almorzado.
Estaba de los nervios, había notado muy frío a Castle, y no sabía como abordarlo. Lanie le abrió la puerta y sin decir palabra se hizo a un lado y la dejó pasar.
Kate se sentó en el sofá y hecha un manojo de nervios le contó todo a su amiga, poniéndola al día entre otras cosas, de su declaración de amor en varios mensajes en su ordenador.
- ¡Hija!, pero mira que eres complicada – dijo su amiga con sarcasmo – en vez de decirle a la cara lo que sientes y tirártele encima de una buena vez, le escondes tu declaración de amor en el ordenador. Lo tuyo no es muy normal que digamos. ¿Y si no da con el documento?
- Empecé a escribir justo después de lo último que él había escrito de Nikki Heat y le dije que lo había cotilleado y que le había hecho algunas anotaciones.
- ¿Y cómo le sentó tu intromisión al chico escritor?
- No muy bien, la verdad – dijo apenada – se enfadó bastante cuando le dije que le había hecho lo mismo que él me hizo a mí, metiéndose en mis cosas…
- ¿Y ya de camino porque no le pegaste una patada en el culo? – la interrumpió su amiga.
- Pero, ¿Por qué me dices eso? – preguntó sin comprender.
- Por favor, solo a ti se te ocurre decirle esas cosas y hurgar en la herida. El pobre hombre ha pasado lo que ha pasado por ayudarte, aunque haya sido de manera equivocada y tú vas y se lo recuerdas y te regodeas en ello.
- Es que no pude evitar responderle así. No sé qué le pasa, está tan pasivo.
- No sabemos que le han hecho los días que lo han tenido retenido Kate, debe haber pasado mucho miedo y sin saber la suerte que habíais corrido su familia y tú. Es normal que no quiera ni hablar, ni que le pregunten y puede que hasta tenga pesadillas.
- ¿Y si no lee lo que le he escrito?, y peor aún ¿y si lo lee y le da igual porque ya no siente lo mismo por mí? – preguntó angustiada.
- No vas a resolver ni aclarar nada hasta que no hables con él.
- Y según tú, ¿Qué debería hacer?
- Dale de plazo el día de hoy, si no tienes noticias vete a su casa de Los Hamptons y aclarad las cosas de una puñetera vez, y te quedas ahí a pasar unos días, a ver si coges un poco de color que últimamente te pareces más a la novia cadáver que a otra cosa.
- Gracias, ¿tan mal se me ve? – preguntó preocupada.
- No estás en tu mejor momento que digamos, tanta angustia no es buena y te está consumiendo.
- No puedo quedarme en su casa si no me invita, además el lunes tengo que volver al trabajo…
- Excusas y más excusas, aún es pronto y estoy segura que si vas a la comisaría todavía encontrarás allí a Gates, ya sabes que esa mujer es como si no tuviera vida propia y le dices que no te encuentras bien y que necesitas unos días de descanso.
Solo con verte la cara aceptará seguro. Si quieres voy contigo y le digo tres o cuatro cosas.
- No hace falta, puedo solucionar sola mis asuntos…
- Entonces vete ya – la interrumpió su amiga – mientras antes vayas mucho mejor, y si Castle no quisiera hablar contigo que lo dudo, te buscas un hotelito por allí y te dedicas a descansar, ¿me has oído?
- ¿Me estas echando Lanie? – preguntó a su amiga un poco ofendida.
- Si, largo de aquí – mientras la abrazaba y le daba un beso – buena suerte.
Tal como su amiga le había aconsejado se fue a comisaría. Alcanzó a Gates por los pelos ya que estaba a punto de salir.
- ¿Algún problema detective?, no esperaba verla por aquí a estas horas.
Kate le expuso su petición, no sabía cómo reaccionaría su jefe. Esta sabía que Becket tenía días libres acumulados, y viendo el mal aspecto que presentaba, se volvió hacia el calendario que tenía colgado detrás de ella y le dijo.
- Solucione sus asuntos personales detective y descanse que buena falta le hace. La quiero de vuelta el lunes 5 de marzo a primera hora de la mañana, ¿entendido?
- Alto y claro, señor, muchas gracias.
Y salió de la comisaría pensando en cómo se iba a presentar en la casa de Los Hamptons de Castle.
CONTINUARÁ…
Capítulo 19
Entre unas cosas y otras Kate no volvió a ir al hospital. Tuvo una semana de intenso trabajo y un par de casos bastante difíciles que la mantuvieron muy ocupada.
Todos los días hablaba con Martha o con Alexis que la mantenían informada de como evolucionaba, pero seguía sin sentirse con ánimos para enfrentarlo, aunque sabía que era algo que no tendría más remedio que hacer.
No entendía que con la confianza que Rick y ella habían llegado a tener, ahora le costara tanto ir a verlo. Ella sabía que había llegado el momento de enfrentar la verdad y que cuando fuera a verlo era para exponerle de una vez por todas sus sentimientos. Era tanto su miedo a ser rechazada, que no se atrevía a decirle directamente todo lo que le escribía cada noche.
Los chicos y Lanie si repitieron su visita. Poco tiempo, pues Castle seguía bastante desanimado, sobre todo porque estaba absolutamente convencido de que Kate no le había perdonado el haberse inmiscuido en la investigación del caso de su madre.
Los chicos le contaban mil y una anécdotas de la comisaría o de casos que sabían que podía interesarle.
Lanie era más directa y cada vez que se acercaba a él para saludarlo o despedirse le decía cosas como:
- “No le tengas en cuenta esto a Kate, tú ya la conoces” o “Ella se sigue preocupando por ti, ya sabes cómo es para demostrar sus sentimientos”.
- Pero, ¿Por qué no viene a verme? – le preguntó más de una vez.
- Vendrá, solo dale tiempo.
- ¿Más tiempo todavía?
- Si chico escritor, sé paciente, Kate es lenta para estas cosas.
Y Castle intentaba armarse de paciencia, pero ella seguía sin aparecer. Claro que todo lo que debía decirle a la cara, se lo escribía detalladamente cada noche.
SÁBADO 25 DE FEBRERO
“¡Hola amor!, seguro que te preguntarás que por que no voy a verte. Soy una cobarde y me da miedo enfrentarte. Lanie me ha dicho que le preguntas por mí, pero yo no termino de reunir el valor para decirte todo lo que siento por ti.
Solo de pensar que me rechaces, que me digas que te has cansado de esperarme, me provoca tal estado de angustia que ni siquiera soy capaz de dormir por las noches y aquí estoy otra vez a las tantas de la madrugada escribiendo lo que no me siento capaz de decirte.
Lanie ha vuelto a reñirme hoy, y me ha dado un ultimátum. O voy a verte mañana o reniega de mí como amiga, así que mañana iré al hospital. Ya sé que han pasado muchos días y que seguro estarás pensando lo peor de mí.
Mañana te devolveré el ordenador, así que esto será lo último que te diga por escrito. Espero reunir el valor suficiente para decirte que te quiero”.
Poco a poco se fue quedando dormida pensando en su visita del día siguiente.
Iría a primero a la comisaría y como los sábados había menos trabajo, en la primera oportunidad que tuviese se escapaba al hospital.
Le llevaría su ordenador, no tenía más remedio que devolvérselo, aunque iba a echar de menos las conversaciones nocturnas que mantenía con él.
*****************************
La mañana se le complicó más de lo que tenía previsto. Al final tuvo que esperar hasta la hora del almuerzo para poder escaparse. Cogió el coche y se dirigió al hospital. Cuando aparcó cogió el ordenador con cuidado y casi con cariño y abrazada a él se dirigió a verlo.
Al llegar a la habitación, vio que la puerta estaba abierta, así que respiró profundamente, se armó de valor y se asomó al cuarto, dispuesta a pedir permiso para entrar.
Cuando vio la habitación vacía y recogida, primero se asustó, pero luego pensó que a Castle le habrían dado el alta. Se acercó al control de enfermería y allí preguntó por él.
La enfermera de turno le indicó que el paciente de la 543 estaba bastante recuperado y que había pedido el alta voluntaria bajo su responsabilidad, alegando que llevaba demasiado tiempo encerrado y necesitaba respirar aire puro. Se había marchado por la mañana.
Kate resopló con fastidio. Castle tan caprichoso como siempre, a saber porque se le había antojado marcharse si todavía no estaba recuperado del todo.
Se dirigió a su casa. Había decidido que de ese día no pasaba que hablara con él y ahora no se podía echar atrás.
Llegó al loft y afortunadamente encontró sitio para aparcar en la calle de al lado. Cuando llegó al edificio de Castle, vio como Alexis cargaba algunas bolsas en un coche familiar.
La chica se giró en ese momento y la vio acercarse.
- ¡Hola Kate, nos pillas de milagro! – dijo risueña.
- ¿Os vais de viaje? – preguntó alarmada, viendo que su idea de hablar con él no iba ser posible.
- Si, a la casa de Los Hamptons – le contestó – papá no paraba de quejarse en el hospital de que necesitaba salir de allí para respirar aire puro, y la abuela le dijo que si era tan inconsciente de pedir el alta voluntaria no iba a ser para encerrarse en casa, así que si quería aire se iba a hartar. Ya sabes como son.
- Si – intentó sonreír Kate – yo venía a devolverle el ordenador, estaba en casa y con tanto jaleo no había vuelto a acordarme de él – mintió.
- ¿Por qué no subes a dejárselo?, a lo mejor si te ve se anima un poco que lleva unos días que parece un mueble, casi no quiere hablar con nadie.
- Vale – dijo Kate – subiré, a ver qué tal está.
Cuando llegó arriba vio que la puerta del loft estaba abierta y Martha salía con una maleta.
- ¡Hola querida! – la saludó – ¿Has venido a ver a Richard?, está ahí en el estudio haciendo como que ve la tele, pero a mí no me engaña. A ver si se anima un poco cuando te vea.
Entró al salón y para no sorprenderlo lo llamó.
- ¿Castle?, ¿Estás ahí?
Un Castle bastante desastrado todavía sin afeitar y con el pelo revuelto salió del estudio. Aún llevaba un apósito sobre la ceja, tapando la herida. Era evidente que la ropa se le había quedado algo grande, llevaba el mando de la televisión en la mano y la miró con una mezcla de asombro y esperanza.
- ¡Hola! – dijo ella – Fui al hospital y me dijeron que habías pedido el alta. ¿Qué tal estás?
Por toda respuesta él se limitó a encogerse de hombros.
- Yo no te veo muy mal – dijo por decir algo.
- Tengo que irme – le contestó él, que no tenía muy claro porque se había presentado allí, después de tantos días sin saber de ella – mi madre y mi hija se han empeñado en llevarme a Los Hamptons.
- Venía a devolverte esto – le dijo acercándole el ordenador.
Él reconoció enseguida la funda de su portátil.
- ¿Mi ordenador?, ¿Qué haces tú con él?
Kate no fue capaz de adivinar si estaba enfadado o como estaba, pues no demostraba ningún tipo de sentimiento.
- Cuando desapareciste vine con Alexis para buscar cualquier pista que nos ayudara, al ver el ordenador pensé que podría proporcionarnos alguna prueba – trató de excusarse – se lo llevé al experto informático.
- ¿Y te sirvió de algo?
- ¡No sabes cuánto! – dijo refiriéndose más a sus charlas nocturnas y el desahogo que habían supuesto para ella, que a lo que realmente encontraron.
- ¡Me alegro! – y tomando el ordenador de sus manos se volvió para dejarlo sobre la mesa.
- ¿No te lo llevas? – preguntó preocupada, ya que quería que él leyera lo que le había escrito y que sabía no iba a ser capaz de decirle.
- ¿Para qué? – no tengo ganas de escribir.
- Bueno, pero te puede servir para navegar por internet, o quizás se te ocurra algo que escribir en cualquier momento y así ya lo tienes – no sabía que decirle para que se lo llevara.
- No se me va a ocurrir nada que escribir, te lo aseguro – dijo pensando que esa mujer se estaba volviendo loca por momentos – no creo que aguante mucho tiempo en Los Hamptons, así que no me molesto en cargar con él.
- Por favor – dijo ella pasando por delante de él y cogiendo el ordenador de la mesa se lo ofreció – a lo mejor encuentras algo que merezca la pena leer.
- ¿Algo que leer como qué? – preguntó sin comprender muy bien y cogiendo el portátil.
- Bueno yo… – dijo titubeante pues no sabía cómo iba a reaccionar –… me dio curiosidad por leer tu nueva novela de Nikki Heat y a lo mejor no pude evitar hacer alguna anotación.
- ¿Te has atrevido a hurgar en mis cosas personales? – preguntó empezando a enfadarse.
- No he hecho nada que tú no hayas hecho antes – dijo a la defensiva.
- Si, ya sé que hice algo horrible – dijo serio y triste a la vez – no hace falta que me lo recuerdes, no lo voy a olvidar jamás, también recuerdo que dijiste que no querías volver a verme, así que no sé qué haces aquí.
- Rick, por favor – suplicó ella.
- Tengo que irme, me esperan abajo.
En ese momento subía Alexis.
- Te estamos esperando, quisiéramos llegar antes de que anochezca.
- Ya voy – dijo seco, pasando por delante de ella y sin despedirse.
- No le hagas mucho caso – intentó animarla Alexis – está así también con nosotras, pero seguro que se le pasa pronto.
- Si claro – dijo Kate saliendo de la casa seguida de la pelirroja, que se encargaba de echar la llave a la puerta – será mejor que me vaya, ¡que tengáis buen viaje!
- Espera – dijo Alexis que sacó una libretita de su bolso y apuntó rápidamente algo – es nuestra dirección de Los Hamptons, por si te apetece venir, ya sabes que siempre serás bienvenida.
- Gracias – dijo no muy convencida.
Salieron a la calle. Martha estaba al volante del coche con su hijo sentado a su lado.
Alexis se montó detrás diciéndole adiós con la mano. Miró por última vez a Castle que miraba al frente con obstinación. Por lo menos no había soltado el ordenador. Lo llevaba fuertemente abrazado a él.
***************************
Kate se fue directamente en busca de Lanie. Necesitaba desahogarse y su amiga era la mejor para escucharle y darle sabios consejos. La llamó para saber si estaba en su casa y se presentó allí sin siquiera haber almorzado.
Estaba de los nervios, había notado muy frío a Castle, y no sabía como abordarlo. Lanie le abrió la puerta y sin decir palabra se hizo a un lado y la dejó pasar.
Kate se sentó en el sofá y hecha un manojo de nervios le contó todo a su amiga, poniéndola al día entre otras cosas, de su declaración de amor en varios mensajes en su ordenador.
- ¡Hija!, pero mira que eres complicada – dijo su amiga con sarcasmo – en vez de decirle a la cara lo que sientes y tirártele encima de una buena vez, le escondes tu declaración de amor en el ordenador. Lo tuyo no es muy normal que digamos. ¿Y si no da con el documento?
- Empecé a escribir justo después de lo último que él había escrito de Nikki Heat y le dije que lo había cotilleado y que le había hecho algunas anotaciones.
- ¿Y cómo le sentó tu intromisión al chico escritor?
- No muy bien, la verdad – dijo apenada – se enfadó bastante cuando le dije que le había hecho lo mismo que él me hizo a mí, metiéndose en mis cosas…
- ¿Y ya de camino porque no le pegaste una patada en el culo? – la interrumpió su amiga.
- Pero, ¿Por qué me dices eso? – preguntó sin comprender.
- Por favor, solo a ti se te ocurre decirle esas cosas y hurgar en la herida. El pobre hombre ha pasado lo que ha pasado por ayudarte, aunque haya sido de manera equivocada y tú vas y se lo recuerdas y te regodeas en ello.
- Es que no pude evitar responderle así. No sé qué le pasa, está tan pasivo.
- No sabemos que le han hecho los días que lo han tenido retenido Kate, debe haber pasado mucho miedo y sin saber la suerte que habíais corrido su familia y tú. Es normal que no quiera ni hablar, ni que le pregunten y puede que hasta tenga pesadillas.
- ¿Y si no lee lo que le he escrito?, y peor aún ¿y si lo lee y le da igual porque ya no siente lo mismo por mí? – preguntó angustiada.
- No vas a resolver ni aclarar nada hasta que no hables con él.
- Y según tú, ¿Qué debería hacer?
- Dale de plazo el día de hoy, si no tienes noticias vete a su casa de Los Hamptons y aclarad las cosas de una puñetera vez, y te quedas ahí a pasar unos días, a ver si coges un poco de color que últimamente te pareces más a la novia cadáver que a otra cosa.
- Gracias, ¿tan mal se me ve? – preguntó preocupada.
- No estás en tu mejor momento que digamos, tanta angustia no es buena y te está consumiendo.
- No puedo quedarme en su casa si no me invita, además el lunes tengo que volver al trabajo…
- Excusas y más excusas, aún es pronto y estoy segura que si vas a la comisaría todavía encontrarás allí a Gates, ya sabes que esa mujer es como si no tuviera vida propia y le dices que no te encuentras bien y que necesitas unos días de descanso.
Solo con verte la cara aceptará seguro. Si quieres voy contigo y le digo tres o cuatro cosas.
- No hace falta, puedo solucionar sola mis asuntos…
- Entonces vete ya – la interrumpió su amiga – mientras antes vayas mucho mejor, y si Castle no quisiera hablar contigo que lo dudo, te buscas un hotelito por allí y te dedicas a descansar, ¿me has oído?
- ¿Me estas echando Lanie? – preguntó a su amiga un poco ofendida.
- Si, largo de aquí – mientras la abrazaba y le daba un beso – buena suerte.
Tal como su amiga le había aconsejado se fue a comisaría. Alcanzó a Gates por los pelos ya que estaba a punto de salir.
- ¿Algún problema detective?, no esperaba verla por aquí a estas horas.
Kate le expuso su petición, no sabía cómo reaccionaría su jefe. Esta sabía que Becket tenía días libres acumulados, y viendo el mal aspecto que presentaba, se volvió hacia el calendario que tenía colgado detrás de ella y le dijo.
- Solucione sus asuntos personales detective y descanse que buena falta le hace. La quiero de vuelta el lunes 5 de marzo a primera hora de la mañana, ¿entendido?
- Alto y claro, señor, muchas gracias.
Y salió de la comisaría pensando en cómo se iba a presentar en la casa de Los Hamptons de Castle.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Localización : Al sur del sur
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
me ha gustado que pasara madre mia
gracias por subir
gracias por subir
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CASKETT ALWAYS
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
sigue prontooo
castle&beckett..cris- Escritor - Policia
- Mensajes : 5471
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Que intriga! Que le dira Castle? muy bueno el capitulo!
KBCAlways- As del póker
- Mensajes : 444
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
es fantastico, continualo pronto por favor
rubiodav- Actor en Broadway
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
me encanta k ganas de ke castle lea lo ke le a escrito kate y aun mas ganas de ke kate se lo diga cara a cara
castleaddict- As del póker
- Mensajes : 268
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Edad : 37
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Quiero más! no tardes en seguir!!
BrujaAle- Escritor - Policia
- Mensajes : 1361
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Edad : 41
Localización : En el Sur
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
espero que puedas continuar pronto porque esta muy bien la verdad
rubiodav- Actor en Broadway
- Mensajes : 240
Fecha de inscripción : 04/03/2012
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
Necesito que lo continuessssssssssssss porfiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Quiero el reencuentro, la charla y la playaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
TE LO SUPLICO, CONTINUALOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
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silvanalino- Escritor - Policia
- Mensajes : 2439
Fecha de inscripción : 01/12/2010
Edad : 51
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
¡Hola! Aquí os dejo el siguiente capítulo. Ha quedado un poco largo porque Castle lee todo lo que Kate le ha ido escribiendo y como ni yo me acordaba pensé que lo mejor era volver a poner esos trozos. Espero que os guste y no se os haga pesado el capítulo.
Muchas gracias por leer y comentar. ¡Feliz fin de semana!
Capítulo 20
En Los Hamptons, Castle estaba sentado en un cómodo sofá en el porche delantero de la casa. Se sentó ahí nada más llegar y no se había movido.
Mientras Martha y Alexis habían desecho el equipaje y colocado todas las cosas en su lugar.
Su hija salió y se sentó a su lado.
- Vas a coger frío, ya no hay sol. Te vas a enfermar.
- Da igual – dijo terco.
- No papá, no da igual – le respondió su hija muy seria – he pasado los peores días de mi vida mientras te tuvieron secuestrado, estas convaleciente de una neumonía, no voy a dejar que cojas un catarro, así que para dentro que la abuela está preparando la cena.
- No quiero entrar en la casa, prefiero estar aquí.
- Papá por favor no seas crío, te vas poner enfermo – le suplicó su hija.
- Solo porque tú me lo pides – dijo levantándose y siguiendo a su hija al interior de la casa.
La cena ya estaba lista, sabía que tenía que comer algo, más que nada porque aun seguía tomando algunos calmantes, pero desde su dieta forzosa, era como si se le hubiese reducido el estómago y no le pasasen más de dos bocados.
Estuvo jugueteando con la comida y picoteando aquí y allá. Su madre y su hija lo miraban sin querer decirle nada, sabían que no había vuelto a recuperar el apetito, esperaban que se le pasase poco a poco.
Terminaron la cena, en la que Martha y Alexis llevaron el peso de la conversación, él se limitaba a contestar con monosílabos a algún comentario que le hiciesen. Además de pocas ganas de comer, tenía pocas ganas de hablar.
Ayudó a recoger la mesa y anunció que se iba a su habitación. Se metió en la cama intentando dormir. Estaba cansado, no dormía bien, no podía dejar de pensar en ella y además tenía pesadillas en las que se veía en peligro, y también a su madre, a su hija y a Kate.
Empezó a dar vueltas en la cama y a darle vueltas a la cabeza, se preguntaba una y otra vez si era posible que ella fuese tan rencorosa para no querer volver a verlo con todo lo que había pasado. ¡No!, él la conocía bien y no era así, ¡ella no! seguro que existía algún motivo para que no quisiese verlo, no había más remedio, tenía que haber alguna explicación.
Seguía pensando y empezaba a dolerle la cabeza. De pronto se acordó del ordenador y de lo que ella le había dicho. Sintió la necesidad de leerlo, aunque fuese una crítica a su trabajo, pero necesitaba sentirse cerca de ella, aunque fuera de esa manera. La echaba terriblemente de menos.
Estaba en la mesilla de noche. Encendió la luz y el ordenador y esperó impaciente hasta que se abrió el escritorio. Busco el archivo de su última novela de Nikki Heat y fue pasando las páginas hasta llegar a las últimas.
Enseguida se le vino a la vista lo primero que Kate le había escrito:
“Hola Castle
Te preguntarás que demonios hago con tu ordenador, pues entrometerme en tu vida, como haces tú constantemente en la mía. Pero no creas que te lo reprocho, desde que no estás conmigo me he dado cuenta que realmente me gusta que lo hagas y que te echo mucho de menos, porque ¿sabes una cosa?: Yo también Rick, yo también te quiero. Ahora soy yo la que te pide que no me dejes y que estés donde estés, aguanta porque vamos a encontrarte y a traerte de vuelta a casa. Lamento mucho haberte dicho aquellas palabras horribles de que no quería volver a verte porque no las sentía en absoluto, solo estaba muy enfadada y siento también no haberte dicho que recordaba cuando me dijiste que me querías, tuve miedo. Quiero que sepas que voy a cuidar de Alexis hasta que vuelvas…”
- ¡Lo sabía! – dijo en voz alta – se acuerda de todo lo que le dije. Maldita seas Kate, si tú me quieres como dices aquí, ¿Por qué no me dijiste que recordabas?¿Por qué me tuviste engañado tanto tiempo? Yo te pregunté más de una vez y me dijiste que no te acordabas de nada, ¿Por qué?
Siguió leyendo en un intento de descubrir más:
“Buenas noches Castle. Aquí estoy otra vez y de nuevo quiero pedirte perdón. Entendería si no quisieras perdonarme, aunque me dolería porque sé que una de las muchas cualidades que tienes es la generosidad. Me siento tan mal, que necesito pedirte perdón una y mil veces más. Tú siempre has estado ahí para mí, y yo te mentí y te dije que no recordaba nada de cuando me dispararon. Aunque te necesitaba, te aparté de mi lado durante tres meses. Yo llevo unas semanas sin ti y se me están haciendo eternas.”
- Claro que te perdono, al fin y al cabo yo también te oculté que investigaba el caso de tu madre. Pero tenemos que hablar de muchas cosas Kate, de muchas…
“Espero que donde sea que estés, estés bien y no te hayan hecho mucho daño. Alexis está muy triste pero es una chica fuerte y valiente. Ya está en casa con Martha, regresó hoy de Seattle. Tienes una gran familia que te quiere y te espera Castle y tienes que luchar por ella. Yo también te espero.
Llevamos todo el día en comisaría. Ni los chicos ni yo vamos a descansar hasta que te encontremos. Hasta tienes a Gates organizándolo todo y casi sin dormir, luchando y trabajando para que vuelvas. Quien lo iba a decir ¿eh?
Estoy cansada y debería intentar dormir algo, pero no puedo dejar de pensar en ti. Me arrepiento de tantas cosas, de ser tan terca, de no haber reconocido que te oí ese día cuando me confesaste tu amor, de no haberte dicho que te quiero y sobre todo de no habernos dado una oportunidad.”
- Seguro que todavía estamos a tiempo – pensó.
“Deseo tanto abrazarte Rick, espero que cuando vuelvas no sea demasiado tarde y sigas queriéndome, porque yo nunca voy a dejar de hacerlo. Me hubiera gustado tanto decirte esto a ti, y no de esta forma tan impersonal, pero ahora es la única manera que se me ocurre para sentirme más cerca tuya, aunque tú no puedas leerlo. Buenas noches amor”
Cuando terminó de leer ese trozo, no pudo evitar que un atisbo de sonrisa se le empezara a instalar en la cara, además de sentirse emocionado. Todos habían estado trabajando para encontrarlo, hasta Gates, y Kate volvía a decirle que le quería y además le llamaba amor. Él también deseaba
abrazarla. Volvió a leer:
“Buenas noches mi amor. Deseo con toda mi alma que estés bien, te echo de menos y a cada día que pasa siento que te quiero un poco más si es posible. No me acostumbro a no tenerte a mi lado, a que no me traigas mi café mañanero, a que no me vuelvas loca con tus absurdas teorías.
Ya te echaba de menos en Chicago ¡mira que quitarme de en medio y dedicarte tu solito a investigar todo esto!, pero ¿en qué pensabas?... si, supongo que en protegerme, mi fiel escudero. Nunca me alcanzará la vida para agradecerte lo que has hecho por mí, y por mi familia. Te quiero Richard Castle, así que vuelve pronto que tenemos que empezar nuestra nueva vida juntos”
- De nuevo le decía que le quería, y que quería que empezaran una nueva vida juntos, pero entonces, ¿Por qué no fue a verlo al hospital? – la verdad es que Castle no entendía nada, así que decidió seguir leyendo.
“Buenas noches amor, ¿Dónde te tienen? Mientras más miramos todo lo que sea que pueda acercarnos a ti, más enfadada estoy.
Si, enfadada contigo por meterte donde no te llaman, este era el caso de mi madre, “mi cruzada personal” y tú me lo quitaste y lo hiciste tuyo.
Igual que has hecho con mi corazón Richard Castle, hacerlo tuyo. Te extraño tanto, que me duele.
Quiero sentirme indignada, pero realmente no puedo, porque a pesar de no haber estado ahí para resolverlo, saber que todo ha terminado me hace sentir tremendamente aliviada.
Solo espero que regreses pronto para celebrarlo, celebrar mi libertad, porque gracias a tu intromisión por fin me siento libre para vivir mi vida, nuestra vida.”
Castle no podía evitar sentirse cada vez más emocionado a medida que leía. Aunque seguía sin comprender la actitud de Kate.
Volvió a leer:
“¡Ay Rick! No me puedo creer que no vaya a verte más. Hoy Gates nos has dicho que el FBI ha encontrado el lugar donde te han tenido encerrado todos estos días, pero que no había ni rastro tuyo, solo la sangre de la pared donde debieron golpearte y por la que se ha podido confirmar que eras tú al que tenían allí. Espero que no te hayan lastimado mucho.
Me niego a pensar que te hayan hecho algo irremediable. No puedes ni imaginar el mal rato que he pasado cuando he ido a tu casa a contárselo todo a Alexis y Martha. ¡Están destrozadas! Tu hija no ha parado de llorar y tu madre intenta hacerse la fuerte, pero yo sé que está deshecha!
¿Y yo? Seguro que te preguntas como estoy yo, y ¿sabes qué?, estoy triste, muy triste, pero sobre todo enfadada conmigo misma, pensar que quizás no vaya a volver a verte, que esas horribles palabras que te dije se hayan cumplido, me dan ganas de gritar y de pegarme cuando pienso que puedo haber perdido la oportunidad de haber estado juntos.
Quiero llorar pero no me permito hacerlo, porque sé que si te lloro es como si te diera por perdido para siempre y no quiero, ¿me oyes?, no quiero renunciar a ti y no voy a hacerlo. Voy a seguir buscándote hasta debajo de las piedras Richard Castle, así que estés donde estés procura estar a salvo por que te juro que si te atreves a morirte soy yo la que te mato después.
Te quiero Rick, nunca me olvides donde sea que estés.”
- ¡Vaya! Esto debió ser cuando pensaron que lo habían matado – se dijo para sí mismo. Alexis se lo había contado cuando estaba en el hospital – yo también te quiero y nunca podría olvidarte Kate – dijo en voz baja.
Volvió a retomar la lectura, era evidente que lo había ido escribiendo en distintos días. A ver qué era lo siguiente que ponía.
“Hoy sin lugar a dudas ha sido el día más feliz de mi vida, ¡estás vivo! Cuando Gates me dijo que habían encontrado a alguien que podrías ser tú, salí de la comisaría como una bala, deseando llegar enseguida para poder verte. Y cuando te he visto en el hospital y el médico me dijo que a pesar de todo lo que te han hecho estás bien, he llorado de alegría.
Saberte a salvo me ha devuelto la tranquilidad. Ahora estás ahí y tu madre y tu hija se encargarán de cuidarte. Quisiera estar contigo, pero siento que no me lo merezco. No sé si cuando despiertes vas a querer verme, así que será mejor esperar a ver como evolucionas. Quiero que sepas que no estoy enfadada contigo, vi en tu casa toda la investigación que llevaste a cabo y no puedo menos que sentir admiración por lo metódico y bien hecho que está el trabajo. ¡Ojalá me lo hubieses dicho para poder haberte ayudado!, seguro que no hubiese ocurrido nada de esto.
Pero ya no más reproches Rick, estás bien que es lo más importante, y resolveremos nuestras diferencias, porque voy a hacer todo lo posible para que me perdones, quiero estar contigo, siempre Rick, te quiero y…”
De nuevo le pedía perdón. Era más que evidente que se sentía muy culpable.
- Claro que te perdono, Kate, ¡cómo no iba a perdonarte! – se dijo cada vez más conmovido por lo que leía – y gracias por perdonarme tú también.
“¡Hola de nuevo mi vida! Acabo de saber que por fin te has despertado mi bello durmiente. Alexis me llamó para decírmelo pero yo estaba en medio de un interrogatorio y no pude hablar con ella. Me dejó un mensaje y me decía también que te iban a pasar a planta, señal de que te estas recuperando. No sabes qué alegría más grande cuando lo he leído.
Te echo de menos y quisiera verte, pero creo que es mejor dejar que te recuperes del todo. Si, sé que soy una cobarde y que debería ir y dar la cara, pero ¿Y si ya no me quieres? ¿Y si te has cansado de esperarme?¿Y si ahora eres tú quien no quiere verme a mí?
Aquellas horribles palabras de que no quería volver a verte están clavadas en mi cabeza y mi alma y no puedo dejar de culparme por lo diferente que podría haber sido todo si como siempre no hubiese sido tan terca.
Te quiero Rick, te lo escribo cada noche pero no sé si seré capaz de decírtelo cada día.”
- Nunca podría dejar de quererte Kate, nunca y por supuesto que no me he cansado de esperarte, lo he hecho durante cuatro años y verte era lo que más deseaba del mundo, mi terca y cabezota detective. Y de cobarde nada de nada, eres la mujer más valiente que conozco y yo te adoro.
A estas alturas de la lectura Castle lloraba como un crío, emocionado por las palabras que ella le dedicaba y aliviado porque llegó a pensar que realmente no quería volver a verlo.
“¡Hola amor! Te preguntarás porque me fui corriendo. No es que no quisiera estar contigo, es que solo de ver como me mirabas me entraron unas enormes ganas de llorar y no quería hacerlo allí delante de todos. Me siento tan culpable por todo lo que ha pasado y verte tan triste me hizo sentir aun peor. Sé que todo lo que te ha pasado, todo tu sufrimiento ha sido culpa mía y no estoy muy segura de que me sigas queriendo en tu vida.
Quise entrar otra vez pero los chicos me dijeron que te habías dormido. Descansa mi vida, te prometo que voy a ser valiente y muy pronto iré a verte, aunque sea de lejos para saber como sigues. Te quiero”
- Si, esto debió ser cuando fue a verlo con Lanie y los chicos y salió de allí corriendo.
Se acordó de lo mal que se sintió cuando ella casi ni lo miró y salió de la habitación. La muy boba no quería llorar delante de nadie, siempre haciéndose la dura y sin querer demostrar que tenía un gran corazón.
“¡Hola amor!, seguro que te preguntarás que por que no voy a verte. Soy una cobarde y me da miedo enfrentarte. Lanie me ha dicho que le preguntas por mí, pero yo no termino de reunir el valor para decirte todo lo que siento por ti. Solo de pensar que me rechaces, que me digas que te has cansado de esperarme, me provoca tal estado de angustia que ni siquiera soy capaz de dormir por las noches y aquí estoy otra vez a las tantas de la madrugada escribiendo lo que no me siento capaz de decirte.
Lanie ha vuelto a reñirme hoy, y me ha dado un ultimátum. O voy a verte mañana o reniega de mí como amiga, así que mañana iré al hospital. Ya sé que han pasado muchos días y que seguro estarás pensando lo peor de mí.
Mañana te devolveré el ordenador, así que esto será lo último que te diga por escrito. Espero reunir el valor suficiente para decirte que te quiero”.
- Esto lo tuvo que escribir anoche – murmuró – no tengas miedo, nunca podría rechazarte, tú eres lo único que deseo en la vida, amor mío.
Era ya bastante tarde cuando terminó. Pensó en mandarle un mensaje al móvil diciéndole que lo había leído todo y que él también la quería, pero a la hora que era, lo único que iba a conseguir era asustarla. Al día siguiente la llamaría y si no volvería a Nueva York aunque fuera andando, porque no quería pasar ni un día más alejado de ella.
CONTINUARÁ…
Muchas gracias por leer y comentar. ¡Feliz fin de semana!
Capítulo 20
En Los Hamptons, Castle estaba sentado en un cómodo sofá en el porche delantero de la casa. Se sentó ahí nada más llegar y no se había movido.
Mientras Martha y Alexis habían desecho el equipaje y colocado todas las cosas en su lugar.
Su hija salió y se sentó a su lado.
- Vas a coger frío, ya no hay sol. Te vas a enfermar.
- Da igual – dijo terco.
- No papá, no da igual – le respondió su hija muy seria – he pasado los peores días de mi vida mientras te tuvieron secuestrado, estas convaleciente de una neumonía, no voy a dejar que cojas un catarro, así que para dentro que la abuela está preparando la cena.
- No quiero entrar en la casa, prefiero estar aquí.
- Papá por favor no seas crío, te vas poner enfermo – le suplicó su hija.
- Solo porque tú me lo pides – dijo levantándose y siguiendo a su hija al interior de la casa.
La cena ya estaba lista, sabía que tenía que comer algo, más que nada porque aun seguía tomando algunos calmantes, pero desde su dieta forzosa, era como si se le hubiese reducido el estómago y no le pasasen más de dos bocados.
Estuvo jugueteando con la comida y picoteando aquí y allá. Su madre y su hija lo miraban sin querer decirle nada, sabían que no había vuelto a recuperar el apetito, esperaban que se le pasase poco a poco.
Terminaron la cena, en la que Martha y Alexis llevaron el peso de la conversación, él se limitaba a contestar con monosílabos a algún comentario que le hiciesen. Además de pocas ganas de comer, tenía pocas ganas de hablar.
Ayudó a recoger la mesa y anunció que se iba a su habitación. Se metió en la cama intentando dormir. Estaba cansado, no dormía bien, no podía dejar de pensar en ella y además tenía pesadillas en las que se veía en peligro, y también a su madre, a su hija y a Kate.
Empezó a dar vueltas en la cama y a darle vueltas a la cabeza, se preguntaba una y otra vez si era posible que ella fuese tan rencorosa para no querer volver a verlo con todo lo que había pasado. ¡No!, él la conocía bien y no era así, ¡ella no! seguro que existía algún motivo para que no quisiese verlo, no había más remedio, tenía que haber alguna explicación.
Seguía pensando y empezaba a dolerle la cabeza. De pronto se acordó del ordenador y de lo que ella le había dicho. Sintió la necesidad de leerlo, aunque fuese una crítica a su trabajo, pero necesitaba sentirse cerca de ella, aunque fuera de esa manera. La echaba terriblemente de menos.
Estaba en la mesilla de noche. Encendió la luz y el ordenador y esperó impaciente hasta que se abrió el escritorio. Busco el archivo de su última novela de Nikki Heat y fue pasando las páginas hasta llegar a las últimas.
Enseguida se le vino a la vista lo primero que Kate le había escrito:
“Hola Castle
Te preguntarás que demonios hago con tu ordenador, pues entrometerme en tu vida, como haces tú constantemente en la mía. Pero no creas que te lo reprocho, desde que no estás conmigo me he dado cuenta que realmente me gusta que lo hagas y que te echo mucho de menos, porque ¿sabes una cosa?: Yo también Rick, yo también te quiero. Ahora soy yo la que te pide que no me dejes y que estés donde estés, aguanta porque vamos a encontrarte y a traerte de vuelta a casa. Lamento mucho haberte dicho aquellas palabras horribles de que no quería volver a verte porque no las sentía en absoluto, solo estaba muy enfadada y siento también no haberte dicho que recordaba cuando me dijiste que me querías, tuve miedo. Quiero que sepas que voy a cuidar de Alexis hasta que vuelvas…”
- ¡Lo sabía! – dijo en voz alta – se acuerda de todo lo que le dije. Maldita seas Kate, si tú me quieres como dices aquí, ¿Por qué no me dijiste que recordabas?¿Por qué me tuviste engañado tanto tiempo? Yo te pregunté más de una vez y me dijiste que no te acordabas de nada, ¿Por qué?
Siguió leyendo en un intento de descubrir más:
“Buenas noches Castle. Aquí estoy otra vez y de nuevo quiero pedirte perdón. Entendería si no quisieras perdonarme, aunque me dolería porque sé que una de las muchas cualidades que tienes es la generosidad. Me siento tan mal, que necesito pedirte perdón una y mil veces más. Tú siempre has estado ahí para mí, y yo te mentí y te dije que no recordaba nada de cuando me dispararon. Aunque te necesitaba, te aparté de mi lado durante tres meses. Yo llevo unas semanas sin ti y se me están haciendo eternas.”
- Claro que te perdono, al fin y al cabo yo también te oculté que investigaba el caso de tu madre. Pero tenemos que hablar de muchas cosas Kate, de muchas…
“Espero que donde sea que estés, estés bien y no te hayan hecho mucho daño. Alexis está muy triste pero es una chica fuerte y valiente. Ya está en casa con Martha, regresó hoy de Seattle. Tienes una gran familia que te quiere y te espera Castle y tienes que luchar por ella. Yo también te espero.
Llevamos todo el día en comisaría. Ni los chicos ni yo vamos a descansar hasta que te encontremos. Hasta tienes a Gates organizándolo todo y casi sin dormir, luchando y trabajando para que vuelvas. Quien lo iba a decir ¿eh?
Estoy cansada y debería intentar dormir algo, pero no puedo dejar de pensar en ti. Me arrepiento de tantas cosas, de ser tan terca, de no haber reconocido que te oí ese día cuando me confesaste tu amor, de no haberte dicho que te quiero y sobre todo de no habernos dado una oportunidad.”
- Seguro que todavía estamos a tiempo – pensó.
“Deseo tanto abrazarte Rick, espero que cuando vuelvas no sea demasiado tarde y sigas queriéndome, porque yo nunca voy a dejar de hacerlo. Me hubiera gustado tanto decirte esto a ti, y no de esta forma tan impersonal, pero ahora es la única manera que se me ocurre para sentirme más cerca tuya, aunque tú no puedas leerlo. Buenas noches amor”
Cuando terminó de leer ese trozo, no pudo evitar que un atisbo de sonrisa se le empezara a instalar en la cara, además de sentirse emocionado. Todos habían estado trabajando para encontrarlo, hasta Gates, y Kate volvía a decirle que le quería y además le llamaba amor. Él también deseaba
abrazarla. Volvió a leer:
“Buenas noches mi amor. Deseo con toda mi alma que estés bien, te echo de menos y a cada día que pasa siento que te quiero un poco más si es posible. No me acostumbro a no tenerte a mi lado, a que no me traigas mi café mañanero, a que no me vuelvas loca con tus absurdas teorías.
Ya te echaba de menos en Chicago ¡mira que quitarme de en medio y dedicarte tu solito a investigar todo esto!, pero ¿en qué pensabas?... si, supongo que en protegerme, mi fiel escudero. Nunca me alcanzará la vida para agradecerte lo que has hecho por mí, y por mi familia. Te quiero Richard Castle, así que vuelve pronto que tenemos que empezar nuestra nueva vida juntos”
- De nuevo le decía que le quería, y que quería que empezaran una nueva vida juntos, pero entonces, ¿Por qué no fue a verlo al hospital? – la verdad es que Castle no entendía nada, así que decidió seguir leyendo.
“Buenas noches amor, ¿Dónde te tienen? Mientras más miramos todo lo que sea que pueda acercarnos a ti, más enfadada estoy.
Si, enfadada contigo por meterte donde no te llaman, este era el caso de mi madre, “mi cruzada personal” y tú me lo quitaste y lo hiciste tuyo.
Igual que has hecho con mi corazón Richard Castle, hacerlo tuyo. Te extraño tanto, que me duele.
Quiero sentirme indignada, pero realmente no puedo, porque a pesar de no haber estado ahí para resolverlo, saber que todo ha terminado me hace sentir tremendamente aliviada.
Solo espero que regreses pronto para celebrarlo, celebrar mi libertad, porque gracias a tu intromisión por fin me siento libre para vivir mi vida, nuestra vida.”
Castle no podía evitar sentirse cada vez más emocionado a medida que leía. Aunque seguía sin comprender la actitud de Kate.
Volvió a leer:
“¡Ay Rick! No me puedo creer que no vaya a verte más. Hoy Gates nos has dicho que el FBI ha encontrado el lugar donde te han tenido encerrado todos estos días, pero que no había ni rastro tuyo, solo la sangre de la pared donde debieron golpearte y por la que se ha podido confirmar que eras tú al que tenían allí. Espero que no te hayan lastimado mucho.
Me niego a pensar que te hayan hecho algo irremediable. No puedes ni imaginar el mal rato que he pasado cuando he ido a tu casa a contárselo todo a Alexis y Martha. ¡Están destrozadas! Tu hija no ha parado de llorar y tu madre intenta hacerse la fuerte, pero yo sé que está deshecha!
¿Y yo? Seguro que te preguntas como estoy yo, y ¿sabes qué?, estoy triste, muy triste, pero sobre todo enfadada conmigo misma, pensar que quizás no vaya a volver a verte, que esas horribles palabras que te dije se hayan cumplido, me dan ganas de gritar y de pegarme cuando pienso que puedo haber perdido la oportunidad de haber estado juntos.
Quiero llorar pero no me permito hacerlo, porque sé que si te lloro es como si te diera por perdido para siempre y no quiero, ¿me oyes?, no quiero renunciar a ti y no voy a hacerlo. Voy a seguir buscándote hasta debajo de las piedras Richard Castle, así que estés donde estés procura estar a salvo por que te juro que si te atreves a morirte soy yo la que te mato después.
Te quiero Rick, nunca me olvides donde sea que estés.”
- ¡Vaya! Esto debió ser cuando pensaron que lo habían matado – se dijo para sí mismo. Alexis se lo había contado cuando estaba en el hospital – yo también te quiero y nunca podría olvidarte Kate – dijo en voz baja.
Volvió a retomar la lectura, era evidente que lo había ido escribiendo en distintos días. A ver qué era lo siguiente que ponía.
“Hoy sin lugar a dudas ha sido el día más feliz de mi vida, ¡estás vivo! Cuando Gates me dijo que habían encontrado a alguien que podrías ser tú, salí de la comisaría como una bala, deseando llegar enseguida para poder verte. Y cuando te he visto en el hospital y el médico me dijo que a pesar de todo lo que te han hecho estás bien, he llorado de alegría.
Saberte a salvo me ha devuelto la tranquilidad. Ahora estás ahí y tu madre y tu hija se encargarán de cuidarte. Quisiera estar contigo, pero siento que no me lo merezco. No sé si cuando despiertes vas a querer verme, así que será mejor esperar a ver como evolucionas. Quiero que sepas que no estoy enfadada contigo, vi en tu casa toda la investigación que llevaste a cabo y no puedo menos que sentir admiración por lo metódico y bien hecho que está el trabajo. ¡Ojalá me lo hubieses dicho para poder haberte ayudado!, seguro que no hubiese ocurrido nada de esto.
Pero ya no más reproches Rick, estás bien que es lo más importante, y resolveremos nuestras diferencias, porque voy a hacer todo lo posible para que me perdones, quiero estar contigo, siempre Rick, te quiero y…”
De nuevo le pedía perdón. Era más que evidente que se sentía muy culpable.
- Claro que te perdono, Kate, ¡cómo no iba a perdonarte! – se dijo cada vez más conmovido por lo que leía – y gracias por perdonarme tú también.
“¡Hola de nuevo mi vida! Acabo de saber que por fin te has despertado mi bello durmiente. Alexis me llamó para decírmelo pero yo estaba en medio de un interrogatorio y no pude hablar con ella. Me dejó un mensaje y me decía también que te iban a pasar a planta, señal de que te estas recuperando. No sabes qué alegría más grande cuando lo he leído.
Te echo de menos y quisiera verte, pero creo que es mejor dejar que te recuperes del todo. Si, sé que soy una cobarde y que debería ir y dar la cara, pero ¿Y si ya no me quieres? ¿Y si te has cansado de esperarme?¿Y si ahora eres tú quien no quiere verme a mí?
Aquellas horribles palabras de que no quería volver a verte están clavadas en mi cabeza y mi alma y no puedo dejar de culparme por lo diferente que podría haber sido todo si como siempre no hubiese sido tan terca.
Te quiero Rick, te lo escribo cada noche pero no sé si seré capaz de decírtelo cada día.”
- Nunca podría dejar de quererte Kate, nunca y por supuesto que no me he cansado de esperarte, lo he hecho durante cuatro años y verte era lo que más deseaba del mundo, mi terca y cabezota detective. Y de cobarde nada de nada, eres la mujer más valiente que conozco y yo te adoro.
A estas alturas de la lectura Castle lloraba como un crío, emocionado por las palabras que ella le dedicaba y aliviado porque llegó a pensar que realmente no quería volver a verlo.
“¡Hola amor! Te preguntarás porque me fui corriendo. No es que no quisiera estar contigo, es que solo de ver como me mirabas me entraron unas enormes ganas de llorar y no quería hacerlo allí delante de todos. Me siento tan culpable por todo lo que ha pasado y verte tan triste me hizo sentir aun peor. Sé que todo lo que te ha pasado, todo tu sufrimiento ha sido culpa mía y no estoy muy segura de que me sigas queriendo en tu vida.
Quise entrar otra vez pero los chicos me dijeron que te habías dormido. Descansa mi vida, te prometo que voy a ser valiente y muy pronto iré a verte, aunque sea de lejos para saber como sigues. Te quiero”
- Si, esto debió ser cuando fue a verlo con Lanie y los chicos y salió de allí corriendo.
Se acordó de lo mal que se sintió cuando ella casi ni lo miró y salió de la habitación. La muy boba no quería llorar delante de nadie, siempre haciéndose la dura y sin querer demostrar que tenía un gran corazón.
“¡Hola amor!, seguro que te preguntarás que por que no voy a verte. Soy una cobarde y me da miedo enfrentarte. Lanie me ha dicho que le preguntas por mí, pero yo no termino de reunir el valor para decirte todo lo que siento por ti. Solo de pensar que me rechaces, que me digas que te has cansado de esperarme, me provoca tal estado de angustia que ni siquiera soy capaz de dormir por las noches y aquí estoy otra vez a las tantas de la madrugada escribiendo lo que no me siento capaz de decirte.
Lanie ha vuelto a reñirme hoy, y me ha dado un ultimátum. O voy a verte mañana o reniega de mí como amiga, así que mañana iré al hospital. Ya sé que han pasado muchos días y que seguro estarás pensando lo peor de mí.
Mañana te devolveré el ordenador, así que esto será lo último que te diga por escrito. Espero reunir el valor suficiente para decirte que te quiero”.
- Esto lo tuvo que escribir anoche – murmuró – no tengas miedo, nunca podría rechazarte, tú eres lo único que deseo en la vida, amor mío.
Era ya bastante tarde cuando terminó. Pensó en mandarle un mensaje al móvil diciéndole que lo había leído todo y que él también la quería, pero a la hora que era, lo único que iba a conseguir era asustarla. Al día siguiente la llamaría y si no volvería a Nueva York aunque fuera andando, porque no quería pasar ni un día más alejado de ella.
CONTINUARÁ…
Cata Castillo- Escritor - Policia
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Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
ME ENCANTOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO...........POR FAVOR CONTINUALO QUIERO EL REENCUENTRO!!!!!!!!!
Re: VOLVER A VERTE, Último capítulo
preciosooooooo deseando ke se reencuentren y se digan lo ke sienten cara a cara
castleaddict- As del póker
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